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1. Introducción
La Iconología de Cesare Ripa, probablemente el tratado de alegorías más influ-
yente en toda la Historia del Arte occidental, recoge entre sus páginas las represen-
taciones alegóricas de los meses del año1. Esta iconografía tiene sus orígenes en el
mundo clásico y gozó de una importante presencia en las obras artísticas medieva-
les. El perugino contó por tanto con mucho material a su alcance para la elabora-
ción de sus alegorías, lo que le llevó a organizar su propuesta de tres formas dife-
rentes. La primera describe los meses de forma puramente alegórica atribuyendo
a unas figuras masculinas los distintos atributos que definen cada mes. La segunda
sigue detenidamente los textos de los tratadistas de agricultura clásicos denotando
así mismo una fuerte influencia de los menologios medievales. Finalmente realiza
un último comentario tomando como referencia al «filósofo Eustacio».
En las próximas líneas elaboraremos un análisis detenido de los tres comentarios
de Ripa prestando especial atención en las fuentes tanto literarias como visuales
que pudo seguir este tratadista.
2. Los meses en la Iconología
2.1 Los meses como alegoría
En primer lugar, convendría observar con cierto detenimiento el significado
de la alegoría y el modo en que Ripa la utiliza. Según Panofsky, una alegoría sería
una «imagen visual revestida de connotaciones filosóficas»2. Por su parte, Mâle
apunta que las alegorías de Ripa enseñan cómo se pueden personificar las ideas
abstractas3. En este caso, Ripa nos ofrece una serie de descripciones en las que unas
figuras humanas están revestidas de diferentes atributos, formando en su conjunto
una imagen alegórica personificada, definitoria del concepto formulado. Para ello,
1
Para el estudio de la iconografía de los meses del año, siguiendo el tratado de Ripa, debemos tener
en consideración las diferentes ediciones que se hicieron del mismo. La edición princeps fue publicada
en Roma en el año 1593, a modo de pequeño tratado en torno a diversas alegorías. La primera ilustrada
se editó también en Roma en 1603 con pequeños añadidos y en ella aparecen ya los meses en sus tres
variantes pero sin acompañamiento visual. En 1613, salió en Siena la quinta edición como fruto de
un acuerdo entre Ripa y su impresor Matteo Fiorimi, con 200 alegorías más. En cuanto al tema que
nos ocupa, esta edición ofrece el texto más extenso sobre las alegorías mensuales pero de nuevo recibe
un cierto trato marginal al no aparecer acompañadas por imágenes. No será hasta la edición francesa
de 1644, llevada a cabo por Jean Baudoin y publicada por Matuieu Guillemot, cuando aparezcan por
primera vez las estampas de los meses acompañando el texto.
2
Panofsky, 1993, p. 172.
3
Mâle, 2001, p. 362.
426 Gorka López de Munain Iturrospe
describe también las actitudes físicas con las que deben plasmarse las figuras (fero-
císimo aspecto (agosto), alegre y reidor (septiembre), así como la edad de las mismas4.
Posteriormente, el tratadista añade toda una serie de atributos con los que
termina por caracterizar alegóricamente cada mes. Es común en todos ellos la
presencia de las alas, «para mostrar la continua carrera de los meses», justifican-
do tal consideración en el Triunfo del Tiempo de Petrarca5. Éstas son evidentes en
las representaciones de la fama6, la fortuna7, la victoria8 o el tiempo9 entre otras,
siempre alusivas a la velocidad o rapidez del concepto expresado. En cambio, una
consideración más detenida a la historia de la figuración del tiempo nos puede dar
una respuesta satisfactoria a la elección del atributo por parte de Ripa. Ya desde
la antigüedad el tiempo era ilustrado según dos conceptos: Kairos y Aion, ambos
con figuras aladas. El primero alude al tiempo como ese instante breve y decisivo
que puede hacer que todo cambie, y el segundo, se refiere al tiempo en su sentido
más amplio, como eternidad10. En el Renacimiento y el Barroco, se adoptó la con-
fusión formulada siglos atrás entre Kronos (tiempo) y Chronos (Saturno), siendo
este dios pagano, regidor del tiempo, quien introdujo en su iconografía las alas11.
En la mano izquierda sostendrán un recipiente (cestilla, cornucopia, etc) con
los frutos propios de cada mes y en la diestra el signo zodiacal correspondiente.
Este esquema compositivo se advierte ya desde el manuscrito de Waldalbert (s.
IX) donde vemos a una figura masculina, en representación de junio, sostenien-
do con su mano izquierda el signo zodiacal de géminis. Además, Ripa atribuye a
cada una de ellas un color en función de las características climatológicas del mes.
Todas irán coronadas con las flores o frutos más abundantes en cada momento,
salvo diciembre, enero y febrero «porque ya en dicho mes está la tierra despojada
de todo su ornamento, siendo ésta igualmente la razón de que no tenga corona».
Esta idea probablemente la tome Ripa de las alegorías estacionales de la antigüedad
que, habitualmente, se representaban de busto y eran identificadas por las coronas
que portaban en sus cabezas (corona de trigo en verano, de pámpanos en otoño,
cubierta la cabeza en invierno y de flores en primavera).
