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Pautas para construir un equipo:

los motores de juego

Siempre que un entrenador toma las riendas de un equipo mira con qué jugadores cuenta,
qué capacidad goleadora tiene, qué jugadores defensivo posee y qué esfuerzos hay que
hacer para mejorar la plantilla. A partir de ahí, construye su modelo de juego según su tipo
de metodología.

Pero a la hora de identificar a un equipo hay que tener más variables que esas, pues eso
sería quedarse solo en la superficie. Toca bucear en comportamientos y estructuras que
permitan a los jugadores interrelacionarse y llevar los objetivos a buen término. Se suele
hablar mucho sobre terminología en estos tiempos que corren, a cada cual con unos
nombres más raros que el anterior. Desde aquí vamos a intentar dar algunas pautas en la
construcción de un equipo

¿A qué llamamos Motor de Juego?


Entendemos por Motor de Juego a todo aquel jugador o jugadores que pueden crear una
estructura sólida de ataque mediante dos variables: el Volumen de Juego y la Velocidad de
Balón.

El Volumen de Juego queda expresado como la sucesión encadenada de pases que permite
a un equipo organizarse en ataque y la Velocidad de Balón determinaría la precisión y
rapidez de los pases.

Así pues, podemos encontrarnos dos tipos de Motores de Juego: Motores de Juego
Primario y Motores de Juego Secundario.

¿Qué es un Motor de Juego Primario?


Motor de Juego Primario se puede entender como aquel jugador que vehicula y vertebra la
organización espacio-temporal de sus compañeros gracias al Volumen de Juego (eligiendo
el tipo de despliegue de su equipo, ya sea por una banda u otra) y a la Velocidad de Balón
requerida (decidiendo el ritmo al que debe organizarse). Son jugadores que llevan el peso
del equipo en ataque en fase de iniciación.

¿Qué es un Motor de Juego Secundario?


Es el que permite la continuación del desarrollo creado por el Motor de Juego Primario y
facilita, gracias al caudal de juego elaborado, asentar la zona de ataque. Hay que remarcar
un hecho importante: casi ningún Motor de Juego Secundario puede ser Motor de Juego
Primario, básicamente porque sus nociones de conocimiento de juego son menores y
cumplen su función a partir de la creación de otro. Ni mejor ni peor, igual de necesarios.

Una vez explicado los comportamientos de las dos piezas más importantes de un equipo a
la hora de relacionarse con el balón pasaremos a explicar otros componentes de los equipos,
pues la complejidad es grande.

Airear las ventajas


El fútbol tiene dos porterías y hay que meter gol para ganar los partidos. Así que no solo
vale con generar volumen de juego, hay que buscar situaciones que permitan meter gol.
Para ello, vamos a hablar de unos jugadores básicos para los Motores de Juego, aquellos
que usan el tiempo y el espacio sin balón, los que agitan el juego: los Ventiladores.
Los Ventiladores son fáciles de detectar, tienen la voracidad de atacar el espacio rival y ser
indetectables para el contrario. Cuando se dan la vuelta, ya están celebrando el gol. Son
aquellos que pueden desatascar un partido y con su trabajo sordo hacen buenos a los
Motores de Juego.

Por encima de lo humano y lo divino


Pero siempre hay jugadores que brillan con luz propia, jugadores que tienen la intuición
necesaria para marcar diferencias. Los que ven el fútbol a cámara lenta. Los que son
incapaces de explicarte cómo hacen lo que hacen porque simplemente lo hacen. Y no paran
de hacerlo: las Constantes.
No todos los equipos tienen una Constante, pues escasean en el mundo. Una Constante
posee características distintas al resto de sus compañeros 1) por sí solo define a su equipo,
2) puede mutar a un jugador tipo Ventilador al entender las necesidades de su equipo, 3)
En mayor o menor medida, es capaz de hacer de Motor de Juego Primario o Secundario.

Los grandes olvidados


Pero no todo en un equipo de fútbol son los que generan juego y tienen vocación ofensiva.
La organización defensiva tiene un papel importante, lo que podríamos llamar
el Armazón. El Armazón lo conforman aquellos jugadores que se encargan de vigilancias
ofensivas, ayudas permanentes y que mantienen el bloque compacto a la hora de viajar
juntos. Tan importantes como el resto, pero con menos focos.
Podemos poner varios ejemplos de este tipo de patrones que podemos encontrarnos en un
equipo de fútbol. Pensemos en Xavi e Iniesta como Motores de Juego Primario en el Barça,
igual que lo es Modric en el Real Madrid, Koke en el Atlético, Parejo en el Valencia o
Verratti en el PSG. O centrales que proponen iniciar desde atrás, como Piqué o Hummels
por poner ejemplos muy claros. Hay otros jugadores, sin embargo, que son muy buenos
pero no son capaces de generar volumen de juego, sino que aparecen cuando el equipo ya
está organizado, como Motores de Juego Secundario. Pensemos en Rakitic, Pogba, James
Rodríguez, Yaya Touré, Isco, Silva… o laterales con influencia como Marcelo o Dani Alves,
por ejemplo.

Para los agitadores siempre hay una referencia clara: suelen jugar en posiciones de banda,
así podremos encontrar Ventiladores como Pedro, Lucas Moura, Ferreira Carrasco, Jordi
Alba o como delanteros, tipo Fernando Torres, Diego Milito o Samuel Eto’o.

Las Constantes son otra cosa, jugadores que son capaces de mantener a su equipo con vida
en competiciones con solo su presencia. Jugadores como Cristiano Ronaldo, Neymar, Bale
o Eden Hazard marcan diferencias por sí mismos. Pero además hay otros jugadores que
tienen un conocimiento profundo del juego. Pelé jugaba de todo, igual que Di Stéfano,
Cruyff o Messi. Su conocimiento del juego era enorme y podían ser Motores de Juego
Primarios sin bajar sus cifras goleadoras al mismo ritmo que generaban Volumen de Juego.

Y el Armazón de cada equipo tendrá comportamientos explicados por su entrenador, pero


su trabajo silencioso debe quedar aquí reconocido. Anclas como Sergio Busquets, capaz de
juntarse con los interiores culés sincronizando con Puyol. John Terry y Cahill dominando el
área con su presencia; Godín con Tiago y Gabi asentando la idea de Simeone; Matuidi
corriendo a tapar espacios o Sergio Ramos vigilando al rival.

Un equipo de fútbol tiene distintos roles en un vestuario, tiene distintos comportamientos e


interacciones, pero todo fluye cuando cada uno asume lo que tiene que hacer. Y para ello
necesita tres cosas: balón, tiempo y conocimiento de sus compañeros. A fin de cuentas, solo
hay un balón y lo quieren todos…
La importancia de los interiores en
el fútbol

Cuando un entrenador decide construir su equipo tiene que hacer frente a varias premisas.
La opinión pública siempre preguntará por si se querrá el balón o no, el tema manido de la
posesión, sistema de juego a emplear o cualquier superficialidad que ignore verdaderas
declaraciones de intenciones.

Los entrenadores tienen otras líneas maestras, ajenas a veces a la opinión pública. En su
cabeza aparecen otros contextos, otras globalidades, pues en pleno siglo XXI debemos
entender el fútbol de una manera holística y compleja, no lineal, articulada por muchos
factores que determinan relaciones entre individuos. Y es labor de los entrenadores
propiciar esos encuentros; a fin de cuentas, cómo dispongamos nuestros jugadores sobre el
tablero devendrá en los futuros desarrollos que ellos mismos harán. Todo es cuestión de
proponer.

Como entrenador hay algo que para mí es innegociable a la hora de hablar sobre la
disposición de los jugadore: la situación de los interiores en el equipo, si existen o no
(priorizando otras formaciones como dobles pivotes o mediapuntas, por ejemplo) y cuáles
son los comportamientos relacionales de esos interiores, si los hubiere. La idea de este
artículo es definir las líneas maestras sobre qué es un interior, categorizar dentro de lo
posible los distintos tipos de interiores que hay y las ventajas competitivas que suponen.

Los interiores en un equipo de fútbol son fundamentales porque son la correa de


transmisión del equipo, el engranaje clave de todo equipo. Sus ventajas competitivas son las
siguientes:

• Permiten recibir a espaldas de los dobles pivotes rivales.


• Permiten articular situaciones equilibradas de ataque-defensa por ambas bandas en una
secuencia central-lateral-interior-extremo, creando lo que podríamos llamar como
Estructuras de Animación.
• Capacidad para adelantar el centro de gravedad de los equipos a la hora de realizar la
presión. Esto es obvio: si tienes dos jugadores situados diez metros más cerca de los
delanteros, el equipo podrá volcarse hacia campo contrario con mayor facilidad
• La llegada desde segunda línea es más fluida para ocupar posiciones de frontal del área
donde poder organizar el equipo.
• Sus movimientos son siempre lateralizados, pudiendo saltar a ambos lados de los pivotes
rivales. Dicho de otro modo, su compañero pivote es el eje sobre el que se mueven los
interiores como dos péndulos, acercándose-alejándose en función del balón (pensemos en
Busquets con Iniesta-Xavi).
Pero si los interiores son el bien más preciado de un equipo, los garantes de un modo de
jugar, no todo el mundo puede jugar en ese puesto, pues se necesita un profundo
conocimiento del juego, entre otras cosas que vamos a relatar:

Los interiores son los encargados de llevar la manija del tempo del partido. Ellos deciden
cuándo, cómo y por dónde. Es lo que podemos denominar como Motores de Juego Primario
(Xavi, Iniesta, Kroos, Modric o Koke son algunos ejemplos),
Un interior siempre necesitará la ayuda de su otra correa de transmisión para que el equipo
pueda avanzar coordinadamente, aquel que es capaz de continuar la labor iniciada por el
Motor de Juego Primario, a los cuales llamaremos Motores de Juego Secundarios (Deco,
Saúl Ñiguez o James Rodríguez formarían parte de este grupo de jugadores).

Su capacidad técnica tiene que ser alta en los detalles que permiten continuidad en el juego,
a saber: dominio de ambas piernas, capacidad para controlar siempre con la pierna más
alejada del rival y dominio del espacio-tiempo a la hora de la toma de ejecución de las
tareas.

Plasticidad cerebral a la hora de asimilar contextos e interacciones con los compañeros.


Conceptos como el tercer hombre o que la conducción se usa para favorecer espacios a los
compañeros al atraer rivales (“Nunca se toca si no sale un rival”, decía Guardiola) o que
“dos pases de quince metros son mejor que uno de treinta”.
Y por último y más importante: los interiores son los encargados de generar el Volumen de
Juego de un equipo. Entendemos por Volumen de Juego la capacidad que tiene un equipo
de ordenarse a través del pase y ese volumen debe ser cuantificado y, sobre todo,
cualificado por los interiores. Ellos ordenan cuándo jugar corto, cuándo hacerlo largo,
cuándo profundo, cuándo amplio…

Pero no todos los interiores son iguales pues cada sistema de juego tiene sus propios
contextos e interacciones. Desgranemos un poco los distintos tipos de interiores que puede
haber, tomando como referencia tres sistemas de juego: 1-4-4-2 en rombo, 1-3-5-2 y 1-4-3-
3. Son solo pequeños detalles que los diferencian, pero en el fútbol todo son detalles.

En el sistema de juego 1-4-4-2 en rombo, eminentemente reactivo, buscando el robo y


contraataque, los interiores tienen la misión de robar los balones y equilibrar al equipo sin
balón para, tras el posterior robo, lanzar rápidamente a los jugadores de arriba. Pero si el
equipo contrario se cierra, toca construir, y el contexto del 1-4-4-2 en rombo sitúa las zonas
de interacción siempre más cerca de banda que en el centro. Pensemos en el Atlético de
Madrid y en Koke. Cuando Godín tiene el balón, la secuencia de pases suele ser, si no
buscar largo, intentar encontrar a Koke vía pase con Filipe Luis. Secuencia central-lateral-
interior, además con un componente importante: reciben de cara al pivote rival, es decir, no
buscan su espalda. Así pues, los interiores en rombo no tienen como primera intención
buscar la espalda de los medios rivales, sino construir cuando su equipo no tiene más
remedio ya que, como explicamos anteriormente, jugar en rombo es, por la disposición de
sus jugadores, un sistema que cede el balón al rival y busca atacar el espacio.

En un sistema 1-3-5-2 el contexto es distinto. Los interiores sin balón buscan ahogar en
campo rival, pero con balón su participación principal es la de ejercer de llegadores desde
segunda línea y hacerlo por dentro. Pensemos en la reciente Italia de Conte. Al tener tres
defensas, un pase profundo a su interior puede ser muy peligroso si no es preciso, así pues,
Chiellini, Bonucci o Barzagli buscaban el juego directo con Eder o Pellè para que ellos
retuvieran el balón y lo volcaran luego de cara a Parolo o Sturaro. Tanto ellos como
Marchisio y Pogba en la Juventus no buscan acumular volumen de juego sino favorecerse
del contexto posicional de su sistema. En el caso de que no se pudiera jugar en largo, su
posicionamiento suele ser en el espacio central-carrilero para buscar ellos ese juego
indirecto con los puntas si se cierra el pase a los centrales.
Todo lo contrario sucede con los interiores en el 1-4-3-3, los llamados interiores de
posición. Pensemos un momento en este sistema: su fragilidad es su mayor virtud. Solo tres
jugadores en el centro del campo y al jugar con laterales desplegados en ataque deben
ocupar sí o sí posiciones interiores, con lo cual hay que acumular volumen de juego. Si son
capaces de generarlo (10-15 pases) eso permite situarse a la espalda de los medios rivales
para poder desde allí organizar el ataque. Sus recursos son conocidos y tienen el tercer
hombre como paradigma asociado al Juego de Posición. Nadie mejor que Xavi para
entender el dominio del tempo de los partidos, nadie mejor que Iniesta para determinar
comportamientos técnicos (control con pierna alejada o conducción para atraer rivales). Sin
balón la premisa es clara: presión tras pérdida.
Así pues, no es igual ser interior en un sistema u otro, pues los contextos que los definen
son distintos. Eso explicaría por ejemplo casos como el de Arda Turan en el Barça,
acostumbrado a partir desde banda y no tener que alejarse del poseedor de balón, justo lo
contrario que reza el juego culé. No es cuestión de calidad, sino de conocimiento de los
contextos.

En mi opinión, jugar con interiores supone una superioridad cualitativa respecto al empleo
del doble pivote, pues provoca que haya más líneas de pase y menos horizontalidad, además
de ser proactivos con balón, buscando generar el volumen de juego necesario. En fútbol
base se ven muchos defensas, muchos delanteros, muchos pivotes, pero pocos interiores y
es una demarcación que a mi entender necesita paciencia y maduración. Desde aquí pido a
todos los formadores que sean proclives a generar interiores en sus equipos, puesto que
requiere una capacidad cognitiva alta en la toma de resoluciones y es en esas edades donde
la plasticidad cerebral está más desarrollada. Y en España nunca nos ha ido mejor desde
que hemos decidido dar el mando a los interiores.

¿Campo grande al atacar?

La última década ha propiciado una transmisión conceptual masiva en cuanto al


entrenamiento y el análisis del juego del fútbol se refiere.

A raíz de los éxitos de nuestra selección y el gran Barça de Pep se generó una cultura de
juego visible en nuestro fútbol base, la filosofía de la posesión del balón, el mal llamado
“tiki-taka”; donde muchos formadores de equipos de niños trataron de imitar ese estilo de
juego a la hora de formar a sus jóvenes jugadores.

A pesar de estos grandes éxitos, el siempre crítico periodismo deportivo español machacaba
en ciertos momentos al “tiki-taka”, pues en ocasiones aparecía algún partido donde esos
grandes porcentajes de posesión venían acompañados de escasas oportunidades de gol,
mostrándose un juego demasiado plano. Aparece por tanto, un movimiento en contra de la
posesión de balón cuyo objetivo es simple y llanamente eso, “mantenerlo”; dando forma a la
utilización de la posesión como medio o como instrumento, como muy bien
comenta Perarnau en uno de sus artículos; y como siempre ha defendido Pep, a partir de los
juegos de posición.

“La posesión es buena si generas ocasiones; si no, desgasta”.


(Simeone)
De este modo, los formadores preocupados por desarrollarse y desarrollar a los jugadores
que les rodean comienzan a entender que no nos vale cualquier tarea de posesión de balón,
teniendo que ir esta posesión acompañada de algo más. Comienza a estar claro que la
posesión sin orientación o sin un objetivo concreto de poco o nada sirve, pues mantener el
balón sin generar nada puede desencadenar una pérdida y dejar al equipo expuesto. Esto
nos sirve como punto de partida para reflexionar acerca de la pregunta que planteamos en
este artículo: ¿Campo grande al atacar? Quizás más que esta pregunta, nos deberíamos
plantear: ¿Para qué un campo grande al atacar? o ¿cómo hacer un campo grande? Pues con
esto del campo grande sucede lo mismo que con la posesión; si el equipo hace un campo
grande y se abre para no generar nada tendrá más posibilidades de recibir un gol que de
meterlo, pues ante posible pérdida de balón el equipo quedará abierto y a disposición del
contrataque adversario.

Desde mi punto de vista, hacer un campo grande es transmitir un mensaje a los niños de
fácil comprensión, pero el entrenador debe llegar a mucho más que eso gracias al trabajo
que se realiza desde el entrenamiento. Por eso, en este artículo se pretende otorgar el
significado y contenido que se merece un concepto que ha ido tomando importancia en
nuestro fútbol base actual y que es escuchado muchas veces desde la grada cuando los
formadores se dirigen a sus niños una vez estos consiguen hacerse con la posesión del
balón.

La clave de hacer un “campo grande” es sin duda alguna, una ocupación de espacios en
ataque de forma coherente y en función del dispositivo defensivo rival. Así, hablaremos de
ocupación de espacios en función de tres factores:

1º.- El posicionamiento de nuestro equipo y la orientación del mismo en función del


compañero que tiene el balón. No nos posicionaremos igual si el balón está en posesión de
nuestro central derecho, que si lo tiene nuestro lateral izquierdo. Por tanto, este primer
factor refiere específicamente a cómo nos posicionamos en referencia al compañero con
balón.
Cuando trabajamos en iniciación deportiva dentro del área de Educación Física con niños
que se inician en la práctica del fútbol o de otros deportes colectivos que comparten los
mismos principios generales de juego, el docente debe tratar de generar momentos de
reflexión y comprensión partiendo desde la práctica. Los principios individuales del juego
se presentan al niño después de haber explorado las relaciones con su cuerpo y
familiarizarse con el balón. Se le pregunta tras la realización de una tarea: ¿Cuando tuviste
el balón (en una situación de 1×1) qué podías hacer? Y se va construyendo su respuesta
guiando su descubrimiento, hasta que nos responda que en una situación 1×1 se puede
conducir el balón (para regatear a su oponente) o se puede tirar a portería.

Si la situación 1×1 pasa a ser un 2×1, aparece también la opción del pase. Por tanto, el niño
maneja en estas situaciones pocas opciones, pero dentro de cada opción habrá un abanico
amplio de posibles alternativas, tanto de carácter estratégico-técnico como estratégico-
táctico. Es decir, la acción técnico-táctica del pase se podrá realizar de muchas formas
distintas. Cuando hablamos de su carácter estratégico-técnico pensamos en qué superficie
utilizará el niño para dar ese pase: ¿interior, exterior, empeine interior…? A su vez, también
el joven aprendiz deberá decidir con qué pie da el pase: ¿izquierdo o derecho? Aquí nace el
concepto de lateralidad ofensiva/defensiva; es decir, ser capaz de atacar o defender con
ambos pies.
En cuanto a la decisión estratégico-táctica dentro de la acción técnico-táctica, el jugador
deberá decidir en qué situación y momento dar el pase, es decir, esa dimensión espacio-
temporal que desde mi punto de vista juega un papel estelar en el deporte.

Muchas veces hemos dicho a un niño cuando ha fallado un pase, “no pasa nada, la idea era
buena”, seguramente porque la decisión estratégico-táctica era buena, pero no la decisión
estratégico-técnica. Queremos poner el acento en esto, ya que el error de ejecución en
muchas ocasiones parte de un error perceptivo-decisional. Por otra parte, ocurre en sentido
opuesto cuando un niño, por ejemplo, recibe y realiza un cambio de orientación,
perfilándose correctamente, cambiando la orientación corporal y realizando un pase con la
tensión precisa; pero el pase no llega a su destinatario porque es cortado por el camino.

De este modo, el niño “talentoso” se caracterizará por tomar buenas decisiones estratégico-
técnicas y estratégico-tácticas.

Antes de dar paso a mi siguiente opinión, me gustaría comentar que idolatro a Guardiola
desde hace mucho tiempo, me parece un entrenador supremo. Un día leí que Guardiola
distinguía a los jugadores buenos de los mejores, en que estos últimos casi no perdían el
balón. Para mí, y con el mayor de los respetos, los mejores no son los que no pierden casi el
balón, los mejores son los que saben cuándo pueden perder el balón. El caso de Xavi en el
Barça de Pep es el ejemplo más palpable. Cuando estaba estudiando en la facultad de
Oporto, el profesor Júlio Garganta nos mostró un día una diapositiva sobre Xavi, que él
apodaba como “la máquina”. Las estadísticas de Xavi en aquella temporada 2010-2011 nos
mostraban que perdía muchos más balones de los que todos pensábamos. Lo que ocurría es
que Xavi perdía balones sin apenas trascendencia en el juego, balones que pasaban
desapercibidos, balones que no comprometían a su equipo. Esa misma temporada Messi
finalizaría la liga como el quinto jugador con más balones perdidos. No hace falta decir que
ese Barça fue campeón de liga con Pep. Aportando más indicios, sabemos que el propio
Messi fue el jugador que más balones perdió la última liga 2014-2015. Recuerdo también
una charla con una persona importante en el seno del Real Madrid, que me decía: ”Tuvimos
un jugador que no perdía casi nunca el balón y nos dimos cuenta que no hacia un pase
arriesgado en ningún momento del partido, siempre buscaba pases seguros, siempre
jugaba de forma plana y cercana, no generaba nada”.
Generar “algo” parece un comportamiento fundamental cuando un jugador tiene el balón.
Dicho jugador deberá tratar de aproximarse al defensor o esperar su presión para fijarle y
así dividir la defensa. En función de la posición del balón podrán acontecer diferentes
comportamientos. Un lateral con el balón que fija al defensor para pasar al extremo y cortar
por medio, podrá crear un desequilibrio a través de una pared en banda ganando la espalda
de su oponente directo. Este comportamiento rara vez ocurrirá con un central, que
conducirá por el carril central siempre que encuentre un camino de penetración despoblado
para superar la primera línea de presión. Si supera la segunda línea de presión quizás sí
puede tirar esa pared con un compañero, pero si se encuentra la segunda línea de presión
organizada, el central seguramente pase el balón y ocupe su sitio. De ahí, la importancia de
las posiciones fijas, semi-móviles y móviles en el fútbol actual y a la hora de hacer un campo
grande coherente.
2º.- El control de espacios en torno al balón parece ser otro factor de importancia capital
para poder crear superioridad en el centro de juego. Recordemos los principios específicos
del juego según Queiroz (1983):
– No permitir la inferioridad numérica.

– Evitar la igualdad numérica.

– Procurar crear la superioridad numérica.

De este modo, los compañeros cercanos al poseedor serán clave a la hora de cumplir este
segundo factor, ofreciendo apoyos al compañero. Estos apoyos deberán caracterizarse
principalmente por dos aspectos: serán apoyos efectivos y en corto.

¿Qué será un apoyo efectivo?

Un apoyo efectivo deberá cumplir alguna o varias de las siguientes premisas:

• Recibir libre de marca y perfilado para arrancar en conducción en caso de tener espacio
para avanzar. En dichas conducciones habrá que incidir sobre el jugador para que se
produzcan con el pie lejano al defensor que trate de robarle el balón.
• Recibir superando líneas de presión rival para crear desequilibrios. En caso de recibir ante
defensa cerrada el desequilibrio debe crearse por fuera, por ejemplo, a través de centro
lateral. Ante defensa abierta, tratar de desequilibrar por dentro, buscando pases interiores
o situaciones de 1×1 ventajosas.
• Recibir perfilado hacia portería rival para ver líneas de pase potenciales lo más rápido
posible tanto por dentro como por fuera.
¿Qué será un apoyo en corto?

Como la propia palabra indica, en corto significará cerca del compañero que tiene el balón,
con el fin de crear la densidad ofensiva necesaria para garantizar la superioridad en el
centro de juego. De aquí, parte el concepto “acumular para sorprender”.

3º.- Explotación de espacios libres generando incertidumbre en el equipo rival. Ofrecer


amplitud y profundidad es vital, pero se puede ofrecer de distintas formas. Por ejemplo, yo
puedo querer que cuando mi central izquierdo tenga el balón mis dos extremos entren en
aproximación desde la línea de cal, para liberar espacio a mis laterales. Puedo modificar mi
idea de juego dependiendo del rival, quizás me interese que mis laterales sean profundos en
zona de inicio, o quizás no me interese. Puede que quiera que la profundidad la ofrezca
únicamente mi delantero, o quizás prefiero varios jugadores ofreciendo profundidad para
solicitar balón entre líneas a través de desmarques de apoyo. Lo importante es que la idea
de juego que se presenta a los jugadores sea atractiva y coherente.

Respecto al concepto “acumular para sorprender”, acumulamos en un lado para sorprender


en el otro y es aquí donde los jugadores lejanos al centro de juego realizan su papel. Por un
lado, habrá jugadores que se encarguen de crear esa incertidumbre en el rival, de ocupar
esos espacios ventajosos que permitan al equipo generar ese algo que buscamos; y, por otro
lado, habrá jugadores encargados de mantener el equilibrio en el colectivo, preparando la
posible transición ataque-defensa. Al final, todos los jugadores comparten esa doble
función de desequilibrar (equipo contrario) – equilibrar (equipo propio), siendo lo
importante decidir cuándo y porqué debo actuar de una forma o de otra (decisiones
estratégico-tácticas). El claro ejemplo lo tenemos en el lateral opuesto al centro de juego,
que tendrá que decidir en muchas ocasiones si tratar de sorprender por banda esperando
un cambio de orientación, o mantener la posición asegurando el equilibrio defensivo.

