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La Biblia
Los libros que pretenden ser revelados pero que no forman parte del canon bíblico.
Etim: del griego apokryphos, que significa "oculto."
Originalmente se llamaban apócrifos aquellos libros sagrados cuyo contenido era demasiado
sublime para que lo comprendiera el público en general. Pero término "apócrifo" fue tomando un
matiz peyorativo, pues con mucha frecuencia resultaba discutible la ortodoxia de estos libros.
Dado que estos libros secretos eran a menudo muy valorados, e incluso escritos, entre los
herejes, los Padres de la Iglesia llegaron a aplicar el término "apócrifo" a las obras heréticas cuya
lectura era prohibida.
En tiempos de San Jerónimo (c.400), el término "apócrifo" adquirió un nuevo sentido. Desde
entonces se llaman apócrifos los libros que pretenden ser revelados pero que no forman parte del
canon bíblico.
Los católicos consideramos como "apócrifos" una serie de libros judíos o de otros grupos
pertenecientes al período bíblico (o que pretenden pasar como pertenecientes al mismo) pero que
no han sido aceptados por la Iglesia como parte de las Sagradas Escrituras. Se trata de muchos
libros. Entre ellos hay evangelios pseudónimos que llevan nombres de personajes famosos de la
Iglesia primitiva (Apóstoles, La Virgen María, Nicodemo, etc.); otras veces, el título se refiere al
contenido de la obra (Evangelio de la Verdad) o a su origen (evangelios atribuidos a Marción, a
Cerinto).
Estos evangelios pertenecen a distintas categorías y tratan de varios temas. Uno de los favoritos
temas de los círculos gnósticos es una aparición de Jesús resucitado a algún personaje famoso de
la Iglesia, normalmente un apóstol, a través del cual Jesús revela un camino secreto de
perfección. Por regla general, la revelación tiene poca semejanza con el pensamiento de Jesús que
nos presentan los evangelios canónicos.
Otros libros apócrifos buscan suplir por los detalles de la vida de Jesús que no aparecen en los
Evangelios canónicos. La curiosidad de la gente hace que estos sean muy populares. (Brown, R. :
Apócrifos: CBSJ V, 101-102; 122).
Lutero quitó varios libros de la Biblia con el pretexto de que los consideraba "apócrifos">>>. Es
por eso que a la Biblia protestante le faltan libros.
Libros Apócrifos
1 Esdras, 2 Esdras, Tobías, Judit, Sabiduría de Salomón, Eclesiástico, Baruc, la Carta a Jeremías, Oración de
Manasés, 1 Macabeos, 2 Macabeos, y adiciones a los libros bíblicos de Ester y Daniel
El famoso reformador Martin Lutero, criticó a la Iglesia Católica Romana por no tener apoyo bíblico para las
doctrinas tales como la oración por los muertos. Al canonizar los Apócrifos —lo cuales ofrecen apoyo para
orar por los muertos en 2 Macabeos 12:45-46— los Católicos entonces tenían apoyo “bíblico” para esta y
otras doctrinas Católicas distintivas.
Los Católicos típicamente argumentan que, debido a que la Septuaginta (traducción griega del Antiguo
Testamento Hebreo que precede al tiempo de Cristo) contiene los Apócrifos, esto significa que los
Apócrifos pertenece al canon. Así mismo, los padres de la iglesia tales como Ireneo, Tertuliano y Clemente
de Alejandría utilizaron los libros apócrifos en las reuniones públicas de la iglesia y los aceptaron como
Escritura. Incluso el gran teólogo San Agustín vio esto libros como inspirados.
Los Católicos también notan que algunas escenas de catacumbas cristianas retratan episodios de los
Apócrifos, mostrando que la comunidad cristiana temprana estaba familiarizada con y utilizaron los
Apócrifos. Por otra parte el Concilio de Roma (393 d.C.) y el Concilio de Cartago (397 d.C.) aceptó los
Apócrifos. Finalmente, algunos libros apócrifos fueron encontrados en Qumrán (la Comunidad del mar
Muerto) junto con libros canónicos del Antiguo Testamento. (Colectivamente estos documentos se han
vuelto conocidos como los “Rollos del Mar Muerto.”) Estos factores se dicen que prueban que los libros
apócrifos pertenecen al canon.