4
«porque al dividirse el tiempo en horas, días, meses y años, hemos querido representar lógicamente
las horas mediante la edad de la Infancia, siendo los días la Adolescencia, los meses la Juventud y los años
la Madurez (…)». Cfr. Ripa, Iconología, Tomo II, p. 72.
5
«Vuelan los años, los meses, los días y las horas.»
6
Ejemplo en Ripa, Iconología, Tomo I, p. 395, tiene dos grandes alas, yendo toda emplumada. Explica
siguiendo a Virgilio, que la fama lleva alas por ser un mal muy veloz. Podemos ver una muestra muy
similar en el emblema 196 (CICVI) de Geffrey Whitney «Penne gloria perennis».
7
Ejemplos en los emblemas de Jean Cousin, CXXIII «Fortuna rotans rotam»; Jean Cousin, CXV
«Fortuna Volubilis»; Hadrianus Junius, Emblemata, XXVI «Fortunae inestabilitas».
8
En cuanto a las victorias aladas, podemos ver una gran variedad de modelos en las medallas
recogidas por Antonio Agustin, Dialogos de Medallas Inscripciones y otras antigüedades, Diálogo Segundo,
XXII, «Victoria, una doncella que en la una mano trahe un ramo de palma, y en la otra una corona de
laurel, y tiene alas».
9
En este punto, sirva la significativa cita de Ripa en su alegoría del Tiempo: vuela sin remedio el
tiempo.
10
Panofsky nos ofrece un recorrido pormenorizado de estos conceptos en el arte, Panofsky, 2006,
pp. 96-98.
11
Panofsky, 2006, pp. 97-100.
De los meses en la Iconología … 427
18
En este punto, debemos poner en valor la importancia de estos tratadistas para el estudio de los
calendarios medievales, pues como veremos, siguiendo la Iconología de Ripa que describe lo apuntado
para cada mes por dichos eruditos, podemos encontrar numerosas obras artísticas cuya correspondencia
iconográfica es completa. Cabe por tanto apuntar como fuente para el estudio de los menologios me-
dievales los textos de los agrónomos romanos, entre quienes destaca con diferencia Paladio, el tratadista
de agricultura más influyente en el mundo medieval.
19
Hesíodo, Trabajos y Días, 380-615. En su obra aconseja a los nuevos pequeños campesinos propie-
tarios de tierras comentando las labores que deben hacerse en cada período estacional.
20
Marcus Poncius Cato, De Re Rustica. Con su obra, el Censor inaugura la tratadística agrícola
romana en latín. Recopila en forma de manual información sobre las diferentes prácticas agrícolas. Es
muy importante por ser el precursor de Varrón y Columela.
21
Cayo Plinio Segundo, Historia Natural. Una gran parte de su vasta obra está dedicada a las labores
del campo.
22
Lucius Iunius Moderatus Columella, Res Rustica. obra de enorme valor tanto por su contenido
práctico como por su forma literaria.
23
Paladio Rutilio Tauro Emiliano, Opus Agriculturae, Tratado heredero de toda la tradición agronó-
mica anterior. Destaca por ser una compilación de las más importantes obras predecesoras en un tono
conciso y claro, cuya principal novedad es aparecer por primera vez ordenado a modo de almanaque.
24
M. Catonis, M. Terentii Varronis, L. Iunii Moderati Columellae, Palladii, Libri de Re Rustica, 1514.
Posteriormente volvió a editarse esta misma obra por el mismo editor en Venecia, 1533.
De los meses en la Iconología … 429
25
Se trata de dos manuscritos elaborados en la escuela de iluminación de manuscritos de Salzburgo.
El primero de ellos se localiza en Munich (Munich, Staatsbibliothek, MS. Clm. 210, cim. 309) y es ela-
borado en el año 818, el segundo fue elaborado en Viena (Viena, Staatsbibliothek, MS. 387.) en fechas
no más tardías del 830. Se observa en ambos la adopción de modelos que desarrollan en su mayoría las
escenas ocupacionales propias de cada mes. Cfr. Webster, 1938 p. 37.
26
Wieck, 1988, p.45.
27
Ross, 1994, págs. 27-28.
28
Deutscher Kalender, I, recogido en Bartsch, 1481/3 - 1481/14.
29
London, British Library, ms. Add. 25697 (fol. 1, 1v – 6, 6v).
30
Jost Amman, Les douze mois de l’année, recopilado en Bartsch, 354.
430 Gorka López de Munain Iturrospe
33
En la Fontana Maggiore de Perugia encontramos de nuevo al mismo campesino golpeando
enérgicamente con un varal la mies esparcida por el suelo.
34
Otros ejemplos en el arquitrabe del pórtico de la fachada occidental de San Zenon el Mayor
de Verona (principios de XIII), en la arquivolta del pórtico que cubre la portada central de la fachada
occidental de la catedral de Parma (1220-1240), o el mosaico pavimental de San Michele de Pavia
entre otros.
432 Gorka López de Munain Iturrospe
Fig. 6. Detalle octubre Las muy ricas horas del Fig. 7. Setalle septiembre,
Duque de Berry, hermanos Limbourg, S XV.. Simon Bening S XVI
35
Además conviene apuntar que esta misma escena de siembra manual y arado con bueyes aparece
de nuevo en la nombrada Fuente Mayor de Perugia.
De los meses en la Iconología … 433
Bibliografía
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