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CONSEJO DE ESTADO
SECCIÓN TERCERA
SUBSECCIÓN A
I. ANTECEDENTES
1. El proceso arbitral
1.2. La demanda
El 2 de octubre de 2001, las partes firmaron el acta de inicio del contrato, pero este
tuvo que ser suspendido, ampliado y adicionado en varias oportunidades por las
siguientes razones: i) la firma encargada de la realización de los estudios previos
no definió las referencias altimétricas y planimétricas que permitieran conectar los
trabajos de replanteo, ii) la Comisión Nacional de Regalías se demoró en la
aprobación de la reformulación solicitada por la alcaldía de Ataco respecto del
cambio de capa de rodadura con concreto asfáltico, mezcla caliente que requería el
aval de esa entidad, iii) el recrudecimiento del invierto, lo que generó un
desequilibrio de la ecuación económica del contrato y iv) la demora en el pago del
anticipo.
De otra parte, manifestó que el contrato estatal adolece de nulidad absoluta por
violación al principio de planeación, toda vez que las partes debieron prever que los
estudios realizados por la firma Proyncon no serían útiles para dar inicio a la
ejecución del contrato de obra 004 de 2001.
Por último, adujo que el equilibrio económico deprecado no era procedente, porque
la parte convocante debió dejar las salvedades de las mayores cantidades de obra
en los otrosíes y contratos adicionales suscritos, so pena de convalidar con su
silencio esas erogaciones, como lo ha sostenido la jurisprudencia reciente del
Consejo de Estado.
2. El laudo impugnado
1
F. 274 a 298 c. ppal.
3. Recurso de anulación
3.4. Por consiguiente, los árbitros debieron cotejar la demanda con el pliego de
condiciones para determinar si los fundamentos fácticos de la demanda
comprendían o no modificaciones previstas y contenidas en aquel o si, por el
contrario, eran imprevisibles y, por tanto, sobre las mismas existía competencia del
tribunal de arbitramento.
4. Oposición de la convocada
Indicó que el laudo atacado no solo se ajustó a lo dispuesto por la ley, sino que,
además, resolvió todo aquello que era objeto de controversia. Puntualizó que el
tribunal se encontraba en plena facultad de condenar en costas y agencias en
derecho a la parte convocante, ya que quien actúa como convocada, al haber
2
“Son causales del recurso de anulación:
“(…) 7. Haberse fallado en conciencia o equidad, debiendo ser en derecho, siempre que esta
circunstancia aparezca manifiesta en el laudo.
“(…)
“9. Haber recaído el laudo sobre aspectos no sujetos a la decisión de los árbitros, haber concedido
más de lo pedido o no haber decidido sobre cuestiones sujetas al arbitramento”.
sido absuelta, no estaría llamada a responder por el pago de honorarios,
conceptos de funcionamiento y gastos de defensa.
II. CONSIDERACIONES
La Ley 1563 del julio 12 de 20123 es el marco legal aplicable para la definición del
recurso extraordinario de anulación en estudio, dado que el proceso arbitral inició
después de la expedición del referido estatuto 4, por manera que el recurso
extraordinario de impugnación será resuelto con fundamento en lo establecido en
ese ordenamiento.
3
Al respecto, el inciso primero del artículo 119 de la Ley 1563 prevé: “Artículo 119. Vigencia. Esta
ley regula íntegramente la materia de arbitraje, y empezará a regir tres (3) meses después de su
promulgación. Esta ley sólo se aplicará a los procesos arbitrales que se promuevan después de su
entrada en vigencia”.
4
La demanda arbitral se presentó el 4 de agosto de 2015.
aunque fuesen formulados en vigencia del nuevo Estatuto de Arbitramento, no les
resultaría aplicable la mencionada Ley 1563 5.
2. Jurisdicción y competencia
“(…) 7. Los recursos extraordinarios contra laudos arbitrales que definan conflictos relativos a
contratos celebrados por entidades públicas o por particulares en ejercicio de funciones propias del
Estado”.
“Artículo 149. Competencia del Consejo de Estado en única instancia. Consejo de Estado, en Sala
Plena de lo Contencioso Administrativo, por intermedio de sus Secciones, Subsecciones o Salas
especiales, con arreglo a la distribución de trabajo que la Sala disponga, conocerá en única
instancia de los siguientes asuntos:
“(…) 7. Del recurso de anulación contra laudos arbitrales proferidos en conflictos originados en
contratos celebrados por una entidad pública, por las causales y dentro del término prescrito en las
normas que rigen la materia. Contra la sentencia que resuelva este recurso sólo procederá el
recurso de revisión”.
7
“Artículo 46. Competencia. Para conocer del recurso extraordinario de anulación de laudos
arbitrales, será competente la Sala Civil del Tribunal Superior de Distrito Judicial del lugar en donde
hubiese funcionado el tribunal de arbitraje.
Será competente para conocer del recurso extraordinario de revisión de laudos arbitrales la Sala
Civil de la Corte Suprema de Justicia.
“Cuando se trate de recurso de anulación y revisión de laudo arbitrales en los que intervenga una
entidad pública o quien desempeñe funciones administrativas, será competente la Sección Tercera
de la Sala de lo Contencioso Administrativo del Consejo de Estado”.
