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Siempre que un entrenador toma las riendas de un equipo mira con qué jugadores cuenta,
qué capacidad goleadora tiene, qué jugadores defensivo posee y qué esfuerzos hay que
hacer para mejorar la plantilla. A partir de ahí, construye su modelo de juego según su tipo
de metodología.
Pero a la hora de identificar a un equipo hay que tener más variables que esas, pues eso
sería quedarse solo en la superficie. Toca bucear en comportamientos y estructuras que
permitan a los jugadores interrelacionarse y llevar los objetivos a buen término. Se suele
hablar mucho sobre terminología en estos tiempos que corren, a cada cual con unos
nombres más raros que el anterior. Desde aquí vamos a intentar dar algunas pautas en la
construcción de un equipo
El Volumen de Juego queda expresado como la sucesión encadenada de pases que permite
a un equipo organizarse en ataque y la Velocidad de Balón determinaría la precisión y
rapidez de los pases.
Así pues, podemos encontrarnos dos tipos de Motores de Juego: Motores de Juego
Primario y Motores de Juego Secundario.
Una vez explicado los comportamientos de las dos piezas más importantes de un equipo a
la hora de relacionarse con el balón pasaremos a explicar otros componentes de los equipos,
pues la complejidad es grande.
Para los agitadores siempre hay una referencia clara: suelen jugar en posiciones de banda,
así podremos encontrar Ventiladores como Pedro, Lucas Moura, Ferreira Carrasco, Jordi
Alba o como delanteros, tipo Fernando Torres, Diego Milito o Samuel Eto’o.
Las Constantes son otra cosa, jugadores que son capaces de mantener a su equipo con vida
en competiciones con solo su presencia. Jugadores como Cristiano Ronaldo, Neymar, Bale
o Eden Hazard marcan diferencias por sí mismos. Pero además hay otros jugadores que
tienen un conocimiento profundo del juego. Pelé jugaba de todo, igual que Di Stéfano,
Cruyff o Messi. Su conocimiento del juego era enorme y podían ser Motores de Juego
Primarios sin bajar sus cifras goleadoras al mismo ritmo que generaban Volumen de Juego.
Cuando un entrenador decide construir su equipo tiene que hacer frente a varias premisas.
La opinión pública siempre preguntará por si se querrá el balón o no, el tema manido de la
posesión, sistema de juego a emplear o cualquier superficialidad que ignore verdaderas
declaraciones de intenciones.
Los entrenadores tienen otras líneas maestras, ajenas a veces a la opinión pública. En su
cabeza aparecen otros contextos, otras globalidades, pues en pleno siglo XXI debemos
entender el fútbol de una manera holística y compleja, no lineal, articulada por muchos
factores que determinan relaciones entre individuos. Y es labor de los entrenadores
propiciar esos encuentros; a fin de cuentas, cómo dispongamos nuestros jugadores sobre el
tablero devendrá en los futuros desarrollos que ellos mismos harán. Todo es cuestión de
proponer.
Como entrenador hay algo que para mí es innegociable a la hora de hablar sobre la
disposición de los jugadore: la situación de los interiores en el equipo, si existen o no
(priorizando otras formaciones como dobles pivotes o mediapuntas, por ejemplo) y cuáles
son los comportamientos relacionales de esos interiores, si los hubiere. La idea de este
artículo es definir las líneas maestras sobre qué es un interior, categorizar dentro de lo
posible los distintos tipos de interiores que hay y las ventajas competitivas que suponen.
Los interiores son los encargados de llevar la manija del tempo del partido. Ellos deciden
cuándo, cómo y por dónde. Es lo que podemos denominar como Motores de Juego Primario
(Xavi, Iniesta, Kroos, Modric o Koke son algunos ejemplos),
Un interior siempre necesitará la ayuda de su otra correa de transmisión para que el equipo
pueda avanzar coordinadamente, aquel que es capaz de continuar la labor iniciada por el
Motor de Juego Primario, a los cuales llamaremos Motores de Juego Secundarios (Deco,
Saúl Ñiguez o James Rodríguez formarían parte de este grupo de jugadores).
Su capacidad técnica tiene que ser alta en los detalles que permiten continuidad en el juego,
a saber: dominio de ambas piernas, capacidad para controlar siempre con la pierna más
alejada del rival y dominio del espacio-tiempo a la hora de la toma de ejecución de las
tareas.
Pero no todos los interiores son iguales pues cada sistema de juego tiene sus propios
contextos e interacciones. Desgranemos un poco los distintos tipos de interiores que puede
haber, tomando como referencia tres sistemas de juego: 1-4-4-2 en rombo, 1-3-5-2 y 1-4-3-
3. Son solo pequeños detalles que los diferencian, pero en el fútbol todo son detalles.
En un sistema 1-3-5-2 el contexto es distinto. Los interiores sin balón buscan ahogar en
campo rival, pero con balón su participación principal es la de ejercer de llegadores desde
segunda línea y hacerlo por dentro. Pensemos en la reciente Italia de Conte. Al tener tres
defensas, un pase profundo a su interior puede ser muy peligroso si no es preciso, así pues,
Chiellini, Bonucci o Barzagli buscaban el juego directo con Eder o Pellè para que ellos
retuvieran el balón y lo volcaran luego de cara a Parolo o Sturaro. Tanto ellos como
Marchisio y Pogba en la Juventus no buscan acumular volumen de juego sino favorecerse
del contexto posicional de su sistema. En el caso de que no se pudiera jugar en largo, su
posicionamiento suele ser en el espacio central-carrilero para buscar ellos ese juego
indirecto con los puntas si se cierra el pase a los centrales.
Todo lo contrario sucede con los interiores en el 1-4-3-3, los llamados interiores de
posición. Pensemos un momento en este sistema: su fragilidad es su mayor virtud. Solo tres
jugadores en el centro del campo y al jugar con laterales desplegados en ataque deben
ocupar sí o sí posiciones interiores, con lo cual hay que acumular volumen de juego. Si son
capaces de generarlo (10-15 pases) eso permite situarse a la espalda de los medios rivales
para poder desde allí organizar el ataque. Sus recursos son conocidos y tienen el tercer
hombre como paradigma asociado al Juego de Posición. Nadie mejor que Xavi para
entender el dominio del tempo de los partidos, nadie mejor que Iniesta para determinar
comportamientos técnicos (control con pierna alejada o conducción para atraer rivales). Sin
balón la premisa es clara: presión tras pérdida.
Así pues, no es igual ser interior en un sistema u otro, pues los contextos que los definen
son distintos. Eso explicaría por ejemplo casos como el de Arda Turan en el Barça,
acostumbrado a partir desde banda y no tener que alejarse del poseedor de balón, justo lo
contrario que reza el juego culé. No es cuestión de calidad, sino de conocimiento de los
contextos.
En mi opinión, jugar con interiores supone una superioridad cualitativa respecto al empleo
del doble pivote, pues provoca que haya más líneas de pase y menos horizontalidad, además
de ser proactivos con balón, buscando generar el volumen de juego necesario. En fútbol
base se ven muchos defensas, muchos delanteros, muchos pivotes, pero pocos interiores y
es una demarcación que a mi entender necesita paciencia y maduración. Desde aquí pido a
todos los formadores que sean proclives a generar interiores en sus equipos, puesto que
requiere una capacidad cognitiva alta en la toma de resoluciones y es en esas edades donde
la plasticidad cerebral está más desarrollada. Y en España nunca nos ha ido mejor desde
que hemos decidido dar el mando a los interiores.
A raíz de los éxitos de nuestra selección y el gran Barça de Pep se generó una cultura de
juego visible en nuestro fútbol base, la filosofía de la posesión del balón, el mal llamado
“tiki-taka”; donde muchos formadores de equipos de niños trataron de imitar ese estilo de
juego a la hora de formar a sus jóvenes jugadores.
A pesar de estos grandes éxitos, el siempre crítico periodismo deportivo español machacaba
en ciertos momentos al “tiki-taka”, pues en ocasiones aparecía algún partido donde esos
grandes porcentajes de posesión venían acompañados de escasas oportunidades de gol,
mostrándose un juego demasiado plano. Aparece por tanto, un movimiento en contra de la
posesión de balón cuyo objetivo es simple y llanamente eso, “mantenerlo”; dando forma a la
utilización de la posesión como medio o como instrumento, como muy bien
comenta Perarnau en uno de sus artículos; y como siempre ha defendido Pep, a partir de los
juegos de posición.
Desde mi punto de vista, hacer un campo grande es transmitir un mensaje a los niños de
fácil comprensión, pero el entrenador debe llegar a mucho más que eso gracias al trabajo
que se realiza desde el entrenamiento. Por eso, en este artículo se pretende otorgar el
significado y contenido que se merece un concepto que ha ido tomando importancia en
nuestro fútbol base actual y que es escuchado muchas veces desde la grada cuando los
formadores se dirigen a sus niños una vez estos consiguen hacerse con la posesión del
balón.
La clave de hacer un “campo grande” es sin duda alguna, una ocupación de espacios en
ataque de forma coherente y en función del dispositivo defensivo rival. Así, hablaremos de
ocupación de espacios en función de tres factores:
Si la situación 1×1 pasa a ser un 2×1, aparece también la opción del pase. Por tanto, el niño
maneja en estas situaciones pocas opciones, pero dentro de cada opción habrá un abanico
amplio de posibles alternativas, tanto de carácter estratégico-técnico como estratégico-
táctico. Es decir, la acción técnico-táctica del pase se podrá realizar de muchas formas
distintas. Cuando hablamos de su carácter estratégico-técnico pensamos en qué superficie
utilizará el niño para dar ese pase: ¿interior, exterior, empeine interior…? A su vez, también
el joven aprendiz deberá decidir con qué pie da el pase: ¿izquierdo o derecho? Aquí nace el
concepto de lateralidad ofensiva/defensiva; es decir, ser capaz de atacar o defender con
ambos pies.
En cuanto a la decisión estratégico-táctica dentro de la acción técnico-táctica, el jugador
deberá decidir en qué situación y momento dar el pase, es decir, esa dimensión espacio-
temporal que desde mi punto de vista juega un papel estelar en el deporte.
Muchas veces hemos dicho a un niño cuando ha fallado un pase, “no pasa nada, la idea era
buena”, seguramente porque la decisión estratégico-táctica era buena, pero no la decisión
estratégico-técnica. Queremos poner el acento en esto, ya que el error de ejecución en
muchas ocasiones parte de un error perceptivo-decisional. Por otra parte, ocurre en sentido
opuesto cuando un niño, por ejemplo, recibe y realiza un cambio de orientación,
perfilándose correctamente, cambiando la orientación corporal y realizando un pase con la
tensión precisa; pero el pase no llega a su destinatario porque es cortado por el camino.
De este modo, el niño “talentoso” se caracterizará por tomar buenas decisiones estratégico-
técnicas y estratégico-tácticas.
Antes de dar paso a mi siguiente opinión, me gustaría comentar que idolatro a Guardiola
desde hace mucho tiempo, me parece un entrenador supremo. Un día leí que Guardiola
distinguía a los jugadores buenos de los mejores, en que estos últimos casi no perdían el
balón. Para mí, y con el mayor de los respetos, los mejores no son los que no pierden casi el
balón, los mejores son los que saben cuándo pueden perder el balón. El caso de Xavi en el
Barça de Pep es el ejemplo más palpable. Cuando estaba estudiando en la facultad de
Oporto, el profesor Júlio Garganta nos mostró un día una diapositiva sobre Xavi, que él
apodaba como “la máquina”. Las estadísticas de Xavi en aquella temporada 2010-2011 nos
mostraban que perdía muchos más balones de los que todos pensábamos. Lo que ocurría es
que Xavi perdía balones sin apenas trascendencia en el juego, balones que pasaban
desapercibidos, balones que no comprometían a su equipo. Esa misma temporada Messi
finalizaría la liga como el quinto jugador con más balones perdidos. No hace falta decir que
ese Barça fue campeón de liga con Pep. Aportando más indicios, sabemos que el propio
Messi fue el jugador que más balones perdió la última liga 2014-2015. Recuerdo también
una charla con una persona importante en el seno del Real Madrid, que me decía: ”Tuvimos
un jugador que no perdía casi nunca el balón y nos dimos cuenta que no hacia un pase
arriesgado en ningún momento del partido, siempre buscaba pases seguros, siempre
jugaba de forma plana y cercana, no generaba nada”.
Generar “algo” parece un comportamiento fundamental cuando un jugador tiene el balón.
Dicho jugador deberá tratar de aproximarse al defensor o esperar su presión para fijarle y
así dividir la defensa. En función de la posición del balón podrán acontecer diferentes
comportamientos. Un lateral con el balón que fija al defensor para pasar al extremo y cortar
por medio, podrá crear un desequilibrio a través de una pared en banda ganando la espalda
de su oponente directo. Este comportamiento rara vez ocurrirá con un central, que
conducirá por el carril central siempre que encuentre un camino de penetración despoblado
para superar la primera línea de presión. Si supera la segunda línea de presión quizás sí
puede tirar esa pared con un compañero, pero si se encuentra la segunda línea de presión
organizada, el central seguramente pase el balón y ocupe su sitio. De ahí, la importancia de
las posiciones fijas, semi-móviles y móviles en el fútbol actual y a la hora de hacer un campo
grande coherente.
2º.- El control de espacios en torno al balón parece ser otro factor de importancia capital
para poder crear superioridad en el centro de juego. Recordemos los principios específicos
del juego según Queiroz (1983):
– No permitir la inferioridad numérica.
De este modo, los compañeros cercanos al poseedor serán clave a la hora de cumplir este
segundo factor, ofreciendo apoyos al compañero. Estos apoyos deberán caracterizarse
principalmente por dos aspectos: serán apoyos efectivos y en corto.
• Recibir libre de marca y perfilado para arrancar en conducción en caso de tener espacio
para avanzar. En dichas conducciones habrá que incidir sobre el jugador para que se
produzcan con el pie lejano al defensor que trate de robarle el balón.
• Recibir superando líneas de presión rival para crear desequilibrios. En caso de recibir ante
defensa cerrada el desequilibrio debe crearse por fuera, por ejemplo, a través de centro
lateral. Ante defensa abierta, tratar de desequilibrar por dentro, buscando pases interiores
o situaciones de 1×1 ventajosas.
• Recibir perfilado hacia portería rival para ver líneas de pase potenciales lo más rápido
posible tanto por dentro como por fuera.
¿Qué será un apoyo en corto?
Como la propia palabra indica, en corto significará cerca del compañero que tiene el balón,
con el fin de crear la densidad ofensiva necesaria para garantizar la superioridad en el
centro de juego. De aquí, parte el concepto “acumular para sorprender”.
En palabras de Sergio Piernas e Iván Díaz Infantes[1], el ataque directo “se fundamenta en
pases largos efectuados por los jugadores de la primera y segunda línea sobre los que
formen la delantera…, en su ejecución se alternan los pases de amplitud y los de
profundidad así como pases largos y cortos…” .
Por otro lado, el juego combinado, según los mismos autores, se caracteriza por “adoptar
unos posicionamientos previos colectivos, seguidos de unas evoluciones establecidas de
antemano… la circulación del balón se realiza más en amplitud que en profundidad con
pases cortos y desmarques de apoyo. Se busca velocidad en la circulación del balón…”.
A raíz de lo expuesto podemos concluir las principales características en los distintos tipo
de ataque:
• Ataque combinado: pases cortos. Velocidad en la circulación del balón. Predominan los
pases en amplitud.
• Ataque directo: pases cortos y largos. Velocidad en el juego. Predominan los pases en
profundidad.
• Contraataque: pases cortos y largos. Velocidad en el juego. Predominan los pases en
profundidad. Persigue explotar los espacios libres provocados por la ausencia del repliegue
colectivo adversario. Se produce tras recuperación del balón.
TAREA DE CONTRAATAQUE
Juego de posesión 6×6.
• Tras recuperación, pases cortos para encontrar el espacio libre (amplitud) y largos para
buscar la profundidad a la espalda de la defensa.
• Velocidad en en el juego: “El balón corre más rápido que el jugador”.
• Tras la pérdida de balón el equipo defensor realizará un repliegue intensivo para evitar la
explotación de espacios del equipo atacante.
TAREA DE ATAQUE DIRECTO
Partido de 11×11.
Esta tarea en sí no tiene valor alguno si no sigue unos patrones de actuación establecidos
por el entrenador en función de sus jugadores e idea a desarrollar; sin embargo, las
consignas de la tarea permiten:
En el fútbol moderno, las transiciones defensivas adquieren una especial relevancia. Desde
pequeños, a los jóvenes futbolistas se les ha inculcado defender cuando no tienen el balón y
atacar cuando lo tienen. Es decir, dos estados, dos tareas que hacer. Además, lo divertido se
asocia al ataque y lo aburrido a la defensa.
Por la propia naturaleza humana, cuando se está haciendo una cosa y luego se pasa a hacer
otra hay un periodo intermedio de cambio de actividad, una transición. El problema viene
cuando se pasa de una actividad divertida a otra aburrida. Esa transición puede ser
perezosa. Con estas premisas, la transición defensiva siempre es susceptible de ejecutarse
mal. El cambio de rol del ataque a la defensa es poco motivador, poco atractivo. ¿Qué
podemos hacer como entrenadores para mejorar las transiciones defensivas de nuestros
futbolistas?
