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INTRODUCCIÓN A LA LINGÜÍSTICA 2016

PORTUGUÉS Y LETRAS
PRIMER EJE TEMÁTICO

B ib liografía:

1.1. CUCATTO, Andrea Editora. (2010): “Lenguaje natural y lenguaje artificial” y “El lenguaje y la biología” en Introducción a los
estudios del lenguaje y la comunicación: teoría y práctica Buenos Aires, Editorial Prometeo pp 21 a 35

%,\2. HJELMSLEV, Louis (1974): “El estudio del lenguaje y la teoría del lenguaje” y “Teoría lingüística y humanismo” en Prolegómenos
a una teoría del lenguaje Cap. I y II; Madrid, Gredos pp. 12 a 21
S.MARTINET, André (1970): “La Lingüística, el lenguaje, la lengua” en Elementos de Lingüística General Madrid, Gredos pp 11 a 29
^ i^SAUSSURE, Ferdinand (1999):”Materia y tarea de la lingüística” y “Objeto de la Lingüística” en Curso de Lingüística General Buenos
XtÁ' Aires Losada. Introducción, Cap. II y III pp 34 a 44

1.3. CHOMSKY, Noam (1977): “Introducción a la edición española” en Estructuras Sintácticas México, SXXI pp 1 a 13
SEARLE. John (1974): La revolución de Chomsky en lingüística Cap.I. Barcelona, Editorial Anagrama pp. 7 a 20

1.4. CHOMSKY, Noam (1999): “Historia de la Gramática Generativa - La oposición al estructuralismo” en Conversaciones con Mitsou
Ronat Barcelona, Gedisapp. 153 a 165
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Andrea Cucatto
(editora)

Introducción a los estudios


del Lenguaje y la Comunicación

Teoría y práctica

n prometeo )
v i l b r O S " Editorial
d e la Universidad
d e L a P lata
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¿ t o n * C u c a ™ (íd ito r a )

b- el sistema cognitivo convierte los conceptos en un soporte material


-sonidos (lengua oral) o grafía (lengua escrita)-, y se elabora el mensa­
je otorgándole forma lingüística;
c- gracias a,esta materialidad, el mensaje se propaga físicamente hacia
otra persona o personas que están dentro de la distancia de la percepción
—auditiva o visual- y que constituyen los destinatarios del mensaje;
d- la persona o las personas a quienes va destinado el mensaje reconvierten
los sonidos o las grafías en una imagen de los conceptos originales. La
imagen o nueva conceptualización que se produce es, en general, imper­
fecta por varias razones: las diferencias inevitables entre los repertorios
de conceptos de los individuos (dadas por distinciones individuales y
socioculturales) y la falta de congruencia entre sus sistemas lingüísticos
(no todos los sujetos saben exactamente lo mismo de su lengua).

Desde esta perspectiva puede verse que la lengua posee una realidad física
o perceptual, psicológica, cognitiva o mental, y socio-cultural, debido a que es
un medio por el que se pueden expresar y comunicar conceptos (ideas o
pensamientos, sentimientos, sensaciones, creencias, deseos, presunciones,
valores o actitudes).
El lenguaje permite la transmisión de estos conceptos de maneras notable­
mente sutiles y efectivas. No .obstante, el trayecto que va del significado a los
sonidos no es directo, sino, a veces, sumamente intrincado, porque las lenguas
son sistemas de gran complejidad. Por ejemplo, un simple enunciado como
«Afuera está lloviendo» no sólo comunica una situación que se relaciona con la
caída de agua de las nubes, sino también el punto de vista de alguien que se
encuentra en un espacio físico cerrado (de ahí que se diga «afuera»). Del mismo
modo, el contenido comunicado no se agota en la idea de llover; la terminación
«iendo» indica una forma de percibir el desarrollo de la acción en el que el
suceso de llover se da en progreso en ese momento, tiene una duración limitada
y es discontinuo (matices que se logran con el verbo auxiliar «está» que aporta
tiempo -la acción se construye en presente y es, entonces, concomitante el
hecho de llover con el hecho de decir que llueve- y modo -e l que habla constata
lo que dice, por eso usa el indicativo). Obsérvese que, a su vez, «está» no posee
el mismo significado que adopta en el siguiente ejemplo: «La ropa está sucia»;
así como tampoco «-iendo» significa lo mismo en un enunciado como «Cam­
biando de tema, ¿quién lo trajo acá?». Además, la ausencia de sujeto no
correlaciona con ningún concepto, cosa que no ocurre en: «Afuera está arreglan­
do el auto» (en el que se omite el pronombre de tercera persona del singular:
«ella» o «él»). Incluso puede haber otros elementos de significado que no se
reflejan sonoramente, pero que el oyente elabora para enriquecer el sentido
comunicado (por ejemplo, que hace frío, que Martín no fue a trabajar, que la
gente camina por la calle con paraguas, que el día genera tristeza, etc., etc.).
Introducción a los estudios del lenguaje y la comunicación

Sin duda, gracias al lenguaje y a las lenguas humanas se representan los obje­
tos y estados de cosas que conforman la realidad. De alguna manera, es plausible
plantear que estos objetos o estados de cosas pueden conocerse porque se cons­
truyen mediante el lenguaje; esto es, se designan, se convierten en imágenes, se
diferencian y se demarcan. Todo proceso de pensamiento o cognición lleva aso­
ciado un proceso de puesta en lenguaje, de simbolización, lo que, proyectado en
un estadio cero, significa que conocer la realidad va de la mano de adquirir una
lengua. La realidad se conoce mediante el lenguaje, por su representación en la
lengua; todo grupo humano se identifica por y en su lengua; la lengua está clara­
mente involucrada en el desarrollo de la ciencia, la técnica, el arte y la cultura.
Como no hay comunicación sin elementos que representen el conocimiento (un
conocimiento individual que se transforma en intersubjetivo gracias a la acción
comunicativa), estos elementos deben estar organizados, y para ese fin están las
diversas lenguas que pueblan el universo humano. Por otro lado, el lenguaje no
sólo constituye un medio de expresión y comunicación del pensamiento o del
conocimiento, sino también es un instrumento para su formación.
Estudiar el lenguaje y las lenguas enfrenta al investigador al desafío de
resolver distintas cuestiones y problemas de naturaleza biológica, física, men­
tal o cognitiva, comunicativa y sociocultural. Tarea nada fácil y que, afortuna­
damente, nunca se agota.

2. Lenguaje natural y lenguaje artificial


2.1. Diferencias entre el lenguaje natural y el lenguaje artificial

Se denominan lenguajes naturales a aquellos que surgen como producto de


una dotación genética o facultad propia de determinada especie. Se dan, así, por
necesidad biológica, porque se producen espontánea e involuntariamente y por­
que todo ser de esa especie lo posee. Son omnifuncionales, ya que sirven a cual­
quier propósito comunicativo y tienen una combinatoria abierta, dado que evolu­
cionan con el tiempo, comunican información compleja y están sujetos al azar o
a condicionantes externos (por ejemplo, a factores históricos). Existen diferentes
lenguajes naturales según sea la especie involucrada: hay lenguaje dé los simios,
de ciertos pájaros, de las abejas, de los delfines, y de otros muchos animales.
Sin embargo, uno de los lenguajes naturales más perfectos es el que posee
la especie humana: se llama genéricamente lenguaje natural y recibe diferen­
tes nombres: español, inglés, francés, alemán, holandés, quechua, chino, turco,
entre otras miles de lenguas actuales, pasadas y aun futuras.
Por el contrario, los lenguajes artificiales son producto de la factura o crea­
ción humana que los elabora con el propósito de satisfacer determinada fun­
ción; son, en este sentido, unifuncionales. Estos lenguajes artificiales son, ade-
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A n d rea C ucatto ( e d it o r a ) **

más, de combinatoria cerrada, porque pueden aprenderse (aunque con cierto


esfuerzo), tienden a comunicar información más simple, no evolucionan, no
satisfacen todas las necesidades comunicativas y no están tan ligados a las heren­
cias sociales y culturales. Algunos de los lenguajes artificiales surgen, incluso,
por la necesidad de crear un medio de comunicación específico simple y fácil de
dominar, que pueda lograr un alcance internacional (el lenguaje de la matemá­
tica, la lógica, las señales marítimas, las señales del tránsito, los símbolos quími­
cos, etc.). De este modo, surge, por ejemplo, una lengua como el volapuk, lengua
pretendidamente universal creada por el suizo Schleyer en 1879, que fue rápida­
mente suplantada por otra más refinada, el esperanto, inventada por el polaco
Zamenhof en 1887 y que todavía hoy goza de reconocimiento. En el siglo xx
surgieron otras lenguas artificiales: ido (en el año 1907, como modificación del
esperanto), interlingua (sobre la base del latín), occidental (en 1922), novial (en
1928) e IALA2; pero ninguna de ellas alcanzó la fama que obtuvo del esperanto.3

2.2. Propiedades del lenguaje natural

Según diversos autores (Belinchón et al.: 1992; Yule: 1998; Lyons: 1968,
1977, 1981; Martínez Celdrán: 1995; que retoman los clásicos planteos de
Hockett, Hockett & Altman, y Thorpe), las propiedades del lenguaje natural
son numerosas y pueden reagruparse de acuerdo con diversos parámetros.
En relación con la materialidad y el medio físico por los cuales se configu­
ran y se transmiten los mensajes lingüísticos, suele hablarse de tres propieda­
des. En primer lugar, las lenguas poseen un canal vocal auditivo.4 Este canal
requiere de un costo de energía muy pequeño para la emisión y la audición del
sonido; y, además, deja el cuerpo libre en situación de hacer cualquier otra
cosa.5 En segundo lugar, el sonido posee una difusión, transmisión y recepción

2 La sigla corresponde a International Auxiliary Language Association o f N ew York.


3Tales lenguas no deben confundirse con las que se conocen como lenguas internacio­
nales, puesto que estas últimas son lenguas de gran alcance, que sirven para entender­
se en distintas partes del mundo y que satisfacen muchas funciones sociales y culturales
(el comercio, el transporte, la economía, la ciencia, etc.), como se da con el chino, el
inglés y el español.
4 Canal que también es empleado en sus lenguajes naturales por los perros, ciertas aves
(los papagayos, por ejemplo), algunos peces (los delfines, por ejemplo), los ciervos y
los simios (particularmente, los chimpancés).
5 A diferencia de otros lenguajes en los que se emplea el canal visual -la danza de las
abejas que informa sobre la distancia, la dirección y aun la cantidad del alimento- u
olfativo -las hormigas africanas comprenden el olof que segrega la reina y abren y
cierran los canales de ventilación para mantener la cámara a temperatura adecuada y
constante-, como luego se verá en el próximo capítulo.
Introducción a los estudios del lenguaje y la comunica

direccional e irradiada: resultado de sus mismas características físicas, el so­


nido se expande en una superficie de 360 grados, puede ser oído sin que los
interlocutores estén uno frente al otro y es relativamente fácil detectar la
fuente sonora de la que emana. En tercer lugar, el sonido tiene una extinción
rápida o evanescencia: su existencia real es muy breve pero la suficiente para
ser percibido y para interpretar el sentido vehiculado por él.
En relación con el carácter simétrico o la reversibilidad que posee la len­
gua, dado especialmente por su naturaleza social e intersubjetiva, suele ha­
blarse de tres propiedades. En primer lugar, gracias a la intercambiabilidad, el
lenguaje permite el desarrollo de capacidades, estrategias y habilidades tanto
para adoptar el rol de emisor (hablar o escribir) como para adoptar el rol de
receptor (escuchar o leer). Esto implica competencias diferentes: por ejem­
plo, saber callarse a tiempo o resolver conflictos sobre la marcha, al hablar;
saber distribuir la información ordenadamente, al escribir; atender al interlo­
cutor, al escuchar; o hacer un recorrido de ojos de izquierda a derecha, al leer.
En segundo lugai?, el lenguaje posee retroacción o retroalimentación comple­
ta, también llamada feed-back; esta propiedad hace referencia a la capacidad
para monitorear y evaluar las señales y enunciados propios y ajenos. Por ejem­
plo, decir «¿Viste?» luego de enunciar algo supone la búsqueda de una reac­
ción positiva por parte del interlocutor; en esta ocasión, puede tratar.se de una
aprobación del contenido comunicado. Cuanto más competente desde el pun­
to de vista comunicativo es una persona, mejor funcionarán sus mecanismos
de retroalimentación_v.en virtud de que logrará ejercer un mayor control de la
situación. En tercer lugar, la propiedad de la especialización alude a la influen­
cia indirecta que un organismo ejerce sobre la conducta del otro. Se dice que
una señal está altamente especializada si sus consecuencias físicas directas y
su efecto sobre el com portam iento del organismo receptor no están
funcionalmente relacionados entre sí, sino que están condicionados por las
restricciones que impone el contexto. Asimismo, el interés no recae sobre la
energía producida por los signos verbales, sino, más bien, en los impactos
desencadenados por su producción. Los signos lingüísticos, por ser especiali­
zados, son, entonces, de una gran eficacia; si bien sus consecuencias energéti­
cas son biológicamente irrelevantes (el habla humana consume poca energía
y las consecuencias físicas resultan insignificantes), son, por paradójico que
pueda parecer, altamente significativos por el rol que desempeñan en las situa­
ciones en que se emplean y por el valor que adquieren cuando se los evalúa en
relación con ella. Por ejemplo, decir «¡Fuego!» es comunicativamente eficaz,
siempre y cuando se lo conecte con un contexto que lo enmarque —un incen­
dio—, pues sólo así se logrará el efecto deseado: advertir a los otros para que
escapen de un lugar cerrado. Y esto se alcanza con poco esfuerzo corporal y
mental; y su efecto es cualitativamente diferente del que se hubiera alcanzado
si el sujeto, en lugar de emitir este enunciado, hubiera hecho un gesto o hubie­
ra empujado a cada una de las personas arrastrándolas fuera del lugar.
H?ressor Pro
A nuiu a C ucatto ( e d ít o r a ) %,
*

En relación con su capacidad o potencial para la representación, suele afir­


marse que las lenguas humanas poseen cinco propiedades^ En primer lugar, la
semanticidad alude al proceso de significación, esto es, a la posibilidad que
tiene la lengua de articular con un universo extralingüístico y de referirlo. Siem­
pre se habla o se escribe acerca de algo: un objeto, una persona, un lugar, un
tiempo, un suceso o un conjunto de sucesos, sean reales, ideales o ficticios; el
mundo sólo puede adquirir sentido por la mediación del lenguaje. En segundo
lugar, el desplazamiento se vincula con la capacidad de representar, mediante la
lengua, entidades y eventos que se encuentran alejados del tiempo y lugar de la
enunciación misma,fes decir, del tiempo y lugar en el cual se habla o se escribe.
Esta propiedad aparece cuando el sujeto posee cierta madurez lingüística y
permite lograr proyecciones múltiples; por ejemplo, prospectarse en el tiempo
o moverse a otro espacio con el uso de expresiones como «Mañana voy a estar en
tu casa». En tercer lugar, por la propiedad de la prevaricación o disimulación,
mediante el lenguaje se puede engañar o dar información falsa, o bien se puede
encubrir una verdad. Además, esta propiedad posibilita que, lo que en un mo­
mento dado puede ser un enunciado verdadero, en otro puede ser considerado
falso y viceversa. En cuarto lugar, la reflexividad da cuenta de la propiedad por
la que la lengua natural puede referirse o describirse a sí misma, tomándose
como tema. Complementa, de esta manera, la propiedad de la semanticidad, ya
que faculta que la lengua pueda mencionarse, o sea, emplear expresiones o
recursos para nombrarse o para nombrar alguna de sus partes, así como también
citar la palabra ajena. Tal propiedad se observa en ejemplos como: «Este discur­
so está lleno de palabras disonantes e inentendibles» o «María respondió: -N o
me interesa». De la mano de la reflexividad, se encuentra la propiedad de la
traductibilidad o transferibilidad de medio, gracias a la que una lengua natural
puede, o bien traducir o ser traducida a otra lengua natural (del inglés al español
o del español al inglés, por ejemplo), o bien puede traducir otros sistemas o
lenguajes (puede contarse una película o convertirse una ecuación en palabras,
por ejemplo). Aquí, traducir presupone mucho más que transvasar una lengua a
otra; involucra un acto de interpretación, de transformación que sólo puede
propiciarse plenamente por medio de la lengua verbal.
En cuanto a su carácter histórico, las lenguas naturales se asocian con dos
propiedades. \En primer lugar, Ta transmisión cultural o la tradición explica
que, además déla determinación genética, la lengua se aprende en el marco de
interacciones que mantienen los hablantes de la comunidad lingüística o cultu­
ral. Por otro lado, esta misma comunidad garantiza, en alguna medida, la super­
vivencia de una lengua, para lo cual se elaboran protocolos escritos como los
diccionarios, las gramáticas, los archivos, la literatura, así como, en el caso de
la oralidad, las sagas familiares, los romances, las coplas, las canciones, etc.,En
segundó lugar, la aprendibilidad significa que la lengua es adquirible por los
seres humanos. No existe, desde esta perspectiva, ninguna lengua que no pueda
Introducción a los estudios del lenguaje y la comunicación

ser aprendida; por otra parte, cualquier persona, a pesar de haber aprendido
una lengua, puede aprender otra. A su vez, innatismo, aprendibilidad y transmi­
sión cultural son términos que no se excluyen mutuamente, sino que se com­
plementan dado que el hecho de que los seres humanos desarrollen la misma
lengua que poseen aquellos que los rodean no se opone al hecho de que estos
posean una facultad, una disposición, una herencia genética que los impulse a
desarrollar una lengua y que, para ello, elijan la que tienen más cerca. ¿ i \f
VFinalmente, en cuanto a las características estructurales que las lenguas
humanas poseen, se suelen destacar cuatro propiedades que para muchos au­
tores son sus propiedades exclusivas. En primer lugar, las lenguas humanas
presenten la propiedad de la arbitrariedad, es decir, entre las expresiones
lingüísticas y aquello que está representado por ellas no existe una relación
natural o de semejanza. Por ejemplo, las propiedades de la palabra «mesa»
son diferentes de las del objeto simbolizado por ella: sustantivo, de dos síla­
bas, grave, con dos consonantes y dos vocales, entre otras, en el primer caso, y
objeto concreto, que sirve para apoyar cosas, con patas, de madera, entre otras,
para el segundo. Al respecto, nada tiene el objeto mesa que justifique la expre­
sión «mesa», excepto que la comunidad haya decidido que esta lo represente:
la palabra no se lustra, ni se corre, ni se compra, ni se pone un mantel sobre
ella; así como tampoco el objeto se escribe sobre un papel o se clasifica en una
gramática.6JEn segundo lugar, el carácter discreto apunta a que, en las lenguas
humanas, los elementos difieren entre sí en un sentido absoluto; no existen
valores intermedios. Asimismo, las unidades lingüísticás están totalmente esta­
blecidas y se oponen unas a otras. En el sistema del español, por ejemplo, un
nombre es masculino o femenino; el sistema sólo ofrece dos posibilidades
bien discriminadas entre sí: una se marca con «o» (o sus variantes); la otra, con
«a» (o sus variantes). Ningún sustantivo puede tener ambos géneros al mismo
tiempo, pero tampoco puede carecer de ambos (hasta un utensilio de cocina
que, por ejemplo, no tiene género, en el sentido de su relación con la sexua­
lidad, adopta uno, lingüísticamente hablando: se cocina en «la cacerola» y se
corta con «el cuchillo»). En tercer lugar, por la creatividad o productividad,
las lenguas humanas ofrecen la posibilidad de construir y entender un núme­
ro ilimitado de frases, muchas de las cuales no fueron oídas o leídas con
anterioridad. Incluso dichas estructuras pueden llegar a ser cada vez más
complejas, más extensas. La propiedad se asocia, para autores como Noam
Chomsky, con la gramática universal o la facultad del lenguaje,, que es el
componente de todas las lenguas humanas, de carácter innato e impreso en el

0 Esta propiedad se desarrollará en otro capítulo, razón por la cual no nos extendere­
mos aquí.
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A n d rea C uca tto ( e d it o r a )

cerebro antes del nacimiento; y se vincula directamente la creatividad o la


productividad con la capacidad de recursividad que poseen las lenguas hu­
manas, esto es, con la capacidad para subordinar y coordinar las estructuras.
Por ejemplo, el sistema permite encastrar estructuras («Hay una mosca en el
plato que está sobre la mesa que está en el restaurante que está en la ciudad que
está cerca de la capital que es un lugar hermoso que todos quieren conocer»)
o adicionar estructuras («Quieren agua, la toman, salen corriendo, miran ha­
cia atrás, los observan, se ríen y desaparecen luego»).7 En cuarto lugar, la
propiedad de la dualidad de patrones (Hockett) o doble articulación (Martinet)
hace alusión a los dos niveles de organización estructural de las lenguas: el
nivel fonológico (segunda articulación, compuesta por elementos de número
escaso y que actúan como diferenciadores de significado) y el nivel gramatical
(primera articulación, compuesta por unidades que sí poseen significado y
que son de número indeterminado). Esta propiedad, muy cara a ciertos teóri­
cos encuadrados en el llamado estructuralismo, conduce a la formulación de
dos principios: la economía, puesto que con pocos recursos -elem en tos-p o­
demos construir muchas expresiones -unidades múltiples- (por ejemplo, con
los elementos «a», «s» y «1» podemos construir las unidades «sal», «las»,
«sala», «salsa», «alas», «la sal», «las alas», «la salsa», «a la sal», «a las alas»,
etc., etc.); y la eficacia, dado que, al no aprovecharse todas las posibilidades
combinatorias, se marcan más las diferencias entre unas unidades y otras, y el
receptor tiene un mayor umbral de percepción y de interpretación que si
utilizara todos los recursos (por ejemplo, «lasa» no se percibe como unidad,
lo que ayuda a discriminar las unidades que sí se perciben).

3. El lenguaje y la biología
3.1 Las bases biológicas del lenguaje

El lenguaje natural posee, indudablemente, bases biológicas. La actividad


verbal se realiza por medio del funcionamiento de una serie de sistemas
neurofisiológicos altamente especializados. El más importante de todos es el
sistema nervioso central (SNC), formado por el cerebro, el tronco del encéfa­
lo y la médula espinal. Este sistema, junto con el sistema nervioso periférico

7 En los primeros planteos de Hockett, la productividad se identificaba con la


analogía, es decir, la posibilidad de establecer generalizaciones a partir de patro­
nes recurrentes que pueden determinarse. Posteriormente, el concepto se exten­
dió y se enriqueció.
Introducción a los estudios del lenguaje y la comunica

(SNP) -u n conjunto de nervios que, a manera de cables de comunicación,


conecta el sistema nervioso central con el resto del cuerpo-, participa en las
dos formas fundamentales del lenguaje: el lenguaje expresivo y el lenguaje
receptivo.8 Asociado con esos dos tipos de lenguaje se encuentran el resto de
los sistemas que participan en la actividad verbal y que reciben el nombre de
órganos periféricos de la acción y recepción. Los primeros son los órganos
fono-articulatorios que utilizamos para hablar y el sistema mano-digital que
utilizamos para escribir. Se destacan, por su importancia, el oído y el ojo.
El cerebro aparece como un elemento nuclear, dado que actúa como un
procesador central que se ocupa de recibir y emitir señales lingüísticas me­
diante varios canales, por lo que es el responsable básico de la comunicación
verbal. Por otra parte, el cerebro responde a una estructura neuroanatómica
compleja que se halla dividida en dos grandes regiones: el hemisferio izquier­
do y el hemisferio derecho. En la mayoría de las personas, el hemisferio iz­
quierdo es el hemisferio dominante para el lenguaje, aunque el derecho tam­
bién participa, como se puede ver en el siguiente cuadro:

Función del lenguaje H em isferio H em isferio


Izq u ierd o D erecho
Lenguaje oral (prosódico)
Ritmo Domina
Inflexión Participa Participa
Timbre Participa Participa
Melodía Domina

Lenguaje significativo (semántico)


Significación verbal Domina ----------
Formación de conceptos Participa Participa
Imágenes visuales Domina

Lenguaje relacionai (sintáctico)


Secuenciación Domina ----------
Relaciones Domina
(c u a d ro e x tra íd o de A n u lla R e b o llo , 1 9 8 9 : 2 0 )

8 Formas que se actualizan en las cuatro habilidades lingüísticas: hablar,


escribir, escuchar y leer.
m
A n d rea C ucatto ( e d it o r a )

En segundo lugar, en el hemisferio dominante para el lenguaje se suelen


distinguir algunas zonas relacionadas con los distintos procesos lingüísticos.
Las más importantes son el área de Broca (en el lóbulo frontal), que se encarga
de la codificación del habla, y el área de Wemicke (entre el lóbulo parietal,
temporal y occipital), donde tienen lugar buena parte de los procesos de com­
prensión verbal.

