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¿Por qué esta regla es de oro?


¿CÓMO SE CALIFICARÍA SI HABLAMOS DE ÉTICA? El conferenciante
de relaciones industriales y clérigo alemán, William J.H. Boetcker, observó:
»Los hombres deben ser sinceros consigo mismos antes de serlo con los demás.
Un hombre que no es sincero consigo mismo representa un caso sin
esperanzas». Creo que todas las personas se pueden categorizar utilizando las
cinco declaraciones siguientes.

1. Siempre soy ético.


2. Por lo común soy ético.
3. Soy un poco ético.
4. Rara vez soy ético.
5. Nunca soy ético.

¿Cuál es la que mejor se ajusta a su caso? ¿Cómo puede caracterizarse? Haga


un alto para reflexionar. Luego siga y marque la declaración que mejor le
describa.

CUESTIONES ÉTICAS

Ahora que ha pensado un poco, aquí tiene algunas observaciones que quiero
comentarle sobre cómo la gente ve la ética:

La mayoría de las personas se ubica a sí misma en la primera o segunda


categoría. Muchos tratamos de ser éticos casi siempre.

La mayoría de las personas que se ubicó en la segunda categoría, lo hacen


por una cuestión de conveniencia personal. El conflicto es inconveniente.
Practicar la disciplina es inconveniente. Perder es inconveniente. Pagar un
alto precio por el éxito es inconveniente. Algunas de las personas en la
segunda categoría están allí porque no quieren lidiar con esos
inconvenientes.

La mayoría de las personas piensa que ser «siempre» ético es suficiente.

Una regla puede ayudar a las personas a pasar de ser ético «la mayoría de las
veces» a ser ético «siempre» y acortar la distancia entre las dos primeras
categorías.
En el prefacio de este libro, les mencioné que los educadores, los filósofos, los
teólogos y los abogados han hecho de la ética un asunto demasiado complejo.
La mayoría de las personas están bajo la influencia de la visión de estos
«expertos». Para ver la evidencia de los hechos, preste atención a su reacción
ante lo que voy a decirle: Creo que será capaz de utilizar una pauta a fin de regir
todas sus decisiones éticas. Está basada en la Regla de Oro.

¿Se burló? ¿Es escéptico? ¿Considera indebida mi afirmación? Si es así,


quizá esté atrapado en el pantano del pensamiento moderno sobre la ética.
Me gustaría pedirle que tenga un poco de paciencia mientras le explico la
tesis de este libro, la cual es:

Preguntar: “¿Cómo me gustaría que me trataran en esta situación?”, es una


pauta de integridad para cualquier situación.

Ahora, le explicaré por qué creo que la Regla de Oro puede convertirse en
su Estrella Polar cuando se trata de navegación ética.

UNA REGLA PARA TODOS

Uno de mis mentores en el liderazgo es Fred Smith, padre, el fundador de


Federal Express. Durante un almuerzo hace más de diez arios, comenzamos a
hablar sobre la ética y a intercambiar opiniones sobre la Regla de Oro. “¿Sabes
algo?”, me dijo Fred, “existe una versión de la Regla de Oro en casi todas las
culturas”.

Esa afirmación me quedó grabada para siempre. En la actual cultura


relativista estadounidense, donde todos quieren utilizar diferentes normas y
donde se supone que cada situación requiere su propio código de conducta,
es prometedor confiar en que la gente de cualquier cultura que desee vivir
con ética puede estar de acuerdo con un modelo. Observe los resultados de
una investigación que muestra solo algunas de las variaciones de la Regla de
Oro:

Cristianismo: »Así que en todo traten ustedes a los demás tal y como
quieren que ellos los traten a ustedes».

Islam: »Ninguno de vosotros es un creyente hasta que ame a su prójimo


como se ama a sí mismo».

Judaísmo: »Aquello que te es detestable, no lo hagas a tu semejante. Esto


es lo más importante de la ley, todo lo demás son puras observaciones».

Budismo: »No dañes a los demás de una manera que a ti te lastimaría».


Hinduismo: »Este es el resumen de sus tareas: Que ningún hombre haga
para con otro lo que para él fuera repugnante».

Zoroastrismo: »Lo que te es desagradable, no lo hagas a tu semejante».

Confucianismo: »Lo que no les gustaría que hagan con ustedes, no lo hagan
a los otros».

Bahaísmo: »Escoge para tu vecino lo mismo que escogerías para ti mismo».

Jainismo: »Los hombres deberían considerar tratar a las demás criaturas


como ellos mismos se tratarían».

Proverbio yoruba (Nigeria): »El que va a pinchar un ave con un palo


puntiagudo debería hacérselo a sí mismo antes a fin de ver lo que se siente».

Está claro que la Regla de Oro va más allá de las barreras culturales y
religiosas y la acepta gente de casi todos los lugares del mundo. Es lo más
cercano a un principio ético universal que una persona puede encontrar. En
realidad, cuando se habla de ética, solo existen dos puntos importantes. El
primero es una norma a seguir. El segundo es la voluntad de seguirla. El
Instituto de Ética Josephson, una organización sin fines de lucro,
independiente, que existe para mejorar la calidad ética de la sociedad, afirma
con certeza que la «ética es cómo enfrentamos el reto de hacer lo bueno
cuando eso nos costará más de lo que estamos dispuestos a pagar».

