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CAMBIOS DE PRIMERO Y SEGUNDO ORDEN


Extraido del libro FUNDAMENTOS DE LA TERAPIA FAMILIAR
Un marco conceptual para el cambio de sistemas
FONDO DE CULTURA ECONÓMICA
MÉXICO
Primera edición en inglés, 1981
Primera edición en español, 1987
Segunda reimpresión, 1992

Hasta entonces, Bateson y otros investigadores habían visto dos formas en


que podían operar los procesos de desviación; una secuencia autoestabilizadora,
tipificada por el naven, y, en cambio, una intensificación que conducía
a la destrucción del sistema. Pero existe una tercera posibilidad, a saber, que
una escapada o intensificación ponga en acción un salto que pueda transformar
a todo un sistema.
De acuerdo con el teórico de sistemas W. Ross Ashby, esta tercera posibilidad
queda explicada por un modelo en dos niveles para el cambio. Los
sistemas vivos, observó Ashby, no sólo son capaces de variar sus comportamientos
en respuesta a variaciones menores en el campo (como el cuerpo se
mantiene dentro de una gama óptica de temperatura, sudando cuando encuentra
calor, y tiritando cuando encuentra frío) sino que a menudo son
capaces de cambiar el "medio" para la gama de comportamientos, siempre
que el campo presente una perturbación insólitamente grave (como en las
especies animales en que se desarrolló la capacidad de crecimiento de una
piel gruesa cuando los inviernos se hicieron más fríos, o que elaboraron una
pauta de migración a climas más cálidos hasta la llegada de la primavera).11
Este tipo de retroalimentación "bimodal" es útil, dice Ashby, porque
capacita a la entidad u organismo a sobrevivir a las fluctuaciones de un día
para otro y los cambios más radicales. Llamó "cambios de primer orden" a
las respuestas correctivas a las fluctuaciones menores, y "cambios de segundo
orden" a las respuestas a las diferencias radicales del medio. La analogía
empleada más a menudo para ilustrar esta distinción es el conocido termostato
casero. Los cambios automáticos que se hacen para mantener la habitación
dentro de cierto rango de temperatura son cambios de primer orden.
Sin embargo, para efectuar un cambio de segundo orden, como cuando la
temperatura del exterior baja súbitamente, el dueño de casa tiene que cambiar
el sitio del termostato.
Bateson estaba buscando factores que controlaran las potenciales escapadas
de la esquismogénesis, pero comprendió también que los procesos esquismogénicos
podían ser útiles para romper una inestabilidad inapropiada,
caduca o enfermiza. En el epílogo a Naven rindió homenaje al análisis
formal de Ashby con respecto al cambio en los sistemas de estado estático.
Sigamos a Bateson aplicando estas ideas, con detalle, al funcionamiento
de la sociedad iatmul. Por ejemplo, una variable de importancia crucial
11 Ashby, W. R., Design for a Brain, Nueva York: Wiley, 1952.
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LA DINÁMICA DE LOS CAMPOS SOCIALES 55
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para la sociedad era una rivalidad intensa. A falta de toda estructura jerárquica
para resolver conflictos, había de permanecer relativamente parejo el
equilibrio del poder entre clanes. Si uno de los clanes obtenía una ventaja
así fuese pequeña, ésta había de ser contrarrestada antes de que comenzara
una intensificación que pudiera salirse de todo control. La ceremonia total de
naven podía verse como cambio de primer orden, que sustituiría los cambios
complementarios por intensificaciones simétricas. Como los primeros son
incompatibles con las segundas, esto bloquearía eficazmente el desarrollo de
escapadas simétricas, manteniendo el statu quo*
Pero ¿qué ocurriría si se soltara una cadena de retroalimentación positiva
que no pudieran controlar las ceremonias habituales? Yo he supuesto que es
posible que la escisión sea un cambio de segundo orden que brota cuando
los temas complementarios son incapaces de contener la intensificación de
una beligerancia mutua. Entre los iatmul, un grupo se apartará a formar su
propia aldea siempre que las tensiones lleguen a cierto punto. Bateson ha
observado la tendencia de los iatmul a extenderse mediante una proliferación
de pequeños brotes, cada uno semejante al cuerpo parental, pero no
conectado con él. De esta manera sobrevive la sociedad iatmul.
Por desgracia, el efecto contrarrestante de la desviación en un circuito
autoestabilizador que creará un cambio de primer orden es de doble filo. La
ceremonia de naven confirma al grupo en sus modos antiguos y establecidos
y al hacerlo tiene implicaciones de grande escala para el debilitamiento del
grupo, debido a la falta de flexibilidad y el riesgo de error. Es en este punto
donde los biólogos ofrecen una visión reconfortante al hablar de los "pools
de variedad" y el papel de la desviación al imponer soluciones nuevas.
Citaremos a otro pensador sobre sistemas, Roger Nett:
Como la fuerza creadora de una sociedad debe buscarse en la capacidad de sus
individuos para evaluar, extender, corregir y, a la postre, alterar las definiciones y
entendimientos existentes (proceso que, en realidad, es la desviación), el problema
de ordenar una sociedad se convierte en el de utilizar el elemento vital —la desviación

en el marco social-organizacional.1 2
En el capítulo siguiente exploraremos más lo que tienen que decir los
escritores con una orientación de sistemas acerca de las fuerzas que promueven
la diferenciación y las que prometen la mismidad en los sistemas vivos
en general, no sólo en los sistemas humanos. Haremos hincapié en lo que el
sociólogo Magoroh Maruyama nombra la "segunda cibernética". Como la
* Bateson, invariablemente circular, también tomó en cuenta la posibilidad de que un
excesivo
comportamiento complementario pudiese desencadenar despliegues simétricos.
1 2Nett, R., "Conformity-Deviation and the Social Control Concept", en Buckley, W.
(comp.),
Modern Systems Research for the Behavioral Scientist, Chicago: Aldine, 1968.
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5 6 LA DINAMICA DE LOS CAMPOS SOCIALES
mayoría de los teóricos sobre relaciones familiares han enfocado la "primera
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cibernética" —procesos que contrarrestan la desviación y cadenas de retroalimentación


