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Acerca de la
docta ignorancia
Libro I: Lo máximo absoluto
(edición bilingüe)
Dirigida por
Jorge Mario M achetta y
Claudia D’Amico
Nicolás de Cusa
Acerca de la
docta ignorancia
Libro I: Lo máximo absoluto
(edición bilingüe)
Editorial Biblos
Colección P resencias Medievales
serietextos
189 Nicolás de Cusa
N IC Acerca de la docta ignorancia: Libro I. De docta ignorantia:
liber primus. - 2a ed. - Buenos Aires: Biblos, 2003
182 pp., 20 x 12 cm. - (Presencias Medievales)
Traducción de Jorge M . M achetta y Claudia D ’Amico
P re s e n ta ció n ........................................................................................ 9
In tr o d u c c ió n ........................................................................................ 11
Vivir en su tiempo: el contexto histórico .................................. 11
El pensamiento cusano entre el Medioevo y
el R enacim iento........................................................................... 23
Acerca de la docta ignorancia ....................................................... 26
Cronología ........................................................................................ 29
B ibliografía........................................................................................ 33
Glosario 181
PRESENTACIÓN
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INTRODUCCIÓN
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una vida intensa, com prom etida “tem poralm ente”, y una obra de
alto voltaje teórico consolidadas am bas en una unidad en la que
se descubren, a nuestro entender, escasas fisuras.
En 1401, en el pequeño pueblo de Kues a orillas del Mosela,
frente a la pequeña ciudad de Bernkastel, nace Nicolás Krebs2
en el seno de una fam ilia burguesa pero m odesta; su padre era
viñatero y barquero. Es uno entre cuatro herm anos y el único de
todos que manifiesta tem pranam ente interés por el estudio.3
Una muy difundida leyenda lo ubica m uy prematuramente
estudiando con los Hermanos de la V ida Común en Deventer. Si
recordamos que esta congregación fue fundada por quien es con
siderado padre de la devotio moderna, Gerard Grotte, no es ex
traño que se haya sostenido esta prim era influencia en Nicolás,
siendo nuestro autor, como los Herm anos, un cultor del camino
interior y personal en la búsqueda de lo absoluto. Sin embargo,
nada prueba que efectivamente tal cosa haya sucedido.4 Lo que
no presenta dudas es que a los quince años ya se encontraba ma-
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I ntroducción
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24. Este texto conocido sólo por referencia a través de la defensa del Cu-
sano, fue descubierto y publicado por Vansteenberghe: Le De ignota lit-
teratura de Jean Wenck de Herrenberg contre Nicolas de Cues, en BGPhM,
Vili, 6, Münster, 1910.
25. Sólo recientemente se ha puesto en relieve este aspecto de la polémi
ca que es mencionada por el propio Nicolás en su Apologia doctae igno
rantiae. “L atteggiamento politico del Cusano fra il 1435 -quando egli co
minciò ad avvicinarsi alla curia papale- e il 1449 dovette sembrare al
Wenck un voltafaccia contro il concilio, non esente da interessi personali:
prebende e benefici, ed ora il premio finale del cappello cardinalizio. Ma
di queste cose il Wenck non parla: è il Cusano che sospetta -non a torto,
forse- l’animosità politica nella polemica teologico-filosofica dell’avversa
rio, sentendosi apostrofare con epiteti di pseudoprofeta e pseudoapostolo,
nell’atto in cui il suo pensiero veniva condannato come analogo a quello
dei Valdesi, di Eckhart, di Wycliffe, dei Begardi e delle Beghine", G. San-
tinello, ob. cit, p. 72.
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tercera obra filosófica “de la rgo a lien to” : los cuatro diálogos agru
pados bajo el títu lo de Id iota en los cuales este ign oran te, verd a
dero sabio en sen tido cusano, discurre acerca de la sabidu ría, las
potencialidades de la m ente h um ana com o viva im agen de Dios
y los experim en tos científicos.
D esde R om a parte com o legado papal o latera a A lem an ia con
el propósito de establecer la paz en la región, v isita r m on aste
rios, con vocar con cilios provinciales; en sum a, para prolongar el
espíritu jubilar. E ste período, conocido com o el de la “gran lega
ción” está signado, en lo concerniente a la repercu sión teórica de
su actividad pastoral, por la controversia acerca de la teología
m ística; y en lo concerniente a lo estrictam ente político y políti-
co-eclesiológico, por la inm inente caída del Im perio rom ano de
O riente y sus consecuencias. O bras aparentem ente tan distantes
com o la m ística D e visione dei y la ecum énica D e p a ce fid ei, son
escritas en este tiem po y abordan estos tem as respectivam ente.
La preocupación com ún por la cuestión m usulm ana lim a las an
tiguas asperezas con Juan de Segovia, con quien reinicia una fe
cunda am istad a través del intercam bio epistolar.
Com o obispo de Brixen trabaja pastoral y políticam ente en
m edio de una gran adversidad que culm ina con un conflicto ar
mado encabezado por el duque de A ustria, Segism undo, en su
contra. Su am igo, el papa Pío II, le sugiere abandonar Brixen e ir
a Roma con el títu lo de legatus urbis. Realiza un intento por re
gresar a Brixen pero debe capitular ante Segism undo y refugiar
se en un castillo. Pertenecen a este tiem po varios escritos de m a
tem ática e im portantísim os tratados filosóficos com o De beryllo,
donde retom a el tem a de la coincidencia de opuestos a la luz de
las tradiciones filosóficas; D e prin cipio o acerca del fundam ento
uno de toda diversidad y D e possest, en el cual a partir de la coin
cidencia entre potencia y acto se produce este neologism o para
nom brar al creador.