Es muy conocido el teorema de intentar negar la mayor de Johan Cruyff. “Si el equipo
contrario tiene un jugador que se desmarca muy bien, no lo marcamos y así no podrá
desmarcarse”, dijo el neerlandés. Apliquémoslo. Es evidente, vaya por delante, que las
transiciones defensivas existen como momento en el fútbol, pero quitémosles carga
negativa para que nuestros jugadores aprendan que el juego es indivisible y las vean como
la primera oportunidad para volver a atacar. Hagámosles ver que la mayor parte del tiempo
no tienen el balón, bien porque lo tiene un compañero, bien porque lo tiene el rival. De
hecho, incluso jugadores como Xavi Hernández, que dirige las posesiones de su equipo, de
los 90 minutos de un partido lo tienen únicamente uno. ¿Por qué nos cuesta entonces
realizar las transiciones defensivas? Pensándolo bien, para los jugadores, el fútbol es un
deporte básicamente sin balón.
Si somos capaces de enseñar a nuestros jóvenes futbolistas que el ataque y la defensa
pertenecen a la misma fase, al juego en sí, y que no tener el balón es un estado natural en el
futbol –cosa que ya hacen cuando juegan con la Play al FIFA–, seremos capaces de
minimizar su vulnerabilidad en las transiciones defensivas. Al igual que Cruyff, intentando
obviarlas, estaremos intentando eliminar el problema. Gracias, Johan.
* Daniel Juan Sánchez es entrenador nacional de fútbol, autor del del libro “Cómo ser
mejor futbolista leyendo” y coautor del libro “Manual básico del entrenador de fútbol
base”.
Anticipación e interceptación
Iniciamos 2016 haciendo referencia a dos conceptos defensivos cuyo entrenamiento
específico no es muy común, a pesar de que se le puede sacar gran provecho en tareas de
entrenamiento de ámbito ofensivo.
La anticipación es la acción físico-mental que realiza el jugador sobre el atacante que espera
recibir el balón, modificando su posición respecto a él e impidiendo que lo reciba.
En cambio la interceptación hace referencia a la acción que realiza un jugador que defiende,
impidiendo que el balón lanzado por el adversario llegue a su destino, cortando o desviando
la trayectoria.
Se trata por tanto de acciones tácticas ejecutadas de manera individual que, incluidas como
única consigna válida de recuperación del balón en una tarea (es decir, impidiendo la
presión sobre el jugador poseedor), permiten circular el balón con un sistema de repetición
eficiente y además agregan un valor añadido en la compresión y asimilación de conceptos
ofensivos. Así, cuando queremos realizar indicaciones a los jugadores sobre cómo
desplazarse sobre el campo o qué tipo de circulación puede ser más apropiada atendiendo a
nuestras características, podemos incluir estos conceptos no para su mejora o
perfeccionamiento, sino como herramienta de apoyo que permita orientarnos hacia otros
objetivos.
2. Desarrollo
Posesión de balón 8×6 sin restricciones de recuperación, obligando al jugador a pensar más
rápido. Observaremos si los conceptos previamente establecidos se desarrollan de manera
eficiente bajo presión.
3. Finalización
Partido reducido (con las porterías). Desarrollamos la tarea en aplicación competitiva, con
transición en el juego y en un contexto cercano al de un partido donde no existan consignas
que alteren el normal desarrollo del juego.
Como conclusión, hay que añadir en ciertas tareas de entrenamiento estas consignas que
permitirán a los jugadores una mayor comprensión de los conceptos que hay que
desarrollar. El ejercicio que acabamos de ver es un buen ejemplo de cómo sacar provecho a
este tipo de conceptos que se encuentran en desuso en el entrenamiento diario.
Marcajes y vigilancias
En el artículo de hoy estableceremos los patrones que diferencian el marcaje de la
vigilancia, continuando así la línea secuencial iniciada en el último artículo publicado,
donde la importancia del marcaje es capital para la concepción del concepto tratado
(véase El desmarque I y II en Perarnau Magazine)
Podemos definir el marcaje como aquellas situaciones que realizan los jugadores de un
equipo respecto a sus adversarios cuando estos se encuentran en posesión del balón.
Por otro lado, la vigilancia se define como las evoluciones que realizan los jugadores de un
equipo cuando no están en posesión de balón sobre sus adversarios, no manifestando
ningún tipo de marcaje.
Podemos concluir que su denominador común es que se producen en fase defensiva y que
hacen referencia a los movimientos o situaciones que se llevan a cabo con respecto a los
adversarios del equipo poseedor, sin embargo a simple vista no existe un patrón distintivo
entre estos (salvo que en la vigilancia no se manifiestan marcajes).
¿Cuál es el patrón que separa la delgada línea existente entre marcaje y vigilancia?
Sea cual sea el tipo de marcaje que se vaya a realizar (al hombre, en zona o mixto), la
definición de marcar (1) implica una situación cercana (en el espacio) para dificultar la
actuación de nuestro adversario, produciéndose a menudo en zona de destrucción
(véase Modelo de Juego: Estructura, Metodología y Aplicación Práctica, Editorial Fútbol
de Libro, 2014).
Por otro lado, la Real Academia Española define vigilancia como “cuidado y atención
exacta en las cosas que están a cargo de cada uno”. Siendo ambas situaciones defensivas
sobre el adversario, esta no exige una distancia cercana sobre este, tan solo cuidado y
atención. No sería descabellado concluir que el patrón que distingue ambas definiciones es
el espacio de actuación.
Aunque a simple vista estas definiciones puedan parecer incompletas, dado que son muy
similares, la correcta interpretación de los términos implica un patrón distintivo en
términos de espacio.
Aunque en nuestro deporte no hay descansos en pleno juego, no hay tiempo entre atacar y
defender y el paso de una fase a otra es inminente, nos centraremos en esos primeros
instantes en el cambio de rol de un equipo.
A su vez, el Sevilla utilizaba la transición defensa-ataque para aprovechar los espacios que
deja el Barcelona una vez desplegado en ataque. Especialmente las zonas laterales y
centrales, con Gameiro y Trémoulinas como principales instrumentos. Se notaron unas
claras consignas de Unai Emery en ello. Probablemente esperando que jugara Dani Alves
para explotar su espalda. El brasileño no jugó, pero el trabajo táctico resultó igualmente.
Arma en transición del FC Barcelona. Mutación de 4-3-3 a 3-5-2.
Por otro lado, es habitual ver el aprovechamiento de la transición ofensiva que hace el
equipo azulgrana para generar espacio por su banda derecha. Por medio de dos
movimientos simples y naturales para los protagonistas que lo realizan, se pasa a un dibujo
3-4-3 ofensivo con arrastre de rival. Messi recibe para tirar su diagonal preferida, mientras
que Alves dobla con rapidez para mantener ese vértice en la parte delantera. Ver imagen:
Otro de los equipos que en las dos últimas temporadas ha aplicado un matiz en transición
es el Real Madrid. Solo con el movimiento de un solo jugador (Benzema), el equipo muta de
un 4-4-2 a un 4-3-1-2 altamente incisivo y directo en ataque. La duda que tengo es si este es
un movimiento trabajado o una iniciativa táctica individual del jugador francés que, por
otro lado, se trata de un privilegiado en este tipo de lecturas del juego. Ver imagen:
Por contra, el actual Real Madrid de Rafa Benítez se desdobla defensivamemte a una
especie de 4-1-4-1 tirando a Casemiro claramente por detrás de la línea de medios y justo
por delante de los centrales. Cristiano Ronaldo queda liberado defensivamente y, en
muchas ocasiones, también Bale.
Son capaces de protegerse en un 5-4-1 cuando el rival le exige por las bandas o en su 4-4-2
más habitual en defensa. Todo ello para desarbolarse inmediatamente a un 3-5-2 con las
bandas incisivas y creando superioridad o, como contra el Bayer Leverkusen, con un
prácticamente indetectable 4-2-4.
Así pues, como estos ejemplos demuestran, un nuevo y eficaz instrumento ha entrado en la
escena de las pizarras en los últimos tiempos. Una arma con la que los equipos, en especial
los más potentes y más conocidos del continente, quieren aumentar su imprevisibilidad e
imposibilitar un trabajo táctivo previo y direccionado de su siguiente rival.
El futbol cambia constantemente, sus armas también, y parece que los grandes estrategas
han encontrado en las transiciones un novedoso y potente argumento para herir
tácticamente a los oponentes.
Una de las definiciones más comunes define el desmarque como “la acción de escapar de la
vigilancia de un adversario cuando nuestro equipo se apodera del balón”. Un profesor de
la escuela de entrenadores dependiente de una federación regional define el desmarque
como “la acción de escapar del adversario cuando tenemos el balón”. Personalmente he
decidido desmarcarme de ambas definiciones.
Aunque la interpretación de ambas no parece dejar lugar a la duda, existe un matiz cuya
importancia es capital en su ejecución en los entrenamientos. Es la definición de la Real
Academia Española la que mejor explica el acto de desmarcarse: “Dicho de un jugador: en
algunos deportes, desplazarse para burlar al contrario que lo marca”.
MARCAJE
VIGILANCIA
La definición que entiendo más correcta para definir el desmarque podría ser: “La acción
de escapar o burlar la marca de un adversario cuando nuestro equipo se encuentra en
posesión del balón”.
Tal y como hemos comentado anteriormente, este matiz puede modificar la estructura y/o
corrección de una tarea de desmarque. Por ello, en el siguiente artículo hablaremos de los
distintos tipos de desmarque y analizaremos un error común en su ejecución en los
entrenamientos: confundir un desmarque de ruptura y un movimiento de ruptura.
El desmarque (II)
Una vez hemos definido el desmarque en la primera parte de este artículo, a continuación
nos centraremos en su correcta aplicación en las tareas de entrenamiento.
Hacemos alusión al desmarque de apoyo cuando un jugador realiza un movimiento para
dar soluciones al poseedor de balón, de la misma manera que nos referimos al desmarque
de ruptura cuando un jugador ocupa un espacio libre, por ejemplo, a la espalda de la
defensa. Sin embargo, el simple hecho de ejecutar el movimiento (definido por la RAE
como el “estado de los cuerpos mientras cambia de lugar o posición”) no implica que se
lleve a cabo un desmarque. El diseño de una tarea de desmarque de rupturasin un marcaje
previo carece de sentido, dado que este marcaje tendrá connotaciones tácticas e incurrirá
no solo en la ocupación de espacios, sino también en su creación.
“¿Por qué hacemos alusión al desmarque en una acción de apoyo de un jugador que no
está previamente marcado?”
Para entender las alteraciones tácticas implícitas en el desmarque expondré el siguiente
ejemplo donde los espacios libres juegan un rol fundamental (dado que estos se crean,
se ocupan y se aprovechan).
Cuando el jugador A realiza un pase a la espalda de la defensa para que el jugador B reciba,
pueden suceder dos cosas:
1. Que el jugador B no estuviera marcado, de manera que este realiza un movimiento que no
desestabiliza la estructura defensiva adversaria y cuyo movimiento consiste en una simple
ocupación del espacio.
2. Que el jugador B esté marcado, obligando al marcador a tomar una decisión táctica
(marcaje al hombre o zonal), cuya consecuencia podría ser no solo la ocupación del espacio,
sino también la creación de estos.
“El entrenamiento del desmarque debe tener connotaciones tácticas que no son
apreciables ni se pueden entrenar si no existe un marcaje previo”
De esta manera, las tareas de entrenamiento ligadas al desmarque deben contener un
marcaje previo y perseguir un objetivo táctico definido en cuanto a ocupación, creación y
aprovechamiento. Esto no sería posible sin dicho marcaje.
El desdoblamiento
El desdoblamiento es un concepto táctico bien conocido por todos, pero mal utilizado por
muchos. La gran mayoría tenemos claro cómo se produce un desdoblamiento, pero aún se
oyen frases tales como “Pedro desdobla por la banda” para describir una acción en la que
un jugador supera la posición de un compañero para ocupar un espacio libre aplicando
profundidad.
El desdoblamiento se define como las “acciones que permiten no perder la ocupación
racional del terreno de juego cuando se producen ataques o contraataques del equipo que
posee el balón, cubriendo u ocupando la espalda del compañero ofensivo”. Esto quiere
decir que la propia acción de doblar no puede ser interpretada como un desdoblamiento si
no viene acompañado de una ocupación racional del espacio a la espalda del compañero.
En mi opinión, este concepto debe delimitarse en base a patrones de comportamiento, en el
sentido de que cada entrenador establece la correcta ocupación racional, atendiendo a los
parámetros que delimitan su modelo de juego. Sin embargo, es indiscutible que su
naturaleza radica en la correcta ocupación del espacio, y aun así seguimos llamando
desdoblamiento a simples acciones de ataque donde se supera la línea de acción del
compañero.
En la siguiente imagen observamos cómo el teórico lateral izquierdo pretende aprovechar
un espacio libre en el costado izquierdo del terreno de juego:
En estas imágenes podemos intuir el desdoblamiento, dado que se ejecutan los requisitos
descritos anteriormente. La pregunta que podemos plantearnos es: ¿cuánto tiempo debe
guardar este espacio el compañero más retrasado? ¿Puede buscar el remate y perder su
posición?
Entiendo que desde estas líneas no podemos responder a esta pregunta. Desde un punto de
vista práctico, será el diseño de un plan de juego el que influirá en la toma de decisiones del
jugador, restando importancia al hecho de que se haga efectivo o no el desdoblamiento.
Aun queriendo ser puristas en la respuesta, he aquí un símil que representa la ambigüedad
de la cuestión: cuando nos levantamos de una silla, ¿en qué momento exacto finaliza la
transición de estar sentado a estar de pie?
Diferenciando conceptos:
profundidad y progresión ofensiva
En esta sección hablaremos de conceptos tácticos mal utilizados en la jerga popular o cuya
definición pudiera generar conflicto con otros similares. Y qué mejor manera de explicar los
conceptos hoy expuestos que a través de su aplicación práctica: en una tarea de
entrenamiento.
Vamos a solicitar a nuestros jugadores que repliquen el sistema de juego del equipo para
realizar, a lo largo del terreno de juego, un avance sin adversarios a través de acciones
colectivas que culminen con una finalización en la portería adversaria. Pretendemos
generar automatismos entre los jugadores, no a través de acciones dirigidas, sino de las
conexiones que se generen entre ellos. Les pedimos, asimismo, que muestren profundidad
ofensiva.
¿Cómo deben llevar a cabo esta profundidad? ¿Es lo mismo que pedir progresión ofensiva?
¿En qué se diferencian?
Lo que para algunos puede resultar una pequeña disimilitud, en la práctica podría hacer
referencia a dos estilos opuestos de ataque. Atendiendo al último enfoque, el equipo cuyo
estilo consiste en ataques directos será más proclive a realizar una progresión ofensiva,
mientras que los equipos que prefieren los ataques organizados suelen mostrar más
profundidad, aunque hablamos de una tendencia, no de una regla.
Podemos entrenar la progresión sin profundidad, pero la profundidad sin progresión carece
de sentido.
La salida lavolpiana
Hace unos días, leyendo Twitter casi de manera perezosa, vi un hashtag sobre postureo y
fútbol. Alguien vino a decir que jugar con salida lavolpiana era postureo. A mí me hizo
mucha gracia. Supongo que no tardará mucho en aparecer postureo en el diccionario.
También me sirvió para profundizar más sobre un concepto que no tenía muy claro. La
salida lavolpiana es un concepto relativamente nuevo, que se retroalimenta como una
leyenda urbana. Un concepto táctico que no he visto como tal en libros que tratan de
táctica. Tampoco hay mucho que trillar por internet, así que redactar el artículo se ha
convertido en atrevimiento.
La salida lavolpiana, a veces referenciada como salida lavolpista, de La Volpe o salida a
tres, es un concepto utilizado en fútbol para referirse al inicio de la fase ofensiva de un
equipo donde, en una primera línea de jugadores, se sitúan los defensas centrales en
amplitud y cercanos a las bandas y un mediocentro en los alrededores del semicírculo del
área de penal, y donde los laterales se encuentran en máxima amplitud pero en una
segunda línea de jugadores, en zona más cercana al mediocampo.
La salida lavolpiana no se asocia a un modelo de juego en particular. Se ha visto bien
realizada por estilos más combinativos, más de contraataque, por equipos que han marcado
época o por equipos más humildes. Pero lo que sí es indudable es que tiene un marcado
carácter asociativo.
Se trata de una salida de balón arriesgada, debido a las consecuencias que pueden derivarse
de una imprecisión o un buen pressing del contrario.
RICARDO LA VOLPE
El concepto recibe el nombre del entrenador argentino Ricardo La Volpe, profesional que
ha desarrollado gran parte de su trayectoria en el fútbol mexicano y que ha volcado gran
parte de sus esfuerzos en inculcar a sus equipos automatismos tales como esta salida desde
la zona de iniciación.