3. El recurso extraordinario de anulación: naturaleza y características8
iv) Los poderes del juez del recurso de anulación están restringidos por el
denominado “principio dispositivo”, por cuya virtud debe limitarse exclusivamente a
resolver sobre lo solicitado por el recurrente en la formulación y sustentación de su
respectivo recurso; el objeto que con dicho recurso se persigue se debe encuadrar
dentro de las precisas causales que la ley consagra 9; como consecuencia, en
principio, no le es permitido al juez de la anulación interpretar lo expresado por el
8
Reiteración jurisprudencial: al respecto pueden consultarse las sentencias de la Sección Tercera
del Consejo de Estado de 4 de diciembre de 2006, exp. 32.871; de 26 de marzo de 2008, exp.
34.071; de 13 de agosto de 2008, exp. 34.594; de 25 de agosto de 2011, exp. 38.379, entre
muchas otras.
9
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia del 4 de agosto de 1994, exp. 6550 y de 16 de
junio de 1994, exp. 6751, M.P. Juan de Dios Montes, reiteradas por esta Subsección en sentencia
de 25 de agosto de 2011, exp. 38.379, M.P. Hernán Andrade Rincón.
recurrente para entender o deducir causales no invocadas y, menos aún, para
pronunciarse sobre aspectos no contenidos en la formulación y sustentación del
correspondiente recurso de anulación10.
10
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia de 4 de diciembre de 2006, exp. 32.871, M.P.
Mauricio Fajardo Gómez, reiterada por esta Subsección en sentencia de 25 de agosto de 2011,
exp. 38.379, M.P. Hernán Andrade Rincón.
11
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia de 15 de mayo de 1992, exp. 5326, posición
reiterada por esta Subsección en sentencia de 25 de agosto de 2011, exp. 38.379, M.P. Hernán
Andrade Rincón.
Política12, al celebrar el pacto arbitral las partes del contrato estatal habilitan a la
jurisdicción arbitral y, por ende, renuncian a someter las controversias –
delimitadas y establecidas en el pacto arbitral– al aparato jurisdiccional estatal,
esto es, se abstraen de la Jurisdicción de lo Contencioso Administrativo. De allí se
desprende que la intervención de esta última jurisdicción, como juez de anulación,
es restringida.
“(…)
Para la fecha en que se expidió la Ley 1563 de 2012, el Consejo de Estado había
elaborado el concepto del fallo en conciencia, a través de múltiples providencias,
con base en las cuales se rechazaban diversas causas de inconformidad con el
laudo arbitral por no constituir supuestos idóneos para configurar el fallo en
conciencia, dentro del recurso de anulación del laudo arbitral.
12
“Los particulares pueden ser investidos transitoriamente de la función de administrar justicia en
la condición de jurados en las causas criminales, conciliadores o en la de árbitros habilitados por
las partes para proferir fallos en derecho o en equidad, en los términos que determine la ley”.
13
Consejo de Estado, Sección Tercera, Subsección C, M.P. Enrique Gil Botero, sentencia de 18 de
enero de 2012, exp. 40082. En forma similar se había elaborado el concepto general del fallo en
conciencia desde las sentencias de abril 3 de 1992, mayo 4 de 2000 y octubre 2 de 2003
(expedientes 6695, 16766 y 24320) y en la sentencia de 24 de marzo del 2011, Sección Tercera,
Subsección C, expediente. 38.484, M.P. Enrique Gil Botero.
Se observa que el Consejo de Estado ha considerado que el fallo en conciencia
solo se puede entender configurado por el apartamiento manifiesto del derecho
vigente y, por ende, no debe fundarse la anulación del laudo imputando al tribunal
de arbitramento un defecto en la interpretación de la ley.
14
Sentencia del 24 de marzo de 2011, Subsección C, exp. 38.484, M.P. Enrique Gil Botero.
15
Cita original de la sentencia: “Artículo 230 C.P. Los jueces, en sus providencias, sólo están
sometidos al imperio de la ley.
“La equidad, la jurisprudencia, los principios generales del derecho y la doctrina son criterios
auxiliares de la actividad judicial”.
16
Cita original de la sentencia. Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección
Tercera, Subsección A, Consejero ponente: Hernán Andrade Rincón (E), 27 de mayo de 2015,
radicación número: 11001-03-26-000-2014-00190-00 (52930), actor: CONSORCIO L&M,
demandado: Instituto de Desarrollo Urbano, referencia: recurso extraordinario de anulación.
17
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera, Subsección A,
sentencia de 21 de septiembre de 2016, exp. 56.728.
De modo que el fallo en conciencia se identifica con el brocardo “ex equo et bono”,
porque el panel arbitral, al margen de un parámetro normativo o legal, aplica
criterios axiológicos como los de “lo correcto o lo bueno” en términos de verdad
sabida y buena fe guardada o según el leal saber y entender.
18
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera, Subsección A,
sentencia del 17 de agosto de 2017, exp. 56.347, M.P. Carlos Alberto Zambrano Barrera.
