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CAMILA HENRÍQUEZ UREÑA ANTE

LOS COTOS TEÓRICOS DEL


ENSAYISMO AMERICANO1

Si tenemos en cuenta que el ensayo, en tanto que género o archigénero2 actúa, o al


menos tiene capacidad para actuar, como una pauta de opinión institucionalizada, su
delimitación ha venido haciéndose hasta la actualidad sobre las bases de unas lindes
histórico-sistémicas que por fuerza imponen un criterio selectivo, y como toda selección
son excluyentes.

Esta voluntad de acotar compartida por los teóricos, unida al trabajo de las antologías, con
su marcada tendencia a uniformizar y homogeneizar reflexiones diversas en aras de una
problemática común, ha ido encauzando en Latinoamérica los estudios sobre el ensayo
hacia un determinismo que obvió el vasto campo de la ensayística femenina. Al trazar las
líneas de demarcación del género, queda orillado de la investigación un material de ideas
practicado, sin embargo, con regularidad desde los años veinte, en prensa, enseñanza y, en
menor medida, en libro.
Aun siendo conscientes los antólogos de incurrir en “riesgo omisivo”, tal y como
nos confiesa José Ignacio Rasco en su introducción a los últimos trabajos elaborados en el
seno del Instituto Maritain de Miami, y reunidos bajo el título Pensadores hispano-

1
Théories critiques et littérature latino-américaine actuelle, Symposium international du GRAL, 11 et 12 juin
2004, Imprévue, éds. Du Cers, Montpellier, 2004, p. 273-288.
2
Tal y como lo concibió Genette en 1971

1
americanos3, la verdad es que parece predominar en conjunto el “riesgo alusivo”, orientado
hacia unas tendencias de pensamiento:
Podemos decir, creo que sin pecar de exageración con respecto al llamado “ensayo
hispanoamericano”4, “ensayo americano”5, “latinoamericano”6 que dicha delimitación se
ha venido consolidando sobre unos cánones de tipo esencialista7, dignos de cuestionar,
observando y analizando las obras de escritoras no como formas emergentes, rescatadas
desde finales de los años 80 del siglo XX hasta hoy, sino incorporándolas a una
historiografía ya insitucionalizada, aunque de modo tácito.
Para ello nos serviremos del ejemplo de Camila Henríquez Ureña, ejemplo que
acabará probablemente acaparando la reflexión por ser tanto la protagonista como su obra
lo suficientemente representativos de un estado de cosas. Quiere ello decir que
circunscribiremos nuestra comunicación a la ensayística antologada en los decenios treinta
y cuarenta del siglo pasado, aún tan presente, para cotejarla con la actitud, con el talante
conceptual de Camila Henríquez Ureña (1894-1973).
Y es que tratar de Camila es abordar con nombre y apellidos un objeto de reflexión
marginado de esta sistematización teórica, sobre el que quisiera aportar unas explicaciones
que nos permitan, por una parte, contextualizarlo en una cenefa espacio-temporal, y por
otra integrarlo en una periodización más abstracta, planteándonos cuestiones cuyas
respuestas, de haberlas, acabarán por cubrir las discontinuidades, los puntos suspensivos,
los vacíos, por no decir las simas, que dejan en los centros de enfoque los objetos
ninguneados, aquellos alejados de los dinteles en vigor y que escapan sin quererlo a veces,
por no decir a menudo, de los rigores de la fotometría teórica.

EL ENSAYO Y LA LLAMADA “CUESTIÓN VITAL LATINOAMERICANA”8


En un libro crucial dentro de la historiografía del género, Del ensayo americano, Medardo
Vitier afirma que “Muy considerable es la función del ensayo como tipo de prosa en la
que se expresan y discuten cuestiones vitales latinoamericanas”. Y anuncia las directrices
que orientarán su selección:

3
AA.VV., Pensadores hispano-americanos, eds. Universal, Miami, Florida, 1995.
4
Ibid. Pensadores, 1995, p. 32.
5
Gaos, José, 1945, Vitier, Medardo, 1945
6
Jaimes, Héctor, 2000
7
Ortega, Julio, Reapropiaciones, 1996
8
Medardo Vitier, Del ensayo americano, ed. Fondo de Cultura Económica, México, 1945, p. 7. Intro.

