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Pensar, Construir, Habitar.

27/10/2017

Luis Diego Méndez Caballero

Desde el inicio de los tiempos, cuando los cielos aún no se llamaban cielos y las
agua no tenía nombre, cuando la tierra no tenía individuos, ni tampoco vida,
existía la nada y en si la nada ya es algo, existía el vacío, la ausencia de algo,
hasta que llego el hombre a habitarla, dándole un significado a la nada, poniéndole
un nombre y una función a cada objeto que antes de su llegada eran nada, porque
nadie era consciente de su existencia, porque nadie en realidad aún se había
preguntado por la nada. Una ola pequeña o una grande siempre fue y será una ola
solo que a diferente escala, hasta que llego el hombre y entonces construyo sus
hogares y sus grandes ciudades cerca de los mares y las olas grandes ahora se
llamaban Tsunamis siendo aun la misma ola grande solo que ahora tiene un
impacto sobre los habitantes de eso lugar, entonces nos damos cuenta que
nuestra presencia aquí en la tierra en sí, es el de habitarla, encontrar un refugio
digno de nuestros necesidades, tomar esas lugares o cosas que antes ya existían
pero que no tenían nombre y hacerlas nuestras, nos apegamos a ellas de tal
forma que en lo que sus inicios fue una necesidad de refugio, ahora es un simple
apego a las cosas, olvidamos lo principal y lo esencial que es lo que somos, un ser
humano y no un simple habitante más, una cosa a la que nosotros mismos nos
pusimos nombre.
Somos seres que siempre hemos intentado habitar un lugar para poder llamarlo
hogar, este lugar es el único que conocemos y que puede ser habitable por
nosotros, los avances en la ciencia y la tecnología han tratado y siguen
intentándolo con todos sus recursos el de buscar y encontrar otro lugar sino igual
uno similar a la tierra, el cual podamos también llamarle hogar, sin tener aun
ningún resultado claro y acertado; Es ahí como en uno de muchos ejemplos, el ser
humano ha dejado de lado literalmente el significado esencial del verbo habitar y
se a preocupado mas por poseer, donde la atracción del momento es el de tener y
no el de apreciar, el de cuidar las cosas, no solo el de apropiarse de ellas, sino el
de valorar y proteger su hogar, se ha olvidado de que es el único lugar que
conocemos que podamos habitar por el momento y que por ende hay que
protegerlo, hay que saber habitarlo sin perjudicarlo, sin crearle problemas y sin
dañarlo.
Al ser conscientes de esta gran responsabilidad y de entender que, si no cuidamos
nuestro único hogar, podríamos llegar a perder lo único que nos hace ser, sin un
lugar que podamos habitar no hay nada, todo a lo que le hemos dado un
significado y una función en este lugar dejarían de existir porque el lugar no fue
cuidado, no tendríamos a donde llegar vagaríamos por el infinito sin tener un
destino al cual llegar y habitar. Entonces tomamos este lugar como algo esencial
para nuestra existencia y no como uno de paso, sabremos que en donde sea que
estemos tenemos que sentirnos a gusto, ya que ya no vamos solo de paso sino
que ahora vamos a vivirlo, a disfrutarlo, a experimentarlo, entendemos que tiene
que hacernos sentir algo especial para poder lograr estar de la mejor manera
posible en ese lugar, nadie va a querer sentir disgusto al vivir en ese lugar, todos
queremos pertenecer y ser felices en ese lugar, queremos poder estar tranquilos y
en paz no solo como ser sino también como un individuo más que habita este
perfecto y único hogar que ya por el hecho de ser perfecto, deberíamos de por lo
menos como un aporte mínimo sería el de querer y saber cómo poder cuidarlo y
verdaderamente poder habitarlo.
Cuando llegamos hasta este punto y nos sentimos a gusto, el ser comienza a ser,
ósea empieza a ser el mismo, se deja ser libre y comienza pensar sobre lo que
verdaderamente importa, deja de un lado las cosas y se concentra en el ser,
haciéndose toda clase de preguntas que de las cuales muchas no tendrá una
respuesta clara pues van más allá de las palabras y de los significados que el
mismo hombre le dio a las cosas, limitando su posible entendimiento y se deberá
tomar desde un punto de vista más espiritual e intangible, olvidando todo y
comenzando desde cero, desde el lado más sensible del ser, dejándose llevar por
su propio sentido común, por su naturaleza. En este punto vemos que para poder
llegar a habitar un lugar es necesario coexistir en armonía con ese mismo lugar,
no imponiendo algo como desconocido sino mas bien algo que se adapte
completamente a ese determinado espacio en el universo, dejándolo ser el mismo
sin entorpecer su función en el cosmos. De este modo ya no vemos el habitar
como algo meramente necesario sino también como fundamental y muy esencial
en el momento de llegar a habitar un lugar en cual queremos cuidar y si fuera
posible fortalecerlo, es decir en la medida que habitamos poder también ayudar al
lugar a ser el mismo, a impregnar su esencia y ayudarlo a ser aún más libre de lo
que era.

Debemos tomar en cuenta como algo primordial la naturaleza de las cosas y no el


de copiarla, sino mas bien el de crear una conexión muchas mas profunda con el
ser y con el lugar, con el espacio en sí, una conexión con el ser desde lo más
esencial como por ejemplo el de respirar, no vemos la importancia de este
pequeño detalle que nos hace estar vivos porque lo vemos como algo normal o
habitual del ser, sin saber o estar conscientes en todo momento que es uno de los
más importantes y que no pensamos en hacerlo porque es algo que se ha vuelto
cotidiano para el organismo desde el momento en que nacemos hasta el momento
en que morimos, estos pequeños detalles pero tan importantes y esenciales son
los que tenemos que tomar en cuenta al residir un lugar, y mas que residir a sentir
ese lugar, ya que no solo vamos a estar continuamente habitándolo sino que
también estaremos en un constante contacto con el lugar, incluso aun antes de
construirlo deberíamos de poder llegar a sensibilizarnos tanto con el proceso de
construir o de cuidar el lugar al solamente pensarlo, al imaginarlo como algo real
en nuestros pensamientos para así luego poder llegar a hacerlo una realidad y
ayudar al lugar y a su propia esencia a ser quien el lugar quiera ser…

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