Pasa sus últim os años en la curia pontificia en Roma. Escri
be, todavía preocupado por la cuestión turca, una herm enéutica
del Corán, Cribatio A lkorani, y D e li non aliud, acaso la más au
daz de sus propuestas filosóficas que propone una term inología
original a partir del carácter negativo y a la vez relacional del
principio. Sus últim as obras D e venatione sapientiae, D e ludo
globi, Compendium, D e ápice theoriae, son consideradas com o su
testam ento filosófico.
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27. DDI, III, n. 263: “Accipe nane, quae iam dudum attingere variis doctri-
narum viis concupivi, sed prius non potui, quosque in mari me ex Grae-
cia reduente, credo superno dono a patre luminum, a quo omne d.atum op
timum, ad, hoc ductus sum, ut incompreherisibilla incomprehensibiliter
amplecterer in docta ignorantia per transcensum veritatum incorruptibi-
lium humaniter scibilium. Quam nane in eo, qui veritas est, absolvi his
libellis, qui ex eodem principio altari possunt uel extendi”.
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Introducción
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CRONOLOGÍA
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C ro n o lo g ia
1447 D e genesi
1448 Es nombrado cardenal in pectore. Tomás Parentucelli,
El nuevo papa lo designa oficial hum anista y amigo
mente cardenal. de Nicolás, es elegi
do papa Nicolás V.
1449 Apologia doctae ignorantiae, con
tra Juan W enck de H errenberg en
la obra De ignota litteratura.
1450 Se encuentra en Rom a para la im Celebración del Ju
posición del capelo cardenalicio; bileo
es nombrado obispo de Brixen y
en la Navidad de ese mismo año
legado papal en tierras germanas
para predicar el Jubileo.
Idiota (D e saplentia wy n; D e men
te; D e staticis experimentis)
D e circuii quadratura
Quadratura circuii
1451 Nacimiento de Leo
nardo da Vinci.
Federico m, empera
dor.
1452-1455 Juan Gutenberg
imprime la Biblia.
1453 D e visione Dei Los turcos conquis
De pace fìdei tan Constantinopla.
1455-1471 Guerra de las Dos
Rosas
1457 D ialogus de circuii quadratura
D e caesarea circuii quadratura
1458 D e Beryllo Silvio Eneas Picco-
D e mathematica perfectione lom ini es elegido pa
pa Pío 11.
1458-1460 Su amigo, el papa Pío II, le sugiere
abandonar Brixen e ir a Roma con
el título de legatus urbis. Redacta
sus últimos escritos matemáticos.
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1
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BIBLIOGRAFÍA
F U E N T E U T IL IZ A D A
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TEXTO BILINGÜE
DEL LIBRO I:
LO MÁXIMO ABSOLUTO
DE DOCTA IGNORANTIA*
1 PROLOGUS
36
ACERCA DE LA DOCTA IGNORANCIA
PRÓLOGO
2 C A P I T U L U M I . Q U O M O D O S C IR E E S T IG N O R A R E .
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D e DOCTA IGNORANTIA (LIBER PRIMUS)
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CAPÍTULO V: LO M ÁXIM O ES U N O 13
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De docta ign oran tia ( liber p rim u s )
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nario u otro número. Pero la unidad repetida una vez solam ente
engendra la igualdad de la unidad, toda vez que no otra cosa
puede entenderse sino que la unidad engendra la unidad. Y ésta
es, ciertamente, la generación eterna.
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De docta ign oran te ( liber primus )
Dico igitur quod, si esset linea infinita, illa esset recta, illa es-
set triangulus, illa esset circulus et esset sphaera; et pariformiter,
si esset sphaera infinita, illa esset circulus, triangulus et linea; et
ita de triangulo infinito atque circulo infinito idem dicendum est.
Prim um autem, quod linea infinita sit recta, pa- b
tet: Diameter circuii est linea recta, et circumferentia
est linea curva maior diametro; si igitur curva linea
in sua curvitate recipit minus, quanto circumferentia
fuerit maioris circuii, igitur circumferentia maximi
circuii, quae maior esse non potest, est minime cur
va; quare maxime recta. Coincidit igitur cum maximo
minimum, ita ut ad oculum videatur necessarium es
se, quod maxima linea sit recta maxime et minime
curva. Nec hic potest remanere scrupulus dubii,
quando in figura hic lateraliter videtur, quomodo ar-
cus cd maioris circuii plus recedit a curvitate quam
arcus e f minoris circuii, et ille plus a curvitate rece
dit quam arcus gh adhuc minoris circuii; quare linea
recta ab erit arcus maximi circuii, qui maior esse non
potest. E t ita videtur, quomodo maxima et infinita linea necessa
rio est rectissima, cui eurvitas non opponitur, -im m o curvitas in
ipsa maxima linea est rectitudo; et hoc est prim um probandum.
36 Secundo dictum est lineam infinitam triangulum maximum,
circulum et sphaeram. Et ad hoc ostendendum oportet, ut in fi-
nitis lineis videam us, quid sit in potentia finitae lineae; et quia
quidquid est in potentia finitae, hoc est infinita actu, erit nobis
clarius id, quod inquirimus.