En conclusión, la clave de hacer un campo grande no reside únicamente en abarcar cuanto


más campo mejor, sino en posicionarse correctamente con la intención de generar algo en
base a los conceptos comentados. En este sentido, el entrenador debe tratar de construir
comportamientos de iniciativa y valentía en sus jugadores, evitando que haya niños que se
escondan por miedo a recibir. No castigar el error y utilizar los aciertos para motivar y crear
nuevos retos.
Tipos de ataque: directo,
combinado y contraataque
por JOAQUIN LOBON el 21 abril, 2016 • 20:41
El contraataque se define como la acción de “restar o robar el balón al adversario e
intentar llegar rápidamente a su portería, sorprendiéndole de forma que no pueda
replegarse ni organizarse defensivamente y explotando los espacios libres que dejó al
adelantarse”.
Su definición no deja lugar a dudas en cuanto a su interpretación, si bien son numerosas las
formas y maneras de entrenarlo. No debemos caer en el error de afirmar que una acción
donde se ataca de manera rápida y vertical es un contraataque si no se produce una
recuperación previa del balón, dado que sin ésta hablaríamos de un ataque directo.

En palabras de Sergio Piernas e Iván Díaz Infantes[1], el ataque directo “se fundamenta en
pases largos efectuados por los jugadores de la primera y segunda línea sobre los que
formen la delantera…, en su ejecución se alternan los pases de amplitud y los de
profundidad así como pases largos y cortos…” .
Por otro lado, el juego combinado, según los mismos autores, se caracteriza por “adoptar
unos posicionamientos previos colectivos, seguidos de unas evoluciones establecidas de
antemano… la circulación del balón se realiza más en amplitud que en profundidad con
pases cortos y desmarques de apoyo. Se busca velocidad en la circulación del balón…”.
A raíz de lo expuesto podemos concluir las principales características en los distintos tipo
de ataque:

• Ataque combinado: pases cortos. Velocidad en la circulación del balón. Predominan los
pases en amplitud.
• Ataque directo: pases cortos y largos. Velocidad en el juego. Predominan los pases en
profundidad.
• Contraataque: pases cortos y largos. Velocidad en el juego. Predominan los pases en
profundidad. Persigue explotar los espacios libres provocados por la ausencia del repliegue
colectivo adversario. Se produce tras recuperación del balón.

TAREA DE CONTRAATAQUE
Juego de posesión 6×6.

Objetivo: recuperación del balón en zona de desestabilización y contraataque con juego en


profundidad a la espalda de la defensa. Tras la pérdida de balón el equipo defensor
realizará repliegue intensivo.

• Tras recuperación, pases cortos para encontrar el espacio libre (amplitud) y largos para
buscar la profundidad a la espalda de la defensa.
• Velocidad en en el juego: “El balón corre más rápido que el jugador”.
• Tras la pérdida de balón el equipo defensor realizará un repliegue intensivo para evitar la
explotación de espacios del equipo atacante.
TAREA DE ATAQUE DIRECTO
Partido de 11×11.

Objetivo: Realizar máximo 3, 4, 5… pases antes de entrar en la zona A.

Esta tarea en sí no tiene valor alguno si no sigue unos patrones de actuación establecidos
por el entrenador en función de sus jugadores e idea a desarrollar; sin embargo, las
consignas de la tarea permiten:

• El juego en profundidad en detrimento de la amplitud (dado que la transición de una zona a


otra debe ser inminente).
• Pases cortos en busca del espacio libre y largos en profundidad.
• Velocidad en el juego al limitar el tiempo de posesión del balón (a través de pases
máximos).
TAREA DE ATAQUE COMBINADO
Partido de 11×11.

Objetivo: Realizar mínimo 6, 7, 8… pases antes de entrar en la zona A.

A través del esquema de la tarea anterior podemos perseguir el objetivo opuesto si


aplicamos la consigna contraria: un número de pases mínimos. Nuevamente incido en la
importancia de establecer unos patrones colectivos propios que terminarán por dar sentido
a la tarea.

• El juego en amplitud al obligar a mantener el balón un tiempo prolongado (dada la


dificultad de conservar el balón en un espacio vertical).
• Pases cortos dado que no podemos salir de la zona antes del número de pases establecidos
(es extremadamente difícil mantener un balón un cierto periodo de tiempo a través de
pases largos horizontales).
• Velocidad en la circulación del balón por los motivos anteriormente expuestos.
[1] Sergio Piernas e Iván Díaz Infantes: autores del libro “Entrenamiento de la táctica y
estrategia en el fútbol”.
* Joaquín Lobón es responsable técnico de CITY FOOT (Casablanca, Marruecos).

Transiciones defensivas según el


Teorema de Johan

En el fútbol moderno, las transiciones defensivas adquieren una especial relevancia. Desde
pequeños, a los jóvenes futbolistas se les ha inculcado defender cuando no tienen el balón y
atacar cuando lo tienen. Es decir, dos estados, dos tareas que hacer. Además, lo divertido se
asocia al ataque y lo aburrido a la defensa.

Por la propia naturaleza humana, cuando se está haciendo una cosa y luego se pasa a hacer
otra hay un periodo intermedio de cambio de actividad, una transición. El problema viene
cuando se pasa de una actividad divertida a otra aburrida. Esa transición puede ser
perezosa. Con estas premisas, la transición defensiva siempre es susceptible de ejecutarse
mal. El cambio de rol del ataque a la defensa es poco motivador, poco atractivo. ¿Qué
podemos hacer como entrenadores para mejorar las transiciones defensivas de nuestros
futbolistas?

Es muy conocido el teorema de intentar negar la mayor de Johan Cruyff. “Si el equipo
contrario tiene un jugador que se desmarca muy bien, no lo marcamos y así no podrá
desmarcarse”, dijo el neerlandés. Apliquémoslo. Es evidente, vaya por delante, que las
transiciones defensivas existen como momento en el fútbol, pero quitémosles carga
negativa para que nuestros jugadores aprendan que el juego es indivisible y las vean como
la primera oportunidad para volver a atacar. Hagámosles ver que la mayor parte del tiempo
no tienen el balón, bien porque lo tiene un compañero, bien porque lo tiene el rival. De
hecho, incluso jugadores como Xavi Hernández, que dirige las posesiones de su equipo, de
los 90 minutos de un partido lo tienen únicamente uno. ¿Por qué nos cuesta entonces
realizar las transiciones defensivas? Pensándolo bien, para los jugadores, el fútbol es un
deporte básicamente sin balón.
Si somos capaces de enseñar a nuestros jóvenes futbolistas que el ataque y la defensa
pertenecen a la misma fase, al juego en sí, y que no tener el balón es un estado natural en el
futbol –cosa que ya hacen cuando juegan con la Play al FIFA–, seremos capaces de
minimizar su vulnerabilidad en las transiciones defensivas. Al igual que Cruyff, intentando
obviarlas, estaremos intentando eliminar el problema. Gracias, Johan.

* Daniel Juan Sánchez es entrenador nacional de fútbol, autor del del libro “Cómo ser
mejor futbolista leyendo” y coautor del libro “Manual básico del entrenador de fútbol
base”.

Anticipación e interceptación
Iniciamos 2016 haciendo referencia a dos conceptos defensivos cuyo entrenamiento
específico no es muy común, a pesar de que se le puede sacar gran provecho en tareas de
entrenamiento de ámbito ofensivo.

La anticipación es la acción físico-mental que realiza el jugador sobre el atacante que espera
recibir el balón, modificando su posición respecto a él e impidiendo que lo reciba.

En cambio la interceptación hace referencia a la acción que realiza un jugador que defiende,
impidiendo que el balón lanzado por el adversario llegue a su destino, cortando o desviando
la trayectoria.

Se trata por tanto de acciones tácticas ejecutadas de manera individual que, incluidas como
única consigna válida de recuperación del balón en una tarea (es decir, impidiendo la
presión sobre el jugador poseedor), permiten circular el balón con un sistema de repetición
eficiente y además agregan un valor añadido en la compresión y asimilación de conceptos
ofensivos. Así, cuando queremos realizar indicaciones a los jugadores sobre cómo
desplazarse sobre el campo o qué tipo de circulación puede ser más apropiada atendiendo a
nuestras características, podemos incluir estos conceptos no para su mejora o
perfeccionamiento, sino como herramienta de apoyo que permita orientarnos hacia otros
objetivos.

• Ejemplo de una tarea donde incluimos consignas de interceptación y/o anticipación


Objetivo: asimilar los puestos específicos de cada jugador del equipo rojo y desarrollar
patrones para fomentar movimientos de apoyo y ayudas permanentes entre estos, todo ello
con el fin de profundizar hacia la meta contraria.

Podemos desarrollar la tarea en tres etapas:

1. Comprensión y asimilación de conceptos


Posesión de balón 8×6, donde el equipo azul solo puede recuperar mediante anticipación
y/o interceptación (podemos asignar la consiga a ambos, pero si facilitamos la recuperación
de balón por parte del equipo rojo, fomentamos la circulación del balón por su parte –
sistema de repetición eficiente–).

2. Desarrollo
Posesión de balón 8×6 sin restricciones de recuperación, obligando al jugador a pensar más
rápido. Observaremos si los conceptos previamente establecidos se desarrollan de manera
eficiente bajo presión.

3. Finalización
Partido reducido (con las porterías). Desarrollamos la tarea en aplicación competitiva, con
transición en el juego y en un contexto cercano al de un partido donde no existan consignas
que alteren el normal desarrollo del juego.

Como conclusión, hay que añadir en ciertas tareas de entrenamiento estas consignas que
permitirán a los jugadores una mayor comprensión de los conceptos que hay que
desarrollar. El ejercicio que acabamos de ver es un buen ejemplo de cómo sacar provecho a
este tipo de conceptos que se encuentran en desuso en el entrenamiento diario.

* Joaquín Lobón es responsable técnico de CITY FOOT (Casablanca, Marruecos).

Marcajes y vigilancias
En el artículo de hoy estableceremos los patrones que diferencian el marcaje de la
vigilancia, continuando así la línea secuencial iniciada en el último artículo publicado,
donde la importancia del marcaje es capital para la concepción del concepto tratado
(véase El desmarque I y II en Perarnau Magazine)
Podemos definir el marcaje como aquellas situaciones que realizan los jugadores de un
equipo respecto a sus adversarios cuando estos se encuentran en posesión del balón.

Por otro lado, la vigilancia se define como las evoluciones que realizan los jugadores de un
equipo cuando no están en posesión de balón sobre sus adversarios, no manifestando
ningún tipo de marcaje.
Podemos concluir que su denominador común es que se producen en fase defensiva y que
hacen referencia a los movimientos o situaciones que se llevan a cabo con respecto a los
adversarios del equipo poseedor, sin embargo a simple vista no existe un patrón distintivo
entre estos (salvo que en la vigilancia no se manifiestan marcajes).

¿Cuál es el patrón que separa la delgada línea existente entre marcaje y vigilancia?
Sea cual sea el tipo de marcaje que se vaya a realizar (al hombre, en zona o mixto), la
definición de marcar (1) implica una situación cercana (en el espacio) para dificultar la
actuación de nuestro adversario, produciéndose a menudo en zona de destrucción
(véase Modelo de Juego: Estructura, Metodología y Aplicación Práctica, Editorial Fútbol
de Libro, 2014).
Por otro lado, la Real Academia Española define vigilancia como “cuidado y atención
exacta en las cosas que están a cargo de cada uno”. Siendo ambas situaciones defensivas
sobre el adversario, esta no exige una distancia cercana sobre este, tan solo cuidado y
atención. No sería descabellado concluir que el patrón que distingue ambas definiciones es
el espacio de actuación.

Aunque a simple vista estas definiciones puedan parecer incompletas, dado que son muy
similares, la correcta interpretación de los términos implica un patrón distintivo en
términos de espacio.

“Cuando el adversario se encuentra en una posición alejada y no existe peligro (2),


prestamos ‘cuidado y atención’ para dominar la situación espacial del rival a través de las
vigilancias, las cuales derivan en marcaje cuando nos encontramos en una situación
espacial cercana”.
(1) Marcar (RAE): En el fútbol y algunos otros deportes, situarse cerca de un contrario
para dificultar la actuación de éste.
(2) Peligro (RAE): Riesgo o contingencia inminente de que suceda algo mal.
Lugar, paso, obstáculo o situación en que aumenta la inminencia del daño.
* Joaquín Lobón es responsable técnico de CITY FOOT (Casablanca,

Transiciones, la nueva arma táctica


La presión organizada en recuperación, generalmente después de una pérdida de balón
(más conocida como presión pospérdida), ha sido una de las formas más eficaces de los
equipos denominados grandes para perforar defensas contrarias bien estructuradas.
Últimamente aprecio una nueva arma táctica que los equipos están explotando de una
manera creciente: las transiciones.
En el fútbol entendemos el concepto transición como esa pequeña franja de tiempo entre la
defensa y el ataque, o viceversa. La Real Academia Española define transición como la
acción y efecto de pasar de un modo de ser o estar a otro distinto.

Aunque en nuestro deporte no hay descansos en pleno juego, no hay tiempo entre atacar y
defender y el paso de una fase a otra es inminente, nos centraremos en esos primeros
instantes en el cambio de rol de un equipo.

En el Sevilla-FC Barcelona del pasado 3 de octubre ocurrió un hecho tácticamente


fantástico. El Barça de Luis Enrique utilizó las transiciones para mutar entre su habitual 4-
3-3 defensivo y un innovador 3-5-2 en ataque posicional en el que Sergi Roberto y Jordi
Alba eran los encargados de dotar de amplitud y, a su vez, profundidad al equipo para que
fuera Mascherano quien retrocediese su posición construyendo un bloque de tres en la
primera línea.

A su vez, el Sevilla utilizaba la transición defensa-ataque para aprovechar los espacios que
deja el Barcelona una vez desplegado en ataque. Especialmente las zonas laterales y
centrales, con Gameiro y Trémoulinas como principales instrumentos. Se notaron unas
claras consignas de Unai Emery en ello. Probablemente esperando que jugara Dani Alves
para explotar su espalda. El brasileño no jugó, pero el trabajo táctico resultó igualmente.
Arma en transición del FC Barcelona. Mutación de 4-3-3 a 3-5-2.

Por otro lado, es habitual ver el aprovechamiento de la transición ofensiva que hace el
equipo azulgrana para generar espacio por su banda derecha. Por medio de dos
movimientos simples y naturales para los protagonistas que lo realizan, se pasa a un dibujo
3-4-3 ofensivo con arrastre de rival. Messi recibe para tirar su diagonal preferida, mientras
que Alves dobla con rapidez para mantener ese vértice en la parte delantera. Ver imagen:

Otro de los equipos que en las dos últimas temporadas ha aplicado un matiz en transición
es el Real Madrid. Solo con el movimiento de un solo jugador (Benzema), el equipo muta de
un 4-4-2 a un 4-3-1-2 altamente incisivo y directo en ataque. La duda que tengo es si este es
un movimiento trabajado o una iniciativa táctica individual del jugador francés que, por
otro lado, se trata de un privilegiado en este tipo de lecturas del juego. Ver imagen:
Por contra, el actual Real Madrid de Rafa Benítez se desdobla defensivamemte a una
especie de 4-1-4-1 tirando a Casemiro claramente por detrás de la línea de medios y justo
por delante de los centrales. Cristiano Ronaldo queda liberado defensivamente y, en
muchas ocasiones, también Bale.

Un auténtico camaleón en las transiciones es el Bayern de Múnich. El equipo bávaro se


transforma de maneras diferentes y con mucha variedad. La versatilidad de sus laterales
(Alaba, Bernat, Lahm y Rafinha, todos capacitados para ocupar posiciones más avanzadas)
y los diferentes perfiles de los centrocampistas (Xabi Alonso, Thiago, Arturo Vidal, Javi
Martínez, Götze), sumados a la riqueza táctica con la que Guardiola gusta dotar a sus
equipos, le convierte en un conjunto que hace de esta variedad en las transiciones un
potente y desconcertante ingrediente para sus oponentes.

Son capaces de protegerse en un 5-4-1 cuando el rival le exige por las bandas o en su 4-4-2
más habitual en defensa. Todo ello para desarbolarse inmediatamente a un 3-5-2 con las
bandas incisivas y creando superioridad o, como contra el Bayer Leverkusen, con un
prácticamente indetectable 4-2-4.

Así pues, como estos ejemplos demuestran, un nuevo y eficaz instrumento ha entrado en la
escena de las pizarras en los últimos tiempos. Una arma con la que los equipos, en especial
los más potentes y más conocidos del continente, quieren aumentar su imprevisibilidad e
imposibilitar un trabajo táctivo previo y direccionado de su siguiente rival.

El futbol cambia constantemente, sus armas también, y parece que los grandes estrategas
han encontrado en las transiciones un novedoso y potente argumento para herir
tácticamente a los oponentes.

* Álex Delmàs es exfutbolista y analista.


El desmarque (I)
Continuamos con esta serie de artículos relativos a los conceptos tácticos haciendo
referencia a uno cuya concepción parece simple y de fácil interpretación. Sin embargo, la
habitual falta de consenso entre los profesores de las distintas escuelas puede generar
confusión entre los alumnos.

Una de las definiciones más comunes define el desmarque como “la acción de escapar de la
vigilancia de un adversario cuando nuestro equipo se apodera del balón”. Un profesor de
la escuela de entrenadores dependiente de una federación regional define el desmarque
como “la acción de escapar del adversario cuando tenemos el balón”. Personalmente he
decidido desmarcarme de ambas definiciones.
Aunque la interpretación de ambas no parece dejar lugar a la duda, existe un matiz cuya
importancia es capital en su ejecución en los entrenamientos. Es la definición de la Real
Academia Española la que mejor explica el acto de desmarcarse: “Dicho de un jugador: en
algunos deportes, desplazarse para burlar al contrario que lo marca”.
MARCAJE

Siguiendo la propia etimología de la palabra (des- y marcar), la acción de escapar o burlar


debe ser consecuencia de un marcaje, jamás de una vigilancia, como propone la primera
definición. Aunque analizaremos la vigilancia en otro capítulo, marcaje y vigilancia son
dos conceptos tácticos diferentes y por tanto no debemos confundirlos. En otro orden de
cosas, sería conveniente aclarar que la posesión del balón es de nuestro equipo y no del
jugador que realiza el desmarque, ya que la segunda definición se acerca mucho a lo que
podríamos considerar un regate.

VIGILANCIA

La definición que entiendo más correcta para definir el desmarque podría ser: “La acción
de escapar o burlar la marca de un adversario cuando nuestro equipo se encuentra en
posesión del balón”.
Tal y como hemos comentado anteriormente, este matiz puede modificar la estructura y/o
corrección de una tarea de desmarque. Por ello, en el siguiente artículo hablaremos de los
distintos tipos de desmarque y analizaremos un error común en su ejecución en los
entrenamientos: confundir un desmarque de ruptura y un movimiento de ruptura.

El desmarque (II)
Una vez hemos definido el desmarque en la primera parte de este artículo, a continuación
nos centraremos en su correcta aplicación en las tareas de entrenamiento.
Hacemos alusión al desmarque de apoyo cuando un jugador realiza un movimiento para
dar soluciones al poseedor de balón, de la misma manera que nos referimos al desmarque
de ruptura cuando un jugador ocupa un espacio libre, por ejemplo, a la espalda de la
defensa. Sin embargo, el simple hecho de ejecutar el movimiento (definido por la RAE
como el “estado de los cuerpos mientras cambia de lugar o posición”) no implica que se
lleve a cabo un desmarque. El diseño de una tarea de desmarque de rupturasin un marcaje
previo carece de sentido, dado que este marcaje tendrá connotaciones tácticas e incurrirá
no solo en la ocupación de espacios, sino también en su creación.
“¿Por qué hacemos alusión al desmarque en una acción de apoyo de un jugador que no
está previamente marcado?”
Para entender las alteraciones tácticas implícitas en el desmarque expondré el siguiente
ejemplo donde los espacios libres juegan un rol fundamental (dado que estos se crean,
se ocupan y se aprovechan).
Cuando el jugador A realiza un pase a la espalda de la defensa para que el jugador B reciba,
pueden suceder dos cosas:

1. Que el jugador B no estuviera marcado, de manera que este realiza un movimiento que no
desestabiliza la estructura defensiva adversaria y cuyo movimiento consiste en una simple
ocupación del espacio.

2. Que el jugador B esté marcado, obligando al marcador a tomar una decisión táctica
(marcaje al hombre o zonal), cuya consecuencia podría ser no solo la ocupación del espacio,
sino también la creación de estos.
“El entrenamiento del desmarque debe tener connotaciones tácticas que no son
apreciables ni se pueden entrenar si no existe un marcaje previo”
De esta manera, las tareas de entrenamiento ligadas al desmarque deben contener un
marcaje previo y perseguir un objetivo táctico definido en cuanto a ocupación, creación y
aprovechamiento. Esto no sería posible sin dicho marcaje.

El desdoblamiento
El desdoblamiento es un concepto táctico bien conocido por todos, pero mal utilizado por
muchos. La gran mayoría tenemos claro cómo se produce un desdoblamiento, pero aún se
oyen frases tales como “Pedro desdobla por la banda” para describir una acción en la que
un jugador supera la posición de un compañero para ocupar un espacio libre aplicando
profundidad.
El desdoblamiento se define como las “acciones que permiten no perder la ocupación
racional del terreno de juego cuando se producen ataques o contraataques del equipo que
posee el balón, cubriendo u ocupando la espalda del compañero ofensivo”. Esto quiere
decir que la propia acción de doblar no puede ser interpretada como un desdoblamiento si
no viene acompañado de una ocupación racional del espacio a la espalda del compañero.
En mi opinión, este concepto debe delimitarse en base a patrones de comportamiento, en el
sentido de que cada entrenador establece la correcta ocupación racional, atendiendo a los
parámetros que delimitan su modelo de juego. Sin embargo, es indiscutible que su
naturaleza radica en la correcta ocupación del espacio, y aun así seguimos llamando
desdoblamiento a simples acciones de ataque donde se supera la línea de acción del
compañero.
En la siguiente imagen observamos cómo el teórico lateral izquierdo pretende aprovechar
un espacio libre en el costado izquierdo del terreno de juego:

A continuación, dicho jugador efectúa la ocupación del espacio y recibe un pase de un


compañero más retrasado que guarda el espacio a la espalda de su compañero:

En estas imágenes podemos intuir el desdoblamiento, dado que se ejecutan los requisitos
descritos anteriormente. La pregunta que podemos plantearnos es: ¿cuánto tiempo debe
guardar este espacio el compañero más retrasado? ¿Puede buscar el remate y perder su
posición?

Entiendo que desde estas líneas no podemos responder a esta pregunta. Desde un punto de
vista práctico, será el diseño de un plan de juego el que influirá en la toma de decisiones del
jugador, restando importancia al hecho de que se haga efectivo o no el desdoblamiento.
Aun queriendo ser puristas en la respuesta, he aquí un símil que representa la ambigüedad
de la cuestión: cuando nos levantamos de una silla, ¿en qué momento exacto finaliza la
transición de estar sentado a estar de pie?

Diferenciando conceptos:
profundidad y progresión ofensiva
En esta sección hablaremos de conceptos tácticos mal utilizados en la jerga popular o cuya
definición pudiera generar conflicto con otros similares. Y qué mejor manera de explicar los
conceptos hoy expuestos que a través de su aplicación práctica: en una tarea de
entrenamiento.

Vamos a solicitar a nuestros jugadores que repliquen el sistema de juego del equipo para
realizar, a lo largo del terreno de juego, un avance sin adversarios a través de acciones
colectivas que culminen con una finalización en la portería adversaria. Pretendemos
generar automatismos entre los jugadores, no a través de acciones dirigidas, sino de las
conexiones que se generen entre ellos. Les pedimos, asimismo, que muestren profundidad
ofensiva.

¿Cómo deben llevar a cabo esta profundidad? ¿Es lo mismo que pedir progresión ofensiva?
¿En qué se diferencian?

Lo que para algunos puede resultar una pequeña disimilitud, en la práctica podría hacer
referencia a dos estilos opuestos de ataque. Atendiendo al último enfoque, el equipo cuyo
estilo consiste en ataques directos será más proclive a realizar una progresión ofensiva,
mientras que los equipos que prefieren los ataques organizados suelen mostrar más
profundidad, aunque hablamos de una tendencia, no de una regla.

La escuela de entrenadores define la progresión como “aquellas acciones tanto individuales


como colectivas que permiten llevar o enviar el balón en sentido a la portería contraria”.
Así, el avance del balón a través de pases entre los jugadores en dirección hacia la portería
contraria implica progresión, sin necesidad de que los jugadores avancen con él. Esto puede
darse en ciertos tipos de ataque directos.
Distinto sería hacer referencia a la profundidad, definida por la Real Academia Española
como la “dimensión de los cuerpos perpendicular a una superficie dada”. La profundidad
no está contemplada como un concepto táctico por la Escuela Nacional de Entrenadores
(carente de interés por adaptar e introducir conceptos del fútbol moderno), pero la
profundidad ofensiva se conoce popularmente como uno de los fundamentos del juego,
aquellos que aplicamos para alcanzar un estilo de juego propio. Dado que la profundidad
hace referencia a un fundamento colectivo (la progresión puede llevarse a cabo mediante
acciones individuales), implicaría el avance no solo del balón, sino de los jugadores que
componen el equipo.
De una manera coloquial, la progresión ofensiva hace referencia al avance del balón hacia la
portería contraria, mientras que la profundidad ofensiva hace hincapié en el avance de los
jugadores en el mismo plano.
La profundidad es una característica habitual entre los equipos que realizan juego de
posición. El mejor ejemplo es el Bayern de Múnich, que hace hincapié en la profundidad de
ataque como herramienta ofensiva y de transición. Con ello se pretende crear superioridad
numérica (tan importante en el juego de posición que predica Pep Guardiola) y aumentar
las posibilidades de recuperación del balón en caso de pérdida como consecuencia de la
carencia de espacios (provocado por la acumulación de jugadores en la fase ofensiva).

En el caso de la progresión, un equipo que realiza ataques directos a través de balones


largos a su delantero puede realizar una rápida progresión hacia la portería contraria sin
necesidad de mostrar profundidad.

Podemos entrenar la progresión sin profundidad, pero la profundidad sin progresión carece
de sentido.

La salida lavolpiana
Hace unos días, leyendo Twitter casi de manera perezosa, vi un hashtag sobre postureo y
fútbol. Alguien vino a decir que jugar con salida lavolpiana era postureo. A mí me hizo
mucha gracia. Supongo que no tardará mucho en aparecer postureo en el diccionario.
También me sirvió para profundizar más sobre un concepto que no tenía muy claro. La
salida lavolpiana es un concepto relativamente nuevo, que se retroalimenta como una
leyenda urbana. Un concepto táctico que no he visto como tal en libros que tratan de
táctica. Tampoco hay mucho que trillar por internet, así que redactar el artículo se ha
convertido en atrevimiento.
La salida lavolpiana, a veces referenciada como salida lavolpista, de La Volpe o salida a
tres, es un concepto utilizado en fútbol para referirse al inicio de la fase ofensiva de un
equipo donde, en una primera línea de jugadores, se sitúan los defensas centrales en
amplitud y cercanos a las bandas y un mediocentro en los alrededores del semicírculo del
área de penal, y donde los laterales se encuentran en máxima amplitud pero en una
segunda línea de jugadores, en zona más cercana al mediocampo.
La salida lavolpiana no se asocia a un modelo de juego en particular. Se ha visto bien
realizada por estilos más combinativos, más de contraataque, por equipos que han marcado
época o por equipos más humildes. Pero lo que sí es indudable es que tiene un marcado
carácter asociativo.