negativa—, Maruyama sugiere que prestemos más atención a
esta "segunda cibernética", que le parece un aspecto esencial del cambio en
todos los seres vivos.
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III. LA SEGUNDA CIBERNÉTICA
MORFOSTASIS Y MORFOGÉNESIS
MAGOROH MARUYAMA cree que la supervivencia de cualquier sistema vivo
—es decir, cualquier entidad que se mantenga a sí misma— depende de dos
procesos importantes. Uno de ellos es la "morfostasis", que significa que el
sistema debe mantener constancia ante los caprichos ambientales. Logra esto
mediante el proceso activado por el error, conocido como retroalimentación
negativa. El otro proceso es la "morfogénesis", según la cual a veces un
sistema debe modificar su estructura básica. Este proceso abarca una retroalimentación
positiva o secuencias que actúan para amplificar la desviación,
como en el caso de la triunfante mutación que permite a una especie adaptarse
a condiciones ambientales modificadas.1
El fenómeno de la retroalimentación positiva habitualmente ha sido considerado
desde el punto de vista de sus efectos destructivos sobre un sistema
determinado. Norbert Wiener lo analiza en función de mecanismos como los
elementos de retroalimentación de control en los cañones antiaéreos, observando
que si se lleva el elemento de retroalimentación más allá de cierto
punto óptimo, empezará a hacer correcciones excesivas, trazando arcos más y
más vastos hasta que la oscilación haga que la maquinaria se descomponga.2
Garrett Hardin, biólogo, analiza el mismo proceso tal como se aplica a los
sistemas sociales.3 Describiendo cierto número de modelos homeostáticos,
hechos por el hombre o naturales, duda de que un auténtico sistema homeostático
pueda jamás operar libremente en asuntos humanos, por causa de la
tendencia a formar intereses creados. El poder social, observa, es en esencia
un proceso de retroalimentación positiva. Y hay aquí un peligro. Según
Hardin, todos los sistemas tienen una "meseta homeostática" —límites dentro
de los cuales el sistema es autocorrector—, pero más allá de la meseta
homeostática, en cada uno de los extremos se encuentra la retroalimentación
positiva o la destrucción.
Tanto Hardin como Wiener tienen la tendencia de muchos pensadores
que se han fundamentado en la teoría de las comunicaciones: para ellos, todo
avance hacia el azar o hacia el caos tiene que ser algo indeseable. Maruyama,
1 Maruyama, M., "The Second Cybernetics: Deviation-Amplifying Mutual Causal
Processes",
en Buckley, W. (comp.), Modern Systems Research for the Behavioral Scientist,
Chicago:
Aldine, 1968, p. 304.
2 Wiener, N., The Human Use of Human Beings, Nueva York: Anchor Books, 1954, p.
25.
3 Hardin, G., "The Cybernetics of Competition: A Biologist's View of Society", en
Shepard,
4

P. y D. McKinley (comp.), The Subversive Science, Essays Toward an Ecology of Man,


Boston:
Hougton Mifflin, 1969, pp. 275-295.
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58 LA SEGUNDA CIBERNÉTICA
junto con teóricos de sistemas como Walter Buckley y Albert Speer, cree que
tal desplazamiento puede tener un valor positivo. Además de ofrecer ejemplos
de ciclos destructivos de retroalimentación positiva, cita otros que aumentan
el potencial de supervivencia de un sistema determinado. Así ofrece un
marco cibernético a una teoría evolutiva de la desviación que abarca el
cambio de cualquier índole.
Otra manera de considerar estos dos procesos es por lo que Buckley,
siguiendo a Ashby, llama "variedad" y "freno". Freno es sinónimo de pauta,
estructura, regularidad. Se aparta del estado aleatorio, avanzando hacia lo
que el teórico de sistemas Erwin Schroedinger llama "negentropía".4 Ningún
sistema vivo puede sobrevivir sin pauta o estructura. Por otra parte,
demasiada estructura, demasiada "negentropía" lo matará. Por ello siempre
debe haber, como lo explica Buckley, "algunas fuentes de mecanismos para
la variedad, que actúen como pool potencial de variabilidad adaptativa
para enfrentarse al problema de trazar una nueva o más detallada variedad y
freno en un medio cambiante".5
Un buen ejemplo de excesiva negentropía está descrito en un artículo
reciente del investigador familiar David Reiss sobre los "paradigmas" de la
familia (en realidad, planes para enfrentarse a situaciones nuevas o para que
tengan sentido las anteriores).6 Reiss habla de una familia recién emigrada
de Europa a los Estados Unidos, encerrada en un apartamiento lleno de
objetos del pasado, y que no deja de quejarse de las dificultades de vivir en
una ciudad sucia y atestada. Al depender de una estrategia que no lleva
consigo la capacidad de cambiar para enfrentarse a nuevas circunstancias,
fueron incapaces de encontrar nuevas vías para pasarla bien. Una familia
contrastante, que consideró los acontecimientos nuevos y difíciles como una
oportunidad, y no como una amenaza, resolvió el problema planteado por el
viaje a una tierra extraña insistiendo en que una de sus hijas, que conocía
el idioma, estuviera siempre con la familia cuando se necesitaban transacciones
con gente del país.
Tal como han quedado descritos hasta aquí los dos tipos de retroalimentación
—la que favorece y la que inhibe el cambio— parecerían tener funciones
opuestas. La retroalimentación negativa es conservadora y promueve
el statu quo; la positiva es radical y promueve la novedad. Pero esto no es
todo. Lejos de ello, Buckley, hablando del "círculo vicioso o espiral o intensificación",
dice que "no sabemos a ciencia cierta si la resultante mantendrá,
4 Schroedinger, E., What Is Life? Cambridge: Cambridge University Press, 1945.
5 Buckley, W., "Society as a Complex Adaptive System", en Buckley, W. (comp.),
Modern
Systems Research for the Behavioral Scientist, Chicago: Aldine, 1968, p. 491.
5

