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Como lo describe el propio Arguedas, desde pequeño el hombre del campo nace,
vive y vive para trabajar en las tareas de pastar ovejas y camélidos, sembrando y
cosechando papa, principal fruto del altiplano, y otros productos como la quinua.
Provocando que eso niños no tengan tiempo ni para la educación primaria que
uno debe aprender que es leer y escribir en castellano, haciendo de su futuro un
campo desconocido, donde no puede trabajar en la ciudad porque no entiende a
las personas de la ciudad y él tampoco comunicarse con ellos. Entonces
pongámonos en el lugar de una mujer indígena, que lo único que hace es cuidar y
mantener la casa y procrear hijos para su esposo, el cual hace lo que quiere con
ella por la sola razón de ser de su “propiedad”, ya que eso también se les enseña
de pequeñas, a la mujer del campo a soportar todo lo que hace y lo que quiere el
esposo.
“La mujer observa la misma vida y, en ocasiones, sus faenas son más
rudas. Se siente amada cuando recibe golpes del macho; de lo contario no
tiene valor el hombre. Engendra casi cada año, y jamás se dislocan sus
entrañas, forjadas para concebir fruto sólido y fuerte.” Pag.20
Así como Arguedas habla de la mujer del campo, también habla de la mujer
mestiza, la de ciudad que aprendió a leer y escribir castellano olvidando su
lenguas nativas de sus antepasados, precaviendo su futuro como mujer, como
madre, como esposa y como boliviana. Aunque en el libo menciona más la
ignorancia de la mujer boliviana, debemos rescatar que la mujer ha progresado
mucho, peleando por sus derechos y saliendo adelante sin necesidad de un
esposo. Daremos a conocer algunas de las citas donde se refleja una de las
causas de la falta de cultura en el boliviano.
“Idea corriente en el hogar, es que las hijas solo deben saber lo
indispensable para desempeñar el seductor papel en la vida social; y se las
educa para ese fin.” Pág.62
Como vemos antes las niñas solo debían aprender lo indispensable para su vida,
ósea la educación no figuraba en su plan de vida y todo su crecimiento vivieron en
la ignorancia. Otra característica en la educación de las niñas es la importancia
que debe tener solo a ciertas cosas.
“De esta lamentable concepción pedagógica, nace la falta de
preocupaciones intelectuales en la mujer boliviana.” Pág. 63
Las preocupaciones intelectuales que debe tener cualquier niña normal es sobre
cómo funcionan las cosas, como se llaman, como se escriben esas cosas y como
crear inventos que sirvan para la humanidad, cabe decir las materias de
matemáticas, literatura o lenguaje, ciencia, historia, biología o ciencias naturales,
etc. En si todos los niños y niñas deben aprender esas cosas y terminar el
bachillerato como mínimo. Y no preocuparse solo de cosas que no necesitan
mucha ciencia como aprender a cocinar, como atender al esposo, como cuidar y
mantener la casa, como cuidar al bebe, como tejer a palillo a croché y cosas que
también se deben aprender porque abarca una parte de la vida de una mujer pero
no ocuparse solo de eso y dejar de lado la educación que es fundamental.
“Están convencidas de que un buen vestido suple toda clase de
deficiencias. Tal idea fue introducida por las mujeres de origen mestizo….”
Pág. 63
Las mujeres de antes pensaban más en la apariencia que en la inteligencia, algo
que en la actualidad vale mucho ya que de eso depende el futuro de tu vida. Una
profesión es una identidad que te hace sentir bien contigo mismo, porque es uno
de los más importantes de tus logros o metas propuestas. Uno de los típicos casos
de una mujer que tuvo una crianza equivocada.
“La vida femenil, en general, es de pura apariencia y solo les preocupa
presentarse bien, aparentar que se está en buena situación económica.”
Pág. 63
Las mujeres de clase media y de clase alta no se salvan de esta cita tan realista,
en algunos casos ocurren por casualidad, por engaños o por compromiso.
Casarse con un hombre rico, atractivo, alto, con una familia de buena herencia,
buen apellido entre otras cosas, es el sueño de toda la vida de una mujer de clase
media y alta, ya que con todas estas facilidades a mano no deben hacer ni el
mínimo esfuerzo por ser mejores personas, con tal de tener una buena imagen en
frente de su amigas; presumir los maridos es otra característica de las mujeres
que hacen quedar mal al país.
El libro “Hijo de chola” escrito por Raúl Salmon, nos relata la realidad de una
familia que se avergüenza de su apellido, de sus padres, de sus raíces, de sus
costumbres y de sus propios ancestros. La complejidad de un matrimonio
arreglado por negocios es común en la actualidad, y los perjudicados de esto son
los hijos que vendrán por medio del matrimonio. Los hijos niegan a sus padres y
los abandonan porque lo que quieren es muy diferente a sus posibilidades.
“DOÑA ZOILA- No, no. Nosotros venimos nada menos que de los Wilkeke
de Boston. ¿Usted ha estado en Boston?” Pág. 51
El señor Johnny no quería aceptar que era hijo de una señora de pollera, que
desde que murió su madre cambio la forma de vestir, de hablar y de nombre y
apellido para disimular la clase de familia que tenía, para potencializar la empresa
de su padre, pero no de la mejor manera. Pero no solo él estaba mintiendo.
Si tratas de ocultar tus raíces de familia indígena o del campo, talvez podrás
lograrlo pero tu esencia que te transmite tu familia no la puede quitar nadie, si
naciste cholo o chola así serás por toda tu vida hasta que te mueras. Porque la
forma de ser que la genética trasmite no se cambia ni con operaciones plásticas.
En conclusión por más que tu apellido te haga ver como una persona del campo,
humilde o lo que sea, no hace que te veas inferior a cualquier otra persona, si tú te
esfuerzas por lograr tus objetivos destacaras sin necesidad de cambiarte
totalmente y aparentar algo que no quieres ser.