Você está na página 1de 402

U A N T o m á s se estudia la Revolución francesa más

p a t e n t e r e s u l t a c u á n i n c o m p l e t a es t o d a v í a l a h i s t o r i a
de esta g r a n epopeya, c u á n t a s lagunas contiene, c u á n -
tos p u n t o s necesitan aclaración.
Como que l a G r a n R e v o l u c i ó n , que r e m o v i ó , t r a s t o r n ó y c o m e n z ó
a r e c o n s t r u i r t o d o en el curso de algunos años, fué u n m u n d o en
acción. Y si estudiando los p r i m e r o s historiadores de esta época,
especialmente M i c h e l e t . se a d m i r a l a i n a u d i t a l a b o r que algunos
h o m b r e s h a n p o d i d o l l e v a r a b u e n t é r m i n o p a r a aclarar las m i l series
de hechos y de m o v i m i e n t o s paralelos de que se compone l a R e v o l u -
ción, se ve al m i s m o t i e m p o l a i n m e n s i d a d de t r a b a j o que f a l t a rea-
lizar.
has investigaciones practicadas d u r a n t e estos últimos treinta
años p o r l a escuela histórica, de l a c u a l son representantes M . A u l a r d
y l a Sociedad de l a R e v o l u c i ó n francesa, h a n s u m i n i s t r a d o c i e r t a -
m e n t e preciosos materiales que a r r o j a n m u c h a l u z sobre los actos
de l a R e v o l u c i ó n , sobre su h i s t o r i a poUtica y sobre l a l u c h a de los
p a r t i d o s que se d i s p u t a b a n el poder. Pero el estudio de los aspectos
6 PEDRO KROPOTKINE

económicos de la R e v o l u c i ó n y de sus luchas no está hecho aún,


y , como dice j u s t a m e n t e M . A u l a r d , no bastaría u n a v i d a entera para
t e r m i n a r tarea semejante, sin l a c u a l , preciso es reconocerlo, l a l i i s -
t o r i a política permanece i n c o m p l e t a y frecuentemente i n c o m p r e n -
sible. Sin embargo, en c u a n t o el h i s t o r i a d o r a b o r d a este aspecto
de l a t o r m e n t a r e v o l u c i o n a r i a , t o d a u n a serie de nuevos problemas,
vastos y complicados, se ofrecen a su consideración.

Con l a idea de aclarar algunos de esos problemas, emprendí desde


1886, es+udios separados sobre los orígenes populares de l a Revo-
lución, sobre los l e v a n t a m i e n t o s de los campesinos en 1789, sobre
las luchas en p r o y en c o n t r a de l a abolición de los derechos feudales,
sobre las verdaderas causas del m o v i m i e n t o de 31 de m a y o , etc.
P o r desgracia me he v i s t o o b l i g a d o a l i m i t a r m e , p a r a tales estudios,
a las colecciones i m p r e s a s — m u y ricas sin d u d a — d e l B r i t i s h M u s e u m ,
y n o he p o d i d o e n t r e g a r m e a investigaciones en los A r c l i i v o s nacio-
nales de Fr ancia.

N o o b s t a n t e , como el l e c t o r no podría orientarse en estudios


de esta clase si no t u v i e r a u n a idea general de t o d o el desarrollo de
la R e v o l u c i ó n , he f o r m a d o u n r e l a t o m á s o menos seguido d e los
acontecimientos. N o he q u e r i d o r e p e t i r el lado d r a m á t i c o de grandes
episodios t a n t a s veces narrados, y me he di.v-licado p r i n c i p a l m e n t e
a u t i l i z a r las investigaciones modernas, p a r a hacer resaltar el lazo
í n t i m o y los resortes de los diversos acontecimientos c u y o c o n j u n t o
f o r m a l a g r a n epopeya que corona el siglo x v i i i .

E l m é t o d o que consiste en estudiar l a R e v o l u c i ó n t o m a n d o se-


paradamente diversas partes de su o b r a , ofrece ciertos inconve-
nientes: e n t r a ñ a necesariamente repeticiones; pero tiene l a v e n t a j a
de g r a b a r m e j o r en l a m e n t e del lector las poderosas corrientes de
p e n s a m i e n t o y de acción que se entrechocaban d u r a n t e l a R e v o l u -
ción francesa, corrientes que t a n í n t i m a m e n t e dependen de l a n a t u r a -
leza h u m a n a , que f a t a l m e n t e h a n de reaparecer en los aconteci-
m i e n t o s históricos del p o r v e n i r .
T o d o el que conoce l a h i s t o r i a de l a R e v o l u c i ó n sabe c u á n difícil
es e v i t a r los errores de hechos e n los detalles de las luchas apasio-
PREFACIO 7

nadas c u y o desarioUo se i n t e n t a exponer. Con esto quiero decir que


agradeceré en g r a n m a n e r a que se me i n d i q u e n los errores en que h a y a
podido incurrir, comenzando por atestiguar m i más v i v o reconoci-
m i e n t o a mis amigos James G u i l l a u m e y lírncst N y s , que h a n t e n i d o
la e x t r e m a b o n d a d de leer m i m a n u s c r i t o y mis i)ruebas y a y u d a r m e
en este t r a b a j o con sus extensos conocimientos y su espíritu crítico.

PEDRO KKOFOTKINE

15 marzo 1909.
CAPÍTULO PRIMERO

L a s dos grandes corrientes de la Revolución

os grandes corrientes prepararon e hicieron la Revo-


lución: una, la corriente de ideas,—la ola de ideas nue-
vas sobre la reorganización política de los Estados—,
venía de la burguesía; otra, la de la acción, venía de
las masas populares, de los campesinos y de los proletarios de las
ciudades, que querían obtener mejoras inmediatas y tangibles a sus
condiciones económicas. Cuando esas dos corrientes se encontraron
en un objeto común, cuando durante algún tiempo se prestaron un
apoyo mutuo, entonces se produjo la Revolución.
Ya hacía tiempo que los filósofos del siglo x v i i i venían socavando
los cimientos de las sociedades cultas de la época, en las que el poder
político, lo mismo que una inmensa parte de las riquezas, pertenecían
12 PEDRO KROPOTKINE

a la aristocracia y al clero, en tanto que la masa del pueblo quedaba


en la situación de acémila de los poderosos. Proclamaron la soberanía
de la razón, predicaron la confianza en la naturaleza humana de-
clarando que, aunque corrom-
pida por las instituciones que
en el curso de la historia i m -
pusieron al hombre la- servi-
dumbre, recobraría todas sus
cualidades cuando reconquis-
tara la libertad, y de este
modo los filósofos abrieron a
T R A J E Y DANZA D E ARISTÓCRATAS humanidad nuevos horizon-
tes. Con la proclamación de la
igualdad de todos los hombres, sin distinción de origen, y pidiendo
la obediencia a cada ciudadano,—rey o campesino—, a la ley,
considerada como la expresión de la voluntad nacional cuando ha
sido hecha por los representantes
del pueblo; con la demanda de la
libertad en los, contratos entre
hombres libres y la abolición de
las servidumbres feudales; formu-
lando todas esas reclamaciones
unidas entre sí por el espíritu sis-
temático y el método que carac-
terizan el pensamiento del pueblo
francés, los filósofos habían prepa-
rado seguramente la caída del
antiguo régimen, al menos en la
mentalidad general.
Pero esto sólo no bastaba para V E N D E D O R A M B U L A N T E PARISIÉN

que estallase la Revolución; había


que pasar de la teoría a la acción, del ideal concebido en imaginación
a su práctica en los hechos, y lo que sobre todo ha de estudiar hoy
la historia son las circunstancias que permitieron a Francia hacer
LA GRAN REVOLUCIÓN 13

ese esfuerzo en un momento dado: comenzar la realización del ideal.


Considérese además que mucho antes de 1789 había entrado
Francia en un período de insurrecciones. E l advenimiento de Euis X V I
al trono en 1774 fué la señal de toda una serie de motines causados
por el hambre, que duró hasta 1783. Después, en 1786 }• sobre todo
en 1788, comenzaron nuevamente las enérgicas insurrecciones cam-
pesinas. E l hambre fué el motivo
principal de los motines de la
primera serie. E n la segunda, si
la falta de pan quedaba siempre
como una de las causas, lo que
principalmente impulsaba a los
campesinos a la rebeldía era el
deseo de no pagar los censos feu-
dales. E l número de esos motines
fué en aumento hasta 1789, y al
final de aquel año se generaliza-
ron en todo el Este, el Nordeste
y el Sudeste de Francia.
Así se disgregaba el cuerpo so-
cial. Sin embargo, una jacquerie,
en su sentido de rebelión de cam-
pesinos, no es todavía una revolución, aunque tome formas tan
terribles como las de levantamiento de los campesinos rusos en
1773, bajo la bandera de Pougatchoff. Una revolución es infini-
tamente más que una serie de insurrecciones en los campos y en
las ciudades; es más que una simple lucha de partidos, por san-
grienta que sea; más que una batalla en las calles, y mucho más
que un simple cambio de gobierno, como el que hizo Francia en
1830 y 1848. Una revolución es la ruina rápida en pocos años de
instituciones que habían empleado siglos en arraigarse y que pa-
recían tan estables y tan inmutables que los reformadores más
fogosos apenas osaban atacarlas en sus escritos; es la caída y la pul-
verización en un corto número de años de todo lo que constituía
14 1EDRO KROPOTKINE

hasta la esencia de la vida social, religiosa, política y económica


de una nación, el abandono de las ideas adquiridas y de las nociones
corrientes sobre las relaciones tan complicadas entre todas las uni-
dades del rebaño humano.
Es, en fin, la floración de nuevas concepciones igualitarias acerca
de las relaciones entre ciudadanos; concepciones que pronto se con-
vierten en realidades comenzan-
do a irradiar sobre las naciones
vecinas, y trastornan el mundo
dando al siglo siguiente su orien-
tación, sus problemas, su ciencia,
sus líneas de desarrollo económi-
co, político y moral.
Para llegar a un resultado de
esta importancia, para que un
movimiento tome las proporcio-
nes de una Revolución, como su-
cedió en 1648-1688 en Inglaterra
y en 1789 -1793 en Francia, no
basta que se produzca un movi-
miento de las ideas en las clases
instruidas, cualquiera que sea su
intensidad; no basta tampoco que
surjan motines en el seno del pue-
blo, cualesquiera que sea su nú-
mero y extensión: es preciso que la acción revolucionaria, procedente
del pueblo, coincida con el movimiento del pensamiento revolucio-
nario, procedente de las clases instruidas. Es necesaria la unión de
los dos.
He ahí por qué la Revolución francesa, lo mismo que la Revo-
lución inglesa del siglo precedente, se produjo en el momento en que
la burguesía, después de haberse inspirado ampliamente en la filo-
sofía de su tiempo, llegó a la conciencia de sus derechos, concibió
un nuevo plan de organización política y, fuerte por su saber, ruda
LA GRAN REVOLUCIÓN 15

en la tarea, se sintió capaz de apoderarse del gobierno arrancándole


de manos de una aristocracia palaciega que empujaba el reino a la
ruina completa por su incapacidad, su ligereza y su disipación. Pero
la burguesía y las clases instruidas nada hubieran hecho por sí solas,
si la masa de los campesinos, a consecuencia de múltiples circuns-
tancias, no se hubiera conmovido y, por una serie de insurrecciones
que duraron cuatro
años, no hubiera dado
a los descontentos de
las clases medias la
posibilidad de com-
batir al rey y a la
corte, de derribar las
viejas instituciones y
de cambiar comple-
tamente el régimen
político del reino.
Sin embargo, la
historia de ese doble
movimiento no está
hecha aún. I,a histo-
ria de la Gran Revo-
lución Francesa ha
sido hecha y rehecha
muchas veces, desde
el punto de vista de
DIDEROT
tantos partidos dife-
rentes; pero hasta el presente los historiadores se han dedicado
especialmente a exponer la historia política, la historia de las con-
quistas de la burguesía sobre el partido de la corte y sobre los defen-
sores de las instituciones de la vieja monarquía. Conocemos bien
el despertar del pensamiento que precedió a la Revolución, los prin-
cipios que en ella dominaron y que se tradujeron en su obra legis-
lativa; nos extasiamos ante las grandes ideas que lanzó al mundo
i6 PEDRO KROPOTKINE

y que el siglo x i x procuró realizar después en los países civilizados.


E n resumen, l a h i s t o r i a ] ) a r l a m e n t a r i a de la R e v o l u c i ó n , sus guerras,
su política y su d i p l o m a c i a h a n sido estudiadas y expuestas en todos
sus detalles; pero la h i s t o r i a popular de la R e v o l u c i ó n queda aún
por hacer. E a acción del pueblo de los c a m p o s y de las ciudades no
se ha estudiado n i referido j a m á s en su c o n j u n t o . De las dos corrientes
que h i c i e r o n l a R e v o l u c i ó n , la del pensamiento es conocida, pero
la o t r a c o r r i e n t e , la acción popular, n i siquiera ha sido bosquejada.
A nosotros, descendientes de los que los contemporáneos lla-
m a b a n los «anarquistas), corresponde e s t u d i a r esa c o r r i e n t e p o p u l a r ,
t r a z a r al menos sus rasgos esenciales.
CAPÍTULO I I

La Idea

A R A c o m p r e n d e r b i e n l a idea que inspiró a l a burguesía


de 1789, h a de ser j u z g a d a p o r sus resultados, los E s -
tados modernos.
L o s Estados, t a l como los v e m o s h o y en E u r o p a ,
sólo se bosquejaban a l f i n a l del siglo x v i i i . L a centralización de los
poderes que f u n c i o n a en nuestros días n o h a b í a alcanzado a ú n l a
perfección n i l a i m i f o r m i d a d que v e m o s h o y . Ese mecanismo formi-
dable que, m e d i a n t e u n a o r d e n d a d a desde u n a c a p i t a l pone en m o -
v i m i e n t o todos los h o m b r e s de u n a nación dispuestos p a r a l a g u e r r a ,
y los lanza p a r a l l e v a r l a d e v a s t a c i ó n a los campos y el duelo a las
familias; esos t e r r i t o r i o s c u b i e r t o s p o r u n a r e d de a d m i n i s t r a d o r e s
cuya personahdad está t o t a l m e n t e b o r r a d a p o r s u s e r v i d u m b r e b u r o -
crática y que obedecen m a q u i n a l m e n t e las órdenes emanadas de
una v o l u n t a d c e n t r a l ; esa obediencia p a s i v a de los ciudadanos a l a
i8 PEDRO KROPOTKINE

l e y y ese c u l t o de l a l e y , d e l P a r l a m e n t o , d e l juez y de süs agentes,


que se p r a c t i c a h o y ; ese c o n j u n t o jerárquico de f u n c i o n a r i o s disci-
plinados; esas escuelas d i s t r i b u i d a s p o r t o d o el t e r r i t o r i o n a c i o n a l .

MOBILIARIO ARTÍSTICO D E L A ÉPOCA REVOLUCIONARIA

sostenidas y d i r i g i d a s p o r el E s t a d o , donde se enseña el c u l t o del


poder y l a obediencia; esa i n d u s t r i a cuyas ruedas t r i t u r a n a l t r a b a -
j a d o r que el E s t a d o le entrega a discreción; ese comercio que acu-
mula riquezas i n a u d i t a s en manos de los
monopolizadores del suelo, de l a m i n a , de
las v í a s de c o m u n i c a c i ó n y de las riquezas
n a t u r a l e s , y que sostiene el E s t a d o ; esa
ciencia, en f i n , que, aunque e m a n c i p a el
p e n s a m i e n t o , c e n t u p l i c a las fuerzas pro-
d u c t i v a s de l a h u m a n i d a d , pero quiere a l
m i s m o t i e m p o someterlas a l derecho del
m á s f u e r t e y a l E s t a d o ; t o d o eso no exis-
BAILLY

t í a antes de la R e v o l u c i ó n .
S i n embargo, m u c h o antes que l a R e v o l u c i ó n se a n u n c i a r a p o r
sus vagos r u m o r e s , l a burguesía francesa, el Tercer E s t a d o , había
e n t r e v i s t o y a el o r g a n i s m o político que i b a a desarrollarse sobre
LA GRAN REVOLUCIÓN 19

las r u i n a s de l a m o n a r q u í a f e u d a l . E s m u y p r o b a b l e que l a R e v o l u -
ción inglesa c o n t r i b u y e r a a a n t i c i p a r l a idea de l a participación que l a
burguesía h a b r í a de tener en el gobierno de las sociedades. E s c i e r t o

L A FUSIÓN D E L A S T R E S Ó R D E N E S . (ESTAMPA D E L A ÉPOCA)

que l a revolución en A m é r i c a estimuló l a energía de los r e v o l u c i o -


narios en F r a n c i a ; pero t a m b i é n lo es que desde el p r i n c i p i o del
siglo X V I I I y p o r los t r a b a j o s de H u m e ,
Hobbes, M o n t e s q u i e u , Rousseau, V o l -
t a i r e , M a b l y , D ' A r g e n s o n , etc., el es-
t u d i o d e l E s t a d o y de l a constitución
de las sociedades cultas, f u n d a d a s so-
bre l a elección de representantes, se
hizo el estudio f a v o r i t o , a l que T u r g o t
y A d a m S m i t h j u n t a r o n el de las cues-
tiones económicas y el de l a significa-
ción de l a p r o p i e d a d en l a c o n s t i t u - LA FAYETTE

ción política d e l E s t a d o .

He ahí p o r qué, m u c h o antes que l a R e v o l u c i ó n estallara, fué


y a e n t r e v i s t o y expuesto el ideal de u n E s t a d o c e n t r a l i z a d o y b i e n
ordenado, gobernado p o r las clases poseedoras de propiedades t e r r i -
20 PEDRO KROPOTKINE

tóriales o i n d u s t r i a l e s o dedicadas a las profesiones liberales, p u b l i -


cado en numerosos l i b r o s y folletos, de don d e los h o m b r e s a c t i v o s
de l a R e v o l u c i ó n sacaron después su inspiración y su energía razonada.
ahí p o r qué l a h u r g u e s í a francesa, en el m o m e n t o de e n t r a r ,
en 1789, en el período r e v o l u c i o n a r i o , s a b í a b i e n l o que quería. Cier-
t a m e n t e n o era r e p u b l i c a n a — ¿ l o es h o y . ' — , pero estaba h a r t a d e l
poder a r b i t r a r i o del rey, del gobierno, de los príncipes y de l a corte,
de los p r i v i l e g i o s de los nobles que m o n o p o l i z a b a n las mejores plazas
en el gobi ern o, s i n saber m á s que saquear a l E s t a d o , c o m o saqueaban

MEDALLA D E LA REVOLUCIÓN FRANCESA

SUS inmensas propiedades s i n hacerlas valer. E r a r e p u b l i c a n a sólo


e n sus s e n t i m i e n t o s y quería l a sencillez r e p u b l i c a n a en las c o s t u m -
bres, c o m o en las nacientes repúblicas de A m é r i c a ; p e r o quería t a m -
bién el gobierno p o r las clases poseedoras.
Sin ser atea, l a burguesía era Ubre-pensadora, pero no detes-
t a b a en m a n e r a a l g u n a el c u l t o católico; l o que detestaba era l a
Iglesia, c o n su jer ar q u í a, sus obispos, que h a c í a n causa común
con los príncipes, y sus curas, c o n v e r t i d o s en dóciles i n s t r u m e n t o s
en manos de los nobles.
L a burguesía de 1789 c o m p r e n d í a que h a b í a llegado el m o m e n t o ,
en F r a n c i a — c o m o llegó ciento c u a r e n t a años antes en I n g l a t e r r a — ,
e n que el Tercer E s t a d o i b a a recoger el poder que se c a í a de las m a n o s
de l a m o n a r q u í a , y sabía lo que quería hacer con él.
LA GRAN REVOLUCIÓN 21

Su ideal consistía en d a r a F r a n c i a l u i a constitución modelada


sobre l a constitución inglesa; quería r e d u c i r a l r e y a l s i m p l e p a p e l
de f u n c i o n a r i o r e g i s t r a d o r , poder p o n d e r a d o r a veces, pero encargado
p r i n c i p a l m e n t e de representar simbólicamente l a u n i d a d n a c i o n a l .
E n c u a n t o a l poder p o s i t i v o , elegido, h a b í a de ser entregado a u n
p a r l a m e n t o en el que l a burguesía i n s t r u i d a , representando l a p a r t e
a c t i v a y pensante de l a nación, d o m i n a r í a el resto.
A l m i s m o t i e m p o se p r o p o n í a a b o l i r t o d o s los poderes locales
o parciales, que constituían o t r a s t a n t a s u n i d a d e s a u t ó n o m a s en el
Estado; c o n c e n t r a r t o d a l a p o t e n c i a guber-
n a m e n t a l en manos de u n p o d e r e j e c u t i v o
central, e s t r i c t a m e n t e v i g i l a d o p o r el Parla-
mento, e s t r i c t a m e n t e obedecido en el E s t a -
do, y englobando t o d o : i m p u e s t o , t r i b u n a l e s ,
poUcía, fuerza m i l i t a r , escuelas, v i g i l a n c i a
poHcíaca, dirección general del comercio,
¡todo!; p r o c l a m a r l a l i b e r t a d c o m p l e t a de MEDALLA CONMEMORATIVA
, , • • 1 j j 1 - D E L A REUNIÓN D E LOS
las transacciones comerciales, d a n d o a l ñus- „ „„ ^.,„„
' ESTADOS G E N E R A L E S

m o t i e m p o c a r t a b l a n c a a las empresas de
i n d u s t r i a s p a r a l a e x p l o t a c i ó n de las riquezas n a t u r a l e s , lo m i s m o
que de los trabajadores, entregados en l o sucesivo a l que quisiera
darles t r a b a j o .
T o d o debía colocarse b a j o l a i n t e r v e n c i ó n d e l E s t a d o , que favore-
cería el e n r i q u e c i m i e n t o de los p a r t i c u l a r e s y l a a c u m u l a c i ó n de
grandes f o r t u n a s , condiciones a que l a burguesía de l a época a t r i b u í a
necesariamente g r a n i m p o r t a n c i a , t o d a vez que l a m i s m a convo-
c a t o r i a de los E s t a d o s Generales t u v o p o r o b j e t o hacer f r e n t e a l a
ruina financiera del Estado.
Desde el p u n t o de v i s t a económico, el pensamiento de los h o m b r e s
del Tercer E s t a d o n o era menos preciso. D a burguesía francesa h a b í a
leído y estudiado a T u r g o t y A d a m S m i t h , los creadores de l a econo-
mía política; sabía que sus teorías h a b í a n sido y a aphcadas, y e n v i -
diaba a sus vecinos, los burgueses de u l t r a - M a n c h a , su poderosa
organización económica, como les e n v i d i a b a s u poder poUtico; aspiraba
22 PEDRO KKOPOTKINE

a l a apropiación de las t i e r r a s p o r l a grande y p e q u e ñ a burguesía,


y a l a e x p l o t a c i ó n de las riquezas d e l suelo, hasta entonces impro-
d u c t i v o en poder de los nobles y d e l clero, t e n i e n d o en esto p o r aliados a

los p e q u e ñ o s burgueses
rurales, y a fuertes en
los pueblos aun antes
que l a R e v o l u c i ó n m u l -
tiplicara su número;
entreveía ya el des-
arrollo rápido de la
industria y la produc-
ción en grande de las
mercancías con l a a y u -
da de l a m a q u i n a r i a ,
el comercio lejano y
la e x p o r t a c i ó n de los
productos industriales
al lado opuesto de los
océanos: los mercados
de O r i e n t e , las grandes
empresas y las f o r t u -
nas colosales.

Comprendía la bur-
guesía que p a r a llegar
a su ideal, ante t o d o
debía r o m p e r los lazos
JURAMENTO RECÍPROCO Y SAGRADO D E L PRÍNCIPE retenían a l c a m -
A sus VASALLOS y D E LOS VASALLOS A S U PRÍNCIPE
pesino en su p u e b l o ;
(Estampa de l a é p o c a )

c o n v e n í a que se v i e r a
l i b r e de a b a n d o n a r su c a b a ñ a y a u n o b l i g a d o a e m i g r a r a las c i u d a -
des en busca de t r a b a j o , p a r a que, c a m b i a n d o de a m o , a p o r t a r a oro
a l a i n d u s t r i a en vez del censo que antes p a g a b a a l señor, que a u n
siendo m u y oneroso p a r a él, era de escaso beneficio p a r a el a m o ; se
necesitaba, en f i n , o r d e n en l a hacienda d e l E s t a d o e i m p u e s t o s de
LA GRAN REVOLUCIÓN 23

pago m á s fácil y m á s p r o d u c t i v o . E n r e s u m e n , se necesitaba l o que


los economistas h a n l l a m a d o l a l i b e r t a d de l a i n d u s t r i a y d e l co-
mercio, pero que significaba, de u n a p a r t e , l i b e r t a r l a i n d u s t r i a de
la v i g i l a n c i a m e t i c u l o s a y m o r t a l d e l E s t a d o , y de o t r a , obtener l a
l i b e r t a d de e x p l o t a c i ó n d e l t r a b a j a d o r , p r i v a d o de Hbertades. N a d a
de gremios {compañonaje) n i maestrías, que p u d i e r a n poner freno a
l a explotación del t r a b a j a d o r asalariado; n a d a de v i g i l a n c i a del Es-
t a d o que p u d i e r a m o l e s t a r a l i n d u s t r i a l ; n a d a de aduanas i n t e r i o r e s
n i de leyes p r o h i b i t i v a s . E i b e r t a d entera de las transacciones p a r a
los p a t r o n o s y e s t r i c t a prohibición de «coaliciones» e n t r e trabajadores.
«Dejad hacer» a los unos, e i m p e d i r a los o t r o s coaligarse.

T a l fué el doble p l a n concebido p o r l a burguesía. Así, en c u a n t o


se presentó l a ocasión de realizarlo, f u e r t e c o n su saber, c o n l a c l a r i -
d a d de sus propósitos, con s u h á b i t o de los «negocios», l a burguesía
t r a b a j ó sobre el c o n j u n t o y sobre los detalles p a r a i m p l a n t a r tales
propósitos en l a legislación; y t r a b a j ó c o n energía t a n consciente y
seguida que el pueblo no h a t e n i d o j a m á s , p o r n o haber concebido y
elaborado u n i d e a l que oponer a l de lós señores del Tercer E s t a d o .
Sería i n j u s t o decir que l a burguesía de 1789 fué g u i a d a exclusi-
v a m e n t e por m i r a s estrechamente egoístas. Si así h u b i e r a sido no
h u b i e r a n o b t e n i d o b u e n é x i t o sus tareas, p o r q u e siempre es necesaria
u n a p u n t a de i d e a l p a r a no fracasar en los grandes cambios. Dos
mejores representantes d e l Tercer E s t a d o h a b í a n b e b i d o , en efecto,
en el m a n a n t i a l s u b h m e de l a filosofía d e l siglo x v i i i , que contenía
en g e r m e n t o d a s las grandes ideas que después surgieron. E l espíritu
e m i n e n t e m e n t e científico de esta filosofía, su carácter esencialmente
m o r a l , a u n entonces que se b u r l a b a de la m o r a l c o n v e n c i o n a l , su con-
fianza en l a i n t e l i g e n c i a , l a fuerza y l a grandeza d e l h o m b r e l i b r e
cuando v i v i e r a rodeado de iguales, su o d i o a las i n s t i t u c i o n e s des-
póticas; t o d o eso se h a l l a b a en los r e v o l u c i o n a r i o s de l a época. ¿De
dónde habrían sacado l a fuerza de c o n v i c c i ó n y l a generosidad de
que d i e r o n pruebas en l a lucha? También ha de reconocerse que
entre aquellos mismos que m á s t r a b a j a b a n p a r a realizar el p r o -
g r a m a de e n r i q u e c i m i e n t o de la burguesía, los había que creían con
24 PEDRO KROPOTKINE

s i n c e i i d a d que el e n r i q u e c i m i e n t o de los p a i t i c u l a r e s sería el m e j o r


m e d i o de enriquecer l a nación en general. Dos mejores economistas,
S m i t h el p r i m e r o , así lo h a b í a n predicado con t o d a convicción.
Mas, p o r elevadas que f u e r a n las ideas abstractas de h b e r t a d ,
de i g u a l d a d , de progreso l i b r e en que se i n s p i r a b a n los h o m b r e s
sinceros de l a burguesía de 1789-1793, p o r su p r o g r a m a páctico,
por sus aplicaciones de l a teoría debemos juzgarles. ¿Por qué hechos
se traducirá l a idea a b s t r a c t a en l a v i d a real? H e ahí lo que ha de
darnos l a m e d i d a v e r d a d e r a .
Si es j u s t o reconocer que l a burguesía en 1789 se i n s p i r a b a en
ideas de l i b e r t a d , de i g u a l d a d (ante l a ley) y de emancipación política
y religiosa, tales ideas, en c u a n t o t o m a b a n cuerpo, se t r a d u c í a n por
el doble p r o g r a m a que acabamos de bosquejar: h b e r t a d de u t i l i z a r las
riquezas de t o d a especie p a r a el e n r i q u e c i m i e n t o personal, lo m i s m o
que l a de e x p l o t a r el t r a b a j o h u m a n o , sin g a r a n t í a p a r a las víc-
t i m a s de l a e x p l o t a c i ó n , y organización d e l poder político, e n t r e -
gado a l a b u r g u e s í a p a r a asegurarle l a l i b e r t a d de t a l explotación.

P r o n t o veremos qué luchas t e r r i b l e s se e n t a b l a r o n en 1793 c u a n d o


t m a p a r t e de los r e v o l u c i o n a r i o s quiso pasar sobre ese p r o g r a m a .
CAPÍTULO I I I

La Acción

el p u e b l o ¿qué idea tenía?


T a m b i é n el pueblo h a b í a s u f r i d o en c i e r t a m e d i d a
l a i n f l u e n c i a de l a filosofía del siglo. P o r m i l canales
i n d i r e c t o s se h a b í a n f i l t r a d o los grandes p r i n c i p i o s de
l i b e r t a d y de e m a n c i p a c i ó n hasta los s u b u r b i o s de las grandes c i u -
dades, desapareciendo el respeto a l a m o n a r q u í a y a l a aristocracia
Las ideas i g u a l i t a r i a s p e n e t r a b a n en los medios m á s obscuros; res-
plandores de rebeldía i l u m i n a b a n las intehgencias, y l a esperanza de
u n c a m b i o p r ó x i m o hacía l a t i r c o n frecuencia los corazones m á s
humildes.—«No sé qué v a a suceder, pero v a a suceder algo, y
p r o n t o , decía en 1787 u n a anciana a A r t h u r Y o u n g , que recorría
F r a n c i a en l a v í s p e r a de l a R e v o l u c i ó n . Ese «algo» h a b í a de t r a e r
u n consuelo a las miserias del pueblo.
26 PEDRO KROPOTKINE

Se h a d i s c u t i d o ú l t i m a m e n t e l a cuestión de saber si el m o v i -
m i e n t o que precedió a l a R e v o l u c i ó n y l a R e v o l u c i ó n m i s m a contenía
u n elemento de socialismo. L a p a l a b r a «socialismo» n o f o r m a b a p a r t e
de ella seguramente, puesto que d a t a de l a m i t a d del siglo x i x . L a
concepción d e l E s t a d o c a p i t a l i s t a , a que l a fracción social-demócrata

PASA'riE.MPOS ARISTOCRÁTICOS — T A P A R T I D A D E WISCH

del g r a n p a r t i d o socialista t r a t a de r e d u c i r h o y el sociahsmo, no


d o m i n a b a como d o m i n a h o y , puesto que los fundadores d e l «colec-
tivismo» social-democrático, Vidal y Pecqueur, escribieron entre
1840 y 1849; pero no pueden h o y leerse las obras de los escritores
precursores de l a R e v o l u c i ó n s i n a d m i r a r l a m a n e r a c o n que aquellos
escritos están i m b u i d o s de las ideas que f o r m a n l a esencia m i s m a d e l
socialismo m o d e r n o .
LA GRAX REVOLUCIÓN 27

Dos ideas f u n d a m e n t a l e s : l a de l a i g u a l d a d de t o d o s los c i u d a -


danos en sus derechos a l a t i e r r a , y l a que conocemos h o y c o n el n o m -
bre de comunismo, e n c o n t r a b a n ardientes p a r t i d a r i o s entre los enci-
clopedistas, lo m i s m o que e n t r e los escritores m á s populares de l a
época, tales c o m o M a b t y , D ' A r g e n s o n y muchos otros de menor
importancia. Es muy natural
que hallándose entonces l a i n -
d u s t r i a e n pañales, y siendo en-
tonces la tierra y n o l a fábrica,
apenas c o n s t i t u i d a , el c a p i t a l p o r
excelencia, el i n s t r u m e n t o p r i n -
c i p a l de e x p l o t a c i ó n d e l t r a b a j o
h u m a n o , el pensamiento de los
filósofos y después el de los re-
v o l u c i o n a r i o s d e l siglo x v i n se
d i r i g i e r a hacia l a posesión en co-
mún del suelo. M a b l y , que, m u -
cho m á s que Rousseau, inspiró
los h o m b r e s de l a R e v o l u c i ó n ,
¿no pedía, en efecto, desde 1768
{Dudas sobre el orden natural y
esencial de las sociedades) l a i g u a l -
dad para todos en el derecho
al suelo y l a posesión c o m u n i s t a del suelo? Y el derecho de l a n a -
ción a todas las propiedades territoriales y a todas las riquezas
naturales: bosques, ríos, saltos de agua, etc., ¿no era l a idea domi-
n a n t e de los escritores precursores de l a R e v o l u c i ó n , lo m i s m o que
del ala i z q u i e r d a de los r e v o l u c i o n a r i o s populares d u r a n t e l a t o r m e n t a
misma?

Por desgracia esas aspiraciones comunistas no tomaban una


f o r m a clara y concreta en los pensadores que querían l a f e l i c i d a d
del pueblo. M i e n t f a s que en l a b u r g u e s í a i n s t r u i d a las ideas de e m a n -
cipación se t r a d u c í a n p o r u n p r o g r a m a c o m p l e t o de organización
política y económica, no se presentaban a l p u e b l o m á s que bajo
28 PEDRO KROPOTKINE

l a f o r m a de vagas aspiraciones las ideas de e m a n c i p a c i ó n y de reor-


ganización económicas, y f r e c u e n t e m e n t e n o e r a n m á s que simples
negaciones. L o s que h a b l a b a n a l p u e b l o no t r a t a b a n de definir l a
f o r m a concreta en que aquellas aspiraciones o aquellas negaciones
podrían manifestarse. H a s t a se creería que e v i t a b a n precisar. Cons-
cientemente o no, parece c o m o si se h u b i e r a n dicho: «¡A qué h a b l a r
al pireblo de c ó m o se organizará después! Eso enfriaría su energía

r e v o l u c i o n a r i a . T e n g a solamente
la fuerza de ataque, para diri-
girse al asalto de las i n s t i t u c i o -
nes caducas. D e s p u é s t r a t a r e m o s
de arreglarlo todo.»
¡Cuántos socialistas y anar-
quistas proceden t o d a v í a de la
misma manera! Impacientes por
acelerar el día de l a rebeldía, t r a -
t a n de teorías adormecedoras t o d a
t e n t a t i v a de aclarar lo que l a Re-
v o l u c i ó n ha de p l a n t e a r .
Conviene decir t a m b i é n que
entraba por mucho la ignorancia
de los escritores, en su m a y o r í a
TOS HIJOS D E T C O N D E D E A R T o i s h a b i t a n t e s de ciudades y h o m b r e s
Y sus AYAS
de estudio. E n t o d a aquella re-
(El t r a j e de l a é p o c a )

unión de hombres instruidos y


p r á c t i c o s en los «negocios» que c o n s t i t u y ó l a Asamblea Nacional
— h o m b r e s de ley, periodistas, comerciantes, e t c . — , sólo h a b í a dos
o tres legistas que conociesen los derechos feudales, y sabido es
que en aquella A s a m b l e a hubo m u y pocos representantes de los
campesinos, f a m i l i a r i z a d o s c o n las necesidades rurales p o r s u ex-
periencia personal.
P o r esas diversas razones l a idea p o p i d a r se expresaba p r i n c i p a l -
m e n t e p o r simples negaciones.—«¡Quememos los registros en que se
consignan las deudas feudales! ¡Abajo los diezmos! ¡Muera m a d a m a
LA GRAN REVULUClUJN

Veto! ¡A l a l i n t e r n a ( i ) los aristóciatas!» ¿Pero a quién correspondía


la t i e r r a libre? ¿A quién l a herencia de los aristócratas g u i l l o t i n a d o s ?
¿A quién l a fuerza d e l E s t a d o que c a í a de las manos de m o n s i e u i
V e t o , pero que en las de l a b u r g u e s í a se c o n v e r t í a en u n a p o t e n c i a
mucho m á s f o r m i d a b l e que b a j o el a n t i g u o régimen?
E s a f a l t a de c l a r i d a d e n las concepciones d e l p u e b l o sobre lo q u e
podía esperar de l a revolución m a r c ó su h u e l l a en t o d o el m o v i m i e n t o .
En t a n t o que l a burguesía
m a r c h a b a con paso f i r m e y
decidido a l a constitución de
su poder político en u n Es-
t a d o que t r a t a b a de m o d e l a r
conforme con sus i n t e n c i o -
nes, el p u e b l o v a c i l a b a . En
las ciudades p r i n c i p a l m e n t e
parecía no saber a l p r i n c i p i o
qué podría hacer con el poder
c o n q u i s t a d o p a r a u t i l i z a r l e en
su v e n t a j a . Y cuando comen-
zaron después a precisarse
los proyectos de ley a g r a r i a
y de igualación de las f o r t u -
MARÍA ANTONIETA A LA LINTERNA
nas, se estrellaron c o n t r a t o -
(Amenazadora caricatura)
das las preocupaciones sobre
l a p r o p i e d a d de que estaban i m b u i d o s los mismos que h a b í a n acep-
t a d o con s i n c e r i d a d l a causa d e l pueblo.

E l m i s m o c o n f l i c t o se p r o d u j o en las concepciones sobre l a orga-


nización política d e l E s t a d o , el c u a l se manifestó en l a l u c h a que se
entabló entre las preocupaciones gubernamentales de los d e m ó c r a t a s
de l a época y las ideas que se d e s a r r o l l a b a n en el seno de las masas
sobre l a descentralización política y sobre el c a r á c t e r p r e p o n d e r a n t e

(i) Durante las sangrientas escenas de l a Revolución se ahorcaron muchos aristócratas,


ntilizándose para tales ejecuciones los faroles del alumbrado ptihlico. D e ahí que la frase «lea
aristócrata» a l a ttatemat slgnilica a la h o r c a . — N . del T .
30 PEDRO KROPOTKINE

que el p u e b l o quería d a r a sus m u n i c i p i o s , a sus secciones en las


grandes ciudades y a las asambleas rurales. D e ahí t o d a l a serie de
conflictos sangrientos que e s t a l l a r o n en l a Convención, y también
la i n c e r t i d u m b r e de los resultados de l a R e v o l u c i ó n p a r a l a g r a n masa
p o p u l a r , excepto e n l o concerniente a las t i e r r a s de que se despojó
a los señores laicos y religiosos l i b e r t a d a s de los derechos feudales.
Pero si las ideas d e l p u e b l o eran confusas desde el p u n t o de v i s t a
p o s i t i v o , eran, p o r el c o n t r a r i o , m u y claras en sus negaciones respecto
de ciertas relaciones.
A n t e t o d o , el o d i o del p o b r e c o n t r a t o d a l a a r i s t o c r a c i a ociosa,
holgazana, perversa, que le d o m i n a b a , c u a n d o l a m i s e r i a negra r e i -
n a b a en los campos y en los sombríos callejones de las grandes c i u -
dades. D e s p u é s el o d i o a l clero, el c u a l pertenecía p o r sus s i m p a t í a s
m á s a l a a r i s t o c r a c i a que a l p u e b l o a que d e b í a l a v i d a . E l o d i o a
todas las i n s t i t u c i o n e s d e l a n t i g u o régimen, que h a c í a n l a pobreza
m u c h o m á s pesada, puesto que negaban al p o b r e los derechos h u -
manos. E l o d i o a l régimen f e u d a l y a sus censos que reducía a l l a b r a d o r
a u n estado de s e r v i d u m b r e respecto del propietario territorial,
cuando l a s e r v i d u m b r e personal h a b í a sido a b o l i d a . Y , por último
l a desesperación d e l campesino, cuando en aquellos años de escasez
v e í a la t i e r r a que p e r m a n e c í a i n c u l t a en poder d e l señor o s i r v i e n d o
de recreo a los nobles c u a n d o el h a m b r e r e i n a b a en las v i l l a s y en
las aldeas.

Ese o d i o , que f e r m e n t a b a h a c í a m u c h o t i e m p o , a m e d i d a que


el egoísmo de los ricos se a f i r m a b a cada vez m á s en el curso d e l siglo
x v i i i , y esa necesidad de la tierra, ese g r i t o del campesino h a m b r i e n t o
y rebelde c o n t r a el señor que le i m p e d í a el acceso a ella, s u s c i t a r o n
el espíritu de rebeldía desde 1788. Y ese m i s m o o d i o y esa m i s m a
necesidad—con l a esperanza de l o g r a r b u e n é x i t o — , sostuvieron
d u r a n t e los años 1789-1793 las incesantes rebeldías de los campesinos,
que p e r m i t i e r o n a l a burguesía d e r r i b a r el a n t i g u o l é g i m e n y orga-
n i z a r su poder bajo u n régimen n u e v o , el d e l gobierno r e p r e s e n t a t i v o .
Sin esas rebeliones, s i n esa desorganización c o m p l e t a de los po-
deres en p r o v i n c i a , p r o d u c i d o a consecuencia de los m o t i n e s renovados
LA GRAN REVOLUCIÓN 31

sin cesar; sin esa p r o n t i t u d d e l p u e b l o de P a r í s y de o t r a s ciudades


en armarse y m a r c h a r c o n t r a las fortalezas de l a m o n a r q u í a , cada
vez que se hizo el l l a m a m i e n t o a l p u e b l o p o r los r e v o l u c i o n a r i o s .

E L P U E B L O V E N C E D O R D E L A MONARQUIA

el esfuerzo de l a b u r g u e s í a h u b i e r a fracasado, Pero t a m b i é n se d a


el caso de que a esa f u e n t e v i v a siempre de l a R e v o l u c i ó n , a l p u e b l o ,
siempre dispuesto a t o m a r las armas, los h i s t o r i a d o r e s de l a R e v o l u -
ción no h a n hecho t o d a v í a l a j u s t i c i a que le debe l a h i s t o r i a de l a
civilización.
CAPÍTULO I V

El pueblo antes d e 9a R e v o l u c i ó n

ERÍA inútil detenerse aqní p a r a d e s c r i b i r extensamente


l a existencia de los campesñaos e n los campos y de
las clases pobres en las c i u d a d e s al aproximarse a
1789. T o d o s los historiadore-s de l a G r a n R e v o l u c i ó n
han consagrado páginas elocuentísimas a este asunto: el pueblo
gemía bajo el peso de los i m p u e s t o s e x t r a í d o s p o r el E s t a d o , de los
censos pagados a l señor, de los diezmos p e r c i b i d o s p o r el clero y
del t r a b a j o personal i m p u e s t o p o r los tres. Poblaciones enteras
estaban reducidas a la mendicidad y recorrían los caminos en
número de q u i n i e n t o s , m i l , v e i n t e m i l h o m b r e s , mujeres y niños
-en cada p r o v i n c i a ; m á s de cien m i l mendigos c o n s t a b a n o f i c i a l m e n t e
en 1777. E n pueblos y aldeas el h a m b r e h a b í a pasado a l estado cró-
nico; reaparecía a c o r t o s i n t e r v a l o s y d i e z m a b a p r o v i n c i a s enteras.
34 PEDEO KROPOTKINE

L o s campesinos huían entonces e n masa de sus p r o v i n c i a s , con l a


esperanza, p r o n t o desvanecida, de h a l l a r fuera de ellas mejores
condiciones. A l m i s m o t i e m p o a u m e n t a b a de año en año en las c i u -
dades l a m u l t i t u d de los pobres. C o n t i n u a m e n t e , escaseaba el p a n ,
y como los m u n i c i p i o s n o p o d í a n abastecer los mercados, los m o t i n e s
del h a m b r e , seguidos siempre de d e r r a m a m i e n t o de sangre, se con-
v e r t í a n en rasgo p e r m a n e n t e en l a v i d a del reino.

I,A C O M I D A D E E O S C A M P E S I N O S

Por o t r a p a r t e , l a r e f i n a d a aristocracia del siglo x v i i i derrochaba


en u n l u j o desenfrenado y absurdo f o r t t m a s colosales, rentas de
miles y m i l l o n e s de francos anuales. A n t e l a v i d a que l l e v a b a n , puede
u n T a i n e de nuestros días extasiarse p o r q u e conoce l a cosa de lejos,
a cien años de d i s t a n c i a , p o r los l i b r o s ; pero en r e a l i d a d o c u l t a b a ,
bajo exterioridades reguladas p o r el m a e s t r o de danza y t r a s u n a
disipación escandalosa, l a sensualidad m á s desenfrenada, l a carencia
de t o d a delicadeza, de t o d o pensamiento y h a s t a de sencillos s e n t i -
m i e n t o s humanos. P o r consiguiente, el hastio l l a m a b a a cada i n s t a n t e
LA GXAN KEVOLUCIÓN 35

a las puertas de esos ricos, y e n v a n o e m p l e a b a n c o n t r a él t o d o s


los medios, hasta los m á s pueriles. B i e n se v i ó luego el escaso v a l e r
de esa aristocracia c u a n d o estalló l a R e v o l u c i ó n , y los a r i st ó c r a t a s,
poco cuidadosos de defender «su» r e y , «su» r e i n a , se a p r e s u r a r o n a
emigrar y a l l a m a r en s u socorro l a invasión e x t r a n j e r a p a r a q u e les
protegiese c o n t r a el p u e b l o rebelde. P u d o juzgarse de su v a l o r y de

L . \\A

su «nobleza» de carácter en las colonias de emigrados que se f o r m a b a n


en Coblentza, en Bruselas, en M i t a u , etc.
Esos extremos de l u j o y de miseria, t a n frecuentes en el s i -
glo XVIII, h a n sido a d m i r a b l e m e n t e descritos p o r cada u n o de los
historiadores de l a G r a n R e v o l u c i ó n ; pero h a de añadirse u n rasgo
cuya i m p o r t a n c i a se m a n i f i e s t a c u a n d o se e s t u d i a n las condiciones
actuales de los campesinos de R u s i a en vísperas de l a g r a n R e v o l u -
ción rus.i.
36 REDRO KROPOTKINE

L a miseria de l a g r a n masa de los campesinos franceses era ver-


daderamente espantosa; había ido agravándose incesantemente,
desde el r e i n a d o de L u i s X I V , a m e d i d a que a u m e n t a b a n los gastos
del E s t a d o y que se r e f i n a b a el l u j o de los señores, t o m a n d o ese
c a r á c t e r de e x t r a v a g a n c i a de que nos h a b l a n ciertas m e m o r i a s de
la é p o c a L o que contribuía sobre t o d o a hacer insoportables las

A LAS PUERTAS D E CALAIS. — L A MISERIA D E LOS SOLDADOS

exacciones de los señores, era que u n a g r a n p a r t e de l a nobleza,


a r r u i n a d a en r e a l i d a d , pero o c u l t a n d o su pobreza bajo apariencias
de l u j o , se e m p e ñ a b a en arrancar a los campesinos las mayores rentas
posibles, exigiendo de ellos hasta los menores pagos y censos en
especie establecidos antiguamente por la costumbre, y tratándolos
por medio de intendentes con t o d o el r i g o r de los m á s rudos
exactores.
E l e m p o b r e c i m i e n t o de l a nobleza h a b í a hecho de los nobles, en
sus relaciones con los ex-siervos, burgueses á v i d o s de d i n e r o , pero i n c a -
LA GRAN REVOLUCIÓN 37

^ V
paces de h a l l a r o t r a s fuentes
de ingreso que l a e x p l o t a c i ó n
de los antiguos privilegios,
restos de l a é p o c a f e u d a l . H e
ahí por q u é se e n c u e n t r a e n
cierto número de d o c u m e n t o s
señales incontestables de un
recrudecimiento de las exac-
ciones de los señores d u r a n t e
los quince años d e l r e i n a d o de
Luis X V I que precedieron a
1789.

Pero si los h i s t o r i a d o r e s de
la Revolución tienen razón E L HERMANO D E MIRABEAU
( C a r l c a t u r i i de l a época)
para dibujar cuadros muy
sombríos de l a condición de los campesinos, sería falso deducir
que los otros historiadores
(como T c o q u e v i l l e , p o r ejem-
p l o ) , que h a b l a n de m e j o r a de
las condiciones en los campos,
en esos mismos años que
precedieron a la Revolución
no f u e r o n ciertos, p o r q u e lo
p o s i t i v o es que en las p o b l a -
ciones r u r a l e s se reahzaba t m
d o b l e fenómeno: e l empobre-
c i m i e n t o en masa de los c a m -
pesinos y l a mej,ora de la
suerte de algunos de ellos.
B i e n se v e h o y e n R u s i a desde
l a abolición de l a s e r v i d u m b r e .

La masa de los campesinos


se empobrecía. D e año en año

EL DESHOLLINADOR s u existencia se hacía más


38 PEDRO KROPOTKINE

i n c i e r t a ; l a m e n o r sequía engendraba l a escasez y el h a m b r e ; pero


a l m i s m o t i e m p o se c o n s t i t u í a u n a n u e v a clase de campesinos m e -
j o r acomodados y ambiciosos, especialmente e n los p u n t o s donde
l a descomposición de las fortunas n o b i l i a r i a s se h a b í a efectuado
m á s r á p i d a m e n t e . E l b u r g u é s lugareño, el campesino aburguesado
hacía su aparición, y él fné el p r i m e r o que, a l acercarse l a R e v o -
lución, h a b l ó c o n t r a los derechos feudales y pidió s u abolición, y
q u i e n d u r a n t e los c u a t r o o cinco años que duró l a R e v o l u c i ó n e x i -
gió con t e n a c i d a d l a abolición de los derechos feudales sin pago de
rescate, es decir, l a confiscación de los bienes y el f r a c c i o n a m i e n t o
de los bienes conquistados; él fué, p o r r i l t i m o , q u i e n m á s se e n c a r n i z ó
en 1793 c o n t r a los «anteriores» ( i ) , los ex-nobles, los ex-señores.

Por el m o m e n t o , a l a p r o x i m a r s e l a R e v o l u c i ó n , ese campesino,


c o n v e r t i d o en n o t a b l e en su p u e b l o , abrió los corazones a l a esperanza
y m a d u r ó el espíritu de rebeldía.
L a s señales de ese despertar son evidentes, p o r q u e desde 1786
las rebeldías eran cada vez m á s frecuentes. Y es necesario que conste
que si l a desesperación de l a m i s e r i a i m p u l s a b a a l p u e b l o a l m o t í n ,
l a esperanza de o b t e n e r algún a h v i o le c o n d u c í a a l a revolución.
Como todas las revoluciones, l a de 1789 fué c o n d u c i d a p o r la
esperanza de llegar a ciertos resultados i m p o r t a n t e s .

(i) Ci-demnt, « anteriores », llamábanse así los adictos a l antiguo régimen por sus títulos o
s u posición.—N. del T .
CAPÍTULO V

Cl espíritu de rebeldía; los motines

A S I siempre tm nuevo reinado comienza por algunas


reformas, y el de Luis X V I no fué una excepción de
la regla. Dos meses después de su advenimiento, el
rey llamó a Turgot al ministerio, y al mes le nombró
contador general de hacienda. Al principio se sostenía con empeño
contra la oposición violenta que por su carácter de burgués eco-
nómico y enemigo de la aristocracia holgazana había de encontrar
necesariamente en la corte.
La libertad de comercio de los granos, proclamada en septiembre
de 1774 (i), la abolición de la servidumbre personal en 1776 y la

(I, Antes el colono no pedia vender sus granos hasta tres meses después de l a cosecha
Sólo podia hacerlo el señor, en uso de u n privilegio feudal que le permitía vender s u trigo a u n
precio elevado.
40 PEDRO KROPOTKINE

supresión de los, g: remios y iurandes (examinadores de los aprendices)


en las ciudades, ique sólo servía para conservar cierta aristocracia
en la industria, leran medidas que suscitaban en el pueblo cierta
esperanza de: reí- ormas. Al ver disminuidos los odiosos privilegios
de los señores y caer
las barreras señoriales
de que estaba erizada
Francia, impidiéndola
libre circulación de los
granos, de la sal y de
otros objetos de pri-
mera necesidad, los
pobres se regocijaban.
Los campesinos bien
acomodados veían
también con agrado la
abolición de la violen-
cia solidaria de todos
los contribuyentes (i).
Por último, en agosto
de 1779 fueron supri-
midas en los dominios
del rey la mano muer-
ta y la servidumbre
personal, y al año si-
guiente se a .bolió el tormento, que se había aplicado hasta entonces
en el proce< iimiento criminal bajo sus más atroces formas, estableci-
das por la ordenanza de 1670 (2).
Comenz óse también a hablar del gobierno representativo, tal

(i) E o que se h a hecho recientemente en R u s i a (1906).


\2) Declan ición del 24 de agosto de 1780. E a pena de l a rueda existía aún e n 1785. Eo*
parlamentos, a pesar del volterianismo de l a época y de l a tendencia general a l a suavidad
de las costuir ibres, habían continuado siendo defensores apasionados del tormento, que fué
definitivamen te aboUdo por l a Asamblea nacional. E s interesante hacer constar ( E . Seligman,
La justice m Frunce pendunt la Rivolution, p. 97, notes) que Brissot, Marat y Robespierre
contribuyera a con sus escritos al movimiento para la reforma del código penal.
LA GRAN REVOLUCIÓN 41

como lo habían adoptado los ingleses después de su revolución,


y tal como lo deseaban los escritores filósofos. Turgot, hasta había
preparado, con objeto de satisfacer ese deseo, un plan de asambleas
provinciales que habían de preceder a la instauración de un gobierno
representativo para toda Francia, y la convocatoria de un parlamento
elegido por las clases propietarias. Luis X V I retrocedió ante ese
proyecto y despidió a Turgot, pero desde entonces toda la Francia
instruida comenzó a hablar de
Constitución y de representación
nacional (i).
Como resultado fué ya imposi-
ble eludir la cuestión de la repre-
sentación nacional, y cuando Necker
fué llamado al ministerio en julio
de 1777, aquélla quedó sobre el
tapete. Necker, que sabía adivinar
as ideas de su señor y que trataba
de concihar sus miras de autócrata
con las necesidades de la hacienda,
trató de rodear no proponiendo más
E L CONDE D E ARTOIS

que asambleas provinciales y hacien- HERMANO D E LUIS XVI

do entrever en el porvenir la posi-


biUdad de ima representación nacional; pero también encontró dé
parte de Luis X V I una negativa formal.—«¿No sería bueno, escribía
el hacendista astuto, que V. M., siendo intermediario entre sus Es-
tados y sus pueblos, no apareciera su autoridad sino para marcar
los límites entre el rigor y la justicia? » — A lo que Luis X V I respon-

(i) Merecen ser conocidos los argumentos en que se basó L u i s X V I . L o s resumo, según
E . Semicbon (Les reforme^ sous Louis XVI: AsambUes promnrídles el parlametUs. Paris, 1876,
p. 57). L o s proyectos de Turgot parecieron peligrosos a L u i s X V I , y escribió: «Partiendo de
un hombre de buen criterio, s u constitución habría trastornado el estado actiral.» Y después:
«Ese sistema censitario de elección h a de ser causa de descontento de los no-propietarios,
y si se permite a éstos reunirse en asamblea será tina semilla de desorden.»— «El paso del ré-
gimen abolido a l régimen que M. Turpot propone actualmente merece atención; bien se v e
lo que es, pero sóio se ve en idea lo que no es; y no deben hacerse empresas peligrosas si na se
ve bien el objeto. Véase en el apéndice A , de M. Semichon, l a interesantlsinia Ksta de las p r i n -
cipales leyes hechas bajo L u i s X V I , de 4774 a 1789.
42 PEDRO KROPOTKINE

dió: «Es de la esencia de mi autoridad, no ser intermediario, sino estar


a la cabeza.» Conviene retener estas palabras para no dejarse enga-
ñar por las sensiblerías que los historiadores del campo reaccionario
han servido últimamente a sus lectores. Lejos de ser el personaje
indiferente, inofensivo y bonachón, ocupado solamente en la caza,
que se ha querido hacer de Luis X V I , supo resistir durante quince
años, hasta 1789, la necesidad, que se hacía sentir y se afirmaba,
de nuevas formas políticas que
habían de reemplazar al despo-
tismo real y a las abominaciones
del antiguo régimen.
El arma de Luis X V I fué
principalmente la astucia; sólo
cedió al miedo; y resistió, no ya
exclusivamente en 1789, sino
siempre, y siempre empleando
las mismas armas, la astucia y
la hipocresía, hasta sus últimos
momentos, hasta el pie del cadal-
so. En todo caso, en 1778, en el
MÁS V A L E T A R D E Q U E N U N C A
momento en que era ya evidente
( E s t a m p a simbólica p o p u l a r )
para las intehgencias más o me-
nos perspicaces, como Turgot y Necker, que. la autocracia real
había terminado ya su misión, y que había llegado la hora de
reemplazarla por otra suerte de representación nacional, Luis X V I
sólo se decidió a hacer pequeñas concesiones. Convocó las asambleas
provinciales del Berry y de la Alta-Guyana (1778 y 1779); pero en
vista de la oposición que halló en los privilegiados, se abandonó el
plan de extender la convocatoria de esas asambleas a otras provincias,
y Necker fué depuesto en 1781.
Entretanto la revolución de América contribuyó también a des-
pertar los ánimos y a inspirarles un soplo de libertad y de democracia
republicana. El 4 de julio de 1776, las colonias inglesas de la América
dfl Norte proclamaron su independencia, y los nuevos Estados Unidos
LA GRAN REVOLUCIÓN 43

fueron reconocidos por Francia, lo que fué causa de una guerra con
Inglaterra que duró hasta 1783. Todos los historiadores hablan
de la impresión que produjo esa guerra. Verdad es, en efecto, que
la rebeldía de las colonias inglesas y la constitución de los Estados
Unidos ejercieron profunda influencia en Francia y contribuyeron
poderosamente a activar el espíritu revolucionario; se sabe también

PENAS INFAMANTES E N E L R E I N A D O D E L U I S X V I

que las declaraciones de los derechos hechas en los jóvenes Estados


americanos, influyeron poderosamente en los revolucionarios fran-
ceses. Podría decirse del mismo modo que la guerra de América,
en la que Francia hubo de crear toda ima flota para oponerla a la
de Inglaterra, acabó de arruinar la hacienda del antiguo régimen
y aceleró su caída; pero es igualmente cierto que esta guerra fué el
principio de las guerras terribles que Inglaterra emprendió pronto
contra Francia, como también de las coaliciones que lanzó después
contra la RepúbHca. En cuanto Inglaterra se repuso de sus derrotas
y vió a Francia debilitada por las luchas interiores, le hizo, por todos
44 PEDRO KROPOTKINE

los medios, manifiestos y secretos, las guerras que comenzaron


en 1793 y duraron hasta 1815.
Preciso es indicar todas esas causas de la gran Revolución, por-
que ésta fué, como todo acontecimiento de gran importancia, el re-
sultado de un conjunto de causas convergentes en tm momento dado
y creadoras de los hombres que contribuyeron a reforzar los
efectos de esas causas; pero ha de decirse también que, a pesar de
todos los acontecimientos que preparaban la Revolución y de toda
la intehgencia y las ambiciones de la burguesía, ésta, siempre pru-
dente, hubiera esperado mucho tiempo aún, si el pueblo no hübiera
acelerado los acontecimientos; las rebeldías populares, que crecían
en númeio y en proporciones imprevistas, fueron el nuevo elemento
que dió a la burguesía la fuerza de ataque que le faltaba.
El pueblo había soportado la miseria y la opresión durante el
reinado de Luis XV; pero en cuanto murió el rey, en 1774, el pueblo,
que comprende siempre que haj' debihdad autoritaria cuando ocurre
cambio de amo en palacio, comenzó a rebelarse, y estalló toda ima
serie de motines de 1775 a 1777.
Aquellos motines eran causados por el hambre y se les contem'a
por la fuerza. La cosecha de 1774 fué mala, faltó el pan. Estalló
entonces el motín en abril de 1775. En Dijon se apoderó el pueblo
de las casas de los monopolizadores y logreros, rompiendo sus muebles
y destniyendo sus moUnos. Entonces, el comandante de la ciudad,
tmo de esos señores bellos y finos de quien habla Taine con delicia,
dijo al pueblo esa frase funesta, tantas veces repetida durante, la
Revolución: «¡La hierba ha brotado ya, id a pacer al campóla
Auxerre, Amiens y LiHe siguieron a Dijon. Pocos días después,
los « bandidos»— así nombran la mayor parte de los historiadores
a los hambrientos amotinados—, reunidos en Pontoise, en Passy
y en Saint-Germain con la intención de apoderarse de las harinas,
se dirigieron a Versalles. Luis X V I tuvo que presentarse en el balcón
del palacio, hablarles y les anunció que rebajaría dos sueldos el precio
del pan, a lo que, como es natural, se opuso Turgot, como verdadero
economista, y la rebaja del pan no pudo realizarse.
LA GRAN REVOLUCIÓN
45

Entretanto los «bandidos» entraron en París, saquearon las


tahonas y distribuyeron a la multitud todo el pan de que pudieron
apoderarse. La tropa les dispersó, y en la plaza de Gréve se ahorcaron
dos amotinados que gritaron al morir que morían por el pueblo.
Desde entonces comenzó a extenderse la leyenda de los «bandidos»
que recorrían toda Francia, leyenda que produjo profundo efecto

P E N A S INF.AMANTES E N E L R E I N A D O D E L U I S X V I

en 1789 cuando sirvió a la burguesía de las ciudades de pretexto


para armarse. E u Versalles se comenzó a poner pasquines insultando
al rey y a sus ministros, prometiendo ejecutar al rey al día siguiente
de su coronación, o exterminar toda la familia real si no se rebajaba
el pan. Al mismo tiempo se hacían circular en provincias falsos edictos
óiel gobierno: uno de ellos anunciaba que el Consejo había tasado
el trigo a doce hbras el setier.
Esos motines fueron reprimidos, pero tuvieron graves consecuen-
cias; fueron como un desencadenamiento de luchas entre diversos
partidos: abundaban los folletos, unos acusando a los ministros.
46 PEDRO KROPOTKINE

Otros hablando de un complot de los príncipes contra el rey y otros


denigrando la autoridad real. En resumen, con la excitación ya
existente, el motín popidar fué la chispa que encendió la pólvora.
Se habló también de concesiones al pueblo, en las cuales jamás se
había pensado hasta entonces; se abrieron trabajos públicos; se
abolieron las tasas sobre la molienda, lo que permitió al pueblo,
en las inmediaciones de Ruán, dedr que habían sido abolidos todos
los derechos señoriales, y rebelarse (en julio) para no pagarlos más.
Era evidente que los descontentos no perdían el tiempo y aprovecha-
ban la ocasión para extender las sublevaciones populares.
Faltan datos para referir toda la sucesión de los motines popu-
lares durante el reinado de Luis X V I ; los historiadores se ocupan
poco de ellos; los archivos no han sido examinados; sólo sabemos
que en tal o cual punto han ocurrido «desórdenes». En París, por
ejemplo, después de la abolición de los gremios (1776), y en múltiples
puntos en toda Francia en el curso del mismo año, a consecuencia
de rumores falsos esparcidos sobre la abolición de todas las obliga-
ciones de trabajo servil para los señores, hubo gravísimos motines.
Sin embargo, a juzgar por los documentos impresos que he estudiado,
parece que en los años 1777 a 1783 disminuyeron los motines; quizá
contribuyera a ello la guerra de América.
En 1782 y 1783 comenzaron de nuevo los motines, y desde enton-
ces fueron eñ aumento hasta la Revolución. Poitiers estaba suble-
vada en 1782; en 1786 lo estaba Vizille; de 1783 a 1787 estallan los
motines en los Cevennes, el Vivarais y el Gevaudan; los descontentos,
llamados mascarais, para castigar a los «prácticos», que sembraban
la discordia entre los campesinos para provocar procesos, hicieron
irrupción en los tribunales, en las casas de notarios y procuradores
y quemaron todas las actas y contratos. Se ahorcó a tres agitadores,
se envió a otros a presidio, pero los desórdenes comenzaron de nuevo
en cuanto el cierre de los parlamentos suministró nueva ocasión ( i ) .
En 1786 estuvo Lyon en rebeldía (Chassin, Génie de la Révolution).

