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En todas las ciudades romanas se construyeron espacios destinados al uso público, que
albergaban diversos edificios empleados para satisfacer las necesidades de orden político y
administrativo. Comienzan con el comitium y la regia pero, poco a poco, se edifican la curia o las
basílicas para dar respuesta a las nuevas condiciones políticas y económicas del estado romano.
En segundo lugar, la basílica romana tuvo múltiples usos, dedicándose a mercado, lugar de
negocios o transacciones financieras, culto, o más ordinariamente, a la administración de justicia;
también se utilizaba como lugar de reunión de los ciudadanos para tratar asuntos comunes.
Entre las basílicas más importantes destacan la Basílica Porcia (año 185 a.C.) de la cual se
conoce muy poco ya que apenas quedan restos de su planta; la Basílica Emilia (179 a.C.) con un
modelo de planta alargada con una perístasis interior que forma una nave central; la Basílica
Sempronia (169 a.C.), similar a la anterior y reconstruida por Augusto; y la Basílica Ulpia (figs. 2 y
3), la más grande y majestuosa de la época alto imperial. En el siglo IV destaca la Basílica de
Majencio y Constantino con importantes cambios respecto a las anteriores. Las primeras basílicas
del foro de Roma (Porcia, Emilia y Sempronia) actuaban como simples stoai enmarcando de
forma monumental los límites imprecisos del foro. Proporcionaban un espacio cubierto donde
realizar reuniones comerciales y servían de marco para el desarrollo de actividades lúdicas a
resguardo de la intemperie.
En tercer lugar, otro de los edificios que rodea el foro es el comitium (comicio), que estaba
destinado a las reuniones políticas de la Asamblea de Ciudadanos o para la celebración de
comicios electorales. Consiste en un graderío de forma circular inscrito en un espacio
cuadrangular (Fig. 3).
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En cuarto lugar, la curia era el edificio destinado para la sede oficial del Senado, o de los
magistrados locales en las ciudades coloniales o municipales. Generalmente, son construcciones
de planta rectangular, sin columnas; sin embargo, en algunos casos, el lado corto opuesto a la
entrada concluía en un ábside o un nicho rectangular. En los lados largos se ubican los bancos
para los miembros del Senado o del gobierno municipal, y en la cabecera un estrado o plataforma
sobreelevada sobre el pavimento de la sala al que accedía el orador (Figs. 4 y 5).
Finalmente, los pórticos consisten en todo edificio más largo que ancho, con una longitud abierta
mediante una columnata. El muro de fondo puede ser liso, sin aberturas, o con ventanas o puertas
de acceso a las construcciones situadas a su espalda. Por su parte, la zona cubierta puede ser
diáfana o estar dividida en dos o tres naves mediante una o dos hileras de columnas (Fig. 6).
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2. El templo romano
En los primeros momentos se va a ir considerando sagrado aquellos lugares donde se advertía la
presencia de la divinidad en los cuales se podían edificar estructuras tales como altares, edículos
y templos.
- El altar o ara era el más simple y antiguo, y su función era ser receptor de las ofrendas a
las divinidades, como libaciones de líquidos o sacrificios de animales. Podían construirse al
aire libre, en las urbes, junto a los templos, etc. En cuanto a su apariencia, los más
antiguos parecen seguir modelos griegos con el denominado tipo In Antis, con planta en
forma de U y dos antas rodeando el lugar de sacrificio.
Ya en periodo republicano e imperial el altar estaba formado por un bloque de entre 50 y
100 cm de altura. Su zócalo era liso, presentando molduras en el cuerpo y coronamiento
liso o con volutas.
- Los edículos (aedicula) eran de pequeñas dimensiones, reproducen las fachadas de los
templos y albergaban imágenes de los dioses. Sólo se diferencia del templo por su
reducido tamaño. Se podrían comparar con los templetes o capillas y se ubicaban en los
cruces de calles. También los lararios dedicados al culto doméstico presentan una
estructura similar.
- El templo es el edificio mayor dedicado al culto de las divinidades. Los ritos se realizaban
al exterior, por lo que en su escalinata de acceso o ante ella se ubica un altar donde
realizar los sacrificios.
Por otro lado, vamos a ir viendo que existían lugares destinados a acoger las ofrendas votivas a
las divinidades (exvotos), pues las mismas eran sagradas y no podían ser robadas o destruidas,
por lo que se excavaban unas fosas destinadas a su depósito que podían ser pozos junto o en el
interior del templo, siendo en este último caso denominados favissae.
El estudio de estos elementos aporta una rica información sobre el culto a las divinidades así
como sobre las actividades realizadas en dichos lugares, así como la propia mentalidad a la hora
de organizar esos espacios y de proceder con las correspondientes prácticas religioso-culturales.
El templo va a ser el reflejo de una serie de concepciones y categorías religiosas que son
sumamente diferentes a la de los griegos. Tienen mucha más estrecha relación con la sociedad
etrusca por el enorme vínculo cultural y dado la ubicación geográfica que presenta Roma con
respecto a Etruria.
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Un elemento central en la conformación de los templos será la importancia del podio. El podio
presenta un acceso sumamente escalonado y, por tanto, permite levantar toda la edificación
arquitectónica. Se va a ir construyendo siempre en piedra y se fue decorando con un conjunto de
series de molduras en sus remates inferiores y superiores. No obstante, la concepción del podio, a
diferencia del valor escultórico y arquitectónico de estas unidades constructivas en el mundo
griego, va a permitir realzar la frontalidad del edificio.
Los tipos de templo más difundidos pueden englobarse en varios modelos planimétricos. Uno de
ellos era el templo próstilo, que permitía enlazar los modelos de edificio de culto más antiguos
con planta rectangular, precedido de un pequeño pórtico soportado por dos pilares in antis.
Otro de los tipos de planta será el etrusco-itálico, siendo adoptada en el ámbito del área del
Lacio en torno a los siglos VI y V a.n.e, convirtiéndose en el modelo de planta característico de los
Capitolia en todas las colonias romanas y numerosas ciudades del Imperio. Este elemento va a
encontrarse en estrecha vinculación con la tradición constructiva del templo de Júpiter Capitolino
de Roma.
Otro de los modelos de planta será el caso del templo perípteros sine postico. Este modelo hace
referencia a la modalidad de planta períptera pero desprovista de las columnas de la fachada
posterior. Se trata de un modelo de creación romana, que adopta del mundo griego la forma
alargada y la presencia de columnas en los lados largos, suprimiendo la columnata trasera. Del
templo etrusco-itálico conserva las alae, aunque reducidas a una semipilastra avanzada, el alto
podio y la escalinata. Este modelo se irá difundiendo a lo largo del área latina y etrusca entre
finales del siglo IV e inicios del siglo I a.n.e.
A partir del siglo II a.n.e, se detecta un proceso de introducción de elementos propios de los
Estados helenísticos que van a ir afectando a la propia organización y producción arquitectónica.
Así llega al mundo romano la planta del templo pseudoperíptera, en la que sobre las paredes de
un templo próstilo se disponen semicolumnas.
A partir del siglo V ya se construyen edificios de piedra, con sillares de opus quadratum, con
diferentes variedades de piedra local. El mármol será utilizado por primera vez a mediados del
siglo II a.n.e, convirtiéndose en habitual a partir de la época Alto Imperial.