3.2. El origen del lenguaje

Si bien en la actualidad podemos conocer las bases biológicas que deter­


minan el lenguaje, la cuestión de su origen es algo que la ciencia aún no ha
resuelto totalmente. Algunos autores como Jespersen simplemente postula­
ron que el lenguaje se originó cuando los seres humanos comenzaron a cele­
brar la vida, en lo que él llamó «la ceremonia de cortejos entre humanos».
Sabemos que el lenguaje oral surgió antes del lenguaje escrito, pero carece­
mos de evidencias físicas o directas para conocer fehacientemente, por ejemplo,
cómo era o cómo podría haber sido la lengua de nuestros ancestros. Sólo posee­
mos algunos datos parciales que nos proveen los hallazgos de restos fósiles, de
armas, de instrumentos o utensilios, de objetos decorativos, así como también
el estudio de algunas lenguas vivas y muertas, de las tendencias que se registran
en la evolución lingüística, del lenguaje de los niños, de las lenguas de pueblos
primitivos, o de los sistemas de comunicación animal (particularmente de los
simios, por su parentesco evolutivo con la especie humana).
Además, se considera que, si procuramos esclarecer aspectos relativos al
origen de la lengua buceando en la evolución de la especie, adoptamos frente
al problema una perspectiva filogenética; mientras que, si procuramos escla­
recer aspectos relativos al origen de la lengua buceando en el desarrollo del
lenguaje en un ser humano particular, adoptamos una perspectiva ontogenética.
Pese a haber sido un tema tabú para los lingüistas9durante algunos decenios,
hoy día la cuestión del origen del lenguaje es foco de atención de arqueólogos,
antropólogos, psicólogos, zoólogos, matemáticos, médicos, historiadores, lin­
güistas y, recientemente, genetistas. Estos intentan responder las siguientes pre­
guntas: ¿cuándo y cómo surgió el lenguaje? y ¿cómo eran los primeros hombres
(y su lenguaje)?, pues su propósito es comprender la evolución de la posibilidad
del lenguaje. Para ello, se han establecido correlaciones entre la evolución del
cerebro, de la conducta humana y del lenguaje mediante el análisis de algunas

9 Al respecto, no debe olvidarse que, por ejemplo, la Sociedad Lingüística de París


prohibió, desde su fundación a mediados del siglo xix, tanto el estudio del tema del origen
del lenguaje cuanto cualquier comunicación en los congresos acerca de este tópico.
Introducción a los estudios del lenguaje y la comunicación

evidencias y apelando, incluso, al uso de la informática para comprobar, al


menos virtualmente, las hipótesis propuestas.
El origen del lenguaje no sólo corre parejo con la evolución del cerebro
(fundamentalmente, en relación con la vocalización voluntaria y dirigida
a un fin), sino también se ha vinculado con la conducta tecnológica y
social de los hombres (fundamentalmente, en relación con la creación y el
empleo de herramientas). Dichos aspectos, según Bernárdez (2004), pue­
den resumirse en las siguientes tareas:

Necesitamos explicar por lo menos lo siguiente: (1) cómo se pasa


del reducido número de gritos y llamadas de los monos antropoides
a la multitud de palabras de las lenguas humanas; (2) la produc­
ción intencional, voluntaria y básicamente arbitraria del lenguaje;
es decir, a diferencia de lo que parece suceder con los chimpancés,
los seres humanos podemos utilizar las palabras en ausencia de
los objetos a los que se refieren y, sobre todo, para conseguir deter- •
minados fines; (3) la aparición de unidades complejas a partir de
las palabras; en otros términos, la sintaxis, (4) el perfeccionamien­
to del sistema fonatorio. (Bernárdez, 2004: 164-165)

Pero la realidad neuroanatómica, además de ser producto de una dotación


genética, lo es de un proceso evolutivo que se ha producido a lo largo de
millones de años. Cualquier cambio significativo en lá especie humana impli­
ca mutaciones -q u e no son necesariamente simultáneas- en una parte del
genoma. Así, por ejemplo, se ha descubierto recientemente el gen del lenguaje
denominado FOXP2, cuya función es provocar la síntesis de una proteína de
175 aminoácidos; pese a esto, aún no se sabe, a ciencia cierta, la función de la
variación de dicha proteína ni cómo se puede relacionar la diferencia identi­
ficada con algún aspecto del lenguaje. Por otra parte, dichas mutaciones apro­
vecharon lo que ya existía y produjeron, en consecuencia, una alteración de la
función. Tal cuestión permitiría pensar, por ejemplo, que parte de las áreas
especializada del cerebro que hoy se vinculan con el lenguaje podrían haber
estado dedicadas a otras actividades cognitivas (como la percepción visual o la
organización de lo percibido).
Algunos autores, por ejemplo Noam Chomsky, piensan que la aparición del
lenguaje tiene que ver con una mutáción genética radical que implantó en el
cerebro una suerte de módulo o estructura cerebral independiente, llamada
gramática universal y luego facultad (sintaxis, forma o estructura altamente
general y abstracta que subyace a todas las lenguas), al tiempo que otras estruc­
turas o módulos organizaban el sistema fonético y articulatorio para poder
expresamos. Según este criterio, la mutación se habría producido independien­
temente de cualquier función concreta que pudiera cumplir el lenguaje:
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A n d rea C uca tto ( e d it o r a )
%

La facultad del lenguaje puede ser considerada razonablemente


como un «órgano del lenguaje» en el mismo sentido en que los
científicos hablan de sistema visual, o del sistema inmunológico,
o del sistema circulatorio como órganos del cuerpo. Entendido
así un órgano no es algo que pueda ser separado del cuerpo
dejando el resto intacto. Es un subsistema de una estructura más
compleja. Se puede esperar entender la totalidad de la comple­
jidad investigando aquellas partes que tienen características dis­
tintivas, y sus interacciones. El estudio de la facultad del lengua­
je procede de la misma manera.
Suponemos además que el órgano del lenguaje es como los otros
órganos en la medida en que su naturaleza básica es una expre­
sión de los genes. La forma como tiene lugar esa expresión conti­
núa estando lejos en el horizonte de la investigación, pero pode­
mos averiguar de otra manera cuál es el «estado inicial» de la
facultad del lenguaje genéticamente determinado. Cada lengua­
je10 es, evidentemente, el resultado de la interacción de dos facto­
res: el estado inicial y el transcurso de la experiencia. Podemos
pensar en el estado inicial como un «dispositivo» (DAL «disposi­
tivo de adquisición del lenguaje»11 que toma la experiencia como
input y proporciona el lenguaje como output: un output que está
representado internamente en la mente-cerebro. El input y el output
están ambos disponibles para el investigador: podemos estudiar
cómo es el curso de la experiencia y cuáles son las propiedades de
los lenguajes que se adquieren. Lo que se aprende de esta manera
nos puede decir mucho acerca del estado inicial que media entre
experiencia y adquisición del lenguaje. (Chomsky, 1997: 68-69)

Otros autores sostienen, por el contrario, que el origen y la evolución del


lenguaje no se deben explicar por una mutación totalmente nueva y radical,
sino por cambios paulatinos dados por una selección natural: se habrían pro­
ducido pequeñas mutaciones sólo en ciertos individuos cuya supervivencia y
posibilidad de creación eran superiores a los otros homínidos.
En cuestiones referidas al tamaño del cerebro y la organización cerebral, se ha
podido comprobar, mediante el empleo de los endocastos (moldes internos reali­
zados en los cráneos fósiles bien conservados), la existencia de deformaciones

10 Adviértase que se habla de «language», aunque esta expresión, traducción directa


del término ianguage, debería haberse traducido, más bien, como «lengua».
" S e trata de LAD, «Language Acquisition Device«. Esté dispositivo puede homologarse
con el concepto de gramática universal elaborado previamente por el propio autor.
Introducción a Los estudios del lenguaje y la común
1
j
que indicarían, por ejemplo, que el homo hahilis (hace dos millones a un millón y
medio de años) disponía ya de áreas especializadas para el lenguaje, y que el
australophitecus africanus (hace tres millones a dos millones y medio de años)
tenía las áreas más destacadas que los monos, así como también sería posible
afirmar que dicha organización cerebral ha ido cambiando, poco a poco, hasta
llegar al sapiens moderno y, con ello, se fue aproximando cada vez más a la nuestra.
Ahora bien, respecto de la capacidad de fonación, la cuestión es más
limitada y sólo se sabe, por ejemplo, que los neandertales contaban con un
sistema fonatorio similar, aunque no igual al nuestro, y tenían un tamaño y
un desarrollo cerebral considerable, lo que permitiría presumir una eleva­
da probabilidad de la existencia de lenguas neandertales. No obstante,
otros autores sostienen que esta subespecie tenía una capacidad limitada y,
por lo tanto, no equiparable a la del homo sapiens sapiens moderno.
En general, se suele postular que el lenguaje surgió con los homo sapiens
sapiens (hace 200.000 años); aunque también se supone que el origen puede
acercarse a unos 30.000 a 35.000 años, cuando aparecen algunos testimonios,
por ejemplo, representaciones artísticas que informan acerca de una capacidad
simbólica. Hay investigadores que defienden la existencia de un prelenguaje o
I sistema comunicativo mínimo del homo habilis (hace unos dos millones de
años) y del homo erectus (hace un millón a un medio millón de años). Respecto
de los neandertales, pese a haber sido una especie extendida por Europa y Orien­
te Medio hace 300.000 años, se sabe que sufrió un fracaso evolutivo y desapare­
ció; este fracaso involucró, según algunos autores, también una fracaso lingüís­
tico, porque se cree que poseían un sistema fonatorio muy limitado en relación
con el que contaban los homo sapiens sapiens.12

12 Un estudio realizado en 1987 en Berkeley a 147 personas de EE.UU., Nueva Guinea,


Australia, Asia y Europa, sobre la parte del ADN que se llama mitocondriai (que es transmi­
tido por la mujer) demuestra que todos procedemos de una mujer africana que vivió hace
200.000 años (entre 140.000 y 200.000 años, aproximadamente). En realidad, homínidos
los hay desde hace cuatro millones de años: por ejemplo, los austrolophitecus, de África.
Sin embargo, hace dos millones y medio de años, llegó el primer homo, más próximo a
nosotros, aunque no de la misma especie. De él surgieron varias subespecies en distintas
partes del mundo, y en Europa originó, hace más de 300.000 años, a los preneandertales
de Atapuerco y a su s sucesores (homo sapiens neandertalensis), extendidos por Europa
y zonas de Oriente Medio, que sobrevivieron hasta hace menos de 30.000 años.
Hace 200.000 años surgió el hom o sapiens sapiens, en África; hace 50.000 años, estaba
en Nueva Guinea y Australia, y quizás, hace 30.000, en América. Estos se expandieron
durante 100.000 años; se sostiene, incluso, que unas 10.000 personas (tal vez unas
100.000) fueron la población original que preparó la dotación genética humana. Repre­
sentados por los hombres cromañones, convivieron con otros homínidos: en Europa,
con los neandertales y en Asia con el homo erectus. Tuvieron mayor capacidad social y
quizás un lenguaje mejor; de ahí que suela afirmarse que fueron los hom o sapiens
sapiens los que poseyeron el primer lenguaje.
mpréssor Pro
A n d r e a C u ca tto ( e d it o r a )

%
Hecha esta suerte de historia evolutiva del lenguaje, presentaremos un
modo de clasificación de las diversas teorías que han intentado explicar
cuestiones relativas a su origen:

a. Teorías sobre el origen divino: se atribuye el origen del lenguaje a


causas divinas; como producto de un don otorgado por un dios o un ser
superior.13 Así, por ejemplo, se narra en el Génesis que Dios creó a
Adán, le mostró el mundo y Adán le puso nombre a cada cosa que
habitaba en él. En otras tradiciones, por ejemplo, la hindú, el lenguaje
viene de la diosa Sarasvati, esposa de Brama, creador del universo. En
realidad, se puede constatar que en casi todas las religiones se tiende a
explicar el lenguaje como dotación divina dada a los hombres.14
Se han realizado, incluso, experimentos para probar la validez de
esta hipótesis. La hipótesis consistía precisamente en que, si algunos
niños crecían sin entrar en contacto con la lengua, entonces habla­
rían espontáneamente la lengua original concedida por Dios. Yule
(1998) cita el caso relatado por Herodoto del faraón llamado
Samético (en el año 600 a. C.), quien lo probó con dos recién naci­
dos. Luego de dos años en compañía de cabras y de una pastora
muda, los niños parecían decir algunas palabras que no sonaban a
egipcio, sino a la palabra frigia bekos (pan). El faraón llegó, enton­
ces, a la conclusión de que el frigio era la lengua original. Del mismo
modo, se cuenta que Jacobo IV de Escocia llevó a cabo un experi­
mento similar en el año 1.500 y parece ser que los niños, en esta
ocasión, empezaron a hablar hebreo.
Desgraciadamente, en todos los otros ejemplos con niños salvajes, tam­
poco se han podido confirmar estos dos experimentos anteriores. Los
niños salvajes crecen sin hablar. Y, aunque el lenguaje hubiera venido
de una fuente divina, no podría reconstruirse por culpa de Babel.

b. Hipótesis del sonido natural: la idea es que las palabras primitivas


podrían haber surgido como imitaciones conscientes o inconscientes

13 Estas teorías se complementan con otras que atribuyen el origen del lenguaje a
factores sobrenaturales; así, ei escritor suizo Dániken, postula que la lengua surge
¡porque visitantes de otros planetas las trajeron a la Tierra y la enseñaron a los hombres!
14Sin embargo, en el contexto de la cultura griega clásica la reflexión se complejizó, ya
que no sólo se discutía si la lengua era un obsequio que los dioses habían concedido a
los humanos o no, sino también si esta podía haber sido creada por un hombre suma­
mente inteligente o por la propia comunidad, o si podría haber surgido por vía natural.
Introducción a los estudios del lenguaje y la comunicación

de los sonidos naturales que los hombres oían a su alrededor (el viento,
el agua, el aire, las hojas que caen, etc). Esta teoría es sostenida por
Diamon a mediados del siglo xx, pero fue acuñada previamente por
filósofos como Demócrito, Platón, Rousseau o Herder.
La hipótesis se apoya en que todas las lenguas modernas tienen
onomatopeyas o expresiones fonosimbólicas, en las que se mimetizan
los sonidos. De hecho, la hipótesis ha sido llamada hipótesis del guag-
guag (bow-bow theory). No obstante el atractivo de tal teoría, ¿cómo
podría, por ejemplo, explicar los nombres de cosas de nuestro mundo
que no emiten sonido, o las cosas abstractas (como «tristeza», «som­
bra», etc.)? Además, ®tas expresiones onomatopéyicas son relativamente
escasas en las lenguas; no suelen ser las palabras más empleadas por los
seres humanos en su vida cotidiana (como lo son «mesa», «hombre»,
«mujer», «pan», «sol», «agua», por ejemplo);y, por último, para produ­
cirlas, se debe contar con un lenguaje flexible, lo que supone un desarro­
llo anterior prolongado.
Otra hipótesis similar sugiere que los sonidos originales provienen de
gritos de emociones como el dolor, el enojo, la sorpresa, el miedo, la
alegría (huella de esto también serían las expresiones llamadas inter­
jecciones). Tal hipótesis se denomina pooh-pooh theory15y fue defendi­
da por los epicúreos en el mundo antiguo, y luego por von Humboldt,
Grimm, Steinthal, en el siglo xix. Sin embargo, del mismo modo como
planteamos en párrafos anteriores, las interjecciones están muy vincu­
ladas con las idiosincrasias de cada lengua particular y difícilmente
podrían ser consideradas sonidos-origen de todas las lenguas.
En la hipótesis conocida como yo-heave-ho'6, sostenida por autores
como Nuaré, se postula que el lenguaje surge por los sonidos que
hacen las personas al realizar un esfuerzo físico. Esta hipótesis sitúa
el desarrollo de la lengua en el contexto social, las actividades de
grupo y el trabajo. No obstante su atractivo,.no contesta la pregunta
sobre los orígenes de manera total, puesto que se sabe que los monos
y primates tenían gruñidos y llamadas sociales, pero no parecen ha­
ber desarrollado una capacidad de hablar similar a la nuestra.

c. Teoría del origen oral-gestual: formulada por Paget y Hewes durante


el siglo xx, se explica por la conexión entre los gestos físicos y los

% Expresión en inglés que alude a formas de conductas gestuales mediante las que los
mbres expresan su reacción ante cosas que los inquietan o sorprenden.
Por medio de esta expresión se alude al sonido de una marcha o canto colectivo que
produce y escucha mientras se lleva a cabo una tarea socialmente compartida.
Compressor Pro
A n d r ea C ucatto ( e d it o r a )


sonidos producidos oralmente. Se postula la existencia de un conjun­
to de gestos físicos como medio de comunicación; después, habrían
aparecido gestos orales, hechos con la boca, en los que los movimien­
tos de la lengua, labios y demás órganos se reconocerían de acuerdo
con patrones familiares similares a dichos gestos físicos. Sir Paget
denomina a esto «pantomima de la lengua y los labios». Sin embargo,
resulta en verdad difícil reconocer un posible carácter oral de ciertos
gestos, así como también resulta imposible transmitir con gestos físi­
cos determinados mensajes lingüísticos del tipo de: «Mi tía cree que
es invisible».

d. Teoría glosogenética: se interesa en la base biológica que ha permi­


tido la formación y el desarrollo del lenguaje humano. Al respecto, se
sostiene que los monos antropoides -lo s chimpancés- se separaron
de los homínidos hace ya unos seis millones de años, y, en razón de
este tronco común, su estudio puede enseñarnos algo sobre el origen
de nuestra propia especie y su evolución. Se afirma, como vimos, que,
en algún estadio evolutivo, nuestros ancestros cambiaron a la postura
erecta, con locomoción bípeda y con un nuevo papel para los miem­
bros superiores, y se liberó la mano para el trabajo y la asimilación
(lo que se asocia fuertemente con la capacidad para elaborar herra­
mientas). La consecuencia de estos cambios puede verse comparando
el cráneo de un gorila y, por ejemplo, el hombre de Neandertal, dado
que presenta un tracto bucal que hace pensar que podía realizar cier­
tos sonidos lingúísticos parecidos a consonantes. Pero es alrededor
del año 35.000 a. C. cuando hallamos esqueletos fósiles más pareci­
dos a los del hombre actual, por lo que podría presumirse que el
lenguaje -tal como hoy lo consideramos- surge con la especie homo
sapiens sapiens, principalmente.
Asimismo, más allá de estas precisiones biológicas y evolutivas, el
problema radica en establecer si todas las lenguas humanas han sur­
gido de un tronco común (hipótesis llamada monogénesis) o si han
surgido en distintos puntos del planeta diversas lenguas (hipótesis
llamada poligénesis). Hoy día se tiende a aceptar que entre ambas hay
una relación de complementariedad, ya que se produce una suerte de
continuum entre monogénesis y poligénesis. Hay ciertos principios
generales que caracterizan una lengua primigenia que serían, más
bien, principios cognitivos básicos del lenguaje ligados a una facul­
tad específicamente humana; y luego, al tiempo que la cognición fue
desarrollándose en interrelación constante con el lenguaje, la lengua
primigenia -con sus principios generales y simples- se fue compli-
Introducción a los estudios del Lengiíaje y la comunicación

cando y desarrollando, provocando la aparición, a lo largo de milenios,


de múltiples lenguas.17
Para Bernárdez (2004), los escenarios para una primera lengua po­
drían ser que: a) hay un antecesor común; b) hay un escenario común
pero con contactos posteriores entre grupos; esto produce mezclas
que dificultan el hallazgo de las relaciones originales; y c) hay len­
guas que van apareciendo como consecuencia de las necesidades que
se les suscitan a los grupos humanos en constante movimiento y adap­
tación; surgen en relación de unas con otras, aunque todas tienen algo
en común.
Se supone que las lenguas más antiguas son de la familia Denecaucásica
(15.000 a 20.000 años). De allí surgieron las otras, o bien por diferen­
ciación, debido a la ruptura del contacto entre dos o más grupos de uno
originario, o bien por el paso del tiempo, que cambia las lenguas, o
bien por el contacto más o menos estrecho que unas lenguas establecen
con otras, sean cuales fueren sus relaciones históricas.
En el caso particular del continente americano, se estima que las pri­
meras poblaciones datan del 30.000 a.C., ya que se lo considera segun­
do escenario para la aparición del lenguaje. Se habla de la existencia de
varias migraciones de gran antigüedad, por vía costera, de embarcacio­
nes que habrían llegado de sureste de Asia y el borde del Pacífico, y se
supone que esto se produjo en tres fases sucesivas.
Como se ha podido comprobar, las hipótesis son muchas y, en verdad,
fascinantes. Pero el tema del origen del lenguaje aún se debate entre
la ciencia, las creencias religiosas y la ciencia ficción, pues todavía
quedan muchos misterios por resolver. Misterios que, además, se
dirimen entre consideraciones biológicas (naturales) y sociales (his­
tóricas y culturales).

" Sin embargo, existe otra perspectiva para estudiar la génesis y la evolución en el
sentido del cambio lingüístico, restituyendo la genealogía de una lengua. Con la ayuda
do nociones básicas sobre la historia de las lenguas, de gramáticas y de diccionarios,
se puede descubrir una suerte de ADN lingüístico mediante la operación de ir filtrando
hacia atrás, en el tiempo, los elementos comunes a las lenguas: por ejemplo, explorar
muchas palabras del castellano que provienen del latín al igual que otras palabras del
francés, el italiano, el rumano o el portugués. Asimismo, permitiría comprobar que el latín
torma grupo con otras lenguas como el eslavo, el griego y el antiguo germánico en
virtud de que todas estas surgen, a su vez, de una lengua común llamada indoeuropeo,
originada hace unos tres milenios en la región de Anatolia (Turquía). Por ejemplo, la
palabra española «hermano» proviene de la raíz sánscrita bhratar, que en gótico se
transforma en brothar, en inglés, en brother; en griego, en phrater y en latín, en frater.
ssor Pro
%

BIBLIOTECA . ROMÁNICA HISPÁNICA 1


Dirigida, rote D À í^ S i^ ^ iÔ N S Q ^ ^ , . '

II. ESTUDIÓ! ¿ S ^ A Y O S J '155


LOUIS HJELMSLEV

PROLEGÓMENOS A UNA
TEORÍA DEL LENGUAJE
VERSIÓN ESPAÑOLA DE

JOSÉ LUIS DÍAZ DE LIAÑO

TRADUCCIONES D lO R K I

SEGUNDA EDICIÓN

Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales


UNIVERSIDAD NACIONAL DE MISIONES

-BIBLIOTECA-

f e

BIBLIOTECA ROMÁNICA HISPÁNICA


EDITORIAL GREDOS '
MADRID
I
i.

5] EL ESTUDIO DEL LENGUAJE Y LA TEORIA


DEL LENGUAJE

El lenguaje —el habla hum ana— es u n a fuente inagotable


de tesoros m últiples. El lenguaje es inseparable del hom ­
bre y le sigue en todas sus tareas. El lenguaje es el in stru ­
m ento con el que el hom bre da form a a su pensam iento y
a sus sentimientos, a su estado de ánimo, sus aspiraciones,
su querer y su actuar, el instrum ento m ediante el cual ejer­
ce y recibe influencias, el cimiento más firm e y profundo de
la sociedad hum ana. Pero también es el últim o e indispen­
sable sostén del individuo humano, su refugio en las horas
de soledad, cuando la m ente lucha con la existencia y el
conflicto se resuelve en el monólogo del poeta y del pen­
sador. Antes del prim er despertar de n u estra conciencia,
desplegaba ya ¿1 lenguaje sus ecos en to m o nuestro, p resto
a cerrarse en tom o a la tierna semilla del 'pensam iento y
a acom pañam os de modo inseparable p o r la vida,.desde las
sencillas actividades cotidianas hasta.-.nuestros m om entos
m ás sublimes e íntimos —esps m om entos de los que, p o r
m edio del depósito de memoria que el lenguaje nos facilita,
extraemos el calor y la fuerza necesarios p ara el vivir dia-
PD F Compressor Pro
12 Prolegómenos a una teoría,,del lenguaje
rio—. Pero el lenguaje no es un mero acompañamiénto ex­
terno. Tiene sus raíces en lo más profundo de la m ente
hum ana, tesoro de-recuerdos heredados p o r la trib u y el
individuo, conciencia, vigilante que recuerda y avisa. Y el
habla es el signo distintivo de la personalidad, para bien o
p a ra mal, el signo distintivo del hogar y de la nación, el
título de nobleza del género humano. Tan inseparablem ente
se encuentra el lenguaje ligado a la personalidad, al hogar,
a la nación, al género hum ano y a la vida misma, que a
veces podem os sentim os tentados de preguntar si el lengua­
je es u n m ero reflejó de eso, o, simplemente, todas esas
cosas —el cotiledón mismo del que nacen—.
Por estas razones h a atraído el lenguaje al hom bre como
objeto de adm iración y descripción, tanto poética como
científica.
La ciencia ha tendido a ver el lenguaje como u n a
6] serie de sonidos y de gestos expresivos, sujetos a des­
cripción física y fisiológica exacta y ordenados como -
signos de los fenómenos de la conciencia. H a buscado en el
lenguaje, a través de interpretaciones psicológicás y lógicas,
la fluctuación de la psique hum ana y la constancia del pen­
sam iento —aq'uélla en la vida caprichosa y cam biante del
lenguaje, ésta en sus signos, reconociendo en ellos dos cla­
ses, la palabra y la proposición, símbolos palpables del con­
cepto, y del juicio respectivamente. Del lenguaje, concebido
como sistem a de signos y como, entidad estable, se esperaba
que proporcionase la clave del sistema del pensam iento hu­
mano, de la naturaleza de la psique. Concebido como insti­
tución social supraindividual, había de contribuir a expresar
el carácter de la nación. Concebido como fenómeno fluctuan-
te y sujeto a cambio, había de m arcar el camino hacia la
.comprensiófr tanto del estilo de la pefsonaliftad como de las
lejanas vicisitudes de generaciones pasadas. El lenguaje
Estudio y teoría del lenguaje 13
llegó a considerarse como posición clave desde la que se
abrirían perspectivas en direcciones múltiples.
Así considerado, aun cuando se le haga objeto de inves­
tigación científica, el lenguaje deviene no un fin en sí mismo,
sino un medio: medio de conocimiento cuyo objeto princi­
pal se halla .fuera del lenguaje, aunque tal vez sólo sea posi­
ble alcanzar aquél a través del mismo y llegar a él partien­
do de premisas distintas de las que el lenguaje implica. En
este caso el lenguaje es un medio de conocimiento transcen­
dente (en el sentido propio y etimológico de la palabra trans­
cendente), y no la m eta de un conocimiento inmanente. Así,
la descripción física y fisiológica de los sonidos articulados
degenera fácilmente en m era física y en m era fisiología, y la
descripción psicológica y lógica de los signos (palabras y
proposiciones) en m era psicológía, lógica y ontologia, con
lo que se olvida el punto de vista lingüístico del que parti­
mos. La historia nos lo confirma. Aun en aquellos casos en
que no ocurre así precisamente, los fenómenos físicos, fisioló­
gicos, psicológicos y lógicos per se no constituyen,el lenguaje,
sino únicamente facetas externas y desconectadas del mismo,
seleccionadas como objeto de estudio, no p o r razón del len­
guaje en sí, sino de los fenómenos hacia los que se orienta
el lenguaje. Lo mismo ocurre cuando pasamos a considerar
el lenguaje, basándonos en estas descripciones, como clave
que perm ite comprender las condiciones sociales y recons­
truir las relaciones prehistóricas que existían entre los pue­
blos y naciones.
No se vea en lo anterior un deseo de minimizar tales
puntos de vista y tales esfuerzos, sino de señalar un peligro:
el peligro de que, celosos p o r alcanzar cuanto antes la meta
de nuestro conocimiento, pasemos por alto el medio que a
ese conocimiento conduce: el lenguaje mismo. '
essor Pro
14 Prolegómenos a una teoría del lenguaje
7] Es un peligro real, porque por su propia naturaleza
el lenguaje sé' presta a que se le pase por alto, a que
se le considere medio, y no fin, y sólo por artificio se dirija
la atención al medio mismo del conocimiento. Esto ocurre
a diario, cuando no se tiene en cuenta el lenguaje de modo
consciente, pero ocurre igualmente en la investigación cien­
tífica. Ciertamente, se advirtió hace tiempo que además de
con la filología —el estudio del lenguaje y de sus textos
como medio de conocimiento histórico y literario— hemos
de contar con una lingüística —el estudio del lenguaje y de
sus textos como fin en sí mismo— . Pero del dicho al hecho
hay un largo trecho. De nuevo, el lenguaje decepcionó a sus
estudiosos científicos. Lo que pasó a ser contenido principal
de la lingüística convencional —-la historia lingüística y la
comparación .genética de las lenguas— ni tenía como meta
ni tuvo por resultado el conocimiento de la naturaleza del
lenguaje, sino más bien el conocimiento histórico y prehis-,
tórico de las condiciones sociales y de las relaciones entre
los pueblos, conocimiento obtenido a través del lenguaje to­
mado como medio. Y esto es filología.. Ciertamente, a me­
nudo parece, dada la técnica interna de este tipo de lingüís­
tica comparativa, que se estudia el lenguaje; pero se trata
de una ilusión. Lo que realmente se estudia son los disiecta
membra del lenguaje, que no nos perm iten com prender la
totalidad que éste constituye. Entonces se estudian los pre­
cipitados físicos, fisiológicos, psicológicos, lógicos, socioló­
gicos e históricos del lenguaje, no el lenguaje mismo.
Para establecer tina verdadera lingüística que sea algo
más que u n a ciencia auxiliar o derivada, es preciso actuar
de otro modo. La lingüística ha de esforzarse por compren­
der el lenguaje no como un conglomerado de fenómenos no
lingüísticos (físicos, fisiológicos, psicológicos, lógicos, socio­
lógicos), sino como una totalidad autosuficiente, como una
Estudio y teoría del lenguaje 15