[i) C. de V i c y J . de Vaissete, Histoite générale du Languedoc, continuada por D u Mége


10 volúmenes. 1840-1846.
LA GRAN REVOLUCIÓN
47

Los tejedores en seda se declaraion en huelga: se les prometió


aumento de salario, y se hizo venir la tropa; con tal motivo hubo
lucha, y se ahorcó a tres agitadores. Desde entonces hasta la Revo-
lución, Lyon continuó siendo un foco de motines; y en 1789 debían
ser elegidos electores los amotinados de 1786.
Unas veces las sublevaciones tomaban carácter religioso, otras
tenían por objeto resistir a los alistamientos militares—«cada leva

PENAS INFAMANTES E N E L REINADO D E LUIS XVI

de milicias producía un motín», dijo Turgot—; o bien iban contra


la gabela, o contra los diezmos. Siempre había motines, sobre todo
en el Este, el Sudeste y el Nordeste, futuros focos de la Revolución,
estallaron en mayor número; fueron aumentando constantemente,
y, por iiltimo, en 1788, a continuación de la disolución de los tribu-
nales de justicia llamados parlamentos, reemplazados por los «tribu-
nales plenos», los motines se propagaron por toda Francia.
Es evidente que para el pueblo no había gran diferencia entre
un parlamento y un «tribunal pleno», porque si los parlamentos se
48 PEDRO KROPOTKINE

negaron alguna vez a acatar edictos dados por el rey y sus ministros,
no atestiguaron en cambio la menor atención hacia el pueblo; pero
los parlamentos hacían oposición a la corte, y esto bastaba, y cuando
los emisarios de la burguesía y de los parlamentos iban a buscar
refuerzos en el pueblo, éste soHa amotinarse para manifestarse de ese
modo contra la corte y los ricos.
En junio de 1787 se hizo popular el parlamento de París por
haber negado dinero a la corte. La ley exigía que los edictos del
rey fuesen registrados por el parlamento, y el parlamento de París
registró sin dificultad ciertos edictos concernientes al comercio de
granos, la convocatoria de asambleas provinciales y la servidumbre
personal; pero se negó a registrar el edicto que establecía nuevos
impuestos, o sea una nueva subvención territorial y un nuevo derecho
de timbre. Entonces el rey convocó lo que se llamaba un «lecho de
justicia» e hizo registrar forzosamente sus edictos. Protestó el parla-
mento, y así ganó la simpatía de la burguesía y del pueblo. A cada se-
sión la multitud se agrupaba en las inmediaciones del palacio: curiales
desocupados, curiosos y hombres del pueblo se reunían para aclamar
a los parlamentarios. Para poner término a tal estado de cosas, el
rey desterró el parlamento a Troyes, y como consecuencia comen-
zaron en Paris ruidosas manifestaciones. El odio del pueblo se dirigía
principalmente — ya en aquella época—contra los príncipes (sobre
todo contra el duque de Artois) y contra la reina, a quien se puso
el apodo de Madama Déficit.
El tribunal de las ayudas de París, sostenido por el motín popular,
lo mismo que todos los parlamentos de provincias y los tribunales
de justicia, protestaron contra ese acto del poder real, y, continuando
sin cesar la agitación, el rey se vió obligado, en 9 de septiembre,
a levantar el destierro al parlamento desterrado, lo que provocó
nuevas manifestaciones en París, en las cuales se quemó en efigie
al ministro Calonne.
Esas turbulencias ocurrían principalmente en el seno de la pequeña
burguesía; pero en otros puntos tomaron un carácter más popular.
En 1788 estallaron insurrecciones en Bretaña. Cuando el coman-
LA GRAN REVOLUCIÓN 49

dante de Rennes y el intendente de la provincia fueron al palacio


para notificar al parlamento de Bretaña el edicto que abolía aquel
cuerpo, se levantó toda la ciudad. La multitud insultó y atropello
a los dos funcionarios^ En el fondo el pueblo odiaba al intendente
Bertrand de Moleville,
y los burgueses se
aprovechaban de ello
para esparcir el rumor
de que el intendente
hacía todo: «es un
monstruo que merece
la muerte», decía uno
de los bületes que cir-
culaban entre la mul-
titud. Cuando saüó del
palacio se le tiraron
piedras y diferentes
veces se echó sobre él
una cuerda con nudo
corredizo. Se prepa-
raba la lucha hasta el
momento en que la
juventud popular re-
basando la hnea de la
tropa, un oficial tiró
su espada y fraternizó RETRATO D E M A R Í A ANTONIETA
con el pueblo.
per Mme. L e b r u n , Museo de V e r s a l l e s

Poco a poco esta-


llaron turbidencias del mismo género en muchas otras ciudades de
Bretaña, y los campesinos se sublevaron a su vez con motivo del
embarque de los granos en Quimper, Saint-Brieuc, Morlaix, Port-
l'Abbé, Lamballe, etc.
Es interesante señalar, en estos desórdenes, la parte activa que
tomaron los estudiantes de Rennes, que fraternizaron con el
50 PEDRO KROPOTKINE

motín (i). En el Delfinado, y especialmente en Grenoble, la su-


blevación tomó un carácter todavía más serio. En cuanto el coman-
dante, Clermont-Tonnerre, promtdgó el edicto que licenciaba el
parlamento, el pueblo de Grenoble se sublevó. El toque de rebato
se oyó en los pueblos del contorno y los campesinos acudieron en
tropel a la ciudad: hubo lucha sangrienta y muchos muertos; la
guardia del comandante se halló impotente, y su palacio fué saquea-
do. Clermont-Tonnerre, bajo la amenaza de un hacha suspendida
sobre su cabeza, tuvo que revocar el edicto real.
Era el pueblo, principalmente las mujeres, el que obraba. En
cuanto a los miembros del parlamento, gran trabajo costó al pueblo
hallarlos. Se habían escondido y escribían a Paris que la sublevación
se había hecho contra su voluntad, y cuando el pueblo los tuvo en
su poder los retuvo prisioneros, puesto que su presencia daba una
apariencia de legahdad a la sublevación. Las mujeres montaban la
guardia en el encierro de los parlamentarios presos, no queriendo
confiarlos a los hombres, temiendo que los dejaran escapar.
La burguesía de Grenoble tuvo evidentemente miedo de aquella
sublevación popular, y organizó durante una noche su miücia bur-
guesa, que se apoderó de las puertas de la ciudad y de los puestos
militares, que cedió en seguida a las tropas. Los cañones se enfilaron
contra los amotinados, y el parlamento se aprovechó de la obscuridad
para huir. Del 9 al 14 de junio triunfó la reacción; pero el día 14
se supo que Besangon se había sublevado y que los suizos se habían
negado a tirar sobre el pueblo. Renació entonces la agitación, y fué
ya cuestión de convocar los Estados de la provincia; mas habiendo
llegado nuevos refuerzos de tropas de París, el motín se fué apaci-
guando poco a poco. Sin embargo, el fermento, sostenido principal-
mente por las mujeres, continuó todavía durante algún tiempo.
(Vic y Vaissete, t. X, p. 637.)
Además de esas dos sublevaciones, mencionadas por la mayor
parte de los historiadores, hubo otras muchas en aquella misma

(t) D u Chatelier, Historie de la Révolution dans les departemenis de l'ancienne Bretigne


6 vol. 1836, t. I I , ps. 60-70, 161 etc.
LA GRAN REVOLUCIÓN 51

éiwca, en Provenza, en Languedoc, en Roussillon, en Beam, en las


Flandes, en Franco-Condado y en Borgoña. Hasta allí mismo donde
no hubo elementos propiamente dichos, se aprovechó la eferves-
cencia existente para conservar la agitación y hacer manifesta-
ciones.
En París, cuando el despido del arzobispo de Sens, hubo numeiosas
manifestaciones. El Puente Nuevo estaba guardado por la tropa,
y estallaron muchos conflictos entre la tropa y el pueblo, cuyos
caudillos, observa Bertrand de Moleville (pag. 136), «fueron los mis-
mos que después tomaron parte en todos los movimientos populares
de la Revolución». Conviene leer la carta de María Antonieta al conde
de Mercy, fechada en 24 de agosto de 1788, en que habla de sus
temores y le anuncia la retirada del arzobispo de Sens y la diligencia
que hizo para que se llamara a Necker; así se comprenderá el efecto
que esos movimientos produdan en lá corte. La reina María Anto-
nieta prevé que el llamamiento de Necker «hará retroceder la
autoridad del Rey»; teme «que sea necesario nombrar un ministro
principal; pero hay urgenda». Es muy esencial que Necker lo tenga
en cuenta (i).
Tras semanas después (el 14 de septiembre de 1788), cuando se
supo la retirada de Lamoignon, hubo nuevos movimientos. La mul-
titud se lanzó a quemar las casas de los ministros, Lamoignon y
Brienne, y también la de Dubois. Se llamó a la tropa, y en las calles
Mélée y Grenelle «se hizo una horrible carnicería de aquellos desgra-
dados que ni siquiera se defendían». Dubois huyó de París.— «El
pueblo se hubiera hecho la justicia por sí mismo», decían los Dos
Amigos de la Libertad.
Todavía después, en octubre de 1788, cuando el parlamento,
desterrado a Troyes, fué llamado, «los curiales y el populacho» hicieron

(i) J . Feuillet de Conches, Lettres de Louis XVI, Marie-Antoinette et Madame Elisabeth,


Paris 1864, t. 1, ps. 214-216.— « E l c u r a os escribió ayer indicándoos m i deseo; escribía l a
reina.—Creo ahora más que nunca que h a y urgencia, y que es m u y esencial que Necker acepte.
E l rey opina írancamente como yo, y acaba de enviarme u n a nota de su mano expresando
sus ideas, de que os eavio copia.» A l día siguiente escribió de nuevo: »No hay que vacilai; s i m a -
ílana puede empezar l a tarea es mejor. H a y verdadera urgencia... T e m o que sea necesario
nombrar un ministro principáis
52 PEDRO KROPOTKINE

muchas noches seguidas iluminaciones en la plaza Dauphine. Pedían


dinero a los transeúntes para hacer fuegos artificiales y obhgaban
a los señores a bajar del coche para saludar la estatua de Enrique IV;
quemaban figuras que representaban a Calonne, Breteuil y la du-
quesa de Pohgnac, y llegó también a tratarse de quemar la reina
en efigie. Poco a poco esos
movimientos se extendieron
a otros barrios, y se envió la
tropa para dispersarlos. Se
derramó sangre, hubo muchos
muertos y heridos en la plaza
de Gréve; pero como eran los
jueces del parlamento los que
juzgaban a las personas dete-
nidas, imponían penas leves.
Así se despertaba y propa-
gaba el espíritu revoluciona-
rio al aproximarse la gran
Revolución (i). La iniciativa
procedía ciertamente de la
burguesía; pero, hablando ge-
neralmente, los burgueses evi-
BURGUESA E X 177S
taban comprometerse, y el
número de ellos que, antes de la convocatoria de los Estados Gene-
rales, supieron resistir más o menos abiertamente a la corte, fué-
muy restringido. Si no hubiera habido más qus escasos actos de
resistencia, Francia hubiera tenido que esperar muchos años la
caída del despotismo real.
Felizmente mil circunstancias impulsaban a las masas populares
a la rebeldía; y a pesar de que en cada motín hubiera ahorcados,
prisiones en masa y hasta tormentos para los presos, el pueblo,
impulsado a la desesperación por la miseria y excitado por aquellas

( i ) P a r a más amplios informes véase Féiix R o q u a i n , L Esprü révóluiionnaire avant la


Révolution, Paris 1878.
LA GRAN REVOLUCIÓN 53

v^as esperanzas de que la vieja hablaba a Arthur Young, se


rebelaba. Se amotinaba contra los intendentes de provincia, con-
tra los recaudadores de impuestos, los agentes de la gabela, contra
la tropa misma, y desorganizaba de este modo la máquina guber-
namental.
Desde 1788 se generalizaron las insurrecciones de los campesinos
hasta el punto de que se hizo imposible atender a los gastos del
Estado; y Luis X V I , después de haber negado durante catorce
años la convocatoria de los representantes de la nación, temiendo
por el menoscabo de la autoridad del rey, se vió obligado a con-
vocar primero por dos veces, unas asambleas de Notables, y por
último, los Estados Generales.
CAPÍTULO VI

Necesidad de ios Estados 6enerales

ARA los que conocían el estado de Francia, era evi-


dente que el régimen del gobierno irresponsable de
la corte no podía durar más. L a miseria en los cam-
pos iba en aumento, y cada año se hacía más difídl
levantar los impuestos y forzar al mismo tiempo al campesino a
pagar a los señores sus censos y al gobierno provincial sus numerosos
servicios personales. Solamente los impuestos se comían más de la
mitad, y frecuentemente más de las dos terceras partes de lo que el
campesino podía ganar en el curso del año. E l estado normal de los
campos había llegado a ser la mendicidad o el motín. Además, y a
no era sólo el campesino quien protestaba y se rebelaba; también la
burguesía expresaba su descontento en alta voz; aprovechaba, sin
duda, la pobreza de los campesinos para ahstarlos en la industria.
56 PEDRO KROPOTKINE

y también la inmoralidad de la administración y el desorden de la


hacienda para apoderarse de toda suerte de monopolios y enrique-
cerse por los préstamos al Estado.
Pero no bastaba eso a la burguesía; durante algún tiempo pudo
acomodaise bien al despotismo real del gobierno de la corte; sin em-
bargo, llegó un momento en que comenzó a temer por sus monopolios,
por su dinero prestado al Estado, por las propiedades territoriales
-que había adquirido, por las industrias que había fundado, y entonces
favoreció al pueblo en sus motines para quebrantar el gobierno de

E l , HACENDISTA N E C K E R

la corte y fundar su poder político propio. Tal es lo que perfectamente


se vio produciise durante los trece o catorce primeros años del reinado
de Luis X V I , de 1774 a 1788.
Imponíase visiblemente un cambio profundo en todo el régimen
político de Francia; pero Luis X V I y la corte resistían a ese cambio,
y tanto se opusieron, que llegó un momento en que las modestas refor-
mas que hubieran sido bien acogidas al principio del reinado, o hasta
1783 y 1785, fueron ya excedidas en el pensamiento de la nación,
cuando el rey se decidió al fin a ceder. Si en 1775 hubieia satisfecho
a la burguesía un régimen mixto de autocracia y de representación
nacional; doce o trece años después, en 1787 y 1788, encontróse el
rey en presencia de una opinión pública que no quería ya oh hablar
de convenios y exigía el gobierno representativo con toda la hmitadón
consiguiente del poder real.
LA GRAN REVOLUCIÓN 57

Ya hemos visto cómo rechazó Luis X V I las modestísimas propo-


siciones de Turgot. L a sola idea de limitación del poder le repugnaba.
Las reformas de Turgot — abolición de la servidumbre corporal,
abolición de los gremios o una tímida
tentativa de hacer pagar algunos im-
puestos a las dos clases privilegiadas,
la nobleza y el clero — no dieron nada
de substancial. Todo se halla conte-
nido en un Estado, y todo caía en
ruinas bajo el antiguo régimen.
Necktr, que siguió de cerca a Tur-
got, era más hacendista que hombre
de Estado; tenía la mentahdad limi- TURGOT

tada de los hacendistas, que suelen ver


las cosas por sus lados pequeños. E n
medio de los empréstitos, de las
operaciones financieras, estaba en
su elemento; pero basta leer su Po-
der ejecutivo para comprender cómo
su genio, acostumbrado a razonar
sobre teorías de gobierno, en vez de
entenderse con claridad entre el
choque de las pasiones humanas y
de las aspiraciones enunciadas en
una sociedad en un momento dado,
LUIS XVI

estaba poco dispuesto para com-


prender el inmenso problema político, económico, rehgioso y social
planteado en Francia en 1789 (i).

(i) Du Poumtr exécuti! dans les grands Etats, 2 vol., 1792- L a idea de esta obra es que si
Francia atravesaba en 1792 u n a crisis revolucionaria, era debido a que su Asamblea Nacional
habla descuidado armar al rey de u n fuerte poder ejecutivo. «Todo hubiera seguido su curso
de una manera más o menos perfecta, si se hubiera establecido entre nosotros una autoridad
tutelar», dice Necker en el prefacio de esta obra; y explica en sus dos volúmenes de qué i n .
mensos derechos debería armarse al poder real. Verdad es que en s u libro Sur la législation
et le LOmtnerce des grains, publicado en 1776, había d e s a r r o l l a d o — para protestar contra
el sistema de libre comercio de los granos, defendido por T m g o t — ideas simpáticas a ios
58 PEDRO KROPOTKINE

Necker no osó jamás emplear con Luis X V I el lenguaje claro, pre-


ciso, severo y audaz que exigía la situación; le habló muy tímidamente
del gobierno representativo y se limitó a reformas que no podían
satisfacer las necesidades del momento, ni satisfacer a nadie, y que
sólo servían para hacer sentir a todos la necesidad de un cambio
fundamental.
Las asambleas provinciales, instituidas por Turgot, a las que Necker
añadió diez y ocho, tras de las cuales segm'an las asambleas de dis-

V E R S A L L E S — E L PALACIO

trito y de parroquia, se vieron obhgadas a discutir los más arduos


problemas y a poner al descubierto las repugnantes llagas del poder
ihmitado de la monarquía. Y como las discusiones sobre tales asuntos
se esparcieron hasta los lugares y aldeas, contribuyeron sin duda
poderosamente a la caída del antiguo régimen. Así, las asambleas
provinciales, que hubieran podido servir de pararrayos en 1776, ayu-
daron, por el contrario, al levantamiento de 1788. Del mismo modo
el famoso Estado de cuentas sobre la situación de la hacienda, que

pobres; quciía que el E s t a d o interviniese para f.jar los precios de los trigos en benefido de
los pobres; pero a eso se limitaba su «socialismo» gubernamental. L o esendal, para él, era un
E s t a d o fuerte, u n trono respetado y rodeado p a r a ello de. altos fundonarios, y u n poder ejecu-
tivo iioderoso.
LA GRAN REVOLUCIÓN 59

Necker publicó en 1781, pocos meses antes de dejar el poder, fué


un mazazo descargado sobre la aristocracia. Como sucede siempre
en semejante ocasión, Necker contribuyó así a debilitar el régimen que
ya se derrumbaba, pero fué impotente para impedir que el derrum-
bamiento se convirtiese en una revolución: probablemente ni siquiera
la veía venir.
Después de la primera caída de Necker, de 1781 a 1787, ocurrió
la derrota de la hacienda, que se halló en un estado tan miserable,

V E R S A L L E S — E L PALACIO, FACHADA SOBRE E L PARQUE

que las deudas del Estado, de las'provincias, de los ministerios y hasta


de la casa del rey se aumentaban de una manera inquietante. A cada
instante podía presentarse la bancarrota del Estado, bancarrota
que a la sazón la burguesía, interesada como prestamista, quería
impedir a toda costa. Y con todo eso el pueblo estaba tan empo-
brecido que no podía ya pagar ningún impuesto: no pagaba, pues,
y se rebelaba. E n cuanto al clero y la nobleza, se negaban en
absoluto a sangrarse en interés del Estado. E a rebelión de los
campos en tales condiciones hada avanzar la Revolución a grandes
pasos. E n medio de esas dificultades, el ministro Calonne, en Ver-
6o PEDRO KROPOTKINE

salles, convocó una Asamblea de los Notables para el 22 de febrero


de 1787.
E s a Asamblea de los Notables era precisamente lo que no debía
hacerse en aquel momento, porque era el semi-recurso que por un
lado hacía inevitable la convocatoria de una Asamblea Nacional, y
por otro inspiraba la desconfianza contra la corte y el odio contra
los dos órdenes privilegiados, la nobleza y el clero. Se supo, en efecto,
que la deuda nacional llegaba a mil seiscientos cuarenta y seis millo-
nes — cifra espantosa en aquella época—, y que el déficit anual
subía a ciento cuarenta. Y esto en un país arruinado como lo estaba
Francia. Se supo; todo el mundo habló de ello; y después que habló
todo el mundo, los Notables, tomados en las clases elevadas y repre-
sentando una asamblea ministerial, se separaron el 25 de mayo sin
haber hecho ni decidido nada. Calonne fué reemplazado durante
sus dehberaciones por Eomenie de Brienne, arzobispo de Sens; pero
éste, por sus intrigas y sus intentos de rigor, no supo más que irritar
los parlamentos, provocar motines por todas partes cuando quería
licenciarlos y sublevar más la opinión general contra la corte.
Cuando cayó (25 agosto 1788), su dimisión provocó regocijos en
toda Francia. Pero como había demostrado tan bien la imposibi-
lidad del régimen despótico, no quedó a la corte más remedio que
someterse. E l 8 de agosto de 1788, Luis X V I se vió obligado a con-
vocar al fin los Estados Generales y fijar su apertura para el 1° de
mayo de 1789.

Pero en esto también la corte y Necker, vuelto a llamar en 1788


al ministerio, se arreglaron de manera que quedara descontento todo
el mundo. L a opinión en Francia era que en los Estados Generales,
donde los tres órdenes estarían representados separadamente, el
Tercer Estado debía tener una doble representación, y que el voto
debía hacerse por cabeza. Pero Luis X V I y Necker se opusieron y
hasta convocaron (6 noviembre 1788) una segunda Asamblea de
Notables que negaría, de ello estaban seguros, el personal doble del
Tercero y el voto por cabeza. Así sucedió, en efecto; pero, a pesar de
ello, la opinión estaba de tal modo preparada en favor del Tercero
LA GRAN REVOLUCIÓN 6l

por las asambleas provinciales, que Necker y la corte se vieron obli-


gados a ceder. E l Tercer Estado recibió doble representación; es decir,
que sobre mil diputados, el Tercero recibía tantos como el clero y la
nobleza reunidos. E n resumen, hicieron todo lo necesario para indis-
poner contra ellos la opinión pública, sin ganar nada. E a oposición de
la corte a la convocatoria de una representación nacional fué abso-
lutamente vana. E l 5 de mayo de 1789, los Estados Generales se
reunían en Versalles.
CAPÍTULO V I I

La sublevación de los campos en los primeros


meses de 1789

ADA sería m á s falso que i m ag i n a r s e o representarse


F r a n c i a c o m o u n a n a c i ó n de héroes e n l a v í s p e r a de
1789, y Q u i n e t o b r ó p e r f e c t a m e n t e d e s t r u y e n d o esa
leyenda que se había intentado propagar. Es evi-
dente que si se r e u n i e r a n en u n c o r t o n ú m e r o de p á g i n a s algunos
hechos, poco numerosos p o r c i e r t o , de f r a n c a resistencia a l a n t i g u o
régimen por parte de l a b u r g u e s í a — com o, p o r e j e m p l o , l a resistencia
de d'Epresmenil — , podría trazarse vm. c u a d r o m u y sensacional; pero
lo que admira, sobre t o d o cuando se considera en general t o d a F r a n c i a ,
es la carencia de Protestas serias, de afirmación del individuo, hasta el
servilismo de la burguesía, me a t r e v o a decir.« N a d i e se d a a conocer »,
dice m u y j u s t a m e n t e Q u i n e t . N i s i q u i e r a se ofrece l a ocasión de cono-
64 P E D R O K R O P O T K I N E

cerse a sí m i s m o . (La Révoluíion, cáic. de 1869, t . I . p . 15). Y p r e g u n t a :


¿Qué h a c í a n B a r n a v e , T h o u r e t , S i e y é s , V e r g n i a u d , G u a d e t , R o l a n d ,
D a n t o n , Robespíerre y t a n t o s o t r o s , que p r o n t o h a b í a n de ser héroes
de l a R e v o l u c i ó n ?
E n las p r o v i n c i a s , en las ciudades, r e i n a b a el m u t i s m o , el silencio.
F u é preciso que el poder c e n t r a l llamase los h o m b r e s a v o t a r y a decir
en a l t a voz l o que todos se decían p o r lo b a j o , p a r a que el Tercer
E s t a d o redactase sus famosos cuadernos. ¡ Y c u á n t a deficiencia a ú n !
P o r q u e si en algunos cuadernos h a l l a m o s palabras audaces de rebel-
día, ¡cuánta sumisión, c n á n t a t i m i d e z en el m a y o r n ú m e r o , qué mode^
ración en las peticiones! E n resumen, después de p e d i r el derecho de
l l e v a r armas y algunas g a r a n t í a s j u d i c i a l e s c o n t r a l a a r b i t r a r i e d a d
de las detenciones, sólo p i d e n los cuadernos del Tercero u n poco m á s
de l i b e r t a d en los asuntos m u n i c i p a l e s ( i ) . E l a t r e v i m i e n t o de los
d i p u t a d o s d e l Tercero v i n o después, c u a n d o se v i e r o n sostenidos p o r
el p u e b l o de P a r í s y c u a n d o l a rebelión de los campesinos comenzó
a amenazar seriamente; entonces a c e n t u a r o n s u actitud frente a
l a corte.

F e l i z m e n t e el p u e b l o se declaró en rebeldía en t o d a s partes, desde


los m o v i m i e n t o s provocados p o r los p a r l a m e n t o s d u r a n t e el estío
y el otoño de 1788, y l a o l a fué s u b i e n d o hasta el g r a n l e v a n t a m i e n t o
de las poblaciones rurales en j u l i o y agosto de 1789.
Y a hemos d i c h o que l a situación de los campesinos y del p u e b l o
en las ciudades era t a l , que b a s t a b a u u á m a l a cosecha p a r a p r o d u c i r
u n a s u b i d a espantosa en el precio d e l p a n en las ciudades y el h a m b r e
en los pueblos. A b o l i d a l a s e r v i d i r m b r e en F r a n c i a , a l menos en las
propiedades p r i v a d a s , hacia y a m u c h o t i e m p o , los campesinos y a n o
e r a n siervos. Desde que L u i s X V I l a abolió en los t e r r i t o r i o s reales

(I) E n c u a n t o a l a s p e t i c i o n e s q u e después e x c i t a r o n e l f u r o r d e los p r o p i e t a r i o s , bueno


e s n o t a r e s t a s : l a t a s a s o b r e e l p a n y l a c a r n e , e s t a b l e c i d a según l o s p r e c i o s m e d i o s , e s p e d i d a
p o r E y o n , T r o y e s , París y C h a l o n s . R e n n e s p i d e q u e «el s a l a r i o s e r e g u l e periódicamente s o b r e
l a extensión d e l a n e c e s i d a d d e l o s jornaleros», y m u c h a s c i u d a d e s p i d e n q u e se a s e g u r e el
t r a b a j o a todos los p o b r e s válidos. E n c u a n t o a l o s r e a l i s t a s c o n s t i t u c i o n a l e s , y e r a n n u m e r o s o s '
s e v e p o r e l p r o y e c t o d e • C u a d e r n o g e n e r a b , a n a l i z a d o p o r C h a s s i n {Les éUctions et les cahiers
de París en i / S y , t . I I I , i 8 S y , p . 1 8 5 ) , q u e q u e r í a n l i m i t a r l a s d e l i b e r a c i o n e s d e l o s E s t a d o s
G e n e r a l e s a l a cuestión d e h a c i e n d a y a u n a s e c o n o m í a s e u l o s g a s l o s d e l a c a s a d e l r e y y d e l o s
príncipes.
L A G R A N REVOLUCIÓN 65

en 1779, n o q u e d a b a n en 1788 m á s que 80,000 sienros en el J u r a , 5'


todo lo más 1.500,000 en t o d a F r a n c i a , menos quizá, y esos siervos
no lo eran en el s e n t i d o e s t r i c t o de l a p a l a b r a . E n c u a n t o a l a g r a n
masa de los campesinos franceses, h a b i a n cesado de ser siervos; pero
continuaban pagando, en d i n e r o y en t r a b a j o , t o d a v í a en s e r v i d u m b r e

A LUIS XVI, PADRE D E LOS FRANCESES V R E Y D E UN PUEBLO LIBRE

personal, c o n s u l i b e r t a d . Esas caigas o t r i b u t o s eran en e x t r e m o


pesadas y variadas, pero n o e r a n a r b i t r a r i a s : se consideraban como
pago por el derecho de posesión de l a t i e r r a , sea c o l e c t i v a en el m u n i -
cipio, sea p r i v a d a , sea, p o r ú l t i m o , en a r r e n d a m i e n t o ; y cada t i e r r a
tenia sus cargas, t a n v a r i a d a s c o m o numerosas, consignadas cuida-
dosamente en los h b r o s de registro de l a p r o p i e d a d .
A d e m á s habíase conservado el derecho de j u s t i c i a señorial. Sobre
muchas t i e r r a s el señor c o n t i n u a b a siendo juez, o b i e n n o m b r a b a
66 P E D R O K R O P O T K I N E

los jueces; y eu v i r t u d de esta a n t i g u a p r e r r o g a t i v a , percibía t o d a


clase de derechos personales sobre sus ex-siervos ( i ) . Cuando t m a
anciana legaba a su h i j a u n o o dos árboles y algunas ropas viejas (por
ejemplo, «mi f a l d a negra u a t a d a » ) — y o he v i s t o algunos de estos lega-
d o s — « e l n o b l e y generoso señor » o «la n o b l e y generosa d a m a d e l cas-
t i l l o » percibía t a n t o o c u a n t o sobre t a l legado. E l campesino pagaba
t a m b i é n p o r el derecho d e m a t r i m o n i o , de b a u t i s m o y de e n t i e r r o ;
p a g a b a sobre cada v e n t a y c o m -
p r a que operaba, y s u derecho de
v e n d e r sus .cosechas o s u v i n o era
l i m i t a d o : no podía v e n d e r antes
que el señor. P o r ú l t i m o , se h a b í a n
conservado t o d a clase de peajes
p a r a el uso del m o l i n o , de l a p r e n -
sa, del h o m o , d e l l a v a d e r o , de t a l
c a m i n o , de t a l v a d o , lo m i s m o
que los censos en avellanas, setas,
t e l a , h i l o , considerados antigua-
m e n t e c o m o d o n a t i v o s «de ale-
gres sucesos».

TIPO PARISIÉN — E L AFILADOR E n c u a n t o a las s e r v i d u m b r e s


personales o b l i g a t o r i a s , v a r i a b a n
al i n f i n i t o : t r a b a j o s e n los campos d e l señor, t r a b a j o s en sus parques
y j a r d i n e s , t r a b a j o s p a r a satisfacer t o d a clase de caprichos... E n a l g u -
nas v i l l a s h a b í a hasta l a obligación de a g i t a r las aguas d e l estanque
d u r a n t e l a noche p a r a que las ranas n o q u i t a s e n el sueño a l señor.
Personalmente el h o m b r e se h a b í a emancipado; pero t o d o ese
t e j i d o de pagos y de exacciones que se h a b í a c o n s t i t u i d o poco a poco,
por l a a s t u c i a de los señores y de sus i n t e n d e n t e s , d u r a n t e los siglos

(i) E n u n excelente folleto, Les lleaux de ¡agricuUure, obra para apoyar los cuadernos
de q u e j a s d e l o s c a m p o s , p o r D . , l o a b r i l 1789. s e e n c u e n t r a l a exposición d e l a s c a u s a s q u e
impedían e l d e s a r r o l l o d e l a a g r i c u l t u r a , e s p e c i a l m e n t e l a i n m e n s i d a d d e l o s i m p u e s t o s , l o s
d i e z m o s «sólitos» e «insólitos», s i e m p r e c r e c i e n t e s , l o s e x c e s o s d e l a c a z a p o r a b u s o d e p r i v i -
l e g i o s d e c a z a , y l a s v e j a c i o n e s y a b u s o s d e l a s j u s t i c i a s señoriales. S e v e , p u e s , q u e «por m e d i o
d e l a s j u s t i c i a s s o m e t i d a s a l o s señores f e u d a l e s , l o s señores s e h a n h e c h o d é s p o t a s , y s u j e t a n a
los h a b i t a n t e s d e los c a m p o s e n l a s c a d e n a s d e l a esclavitud» ( p a g . 9 5 )
L A G R A N REVOLUCIÓN
67

de existencia de l a s e r v i d u m b r e , c o n t i n u a b a e n v o l v i e n d o a l campesino.
Además, el E s t a d o estaba alM c o n sus i m p u e s t o s , sus derechos,
sus cargas y s e r v i d u m b r e s siempre en a u m e n t o ; y el E s t a d o , c o m o
el intendente d e l señor, aguzaba s u i m a g i n a c i ó n p a r a h a l l a r a l g ú n
nuevo p r e t e x t o y a l g u n a n u e v a f o r m a de imposición.
V e r d a d es que, desde las reformas de T u r g o t , los campesinos
dejaron de pagar ciertas tasas feudales, y h a b í a gobernadores de p r o -
vincia que se negaban a recurrir a la
fuerza para c o b r a r ciertos impuestos
que consideraban c o m o exacciones i n -
justas; pero los grandes t r i b u t o s feuda-
les, a l a t i e r r a inherentes, h a b í a n de
pagarse p o r c o m p l e t o , y se hagían m u
che más pesados en r a z ó n de que los
impuestos del E s t a d o y de l a p r o v i n c i a
que se les agregaban i b a n siempre en
aiunento. A s í n o h a y e x a g e r a c i ó n en los
sombríos cuadros de l a v i d a r u r a l que- SIEVES
nos presenta cada h i s t o r i a d o r de la

Revolución; pero n o h a y e x a g e r a c i ó n t a m p o c o cuando se nos dice


que en cada p u e b l o h a b í a algunos campesinos que se creaban c i e r t a
prosperidad, y que éstos deseaban a n t e t o d o sacudir t o d a s las o b l i -
gaciones feudales y c o n q u i s t a r las l i b e r t a d e s i n d i v i d u a l e s . L o s dos
tipos representados p o r E r c k m a n n - C h a t r i a n en l a Historia de un
campesino—el d e l b u r g u é s de p u e b l o y el del campesino aplastado
bajo el peso de l a m i s e r i a — son verdaderos, existían los dos: el
primero dió l a fuerza política a l Tercer Estado, en t a n t o que las
bandas de insurgentes, que desde el i n v i e r n o de 1788 a 1789 c o m e n -
zaron a o b ü g a r a los nobles a r e n u n c i a r a las obligaciones feudales
inscritas en los registros de l a p r o p i e d a d , se r e c l u t a b a n e n t r e los
míseros de los pueblos, que sólo t e n í a n u n a choza de t i e r r a por
albergue, y c a s t a ñ a s y el rebusco p o r a l i m e n t o .
L a m i s m a o b s e r v a c i ó n se a p l i c a a las ciudades. L o s derechos f e u -
dales se e x t e n d í a n sobre las ciudades lo m i s m o que sobre los pueblos;
68 PEDRO KROPOTKINE

las clases pobres de las ciudades estaban t a n a b r u m a d a s de pagos


feudales c o m o los campesinos. E l derecho de j u s t i c i a señorial p e r m a -
necía en pleno v i g o r en m u c h a s aglomeraciones u r b a n a s , y las c a b a ñ a s
de los artesanos y de los peones p a g a b a n los mismos derechos, en
caso de v e n t a o de herencia, que las casas de los campesinos. M u c h a s
ciudades paga-
ban todavía un
t r i b u t o perpetuo
como rescate de
su a n t i g u a s u m i -
sión feudal. A d e -
más, la mayor
p a r t e de las c i u -
dades pagaban
a l r e y el don gra-
tuiio p o r l a c o n -
servación de u n a
s o m b r a de i n d e -
pendencia m u n i -
c i p a l , y t o d a esa
VISITA D E L SEÑOR AL COLONO e n o r m e carga pe-
saba sobre las

clases pobres. Si se a ñ a d e n los pesados i m p u e s t o s reales, las c o n t r i -


buciones p r o v i n c i a l e s y las s e r v i d u m b r e s personales, l a gabela, etc., l o
m i s m o que l a a r b i t r a r i e d a d de los f u n c i o n a r i o s , el s u b i d o coste de
los p r o c e d i m i e n t o s j u d i c i a l e s , l a i m p o s i b i l i d a d p a r a u n plebeyo de
o b t e n e r j.usticia c o n t r a u n n o b l e o c o n t r a u n b u r g u é s r i c o ; pensando
en t o d a esa clase de opresiones, de i n s u l t o s y de m o r t i f i c a c i o n e s que
h a b í a de s u f r i r el j o r n a l e r o , podríamos f o r m a r n o s idea del estado
de las clases pobres a l llegar a 1789.
Pues de las clases pobres v i n o esa rebeldía de las ciudades y de
las poblaciones rurales, que dió a los representantes del Tercero en
los E s t a d o s Generales el a t r e v i m i e n t o de resistir a l r e y y de declararse
Asamblea constituyente.
L A G R A N REVOLUCIÓN 69

L a sequía h i z o fracasar l a cosecha de 1788 y e l i n v i e r n o f u é m u j


riguroso. M u c h o s i n v i e r n o s rigurosos y malas cosechas h a b í a h a l ü d o
antes, y t a m b i é n h a b í a h a b i d o m o t i n e s populares. T o d o s los años
había escasez e n a l g u n a p a r t e d e F r a n c i a , y c o n frecuencia esa escasez
se entendía a u n t e r c i o o a i m c u a r t o d e l reino; pero esta v e z se h a b í a
suscitado la esperanza por
los acontecimientos prece-
dentes: las asambleas p r o -
vinciales, las reuniones d e
Notables, las insurrecciones
a propósito de los p a r l a m e n -
tos en las ciudades, q u e se
extendían t a m b i é n (ya l o
hemos v i s t o , a l o menos, p o r
Bretaña) a los pueblos. Y
los l e v a n t a m i e n t o s de 1789
tomaron p r o n t o u n a e x t e n -
sión y u n aspecto amena-
zadores.

Me h a asegurado el p r o -
fesor K a r é e f í , q u e h a estu-
diado el efecto de l a G r a n
Revolución sobre los cam-
MOTÍN E N PROVINCIA
pesinos fianceses, que en
( R e p r o d u c ción d e u n a e s t a m p a d e l « d p o c a )
los A r c h i v o s nacionales h a y
grandes legajos referentes a las insurrecciones de los campesinos
que precedieron a l a t o m a de l a B a s t i l l a ( i ) .
Por m i l i a r t e , h a l l á n d o m e e n l a i m p o s i b i l i d a d de e s t u d i a r los
archivos en F r a n c i a , pero h a b i e n d o consultado muchas h i s t o r i a s p r o -
vinciales de aquella é p o c a (2), h a b í a llegado y a e n m i s t r a b a j o s a n t e -

(1) S e snbe h o y q u e T a i i i e , q u e h a W a estudiado a s rela-iones de ios Infemlentcs sobre


e s a s i u s u r - e c c i r . n e s , sólo o i n s u l t ó 2(1 l e g a j o s d e r t l a c i o n c s s o b r e i7,-'0 ( A u l a r d , Tahu, kistorim
di la Kévulution Iraníaf.!, lyo?;.
(2) r . l J u r a ) x ; r Soinnücr, el L o n g u c l o c p o r V l c y V a i s s e t e Castres por Combes Br-taíla
por D u Chitc'.ller, d F r a n c o - C o n d a d o p o r C e r o , l a . A u v e m i a p o r D u l a r e , e l B e r r y p o r Reytuü,
el L b u o u s i n p o r L e y m a i r e , l a A I s a c i a p o r S t r o b e l , e t c .
7© P E D R O K R O P O T K I N E

l l o r e s ( i ) con p l e n a c o n v i c c i ó n que h a b í a n estallado m u c h o s m o t i n e s


en las poblaciones rurales desde enero de 1789 y a u n desde d i c i e m b r e
de 1788. E n algunas p r o v i n c i a s l a s i t u a c i ó n era t e m i b l e a causa de l a
escasez, y p o r todas partes se a p o d e r a b a de las gentes u n espíritu de
rebeldía poco conocido hasta entonces. E n l a p r i m a v e r a se h i c i e r o n
cada vez m á s frecuentes las rebeliones en P o i t o u , B r e t a ñ a , T u r e n a ,
Orleanesado, Normandía, Isla de Francia, Picardía, Champaña,
AIsacia, B o r g o ñ a , N i v e r n é s , A u v e r n i a , L a n g u e d o c y Provenza.

Casi todos esos m o t i n e s t e n í a n el m i s m o carácter. L o s campesinos,


armados de cuchillos, hoces y palos, recorrían los pueblos; o b l i g a b a n
a los labradores que p r e s e n t a b a n granos a l mercado a venderlos a
u n precio «honrado» (por e j e m p l o , 3 l i b r a s el celemín), o i b a n a t o m a r
e l t r i g o en casa de los mercaderes de g r a n o , y «se lo repartían a precio
reducido», p r o m e t i e n d o pagarle a l a p r ó x i m a cosecha; en o t r a s partes
o b l i g a b a n a l señor a r e n u n c i a r d u r a n t e dos meses a su deieclio sobre
las harinas; u o b l i g a b a n a l a y u n t a m i e n t o a tasar el p a n , y algunas
veces «a a u m e n t a r en c u a t r o sueldos l a j o r n a d a de trabajo». D o n d e
el h a m b r e era m á s t e r r i b l e , los obreros de l a c i u d a d (en T h i e r s , p o r
ejemplo) i b a n a recoger t r i g o en las eras. F r e c u e n t e m e n t e se forzaba
los graneros de las c o m u n i d a d e s religiosas, de los agiotistas m o n o p o
tizadores o de los p a r t i c u l a r e s y se s u m i n i s t r a b a h a r i n a a los t a h o
ñeros. A d e m á s se v i ó y a f o r m a r s e aquellas p a r t i d a s compuestas de
campesinos, de leñadores, y a veces t a m b i é n de c o n t r a b a n d i s t a s , que
i b a n de p u e b l o en p u e b l o , se a p o d e r a b a n de los graneros, y que poco
a poco c o m e n z a b a n t a m b i é n a q u e m a r los registros de l a p r o p i e d a d
y a o b l i g a r a los señores a abdicar sus derechos feudales; esas bandas
d i e r o n p r e t e x t o en j u l i o de 1789 a l a b u i g u e s i a p a r a a r m a r sus m i -
licias.
Desde enero se o y ó t a m b i é n en esos m o t i n e s el g r i t o de ¡Viva
la libertad!, y entonces t a m b i é n , pero m á s c l a r a m e n t e desde el mes de
m a r z o , se v i ó a los campesinos en diversos p u n t o s negarse a pagar

(1) la Glande Révolutwn, f o l l e t o , P a r í s , 1 8 9 0 ; The Gieat French Kevot.utinn and its l.eeson,
articulo aniversario eu i a revista Nineteenth Century, junio 1 8 8 9 . .Artículos s o b r e l a Revo-
lución e n La RévoUc de 1889.
LA G R A N REVOLUCIÓN 71

los diezmos y los censos feudales y hasta los impuestos. A d e m á s de


las tres p i o v i n c i a s , B r e t a ñ a , AIsacia y el D e l f i n a d o , citadas p o r T a i n e .
se e n c u e n t r a n huellas de tales m o v i m i e n t o s en t o d a l a p a r t e o r i e n t a l
de F r a n c i a .
E n el Mediodía, en A g d e , d u r a n t e el m o t í n de los días 19, 20 y 21
de a b r i l , « el pueblo se ha persuadido l o c a m e n t e de que lo era t o d o » ,
dicen el alcalde y los cónsules, « y
que lo podía t o d o , v i s t a l a su-
puesta v o l u n t a d d e l r e y sobre la
igualdad de las clases ». E l p u e b l o
amenazaba a l a c i u d a d con u n
saqueo general si n o se b a j a b a el
precio de t o d a s las provisiones y
si no se suprimía el derecho de
la p r o v i n c i a sobre el v i n o , el pes-
cado y l a carne; a d e m á s - ^ y aquí
se ve y a el b u e n s e n t i d o comuna-
Usía de las masas populares en
F r a n c i a — , « q u i e r e n n o m b r a r cón-
sules de su clase», y esas p e t i -
ciones f u e r o n concedidas a los
rebeldes. Tres días después el
UQUIDACIÓN JUDICIAL
pueblo e x i g í a que el derecho de LOS LFGAIOS PHOCESALLS QUEMADOS ANVE
ti. GORRO PHIGIO
molienda se redujese a l a m i t a d ,
{ Reproducción de u n a e s t a m p a de l a é p o c a )
y asi se acordó ( i ) .
Esa insurrección es l a i m a g e n de o t r a s ciento. E l p a n era el p r i m e r
m o t i v o d e l m o v i m i e n t o ; p e r o p r o n t o se le agregaban reclamaciones
que eran d e l d o m i n i o en q u e las condiciones e c o n ó m i c a s y l a o r g a n i -
zación política se t o c a n , en e l c u a l el m o v i m i e n t o p o p u l a r procede
siempre con m á s seguridad y o b t i e n e resultados i n m e d i a t o s .
E n Provenza, t a m b i é n e n m a r z o y a b r i l de 1789, m á s de c u a r e n t a
v i l l a s y ciudades, e n t r e las cuales A i x , M a r s e l l a y T o l ó n , a b o l i e r o n
72 P E D R O K R O P O T K I N E

el i m p u e s t o sobre l a h a r i n a , y en diferentes p u n t o s l a m u l t i t u d s a q u e ó
las casas de los f u n c i o n a r i o s encargados de c o b r a r los i m p u e s t o s sobre
l a h a r i n a , los cueros, las carnes, etc.; se r e d u j e r o n y t a s a r o n los precios
de los v í v e r e s , j - c u a n d o p r o t e s t a r o n los señores de l a a l t a b u r g u e s í a ,
l a m u l t i t u d los lapidó, llegando e n a l g ú n caso hasta cavar en s u p r e -
sencia l a s e p u l t u r a en une se les h a b í a de e n t e r r a r , y hasta t r a e r el
a t a ú d p a r a i m p r e s i o n a r m á s a los r e f r a c t a r i o s , que se apresuraban a
ceder. T o d o pasó entonces ( a b r i l 1789) s i n l a menor efusión de sangre.
E s « u n a especie de g u e r r a declarada a los p r o p i e t a r i o s y a las p r o p i e -
dades », d i c e n las relaciones de los i n t e n d e n t e s y de los f u n c i o n a r i o s
municipales; «el p u e b l o c o n t i n ú a d e c l a r a n d o que n o quiere p a g a r
nada: n i i m p u e s t o s , n i derechos, n i d e u d a s » ( i ) .

Desde entonces, es decir, desde a b r i l , los campesinos comenzaron


a saquear las v i v i e n d a s señoriales y a o b l i g a r a los señores a a b d i c a r
sus derechos. E n P e i n i e r o b l i g a r o n a l señor « a f i r m a r u n d o c u m e n t o
p o r el c u a l r e n u n c i a b a a sus derechos señoriales de t o d a e s p e d e »
( c a r t a en los A r c h i v o s ) ; e n Riez querían que el obispo q u e m a r a sus
archivos. E n Hj'éi es y o t r a s poblaciones q u e m a b a n los papeles v i e j o s
concernientes a los derechos feudales y los impuestos. E n resumen,
en P r o v e n z a vemos j ' a desde el mes de a b r i l el p r i n c i p i o de l a g r a n
rebelión de los campesinos que h a b í a de f o r z a r a l a nobleza y el clero
a hacer sus p r i m e r a s concesiones en 4 de agosto de 1789.
Compréndese fácilmente l a i n f l u e n c i a que esos m o t i n e s y esa fer-
m e n t a c i ó n ejercieron sobre las elecciones p a r a l a A s a m b l e a n a c i o n a l .
Chassin (Gente de la Révolution) dice que en algunos p u n t o s l a nobleza
t u v o g r a n i n f l u e n c i a en las elecciones, y que en aquellas localidades
los electores campesinos 110 se a t r e v i e r o n a quejarse de nada. E n o t r o s
p u n t o s , especialmente en Rennes, l a nobleza a p r o v e c h ó hasta las se-
siones de los E s t a d o s Generales de B r e t a ñ a ( f i n de d i c i e m b r e de 17S8
y enero de 17S9) p a r a t r a t a r de a m o t i n a r el p u e b l o hambriento
c o n t r a los burgueses. Pero ¿qué p o d í a n esas ú l t i m a s convulsiones de
l a nobleza c o n t r a l a ola p o p u l a r ascendente? E l pueblo v e í a que m á s

(I) C a r t a s e n los A r c h i v o s N a c i o n a . e s , H , 1453, c i t a d a s p o r T a i n e , t. I I , p . 2 4 .


L A G R A N REVOLUCIÓN
73

de l a m i t a d de las t i e r r a s , e n poder de l a nobleza y d e l clero, que-


daban i n c u l t a s , y c o m p r e n d í a , m e j o r que s i los estadísticos se l o
demostraran, que m i e n t r a s el campesino n o se a p o d e r a r a de esas
tienas p a r a c u l t i v a r l a s e l h a m b r e sería p e r m a n e n t e .

LIBERACIÓ.N D E U N P R E S O P O R L O S P A T R I O T A S BRABANZOKES

(Reproducción de u n a e s t a m p a de l a época)

L a m i s m a necesidad de v i v i r y t o d o el c o n j u n t o de c i r c u n s t a n -
cias que constitm'au el m e d i o a m b i e n t e de l a . é p o c a , s u b l e v a b a n a l
camiiesino c o n t r a los m o n o j i o l i z a d o r e s d e l suelo.
D u r a n t e el i n v i e r n o de 1788-89, dice Chassin, n o pasaba día
en el Jura sin que f u e r a n asaltadas las conducciones de t r i g o
(p. 162). L o s m i l i t a r e s de g r a d o superior deseaban «castigar» al
pueblo; pero los t r i b u n a l e s se negaban a condenar y hasta a
74 l'EimO KROPOTKINI-.

juzgar a los h a m b r i e n t o s rebeldes. Los oficiales se negaban a


d i s p a r a r c o n t r a el p u e b l o . L a nobleza se apresuraba a abrir sus
graneros, temicnio ver arder sus palacios (eia a l p r i n c i p i o de 1789).
—En t o d a s partes, dice Chassin (p. 163), p o r efecto de l a agitación
d o m i n a n t e , estallaban m o t i n e s semejantes; en el N o r t e y Mediodía,
en el Oeste y en el Este.
L a s elecciones p r e s t a r o n m u c h a animación y d e s p e r t a r o n muchas
esperanzas en los pueblos.
Generalmente, c o m o fácilmente .se comprende, el señor ejercía u n a
g r a n i n f l u e n c i a ; pero cuando en u n p u e b l o se h a l l a b a algún b u r g u é s ,
médico o abogado, que h u b i e i a leído a V o l t a i r e o s i q u i e r a el f o l l e t o de
S i e y é s ; e n c u a n t o h a b í a algún t e j e d o r o albañil que supiera leer y
escribir o leer sólo en caracteres impresos, t o d o cambiaba; los
campesinos se apresuraban a exponer sus quejas sobre el papel.
V e r d a d . e s que la m a y o r p a r t e de esas quejas se l i m i t a b a n a cosas
de o r d e n secundario y de escasa i m p o r t a n c i a ; pero casi siempre se
veía manifiesta (como en el l e v a n t a m i e n t o de los campesinos
alemanes de 1525) l a idea e m i n e n t e m e n t e r e v o l u c i o n a r i a de que
los señores deben probar sus derechos a las exacciones feuda-
les (I).

Una vez presentados sus cuadernos, los campesinos esperaban;


p e i o t a m b i é n las l e n t i t u d e s de los E s t a d o s Generales j de l a A s a m b l e a
nacional les irritaba, y en c u a n t o t e r m i n ó el t e r r i b l e invierno
de 1788-89, en c u a n t o se v i ó el claro sol y con él l a esperanza de u n a
próxima cosecha, c o m e n z a r o n n u e v a m e n t e y a u n c o n m a y o r apa-
s i o n a m i e n t o los m o t i n e s , sobre t o d o después de los t r a b a j o s de l a
primavera.
E v i d e n t e m e n t e l a burguesía i n t e l e c t u a l ' a p r o v e c h ó las elecciones
p a r a p r o p a g a r las ideas de l a R e v o l u c i ó n . Se formó u n 4 C l u b c o n s t i -
t u c i o n a l » , y sus numerosas ramificaciones se esparcieron p o r las ciuda-
des, hasta en las m á s pequeñas. L a i n d i f e r e n c i a que e x t r a ñ ó t a n t o
a A r t h u r Y o u n g en las p r o v i n c i a s d e l E s t e existía sin duda; pero
I

(l) D o n i o i , La Révclut'^on irangaist st la féodaUU.


L A G R A N REVOLUCIÓN 75

en otras p r o v i n c i a s se a p r o v e c h ó l a bnrguesia de l a a g i t a c i ó n elec-


toral.
Hasta se v i ó que los acontecimientos que t u v i e r o n l u g a r en j u n i o
en Versalles, en l a A s a m b l e a N a c i o n a l , f u e r o n y a preparados algunos
meses antes en las p r o v i n c i a s ; de m o d o que en el D e l f i n a d o se a d o p t ó
la unión de los t r e s órdenes y el v o t o p o r cabeza en el mes de agosto
de 1788 p o r los E s t a d o s de l a p r o v i n c i a , b a j o l a presión de las i n s u -
rrecciones locales.
N o se crea, sin embargo, que los burgueses que se s i g n i f i c a r o n
durante las elecciones f u e r a n r e v o l u c i o n a r i o s ; n o e r a n sino moderados,
«insurrectos pacíficos», c o m o dice Chassin. Respecto a medidas revo-
lucionarias, el p u e b l o l l e v a l a p a l a b r a , puesto que se f o r m a n socieda-
des secretas entre los campesinos, y que h a y desconocidos que acon-
sejan a l pueblo que no pague los i m p u e s t o s y que los haga pagar a
los nobles. O b i e n se a n u n c i a que los nobles h a n aceptado 3'a p a g a r
todos los impuestos, pero que n o es sino u n a astucia de su p a r t e . « E l
pueblo de G i n e b r a se h a e m a n c i p a d o en u n día... ¡ T e m b l a d , nobles! »
Circulan t a m b i é n secretamente folletos d i r i g i d o s a los campesitíos
(por ejemplo, el Aviso a los habitantes de los campos, esparcido en
Chartres).

En resumen, la agitación en los campos fué tal — dice


Chassin, que es q u i e n m e j o r h a e s t u d i a d o este aspecto de l a R e v o l u -
c i ó n — , que aunque P a r í s hubiese sido vencido el 14 de j u l i o , no era ya
posible volver el estado de los campos al en que se hallaban en enero
de I78g, p o r q u e h u b i e r a de haberse c o n q u i s t a d o cada pueblo u n o
por uno. Desde el mes de m a r z o n a d i e p a g a b a los censos (p. 167 y
siguientes).
Compréndese l a i m p o r t a n c i a de esta f e r m e u t a c i ó n p r o f u n d a c u
los campos. S i l a burguesía i n s t r u i d a aprovechaba los conflictos de
la corte y de los p a r l a m e n t o s p a r a suscitar l a agitación política; si
trabajó a c t i v a m e n t e en l a s i e m b r a d e l descontento, l a insurrección
campesina, ganando t a m b i é n las ciudades, fué l a que c o n s t i t u y ó el
verdadero fondo de l a R e v o l u c i ó n ; l a que inspiró a los d i p u t a d o s del
Tercer Estado l a resolución que expresaron en Versalles de r e f o r m a r
76 P E D R O K R O P O T K I N E

t o d o el régimen g u b e r n a m e n t a l de F r a n c i a y de comenzar u n a revo-


lución p r o f u n d a en l a distribución de las riquezas
Sin l a rebelión de los campos, que c o m e n z ó e n el i n v i e r n o de 1789
y llegó con su f l u j o y r e f l u j o hasta 1793, no se h u b i e r a realizado j a m á s
de m o d o t a n c o m p l e t o l a c a í d a d e l despotismo r e a l , n i se h u o i e r a
a c o m p a ñ a d o d e t a n p r o f u n d o c a m b i o político, económico y social.
F r a n c i a h u b i e r a t e n i d o u n a p a r o d i a de P a r l a m e n t o , c o m o el que t u v o
P r u s i a e n 1848, pero esa i n n o v a c i ó n n o h u b i e r a t o m a d o el c a r á c t e r
de u n a revolución; h a b r í a quedado s u p e r f i c i a l , c o m o lo fué después
de 1848 en los E s t a d o s alemanes.
CAPÍTULO VIII

Motines en París y en sus Inmediaciones

c o m p r e n d e que en tales condiciones P a r í s no p o d í a


permanecer t r a n q u i l o . E l h a m b r e se h a c í a s e n t i r e n
las inmediaciones de l a g r a n c i u d a d , c o m o en todas
partes; escaseaban las provisiones en P a r í s como en
las demás grandes ciudades, y l a afluencia de pobres en busca
de trabajo a u m e n t a b a incesantemente, sobre t o d o en previsión de
los grandes a c o n t e c i m i e n t o s que t o d o el m u n d o preveía.
Hacia el f i n d e l i n v i e r n o (marzo y a b r i l ) , los m o t i n e s del h a m b r e
y el pillaje de los granos se m e n c i o n a n en las relaciones de i n t e n d e n t e s
en Oileans, Cosnes, Bray-sur-Seine, R a m b o u i l l e t , J o u y , P o n t - S a i n t e -
Maxence, Sens, N a n g i s , V i r o f l a y , M o n t l h e r y , etc. E n o t r a s partes de
la región, en los bosques de los c o n t o r n o s de P a r í s , en m a r z o , los
campesinos e x t e r m i n a b a n los conejos y las liebres; en los mismos bos-
78 PEDRO KkOPOTKINE

ques de l a a b a d í a de S a i n t - D e n i s se c o r t a b a n y t r a n s p o r t a b a n , los ár-


boles a l a v i s t a de t o d o s .
P a r í s leía con avidez los folletos r e v o l u c i o n a r i o s , de los que aparecían
diez, doce o v e i n t e cada día, y que c i r c u l a b a n r á p i d a m e n t e de manos
de los ricos a las de los pobres. Se a r r a n c a b a n de las manos el f o l l e t o

I,A LIBERTAD D E I.A PRENSA


C D e u n a e s t a m p a de l a época)

de S i e y é s éQué es el Tercer Estadol; las Consideraciones sobre los inte-


reses del Tercer Estado, p o r R a b a u d de S a i n t - É t i e n n e , con u n ligero
m a t i z de socialismo; Los derechos de los Estados Generales, de E n t r a i -
gues, y m u c h o s otros a centenares, menos famosos p e i o frecuentemente
más excitantes aún. T o d o París se apasionaba c o n t r a l a c o r t e y los
nobles, y esto en los b a r r i o s m á s pobres y en las tabernas m á s sospc-
cliosas de los suburbios, donde l a burguesía no t a r d ó en i r a r e c l u t a r
los brazos y las jiicas que necesitaba p a r a espantar la m o n a r q u í a .
I,A GRAN REVOLUCIÓN 79

E n t r e t a n t o , el 28 de a b r i l , estalló l a insurrección que se llamó después


«proceso R é v e i l l o n » y que apareció c o m o u n o de los i n d i c i o s de las
grandes j o r n a d a s de l a R e v o l u c i ó n .

Je suis le véríiable pere Duchelne, foutret


LA M I N E É V E N T E E ,
O V

La Grande Colcre
D U

PERE DUCHESNE.
A la découverle d"nn nouveaa projet de conrre-
révolution , annoncé poai l e a f Aoüt.

píos difficile \, c'eft la queae^dit


leproverbf. Je métok loujoors domé «joe la fin
de la Conílirationnousamenerolt qnelque footw

70
FACSIMIL D E L «PERE DUCHESNE»

E l 27 de a b r i l se r e u n i e r o n en París las asambleas electorales,


y parece que d u r a n t e l a redacción de los cuadernos en el a r r a b a l de
San A n t o n i o h u b o c o n f l i c t o e n t r e burgueses y trabajadores. L o s obre-
ros m a n i f e s t a b a n sus quejas y los burgueses respondieron c o n grose-
llas. Réveillon, ex-obrero y f a b r i c a n t e de papel y de papeles p i n t a d o s ,
patrón de 300 t r a b a j a d o r e s , m e d i a n t e u n a hábil e x p l o t a c i ó n , se h i z o
PEDRO KROPOTKIXE

n o t a r j i r i n c i p a l m e n t e p o r l a grosería de sus p a l a b r a s , t a n r e p e t i d a s
despirés: « E l t r a b a j a d o r puede a l i m e n t a r s e con p a n negro y lentejas;
el t r i g o no se ha hecho p a r a él, etc.»

No. X X V I.

L'AMI D U PEÜPLE,
o o

L E P U B L I C I S T E PARISIEN»
JOURNAL J O U U Q U E , LIBRE ETIMPARTIAL,

PAR UNE SOCIÉTÉ DE PATRIOTES.


Ki riáigipar M.MjHur^uUitrittOrriuitOt
A LA pATRte, ia MoirrtcffR., & da PLAir

D£ COHSTtTVTtOS ,0c.

Viiíiti impenderé rero.

V E R S A I L L E S ET PARIS.
Du Mardf 6 OSoirt 1789.
Trame odieufc eontre la Nation, — Hoy mi it
faire face atix tefeini de tEtat, — Í7e«on*
eiaiinn de plufieurs Membret indignes de db-
rtrs Camitis de rfíótel de yUíe.

Hitelde Filie, de Parir.