6 Reiss, D., "The Working Family: A Researcher's View of Health in the Household",
Conferencia de psiquiatras distinguidos, Reunión Anual, Asociación Psiquiátrica
Norteamericana,
San Francisco, Calif., 1980.
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LA SEGUNDA CIBERNÉTICA. 59
cambiará o destruirá el sistema dado o sus estructuras particulares".7 Podemos
pensar, por ejemplo: el crecimiento de los monopolios puede conducir
a desigualdad tan total que de allí resulte la revolución social, o puede
inspirar un movimiento hacia una legislación antimonopolios. La muerte
de un hereje religioso o político puede reforzar el sistema que él repudió, o
su martirio puede conducir a una revisión de todo el orden social. La muerte
o el suicidio de un miembro de la familia puede bloquear las posibilidades
de cambio en la familia, o puede desencadenar un inesperado potencial para
el desarrollo.
Maruyama pinta un cuadro aún más complicado. Indica que es posible
tener rizos [loops] causales mutuos positivos y negativos, contrapesándose
en cualquier situación dada ("rizos" significa una serie de hechos causados
mutuamente en que la influencia de cualquier elemento regresa a sí misma
por medio de otros elementos). Como ejemplo, ofrece un diagrama de vector
que muestra fuerzas y contrafuerzas que chocan con el crecimiento de una
ciudad. Factores como número de personas, nivel de migración, modernización,
instalaciones sanitarias, cantidad de basura por área, bacterias por área
y número de enfermedades forman un número de rizos positivos y negativos
interrelacionados, que hacen aumentar o disminuir la población.
Por desgracia, Maruyama no hace sugestiones sobre cómo se pueden predecir
los resultados a partir de esta interrelación de rizos. Nos deja con la
simple afirmación de que "un entendimiento de una sociedad o de un organismo
no puede lograrse sin estudiar ambos tipos de rizos así como las
relaciones que hay entre ellos".8
MOMENTO Y ETAPAS
Pero hay otra manera de considerar los rizos de retroalimentación. Lo importante
no sólo es la fuerza negativa de estos rizos y la forma en que combinan,
sino también el momento. Al evaluar un sistema autocorrectivo, un factor de
particular importancia es el equilibrio o desequilibrio del sistema en un
momento dado. Desde luego, esto es lo que comprendieron Jackson y otros
terapeutas familiares cuando trataron, vanamente, de introducir cambios en
familias que no estaban en crisis, y por qué a veces trataron deliberadamente
de hacer que un "sistema" familiar rebasara sus límites o de crear una
escapada.
Por ejemplo, el terapeuta familiar Salvador Minuchin describe el valor de
provocar una crisis en el caso de una familia con una hija asmática. Decidió
pedir al padre, que solía inclinarse ante los requerimientos de la madre, que
7 Buckley, "Society as a Complex Adaptive System", p. 500.
8 Maruyama, "The Second Cybernetics", p. 312.
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60 LA SEGUNDA CIBERNÉTICA
una noche llegara inesperadamente tarde. Para su experimento, el padre
escogió la noche de un viernes, antes de un viaje de fin de semana; y la
madre, mujer de finos modales, se lanzó contra él blandiendo unas tijeras.
Tras esto, el enfoque del tratamiento se centró en los padres y en los otros
hermanos y hermanas, y la hija asmática empezó a mejorar.9
Otro aspecto de los procesos de retroalimentación que va relacionado al
momento es que a menudo ocurren en alternaciones o etapas. Bateson llama
nuestra atención hacia los "cambios progresivos inversos", como cuando un
aumento de la hostilidad mutua en una pareja llega a cierto límite interno y
ocurre entonces un cambio hacia un afecto mutuo (también limitado).10
Semejante oscilación suele implicar una estabilidad general.
Maruyama describe una clase distinta de situación, en que un proceso que
amplifica la desviación podrá cambiar, en cierto periodo, hacia un proceso
que contrarreste la desviación. Vemos aquí un cambio hacia una creciente
diferenciación que en cierto punto pierde su naturaleza un tanto caprichosa
y se estabiliza. Un ejemplo (mío) es la forma en que muchas parejas empiezan,
hoy día, a vivir juntas bajo la confortable impresión de que en cualquier
momento podrán separarse. Tarde o temprano descubren que el tiempo
y el hábito las han colocado en una relación tan comprometedora como
cualquier matrimonio.
Naturalmente, el proceso puede seguir la dirección opuesta, con un sistema
antes estable avanzando hacia un periodo de desequilibrio. Las cadenas
amplificadoras de desviación, características de esta secuencia, parecen
dividirse a lo largo de las líneas de las distintas ideas de Maruyama y Hardin
acerca de la naturaleza de la retroalimentación positiva. Hay un proceso
gradual por el cual se presenta una variación, y la escapada que se desarrolla
ai descomponerse el mecanismo activador de errores en un sistema. Desde
luego, los dos tipos de retroalimentación positiva pueden no estar relacionados;
por ejemplo, puede ocurrir por sí mismo un cambio hacia la desviación,
sin estar conectado con ninguna entidad del sistema; pero también
pueden ser etapas de un proceso más general. Un ejemplo es el comportamiento
de las poblaciones animales que viven en un medio donde hay un
ilimitado abasto alimenticio y pocas especies en competencia que actúen
como freno natural al aumento de población. Estas poblaciones periódicamente
empiezan a extenderse excesivamente, a la manera del primer tipo de
retroalimentación positiva. En cierto punto empezarán súbitamente a adoptar
un comportamiento autodestructivo —como la famosa "marcha al mar"
de los lemmings—, cual si se hubiese llegado a un límite en la "meseta" que
9 Minuchin, S. y A. Barcai, "Therapeutically Induced Family Crisis", en Masserman,
J. H.
(comp.), Science and Psychoanalysis, Nueva York: Grune and Stratton, 1969.
10 Bateson, G., Naven, Stanford, Calif.: Stanford University Press, 1958 (ed. rev.), p.
197.
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regulaba su número y se hubiese desencadenado una escapada (literalmente)