Se trata de una salida de balón arriesgada, debido a las consecuencias que pueden derivarse
de una imprecisión o un buen pressing del contrario.

RICARDO LA VOLPE

El concepto recibe el nombre del entrenador argentino Ricardo La Volpe, profesional que
ha desarrollado gran parte de su trayectoria en el fútbol mexicano y que ha volcado gran
parte de sus esfuerzos en inculcar a sus equipos automatismos tales como esta salida desde
la zona de iniciación.

Pese a que en España comenzó a ser habitual en la temporada 2009-10 por el Barcelona de
Josep Guardiola, es en México donde este concepto está más afianzado. La Volpe practicó
desde mediados de los años 90 esta salida con sus equipos, entre ellos la selección
mexicana, a la que dirigió cuando Guardiola era jugador del Dorados de Sinaloa, época en
la que el entrenador catalán pudo acercarse al lavolpismo.
DESARROLLO

La salida lavolpiana puede llevarse a cabo por medio de dos vías: desde una acción a balón
parado (saque de meta) o con el balón en juego pero partiendo desde la zona de iniciación.

Como se puede intuir, es un automatismo que suele iniciar el guardameta, pero puede
haber casos en los que con el balón en juego se comience de nuevo la propuesta ofensiva
desde la iniciación sin la participación del mismo.

En una descripción esquemática, Alejandro Sierra realiza esta exposición


ideal presuponiendo en un sistema 4-3-3 los siguientes movimientos básicos:
1. De lateral a volante (mediocentro): los laterales suben sus posiciones y ocupan el
mediocentro. El objetivo es crear tras de sí un espacio que va a ser ocupado (al fin y al cabo
esa es siempre la base del fútbol).
2. Lateralización del central: los centrales ocupan y activan esos espacios que dejan los
laterales en el arrastre. Ante una presión organizada de delanteros rivales intentan escorar
a los atacantes.
3. El mediocentro baja a la zona de líbero (zona de centrales): el mediocentro retrasa su
posición, acude a la base e inicia la transición ofensiva del equipo.
Así, la base teórica, que era de cuatro hombres, queda en tres (mediocentro y centrales) y la
segunda línea pasa a ser de cuatro jugadores (laterales abiertos y dos interiores), escenario
que facilita el encuentro de líneas de pase.

OBJETIVO

Existe un alto grado de riesgo en esta salida, pero en la fase ofensiva el equipo gana mucha
amplitud, al tiempo que facilita a los interiores líneas de recepción del primer pase y
habilita la zona de aceleración con el segundo y sucesivos pases. Se forman así diversas
líneas horizontales y verticales de pase ofreciendo apoyos y sostén constante. Primordial es,
entonces, el principio ofensivo de las ayudas permanentes. De esta manera, la salida
pretende la superioridad numérica y no es sólo un jugador el responsable de sacar el balón
desde atrás, sino que son varios (o todos). Pero hay que prever que la propia salida y los
movimientos del rival pueden hacer que algún jugador rompa en conducción y pueda
incluso llegar hasta zonas de campo contrario.

GUARDIOLA Y EL LAVOLPISMO
En el 2006 Josep Guardiola, con motivo del Mundial, dedicó un artículo al tema el El
País titulado Salir de novios. En él, el lavolpismo y la selección mexicana salen muy bien
parados. Eso ha llevado a muchos admiradores de la corriente lavolpista a querer ver en
Guardiola un fenómeno nacido de esta filosofía, hecho totalmente incierto. Incluso en sus
últimos coletazos como jugador, Guardiola no pudo conseguir la entrevista de fútbol que
pretendía con La Volpe, ya que el argentino, que era el seleccionador mexicano, se
mostraba inaccesible por la responsabilidad del cargo. Que nadie se confunda: ver la
doctrina lavolpista como la base de inspiración para el paradigmático Barcelona de
Guardiola es actuar con poca perspectiva.
Guardiola, que se definió a sí mismo en una reciente conferencia en Argentina como un
copista de ideas más que un revolucionario, utilizó la salida lavolpiana como una respuesta
más que ofrecer a sus jugadores en un momento determinado. Fue (y es) un evolucionador.
El mismo que ofreció a sus chicos conceptos clave como la presión de 6 segundos tras
pérdida, el falso 9, el rombo, el juego de pies del guardameta, el 4-3-3, siete
centrocampistas en una final del Mundial de Clubes y unos cuantos más. La salida
lavolpiana fue un recurso más.
LA SALIDA LAVOLPIANA EN EL BARCELONA
El de Santpedor introdujo el automatismo en un equipo que contaba con Rafa Márquez,
uno de los jugadores más importantes que tenía La Volpe para llevar a cabo su salida. El
propio Guardiola se acercó más si cabe a los métodos de La Volpe por medio de un jugador
que ya venía con la lección aprendida en la selección mexicana.

La salida lavolpiana se puso de moda durante la temporada 2009-10 en España, pero


quizá solo el Barça fue el que le dio verdadero sentido a salir en superioridad. Precisamente
en la etapa de Guardiola como jugador, él era el encargado de la salida del balón. Con
Rijkaard, el encargado fue Márquez, por lo que se pasó de salir con un mediocentro
defensivo a un central. En la primera temporada de Pep como entrenador ya no fue un
central el que sacaba el balón, sino los dos (Piqué y Márquez). En la Supercopa de España
de 2009 contra el Athletic, Pep probó por primera vez la salida lavolpiana en su equipo. Lo
hizo retrasando a Touré, engarzado entre Piqué y Puyol. Guardiola simplemente siguió
puliendo la salida de balón como lo había hecho el Barcelona desde que el propio Pep era
jugador. Utilizó la salida lavolpiana para evitar la presión del rival, intentó que no fuera un
jugador solo el encargado de sacar el balón limpiamente, sino que fuera el colectivo (juego
de posición) el que lo hiciera.
Pero al Barcelona le pillaron el truco algunos equipos como el Atlético, el Athletic o el
Racing de Santander, mediante una presión fuerte o colocando un triángulo zonal. Una vez
más, tras esto, se vio a un Guardiola evolucionador, apostando por más conducción de los
centrales en la salida (Piqué) o viendo a jugadores como Iniesta bajar hasta posiciones más
relacionadas con el primer pase. Finalmente el propio Guardiola, dándole otro puntito al
equipo, optó por desechar la salida lavolpiana.
En España, además de Guardiola, también han utilizado la salida lavolpiana entrenadores
como Marcelo Bielsa (entrenó en Mexico en pleno boom del lavolpismo) Juanma Lillo, Jose
Mourinho o Juan Carlos Garrido.

METODOLOGÍA

Guardiola, en el artículo anteriormente enlazado, explica bien lo que puede ser la


metodología de este automatismo: “Ricardo Lavolpe, argentino él y seleccionador
mexicano, ha escogido que su defensa salga jugando. No que empiece jugando, que es otra
cosa (…). Obliga a salir jugando, que no es otra cosa que jugadores y pelota avancen
juntos, al mismo tiempo. Si lo hace uno solo no hay premio, no vale. Han de hacerlo
juntos”.
Continúa Guardiola acercándonos la metodología del propio La Volpe: “Me contaron
cuando estuve en México que Ricardo Lavolpe, de manera intervencionista y conductista,
obliga, en los entrenamientos, durante 30 minutos, a que sus defensores avancen, ellos y
la pelota, una y otra vez. Al más mínimo error en un pase, o no ensanchar el campo
estirándolo como si fuera una goma hasta las líneas de banda, o no jugar con el portero
cuando se debía jugar, repito al más mínimo error, vuelta a empezar. Para, corrige, grita
y vuelta a empezar. Una y otra vez. Cientos de veces hasta que sus tres defensores hagan
de novios durante 30 minutos. Ellos y la pelota”.

ALGUNOS ASPECTOS IMPORTANTES


• Se trata de un mecanismo de movimientos que, si no tiene la facultad de la adaptabilidad al
contexto, acabará convirtiendo al equipo que lo realice en previsible.
• Necesita de jugadores con buenos mimbres técnicos o su efectividad será muy reducida.
• Es necesario contar con jugadores con buen control, pase o conducción para su buen
desarrollo.
• Si el equipo contrario contrarresta bien la salida con un marcaje al hombre, puede que nos
conlleve a tener otras líneas de pase disponibles como, por ejemplo, los laterales en el
mediocampo.
• Puede ser un mecanismo de atracción de rivales a zonas donde queremos que nos
presionen, con el fin de tener más espacios por zonas interiores.
• Necesita de jugadores inteligentes y valientes para ver y dar ese pase interior bajo la presión
del rival.
• El guardameta juega un rol protagonista en este automatismo, donde las circunstancias le
exigirán un buen manejo con los pies.
• El timing en la toma de decisión es prioritario.

CRÍTICAS

Pese a que la salida lavolpiana tuvo una trascendencia muy mediática en nuestro fútbol, no
fueron pocas las críticas pasado el boom de lo novedoso. Una buena explicación la dio el
periodista Abel Rojas, que se acercó de esta manera a aquella situación:
“Las limitaciones de Busquets en el envío resultaron insalvables y a Xavi se le acosaba
hasta la primera media luna, así que no tras pocos intentos se acabó desistiendo y
recuperando una salida más estándar. El problema es que la estampa era tan bonita y
tan fácil de identificar sobre el césped que alcanzó una trascendencia mediática excesiva.
Aún habiendo fracasado en su ejecución el mejor equipo del mundo, el automatismo más
característico del libreto de La Volpe fue imitado tanto en la élite como en las categorías
más modestas con resultados entre discretos y patéticos”.
Apenas salieron airosos en el intento el Villarreal de Garrido y Bruno, el Espanyol de
Pochettino y Márquez y el Málaga de Pellegrini y Apoño, e incluso estos tres equipos
acabaron volviendo a la arquetípica salida de cuatro, desde la que encontraban una
racionalización del espacio más sencilla. El tema estaba clarísimo: el automatismo requería
una especialización acentuada, mínimo, en las piezas claves. Y nadie las tenía.

Al final, postureo o no, la lavolpiana está ahí como herramienta para ser utilizada. Si
alguno tiene la suerte de contar con los jugadores tales para llevarla a cabo, disfrútenla
hasta que los rivales se aprendan la lección.

La salida lavolpiana (2)


por ENRIC SORIANO
La salida lavolpiana, ideada por el argentino Ricardo La Volpe, trata de colocar a los
centrales muy abiertos y entre ellos a un mediocentro incrustado, mientras los laterales
avanzan su posición, subiendo un escalón. Esta estructura se adopta para poder sacar el
balón desde zonas de inicio de forma satisfactoria.
Incrustar a un mediocentro entre centrales supone una adaptación de las distancias de
relación entre los jugadores, de modo que se siga ocupando el terreno de juego de
forma racional. El mediocentro provoca que los centrales se abran para así no estar
muy cerca ni estorbarse; la amplitud de los centrales hace que se aproximen a los
laterales, que para mantener las distancias de relación equilibradas suben un escalón,
aproximándose a los extremos, que en consecuencia, suelen actuar por dentro.

Además, el mediocentro libera un espacio al incrustarse que para mantener el


equilibrio puede ser aprovechado por los interiores que están un escalón más
avanzados; liberan un espacio que puede ser aprovechado tanto por los extremos como
por el delantero. Mikel Etxarri me suele decir que lo más importante es mantener
constantemente el equilibrio, y para ello un concepto básico es el espacio creado-
espacio ocupado para mantener la ocupación del terreno de juego. Yo añadiría espacio
ocupado que crea otro espacio (por la liberación que supone ocupar un espacio
diferente) y que vuelve a ser ocupado. El equipo es un todo en el que la alteración de
una de las partes provoca la alteración de las demás, al tratarse de un sistema complejo
en el que todas las están interrelacionadas.
El pivote, a la hora de dar el apoyo e incrustarse entre centrales, debe ir con cuidado
porque debe recibir orientado. Si se incrusta cuando el balón lo tiene un central, no
habrá problema para que esa orientación sea la buena: podrá ver si algún oponente le
sigue y percibir la situación de juego. Pero si se incrusta cuando el poseedor es el
portero, deberá valorar si dar el apoyo con un movimiento circular para recibir
orientado a una banda y percibir lo que acontece en el juego.

“La salida con tres hombres desde atrás es muy buena porque modificas la presión del
contrario. Aunque ellos te presionen con dos (un punta y un mediapunta), al salir con
tres hombres les obligas a ponerse en paralelo, en 4-4-2, y ahí ya los superas”
Pep Guardiola

La razón principal por la que surgió la salida lavolpiana fue para poder combatir la
presión alta con dos puntas, ya que igualaban la salida con los centrales (2×2) y
dificultaban mucho la progresión construida. Para crear superioridad (tanto numérica
como posicional) en esa primera línea de construcción se incrusta un mediocentro
entre centrales, creando una situación de 3×2, una asimetría que facilita encontrar al
hombre libre y superar esa primera línea de presión. Se juntan en un lado a los dos
puntas y una vez están fijados se lleva el balón al lado contrario, donde espera el
hombre libre. Para conseguir la fijación de esos dos puntas a menudo un central sale en
conducción hasta que su progresión se detiene, y entonces pasa el balón al lado
contrario.
Conociendo este juego, hay que señalar que a menudo la creación de una superioridad
tiene un efecto dominó en el que van apareciendo situaciones ventajosas. Dicen
muchos psicólogos que el éxito llama al éxito, que ganar una vez te facilitará ganar
muchas más veces. En fútbol podríamos decir que la superioridad llama a la
superioridad, y que generar una ventaja facilitará la aparición de muchas más. He ahí la
importancia de crear una superioridad en primera línea de contrucción para fomentar
así que el desarrollo de nuestro ataque sea consecuente. Salir mal hace que se arrastren
errores y no se llegue normalmente bien, en el caso de que se consiga llegar. Digo
normalmente y no siempre porque juego no es lineal: su incertidumbre, el arte del
imprevisto es el juego, como decía Dante Panzeri. Sonará a tópico, pero cada contexto
es un mundo, no se dan dos situaciones iguales en fútbol.

Muchos se quedan con que la utilidad de la salida lavolpiana está en esa creación de
superioridad numérica y posicional en la primera línea de construcción que permite
encontrar al hombre libre y superar la primera línea de presión. Yo creo que va más
allá.

EQUILIBRIO + ENVÍO AL LADO DÉBIL EN LA PRIMERA LÍNEA DE


CONSTRUCCIÓN

Obviamente no es lo mismo ocupar el ancho del campo con dos jugadores que con tres.
Si se hace con dos hay que tener en cuenta que si se quiere mantener una amplitud
extrema entre ellos, las distancias de relación serán muy amplias. Esto supone que las
conexiones entre ellos estarán muy distanciadas (pases muy largos), aumentando de
este modo las posibilidades de interceptación de un oponente. Además, en el caso de
que dicha interceptación se produzca, el atacante dispondría de todo el carril central
libre, con ambos oponentes a mucha distancia y sin posibilidad de acosar ni
temporizar.

Por otra parte, si se desea mantener el equilibrio en las distancias de relación, para no
correr tanto riesgo (la seguridad es algo clave en primera línea de construcción) ante
posibles interceptaciones de los atacantes ni desocupar de ese modo el carril central, los
centrales no podrán adoptar una máxima amplitud.

La salida lavolpiana permite esa existencia de equilibrio con la ocupación de las zonas
cercanas al eje longitudinal por parte del mediocentro, y a su vez permite que los
centrales se encuentren en amplitud. Esta amplitud permitirá dar utilidad al
concepto lado fuerte-lado débil, de modo que tras atraer oponentes en un lado se haga
llegar el balón al lado contrario, a zonas ligeras y carentes de oposición. Con dos
centrales en amplitud existe mucho riesgo por las amplias distancias de relación en la
utilización del lado fuerte-lado débil, pero con la salida lavolpiana, al existir entre
ambos centrales un mediocentro incrustado, las distancias de relación no son tan
amplias y activar el lado débil no tiene tanto riesgo. El mediocentro actúa de eje para
llevar el balón al lado contrario de una forma mucho más segura y eficaz.
Como comentamos, el mediocentro en la primera línea de construcción aporta mucha
seguridad, al no tener que dar pases extremadamente largos que amplíen las
posibilidades de interceptación de los oponentes. La construcción en la primera línea
está basada en las relaciones seguras, porque en caso de pérdida solo disponemos del
portero por detrás de nosotros para evitar que el rival marque. Hay que valorar el
riesgo y tener en cuenta que un riesgo en la primera línea de construcción puede
suponer un éxito lejano (aún hay que hacer las cosas bien en las siguientes líneas para
conseguir gol); pero también puede suponer un fracaso inmediato (no disponemos de
compañeros que arreglen nuestro error, excepto el portero). Por eso la valoración del
riesgo en zonas de iniciación no es la misma que en zonas de creación o finalización,
donde el éxito es más cercano y el fracaso es más alejado.

Por otra parte, la presencia de tres en la primera línea de construcción permitirá que
cuando el balón esté en posiciones más avanzadas haya cobertura ofensiva que permita
jugar atrás si la progresión no es posible. Y si la situación de juego lo requiere, llevar el
balón al lado débil.

MECANISMO DE ATRACCIÓN

“La salida lavolpiana puede ser un mecanismo de atracción de rivales a zonas donde
queremos que nos presionen, con el fin de tener más espacios en zonas interiores”
José Luis Lorenzo
La acumulación de jugadores en una zona implicará una superioridad numérica
respecto al rival, el cual intentará evitar y transformar dicha asimetría en una situación
de igualdad numérica o superioridad numérica a su favor. Por tanto, la acumulación de
jugadores en primera línea de construcción puede suponer la atracción de rivales a
nuestra zona de iniciación. Como hemos comentado antes, la ocupación de un espacio
lleva consigo la liberación de otro, que puede ser ocupado por compañeros de escalones
inferiores que, al ocupar el espacio que el compañero liberó, también liberan un
espacio. Por tanto, la ocupación de espacios cercanos a la zona de balón implicará la
liberación de espacios alejados al mismo.

Si con el movimiento de los puntas todo el bloque avanza manteniendo la proximidad


en cuanto a distancias de relación, los espacios se crearán a las espaldas de dicho
bloque. Sin embargo, si con el avance de los hombres más adelantados la línea
defensiva no avanza su posición, los espacios se crearán entre líneas, fácilmente
aprovechables mediante la ocupación de posiciones intermedias. Para conseguir esta
alteración estructural en el adversario también es conveniente estirar el campo hacia
atrás, incluso combinar a la altura de nuestra propia área para invitar a los adversarios
a que realicen una presión alta y con esa atracción de oponentes alterar la estructura
del equipo rival.

Esta atracción se hace con un objetivo claro: encontrar relaciones con los alejados. Y
por tanto, progresar en el juego y sacar el balón de zonas de inicio. Si el rival mantiene
el bloque compacto valoraremos la opción de buscar juego directo a las espaldas del
bloque. Sin embargo, si esa atracción supone el aumento en las distancias de relación
de los oponentes, manejaremos la opción de buscar al hombre libre entre líneas,
ocupando posiciones intermedias o incluso progresando por dentro mediante el
concepto del tercer hombre. Pero al final, como vemos, todo se basa en atraer para
encontrar relaciones con los alejados. Y aunque a muchos les sorprenda, la lavolpiana
también puede activar el juego directo, y no por ello estará mal aplicada.

FOMENTAR LA SALIDA LIMPIA

“Es fundamental que las superioridades se vayan construyendo desde atrás, desde la
primera línea. Por eso, un principio fundamental de su idea de juego es que el balón
salga limpio desde los defensas”
Dani Fernández

A menudo se quiere sacar el balón de forma limpia desde atrás cuando los centrales no
disponen de una buena salida de balón. Obviamente esto provoca muchas pérdidas. Es
lógico: si pides a tus jugadores algo que no está dentro de lo que ellos son (su conjunto
de características y posibilidades), es imposible que te lo den. Como darse cabezazos
contra un muro. Eso sí, es posible que los jugadores de líneas superiores necesiten de
esa salida limpia para conseguir contextos favorables a sus características. Un concepto
básico del juego de posición es conseguir recepciones de los jugadores más
desequilibrantes en contextos favorables.

Para sacar el balón limpio cuando no se dispone de centrales capaces de hacerlo


también se suele utilizar la salida lavolpiana. Se incrustra a un mediocentro, más que
para crear ahí una superioridad numérica o posicional, para poder dar un primer pase
bueno en progresión. En algunos equipos, el mediocentro dispone de un dominio de las
diferentes trayectorias de pase, de una gran salida de balón que le permite superar la
primera línea de presión con garantías, algo que los centrales son incapaces de hacer.
Por tanto, el objetivo con ese descenso de escalón del mediocentro no es otro que poder
dar un primer pase bueno hacia delante. Tener la capacidad de superar la primera línea
de presión y así hacer llegar el balón en garantías a jugadores más adelantados, algo
que resultaba imposible para los centrales sin capacidad de filtrar pases interiores.

INCORPORACIÓN DESDE ATRÁS DE UN JUGADOR DE LA LÍNEA DE TRES

“Yo quiero crear siempre superioridad. Por eso, jugadores de la línea defensiva tienen
que entrar en el medio campo, no interesa cuál, aunque cuando uno entra, los otros
(tres jugadores de la línea defensiva) tienen que cerrar”
Louis van Gaal

La presencia de tres en línea atrás permite que se compense de forma extraordinaria de


cara a la transición ataque-defensa y posibilita a los laterales incorporarse a campo
contrario sin necesidad de estar pensando en la posible pérdida (lo cual a veces
condiciona esa incorporación, porque dudan o piensan más en sus espaldas que en
generar superioridades). De todos modos, según las circunstancias del juego, habrá
situaciones en las que en vez de dejar tres jugadores compensando, con dos no se
correrán riesgos (principalmente si se sigue siendo uno más que los adversarios:
situación de 2×1). Aunque hay veces en que se puede dejar en igualdad numérica 1×1 al
que compensa para crear más superioridades. Cada uno decide. Como dice Paco
Seirul·lo en alusión a la superioridad cualitativa, no toda situación de 1×1 es una
situación de igualdad.

La salida lavolpiana permite en muchas ocasiones la creación de superioridades por


parte de los tres más retrasados, incorporándose a posiciones más avanzadas para
provocar alteraciones en el bloque defensivo rival. Es muy habitual ver la salida en
conducción del central pisando campo rival, sumándose y creando superioridad,
generalmente para provocar que un oponente impar vaya al acoso y provoque la
creación de un hombre libre (aquel al que libera). A esa subida del central le
corresponde una compensación, cerrando hacia el espacio liberado, por parte del
mediocentro.
Una vez creada la superioridad, el central decide seguir avanzando o volver al sitio. Esa
decisión dependerá del contexto y la interpretación que haga el futbolista. También hay
que tener en cuenta que habrá subidas del central que no crearán superioridad. En
estas situaciones lo normal sería dar un pase fuera al lateral y volver a posiciones de
origen. Esta acción se ve mucho con Piqué: lo vemos crear superioridad y volver, crear
superioridad y seguir hasta pisar el área y también no crear superioridad, jugar fuera y
volver. Seguir avanzando si no existiese una compensación sería un riesgo muy alto.
Eso aporta la lavolpiana: la compensación del pivote que aporta libertad a los centrales.

FACILITAR INCORPORACIONES DE LOS LATERALES

El hecho de incrustar al pivote entre centrales implica una adaptación estructural para
el avance posicional de los laterales, haciéndose dueños del carril exterior y estando
más adelantados que sus respectivos pares, de modo que su recepción implique la
superación del par y permita la creación potencial de superioridades.

Si se tienen laterales con gran capacidad ofensiva, sería conveniente darles


protagonismo, y mediante la salida lavolpiana ese protagonismo surge de forma
consecuente. Hay que recordar que los carriles laterales suelen tener menos densidad
defensiva (hasta que el equipo rival bascula) que el carril central porque lo normal es
proteger espacios interiores durante el proceso defensivo, ya que es dentro donde se
encuentra la portería. Por tanto, si por una parte la densidad es menor fuera y por otra
la recepción del lateral implicará la eliminación de su par al estar situado por delante
del mismo, podríamos decir que aplicar la lavolpiana provocará unas zonas de
aceleración fuera para progresar rápidamente, por la inexisterncia de oposición por
delante.
De todos modos, los laterales deben interpretar correctamente el juego y moverse de
forma lateral en su carril de modo que su recepción pueda suponer la superación del
par. Si los tres de la primera línea de construcción tienen problemas para sacar el
balón, puede aportar una ayuda, aunque su recepción sea por delante de su par y este
no sea superado. Entra en jugo la capacidad del lateral para subir escalón para
profundizar o bajarlo para ayudar. Para el desarrollo de comportamientos colectivos
resulta fundamental que el jugador ejecute bien acciones tácticas individuales. El plano
micro favorece el desarrollo de lo macro. ¿Acaso el lateral que ocupa espacios exteriores
podrá generar ventajas, ya sea para superar al par o para ayudar a la primera línea de
construcción, si no posee una correcta orientación corporal? ¿Esto lo llevamos a cabo
en el entrenamiento? ¿O solo focalizamos nuestra atención en aspectos macro de
nuestro juego?

“Los laterales cooperarán moviéndose de manera lateral, bien para abrir una ruta en profundidad o
para ser receptores en caso de que el central encuentre dificultad para realizar su maniobra”
Óscar Cano
3×2 PERO… ¿Y 3×1?

Al entenderse la lavolpiana con el objetivo de juntar a dos rivales en un lado para


cambiar de lado al hombre, cuando el rival solo presiona con uno esa generación del
hombre libre se puede hacer perfectamente sin la necesidad de incrustar un pivote
entre centrales: desde el 2×1 se encuentra al libre. Por tanto, ¿sirve de algo la
lavolpiana 3×1?