I^ODR le lavet d'une i m p u i i i i o n malheureurc-


ment trop fbodéc, l'AOemWée d e i Reptífenmnti
de U C o m m u n e s*e(l o u b l i r e ¡urqu'i feiie alhchet
contre mol u n P l i c a t d injutjeui. J e ferois i n d i -
gne de la conlianee d o n t le Peaple i i o n o r e fon
i i K o u u p t i b l c dcfénfíut » fi n w loyaut* ponvoit
• • I C e • •

F A C S l M I I , D E « E L AMIGO D E L P U E B L O » , D E MARAT

¿ E s c i e r t o , c o m o m a n i f e s t a r o n después los ricos en e l i n t e r r o g a -


t o r i o d e l piroceso R é v e i l l o n , y como aseguraban los encargados de
las granjas, que « u n a m u l t i t u d inmensa» de gentes pobres, haraposas
y de aspecto siniestro e n t r a r o n p o r aquellos días en París? Sólo p u e d e
haber c o n j e t u r a s sobre el caso, inútiles después de t o d o , p o r q u e d a d o
el estado de los á n i m o s y z u m b a n t e l a rebeldía en los c o n t o m o s de
LA GRAN REVOLUCIÓN 8i

París, ¿no b a s t a b a l a i m p r u d e n t e grosería de R é v e i l l o n p a r a e x p l i c a r


el suceso d e l día siguiente?
E l 27 de a b r i l , furioso el p u e b l o p o r l a oposición y las palabras
del rico f a b r i c a n t e , l l e v a b a su efigie p a r a j u z g a r l a y e j e c u t a r l a e n l a

L E V I E U X
C O R D E L I E R ;

J O U R N A L
RÉDtcÉ par CAMJLLS DESMOULINS^
DiptAt á ta Convtmiaa , rt Dejen des Jjudbini,

QuiniMi Ftiiaiin , D i u d c , l'an 11 dt U R^pablifli* ,


•nt ci indiTiiible.

i>«i fiir <nix f tu govitntnl itrttt ktu , tf%n ctnnrrns


u Itrínm fei i ttr, edmnli. (MaCHMViL. )
= ' " I
O P I T T ! Je rends hommage á toa génie t
Quek nouveaux débarqués deFraace en Aogle>
tcrre t*ont donné de si bons conseils, et des
moyens si súrs de perdre ma patrie ? Tu as
vu que tu échouerois étérneUement contre elle,
si tu ne t'attachois á perdre, dans l'opinion pu«
bfiqite, ceux q u i , depuis cinq ans , ont déjoué
tous tes ptojets. T u as compris que ce sont
ceux qiil t'ont toujours vaincu qu'il falloit

FACSÍMIL D E « E L V I E J O FRANCISCANO», D E C A M I L O D E S M O U L I N S

plaza de G r é v e . E n l a p l a z a R e a l corrió el r u m o r de que el Tercer


Estado acababa de condenar a m u e r t e a R é v e i l l o n . L l e g a l a noche,
y l a m u l t i t u d se dispersa s e m b r a n d o el espanto e n t r e los ricos p o r
medio de g r i t o s amenazadores. A l a m a ñ a n a siguiente, el d í a 28, la
m u l t i t u d acude a l a fábrica de R é v e i l l o n , o b l i g a a los obreros a aban-
donar el t r a b a j o , s i t i a l a casa d e l f a b r i c a n t e y se entrega a l saqueo
82 PEDRO K.ROPOTKINK

L l e g a l a t r o p a , y el p u e b l o resiste lanz ando piedras, tejas y muebles


por las v e n t a n a s y los tejados. E n t o n c e s la t r o p a hace fuego y el p u e b l o
resiste algunas horas seguidas con f u r o r . E l r e s u l t a d o fué: 12 soldados
m u e r t o s y 80 heridos; 200 h o m b r e s d e l p u e b l o m u e r t o s y 300 heridos.
I,os obreros se a p o d e r a r o n de los c a d á v e r e s de sus hermanos m u e r t o s

El, 13 D E JULIO D E 178J —L.« VELADA U E LAS ARMAS

( D e u n a a c u a r e l a de l a época)

y los l l e v a r o n a las calles de los s u b u r b i o s como m e d i o de e x c i t a c i ó n


r e v o l u c i o n a r i a . A l g u n o s días después se formó u n a agrupación de 500
a 600 h o m b r e s en V i l l e j u i f con el i n t e n t o de forzar las puertas de la
c i r c e l de B i c é t r e .
He ahí, pues, el p r i m e r c o n f l i c t o ent r e el p u e b l o de P a i í s >• los
ricos, c o n f l i c t o que p r o d u j o p r o f u n d a impresión. E r a como u n a p r i -
mera visión del pueblo enfurecido, l a c u a l ejerció grandísima i n f l u e n c i a
siibre las elecciones, alejando de ellas a los reaccionarios.
I,A GRAN REVOLUCIÓN 83

Los señores de l a burguesía t r a t a r o n de presentar aquel motín


como resultado de u n a i n t r i g a p r e p a r a d a por los enemigos de F r a n c i a ,
porque, ¿cómo el buen p u e b l o de P a r í s h a b r í a de rebelarse c o n t r a u n
fabricante? « E l dinero inglés les ha lanzado a l a rebeldía», d e d a n
míos; «el dinero de los principes», decían los burgueses r e v o l u c i o n a r i o s ,
y nadie quería a d m i t i r que el p u e b l o se rebelase s i m p l e m e n t e p o u j u e

sufría y estaba h a r t o de l a a r r o g a n c i a de los ricos que le i n s u l t a b a n


hasta en sus s u f r i m i e n t o s ( i ) . A s í se ve c o n s t i t u i r s e desde entonces
la lej'cnda que procurará más t a r d e r e d u c i r l a R e v o l u c i ó n a su o b r a
p a r l a m e n t a r i a y representar t o d a s las rebeliones del p u e b l o d u r a n t e
los c u a t r o años de l a R e v o l u c i ó n como accidentes, como l a o b r a de
bandidos o de agentes pagados p o r P i t t o por la reacción. J,os h i s t o -
riadores de l a R e v o l u c i ó n t o m a r o n después l a leyenda: «Puesto cjue
ese motín p o d í a ser t o m a d o p o r l a c o r t ' ' c o m o p r e t e x t o p a r a aplazar
la a p e r t u r a de los E s t a d o s Generales, se si^ue que sólo podía proceder

(I) D r o z {Historia del reutado de L U Í S X I V \r r e a c t i o i i a r i o . h i z o l a o b s e r v a c i ó n


Jtistisima d e q u e el d i n e r o h a l l a d o s o b r e a l g u n o s h o m b r e s m u e r t o s e n l a . u c h a p o d a p r o v e n i r
del s a q u c ( \
84 P E D R O K R O P O T K I X E

de l a reacción.» ¡Cuántas veces se h a r e p e t i d o el m i s m o r a z o n a m i e n t o


en nuestros días!
L,o c i e r t o es que las j o r n a d a s d e l 24 al 28 de a b r i l son los signos
precursores de las d e l 11, 12, 13 y 14 de j u l i o . Gl •buehlo de P a r í s afirmó
desde entonces su c a r á c t e r r e v o l u c i o n a r i o procedente de las capas
obreras de los s u b u r b i o s . F r e n t e a l Palacio R e a l , foco de l a R e v o l u -
ción de la burguesía, se l e v a n t a b a n los s u b u r b i o s , centros d e l motín
p o p u l a r . A s í llegó a ser P a r í s , a p a r t i r de aquellos días el a p o y o p r i n -
c i p a l de l a R e v o l u c i ó n , y los F.stados Generales, que i b a n a reunirse
en Versalles, fijarían los ojos en P a r í s p a r a buscar allí l a fuerza nece-
saria p a r a su sostén y p a r a proseguir sus reivindicaciones y sus luchas
c o n t r a l a corte.
CAPÍTULO I X

Los Estados Generales

L 4 de mayo de los 1.200 diputados de los Esta-


dos Generales, reunidos en Versalles, se dirigieron a la
iglesia de San Luis para oir la misa de apertura; al día
siguiente el rey abrió la sesión en presencia de nume-
rosos espectadores, y ya en aquella misma sesión de apertura se
dibujó la inevitable tragedia que había de ser la Revolución.
E l rey desconfiaba de aquellos representantes de la nación que
había convocado. Se había resignado a hacerlo, pero se quejaba ante
aquellos mismos representantes de «la inquietud de los espíiitus»,
de la fermentación general; como si esa inquietud fuera ficticia y
no motivada por el estado mismo de Francia; como si aquella mis-
ma reunión fuera una violación inútil y caprichosa de los derechos
reales.
86 PEDRO KROPOTKINE

Impedida Francia durante mucho tiempo de hacer reformas,


había llegado a sentir la necesidad de una revisión completa dé sus
instituciones, y el rey sólo mencionaba algunas ligeras reformas en
hacienda, para las cuales hubiera bastado un poco de economía. Pedía
«el acuerdo de los órdenes», cuando las asambleas provinciales habían
ya demostrado que la existencia de los órdenes era astmto rancio,
un peso muerto, una supervivencia
del pasado. Y cuando había que
renovarlo todo, como en la Rusia
actual, el rey expresaba su temor
« a las innovaciones ». De ese modo
se anunciaba ya en aquel discurso
la lucha de vida y de muerte que
iba a comenzar entre la autocracia
real y el poder representativo.
Por su parte, los representantes
de la nación, por sus divisiones,
hacían presentir la profunda exci-
sión que iba a producirse en toda
la Revolución, entre los que se afe-
rraban a sus privilegios y los que
vERSAiiEs. i G E E S i A D E SAN E u l s procuraban demolirlos.
Por último, la representación
nacional mostraba ya su defecto capital. E l pueblo no estaba allí
representado en manera alguna; los campesinos estaban ausentes.
La burguesía se encargaba de hablar por el pueblo en general; y en
cuanto a los campesinos, en toda aquella asamblea de hombres de
ley, de notarios y abogados, apenas había cinco o seis que cono-
cieran el estado real o siquiera el estado legal de la gran masa de
los campesinos. Todos hombres de la ciudad podrían defender a su
vecino o congénere, pero no al campesino, de quien no sabían lo
que necesitaba ni lo que le era perjudicial.
La guerra civil estaba ya en aquel recinto, donde el rey, rodeado
de nobles, hablaba como señor al Tercer Estado, y le echaba en cara
I,A GRAN REVOLUCIÓN 87

S O S «beneficios». E l guarda sellos, Barentain, aclarando la positiva


intención del rey, insistió sobre la misión a que los Estados Generales
habían de limitarse: examinarán los impuestos cuya votación se les
propondrá; discutirán la reforma de la legislación civil y criminal;
votarán una ley sobre la prensa, para reprimir las libertades que se
ha arrogado recientemente. Nada más. Fuera peligrosas reformas.
«Las peticiones justas han sido concedidas; el rey no se ha detenido

APERTURA D E LOS ESTADOS G E N E R A L E S — 5 D E MAYO D E 1789

ante indiscretas murmuraciones; se ha dignado cubrirlas con su indul-


gencia; ha perdonado hasta la expresión de esas materias falsas y exa-
geradas, con que se quería reemplazar con perniciosas quimeras los
inalterables principios de la monarquía. Vosotros rechazaréis, señores,
con indignación esas innovaciones peligrosas ».
Todas las luchas de los cuatro años siguientes estaban en esas
palabras, y el discurso de Necker, que siguió al del rey y al del guarda
sellos, discurso que duró tres horas, no añadió nada para adelantar
la gran cuestión del gobierno representativo que ocupaba a la bur-
guesía, n i la de la tierra y los censos feudales que interesaba a los
campesinos. E l astuto contador de hacienda supo hablar tres horas
sin comprometerse con la corte n i con el pueblo. E l rey, fiel a las ideas
que había manifestado ya a Turgot, no comprendía la gravedad del
38 PEDRO KROPOTKINE

momento y dejaba a la reina y a los príncipes el cuidado de intrigar


para impedir las concesiones que se le pedían.
Tampoco comprendió Necker que se trataba de atravesar una
crisis política y social muy profunda, no solamente financiera, y que
en tales circunstancias una política de balancín entre la corte y el
Tercero sería funesta: además, si no era ya demasiado tarde para
evitar una Revolución, convenía al menos intentar una política franca,
abierta, de concesiones en materia de gobierno; era preciso plantear
en sus grandes líneas el problema
territorial, del cual dependía la m i -
sería o el bienestar de toda una
nación.
En cuanto a los mismos repre-
sentantes, n i los dos órdenes privi-
legiados, n i el Tercero tam^xico,
comprendieron la extensión del pro-
blema que se planteaba en Francia.
La nobleza aspiraba a recobrai u n
.MED.\LLA E N HONOR D E N E C K E R asceudieute sobre la corona; el clero
no pensaba más que en conseA'ar
sus pri^•ilegios, 3- el Tercer Estado, aunque comprendió perfec-
tamente la marcha que h.abía de seguir para la conquista del poder
en favor de la burguesía, no tuvo en cuenta que había otro problema
más importante que resolver, el de dar la tierra al campesino, para
que, poseyendo una tierra libre de las pesadas cargas feudales, pudiera
doblar y triplicar sus producciones y poner fi n de esta manera a las
escaseces crónicas que roían las fuerzas de la nación francesa.
¿Qué salida podía haber en esas condiciones, más que el choque
y la lucha? ¡La rebeldía del pueblo, la insurrección de los campesinos,
la Jacquería, y el levantamiento de los obreros y de los pobres en
general en las ciudades! ¡La Revolución, en una palabra, con todas
sus luchas y sus odios, sus terribles conflictos y sus venganzas!
Durante cinco semanas, los diputados del Tercero trataron de
persuadir, por medio de negociaciones y conferencias de comisiones.
LA GRAN REVOLUCIÓN 80

a los diputados de los otros dos órdenes a reunirse todos en sesión


mientras los comités realistas trabajaban por su parte para conservar
la separación de los tres órdenes. Las conferencias no daban resultado;
pero el pueblo de París tomaba cada día una actitud más amenaza-
dora. E n París, el Palacio Real, convertido en club al aire libre, donde
todo el mundo tem'a acceso, se irritaba por momentos. Abundaban los

JURAMENTO D E L JUEGO D E PELOTA

( C u a d r o de D a v i d en el M u s e o d e l L o u v r e

folletos y se los arrancaban de las manos. «Cada hora produce su fo-


lleto i>, dice Arthur Young; « hoy han aparecido trece, diez y seis ayer
y noventa y dos la semana pasada. De veinte, diez y nueve son en
favor de la libertad... La fermentación es inexjáicable->. I,os oradores
que arengaban al aire libre, en la calle, subidos sobre Una silla de-
lante de un café, hablaban ya de apoderarse de los palacios; se oía ya
el rumor de las amenazas del Teiror, mientras que en Versalles el
pueblo se reunía cada día a las puertas de l a Asamblea para insultar
a los aristócratas.
Los diputados del Tercero se sentían sostenidos, se animaban
poco a poco, y el 17 de junio, sobre una moción de Sieyés, se consti-
90 PEDKO KRQIOTKINE

tuyeron al fin en Asamblea JVacinnal. E l primer paso hacia la abolición


de las clases privilegiadas quedaba dado de esta manera, y el pueblo
de París le saludó con ruidosas aclamaciones. Así enardecida, la Asam-
blea votó que los impuestos establecidos eran ilegales y sólo serían
exigidos provisionalmente mientras la Asamblea estuviera reunida.
El pueblo no quedaba obligado a pagarlos en cuanto se disolviera
la Asamblea. Se nombró un
conrité de sirbsistencias ])ara
combatir el hambre, >• los
capitalistas fueron tranqui-
lizados por la Asaml'lea,
que consolidó la deuda pú-
blica. Acto frré aquél de
alta prudencia en aquel mo -
mentó, en que era preciso
v i v i r a toda costa 3- des-
armar la potencia del ca-
pitalista prestamista, que
hubiera sido indudable-
MIR.ABE.rU
mente peligrosa y amena-
zadora si se hubiera puesto del lado de la corte
Pero todo eso significaba la rebeldía contra el poder real, por lo
que los príncipes (de Artois, de Conde, de Conti), de acuerdo con el
guarda sellos, concertaron un golpe de Estado. E n un día dado, el
rey se presentaría con gran aparato en la Asamblea, y allí rompería
todos sus decretos, ordenaría la separación de los órdenes y él mismo
fijaría las reformas que deberían hacerse por los tres órdenes reunidos
separadamente.
¿Qué quería oponer Necker, el perfecto representante de la bur-
guesía de la época, al golpe de autoridad, al golpe de Estado preparado
por la corte? También qrrería él un golpe de autoridad, irna sesión
real, en la que el rey concedería el voto por cabeza, sin distinción de
los tres órdenes, en materia de impuestos; mas para todo lo concer
niente a los privilegios de la nobleza y del clero, los órdenes, reuiridos
LA GRAN REVOLUCIÓN 91

separadamente, serían conservados. Pero ese proyecto era todavía


menos realizable que el de los príncipes. .\demás, no se arriesga un
golpe de Estado para una solución a medias, que no hubiera jxidido
sostenerse n i quince días. ¿Cómo podría reformarse el impuesto sin
tocar a los privilegios de los órdenes superiores?
E n t a l situación, los diputados del Tercer Estado, animados por
la actitud cada vez más amenazadora del pueblo de París y hasta el
de Versalles, decidieron resistir a los planes de disolución de la Asam-
blea y ligarse al objeto por un juramento solemne. Viendo su sala
de reuniones cerrada por los preparativos que en ella se hacían para
la sesión regia, se dirigieron en comitiva a una sala privada cual
quiera, la del Juego de Pelota. Una masa de pueblo acompañaba a la
comitiva, que marchaba, con Bailly a la cabeza, por las calles de Ver-
salles. Presentáionse soldados voluntarios para montar la guardia
en su rededor. E l entusiasmo de aquella m u l t i t u d que les envolvía
se comunicaba a los diputados.
Llegados a la sala del Juego de Pelota, conmovidos y siguiendo
el movimiento de un bello impulso, prestaron todos, excepto uno solo,
el juramento solemne de no separarse sin haber dado una Constitu-
ción a Francia.
Todo ello sin duda no eran más que palabras; hasta había algo
de teatral en aquel juramento, ¡no importa! H a y momentos en que
son necesarias esas palabras que hacen vibrar los corazones. Y el
juramento prestado en el Juego de Pelota hizo vibrar los corazones
de la juventud revolucionaria en toda Francia. ¡Desgraciada asamblea
que no sepa encontrar esas palabras, esa bella actitud!
Aquel acto de valor de la Asamblea tuvo inmediatas consecuencias.
Dos días después se vieron obligados los diputados del Tercero a diri-
girse a la iglesia de San Luis para celebrar allí sus sesiones, y el clero
vino a ellos para asociarse a sus trabajos.
E l gran golpe de la sesión regia se dió el día siguiente, 23 de junio;
pero su efecto había sido y a amortiguado por el juramento del Juego
de Pelota y la sesión en la iglesia de San Luis. E l rey se presentó ante
los diputados: anuló todos los acuerdos de la Asamblea, o más bien
9» PEDRO KROPOTKINE

d d Tercer Estado; ordenó la conservación de los órdenes; determinó


los límites de las reformas que habían de realizarse, y amenazó a los
Estados Generales con la disolución si no obedecieran, Por el momento
ordenó a los diputados separarse, y la nobleza y el clero obedecieron
y salieron de la sala; pero los diputados del Tercero se mantuvieron
en sus puestos. Entonces Mirabeau pronunció el bello y famoso dis-
curso en que les dijo que el rey no era más que su mandatario, en
tanto que los diputados tenían su autoridad emanada del pueblo,
y habiendo prestado su juramento, no podían separarse sin haber
hecho la Constitución. «Estamos aquí por la voluntad del pueblo, y
de aquí no saldremos sino i>or la fuerza de las bayonetas ».
Pero la fuerza no la poseía y a la corte. Necker había manifestado
anteriormente, en el mes de febrero, que no había obediencia en
ninguna parte y que n i siquiera estaba seguro de las tropas.
E n cuanto al pueblo de París, ya se vió en 27 de abril cuáles eran
sus disposiciones. De u n momento a otro se teim'a en París un levan-
tamiento general del pueblo contra los ricos, y algunos revoluciona-
rios ardientes no dejaron de i i a los sombríos suburbios en busca de
refuerzo contra la corte. E n el mismo Versalles, la víspera de la sesión
regia, un diputado del clero, el clérigo Maury, lo mismo que d'Epre-
mesnil, diputado del Tercero, que se pasó a la nobleza, fueron apalea-
dos. E l día de la sesión real, el guarda sellos y el arzobispo de París
fueron «silbados, gritados e injuriados hasta perecer de vergüenza y
de rabia», hasta tal punto, « que el secretario del rey, Passeret, murió
de la emoción el mismo día». E l día 2.4, el obispo de Beauvais recibió
una fuerte pedrada en la cabeza. E l 25 de junio, la m u l t i t u d silbó
a los diputados de la nobleza y del clero. Todos los cristales del palacio
del arzobispo do París fueron rotos a pedradas. «Las tropas se negaron
a tirar sobre el ¡rueblo», dice Arthur Young. La amenaza del rey
quedó, jiues, vacía de sentido: la actitud del pueblo era demasiado
amenazadora para que la corte tratara de recurrir a las baj-onetas,
y entonces Luis X V I lanzó esta exclamación: «¡Después de todo, que
se queden!»
Pero, la misma Asamblea del Tercero, ¿no deliberaba bajo las
I.A GRAN REVOLUCIÓN 93

miradas y las amenazas del pueblo que ocupaba las galerías? Y a el


17 de junio, cuando el Tercer Estado se constituía en Asamblea
Nacional, esta decisión memorable fué tomada entre las aclamaciones
de las galerías y de las dos o tres m i l personas que rodeaban la sala
de sesiones. La lista de los trescientos diputados del Tercero que se
habían opuesto y se habían agrupado alrededor del ultra-realista
Malouet, corrió por París, y hasta se pensó en '|uemar sus casas. Y
cuando en el juramento del Juego de Pelota, Martín Dauch se negó
a jurar, Bailly, el presidente de la Asamblea, tuvo la prudencia de ha-
cerle escapar por una puerta excusada, para evitarle el peligro de pre-
sentarse ante el pueblo reunido a las puertas de la sala, y dorante
algunos días hubo de ocultarse.
Sin esa presión del pueblo sobre la Asamblea, es muy probable
que los valerosos diputados del Tercer Estado, de quienes la historia
conserva el recuerdo, jamás hubieran podido vencer las resistencias
4e los tímidos.
E n cuanto al pueblo de París, abiertamente se preparaba al motia
con que respondió al golpe de Estado militar que la corte preparaba
contra París para el 16 de juho.
CAPÍTULO X
Preparativos del golpe de Estado

A versión corriente sobre el 14 de julio se rednce poco


más o menos a lo siguiente: Funcionaba la Asamblea
Nacional. A fin de junio, después de dos meses de ne-
gociaciones y vacilaciones, los tres órdenes se hallaban
al fin reunidos. E i poder se caía de las manos de la corte. Entonces
ésta se puso a preparar un golpe de Estado. Las tropas se agrupa^^
rou alrededor de Versalles, con objeto de dispersar la Asamblea y
dominar París.
E l I I de julio, continúa dicha versión, la corte se decidió a obrar:
Necker fué despedido del ministerio y desterrado. París lo supo el
día 12, y unos ciudadanos formaioa tma manif^tación que recorrió
las calles ostentando un busto del ministro caído. E n el I*alacio
Real, Camilo Desmonlins lanzó el grito: ;A las armas! T,os subuti>to«
^ D R O KROPOTEmB

se insurreccionaron y forjaron 50.000 picas en treinta y seis horas;


el 14, el pueblo marchó contra la Bastilla, que pronto bajó sus puentes
levadizos y se entregó... L a Revolución ganó su primera victoria.
Tal es la versión usual, que se repite en las fiestas de la República.
Exacta sólo a medias. Verdadera en el seco enunciado de los princi-
pales hechos, no dice lo que ha de decirse sobre el verdadero carácter
del pueblo en la insurrección, ni sobre las verdaderas relaciones entre
los dos elementos del movimiento: el pueblo y la burguesía. Porque
en la insurrección de París en la proximidad del 14 de julio, hubo,
como en +oda la Revolución, dos corrientes separadas, de origen diver-
so: el movimiento político de la burguesía y el movimiento popular.
Ambos se daban la mano en ciertos momentos, en las grandes joma-
das de la Revolución, por una alianza temporal, y obteniendo las
grandes victorias sobre el antiguo régimen. Pero la burguesía descon-
fiaba siempre de su aliado del día, el pueblo. Así se caracteriza lo
ocurrido en julio de 1789. L a alianza fué concluida sin buena volun-
tad por la burguesía, y por lo mismo ésta se apresuró desde el día 15
y aun durante el movimiento, a organizarse para sujetar al pueblo
rebelde.
Desde el proceso Réveillon, el pueblo de París, hambriento, y
riendo que el pan escaseaba cada vez mis, engañado por vanas pro-
mesas, trataba de rebelarse; pero, no sintiéndose apoyado ni siquiera
por aquellos mismos burgueses a quienes la lucha contra la autoridad
real había puesto en primera línea, no hacía más que tascar el freno.
Entretanto, el partido de la corte, reimido alrededor de la reina y
de los principes, se decidió a dar xm gran golpe para acabar con la
Asamblea y la fermentación popular, y al efecto reúnen las tropas,
excitan su entusiasmo realista y preparan abiertamente un golpe de
Estado contra la Asamblea y contra París. Entonces la Asamblea,
sintiéndose amenazada, deja hacer a aquellos de sus miembros y
amigos de París lo que querían, «el llamamiento al pueblo », o sea la
excitación a la insurrección popular. Y como el pueblo de los subur-
bios no deseaba otia cosa, respondió al llamamiento; no esperó kt
caída de Necker, sino que había comenzado ya a rebelarse el 8 de
Ui. G R A N REVOLUCIÓN 97

julio y aun el 27 de junio. De ese movimiento se aprovechó la bur-


guesía y, lanzando al pueblo a la insurrección abierta, se armó eUa
misma para dominar la ola popular e impedirla «ir demasiado lejos ».
E n su marcha ascendente el pueblo insurrecto se apoderó, contra la
voluntad de los burgueses, de la Bastilla, emblema y sostén del poder
real. Después, habiendo organizado su milicia, la burguesía se apre-
suró a hacer que entraran en orden los a hombres de las picas \
Ese doble movimiento
es lo que se trata de re-
latar.
Hemos visto que la
sesión regia de 23 de ju-
nio tuvo por objeto de-
clarar a los Estados Ge-
nerales que no eran el
poder que querían ser;
que el poder absoluto del
rey quedaba subsistente;
que los Estados Genera-
les nada habían cambiado
respecto de ese poder (i),
y que los dos órdenes pri-
vilegiados, la nobleza y
el clero, establecerían por
VOUíEV, AUTOR D E «LAS RUINAS D E P.
si mismos las concesiones
(Del Gatilnete de las Estampas)
que juzgarían útiles para
wi reparto más justo de los impuestos. I,os beneficios que iban a
ser concedidos al pueblo frocedtrian asi del rey en persona, j esos
beneficios serian: la abolición del trabajo servil (ya practicada en
gran parte), de la mano muerta y del pago de la tasa al señor feudal;
la restricción del derecho de caza; la sustitución del sorteo por el

(i> E l primiüvo proyecto de Necker atribula a la Asamblea el derecho de impulsar la Revo-


taelda hasta el establecimiento de una carta imitada del inglís. Acerca de esto dice Lula Blaac:
«Diéronse pnsa a exceptuar de tola deliberación común ia torma dt cmstüitción que había ie
iatst a los próximos Estados Geruraless {Hisloire de la Révolutto» franfaise, edit. in-4.L t. L p. lao).
PEDRO KROPOTKINE

alistamiento regular en la milicia; la supresión de la palabra taille


(pecho, tributo), y la organización de los poderes provinciales. Todo
eso, por lo demás, en estado de vanas promesas o, por mejor decir,
de simples títulos de reformas; porque todo el ccntenido de esas re-
formas, toda la substancia de esos cambios, habían de buscarse aún,
¿y cómo hallarlos sin dar hachazos a los privilegios de los dos ór-
denes superiores? Pero el prmto más importante del real discurso
—ya que toda la Revolución iba a girar pronto sobre ese asunto—,
era la declaración del rey acerca de la inviolabilidad de los derechos
feudales: ¡declaraba propiedades absolutamente y para siempre invio-
lables los diezmos, los censos, las rentas y los derechos señoriales y
feudalesl Con esta promesa, el rey ponía evidentemente la nobleza
de su parte contra el Tercero; pero una promesa de esta extensión
reducía la Revolución a la impotencia de toda reforma en la hacienda
del Estado y en toda la organización interior de PTancia; era con-
servar íntegra la vieja Francia, el antiguo régimen. Y a veremos des-
pués que en todo el curso de la Revolución, la monarquía y la
conservación de los derechos leúdales — l a vieja forma política y la
vieja forma económica — fueron asociadas en la mentalidad de la
nación.
Hay que reconocer que la maniobra de la corte tuvo cierto éxito.
Después de la sesión regia la nobleza hizo una ovación al rey y prin-
cipalmente a la reina, en palacio, y al día siguiente sólo cuarenta y
siete nobles se reunieron a los otros dos órdenes. L a gran mayoría
de los nobles no fué a unirse al clero y a los burgueses del Tercero,
hasta que pocos días después circuló el rumor de que cien mil pari-
sienses marchaban contra Versalles, y la presentación de los nobles
se debió a la consterrración que la noticia produjo en palacio y a una
ordea del rey, confirmada por las lágrimas de la reina, qrrien era más
acatada por la nobleza qire el rey, y acudieron no disirrmlando su
esperairza de ver pronto dispersos por la fuerza aquellos rebeldes.
Todas las maniobras de la corte, todas sus conspiraciones y hasta
las palabras de tal o cual principe o noble, todo se sabía en seguida
catre los revolucionarios; todo llegaba a París por mil canales secretos
L A GRAN REVOLUCIÓN 99

que se habían establecido cuidadosamente, y los rumores llegados


de Veisalles alimentaban la fermentación en la capital. Hay momen-
tos en que los poderosos no pueden contar con sus domésticos, y así
sucedía en Versalles. De ese modo, mientras la nobleza celebraba
el éxito de la sesión regia, algunos revolucionarios burgueses fundaban
en Versalles el
club Bretón, que
pronto llegó a ser
un gran centro
de unión y des-
pués fué el cluD
de los Jacobinos;
a aquel club acu-
dían ios mismos
criados del rey
y de la reina a
referir lo que a
puerta cerrada se
decía en la corte.
Algunos diputa-
dos de Bretaña,
entre otros Le
Chapelier, Glezen
y Lanjuin ais, fue-
ron los fundado-
MONTESQUIEU, AUTOR D E « F L ESPÍRITU D E LAS LEVES»
res de aquel club
(Del Gabinete de las Estamjjas)
Bretón, y de él
formaron parte Mirabeau, el duque de Aiguillon, Sieyés, Barnave,
Petion, el clérigo Gregoire y Robespierre.
Desde la reunión en Versalles de los Estados Generales reinaba
en París la mayor animación. E l Palacio Real, con su jardín y sus
cafés, se había convertido en club al aire libre, donde diez mil perso-
nas de todas condiciones acudían a comunicarse las noticias, a discutir
los folletos del día, a inspirarse en ia multitud para la acción futura.
lOO PEDRO KROPOTKINE

a conocerse, a entenderse. Todos los rumores, todas las noticias reco-


gidas en Versalles por el club Bretón, eran inmediatamente comuni-
cadas a ese agitado club de la multitud parisiense; desde allí se exten-
dían a los suburbios, y si a veces se agregaba de paso la leyenda a
la realidad, la leyenda era la preferida, como sucede siempre con las
leyendas populares, que resultan más verdaderas que la verdad misma,
puesto que se anticipa, hace resaltar bajo forma legendaria los moti-
vos secretos de las acciones y, por intuición, suele juzgar los hombres
y las cosas más justamente que los sabios. ¿Quién, mejor que las masas
desconocidas de los barrios bajos y de los suburbios, juzgó a María
Antonieta. la Polignac, al rey maula y a los principes? ¿Quién los
adivinó mejor que el pueblo?
Desde el día siguiente a la sesión regia, la gran ciudad respiraba
ya la rebeldía. E l Ayuntamiento felicitó a la Asamblea, y el Palacio
Real le dirigió un mensaje redactado en un lenguaje guerrero. Pata el
pueblo, hambriento, despreciado hasta entonces, el triunfo de la
Asamblea resplandecía con la esperanza, y la insurrección represen-
taba a sus ojos el único medio de procurarse el pan que le fal-
taba. Cuando la escasc. era mayor y faltaban continuamente las
harinas malas y quemadas destinadas a los pobres, el pueblo sabía
que en París y en sus contornos habla pan de sobra para alimen-
tar a todos, y los pobres se decían que sin una insurrección los
mouopolizadores logreros no cesarían nunca de rrratar de hambre al
pueblo.
A medida que los pobres protestaban con mayor energía en los
sombríos callejones, la burguesía parisiense y los representantes del
pueblo temían cada vez más el motín (i). E l mismo día de la reunión
de los tres órdenes, el 27 de junio, después de la victoria del Tercero,
Mirabeau, que hasta entonces se dirigía al pueblo, so separó de él

(i) Los que hacen actualmente los discursos aniversarios de la Revolución prefieren callar
«obre asunto tan delicado, y nos hablan de la admirable unaninUdad que existia entre el pueblo
y sus representantes. V a Luis Blanc había marcado bien los temores de la burguesía a la apro-
ximación del 14 de julio, y las investigaciones modernas confirman este punto de vista. Los
hechos que menciono aqui, referentes a las joruíidas del 2 al r 2 de julio, demuestran también
que la insurrección del pueblo de Paris siguió h.asta el dia 12 su línea de conducta indepen-
diente de los burgueses del Tercer Estado.
LA GRAN REVOLUCIÓN lOI

claramente y habló para separar de él a los representantes, advir-


tiéndoles que se guardaran de los «auxiliares sediciosos». Veíase ya
el programa futuro de la Gironda que se dibujaba en la Asamblea.
Mirabeau quería que ésta contribuyera «al sostenimiento del orden
a la tranquilidad pública, a la autoridad de las leyes y de sus minis-

tros». Hasta va más lejos: quiere que se agrupe alrededor del rey,
porque el rey quiere el bien; si alguna vez hace el mal, es por engañado
y mal aconsejado.
Y la Asamblea aplaudió.
«La verdad es, dice Luis Blanc, que, lejos de aspirar a derribar el
trono, la burguesía trataba ya de servirse de él como de un refugio.
Renegada por la nobleza, en el seno de los Municipios, antes tan seve-
M2 PEDRO KROPOTKINE

JOS, Luis XVI haUó sus servidores más fieles. Cesó de ser el rey de los
aristócratas, se convirtió en el rey de los propietarios.»
Ese vicio de origen de la Revolución había de pesar sobre ella
—«orno veremos—todo el tiempo, hasta la reacción.
L a miseria aumentaba de día en día en la capital. Necker había
tomado bien sus medidas para hacer frente a los peligros de una esca-
sez: había suspendido en 7 de septiembre 1788 la exportación de los
trigos y protegía la importación por medio de primas; setenta millones
se emplearon en la compra de trigos extranjeros, y al mismo tiempo
daba gran publicidad al decreto del Consejo del rey, de 23 abril 1789,
que permitía a los jueces y a los oficiales de policía visitar los gra-
Bcros de los particulares, inventariar sus granos y enviar, en caso
necesario, esos granos a los mercados. Pero la ejecución de esas medi-
das estaba confiada a las viejas autoridades, que es cuanto puede
decirse. E l gobierno daba primas a los que traían trigo a París; pero
el trigo importado era reexportado secretamente, para ser reimpor-
tado y percibir la prima una segunda vez. E n las provincias, los
monopolizadores y logreros compraban el trigo en vista de esas espe-
cnlaciones: hasta se compraban sobre el terreno las futuras cosechas.
E n aquellas circunstancias apareció el verdadero carácter de la
Asamblea Nacional. Se manifestó admirable en el juramento del
Juego de Pelota, pero ante el pueblo permaneció burguesa. E l 4 de
julio, a la presentación del dictamen del Comité de subsistencias,
la Asamblea discutió las medidas que habían de tomarse para garantir
e! pan y el trabajo al ])ueblo: se habló horas enteras, se presentaron
proposiciones; Petion propuso un empréstito; otros propusieron auto-
rizar las asambleas provinciales para tomar las medidas necesarias,
pero no se resolvió nada, no se emprendió nada; todo se redujo a
compadecerse del pueblo. Y cuando un diputado suscitó la cuestión
de los logreros y denunció algunos, tuvo en su contra toda la Asam-
blea. Dos días después, el 6 de julio, Bouche anunció que los culpa-
bles eran conocidos y que el día siguiente se presentaría la denuncia;
«un espanto general se apoderó de la Asamblea», dice Corsas, en el
Correo de Versalles y de París, que acababa de fundar; pero llegó el
LA G R A N REVOLUCIÓN 103

día siguiente, y ni una palabra más se pronunció sobre aquel asunto,


que quedó ahogado entre dos sesiones. ¿Por qué? Por miedo—k>s
acontecimientos lo probaron—de revelaciones comprometedoras.

LA NOCHE D E L 30 DE JUNIO

E n todo caso, de tal modo temía la Asamblea la rebelión popular,


que cuando el motín de París el 30 de junio, a consecuencia del arresto
de once guardias franceses que no quisieron hacer fuego contra el
104 PEDRO KROPOTKINE

pueblo, la Asamblea votó un mensaje al rey, concebido en términos


en extremo serviles, y manifestó su «profunda adhesión a la autoridad
real» (i).
. Para que el rej' consintiera en dar a la burguesía una parte mínima
en el gobierno, se agrupaba en su rededor y le ayudaba con todo su
poder de organización a dominar al pueblo. Pero—y sirva de adver-
teucia en las revoluciones futuras—hay en la vida de los individuos,
de los partidos y también de las instituciones, una lógica que no
puede alterarse por la voluntad de nadie. E l despotismo real no podía
pactar con la burguesía, que le pedía su parte del poder. Lógica y
fatalmente había de combatirla, y una vez empezada la batalla,
había de sucumbii y ceder la plaza al gobierno representativo, forma
que mejor conviene a la burguesía. Tampoco podía, sin hacer traición
a su apoyo natural, la nobleza, pactar con la democracia popular, e
hizo cuanto pudo para, defender a los nobles y sus privilegios, so pena
de verse traicionado por esos mismos privilegiados de nacimiento.
Sin embargo, de todas partes llegaban informes de las conspira-
ciones de la corte a los partidarios del duque de Orleans, que se re-
unían en Montrouge, y a los revolucionarios que frecuentaban el club
Bretón. Las tropas se concentraban en Versalles y sobre el camino
de Versalles a París. E n París mismo tomaban posesión de los puntos
más importantes en la dirección de Versalles. Se hablaba de
35.000 hombres repartidos en los sitios indicados, a los cuales pronto
se unirían 20.000 hombres más. Los príncipes y la reina se concerta-
ban entre sí para disolver la Asamblea, dominar París en caso de
insurrección, detener y matar, no sólo a los principales instigadores
y al duque de Orleans, sino también aquellos diputados como Mira-
beau, Mounier y Lally-Tolendal, que querían hacer de Luis X V I un
rey constitucional. Doce diputados, decía después Lafayette, habían
de ser inmolados. E l barón de Breteuil y el mariscal de Broglie habían
sido llamados para ejecutar el proyecto, y ambos estaban dispuestos

(I) Asamblea Nacional gime por las turbulencias que en este momento agitan París...
se presentará al rey una diputación para suplicarle se sirva emplear, para el restablecimiento
del orden, los medios infalibles de la clemencia y de l a bondad que son tan naturales a s u
corazón y de la coniianza que su buen pueblo merecerá siempre,»
L A GRAN REVOLUCIÓN 105

a obrar, —«Si es necesario que arda París, París arderá»—decía el


primero. E l mariscal de Broglie había escrito al príncipe de Condé
que «una salva de cañones hubiera dispersado pronto a esos argu-
mentadores, y reinstaurado el poder absoluto que se extingue, en lugar
del espíritu republicano que se forma» (i).
Y no se crea, como han supuesto algunos historiadores reacciona-
rios, que se trataba sólo de simples rumores. L a carta de la duquesa

i.

MOVrMIENTO D E TROPAS E L 12 D E JULIO 1789

de Polignac, hallada después, dirigida el 12 de julio al preboste de


los mercaderes, Fleselles, y en la que todas las personas notables esta-
ban designadas bajo nombres convenidos, prueba suficientemente
el complot urdido por la corte para el 16 de julio. Si todavía pudiera
haber duda sobre el particular, la desvanecen las palabras dirigidas
el 10 de julio a Dumouriez, en Caen, por la duquesa de Beuvron,
en presencia de más de sesenta nobles triunfantes.
—«¿No sabe usted Ja gran noticia? Dumouriez,—decía la du-
quesa.—Su amigo Necker ha sido despedido; por lo pronto el rey

(i) Luis Blanc, Historia ie la Revolución francesa.


I'IÍDEt) KROPDTKINi:

vuelve a ser rey de veras, la Asamblea queda disuelta; vuestros


amigos, los cuarenta y siete, quizá a estas horas están en la Bastilla
con l)Iirabeou, Target y un centenar de esos insolentes del Tercero,
>• seguramente el mariscal de Broglie está en París con treinta mil
hombres». (Memorias de Dumouriez, t. I I , p. 35.) L a duquesa se
engañaba: Necker no fué despedido hasta el día 11, y Broglie se
guardó de entrar en París.
¿Pero qué hacía entonces la Asamblea? Lo que han hecho y harán
siempre todas las asambleas en tal situación. Nada.
E l mismo día en que el pueblo de París comenzaba a rebelarse,
el S de julio, la Asamblea encargaba a Mirabeau, su tribuno, la redac-
ción de una humilde súplica al rey; y, suplicando a Luis X V I que
retirase los soldados, llenaba la súplica de adulaciones; le hablaba
de un pueblo que quería a su rey, que bendecía al cielo por el don
que le había hecho con su amor. ¡Y esas mismas palabras, esas mis-
mas adulaciones, fueron todavía más de una vez dirigidas al rey
por los representantes del pueblo en el curso de la Revolución!
L a Revolución no era comprendida, y todo el empeño de las
clases poseedoras consistía en atraerse la monarquía, convirtiéndola
en escudo contra el pueblo. Todos los dramas de 1793 en la Conven-
ción están ya en germen en aquella súplica de la Asamblea Nacional,
firmada algunos días antes del 14 de julio.
CAPÍTULO X I

París en vísperas d e l 14 d e j u l i o

A atención de los historiadores está generalmente


absorbida por la Asamblea Nacional. Los represen-
tantes del pueblo, reunidos en Versalles, parece que
personifican la Revolución, y sus menores palabras y
sus actitudes son recogidas con piadosa devoción. Sin embargo, el
corazón y el sentimiento de la Revolución no estaban allí, estaban
en París.
Sin París, sin su pueblo, la Asamblea no era nada. Si el temor
a París rebelde no hubiera retenido a la corte, ésta hubiera segura-
mente disuelto la Asamblea, como se ha visto tantas veces después:
el i 8 brumario y el 2 de diciembre en Francia, y recientemente aún
en Hungría y en Rusia. vSin duda, los diputados hubieran protestado;
algunos hubieran pronunciado bellas palabras, y otros hubieran
io8 PEDRO KROPOTKINE

intentado quizá sublevar las provincias... pero sin el pueblo dispuesto


a sublevarse, sin u n trabajo revolucionario realkado en las masas,
sin un llamamiento al pueblo para la rebeldía, hecho directamente
de hombre a hombre y no por manifiestos, una asamblea de repre-
sentantes es poca cosa para un gobierno establecido, con su red de
funcionarios y su ejército.
Gracias a que París velaba: mientras la Asamblea Nacional dor-
mía en una seguridad imaginaria y el l o de julio volvía a ocuparse
tranquilamente del proyecto de Constitución, el pueblo de París,
al que los más audaces y perspicaces burgueses habían recurrido,
se preparaba a la insurrección. E n los barrios populares se repetían
los detalles del golpe militar que la corte preparaba para el día i 6 ;
se sabía todo, hasta la amenaza del rey de retirarse a Soissons y de
entregar París al ejército, y la gran agitación se organizaba en sus
distritos para responder a la fuerza por la fuerza. Los «auxiliares
sediciosos» con que Mirabeau había amenazado a la corte, habían
sido llamados, en efecto, y en las sombrías tabernas de las afueras,
el Paris pobre y andrajoso discutía los medios de « salvar la patria >
y se armaba como, podía.
Centenares de agitadores patriotas, «desconocidos», por supuesto,
hacían todo lo posible para conservar la agitación y atraer el pueblo
a la calle: los petardos y los fuegos artificiales, dice Arthur Young,
era uno de los medios en boga; se vendían a mitad de precio, y cuando
se reunía una multitud para contemplar un fuego artificial en una
encrucijada callejera, uno comenzaba a arengar al pueblo refiriendo
las noticias de los complots de la corte. Para disolver esas agrupa-
ciones, « antes hubiera bastado una compañía de suizos; hoy se nece-
sitaría un regimiento; dentro de quince días sería necesario un ejér-
cito», decía Arthur Young en vísperas del 14 de julio (p. 2 1 9 ) .
E n efecto, desde fin de junio, el pueblo de Paris estaba en ebu-
llición plena y constante y se ¡preparaba para la insurrección. Ya en
principios de junio se esperaban motines, a causa de la carestía de
los trigos, dice el librero inglés Hardy, y si París se contuvo hasta el
25 de junio, débese a que hasta la sesión regia esperaba que la Asam-
LA GRAN REVOLUCIÓN 109

blea haría algo; pero el 25, París comprendió que no le quedaba más
esperanza que la insurrección.
Una m u l t i t u d tumultuosa de parisienses se dirigió a Versalles
dispuesta a provocar un conflicto con las tropas. E n París mismo
se formaban por todas partes grupos «dispuestos a llegar a los más
horribles extremos », se lee en las Notas secretas dirigidas al ministro
de negocios extranjeros, publicadas por Chassin (Les Elections et les

F R A T E R N I D A D D E SOLDADOS Y POPULARES

• i ABAJO E L SOLIDEO ! »

cahiers de Paris, París, 1889, t . I I I , p. 453). «El pueblo ha estado en


movimiento toda la noche, ha hecho luminarias y ha tirado innume-
rables cohetes ante el Palacio Real y la Contaduría general». Se
gritaba: « ¡Viva el duque de Orleans! »
Aquel mismo día, el 25, los soldados de la Guardia francesa fra-
ternizaban bebiendo con el pueblo, que los atraía a diversos barrios
y recorrían las calles gritando: ¡Abajo el solideo!
Entretanto, los «distritos» de Paris, es decir, las asambleas pri-
marias de los electores, sobre todo las de los barrios obreros, se consti-
TIO PEDRO KROPOTKINE

tuian Tegularmente y tomaban sus medidas para organizar la resis-


tencia en París. Los « distritos» estaban en relaciones constantes entre
sí, y sus representantes hacían esfuerzos continuados para consti-
tuirse en cuerpo municipal independiente. E l 2 5 , Bonneville lanzó
ya el llamamiento a las armas en la asamblea de los electores e hizo
la proposición de constituirse en Commune, fundándose en la histo-
ria para motivar su proposición. A l día siguiente, después de haberse
reunido previamente en el museo de la calle Dauphine, los represen-
tantes de los distritos se dirigieron al Hotel de Ville. E l i.° de julio
celebraron su segunda sesión, cuya acta publica Chassin, t . I I I , pá-
ginas 439-444, 45S, 460. Constituían así el «Comité permanente» <jue
funcionó durante la jornada del 14 de julio.
El 3 0 de junio, un simple incidente, el arresto de once soldados
de la Guardia francesa, que habían sido encerrados en la cárcel de
la Abadía por haberse negado a cargar con bala sus fusiles, bastó
para producir un motín en París. Cuando I^oustalot, redactor de
las Revoluciones de París, en el Palacio Real, subió sobre una silla
frente al café Poy y arengó a la m u l t i t u d sobre ese asunto, cuatro
mil hombres se dirigieron inmediatamente a la Abadía y libertaron
los soldados detenidos. Cuando- vieron los carceleros llegar aquella
multitud, comirrendieion que la resistencia sería inútil, y entregaron
los presos al pueblo, y cuando acudieron a escape los dragones, dis-
puestos a lanzarse contra el pueblo, vacilaron, envainaron sus sables
y fraternizaron con la multitud, incidente que hizo temblar a la Asam-
blea cuando supo al día siguiente que la tropa había pactado con el
motín. — t ¿ Hemos de convertirnos en los tribunos de un pueblo
desenfrenado ? » se preguntaban aquellos señores.
Pero el motín rugía ya en los contomos de Paris. E n Nangis se
había negado el pueblo a pagar los impuestos mientras no fueran
fijados por la Asamblea; faltaba el pan, 5' como no se vendían más
de dos celemines de trigo a cada comprador, el mercado estaba
rodeado de dragones. Sin embargo, a pesar de la presencia, de la tropa,
hubo varios motines en Nangis y en otras villas de las inmediaciones.
A cada paso surgía una querella entre el pueblo y los tahoneros, y
LA GKAN- REVOLUCIÓN III

entonces se tomaba todo el pan sin pagar, dice Young (p. 225). E l
27 de junio, el Mercurio de Francia habla hasta de tentativas

C A M I L O UÜSMOL'LINS (Museo de V e r s a l l e s )

hechas en diversos puntos, pero especialmente en íSan Quentin, de


segar las cosechas sin madurar: tan grande era la escasez de este
preciado cereal.
] 12 PEDRO KROPOTKINE

En París, los patriotas se inscribían ya en 3 0 de junio en el café


de Caveau para la insurrección, y el día siguiente, cuando se supo que
Uroglie había tomado el mando del ejército—dicen los informes
secretos—, se decía ostensiblemente en todas partes que « si la tropa
disparaba un solo tiro se pondría iodo a sangre y fuego... Se dicen otras
cosas mucho peores, mucho más fuertes... Las gentes prudentes no
se atreven ya a salir a la calle », añade el confidente.
E l 2 de julio estalló el furor popular contra el duque de Artois
>• los Polignac. Se habló de matarlos, de saquear sus palacios; se pensó
también en apoderar.se de todos los cañones instalados en distintos
sitios de París. Eos grupos eran cada vez más numerosos y « el furor
del pueblo era inconcebible», dicen los mismos informes. Aquel mismo
día, dice el librero Hardy en su diario, estuvo a punto de salir «hacia
las ocho de la noche, una m u l t i t u d de furiosos, del jardín del Palacio
Real >;, para librar a los diputados del Tercero, que se decía estaban
expuestos a ser asesinados por los nobles. Desde aquel día se hablaba
de apoderarse de las armas existentes en los Inválidos.
E l furor contra la corte marchaba a la par con los furores inspi-
rados por la escasez. E n efecto, los días 4 y 6 , en previsión del saqueo
de las tahonas, circulaban patrullas de guardias franceses por las
calles, dice Hardy, y vigilaban la distribución del pan.
E l 8 de julio estalló en el mismo París un preludio de la insurrec-
ción entre los veinte m i l obreros sin trabajo que ocupaba el gobierno
en hacer excavaciones y terraplenes en Montmartre. Dos días después,
el 10, corría ya la sangre, y aquel mismo día comenzaron a arder las
jHiertas de la ciudad; incendiaron la de la Chaussée-d'Antin, y el
pueblo se aprovechaba para entrar provisiones y vino sin pagar dere-
cho de consumos.
¿Habría hecho Camilo Desmoulins el día 12 su llamamiento a las
armas n i no hubiera estado seguro de que sería aceptado, si no hubiera
sabido que París se sublevaba ya, y que doce días antes Loustalot
sublevó la m u l t i t u d por un hecho de menor importancia, y que a la
sazón el París de los suburbios y de los barrios bajos sólo esperaba la
señal, la iniciativa, para insurreccionarse?
LA GRAN REVOLUCIÓN M3

Ea fuga de los príncipes, seguros del éxito, precipitó el golpe


de Estado, preparado para el día i 6 , y el rey se vió obligado a obrar
antes que llegaran los refuerzos de Versalles ( i ) .
Necker fué despedido el día i i , el duque de Artois le dió una
puñada en la nariz cuando el ministro se dirigía a la sala del Consejo,
y el rey, con su picardía ordinaria, fingía no saber nada cuando ya
había firmado el despido. Necker se sometió, sin la menor réplica.

C A M I L O D E S M O U L I N S E N E L P A L A C I O R E A L E L 12 D E J U L I O D E 1 7 8 9

a las órdenes de su amo; hasta entró en sus planes y su])o arreglar


su partida a Bruselas sin suscitar sospechas en Versalles.
París no lo supo hasta el día siguiente, el 12, hacia el mediodía.
Su despedida era esperada; debía ser considerada como el principio
del golpe de Estado. Repetíase la frase del duque de Broglie que,
con sus treinta m i l soldados situados entre París y Versalles, « respon-
día de París», y como circulaban rumores siniestros desde la mañana
acerca de las matanzas preparadas por la corte, el «todo París revolu-
cionario» se dirigió en masa al Palacio Real. Allí llegó el correo anun-
ciando la noticia del destierro de Necker: la corte se había decidido,
pues, a romper las hostilidades... Entonces Camilo Desmoulins, salió

(i) véanse las cartas del enviado sajón Senmour, a Stutterheim, del 19 de julio y del 20 de
agosto. Archivos de Drcsde, citadas por Flanunermont, L a Jornada del 14 de julio l y S g , poi
Pitra. Publicación de l a Sociedad de ta Historia de a Revolución Francesa, 1S92.
114 PEDRO KROPOTKINE

de uno de los cafés del Palacio Real, del café Foy, con una espada en
una mano y una pistola en la otra, subió sobre una silla y lanzó su
llamamiento a las armas; desgajó una rama de árbol, tomó, como se
sabe, una hoja verde como escarapela y signo de unión, y su grito:
¡No hay que perder un momento: a las armas! se repitió en los suburbios
y en los barrios populares.
Por la tarde se organizó una inmensa manifestación ostentando
las bustos del duque de Orleans y de Necker velados con un cres-
})ón (se decía que el duque de Orleans había sido también desterra-
do), atravesó el Palacio Real, siguió la calle de Richeüeu y se dirigió
hada la plaza de Euis X V (hoy Plaza de la Concordia), ocupada por
la tropa: suizos, infantería francesa, húsares y dragones, al mando
d d marqués de Besenval, Fas tropas se vieron pronto envueltas
\)Ot el pueblo; trataron de rechazarle a sablazos, y se mantuvieron
firmes; pero ante aquella m u l t i t u d innumerable que empujaba, en-
volvía y oprimía rompiendo sus filas se vieron forzadas a retirarse.
Por otra parte, se supo que los Guardias franceses habían disparado
algunos tiros contra «el Real Alemán», regimiento fiel al rey, y que
le© suizos se negaban a hacer fuego contra el pueblo. Entonces
Besenval, que al parecer no tenía gran confianza en la corte, se retiró
aate la ola ascendente del pueblo y fué a acampar en el Camj)0 de
Marte ( i ) .
Ea lucha se había entablado ya. ¿Cuál sería el resultado final.
Sí la tropa, fiel al rey, hubiera recibido la orden de marchar sobre
París? E n tal situación, los revolucionarios burgueses se decidieron
a aceptar, aunque con repugnancia, el medio supremo, el llamamiento
al pueblo. E l toque de rebato sonó en todo París, y en los suburbios
y los barrios bajos se empezó a forjar picas (2). Poco a poco comen-
zaron a salir a la calle hombres armados, que durante toda la noche

(x; «lyOS Guíxrdias franceses, unidos al populacho, han hecho fuego contra u n destacamento
del regimiento R e a l Alemán, situado en el tioulevard, bajo mis ventanas. H a n resultado do»
hombres y dos caballos muertos», escribía Simolin, ministro plenipotenciario de Catalixm I I
en París, a l canciller Ostennan, el 13 de julio. Y anadia: t Anteayer y ayer por l a noche se quemó
la puerta B l a n c a y la del faubourg Poissonniere.> (Conches, Lettres de L o u i s X V I , etc., p. 223)-
{2) Se fabricaron 50.000, lo mismo que «toda clase de armas subalternas», a expensa» de
la ciudad, dice Dusault {L'CBuvre de sept jour^, p. 203).
I.A GRAN REVOLUCIÓN

obligaban a los transeúntes a dar dinero para compiar pólvora. Todas


las oficinas de consumos de las puertas, desde el faubourg San Antonio
kasta el de San Honorato, lo mismo que las de San Marcelo y Santiago,
fueron incendiadas: las provisiones y el vino entraban libremente
en París. E l toque de rebato no cesó en toda la noche, y la burguesía
tembló por sus propiedades, porque hombres armados de picas y de
palos, se esparcieron por las calles y saquearon las casas de algunos
enemigos del pueblo, de los logreros, y llamaban a las puertas de los
ricos en demanda de pan y de armas.

MEDALLA D E DISTRITO

E l día siguiente, el 13, el pueblo se dirigió ante todo adonde había


pan, especialmente al monasterio de San Lázaro, que fué asaltado
a los gritos de ¡Pan, Pan! Cincuenta carros se cargaron de harina,
no tomados en forma de pillaje, sino para ser conducidos al Mercado,
donde el pan sirve para todo el mundo. Del mismo modo dirigió el
pueblo todas las provisiones entradas en París sin pagar e! impuesta
de consumos ( i ) .
A l mismo tiempo el pueblo se apoderó de la cárcel de la Iñierza,
donde entonces se detenía por deudas, y los libertados atravesaron

(i) «De todas partes se conducía al HOtel de Ville u n número infinito de carros que se
hablan detenido a las puertas de la ciudad, cargados de toda clase de provisiones, de vajilla,
de muebles, de subsistencias, etc. E l pueblo que ansiaba armas y municiones... llegaba « •
multitud y se hacfa más exigente a cada momento.» E r a el 13 de julio. Dtisaulx, L'CEutrt
it sept jours, en Mémoires sur la Bastille, Linguet-Dusánlx. publicadas por I I . Monin, Paris,
iSág, p. I Q 7 ) .
ii6 PEDRO KROPOTKINE

la ciudad dando gracias al pueblo; pero un motín de los presos del


Chátelet fué apaciguado, aparentemente, por los burgueses, que se
armaban apresuradamente y lanzaban sus patruUas a las calles. A
las seis, las milicias burguesas, ya formadas, se dirigían, en efecto,
al Hotel de Ville, y a las diez de la noche, dice Chassin, entraban en
servicio.
Taine y consortes, ecos fieles de los temores de la burguesía, tratan
de hacer creer que el 13 << París estaba en poder de los bandidos»; pero
esta aserción es negada por todos los testimonios de la época. Hubo,
sin duda, transeúntes detenidos por hombres portadores de picas
que les pedían dinero para armarse; hubo también, en las noches del 12
al 14, hombres armados que llamaban a las puertas de los ricos para
pedirles comida y bebida o armas y dinero; está averiguado también
que hubo tentativas de pillaje, puesto que testigos dignos de fe hablan
de gentes ejecutadas en la noche del 13 al 1 4 por tentativas de este
género ( i ) , pero en esto, como en otras cosas, Taine exagera.
Aunque el hecho desagrade a los modernos republicanos burgue-
ses, los revolucionarios de 1789 recurrieron a los «auxiliares compro-
metedores » de que hablaba Mirabeau, yendo a buscarlos en los tugu-
rios de extramuros, e hicieron muy bien, porque si es verdad que hubo
algunos casos de pillaje, en general, aquellos auxiliares, comprendiendo
la gravedad de la situación, pusieron sus armas al servicio de la causa

(i) L a s citas que M . Jules Flanunermont d a e n nota de s u obra sobre el 14 de juli


( L a Joumie du 14 juület lySg, jragmeni des Mémoires de L . -G. Pitra, con introducción y
notas, P a r i s 1892), son decisivas en este asunto, más decisivas que s n texto, que nos parece
contradictorio en las páginas cuxx.xi y C L X X X I I . «En l a tarde, dice el conde de Sal-
mour, l a tmardia burguesa, y a formada, comenzó a desarmar a todos los Indocumentados.
S n vigilancia y l a de los burgueses armados salvó todavía a Paris aquella noche... L a noche
pasó tranquilamente y con mucho orden; se detenía a los ladrones e indocumentados, y en los
casos graves se ahorcaba a alguno sobre el terreno.» (Carta del Cbnde de Salmour del 16 de
julio 1789, Archives de Dresde). E l pasaje siguiente, de u n a carta del D r . Rigby, que M . F l a m -
m e r m o n t d a e n aota, p. C L X X X I U , y que traduzco textualmente del Inglés, dice lo mismo:
«Cuando Uegó la.noche, m u y pocos individuos, que se habían armado la noche anterior, eran
visibles. Algunos se hablan negado a entregar las armas, y en el curso de l a noche probarom
cuán justos eran los recelos de los habitantes respecto de ellos, puesto que se dedicaron a l
saqueo; pero era demasiado tarde para hacerlo Impunemente, y pronto fueron descubiertos y
presos, y al dia siguiente supimos que varios de aquellos miserables, cogidos ÍH jraganti, fuero»
ahorcados.» (Dr. Rigby's Leíters, p. 55 a 57.) Cuando se leen esos pasajes, no puede negarse
que h a y verdad en el testimonio de Morellet, según el cual «en la noche del 13 al 14 se come-
tieron excesos contra las personas y las propiedades..
I,A GRAN REVOLUCIÓN 117

general y apenas se sirvieron de ellas para saciar sus odios personales


o para aliviar su miseria.
Es también cierto que los casos de pillaje fueron muy escasos.
Por el contrario, el espíritu de las multitudes armadas se elevó grande-
mente cuando supieron el compromiso que se había contraído entre
las tropas y los burgueses. Eos hombres de las picas se consideraron
evidentemente como defensores de la ciudad, sobre quienes pesaba

A L Z A - C U E L L O D E OFICI.AL C O N L i DECLARACIÓN D E L O S D E R E C H O S D E L H O M B R E

(Museo C a r n a v a l e t )

gravísima responsabilidad. Marmontel, enemigo declarado de la Revo-


lución, expone, no obstante, este rasgo interesante:—«Eos mismos
bandidos, poseídos del terror (?) común, no cometieron ningún atrope-
llo. Eas tiendas de los armeros fueron las únicas que se hicieron abrir,
y en ellas no se tomó más que armas», dice en sus Memorias. Y cuando
el pueblo condujo a la plaza de Gréve el coche del príncipe de Eam-
bese para quemarle, entregó la maleta y todos los efectos hallados
en el coche al Hotel de Ville. E n el convento de los Eazaristas, el
pueblo rehusó el dinero y no se apoderó más que de las harinas, las
ii8 PEDRO KROPOTKINE

armas y el vino, todo lo cual fué transportado a la Plaza de Grévc


Nada se tocó aquel día, n i en el Tesoro n i en la Caja de Descuentos,
observa el embajador inglés en su relación.
Eo que sí es cierto es el miedo de la burguesía a la vista de aquellos
hombres y de aquellas mujeres haraposos, hambrientos, armados de
palos y de picas «de todas clases»; el terror producido por aquellos
espectros del hambre sueltos por las calles se apoderó por completo
de la burguesía. Después, en 1791 y 1 7 9 2 , aquellos mismos buigueses
que querían acabar con la monarquía, preferían la reacción antes que
recurrir otra vez a la revolución popular. E l recuerdo del pueblo
hambriento y armado, entrevisto en los días 12, 1 3 y 1 4 de julio
de 1 7 8 9 , era para la burguesía una obsesión.
«i Armas!» t a l era el grito del pueblo después de haber hallado
un poco de pan. Buscábanse por todas partes, sin hallarlas, y entre
tanto, día y noche se forjaban en los barrios populares picas de todas
las formas imaginables con el hierro que se hallaoa a mano.
Ea burguesía tampoco perdía el tiempo; a toda prisa constituía
su autoridad: su municipalidad en el Hotel de Vüle y su milicia.
Sabido es que las elecciones para la Asamblea Nacional habíanse
verificado en dos grados; pero hechas las elecciones, los electores
del Tercero, a quienes se unieron algunos electores del clero y de la
nobleza, habían continuado reuniéndose en el Hotel de Ville, a partir
del 2 7 de junio, con autorización de la Oficina de la Ciudad y del
ministro de I'arís. De esos electores partió la iniciativa de organizar
la milicia burguesa. E l i.° de julio ya les vimos celebrar su segunda
sesión.
E l 1 2 de julio instituyeron un Comité permanente, presidido por
el preboste de los mercaderes, Flesselles, y decidieron que cada uno
de los sesenta distritos eligiera doscientos ciudadanos conocidos y en
estado de llevar armas, que formarían un cuerpo de 12.000 hombres
dedicados a velar por la seguridad pública. Esta milicia había de ele-
varse en cuatro días a la cifra total de 48.000 hombres, mientras el
mismo Comité buscaba el medio de desarmar al pueblo.
«De ese modo, dice muy bien Euis Blanc, la burguesía se daba
LA GKAN REVOLUCIÓN 119

una guardia pretoiiana de 12.000 hombres. A riesgo de someterse


a la corte, se quería desarmar el pueblo.»
E n lugar del color verde de los primeros días, aquella milicia
llevaría la escarapela roja y azul, y el Comité permanente tomó medi-
das para que el pueblo, al armarse, no invadiera las filas de la nueva
mñicia. Ordenó que todo el que Uevara armas y la escarapela roja
y azul, sin haber sido inscrito en uno de los distritos, fuese entregado

S A Q U E O D E L A C A S A S A N LÁZARO E L 13 D E J U L I O D E 1 7 8 9

a la justicia del Comité. E l comandante general de esta guardia nacio-


nal fué nombrado por el Comité permanente en la noche del 1 3 al 14 de
julio: fué un noble, el duque de Aumont. No aceptó, y entonces,
en su defecto, otro noble, el marqués de la Salle, nombrado segundo
comandante, tomó el mando.
E n resumen, mientras el pueblo forjaba las picas y se armaba,
mientras tomaba medidas para que no saliera la pólvora de París,
mientras se apoderaba de las harinas y las conducía al mercado central
o a la pla.za de Gréve, mientras el día 1 4 construía las barricadas
para impedir la entrada de la tropa en París, se apoderaba de las
120 PEDRO KROPOTKINE

armas de los Inválidos y se dirigía en masa hacia la Bastiña para


obligarla a capitular, la burguesía velaba por que el poder no se le
escapase de las manos. Ea burguesía constituía, pues, la Commune,
el Municipio burgués de París, que trató de reducir el movimiento
popular, y a la cabeza de ese Municipio puso a Flesselles, el preboste
de los mercaderes, que estaba en correspondencia con la Polignac
para impedir o dificultar el levantamiento de París. Se sabe que el
día 13, cuando se presentó el pueblo a pedirle armas, se hizo enviar
cajones de ropa vieja en vez de fusiles, y al día siguiente puso en juego
toda su influencia para impedir que el pueblo tomara la Bastilla.
Así es cómo, por parte de los diestros directores de la burguesía,
comenzaba el sistema de traiciones que veremos producirse durante
toda la Revolución.