E t primo scim us, quod linea finita in longitudine potest esse
longior et rectior, et iam probatum est m aximam esse longissi-
m am atque rectissimam . Secundo, si linea ab, remanente punc-
to a immobili, circum duce-
retur, quousque b veniret
in c, ortus est triangulus;
d a b
si perficitur circumductio,
quousque b redeat ad ini-
tium ubi incepit, fit circu
lus. Si iterum, a remanen-
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Digo, por tanto, que si hubiera una línea infinita, ella sería rec
ta, triángulo, círculo y esfera. Y de modo semejante si hubiera una
esfera infinita, ella sería círculo, triángulo y línea. Y así ha de de
cirse lo mismo acerca del triángulo infinito y del círculo infinito.
Ahora bien, en prim er lugar, que sea recta la línea infinita es
patente: el diám etro del círculo es una línea recta, y la circunfe
rencia es una línea curva mayor que el diámetro. Si, por lo tan
to, la línea curva recibe menos en su curvatura, resulta que la
circunferencia sería de un círculo m ayor; por tanto la circunfe
rencia del círculo máximo, la cual no puede ser mayor, es m íni
mamente curva. P or lo cual es máximamente recta. Coincide,
pues, lo m ínim o con lo máximo, a tal punto que se muestre a la
vista que es necesario que la línea máxima sea máximamente
recta y m ínim am ente curva [ver ilustración adjunta]. Ni puede
aquí quedar escrúpulo de duda cuando en la figura de al lado se
ve cómo el arco cd del círculo mayor se aparta más de la curva
tura que el arco e f del círculo menor y aquel más se aparta de la
curvatura que el arco gh , que es todavía de un círculo menor; por
lo cual la línea recta ab será el arco del círculo máximo, el cual
no puede ser mayor. Y así se ve de qué modo la línea máxima e
infinita necesariam ente es rectísima, a la cual la curvatura no se
opone. M ás bien la curvatura en la misma línea m áxima es rec
titud. Y esto es lo prim ero que debe probarse.
En segundo lugar, se ha dicho que la línea infinita es triángu- 36
lo máximo, círculo y esfera. Y para que se muestre esto es preci
so que veamos en las líneas finitas lo que haya en potencia de lí
nea finita. Y puesto que todo lo que hay en potencia de la finita,
esto es en acto la infinita, se nos volverá más claro lo que inves
tigamos. Y en prim er lugar sabemos que la línea finita puede ser
más larga y más recta en longitud, y ya se ha probado que la lí
nea máxima es la más larga y la más recta. En segundo lugar, si
permaneciendo inm óvil el punto a, la línea ab se proyectara cir
cularm ente hasta que b llegara al punto c, se da origen al trián
gulo. Si se completa la circunvalación hasta que b vuelva al ini
cio en donde comenzó, se realiza el círculo. Si nuevamente, per
maneciendo inm óvil a [ver ilustración adjunta], b es proyectada
circularm ente hasta que llegue al lugar opuesto al cual empezó,
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I
De docta ignorantia ( l iber p rim u s )
Im aginativa, quae gen us sen sibiliu n non tran scen dit, non
ca p ii lineam posse triangu lu m esse, cum im proportion abiliter
ista in quantis differant. E rit tam en apud intellectum hoc fa ci
le. N am iam con stat non nisi unum possibile esse m axim um et
in fin itu m . Deinde con stat -q u o n ia m om nia duo latera cuiusli-
bet trianguli sim ul iuncta tertio m inora esse non p o s s u n t-
triangu li, cuius unum latus est infinitum , alia non esse m inora.
Et quia quaelibet pars infiniti est infinita, necessarium est om -
nem triangulum , cuius unum latus est infinitum , alia parifor-
m iter esse infinita. E t quoniam plura infinita esse non possunt,
tran scen denter intelligis triangulum infinitum ex pluribus fi
néis com poni non posse, lice i sit m axim us verissim us triangu-
lus, incom positus et sim plicissim us; et quia verissim us triangu-
lus, qui sine tribus finéis esse nequit, erit necessarium ipsam
unicam infinitam lineam esse tres et tres esse unam sim plicis-
sim am . Ita de angulis, quoniam non erit nisi angulus unus infi-
nitus, et file est tres anguli et tres anguli unus. N ec erit iste m a
xim us triangulus ex lateribus et angulis com positus, sed unum
et idem est linea infinita et angulus; ita quod et linea est angu
lus, qu ia triangulus linea.
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non est minor integro arcu circum ferentiae infinitae. Erit igitur
bc non tantum portio, sed completissima circumferentia. Quare
necessarium est triangulum abc esse circulum maximum.
E t quia bc circum ferentia est linea recta, non est maior ab in
finitae, cum infinito non sit maius. N ec sunt duae lineae, quia
duo infinita esse non possunt. Quare linea infinita, quae est
triangulus, est etiam circulus. Quod fuit propositum.
41 Adhuc, quod linea infinita sit sphaera, ita manifestissimum
fit: Linea ab est circum ferentia m axim i circuii, -im m o et circu
lus, ut iam probatum est; et est in triangulo de 6 ducta in c, ut
supra dictum est. Sed bc est infinita linea, ut etiam statim pro
batum est. Quare ab rediit in c, supra se reditione completa. Et
quando hoc est, sequitur sphaeram necessario exortam ex tali re-
volutione circuii supra se. Et quia supra probatum est abc esse
circulum , triangulum et lineam, habem us nunc probatum esse
etiam sphaeram, Et ista sunt, quae investigare proposuimus.
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quo minus esse non possit, ut superius est ostensum . Quare fini-
ta linea in ratione lineae est indivisibilis; pedalis linea non est
minus linea quam cubitalis. R elinquitur ergo, quod infinita linea
sit ratio lineae finitae. Ita maximum sim pliciter est omnium ra
tio. Ratio autem est mensura. Quare recte ait Aristoteles in Me-
taphysicis prim um esse metrum et m ensuram omnium, quia om
nium ratio.