estructura sui generis. Splo^de este m odo puede el lenguaje,,


por sí mismo so m éterse'a tratam iento científico, sin que de
nuevo .queden defraudados quienes lo estudian, y pierdan la
perspectiva. ....
Tarde o tem prano hab rá de ser posible m ed ir la signifi­
cación de todo ello p o r las repercusiones de esta lingüística
sobre los diversos puntos de vista transcendentes —sobre la
filología y sobre lo que hasta ahora se h a considerado como
lingüística—. La teoría de sem ejante lingüística, sobre todo,
proporcionará una base más uniform e de com paración entre
las lenguas, suprim iendo esa estrechez de m iras^en la form a­
ción de los conceptos que constituye' el obstáculo del filó­
logo, y establecerá finalmente una lingüística genética
8] real y-racional. En sus consecuencias m ás inm ediatas,
la significación de tal lingüística —ta n to si la estruc­
tura del lenguaje se equipara a la de la realidad, como si
se la tom a como reflejo más o menos deform ado de la m is­
ma— puede m edirse tam bién p o r su contribución a la epis­
temología en general.
Lo que se necesita es construir una teoría lingüística que
descubra y enuncie las premisas de tal lingüística, que esta­
blezca sus métodos e indique el camino.
El presente trab ajo constituye los prolegóm enos de seme­
jante teoría.
El estudio del lenguaje, con sus m últiples m etas, en lo
esencial transcendentes, tiejie muchos seguidores; la teoría,
con su m eta puram ente inmanente, pocos. P ero no se con­
funda, a este respecto, la teoría del lenguaje c o n la filosofía
del lenguaje. Como a la de -cualquier otra disciplina, a la
historia del estudio del lenguaje no le son ajenos los inten­
tos de d ar una motivación filosófica a los m étodos de inves­
tigación seguidos en la práctica; así, dado el in terés p o r los
PDF'Com pressor Pro ,
16 " - Prolegómenos a una teoría del.lenguaje
fundam entos, que. tanto se ha visto crecer en los últim os
años, se h a dotadò^ãj? ciertos "tipos , transcendentes de lin­
güística, de supuestos- sistem as de axiomas.l. Por otra parte,
es ra ro que estas especulaciones^ de la filosofía lingüística
ad o p ten ta l form a aparentem ente exacta, o que las em pren­
dan, de m odo sistem ático y en gran escala, investigadores
con la preparación suficiente tan to lingüística como episte­
m ológica. La m ayoría pueden relegarse a la categoría de es­
peculaciones subjetivas, y p o r esta razón ninguna ha tenido
b u en a acogida —salvo, tal vez, de modo pasajero, como ten­
dencias de m o d a' relativam ente superficiales—. De ahí que
n i sea posible escribir la historia de la teoría lingüística, ni
seguir s u evolución: es demasiado discontinua. E n tal es­
tado de cosas, los intentos de form ar una teoría lingüística
se h an visto desacreditados p o r muchos que los han tachado
de huero filosofar y diletantismo apriorísticos. La crítica,
p o r lo demás, parece harto justificada, puesto que el di­
letantism o y el filosofar apriorístico han prevalecido en
este cam po hasta tal extremo que han hecho "difícil distin­
guir, desde fuera, entre lo verdadero y lo falso. El presente
trab ajo b ien podría dejar sentado que estas, características
no son necesariam ente inherentes a todo intento de teoría
lingüística. Lograremos m ejor este fin olvidando el pasado,
h a sta cierto punto, y comenzando desde el principio en to­
dos aquellos casos en que el pasado no haya dado nada de
1 u tü id ad positiva. E n gran parte nos basarem os en el mismo
). m aterial em pírico utilizado en investigaciones anteriores,
¡ m aterial que, interpretado de nuevo, constituye el objeto de
) ________

’ ' i Leonard Bloomfíeld, «A set of postulates for the sóience of lan-


I guage* (Language, II, 1926, págs. 153-164). Karl Bühler, Sprachtheorie,
Jena, 1934, Id., «Die Axiomatik der Sprachwissenschaften» (Kantstu■
> dien, X X XV III, 1933, págs. 19-90).

i
Estudio y teoría del lenguaje 17
la teoría lingüística. Reconoceremos explícitamente
9] nuestra deuda en aquellos casos en que sabemos que
otros han conseguido con anterioridad los resultados
deseados. Deberíamos destacar aquí, sobre todos, a un teó­
rico de la lingüística que fue su evidente pionero: el suizo
Ferdinand de Saussure2.
Parte del trabajo pfeparatorio de im portancia fundam en­
tal para la teoría lingüística aquí presentada se hizo en cola­
boración con algunas miembros del Círculo Lingüístico de
Copenhague, principalmente con H. J. Uldall, en los años
1934-1939. En la elaboración de algunos de los supuestos bá­
sicos de la teoría el autor se ha beneficiado de los debates
sostenidos en la Sociedad Füosófica y Psicológica de Copen­
hague, y tam bién de un intercambio de ideas más detallado
con Jorgen Jergensen y- Edgar T ranekjaer Rasmussen. La
responsabilidad del presente trabajo la asume totalm ente el
autor.

- Ferdinand de Saussure, Caurs de íinguistique géñérale, publ. par


Ch. Bally & Alb. Sechehaye, París, 1916, 2.» ed., 1922; 3.*.éd„ 1931, 1949.

PRO LEGÓ M ENO S. — 2


ssor Pro

II

TEORIA LINGÜÍSTICA Y HUMANISMO

Una teoria lingüística que trate de hallar la estru ctu ra


específica del lenguaje a través de un sistema de prem isas
exclusivamente formal, aun teniendo siempre en cuenta las
fluctuaciones y cambios del lenguaje hablado, habrá de ne­
garse, necesariamente, a conceder valor exclusivo a estos
cambios; h ab rá de perseguir una constancia que no se apo­
ye en ninguna «realidad» exterior al lenguaje —una constan­
cia que haga a una lengua lengua, cualquiera que sea, y que
haga a una lengua idéntica a sí misma en todas sus diversas
manifestaciones—. Una vez hallada y descrita esta constan­
cia, podrá entonces proyectarse sobre la «realidad» exterior
al lenguaje, cualquiera que sea la especie de esta «realidad»
(física, fisiológica, psicológica, lógica u ontológica), de modo
que, incluso al considerar esa «realidad», el lenguaje, como
punto de referencia central, continúe siendo el objeto p rin ­
cipal —y no u n conglomerado, sino una totalidad organiza­
da., con una estructura lingüística como principio domi­
nante—.
La búsqueda de tal constancia agrupadora e integradora
estará seguramente en oposición con cierta tradición huma-
Teoría lingüística y humanismo 19

m'stica que, de variada guisa, ha predom inado hasta ahora


en la ciencia lingüística. Esta tradición hum anística, en su
form a típica, niegá "ápriori la existencia d e-ta l constancia y
la legitim idad de su búsqueda. De acuerdo con este punto de
-vista, lo s fenómenos humanísticos, a diferencia de los n atu ­
rales, no son recurrentes y por esta mism a razón no pueden,
como los fenómenos naturales, someterse a tratam iento gene­
ralizador y exacto. En el campo de las hum anidades
10] hab ría de emplearse, consecuentemente, u n m étodo,dis­
tinto —a saber, la mera descripción, que estaría m ás
próxim a a la poesía que a una ciencia exacta— o, en todo
caso, u n m étodo circunscrito á una form a de presentación
discursiva, a cuyo tenor los fenómenos discurréñ, uno a uno,
sin que sean interpretados mediante un sistem a. En el cam­
p o de la historia esta tesis se ha m antenido como doctrina,-
y parece que de hecho constituye la base de la historia en su
form a clásica. Consecuentemente, aquellas disciplinas que
tal vez puedan denominarse más hum anísticas —el estudio
de la literatu ra y el estudio del arte— han sido consideradas
históricam ente como disciplinas descriptivas m ás que siste­
m atizadoras. Podrá observarse una tendencia a sistem atizar
en ciertos cam pos, pero la historia, y con ella las hum ani­
dades en conjunto, todavía se niegan a aceptar la legitimi­
dad y posibilidad de semejante sistematización.
A -priori, la tesis de que para cada proceso hay u n siste­
m a correspondiente, p o r medio del cual puede aquél anali­
zarse y describirse con un número limitado de prem isas,
podría considerarse de validez general. Debe suponerse que
e s posible analizar todo proceso en un núm ero lim itado de
elem entos recurriendo a diversas combinaciones. Entonces,
sobre la base de ta l análisis será viable ordenar estos ele­
m entos e n clases, de acuerdo con sus posibilidades de com­
binación. Y .será asimismo viable establecer un cálculo ge-
PDF Compressor Pro
)
20 P ro leg ó m e n o s a uncí teo ría del lenguaje

n eral y exhaustivo de las combinaciones posibles. Una histo­


ria así elaborada pasaría del nivel de m era descripción pri­
m itiv a al de ciencia sistem ática, exacta y generalízadora, en
1 cuya teo ría se prevén todos los eventos (combinaciones posi­
bles de elem entos), y se establecen las condiciones p o r las
que adquieran realidad.
P arece in d iscu tib le que, en tanto las. hum anidades no ha­
y a n p u e sto a prueba esta te sis com o h ip ó te sis dé trabajo,
h a b rá n d escu idad o s u tarea fundam ental, la de intentar es­
ta b lece r lo s estu d io s h um anísticos com o ciencia. Debería
co m p ren d erse que la d escrip ción de los fenóm enos hum a-'
n ís tic o s h a d e elegir entre un tratam iento p oético com o úni­
c o p o sib le, d e u n lado, y un tratam iento p oético y científico,
co m o d os form as de d escripción coordinadas, de otro; y de­
b e r ía com p ren d erse tam bién que la elección depende de que
s e com p ru eb e la tesis de que todo p roceso tien e un sistem a
su byacen te.
11] Parece a. p r io r i que e l lenguaje es trn ob jeto en el
q u e p u e d e p on erse a prueba esta te sis con la esperan­
za d e o b ten er u n resultado p ositivo.
A u n a descripción m eram ente discursiva de los aconteci­
m ie n t o s ' lingüísticos no le es posible en m odo alguno des­
p e rta r suficiente interés, y p o r tanto siem pre se ha sentido
la necesidad de ad o p tar un punto de vista suplem entario y
' sistem atizador: en tal sentido, se ha buscado tras el pro­
ceso, textual u n sistem a fonético, u n sistem a semántico, un
sistem a gram atical. Pero h asta ahora, la ciencia lingüística,
cultivada p o r filólogos con u n objetivo transcendente y bajo
e l fu erte influjo de un hum anism o que h a rechazado toda
idea de sistem a, no h a logrado llevar el análisis hasta el
final, establecer sus prem isas con claridad, o tr a ta r de alcan-
z a r u n principio de análisis i&iforme, y p o r etilo coñtfaiúá
siendo vaga y subjetiva, m etafísica y estetizante, p o r no de-
Teoría lingüística y humanismo 21

cir nada de las muchas ocasiones en que se ha amparado


en una form a de presentación completamente anecdótica.
La m eta de la teoría lingüística es probar, en lo que pa­
rece un objeto altam ente invitador, la tesis de que todo
proceso tiene un sistem a subyacente —y toda fluctuación
una constancia subyacente—. Las voces que de antemano se
alzaban contra tal intento en el campo de la humanística,
argumentando que no podemos su jetar a análisis científico
la vida espiritual del hom bre y los fenómenos que implica
sin m atar esta vida y, como consecuencia, permitiendo que
el objeto escape a n uestra consideración, son puram ente
apriorísticas, y no pueden im pedir a la ciencia que lo in­
tente. Si falla el intento —no en los casos particulares, sino
en su principio— las objeciones serán válidas, y se habrá
demostrado que los fenómenos humanísticos sólo pueden
tratarse desde puntos de vista subjetivos y estéticos. En
cambio, si el intento tiene éxito —de modo que el principio
resulte aplicable— estas voces se callarán por sí mismas, y
entonces sólo nos quedaría realizar los experimentos corres­
pondientes en los demás campos del h um anismo.
ssor Pro
%

BIBLIOTECA ROMÁNICA HISPÁNICA


D ir ig id a por DÁMASO ALONSO

III. MANUALES
ANDRÉ MARTINET

ELEMENTOS DE
LINGÜÍSTICA GENERAL
)¿ERSIÓN ESPAÑOLA DE

JU LIO '*CAtONGE RUIZ

*N.
SEGUNDA EDICIÓN REVISADA }

i ^

f t
BIBLIOTECA ROMÁNICA HISPÁNICA
EDITORIAL GREDOS, S. A.
MADRID
essor Pro

10 Elementos ãe lingüística genpral


ción española, se diferencian sólo en pequeños detalles del
texto original. Algunos títulos nuevos figuran en la biblio­
grafía que va al fin de la obra.
El autor se complace en dar las gracias aquí a don Julio
Calonge, que se ha encargado de traducir este libro al es­
pañol y que se ha esforzado en hacer más fácil para un
nuevo público la comprensión de la obra reemplazando, siem ­
pre que esto era posible, los ejemplos franceses por ejem ­
plos españoles.

m
Capítulo 1

LA LINGÜISTICA, EL LENGUAJE Y LA LENGUA

1-1. La lingüística, disciplina no prescriptiva

La lingüística es el e s t u d i o c i e n t í f i c o del lenguaje


humano.
Un estudio se llam a científico cuando se funda sobre
la observación de los hechos y se abstiene de proponer
una selección entre estos hechos en nom bre de ciertos prin­
cipios estéticos o morales. «Científico» se opone, pues, a
«prescriptivo». E n el caso de la lingüística es particularm en­
te im portante insistir sobre el carácter científico y no pres­
criptivo de su estudio. Al ser el objeto de esta ciencia una
actividad hum ana, hay u n a gran tentación de abandonar el
dominio de la observación im parcial p ara recom endar un
determinado comportamiento, de no anota r lo que realmente
se dice, sino de dictar lo que es preciso decir. La dificultad
que existe p ara separar la lingüística científica de la gramá­
tica norm ativa recuerda la que existe p ara separar de la mo­
ra l una verdadera ciencia de las costum bres. La historia nos
m uestra que, h asta una fecha muy reciente, la mayor parte
de los que se han ocupado del lenguaje o de las lenguas lo han
hecho con intenciones prescriptivas proclamadas o eviden-
PBF€om pressor Pro:
%

12, Elem entos de lingüística general


tes. Todavía hoy, la mayor parte de la gente, incluso la culta,
ignora casi la existencia de una ciencia del lenguaje distinta
de la gram ática escolar y de la actividad norm ativa de es­
critores y periodistas. Pero el lingüista contemporáneo, ante
expresiones como te pido lo hagas pronto, el negocio que te
he hablado, es por eso que decimos, se aparta tanto de la
virtuosa indignación del purista como de la alegría no con­
tenida del iconoclasta. Ve ahí simplemente hechos que debe
anotar y explicar en el cuadro de los usos en que ellos apa­
recen. No se saldrá'de su papel si señala las protestas o las
burlas de ciertos auditorios y la indiferencia de otros, pero,
por su parte, se abstendrá de tom ar partido.

1-2. Carácter vocal del lenguaje

El lenguaje que estudia el lingüista es el del hombre. No


habría necesidad de precisar esto, porque los otros empleos
que se hacen de la palabra «lenguaje» son casi siempre me­
tafóricos: el «lenguaje de los animales».es una invención de
los fabulistas, el «lenguaje de las hormigas» supone más
bien una hipótesis que un dato de observación, el «lenguaje
de las flores» es un código como tantos otros. En el hablar
■corriente, «el lenguaje» designa propiam ente la facultad que
tienen los hom bres de entenderse p o r medio de signos voca­
les. Merece la pena detenerse en este c a r á c t e r v o c a l
del lenguaje. En los países civilizados, desde hace algunos
milenios se hace uso con mucha frecuencia de signos pic­
tóricos o gráficos que corresponden a los signos vocales del
lenguaje. Esto es lo que se llama escritura. Hasta la inven­
ción del fonógrafo, todo signo vocal emitido era percibido
inm ediatam ente o quedaba perdido p ara siempre. Por el
contrario, un signo escrito duraba tanto cuanto durara su
soporte: piedra, pergamino o papel, y los rasgos dejados so-
La lingüística, el lenguaje y la lengua 13
bre este soporte p o r el buril, el estilo o la pluma. Es lo que
se resum ía p o r medio del proverbio verba volant, scripta
manent. Este carácter definitivo de cosa escrita ha dado a
ésta un prestigio considerable. Bajo la form a escrita se trans­
m iten hasta nuestros días las obras literarias (por otra parte,
así llamadas precisam ente por esta form a escrita) que cons-'
tituyen aún la base de nuestra cultura. Las escrituras alfa­
béticas ofrecen p ara cada signo una sucesión de letras, bien
separadas en los textos impresos, que la escuela ha enseñado
a conocer; cualquier español instruido sabe cuáles son los
componentes del signo escrito caballo, pero le costaría es­
fuerzo distinguir los componentes del signo vocal corres­
pondiente. De hecho, todo concurre para que se identifiquen
en el espíritu de las gentes instruidas el signo vocal y
su equivalente gráfico y p ara que este últim o se imponga
como el único representante válido del complejo.
Çj
Esto no debe hacer olvidar que los signos del lenguaje
hum ano son con prioridad vocales, que, durante centenas de
miles de años, estos signos han sido exclusivamente vocales,
y que todavía hoy la mayoría de los seres humanos saben
hablar sin saber leer. Se aprende a hablar antes de aprender
a leer; la lectura viene a doblar la palabra, jam ás al contra­
rio. El estudio de la escritura representa una disciplina dis­
tinta de la lingüística, aunque, prácticam ente, es uno de sus
anexos. Así, pues, el lingüista hace abstracción, por principio,
de los hechos de grafía. No los tiene en cuenta más que en
la medida, en total restringida, en que los hechos de grafía
influyen en la form a de los signos vocales.

1-3. E l lenguaje, institución humana

Con frecuencia se habla del lenguaje como de una fa­


cultad humana. Nosotros mismos hemos empleado este tér-

m ía
14 E le m e n to s de lingüística general

m ino m ás arriba, pero sin concederle un valor riguroso. Es


probable que las relaciones del hom bre y de su lenguaje
sean de naturaleza dem asiado particular para que se pueda
deliberadam ente colocar a este últim o en un tipo m ás amplio
de fu n ciones determ inadas. No se podría afirm ar que el
lenguaje sea el resultado de la actividad natural de algún
órgano, com o lo son la respiración o el andar, que con sti­
tuyen, p or así decirlo, la razón de ser de los pulm ones y las
piernas. S e habla, es cierto, de órganos de la palabra, pero
se añade, en general, que la prim era función de cada uno
de esto s órganos es otra cualquiera: la boca sirve para la
in gestión de los alim entos, las fosas nasales para la respira­
ción, y así sucesivam ente. La circunvolución del cerebro en
que se ha querido ver el asiento de la palabra, porque sus
lesion es están frecuentem ente unidas a la afasia, tiene algo
que ver probablem ente con el ejercicio del lenguaje, pero
nada prueba que ésa sea su función prim era y esencial.
En esta situación se ha pensado en situar el lenguaje entre
las i n s t i t u c i o n e s hum anas, y esta m anera de ver ofre­
ce ventajas indudables, pues las instituciones hum anas sur-
gen de la vida en sociedad. É ste es precisam ente el caso del
lenguaje, que se concibe esencialm ente com o un instrum ento
de com unicación. Las in stituciones hum anas suponen el ejer­
cicio de las m ás diversas facultades. Pueden hallarse muy
extendidas o incluso ser universales, com o el lenguaje, sin
aparecer idénticas de una com unidad a otra. La fam ilia, por
ejem plo, caracteriza tal vez a todos los grupos hum anos,
pero se m anifiesta en diferentes partes bajo form as divér-
sas. Igualm ente el lenguaje, idéntico en su s funciones, difie­
re de una com unidad a otra, de tal m anera que no puede
funcionar m ás que entre individuos de u n grupo determ i­
nado. Como las instituciones no son en m odo alguno datos
previos, sino productos de la vida en sociedad, no son inmu-
La lingüística, el lenguaje y la lengua 15
tables. Son capaces de cam biar p o r la presión de necesida­
des diversas y por la influencia de otras comunidades. Pues
bien, veremos que las diferentes modalidades del lenguaje
que son las lenguas no se com portan de otro modo.
f' . . í t/y i „•'*
té '" 4 ’ -
/ > 1t-Uw-wp,
1-4. Las funciones del lenguaje ,r-— W

Sin embargo, decir que el lenguaje es una institución es


algo que inform a im perfectam ente sobre la naturaleza de
este fenómeno. Designar u n a lengua, aunque sea m etafóri­
camente, como un instrum ento llama la atención muy útil­
m ente sobre aquello que distingue la lengua de muchas otras
instituciones. La función esencial del i n s t r u m e n t o que
— ——— —“-“ x #
es una lengua es la de la c o m u n i c a c i ó n. El francés,
por ejemplo, es, ante todo, el mecanismo que perm ite a las
personas «de lengua francesa» en trar en relación unas con
otras. Veremos que si todas las lenguas se modifican a tra ­
vés del tiempo, ello acontece esencialmente para adaptarse
del modo m ás económico posible a satisfacer las necesidades
de comunicación de las comunidades que las hablan.
No obstante, deberá tenerse en cuenta que el lenguaje
ejerce otras funciones que la de asegurar la m utua com­
prensión. En prim er lugar, el lenguaje sirve, por así decirlo,;
de soporte al pensamiento, hasta el punto de que es posible
hacérsela"pregunta deTsTuna actividad m ental a la que falta-'
ra el marco de una lengua merecería propiam ente el nom bre
de pensamiento. Pero corresponde a los psicólogos, no a los
lingüistas, dar su opinión sobre este punto. Por otra parte,
el hom bre em plea con frecuencia su lengua para e x p r e ­
s a r s e, es decir, p ara analizar lo que siente sin ocuparse
excesivamente de las reacciones de eventuales oyentes. En­
cuentra en ella, al mismo tiempo, el medio de afirm arse
Compressar Pro

16 Elementos de lingüística general


ante sí mismo y ante otros sin que en realidad tenga deseos
de com unicar nada. Se podría igualmente hablar de una
función estética del lenguaje que sería difícil analizar, de
tal m anera que se entremezcla estrecham ente esta función
con las de comunicación y expresión. E n últim o análisis, es
la comunicación, es decir, la comprensión m utua, la que es
preciso retener como función central del instrum ento que
es la lengua. Es notable, a este respecto, que las sociedades
reprim en por medio de la burla el solüoquio, es decir, el
empleo del lenguaje con fines puram ente expresivos. El que
quiera expresarse sin tem or a censura debe encontrar un
público ante el cual representar Ia_comedia del intercam bio
lingüístico. Por otra parte, todo indica que la lengua de cada
individuo se corrompería rápidam ente si no existiera la ne­
cesidad de hacerse comprender. E sta necesidad perm anente
m antiene el mecanismo en buen estado de funcionamiento.

1-5. ¿Las lenguas son nomenclaturas? .

Según una concepción muy ingenua, pero bastante exten­


dida, una lengua sería un repertorio de palabras, es decir,
de producciones vocales (o gráficas), cada una de las cuales
corréspondería a una cosa. A un determ inado animal, el ca­
ballo, por ejemplo, el repertorio particular conocido por el
nom bre de lengua española haría corresponder una produc­
ción vocal determinada que la ortografía representa p o r la
form a caballo; las diferencias entre las lenguas se reducirían
a diferencias de designación; p ara caballo el francés diría
cheval, el inglés horse y el alemán Pferd. Aprender una nue­
va lengua consistiría simplemente en retener en la memo­
ria una nueva nom enclatura en todo paralela a la anterior.
Los casos aislados en los que es preciso establecer altera-
La lingüística, el lenguaje y la lengua 17
dones en este paralelismo constituirían los «idiotismos». Las
mismas producciones vocales estarían norm alm ente com­
puestas, en todas las lenguas, de los mismos sonidos; las
únicas diferencias de una lengua a o tra consistirían en la
elección y agrupam iento de esos sonidos p ara cada palabra.
Esta concepción jn g e n u a se confirma cuando se piensa en
la grafía más que en los sonidos, en razón al empleo del
mismo alfabeto para las lenguas más diversas; los rótulos
cheval, horse, Pferd utilizan, efectivamente, las letras de un
mismo alfabeto: la e en las tres palabras, la h en cheval y
horse, la r en horse y Pferd, etc. Ciertamente es preciso es­
tablecer que para el oído no se reduce todo a diferencias
en la elección y ordenación de los mismos elementos; en­
tonces se habla ingenuamente de «acento». Un «acento» repre­
sentaría algo un tanto m arginal que se sobreañade a la articu­
lación norm al de los sonidos del lenguaje y que sería un
poco ridículo y casi inconveniente in ten tar im itar cuando
se aprende mía lengua distinta de la propia.