19
Nota original de la cita: “Artículo 116.- (…)
“Los particulares pueden ser investidos transitoriamente de la función de administrar justicia en la
condición de jurados en las causas criminales, conciliadores o en la de árbitros habilitados por las
partes para proferir fallos en derecho o en equidad, en los términos que determine la ley” (subraya
fuera del texto).
“El laudo en conciencia se estructura cuando los árbitros se apoyan
exclusivamente en su íntima convicción del caso, no dan razones de
su decisión o prescinden de toda consideración jurídica o probatoria y
es en equidad cuando los árbitros inaplican la ley al caso concreto,
porque consideran que ella es inicua o que conduce a una iniquidad o
cuando buscan por fuera del ámbito de la ley una solución al caso
controvertido.
iv) Por último, si el tribunal de arbitramento pasó por alto una prueba o la apreció
en forma distinta a la que invocaron las partes. En efecto, el recurso de anulación
no es una instancia para rebatir o cuestionar la valoración de las pruebas.
20
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera, sentencia de julio 6
de 2005, exp. 28.990, M.P. Alier Eduardo Hernández Enríquez:
“De hecho, para que se pueda hablar de un fallo en conciencia, la decisión judicial arbitral debe
adolecer de toda referencia al régimen jurídico aplicable a la controversia contractual, de manera
que sea posible sostener que, efectivamente, al margen del derecho, la decisión ha partido del
fuero interno de los árbitros, sin justificación normativa alguna”.
21
Consejo de Estado, Sección Tercera, Subsección A, sentencia del 29 de noviembre de 2012,
exp. 39332, M.P. Hernan Andrade Rincón:
“No obstante lo anterior, como ya en otras oportunidades lo ha señalado esta Corporación, el fallo
en conciencia no sólo se configura cuando el juez prescinde de las normas jurídicas vigentes y
aplicables al caso, sino que también se presenta cuando, a pesar de haber hecho referencia a
ellas, resuelve sin explicar las razones probatorias que dan lugar a su decisión, es decir,
apoyándose en el principio de verdad sabida y buena fe guardada, cosa que, como se pasa a
explicar, tuvo lugar en este caso en relación con el preciso aspecto que en este momento ocupa la
atención de la Sala:
“Si bien el Tribunal de Arbitramento a partir de normas jurídicas vigentes y aplicables al caso
elaboró el concepto de Pérdida Generalizada de Producción - PGP - y la definió “como aquella
conducta contraria a la buena fe del propietario o de su representante en obra, que haciendo un
uso abusivo de sus prerrogativas contractuales y legales, afecta significativamente al rendimiento y
a la utilidad que la obra genera para el constructor”, lo cierto es que no se observa en el texto
del laudo cuáles habrían sido las pruebas específicas que a juicio del Tribunal constituyeron
la mala fe de la entidad demandada y que, por tanto, dieran lugar a concluir que ésta incurrió en
las conductas descritas en el concepto de la PGP” (negrillas adicionales).
los árbitros o haberse concedido más de lo pedido”, mientras que la novena
consagraba como causal de anulación el “no haberse decidido sobre cuestiones
sujetas al arbitramento”.
24
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia del 8 de junio de 2006, exp. número 29.476; M.P.
Ruth Stella Correa Palacio.
25
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia del 7 de junio de 2007, exp. 32.896.
demanda (art. 305), que garantiza el derecho constitucional de
defensa del demandado, quien debe conocer el terreno claro de las
imputaciones que se le formulan en contra. El juez, salvo los casos
de habilitación ex lege, en virtud de los cuales se le faculta para
adoptar determinadas decisiones de manera oficiosa, no puede
modificar o alterar los hechos ni las pretensiones oportunamente
formulados, so pena de generar una decisión incongruente” 26.
En relación con este punto debe precisarse que antes de la expedición de la Ley
1285 de 2009, la cual modificó la Ley 270 de 1996 –Estatutaria de la
Administración de Justicia– el ordenamiento jurídico exigía de manera expresa
que el pacto arbitral a través del cual las partes consentían en someter la solución
de sus controversias a un “Tribunal arbitral, el cual queda transitoriamente investido
de la facultad de administrar justicia, profiriendo una decisión denominada laudo
arbitral”27, tuviera como objeto la solución de conflictos de carácter transigible,
exigencia que dejó de tener vigor en el marco de las normas legales vigentes,
26
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia del 1° de marzo de 2006, exp. 15.898, M.P. Alier
E. Hernández E.
27
Así lo preveían el artículo 111 de la Ley 446 de 1998 que modificó el artículo 1° del Decreto 2279
de 1989, compilado en el inciso 1º del artículo 115 del Decreto 1818 de 1998, disposiciones estas
derogadas de manera expresa por la Ley 1563 de 2012.
puesto que ese presupuesto para acudir a la justicia arbitral desapareció del
ordenamiento jurídico28.
De acuerdo con lo antes expuesto, constituye tarea del juez del recurso de
anulación, en relación con la alegada causal, efectuar la comparación de lo
decidido en el laudo arbitral, a la luz de los hechos y las pretensiones de la
demanda, así como de las excepciones que hubieren sido alegadas o que
hubieren sido probadas, de conformidad con la ley.