2
Este libro examina esa función en aquellos ensayistas que, por su relieve y por razones
temáticas han contribuido a formar una conciencia en torno a un cuadro de asuntos9
Late…en el verdadero ensayo cierto elemento creador, o cuando menos una voluntad de
visión personal que hacen del género un instrumento apto para remover las cuadrículas de
la rutina del mundo. De ahí la misión social que ha tenido en las letras de la América
española10.

Libro crucial, decíamos, porque su carácter programático va a completarse con un intento


de tipificación del tan traído y llevado “americanismo”, que Medardo Vitier declina en:
—Americanismo de erudición,
—Americanismo de filiación,
—Americanismo de problemas y urgencias inmediatas11.
Y marca una línea divisoria con la tradición, al confesar: “Yo creo en Europa, pero
también en una originalidad americana”12, pues esta identidad, gestada ya no desde la
herencia, como la había visto Andrés Bello, sino desde el hecho diferencial, desde la
“originalidad”, se ha explicado mediante el vector del ensayo, forma paradójicamente
marcada por una sobreimpresión del yo, una sobresaturación personal en el concepto.

CAMILA HENRÍQUEZ UREÑA


Puede resultar paradójica la labor conceptual de Camila, una escritora incansable que
no se consideró nunca como tal, amén de una itinerante, una cosmopolita adcrita
permanentemente al Caribe.

Camila Henríquez Ureña nació en Santo Domingo, pero vivió desde niña en Cuba, donde
llegó a graduarse de doctora en Filosofía y Letras y en Pedagogía. Continuó su
especialización desde 1916 en los Estados Unidos, y en Europa, entre 1932 y 1936. Ya
radicada en La Habana, a partir de esta última fecha, participa en la fundación de la
Asociación Hispano-Cubana de Cultura y ocupa la vice-presidencia del Lyceum, tribuna
por aquel entonces de los intelectuales cubanos y de los europeos exiliados.

9
Ibid., p. 7.
10
Ibid., p. 45-48.
11
Ibid., p. 9.
12
Ibid., p. 14.

3
Puede decirse, en resumen, que Camila repartió su vida entre la docencia, las actividades
sociales y la promoción cultural, participando, por ejemplo, en la fundación del Tercer
Congreso Internacional Femenino, en 1938 y presidiendo la Unión Nacional de Mujeres en
Cuba, en cuyo seno se celebraría uno hechos de mayor relieve vinculados con el
feminismo del continente americano: se trata del Congreso Nacional de Mujeres Cubanas,
que acogió entre el 18 y el 23 de abril de 1939 a dos mil doscientas participantes, y lo hizo
bajo los principios integradores de diferentes fuerzas y filiaciones femeninas13. Los
esfuerzos del congreso iban encaminados a “radicalizar los trabajos sobre la Constitución
de 1940”14, en favor de las clases más desfavorecidas de la sociedad, y en particular, en
favor de la mujer.

Entre 1942 y 1958 ocupa la cátedra de Lengua y literatura españolas en el Vassar College.
Ya jubilada, en el año 58, regresa a Cuba para participar en la reforma educativa del
periodo revolucionario, ocupando desde 1962 hasta su muerte, en 1973, diferentes
responsabilidades en la Escuela de Letras y de Arte de la Universidad de La Habana.

Aparte de su intensa actividad docente, fue Camila la conservadora del legado familiar,
unos tres mil documentos del patrimonio Henríquez Ureña, y ochocientos de su propia
cosecha, un total de diez mil páginas de textos manuscritos o mecanografiados que fueron
en su tiempo expuestos en clases, seminarios, emisiones radiales, y un largo etcétera de
circunstancias.

CONFIGURACIÓN DE LOS TEXTOS DE CAMILA H ENRÍQUEZ UREÑA


El común denominador de la obra15 de Camila, hija de próceres intelectuales y hermana de
dos mentores del americanismo como fueron Pedro y Max, es el estar escritos en su origen
para ser dictados, o sea, expuestos a un público circunstancial, efímero, y corresponden a
una fase de reflexión de Camila que podríamos acotar cronológicamente entre los años
treinta y mediados de los cuarenta. Vale decir, en pleno auge de un “americanismo” que
estaba en proceso desde hacía cuarenta años.