1-6. E l lenguaje no es un calco de la realidad

Esta noción de la lengüa_jgp erto rio se funda en la idea


simplista de que el mundo en su totalidad se clasifica, con
anterioridad a la visión que de él tienen los hombres, en
categorías de objetos perfectam ente distintos, cada una de
las cuales recibe necesariamente, una designación en cada
lengua. Esto que, h a sta . cierto punto, es verdadero cuando
se trata, por ejemplo, de especies de seres vivientes, no lo
es en otros campos. Podemos considerar como natural la di­
ferencia entre el agua que fluye y la que no fluye, pero den­
tro de estas dos categorías, ¿quién no advierte lo arbitraria
que es la subdivisión en océanos, mares, lagos y estanques, 0
E. D E L IN G Ü IS T IC A .— 2
ssor Pro
%
18 Elementos de lingüística general
en ríos im portantes, afluentes, arroyos y torrentes? La. co­
m unidad de civilización produce, sin duda, el hecho de que
para los occidentales el M ar Muerto sea un m ar y el Gran
Lago Salado, un lago, pero no impide que sólo los franceses
distingan entre río que desemboca en el m ar (fleuve), y
afluente que lleva sus aguas a otro río ( riviére). En otro cam­
po, el francés expresa con el mismo térm ino bois un lugar
plantado de árboles, la m adera en general, la m adera de cons­
trucción, la m adera de quemar, aparte de usos más especia­
les del tipo bois de cerf «cuernos de ciervo». E l danés tiene
una palabra, trce, que designa el árbol y la m adera en ge­
neral y, en concurrencia con t 0 tnmer, la m adera de construc­
ción; pero no utiliza esta palabra para un lugar plantado de
árboles, que se dice skov, n i para la m adera de quemar, que
se dice brtende. Para los principales sentidos de la palabra
francesa bois, el español distingue entre bosque, madera,
leña; el italiano, entre bosco, legno, legna, legname; el ale­
mán, entre Wald, Geholz, Holz; el ruso, entre les, dérevo,
drová. Cada una de estas palabras es susceptible de aplicarse
a cosas para las que el francés usaría o tra palabra distinta
de «bois»; el alemán Wald es preferentem ente «bosque»; el
ruso dérevo, como el danés trce, corresponde normalmente
al español árbol. En el espectro solar, un español, como la
mayor parte de los occidentales, distingue entre violeta,
azul, verde, amarillo, naranja y rojo. Pero estas distinciones
no se encuentran en el espectro, mismo donde no hay más
que un todo continuo, del violeta al rojo. Estfe todo conti­
nuo se articula de modo diverso según las lenguas. Sin salir
de Europa, en bretón y en galés, una sola palabra, glas, se
aplica a una parte del espectro que cubre aproximadamente,
las zonas del azul y el verde. Es frecuente que lo que nos­
otros llamamos verde, se halle dividido entre dos imidades,
de las que una cubre una parte de lo que nosotros designa­
La lingüística, el lenguaje y la lengua 19
mos como azul y la o tra lo esencial de nuestro amarillo.
Ciertas lenguas se conform an con dos colores básicos que
corresponden groseram ente a las dos m itades del espectro.
Todo esto vale del mismo modo p ara aspectos más abstrac­
tos de la experiencia hum ana. Es sabido que palabras como
inglés wistful, alemán gem ütlich, ruso niéevó, no correspon­
den en español a nada determinado. Incluso palabras como
español tomar, francés prendre, inglés táke, alemán nehmen,
ruso brat', consideradas como equivalentes, no son emplea­
das siempre en las m ism as circunstancias, o dicho de otro
modo, no cubren exactamente el mismo campo semántico.
De hecho, corresponde a cada lengua una o r g a n i z a c i ó n
p a r t i c u l a r de l os datos- d e la e x p e r i e n c i a .
Aprender otra lengua no es poner nuevos rótulos a objetos
conocidos, sino acostum brarse a analizar de otro m odo aque­
llo que constituye el objeto de comunicaciones lingüísticas.

1 - 7. Cada lengua tiene sus tipos

Acontece lo mismo en el plano de los sonidos del len­


guaje. La vocal del inglés bait no es una é francesa pronun­
ciada con acento inglés, n i la de bit una i deformada del
mismo modo. Es necesario darse cuenta de que, en la zona
articulatoria en la que el francés distingue entre i y é, el
inglés opone tres tipos vocálicos, representados, respectiva­
mente, en las palabras beat, bit y bait, tipos perfectam ente
irreductibles a i, é del francés. La consonante que la orto­
grafía española nota con s y que se pronuncia en Castilla
de una m anera que recuerda un poco la inicial del francés
chien, no es s ni tampoco ch francesas. De hecho, entre cier­
tas modalidades articulatorias, el francés retiene dos tipos,
los de las iniciales de sien y chien; el español no posee más
que uno que no, se podría identificar con la inicial de sien
PDF Compressor P ro .
%
20 , Elementos de lingüística general

ni con la de chien. Lo que se llama «acento» extranjero pro­


viene de la identificación abusiva de unidades /fónicas de
dos lenguas diferentes. Ver en la inicial del español todo,
francés tout, inglés tale, alemán Tat, ruso tuz, variantes de
un mismo tipo, es tan peligroso y erróneo como considerar
que español tomar, /francés p r e n d re / inglés take, alemán
nehrrien, ruso brat', responden a una misma realidad preexis­
tente a estas designaciones.

1-8. La doble articulación del lenguaje

Se oye decir con frecuencia que el lenguaje humano es


articulado. Los que así se expresan tendrían probablemente
dificultad para definir exactamente lo que ellos entienden
p or esto. Pero no hay duda de que este térm ino responde
a un rasgo que caracteriza efectivamente a todas las lenguas.
Conviene, no obstante, precisar esta noción de articulación
del lenguaje y tener en cuenta que se manifiesta en dos
planos diferentes; cada una de las unidades que resultan de
una prim era articulación es a su vez articulada en unidades
de otro tipo.
L a p r i m e r a a r t i c u l a c i ó n del lenguaje es aquella
con arreglo a la cual todo hecho de experiencia que se vaya
a transm itir, toda necesidad que se desee hacer conocer a
otra persona, se analiza en una sucesión de unidades, dota­
das cada una de una form a vocal y de un sentido. Si sufro
dolores de cabeza, puedo m anifestarlo p o r gritos. Éstos
pueden ser involuntarios; en este caso dependen de la fisio­
logía. También pueden ser más o menos voluntarios y des­
tinados a hacer conocer mis sufrimientos a los que me ro­
dean. Pero esto no basta para hacer una comunicación lin­
güística. Cada grito es inanalizable y corresponde al conjun­
to inanalizable de la sensación dolorosa. La situación es dis­
La lingüística, el lenguaje y la lengua 21
tinta si pronuncio la frase me duele la cabeza. Aquí ninguna
de las cuatro unidades sucesivas, me, duele, la, cabeza, co­
rresponde a lo que tiene de específico m i dolor. Cada una
de ellas puede encontrarse en cualquier otro contexto para
com unicar otros h ech os de experiencia: duele, por ejem plo,
en duele la ingratitud, y cabeza, en se ha puesto a la cabeza.
E s m anifiesta la econom ía que representa esta prim era ar­
ticulación. Se podría imaginar' un sistem a de com unicación
en el que a una situ ación determ inada, a un hecho de expe­
riencia dado correspondiera un grito particular. Pero basta
pensar en la infinita variedad de estas situaciones y dé estos
hechos de experiencia para com prender que si sem ejante
sistem a debiera rendir lo s m ism os servicios que nuestras
lenguas tendría que com prender una cantidad de signos dis­
tintos tan considerable que la m em oria del hom bre no po­
dría alm acenarlos. A lgunos m illares de unidades, com o ca­
beza, duele, la, me, am pliam ente com binadas nos perm iten
hacer m ás com unicaciones que las que se podrían conseguir
con m illones de gritos inarticulados diferentes.
La prim era articulación es la m anera según la cual se
dispone la experiencia com ún a tod os los m iem bros de una
com unidad lingü ística determ inada. Solam ente hay com uni­
cación lingüística en el cuadro de esta experiencia, lim itada
necesariam ente a aquello que es com ún a un núm ero consi­
derable de individuos. La originalidad del pensam iento no
se podrá m anifestar m ás que con una disposición inesperada
de las unidades. La experiencia personal, incom unicable en
su unicidad, es analizada en una su cesión de unidades, cada
una de ellas de débil especificidad y conocida p or todos los
m iem bros de la com unidad. Se conseguirá una m ayor espe­
cificidad añadiendo nuevas unidades, p or ejem plo, adjetivos
a un nom bre, adverbios a un adjetivo, en general determ i­
nantes a un determ inado.
^sor Pro

22 E le m e n to s d e lingüística general

Cada una de estas unidades de la prim era articulación


presenta, como hemos visto, un sentido y una forma vocal
(o fónica). Pero no puede ser analizada en unidades sucesi­
vas m ás pequeñas dotadas de sentido. El conjunto cabeza
quiere decir «cabeza» y no se puede atribuir a ca-, a -be- y
a -za, sentidos distintos cuya suma sea equivalente a «cabe­
za». Pero la form a vocal es analizable en una sucesión de
unidades, cada una de las cuales contribuye a distinguir
cabeza de otras unidades como cabete, majeza o careza.
Esto es lo que se designará como l a s e g u n d a a r t i c u ­
l a c i ó n del lenguaje. En cabeza, estas unidades son seis;
podemos representarlas por medio de letras que, por acuer­
do, son colocadas entré barras oblicuas, esto es, /kabeSa/.
Es evidente la economía que representa esta segunda articu­
lación. Si tuviéramos que hacer corresponder a cada unidad
significativa mínima una producción vocal específica e ina­
nalizable, tendríamos necesidad de distinguir millares, lo
que sería incompatible con las posibilidades articulatorias y
la sensibilidad auditiva del ser' humano. Gracias a la segun­
da articulación, las lenguas pueden lim itarse a algunas de­
cenas de producciones fónicas distintas que se combinan
para obtener la form a vocálica de las unidades de la prim era
articulación: casa, por ejemplo, utiliza dos veces la unidad
fónica que representam os por medio d e ./a / y coloca delante
de estas dos / a / otras dos unidades que notam os: / k / y /s /.

1 - 9. Las unidades lingüísticas de base

Un enunciado como me duele la cabeza o una parte de


dicho enunciado que tenga sentido, como me duele o cabeza,
se llam a s i g n o lingüístico. Todo signo lingüístico se com­
pone de un s i g n i f i c a d o , que es su sentido o su valor,
f v :.,X U - • f f ^ ,,,

La~liñguistica, el lenguaje y la lengua i 23

que se notará entre comillas («me duele la cabeza», «me


duele», «cabeza»), y de un s i g n i f i c a n t e , en virtud del
cual se manifiesta el signo, que se representará entre barras
oblicuas (/m e duele la kabeQa/, /m e duele/, /kabe8a/). En
el lenguaje corriente se reservaría el nom bre de signo al
significante. Las unidades que ofrece la prim era articulación,
con su significado y su significante, son signos, m ejor dicho,
signos mínimos, pues ninguno de ellos podría ser analizado
en una sucesión de signos. No existe un térm ino universal­
m ente admitido p ara designar estas unidades. Emplearemos
aquí el de m o n e m a.
Como cualquier otro signo, el monema es una unidad (le
dos caras; por una parte, el fíginficadÓJ su sentido o su valor,
y por otra parte, el fignlficanTéjf que reviste form a fónica y
que está compuesto de unidades de la segunda articulación.
Estas últimas son llamadas f o n e m a s .
En el enunciado que venimos utilizando hay cuatro mo-
nem a¿ que coinciden con lo que en la lengua c õ m e n f^ ^ e
llama p alab ra: me, duele^ la^caber^ Pero no se debe sacar
de aquí la conclusión de que «monema» no es más que un
equivalente culto de «palabra». En la palabra como hay dos
monemas: com- /k o m /, que designa cierto tipo de acción,
y -o /o /, que designa a la persona que habla. Tradicional-
menté se distingue entre com- y -o diciendo que el uno es un
semantema y el otro un m orfem a. Esta terminología tiene
el inconveniente de sugerir que sólo el semantema estaría
dotado de sentido, m ientras que el morfem a estaría privado
de él, lo que es inexacto. En la medida en que la distinción
es útil, sería m ejor designar como 1 e x e m a s simples a los
monemas cuyo lugar está en el léxico y no en la gramática,
y conservar m o r f e m a p ara designar los que como -o apa­
recen en las gramáticas. Los monemas como para o con, que
figuran en el léxico y en la gramática, deben clasificarse
PDF Compressor Pro *
%
24 Elementos de lingüística general
entre los morfemas. Hay que tener en cuenta que el lexema
com- figura tradicionalmente en el léxico bajo la form a comer,
es decir, se le encuentra disfrazado con el m orfem a -er del
infinitivo.

1 -10. Forma lineal y carácter vocal

Toda lengua se manifiesta en la form a lineal de enuncia­


dos que representan lo que se llama frecuentem ente cadena
hablada. Esta f o r m a l i n e a l del lenguaje humano deriva
en últim o análisis de su c a r á c t e r v o c a l ; los enunciados
vocales se desarrollan necesariamente en el tiempo y el oído
los_percibe necesariamente como una sucesión. La situación
es diferente cuando ía comunicación es de tipo pictórico y
percibida por la vista. El pintor, en efecto, pinta los elemen­
tos de su cuadro sucesivamente, pero el espectador percibe
el m ensaje en su conjunto, o bien aplicando sucesivamente
su atención a los elementos del mensaje siguiendo u n orden
cualquiera, sin que el valor del mensaje se vea afectado por
ello. Un sistema visual de comunicación, como el que repre­
senta la señalización de carreteras, no es lineal, sino de dos
dimensiones. El carácter lineal de los enunciados explica la
sucesividad de los monemas y de los fonemas. En esta su­
cesión, el orden de los fonemas tiene el mismo valor distin­
tivo que la elección de un fonema determ inado: el signo sal
/s a l/ contiene los mismos fonémas que el signo las /la s /, sin
que se confunda con él. La situación es algo diferente en
lo que se refiere a las unidades de la prim era articulación.
E n efecto, el francés le chasseur tue le lion tiene significa­
ción distinta de le lion tue le chasseur, pero no es raro que un
signo pueda cam biar de lugar en un enunciado sin modifi­
cación apreciable de sentido: estará allí el martes y el mar­
tes estará allí. Por otra parte, es bastante frecuente que los
lexemas adm itan morfemas que, por indicar su función en
La lingüística, el lenguaje y la lengua 25
el enunciado, es decir, sus relaciones con los otros signos, les
perm iten figurar en diferentes posiciones sin afectar real­
mente al sentido del conjunto. Este es, por ejemplo, el caso
del latín, donde puerum, suficientemente caracterizado como
objeto por el segmento -um, puede figurar indistintam ente
antes o después del verbo: puer-utn uidet o uidet puer-um.

1-11. La doble articulación y la economía del lenguaje

El tipo de organización que acabamos de esbozar existe


en todas las lenguas descritas hasta la fecha. Parece que se
impone a las comunidades hum anas como el m ejor adap­
tado a las necesidades y a los recursos del hombre. Sólo la
economía que resulta de las dos articulaciones es capaz de
obtener un instrum ento de comunicación de empleo general
que perm ite transm itir tanta información con tanta facili­
dad. Además de la economía suplem entaria que representa,
la segunda articulación tiene la ventaja de hacer l a f o r m a
del s i g n i f i c a n t e i n d e p e n d i e n t e del v a l o r del
s i g n i f i c a d o correspondiente y de este modo asegurar
una estabilidad mayor a la form a lingüística. Es evidente,
en efecto, que en una lengua, en la que correspondiera a
cada palabra un gruñido particular e inanalizable, nada im­
pediría a las personas modificar ese gruñido en el sentido
en el que a cada una de ellas le pareciera más descriptivo'
del objeto designado. Pero, como en este punto sería impo­
sible alcanzar la unanimidad, se llegaría a una inestabilidad
crónica poco favorable al m antenim iento de la comprensión.
La existencia de una segunda articulación asegura este man­
tenimiento uniendo la suerte de cada uno de los componen­
tes del significante, por ejemplo, cada uno de los tram os de
sal / s /, /a /, ¡\¡, no al sentido del significado correspondien-
ssor Pro
%
Elementos de lingüística general
te (aquí «sal»), sino al de los componentes de otros signi­
ficantes de la lengua, la / s / de silla, la /a / de cabe, la /! / de
mole, etc. Esto no quiere decir que la / s / o la / l / de sal no
pueda modificarse en el curso de los siglos, sino que, en el
caso de que cambie, no podrá hacerlo sin que al mismo
tiempo y en el mismo- sentido cambie también la / s / de
silla o la /! / de mole.

112. Cada lengua tiene su propia articulación

Si todas las lenguas coinciden en practicar la doble ar­


ticulación, todas difieren en cuanto al modo como los usua­
rios de cada una de ellas analizan ios datos de la experiencia
y en cuanto a la m anera como aprovechan las posibilidades
ofrecidas por los órganos de la palabra. En otros términos,
c a d a l e n g u a a r t i c u 1 a a s u m o d o tanto los enun­
ciados como los significantes. En las circunstancias en que
un español dice me duele la cabeza, un francés dice j ’ai mal
à la tete. En el caso del francés, el sujeto del enunciado será
el que habla; en español, la cabeza que sufre. La expresión
del dolor será nominal en francés, verbal en español, y la atri­
bución de este dolor se hará en el prim er caso a la cabeza;
en el segundo, a la persona indispuesta. Im porta poco que el-
francés pudiera también decir la tete m e fait mal. Lo deci­
sivo es que, en una situación dada, el francés y el español
habrán recurrido de una m anera n a tu ra l' a dos análisis com­
pletam ente diferentes. En el mismo orden de.ideas, se pue­
den com parar los equivalentes: latín poenas dabant y espa­
ñol eran castigados; inglés smoking prohibited, ruso kurit'
vosprescáetsja y francés défense de jum er; alemán er ist
zuverlassig y francés on peut compter sur lui.
La lingüística, el lenguaje y la lengua 27

Sabemos ya que las palabras de una lengua no tienen


equivalentes exactos en otra. Esto está, naturalm ente, de
acuerdo con la variedad de análisis de los datos de la expe­
riencia. Es posible que las diferencias de análisis lleven con­
sigo un modo diferente de considerar un fenómeno, o bien
que una concepción diferente de un ^fenómeno produzca un
análisis diferente de la situación. De hecho, no es posible
hacer la distinción entre uno y otro caso.
En lo que se refiere a la articulación de los significantes, -
hay que precaverse de juzgar los hechos tomando como base ^ «4^
las grafías, incluso cuando se tra ta de transcripciones y no
de formas ortográficas. Si se parte de /z e mal a la te t/ y
/m e duele la kabe0a/, no se debe pensar que la prim era / a / , ,
de /kabe0a/ cubra la mism a realidad lingüística que la / a / de
/m al/. En francés, donde la /a / de mal se distingue de la / á /
W
*"i
de mále, la prim era no puede tener más que una articulación
poco profunda, m ientras que la / a / de cabeza, única vocal 1
r ,r rt ■„U, M
abierta del español, tiene mucha más amplitud. Razones de
economía hacen que se transcriban por medio de los mismos
OJ C ...... .}
caracteres los fonemas de dos lenguas diferentes. * "" *
: A l AjU,
- -C» -y. ' „Q
1-13. Número de monemas y de fonemas 'i'''1" •

El número de enunciados posibles én cada lengua es teó­


ricam ente infinito, porque no existe límite para el número
de monemas sucesivos que un enunciado puede contener.
La lista de los monemas de una lengua es, en efecto, una
l i s t a a b i e r ta. Es imposible determ inar precisamente
cuántos monemas distintos presenta una lengua, porque en
toda comunidad se manifiestan a cada instante nuevas nece­
sidades que hacen nacer nuevas designaciones. Las palabras
que un civilizado de nuestra época es capaz de em plear o
PDF Compressor Pro.
t r ^ n /’ K
\
28 <' A i \ \ \ Elementos de lingüística general
j i | r t i t :
comprender; se cuentan por decenas de millar. Pero muchas
de .éstas!palabras están compuestas de monemas, bien sus­
ceptibles de aparecer como ¡palabras independientes (por ej.,
sello-postal,\ autopista), bien limitados a la composición (por
ej., en termostato, telégrafo). De ello resulta que los mone­
mas, incluso con la ayuda de desinencias como -mos y de
sufijos como -able, son mucho menos numerosos que las
palabras.
La lista de los,.lonem as de .una lengua es una l i s t a c e ­
r r a d a . El castellano, por ejemplo, distingue 24 fonemas, ni
mas ni menos. Lo que hace con frecuencia delicada la respues­
ta a la pregunta «¿cuántos fonemas tiene tal lengua?» es el
hecho de que las lenguas de civilización, que se hablan en
amplias zonas, no presentan una perfecta unidad y varían
algo de región a región, de una clase social a otra, de una
generación a otra generación. Estas variaciones no impiden,
en general, la comprensión, pero pueden llevar consigo dife­
rencias en el inventario de unidades, tanto distintivas (fone­
mas) como significativas (monemas o signos más amplios).
Así, el español hablado en América presenta frecuentemente
22 fonemas en lugar de 24. La variedad del francés utilizado
por el autor de esta obra contiene 34 fonemas. Pero entre
los habitantes de París nacidos desde 1940 no es raro un
sistema de 31 fonemas. Se utiliza este último, que es m ás
simple, en la transcripción de los ejemplos franceses.

1 -14. ¿Qué es una lengua?

Podemos intentar ahora form ular lo que entendemos por


«lengua». U n a l e n g u a e s u n i n s t r u m e n t o d e c o ­
m u n i c a c i ó n c o n a r r e g l o al c u a l la e x p e r i e n -
La lingüística,' el lenguaje y la lengua 29
c a d a c o m u n i d a d , en u n i d a d e s d o t a d a s de un
c o n t e n i d o s e m á n t i c o y de u n a e x p r e s i ó n fó
n i c a , l o s m o n e m a s . E s t a e x p r e s i ó n f ó n i c a se
a r t i c u l a a su vez en u n i d a d e s d i s t i n t i v a s y
suc e s i va s , los f on e ma s , en n ú m e r o d e t e r m i ­
n a d o en c a d a l e h g u a ~ c u y a n a t u r a l e z a y r e l a ­
c i o n e s m u t u a s d i f i e r e n t a m b i é n de u n a len­
g u a a o t r a . Esto im plica: 1,°) qüe reservamos el término
de lengua para designar u n instrum ento de comunicación
doblemente articulado y de manifestación vocal, y 2.°) que,
aparte de esta base común, como lo indican las expresiones
«de modo diferente» y «difieren» en la formulación preceden­
te, n o h a y n a d a p r o p i a m e n t e l i n g ü í s t i c o q u e
n o p u e d a d i f e r i r d e u n a l e n g u a a o t r a . En este
sentido es en el que se debe entender la afirmación de que
los hechos de lengua son «arbitrarios» o ^convencionales».

1 -15. Al margen de la doble articulación

Todas las lenguas presentan el tipo de organización que


se acaba de describir. Pero esto no quiere decir que las len­
guas no hayan recurrido a procedimientos que no entran en
el cuadro de la doble articulación. En francés, por ejemplo,
es frecuente que el carácter interrogativo del enunciado no
esté marcado más que por una elevación melódica de la voz
en la últim a palabra. Así se distingue muy bien entre la
afirmación il pleut y la ^pregunta il pleut? Esta últim a es
el equivalente de. est-ce qu’il pleut?, es decir, que la elevación
de la voz en il pleut? desempeña el mismo papel que el signo
/e s k / en la forma ortográfica est-ce que. Se puede entonces
decir que esta curva melódica es un signo, exactamente igual
que est-ce que, con un significado: «interrogación», y un sig­
nificante perceptible: la elevación de la-voz. Pero, én tanto
Filosofía y Teoría del Lenguaje

BIBLIOTECA FUNDADA POR


AMADO ALONSO

Títulos ya publicados

CHARLES BALLY
EL LENGUAJE Y LA VIDA

FERDINAND DE SAUSSURE
CURSO DE LINGÜÍSTICA GENERAL

KARL VOSSLER
FILOSOFÍA DEL LENGUAJE
FERDINAND DE SAUSSURE

CURSO DE
LINGÜÍSTICA
GENERAL

Publicado por
CHARLES BALLY y ALBERT SÉCHÉHAYE
con la colaboración de
ALBERT RIEDLINGER

Traducción, prólogo y notas de


AMADO ALONSO

EDITORIAL LOSADA, S.A.