En este punto, vale la pena destacar una providencia anterior de esta Sección,
del 9 de octubre de 2014, exp. 49.421, en la que se precisó, en relación con la
causal estudiada, concretamente enfocada con la vulneración al principio de
congruencia, que:
5. Caso concreto
5.1. En relación con el primer cargo, la parte convocante indicó que en el laudo no
se justificó ni motivó la decisión de condenar en costas y agencias en derecho, por
lo cual se habría adoptado esa decisión en conciencia sin soporte normativo
alguno.
Análisis de la Sala:
La Sala inicia su estudio a partir del contenido normativo del inciso cuarto del
artículo 1º de la Ley 1563 de 2012 que determina: “En los tribunales en que
29
M.P. Enrique Gil Botero.
intervenga una entidad pública o quien desempeñe funciones administrativas, si
las controversias han surgido por causa o con ocasión de la celebración,
desarrollo, ejecución, interpretación, terminación y liquidación de contratos
estatales, incluyendo las consecuencias económicas de los actos administrativos
expedidos en ejercicio de facultades excepcionales, el laudo deberá proferirse en
derecho”.
ii) para la fijación de los honorarios y gastos se tendrá en cuenta la cuantía de las
pretensiones de la demanda mayor en caso de que exista reconvención;
iii) las partes antes del nombramiento o designación de árbitros pudieron acordar
honorarios y gastos pero es necesario comunicárselos a los árbitros antes de su
aceptación;
iv) los árbitros tendrán como suma límite de sus honorarios el equivalente a 1.000
salarios mínimos legales mensuales vigentes, pero si se trata de único árbitro los
honorarios podrán incrementarse hasta en un 50%;
v) los honorarios del secretario del panel no podrán exceder de la mitad de los de
un árbitro;
vii) una vez en firme la liquidación de honorarios y gastos, cada parte consignará
lo que le corresponde dentro de los 10 días siguientes. En caso de que una parte
esté conformada por varias personas o sujetos, entre ellos operará solidaridad
para el pago de honorarios y gastos. El depósito bancario o fiduciario exclusivo se
hará a nombre del presidente del tribunal;
viii) si una parte consigna lo que le corresponde y la otra no, aquella podrá hacerlo
por esta dentro de los 5 días siguientes. Si no se produce el reembolso la
acreedora podrá solicitar su pago por la vía ejecutiva, previa constancia expedida
por el presidente y el secretario del panel arbitral. La certificación solo será
expedida una vez en firme la providencia en la que asumió competencia el
tribunal;
ix) si la parte acreedora no inicia proceso ejecutivo, los árbitros tendrán en cuenta
las sumas adeudadas en el laudo para lo que hubiere lugar (v.gr. compensación,
condena en costas y agencias en derecho, entre otros).
xi) en caso de que opere el vencimiento del plazo para realizar las consignaciones
y estas no se hubieren efectuado, el tribunal cesará en sus funciones y declarará,
mediante auto, extinguidos los efectos del pacto arbitral.
Los honorarios de los árbitros y del secretario, así como los gastos de los centros
de conciliación y arbitraje fueron objeto de reglamentación por el Decreto 1829 de
2013, cuyos preceptos, a su vez, se encuentran contenidos en el Decreto 1069 de
2015, compilatorio del sector justicia, en los siguientes términos:
Así las cosas, ante la ausencia de una normativa expresa sobre la forma y el
monto de las costas a liquidar, resulta procedente aplicar el contenido normativo
del artículo 1º de la Ley 1564 de 2012 establece el objeto del Código General del
Proceso que establece: “Este código regula la actividad procesal en los asuntos
civiles, comerciales, de familia y agrarios. Se aplica, además, a todos los
asuntos de cualquier jurisdicción o especialidad y a las actuaciones de
particulares y autoridades administrativas, cuando ejerzan funciones
jurisdiccionales, en cuanto no estén regulados expresamente en otras leyes”.
De modo que las disposiciones del Código General del Proceso se aplican a los
asuntos de cualquier jurisdicción o especialidad y a las actuaciones de particulares
cuando ejerzan funciones jurisdiccionales, siempre que esos asuntos no estén
regulados en leyes especiales.
“6. Cuando fueren dos (2) o más litigantes que deban pagar las
costas, el juez los condenará en proporción a su interés en el
30
El artículo 627 del C.G.P. determinó la entrada en vigencia de esa codificación de forma
progresiva. Para el caso de la Jurisdicción de lo Contencioso Administrativo, la Sala Plena de lo
Contencioso Administrativo del Consejo de Estado, mediante providencia del 25 de junio de 2014,
concluyó que esa normativa procesal general había entrado en vigencia a partir del 1º de enero de
2014. En esa oportunidad, la Corporación unificó su jurisprudencia en los siguientes términos: “ Por
consiguiente, la Jurisdicción de lo Contencioso Administrativo –que comprende todo el territorio
nacional– no ha sido dividida o fraccionada por el legislador para efectos de la entrada en vigencia
del Código General del Proceso, así como tampoco lo fue, en su momento, para la implementación
de la ley 1437 de 2011; igual circunstancia se predica respecto de la Jurisdicción Arbitral, es decir,
en ningún momento se ha establecido gradualidad en la vigencia de esa normativa.