Yo mismo cuestioné la validez de esa salida 3×1. Me acuerdo de estar hablando con
Dani Fernández y preguntaré para qué servía la lavolpiana 3×1, ya que él en ocasiones
la utilizaba, a lo que me respondió: “Por ejemplo, saliendo con tres, aunque solo me
presione un rival, ¿no es posible que haga creer al rival que saldré en corto? Pues
desde ahí, tras haber hecho creer que saldré en corto, es fácil que jugando en largo,
opción que el rival no espera, cree superioridades y contextos favorables”. Eso me
hizo ver mucho más allá.
La lavolpiana no solo sirve para ganar un 3×2. También sirve para sacar el balón más
limpio teniendo más seguridad en la primera línea de construcción, compensar mejor
de cara a la transición ataque-defensa y mantener mejor el equilibrio, llegar más segura
y eficazmente al lado contrario, dar protagonismo a los laterales pudiendo activar
posibles zonas de aceleración, atraer oponentes para buscar conexiones con los
alejados, incorporar gente desde atrás, hacer creer que se saldrá en corto para salir en
largo… Para todo esto no es distinto si el rival presiona con uno o con dos en la primera
línea de presión. Si buscamos alguno de esos aspectos, ¿por qué no utilizar la
lavolpiana 3×1?

• Esquema resumen de la salida lavolpiana

LA SALIDA LAVOLPIANA: ANÁLISIS TÁCTICO

El concepto de hombre libre


“Un jugador es hombre libre, cuando recibe balón, sin oposición de marca, y además
dispone de mucho tiempo y espacio para generar nuevas cosas. El objetivo
fundamental del juego de posición es encontrar un hombre libre a la espalda de la
línea que presiona el balón”.
Dani Fernández

El concepto de hombre libre es uno de los más manoseados del fútbol. En cuanto un
jugador recibe sin oposición se habla de hombre libre. No digo que no sea así. Desde luego
el hombre libre es el que recibe sin oposición cerca, en una situación de uno contra cero.
Como el propio término indica, es aquel que recibe libre. Sin embargo, hay que diferenciar
las ocasiones en las que el hombre libre aparece por el propio desarrollo del juego, en las
que está libre por tener el par lejos, de las ocasiones en las que mediante conductas
construidas encontramos al hombre libre. Mientras que en la primera ocasión se es hombre
libre, en la segunda ese hombre libre es generado.
El hombre libre es el grado máximo de superioridad posicional que existe en el fútbol. Por
eso encontrar al hombre libre es el objetivo fundamental del juego de posición. Eso sí,
encontrarlo en posiciones ventajosas, principalmente por delante de la línea de balón.
Nuestro portero generalmente se encontrará libre, aunque jugar constantemente con él
sería una memez ya que, pese a que sea el hombre libre, no progresaríamos en el juego y
como hombre libre sería muchas veces incapaz de generar ventaja en beneficio colectivo.
Por tanto, si buscamos al hombre libre para que cree ventajas y haga daño al rival, jugando
con el portero no lo conseguiríamos, por muy libre que se encuentre. Por eso es
fundamental encontrar al jugador libre en situaciones en las que sea capaz de crear
desequilibrios. Principalmente a la espalda de la línea de presión.

Para llegar al hombre libre podremos utilizar distintas conductas construidas como
pueden ser las conducciones para dividir, la ocupación de posiciones intermedias,
fijaciones (también desde posiciones intermedias), situaciones de asimetrías
numéricas, etc.

FIJACIONES

“Es fundamental que los jugadores jueguen con la intención del contrario, ese es el
gran valor. Que el rival sienta que con tu posición y tu perfil estás eligiendo
cualquiera de los lados de su posible salida”.
Juanma Lillo

Un jugador fija a un adversario cuando con su posición o acción hace que este se centre
casi exclusivamente en él y no atienda a otros de sus oponentes. Es imposibilitar la
actuación de un rival respecto a mis compañeros. Polarizar su atención para que no se
centre o actúe en lo trascendental dentro del juego. Liberar al compañero de oposición.

“Aclarados por fijación de pares para restar densidad e impedir ayudas defensivas
inmediatas sobre el compañero al que encontramos”.
Óscar Cano

“Desprender de su rival al que pretenda pasarle el esférico o, cuanto menos,


distanciárselo”.
Óscar Cano

Estas fijaciones no solo sirven para liberar a un compañero que está actuando
directamente en una determinada situación de juego. Las fijaciones en amplitud son de
gran utilidad para la circulación de balón de un equipo. Ocupar todo el ancho del
campo provoca el aumento de las distancias de relación de los opositores, y en
consecuencia la creación de espacios e intervalos preferentes de progresión. Con las
fijaciones en profundidad el objetivo es el mismo: hacer mayor el espacio que tiene que
defender el equipo rival y así crear espacios, esta vez, entre diversas líneas rivales. Estos
espacios se crean porque a menudo los rivales no quieren optar por dejar espacio de
recepción a nuestros jugadores, por lo que al acercarse a ellos se alejan entre sí. En caso
de no adoptar esta estructura más amplia, nuestros jugadores tendrían mucho espacio
en la recepción, en ocasiones espacios por delante para progresar, principalmente en
las bandas (ya que el rival cerrará espacios interiores).
“Las fijaciones de defensores sobre determinadas zonas, como no poseedores (saber
sujetarse sin el ansia de participar con balón) deben interiorizarse como modo de
desajustar las distancias entre defensores”.
Óscar Cano

Para fijar opositores que provoquen la liberación directa de un compañero podemos utilizar
muchos medios o conductas como la ocupación de posiciones intermedias que capten la
atención de dos adversarios, las conducciones que atraigan al defensor impar, movimientos
de beneficio ajeno…
La ocupación de posiciones intermedias no solo sirve para conseguir recepciones de aquel
que ocupa las intermedias en condiciones favorables con baja densidad de rivales. También
sirve para conseguir la fijación de esos dos jugadores entre los que nos situamos y así no
permitir que actúen sobre otros de nuestros compañeros. Se produce una liberación de
compañeros y espacios mediante la ocupación de intervalos entre dos oponentes, de los que
captamos su atención sin permitir que se centren en otros de nuestros compañeros. Así
también podemos crear intervalos entre jugadores fijados por los que intentar penetrar.

“La conducción permite atraer rivales provocando así la aparición de ‘hombres libres’”
Dani Fernández

“En fútbol cada uno se encarga de uno excepto el 2×1 de centrales contra punta, de cada
equipo. Partimos de nuestro 2×1 y un central sale conduciendo hacia el gol, provocando
que un oponente salga a impedir su progresión, liberando a su par (generación de
hombre libre). ¡Peligro! Ante pérdida sufrimos un 1×1 entre punta rival y central. Cada
uno decide”.
Pep Guardiola

Últimamente está muy de moda el concepto conducir para atraer. La conducción no solo
es un elemento de superación de oponentes desde la búsqueda del uno contra uno y su
desborde, sino también es un gran medio para la fijación de oponentes y liberación
consecuente de compañeros. Esta conducción cobrará más sentido cuando el defensor par
del poseedor haya sido superado. ¿Qué quiere decir esto? Sencillo: con su atracción fijará al
par de uno de sus compañeros, el cual pasará a ser hombre libre. Es muy habitual ver a los
centrales pisar campo rival en conducción; cuando lo hacen, los puntas rivales ya han sido
superados y es entonces cuando se crea la verdadera superioridad. El equipo rival se ve
obligado a tapar su progresión, así que un defensor sale a su acoso liberando a uno de
nuestros compañeros, que se encuentra por delante de la línea de balón como hombre libre.
Con la superioridad creada, logramos nuestro propósito: hacer llegar el balón en
condiciones favorables a jugadores más avanzados.
“Conducciones, del que tiene la pelota, que fijan a individuos o bloques completos de
defensores, para así hallar rutas de progresión contrarias a la posición del balón”.
Óscar Cano

Para conseguir dicha fijación mediante la conducción se puede hacer esta de dos modos
distintos:

1. Conducir en busca del defensor impar para provocar su salida al acoso y la generación del
hombre libre pretendido. “Desprender de su rival al que pretenda pasarle el esférico o,
cuanto menos, distanciárselo”. (Óscar Cano)
2. Conducir hacia un espacio intermedio entre dos defensores generando duda y que incluso
ambos vayan a impedir la progresión del poseedor, generando dos hombres libres.
“Hay que provocar situaciones para que de la siguiente línea me salga un rival, y así
poder crear superioridad numérica”.
Juanma Lillo
Se conduce para provocar la salida al acoso de un defensor impar, al que no buscaremos
desbordar sino sencillamente fijar, es decir, alejarlo lo suficiente de su par o rival directo de
modo que no pueda actuar directamente sobre él, liberando de oposición a nuestro
compañero.

Muchas veces, para la liberación de un compañero se realizarán movimientos falsos con los
que no se busca la recepción propia, sino la atracción y fijación de oponentes para favorecer
la recepción a un compañero, el hombre libre. Movimientos que suelen ser muy explosivos
para captar así más la atención de defensores, hacerles creer que se busca la recepción y,
por tanto, que quieran evitarla. Dice Mikel Etxarri que “el movimiento es el medio de
comunicación en el fútbol”, y no le falta razón. Con el movimiento se transmiten mensajes
al resto de jugadores, compañeros y rivales. Por tanto es importante comunicarse bien y
engañar al oponente y no a nuestro compañero. Transmitir el mensaje pretendido desde el
movimiento realizado, de modo que consigamos hacer creer lo que pretendíamos a los
rivales, y que sin embargo nuestros compañeros sean conscientes de la intención real que
llevábamos. Fijar a un adversario supone favorecer las condiciones de compañeros teniendo
que empeorar las mías en esa situación de juego. Ser altruista en las acciones. Como dice
Óscar Cano, comprender la dualidad beneficiario-benefactor.
“Comprensión de la dualidad beneficiario/benefactor. Hay que saber cuándo moverse
para sí mismo y moverse para los demás. Además, hay que entender que quedarme
detenido debe significar que los demás encuentren mejores posibilidades, o que contenerse
en anchura puede convertirme en futuro hombre libre”.
Óscar Cano

OCUPACIÓN DE POSICIONES INTERMEDIAS

“La idea madre de todo es ir generando superioridades a la espalda de la línea que viene a
apretar al poseedor de balón”
Dani Fernández

“Este juego consiste en ir generando superioridades a la espalda de la línea que te


aprieta”.
Juanma Lillo

La ocupación de posiciones intermedias nos permitirá manifestarnos como hombres libres


en muchas ocasiones, al no tener oposición cercana. Saber ocupar esas posiciones a la
espalda de la línea de presión será clave para el desarrollo de nuestra salida de balón.
Mediante las fijaciones en amplitud y profundidad, más la provocación de avance de la
línea de presión, haremos mucho mayor el espacio entre líneas y favoreceremos su
ocupación y aprovechamiento.
“Algunos no pueden ver más allá de la posición del balón sin tener en cuenta que si no
dominas el espacio no dominarás el objetivo del juego: marcar más goles que el rival”.
Francisco Ruíz Beltrán

El jugador que ocupe posiciones intermedias no estará en el campo visual de la línea a cuya
espalda actúa, así que podrá percibir los intervalos entre ellos preferentes de progresión sin
que la misma línea sea capaz de cerrarlos. Esa es una de las grandes ventajas de los
alejados: mayor campo visual y aprovechamiento de los desajustes de los cercanos a balón.
No solo hay que ocupar un espacio grande, sino que hay que ocupar aquel espacio al cual
sea posible acceder por parte de nuestros compañeros (al cual sean capaces de hacer llegar
el balón). Por ello el jugador que ocupa posiciones intermedias debe percibir los intervalos
de la línea presionante para que él mismo pueda recibir el balón.
Otro medio para hacer llegar el balón a un hombre libre es el concepto de tercer hombre. El
hombre libre generado normalmente recibirá en posiciones intermedias.

ASIMETRÍAS NUMÉRICAS

Las asimetrías numéricas son las situaciones de desigualdad numérica: 2×1, 3×2, 3×1,
4×2… Las situaciones momentáneas de juego en las que dispongamos de superioridad
numérica nos facilitarán enormemente la generación de hombres libres. La explicación es
sencilla. Situación de tres contra dos: dos defensores contra tres atacantes (un atacante
más). Fijando a los dos defensores conseguimos que el otro compañero quede libre.
Fruto de este medio surgió la famosa salida lavolpiana. Ante igualdad numérica (dos contra
dos) en la primera línea de construcción, un mediocentro se incrusta entre los centrales
para generar una situación de tres contra dos facilitando la aparición de un hombre libre.
Tras juntar en un lado a los dos defensores rivales, se lleva el balón al lado contrario donde
lo recibe el hombre libre, que avanza superando a esa primera línea

“Buscar el hombre libre es, por ejemplo, que los centrales tengan el balón y uno de ellos
siempre quede libre porque siempre tienes un defensa más que delanteros contrarios. En
ese caso, Puyol sube, sube y sube hasta que le sale al paso un rival. Si quien le intenta
frenar es mi marcador, entonces el hombre libre paso a ser yo. Si le sale al paso el
marcador de Iniesta, Andrés es el hombre libre. Y así buscamos la superioridad en
cualquier zona del campo. Haces un tres contra dos, lo ganas y ya tienes el hombre libre.
Avanzamos posiciones”.
Xavi Hernández
Los sistemas determinantes

Desde tiempos inmemorables, el papel que han tenido los sistemas tácticos en cualquier
contienda o enfrentamiento ha resultado ser un elemento clave y diferenciador, basando
toda una filosofía y estilo a un dibujo táctico determinado. Desde que el ser humano ha
tenido conciencia colectiva, la organización geométrica ha resultado ser imprescindible
para que haya un aprovechamiento completo de los recursos que nos puede ofrecer un
espacio que a menudo es compartido con un rival y en el que existen unos objetivos o metas
concretas. Ya en la prehistoria los individuos que pertenecían a un mismo grupo se
organizaban espacialmente para intentar cazar y obtener alimento. Otro de los ámbitos
donde la organización espacial resulta imprescindible es el campo militar, de hecho gracias
a este ámbito las organizaciones colectivas han sufrido una mejora sustancial y el ser
humano tiene los recursos tecnológicos que observamos en la actualidad.

Con este breve párrafo podemos atisbar que organización colectiva y disposición espacial
van de la mano. Todo es espacio y tiempo, mejor dicho: todo es espacio, tiempo y las
relaciones entre individuos. El dibujo táctico nace de la necesidad de conseguir algo, de
lograr una meta, por lo tanto resulta evidente que le otorguemos el papel que se merece,
relativizando su importancia a lo que es. Ahora bien, resulta estremecedor que atendamos a
ciertas expresiones referidas a entrenadores, profesionales o aficionados del fútbol que
mitifican el papel del sistema táctico a el nivel de que hasta el resultado de un marcador ha
sido debido a que se ha usado un sistema u otro. Es evidente que esto es una categorización
espantosa, pero es una tendencia observada en la actualidad.

El fútbol un deporte tan rico, con tanta influencia de factores, que a veces se piensa que
realmente va a ser determinante un dibujo táctico en el resultado del encuentro. No deja de
ser sorprendente.

En este punto de evolución de la idea me gustaría hacer mención a lo que para mí resulta
ser determinante, y es cómo se relacionan los futbolistas entre sí, ante el rival como
individuos, ante el rival como colectivo y, sobre todo, dentro del contexto del fútbol. Es
decir, resumiendo, quiero hacer mención a las sinergias que nacen en un determinado
equipo. Sinergia, qué bonita palabra. Si resulta bonita la palabra y su sonido, más bonito es
su significado. Según la RAE:

1. f. Acción de dos o más causas cuyo efecto es superior a la suma de los efectos
individuales.
El ser humano, animal social desde que nace, tiene que relacionarse para poder ser él, ya
que por sí solo no significa nada. La importancia de un individuo se reconoce cuando se
relaciona y de esta forma expresa la realidad de su ser.

Ante este punto, lo verdaderamente enriquecedor es aunar los dos conceptos, los dos
recursos: sistema táctico y sinergias.

Pongamos un ejemplo. Imaginaos sentados en una mesa, en una reunión familiar. La forma
en os relacionáis con los otros individuos es específica, ya que no nos relacionamos igual
con nuestra abuela que con nuestra madre, o con nuestro padre y con nuestro hermano. Y
no hablo de afinidades afectivas, hablo de expresiones conductuales entre individuos, es
decir, relaciones. Así, lo que puede potenciar esas expresiones conductuales entre
individuos es la disposición espacial. El hecho en sí de que tenga a mi abuela, a mi madre o
a mi hermano al lado o en el otro extremo va a provocar que en mí se expresen una serie de
conductas específicas, ya que nosotros somos nosotros y cómo nos relacionamos.

Trasladando al campo de fútbol este concepto, si observamos cualquier equipo, no se


relacionan de la misma manera unos determinados futbolistas que otros, ni tampoco de la
misma manera con una disposición espacial que con otra. Por lo tanto, al igual que las
emociones juegan un papel como potenciador del rendimiento, la disposición espacial
potencia las relaciones, pero no las determina, sino que las determina las sinergias entre
individuos, los individuos como colectivo.

Lo realmente difícil es aplicarlo. ¿Por qué? Porque requiere de un gran conocimiento de


nosotros mismos. Esto es lo más complicado del fútbol y requiere de un ciclo interminable
compuesto por observación y reflexión. Y digo interminable porque todo ser evoluciona,
todo cambia, nada permanece inalterable y por lo tanto conocernos a nosotros mismos es el
gran desafío, pero un desafío alcanzable.

Una vez conozcamos la forma, la textura y el olor de las piezas de este rompecabezas, el
siguiente paso es colocarlas, distribuirlas espacialmente sabiendo que esa colocación va a
potenciar las relaciones y la expresión de las sinergias entre los once futbolistas. Hay
jugadores que necesitan estar lejos uno del otro para relacionarse de manera adecuada; hay
jugadores que necesitan estar cerca para relacionarse adecuadamente; hay jugadores que
deben estar en una zona concreta para relacionarse bien con el resto de jugadores. Lo
primero, conozcámonos; después, coloquémonos. Todo son sinergias, todo influye.
La ¿sobrevaloración? de la zona en
el fútbol

“¿Sabe cuál es la diferencia entre un perro guardián y un perro feroz? Usted pone un
perro feroz delante de la puerta de su casa y vienen dos ladrones. Al primero que se le
acerca, el perro feroz le ladra y se le tira encima. El ladrón corre, el perro va tras él y se
aleja de la puerta. El otro ladrón entra y le roba. En cambio el perro guardián le ladra al
primer ladrón , pero vuelve a custodiar la puerta, no la abandona. ¿Me entiende? El perro
guardián es el que marca en zona, el otro prefiere la marca al hombre”. César Luis
Menotti
Son innumerables las ventajas de la defensa en zona:

• Parte del nosotros, por lo que promueve una solidaridad, un sentimiento de ayuda
permanente y la posibilidad de atacar el ataque del adversario, de defender activamente y
no tener que estar a merced de lo que el rival haga.
• Respeta la entereza inquebrantable del juego, de modo que favorece el paso de un momento
a otro, las transiciones. Permite que ataquemos en función de cómo defendamos y
viceversa, de modo que nuestro jugar tenga más sentido e importancia.
• Su objetivo es la reducción de espacios, de modo que las ayudas abunden, y así también se
repartan los esfuerzos, reduciendo nuestra fatiga física, y también la táctica, al no tener que
estar expuestos al rival.
• Al utilizar medios activos, favorece el cumplimiento de los principios fundamentales del
juego sin balón: recuperación de balón (creación de superioridades numéricas en zona de
balón, dificultando la acción del poseedor), evitar la progresión en el juego (creación de un
bloque defensivo por detrás de la línea de balón) y evitar gol (defensa de la portería, ya que
la referencia principal que se maneja es los espacios y el espacio más importante es el que
se encuentra dentro de la portería).
Se pueden mencionar más cosas, pero no es mi objetivo en este trabajo. La defensa en zona
habla de los espacios, de los compañeros, del balón y de las porterías como referencias de
posicionamiento del bloque defensivo. Obvia algo que considero fundamental: los
adversarios. Nuno Amieiro, autor del libro Defensa en zona en fútbol, comenta que si se
tienen en cuenta las referencias de posicionamiento comentadas, el rival poseedor por
arrastre se verá con dificultades para actuar. Estoy de acuerdo. Los rivales que se
encuentren en zona de balón tendrán dificultades. Pero en fútbol, y más desde la irrupción
del juego de posición, la importancia de los alejados es indiscutible. Esos alejados que la
defensa en zona no tiene en cuenta, y que tal vez cuando el bloque haya basculado, ya hayan
hecho de las suyas.
“Hay que cubrir zonas como base del juego defensivo, hay que ser más “perro guardián”
que “perro feroz”, pero puntualmente hay que anular al atacante, hay que evitar que
convierta ese último balón que va a ir dirigido a nuestra portería. Se está perdiendo esa
faceta, se está olvidando la responsabilidad individual. Hay que trabajar en busca de este
equilibrio, de esa sapiencia táctica del defensor para discernir cuándo debe ocupar
territorio y cuándo debe anular/perseguir rivales”. Juanma Lillo
La magnánima influencia que tienen las modas provoca el destierro de todo lo anterior. Un
destierro que casi siempre se produce sin haber formulado las preguntas mágicas: ¿por
qué? ¿Para qué? Se cambia de actuación sin entender el nuevo modo de actuar, ni tampoco
por qué se dejó el anterior. Aceptamos dogmáticamente. Necesitamos gente que cuestione
las cosas. El paso de la defensa al hombre a la zona hizo que se olvidase por completo la
antigua forma de hacer las cosas, la defensa individual. Parece que la existencia de una
moda exige repugnar lo que anteriormente se hacía y olvidarlo por completo. Ni la moda
está llena de virtudes ni lo antiguo de defectos (si antes se hacía así, será por algo, alguna
virtud tendría).

La defensa al hombre no me parece correcta como tal, aunque en algún caso me puede
parecer utilizable. Creo en una defensa activa, no en una reactiva. Pero, ¿acaso una defensa
activa no puede usar medios reactivos? Obviamente no serán los medios que dirigirán el
proceso defensivo, pero sí son medios que utilizándolos circunstancialmente nos ayudarán
a defender bien.

Para mí, los medios defensivos reactivos son aquellos que focalizan la atención en el
adversario, porque en esa situación del juego, es la verdadera amenaza. Cada jugador debe
entender que tiene un par al que, como mínimo, debe vigilar; un opositor directo al que no
debe permitir jugar cómodo. Esa vigilancia puede suponer no bascular al lado fuerte en
exceso, ya que la amenaza en lado débil, por quiénes allí se encuentran, puede ser mayor
que en lado fuerte, por ejemplo. Una no basculación que la defensa en zona pura defendida
por Nuno Amieiro no defendería, por no respetar la reducción de espacios. También puede
suponer el marcaje individual mientras se compensa cuando nuestro equipo tiene balón, o
los marcajes individuales ante centros laterales. Los espacios son creados (o simplemente
aparecen), y ocupados y aprovechados (por los jugadores). Vigilar a los sujetos que pueden
ocupar espacios puede ser tan efectivo como reducir los mismos espacios.

Hay otros medios, como los deslizamientos (seguir al opositor para imposibilitar que
intervenga en el juego) o los cambios de oponente –que proceden del balonmano, que
también dan prioridad al adversario y no tanto al balón o a los espacios– que me parecen
fundamentales para poder defender exitosamente. Mientras que los cambios de oponente
favorecen mantener la estructura defensiva organizada sin por ello perder la atención en los
oponentes, los deslizamientos sí pueden afectar a la estructura de nuestro bloque, aunque la
atención sobre los rivales será mayor. Los deslizamientos son muy utilizados para
contrarrestar desmarques de ruptura a la espalda de la línea de defensas o desmarques de
apoyo de hombres adelantados, para que no se giren. Los cambios de oponente,
generalmente, se utilizan ante desplazamientos horizontales o diagonales, con o sin balón,
que suponen el cambio de carril (fuera-dentro).

La mejor forma de defender, sin ninguna duda, me parece la activa, la zonal (la defensa en
zona también puede ser pasiva, con activa me refiero a la zona presionante), pero creo que
debe ser utilizada con algunos medios reactivos. Si el fútbol es de los futbolistas, me parece
osado obviar a once de los veintidós que juegan. Los que ocupan espacios y meten goles son
los jugadores, así que utilizar medios que se centren en ellos no me parece ilógico.

Yo protegería mi casa con once perros guardianes, jamás con once perros feroces. Eso sí,
me gustaría que mis perros guardianes supiesen actuar como feroces si la situación lo
requiriese. No querría perros que sólo ladrasen y asustaran. Me sentiría más seguro si
fuesen a atacar al ladrón sin dejar la puerta desguarnecida. Perros que persiguiesen al
intruso si fuese necesario, pero que supiesen que lo primordial es proteger la puerta.

* Enric Soriano.

Los beneficios de la posesión

Hay muchas formas de ganar. De eso no cabe duda, ni interrogantes; se puede ganar hasta
por accidente o jugando mal. Válido todo, dentro del campo de lo legal claro está. La
cuestión pasa por qué estilo cree cada DT y acorde a eso la idea transmitida a su equipo, la
forma y el modelo que vaya a emplear. De eso se sujeta el jugador en momentos clave, tanto
de certezas como de dudas; saber ante todo cuál es el plan que hay que llevar a cabo,
entendiendo de igual forma que este es un juego de dinámica variable e impredecible. Pero
a continuación deseo detallar los beneficios de la posesión.
De algo no nos queda duda: la pelota genera muchos contextos, a favor o en contra, al
tenerla o no tenerla. Si vas cayendo y la tienes te da la ilusión de la cercanía del empate, y si
vas ganando te da la sensación de serenidad, sabiendo que el uso que le das aleja en parte la
posibilidad de empate. Si no la tienes y no sabes manejar la ansiedad que eso deriva, puede
ser un factor en contra difícil de controlar. Bien lo detalla Cruyff: “Mientras nosotros
tenemos el balón, el rival no lo tiene y por tanto no puede marcar, lo que quiero decir es
que nosotros mandamos y tenemos la iniciativa del partido”. Se detalla, y con lógica, cómo
se puede hacer para trabajar la posesión si no cuentas con jugadores que la faciliten y está
por demás claro que pedir porcentajes de posesión como los que maneja el F. C. Barcelona
es algo utópico, pero sí considero que un jugador profesional debe y sabe, por lo mínimo
manejar un sentido de cómo proteger la pelota desde el enfoque colectivo, tocándola bien,
cuidándola. Por algo esta ahí, ¿no? Me cuesta creer el concepto de que hay equipos que no
pueden tener una base de estos aspectos que he señalado; lo que no hay es ganas o decisión
de trabajar esta característica ahí presente. ¿Se puede dominar un partido sin la posesión?
Sí. ¿Qué tan simple es? Compleja respuesta, y ahí sí entra en juego cuánto pueda yo
aprovechar mi momento con el balón y cuánto puedo hacer caer en error al rival al tenerla.
O que él se equivoque por sí mismo.
Hay una tendencia actual de varios clubes de manejar el contraataque como base de juego.
Y ahí sí planteo ciertos reparos. Queda claro que hay que saber manejar la fase del juego sin
balón, saber replegarse, cuándo y cómo presionar en pos de la pelota, y varios conceptos
que involucran el trabajo sin balón. Pero de entrada, ceder la posesión y campo conlleva un
riesgo altísimo: ¿cómo puedo adivinar o acertar la totalidad de variantes ofensivas que
puede usar mi rival? Me puedo preparar para los ataques y saber cómo iniciar mi jugada
siguiente, ¿pero cómo saber con qué me sale el rival? Los partidos no son ciencias exactas y
prever, con certeza alta, toda mi fase sin balón es algo irreal en la puesta en práctica. ¿Qué
sucede donde el rival, a quien le cedo la posesión, si sabe cómo usar el balón y crearme un
sinnúmero de riesgos? Hay que saber debatir la posesión, al menos plantearlo. Se acepta
alguna excepción ante un rival que sea notoriamente superior a ti y contra el que debas
soportar el embate. Y por cierto, si ninguno de los dos equipos desea la posesión, ¿qué
partido nos queda?