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3. Edificios de espectáculo y ocio
La sociedad romana era ociosa, y por ello disfrutaba de actividades de entretenimiento
que, en numerosas ocasiones, comprendían el culto al cuerpo. No obstante, al contrario
de lo que a priori pueda parecer, estas actividades de ocio no iban sólo dirigidas a las
clases pudientes de la sociedad romana, sino que el conjunto de la población podía
disfrutar de ellas. El espectáculo, como una de tantas parcelas de la vida cultural y
política de la Antigua Roma, tenía un importante contenido propagandístico patentado
por el poder, y funcionaba como un mecanismo de control de las clases populares, que
vivían sometidas a una jerarquización social muy acusada: panem et circenses
(literalmente, “pan y circo”) que ayudaba a mantener un plano político favorable y
estable.
El teatro como edificio estable surge tardíamente en la Roma antigua (Fig. 1), en tiempos
de finales de la República (mitad del siglo I a.e.). Previamente habían existido
estructuras temporales en madera que permitían el ejercicio de las representaciones
teatrales, entendidas como una viva expresión de la vida cívico-religiosa romana.
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Será Vitruvio quien, en su Libro V del Tratado de Arquitectura, establezca las normas
que debían seguirse en el proceso de construcción de los teatros. Así, la planta
canónica debía poseer las siguientes partes (Fig. 2):
– Versurae. Estancia situada entre los extremos del hemiciclo y del cuerpo
escénico,. Algunos teatros tienen dos en posición simétrica. Su función no figura en
la descripción de Vitruvio, por lo que se desconoce.
– Post scaenam. Se sitúa detrás de la scaena frons, y era un pórtico para acoger a
los espectadores en caso de lluvia o durante los intervalos. También incluía
locales de servicio para los actores.
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Fig. 2. Partes del teatro romano canónico.
Ejemplos de teatros destacados: teatro de Pompeyo, teatro de Marcelo (Fig. 1), teatro
de Lepcis Magna.
En sentido estricto, los odeones son edificios destinados a las audiciones musicales y
los recitales. No obstante, numerosos autores opinan que los odeones de la Roma
Antigua eran simples teatros cubiertos que albergaron las mismas representaciones
escénicas que los teatros descubiertos.
En los odeones romanos (Fig. 3) se presentan los elementos principales del teatro: la
cavea, la orchestra, el pulpitum y la scena frons. La diferencia es que tienen que
adaptarse a la geometría del edificio que los contiene, que suele ser de forma
cuadrangular.
– La cavea nunca llega a ser semicircular salvo en las primeras filas, donde se
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hallan los proedria o asientos para las autoridades romanas.
– La scena frons es menos voluminosa que la del teatro, pero sigue estando
decorada.
Todo el complejo del odeón suele estar rodeado por altos muros iluminados por
ventanas y reforzados por contrafuertes. La cubierta solía ser de cerchas de madera y
teja.
3.3. El anfiteatro
El anfiteatro se constituye como un gran edificio que puede albergar a un gran número
de personas. En su construcción, se buscaba conseguir un aforo amplio con buena
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visibilidad al escenario central, que era permanente pero versátil – era convertible, y
podía ser usado para espectáculos de distinto tipo –. Su estructura arquitectónica se
define a partir del siglo I a.e., y posee las siguientes características:
– Cavea. Constituye el graderío del anfiteatro. Solía separarse por tres muretes
(baltei) en cuatro secciones, y la última de ellas se subdividía en dos. La sección
inferior, el podium, estaba constituido por gradas más anchas que llegaban hasta la
arena. Para evitar que las fieras tuviesen escapatoria, se colocaba un murete,
generalmente de mármol.
Al igual que en el teatro, la cavea se dividía para alojar en cada sección a un grupo
concreto de la población. El espacio más cercano a la arena era ocupado por
senadores, vestales, altos magistrados y los miembros de la orden ecuestre. A
continuación se sitúan los tribunos y ciudadanos y, en la sección superior, los no
ciudadanos y las mujeres plebeyas, que asistían al espectáculo de pie.
– Arena. De forma generalmente alargada, suele contar con dos accesos principales
abiertos en el eje mayor y provistos de escaleras.
Para la construcción del anfiteatro se buscaba una topografía que favoreciese el asiento
de la cávea. Sólo cuando las condiciones naturales no eran suficientes para su sustento
se construían elementos de sostén anulares y grandes bóvedas para coadyuvar a la
suspensión del graderío (Figs. 4 y 5). Un ejemplo de esto es el anfiteatro de Pompeya,
apoyado sobre el terreno y sobre una estructura de arcadas y contrafuertes.
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Ejemplos de anfiteatros destacados: anfiteatro de Pompeya, anfiteatro de Roma.
El circo es uno de los espacios de ocio por excelencia de la Antigua Roma, aunque
no siempre tuvo la forma canónica que hoy conocemos. En un primer momento, estos
eventos – carreras – se desarrollaban al aire libre, y normalmente se escogían los valles,
ya que la elevación de los laterales permitía a los asistentes observar el transcurso de la
carrera.
La formulación final de los circos se documenta en el año 174 a.e. con el Circo
Máximo de Roma (Fig. 6), que como otras grandes estructuras financiadas por el Estado
se convirtió en el arquetipo de su tipología. En este circo la actividad realizada eran las
carreras de cuadrigas, carros tirados por cuatro caballos que competían en diferentes
equipos por llegar los primeros a la meta.
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Fig. 6. Maqueta del Circo Máximo.
El circo romano posee, por tanto, características arquitectónicas definidas (Fig. 7):
• Carcere. En el lado corto recto se hallaban las carceres, boxes en los que los
carros en competición esperaban la señal de salida.
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Fig. 7. Planta y sección del circo romano de Toledo
• La forma de los primeros estadios era rectangular, con un largo que era
seis veces su ancho y con unas curvas en sus lados cortos que permitían
girar a los corredores para continuar con su carrera.
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• A diferencia del circo, no posee una spina que lo divida longitudinalmente.
Este tipo de edificio también es exportado por los romanos al conjunto del
Imperio. El primero documentado mandado a construir fue el del Campo Marcio, por
orden del emperador Domiciano (Fig. 8).
Las termas romanas eran espacios –en principio no públicos– destinados al baño y el
aseo, emplazados en un contexto urbano. Aunque ya en la Grecia Antigua se constatan
edificaciones similares (de hecho, las termas romanas son herederas de las del mundo
griego), cuando aludimos a las termas en el sentido clásico siempre nos referimos a las
del mundo romano, que alcanzaron un desarrollo y expansión excepcionales.
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El mayor hito en la historia de las termas está en la aparición del hypocaustum (Fig.
10), conocido de forma cercana gracias a los datos que nos aporta Vitrubio. Este sistema
– documentado desde el siglo III en Sicilia – permite la circulación de aire caliente bajo el
suelo y tras las paredes del espacio, evitando así problemas con los humos y gases
producidos por la combustión. El calor originado en el praefurnium – zona anexa
reservada para el combustible – se distribuía por las “cámaras” creadas a propósito bajo
el pavimento – suspensura, sostenida por ladrillos– y en las paredes. Para distribuir el
calor y evacuar los gases sobrantes se idearon varios sistemas, de los cuales el de los
tubuli es el más eficaz: consistía en una serie de prismas cerámicos distribuídos
verticalmente en las paredes, actuando a modo de chimenea.
