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Las instituciones como reglas en uso

Según Geoffrey Hudson, las instituciones son reglas sociales que estructuran las
interacciones entre las personas. Para Elinor Ostrom, existen tres maneras de entender
las instituciones. Como organizaciones, por ejemplo, una universidad o una secretaría
de gobierno; como relaciones sociales, como es el caso de la familia; o como reglas que
estructuran en contextos particulares las acciones de las personas que se repiten una y
otra vez. Las formas en que los actores usan y gobiernan los recursos de uso común
están determinadas en gran medida por las reglas que existen en cada contexto.

Las reglas son importantes porque establecen los incentivos a las acciones de los
individuos. Incentivos que pueden ser materiales, de prestigio o de satisfacción
personal.

Las reglas establecen también las sanciones para las acciones que se quieran lograr.
Cuando hablamos de reglas como instituciones no es relevante que estas se
encuentren escritas o no, lo importante es que estén funcionando, es decir, que
orienten la actuación de las personas. Ostrom señala que para que las reglas funcionen
es importante que las gentes las conozcan, que cada uno sepa que los otros las
conocen, y que todos sepan que los otros las conocen.

Las reglas en uso establecen las acciones que son permitidas, que se obligan y que se
prohíben.

Estas reglas son monitoreadas y sancionadas.

Para conocer las reglas en uso, no basta con investigar en torno a las reglas formales, o
preguntar a los actores sobre las reglas formales que orientan las actividades de
apropiación y provisión.

Es importante observar el contexto que estamos tratando de comprender. Por


ejemplo, si intentamos conocer las instituciones que regulan el uso de los recursos
maderables de un bosque, es necesario observar la acción de las personas en relación
sobre la cantidad de madera que se extraen, los sitios donde esta extracción se lleva a
cabo, el momento en que tiene lugar, de qué forma se practica.

Es necesario también preguntarnos sobre la existencia de acuerdos respecto a los


límites de extracción y a los otros aspectos que hemos mencionado.

Principios de solides institucional

Vamos ahora a hablar de una de las aportaciones teóricas más importantes de Elinor
Ostrom, los principios de diseño institucional. Es importante señalar que estos
principios son el resultado de una amplia investigación empírica y no se reducen o no
constituyen recetas o principios establecidos a priori sobre cómo manejar
adecuadamente los recursos comunes.

Ostrom estableció por primera ocasión estos principios en su texto, El Gobierno de los
Bienes Comunes.

Investigaciones posteriores han confirmado la validez de estos principios,


ampliándolos y clarificándolos.

El primer principio se refiere a los límites. Los límites pueden entenderse o aplicarse en
dos sentidos. Por una parte, límites del sistema de recursos, pero también límites de
aquellos actores que tienen derecho a utilizar estos recursos. El segundo principio se
refiere a la congruencia, entre las reglas de apropiación y provisión, y las condiciones
locales.

Las condiciones locales deben entenderse como condiciones ecológicas, condiciones


sociales y condiciones culturales.

La congruencia se refiere también al equilibrio entre los costos de la provisión del


recurso y los beneficios que los actores obtienen de la apropiación. El tercer principio
se refiere a las reglas de elección colectiva, es decir, que las personas afectadas por las
reglas de apropiación y provisión sean parte del grupo que define estas reglas. El
cuarto principio se refiere al monitoreo, tanto de las condiciones físicas del recurso,
como del comportamiento de los usuarios. Por otra parte, los monitores deben rendir
cuentas a los usuarios o ser parte del grupo mismo de apropiadores. El quinto principio
se refiere a la existencia de sanciones graduadas para el incumplimiento de las reglas,
esto implica que la severidad de las sanciones correspondan a la gravedad y
recurrencia del incumplimiento de las reglas. El sexto principio se refiere a la presencia
de mecanismos de resolución de conflictos que sean efectivos, de bajo costo y rápidos,
para que los usuarios puedan dirimir sus diferencias en torno al uso de los recursos
comunes. El séptimo principio se refiere a la presencia de derechos a autoorganizarse,
es decir, que autoridades externas al grupo de usuarios reconozcan su existencia y su
derecho a organizarse y a formular reglas para el uso y cuidado de los recursos de uso
común. El octavo principio aplica a recursos que son parte de sistemas de recursos más
amplios y se refiere a la presencia de instituciones anidadas, esto quiere decir que la
provisión, la apropiación, el monitoreo, el cumplimiento, la resolución de conflictos, la
gobernanza, se den en el marco de instituciones anidadas. Cuando se analiza el
sistema de recursos, es útil pensar cómo los distintos principios de diseño institucional
aplican a cada caso. Esto nos permitirá ubicar fortalezas y fallas del sistema y ser
sólidos en las críticas a las instituciones de los recursos, que gobiernan los recursos que
estamos analizando, y ser sólidos también en la propuesta de soluciones para un mejor
manejo.

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