Existen dos aspectos en cuanto a la ética: El primero incluye la capacidad de


discernir lo debido de lo indebido, el bien del mal, lo apropiado de lo ina-
propiado. El segundo involucra el compromiso de hacer lo que es bueno,
debido y apropiado. La ética lleva a la acción; no es solo un asunto para
meditar o debatir».

No soy ingenuo. Sé que no todos buscan un principio simple, práctico y


apropiado para vivir con ética. Algunos eligen mentir, engañar, robar o incluso
cosas peores. Otros viven para meditar y debatir ideas. (¡Yo he tomado clases
con algunos de ellos en la escuela de posgrado!). Sin embargo, la gente que
desea encontrar un modelo de conducta ética para vivir por ella puede hallarlo
en la Regla de Oro. He aquí por qué creo esto:

1. La Regla de Oro la aceptan casi todas las personas

Ya tiene una idea sobre la amplia aceptación de la Regla de Oro, pero si


no le basta, podemos utilizar el sentido común. ¿Se imagina a alguien que
diga: «Por favor, tráteme peor de lo que yo lo trato a usted»? Hasta los que
buscan con afán relaciones nocivas o los que se entregan a un
comportamiento destructivo no desean ni buscan de manera consciente un
trato malo de los demás. No es irracional que las personas deseen un buen
trato por parte de los demás. Ni tampoco es pedir demasiado esperar que
la gente trate bien a los otros.

Es muy difícil justificar a las personas que exigen de los demás más de lo
que ellos les dan. ¿En qué se basan? ¿En las riquezas? En ese caso, una
persona que gana cien mil dólares al ario, que desea un buen trato de alguien
que solo gana veinticinco mil dólares, ¡debe estar de acuerdo en recibir un
mal trato de alguien que gana quinientos mil dólares!

¿Y qué si la gente basa el trato en los talentos? (Eso es lo que han hecho
algunas divas de la industria musical, por ejemplo). ¿Las personas más
talentosas deberían recibir un mejor trato de las menos talentosas? ¿Sí? De
acuerdo, ¿entonces quién debería tratar mejor a quién: Whitney Houston o
Yo Yo Ma? ¿Usted determina el trato según la cantidad de talento natural
o según lo que la gente hace con su talento? ¿Cómo juzga algo que es
subjetivo y talentoso por igual? ¿Y qué sucede cuando una persona con
talento en un campo se encuentra con alguien que tiene talento en otro?
¿Quién merece el mejor trato: Tiger Woods o Bill Gates?

O la gente puede basar su trato según la afiliación política o las creencias


personales. Entonces los miembros de otro partido pasan a ser inferiores en
esencia y si alguien está en desacuerdo con su creencia, automáticamente
merece un peor trato. Entonces, ¿qué sucede si después descubre que eran
ellos los que tenían razón y no usted? La moneda sigue girando.

Ya puede ver a dónde va esto. Sin importar cuán arbitrario pueda ser su
criterio, ya sea según la riqueza, el talento, la ideología, la nacionalidad, la
raza u otra cosa, no puede apoyarse de manera lógica. A la larga se convierte
en algo así como el juego del rey de la colina. ¿Lo jugó cuando era niño
alguna vez? Una persona sube a una loma de tierra y trata de permanecer allí
mientras los demás se esfuerzan por quitarlo con un golpe. La única forma
de ganar es ser el más pendenciero. Incluso, si gana, recibe unos cuantos
golpes en el proceso.

Una de las primeras reglas en las relaciones humanas es buscar el territorio


común con los demás. Esa es una buena pauta, ya sea que esté explorando
nuevas amistades, conociendo nuevas clientes, conectándose con los chicos
o hablando con su cónyuge'. Comparar experiencias similares y descubrir
creencias en común quizá prepare el camino hacia una relación con éxito. La
Regla de Oro se puede usar para crear intereses comunes con cualquier
persona razonable.
2. La Regla de Oro es fácil de entender

Norman Cousins, ex editor del Saturday Review of Literature, quien diera


clases en la Universidad de California, en Los Ángeles, observó:

Las palabras «intenso» y «suave» las utilizan casi siempre estudiantes de


medicina para describir la naturaleza contrastante de las distintas
asignaturas. Las asignaturas tales como bioquímica, física, farmacología,
anatomía y patología son agraciadas con el calificativo de «intensas»,
mientras que la ética médica, filosofía, historia y relaciones paciente-
médico tienden a catalogarse bajo el rótulo menos auspicioso de «suaves»
[...] [Sin embargo,] una o dos décadas después de la graduación existe una
tendencia a que se invierta. Lo que se suponía intenso se convierte en algo
suave y viceversa. La base del conocimiento médico está en un cambio
constante [...] Aun así, las asignaturas «suaves», en especial las
relacionadas con lo intangible, resultan ser de un valor duradero.

