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Sueño en niños
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El sueño es necesario porque fomenta el desarrollo neurológico, permite crear, crecer,

reaccionar rápidamente ante estímulos y recordar. El electroencefalograma es la
representación grá ca de la actividad cerebral, la cual cambia durante el sueño, y de
acuerdo a estas ondas se clasi can las diferentes etapas de sueño.

Estas etapas son dos: REM y la No REM y estas son cíclicas, presentándose en los niños
cada 50 a 80 minutos, con despertares breves en los cambios, lo cual ocurre 4 a 8 veces
en la noche, con rápido retorno a sueño.

Los niños no duermen como los adultos, requieren de más horas de sueño porque su
cerebro se encuentra en desarrollo. Los recién nacidos y hasta los dos meses pueden
dormir 16 a 20 horas sin diferenciar entre la noche y el día, con despertares cada 3 a 4
horas en búsqueda de alimento, algo de juego y vuelven a entrar a sueño, notando los
padres en muchas ocasiones movimientos de succión, gestos y sacudidas que suelen mal
interpretar como “mal dormir”, lo cual no es cierto, suelen estar en sueño profundo.

A medida que el niño crece, disminuye la cantidad de sueño, logrando hacia la 6 semana
de vida 5 a 6 horas continuas de sueño en la noche con siestas durante el día con una
duración de 3 a 4 horas, que van disminuyendo hasta los 6 a 8 meses cuando se toman
dos largas, en la mañana y en la noche, con una duración total de sueño de 12 a 14 horas.

Es durante este período el niño adquiere la capacidad de dormir de forma continua en la

noche, y es cuando se aprenden las conductas que se van a tener para poder conciliar el
sueño de forma adecuada, por ello se deben establecer sitios, condiciones, horarios de
sueño, y alimentación, así como las mismas actividades cada vez que tome siesta. No se
recomienda dormir el niño en brazos, más bien cuando se observa que está entrando en
sueño, debe colocarse todavía despierto, con sus juguetes preferidos y en su cuna o cama
para que logre asociar todo lo anterior con el inicio del sueño.

Entre los 12 meses y los 3 años continúa disminuyendo la cantidad de sueño, al igual que
las siestas llegan a una sola en el día casi siempre en la tarde, con un tiempo total de
sueño de 9 a 12 horas.

Como en este momento ya son capaces de desplazarse, tiene mayor independencia

aprenden a bajarse y subirse de su cama o cuna, y tiene altos niveles de actividad, es por
esto que el establecimiento de rutinas para ir a la cama son muy importantes, y estas
deben iniciarse unas dos horas antes con el n de calmarlo y relajarlo, y entre las
actividades se encuentran suspender la televisión, puede tomar un baño, colocarse la
pijama, comer, dibujar, leer historias o cuentos, llevarlo a la cama, pero los padres no
deben permanecer con ellos deben retirarse con la promesa de volver a verlos.

Entre los 3 y 5 años, desarrollan la imaginación, lenguaje y pueden aparecer temores a la

noche. A los 5 a 6 años las siestas nalizan con un tiempo total de sueño de 9 a 10 horas y
se inicia el colegio, por consiguiente, los hábitos de sueño deben ser estrictos pues tiene
que cumplir horarios y tareas. Se inicia el sueño con el patrón de los adultos.

En la adolescencia hay cambios hormonales que producen alteración en los hábitos de

sueño, retardando el inicio de sueño y despertando mucho más tarde, produciendo
alteración en su regulación de sueño. En promedio deben dormir 9 a 10 horas.

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