“En consecuencia, la Sala unifica su jurisprudencia en relación con la entrada en vigencia de la ley
1564 de 2012, para señalar que su aplicación plena en la Jurisdicción de lo Contencioso
Administrativo, así como en materia arbitral relacionada con temas estatales, es a partir del 1º de
enero de 2014…” Consejo de Estado, Sala Plena de lo Contencioso Administrativo, auto del 25 de
junio de 2014, exp. 49.299, M.P. Enrique Gil Botero.
proceso; si nada se dispone al respecto, se entenderán distribuidas
por partes iguales entre ellos.
“(…)
La Sala reitera que los árbitros –en la parte motiva del laudo– se abstuvieron de
razonar o justificar la condena en costas y agencias en derecho.
31
http://www.ccibague.org/sites/default/files/images/archivos/conciliacion/REGLAMENTO_DEL_CE
NTRO_DE_CONCILIACION_Y_ARBITRAJE.pdf (página web consultada el 4 de octubre de 2017).
y, por último, se liquidaron los gastos del arbitraje, para un total de $71
´505.593,0032. Como consecuencia, cada parte quedó obligada a pagar la suma
de $35´653.796,00 por concepto de honorarios y gastos de funcionamiento.
Así las cosas, el tribunal arbitral, al haber condenado al cien por ciento de los
gastos arbitrales y honorarios a la parte convocante, no desconoció la normativa
que establece que la parte vencida será condenada en costas, las cuales serán
establecidas de forma objetiva.
32
F. 190 a 196 c. 1.
33
F. 199 y 200 c. 1.
No quiere significar lo anterior que el fallo en conciencia se determine por el grado
de acierto o no del tribunal de arbitramento frente a las normas aplicables, sino
que, en este asunto la condena en costas constituye un aspecto regulado en
detalle en el ordenamiento jurídico, sobre el que puede establecerse la
justificación a partir de la correspondencia entre la condena y la normativa
aplicable, de allí que fuera sencillo establecer con exactitud si el tribunal aplicó o
no parámetros jurídicos o simplemente su íntima convicción.
En efecto, las preguntas –se insiste a diferencia de lo que ocurrió con las costas
que encontraron justificación y razonamiento normativo implícito– que no despejó
el tribunal de arbitramento fueron la siguientes: ¿por qué el 50% de los honorarios
de un árbitro?, ¿por qué no se tuvo en cuenta la naturaleza y duración del proceso
para calcular el monto de las agencias en derecho?, y ¿por qué no se usaron los
parámetros del C.G.P. en concordancia con los acuerdos del Consejo Superior de
la Judicatura?
En el sub lite, la Sala restringirá los efectos anulatorios al segmento final del
ordinal 4º del laudo arbitral objeto del recurso, toda vez que la causal 7 solo operó
frente a la condena en agencias en derecho.
Al respecto, argumentó que el panel arbitral debió cotejar la demanda con el pliego
de condiciones para determinar si los fundamentos fácticos de la demanda
comprendían o no modificaciones previstas y contenidas en aquel o si, por el
contrario, eran imprevisibles, caso en el cual sí existía competencia del tribunal de
arbitramento.
La parte convocada, por su parte, se opuso porque los árbitros podían declarar
probada cualquier excepción que estuviera probada en el proceso, de
conformidad con los artículos 306 del C.P.C. y 282 del C.G.P.
i) El tribunal arbitral, como bien lo señaló la parte recurrente, hizo una lectura
errada o limitada de la cláusula compromisoria, toda vez que un análisis
sosegado y sistemático del parágrafo de la cláusula veintitrés del contrato permite
concluir que la intención de las partes era la de excluir de la competencia arbitral
los conflictos derivados del ejercicio de las denominadas cláusulas excepcionales
de que trata el numeral 2 del artículo 14 de la Ley 80 de 1993 37.
37
“2º. Pactarán las cláusulas excepcionales al derecho común de terminación, interpretación y
modificación unilaterales, de sometimiento a las leyes nacionales y de caducidad en los contratos
que tengan por objeto el ejercicio de una actividad que constituya monopolio estatal, la prestación
de servicios públicos o la explotación y concesión de bienes del Estado, así como en los contratos
de obra. En los contratos de explotación y concesión de bienes del Estado se incluirá la cláusula
de reversión.
“Las entidades estatales podrán pactar estas cláusulas en los contratos de suministro y de
prestación de servicios.
“En los casos previstos en este numeral, las cláusulas excepcionales se entienden pactadas aun
cuando no se consignen expresamente.
