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Pulso. Es una vibración de las paredes de las arterias que se produce al pasar por estas una onda
recurrente de sangre bombeada por la contracción ventricular.
Consideraciones generales. Se palpa con mayor facilidad en los puntos donde la arteria está
situada por encima de un hueso o tejido firme. En los adultos y niños mayores de 3 años se mide
en la arteria radial; suele ser la más accesible y se comprime con facilidad contra el radio. En
menores de 3 años es mejor medir el latido precordial.
Fundamentación científica. El pulso es el latido de una arteria que se siente sobre un saliente
óseo. Cuando se contrae el ventrículo izquierdo, la sangre pasa a través de las arterias de todo
el cuerpo; esta onda de sangre es el pulso.
Durante el reposo, el corazón solo necesita bombear de 4 a 6 L de sangre por minuto, lo que
puede aumentar hasta en 5 veces durante el ejercicio. Normalmente, cada ventrículo bombea
70 mL de sangre en cada contracción, aunque hay grandes variaciones de volumen, compatibles
con la vida.
Dado que el pulso es un indicador de la función cardíaca, se considera como un signo vital y se
mide por sistema para valorar la salud general.
El pulso, tal como se siente en cualquier arteria superficial, es una guía útil para reconocer el
carácter de la actividad cardíaca.
Modificación del pulso. Entre las variaciones patológicas se encuentran los casos de fiebre, ya
que el pulso aumenta a 8 pulsaciones por cada grado de temperatura por encima de 37º C, los
estados de caquexia, las anemias, las enfermedades del aparato cardiovascular (como en la
insuficiencia cardíaca que aumenta en el pulso, en el infarto del miocardio que puede producir
bradicardia o taquicardia) y el hipertiroidismo, el cual aumenta su frecuencia. También algunos
medicamentos pueden producir alteraciones en el pulso.
Objetivo:
-Detectar mediante la medición de la frecuencia del pulso las variaciones del mismo.
Precauciones:
- Palpe la arteria sobre un plano resistente para que le permita percibir las pulsaciones.
-No haga demasiada presión al realizar la palpación para que pueda recoger las características
del pulso sin modificaciones.
-El pulso debe medirse antes de administrar medicamentos que puedan alterarlo.
Características del pulso. La velocidad de la sangre se propaga de 8 a 10 m/s, de manera que la
onda llegue a las arterias más alejadas del corazón, antes de que haya terminado el período de
evacuación ventricular.
La velocidad de la sangre está en correspondencia con la elasticidad de las arterias, por este
motivo, hay menos velocidad en las arterias de los jóvenes, pues ofrecen mayor resistencia,
mientras que en los ancianos la velocidad de la sangre aumenta al disminuir la elasticidad
arterial.
Cuando se mide el pulso se observan las características siguientes: frecuencia, ritmo, tamaño
(volumen) y tensión (elasticidad).
Frecuencia. Es el número de latidos por minuto. Varia según la edad, el sexo, la talla, la actividad
física o emocional y en las enfermedades. Disminuye a medida que el niño crece y continúa
reduciéndose hasta la vejez extrema. El pulso suele ser más lento en los varones que en las
hembras. En la mayoría de los adultos el pulso suele considerarse normalmente de 60 a 80
latidos por minuto. Más de 100 se considera que es acelerado, menos de 60 latidos se considera
muy lento.
Ritmo. Se refiere al patrón de los latidos en personas sanas. Es regular cuando el tiempo que
transcurre entre cada latido es esencialmente igual. Cuando el intervalo entre cada latido es
desigual, se dice que es irregular.
Tamaño (volumen). El tamaño o amplitud de una onda de pulso refleja el volumen de sangre
que se impulsa contra la pared de una arteria durante la contracción ventricular.
Tensión (elasticidad). Es el grado de resistencia que ofrece la pared arterial al ser comprimida.
