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INTRODUCCIÓN

TRAZAS, TRAMAS Y TRAMPAS


DEL LIBRE MERCADO

Como todo acontecimiento escrito, sujeto a la circulación, el


libro ya se halla involucrado en una trama: la del mercado. Y este
libro, por lo mismo, se piensa y se urde al interior del círculo de
la economía.l Situado entonces en dicha trarna, el presente estudio
se propone llevar a cabo una lectura cultural en torno a los modos
de figuración del mercado y, más específicamente, del denominado
"libre mercado" en el Chile de la dictadura (1973-1990) y postdic-
tadura, considerando asimismo su inscripción en el escenario más
vasto de la globalización contemporánea.2 Para este efecto, seguiré

La escritura, el lenguaje, se subsumen en la circulación del signo y nos sitúan


asimismo en un círculo mayo¡ el de la economía y la sociedad. En el primer
nivel, como lo plantean Deleuze y Guattari, el signo comporta una dinámica
de circularidad: "(l) el signo se refiere a otro signo, ad infnitum (lo ilimitado
de la significancia, lo cual desterritorializa el signo; (2) el signo es traído de
vuelta por otros signos y nunca cesa de retornar (la circularidad del signo
desterritorializado); (3) el signo salta de cí¡culo en círculo y constantemente
desplaza el centro al mismo tiempo que lo enlaza a éste (la metáfora o histeria
de los signos)" (Deleuze y Guattari 117). A su vez, para Jacques Derrida, la
B
g" figura del círculo "se encuentra en el centro de toda la problemática de la
oikonomia, así como en el de todo campo económico: intercambio circula¡,
tr circulación de bienes, de los productos, de los signos monetarios o de las mer-
cancfas, amordz¿ción de los gasros, ganancias, sustitución de los valores de
r uso y de los valores de cambio" (Derrida, Dar (el) tiempo l6).Y yo agregaría
que ta-mbién la propia refexión crltica está marcada por aquella figura, en su
i afán de 'darle rueltas y vueltas" a un asunto, circulando "alrededor de" algo,
i en el movimiento y la circulación de la escritura, del lenguaje, del libro.
El régimen autoritario, bajo el liderazgo del Genera.l Augusto Pinochet, se
i" instaura violentamente en Chile el 11 de septiembre de 1973 y termina su
t'
gobierno el 11 de marzo de 1990. En esa fecha, asume la conducción del

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LUIS E. CÁRCAMO.HUECHANTE INTRODUCCIÓN I ttar"t, tramas y trampas del libre mercado T3

una cierta línea histórico-temporar, consrirutiva En mi estudio, en efecto, la economía política, la cultura pública
asimismo d. dl,
etapas del sistema de libre mercado en la sociedad y la ficción literaria se analizan y se exPonen en una trama de
chirena: ra fase
de Ia díada mercado-auroritarismo, que iría relaciones, al interior de un dominio discursivo mayor' en que'
desde l975hasta fines
de los ochenra, en un Chile bajo dictadura; y la fase como en una red, se hallan histórica y virtualmente entrelazados.
de la díada
mercado-democracia, urdida hacia la segunda mitad Leo entonces el sistema de libre mercado como una formación
de ros ochenta
e históricamente vigente a parrir del plebiscito discursiva ¡ subsecuentemente, como una red de signos.3
de l9gB, hito que
marca el inicio de la "rransición demo cráticd' En otro nivel, el sistema de mercado constituye una semán-
chilena. con er
objeto de escudriñar en los nudos discursivos que tica y una narrativa; es fabula, trama y discurso.a Este libro, por
Íaman la red
económico-cultural del régimen de libre mercado, lo mismo, lo aborda como una historia comPuesta de eventos y
mi anárisis se
enfocará en una constelación interdisciprinaria personajes vinculados a una temPoralidad específica: desde inicios
de texros: d.iscurso
económico, discurso público, ficción literaria. de la dictadura hasta llegar a la etapa democrática de los noventa.
#l - Este libro, y su título, se organizan estratégicamente alrededor
de una palabra: rrama..De sus variadas
Dichafabuk del mercado hegemónico se halla a su vez mediada
deseo subrayar, por múltiples tretas de orden discursivo. Es, en este sentido, que
en primer lugar, aquellas que comporran"c.p.iÁer,
un sentido vinculante: me interesa poner en juego la noción de trama, como "artificio,
ffi "conjunro de hilos que, cruzados y
enlazados con la urdimbre, dolo, confabulación' (Real Academia 2208). El sistema de libre
forman una tela;" "disposición interna, contextura, mercado es, bajo esta perspectiva, un escenario en que constan-
ligazón entre
las partes de un asunro u orra cosa' (Real remente se trastocan los órdenes cronológicos de nuestra fabula
ffi Academia Z"ZOS¡. Ert",
significaciones rienen implicancias epistemológicas
ffi: y meiodoló_
fft: gicas estratégicas para el curso general de mi
ff, an¿lisis, pues me
interesa operar críticamente a partir de relacioner,
ii. .r,r..r^, ligazón
de parres, y también de conjuntos, urdimbre, y ] Para Foucault, cuando "entre obietos, tipos de juicio, conceptos, o eleccio-
.o.rr.rlrr"r.
nes temáticas, uno puede definir una regularidad, (un orden, correlaciones,
posiciones y funcionamientos, entonces se puede hablar de "formaciones
n discursivas" (Foucault, L'archéobgie 53). La categoría de red es vinculante y
f; relacional en sus más variadas acepciones, pero especialmente en su uso con-
fi país un gobierno elecro democráticamente, encabezado temporáneo en los campos de la tecnología y la sociedad en general (las "redes
por patricio Aylwin
fi y con el respaldo de la concertación de partidos
por la Democracia, coarición
multipartidaria surgida en el conrexro de la transición
de información'en Kittler; "la sociedad de la red" en Castells). En el presente
estudio, abordo materiales textuales provenientes de tres formaciones discur-
democrárica chilena.
La etapa de la "transición" habituarmente se sivas, y los leo en contigüidad y en red: el discurso económico, el discu¡so
fecha en lggg a raíz del plebis-
$ cito nacional que dirimió ra conrinuidad del irinerario
institucional de la público, el discurso literario, entrelazados por la discursiviáad macro delhbte
dictadu¡a pinochetista. Este itinerario, q,r. ." impr.-enraría mercado. En dicho marco' trazo mi propio recorrido analítico y crítico, le-
rras el triunfo
r del sí' proyectaba establece¡ un régimen en
q,.,. "L. comandantes en jefe de yendo signos, es decir, ensamblajes de significantes y significados, expresión,
w las Fuerzas Armadas propondrían In
candidato pa¡a un período presidencial contenido y forma; y alrededor de los signos, leo sus tramas de significación.
{' de ocho. años, que empezaría a regir la Constitución definitiva,,, Sobre literatura, tecnologías y redes, véase Kittler, Discoarse 369-372; sobrela
.en es decir,
aquella.instituida por la propia d.ictJura en l9g0 teoría sociológica de la "sociedad de la red," véase Castells, 28-76;176-215;
y que ahora se consuma_
lj, ría_en 'un régimen autorita¡io permanente" (G"r..r¿., g0).
[.; El referéndum, y sobre el estatuto del signo, véase Barthes, 36-52.
I realizado el 5 de octubre de r9Bg, ruvo
como resulrado el triunfo der,,No', a Sobre las categorías de fabula y trama en términos ¡etóricos y literarios, véase
i opositor y posibilitó la "transición', a la democracia Ma¡chese y Forradellas, 4lO-411.

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LUIS E. O{RCAMO.HUECHANTE
INTRODUCCIÓN ¡ il a"*, tramas y trampas del libre mercado t5

coddiana, incorporándonos en el nivel


m:ís complejo de una trama se produce dentro del período más represivo del régimen militar,
de^signos e imágenes. He aquí enronces
l" poribiíid"d de pensar entre 1973 y 1979, No se puede entonces ingresar y discurrir
la formación discursiva del mercado
en su consrrucción retórica "libremente" por aquel discurso económico, social y cultural que
y ficciond: otra clave para leer y seguir la
trayectoria analítica de promovería su instalación en el referido contexto histórico. De
este libro.
ellí que este estudio se plantee una progresiva deconstrucción de
El análisis de la figura del ,,libre mercado,,
requiere de rensas la figuración retórica y semántica del libre mercado con el objeto
transiciones y transacciones de lenguajes
y conrextos: es un con_ de contribuir a su contextualización en tanto acción discursiva
cepto escurridizo, fluctuanre, equívoco.
El-sintagma mismo _el de históricamente situada, poniendo en circulación y en tensión
las palabras "libre" y "m.r.ado;_
ya nos tiende"una ,r"_p", ,rrr" su efectismo y su materialidad, su ficcionalización y su contexto
retórica y una ficción de libertad. Libertad
y mercado funcionan empírico, su juego simulatorio y su historicidad.
en contigüidad hasta volverse metonímicos: "sociedad
ribre,, .s,
en la retórica del liberalismo económico,
otro nombre para ,,so_
ciedad de mercado." Se trata de una
treta discursirr" qrr. borr" El modelo, una tesis
los contexros históricos y políticos
coercitivos en que se inserta er
propio "libre mercado." una historia de
autoritarismo, de violencia Chile un caso excepcional. Ninguna otra sociedad -en el
es
militar, social y polírica es, de hecho, la que
lo rodea y lo contexto de lo que, hasta los setenta, se acostumbraba a denominar
en chile: implementación ..r.1 .o.rt.rto de una
su
dictadura.5 La
",r"rri.o
Tercer Mundo- experimentó tan tempranamente el abandono
masiva circulación del término ..libre
mercado,, ()¡ ¿. ," p"fl i*l del modelo del Estado benefactor, con una acelerada y profunda
incorporación en el modelo de la economía de libre mercado: el
K., denominado "ajuste estructural" (Collier y Sater 364-376).6 La
Bajo.el tírulo Capitalismo y genocidio
econtírnico, en septiembre de 1976 se
li\eralización económica chilena, auspiciada por la dictadura del
í, publica-tanto_en inglés como en español_
la carta que, con fecha de 6 de
# agosto de 1974, And,ré Gunder Fr"rk,
[:! uro de los furidadores de la teoría de
la dependencia y doctorado en economla
de Ia Universidad de Chicago (ph.
p D., 1957), dirige a Arnold Harberger y Milton
¡.¡.¿_".,, profesores de la bajo la dictadura (Roniger y Sznajder 26-28). La publicación (parcial) del
ii: misma entidad universitaria y corr..¡ro,
i.r,..rracionales a. h etia. goU.rrr"rr_
!'¡
re chilena. En su misiva, aoa¡te de Informe d¿ la Comisión Nacional sobre Prisión Política 7 Tbrtura (o Informe
í., t" implementación
t del modelo monera¡isra .r, Chit., F."rrk "r.r..tio.r.m¡"rrro " Valech) en el aíto 2004 volvió a esüemecer al país y sacar a la luz la violencia
d.;;i;.i;"".-. costo humano constitutiva de la neomodernización chilena bajo dictadura: m:ís de 28.000
r y social de la dictadura militar apoyada
po, ro, ..f..idos académicos de chi-
cago (Frank 53). Esta apasiorraá" d..r,rrr.i" recuerdos en torno a expresiones de vejación física y psicológica a opositores
ai.rr. .rr, ,urrrato histórico am_
p'amenre d.ocumenrado: en 1991, y en al régimen de Pinochet, en alrededor de 1.200 recintos bajo 'custodia" mili-
F el nuevo conrexro chileno de demo_
cracia,la Comisión Nacional por la Verdad tar o policial. Pa¡a una versión oficial del mismo, véase: http://comisiontor-
F
y R..orr.ili""ión (entidad creada
tura.clllistado-informes.html.
I 1n-{ril de 1990 y conocida también .o-oto-i.iJ., R.ttrg) dio cuenta de La categoría "ajuste estructural" es habitual en la retórica de los economistas
i O.im"* muerras producto de violencia política y violaciones a los "
l:110, humanos
qerecnos y estudiosos sociales para enunciar este giro económico-polltico. Además de
f en el período del régimen milimr. En
agosto de 1996, la
las nociones de libre mercado, liberalización económica, neoliberalismo o
I Corporación Nacional de Reparación
,I /Conciliación, .r."d" tras el Info¡me
de la Comisión Rettig, agregarla ot¡os g99 neomodernización, existe una amplia gama de términos asociados a este fe-
$ casos de _u.*., y desapariciones
j
nómeno, a dimensiones o etaPas del mismo, y que se usan de modo alusivo
3

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l6 LUIS E. OiRCAMO-HUECHANTE INTRODUCCIÓN / Ii"""r, tramas y trampas del libre mercado t7

general Augusto Pinochet, se produce así casi anticipando


lapuesta l)inochet, es decir, bajo el imperio de un "estado de excepción," se
en marcba del modelo de libre mercado en los E t"do,
Urridor, construye este experimento neoliberal de "excepción."
duranre el gobierno de Ronald Reagan, y en Gran Bretaña,
du_ La élite militar y tecnocrática chilena, de un modo resuelto
rante el de Margaret Thatcher.T En Chile, bajo ..la mano
durd, de y resoluto, a partir de 1975, pondría en acción el modelo de libre
rnercado en las pasarelas del sórdido y humeante escenario chileno
post-Golpe. Se trata entonces de la "aplicación'de un modelo que
-en la singularidad de tornó excepcional. Se
su performnnce- se
o figurado en este libro. Algunos de ellos son: ..economía ,.economía trataba de un experimento; y el modelo, en su contexto histórico
abierra,,,
hacia Fuera," desregulación. Estos términos obviamenre
buscan resaltar una cspecífico, funcionó. Esto es lo que se explotará como un Plus de
lógica de aperru¡a de los países al mercado mundial y/o
global, en contrasre la imagen del país-modelo. En efecto, el régimen de Pinochet
con lo que habrían constituido_las experiencias der rsüdo
benefactor y/o
providencial: economía cerrada, hacia adentro de los desarrolló una agresiva retórica promocional, la cual cobraría for-
países, d. fu..r.
en el desarrollo nacional y la planificación esratal. "".rrto
En esta retórica, subyace rna en frases gubernamentales tales como "Vamos bien, mañana
un posicionamienro simbólico de lo global sobre ro nacionar, mejor." Consumación dramática y consumo espectacularizado de
de lo externo
sobre lo interno. En el orden histórico, la política
del ,,ajusre esrructura.l,, un modelo: su violenta excepcionalidad.
se impJementará a lo largo de los ochenta y .rou.rr,"
.., Árné.i. Latina y
adquirió.el carácrer de política global para ia región Pero ¿cómo se forjó y se desarrolló la trama de este proceso?
a partir de la reunión
¿Acaso se trató de una dinámica exclusivamente económica y po-
de una élite de economista" en \'ashington.. rio.ri.-ú..
de 19g9, bajo el
auspicio del Institute fo¡ Internationar Economics.
A-llí se gestó el denámi- lítica? Una premisa básica del presente libro es que el denominado
nado "Consenso de $l'ashington,', que consisti¡ía
básicamente en diez recetas
p_ara.emprender o profirndizar las reformas de "ajuste estructural" fue también un ajuste cultural y/o un giro
mercado (\lilliamson, IVhat
l(/ashingtonT-20). Cabe colsignar que, históricamenre,
una política de libe_ simbólico. La tesis que sostengo es que, en este proceso, el libre
ralización económica se adoparía también en
Uruguay hacia mediados de mercado se constituye en un discurso cultural que, a partir de un
los setenta, paralelamente al caso chileno, p..o
p ,..á interrumpida y aban_ conjunto de intervenciones retóricas e imaginarias, se despliega
p. donada en noviembre de 1982. Los palses vecinos de Chile
tomaron la ruta
del ajuste esrrucrural en los siguientes años, en Bolivia,
desde 19g5, con el
hegemónicamente en la sociedad: un escenario de intensificada
denominado proceso de 'tapitalización,' impulsado por y espectacularizadacirculación.8 En este sentido, y desde la pers-
el gobierno de paz
Estenssoro; en Perú, desde 1990, .on lrs
f
iri
-.did".
ese enronces por el gobierno.de Fujimori, aunque
económicas tomadas en
con antecedentes
y parciales en los denominados ,.paquetazos,' iniciados en
previos
pectiva del análisis de discurso y de la semiótica, este libro analiza
s el período guber_
namental de Morales Be¡múdez (1975_19g0) y continuados
d. m"r."ra ris_
temárica por el segundo gobierno de Fernando Belaúnde
Terry (19g0-19g5)
y el primero de AIan Ga¡cía.( l9g5- I 990); y en Argentina,
a partir de l99l' , conservadora, gobernó el Reino Unido entre 1979 y 1990. Ambos gober-
con la implementación del llamado "phn áe coniertibilidad"
en los inicios nantes impulsaron políticas orientadas a disminuir el poder del Estado y el
k del período menemisra (1989-1999). Sob¡e Bolivia, véase
Cariaga (1990); mundo sindicdizado, en aras de una mayor liberalización económica de sus
sobre Perú, Gonzalez de Olarte (199g); y, sobre Argentina,
F Svamia (2005i. palss.
un
farl panorama global de los ajustes implem.rrt"d"o, en el resto de Améric¿ En este libro, me referiré al "libre mercado" como formación discursiva, en
r Iatina^y desde un enfoque proJiberalización, véase rü(iilliamson,
The progress
lk 353-420. su estatus de sistema de mercado, economía social de me¡cado o régimen
ti
* , Rondd Reagan, afiliado con el partido Republicano, global de mercado, teniendo en consideración dos niveles: por un lado, su
fue presidenre de los Es_ con6guración ideológica en el marco del moneta¡ismo o más comúnmente
tados Unidos entre l98l y 1989. MargareiThatcher, igualmente de filiación
h conocido como neoliberdismo, en el sentido doctrinario de Milton Friedman

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l8 LUIS E. OiRCAMO-HUECHANTE r9
lN IRODUCCIÓN / Tia".", tramas y trampas del libre mercado

y discute una serie de operaciones discursivas que, en el curso rriiros, de los sirvientes, y sobre todo de los nativos -caracterizados
del
último cuarro del siglo veinte, fueron cI".,n., p"i" dar forma a una t omo "antropófagos." Durante un paseo de los Ventura hacia las
retórica, a un universo de signos y a una imaginación social rrfireras del lugar, los niños, los sirvientes y los nativos protagonizan
que
terlninlían reconfigurando la cultura pública del país ba;o la r¡na serie de disputas y rebeliones en el escenario de la casa y su
égida del libre mercado. ('ntorno. Por sobre este sinuoso curso de los acontecimientos, el
narrador de la novela mantiene un control sobre éstos, erigiéndose
(omo una vozy una figura omnipresente y todopoderosa. Esto
Crisis y drama: una trama previa lra llevado alacríticaatrazar vínculos entre esta obra de Donoso
y cl género de la novela latinoamericana del dictador (Gutiérrez
En el último capítulo de la novela Casa d¿ campo (197g) de
_ Mouat,José Donoso I97-242); asimismo, producto de la convulsa
José Donoso, una serie de preguntas asedia y deser,"bilia la auto_ situación en que deviene y concluye la novela, se la ha relacionado
ridad del sujeto narrarivo y su territorio, esiado que, de un modo ;rlcgóricamente con los acontecimientos del período de la Unidad
alegórico, tiene también relación con la crisis de la nación-Estado Itrpular y el posterior golpe militar de 1973 (Cerda l7).
y su territorialidad. No está de m:ís recordar que esta
novela se am- Es particularmente llamativo el hecho de que la figura del
bienta en el escindido espacio de la casa de campo de ros ventura, ¡rarrador-autoridad, unavez restituido el orden de la casa y ya en
en la cual éstos permanecen durante las temporadas veraniegas,
en lls últimas páginas de la novela, ingrese a la ambigüedad de las
medio del vasto entorno de la hacienda. eilr, de un modo
riÁs¿li- l)rcguntas, por un lapso de casi dos páginas. M¡ís aún, una de ellas
co, los adultos establecen una jerarquía autoritaria respecto rros remite al asunto del territorio y la propiedad, del criollo y el
de los
('xtranjero, de la economía interna y el capital foráneo: "¿com-
l)raron los extranjeros de patillas coloradas y ojos aguachentos la
c:rsa de carnpo, las minas, la llanura de gramíneas que se extendía
(ver Capítulo Uno). Por otro lado, y en un rlc horizonte a horizonte?" (519). En esta figuración de "los ex-
nivel de gran relevancia para mi
estudio, esre sistema también implica un proceso ei lo social t ranjeros," el narrador donosiano deja entrever una identificación
y lo .ult,rr"l,
sujeto a la dinámica de significaciones y resignificaciones
que se producen simbólica con respecto a un (in)determinado "adentro": ¿el terri-
en la esfera de los discursos públicos y..rltrrá|.r. La
caregoría de mercado
o mercados, en ese sentido, describe un nivel más lrrsro-d. significación, torio oligárquico-nacional de la hacienda de los Ventura? ¿O el
como con.iunto de transacciones surgidas en la presencia
delotenciales tcrritorio subalterno de los "antropófagos" y "nativos" que recorren
compradores de un bien o servicio,.puestos..r.orr,"a,o cl espacio novelístico?
con potenciales
compradores" y "con un medio de intercambio a disposición; (Bannok
Creo que ese adentro en la mirada del narrador es, en el fondo,
er.al- 262) ' Prefie¡o evitar los té¡minos "neolibe¡alismo"
o "neoliberal" en la
-.111" que sus usos y sus abusos se han populari zado detal manera que han y al modo de un "inconsciente polftico" latente (Jameson, The
perdido especificidad. Estos té¡minos se han constituido más Political 1981), todos ellos. Se trata, en efecto, de un sujeto y una
bien en epíte-
tos que no_ permiten distinguir ni matizar las diferentes
visiones y poríiicas comunidad de personajes que funcionan simbóliclmente dentro
existentes dentro del propio sistema de libre mercado
ni permiten áif....r.ir.
el nivel de la doctrina económica y er de los procesos sociales .le la ficción de una economía (casona, territorio, propiedad) que,
y culturales
insertos en el sistema de libre mercado, ,ro todo. ellos
necesariamente ilunque en disputa, es cerrada y patrimonial. Esta lógica territorial
"neoliberales. "
es también posible advertida en relación con la propia construcción
20
LUIS E. CIiRCAMO.HUECHANTE 2t
lN I RODUCOÓN /'ftazas, tramas y trampas del libre mercado

litera¡ia del discurso donosiano, en la medida que "la casa


de campo" l:r polarización social y política vivida en el contexto chileno a
es la novela como tal: una ficción que se cierra --como
un territori<r inicios de los setenta.
soberano- sobre sus propias reguraciones simbólicas, en
su impronta Entre 1970 y 1973, el gobierno socialista de Salvador Allen-
modernista de autonomía y distanciamiento de lo externo.e
.'lc y la Unidad Popular impulsaría un Programa económico-so-
Esta estrategia novelística cerrada sobre su propio universo
-
alegórico coincide con el imaginario
. ial orientado a profundizar las políticas del Estado planificador

"utorr.fer..r,.
q... cerac_ y socializante, contando para ello con el respaldo de los partidos
terizó eI paradigma económico anteriormente lrigente y puesto tlc izquierda y su amplia base social en las capas medias y sectores
en crisis tras el golpe militar de r973.to Dicho p"r"dig-"
h"bi"
consistido en un modelo desarroilista enfocado en hlndustria- lxrpulares de la ciudad y el campo. En medio de un clima de ma-
sivas y constantes manifestaciones callejeras a favor o en contra
lización interna, el mercado doméstico y el proteccionismo
es- .lcl gobierno, emergería laalianzacoyuntural del Partido Nacional
tatal, en suma, una economía cerrada o ih".ia dentro,' del
(principal entidad partidaria de la derecha chilena en ese entonces)
Estado-nación. Se intentó así establecer un modelo agro_in_
y cl Partido Demócrata Cristiano (organización política de inspi-
dustrial sustiturivo de importaciones, impulsado ba;o ñ egida
reción socialcristiana) para enfrentar el programa gubernamental,
de un Estado regulador y benefactor. Este patrón de desairo_
,rgrupando a la poderosa clase empresarial y a sectores medios del
llo nacional fue la base de la primera modernización iniciada
en Chile hacia los años veinte y profundizada tras la Gran ¡raís. En este proceso, la conspirativa injerencia del gobierno de Es-
rados Unidos se hizo presente para finalmente proyocar el violento
Depresión mundial de 1929. Las pugnas al interior del terri_
torio material y simbólico "propio"-una economía cerrad.a- die- ¡¡olpe militar del 11 de septiembre de 1973 (Kornbluh 79-152).
Lo que me interesa aquí destacar es el hecho de que este
ron lugar a una compleja trama de conflictos y disputas por
el pcríodo tuvo como protagonistas a los más variados actores de
proteccionismo estatal análogo al carnavalesco
-simbólicamente la vida económica, política y social chilena: grupos oligárquicos,
espacio donosiano. Esto es lo que cobró expresión
terminal en capas medias, intelectuales, sectores populares, todos ellos prota-
gonistas de una trama nacional, oscilante entre ficciones encon-
tradas de pavor y ansiedad, repulsión y deseo ante la injerencia
cxtranjera (los Estados Unidos). La vasta mayoría del país enfren-
Se ha ce¡acterizado Casa de campo como una novela
que, al plantearse des_ raría esta convulsa coyuntura con la idea soberana del Estado-na-
de "el mundo imaginario propiá de lo fantástico-al.glri.o,,,^op.."
a partir ción para resolver sus conflictos y sus disputas. La intervención
de "un movimiento distanciado¡ irrealizador" (Cerda"l72);o
que instiiuirla estadounidense parecía más bien un espectro y una interrogante.
imaginariamente una relación mediada con el plano referencial
de la histo-
ria, en base a una combinación del "modelo carnavalesco"
con er
.discurso De un modo análogo, la novela de Donoso, en sus páginas fina-
alegórico" (Gutiérrez Mou at,José Donoso 242). to que sugieren les, registra la tensión entre un universo interno, auto-referido, y
estas lecruras
es que la ficción donosiana privilegia ra autonomfa
derlpacio novelístico una presencia foránea casi fantasmagórica. El espacio novelístico
(en el sentido estético del high rnoirnism)
¡por ende, intenta articurar una
economía cerrada, en el propio discurso literario, con respecto se constituye, desde esta perspectiva, en una ficción del umbral,
a un eventual
exterior (referencial). el umbral de la pregunta ante la inminencia fantasmal (y fatal) de
Sobre la crisis de paradigmas que provocaría el
golpe militar de 1973, véase lo extranjero: trama y drama de una economía cerrada que deja
Garretón,55-72.
entrever sus fisuras y sus inestabilidades.
22 LUIS E. CÁRCAMO-HUECFIANTE lN I RODUCCIÓN i Tirazas, tramas y trampas del libre mercado 23

El mercado, los mercados, el libre mercado l')89 -tras el triunfo plebiscitario de la oposición democrática
('n contra del proyecto continuista de Pinochet-, el diseño y el
La neomodernización chilena así instala un nuevo contexro narheting ocupan un rol central en el posicionamiento de las
hegemónico y redefine el espacio nacional. Un hito significativo .lifbrentes opciones políticas en escena.l2 Los foros y las franjas
en esre proceso es la legitimación del sistema de mercado clcctorales en la televisión, cuidadosamente tramados por equipos
por parre
de la concertación de Partidos por la Democracia en el marco tlc publicistas y comunicadores, se transforman en ejes de la vida
de la transición democ rática. En su programa de Gobierno de
¡xrlítica y la atención ciudadana.
1988, se plantea "un compromiso simurtáneo con el crecimiento Por otra parte, en este escenario de interrelación entre merca-
y la justicia social," todavez que refrenda el principio de que .kr, política y cultura pública, predominan los signos y las imágenes
"el mercado es insustituible para articular 1",
pr.f.r.r.i", d. ios tlc la vida urbana y de una sociedad interconectada. La nación
consumidores" (11-14). En este escenario de tiánsito de la dicta- rro se imagina en referencia simbólica a remotos mundos rurales
dura a la democracia, la "comunidad imaginada" y cxóticos --el "Chile o una loca geografía" o el "Chile, país de
-en el sentido
de Anderson-, construida históricamerr,. .., Chile lincones" en la imaginación criolla de la primera modernización. 13
al amparo de
la matriz esraral, adopta ahora la forma de un espacio material y A dichos rincones ahora se los explota, se los consume, y se los
simbólico que se proyecta dentro del diseño de ia liberarizacióÁ strbsume en la imaginación ciudadana y citadina del mercado
económica: la nación-mercado.u
likrbalizado.ta
Hacia fines de los ochenta, el país se imagina en tanto ,.so- Desde una perspectiva histórica, el fenómeno del mercado
ciedad de mercado." Se yive en un país y en un paisaje de marcas,
logotipos e imágenes publicitarias. Thnto.n.l plebiscito
de rg8g
(que decidiría la continuidad del régimen militar
o la transición
a la democracia) como en las campañas presidenciares
de fines de
' En términos del mercado, el diseño opera en la creación de una campaña
publicitaria y el marhetinglo suplementa en términos de promoción y posi-
cionamiento de una idea-producto. Véase Imber yToffier, 167 y 346;'Ígeda,
Diccionario 114-17.
rr ' Hago aquí referencia a dos libros que, en la primera mitad del siglo veinte,
El estudioso BenedictAnderson prantea que la nación es "imaginada,, recorren edmirativamente el paisaje nacional: Chib o una bca geografn (1940) de
en la
medida que, aun en la nación m,ís pequeña, sus miembros no"lograrán Benjamín Subercaseaux y Cbih, pah dz rincones (1947) de Mariano fatorre.
co_
nocer a la vasta mayoría de sus compatriotas y firncionan ,.la
con i_"g.r, d. ' ' Como lo apunta Jean Franco, en este nuevo contexto "no Podemos escapar del
su comunión' (6). Para el historiador chireno Mario
Góngora, el imaiinario mundo de las mercancías hacia la naturaleza ya que ésta también se halla empa-
de la nación en Chile se formaría dentro de un patrón eátal,
,risión"que, a quetada y vendi ¿.i' (269-70) .Los paisajes "naturdes" son ahora suplementarios
pesar de su filiación liberal conservadora, ro [evirá a criticar
las ,.fo.-", d. del consumo como resultado del vasto proceso de absorción de la naturaleza
mercado, ya que, a su juicio, dicho giro significaría una
grave erosi ón del ethos en el capitalismo global. Bajo esta lógica de mercado, y específicamente como
estaral de la cultura nacional (Góngora it). ¡" los hechos,
er nacionarismo parte de la red global del turismo, funciona la cultura de los resorts enlas zonas
estarrl es relevado por un nacionalismo de marheting en que la cordille¡anas, a su vez los proyectos de centrales hidroeléctricas en el Alto
nación (al
igual que el Estado) se redibu.ian dentro de lo que Gárcía
óanclini, replan_ Bíobío o en la Patagonia chilena se insertan dent¡o de una lógica urbana de
teando a su vez las elaboraciones de Anderson, ha denominado ,,grobalización
masivo consumo energético, Lo natural fi.¡nciona así en narrativas de consumo
imaginada" (1999).
global. Por ejemplo, en el ámbito de la literatura, la emaznnía sudamericana
24
LUIS E. CARCAMO-HUECHANTE lN IRODUCCIÓN / t"""r, tramas y trampas del libre mercado 25

posee una historia de larga duración y no es exclusivo En las condiciones de la actual globalización del capital fi-
de la sociedad
moderna ni de los referidos procesos de liberalización económica. rrrrnciero, lo nuevo es que éste cobra forma (y contenido) en una
Según el historiador Fernand Braudel, aun circunscribiéndonos tlinámica hegemónica de desterritorialización. En el capitalismo
ala época moderna, existe una longue durée en el desarrolro his- trrrdío, "el objetivo de la producción ya no descansa más en nin-
tórico del mercado, que iría desde el mercado simple, vinculado
¡irin mercado específico, en ningún grupo de consumidores o ne-
a un lugar y a una comunidad, hasta el com.rcio a distancia t csidades sociales o individuales" sino en la imagen, sin territorio
y
las especulaciones financieras en la etapa de expansión ni nación, del dinero y el capital, creando así "un nuevo estado
mundi"l
del capitalismo industrial y monopólico.rr para el historiador rrrrtológico libre-fotante" (Jameson, The Cuhural Turn 153). La
francés, ya en las ciudades europeas áe los siglos inaugurales "cconomía abierta" es entonces la abrumadora apertura al capital
de la
modernidad, el contacro enrre "la vida material" (en J sentido trrrnsnacional, donde el libre mercado -en su intensificada circu-
de
una existencia elemental) y "lavida económica" no es continuo llción- mina todo vínculo estable a un territorio y a un referen-
e
implica cientos de puntos de intersección, como puesros, ferias, tc, constituyéndose, hegemónicamente, a través de una semiosis
dendas, hasta dar paso a "la economía" en el estadio más .'spectacularizada de signos e imágenes.
abstracto
del 'valor de intercambio" (Braud el g-I2).16 En dicha espectacularización, no se puede dejar de llamar la
:ltcnción, aunque sea de modo somero, sobre el vínculo simbió-
t ico que se establece entre el sistema del mercado global y el siste-
nra mediático y/o tecnológico contemporáneo. Desde un punto
tlc vista internacional, el crítico cultural George Yúdice ha se-
cobra entidad en la ficción de un best-seller nacional como
Er uiejo que reía
nouelas de amor (1989) de Luis Sepúlveda; en el campo ¡ralado que "el consumo de la cultura'inmaterial' (información,
p.,blicitario, el hielo
antártico que se expuso en el paberlón de chile en ü Exposición
universal scrvicios digitales, entretenimientos, experiencias mediatizadas,
de Sevilla en 1992; o, en el discurso público, la figuración
de Chile como
..el
ctc.)" se ha transformado en "un potente motor del desarrollo
jaguar de sudamé¡ica. " Pa¡a la crítica Ludle¡ esto se traduciría
Josefina -con
particular énfasis en la literatura latinoamericana posterior a 1990
-en una
nar¡ativa urbana que "borra la frontera entre lo rural y lo urbano;
borra la
oposición, absorbe el campo e incluye en su interior muchos
de sus sujetos,
sus dramas y sus mirologías" (Ludmer 104). mirar y leer el devenir de la circulación y el intercambio por sobre lo empírico.
Con similar perspectiva de largo plazo, el historiador Karl polanyi, Es así que Marx advertiría el halo metaflsico que envuelve la mercancía y la ten-
en su aná_
lisis de la emergencia del "sistema auto-regulado de mercado" sión entre valor de uso y valor de intercambio en la formación del equivalente
a ánes del siglo
diecinueve y que denominara "la gran transfo¡mación,,, no deja general como relación (el dinero, el capital); más específicamente, al comentar
d.
el hecho de que "la institución del mercado fue rerativamente "prrrri". el fetichismo de la mercancla, advierte dicha propensión a la desmaterialización
común desde
la Edad de Piedra tardía" en adelante, aunque sin rener un del objeto económico: "A primera vista, parece como si las ¡nercancías fuese¡
carácterautorre-
gulado (Polanyi 45-9).En su discusión dela resis del "hombre económico,, objetos evidentes y triviales. Pero, analizándolas, vemos que son objetos muy
de Adam Smith, Polanyi favorece una comprensión de la economía intrincados, llenos de sutilezas metaftsicas y de resabios teológicos' (Marx 36).
del ser
humano "sumergida en el seno de sus relaciones sociales,', con lo Polanyi, en su análisis del mercado moderno que emerge tras la Rwolución
cual se so_
brepone a la tendencia economicisra y a la reificación del mercado Industrial, advierte el carácter de "ficción' de la vida económica y socid de la
i
como un
"sistema autorregulado" (Polanyi 45-Í,g). mercancía: "la ficción de su ser tan producido la convirtió en el principio orga-
i Esta propensión a la creciente abstracción del mercado nizador de la sociedad" (79).Pare una revisión sucinta de las categorizaciones
capitalista ha llevado a
f los teóricos clásicos del mismo
-al igual que a un histo¡iador como Braudel_ a del mercado en Polanyi y Braudel, véase Haskell y Gichgraeber lll, 4-17 .
i

i
26 LUIS E. CÁRCAMO-HUECFIANTE lN I RODUCCIÓN / Tiazas, tramas y trampas del libre mercado 27

económico" (EI recurso 270), hecho que tendría estrecha relación l',1 rnercado es, en efecto, un fenómeno sociológica e históricamen-
con la existencia massmediática de las actuales sociedades de mer- It' rnucho más amplio, aunque, por ahora, adquiera configuración
cado.rT En el caso chileno, la oleada neomodernizadora se acoplará lrcgcmónica en la forma de un régimen específico de sentidos: el
con un consruno masivo de cultura audiovisual a partir de inicios .liscurso liberal de la economía de libre mercado.
de los ochenta, básicamenre con el auge de la telwisión en los más
variados estraros sociales y económicos de la sociedad.r8 Nada más
elocuente que el decisivo rol que tuvieron las franjas televisivas que l)cl ladrillo al hiperrrercado
formaron parte de la campaña pre-plebiscitaria por el "Sí' o el "ño"
a la continuidad del régimen autoritario de pinochet. El espacio te- El ladrillo: materialidad dura, sólida; materia que, en un plano
levisivo nocrurno, autorizado por el régimen de pinochet durante r¡rrrbólico, se asocia con un sentido de fundación, fundamento o
el mes prwio al referéndum del 5 de octubre de 19g8, conñontó al lr,¡sc. Este significado se remontaría a su uso en el mítico mundo
oficialismo y a la oposición democnítica en una "verdaderd' batalla .rr ¡irlico, cuyo creador, Marduk, tras la aparición de la tierra y el
de imágenes, donde, por primera vez, los publicistas y los artífices .rp,rra, lo habría inventado y usado para erigir una casa y fundar
del marhetingpasarían a jugar un rol protagónico. rrrr pueblo.re En dicha genealogía, el ladrillo se constituyó en base
Pienso que esta creciente espectacularizacióny complejización rrr¡rtcrial ysimbólica de un sentido elemental del hogar. Inscrito en
de la vida ciudadana en el sisrema de libre mercado ,,o o ,.r'pro.oo .liclra economía (e ingeniería) de carácter fundacional, el ladrillo se
evolutivo en que se van eliminando de modo radical unrs foi-a, e' r r;rrrsfrormó en piedra-base para la construcción de casas, templos

beneficio de la existencia de otras, sino que m¿ís bien se van superpo- y . iudades en la era pre-moderna. Más tarde, se incorporará en
niendo en función del ordenamiento que establecen los sisr.-"r..o- ,'l paisaje urbano de determinadas construcciones (universidades,
nómicos, sociales y tecnológicos dominantes. Hoy en dra, la sociedad r,tsonas, edificios históricos), como expresión de una nostalgia
de libre mercado es al mismo tiempo una'tociedad de mercados," en ,l.isica al interior de la modernidad. Asimismo, desde el punto
la cual se entrec Ít)zatt, de manera compleja y tranwersal, desde formas ,1,' vista del lenguaje cotidiano, una de las connotaciones que
de comercio virtual (e-commerce) o del mercado bursátil y telemático ,r.lt¡rririrá será como epíteto usado para calificar un texto que se
hasta los mercados callejeros, informales y populares, en los cuales
¡rrzga retóricamente duro y sobrecargado: "un ladrillo."
coexisten va¡iados circuitos y flujos de intercambio. Cargado así de diversas connotaciones, El ladrillo será el título
r Sin embargo, el discurso monetarista hegemónico informa ,1,'l rlocumento que se publica en Santiago en mayo de 1973 y que
una visión que fusiona la lógica capitalista misma con la compleja ( (,n(lensa la voluntad programática de un grupo de economistas
l existencia de los mercados, (con)fundiendo capitalismo y mercado. ,1,' rlcrecha, comprometidos con un enfoque monetarista de la
l , , rnomía y la sociedad. Este documento puso de manifiesto una

i1i¡ económica y política para enfrentar estratégicamente la


¡ '¡r1
l7
Para una teo¡ización más general respecto de la interrelación entre economía
de mercado y media, véase Jameson, postmodemism 275-277.
l8
Pa¡a una introducción al impacto de la culura televisiva en el chile
de fines
del siglo veinte, véase Fuenzalida (1990). Al respecto, véase Chevalier y Gheerbrant, 122.
28 LUIS E. CARCAMO-HUECHANTE
lN I l{( )l)UCCIÓN / Tiazas, tramas y trampas del libre mercado 29

política anticapitalista de la izquierda y del movimiento popular;


lln el prólogo de la republicación de este documento en mayo
esta nueva opción de la derecha se basaría en el propósito expllcito
de desmontar y demoler el viejo edificio del Estado benefactor,
ú' 1992, su principal gestor, Sergio de Castro, señala: "El modelo
rlt' rura economía social de mercado Propuesto para reemplazar lo
para encaminar a la sociedad chilena denro de los principios der
¡'xistcnte tenía coherencia lógica y ofrecía una posibilidad de salir del
liberalismo económico.20
rr r I xlc.sarrollo" (De Castro I 2). Lo que aquí se sugiere es el carácter aún
Se trataba entonces de erigir un modelo de liberalización
trrrr('tico del "modelo" en medio de la vigencia histórica de un para-
económica con el objetivo de re-fundar no simplemente una casa,
tli¡irne indusuialistayestatista dominante en los círculos hegemónicos,
un templo, un pueblo o una ciudad, sino una nación. Et kdriilo
r,r¡rr.r cle derecha, como de centro e izquierda. El libre mercado era' en
fue así el resultado de la discusión y elaboración de un grupo de
rlt't to, la ficción de "un modelo," sin expresión empírica e histórica
economisras anti-estatistas, formados en su mayoríabajo los pre_
¡'rr .'l devenir del país. El lenguaje de los economistas liberales, sin
ceptos del monetarismo ¡ desde ese punto de vista, "conyencidos
,'rrrlrrrr¡5o, parecía aún estar ligado a una pedregosa y pesada retórica
de los beneficios de la libertad económica," en contraste con el
.'rrnstrucción: el ladrillo. Aunque, por otro lado, muy a contrapelo
,1.'
modelo de un Estado planificador y proteccionista (De Castro
,1.'.licho desliz retórico el citado documento sentaría las bases del
I l).21 Hacia mayo de 1973, este esfuerzo programático cobró
,',lili.io post-industrial del mercado, cuya consagración inaugural se
forma en un documento colecdvo, textualizándose de esta manera
¡,r, xhrcirá con lavisitaa Chile del economista
norteamericano Milton
la nueva prédica de los economistas e ideólogos de la derecha ;rit'tlrrran
f en marzo del975.
chilena. según sus propios aurores, El lal.rillohabría llegado a los
A partir de este giro, la imaginación ciudadana comienza a
escritorios de los altos mandos de la Junta militar tan sólo días
rrl'lr'('sar a una escena económicay social de desmantelamiento de
después del golpe militar de 1973-
l, rs vicjos basamentos del Estado benefactor. La industria pesada,

l,r l<lgica patrimonial, la economía auto-referida de nación y te-


rrirorio de dicho Estado, al igual que sus utopías desarrollistas,
,'rrli'cntaban ahora laviolencia de su dramática crisis. La economía
20 se debe rener presenre que el liberalismo económico se enfrenra a las orras
rrr.rt.'rial y discursiva del mercado comenzaría progresivamente a
dos filosofías económicas de significativa infuencia a nivel mundial hasta los
, . urst ituirse en eje de la cultura pública. Los espacios de expresión
serenta: el keynesianismo y el estatismo socialista. En el conrexto chileno y
latinoamericano, además de estas filosofías, rambién el desar¡ollismo promo- , ,,n.lcnsada e hiperbólica del capitalismo post-industrial -como,
vido por Raúl Prebisch había adquirido ascendencia en el medio de io, eco-
nomistas y cientistas sociales. sobre el keynesianismo y el socialismo, véase
¡',,r ejemplo, el hipermercado- se instalarían paulatinamente
Bannock et.
,'rr cl paisaje dominante de las ciudades.22 Es así que el primer
a1., 229 -33 ; 266_69, 397 ; con respecro al desarrollismo, prebisch
(1950). lri¡rt'rrnercado se inaugura en Santiago de Chile en I976, bajo el
2r Fue sergio de castro quien lide¡ó este grupo de economisras y técnicos en la
confección del documento. De castro había sido formado enla universidad
de Chicago y llegó a ser ministro de Economía (197j-76) y ministro de
Hacienda (1976-82) del régimen de pinochet. A propósito de metáfo¡as de
construcción, uno de sus pares, el economista neoliberal RolfLüders sch.,
apunra: "El principal'arquitecto'del modelo fue, sin duda, sergio de castro"
lrl hipermercado consiste en una gran superficie comercial, diferenciado téc-
(t2l). nicamente del supermercado por su tamaño superior a los 2.500 metros cua-
.l r¿dos.
30 LUIS E. O{RCAMO-HUECHANTE lN I ll( )l)UCCIÓN / Tiazas, rramas y trampas del libre mercado 31

nombre de Jumbo. Sobre un rerreno de 7.000 metros cuadrados, r.n¡() rnanera de identificar aun hipermercad.o,hace patente la
su edificación ruvo lugar en el sector de la avenida Kenned¡ en r¡'rririca y el imaginario gigantográfico que, ya a mediados de los
Las Condes, en el "barrio alto" de la capital chilena.23 El nombre rrr('ntrr, forma parte de la lógica discursiva y espacial del capital
de este hipermercado santiaguino se vincula a la figura de aquel nrul t i nacional y transnacional.
legendario elefante capturado en África h"cia I g6l y que mrís tarde Ill hipermercado nos transporta a un espacio en que los
llegó a tener un tamaño excepcional: 3 metros y 25 cintímerros.24 olrjcros, de un modo hiperbólico, se sitúan por sobre los sujetos
Este hecho lo convirtió en una mercancía de alta cotización en ,lcl .,rnsumo. El hipermercado es la exageración de la oferta, la
el circuito de los circos, los zoológicos y los museos de Europa y r,rl'rc¡rroducción del deseo consumidor. ParaJean Baudrillard, en
Estados Unidos, aún después de su muerte.25 Con el tiempÁ, la r'rf r' cspacio, "los objetos ya no son más mercancías" o discretos
palabra jumbo, en lengua inglesa, se transformó en un sinónimo ri¡1rros, sino que se han transformado en "los que nos interrogan,
de "enorme."26 Pot lo mismo, este isotipo el elefante_, l, \onlos conyocados a responderles," en un despliegue homólogo
-Jumbo,
,rl rlc los medios, igualmente convertidos en "referéndum, perpe-
rrl() lcst, respuesta circular, verificación del código" (Simulacres
rr r-r l4).
21 La construcción del Jumbo estuvo en manos de la empresa constructora mul- l.a imagen del hipermercado que tiene a la vista Baudrillard
tinacional cENCosuD, llder en la edificación de mega-espacios comercia- rr lrr clel que surge en Estados Unidos I 9ue, anticipando la car-
les (supermercados, hipermercados, malls, homecenters)-enc^hile yArgentina. rr r¡irrrf ía del shopping center o el mall, se establece en las afueras de
véase: htrp://www.cencosud. cllcencosud/info_fi nanciera/default. sthll.
2a l,rs . iudades. A diferencia del viejo supermercado, ubicado en los
I'a palabrajunbo, que se convirtió en el nombre del ahora mítico erefante, no
es exacramenre de origen anglo y más bien deriva de mumbo jumbo, \('( torcs céntricos o interiores de la urbe, el hipermercado crearía
un térmi-
no proveniente del Africa occidental y que aludiría a un íáolo o divinidad. ( nr(lldes-satélites en proximidad y conexión con las carreteras
Dicho término se habría incorporado al inglés hacia el sigro dieciocho, para
rrrr.'rurbanas, redibujando de este modo (y a sr.t modo) el paisaje
referirse a un "sin sentido" o un "rirual vacío" (Hardin g ú -a¡ . Esta resignifi-
cación anglo-occidental de la expresión de origen africano deja entrevei una , ir,rtlino estadounidense.
cierta mirada colonial y despectiva hacia las cultu¡as rituales. A diferencia de dicho espacio autorreferido, la versión inicial
tt Este elefante, aún siendo pequeño, fue vendido y transportado desde El cai-
,1.'l lripermercado en Chile -el modelo delJumbo- se insertaría,
ro al zoológico de Pa¡ls en 1863; luego, en junio de 1g65, fue rrasladado al
zoológico de Londres; finalmente, lo adquirió phineas T. Barnum, uno de los
.rl igtral que los primeros malls en el país, dentro del circuito de
más poderosos empresarios circenses de Btados Unidos en la época. En abril l.r .' iudad. Asimismo, como ya lo he mencionado, este primer
t de I 882, el elefante arriba a Nueva york para converrirse e., l" Iri¡rcrmercado chileno se construyó dentro de la pudiente comuna
!."., atracción
de la compañía circense de PT. Barnum, hasta su
-,r..r. poi accidente en
Ontario, Canadá, en septiembre de 1885. Ti'as su deceso, Barnum no perdió
,[' l,as Condes en Santiago. Hay dos aspectos en juego en esta
t
I
la oportunidad de hacer negocio y obtener beneficio publicitario co., .l r.'l.rcalización del hipermercado al interior del radio urbano y en
I dáver del famoso elefante. Sobre la histo¡ia de ""- nn scctor adinerado. Por un lado, una demarcación de clase, en
i Jumbo y su comerciali zación a
escalainternacional, véase Harding (2000).
t6 ,'l st'ntido que, hacia mediados de los setenta y en el curso de los
B en este sentido que, en el idioma inglés, la palabra jumbo se comenzó a
I
usar en determinada retórica promocional y comercial. por ejemplo:
.r lrcnta, la capacidad adquisitiva se hallaba "hiper-concentrada"
Jurnbo
J* @l auión Boeing 7 47), ho t dng j umbo (un hot dog gigante), o j)rnbo drin h t rr los estratos socioeconómicos acomodados. Y, por otro, por el
(una bebida grande).
lr,r ho de que la cultura primermundista del automóvil no poseía la
32 LUIS E. CARCAMO.HUECHANTE lN I l{t )l)UCCIÓN / Trazas, tramas y trampas del libre mercado ))

misma popularidad en Chile y, más bien, como en muchos países rk',rbjctos abrumadoramente envolventes del sujeto. El sujeto se
latinoamericanos y tal cual ocurre hasta hoy en día, vastos secrores vu.'lvc el objeto de una economía espectacularizada de variedades,
medios y potenciales consumidores dependían de la masiva cultura rh' ,rlljctos-marcas que se abalanzan masivamente sobre los carros
intraurbana del transporte público. Estos aspectos locales permi- (y l.rs rnentes) de un consumidor subsumido en la ficción de las
ten complicar el abstraccionismo baudrillardiano con respecro a illx i1¡¡1s5.
la cultura del simulacro y la simulación, parricularmenre en su l)csde fines de los setenta y en las décadas siguientes, el mó-
conceptualización del hipermercado y la hipermercancía como si ,lr cspacial del hipermercado -a la vez que el modelo económico
r l, r

fueran articulaciones sin historicidad.2T En las condiciones materia- ,l¡' librc mercado- irá paulatinamente proliferando en el espacio
les del capitalismo tardío periftrico, y también del metropolitano, rrlriulo de la capital y las principales urbes chilenas, atravesando
no es posible declarar "el fin" de la economía política: lageografía y r.'rlcfiniendo territorios, particularmente el de la nación y la
material todavía tiene lugar (y varios lugares). , ru,l,rtl.De acuerdo al economista Patricio Meller, en el período
Hecha la salvedad anterior, no es menos cierto que, en con- l\ /6-t12, etapa fundacional de las transformaciones de mercado
cordancia con la teorización baudrillardiana, el hipermercado de lrr ( lllile, "las importaciones de bienes de consumo alcanzaron
los setenta inaugura un paroxístico y espectacular despliegue de un,r ('xpansión anual promedio cercana al40o/o" (Un sigb 196).
objetos: ingresar alJumbo significaría la inmersión en un escenario l'l rrurpa ciudadano comienza a redibujarse en torno a una serie
,1,' lrrgares pero, sobre todo, a cadenas y circuitos imaginarios de
r r)lt\un'ro y circulación.

lln este contexto, en que se consumaban y se consumían


27 Este abstraccionismo de Baudrillard se relaciona con su aFin teórico de sin-
l,rr rcfi¡rmas de mercado en la sociedad, se desplegaría -como
c¡onizar los procesos económico-simbólicos en una macro-economía general lrr ,rlrtrrrta el sociólogo Tomás Moulian-"un cuidadoso marketing
del signo o la simulación. Esta tendencia se hace aún más patente en la mane- ,1.'l trxito económico" a partir de una serie de "exageraciones se-
ra en que establece drásticos cortes temporales, entre fines y comienzos: desde
rrr,irrticas" (91-S¡. El discurso mediático y público del período es
el valor de uso e intercambio al valor-signo, o desde la economía política a
la economía del signo, o desde el industrialismo al postindustrialismo, par- ,1.' .'xrrltación, de eufori;-y de triunfalismo en torno a los logros
ticularmente en su erapa de semiólogo de base marxiste de Pour une critique ,1,' l,r rnodernización bajo dictadura. Se habló, a inicios de los
de l'économie politique du signe (197-2); o en sus saltos sin retorno de lo real
,,, lr..'nta, del boom o "el milagro chileno."28
a la abstracción del simulacro, en su fase posmodernista de Simukcres et si-
muktion (1981). En ellos, no hay mediación o distinción de niveles de con- llsta retórica del país-modelo en América Latina, que ha-
tinuidad dentro de los cambios epocales. ¿Es que la absrracción hiperbólica l,r.r ¡rrimado en el referido período exitista de la dictadura con
del hipermercado termina consumiendo a quien lo teoriza? Douglas Kellner, r('\l)('cto a los logros del sistema económico de libre mercado, se
crítico y esrudioso de la obra de Baudrillard, ha llamado la atención sobre
la propensión de éste el "discurso de 'no más' y'ya no' para describir una
decisiva mutación de objeros y del ambiente en la era moderna" y de igual
modo la escena de "una ruptura posmoderna": "exagera el quiebre entre lo
moderno y lo posmoderno" (Kellner l3). Al igual que Kellner, me interesa
establece¡ a lo largo de mi estudio, una vinculación crítica con los conceptos f'.1 exitismo del discurso económico de la dictadura cobró particular fuerza
e ideas de Baudrillard, pero sometiéndolos a un uso históricamente situado, . n 1 981 , año en que la economla nacional alcanzó un crecimiento del 7 ,8 y
contingente. l,rgró establecer una cifra récord en materia de inflación: 9,5o/o (Yera 54).
34 LUIS E. CARCAMO-HUECHANTE
lN I l{( )l )tl(lCIÓN / Tiazas, rramas y rrampas del libre me¡cado 35

retomará con fuerza en el discurso público de los gobiernos de-


lr'¡iirirrridad y resonancia en los medios de comunicación y entre
mocráticos de la primera mitad de los novenra; en este contexto,
l¡rr ;rr¡¡rlistas económicos, todos ellos convencidos, ante las cifras
Chile llegaría a imaginarse como "el jaguar de Sudamérica" o ,,el
,lcl ,rri<r previo, de que 1993 ocuparía"-d. menos- el tercer lugar
tigre latinoamericano."2e Se emulaba de este modo aquella figura
,'rr l.r lista de los mejores períodos económicos de los últimos 30
de los "cuatro tigres del Asia' que por estos años ,. h"bi" p,r--.r,o
,rrr()s' cn Chile (Vera 54).
internacionalmente en boga entre los economistas para e*alt", el
l.rr figura del "jaguar de Sudamérica"
o "el tigre latinoame-
crecimiento y éxito de las economías de Hong Kong, Corea del
r¡.rrro" aplicada a Chile constituyó una emulación de aquella
Sur, Singapur yTaiwán entre los sesenta y los noventa. En el caso
,,rrrstnlcción simbólica urdida en torno a los países asiáticos an-
chileno, hacia finales del primer gobierno democrático presidido
Irri¡rlrnente citados, específicamente apelando a los atributos de
por Patricio Aylwin, la representación del país como .,rigr. ..o_
l,'r fi'linos que se enfrentan de modo ágil y agresiyo a entornos
nómico," o "jaguar" en términos más localistas, obedecía a los
rr,rrr¡r'rrles cambiantes y desafiantes. En este sentido, se trataba de
optimistas balances y proyecciones del propio Ministro de Ha_
rlrct;rf irrizar "economías nacionales" capaces de adaptarse con fe-
cienda del período, Alejandro Foxle¡ quien sosrenía en ese en_
¡rl,ilirlad, pero asimismo con voluntad competitiva dentro de las
tonces que 1992 había sido "el año con mejores desempeños de
,'ri¡it'ntes y dinámicas condiciones del complejo sistema del mer-
las úldmas tres décadas."3' Este planteamien to gozaúade amplia
,.r,l.r global. En estas figuraciones se ponía, además, en acción
¡rrrrlrtílica una manefa de asimilar, o "domar," como "modelos"
,'¡,'r rr plares, a sociedades provenientes de periferias tradicionalmen-
r t', rsociadas con inestabilidad política y/o inconmensurables diferen-
Estos modos hiperbólicos de simbolización del "éxito" de la economía t,r\ ( ulrurales; de este modo, se confirmaba también la dimensión
chi- '
lena habían adquirido tal ubicuidad mediática que el principal represen_
tante del pals en ese enronces, el p¡esidente de la Reprit[c" Éd,r"Áo Frei
", ivilizadora" y 'bccidental" del régimen contemporáneo de libre
Ruiz-Thgle, se vio,compelido a expresar su punro de vista al respecto. rrr.'rt rrdo. En dicha uama de asimilación de la diferencia, la variante
En
una enrrevisra de fines de 1995, ya al cabo de dos años de su mandato,
Frei ,1.'l " j:rguar de Sudamérica" intentaba otorgarle una inflexión local y
Ruiz-Thgle explicita su reticencia a dichas consrrucciones simbólicas "otro."
en los r,'¡',i,rrrrrl a una representación globalizada del
siguientes términos: "No me gusra que se hable de chile como an tigre
la- lrsta imagen del país-jaguar, en su carga simbólica de poder
tinoamericano por un motivo muy simple: cuando se habla así es com*o
si se
tratara de sacar a nuestro país de su contexto. En todos mis discu¡sos
en el r .r¡ircsividad, conlleva una figuración fuertemente masculina de
extranjero, he sostenido que chile es pa.e de ra rearidad latinoamericana
y
creo que nuesrro futuro está muy ligado a la realidad de esta región,, (Bofiil
22) [énfasis mío]. De cualquier forma, Frei Ruiz-Thgle,.r, esá e.rrr.rri*r,
confirma la euforia reinante al poner de manifiesto J,, p.opia expresión de
optimismo ¡ de soslayo, desliza también un ligero tono-hipeÁólico: ,,si
tlc "desempeño económico destacado" en la historia económica chilena post-
uno analiza el airc 7995 consrara que es lejos ei mejor año áe la histo¡ia
l')60. Uno de estos indicadores, el del "c¡ecimiento," es bastante ilustrativo al
económica de Chile" (Bofill 2l).
r(specto: en1966 fuede 11,2; en1977,9,0;en 1981,7,8;yen 1989, 10,0.
En una crónica económica de la ¡evista
eué pasader 2 de enero de 1993, se I'.1 crecimiento estimado de 1992 era 10,0 y el proyectado para 7993 era7,5-
con análogo optimismo el planteamiento de Foxle¡ aunque se pro_
::tp"1d1 |i,0. Véase Vera , 55. Para un análisis de los aspectos económico-políticos que
blem¿tiza la idea de que sea "el año con mejores desempeñor." Err.rt.
-"r.o,
la referida crónica tabula los indicadores que habrían caracterizado los
\ustentaron la simbología del "jaguar chileno" en la década de los noventa,
años vóase Sznajder (2000).
36 LUIS E. CARCAMO.HUECHANTE lN I l( )l)UCCIÓN / Tiazas, tramas y trampas del libre mercado 37

la nación, y se relaciona con lo que Bourdieu ha definido como .'nvolverlo en sus fuctuaciones esPaciales y temporales, a la manera
una "hagiografía neoliberal," en que la masculinidad del sujeto es ,1,' rrna "serpiente monetaria."32 Es una serPiente monetaria (y
"construida, ante y para otros hombres y contra la femineidad," ,¡lr,,ra virtual) qte s. (in)visibiliza en el complejo ramado de la
( r(ulirción, desplegando de un modo más hiperbólico y masivo
como una "imagen magnificada," competitiva. El libremercadis-
mo, en esta perspectiva, configuraría un patrón hegemónico no ius cadenas de "metáforas, síntomas, signos, representaciones" y
sólo en términos de economía sino que también de género (una rsr,rblcciendo nuevos "valores" dentro de su ubicua dinámica de
dominación masculina). A través de la representación hiperbó- I ('(' r I pl azos, sea por "comparación, sustitución, suPlementación"
r

( ir rrrx, Symbolic 9). Los valores, los símbolos y las representaciones


lica de Chile como "el jaguar de Sudamérica," se pone así en (

circulación una figuración competitiva, agresiva y masculina del ¡¡' rt'll¡tivizan o se reconyierten en la cultura generalizada de los
sujeto nacional en la era del libre mercado. rrr'¡1ocios y las transacciones especulativas.
"compara-
Esta exagerada imagen del país da cuenta de una transición ¿Oómo opera entonces esta cultura de la intensiva
más general desde la cultura del Estado nacional a la de una nación- r l(in, sustitución, suplementación'? ¿De qué manera este fenóme-
mercado caracterizada por la omnipresencia de los lenguajes y los lro s(' articula en el despliegue mismo de la mencionada cultura
espacios promocionales. En efecto, la vida social urbana del Chile de rh' lilrre mercado? En su discusión sobre mercado y memoria, el
los ochenta entrará progresivamente al paroxismo del hipermercado, ¡ r ft ir o Idelber Avelar plantea que el capitalismo tardío ha llevado

los shopping centers, el mall,las ciudades satélites y las grandes cadenas ,r su :rgotamiento, a una "infinita sustituibilidad," layamenciona-
comerciales.3l Y como parte de este proceso, se desencadenará un rl.r lrigica del reemplazo: "cada información y cada Producto son
r(' r (' n nemente reemplazables, metaforizables por cualquier otro."
lenguaje abundante en isotipos, logotipos, prorotipos y estereotipos I

de carácter exagerado y comperitiv o: lo biper y lo mega. S¡r :¡nlilisis resulta sugerente, pero creo que se equivoca cuando

En este desplazamiento hiperbólico y expansivo, el sistema ¡rrcviurnente, y de un modo concluyente, suPone y afirma que,
de libre mercado se va literalmente tragando al sujeto estatal hasta f'lr ('sta.s condiciones, la mercancíaabjuraría "de la metonimia en
¡rr crrrbestida contra el pasado": "una mercancía vuelve obsoleta a
l,r .rrrtcrior, la tira a la basura de la historia" (Avelar 13). Es cierto

I Para historizar este proceso, cabría consignar algunos hitos significativos en la


¡ emergencia de la cultura del mall enla urbe chilena: el primer mall construid.o
¡ en el país fue el Parque Arauco, inaugurado en 1982 y localizado en el barrio
i
I alto de Santiago. Su gesto¡ el empresario de origen ausrríaco Thomas Fürst, Atlopto aquí la imagen de la "serpiente monetari¿" con que Gilles Deleuze,
! ('n su ensayo "Post-scriptum sobre las sociedades de control," metaforiza el
llevó a cabo este proyeco pionerojunto a un grupo de inversionistas, entre
I ¡r,rso de la sociedad disciplinaria a la sociedad del control.
En la primera,
los que se contaban José Said, Santiago Cummins y Edmundo Eluchans. En
1989 se crearía el mall Plaza Vespucio, en la populosa comuna de La Florida lr:rlrrfan predominado "los centros de encierro" (circel, hospital, fáb:ri'ca, fa'
(sectores medios y pobres), bajo el liderazgo empresarial del mismo Fürst y r¡rili:r, escuela); en la segunda, aparecerla la emPresa como "un alma," que "es
( r(:r'ca" y "remite a intercambios fuctuantes, modulaciones en las que inter-
otros inversionistas. Los antecedentes de este tipo de centros comerciales en
vicrre una cifra" o "el marheting," en suma, 'la serpiente monetaria" (Deleuze
Santiago se remonran al surgimiento del Shopping Los Cobres de Vitacura y
.l¡'12). En mi opinión, dicha metáfora de la sociedad del control cobra forma
el Boulevard Kenned¡ construidos en el sector alto de Santiago a 6nes de los
setenta (Pinto, hisr<5rica en la sociedad de libre mercado aquí estudiada.
Diario La Tércera 1310412000).
38 LUIS E. CÁRCAMO-HUECHANTE lN I lt( )l)UCCIÓN / Tiazas, tramas y trampas del libre mercado 39

que esta lógsca es inherente a la circulación intensiva


-desechar, rrr.r nretamorfosis incesante a través de sustituciones pero también
tirar "a la basura de la historia-", pero no se puede olvidar que el
rll rt'r'iclajes y superposiciones, contigüidades y transposiciones.
libre merc¿do también recicla sus objetos (materiales y simbólicos),
Irr hr rnismo, en la esfera económico-política, el régimen de libre
coca-cola hasta las imágenes del golpe militar de
desde la lata de
nr¡'rt,rrlo no eliminael Estado: lo achica, lo exprime, lo comprime,
1973. Se sustituye
y se restituye, se desecha y se recicla: el remix. lo ('\r rlrngula, pero lo requiere con vida, para volver a usarlo de un
De ahí también la limitación teórica que resulta al leer esta escena
rrr,,rlo pragmáticoy funcional, subsumiéndolo en el discurrir del
económica global a partir de una narrariva conclusiva de fines y
r l¡rirlltransnacional y global.36 Se trata entonces de un escenario
comienzos, teleología que se puede observar en discursos posmo_
rL' rrrriltiples transposiciones y contigüidades, de fujos, en va¡iados
dernistas del tipo Baudrillard I9ue, a modo de tic,..ruen" en la y lr,rstrr contradictorios niveles.
retórica deAvelar.33 El mercado liberalizado es más bien ecléctico.
con la flexibilidad y la adaptabilidad del pastiche, del remix o de
la simulación, recicla sistemas y objetos, instituciones y sujetos,
Inur¡¡inando mercados
en el orden económico, político, social y estético.
La economía cultural (y la cultura económica) del reciclaje L:r relación de la literatura, las artes y la cultura con el merca-
permite así que los signos se encadenen al interior de una flucruanre ,lrr, igrralmente posee una específica longue durée. El crítico Ángel
red de sustituciones y rehechuras, que los anuda a un sistema y evita
l{.¡r¡r:r cstableció importantes aproximaciones a la relación de los
el colapso global en la basura de la historia: el recurrente discurso
prx'r¡rs modernistas con la emergencia del mercado literario y
contemporáneo de la "sustentabili dad."3a Cuando se agota la lógica
r rrltrrral a fines del siglo diecinueve en América Latina, situación
del continuo desechar y la posibilidad de lo nuevo, enronces se r un('( t:rda a la distancia con la presencia y los bríos que cobraba
recicla. En la literatura y las artes, esto es Io que cobra forma ¡'rtc li'nómeno en los países europeos. Atrás quedaba el modelo
y sintomáticamente se condensa en la estética del pastiche.3s El rh'l ¡rrrtrocinio personal o mecenazgo, tanto en sus versiones aris-
serpenteo del libre mercado --€n su propio mega-pastiche- supone
rrrr r,iticas como burguesas, y los escritores comenzaban a lidiar
, , r r l;rs leyes de la competencia y con el fenómeno de la formación

vuelvo aquí a tener en mente la ya comentada arista terefinalista en el discur-


so de Baudrilla¡d.
I
En 1983, las Naciones Unidas estableció la Comisión Mundial del Medio
t ,1.' la mezcla indiferenciada y. mimética de estilos, metaforiza la economía
t Ambiente y_Desarrollo. A partir de su informe, publicado en 19g7 bajo el
t .lcl sujeto estético, pero también del sujeto económico contemporáneo en
título our common Future, se "globalizan" las categorías de'tustentabiliáad"
i y "desarrollo sustentable" como marco sistémico para enfrentar problemas de lit'ncral: un sujeto hiper-endeudado. En mi análisis de la narradva de Alberto
l;rrguet, me detengo en detalle sobre las significaciones económicas, estéticas
crecimiento, desarrollo, energía y recursos ambientales y h,r-"ro, a escala
v lirerarias del pastiche en relación con el libre mercado. Sobre el pastiche en
mundial.
.l capitalismo de mercado, véase Jameson, Postnod¿rnism 16-18.
El agotamiento de lo nuevo y el nuevo régimen del reciclaje es lo que, en una
lrsro es lo que subyace en el ubicuo discurso de "la modernización del Esta-
dimensión económico-estética, limita el alcance de las prácticas vanguardis-
,k,," presente en la discusión pública chilena desde inicios de los noventa en
tas hoy en día. El pastiche, consistenre en la ¡enuncia a lo original y eicultivo
.,,lclante.
40 LUIS E. CÁRCAMO.HUECFIANTE iN I ll( )l)tXlClÓN / Tiazas, tramas y trampas del libre mercado 4t

de públicos. Según señala Rama, los escritores hispanoamerica- ¡ rrl,'rr,r cle una historia literaria y económica a la vez, desde
f

nos "fatigados, dejaban de lado la literatura y se entregaban al el rt'¡listro de las transacciones sentimentales, patrimoniales y
comercio," sin resolver de modo efectivo su relación con "la ley rrolr('rirrias en la segunda mitad del siglo diecinueve, Pasando
de la sociedad creada' (Los poetas 6-7). Además, el mercado de las
¡rlr y especula-
Lrs avatares novelados del mercado financiero
letras era demasiado precario e incipiente en nuesrros países, lo uvo rk' inicios del siglo veinte, hasta la imagen Poética de un
que agravaría la crisis de espacio que experimentan especidmente nr¡'r,;¡rkr local que no está lejos de los discursos populistas en
los poetas en un orden social ahora regido 'por los principios de .ru¡,('il inicios de los cincuenta. Así, en el segundo capítulo de
competencia, la gananciay la productividad" (Rama, Los poetas llrt'titt lliuas,la circulación del dinero y la dinámica del mer-
14). Pero, sea en América, Europa u otros continentes, la relación r,rrlr, :rf)arecen sujetos a la lógica rentista y patrimonial de la
entre la literatura y el mercado moderno no ha sido meramente h¡,,rrr;r tlccimonónica de don Dámaso -"qt. tenía por principal
sociológica, sino que también ha cobrado forma en los propios lrr,¡,,ot io cl de la usura en grande escala, tan común entre los
textos narrativos, poéticos o dramáticos. No es este el espacio para r nlrn,rlistas chilenos," orden que se complicará con el arribismo
abordar esta materia, de tan vasto alcance temporal y espacial, pero lrrrrlirrtls cle nuevo tipo encarnado en Martín Rivas (Blest Gana
creo indispensable dejarlo apuntado.3T t, ). li.n Casa grande,Ia fiebre de los negocios de 1905 recorre
L)
Si nos remitimos a la tradición literaria chilena, baste con- l¡ n,,vt'la, con intermitentes inmersiones en la reinante atmós-
signar obras tales como Martín Riuas (1862) de Alberto Blest ln,r rlc crisis, pérdidas y ganancias, en que, como se consigna en
Gana, Casa grande (1908) de Luis Orrego Luco, Sub-terra: cur- rl ,,. r,rvo capítulo, "todos se hallaban someddos al oleaje y a las
dros rnineros (1931) de Baldomero Lillo o las Odzs ebmentales lr'rrr¡rcst:rcles de la Bolsa" (Orrego Luco 212). Se trata entonces
(1955) de Pablo Neruda. Btos ter<tos construyen la línea imaginaria rl,' lr, r iones que, en diferentes momentos, abordan la tensión
. n r r (' ('l irnaginario oligárquico patrimonialista y el burgués es-

¡
rlr r l,r r ivo antes y después del novecientos.
r

Si lllcst Gana y Orrego Luco nos remiten a escenas de


rrrlr..rtlo de impronta oligárquica o burguesa, los cuentos de
37 En un ejercicio muy parcial bien se puede pensar -dentro de la tradición li- ll,¡l.l,,rrrcro Lillo y la poesía de Neruda nos introducen en
teraria española- en EI ingenioso hidalgo Don Quijote dz k Mancha (1605) de
Cervanres. Los párrafos iniciales del primer capítulo ya nos colocan en el um-
rrrr.r rt'gistros económico-culturales. En efecto, en los cuen-
bral de la economía y la ficción, haciendo colindar la circulación de los bienes trrr rcrrrlrilados en Sub-terra: cuddros mineros, Lillo ficciona-
con la de los libros de caballerías en la ficción de su personaje (Cervantes l9). lrr,r .'l rlcspiadado mercado de los cuerPos y de las materias
En el conrexto novo hispano de la Colonia, piénsese en Grand¿za mexicana ('l r¡rundo de la minería en el Chile de principios del siglo
(1604) de Bernardo de Balbuena, cuyos versos nos insertan en el mercado 'n
de bienes y símbolos de la ciudad mexicana colonial, toda vez que alude a la \'r rrr('. lln contraste con el orden urbano elegante y pulcro
creciente circulación transoceánica de bienes. Por ejemplo, Bdbuena escribe: ,1, l.rs rr:rrraciones de Blest Gana y Orrego Luco, los cuentos
"Ie India marfil, la Arabia olo¡es cría, / hierro Yizcaya,las Dalmacias oro, / ,1, li.rltlomero Lillo ponen en dramático relieve un mercado
plata el Pirú, el Maluco especiería, / seda el Japón, el mar del Sur tesoro / de
, ,r¡,r¡.¡li*¡¡ chileno de despiadada transacción y sobreexplota-
ricas perlas, nácares la China, / púrpura Tiro, y dátiles el moro, / México her-
mosura peregrina..." (79). Así, a continuación, procederá a loar las riquezas ' r{rn
(l('los cuerpos trabajadores (adultos e infantiles) y de las
naturales y exóticas del Nuevo Mundo (Balbuena 80-82). l,r,rr, r i.rs (cl carbón).
42 LUIS E. CÁRCAMO-HUECHANTE lN I ll( )l )t l(lclÓN I Trazx, tramas y trampas del libre mercado 43

Por su parte, con una mirada más optimista, en las Oda"s ,lrv,'l,r la manera en que -bajo la impronta hegemónica del
elementales de Neruda se registra e imagina la circulación de las lr'n('turismo- se produce "un profundo giro hacia un discurso
materias en un espacio igualmente popular: la feria de pueblo. rll r.r¿r,lramiento de mercado y administración ejecutiva en el
Esto es lo que cobra notable expresión lírica en su "Oda alaalca- rrr rrl cultural público" (72).Por su parte, en su estudio de la
chofa." El poeta escribe: 'y la dulce / alcachofa / allí en el huerto, rultrrril de empresa y el estatus de las artes en las sociedades
/ vestida de guerrero, / bruñida / como una granada, / orgullosa, ;,¡t.rrlt¡rrnidense y británica, Chin-tao'W'u analiza "el impacto
I y un díal una con otra / en grandes cestos / de mimbre, caminó rlr Lrr lrolíticas de libre mercado y el ethos de las décadas de
/ por el mercado I a realizar su sueño. / En hileras / nunca fue tan llr.rtrher y Reagan" en las pollticas privadas y públicas con
marcid / como en la feria /. . . " (Nerud a 69-71). Esros yersos nos rrrlr('( to al mundo de las artes (1-15; 122-I5B).
remiten al espacio del mercado local, eje de referencia económi- l)t'scle una perspectiva latinoamericana, el crítico cultu-
ca y simbólica para el imaginario nacional-popular de mitad del
t,rl N(:stor García Canclini confirma dichas tendencias hacia
siglo veinte en Chile.38 Ilrcr .lc los ochenta y principios de los noyenta. En efecto, en
l,os citados textos de la literatura chilena conforman discursos rrr lrlrro Culturas híbridas (1992), García Canclini constata
literarios en los que el mercado es una figura que se acota literaria- ld rrr¡t'vu condición económica y cultural de los artistas y la
mente en conexión con los imaginarios criollos de la nación-estado, r ulrrrr;r contemporánea: "los productores del arte hacen la re-
de tipo nacional-oligárquico (la fronda) o nacional-popular (el ll¡'¡r,ir¡ sobre su trabajo en el descentramiento de los campos,
pueblo). El mercado, por lo mismo, se domestica y se segmenta lrr l.rs tlcpendencias inesquivables del mercado y las industrias
como localidad, en virtud de distintas fases e imaginarios sociales r rrlrrrr'¡rlcs" (62). En este diagnóstico subyace un cuestionamien-
criollos, establecidos con antelación o durante el curso de la pri- rn ,r l,r rnatriz modernista que dictamina la autonomía de la
mera modernización. +.¡lrr,r litcraria y artística. La literatura, las artes y las culturas
Lo nuevo que emerge con las reformas de mercado de media-
ll'lrrl;rrcs, en sus cruces híbridos con la cultura de masas y los
dos de los setenta es que -en el plano nacional e internacional- se rrr( nrils de información, nos plantearían el reto de repensar sus
comienza a gestar y a desplegar una onda expansiva y envolvente lr,..rlrz.:rciones en el sistema de mercado: se habría producido,
del sistema de mercado en desmedro de la agencia esraral, tanto , rr ,'l r¡rru'co de la coyuntura modernizadora contemPoránea,
en lo social como en lo cultural. Así, por ejemplo, en su estudio irrr,r r.'rrbicación menos elitista de los circuitos de producción
de las políticas culturales y la situación de la cultura en la era r' r,nsrullo de la cultura.
de Thatcher en Gran Breraña, el estudioso Jim McGuigan ( i:rrcía Canclini constata, además, el hecho de que "esta
rrr,,,lt'nriz-¿rción no la hicieron los Estados sino la iniciativa pri-
r ,r, I ,r " ( ( )ulturas 93) . Lo que se puede leer en su planteamiento
r,. un:t voluntad de renovar los aparatos críticos culturales,
38 La consolidación de las ferias al aire libre en el Gran Santiago tiene estrecha
rrr( u unrpir el discurso de la acostumbrada demonización del
relación con la vigencia del populismo en el Chile de los treinta y de los
cuarenta. Según el historiado¡ Gabriel Salazar, en 1938, "con el triunfo del ,r\r( nr:l r.lc mercado e imaginar las reapropiaciones y las resig-
Frente Popula¡ se ratificó de modo definitivo el subsistema de abasto cono- rrrlr,.rr iones que se despliegan en un mundo de "ciudadanos
cido como'ferias libres"' (81).
1 r .rrsurr)idores." En este marco,.lq f:rq".dedesconocer el
r.
1

i-
44 LUIS E. CÁRCAMO.HUECFIANTE lN I lt{ )l)UCCIÓN / Tiazas, Íamas y trampas del libre mercado 45

hecho de que lo político y lo social han pasado a funcionar cl .s¡rrcio del régimen del mercado globalizado genera habitual-
bajo nuevas condiciones en la sociedad del libre mercado: por rn('nrc una desvinculación del sentido colectivo de la actividad
un lado, la representación política se halla mediada por, y su- (partidos, movimientos sociales, comunidades) : la
¡r,I f t itrr-social
jeta al marheting por otro, el sujeto social, al perfilarse como rlrryrrnción entre consumo y ciudadanía que habita en el interior
ciudadano-consumido¡ rra a suponer un enre más complejo rl,'l r¡rismo sujeto cotidiano contemporáneo.
en sus patrones de comportamiento económico, político y
cultural.3e
Sin embargo, el planteamiento de García Canclini tiene lil ¡¡r¡cvo mercado literario chileno
serias limitaciones. En efecto, al tratar de co-implicar consumo
y ciudadanía dentro de una narrariva política global, adscribe lil libre mercado es, al igual que la globalización con-
al mercado la condición de espacio para una acción política de- Ir'rrrporánea, un mega-evento, un hipermercado de vastas
terminante. Esta es una propuesta errónea en su base, dado que rlrrrcnsiones. Ha¡ en este sentido, una abundancia inusitada
desconoce la relativa diferenciación (y tensión) que aún existe rl¡' r¡r;rtcriales económicos y culturales en circulación. ¿Cómo
entre mercado y política, especialmenre en los países latinoame- rl rc¡iistra esto entonces en el ámbito de la literatura, hoy mar-
ricanos y en particular en Chile. En los referidos conrexros, los ,,r,1,, ¡ror las contigüidades y transposiciones, las hibridaciones
partidos políticos y los movimientos sociales juegan, por una y l,,s llujos de una sociedad de mercado globalizado? Para dar
parte, un rol significativo en la constitución de ciudadanía, ¡ r urnrrr de esta situación de la literatura en la globalización
por otra, sus acciones siguen referidas a la esfera representacional rrr rr¡;rl, y particularmente la de la narrativa latinoamericana a
del Estado, en un proceso relativamente diferenciado del mer- de un
¡r,rrtir clc 1990, la críticaJosefina Ludmer ha acudido,
cado. En un plano más general, García Canclini no considera el lrr,r,l,r tnetafórico, a la imagen de la Exposición Universal. Su
hecho de que el consumo subsume al sujeto en una lógica que t¡'ris t's que, en este nuevo escenario, "todas las épocas y luga-
puede conducirlo fácilmente a su despolitización. Esto es lo que \('
rr'\ cxponen en 'la Exposición' o en el mismo territorio del
la crítica Jean Franco advierte al refexionar sobre la manera en
lrr'\('r'rtc, la literatura de hoy (y no sólo la de América Latina)
que las sexualidades alternativas son consumidas al interior del r u('rrtrr todo el tiempo la historia de la literatura con otras
mercado global. Según Franco, por ejemplo en torno a íconos r ,rrr'¡,,orías históricas: los estilos y formas que antes se oponían
mediáticos como Michael Jackson, se puede observar una y rrrt t'rlían, ahora conviven y se exhiben en syncltro, y también
"cita Fácil" de "la bisexualidad en sus ropas y conducta" y que ¡,'r'xlriben en fusión" (103).
meramente "marquerea una versión de la diferencia de género llstilos y formas, entonces, "ahora conviven." Lo que aquí
que despolitiza su potencial refractario" (273). En este senrido, y ,rlror:r se ha producido es una especie de sincronización entre
l,r ¡rlcnrt consolidación del libre mercado y las hibridaciones
' ,r,r( r('rísticas del sistema
literario y cultural, un tiemPo-esPa-
I to ('n cl cual la liberalización económica se empalma con esta
re Sobre esta interrelación enrre mercado y política en la sociedad contemporá- , \l)('( ic de liberalización estética. En este sentido, la figura de-
Universal no es tanto lo que podría
' nnorr(inica de la Exposición
nea, véase Vernick (1991).
46 LUIS E. CÁRCAMO.HUECF{ANTE lN I ll( )l )t X:(llÓN lTrazx, tramas y trampas del libre mercado 47

metaforizar este "presente" sino que más bien se trata de una l.,r liberalización de los lenguajes se Pone recién de manifiesto
nueva rrama: la de la escena globalizadora y especracularizadora (
err llrilc a partir de la segunda mitad de los ochenta, en que
del hipermercado. Fnr('rll(' trn conjunto variado de estéticas y consumos literarios, a
En el caso de la sociedad chilena, la legitimación literaria nt vt't ntltrcndos de diferentes maneras por el sistema del mercado'
de esta cultura global del libre mercado tomó un tiempo; es escena de la modernización
lil rrrc¡',rrcvento del hipermercado -la
así que, en su erapa autoritaria de la segunda mitad de los r lul,'rr,r ,r fines del siglo veinte- es la condición general de posi-
setenta y parte de los ochenta, con la censura de la libertad de
l,rlr,l,r.l 1).rra este masivo despliegue de variedad, y la condición
expresión y sus efectos destructivos de la industria del libro, su
¡,¡¡r,'. Ílit:r cs el hegemónico despliegue de la industria editorial
imaginario liberalizador no se registró de modo celebratorio en
rlr r,rr.ir tcr multinacional.
la literatura del período.4o [Jn rexto que, con notable calidad lls rr partir de la injerencia de capitales españoles, entre los
literaria, metaforizay parodia esta situació n es paseo Ahumada r rr,rh's r'strín los complejos editoriales Planeta yAlfaguara, que se
(1983) de Enrique Lihn, un conjunto de poemas escritos en del libro con el mercado
¡rr,,,lrr, un sustantivo giro en la relación
('
estilo narrativo, paródico y autoreflexivo. El formato de la fnfflrvo cn cl Chile actual.at Aún en tiempos de dictaduray ad
publicación de Lihn, en tamaño tabloide y con los materiares Planeta lanzaen 1987
ltttt tttt lcl inicio de la transición democrática,
característicos de un periódico artesanal, metaforiza la crítica ru , ok't ción de autores chilenos, agrupándolos en la colección
situación del libro de poesía y el libro en general en la etapa llrl,lrotcca del Sur, a partir de la cual se pondría en circulación
autoritaria del experimento neoliberal chileno. Son poemas Irrr.r r rilrrica, un sello, un distintivo: la Nueva Narrativa Chilena.
escritos en medio de la oleada recesiva de la econom íay el shoch
l'rrtrc lines del ochenta e inicios de los noventa, la colección
por la deuda externa vividos en l982,una crisis que remeciera el
f f rlrli, rtt'crr del Sur logró "posicionar"-en el sentido de marheting-la
denominado "milagro económico chileno. " En el paseo Ahumada,
irl¡,¡ rlt' rrna Nueva Narrativa Chilena, poniendo en circulación
Lihn parodia la imagen de una ciudad y un país converridos,
de un modo irrisorio, en una de las tantas "pistas de aterrizaje,,
del capital global, en la cual el poeta y su obra
-al igual q,r. io,
vendedores callejeros del Paseo Ahumada en el centro d. s"tr- I .r ¡rrt'sencia expansiva de las grandes emPresas edito¡iales ibéricas ha marca-
tiago- se hallan desplazados y marginalizados, a merced de las ,1,, cl n¡ercado de la na¡rativa en América Latina desde fines de los ochenta
( r .r(lclxnte. En el caso especlfico de Chile, esta tendencia político-editorial
circunstancias fluctuantes del mercado hegemónico. A partir de
,., irrst;rla con la gestión empresarial de Planeta. Se debe recordar el hecho
esta condición, el poeta se niega a la "libre mercadización" de su
rlr' t¡rrt la casa matriz de Planeta se encuentra en Barcelona y sus accionistas
discurso y opra por una actitud paródica y contracultural. rrr.ry.ritarios son Juan Manuel La¡a Fernández y su familia. El sello Alfaguara
1( ursralaría en Santiago a principios de 1995, abriendo su propio catálogo
i

,1, ;¡r¡tores chilenos. El historiador cultural Bernardo Subercaseaux confirma


{ \r.r (cndencia, señalando que las editoriales más activas en el campo literario

r .rlt¡trtivo en Chile están ligadas al capital español o euroPeo' como las ya


lr.'ntionadas Planeta y Alfaguara, Ariel, Grijalbo, Ediciones B, Arra¡ín y
Para un recuento histórico-cultural de la situación del libro bajo dictadura,
\.urrillarra Chile (194-216). En el caso de Editorial Sudamericana, el año
véase Historia d¿l libro en chile (alrna cuerpo) de Bernardo Subercaseaux,
I .'(X) I pasó a ser propiedad del complejo empresarial multinacional Random
r57-193.
ll,'rrs.'Mondado¡i.
48 LUIS E. CÁRCAMO-HUECHANTE )l)tJ(l(llÓN lTrazas, tramas y trampas del libre mercado 49
lN I ll(

sistemática un conjunto de firmas, autores y obras nacionales y rin' ( onlo efecto de una política editorial multinacional orientada
constituyendo de este modo un renovado mercado literario en el e ¡lr,rtlrrcir un "mercado nacional."a3
país.42 La pandoja es que este proceso ya no se produce a través rrrl de la poderosa industria editorial española en la confor-
l'.1
de una industria editorial nacional, como, por ejemplo, lo había In¡r irirr y formateo de mercados literarios en América latina -con
sido en los años sesenta con la gestión de la casa editora Zig-Zag, elrr ros notables en la configuración del espacio literario tanto a
e¡r ¡l¡r krcal, regional o global- tiene un antecedente mayor en el

a2 Entre fines del ochenra y principios del noventa, la colección Biblioteca


del Sur publicaría obras narrarivas de una variada gama de autores chilenos,
¡r,rrtc, cl libro de Cánovas, enfocado en las novelas de escritores chilenos
rales como: Roberto Ampuero, Jaime Collyer, Gonzalo Contreras, Marco rr,r. itl.rs entre 1950 y 1964, plantea la tesis de que las narrativas de estas
Antonio de la Parra, Ana María del fuo, Ramón Díaz Eterovic, Diamela ru('v:rs lleneraciones constituirían una especie de 'novela de la orfandad,"
Ehit, A¡turo Fontaine Talavera, Alberto Fuguet y Sergio Gómez. Con la ,l,rrr.lt'r¡uien habla sería un sujeto "vaciado de contenido para exhibir una
excepción de Eltit, asociada más bien a la denominada 'escena d e avanzadi' ,,rcn(i:r primaria, activada por un acontecimiento histórico, el de 1973"
o neovanguardia chilena de los ochenta, esre elenco estelar de firmas y tltu- ( t't), ()rra referencia de interés es la colección de ensayos, en su mayoría
los conformará el fenómeno editorial y el conrenido de la rúbrica "ñu.u" ,r, .rrlr:rnicos, publicada el año 2000 y editada por Verónica Cortínez, en
Narrativa Chilena." No se puede dejar de mencionar, en este circuito, la l.r , rr.¡l sc abordan "las novelas chilenas de fin de siglo," considerando a
irrupción de mercado de la escrito¡a Marcera Serrano, con su novela -A/a- , t rir.r'cs y escritoras que publican su primera novela a partir de 1989; de
sotras ¿lue nos queremos tanto (1991), a rravés de la casa editora nacional \r( nrodo, el recorrido crítico y literario del libro se sitúa en un contexto
'
l¡s Andes. un hecho relevante en la ampliación del catálogo de planeta , lrrh rro postdictatorial (16-19).
es que, rras el inicio de la democracia, rerornan del exilio alg,rrro, ( rrrr rcspecto al referido rol de la Editorial Zig-Zag en la promoción de la
mayores y que Ia casa editora decidirá incorporar, como son el caso "utor.,
de Da_ ,l, norni¡¡rda Generación del 50 en el curso de la década de los sesenta, la
río Osses, Carlos Cerda, Germán Marín y , rltir;r Soledad Bianchi ha destacado su carácter de hito en la constitución
José Miguel Varas, u orros que,
aún permaneciendo en el exteriot serían incluidos, como, por ejemplo, el rl(' un:r cstrategia de mercado enfocada en narradores nacionales. La men-
narrador José Leandro Urbina, en ese enronces residente C"í"da^1or._ , r,,¡r.r.l;r (ieneración del 50 incluiría narradores tales como José Donoso,
llana fuera 48). Para una visión de este fenómeno editorial"r,
y literario, véase l,,r¡',r' lrdwards, Enrique Lafourcade y Claudio Giaconi. El editor Carlos
el volumen Nueua Narratiw chilena, editado por carlos olivárez. Este ( )rcll¡rrra lliera
-editor general de la filial chilena de Planeta en la década
libro reúne las intervenciones de escritores, críticos y editores convocados ,l, l rr.rvcrrta- reafirma también la tesis de Bianchi, señalando el hecho de
a refexionar sobre la temática en un encuent¡o titulado "seminario Nueva ,¡rr, "lir tlenominación Generación del 50 fue una invención de Enrique
Narrativa chilena," auspiciado por el diario La Épocay realizado en San- Lrl,,rrrtade, y que en una cierta medida la buena nueva de su existencia
tiago en cuatro fechas consecutivas, duranre julio y de 1997. Dentro rr' ¡rrrr¡rrrg<i y arraigó gracias al apoyo de la entonces poderosa e infuyente
"gorto
de los estudios académicos, consúltense los estudios-de Bergenthal (2000; I ,lrrrrrirrl '/-ig-Zag" (44). Efectivamente, dicha casa editorial publicó obras
I 999), Decant e (2002; 2000) y Cánovas (1997) . El estudio ,l, .rur,rrcs de dicha promoción literaria. Algunos títulos fueron: Los mejores
de Bergenthal
(publicado íntegramente en alemán en 1997) hace un somero unttor rlc Jos¿ Donoso (1966) y Este domingo (1966) del mismo autor; Para
recuento der t
entorno polftico-editorial que rodeara el"mini-boomde la Nueva Narrativa ,tlttr tl cielo (1960), El príncipe y las ouejas (1961) y Noaeh de naaidad
Chilena," usando los instrumentales de la sociología de la literarura, aun_ { I'l(r5), cntre otros, de Enrique Lafourcade; y, Un hombre en la trampa: Go-
que incurriendo en juicios ideológicos de carácteráemasiado general. A su l't('0) de Claudio Giaconi. Alrededor de estos títulos, autores y escena
.r:,,/ (
vez, el estudio de Decante ofrece una lectu¡a de lo que denoriina "la n.r;r. iorral, Zig-Zag desarrollarla una política promocional de esc¡itores
rees- ¡,,,
t¡ucturación del campo literario en el chile de la transición democrática , lrlt r¡r¡s. Sin embargo, su gestión obedecía a capitales de dpo nacional y no
(1988-1997)," utilizando los soportes concepruales de ra teorla r'¡n.rlicr(), cn el contexto de un país que lejos estaba de ser regido por un
del "campo
literario" de Bourdieu y de los teóricos de ia recepción (26-146). por st r,r, ¡rr,r tlc mercado globalizado.
50 LUIS E. O{RCAMO.HUECHANTE lN I ll( )l ll,( I ll(1N lTrazas, rramas y trampas del libre mercado 5r

rol jugado por Seix Barral en la emergencia del denominado boom ( lrr cl trasfondo de este contexto global de mercado, los
latinoamericano en los años sesenta.44 SegúnÁngel Rama, el fenó- l€trr'rrrcrros lirerarios de consumo masiyo sevuelyen ubicuos en el
meno del boom fue de la mano de una "expansión del mercado'r e prfr,r. r, . rrltural chileno. En efecto, desde fines de los ochenta en
"intensificó la vinculación del escritor con losmass ntedia," en un arlel¡r¡tc, sc pone en circulación una serie de tídos pero también
marco de "profesionalización" del escritor (El boom91-110). En las rle lllrr.rs (rrutores) que constituirán éxitos comerciales mayores:
últimas décadas del siglo veinre, esre patrón, por lo dem¿ís de tipo tetrff r.rr;uncnre La casd de los espíritus (1982) y luego El plan
transnacional, se ha amplificado en términos masivos y sistémicos. lnltntro (1991) de Isabel Allende, Un uiejo qae leía nouehs de
Ia gestión "chilena" de Planeta desde fines de los ochenta es una an,t,t'l l()tl9) de Luis Sepúlveda, Nosotras que nos queremos tanto
manifestación específica de este vasto proceso. En este nuevo esce- I ltr', I ) .lc Marcela Serrano, Mala onda (1991) deAlbeno Fuguet
nario, los complejos editoriales "multinacionales" diseñan yffaman V I d t ttttlttl ¿nterior (199 1) de Gonzalo Contreras; y unos años
de una manera mucho más hegemónica los mercados "nacionales.,, tnár rr(l(' l,¿ Reina Isabel cantdba rancheras (1994) de Hernán
Asimismo, establecen las fronteras de la circulación; por ejemplo, Rlvrr,r l,ctclier.a6 En su análisis de este fenómeno de mercado,
los autores de los cat¿ílogos chilenos, salvo excepciones, no se ponen el r lltr. l.conidas Morales lo relaciona con "la tradición de la
en circulación en países yecinos o en España.a5 Ir¡rvrl,¡ rrr;rsiv¿r (por definición ajena a la experimentación) cuyos
utlp,rrr('\ t'strin en el folletín de mediados del siglo XIX;" con la
rclv,',l.r.l rlc que, desde los ochenta, se insertarían dentro de la
lrrrrv,r silrr:rción de "globalización de la mercancía' (14). Este
aa irer r rvo ;rnllisis, sin embargo, no aclara ni menos profundiza en
Existe una amplia discusión sobre el papel de seix Barral en el período del
denominado boom latinoame¡icano. una referencia básica a ,arr., .., a.r.rr,", el r *¡rJr rt'r'rrrismo de "la mercancíd'en lapresente eraglobal, en que
en esre aspecto, es la Historia personal d¿l "boom" (1972) de Donoso.José lr ¡'rr¡rt us rcbasa lo sociológico y lo referencial y cobra expresión en
una excelente y sucinta discusión crltica sobre la problemática de literatura y ls , rrltrrr':¡ nrcdiática y ficcional del logotipo, la marca, la imagen y
mercado en esta coyuntura se encuentra en el ensayo "El .boom' en perspec-
tiva" (1981) de Angel Rama. un esrudio más reciente sobre la industria del
libro, el mercado literario y la inserción de la narrativa del boom en España
es el estudio Foreigners in the Homehnd: The spanish American Neu Noier in
Spain, 1962-1974 (2000) de Mario Santana. por su parte, sobre la relación ll,,l.¡rrr,, rrtrtor que, por lo demás, vivió en España desde 1977 hasta su deceso
enue se.ix Barral y los esc¡itores del boom, en conexión con problemáticas de , rr , I -'(X).1. Fln el caso de Lemebel, quien ha vivido y vive en Santiago, Ana-
política, mercado y censura en el conrexto español del franquismo, consúltese 1,r.rrrr,r ¡rtrblica su libro de crónicas Loco afán en el año 2000.
el llbro The censorchip Files: Laün American til/itns and Franco's spain (2007) ' 'r¡rl,rt.rlgrrrrasdeestasnovelas,elestudiodeKathrinBergenthalconsignalas
de Alejandro Herrero-Olaizola. lrlirr( nr( s cifias de ventas a lo largo de la primera mitad de los años 90: No-
a5 Un c".o diferente es el de la editorial Anagrama, la cual, desde fines de los iltt¿t\ tlil( nos queremos tanto de Serrano, 35.000 (aproximedamente); Mala
ochenta, ha publicado autores chilenos, como el esc¡itor de cuento y novela ,,,t,l,t ,k I;uguet, 24.000, La ciudad anteior,2l.000 (BergenrhaJ,, EI mini-
Roberto Bolaño (sandago,7953-Barcelona, 2003) y el cronista y novelisra l',','ttt ).)5). En el caso de Allende, su novela EI plan infnito se ubicará por
Pedro Lemebel, poniéndolos en circulación dentro de ur, de mer- ,.rr(,\ nr(scs en la lista de "Libros más vendidos" de la "Revista de Libros"
cado trasadántico. Asimismo, por el tipo de autores y obras"orr..pro
que iiende a pu- J, t / hlrcurio, durante eI eño 1992. Basado en la revisión de archivos edi
blicar, esta entidad editora se concentra en una literatura menos orientada a r"r.rl('\ )'cntrevistas a escritores, críticos y editores, el estudio de Bergenthal
su conversión en fenómenos literarios de consumo masivo. La novela Esnell¿ r, .rlr¡.r r¡nu contribución importante en materia de estadísticas y clasificación
distante, publicada por Anagrama en 1996, es el primer libro que le publica a ,1, ,1.¡r,r' tlel consumo literario en el contexto chileno del libre mercado.
,2 LUIS E. O{RCAMO.HUECHANTE f H I llr rl lt l( ( ,l(JN lTrazx, rramas y trampas del libre mercado 53

el código de mercado.aT En orras palabras, la actual globalización I )¡'r'strr rnanera, en medio de la pérdida de anclaje de deter-
del sistema de mercado, ámbito más vasto que el de la tradicional !nlrr,rrl,rs rclL'rencias tradicionales (como la familia, las costumbres
mercancía-objeto, no es mera continuidad del universo económico hrrg,rr,'tr,rs, la memoria histórica, o la naturaleza) que ha produ-
y cultural caracterizado por Marx a mediados del siglo diecinueve ¡irlrr ll l)r()('cso de la modernización intensiva, estos autores se
sino que, m¿ís bien, conforma una red discursiva en que habitan, nut rnr rlc rrna economía sentimental de lectura: la nostalgia por
y habitamos, tanto los autores como los textos.4s telerrrrrt's ¡rirsados, remotos o perdidos. Así, cobrarán una vida
La dinámica global de libre mercado en que funcionan las Frllnr,r r'rr e'l mercado cultural ciertas temáticas, como aquella
novelas en cuestión en este sentido constituye un complejo tra- áltrrri¡lcr':r r'lc encantamiento y superstición de "la casa de los
mado de discursos en circulación. En efecto, aun en su común er¡rlr rtu\ ('rr la novela que consagra a Allende; o el mundo de la
consumo masivo, estas mismas novelas conforman un haz variado átnrr/unfir t'n (Jn uiejo que leía nouelas de amor de Sepúlveda o el
de registros. Es así que las referidas novelas de Allende y Sepúlveda Frf rdr rrr .1.' l;r l)atagonia en la posterior novela (Patagonia Express)
hacen usufructo simbólico de la diferencia de lo exótico y/o de lo rlel rrrrrr¡rr urrtor; o, en la narrativa de Serrano la presencia de
distante, a partir de una reutilización no-mediada de los códigos Frtet rr rt í¡rit lrs casonas antiguas. A su vez, en una novela como La
del realismo mágico (a lo García Márquez) en el caso de Allende, Hcut,t l,,tltrl ümtaba rancherds de Rivera Letelier se ficcionaliza
o de la tradición de novelar lo exótico en el caso de Sepúlveda. el lnrrrrrhr tlc los obreros y las prostitutas vinculados al ambiente
En cierto sentido, al constituirse en meros opera¿ores de lenguajes rlr l,r.. t.rlitrt'ras de inicios del siglo veinte en el norte de Chile,
y códigos estéticos previos, estos autores resultan ser especies de rnnt.'rt() t'r'on<imico y social históricamente asociado con los
escritores-consumidores. La novelística de Marcela Serrano, por su rr lF,r'n('\ tlt'l rnovimiento obrero y la izquierda marxista en el país;
parte, opera con el código de "lo reconocible" (el sentido común), ¡l¡.r'¡t,r lolnrrr, Rivera Letelier lleva a cabo una restitución ficcio-
narrando las vidas de mujeres de capas medias, en un lenguaje Ir,rl r¡rrc rt't'jcrce en un escenario contemporáneo de pérdida de
pretendidamente simple y directo, pero en verdad endeudado con vig,r rrr r,r .1.'tlichos referentes tradicionales de la izquierda chilena.
el viejo realismo de siglos pasados. l'rt,r n,'r'r'liz:rción de la nostalgia por ciertos pasados perdidos, o
r¡rrr r,,ltrcvivcn borrosamente en fotografías color sepia, sinto-
nrdr/,r l.s cfi'ctos de desarraigo de la neomodernización I9ue,
rl,lt r¡rrr' ..'rr rrrr impulso político, se traduce en un mercado de
a7 Con respecto a esta cukura económica de logotipos, marcas, imágenes y có- tt¡ll t,rr tr,.l\ st'rrtimentales de consumo masivo. Es como si, a través
digos emergida en el contexto post-indusrrial de la publicidad, el marhetingy rlr r.,r,¡s rr.rvcllrs, los lectores ingresaran a espacios y a tiempos
el diseño, véase el estudio de Naomi Klein (2002).
ot lr,l.,,rrlrs" tlistantes, exóticos, idos o desaparecidos- a la manera
las frases de apertura de la sección primera del volumen de El capital,
"l escribe: "La riqueza de las sociedades en que impera el régimen capita_ r l¡ n | | r\ t,ts c rryo lugar de proveniencia es el "incuestionable" aquí
Marx
lista de producción se nos aparece como 'un inmenso arsenal de
-.r""rr.írr' ¡, ,rlr,,r.r .1.' ll¡ Ircomodernización.
y la mercancía como su forma elemental" (3). Ho¡ esta ,,forma elemental', I .r rr'vt'l:r cle Contreras, en cambio, opta por situar su historia
se ha vuelto mrís compleja en el tramado post-industrial del sistema de mer-
cado, cuya red discursiva ' il illl,t .rrnrrisfcra de provincia menos exotizante; a ello se agrega
-m¿¡c,., logos, isotipos, diseños- se superpone a la
objetualidad concreta de 1o que se consume. De esta forma, la fetichización ,l lr,,lr. tk' r¡ue, en términos de lenguaje y estética, su relato
opere en torno a una especie de mercancía desrealizada. rr'rr lr.,u( () ('strí mediado por el código cinemático del thriller.La
54 LUIS E. CÁRCAMO-HU ill lllt ll rl r( ( l( )N / liazas, tramas y trampas del libre mercado 55

neomodernización chilena -metaforizada por la imagen de una ldl¡rt,r un.r ('st¿tica realista, aunque más rigurosa literariamen-
central hidroeléctrica en consrrucción a cierra distancia del F r, ¡rr,r th'rivación, abundante en minuciosas descripciones,
de los acontecimientos narrativos- se vuelve distante y próxima a tl¡rrl'rrrl, los gratrones de la novela decimonónica en la línea
la vez, contrast¡índose con el ambiente pueblerino extrañadamente dr ll¡lr,r,.
familiar desde donde el protagonisra-narrador enuncia su historia. l'r,r ru llrlo, la novela Mala onda de Alberto Fuguet plan-
A diferencia de Allende, Rivera Letelier, Sepúlveda o Serrano, tsÉtil rrrr,¡ rrrrcva relación de la ficción literaria con el sistema de
aquí lo remoto es la propia escena neomodernizadora ¡ de esta lnelr¡,1,r, Si h relación con el omnipresente mercado es funda-
manera, la narración de Contreras logra un efecto fantasmático lfl€rr t ¡l r r rt' r t (' sociológica (el consumo masivo: en Allende, Rivera
r

de distancia respecto de su propio presente. l:telr,',, Sc¡rrilvcda o Serrano), o temática (la neomodernización
Otra es la estrategia que adopta una novela no mencionada H,ltu r orrrcnido pero en clave formal decimonónica: en Fontaine
previamente, que no tuyo el nivel de espectacularidad de consumo lrl¿vcr.r). o cscénica (el escenario narrativo situado en la brecha
masivo de las restantes, pero en la cual se registra de manera más Éltlrr l,r rcgrcsi<in pueblerina y el progreso modernizador: en Con-
explícita la trama de la neomodernización chilena: Oír su uoz (1992) tFt¿¡), l.r rr:rrrativa de Fuguet registra y alavez urde una retórica
de A¡turo Fontaine Thlavera. Enredados en trarnas y dramas ma- Í urr rrrnl)icntc ficcional de libre mercado al interior de su propio
trimoniales, familiares, económicos y financieros, los personajes de dl¡, r r r,,' I it cionalización y ficción de la era transnacional y global,
r

esta novela son parte del ambiente social que tiene como trasfondo Ftr rr v('rsirin chilena.
a la nueva élite empresarial y profesional emergida en el Chile de los l,r y.r titada novela de Fuguet es la historia de Matías Vi-
ochenta.ae Al igual que la narrariva de Serrano, Fontaine Thlavera rulr,r, un .rtlolescente inmerso en los avatares de su familia, sus
lnrp.lr y su cntorno social de clase alta santiaguina. Contada
tslt lrililr('r:l l)ersona y anclada temporalmente en las primeras
rpnrrur.r\.lt'septiembre de 1980, esta novela es un relato de la
ae Fnrurr r,r rrtkrlescente de Vicuña en la gran ciudad, en medio de
Otra novela del período que escudriña ficcionalmenre en los ambientes de la
clase ejecutiva y empresarial emergida en el conrexro de la neomodernización urrr rulrtrrrrjuvenil de consumo no tanto de objetos (por su
es Uñas d¿ muerto (1998) de Juan Pablo U¡ibe-Etxeverría. Gala¡donada en r rtlrlrr rtirr cconómica acomodada,yalos tienen), sino sobre todo
1997 con el Premio Revista de Libros del Diario El Mercario, esta novela ,lr rr¡irr,'* t' irnágenes. Es así que, además de la relación socioló-
tuvo escaso impacto en términos de crítica y de mercado. A diferencia de la
novela de Fontaine tlavera, [Jñas dz mueno de Uribe-Eoceverría está escrita
glr,r, tr'rn:ítica y de escenario acorde con la neomodernización,
en un estilo coloquial, ágil y conciso, dotando de notable velocidad a su rit- l* r',,1,rtiv:r de Fuguet trama su tiempo-espacio en el imaginario
mo narrativo, aunque sin dejar de ser una novela que se expande por más de ,1, ,l'.r rrrtcnsiva circulación, valiéndose de una retórica anclada
cuatrocientas páginas, como un fresco social, en torno a las ajetreadas vidas
r rr ¡ l lr.rlrlrr juvenil y urbana de la nación-mercado, en suma, un
de personajes que forman pane del circuito ejecutivo y profesional del Chile
de fines del siglo veinte. Si se considera que adopta como escenario narrativo l, ll,,u,rl(' y rrna ficción homólogos a la circulación paroxística de
el tradicional sector financiero del centro de Santiago (calle Nueva york), l,,u .r¡,,rr,,s y las imágenes en la sociedad contemporánea.
Uñas de muerto tiende a evocar Casa grande (1908) de Luis Orrego Luco, una \rrr crrrbargo, otros lenguajes narrativos emergidos en
pieza clásica de lo que podría constituir la novela financiera chilena y en cuya
,L
tradición habrla que situar esta novela de Uribe-Etxeverría, y también, hasta 'nr('\t() de los ochenta e inicios del noventa, plantearán
cierto punto, la de Fontaine Talavera. ¡ tr, u, .r\ y visiones que cuestionan la escena del hipermercado
56 LUIS E. CÁRCAMO.HUECFIANTE lN I l( )l)UCCIÓN / Tiazas, rramas y trampas del libre mercado 57

globalizado.5o La narrariva de Diamela Eltit, por ejemplo, es rt ,r¡romía callejeray barrial. Se puede decir que, de alguna manera,
una de las indagaciones más significativas de este período, por su I'r t'scritura de Lemebel sexualiza y aun carnaliza deseos y violencias
manera de explorar el espacio de la escritura y cuesrionar no sólo
lr('scntes al interior del libre mercado, en un lenguaje que, en sus
la subsunción de la literatura en el sistema de libre mercado sino rr.t lx'nteos cronísticos, cuentísticos y poéticos, de ensamblajes
también del mismo formato hegemónico de la novela. Sintomáti- Iet r'¡rtlos y populares, se "desencaja" respecto de la economía de la
camente, su narrativa opera en el interior de una sobrecodificada rrov.'la que domina la Nueva Narrativa Chilena.
economía del signo -cn el sentido de Baudrillard-, problematizán- l'.ste variado espectro de narrativas, que van desde Allende y
dola en el propio plano del lenguaje. En efecto, esta indagación, Eltit y Lemebel, emerge, curiosamente' en el marco
l;rr¡irret hasta
a la vez narratiya y poética, se lleva a cabo en distintas erapas rlc rrn sistema hegemónico y una culrura de la "mercadotecnia"
de la producción literaria de Eltit; desde su "novela" Lumpérica r¡rrr' pretende establecer una segmentación estratégica de los mer-
(1983), en la que la escritura da cuenta de la experiencia de un r,rrkrs. Los fujos de circulación literaria se hallan mediados por
cuerpo femenino que se enfrenta a las tramas semióticas de una l¡¡s hilos (in)visibles de una ficción sistémica de diferenciación y
urbe chilena represiva, mercandlizada y espectacularizada, hasta r orlilicación: "los nichos de mercado."
un texto narrativo más reciente como Mano de obra (2002).En ()abe consignar aquí el hecho de que este concepto de "los
este libro, Eltit ficcion aliza el espacio del supermercado, en el cual rrr. lros" se halla originalmente vinculado a la ecología y a la bio-
se devela la sórdida trama de una economía global de sujeción de h'¡',ll evolutiva, refiriéndose tanto a "la función u ocupación de
los cuerpos trabajadores a un régimen laboral que los explota, los rrrr organismo dentro de una comunidad ecológica" como al "área
codifica y los manipula como mercancías reciclables. cr¡rccífica dentro del hábitat ocupado por un organismo;" en este
Otra narrativa diferenciada críticamenre respecto de la nr.rrco, los nichos ecológicos se formarían "por competencia y
neomodernización chilena es la de Pedro Lemebel, cuyas cróni- ¡rrcsiones ambientales"
(Eblen y Eblen 479-80). En esta formula-
cas se comienzan a publicar en medios alternativos de izquierda r ¡rir¡ básica de la categoría de "nicho ecológico" subyace una fuerte
a inicios de los noventa. Valiéndose de la crónica urbana, como rrrllrrcncia de las teorías de Charles Darwin sobre la evolución de
ocurre en su primer libro La esquina es mi corazón (1995), Lemebel llr t's¡recies. Es precisamente este vínculo darwinista entre "nicho"
desafta los dispositivos urbanos, políticos y económicos del control y "( ornpetencia" el que, en la formación del concePto de "nicho de
modernizador de la ciudad chilena de la dictadura y postdictadu- rrr.'r'..:rdo," se traspasará a la disciplina del marheting. Desde este
ra. Así, sus crónicas reivindican las experiencias de los cuerpos ¡,rrrrro de vista, los nichos serían estrategias a través de las cuales
y el habla de sujetos homosexuales y travesris inmersos en una "1,,s egentes de mercado dedican el 100o/o de sus esfuerzos hacia
rrrr ¡rcqueño segmento de un mercado en vez del mercado total"
(lrr¡lrcr yToffier382).
lil concepto de "nicho de mercado" irá progresivamente per-
t0 Deseo dejar apuntados aqul principalmenre los hitos na¡rativos que a partir de nr.',rrrdo el discurso del consumo literario en Chile en el transcurso
los ochenta cuestionan la escena de la economía de libre mercado. No obstante,
,1,' lines de los ochenta y la primera mitad de los noventa. Esto
por la importancia de la poesía en Chile y en especial por la relevancia que
tuvo en la etapa dictatorial del ajuste, habría que volve¡ a destacar el ya co- , r kr que la crítica Raquel Olea advierte al analizar un sistema
mentado corpus poético de Enrique Lihn, El Paseo Ahumada. , n cl cual "temas tabú, identidades minoritarias, signos antes
t8 LUIS E. CÁRCAMO.HU l¡ f llt tf tl ,( ( l(.)N l liazas, tramas y rrampas del libre mercado 59

reprimidos, vuelven a reverberar con el brillo que ahora otorga Fl eler to ¡('u ilicante que tiene el concepto de nicho de mercado,
producto -material o simbólico- de consumo masiyo" (74).Es Fh I € r r r r r r r rr rtl¡ I idad de encaj onamiento del autor-obra-producto,
codificación no consiste simplemente en un volumen de ventas éflrttr ¡'lti.lrrrl sin vida, sin movimiento.
cifras con respecto a mercados estadísticamente definidos, asu l'¡t.r r('t(iric:r de codificación mornroria, si funcionarade un modo
que no deja de ser interesante si tomáramos la ruta de un estudi d*,ltrt,,, rrr¡rondría un control omnipotente de las proyecciones
de carácter sociológico y empírico. Aquí me refiero sobre FFaehxr¡lrr.rrrtcs" del marketing sobre las producciones culturales y
a los nichos de mercado(s) como proyecciones sedimentadas S ru¡.t, r. socialcs, sin desórdenes al interior de los flujos sociales del
las estrategias del marketing y el discurso de la crítica literari Ggüruru r y lrr circulación. El propio sistema del mercado y la circu-
es decir, imaginarios discursivos, proyecciones, en primer lugar, h$¡tl, ,1,' hrs r¡utores y obras literarias es, en este sentido, un sistema
mentales y retóricas, respecto de los circuitos de la lectura y el Élüllrr,,rrrrcntc sujeto alas flucnraciones del mundo social, dinamiza-
consumo literario. $r ¡rl , ln:ir.urtcs cambios queyan desde el orden económico (poder
Desde esra perspecriva, en el conrexto chileno de la época, la l*¡ttt.,t,u, r, lriratería) al orden educacional (cobernrra de la educación
narrativa de Fuguet buscaría posicionarse con respecto a un públi- l€f*tinr ) o lristririco-cultural (cambios del gusto estético).
co adolescente y juvenil; la literatura de Isabel Allende y Marcela
Serrano, con relación a un público "femenino" medio, así como la
narrativa de Diamela Eltit supondría el segmento académico del
mercado cultural, o la crónica urbana de Lemebel implicaría un lrrrl¡ r nf ¡ cl campo semántico del cementerio. En el caso del francés, nicbe
público alternativo crítico al sistema. Estas codificaciones a partir rr rrr( ,r l.rs ¡rrismas acepciones arriba consignadas, salvo su uso medieval, ya
, n ,1, .rrr,,, t¡rrc haría referencia al espacio cóncavo asignado en las murallas de
de la lógica de los nichos resultan relativas y cuestionables, tanto en
ll. ,¡,,1, ur,r. l)irr:l personas fallecidas de estatus noble o a¡istocrático (véase Rey
un sentido rerórico como social. Aparte de su acepción ecológica, f'rl(| I'll l). F,n lengua itdiana, nicchio eltde a significados asociados con
que hace referencia a la lucha vital de las especies por los espacios r lrr, ,rvul.rrl, aunque también hace referencia a las conchas ma¡inas (Battaglia
I rlI L'|). La palabra nicho en castellano se remite etimológicamente d cita-
y por sus funciones dentro de ellos, la palabra "nicho," al asociarse
rLr rr'rrrino italiano, con las siguientes acepciones: "concavidad en el espesor
con los cementerios, posee también -en castellano- un fuerte rlr llil nillr'(), para colocar en ella una estatua, un jarrón u otra cosa;" "con-
significado sepulcral y mortuorio.sr Esto hace más patente aún ,,r\ r'l.r¡l orn):rda para colocar algo, como las construcciones de los cemente-
f

r", l'.r.r , olt¡car los cadáveres" (Real Academia 1580). La segunda acepción
, r r,l' n( i.r un¡ relocalización lingüístico-cultural del término en su relación
,,,1 ,l ,.rrrrpo semántico de lo mortuorio y lo sepulcral. Dicha resonancia
.¡ cn los países hispanohablantes, dada la popularidad de los nichos
5r ' "nnin
La categoría "nicho de mercado" traduce el té¡mino técnico niche rnarketing, ¡ r Lr\ r ('nrcnterios. En Chile, los nichos son concavidades rectangulares en
proveniente del inglés (Imber y Toffler 382). En lengua inglesa, se vincu- rl,rrr,l.rrrtt' cantidad dentro de grandes murallones de cemento, cuyo bajo
la etimológicamente al francés nichier o nicber, signifrcando "concavidad," ,,,rr,, ¡ r ¡¡ntirnico lo hace popular en los cementerios urbanos. De allí enton-
"nido," "lugar" asignado a una persona según sus "capacidades, ocupación o ,,. ,¡rr, l.r categoría "nicho de mercado" no puede dejar de pensarse en este
estatus," "un lugar de seguridad o retiro;"
¡ por último, "un puesto desde el ,,,rr, \r. rn¡terial y simbólico. Pensar el mercado, en esta dimensión de ne-
cual una apertura en un me¡cado [...J puede ser explotada." En el caso de la , r, ,¡,, rlrr, bicn puede complementar lo que apunta la crítica Francine Masiello
acepción "concavidad," en un nivel más bien especializado, remiti¡ía a ,,un ,rl ,,,r¡¡r'rrtrr una novela del escritor argentino Ricardo Piglia y Íazar una
hoyo ornamental para una estatua, urna, etc." (Brown l9l7). Lo que se de- irl..' !r r\',r irnagen: "... la economía de mercado [...] entiende la globalización
riva de estas definiciones es que prácticamenre no tiene ninguna vinculación ,,,rr. rn rrrmercio de objetos y cuerpos sin alma" (168).
60 LUIS E. CÁRCAMO I /
lltIllllllll l( lN li,r¡;rs, rr:u¡ras y trampas del libre mercado 61

De este modo, en muchos casos, las obras y los públi


* ¡r,lrt". .,rltltr;tt irin, otro de los hechos igualmente significativos
terminan "desencajonándose" de las codificaciones de
& ls r.,¡'n,r (ultur;rl chilena es que, sobre todo en los medios
nichos propiciados por el sistema de marketing. Un ejem
H¡l¡lvrrr, l,r li¡irrr':r dcl ntnking literario se establecerá de modo
que se pone en evidencia en el presente estudio es el caso de
Hti*¡ ¡lrtellrlrito, ¡ritrticularmente hacia fines de los ochenta. En
narrativa de Alberto Fuguet; proyectada editorialmenre para
C É*tttturt,, ,lrik'lro, cl léxico del ranhing hasta ese entonces era
público adolescente y juvenil de los secrores socioeconómi pflnsl¡rllnrnlt(' l)ru'tc clc programas radiales, revistas y suplemen-
acomodados de la sociedad chilena, la masiva piratería de
H lt rcl t¡rr('\ .lt' ¡triridicos dedicados a la música popular y al
libro de cuentos Sobredosis (1990) y de su novela Mala o llFtt-tdr uhr ctt ¡icttt'ral. h,n 1989, el recién fundado suPlemento
(1991) lo pondría, sin embargo, en circulación en estratos
h¡¡t¿11,, "l{¡'vist¡r tlc l.ibros" comienza a publicar semanalmente
populares de lectura. Otro ejemplo de "nicho desbordado" .I¡'"l.ibrrts más vendidos;" un ranhing confeccionado,
il|¡ ll¡t¿rl.r
constituye la crónica urbana de Pedro Lemebel, a la cual ¡ttr ¡nnr('r.s tit'tnpos, a Partir de las ventas de libros tanto de
Éñ
prensa, de variadas maneras, ha intentado situar en el nic
Retkllr r,rrt,r rl.'r¡o ficción en alrededor de siete librerías de la
de "literatura gay," aunque en la práctica cubre un espect
erpltul , lrtl,'rr.r. I )t'r'st¿t forma, se instituye una modalidad de leer
heterogéneo de lectores, tanto en términos de género sex
la llt.t¡t,r',,.1,'r.1.'l.rs códigos del éxito de mercado.
como de estratos sociales.52 I ,r tr¡',rtrrr,,lt'rniz.ación del mercado literario chileno se puede
De cualquier forma, a partir de esta lógica y rerórica de tsafÉrlr.lr/¡rt r'ntr)tlccs como un proceso en que se condensa y a
nichos de mercado, las editoriales diseñan el posicionamien
fa ver ¡,' r'rp;u¡(l(' rura mayor sobrecodificación, diferenciación,
de sus autores y sus obras con el objetivo de copar o en
n¿rlvirl,r,l v r orrr¡rlcjidad de la circulación, con determinantes ya
circuitos específicos de lectores-consumidores, llH ldtr rriln hrt;tlcs y nacionales sino también transnacionales y
convenciones de género sexual, estrato socio-económico, edad
¡¡hrlrulrr; ,l,,nrlt' ('ntr¿ln en juego factores tanto empíricos y refe-
nivel educacional. Asimismo, en conformidad con este
Fllr l¡le'r , ,,ttto tliscttrsivos e imaginarios. Igualmente' esta lógica
Frlrrin rv,r ¡il,rlr;rliz.ante -la imagen del hipermercado cultural- se
FtlrFr,r ,1,' ¡rr,,,1,, concentrado en la Colección Biblioteca del Sur
rl¡. ltl,rrlr,r, (uy() catálogo, en la primera mitad de los noventa'
f nr lrrrr l,r rrr.lilt'rcnciadamente desde Mala onda de Fuguet hasta
Oro caso inte¡esante del período es el libro de cuentos de Juan Pablo
therland, Ángeles negros (1994), el cual sería encasillado como literatura lhtfl t¡t,t,,ttt/tt ( 199 l) de Eltit.
pero, precisamente, desde dentro de ese nicho, se volvió problemático I rr r,,rn() :r ('st¿l creciente mediación (y mediatización) de lo
que provocó una polémica más general. En su edición del 22 de agosto
1994, el diario santiaguino La Seganda publica un arrículo -anunciado lltl,l r,
' ¡,,,r
t'l irrraginario de libre mercado, el programa televisivo
el titular de portada "Libro gay con platas fiscales"- en que se 'denuncia" l.l duda, otro hito significativo. Creado
,1,¡,¡¡,,1,' l,,t lihros fue, sin
hecho de que este lib¡o de Sutherland de remática homosexual (¡oh, temáti I rlil¡,,rrl,r ¡r,rr t'l cscritor Antonio Skármeta, salió al aire por pri-
homosexual!) se haya editado con respaldo de fondos estatales, vía el
urr r.r \ r'l r'n r'l ¡Í<t 1992y duró aproximadamente una década, en
para las Anes (FONDART). Estos ejemplos parciales dan cuenta de la i
posibilidad del control total y absoluto sob¡e lo que hacen las obras lr¡l,lr,r no( tr¡r'no, a través de las pantallas deTelevisión Nacional
en el sistema de mercado; de una u oüa manera, esos cuerpos-cadáveres, rlr I lrrl,'. I lrilizando el código del shou, este programa logró pre-
encajonados en sus nichos, se mueven.
=r rrr,rr
lrlrror, r'scritores y críticos en un formato audiovisual ágil
62 LUIS E. CARCAMO-HUEC lN I R( )DUCCIÓN / Tiazas, rramas y rrampas del libre mercado 63

y dinámico, insertando "exitosamente" la literatura en el espac ¡xrl cl marxismo (Goldmann).53 Por otro lado, los estudios sobre
massmediático de la sociedad. rl boom de la novela latinoamericana desarrollados por Ángel
Este despliegue miís complejo del sistema de mercado coincide l(.rrrra y Emir Rodríguez Monegal hacia fines de los sesenta y en el
con la escena de la transición política y la democratización,hecho , r r r r,r de los setenta, aunque con supuestos ideológicos claramente
que, de alguna manera, se empalma con la voluntad hegemónica rlrvcrgentes, contribuyeron a integrar tanto aspectos sociológicos
de configurar dicho sistema como un modulador de lo político, , .,nr.r consideraciones estéticas en el análisis del fenómeno litera¡io,

lo social, lo económico y lo cultural. No es azar entonces que haya l,rindando particular atención al rol de la industria editorial y el
emergido un circuito más complejo de circulación y consumo rr r,'r'cado cultural.5a
literario a partir del remix democrático del libre mercado, es decir, Nuevos patrones conceptuales de estudio para abordar estas
en el conrexto polltico del Chile posr-1990. ¡rroblcmáticas han emergido en el último decenio del siglo veinte,
lr.rjo fuerte infuencia de los estudios culturales, de los enfoques
rrrrcrdisciplinarios y del emergente campo de "la economía cul-
Circulación y trayectoria del libro trrlrrl" practicada por autores vinculados a los estudios europeos
.¡ DavidThrosby (2001), o por Néstor García Canclini (1999;
'rno
En las páginas que siguen, el presente estudio se concenrrará
en una lectura del sistema de libre mercado como formación dis-
cursiva hegemónica en el Chile de fines del siglo veinte. propongo
leer una variedad de registros rexruales en relación de contigüi- I'or una parte, el enfoque empirista propiciado por Robert Escarpit en su
.\ociologie dz h littératare (1958) y, por otra, el análisis de base marxista y es-
dad: la economía política, el discurso público, la ficción literaria.
tructuralista desarrollado por Lucien Goldmann en su Pour une sociohgie du
Circulo y transito críricamente alrededor y a través de lenguajes nman (1964), se constituyeron en referentes claves de la sociología literaria
que, disciplinariamente, divergen, pero que, en sus taxonomías y cultural en cuestión. Cabe también menciona¡ la influencia más reciente
.le Pierre Bourdieu y su teoría sobre la formación de los campos literarios y
económico-culturales, convergen. Leo, de este modo, en red,
rrrrísticos expuesta en Les régles de l'art: genése et stracture du champ lixéraire
escudriñando en rorno a rramas (y trampas) urdidas dentro del (1992). Con respecto al período que examino en el presente libro, los estu-
régimen discursivo de libre mercado. dios de Kathrin Bergenthal (1999) y Stephanie Decante (2000) se emparen-
Si se piensa en economía, cultura y literatura, una de las ru- t:rn con estas tradiciones sociocríticas: la primera, más cercana a los enfoques
.le Goldmann y Escarpit; y la segunda, a la teoría de Bourdieu.
tas de análisis más influyentes ha sido aquella de los estudios de
f)iénsese, por ejemplo, en el previamente citado ensayo "El boom en pers-
orientación sociológica, enfocados en las relaciones enrre la con- lrectiva" (1981) de Rama y en el libro El boom de h noael¿ l¿tino¿merican¿
dición socio-económica (grupo social o clase) y el gusto estérico, (1972) de Rodríguez Monegal. Rama también tiene un temprano estudio
escasamente difundido- titulado Los poetas modzmistas y el rnercado econó-
o en el consumo y la recepción literaria, así como en el papel de
mico (1967), en el cual atiende a asuntos relativos al estatus de los poetas y
la industria editorial y de las industrias culturales en general. Esta la poesía con respecto a la industria editorial y de la circulación del libro a
aproximación riene antecedentes en la sociología de la literatura lines del siglo diecinueve en América Latina. En continuidad con estas tradi-
ciones de refexión crítica sobre el fenómeno del boom latinoamericano y sus
y la cultura pracdcada con particular brío en América Latina
relaciones con el mercado y la industria editorial, merecen destacarse los ya
desde los sesenta en adelante, especialmente a partir de enfoques
¡rreviamente mencionados estudios de Alejandro Herrero-Olaizola (2007) y
teóricos y metodológicos influidos por el empirismo (Escarpit) o Mario Santana (2000).
64 LUIS E. CÁRCAMO.HU iN I ll( )l )tl( l( ll()N lTrazas, rramas y trampas del libre mercado 65

1995; 1992) o George Yúdice (2002) en el campo de los estudi el ,r¡rr.t.'cstructural y la represión política de la segunda mitad
latinoamericanos. Desde estas perspectivas, que con frecuencia rlc 1,,, r.'t.'nta- para llegar a un período de remix democrático y
incluyen a la literatura, se ha propiciado un renovado interés nFulrrl)ulista del discurso hegemónico de libre mercado a partir
en los estudios empíricos como en la interpretación simbólica ¡lel rlrr. rrrso público y promocional que cobravigor en los ochenta.
los efectos del consumo masivo, las industrias culturales, los medi Frtc rilrirrro cs el que se articula en la narrativa de la denominada
y las políticas culturales a escala local y global. "fev,rlr¡. irirr silenciosa," que analizo en el Capítulo Dos.
Sin dejar de valorar los aportes de las referidas aproximaci I )('csrc modo, en la Primera Parte del presente estudio abordo el
este libro toma una ruta radicalmenre diferente, en función :lh, rrr t, , .lc lrr cconomía política y el discurso público de libre mercado.
analizar, desconstruir y teorizar las figuraciones celebratorias del lltu ¡rr.'rnisa básica de mi análisis es que el discurso económico se
libre mercado en el nivel de los discursos, en específico aquel errrr rrr rv(' t:rrnbién en discurso cultural. Como bien lo apunta García
vinculados a la economía, al ámbito político y a la ficción literari I sr rr l r i, "rrxlo discurso socioeconómico puede ser leído como narra-
r r

en el Chile de la era del "ajuste estructural." En este senrido, me tlv¡r" (r ,thtlnlizttción 58). En este sentido, mi aproximación cultural al
enfocaré en analizar el despliegue hegemónico de la retórica y de dll r lr r r, concentra en su tramado retórico, ideológico,
lt' llre rcado se
las tramas, de las ficcionalizaciones y de las ficciones de régimen hlrtrir rr,r t' inraginario, considerando, por un lado, su registro econó-
de mercado en una doble dirección: por un lado, en términos de lf th ll)r irr) y, por otro, su registro público y promocional.
'lir
la dimensión retórica y simbólica del propio discurso económi- l)r'rrrlo cle dichos parámetros, en el Capítulo Uno discuto
co, político y público de libre mercado circulante desde 1975 en rn rlrt,rllt'r'l texto leído por el economista estadounidense Milton
adelante; y, por otro, en el sentido convencionalmente literario I'ti,',lrr¡.rn t'n abril de 1975 ante una élite de economistas, poliqt
de lo ficcional, a través del análisis de textos pertenecientes a los ütill'r¡ t, t'rrrprcsarios y altos mandos militares vinculados al gobier-
géneros cuentísticos y novelísticos. nl rl,' I'irr,,c'hct. Friedman tuvo un papel estelar en la instalación
Este libro se divide en dos grandes parres. Ambas secciones rlr, l,r ,1, rr tri¡rrr rnonetarista en Chile y, en su condición de consejero
se entrelazan directamente con el hilo histórico-cultural que orga- y nr'nr.r ,r.:rclémico, ejercería el papel del economista en tanto
niza este libro y mi modo de narrar lafdbuk del sistema de libre "llrrlf ( ,rtk¡r'."'5 La intervención de Friedman en Santiago en I975
mercado en Chile, sin perder de vista la trama mayor de la trans- lr'Hiqrt,t r rrr t'oniunto de imágenes y concepciones culturales, claves
nacionalización y globalización en que se halla inscrita. En este lrrr,r .rr('n(l('r cl estatus de la producción intelectual, la academia,
sentido, cabría volver a recordar que el hilo histórico que atraviesa , I E.¡lrr r lr,'11t'nr<inico de los expertos, la cultura nacional y las nuevas
mi periplo analítico supone dos díadas, indicadoras ambas de dos r¡ Lr, r, rrrrr ¡ilobales dentro de un modelo de libre mercado.
fases en el despliegue histórico y discursivo del libremercadismo
en el contexto chileno: por un lado, mercado-autoritarismo y, por
otro, mercado-democracia.
En dicho marco, la Primera Parte del libro se concenrra en
una trayectoria discursiva que va desde la instalación autoritaria y | r ¡ , .r r .rt t t riz-¿ción del economista, en su condición de agente doctrinal, ha
.

,r,li' ,r, rn.r(l.r por George Stigler, quien, al igual que Friedman, es otro con-
tecnocrática del régimen de libre mercado, en los primeros tiempos
¡"r.r'1,, l)11)nr()tor del liberalismo económico en el siglo veinte. Véase Stigler
de la dictadura -esto se expresaría en la coyuntura de Friedman, rI 'rll.')
66 LUIS E. CARCAMO-H f l¡ I frr rl rl l( ( ll()N lTrazas, tramas y trampas del libre mercado b/

Siguiendo con esta línea de lectura, en el Capítulo Dos \,,1,¡,,1,,,i, (cuentos, 1990); Mala onda (novela, 1991); y Porfauor
aborda y se problematiza el discurso de la denominada "revoluci ¡sl4tlt¡ ¡¡,¡¡ (rr<rvela, 1994; l99B). La discusión de las mencionadas
silenciosa," concepto acuñado a fines de los ochenta por Joaqu ,,f ,f ,r,, r¡r, pcrmitirá así trazar y tramar mi propia reflexión crítica
Lavín, líder de la derecha neomodernizadora del período, c !!l r.ur().r llrs intersecciones entre el sistema de libre mercado,
enfoque propiciaría una redefinición de la nación como si lq lr,, r,,rr literaria y la imaginación pública en el escenario de la
imagen e identidad de mercado. Leído como discurso promoci ailr tr rl,r(l .0rrfcmporánea.
nd, su libro La reuolución silenciosa instala discursiyamente
nacionalismo de marheting, quese define por su af;ín de re
la nación (chilena) -la "comunidad imaginada" en el senddo
Anderson- como una red de sujetos consumidores y em
inmersos en los circuitos transnacionales y globales del
A su vez, esta refundación de mercado se produce en una
tación sui generis del dogma económico (el monetarismo) con
dogma religioso (catolicismo) dentro de las élites del ajuste es
tural. A partir del libro Miguel l{ast: k pasión dt uiuir (1936)
Joaquín Lavín, amplío la discusión previa paraanalizarla
en que la figura de un sujeto neoconseryador, de fe religiosa y a
vez económica, fue constitutiva de la nación-mercado emergi
bajo la retórica del "milagro chileno."
Luego, en el CapítuloThes, el cual a su vez consrituye la Segu
da Parte del libro, ingreso en el ámbito específico de la literatu
De modo estratégico me concentro en el análisis de la narrati
de Alberto Fuguet, por una razónbásica: a diferencia del resto
los "éxitos literarios" de mercado de fines del siglo veinte en Chi
sus cuentos y sus novelas incorporan el libre mercado en su p
fabuky üama literaria. Sus cuentos y sus novelas se construyen
partir de un discurrir de historias y lenguajes marcados por la
de la circulación. La cultura del mall,las ficciones de la
las simulaciones del diseño, la velocidad de la economía virt
el lenguaje del marheting ¡ sobre todo, el movimiento ficcion
de marcas, mercancías e imágenes, forman parte de su retóri
narrativa. En este contexto, mi estudio de la producción narrati
de Fuguet se enfocará en aquellos tres primeros libros que se
los que lo instalarían exitosamente en el mercado literario chile

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