para destruir el exceso.
Pero aquí se nos presenta una cuestión difícil. ¿Puede realmente decirse
que esta secuencia va en la dirección de un resultado amplificador de la
desviación? Desde el punto de vista de la población de lemmings en general,
si no desde la del subgrupo que fue destruido, toda la serie de acontecimientos
ha operado para reinstalar el statu quo. Pero también es posible que un
proceso amplificador de la desviación cause un salto hacia un estado nuevo
y más complejo. En este punto, hemos de introducir el concepto de niveles.
Los NIVELES
Hasta aquí hemos estado buscando el efecto de los rizos de retroalimentación
sobre un sistema en particular. Lo que ahora hemos de considerar es
que los procesos de retroalimentación en los sistemas vivos siempre deben
considerarse de acuerdo con varios niveles simultáneos de sistemas. El hecho
de que exista una jerarquía de los sistemas vivos no es un descubrimiento
nuevo, aunque no siempre se relaciona con la teoría cibernética. Para impedir
confusiones, permítaseme poner en claro que no estamos hablando de
niveles en sentido descriptivo o epistemológico (como en los Niveles del
Tipo Lógico) sino en sentido estructural, como en las capas de los sistemas
vivos. El sociólogo Herbert Simon ha aventurado la idea de que la mejor
manera de comprender la complejidad de los fenómenos naturales es si nos
percatamos de que siempre estamos tratando de "capas" o "nidos de bloques
chinos", en secuencias de creciente inclusión, como individuos, grupos
primarios, organizaciones, sistemas sociales; o bien, en biología: gene, célula,
órgano, organismo. Toda actividad en una de estas capas sin duda operará
simultáneamente al menos en otra.11
Bateson, siempre consciente de los niveles, establece un punto similar
cuando observa que el estudio de la interacción siempre abarca por lo menos
dos piezas de información, "una afirmación acerca de las entidades participantes
y una afirmación acerca de la entidad mayor que surge por el hecho de
la interacción".1 2 Añade entonces que una fuente importante de interacción
destructiva puede ser una discrepancia entre los objetivos de dos sistemas a
diferentes niveles:
Por ejemplo, una tendencia automaximizante puede conducir a la destrucción de
algún sistema más vasto que era instrumental y necesario para la existencia del
11 Simon, H.. "Comments on the Theory of Organization", American Political Science
Review 46(1952), pp. 1130-1139.
12 Ruesch. J. y G. Bateson, Communication: The Social Matrix of Society, Nueva York:
W. W.
Norton, 1951. p. 287.
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62 LA SEGUNDA CIBERNÉTICA
self. En casos especiales, la autodestrucción de la entidad más pequeña es instrumento
para la supervivencia del sistema en general.1 3
La lucha de los teóricos sociales por discriminar entre un objetivo abierto
y una consecuencia no intencional en los hechos humanos, encarnada en
8

términos como abierto/cubierto y manifiesto/latente, en muchos casos puede


tener que ver con este mismo hecho: que cualquier acción que ocurra en un
campo social tocará al menos dos sistemas contiguos. El sociólogo Robert
Merton casi llega a sugerir esto en un ensayo sobre la función manifiesta y la
latente. Enumerando a Durkheim como uno de muchos pensadores que, sin
percatarse, emplearon un concepto de la función latente, observa que "el
análisis de las funciones sociales del castigo, hecho por Emile Durkheim,
también enfocó sus funciones latentes (consecuencias para la comunidad) en
lugar de confinarse a sus funciones manifiestas (consecuencias para el criminal)".
14
Los investigadores de la familia constantemente están citando ejemplos de
comportamientos que afectan más de un sistema a la vez; en realidad, se
supuso que no sería posible comprender al individuo que padeciera una
enfermedad mental sin considerar las consecuencias de su enfermedad para
el grupo familiar que había puesto en marcha la terapia familiar. Siguiendo
esta línea de pensamiento, Haley observó la doble consecuencia de los síntomas
de cualquier índole: el efecto sobre el individuo, que le haría menos
responsable, dejándole más inerme; y el efecto sobre las relaciones con su
familia, que le daría un palanca para ejercer un enorme control.1 5 El grupo
de Bateson se valió de los términos "abierto" y "cubierto" para distinguir
entre los comportamientos abiertamente reconocidos y aquellos cuyas consecuencias
eran involuntarias o negadas.
Aferrándonos a este concepto de los niveles estructurales, hoy podemos ver
que cualquier retroalimentación puede tener simultáneamente efectos que
amplifiquen la desviación o que la contrarresten, según el sistema que estemos
viendo. La tragedia griega resulta un ejemplo pertinente. Lo que los
griegos llamaban hubris, traducido como orgullo abrumador, vinculado a
la caída del héroe trágico, se asemeja grandemente a nuestra vieja amiga, la
cadena de retroalimentación positiva del poder social. Una vez puesta en
movimiento, esta cadena es amplificadora de la desviación desde el punto de
vista del héroe cuya desviación, en relación con su grupo, aumenta hasta el
punto de que a la postre es expulsado, derrocado o de alguna otra manera
destruido. Es contrarrestante de la desviación desde el punto de vista de su
sociedad, pues de las cenizas de la caída del héroe supuestamente surge una
13 Ibid., p. 289.
14 Merton, R., On Theorical Sociology, Glencoe, III.: Free Press, 1967, p. 115.
15 Haley, J . , Strategies of Psychotherapy, Nueva York: Grune and Stratton, 1963, cap.
I.
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LA SEGUNDA CIBERNÉTICA 63
nueva paz social. Otra explicación puede ser que la sociedad emplea la
secuela del desastre para recalibrar el medio, mejorando su propio equilibrio.
Así, una tragedia puede describir esencialmente un cambio "morfogenético"
(el cambio en el medio homeostático) y no como cambio "morfoestático"
(el cambio gobernado por el medio homeostático). Como quiera que
definamos lo que está ocurriendo, es claro que sin semejante visión multinivel
9