Pese a que en España comenzó a ser habitual en la temporada 2009-10 por el Barcelona de
Josep Guardiola, es en México donde este concepto está más afianzado. La Volpe practicó
desde mediados de los años 90 esta salida con sus equipos, entre ellos la selección
mexicana, a la que dirigió cuando Guardiola era jugador del Dorados de Sinaloa, época en
la que el entrenador catalán pudo acercarse al lavolpismo.
DESARROLLO
La salida lavolpiana puede llevarse a cabo por medio de dos vías: desde una acción a balón
parado (saque de meta) o con el balón en juego pero partiendo desde la zona de iniciación.
Como se puede intuir, es un automatismo que suele iniciar el guardameta, pero puede
haber casos en los que con el balón en juego se comience de nuevo la propuesta ofensiva
desde la iniciación sin la participación del mismo.
OBJETIVO
Existe un alto grado de riesgo en esta salida, pero en la fase ofensiva el equipo gana mucha
amplitud, al tiempo que facilita a los interiores líneas de recepción del primer pase y
habilita la zona de aceleración con el segundo y sucesivos pases. Se forman así diversas
líneas horizontales y verticales de pase ofreciendo apoyos y sostén constante. Primordial es,
entonces, el principio ofensivo de las ayudas permanentes. De esta manera, la salida
pretende la superioridad numérica y no es sólo un jugador el responsable de sacar el balón
desde atrás, sino que son varios (o todos). Pero hay que prever que la propia salida y los
movimientos del rival pueden hacer que algún jugador rompa en conducción y pueda
incluso llegar hasta zonas de campo contrario.
GUARDIOLA Y EL LAVOLPISMO
En el 2006 Josep Guardiola, con motivo del Mundial, dedicó un artículo al tema el El
País titulado Salir de novios. En él, el lavolpismo y la selección mexicana salen muy bien
parados. Eso ha llevado a muchos admiradores de la corriente lavolpista a querer ver en
Guardiola un fenómeno nacido de esta filosofía, hecho totalmente incierto. Incluso en sus
últimos coletazos como jugador, Guardiola no pudo conseguir la entrevista de fútbol que
pretendía con La Volpe, ya que el argentino, que era el seleccionador mexicano, se
mostraba inaccesible por la responsabilidad del cargo. Que nadie se confunda: ver la
doctrina lavolpista como la base de inspiración para el paradigmático Barcelona de
Guardiola es actuar con poca perspectiva.
Guardiola, que se definió a sí mismo en una reciente conferencia en Argentina como un
copista de ideas más que un revolucionario, utilizó la salida lavolpiana como una respuesta
más que ofrecer a sus jugadores en un momento determinado. Fue (y es) un evolucionador.
El mismo que ofreció a sus chicos conceptos clave como la presión de 6 segundos tras
pérdida, el falso 9, el rombo, el juego de pies del guardameta, el 4-3-3, siete
centrocampistas en una final del Mundial de Clubes y unos cuantos más. La salida
lavolpiana fue un recurso más.
LA SALIDA LAVOLPIANA EN EL BARCELONA
El de Santpedor introdujo el automatismo en un equipo que contaba con Rafa Márquez,
uno de los jugadores más importantes que tenía La Volpe para llevar a cabo su salida. El
propio Guardiola se acercó más si cabe a los métodos de La Volpe por medio de un jugador
que ya venía con la lección aprendida en la selección mexicana.
METODOLOGÍA
CRÍTICAS
Pese a que la salida lavolpiana tuvo una trascendencia muy mediática en nuestro fútbol, no
fueron pocas las críticas pasado el boom de lo novedoso. Una buena explicación la dio el
periodista Abel Rojas, que se acercó de esta manera a aquella situación:
“Las limitaciones de Busquets en el envío resultaron insalvables y a Xavi se le acosaba
hasta la primera media luna, así que no tras pocos intentos se acabó desistiendo y
recuperando una salida más estándar. El problema es que la estampa era tan bonita y
tan fácil de identificar sobre el césped que alcanzó una trascendencia mediática excesiva.
Aún habiendo fracasado en su ejecución el mejor equipo del mundo, el automatismo más
característico del libreto de La Volpe fue imitado tanto en la élite como en las categorías
más modestas con resultados entre discretos y patéticos”.
Apenas salieron airosos en el intento el Villarreal de Garrido y Bruno, el Espanyol de
Pochettino y Márquez y el Málaga de Pellegrini y Apoño, e incluso estos tres equipos
acabaron volviendo a la arquetípica salida de cuatro, desde la que encontraban una
racionalización del espacio más sencilla. El tema estaba clarísimo: el automatismo requería
una especialización acentuada, mínimo, en las piezas claves. Y nadie las tenía.
Al final, postureo o no, la lavolpiana está ahí como herramienta para ser utilizada. Si
alguno tiene la suerte de contar con los jugadores tales para llevarla a cabo, disfrútenla
hasta que los rivales se aprendan la lección.
“La salida con tres hombres desde atrás es muy buena porque modificas la presión del
contrario. Aunque ellos te presionen con dos (un punta y un mediapunta), al salir con
tres hombres les obligas a ponerse en paralelo, en 4-4-2, y ahí ya los superas”
Pep Guardiola
La razón principal por la que surgió la salida lavolpiana fue para poder combatir la
presión alta con dos puntas, ya que igualaban la salida con los centrales (2×2) y
dificultaban mucho la progresión construida. Para crear superioridad (tanto numérica
como posicional) en esa primera línea de construcción se incrusta un mediocentro
entre centrales, creando una situación de 3×2, una asimetría que facilita encontrar al
hombre libre y superar esa primera línea de presión. Se juntan en un lado a los dos
puntas y una vez están fijados se lleva el balón al lado contrario, donde espera el
hombre libre. Para conseguir la fijación de esos dos puntas a menudo un central sale en
conducción hasta que su progresión se detiene, y entonces pasa el balón al lado
contrario.
Conociendo este juego, hay que señalar que a menudo la creación de una superioridad
tiene un efecto dominó en el que van apareciendo situaciones ventajosas. Dicen
muchos psicólogos que el éxito llama al éxito, que ganar una vez te facilitará ganar
muchas más veces. En fútbol podríamos decir que la superioridad llama a la
superioridad, y que generar una ventaja facilitará la aparición de muchas más. He ahí la
importancia de crear una superioridad en primera línea de contrucción para fomentar
así que el desarrollo de nuestro ataque sea consecuente. Salir mal hace que se arrastren
errores y no se llegue normalmente bien, en el caso de que se consiga llegar. Digo
normalmente y no siempre porque juego no es lineal: su incertidumbre, el arte del
imprevisto es el juego, como decía Dante Panzeri. Sonará a tópico, pero cada contexto
es un mundo, no se dan dos situaciones iguales en fútbol.
Muchos se quedan con que la utilidad de la salida lavolpiana está en esa creación de
superioridad numérica y posicional en la primera línea de construcción que permite
encontrar al hombre libre y superar la primera línea de presión. Yo creo que va más
allá.
Obviamente no es lo mismo ocupar el ancho del campo con dos jugadores que con tres.
Si se hace con dos hay que tener en cuenta que si se quiere mantener una amplitud
extrema entre ellos, las distancias de relación serán muy amplias. Esto supone que las
conexiones entre ellos estarán muy distanciadas (pases muy largos), aumentando de
este modo las posibilidades de interceptación de un oponente. Además, en el caso de
que dicha interceptación se produzca, el atacante dispondría de todo el carril central
libre, con ambos oponentes a mucha distancia y sin posibilidad de acosar ni
temporizar.
Por otra parte, si se desea mantener el equilibrio en las distancias de relación, para no
correr tanto riesgo (la seguridad es algo clave en primera línea de construcción) ante
posibles interceptaciones de los atacantes ni desocupar de ese modo el carril central, los
centrales no podrán adoptar una máxima amplitud.
La salida lavolpiana permite esa existencia de equilibrio con la ocupación de las zonas
cercanas al eje longitudinal por parte del mediocentro, y a su vez permite que los
centrales se encuentren en amplitud. Esta amplitud permitirá dar utilidad al
concepto lado fuerte-lado débil, de modo que tras atraer oponentes en un lado se haga
llegar el balón al lado contrario, a zonas ligeras y carentes de oposición. Con dos
centrales en amplitud existe mucho riesgo por las amplias distancias de relación en la
utilización del lado fuerte-lado débil, pero con la salida lavolpiana, al existir entre
ambos centrales un mediocentro incrustado, las distancias de relación no son tan
amplias y activar el lado débil no tiene tanto riesgo. El mediocentro actúa de eje para
llevar el balón al lado contrario de una forma mucho más segura y eficaz.
Como comentamos, el mediocentro en la primera línea de construcción aporta mucha
seguridad, al no tener que dar pases extremadamente largos que amplíen las
posibilidades de interceptación de los oponentes. La construcción en la primera línea
está basada en las relaciones seguras, porque en caso de pérdida solo disponemos del
portero por detrás de nosotros para evitar que el rival marque. Hay que valorar el
riesgo y tener en cuenta que un riesgo en la primera línea de construcción puede
suponer un éxito lejano (aún hay que hacer las cosas bien en las siguientes líneas para
conseguir gol); pero también puede suponer un fracaso inmediato (no disponemos de
compañeros que arreglen nuestro error, excepto el portero). Por eso la valoración del
riesgo en zonas de iniciación no es la misma que en zonas de creación o finalización,
donde el éxito es más cercano y el fracaso es más alejado.
Por otra parte, la presencia de tres en la primera línea de construcción permitirá que
cuando el balón esté en posiciones más avanzadas haya cobertura ofensiva que permita
jugar atrás si la progresión no es posible. Y si la situación de juego lo requiere, llevar el
balón al lado débil.
MECANISMO DE ATRACCIÓN
“La salida lavolpiana puede ser un mecanismo de atracción de rivales a zonas donde
queremos que nos presionen, con el fin de tener más espacios en zonas interiores”
José Luis Lorenzo
La acumulación de jugadores en una zona implicará una superioridad numérica
respecto al rival, el cual intentará evitar y transformar dicha asimetría en una situación
de igualdad numérica o superioridad numérica a su favor. Por tanto, la acumulación de
jugadores en primera línea de construcción puede suponer la atracción de rivales a
nuestra zona de iniciación. Como hemos comentado antes, la ocupación de un espacio
lleva consigo la liberación de otro, que puede ser ocupado por compañeros de escalones
inferiores que, al ocupar el espacio que el compañero liberó, también liberan un
espacio. Por tanto, la ocupación de espacios cercanos a la zona de balón implicará la
liberación de espacios alejados al mismo.
Esta atracción se hace con un objetivo claro: encontrar relaciones con los alejados. Y
por tanto, progresar en el juego y sacar el balón de zonas de inicio. Si el rival mantiene
el bloque compacto valoraremos la opción de buscar juego directo a las espaldas del
bloque. Sin embargo, si esa atracción supone el aumento en las distancias de relación
de los oponentes, manejaremos la opción de buscar al hombre libre entre líneas,
ocupando posiciones intermedias o incluso progresando por dentro mediante el
concepto del tercer hombre. Pero al final, como vemos, todo se basa en atraer para
encontrar relaciones con los alejados. Y aunque a muchos les sorprenda, la lavolpiana
también puede activar el juego directo, y no por ello estará mal aplicada.
“Es fundamental que las superioridades se vayan construyendo desde atrás, desde la
primera línea. Por eso, un principio fundamental de su idea de juego es que el balón
salga limpio desde los defensas”
Dani Fernández
A menudo se quiere sacar el balón de forma limpia desde atrás cuando los centrales no
disponen de una buena salida de balón. Obviamente esto provoca muchas pérdidas. Es
lógico: si pides a tus jugadores algo que no está dentro de lo que ellos son (su conjunto
de características y posibilidades), es imposible que te lo den. Como darse cabezazos
contra un muro. Eso sí, es posible que los jugadores de líneas superiores necesiten de
esa salida limpia para conseguir contextos favorables a sus características. Un concepto
básico del juego de posición es conseguir recepciones de los jugadores más
desequilibrantes en contextos favorables.
“Yo quiero crear siempre superioridad. Por eso, jugadores de la línea defensiva tienen
que entrar en el medio campo, no interesa cuál, aunque cuando uno entra, los otros
(tres jugadores de la línea defensiva) tienen que cerrar”
Louis van Gaal
El hecho de incrustar al pivote entre centrales implica una adaptación estructural para
el avance posicional de los laterales, haciéndose dueños del carril exterior y estando
más adelantados que sus respectivos pares, de modo que su recepción implique la
superación del par y permita la creación potencial de superioridades.
“Los laterales cooperarán moviéndose de manera lateral, bien para abrir una ruta en profundidad o
para ser receptores en caso de que el central encuentre dificultad para realizar su maniobra”
Óscar Cano
3×2 PERO… ¿Y 3×1?
Yo mismo cuestioné la validez de esa salida 3×1. Me acuerdo de estar hablando con
Dani Fernández y preguntaré para qué servía la lavolpiana 3×1, ya que él en ocasiones
la utilizaba, a lo que me respondió: “Por ejemplo, saliendo con tres, aunque solo me
presione un rival, ¿no es posible que haga creer al rival que saldré en corto? Pues
desde ahí, tras haber hecho creer que saldré en corto, es fácil que jugando en largo,
opción que el rival no espera, cree superioridades y contextos favorables”. Eso me
hizo ver mucho más allá.
La lavolpiana no solo sirve para ganar un 3×2. También sirve para sacar el balón más
limpio teniendo más seguridad en la primera línea de construcción, compensar mejor
de cara a la transición ataque-defensa y mantener mejor el equilibrio, llegar más segura
y eficazmente al lado contrario, dar protagonismo a los laterales pudiendo activar
posibles zonas de aceleración, atraer oponentes para buscar conexiones con los
alejados, incorporar gente desde atrás, hacer creer que se saldrá en corto para salir en
largo… Para todo esto no es distinto si el rival presiona con uno o con dos en la primera
línea de presión. Si buscamos alguno de esos aspectos, ¿por qué no utilizar la
lavolpiana 3×1?
El concepto de hombre libre es uno de los más manoseados del fútbol. En cuanto un
jugador recibe sin oposición se habla de hombre libre. No digo que no sea así. Desde luego
el hombre libre es el que recibe sin oposición cerca, en una situación de uno contra cero.
Como el propio término indica, es aquel que recibe libre. Sin embargo, hay que diferenciar
las ocasiones en las que el hombre libre aparece por el propio desarrollo del juego, en las
que está libre por tener el par lejos, de las ocasiones en las que mediante conductas
construidas encontramos al hombre libre. Mientras que en la primera ocasión se es hombre
libre, en la segunda ese hombre libre es generado.
El hombre libre es el grado máximo de superioridad posicional que existe en el fútbol. Por
eso encontrar al hombre libre es el objetivo fundamental del juego de posición. Eso sí,
encontrarlo en posiciones ventajosas, principalmente por delante de la línea de balón.
Nuestro portero generalmente se encontrará libre, aunque jugar constantemente con él
sería una memez ya que, pese a que sea el hombre libre, no progresaríamos en el juego y
como hombre libre sería muchas veces incapaz de generar ventaja en beneficio colectivo.
Por tanto, si buscamos al hombre libre para que cree ventajas y haga daño al rival, jugando
con el portero no lo conseguiríamos, por muy libre que se encuentre. Por eso es
fundamental encontrar al jugador libre en situaciones en las que sea capaz de crear
desequilibrios. Principalmente a la espalda de la línea de presión.
Para llegar al hombre libre podremos utilizar distintas conductas construidas como
pueden ser las conducciones para dividir, la ocupación de posiciones intermedias,
fijaciones (también desde posiciones intermedias), situaciones de asimetrías
numéricas, etc.
FIJACIONES
“Es fundamental que los jugadores jueguen con la intención del contrario, ese es el
gran valor. Que el rival sienta que con tu posición y tu perfil estás eligiendo
cualquiera de los lados de su posible salida”.
Juanma Lillo
Un jugador fija a un adversario cuando con su posición o acción hace que este se centre
casi exclusivamente en él y no atienda a otros de sus oponentes. Es imposibilitar la
actuación de un rival respecto a mis compañeros. Polarizar su atención para que no se
centre o actúe en lo trascendental dentro del juego. Liberar al compañero de oposición.
“Aclarados por fijación de pares para restar densidad e impedir ayudas defensivas
inmediatas sobre el compañero al que encontramos”.
Óscar Cano
Estas fijaciones no solo sirven para liberar a un compañero que está actuando
directamente en una determinada situación de juego. Las fijaciones en amplitud son de
gran utilidad para la circulación de balón de un equipo. Ocupar todo el ancho del
campo provoca el aumento de las distancias de relación de los opositores, y en
consecuencia la creación de espacios e intervalos preferentes de progresión. Con las
fijaciones en profundidad el objetivo es el mismo: hacer mayor el espacio que tiene que
defender el equipo rival y así crear espacios, esta vez, entre diversas líneas rivales. Estos
espacios se crean porque a menudo los rivales no quieren optar por dejar espacio de
recepción a nuestros jugadores, por lo que al acercarse a ellos se alejan entre sí. En caso
de no adoptar esta estructura más amplia, nuestros jugadores tendrían mucho espacio
en la recepción, en ocasiones espacios por delante para progresar, principalmente en
las bandas (ya que el rival cerrará espacios interiores).