J
CAPÍTULO X I I

La toma de la Basillla

ESDE la mañana del día 14, dirigíase el impulso de la


insurrección parisiense hacia la Bastilla, sombría for-
taleza de torres macizas y de formidable altura, que
se levantaba en medio de las casas de un barrio po-
pular, a la entrada del suburbio de San Antonio. Eos historiadores
se preguntan todavía quién dirigió la atención del pueblo hacia aquel
lado, y algunos han supuesto que fué el Comité permanente del Hótel
de Ville quien quiso dar un objetivo a la Revolución, lanzándola
contra el emblema de la monarquía. Nada confirma esa suposición,
en tanto qüe muchos hechos la contradicen. Fué más bien el instinto
popular el que comprendió desde el día 12 o el 13 que, en el plan de
la corte de aniquilar la insurrección parisiense, la Bastilla había de
tener una participación importante, y, en su vista, decidió apo-
derarse de aquella fortaleza.
122 PEDRO KROPOTKINE

E n efecto, sabido es que al Oeste tenía la corte los treinta mil


hombres de Besenval, acampados en el Campo de Marte; al Este tenía
por apoyo las torres de la Bastilla, cuyos cañones apuntaban al su-
burbio revolucionario de San Antonio y su calle principal, lo mismo
que sobre esa gran arteria, la calle de San Antonio, que conduce al
Hótel de Ville, al Palacio Real y a las Tullerías. Ea importancia de la
Bastilla era evidentísima, y «desde l a mañana del 14, dicen los Dos
Amigos de la Libertad, el grito ¡A la Bastiüal volaba de boca en boca
de un extremo a otro de la ciudad » ( i ) .
Verdad es que la guarnición de la Bastilla constaba sola-
mente de 114 hombres, de los cuales eran 84 inválidos y 30 sui-
zos, y que el gobernador no había hecho nada para aprovisionarla;
pero eso prueba solamente que la posibilidad de un ataque serio a la
fortaleza era rechazado como un absurdo. Sin embargo, el pueblo
sabía que los conspiradores realistas contaban con la fortaleza, y
supo por los vecinos de aquel barrio que en la noche del 12 al 13
se habían transportado provisiones de pólvora desde el arsenal a la
Bastilla. Se observó también qüe el comandante, marqués de
Eauney, había emplazado en la mañana del día 14 sus cañones en
posición para poder ametrallar al pueblo si se dirigiese en masa
hacia el Hótel de Ville.
H a y que advertir que el pueblo había odiado siempre las cárceles
Bicétre, la torre de Vincennes, la Bastüla. Durante los motines de
1783, cuando la nobleza protestó contra las prisiones arbitrarias,
el ministro Breteuil se decidió a abolir la encarcelación en Vincennes;
entonces aquel torreón famoso se transformó en almacén de trigo,
y Breteuil permitió visitar los terribles calabozos. Se habló mucho,
dice Droz (2), de los horrores que entonces se vieron y, como es natural
se pensó que en la Bastilla sería peor todavía.

(1) Y a en ranchos cuadernos los electores habían p e d i d o «que l a Bastüla se derribe y a n i -


quile». ( C u a d e r n o s d e l o s Merca.dos, d e i o s M a t u r i n o s , d e l o s F r a n c i s c a n o s , d e l S e p u l c r o , e t c . ,
c i t a d o s i x i r C h a s s i n , L e s Elidions et les cahiers de París, t. I I , p . 4 4 9 y sig.) L o s electores tenían
r a z ó u , p u e s t o q u e c u a n d o e l p r o c e s o R é v e i l l o n , s e dió o r d e n d e a r m a r l a B a s t i l l a . P o r l o m i s m o
en l a noche d e i 30 de j u n i o se habió de apoderarse d e a q u e l l a fortaleza. (Jíéeií de Vilargisse-
metU .. des gardes irangaises, citado por Chassin, p. 452, nota.)
(2) D r o z , Histoire du régne de Louis XVI, t. I , p. 417.
LA GRAN REVOLUCIÓN 123

E n todo caso, es indudable que desde el 13 por la noche se cam-


biaron algunos tiros entre grupos de parisienses armados que pasaban
cerca de la fortaleza y sus defensores, y que el 14, desde las primeras

LA. X O M A D E LA BASTILLA

( D e u n a e s t a m p a de la-época)

horas de la mañana, las multitudes más o menos armadas, que habían


circulado en París durante toda la noche, comenzaron a amasarse
en las calles que desembocaban en la Bastilla. Además había corrido
el rumor de que las tropas del rey avanzaban por la barrera del Trono
hacia el faubourg San Antonio, y las multitudes se dirigían hacia el
Este y constrm'an barricadas en las calles del Noreste del Hótel de
Ville.
U n ataque afortunado al Hotel de los Inválidos por el pueblo
le permitió armarse y procurarse cañones. E n efecto, desde el día
anterior, unos burgueses, delegados por sus distritos, se habían pre-
124 PEDRO K R O P O T K I N E

sentado en el Hotel de los Inválidos en demanda de armas, mani-


festando, en apoyo de su petición, que sus casas estaban amenazadas
de pillaje por los bandidos, y el barón de Besenval, comandante de
las tropas reales de París, que se hallaba en los Inválidos, prometió
pedir la autorización al mariscal de Bioglie. A u n no estaba concedida
la autorización, cuando el 14, a las siete de la mañana—hallándose
ya los inválidos al pie de sus cañones, con la mecha en la mano,
dispuestos a hacer fuego— una m u l t i t u d de siete a ocho m i l hombres
desembocó súbitamente, a paso de carga, por las tres calles vecinas;
atravesó en un instante, ayudándose unos a otros, el foso de ocho
pies de profundidad y doce de ancho que rodea la explanada del Hotel
de los Inválidos, invadió la explanada y se apoderó de doce cañones
de 24, de 18 y de 10 y de un mortero. Eos inválidos, penetrados ya
de un «espíritu sedicioso», no se defendieron, y la multitud, espar-
ciéndose por todas partes, no tardó en penetrar en los subterráneos
y en la iglesia, donde se hallaban ocultos 32.000 fusiles y cierta canti-
dad de pólvora ( i ) . Estos fusiles se emplearon el mismo día en la toma
de la Bastilla. E n cuanto a la pólvora, ya el día anterior el pueblo
detuvo treinta y seis barriles que iban a ser expedidos a Ruán, y
fueron transportados al Hótel de Ville, distribuyéndose allí toda la
noche la pólvora al pueblo que se armaba.

Ea toma de los fusiles de los Inválidos por la m u l t i t u d se hacía


muy lentamente: se sabe que no se había terminado aún a las dos de
la tarde, y hubiera habido tiempo para conducir allí la tropa y dis-
persar al pueblo, y más considerando que la infantería, la caballería
y aun la artillería estaban estacionadas muy cerca, en la Escuela
Militar del Campo de Marte; pero los jefes de aquellas tropas no tenían
confianza en sus soldados, y además vacilaban ellos mismos delante
de aquella m u l t i t u d innumerable de personas de toda edad y condi-
ción que en número de más de 200.000 inundaban las calles hacía
dos días. Eos habitantes de los barrios bajos, armados de algunos
fusiles, de picas, de martillos, de hachas o de simples garrotes, se habían

(i) Sigo aquí l a c a r t a d e l conde d e S a l m o u r , y también a M a t l i i e u D u m a s , citados por


M. Flainmermont.
LA GRAN REVOLUCIÓN

echado a la calle, y las masas se oprimían en la plaza de Luis X V (hoy


de la Concordia), en las inmediaciones del Hótel de Ville y en las de
la Bastilla y calles intermedias. L a burguesía parisiense se sobrecogió
de terror viendo aquella enormidad de gente armada en la calle.

EPISODIO D E L ATAQUE A LA BASTILLA

A l tener noticia de que las inmediaciones de la Bastilla estaban


invadidas por la multitud, el Comité permanente del Hótel de Ville,
de que ya hemos hablado, envió a primera hora del día 14 unos parla-
mentarios al gobernador de la fortaleza. De Launey, pidiéndole reti-
rara los cañones apuntados sobre las calles, y que no cometiera ninguna
hostilidad contra el pueblo; en cambio, usurpando poderes que no
tenía, prometía que el pueblo «no intentaría nada contra la plaza».
Los delegados fueron muy bien recibidos por el gobernador y se retra-
saron hasta cerca del mediodía por haber sido convidados a almorzar
con él. De Launey se proponía probablemente ganar tiempo, espe-
126 PEDRO K R O P O T K I N E

rando órdenes precisas de Versalles, que no llegaban y que no podían


llegar porque habían sido interceptadas en la mañana por el pueblo.
Como los demás jefes militares. De Launey veía que le sería difícil
resistir al pueblo de París, reunido en masa en las calles, y contem-
porizaba. Por el momento hizo retirar los cañones cuatro pies atrás,
y para que el pueblo no los viera a través de las troneras, las hizo
cubrir con tablas.
Por su parte, hacia medio día, el distrito de San Luis la Cultura,
envió dos delegados para hablar en su nombre al gobernador: uno
de ellos, el abogado Thuriot de la Rosiére, obtuvo del marqués de
Launey la promesa de que no haría fuego si no se le atacaba. Dos
nuevas diputaciones fueron enviadas al gobernador por el Comité
permanente, a la una y a las tres de la tarde; pero no fueron recibidas,
las dos tenían encargo de pedir al gobernador entregara la fortaleza
a una milicia burguesa, que la defendería en unión de los soldados
y los suizos.
FeUzmente todos esos proyectos fueron desvanecidos por el pueblo,
que comprendió perfectamente que era preciso apoderarse de la
Bastilla a toda costa. Dueño de los fusiles y de los cañones de los
Inválidos, su entusiasmo iba en aumento. Las multitudes invadían
las inmediaciones de la Bastilla y pronto se generalizó el fuego entre
los asaltantes y los inválidos situados en las murallas. Mientras que
el Comité permanente trataba de contener el ardor del pueblo y se
preparaba a proclamar en la plaza de Gréve que M . de Launey había
prometido no hacer fuego si no se le atacaba, las multitudes gritaban
¡Queremos la Bastilla!¡Abajo los -puentes! y se acercaban a la fortaleza.
Se dice que cuando vió desde lo alto de las murallas el faubourg San
Antonio y las calles inmediatas, negras de gente marchando contra
la Bastilla, el gobernador, que había subido con Thuriot, estuvo a
punto de desmayarse, y hasta parece que se inclinó a entregar
inmediatamente la fortaleza al Comité de la milicia, pero los suizos
se opusieron ( i ) .

(I) C a r t a d e D e H u e a s u s h e r m a n o s , texto alemán, c i t a d o p o r F l a m e r m o n t , p. c x c v i i i , n o t a .


L A G R A N REVOLUCIÓN 127

Los primeros puentes levadizos de la parte exterior de la Bastilla


llamada la Avanzada se echaron pronto, gracias a uno de esos actos
de audacia que se producen siempre en ocasiones análogas. Ocho o
diez hombres, ayu-
dados por un joven
alto y robusto, el
tendero Pannetier,
se aprovecharon de
una casa unida al
muro exterior de la
Avanzada para es-
calarle; entonces le
recorrieron a hor-
cajadas hasta un
cuerpo de guardia
situado cerca del
puente levadizo de
la Avanzada, y de
allí saltaron al pri-
mer patio de la
Bastilla propiamen-
te dicha, el patio
del Gobierno, en
el que está situada
la casa del goberna-
DE L.AUNEV CONDUCIDO A L HOTEL D E VILLE

dor. Este patio es- V MUERTO E N E L CAMINO

( G a b i n e t e de l a s E s t a m p a s )
taba desierto; los
inváUdos habían entrado con el gobernador en la misma fortaleza
después de la sahda de Thuriot. Aquellos ocho o diez hombres, a
hachazos, bajaron el puentecillo de la Avanzada, rompiendo la
puerta; después bajaron el gran puente, y más de 300 hombres se
precipitaron en el patio del Gobierno, corriendo hacia los otros dos
puentes levadizos, que servían para pasar el ancho foso de la forta-
leza, que, naturalmente, estaban levantados.
128 PEDRO KROPOTKINE

Aquí ocurrió el incidente que colmó el furor de la población pari-


siense y que costó la vida a De Launey. Cuando la m u l t i t u d invadió
el patio del Gobierno, los defensores de la Bastilla les hicieron fuego,
y hasta hubo una tentativa de levantar el gran puente levadizo de
la Avanzada, para impedir a la m u l t i t u d evacuar el patio y hacerla
prisionera o matarla ( i ) . De modo que en el momento mismo en que
Thuriot y Corny anunciaban en la plaza de Gréve que el gobernador
habia prometido no hacer fuego, el patio del Gobierno era barrido
por el fuego de mosquetería de los soldados situados en las murallas,
y el cañón de la Bastilla ametrallaba las calles adyacentes. Después
de los tratos verificados por la mañana, aquel fuego repentinamente
iniciado se interpretó como una traición de De Launey, a quien el
pueblo acusó de haber él mismo ordenado la bajada de los dos
primeros puentes levadizos de la Avanzada para atraer la multitud
bajo el fuego de las murallas (2).
E n aquel momento era la una de la tarde. L a noticia de que los
cañones de la Bastilla ametrallaban al pueblo se esparció por todo
París, y produjo un doble efecto. E l Comité permanente de la mihcia
parisiense se apresuró a enviar una nueva diputación al comandante,
preguntándole si estaba dispuesto a recibir en aquella plaza un desta-
camento de la milicia, que conservaría la Bastilla de acuerdo con las
tropas; pero esa diputación no llegó hasta el comandante, puesto
que un fuego nutrido de fusilería continuaba sin cesar entre los invá-
lidos y los asaltantes, y éstos, arrimados a las paredes y guarecién-

(1) E S L I t e n t a t i v a s e a t r i b u y e t i o y , n o a l a s ó r d e n e s d e D e L a u n e y , s i n o a l a e s j i o n t a n e i d a d d=
a l g i m o s inválidos q u e volvían a l a f o r t a l e z a después d e b a b e r s a l i d o a l a c o m p r a d e algunas
p r o v i s i o n e s . S u p o s i c i ó n i n v e r o s í m i l , p o r q u e n o e s p r o b a b l e q u e e m p r e n d i e r a n tal h a z a ñ a t r e s
o c u a t r o s o l d a d o s p e r d i d o s e n t r e l a m u l t i t u d . A . l e m á s ¿a q u é a p r i s i o n a r t a n t a g e n t e , a menos
de querer servirse de ella como rehenes c o n t r a el pueblo?
(2) S e h a n dado diversas interpretaciones a aquel súbito r o m p i m i e n t o de hostilidades.
C o m o e l p u e b l o q u e invadió e l p a t i o d e l < I m o y e l d e l G o b i e r n o emiiezó a s a q u e m l a c a s a d e l
c o m a n d a n t e y l a s q u e h a b i t a b a n l o s inválidos, dícese q u e e s o decidiría a l o s d e f e n s o r e s d e l a
B a s t i l l a a a b r i r el fuego. S i n e m b a r g o , p a r a irnos m i l i t a r e s , l a t o m a p o r a s a l t o d e l a . A v a n z a d a
— q u e d a b a acceso h a s t a los p u e n t e s levadizos d e l a fortaleza y h a s t a sus m i s m a s puertas—»
e r a y a u n a razón suficiente. P e r o es posible también q u e l a o r d e n d e defender l a B a s t i l l a h a s t a
el ú l t i m o e x t r e m o f u e r a t r a n s m i t i d a e n a q u e l m o m e n t o a D e L a u n e y . S á b e s e q u e u n a d e e s a s
órdenes fué i n t e r c e p t a d a , l o q u e n o e x c l u y e q u e a l g u n a o t r a h u b i e r a l l e g a d o a s u d e s t i n o . H a s t a
s e s o s p e c h a q u e D e L a u n e y recibió e s a o r d e n .
L A G R A N REVOLUCIÓN 129

dose como podían, tiraban contra los soldados al servicio de los cañones.
Además el pueblo comprendió que las diputaciones del Comité no
hacían más que impedir el asalto: «No qmeren ya una diputación,
sino el sitio de la Bastilla; la destrucción de esa horrible prisión; la
muerte del gobernador es lo que piden a gritos», fué la respuesta que
llevaron los diputados.

MUERTE D E FLESSELLES

Todavía envió el Comité una tercera diputación: M. Ethis de Corny,


procurador del rey y de la ciudad, y varios ciudadanos, fueron encar-
gados una vez más de atenuar el impulso del pueblo, de detener el
asalto y de parlamentar con De Launey para que admitiese en la
fortaleza una milicia del Comité. L a intención de impedir que el pueblo
se hiciera dueño de la Bastilla era evidente ( i ) .
En cuanto al pueblo, desde que se extendió por la ciudad la noti-
cia de la matanza verificada, obró, sin órdenes de nadie, guiado por

(I) I Tenían el encargo de c o m p r o m e t e r a cuantos se hallaban e n las inmediaciones de la


B a s t i l l a a retirarse a sus distritos respectivos para recibir alU su pronta admisVn en la nálicia
barisiense; de recordar a M . D e L a u n e y L i p r o m e s a q u e había d a d o a M . T h t u i o t de l a Roziere
y a M , B e l l o n . . . 1 ( F l a r a m e r m o n t , /. c. p . c x v i i i ) . L l e g a d a a l p a t i o d e l a A v a n z a d a , q u e e s t a b a l l e n o
de g e n t e a r m a d a c o n f u s i l e s , h a c h a s , e t c . , l a d i p u t a c i ó n h a b l ó a l o s i n v á l i d o s . Estos, evidente-
mente, pidieron q u e el p u e b l o se r e t i r a r a a n t e t o d o d e l p a t i o d e l G o b i e r n o , y l a diputación
invitó a l p u e b l o a r e t i r a r s e . ( C f . B o u c h e r o n , c i t a d o p o r F i a m m e r m o n t , p . c o x i v , n o t a . ) Feliz-
mente el pueblo n o hizo caso d e l a diputación y continuó el asalto. T a n bien comprendió q u e
y a n o e r a t i e m p o d e p a r l a m e n t a r , q u e injurió a l o s señores d e l a d i p u t a c i ó n y h a s t a s e h a b l ó
de m a t a r l o s c o m o t r a i d o r e s . ( B o u c h e r o n , 1. c, p . C C X v i , n o t a , y Procis verbal des Eleeteurs.)
130 P E D R O K R O P O T K I N E

S U instinto revolucionario. Condujo al Hótel de Ville los cañones de


que se había apoderado en los Inválidos, y a las tres, cuando la dipu-
tación de Corny volvía a dar cuenta de su fracaso, encontró unos
trescientos guardas franceses y una porción de burgueses armados,
mandados p o r ' u n ex-soldado, H u l i n , que marchaban a la Bastilla,
seguidos por las cinco piezas de artillería. E n aquel momento el fuego
de fusilería duraba ya más de tres horas, sin que el pueblo se des-
animase por el gran número de muertos y heridos ( i ) , y continuaba
el sitio, recurriendo a diferentes expedientes; así, por ejemplo, se
llevaron dos carros de paja y estiércol y se les prendió fuego para
hacer una cortina de humo que facilitaría el asalto de las dos puertas
de entrada (del pequeño y del grande puentes levadizos). Las easas
del patio del Gobierno habían sido ya incendiadas.
Los cañones llegaron en el momento oportuno; se colocaron en
el patio del Gobierno frente a los puentes levadizos y a las puertas,
a 30 metros de distancia.
¡Compréndese el efecto que esos cañones en manos del pueblo
produciría sobre los sitiados! Era evidente que los puentes levadizos
habían de caer pronto y que las puertas serían derribadas. L a mul-
t i t u d , siempre amenazadora, afluía en masas cada vez mayores.
Entonces comprendieron los defensores que resistir más sería
entregarse a una matanza segura. De Launey se decidió a capitular.
Los inválidos, viendo que jamás vencerían a todo París venido a
sitiarles, aconsejaban ya la capitulación, y entre cuatro y cinco de
la tarde el comandante hizo enarbolar bandera blanca y batir llamada,
es decir, orden de cesar el fuego y de bajar de las torres.
L a guamieión capitulaba y pedía el derecho de salir conservando
sus armas. Es posible que H u l i n y Elie, colocados frente al gran puente
levadizo, lo hubieran aceptado en su nombre, pero el pueblo no quería
oir hablar de capitulación. E l grito de ¡A bajo los puentes! resonaba
con furor A las cinco, el comandante hizo pasar por una tronera,
cerca del pequeño puente levadizo, un billete concebido en estos

(i) 83 muertos sobre el terreno, 15 muertos a consecuencia de las heridas, 13 inutilizados,


60 heridos.
LA GRAN REVOLUCIÓN

términos: «Tenemos veinte millares de pólvora: haremos saltar la


guarnición y el barrio, si no aceptáis la capitulación.» Es dudoso que
tuviera intención de realizar aquella amenaza, que la guarnición no
hubiera permitido; pero el hecho es que De Launey mismo dió la llave

GENO BLE E N L A ÉPOCA D E L A REVOLUCIÓN

para abrir la puerta del puente levadizo... E l pueblo invadió inmedia-


tamente la fortaleza, desarmó los suizos y los inválidos y se apoderó de
De Launey, quien fué conducido al Hótel de Ville. Durante el trayecto,
la multitud, furiosa por su traición, le insultó de todas maneras;
estuvo a punto de morir veinte veces, a pesar de los heroicos esfuerzos
de Cholat y de otro ( i ) que le protegían con sus cuerpos; pero a pocos
centenares de pasos del Hótel de Vüle les fué arrancado de las manos
y decapitado. De Hue, el comandante de los suizos, salvó su v i d a

(i) ; N o sería M a i l l a r d ? S e s a b e q u e h a b í a d e t e n i d o a D e L a i m e y .
132 P E D R O K R O P O T K I N E

declarando que se entregaba a la Ciudad y a la Nación, y brindando


por ellas; pero se mataron tres oficiales del estado mayor de la Bastilla
y tres inválidos. E n cuanto a Flesselles, el preboste de los mercaderes,
que estaba en relaciones con Besenval y la Polignac, y que tenía
—según resulta de un pasaje de- una de sus cartas—muchos otros se-
cretos que ocultar, muy comprometedores para la reina, iba a ser
ejecutado por el pueblo, cuando un desconocido le mató de un pisto-
letazo. Acaso pensaría aquel desconocido que los muertos no hablan.
E n cuanto bajaron los puentes de la Bastilla, la multitud, preci-
pitándose en los patios, se dedicó a registrar la fortaleza para libertar
los presos encerrados en los calabozos. Enternecida y vertiendo com-
pasivas lágrimas a la vista de aquellos fantasmas, que salían de su
encierro deslumbrados a la vista de la luz y aturdidos por el ruido
de tantas voces que les aclamaban, paseó en triunfo por las calles
de París aquellos mártires del despotismo real. L a ciudad sintió ale-
gría delirante al saber que la Bastilla estaba en poder del pueblo y
redobló su ardor para conservar su conquista. E l golpe de Estado
de la corte había fracasado.
Así comenzó la Revolución. E l pueblo alcanzaba su primera vic-
toria. Necesitaba una victoria material de ese género. Era necesario
que la Revolución sostuviera una lucha y que de ella saliera triunfante;
que el pueblo probara su fuerza para imponerse a sus enemigos, des-
pertara las energías en Francia e impulsara en todas partes a la rebeldía
y a la conquista de la libertad.
CAPÍTULO X I I I

Consecuencias del 14 de julio en Versalles

UANDO ha comenzado una Revolución, cada aconte-


c i m i e n t o , no sólo resume l a etapa r e c o r r i d a , sino que
contiene y a los principales elementos de lo que h a de
suceder; de m o d o que si los c o n t e m p o r á n e o s p u d i e r a n
librarse de las impresiones m o m e n t á n e a s y separar lo esencial de lo
accidental en t o d o lo que acontece, desde el día siguiente a l 14 de
juho h u b i e r a n p o d i d o prever l a m a r c h a que h a b í a de seguir l a Re-
volución.
L a corte, en l a noche m i s m a del día 13, no se d a b a c u e n t a t o d a v í a
del alcance d e l m o v i m i e n t o de París.
A q u e l l a noche se estaba de fiesta en Versalles: se danzaba e n el
N a r a n j a l , se b r i n d a b a p o r l a p r ó x i m a v i c t o r i a sobre l a c a p i t a l rebelde,
y l a reina, su a m i g a l a Polignac y las o t r a s bellas de l a c o r t e , los p r i n -
cipes y las princesas p r o d i g a b a n sus halagos a los soldados e x t r a n j e r o s
134 PEDRO KROPOTKIItE

en S U S cuarteles, p a r a excitarles a l c o m b a t e ( i ) . E n su t e r r i b l e ligereza,


en aquel m u n d o de ilusiones y de m e n t i r a s convencionales que cons •
t i t u j - e cada corte, n o se pensaba en que era ya. demasiado t a r d e p a r a
atacar a París, n i en que l a o p o r t u n i d a d h a b í a pasado. Y I . u i s X V I
no estaba m e j o r i n f o r m a d o que l a r e i n a o los príncipes. Cuando l a

' ^v

LUIS X V I V I S I T . \L H O T E L D E VILLE E L 17 D E JULIO

Asamblea, espantada p o r el l e v a n t a m i e n t o del p u e b l o , se dirigió al


rey el 14 por l a noche, suplicándole en u n lenguaje servil reuniera
a los m i n i s t r o s e h i c i e r a r e t i r a r las t r o p a s , respondió con altanería,
h a b l a n d o como t r i u n f a d o r seguro de l a v i c t o r i a . Confiaba en el p l a n
que se le h a b í a sugerido, consistente en poner jefes fieles a l a ca-
beza de la m i l i c i a burguesa y con su ayuda dominar al pueblo,
limitándose después a dar órdenes e q u í v o c a s respecto de l a r e t i r a d a
de las t r o p a s . T a l era aq u el m u n d o f i c t i c i o , de visiones m á s que de
realidades, en que v i v í a n el rej- y l a corte, y en que c o n t i n u a r o n

(i) J l i r a b e a u , e n s u d i s c u r s o e n l a sesión d e l a A s a m b l e a , r e a n u d a d a e l d í a 15 a l a s o c h o d e
l a mañana, h a b l a c o m o s i e s a fiesta se h u b i e r a c e l e b r a d o l a víspera. S e t r a t a b a d e l a f i e s t a d e l
d í a 13.
LA GRAN REVOLUCIÓN

v i v i e n d o , a pesar de los cortos instantes de t r i s t e despertar, h a s t a


que llegó el m o m e n t o de s u b i r las gradas d e l cadalso.
¡Cómo se d i b u j a b a n y a los caracteres! E l rey, h i p n o t i z a d o p o r
su poder absoluto, estaba dispuesto siempre a dar precisamente el
paso que conducía a l a catástrofe. Después, llegado el m o m e n t o te-
r r i b l e , sólo oponía su inercia, n a d a m á s que i n e r c i a , cediendo, p o r
último, p o r f o r m a , precisamente en el m o m e n t o en que se le creía
preparado p a r a r e -
sistir con obstina-
ción. O la r e i n a ,
viciosa, m a l a hasta
en los más finos
repliegues de su co-
razón de soberana
absoluta, i m p u l s a n -
do hacia la catás-
trofe, resistiendo
u n m o m e n t o a los
acontecimientos con
' p e t u l a n c i a , resig-
nándose después r e p e n t i n a m e n t e y v o l v i e n d o en segmda a sus t o n -
terías de cortesana. ¿ Y los príncipes? I n s t i g a d o r e s de las m á s funes-
tas resoluciones del rey, y abandonándole a l p r i m e r fracaso, e m i g r a n ,
h u y e n d o de F r a n c i a i n m e d i a t a m e n t e después de l a t o m a de l a Bas-
t i l l a , y v a n a i n t r i g a r a A l e m a n i a o a I t a l i a ; ¡con qué rapidez se
m a n i f e s t a r o n en pocos días, del 8 al 15 de j u l i o !

Y a l lado opuesto se ve a l p u e b l o , con su e m p u j e , su entusiasmo


y su generosidad, dispuesto a hacerse m a t a r p o r el t r i u n f o de l a L i b e r -
t a d , pero a l m i s m o t i e m p o p i d i e n d o ser c o n d u c i d o , dejándose gober-
n a r por los nuevos dueños instalados en el H o t e l de V i l l e . Compren-
diendo b i e n las astucias de l a corte, v i e n d o m e j o r que los m á s p e r s p i -
caces a t r a v é s d e l c o m p l o t que a u m e n t a b a desde f i n de j u n i o , se dejó
envolver a l m i s m o t i e m p o p o r u n n u e v o c o m p l o t , el de las clases
poseedoras, que p r o n t o h a b í a n de o b l i g a r a que e n t r a r a n en sus t u -
136 PEDRO KROPOTKlIsE

gurios los h a m b r i e n t o s , los h o m b r e s de las picas, a quienes recu-


r r i e r o n p o r algunas horas, c u a n d o se t r a t a b a de oponer la fuerza
de l a insurrección p o p u l a r a l a del ejército.
Por último, c u a n d o se considera l a c o n d u c t a de l a burguesía desde
aquellos p r i m e r o s días, se v e n esbozarse los grandes d r a m a s f u t u r o s
de l a R e v o l u c i ó n . E l 14, a m e d i d a que l a m o n a r q u í a pierde g r a d u a l -
m e n t e su carácter amenazador, el p u e b l o i n s p i r a t a m b i é n g r a d u a l m e n t e

L A BÓVEDA D E A C E R O
( C u a d r o de L a u r e n s )

t e r r o r a los representantes d e l Tercero, r e u n i d o s en Versalles, y a


pesar de las palabras vehementes de M i r a b e a u , lanzadas con m o t i v o
de l a fiesta v e r i f i c a d a dos días antes en el N a r a n j a l , b a s t ó a l r e y
presentarse en l a A s a m b l e a , reconocer l a a u t o r i d a d de los represen-
t a n t e s y prometerles l a i n v i o l a b i l i d a d , p a r a que éstos p r o r r u m p i e r a n
en aplausos y en aclamaciones, p a r a que c o r r i e r a n a hacerle g u a r d i a
de h o n o r en la, calle, p a r a hacer que resonaran en Versalles los g r i t o s
de ¡Viva el Rey!
Tales sucesos, en el m o m e n t o m i s m o en que se ametrallaba
al pueblo de P a r í s en n o m b r e de ese m i s m o r e y , y en que en el m i s m o
Versalles l a m u l t i t u d amenazaba a l a r e i n a y l a Pohgnac, sugieren l a
idea de que el rey estaba cometiendo t m a de sus bellaquerías
habituales.
E n París n o se dejó engañar el p u e b l o p o r l a promesa de r e t i r a r
las tropas. N o l a c r e y ó ; prefirió organizarse en i m extenso m v m i c i p i o
LA GRAN REVOLUCIÓN

insurrecto, y este municipio, a semejanza de los de l a E d a d Media,


tomó todas las medidas de defensa necesarias contra el rey: se cortaron
las calles por zanjas o barricadas, y las patrullas recorrían l a ciudad,
prontas a tocar a rebato a la menor alarma.

LA CABEZA D E FOULLON

(Oroqatt d' apris nature, por D a v i d

L a visita del rey no inspiró confianza a l pueblo. E l día 17, viéndose


vencido y abandonado, L u i s X V I se decidió a presentarse en París,
en el Hótel de Ville, p a r a reconciliarse con s u capital, y l a burguesía
trató de aprovechar aquella v i s i t a p a r a convertirla en acto solemne
de reconcihación entre ella y el rey. L o s revolucionarios burgueses.
138 P E D R O K R O P O T K I X E

de los cuales g r a n número pertenecían a l a franc-masonería, liicieron


al rey, con sus espadas, el h o n o r de l a bóveda de acero a su llegada al
H ó t e l de Y i l l e , y B a i l l y , n o m b r a d o alcalde de París, le prendió al
sombrero la escarapela tricolox. L o s burgueses llegaron hasta hablar
de elevar u n a estatua a L u i s X V I en la plaza de la B a s t i l l a demolida;

E L TRIAXÓN — CASA D E CAMPO D E MARIA AXTONIETA

pero eso no impidió a l p u e b l o g u a r d a r u n a a c t i t u d de reserva y


de desconfianza que no desapareció n i a u n con l a v i s i t a al H ó t e l de
V i l l e . P o d r í a ser r e y de l a b u r g u e s í a , pero no r e y del pueblo.
L a corte, p o r su p a r t e , comprendió m u y b i e n que después de la
insurrección del 14 de j u l i o no se h a r í a j a m á s l a paz e n t r e l a m o n a r -
quía y el p u e b l o . Se hizo i r a Suiza a l a Polignac, a pesar de las
lágrimas de María A n t o n i e t a , y al día siguiente comenzaron a e m i g r a r
los príncipes. L o s que h a b í a n sido el a l m a d e l golpe de E s t a d o fraca-
sado, los príncipes y los m i n i s t r o s , se a p r e s u r a r o n a salir de F r a n c i a .
LA GRAN REVOLUCIÓN

E l conde de A r t o i s se escapó de noche, y de t a l m o d o t e m í a p o r su


v i d a , que después de haber atravesado la c i u d a d d i s i m u l a d a m e n t e ,
se hizo a c o m p a ñ a r d u r a n t e e! c a m i n o p o r u n r e g i m i e n t o y dos cañones.
E l rey prometió a sus emigrados unírseles a la p r i m e r a ocasión, y des-
de entonces no se pensó más que en el p l a n de h u i d a del r e y a l e x t r a n -

jero para que volviera a F r a n c i a a l a cabeza de la invasión alemana.


E l 16 de julio todo estaba dispuesto p a r a su partida: el rey iría
a Metz a ponerse a l a cabeza de las tropas y marchar sobre París.
Y a estaban preparados los coches p a r a llevar a L u i s X V I hacia el
ejército, concentrado entre l a frontera y Versalles; pero Broghe se
negó a conducir al rey a Metz, y los príncipes estaban impacientes
por huir. E n t a l situación, el rey, él mismo lo dijo después, viéndose
abandonado de los príncipes y de los nobles, renunció a l proyecto
de resistencia a r m a d a que le sugería l a historia de Carlos I , y fué a
París a hacer s u sumisión.
140 PEDRO KROPOTKINE

A l g u n o s historiadores realistas h a n t r a t a d o de poner en d u d a que


la corte hubiese p r e p a r a d o u n golpe de E s t a d o c o n t r a l a A s a m b l e a
y c o n t r a París; pero a b u n d a n los d o c u m e n t o s p a r a p r o b a r l a r e a l i d a d
de este c o m i i l o t . M i g n e t , c u y o espíritu m o d e r a d o es b i e n conocido
y que tenía l a v e n t a j a de escribir poco t i e m p o después de los aconte-
cimientos, no a b r i g a b a d u d a a este respecto, y las investigaciones pos-
teriores h a n c o n f i r m a d o su opinión. E l 13 de j u l i o el l e y debía renovar
su declaración d e l 23 de j u n i o , y la A s a m b l e a h a b í a de ser disuelta.
C u a r e n t a m i l ejemplares de esta declaración estaban ya impresos
p a r a ser enviados a t o d a F r a n c i a . E l c o m a n d a n t e del ejército concen-
t r a d o e n t r e Versalles y P a r í s recibió poderes i l i m i t a d o s p a r a a m e t r a l l a r
y acuchillar el pueblo de P a r í s y p a r a o b r a severamente c o n t r a l a
Asamblea en caso de resistencia.

Cien m i l l o n e s de billetes del E s t a d o se h a b í a n f a b r i c a d o p a r a subve-


n i r a las necesidades de l a c o r t e , s i n p e d i r u n v o t o a l a Asamblea.
T o d o estaba p r e p a r a d o , y c u a n d o se supo el día 12 que P a r í s se suble-
v a b a , l a corte consideró esa s u b l e v a c i ó n como u n m o t í n que f a v o -
recía sus planes. Poco después, cuando se supo que l a insurrección
a u m e n t a b a , el r e y estuvo airn a p u n t o de p a r t i r , a b a n d o n a n d o a
sus m i n i s t r o s el c u i d a d o de dispersar l a A s a m b l e a p o r m e d i o de las
t r o p a s e x t r a n j e r a s ; pero los mirristros, v i e n d o a u m e n t a r l a ola, no se
a t r e v i e r o n a ejecutar el p l a n . D e s p u é s d e l 14 de j u l i o , c u a n d o supo
la corte l a t o m a de l a B a s t i l l a y l a ejecución de D e E a u n e y , sintió u n
g r a n pánico; entonces los Polignac, los príncipes y m u c h o s o t r o s no-
bles que h a b í a n sido el a l m a d e l c o m p l o t , t e m i e n d o ser denunciados,
se apresuraron a e m i g r a r .

Pero el pueblo velaba: c o m p r e n d í a v a g a m e n t e lo q u e los emigrados


i b a n a buscar a l o t r o l a d o de l a f r o n t e r a , y los campesinos detenían
a los f u g i t i v o s . F o u l l o n y B e r t i e r f u e r o n de e.se n ú m e r o .
Y a hemos h a b l a d o de l a m i s e r i a existente en Penis y en sus i n m e -
diaciones, y de los logreros cuyos crímenes n o quería p r o f u n d i z a r
l a A s a m b l e a N a c i o n a l . E n t r e esos especuladores sobre l a m i s e r i a de
los pobres, sobresalía p r i n c i p a l m e n t e F o u l l o n , que h a b í a hecho u n a
inmensa f o r t u n a , c o m o hacendista, y en su cargo de i n t e n d e n t e del
LA GRAN REVOLUCIÓN 141

ejército y de l a m a r i n a ; conocido era t a m b i é n s u o d i o a l p u e b l o y a


la R e v o l u c i ó n . B r o g l i e h a b í a pensado e n él paxa ministro, cuando
p r e p a r a b a e l golpe de E s t a d o p a r a e l 16 de j u h o , y s i e l a s t u t o m i n i s -
t r o rehusó e l cargo, cuyos pehgros v e í a , n o escaseó los consejos. S u
opinión era que había
que desembarazarse de
u n solo goljre de todos
los que h a b í a n a d q u i r i d o
influencia e n el c a m p o
revolucionario.
Después de l a t o m a
de la Bastilla, cuando
supo que l a cabeza de
De Eauney había sido
paseada p o r las cahes,
FouUon comprendió q u e
no le quedaba m á s reme-
d i o que seguir a los prín-
cipes y emigrar; pero
c o m o eso n o e r a y a fácil
b a j o l a v i g i l a n c i a de los
distritos, aprovechó la
muerte de u n o de sus
enviados para hacerse
pasar p o r m u e r t o y e n -
terrado, mientras salía
de P a r í s y se refugiaba COLUMNA D E J U L I O — PLAZA D E L A B A S T I L L A

en casa de u n a m i g o en

F o n t a i n e b l e a u . Allí f u é descubierto y detenido p o r los campesinos,


que se v e n g a r o n de sus largos s u f r i m i e n t o s y de .su miseria. Cargado
c o n u n h a z de h i e r b a , a l u d i e n d o a l a h i e r b a que h a b í a p r o m e t i d o
d a r a comer a los parisienses, el despreciable logrero f u é c o n d u c i d o
a P a r í s p o r u n a m u l t i t u d furiosa. E n el H ó t e l de V i l l e , Eafayette
t r a t ó de salvarle; pero e l p u e b l o , exasperado, ejecutó a F o u l l o n col-
142 PEDRO KROPOTKINE

gáiidole de u n f a r o l d e l a l u m b r a d o público. S u y e r n o B e r t i e r , eóm-


idice del m i s m o golpe de E s t a d o e i n t e n d e n t e del ejército de Broglie,
fué d e t e n i d o en Compiegne, c o n d u c i d o t a m b i é n a París, donde i b a a
ser colgado de u n f a r o l , c u a n d o t r a t ó de l u c h a r p a r a salvar su v i d a
}• en el acto fué m u e r t o .
O t r o s cónii)lices, en c a m i n o hacia el e x t r a n j e r o , fueron también
detenidos en el N o r t e y N o r d e s t e y conducidos a París.
Imagínese el t e r r o r que esas ejecuciones populares y l a v i g i l a n c i a
de los campos p r o d u j e r o n en el seno de los f a m i l i a r e s de l a corte. Su
arrogancia y su resistencia a la Revolución fueron quebrantadas;
y, c o m p l e t a m e n t e a b a t i d o s , j - a no pensaban m á s que en hacerse
olvidar.
CAPÍTULO X I V

Levantamientos populares

ARÍs, haciendo fracasar los planes de l a corte, dió u n


golpe m o r t a l a la a u t o r i d a d r e a l . A d e m á s , l a a p a r i -
ción del p u e b l o andrajoso en las calles, como fuerza
activa de l a R e v o l u c i ó n , daba u n nuevo carácter.
u n a nueva t e n d e n c i a i g u a l i t a r i a a t o d o el m o v i m i e n t o . L o s ricos,
los poderosos, c o m p r e n d i e r o n p e r f e c t a m e n t e el s e n t i d o de lo que se
había realizado en París d u r a n t e aquellas j o r n a d a s , y l a emigración,
p r i m e r o de los príncipes, después de los f a v o r i t o s y p o r ú l t i m o de
los monopolizadores, acentuaba l a v i c t o r i a . L a c o r t e buscaba y a el
apoyo d e l e x t r a n j e r o c o n t r a l a F r a n c i a revolucionaría.
N o obstante, si l a s u b l e v a c i ó n se h u b i e r a l i m i t a d o a l a c a p i t a l ,
la R e v o l u c i ó n n o h u b i e r a p o d i d o j a m á s desarrollarse h a s t a el p u n t o
de llegar p r o n t o a l a anulación de a n t i g u o s p r i v i l e g i o s . L a insurrección
144 PEDRO KROPOTKINE

en el c e n t r o fué necesaria p a r a h e r i r a l g o b i e r n o c e n t r a l , quebrantarle


y desmorahzar sus defensores. M a s p a r a d e s t r u i r l a fuerza d e l gobierno
en las p r o v i n c i a s , p a r a h e r i r el a n t i g u o régimen en sus atribuciones
g u b e r n a m e n t a l e s y sus p r i v i l e g i o s económicos, era preciso el a m p l i o
l e v a n t a m i e n t o d e l p u e b l o en las ciudades, en las v i l l a s , en las aldeas,
y eso precisamente sucedió en el c o r r i e n t e de j u l i o sobre vastas exten-
siones de F r a n c i a .
T o d o s los h i s t o r i a d o r e s que, conscientemente o n o , h a n seguido
de cerca los Dos amigos de la libertad, h a n representado generalmente
ese m o v i m i e n t o de las ciudades y de los campos como u n a consecuencia
de l a t o m a de l a B a s t i l l a . L a n o t i c i a d e l suceso s u b l e v ó los campos:
se q u e m a r o n los palacios, y ese l e v a n t a m i e n t o de los campesinos
sembró tales terrores, q u e el 4 de agosto los nobles y el clero a b d i -
c a r o n sus derechos feudales.
S i n e m b a r g o , esta versión sólo es v e r d a d a medias. E n l o concer-
n i e n t e a las ciudades es c i e r t o que g r a n n ú m e r o de sublevaciones u r b a -
nas t u v i e r o n l u g a r b a j o l a i n f l u e n c i a de l a t o m a de l a B a s t i l l a . A l g u n a s ,
c o m o l a de T r o y e s el 18 de j u l i o , de E s t r a s b u r g o el 19, de Cherburgo
el 2 1 , de R u á n el 24, de M a u b e u g e el 27, siguieron de cerca l a suble-
v a c i ó n de P a r í s , en t a n t o que las d e m á s c o n t i n u a r o n d u r a n t e los tres
o c u a t r o meses siguientes, h a s t a que l a A s a m b l e a N a c i o n a l v o t ó l a
ley m u n i c i p a l de 14 de d i c i e m b r e de 1789, que legalizaba l a cons-
t i t u c i ó n de u n gob i er no m u n i c i p a l de l a burguesía, f a v o r e c i d o p o r
u n a g r a n i n d e p e n d e n c i a respecto d e l gob i er n o c e n t r a l .

Pero respecto de los campesinos, es e v i d e n t e que con l a l e n t i t u d


de las comunicaciones en aquella é p o c a , los v e i n t e días t r a n s c n r r i d o s
e n t r e el 14 de j u h o y el 4 de agosto son a b s o l u t a m e n t e insuficientes
p a r a e x p ü c a r el efecto de l a t o m a de l a B a s t i l l a en los camixrs y el
rechazo de l a insurrección de los campesinos sobre las decisiones de
la A s a m b l e a N a c i o n a l . D e hecho, concebir los a c o n t e c i m i e n t o s de
esa m a n e r a es e m p e q u e ñ e c e r el g r a n alcance del m o v i m i e n t o en los
campos.
L a a b o h c i ó n de los derechos feudales y l a readquisición de las
tieiras comunales, usurpadas a los municipios rurales desde el
LA GRAN REVOLUCIÓN

siglo X V I I p o r los señores laicos y eclesiásticos: tal es la esencia misma,


el fondo de la gran Revolución, que i m p u l s ó el l e v a n t a m i e n t o de los
campesinos. A t a l propósito se imió l a l u c h a de l a burguesía p o r sus

BENJAMIN FRANKLIN

Brtpuit fcelo /ulmén spcetrumque tyrannis.


Arrancó e l r a y o a l cielo y el cetro a los tiranos.

derechos políticos. S i n eso, l a R e v o l u c i ó n n o h u b i e r a t e n i d o j a m á s


la p r o f u n d i d a d que alcanzó en F i a n c i a . Ese g r a n l e v a n t a m i e n t o de
los campos que c o m e n z ó en enero de 1789 ( y a u n en 1788) y que duró
cinco años, fué lo que p e r m i t i ó a l a R e v o l u c i ó n realizar el inmenso
146 PEDRO KROPOTKINE

t r a b a j o de demolición que le debemos. E s o es lo que l a permitió plan-


tar los p r i m e r o s jalones de u n régimen i g u a l i t a r i o , desarrollar en
F r a n c i a el espíritu r e p u b l i c a n o , que n a d a h a p o d i d o a n i q u i l a r después,
y p r o c l a m a r los grandes p r i n c i p i o s de c o m u n i s m o a g r a r i o que veremos
s u r g i r en 1793. Ese l e v a n t a m i e n t o , en f i n , es lo que c o n s t i t u y e el

ESTATUA D E L MARQUÉS D E C O N D O R C E T V RETRATO D E BAILLV

c a r á c t e r p r o p i o de l a R e v o l u c i ó n francesa y l o que l a d i s t i n g u e p r o -
f i m d a m e n t e de l a R e v o l u c i ó n de 1648-1657 en I n g l a t e r r a .
Allí t a m b i é n , en el curso de esos n u e v e años, l a burguesía a b a t i ó
el poder absoluto de l a m o n a r q u í a y los p r i v i l e g i o s poUticos de la
c a m a r i l l a ; pero a su lado, lo que c o n s t i t u y e el rasgo d i s t i n t i v o de la
R e v o l u c i ó n inglesa son las luchas p o r el derecho de cada i n d i v i d u o
d e profesar l a religión que le agrade, de i n t e r p r e t a r l a B i b l i a según su
concepción personal, de elegir sus propios pastores; eu resumen, el
LA GRAN REVOLUCIÓN

derecho d e l i n d i v i d u o al desarrollo i n t e l e c t u a l y rehgioso que le con-


venga. E s t a m b i é n el derecho de a u t o n o m í a de cada p a r r o q u i a y ,
por consecuencia, de l a aglomeración u i b a n a . Pero los campesinos
ingleses no se l e v a n t a r o n t a n generalmente c o m o se hizo en F r a n c i a ,
p a r a a b o l i r los censos feudales y los diezmos, o p a r a recuperar las
t i e r r a s comunales; y si las b a n d a s de C r o m w e l l d e m o l i e r o n c i e r t o
número de palacios que representaban verdaderas fortalezas del
feudalismo, no a t a c a r o n p o r desgracia las pretensiones feudales de

MEDALLA CONMEMORATIVA

los señores sobre l a t i e r r a n i s i q u i e r a el derecho de j u s t i c i a f e u d a l que


los señores ejercían sobre sus vasallos. A eso se debe que l a R e v o l u c i ó n
inglesa, aunque c o n q m s t ó derechos preciosos p a r a el i n d i v i d u o , no
d e s t r u y ó el poder f e u d a l d e l señor: n o hizo m á s que m o d i f i c a r l e ,
conservándole sus derechos sobre las t i e r r a s , derechos que persisten
hasta nuestros días.
La R e v o l u c i ó n inglesa c o n s t i t u y ó s i n d u d a el poder político de l a
burguesía; pero ese poder se o b t u v o c o m p a r t i é n d o l o con l a aristocracia
t e r r i t o r i a l . Y si l a R e v o l u c i ó n dió a l a b u r g u e s í a inglesa u n a era de
p r o s p e r i d a d para su comercio y su i n d u s t r i a , fué m e d i a n t e l a condición
de que l a burguesía, que de ella se aprovechaba, n o a t a c a r í a los p r i v i -
legios t e r r i t o r i a l e s de los nobles; y t a n t o fué así que, p o r el c o n t r a r i o ,
a y u d ó a su a u m e n t o , a lo menos en v a l o r ; a y u d ó a los señores a apo-
derarse legalmente de las t i e r r a s comunales p o r m e d i o d e l a m o j o n a -
148 PEDRO KROPOTKINE

m i e n t o (los Enclosure Acts), lo que r e d u j o l a p o b l a c i ó n agrícola a la


miseria, p o n i é n d o l a a m e r c e d d e l señor y f o r z a n d o a u n a g r a n parte
a e m i g r a r hacia las ciudades, donde los p r o l e t a r i o s f u e r o n d o m i n a d o s
por los burgueses i n d u s t r i a l e s . L a burguesía inglesa a y u d ó así a l a
nobleza a hacer de sus inmensos t e r r i t o r i o s , n o sólo u n m a n a n t i a l

BKRCO CARGADO D E PÓLVORA DETENIDO E N E L PUENTE D E SAN PABLO

( D e u n a e s t a m p a de l a é p o c a )

de rentas, f r e c u e n t e m e n t e fabulosas, sino t a m b i é n u n m e d i o de d o m i -


nación política y j u r í d i c a local, restableciendo bajo nuevas formas
el derecho de j u s t i c i a de los señores. L a a y u d ó , en f i n , a decuphcar
sus rentas, d e j á n d o l a (por efecto de u n a legislación d i f i c u l t o s a sobre
la v e n t a de las tierras) el m o n o p o l i o de l a t i e r r a , c u y a necesidad se
h a d a s e n t i r cada vez m á s en el seno de u n a población c u y a i n d u s t r i a
y comercio i b a n siempre en a u m e n t o .
Se sabe h o y que l a b u r g u e s í a francesa, sobre t o d o l a a l t a burguesía
i n d u s t r i a l y c o m e r c i a l , quería i m i t a r a l a burguesía inglesa en su reso-
lución: t a m b i é n h u b i e r a p a c t a d o con l a m o n a r q u í a y l a nobleza p a r a
llegar a l poder; pero no lo consiguió, p o r q u e l a base de l a R e v o l u c i ó n
LA GRAN REVOLUCIÓN 149

francesa era felizmente m u c h o m á s a m p l i a que en I n g l a t e r r a . E n


F r a n c i a , el m o v i m i e n t o no t u v o solamente p o r o b j e t o c o n q u i s t a r l a
l i b e r t a d religiosa, o l a l i b e r t a d comercial e industrial p a r a el i n d i v i d u o ,
o p a r a c o n s t i t u i r l a autonomía municipal en manos de algunos b u r g u e -
ses. F u é sobre t o d o un levantamiento de los campesinos: un movimiento
del pueblo p a r a e n t r a r en posesión de l a t i e r r a y l i b r a r l a de las o b l i -
gaciones feudales que pesaban sobre e l l a ; y a u n q u e h a b í a en esto
u n poderoso elemento i n d i v i d u a l i s t a — el deseo de poseer l a t i e r r a
i n d i v i d u a l m e n t e — , h a b í a t a m b i é n el elemento comunista: el derecho
de toda la nación a la tierra, derecho que veremos p r o c l a m a r a l t a m e n t e
por los pobres en 1793.

H e ahí por qué sería r e d u c i r de una m a n e r a e x t r a ñ a el alcance


del l e v a n t a m i e n t o agrario d e l estío de 1789 representarle como u n
episodio de c o r t a duración, p r o v o c a d o p o r el entusiasmo de l a t o m a
de l a B a s t i l l a .
CAPÍTULO X V

Las ciudades

N el siglo X V I I I , después de todas las medidas que la


a u t o r i d a d real h a b í a t o m a d o h a c í a doscientos años c o n -
t r a las i n s t i t u c i o n e s m u n i c i p a l e s , éstas h a b í a n c a í d o en
plena decadencia. Desde que fué a b o l i d a la asamblea
p l e n a r i a de los h a b i t a n t e s de l a c i u d a d , que antes ejercía la i n t e r v e n -
ción de l a j u s t i c i a y de l a administración u r b a n a , los asuntos de las
grandes ciudades i b a n de m a l en peor. L o s cargos de <• consejeros de
c i u d a d » , i n t r o d u c i d o s en el siglo x v i i i , debían comprarse a l m u n i c i -
p i o , y con frecuencia el m a n d a t o c o m p r a d o era v i t a l i c i o ( B a b e u , La
ville sous l'anden régime, p . 153 y sig.). L a s reuniones de los conse-
jos eran escasas •— i m a vez cada seis meses en algunas ciudades — ,
y a u n no se asistía r e g u l a r m e n t e . E l escribano hacía m a r c h a r t o d a
la m á q u i n a , y no dejaba generalmente de hacerse pagar b i e n por
152 PEDRO KROPOTKINE

los interesados. L o s p r o c u r a d o r e s y los abogados, y a u n más el i n t e n -


dente de l a p r o v i n c i a , i n t e r v e n í a n c o n t i n u a m e n t e p a r a e v i t a r t o d a
autonomía municipal.
E n tales condiciones, los asrmtos de la c i u d a d caían cada vez más
en manos de cinco o seis f a m i l i a s que se distribuían todas las rentas.
Eas rentas p a t r i m o n i a l e s q u e algunas ciudades habían conservado,
el p r o d u c t o del derecho de consumo, el comercio de l a c i u d a d , los
impuestos, t o d o servía p a r a enriquecerle?. A d e m á s , alcaldes y síndi-
cos se d e d i c a b a n a l comercio de granos y de carne y se h a c í a n p r o n t o
monopolizadores. G e n e r a l m e n t e la p o b l a c i ó n obrera los odiaba. El
serrdlismo de los síndicos, de los consejeros y de los regidores hacia
« el señor I n t e n d e n t e » era t a l , que su m e n o r c a p r i c h o era obedecido.
Eos subsidios de las ciudades p a r a a l o j a r el i n t e n d e n t e , p a r a a u m e n t a r
su paga, p a r a hacerle regalos, p a r a presentar sus h i j o s a las fuentes
bautismales, etc., i b a n en a u m e n t o , sin h a b l a r de los regalos que había
que e n v i a r cada año a diversos personajes a París.

E n las ciudades, como en los campos, los derechos feudales que-


daban subsistentes; estaban u n i d o s a las propiedades. El obispo
c o n t i n u a b a siendo señor feudal, y los señores, laicos o eclesiásticos,
— como p o r ejemplo los c i n c u e n t a canónigos de B r i o u d e — conserva-
b a n , no solamente derechos honoríficos o el derecho de i n t e r v e n i r
en el n o m b r a m i e n t o de los regidores, sino t a m b i é n , en algunas c i u -
dades, el derecho de j u s t i c i a . E n Angers h a b í a dieciséis j u s t i c i a s seño-
riales; D i j o n h a b í a conservado, a d e m á s de l a j u s t i c i a m u n i c i p a l , seis
j u s t i c i a s eclesiásticas, '< el obispado, el capítulo, los religiosos de San
Benigno, l a S a n t a Ca])illa, l a C a r t u j a y l a comandería de la Magda-
lena ». T o d o eso engordaba en m e d i o del pueblo medio h a m b r i e n t o .
Troves tenía nueve de esas j u s t i c i a s y a d e m á s « dos alcaldías reales ».
L a policía no pertenecía siempre a l a c i u d a d , sino a los que ejercían
« l a j u s t i c i a ». E n resumen, era siempre el sistema feudal ( i ) .
. Pero lo que e x c i t a b a sobre t o d o la cólera de los h a b i t a n t e s de las
ciudades, era que t o d a suerte de impuestos feudale.s — la c a p i t a c i ó n ,

(I > \ \ n 5 e Babel!, Ln filie, ps. 323, 331. etc. Rodolphe Reuss, f Alsaie hendant li Rf: .Iv.lim ^
t. I , (Ja el cuadern(5 del Tercer E s t a d o , de Estraburgo, muy interesante acerca de este isiiuto.
LA GRAN REVOLUCIÓN

las veintenas, f r e c u e n t e m e n t e los pechos y los « dones g r a t u i t o s » ( i m -


puestos en 1758 y alrolidos en 1789), lo m i s m o que los « l a u d e m i o s y
ventas », es decir, tasas percibidas p o r los señores en caso de v e n t a
o de c o m p r a p o r sus v a s a l l o s — , pesaban sobre las casas de los h a b i ^
t a n t e s de las ciudades y p r i n c i p a l m e n t e sobre las de los artesanos.

E L LUJO E N TIEMPO D E LUIS X V I

E L SALÓN ANGULAR E N E L HOTEL CHILLON

Menores qiiizá que en los campos, pesaban m á s c o m p a r a d o s c o n los


demás i m p u e s t o s urbanos.
P o r último, lo que h a c í a estos i m p u e s t o s t o d a v í a m á s detestables,
era que cuando l a c i u d a d h a c í a su r e p a r t o , centenares de p r i v i l e g i a d o s
reclamaban su exención: el clero, los nobles, los oficiales del ejército
estaban exentos de derecho, lo m i s m o que «los oficiales de l a casa
del rey », escuderos honoríficos y o t r o s que c o m p r a b a n esos « cargos »
sin servicio, p a r a satisfacer su o r g u l l o y l i b r a r s e de los i m p u e s t o s .
E a indicación del t í t u l o , colocado sobre l a p u e r t a , b a s t a b a p a r a n o
154 PEDRO KROPOTKINE

pagar n a d a a l a c i u d a d . Se c o m p r e n d e el o d i o que esos privilegiados


inspiraban al pueblo.
T o d o el régimen m u n i c i p a l h a b í a de rehacerse. Pero ¡quién sabe
c u á n t o h u b i e r a d u r a d o a ú n , si el c u i d a d o de r e f o r m a r l e se h u b i e r a
dejado a l a A s a m b l e a C o n s t i t u y e n t e ! E n t o n c e s el m i s m o pueblo se
e n c a r g ó d e l asunto, c o n m a y o r m o t i v o c u a n t o en el curso de 1789
v i n o u n a n u e v a causa de descontento a i m i r s e a las y a enumeradas.
E r a l a escasez, el precio e x o r b i t a n t e del p a n , l a f a l t a d e l m i s m o pan
que sufrían las clases pobres en l a m a y o r p a r t e de las ciudades. E n
aquellos m i s m o s m u n i c i p i o s que h a c í a n t o d o l o posible p a r a rebajar
el precio p o r l a c o m p r a de granos o p o r u n a t a s a que regulaba el
precio, el p a n f a l t a b a siempre, y el p u e b l o h a m b r i e n t o hacía cola
a las p u e r t a s de las t a h o n a s .

E n m u c h a s ciudades el alcalde y los regidores seguían el ejemplo


de l a c o r t e y de los príncipes, y especulaban t a m b i é n sobre l a escasez.
H e ahí p o r qué: en c u a n t o l a n o t i c i a de l a t o m a de l a B a s t i l l a y de la
ejecución de F o u l l o n y de B e r t i e r se e x t e n d i ó en p r o v i n c i a s , el pueblo
de las ciudades c o m e n z ó a sublevarse en diversos p u n t o s . Exigía
a n t e t o d o u n a tasa sobre el p a n y la carne; demolía las casas de los
p r i n c i p a l e s m o n o p o l i z a d o r e s y con frecuencia t a m b i é n las de los o f i -
ciales m u n i c i p a l e s ; se apoderaba del H o t e l de V i l l e y n o m b r a b a p o r
elección de sufragio p o p u l a r u n n u e v o a y u n t a m i e n t o , s i n atender
las prescripciones de l a ley, n i los derechos legales del a n t i g u o cuerpo
m u n i c i p a l , n i los «cargos» c o m p r a d o s p o r los «consejeros». A s í se p r o -
ducía u n m o v i m i e n t o del m á s a l t o alcance r e v o l u c i o n a r i o , p o r q u e l a
c i u d a d a f i r m a b a , no sólo su a u t o n o m í a , sino t a m b i é n su v o l u n t a d
de t o m a r u n a p a r t e a c t i v a en el gobierno general de l a nación. E r a ,
como lo h a n o t a d o m u y b i e n A u l a r d ( i ) , u n m o v i m i e n t o c o m u n a l i s t a
de l a m a y o r i m p o r t a n c i a , en el c u a l l a p r o v i n c i a i m i t a b a a P a r í s ,
que, como hemos v i s t o , se dió su Comniune el 13 de j u l i o . V e r d a d es
que ese m o v i m i e n t o distó m u c h o de ser general, y no se p r o d u j o con
b r i l l o miis que en algunas ciudades y v i l l a s p e q u e ñ a s , p r e f e r e n t e m e n t e
en el E s t e de F r a n c i a ; pero en todas partes el v i e j o a y u n t a m i e n t o

(I) Ilistone pnliliiuc de ¡a Ré-fulutioii ¡raiKaise, 2A edic. 1903.


LA GRAN REVOLUCIÓN

del a n t i g u o régimen h u b o de someterse a l a v o l u n t a d del p u e b l o ,


o al menos a l a v o l u n t a d de las asambleas locales de electores. Así
se realizó, p r i m e r o de hecho, en j u l i o y agosto, la revolución c o m u -
nalista, que l a A s a m b l e a C o n s t i t u y e n t e legalizó después p o r las leyes
municipales d e l 14 de d i c i e m b r e 1789 y d e l 21 de j u n i o 1790. Ese
movimiento dió evidente-
m e n t e u n poderoso elemen-
t o de v i d a y de v i g o r a l a
R e v o l u c i ó n . T o d a l a fuerza
revolucionaria, como vamos
a v e r l o , se concentró en 1792
y 1793 en los m u n i c i p i o s de
las poblaciones que t o m a r o n
como p r o t o t i p o la Commune
de París.

E a señal de esta recons-


trucción p a r t i ó de París. S i n
esperar l a ley m u n i c i p a l que
la Asamblea votaría des- TRAJES D E L A REVOLUCIÓN - RETRATO

pués, París se dió su Com-


mune, su M u n i c i p i o . Nombró su Consejo municipal, su alcalde,
B a i l l y , y su c o m a n d a n t e de l a G u a r d i a n a c i o n a l , E a f a y e t t e . M e j o r
que t o d o eso: organizó sus sesenta d i s t r i t o s — «sesenta repúblicas»,
según l a feliz expresión de M o n t j o i e — ; p o r q u e , si esos d i s t r i t o s h a n
delegado la autoridad a la asamblea de los representantes del
M u n i c i p i o y a l alcalde, t a m b i é n se l a h a n reservado. «Ea a u t o r i d a d
está en t o d a s partes, decía B a i l l y , y n o en el centro». «Cada d i s t r i t o
es u n poder independiente», d i c e n con amargura los amigos de
la alineación, sin c o m p r e n d e r que así es c o m o se hacen las r e v o -
luciones.

E a A s a m b l e a N a c i o n a l , que t a n t o l u c h a b a p a r a n o ser d i s u e l t a
y que t a n t a s cosas t e n í a a s u cargo, ¿cuándo h u b i e r a p o d i d o comenzar
la discusión de l a ley sobre r e o r g a n i z a c i ó n de t r i b u n a l e s ? A ella llegó
apenas al cabo de diez meses. Pero el d i s t r i t o de los P e q u e ñ o s Agus-
PEDRO KROPOTKINE

t i n o s , desde el i 8 de j u l i o , dice B a i l l y en sus Memorias, «decretó


por sí solo que se establecieran jueces de paz », y procedió a su elección.
O t r o s d i s t r i t o s y o t r a s ciudades (especialmente E s t r a s b u r g o ) hicieron
lo m i s m o , y c u a n d o llegó l a noche del 4 de agosto y los señores a b d i -
c a i o n sus derechos de j u s t i c i a señorial, l a a b d i c a c i ó n llegó t a r d e en

muchas ciudades: los nue-


vos jueces h a b í a n sido ya
n o m b r a d o s p o r el pueblo;
así l a A s a m b l e a Constitu-
yente no tuvo que hacer
m á s que i n c o r p o r a r en la
C o n s t i t u c i ó n de 1791 el he-
cho y a realizado.