“Parágrafo.- En los contratos que se celebren con personas públicas internacionales, o de
cooperación, ayuda o asistencia; en los interadministrativos; en los de empréstito, donación y
arrendamiento y en los contratos que tengan por objeto actividades comerciales o industriales de
las entidades estatales que no correspondan a las señaladas en el numeral 2o. de este artículo, o
que tengan por objeto el desarrollo directo de actividades científicas o tecnológicas, así como en
los contratos de seguro tomados por las entidades estatales, se prescindirá de la utilización de las
De modo que el parágrafo de la cláusula compromisoria no hacía nada distinto a
recoger la posición jurisprudencial que de manera sistemática han sostenido tanto
esta Corporación38 como la Corte Constitucional 39, en vigencia de la Ley 80 de
1993, en relación con la imposibilidad de que los árbitros conozcan sobre la
validez de los actos administrativos expedidos en ejercicio de las cláusulas
excepcionales, salvo los efectos económicos de las mismas.
Como se aprecia, los árbitros solo pueden pronunciarse sobre las consecuencias
económicas de los actos administrativos expedidos en ejercicio de las facultades
excepcionales, sin que resulte posible que definan la legalidad de los mismos.
“(…)”40.
Así las cosas, la Sala declarará fundado el recurso de anulación y, por tanto,
corregirá el ordinal 2º del laudo impugnado, toda vez que esa decisión no se
compadece con el contenido y alcance de la cláusula compromisoria y, por
40
F. 8 y 9 c. 1.
consiguiente, generó una violación al principio de congruencia por un defecto citra
o infra petita, esto es, no haber decidido sobre cuestiones sujetas al arbitramento.
De allí que la Sala removerá el ordinal 2º del laudo y, como consecuencia, según
los mandatos del inciso primero del artículo 43 del Estatuto Arbitral 41, adicionará la
decisión, por lo que efectuará el estudio de las pretensiones relacionadas con el
desequilibrio económico alegado en la demanda.
41
“Artículo 43. Efectos de la sentencia de anulación. Cuando prospere cualquiera de las causales
señaladas en los numerales 1 a 7 del artículo 41, se declarará la nulidad del laudo. En los demás
casos, este se corregirá o adicionará”.
42
La Sala para abordar la problemática del desequilibrio económico del contrato acoge y reitera su
jurisprudencia contenida en reciente providencia: cf. Consejo de Estado, Sección Tercera,
Subsección A, sentencia del 30 de agosto de 2017, exp. 37.567.
43
“Artículo 1498 CC. El contrato oneroso es conmutativo, cuando cada una de las partes se obliga
a dar o hacer una cosa que se mira como equivalente a lo que la otra parte debe dar o hacer a su
vez y si el equivalente consiste en una contingencia incierta de ganancia o pérdida, se llama
aleatorio”.
44
Artículo 872 C.Co.
45
Vale la pena anotar que el desequilibrio económico puede presentarse en los contratos de
colaboración, por ejemplo, cuando por factores exógenos se produce el agotamiento de los
recursos comprometidos, lo que produce un desbalance en contra de la parte que ejecuta las
prestaciones en beneficio de la colectividad.
Por ello, el equilibrio de la ecuación contractual en la contratación estatal
constituye un instrumento dinámico que no solo expresa la restauración de las
prestaciones interpartes, dado que puede y debe analizarse teniendo en cuenta
que la parte a quien corresponde 46 está obligada a allegar los recursos y a
adelantar las actividades que se requieran para que se logre oportunamente el
cometido estatal de la respectiva contratación.
Las normas legales sobre las que descansa el derecho al equilibrio económico del
contrato en la Ley 80 de 1993, son las siguientes:
En cada caso concreto, dentro del estudio de la ecuación económica del contrato
debe tenerse presente que el Estado está obligado a restablecer el equilibrio
económico fuera del marco establecido en virtud de la distribución de riesgos y
cargas del respectivo negocio jurídico.
47
“El equilibrio económico del contrato puede verse alterado por diversas circunstancias, a saber: i)
actos o hechos de la entidad estatal contratante, como cuando no cumple con las obligaciones
derivadas del contrato o introduce modificaciones al mismo –ius variandi–, sean éstas abusivas o
no; ii) actos generales de la administración como Estado, o “teoría del hecho del príncipe”, como
cuando en ejercicio de sus potestades constitucionales y legales, cuya voluntad se manifiesta
mediante leyes o actos administrativos de carácter general, afecta negativamente el contrato; y iii)
factores exógenos a las partes del negocio, o ‘teoría de la imprevisión’, o ‘sujeciones materiales
imprevistas’, que involucran circunstancias no imputables al Estado y externas al contrato pero con
incidencia en él. En todos los eventos antes referidos surge la obligación para la entidad estatal
contratante de auxiliar a su contratista colaborador asumiendo, bien mediante una compensación
-llevarlo hasta el punto de no pérdida-, o bien indemnizándolo integralmente, según el caso, previo
cumplimiento de los requisitos señalados para cada figura”. Consejo de Estado, Sección Tercera,
Subsección A, M.P. Mauricio Fajardo Gomez, sentencia del 13 de febrero de 2013, exp. 24996. En
relación con el “hecho del príncipe” véase: Consejo de Estado, Sección Tercera, Subsección C,
M.P. Enrique Gil Botero, sentencia del 30 de enero de 2013, exp. 24.020. Veáse un recuento de la
jurisprudencia sobre el desequilibrio económico y la referencia a la causa por defecto en la
formación del precio, en la siguiente sentencia: Consejo de Estado, Sección Tercera, Subsección A,
sentencia de 2 de julio de 2015, exp. 34518, M.P. Hernán Andrade Rincón
48
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera, Subsección A,
sentencia de 23 de noviembre de 2016, exp. 62.161.