13
Cf. Ha estudiado detenidamente la cuestión Yolanda RICARDO, Magisterio y creación. Los Henríquez
Ureña, Publs. De la Academia de Ciencias de la República Dominicana, Santo Domingo, 2003, p. 68.
14
Ibid., Ricardo, p. 68.
15
Está registrada toda ella en el fondo Henríquez Ureña del Instituto de Literatura y Lingüística de la Academia
de Ciencias de La Habana, bajo la mirada atenta y tutelar de su conservadora, Marcia Castillo Vega.

4
De todos sus trabajos, apenas hay editadas media docena de conferencias16, así como su
Invitación a la lectura. Notas sobre apreciación literaria17.

Si tuviésemos que elaborar una clasificación de los documentos por problemáticas, a fin de
hacer visible la globalidad de esta labor, distinguiríamos:
—Documentos sobre el aprendizaje y la enseñanza (en particular lo literario).
— Metodología, apreciación e interpretación, apreciación literaria, el “lector común”.
Sistematiza Camila en este campo de su reflexión “las fases de recepción de la literatura”
en función de los grados o ciclos de aprendizaje, desde la escuela primaria hasta la
universidad.
a) Autoras y autores clásicos de la llamada “literatura universal”,
b) Autoras y autores contemporáneos (fue una de las primeras personas en trabajar sobre
Josefina Ludmer o Silvina Ocampo, en los años 40).
—Temas sociales:
c) La mujer como sujeto social,
d) La mujer como objeto literario,
e) La Iglesia,
e) Función social de la poesía, de la literatura,
f) Las sociedades en la Historia (sociedad medieval, renacentista).

Otra de las características, indisociables del modo de presentación de estos documentos, es


que todos ellos adoptan la forma del ensayo.

UNA CUESTIÓN COLATERAL PARA COMPRENDER ESTA ACTITUD


¿Por qué, precisamente, el ensayo ?
Responden quizás a esta cuestión las observaciones que hizo en el año1969 Rafael
Virasoro :

Por de pronto, …., es evidente que el ensayo, aunque es un hacer del hombre no lo es en el
sentido de la techné , de lo que hoy llamamos técnica y arte. Sin duda, se puede referir a la

16
Editadas en 1982 por Letras Cubanas, y en 1994 por el ministerio de Cultura dominicano.
17
Estas Notas fueron evolucionando con el correr del tiempo. Se publicaron por primera vez en el Instituto
Cubano de Superación Educacional, en 1964 y veintiún años más tarde en la Editorial Taller de Santo Domingo.

5
técnica o al arte como su objetivo o su tema, pero no lo es él mismo. El ensayo es un
hacer, pero en el sentido de la poiesis, es decir, lo que los griegos llamaban “hacer con
palabras18.

Aporta Camila Henríquez Ureña con estos trabajos un discurso dinámico, hondamente
arraigado en su contexto histórico, del preludio al fin de la segunda Guerra Mundial, y
relativamente apartado del americanismo imperante. Ahora bien, su principal caractéristica
es el constituirse este discurso como quehacer escrito afianzado sobre la praxis, en el
sentido que le dio el marxismo de “teoría en acto”19.

De todos estos trabajos vivos, resueltos en exposiciones orales, seminarios, alocuciones y


clases, el más amplio y definitivo es Feminismo, conferencia pronunciada en la Institución
hispano-cubana de Cultura el veinticinco de julio de 1939, y uno de sus escasísimos
ensayos publicados20. Hablamos de ensayo contextualizado porque el problema de la
guerra en ciernes lo trató Camila con tenacidad, ajena al pensamiento americanista
(aislacionista) imperante. Así lo reflejó en “La mujer ante el problema de la guerra y la
paz”, discurso del siete de noviembre de 1938.
“Discurso de apertura del primer congreso nacional femenino” que tuvo lugar en La
Habana, en abril de 1939

Y más adelante, en su “Discurso ante la asociación de mujeres universitarias, Buenos


Aires, en 1941, y en « Palabras en la Sociedad de Mujeres Americanas », en Nueva York,
allá por el año 1943.
Engarza así nuestra autora con un movimiento feminista fuertemente implicado en Europa
con el problema de la Guerra21.