B U EN O S AIR ES
CAPÍTULO II
MATERIA Y TAREA DE LA LINGÜÍSTICA.
SUS RELACIONES CON LAS CIENCIAS CONEXAS

La materia de la lingüística está constituida en primer lugar por


todas las manifestaciones del lenguaje humano, ya se trate de pueblos sal- j
vajes o de naciones civilizadas, de épocas arcaicas, clásicas o de decaden­
cia, teniendo en cuenta, en cada período, no solamente el lenguaje correc­
to y el «bien hablar», sino todas las formas de expresión. Y algo más aún:
como el lenguaje no está las más veces al alcance de la observación, el
lingüista deberá tener en cuenta los textos escritos, ya que son los únicos
medios que nos permiten conocer los idiomas pretéritos o distantes.
La tarea de la lingüística será:
a) hacer la descripción y la historia de todas las lenguas de que
pueda ocuparse, lo cual equivale a hacer la historia de las familias de
lenguas y a reconstruir en lo posible las lenguas madres de cada familia;
b) buscar las fuerzas que intervengan de manera permanente y uni­
versal en todas las lenguas, y sacar las leyes generales a que se puedan
reducir todos los fenómenos particulares de la historia;
c) deslindarse y definirse ella misma.
La lingüística tiene conexiones muy estrechas con varias ciencias,
unas que le dan datos, otras que se los toman. Los límites que la separan
de ellas no siempre se ven con claridad. Por ejemplo, la lingüística tiene
que diferenciarse cuidadosamente de la etnografía y de la prehistoria,
donde el lenguaje no interviene más que a título de documento; tiene que
distinguirse también de la antropología, que no estudia al hombre más
que desde el punto de vista de la especie, mientras que el lenguaje es un
hecho social. Pero ¿tendremos entonces que incorporarla a la sociología?
¿Qué relaciones existen entre la lingüística y la psicología social? En el
fondo todo es psicológico en la lengua, incluso sus manifestaciones mate­
riales y mecánicas, como los cambios fonéticos; y puesto que la lingüística
suministra a la psicología social tan preciosos datos ¿no formará parte de
ella? É stas son cuestiones que aquí no hacemos más que indicar para vol­
ver a tomarlas luego. x
Las conexiones de la lingüística con la fisiología no son tan difíciles de
desenredar: la relación es unilateral, en el sentido de que el estudio de las
lénguas pide aclaraciones a la fisiología de los sonidos, pero no se las pro-
Interés p o r la lingüística 35

porciona a su vez. En todo caso, la confusión entre las dos disciplinas es


imposible: lo esencial de la lengua —ya lo veremos— es extraño al carác­
ter fónico del signo lingüístico.
E n cuanto a la filología, ya hemos llegado a un acuerdo seguro: es
netamente distinta de la lingüística, a pesar de los puntos de contacto de
las dos ciencias y de los servicios mutuos que se prestan.
¿Y cuál es la utilidad de la lingüística? Pocas personas tienen sobre
esto ideas claras. No es éste el lugar de fijarlas; pero es evidente, por
ejemplo, que las cuestiones lingüísticas interesan a todos cuantos —histo­
riadores, filólogos, etc.— tienen que manejar textos. Más evidente toda­
vía es su importancia para la cultura general: en la vida de los individuos y
la de las sociedades no hay factor tan importante como el lenguaje. Sería
inadmisible que su estudio no interesara más que a unos cuantos especia­
listas: de hecho, todo el mundo se ocupa del lenguaje, poco o mucho; pero
—consecuencia paradójica del interés que se le presta— no hay terreno
donde hayan germinado más ideas absurdas, prejuicios, espejismos, fic­
ciones. Desde el punto de vista psicológico, esos errores no son desde­
ñables; pero la tarea del lingüista es ante todo la de declararlos y disi­
parlos tan completamente como sea posible.
Compressor Pro
%

CAPÍTULO III
OBJETO DE LA LINGÜÍSTICA

§ X. LA LENGUA; SU DEFINICIÓN
¿Cuál es el objeto a la vez integral y concreto de la lingüística? La
cuestión es particularmente difícil; ya veremos luego por qué; limitémo­
nos ahora a hacer comprender esa dificultad.
Otras ciencias operan con objetos dados de antemano y que se pue­
den considerar en seguida desde diferentes puntos de vista. No es así en la
lingüística. Alguien pronuncia la palabra española desnudo: un obser­
vador superficial se sentirá tentado de ver en ella un objeto lingüístico
concreto; pero un examen más atento hará ver en ella sucesivamente tres
o cuatro cosas perfectamente diferentes, según la manera de considerar­
la: como sonido, como expresión de una idea, como correspondencia del
latín (d is)n ñ d u m , etc. Lejos de preceder el objeto al punto de vista, se
diría que es el punto de vista el que crea el objeto, y, además, nada nos
dice de antemano que una de esas maneras de considerar el hecho en
cuestión sea anterior o superior a las otras.
Por otro lado, sea cual sea el punto de vista adoptado, el fenómeno
lin g ü ístico p resen ta perp etuam en te dos caras que se corresponden,
sin que la una valga más que gracias a la otra. Por ejemplo:
Io Las sílabas que se articulan son impresiones acústicas percibidas
por el oído, pero los sonidos no existirían sin los órganos vocales; así una n
no ex iste más que por la correspondencia de estos dos aspectos. No se
puede, pues, reducir la lengua al sonido, ni separar el sonido de la articu­
lación bucal; a la recíproca, no se pueden definir los movimientos de los
órganos vocales si se hace abstracción de la impresión acústica (ver pág.
56 y sigs.).
2o Pero admitamos qué el sonido sea una cosa simple: ¿es el sonido el
que hace al lenguaje? No; no es más que el instrumento del pensamiento y
no existe por sí mismo. Aquí surge una nueva y formidable correspon­
dencia: el sonido, unidad compleja acústico-vocal, forma a su vez con la
idea una unidad compleja, fisiológica y mental. E s más:
3o E l lenguaje tiene un lado individuafy un lado social, y no se puede
concebir el uno sin el otro. Por último:
4o E n cada instante el lenguaje implica a la vez un sistema estable­
C om plejidad del lenguaje ¡i

cido y una evolución; en cada momento es una institución actual y un pro­


ducto del pasado. Parece a primera vista muy sencillo distinguir entre el
sistema y su historia, entre lo que es y lo que ha sido; en realidad, la rela­
ción que une esas dos cosas es tan estrecha que es difícil separarlas.
¿Sería la cuestión más sencilla si se considerara el fenómeno lingüístico en
sus orígenes, si, por ejemplo, se comenzara por estudiar el lenguaje de los
niños? N o , p ues es una id ea en teram en te falsa esa de creer que en
materia de lenguaje el problema de los orígenes difiere del de las condi­
ciones permanentes. No hay manera de salir del círculo.
Así, pues, de cualquier lado que se mire la cuestión, en ninguna parte
se nos ofrece entero el objeto de la lingüística. Por todas partes topamos
con este dilema: o bien nos aplicamos a un solo lado de cada problema, con
el consiguiente riesgo de no percibir las dualidades arriba señaladas, o
bien, si estudiamos el lenguaje por muchos lados a la vez, el objeto de la
lingüística se nos aparece como un montón confuso de cosas heterogéneas
y sin trabazón. Cuando se procede así es cuando se abre la puerta a mu­
chas ciencias — psicología, antropología, gramática normativa, filología,
etc.— , que nosotros separamos distintamente de la lingüística, pero que,
a favor de un método incorrecto, podrían reclamar el lenguaje como uno
de sus objetos.
A nuestro parecer, no hay más que una solución para todas estas difi­
cultades: h ay que colocarse desde el p rim er m om ento en el terreno de la
lengua y tom a rla como norm a de todas las otras m anifestaciones del
lenguaje. En efecto, entre tantas dualidades, la lengua parece ser lo único
susceptible de definición autónoma y es la que da un punto de apoyo satis­
factorio para el espíritu.
Pero ¿qué es la lengua? Para nosotros, la lengua no se confunde
con el lenguaje: la lengua no es más que una determ inada parte del
lenguaje, aunque esencial. E s a la vez un producto social de la facultad
deí lenguaje y un conjunto de convenciones necesarias adoptadas por el
cuerpo social para permitir el ejercicio de esa facultad en los individuos.
Tomado en su conjunto, el lenguaje es multiforme y heteróclito; a caballo
en diferentes dominios, a la vez físico, fisiológico y psíquico, pertenece
además al dominio individual y al dominio social; no se deja clasificar en
ninguna de las categorías de los hechos humanos, porque no se sabe cómo
desembrollar su unidad.
La lengua, por el contrario, es una totalidad en sí y un principio de
clasificación. En cuanto le damos el primer lugar entre los hechos de len­
guaje, introducimos un orden natural en un conjunto que no se presta a
ninguna otra clasificación.
ssor Pro
■%
88 Lenguaje y lengua

A este principio de clasificación se podría objetar que el ejercicio del


lenguaje se apoya en una facultad que nos da la naturaleza, mientras que
la lengua es cosa adquirida y convencional que debería quedar subordi­
nada al instinto natural en lugar de anteponérsele.
H e aquí lo que se puede responder. En primer lugar, no está probado
que la función del lenguaje, tal como se manifiesta cuando hablamos, sea
enteram ente natural, es decir, que nuestro aparato vocal esté hecho para
hablar como nuestras piernas para andar. Los lingüistas están lejos de
ponerse de acuerdo sobre esto. Así, para Whitney, que equipara la lengua
a una institución social con el mismo título que todas las otras, el que nos
sirvamos del aparato vocal como instrumento de la lengua es cosa del
azar, por simples razones de comodidad: lo mismo habrían podido los
hombres elegir el gesto y emplear imágenes visuales en lugar de las imá­
genes acústicas. Sin duda, esta tesis es demasiado absoluta; la lengua
no es una institución social semejante punto por punto a las otras (ver
pág. 99 y sigs., y 101); además, W hytney va demasiado lejos cuando dice
que nuestra elección ha caído por azar en los órganos de la voz; de cierta
manera, ya nos estaban impuestos por la naturaleza. Pero, en el punto
esencial, el lingüista americano parece tener razón: la lengua es una con­
vención y la naturaleza del signo en que se conviene es indiferente. La
cuestión del aparato vocal es, pues, secundaria en el problema del len­
guaje.
Cierta definición de lo que se llama lenguaje articulado podría con­
firmar esta idea. En latín articulus significa ‘miembro, parte, subdivisión
en una serie de Cosas’; en el lenguaje, la articulación puede designar o bien
la subdivisión de la cadena hablada en sílabas, o bien la subdivisión de la
cadena de significaciones en unidades significativas; este sentido es el que
los alemanes dan a su gegliederte Sprache. Ateniéndonos a esta segunda
definición, se podría decir que no es el lenguaje hablado el natural al hom­
bre, sino la facultad de constituir una lengua, es decir, un sistema de
signos distintos que corresponden a ideas distintas.
Broca ha descubierto que la facultad de hablar está localizada en la
tercera circunvolución frontal izquierda: también sobre esto se han apo­
yado algunos para atribuir carácter natural al lenguaje. Pero esa loca­
lización se ha comprobado para todo lo que se refiere al lenguaje, incluso
la escritura, y esas comprobaciones, añadidas a las observaciones hechas
sobre las diversas formas de la afasia por lesión de tales centros de loca­
lización, parecen indicar: Io que las diversas perturbaciones del lenguaje
oral están enredadas de mil maneras con las del lenguaje escrito; 2o que en
todos los ía s o s de afasia o de agrafía lo lesionado es menos la facultad
C ircuito del habla 39

de proferir tales o cuales sonidos o de trazar tales o cuales signos, que la


de evocar por un instrumento, cualquiera q u esea, los signos de un len­
guaje regular. Todo nos lleva a creer que por debajo del funcionamiento
de los diversos órganos existe una facultad más general, la que gobierna
los signos: ésta Sería la facultad lingüística por excelencia. Y por aquí lle­
gamos a la misma conclusión arriba indicada.
Para atribuir a la lengua el primer lugar en el estudio del lenguaje, se
puede finalmente hacer valer el argumento de que la facultad —natural o
no— de articular palabras no se ejerce más que con la ayuda del ins­
trumento creado y suministrado por la colectividad; no es, pues, quimé­
rico decir que es la lengua la que hace la unidad del lenguaje.

§ 2. LUGAR DE LA LENGUA EN LOS HECHOS DE LENGUAJE

Para hallar en el conjunto del lenguaje la esfera que corresponde a la


lengua, hay que situarse ante el acto individual que permite reconstruir el
circuito de la palabra. E ste acto supone por lo menos dos individuos:
es el mínimum exigible para que el circuito sea completo. Sean, pues, dos
personas, A y B , en conversación:

El punto de partida del circuito está en el cerebro de uno de ellos, por


ejemplo, en el de A , donde los hechos de conciencia, que llamaremos con­
ceptos, se hallan asociados con las representaciones de los signos lingüís­
ticos o imágenes acústicas que sirven a su expresión. Supongamos que un
concepto dado desencadena en el cerebro una imagen acústica correspon­
diente: éste es un fenómeno enteramente psíquico, seguido a su vez de un
proceso fisiológico: el cerebro transmite a los órganos de la fonación un
impulso correlativo a la imagen; luego las ondas sonoras se propagan de la
boca de A al oído de B : proceso puramente físico. A continuación el cir­
cuito sigue en B un orden inverso: del oído al cerebro, transmisión fisio­
lógica de la imagen acústica; en el cerebro, asociación psíquica de esta
imagen con el concepto correspondiente. Si B habla a su vez, este nuevo
Compressor Pro
40 *' C ircuito del habla

acto seguirá — de su cerebro al de A — exactamente la misma marcha


que el primero y pasará por las mismas fases sucesivas que representa­
m os con el siguiente esquema:
A udición Fonación

E ste análisis no pretende ser completo. Se podría distinguir todavía:


la sensación acústica pura, la identificación de esa sensación con la imagen
acústica latente, la imagen muscular de la fonación, etc. Nosotros sólo
hemos tenido en cuenta los elementos juzgados esenciales; pero nuestra
figura permite distinguir en seguida las partes físicas (ondas sonoras) de
las fisiológicas (fonación y audición) y de las psíquicas (imágenes verbales
y conceptos). Pues es de capital importancia advertir que la imagen ver­
bal no se confunde con el sonido mismo, y que es tan legítimamente psí­
quica como el concepto que le está asociado.
E l circuito, tal como lo hemos representado, se puede dividir to­
davía:
a ) en una parte externa (vibración de los sonidos que van de la boca
al oído) y una parte interna, que comprende todo el resto;
b ) en una parte psíquica y una parte no psíquica, incluyéndose en la
segunda tanto los hechos fisiológicos de que son asiento los órganos, como
los hechos físicos exteriores al individuo;
c) en una parte activa y una parte pasiva: es activo todo lo que va del
centro de asociación de uno de los sujetos al oído del otro sujeto, y pasivo
todo lo que va del oído del segundo a su céntro de asociación;
Por último, en la parte psíquica localizada en el cerebro se puede lla­
mar ejecutivo todo lo que es activo (c —* i) y receptivo todo lo que es
pasivo (i —*■c).
E s necesario añadir una facultad de asociación y de coordinación, que
se manifiesta en todos los casos en que no se trate nuevamente de signos
aislados; esta facultad es la que desempeña el primer papel en la organiza­
ción de la lengua como sistema (ver pág. 147 y sigs.).
C ristalización social 41

Pero, para comprender bien este papel, hay que salirse del acto indi­
vidual, que no es más que el embrión del lenguaje, y encararse con el he­
cho social.
E ntre todos los individuos así ligados por el lenguaje, s e establecerá
una especie de promedio: todos reproducirán —no exactamente, sin duda,
pero sí aproximadamente— los mismos signos unidos a los mismos con­
ceptos.
¿Cuál es el origen de esta cristalización social? ¿Cuál de las dos partes
del circuito puede ser la causa? Pues lo más probable es que no todas par­
ticipen igualmente.
La parte física puede descartarse desde un principio. Cuando oímos
hablar una lengua desconocida, percibimos bien los sonidos, pero, por
nuestra incomprensión, quedamos fuera del hecho social.
La parte psíquica tampoco entra en juego en su totalidad: el lado
ejecutivo queda fuera, porque la ejecución jamás está a cargo de la masa,
siempre es individual, y siempre el individuo es su árbitro; nosotros lo
llamaremos el habla (parole).
Lo que hace que se formen en los sujetos hablantes acuñaciones que
llegan a ser sensiblem ente idénticas en todos es el funcionamiento de las
facultades receptiva y coordinativa. ¿Cómo hay que representarse este
producto social para que la lengua aparezca perfectamente separada del
resto? Si pudiéramos abarcar la suma de las imágenes verbales almacena­
das en todos los individuos, entonces toparíamos con el lazo social que
constituye la lengua. E s un tesoro depositado por lajpráctiça del habla/en
los sujetos que pertenecen a una misma comunidad, un sistema gramati­
cal virtualmente existentejen cada cerebro, o, más exactamente, en los
cerebros de un conjunto de individuos, pues la lengua no está completa en
ninguno, no existe perfectamente más que en la masa.
Al separar la lengua del habla (langue et parole), se separa a la vez:
1" lo que es social de lo que es individual; 2o lo que es esencial de lo que es
accesorio y más o menos accidental.
La lengua no es una función del sujeto hablante, es.el producto que el
individuo registra pasivamente; nunca supone premeditación, y la refle­
xión no interviene en ella más que para la actividad de clasificar, de que
hablamos en la pág. 147 y sigs.
El habla es, por el contrario, un acto individual de voluntad y de inte­
ligencia, en el cual conviene distinguir: Io las combinaciones por las que el
sujetcT hablante utiliza el código de la lengua con miras a expresar su
pensamiento personal; 2o el mecanismo psicofísico que le permita exte­
riorizar esas combinaciones.
ssor Pro T

<fc L a lengua y la sem iología


42 Caracteres de la lengua

Hem os de subrayar que lo que definimos son cosas y no palabras; las hay más que la imagen acústica, y ésta se puede traducir en una imagen
distinciones establecidas nada tienen que temer de ciertos términos am­ visual constante. Pues si se hace abstracción de esta multitud de movi­
biguos que no se recubren del todo de lengua a lengua. Así en alemán mientos necesarios para realizarla en el habla, cada imagen acústica no es,
S p r a c h e quiere decir lengua y lenguaje; Rede corresponde bastante bien a como luego veremos, más que la suma de un número limitado de elemen­
h a b la (fr. p a r o le ), pero añadiendo el sentido especial de ‘discurso’! En tos o fonemas, susceptibles a su vez de ser evocados en la escritura por un
latín, s e r m o significa más bien lenguaje y habla, mientras que lingua de­ número correspondiente de signos. E sta posibilidad de fijar las cosas rela­
signa la lengua, y así sucesivamente. tivas a la lengua es la que hace que un diccionario y una gramática puedan
Ninguna palabra corresponde exactamente a cada una de las nocio­ ser su representación fiel, pues la .lengua es el depósito de las imágenes
nes precisadas arriba; por eso toda definición hecha a base de una palabra acústicas y la escritura la forma tangibféfde esas imágenes.
es vana; es mal método el partir de las palabras para definir las cosas.
§ 3. LUGAR DE LA LENGUA EN LOS HECHOS HUMANOS
Recapitulemos los caracteres de la lengua: LA SEMIOLOGÍA '
Io E s un objeto bien definido en el conjunto heteróclito de los hechos
de lenguaje. Se la puede localizar en la porción determinada del circuito E stos caracteres nos hacen descubrir otro más importante. La len­
donde una imagen acústica viene a asociarse con un concepto. La lengua gua, deslindada así del conjunto de los hechos de lenguaje, es clasificable
es la parte social del lenguaje, exterior al individuo, que por sí solo no entre los hechos humanos, mientras que el lenguaje no lo es.
puede ni crearla ni modificarla; no existe más'que en virtud de una especie Acabamos de ver que la lengua es una institución social, pero se dife­
de contrato establecido entre los miembros de la comunidad. Por otra par­ rencia por muchos rasgos de las otras instituciones políticas, jurídicas,
te, el individuo tiene necesidad de un aprendizaje para conocer su funcio­ 6tc. Para comprender su naturaleza peculiar hay que hacer intervenir un
namiento; el niño se la va asimilando poco a poco. Hasta tal punto es nuevo orden de hechos.
la lengua una cosa distinta, que un hombre privado del uso del habla con­ La lengua es un sistem a de signos que expresan ideas, y por eso com­
serva la lengua con tal que comprenda los signos vocales que oye. parable a la escritura, al alfabeto de los sordomudos, a los ritos simbóli­
2o La lengua, distinta del habla, es un objeto que se puede estudiar cos, a las formas de cortesía, a las señales militares, etc., etc. Sólo que es
separadamente. Ya no hablamos las lenguas muertas, pero podemos muy el más importante de todos esos sistemas
bien asimilamos su organismo lingüístico. La ciencia de la lengua no sólo Se puede, pues, concebir u n a ciencia que estudie la vida de los sig­
puede prescindir de otros elementos del lenguaje, sino que sólo es posible nos e n el seno de la vid a social. Tal ciencia sería parte de la psicología
a condición de que esos otros elementos no se inmiscuyan. social, y por consiguiente de la psicología general. Nosotros la llamaremos
3o Mientras que el lenguaje es heterogéneo, la lengua así delimitada sem iología1 (del griego sém eion ‘signo’). Ella nos enseñará en qué con­
es de naturaleza homogénea: es un sistema de signos en el que sólo es sisten los signos y cuáles son las leyes que los gobiernan. Puesto que
esencial la unión del sentido y de la imagen acústica, y donde las dos partes todavía no existe, no se puede decir qué es lo que ella será; pero tiene
del signo son igualmente psíquicas. derecho a la existencia, y su lugar está determinado de antemano. La lin­
4o La lengua, no menos que el habla, es un objeto de naturaleza con­ güística no es más que una parte de esta ciencia general. Las leyes que la
creta, y esto es gran ventaja para su estudio. Los signos lingüísticos no semiología descubra serán aplicables a la lingüística, y así es como la lin­
por ser esencialmente psíquicos son abstracciones; las asociaciones ratifi­ güistica se encontrara ligada a un dominio bien definido en el conjunto de
cadas por el consenso colectivo, y cuyo conjunto constituye la lengua, son los hechos humanos. .
realidades que tienen su asiento en el cerebro. Además, los signos de la A l psicólogo toca determinar el puesto exacto de la semiología *; ta­
lengua son, por decirlo así, tangibles; la escritura puede fijarlos en imáge­ rea del lingüista es definir qué es lo que hace de la lengua un sistema
nes convencionales, mientras que sería imposible fotografiar en todos sus
1 No confundir la sem iología con la semántica, que estudia los cambios de significa-
detalles los actos del habla; la fonación de i¡ina palabra, por pequeña que n on , y de la que Ferdinand de Saussure no hizo una exposición metódica, aunque nos dejó
sea, representa una infinidad de movimientos musculares extremadamen­ formulado su principio tímidamente en la pág. 130. (B. y S., '
te difíciles de conocer y de imaginar. En la lengua, por el contrario, no 2 Cfr. A. N a v í l l e , Classification des sciences, 2* edición, pág. 104.
mpressor Pro
44 L ã sem iología y la lengua

especial en el conjunto de los hechos semiológicos. Más adelante volvere­


mos sobre la cuestión; aquí sólo nos fijamos en esto: si por vez primera
hem os podido asignar a la lingüística un puesto entre las ciencias es por
haberla incluido en la semiología.
¿Por qué la semiología no es reconocida como ciencia autónoma, ya
que tiene como las demás su objeto propio? E s porque giramos dentro de
un círculo vicioso: de un lado, nada más adecuado que la lengua para hacer
comprender la naturaleza del problema semiológico; pero, para plantearlo
convenientem ente, se tendría que estudiar la lengua en sí misma; y el
caso es que, hasta ahora, casi siempre se la ha encarado en función de otra
cosa, desde otros puntos de vista.
Tenemos, en primer lugar, la concepción superficial del gran público,
que no- v e en la lengua más que una nomenclatura (ver pág. 91), lo cual
su p rim e toda in v e stig a ció n sob re su n aturaleza verd ad era. Luego
viene el punto de vista del psicólogo, que estudia el mecanismo del signo
en el individuo. E s el método más fácil, pero no lleva más allá de la eje­
cución individual, sin alcanzar al signo, que es social por naturaleza.
O, por último, cuando algunos se dan cuenta de que el signo debe es­
tudiarse socialmente, no retienen más que los rasgos de la lengua que la
ligan a otras instituciones, aquellos que dependen más o menos de nuestra
voluntad; y así es como se pasa tangencialmente a la meta, desdeñando los
caracteres que no pertenecen más que a los sistemas semiológicos en ge­
neral y a la lengua en particular. Pues el signo es ajeno siempre en cierta
medida a la voluntad individual o social, y en eso está su carácter esencial,
aunque sea el que menos evidente se haga a primera vista.
A sí, ese carácter no aparece claramente más que en la lengua, pero
también se manifiesta en las cosas menos estudiadas, y de rechazo se
suele pasar por alto la necesidad o la utilidad particular de una ciencia
semiológica. Para nosotros, por el contrario, el problema lingüístico es
primordialmente semiológico, y en este hecho importante cobran signifi­
cación nuestros razonamientos. Si se quiere descubrir la verdadera natu­
raleza de la lengua, hay que empezar por considerarla en lo que tiene de
común con todos los otros sistemas del mismo orden; factores lingüísticos
que a primera vista aparecen como muy importantes (por ejemplo, el jue­
go del aparato fonador) no se deben considerar más que de segundo orden
si no sirven más que para distinguir a la lengua de los otros sistemas. Con
eso no solamente se esclarecerá el problema lingüístico, sino que, al con­
siderar los ritos, las costumbres, etc., como signos, estos hechos aparece­
rán a otra luz, y se sentirá la necesidad de agruparlos en la semiología y
de explicarlos por las leyes de esta ciencia.
CAPÍTULO IV
l in g ü ís t ic a d e l a l e n g u a y l in g ü ís t ic a
del habla

Al dar a la ciencia de la lengua su verdadero lugar en el conjunto del


estudio del lenguaje, hemos situado al m ism o tiempo la lingüística entera.
Todos los demás elementos del lenguaje, que son los que constituyen el
habla, vienen por sí mismos a subordinarse a esta ciencia primera, y gra­
f í a s a tal subordinación todas las partes de la lingüística encuentran su
lugar natural.
Consideremos, por ejemplo, la producción de los sonidos necesarios
en el habla: los órganos de la voz son tan exteriores a la lengua como los
aparatos eléctricos que sirven para transmitir el alfabeto Morse son ajenos
a ese alfabeto; y la fonación, es decir, la ejecución de las imágenes acús­
ticas, no afecta en nada al sistema mismo. En esto puede la lengua compa­
rarse con una sinfonía cuya realidad es independiente de la manera en que
se ejecute; las faltas que puedan cometer los músicos no comprometen lo
más mínimo esa realidad.
A tal separación de la fonación y de la lengua se nos podrá oponer las
transformaciones fonéticas, las alteraciones de sonidos que se producen
en el habla y que ejercen tan profunda influencia en los destinos de la
lengua misma. ¿Tendremos verdaderamente el derecho de pretender que
una lengua en tales circunstancias existe independientemente de esos fe­
nómenos? Sí, porque no alcanzan más que a la sustancia material de las
palabras. Si afectan a la lengua como sistema d.e signos, no es más que in­
directamente, por el cambio resultante de interpretación; pero este fenó­
meno nada tiene de fonético (ver pág. 110). Puede ser interesante buscar
las causas de esos cambios, y el estudio de los sonidos nos ayudará en ello;
pero tal cuestión no es esencial: para la ciencia de la lengua, bastará siem­
pre con consignar las transformaciones de sonidos y calcular sus efectos.
Y esto que decimos de la fonación valdrá lo mismo para todas las
otras partes del habla. La actividad del sujeto hablante debe estudiarse
en un conjunto de disciplinas que no tienen cabida en la lingüística más
que por su relación con la lengua.
El estudio del lenguaje comporta, pues, dos partes: la una, esencial,
tiene por objeto la lengua, que es social en su esencia e independiente del
sor Pro

noam chomsky
estructuras
sintácticas

S if l!®
»8ÍnlH*f>9
etji foras
INTRODUCCIÓN A la EDICIÓN f-SPAÑOLA

Diecisiete años son muchos años en un campo de rápido desarrollo y


expansión, Huelga decir que desde la publicarán de Synmtic structum
(5§J, escrito en 19S6 , se ha aprendido mucho sobre les temas espesados en
este estudio introductorio y experimental. No obstante, si intentara revi-
sari©hoy, personalmente no me sentiría inclinado a amblarían cosa «n
le que hace a su sustancia, §S fue la primera obra publicada sobre gramil
«b generativa transformaciona! en el sentido moderno de estos términos,
Hablando propiamente, esta obra no fue escrita para ser publicada, is, más
bien, una versión ligeramente rehecha de las notas de ciase para un curso
elemental sobre teoría lingüística que di en el M,Í,T, (Massachusetts Insti*-
tute ef Technology] en \ 9 %, En iquella época había poco interés profe-
síonsl en estos temas, Yo tuve poca suerte a! tratar de publicar esta materia
en revistas lingüístieas, y un largoy comprehensivo tipeserito titulado^»
¡ogicsl struaure gf liiiguistie Ihmy (i,SLT) había sido rechazado asimis'
mo por un editor, Siguiendo unasugerenciadeMorris Halle,mostré lasnotas
de clase al editor di Meuten Cerneliui Van Sehooneveld, que te ofreció a
publicarlas. Sospecho que el libre no hubiera despenado demasiada aten*
ción ohecho demasiado impacto en la profesión si no hubiera sido por una
extensa y provocativa recensión deiRobert Lees que apareció en 1951} In
cosa de unos años había ya un buen número de distinguidos lingüistas,
filósofos y psieéiogos trabajando en esta área general y en los años í?0
hubo una rápida proliferación de estudios variados y muy iluminativos gue
han dado enorme hondura a nuestra’ comprensión de Ja estructura del
lenguaje y cuestiones relacionadas de la psicología y ¡a filosofía dei lengua-
je y U mente,
55 es esencialmente un esbozo del material presentado con mucho
más detalle en LSLT,%Ssta obra trata de tres conceptos fundamentales e
íntimamente relacionados; lengua, gramática y estructura, Se entiende que
una lengua l es un conjunto (en general infinito) de cadenas finitas de