49
La Sala, en este punto, reitera su jurisprudencia contenida en reciente providencia: cf. Consejo
de Estado, Sección Tercera, Subsección A, sentencia del 30 de agosto de 2017, exp. 37.567.
La metodología empleada por el juez del contrato puede mejorar si se avanza
desde el desequilibrio definido en el plano jurídico –referido la mayoría de las
veces al análisis exclusivo de las causas posibles– y se conecta, en cada caso
concreto, con la prueba del efecto económico correspondiente.
50
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera – Subsección A,
sentencia de 8 de noviembre de 2016, exp. 47336.
La causa petendi de la demanda da cuenta de varios fenómenos que pueden
ser reflejo de un desequilibrio contractual, por tal motivo la Sala los expresará
en el siguiente cuadro sinóptico con fines estrictamente metodológicos:
Análisis de la Sala:
“(…)
51
F. 6 y 7 c. pruebas 1.
52
F. 9 c. pruebas 1.
53
F. 9 c. pruebas 1.
54
F. 9 y 10 c. pruebas 1.
“PARÁGRAFO PRIMERO: CANTIDADES DE OBRA: Las cantidades
de obra son aproximadas y pueden aumentar, disminuir o
desaparecer durante el contrato por circunstancias especiales que
ocurran en la construcción. La variación de las cantidades de obra
respecto de las previstas en el documento mencionado, requerirá la
aprobación de la ADMINISTRACIÓN. Tales variaciones no invalidan
el contrato, pero podrán tenerse en cuenta, si fuere el caso, para
ajustar el valor del contrato mediante un contrato adicional. EL
CONTRATISTA se obliga a ejecutar las cantidades adicionales de
obra a los precios del contrato original. Lo dispuesto en este
parágrafo no se opone a la modificación unilateral del contrato, en las
condiciones de la Ley 80 de 1993, art. 16. PARÁGRAFO SEGUNDO:
COSTOS A CARGO DEL CONTRATISTA: EL CONTRATISTA
reconoce que los precios unitarios inducidos en esta cláusula,
comprenden los costos directos e indirectos de la correcta ejecución
de las obras, de acuerdo con las condiciones del contrato; en
especial los costos de los servicios o suministros del contratista sin
retribución específica en los documentos del contrato. Los datos del
CONTRATISTA en cuanto a sus cómputos y análisis de precios
unitarios, tendrán solo un carácter informativo y no serán base de
ningún reclamo posterior. Corresponde al CONTRATISTA el pago de
todos los derechos e impuestos que se causen en relación con la
propuesta, perfeccionamiento y ejecución del contrato. PARÁGRAFO
TERCERO: PRECIOS NUEVOS: si para el cumplimiento del objeto
contractual resultare necesario ejecutar obras no previstas, la
ADMINISTRACIÓN podrá autorizar trabajos sobre nuevos ítems y
aprobar los precios unitarios respectivos. La calificación de la
necesidad corresponde de manera privativa a la ADMINISTRACIÓN.
El procedimiento para la aprobación de nuevos ítems de obra y la
fijación de precios unitarios será el que se determina en el parágrafo
tercero. Corresponde al CONTRATISTA elaborar los análisis de
precios unitarios para nuevos ítems de construcción, en los
formularios adoptados por la ADMINISTRACIÓN PÚBLICA DE
ATACO, Tolima; los precios se ajustarán a las condiciones
económicas existentes a la fecha de la propuesta principal, y en los
análisis se utilizarán las tarifas, rendimientos, precio de materiales,
jornales, costos indirectos y demás conceptos que el CONTRATISTA
incluyó en tal propuesta. Sobre la base así determinada, se aplicará
la fórmula de ajuste para hallar el precio actual del nuevo ítem. El
estudio y determinación de nuevos precios no previstos será siempre
anterior a la ejecución de los trabajos, salvo fuerza mayor o caso
fortuito, en que se estará a lo previsto para tales casos en este
contrato”.
La Sala advierte que, revisado el pliego de condiciones del proceso licitatorio MA-
SOP-LP-200155, así como el contrato estatal, la fórmula del equilibrio contractual
se estableció en la multiplicación de los precios unitarios fijos o determinados con
cantidades variables, más el A.I.U. contenido en la propuesta, esto es, los cotos y
gastos correspondientes a administración, imprevistos y utilidades 56.
55
F. 203 a 266 c. pruebas 2.
56
A folio 377 del cuaderno de pruebas 1 se aprecia en la propuesta el formato diligenciado No. 04,
relativo al análisis detallado del A.I.U.
1993, que establece la obligación a cargo de las entidades estatales de adoptar
las medidas necesarias para mantener, durante la ejecución del contrato, las
condiciones técnicas, económicas y financieras existentes al momento de
proponer.