18
Rafael Virasoro, “El ensayo”, Universidad, Santa Fe 78, mayo-agosto, 1969, p. 70-76.
19
F. Chatelet, Logos et praxis. Recherches sur la signification théorique du marxisme, CDU et CEDES, 1962, J.
Habermas, Théorie et pratique, 1963, trad. Payot, Paris, 1975.
20
Apareció en la Revista bimestre cubana, La Habana, vol. XLIV, n° 1, pp. 5-29, junio-julio de 1939.
21
En trabajos como el de Jeanne LAVERGNE, Le feminisme. Fonction de la démocratie et de la paix.
Conferencia de propaganda dictada de mayo a diciembre de 1936 en diferentes grupos de la UFSF, en
Marruecos, y entroncando con otros trabajos relacionados con el incipiente « feminismo político » de principios
de siglo. No nos detendremos en estas páginas sobre estas filiaciones, que merecen una reflexión independiente
y detenida.
Para un balance de este feminismo en Europa, vid. Richard J. EVANS, Comrades ands Sisters : Feminism,
Socialism and Pacifism in Europe, 1870-1945, Wheatsheaf Books, Sussex, 1987.

6
UNAS CALAS EN FEMINISMO

¿En qué contexto se escribe « Feminismo » dentro ya de la línea sucesoria de las


reflexiones feministas de su tiempo, y adelantándose al Pirrus et Cinéas de Beauvoir, que
es de 1944?

Parte Camila irónicamente de la Asamblea de mujeres de Aristófanes:


Las mujeres decidieron un día tomar las riendas del gobierno de los estados y desposeer
de él a los hombres, en vista de su fracaso completo en esta gestión » (C. Fem. P. 7)

injertando su reflexión en otro género, la comedia, por ser ésta « regocijado espejo de las
costumbres del presente y burlesco vaticinio de las del porvenir » (fem. 13)
En una percepción dialéctica de la Historia, define el feminismo como “el lado femenino”
de una cuestión compleja, y su historia como la expresión de una pugna “entre partes muy
desiguales”:
Tras emprender un recorrido panorámico por la Historia de la Humanidad, retrotrayéndose
a las grandes Edades, sin especificar periodos concretos en su interior, se centrará en la
Historia contemporánea: “El problema femenino se identifica con los problemas vitales de
la humanidad actual” (p. 31)
Establece a partir de ahí unos jalones de la lucha que pasarían por la :
—Emancipación económica
—Capacidad jurídica completa
—Obtención de todos los derechos políticos
—El derecho y las posibilidades para obtener la educación integral
—La revisión de los fundamentos en que descansa la moral sexual

Tras un recorrido histórico en donde salen a la luz las diversas formas de discriminación de
la mujer, determina Camila un Tercer estado social en la evolución histórica de ésta :

Pero la mujer, en eso que podemos llamar su tercer estado social, de progenitora, sigue
sometida. Todo varón es superior a ella. Su hijo es su amo y señor, después del padre y del
marido. (p. 12)

7
Podemos decir que la estimación de la mujer como ser humano comienza en Roma”
(matrona) (p. 13) “...Ese predominio moral es quizás lo único en que la mujer ha logrado
en el pasado superar al varón. (p. 14)

El cristianismo organizado, poderoso en toda Europa, considera a la mujer como un ser


impuro, que sólo recluyéndose en el monasterio puede hacer olvidar su pecado por la
plegaria, la humillación y la abstinencia. (p. 17)

Con Carlomagno, una nueva era de esclavitud comenzó para la mujer. Este emperador la
puso bajo la tutela del gobierno, y a la muerte del monarca, esa tutela pasó a manos de los
innumerables señorzuelos de horca y cuchillo. (p. 18)