J, Lees Í9S?. (Para la; referencias eomptelas, véase is lib ljo g rífía a4isienál,=
Ç, 6 J
1. Aunque nunea ha side publicada, eitt tipoieriio hs lide distribuiré báseme
êsiênsimeme en femiamlmeograrvidi yenmierefllme. Aítetavi aier publicadopo/

13)
ESTRUCTURAS s in t á c t ic a s

rnnibolo$ que form an parte de un " a lfa b e to " fin ito . Cada una dé tales
cadenas es una oración de L . E l alfabeto de sím b o lo s prim itivos e¡s d ete rm i­
nado por la teoría lin g ü istica general, en particular por Ja fonética univer.
sal, la cual especifica los elem entos m ín im o s d isp on ib les para una lengua
humana cualq uiera y proporciona algunas cond icion es sobre $u selección y
com binación. U n a gram ática de l es un sistem a de reglas que especifica el
conjunto de oraciones de L y asigna a cada oración una descripció n estruc-
tural, L a d escripció n estructural de una oración S d a , en p rin cip io , cuenta
com pleta de los elem entos de S y de su org an ización , y las co nd icion es
respecto al uso apropiado de S . Por “ estru ctu ra de L " entend em os, pu es, el
co nju n to de d escripciones estructurales de las o racion es de L , L s noción
gram ática” tiene que ser definida en la teoría lin g ü ística general de tal
m anera que, dada una gram ática G , la lengua generada por G y su estructu*
ra son determ inadas ex p lícita m e n te, m ediante prin cipio s generales de la
teoría lin g ü ística. E s apropiado, en m i o p in ió n , considerar la gram ática de
L com o una representación del co no cim ien to de L poseído por el h ablan ­
te-oyente que ha adquirido d om inio de L .
Usando térm inos introducidos varios aftas después, podem os decir que
una gramática genera déb ilm en te una lengua y genera fu e rtem en te una
estructura. Las nociones de “ generación fuerte” y “ generación d é b il” tie­
nen que ser definidas en la teoría lin g ü ística general para el co nju n to de
gram áticas postuladas com o “ gram áticas posibles para las lenguas hum a­
r a s ” . La noción de interés cen tral, por supuesto, es "generación fu erte".
En la prim era versión de LSLT, en 19 55, no había discusión alguna de la
generación débil E n SS el co ncepto es discutido brevem ente y en los años
subsiguientes ha habido un buen núm ero de investigaciones sobre la capaci­
dad generativa débil de las gram áticas ahorm acionales y otras propiedades
de estos sistem as. Véase las referencias de la nota 13.
L a noción de “ estru ctu ra’' fue enfocada, en L SLT, del m odo siguien­
te: D efin im os, en la teoría lin g ü ística general, un sistem a de nivele? de
representación. Un nivel de representación consta de unidades elem entales
(p rim o s), de una operación de concatenación m ediante la cual es posible
construir cadenas de prim os, y de varias relaciones definidas sobre los
prim os, las cadenas de prim os, y los co n ju n to s y secuencias de estas cad e­
nas En tre los objetos abstractos construidos en el nivel N hay ho rm an ­
tes-N que son asociados con oraciones, siendo el horm ante-N de una ora»
ción S la representación de S en el nivel N Una gram ática de una lengua
caracterizará, pues, el conjunto de horm antes-N para cada nivel N y deter­
minará la asignación de horm antes-N a las oraciones. L o s niveles co nsid era­
dos en L S L T fueron los siguientes: fonética, fonología, d icció n , categoría
INTROBUGCrôN A LA IBICiÔN ESPADOLA _S

sintáctica, morfología, merfofenémici, estructura ihermacional, transfer-


macienes, La tarea primeria! de la teoría lingüística, tal como t§ entendi­
da aquí, ei dar cuenta abstracta y precisa de estos niveles y del conjunte de
grama'ticas posibles para las lenguas humanas, y proporcionar los principies
generales que determinan plenamente, para cada una de esas gramáticas,
los conjuntos que son generados áibíl y fuertemente por esa gramática (es
decir, la lengua que genera y las relaciones estructurales de las oraciones de
m lengua, respectivamente), Los det&Ues son expuestos en LSLT, En SS
son esbogadas informalmente las ideas generales y son presentados algunos
ejemplos ilustrativos para motivar las construcciones, .
Ha sido común en varios campos a les que concierne ei lenguaje deserl*
bír la conducta lingüística como “el uso de las palabras", En el estructura^
lism© sosiriano [de SaussuriJ, la teoría lingüística no fue mucho más allá
de esta caracterización, y nociones similares aparecen en la filosofía del len<
guaje y en las elaboraciones mot/vadas por la teoría matemática,de la co*
municación, Ii cual Había alcanzado cierto favor hacia mediados de la
década iniciada en 1950, La teoría de los procesos markovianos de estados
finitos, tal como había sido desarrollada per Shannon y otros autores,
podría ser apropiadamente tomada come una caracterización precisa de la
vaga propuesta de que la conducta lingüística es "el uso de las palabras",
En SS y otros trabajes se puso de manifiesto que, cualquiera que fuese su
valor, los modelos estudiados en la teoría matemática de la comunicación
no podían servir para el propósito de la teoría lingüística, como habían
prepuesto un buen número de lingüistas y muchos psicólogos e ingenie*
res,3 podemos, naturalmente, continuar sosteniendo la concepción (vir­
tualmente vacía) de que los procesos de estados finitos sirven como mede*
le para el hablante o el oyente, t, e,, para la actuación lingüística, Esto ne
pasa de deeir que el que hace usodel lenguaje es un organismo finitamente
especificare y que el uso del lenguaje puede ser descrito como un precese
temporal discreto, Rere de estos truismos ne se sigue que la grama'tica
representada en la mente del hablsnte=eyente es un "ingenio" de este
carácter, y 1§ observación de les hechos lingüísticos muestra claramente
que ne lo es,
Us términos "Actuación" y "competencia" ne aparecen en SS, pero
la distinción es clara precisamente en este punto de la discusión, U cempé’
tenéis lingüística, en el sentido de esta frase introducido en investigaciones

3, Cí, C, 1%Hoekeit, d manual ef phonçlo^y, Indiana Univtsfsúy, 1955 |£f:


Infr,, esp, n, 9,= C, ©,| Paraalgunsi obscFYseionijisQbfglafitmtafcra intelectual del
P«fí9da,vé^emiLen/íusgeandmind, 1964 1®|972a|,l,
ressor Pro
EST R U C T U R A S SIN TA C TICA S
%
subsiguientes,1* es entendida com o el co nocim iento que e| hablan te oyen te
tiene de su lengua tal co m o es representado por una gram ática generativa.
E s sim plem ente una confusión conceptual no distinguir com p eten cia, en
este sentid o, de actu ació n , en el sentido de conducta ling üística o uso real
del lenguaje. E l uso del lenguaje im plica sin duda m uchos factores además
de la gram ática que representa el co no cim ien to que el hablante tiene de su
lengua. E s natural suponer que los m odelos del hablante y dei oyente
incorporarán la “ gram ática de la co m peten cia” com o un elem ento básico;
es d ecir, esos m odelos incorporarán el sistem a de reglas y prin cipio s que
d eterm ina la lengua que el hablante-oyente usa y su estructura. De hech o,
virtualm ente todas las investigaciones serias del uso del lenguaje parten de
un supuesto sim ilar, bien im p lícita bien ex p lícitam ente. D eb ería resultar
claro , pues, que una gram ática generativa no adopta el punto de vista del
hablante o del o yente. E s , más bien, una d escrip ció n, en jos términos más
neutros posibles, del co nocim iento poseído por el hablante-oyente y pues­
to en uso en el discurso norm al. Una gramática generativa es una teoría de
la com petencia.
L a d istin ción relacionada entre locuciones “ aceptables” y “gram atica­
les” aparece tam bién en SS-LSLT, aunque la term inología es introducida,
claram ente sólo años después. Podemos tomar “ aceptabilid ad ” com o un
concepto de la teoría de la actuación, y “ gram aticalidad” co m o una nO’
eión relacionada de la teoría de la com petencia Las oraciones generadas
por la gram ática dilectam ente son las oraciones ••gramaticales" (o " g ra m a ­
ticales en el más alto grado” ) de la lengua. Entre ellas hay oraciones que
son verdaderas, falsas, divertidas, ininteligibles, triviales, oraciones que no
tienen sentido, etc, Puede ser m uy apropiado, en algunas ocasiones, co n s­
truir y usar locu cion es que se desvían de las reglas gram aticales en un
respecto u o tro, y puede m uy bien haber principios generales para interpre­
tar tales oraciones (considérese, por ejem plo, el caso de la m etáfora perso-
n ificacio nal, quizá el caso más obvio de estructura apropiada, pero “ desvia­
d a'’). E n L SL T hay considerable discusión de los grados de gram aticalidad
y d esviación, particularm ente en el nivel de las categorías sintácticas.1
Podemos decir que la gramática "genera derivativam ente” las o racionesq ue
se desvían de las reglas de modos específico s, y que estas oraciones
tienen los grados más bajos de gram aticalidad. Las oraciones son aceptables
(o quizá aceptables bajo circunstancias concretas) si son convenientes,

4, U . Chumsky iy6¿:
5. C í. también Chomiky >964, IV ; 3. J. K^u. "S^mMentances”, en RF¡-<
400-16.
INTRODUCCIÓN A LA ÊDICJÒN ESPAÑOLA 7

apropiadas, adecuadas al propósito del momento, etc, u gramática de la


competencia contribuye a determinar la aceptabilidad, pero este concepto
implica muchos otros factores,
La preocupación centra) de SS y LSLT no es la capacidad generativa
débil, sino la fuerte, Li teoría de la estructura ahormacional es desarrolla»
da en un esfuerzo por captar las ideas esenciales de las teorías tradicionales
y cstructuralistas de las categorías y los constituyentes, dentro del nuevo
encuadre de la gramática generativa, Se arguye que las gramáticas ahorma*
clónales, aunque probablemente no deficientes en capacidad generativa
débil, son inadecuadas en capacidad generativa fuerte, La teoría de la
estructura ahormacional, tal come es desarrollada aquí, no es suficiente
para la caracterización de la competencia lingüística, es decir, del conocí*
miento del que hace uso de la lengua, Se sugiere que la teoría lingüística
requiere un nivel de descripción nueve y más abstracto, el nivel de las
transformaciones gramaticales, y un concepto más rico de gramática, El
nivel de las transformaciones es construido y aplicado al inglés, Se arguye
entonces que eon esta elaboración de la teoría lingüística algunos de los
defectos esenciales y decisivos de la teoría de la estructura ahormacional
son superados, Las gramáticas desarrolladas enestos términos y las descrlp*
ciernes estructurales que generan expresan aspectos bastante sutiles de la
forma y ja interpretación de las oraciones, Además, pareee posible formu-
lar principios generales que lleven a la selección de la gramática correcta
sobre la base de los tipos de datos de que podría disponer el lingüista y el
que aprende una lengua, tema sobre el que volveré enseguida.
Una teoría-de-ls-gramática concreta, como la versión de la gramática
generativa transformacional de SS-LSIT, proporciona principios generales
que determinan la capacidad generativa débil y fuerte de las gramáticas
postuladas por esa teoría como "gramáticas hummas posibles", In eon*
traste, las gramáticas "estructuraüstas" convencionales o las gramáticas
tradicionales no intentan determinar explícitamente las oraciones de una
lengua o las descripciones estructurales de esas oraciones, Isas gramáticas
describen, más bien, elementos y categorías de varios tipos, y proporelo-
nan ejemplos e Indicios pan ayudar al lector inteligente a determinar
la forma y estructura de las oraciones no presentadas concretamente en la
gramática, Tales gramáticas son escritas para el lector inteligente, Para
determinar lo que dicen sobre las oraciones es preciso tener una aprehen­
sión intuitiva de ciertos principio* de la estructura lingüística, Estos princi.
pios, que permanecen implícitos«inexpresados, se los da por sabidos en la
construcción e interpretación de esas gramáticas. Aunque quiiá perfecta-
mente adecuadas para sus propósitos particulares, tales gramáticas no in-
ssor Pro
ESTRUCTURAS s in t á c t ic a s

%
rentan dar razón de la capacidad de! lecto r inteligente para co m prender Ja
gram ática, L a teoría de la gram ática generativa, en co n traste, trata precisa-
m ente de ex p licita r la ‘'co ntribu ció n (leí lecto r intelig en te". Puede, por
tan to , ser d escrita m uy exactam ente co m o un estudio de un aspecto de la
inteligencia hu m an a, a saber, el estudio de la facultad de lenguaje hum ana,
C o m o tal, la teoría de la gram ática generativa pertenece al cam p e genera!
de la psicología cognoscitiva, com o una de sus sub-ramas.
Nótese que estam os d iscutiendo dos niveles de te o ría, L a gram ática de
L es una teoría de L , que incorpora las hipótesis del lingüista respecto a los
elem entos y reglas de l . Esta gram ática da cuenta del co no cim ien to de la
lengua l obtenido por el hablante-oyente que ha adquirido d om inio de L
L a teoría de la gram ática generativa transform aciona! (o alg u n s otra teo­
ría lin g ü ística general; expresa una hipótesis respecto a la ‘'esencia del
lenguaje” , es d ecir, a las propiedades que definen el lenguaje hum ano,
Podem os considerar una teoría ling üística general, así co nstruid a, com o
una teoría de la facultad de lenguaje innata, intrín seca, que proporciona la
base para la adquisición del co no cim ien to del lenguaje, Eí n iñ o , en su
“ estado in ic ia l” , no tiene inform ación alguna respecto a la lengua de la
com unidad h a b lística 6 en la que vive. Sen cillam en te, está dotado de un
conjunto de m ecanism os (Jo que llam am os su "facu ltad de lenguaje” ) para
determ inar esa lengua, es d ecir, para alcanzar un “ estado fin a l’,' e n e ! cu al
conoce la lengua. La teoría lin g ü ística genera! describe su estado in icial; la
gram ática de su lengua describe su estado final. L a teoría ling üística gene­
ra! puede ser considerada, apropiadam ente, com o una teoría ex p lica tiva ,
en el sentido de que explica cómo un niño de una com unidad h ab lística
liega a conocer la lengua de esa co m unid ad , y a co no cer innum erables
hechos co n cretas respecto a la form a y significación de expresio n es co n cre­
tas. y m uchas cosas más.
De un m odo enteram ente análogo, se pod ría investigar o tro s aspectos
de la inteligencia hum ana, Considérese un sistem a cualq uiera de c o n o ­
cim iento y creencia que una persona ha desarrollado sobre la base de
o e rto s datos. Podemos intentar caracterizar ese sistem a co nstruyen d o una
‘ g ram ática” para él. Podemos investigar los m ecanism os m ediante los eua-
les fue adquirido el sistema. S i, de h e c h o , 1» adquisición de ese sistema es,
com o La adquisición del lenguaje, una función biológica norm al de los seres
hum anos, podem os intentar caracterizar el estado inicial que «« un atributo
hum ano com ún. L a condición em pírica que tiene que ser satisfecha por

6, Consj<j?F;iJnos aquí vi caso más simple, a saber, una yomunid»»} hablísiiça


homogénea. F.n el mundo «al. la situación es más compleja, puro no & ningún moyo
que afecte a esta discusión.
INTRODUCCIÓN A LA EPICÍÒN ESPAÑOLA §

esta caracterización es que, si a un ‘‘ingenie" en ese estado inicial se le


proporciona dates análogos a los datos de que dispone una persona que
adquiere un sistema de cenecimiente y creencia dado, alcanzará un estado
final en el que está representado ese sistema, La teoría general que caracte­
riza ese estado inicial, si satisface la condición empírica, es una teor/a
explicativa de una facultad cognoscitiva humana concreta, Si contásemos
con teorías de ese tipo para varios sistemas cognoscitivos, podríamos p re ­
ceder a investigar la estructura general de la inteligencia humana, Is decir,
podríamos investigar la interacción y relaciones de los diversos sistemas
cognoscitivos, les principios generales (si existen tales principios) medíante
los que operan, la relativa independencia de un sistema respecto a otro, y
así sucesivamente.
Se especula a menudo que existen "mecanismos del aprendiste gene-
ralbados" de los cuales la facultad lingüística es simplemente un cas©
especial, Pero mientras no contemos con una investigación sería que siga
las pautas esbozadas en lo que precede no hay ninguna propuesta sustan*
tiva y plausible a este respecto que pueda ser examinada en lo que se
refiere a su adecuación, Pudiera muy bien darse el caso, como se ha especu*
lado a menudo en el pasado, que la facultad de lenguaje humana es relati­
vamente independiente de las otras facultades de la mente y es tambiín un
atributo humane único, Tal eoneiusión no sorprendería, ciertamente, al
biólogo, Per supuesto, la cuestión no tiene que ser dejada en una formula­
ción tan vaga e inconclusiva, De hecho, toda teoría lingüística explícita
que ofrece una definición de ‘'lengua", "gramática" y ‘'estructura", de
acuerdo con las pautas esbozadas anteriormente, constituye una propuesta
específica respecto a la naturaleza de la facultad de lenguaje, y es posible
ver si su manera de dar raión de los hechos del lenguaje es empíricamente
adecuada, in le que se me alcanza, no hay propuestas análogas significati­
vas en otras áreas de la función cognoscitiva o en otros organismos,
II que la investigación experimental de la conducta humana se haya
apartado, por le común, de les métodos y enfoques generales de Jas cien­
cias naturales, y Haya insistido ,en ciertas condiciones a priori sobre la
‘‘construcción de teorías legítima”, es una curiosidad histórica, Las diver*
sas variedades del conductalismo (excluyendo ciertas versiones vacías que
no merecen ser tenidas en cuenta) son, en efecto, definidas mediante las
condiciones arbitrarias que imponen sobre los conceptos permisibles, Ne es
necesario entrar en las razones históricas de esta tendencia, Por su conside­
rable impacto, a muchos psicólogos les resulta extrarto describir la teoría
de la gramática generativa como parte de la psicología, ya que sus concep­
tos y los principios postulados en un esfuerzo por explicar los hechos de la
pressor Pro
ESTRUCTURAS SINTACTICAS

form a, interpretació n, uso y adquisición del lenguaje, se apianan en genera!


de las restricciones a priori im puestas por una u otra variedad de ja teoría
I
co n d u cta ( “ behavioral” ). Aigunos psicólogos creen que e! enfoque esboza­
do a q u í es " circu la r” y no ven q u e , si esto fuera verdad, los diversos
principios em p íricos postulados en las teorías de la gram ática generativa
serían irrefutab les, m ientras que son, de hecho, mas bien fáciles de refutar
y han sido m o d ificad o s repetidam ente a la luz de nuevos descu brim ien to s y
observaciones. Exactam en te lo m ism o cabe, decir de una te o ría de la
adquisición del lenguaje que toma ios principios de la teoría ling üística
general com o un esquem atism o innato, aplicado por el niño en el aprend i­
zaje del lenguaje. Sen cillam en te, una propuesta e x p lícita de esa naturaleza
puede ser fácilm ente d esconfirm ad a, digam os, por el d escu brim ien to de
que los datos de alguna lengua son inconsistentes con los prin cipio s po stu ­
lados. O esa teoría podría ser abandonada si se mostrase que alguna teoría
más sim ple y honda puede dar cuenta de ¡a adquisición del lenguaje.
La co nstrucción de una gram ática de una lengua por un lingüista es en
algunos respectos análoga a la adquisición del lenguaje por el niño,
E l lingüista tiene un corpus de d ato s; el niño cuenta con los datos inanali-
zados del uso del lenguaje. E l lingüista trata de fo rm u lar las reglas de la
lengua; el niño construye una representación m ental de la grama'tica de la
lengua. E l lingüista aplica cierto s prin cipio s y asunciones para seleccionar
una gram ática entre las m uchas posibilidades com patibles con sus d it o s ; el
niño tiene que seleccionar tambie'n entre tas gram áticas co m patibles con
los datos pero m utuam ente incom patibles entre sí, La teoría general de)
lenguaje, que trata de descubrir y poner de m anifiesto los p rin cip io s, c o n ­
diciones y procedim ientos que el niño aplica al adquirir su co no cim ien to
de la lengua, puede también ser interpretada com o una ju stifica ció n de la
m etodología de la investigación lin g ü ística (lo s m étodos por los que el
lingüista liega a una gram ática).
E n la lingüística ''estru ctu rar’ hubo esfuerzos serios e im portantes por
tratar algunos de tos problem as que acabo de m encio nar. H arrís, B lo çh ,
T ru b e tz k o y , Pjke y otros autores inten taro n , con diversos grados de expli-
cita ció n , analizar los procedim ientos por los que el lingüista p o d ría llegar a
una gram ática, dado un corpus de datos. L a investigación de los prin cipio s
generales de la estructura fonológica, particularm ente en las investigaciones
de T ru b e tz k o y y Jakobson, es una co ntrib u ción significativa a esta empre^
sa general. Pero la noción “ gram ática generativa1’, en el sentido de la
discusión que precede, no fue desarrollada claram ente n un ca 7 Si futra

7. Véasf, sin embargo, lai observaciones de %, S. Harrís, M eihods m siructural


linguistics. 20,21, sobre la ¡¡lunática como un ingenio pqra 'sintetizar" locuciones. £1
INTRODUCCIÓN A LA ItHClÓN ÉSFAÑ0U H

posible formular procedimientos que pudieran ser aplicados a un cerpus ds


datos de manera que produjesen una gramática generativa, estos proee*
dimientos podrían ser formulados como una hipótesis empírica respecto a
la facultad de lenguaje, Ser/a apropiado postular que el rn^oadquiere una
lengua aplicando procedimientos de este tipo a los datos de que disponed
SS y LSLT adoptan este enfoque general, sugiriendo, sin embargo, que
la lingüistica "estructurar estaba investigando el problema de un modo
que ne es del todo correcto y es improbable que dé resultado,9 Las teorías
de la lingüística '‘estructural", en la medida en que tratan del problema que
estamos discutiendo, adoptan el punto de vísta de que los métodos del
lingüista (y, si se adopta la analogía discutida anteriormente, la facultad de
lenguaje del niño) proporcionan un procedimiento de descubrimiento prác*
tico para las gramáticas (un sistema de "procesación de datos" que puede
ser aplicado al corpus para determinar una gramática mediante principios
de segmentación, sustitución, clasificación, y otros por el estíle), in con*
traste, tn SS’LSLT se sugiere que la teoría lingüística no proporciona tal
procedimiento, sino que más bien caracteriza un sistema de niveles, una
clase de gramáticas potenciales y un procedimiento de evaluación eon la
siguiente propiedad; Dados los dates de la lengua l y varias grarnáiicas con
las propiedades requeridas por la teoría lingüística, el procedimiento de
evaluación selecciona la más altamente valuada de ellas, Se sugiere por
tanto que el que aprende una lengua (análogamente, el lingüista) enfoca el
problema de la adquisición del lenguaje (construcción de la gramática) eon
unesquematismo que determina de antemano las propiedades generales del
lenguaje del que los datos constituyen una muestra, y Jas propiedades
generales de lis gramáticas que pueden ser construidas para dar razón de
esos dates y de muchísimos otros, Su tarea es seleccionar la gramática más
altamente valuada de la forma apropiada compatible eon esos dates, Una
vez hecho ese, conoce la lengua que la gramática genera, Su conocimiento
puede, por tanto, ir mucho más alia de lo que podría ser proporcionado

estudie de ilo e m fie ld M w o m i n i m a rp h ç p lw rte m ie s ( T C L P , 1 9 4 1 > p o d ría ser consi­


d erado e e m n « n segm ento de una Bram átiea generativa en este sentido más o m enos,
t£n le que se m e aleansta, m i M e r p h Q p h m m m o ( m o d m i H e b re w , M , A , thesis,
U n ivc rs ity o f Pe nnsylva nia, 1 9 1 1 (revisión de una tesis de "b a c h ille ra to ” presentada
en ( 9 4 9 ) fue la prim era gram ática generativa e xp líc ita en este sen tida , S ie n te tener
que decir que fu e escrita sin tener c o n o c im ie n to del estu d io de B lo o m fie ld ,
8 , N o p re te n d o im p licar que los lingüistas "e s tru c tú ra le *" que investigaron los
p roc ed im ien to s de análisis hab rían aceptado esta in te rp retació n de sus in vcstigieiO '
nes. S in d u d a algunos de ellos p or lo m enos no la hubieran aceptado
9 , Para uña discusión crítica de los diversos e n fo q u e » en el estudio de los
p ro c e d im ie n to s, víase Le es l 9 J 7 ; C h o m * k y I9 6 ¿ ; Postal 19 6 4 y 1 9 6 7 .
ressor Pro
ESTRUCTURAS SINTÁCTICAS

por p rin cip io s de in d u cció n , generalización, analog ía, su stitu ció n , segm en­
tación y clasifica ció n del tipo exam inad o en los en fo q u es eje procesación
de datos de la lin g ü ística “ e stru ctu ra l", en sus form as e x p lic ita s . A d em ás,
el proceso de ad qu isició n del lenguaje (co n stru cció n de la g ram ática) puede
im plicar y , en general, im p licará una revisión de la base de datos m ism a.
L o s datos co n creto s presentados al que aprende la lengua o al lingüista son
degenerados en diversos respectos, aparte sus lim itacio n es de abarq u e. L a
gram ática que es co nstruid a es una id e aliza ció n . A s í, pu es, la te o ría lin g ü is­
tica general tiene que p ropo rcio n ar la caracterizació n de las grama'ticas, los
niveles lin g ü ístico s, los p rin cip io s que determ inan la capacidad generativa
fuerte y débil de las gram áticas, los p rin cip io s de id e aliza ció n que son
aplicados de hecho por el que aprende la lengua (an álo g am en te, por el
lingüista) para llegar a una gram ática g e n e ra tív a e x p líe ita , y el m étodo para
seleccionar un co nju n to de gram áticas potenciales para ser evaluadas.
T e n e m o s, pues, a q u í dos apro xim acio n es bastante d istintas a lo que
y o .co n sid e ro el problem a fundam ental de la teoría lin g ü ística , el problem a
de determ inar cóm o es posible para un niño ad q u irir co n o cim ien to de una
lengua. E n investigaciones posteriores, yo y o tros hemos sugerido que estas
dos apro xim acio n es distintas, cada una de las cuales puede ser precisada de
diversas m aneras, expresan ciertas ideas prim ordiales de las te o rías del
co no cim ien to em piricistas y racionalistas, respectivam ente, E l em p iricism o
trad icio nal puede ser entendido co m o un ‘‘enfoque de procesación de
d atos” . L a m ente contiene un sistem a de propiedades que p roporciona un
análisis in icial de los datos de los se n tid o s.10 L o s sistem as de co n o cim ien to
y creencia son desarrollados m ediante procedim ien to s de gen eralización ,
analogía, in d u cció n , asociación y form ación de hábitos, es d ecir, los proce*
dim ientos desarrollados en las diversas variedades de la psicolo g ía y la
filoso fía em p iricista. E s , creo , apropiado considerar los enfoques procesa­
les de la lin g ü ística “ estru ctu ral” como una elab oración inusitadam ente
refinada, detallada y sofisticada de una teoría de ese carácter general,
L o s enfoques racionalistas, en co ntraste, asum en que la form a de los
sistem as del co nocim iento adquirido es determ inada por p rin cip io s a priori
de la m ente. E s im portante tener presente que el racio nalism o trad icio nal
no d istinguía claram ente entre propiedades necesarias y co nting entes e n el