T a i n e y todos los a d m i -
radores d e l o r d e n a d m i n i s -
trativo de los m i n i s t e r i o s
s o m n o l i e n t o s se h a n e x t r a -
ñ a d o a l a v i s t a de esos dis-
tritos que se adelantaban
con sus v o t o s a l a A s a m b l e a ,
TRAJES D E L A REVOLUCIÓN - JULIA TALMA indicándole l a V o l u n t a d del
pueblo por medio de sus
decisiones, que es como se d e s a r r o l l a n las i n s t i t u c i o n e s h u m a n a s
cuando no son p r o d u c t o de la b u r o c r a c i a . A s í se h a n f o r m a d o todas
las grandes ciudades; t o d a v í a se las ve formarse de l a m i s m a m a -
nera: a q u í u n g r u p o de casas y algunas t i e n d a s a l l a d o , y este será
u n p u n t o i m p o r t a n t e de l a f u t u r a c i u d a d ; allá u n a línea que se v a
t r a z a n d o poco a poco y será u n a de las f u t u r a s grandes calles; t a l es
la e v o l u c i ó n a n á r q u i c a , l a rínica que se v e en l a l i b r e N a t u r a l e z a . E o
m i s m o sucede con las i n s t i t u c i o n e s , c u a n d o son u n p r o d u c t o orgánico
de la v i d a ; p o r eso tienen las revoluciones t a n i n m e n s a i m p o r t a n c i a en
la v i d a de las sociedades, p o r q u e p e r m i t e n a los h o m b r e s aplicarse a
ese t r a b a j o orgánico, c o n s t r u c t i v o , s i n verse molestados en su o b r a p o r
una a u t o r i d a d que forzosamente representa siempre los siglos pasados.
I,A GRAN REVOLUCIÓN

Echemos, pues, u n a m i r a d a sobre algunas de esas revoluciones


locales.
E n 1789 las noticias se e x p a r c í a n c o n u n a l e n t i t u d que h o y parece
casi inconcebible. P o r ejemplo, en C h a t e a u - T h i e r r y el 12 de j u l i o y e n
Besangon el 27 no halló A r t h u r Y o u n g u n solo café n i u n solo d i a r i o . E n

FAMILIA CAMPESINA

D i j o n , nueve meses después de l a g r a n insurrección de E s t r a s b u r g o


y l a t o m a del H o t e l de V i l l e p o r los insurrectos, nadie sabía n a d a
t o d a v í a ; pero las n o t i c i a s que l l e g a b a n de París, aunque t o m a b a n
u n carácter legendario, no podían menos de i m p u l s a r a l p u e b l o a
la insurrección. Todos los d i p u t a d o s , se decía, h a b í a n sido encerrados
en l a B a s t i l l a ; y en c u a n t o a las «atrocidades» a t r i b u i d a s a M a r í a
A n t o n i e t a , h a b l a b a t o d o el m u n d o con perfecta seguridad.
158 PBDRO KROPOTBaNE

E n E s t r a s b u r g o c o m e n z a r o n las p e r t u r b a c i o n e s el 19 de j u l i o ,
en c u a n t o se e x t e n d i ó p o r l a c i u d a d l a n o t i c i a de l a t o m a de l a B a s t i l l a
y de l a ejecución de D e L a u n e y . E l p u e b l o o d i a b a y a a l M a g i s t r a d o
(al consejo m u n i c i p a l ) p o r l a l e n t i t u d c o n que h a b í a c o m u n i c a d o a
los «representantes d e l pueblo», es decir, a los electores, los resultados
de sus deliberaciones sobre el cuaderno de quejas r e d a c t a d o por los
pobres. Entonces l a m u l t i t u d se l a n z ó c o n t r a l a casa d e l A m m e i s t e r
(el alcalde) L e m p , y l a d e v a s t ó .

P o r el órgano de s u « A s a m b l e a de l a burguesía», el p u e b l o p e d í a
(cito t e x t u a l m e n t e ) m e d i d a s «para asegurar l a i g u a l d a d política de
los ciudadanos y s u i n f l u e n c i a en las elecciones de los a d m i n i s t r a d o r e s
del b i e n c o m ú n y de sus jueces l i b r e m e n t e elegibles (i)». Quería que
se pasase sobre l a ley, y que se eligieran p o r sufragio u n i v e r s a l u n
n u e v o A y u n t a m i e n t o y nuevos jueces. E l M a g i s t r a d o , o sea el g o b i e r n o
m u n i c i p a l , p o r su p a r t e , n o lo quería, y «oponía a l c a m b i o p r o p u e s t o ,
la observancia de m u c h o s siglos». I r r i t a d o el p u e b l o , sitió el H o t e l
de V i l l e , y una g r a n i z a d a de piedras c a y ó en la sala donde h a b í a n
t e n i d o l u g a r las negociaciones d e l M a g i s t r a d o c o n los representantes
revolucionarios. E l M a g i s t r a d o cedió.
E n t r e t a n t o , v i e n d o a los h a m b r i e n t o s en l a calle, l a b u r g u e s í a
b i e n acomodada se a r m ó c o n t r a el p u e b l o , y el conde Rochambeau
se presentó a l c o m a n d a n t e de l a p r o v i n c i a «solicitando que l a buena
burguesía f u e r a a r m a d a y u n i d a a las t r o p a s p a r a hacer l a policía»,
lo que el estado m a y o r de l a t r o p a , i m b u i d o de ideas aristocráticas,
no a c e p t ó , como n o lo h u b o aceptado D e L a u n e y en l a B a s t i l l a .

A l día siguiente corrió el r u m o r e n l a c i u d a d de que el M a g i s t r a d o


h a b í a revocado sus concesiones, y el p u e b l o asaltó de n u e v o el H o t e l
de V i l l e p i d i e n d o l a abolición de los consumos y de las oficinas de
los consumeros. Y a que se h a b í a hecho en París, b i e n podía hacerse
en E s t r a s b u r g o . A las seis, masas «de obreros armados con hachas y
martillos» a v a n z a r o n p o r tres calles hacia el H o t e l de V i l l e . D e r r i -
b a r o n las puertas a hachazos, r e c o r r i e r o n t o d o el edificio y se dedi-

(i) Lctlic des reprJsentiints de la botirgeoisié niix dipuUs de Strasbourq a Versailles, 28 julio
irvj. (R. Keuss, l'A'.sace pendant la RévolulPnt liaufaise, París, 1881. Documentos, acrvi.)
LA GRAN REVOLUCIÓN

carón a d e s t r u i r c o n e n c a r n i z a m i e n t o t o d o s los viejos papeles exis-


tentes en las oficinas. «Se h a ejercido u n f u r o r b á r b a r o con los papeles:
todos h a n sido a r r o j a d o s p o r las v e n t a n a s y destruidos», escribe el

L A DEMOLICIÓN D E L A B A S T I L L A

( De una estampa de l a época)

nuevo M a g i s t r a d o . Se d e r r i b a r o n las p u e r t a s dobles de t o d o s los a r c h i -


vos p a r a qtiemar los d o c u m e n t o s antiguos, y , en su o d i o a l M a g i s t r a d o ,
el pueblo rompía hasta los muebles del H o t e l de V i l l e y los a r r o j a b a
al e x t e r i o r . E a c á m a r a de los escribanos y «el depósito de las masas
en litigio» t u v i e r o n l a m i s m a suerte. E n la o f i c i n a de percepción
i6o PEDRO KROPOTKINE

los coiisitmeros se d e r r i b a r o n las p u e r t a s y se s a q u e ó l a recaudación.


L a t r o p a s i t u a d a f r e n t e a l H o t e l de V i l l e n o p u d o i m p e d i r l o : el pueblo
h a c í a lo que quería.
E l M a g i s t r a d o , poseído de t e i T o r , se apresuró a r e b a j a r los precios
de l a carne y del p a n : puso a doce sueldos l a «micha» de seis l i b r a s ( i ) .
D e s p u é s e n t r ó a m i s t o s a m e n t e en negociaciones c o n las v e i n t e «tribus»
o g u i l d a s de l a c i u d a d p a r a hacer u n a n u e v a c o n s t i t u c i ó n m u n i c i p a l .
E r a necesario apresurarse, p o r q u e los m o t i n e s c o n t i n u a b a n en Estras-
b u r g o y en las b a i l í a s p r ó x i m a s , donde el p u e b l o d e s t i t u í a los prebos-
tes de los m u n i c i p i o s y n o m b r a b a o t r o s p o r su v o l u n t a d , f o r m u l a n d o
a l m i s m o t i e m p o «demandas sobre los bosques y o t r o s derechos, direc-
t a m e n t e opuestos a u n a posesión l e g í t i m a m e n t e a d q u i r i d a . E s u n
m o m e n t o en que cada u n o se cree en el caso de procurarse l a resti-
tución de los supuestos derechos», dice el M a g i s t r a d o e n su c ^ r t a d e l 5
de agosto.

E n este estado, el 11 de agosto llegó a E s t r a s b u r g o l a n o t i c i a de


la noche del 4 de agosto en l a A s a m b l e a , y el m o t í n se hizo t o d a v í a
m á s amenazador, c o n m a y o r m o t i v o p o r haber hecho el ejército causa
c o m ú n con los a m o t i n a d o s . E n t o n c e s el M a g i s t r a d o se resolvió a
resignar sus poderes (Reuss, L'Alsace, p. 147). A l día siguiente, el 12
de agosto, los trescientos regidores resignaban a su vez sus «cargos»,
o, p o r m e j o r decir, sus p r i v i l e g i o s .
L o s nuevos regidores n o m b r a r o n los jueces. A s í se constituj'ó
el 14 de agosto u n n u e v o M a g i s t r a d o , u n Senado i n t e r i n o , que d i r i -
giría los asuntos de l a c i u d a d h a s t a que l a A s a m b l e a de Versalles
estableciera u n a n u e v a c o n s t i t u c i ó n m u n i c i p a l . S i n esperar esta c o n s t i -
tución, E s t r a s b u r g o se dió u n A y u n t a m i e n t o y jueces a s u gusto.
A s í se h u n d í a el a n t i g u o régimen en E s t r a s b u r g o , y el 17 de agosto,
M . D i e t i i c h f e l i c i t a b a a los nuevos regidores en los siguientes tér-
minos:
«Señores: l a revolución que acaba de operarse en n u e s t r a c i u d a d
será l a época de l a v u e l t a de la confianza que debe u n i r a los ciudadanos

(i) E l saco de trigo estaba entonces a 19 libras. L o s precios subieron en fin de agesto hasta
1 8 y 3 0 libras; de tal modo, (pie se prohibió a los tahoneros cocer bollos, panecillos de leche, etc.
LA GRAN REVOLUCIÓN

de un m i s m o m u n i c i p i o . . . E s t a augusta asamblea acaba de recibir


el v o t o l i b r e de sus conciudadanos p a r a ser sus representantes...
E l primer uso que habéis hecho de vuestros poderes h a sido n o m b r a r
vuestros jueces... ¡Qué fuerza nacerá de esta unión!» Y Dietrich

LUIS BLANC

propuso establecer que cada año, el 14 de agosto, día de l a r e v o l u c i ó n


en E s t r a s b u r g o , fuera día festivo piara la c i u d a d .
E n esta l e v o l u c i ó n h a de notarse este hecho i m p o r t a n t e : l a b u r g u e -
sía de E s t r a s b m g o se h a b í a e m a n c i p a d o del régimen feudal; se h a b í a
dado u n gobierno m u n i c i p a l democrático; pero n o entendía en m a n e r a
alguna despojarse de los derechos feudales ( p a t r i m o n i a l e s ) , que le
pertenecían sobre ciertos camipos de las inmediaciones. Cuando los
X62 PEDRO KROPOTKINE

dos d i p u t a d o s de E s t r a s b u r g o en l a A s a m b l e a N a c i o n a l f u e r o n i n v i -
tados p o r sus colegas a abdicar sus derechos d u r a n t e l a noche del 4 de
agosto, se n e g a r o n a hacerlo.
Y c u a n d o después, u n o de aquellos dos d i p u t a d o s (Schwendt)
insistió cerca de los burgueses de E s t r a s b u r g o , pidiéndoles que no
se opusieran a l a c o r r i e n t e de l a R e v o l u c i ó n , sus c o m i t e n t e s persistie-
r o n , no o b s t a n t e , en r e c l a m a r l a c o n s e r v a c i ó n de sus derechos feudales.
D e ese m o d o se v i ó formarse en aquella c i u d a d , desde 1789, u n p a r t i d o
que se proponía unirse a l r e y — «el m e j o r de los reyes», «el m.ás c o n c i -
l i a d o r de los m o n a r c a s » — , con l a m i r a de conservar sus derechos
sobre «las ticas señorías» que pertenecían a la c i u d a d b a j o el derecho
feudal. L a c a r t a con que el o t r o d i p u t a d o de E s t r a s b u r g o , T u r c k h e i m ,
después de haber h u i d o de Versalles el 5 de o c t u b r e , da su dimisión
( p u b l i c a d a p o r Reuss), representa u n d o c u m e n t o del m á s a l t o interés,
por c u a n t o en él se ve y a c ó m o y p o r qué l a G i r o n d a h a b í a de r e u n i r
b a j o su b a n d e r a burguesa a los «defensores de las propiedades», al
m i s m o t i e m p o que los realistas.

L o que pasaba en E s t r a s b u r g o da u n a idea b a s t a n t e clara de lo


que pasaba en o t r a s grandes ciudades. Así, en Troyes, c i u d a d de
que tenemos t a m b i é n d o c u m e n t o s m u y c o m p l e t o s , se v e el m o v i m i e n t o
compuesto de los m i s m o s elementos. E l p u e b l o , a y u d a d o p o r los c a m -
pesinos vecinos, se s u b l e v ó desde el 18 de j u l i o , en c u a n t o se supo
q u e en P a r í s se h a b í a n q u e m a d o las oficinas de consumos. E l 20 de
j u l i o e n t r a r o n en la c i u d a d g r u p o s de campesinos armados de hor-
quillas, hoces y palos, p r o b a b l e m e n t e con intención de apoderarse
del t r i g o que f a l t a b a y que los logreros h a b í a n a m o n t o n a d o e n sus
almacenes; p e r o l a burguesía se c o n s t i t u y e en g u a r d i a n a c i o n a l y
rechaza a los campesinos, a los que da y a el n o m b r e de «bandidos».
D u r a n t e los diez o quince días siguientes, a p r o v e c h á n d o s e del pánico
que se extiende, (se h a b l a de q u i n i e n t o s «bandidos» salidos de P a r í s
para asolarlo t o d o ) , l a burguesía organiza su g u a r d i a n a c i o n a l , y todas
las poblaciones se a: m a n t a m b i é n . Pero entonces el p u e b l o se manifies-
t a descontento. E l 8 de ^ o s t o , p r o b a b l e m e n t e a l a n o t i c i a de l a noche
LA (JRAN REVOLUCIÓN 163

del 4 de agosto, el p u e b l o p i d e armas p a r a todos los v o l u n t a r i o s y


una tasa p a r a el p a n . E l a y u n t a m i e n t o v a c i l a , y entonces, el i g de
agosto, se depone e! a y u n t a m i e n t o y , como en E s t r a s b u r g o , se n o m -
b r a o t r o en su lugar.
E l p u e b l o i n v a d e el H o t e l de V i l l e , se apodera de las a r m a s y se
las reparte. V i o l e n t a el depósito de la gabela, pero aquí n o saquea

MUJER D E LA EPOCA — RETRATO ANÓNIMO

t o d a v í a : «se hace vender l a sal a seis sueldos». P o r último, el 9 de sep-


t i e m b r e , el m o t í n , que no h a b í a cesado desde el 19 de agosto, alcanzó
su p u n t o c u l m i n a n t e . L a m u l t i t u d se apoderó d e l alcalde H u e z , a
q u i e n acusaba de haber t o m a d o l a defensa de los comerciantes logreros,
y le m a t ó . S a q u e ó s u casa, l o m i s m o que las de u n n o t a r i o ; l a d e l c o m a h -
d a n t e Saint-Geoiges, q u i e n q u i n c e días antes m a n d ó hacer fuego
c o n t r a el pueblo; l a del t e n i e n t e de gendarmería, que h a b í a hecho
ahorcar i m h o m b r e en u n m o t í n precedente, y a m e n a z ó (como se
hizo en P a r í s después del 14 de julio) con saquear muchas otras.
164 PEDRO KROPOTKINE

Después reinó el t e - r o r en l a a l t a burguesía d u r a n t e unos quince


días; pero l a burguesía logró organizar l a g u a r d i a n a c i o n a l , y el 26 de
s e p t i e m b r e a c a b ó p o r sobreponerse a l pueblo desarmado.
E n general parece que el furor del p u e b l o se dirigía t a n t o c o n t r a
los representantes burgueses que m o n o p o l i z a b a n los v í v e r e s como

DESPUÉS D E L 4 D E AGOSTO

c o n t r a los señores que m o i r o p o l i z a b a n l a t i e r r a . E n A m i e n s , c o m o


en Troyes, el p u e b l o a m o t i n a d o estuvo a p u n t o de m a t a r a tres nego-
ciantes, p o r lo cual l a burguesía se apresuró a a r m a r su nñlicia. Puede
decirse que esta creación de m i l i c i a s en las ciudades, que en todas
partes se h i z o en agosto y septiembre, p r o b a b l e m e n t e no h u b i e r a
t e n i d o l u g a r si el l e v a n t a n ñ e n t o p o p u l a r se h u b i e r a l i m i t a d o a los
campos y se h u b i e r a d i r i g i d o sólo c o n t r a los señores. Amenazada
por el p u e b l o en su f o r t u n a , l a burguesía, sin esperar los acuerdos
LA GRAN REVOLUCIÓN 165

de l a Asamblea, c o n s t i t u y ó , i m i t a n d o a los Trescientos de París, sus


m u n i c i p i o s , en los que forzosamente debió a d m i t i r representantes
del p u e b l o a m o t i n a d o .
E n Cherburgo el 2 1 de j u l i o , en R u á n el 24, y tm muchas o t r a s
ciudades de menor i m p o r t a n c i a procediendo de idéntica manera,
el pueblo h a m b r i e n t o se subleva a los g r i t o s de ¡Pan! ¡Mueran los
logreros! ¡Abajo los consumos! E o que significaba: e n t r a d a l i b r e de las
provisiones que v i e n e n d e l campo. F o r z ó a l a y u n t a m i e n t o a rebajar
el precio d e l p a n , o se apoderó de los almacenes de los logreros y se
llevó el t r i g o , o saqueó las casas de los que eran conocidos p o r haber
t r a f i c a d o sobre los precios de los comestibles. E a burguesía se apro-
v e c h ó de ese m o v i m i e n t o p a r a deshacer el a n t i g u o g o b i e r n o m u n i -
c i p a l , i m b u i d o de feudalismo, y p a r a n o m b r a r u n n u e v o a y u n t a m i e n t o
elegido sobre u n a base democrática. A l m i s m o t i e m p o , t o m a n d o p i e
del pánico p r o d u c i d o p o r el l e v a n t a m i e n t o d e l «pueblo bajo» e n las
ciudades y de los «bandidos» e n los campos, se armó y o r g a n i z ó s u
g u a r d i a m u n i c i p a l . C o n lo c u a l «restableció el orden», e j e c u t ó a los
i n d u c t o r e s populares y c o n frecuencia fué a restablecer el o r d e n e n
los campos, donde persiguió a los campesinos e hizo ahorcar —
ahorcar s i e m p r e — a los «inductores» de los campesinos q u e se re-
belaron.
Después de la noche d e l 4 de agosto, esas insurrecciones urbanas
se e x t e n d i e r o n m á s a ú n , estallando p o r diferentes p u n t o s y en todas
partes. Eas tasas, los consumos, las ayudas, las gabelas n o se p a g a r o n
y a . « Eos recaudadores de pechos están apuradísimos », dice N e c k e r
en su m e m o r i a d e l 7 de agosto. F u é necesario r e d u c i r a l a m i t a d d e l
precio de l a sal en dos generalidades a d m i n i s t r a t i v a s rebeldes; l a
percepción de los derechos de consumos no se hacía y a , y así s u -
cesivamente.
«Una i n f i n i d a d de lugares» estaba en rebeldía c o n t r a el fisco. E l
p u e b l o n o quería y a pagar el i m p u e s t o i n d i r e c t o ; en c u a n t o a los
impuestos directos n o se negaba a pagarlos, pero impom'a condiciones.
E n Alsacia, p o r ejemplo, «el p u e b l o se niega a t o d o pago hasta que
paguen los exentos y privilegiados».
i66 PEDRO KROPOTKINE

A s í es c ó m o el p u e b l o , mucho antes que la Asamblea, h i z o l a revo-


lución e n las localidades, se dió r e v o l u c i o n a r i a m e n t e i m a n u e v a a d m i -
nistración m u n i c i p a l , distinguió entre los impuestos que aceptaba
y los que se negaba a pagar, y dictó el m o d o de repartición i g u a l i t a r i a
de los que p a g a r í a a l E s t a d o o al M u n i c i p i o .

E s t u d i a n d o esta manera de obrar d e l p u e b l o , y no enfrascándose


en el estudio de l a o b r a l e g i s l a t i v a de l a Asamblea, es c ó m o se c o m -
prende el genio de l a g r a n R e v o l u c i ó n , que es el genio, lo p r o f u n d o , lo
íntimo de todas las revoluciones pasadas y f u t u r a s .
CAPÍTULO X V I

Levantamiento de los campesinos

ESDE el invierno de 1788, y sobre todo desde marzo de


1789, el pueblo, hemos dicho, no pagaba ya los censos
a los señores. Que al efecto hubiera sido excitado por
revolucionarios burgueses, nada más cierto: había mu-
chos hombres entre la burguesía de 1789 que comprendían que sin
una insurrección popular no acabarían jamás con el poder absoluto.
Que las discusiones de las Asambleas de los Notables, en que se
habló de los derechos feudales, excitaran al motín, y que la re-
dacción, en las parroquias, de los cuadernos (que habían de servir
de guías para los representantes en las primeras elecciones) haya
obrado en el mismo sentido, se comprende, has revoluciones no
son jamás un resultado de la desesperación, como sirelen pensar
los revolucionarios jóvenes que creen generalmente que del exceso
i68 PEDRO KROPOTKINE

del mal puede salir el bien. Por el contrario, en 1789 había entrevisto
el pueblo una -esperanza de liberación próxima, y por lo mismo se
rebelaba con mayor entusiasmo. Pero no basta esperar, es necesario
obrar; se han de pagar con la vida las primeras rebeldías que preparan
las revoluciones, y eso es lo que hizo el pueblo.
Cuando el motín se castigaba con la argolla, el tormento y la
horca, ya se rebelaban los campesinos. Desde noviembre de 1788
los intendentes escribían al ministro que era imposible reprimir todos
los motines. Tomados separadamente, ninguno tenía gran importan-
cia; pero considerados en conjimtó, minaban el Estado en sus fim-
daníentos.
En enero de 1789 se redactaban los cuadernos de quejas y se
hacían las elecciones, y desde entonces comenzaron los campesinos
a negar la servidumbre corporal a los señores y al Estado. Formá-
ronse asociaciones secretas, y de cuando en cuando aparecía por
aquí o por allá algún señor ejecutado por los Jacques. E n unas
partes los recaudadores de impuestos eran recibidos a palos; y en
otras partes se expropiaba a los señores y se labraban las tierras
expropiadas.
De mes en mes se multiplicaban las rebeldías, y en el mes de marzo
todo el Este de Francia estaba en insurrección. Verdad es que el
movimiento no era continuo n i general; una sublevación agraria no
lo es nunca. Hasta es muy pirobable, como sucede siempre en las
insurrecciones de los campesinos, que hubiera un momento de tregua
de los motines en la época de los trabajos de los campos, en abril,
y después al principio de las cosechas; pero en cuanto se recogieron
las primeras cosechas, en la segunda mitad de julio y en agosto
de 1789 los levantamientos estallaron con una fuerza nueva, sobre
todo en el Este, el Nordeste y el Sudeste de Francia.
Faltan documentos precisos sobre este levantamiento; los publi-
cados son muy incompletos y la mayor parte llevan la marca del
espíritu de partido. Si nos dirigimos al Monitor, que, como es sabido,
comenzó a publicarse en 24 de noviembre de 1789, y cuyos 93 núme-
ros, desde 8 de mayo a 23 de noviembre de 1789, han sido fabricados
LA GRAN REVOLUCIÓN

después en el año rv ( i ) , hallamos ima tendencia a demostrar que todo


el movimiento era obra de los enemigos de la Revolución: gentes sin
corazón que se aprovechaban de la ignorancia de los campesinos. Otros
llegaron a decir que los nobles, los señores o los ingleses eran quie-
nes les sublevaban. E n cuanto a los documentos publicados por el
Comité de investigaciones, en enero de
1790, tienden más bien a representar
todo como vma equivocación, como fe-
chorías de bandidos que devastaban
los campos, contra los cuales se armó
la burguesía hasta que consiguió exter-
minarlos.
Se comprende hoy cuán falsa es
esta manera de presentar los aconte-
cimientos, y es seguro que si alguien PROPAGANDA R E A L I S T A

se tomara el trabajo de buscar en los


archivos y de estudiar a fondo los documentos que en ellos existan,
podría hacerse una obra de gran valor: obra tanto más neeesaria,
cuanto que los levantamientos de campesinos continuaron hasta la
abolición de los derechos feudales por la Convención, en el mes de
agosto de 1793, y amenazaban continuar hasta que los municipios
recibieran el derecho de recuperar las tierras comunales de que ha-
bían sido desposeídos duiante los dos siglos anteriores. Por el mo-
mento, no estando hecha esa investigación de los archivos, hemos
de limitamos a lo que se pueda espigar en algunas historias locales,
en ciertas memorias y en algunos autores, exphcando al mismo tiempo
el levantamiento de 1789 por la luz que sobre esta primera explosión
proyectan los movimientos mejor conocidos de los años siguientes.
Que la escasez entró por mucho en esos motines, es cierto; pero
su motivo principal era la aboUción de los censos feudales, consignados
en los registros, lo mismo que los diezmos, y el deseo de apoderarse
de la tierra.

( i ) Además, los números del 24 de noviembre de 17S9 a l 3 de febrero de 1790 fueron


tamtñán renovados en el año i v .
PEDRO KROPOTKINE

Hay además un lasgo característico para esos motines: quedan


aislados en el centro de Francia, el Mediodía y el Oeste, excepto
Bretaña; pero son m u y generales en el Este, el Nordeste y el Sudeste.
E n el Delfinado, el Franco-Condado y el Ma9onés es donde más
cunde el movimiento. E n el Franco-Condado, casi todos los palacios
fueron incendiados, dice Doniol (La Révolution frangaise et la féoda-
lité, p. 48); tres palacios ( i ) de cada cinco fueron saqueados en el Del-
finado; después siguen la Alsacia, el Nivernés, el Beaujolés, la Borgoña
y la Auvernia.
E n general, como lo he hecho notar en otro lugar, si se marca-
ran sobre un mapa las localidades en que se produjeron los levan-
tamientos, ofrecería una semejanza notable con el mapa «de los
trescientos sesenta y tres», publicado en 1877 después de las elec-
ciones que afirmaron la tercera república, h a parte oriental de Francia
aceptó principalmente la causa de la Revolución, y esa misma parte
permanece siendo la más avanzada hasta nuestros días.
Doniol ha notado justamente que el origen de esos levantamientos
estaba ya en los cuadernos que fueron escritos antes de las elecciones
de 1789. Como se había encargado a los campesinos que expusieran
sus quejas, estaban seguros de que se haría algo por ellos, ha fe en
que el re^-, a quien se habían dirigido,.o la Asamblea, o cualquier
otro poder les vendría en ayuda para remediar sus males, o al menos
les permitiría remediarlos por sí mismos, les impulsó a rebelarse en
cuanto se hicieron las elecciones y aun antes que se reuniera la
Asamblea.
Cuando los Estados generales comenzaron sus sesiones, los r u -
mores que llegaban de París, por vagos que fuesen, hicieron creer
necesariamente a los campesinos que había llegado el momento

fil Ck.iteauv dice el o r i g i n a l . L a p a l a b r a chateau, en su sentido de m o r a d a señoría!, n o tiene


t r a d u c c i ó n exacta en español. Castillo, su traducción l i t e r a l , significa generalmente fortaleza
y aunciiie muchos de ios edificios a s í d e n o m i n a d o s en F r a n c i a t e n g a n ese carócter, la m a y o r
p a r t e son verdaderos palacics, con su aspecto p r e d o m i n a n t e de casa de placer. E n el Dicciona-
rio Daroussc, challan es: i n o r a d a feudal f o r t i f i c a d a , habitación real o señorial y grande y bella
casa de campo. P o r eso, y p o r q u e los campesinos rebeldes e n t r a r o n r e v o l u c i o n a r i a m e n t e en
ellos sin n i n g u n a o con escasa resistencia, fie t r a d u c i d o chateau p o r palacio. Confirma esta
interpretación la frase francesa: fairc des rhateaux en Espapne, que n o significa hacer castillos,
sino forjarse ilusiones placenteras. — .V. del T.
LA GRAN REVOLUCIÓN

de exigir la abolición
de los derechos feuda-
les y de readquirir las
tierras.
E l menor apoyo que
e n c o n t r a r a n , sea de
parte de los revolucio-
narios, de los orleanis-
tas o de otros agita-
dores, bastaba para
sublevar los pueblos,
dadas las noticias gra-
ves que llegaban de
París y de las ciudades
insurrectas. N o hay-
duda en que se apro-
vechaba en los campos
el nombre del rey y el
de la Asamblea: hay
numerosos documen-
tos que hablan de fal-
sos decretos del rey o
de la Asamblea circu-
lados en los pueblos.
En todas sus rebeldías,
en Francia, en Rusia,
en Alemania, los cam-
pesinos han procurado
siempre decidir a los
vacilantes; más aún,
persuadirse ellos mis-
mos de que había al-
ARTE REVOLUCIONARIO
guna fuerza dispuesta
a sostenerlos; eso daba más conjunto a la acción y, en caso de fra-
172 PEDRO KROPOTKINE

caso y de persecuciones, servía además de excusa. Se había creído


obedecer, y la mayor parte lo creían sinceramente, a los deseos,
si no a las órdenes, del rey o de la Asamblea, y he ahí cómo, en cuanto
se hizo la primera cosecha durante el estío de 1789 y se comió bien
en los pueblos y los rumores llegados de Versalles y de París llegaron
a sembrar la esperanza, los campesinos comenzaron la rebeldía: se
dirigieron a los palacios para destruir los archivos, los registros, los
títulos, reduciendo todo a cenizas, incluso los edificios si los señores
no renunciaban con amable condescendencia a los derechos feudales.
E n las inmediaciones de Vesoul y de Belfort comenzó la guerra
a los palacios el 16 de juHo, en cuya fecha el palacio de Sancy y los
de hure, de Bithaine y de Molans fueron saqueados. Pronto se
sublevó toda la horena. «Eos campesinos, persuadidos de que la
Revolución iba a introducir la igualdad de las fortunas y de las
condiciones, se han rebelado contra los señores» — dice el Courrier
frangais, p. 242 y siguientes.— E n Saarloms, Forbach, Sarreguemines,
Phalsbourg y Thionville, fueron expulsados los encargados de las
haciendas, y sus oficinas saqueadas e incendiadas. L a sal se vendía a
tres sueldos la lib:a. Los pueblos próximos imitaban a las ciudades.
E n .Msacia, el levantamiento de los campesinos fué casi general.
E n ocho días, a fin de julio, fueron destruidas tres abadías; once pala-
cios fueron saqueados, destruyendo y quemando todos los Hbros y re-
gistros de impuestos, de censos y de trabajos personales. E n ciertas
comarcas se formaron columnas móviles de campesinos, fuertes de
centenares y aun de miles de hombres que venían de locaUdades
próximas, con objeto de atacar los castillos-palacios más fuertes:
los sitiaban, se apoderaban de todos los papeles y con ellos hacían
fogatas púbhcas. Las abadías se saqueaban con la misma intención
que las casas de los ricos negociantes en las ciudades. Todo fué des-
truido en la abadía de Murbach, que probablemente opondría re-
sistencia ( i ) .

( i ) Segiin S t r o b c l [Vaterlandüihe Geschichte des Elsasses), a s u b l e v a c i ó n se producía gene-


r a l m e n t e d e l siguiente m o d o : se insurreccionaba xm pueblo, y en seguida se f o r m a b a u n a p a r -
t i d a compuesta de h a b i t a n t e s de pueblos diversos, que i b a n j t m t o s a atacar los palacios. A l g u -
nas veces esas p a r t i d a s se o c u l t a b a n en los bosques.
LA GRAN REVOLUCIÓN

En el Franco-Condado, según Sommier ( i ) , los primeros grupos


se formaron en Lous-le-Saunier, el 19 de julio, cuando se tuvo noticia
de los preparativos del golpe de Estado y la caída de Necker, pero
ignorando aún la toma de la Bastilla. Pronto se formaron grupos,
y la burguesía armó el mismo día su milicia (llevando la escarapela
de los tres colores) para resistir «las incursiones de los bandidos que
infectan el reino» (ps. 24-25). E l levantamiento comenzó en los pueblos:
los campesinos se repartían los prados y los bosques de los señores;
en otras partes obligaban a los señores a renunciar a sus derechos

PROPAGANDA R E A L I S T A

sobre las tierras que antes habían pertenecido a los municipios; o


sencillamente entraban en posesión de los bosques antes comunales.
A la abadía de los Bernardinos se le quitaron todos los títulos que
poseía en los municipios vecinos (Eduard Olere, Essai sur Vhistoire
de la Franche-Comté, 2.* edic, Besanqon 1870). E n Castres, comen-
zaron las rebeldías después del 4 de agosto. E n esta población se per-
cibía en especie un derecho — tanto por « setier » (medida de áridos) —
sobre todos los trigos de fuera de la provincia: era un derecho feudal
que el rey arrendaba a los particulares. E l día 19 de agosto, en cuanto
llegó a Castres la noticia de la noche del 4, el pueblo se sublevó exi-
giendo la aboüción de ese derecho, e inmediatamente la burguesía,
que desde el 5 había constituido la guardia nacional, fuerte de 600 hom-

( i ) Histoire de la Révohdion dans le Jura, Paris, 1846, p. 22. Se ve, por u n a linda candón,
dada en el cuaderno de A v a l , cuál era l a t e n d e a d a en el J u r a .
174 PEDRO KROPOTKINE

bres, se dedicó a restablecer «el orden». Pero en los campos la insu-


rrección lodaba de pueblo en pueblo, y los palacios de Gaix, de Mont-
ledier, la cartuja de Faix, l a abadía de Vielmur, etc., fueron saqueados
y destruidos sus archivos ( i ) .
E n Auvernia, los campesinos tomaron muchas precauciones para
poner el derecho de su paite; y cuando iban a un palacio a quemar
los aichivos anunciaban al señor que lo hacían de orden del rey (2).
Pero en las provincias del Este no tenían inconveniente en declarar
abiertamente que había llegado el tiempo en que el Tercer Estado
no permitiría la dominación de los nobles n i de los religiosos. E l poder
de esas dos clases había durado demasiado, y ya era hora de abdicar.
Respecto de muchos de esos señores, empobrecidos, residentes en
el campo y quizá amados en el vecindario, los campesinos rebeldes
guardaron muchas consideraciones personales: no les hacían ningún
mal; no tocaban a su pequeña propiedad personal; pero respecto de
los archivos y de los títulos de propiedad feudal eran inflexibles:
los quemaban después de haber forzado al señor a jmrar el abandono
de sus derechos.
Como la burguesía de las ciudades, que sabía muy bien lo que
quería y lo que esperaba de la Revolución, también los campesinos
sabían perfectamente lo que querían: las tierras de cuya posesión
habían sido despojados los municipios debían serles devueltas, y
todos los censos nacidos del feudalismo debían anularse. L a idea de
que habían de desaparecer los ricos penetraba ya, mas por el momento
la jacquería se limitaba a las cosas, y si hubo casos en que un señor
fuera maltratado, eran casos aislados y generalmente se expHcaban

(1) Anacharsis Combes. Hisiotre de la ville de Cabres el de ses environs pendant la Re'JoUtticm
tranfaise. Castres, 1875.
(2) M . X a v i e r R o u x , que ha p u b l i c a d o en 1891 b a j o este título Mémoire sur la marthe des
briganda ges dans le Datiphirf, en i ySg, las deposiciones completas de u n a información hecha
en 1789 sobre este a s u n t o , a t r i b u y e t o d o el m o v n m i e n t o a agitadores: «Excitar a l pueblo a rebe-
larse c o n t r a el R e y n o h u b i e r a dado resultado», dice el a u t o r . «Se Uegó a l objeto dando u n rodeo.
Se a d o p t ó y se ejecutó sobre t o d a la superficie d e l t e r r i t o r i o u n p l a n s i n g u l a r m e n t e a t r e v i d o ,
que se resume en estas palabras: a m o t i n a r a l pueblo en n o m b r e d e l rey c o n t r a los señores;
u n a vez vencidos los señores, precipitarse sobre el t r o n o , y a s i n defensa, y d e r r i b a r l e (p. i v de
la Introducción).» N o o b s t a n t e , véase esta declaración d e l m i s m o M . R o u x : «Tcxiaslas i n f o r m a -
ciones que se h a n v e r i f i c a d o n o han revelado j a m á s el n o m b r e de u n solo a g i t a d o r > (p. v ) . E l
pueblo entero e n t r a b a en esta conspiración.
LA GRAN REVOLUCIÓN

por la acusación de haber sido un logrero, uno de los especuladores


sobre la escasez. Si se entregaban los archivos y se hacía la renuncia,
todo se arreglaba amistosamente: se quemaban los archivos, se plan-
taba «un Mayo» en la villa, se ataban a sus ramas los emblemas feu-
dales ( i ) y se danzaba la ronda alrededor del árbol. Si había habido
resistencia, si el señor o su intendente habían apelado a la guardia
rural y si había habido tiros, entonces se saqueaba el palacio y fre-
cuentemente terminaba con el incendio. Así se cuentan treinta pala-

PROPAGANDA REALISTA

cios saqueados o quemados en el Delfinado; cerca de cuarenta en el


Franco-Condado: setenta y dos en el Maqonés y el Beaujolés; nueve
solamente en Auvernia, y doce monasterios y cinco palacios en el
Vienés. Nótese de paso que los campesinos no hacían distinciones
respecto de las opiniones políticas, y lo mismo atacaban los palacios
de «patriotas», que los de los «aristócratas».

¿Que hizo la burguesía frente a esos motines?


Si había en la Asamblea cierto número de hombres que compren-
dían que el levantamiento de los campesinos representaba en aquel
momento una fuerza revolucionaria, la masa de los burgueses en pro-
vincias no vió en eUa más que u n peligro contra el que era preciso

(i) Algaoaí veces e n e l Mediodía se ponía esta inscripción: «De orden del R e y y de l a
Asamblea N a d o n a l , finiquito final de l a s rentas». (Mary Safon, Histoire politigue du Midi
de la Franee, 1842-1845, t. I V , p. 377.)
176 PEDRO KROPOTKINE

armarse. L o que entonces se llamó el «gran miedo», sobrecogió, en


efecto, a muchas ciudades en la región de las sublevaciones. E n Tro-
yes, por ejemplo, entraron unos campesinos armados de hoces y de
garrotes dispuestos probablemente a saquear las casas de los logi'eros,
y l a burguesía—«todo lo que hay de honrado en la burguesía»(Moni-
tor, 1, 378 — se armó contra «los bandidos >> y los rechazó. E l mismo
hecho se produjo en muchas otras ciudades; el pánico se apoderó
de los burgueses, y se esperaba a «los bandidos». Se habían visto
«seis mil» avanzando para saquear todo, y la burguesía se apoderaba
de las armas existentes en el Hotel de Ville o en las armerías, y
organizaba su guardia nacional, temiendo mucho que los pobres
de la ciudad, haciendo causa común con «los bandidos», atacasen
a los ricos.
E n Perona, capital de la Picardía, los habitantes se rebelaron en
la segunda mitad de julio. Incendiaron las oficinas de consumos,
echaron al agua a los oficiales de la aduana, y se apoderaron de la
recaudación en las oficinas del Estado y libertaron los presos de las
cárceles. Todo lo cual se hizo antes del 28 de julio. E n la noche de
aquel día — escribía el alcalde de Perona — a la recepción de las
noticias de París, Hainault, Flandes y toda la Picardía tomaron las
armas y se tocó a rebato en todas las poblaciones grandes y pequeñas.
Trescientos m i l hombres de patrullas burguesas estaban en permanen-
cia, y todo para recibir dos m i l «bandidos» que, según se decía, reco-
rrían los pueblos con el propósito de quemar las cosechas. E n el fondo,
como alguien dijo a Arthur Young, todos esos «band'dos» no eran
más que honrados campesinos que, sublevados y armados de horqui-
llas, hoces y garrotes, obligaban a los señores a abdicar sus derechos
feudales, y detenían a los pasajeros si estaban «por la nación». E l al-
calde de Perona lo dijo claramente: «Queremos estar en el terror.
Gracias a los rumores siniestros, podemos tener sobre las armas un
ejército de tres millones de burgueses y de campesinos en toda
Francia ».
Adrien Duport, muy conocido en la Asamblea y en el Club Bretón,
se vanagloriaba de haber armado de esa manera los burgueses en gran
LA GRAN REVOLUCIÓN 177

número de ciudades. Tenía dos o tres agentes, «hombres decididos


pero obscuros», que evitaban las ciudades, pero que al llegar a un
pueblo anunciaban que «los bandidos llegarían pronto». Según los
tales emisarios, vendrían quinientos, m i l o tres m i l , quemando en

EL GUEN D E KERANGALL

P r i m e r noble que en l a noche d e l 4 de a g o s t o r e n u n c l d a sus p r i v i l e g i o s

las inmediaciones todas las cosechas para poder así reducir al pueblo
al hambre...
Entonces se tocaba a rebato, los camiiesinos se armaban y el
rumor aumentaba a medida que el rebato se extendía de pueblo en
pueblo; ya eran seis m i l bandidos cuando el siniestro rumor llegaba
hasta una gran ciudad. Se les había visto a una legua de distancia,
en t a l bosque, y el pueblo, y sobre todo la burguesía, se armaban y
enviaban sus patrullas al bosque, para no descubrir nada en él. Pero
178 PEDRO KROPOTKINE

se estaba armado; y ¡ cuidado con el rey! Así, cuando el rey quiso


evadirse en 1791, halló los ejércitos campesinos en su camino.
Se concibe el terror que esos levantamientos sembraban por todas
partes en. Francia; se concibe la impresión que producirían en Versa-
lles, pues bajo el imperio de ese terror la Asamblea Nacional se reunió
la noche del 4 de agosto para discutir las medidas que habrían de
adoptarse para sofocar la jacquería.
CAPÍTULO X V I I

L a noche del 4 de agosto y s u s c o n s e c u e n c i a s

A noche d e l 4 de agosto es u n a de las grandes fechas


de l a R e v o l u c i ó n . Como el 14 de j u l i o y el 5 de o c t u -
b r e de 1789, el 21 de j u n i o de 1791, el 10 de ^ o s t o de
1792 y el 3 1 de m a y o de 1793, m a r c a t m a de las g r a n -
des etapas del m o v i m i e n t o r e v o l u c i o n a r i o y d e t e r m i n a su c a r á c t e r
p a r a el período siguiente.
E a leyenda histórica ha embellecido c o n a m o r aquella noche,
y l a generalidad de los historiadores, c o p i a n d o l a relación d a d a p o r
algunos contemporáneos, l a representan c o m o u n a noche de e n t u -
siasmo y de s u b l i m e abnegación.
«Con la t o m a de l a B a s t i l l a — nos d i c e n los historiadores — l a
R e v o l u c i ó n gana su p r i m e r a v i c t o r i a . » E a n o t i c i a se exparce en p r o -
v i n c i a s y en todas partes p r o d u c e l e v a n t a m i e n t o s análogos. Penetra
l80 PEDRO KROPOTKINE

en las poblaciones rurales, y , p o r instigación de ciertas gentes desco-


nocidas, los campesinos a t a c a n a sus señores y q u e m a n los palacios.
E n t o n c e s el clero y l a nobleza, poseídos de p a t r i ó t i c o i m p u l s o , v i e n d o
que t o d a v í a no h a b í a n hecho n a d a p o r los campesinos, a b d i c a n en
aquella noche m e m o r a b l e sus deiechos feudales. Eos nobles, el clero,
los curas m á s pobres y los m á s ricos señores feudales, las ciudades,
las p r o v i n c i a s , todos r e n u n c i a n sus p r e r r o g a t i v a s seculares a n t e el
a l t a r de l a p a t r i a . U n estusiasmo g r a n d e se apodera de l a A s a m b l e a ,
t o dos se a p r e s u r a n a hacer su .sacrificio. « E a sesión era u n a fiesta
sagrada, l a t r i b u n a u n a l t a r , l a sala de las deliberaciones vm t e m p l o » ,
dice u n o de los hi s t or i ador es , g ener alm ent e b a s t a n t e moderado. « E r a
una San B a r t o l o m é de las p r o p i e d a d e s » , dicen los o t r o s Y cuando
los p r i m e r o s albores i l u m i n a r o n F r a n c i a el día siguiente, el a n t i g u o
régimen feudal no ex i s t í a y a . F r a n c i a era u n país regenerado, que
h a b í a hecho u n a u t o de fe de t odos los abusos de sus clases p r i v i l e -
giadas. »

Pues t o d o eso es p u r a leyen"da. V e r d a d que u n p r o f u n d o e n t u -


siasmo se a p o d e r ó de l a A s a m b l e a , c u a n d o dos nobles, el vizconde
de Noailles y el d u q u e de A i g u i l l o n , se p r e s e n t a r o n a p e d i r la abolición
de los derechos feudales, como t a m b i é n diversos p r i v i l e g i o s de los
nobles, y dos obispos (los de N a n c y y de Chartres) p i d i e r o n l a aboli-
ción de los diezmos. V e r d a d es que el e n t u s i a s m o fué en a u m e n t o ,
y que se v i ó a los nobles y a l clero d u r a n t e a q u e l l a sesión n o c t u r n a ,
sucederse en l a t r i b u n a y disputársela p a r a abdicar sus i n j u s t i c i a s
señoriales; se o y ó a p r i v i l e g i a d o s p e d i r l a j u s t i c i a l i b r e , g r a t u i t a e
i g u a l p a r a todos; se v i ó a los señores laicos y eclesiásticos abandonar
sus derechos de caza... Sí, el entusiasmo se a p o d e r ó de l a Asamblea...
Y en ese entusiasmo no se notó casi l a cláusula del rescate ( i ) de los
derechos feudales y de los diezmos, que los dos nobles y los dos obispos

(I) E a palabra rachat, que traduzco rescate, importantísima en este caso, no d a a l lector
español clara idea de s u significación francesa. P a r a facilitar s u comprensión, he aqui cómo la
define el Diccionario Taboada:
«RACHAT. Rescate, redención, recobro de lo vendido, de lo empeñado, de lo robado, de la
libertad perdida. — Extinción: de u n censo, de u n tributo. — Retrovendidón: acción de volver
a comprar k> mismo que se había vendido. — Desempeño: de alhaja empeñada.» — N. del T.
EA GRAN KEVOEUCIÓN l8l

h a b í a n i n t r o d u c i d o en sus discursos: cláusula t e r r i b l e , p o r su v a g u e d a d


m i s m a , puesto que p o d í a significar t o d o o n a d a , y que suspendía,
como veremos, l a abolición de los derechos feudales p o r c u a t r o años,
hasta agosto de 1793. Pero ¿quién n o se entusiasma leyendo l a b e l l a

EOS CABAEEEROS D E SAN EUIS ENTREGANDO SUS INSIGNIAS DISTINTIVAS,

E O MISMO Q U E L O S A G U A D O R E S

relación de aquella noche escrita p o r los contemporáneos? ¡ Y quién


no ha pasado sobre estas palabras «rachat au dernier 301>, sin c o m p r e n -
der su t e r r i b l e alcance! Eso es lo que sucedió en F r a n c i a en 1789.
A n t e t o d o l a sesión de l a noche del 4 de agosto c o m e n z ó p o r el
pánico, y no p o r el eutusiasiqo. Acabamos de v e r que muchos palacios
habían sido quemados o saqueados d u r a n t e los ú l t i m o s quince días.
Comenzado en el Este, el l e v a n t a m i e n t o de los campesinos se e x t e n d í a
hacia el Sur, el N o r t e y el Centro, y amenazaba generalizarse. E n cier-
tos p u n t o s los campesinos h a b í a n sido feroces hacia sus amos, y las
noticias que llegaban de las p r o v i n c i a s a b u l t a b a n los acontecimientos-
l82 PEDRO KROPOTKINE

I,os nobles v e í a n con t e r r o r que no h a b í a fuerza a que r e c u r r i r p a r a


refrenar los m o t i n e s .
E n ese estado de c i v i s m o se a b r i ó la sesión comenzando p o r l a
l e c t u r a de u n p r o y e c t o de declaración c o n t r a los levantamientos
I)opulares. Se i n v i t a b a a l a A s a m b l e a a p r o n u n c i a r u n a enérgica cen-
sura c o n t r a los a m o t i n a d o s y a i m p o n e r el a l t o respeto de las f o r t u n a s ,
feudales o no, cualquiera que fuese su origen, esperando que l a A s a m -
blea legiferase sobre ese asunto.
« P a r e c e que las propiedades, de c u a l q u i e r clase que sean, son
presa d e l más c u l p a b l e b a n d i d a j e » , dice el Comité dictaminador.
«I'or todas partes se q u e m a n los palacios, se d e s t r u y e n los conventos,
se saquean las granjas. L o s impuestos, los censos señoriales, t o d o se
a n i q u i l a . L a s leyes q u e d a n s i n fuerza, los magistrados sin autoridad...»
Y el d i c t a m e n p i d e que l a A s a m b l e a censure a l t a m e n t e las per-
turbaciones y declare << que las leyes antiguas (las leyes feudales)
subsisten h a s t a que la a u t o r i d a d de l a nación las h a y a abrogado o
modificado; que todos los t r i b u t o s y prestaciones acostumbradas
deben iragarse como antes, hasta o r d e n c o n t r a r i a de l a A s a m b l e a » .

«¡No son los b a n d i d o s quienes hacen eso!» e x c l a m a el d u q u e de


A i g u i l l o n ; « en m u c h a s p r o v i n c i a s t o d o el pueblo f o r m a u n a l i g a p a r a
d e s t r u i r los palacio?, p a r a asolar las t i e r r a s y sobre t o d o p a r a apode-
rarse de los archivos donde están depositados los t í t u l o s de p r o p i e -
dad. » N o son esas palabras e x p r e s i ó n del entusiasmo; lo son m á s
b i e n del miedo ( i ) .
L a Asamblea i b a , pues, a p e d i r a! r e y medidas fuertes c o n t r a los
campesinos rebeldes. Ya se h a b í a t r a t a d o de ello el día a n t e r i o r ,
el 3 de agosto; pero desde h a c í a algunos días, algunos nobles algo
m á s avanzados que el resto de su clase y que v e í a n m á s claro en los
acontecimientos — el vizconde de Noailles, el d u q u e de A i g u i l l o n ,
el duque de L a R o c h e f o u c a u l d , A l e j a n d r o de L a m e t y algunos o t r o s — ,
se concertaban y a en secreto p a r a t r a t a r de l a a c t i t u d que debía

(I) «.Asolar las tíerras» quería decir probablemente que en ciertos sitios los campesinos
segaban las cosechas de los señí,res «en el verde», como decían las relaciones o dictámenes.
Se estaba entonces en fin de julio, losárigos se aproximaban a la madurez, y el pueblo que no
enia qué comer, segaba los trigos de los señores.
LA GRAN REVOLUCIÓN 183

tomarse respecto de l a j a c q u e i í a . H a b í a n c o m p r e n d i d o que el único


medio de salvar los derechos feudales era sacrificar los derechos h o n o -
ríficos y las p r e r r o g a t i v a s
de poco v a l o r , y p e d i r el
rescate p o r los campesi-
nos de los censos f e u d a -
les sujetos a la tierra y
que tenían valor positivo.
E n c a r g a r o n a l d u q u e de
A i g u i l l o n el desarrollo de
esas, ideas, y eso fué lo
que h i c i e r o n el vizconde
de Noailles y el d u q u e de
Aiguillon.

Desde el p r i n c i p i o de
la R e v o l u c i ó n , los campe-
sinos habían pedido la
abohción de los derechos
feudales ( i ) . A h o r a , de-
cían los dos portavoces
de l a nobleza l i b e r a l , los
campesinos, descontentos
de que n a d a se h a hecho
p o r ellos desde hace tres
meses, se habían insu-
rreccionado y y a n o co- MARÍA ANTONIETA E N T R A J E DE CEREMONIA

nocían f r e n o , siendo ne-


cesario escoger en aquel m o m e n t o «entre l a destrucción de l a so-
ciedad y ciertas concesiones». Esas concesiones, el vizconde de

(i) «Las manifestaciones de transporte y l a efusión de los sentimientos generosos de que se


bailaba poseída l a Asamblea, más v i v a s y animadas a cada instante, apenas dieron tiempo
para estipular las medidas de prudencia con que convenía realizar aquellos saludables proyec-
tos, votados por tantas memorias, opiniones conmovedoras y vivas reclamaciones en las asambleas
provinciales y de bailia y en todos los lugares donde los ciudadanos hablan podido reunirse desde
hacia dieciocho meses.»
i84 PEDRO KROPOTKINE

N o a i l l e s las f o r m u l a b a así: i g u a l d a d de t odos los i n d i v i d u o s a n t e el


i m p u e s t o , pagado en l a proporción de los ingresos; t o d a s las cargas
p ú b l i c a s soportadas p o r t o d o s ; « t o d o s los derechos feudales rescatados
por las c o m u n i d a d e s » (rurales) según el t é r m i n o m e d i o d e l beneficio
a n u a l y , p o r ú l t i m o , «la abolición s i n rescate de las s e r v i d u m b r e s
Tiersonales, de las manos m u e r t a s y o t r o s vasallajes ( i ) ».
Conviene decir t a m b i é n que desde h a c í a algún t i e m p o los campe-
sinos n o pagaban y a las s e r v i d u m b r e s personales, c o m o l o d e m u e s t r a n
c l a r a m e n t e los t e s t i m o n i o s de los i n t e n d e n t e s . D e s p u é s de l a rebeldía
de j u l i o era e v i d e n t e que y a no'se p a g a r í a n en absoluto, las h u b i e r a n
r e n u n c i a d o o no los señores.
Todas esas concesiones, propuestas p o r el v i z c o n d e de Noailles,
fueron t o d a v í a e m p e q u e ñ e c i d a s p o r los nobles y p o r los burgueses,
quienes en g r a n n ú m e r o poseían propiedades t e r r i t o r i a l e s c o n títulos
feudales.
E l d u q u e de A i g u i l l o n , que siguió a N o a i l l e s a l a t r i b u n a y a
quien los nobles a n t e r i o r m e n t e mencionados habían designado
como p o r t a v o z , h a b l ó con s i m p a t í a de los campesinos, excusó su
insurrección, mas ¿a qué fin? P a r a decir que «el resto b á r b a r o de
las leyes feudales que subsisten t o d a v í a en F r a n c i a , son, h a y que reco-
nocerlo, una propiedad, y toda propiedad es sagrada. La equidad, aña-
día, prohibe exigir el abandono de toda propiedad sin la concesión de
una vasta indemnización al propietario )>. H e ahí p o r qué el d u q u e de
A i g u i l l o n m i t i g a b a l a fiase de Noailles concerniente a los impuestos,
diciendo que todos los ciudadanos d e b í a n soportarlos «en proporción
de sus f a c u l t a d e s » . Y en c u a n t o a los derechos feudales, p e d í a que
todos esos d e r e c h o s — l o s derechos personales lo m i s m o que los o t r o s —

(i) «Todos los derechos feudales serán rescatables por las comunidades, en dinero, o c a m -
biados», decía el vizconde de Noailles. «Todos soportarán todas las cargas públicas, todos los
subsidios, sin ninguna distinción», decía D e .Aignillon. «Yo pido el rescate para los fondos ecle-
siásticos, decía Lafare, obispo de Nancy, y pido que el rescate no se haga en beneficio del señor
eclesiástico, sino de colocaciones útiles para l a indigencia«. E l olñspo de Chartres pide l a abo-
lición del derecho de --aza y por s u parte hace abandono de que le corresponde. Entonces,
nobleza y clero se levantan a la vez para hacer lo mismo. D e R i c h e r pide, no sóio l a abolición
Je las justicias señoriales, sino la gratmdad de la just'cia. Muchos curas piden que les sea permi-
tido sacrificar su casual, reemplazando el .diezmo por u n a tasa en dinero.
LA GRAN REVOLUCIÓN 185

fuesen rescatados p o r los vasallos, «si l o d e s e a n » , debiendo hacerse


el pago «al denier 30», es decir, ¡treinta veces el censo a n u a l pagado
en aquella época! D e ese m o d o el rescate era i l u s o r i o , p o r q u e para
las rentas t e r r i t o r i a l e s era y a m u y pesado <•. al denier 25 », y en el co-
mercio, u n a r e n t a t e r r i t o r i a l se e s t i m a generalmente «al denier 20» y
hasta el 17.
Hsos dos discursos f u e r o n acogidos p o r los señores d e l Tercero
con entusiasmo, y h a n pasado a l a p o s t e r i d a d como actos de abne-

MODAS D E L TIE.MPO D E L U I S X V I

gación s u b l i m e de p a r t e de l a nobleza, c u a n d o en r e a l i d a d l a A s a m b l e a
N a c i o n a l , que siguió el p r o b l e m a t r a z a d o p o r el d u q u e de A i g u i l l o n ,
croó con él las condiciones m i s m a s de las t e r r i b l e s luchas que después
ensangrentaron l a R e v o l u c i ó n .
E l c o r t o número de campesinos que f o r m a b a p a r t e de la A s a m -
blea no h a b l a r o n , p a r a d e m o s t r a r con su silencio el escaso v a l o r de
las «renuncias» de los nobles; y l a masa de los d i p u t a d o s del Tercero,
h a b i t a n t e s de ciudades en su m a y o r p a r i e , t e n í a n u n a idea m u y v a g a
sobre el c o n j u n t o de los derechos feudales, lo m i s m o que sobre l a
fuerza d e l l e v a n t a m i e n t o de los campesinos. P a r a ellos, r e n u n c i a r a
los derechos feudales, aun a condición del rescate, era y a u n s u b l i -
me sacrificio hecho a l a R e v o l u c i ó n .
E l Giren de K e r a n g a l l , d i p u t a d o b r e t ó n , «vestido de c a m p e s i n o » ,
jironunció entonces bellas y conmovedoras palabras. Esas palabras.
i86 PEDRO KROPOTKINE

c u a n d o h a b l ó de los «infames pergaminos» que contenían obligaciones


serviles, supervivencias de l a s e r v i d u m b r e , l i i c i e r o n y hacen t o d a v í a
v i b r a r l o s corazones; pero no se opuso a l rescate de t o d o s los derechos
feudales, c o m p r e n d i d o s en ellos esas «infames» obligaciones serviles,
i m p u e s t o s «en t i e m p o s de i g n o r a n c i a y de t i n i e b l a s » , c u y a i n j u s t i c i a
d e n u n c i a b a con t a n t a elocuencia.

E s c i e r t o que el e s p e c t á c u l o presentado p o r l a A s a m b l e a aquella


n o c h e d e l 4 de agosto debió ser bello, puesto que se v i ó a los r e p r e -
sentantes de la nobleza y d e l clero a b d i c a r p r i v i l e g i o s que habían
ejercido s i n l a m e n o r p r o t e s t a d u r a n t e siglos. E l gesto y las palabras
e r a n m a g n í f i c a s cuando los nobles r e n u n c i a r o n a sus p r i v i l e g i o s en
m a t e r i a de impuestos, los obispos a los diezmos, los m á s pobres curas
a su casual, los grandes señores a sus j u s t i c i a s señoriales, y t o d o s a l
derecho de caza, p i d i e n d o l a supresión de los palomares, de que t a n t o
se q u e j a b a n los campesinos.

E r a b e l l o t a m b i é n ver p r o v i n c i a s enteras r e n u n c i a r a los p r i v i l e -


gios que les creaban u n a situación excepcional en el reino. I<os países
de Estados f u e r o n , en corsecnencia, s u p r i m i d o s , y los p r i v i l e g i o s de
las ciudades, e n t r e las cuales algunas poseían derechos feudales sobre
los campos i n m e d i a t o s , f u e r o n i g u a l m e n t e abolidos. Eos rcjrresen-
t a n t e s d e l D e l f i n a d o (donde, c o m o hemos v i s t o , fué m á s f u e r t e y
general e l l e v a n t a m i e n t o ) a b r i e r o n l a v í a p a r a l a abolición de esas
d i s t i n c i o n e s p r o v i n c i a l e s y los d e m á s les s i g u i e i o i i .

Todos los testigos de aquella sesión m e m o r a b l e d a n de ella u n a


descripción entusiasta. Cuando l a nobleza a c e p t ó en p r i n c i p i o el res-
cate de los derechos feudales, el clero fué l l a m a d o a manifestarse,
y éste a c e p t ó p o r c o m p l e t o el rescate de los feudos eclesiásticos, a
condición de que el precio de rescate no crease f o r t u n a s personales
en el seno d e l clero, sino que el t o d o se emplease e n obras de u t i h d a d
general. U n obispo h a b l ó entonces de los destrozos ocasionados en
los campos de los labradores p o r las j a u r í a s de los señores, y pidió
la abolicicíi del p r i v i l e g i o de la caza, y en seguida l a nobleza dió su
adhesión con u n g r i t o poderoso y apa.rionado. E l entusiasmo llegó
a su c o l m o , y cuando l a A s a m b l e a se separó a las dos de l a m a d r u -
LA GRAN REVOLUCIÓN 187

gada, cada u n o sentía que h a b í a n sido a f i r m a d a s las bases de u n a


sociedad n u e v a .
L e j o s de nosotros l a i dea de d i s m i n u i r el alcance de aquella noche.
Se necesitan entusiasmos de ese género p a r a hacer m a r c h a r los acon-
tecimientos, y de ellos necesitará l a R e v o l u c i ó n social, p o r q u e en revo-
lución con vi en e e x c i t a r el entusiasmo y p r o n u n c i a r estas palabras

LA LIBERTAD TRIUNFANTE

( De una estampa de la época )

que hacen v i b r a r los corazones. E l solo hecho de que la nobleza,


el clero y t o d a suerte de p r i v i l e g i a d o s reconocieran d u r a n t e aquella
sesión n o c t u r n a los progresos de la R e v o l u c i ó n ; que decidieran some
terse a ella en l u g a r de a r m a r s e p a r a r es i s t i r la, fué y a u n a c o n q u i s t a
del espíritu h u m a n o ; y lo ftré t a n t o m á s , considerando que la r e n u n c i a
de los p r i v i l e g i o s t u v o l u g a r p o r entusiasmo; a l u m b r a d a p o r el fuego
de los palacios, es v e r d a d ; ¡pero c u á n t a s veces resplandores semejantes
han e x c i t a d o a los p r i v i l e g i a d o s a l a resistencia o b s t i n a d a , a l o d i o ,
a la m a t a n z a ! E n l a noche d e l 4 de agosto aquellos lejanos resplando-
res i n s p i r a b a n palabras de s i m p a t í a hacia los rebeldes y actos de paz.
i88 PEDRO KROPOTKINE

Desde el 14 de j u l i o el espíritu de l a Revolución — resultado


de t o d a l a efervescencia que se p r o d u c í a en F r a u d a — s e c e r n í a sobre
t o d o lo que v i v í a y sentía, y ese espíritu, p r o d u c t o de millcmes de
v o l u n t a d e s , d a b a l a inspiración que nos f a l t a e n los t i e m p o s o r d i -
narios.
Pero después de h a b e r s eñalado los bellos efectos d e l e n t u s i a s m o
que sólo u n a revolu ci ón puede insiñfar, el h i s t o r i a d o r debe t a m b i é n
d i r i g i r u n a t r a n q u i l a m i r a d a e i n d i c a r h a s t a dónde llegó el entusiasmo
y qué límite n o osó f r a n q u e a r , señalar lo que dió a l p u e b l o y l o que
se negó a concederle.
U n rasgo general bastará p a r a i n d i c a r c l a r a m e n t e este línñte. L a
A s a m b l e a no hizo m á s que sancionar e n p r i n c i p i o y generalizar l o
que el pueblo h a b í a realizado p o r sí nñsmo en ciertas localidades. D e
ahí n o pasó.
Recordemos lo que el p u e b l o h a b í a hecho y a en E s t r a s b u r g o y
en t a n t a s o t r a s ciudades. H a b í a s o m e t i d o , c o m o y a hemos visto,
a t odos los c i u d a d a n o s , nobles y burgueses, a l i m p u e s t o , y p r o c l a m a d o
el i m p u e s t o sobre l a r e n t a : la A s a m b l e a lo a c e p t ó en p r i n c i p i o . H a b í a
abolido todas las cargas lionoríficas, y los nobles las r e n u n c i a r o n
el 4 de agosto: a c e p t a b a n el a c t o revolucionario. E l pueblo había
abolido las j u s t i c i a s señoriales y n o m b r a d o él m i s m o sus jueces por
elección: la A s a m b l e a lo a c e p t ó a su vez. P o r l i l t i m o , el p u e b l o h a b í a
abolido los p r i v i l e g i o s de las ciudades y las b a r r e r a s p r o v i n c i a l e s ,
como se h a b í a hecho en el Este, y l a A s a m b l e a g e n e r a l i z ó c u p r i n c i p i o
el hecho, y a consumado en u n a p a r t e d e l reino.