Pero cuando nuevos códigos se redactaron en el siglo XVI, la mujer quedó en la misma
situación de inferioridad que antes, declarada impura, maléfica, incapaz de las cosas del
espíritu y, por lo tanto, en perpetua minoría de edad y relegada a la ruega y a la aguja en
el interior del hogar. (p. 18)

En el siglo XVII y XVIII permítese la mujer algunas tentativas por obtener la importancia
intelectual, como lo prueban el hotel de Rambouillet y los salones de madame Necker.
Pero las leyes no cambian fundamentalmente. No cambia el criterio de estimación de la
mujer. (p. 19)

Y ya en la Edad Contemporánea : “No es verdad que la maternidad haya sido respetada y


protegida por sí misma. Lo ha sido bajo el contrato matrimonial” (p. 26)

En este itinerario de exenciones sociales que se vieron y justificaron en sus contextos como
parte de la norma, el feminismo resulta un proceso natural e ineludible:

El movimiento iniciado conscientemente por la mujer para mejorar su condición integral y


que hoy se encuentra en vías de desenvolvimiento es lo que se ha llamado feminismo...El
movimiento feminista ha sido consecuencia de procesos sociales que se están
desarrollando implacable, fatalmente. (p. 26).

8
Quizás la mayor aportación del Feminismo de Camila haya sido el intento de trascender
por la ética una Historia hecha de constantes inferiorizaciones para la mujer. Etica que se
ha de entender, en suma, como una moralidad social:

La época que nos toca vivir es la de derribar barreras, de franquear obstáculos, de


demoler para que se construya luego, en todos los aspectos, la vida de relación entre los
seres humanos (p. 34)

Hay un campo, sin embargo, en el que las mujeres tenemos que construir desde ahora :
nuestro campo interior. Nuestras virtudes tradicionales han sido negativas : sumisión,
obediencia, silencio, apartamiento, fragilidad. Las funciones de la nueva vida a que
asomamos nos exigen cualidades positivas : independencia de criterio, firmeza, serenidad,
espíritu de cooperación, sentimiento de comunidad humana. Esto es muy difícil. » (p. 35)

Yo no sé cuál ha de ser en último término la contribución máxima de la mujer a la nueva


vida de la humanidad, pero su actuación pública a lo largo del tiempo tendrá que afectar
las raíces espirituales de la organización social. (p. 35)

CONCLUSIONES SOBRE UN TRABAJO POR REVELAR

Al margen de los valiosos aportes a la historia del feminismo americano, lo que traslucen
para el lector actual los trabajos de Camila es, ante todo, una actitud, un talante intelectual:
el deseo de producir un pensamiento activo, no fijado:
Porque la forma literaria, como el lenguaje humano en general, es oral en su esencia. La
letra es contingencia. El predominio del concepto letra se debe a que el lenguaje escrito
ha influido en la difusión de la literatura y su fijación”22.

Esta actitud, que ha venido interpretándose como “modestia proverbial”23, parece cobrar
otro alcance a la luz de las propias observaciones de la autora.

22
Nos dice en su Invitación a la lectura, p. 24.
23
Luis Rogelio NOGUERAS en su prólogo la tercera edición de Invitación a la lectura.

9
A través de la forma ensayística, el yo se hace vector de una comunicación; este yo autorial
no sale de los márgenes de su contexto, pero el yo transmisor integra su saber a los
procesos de los que participa, diluyéndose su parte de auto-representación al superar su
circunstancia histórica. Y es en este acto y en esta actitud donde deja otro tipo de poso.

El yo ensayador, más que ensayista, se convierte así en un revelador de las mutaciones


sociales e intelectuales que vivieron y describieron los polígrafos entre finales del siglo
XIX y 1900.

Camila no aparece en ninguna de las antologías, florilegios o recopilaciones varias que han
llegado a mis manos en estos últimos años a pesar de, o por haber llevado a sus últimas
consecuencias una lógica que articula pensamiento y acción donde predomina el ethos. Se
incorpora de este modo a una reflexión que contribuye a redefinir las relaciones sociales,
en el marco de una “moralidad social” que es modificable y puede verse por el discurso
dialogal y efímero de estos trabajos como un auténtico devenir.

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