El comentario de Cousins arroja luz sobre un problema común relacionado


con la ética. Muchas veces, a la gente le resulta difícil enfrentar estos asuntos
porque parecen complejos e intangibles. Una de las maravillosas cosas de la
Regla de Oro es que hace tangible lo intangible. No necesita explorar los
matices de la filosofía; soto debe imaginarse en el lugar de la otra persona.
Incluso un niño puede hacerlo. No existen reglas complicadas ni excusas.

Esto no quiere decir que cada situación ética se logre resolver al instante al
usar la Regla de Oro. A veces la parte más difícil de la pregunta: «¿Cómo me
gustaría que me trataran en esta situación?», es identificar quién se puede
afectar por esa situación y cómo debería impactarlo. Hasta en los asuntos más
complicados, si una persona lo piensa un poco, casi siempre lo averigua.

3. La Regla de Oro es una filosofía ganadora para todos

¿Ha conocido alguna vez alguna persona que cree que para que pueda ganar
otros deben perder? Para esas personas, todos los demás son enemigos que
se deben destruir. O se aprovechan del dolor de los otros para ganar. Esa
parece ser la idea detrás de un fondo común que salió a la luz en septiembre
de 2002, se llama Vice Fund y lo ofrece Mutuals.com, Inc. Los gerentes de
este fondo lo presentan como una inversión en «compañías que cuentan con
una porción significativa de sus rentas derivadas de productos considerados
irresponsables en lo social», sobre todo el juego con apuestas, el tabaco, el
alcohol y las armas, industrias que consideran casi a «prueba de recesiones».

Los expertos opinan que estas «inversiones viciadas» no dan resultados y no


son tan lucrativas como las inversiones en compañías «responsables en lo
social». Sin embargo, está claro que hasta el nombre mismo que apela al
fondo proviene de la idea del inversionista de hacer dinero a costa de las
debilidades de los demás. Yo me pregunto cómo se sentiría el gerente de ese
fondo si descubriese gente tratando de encontrar y explotar sus fallas
personales para su beneficio propio. Cuando uno vive según la Regla de Oro,
todos ganan. Si lo trato como me gustaría que me tratara, gana y si usted me
trata de la misma forma, gano yo. ¿Dónde está el perdedor en esa ecuación?

4. La Regla de Oro es una brújula cuando necesita dirección

La Regla de Oro nos ofrece algo más que permitirnos ganar; tiene un valor
interno para cada uno de quienes la practicamos. El comentarista televisivo
Ted Koppel dice: «Existe la armonía y la - paz interior que se halla en seguir
una brújula moral que apunta a la misma dirección sin tener en cuenta la
moda ni la tendencia». Vivimos en un mundo con mucha incertidumbre, y
creo en verdad que mucha gente está en busca de dirección.

La Regla de Oro puede brindarnos esa dirección. Nunca cambia, ni siquiera


cuando las circunstancias sí lo hagan. Cada vez que la usamos, nos brinda
una dirección sólida y previsible. Y lo mejor de todo: da resultados en
realidad.

EL LUGAR DORADO

Cada vez que doy una charla en las distintas corporaciones a lo largo de todo
el país, tengo la oportunidad de conocer a un montón de personas
interesantes y muchos líderes excelentes. En 1998, mientras hacía una gira
presentando un libro, tuve la oportunidad de conocer a una persona que se
ajusta a ambas categorías. Jim Blanchard es el director ejecutivo de Synovus
Financial Corp., una sociedad financiera que controla treinta y ocho bancos
en cinco estados estadounidenses y dueño de ochenta por ciento de un
proveedor de servicios de pago electrónico (llamado TSYS). El sitio Web de
la compañía explica que su nombre «es una combinación de las palabras
sinergia y novus-sinergia, lo que significa la interacción de componentes
independientes de modo que el resultado es mayor que la suma de sus partes;
y novus, lo cual quiere decir que es generalmente de calidad superior y
diferente dentro de una misma categoría». La organización posee más de
dieciocho mil millones de dólares en activos, más de nueve mil empleados y
está en la lista del índice de capitalización bursátil Standard & Poor's 500
(NYSE: SNV)''.

Si está al tanto de las noticias del mundo de los negocios, es probable que haya
escuchado algo sobre Synovus. En 1998, la revista Fortune comenzó a
publicar su listado de las cien mejores compañías para trabajar de los Estados
Unidos. En 1999, Synovus ocupó el primer lugar. La empresa ha estado en
todos los listados cada año, desde su primera edición. (El listado que apareció
en enero de 2003 tenía a Synovus en el noveno lugar de la nación).

Como empresario, quería descubrir cómo uno puede llegar a crear la mejor
empresa de los Estados Unidos, así que hablé con Jim. Él me contó que se
graduó de la escuela de leyes en 1965 y unos años después, a los veintinueve
arios, lo eligieron jefe del Columbus Bank & Trust Company. Con el correr
de los arios, estableció y expandió la empresa. Luego, en la década de 1990,
se dio cuenta de que quería asegurarse que los principios y valores éticos que
siempre había utilizado en lo personal para conducir sus negocios, fueran
parte de la cultura de la organización en expansión. «Necesitábamos
institucionalizarlos y también hacerlos cumplir». Y eso significaba hacer
algunos cambios, grandes cambios. Muchos de los métodos desarrollados
durante los arios anteriores, tales como el sistema de ascensos, adminis-
tración salarial y procesos de revisión, se reestructuraron.