Guardiola detalla un aspecto por demás claro: “La idea no sólo es circular la pelota, la idea
es desacomodar al rival”. Gran verdad. ¿Cuánto puede aguantar sin desajustarse un equipo
en su campo sin la pelota mientras el rival asciende y busca el camino y espacio adecuado?
Juanma Lillo nos aporta con otra expresión clara: “El límite de la paciencia es que tú sepas
ver que la situación está. Porque la jugada de gol aparece y de repente desaparece”. Al
poseerla, hasta por error del rival, la situación puede presentarse, se puede dar. Paciencia
para esperarla, serenidad para buscarla. Diego Latorre, notable ex jugador y actual gran
comentarista, aporta de modo muy sensato: “Nunca es inteligente regalar
deliberadamente el balón para explotar los espacios. La pelota motiva a la esperanza”.
Nuevamente lo dicho antes: yo puedo esperar continuamente a que mi acierto defensivo o
error del rival me ceda ese espacio hablado, ¿pero qué acontece si los contextos se me
complican ya que el oponente le da un buen uso al balón? Lo que me tocará ahí es
especular, esperar. Angel Cappa cita: “Otra idea de la tenencia es desgastar mentalmente a
quien no la tiene, deben correr tras ella”.
El fin de este artículo, reitero, no es negar otros esquemas, ideas, tácticas que caben en este
hermoso juego y que son válidas como lo señalé previamente, sino detallar los beneficios de
la posesión y los caminos que nos puede mostrar. Y esa amplitud de recursos que brinda. La
pelota une, alimenta, fomenta. Y eso no es poco. Considero un error pensar que la posesión
sólo puede ser recurso de equipos grandes o de nombres rimbombantes, basta con ver al
Swansea o al Borussia Dortmund y esos buenos pasajes de juego que regalan. ¿Por qué
pueden? Hay una convicción, por la pelota ante todo.

Velocidad en el fútbol

Siempre se ha entendido la velocidad como la capacidad de recorrer la distancia entre dos


puntos en el menor tiempo posible. Esa se ha creído que es la definición general de
velocidad, pero solo definimos la velocidad de desplazamiento, una de las distintas
capacidades psicofísicas por las que está formada la velocidad en el fútbol. Este juego no es
una carrera de 100 metros donde el más rápido es el que más corre. El fútbol es un deporte
mucho más complejo donde no todo es lo que parece. Entonces, jugando a fútbol, ¿quién es
más rápido? ¿Obafemi Martins o Xavi Hernández?

Yo definiría la velocidad en el fútbol como la capacidad para sacar ventaja espacial y


temporal al opositor en un momento del juego determinado. La velocidad es una
herramienta para regalar superioridad posicional a nuestros compañeros. Habrá ocasiones
en las que correr más rápido que nuestro par nos dotará de espacio y tiempo para actuar.
Pero esas situaciones son la excepción. Para ser rápidos jugando a fútbol, la velocidad de
nuestras piernas no es trascendental, como si lo es la velocidad de nuestra mente. Pensar
rápido nos ayudará más en el juego que correr rápido. Pero lo que más nos ayudará será
pensar bien, tomar la decisión correcta. La velocidad es eficacia.

Es muy importante la interpretación del juego para tomar buenas decisiones y a gran
velocidad. Entender y conocer el juego para poder actuar mejor y a más velocidad. Siempre
hemos considerado el proceso de percepción clave en la toma de decisiones. Analizar el
entorno en el que nos encontramos para luego escoger la mejor opción. Ese es un mito que
se ha roto recientemente. Según unos estudios de neurociencia, las decisiones están ya
tomadas una vez comienza el proceso de percepción. Es decir, se toman decisiones semi-
inconscientemente.
Ante la inexistencia aparente del proceso de percepción en el fútbol, debemos seguir
tomando las mejores decisiones posibles y a la mayor velocidad. Es más importante decidir
bien que decidir rápido; decidir bien favorece más al juego que hacerlo rápido y mal. Para
que unos jugadores actúen bien y rápido ante un entorno, han debido estar allí antes.
Deben haber vivido ese contexto en los entrenamientos, conocerlo, y en base a ello escoger
mejor. Acumular experiencias (vivencias de las que se aprende) permite conocer el entorno
e interpretarlo mejor. Saber cómo actuar en una situación determinada te va a permitir
decidir más rápido, incluso desde la inconsciencia. Nosotros no conocemos las decisiones a
tomar en ese contexto, sino que conocemos las distintas opciones; el proceso de toma de
decisiones no desaparece, no jugamos de memoria. Es importante entrenar situaciones que
se den en el partido para que el futbolista ya haya acumulado experiencias en ese entorno
que le ayuden a tomar mejores y más rápidas decisiones. Para esto tenemos que tener en
cuenta las propensiones, que nos ayudan a fomentar unos comportamientos determinados
provocándolos de manera que la naturaleza del juego no se ve alterada, de forma global.
Esas experiencias harán que el futbolista sepa qué pasa en cada momento, sabe qué
opciones son las más adecuadas.

Mediante estos entrenamientos basados en la acumulación de experiencias, el futbolista


descubre (guiado a menudo) cómo actuar. Aprende a interpretar el juego. Acumula una
cantidad de conocimientos que nutren su cultura táctica. La cultura táctica es el
conocimiento y entendimiento del juego, y como pensar en un partido es muy difícil por la
oposición directa, la cultura táctica nos ayuda a actuar de forma inconsciente. La cultura
táctica nos permite anticipar situaciones del juego, saber qué va a pasar antes de que
suceda, para poder reaccionar antes. El juego primero pasó por nuestra cabeza, lo vimos
antes de que sucediese dentro del campo. Reaccionamos antes y nos anticipamos porque el
estímulo nos llega antes, debido a nuestra cultura táctica y conocimiento del juego y el
contexto.

Desde mi humilde opinión no basada en estudios de la mente, la velocidad en el fútbol no es


más que una herramienta que nos permite sacar ventaja posicional. Habrá veces que la
pausa será velocidad, ya que dispondremos de más tiempo para actuar. La velocidad en el
fútbol es toma de decisiones, una toma de decisiones carente de proceso de percepción, que
se realiza desde el instinto. La tarea del entrenador es hacer que ese inconsciente sea lo más
consciente posible, haciendo que el futbolista viva en los entrenamientos lo que vivirá en los
partidos y esa adquisición de cultura táctica le permita sacar ventaja el domingo. Para que
una decisión dé velocidad, debe ser correcta: nuestro objetivo es disponer de más tiempo en
la siguiente acción, y si decidimos mal no lo conseguimos. Por eso Juanma Lillo hace tanto
hincapié en que a veces la velocidad es freno, porque conlleva errores frecuentes, volver a
empezar, no sacar ventaja. Por ejemplo, Valerón no decide a gran velocidad, pero suele
decidir bien y regala espacio y tiempo a sus compañeros, por lo que sus lentas decisiones
dan velocidad al juego; así que el Mago de Arguineguín es rápido jugando a fútbol.
También es importante la anticipación mental para dar velocidad al juego. Muchos creen
que el objetivo es acortar el tiempo entre el estímulo y la reacción. ¿Para qué? ¿Eso es
posible? ¿Y si hacemos que el estímulo nos llegue antes? Podríamos actuar con más tiempo
y probabilidad de éxito. Y para que el estímulo llegue antes hay que anticipar, conociendo e
interpretando bien el juego.
La velocidad en el fútbol es un concepto muy global. Según la situación del juego,
obtendremos ventaja mediante un tipo de acción u otro. A veces corriendo más, otras
frenando en seco; unas jugando a un toque, otras conduciendo para atraer y soltar; pero
generalmente viendo el fútbol antes y tomando buenas decisiones. Y para conseguirlo, la
cultura táctica es un aspecto imprescindible.

* Enric Soriano.

La geometría guardioliana
Entendemos por geometría el estudio de las propiedades y de las medidas de las figuras en
el plano o en el espacio, según la Real Academia Española.

Entendemos por geometría aplicada al fútbol todas aquellas figuras geométricas que se dan
durante el desarrollo de un partido en un equipo en el terreno de juego.

En un equipo determinado hay unas figuras que son las que han permitido una serie de
conceptos estándar para la posible circulación de balón. Ese equipo ha sido el Barcelona de
Pep Guardiola. El hasta este año entrenador del equipo azulgrana ha desarrollado la
filosofía holandesa a la máxima potencia. Esa filosofía habla de los triángulos de posición.
Los triángulos de posición son aquellas figuras geométricas en forma, como su propio
nombre indica, de triángulos para poder generar dos posibles salidas al poseedor del balón
para su posible, correcta y acertada circulación de la pelota.

La clave de esto no está en la figura en sí, sino en los detalles. Unos detalles que son los que
permiten poder acelerar la velocidad del balón, sacarlo de las zonas de presión, tener una
visión del entorno para poder interpretar el juego y que el jugador saque a relucir la calidad
innata que tiene.

Empezamos a destacar que para poder lograr un buen juego posicional, un equipo debe
tener una buena racionalización del espacio de juego. Para ello, formar figuras geométricas
en el espacio se vuelve vital para poder generar mejores interpretaciones en la circulación
de la pelota. Los movimientos son simples, se vuelven mecanizados una vez el jugador
interpreta la acción, puesto que la función es ordenarse a través de la pelota. Conceptos
como el hombre libre o conceptos inamovibles en la filosofía azulgrana como son el
conocimiento de los primeros hombres, los segundos y los terceros. Estos hombres
permiten descargar el juego, profundizar en él o mantener la posesión.
Vayamos, pues, a los detalles que marcan ese posicionamiento previo a la recepción del
balón:

1.- Posicionarse siempre en diagonal al poseedor del balón: garantiza darle una salida,
como también permite estar siempre en cobertura para un posible error en el pase o una
posible intercepción/anticipación, evento que nos permite tener siempre a alguno de los
dos (pasador/receptor) por detrás de la pelota y no ser superado.
2.- Perfil del cuerpo: el jugador que le da una salida al poseedor debe estar perfilado para
tener una visión tanto del compañero con balón como del entorno para evitar una posible
anticipación. El culo debe mirar hacia fuera del campo para tener una visión lo más amplia
posible del terreno y del entorno. Nunca ofrecerse frontalmente al poseedor, siempre en
diagonal y perfilado. Conceptos clave para evitar errores en la circulación.

Avanzando en los conceptos y teniendo presentes los detalles para la posible recepción del
poseedor, formamos figuras geométricas que nos dan un mejor concepto del ataque posible
en lo que la circulación de balón se refiere. La escuela holandesa fue pionera en estos
triángulos de posición/posesión para tener una adecuada circulación y poder generar
combinaciones.

Guardiola lo tenía bien presente y el primer año su modelo se asentaba en esta creación de
triángulos para tener un buen ataque posicional, un concepto que aprendió de Johan Cruyff
y que siguió utilizando Van Gaal en sus dos etapas como entrenador culé. Eran vitales los
triángulos formados por Piqué, Puyol y Yayá Touré para una buena salida de balón. Ha
pasado a la historia el triángulo formado en la derecha por Alves, Xavi y Messi, así como el
formado en el sector izquierdo por Henry, Iniesta y Eto’o. Todo se basaba en triángulos.
Podía haber cambios de posición, era obligatoria la movilidad, pero todos esos movimientos
tenían un fin: generar triángulos.

En el siguiente año, Guardiola le dio una vuelta de tuerca a su modelo y formó un rombo en
el centro, con Busquets, Xavi, Iniesta y Messi. El equipo se garantizaba tener juego
diagonal, tener hombres por detrás y tener a un hombre que profundizaba el ataque por sus
cualidades naturales como era el caso de Messi. Este era la punta de lanza del rombo.
Flotando entre líneas, cuando se enlazaba con él, el juego tomaba un aire de verticalidad
asentada en ese juego pausado de Xavi y esa interpretación inigualable de Iniesta sobre el
juego y el ataque posicional.
En el último año se vio a un Guardiola mucho más innovador que nos ha llegado a mostrar
la figura del pentágono, con Busquets en la base, Xavi e Iniesta por encima y Cesc y Messi
más arriba. Pep se garantizaba tener mucha superioridad en el centro del campo,
acumulaba a jugadores de un parecido perfil innato en sus cualidades para dominar el
juego de posición y tenía a Messi. Al unísono, Cesc y Messi creaban y ocupaban espacios,
llegaban de segunda línea e interpretaban la labor de esas dos puntas de lanza del
pentágono.

Pentágono utilizado por Pep Guardiola en su último año. Fuente: Matias Manna

Así pues, Guardiola fue evolucionando los triángulos de posición de la escuela holandesa,
llegando a formar rombos y, en última instancia, un pentágono capaz de tener hasta cuatro
posibles receptores del jugador en posesión. La geometría guardioliana ha jugado con las
matemáticas para alcanzar el dominio de los espacios; ha jugado con los vértices para
garantizar un buen número de salidas al poseedor; ha jugado con la historia para dejar
atrás los triángulos de la escuela holandesa y a su maestro Johan Cruyff. El objetivo de Pep,
aparte de mejorar la racionalización de los espacios para beneficiar su ataque posicional,
siempre fue el de seguir innovando para que sus rivales no pudieran adaptarse a esos
cambios geométricos en sus formas. Guardiola ha evolucionado el modelo holandés,
mejorado el legado de su maestro y se ha ido superando en evoluciones tácticas. La
geometría guardioliana ha sido clave para avanzar en un nuevo modelo posicional.

* Carlos Cambero Cañadas es entrenador del Cadete A de la Fundación Calella.





La presión alta de los rivales del
Barcelona en todas sus categorías
“Dime cómo la sacas y te diré cómo llegas, porque si no la sacas limpia de atrás no es fácil
que llegues con ventaja adelante”. Juanma Lillo
“La intención no es mover la pelota, sino mover a tus oponentes. Es decir: yo llevo la pelota
aquí para que mi oponente venga porque en el momento justo en el que viene, paso, paso y
salgo.” Pep Guardiola

Desde la llegada de Johan Cruyff al F. C. Barcelona, el club catalán organizó un trabajo en el


fútbol base que se adaptaría al modelo de juego y a las necesidades del primer equipo. Unas
partituras que irían trabajando todos los jugadores durante su estancia en las categorías
inferiores y que les permitirán tener unos conceptos acordes a la exigencia del modelo de
juego de posición postulado por el holandés y que se ha mantenido a lo largo de los años.

1) La salida de balón englobada al juego de posición

Para desgranar el juego del Barcelona debemos trasladarnos hasta el juego de posición.
Para Lillo el juego de posición “consiste en ir generando superioridades a la espalda de la
línea que te aprieta”. No nos pararemos a descifrar en qué consiste el juego de posición,
entre otras cosas porque sería muy largo y extenso, y porque lo explica magníficamente
Dani Fernández, en El juego de posición.
Así pues, únicamente comentamos por qué es importante la salida de balón de los
conjuntos azulgranas. La base de todo es generar superioridades para sacar la pelota limpia
y poder ir avanzando conjuntamente balón/jugadores. Como nos dice Óscar Cano, “cada
intervención lleva implícita la acción posterior para el que recibe el balón”. Es decir, los
jugadores con sus relaciones deben facilitar la labor de sus compañeros, deben ir
encadenando acciones para poder ordenarse a través de la pelota y del espacio.
Dicho esto, todos los equipos tienen unos principios que son los que normalmente usan: es
el modelo de juego. Pero como dice Jorge Castelo “a medida que se vaya construyendo un
modelo de juego, es necesario someterlo a interrogación sistemática, eso es, se va
construyendo progresivamente, desconstruyendo y reconstruyendo”, que si lo enlazamos
con que “nosotros defendemos de determinada forma para atacar de determinada forma,
y atacamos de una cierta manera porque somos capaces de defender de una forma
compatible. Los aspectos defensivos siempre tienen que estar relacionados con los
aspectos ofensivos; si no, jamás conseguiremos un juego de calidad”, como nos dice
Guillerme Oliveira, llegamos a concluir que el F. C. Barcelona tiene que sacar la pelota
limpia para poder seguir generando superioridades en las diferentes líneas a las que se va
enfrentando. Esto parte de nuestros principios en base al modelo predeterminado que
tenemos. Lo que habría que cambiar en función de lo que nos plantea el equipo rival sería la
salida de balón para poder crear esas situaciones que nos permiten enlazar con la siguiente
línea.
“Para que el proceso de construcción de situaciones de ataque y finalización sea
consecuente, evitan acciones precipitadas, ya que perder el balón de cualquier manera no
sólo interrumpe la intervención en fase de ataque, sino que condiciona la futura actividad
defensiva”, nos relata Óscar Cano. La idea constructiva de la circulación en la base: esto nos
lleva a tener la idea clara de crear superioridad numérica entre hombres necesarios en la
construcción de la salida y hombres rivales. El objetivo es asegurar la conexión entre las
diferentes líneas.

2) Las salidas de balón del F. C.Barcelona y los tipos de presión alta de sus
rivales

“En función de cómo se comporta el contrario, cambiamos nuestras maneras de atacar.


Cada partido es diferente”. Pep Guardiola

El modelo de juego del Barcelona y de todo su fútbol base va en la misma dirección:


dominar el juego a través de la posesión del balón, crear superioridad numérica en las
diferentes líneas que nos vamos encontrando y sacar la pelota limpia desde atrás para que
todo se vaya ordenando a través de la fluidez del juego.
Así pues, estos ejemplos que iremos viendo, tanto se pueden dar en los equipos que se
enfrentan al primer equipo azulgrana como en todos aquellos equipos que se ven las caras
con los diferentes equipos del fútbol base. La idea que tienen todos los entrenadores de La
Masia es crear la salida de balón en función de lo que el equipo rival propone.

Normalmente, el Barcelona forma cuatro líneas a alturas diferentes. Para tener claro los
conceptos de primeros hombres, segundos y terceros únicamente tendríamos que
relacionar poseedor de balón con jugadores colindantes dispuestos en alturas diferentes.

Por tanto, vamos a ver las salidas de balón que más comúnmente utilizan los equipos del
club barcelonés y los tipos de presión que realizan los equipos contrarios.

Únicamente hablaremos de tipos de salida de balón ante presión alta por parte del rival,
obviando aquel tipo de salidas que marquen presión sobre recepciones o sobre
determinadas zonas. El objetivo es ver la salida de balón inicial contra posibles presiones
altas del rival.

La composición más natural en salida de balón del F.C. Barcelona sería en 1-2-3-2-3.

Esta disposición inicial es la más utilizada en todos los equipos del club. Disponemos al
equipo con dos centrales en una buena amplitud para poder mover al rival con la conexión
entre ellos dos, dos laterales que van a jugar en la espalda de sus respectivos pares, un
pivote que ayuda en el balance ofensivo/defensivo y que trate de darle continuidad a la
circulación de balón, dos interiores que intentarán jugar en las espaldas de las marcas para
poder generar superioridades y poder desorganizar al rival en la recepción, dos extremos en
máxima amplitud para distanciar al rival lateralmente y un delantero centro que fija a los
centrales y permite crear espacios por detrás de él para circular la pelota y poder ir
avanzando con esas superioridades.

Normalmente, los rivales presionan a los equipos del Barcelona con un único punta. El
objetivo es apretar a los centrales, disminuir el tiempo y el espacio de sus acciones y
empobrecer la positividad de sus acciones siguientes.
Hay dos posibilidades: que el Barcelona, mediante la circulación inicial y los movimientos
de sus hombres colindantes, pueda crear superioridad numérica mediante el pase o que se
tenga que crear una superioridad forzada. Esto se consigue con la conducción de uno de los
hombres centrales. El objetivo de la conducción es atraer a rivales, para que en sus espaldas
puedan aparecer hombres libres. Es decir, conducción para pasar, no para buscar el 1×1.
Atraer y soltar, esa es la cuestión.

Otra de las formas de presión que realizan los rivales es la de la formación con dos puntas.

Este tipo de presión trata de eliminar toda acción por parte de los dos centrales azulgranas.
El Barcelona debería modificar a partir de aquí su forma de sacar el balón limpio desde
atrás. Aquí los entrenadores optan por distanciar más a los dos centrales con el objetivo de
atraer a las dos marcas y poder generar espacio suficiente para que se pueda generar juego
con el pivote. De esta forma, el equipo batiría una línea entera del rival.
El rival puede que realice un movimiento de tándem con los dos puntas, esto es: uno
presiona a los centrales y el otro al pivote, con lo que no se podría crear relación entre
central o portero con el pivote.

También es posible que hubiera dos delanteros presionando la salida de balón y un


mediocentro rival presionando la recepción del pivote. Con esta disposición deberíamos
observar/analizar la disposición del rival, puesto que, probablemente, el portero pudiera
jugar con segundos hombres (laterales) y pudiera batir líneas enteras de juego.

Si no hubiera juego con segundos hombres, el Barcelona crearía una superioridad numérica
desde primera línea, retrasando a su pivote y creando un 3×2 con los dos delanteros rivales.
El Barcelona pasaría a realizar una salida de 3, y se dispondría en un 1-3-3-1-3, siempre
jugando con 4 líneas en alturas diferentes formando lo que antes hemos nombrado como
primeros, segundos y terceros hombres.

El objetivo sería el mismo que en la primera salida comentada: la posibilidad de enlazar con
los hombres colindantes mediante pase, previo movimiento de los hombres adelantados y,
si no es posible enlazar con estos hombres, uno de los 3 hombres formados en disposición
inicial para la salida de balón debería hacer una conducción para que aparecieran hombres
libres y poder crear una superioridad mediante la atracción con esa conducción.

Y la última forma de presión que vemos es la que realizan los rivales con 3 puntas en caso
de salida de 3.
En este caso, el rival presionaría con 3 hombres arriba del todo. El objetivo es quitar la
iniciativa del juego, que los jugadores habilitados para la construcción queden inhabilitados
y no se puedan generar superioridades mediante relaciones pase y/o conducción. El
Barcelona deberá pasar de relacionarse entre hombres a relacionarse únicamente con
balón, es decir, el portero deberá pasar a jugar forzosamente con segundos o terceros
hombres, disminuyendo la organización a través de la pelota y desorganizar al contrario
con ella. Pocas veces un rival es capaz de presionar en zona alta con 3 hombres y menos
limitando las decisiones de los jugadores del Barcelona para disminuir la fluidez del juego.

Hemos visto varias formas de salida de balón por parte de los equipos del F. C. Barcelona y
posibles adaptaciones del rival a la salida y del Barcelona al rival. Como hemos visto, se
trata de adaptarse a las circunstancias de lo que sucede sobre el campo y sobre lo que
propone el rival. El modelo debe ser abierto, flexible y capaz de proponer soluciones a los
problemas que se nos plantean.

Acabamos con una reflexión de Óscar Cano, que nos dice: “La circulación del balón es el
medio táctico fundamental en el desarrollo del juego posicional; por tanto, este medio
cobra mayor sentido en un club que privilegia dicho juego de posición. La cadena de pases
del Barcelona sigue siempre una lógica racional, nunca se pasa por pasar, sino que cada
transmisión del balón, de un compañero a otro, lleva intrínseca la posibilidad de
desarticular el engranaje defensivo, o de forma inminente, o en futuras maniobras”.
No siempre se puede lograr lo que uno desea, pero siempre se debe buscar combatir lo que
me plantean. El juego es acción-reacción y el que sea capaz de adaptarse mejor e interpretar
lo que sucede, será capaz de modificar el discurso de un partido.
Posesión del balón vs Posesión del
espacio
Cuando atendemos a la construcción de un modelo de juego para nuestro equipo, los
entrenadores tratamos de encontrar una organización colectiva para cada momento en el
que te encuentres durante un partido (momento ofensivo, defensivo o en momentos de
transiciones). Algo similar sucede al estructurar los entrenamientos, buscando, eso sí,
ejercicios en los que se practiquen todos los momentos del juego en una misma tarea.

Aunque los entrenadores acostumbran ahora a decir que todos los momentos del juego
están relacionados, algunos parecen no entender el objetivo del juego: marcar más goles
que el rival. La prensa deportiva, los ‘moralistas’ del juego y algunos entrenadores con
mensajes interesados o jugadores de golf que hablan desde el sillón han generado el debate
del “juego” en torno a su belleza, a su plasticidad, al tiempo que cada equipo tiene el balón o
según lo divertido que es observar a unos y a otros.

El fútbol ha sido invadido por debates sobre los principios, los valores, la humildad o las
actuaciones de cara a la galería y se ha dejado de lado, cómo si no fuera lo único
importante, la eficiencia. En el caso del entrenador, esta eficiencia se ve reflejada con
trabajo de calidad y resultados, no según diga una cosa en rueda de prensa o celebre el gol
en silencio y no dando gritos de alegría. Es más, ya decía Maquiavelo que “la Diosa Fortuna
sonreirá en preferencia a aquellos que obren con resolución y energía para cumplir sus
planes en lugar de a aquellos que se enorgullecen de su prudencia (…) la fortuna siente
debilidad por los audaces”.
Entre las características del entrenador audaz estará “contemplar lo que se dibuja en la
distancia (…) observar de antemano los lugares que sobrevolará y prepararse para los
acontecimientos que allí le aguardan”. El líder eficaz “cuando el sol brilla, piensa en los
días de tormenta y se prepara para su llegada sin caer en la indolencia”. Por tanto, no
puede ser “un simple pajarillo que sólo tiene ojos para lo que sucede ante él”. La metáfora
del águila y el pajarillo es muy común en el fútbol en cuanto a que algunos no pueden ver
más allá de la posición del balón sin tener en cuenta que si no dominas el espacio no
dominarás el objetivo del juego: marcar más goles que el rival. Por eso, es tan importante
dominar la defensa cuando atacas y el ataque cuando defiendes y más en un fútbol con
muchos argumentos tácticos que reducen la posibilidad del gol casi siempre al error del
adversario o al momento de transición donde el rival está más desorganizado. Y para estar
en disposición de esas oportunidades, no se necesita tanto el balón como una organización
óptima para aprovechar el segundo en el que lo tienes; es en ese momento en el que has de
tener una disposición colectiva que pueda aprovechar sus recursos y llegar al gol.

Por eso, en tiempos en los que todos hablan de que “no hay ataque sin defensa y
viceversa” hay entrenadores que, muchas veces embobados por el juego del Barcelona –
uno de los equipos que más tiene el balón pero también que mejor domina el espacio–
parecen no entender el significado de la frase que tanto usan y su utilización de la posesión
es más bien un recurso para que el rival tenga más facilidades en el momento de la
recuperación. El movimiento del balón nunca es intrascendente…¡puede ser trascendental
para que pierdas tú el partido! Si el equipo, en organización ofensiva, lleva el balón de un
lado a otro, sin conseguir desordenar al rival por la horizontalidad de los pases y, además,
fruto de la frustración que conlleva no progresar teniendo tanto el balón se buscan
soluciones más “improvisadas” con movimientos, desmarques o conducciones individuales
a las que el equipo no tiene respuestas para corregir, cuando el adversario recupere el
esférico tendrá tiempo y espacio para correr en ventaja y finalizar rápido aprovechando el
desorden del que siempre tenía el balón.
Llegados a este punto, algunos no habrán entendido el artículo y pensarán que veo el balón
como el fuego o un enemigo peligroso. Y no es así. El balón no es el fin, pero sí es muchas
veces una herramienta para dominar el espacio cuando lo sabes utilizar y lo aprovechas
para obligar al rival a recular, a perseguir sombras, a llevarlos a posiciones antinaturales
para los defensores, cuando acumulas jugadores en torno a esa posesión, facilitando la
recuperación inmediata tras perderla. También si colectivamente generas ventajas para que
tu jugador más desequilibrante consiga situaciones de uno contra uno y no de uno contra
cuatro, por ejemplo. Pero como tal, el balón no es un fin. Y su posesión, al igual que su no
posesión, no te garantizan absolutamente ningún tipo de eficacia en el fútbol.

La eficacia viene de la organización colectiva con y sin balón de modo que tu equipo domine
unos comportamientos trabajados durante los entrenamientos tanto en el momento en el
que no tienen el balón como en el momento en que lo recuperan y lo juegan. Esa
organización será diferente en cada equipo, igual que cada equipo le dará un uso distinto al
balón y marcará la línea de presión en una zona u otra. Esas elecciones le corresponderán al
entrenador según los jugadores que tenga –¿os imagináis a Samuel y Lucio corriendo hacia
atrás cincuenta metros tras fracasar el Inter en una presión alta contra el Barcelona? ¿Se
imaginan al Barcelona dando el balón al rival para recuperarlo posicionalmente en el centro
del campo con jugadores como Thiago, Xavi e Iniesta?–. La posesión del balón puede ser un
veneno letal si no dominas los espacios: si la alta posesión contra defensas cerradas te
obliga a adelantar las líneas sin progresar y a hacer que no estés preparado para reaccionar
en el momento en el que la pierdes con tu guarida desprotegida; igual que será veneno para
el adversario que no sepa cerrar sus espacios cuando no tiene balón; e igual que tendrá el
antídoto aquel que en el momento ofensivo tenga unas herramientas y unos
comportamientos adquiridos para generar espacios y hacer daño al rival y que esté
preparado, también gracias a su organización colectiva, para hacer una presión intensiva,
cerrar los espacios del rival y recuperar rápido con el otro equipo saliendo, y por tanto,
desorganizado.

No hay un fútbol, hay muchos. Todos persiguen lo mismo: ganar. Todos mediante un
objetivo: el dominio de los espacios –con o sin balón. La eficacia está en el resultado; los
debates en la prensa.

* Francisco Ruiz Beltrán es entrenador. Autor del libro “Filosofía y manual de un


entrenador de fútbol” (Wanceulen Editorial). En Twitter: @Futbeltran
*El término “posesión de los espacios” se lo leí por primera vez al filósofo Santiago Navajas,
autor del libro “De Nietzsche a Mourinho”.
**Las citas textuales son de “El Principe” de Nicolás Maquiavelo

Variables del acoso defensivo.


Análisis y entrenamiento
por ADRIAN CERVERA el 12 julio, 2012 • 14:44
Vamos a desgranar en el siguiente artículo uno de los conceptos principales en los
momentos sin balón, como es el ‘Acoso al poseedor del balón‘, o actuación sobre el
oponente directo que lo vaya a ser de forma inminente.
Por desgracia, no existe mucha literatura que nos desgrane los conceptos defensivos en
profundidad. Es más, tampoco se le da mucha importancia a éstos, ya que por cultura en
nuestro país, el momento defensivo casi es tratado de forma peyorativa. Como todo en este
juego, el comportamiento defensivo sobre el poseedor del balón es contextual, no es una
lucha de pares, ni un duelo de fuerza, sino que estas acciones dependen del contexto en las
que estén enmarcadas. Es fundamental qué pasó inmediatamente antes, y debemos atender
en nuestra toma de decisión a variados estímulos más allá del rival que posee la pelota,
como explicaremos a continuación.
Y por supuesto estos comportamientos están mucho más relacionados con el ‘talento
defensivo’, conocimiento del juego y asimilación de ‘mi modelo de juego‘ que con un físico
privilegiado, la capacidad de soportar esfuerzos o la siempre recurrente virilidad del que
defiende.
Posteriormente incluiremos una propuesta práctica para llevarlo a cabo en nuestras
sesiones de entrenamiento. Tareas que sirvan como punto de partida, que podamos adaptar
a nuestro modelo, pero sobre todo tareas globales que incluyan todos los momentos del
juego, mucho más reales que las típicas situaciones de 1×1 que tanto se alejan de la esencia
contextual y colectiva que el juego del fútbol posee.

DEFINICIÓN DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA


• Acoso: Perseguir, apremiar, importunar a alguien con molestias o requerimientos.
Perseguir sin dar tregua.

APLICACIÓN FÚTBOL
• Acoso: Comportamiento defensivo que ejerce el oponente directo al poseedor del balón con
el propósito de evitar que cumpla con sus objetivos. Es un asedio con la intención táctica
de:
1. Evitar ser desbordado
2. Robar
3. Disuadir hacia zonas no deseadas
4. Orientar a zona deseada
5. Cerrar líneas de pase

1.- Evitar ser desbordado: Manifestar el principio básico defensivo de contención:


evitar que el contrario progrese o intentar robar el balón. Una de las premisas importantes
(quizá la que más) del que acosa es que no puede ser superado permitiendo al rival que
elimine nuestra aportación defensiva y pueda crear superioridad numérica ante mis
compañeros. Por ello sólo entrará a robar en situaciones en las que haya un gran porcentaje
de éxito, como por ejemplo cuando el contrario esté de espaldas (nunca haciendo falta en
esa situación) o en aquellos momentos en los que, gracias al acoso, el rival haya perdido
momentáneamente el control del balón.
La posición correcta a la hora de realizar el acoso nos lleva a:

– Mantener una correcta distancia de seguridad.


– Bajar el centro de gravedad, para que sea más fácil desposeer al rival si fuera necesario.
– Atender al balón, no dejarse engañar por el amago del rival.

2.- Robar: Se realizará el acoso con entrada para ir a recuperar la posesión del balón, sobre
todo en las dos situaciones más propicias:
– Cuando el rival recibe de espaldas.
– Ante la pérdida momentánea de control del balón por parte del poseedor.
Aparte del principio de contención el jugador que acosa, si no existe riesgo de ser
desbordado y no tiene la posibilidad de robar, debe jugar con la intención del oponente.
Utilizando los siguientes medios tácticos.
– Disuadir/Orientar
– Cerrar líneas de pase
– Acoso a impar
Vemos en la imagen como Fernando, jugador del Oporto, mediante su orientación corporal
evita que el poseedor pueda manifestarse en profundidad con los puntas de su equipo y se
vea obligado a jugar hacia el exterior.

En esta imagen, Moutinho, sin tener que acercarse al poseedor, le limita su acción ofensiva,
no permitiéndole salir de la presión a zonas despejadas (al igual que Falcao) y provocando
una pérdida inmedita.

En la imagen vemos como Moutinho, nuevamente, después de acosar a su par, lo abandona


y acude a la presión del nuevo poseedor (impar), no permitiéndole jugar con comodidad,
con su colocación espacial y orientación corporal. No permite la relación con el que
abandonó por mucho que se encuentre libre de marca.

3.- Disuadir/Orientar: Conducir mediante el acoso con trayectoria orientada al rival a


que no pueda llevar a cabo acciones que no deseamos que se produzcan o conducirlos a
zonas preestablecidas de antemano.
Ejemplo: acoso con trayectoria curvilínea que realiza el delantero al central evitando que
circule con otro central y tenga que jugar obligatoriamente hacia la banda.

4.- Cerrar líneas de pase: Mediante una ubicación que tape la trayectoria, evitar que el
rival se pueda relacionar con el jugador en disposición peligrosa para nuestro bloque
defensivo.
Ejemplo: en la subfase organización defensiva, cerrar línea de pase horizontal evitando la
relación con el rival que pueda cambiar la orientación del ataque.

5.- Acoso a impar: Es el medio defensivo el que permite sostener las situaciones de acoso
a los jugadores rivales. Hay que tener en cuenta que al abandonar a su par, el defensor debe
cerrar las líneas de pase que impidan que éste pueda recibir y romper la presión.
Ejemplo: el jugador que al recibir de espaldas y ser presionado, juega de cara al rival libre
de oposición y el defensor mantiene el acoso.

APLICACIÓN PRÁCTICA

Dentro de la metodología aplicable para el desarrollo y la mejora de la aplicación de estos


conceptos, se pueden utilizar infinitas tareas que pueden ser válidas, sobre todo porque
cada Modelo de Juego lleva implícito un comportamiento defensivo. E incluso podemos
llegar a afirmar que cada jugador propio y cada oponente contra el que nos enfrentemos
originarán una modificación en nuestros comportamientos.

Al igual que hemos hecho un repaso básico de los principios defensivos del oponente
directo al poseedor del balón, se han ejemplificado una serie de tareas a partir de las cuales
el jugador puede ir adquiriendo conocimientos del ‘momento sin balón’. Esas tareas son el
punto de partida para que el entrenador pueda modificarlas, a base de dar diferente
información o cambiando reglas de provocación, para adaptarlas a las necesidades de su
equipo y sus jugadores.
• Tarea 1
Desarrollo: en un espacio dividido en 4 zonas se disputa un 4×4 más un comodín ofensivo.
Reglas de provocación:
– Para conseguir puntos, el balón debe circular por las dos zonas horizontales, pasar por el
comodín y ser conducido a través de la línea de fondo contraria.
– En la fase ofensiva no puede abandonar la zona asignada.
– El comodín ofensivo no puede jugar en la zona donde se encuentra el balón (se fomenta el
cierre de las líneas de pase).
– Durante la fase defensiva puede abandonar la zona asignada para favorecer la
superioridad numérica y posicional.
Información:
– Acoso al poseedor, evitando ser desbordado.
– Si no soy oponente directo evitar que potenciales receptores puedan recibir (acoso
intenso al receptor de espaldas).
– Pantalla al receptor de cara.
– Disuadir y cerrar líneas de pase a comodín para evitar crear superioridad numérica a un
compañero. (sentimiento de pertenencia al bloque defensivo).

• Tarea 2
Desarrollo: en un espacio dividido en 3 zonas verticales (zona central y pasillos laterales),
se disputa un 4×4 +1 comodín ofensivo, más dos porteros.
Reglas de provocación:
– Para conseguir gol, la acción de ataque debe provenir de un desborde por pasillo exterior.
– El comodín juega a un máximo de dos contactos (hay que aprovechar la superioridad
para conducir el ataque a los pasillos exteriores).
Información:
– El jugador interior oponente directo al poseedor del balón orienta al mismo, mediante el
acoso disuasorio, a jugar hacia los pasillos exteriores.
– El jugador interior no oponente directo, dispuesto a acosar al futuro receptor si en su
apoyo recibe de espaldas a nuestro marco.
– Los jugadores exteriores oponentes directos manifiestan una correcta orientación
postural bajando el centro de gravedad y centrando la atención en el balón, debiendo
orientar su salida a la demanda del entrenador (capacidad del defensor, potencial del
oponente, hay cobertura cercana o no, etc.).
– El jugador interior, cuando el oponente directo es exterior, manifesta la cobertura
defensiva y la ocupación de zonas cercanas al remate.

• Tarea 3
Desarrollo: en un terreno divido en 2 zonas horizontales, se disputa un 3×3, finalizando
cada equipo en dos mini porterías.
Reglas de provocación:
– En la fase defensiva, debemos tener dos jugadores en campo propio y uno en el rival.
– En la fase ofensiva un jugador puede progresar a campo contrario.
Información:
– El hombre más adelantado, mediante el acoso orientado, disuade al poseedor de
relacionarse con el compañero de zona, eliminando la superioridad posicional (acoso que
puede realizar el punta a los centrales).
– Acosar al jugador más adelantado que viene en apoyo y evitar que se gire (acoso de los
medios o centrales a los jugadores entre líneas).
• Tarea 4
Desarrollo: en un campo dividido en 3 zonas horizontales se disputa un 4×4 (ampliar a
necesidad y gusto) + 2 porteros.
Reglas de provocación:
– Para conseguir gol, el balón debe pasar por las tres zonas.
– Cada jugador en fase defensiva parte de su zona asignada.
Información:
– En fase ofensiva, ofrecer al mediocentro una salida lateral, creando espacio para el apoyo
del punta entre líneas.
– En fase defensiva, el punta realiza un acoso disuasorio en las zonas exteriores, evitando la
relación con el otro central.
– El central o el mediocentro acosan al delantero que realiza el desmarque entre líneas,
intentando el robo o al menos evitar que se gire.
– Si el que sale entre líneas es el central, y sale lejos de su posición, el mediocentro le realiza
la permuta.
– Si la recepción es del mediocentro en la zona media, su par se orienta hacia zonas
exteriores evitando la relación con el punta.
* Adrián Cervera es Entrenador de la UD Marbella y autor de “Modelo Organizacional-
Estratégico de entrenamiento en fútbol” (Ed. MC Sports). En Twitter: @AdrianCervera

La posesión defensiva
por MARTI PERARNAU el 26 junio, 2012 • 10:34
Tras marcar el primer gol, el Barça va a por el segundo. Tras marcar el primer gol, la
selección española decide congelar el tiempo. He ahí una diferencia esencial entre un
equipo y otro, confirmando que en ocasiones son los jugadores quienes definen un
conjunto, pero en otros casos son las voluntades. Una buena parte de los futbolistas
actuales del Barça se alinea también en la selección, que además practica el mismo juego
posicional aunque con matices. Los matices no están en la disposición geométrica, ni
siquiera en la alineación concreta, que también afecta por supuesto, pero eso forma parte
del concepto de cada entrenador, de su forma de plantear los encuentros. Donde se percibe
una buena diferencia es en el modo de gestionar un partido desde un resultado concreto.
No es casualidad que en estos cuatro años de Guardiola, el Barça haya acumulado 636
goles, más de 2,5 por partido. Sí, está Messi, pero no solo es Messi. También es la vocación
ofensiva y la voluntad de seguir atacando tras haber marcado.

Tampoco es casualidad que la selección española sume ya ocho partidos consecutivos con la
portería a cero en eliminatoria directa (no encaja desde el Mundial 2006 ante Francia), la
mayoría de los cuales se han saldado con victoria por la mínima. Siempre que consiguió
abrir la muralla defensiva del rival (como el sábado ante Francia) la selección decidió
adormecer el juego, echarle un somnífero al balón y permitir que el tiempo transcurriese
sin acción ni pasión. Es en estos casos cuando la posesión se convierte en defensiva, un
factor que el Barça casi siempre es ofensivo, aunque también recordamos casos en los que
Xavi y compañía han secuestrado el cuero sin contemplaciones para evitar que ocurriese
nada.

Para el espectador es probable que esta diferencia tenga un valor relevante. Para los
objetivos de cada equipo, no lo creo. El Barça no sigue atacando para lograr estadísticas
abrumadoras, sino porque su técnico considera que ese es el camino, además de contar con
un Messi insaciable. La selección congela el tiempo porque los torneos cortos de este tipo
no permiten resbalones. De hecho, son partidos en los que siempre estás caminando por el
filo del abismo. La diferencia entre el ganador y los derrotados es minúscula, de ahí la
sobreprotección que busca el seleccionador, a quien un gol le resulta suficiente para
ordenar la hibernación. Cuenta para ello con algunos de los mejores defensores del cuero,
aquellos a quienes resulta casi imposible arrebatárselo. Sí, es una España que algunos
llamarán “italianizada”; otros “con oficio”. En realidad, es la que emplea la herramienta de
la posesión como instrumento defensivo, algo que puede chocar en Barcelona, pero
también posee gran eficacia.
El timing: el momento justo

En el fútbol cada vez nos dirigimos más hacia un vuelo de velocidades: gestos cada vez más
rápidos, los equipos cada vez transitan más velozmente, con lo que disminuye el tiempo de
decisión y aumenta la dificultad.

Mucha culpa de que las cosas se hagan tan rápidas y bien, o tan rápidas y no a la perfección,
viene del Timing.
Los pequeños detalles marcan la diferencia y este es uno de ellos, algo que diariamente no
se habla y que forma parte de esos subprincipios del juego que un entrenador y un equipo
deben dominar.

La velocidad adquiere cada vez mayor importancia y en el fútbol europeo la intensidad y


velocidad de las acciones es un rango que diferencia bastante del fútbol sudamericano.

Clasificación de la Velocidad
La velocidad la podemos clasificar en 3 tipos fundamentales:

1. Velocidad Gestual: Consiste en desarrollar un movimiento o un gesto determinado en el


menor tiempo posible.
2. Velocidad de Desplazamiento: Consiste en la capacidad para recorrer una distancia en el
menor tiempo posible.
3. Velocidad de reacción: Consiste en desarrollar una respuesta ante un estímulo en el menor
tiempo posible.

VELOCIDAD DE REACCIÓN
En la velocidad de reacción hay que distinguir dos momentos para diferenciarlos:

• Uno es el momento justo antes de realizar el movimiento, lo que llamaríamos “tiempo de


reacción premotriz”, que es desde que se produce el estímulo hasta que la orden motora
llega al músculo.
• Otro, es el momento del movimiento, lo que llamaríamos “tiempo de reacción motriz”, que
es el momento en que llega la orden al músculo, hasta que se éste inicia el movimiento.
En el fútbol, esta velocidad de reacción tiene un lazo ligado con la toma de decisiones.
Continuamente se producen decisiones de un jugador al que su compañero debe reaccionar
en el momento justo y oportuno y lo mas rápido posible.

Como todos los detalles, éste es uno que también se puede entrenar y trabajar: una
velocidad de reacción no responde únicamente a una señal acústica, a la diferenciación de
un color, o a una carrera para llegar antes que el contrario. También se tienen en cuenta
entornos perceptivos y decisionales adecuados a la realidad de la acción y del momento.

¿Cómo se puede entrenar esta toma de decisiones?

Reaccionar en el momento oportuno conlleva tomar una decisión ante un momento


determinado, una acción en concreto que tiene varias posibilidades. Para poder entrenar
dichos momentos, debemos enfocar ejercicios donde se observen estos puntos:

a) Análisis de la situación: En qué zona del campo estoy, dónde están los compañeros, el
adversario, el balón, etc…
b) Analizar esa información
c) Generar una respuesta
d) Poner en práctica esa respuesta, transformarla en movimiento o en una acción.
(Movimiento, pase, etc…)
Esta toma de decisión, debe realizarse conjuntamente con la del compañero para que se
produzca una acción al tiempo para que sea efectiva, aquí entra en acción el Timing.
El timing se refiere a ajustar la precisión espacial a un momento de tiempo determinado.
Llegar en el momento justo, ocupar espacios cuando hay que ocuparlos, ponerla cuando el
delantero ha ganado la posición, cuando en un espacio determinado el balón debe llegar
justo en ese instante en que hemos ganado dicho terreno.
El timing es precisión, hacer las cosas en el momento oportuno. Un segundo más lento y
caes en fuera de juego, un segundo más rápido y el balón no se coordina con el desmarque
del compañero: es ajustar tiempos y espacios. Es tener precisión.
Un buen timing permitiría que el jugador al que va dirigido el balón no tuviese que
modificar su velocidad ni trayectoria de carrera para recibir el pase, se ajustaría a los
momentos. El momento justo de hacer las cosas.

CONCLUSIÓN
Las acciones ofensivas vienen muy marcadas por este concepto, cada vez hay más defensas
organizadas, equipos más seguros, se trabaja mejor tácticamente y los equipos tienen las
ideas más claras sobre cómo deben trabajar defensiva y ofensivamente. Como resultado de
estas buenas organizaciones obtenemos que cada vez cuesta más llegar, tenemos menos
ocasiones, hay más control. Cada vez se producen menos sorpresas, los equipos tienen más
controlados los puntos fuertes del rival e intentan aprovechar los débiles. Es por eso que
habrá partidos en los que tengamos pocas ocasiones, y esas ocasiones las tenemos que
aprovechar; si no dominamos ese timing todo es más difícil. Llegar pocas veces, pero saber
combinar bien la precisión de espacio y tiempo nos puede garantizar ser letales a nivel
ofensivo.

Dominar los tiempos, hacer las cosas al unísono, es ser mejor equipo. Saber qué
movimiento va a hacer mi compañero, qué pase puede hacer el otro. Como ya hemos dicho,
los pequeños detalles marcan diferencias. Y éste es uno de ellos.
* Carlos Cambero Cañadas es entrenador del Cadete A de la Fundación Calella. En
Twitter: @ccanyadas

Regalar bandas, embotellar el


centro
Barça y Milan se han enfrentado 270 minutos en la presente temporada y en los tres
encuentros disputados se han repetido algunos rasgos básicos:

1.- Salida presionante del Milan


Operación comando en cada uno de los encuentros. Gol de Pato en el Camp Nou; amenazas
serias ayer, vía Ibrahimovic y Robinho. Tras esos primeros minutos de guerra de guerrillas,
el Milan pasa a su auténtico plan: esperar cómodamente atrás.
2.- Allegri regala las bandas y embotella el centro
El Milan regala las bandas por completo. Grandes pasillos exteriores, voluntariamente
cedidos. Cuando hay peligro los defiende 2 vs 1 (lateral + interior contra atacante), pero sin
excesiva intensidad, simplemente intentando ralentizar el ataque. El objetivo es obvio:
regalar por fuera y embotellar el centro. Aparentan ser amplios, pero en realidad son
estrechos por dentro. En esa faceta, Nesta y sus colegas son pluscuamperfectos. En defensa
estática no hay mejores especialistas que los italianos. Saben que un centro por arriba no
tendrá rematador blaugrana y fijan toda su atención en los pases atrás y rasos: se
mantienen juntos, sin dejar huecos, forzando posición con el cuerpo y anticipándose.

3.- Milan solo quiere el balón para una contra


Balón para el Barça, sometimiento absoluto (aunque en el partido de Noviembre, el primer
tiempo fue un correcalles) y dejación milanista. No quieren el balón más que para percutir
en contragolpe. Esperan una pérdida de Xavi o Busquets para ceder a Seedorf como
plataforma de lanzamiento largo o a Boateng para conducir rápido. Objetivo: buscar a Ibra
y el remate en segunda jugada.

4.- Somete el Barça, no sufre el Milan


En ese contexto, el Milan no sufre. Se ve totalmente dominado, aplastado incluso, pero es
su hábitat natural. Donde otros boquean agobiados, ellos se defienden como ideología
conceptual. El remedio del Barça no puede seguir transitando por el dominio de las bandas
y el atasco central. Pep deberá buscar otro concepto que le permita liberar espacios, lo que
peor le sienta al Milan (véase la patada de Nesta en campo abierto).

5.- Si el Barça ataca mal, defiende mal


En el partido de noviembre, Puyol, Busquets y Mascherano no ajustaron bien sobre Ibra y
la segunda jugada. Ayer fue todo lo contrario. Le fijó Piqué y le anticiparon Mascherano y
Busquets con acierto notable, aunque el poderoso delantero centro sigue siendo un
fenómeno de categoría mundial. Los momentos de apuros de la defensa blaugrana llegaron
por atacar mal. Cuando el Barça ejecutó con precisión su juego de posición (primer tiempo),
sus defensas vivieron como en vacaciones.

6.- Keita, básico para interceptar las transiciones


Expliqué ayer que Guardiola tiene marcado a fuego contar con Keita en partidos donde el
Barça puede sufrir mucho por alto y/o en transiciones veloces. Esta es la causa por la que el
maliense sustituyó a Cesc. Su desempeño resultó excelente, mostrando un olfato táctico
elevado, ubicándose en banda izquierda de ataque para que Iniesta se fuera hacia dentro y
colaborando en la disolución de las segundas jugadas post-Ibra. Todo ello no le garantiza la
titularidad para la vuelta, que se aventura diferente.
7.- Xavi, el metrónomo
Mejor defensor del equipo, Xavi protagonizó una memorable actuación en el partido de
noviembre y un soberbio primer tiempo ayer. No sólo marcó el tempo de su equipo (y del
partido), sino que buscó el gol asociándose con Messi. Pero en el segundo tiempo, él y todo
el Barça se vieron envueltos en el sopor milanista y apenas reprodujo el espectáculo de la
primera mitad. La vuelta estará en su criterio (y en el de Iniesta más la eficacia de Messi).

Corolario:
Para la vuelta del martes no cabe esperar nada diferente en el planteamiento de Allegri.
Salida guerrillera, repliegue intensivo a partir del minuto 5, doble pared basculante y
coordinada, regalo total de las bandas, enmurallamiento del centro de la defensa, búsqueda
de una pérdida en tres cuartos y contragolpe, bien en conducción (Boateng, Robinho), bien
en largo (Seedorf), en busca de Ibrahimovic y su potencia.

Sabiendo todo esto, el Barça deberá encontrar algo más que su receta clásica de los
anteriores 270 minutos. Ni la presencia constante de Alves, ni la velocidad de Tello, ni el
desborde de Cuenca o la diagonal hacia dentro de Iniesta pueden bastarle si la zona central
del área sigue infestada de defensores muy juntos. Tendrá que hacer algo más (yo no sé
exactamente qué) para generar espacios interiores por los que Messi y Xavi puedan
introducirse con cierta comodidad. Como ocurre casi siempre, probablemente, el espacio
será hijo del engaño.
Elaboración de la Estrategia
Operativa como el Plan Estratégico
para cada partido

Nuestro maravilloso deporte rey viene dado como propio juego en sí desde el paradigma
sistémico-complejo y no desde un paradigma cartesiano-simplista (paradigma tradicional)
del que se había partido hasta ahora. Por lo que su relación directa con los deportes
colectivos señala por lógica a éste como un deporte de colaboración-oposición, en el que la
presencia de compañeros y contrarios (al igual que otros elementos constituyentes)
mediatizan las continuas tomas de decisiones por parte del jugador en el desarrollo del
propio juego.