“Las fijaciones de defensores sobre determinadas zonas, como no poseedores (saber
sujetarse sin el ansia de participar con balón) deben interiorizarse como modo de
desajustar las distancias entre defensores”.
Óscar Cano
Para fijar opositores que provoquen la liberación directa de un compañero podemos utilizar
muchos medios o conductas como la ocupación de posiciones intermedias que capten la
atención de dos adversarios, las conducciones que atraigan al defensor impar, movimientos
de beneficio ajeno…
La ocupación de posiciones intermedias no solo sirve para conseguir recepciones de aquel
que ocupa las intermedias en condiciones favorables con baja densidad de rivales. También
sirve para conseguir la fijación de esos dos jugadores entre los que nos situamos y así no
permitir que actúen sobre otros de nuestros compañeros. Se produce una liberación de
compañeros y espacios mediante la ocupación de intervalos entre dos oponentes, de los que
captamos su atención sin permitir que se centren en otros de nuestros compañeros. Así
también podemos crear intervalos entre jugadores fijados por los que intentar penetrar.
“La conducción permite atraer rivales provocando así la aparición de ‘hombres libres’”
Dani Fernández
“En fútbol cada uno se encarga de uno excepto el 2×1 de centrales contra punta, de cada
equipo. Partimos de nuestro 2×1 y un central sale conduciendo hacia el gol, provocando
que un oponente salga a impedir su progresión, liberando a su par (generación de
hombre libre). ¡Peligro! Ante pérdida sufrimos un 1×1 entre punta rival y central. Cada
uno decide”.
Pep Guardiola
Últimamente está muy de moda el concepto conducir para atraer. La conducción no solo
es un elemento de superación de oponentes desde la búsqueda del uno contra uno y su
desborde, sino también es un gran medio para la fijación de oponentes y liberación
consecuente de compañeros. Esta conducción cobrará más sentido cuando el defensor par
del poseedor haya sido superado. ¿Qué quiere decir esto? Sencillo: con su atracción fijará al
par de uno de sus compañeros, el cual pasará a ser hombre libre. Es muy habitual ver a los
centrales pisar campo rival en conducción; cuando lo hacen, los puntas rivales ya han sido
superados y es entonces cuando se crea la verdadera superioridad. El equipo rival se ve
obligado a tapar su progresión, así que un defensor sale a su acoso liberando a uno de
nuestros compañeros, que se encuentra por delante de la línea de balón como hombre libre.
Con la superioridad creada, logramos nuestro propósito: hacer llegar el balón en
condiciones favorables a jugadores más avanzados.
“Conducciones, del que tiene la pelota, que fijan a individuos o bloques completos de
defensores, para así hallar rutas de progresión contrarias a la posición del balón”.
Óscar Cano
Para conseguir dicha fijación mediante la conducción se puede hacer esta de dos modos
distintos:
1. Conducir en busca del defensor impar para provocar su salida al acoso y la generación del
hombre libre pretendido. “Desprender de su rival al que pretenda pasarle el esférico o,
cuanto menos, distanciárselo”. (Óscar Cano)
2. Conducir hacia un espacio intermedio entre dos defensores generando duda y que incluso
ambos vayan a impedir la progresión del poseedor, generando dos hombres libres.
“Hay que provocar situaciones para que de la siguiente línea me salga un rival, y así
poder crear superioridad numérica”.
Juanma Lillo
Se conduce para provocar la salida al acoso de un defensor impar, al que no buscaremos
desbordar sino sencillamente fijar, es decir, alejarlo lo suficiente de su par o rival directo de
modo que no pueda actuar directamente sobre él, liberando de oposición a nuestro
compañero.
Muchas veces, para la liberación de un compañero se realizarán movimientos falsos con los
que no se busca la recepción propia, sino la atracción y fijación de oponentes para favorecer
la recepción a un compañero, el hombre libre. Movimientos que suelen ser muy explosivos
para captar así más la atención de defensores, hacerles creer que se busca la recepción y,
por tanto, que quieran evitarla. Dice Mikel Etxarri que “el movimiento es el medio de
comunicación en el fútbol”, y no le falta razón. Con el movimiento se transmiten mensajes
al resto de jugadores, compañeros y rivales. Por tanto es importante comunicarse bien y
engañar al oponente y no a nuestro compañero. Transmitir el mensaje pretendido desde el
movimiento realizado, de modo que consigamos hacer creer lo que pretendíamos a los
rivales, y que sin embargo nuestros compañeros sean conscientes de la intención real que
llevábamos. Fijar a un adversario supone favorecer las condiciones de compañeros teniendo
que empeorar las mías en esa situación de juego. Ser altruista en las acciones. Como dice
Óscar Cano, comprender la dualidad beneficiario-benefactor.
“Comprensión de la dualidad beneficiario/benefactor. Hay que saber cuándo moverse
para sí mismo y moverse para los demás. Además, hay que entender que quedarme
detenido debe significar que los demás encuentren mejores posibilidades, o que contenerse
en anchura puede convertirme en futuro hombre libre”.
Óscar Cano
“La idea madre de todo es ir generando superioridades a la espalda de la línea que viene a
apretar al poseedor de balón”
Dani Fernández
El jugador que ocupe posiciones intermedias no estará en el campo visual de la línea a cuya
espalda actúa, así que podrá percibir los intervalos entre ellos preferentes de progresión sin
que la misma línea sea capaz de cerrarlos. Esa es una de las grandes ventajas de los
alejados: mayor campo visual y aprovechamiento de los desajustes de los cercanos a balón.
No solo hay que ocupar un espacio grande, sino que hay que ocupar aquel espacio al cual
sea posible acceder por parte de nuestros compañeros (al cual sean capaces de hacer llegar
el balón). Por ello el jugador que ocupa posiciones intermedias debe percibir los intervalos
de la línea presionante para que él mismo pueda recibir el balón.
Otro medio para hacer llegar el balón a un hombre libre es el concepto de tercer hombre. El
hombre libre generado normalmente recibirá en posiciones intermedias.
ASIMETRÍAS NUMÉRICAS
Las asimetrías numéricas son las situaciones de desigualdad numérica: 2×1, 3×2, 3×1,
4×2… Las situaciones momentáneas de juego en las que dispongamos de superioridad
numérica nos facilitarán enormemente la generación de hombres libres. La explicación es
sencilla. Situación de tres contra dos: dos defensores contra tres atacantes (un atacante
más). Fijando a los dos defensores conseguimos que el otro compañero quede libre.
Fruto de este medio surgió la famosa salida lavolpiana. Ante igualdad numérica (dos contra
dos) en la primera línea de construcción, un mediocentro se incrusta entre los centrales
para generar una situación de tres contra dos facilitando la aparición de un hombre libre.
Tras juntar en un lado a los dos defensores rivales, se lleva el balón al lado contrario donde
lo recibe el hombre libre, que avanza superando a esa primera línea
“Buscar el hombre libre es, por ejemplo, que los centrales tengan el balón y uno de ellos
siempre quede libre porque siempre tienes un defensa más que delanteros contrarios. En
ese caso, Puyol sube, sube y sube hasta que le sale al paso un rival. Si quien le intenta
frenar es mi marcador, entonces el hombre libre paso a ser yo. Si le sale al paso el
marcador de Iniesta, Andrés es el hombre libre. Y así buscamos la superioridad en
cualquier zona del campo. Haces un tres contra dos, lo ganas y ya tienes el hombre libre.
Avanzamos posiciones”.
Xavi Hernández
Los sistemas determinantes
Desde tiempos inmemorables, el papel que han tenido los sistemas tácticos en cualquier
contienda o enfrentamiento ha resultado ser un elemento clave y diferenciador, basando
toda una filosofía y estilo a un dibujo táctico determinado. Desde que el ser humano ha
tenido conciencia colectiva, la organización geométrica ha resultado ser imprescindible
para que haya un aprovechamiento completo de los recursos que nos puede ofrecer un
espacio que a menudo es compartido con un rival y en el que existen unos objetivos o metas
concretas. Ya en la prehistoria los individuos que pertenecían a un mismo grupo se
organizaban espacialmente para intentar cazar y obtener alimento. Otro de los ámbitos
donde la organización espacial resulta imprescindible es el campo militar, de hecho gracias
a este ámbito las organizaciones colectivas han sufrido una mejora sustancial y el ser
humano tiene los recursos tecnológicos que observamos en la actualidad.
Con este breve párrafo podemos atisbar que organización colectiva y disposición espacial
van de la mano. Todo es espacio y tiempo, mejor dicho: todo es espacio, tiempo y las
relaciones entre individuos. El dibujo táctico nace de la necesidad de conseguir algo, de
lograr una meta, por lo tanto resulta evidente que le otorguemos el papel que se merece,
relativizando su importancia a lo que es. Ahora bien, resulta estremecedor que atendamos a
ciertas expresiones referidas a entrenadores, profesionales o aficionados del fútbol que
mitifican el papel del sistema táctico a el nivel de que hasta el resultado de un marcador ha
sido debido a que se ha usado un sistema u otro. Es evidente que esto es una categorización
espantosa, pero es una tendencia observada en la actualidad.
El fútbol un deporte tan rico, con tanta influencia de factores, que a veces se piensa que
realmente va a ser determinante un dibujo táctico en el resultado del encuentro. No deja de
ser sorprendente.
En este punto de evolución de la idea me gustaría hacer mención a lo que para mí resulta
ser determinante, y es cómo se relacionan los futbolistas entre sí, ante el rival como
individuos, ante el rival como colectivo y, sobre todo, dentro del contexto del fútbol. Es
decir, resumiendo, quiero hacer mención a las sinergias que nacen en un determinado
equipo. Sinergia, qué bonita palabra. Si resulta bonita la palabra y su sonido, más bonito es
su significado. Según la RAE:
1. f. Acción de dos o más causas cuyo efecto es superior a la suma de los efectos
individuales.
El ser humano, animal social desde que nace, tiene que relacionarse para poder ser él, ya
que por sí solo no significa nada. La importancia de un individuo se reconoce cuando se
relaciona y de esta forma expresa la realidad de su ser.
Ante este punto, lo verdaderamente enriquecedor es aunar los dos conceptos, los dos
recursos: sistema táctico y sinergias.
Pongamos un ejemplo. Imaginaos sentados en una mesa, en una reunión familiar. La forma
en os relacionáis con los otros individuos es específica, ya que no nos relacionamos igual
con nuestra abuela que con nuestra madre, o con nuestro padre y con nuestro hermano. Y
no hablo de afinidades afectivas, hablo de expresiones conductuales entre individuos, es
decir, relaciones. Así, lo que puede potenciar esas expresiones conductuales entre
individuos es la disposición espacial. El hecho en sí de que tenga a mi abuela, a mi madre o
a mi hermano al lado o en el otro extremo va a provocar que en mí se expresen una serie de
conductas específicas, ya que nosotros somos nosotros y cómo nos relacionamos.
Una vez conozcamos la forma, la textura y el olor de las piezas de este rompecabezas, el
siguiente paso es colocarlas, distribuirlas espacialmente sabiendo que esa colocación va a
potenciar las relaciones y la expresión de las sinergias entre los once futbolistas. Hay
jugadores que necesitan estar lejos uno del otro para relacionarse de manera adecuada; hay
jugadores que necesitan estar cerca para relacionarse adecuadamente; hay jugadores que
deben estar en una zona concreta para relacionarse bien con el resto de jugadores. Lo
primero, conozcámonos; después, coloquémonos. Todo son sinergias, todo influye.
La ¿sobrevaloración? de la zona en
el fútbol
“¿Sabe cuál es la diferencia entre un perro guardián y un perro feroz? Usted pone un
perro feroz delante de la puerta de su casa y vienen dos ladrones. Al primero que se le
acerca, el perro feroz le ladra y se le tira encima. El ladrón corre, el perro va tras él y se
aleja de la puerta. El otro ladrón entra y le roba. En cambio el perro guardián le ladra al
primer ladrón , pero vuelve a custodiar la puerta, no la abandona. ¿Me entiende? El perro
guardián es el que marca en zona, el otro prefiere la marca al hombre”. César Luis
Menotti
Son innumerables las ventajas de la defensa en zona:
• Parte del nosotros, por lo que promueve una solidaridad, un sentimiento de ayuda
permanente y la posibilidad de atacar el ataque del adversario, de defender activamente y
no tener que estar a merced de lo que el rival haga.
• Respeta la entereza inquebrantable del juego, de modo que favorece el paso de un momento
a otro, las transiciones. Permite que ataquemos en función de cómo defendamos y
viceversa, de modo que nuestro jugar tenga más sentido e importancia.
• Su objetivo es la reducción de espacios, de modo que las ayudas abunden, y así también se
repartan los esfuerzos, reduciendo nuestra fatiga física, y también la táctica, al no tener que
estar expuestos al rival.
• Al utilizar medios activos, favorece el cumplimiento de los principios fundamentales del
juego sin balón: recuperación de balón (creación de superioridades numéricas en zona de
balón, dificultando la acción del poseedor), evitar la progresión en el juego (creación de un
bloque defensivo por detrás de la línea de balón) y evitar gol (defensa de la portería, ya que
la referencia principal que se maneja es los espacios y el espacio más importante es el que
se encuentra dentro de la portería).
Se pueden mencionar más cosas, pero no es mi objetivo en este trabajo. La defensa en zona
habla de los espacios, de los compañeros, del balón y de las porterías como referencias de
posicionamiento del bloque defensivo. Obvia algo que considero fundamental: los
adversarios. Nuno Amieiro, autor del libro Defensa en zona en fútbol, comenta que si se
tienen en cuenta las referencias de posicionamiento comentadas, el rival poseedor por
arrastre se verá con dificultades para actuar. Estoy de acuerdo. Los rivales que se
encuentren en zona de balón tendrán dificultades. Pero en fútbol, y más desde la irrupción
del juego de posición, la importancia de los alejados es indiscutible. Esos alejados que la
defensa en zona no tiene en cuenta, y que tal vez cuando el bloque haya basculado, ya hayan
hecho de las suyas.
“Hay que cubrir zonas como base del juego defensivo, hay que ser más “perro guardián”
que “perro feroz”, pero puntualmente hay que anular al atacante, hay que evitar que
convierta ese último balón que va a ir dirigido a nuestra portería. Se está perdiendo esa
faceta, se está olvidando la responsabilidad individual. Hay que trabajar en busca de este
equilibrio, de esa sapiencia táctica del defensor para discernir cuándo debe ocupar
territorio y cuándo debe anular/perseguir rivales”. Juanma Lillo
La magnánima influencia que tienen las modas provoca el destierro de todo lo anterior. Un
destierro que casi siempre se produce sin haber formulado las preguntas mágicas: ¿por
qué? ¿Para qué? Se cambia de actuación sin entender el nuevo modo de actuar, ni tampoco
por qué se dejó el anterior. Aceptamos dogmáticamente. Necesitamos gente que cuestione
las cosas. El paso de la defensa al hombre a la zona hizo que se olvidase por completo la
antigua forma de hacer las cosas, la defensa individual. Parece que la existencia de una
moda exige repugnar lo que anteriormente se hacía y olvidarlo por completo. Ni la moda
está llena de virtudes ni lo antiguo de defectos (si antes se hacía así, será por algo, alguna
virtud tendría).
La defensa al hombre no me parece correcta como tal, aunque en algún caso me puede
parecer utilizable. Creo en una defensa activa, no en una reactiva. Pero, ¿acaso una defensa
activa no puede usar medios reactivos? Obviamente no serán los medios que dirigirán el
proceso defensivo, pero sí son medios que utilizándolos circunstancialmente nos ayudarán
a defender bien.
Para mí, los medios defensivos reactivos son aquellos que focalizan la atención en el
adversario, porque en esa situación del juego, es la verdadera amenaza. Cada jugador debe
entender que tiene un par al que, como mínimo, debe vigilar; un opositor directo al que no
debe permitir jugar cómodo. Esa vigilancia puede suponer no bascular al lado fuerte en
exceso, ya que la amenaza en lado débil, por quiénes allí se encuentran, puede ser mayor
que en lado fuerte, por ejemplo. Una no basculación que la defensa en zona pura defendida
por Nuno Amieiro no defendería, por no respetar la reducción de espacios. También puede
suponer el marcaje individual mientras se compensa cuando nuestro equipo tiene balón, o
los marcajes individuales ante centros laterales. Los espacios son creados (o simplemente
aparecen), y ocupados y aprovechados (por los jugadores). Vigilar a los sujetos que pueden
ocupar espacios puede ser tan efectivo como reducir los mismos espacios.
Hay otros medios, como los deslizamientos (seguir al opositor para imposibilitar que
intervenga en el juego) o los cambios de oponente –que proceden del balonmano, que
también dan prioridad al adversario y no tanto al balón o a los espacios– que me parecen
fundamentales para poder defender exitosamente. Mientras que los cambios de oponente
favorecen mantener la estructura defensiva organizada sin por ello perder la atención en los
oponentes, los deslizamientos sí pueden afectar a la estructura de nuestro bloque, aunque la
atención sobre los rivales será mayor. Los deslizamientos son muy utilizados para
contrarrestar desmarques de ruptura a la espalda de la línea de defensas o desmarques de
apoyo de hombres adelantados, para que no se giren. Los cambios de oponente,
generalmente, se utilizan ante desplazamientos horizontales o diagonales, con o sin balón,
que suponen el cambio de carril (fuera-dentro).