JO. La teoría de ios rasgos distintivos o fonones, en §1 sentido del círculo ge


Praga, puede ser considerada como un sistema de esa naturaleza, iakobson, en par­
ticular, ha desarrollado en numerosas obras la concepción de que tales rasgos son
percibidos como una propiedad fenoménica, y «fe que ¡a adquisición de un Sistema
fonológico se desarrolla de un modo sistemático y relativamente uniform e refinando
y elaborando un sistema fonónico.
INTRODUCCIÓN A LA iDUSfÓN ESPAÑOLA 13

sentido moderno, Por ello, las teorías de la percepción esbozadas por


Descartes y por los platonizas inglesei ^ejemplos paradigmáticos di un
enfoque racionalista*» postulaban principios de la mente y eonetptos de
estructura innata que serían considerados sin duda hipótesis empíricas
respecto a las propiedades contingentes de la mente, en el sentid©moderno
de estas nociones, Análogamente, la teoría lingüística desarrollada enSSy
LSLT presenta ciertas hipótesis empíricas respecto a la estructura del len»
guaje que pueden igualmente ser consideradas como hipótesis respecto a
las propiedades de la mente, específicamente, respecto al estado inicial del
erpnismo en el sentido descrito más arriba, Istas hipótesis tratan de carac-
terizar e! esquematismo que la mente impone a! examinar los datos de los
sentidos y adquirir conocimiento del lenguaje sobre la base de la evidencia
producida por ese examen y análisis,
Estas cuestiones no son tratadas explícitamente en SS o LSLT, pero
los problemas forman parte del Fondo de presupuestos de esta obra y han
sido tema de considerable discusión y controversia desde entonces, En mi
opinión, el interés intelectual general de las investigaciones sobre gramática
generativa consiste primariamente en su contribución a la comprensión de
estos problemas,’ 1
Continuando el programa de investigación esbozado aquí, el teoriza-
dor lingüístico intentará construir gramáticas generativas para las lenguas
particulares y una teoría lingüística general que satisface las condiciones
empíricas siguientes; Tiene que ser lo suficientemente estrecha y restrictiva
de modo que, como una caracterización del estado inicial del organismo,
baste para explicar cómo es alcanzado, sobre la base de los datos disponi*
bles, el estado final en el que está representado el conocimiento de la
lengua; y tiene que ser lo suficientemente abstracta de modo que sea
posible proporcionar gramáticas descriptivamente adecuadas, en conformé
dad eon esta teoría, para todas las “lenguas humanamente posibles" =en
particular, las lenguas naturales di que hay noticia^. Hay, por tanto, un
límite supfrlor y un límite inferior, determinado empíricamente, respecto
a la riqueza y especificidad de esa teoría lingüística general, Un principio
general de la estructura del lenguaje tiene posibilidades de ser incorporadoa
tal teoría si es consistente con lo que conocemos de la variedad de lis
lenguas humanas.

t i , Para más d ifusión, véase Chomsky 1960, 1964, \ m , 1967, 1972a, M il,
196JU, 1971a y 19 7 )o ;K » h 1966, 1971; Chomiky k K slz 1973; Graves« « /, 1 9 7 3 ;
R, Idgley 1969; itieh 1 9 7 1 ,1972;Goc>p<;r 1971; Bramen t972;!85eofUribueiene*a
Hoek (ed,), y muchas otras publicaciones-
PDI CorriR sor Pro
■RRUP*^
John Searle
La revolución de
Chomsky en lingüística

E D IT O R IA L A N A G R A M A
Pro

T itu lo >ie tu mtiiniín arifjinali


C hom uk/i fievolutítm )u tSitguísilcs
© Thé New Ynfk Hevlpiv oí Books
N e w V e t k , 19 7 S

Tftiiiicéiétl!
Carias MaHzlirjc

MáijUátü tic ta colección í


A ffeBts y MtiSibíií

SeguHtía edkiSB

<§> EDITORIAL ANAGRAMA


Calis tls la Gnus, 44
Süfeekhi»lí

1S8N 84=319-0354.3
Üepéshò Lêgâli 0. 4 8ãi*.i§*4
iii ijsla
CfáfiOÚ t)ÍS.¡fiíínfi’. Záhifirn: fl.1, Bátceíotía -
JOHN SEARLB
t

LA REVOLUCION DE CHOMSKY
1N LINGÜISTICA

A lo largo dé la historia del estudio del


hombre ha habido una oposición fundamentai
entre quienes creen qué el progreso se tiene
qué realizar mediante una observación figuro-
ia del comportamiento real del hombre y quie­
nes creen que ese tipo de observaciones son
interesantes solamente en la medida en que
nos revelan leyes subyacentes, ocultas y es po­
sible que totalmente misteriosas, que solarnen*
te de forma parcial y deformada se nos re­
velan en el comportamiento. Freud, por ejem*
pío, figura en la segunda dase; la mayoría de
los representantes de la ciencia social ameri­
cana, en ia primera.
Noam Chomsky está abiertamente con los
que buscan leyes ocultas. Para él, el compor­
tamiento lingüístico real, la ejecución lingüís*
tica, es solamente la cúspide de un enorme

7
sor Pro

iceberg de cm np& tm da lingüistica, deformada


p o r muchos factores que carecen de im portan­
cia desde el p u n te de vista lingüistieo, Dé he=
che, una \ m señalo que la propia expresión
« tien d es del com portam iento» sugiere u n a con»
fusión fundam ental entre prueba y tem a de
estudio, La psicologia, por ejem plo »=añr«ia
Cliomsky— ( es la d t n d a de la mente; llam ar
a la psicología ciencia del com portam iento es
com o llam ar a la física ciencia dê interpreta-
clon de las medidas, Usamos el eom portamlen-
tu hum ano como una prueba p ara las leyes de
las operaciones de la mente, pero suponer que
dichas leyes deben ser leyes de com portam ien­
to equivale a suponer que la prueba debe ser
el tema de estudie.
En esa oposición entre la metodología de
la investigación limitada a los hechos observa’
bles y la que usa los hechos observables come
claves para leyes subyacentes, y ocultas, la re*
volueién de Chomsky ei doblemente Interesan*
te; en primer lugar, en el dominio de la lin­
güística, ha precipitado un conflicto, que m
ejemplo de un conflicto más amplie; y en se­
gundo lugar, Chomsky ha usado sus resulta­
dos subre el lenguaje para intentar desarrollar
conclusiones generales antibehavloristas y an»
tlempirlstas sobre la naturaleza de la mente
humana, cuyo alcance supera los límites del de
la lingüistica,

8
Su revolución ha seguido exactamente el
modelo general descrito en la obra de Thomas
Kuhn The Strueture §f B clm tíjic R év o lu tlm s:
te obra de Chomsky ha confrontado el modelo
aceptado, o «paradigma», de la lingüistica con
una cantidad cada vez mayor de contraejim*
píos molestos y de datos recalcitrantes que el
paradigma no podía explicar. Posteriormente,
los contraijemploi condujeron a Chomsky a
romper completamente el antiguo modela y a
crear otro enteramente nuevo. Antes de la pu*
blieaelón de su Syntüetle S tn w iures en 19S7,
muchos lingüistas americanos —la mayoría de
ellos, probablemente— consideraban que el ob­
jetivo de su disciplina era el de clasificar las
elementos de las lenguas humanas, La lingüís­
tica debía ser una especie de botánica verbal.
Como escribía Hockett en 1942, «la lingüística
es una ciencia clasiflcatoria» *.
Supongamos que un lingüista está haciendo
la descripción de una lengua, ya sea exótica
como el cherokee o familiar como ti inglés.
Lo primero que hace es recoger los «datos»,
reúne una gran cantidad de expresiones de di*
cha lengua y las graba en su magnetofón o las
trascribe fonéticamente, is e «corpus» de la
lengua constituye su tema de estudio, Después
clasifica los elementos del corpus en sus dife*
1. Citado ttl R, M, Robifis, A S h o tt H b ta ry ef U n •
íu tetléi (indiana Ualverslty Press, 1967), pág, 233,

9
rèssor Pro
*•

rentes niveles lingüísticos: en primer lugar cla­


sifica Ias unidade» sonerü, significantes y fun-
clónales, más pequeñas; loa fonemas; a conti­
nuación, m el nivel irtffiidiato, b s fonema» se
unen en unidades significantes mínimas porta-
doras de significado, los morfemas (en espa­
ñol, por <?templo, la palabra cal es un solo
morfema compuesto de tres fonemas; la pala­
bra dmlm&resaâõ se compone dé tres morfe­
mas: «des», «Interes» y «ado«)í en el nivel
siguiente ios morfemas se agrupan para for­
mar palabras o daam dé palabras, como las
frases nominales y las frases verbales, y en el
nivel superior figuran las oraciones de clases
de palabras, las oraciones posibles y las ora*
eiom$*tipo,
El objetivo de la teoría lingüistica consis­
tía en proporcionar al lingüista una serie de
métodos rigurosos, una serie de proeedimien*
tos selectivos, que usaría para extraer del «cor-
pus» los fonemas, los morfemas, etc, 11 estu»
dio del significado de las oraciones o de los
usos que los hablantes de la lengua hacen de
las oraciones ocupaban un lugar muy pequeño
en esa empresa.- Se pensaba que ios significa­
dos, explicados científicamente, eran modeles
de comportamiento determinados por el esti­
mulo y la respuesta: hablando eon propiedad,
eran la materia de estudio de los psicólogos.
Alternativamente, podrían ser misteriosas enti­

lo
dadei mentales, completamente exteriores a loa
límites d® una ciencia propiamente dicha o,
peor aún, podían implicar k totalidad dil co­
nocimiento que d habíante tiene dei mundo
que lê rodea y, por esa razón, quedaban fuera
de los límites dê un estudio limitada exclusiva­
mente a los hechos lingüísticos,
La lingüistica estructural, con su insiatenda
en los métodos objetivos de verificación y en
Ias técnicas gelectivas especificadas esa prcci»
sión, con su negativa a aceptar ningán tipo dê
discusión sobre los significados o las entidades
mentales © tes características no observables,
deriva de la metodología que Jai «ciencias del
comportamiento» utilizan para el estudio del
hombre y es también eonsecuenda en gran me*
dida de las implleadones filosóficas del posi­
tivismo lógico, Chornsky se formó dentro d©
tía tradición en la Universidad de Pennsylva-
nía eomo discípulo del lingüista Zelllg Herris,
y dil filósofo Neteon Goodman.
La obra de Chornsky es interesante en gran
parte, porque, al tiempo que constituye un ata­
que contra la concepción del hombre implícita
en las ciencias del comportamiento, dicho ata­
que sí realiza desde dentro de la propia tradi­
ción dt rigor y precisión científicos a que las
ciencias dil comportamiento aspiraban, Su ata­
que contra la concepción de que m puede des»
nibir la psicología humana poniendo en corre-

il
impressor Pro

laeion estímulo y respuesta no m un argumento


conceptual a príorl, menos aún m li protesta
de un humanista angustiad© que se resiente
de verse tretad© como «na máquina § un aat»
mal, Mis bien es li afirmación de que un
análisis riguroso muestra que dichos métodos,
cuando se aplican al lenguaje, lo único que
producen son falsedades o trivialidades, qu®
sus euitivadorti limpiamente imitaban «las ca­
racterísticas superficiales de la ciencia», sin po»
seer sus «contenidos inteleetuídes significad
ves*.
Cuando se licenció en Penntylvania, Chema*
ky Intentó aplicar los métodos convencionales
de k lingüistica estructural al gitudio di la
sintaxis, pera descubrió que los método! que
aparentemente habían dado tan buenos reiul*
tados con los fonemas y los morfemas, no fun­
cionaban muy bien en el caso de las orado*
neis, Cada lengua tiene un número finito de
fonemas y un número finito, aunque más am­
plío, dg morfemas, S§ puede obtener una lisia
de cada uno de. ellos; pero el número de ora»
c im m en cualquier lengua natural, como el
francés o el inglés, es, hablando propiamente,
infinito, No existe limite para el número de
nuevas oraciones que m pueden producir; y,
siempre, se puede producir una oración más
larga correspondiente a cualquier oración dada
de antemano, por muy larga que ésta sea.

n
Más aún, los métodos estrueturalistas no
parecen capaces de explicar todas las relacio­
nes internas dentro de las oraciones o las rtla--
clones mutuas que existen entré oraciones dife-
rentes, Fot’ ejemplo, pira citar un easo famo­
so, li§ dos oraciones inglesas l&hn h m sy to
pisase (« lg fácil gustar a John») y John í§ m $er
to p k m é («John ü tá deseoso di gustar») pa­
rece como si tuvieran exaetamentg la misma
estructura gramatical, Cada usa di illas e§ una
secuencia de nombrê-6Óput(Mdfgíl\>ô=vèrbo m
infinitivo, Pero, a pesar do su semejanza su»
perfieial, sua caracteristiesa gramaticales son
completamente diferente!, En la primora ota*
ción, aunque no resulto apartní® desdo ©1 pun>
to d@ vista del ord®ñ superficial de las pala­
bras, «John» funciona como; complemento di-
recto dil verbo «to pleast»; ia oración signifi­
ca : a cualquiera le resulta fácil gustar a John,
Mientras que tn la segunda, «John» fondona
como sujeto del verbo «to pleaie»; la oración
significa ¡ John está deseoso de gustar a cual­
quiera, Que filo constituye una diferencia en
la sintaxis do dichas oraciones se desprendo
claramente del hecho di qut el inglés n o i per­
mite construir la frase nominal John's eáger>
n m ío plm s§ a partir de la segunda, ptro no
John’s e a s m m to p tw se a partir de la prime­
ra. Dentro de las hipótesis estrueturaliitas no

n
ressor Pro

existe forma fácil o natural de explicar esos


hechos.
Otra serió de hechos sintácticos que las hi­
p ó t e s is estmetui’állitfis s õ íí inadecuadas para
explicar es la existencia de ciertos tipos dé ora*
dones ambiguas, en las qué la ambigüedad
deriva no de las palabras en la oración, sino
de la estructura sintáctica, Consideremos la
oración The ¡shootíng of th t kuntér¿ is terrible.
Puede significar que es terrible que se dispare
â los cazadores o que ios cazadores son terri­
bles al disparar o que se ha disparado a los
cazadores de forma terrible. Otro ejemplo es
í liké Iter cooking, A pesar de que esta ora­
don no contiene palabras (o morfemas) ambi­
guos y de que tiene una estructura gramatical
superficial muy simple de nombri-verbo-pro*
nombre poseslve-nombre, esta oración es, de
hecho, muy ambigua. Puede significar, entre
otras cosas, me guita lo que ella cocina, ine
gusta cómo cocina ella, me gusta que ella ce­
cine e incluso me gusta que se la esté coci­
nando a dta.
Ese tipo de oraciones -¡ambiguas sintáctica'
mente* constituyen un caso de prueba funda­
mental para cualquier teoría de ia sintaxis, Los
ejemplos son oraciones inglesas corrientes y
vulgaresj no hay riada fantástico en ellas. Pero
no es fácil ver la forma de explicarlas, fil sig­
nificado de cualquier oración va determinado

14
por los significados di las palabras (ó morfe­
mas) que la componen y pôr su disposición
sintáctica. ¿Cómo podemos entonces explle&r
esos casos en que una ©radón que contiene
palabras (y morfemas) no ambíguot tiene va­
rios significados diferentes? Los lingüistas es-
trueturallstas tienen poco © nada que decir so­
bre dichos casos; simplemente los ignoran, Pos­
teriormente Chomsky se vio obligado a afir*
mar que dicha» oraciones tienen varias es»
trueturas sintácticas diferentes, que la estruc*
tura superficial uniforme de, por ejemplo, / tlke
1m eoüklng oculta varias estructuras aubya*
Ééntés diferentes, a las que llama estructuras
«profundas». La introducción del concepto de
estructura profunda de las oraciones no siem*
pre visible en la estructura superficial, es un
elemente fundamental de la revolución de
Chomsky y voy s explicaria con mayor detalle
más adelante.
Uno de los méritos de la obra de Chomsky
ha sido que ha tratado persistentemente de
llamar la atención sobre el carácter intrincado
de hechos que todos tendemos a dar por su­
puestos en el sentido de que no necesitan espli*
¿ación, De la misma forrea que la física co*
rniinza con sorprenderse ante hechos tan ob»
vios como el de que las manzanas caigan ai
suelo o la genética con asombrarse de que las
plantas y los animales se reproduzcan, de igual

15
pressor Pro

forma el estudio dê la estructura del lenguaje


comienza eon asombrarse ante hechos tan tó-
picos como el de qué la frase I líké h§r eéd-
kittg tenga diferentes significados, el de que la
frase John is eagét to phaM. no tenga en abso-
luto la misma estructura que la frase Jaltn i$
ensy to phasú y ante hechos igualmente obvios,
pero pasados por alto eon frecuencia, de que
continuamente nos encontramos diciendo y
oyendo cosas que nunca hemos dicho u oído
antes y de que el número de oraciones nuevas
posibles es infinite,
La incapacidad de los métodos estructura-
listas para explicar hechos sintácticos de ese
tipo condujo posteriormente a Ghomsky a de»
sallar no sólo los métodos, sino también los
objetivos y, de hecho, la definición de la ma-
teda de la lingüistica dados por los lingüistas
estrueturalistas. I n lugar de un objetivo taxo­
nómico de clasificación de elementos mediante
la realización de series de operaciones a partir
de un cotpus de expresiones, Chomsky argu­
mentó que el objetivo de la descripción lin­
güística debería s#r la construcción de una teo*
ría que explicase el número infinito de oracio­
nes de la lengua natural, Una teoría ail mos­
traría cuáles ristras de palabras son oraciones
y cuáles no y constituiría una descripción de
la estructura gramatical de cada oración,
Dichas descripciones deberían ser capaces

16
de explicar hechos como las reladones grama­
ticales internas y las ambigüedades que hemos
descrito más arriba, La descripción de usa len­
gua natural seria una teoría deductiva formal
que contendría una serie de reglas gramatica­
les que pudiesen generar la serle infinita de
oraciones de la lengua, que no generasen nada
que no fuese una oradón y que constituyesen
una descripción de la estructura gramatical d§
cada oración. Dicha teoría acabó por llamarse
*gramática generativa» a causa de su finalidad
de construir un procedimiento que generase
todas, y solamente, las oraciones de una len­
gua. *
Aquella concepción del objetivo de la lin­
güística alteró la concepción de los métodos y
de la materia de estudio. Chomsky razonó que,
dado que toda lengua contiene un número in­
finito de oraciones, cualquier «corpus», aun
cuando contuviese tantas oraciones como las
que hay en todos los libros de la Biblioteca
del Congreso, sería trivialmente pequeño. En
lugar de ser una serie de oraciones selecciona­
da al azar o arbitrariamente, el objeto propio
dt la lingüística era el conocimiento subya­
cente que el hablante tiene de la lengua, su
«competencia lingüística», que le permite pro*
ducir y comprender oraciones que nunca ha
oído.
Una vez rechazada la concepción del «eor=

i?
2, =— f ,4 í íU V o U 'e iO N IMS t 'H O M & K V
ffpressor Pro
%

pus# celtio téma de estudio, §1 concepto de


procedimientos mecánicos para descubrir ver*
dadei lingüísticas desaparecí igualmente,
Chomsky argumenta qué ninguna ciencia tí®»
nc un procedimiento mecánico para descubrir
la verdad en ningún caso, Más bien le que
ocurre m que el científico formula hipótesis
y las verifica mediante prueba®, La IingíWiííen
no es diferente; el lingüista h&es conjeturas
sobre loa hechos lingüísticos y los verifica me­
diante pruebas proporcionadas por los hablan*
tes nativos de la lengua, En suma, dispone de
un procedimiento para valorar hipótesis riva­
les, pero no de un procedimiento para descu­
brir teorías verdaderas mediante pruebas me=
canicas.
La revolución de Chomsky se puede reiu*
nilr en el siguiente cuadro:
É jtfu e tw a in m o Ô fa m é lic o g tn s fe liv s
Tsm a 4 * e o rp u s d« «i é§flésiffli«ñíé « t i ha&isnw
*» tu d ¡© sebrn « ¿ m s (sradueif y «o m -
p r *n d » r e fo é is o ís ^ iu e s m -
fi#<*ñei® tin fü ís lie e

O b M tiv » íla s ifte e e ié ñ «sp íe ifie a etó n is i f*f t s §


t i* tea « i*P ñ *n * g fa m s t!6 s !*s sufcysiiífitss
tes d *i e^f pwé 3 Is censtruecièn á * i« s
è fô íiftn **

M í!§ < ɧ S p r o « « íim ii ft t M p f8 s «d ¡m ü n (8 s 4 * v flla r«ió n .


para d tcsu b fif

3.8
La mayor parte dé dicha revolución apare­
cía ya presentada en ei libro de Chomsky Syn*
tüetlc Stmetures, Como observó un lingüista,
*11 extraordinario y traumático impacto de la
publicación de Syntaetle Síntaures pôr Noam
Chomsky en 1957 apenas puede apreciarlo
quien no viviese aquel cataclismo» l En los
años posteriores a 1957, la expansión de la re=
volución se hizo más rápida y más traumática
a causa de ciertas características especiales de
la lingüistica como disciplina en los Estados
Unidos. Solamente unas pocas universidades
tenían un departamento separado de lingüísti­
ca. Dicha disciplina era (en contraste con, di­
gamos, la filosofía o la psicología), y ligue sien*
do todavía, cómoda. Los especialistas eran po­
cos, todos solían conocerse mutuamente; leían
el mismo número, muy limitado, de revistas;
se reunían, y de hecho siguen haciéndolo toda­
via, una vez al año en el Instituto d i lingüísti­
ca de verano de la Sociedad Lingüística de
América donde se discuten las publicaciones y
se airean las pendencias familiares en reunio­
nes públicas.
Todo ello facilitó una rápida diseminación
de ias nuevas ideas y un choque dramático y
visible de las opiniones en conflicto. Chomsky
2. Howard Maetay, "Gvefvkvv", efi O. Steinbirg y L
Jakebavit¡e, eds,, S m im itltís (C am bridge Univeráity Press,
19/1), pág, 163.

19
pressor Pro
**

no convenció en absoluta a los líderes estable*


cidos de este dominio, pero hizo algo tnés to*
portante¡ convenció a los estudiantes de éstos,
Y »© granjeó algunos discípulos vehementes,
entre otros Roben Lee» y Paul Postil,
La extensión de la revolución dhomakyana,
eotno la extensión de la filosofía analítica en
ti mismo período, constituía un ejemplo im­
presionante del fenómeno di loa Jóvenes Tur-
eos en 3a vida académica americana, Les estu­
diantes se convirtieron en gramáticos generad-
vistas incluso en las facultades que tenían de­
partamentos tradicionalistas, Todo aquello pro­
vocó también mucha pasión y animosidad, gran
parte d i las cuales todavía pemiste. Muehos
miembros de la p a e ta e ló n anterior se afemm
todavía con resentimiento a las grandes tradi­
ciones y consideran a Chomsky y a sujé «epí­
gonos» como filisteos y vulgarizado res, Entre­
tanto, las concepciones de Chomsky s i han con­
vertido en el saber convencional y, como
Chomsky y sus discípulos de los años sesenta
sg están conviniendo rápidamente en ios Vie­
jos Turcos, una nueva generación d i Jóvenes
Turcos (muchos di ejloi figuran entre loi me­
jores estudiantes de Chomsky) se alzan y de­
safían las concepciones de Chomsky con una
nueva teoría de ¡a «semántica generativa».