Debemos tener en cuenta que este juego, una vez empieza a rodar el balón, está lleno de
incertidumbres por lo que a la hora de enfrentarnos a nuestro rival debemos tener en
cuenta que el mero hecho de conocer al equipo contrario supone disminuir la
incertidumbre en un deporte plagado de las mismas. El conocimiento del rival pasa a ser
indispensable, de manera que conociendo sus puntos débiles y virtudes, y planteando una
estrategia para combatirlos, estaremos en disposición de que nuestro rival, con su
comportamiento, pueda variar la estructura de nuestro equipo.
ANÁLISIS Y SCOUTING

Las bases de nuestro modelo de juego pueden llegar a no ser suficientes, por lo que la
previsión de los acontecimientos nos garantizará que, cuando ocurra algo a lo que nuestro
modelo no esté acostumbrado, seamos capaces de saber qué hacer y cómo adaptarnos a las
nuevas circunstancias del juego. Es por ello que mediante el Análisis y Scouting de nuestro
rival podremos llegar a conocer sus debilidades y virtudes. Antes de nada, decir que la
palabra Scouting es una palabra inglesa que significa espiar, explorar, siendo de suma
importancia para la elaboración de la Estrategia Operativa y con la que diseñaremos el Plan
Estratégico para cada partido. Lo que pretendemos con el Scouting es obtener la
información necesaria sobre el comportamiento de nuestro rival en competición,
situaciones que sean significativas dentro de su modelo de juego y no fruto de la
improvisación en el juego. Aspectos importantes y relevantes que deben contener la
información acerca de nuestro rival:
• Ataque predominante y manera/as de llevarlo a cabo, así como sus posibles alternativas,
mediante una descripción de posibles comportamientos o manifestaciones creados a nivel
colectivo y entre algunos jugadores determinados.
• Comportamiento en la fase defensiva.
• Transición entre cada una de la fases anteriores (Organización Defensiva y Contraataque).
• Las acciones a balón parado ofensivas como defensivas de nuestro rival.
• Información individual o grupal a tener en cuenta.
No debemos olvidar que nuestro análisis debe ser una muestra lo más representativa
posible del equipo rival para que así los datos extraídos sean lo más significativos posible.
Todo ello teniendo en cuenta al juego como un todo o, como diría Raúl Caneda,
un continuum. Por lo que deberemos de tener en cuenta que esas fases o subfases del juego
(momentos del juego) se pueden distinguir pero nunca separar ya que forman parte del
mismo proceso.

FASES DEL JUEGO PREDOMINANTES


– Defensa Organizada: Cuando nuestro equipo se encuentra ordenado sin la posesión del
balón.
– Organización Defensiva: Comportamientos que nos llevan, después de una pérdida, a
evitar la contraofensiva rival y permitir organizarnos colectivamente.
– Contraataque: Fase en la que, tras hacernos con el balón, pretendemos atacar
rápidamente el rival antes que pueda organizarse correctamente.
– Ataque Organizado: Cuando tenemos la posesión del balón, mientras el rival esta total o
parcialmente organizado.
Dicho esto, la Estrategia Operativa quedaría definida como el informe audiovisual que
contiene la información sobre nuestro rival, el plan estratégico para el próximo encuentro
así como las tareas de entrenamiento que realizaremos durante la semana, específicas para
contrarrestar el juego de dicho rival.

En la Estrategia Operativa reflejaremos:

• Información sobre el Modelo de Juego Predominante y comportamiento habitual en cada


una de las fases, sub-fases o momentos del juego.
• Puntos fuertes y débiles en cada una de dichos momentos.
• Acciones a Balón Parado tanto a nivel Ofensivo como Defensivo.
• Plan Estratégico para el partido.
• Tareas de entrenamiento a realizar para asimilar los comportamientos pretendidos.

ANÁLISIS DIRECTO E INDIRECTO

Respecto a los medios para la obtención de información debemos decir que, como control y
evolución de la eficacia de la Estrategia Operativa en competición, deberemos tener en
cuenta:
• Análisis Directo: análisis in situ del equipo rival en el campo de fútbol, por la televisión,
etc. Consideraciones para el Análisis Directo: debemos analizar aspectos generales que nos
va a servir para tener una idea general del rival, como es: alineación, sistema de juego,
cambios de sistema de juego ante las contingencias de partido, aspectos relevantes en
ataque, en defensa, jugadores relevantes, cómo consigue finalizar las acciones, cambios de
jugadores y su repercusión en todos los aspectos, jugadas a balón parado tanto en defensa
como en ataque y los aspectos más relevantes del mismo.
• Análisis Indirecto: análisis pero fundamentado en la grabación del mismo, videocámara,
DVD, VHS, con programas de análisis como el Nac Sport, SportsCode, Dartfish, Eric, etc…
Consideraciones para el Análisis Indirecto: debemos de establecer una metodología de
análisis observacional que se va a fundamentar en el visionado de varias veces del partido,
donde en una primera visión atenderemos aspectos generales del equipo, muy parecido a
los planteamientos de visionado en directo. En los siguientes visionados realizamos un
análisis de las jugadas a balón parado; en el siguiente visionado observamos los aspectos
fundamentales del juego en ataque y defensa. Características de esta observación: La
observación se fundamenta en una actuación activa, abierta y flexible del observador
basado en un análisis descriptivo (cualitativo) de forma sistemática de situaciones que, en
la mayor parte de los casos, están o deben ser delimitados, pero sin obviar cualquier
situación reseñable de ser constatada en el informe y valoraciones cuantitativas (como
pérdidas, recuperaciones, etc., pero que nos van a llevar a una conclusión descriptiva) que
no hubiéramos tenido en cuenta con anterioridad, donde se atiende tanto a la globalidad
del equipo rival como las particularidades individuales del mismo.
Por todo ello quisiera aportar una serie de reflexiones o ideas porque este camino del
análisis y scouting de rivales conlleva horas de trabajo y dedicación… Como dijo el gran
Antonio Machado: “Caminante, no hay camino, se hace camino al andar…”.

LA IMPORTANCIA DE LOS DETALLES


– Debemos analizar una muestra lo más representativa posible del equipo rival para que así
los datos extraídos sean lo más significativos posible.
– Que conocer al equipo contrario supone disminuir la incertidumbre en un deporte
plagado de las mismas.
– El análisis en directo conlleva un trabajo complicado donde no vamos a tener repeticiones
y donde priorizar es fundamental, por lo que el entrenamiento en este tipo de análisis se
hace fundamental.
– Con un análisis in situ de nuestro rival sólo conseguimos algunos datos, que en muchos
casos son insuficientes para emitir una valoración real de la forma de juego de nuestro rival.
– Es necesario tener en cuenta la figura del Scouting, cada vez más presente en el fútbol
moderno, sobre todo porque su labor puede ser tan importante y determinante como el
resto de componentes del cuerpo técnico (Para mí ya es una realidad y fundamental).
– El Scouting y la información que podemos recibir de su análisis debe ser un apoyo en el
camino para ganar, nunca una sola forma de trabajar. (Que nadie se equivoque o se
confunda: nada es la panacea…).
– Es importante educar a nuestros analistas de rivales en los métodos de observación, sobre
todo por la gran cantidad de variables existentes, ya que como cualquier actividad conlleva
un aprendizaje. (De ahí la importancia de la existencia de cursos de formación en este
campo así como las inquietudes y ganas de aprender del analista).
Para concluir, decir que con los pequeños detalles podemos encontrar la victoria, detalles
que podemos extraer de nuestro análisis, para analizar aquellos datos que son significativos
y que surgen de la regularidad del juego y aquellos que son significativos por su aparición y
que no ocurren dentro de una regularidad.

Quisiera dedicar este artículo a mi gran amigo Antonio Jesús Moreno García (Entrenador
Nacional y creador del software Planningfutbol) por su confianza en mí así como en mi
trabajo. Por alentarme en este duro camino y creer ciegamente en mis posibilidades.
Gracias amigo.

* José Miguel Marcos “Maikel” es Entrenador Nacional de Fútbol. Técnico Análisis


Táctico y Scouting 2ª B Grupo IV en U.D. Almería 2011/2012. Autor de “La Metodología
de la Estrategia Operativa como Plan Estratégico para cada partido” (Futbol-
Tactico.com). En Twitter > @Maikelscouting
El fútbol complejo

La verdad es que todavía no me atrevo, y no tengo claro si lo voy a hacer nunca, a escribir
sobre Complejidad y Fútbol, aunque fui alumno de Paco Seirul.lo y Natalia Balagué y he
leído, leo y leeré algunos libros sobre ello. Pero el fútbol, en su calidad de deporte colectivo,
es complejidad al 100%. Siguiendo las teorías de la Complejidad y los Sistemas Dinámicos,
el fútbol (y el futbolista) es un sistema complejo donde todas las partes forman parte del
todo y el todo es condicionado y condiciona todas las partes. ¿Y esto qué significa?

“Yo soy ayudante de jugadores, los protagonistas son ellos”. Pepu Hernández(entrenador
de baloncesto)
El otro día tuve la suerte de participar en un debate filosófico-futbolístico con ilustres
entrenadores como Iván Palanco, Cristian Catena y Enric Durán alrededor del lema tan de
moda últimamente: El fútbol es de los futbolistas. Queda muy bien apoyar esta afirmación,
pero no tengo claro que todo el mundo tenga claro lo que significa exactamente. ¿Quiere
esto decir que el papel del entrenador no es influyente? ¿No podemos, como técnicos,
incidir en la forma de jugar de nuestro equipo y buscar cuál es la mejor manera de jugar
para lograr nuestros objetivos como equipo? ¿Debemos trasladar toda la responsabilidad a
los futbolistas y retirarnos a un lado a observar? ¿Realmente no incidimos en nada?

En un mundo, el del entrenamiento del fútbol, donde nos hemos pasado años separando las
partes, analizándolas y entrenándolas, ahora resulta que no existen dichas partes, no se
puede separar nada de nada, porque todo está unido, todo depende de todo y lo condiciona
todo. Creo que nos hemos pasado demasiado tiempo corrigiendo, cuando lo que
deberíamos haber hecho es observar más, observar qué hacen los jugadores, cómo
reaccionan a los errores (propios y de sus compañeros) cómo comprenden el juego, cómo se
relacionan entre ellos y cómo reaccionan a las indicaciones de su entrenador. Si hubiéramos
observado tanto como corregido nos habríamos dado cuenta antes de que sí, el fútbol es
complejo, y mucho más fácil de lo que nos pensamos.

Porque el fútbol complejo es el fútbol de los futbolistas, y sí, el futbolista necesita al


entrenador (y mucho), pero no para decirle qué y cómo debe actuar, sino para ayudarle a
buscar respuestas óptimas ante las múltiples situaciones y cambios constantes con los que
se va a encontrar en el partido. Sólo si entendemos lo que significa el futbolista podremos
ayudarle realmente, sin dejar de lado la persona y sabiendo que cuando actúa, lo hace en
función de un contexto: el futbolista, relacionado con sus emociones y sentimientos, a la vez
relacionado con sus compañeros, con sus emociones y sentimientos, en confrontación con
sus oponentes, con sus emociones y sentimientos; todos ellos, bajo el juicio del colegiado
con sus emociones y sentimientos, van a tener que actuar bajo la atenta mirada del público,
con sus emociones y sentimientos.

¿Y esto cómo se entrena?

Yo empezaría por aquí:

– MARTIN ACERO, R. Y LAGO PEÑAS, C. (2005). Deportes de equipo. Comprender la


complejidad para elevar el rendimiento. INDE Publicaciones
– BALAGUÉ SERRE, N., TORRENTS MARTÍN, C. (2011). Complejidad y deporte. INDE
Publicaciones

El Área de Descanso
por OSCAR CANO el 13 febrero, 2012 • 17:27

Todos los equipos buscan itinerarios por donde progresar. Las interacciones propuestas por
el entrenador, junto con el entorno donde se manifiestan, enseñan las posibilidades de
avance. El sentido último de toda configuración de relaciones, cuando se posee la pelota, es
el de alterar las líneas rivales, desajustarlas para que aparezcan espacios directos de
penetración y se haga probable el remate.
La intención es acceder a los espacios determinantes con la debida ventaja para encontrar
circunstancias que faciliten el desequilibrio final.

Si la mezcla es entre Xabi Alonso, Lass, Higuaín, Benzema, Di María y Cristiano, ya


sabemos que la urgencia será la clave. Recuperación, pases al pie o al espacio de los que se
mueven para recibir con premura y estampida de unos pocos hacia la línea de meta. Es el
paradigma de lo meteórico. La dispersión, aunque suene a contrasentido, ordena a este
conjunto. Se coordinan en lo supersónico con una precisión asombrosa.

En el Barça los ritmos son otros, más alternos, la desbandada es enemiga; los atajos acaban,
en demasiadas ocasiones, por desordenar. Este equipo, cuando mejor juega, únicamente es
vertiginoso en los metros finales y después de fusionarse desde el pase.

Actualmente, los rivales han convenido que lo mejor es adelantar los elementos y evitar
que, durante la circulación de la pelota, se sumen demasiados pases hacia el interior, sobre
el eje longitudinal. Piensan, acertadamente, que si Xavi, Sergio Busquets, Thiago, Cesc,
Iniesta o Messi se desconectan, la imposición de las constantes made in Barça se ve
mermada.
Así, los caminos que enlazan con los interiores quedan obstruidos, también, por esa
permanente inquietud de entrar en contacto con la bola de Messi, que multiplica la
densidad en dichos sectores. El ‘falso nueve’ concentra a demasiados en pocos metros. Por
si esto no fuese suficiente, cada paso atrás del argentino es interpretado por Fábregas como
una oportunidad inmejorable para correr en línea recta antes de que se cierren los
intervalos expeditos.

Ante tales circunstancias, la salida se ve orientada, permanentemente, hacia las zonas


exteriores. En esas demarcaciones, Alves, Alexis, Pedro y Tello se deben responsabilizar de
que la pelota se traslade a menor velocidad para que los tiempos se ensanchen y todo quede
perfectamente regulado.

Sin embargo, los de fuera son, precisamente, los que menos tiempo se toman para ejecutar
las decisiones, y, con ello, los que impiden que los demás encuentren lugares y acomodo
para recomponer el juego de posición. A excepción de Cuenca, que reconoce, en cada
recepción, las exigencias concretas, que comprende las virtudes de la desaceleración, los
demás tienen predilección por embestir con inminencia.
Por ello, y atendiendo a la necesidad de serenar ese ida y vuelta incesante que descompone
el estilo azulgrana, quizá sea oportuno cambiar los nombres de quienes se emplazan cerca
de los bordes del terreno de juego.

Se hace imprescindible que Thiago, tal y como lo hizo en la final del Mundial de clubes,
Iniesta e incluso Dos Santos, intervengan posados en dichas latitudes a fin de encontrar el
reposo que requiere la interactividad blaugrana.

Serían soluciones en días donde el contexto genere velocidades contraindicadas para que
todo el talento azulgrana se encuentre naturalmente. Si los de fuera generan orden, los de
dentro podrán seguir siendo compositores impecables del juego combinativo, y no
acompañantes tardíos de un vehemente balanceo.

* Óscar Cano es entrenador de fútbol (actualmente en la UD Melilla) y autor del libro


“EL Modelo de juego del FC Barcelona” (MC Sports Ediciones).
Dime cómo atacas y te diré cómo
podrás defender
por ADRIAN CERVERA
Desgraciadamente, hemos seguido el modelo de Descartes que preconizaba la división de la
realidad de los problemas. Sin embargo, un todo produce cualidades que no existen en las
partes separadas. El todo no es nunca únicamente la adición de las partes. Es algo
más”. Edgar Morin

Esta cita del pensador francés Edgar Morin quizás nos ayude a entender por qué el análisis
de los momentos del juego en fútbol se hacen sin relacionar las partes: en nuestra
educación nos han enseñado a entender así la realidad. Queremos analizar el juego en sus
diferentes subfases, pero sin tener en cuenta el momento anterior que propició el porqué
del comportamiento actual y eso nos lleva a coartar la esencia del análisis. No se puede
analizar por separado aquello que sólo tiene sentido junto.

Citando a José Antonio Marina, “somos lo que somos más el conjunto de relaciones en el
que estamos incluidos”. Por eso, y volviendo a Morin, “habría que sustituir al paradigma
de disyunción/reducción por un paradigma de conjunción que permita distinguir sin
desarticular o reducir”.

Todas estas reflexiones volvieron a mi cabeza tras el partido del pasado domingo en
Cornellá-El Prat, como también lo hicieron tras el de Mestalla o San Siro. En todos estos
encuentros llegan las reflexiones sobre el comportamiento defensivo y todas parten de
premisas superficiales tales como: el Barça no defendió bien por la defensa de 3 o no han
tenido voluntad de presionar debido a que están cansados de ganar.
En mi opinión, se parte del error de desgranar la fase o transición defensiva a partir del
momento justo en que se perdió la posesión del balón, cuando lo que nos explica qué ocurre
sin él fue lo que hicimos antes con él y viceversa. Si el Barcelona, la selección española u
otros equipos que tienen altos porcentajes de posesión de balón no atacan bien, ni
consiguen someter al rival, juntarse en campo contrario y desordenarlo con la circulación,
en el momento de la pérdida están expuestos a tener que correr hacia atrás, y este es un
gran indicador de cuándo un equipo no está jugando bien.

Al revés ocurre cuando el Barça juega bien: hemos escuchado muchas veces las bondades
de la presión tras pérdida de los blaugrana. Algunos analistas incluso la tildan como clave
del éxito de los culés, pero ¿por qué nos paramos en ese instante, casi en la foto del robo?
Esta presión sólo puede existir si se consiguieron positivas secuencias de pases que
desorganizan al rival y te juntan lo suficiente para poder acosar en superioridad cerca de la
portería contraria: entonces, el rival casi te regala el balón.

Por otro lado, comentar que, obviamente, no presionar tras el momento de la pérdida no
tiene porqué significar jugar mal. Buscar un repliegue controlado, que evite transiciones
fulgurantes del contrario y que tenga relación con la forma de atacar y el contexto colectivo
puede ser una herramienta muy válida.

Ir creando superioridades posicionales (no siempre es necesario la numérica) en torno al


balón, batir líneas rivales que les obliguen a retroceder mirando su marco y eliminando
defensores, encontrar compañeros de cara y orientar el ataque hacia zonas de menos
densidad defensiva son algunos de los medios ofensivos que se pueden utilizar para
desordenar al contrario y, como consecuencia, poder defender mejor la futura pérdida (en
el futuro iremos desarrollando algunos de estos conceptos en profundidad).

Si por el contrario se es un equipo vertical, que ataca a velocidad de vértigo y que carece de
pase atrás que permita juntarte en campo contrario, o tu secuencia de pases no es lo
suficientemente buena para someter al rival, será imposible presionar cuando el contrario
te desposea del balón. Por tanto, dime cómo atacas y te diré cómo podrás defender.

* Adrián Cervera es Entrenador de la UD Marbella y autor de “Modelo Organizacional-


Estratégico de entrenamiento en fútbol” (Ed. MC Sports). En Twitter > @AdrianCervera

La presión como consecuencia
por MARTI PERARNAU

El padre de todo esto, Johan Cruyff, dice: “Si se pierde el balón, la clave es cómo lo
recuperas otra vez. La idea antigua era ir a defender a nuestra área y presionar para
recuperar antes. Ahora han perfeccionado los detalles y el espectáculo más grande es
cuando el Barça no tiene el balón. Eso es lo más grande que hay ahora mismo en el fútbol
porque en lugar de ir hacia atrás se van adelante. Defienden hacia delante” (“Senda de
Campeones”). El abuelo de todo esto, Laureano Ruiz, dice: “En el fútbol actual es un error
cometer una falta táctica cuando se pierde el balón. Lo que hay que hacer es intentar
robar la pelota con la presión, como hace el Barça” (“Al primer toc” de RAC1). Esto que
manifiestan ambos maestros es esencial para comprender el éxito del equipo de Guardiola.
No sólo practica de forma excelente el juego de posición, con el equipo viajando junto al
estilo de la cordada alpina y usando la posesión del balón como instrumento para alcanzar
sus fines. Además, ha convertido la presión arriba (otra consecuencia de lo anterior) en un
arte.
Guardiola lo define siempre con una frase: “Hemos defendido bien porque hemos atacado
bien”. Traduzcamos: al viajar juntos e interpretar con corrección el juego posicional, los
jugadores se encuentran en las posiciones adecuadas (juntos, agregados y cercanos al
balón) en cuanto uno de ellos sufre una pérdida. Al estar cerca, la recuperación es sencilla y
veloz. El desgaste es mínimo, pues deben recorrer muy pocos metros, de ahí que puedan
hacerlo a máxima velocidad. Y el momento es el idóneo: el equipo rival no ha tenido
siquiera tiempo de pensar en cómo reorganizar su fase ofensiva. Al atacar bien se defiende
bien. Y, como digo, no es causa, sino consecuencia de viajar en cordada, estar juntos,
generar superioridades y contextualizar la posesión del balón como una herramienta
general.
Si cada jugador está en la posición idónea, resulta sencillo recuperar el balón tras perderlo.
Se consigue con muy escaso desgaste físico, dado que los compañeros se encuentran muy
próximos a quien lo ha perdido y, al estar situados muy arriba y cercanos, se logra otro
efecto importante: consiguen orientar la salida del contrario en la dirección que le interesa
al Barça. A cambio, y con la salvedad mayúscula de Leo Messi, el equipo renuncia, de
manera intuitiva, al contragolpe. La concepción del juego blaugrana como cordada alpina
solo permite de forma esporádica la acción del comando que contraataca. El mejor ejemplo
de ello se dio en Milán hace varias semanas, cuando Abidal se olvidó de todo, lanzándose al
galope tendido, hasta que comprobó que estaba completamente solo. Ningún compañero le
había seguido en el contragolpe. Al contrario: le miraban sorprendidos desde lejos, como
diciendo: “¿Dónde va este?”.
– 1ª parte: Viajar juntos
– 2ª parte: La posesión como instrumento

Viajar juntos
por MARTI PERARNAU

El tiki-taka fue un slogan feliz que, sin embargo, ha destilado una profunda incomprensión
del estilo de juego que lo inspiró. Lo mismo ocurre con algunas herramientas del juego de
posición, interpretadas como causas cuando son, simplemente, efectos. Me refiero a
conceptos como la posesión o la presión, conceptos que nos confirman a diario que todos
somos capaces de ver las consecuencias, pero son muy pocos los que advierten las causas.
Viajar juntos. Todos juntos y con el balón. Este es uno de los criterios fundacionales del
juego de posición que practica el Barça, equipo que viaja junto, como si se tratara de una
cordada en la montaña. Tomando posiciones de manera gradual y paulatina. Si alguno de
los viajeros no está en su sitio, simplemente se vuelve atrás y el viaje empieza de nuevo.
Desde el Campo Base hasta la cima, escalando todos en la misma cordada. Así se concibe el
modo de jugar del Pep Team, fruto de la evolución conceptual de grandes equipos
legendarios: la Hungría de los 50, el Brasil de los 70 y el 82, la Francia de Platini, Giresse y
Tigana, el Dream Team o el Ajax de Van Gaal. Alimentado intelectualmente por maestros
como Lillo, Lavolpe o Cruyff. Jugar agrupado, viajar agrupado: equipo y balón, sin que
exista la opción de abandonar a nadie a su suerte fuera del grupo, no por compasión, sino
por necesidad.

El balón es uno más del viaje y la propia idea de cordada ya nos indica que no es posible
descolgar a nadie, pues todos resultan imprescindibles en el avance desde el Campo Base.
De ahí que veamos muchas acciones que resulten incomprensibles a ojos profanos o incluso
muevan a la burla sardónica de quienes no alcanzan a entender de qué va semejante forma
de jugar. En realidad, se trata de avanzar como un grupo compacto y plantar el
campamento en cada nueva posición alcanzada, lo que hace inviable que haya rezagados en
esta escalada gradual. Hasta que se avizora la cumbre y entonces se desatan las cuerdas
para proceder al asalto final, donde ya no importa si el avance es colectivo o individual,
dado que se trata de plantar la bandera del triunfo.

Comprendiendo que su juego es un viaje en grupo con escalas pautadas y etapas


intermedias es como percibiremos la verdadera magnitud del equipo que entrena Pep
Guardiola y también la razón por la que decimos que presión o posesión son efectos o
herramientas más que causas del éxito conseguido. En el sentido metafórico, pero también
en el real, este equipo viaja junto, agrupado en cordada, estableciendo campamentos a
nuevas alturas y con el balón como compañero de viaje.

– 2ª parte: La posesión como instrumento


– y 3ª parte: La presión como consecuencia

Metodología
“El entrenamiento debe ser el estímulo del talento”

Y no sólo eso. El entrenamiento debe ser el medio por el cuál el grupo


aprende a competir y a afrontar todas las situaciones del partido de
manera conjunta. Se ha escrito mucho sobre el entrenamiento y hay
muchas escuelas metodológicas. No me creo en la facultad de escribir más
ni mejor de lo que ya se ha hecho sobre la escuela metodológica a la que me
siento más afin, por lo que si me permitís os expongo 3 publicaciones que
os pueden ayudar a profundizar en la escuela sistémica de pensamiento
que ha transformado la manera de ver, entrenar y, sobretodo, jugar al
fútbol.

La Tarea

El ejercicio es la herramienta que tiene el cuerpo técnico para transmitir el


modelo de juego. No es la única existente para ello, pero sí que es la más
potente.
¿Quiere decir de eso que la charla táctica y las sesiones de pizarra no
sirven de nada? Me atrevería a decir que “No, no sirven.” Y puntualizo.
Puede que sirvan para que reciban la información, incluso para que
entiendan, pero por sí solas nunca servirán para que lo sientan. No servirá
para crear un subconsciente colectivo que haga que el equipo se mueva
como una sola unidad, que sienta, piense y entienda el juego de la misma
manera. No sirve para que identifiquen situaciones y apliquen soluciones
colectivas.

¿Quemamos las pizarras? ¿Suprimimos las charlas tácticas? No,


rotundamente no. Son herramientas fantásticas para poner en común y
para visualizar situaciones estáticas que nos ayudarán a entender la
dinámica de juego.

Volvamos a las tareas, han de ser experimentos colectivos. Los


entrenadores exponen a sus jugadores a escenarios en las que se van a
enfrentar con repetición a circunstancias para las que tienen que
encontrar soluciones colectivas, colaborativas y simultáneas. A este tipo de
enfoque se le llama descubrimiento guiado.