La mejor forma de defender, sin ninguna duda, me parece la activa, la zonal (la defensa en
zona también puede ser pasiva, con activa me refiero a la zona presionante), pero creo que
debe ser utilizada con algunos medios reactivos. Si el fútbol es de los futbolistas, me parece
osado obviar a once de los veintidós que juegan. Los que ocupan espacios y meten goles son
los jugadores, así que utilizar medios que se centren en ellos no me parece ilógico.
Yo protegería mi casa con once perros guardianes, jamás con once perros feroces. Eso sí,
me gustaría que mis perros guardianes supiesen actuar como feroces si la situación lo
requiriese. No querría perros que sólo ladrasen y asustaran. Me sentiría más seguro si
fuesen a atacar al ladrón sin dejar la puerta desguarnecida. Perros que persiguiesen al
intruso si fuese necesario, pero que supiesen que lo primordial es proteger la puerta.
* Enric Soriano.
Hay muchas formas de ganar. De eso no cabe duda, ni interrogantes; se puede ganar hasta
por accidente o jugando mal. Válido todo, dentro del campo de lo legal claro está. La
cuestión pasa por qué estilo cree cada DT y acorde a eso la idea transmitida a su equipo, la
forma y el modelo que vaya a emplear. De eso se sujeta el jugador en momentos clave, tanto
de certezas como de dudas; saber ante todo cuál es el plan que hay que llevar a cabo,
entendiendo de igual forma que este es un juego de dinámica variable e impredecible. Pero
a continuación deseo detallar los beneficios de la posesión.
De algo no nos queda duda: la pelota genera muchos contextos, a favor o en contra, al
tenerla o no tenerla. Si vas cayendo y la tienes te da la ilusión de la cercanía del empate, y si
vas ganando te da la sensación de serenidad, sabiendo que el uso que le das aleja en parte la
posibilidad de empate. Si no la tienes y no sabes manejar la ansiedad que eso deriva, puede
ser un factor en contra difícil de controlar. Bien lo detalla Cruyff: “Mientras nosotros
tenemos el balón, el rival no lo tiene y por tanto no puede marcar, lo que quiero decir es
que nosotros mandamos y tenemos la iniciativa del partido”. Se detalla, y con lógica, cómo
se puede hacer para trabajar la posesión si no cuentas con jugadores que la faciliten y está
por demás claro que pedir porcentajes de posesión como los que maneja el F. C. Barcelona
es algo utópico, pero sí considero que un jugador profesional debe y sabe, por lo mínimo
manejar un sentido de cómo proteger la pelota desde el enfoque colectivo, tocándola bien,
cuidándola. Por algo esta ahí, ¿no? Me cuesta creer el concepto de que hay equipos que no
pueden tener una base de estos aspectos que he señalado; lo que no hay es ganas o decisión
de trabajar esta característica ahí presente. ¿Se puede dominar un partido sin la posesión?
Sí. ¿Qué tan simple es? Compleja respuesta, y ahí sí entra en juego cuánto pueda yo
aprovechar mi momento con el balón y cuánto puedo hacer caer en error al rival al tenerla.
O que él se equivoque por sí mismo.
Hay una tendencia actual de varios clubes de manejar el contraataque como base de juego.
Y ahí sí planteo ciertos reparos. Queda claro que hay que saber manejar la fase del juego sin
balón, saber replegarse, cuándo y cómo presionar en pos de la pelota, y varios conceptos
que involucran el trabajo sin balón. Pero de entrada, ceder la posesión y campo conlleva un
riesgo altísimo: ¿cómo puedo adivinar o acertar la totalidad de variantes ofensivas que
puede usar mi rival? Me puedo preparar para los ataques y saber cómo iniciar mi jugada
siguiente, ¿pero cómo saber con qué me sale el rival? Los partidos no son ciencias exactas y
prever, con certeza alta, toda mi fase sin balón es algo irreal en la puesta en práctica. ¿Qué
sucede donde el rival, a quien le cedo la posesión, si sabe cómo usar el balón y crearme un
sinnúmero de riesgos? Hay que saber debatir la posesión, al menos plantearlo. Se acepta
alguna excepción ante un rival que sea notoriamente superior a ti y contra el que debas
soportar el embate. Y por cierto, si ninguno de los dos equipos desea la posesión, ¿qué
partido nos queda?
Guardiola detalla un aspecto por demás claro: “La idea no sólo es circular la pelota, la idea
es desacomodar al rival”. Gran verdad. ¿Cuánto puede aguantar sin desajustarse un equipo
en su campo sin la pelota mientras el rival asciende y busca el camino y espacio adecuado?
Juanma Lillo nos aporta con otra expresión clara: “El límite de la paciencia es que tú sepas
ver que la situación está. Porque la jugada de gol aparece y de repente desaparece”. Al
poseerla, hasta por error del rival, la situación puede presentarse, se puede dar. Paciencia
para esperarla, serenidad para buscarla. Diego Latorre, notable ex jugador y actual gran
comentarista, aporta de modo muy sensato: “Nunca es inteligente regalar
deliberadamente el balón para explotar los espacios. La pelota motiva a la esperanza”.
Nuevamente lo dicho antes: yo puedo esperar continuamente a que mi acierto defensivo o
error del rival me ceda ese espacio hablado, ¿pero qué acontece si los contextos se me
complican ya que el oponente le da un buen uso al balón? Lo que me tocará ahí es
especular, esperar. Angel Cappa cita: “Otra idea de la tenencia es desgastar mentalmente a
quien no la tiene, deben correr tras ella”.
El fin de este artículo, reitero, no es negar otros esquemas, ideas, tácticas que caben en este
hermoso juego y que son válidas como lo señalé previamente, sino detallar los beneficios de
la posesión y los caminos que nos puede mostrar. Y esa amplitud de recursos que brinda. La
pelota une, alimenta, fomenta. Y eso no es poco. Considero un error pensar que la posesión
sólo puede ser recurso de equipos grandes o de nombres rimbombantes, basta con ver al
Swansea o al Borussia Dortmund y esos buenos pasajes de juego que regalan. ¿Por qué
pueden? Hay una convicción, por la pelota ante todo.
Velocidad en el fútbol
Es muy importante la interpretación del juego para tomar buenas decisiones y a gran
velocidad. Entender y conocer el juego para poder actuar mejor y a más velocidad. Siempre
hemos considerado el proceso de percepción clave en la toma de decisiones. Analizar el
entorno en el que nos encontramos para luego escoger la mejor opción. Ese es un mito que
se ha roto recientemente. Según unos estudios de neurociencia, las decisiones están ya
tomadas una vez comienza el proceso de percepción. Es decir, se toman decisiones semi-
inconscientemente.
Ante la inexistencia aparente del proceso de percepción en el fútbol, debemos seguir
tomando las mejores decisiones posibles y a la mayor velocidad. Es más importante decidir
bien que decidir rápido; decidir bien favorece más al juego que hacerlo rápido y mal. Para
que unos jugadores actúen bien y rápido ante un entorno, han debido estar allí antes.
Deben haber vivido ese contexto en los entrenamientos, conocerlo, y en base a ello escoger
mejor. Acumular experiencias (vivencias de las que se aprende) permite conocer el entorno
e interpretarlo mejor. Saber cómo actuar en una situación determinada te va a permitir
decidir más rápido, incluso desde la inconsciencia. Nosotros no conocemos las decisiones a
tomar en ese contexto, sino que conocemos las distintas opciones; el proceso de toma de
decisiones no desaparece, no jugamos de memoria. Es importante entrenar situaciones que
se den en el partido para que el futbolista ya haya acumulado experiencias en ese entorno
que le ayuden a tomar mejores y más rápidas decisiones. Para esto tenemos que tener en
cuenta las propensiones, que nos ayudan a fomentar unos comportamientos determinados
provocándolos de manera que la naturaleza del juego no se ve alterada, de forma global.
Esas experiencias harán que el futbolista sepa qué pasa en cada momento, sabe qué
opciones son las más adecuadas.
* Enric Soriano.
La geometría guardioliana
Entendemos por geometría el estudio de las propiedades y de las medidas de las figuras en
el plano o en el espacio, según la Real Academia Española.
Entendemos por geometría aplicada al fútbol todas aquellas figuras geométricas que se dan
durante el desarrollo de un partido en un equipo en el terreno de juego.
En un equipo determinado hay unas figuras que son las que han permitido una serie de
conceptos estándar para la posible circulación de balón. Ese equipo ha sido el Barcelona de
Pep Guardiola. El hasta este año entrenador del equipo azulgrana ha desarrollado la
filosofía holandesa a la máxima potencia. Esa filosofía habla de los triángulos de posición.
Los triángulos de posición son aquellas figuras geométricas en forma, como su propio
nombre indica, de triángulos para poder generar dos posibles salidas al poseedor del balón
para su posible, correcta y acertada circulación de la pelota.
La clave de esto no está en la figura en sí, sino en los detalles. Unos detalles que son los que
permiten poder acelerar la velocidad del balón, sacarlo de las zonas de presión, tener una
visión del entorno para poder interpretar el juego y que el jugador saque a relucir la calidad
innata que tiene.
Empezamos a destacar que para poder lograr un buen juego posicional, un equipo debe
tener una buena racionalización del espacio de juego. Para ello, formar figuras geométricas
en el espacio se vuelve vital para poder generar mejores interpretaciones en la circulación
de la pelota. Los movimientos son simples, se vuelven mecanizados una vez el jugador
interpreta la acción, puesto que la función es ordenarse a través de la pelota. Conceptos
como el hombre libre o conceptos inamovibles en la filosofía azulgrana como son el
conocimiento de los primeros hombres, los segundos y los terceros. Estos hombres
permiten descargar el juego, profundizar en él o mantener la posesión.
Vayamos, pues, a los detalles que marcan ese posicionamiento previo a la recepción del
balón:
1.- Posicionarse siempre en diagonal al poseedor del balón: garantiza darle una salida,
como también permite estar siempre en cobertura para un posible error en el pase o una
posible intercepción/anticipación, evento que nos permite tener siempre a alguno de los
dos (pasador/receptor) por detrás de la pelota y no ser superado.
2.- Perfil del cuerpo: el jugador que le da una salida al poseedor debe estar perfilado para
tener una visión tanto del compañero con balón como del entorno para evitar una posible
anticipación. El culo debe mirar hacia fuera del campo para tener una visión lo más amplia
posible del terreno y del entorno. Nunca ofrecerse frontalmente al poseedor, siempre en
diagonal y perfilado. Conceptos clave para evitar errores en la circulación.
Avanzando en los conceptos y teniendo presentes los detalles para la posible recepción del
poseedor, formamos figuras geométricas que nos dan un mejor concepto del ataque posible
en lo que la circulación de balón se refiere. La escuela holandesa fue pionera en estos
triángulos de posición/posesión para tener una adecuada circulación y poder generar
combinaciones.
Guardiola lo tenía bien presente y el primer año su modelo se asentaba en esta creación de
triángulos para tener un buen ataque posicional, un concepto que aprendió de Johan Cruyff
y que siguió utilizando Van Gaal en sus dos etapas como entrenador culé. Eran vitales los
triángulos formados por Piqué, Puyol y Yayá Touré para una buena salida de balón. Ha
pasado a la historia el triángulo formado en la derecha por Alves, Xavi y Messi, así como el
formado en el sector izquierdo por Henry, Iniesta y Eto’o. Todo se basaba en triángulos.
Podía haber cambios de posición, era obligatoria la movilidad, pero todos esos movimientos
tenían un fin: generar triángulos.
En el siguiente año, Guardiola le dio una vuelta de tuerca a su modelo y formó un rombo en
el centro, con Busquets, Xavi, Iniesta y Messi. El equipo se garantizaba tener juego
diagonal, tener hombres por detrás y tener a un hombre que profundizaba el ataque por sus
cualidades naturales como era el caso de Messi. Este era la punta de lanza del rombo.
Flotando entre líneas, cuando se enlazaba con él, el juego tomaba un aire de verticalidad
asentada en ese juego pausado de Xavi y esa interpretación inigualable de Iniesta sobre el
juego y el ataque posicional.
En el último año se vio a un Guardiola mucho más innovador que nos ha llegado a mostrar
la figura del pentágono, con Busquets en la base, Xavi e Iniesta por encima y Cesc y Messi
más arriba. Pep se garantizaba tener mucha superioridad en el centro del campo,
acumulaba a jugadores de un parecido perfil innato en sus cualidades para dominar el
juego de posición y tenía a Messi. Al unísono, Cesc y Messi creaban y ocupaban espacios,
llegaban de segunda línea e interpretaban la labor de esas dos puntas de lanza del
pentágono.
Pentágono utilizado por Pep Guardiola en su último año. Fuente: Matias Manna
Así pues, Guardiola fue evolucionando los triángulos de posición de la escuela holandesa,
llegando a formar rombos y, en última instancia, un pentágono capaz de tener hasta cuatro
posibles receptores del jugador en posesión. La geometría guardioliana ha jugado con las
matemáticas para alcanzar el dominio de los espacios; ha jugado con los vértices para
garantizar un buen número de salidas al poseedor; ha jugado con la historia para dejar
atrás los triángulos de la escuela holandesa y a su maestro Johan Cruyff. El objetivo de Pep,
aparte de mejorar la racionalización de los espacios para beneficiar su ataque posicional,
siempre fue el de seguir innovando para que sus rivales no pudieran adaptarse a esos
cambios geométricos en sus formas. Guardiola ha evolucionado el modelo holandés,
mejorado el legado de su maestro y se ha ido superando en evoluciones tácticas. La
geometría guardioliana ha sido clave para avanzar en un nuevo modelo posicional.
Para desgranar el juego del Barcelona debemos trasladarnos hasta el juego de posición.
Para Lillo el juego de posición “consiste en ir generando superioridades a la espalda de la
línea que te aprieta”. No nos pararemos a descifrar en qué consiste el juego de posición,
entre otras cosas porque sería muy largo y extenso, y porque lo explica magníficamente
Dani Fernández, en El juego de posición.
Así pues, únicamente comentamos por qué es importante la salida de balón de los
conjuntos azulgranas. La base de todo es generar superioridades para sacar la pelota limpia
y poder ir avanzando conjuntamente balón/jugadores. Como nos dice Óscar Cano, “cada
intervención lleva implícita la acción posterior para el que recibe el balón”. Es decir, los
jugadores con sus relaciones deben facilitar la labor de sus compañeros, deben ir
encadenando acciones para poder ordenarse a través de la pelota y del espacio.
Dicho esto, todos los equipos tienen unos principios que son los que normalmente usan: es
el modelo de juego. Pero como dice Jorge Castelo “a medida que se vaya construyendo un
modelo de juego, es necesario someterlo a interrogación sistemática, eso es, se va
construyendo progresivamente, desconstruyendo y reconstruyendo”, que si lo enlazamos
con que “nosotros defendemos de determinada forma para atacar de determinada forma,
y atacamos de una cierta manera porque somos capaces de defender de una forma
compatible. Los aspectos defensivos siempre tienen que estar relacionados con los
aspectos ofensivos; si no, jamás conseguiremos un juego de calidad”, como nos dice
Guillerme Oliveira, llegamos a concluir que el F. C. Barcelona tiene que sacar la pelota
limpia para poder seguir generando superioridades en las diferentes líneas a las que se va
enfrentando. Esto parte de nuestros principios en base al modelo predeterminado que
tenemos. Lo que habría que cambiar en función de lo que nos plantea el equipo rival sería la
salida de balón para poder crear esas situaciones que nos permiten enlazar con la siguiente
línea.
“Para que el proceso de construcción de situaciones de ataque y finalización sea
consecuente, evitan acciones precipitadas, ya que perder el balón de cualquier manera no
sólo interrumpe la intervención en fase de ataque, sino que condiciona la futura actividad
defensiva”, nos relata Óscar Cano. La idea constructiva de la circulación en la base: esto nos
lleva a tener la idea clara de crear superioridad numérica entre hombres necesarios en la
construcción de la salida y hombres rivales. El objetivo es asegurar la conexión entre las
diferentes líneas.
2) Las salidas de balón del F. C.Barcelona y los tipos de presión alta de sus
rivales
Normalmente, el Barcelona forma cuatro líneas a alturas diferentes. Para tener claro los
conceptos de primeros hombres, segundos y terceros únicamente tendríamos que
relacionar poseedor de balón con jugadores colindantes dispuestos en alturas diferentes.
Por tanto, vamos a ver las salidas de balón que más comúnmente utilizan los equipos del
club barcelonés y los tipos de presión que realizan los equipos contrarios.
Únicamente hablaremos de tipos de salida de balón ante presión alta por parte del rival,
obviando aquel tipo de salidas que marquen presión sobre recepciones o sobre
determinadas zonas. El objetivo es ver la salida de balón inicial contra posibles presiones
altas del rival.
La composición más natural en salida de balón del F.C. Barcelona sería en 1-2-3-2-3.
Esta disposición inicial es la más utilizada en todos los equipos del club. Disponemos al
equipo con dos centrales en una buena amplitud para poder mover al rival con la conexión
entre ellos dos, dos laterales que van a jugar en la espalda de sus respectivos pares, un
pivote que ayuda en el balance ofensivo/defensivo y que trate de darle continuidad a la
circulación de balón, dos interiores que intentarán jugar en las espaldas de las marcas para
poder generar superioridades y poder desorganizar al rival en la recepción, dos extremos en
máxima amplitud para distanciar al rival lateralmente y un delantero centro que fija a los
centrales y permite crear espacios por detrás de él para circular la pelota y poder ir
avanzando con esas superioridades.
Normalmente, los rivales presionan a los equipos del Barcelona con un único punta. El
objetivo es apretar a los centrales, disminuir el tiempo y el espacio de sus acciones y
empobrecer la positividad de sus acciones siguientes.
Hay dos posibilidades: que el Barcelona, mediante la circulación inicial y los movimientos
de sus hombres colindantes, pueda crear superioridad numérica mediante el pase o que se
tenga que crear una superioridad forzada. Esto se consigue con la conducción de uno de los
hombres centrales. El objetivo de la conducción es atraer a rivales, para que en sus espaldas
puedan aparecer hombres libres. Es decir, conducción para pasar, no para buscar el 1×1.
Atraer y soltar, esa es la cuestión.
Otra de las formas de presión que realizan los rivales es la de la formación con dos puntas.
Este tipo de presión trata de eliminar toda acción por parte de los dos centrales azulgranas.
El Barcelona debería modificar a partir de aquí su forma de sacar el balón limpio desde
atrás. Aquí los entrenadores optan por distanciar más a los dos centrales con el objetivo de
atraer a las dos marcas y poder generar espacio suficiente para que se pueda generar juego
con el pivote. De esta forma, el equipo batiría una línea entera del rival.
El rival puede que realice un movimiento de tándem con los dos puntas, esto es: uno
presiona a los centrales y el otro al pivote, con lo que no se podría crear relación entre
central o portero con el pivote.
Si no hubiera juego con segundos hombres, el Barcelona crearía una superioridad numérica
desde primera línea, retrasando a su pivote y creando un 3×2 con los dos delanteros rivales.
El Barcelona pasaría a realizar una salida de 3, y se dispondría en un 1-3-3-1-3, siempre
jugando con 4 líneas en alturas diferentes formando lo que antes hemos nombrado como
primeros, segundos y terceros hombres.
El objetivo sería el mismo que en la primera salida comentada: la posibilidad de enlazar con
los hombres colindantes mediante pase, previo movimiento de los hombres adelantados y,
si no es posible enlazar con estos hombres, uno de los 3 hombres formados en disposición
inicial para la salida de balón debería hacer una conducción para que aparecieran hombres
libres y poder crear una superioridad mediante la atracción con esa conducción.
Y la última forma de presión que vemos es la que realizan los rivales con 3 puntas en caso
de salida de 3.
En este caso, el rival presionaría con 3 hombres arriba del todo. El objetivo es quitar la
iniciativa del juego, que los jugadores habilitados para la construcción queden inhabilitados
y no se puedan generar superioridades mediante relaciones pase y/o conducción. El
Barcelona deberá pasar de relacionarse entre hombres a relacionarse únicamente con
balón, es decir, el portero deberá pasar a jugar forzosamente con segundos o terceros
hombres, disminuyendo la organización a través de la pelota y desorganizar al contrario
con ella. Pocas veces un rival es capaz de presionar en zona alta con 3 hombres y menos
limitando las decisiones de los jugadores del Barcelona para disminuir la fluidez del juego.
Hemos visto varias formas de salida de balón por parte de los equipos del F. C. Barcelona y
posibles adaptaciones del rival a la salida y del Barcelona al rival. Como hemos visto, se
trata de adaptarse a las circunstancias de lo que sucede sobre el campo y sobre lo que
propone el rival. El modelo debe ser abierto, flexible y capaz de proponer soluciones a los
problemas que se nos plantean.
Acabamos con una reflexión de Óscar Cano, que nos dice: “La circulación del balón es el
medio táctico fundamental en el desarrollo del juego posicional; por tanto, este medio
cobra mayor sentido en un club que privilegia dicho juego de posición. La cadena de pases
del Barcelona sigue siempre una lógica racional, nunca se pasa por pasar, sino que cada
transmisión del balón, de un compañero a otro, lleva intrínseca la posibilidad de
desarticular el engranaje defensivo, o de forma inminente, o en futuras maniobras”.
No siempre se puede lograr lo que uno desea, pero siempre se debe buscar combatir lo que
me plantean. El juego es acción-reacción y el que sea capaz de adaptarse mejor e interpretar
lo que sucede, será capaz de modificar el discurso de un partido.
Posesión del balón vs Posesión del
espacio
Cuando atendemos a la construcción de un modelo de juego para nuestro equipo, los
entrenadores tratamos de encontrar una organización colectiva para cada momento en el
que te encuentres durante un partido (momento ofensivo, defensivo o en momentos de
transiciones). Algo similar sucede al estructurar los entrenamientos, buscando, eso sí,
ejercicios en los que se practiquen todos los momentos del juego en una misma tarea.
Aunque los entrenadores acostumbran ahora a decir que todos los momentos del juego
están relacionados, algunos parecen no entender el objetivo del juego: marcar más goles
que el rival. La prensa deportiva, los ‘moralistas’ del juego y algunos entrenadores con
mensajes interesados o jugadores de golf que hablan desde el sillón han generado el debate
del “juego” en torno a su belleza, a su plasticidad, al tiempo que cada equipo tiene el balón o
según lo divertido que es observar a unos y a otros.
El fútbol ha sido invadido por debates sobre los principios, los valores, la humildad o las
actuaciones de cara a la galería y se ha dejado de lado, cómo si no fuera lo único
importante, la eficiencia. En el caso del entrenador, esta eficiencia se ve reflejada con
trabajo de calidad y resultados, no según diga una cosa en rueda de prensa o celebre el gol
en silencio y no dando gritos de alegría. Es más, ya decía Maquiavelo que “la Diosa Fortuna
sonreirá en preferencia a aquellos que obren con resolución y energía para cumplir sus
planes en lugar de a aquellos que se enorgullecen de su prudencia (…) la fortuna siente
debilidad por los audaces”.
Entre las características del entrenador audaz estará “contemplar lo que se dibuja en la
distancia (…) observar de antemano los lugares que sobrevolará y prepararse para los
acontecimientos que allí le aguardan”. El líder eficaz “cuando el sol brilla, piensa en los
días de tormenta y se prepara para su llegada sin caer en la indolencia”. Por tanto, no
puede ser “un simple pajarillo que sólo tiene ojos para lo que sucede ante él”. La metáfora
del águila y el pajarillo es muy común en el fútbol en cuanto a que algunos no pueden ver
más allá de la posición del balón sin tener en cuenta que si no dominas el espacio no
dominarás el objetivo del juego: marcar más goles que el rival. Por eso, es tan importante
dominar la defensa cuando atacas y el ataque cuando defiendes y más en un fútbol con
muchos argumentos tácticos que reducen la posibilidad del gol casi siempre al error del
adversario o al momento de transición donde el rival está más desorganizado. Y para estar
en disposición de esas oportunidades, no se necesita tanto el balón como una organización
óptima para aprovechar el segundo en el que lo tienes; es en ese momento en el que has de
tener una disposición colectiva que pueda aprovechar sus recursos y llegar al gol.
Por eso, en tiempos en los que todos hablan de que “no hay ataque sin defensa y
viceversa” hay entrenadores que, muchas veces embobados por el juego del Barcelona –
uno de los equipos que más tiene el balón pero también que mejor domina el espacio–
parecen no entender el significado de la frase que tanto usan y su utilización de la posesión
es más bien un recurso para que el rival tenga más facilidades en el momento de la
recuperación. El movimiento del balón nunca es intrascendente…¡puede ser trascendental
para que pierdas tú el partido! Si el equipo, en organización ofensiva, lleva el balón de un
lado a otro, sin conseguir desordenar al rival por la horizontalidad de los pases y, además,
fruto de la frustración que conlleva no progresar teniendo tanto el balón se buscan
soluciones más “improvisadas” con movimientos, desmarques o conducciones individuales
a las que el equipo no tiene respuestas para corregir, cuando el adversario recupere el
esférico tendrá tiempo y espacio para correr en ventaja y finalizar rápido aprovechando el
desorden del que siempre tenía el balón.
Llegados a este punto, algunos no habrán entendido el artículo y pensarán que veo el balón
como el fuego o un enemigo peligroso. Y no es así. El balón no es el fin, pero sí es muchas
veces una herramienta para dominar el espacio cuando lo sabes utilizar y lo aprovechas
para obligar al rival a recular, a perseguir sombras, a llevarlos a posiciones antinaturales
para los defensores, cuando acumulas jugadores en torno a esa posesión, facilitando la
recuperación inmediata tras perderla. También si colectivamente generas ventajas para que
tu jugador más desequilibrante consiga situaciones de uno contra uno y no de uno contra
cuatro, por ejemplo. Pero como tal, el balón no es un fin. Y su posesión, al igual que su no
posesión, no te garantizan absolutamente ningún tipo de eficacia en el fútbol.
La eficacia viene de la organización colectiva con y sin balón de modo que tu equipo domine
unos comportamientos trabajados durante los entrenamientos tanto en el momento en el
que no tienen el balón como en el momento en que lo recuperan y lo juegan. Esa
organización será diferente en cada equipo, igual que cada equipo le dará un uso distinto al
balón y marcará la línea de presión en una zona u otra. Esas elecciones le corresponderán al
entrenador según los jugadores que tenga –¿os imagináis a Samuel y Lucio corriendo hacia
atrás cincuenta metros tras fracasar el Inter en una presión alta contra el Barcelona? ¿Se
imaginan al Barcelona dando el balón al rival para recuperarlo posicionalmente en el centro
del campo con jugadores como Thiago, Xavi e Iniesta?–. La posesión del balón puede ser un
veneno letal si no dominas los espacios: si la alta posesión contra defensas cerradas te
obliga a adelantar las líneas sin progresar y a hacer que no estés preparado para reaccionar
en el momento en el que la pierdes con tu guarida desprotegida; igual que será veneno para
el adversario que no sepa cerrar sus espacios cuando no tiene balón; e igual que tendrá el
antídoto aquel que en el momento ofensivo tenga unas herramientas y unos
comportamientos adquiridos para generar espacios y hacer daño al rival y que esté
preparado, también gracias a su organización colectiva, para hacer una presión intensiva,
cerrar los espacios del rival y recuperar rápido con el otro equipo saliendo, y por tanto,
desorganizado.
No hay un fútbol, hay muchos. Todos persiguen lo mismo: ganar. Todos mediante un
objetivo: el dominio de los espacios –con o sin balón. La eficacia está en el resultado; los
debates en la prensa.
APLICACIÓN FÚTBOL
• Acoso: Comportamiento defensivo que ejerce el oponente directo al poseedor del balón con
el propósito de evitar que cumpla con sus objetivos. Es un asedio con la intención táctica
de:
1. Evitar ser desbordado
2. Robar
3. Disuadir hacia zonas no deseadas
4. Orientar a zona deseada
5. Cerrar líneas de pase
2.- Robar: Se realizará el acoso con entrada para ir a recuperar la posesión del balón, sobre
todo en las dos situaciones más propicias:
– Cuando el rival recibe de espaldas.
– Ante la pérdida momentánea de control del balón por parte del poseedor.
Aparte del principio de contención el jugador que acosa, si no existe riesgo de ser
desbordado y no tiene la posibilidad de robar, debe jugar con la intención del oponente.
Utilizando los siguientes medios tácticos.
– Disuadir/Orientar
– Cerrar líneas de pase
– Acoso a impar
Vemos en la imagen como Fernando, jugador del Oporto, mediante su orientación corporal
evita que el poseedor pueda manifestarse en profundidad con los puntas de su equipo y se
vea obligado a jugar hacia el exterior.
En esta imagen, Moutinho, sin tener que acercarse al poseedor, le limita su acción ofensiva,
no permitiéndole salir de la presión a zonas despejadas (al igual que Falcao) y provocando
una pérdida inmedita.
4.- Cerrar líneas de pase: Mediante una ubicación que tape la trayectoria, evitar que el
rival se pueda relacionar con el jugador en disposición peligrosa para nuestro bloque
defensivo.
Ejemplo: en la subfase organización defensiva, cerrar línea de pase horizontal evitando la
relación con el rival que pueda cambiar la orientación del ataque.
5.- Acoso a impar: Es el medio defensivo el que permite sostener las situaciones de acoso
a los jugadores rivales. Hay que tener en cuenta que al abandonar a su par, el defensor debe
cerrar las líneas de pase que impidan que éste pueda recibir y romper la presión.
Ejemplo: el jugador que al recibir de espaldas y ser presionado, juega de cara al rival libre
de oposición y el defensor mantiene el acoso.
APLICACIÓN PRÁCTICA
Al igual que hemos hecho un repaso básico de los principios defensivos del oponente
directo al poseedor del balón, se han ejemplificado una serie de tareas a partir de las cuales
el jugador puede ir adquiriendo conocimientos del ‘momento sin balón’. Esas tareas son el
punto de partida para que el entrenador pueda modificarlas, a base de dar diferente
información o cambiando reglas de provocación, para adaptarlas a las necesidades de su
equipo y sus jugadores.
• Tarea 1
Desarrollo: en un espacio dividido en 4 zonas se disputa un 4×4 más un comodín ofensivo.
Reglas de provocación:
– Para conseguir puntos, el balón debe circular por las dos zonas horizontales, pasar por el
comodín y ser conducido a través de la línea de fondo contraria.
– En la fase ofensiva no puede abandonar la zona asignada.
– El comodín ofensivo no puede jugar en la zona donde se encuentra el balón (se fomenta el
cierre de las líneas de pase).
– Durante la fase defensiva puede abandonar la zona asignada para favorecer la
superioridad numérica y posicional.
Información:
– Acoso al poseedor, evitando ser desbordado.
– Si no soy oponente directo evitar que potenciales receptores puedan recibir (acoso
intenso al receptor de espaldas).
– Pantalla al receptor de cara.
– Disuadir y cerrar líneas de pase a comodín para evitar crear superioridad numérica a un
compañero. (sentimiento de pertenencia al bloque defensivo).
• Tarea 2
Desarrollo: en un espacio dividido en 3 zonas verticales (zona central y pasillos laterales),
se disputa un 4×4 +1 comodín ofensivo, más dos porteros.
Reglas de provocación:
– Para conseguir gol, la acción de ataque debe provenir de un desborde por pasillo exterior.
– El comodín juega a un máximo de dos contactos (hay que aprovechar la superioridad
para conducir el ataque a los pasillos exteriores).
Información:
– El jugador interior oponente directo al poseedor del balón orienta al mismo, mediante el
acoso disuasorio, a jugar hacia los pasillos exteriores.
– El jugador interior no oponente directo, dispuesto a acosar al futuro receptor si en su
apoyo recibe de espaldas a nuestro marco.
– Los jugadores exteriores oponentes directos manifiestan una correcta orientación
postural bajando el centro de gravedad y centrando la atención en el balón, debiendo
orientar su salida a la demanda del entrenador (capacidad del defensor, potencial del
oponente, hay cobertura cercana o no, etc.).
– El jugador interior, cuando el oponente directo es exterior, manifesta la cobertura
defensiva y la ocupación de zonas cercanas al remate.
• Tarea 3
Desarrollo: en un terreno divido en 2 zonas horizontales, se disputa un 3×3, finalizando
cada equipo en dos mini porterías.
Reglas de provocación:
– En la fase defensiva, debemos tener dos jugadores en campo propio y uno en el rival.
– En la fase ofensiva un jugador puede progresar a campo contrario.
Información:
– El hombre más adelantado, mediante el acoso orientado, disuade al poseedor de
relacionarse con el compañero de zona, eliminando la superioridad posicional (acoso que
puede realizar el punta a los centrales).
– Acosar al jugador más adelantado que viene en apoyo y evitar que se gire (acoso de los
medios o centrales a los jugadores entre líneas).
• Tarea 4
Desarrollo: en un campo dividido en 3 zonas horizontales se disputa un 4×4 (ampliar a
necesidad y gusto) + 2 porteros.
Reglas de provocación:
– Para conseguir gol, el balón debe pasar por las tres zonas.
– Cada jugador en fase defensiva parte de su zona asignada.
Información:
– En fase ofensiva, ofrecer al mediocentro una salida lateral, creando espacio para el apoyo
del punta entre líneas.
– En fase defensiva, el punta realiza un acoso disuasorio en las zonas exteriores, evitando la
relación con el otro central.
– El central o el mediocentro acosan al delantero que realiza el desmarque entre líneas,
intentando el robo o al menos evitar que se gire.
– Si el que sale entre líneas es el central, y sale lejos de su posición, el mediocentro le realiza
la permuta.
– Si la recepción es del mediocentro en la zona media, su par se orienta hacia zonas
exteriores evitando la relación con el punta.
* Adrián Cervera es Entrenador de la UD Marbella y autor de “Modelo Organizacional-
Estratégico de entrenamiento en fútbol” (Ed. MC Sports). En Twitter: @AdrianCervera
La posesión defensiva
por MARTI PERARNAU el 26 junio, 2012 • 10:34
Tras marcar el primer gol, el Barça va a por el segundo. Tras marcar el primer gol, la
selección española decide congelar el tiempo. He ahí una diferencia esencial entre un
equipo y otro, confirmando que en ocasiones son los jugadores quienes definen un
conjunto, pero en otros casos son las voluntades. Una buena parte de los futbolistas
actuales del Barça se alinea también en la selección, que además practica el mismo juego
posicional aunque con matices. Los matices no están en la disposición geométrica, ni
siquiera en la alineación concreta, que también afecta por supuesto, pero eso forma parte
del concepto de cada entrenador, de su forma de plantear los encuentros. Donde se percibe
una buena diferencia es en el modo de gestionar un partido desde un resultado concreto.
No es casualidad que en estos cuatro años de Guardiola, el Barça haya acumulado 636
goles, más de 2,5 por partido. Sí, está Messi, pero no solo es Messi. También es la vocación
ofensiva y la voluntad de seguir atacando tras haber marcado.
Tampoco es casualidad que la selección española sume ya ocho partidos consecutivos con la
portería a cero en eliminatoria directa (no encaja desde el Mundial 2006 ante Francia), la
mayoría de los cuales se han saldado con victoria por la mínima. Siempre que consiguió
abrir la muralla defensiva del rival (como el sábado ante Francia) la selección decidió
adormecer el juego, echarle un somnífero al balón y permitir que el tiempo transcurriese
sin acción ni pasión. Es en estos casos cuando la posesión se convierte en defensiva, un
factor que el Barça casi siempre es ofensivo, aunque también recordamos casos en los que
Xavi y compañía han secuestrado el cuero sin contemplaciones para evitar que ocurriese
nada.
Para el espectador es probable que esta diferencia tenga un valor relevante. Para los
objetivos de cada equipo, no lo creo. El Barça no sigue atacando para lograr estadísticas
abrumadoras, sino porque su técnico considera que ese es el camino, además de contar con
un Messi insaciable. La selección congela el tiempo porque los torneos cortos de este tipo
no permiten resbalones. De hecho, son partidos en los que siempre estás caminando por el
filo del abismo. La diferencia entre el ganador y los derrotados es minúscula, de ahí la
sobreprotección que busca el seleccionador, a quien un gol le resulta suficiente para
ordenar la hibernación. Cuenta para ello con algunos de los mejores defensores del cuero,
aquellos a quienes resulta casi imposible arrebatárselo. Sí, es una España que algunos
llamarán “italianizada”; otros “con oficio”. En realidad, es la que emplea la herramienta de
la posesión como instrumento defensivo, algo que puede chocar en Barcelona, pero
también posee gran eficacia.
El timing: el momento justo
En el fútbol cada vez nos dirigimos más hacia un vuelo de velocidades: gestos cada vez más
rápidos, los equipos cada vez transitan más velozmente, con lo que disminuye el tiempo de
decisión y aumenta la dificultad.
Mucha culpa de que las cosas se hagan tan rápidas y bien, o tan rápidas y no a la perfección,
viene del Timing.
Los pequeños detalles marcan la diferencia y este es uno de ellos, algo que diariamente no
se habla y que forma parte de esos subprincipios del juego que un entrenador y un equipo
deben dominar.
Clasificación de la Velocidad
La velocidad la podemos clasificar en 3 tipos fundamentales:
VELOCIDAD DE REACCIÓN
En la velocidad de reacción hay que distinguir dos momentos para diferenciarlos:
Como todos los detalles, éste es uno que también se puede entrenar y trabajar: una
velocidad de reacción no responde únicamente a una señal acústica, a la diferenciación de
un color, o a una carrera para llegar antes que el contrario. También se tienen en cuenta
entornos perceptivos y decisionales adecuados a la realidad de la acción y del momento.
a) Análisis de la situación: En qué zona del campo estoy, dónde están los compañeros, el
adversario, el balón, etc…
b) Analizar esa información
c) Generar una respuesta
d) Poner en práctica esa respuesta, transformarla en movimiento o en una acción.
(Movimiento, pase, etc…)
Esta toma de decisión, debe realizarse conjuntamente con la del compañero para que se
produzca una acción al tiempo para que sea efectiva, aquí entra en acción el Timing.
El timing se refiere a ajustar la precisión espacial a un momento de tiempo determinado.
Llegar en el momento justo, ocupar espacios cuando hay que ocuparlos, ponerla cuando el
delantero ha ganado la posición, cuando en un espacio determinado el balón debe llegar
justo en ese instante en que hemos ganado dicho terreno.
El timing es precisión, hacer las cosas en el momento oportuno. Un segundo más lento y
caes en fuera de juego, un segundo más rápido y el balón no se coordina con el desmarque
del compañero: es ajustar tiempos y espacios. Es tener precisión.
Un buen timing permitiría que el jugador al que va dirigido el balón no tuviese que
modificar su velocidad ni trayectoria de carrera para recibir el pase, se ajustaría a los
momentos. El momento justo de hacer las cosas.
CONCLUSIÓN
Las acciones ofensivas vienen muy marcadas por este concepto, cada vez hay más defensas
organizadas, equipos más seguros, se trabaja mejor tácticamente y los equipos tienen las
ideas más claras sobre cómo deben trabajar defensiva y ofensivamente. Como resultado de
estas buenas organizaciones obtenemos que cada vez cuesta más llegar, tenemos menos
ocasiones, hay más control. Cada vez se producen menos sorpresas, los equipos tienen más
controlados los puntos fuertes del rival e intentan aprovechar los débiles. Es por eso que
habrá partidos en los que tengamos pocas ocasiones, y esas ocasiones las tenemos que
aprovechar; si no dominamos ese timing todo es más difícil. Llegar pocas veces, pero saber
combinar bien la precisión de espacio y tiempo nos puede garantizar ser letales a nivel
ofensivo.
Dominar los tiempos, hacer las cosas al unísono, es ser mejor equipo. Saber qué
movimiento va a hacer mi compañero, qué pase puede hacer el otro. Como ya hemos dicho,
los pequeños detalles marcan diferencias. Y éste es uno de ellos.
* Carlos Cambero Cañadas es entrenador del Cadete A de la Fundación Calella. En
Twitter: @ccanyadas
Corolario:
Para la vuelta del martes no cabe esperar nada diferente en el planteamiento de Allegri.
Salida guerrillera, repliegue intensivo a partir del minuto 5, doble pared basculante y
coordinada, regalo total de las bandas, enmurallamiento del centro de la defensa, búsqueda
de una pérdida en tres cuartos y contragolpe, bien en conducción (Boateng, Robinho), bien
en largo (Seedorf), en busca de Ibrahimovic y su potencia.
Sabiendo todo esto, el Barça deberá encontrar algo más que su receta clásica de los
anteriores 270 minutos. Ni la presencia constante de Alves, ni la velocidad de Tello, ni el
desborde de Cuenca o la diagonal hacia dentro de Iniesta pueden bastarle si la zona central
del área sigue infestada de defensores muy juntos. Tendrá que hacer algo más (yo no sé
exactamente qué) para generar espacios interiores por los que Messi y Xavi puedan
introducirse con cierta comodidad. Como ocurre casi siempre, probablemente, el espacio
será hijo del engaño.
Elaboración de la Estrategia
Operativa como el Plan Estratégico
para cada partido
Nuestro maravilloso deporte rey viene dado como propio juego en sí desde el paradigma
sistémico-complejo y no desde un paradigma cartesiano-simplista (paradigma tradicional)
del que se había partido hasta ahora. Por lo que su relación directa con los deportes
colectivos señala por lógica a éste como un deporte de colaboración-oposición, en el que la
presencia de compañeros y contrarios (al igual que otros elementos constituyentes)
mediatizan las continuas tomas de decisiones por parte del jugador en el desarrollo del
propio juego.
Debemos tener en cuenta que este juego, una vez empieza a rodar el balón, está lleno de
incertidumbres por lo que a la hora de enfrentarnos a nuestro rival debemos tener en
cuenta que el mero hecho de conocer al equipo contrario supone disminuir la
incertidumbre en un deporte plagado de las mismas. El conocimiento del rival pasa a ser
indispensable, de manera que conociendo sus puntos débiles y virtudes, y planteando una
estrategia para combatirlos, estaremos en disposición de que nuestro rival, con su
comportamiento, pueda variar la estructura de nuestro equipo.
ANÁLISIS Y SCOUTING
Las bases de nuestro modelo de juego pueden llegar a no ser suficientes, por lo que la
previsión de los acontecimientos nos garantizará que, cuando ocurra algo a lo que nuestro
modelo no esté acostumbrado, seamos capaces de saber qué hacer y cómo adaptarnos a las
nuevas circunstancias del juego. Es por ello que mediante el Análisis y Scouting de nuestro
rival podremos llegar a conocer sus debilidades y virtudes. Antes de nada, decir que la
palabra Scouting es una palabra inglesa que significa espiar, explorar, siendo de suma
importancia para la elaboración de la Estrategia Operativa y con la que diseñaremos el Plan
Estratégico para cada partido. Lo que pretendemos con el Scouting es obtener la
información necesaria sobre el comportamiento de nuestro rival en competición,
situaciones que sean significativas dentro de su modelo de juego y no fruto de la
improvisación en el juego. Aspectos importantes y relevantes que deben contener la
información acerca de nuestro rival:
• Ataque predominante y manera/as de llevarlo a cabo, así como sus posibles alternativas,
mediante una descripción de posibles comportamientos o manifestaciones creados a nivel
colectivo y entre algunos jugadores determinados.
• Comportamiento en la fase defensiva.
• Transición entre cada una de la fases anteriores (Organización Defensiva y Contraataque).
• Las acciones a balón parado ofensivas como defensivas de nuestro rival.
• Información individual o grupal a tener en cuenta.
No debemos olvidar que nuestro análisis debe ser una muestra lo más representativa
posible del equipo rival para que así los datos extraídos sean lo más significativos posible.
Todo ello teniendo en cuenta al juego como un todo o, como diría Raúl Caneda,
un continuum. Por lo que deberemos de tener en cuenta que esas fases o subfases del juego
(momentos del juego) se pueden distinguir pero nunca separar ya que forman parte del
mismo proceso.
Respecto a los medios para la obtención de información debemos decir que, como control y
evolución de la eficacia de la Estrategia Operativa en competición, deberemos tener en
cuenta:
• Análisis Directo: análisis in situ del equipo rival en el campo de fútbol, por la televisión,
etc. Consideraciones para el Análisis Directo: debemos analizar aspectos generales que nos
va a servir para tener una idea general del rival, como es: alineación, sistema de juego,
cambios de sistema de juego ante las contingencias de partido, aspectos relevantes en
ataque, en defensa, jugadores relevantes, cómo consigue finalizar las acciones, cambios de
jugadores y su repercusión en todos los aspectos, jugadas a balón parado tanto en defensa
como en ataque y los aspectos más relevantes del mismo.
• Análisis Indirecto: análisis pero fundamentado en la grabación del mismo, videocámara,
DVD, VHS, con programas de análisis como el Nac Sport, SportsCode, Dartfish, Eric, etc…
Consideraciones para el Análisis Indirecto: debemos de establecer una metodología de
análisis observacional que se va a fundamentar en el visionado de varias veces del partido,
donde en una primera visión atenderemos aspectos generales del equipo, muy parecido a
los planteamientos de visionado en directo. En los siguientes visionados realizamos un
análisis de las jugadas a balón parado; en el siguiente visionado observamos los aspectos
fundamentales del juego en ataque y defensa. Características de esta observación: La
observación se fundamenta en una actuación activa, abierta y flexible del observador
basado en un análisis descriptivo (cualitativo) de forma sistemática de situaciones que, en
la mayor parte de los casos, están o deben ser delimitados, pero sin obviar cualquier
situación reseñable de ser constatada en el informe y valoraciones cuantitativas (como
pérdidas, recuperaciones, etc., pero que nos van a llevar a una conclusión descriptiva) que
no hubiéramos tenido en cuenta con anterioridad, donde se atiende tanto a la globalidad
del equipo rival como las particularidades individuales del mismo.
Por todo ello quisiera aportar una serie de reflexiones o ideas porque este camino del
análisis y scouting de rivales conlleva horas de trabajo y dedicación… Como dijo el gran
Antonio Machado: “Caminante, no hay camino, se hace camino al andar…”.
Quisiera dedicar este artículo a mi gran amigo Antonio Jesús Moreno García (Entrenador
Nacional y creador del software Planningfutbol) por su confianza en mí así como en mi
trabajo. Por alentarme en este duro camino y creer ciegamente en mis posibilidades.
Gracias amigo.
La verdad es que todavía no me atrevo, y no tengo claro si lo voy a hacer nunca, a escribir
sobre Complejidad y Fútbol, aunque fui alumno de Paco Seirul.lo y Natalia Balagué y he
leído, leo y leeré algunos libros sobre ello. Pero el fútbol, en su calidad de deporte colectivo,
es complejidad al 100%. Siguiendo las teorías de la Complejidad y los Sistemas Dinámicos,
el fútbol (y el futbolista) es un sistema complejo donde todas las partes forman parte del
todo y el todo es condicionado y condiciona todas las partes. ¿Y esto qué significa?
“Yo soy ayudante de jugadores, los protagonistas son ellos”. Pepu Hernández(entrenador
de baloncesto)
El otro día tuve la suerte de participar en un debate filosófico-futbolístico con ilustres
entrenadores como Iván Palanco, Cristian Catena y Enric Durán alrededor del lema tan de
moda últimamente: El fútbol es de los futbolistas. Queda muy bien apoyar esta afirmación,
pero no tengo claro que todo el mundo tenga claro lo que significa exactamente. ¿Quiere
esto decir que el papel del entrenador no es influyente? ¿No podemos, como técnicos,
incidir en la forma de jugar de nuestro equipo y buscar cuál es la mejor manera de jugar
para lograr nuestros objetivos como equipo? ¿Debemos trasladar toda la responsabilidad a
los futbolistas y retirarnos a un lado a observar? ¿Realmente no incidimos en nada?
En un mundo, el del entrenamiento del fútbol, donde nos hemos pasado años separando las
partes, analizándolas y entrenándolas, ahora resulta que no existen dichas partes, no se
puede separar nada de nada, porque todo está unido, todo depende de todo y lo condiciona
todo. Creo que nos hemos pasado demasiado tiempo corrigiendo, cuando lo que
deberíamos haber hecho es observar más, observar qué hacen los jugadores, cómo
reaccionan a los errores (propios y de sus compañeros) cómo comprenden el juego, cómo se
relacionan entre ellos y cómo reaccionan a las indicaciones de su entrenador. Si hubiéramos
observado tanto como corregido nos habríamos dado cuenta antes de que sí, el fútbol es
complejo, y mucho más fácil de lo que nos pensamos.
El Área de Descanso
por OSCAR CANO el 13 febrero, 2012 • 17:27
Todos los equipos buscan itinerarios por donde progresar. Las interacciones propuestas por
el entrenador, junto con el entorno donde se manifiestan, enseñan las posibilidades de
avance. El sentido último de toda configuración de relaciones, cuando se posee la pelota, es
el de alterar las líneas rivales, desajustarlas para que aparezcan espacios directos de
penetración y se haga probable el remate.
La intención es acceder a los espacios determinantes con la debida ventaja para encontrar
circunstancias que faciliten el desequilibrio final.
En el Barça los ritmos son otros, más alternos, la desbandada es enemiga; los atajos acaban,
en demasiadas ocasiones, por desordenar. Este equipo, cuando mejor juega, únicamente es
vertiginoso en los metros finales y después de fusionarse desde el pase.
Actualmente, los rivales han convenido que lo mejor es adelantar los elementos y evitar
que, durante la circulación de la pelota, se sumen demasiados pases hacia el interior, sobre
el eje longitudinal. Piensan, acertadamente, que si Xavi, Sergio Busquets, Thiago, Cesc,
Iniesta o Messi se desconectan, la imposición de las constantes made in Barça se ve
mermada.
Así, los caminos que enlazan con los interiores quedan obstruidos, también, por esa
permanente inquietud de entrar en contacto con la bola de Messi, que multiplica la
densidad en dichos sectores. El ‘falso nueve’ concentra a demasiados en pocos metros. Por
si esto no fuese suficiente, cada paso atrás del argentino es interpretado por Fábregas como
una oportunidad inmejorable para correr en línea recta antes de que se cierren los
intervalos expeditos.
Sin embargo, los de fuera son, precisamente, los que menos tiempo se toman para ejecutar
las decisiones, y, con ello, los que impiden que los demás encuentren lugares y acomodo
para recomponer el juego de posición. A excepción de Cuenca, que reconoce, en cada
recepción, las exigencias concretas, que comprende las virtudes de la desaceleración, los
demás tienen predilección por embestir con inminencia.
Por ello, y atendiendo a la necesidad de serenar ese ida y vuelta incesante que descompone
el estilo azulgrana, quizá sea oportuno cambiar los nombres de quienes se emplazan cerca
de los bordes del terreno de juego.
Se hace imprescindible que Thiago, tal y como lo hizo en la final del Mundial de clubes,
Iniesta e incluso Dos Santos, intervengan posados en dichas latitudes a fin de encontrar el
reposo que requiere la interactividad blaugrana.
Serían soluciones en días donde el contexto genere velocidades contraindicadas para que
todo el talento azulgrana se encuentre naturalmente. Si los de fuera generan orden, los de
dentro podrán seguir siendo compositores impecables del juego combinativo, y no
acompañantes tardíos de un vehemente balanceo.
Esta cita del pensador francés Edgar Morin quizás nos ayude a entender por qué el análisis
de los momentos del juego en fútbol se hacen sin relacionar las partes: en nuestra
educación nos han enseñado a entender así la realidad. Queremos analizar el juego en sus
diferentes subfases, pero sin tener en cuenta el momento anterior que propició el porqué
del comportamiento actual y eso nos lleva a coartar la esencia del análisis. No se puede
analizar por separado aquello que sólo tiene sentido junto.
Citando a José Antonio Marina, “somos lo que somos más el conjunto de relaciones en el
que estamos incluidos”. Por eso, y volviendo a Morin, “habría que sustituir al paradigma
de disyunción/reducción por un paradigma de conjunción que permita distinguir sin
desarticular o reducir”.
Todas estas reflexiones volvieron a mi cabeza tras el partido del pasado domingo en
Cornellá-El Prat, como también lo hicieron tras el de Mestalla o San Siro. En todos estos
encuentros llegan las reflexiones sobre el comportamiento defensivo y todas parten de
premisas superficiales tales como: el Barça no defendió bien por la defensa de 3 o no han
tenido voluntad de presionar debido a que están cansados de ganar.
En mi opinión, se parte del error de desgranar la fase o transición defensiva a partir del
momento justo en que se perdió la posesión del balón, cuando lo que nos explica qué ocurre
sin él fue lo que hicimos antes con él y viceversa. Si el Barcelona, la selección española u
otros equipos que tienen altos porcentajes de posesión de balón no atacan bien, ni
consiguen someter al rival, juntarse en campo contrario y desordenarlo con la circulación,
en el momento de la pérdida están expuestos a tener que correr hacia atrás, y este es un
gran indicador de cuándo un equipo no está jugando bien.
Al revés ocurre cuando el Barça juega bien: hemos escuchado muchas veces las bondades
de la presión tras pérdida de los blaugrana. Algunos analistas incluso la tildan como clave
del éxito de los culés, pero ¿por qué nos paramos en ese instante, casi en la foto del robo?
Esta presión sólo puede existir si se consiguieron positivas secuencias de pases que
desorganizan al rival y te juntan lo suficiente para poder acosar en superioridad cerca de la
portería contraria: entonces, el rival casi te regala el balón.
Por otro lado, comentar que, obviamente, no presionar tras el momento de la pérdida no
tiene porqué significar jugar mal. Buscar un repliegue controlado, que evite transiciones
fulgurantes del contrario y que tenga relación con la forma de atacar y el contexto colectivo
puede ser una herramienta muy válida.
Si por el contrario se es un equipo vertical, que ataca a velocidad de vértigo y que carece de
pase atrás que permita juntarte en campo contrario, o tu secuencia de pases no es lo
suficientemente buena para someter al rival, será imposible presionar cuando el contrario
te desposea del balón. Por tanto, dime cómo atacas y te diré cómo podrás defender.
El padre de todo esto, Johan Cruyff, dice: “Si se pierde el balón, la clave es cómo lo
recuperas otra vez. La idea antigua era ir a defender a nuestra área y presionar para
recuperar antes. Ahora han perfeccionado los detalles y el espectáculo más grande es
cuando el Barça no tiene el balón. Eso es lo más grande que hay ahora mismo en el fútbol
porque en lugar de ir hacia atrás se van adelante. Defienden hacia delante” (“Senda de
Campeones”). El abuelo de todo esto, Laureano Ruiz, dice: “En el fútbol actual es un error
cometer una falta táctica cuando se pierde el balón. Lo que hay que hacer es intentar
robar la pelota con la presión, como hace el Barça” (“Al primer toc” de RAC1). Esto que
manifiestan ambos maestros es esencial para comprender el éxito del equipo de Guardiola.
No sólo practica de forma excelente el juego de posición, con el equipo viajando junto al
estilo de la cordada alpina y usando la posesión del balón como instrumento para alcanzar
sus fines. Además, ha convertido la presión arriba (otra consecuencia de lo anterior) en un
arte.
Guardiola lo define siempre con una frase: “Hemos defendido bien porque hemos atacado
bien”. Traduzcamos: al viajar juntos e interpretar con corrección el juego posicional, los
jugadores se encuentran en las posiciones adecuadas (juntos, agregados y cercanos al
balón) en cuanto uno de ellos sufre una pérdida. Al estar cerca, la recuperación es sencilla y
veloz. El desgaste es mínimo, pues deben recorrer muy pocos metros, de ahí que puedan
hacerlo a máxima velocidad. Y el momento es el idóneo: el equipo rival no ha tenido
siquiera tiempo de pensar en cómo reorganizar su fase ofensiva. Al atacar bien se defiende
bien. Y, como digo, no es causa, sino consecuencia de viajar en cordada, estar juntos,
generar superioridades y contextualizar la posesión del balón como una herramienta
general.
Si cada jugador está en la posición idónea, resulta sencillo recuperar el balón tras perderlo.
Se consigue con muy escaso desgaste físico, dado que los compañeros se encuentran muy
próximos a quien lo ha perdido y, al estar situados muy arriba y cercanos, se logra otro
efecto importante: consiguen orientar la salida del contrario en la dirección que le interesa
al Barça. A cambio, y con la salvedad mayúscula de Leo Messi, el equipo renuncia, de
manera intuitiva, al contragolpe. La concepción del juego blaugrana como cordada alpina
solo permite de forma esporádica la acción del comando que contraataca. El mejor ejemplo
de ello se dio en Milán hace varias semanas, cuando Abidal se olvidó de todo, lanzándose al
galope tendido, hasta que comprobó que estaba completamente solo. Ningún compañero le
había seguido en el contragolpe. Al contrario: le miraban sorprendidos desde lejos, como
diciendo: “¿Dónde va este?”.
– 1ª parte: Viajar juntos
– 2ª parte: La posesión como instrumento
Viajar juntos
por MARTI PERARNAU
El tiki-taka fue un slogan feliz que, sin embargo, ha destilado una profunda incomprensión
del estilo de juego que lo inspiró. Lo mismo ocurre con algunas herramientas del juego de
posición, interpretadas como causas cuando son, simplemente, efectos. Me refiero a
conceptos como la posesión o la presión, conceptos que nos confirman a diario que todos
somos capaces de ver las consecuencias, pero son muy pocos los que advierten las causas.
Viajar juntos. Todos juntos y con el balón. Este es uno de los criterios fundacionales del
juego de posición que practica el Barça, equipo que viaja junto, como si se tratara de una
cordada en la montaña. Tomando posiciones de manera gradual y paulatina. Si alguno de
los viajeros no está en su sitio, simplemente se vuelve atrás y el viaje empieza de nuevo.
Desde el Campo Base hasta la cima, escalando todos en la misma cordada. Así se concibe el
modo de jugar del Pep Team, fruto de la evolución conceptual de grandes equipos
legendarios: la Hungría de los 50, el Brasil de los 70 y el 82, la Francia de Platini, Giresse y
Tigana, el Dream Team o el Ajax de Van Gaal. Alimentado intelectualmente por maestros
como Lillo, Lavolpe o Cruyff. Jugar agrupado, viajar agrupado: equipo y balón, sin que
exista la opción de abandonar a nadie a su suerte fuera del grupo, no por compasión, sino
por necesidad.
El balón es uno más del viaje y la propia idea de cordada ya nos indica que no es posible
descolgar a nadie, pues todos resultan imprescindibles en el avance desde el Campo Base.
De ahí que veamos muchas acciones que resulten incomprensibles a ojos profanos o incluso
muevan a la burla sardónica de quienes no alcanzan a entender de qué va semejante forma
de jugar. En realidad, se trata de avanzar como un grupo compacto y plantar el
campamento en cada nueva posición alcanzada, lo que hace inviable que haya rezagados en
esta escalada gradual. Hasta que se avizora la cumbre y entonces se desatan las cuerdas
para proceder al asalto final, donde ya no importa si el avance es colectivo o individual,
dado que se trata de plantar la bandera del triunfo.
Metodología
“El entrenamiento debe ser el estímulo del talento”
La Tarea
Factores Determinantes:
Factores Descriptivos:
En los inicios del fútbol moderno condicionados por la idea de llegar “fresco” a los
partidos se entrenaba relativamente poco (volúmenes de entrenamiento bajos). De
hecho, el somatotipo de jugador era muy distinto al existente en la actualidad.
En la actualidad existe una tendencia a que el balón vuelva a ser el elemento central
sobre el que gire toda la sesión de entrenamiento y muchos entrenadores denominan a
este método: “entrenamiento integrado” por el mero hecho de incluir el balón en todo
momento.
No obstante, el entrenamiento integral requiere una mayor complejidad que
simplemente incluir un balón en todos los ejercicios. Va más allá al intentar acercar lo
máximo posible el entrenamiento a la competición, utilizando un método científico
mediante el cual se deberá:
cada ejercicio.
Y es que en el fútbol no todo está inventado, por el contrario existe un amplio margen
para la investigación e innovación que nos abren infinidad de posibilidades para
experimentar siguiendo en todo momento el método científico, tan utilizado en el resto
de áreas del conocimiento.
o A quién va dirigido.
o Medios a utilizar.
Es el método más utilizado hasta la fecha. Tanto el juego en sí como el rendimiento del
futbolista es observado como la suma de varios rendimientos: físico, técnico, táctico y
psicológico.
Metodología Global
Iremos progresivamente desde los ejercicios más genéricos a los más específicos
aunque en nuestro “entrenamiento integral” sólo utilizaremos los ejercicios más
específicos.
Para elaborar esta clasificación se ha tenido en cuenta dos aspectos fundamentales:
3. Ejercicio específico: cuando los dos factores son específicos. Por ejemplo: 3
5.
La capacidad deportiva para obtener el rendimiento óptimo no sólo depende del nivel
de desarrollo de factores como la condición física, sino que se relaciona y se amplía con
otros ámbitos como las capacidades tácticas, técnicas, psicológicas y sociales. Por lo
tanto, podemos decir que el rendimiento en competición depende de múltiples
capacidades y de las complejas sinergias que se establecen entre ellas.
Las acciones del juego responden a unos parámetros biomecánicos más o menos
estandarizados que se encuentran condicionados por los factores ya detallados y que
exigen una constante adaptación a la cambiante situación competitiva. En la mayoría
de las ocasiones, la correcta percepción de la realidad y la toma de decisiones que el
futbolista adopte harán que la ejecución de la acción técnico-táctica sea o no
provechosa. Por todo ello, a la hora de valorar los contenidos del entrenamiento
deberemos considerar el ejercicio a realizar desde un triple punto de vista:
1. Perceptivo.
2. Decisorio.
3. De ejecución.
A la hora de elegir los ejercicios para cada sesión de entrenamiento no sólo tendremos
en cuenta los aspectos técnicos – tácticos que tradicionalmente se han considerado
determinantes en el rendimiento deportivo, sino que tendremos que valorar tanto los
aspectos físicos como psicológicos que cada ejercicio implica, aunque para establecer
los objetivos de la sesión daremos cierta prioridad a los componentes técnicos y
tácticos.
Pero ya que hablamos de un entrenamiento integral del trabajo este deberá tener
múltiples direcciones. Es decir, no siempre partiremos de la mejora de una cualidad
física y la posterior elección y aplicación de los ejercicios específicos adecuados para el
desarrollo de la misma. Sino que en la mayoría de las ocasiones partiremos de un
objetivo técnico o táctico que nos interese trabajar en cada momento y el contenido
tanto físico como psicológico del ejercicio será algo que nos condicionará la elección del
mismo. Aunque también podremos partir del interés por mejorar un aspecto
psicológico determinado y la posterior elección de ejercicios específicos adecuados para
el desarrollo del mismo con independencia de que también se trabajen de forma
simultánea aspectos técnicos, tácticos y físicos.
Con independencia del criterio inicial que nos marque la elección de un ejercicio u otro,
todos ellos deberán adaptarse en su componente físico al microciclo de entrenamiento
que nos encontremos en base a la planificación general de la temporada.
Una vez elegido el objetivo principal y la tarea con la que se pretende conseguir dicho
objetivo, se debe dar una multidireccionalidad en el análisis.
1. Desde el punto de vista del preparador físico: elección del ejercicio a partir de
Una vez creada la base de datos podremos buscar aquellos ejercicios que cumplan los
condicionantes por nosotros elegidos de forma breve y sencilla.
A la hora de realizar una selección iremos filtrando los ejercicios en base a los criterios
que vayamos eligiendo. Por ejemplo:
1. Filtramos en primer lugar aquellos en los que se trabaje el aspecto táctico de:
aspecto psicológico que nos interese trabajar, como por ejemplo la “cohesión
grupal”
Una vez realizados los 3 filtros, obtendremos un número “x” de ejercicios entre los que
elegiremos uno.
Se pueden hacer tantos filtros como se quiera, aunque si no se dispone de una amplia y
variada base de datos, es posible que no encontremos ejercicios suficientes para realizar
búsquedas muy específicas. Por ello, se debe intentar introducir el mayor número de
ejercicios posible ya que a mayor especificidad, mayor será la calidad del
entrenamiento.
Los criterios básicos que debemos introducir en la creación de nuestra base de datos
son los siguientes:
1) Nombre del ejercicio.
2) Valoración del ejercicio.
3) Objetivo táctico principal.
4) Objetivo técnico principal.
5) Objetivo físico principal.
6) Objetivo psicológico principal.
7) Objetivo táctico secundario.
8) Objetivo técnico secundario.
9) Objetivo físico secundario.
10) Objetivo psicológico secundario.
11) Superficie (dimensiones del espacio en metros. Ejemplo: 10×8 metros).
12) Nº jugadores (el número de jugadores que participan. Ejemplo: 9 jugadores).
13) Tiempo (la duración total del ejercicio. Ejemplo: 10 minutos).
14) Descripción (se explicará brevemente en qué consiste el ejercicio).
15) Gráfico (se incluirá un gráfico en el que se observe de forma visual el ejercicio).
16) Observaciones (se incluirán comentarios que el entrenador considere oportunos
del tipo: advertencias, aspectos a tener en cuenta, posibles variantes…)
Como es obvio, un mismo ejercicio puede tener varios objetivos técnicos, tácticos,
físicos o psicológicos, aunque siempre existirá un objetivo principal, que es el que
deberemos introducir en la columna de objetivos principales. Introduciendo el objetivo
secundario en la columna diseñada a tal fin. Cuando un mismo ejercicio tenga varios
objetivos principales o varios objetivos secundarios, se deberá volver a introducir el
ejercicio como si fuera un nuevo ejercicio, utilizando el mismo nombre seguido del
número 2,3,4… en función del número de veces que haya introducido ese mismo
ejercicio.
Base condicional del sistema, representada por parámetros físicos del tipo:
cada ejercicio.
cada ejercicio.
ejercicio.
Planificación del entrenamiento
A la hora de plantear la planificación los primeros aspectos a tener en cuenta serán:
o Objetivos.
o Calendario competitivo.
Debemos analizar cuáles han sido los aspectos a mejorar durante el transcurso de la
competición (el partido del fin de semana). Tendremos que ir realizando un análisis
metódico con ayuda de todos los medios observacionales que puedan estar a nuestro
alcance. Por ejemplo:
contrario.
o Dificultad para llegar a la presión sobre el medio centro del equipo rival.
b) Deficiencias técnico – tácticas ofensivas observadas:
o Lentitud de los jugadores situados por detrás del balón a la hora de incorporarse
al contraataque.
los partidos.
d) Deficiencias psicológicas observadas:
o El equipo se suele venir anímicamente abajo tras encajar el primer gol en los
o Sólida defensa con un medio centro que equilibra bien el equipo y una línea
defensiva que apenas pierde el orden salvo por la banda izquierda, aunque por
o La línea del centro de campo tiene en general una gran velocidad explosiva,
Tanto en el análisis de nuestro equipo como en el análisis del rival debemos centrarnos
en las virtudes y defectos más importantes ya que no sería muy realista intentar
trabajar durante la semana la mejora de más de dos o tres aspectos específicos.
o Fuerza explosiva.
o Velocidad gestual.
Lo primero que tendremos que hacer es reajustar el trabajo físico de la semana a las
deficiencias físicas observadas. En nuestro ejemplo, hemos observado que el equipo
tiene un bajón físico considerable en los últimos minutos de los partidos, por lo que
sería conveniente disminuir la intensidad y volumen del trabajo de la capacidad
aeróbica para intentar llegar más frescos al próximo partido.
A continuación iríamos eligiendo de nuestra base de datos los ejercicios que más se
adapten a los objetivos técnico-tácticos establecidos, intentando elegir aquellos
ejercicios que cumpliendo estos, también se amolden a los objetivos psicológicos
marcados para la mejora de las deficiencias detectadas a este nivel.