También iniciaron lo que Jim llama el «Componente de Desarrollo


Individual», cuyo núcleo es el compromiso con su fuerza de trabajo. Jim
explica:

Como líderes de Synovus, dijimos que no permitiríamos que volviera a


existir un liderazgo manipulador y autoritario en esta compañía. Y que
íbamos a corregir a todo el que fuera de esa manera, si es que estaba
dispuesto a intentarlo. No obstante, si no podía o no querían cambiar,
les pediríamos que se fuera a cualquier otro lugar.

Este iba a ser un lugar de trabajo seguro. Los empleados no serían


hostigados, ni agobiados; a esto le llamamos «saluda la bandera y patea
el perro», refiriéndose a cuando uno dice bien todas las cosas, pero luego
regresas a tu oficina y simplemente apaleas a los empleados. Yo me
mantengo firme en muchos foros y digo: «Voy a escribirles un cheque
en blanco sobre esta promesa y quiero que lo presenten para el cobro. Y
si el cheque rebota, están en todo su derecho de no volver a creer en
nada de lo que les vuelva a decir».

Enseguida la luz del día brilló sobre los malos líderes. Hemos tenido
entre doscientos y trescientos de ellos que se han desvinculado en los
últimos seis a ocho arios porque no podían vivir de acuerdo a las reglas
que indican tratar bien a los empleados, con respeto, admiración, aprecio
y consideración. Y, en esencia, culminamos todo esto diciendo que, si
tuviéramos una sola regla en esta compañía, sería la Regla de Oro. Si
hemos conseguido la única buena, no hace falta ninguna otra regla.
A mucha gente la Regla de Oro le parece un débil enfoque empresarial; pero nada
podría estar más lejos de la verdad. En Synovus no se tolera la arrogancia y se
espera la excelencia. Jim dice «Nuestros métodos no son una excusa para la
pereza ni la mediocridad. Quizá seamos muy exigentes y competitivos, pero eso
no significa asediar a los empleados»18. Cuando le pregunté sobre los beneficios
que la Regla de Oro brinda a la gente, dijo:

Los beneficios tangibles son una menor renovación del personal,


muchas menos reclamaciones y la casi desaparición de cualquier tipo
de problemas relacionados con el hostigamiento. Sin embargo, los
[beneficios] intangibles [son esos en los que] conservas a tus mejores
empleados y la gente crece y se desarrolla en un ambiente donde no se
sienten reprimida. Así que el resultado es un crecimiento óptimo y
máximo a su más alto nivel [...] Y cuando tienes a la gente
desarrollándose a tu alrededor, contagias y los que observan aspiran
ganar y triunfar como lo hacen ellos. Seguir la Regla de Oro es una
situación en la que todos ganan".

En realidad, ¡es una ganancia para todos! La Regla de Oro es buena para los
empleados, es buena para los clientes y es buena para los inversionistas. Según
la compañía Robinson-Humphrey, ¡las acciones de Synovus han generado el
segundo mayor rédito en cuanto a mercado de acciones en la Bolsa de Nueva
York (NYSE) de los últimos veinte años? Esa es la clase de rédito que todos
desean. A decir verdad, la Regla de Oro da resultados.

PREGUNTAS DE DISCUSIÓN

1. Cuando interactúa con otras personas, ¿cómo las evalúa por naturaleza?
¿Lo hace en términos de talento, riqueza, inteligencia, belleza,
habilidades? ¿O utiliza otros criterios? Ahora que acaba de identificar su
tendencia natural, piense en cómo puede afectar la forma en que trata a los
demás. ¿De qué manera impactaría sus modelos éticos?

2. ¿Cuál fue su reacción ante las variaciones de la Regla de Oro en las distintas
religiones del mundo? ¿Cree que la universalidad de la Regla de Oro es
relevante para el argumento que sostiene que hay un solo principio ético? Sí
o no, ¿por qué?
3. ¿Cuáles son los beneficios de usar la Regla de Oro como la directriz para
la conducta ética personal? ¿Para la empresarial? ¿Qué desventajas
observa?
4. ¿Se le ocurre alguna situación en la que le resultaría difícil aplicar la Regla
de Oro como un modelo ético? Si puede hacerlo, explore quién se afectaría
por esa decisión y de qué forma. Si todavía ve dificultades para aplicarla,
comente el asunto con un amigo o colega y vea si puede llegar a una
solución.