no empezaremos a comprenderlo. Semejantes ideas nos permiten pensar


de otra manera acerca del proceso que vincula al "desviado" con su grupo.
Así, la asignación del papel del desviado surge como un campo en que
empiezan a intersecar dos corrientes de pensamiento: una de la teoría general
de sistemas, y otra de la sociología.
LA ASIGNACIÓN DEL PAPEL DEL DESVIADO
Muchos estudios sobre la desviación parecen aportaciones a la sociología de
las ocupaciones, salvo que la "ocupación" se extiende para cubrir la delincuencia,
la enfermedad mental y similares. Sin embargo, unos cuantos respetables
estudios se centran en los procesos causales circulares que aumentan
la diferencia entre una persona y su grupo, de tal modo que ella sea percibida
bajo una luz desfavorable.
Leslie T. Wilkins, en "Una teoría conductual del consumo de drogas",
explícitamente aplica los conceptos causales mutuos de Maruyama al proceso
de asignación de roles.1 6 Explica cómo se crea un "grupo proscrito" de
adictos a las drogas mediante el efecto mutuamente reforzante de la definición
social sobre la autoimagen, y cómo el paso siguiente, de reunir a los
toxicómanos en centros de rehabilitación o de detención amplifica aún más
su diferencia de la comunidad (y la similitud de unos con otros). Con este
marco, Wilkins hace una buena crítica de los sistemas de control dirigidos a
cambiar al individuo desviado, y no al proceso que lo crea.
Los teóricos de la familia también han creado toda una literatura sobre la
desviación, enfocada en el miembro sintomático de una familia; pero a
menudo emplean el concepto de chivo expiatorio y no el de asignación de
papeles. Esta manera de redactar las cosas viene a causar un problema interesante.
Fácilmente se nota que buscar un chivo expiatorio es un proceso
causal mutuo, pese a la implicación de que el chivo expiatorio es la víctima y
de que todos los demás están aprovechándola. No obstante, la palabra se ha
inclinado en favor de la víctima, y es difícil emplearla objetivamente. Quizá
por esto la mayoría de los investigadores de la desviación no la emplean.
No obstante, "El niño emocionalmente perturbado como chivo expiatorio
16 Wilkins, L. T., "A Behavioral Theory of Drug Taking", en Buckley, W. (comp.),
Modern
Systems Research for the Behavioral Scientist, Chicago: Aldine, 1968, pp. 421-427.
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de la familia", de Ezra Vogel y Norman Bell, constituye una excelente aportación
a esta literatura sobre los desviados de la familia.1 7 Según los autores,
los niños emocionalmente perturbados participan invariablemente en las
tensiones entre sus padres. Al proyectar sus conflictos en el niño, los padres
mantienen una relación razonablemente armoniosa, pero el costo puede ser
grande para el hijo. Una importante aportación del artículo es su descripción
de la forma en que el niño es seleccionado y después inducido a desempeñar
este papel. Alguna característica causal del niño —no necesita ser un
rasgo favorable, mientras sirva para diferenciarlo— será escogida y después
desarrollada, haciendo aumentar el contraste entre él y todos los demás
10

miembros de la familia. Los autores no consideran esto como un proceso


causal mutuo en el sentido de Maruyama, pero sí conviene muy bien a la
definición.
La mayor parte de los escritos acerca de asignación de papeles y busca del
chivo expiatorio escogen uno de dos puntos. El primero es el comportamiento,
tal como funciona a diferentes niveles de sistemas. Los investigadores
estudian la familia como sistema, y la mayoría de los que han colaborado
a la sociología de la desviación escriben desde este punto de vista. El otro
hincapié, basado en ideas tradicionales, orientadas hacia el individuo, gravita
hacia conceptos como "proyecciones", "esperanzas" o "roles". En esta
categoría cabe gran parte de los escritos clínicos sobre comportamiento como
la delincuencia y la enfermedad mental.
Desde el punto de vista de la terapia familiar, el enfoque orientado hacia
el individuo representa lastimosamente mal el tema. Por ejemplo, hablar de
"la función del chivo expiatorio" es presentar al desviado como una persona
con características fijas y no como persona que participa en un proceso.
Técnicamente, la busca de chivo expiatorio sólo se aplica a una etapa de un
argumento cambiante: la etapa en que la persona es metafóricamente expulsada
del pueblo. Después de todo, el término se originó en el antiguo rito
hebreo en que se soltaba un chivo en el desierto, después que sobre su cabeza
se habían echado, simbólicamente, los pecados del pueblo. El desviado puede
empezar como héroe e irse como villano, o viceversa. Existe un continuo
positivo-negativo en que se le puede calificar, según la etapa del proceso de
desviación que estemos observando, la secuencia que sigue el proceso, y el
grado en que se subraya el sistema social.
Al mismo tiempo, el carácter del desviado puede variar en otra dirección,
según la forma en que su grupo particular asigne los papeles. Los síntomas
que surgen entre miembros de un grupo ya son, en sí mismos, una especie de
asignación de papeles. Así, el individuo desviado puede aparecer bajo muchas
apariencias: el talismán, el payaso, el paria, el genio errático, la oveja
17 Vogel, E. F. y N. W. Bell, "The Emotionally Disturbed Child as the Family
Scapegoat", en
Bell, N. W. y Ezra F. Vogel (comp.), The Family, Glencoe, 111.: Free Press, 1960, pp.
382-397.
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LA SEGUNDA CIBERNÉTICA 65
negra, el sabelotodo, el santo, el idiota, el loco, el impostor, el holgazán, el
jactancioso, el villano, etc. La literatura y el folclor abundan en tales figuras.
Así, en cualquier estudio de la desviación habrá una diferencia si decidimos
plantear nuestro tema en sección transversal, por fase y tipo, o seguirlo
de acuerdo con una carrera cambiante, vista longitudinalmente. Una de las
dificultades de la temprana investigación familiar fue el intento de ver una
tipología de las familias de acuerdo con un síntoma: la familia "esquizofrénica",
la familia "delincuente". Más recientemente se comprendió que lo
necesario eran unos estudios longitudinales que mostraran la variante naturaleza
de la familia desviada con el tiempo, o el empleo dado a diversos
11