Cada ejercicio viene definido por unos factores determinantes que lo


definen (le dan su esencia) y otros descriptivos (que le dan forma).

Factores Determinantes:

• Objetivo Principal: se refiere al principio y/o subprincipios del modelo


de juego a trabajar.
• Nivel de Dificultad: se refiere a lo fácil o difícil que es alcanzar el
objetivo. Tiene que ver con el momento en el que se encuentra el grupo
dentro del aprendizaje del principio o subprincipio a tratar.
Parámetros que condicionan la dificultad:
1. Espacio. Cuanto mayor es el área de juego, menor dificultad.
2. Nº de comodines. A mayor superioridad numérica, menor
dificultad.
3. Velocidad de circulación. Cuanto más rápido vaya el balón, más
dificultad.
4. Restricción de estímulos.Quizás sería imposible jugar con los ojos
tapados, pero sí siendo sordos o sin poder diferenciar los colores de
los equipos. Esto conlleva un aumento de dificultad.
• Nivel de Complejidad: se refiere a la carga cognitiva que tiene el
ejercicio. Tiene que ver con la cantidad de variables que componen cada
una de las tomas de decisiones.
1. Tipo de ejercicio. Ordenados de menor a mayor nivel de
complejidad:
1. Juegos de Habilidad
2. Ejercicios Analíticos
3. Circuitos
4. Rondos
5. Juegos de Finalización
6. Juegos de Posesión
7. Juegos de Posición
8. Partidos Adaptados
9. Partidos
1. Sistema/Posiciones. Si el ejercicio comporta que los jugadores se
sitúen según un sistema, hay más complejidad.
2. Líneas. Si la tarea contiene los comportamientos propios de
ninguna, una, dos o tres lineas, será progresivamente más complejo.
3. Tipo de Contenido. Si el objetivo principal es un subprincipio, el
ejercicio será menos complejo que si el objetivo es un principio del
modelo de juego (con todos los subprincipios que comporta).

Factores Descriptivos:

• Reglas de provocación. Son las condiciones que permiten al entrenador


construir el ejercicio que, respetando los factores esenciales (Objetivo
Principal, Nivel de Dificultad y Nivel de Complejidad), facilitan la
exposición del equipo a situaciones que incentivan la aparición de la
conducta colectiva buscada.
• Espacio. Viene marcado por el momento en el que nos encontramos
dentro del morfociclo patrón. Se refiere al área de juego.
• Número de Jugadores. Viene marcado por el momento en el que nos
encontramos dentro del morfociclo patrón. Número jugadores por
equipo, número de jugadores comodín (ya sean ofensivos o defensivos).
• Tiempo. Viene marcado por el momento en el que nos encontramos
dentro del morfociclo patrón. Duración, nº de repeticiones, descanso
entre repeticiones, nº de series, descanso entre series.

Hemos definido el modelo de juego y ahora tenemos otra misión:


conseguir que nuestro equipo lo asimile, crea en él y lo viva como los
entrenadores ya lo hacemos. Hemos de lograr que disfruten con él, que lo
maduren y sobretodo, que sean capaces de llevarlo a cabo en los partidos.

Para ello utilizaremos los entrenamientos, pero no de cualquier manera,


estructuraremos la semana creando nuestro propio Morfociclo Patrón, así
conseguiremos que lleguen en óptimas condiciones al día de competición.
Morfociclo Patrón

Basándonos en la periodización táctica, para configurar esta semana


madre de entrenamientos, que se usará desde la segunda semana de
entrenamientos hasta la última, se han de tener en cuenta:

• El principio de la supradimensión táctica. Todos los ejercicios


planteados tienen que tener una objetivo principal táctico, proveniente
de nuestro “jugar”.
• El principio de progresión compleja. Jerarquizar los Principios. Ganar
complejidad conforme el jugador va entendiendo y dominando los
conceptos del modelo de juego.
• El principio de las propensiones. Hacer aparecer un gran número de
veces los Principios, Subprincipios y Subsubprincipios que queremos
que nuestros jugadores vivencien.
• El principio de alternancia horizontal. Encargado de regular la relación
existente entre carga y recuperación. Concentrando los mismos tipos de
estímulos y variando los tipos de exigencias en cada sesión, se consigue
una mejor adquisición y una recuperación óptima a todos los niveles.

En nuestro caso, entrenadores de categorías de fútbol base, también


tendremos en cuenta dos factores más:

• Número de entrenamientos. En el fútbol de alta competición se realizan


entre 5 y 6 sesiones semanales, nosotros disponemos de 3.
• Número de partidos a la semana. Como quiera que no disputamos
competiciones europeas ni de Copa, tendremos un partido semanal de
competición.
Ahora si, una vez mezclados todos los condicionantes, intentando
respetarlos al máximo, procurando que el equipo siempre esté preparado
para competir, teniendo un estilo propio y, dando la máxima de las
importancias al partido que nos ocupa esa semana, obtenemos nuestro
propio Morfociclo Patrón:
Sesión 1. Día de la recuperación pasiva. Después del partido, debido a la
fatiga cognitiva que conlleva el mismo, necesitamos liberar a nuestra
mente del esfuerzo realizado. No entrenaremos.
Sesión 2. Día de la subdinámica tensión. Aquí trabajaremos los
Subprincipios del juego, de manera poco compleja y siempre con grupos de
jugadores, espacios y tiempos reducidos.
Sesión 3. Día de la subdinámica duración. Es la sesión con más carga de
concentración de la semana. Los espacios, los grupos de jugadores y los
tiempos serán amplios . Los Principios y algunos Subprincipios muy
cercanos a los primeros serán los encargados de regir el diseño de la
sesión.
Sesión 4. Día de la subdinámica velocidad. Sesión más cercana al día de
partido. Basándonos en subprincipios, diseñaremos una sesión en la que
haya ejercicios de baja complejidad, con poca oposición, gran velocidad de
decisión y ejecución. Los tiempos de carga serán cortos.
Sin esta estructuración podríamos caer en el error de llegar al día de la
competición con excesiva fatiga cognitiva, esto no nos permitiría
desarrollar todas nuestras cualidades tanto individualmente como de
conjunto. Ahora si, ya tenemos una guía que nos va a servir para poder
planificar los contenidos de manera que cada jornada seamos un equipo en
forma. Dispuestos para el objetivo: ser mejores en cada partido.
METODO INTEGRAL DE ENTRENAMIENTO

En los inicios del fútbol moderno condicionados por la idea de llegar “fresco” a los
partidos se entrenaba relativamente poco (volúmenes de entrenamiento bajos). De
hecho, el somatotipo de jugador era muy distinto al existente en la actualidad.

Más tarde cobró relevancia la preparación física e irrumpió en el fútbol utilizando


sistemas de entrenamiento basados sobre todo en el atletismo. Por lo que la integración
del trabajo físico se realizó de forma inespecífica.

En la actualidad existe una tendencia a que el balón vuelva a ser el elemento central
sobre el que gire toda la sesión de entrenamiento y muchos entrenadores denominan a
este método: “entrenamiento integrado” por el mero hecho de incluir el balón en todo
momento.
No obstante, el entrenamiento integral requiere una mayor complejidad que
simplemente incluir un balón en todos los ejercicios. Va más allá al intentar acercar lo
máximo posible el entrenamiento a la competición, utilizando un método científico
mediante el cual se deberá:

o Valorar objetivamente la intensidad del trabajo realizado con balón mediante

métodos científicamente validados.

o Conseguir los objetivos técnicos, físicos, tácticos y psicológicos perseguidos en

cada ejercicio.
Y es que en el fútbol no todo está inventado, por el contrario existe un amplio margen
para la investigación e innovación que nos abren infinidad de posibilidades para
experimentar siguiendo en todo momento el método científico, tan utilizado en el resto
de áreas del conocimiento.

Definición del Método Integral


Por entrenamiento integral entendemos todas aquellas situaciones simplificadas de
juego por medio de las cuales tratamos de desarrollar aspectos técnicos, tácticos, físicos
y psicológicos que se requieren en la competición.
Este modelo de entrenamiento pretende establecer una metodología de trabajo lo más
objetiva posible que nos permita alcanzar el máximo nivel de rendimiento teniendo el
balón como medio principal de trabajo.

Aspectos a considerar en cualquier método de entrenamiento

A la hora de plantear cualquier tarea a desarrollar dentro de la sesión de entrenamiento


tendremos que determinar claramente los siguientes aspectos:

o Objetivo que se pretende desarrollar.

o A quién va dirigido.

o Medios a utilizar.

o Método más idóneo a utilizar.


En la medida de que vayamos a utilizar ejercicios o tareas más específicas deberemos
considerar:

o Aspectos técnicos, tácticos, físicos y psicológicos del fútbol.

o Características de los jugadores.


Metodología analítica

Es el método más utilizado hasta la fecha. Tanto el juego en sí como el rendimiento del
futbolista es observado como la suma de varios rendimientos: físico, técnico, táctico y
psicológico.

Cada uno de los rendimientos es entrenado por separado mediante entrenamientos


independientes.
Se establece una tarea para cada objetivo llegando a obviar la información de los
esfuerzos realizados durante el desarrollo de dicha tarea. Además deja en un segundo
plano el aspecto psicológico, que prácticamente no se trabaja o de hacerlo se hace de
manera aislada sin conseguir la implicación del futbolista.

Metodología Global

El rendimiento del futbolista es completado desde una perspectiva global y los


ejercicios del entrenamiento se llevan a cabo mediante el desarrollo simultáneo e
integrado de los factores técnicos, tácticos, físicos y psicológicos.
Teniendo en cuenta esta visión el concepto de forma (“estar en forma”) adopta una
nueva perspectiva global e integradora que se aleja del componente meramente físico
del término. El concepto de estado psicológico, aspecto inseparable del ser humano
como un todo complejo, gana protagonismo y se integra en el entrenamiento como un
elemento más.
El denominado “entrenamiento integral” se enmarcaría dentro de esta metodología
global de entrenamiento en contraposición a la metodología analítica.

Tipos de ejercicios según la especificidad

Iremos progresivamente desde los ejercicios más genéricos a los más específicos
aunque en nuestro “entrenamiento integral” sólo utilizaremos los ejercicios más
específicos.
Para elaborar esta clasificación se ha tenido en cuenta dos aspectos fundamentales:

o Objetivo que persigue el ejercicio.

o Medio utilizado para el desarrollo del ejercicio.


De menor a mayor especificidad:

1. Ejercicio genérico: tanto el objetivo perseguido como el medio utilizado para

su desarrollo son genéricos. Por ejemplo, la carrera continua es un medio

genérico para la mejora de la capacidad aeróbica (cualidad física genérica).

2. Ejercicio dirigido: uno de los factores es específico y el otro genérico. Por

ejemplo, enfrentamiento de dos equipos en medio campo que tienen que

mantener la posesión de balón (medio específico) para el desarrollo de la

capacidad aeróbica (cualidad física genérica). Otro ejemplo sería realizar un

interval extensivo (medio genérico) para la mejora de la potencia aeróbica

(cualidad física específica).

3. Ejercicio específico: cuando los dos factores son específicos. Por ejemplo: 3

series de 5 minutos de 4 contra 4 más porteros en 40×25 metros (medio

específico) para la mejora de la potencia aeróbica (cualidad física específica).

4. Ejercicio competitivo: cuando los dos factores son específicos y además

existen elementos psicológicos (estrés, presión, ansiedad…) que se acercan a la

situación real de competición.

5.

La capacidad deportiva para obtener el rendimiento óptimo no sólo depende del nivel
de desarrollo de factores como la condición física, sino que se relaciona y se amplía con
otros ámbitos como las capacidades tácticas, técnicas, psicológicas y sociales. Por lo
tanto, podemos decir que el rendimiento en competición depende de múltiples
capacidades y de las complejas sinergias que se establecen entre ellas.

A continuación analizaremos qué factores deberemos tener en cuenta a la hora de


planificar un entrenamiento:

1. FACTORES CONDICIONALES: Relacionados con los procesos energéticos se

clasifican tradicionalmente en fuerza, resistencia, velocidad y flexibilidad. No

son un fin en sí mismos, sino más bien un medio.

2. FACTORES MOTRICES: Relacionados con la calidad y el ajuste de los

elementos motrices. Están muy relacionados con el aspecto técnico.

3. FACTORES INFORMACIONALES: Relacionados con el tratamiento de la

información. Los jugadores realizan un constantemente procesamiento de datos

en base a: I) Los objetivos a conseguir a nivel táctico. II) La percepción del

entorno cambiante. II) La búsqueda de mejores tomas de decisión.

4. FACTORES PSICOLÓGICOS: Entre los que debemos destacar: motivación,

autocontrol, inteligencia – habilidad mental, cohesión del equipo, percepción

de éxito, autoconfianza, ansiedad, atención, concentración, autoconocimiento…

5. FACTORES AMBIENTALES DEL EQUIPO: Características del club, modelo de

dirección, medios con los que se dispone, condiciones de trabajo…

Las acciones del juego responden a unos parámetros biomecánicos más o menos
estandarizados que se encuentran condicionados por los factores ya detallados y que
exigen una constante adaptación a la cambiante situación competitiva. En la mayoría
de las ocasiones, la correcta percepción de la realidad y la toma de decisiones que el
futbolista adopte harán que la ejecución de la acción técnico-táctica sea o no
provechosa. Por todo ello, a la hora de valorar los contenidos del entrenamiento
deberemos considerar el ejercicio a realizar desde un triple punto de vista:
1. Perceptivo.

2. Decisorio.

3. De ejecución.

Objetivos principales y secundarios

A la hora de elegir los ejercicios para cada sesión de entrenamiento no sólo tendremos
en cuenta los aspectos técnicos – tácticos que tradicionalmente se han considerado
determinantes en el rendimiento deportivo, sino que tendremos que valorar tanto los
aspectos físicos como psicológicos que cada ejercicio implica, aunque para establecer
los objetivos de la sesión daremos cierta prioridad a los componentes técnicos y
tácticos.

Pero ya que hablamos de un entrenamiento integral del trabajo este deberá tener
múltiples direcciones. Es decir, no siempre partiremos de la mejora de una cualidad
física y la posterior elección y aplicación de los ejercicios específicos adecuados para el
desarrollo de la misma. Sino que en la mayoría de las ocasiones partiremos de un
objetivo técnico o táctico que nos interese trabajar en cada momento y el contenido
tanto físico como psicológico del ejercicio será algo que nos condicionará la elección del
mismo. Aunque también podremos partir del interés por mejorar un aspecto
psicológico determinado y la posterior elección de ejercicios específicos adecuados para
el desarrollo del mismo con independencia de que también se trabajen de forma
simultánea aspectos técnicos, tácticos y físicos.

Con independencia del criterio inicial que nos marque la elección de un ejercicio u otro,
todos ellos deberán adaptarse en su componente físico al microciclo de entrenamiento
que nos encontremos en base a la planificación general de la temporada.
Una vez elegido el objetivo principal y la tarea con la que se pretende conseguir dicho
objetivo, se debe dar una multidireccionalidad en el análisis.

Por lo tanto, el planteamiento podrá ser desde puntos de vista distintos:

o Punto de vista del preparador físico (aspectos eminentemente físicos).

o Punto de vista del entrenador (aspectos eminentemente técnicos y tácticos).

o Punto de vista del psicólogo (aspectos eminentemente psicológicos).

o Punto de vista global.

A continuación desarrollaremos brevemente cada uno de ellos:

1. Desde el punto de vista del preparador físico: elección del ejercicio a partir de

objetivos físicos, no valorando muchas veces ni los aspectos técnicos – tácticos

ni los psicológicos. Se valora la carga del ejercicio físico a realizar.

2. Desde el punto de vista del entrenador: elección del ejercicio a partir de

objetivos técnicos – tácticos, sin valorar los aspectos ni físicos ni psicológicos

desarrollados. Tampoco se calcula la carga del ejercicio físico realizado.

3. Desde el punto de vista del psicólogo: elección del ejercicio o de la dinámica de

grupo a partir de objetivos únicamente psicológicos.


4. Desde un punto de vista global: elección del ejercicio a partir del objetivo

técnico-táctico que se quieran desarrollar, pero seleccionándolo también dentro

de un condicionante físico y psicológico determinado.

En el método integral, la clasificación y elección de los ejercicios se realizará desde el


punto de vista global.

Creación de una Base de Datos de ejercicios


En nuestro caso, la clasificación y elección de los ejercicios se hará únicamente desde la
perspectiva global creando desde cero una base de datos en formato Access o similar en
la que incluiremos incluyendo aquellos ejercicios que según nuestro criterio
consideremos más idóneos.

Una vez creada la base de datos podremos buscar aquellos ejercicios que cumplan los
condicionantes por nosotros elegidos de forma breve y sencilla.

A la hora de realizar una selección iremos filtrando los ejercicios en base a los criterios
que vayamos eligiendo. Por ejemplo:

1. Filtramos en primer lugar aquellos en los que se trabaje el aspecto táctico de:

“mejora de los apoyos”

2. Seguidamente, del total de ejercicios obtenido, haremos un segundo filtro con

aquellos que mejoren la condición física de “potencia aeróbica”.

3. De los ejercicios obtenidos, haremos un tercer filtro en el que incluiremos un

aspecto psicológico que nos interese trabajar, como por ejemplo la “cohesión

grupal”

Una vez realizados los 3 filtros, obtendremos un número “x” de ejercicios entre los que
elegiremos uno.
Se pueden hacer tantos filtros como se quiera, aunque si no se dispone de una amplia y
variada base de datos, es posible que no encontremos ejercicios suficientes para realizar
búsquedas muy específicas. Por ello, se debe intentar introducir el mayor número de
ejercicios posible ya que a mayor especificidad, mayor será la calidad del
entrenamiento.

Los criterios básicos que debemos introducir en la creación de nuestra base de datos
son los siguientes:
1) Nombre del ejercicio.
2) Valoración del ejercicio.
3) Objetivo táctico principal.
4) Objetivo técnico principal.
5) Objetivo físico principal.
6) Objetivo psicológico principal.
7) Objetivo táctico secundario.
8) Objetivo técnico secundario.
9) Objetivo físico secundario.
10) Objetivo psicológico secundario.
11) Superficie (dimensiones del espacio en metros. Ejemplo: 10×8 metros).
12) Nº jugadores (el número de jugadores que participan. Ejemplo: 9 jugadores).
13) Tiempo (la duración total del ejercicio. Ejemplo: 10 minutos).
14) Descripción (se explicará brevemente en qué consiste el ejercicio).
15) Gráfico (se incluirá un gráfico en el que se observe de forma visual el ejercicio).
16) Observaciones (se incluirán comentarios que el entrenador considere oportunos
del tipo: advertencias, aspectos a tener en cuenta, posibles variantes…)

En función del grado de especificidad que queramos obtener, introduciremos otras


variables de tipo: número de repeticiones, número de series, tiempo de descanso,
intensidad en frecuencia cardiaca, niveles de lactato…

A la hora de incluir una variante de un mismo ejercicio, se deberá introducir en la base


de datos como un nuevo ejercicio cuando las variaciones introducidas impliquen un
cambio del objetivo técnico, táctico, físico o psicológico. Por ejemplo, en un ejercicio
que tenga como objetivo principal la mejor del control orientado, si introducimos como
variante la condición de que sólo se puede jugar a un toque, evidentemente ya no puede
mantenerse como objetivo técnico el control orientado. Surgiendo un nuevo objetivo
táctico como es la velocidad en el juego.

Como es obvio, un mismo ejercicio puede tener varios objetivos técnicos, tácticos,
físicos o psicológicos, aunque siempre existirá un objetivo principal, que es el que
deberemos introducir en la columna de objetivos principales. Introduciendo el objetivo
secundario en la columna diseñada a tal fin. Cuando un mismo ejercicio tenga varios
objetivos principales o varios objetivos secundarios, se deberá volver a introducir el
ejercicio como si fuera un nuevo ejercicio, utilizando el mismo nombre seguido del
número 2,3,4… en función del número de veces que haya introducido ese mismo
ejercicio.

No obstante, en la base de datos se deben incluir únicamente los objetivos específicos y


no los generales. Es decir, en toda posesión se va a trabajar necesariamente el pase y el
control por igual, pero en función de las características que tenga el ejercicio (espacio
reducido, 4 porterías, jugar a un toque, 8 contra 5…) se trabajarán de forma más
específica unos aspectos tácticos y físicos determinados. Pues bien, a la hora de
introducir el ejercicio en la base de datos no es necesario incluir objetivos técnicos
obvios como el pase o el control.

En línea de lo indicado anteriormente y con el objetivo de aumentar la calidad de


nuestra base de datos, tendremos que tener en cuenta otros aspectos relacionados con:

Base condicional del sistema, representada por parámetros físicos del tipo:

1) Tiempo de duración del esfuerzo.


2) Intensidad.
3) Tiempo de recuperación.
4) Número de repeticiones por serie.
5) Número de series.

o Dentro de las columnas: “objetivo físico principal” y “objetivo físico secundario”

se incluirán los aspectos técnicos principales o secundarios que pretende

mejorar cada ejercicio.

o Elementos coordinativos o técnicos a introducir en el ejercicio. Dentro de las

columnas: “objetivo técnico principal” y “objetivo técnico secundario” se

incluirán los aspectos técnicos principales o secundarios que pretende mejorar

cada ejercicio.

o Elementos cognitivos o tácticos a introducir en el ejercicio. Dentro de las

columnas: “objetivo táctico principal” y “objetivo táctico secundario” se

incluirán los aspectos tácticos principales o secundarios que pretende mejorar

cada ejercicio.

o Elementos psicológicos a introducir. Dentro de las columnas: “objetivo

psicológico principal” y “objetivo psicológico secundario” se incluirán los

aspectos psicológicos principales o secundarios que pretende mejorar cada

ejercicio.
Planificación del entrenamiento
A la hora de plantear la planificación los primeros aspectos a tener en cuenta serán:

o Objetivos.

o Potencial del equipo.

o Calendario competitivo.

Los pasos a seguir serán:

1) Seleccionar el tipo de planificación.

2) Seleccionar los medios y métodos.

3) Objetivar y clasificar los ejercicios que vamos a utilizar (base de datos).


4) Definir los objetivos de la semana: Deficiencias y virtudes de nuestro equipo; y
deficiencias y virtudes del rival.

5) Seleccionar los medios para el cumplimiento de los objetivos establecidos en base


a los resultados del análisis del punto anterior.

6) Organizar los medios según la dinámica de carga prevista (planificación ATR o


clásica).

7) Análisis diario y ajuste de la carga prevista si procede.

8) Análisis del comportamiento del equipo durante la competición del fin de


semana.

Debemos analizar cuáles han sido los aspectos a mejorar durante el transcurso de la
competición (el partido del fin de semana). Tendremos que ir realizando un análisis
metódico con ayuda de todos los medios observacionales que puedan estar a nuestro
alcance. Por ejemplo:

a) Deficiencias técnico – tácticas defensivas observadas:

o Dificultad para replegar de forma coordinada ante el contraataque del equipo

contrario.

o Dificultad para llegar a la presión sobre el medio centro del equipo rival.
b) Deficiencias técnico – tácticas ofensivas observadas:

o Lentitud de los jugadores situados por detrás del balón a la hora de incorporarse

al contraataque.

o Poca llegada por las bandas.


c) Deficiencias físicas observadas:

o Hemos notado al equipo físicamente muy cansado en los últimos 15 minutos de

los partidos.
d) Deficiencias psicológicas observadas:

o El equipo se suele venir anímicamente abajo tras encajar el primer gol en los

primeros 20 minutos del partido, quedándose sin capacidad de reacción hasta

bien entrada la segunda parte.


De forma similar realizaremos un análisis de las virtudes de nuestro equipo para
potenciar los puntos fuertes, aunque centraremos la mayor parte del tiempo de
entrenamiento en la mejora de las deficiencias.

Posteriormente realizaremos con los medios disponibles (vídeos, observación de


últimos partidos, informes técnicos…) el análisis del equipo rival:

a) Virtudes técnico – tácticas defensivas observadas:

o Sólida defensa con un medio centro que equilibra bien el equipo y una línea

defensiva que apenas pierde el orden salvo por la banda izquierda, aunque por

esta banda posee más llegada ofensiva.


b) Virtudes técnico – tácticas ofensivas observadas:

o Buen juego por la bandas, fundamentalmente por la banda izquierda. La banda

derecha resulta más previsible.


c) Virtudes físicas observadas:

o La línea del centro de campo tiene en general una gran velocidad explosiva,

sobre todo cuando se incorpora a labores ofensivas.


d) Virtudes psicológicas observadas:

o El equipo está muy unido y se les ve muy cohesionado.

o Tienen gran facilidad a la hora de superar situaciones adversas gracias en gran

medida a su capitán, que ejerce un liderazgo indiscutible.


Del mismo modo se analizarían los defectos observados para detectar sus puntos
débiles. Aunque nos centraremos sobre todo en neutralizar sus virtudes.

Tanto en el análisis de nuestro equipo como en el análisis del rival debemos centrarnos
en las virtudes y defectos más importantes ya que no sería muy realista intentar
trabajar durante la semana la mejora de más de dos o tres aspectos específicos.

Una vez realizado el análisis de virtudes y defectos de ambos equipos pasaríamos a la


ubicación de la semana dentro de la planificación física global. Por ejemplo:

Suponiendo una planificación del tipo ATR (Acumulación – Transformación –


Realización), nos encontramos en el microciclo IV, del mesociclo de Realización con los
siguientes objetivos físicos:
o Capacidad – potencia aeróbica.

o Potencia láctica (resistencia – velocidad).

o Fuerza explosiva.

o Velocidad gestual.
Lo primero que tendremos que hacer es reajustar el trabajo físico de la semana a las
deficiencias físicas observadas. En nuestro ejemplo, hemos observado que el equipo
tiene un bajón físico considerable en los últimos minutos de los partidos, por lo que
sería conveniente disminuir la intensidad y volumen del trabajo de la capacidad
aeróbica para intentar llegar más frescos al próximo partido.

En cuanto a la planificación del trabajo técnico – táctico de la semana, en base al


análisis previamente realizado en nuestro ejemplo, sería el siguiente:

o Desarrollo y perfeccionamiento de los cambios de orientación cortos para poder

aprovechar la superioridad numérica en el mediocampo.

o Mejora del contraataque con incorporación de centrocampistas al remate.

o Perfeccionamiento de la reducción de espacios en defensa.

o Movimientos por la banda.

A continuación iríamos eligiendo de nuestra base de datos los ejercicios que más se
adapten a los objetivos técnico-tácticos establecidos, intentando elegir aquellos
ejercicios que cumpliendo estos, también se amolden a los objetivos psicológicos
marcados para la mejora de las deficiencias detectadas a este nivel.

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