48 Adhuc: Sicut linea infinita est indivisibilis, quae est ratio li
neae finitae, et per consequens im m utabilis et perpétua, ita et
ratio omnium rerum, quae est Deus benedictus, sempiterna et
im m utabilis est. Et in hoc aperitur intellectus magni Dionysii di-
centis essentiam rerum incorruptibilem et aliorum , qui rationem
rerum aeternam dixerunt; sicut ipse divinus Plato, qui - u t refert
C halcid iu s- in Phaedone dixit unum esse om nium rerum exem
plar sive ideam , uti in se est; in respectu vero rerum, quae plu-
res sunt, plura videntur exemplaria. Nam cum lineam bipeda-
lem et aliam tripedalem et sic deinceps considero, duo occurunt:
scilicet ratio lineae, quae est in utraque et om nibus una et ae-
qualis, et diversitas, quae est inter bipedalem et tripedalem. Et
ita alia videtur ratio bipedalis et alia tripedalis. M anifestum au
tem est in infinita linea non esse aliam bipedalem et tripedalem;
et ilia est ratio finitae. Unde ratio est una am barum linearum,
et diversitas rerum sive linearum non est ex diversitate rationis,
quae est una, sed ex accidenti, quia non aeque rationem partici
pant. Unde non est nisi una om nium ratio, quae diversimode
participatur.
49 Quod autem diversim ode participetur, hoc evenit, quia pro-
batum est superius non posse esse duo aeque sim ilia et per con
sequens praecise aequaliter participantia unam rationem . Nam
non est ratio in sum m a aequahtate participabilis nisi per m axi
m um , quod est ipsa ratio infinita. Sicut non est nisi una unitas
m axim a, ita non potest esse nisi una unitatis aequalitas. Quae
quia est aequalitas m axim a, est ratio omnium. Sicut enim non
est nisi una linea infinita,
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quae est ratio om nium finitarum, et per hoc quod finita linea ca-
dit necessario ab ipsa, quae est infinita, -tu n c etiam per hoc non
potest esse suiipsius ratio, sicut non potest esse finita pariter et
infinita. Unde, sicut nullae duae lineae finitae possunt esse
praecise aequales, cum praccisa aequalitas, quae est maxima,
non sit nisi ipsum maximum: ita etiam non reperiuntur duae li
neae aequaliter rationem unam om nium participantes.
50 Praeterea, linea infinita non est maior in bipedali quam bipe-
dalis ncque minor, ut superius dictum est; et ita de tripedali et
ultra. Et cum sit indivisibilis et una, est tota in qualibet finita.
Sed non est tota in qualibet finita secundum participationem et
finitationem ; alioquin, quando esset tota in bipedali, nam posset
esse in tripedali, sicut bipedalis non est tripedalis. Quare est ita
tota in qualibet, quod est in nulla, ut una est ab aliis distincta
per finitationem .
Est igitur linea infinita in qualibet linea tota, ita quod quae-
libet in ipsa. E t hoc quidem coniunctim considerandum est; et
d a re vidotur, quom odo m axim um est in qualibet re et in nulla.
Et hoc non est aliud nisi maximum, cum sit eadem ratione in
qualibet re, sicut quaelibet res in ipso, et sit metipsa ratio, quod
tunc m axim um sit in seipso. N on est ergo aliud maximum esse
metrum et mensuram omnium quam maximum sim pliciter esse
in seipso sive maximum esse maximum. Nulla igitur res est in
seipsa nisi maximum, et omnis res ut in sua ratione est in seip-
sa, quia sua ratio est maximum.
E x hiis quidem potest se intellectus iuvare et in sim ilitudine
51 lineae infinitae ad maximum sim pliciter super om nem intellec
tual in sacra ignorantia plurim um proficere. Nam hie nunc d a
re vidimus, quom odo Deurn per remotionem participationis en-
tium invenimus. Omnia enim entia entitatem participant. Subla
ta igitur ab om nibus entibus participatione rem anet ipsa simpli-
cissim a entitas, quae est essentia omnium. Et non conspicim us
ipsam talem entitatem nisi in doctissim a ignorantia, quoniam,
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55 C A P IT U L U M X IX . T R A N SS U M P T IO T R IA N G U L I IN F IN ITI
A D TR IN ITA TE M M A X IM A M .
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C A P ÍT U L O X IX : T R A N SP O S IC IÓ N D E L T R IÁ N G U L O IN F IN ITO 55
A L A T R IN ID A D M Á X IM A
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De docta ignorantia (liber primus )
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A cerca de la docta ignorancia (libro i )
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De docta ïgnorantia (liber prim us )
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A cerca de la docta ignorancia ( libro i )
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De docta ignorantia ( liber primus )
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D e DOCTA IGNORANTIA (LIBER PRIMUS)
no
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ni
De docta ig n o ran za ( liber primus )
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DE DOCTA IGNORANTIA (LIBER PRIMUS)
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De docta ignorantia ( liber primus )
Hermes ait omnia tam animalia quam non-anim alia duplicis se-
xus; propterea causam om nium -scilicet D e u m - in se masculi-
num et fem ininum sexum dixit complicare, cuius Cupidinem et
Venererà explicationem credebat. Valerius etiam Romanus idem
affirmans canebat Iovem omnipotentem genitorem genitricem-
que Deum. Unde dicebant Cupidinem, prout scilicet una res cu-
pit aliam, filiam Veneris, hoc est ipsius pulchritudinis naturalis;
Venerem vero Iovis aiebant omnipotentis filiam , a quo Natura et
cuneta ipsam concomitantia.