5. Jim Blanchard dijo que algunos de los beneficios de utilizar la Regla de


Oro en Synovus fueron «una menor renovación del personal, muchas
menos reclamaciones y la casi desaparición de cualquier tipo de
problemas relacionados con el hostigamiento». ¿Cuáles son los beneficios
que vislumbra en su negocio o industria?
=3=
La Regla de Oro comienza por usted
HACE POCO, EL AUTOR Y CONFERENCIANTE ZIG ZIGLAR ME envió
una nota después de escuchar una clase que di sobre el liderazgo de los padres
fundadores de nuestra nación. Zig y yo hemos sido buenos amigos por arios,
y siempre disfruto al recibir su perspectiva y sabiduría sobre el liderazgo. He
aquí lo que dijo:

Creo que la razón de que tuviéramos tantos líderes sobresalientes en


los primeros arios de la historia de nuestro país es que, según el
instituto de investigación Thomas Jefferson, en el tiempo de estos
grandes hombres que tú mencionas, más de noventa por ciento de la
concentración educacional era de naturaleza moral, ética y religiosa.
Y, sin embargo, para los arios de 1950 el mismo porcentaje era tan
pequeño que ni siquiera se estimaba. Me pregunto si es por eso que
tres millones de estadounidenses en 1776 produjeron a Washington,
Madison, Jefferson, Hamilton, Adams, etc., y por qué en el ario 2002
nosotros no tengamos a nadie que iguale a los hombres de ese calibre'.

Una fuerte educación moral, tal como la identifica Zig, le permite a una
persona tomar buenas decisiones éticas. No obstante, dado que hoy en día
pocas personas reciben esa base educativa, ¿cómo lo logramos? ¿De qué
manera se puede tomar algo tan amplio como la Regla de Oro y hacerlo
parte de nuestro pensamiento diario? Estoy convencido de que la mejor
forma de empezar es pensando en lo que usted quiere.

¿CÓMO QUIERE QUE LO TRATEN?

Creo que todas las personas, en esencia, se parecen bastante. Hable con
individuos de cualquier edad, género, raza o nacionalidad y observará que
tienen ciertas cosas en común. Y una vez que identifica esas características
comunes, reconociéndolas primero en usted y luego en los demás, posee la llave
que abre la puerta de la Regla de Oro. Aquí tiene una pequeña lista de caracterís-
ticas que, a 'mi entender, todos los seres humanos tenemos en común cuando
nos referimos a cómo queremos que nos traten:

1. Quiero que me valoren


¿Sabía que en el mercado estadounidense actual, setenta por ciento de las
personas abandonan sus empleos debido a que no se sienten valoradas?' Esta
es la prueba fehaciente de cuán pobre es el trato que los empresarios brindan
a sus empleados. No existe persona en el mundo que no quiera que la valoren
los demás. ¿No quiere que los demás lo acepten por quién es y que le
demuestren mediante sus acciones que usted les importa?

Una empresa que se destaca en la valoración de sus empleados es Mission


Controls, una compañía de Irving, California, que se dedica a diseñar e
instalar sistemas automáticos de bebidas y comidas. La organización se
maneja por contratos, así que algunas veces atraviesan períodos en los que
casi no hay trabajo.

Muchas compañías en estas situaciones sencillamente despedirían algunos


empleados, pero no así Mission Controls. Los fundadores de la compañía
Craig Nelson, Neal Vaoifi y Scott Young decidieron, cuando comenzaron su
negocio, que preferirían dejar de cobrar sus salarios antes de despedir a
algunos de sus treinta y cinco empleados.

El deseo de los fundadores de conservar a sus mejores empleados y


demostrarles que los valoraban era una meta bastante idealista. Y su
compromiso con esa meta se puso a prueba el primer año de la compañía
cuando experimentaron un período bastante árido que duró ocho meses. Aun
así, fueron fieles a su promesa y no cobraron sus salarios durante ese tiempo.

Los fundadores de Mission Controls siguen adelante con su compromiso.


Cada vez que las ventas caen y los recortes en los costos no ahorran lo
suficiente, el contralor de la compañía realiza una llamada y suspende los
salarios de los líderes. Durante ese tiempo, el pago y los beneficios de los
empleados no se modifican. Una vez que la compañía llega a ciertos niveles
de flujo de caja y rentabilidad, los ejecutivos comienzan a percibir sus salarios
de nuevo. Y en caso de que se lo preguntara: No reciben pago retroactivo.
Nelson observa: «Tal parece que las compañías están dispuestas a hacer
cualquier cosa con tal de obtener ganancias a costa de la gente»'. Nelson,
Vaoifi y Young comprenden la importancia de ser valorados y tratan a sus
empleados de la misma forma en que les gustaría que los trataran a ellos.

¿Alguien lo ha hecho sentirse inútil o sin valor alguna vez? Tal vez alguno
de sus padres le dijo que no tenía nada que ofrecer. O un jefe le dijo que
usted o su departamento solo representaban gastos para la empresa. O a lo
mejor lo humillaron en público. Si ese es el caso, ya conoce la importancia
de que lo valore otro ser humano. El aliento es oxígeno para el alma. En el
fondo, todo lo que la gente desea es sentir que son importantes solo por ser
como son.
Valorar a otros, no por lo que pueden hacer sino solo porque son seres
humanos, es la base de la Regla de Oro. Si puede aprender a pensar en esos
términos, ha dado un paso importante para hacer de la Regla de Oro un
principio ético para su vida.