Respecto de los campos, el clero a d m i t i ó en p r i n c i p i o que se res-


catara el diezmo; ¡pero en c u á n t o s p u n t o s y a no le p a g a b a el irueblol
Y cuando l a Asamblea exigió que lo pagase hasta 1791, fué necesario
r e c u r r i r a la amenaza de las ejecuciones para o b l i g a r a los campesinos
a la obedie:rcia.
Regocijémonos j i o r q u e el clero se sometiera, m e d i a n t e rescate,
a la abolición de los diezmos; pero digamos t a m b i é n que el clero
h u b i e r a hecho i n f i n i t a m e n t e m e j o r no insistiendo sobre el rescate.
¡Cuántas luchas, c u á n t o s odios, c u á n t a sangre h u b i e r a economizado
LA GRAN REVOLUCIÓN

si h u b i e r a abandonado el diezmo y h u b i e r a confiado p a r a v i v i r , sea


en l a nación, sea m e j o r aún en sus feligreses!
Y en c u a n t o a los derechos feudales, ¡cuántas luchas se h u b i e r a n
e v i t a d o , si l a A s a m b l e a , en l u g a r de aceptar l a moción del d u q u e
de A i g u i l l o n , h u b i e r a aceptado solamente l a de Noailles, m u y modesta

E L C O R R E O D E PARÍS A N U N C I A N D O A T O D A F R A N C I A L A G R A N NOTICIA

D E L A RENUNCIA D E LOS PRIVILEGIOS

en el fondo: la abolición s i n rescate de los censos ijersouales, y el


rescate solamente p a r a las rentas de l a t i e r r a ! ¡ C u á n t a sangre fué pre-
ciso d e r r a m a r d u r a n t e tres años p a r a llegar en 1792 a l a a d o p c i ó n
de esa m e d i d a ! >Sin h a b l a r de las encarnizadas luchas que f u e r o n
necesarias p a r a llegar en 1793 a l a abolición c o m p l e t a de los derechos
feudales.
Pero hagamos por el m o m e n t o , como h i c i e r o n los hombres de 1789.
T o d o era alegría después de aquella sesión: t o d o s se f e l i c i t a b a n de
aquella San B a r t o l o m é de los abusos feudales. Y eso p r u e b a c u á n t o
igo PEDRO KROPOTKINE

i m p o r t a , d u r a n t e u n a revolución, reconocer, proclamar al menos,


un nuevo principio. D e P a r í s p a r t i e r o n correos l l e v a n d o , en efecto,
a t o d o s los rincones de F r a n c i a l a g r a n n o t i c i a : * ¡Todos los derechos
feudales q u e d a n abolidos!» P o r q u e así f u e r o n c o m p r e n d i d a s las deci-
siones de l a A s a m b l e a p o r el p u e b l o , y así estaba redactado el artículo
p r i m e r o d e l decreto d e l 5 de agosto. ¡Todos los derechos feudales
abolidos! ¡No m á s diezmos! ¡No m á s censos, laudemios, n i deiechos
de v e n t a y de g a v i l l a ; n o m á s pechos n i ser\'icio p e i s o n a l ! ¡No m á s
derechos de caza! ¡ A b a j o los palomares, t o d a l a caza es de t o d o el
m u n d o ! ¡No m á s nobles, en f i n ; n o m á s p r i v i l e g i a d o s de n i n g u n a
especie: todos iguales a n t e el juez elegido p o r todos!

A s í a l menos se c o m p r e n d i ó en p r o v i n c i a s l a noche del 4 de agosto;


y m u c h o antes que los decretos d e l 5 a l 11 de agosto f u e r a n redactados
p o r l a A s a m b l e a , y que l a Hnea de d e m a r c a c i ó n e n t r e l o que h a b í a
de rescatarse y l o que desaparecía h u b i e r a sido t r a z a d o , m u c h o antes
que esos actos y esas renuncias h u b i e r a n sido f o r m u l a d a s en artículos
de leyes, los correos l l e v a b a n y a l a b u e n a n o t i c i a a l campesino. En
lo sucesivo — que se le fusile o n o , n i a t i r o s , c o m o se dice en Es-
p a ñ a — , querría y a pagar diezmos n i censos.

L a insurrección de los campesinos t o m ó entonces u n a fuerza n u e v a


exparciéndose en p r o v i n c i a s , como B r e t a ñ a , que hasta entonces h a b í a n
permanecido tranquilas. Y si los p r o p i e t a r i o s r e c l a m a b a n el pago
de c u a l q u i e r género de censos, los campesinos se a p o d e r a b a n de sus
palacios y q u e m a b a n los a r c h i v o s y los registros señoriales. N o querían
someterse a los decretos de agosto y d i s t i n g u i r e n t r e los derechos
redirrñbles y los derechos abolidos, dice D u Chatelier ( i ) . E n t o d a s
partes, en t o d a F r a n c i a , los p a l o m a r e s y l a caza f u e i o n destruidos-
Se comió entonces hasta saciarse. Se puso m a n o sobre las t i e r r a s ,
antes comunales, monopolizadas p o r los señores.
E n t o n c e s se p r o d u j o en el E s t e de F r a n c i a el fenómeno que h a b í a
de d o m i n a r l a R e v o l u c i ó n d u r a n t e los dos años siguientes: l a inter-
v e n c i ó n burguesa c o n t r a los campesinos. Eos historiadores hberales

(i) Histoire de la Rnclulion dans les d'-pattements de lan'ienne Bretagne, 6 volúmíne»,


t. I , p. 422.
LA GRAN REVOLUCIÓN

lo pasan e n silencio, pero es u n hecho de l a m á s a l t a i m p o r t a n c i a


que hemos de poner de m a n i f i e s t o .
H e m o s v i s t o que el l e v a n t a m i e n t o de los campesinos h a b í a alcan-
zado s u m a j ' o r r i g o r en el D e l f i n a d o y generalmente e n e l Este. Eos
ricos, los señores, huían, y N e c k e r se quejaba de haber expedido en
quince días 6,000 pasaportes a los m á s ricos h a b i t a n t e s . Suiza estaba
i n u n d a d a de ellos.
Pero quedó l a b u r g u e s í a m e d i a , se a r m ó y o r g a n i zó sus m i l i c i a s ,
y l a A s a m b l e a v o t ó p i o n t o (el 10 de agosto) u n a medida d r a c o n i a n a
c o n t r a los campesinos rebeldes ( i ) . So p r e t e x t o que l a insurrección
era o b r a de b a n d i d o s , a u t o r i z ó a las m u n i c i p a l i d a d e s a r e q u e r i r las
t r o p a s , a desarmar a t odos los h o m b r e s s i n profesión y s i n d o m i c i l i o ,
a dispersar las bandas y a j u z g a r l a s s u m a i i a m e n t e . E a burguesía
del D e l f i n a d o se a p r o v e c h ó a m p l i a m e n t e de esos derechos. Cuando
una p a r t i d a de campesinos rebeldes at r av es ab a l a B o r g o ñ a q u e m a n d o
palacios, los burgueses de las ciudades y de los pueblos se l i g a ba n
c o n t r a ellos. U n a de esas p a r t i d a s , dicen los Dos Amigos de la Libertad,
fué d e r r o t a d a e n C o r m a t i n el 27 de j u l i o , causándoles 20 m u e r t o s
y haciéndoles 60 prisioneros. E n C l u n y h u b o 100 m u e r t o s y 160 p r i -
sioneros. E l a y u n t a m i e n t o de M a c ó n h i z o u n a g u e r r a e n regla a los
campesinos q u e se negaban a pagar el d i e z m o y a h o r c ó a 20 de ellos.
En D o u a i se a h o r c a r o n 12; e n E y o n , l a burguesía, e n l u c h a c o n t r a
los campesinos, m a t ó 80 e hizo 60 prisioneros. E l g r a n preboste del
D e l f i n a d o recorría t o d o el país y ahor cab a los campesinos rebeldes.
(Buchez y R o u x , I I , 244.) « E n Rouergue, l a c i u d a d de M i l h a u d i n v i t a -
ba a las ciudades vecinas a armarse c o n t r a los b a n d i d o s y los q u e se
niegan a pagar las tasas». {Courrier parisién, sesión d e l i g de agasto
de 1789, p . 1729.)

En resumen, p o r esos hechos, c u y a l i s t a sería fácil aumentar,


se ve que donde el l e v a n t a m i e n t o de los campesinos fué m á s v i o l e n t o ,
la burguesía t u v o m á s e m p e ñ o en sofocarle, y h u b i e r a c o n t r i b u i d o
poderosamente a conseguirlo s i las n o t i c i a s llegadas de París después

(i) B u c h e z y R o u x , Histoire paríam :niatre, t. I I , p. 254.


192 PEDRO KROPOTKINE

de l a noche del 4 de a g o s t o no h u b i e r a n d a d o n u e v o v i g o r a l a i n s u -
rrección ( I ) .
E l levantamiento de los campesinos n o d i s m i n u y ó , según parece,
hasta septiembre y o c t u b r e , quizá a causa de las labores del c a m p o ;
pero en enero de 1790 sabemos, ix>r l a m e m o r i a del C o m i t é feudal,
que l a j a c q u e r í a se r e n o v ó m á s enérgicamente, según t o d a probabi-
l i d a d , a causa de los pagos reclamados, p o r q u e los campesinos n o que-
rían someterse a la distinción hecha p o r la A s a m b l e a entre los derechos
unidos a l a t i e r r a y las s e r v i d u m b r e s personales, y se i n s u r r e c c i o n a b a
p a r a n o pagar n a d a .

V o l v e r e m o s a t r a t a r este interesante a s u n t o en u n o de los capí-


tulos siguientes.

(i) Después de l a derrota de dos grandes partidas de camiresinos, u n a que amenazó el p a l a -


cio de Cormatin y la otra l a ciudad de Oluny, y de los suplicios de u n a severidad exagerada,
dicen Buchez y R o u x . l a guerra continuó, pero diseminada. «Sin embargo, el comité permanente
de Macón se erigió ilegalmente en tribunal e hizo ejecutar a 20 de aquellos desgraciados campe-
sinos, culpables de haber tenido hambre y de haberse rebelado contra el d ezmo y los dere-hos
feudí-les • (p. 244). E n todas partes se determinaba definitivamente el levantamiento por hechos
de escasa importancia: disputas con el señor o el capítulo por rm prado o u n a fuente; o bien,
en u n palacio al que pertenecía el derecho de alta y loaja justicia, varios vasallos fueron ahor-
cados por algunos delitos de merodeo, etc. L o s folletos d e tiempo, consuitados por Bucher y
R " u x . dicen que el parlamento de Douai hizo ejecutar 12 jefes de part das; el comité de los elec-
tore, (burgueses) de L y o n expidió una columna móvil de guardias nacionales volimtarios. D n
folleto del tiempo asegura que ese j)eqiieño ejército, en u n a sola acción, «mató 80 de los lla-
mados bandidos y se ttajo 60 prisioneros . E l gran preboste del De-finado, sosten.do por u 1
cuerpo de mihcia burguesa, recorría los campos y ejecutaba. (Buchez y R o u x , I I , 243.)
CAPÍTULO X V I I I

Los derechos feudales subsisten

UANDO l a Asamblea se reunió el 5 de agosto, p a r a re-


d a c t a r en f o r m a de decretos las abdicaciones hechas
d u r a n t e l a noche histórica del 4, p u d o verse hasta qué
p u n t o era propietaria aquella Asamblea; c ó m o se p r o -
ponía defender cada vma de las v e n t a j a s pecuniarias, u n i d a s a esos
mismos p r i v i l e g i o s feudales que h a b í a abandonado algunas horas
antes.
H a b í a t o d a v í a en F r a n c i a , b a j o el n o m b r e de «manos muertas»,
de « banalidades », etc., restos de l a a n t i g u a s e r v i d u m b r e . H a b í a siervos
en el sentido p r o p i o de l a p a l a b r a , en el F r a n c o - C o n d a d o , el N i v e r n é s
y el Borbonesado, que no p o d í a n v e n d e r sus bienes, n i t r a n s m i t i r l o s
por sucesión m á s que a aquellos de sus h i j o s que v i v í a n con ellos,
quedando así, ellos y su p o s t e r i d a d , sujetos a l a gleba. N o se sabe
194 PEDRO KROPOTKINE

de c i e r t o c u á n t o s eran; pero se piensa que la c i f r a de trescientos


m i l , dada por Boncerf, es l a m á s p r o b a b l e . (vSagnac, La Législatton
civile de la Révolution frangaise, ps. 59, 60.)
A l l a d o de esos siervos h a b í a g r a n n ú m e r o de campesinos y hasta
de h a b i t a n t e s de l a c i u d a d , libres, que h a b í a n quedado, sin embargo,
sometidos a obligaciones persona-
les, sea respecto de sus señores
anteriores, sea de los de las t i e -
rras que h a b í a n c o m p r a d o o que
tenían en a r r e n d a m i e n t o ( i ) .
Se considera que en general
los p r i v i l e g i a d o s — nobleza y cle-
r o — poseían l a m i t a d de las t i e -
rras de cada población; pero que
a d e m á s de esas t i e r r a s , que e i a i i
sus propiedades, r e t e n í a n t o d a v í a
diversos derechos feudales sobre
las t i e r r a s poseídas p o r los c a m -
pesinos. L o s p e q u e ñ o s p r o p i e t a -
rios eran y a muy numerosos en
ALEGORÍA D E LA IGUALDAD
Francia en aquella época, nos
(De una estampa de la época )
dicen los que h a n estudiado este
asunto; pero h a y pocos, a ñ a d e M . Sagnac, que «posean a título de
alodio, que no deban algún censo u o t r o derecho, signo reconocedor
de l a señoría». Casi todas las t i e r r a s p a g a b a n algo, y a f u e r a en d i -
nero o en l a p a r t e que r e s u l t a b a de l a cosecha o b t e n i d a , a deter-
m i n a d o señor.

Estas obligaciones eran m u y v a r i a d a s pero se d i v i d í a n en cinco


categorías: i . * , las obligaciones personales, frecuentemente humi-
llantes, restos de l a s e r v i d u m b r e (en algunos p u n t o s , p o r e j e m p l o .

(i) E l hecho de ser adsciipto a la gleba esio que constituye la esencia de la servidumbre.
En todas partes donde ha existido la servidumbre durante siglos, los señores han obtenido tam-
bién del Estado derechos sobre la persona del siervo, lo que hada de la servidtimbre (en Rusia,
por ejemplo, a partir del siglo xvnU un estado muy semejante al de la esclavitud, lo que per-
mite confundir en el lenguaje corriente la esclavitud con la servidumbre.

i
L A G R A N REVOLUCIÓN

los campesinos h a b í a n de r e m o v e r las aguas d e l estanque durante


l a noche p a r a q u e las ranas n o t u r b a r a n el sueño d e l señor); 2 . » , los
t r i b u t o s en d i n e r o y las prestaciones de t o d a clase, en especie o en
trabajo, debidos por
una concesión real o
presunta del suelo:
eran l a m a n o m u e r t a y
la s e r v i d u m b r e real ( i ) ,
el censo, el pago en
gavillas, l a r e n t a t e r r i -
t o r i a l , los lotes y v e n -
tas; 3.», diversos pagos
que , r e s u l t a b a n de los
m o n o p o l i o s de los se-
ñores, es decir, que
éstos percibían ciertos
derechos sobre los que
se servían de los m e r -
cados o de las m e d i -
das d e l señor, del m o -
l i n o , de l a prensa, del
h o r n o c o m ú n , etc.; 4.»
los derechos de justi-
cia, p e r c i b i d o s p o r el
señor, donde l a j u s t i c i a
le pertenecía, las tasas,
las m u l t a s , etc.; y p o r TRAJE D E LA ÉPOCA
ú l t i m o , 5.*, el señor p o -
seía el derecho exclusivo de caza sobre sus t i e r r a s y sobre las de
los campesinos de los contornos, asi c o m o el derecho de t e n e r p a l o -
mares y coto de conejos, que c o n s t i t u í a u n p r i v i l e g i o honorífico m u y
apreciado.

{I) « Real >, opuesta a »peisona quiere dedr aqu una obligación tmida a las rosas es dedr
a la posesión de la tiena
igó PEDRO KROPOTKINE

T o d o s esos derechos eran v e j a t o r i o s en sumo grado: costaban


m u c h o a l campesino, y no r e p o r t a b a n ningún beneficio o m u y escaso
al señor. H a } - u n hecho sobre el c u a l insiste B o n c e r f en su n o t a b l e o b r a
Les inconvenients des droiis féodaux (p. 52): desde 1776 los señores,
empobrecidos todos, y sobre t o d o sus i n t e n d e n t e s , a p r e m i a b a n a
los a r r e n d a t a r i o s , los t e r r a t e n i e n t e s y los campesinos en general p a r a
o b t e n e r de ellos el m a -
y o r beneficio posible.
E n 1786 h u b o u n a re-
n o v a c i ó n m u y general
de las escrituras p a r a
aumentar los censos
feudales.
E a A s a m b l e a , des-
pués de haber p r o n u n -
ciado en p r i n c i p i o l a
abolición de esas s u -
pervivencias d e l régi-
m e n feudal, retrocedió
cuando se t r a t ó de t r a -
d u c i r esas renuncias en
E L ACTOR MANDiNi Icycs coucrctas: tomó
(Miniatora) p a r t i d o CU p r o dc los
propietarios.
Parece n a t u r a l que, h a b i e n d o los señores sacrificado las manos
m u e r t a s , no debía volverse a t r a t a r t a l asunto; no h a b í a m á s que
dar a esa renuncia la f o r m a de decieto. Pero n o fué así: sobre el a s u n t o
se suscitaron debates: se t r a t ó de establecer u n a distinción entre
la m a n o m u e r t a personal, que sería a b o l i d a s i n indemnización, y l a
m a n o m u e r t a real (unida a l a t i e r r a y t r a n s m i t i d a p o r a r r e n d a m i e n t o
o c o m p r a de l a t i e r r a ) , que debería ser rescatada. Y si l a A s a m b l e a
decidió a l f i n a b o l i r sin indemnización todos los derechos y deberes,
t a n t o feudales c orno censales «referentes a l a m a n o m u e r t a real
o personal y a l a s e r v i d u m b r e personal», se arregló de m o d o que
L A G R A N REVOLUCIÓN 197

surgieia u n a d u d a hasta sobre este asunto, en t o d o s los casos en que


era difícil separar los derechos de mano muerta de los derechos feudales
en general.
E l m i s m o retroceso se p r o d u j o acerca de los diezmos eclesiásticos.
Sabido que los diezmos s u b í a n c o n frecuencia a l q u i n t o y hasta el
c u a r t o de las cosechas, y que el clero r e c l a m a b a s u porción de hierbas,
de avellanas recogidas, etc. Esos
diezmos pesaban de m o d o inso-
portable sobre los campesinos,
p r i n c i p a l m e n t e sobre los pobres.
E l 4 de agosto declaró el clero
que r e n u n c i a b a a todos los diez
mos en especie, a condición de
que f u e i a n rescatados p o r los que
los pagaban; p e r o como 110 se
i n d i c a b a n n i las condiciones de
rescate n i las reglas de p r o c e d i -
m i e n t o con que el rescate podría
hacerse, l a abdicación quedaba
reducida en r e a l i d a d a u n a s i m p l e
declaración. E l clero aceptaba el
rescate; permitía a los campesinos
rescatar los diezmos, si lo querían, E L R E Y ACEPTA LA CONSTITUCIÓN
E N LA ASAMBLEA NACIONAL, E L I 4
y d i s c u t i r los precios c o n los po-
D E SEPTIEMBRE D E 1 7 9 1
seedores de esos diezmos. Pero
( De uoa estampA de la época )
cuando el 6 de agosto se quiso
redactar el decreto concerniente a los diezmos, se tropezó c o n u n a
dificultad.

H a b í a diezmos que el clero h a b í a v e n d i d o en el curso de los siglos


a p a r t i c u l a r e s , y esos diezmos se l l a m a b a n laicos o enfeudados. Para
éstos se consideraba el rescate c o m o a b s o l u t a m e n t e necesario para
conservar el derecho de p r o p i e d a d d e l ú l t i m o c o m p r a d o r . Peor aún:
los diezmos que los campesinos p a g a b a n a l m i s m o clero f u e r o n r e p t e
sentados p o r ciertos oradores en l a A s a m b l e a como un impuesto que
•J

198 PEDRO KROPOTKINE

la nación p a g a b a p a r a conservar su clero; y poco a poco en l a discusión


prevaleció qne n o podían rescataise esos diezmos si l a nación no se en-
cargaba de d a r u n t r a t a m i e n t o r e g u l a r a l clero. E s t a discusión duró
cinco días, hasta el 11, y entonces m u c h o s curas, seguidos de los
arzobispos, d e c l a r a r o n que a b a n d o n a b a n los diezmos a l a p a t r i a y
confiaban en l a j u s t i c i a y en l a generosidad de l a nación.
Se decidió, pues, que los diezmos pagados al clero serían d e f i n i t i -
v a m e n t e abolidos; mas, esperando h a l l a r medios de s u b v e n i r de o t r a
m a n e r a a los gastos del c u l t o , los diezmos debían ser pagados como
antes. A s í , pues, los diezmos enfeudados ¡serían pagados hasta que
fuesen rescatados!...
¡Imagínese qué t e r r i b l e desengaño en los campos y qué causa
de ].ierturbación! E n teoría se suprimían los diezmos, pero en r e a l i d a d
debían pagarse como antes. «¿Hasta cuándo?» preguntaban los
campesinos; y se les respondía: « H a s t a que se halle o t r o m o d o de
pagar a l clero. » Y como l a haci enda del r ei no i b a de m a l en peor, el
campesino se p r e g u n t a b a con r a z ó n si los diezmos n o se abolirían
nunca. E a p a i a l i z a c i ó n del t r a b a j o y l a t o r m e n t a r e v o l u c i o n a r i a i m p e -
dían l a recaudación de los i m p u e s t o s , en t a n t o que los gastos por l a
n u e v a j u s t i c i a y l a n u e v a administración i b a n necesariamente en
a u m e n t o . Eas reformas d e m o c r á t i c a s son costosas, y sólo a la larga
u n a nación en revolución llega a pagar los gastos de sus reformas.
E s p e i a n d o , el campesino h a b í a de pagar los diezmos, y h a s t a 1791
se les continuó r e c l a m a n d o de u n a m a n e r a severísima; y como el c a m -
pesino n o quería pagarlos, l a A s a m b l e a decretaba l a ley y penas sobre
penas c o n t r a los atrasados.

E a m i s m a o b s e r v a c i ó n h a de hacerse a propósito del derecho de


caza. E n l a noche del 4 de agosto los nobles r e n u n c i a r o n a su derecho
de caza; pero cuando se quiso f o r m u l a r 'su significación se c a y ó en
la cuenta de que significaría dar el derecho de caza a todos. Entonces
retrocedió l a Asamblea, y se limitó a ex t ende r el derecho de caza
«sobre sus t i c r a s » a todos los propietarios, o, p o r m e j o r decir, a los po-
seedores de bienes rafceSi S i n embargo, sobre l a fórmula d e f i n i t i v a -
m e n t e a d o p t a d a q u e d ó subsistente l a indecisión y l a v a g u e d a d : l a
L A G R A N REVOLUCIÓN 199

Asamblea abolía el derecho exclusivo de caza y el de los cotos abier-


tos, pero decía que «todo p r o p i e t a r i o tiene derecho de d e s t r u i r y
hacer que se d e s t r u y a solamente sobre sus heredades toda especie
de caza». ¿Se apli-
caba esta a u t o r i z a -
ción a los a r r e n d a -
tarios? E r a dudoso,
pero los can.pesinos
n ) quisieron esperar
ni entenderse con
abogados enredado-
res, e i n m e d i a t a -
m e n t e después del
4 de agosto se de-
dicaron a destjuir
en todas partes l a
caza de los señores.
Después de haber
visto durante m u -
chos años sus cose-
chas comidas p o r l a
caza, ellos mismos
d e s t r u y e r o n los de-
predadores s i n espe-
r a r l a autorización.

Por último, en
XE DEUM CANTADO E N NUESTRA SEÑORA
lo concerniente a lo
E L 14 D E FEBRERO D E 1 7 9 0 , CON ASISTENCIA D E L R E Y
esencial — l a gran
(De una estampa de la época)
cuestión que apa-
sionaba a m á s de v e i n t e m i l l o n e s de franceses, los derechos feudales —,
la Asamblea, c u a n d o formuló en decretos las renuncias de l a no
che del 4 de agosto, se limitó s i m p l e m e n t e a e n t m c i a r u n p r i n c i p i o .
« E a A s a m b l e a N a c i o n a l d e s t r u y e e n t e r a m e n t e el régimen f e u d a l » ,
decía el artículo p r i m e r o del decreto d e l 5 de agosto; pero l a c o n t i -
200 PEDRO KROPOTKINE

iluación de los artículos en los decretos del 5 a l i i de A g o s t o e x p l i c a b a


que únicamente las s e r v i d u m b r e s personales, envilecedoras p a r a el
honor, desaparecían p o r c o m p l e t o . Todos los ofros tributos, cualesquiera
que fuese su origen y naturaleza, quedaban en vigor. P o d í a n ser resca-
tados u n día, jiero n a d a i n d i c a b a , en los decretos de agosto, c u á n d o
n i en qué condiciones podría hacerse el rescate. N o se i m p o n í a ningún
término; no se s u m i n i s t r a b a el m e n o i d a t o sobre el p r o c e d i m i e n t o
legal por c u y o m e d i o podría operarse el rescate. N a d a , n a d a m á s que
el principio, el desiderátum. Y e n t r e t a n t o el campesino h a b í a de pagar
t o d o , como antes.
A u n había algo peor en esos decretos de agosto de 1789: abrían
la p u e r t a a u n a m e d i d a p o r l a cual el rescate podía llegar a ser i m p o -
sible, y eso es lo que h i z o l a A s a m b l e a siete meses después. E n febrero
de 1790 hizo el rescate a b s o l u t a m e n t e inaceptable al campesino,
imponiéndole el rescate s o l i d a r i o de las rentas t e r r i t o r i a l e s . M . Sagnac
ha hecho n o t a r (pág. 90 de su excelente obra) que D e m e u n i e i h a b í a
y a propuesto desde el 6 ó 7 de agosto u n a m e d i d a de este género.
Y l a Asamblea, c o m o veremos, hizo en febrero u n a ley, según l a
cual llegó a ser i m p o s i b l e rescatar los censos u n i d o s a l a tierra, sin
rescatar al m i s m o t i e m p o , en el m i s m o acto, las s e r v i d u m b r e s perso-
nales, abolidas, s i n embargo, desde el 5 de agosto 1789.
I m p u l s a d o s p o r el entusiasmo coa que P a r í s y t o d a F r a n c i a recibió
l a n o t i c i a de l a sesión del 4 de agosto, los historiadores n o h a n hecho
n o t a r suficientemente la e x t e n s i ó n de las restricciones que l a A s a m b l e a
puso a l p r i m e r p á r r a f o de su decreto en sus sesiones ulteriores d e l 5
al I I de agosto. H a s t a L u i s B l a n c , que s u m i n i s t r a en su capítulo
«Ea p r o p i e d a d ante la R e v o l u c i ó n » ( l i b i o I I , c. x), los datos necesarios
p a r a apreciar el t e n o r de los decretos de agosto, parece v a c i l a r ante
la idea de d e s t r u i r l a bella leyenda, y - p a s a sobre las restricciones,
o p r o c u r a excusarlas, diciendo que «la lógica de los hechos en l a h i s t o -
ria n o es t a n rápida, n i m u c h o menos, como l a de las ideas en l a cabeza
de u n pensador». Pero el hecho es que esa v a g u e d a d , esas dudas,
esas vacilaciones que l a Asamblea dió a los campesinos cuando pedían
medidas claras y precisas p a r a a b o l i r los v i e j o s abusos, f u e r o n l a
LA G R A N REVOLUCIÓN 201

causa de las luchas t e r r i b l e s que se p r o d u j e r o n d u r a n t e los cuatro

años siguientes, y n o fué p l a n t e a d a y resuelta l a c u e s t i ó n de los dere-

chos feudales en el sen-

tido del artículo pri-

mero d e l decreto de 4

de agosto hasta des-

jniés de la expulsión

de los girondinos ( i )

N o se t r a t a de ha-

cer h o y , a cien años

de d i s t a n c i a , reclama-

ciones c o n t r a l a A s a m -

blea N a c i o n a l . D e he-

cho, l a A s a m b l e a h i z o

t o d o l o que se podía

esperar de u n a asam-

blea de p r o p i e t a r i o s y

de burgueses acomo-

dados; q u i z á h a s t a h i -

zo m á s . Lanzó un prin-

cipio, y p o r ello i n v i -

tó, p o r d e c i r l o así, a i r

m á s lejos; pero c o n v i e TROPAS QUE ACOMPAÑAN AL CORTEJO QUE S E


DIRIGE A NUESTRA SEÑORA PARA E L T E DEUM
ne darse c u e n t a de esas
( De una estampa de la época)
restricciones, p o r q u e s i

se t o m a a l a l e t r a el a r t í c u l o que a n u n c i a b a l a c o m p l e t a destrucción

(i) Bucliez y Roux {Uistoire pauemtníaire de la Réüolutio» Iraneitse, t. I I , p. 24 3) no veían


en las abiicadones del 4 de agosto sino conces ones necesarias para los debates sobre la Decla-
ración de los Derechos del Hombre. L a mayoria era simpáüca a esta Declaración y, por tanto,
el voto de ésta hubiera significado necesariamente la atmlidón de Ies privilegios.—Es también
interesante ver cómo Mme, Isabel antm<áat)a la noche del 4 de agosto a su amiga Mme. de
MombcUes;—«I.a nobleza, escribe, con un entusiasmo digno del corazón francés, ha renimcia-
do a todos sus derechos feudales y al derecho de caza; la pesca creo que también ser.4 com-
prendida en la renuncia. Et dero también ha renunciado a los diezmos casuales y a la poábi-
üd.ad de tener varios beneficios. Eate decreto ha sido enviado a todas las provincias. Espere
í«z eslo hará c'sar el incendio dé los palacios; el número de éstos sube a setenta •. (Conches
obra dta-1a, p. 23S.)
202 PEDRO KROPOTKINE

del l é g i m e n f eudal, se corve el riesgo de no c o m p r e n d e r nada de los


c u a t r o años siguientes de l a R e v o l u c i ó n y a u n menos de las luchas
que estallaron en el seno de l a C o n v e n c i ó n en 1793.

Eas r.sistencias con qne t r o p e z a r o n aquellos decretos fueron


inmensas. S i no p o d í a n en m a n e r a a l g u n a satisfacer a los campesinos
y si se c o n v i r t i e r o n en la señal de u n a g i a n recrudescencia de l a jacque-
ría, los nobles, el a l t o clero y el l e y v i e r o n en esos decretos el despojo
del clero y de l a no-
bleza. Desde aquel
día c o m e n z ó la a g i -
tación subteriánea,
fomentada después
sin t r e g u a y con u n
ardor siempre cre-
ciente, c o n t r a l a Re-
volución. E a A s a m -
blea creía poner a
salvo los derechos
de l a p r o p i e d a d t e -
rritorial, y es p r o -
ÁBSIDE D E NUESTRA SEÑORA DB PARÍS
DONDE S E CANTÓ E L T E DEUM bable que en t i e m p o
ordinario una ley
de ese género h u b i e r a alcanzado ese o b j e t o ; pero los que estaban
sobre el t e r r e n o c o m p r e n d i e r o n que l a noche del 4 de agesto h a b í a
dado u n mazazo a t o d o s los deiechos feudales, y que los decretos
de agosto despojaban de ellos a les señores a u n q u e - i m p u s i e r a n el
rescate. E l c o n j u n t o de esos decretos, incluso l a abolición de los diez-
mos, del derecho de caza y de o t r o s p r i v i l e g i o s , i n d i c a b a a l p u e b l o
que los intereses del pueblo son superiores a los derechos de propiedad
adquiridos en el curso de la historia. C ont e n í a n l a condenación, en
n o m b r e de l a j u s t i c i a , de t o d o s los p r i v i l e g i o s heredados d e l feuda-
l i s m o , y n a d a p u d o y a r e h a b i l i t a r esos derechos en el espíritu d e l
campesino.
L A G R A N REVOLUCIÓN ¿03

Comprendió el campesino qne esos deiechos estaban condenados,


y se g u a r d ó b i e n de rescatarlos; cesó sencillamente de pagarlos. Peio
la Asamblea, no t e n i e n d o el v a l o i de a b o l i r p o r c o m p l e t o los derechos
feudales, n i de establecer u n m o d o de rescate aceptable para los
campesinos, creó p o i esto m i s m o las condiciones e q u í v o c a s que i b a n
a p r o d u c i i l a g u e r r a c i v i l en F i a u c i a . P o r u n a p a r t e , los campesinos
c o m p r e n d i e i o n que no h a b í a n de rescatar n i pagar nada: lo necesario
era c o n t i n u a r l a Revolución p a r a abolir los derechos feudales sin
indemnización de n i n g u n a especie. P o r o t r a , los ricos c o m p r e n d i e r o n
que los decretos de agosto no decían nada, que a ú n n o se había hecho
nada, excepto en lo referente a las manos m u e r t a s y los derechos de
caza sacrificados; y que uniéndose a la c o n t r a - i e v o l u c i ó n y a l l e y ,
como l e p r e s e n t a n t e de ésta, lograrían quizá conseri'ar sus derechos
feudales y l a p r o p i e d a d de las t i e r r a s de que sus antepasados h a b í a n
despojado a las comunidades rurales.
E l rey, p r o b a b l e m e n t e siguiendo l a opinión de sus consejeros,
c o m p r e n d i ó b i e n el carácter que le asignaba l a contTa-revolueió n
c o m o signo de unión p a i a l a defensa de los p r i v i l e g i o s feudales, y
se apresuró a escribir a l arzobispo de A r l e s para decirle que no daría
j a m á s , c o m o a ello no se v i e r a forzado, su sanción a los decretos de
agosto. « E l sacrificio (de los dos p r i m e r o s órdenes d e l E s t a d o ) es
bello, decía; pero y o no puedo hacer m á s que a d m i r a r l o ; y o no consen-
tiré j a m á s en despojar m i clero y m i nobleza. Y o no daré m i sanción
a unos decretos que les despojarían...»
Y negó SU a s e n t i m i e n t o , hasta que fué c o n d u c i d o p r i s i o n e r o p o
el p u e b l o a París. Y aunque entonces le dió, hizo t o d o lo posible,
de acuerdo c o n los poseedores, clero, nobles y burgueses, p a r a i m p e d i r
que tales declaraciones t o m a i a n f o r m a de leyes y p a i a hacer que
quedaran letra muerta.

M i a m i g o James G u i l l a u m e , que h a t e n i d o l a e x t r e m a bondad


de leer m i m a n u s c r i t o , h a r e d a c t a d o , sobre el asunto de l a sanción
204 PEDRO KROPOTKINE

Je los decretes del 4 de agosto, la siguiente nota que leproduzco

íntegra:

« L a A s a m b l e a ejercía a l a v e z e l p o d e r constituyente y el poder legislativc,


y h a b í a d e c l a r a d o d i f e r e n t e s v e c e s q u e s u s a c t o s c o m o poder constituyente eran
iudependieutes d e l a a u t o r i d a d r e a l : s o l a m e n t e l a s leyes tenían n e c e s i d a d d e
l a s a n c i ó n d e l r e y ( l l a m á b a n s e decreto a n t e s d e l a s a n c i ó n , ley d e s p u é s d e l a
sanción).
»Los a c t o s d e l 4 d e a g o s t o e r a n d e n a t u r a l e z a constituyente: la Asamblea
l o s r e d a c t ó e n decretos, pero n o pensó n i u n m o m e n t o en que fuera necesario
obtener u n permiso del r e y p a r a q u e los privilegiados r e n u n c i a s e n a sus pri-
vilegios. E l carácter d e esos d e c r e t o s — o d e ese decreto, porque t a n pronto
s e h a b l a d e él o d e e l l o s e n s i n g u l a r c o m o e n p l u r a l — , e s t á s e ñ a l a d o e n e l a r -
t í c u l o 19 y ú l t i m o q u e d i c e : « L a A s a m b l e a N a c i o n a l s e o c u p a r á , inmediata-
«mente después de la constitución, d e l a r e d a c c i ó n d e l a s leyes necesarias para
»el d e s a r r o l l o d e l o s principios q u e ha fijado por el presente decreto, q u e será
« i n m e d i a t a m e n t e e n v i a d o p o r l o s señores d i p u t a d o s a t o d a s l a s p r o v i n c i a s » , e t c .
La r e d a c c i ó n d e l o s d e c r e t o s fué definitivamente adoptada e l 11 de agosto,
y a l m i s m o t i e m p o l a A s a m b l e a c o n c e d i ó a l r e y e l t í t u l o d e restaurador de la
libertad francesa, y ordenó q u e s e c a n t a r a u n Te Deum en l a c a p i l l a d e l palacio.
»E1 día 12, e l p r e s i d e n t e ( L e C h a p e l i e r ) fué a p r e g r m t a r a l r e y c u á n d o querría
r e c i b i r a l a A s a m b l e a p f r a a s i s t i r a l Te Deum; e l r e y r e s p o n d i ó q u e l a recibiría
el día 13 a l a s d o c e . E n e f e c t o , e l d í a 13 t o d a l a A s a m b l e a fué a p a l a c i o : e l p r e -
s i d e n t e h i z o u n d i s c u r s o , s i n p e d i r l a sanción p a r a n a d a , e x p l i c a n d o al.rey
lo q u e l a A s a m b l e a había h e c h o y anunciándole e l t i t u l o q u e le concedía. E l
r e y fehcitó a l a A s a m b l e a y l e expresó s u c o n f i a n z a . Después s e c a n t ó e l Te
Deum en l a capilla.
»Poco i m p o r t a q u e e l r e y e s c r i b i e r a e n s e c r e t o a l a r z o b i s p o de. A r l e s p a r a
expresar u n sentimiento diferente: a q u í sólo s e t r a t a d e s u s a c t o s púbUcos.
i),Vo hubo, pues, la menor oposición pública del rey c u r a n t e los primeros
tiempos contra los decretos del 4 de agosto.
«Pero ocurrió q u e e l s á b a d o 12 d e s e p t i e m b r e , o c u p á n d o s e de las pertur-
b a c i o n e s q u e a g i t a b a n l a nación, e l p a r t i d o p a t r i o t a j u z g ó q u e . p a r a c a l m a r l a s ,
convendría h a c e r u n a proclamación s o l e m n e d e l o s d e c r e t o s d e l 4 d e agosto,
y a e s t e e f e c t o l a m a y o r i a d e c i d i ó que esos decretos serian presentados a la sanción
del rey, a p e s a r d e l a oposición p o r l o s c o n t r a r r e v o l u c i o n a r i o s , q n e h u b i e r a n
preferido q n e n o se h a b l a r a más de tales decretos.
«Desde e l l u n e s 14, l o s p a t r i o t a s c a y e r o n e n l a c u e n t a d e q n e p o d í a h a b e r
duda s o b r e l a p a l a b r a sanción. Se. d i s e n t í a p r e c i s a m e n t e e l veto suspensivo,
y B a m a v e h i z o o b s e r v a r q n e e l v e t o n o p e d í a a p l i c a r s e a lo.<= d e c r e t o s d e l 4 d e
agosto. M i r a b e a n habló e n el m i s m o sentido. «Los decretos del 4 de agosto
están r e d a c t a d o s p o r e l p o d e r c o n s t i t u y e n t e : p o r t a n t o , n o p u e d e n s e r s o m e -
t i d o s a l a sanción. E s o s d e c r e t o s n o s o n l e y e s , s o n p r i n c i p i o s y b a s e s c o n s t i -
tucionales. C u a n d o e n v i a s t e i s a l a sanción los a c t o s d e l 4 d e agostó, los, d i r i -
g i s t e i s s o l a m e n t e a l a promulgación.i L e C b a p e U e r propone r i e m p l a z a r , e n efecto,
l a p a l a b r a sanción, e n lo concerniente a esos decretos, p o r l a pfilabra promul-
gación, y a ñ a d e ; «Sostengo q u e e s i n ú t i l r e c i b i r l a s a n c i ó n r e a l p a r a d e c r e t o s
a los q u e S u M a j e s t a d h a d a d o u n a aprobación auténtica, t a n t o p o r l a c a r t a
que m e h a r e m i t i d o , c u a n d o t u v e e l h o n o r d e s e r órgano d e l a A s a m b l e a (como
p r e s i d e n t e ) , c o m o p o r l a s s o l e m n e s a c c i o n e s d e g r a c i a s y e l Te Deum cantado
I,A G R A N REVOLUCIÓN 205

e n l a c a p i l l a d e l rey.» S e p r o p o n e d e c r e t a r q u e l a A s a m b l e a s u s p e n d a s u o r d e n
d e l d í a (la c u e s t i ó n d e l v e t o ) b a s t a q u e e l r e y b a y a b e c b o l a p r o m u l g a c i ó n d e
l o s artículos d e l 4 d e a g o s t o . T u m u l t o . S e l e v a n t a l a sesión s i n t o m a r acuerdo.
»E1 d í a 15 n u e v a disensión, s i n r e s u l t a d o . E l 16 y e l 17 s e b a b l ó d e o t r a
c o s a - s e t r a t ó d e l a sucesión a l t r o n o .
»Por ú l t i m o , e l 18 llegó l a r e s p u e s t a d e l r e y . A p r o b a b a e l espíritu g e n e r a l
d e l o s artículos d e l 4 d e a g o s t o , p e r o b a y a l g u n o s , d i c e , a l o s c u a l e s n o p u e d e
d a r m á s q n e u n a adhesión c o n d i c i o n a l , y concluye e n estos términos; «Así
a p r u e b o e l m a y o r n ú m e r o d e e s o s artículos, y l o s s a n c i o n a r é cuando sean redac-
tados en leyes.» E s a r e s p u e s t a d i l a t o r i a p r o d u j o u n g r a n d e s c o n t e n t o ; se repitió
q n e s e p e d í a a l rey promulgara s o l a m e n t e y q n e n o podía n e g a r s e a ello, a c o r -
dándose q n e el p r e s i d e n t e se p r e s e n t a r a a l r e y , rogándole o r d e n a r a i n m e d i a t a -
mente l a promulgación. Ante el lenguaje amenazador de los oradores de l a
Asamblea, L u i s X V I comprendió q n e e r a preciso ceder; p e r o b a s t a cediendo
ergotó s o b r e l a s p a l a b r a s . E l 20 d e s e p t i e m b r e remitió a l p r e s i d e n t e (Clermont-
T o m e r r e ) u n a r e s p u e s t a e n q n e s e l e e : «Me h a b é i s p e d i d o q n e r e v i s t i e r a c o n m i
"sanción l o s d e c r e t o s d e l 4 d e a g o s t o . . . Y a o s b e c o m u n i c a d o las observaciones
»de q u e m e h a b í a n p a r e c i d o susceptibles... Me pedís ahora que promulgue
«esos mismos d e c r e t o s : l a p r o m u l g a c i ó n c o r r e s p o n d e a l a s leyes... P e r o y a os
»be d i c h o q u e a p r o b a b a e l espíritu g e n e r í l d e esos decretos... V o y a ordenar
«su p u b l i c a c i ó n e n t o d c e l r e i n o . . . N o d u d o q u e p o d r é r e v e s t i r c o n m i sanción
«todas l a s l e y e s q u e decretaréis s o b r e l o s d i v e r s o s a s u n t o s c o n t e n i d o s e n esos
«decretos.»
«Si l o s d e c r e t o s del 4 de agosto contienen solamente principios, teorías;
s i e n v a n o s e b u s c a e n e l l o s medidas c o n c r e t a s , etc., es a c a n s a d e q u e t a l debía
ser, e n efecto, e l carácter d e esos d e c r e t o s , t a n claramente marcado por la
A s a m b l e a e n e l a r t . 19. E l 4 d e a g e s t o s e p r o c l a m ó en principio la destrucción
d e l r é g i m e n f e u d a l , y s e a ñ a d i ó q n e l a A s a m b l e a haría unas leyes para la apli-
c a c i ó n d e l principio, y q n e e s a s l e y e s l a s b a r i a cuando se terminara la consti-
tución. P u e d e reprocharse a l a A s a m b l e a ese método, s i se quiere; pero h a de
reconocerse q n e n o engañaba a n a d i e y n o faltaba a s u palabra no haciendo
en seguida las leyes, puesto q n e n o había p r o m e t i d o hacerlas basta después
de la Constitución. P e r o , t e r m i n a d a l a Constitución, e n s e p t i e m b r e de 1791,
l a A s a m b l e a h u b o d e r e t i r a r s e , d e j a n d o s u sucesión a l a Legislat'va.»

Esta n o t a de James G u i l l a u m e presenta b a j o u n n u e v o aspecto


l a t á c t i c a de l a Asamblea C o n s t i t u y e n t e . Cuando l a g u e r r a a los pala-
cios señoriales suscitó l a cuestión de los derechos feudales, l a A s a m b l e a
tenía ante si dos soluciones: o elaboraba p r o y e c t o s de leyes sobre los
deiechos feudales, proyectos c u y a discusión h u b i e r a e x i g i d o meses
o años, y , v i s t a l a d i v e r s i d a d de opiniones acerca de este asunto entre
los representantes, no se h u b i e r a llegado m á s que a d i v i d i i l a Asamblea
( f a l t a que h a c o m e t i d o l a D u m a rusa sobre l a cuestión de l a p r o p i e d a d
t e r r i t o r i a l ) ; o b i e n p o d i a l i m i t a r s e solamente a p l a n t e a r algunos p r i n -
cipios que s i r v i e r a n de bases p a r a l a redacción de las leyes futuras.
206 PEDRO KROPOTKINE

A esta segunda a l t e r n a t i v a se a t u v o l a Asamblea. Se apresuró a redac-


t a r en algunas semanas unos decretos constitucionales, oue el r e y se
v i ó f i n a l m e n t e o b l i g a d o a p u b l i c a r . Y estas declaraciones de l a A s a m -
blea causaron t a l efecto en los campos, que l a Convención p u d o v o t a r
l a abolición c o m p l e t a dc los derechos feudales sin rescate. Adoptada
o no, esa t á c t i c a resultó preferible a l a p i i m e r a .
CAPÍTULO X I X

Declaración de los Derechos del Hombre

o c o s días después de la t o m a de l a B a s t i l l a , el Comité


de Constitución de l a A s a m b l e a N a c i o n a l ponía a dis-
cusión la «Declaración de los Derechos del H o m b r e 3-
del Ciudadano )>. L a idea de t a l declaración, sugerida p o r
l a famosa Declaración de I n d e p e n d e n c i a de los Estados Urñdos, era
m u y j u s t a . Puesto que estaba en v í a s de realizarse u n a revolución,
cuj-o resultado había de ser u n a p r o f u n d a transformación de las
relaciones e n t r e las diversas capas de la sociedad, c o n v e n í a , antes
que esas transformaciones fuesen expresadas en los t é r m i n o s de u n a
constitución, establecer los p r i n c i p i o s generales. A s i se mostraría a
la masa del pueblo c ó m o concebían l a revolución las minorías re-
volucionarias; en p r o d e q u é nuevos p r i n c i p i o s l l a m a b a n a l p u e b l o
a la lucha.
208 PEDRO KROPOTKINE

N o serían solamente bellas palabras: h a b í a n de ser u n a previsión


del p o r v e n i r que se aspiraba a c o n q u i s t a r ; y bajo l a f o r m a solemne
de u n a declaración de derechos, hecha por t o d o u n pueblo, esta p r e v i -
sión t e n d r í a l a significación de u n j u r a m e n t o n a c i o n a l . Enunciados
en pocas palabras, los p r i n c i p i o s que se i n t e n t a b a poner en p r á c t i c a
e x c i t a r í a n las energías. L a s ideas g o b i e r n a n siempre e l m u n d o , y

JARDINES D E RAS TUEbERÍAS

las grandes ideas, presentadas enérgicamente, h a n d e t e r m i n a d o siem-


pre las v o l u n t a d e s .
E n efecto, las j ó v e n e s repúblicas n o r t e americanas, en el m o m e n t o
de sacudir e l y u g o de I n g l a t e r r a , l a n z a r o n análogas declaraciones,
y desde entonces l a D e c l a r a c i ó n d e I n d e p e n d e n c i a de los Estados
U n i d o s fué l a c a r t a , casi e l decálogo, puede decirse, de l a n u e v a
nación de la A m é r i c a d e l N o r t e ( i ) .

( I ) íCuanrto el curso de los acontecimientos hnmanos—dcc(aIaDeclanici''m de Independen-


cia de los Estados Unidos — pone un pueblo en la necesidad dd romper los lazos políticos que le
unían a otro pueblo, j de tomar entre las potencias de la tierra el sitio sep.rrado y el rango de
igualdad a aue tiene derecho e n virtird de las leyes de la NatuiaDza y de as del D.os de la
Naturaleza, el respeto que debe a las opiniones del género humano exigen de él que exponga a
los ojos del mun.io los motivos que le obligan a egta separaadn.
»Comsideramos como lncontest.able3 y evidentes por sí mismas las venlades siguientes: que
lodos los hombres han sido creados Iguales; que han sido dotados por el Creador de cierto»
derechos inalienables; que entre esos derechos se deben colocar, en primer término, la v da, la
liliertad y la busca d e la feúddad; que para asegurarse el goce de esos derechos, fus hombn»
G R A N REVOLUCIÓN 209

E n cuanto la A s a m b l e a n o m b r ó (el 9 de j u l i o ) su Comité p a r a


el t r a b a j o p r e p a r a t i v o de l a Constitución, se pensó en l e d a c t a r u n a
D e c l a i a c i ó n de los Deiechos d e l H o m b r e , y se e m p e z ó esta t a r e a des-
pués d e l 14 de j u l i o . Se t o m ó p o r modelo l a D e c l a r a c i ó n de I n d e p e n -
dencia de los E s t a d o s
U n i d o s , y a célebre des-
de 1776, como p r o f e -
sión de su fe d e m o c r á -
t i c a ( i ) . Desgraciada-
mente se i m i t a r o n
t a m b i é n sus defectos;
es decir, c o m o los cons-
tituyentes americanos
reunidos en el Congre-
so de F i l a d e l f i a , l a
Asamblea N a c i o n a l se-
paró de su declaración
t o d a alusión a las r e -
laciones económicas
entre ciudadanos, y se
limitó a afirmar l a
i g u a l d a d de t o d o s ante
la ley, el derecho de l a n a c i ó n a darse el gobierno que q u i e r a y las
libertades constitucionales d e l i n d i v i d u o . E n c u a n t o a las p r o p i e d a -
des, l a Declaración se apresuraba a a f i r m a r el c a r á c t e r «inviolable y

han establecido entre si gobiernos cuya justa autoridad emana del consentimiento de los gober-
nados; que ca,ÍA ve: que una toma de gobierno cual mina Uega a ser destructiva de esos fines para
los cual s ha siso establecida, e pueblo tiene derecho de cambiarla o s e aboliría, y de instituir un
muevo gobierno, estableciendo sus fundamentos sobre ¡os principios, y organizando sus poderes
en la forma que le parecieren m i s propios a procurarle la seguridad y la felicidad». (Declaración
hecha en Filadelfia el A de julio de 1 7 7 6 . ) — E s t a Declaración n o respondía derrámente a los
votos comunistas enunciados por grupos numerosos de ciudadanos, pero expresaba y precisaba
sus ideas sobre la forma política que querían darse, e inspiraba a los rebeldes americanos un
noble espíritu de indepeudeucia.
(i) Como ha recordado James C.uillaurae, en su trabajo Lx Diclaraticn des Droits de VHcmme
et du Cücyy cn, París, 1 9 0 0 , p. 9, el ponente del Comité de Constitución había mencionado este
hecho. Para persuadirse de ello basta comparar los textos de los proyectos franceses y los de las
declaraciones ameiicanas, dados en el trabajo de Cuillaume.
210 PEDRO KROPOTKINE

sagrado », y a ñ a d í a que «nadie puede ser p r i v a d o de ella, si no es


c u a n d o l a necesidad pública, legalmente comprobada, lo exige eviden-
t e m e n t e , y bajo la condición de u n a justa y previa indemnización».
D e ese m o d o se r e p u d i a b a a b i e r t a m e n t e el derecho de los campesinos
a l a t i e r r a y a l a abolición de los t r i b u t o s de o r i g e n f e u d a l .
T,a burguesía lanzaba así su p r o g r a m a l i b e r a l de i g u a l d a d jurídica
ante l a ley y de u n gobierno s o m e t i d o a l a nación, existente única-
m e n t e p o r su v o l u n t a d . Y , como todos los p i o g r a m a s mínimos, éste
significaba i m p l í c i t a m e n t e que l a nación iría m á s lejos: n o debía
t o c a r a los derechos de p r o p i e d a d establecidos p o r el feudalismo y
la m o n a i q u í a despótica.
E s p r o b a b l e que en las disensiones que suscitó l a redacción de
l a D e c l a r a c i ó n de los Derechos del H o m b r e se e n u n c i a r a n ideas de u n
c a r á c t e r social e i g u a l i t a r i o ; pero serían rechazadas. E n t o d o caso
no se e n c u e n t r a n i n g u n a señal de ellas en l a D e c l a r a c i ó n de 1789 ( i )
Ni siquiera esa idea t a n modesta del p i o y e c t o de Siéyes, «si los
h o m b r e s no son iguales en medios, es decE, en riqueza, en t a l e n t o , en
fuerza, etc., no dejan de sei iguales en derechos (2)», se e n c u e n t r a en
la declaración de la A s a m b l e a , y en l u g a r de las palabras precedentes de
Siéyes, el artículo i . ° de l a D e c l a r a c i ó n fué concebido en estos tér-
minos: « Eos h o m b r e s nacen y permanecen libres e iguales en derechos.
Las distinciones sociales no pueden fundarse sino en ta utilidad co-
mún». E o que deja p r e s u m i r distinciones sociales establecidas por la
ley en el interés común, y abre, p o r medio de esta ficción, la p u e r t a a
todas las desigualdades.

E n general, cuando se lee h o y l a TJeclaración de los Derechos del


Hombre y del Ciudadano, hecha en 1789, o c u r r e preguntarse si esa
D e c l a r a c i ó n ha t e n i d o r e a l m e n t e sobre l a m e n t a l i d a d de l a época
la i n f l u e n c i a que le a t r i b u y e n los historiadores. Es e v i d e n t e que el
articulo que a f i r m a l a i g n a l i l a d de derechos de todos los hombres;

(1) E n América, el pueblo fie ciertos E s ' a d o s pidió que se proclamara el derecho común
de toda la nación a todo su suelo; pero esta idea, detestable en concepto de la burguesía, fué
excluida de la Declaración de independencia.
(2) Articulo 16 del proyecto de Siéye.s {La Dédaraíion des Droits de l'Homme et du Citoyen,
par James Cuillaume, p 30).
L A G R A N REVOLUCIÓN 211

el artículo o.", que dice que l a ley l i a de ser « l a m i s m a p a i a todos », y


que «todos los ciudadanos t i e n e n derecho de c o n c u r r i r personalmente
o p o r sus representantes a su formación »; e l a r t i c u l o l o , p o r el que
nadie debe ser i n q u i e t a d o p o r sus opiniones, incluso las religiosas,
siempre que s u manifestación no p e r t u r b e e l o r d e n establecido por
la lej'», y en f i n , el artículo 12. que declara aue l a fuerza p ú b l i c a está

DESAFÍO LANZADO A U N A EUROPA SUMIDA E N LAS TINIEBLAS


D E LA MONARQUÍA

«instituida qn beneficio de todos, y n o p a r a l a u t i l i d a d particular


de aquellos a quienes está confiada»; tales afirmaciones, hechas en
medio de u n a r o c i e d a d e n que t o d a v í a e x i s t í a n las s e r v i d u m b r e s
feudales y en que l a f a m i l i a real se consideraba p r o p i e t a r i a de F r a n c i a ,
realizaban t o d a u n a revolución en las inteligencias.
Pero t a m b i é n es cierto que l a D e c l a r a c i ó n de 1789 n o h u b i e r a
j a m á s ejercido e l efecto que ejerció después, en l a c o r r i e n t e del s i -
glo X I X , si l a R e v o l u c i ó n se h u b i e r a detenido en los términos de esta
profesión de fe del l i b e r a l i s m o burgués. F e l i z m e n t e l a R e v o l u c i ó n
fué más lejos, y cuando dos años m á s t a r d e , en s e p t i e m b r e de 1791,
la Asamblea N a c i o n a l r e d a c t ó l a Constitución, añadió a l a Declaración
212 PEDRO KROPOTKINE

de los Derechos d e l H o m b r e u n p r e á m b u l o a l a Constitución, que


c o n t e n í a y a estas palabias: « L a A s a m b l e a Nacional., declara i r r e -
v o c a b l e m e n t e abolidas las i n s t i t u c i o n e s que herían l a l i b e r t a d y l a
i g u a l d a d de los derechos». Y después: « Y a no h a y clase noble, n i
p a i r i a , n i distinciones h e i e d i t a r i a s , n i distinciones de órdenes, ni
régimen feudal, ni ^usiictas patrimoniales, n i n i n g u n o de los t í t u l o s ,
denominaciones y p r e r r o g a t i v a s de ellos derivadas, n i n i n g u n a o r d e n
de caballería, n i n i n g u n a de las corporaciones o condecoraciones j i a r a
las cuales se e x i g í a n pruebas de nobleza o que suponían distinciones
de n a c i m i e n t o , ni más superioridad que la de los funcionarios públicos
en el ejercicio de sus funciones. Y a n o h a y jurandes, ni corporaciones
de profesiones, artes y oficios (el i d e a l b u r g u é s del K s t a d o o m n i p o -
t e n t e se m a n i f i e s t a en estos dos párrafos). La ley no reconoce ya ni
volas religiosos, ni ningún otro empeño contrario a los derechos natu-
rales y a la Constitución.»