Tensión: duro o blando. La tensión, llamada también dureza, consiste en la mayor o menor
resistencia que oponen los dedos al paso de las ondas sanguíneas. La mayor o menor presión
que tenga que hacer para que desaparezca el choque, origina la tensión. Para medirla, es
conveniente comprimir la arteria con los dedos del medio y anular; el dedo índice se coloca
suavemente para percibir el paso de la onda.
Se indica que es duro cuando es muy tenso, y blando, cuando la presión necesaria para
comprimir la arteria es mínima.
Tomado de: Helen Klusek Hamilton y Minnie Bowen Rose. Procedimientos de Enfermería.
Edición Revolucionaria, 1990.
Regiones: Las más comunes para medir el pulso son las arterias (Figs. 9.5 y 9.5 a):
-Temporal.
-Carotídea.
-Humeral.
-Radial.
-Femoral.
-Pedia.
Equipo:
Procedimientos:
Variantes funcionales:
-Coloque el brazo del paciente sobre un plano resistente, con la palma de la mano hacia abajo.
Frecuencia cardíaca, pulso precordial o latido apical. Es la auscultación de los latidos del
corazón sobre la región precordial.
Precaución:
-Limpie las ojivas y la placa acústica del estetoscopio.
Región:
Equipo:
-Estetoscopio.
Procedimientos:
Variantes funcionales:
El pulso precordial radial se obtiene contando simultáneamente los latidos respectivos: los
primeros, auscultando el corazón sobre la región precordial; los segundos, palpando la arteria
radial. El pulso apical radial debe ser tomado por dos enfermeros: uno de ellos cuenta los latidos
percibidos en la arteria radial, a la vez que su compañero cuenta los latidos apicales del corazón.
La duración del recuento es de 1 min en total. En estado de salud, las dos cuentas coinciden,
pero en circunstancias patológicas pueden diferir, puesto que algunos latidos del corazón no
llegan a la arteria radial. La diferencia entre el pulso apical y el pulso radial se llama déficit del
pulso.
Presión arterial
Tensión arterial. Es la fuerza creada por el corazón, mantenida por la elasticidad arterial y
regulada por las resistencias periféricas.
Consideraciones generales. La presión arterial depende de la energía contráctil de los
ventrículos, de la elasticidad de las arterias y del tono del tejido muscular de sus paredes, así
como de la resistencia ofrecida al paso de la sangre a través de los vasos. Son factores
secundarios la respiración y los cambios de presión concomitantes que se registran en la cavidad
torácica, así como la cantidad de sangre corporal y la fuerza de gravedad.
La gravedad tiende a aumentar la presión en las arterias más alejadas del corazón y a disminuirla
en las que están situadas más cerca de este.
La presión arterial varía considerablemente de una persona a otra. Se deben tener en cuenta
dos factores de influencias constantes: la edad y el sexo.
Fundamentación científica. Es la presión que ejerce la sangre dentro de las arterias del cuerpo.
Cuando se contrae el ventrículo izquierdo del corazón, la sangre es expulsada por la aorta y viaja
por las grandes arterias hasta las más pequeñas, las arteriolas y los capilares. Las pulsaciones se
extienden desde el corazón hasta las arteriolas, a lo largo de las arterias.
Como el corazón es una bomba pulsátil, la sangre penetra en las arterias intermitentemente,
causando los pulsos de presión en el sistema arterial. La presión, cuando el pulso es máximo, se
conoce como presión sistólica o máxima. En su punto mínimo, presión diastólica o mínima. La
diferencia entre ambas recibe el nombre de presión del pulso o presión diferencial.
Factores que modifican la presión arterial. Diversas variables afectan la presión arterial.
Depende de las fuerzas de las contracciones ventriculares y el volumen de sangre que expulsa
el corazón con cada contracción ventricular (gasto cardíaco). La primera está determinada por
la acción de bombeo del corazón. Cuanto mayor sea su intensidad, más sangre se expulsará con
cada contracción. Cuando disminuye, como en una hemorragia, la presión arterial es más baja.