84 Templa etiam, Pacis scilicet et Aeternitatis ac Concordiae,
Pantheon, in quo erat altare Termini infiniti, cuius non est ter
minus, in medio sub divo, et consimilia nos instruunt paganos
Deum secundum respectum ad creaturas varie nominasse. Quae
quidem omnia nom ina unius ineffabilis nominis com plicationem
sunt explicantia; et secundum quod nom en proprium est infini
tum, ita infinita nom ina talia particularium perfectionum com
plicai. Quare et explicantia possent esse multa et num quam tot
et tanta, quin possent esse plura; quorum quodlibet se habet ad
proprium et ineffabile, ut finitum ad infinitum. D eridebant ve-
teres pagani Iudaeos, qui Deum unum infinitum, quem ignora-
bant, adorarunt; quem tam en ipsi in explicationibus veneraban-
tur, ipsum scilicet ibi venerantes, ubi divina sua opera conspicie-
bant. Et ista inter om nes homines differentia tunc fuit, ut om
ites Deum unum maximum, quo maius esse non posset, crede-
rent, quem alii, ut Iudaei et Sissennii, in sua sim plicissim a uni-
tate, ut est rerum om nium complicatio, colebant; alii vero in hiis
colebant, ubi explicationem divinitatis reperiebant, recipiendo
notum sensibiliter pro manuductione ad causam et principium.
E t in hac ultim a via seducti sunt simplices populares, qui non
sunt usi explicatione ut imagine, sed ut veritate. Ex qua re ido
latria introducta est in vulgum, sapientibus ut plurim um de
unitate Dei recte credentibus, uti haec nota cuique esse possunt,
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A cerca de la docta ignorancia ( libro i )
Hermes dice que todo, tanto los seres animados com o los inanima
dos, son de dos sexos, por lo cual afirma que la causa de todo, es
decir Dios, complica en sí el sexo masculino y femenino, del cual
pensaba que Cupido y Venus eran la explicación. También el ro
mano Valerio afirmando lo mismo cantaba a Júpiter omnipotente
dios padre y madre. De donde a la hija de Venus, esto es de la mis
ma belleza natural, llamaban Cupido, en cuanto una cosa desea
otra. Y a Venus, empero, la llamaban hija del omnipotente Júpi
ter, del cual procedía la Naturaleza y todo lo que la acompaña.
También los templos, o sea el de la Paz y de la Eternidad y 84
Concordia, el Panteón en el cual había un altar del dios Termi
nus1 infinito -q u ie n no tiene término, en medio del campo bajo el
cielo-, y cosas similares, nos inform an que los paganos nom bra
ban variadam ente a Dios con referencia a la creatura. Cierta
mente todos estos nombres son los que explican la complicación
del único nom bre inefable. Y así como el nombre propio es infini
to, así de la mism a manera complica tales infinitos nombres de
las perfecciones particulares. Por lo cual tam bién los nombres
que explican podrían ser muchos pero jam ás tantos y tan gran
des sin que no puedan haber más, cada uno de los cuales se re
laciona al propio e inefable como lo finito a lo infinito. Los anti
guos paganos se burlaban de los judíos quienes adoraron a un
Dios único e infinito, al cual ignoraban; al que, sin embargo, ellos
veneraban en sus explicaciones, es decir que lo veneraban allí
donde veían sus obras divinas. Y ésta fue, entonces, la diferencia
entre todos los hom bres, que todos creyeran en un Dios uno m á
ximo, m ayor al cual no puede haber; a quien algunos, com o los
judíos y los sisem os, rendían culto en su simplísima unidad en
cuanto es com plicación de todas las cosas; otros, en cambio, le da
ban culto en aquellas cosas en las que encontraban una explica
ción de la divinidad, tomando lo que es conocido sensiblemente
como una guía hacia la causa y el principio. Y en este último ca
mino han sido seducidos los hombres simples del pueblo quienes
no utilizaron la explicación com o im agen sino com o verdad. A
partir de esto, fue introducida en el vulgo la idolatría; creyendo,
al m enos los sabios, correctam ente acerca de la unidad de Dios
tal como estas cosas pueden ser conocidas para cualquiera que
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D e docta ignokantia ( liber primus )
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NOTAS COM PLEM EN TARIAS
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N otas complementarias
P roporción y n ú m ero
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N otas complementarias
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A cerca de la docta ignorancia
el libro I de que no puede haber sino “un único m áxim o”, y se dic
aquí, en consecuencia, “tal unidad infinita es la complicación d
todas las cosas”, y con ello se destaca la propiedad de tal unidac
“el unir a todas las cosas”, y a fin de proponer un símil acerca d
cómo la unidad infinita es máxima trae a colación la doble reía
ción que se da entre la unidad y el número, dice en prim er lugai
“la unidad infinita no solamente es máxima a la manera como /<
unidad es complicación del número” -term inología propia del Cu
sano que será ampliamente aclarada en la nota pertinente, p er
que podríamos aquí considerar, al menos, como lo que en sí con
centra a todo núm ero-, y continúa: “tal unidad es complicación di
todas las cosas, a la manera com o la unidad, complicación del nú
mero, concentra en s í a todos los núm eros”. Y, en segundo lugar: “j
así como en el número que explica” -o tr o tecnicismo cusano que se
rá debidamente aclarado en la nota correspondiente y que podría
mos aquí entender por lo menos como despliegue de la unidad-
"no se encuentra sino la unidad, a sí también en todas las cosas qut
son no se encuentra sino lo máximo” (n. 105).
Por lo tanto, la claridad que aporta la relación entre unidad
y número: concentración de todos los números en la unidad, des
pliegue y presencia de la unidad en cada número, proporciona un
sím il adecuado para explicar, de alguna manera, la relación de la
unidad máxima, el creador, con la multiplicidad de las cosas, las
creaturas, de modo que el vínculo que liga con el ser de Dios al
ser de las cosas m uestre su más profunda relación.
Nos parece tam bién elocuente, además, un segundo aspecto
que Nicolás subraya en este mismo texto al hablar de la relación
unidad-núm ero: “Valiéndonos de los números aclarem os nuestra
intención: el núm ero es explicación de la unidad, ahora bien, el
núm ero alude a la razón” - e l texto original utiliza d icit-, y aña
de: “P or otra parte, la razón proviene de la m ente” (n. 108). La
m ente es, precisam ente, la peculiaridad del hombre, toda vez
que por ella el hom bre se diferencia de los anim ales brutos inca
paces de numerar.
Pero no es esto lo único y más im portante que el C usano
quiere destacar, sino que puntualiza que su característica con
siste en que “el núm ero provien e de nuestra m ente a causa de es
to: que entendem os m uchas cosas singularm ente en relación a lo
uno com ún” (n. 108), es decir lo significativo es cóm o la m ultipli
cidad es captada singularm ente y se entiende en relación a la
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N otas complementarias
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N otas complementarias
gradual, de modo que algo sea más igual a uno que a otro” (n. 9).
En prim er lugar el agrupamiento de los seres según similitudes
y desem ejanzas será siempre perfectible y ello porque, en este
procedimiento, "la medida y lo que es m edido en cuanta manera
fueren iguales siem pre perm anecerán diferentes” (ibíd.). Nues
tras expresiones adolecen, por tanto, de la im perfección propia
de nuestra m anera limitada de conocer, lo cual im plicará, como
habrá de expresar a continuación: “En consecuencia, el entendi
miento finito no puede entender con precisión la verdad de las co
sas p or m edio de la sem ejanza” (n. 10).
Pero antes queremos referirnos a lo que Nicolás denominó
“igualdad gradual”. Fórmula ciertamente llamativa no sólo por
que reúne dos aspectos que mutuamente parecen excluirse sino
también porque, en el mismo texto de la Docta ignorancia el tér
mino “igualdad” será utilizado para explicar al proceso de la ge
neración intratrinitaria, como veremos en la nota acerca de la Tri
nidad. De suyo la igualdad tiene que ver con la identidad; lo igual,
como dirá más adelante con referencia a la generación divina, “re
pite” lo mismo. Si por tanto de algo para el cual reconoce que pue
de ser modificado en más o en menos dice, no obstante, la igual
dad, ello no puede sino significar que en tal algo algún núcleo
puede ser dicho igual, es decir, es dable señalar una cierta identi
dad. Con todo no explícita Nicolás en este texto en qué consista
tal igualdad; en el capítulo i del libro H de la Docta ignorancia
abordará esta cuestión. Aquí se trata de una igualdad aproxima-
tiva, perfectible, gradual, que es consecuencia del modo siempre
perfectible, ad infinitum, del conocimiento humano.
Las precedentes consideraciones son ilum inadas por Nicolás
a partir de la aplicación del concepto de verdad: la verdad no es
ni m ás ni menos, no es divisible, sólo puede ser medida por lo
verdadero mismo. Lo que no es verdad no puede m edir con pre
cisión la verdad “de la misma m anera com o tampoco puede m e
d ir al círculo, cuyo ser consiste en algo indivisible, el no-círculo”
(n. 10). A esto alude Nicolás cuando utiliza el nom bre de “praeci-
sio”, precisión, exactitud, perfecta correspondencia de lo que se
afirm a con lo afirmado. La consecuencia que extrae de ello es ob
via: tan sólo un entendimiento capaz de tal precisión conoce la
verdad. De ahí, entonces, que “el entendim iento que no es la ver
dad, ja m á s com prende la verdad con tanta precisión, sin que
pueda ser com prendida al infinito con m ayor precisión” (ibíd.).
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N otas com plem entarias
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A c e r c a d e l a d o c t a ig n o r a n c ia
J.M .M .
2 . L O M Á X I M O Y L A C O I N C ID E N C IA D E L O S O P U E S T O S
A b o r d a m o s , e n e s ta n o ta co m p le m e n ta r ia , e l e m b le m á tico te
m a d e la c o in c id e n c ia d e lo s o p u e sto s. L a fó r m u la e s re cu rre n te
m e n te s e ñ a la d a p o r lo s h is to r ia d o r e s d e la filo s o fía co m o e x p o
n e n t e d e la o r ig in a lid a d d e l p e n s a m ie n to c u s a n o y d e m od o tal
q u e m u e s tr a co n e lla s u in d e p e n d e n c ia d e la h e r e n c ia m ed ieva l y
s u a p e r tu r a h a c ia la s p e r s p e c tiv a s q u e p r e lu d ia n la m od ern id a d .
P e r o m a s a llá d e e s ta s a lu s io n e s la e x p r e s ió n h a co n v o ca d o con s-
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N otas c o m pl em en t arias
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N otas complementarias
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J.M.M.
3. LO M ÁXIM O Y LA TRINIDAD
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N otas complementarias
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dad y de las p erson as, e s decir, del Padre, d el H ijo y del E sp íritu
Santo, se le im ponen en relación con las creaturas” (n. 80).
Sin em bargo, esto debe entenderse en el sentido de que, co
mo anteriorm ente afirm ara, tales nom bres le convienen “n o p o r
que las creaturas sean la causa de que le convengan, sino qu e le
convienen a causa d e la poten cia infinita respecto d e las creatu
ras, p u es D io s p u d o, d esd e la eternidad, crear ” (n. 79). De la m is
ma manera, hablar de Dios que “en cuan to es u n idad en gen
drante y es Padre, y en cuanto e s igualdad de la unidad, en gen
drado e H ijo, y en cuanto conexión de a m b os E sp íritu S a n to ” (n.
80), no hace sino reflejar lo que Dios es, considerada la potencia
infinita de Dios, pues tal potencia no está sujeta a la determ ina
ción de la oportunidad tem poral sino que es intrínseca al ser
mismo de Dios: “desd e la eternidad p u d o crear cosas aun cuan
do no las hubiere crea d o”, y respecto de ellas es “llam ado H ijo ” .
Y, en segundo lugar, se da en el orden divino la m ism a relación
que se da a partir de la entidad de las cosas respecto de su prin
cipio o igualdad. En efecto, “el H ijo es la igu aldad d e la en tidad
de las cosas, las cuales D io s p o d ía hacer” [ ...] “esto fu e crear to
do en el Verbo” que, según el dicho de San A gustín que el Cusa-
no cita, “el verbo es el arte o idea respecto de las creaturas” . A ho
ra bien, en la perspectiva de la ontología cusana, com o hemos
señalado en la nota a propósito de lo máximo, toda “igualdad
g ra d u a l” reclam a el principio de igualdad infinita. De aquí que
la constatación de realidades que “gra d u a lm en te” reflejan lo que
el Verbo o la Idea es en Dios autoriza a predicar, desde la consi
deración de las creaturas, aunque ello no signifique subordinar
lo infinito al concepto creatural, lo que en Dios ab aeterno debe
darse: la igualdad de la unidad, sin que ello im plique, como an
tes advirtiera, trasladar a Dios el modo com o nuestro conoci
miento enuncia sus conceptos.
La ten sión que los textos cúsanos m uestran entre las afirm a
ciones acerca de Dios, com unes en las diversas expresiones reli
giosas y las particularidades cristianas de la Trinidad, todas
ellas generadas en relación con las creaturas y la infinitam ente
distante excelencia de Dios, quien “es el único que se conoce a s í
m ism o ” (n. 88), adquiere toda su relevancia a propósito de la teo
logía negativa.
La “ignorancia sagrada”, nótese el epíteto, nos ilustró, nos di
ce, “acerca de la inefabilidad de D io s” (n. 87), lo cual nos hace en-
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to; para que esto sea posible hay que “infínitizarlo”, trasladarlo
al ámbito de lo infinito. El procedimiento propuesto por Nicolás
de Cusa es m uy preciso. Primero, se debe considerar (considera
re) las figuras finitas con sus propiedades y razones. Segundo,
será necesario transferir (transferre) esa figura a su correspon
diente figura infinita, lo cual implica por sí m ism o pensarlas en
un plano no mensurable. Por último, ascender aun más alto y co
locar en otro plano (transsumere) tal figura infinita hacia lo infi
nito en sí, lo cual se encuentra por com pleto desvinculado de to
da figura (...altius ipsas rallones infinitarían, figurarían transsu
mere ad infinitum sim plex absolutissimum etiam ab omni figu
ra) (n. 33).
Estos tres pasos se han interpretado com o una triple conside
ración de la m atemática: la primera com o m atem ática exacta, la
segunda como matem ática especulativa, la tercera como m ate
m ática m ística.6 Dejando a un lado la discusión acerca de la pro
piedad de estos nombres y siguiendo la excelente exposición de
A ndré,7 es posible trazar una axiom ática propia a cada uno de
estos niveles. La matemática exacta com o propedéutica de la es
peculativa supone: a) cuanto mayores son la figuras más se ate
núan las diferencias entre ellas, y b) el m ovim iento de una figu
ra genera la figura inmediatamente próxim a en el ámbito de las
dim ensiones. La especulativa, por su parte, com o propedéutica a
la mística, supone: a) las potencialidades de una figura finita se
actualizan en la infinitización de la misma figura, b) del infinito
sólo puede hablarse en términos de unidades, y c) cualquier par
te del infinito es infinita. La m atem ática m ística comporta un
único axioma: el infinito, en su simplicidad y maximidad, es no-
representable, no-figurable y no-conceptuable. Ahora bien, la
matem ática, que es un arte finito -record em os que la noción de
infinito m atem ático es posterior a la filosofía cu sa n a -, ha tras
pasado a otra esfera, ha operado una Transsumptio ad infinitum.
Para que las figuras cumplan con esta m isión “transuntiva”
resulta necesario, com o vimos, trascender dos órdenes ligados
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É l sea propiam ente form a de toda form a y toda, form a que no sea
Dios no sea propiam ente forma, puesto que toda la. form a formada
es desde la misma form a incontracta y absoluta: p or lo cual nin
gún ser puede darse fuera-de la form a absolutísima, perfectísima
y simplísima puesto que da todo ser, y siendo todo ser p o r tal for
ma y no puede ser fuera de ella: todo ser es en esta form a; ahora
bien, en esta misma form a no puede ser otro que ella, siendo la
misma infinita form a de ser simplísima y perfectísim a”.9
Lejos, pues, de identificar a Dios y a la creatura, la propues
ta cusana plantea por sí misma la trascendencia de un Dios des
vinculado respecto de un mundo en el cual una cosa se opone a
otra. Así lo refiere Nicolás a continuación en la A pología: "De
aquí resulta patente que Dios de ninguna m anera sea concebido
que deba tener el ser a la manera de lo singular diverso y distin
to que es concebido com o un cierto ser, ni tam poco del m.odo en
que es concebido el ser universal, o bien el género o la especie; si
no que la form a absolutísim a de todo lo general [del género], lo
especial [de la especie] o singular [debe ser concebida] m ás allá
de la coincidencia de lo singular y lo universal, o de cualquiera
de las form as que puedan ser concebidas o nombradas, es p or
tanto, principio, m edio y fin de todas ellas, la misma form a ine
fable, que excede todo concepto”. 10
Afirmar que Dios es form a essendi no es otra cosa que decir
que Dios es la causa de todo ser, pues, en el mismo sentido en que
9. "... iin de nec d eu s est. hoc aut illud, nec ca elu m , nec terra, sed d a n s es
se o m n ib u s ut ip se sit p r o p rie fo r m a o m n is fo r m e , e t o m n is fo r m a que non
d eu s non sit p ro p rie fo r m a , quia form a ta a b ipsa incontracta et a b solu
ta form a : q u a p ro p ter a b so lu tissim e et p erfectissim e a tq u e sim p licissim e
fo rm e n u llu m esse a b esse p o test q u o n ia m d at o m n e esse, el cu m o m n e es
se ab ipsa sit fo r m a et extra earn esse nequ ea t: o m n e esse in ipsa est; o m
ne autem esse in ipsa fo r m a non p o tes t aliud, esse q u a m ipsa, cu m ipsa sit
infinita essen d i fo r m a sim p licissim a et p e rfec tissim a .”
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■
cado por él y, por su parte, esto mismo com plicado sería nom bra-
ble con el divino nombre. Ahora bien, la posibilidad de nom brar
a las cosas con el inefable nombre divino proviene del hecho de
que el ser preciso de cada cosa es su ser en Dios, essentia de to
do lo real (ver nota 5). A partir de esto propone Nicolás de Cusa
una serie de fórmulas: “unus et om nia”, “omnia uniter”, hasta al
canzar aquella que le parece “más cercana y conveniente”, a sa
ber, “im itas” pero como algo que conviene al “m áxim um ”. Hemos
visto de qué manera Nicolás de Cusa arriba a esta denominación
para Dios (ver notas 1 y 2). Resulta necesario aclarar, con todo,
que la unidad que conviene a lo máximo sea aquella a la que na
da se le opone, ni la alteridad ni la m ultiplicidad, pues éstas son
uno con ella. A llí no se da “lo otro” o “lo diverso” sino que esta
unidad es de tal m anera una que lo abarca todo con absoluta ne
cesidad. Destaca Nicolás, empero, que aun este térm ino es im
preciso y que el “ser unidad” del m áximo está infinitam ente ale
jad o de nuestra idea de unidad (n. 76). En efecto, según el m ovi
m iento de la razón el nombre “unidad” remite a su opuesto, plu
ralidad o multiplicidad, es decir que reclama la disyunción. La
“unidad” que es aplicable a Dios, empero, es aquella en que la
unidad no se opone a la pluralidad sino que tal pluralidad es
com plicada en la simplicidad de la unidad. Lo m ism o podría de
cirse de todas las atribuciones positivas de Dios las cuales, según
N icolás, son realizadas conform e al modo de ser de lo contracto o
vinculado. De esta manera, los nombres son una suerte de “ex
plicaciones” que están de tal manera sujetas al más y al menos
que siem pre podrían decir más. Es notable cóm o N icolás vincula
estas expresiones con la religión entendida com o culto y advier
te sobre los peligros de la idolatría (n. 86). Precisam ente la pre
dicación de Dios en el modo de la creatura nos conduce a la ado
ración de una imagen de Dios que no es Dios mismo.
Todo nombre positivo, entonces, se atribuye a Dios en rela
ción con los nombres de las creaturas. Así, aun siendo Dios nece
sariam ente uni-trino (ver nota 3), como se ha mostrado, esto le
cabe aun a los nom bres de la Trinidad -P a d re, Hijo y Espíritu
S a n to - atribuidos por nosotros en relación con la creatura y más
aún en conexión directa con el acto de la creación (n. 88), como
tam bién a los nombres con los que los distintos pueblos han men
cionado a la divinidad (n. 84). De esta manera, vem os hacia el fi
nal de este libro I, un antecedente directo del espíritu que lleva
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theologia d u cit a d uacation em et silen tiu m , ubi visio, q uae n o bis con ced í-
tur, in visibilis D ei... non esse scientiam , qu a e p e r va ca tion em in m en tis
visio n em tendit, q u a lis est docta ign ora n tia ” (n. 10).
14. Hay una versión en español: “Carta de Nicolás de Cusa -1401-1464-
al abad Gaspar Aindorffer y a los monjes del monasterio del lago de Te-
gern”, traducción de J.M. Machetta, en Versiones, Buenos Aires, 3, 3
(2001) pp. 36-40.
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Nicolás de Cusa
Acerca de la
docta ignorancia
Libro I: Lo máximo absoluto
I SBN 950-786-376^-1
9 7 8 9 5 0 7 8 6 3 7 6 9