En tal virtud, acordaron en el contrato que los precios de las obras adicionales o
complementarias serían reflejados a los precios de la propuesta y sobre ellas las
partes aplicarían la fórmula de reajuste –no pactada– o suscribirían los contratos
adicionales que fueran del caso.
Por tal motivo, las partes suscribieron varios otrosís modificatorios del plazo y uno
adicional en precio y plazo. En efecto, en el expediente obra la copia auténtica de
los siguientes documentos contractuales:
- Otrosí 2 del contrato número 004, del 15 de junio de 2002, en el que las partes
estipularon (se trascribe literalmente inclusive con eventuales errores):
- Otrosí 3 del contrato número 004, del 13 de agosto de 2002, en el que las partes
convinieron (se trascribe literalmente inclusive con eventuales errores):
“Lo anterior Sr. Alcalde, para tener que decirle que a la fecha el
equilibrio contractual se ha roto, que las condiciones con las cuales
originalmente han variado y que se rompió la situación financiera del
contrato, pues quisiera recordarle que hace un año suscribimos el
mismo y por eso hoy le solicitamos a usted, muy comedidamente, se
digne en primer lugar, ordenar a quien corresponda, el pago total del
acta 07 que se encuentra radicada en su despacho, igualmente, que
se restablezca el equilibrio económico del contrato en los términos
descritos en las normas mencionadas en este escrito, porque
además, se le debe reiterar las condiciones económicas del contrato
variaron hasta el punto que materiales que fueron cotizados en su
momento a los precios que aparecen en la propuesta, hoy en día se
encuentran por encima del costo referido y con ello se ha generado
un rompimiento del equilibrio financiero del contrato.
57
F. 103 a 105 c. pruebas 1.
58
F. 106 a 109 c. pruebas 1.
incumplimientos imputables al municipio o por hechos externos ajenos a las
partes.
“No sólo no resulta jurídico sino que constituye una práctica malsana
que violenta los deberes de corrección, claridad y lealtad negociales
guardar silencio respecto de reclamaciones económicas que tengan
las partes al momento de celebrar contratos modificatorios o
adicionales cuyo propósito precisamente es el de ajustar el acuerdo
a la realidad fáctica, financiera y jurídica al momento de su
realización, sorprendiendo luego o al culminar el contrato a la otra
parte con una reclamación de esa índole. Recuérdese que la
aplicación de la buena fe en materia negocial implica para las partes
la observancia de una conducta enmarcada dentro del contexto de
los deberes de corrección, claridad y recíproca lealtad que se deben
los contratantes, para permitir la realización de los efectos finales
buscados con el contrato”60.
59
Cf. Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia de julio 23 de 1992, exp. 6032, M.P. Daniel
Suárez Hernández.
60
Consejo de Estado, Sección Tercera, Subsección B, sentencia del 31 de agosto de 2011, exp.
18.080, M.P. Ruth Stella Correa Palacio. En idéntico sentido se puede consultar: Consejo de
Estado, Sección Tercera, Subsección C, sentencia del 20 de octubre de 2014, exp. 24.809, M.P.
Jaime Orlando Santofimio Gamboa.
la Sala se abstendrá de valorar esa circunstancia, por cuanto su competencia está
circunscrita, como se puntualizó anteriormente, a la delimitación y verificación de
la posible existencia de hechos o circunstancias que hayan alterado la ecuación
financiera del negocio jurídico.
Ahora, el recurso de anulación no cuestionó en esa parte del laudo, por tanto, en
ese específico aspecto reviste los efectos de cosa juzgada y no existió un fallo
infra o citra petita en relación a la responsabilidad contractual derivada de un
eventual incumplimiento.
De otra parte, el consorcio contratista allegó un cuadro, según el cual a partir del 2
de mayo de 200266 se presentó un incremento del 36.71% en el asfalto y del
69.88% en el combustóleo; no obstante, tampoco se aportó prueba que permitiera
establecer que el contratista tuvo que comprar metros cúbicos de asfalto y de
combustóleo luego del incremento de precios.
El artículo 167 del C.G.P. dispone que quien alega un hecho debe demostrar la
ocurrencia del mismo para que se produzca el efecto pretendido. En este caso, la
Sala advierte una completa inacción en materia probatoria de la parte convocante,
quien debió demostrar, con las pruebas idóneas, conducentes y pertinentes para
ello, el supuesto desequilibrio económico del contrato, para lo cual no era
determinante acreditar las causas –hechos generadores– sino los efectos reales
en la ecuación del contrato.
En suma, el recurso de anulación se declarará fundado para, de un lado, anular el
ordinal 2º del laudo y, de otro, adicionarlo para negar las súplicas de la demanda
relacionadas con el desequilibrio económico del contrato.
El inciso final del artículo 43 de la Ley 1563 de 2012 dispone que “[S]i el recurso
no prospera se condenará en costas al recurrente, salvo que dicho recurso haya
sido presentado por el Ministerio Público”. A su vez, de conformidad con lo
normado en el artículo 42 de la misma ley, en la sentencia que resuelve el recurso
de anulación “se liquidarán las condenas y costas a que hubiere lugar”.
FALLA: