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rafael

De poco dormir
y de toscas tristezas
en trescientas casas inundadas
adentro
sus dueñas inventan cuentos
de que un día el río
refalaba sin andamios
tras la inundación
deditos perdidos de un niño manco
cuando el chucao canta
Pide para sí la negrata
el caule que trae las palabras pelleja, pelleja el pajariuco
que no conocemos trae el claro la ventura
apenas la lengua se traba si trina ronco a la mala
el soplido del durmiente Ellos han truncao a un niño tonto
trabilla niña ingrata y con el gesto del enamorado
es llevada a los lugares cosieron sus fauces
en los que la estela de un día lejano Atraviesa, se enreda la seña
o que el día anterior estampó la lengua indica así
un secreto
Pide para sí
y la plegaria es escuchada pelleja, pelleja el pajariuco
dormirando el resquebrajado pasar aullan las chillpilas al poniente
de los que lamen sus párpados: tejen convulsas
los ojos, la maleta y el vestido lo que en un tiempo
muestran lo que no es llamaban herejía
olor a metal y a sangre seca Ansiosas de verle
sombralada de un peregrino estival desean morir
Para sanar, oculta pelleja, pelleja el pajariuco
el ángel que vino tira al sueño los rincones
en un terrible sueño. Davitú, Quelquevú
buscan de memoria
lo cubierto por el barro
Davitú, Quelquevú
casi me muerdo
el nombre.
aguamiento

a la endemoniada de ese Santiago de 1857


.

decían que se había comido un vaso de vidrio entero, que se lo sabía zampado hasta la
simiente. Por fiarle el alma al Mandinga, se perdía en los portales, esos nombres que
enamoran: el Tonto azulado callaba y entre un sordo rechinar de dientes, le decía bien
despacito al oído estaca, estáca, mirando al Cristo que colgaba de la pared con los brazos
abiertos. Abrazada, le pasaban los días, hasta que llegaba el otro. Nito-nito, le torcía a besos
la espalda, y lloraba con toda sus fauces como si fueran puertas. Nito, nito, bonito. Océ
a no. Le leía el pensamiento, niña, no le guarda lealtad a nadie.

el cuco vocinglero ( la octava nota)

El paire por el padre la cuerda de una guitarra


el caule por el cable que suena la mano invisible
el pauto por el pacto de una bruja salida del mar
dos humos rebote, sahumera
amén de los siete días de la semana entona el canto nocturno de cumpleaños
escucha la voz de la posesa gaviotas que se burlan
espasmo el galope la mano espasmos graznando el vuelo
pobres niños durmientes
patitas invisibles en la escalera suben a la roca más alta
un remolino y las olas nos dicen buena suerte
sin nombre un pájaro arrima buen viaje y engaña. Pero a quien no
sueño que despierto mira
soñando que un tren cercano bi
a las cinco llama a un viaje en
sin riel rezamos para saber ver
el que no tiene fantasía
( el día tiene el color de los párpados) no sabe ver repite
la espuma
repite.
plegaria a san goloteo

a veces me quedo bien quieta tapada de la mañana a la espera del violento san goloteo de
las ventanas: un helicóptero invocado por el secreto de un objeto implosivo en el corazón
de un pasajero anónimo del metro pedreros se mete muy dentro de mí retumba los párpados
las sábanas la mortaja de tanto san goloteo perdono el paso del sol.

apena´

degullar pan de ceniza


la suma de las extremidades
el mentón
ahijado del trigo de la araña

tejer a ratos
el manto que cubre la ruina:
higuera ardiendo
las piedras amontonadas
en las piernas de un niño roto
que amurallan la ribera
la prótesis
de un río invisible

magullones en las rodillas avanza tullido


hincado bajo un disfraz de guerrero huilliche
el peregrino estival avanza infecto
al paso de la mangosta del sur
un día que apenas pasa avanza la noche
en un itinerario guiado por las abejas de la higuera ardiendo
un día que se cuela
por la ventana de un segundo piso las amo
las amo tanto, dijo (M.A.N)
volver al maúllo -a la manera del piguchén-.
pidiéndole al santo
que el rezo valga tras el fragmento de una estampida
la pena. la noche llega
destilada.
vimos un incendio el otro día . veranito de san juan

sigo con rabia termina de apagarse en el camino

o rencor o envidia el destello de una luz perpleja

hicimos una carrera los rezos que embolinan la perdiz

el miedo ese
y lo que hice en la mano
a la última estrella de la mañana
la guardé en el cajón

( el sueño nunca fue


cuando se acaben las flores
las manos tan ajadas)
el agua oscura
pero es mentira
canto en forma de arco
hacer ruidos y moverse
muy mentira
perdida, la que regresa

encuentra, la que es llamada


¿ cómo era antes?
me pidió leer un sueño la luz su hace su mano
o lo que sea esto ella tenía el corazón

como cosido a la tierra.


gavriel, anoche era de amor
pero no dije nada

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