30
II

El objêtlvo dê la teoria lingüística expues­


ta por Ghomsky en Syntücík Structures (1957)
estaba deitinidâ ésindâlmenti ê describir la
sintaxis, gs decir, â espteifiêâf las reglas gra­
maticales subyacentes a la construcción de Ias
oraciones, I n la teoria madura de Chomsky, tal
como aparece expuesta en Aspécts of thê TÍteo*
ry of Syrttãx (1965), d objetivo se hâ vuelto
más ambiguo ¡ explicar todas las relaciones lin­
güísticas éntre el sistema de los sonidos y el
sistema de los significados de la lengua. Para
lograrlo, la «gramática» completa de una len­
gua, en el sentido técnico ehomskyano de la
palabra, debe tener .tres partes: un componen­
te s in td è tkò que genera y describe la estruc­
tura interna del número infinito de oraciones
de la lengua, un componente fonológico , que
d e s c r ib e la estructura sonora de las o r a e i o n e s
generadas por el componente sintáctico y u n
componente sém d n th o que describe la e s E m e -
t u r a del significado de la s oraciones, 11 núcleo
de la gramática es la sintaxis: la fonología y
la semántica son puramente «interpretativas»,
en el sentido de que describen los s o n id o s y
los significados de las oraciones producidas por
la sintaxis, pero n o generan oraciones por sí
m is m a s .
La primera tarea de la sintaxis de Ghomsky

21
egsor Pro
I M o a m C h o m s k y

Conversaciones
con Mitsou Ronat
pressor Pro
CONVERSACIONES CON NOAM CHOMSKY
%

P o r supuesto la gram ática de una lengua natural


es in com pa ra blem en te más com plicada. Chom sky ha
mostrado q u e las reglas de rescritura, p o r com plejas
qu e sean, no basten para d e scrib ir las lenguas na­
turales.
L a gram ática de una lengua es u n m odelo q u e
habrá de in c lu ir varios com ponentes, además de estas
reglas de rescritura. Ch om sky, en sus p rim e ro s es­
critos, m uestra que es necesario integrar a la gram á­
tica al m enos otros dos niveles (otros dos co m p o n en ­
tes). Las reglas de rescritura daban la estructura de
las secuencias de palabras; hay q u e agregar u n co m ­
ponente m orfofon ológico y u n com ponen te transfor-
m acional. L a s reglas transform acionales son reglas de
u n tip o diferente q u e transform an estructuras sintác­
ticas (generadas p o r reglas de rescritura) en otras es­
tructuras, según p rin c ip io s estrictos. L o s lingüistas
citan tradicionalm ente la rela ció n frase en voz acti­
va/frase en voz pasiva. E n francés, es tam bién una
transform ación la q u e desplaza tous ((tod os)) en: tous
les garçons sont partis/les garçons sont tous .partís ((to ­
dos los m uchachos han p a rtid o ! los m uchachos han
pa rtid o todos)) (C f. K A Y N E , L a syntaxe du Français,
L e Seuil, i^ jy ) .

L a ev o lu ció n histórica ha llevado a la com plica-


CONVERSACIONES CON NOAM CHOMSKY

ció n del m odelo, en algunos p u ntos, y a su sim p lific a ­


ció n en otros. E x p o n d ré más adelante los p u ntos en
los cuales ha variado el m odelo.
L a historia de la gram ática generativa parece p re ­
sentar tres grandes p erío d o s, qu e han puesto sucesiva­
m ente de relieve u n aspecto esencial de la nueva teo­
ría. E l p rim e ro , q u e abarca del com ienzo de la dé­
cada del cin cuen ta a m ediados de los años sesenta, se
esforzaba p o r hacer de la lin gü ística una ciencia:
la física parece h a ber sid o su m odelo de referencia.
E s la época T h e Logical Structure of Linguistic Theo-
ry (o: L .S .L .T .).
L u e g o , de 1965 a 1970, surge con m ayor v iru le n ­
cia la cuestión sem ántica: ¿se debe o no e x p lica r el
sentido de las palabras y de las frases en gramática,
y si la respuesta es afirm ativa, de q u é manera?
D iscu sio n es m u y intensas han acom pañado a las
diferentes respuestas. F in a lm e n te , en este m om ento,
la investigación se orienta más hacia los problem a s
planteados p o r la gram ática universal. Para resp on ­
der a las exigencias form ales de los diálogos, he roga­
do a C h om sky tenga la gentileza de se g u ir esta cro­
nología temática.

H IS T O R IA D E L A G R A M A T IC A
G E N E R A T I V A : L A O P O S IC IO N
A L E S T R U C T U R A L IS M O

L a gram ática generativa ha nacido de una r u p t u ­


ra , de un a o p o sició n al estructuralism o. Este ú ltim o,
a grandes líneas, co n cebía la lin gü ística com o una
actividad clasificatoria. Usted le ha con ferido una
estructura lógica, cien tífica ...
E l término cien cia me honra mucho. Es verdad

153
Compressor Pro
CONVERSACIONES CON NOAM CHOMSKY

que en cierto modo, atribuía menos importancia a


la objetividad de los datos lingüísticos que a la capa­
cidad explicativa y a los principios.
Doy por demostrado que en algo tan complejo
como la utilización real del lenguaje y los juicios so­
bre la lengua, entran en interacción muchos sistemas.
Cualesquiera sean la estrictez de nuestras observacio­
nes, la objetividad de nuestros métodos, la posibili­
dad de reiteración de nuestras experiencias, los hechos
que se presenten revestirán, a mi juicio, poco interés
en ellos mismos, fuera de su vinculación con teorías
explicativas que intentan aprehender los principios
fundamentales de la facultad del lenguaje. Por mi
parte, no me interesa organizar los hechos de len­
guaje, y no creo realmente que la noción de hechos de
lenguaje tenga mucho sentido fuera de una teoría
del lenguaje al menos implícita. Es perfectamente po­
sible tener otros intereses: trato simplemente de acla­
rar aquello que me interesa. Francamente, no me
parece un objetivo razonable querer explicar todos
los hechos. En cambio, lo que me parece importante
es el descubrimiento de los hechos que son cruciales
para la determinación de las estructuras y de los prin­
cipios ocultos más profundos. E l descubrimiento de
tales hechos es a menudo una proeza creativa en sí,
y está muy ligada a la teoría. L o s hechos, en todos
los sentidos interesantes de esta noción, se nos pre­
sentan; tampoco reviste mayor interés, en mi opi­
nión, presentar los hechos de manera exacta, aunque,
por cierto, los hechos pertinentes (de nuevo, una no­
ción en parte ligada a la teoría) deben ser presentados
en la forma más precisa posible.

C o m o en física, p o r consiguiente.
Así me parece. En cada etapa de la física han exis­

154
CONVERSACIONES CON NOAM

tido innumerables hechos inexplicados, o que


cían absolutamente incompatibles con las teorías
se aplicaban activamente. Para dar un ejemplo clá­
sico, consideremos los hechos de brujería o de astro-
logia, que parecían muy bien probados de acuerdo
con las normas accesibles de la investigación empí­
rica, en el momento en que la física clásica galileana
llegó a ser una teoría científica fundamentada. O
para retomar un ejemplo menos exótico, considere­
mos los problemas con los que tropezó la física del
siglo xvii para estudiar las peculiaridades de la ob­
servación telescópica, la mayoría de las cuales sólo
han sido comprendidas recientemente. O, simplemen­
te, el problema de explicar por qué cuando cambia
la distancia entre los planetas, su tamaño aparente y
su brillo no varían como la teoría copernicana había
previsto. Sin entrar en una discusión de detalle, es
sin duda cierto que a través de la historia de las cien­
cias serias muchos problemas de explicación de hechos
se dejan de lado, con la esperanza de que un día
serán explicados. Dar cuenta de todos los hechos del
mundo físico nunca ha sido el objetivo de la física,
en el sentido en que muchos lingüistas piensan que
una gramática debe dar cuenta de todos los hechos
de la lengua y de la utilización del lenguaje. E l gran
éxito de la física responde en parte a la decisión de
restringir su atención a los hechos que parecen cru­
ciales en momentos particulares de la comprensión, y
luego al esfuerzo de buscar hechos absolutamente
exóticos pero cruciales para la teoría, sin tener en
cuenta muchos hechos evidentes que parecen no per­
tinentes a la teoría física (y a veces, para ser hones­
tos, hasta aparentemente incompatibles).
En cuanto a esas variedades del estructuralism o o
de la lin gü ística descriptiva que se interesan en pri-

155
ressor Pro
CONVERSACIONES U JN NOAM CHOMSKY
%
mer lugar en la ordenación de los hechos, se puede
decir, sin duda, qur sus fines no son necesariamente
incompatibles con los míos, pero que se trata de dos
enfoques intelectuales distintos. En mi L o g ica l Struc-
ture of L in g u is t ic T h eory, que contiene mi tesis, he
intentado hablar de estas cuestiones.
En primer lugar, era necesario tratar toda una
serie de hechos que habían sido excluidos de la teo­
ría lingüística: los hechos debidos a la creatividad
del lenguaje, concebida como el uso n orm a l del len­
guaje. Estos hechos no habían sido tratados sistemáti­
camente, ni por la gramática tradicional, ni por la lin­
güística estructural.
Las gramáticas tradicionales, inclusive de gran
envergadura como la de Jespersen,1 presentaban in­
numerables ejemplos de estructuras complejas, pero
no ofrecían principios explícitos para determinar que
esas estructuras y otras que se les pa recían algo per­
tenecían a la lengua, contrariamente a otras estructu­
ra s imaginables.
En realidad, ni siquiera se planteaban el proble­
ma. Jespersen no consideraba que le faltara nada a
su presentación. Pensaba que explicaba la lengua al
comentar sus innumerables ejemplos. En verdad, sus
comentarios no eran suficientes pues apelaban implí­
citamente, a la in teligencia del lector: para compren­
derlos y utilizar sus ejemplos en la creación y com­
prensión de nuevas formas, este último debía sumar­
les su propio saber intuitivo de la lengua.
Lo mismo puede decirse de las gramáticas estruc­
turales que, además, nunca se habían elevado a estu­
diar, como las gramáticas tradicionales, estructuras
sintácticas de alta complejidad.
1. Cf. E s s e n tia ls o f E n g lis h G ra m m a r, L ondres, A lien &
U nw in, 1933.
CONVERSACIONES CON NOAM CHOMSKY

Era, pues, necesario hacer explícita esta contribu­


ción del lector inteligente, que las gramáticas ante­
riores presuponían. Este fue el primer objetivo de
La gramática generativa, es decir, en términos psi­
cológicos : ¿cuál es la naturaleza del saber inconscien­
te, intuitivo, que permite al locutor utilizar su len-
gua?
En ese momento, la cuestión era nueva, y pienso
que lo sigue siendo.
E l segundo objetivo era construir una teoría ex­
plicativa. L a lingüística considera que logra una ex­
plicación cuando es posible deducir un campo de fe­
nómenos a partir de un conjunto de principios gene­
rales y de algunas observaciones particulares sobre
el lenguaje (o sobre la lengua), y a partir de una cade­
na deductiva de razonamientos derivada de dichos
principios, dados otros hechos particulares conside­
rados como co n d icion es lím ites.
Veamos un ejemplo conocido, el comportamien­
to del sistema del auxiliar inglés.2 Era posible expli-
2. La regla que exp lica el com p ortam ien to del au xiliar in
glés es una regla b astan te com plicada, p ero que se sim p lifica
en orm em en te m ed ian te el em pleo de tran sform acion es. (V er
S y n ta c tic S tr u c tu r e s , cap. 5, p u b licad o en trad u cción ca stella ­
na p or S ig lo X X I, M adrid, 1976).
S e p arte de una regla rescritu ral (Cf. m ás arriba p. 150)
que d escrib e el co m p o rta m ien to de las oracion es d e c la r a tiv a s:
V e r b o -> Aux 4- V
Aux - » C (M ) (h ave 4- en ) (b e + ing) (b e + en )
d onde:
— lo s elem en to s en tre p arén tesis son facu ltativos
— C corresp on d e y a a u n elem en to gram atical cero ( 0 ) , ya a
u n elem en to S q u e ap arece en la tercera p erson a d el sin gu ­
lar, y a al ele m e n to p a sa d o
— M corresp on d e a w ill, can, m a y , shalt, m u s t, es decir, los
v erb o s m od ales típ ico s del inglés
(a d em á s: u n a op era ció n llam ad a A fijo u n e lo s a fijo s gram ati­
cales S, en, ing, 0 , etc-, a los verb os que les siguen, p or
ejem p lo, si se tien e u n a secu en cia A u x + V, que se rescrib e

157
PDF Compressor Pro
CONVERSACIONES CON NOAM CHOMSKY,

cario a partir de los principios de una teoría de las


gramáticas transformacionales, y de ciertas condicio­
nes límites: los ejemplos elementales del sistema del
auxiliar en las oraciones declarativas simples. Así, a
partir de estos principios y de estas condiciones lím i­
tes, he intentado mostrar que también se podía ex­
plicar el comportamiento del auxiliar en la interroga­
ción, la negación, etc.
E l tercer objetivo surgió claramente más tarde, a
fines de los años cincuenta (antes, estaba implícito).
Se trataba de considerar los principios generales como
propiedades de un dato biológico que permite la
adquisición del lenguaje. Desde esta perspectiva, es
posible hacer corresponder a las condiciones límites
los hechos observados por quien aprende su lengua:
en este caso la explicación se refiere esencialmente al
conocimiento del lenguaje accesible a quien lo usa.
Para retomar el ejemplo precedente, se supone que
quien hace uso de un idioma posee en su biología
los principios generales de la gramática transforma-
cional, y que se enfrenta con las formas simples del

C + V, q u e se rescrib e S + V, se ob tien e con A fijo la secuen ­


cia V 4- S o tam bién S + c o m e - * c o m e s. E tc.)
La transform ación negativa in trod u ce el e le m e n to n o t des­
pués del segu n d o elem en to d e la regla A iix. S i C = 0 , y M
no está realizado, una tran sform ación in serta el elem en to do,
que se con vierte así en el s o p o r te d e la neg a ció n : I do n ot
com e.
La tra n sform ación interrogativa in vierte el sintagm a n om i­
nal su jeto y la secuencia C + (M ): C an I c o m e ?
S i C = 0 , su ced e lo m ism o se in trod u ce do: D o th e y a r r iv e ?
Así, las estru ctu ras profundas d e las o racion es negativas
e in terrogativas son sim ilares a la s oracion es d eclarativas.
S i no se aceptan las tran sform acion es A F IJO n egativa e in ­
terrogativa, la gram ática, que de to d o s m od os debe dar una
exp licación , se v e ob ligad a a com p licar en o rm em en te las re
glas de rescritu rales.

158
CONVERSACIONES CON NOAM CHOMSKY

auxiliar inglés: sabrá , porque podrá deducirlo, el


comportamiento de los verbos en los otros casos.
Así, mi trabajo trataba de responder a dos cues­
tiones: la de una caracterización real del saber lin ­
güístico y la de una teoría explicativa que, vista desde
el ángulo epistemológico, daría cuenta de los fenóme­
nos. E l punto de vista psicológico ofrece otra inter­
pretación de este mismo planteo: la explicación de
la adquisición del lenguaje.

¿C uá n do pensó usted p o r p rim e ra vez en p r o p o ­


n e r u n a teoría explica tiva en lingüística?...
E n realidad, es una preocupación surgida hace
mucho tiempo, desde mi trabajo sobre la morfofono-
logía del hebreo moderno. Era entonces estudiante
undergradúate.3 Este trabajo, que quedó inédito, fue
la primera gram ática generativa moderna para un
campo que hoy se llamaría fonología generativa (aun
cuando hayan existido antecedentes clásicos, por ejem­
plo la gramática del sánscrito de Panini o, más recien­
temente, la M e n o m in i M o rp h o p h o n e m ic s de Bloom-
field, que en aquel momento no conocía. Entonces,
se trataba de una morfofonología, una fonología que
respondía a una sintaxis rudimentaria: la gramática
presentaba un conjunto de reglas organizadas para
asociar a cada estructura sintáctica una representación
fonética. Entre paréntesis, era una gramática pre-
transformacional; las transformaciones aún no exis­
tían, se las reemplazaba por un sistema de índices
que, atribuidos a las categorías sintácticas, indicaban
relaciones entre las estructuras sintácticas — relacio­
nes antes inexpresables.

3. L o cu a l corresp on d e, m u y ap roxim ad am en te, a la lic e n ­


cia del segu n do c ic lo u n iv ersita rio francés.
rrpressor pro
CONVERSACIONES CON NOAM CHOMSKY

Por lo tanto, desde 1949-1950, la tarea que me


proponía era precisar el saber dei locutor; además,
ana gran parte de este mismo trabajo fue consagrada
al problema de la ex p lica ció n y al de la presentación
de un procedimiento de evaluación tal que las reglas
particulares de la gramática satisfacieran las exigen­
cias de la teoría general que contuviese esa medida
de evaluación. Pero ya volveré sobre este punto.
Continué este primer trabajo en L .S .L .T . — que
sólo se publicó en 1975, veinte años después de su
redacción. E l punto de vista psicológico empezó a
aparecer, a fines de los años cincuenta, en particular
en ocasión de un informe muy importante escrito por
Lees 4 para la revista Language. Era una síntesis de
Syntactic Structures, aparecido en 1957, casi al mismo
tiempo que el lib ro : Lees mencionaba las teorías del
aprendizaje.
Yo mismo he escrito sobre el tema en los dos
años subsiguientes, pero lo hablábam os desde hacía
mucho con Morris-Halle 5 y Lenneberg,6 entre otros.
Con B ar-H illel7 también.
Una de las cosas fundamentales, que nos intere­
saban a todos, era la crítica de las ciencias del com­
portamiento. Nos esforzábamos por ofrecer un enfo­
que diferente de la psicología del conocimiento. Si
no incluí estas cosas en L .S .L .T . es porque me pare­
cieron demasiado audaces para la época.

Vuestras posiciones teóricas han sido diversam en-


4. V er, p. 181.
5. P rim er colab orad or de Chom sky; creó la fon ología g e­
nerativa del ru so y del in glés y lu eg o la p o ética generativa.
6. E sp ecia lista en p sico lo g ía del len gu aje y sus b a ses bio­
lógicas.
7. M atem ático y ló g ico q u e ha trab ajad o en la elab oración
de g ra m áticas form ales.

160
CONVERSACIONES CON NOAM CHOMSKY

te apreciadas en el m ed io lin g ü ístic o ... R e cu e rd o ha­


b e r leíd o los in form es de los p rim e ro s coloquios en
los q u e in te rv in o usted, los co lo q u io s de Texas: la
discusión era literalm ente épica. E n particular, cuan­
do giraba en torno a los m étodos en lingüística. O p o ­
nía usted los procedimientos de evaluación (es d e cir
los m ecanism os q u e p e rm ite n d e cid ir, entre dos gra­
máticas propuestas para e x p lica r los hechos, cuál es la
m e jo r) a los procedimientos de descubrimiento de los
estructuralistas, q u e se su p o n ía construían directa­
m ente la gram ática a p a rtir de los hechos.
Sobre este punto, hay que distinguir cuidadosa­
mente las numerosas variantes del estructuralismo.
L a lingüística descriptiva americana es una de ellas.
Su principal aporte consistió en plantear por primera
vez una cuestión que podría ciertamente ser interpre­
tada como la de la explicación, e inclusive de la ad­
quisición del lenguaje. Quiero decir que la noción
de método de descubrimiento podría haber sido en­
tendida como una teoría de la adquisición de la len­
gua, y como una teoría explicativa, es decir, ser con­
siderada desde el doble punto de vista psicológico y
epistemológico. Es interesante comprobar que esto
no sucedió; los estructuralistas no dijeron: Este es el
Corpus, o sea, las co n d icion es lím ites de los datos.
N u estro s m étodos de d e scu b rim ien to constituyen la
teoría que, aplicada al corpus, p ro d u ce la gramática.
Esta gram ática representa el saber lingüístico. A l p re ­
sentar esta teoría hem os dado una explica ción acerca
del hecho de q u e q u ie n ha a p ren d id o una lengua,
sabe tal o cual cosa: el m étodo de d escu brim ien to
form a parte de su bagaje genético y al aplicarlo a su
experien cia , construye esta gramática, su saber de
la lengua.
H e aquí una manera razonable de interpretar lo

161
PDF Compressor Pro
CONVERSACIONES CON NOAM CHOMSKY

que hacían. Pero jamás quisieron dar esta interpre­


tación, por diversas razones ideológicas. No obstante,
este enfoque, implícito en su trabajo, me parece el
logro más importante del estructuralismo. Reitero,
no es su interpretación, es la mía. L a considero legí­
tima, inclusive si está en contradicción con lo que
ellos mismos pensaban de su trabajo.
Inicialmente traté de explicitar este método de
descubrimiento, pero chocaba violentamente con una
corriente lingüística muy fuerte, opuesta a toda inter­
pretación de la disciplina en términos de realidades
psicológicas. Durante mucho tiempo, pensé que estos
procedimientos eran, en lo esencial, correctos, es
decir, que los métodos empleados por lingüistas des­
criptivos como Zellig Harris 8 eran en principio bue­
nos y que hubiese bastado mejorarlos un poco para
tornarlos eficaces. Pero no lo fueron. Trabajé largo
tiempo para recuperar los defectos evidentes de estos
procedimientos, para que llegaran a ser capaces, a
partir de un Corpus, de producir la gramática co­
rrecta. •-
Hay, pues, dos cuestiones subordinadas:

—¿es correcto dar una explicación psicológica de


estos métodos?
— ¿estos métodos de descubrimiento están en
condiciones de expresar correctamente el dato bio­
lógico que hace posible la adquisición del lenguaje?
Observad que sólo podemos formular la segunda
pregunta si aceptamos una respuesta positiva de la
primera. No pendemos hablar de la precisión de los
métodos a menos de considerarlos como una expre-

8. Cf. M e th o d s in S tr u c tu r a l L in g td stic s , C hicago TJniversi-


ty P ress, 1951.

162
- - n
CONVERSACIONES CON NOAM CHOMSKY

sión — más exactamente, una expresión intencio­


nal— de alguna realidad psicológica. Sólo con esta
interpretación realista se plantea la cuestión de la pre­
cisión o de la verdad. De nuevo, esta interpretación
realista no es aceptable para Harris y otros que han
imaginado los más elaborados procedimientos de aná­
lisis.
Cada vez se me hacía más claro que la respuesta a
la segunda pregunta era negativa. Estos procedimien­
tos tenían defectos insuperables, eran falsos. E l en­
foque correcto parecía depender de procedimientos
más abstractos, más indirectos. Era necesario suponer
principios generales que, confrontados con datos, pro­
dujeran una gramática que representase al saber lin­
güístico.
A nivel psicológico, los métodos de descubrimien­
to correspondían esencialmente a las creencias em-
piristas según las cuales la adquisición de un saber
exige operaciones tales como la inducción...

E s en este sentido qu e la lin gü ística estructural


está ligada al em p irism o ...
Sí, ya se trate de la versión europea (con Trou-
betzkoy9 que se ha interesado mucho por estas cues­
tiones), o de la versión americana, los procedimientos
son esencialmente taxonómicos, analíticos, proceden
gradualmente hacia sistemas dé saber más amplios.
Los principios debían ser totalmente diferentes
— ahora estoy convencido de ello. Debemos comenzar
por caracterizar el saber mediante principios que ex­
presen el dato biológico. Estos principios limitan los
tipos de gramáticas posibles. Están asociados a un

9. Fundador, co n Jakobson, de la E scu ela de Praga. Cf.


P rin c ip e s d e Phcm ologie, K lin ck sieck , 1967.

163
ompressor Pro
CONVERSACIONES CON NOAM CHOMSKY

procedimiento de evaluación, que decide, entre dos


gramáticas posibles, cuál es la mejor. E l procedimien­
to de evaluación también forma parte del dato bioló­
gico. La adquisición del lenguaje es así un proceso
de selección de la mejor gramática compatible con
los datos disponibles y con el procedimiento de eva­
luación.
Esta concepción de la naturaleza del saber h u m a ­
no, en particular del lenguaje, es m u y diferente de
la concepción empirista, p o rq u e su p o n e que la es­
tructura general de u n sistema de saber está dada de
antem ano. Este sistema, por ende, no se va constru­
yendo gradualmente a partir de nada, por induc­
ción, etc.
Por consiguiente, veo tres cuestiones fundamen­
tales que oponen la lingüística estructural a la gra­
mática generativa. En primer lugar, la caracteriza­
ción explícita del saber. Luego la interpretación de
los procedimientos : ¿los procedimientos analíticos de
B. Bloch,10 de Z. Harris, de Troubetzkoy11 son sim­
plemente maneras de organizar un c o rpu s? ¿O bien
constituyen hipótesis empíricas fuertes, interesantes,
acerca de un orden real psicológico de la lengua?
Sobre este punto, la gramática generativa ha to­
mado posición, muy explícitamente. Sí, trabajamos
con esta hipótesis empírica. Por lo tanto, considera­
mos pertinente todo dato lingüístico ligado a la exac­
titud de esta hipótesis. A l menos, según mi opinión,
siempre ha parecido evidente que sólo la interpreta­
ción realista de la teoría lingüística, procesual o no,

10. E stru ctu ralista am ericano; Cf. en p articu lar A s e t o j


p o s tu la te s fo r p h o n e m ic a n a ly sis Languag-e, X X X V II, 1948.
11. Cf. A n le itu n g 7,u p h o n o lo g isc h e n B e s c h r e ib u n g e n (Got-
tingen, V andenhoeck-R uprecht, 1935).
CONVERSACIONES CON NOAM CHOMSKY

engendraba una disciplina significativa que valía la


pena continuar.
La lingüística estructural ha vacilado acerca de
esta cuestión. Creo que Jakobson y Troubetzkoy ha­
brían asumido una posición similar a la de la gramá­
tica generativa. Me parece que hablaban de realidad
psicológica. Además, al menos en fonología, han pos­
tulado principios estructurales universales e inclu­
sive, en cierto sentido, procedimientos de evaluación
en forma de consideraciones de simetría, de minimi-
zación de la redundancia, etc. Harris, por el contrario,
y de modo explícito, rechaza la interpretación psico­
lógica, realista, al menos en su trabajo de esa época
— no estoy seguro que esto sea tan cierto de su trabajo
más reciente, de la década del sesenta. En sus M ethods
y en otros trabajos del comienzo de los años sesenta,
presentaba su teoría como diferentes alternativas para
organizar los datos. Esto también vale para Bloch
y otros.
Por último, la tercera cuestión versa sobre la na­
turaleza del método correcto. ¿Es un método de des­
cubrimiento, inductivo o taxonómico? ¿Es un méto­
do de tipo racionalista, es decir, una caracterización
de la forma general del saber (saber de la lengua, en
este caso) con un procedimiento de evaluación que
escoge entre las realizaciones alternativas de este sis­
tema general, bajo las condiciones límites estableci­
das por la experiencia?
Creo que tenemos el derecho de concebir la teo­
ría de los rasgos distintivos en fonología como el es­
quema de un sistema de saber — si no de un modelo
de adquisición. A l respecto, es sorprendente que T ro u ­
betzkoy, en su trabajo fonológico, se haya esforzado
por dar procedimientos taxinómicos.

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