miembros de la familia en sucesión cambiante, según surgen las necesidades


y se ofrecen las personas.
EL SIGNIFICADO DE LA DESVIACIÓN PARA LOS SISTEMAS SOCIALES
Una opinión del significado de la desviación es que promueve la cohesión.
La mayoría de quienes escriben sobre la sociología de la desviación convienen
con Emile Durkheim en que la principal función del desviado es, para el
grupo, promover la solidaridad y poner en relieve las reglas y normas. Un
buen resumen de esta posición puede encontrarse en R. A. Dentler y Kai T.
Erikson, "Las funciones de la desviación en grupos".1 8 Arlene Daniels, en
un ensayo sobre la busca de chivos expiatorios en un grupo de entrenamiento
de la sensibilidad, estable el punto de que esta función, que pretende
edificar una moral, parece ocupar el centro del escenario en los grupos en
que se fomentan las expresiones de angustia y de hostilidad.19
Un segundo concepto subraya el peligro para la sociedad. En el mismo
artículo, Arlene Daniels observa que el proceso de busca de un chivo expiatorio
puede servir sólo para que un sistema que ya no es viable siga funcionando
largo tiempo después de que debió morir. No pocos grupos o sectas
ya caducos deben a este hecho su longevidad.
Una tercera opinión sobre la desviación subraya su función mediadora en
situaciones en que personas están en conflicto. Muchos teóricos de la familia
han observado que la presencia de un individuo desviado puede ser vital
para contener el conflicto. Los investigadores que estudiaban o trabajaban
con familias de esquizofrénicos quedaron asombrados por la forma en que
los síntomas del paciente estallaban cuando la atención general enfocaba
algún desacuerdo crucial, particularmente entre los padres. Jackson consi-
18 Dentler, R. A. y K. T. Erikson, "The Functions of Deviance in Groups", Social
Problems 7
(1959), pp. 98-107.
19 Daniels, A., "Interaction Through Social Typing: The Development of the
Scapegoat in
Sensitivity Training Sessions", manuscrito mimeografiado.
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deró que este tipo de actividad servía a un fin de distracción, y a menudo lo
llamó "operación de rescate".2 0 Los estudios de terapia familiar, ejemplificados
por el artículo de Bell y Vogel, casi uniformemente subrayan la forma
en que los padres de un niño emocionalmente perturbado, que a menudo se
encuentran en conflicto grave, aunque no reconocido, pueden unirse en
torno de su preocupación común por el niño. Así, la hostilidad entre ellos
queda sumergida, y prevalece una armonía superficial.
Observaciones como ésta produjeron la idea de que aparte de cualquier
otra cosa que la "esquizofrenia" fuese, siempre iba asociada a una potencial
escisión en la familia. Haley especulativamente redefine la esquizofrenia
como un "conflicto de grupo", y sugiere que esquizofrenia es el nombre de
un comportamiento que resulta de mediar en muchos triángulos familiares
en pugna.2 1 En las familias en que existen profundas diferencias entre los
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padres —lo que a menudo significa entre grupos enteros de parentesco— la


necesidad de unidad en la familia produce recompensas para unas comunicaciones
ambiguas, que mantengan la paz. Algunas personas serán escogidas
para desempeñar esta tarea. Tales personas no tendrán ningún sentido
para los observadores de fuera, que hasta podrán considerarlas mentalmente
enfermas, pero dentro del marco familiar se fomenta esta capacidad de no
tener sentido, presumiblemente porque ayuda a la familia a mantenerse
unida.
CARRERAS IRRESISTIBLES
Al hablar de mecanismos homeostáticos, autores como Hardin suponen que
si se supera una meseta homeostática, comenzará un desastroso proceso
amplificador de la desviación, que destruirá el sistema. Sin embargo, en las
familias que acuden en busca de terapia constantemente encontramos pequeñas
"carreras": cadenas de retroalimentación positiva que al parecer están
a punto de volverse escapadas, pero nunca lo hacen.
Estas carreras pueden ser discusiones cada vez más acaloradas, como las que
Jackson vio en su trabajo, con las que llamó parejas "simétricas" (siguiendo
a Bateson).2 2 O pueden incurrir en un matrimonio en que marido y mujer
han definido sus funciones de manera complementaria, y uno parece el
"fuerte" y el otro el "débil". Semejante pareja, como dice Jackson, "puede
20 Haley, J. y L. Hoffman, Techniques of Family Therapy, Nueva York: Basic Books,
1967,
p. 205.
21 Haley, J . , "Toward a Theory of Pathological Systems", en Zuk, G. H. e I.
Boszormenyi-
Nagy (comps.), Family Therapy and Disturbed Families, Palo Alto, Calif.: Science and
Behavior
Books, 1969, pp. 11-27.
22 Lederer, W. J. y D. D. Jackson, The Mirages of Marriage, Nueva York: W. W.
Norton, 1968,
pp. 161-173.
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LA SEGUNDA CIBERNÉTICA 67
considerarse como un sistema mutuamente causativo, cuya comunicación
complementaria refuerza los ciclos de interacción entre ellos".2 3
También pueden verse espirales de hostilidad entre los padres y un hijo. William
Taylor cita una relación semejante, tomada de Techniques of Family
Therapy, de Haley y Hoffman, como ejemplo de "estados recurrentes" en la
interacción familiar.2 4 Carreras como ésta son casi irresistibles, como lo sabe
todo el que haya sido atrapado en una o haya observado una, y se repiten y
repiten como disco rayado, sin llegar nunca a una conclusión.
¿Qué son estas formas y por qué ocurren? La respuesta bien puede ser que
constituyen una reacción a un sistema que está constantemente amenazado
con rebasar una variedad de límites homeostáticos. ¿Por qué, si no, habría
tantas cadenas de retroalimentación positiva que abortan? Es posible que las
redundancias de comunicación notadas por los investigadores en las familias
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con miembros perturbados, particularmente en el perturbado triángulo hijo/