Cuando se piensa que ese desafío fué lanzado a u n a E u r o p a s u m i d a


a ú n en las t i n i e b l a s de l a m o n a r q u í a t o d o p o d e i o s a y de las s e r v i d u m -
bres feudales, se c o m p r e n d e p o i qué l a D e c l a i a c i ó n de los Derechos
del H o m b r e , que solía c o n f u n d i r s e c o n el p r e á m b u l o de l a Constitución
que seguía, apasionó a los pueblos d u r a n t e las guerras de l a R e p ú -
b l i c a y llegó a ser después el símbolo del progreso p a i a t o d a s las
naciones de E u r o p a d u r a n t e el siglo x i x . Pero lo que no h a de o l v i d a r s e
es que no fué l a Asamblea, n i siquiera l a burguesía de 1789, quienes
expresaron sus deseos en aquel p r e á m b u l o : fué l a R e v o l u c i ó n p o p u l a r ,
que les obligó poco a poco a reconocer los derechos d e l p u e b l o y a
r o m p e r c o n el feudalismo, y p r o n t o veremos a costa de qué sacrificios.
CAPÍTULO XX
Jornadas del 5 y del 6 de octubre de 1789

A Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciuda-


dano debía representar evidentemente para el rey y la
corte un atentado imperdonable contra todas las leyes
divinas y humanas. Por esa causa el rey se negó re-
sueltamente a darle su sanción. Verdad es que, como los «decretos»
del 4 al i i de agosto, la Declaración de los- Derechos no represen-
taba más que una afirmación de principios; que tenía, como se
decía entonces, «carácter constituyente», y que, como tal^ no ne-
cesitaba la sanción real: el rey no tenía que hacer más que pro-
mulgarla.
Precisamente lo que se negó a hacer, bajo diversos pretextos.
El 5 de octubre escribió todavía a la Asamblea para decirle que
214 PEDRO KROPOTKINE

quería ver cómo se aplicarían las máximas de la DeclaTació« antes


de que él diera su sanción (i).
Ya había opuesto, como hemos visto, la misma negativa a los
decretos del 4- i i de agosto sobre la abolición de los derechos feudales,
y se comprende qué arma hizo la Asamblea de esas dos negativas.
«¡Cómo! ¡La Asamblea ha abolido el régimen feudal, las servidumbres
personales y las humillantes prerrogativas de los señores; ha procla-
mado además la igualdad de todos ante la ley, y he aquí que el rey,
y sobre todo los príncipes, la reina, la corte, la Polignac, los Lamballe
y los demás se oponen! Si se tratara solamerrte de discursos, por
igualitarios que firesen, cuya circulación se impidiera... Pero no,
toda la Asamblea, incluso los nobles y los obispos, se habían unido para
hacer una ley favorable al pueblo y renunciar a todos los privilegios
(para el pueblo, que no se pagaba de términos jurídicos, los decretos
eran leyes), y ¡he aquí que una fuerza se oponía a que esas leyes entra-
ran en vigor! Kl rey las hubiera aceptado: vino él a fraternizar con
el pueblo de París desprrés del 14 de julio; pero la corte, los príncipes
y la reina se oponen a que la Asamblea haga la felicidad del pueblo...»
En el gran duelo empeñado entre la monarquía y la burguesía,
ésta, por su política hábil y su capacidad legislativa, supo atraerse
al pueblo. Como consecuencia, el pueblo se apasionaba contra los
príncipes, la reina y la alta nobleza, inclinándose hacia la Asamblea,
cuyos trabajos comenzaba a seguir con interés.
Al mismo tiempo, el pueblo influía en ellos en sentido democrático.
La Asamblea, por ejemplo, hubiera quizá aceptado el sistema de
las dos cámaras, « a la inglesa >>; pero el pueblo rro lo quería a rringún
precio; comprendió por instinto lo que doctos juristas han explicado
muy bien después: que en revolución una segunda cámara era impo-
sible; esa cámara sólo ptrede funcionar cuando la revolución se ha
agotado y ha comenzado la reacción.
(1) «Ko me explico sobre la Declaración de los Derechos del Hombre: contiene muy buenas
máximas, propias para guiar vuestros trabajos; pero hay en ellas principios susceptibles de
explicaciones y hasta de interpretaciones diferentes, que iio pueden ser justamente apreciados
áno en el momento en que se fije su verdadero sentido por las leyes a que la Declaración sirva
de base. — Firmado, Dtns.»
LA GRAN REVOLUCIÓN 215

Tambóéa se apasionó el pueblo contra el veio real, mucho más


que los que tenían asiento en la Asamblea. También en esto compren-
dió bien el pueblo la situación, porque si en el atrso normal de los
asuntos, la cuestión de saber si el rey podría o no detener una decisión
del Parlamento pierde
mucho de su impor-
tancia, todo lo con-
trario ocmre durante
un período revolucio-
nario. No es que el po-
der real se haga_con el
tiempo menos ofensi-
vo, sino que en época
normal un parlamento,
órgano de los privile-
giados, no vota gene-
ralmente nada que el
rey tenga necesidad de
detener con su veto en
interés de los privile-
giados; en tanto que
en época revoluciona-
ria los acuerdos de un
parlamento, influidos
por el espíritu popular,
tender.án siempre a
realizar la destrucción
de antiguos privilegios, LA PRINCESA DE LAMBADLE
y, por consecuencia,
hallarán necesariamente la oposición del rey, quien usará de su veto, si
tiene el derecho y la fuerza para hacerlo, que es lo que sucedió, en efecto,
con los decretos de agosto y hasta con la Declaración de los Derechos.
A pesar de todo, había en la Asamblea un partido numeroso que
quería el veto absoluto, es decir, que quería dar al rey la posibilidad
2l6 PEDRO KROPOTKINE

de impedir legalmente toda medida seriamente reformista. Después


de largos debates se llegó a un arreglo: la Asamblea negó el veto abso-
luto, pero aceptó, contra el voto del pueblo, el veto suspensivo, que
permitía al rey suspender un decreto por cierto tiempo sin anularle.
A cien años de distancia, el historiador se inclina necesariamente
a idealizar la Asamblea y a representársela como un cuerpo dispuesto
a luchar por la Revolución; sin embargo, ha de rebajarse algo si se
quiere permanecer en la realidad. El hecho es que hasta en sus repre
sentantes más avanzados, la Asamblea se hallaba muy inferior a las
necesidades del momento. Debía sentir su impotencia; no era en
manera alguna homogénea: contenía más de trescientos diputados,
cuatrocientos según otras evaluaciones; es decir, más de tma tercera
parte enteramente dispuestos a pactar con la monarquía, y además,
sin hablai de los vendidos a la corte — había algunos —, ¡cuántos
temían mucho más a la revolución que a la arbitrariedad reall Pero
se estaba en revolución, y había, además de la presión directa del
pueblo y el temor a su ira, esa atmósfera intelectual que domina a los >
timoratos y obliga a los prudentes a seguir a los más avanzados; pero
sobre todo el pueblo conservaba siempre su actitud amenazadora, y
el recuerdo de De Launey, de Foullon y de Bertier permanecía toda-
vía fresco en la memoria de todos. Hasta se hablaba an los subur-
bios de París de asesinar los miembros de la Asamblea que se
suponía relacionados con la corte.
Entretanto, la escasez en París era cada vez más terrible. Se
estaba en septiembre; acababa de recogerse la cosecha, y, sin embargo,
faltaba el pan. Se hacía cola a la puerta de las tahonas, y después
de horas de espera los pobres solían irse sin pan; faltaban las harinas,
y a pesar de las compras de granos hechas en el extranjero por el
gobierno, y las primas concedidas a los que llevaban trigo a París,
faltaba el pan en la capital, como en todas las grandes ciudades y
hasta en las pequeñas poblaciones de los contomos de París. Las
medidas de abastecimiento eran insuficientes, y además el fraude
paralizaba lo poco que se hacía. Todo el antiguo régimen, todo el
Estado centralizado que había crecido desde el siglo xvi, aparecáa
LA GRAN REVOLUCIÓN 217

en esta cuestión del pan. En las altas esferas, el refinamiento del


lujo había alcanzado sus límites extremos; pero la masa del pueblo,
tiranizada y esclavizada, había llegado a no poder producir ya su
sustento sobre el rico suelo y el excelente clima de Francia,
Además, circulaban las más terribles acusaciones contra los prin-
cipes de la familia real y los personajes más elevados de la corte,
quienes, según se decía, habían renovado el pacto del hambre y espe-
culaban sobre el alza
de los trigos; rumores
harto bien fundados y
verdaderos, como se
sirpo después por los
papeles de Luis XVI
encontrados en las Tu-
nerías.
Por último, sobre
el reino estaba suspen-
dida la amenaza de la
bancarrota. Las deu-
das del Estado pedían
un pago inmediato de
los intereses, pero los
gastos a u m e n t a b a n ,
¡y el tesoro estaba va- MODA D E L A ÉPOCA

cío! En revohrción no
se osa ya recurrir a los medios abominables de que se servía el
antiguo régimen para cubrir los impuestos, apoderándose de todo
en la casa del campesino; y éste, por su parte, esperando una re-
partición más justa de los impuestos, no paga; mientras que el rico,
que odia la revolución, se abstiene, con secreta alegría, de pagar.
Necker, vuelto al mirústerio el 17 de jtrlio de 1789, se ingenió mucho
para evitar la bancarrota, pero no halló los medios que buscaba,
En efecto, bien se vió que sería necesario recurrir a un empréstito
forzoso sobre los ricos o echar mano a los bienes del clero, y la
ai8 PEDRO KROPOTKINE

burguesía se resignó al empleo de esas medidas, ya que había prestado


su dinero al Estado y de ningún modo quería perderlo en una banca-
rrota. Pero ¿aceptarían jamás la corte y el alto clero ese secuestro
de sus propiedades por el Estado?
Un sentimiento extraño surgió durante los meses de agosto y
septiembre de 1789. He ahí realizada la esperanza de tantos años:
la Asamblea Nacional ejercitando el poder legislativo; una Asamblea
que — como ya lo había probado — se había penetrado de espíritu
democrático, reformador, y se hallaba reducida a la impotencia, al
ridículo de la impotencia. Haría decretos para hacer frente a la banca-
rrota; pero el rey, la corte y los príncipes, como si fueran unos apa-
recidos con fuerza todavía para estrangular la representación del
pueblo francés, paralizar su voluntad y prolongar al infinito lo
provisional, le negarían la sanción.
Más aún: aquellos aparecidos preparaban un gran golpe. Formaban
en derredor del rey planes para su evasión. Pronto se trasladaría el
rey a Ramboirillet, a Orleans; o iría a ponerse a la cabeza de los ejér-
citos al oeste de Versalles, y desde allí amenazaría a Versalles y París.
O si no, huiría hacia la frontera del Este y allí esperaría la llegada
de los ejércitos alemanes y austríacos que los emigrados le prometían.
Toda clase de influencias se entrecruzaban así en palacio: la del duque
de Orleans, que ambicionaba apoderarse del trono después de la par-
tida de Luis; la de «Monsieur», el hermano del rey, que se hubiera ale-
grado de que su hermano, lo mismo que María Antonieta, a la que
odiaba personalmente, hubieran desaparecido.
Desde el mes de septiembre la corte meditaba una evasión, pero
si se discutían todos los planes no se osaba la adopción de ninguno.
Es muy posible que Luis XVI, y principalmente su mujer, aspira-
sen a rehacer la historia de Carlos I, e intentaran un combate en
regla al Parlamento, aunque con mejor éxito. La historia del rey
inglés les preocupaba: hasta se asegura que el único libro que Luis XVI
se hizo traer de su biblioteca de Versalles a París, después del 6 de
octubre, fué la historia de Carlos 1. Esta historia les fascinaba; pero
la leían, como leen los presos una novela policíaca, sin aprovechar
LA GRAN REVOLUCIÓN 219

ninguna enseñanza sobre la necesidad de ceder a tiempo, diciendo


únicamente: «—Aquí se hubiera debido resistir; allá hubiera conve-
nido la astucia; más allá era preciso atreverse.» ¿No es así como el
zar ruso lee actualmente la historia de Luis XVI y la de Carlos I ?...
Y hacían planes que ni ellos mismos ni cuantos les rodeaban tenían
el atrevimiento de poner en ejecución.
La Revolución les fascinaba por su parte: veían el monstruo que
iba a devorarles, y no osaban someterse sin resistir, París, que se

E L R E V PASA R E V I S T A A L A G U A R D I A NACIONAL E N L O S CAMPOS ELISEOS

E L 1 8 D E O C T U B R E D E I789

preparaba ya a marchar sobre Versalles, les inspiraba terror y para-


lizaba sus fuerzas. ¿Y si la tropa aflojaba en el momento supremo de
la lucha? ¿Y si los jefes traicionaban al rey, como tantos otros lo
habían hecho ya? ¿Qué remedio quedaba entonces más que parti-
cipar de la suerte de Carlos I ?
Conspiraban, sin embargo. Ni el rey, ni los que le rodeaban, ni
las clases privilegiadas podían comprender que el tiempo de los conve-
nios había pasado ya; que era preciso someterse francamente a
la fuerza nueva y ponerse bajo sp protección, porque la Asamblea
no deseaba más que conceder su protección al rey. En lugar de hacerlo
220 FKDRO KROPOTKINK

así, conspiraban, y de esta manera, a miembros muy moderados


de la Asamblea les impulsaban a la contra-conspiración, a la acción
revolucionaria. He ahí por qué Mirabeau y otros, que hubieran traba-
jado de buen grado jxii el establecimiento de una monarquía modes-
tamente constitucional, se adhirieron a la opinión de los grupos avan-
zados. He ahí por qué se vió a moderados como Duport constituir
«la confederación de los clubs», que permitió tener al pueblo de
París a la expectativa, porque se presentía que pronto se tendría
necesidad de él.
La marcha a Versalles no fué tan espontánea como se ha dicho.
Hasta en revolución, todo movimiento popular ha de ser preparado
por hombres del pueblo, y tiene sus precursores en tentativas abor-
tadas. Ya el 30 de agosto, el marqués de Saint-Huruge, uno de los
oradores populares del Palais-Royal, había querido ir con 1.500 hom
bres a Versalles para pedir la destitución de los diputados «ignorantes,
corrompidos y sospechosos» que defendían el veto suspensivo del rey.
Esperando, se les amenazaba con incendiar sus viviendas y se les
advertía que a tal efecto se habían enviado dos mil cartas a provincias.
Esa agrupación fué dispersada, pero la idea continuó discutiéndose.
El 31 de agosto el Palais-Royal envió al Hotel de Ville cinco
diputaciones, una de ellas conducida por el republicano Loustalot,
para comprometer al municipio de París a ejercer presión sobre la
Asamblea e impedir la aceptación del veto real. Los que formaban
parte de esas diputaciones llegaron, unos hasta a amenazar a los di-
putados, otros hasta implorarles. En Versalles la multitud, llorando,
suplicaba a Mirabeau abandonara el veto absoluto, haciendo esta
justísima observación: «— Si el rey tuviera ese derecho no habría
necesidad de Asamblea.» (Buchez y Roux, p. 368 y siguientes;
Bailly, II, 326, 341.)
Entonces surgiría la idea de que sería bueno tener la Asamblea
y el rey a la mano, en París. En efecto, desde los primeros días de
septiembre se hablaba ya públicamente en el Palais-Royal de traer
al rey « y al señor delfín » a París, y para ello se excitaba a todos los
buenos ciudadanos a ir a Versalles. El Mercurio de Francia hacía
LA GRAN REVOLUCIÓN 221

mención de ello en su número del 5 de septiembre, p. 84, y Mirabeau


habló de mujeres que irían a Versalles quince días antes del suceso.
La comida de los guardias el 3 de octubre y los complots de la
corte precipitaron los acontecimientos. Todo hacía presentir el golpe
que se proponía dar la reacción. La reacción levantaba la cabeza;
el Consejo municipal de París, esencialmente burgués, se enardecía
en la vía. reaccionaria. Los realistas organizaban sus fuerzas sin ocul-
tarse demasiado. El camino de Versalles a Metz estaba guarnecido

ORGÍA DE LOS GUARDI.AS DE CORPS


EN QUE SE ENSALZÓ LA ESCARAPELA BLANCA Y SE PISOTEÓ LA TRICOLOR

de tropas, y se hablaba en alta voz de tomar al rey y de dirigirle a


Metz por la Champagne o por Verdum. El marqués de Bouillé, que
mandaba las tropas del Este, De Breteuil y De Mercy eran del
complot, de cuya dirección se había encargado Breteuil. Se aca-
paraba con tal objeto todo el dinero posible, y se hablaba ya del
5 de octubre como de la fecha probable del golpe de Estado. El
rey partiría aquel día para Metz, donde se colocaría en medio del
ejército del marqués de Bouillé, y desde allí llamaría cerca de él a
la nobleza y a las tropas que le habían quedado fieles, y declararía
rebelde a la Asamblea.
222 PEDRO KROPOTKINE

En previsión de este movimiento, se había doblado en el palacio


de Versalles el número de los guardias de corps (jóvenes de la aristo-
cracia) dedicados a la guardia del palacio, y se había hecho venir
el regimiento de Flandes y el de dragones. El i.° de octubre se dió
ima gran fiesta por los guardias de corps al regimiento de Flandes,
a la que fueron invitados los oficiales de los dragones y de los suizos
de guarnición en Versalles.
Durante la comida, María Antonieta y las damas de la corte, y
también el rey, hicieron cuanto pudieron para excitar el entusiasmo
realista de los oficiales. Las damas distribuyeron por sí mismas las
escarapelas blancas, y la escarapela nacional fué pisoteada. Dos días
después, el 3 de octubre, tuvo lugar una fiesta del mismo género.
Esas fiestas precipitaron los acontecimientos. La noticia llegó
pronto a París, aumentada qixizá en el camino, y el pueblo comprendió
que si no marchaba en seguida sobre Versalles, Versalles marcharía
sobre París.
La corte preparaba evidentemente un gran golpe. Alejado el rey
y recogido en cualquier parte entre sus tropas, podía fácilmente disol-
ver la Asamblea, u obligarla a reconstituir los tres órdenes, es decir,
volver a la situación anterior a la sesión real del 23 de junio. ¿No
había en la misma Asamblea un partido, fuerte de 300 a 400 miembros,
cuyos jefes habían tenido ya conciliábulos en casa de Malouet paia
transportar la Asamblea a Tours, lejos del pueblo revolucionario
de París? Pero si el plan de la corte triunfaba, eia necesario comenzar
de nuevo. Los frutos del 14 de julio eran perdidos; perdidos los resul-
tados del levantamiento de los campesinos, del pánico del 4 de agosto...
¿Qué había de hacerse para impedir tal desastre? — ¡Sublevar
al pueblo! ¡No había más remedio! Y esa fué la gloria de los revo-
lucionarios, colocados hasta entonces a la expectativa: compren-
dieron esta verdad, que generalmente asustaba a los revolucionarios
burgueses. A sublevar al pueblo, a la masa sombría y miserable del
pueblo de París, se dedicaron con pasión el 4 de octubre lo? revo-
lucionarios. Danton, Marat y Loustalot, cuyos nombres ya hemos
mencionado, fueron, entonces los más ardientes empeñados en esta
LA GRAN REVOLUCIÓN 223

tarea. No se combate un ejército con un puñado de conspiradores; no


se puede vencer la reacción con una partida de hombres, por deter-
minados que sean. A un ejército ha de oponerse un ejército; o, a
falta de ejército, el pueblo, todo el pueblo, los centenares de miles
de hombres, mujeres y niños de una ciudad. Ellos solos pueden
vencer ellos solos han vencido ejércitos, desmoralizándolos, parali-
zando su fuerza salvaje.
El 5 de octubre estallaba en París la insurrección a los gritos de:
¡Pan! ¡Pan! El redoble del tambor, batido por una muchacha, sirvió

EL 5 DE OCTUBRE EN VERSALLES
LAS MUJERES DE PARÍS OBLIGAN AL REY A VOLVER A LA CAPITAL

de signo de unión para las mujeres. Pronto se formó una tropa de


mujeres que se dirigió al Hotel de Ville, forzó las puertas de la Casa
común pidiendo pan y armas, y, como ya se hablaba hacía días, el
grito ¡A Versalles! unió a todo el pueblo. Maillard, conocido en París
desde el 14 de julio por la parte que tomó en el asalto de la Bastilla,
fué reconocido como jefe de la columna, y las mujeres emprendie-
ron la marcha.
Mil ideas diversas se cruzarían seguramente en sus cabezas, mas
el pan debía ser la idea dominante. En Versalles se conspiraba contra
la felicidad del pueblo; allá se hacía el pacto del hambre; allá se impe-
224 PEDRO KROPOTKINE

día la abolición de los derechos feudales; pues a Versalles marchaban


las mujeres.
Es muy probable que en la masa del pueblo, el rey, como
todos los reyes, estuviera representado como un ser bonachón que
quería el bien del pueblo. El prestigio real estaba profundamente
arraigado en la mentalidad popular; pero ya en 1789 se odiaba a la
reina. Las palabras que se le dedicaban eian terribles. « — ¿Dónde
está esa sucia picara? — ¡Mira la mala p...! — Se le ha de echar
mano y cortarle el cuello », se decían las mujeres, y admira la energía,
hasta el placer, puede decirse, con que la información del Chatelet
exponía esas palabras. Aquí el pueblo tenía también mil veces razón.
Si el rey, al saber el fiasco de la sesión regia del 23 de junio, dijo,
empleando una interjección callejera: «— ¡Que se queden!», María An-
tonieta quedó por ello resentidísima y recibió con supremo desdén al
rey «pechero» que se presentó con la escarapela t-icolor a la vuelta
de sir visita a París el 17 de julio. Desde entonces la reina fué el centro
de todos los complots. La correspondencia que sostuvo después con
Fersen para atraer el extranjero a París, se originó en aquel momento.
Durante aquella misma noche del 5 de octubre, cuando las mujeres
invadieron el palacio, dice la muy reaccionaria Mme. Campan, que
la reina recibió a Fersen en su alcoba.
El pueblo sabía todo eso, en parte por los mismos criados del
palacio, y la multitud, el espíritu colectivo del pueblo de París com-
prendió lo que los individuos fueron tan lentos en comprender: que
María Antonieta iría lejos en sus odios; que, para impedir todas esas
conspiraciones, era preciso tener al rey y su famiha, lo mismo que
la Asamblea, bajo la mirada del pueblo.
En los primeros momentos de su entrada en Versalles, las mujeres,
cansadas y hambrientas, empapadas por la lluvia incesante, se limi-
taron a pedir pan. Cuando invadieron la Asamblea, cayeron de fatiga
sobre los bancos de los diputados; pero con sólo su presencia, aquellas
mujeres obtuvieron una primera victoria. La Asamblea la aprovechó
para obtener del rey la sanción de la Declaración de los Derechos del
Hombre
LA GRAN REVOLUCIÓN 225

Detrás de las mujeres, los hombres marcharon también, y enton-


ces, a las siete de la tarde, para evitar cualquier desgracia que pu-
diera ocurrir en palacio, Dafayette partió para Veisalles a la cabeza
de la guardia nacional.
El espanto se apoderó de la corte. ¡Pensó que todo París revo-
lucionado marchaba contra el palacio! Da corte celebró consejo, pero
sin adoptar decisión alguna respecto a su situación.
Sin embargo, se prepararon los coches para hacer marchar al rey
y su familia, y como fueron vistos por un piquete de la guardia
nacional, se les obligó a volver a la cochera.
Da llegada de la guardia nacional burguesa, los esfuerzos de Dafa-
yette, y sobre todo quizá un fuerte chaparrón, hicieron que la multitud
que llenaba la Asamblea, las inmediaciones de palacio y las calles de
Versalles se apaciguara poco a poco; mas a las cinco o las seis de la
mañana, unos hombres y unas mujeres del pueblo, sin escuchar a
nadie, hallaron una verja abierta que les permitió la entrada en palacio.
En pocos minutos descubrieron la alcoba de la reina, quien apenas
tuvo tiempo de escapar dirigiéndose a las habitaciones del rey, salván-
dose de una muerte cierta. Dos guardias de corps corrieron el mismo
peügro, cuando acudió Dafayette a caballo, en el momento preciso
para salvarlos.
Da invasión del palacio por el pueblo fué un goli)e mortal para la
monarquía moribunda. Por más que Dafayette logró que se aplaudiera
al rey cuando se presentó en un balcón, y que hasta pudo arrancar
a la multitud un aplauso para la reina, a qmen hizo que se presentara
en el balcón con su hijo y que éste besara respetuosamente la mano
de aquella a quien pronto llamó el pueblo «la Médicis»... todo eso
no era más que un pequeño efecto teatral. El pueblo había compren-
dido su fuerza, y usó en seguida de su victoria para obligar al rey a
ponerse en camino hacia París. Da burguesía hizo toda clase de escenas
de efecto a propósito de ese regreso a la capital, mas el pueblo com-
prendió que el rey quedaba hecho su prisionero, y Duis XVI, al entrar
en las Tullerías, abandonadas desde el reinado de Duis XIV, no se
hada ilusiones. «—¡Que cada uno se aloje como quiera!» fué sures-
226
PEDRO KROPOTKINE

puesta, y mandó que de su biblioteca le trajeran., la historia de


Carlos I.
Da gran monarquía de Vei.salles había llegado a su término. A
partir de aquel momento podría haber reyes burgueses, o empera-
dores llegados fraudulentamente al trono... El reinado de los reyes
por la gracia de Dios tocaba a su fin.
Una vez más, como en el 14 de juUo, el pueblo, por su masa y
por su acción heroica, dió vm tremendo golpe al antiguo régimen.
Da Revolución había dado un salto adelante.
CAPÍTULO X X I

Terror burgués. Nueva organización municipal

N A vez m á s podría creeise llegado el m o m e n t o en que


la R e v o l u c i ó n i b a a desarrollarse l i b r e m e n t e . V e n c i d a
l a reacción legia, Monsieur Veto y Madame Veto so-
m e t i d o s y retenidos prisioneros en P a i í s , ¿ l l e v a r í a l a
Asamblea N a c i o n a l el h a c h a a l bosque de los abusos, abatiría el
feudalismo y aplicaría los grandes p r i n c i p i o s enunciados en aquella
Declaración de los Derechos, c u y a l e c t u r a h a b í a hecho p a l p i t a r los
corazones ?
N a d a de eso. Parece increíble; pero l o que c o m e n z ó a partir
del 5 o c t u b r e , fué l a reacción, que se o r g a n i z a b a y se a f i r m a b a cada
vez m á s h a s t a j u n i o de 1792.
E l p u e b l o de P a r í s v o l v i ó a sus t u g u r i o s ; l a burguesía le hcenció,
y si n o f u e r a p o r l a insurrección campesina que siguió su curso h a s t a
228 PEDRO KROPOTKINE

que los derechos feudales fueron abolidos de hecho en j u l i o de 1793;


si no fuera p o r las insurrecciones en p r o v i n c i a s que se siguieron e
i m p i d i e r o n a l gobierno de l a burguesía establecerse sólidamente, la
reacción h u b i e r a p o d i d o t r i u n f a r en 1791 y hasta en 1790.
<i E l rey e s t á en el L o u v r e , l a A s a m b l e a N a c i o n a l en las Tullerías,
los canales de circulación se d e s o b s t r u y e n , el mercado rebosa de sacos,
la caja n a c i o n a l se llena, los m o l i n o s m u e l e n , los t r a i d o r e s h u y e n ,
el clero se h u n d e , l a a r i s t o c r a c i a e x p i r a » , decía C a m i l o D e s m o u l i n s
en el p r i m e r n ú m e r o de su d i a r i o (28 N o v i e m b r e ) ; pero en r e a l i d a d
la reacción l e v a n t a b a l a cabeza en todas partes. Cuando los r e v o l u -
cionarios t r i u n f a b a n , creyendo l a R e v o l u c i ó n cerca de su término,
entonces c o m p r e n d i ó l a reacción que i b a a comenzar l a g r a n l u c h a ,
la verdadera, e n t r e el pasado y el ])orvenir, en t o d a l a nación, en cada
c i u d a d , en cada v i l l a , en cada aldea; que h a b í a llegado el m o m e n t o
de t r a b a j a r p a r a d o m i n a r l a R e v o l u c i ó n .

M á s a ú n ; h a b í a c o m p r e n d i d o que l a burguesía, que hasta entonces


se había apoyado en el pueblo p a r a o b t e n e r derechos constitucionales
y d o m i n a r la a l t a nobleza, i b a , en aquellos m o m e n t o s que h a b í a v i s t o
y sentido l a fuerza d e l p u e b l o , a hacer t o d o p a r a d o m i n a r a l p u e b l o ,
para r e d u c i r l e a l a sumisión.
Ese t e m o r a l p u e b l o se hizo s e n t i r en l a A s a m b l e a i n m e d i a t a m e n t e
después del 5 de o c t u b r e . M á s de doscientos d i p u t a d o s se negaron
a i r a París y p i d i e r o n pasaportes p a r a Volver a sus casas. Se les negó,
se les t r a t ó de t r a i d o r e s ; pero c i e r t o n ú m e r o de ellos d i e r o n su dimisión
a pesar de t o d o : ¡no pensaban i r t a n lejos! Como después d e l 14 de
j u l i o , ocurrió u n a e m i g r a c i ó n , p e r o esta vez no dió l a corte l a señal:
fué l a Asamblea.
Sin embargo, l a Asamblea t u v o t a m b i é n en su seno u n a g r a n
m a y o r í a de representantes de l a b u r g u e s í a , que s u p i e r o n aprovechar
los p r i m e r o s m o m e n t o s p a r a establecer el poder de su clase sobre
bases sólidas, y antes de trasladarse a P a r í s el 19 de o c t u b r e , l a A s a m -
blea v o t ó l a responsabilidad de los m i n i s t r o s y de los agentes de la
administración ante l a representación n a c i o n a l , y el v o t o de los
impuestos p o r la A s a m b l e a , dos p r i m e r a s condiciones de u n gobierno
LA GRAN REVOLUCIÓN 229

c o n s t i t u c i o n a l . E l t í t u l o de r e y de F r a n c i a se c o n v i r t i ó en rey de
los Franceses.
M i e n t r a s que l a A s am b lea se a p r o v e c h a b a d e l m o v i m i e n t o del 5 de
o c t u b r e p a r a establecerse soberana, l a m u n i c i p a l i d a d burguesa de
París, es decir, el Consejo de los Trescientos, que se i m p u s o después
del 14 de j u l i o , se a p r o v e c h a b a p o r s u p a r t e de los acontecimientos
para establecer su a u t o r i d a d . Sesenta a d m i n i s t r a d o r e s , t o m a d o s del
seno de los Tres-
cientos y r e p a r t i d o s
en ocho secciones
(subsistencias, p o l i -
cía, t r a b a j o s públi-
cos, hospitales, edu-
cación, propiedades
y rentas, i m p u e s t o s
y guardia nacional),
se a r r o g a b a n t o d o s
esos poderes y se
convertían en po-
tencia respetable,
con m a y o r m o t i v o
t e n i e n d o p a r a sí los
60,000 h o m b r e s de RETRATO ANÓNIMO

guardia n a c i o n a l ,
alistados solamente e n t r e los ciudadanos acomodados. B a i l l y , alcalde
de París, y T a f a y e t t e sobre t o d o , c o m a n d a n t e de l a g u a r d i a nacio-
n a l , e r a n personajes i m p o r t a n t e s .
E n c u a n t o a policía, l a burguesía se m e z c l ó en t o d o : reuniones,
periódicos, v e n t a de los mismos, anuncios, con el f i n de suprimir
t o d o lo que era h o s t i l . P o r ú l t i m o , los Trescientos, a p r o v e c h a n d o el
asesinato de u n panadero (21 o c t u b r e ) , f u e r o n a i m p l o r a r de l a
Asamblea u n a ley m a r c i a l , que ésta se apresuró a v o t a r . B a s t a b a
en l o sucesivo que u n o f i c i a l m u n i c i p a l desplegase l a b a n d e r a r o j a
p a r a que q u e d a r a p r o c l a m a d a la ley m a r c i a l ; en ese caso t o d a
230 PEDRO KROPOTKINE

a g r u p a c i ó n en l a v í a p ú b l i c a era c r i m i n a l , y l a t r o p a , r e q u e r i d a p o r
el o f i c i a l m u n i c i p a l , p o d í a hacer fuego sobre el p u e b l o después de
tres i n t i m a c i o n e s . Si e l p u e b l o se r e t i r a b a p a c í f i c a m e n t e , s i n v i o l e n
cia, a n t e s de l a ú l t i m a i n t i m a c i ó n , sólo los instigadores de l a sedi-
ción eran procesados y enviados p o r tres años a p r e s i d i o si la a g r u -
p a c i ó n estaba desarmada; pasados p o r las a r m a s si estaba a r m a d a .
Pero en caso de violencias c o m e t i d a s p o r el p u e b l o se condenaba a
m u e r t e a t o d o s los culpables. T a m b i é n incurría en p e n a de m u e r t e
cada soldado u o f i c i a l de l a g u a r d i a n a c i o n a l que e x c i t a r a o f o m e n -
tara agrupaciones.

Un asesinato c o m e t i d o e n l a calle b a s t ó p a r a d i c t a r esa l e y , y


en t o d a l a prensa de P a r í s , c o m o l o h a m a r c a d o b i e n L u i s B l a n c , n o
h u b o m á s que u n a sola v o z , l a de M a r a t , p a r a p r o t e s t a r c o n t r a esa
ley a t r o z , y p a r a decir q u e en t i e m p o de r e v o l u c i ó n , c u a n d o u n a
nación h a de r o m p e r a ú n sus h i e r r o s y h a de l u c h a r d o l o r o s a m e n t e
c o n t r a sus enemigos, n o t i e n e r a z ó n de ser u n a l e y m a r c i a l . E n l a A s a m -
blea sólo p r o t e s t a r o n Robespierre y B u z o t , y a u n n o en p r i n c i p i o .
N o d e b í a p r o c l a m a r s e , decían, u n a l e y m a r c i a l antes de haber esta-
blecido t m t i i b i m a l que p u d i e r a j u z g a r los c r i m i n a l e s de lesa nación.

A p r o v e c h a n d o l a p a u s a que necesariamente d e b í a p r o d u c i r s e en
el p u e b l o después d e l m o v i m i e n t o d e l 5 y 6 de o c t u b r e , la burguesía
se dedicó, en l a A s a m b l e a y en el M u n i c i p i o , a o r g a n i z a r el n u e v o
f o d e i de l a clase m e d i a , n o s i n que d e j a r a n de p r o d u c i r s e r o z a m i e n t o s
entre las ambiciones personales que chocaban e n t r e sí y c o n s p i r a b a n
unas c o n t r a otras.
La corte, p o r su p a r t e , n o v e í a n i n g u n a necesidad de abdicar;
conspiraba, l u c h a b a t a m b i é n , y se aprovechaba de los necesitados
y de los ambiciosos, c o m o M i r a b e a u , p a r a alistarlos a s u servicio.
E l d u q u e de Orleans, c o m p r o m e t i d o e n el m o v i m i e n t o d e l 6 de
octirbre, que h a b í a f a v o r e c i d o secretamente, fué e n v i a d o en desgracia
como e m b a j a d o r a I n g l a t e r r a .
Pero entonces fué « M o n s i e u r » , el h e r m a n o d e l r e y , el conde de
Provenza, q u i e n se puso a i n t r i g a r p a r a hacer m a r c h a r a l r e y , el
« Z o q u e t e », como escribía a i m a m i g o ; r m a vez h u i d o el r e y , podría
LA GRAN REVOLUCIÓN 231

presentar su c a n d i d a t u r a a l t r o n o de F r a n c i a . M i r a b e a u , que, desde


e! 23 de j u n i o , había a d q u i r i d o u n a f o r m i d a b l e p o t e n c i a sobre la
Asamblea, siempre necesitado, i n t r i g a b a por su p a r t e p a r a llegar
al m i n i s t e r i o , y cuando sus planes f u e r o n desvanecidos p o r l a A s a m b l e a
(que v o t ó que n i n g u n o de sus m i e m b r o s podía aceptar u n puesto

E L PÁNICO A N T E L A L E Y MARCIAL

en u n m i n i s t e r i o ) , se cohó en brazos d e l conde de Provenza con


la esperanza de llegar a l poder p o r su mediación. F i n a l m e n t e , se
v e n d i ó a l r e y y a c e p t ó de él u n a pensión de 50,000 francos a l mes,
p o r c u a t r o meses, y l a promesa de u n a e m b a j a d a ; en c a m b i o M i r a -
beau se c o m p r o m e t í a « a a y u d a r a l r e y con sus luces, sus fuerzas y s u
elocuencia en lo (]ue «Monsieur» jrrzgara útil a la necesidad del
E s t a d o y al interés del r e y » . T o d o eso n o se supo, s i n e m b a r g o ,
hasta después, en 1792, c u a n d o l a t o m a de las Tullerías, y entr*»
t a n t o M i r a b e a u c.rnservó h a s t a s u m u e r t e (2 de a b r i l de 1791) s u
reputación de defensor del p u e b l o .
232 PEDRO KROPOTKINE

N o se desenredará j a m á s t o d o el t e j i d o de i n t r i g a s que se hacían


entonces alrededor del L o u v r e y de los palacios de los príncipes, n i
de las cortes de I^ondres, de V i e n a , de M a d r i d y de los diversos p r i n c i -
pados alemanes. A l r e d e d o r de l a monarqtría a g o n i z a n t e t o d o el m u n d o
se a g i t a b a , y en el seno m i s m o de l a A s a m b l e a ¡ctrántas ambiciones
p a r a llegar a l a c o n q u i s t a d e l poder! Pero t o d o ello p o r i n c i d e n t e s
de escaso v a l o r , que a y u d a n a e x p l i c a r ciertos hechos, pero que n o
c a m b i a n en n a d a l a m a r c h a de los acontecimientos, t r a z a d o s i x j i l a
lógica m i s m a dé l a situación y las fuerzas puestas en c o n f l i c t o .

La Asamblea representaba a l a b u r g u e s í a i n t e l e c t u a l dispuesta


a c o n q u i s t a r y organizar el p o d e r que se c a í a de las m a n o s de l a corte,
del a l t o clero y de l a a l t a nobleza, y contenía en su seno u n número
de h o m b r e s que i b a n derechos h a c i a ese o b j e t o con i n t e l i g e n c i a y
con c i e r t a audacia, que a u m e n t a b a cada vez q u e el p u e b l o obtenía
una v i c t o r i a sobre el a n t i g u o régimen. H a b í a en l a A s a m b l e a el «triun-
v i r a t o », como se d e n o m i n a b a a La acción de D u p o r t , Charles de L a m e t h
y B a m a v e , y en París el alcalde B a i l l y y el comandante de la
guardia nacional Lafayette, sobre quienes se f i j a b a n las miradas
Pero la v e r d a d e r a fuerza de l a burguesía residía en las masas c o m -
pactas de l a A s a m b l e a , que e l a b o r a b a n las leyes p a r a c o n s t i t u i r el
gobierno de las clases medias.

T a l es el t r a b a j o que l a Asamblea se dedicó a l l e v a r a cabo con


a r d o r e n c i r a n t o , i n s t a l a d a en París, p u d o c o n t i n u a r sus ocupaciones
con cierta tranquilidad
Ese t r a b a j o , c o m o y a hemos v i s t o , fué comenzado a l día siguiente
de l a t o m a de l a B a s t i l l a . L a b u r g u e s í a q u e d ó a t e r r o r i z a d a cuando
v i ó ese p u e b l o que se a r m a b a en pocos días con picas, q u e m a b a las
casillas de consumos, se apoderaba de las provisiones donde las h a l l a b a
y se m o s t r a b a t a n h o s t i l a los burgueses rióos c o m o a los aristócratas
y entonces se apresuro a armarse, a organizar SM g u a r d i a nacional
— los «gorros de pelo» c o n t r a los «gorros de l a n a » y las p i c a s — , con
o b j e t o de r e p r i m i r las insurrecciones p.ipulares; y después del 5 de
o c t u b r e se apresuró a v o t a r l a ley m a r c i a l sobre agrupaciones de que
acabamos de h a b l a r .
I,A G R A N REVOLUCIÓN

A l m i s m o t i e m p o se apresuró a l e g i f e i a r de m a n e r a que el poder


político, que se escapaba de las manos de l a corte, no cayera en las
d e l p u e b l o , 3' poseído de esta idea, Siéyes, el famoso abogado del
Tercer E s t a d o , ocho días después d e l 14 de j u l i o proponía a l a A s a m -
blea d i v i d i r los franceses en dos categorías, u n a de las cuales — los
ciudadanos activos solos— t o m a r í a p a r t e en el gobierno, en t a n t o que
la o t i a , c o m p r e n d i e n d o l a g r a n masa del p u e b l o , bajo el n o m b r e de

PROCLAMACIÓN D E L A L E Y MARCIAL E N PARÍS


E L 22 D E O C T U B R E D E I 7 8 9

ciudadanos pasivos, quedaría p r i v a d a de todos los derechos políticos.


Cinco semanas después, l a A s a m b l e a aceptaba e.sta división como
f u n d a m e n t a l p a r a l a Constitución. L a Declaración de los Derechos,
c u y o p r i m e r p i i n c i p i o era l a i g u a l d a d de los derechos de todos los
ciudadanos, apenas p r o c l a m a d a era v i l m e n t e v i o l a d a .
C o n t i n u a n d o el t r a b a j o de organización política de F r a n c i a , l a
A s a m b l e a abolió l a a n t i g u a división f e u d a l en p r o v i n c i a s , cada u n a
de las cuales conservaba ciertos p r i v i l e g i o s feudales p a r a l a nobleza
y los p a r l a m e n t o s ; d i v i d i ó l a nación en d e p a r t a m e n t o s ; suspendió
los a n t i g u o s « p a r l a m e n t o s », o sea los antiguos t r i b u n a l e s que t a m b i é n
poseían pri\'ilegios jurídicos, y procedió a l a organización de u n a a d m i -
234 PEDRO KROPOTKINE

nistracióli e n t e r a m e n t e n u e v a }• u n i f o r m e , conservando siempre el


p r i n c i p i o de exclusión de las clases pobres del gobierno.
l , a A s a m b l e a N a c i o n a l , elegida b a j o el a n t i g u o régimen, aunque
salida de elecciones de dos grados, era, s i n embargo, el p r o d u c t o de
u n sufragio casi u n i v e r s a l , puesto q u e en cada circunscripción electo-
r a l se habían convocado varias asambleas primarias, compuestas
de casi todos los ciudadanos de l a l o c a l i d a d . Estos h a b í a n n o m b r a d o
los electores, que c o m p u s i e r o n en cada circunscripción u n a asamblea
electoral; y ésta escogía a su vez su representante a l a A s a m b l e a N a c i o -
n a l , c o n l a c i r c u n s t a n c i a i m p o r t a n t e de que, hechas las elecciones,
las asambleas electorales c o n t i n u a b a n reuniéndose y recibían cartas
de sus d i p u t a d o s y v i g i l a b a n sus v o t o s .
Después, ya en el poder, l a b u r g u e s í a hizo dos cosas: a u m e n t ó
las a t r i b u c i o n e s de las asambleas electorales, confiándoles l a elección
de los d i r e c t o r i o s de cada d e p a r t a m e n t o , de los jueces y de algunos
o t r o s f u n c i o n a r i o s ; les d a b a t a m b i é n g r a n poder; pero e x c l u y ó a l
m i s m o t i e m p o de las asambleas p r i m a r i a s l a masa d e l p u e b l o , a l a
que así p r i v a b a de todos los derechos políticos. N o a d m i t í a , pues,
más que a los ciudadanos activos, es decir, a los que pagaban, en
c o n t r i b u c i o n e s directas, a lo menos tres j o m a d a s de t r a b a j o ( i ) . L o s
otros eran ciudadanos pasivos; no podían y a f o r m a r p a r t e de las
asambleas p r i m a r i a s , 3' de esta m a n e t a n o t e n í a n el derecho de n o m -
b r a r n i los electores, n i su m u n i c i p i o , n i n i n g u n a de las a u t o r i d a d e s
departamentales; t a m p o c o p o d í a n 3'a f o r m a r p a r t e de l a g u a r d i a na-
cional ( 2 ) .

A d e m á s , p a r a poder ser n o m b r a d o elector, e i a preciso pagar


en impuestos directos el v a l o r de diez j o r n a d a s de t r a b a j o , l o que b a c í a
de aquellas asambleas cuerpos enteramente burgueses. (Después,
c u a n d o l a reacción se enardeció a consecuencia de l a m a t a n z a d e l

(1) C a d a municipio ñ}aba el valor, en dinero, de l a j o m a d a , y se convino en tomar por base


el jornal de un jornalero.
(2) L a i - / municipal del 14 de diciembre 1789, no solamente excluía los ciudadanos pasivos
de todas las elecciones de los oficiales municipales (párrafos 3, 6, 8, etc.), sino que prohibía
también que las asambleas electorales se reunieran »por oficios, profesiones o corporaciones 1.
E s t a s sólo podían reunirse por barrios o por distritos.
LA GRAN REVOLUCIÓN

Campo de M a r t e , l a m i s m a A s a m b l e a hizo u n a n u e v a restricción:


fué preciso ser p r o p i e t a r i o t e r r i t o r i a l p a r a tener derecho a ser n o m -
b r a d o elector.) Y p a r a tener derecho a ser n o m b r a d o representante
del p u e b l o e n l a Asamblea, era necesario pagar en c o n t r i b u c i o n e s direc-
tas el v a l o r de u n m a r c o de p l a t a , o sean 50 l i b r a s .
M i s t o d a v í a : la permanencia de las asambleas electorales fué p r o -
h i b i d a . Hechas las elecciones, esas asambleas 110 h a b í a n de reunirse
más; los gobiernos burgueses, u n a vez n o m b r a d o s , n o se les h a b í a

A N T E E L ALTAR D E L A PATRIA
MATANZA D E L CAMPO D E M A R T E E N 17 D E J U L I O D E I791

de j u z g a r c o n demasiada severidad. N o t a r d ó m u c h o en ser a r r e b a t a d o


el m i s m o derecho de petición y de expresión de los v o t o s . « V o t a d y
callaos.»
E n c u a n t o a los pueblos, h a b í a n conservado, c o m o y a hemos v i s t o
bajo e l a n t i g u o régimen, e n casi t o d a F r a n c i a hasta l a R e v o l u c i ó n ,
la asamblea general de los h a b i t a n t e s , c o m o el mir e n R u s i a . A esa
asamblea general p e r t e n e c í a l a gestión de los asuntos d e l m u n i c i p i o ,
lo m i s m o que el r e p a r t o y l a gestión de las t i e r r a s comunales, campos
c u l t i v a d o s , praderas y bosques, y a d e m á s de las t i e r r a s s i n c u l t i v o .
Pues esas asambleas generales de las c o m u n i d a d e s f u e r o n p r o h i b i d a s
p o r l a l e y m u n i c i p a l de 22 y 24 de d i c i e m b r e 1789. E n l o sucesivo,
236 PEDRO KROPOTKINE

Únicamente los campesinos ricos — los ciudadanos activos—ten-


drían el derecho de reunirse una vez al año, p a r a n o m b r a r el alcalde
y el a y u n t a m i e n t o , c o m p u e s t o de tres o c u a t r o burgueses d e l p u e b l o .
L a m i s m a organización m u n i c i p a l se dió a las ciudades: los ciudadanos
activos se reunían p a r a n o m b r a r el consejo general de la c i u d a d y
el a j - u n t a m i e n t o , es decir, el jjoder l e g i s l a t i v o en m a t e r i a s munici-
paiivs 3' el ijoder e j e c u t i v o , a los cuales estaba confiada t o d a l a policía
en el m u n i c i p i o y el m a n d o de la g u a r d i a n a c i o n a l .
D e ese m o d o el m o v i m i e n t o que hemos señalado en j u l i o en las
ciudades, consistente en daise r e v o l u c i o n a r i a m e n t e u n a a d m i n i s t r a -
ción m u n i c i j t a l , elegida e n ocasión en que las leyes d e l a n t i g u o régi-
men t o d a v í a vigentes no a u t o r i z a b a n n a d a semejante, fué sancionado
por la ley m u n i c i p a l 3- a d m i n i s t r a t i v a de 22 de d i c i e m b r e de 1789,
lo que dió, como se v e r á , u n i n m e n s o poder a l a R e v o l u c i ó n , p o r el
hecho de crear, desde el o r i g e n d e l m o v i m i e n t o , esos 30,000 centros
municipales, independientes en m i l p u n t o s d e l g o b i e r n o c e n t r a l y
capaces de o b r a r r e v o l u c i o n a r i a m e n t e cuando los revolucionarios
l o g r a r a n apoderarse de ellos. V e r d a d es que l a burguesía se rodeó
de todas las precauciones p a r a que el p o d e r m u n i c i p a l fuera a las
manos de l a p a r t e b i e n a c o m o d a d a de l a clase m e d i a . E l m u n i c i p i o
quedó a d e m á s s o m e t i d o al consejo d e l d e p a r t a m e n t o , elegido en se-
g u n d o grado, por lo que representaba l a b u r g u e s í a r i c a y fué, d u r a n t e
t o d o el período r e v o l u c i o n a r i o , el a r m a y el a p o y o de los c o n t r a r r e v o -
lucionarios.

Por o t r a p a r t e , el m i s m o m u n i c i p i o , c u y a elección se h a c í a única-


m e n t e p o r los ciudadanos activos, representaba a l a b u r g u e s í a c o n
preferencia a l a masa p o p u l a r , y en las ciudades c o m o L y o n y m u c h a s
otras, se convirtió en u n c e n t r o p a r a l a reacción. A u n así, los m u n i c i p i o s
no eran u n poder r e a l , y se h a de reconocer que, m á s que t o d a o t r a
ley, l a ley m u n i c i p a l de d i c i e m b r e de 1789 c o n t r i b u y ó a l é x i t o de l a
R e v o l u c i ó n . D u r a n t e l a insurrección de jlos campesinos c o n t r a sus
señores feudales, en agosto de 1789, y a v i m o s los m u n i c i p i o s d e l
D e l f i n a d o realizar u n a c a m p a ñ a c o n t r a los campesinos y proceder
severamente c o n t r a los rebeldes; pero a m e d i d a que l a Revolución
LA GRAN REVOLUCIÓN

se desanoUaba, el p u e b l o i b a l o g r a n d o tener los oficiales m u n i c i p a l e s


bajo su d o m i n i o , d e b i d o a que, a m e d i d a que l a R e v o l u c i ó n ensan-
chaba sus problemas, los m u n i c i p i o s se r e v o l u c i o n a b a n t a m b i é n , y
en 1793 y 1794
llegaron a ser los
verdaderos cen-
t r o s de acción de
los revoluciona-
rios populares.
O t r o paso i m -
portantísimo pa-
r a la R e v o l u c i ó n
dió l a Asamblea
con l a abolición
de l a v i e j a j u s t i -
cia de los p a r l a -
mentos y la i n -
troducción de los
jueces elegidos
por el pueblo. E n
los campos, cada
cantón, compues-
t o de cinco a seis
parroquias, nom-
b r ó él m i s m o , p o r
sus ciudadanos
activos, sus m a -
gistrados, y en las MOTÍN R E P R I M I D O P O R L A F A Y E T T E

grandes ciudades E N E L ARRABAL D E SAN ANTONIO E N i g F E B R E R O 1790

ese derecho fué

dado a las asambleas de electores. L o s antiguos p a r l a m e n t o s l u -


c h a r o n n a t u r a l m e n t e p o r l a conservación de sus p r e r r o g a t i v a s . E n
el Mediodía, en Tolosa, 80 m i e m b r o s del p a r l a m e n t o , en unión de
89 g e n t i l h o m b r e s , se pusieron a l a cabeza de u n m o v i m i e n t o p a r a
238 PEDRO KROPOTKINE

lestituir al monarca su a u t o i i d a d legítima y su «libertad », y a l a


religión «su útil influencia». E n P a r í s , en Ruán, en M e t z y en
B r e t a ñ a los p a r l a m e n t o s n o quisieron someterse a l p o d e i n i v e l a d o r de
la Asamblea y se p u s i e r o n a l a cabeza de conspiraciones en f a v o r d e l
a n t i g u o régimen.
Pero los p a r l a m e n t o s n o f u e r o n sostenidos por el p u e b l o , y se v i e r o n
obligados a someterse a l decreto de 3 de n o v i e m b r e 1789, p o r el c u a l
fueron declarados en vacaciones hasta n u e v a o r d e n . L a resistencia que
i n t e n t a r o n sólo p r o d u j o u n n u e v o decreto (de 11 de eneio de 1790),
por el c u a l fué declarado que l a resistencia de los m a g i s t r a d o s de
R e ú n e s a l a ley «les i n h a b i l i t a b a p a r a l l e n a r t o d a fmición de c i u d a d a n o
a c t i v o , hasta que, a petición suya a l cuerpo l e g i s l a t i v o , f u e r a n a d m i -
t i d o s a prestar el j u r a m e n t o de f i d e l i d a d a l a Constitución decretada
por l a A s a m b l e a N a c i o n a l y aceptada p o r el r e y » .
L a Asamblea, c o m o se ve, se proponía hacer que se respetaran
sus decisiones concernientes a l a n u e v a organización a d m i n i s t r a t i v a
de F r a n c i a , pero esta n u e v a organización encontró u n a oposición
f o r m i d a b l e de p a r t e d e l a l t o clero, de l a nobleza y de l a a l t a burguesía,
y se h a n necesitado años y u n a revolución m u c h o m á s p r o f u n d a que
la que l a burguesía quería a d m i t i r , p a r a d e m o l i r l a a n t i g u a o r g a n i -
zación e i n t r o d u c i r la nueva.
CAPÍTULO X X I I

Dificultades financieras. Venta de los bienes del clero

A d i f i c u l t a d m a y o r p a r a l a R e v o l u c i ó n consistía e n que
h a b í a de abrirse paso e n m e d i o de circunstancias eco-
nómicas terribles. I^a. b a n c a r r o t a d e l E s t a d o perma-
necía como u n a amenaza suspendida sobre l a cabeza
de los que h a b í a n e m p r e n d i d o l a t a r e a d e l gobierno, considerando que
si l a b a n c a r r o t a llegara, traería l a rebelión de t o d a l a a l t a burguesía
c o n t r a l a R e v o l u c i ó n . S i el déficit f u é u n a de las causas que f o r z a r o n
a l a m o n a r q u í a a hacer las p r i m e r a s concesiones constitucionales, y
que d i e r o n a l a burguesía e l v a l o r p a r a reclamar seriamente s u p a r t e
en e l gobierno, ese m i s m o déficit pesó d u r a n t e t o d a l a Re-volución como
u n a pesadilla que oprimía a cuantos subían sucesivamente al poder.
V e r d a d es que e n aquella época los p r é s t a m o s d e l E s t a d o n o e r a n
t o d a v í a internacionales. F r a n c i a n o h a b í a de t e m e r l a intervención
240 PEDRO KROPOTKINE

de las naciones e x t r a n j e r a s si v i n i e s e n , c o m o acreedores, a t o m a r l e


de c o m ú n acuerdo sus p r o v i n c i a s , c o m o sucedería h o y si u n E s t a d o
europeo se d e c l a r a r a en b a n c a r r o t a . P e r o h a b í a que pensar en los
p r e s t a m i s t a s i n t e r i o r e s , y si F r a n c i a h u b i e r a suspendido sus pagos,
h u b i e r a causado l a
r u i n a de t a n t a s f o r -
tunas burguesas,
que l a Revolución
h u b i e r a t e n i d o con-
t r a sí t o d a l a b u r -
guesía g r a n d e y me-
d i a n a , t o d o el m u n -
do, excepto los
obreros y los c a m -
pesinos m á s pobres.
E a A s a m b l e a Cons-
t i t u y e n t e , la Asam-
blea E e g i s l a t i v a , l a
Convención y des-
pués el D i r e c t o r i o
hicieron e s f u e r z o s
inauditos para evi-
t a r esa b a n c a r r o t a .

Ea solución en
que se fijó l a A s a m -
blea a l f i n a l de 1789
I N C E N D I O V S A Q U E O D E DAS P U E R T A S D E p.ARís cousistió en apode-
rarse de los bienes
de l a Iglesia, venderlos, y en c a m b i o pagar a l clero u n salario f i j o . Eos
ingresos de l a Igles i a se e v a l u a b a n en 1789 en c i e n t o v e i n t e m i l l o n e s
p o r los diezmos, en o c h e n t a m i l l o n e s p o r o t i o s ingresos p r o d u c i d o s
p o r propiedades diversas (casas, bienes raíces, c u y o v a l o r se e s t i m a b a
en m á s de dos m i l millones) y en unos t r e i n t a millones de c o n t r i b u -
ción, añ adi dos cada año p o r el E s t a d o , o sea unos doscientos t r e i n t a
LA GRAN REVOLUCIÓN 341

m i l l o n e s a l año. Esos ingresos se repartían de l a m a n e r a m á s i n j u s t a


e n t r e los diversos m i e m b r o s d e l clero. Eos obispos v i v í a n en u n l u j o
exagerado y r i v a l i z a b a n en gastos con los señores ricos y los prín-
cipes, m i e n t r a s que los curas de las ciudades y de los pueblos, «re-
ducidos a l a c o n g r u a » , v i v í a n en l a miseria. T a l l e y r a n d , obispo de

E S T A M P A SATÍRICA REACCIONARIA,
E D I T A D A -AL P O N E R A DISPOSICIÓN D E L A NACIÓN L O S B I E N E S D E L C L E R O

1 C u M u s . — E s c a g r a c i a eficaz o b r a r á sübre vos.


2 T a L L t Y R A N o . — ¡ C u á n t o me dais y os l a entrego?
3 L A ReilGlÓN.
4 R A B A U T . — L a mitad y permaneceremos unidos.

A u t u n , p r o p u s o que desde el 10 de o c t u b r e se t o m a r a posesión de


todos los bienes de l a I g l e s i a en n o n i b r e d e l E s t a d o ; se v e n d i e r a n ,
se d o t a r a s u f i c i e n t e m e n t e a l clero (1,200 l i b r a s p o r año a cada c u r a ,
y casa), y se c u b r i e r a con el resto u n a p a r t e de l a deuda pública, que
ascendía a 50 m i l l o n e s de rentas v i t a l i c i a s y a 60 millones de r e n t a s
perpetuas. E s t a m e d i d a p e r m i t i r í a c o l m a r el déficit, a b o l i r el resto
de l a gabela 3' no c o n t a r m á s con las « c a r g a s » o plazas de oficiales
y de f u n c i o n a r i o s que se c o m p r a b a n a l E s t a d o . P o n i e n d o en v e n t a
242 PEDRO KROPOTKINE

los bienes de l a I g l e s i a , se q u e r í a crear t a m b i é n u n a n u e v a clase de


labradores que quedaríari. sujetos a l a t i e r r a de que se h u b i e r a n hecho
propietarios.
Ese p l a n n o dejó de suscitar grandes temores e n t r e los p r o p i e -
t a r i o s t e r r i t o r i a l e s . — « / V o s conducís a la ley agraria!» se d i j o en l a
Asamblea. «Cada vez,
^ t e n e d l o e n t e n d i d o , que
os remontéis a l o r i g e n
de las propiedades, l a
nación r e m o n t a r á c o n
vosotros.» De esta m a -
n e r a se reconocía que
en el o r i g e n de t o d a
p r o p i e d a d territorial
había injusticia, mo-
n o p o l i o , f r a u d e o robo.

Pero ese p l a n agra-


dó m u c h o a l a b u r g u e -
sía n o p r o p i e t a r i a . Por
ese m e d i o se evitaba
la bancarrota y los
burgueses p o d í a n c o m -
p r a r terrenos. Y c o m o
la palabra «expropia-
ción» asustaba a los
piadosos p r o p i e t a r i o s ,
ESTAMPA REVOLUCIONARIA
se halló la fórmula
aceptable, d i c i e n d o que los bienes del clero se ponían a la disposición
de la nación, y se decidió poner i n m e d i a t a m e n t e a l a v e n t a bienes
por v a l o r de 400 m i l l o n e s .
El 2 de n o v i e m b r e de 1789 fué l a fecha m e m o r a b l e en que
se v o t ó esa i n m e n s a e x p r o p i a c i ó n en la A s a m b l e a por quinientos
sesenta y ocho v o t o s c o n t r a trescientos c u a r e n t a y seis. ¡Contra
trescientos c u a r e n t a y seis! Y esos opositores, c o n v e r t i d o s desde e n -
LA GRAN REVOLUCIÓN «43

tonces en enemigos encarnizados de l a R e v o l u c i ó n , se disponían a


r e m o v e r l o t o d o p a r a hacer a l régimen c o n s t i t u c i o n a l , y después a l a
R e p ú b l i c a , t o d o el d a ñ o posible e i m a g i n a b l e .
Pero l a b u r g u e s í a , i n s t r u i d a p o r los enciclopedistas e i m p u l s a d a
a d e m á s p o r l a amenaza de l a b a n c a r r o t a , no se dejó d o m i n a r p o r el
m i e d o , y c u a n d o l a i n m e n s a m a y o i í a d e l clero, y sobre t o d o las órdenes
m o n á s t i c a s , se d e d i c a r o n a i n t r i g a r c o n t r a l a e x p r o p i a c i ó n de los bienes
del clero, l a A s a m b l e a v o t ó , el 12 de febrero de 1790, l a supresión de
los votos perpetuos y de las
órdenes m o n á s t i c a s de u n o y o t r o
sexo. T u v o solamente l a d e b i l i d a d
de no t o c a r , p o r el m o m e n t o , a
las congregaciones encargadas de
la instrucción pública y de la
asistencia de los enfermos, las
cuales n o f u e r o n abolidas hasta
el 18 de agosto de 1792, después
de l a t o m a de las Tullerías.

G r a n d e fué el o d i o que esos


decretos suscitaron en el seno del
clero, como entre todos aquellos
— en inmenso n ú m e r o en p r o v i n -
cias — sobre quienes el clero do- TALLEYRAND

minaba. S i n e m b a r g o , en t a n t o
que el clero y las órdenes esperaban t o d a v í a retener l a gestión de sus
enormes propiedades, que entonces no serían consideradas sino como
una h i p o t e c a respecto' de los empréstitos d e l E s t a d o , no m o s t r a r o n
t o d a su h o s t i l i d a d . Pero esa situación no podía durar. E l Tesoro
estaba exhausto, los i m p u e s t o s no ingresaban. U n empréstito de
30 m i l l o n e s v o t a d o el 9 de agosto de 1789 fué u n fracaso; o t r o , de
80 m i l l o n e s , dió demasiado poco. Por último, u n a contribución
e x t r a o r d i n a r i a del c u a r t o de l a r e n t a se v o t ó el 26 de s e p t i e m b r e ,
después de u n discurso célebre de M i r a b e a u ; pero ese i m p u e s t o se
sumergió i n m e d i a t a m e n t e en el golfo de los intereses sobre los
244 PEDRO KROPOTKINE

empréstitos antiguos, y entonces se llegó a l a idea de los asignados


de curso forzoso, cuv^o v a l o r sería g a r a n t i d o p o r los bienes nacionales
confiscados al clero, y pa-
gados a m e d i d a que la r e n t a
de esos bienes fuera sumi-
n i s t r a n d o dinero.

Imagínense las especu-


laciones colosales a que dió
l u g a r esa v e n t a de bienes
nacionales en g r a n escala y
la emisión de los asignados.
Fácilmente se adivina el
elemento que esas dos m e -
didas introdujéron en l a Re-
volución. Y sin embargo,
hasta el presente, econo-
mistas e historiadores se
SUNTUOSIDAD D E L ALTO CLERO
p r e g u n t a n si h a b í a o t r o me-
dio p a r a hacer f r e n t e a las apremiantes necesidades del Estado.
L o s crímenes, la e x t r a -
vagancia, los robos, las
guerras del a n t i g u o ré-
gimen pesaban sob,''e
la R e v o l u c i ó n . Comen-
zada c o i i esa inmensa
carga de deudas que
el a n t i g u o régimen le
había legado, la Revo-
lución h u b o de sopor-
t a r sus consecuencias.
So pena de una guerra L A V I S I T A M A T U T I N A — C O S T U M B R E S ARISTOCRÁTICAS

c i v i l , más t e r r i b l e que ( D e u n a e s t a m p a de l a é p e c a )

la que \'a se desencadenaba, bajo l a amenaza de cargar con l a


burguesía, que, dirigiéndose hacia sus fines, dejaba al p u e b l o e m a n -
LA GRAN REVOLUCIÓN 245

ciparse de sus señores, p e r o que se h u b i e r a opuesto a t o d a t e n t a t i v a


de e m a n c i p a c i ó n si los capitales c o m p r o m e t i d o s en los e m p r é s t i t o s
e s t u v i e r a n amenazados, colocada e n t r e esos dos peligros, l a Revo-
lución a d o p t ó el p l a n de los asignados, g a r a n t i d o s p o r los bienes
nacionales.

C O S T U M B R E S ARISTOCRÁTICAS — ¡ T R A N Q U I L I Z A O S , M I B U E N A A M I G A !

( De una estampa de l a época )

E l 29 de d i c i e m b r e de 1789, a p r o p u e s t a de los d i s t r i t o s de París


(véase después, c. x x i v ) , l a administración de los bienes del clero
fué t r a n s f e r i d a a las m u n i c i p a l i d a d e s , que h a b í a n de poner en v e n t a
por v a l o r de 400 millones de esos bienes. Dióse el g r a n golpe, y desde
entonces el clero, excepto algunos curas rurales, amigos del p u e b l o ,
sintió odio m o r t a l p o r la R e v o l u c i ó n , o d i o clerical, y la Iglesia o dife-
rentes sectas h a n estado en esto siempre de acuerdo. E a abolición de
PEDRO KRCPOTRINE

los v o t o s monásticos v i n o después a envenenar m á s estos odios.


A p a r t i r de aquel m o m e n t o , en t o d a F r a n c i a el clero fué el i n s t i g a d o r
y el organizador de t o d a s las conspiraciones q u e se f r a g u a r o n p a r a
el retroceso a l a n t i g u o r é g i m e n y a l f e u d a l i s m o , y c o n t i n u ó siendo
el i n s p i r a d o r de esa reacción que m á s t a r d e surgió en 1790 y en 1791
y que a m e n a z ó detener l a R e v o l u c i ó n en su p r i n c i p i o .

¡Cómo h a b í a de aceptar l a I g l e s i a s i n p r o t e s t a esa e x p r o p i a c i ó n !