2. Quiero que me aprecien

El deseo de ser amado y valorado quizá sea la mayor necesidad de una


persona. Relacionado de cerca con esa necesidad está el deseo de que se nos
aprecie por lo que podemos hacer. ¿No desea sobresalir y alcanzar el éxito?
¿Y no quiere que lo aprecien por la habilidad y el esfuerzo que le brinda a su
trabajo? Saber que somos importantes refuerza nuestra autoestima y
autovaloración. La gente que trabaja con usted y para usted tiene el mismo
deseo, incluso quienes no lo demuestran. El experto en relaciones humanas
y escritor, Donald Laird, afirma: «Ayude siempre a los demás a aumentar su
autoestima. Desarrolle su habilidad para hacer que los demás se sientan
importantes. No existe mayor cumplido que pueda hacerle a los demás que
ayudarlos a ser útiles y a encontrar satisfacción en esa utilidad».

¿Cómo lo logra? Comience por asegurarse que los demás sepan cuánto
aprecia sus esfuerzos. Aproveche cada oportunidad que tenga a s. u alcance
para agradecerles. Deles el crédito cada vez que le sea posible y asegúrese
de alabarlos en presencia de las personas cercanas a ellos, como por ejemplo
su familia. El productor y empresario de Broadway, Billy Rose, observó: «Es
difícil para una persona guardar rencor si le das la oportunidad de sentirse
valorado».

3. Quiero ser confiable

El escritor victoriano, George MacDonald, dijo: «Ser confiable es un mayor


cumplido que ser amado». La ley del fundamento sólido en Las 21 leyes
irrefutables del liderazgo sostiene que la confianza es la base del liderazgo. Si
bien eso es cierto, también puede decirse que la confianza es la base para todas
las buenas relaciones. Todos los buenos matrimonios, las buenas relaciones
empresariales y las buenas amistades requieren confianza. Si no confía en una
relación, no puede tener una interacción franca y honesta, y la relación solo
será temporal.

Manchester Inc., una consultora de Filadelfia, Estados Unidos, utilizó una


encuesta realizada a más de doscientos compañías a fin de descubrir las mejores
formas de forjar la confianza en sus empleados. Descubrieron que el individuo
que genera confianza...

 Mantiene la integridad.
 Comunica con franqueza su visión y sus valores.
 Respeta a los empleados como iguales.
 Se concentra en metas comunes antes que agendas personales.
 Hace bien las cosas sin importar el riesgo personal.
 Escucha con una mente abierta.
 Demuestra compasión.
 Mantiene confidencias.

Aunque no le sea posible controlar si la gente confía en usted o no, sí puede


controlar sus acciones hacia ellos. Y eso es determinante en la decisión de
darles su confianza. El ex Secretario de Estado, Henry L. Stimson, destacó:
«La principal lección que he aprendido a lo largo de mi vida es que la única
forma de hacer un hombre digno de confianza es confiando en él; y la forma
más segura de hacerlo poco confiable es desconfiando de él y mostrándole
desconfianza».

Se necesita solo un paso de fe para confiar en otra persona, en especial alguien


que no conoce muy bien. Aun así, eso es lo que hace falta para practicar la
Regla de Oro. Mientras se esfuerza por confiar en otros de la misma manera
que le gustaría que confiaran en usted, consuélese con las palabras de
Camillo Benso, quien dijo: «El hombre que confía en los hombres cometerá
menos errores que los que desconfían».

4. Quiero que me respeten

Cuando los demás confían en mí, recibo responsabilidad y autoridad. Cuando


otros me respetan, me conmueve en lo más profundo. Me da dignidad y forja
mi confianza. Dalip Singh, el atleta olímpico indio, destacó: «Un hombre
que no respeta su propia vida ni la de los demás se roba a sí mismo la
dignidad como ser humano».

Hace poco leí un artículo sobre un joven que, a los veintitrés años de edad,
comenzó a trabajar como pastor en su primera iglesia. La experiencia le
resultó muy intimidante debido a que se suponía que era el líder espiritual de
gente que tenía hijos y nietos mayores que él. Su historia me intrigó porque
yo enfrenté una situación similar en los comienzos de mi carrera. ¿Cómo lo
resolvió él? Respetando a su gente y pidiéndoles que lo trataran de igual
forma. Para dejar en claro su posición, les entregó diez reglas sobre el respeto
que les prometió cumplir y les pidió que hicieran lo mismo. He aquí sus
reglas:

1. Si tienen un problema conmigo, vengan a verme (en privado).


2. Si yo tengo un problema con ustedes, iré a verlos (en privado).
3. Si alguien tiene un problema conmigo y va a hablar con ustedes,
envíenlo a hablar conmigo. (Yo haré lo mismo por ustedes).
4. Si luego de intentarlo, esa persona se niega a venir a hablar conmigo,
díganle: «Vamos juntos a verlo. Estoy seguro que encontraremos una
solución». (Yo haré lo mismo por ustedes).
5. Presten atención a cómo me interpretan; si tienen dudas, vengan a
hablar conmigo. En cuestiones que no estén claras, no se sientan
presionados a interpretar mis sentimientos o pensamientos. A veces es
fácil malinterpretar las intenciones.
6. Yo seré cuidadoso en cómo interpretarlos a ustedes.
7. Si es confidencial, no lo cuenten. Si usted o alguien más viene a mí en
confidencia, no lo contaré, excepto si (a) esa persona se ocasionará un
daño a sí misma, (b) esa persona dañará físicamente a otra, (c) un niño
fue víctima de abuso físico o sexual. Espero lo mismo de ustedes.
8. No leo cartas ni notas anónimas.
9. No manipulo; no seré manipulado; no permitiré que otros los
manipulen a ustedes. No permitan que otros traten de manipularme
por medio de ustedes.
10. En caso de duda, hablen conmigo. Si tengo la posibilidad de aclarar sus
dudas sin tergiversar ni quebrar su confianza, lo haré.

El autor Arnold Glasow dijo: «El respeto de los que uno respeta vale más que
el aplauso de la multitud». Mucha gente desea con ahínco el respeto de la
gente para la que trabaja. Y cuando los empleados lo respetan con libertad, se
crea un ambiente laboral muy positivo. Un ejemplo de esto es Mitchell
Burman, director ejecutivo de la consultora Analystics Operations Engi-
neering de Boston. Él les muestra a sus empleados el respeto que desea cada
persona responsable. Los diez consultores que trabajan para él son respetados
como profesionales y tratados como socios, lo cual puede llegar a ser
mediante la compra de acciones en la compañía después de trabajar allí
durante un ario. Sin embargo, incluso antes del ario, se les permite tomar
decisiones que un empleado común raras veces puede tomar. Deciden en qué
proyectos van a trabajar, dónde trabajar y hasta cuántas vacaciones tomar.

«Yo juzgo el valor de un empleado por lo que es capaz de crear» dice


Burman. «No me importa dónde lo puede hacer ni si lo hacen desde
Tombuctú». Su mayor preocupación es que cada consultor pueda facturar
cien mil dólares anuales, como mínimo, que se dividen de la siguiente
manera: treinta por ciento para el que hace el trabajo, quince por ciento para
el vendedor, diez por ciento para el administrador cinco por ciento para los
impuestos, veinte por ciento para gastos generales y veinte por ciento de
ganancia(' El respeto que los empleados reciben les da la libertad para realizar
su mayor esfuerzo y el incentivo necesario a fin de trabajar con excelencia.
Y eso no solo honra a la persona, sino que también es algo positivo para la
empresa. James Howell dijo: «Respeten un hombre y él hará el resto».

5. Quiero que me comprendan

Una vez leí sobre un grupo de maestros que llevaron a cabo una encuesta a
dos mil empleados, pidiéndoles que identificaran las últimas tres personas a
las que despidieron y el motivo. El resultado les permitió descubrir que en
dos de cada tres casos, los empleados perdieron su trabajo porque no se
llevaban bien con los demás.

A veces los problemas se deben a la insensibilidad o indiferencia de las


personas, pero más a menudo la dificultad se origina por la falta de
entendimiento. Enseguida logramos encontrar fallas en otros cuando no se
atienen a los patrones o normativas que declaramos. No obstante, si nos
esforzamos y tratamos de conocerlos, descubriremos que sus métodos no son
malos, sino solo diferentes. Puede que reaccionen diferente porque no tengan
nuestras mismas ventajas. O tal vez reaccionen según condiciones o acciones
que están fuera de su control. Una vez vencida la barrera de esas condiciones,
lograremos conectarnos con los demás en lo emocional, lo cual es entenderlos
en realidad. No podemos esperar que la gente reaccione como máquinas,
todos somos criaturas de emoción.

Cuando se relacione con otros, procure antes entender y después que lo


entiendan. Esto requiere una actitud de flexibilidad y docilidad. El teólogo
Hans Küng observa: «La comprensión adecuada de alguien involucra
aprender de ella, y aprender cómo se debe de alguien implica cambio en uno
mismo». La comprensión de otros significa llegar hasta ellos y ponernos a
su nivel, tomando nosotros la carga de hacer la conexión. Y es sabio recordar
las palabras del inventor Charles Kettering, quien dijo: «Existe una gran
diferencia entre saber y entender: Usted puede saber mucho sobre algo y no
entenderlo en realidad». Lo mismo sucede con las personas.

6. Yo no quiero que los demás se aprovechen de mí

Cuando se trata de cómo me tratan los demás, lo que más deseo es que otros
no se aprovechen de mí. A decir verdad, este es el punto principal de la
conducta ética. La mayoría de nosotros no necesita clasificar complicados
temas filosóficos ni acertijos éticos. Si la gente interpretara que me
aprovecho en alguna forma de ellos (incluso después de haber tenido la
oportunidad de explicar mis motivos), mis acciones no son las adecuadas.