padres, sean todas ellas cadenas de retroalimentación de este tipo.
Esta explicación implica que hay algo en los sistemas familiares que se
asemeja a las mesetas homeostáticas. Aunque, hasta donde yo sé, ningún
investigador familiar ha utilizado la idea de semejante meseta al interpretar
el comportamiento familiar; el sociólogo Robert Bales sí la ha utilizado al
hablar del comportamiento de los grupos pequeños. Aunque considera que
la reunión bien lograda no necesariamente debe tener menos reacciones
negativas que positivas entre los miembros del grupo, ha observado que
parece haber un equilibrio óptimo, del que depende el éxito. Una desviación
hacia cualquier lado puede traer dificultades. Bales ha descubierto que esto
es más cierto cuando hay una excesiva tasa de desacuerdo: "Al parecer cuando
la mala voluntad pasa de cierto punto crítico, tiende a imponerse una 'reacción
en cadena' o 'círculo vicioso'. Las demandas lógicas y prácticas de la
tarea dejan de ser factores importantes."2 5 En realidad, dice Bales, cuando
llegan a este punto, es difícil que los grupos puedan lograr algo.
De la misma manera, parece haber cierta gama dentro de la cual se mantiene
el funcionamiento familiar. En las familias en que un miembro es
declarado "anormal", esta gama puede ser sumamente estrecha. El doctor
Richard Fisch, del Instituto de Investigación Mental en Palo Alto, ha empleado
el término "el palo de tres metros", para describir la estrecha gama de
cercanía y lejanía que parece limitar la relación de algunas de las parejas
que acuden a él en demanda de terapia.
23 Jackson, D. D., "The Role of the Individual", leído ante la Conferencia sobre Salud
Mental
y la Idea de la Humanidad, Reunión Anual, Consejo para el Estudio de la Humanidad,
Chicago, 1964.
24 Taylor, W., "Research on Family Interaction I: A Methodological Note", Family
Process 9
(1970), pp. 221-232.
25 Bales, R., "In Conference", en Etzioni, A. (comp.), Readings on Modern
Organizations,
Englewood Cliffs, N. J . : Prentice-Hall, 1969, p. 150.
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68 LA SEGUNDA CIBERNÉTICA
Pongamos un ejemplo del palo de tres metros en acción. Suponiendo que
la relación entre los padres es una de las variables más importantes de la
familia, sería fundamental la "fijación" de cercanía y lejanía entre sus miembros.
Supóngase que un marido siempre está excediendo el límite de lejanía
de su mujer, por causa de una fijación anterior con uno de sus padres.
Podría esperarse entonces encontrar en la familia una recurrente secuencia
causal mutua de alguna índole. Esta secuencia puede adoptar la forma de
estar molestándose, que notó Jackson, cuando cada uno de los cónyuges,
sintiéndose "víctima" del otro, provoca las mismas hostilidades que justifican
la suya. O puede tomar la forma de un retiro creciente, en que el
comportamiento distante provoca un comportamiento aún más distante, de
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manera recíproca. Antes de que tal carrera se convierta en una escapada, con
potencial para un cambio productivo pero a riesgo de destrucción del sistema,
un hijo u otro miembro de la familia a menudo intervendrá para
impedir la intensificación —la "operación de rescate" de Jackson— y desviar
las hostilidades y la atención de los padres hacia él mismo. De este
modo, sustituye de inmediato un proceso que amenaza seriamente a la familia
en su mismo núcleo por otro proceso de amplificación de la desviación,
que es menos peligroso.
Podemos pensar en otra secuencia más. Si dos padres, que se han retirado
uno del otro, al parecer en competencia, permanecen durante largo tiempo
sin contacto, un hijo y uno de los padres pueden entrar en una carrera de
hostilidades mutuas que es bloqueada cuando el otro padre interviene en
defensa del hijo. Esta acción sirve entonces para restablecer una conexión
entre los padres, aunque sea de hostilidad. Podemos imaginar carreras que
contrarrestan carreras de esta manera, en una especie de sube y baja periódico,
y la observación de las familias confirma que en ocasiones esto es
exactamente lo que acontece.
EL EQUILIBRIO "PATOLÓGICO"
Aún pueden plantearse estas preguntas: ¿qué mantiene tan firmemente instaladas
pautas como éstas? ¿Por qué no se rompen? Acaso pueda encontrarse
la respuesta en nuestro concepto de los niveles: el desequilibrio en la familia
nuclear está sirviendo para corregir un desequilibrio en el sistema parental
más extenso, y está empotrado en los mecanismos que mantienen el equilibrio
no sólo en tal sistema, sino en sus partes subordinadas. Éstas pueden ser
otras familias nucleares, diadas dentro de las familias, personas o partes del
cuerpo de estas personas; y así como no es posible afectar un solo elemento
en un ecosistema sin afectar el todo, así tampoco es posible cambiar mucho
en una familia o un miembro de una familia sin afectar un campo mayor.
Esto incluye otros sistemas sociales que también tropiezan con la familia.
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LA SEGUNDA CIBERNÉTICA 69
Aunque no podamos decir que semejante "campo" tiene una homeostasis,
como Jackson pensó que la familia tenía una homeostasis, el efecto combinado
de muchos sistemas que se apoyan uno sobre el otro, o tiran uno contra
el otro, puede equivaler al tipo de estabilidad para el cual constituye el
ecosistema una buena analogía.
Para hacer un poco más concreta esta idea, observemos la interrelación de
las influencias de retroalimentación, tanto las que amplifican como las que
contrarrestan la desviación, en el caso hipotético de un niño cuyo comportamiento
irracional parece cerrar una escisión entre sus padres. Ante todo, el
mismo proceso que amplifica la desviación del niño contrarresta la desviación
con respecto a la diada marital. Pasando a otro nivel del sistema,
podríamos decir que la consecuencia misma de tener un miembro "enfermo"
puede amplificar la desviación para la familia nuclear si afecta importantes
funciones familiares. Por ejemplo, el linaje familiar puede agotarse con tal
generación si el miembro enfermo es un hijo único que resulte incapaz de
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tener una familia propia.


Sin embargo, si pasamos al grupo de parentesco extendido, puede reaparecer
un efecto que contrarreste la desviación. La incapacidad de los padres
para formar un vínculo poderoso puede deberse al hecho de que uno de
ellos, o ambos, aún están siendo utilizados para mediar en las relaciones en
sus propias familias de origen. En tal caso, están estabilizando relaciones
en estos otros grupos. Dada esta disposición previa, resulta posible que todos
los demás miembros tengan que seguirlos. Sea cual fuere el caso, es claro
que resultará mal toda intervención que intente desviar aquí las secuencias
amplificadoras de desviaciones, sin saber cómo enfrentarse a las que contrarrestan
la desviación.
En resumen, podemos decir que una familia que está desequilibrada con
respecto a su propio sistema porque está manteniendo el equilibrio de otros
sistemas estará perpetuamente expuesta a los efectos destructivos de cadenas
de retroalimentación positiva. En un esfuerzo por compensar, algunas de
éstas se emplearán para contrarrestar otras. Toda forma que prevenga una
escisión desastrosa en la familia, como cuando el comportamiento de un
niño sirve como distracción, puede considerarse como circuito correctivo de
una cadena de intensificación de la retroalimentación. Otros mecanismos
pueden servir para que uno de los cónyuges desarrolle un síntoma y cure
la herida volviéndose más dependiente de su compañero, o para que la
familia forme un frente unido buscando un chivo expiatorio entre los de
fuera, o llorando a un miembro difunto. Algunas familias emplean una
difícil combinación de todas estas estrategias.
Todas las familias periódicamente se desequilibran; tienen que hacerlo,
al ir alterándose las posiciones de poder entre las generaciones. Y todas
las familias experimentan las presiones que producen círculos viciosos en las
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relaciones interpersonales. Lo que es distinto en las familias con miembros
en grandes dificultades es la forma en que continuamente se repiten estos
círculos viciosos, sin obligar siquiera a la familia a cambiar en una dirección
morfogenética, porque un problema sintomático o una pauta representada
por una persona-problema está allí para impedir semejante cambio.
Y esto nos lleva a una cuestión ulterior: si la patología familiar puede ser
tan estable, ¿qué puede causar finalmente que —como a veces ocurre— se
descomponga? Al buscar la respuesta, llegamos al lugar en que la sociología
de la desviación —con su proceso de asignación de papeles— y la teoría
familiar —con su proceso de chivos expiatorios— empiezan a sugerir conclusiones
comunes.
CUANDO FALLA EL CIRCUITO CORRECTIVO
Nunca se han expresado satisfactoriamente las razones de que a veces fallen
los circuitos que mantienen en su lugar la patología familiar. Muchos teóricos
de la familia opinan que en realidad hay dos partes para lograr auténtica
condición de paciente mental: un largo periodo de preparación en el "adecuado"
medio familiar, aprendiendo a mediar en muchos triángulos y la
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debida acreditación por la autorizada fuente psiquiátrica. Nos vienen a la


mente los dos tipos de proceso amplificador de la desviación antes citados:
1) una condición de desviación a la que se ha llegado gradualmente y 2) una
crisis que anuncia una escapada. Desde luego, sólo puede responderse a la
pregunta de qué contituye una crisis en una familia particular en el ejemplo
específico. Mas podemos suponer que todo cambio súbito en la disposición
de frenos y equilibrios en el grupo de parentesco y sus subsistemas causará
un trastorno que la familia no podrá contener. Una obvia amenaza de esta
índole sería la partida de una persona clave que parece estar ayudando a estabilizar
la familia. Los hijos que están desempeñando esta función a menudo
muestran perturbaciones al llegar a la adolescencia, y tiene que intervenir el
siguiente sistema —la comunidad— para restaurar el equilibrio.
Entonces, ¿es éste un fin merecido del equilibrio patológico? No siempre.
Los funcionarios a quienes la sociedad da facultades para actuar en estas
situaciones a menudo autorizan a la familia a seguir utilizando como antes a
la persona que es la clave de su estabilidad. Pero con una diferencia. Antes,
en nuestra familia hipotética, al aumentar periódicamente la distancia entre
los padres, el hijo produciría el comportamiento que haría que se cerrara de
nuevo, pero —punto importante— aún no era un verdadero chivo expiatorio:
no era odiado, temido, expulsado. Es la sociedad la que interviene y
convierte la "falla" que intermitentemente se abre entre la familia y el niño en
un abismo permanente. El proceso de busca de chivos expiatorios —redefinido
aquí como manera de reubicar la escisión en la familia— resulta más
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LA SEGUNDA CIBERNÉTICA 71
fácil mediante la hospitalización o institucionalización. La familia es libre
de continuar teniendo una persona sintomática sin tener que enfrentarse a
sus incómodas protestas.
Así, la sociedad interviene para adoptar una función amplificadora de
desviación, remplazando las ceremonias relativamente benignas de la familia
por sus propias "ceremonias de degradación" como las ha llamado el
sociólogo Erving Goffman. La persona así honrada es hoy estigmatizada y
colocada fuera del palio. Pero lo que promueve la desviación al nivel de un
sistema puede inhibirla en otro. La sociedad es la beneficiaria del efecto
contrarrestante de desviaciones producido por el desviado sobre su grupo,
que es reafirmar su solidaridad, su fe en sí mismo y la justicia de sus costumbres.
Pero en ello se encuentran las propias semillas de su destrucción
(¡volvemos a un aspecto amplificador de desviaciones!), no en forma de la
actual estructura del grupo, sino de su futura capacidad de adaptarse y
cambiar. Diríase que cada disposición de un solo desviado es un clavo más
en el ataúd del grupo.
Así, esta aparente conclusión tan sólo plantea un nuevo conjunto de
preguntas. Estos mecanismos para mantener el equilibrio, ¿tienen también
el potencial de perturbarlo? y, en tal caso, ¿cómo podemos predecir si el
resultado será la destrucción del grupo social o un salto a una forma nueva?
¿Existen leyes que gobiernen estos ciclos forzosos? ¿Son todos ellos iguales, o
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difieren? Estamos casi en la misma condición que cuando se descubrió la


existencia de la electricidad, pero no pudo ser aprovechada hasta que se
comprendieron los principios que gobiernan esta fuente de energía, para
someterla al uso del hombre.
En el siguiente capítulo volveremos a una cuestión prosaica: ¿cómo pueden
aplicarse estos indicios? Estaremos de vuelta en el plano clínico, siguiendo
los descubrimientos de los investigadores que han tratado de describir una
tipología o un continuo en que asignar un lugar a las familias con que
estuvieron trabajando. Anteriores intentos de tipologías colocaron a las familias
en categorías definidas por sus síntomas: la familia "esquizofrénica", la
familia "alcohólica", la familia "multiproblemas".
Como lo ha indicado Reiss, esto ata al tipo de familia al tipo de problema
que se dice que tiene un individuo en la familia, y llega peligrosamente
cerca de las tradicionales clasificaciones psiquiátricas.26 Los investigadores
dieron un paso importante cuando trataron de catalogar a las familias por
estructuras y secuencias, antes que por sus desórdenes particulares. La tipología
interaccional de Jackson para parejas, y la tipología estructural de
Minuchin para familias perturbadas, aunque bipolares, no obstante empiezan
a apartar nuestras ideas de una orientación relacionada con síntomas
individuales, y hacia una visión de la familia en general.

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