LOS APÓCRIFOS: LA PERSPECTIVA CATÓLICA. (PUNTOS CLAVE)
A diferencia de los libros del Nuevo Testamento, los cuales afirman ser inspirados (2 Timoteo 3:16; 2 Pedro 1:21; 1
Timoteo 5:18; 2 Pedro 3:16), ninguno de los libros apócrifos afirman ser inspirados. Además, ningún libro apócrifo fue
escrito por algún profeta o apóstol de Dios. Y ningún libro apócrifo fue confirmado por milagros divinos –algo que
sucedía a menudo con los profetas del Antiguo testamento y los apóstoles del Nuevo Testamento (por ejemplo, vea 1
Reyes 18 y Hebreos 2:4). Finalmente, ningún libro apócrifo contiene profecía predictiva, la cual podría servir para
confirmar la inspiración divina. Asegúrese de señalar estos hechos a su amigo católico.
Ningún escritor del Nuevo Testamento cito de alguno de los libros apócrifos como Escritura o les dieron la más
mínima autoridad como libros inspirados. Jesús y sus discípulos prácticamente ignoraron estos libros, algo que no
hubiese sido el caso si estos se hubiesen considerado inspirados. Por contraste, existen muchas citas de Jesús y los
apóstoles de los libros canónicos del Antiguo Testamento. Un buen ejemplo de esto es el Evangelio de Mateo, el cual
contiene cerca de 130 citas y alusiones del Antiguo Testamento. Cuestione a su amigo católico de la importancia de
esto.
Había cinco principales pruebas que la iglesia primitiva utilizó mientras trataron de reconocer formalmente que los
libros pertenecían al canon: 1) ¿Estaba el libro escrito o respaldado por el profeta ó Apóstol de Dios? (La Palabra de
Dios, inspirada por el Espíritu de Dios para el pueblo de Dios, debe comunicar se a través de un hombre de Dios.) 2)
¿Es el libro autoritativo? (¿Brilla el libro con el sentido de “así dice el Señor”? 3) ¿Dice el libro la verdad acerca de
Dios y la doctrina como ya es conocida por la revelación anterior? 4) ¿Provee evidencia el libro de tener le poder de
Dios? 5) ¿Fue el libro aceptado por el pueblo de Dios?
Midiendo los Apócrifos por estas pruebas revela que no pertenecen al canon. Los libros no son escritos por
profetas o apóstoles de Dios. Los libros no suenan con el sentido de “así dice el Señor.” Los libros
contradicen las doctrinas reveladas en las páginas del Antiguo y Nuevo Testamento. Aunque algunos
padres de la iglesia utilizaron para propósitos devocionales, los libros sin embargo, están muy lejos de
tener el efecto transformador del Antiguo y Nuevo Testamento (como incluso muchos padres de la iglesia
admitieron), y por lo tanto no manifiestan el poder de Dios. Y los libros, en su mayor parte, no fueron
aceptados en amplia escala por el pueblo de Dios –al menos no hasta 1500 años después de haberse
escrito, cuando el Concilio de Trento los denominó canónicos.
Algunos Católicos pueden señalar a Hebreos 11:35 –“Las mujeres recibieron a sus muertos mediante la
resurrección; y otros fueron torturados, no aceptando su liberación, a fin de obtener una mejor
resurrección.” Y afirman que este versículo es una cita de los apócrifos (2 Macabeos 7:12).
Se alega que esto demuestra que los apócrifos pertenecen a la Biblia. Tal perspectiva es incorrecta por
varias razones. Primero, aun cuando Hebreos 11:35 puede aludir a un libro apócrifo, definitivamente no es
una cita de el. De hecho, no existe ninguna sola cita clara en el Nuevo Testamento de un libro apócrifo.
Además, aun cuando fuese una cita de un libro apócrifo en el Nuevo Testamento, eso por si solo no
probaría que el libro apócrifo pertenece al canon de la Escritura o que es inspirado por Dios. (Es notable
que el escritor de 2 Macabeos expresamente se exime de inspiración.) Mas aun, debemos tener en mente
que la Biblia también hace alusión a libros pseudoepígrafos (pseudoepígrapha=“escritos falsos”) como la
Asunción de Moisés (Judas 9), pero incluso los Católicos Romanos rechazan ese libro como parte del
canon. La Biblia también cita de los poetas y filósofos paganos (Hechos 17:28: Tito 1:12), pero eso no
significa que estos escritos sean inspirados o pertenezcan al canon.