Los cambios en la elasticidad de las paredes musculares de los vasos sanguíneos también afectan
la presión arterial, por ejemplo, la edad la disminuye y en personas de edad avanzada la presión
arterial suele ser más alta que en los jóvenes. También se afecta por la viscosidad (lo espeso) de
la sangre, que depende del número de glóbulos rojos y de la cantidad de proteínas del plasma
que contiene.
La viscosidad puede variar por alteraciones del equilibrio de los líquidos. Otro factor que afecta
la presión arterial es la resistencia de los vasos periféricos (resistencia periférica). Normalmente,
es alta en los grandes vasos sanguíneos y baja en los más pequeños (arteriolas y capilares). Como
cualquier otro líquido, la sangre tiende a fluir de las áreas de mayor presión a las de menor
presión.
Los factores que disminuyen la luz (diámetro interno) de los vasos sanguíneos
proporcionalmente afectan más a los pequeños que a los grandes y aumenta la presión
necesaria para bombear la sangre por ellos. Cualquier constricción de los vasos, por ejemplo,
cuando se forman depósitos en su recubrimiento interno, aumenta la resistencia periférica y,
como consecuencia, la presión arterial.
La presión arterial individual varía de una hora a otra y de un día a otro. Disminuye durante el
sueño y puede elevarse notablemente con emociones fuertes como el temor y el enojo, o con
el ejercicio. Cuando una persona está acostada, su presión arterial es más baja que sentada o de
pie. Asimismo, puede variar en los dos brazos del mismo paciente. Como consecuencia, antes
de medir la presión arterial para un valor comparativo, el enfermero debe observar: la hora del
día, el brazo utilizado y la posición del paciente en las lecturas anteriores.
La presión arterial se puede registrar sobre la arteria humeral, en el brazo derecho o en el
izquierdo, aunque no es raro encontrar una diferencia de 5 a 10 mm Hg entre las presiones del
brazo derecho e izquierdo. También se puede medir en los miembros inferiores, sobre las
arterias poplítea y femoral. Cuando se comprueba la presión de las extremidades superiores con
las inferiores, es frecuente encontrar una diferencia de 10 mm Hg en la presión sistólica, con la
presión más alta de los miembros inferiores.
Numerosos factores influyen y mantienen la presión arterial del organismo. Las variaciones que
pueden encontrarse en la presión arterial con buen estado de salud se deben a factores como:
edad, sexo, actividad muscular, emociones, posición y sueño.
Durante el sueño tranquilo, la presión sistólica desciende. El punto más bajo se alcanza en las
primeras horas del sueño y se eleva lentamente después, hasta el momento de despertar.
Medición de la tensión arterial. El equipo suele incluir el brazalete para presión arterial, un
estetoscopio y el esfigmomanómetro. El sitio que se utiliza más comúnmente es el brazo,
aunque en ocasiones es necesario medirla en las extremidades inferiores. Los brazaletes son de
varios tamaños: para lactantes, niños y adultos. También se dispone de los adecuados para el
muslo y el brazo. Para mayor precisión el brazalete debe ser el 20 % más ancho que el diámetro
de la extremidad que se utiliza, pero en el caso de un paciente muy obeso quizás sea necesario
elegir un brazalete para muslo, en lugar del que se usa para el brazo de un adulto.
Existen esfigmomanómetros de mercurio, aneroides y electrónicos. Los aneroides son los más
pequeños y compactos, y suelen utilizarse en hospitales y otras instituciones de salud. Los
esfigmomanómetros de mercurio, que son menos compactos, se utilizan frecuentemente en los
consultorios y suelen fijarse arriba de la mesa de examen, o pueden tener un soporte que
permita colocarlos en el piso y mantenerse a la altura de la mesa del consultorio o de la cama.
Los esfigmomanómetros electrónicos tienen una pantalla donde se observan las cifras de la
tensión arterial, por ello, no es necesario usar estetoscopio para escuchar el sonido de la
pulsación de la sangre a través de la arteria como se hace con los otros tipos.
Consideraciones especiales. En caso de no poderse auscultar el ruido de la presión arterial, es
posible calcular la sistólica. Para ello, palpe primero el pulso humeral o radial. Luego, infle el
manguillo hasta que dicho pulso deje de sentirse. Desinfle con lentitud y anote la presión
marcada al reaparecer el pulso, calificándola de presión sistólica calculada. Cuando la presión
arterial se mide en la arteria poplítea, el paciente se acuesta boca abajo, el manguillo se
envuelve a la mitad del muslo y se efectúa el procedimiento.
Si la medición se va a hacer en un niño que esté llorando, pospóngalo, si es posible, hasta que la
criatura se tranquilice para evitar cifras falsamente elevadas. Si el paciente requiere medición
frecuente de la presión arterial, se le puede dejar puesto el manguillo, en tal caso no hay que
olvidarse de desinflarlo por completo al acabar cada determinación. Antes de cada medición,
hay que asegurarse de que el manguillo no haya cambiado de posición.
Recuerde que los desperfectos del esfigmomanómetro aneroide solo pueden identificarse
verificándolo contra un manómetro de mercurio de exactitud conocida, esta es la forma en que
hay que comprobarlo periódicamente. Los fallos del aparato de mercurio se evidencian por un
movimiento anormal de la columna de metal.
En ocasiones, la presión arterial debe medirse en ambos brazos o con el paciente en dos
posiciones diferentes: acostado o sentado.
Objetivo:
Precauciones:
- No mida la presión arterial después que el paciente haya recibido emociones fuertes o
realice ejercicios físicos intensos.
- No mida la presión arterial sobre zonas lesionadas.
- No mida la presión arterial en un brazo donde se esté administrando venoclisis.
- Limpiar y desinfectar la placa acústica y las ojivas del estetoscopio.
- Compruebe el funcionamiento del esfigmomanómetro y la placa acústica.
- Coloque el brazalete del esfigmomanómetro sobre la cara anterior del brazo o miembro
elegido para medir la presión.
- Cierre la válvula antes de insuflar aire al brazalete.
- Insufle aire por encima de las cifras normales (atendiendo a las características de la
presión del paciente), hasta que desaparezca el latido del pulso de la arteria.
- Coloque el diafragma del estetoscopio y la placa acústica del mismo sobre la arteria de
la región seleccionada.
Regiones:
-Esfigmomanómetro.
-Estetoscopio clínico.
-Riñonera de desecho.
-Lápiz bicolor.
Procedimientos:
Variantes funcionales:
Gráfica de signos vitales. Las cifras obtenidas al medir los signos vitales, lo mismo que otras
observaciones de interés para seguir la evolución del paciente, se registrarán en la historia
clínica.
Los signos vitales se anotan en una gráfica (hoja de temperatura) que se divide en varias
columnas y, a su vez, en cuadrículas, de manera que se puedan anotar en cada columna los datos
obtenidos en un determinado día y hora (Fig. 9.11). En la parte superior de la hoja se recogerán
el nombre de la unidad, la fecha y los días de estadía del paciente; en el extremo izquierdo se
señalarán las cifras y en la parte inferior se recogerán los datos personales del paciente (el
nombre y los dos apellidos, número de la historia clínica, sala, número de la cama, servicio y
médico de asistencia). Se utiliza una simbología general para llevar las cifras obtenidas o la
gráfica: el color azul indica las horas del día y el color rojo las horas de la noche.
Para anotar la temperatura y los demás signos vitales se utiliza un punto que se va enlazando al
siguiente, excepto para la presión arterial que se anota en forma de columna y se señalan la
máxima y la mínima.
La gráfica para los signos vitales es de gran utilidad tanto para el médico como para el personal
de enfermería, pues en ella se registran los datos que resultan de interés.
Las gráficas deben permanecer limpias y claras, y confeccionarse correctamente para que se
facilite su lectura y proporcionen una información exacta y uniforme para todos.