• Tepidarium. Era la sala templada, ubicada entre las salas calientes y las frías,
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destinada a regular la temperatura corporal. Podía ubicarse cerca del
hipocausto o poseer su propio sistema termal.
• Calidarium. Era la zona de agua caliente. Podía contar con bañeras fijas (alvei)
revestidas de mármol, a las cuales llegaba agua caliente desde una caldera por
medio de fístulas de plomo. La estancia mantenía el calor gracias al hipocausto.
Una vez terminado el baño, los usuarios podían refrescarse en un lavabo de
agua fresca llamado labrum.
• Sudatio. Sauna, espacio de aire cálido. Usualmente de forma circular contaba con
su propio praefurnium.
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Fig. 11. Estructura planimétrica de las termas de Caracalla.
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4. Edificios artesanales, comerciales y de almacenamiento en el
mundo romano
4.1. Tabernae
Mención aparte merece en la cultura romana el pan, pues forma uno de los
alimentos indispensables para el sostenimiento de cualquier persona. Así este es uno
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de los pilares que sustenta su dieta, compuesta por: pan, aceite y vino (triada
mediterránea). Tal fue la importancia del pan, que el dicho, “pan y circo” alude a la
conservación de la estabilidad política y la paz ciudadana. Pues el pan es el alimento y
el circo la distracción. Así también grandes médicos del momento señalaron la
importancia del pan como: Galeano, Hipócrates y Cornelio Celso
Para la elaboración del pan, sin duda es necesario el proceso de la molienda del
cereal. El cual, por lo común, solía ser trigo, cebada e incluso lentejas. Así hay que
destacar que existían diversas clases de trigo como el de primera (panis siligineus), el
de segunda (panis secundarius) y el de los legionarios o marinos (panis militaris o
nauticus). En un principio este proceso se desarrollaba de manera doméstica o en
lugares creados para este proceso con mano esclava, ya que es una labor muy ardua,
pero al final gracias a la “industrialización” del proceso de molienda, esta conformará un
oficio como es el de los pistores. Los primeros molinos estaban compuestos por dos
piezas, ambas eran dos discos de piedra, siendo el superior el que se movía con un
manubrio y teniendo un orifico por el cual se introducía el cereal. Desde el siglo II a.C.
comienza un proceso de expansión de la industria panadera, la cual llegó a producir
hasta máquinas para amasar la harina. La técnica para moler el pan se basaba en dos
elementos: la meta que consistía en una piedra con forma de cono, la cual estaba
rodeada por un zócalo, poniéndose así una bandeja para recoger la harina. La otra gran
pieza es el catillus que es un cono vacío y cóncavo por el cual se introduce el cereal. La
fricción de ambas piedras acaba moliendo en cereal. Para controlar este roce el catillus
cuenta con un eje vertical, que permitía separar un poco las piedras aligerando así la
fricción. Este eje vertical estaba también enlazado con un mecanismo que permitía que
este molino fuera movido por tracción animal (asno, caballo, etc.) o humana. Otro
sistema de molienda fueron los molinos hidráulicos, los cuales se abastecían de los
cursos de agua, aprovechando así la fuerza del agua, la cual era trasladada mediante
acueductos o con la colocación de los molinos en lugares estratégicos (Ej: molinos de
Barbegal en Francia).
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4.3. Molinos de aceite y vino
Otros molinos esenciales para el desarrollo de la cultura latina eran los que
concernían al vino y el aceite. Los romanos conocieron la explotación vitivinícola
gracias al contacto con los pueblos griegos. El comercio de este producto produjo gran
cantidad de ánforas para su transporte y venta, lo que ha permitido a los investigadores
reconstruir las rutas comerciales entre las regiones productoras y de consumo, gracias
al estudio de las tipologías cerámicas y de los tituli picti.
Como pueblo con fuertes nexos de unión al mar, los romanos conocieron desde
muy pronto el provecho alimenticio que podía ser extraído de este medio natural. El
estudio de las salazones romanas depende en gran parte de la situación geográfica de
estas factorías, así como los análisis arqueozoológicos que permitan reconocer las
marcas de procesado en los restos de la ictiofauna. Además de la deshidratación del
pescado debido a la adición de cloruro sódico o sal marina, también encontramos la
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producción de salsas y demás sazonadores para dar mejor gusto a los alimentos
conservados por este método milenario. El pescado era eviscerado y cortado en
grandes trozos y luego se le hacían pequeños cortes transversales para facilitar la
penetración de la sal, siendo finalmente colocados en cubas para su maceración
durante 20 días. Tras este periodo se retiraba y se introducía en ánforas de reducido
tamaño para su exportación.
El garum era una salsa elaborada a partir de las partes blandas que habían sido
retiradas del pescado procesado, a la que se añadiría una parte de sal por ocho de
vísceras. A continuación, se exponía a calor durante dos meses al Sol o se cocía en
una marmita para acelerar el proceso de desecación. El filtrado de esta mezcla daba
como resultado una pasta blanca de apreciado valor culinario para los romanos,
reaprovechándose los jugos para otros condimentos de menor calidad y precio.
Para establecer las factorías se requerían tres condiciones: una zona pesquera
en la que se encuentren presentes las especies consumidas, proximidad a una
corriente de agua dulce y a unas salinas.
4.5. Macellum
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Otro elemento relacionado con el mercado es la mensa ponderaría, una mesa de
piedra con cavidades correspondientes a las medidas de distintos productos (líquidos o
sólidos), para garantizar el control de los pesos de los productos adquiridos.
4.6. Horrea
Estaban compuestos por una serie de habitaciones en edificios de una o más plantas, las
cuales se organizaban en torno a uno o varios pasillos/patios centrales. Se encontraba en
un recinto definido con un muro exterior, generalmente de toba o tufo, siendo de muros
sustentados por la superposición de ladrillos.
Existen diferentes tipos de horrea. Los horrea portuarios eran de gran tamaño, llegaban a
tener 2 ó 3 patios. Estaban dirigidos por el Estado y por grandes importadores o
mercatores.
Algunos funcionaban como cajas fuertes de uso general, podían ser alquilados para
guardar algo. Otros indican que almacenaban y, probablemente, también vendían algún
producto concreto: cera (candelaria), papel (chartaria), pimienta (piperataria), forraje
(graminaria).
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Otros, funcionaban como una especie de “elegantes tiendas o galerías”, se ubican junto a
los palacios palatinos y suelen tomar el nombre de los emperadores.
Geoffrey Rickman, diferencia los horrea civiles y militares, distinguiendo también los
almacenes simples de los graneros (su obra se limita a Roma y Ostia).
Los civiles los divide en 2 clases: organizados en torno a un patio/s o pasillo/s interno/s.
Los militares los divide en 4 clases: tipo A, individuales (single horreum), es el más
común; tipo B (doble horrea), engloba a los graneros dobles; tipo C (paired horrea), en
que se encuentran los graneros adosados; y tipo D (horrea placed end-to-end), dispuestos
compartiendo el muro divisorio.
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5. Arquitectura doméstica
5.1. Domus
- Oecus: salón para las reuniones y que a veces servía de comedor cuando los
invitados eran numerosos.
Desde los inicios del siglo II a.C. se constata la introducción del peristilo en la
domus itálica que, según Vitrubio, se sitúa tras el atrio y se dispone de forma transversal
al mismo. Este peristilo constituye el nuevo centro social de la casa, por lo que se
construyen triclinios en su derredor. Continúa la evolución de la domus con la adjunción
de peristilos que se convierten en auténticos lugares de ocio y de nuevas salas
dedicadas al descanso que son estructuras nuevas en el mundo itálico y se amplían o se
construyen estancias termales en el interior de la domus. Esto lleva la pérdida de la
representación del atrio que queda reducido a un amplio vestíbulo.
5.2. Insulae
A finales del I a.C. Roma comienza a desarrollar de forma consolidada otro tipo
de arquitectura doméstica, fundamentalmente en su capital y en algunas otras
congestionadas del imperio. Este edificio se denomina insulae y consta de varios pisos.
Durante este periodo la ciudad de Roma experimentó un crecimiento que provocó que
su casi un millón de habitantes se aglutinaran relativamente en un pequeño espacio.
Ante este panorama sólo las clases más pudientes podían alojarse en las Domus,
reuniéndose los restantes componentes poblacionales en las llamadas insulae o
viviendas de varios pisos. El concepto más arcaico que podemos encontrar de la
palabra insulae ostenta una connotación de edificación que pretende referirse al conjunto
de edificios que se encuentran limitados por vías. A partir de las obras que nos
llegan de autores como Cicerón se contempla como una propiedad inmobiliaria
estructurada en pisos y apartamentos. Es en estos instantes cuando se crean las
diferencias entre el edificio colectivo y la casa gentilicia o domus familiar.
Tipo II: En el caso número II la planta inferior está ocupada por viviendas. Una
primera serie tiene una forma de L que desemboca a un jardín que no estaba cercado;
este permite una mejor iluminación y ventilación de todas las estancias que componen
esta parte. La segunda tanda son los edificios catalogados como de planta basilical
debido a que las estancias se reparten a los lados de un largo pasillo longitudinal.
- La Villa Urbana: parte donde residía el dueño de la villa y su familia, unidos a sus
invitados y familiares lejanos. La estructura de la villa solía tener buenas vistas (al
mar o campo). Solían ser construcciones cómodas, con habitaciones en edificios
separados conectados por corredores independientes. Las partes más opulentas
eran los comedores de verano y de invierno (distintos cuartos) con vistas al paisaje a
través de grandes ventanales. La Villa Urbana poseía, además, dormitorios,
bibliotecas, baños (thermae), que poseían en ocasiones piscina para nadar al aire
libre o gimnasio, así como pórticos para pasear si el tiempo no era propicio para los
mismos. Además, se han encontrado hipódromos, es decir, alamedas o terrenos
utilizados exclusivamente para la equitación.
- La Villa Rústica: era la parte dedicada a los esclavos y criados que se encargaban
de las tareas agrícolas, ganaderas y de producción. La estructura de la villa rústica
se resume en su organización entorno a dos corrales o patios, uno interior y otro
exterior, cada uno con un pilón para dar de beber a los animales o para trabajos
artesanales que lo necesitaran. En torno al primer patio estaban estancias para los
criados con sus dormitorios –cellae familiares-, con cocina donde se realizaban
también algunos trabajos. Por último, estaban los cuartos de baño, la bodega, los
establos de los bueyes y de los caballos, lugares para conservar la fruta y las
cosechas, y muchas veces, cárceles para esclavos que como condena tenían que
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realizar los trabajos más duros u hospitales o zonas de curación.
5.3.1. Evolución
La evolución de villa entre los siglos II y I a.e. se deben principalmente a varios factores:
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Durante mucho tiempo, se ha considerado que este fenómeno era el reflejo de una crisis
de la vida urbana, la cual habría causado una variante de éxodo rural. En la actualidad,
sabemos que esto se trata de un proceso mucho más complejo. En primer lugar,
debemos tener en cuenta la concentración de tierras en manos de pocos, aspecto que
se encuadra en un cambio en el concepto de ocupación y explotación del espacio
agrario. Por otra parte, las transformaciones en las esferas de poder político y
económico romano eran también importantes (domini).
- Villa Urbano-Rústica: Se trata de una villa que combina los factores de recreo y
residenciales (es decir, la pars urbana) con los factores productivos y beneficiosos (la
pars fructuaria). En este tipo de estructura, se combina el placer del campo y la
producción agrícola con la típica estructura de una domus.
- Villa Marítima: Se trata de una villa que posee ciertas novedades con respecto a la
estructura normal de las villae, como un jardín para de recreo (denominado xystus) y
concretamente, una zona ligada específicamente al comercio marítimo. Esta área
muchas veces contaba con embarcaderos, además de un pórtico de columnas si la
zona poseía un acantilado.
- Villa de Peristilo: Claramente de influencia griega, se trata de una casa con un patio
que posee un pórtico específico para la misma, llena de columnas lujosas y de
elementos decorativos opulentos. Además, este tipo de villae se divide en otros
arquetipos según su estructura:
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• Patio con doble peristilo.
- Villa con torres adheridas a su fachada: Se trata de una villa que, al principio, poseía
apliques de torres en las esquinas de la fachada principal (no siendo torres que
superaran la altura del resto de la villa). Aun así, las torres se comenzaron a construir
fuera de la fachada entre el siglo I y II d.n.e.
- Villa de Planta Alargada: Es un tipo de villa que cuenta con un espacio interior con
más compartimentos y separaciones. Se trata de un tipo de villa que se queda
encuadrada en un rectángulo (parecido a tipologías de cabañas del norte de Europa,
como la Galia o Britania).
Las residencias y villas imperiales son los edificios en donde habitaron los emperadores
romanos. Este tipo de residencias se debe a la nueva situación política romana, es
decir, al régimen imperial que desencadenará una nueva tipología arquitectónica, con
patrones propios de las élites en los que se imponen la monumentalidad y la
ostentosidad en materia arquitectónica.
Hay que tener en cuenta que las villas imperiales presentan diferentes significados,
dependiendo de su ubicación, es decir, pueden ser complejos ubicados en contextos
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fabriles o complejos destinados al descanso y el recreo. Esto quiere decir que el
desarrollo de las ciudades provocó la deslocalización de viviendas hacia la tranquilidad
del mundo rural, desencadenando los espacios de habitación vinculados al control
agrario. A nivel arquitectónico adoptarán estilos helenísticos y modelos de edificación
de la época republicana.
Por el contrario, los palacios muestran patrones más libres, puesto que se erigían bajo
criterios individuales, y su clasificación solo puede realizarse mediante comparaciones
con las villas. Los palacios serán grandes construcciones que albergarán tanto a la
figura del emperador como a sus delegados, además de ser el lugar donde se imparte
la justicia y el centro político. La solemnidad se debe a los requerimientos generados por
el desarrollo de la política, es decir, a los banquetes, recepciones, etc. Esta concepción
desligó totalmente el modelo político de lo anterior, pues las construcciones que
albergaban el poder de la democracia quedan relegados a un segundo plano. Este
modelo de construcción, por lo tanto, se concibe como el eje de la administración y
residencia del poder, siendo la representación del Imperio.
El desarrollo de los palacios estuvo condicionado por fenómenos históricos, entre ellos
podemos destacar que la vida privada del emperador se aleja de la vista pública quizá
fundamentado por la necesidad, como dijimos anteriormente, de desarrollar una vida
tranquila alejada del ritmo frenético de las sociedades. Hay que tener en cuenta, que el
propio devenir histórico generó la necesidad de reforzar la seguridad en los palacios
con murallas o torres defensivas, así como residencias para la guardia imperial.
La importancia que tiene el papel de la política en los palacios hizo que el espacio
destinado a la vida privada del emperador sea menor en proporción espacial que el
destinado a las cortes, esta separación entre espacios dentro del palacio se vio aún
más reforzada con la sacralización de la figura del emperador, llegando a ser una
residencia temporal debido a los viajes entre las provincias del imperio.
En ambos casos, los elementos comunes giran en torno a la expresión del poder por
medio del lujo, empleando la arquitectura como arma en las actividades sociales que se
desarrollan en estos edificios, en donde encontramos estancias erigidas únicamente
para el ocio en donde el anfitrión tiene un papel diferenciador dentro de la estancia
palacial, o en el caso de las villas, con actividades al aire libre o en espacios abiertos.
Las similitudes no solo se perciben en la función que desempeñan, sino también en las
características estilísticas donde encontramos elementos decorativos suntuosos como
pueden ser escalinatas, jardines, mosaicos, inscripciones o incrustaciones de metales y
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piedras preciosas, además de estancias con lujos y comodidades derivadas de la
función a la que se destinan.
5.4.2. Ejemplos
El primer palacio imperial fue el que mandó levantar Tiberio, ubicado en el Palatino
(lugar también elegido por el Princeps para la construcción de su Palatium), la Domus
Tiberiana, fue la última morada de su madre, Livia, pues él estuvo retirado durante largos
períodos en la villa de recreo de Capri, motivo por el que apenas residió en el palacio.
Solo se conocen pequeños restos de esa villa imperial que dificultan fijar su planta y
desarrollo, aunque se puede entrever la existencia de una amplia sala de audiencias y
el lujo de todo el edificio, así como el desarrollo de una fachada monumental.
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las condiciones del espacio, se evitaron jardines y fuentes y se aprovechó la topografía
del entorno, incluyéndose muros y estructuras cercanas a demás de emplear
construcciones en desuso, así mismo, es lo que ocurrió en la colina Palatina, en donde
existían edificaciones de la época republicana que limitaron el espacio disponible.
33
6. Ingeniería militar
La arquitectura militar fue una de las facetas en la que los romanos fueron unos
auténticos maestros. Su ingeniería militar se centró en la construcción de fortificaciones.
En los territorios que se iban ocupando, la labor de romanización se iba imponiendo.
Al principio adquirían la necesidad de una ingeniería militar con carácter militar, diseñando
un tipo de infraestructura sobre las que actuaba el ejército, y en las que tendría que
apoyarse luego la sociedad civil.
Las necesidades de expansión y conquista del Imperio romano llevaron a realizar todo un
entramado arquitectónico realizando un trazado de calles y el establecimiento de
campamentos militares, en las zonas donde predominaba la inseguridad. Con el tiempo
muchos de estos campamentos llegaron a convertirse en ciudades muy importantes.
A pesar de que las murallas y las fortificaciones, tenían fines de defensa y seguridad,
autores como. P, Gros defienden la hipótesis de que las murallas tienen fines ideológicos,
donde se marca una línea imaginaria entre el que es ciudadano romano y el que no lo es.
34
Este autor basa sus estudios sobre las fuentes antiguas escritas del escritor Vitruvio (siglo
I a.C).
Las murallas desde finales del siglo V a.C, hasta el siglo II a.C. han pasado por un
proceso de cambios arquitectónicos.
En el siglo V a.C. contamos con unas murallas construidas con aparejo poligonal. Tipo de
construcción en el que las piedras colocadas ofrecen un parámetro en forma de polígonos
continuos y las puertas se realizan con grandes bloques dispuestos por aproximación de
hiladas, o cubiertas con un gran dintel (Fig. 1).
Fue a partir del siglo III a.C. cuando aparece en la construcción de los recintos
amurallados la influencia de la arquitectura griega. En Paestum (importante ciudad
grecorromana, situada en la región italiana de Campania). El tipo de construcción que se
realiza es a través de la técnica de emplecton (realización de dos muros en opus
quadratum, rellenos con tierra y cascotes) (Fig. 2).
35
En el siglo II a.C, ya contamos con murallas de aparejo regular y la monumentalización de
las puertas, proceso que culmina en época de los Julio-Claudios (27 a.C – 68 d.C).
Este tipo de construcción compleja, juega un papel de protección ante el enemigo, ya que
estas puertas de patio abierto se cierran en la fachada exterior mediante un sistema que
transforma el espacio interior en un patio cerrado cuadrangular rodeado por altos muros
que cuando el enemigo atravesaba la citada puerta se encontraba completamente
atrapado.
Por otro lado, este tipo de fortificación también estaba relacionado con fines ideológicos,
ya que este patio era un vestíbulo monumental que marcaba la transición entre rus y urbs.
En época augustea (27 a.C – 14 d.C), a pesar de ser un periodo de paz, hay constatación
de la construcción de recintos amurallados tanto en Italia como en las provincias,
especialmente las meridionales.
36
Fig. 3. Puerta Leoni, Verona, Italia.
Es a partir de la segunda mitad del siglo III a.C. donde se generaliza en todo el imperio la
construcción de murallas de nueva planta y el reforzamiento de núcleos ya amurallados.
En las murallas tardías se aprecian las influencias militares, lo que se puede observar en
el espesor de los muros, y el creciente número de torres de forma circular que permitía un
mayor ángulo de visión. Las puertas siguen manteniendo su valor simbólico como fachada
de prestigio de la ciudad, pero también se le da mucha importancia a la defensa de ésta.
Se piensa que este fenómeno de fortificaciones tardío, fue como consecuencia de las
invasiones bárbaras del siglo III a.C. Según estudios realizados fueron momentos de
mucha inestabilidad, y pudo ser éste el motivo por el que se llevó a cabo el reforzamiento
de defensa en las ciudades romanas. Si es cierto, que se piensa que la principal razón de
los lugares amurallados fue por la defensa de las ciudades, también hay constancia de
que muchas ciudades marcaban su prestigio con este tipo de construcción.
6.2. Castra
Para imponer y mantener su autoridad a lo largo y ancho del imperio, los romanos
edificaron innumerables campamentos legionarios fortificados, denominados Castra.
A pesar de contar con fuentes escritas de autores latinos como es el caso del historiador
griego Polibio ( 200-118 a.C.), donde deja constancia de la existencia de un campamento
contemporáneo en sus campañas de mediados del siglo II a.C. El autor afirma que el
campamento romano se construía de acuerdo con el mismo plan maestro. Generalmente
37
en un terreno llano, aunque a veces los accidentes naturales formaban parte de la
fortificación.
Pero son las fuentes arqueológicas las que ofrecen una mayor información de la
existencia de una gran cantidad de efectivos militares con la misión de vigilar y la defensa
ante los eminentes ataques de los pueblos bárbaros.
La misión de un campamento es la defensa militar del punto donde residen las tropas. Se
considera que hay dos tipos de campamentos o castras. Campamentos temporales y los
campamentos estables. Los campamentos temporales son de tamaño muy reducido y
construidos en madera. Sin embargo, los campamentos estables son de grandes
dimensiones y con una potente defensa.
Las murallas están provistas por cuatro o seis puertas protegidas por torres
cuadrangulares, y provistas de paseo de ronda y con habitaciones de defensa en el
interior.
El interior del campamento está provisto de cuatro vías principales y calles secundarias,
donde se organiza la vida y se sitúan los edificios por su relevancia.
De norte a sur contamos con la Vía Praetoria que divide el espacio en dos partes iguales.
Y de este a oeste tenemos la vía Principalis, y la vía Quintana, creando tres amplios
espacios.
39
Los barracones o centuriae presentan una estructura de forma alargada y estrecha. Se
distribuyen por todo el recinto creando un entramado que resulta muy importante en el
campamento.
Otro tipo de construcción similar es la de los establos, pero en su caso son de fácil
visibilidad.
Por último contamos con los lugares de almacenamiento, las letrinas y los hornos que se
encuentran ubicados en la cara interna de la muralla.
Cuando los romanos llevaban a cabo su tarea de conquistar un territorio, muchos de estos
castras se mantenían, transformándose en una infraestructura ocupada por la sociedad
civil y, por tanto, convirtiéndose en una ciudad.
6.2. Limes
La mayoría de los limes están provistos de edificios como: torres, fortines y campamentos,
con el fin de gestionar la seguridad territorial.
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De todos los Limes conocidos, los que nos aportan más datos son: los limes británicos,
los de Rin, y los del Danubio. Esto se ha producido porque han sido construcciones que
han perdurado en el tiempo, y tienen un buen proceso de conservación.
d) Los limes de las provincias africanas: estos limes se agrupan en tres líneas
fronterizas distintas:
D.1. La “Sephia Bent el Krass”. Este limes permitía la explotación de las tierras
fértiles, situadas en la ribera derecha del Djedi. Según estudios de investigación, este
limes tiene una fecha de datación que oscila entre la época de Adriano y la de
Constantino.
D.3. El tercer grupo son las obras pertenecientes a las cadenas montañosas de
Tripolitana. Se piensa que este limes estaba relacionado con una función de protección
económica, destinada al control de los movimientos de trashumancia que podía
perjudicar las tierras cultivadas.
41
7. Mundo Funerario romano
Una limpieza del difunto ya sea ungiendo el cuerpo en aceites, purificando con ricos
aromas, elaboraba y desarrollaba la idea de la limpieza y pureza del alma del difunto, es
decir, el camino hacia el otro mundo debe de realizarse con un alma limpia y pura. Como
decían los romanos, los familiares querían que el difunto se convirtiera en Manes, dioses
familiares venidos de sus antepasados.
El conjunto de ritos funerarios que tenían como objetivo asegurar la llegada del alma del
fallecido al más allá, era conocido con el término funus.
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La cremación se podía efectuar mediante dos métodos diferenciados. El bustum consistía
en una cremación directa realizada en el mismo lugar destinado a la sepultura, siendo
esta la forma normalmente utilizada por las clases más humildes de Roma. El otro
método, denominado ustrinum, consistía en una construcción que estaba realizada
específicamente para la cremación o una oquedad hecha para este fin en un punto
concreto de la necrópolis. Estos lugares podían ser colectivos o particulares, en cuyo caso
están unidos a la propia tumba. Tras la cremación, las cenizas se introducen en una urna
y se trasladan a la tumba definitiva. Las ofrendas se depositaban junto a la urna funeraria
o las cenizas, o bien se arrojaban directamente al fuego durante la cremación. Los
elementos más frecuentemente utilizados como ajuar son los vasos cerámicos (con
alimento en su interior), ungüentarios, lámparas, representaciones divinas en bronce o
terracota, etc.
Las ceremonias rituales eran largas y complejas, variando sus características en función
del estatus y las posibilidades económicas del difunto. Dentro de la disparidad, hay una
serie de ritos mínimos usados de manera común por todo el pueblo.
Los rituales comienzan en la casa del fallecido, situando el cuerpo sobre la tierra, al igual
que se hacía tras el nacimiento. De este modo se simboliza el final del ciclo vital.
Posteriormente, el cadáver es preparado para el velatorio, para lo cual se lava y se cubre
con sustancias aromáticas.
El difunto era llevado hasta el lugar, denominado pompa, del enterramiento mediante una
procesión fúnebre nocturna, en la cual los más ricos solían hacer ostentación de su poder
económico. Al finalizar el proceso, los asistentes se sometían a rituales de purificación
que los preparaban para las ceremonias posteriores.
Para mantener la memoria del fallecido se efectuaban ritos durante nueve días,
incluyendo un banquete ritual, que era repetido el día del cumpleaños del muerto o en
1
Acto que consistía en gritar repetidamente el nombre del difunto, con el objetivo simbólico de comprobar su
ausencia.
43
otras ocasiones especiales, como el día de difuntos. Durante el banquete, conocido como
silicernivm, se ofrecían alimento y bebidas al fallecido. Las libaciones podían efectuarse
en altares, ánforas o tubos de libación, cilindros de plomo o cerámica destinados a este
fin.
Durante el Bajo Imperio, el ritual varía con la introducción de nuevos elementos cristianos,
como las mortajas con prendas blancas. También se introduce la vestimenta negra para el
cortejo fúnebre y el luto de las mujeres. Los cánticos fúnebres tradicionales son prohibidos
y se sustituyen por salmos y oraciones. El cuerpo se dispone en esta época con la cabeza
hacia el oeste, y el vertido de líquidos pasa a realizarse en el momento del enterramiento.
El funeral termina con un banquete ritual en el noveno día vinculado a la tradición pagana
anterior.
Antes que nada, debemos de conocer donde se ubican las necrópolis en el mundo
romano. Después de la proclamación de las Leyes de las XII Tablas, se prohibía las
inhumaciones y las incineraciones dentro de las ciudades. Exactamente, la Tabla X
menciona que “ningún cadáver puede ser enterrado ni quemado dentro de la ciudad”. En
concreto, esta ley tuvo sus interpretaciones dependiendo de la persona a enterrar. Por
ejemplo, las piras funerarias no se permitían en la ciudad por peligro de incendio y, según
la ley número XII “no pueden construirse sepulcros a menor distancia de sesenta pies de
cualquier casa, a no ser que lo consienta el dueño de ella”.
Hay que decir, que no todo el mundo llegaba a tener una tumba. Esto se debía a que
había que comprar el suelo, a precios elevados muchas veces, dependiendo lógicamente
de la calidad del suelo. También el precio variaba según la proximidad a la muralla,
cuando más lejos a la muralla es más barata, igual que la cercanía a la vía. También hay
que pagar el monumento funerario propio. Todo dependía del tamaño de la estela. En
definitiva, no todo el mundo podía permitirse ni su propia tumba.
Posteriormente, cuando estudiamos las tumbas, tenemos que distinguir dos zonas
diferentes: por un lado, el lugar que alberga el cadáver en el subsuelo y el otro, el
monumento visible que señala el enterramiento.
- En el ánfora (Fig. 2) que suele estar rota por el cuello para poder introducir el
cuerpo y luego tapada con fragmentos de terracota. Ejemplos abundantes
podemos encontrarlos en las excavaciones de la necrópolis de “Isola Sacra” en
Ostia.
- Muy extendido también es el ataúd de madera, que no suele conservarse, pero la
presencia de clavos evidencia su presencia. A veces estos ataúdes están
protegidos por otros de plomo o de piedra.
- La cista (Fig. 3) es una caja construida con placas de cerámica o lajas de piedra
en forma rectangular o cuadrada y con cubierta plana o a doble vertiente.
- El sarcófago de plomo o piedra, liso o decorado. Algunos sarcófagos no estaban
enterrados en el suelo, sino expuestos en una cámara sepulcral donde la
decoración está siempre visible.
Todas estas formas de enterramiento debían tener un símbolo exterior, y así se
erigieron diversos tipos de monumentos funerarios:
- Cipo (Fig. 4). Bloque pétreo, de forma cilíndrica o prismática y que suele estar
decorado en una de las caras, donde se halla la inscripción.
45
7.3. Monumentos funerarios
La palabra monumento deriva del término griego de mimnesko, mnemo que se traduce
como recordar. Esto cobra mayor sentido al tratarse estos monumentos de una acción
para perpetuar el recuerdo, y que en latín pasan a llamarse monumentum.
Como P. Gros defiende, no se puede crear una tipología clara sobre los monumentos
funerarios, debido a la gran cantidad de fórmulas empleadas, que siguen de modas
transitorias, entre otros motivos.
A pesar de que la gran mayoría de tumbas romanas de este periodo se han destruido,
aún se puede observar un ejemplo bastante significativo: la Tumba de los Escipiones.
Excavada en el tufo, cuenta con una fachada arquitectónica, con puerta abovedada por la
que se accede a un vestíbulo, que da a una serie de galerías ortogonales, y que están
inscritas en un espacio cuadrado. El primer enterramiento de esta tumba corresponde a L.
Cornelius Scipio Barbato, cónsul en el 298 a.C. y tras él se efectúan otros treinta
enterramientos. Posteriormente, en el S. II a.C., por escasez de espacio se abre una
segunda cámara funeraria que contiene 5 ó 6 enterramientos.
Siglos II y I a.C.:
Debido a las transformaciones sociales del S. II a.C., las manifestaciones ante la muerte
dejan de tener la igualdad que previamente habían tenido, a excepción de entre las clases
dirigentes, y buscan exhibir tanto su fortuna como su rango. De la misma manera que en
los S. IV y III, los restos son escasos, pero un ejemplo lo tenemos en la ciudad de Roma:
el monumento de Ser. Sulpicius Galba Se trata de un cubo formado por cuatro hiladas de
tufo, apoyadas en un zócalo y que ha perdido la parte superior. En el centro de la tercera
hilada se encuentra el epitafio.
- Altar funerario: el tipo más simple, aunque a veces se observan casos de gran
monumentalidad. De origen helenístico, consta de una base, un cuerpo cuadrangular y un
remate de friso dórico con una cornisa y una mesa de altar. En época augustea pasa a
tener un friso vegetal y se le añaden acróteras y merlones.
- Tumuli: derivados de los etruscos, pero también con influencia helenística. Posee
una cámara funeraria, en la que se depositan las urnas, recubierta de tierra y que oscila
47
entre 1 y 20 m. de alto y entre 2 y 30 m. de diámetro. El revestimiento del anillo pétreo a
veces recibe decoración.
En la segunda mitad del S. I d.C. los usos funerarios sufren cambios, dando mayor
importancia a la pertenencia a una categoría social que a la individualidad. Además, se
retoma la importancia de tener todos los elementos arquitectónicos necesarios para
realizar los rituales y enterrar a todos los miembros de la familia en un mismo edificio.
Entre finales del S. II y el S. III d.C. las tumbas de cámara de Ostia pasan a construirse en
bloques de tres o cuatro. Dentro poseen cámaras en las que se entierra a los propietarios
y a sus familiares cercanos, mientras que el resto de los familiares se encuentran
enterrados en el subsuelo.
Por último, hay que tratar de los columbarios, una gran sala abovedada, semi-
subterránea, cuyas paredes poseen nichos cuadrados (loculi), semicirculares o
rectangulares, donde se depositan las urnas. Normalmente, sobre los nichos, se observa
una placa que indica quién se encuentra en dicho nicho, su edad y su condición. Estos
enterramientos son modestos y aparecen por primera vez en Roma a mediados del S. I
a.C.
48
7.4. Mausoleos imperiales
Antes que nada, debemos establecer que el ritual funerario que recibía un emperador era
más detallado que el que podía recibir una persona normal. Es lo que conocemos como
funus imperatorum. Hay que indicar, que cada emperador dejaba escritos su mandata de
funere, es decir, la normativa para sus funerales, pero que también había una serie de
características generales. Las ceremonias funerales comienzan con la translatio o
procesión del cadáver hasta la pira funeraria que se instalaba en el “Campo Marcio”,
siguiendo una ruta por la Vía Sacra desde la residencia imperial del Palatino hasta los
Rostra en el Foro y luego hasta el “Campo Marcio”. En la procesión fúnebre los músicos
abren el cortejo con el sonido de instrumentos tales como las tubae, el lituus (~) y los
eornua; también las canciones están presentes, entonadas por un coro que sustituye a las
plañideras de los funerales privados. Otros elementos que ayudan a la teatralidad son los
actores y mimos que representan al difunto en los distintos momentos de su vida. El lecho
fúnebre es conducido en un carro adornado con oro y marfiles, en cuyo interior no sólo se
transporta el cuerpo sino también una
imago de cera. Además de todos estos elementos, que en menor medida también están
presentes en los funerales privados, existen otros exclusivos de los imperiales, como la
presencia del Senado, el ardo ecuestre, los sacerdotes, lictores, soldados y el pueblo y
también la exhibición de objetos o símbolos como
la representación de las provincias vencidas y los tituli con las leyes promulgadas, entre
otros. La presencia del sucesor tras el lecho mortuorio es un gesto político de afirmación
de la legitimidad sucesoria. El logus o pira funeraria se levantaba en el Campo Marcio y
era una estructura de madera recubierta de telas doradas, marfiles y sustancias
aromáticas que constaba de varios pisos, en los que se situaban las esculturas del
emperador. En el transcurso de la ceremonia también desfilaba una procesión de
caballería y de carros sobre los que se instalaban imágenes de cera del emperador y de
los generales más famosos. Cuando la acción del fuego destruía el Jogus surgía de la
parte alta del mismo un águila que simbolizaba la admisión del difunto entre los dioses,
tradición que se instaura en los funerales de Augusto. Con el paso de la cremación a la
inhumación, el cadáver se sustituye por una imagen de cera, siguiendo un rito de
sustitución ya que desde Augusto se mantiene la idea de que la divinización del soberano
lleva implícita la incineración del cadáver.
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La ubicación de los monumentos imperiales se atiene, con algunas excepciones, a las
mismas normas que la de las sepulturas comunes. Así se sitúan fuera del recinto
ciudadano o en las residencias suburbanas del emperador. Estas características
evolucionarán a lo largo del periodo del imperio, con cambios estructurales como el
predominio de plantas centrales cubiertas con cúpulas y la unión de los monumentos a las
basílicas situadas junto a ellos.
50
encuentran estancias abovedadas; está revestido de mármol de Carrara, decorado
con un friso de guirnaldas y bucráneos. Encima se levanta un cuerpo circular
cubierto por cipreses en cuya cima se sitúa el pódium con la estatua del
emperador. La cámara funeraria se ubica en el centro superior y allí se encuentran
sepultados todos los emperadores de las dinastías de los Antoninos y de los
Severos hasta Caracalla.
- El Mausoleo de Diocleciano (Fig. 12) mantiene la planta central con cúpula; la
cella se sitúa sobre un pódium con una cámara subterránea que debía albergar el
sarcófago imperial y estaba rodeada de columnas y precedida por un pórtico
tetrástilo. La decoración interior reproduce los elementos simbólicos del momento
con erotes en distintas actividades y, en el exterior, esfinges custodiaban la entrada
a la tumba.
Los expertos discuten la etimología de la palabra catacumba, pero una teoría que tiene
cierta aceptación es que proviene del griego º ±Ä± (dentro) y Äż² oà (cavidad). La
construcción de las catacumbas está estrechamente ligada al auge de las comunidades
cristianas En el seno del Imperio Romano. Estas construcciones estaban a cargo de los
fossores, excavando en la tierra con un pico, una pala y una pequeña luz usaban cestos
para llevar la tierra excavada a la superficie. Estas construcciones funerarias datan del
siglo II a.C, no siendo una idea autóctona de Roma, habiendo precedentes más antiguos
en tiempos de Pompeyo (106-48 a.C) de carácter judío, o en lugares como en Sicilia, en
Chiusi, en Bólsena, en Nápoles, en Malta e incluso en África.
Por tanto, las catacumbas son lugares de enterramiento que tenían como objetivo seguir
la doctrina de los cristianos, siguiendo una serie de características: siempre se construían
en terrenos privados, que bajo ley romana no podían sobrepasar los terrenos de una
propiedad con su contigua. Puesto que la legislación prohibía la sepultura dentro de los
muros de una ciudad, siempre se instauraban extramuros. Hay que tener en cuenta que
las características de la toba donde se construía limitaban el ancho de la misma, por
tanto, se tendía a aumentar la profundidad en caso de querer agrandar la construcción.
Estas estructuras funerarias, por tanto, están ligadas al desarrollo de las comunidades
cristianas iniciales, que se oponían a las prácticas funerarias imperantes en Roma como
la cremación, y siguiendo a Cristo debían enterrarse bajo tierra, en relación a la
Resurrección y al descanso eterno. Inicialmente se realizaba esta práctica al aire libre, en
un paralelismo con los cementerios de la modernidad, pero con el problema de lo finito del
51
espacio y el progresivo aumento de los seguidores de esta religión, se decidió realizar las
catacumbas como respuesta al problema.
La ocupación de las cavidades se realizaba de arriba hacia abajo, como atestiguan las
investigaciones 3, presentado las inscripciones más antiguas en la parte superior y las más
recientes en la inferior.
Posteriormente, durante la segunda mitad del siglo III y principios del siglo IV d.C. se
utiliza la tipología de espina de pez, consistente en una construcción más planificada,
donde unas escaleras de acceso llevan a una larga galería abriéndose a ambos lados
múltiples corredores, de ahí su nombre.
2
Piedra caliza, formada por la cal que llevan endisolución las aguas de ciertos manantiales y que van
depositando en el suelo o sobre las plantas u otras cosas que hallan a su paso.
3
1999. FIOCCHI, V. BISCONTI, F. MAZZOLENI, D.
52
Durante el desarrollo en el tiempo de esa tipología arquitectónica se comenzó a utilizar
diferentes formas en las tumbas además del loculi, como el arcosolio (Fig. 15), es decir,
una cavidad de mayor tamaño que presenta un arco de mármol, utilizado como lugar de
enterramiento de personajes notables. Los nichos aumentan de tamaño, así como las
estancias (cubicula) que se cubren con bóvedas de cañón y se iluminan con grandes
lucernarios 4.(Fig.16)
Catacumba situada en Roma, dividida en dos niveles (Fig. 17), el superior con dataciones
del II y III siglo d.C. y uno inferior con dataciones de finales de los siglos III y IV d.C.
Constituido por diversas construcciones independientes con sus propias entradas, para
posteriormente acabar unidas. Los inicios en el siglo II están ligados al primitivo hipogeo
de la familia de la matrona Priscila, con dos grandes galerías en ángulo, una de ellas
abovedada, cubículos y una gran sala denominada “capilla griega”. Por otra parte, se
encuentra el hipogeo 6 de los Acilios, que actualmente se encuentran comunicados pero
que se piensa que su construcción fue individual. Los terrenos colindantes fueron el lugar
donde se construyeron la mayoría de los túneles de la red que compone la catacumba,
desarrollándose todo el primer nivel. Se cree que originalmente pudo ser pagana, puesto
que la pared que da a la zona “griega” fue tapada y decorada con motivos cristianos.
4
Pozos o claraboyas en los techos que conectaban con el exterior para dar luz y ventilar.
5
Comida fúnebre.
6
Galerías subterráneas o pasajes excavados con funciones funerarias.
53
En las galerías abundan los lóculos cerrados por placas de cerámica con inscripciones en
color rojo, conservadas bajo muros de refuerzo de ladrillo posteriores, además de
habitáculos con grandes nichos donde se abre un lucernario que atraviesa hasta el
segundo nivel. El segundo nivel está situado a bastante profundidad y consta de dos
grandes galerías con dos entradas independientes. Es buena muestra de las
excavaciones regulares realizadas a partir del siglo IV y contiene miles de cubículos,
algunos con inscripciones. Gran parte de la catacumba muestra decoración pictórica, las
zonas bajas imitando un zócalo de mármol, las altas y las bóvedas con escenas de la
Sagrada Escritura y litúrgica.
Por medio de este ejemplo podemos observar la estructura y evolución de las catacumbas
en el mundo romano, así como las diferentes tipologías, no solo decorativas, si no de
diferenciación de las tumbas, familiares, individuales o de personajes importantes.
ANEXOS de Figuras
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FIGURA 1B. Urna cineraria y recipiente de plomo
55
FIGURA 3. Inhumación en cista
FIGURA 4. Cipo
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FIGURA 5. Edículo Templiforme
57
FIGURA 6. Ara Funeraria
FIGURA 7. Cuppae
58
FIGURA 8. Tumba de Eurisaces
59
FIGURA 10. Columna de Trajano
60
FIGURA 12. Mausoleo de Diocleciano
61
FIGURA 14.
Loculi. Catacumbas de Priscila.
62
FIGURA 16. Lucernario, Catacumbas de Priscila
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FIGURA 16. Mapa de los diferentes niveles de las Catacumbas de Priscila (Roma), 1 nivel superior; 2 nivel inferior.
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