En enero de 2003, murió Marvin Bower. Por mucho tiempo fue el líder de la
empresa McKinsey & Company, conocida como la fundadora de las
consultoras en gerencia profesional. Bower se unió a la empresa en 1933. En
1950 se convirtió en su director administrativo y estuvo en esa posición durante
diecisiete arios, luego trabajó como director y socio hasta su retiro en 1992.
Bower influyó en gran medida en la compañía desde que comenzó a trabajar
allí. Inculcó el valor de poner a otros en primer lugar. «Hacía hincapié en que
los intereses del cliente debían ubicarse antes que los intereses de la empresa»,
dice una publicación de la compañía, «y que los compromisos se debían aceptar
solo cuando esperábamos que nuestro valor para el cliente excediera el pago».

Y eso no era una simple y falsa alabanza. En 1950, el multimillonario Hóward


Hughes le pidió a Bower que lo ayudara con Paramount Pictures. Bower fue a
Los Ángeles, se reunió con Hughes y le dieron un trato real. El propio Hughes
lo llevó a pasear y hasta le dio un recorrido por el Spruce Goose, el avión de
madera construido por Hughes que llegó a ser la mayor aeronave que volara
alguna vez hasta ese momento. Sin embargo, luego de examinar los problemas
de Paramount y considerar el enfoque poco ortodoxo de Hughes frente a los
negocios, Bower llegó a la conclusión de que no podría ayudarlo. Así que
rechazó la oferta. Los valores le importaban más que el dinero'. No se
aprovecharía de otra persona. ¡Esa es la forma de vida de quienes viven por la
Regla de Oro!

Hubiera sido fácil para alguien como Marvin Bower buscar una forma para
sacarle dinero a Howard Hughes sin darle a cambio ningún valor. Después de
todo, Hughes valía millones de dólares. Sin embargo, ese no es el caso. No
importa si se refiere a mentirle a su vecino o estafar a una gran corporación,
cualquier acción influye a la larga en el individuo, para bien o para mal. Y si
dichas acciones les restan valor o se aprovechan de ellos, los heriría de una
forma que no nos gustaría experimentar.

DE VUELTA A LA GENTE

Algunas empresas en los Estados Unidos aprenden de nuevo esta lección.


Están redescubriendo la importancia de valorar a la gente y están haciendo
algunos cambios a fin de promover el buen trato hacia sus empleados. Una
de estas empresas es HomeBanc, una compañía de hipotecas de Atlanta que
da empleo a más de mil personas. Luego de un ario y medio de búsqueda (y
publicar anuncios de una página entera en los medios nacionales por un valor
mayor a cincuenta mil dólares), la compañía encontró lo que buscaba: un jefe
de personal.

El presidente de HomeBanc, Patrick Flood, dice: «Existen algunas brechas


significativas en el carácter que han quedado expuestas en el liderazgo, tanto
en papeles corporativos como gubernamentales. Los directores ejecutivos
han pensado por mucho tiempo que son el éxito de los negocios. El hecho es
que nosotros desempeñamos un papel dentro de la empresa, pero el
verdadero éxito es la gente que hace el trabajo pesado: los trabajadores»'. A
fin de ayudar a la compañía a mantenerse enfocada en su gente mientras se
expandía a cincuenta por ciento en dos arios, contrataron al Dr. Dwight «Ike»
Reighard, un pastor que había pasado veintiocho años trabajando con la
gente. Ike, que por casualidad es mi amigo, tiene la responsabilidad de cuidar
la cultura corporativa de la empresa y pulir sus patrones éticos de liderazgo.
Ike es perfecto en esto.

Entonces, ¿qué hará Ike para que HomeBanc siga poniendo a su gente en
primer lugar? Eso es simple. Le recordará a cada uno que traten a los demás
como quiere que lo traten. Para una persona que sabe cómo quiere que la
traten, con dignidad, respeto, comprensión y confianza, es fácil darse cuenta
cómo tratar a los demás.

REGUNTAS DE DISCUSIÓN

1. ¿Qué tipo de educación o preparación ética o moral recibió en su niñez?


¿Considera esa experiencia un punto fuerte o una deficiencia?
Explique.

2. Describa una situación de su pasado en la que una persona en


autoridad le expresó valor, aprecio y respeto. ¿Por qué ese incidente
se le quedó grabado en su memoria? ¿Cómo respondió?

3. Describa una situación en la que alguien lo trató con falta de respeto o


desconfianza. ¿Cómo respondió? ¿Cómo estableció el tono de
interacción con esa persona? ¿Logró enfrentar las cosas a fin de
construir o restaurar esa relación?

4. Cuando conoce a alguien muy distinto a usted, ¿cómo responde?

a. Por lo general, espero que sea según mis términos.


b. Creo que es razonable llegar a una solución intermedia.
c. Por lo general, trato de relacionarme según sus términos.

¿Cómo impacta su enfoque en la interacción con los demás?

5. ¿Está dispuesto a ver las cosas desde la perspectiva de otros? ¿Qué


necesitará para hacer el cambio? ¿Qué esfera de su vida se afectará más
si hace el cambio?

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