E s a e n t i d a d , que aspiró siempre a l d o m i n i o a b s o l u t o , t e n í a l a con-
vicción arraigadísima de q u e l a posesión de l a riqueza social es el
principal medio de imposición, y, por tanto, había acumulado
inmensos tesoros, a u n a costa de establecer l a m a y o r c o n t r a d i c c i ó n
entre su c o n d u c t a y sus p r i n c i p i o s fundamentales.
Pero l a burguesía luchó y n o se dejó desarmar. E n j u n i o y j u l i o
de 1790 l a A s a m b l e a e n t a b l ó l a discusión de u n a cuestión i m p o r t a n -
tísima: l a organización i n t e r i o r de l a I g l e s i a en F r a n c i a .
Siendo ya. el clero u n a corporación de asalariados d e l E s t a d o , los
legisladores concibieron l a idea de emancipar la I g l e s i a d e l poder de
R o m a y de someter a l clero e n t e r a m e n t e a l a Constitución. Eos
obispados se i d e n t i f i c a r o n con los nuevos d e p a r t a m e n t o s : se r e d u j o ,
por consiguiente, su n ú m e r o , y las dos circunscripciones, l a de l a
diócesis y l a d e l d e p a r t a m e n t o a d m i n i s t r a t i v o f u e r o n i d e n t i f i c a d a s ,
lo que t o d a v í a era admisible; pero con l a p a r t i c u l a r i d a d de que l a
elección de los obispos fué confiada p o r l a n u e v a l e y a los electores,
a aquellos mismos que elegían los d i p u t a d o s , los jueces y los a d m i -
nistradores.
D e ese m o d o se despojaba a l obispo de su c a r á c t e r sacerdotal y
se le c o n v e r t í a en f u n c i o n a r i o d e l E s t a d o . V e r d a d es que en las a n t i -
guas iglesias los obispos y los sacerdotes e r a n n o m b r a d o s p o r el p u e b l o ;
pero las asambleas de electores, r e u n i d a s p a r a las elecciones de repre-
sentantes políticos y de f u n c i o n a r i o s , no e r a n , c o m o las antiguas
asambleas del i i u e b l o , reuniones de crej'entes.
En resumen, los creyentes, excitados en s u f a n a t i s m o , v i e r o n
en aquella r e f o r m a u n a t e n t a d o c o n t r a los a n t i g u o s dogmas de l a
Iglesia, y los clérigos sacaron, c o m o se c o m p r e n d e , t o d o el p a r t i d o
L A GRAN REVOLUCIÓN 247

posible de ese descontento. E l clero se dividió en dos grandes par-


tidos: el clero c o n s t i t u c i o n a l , que se sometió, a l menos p o r l a f o r m a ,
a las nuevas leyes y prestó j u r a m e n t o a l a Constitución, y el clero
n o j u r a m e n t a d o , que negó el j u r a m e n t o y se puso a b i e r t a m e n t e a l a
cabeza d e l m o v i m i e n t o c o n t r a r r e v o l u c i o n a r i o . Ese d u a l i s m o creó u n a
situación en e x t r e m o excepcional que dió l u g a r a que en cada p r o -
v i n c i a , e n cada c i u d a d , en cada v i l l a y h a s t a en cada aldea se p l a n -
tease p a r a los h a b i t a n t e s l a cuestión de decidirse en p r o o en c o n t r a

CONVENTO D E CAPUCHINOS

de l a R e v o l u c i ó n . P o r consiguiente, en cada l o c a l i d a d , grande o pe-


queña, r e a d q u i r i e r o n t o d a su d e t e r m i n a n t e eficacia t o d o género de
leyendas y supersticiones c o m o agentes d e l m á s agudo misoneísmo,
a l a vez que en sentido c o n t r a r i o se sobreexcitaron las m á s agudas
pasiones revolucionarias. F u e r o n , pues, v i v i d a s las m á s t e r r i b l e s
luchas p a r a d e t e r m i n a r cuál de los dos p a i t i d o s h a b í a de p r e d o m i n a r
Ea R e v o l u c i ó n fué t r a n s p o r t a d a desde P a r í s a todas las localidades
de F r a n c i a ; de p a r l a m e n t a r i a , se hizo p o p u l a r .
E a o b r a realizada p o r l a A s a m b l e a C o n s t i t u y e n t e fué burguesa;
mas p o r haber i n t r o d u c i d o en las c o s t u m b r e s de l a nación el principio
de igualdad política, p o r haber a b o l i d o las supervivencias de derechos
de u n h o m b r e sobre l a persona de o t r o h o m b r e , p o r haber despertado
el s e n t i m i e n t o de i g u a l d a d y el espíritu de rebeldía contra las
248 PEDRO KROPOTKINE

desigualdades, l a o b r a de esta A s a m b l e a fué inmensa: j u s t o es re-


conocerlo. Pero t a m b i é n se h a de tener presente que, c o m o o p o r t u -
n a m e n t e lo hizo observar Euis Blanc, para conservar y r e a n i m a r
aquel fuego que representaba l a A s a m b l e a se necesitaba «el v i e n t o
que v e n í a entonces de l a plaza p ú b l i c a » . « E l m o t í n m i s m o , a ñ a d í a ,
hacía salir de su t u m u l t o en aquellos días i n c o m p a r a b l e s las i n s p i r a -
ciones m á s adecuadas y prudentes: ¡Tan llena de pensamientos estaba
cada sedición!»
En otros términos: l a calle, el pueblo en l a calle fué q u i e n e n
t o d o t i e m p o obligó a l a A s a m b l e a a m a r c h a r adelante en su o b r a de
reconstrucción.
B i e n puede decirse que u n a A s a m b l e a r e v o l u c i o n a r i a , o que se
imponía r e v o l u c i o n a r i a m e n t e , como lo hizo l a C o n s t i t u y e n t e , nada
h u b i e r a hecho si el pueblo no l a h u b i e r a i m p u l s a d o y si por sus
numerosos levantamientos no hubiera a b a t i d o l a resistencia con
trarrevolucionaria.
CAPÍTULO XXIII

La Fiesta de la Federación

O N el c a m b i o de residencia del r e y y de l a A s a m b l e a de
Versalles a P a r í s se t e r m i n a el p r i m e r período, el que
podría llamarse el período heroico de l a g r a n R e v o l u -
ción. D a reunión de los E s t a d o s Generales, l a sesión
regia de 23 de j u n i o , el j u r a m e n t o d e l Juego de Pelota, l a t o m a de
l a B a s t i l l a , la rebelión de ciudades y v i l l a s en j u l i o y agosto, l a noche
del 4 de agosto y , p o r ú l t i m o , l a m a r c h a de las mujeres a Versalles
y su v u e l t a t r i u n f a l con el r e y p r i s i o n e r o ; tales f u e r o n las etapas
principales de este período.
Con l a v u e l t a a P a r í s de l a A s a m b l e a y del r e y — del «legislativo »
y del « e j e c u t i v o » — . c o m i e n z a el período de u n a l u c h a sorda entre
la m o n a r q u í a m o r i b u n d a y el n u e v o poder c o n s t i t u c i o n a l que se conso-
h d a l e n t a m e n t e por los t r a b a j o s legislativos de l a A s a m b l e a y por el
250 PEDRO KROPOTKINE

t r a b a j o c o n s t r u c t i v o que se realizaba sobre el t e r r e n o en cada c i u d a d


y en cada p u e b l o .
F r a n c i a t e n í a a l a s a z ó n en l a A s a m b l e a N a c i o n a l u n p o d e r consti-
t u c i o n a l que el r e y se v i ó o b l i g a d o a reconocer; pero si le reconoció
o f i c i a l m e n t e , siempre v i ó en él u n a usurpación, u n i n s u l t o a su a u t o -
r i d a d r e a l , c u y a disminución no quería a d m i t i r , y p o r l o m i s m o se
i n g e n i a b a buscando m i l p e q u e ñ o s recursos p a r a r e b a j a r l a Asamblea

, - -, --. • , ,. ~ ' • • r,,^; • -

r,A FEDERACIÓN NACIONAt

( Cuadro de Hubert Robert >

y d i s p u t a r l e l a menor p a r t í c u l a de a u t o r i d a d . H a s t a el ú l t i m o m o m e n t o
no a b a n d o n ó l a esperanza de r e d u c i r u n día a l a obediencia ese n u e v o
poder que se reprochaba haberle dejado c o n s t i t u i r s e a l lado d e l suyo.
E n esa l u c h a todos los medios le parecen buenos. Por experiencia
sabía que los h o m b r e s que le r o d e a b a n se c o m p r a b a n , unos p o r poca
cosa, otros a m a y o r precio, y se e m p e ñ ó en h a l l a r d i n e r o , m u c h o
dinero, t o m á n d o l o prestado en L o n d i e s , p a r a c o m p r a r los jefes de
los p a i t i d o s en l a Asamblea y f u e r a de ella. S u e m p e ñ o t u v o b u e n
r e s u l t a d o cerca de u n o de los m á s influj^entes, M i r a b e a u , qiüen, m e -
d i a n t e pagos i m p o r t a n t e s , se hizo consejero de l a c o r t e y defensor
del rey, y p a s ó sus últimos días en u n l u j o absurdo. Pero n o fué sola-
m e n t e en l a Asamblea donde el r e y halló a u x i l i a r e s , sino fuera de ella:
DA GRAN REVOLUCIÓN

los t u v o e n t r e aquellos a quienes l a R e v o l u c i ó n despojó de sus p r i v i -


legios, de las pensiones enormes, de sus colosales f o r t u n a s ; e n t r e el
clero, que v i ó perecer su i n f l u e n c i a ; e n t r e los nobles, que p e r d i e r o n ,
con sus derechos feudales, su situación p r i v i l e g i a d a ; e n t r e los b u r g u e -
ses, que t e m í a n p o r los capitales c o m p r o m e t i d o s en l a i n d u s t r i a , en
el comercio y en los empréstitos d e l E s t a d o ; e n t r e esos m i s m o s b u r -

L A FEDERACIÓN E N E L CAMPO D E M A R T E

(De una eslampa de l a época)

gueses que se disponían a enriquecerse d u r a n t e l a R e v o l u c i ó n y p o r


su medio.
E r a n m u c h o s los que v e í a n en l a R e v o l u c i ó n u n a enemiga: t o d o s
los que antes v i v í a n alrededor del a l t o clero, nobles y p r i v i l e g i a d o s
de l a a l t a burguesía, es decir, m á s de l a m i t a d de t o d a aquella p a r t e
a c t i v a y pensante que sigue su v í a histórica. Y si en el p u e b l o de
París, de E s t r a s b u r g o , de R u á n y de m u c h a s o t r a s ciudades, grandes
y pequeñas, t u v o la R e v o l u c i ó n sus m á s ardientes p a r t i d a r i o s , ¡c uá n t a s
otras h u b o como E y o n , donde l a i n f l u e n c i a secular d e l clero y l a depen-
dencia económica d e l t r a b a j a d o r e r a n tales, que el p u e b l o m i s m o ,
con el clero, se opuso a l a R e v o l u c i ó n ; c u á n t a s ciudades, c o m o los
252 PEDRO KROPOTKINE

grandes puertos, Nantes, Burdeos, S a i n t - M a l o , donde los grandes


comerciantes y cuantos de ellos d e p e n d í a n e r a n p a r t i d a r i o s de l a
reacción!

H a s t a e n t r e los campesinos, que h u b i e r a n d e b i d o interesarse p o r


la R e v o l u c i ó n , h a b í a pequeños burgueses que l a term'an; s i n c o n t a r
las poblaciones que, p o r las faltas de los r e v o l u c i o n a r i o s , se separaron
de la g r a n causa Demasiado teóricos, demasiado adoradores de l a

E L 9 D E J U L I O D E 1790

(De una estampa de la época

u n i f o r m i d a d y del aUneamiento, y , p o r consecuencia, incapaces de


c o m p r e n d e r las f o r m a s múltiples de l a p r o p i e d a d , procedentes del
derecho c o n s u e t u d i n a r i o ; demasiado v o l t e r i a n o s , p o r o t r a p a r t e , p a r a
ser tolerantes con las preocupaciones de las masas destinadas a l a
miseria, y sobre t o d o demasiado políticos p a r a c o m p r e n d e r la i m p o r -
t a n c i a que da el campesino a l a cuestión de l a t i e r r a , los r e v o l u c i o n a -
rios mismos se a t r a j e r o n la e n e m i s t a d de los campesinos en l a V e n d é e ,
en B r e t a ñ a , en el Sudeste.
Da contra-revolución supo sacar p a r t i d o de todos esos elementos.
Una ..jornada» como l a del 14 de j u l i o o d e l 6 de o c t u b r e c a m b i a el
centro de g r a v e d a d del gobierno; pero en los 36,000 m u n i c i p i o s de
LA GRAN REVOLUCIÓN

F r a n c i a , en l a m e n t a l i d a d y e n los actos de esos m u n i c i p i o s era d o n d e


debía c u m p l i r s e la R e v o l u c i ó n . D a c o n t r a - r e v o l u c i ó n se aprovechó
p a r a a t r a e r a su causa a los descontentos de las clases acomodadas,
cuyo número era i n m e n s o en p r o v i n c i a s ; y si l a b u i g u e s í a r a d i c a l

! .

EL 14 D E J U L I O D E I 7 9 0

( D e una estampa de l a época)

dió a l a R e v o l u c i ó n u n a c a n t i d a d p r o d i g i o s a de i n t e l i g e n c i a s de
p r i m e r orden (desarrolladas por la Revolución misma), la inteli-
gencia y sobre t o d o l a astucia y l a p r á c t i c a n o f a l t a b a n t a m p o c o a
la nobleza p i o v i r i c i a l , a los comerciantes, a l clero, y t o d o s j u n t o s
prestaron a la m o n a r q u í a u n a f o r m i d a b l e fuerza de resistencia.
A q u e l l a l u c h a sorda de c o m p l o t s y de c o n t r a - c o m p l o t s , de l e v a n -
t a m i e n t o s parciales en las p r o v i n c i a s y de luchas p a r l a m e n t a r i a s e n
254 PEDRO KROPOTKINE

la Asamblea C o n s t i t u j ' e n t e y d e s p u é s en l a D e g i s l a t i v a , d u r ó cerca


de t r e s a ñ o s , desde o c t u b r e de 1789
hasta j u n i o de 1792, cuando la
Revolución tomó u n nuevo i m -
pulso. F u é aquel u n período p o -
bre e n a c o n t e c i m i e n t o s de alcance
h i s t ó r i c o ; los únicos que merecen
indicarse fué l a recrudescencia d e l
l e v a n t a m i e n t o de los campesinos,
en enero y f e b r e r o de 1790; la
fiesta de l a F e d e r a c i ó n , el 14 de
julio de 1790; la matanza de
N a n c y , en 3 1 de agosto de 1790;
la h u i d a d e l r e y , el 20 de j u n i o
de 1791, y m a t a n z a del p u e b l o
de P a r í s en el c a m p o de M a r t e ,
el 17 de j u l i o de 1791.
CONFEDERACIÓN D E L O S F R A N C E S E S
EL 14 D E J U L I O D E 1 7 9 0
Hablaremos de las insurrec-

(De una estampa de l a época) « o n e s de los Campesinos en u n


c a p í t u l o posterior, pero digamos
aquí breves palabras sobre la fiesta de l a Federación, que re-
sume l a p r i m e r a p a r t e de l a R e v o l u c i ó n , y que siendo t o d a e n t u -

RECÜERDO D E L A FEDERACIÓN NACIONAL


( De una estampa de l a época)

siasmo y c o n c o r d i a , evidencia lo que h u b i e r a p o d i d o ser l a R e v o l u c i ó n


si las clases p r i v i l e g i a d a s y la m o n a r q u í a , c o m p r e n d i e n d o que se
LA GRAN REVOLUCIÓN

estaba realizando n n c a m b i o i n e v i t a b l e , h u b i e r a n cedido de b u e n a


v o l u n t a d lo que n o p o d í a n y a retener.
T a i n e d e n i g r a las fiestas de l a R e v o l u c i ó n , y es c i e r t o que las
de 1793 y 1794 f u e r o n generalmente demasiado teatrales; c o m o que
f u e r o n hechas para el p u e b l o , no por el p u e b l o . Pero l a d e l 14 de

R E G A T A S E N E L S E N A E L l 8 D E J U L I O D E 1790 E N MEMORIA
^ D E L A FEDERACIÓN N A C I O N A L

(De una estampa de l a época)

j u h o de 1790 fué u n a de las m á s bellas fiestas populares que l a his-


t o r i a recuerda.
A n t e s de 1789 n o estaba F r a n c i a u n i f i c a d a . C o n s t i t u í a u n t o d o
histórico, cuyas diversas partes se conocían poco y apenas se a m a b a n ;
pero después de los acontecimientos de 1789 y de los hachazos r e p a r -
t i d o s en el bosque de las supervivencias feudales, después de los
bellos m o m e n t o s en que v i v i e r o n j u n t o s los representantes de t o d a s
las partes de F r a n c i a , se creó u n s e n t i m i e n t o de unión y de sohda-
ridad entre las p r o v i n c i a s am algam adas por la historia. Si toda
E u r o p a se entusiasmaba c o n las p a l a b r a s y los actos de l a R e v o l u -
ción, ¿ c ó m o h a b í a n de resistir a esa unificación en l a m a r c h a hacia
adelante, hacia u n p o r v e n i r m e j o r , las p r o v i n c i a s que en ella t e -
nían participación ? H e ahí lo que s i m b o h z ó l a fiesta de l a Fe-
deración.
256 PEDRO KROPOTKINE

T u v o a d e m á s o t r o rasgo notabilísimo. Como p a r a l a fiesta h a b í a n


de hacerse ciertos t r a b a j o s d e n i v e l a c i ó n d e l t e r r e n o y c o n s t n ü r u n
arco de t r i u n f o , y se v i ó p a l p a b l e m e n t e , ocho días antes de l a fiesta,
que los q u i n c e m i l t r a b a j a d o r e s no podrían t e r m i n a r a t i e m p o su t a r e a ,
¿qué hizo París? — U n desconocido l a n z ó l a idea de que todos, t o d o
París, irían a t r a b a j a r a l C a m p o de M a r t e , y , en efecto, todos, pobres
y ricos, a r t i s t a s y peones, frailes y soldados se d e d i c a r o n alegremente
al t r a b a j o . F r a n c i a , r e p r e s e n t a d a p o r miles de delegados v e n i d o s de
p r o v i n c i a s , halló su u n i d a d n a c i o n a l r e m o v i e n d o l a t i e r r a , símbolo
de lo que traería u n día l a i g u a l d a d y l a f r a t e r n i d a d de los h o m b r e s
y de las naciones.

F l j u r a m e n t o que los m i l e s de asistentes p r e s t a r o n «a l a C o n s t i t u -


ción decretada p o r l a A s a m b l e a N a c i o n a l y aceptada p o r el rey», el
j u r a m e n t o prestado p o r el r e y y confirmado espontáneamente por
la r e i n a y p o r su h i j o , t e n í a poca i m p o r t a n c i a . Cada u n o de por sí
ponía algunas «reservas mentales» a su j u r a m e n t o ; cada u n o ponía
ciertas condiciones.
E l r e y prestó su j u r a m e n t o en estas palabras: « Y o , r e y de los PTance-
ses, j u r o emplear t o d o el poder que me está reservado p o r el acta cons-
t i t u c i o n a l del E s t a d o p a r a conservar l a Constitución d e c r e t a d a p o r
la A s a m b l e a N a c i o n a l y aceptada p o r mí». E o que s i g n i f i c a b a y a que
querría conservar l a Constitución, pero que sería v i o l a d a s i n que
p u d i e r a i m p e d i r l o . E n r e a l i d a d , en el m o m e n t o m i s m o en que el rey
prestaba su j u r a m e n t o , no pensaba m á s que en los medios de c o m p r a r
los m i e m b r o s i n f l u y e n t e s de l a A s a m b l e a , y c o n t a b a c o n el a u x i l i o
que le v e n d r í a d e l e x t r a n j e r o p a r a detener l a R e v o l u c i ó n que él m i s m o
h a b í a desencadenado con su oposición a los cambios necesarios y
con la m a l i c i a de sus relaciones c o n l a A s a m b l e a N a c i o n a l .
Eos j u r a m e n t o s v a l í a n poca cosa; pero lo que conviene no o l v i d a r
en esta fiesta, a d e m á s de l a afirmación de i m a nación n u e v a , con u n
ideal común, es la candidez de l a R e v o l u c i ó n . U n año después de l a
t o m a de l a B a s t i l l a , cuando M a r a t t e n í a perfecta r a z ó n p a r a decir:
«¿A qué t a n desenfrenada alegría? ¿a qué t a n estúpidas m a n i f e s t a -
ciones de júbilo? ¡La Revolución no ha sido aún más que un sueño
LA GRAN REVOLUCIÓN

doloroso para el pueblo!»; c u a n d o n a d a se h a b í a hecho t o d a v í a p a r a


satisfacer las necesidades del p u e b l o t r a b a j a d o r , y que se h a b í a hecho
t o d o (como veremos p r o n t o ) p a r a i m p e d i r l a abolición p o s i t i v a de
los abusos feudales; cuando el pueblo h a b í a pagado en todas partes
con s u v i d a y c o n u n a h o r r i b l e miseria los progresos de l a R e v o l u c i ó n
política; a pesar de t o d o , el p u e b l o estallaba en t r a n s p o r t e s de e n t u -
siasmo a l a v i s t a del n u e v o régimen d e m o c r á t i c o a f i r m a d o en aquella

T E R C E R A FEDERACIÓN — 14 D E JULIO D E 1792

fiesta. Como c i n c u e n t a y ocho años después, en febrero de 1848,


el p u e b l o de París ponía tres meses de miseria a l servicio de l a R e p ú -
b l i c a , así a l a sazón el p u e b l o se m o s t r a b a dispuesto a s o p o r t a r l o t o d o ,
y a que l a Constitución le p r o m e t í a u n a l i v i o , y a que ponía u n poco
de b u e n a v o l u n t a d .
Si tres años después, ese m i s m o p u e b l o , t a n d i s p u e s t o a c o n t e n -
tarse con poco, t a n dispuesto a esperar, se v o l v i ó feroz y c o m e n z ó
el e x t e r m i n i o de los c o n t r a - r e v o l u c i o n a r i o s , débese a que recurrió
c o m o a l m e d i o s u p r e m o de salvar algo de la Revolución; débese a que
la v i ó a punto de hundirse sin haber realizado ningún cambio susbstan
cial en la via ecohómica beneficioso para el pueblo.
258 PEDRO KROPOTKINE

E n j u l i o de 1790 n a d a h a c í a presagiar ese sombrío y feroz c a r á c t e r .


«La R e v o l u c i ó n no h a sido t o d a v í a m á s que u n sueño doloroso p a r a
el pueblo.» T o d a v í a no h a b í a c u m p l i d o sus promesas. N o i m p o r t a .

ALEGRÍA

Estaba en marcha, y eso bastaba. E n t o d a s p a r t e s el p u e b l o se entregaba


a l a alegría.
Pero t a m b i é n estaba la reacción a r m a d a , dispuesta a mostrarse
p r o n t o en t o d a su fuerza I n m e d i a t a m e n t e después del siguiente
aniversario del 14 de j u l i o , el 17 de j u l i o de 1791, fué y a bastante
fuerte para fusilar a l p u e b l o en ese m i s m o C a m p o de M a r t e .

xd
CAPÍTULO X X I V

L o s distritos y las s e c c i o n e s de París

EMOS visto los levantamientos populares iniciadores de


la Revolución en los primeros meses de 1789 Sin em-
bargo, no basta para una revolución que haya le-
vantamientos populares más o menos victoriosos; es
preciso que quede después de esos levantamientos algo nuevo en
las instituciones que permita a las nuevas formas de la vida elabo-
rarse y afirmarse.
E l pueblo francés parecía haber comprendido bien esta necesidad,
y ese algo nuevo que le introdujo en la vida de Francia desde sus
primeros levantamientos fué la Comuna popular. La centralización
gubernamental vino después; pero la Revolución comenzó por crear
la Comuna, y esta institución le dió, como veremos, una fuerza
inmensa
200 PEDRO KROPOTKINE

E n efecto, en los pueblos, la Comuna de los campesinos reclamaba


la abolición de los derechos feudales y legalizaba la negativa al pago
de esos derechos, despojaba a los señores de las tierras que antes fueron
comunales, resistía a los nobles, luchaba contra los curas, protegía
a los patriotas y después a los descamisados, y detenía a los emigrados
que regresaban y hasta el rey escapado.

T R A B A J O S E N E L CAMPO D E M A R T E PARA L A FEDER.ACIÓN


DEL 14 D E J U L I O D E 1 7 9 0

E n las ciudades, la Comuna municipal reconstruía todo el aspecto


de la vida, se arrogaba el derecho de nombrar los jueces, cambiaba
por su propia iniciativa el plan de los impuestos, y después, a medida
que la Revolución seguía su desarrollo, se convertía en el arma de
los descamisados para luchar contra la monarquía, los conspiradores
realistas y la invasión alemana. Más tarde aún, en el año I I , las Comu-
nas se dedicaron a realizar la nivelación de las fortunas
Por último, en París, como es sabido, la Comuna destituyó al
rey, y después del 10 de agosto fué el verdadero foco y la verdadera
fuerza de la Revolución, y ésta no conservó su vigor sino mientras
vivió la Comima.
E l alma de la gran Revolución se constituyó, pues, por las Comu-
nas, y sin esos focos esparcidos sobre todo el territorio, la Revolución
no hubiera tenido jamás la fuerza necesaria para derrocar el antiguo
LA GRAN REVOLUCIÓN 261

régimen, rechazar la invasión alemana y producir la regeneración


de Francia.
Sin embargo, seria erróneo representarse las Comunas de entonces
como los cuerpos municipales modernos, a los cuales los ciudadanos,
después de haberse apasionado algunos días durante las elecciones, les
confían cándidamente la gestión de todos sus negocios, sin ocuparse

FEDERACIÓN NACtoN.AL — I 4 D E J U L I O D E 1790

más de ello. L a loca confianza en el gobierno representativo, que


caracteriza a nuestra época, no existía durante la gran Revolución.
L a Comuna, formada por los movimientos populares, no se separaba
del pueblo. Por intermedio de sus distritos, de sus secciones y de sus
tribus, constituyendo otros tantos órganos de administración po-
pular, permanecía siendo pueblo, y eso es lo que originó la potencia
revolucionaria de esos organismos.
Puesto que por Paris se conoce bien la organización y la vida de
los distiitos y de las secciones, hablaremos de esos órganos de la
ciudad de París, considerando que al estudiar la vida de una sección,
de Paris, adquirimos el conocimiento, con escasas variantes, de l a
vida de m i l Comunas de provincias.
2 PEDRO KROPOTKINE

E n cnanto comenzó la Revolución, y sobre todo desde que los


acontecimientos despertaron la iniciativa de París en la víspera de^
14 de julio, el pueblo, con su maravilloso espíritu de organización
revolucionaria, se organizó de una manera estable en vista de la
lucha que habría de sostener y cuyo alcance con su peculiar instinto
presintió.
La ciudad de París había sido dividida para las elecciones en
sesenta distritos que habían de nombrar los ¿lectores de segundo

UNA ASAMBLEA D E D I S T R I T O

grado. Una vez nombrados, los distritos debían disolverse; pero conti-
nuaron viviendo y aplicaron su actividad a organizarse por si mismos,
por su propia iniciativa, como órganos permanentes de la adminis-
tración municipal, apropiándose diversas funciones y atribuciones
que antes pertenecían a la policía, a la judicatura o a diferentes minis-
terios del antiguo régimen.
Así se impusieron, y en el momento en que todo Paris estaba
en ebullición en vísperas del 14 de julio, comenzaron a armar al pue-
blo y a obrar como autoridades independientes; de t a l modo, que el
Comité permanente, formado en el Hotel de Ville por la burguesía
influyente (véase el capítulo X I I ) se vió obligada a convocar los dis-
tritos para entenderse con ellos. Para armar el pueblo, para constituir
la guardia nacional y sobre todo para poner Paris en estado de defensa
LA GRAN REVOLUCIÓN 263

contra un ataque aimado de Versalles, los distritos desplegaron la


mayor actividad.
Después de la toma de la Bastilla se vió a los distritos obrar como
órganos titulares de la administración municipal. Cada distrito nom-
braba su Comité civil, de 16 a 24 individuos, para dirigir sus asuntos.

E L A Y U N T A M I E N T O D E PARÍS C O N C E D E U N A E S P A D A Y U N A CORONA CÍVICA


A L INGLÉS C. J . W . N E S H A M E L 15 D E E N E R O D E 1790

Además, como observa oportunamente Sigismond Lacroix en su intro.-


ducción al primer volumen de las Acies de la Commune de Paris pendant
la Révolution (t. I , París, 1894, p. v i i ) , cada distrito se organizaba
por sí mismo, «a su manera», hasta haber una gran variedad en su
organización. U n distrito, «adelantándose a los votos de la Asamblea
Nacional sobre la organización judicial, se nombra jueces de paz y
de conciliación». Mas para concertarse entre sí, «crean una oficina
central de correspondencia donde se reúnen delegados especiales y
cambian sus comunicaciones». De ese modo se hizo un primer ensayo
de Comuna de abajo arriba, por la federación de los organismos de
204 PEDRO KROPOTKINE

distrito, surgida revolucionariamente de la iniciativa popular. Así


se dibuja la Comuna revolucionaria del l o de agosto desde esta época,
y sobre todo desde diciembre de 1789, cuando los delegados de los
distritos intentaron formar un Comité central en el arzobispado.
Por mediación de los « distritos», Danton, Marat y tantos otros
supieron inspirar a las masas populares de París un ánimo de rebeldía,
y esas masas se habituaban a prescindir de los cuerpos representativos
y a practicar el gobierno directo ( i ) .
Inmediatamente después de la toma de la Bastilla, los distritos
encargaron a sus diputados que prepararan, de acuerdo con Bailly,

EJÉRCITO R E P U B L I C A N O
( D e a n a estampa de la época)

alcalde de París, un plan de organización municipal que se sometería


en seguida a los distritos mismos; mas, como quien espera andando,
los distritos procedían como juzgaban necesario, ensahchando por
sí mismos el círculo de sus atribuciones.
Cuando la Asamblea Nacional se puso a discutir la ley municipal
procedió, como era de esperar de una corporación tan heterogénea,
con lamentable lentitud. «Al cabo de dos meses, dice Lacroix, no se
había escrito todavía el primer artículo del nuevo plan de Munici-
palidad» (Actes, t. I I , p. x i v ) . Como es natural, «esa lentitud pareció
sospechosa a los distritos», y desde entonces se manifestó, respecto
de la Asamblea de los representantes de la Comuna, la hostilidad
cada vez más acentuada de una parte de sus comitentes. Lo más nota-

(i) S. L a c r o i x , Actes de la Commune, t. I I I , p. 025; — Mellié, Les Sections de Paris pendani


la Révolution, París, 189.S, p. 9.
LA GRAN REVOLUCIÓN 265

ble es que, tratando de dar forma legal al gobierno munjcipal, los


distritos procuraban conservar su independencia: buscaban la unidad
de acción, no en la sumisión de los distritos a un Comité central,
sino en su unión federativa

G O R R O F R I G I O — ÉPOCA R E V O L U C I O N A R I A

«El estado de ánimo de los distritos... se caracteriza a l a vez por u n fortí-


simo sentimiento de l a u n i d a d comunal y por u n a tendencia no menos fuerte
hacia el gob'emo directo», dice L a c r o i x ( t . I I , ps. x i v y x v ) . « París no quiere
ser u n a federación de sesenta repúblicas recortadas a l azar en s u territorio;
l a C o m u n a es una: se compone del conjrmto de todos los distritos... E n parte
alguna se h a l l a el ejemplo de u n distrito que pretenda v i v i r separado de los
otros... Pero a l lado de este principio indudable, se desprende este otro: l a
Comuna debe legiferar y administrar por sí m i s m a , directamente, en cuanto
sea posible; el gobierno representativo debe restringirse a l mínimum; todo lo
que l a Comuna puede hacer directamente debe ser decidido por ella, s i n inter-
mediario, s i n delegación, o por delegados reducidos a l carácter de mandatarios
especiales, que obran bajo l a comprobación incesante de los comitentes...
Finalmente, a los distiitos, a los ciudadanos reunidos e n asambleas generales
de distritos, pertenece el derecho de legiferar y administrar la Comuna.»

Se ve, pues, que los principios anarquistas que expresó Godwin


algtmos años después en Inglaterra, datan ya de 1789, y que tienen
su origen, no en especulaciones teóricas, sino en los hechos de la gran
Revolución.
Más aún: hay un hecho notable, señalado por Lacroix, que demues-
tra hasta qué jiunto sabían los distritos diferenciarse de la munici-
266 PEDRO KROPOTKINE

palidad y les impedían usurpar sus derechos. Cuando, en 30 de no-


viembre 1789, Brissot concibió el
plan de dotar a París de una cons-
titución municipal concertada en-
tre la Asamblea Nacional y un
comité escogido por la Asamblea
de los Representantes (el Comité
permanente de 12 de julio de 1789),
los distritos se le opusieron inmedia-
tamente. Nada debía hacerse sin
la sanción directa de los mismos
distritos {Actes, t . I I I , p. r v ) , y el
plan de Brissot hubo de ser abando-
nado. Después, en abril de 1790,
cuando la Asamblea comenzó la dis-
cusión de la ley municipal, tuvo
REPRESENTANTE D E L PUEBLO
que escoger entre dos proyectos:
el de la Asamblea (libre e ilegal) del arzobispado, adoptado por la
mayoría de las secciones y firmado
por Bailly, y el de los represen-
tantes de la Comuna, apoyado so-
lamente por algunos distritos. La
Asamblea optó por el primero.
Los distritos no se limitaban a
los asuntos municipales, sino que
tomaban parte también en las gran-
des cuestiones políticas que apa-
sionaban a Francia: el veto real, el
' mandato imperativo, la asistencia
a los pobres, la cuestión de los j u -
díos, la del «marco de plata» (véase
capítulo X X X I ) , todo se discutía
en los distritos. Respecto del marco OFICIAL MUNICIPAL

de plata, los mismos distritos tomaron la iniciativa, convocándose


L A G R A N R E V O L U C I Ó N 267

unos a otros y nombrando comités. «Decretan sus resoluciones—dice


L a c r o i x — , y desentendiéndose de los representantes oficiales de la
Comuna, el 8 de febrero (ijuo) llevan directamente a la Asamblea
Nacional el primer Mensaje de la Comuna de París en sus secciones.
Es una manifestación personal de los distritos, aparte de toda repre-

TARJEXA D E MIEMBRO D E L A CONVENCIÓN NACIONAL

sentación oficial, para apoyar la moción de Robespierre a la Asamblea


Nacional contra el marco de plata.» (T. I I I , ps. x i i y x n i . )
Lo más notable todavía es que las ciudades de provincias se ponían
en relación con la Comima de París para todo género de asuntos.
También se ve surgir la tendencia, que después se hará más mani-
fiesta, a establecer un lazo directo entre las ciudades y las villas de
Francia, fuera del parlamento nacional. Y esta acción directa, espon-
tánea, dió a la Revolución una fuerza irresistible.
Los distritos hicieron sentir su influencia y su capacidad de orga-
nización, sobre todo en un asunto de importancia capital: la liquida-
ción de los bienes del clero. L a ley había ordenado sobre el papel
la expropiación de los bienes del clero y su venta en beneficio de la
nación; pero no había indicado ningún medio práctico para hacer
de esta ley una realidad. Entonces los distritos de París se ofrecieron
a servir de intermediarios para la compra de esos bienes, e invitaron
268 P E D R O K R O P O T K I N E

a iiacer lo mismo a todos los municipios de Francia, lo que repre-


sentaba una solución práctica para la aplicación de la ley.
L a manera de obrar de los distritos para decidir a la Asamblea
a confiarles este importante asunto, se halla así expuesta en las Actes
de la Commune: «¿Quién ha hablado u obrado en nombre de esa gran
personalidad, la Comuna de París?» pregunta Lacroix. Y responde
él mismo: «La Oficina de la Ciudad, en primer lugar, que emitió
la idea; despirés los distritos, que la aprobaron y que, habiéndola
aprobado, se anticiparon al Consejo de la Ciudad para la ejecu-
ción; negociaron, trataron directamente con el Estado, es decir, con
la Asamblea Nacional, y, por último, realizaron directamente la
compra proyectada; el todo en oposición a un decreto formal, pero
con el asentimiento de la Asamblea soberana.»
Lo más interesante es que los cUstritos, una vez encargados de
este asunto, se desentendieron también de la vieja Asamblea de los
representantes de la Comuna, harto caduca ya piara una acción seria,
y además, por dos veces, se apartaron del Consejo de Ciudad, que
quería intervenir.
Los distritos, dice Lacroix, «prefieren constituir, en vista de ese
objeto especial, una asamblea deliberante particular, compuesta de
6o delegados, uno por distrito, y un pequeño consejo ejecutivo de
12 individuos escogido por los sesenta primeros» (p. x i x ) .
Obrando de esta manera — lo mismo que harían en el día los
libertarios — , los distritos de París planteaban las bases de una nueva
organización libertaria de la sociedad ( i ) .
Mientras la reacción ganaba cada vez más terreno en 1790, se ve,
por el contrario, a los distritos de París adquirir cada vez más influen-

(i) Lacroix, en s u introducción a l cuarto volumen de as AcUs de la Commune, refiere exten-


samente este asunto, de donde tomo las linear siguientes del Mensa'e a la Asamblea Nacional
por los diputados de las sesenta secciones de París, relativamente a la adjuisición que ha de hacerse,
en nombre de la Comuna, de los terrenos nacionales. Como los elegidos del Consejo de l a Ciudad
querían reemplazar en el asunto de compras a las secciones, las secciones reclamaron y expre-
saron esta idea t a n justa concerniente a los representantes de u n pueblo; «¿Cómo es posible
que la adquisición consumada por la misma Comuna, por ministerio de sus comisarios espe-
cialmente r.c-mbrados a d hoc, sea menos legal pie si juera hecha por represenianies generales':...
¿No es ya principio racional que ¡as funciones del mandatario cesen en presencia de su comi-
tente.' I Lenguaje soberbio y verdadero, desgraciadamente olvidado hoy y reemplazado por fic-
ciones gubernanientales.
L A G R A N R E V O L U C I Ó N 269

cia sobre la marcha de la Revolución. Así, la Asamblea socava poco


a poco el poder real, y en tanto los distritos y después las secciones
de París van ensanchando el círculo de sus funciones en el seno del
pueblo; consolidan de ese modo la ahanza entre París y las provincias
y preparan el terreno para la Comuna revolucionaria del 10 de agosto.

TARJETA D E FILIACIÓN
A LA SOCIEDAD D E LOS HOMBRES REVOLUCIONARIOS «i-
DEL 10 D E A G O S T O D E I792

«La historia municipal—dice I,acroix,—se forma fuera de las asam-


bleas oficiales. Los actos más importantes de la vida comunal, polí-
tica y administrativa, se realizan por los distritos; la adquisición de
los bienes nacionales se continúa como lo han querido los distritos,
por mediación de comisarios especiales; la federación nacional se
prepara por una reunión de delegados a quienes los distritos han dado
un mandato especial... La federación del 14 de julio es también
obra exclusiva y directa de los distritos»; su órgano en aquel caso
era la Asamblea de los diputados de las secciones para el pacto fede-
rativo (t. I , p. n , rv y 729, nota), y
Se ha preferido decir siempre, en efecto, que la Asamblea repre-
sentaba la unidad nacional. Sin embargo, en la fiesta de la Federación,
los políticos, como lo ha hecho constar Michelet, se espantaron al
270 P E D R O K R O P O T K I N E

ver afluir hombres de toda Francia hacia París para asistir a la fiesta,
y fué preciso que la Comuna de París forzara la puerta de la Asamblea
Nacional para obtener su adhesión a la fiesta. «Fué preciso que la
Asamblea, de buen grado o a la fuerza, lo acordara.»
I / O importantísimo es que ese movimiento, originado, como han
observado Bucher y Roux, en la necesidad de asegurar las subsis-
tencias y de garantirse contra los temores de una invasión extranjera,
es decir, en parte, de un hecho de administración local, tomó en las
secciones ( i ) el carácter de una confederación general, donde estarían
representados todos los cantones de los departamentos de Francia
y todos los regimientos del ejército. E l órgano creado para la indivi-
dualización de los diversos barrios de París, se convertía así en ins-
trumento de la unión federal de toda la nación.

(i) S . L a c r o i x , Les Actes de la Commune, i.« serie, t. V I , 1 8 9 7 , ps. 2 7 3 y siguientes.


CAPÍTULO X X V

Las secciones de París bajo la nueva ley municipal

os hemos dejado g a n a r de t a l m o d o p o r las ideas de ser-


v i d u m b r e h a d a el E s t a d o c e n t r a l i z a d o , que las m i s -
mas ideas de i n d e p e n d e n d a comunal («autonomía»
I sería d e d r demasiado poco), corrientes en 1789,
nos parecen i r r e g u l a i e s y e x t r a ñ a s . M . L . F o u b e r t ( i ) dice c o n perfecta
razón, h a b l a n d o d e l p l a n de organización m u n i c i p a l decretado p o r l a
Asamblea N a c i o n a l el 21 de m a y o de 1790, que «la a p H c a d ó n de ese
p l a n , en v i s t a del c a m b i o de las ideas, parecería h o y u n a c t o r e v o l u -
d o n a r i o y hasta anárquico», y a ñ a d e que entonces esa ley m u n i d p a l
fué considerada i n s u f i d e n t e p o r los parisienses, h a b i t u a d o s en sus
d i s t r i t o s desde el 14 de j u l i o de 1789 a u n a g r a n i n d e p e n d e n d a .

( i ) L'idíe auloHomisU dans Us distriets de Partí en lySgeten ijgo. ttjí RÍTotutioa >, año X I V ,
número 8, 14 febrero 1895, p. 141 y siguientea.
272 PEDRO KROPOTiaNE

De ese m o d o , l a d e t e r m i n a c i ó n e x a c t a de los poderes, a que h o y


se da t a n t a i m p o r t a n c i a , p a r e c í a entonces a los parisienses y a u n a los
legisladores de l a A s a m b l e a cuestión inútil y a t e n t a t o r i a a l a l i b e r t a d .
Como P r o u d h o n , que decía: «7,a Comuna será todo, o nada», los d i s t r i t o s
de P a r í s n o c o m p r e n d í a n que l a C o m u n a n o f u e r a todo. «Una C o m u n a ,
decían, es u n a sociedad de c o - p r o p i e t a r i o s y de co-habitantes, conte-
nidos en el r e c i n t o de u n l u g a r c i r c u n s c r i t o y l i m i t a d o , y que t i e n e n

c o l e c t i v a m e n t e los mismos de-


rechos que r m c i u d a d a n o . » Y,
p a r t i e n d o de esta definición,
decían que «la Comuna de
París, como cualquier otro
c i u d a d a n o , que t i e n e l a l i b e r -
t a d , la p r o p i e d a d , l a seguridad
y l a resistencia a l a opresión»,
ASAMBLEA. DE DISTarTO
tiene, p o r consiguiente, todo
el poder de disponer de sus bienes, lo m i s m o que el de g a r a n t i r su
administración, la s e g u i i d a d de los i n d i v i d u o s , l a policía, la fuerza
m i l i t a r , todo. D a C o m u n a , de hecho, es soberana sobre su t e r r i t o r i o :
única condición de l i b e r t a d p a i a u n a C o m u n a .
Más aún: l a t e r c e r a p a r t e d e l p r e á m b u l o de l a le}' m u n i c i p a l
de m a y o de 1790 establecía u n p r i n c i p i o que se c o m p r e n d e m a l h o y ,
pero que se apreciaba m u c h o en aquella época: el derecho de ejercer
directamente sus poderes s i n i n t e r m e d i a r i o s . «Da C o m u n a de P a r í s ,
en razón de su l i b e r t a d , y t e n i e n d o por sí misma el ejercicio de todos
sus derechos y poderes, los ejerce siempre ella misma, directamente
en c u a n t o es posible, y t a n poco c o m o es posible por delegación.»
E n tales términos se expresaba el p r e á m b u l o .
D i c h o en o t r o s términos: l a C o m u n a de P a r í s n o será u n E s t a d o
gobernado, sino u n p u e b l o que se g o b i e r n a él m i s m o , d i r e c t a m e n t e ,
sin i n t e r m e d i a r i o s , s i n amos.
D a A s a m b l e a general de l a sección, p e r m a n e n t e siempre, y no
los elegidos de u n Consejo c o m u n a l , será l a a u t o r i d a d s u p r e m a p a r a
todo lo concerniente a los h a b i t a n t e s de P a r í s . Y si las secciones
LA GRAN REVOLUCIÓN

deciden de c o m ú n acuerdo someterse en los asuntos generales a l a


m a y o r í a de las mismas, no p o r eso a b d i c a n el derecho de federarse
p o r afinidades, de dirigirse de u n a sección a o t r a p a r a i n f l u i r sobre
las decisiones de los vecinos y de t r a t a r siempre de llegar a l a u n a n i -
midad.
Da permanencia de las asam-
bleas generales de las secciones: he
ahí, en concepto de las secciones
mismas, lo que servirá p a r a hacer l a
educación política de cada ciuda-
dano, y lo que le permitirá, cuando
llegue el caso, «elegir c o n conoci-
m i e n t o de causa a aquellos cuyo
celo y cuyas luces h a y a p o d i d o o b -
sen'ar y apreciar». (Sección de los
Mathurins, citado por Foubert, pá-
gina 155.)
PROUDHON
Y la sección en permanencia
Caricatura posterior representando el
— el forum siempre abierto — es
único m e d i o de d e s t r u i r l a propiedad.

el único m e d i o , dicen las secciones,


de poder asegurar así u n a administración honrada e inteligente.
Por último, como m u y b i e n dice F o u b e r t , l a desconfianza i n s p i r a
las secciones: la desconfianza hacia todo poder ejecutivo. «El que ejecuta,
depositario de l a fuerza, debe necesariamente abusar de ella.» «Tal es
la idea de M o n t e s q u i e u y de Rousseau», a ñ a d e F o u b e r t ; t a m b i é n
es l a nuestra.
Compréndese l a fuerza que ese p u n t o de v i s t a h a b í a de dar a l a
R e v o l u c i ó n , considerando a d e m á s que se c o m b i n a b a c o n este o t r o ,
también i n d i c a d o p o r F o u b e r t : «El m o v i m i e n t o r e v o l u c i o n a r i o se
dirige t a n t o c o n t r a l a centralización c o m o c o n t r a el despotismo».
Parece que el p u e b l o francés h a b í a c o m p r e n d i d o , desde el p r i n c i p i o
de l a R e v o l u c i ó n , que l a i n m e n s a t r a n s f o r m a c i ó n que se le i m p o n í a
no podía realizarse n i c o n s t i t u c i o n a l m e n t e n i p o r u n a fuerza c e n t r a l ,
sino que debía ser o b r a de las fuerzas locales, y , p a r a o b r a r , é s t a s
274 PEDRO KROPOTKINE

debían gozar de u n a g r a n l i b e r t a d . Q u i z á pensaría t a m b i é n q u e l a


emancipación, la c o n q u i s t a d e l a l i b e r t a d h a b í a de comenzar por
cada v i l l a , p o r cada c i u d a d . A s í se f a c i l i t a b a la h m i t a c i ó n del po-
der real.
E s e v i d e n t e que l a A s a m b l e a N a c i o n a l t r a t ó de hacer l o posible
para d i s m i n u i r l a fuerza de acción de los d i s t r i t o s y p a r a colocarlos
b a j o la t u t e l a de u n gobierno c o m u
n a l , que l a representación n a c i o n a l
p u d i e r a tener b a j o su intervención.
La l e y m u n i c i p a l de 27 de m a y o
y de 27 de jurño de 1790 suprimió
los distritos. Se quería con ella
poner f i n a esos focos de l a R e v o l u -
ción, y a l efecto se i n t r o d u j o p r i m e -
r a m e n t e u n a n u e v a subdivisión de
París en 48 secciones, y después
sólo se permitió a los ciudadanos ac-
t i v o s t o m a r p a r t e en las asambleas
electorales y a d m i n i s t r a t i v a s de las
ALEGORÍA D E L A FRATERNIDAD

nuevas «secciones».
S i n embargo, p o r m á s que la l e y l i m i t a r a los deberes de las sec-
ciones, d e t e r m i n a n d o que en sus asambleas no se t r a t a r a «de m á s
asuntos que de las elecciones y de la prestación d e l j u r a m e n t o cívico»
(título I , a r t . i i ) , n o se obedecía. Se h a b í a hecho y a c o s t u m b r e desde
hacía m á s de u n a ñ o , y las «secciones» c o n t i n u a r o n o b r a n d o , c o m o
habían o b r a d o los «distritos». A d e m á s l a ley m u n i c i p a l h u b o de conce-
der a las secciones las a t r i b u c i o n e s a d m i n i s t r a t i v a s que los d i s t r i t o s
se habían arrogado y a . T a m b i é n se e n c u e n t r a n en l a n u e v a ley los die-
ciséis comisarios elegidos, encargados, n o sólo de diversas funciones
de policía y hasta de j u s t i c i a , sino t a m b i é n p u d i e n d o encargarse,
por l a administración del d e p a r t a m e n t o , «de l a repartición de los
impuestos e n !:„s secciones respectivas» (título I V , a r t . 12). A d e m á s ,
si la C o n s t i t u y e n t e suprimió «la permanencia», es decir, el derecho
p e r m a n e n t e de las secciones a reunirse sin c o n v o c a t o r i a especial.
LA GRAN REVOIUCrÓN

se v i ó , n o o b s t a n t e , o b l i g a d a a reconocer el derecho de celebrar asam-


bleas generales c u a n d o f u e r a n pedidas por c i n c u e n t a ciudadanos
activos ( i ) .
Con eso bastaba, y las secciones no d e j a r o n de aprovecharse de
ello. T r a n s c u r r i d o apenas u n mes de l a instalación de l a n u e v a m u n i -
c i p a l i d a d , D a n t o n y B a i l l y se p r e -
sentaron, por ejemplo, de parte
de 43 secciones (sobre 4 8 ) , a p e d i r
l a destitución i n m e d i a t a de los m i -
nistros y su acusación ante u n t r i -
bunal nacional.

L a s secciones no se despojab,p.n,
pues, de su soberanía, y aunque
se l a a r r e b a t ó l a ley, l a conserva-
ban y afirmaban altamente. Su peti-
ción, en efecto, no tenía nada de
municipal pero o b r a b a n , que era
lo esencial. P o r lo demás, las sec-
ciones eran tan importantes por
las diversas funciones que se ha-
DAVID

bían a t r i b u i d o , que la Asamblea


N a c i o n a l les escuchó a t e n t a m e n t e y les respondió con benevolencia.
L o m i s m o sucedió respecto de l a cláusula de l a ley m u n i c i p a l
de 1790, que sometía e n t e r a m e n t e las m u n i c i p a l i d a d e s «a las a d m i -
nistraciones de d e p a r t a m e n t o y de d i s t r i t o p a r a t o d o lo concerniente
a las funciones que h a b í a n de ejercer p o r delegación de l a a d m i n i s -
tración general» (art. 55). N i las secciones, n i , p o r su mediación, l a
C o m u n a de París, n i las Comunas de p r o v i n c i a s , se s o m e t i e r o n a está

(i) D a n t o n comprendió bien l a n e c e s i d a d d e q u e l a s s e c c i o n e s c o n s e n - a r a n l o s d e r e c h o s


q u e s e h a b í a n a r r o b a d o d u r a n t e e l p r i m e r a ñ o d e l a R e v o l u c i ó n , y h e allí p o r q u é e l Reglamento
general para la Comuna de París, elatrorado p o r los d i p u t a d o s d é l a s .secciones e n el A r r o b i s p a d o ,
e n p a r t e b a j o l a inspección d e D a n t o n \o e l 7 d e a b r i l d e i - y o p o r 4 0 d i s t r i t o s , s u p r i -
m - a el Consejo general de l a C o m u n a r e t n l t i e n l o l a decisión a los ciudadanos reunidos por
secciones, q u e retenían e l d e r e c h o d e p e r m a n e n c i a . P o r e l c o n t r a r i o , e l r p l a n d e municipalidad»
de Condorcet, fiel al sistema representativo, personificaba l a C o m u n a en su Consejo general
e l e g i d o , a l q u e d a b a t o d o s s u s d e r e c h o s . ( L a c r o i s . Aetes j . » serie, t . I . p. x m . )
276 PEDRO KROPOTKINE

cláusula. L a i g n o r a b a n y conservaban su soberanía. En general,


las secciones recobraron poco a
poco el carácter de focos de l a
R e v o l u c i ó n ; y si su a c t i v i d a d dis-
minuyó durante el período de
reacción atravesado en 1790 y
1791, las secciones f u e r o n u n a vez
más, como se verá por la conti-
nuación, las que despertaron a
París en 1792 y p r e p a r a r o n l a Co-
muna revolucionaria del 10 de
agosto.
SAN V E T O M.ÁRTIR ( s i c ) , P A T R Ó N D E
Y a hemos d i c h o que cada sección
EMIGRANTES y REFRACTARIOS
n o m b r a b a , con arreglo a l a ley de
( D e u n a e s t a m p a de ta época )
21 de m a r z o de 1790, dieciséis co-
misarios, quienes, c o n s t i t u i d o s en Comités civiles, encargados en u n

p r i n c i p i o solamente de funciones
de policía, no cesaron, durante
t o d o el curso de l a R e v o l u c i ó n ,
de ensanchar sus funciones en
todas direcciones. Así, en sep-
t i e m b r e de 1790, l a A s a m b l e a se
vió obligada a reconocer ^a las
secciones lo que y a hemos v i s t o
se arrogó E s t r a s b u r g o en el mes
de agosto de 1789: especialmente
el derecho de n o m b r a r los jueces
de paz y sus asesores, lo m i s m o
que los ptud'hommes. Y ese de-
recho le conservaron las seccio-
nes hasta el m o m e n t o en que fué
i n s t i t u i d o el gobierno revolucio-
PEINADO A LA ANTIGUA
n a r i o j a c o b i n o , el 4 de d i c i e m b r e
de 1793. Por o t r a p a r l e , esos mismos comités civiles de las secciones
JJí G R A N REVOLUCIÓN 277

llegaban, a fines de 1790, después de u n a l u c h a enérgica y apasio-


n a d a en g r a d o s u m o , a apoderarse de l a gestión de los asuntos de
las oficinas de beneficencia, lo m i s m o que del derecho i m p o r t a n t í s i m o
de v i g i l a r y organizar la asistencia, lo que en r e a l i d a d era reem-
plazar los talleres de c a r i d a d del a n t i g u o régimen p o r «talleres de
recursos», a d m i n i s t r a d o s p o r las mismas secciones.

E n esa dirección se v i ó después a las secciones desarrollar u n a


actividad notable.

CIUDADAN.A TRABAJANDO PARA E L PROCOMÚN

A medida que la R e v o l u c i ó n progresaba en l a concepción y


manifestación de sus ideas sociales, las secciones a v a n z a b a n t a m b i é n ,
llegando poco a poco hasta hacerse empresarias de vestidos, de r o p a
blanca y de calzado p a r a el ejército; o r g a n i z a r o n a d e m á s l a m o l i e n d a
del t r i g o y otros m u c h o s servicios públicos de u n m o d o t a n regular,
que en 1793 t o d o c i u d a d a n o o c i u d a d a n a d o m i c i l i a d o en l a sección
podía presentarse a t r a b a j a r en el t a l l e r de su sección (Meillé,
página 2S9).
Como consecuencia y resumen de tales t r a b a j o s , surgió después
una extensa y poderosa organización, que t r a s los p r i m e r o s ensa-
yos, quedó t a n b i e n establecida, que en el año I I (1793-1794) las
278 PEDRO KROPOTKINE

secciones t r a t a r o n de r e e m p l a z a r c o m i ^ t a m e n t e a l a administración
del v e s t u a r i o d e l ejército y a los empresarios.
E l «derecho a l t r a b a j o » , que el p u e b l o de las grandes ciudades
reclamó en 1848, n o era sino i m a reminiscencia de lo que h a b í a exis-
t i d o de hecho en P a r í s d u r a n t e l a g r a n R e v o l u c i ó n ; pero realizado
desde abajo, p o r inspiración p o p u l a r , y n o desde arriba, como lo
querían los L u i s B l a n c , los V i d a l y otros a u t o r i t a r i o s instalados en
el L n x e m b n r g o .

Y h u b o a ú n más. N o solamente las secciones v i g i l a b a n d u r a n t e


t o d o el curso de l a R e v o l u c i ó n las remesas y l a v e n t a d e l p a n , los
precios de los artículos de p r i m e r a necesidad y l a aplicación d e l m á x i -
mum de los precios c u a n d o éste fué establecido p o r l a ley, sino que
t o m a r o n t a m b i é n l a i n i c i a t i v a de c u l t i v a r los terrenos vagos o inútiles
de P a r í s p a r a a u m e n t a r l a producción agrícola p o r el c u l t i v o de l a
horticultura.
E s t o q u i z á parecerá m e z q u i n o a los que en revolución n o piensan
m á s que en t i r o s y b a r r i c a d a s ; pero precisamente p o r haber e n t r a d o
hasta en los ínfimos detalles de l a v i d a d i a r i a de los trabajadores»
las secciones de P a r í s d e s a r r o l l a r o n su p o t e n c i a política y su i n i c i a -
t i v a revolucionaria.
V o l v a m o s ahora a l r e l a t o de los acontecimientos, y dejemos las
secciones de París hasta que llegue el caso de h a b l a r de l a C o m u n a
del 10 de agostó.
CAPÍTULO X X V I

Lentitud en la abolición de los derechos feudales

m e d i d a que la R e v o l u c i ó n avanzaba, las dos c o r r i e n -


tes de que hemos h a b l a d o a l p r i n c i p i o de esta o b r a ,
la c o r r i e n t e p o p u l a r y l a de l a burguesía, se d i b u j a -
b a n cada vez m á s c l a r a m e n t e , sobre t o d o en los asun-
tos de o r d e n económico.
E l pueblo t r a t a b a de poner f i n a l régimen f e u d a l . Se apasionaba
por la igualdad, a l m i s m o t i e m p o que p o r l a libertad. Después, v i e n d o
la l e n t i t u d , a u n en su l u c h a c o n t r a el r e y y los curas, se i m p a c i e n t a b a
y t r a t a b a de l l e v a r l a revolución hasta el f i n . P r e v i e n d o y a el día
en que se agotaría el i m p u l s o r e v o l u c i o n a r i o , p r o c u r a b a i m p o s i b i l i t a r
para siempre la v u e l t a de los señores, del despotismo real, del régimen
feudal }• del reinado de los ricos y de los curas. P a r a conseguirlo
28o PEDRO KROPOTKINE

quería — a l menos en u n a b u e n a m i t a d de F r a n c i a — a d o p t a r l a
desvinculación o n u e v a t o m a de posesión de l a t i e r r a , leyes agrarias
que p e r m i t i e s e n a cada u n o c u l t i v a r el suelo si quería, y leyes p a r a
n i v e l a r ricos y pobres en sus derechos cívicos.
Se rebelaba c u a n d o se le o b l i g a b a a pagar el diezmo; se apoderaba
a v i v a fuerza de los m u n i c i p i o s p a r a o b r a r c o n t r a los curas y los
señores. E n r e s u m e n , m a n t e n í a u n a situación r e v o l u c i o n a r i a en u n a
b u e n a p a r t e de F r a n c i a , m i e n t r a s en P a r í s v i g i l a b a de cerca sus legis-
ladores desde l a a l t u r a de l a t r i b u n a de l a A s a m b l e a , en los clubs
y en las secciones. P o r u l t i m o , c u a n d o era necesario emplear l a fuerza
c o n t r a l a m o n a r q u í a , se o r g a n i z a b a p a r a l a insurrección y c o m b a t í a
c o n las a r m a s e n l a m a n o el 14 de j u l i o de 1789 y el 10 de agosto
de 1792.

L a burguesía, p o r su p a r t e , c o m o y a hemos v i s t o , t r a b a j a b a con


energía p a r a t e r m i n a r «la c o n q u i s t a de los p o d e r e s » — l a p a l a b r a d a t a
y a de aquella é p o c a — . A m e d i d a que el poder del r e y y de l a c o r t e
se descomponía y caía en el desprecio, l a b u r g u e s í a se apoderaba
de él, y le daba base sólida en las p r o v i n c i a s y organizaba a l m i s m o
t i e m p o su f o r t u n a presente y f u t u r a .
Si, en ciertas regiones, l a g r a n masa de los bienes confiscados a
los emigrados y a los curas h a b í a pasado en p e q u e ñ o s lotes a manos
de los pobres, según r e s u l t a de las investigaciones de L o u t c h i t z k y ( i ) ,
en otras regiones t m a p a r t e , i n m e n s a de esos bienes h a b í a s e r v i d o
p a r a enriquecer a los burgueses, en t a n t o que t o d a suerte de especula-
ciones financieras sentaban los f u n d a m e n t o s de u n g r a n n ú m e r o de
f o r t u n a s d e l Tercer E s t a d o .
Pero lo que los burgueses i n s t r u i d o s h a b í a n a p r e n d i d o perfecta-
mente — la R e v o l u c i ó n de 1648 en I n g l a t e r r a les servía de ejemplo
en este caso — , es que les h a b í a t o c a d o el t u r n o de apoderarse del
gobierno de F r a n c i a , y que l a clase que llegara a gobernar tendría
p a r a sí l a riqueza, t a n t o m á s , considerando que l a esfera de acción
del E s t a d o i b a a engrandecerse en inmensas proporciones por l a
formación de u n ejército p e r m a n e n t e numeroso y l a reorganización

(i) IzvesUa {BuUetin) de la Universidad de Kieff, año x x x v r , nünis 3 y 8 .


LA GRAN REVOLUCIÓN 281

de l a instrucción pública, de l a j u s t i c i a , d e l i m p u e s t o y así sucesiva-


mente. B i e n se h a b í a v i s t o después de l a revolución de I n g l a t e r r a .
Se c o m p r e n d e que desde entonces comenzara a abrirse en F r a n c i a
u n abismo cada vez m á s p r o f u n d o e n t r e l a burguesía y el pueblo:
l a burguesía h a b í a q u e r i d o l a R e v o l u c i ó n e impulsó hacia ella a l p u e b l o ,
hasta t a n t o que v i ó que «la c o n q u i s t a de los poderes» t e r m i n a b a en
su beneficio; y el p u e b l o v i ó en l a R e v o l u c i ó n , el m e d i o de emanciparse
del doble y u g o de l a m i s e r i a y de
la carencia de derechos políticos.

A q u e l l o s a quienes los h o m b r e s
«de orden» y «de E s t a d o » l l a m a r o n
entonces los «anarquistas», ayuda-
dos por c i e r t o n ú m e r o de burgueses
— Franciscanos y algunos Jacobi-
n o s — , se h a l l a r o n a u n lado. Eos
«hombres de E s t a d o » y los defen-
sores «de las propiedades», como
entonces se decía, h a l l a r o n su c o m -
p l e t a expresión en el p a r t i d o polí-
t i c o de aquellos a quienes después
BRISSOT
se llamó los G i r o n d i n o s ; es decir,

en los políticos que se a g r u p a r o n en 1792 alrededor de B r i s s o t y d e l


ministro Roland.
H e m o s referido y a , en el c a p í t u l o X V , a qué se reducía l a supuesta
abolición de los derechos feudales en la noche del 4 de agosto, lo
m i s m o que por los decretos votados por la Asamblea desde el 5
a l I I de agosto; y v a m o s a v e r ahora qué desarrollo recibió esta
legislación en los años 1790 y 1791.
Pero como esta cuestión de derechos feudales dominó t o d a la
R e v o l u c i ó n , y no halló su solución hasta 1793, c u a n d o los G i r o n d i n o s
f u e r o n expulsados de l a C o n v e n c i ó n , r e s u m i r e m o s u n a vez m á s , a u n
a riesgo de algunas repeticiones, l a legislación del raes de agosto de
1789, antes de exponer lo que se hizo en los dos años siguientes.
E s t e t r a b a j o es necesario, en r a z ó n de c o n t i n u a r existiendo u n a l a m e n -
282 PEDRO KROPOTKINE

t a b l e confusión sobre este asunto, a pesar de que l a abolición de los


derechos feudales fué l a o b r a p r i n c i p a l de l a g r a n R e v o l u c i ó n . Sobre
él se l i b r a r o n los combates .más grandes, lo m i s m o en l a F r a n c i a r u r a l
que en París, en l a Asamblea, y esta abolición fué lo que m e j o r sobre-
v i v i ó de l a R e v o l u c i ó n , a pesar de todas las v i c i s i t u d e s políticas p o r
que a t r a v e s ó F r a n c i a en el siglo x i x .

E a aboUción de los derechos feudales no e n t r a b a c i e r t a m e n t e en


el pensamiento de los h o m b r e s que a s p i r a b a n a l a r e n o v a c i ó n social
antes de 1789. Apenas se pensaba entonces en corregir los abusos
de aquellos derechos: hasta se p r e g u n t a b a n si era posible «disminuir
l a p r e r r o g a t i v a señorial», como decía Necker. F u é l a R e v o l u c i ó n l a
que p l a n t e ó esta cuestión.
«Todas las propiedades sin excepción serán c o n s t a n t e m e n t e respe-
tadas», se hacía decir a l r e y en l a a p e r t u r a de los Estados Generales,
«y S u M a j e s t a d c o m p r e n d e expresamente, bajo el n o m b r e de p r o p i e d a d ,
los diezmos, censos, rentas, derechos y deberes feudales y señoriales,
y en general todos los derechos y p r e r r o g a t i v a s , útiles u honoríficas,
u n i d o s a las t i e r r a s y a los feudos pertenecientes a las personas.»
N i n g u n o de los f u t u r o s revolucionarios protestó entonces c o n t r a
esa m a n e r a de concebir los derechos de los señores y de los p r o p i e t a r i o s
generales.
«Pero—dice D a l l o z , el conocido a u t o r del Repertorio de Juris-
prudencia, a q u i e n seguramente no se t a c h a r á de e x a g e r a c i ó n r e v o l u -
c i o n a r i a •— las poblaciones agrícolas no entendían así las libertades
que se les prometía; los campos se d e c l a r a r o n en todas partes en i n s u -
rrección; los castillos señoriales f u e r o n incendiados; los archivos, los
depósitos de escrituras y censos, etc., f u e r o n destruidos, y en muchas
localidades los señores suscribieron actas de r e n u n c i a a sus derechos.»
(Artículo Feudalismo.)
Entonces, a l resplandor de l a insurrección de los campesinos, que
amenazaba t o m a r vastas proporciones, t u v o , lugar la sesión del
4 de agr>sto.
Ea Asamblea N a c i o n a l , como yo. hemos v i s t o , v o t ó ese decreto,
o más b i e n esa declaración de p r i n c i p i o s , cuj-o artículo 1.° decía:
LA GRAN REVOLUCIÓN 283

«Ea A s a m b l e a N a c i o n a l d e s t r u y e e n t e r a m e n t e el régimen feudal, s


E a impresión p r o d u c i d a p o r esas palabras fué inmensa; conmo-
v i e r o n F r a n c i a y E u r o p a . Se h a b l ó de u n a San B a r t o l o m é de las
propiedades; pero a l día siguiente, c o m o queda d i c h o , l a Asamblea

Acuerdo de la Asamblea. — Firmas de Boissy d 'Anglars, Mirabeau


y Robespierre
« D e c r e t a que t o d o s los m i e m b r o s de esta A s a m b l e a p r e s t a r á n i n m e d i a t a m e n t e solemne
j u r a m e n t o de n o separarse j a m á s y de r e u n i r s e d o n d e q u i e r a que las c i r c u n s t a n c i a s lo
e x i j a n , hasta q u e la C o n s t i t u c i ó n d e l R e i n o quede establecida y ase^iurada sobre f u n d a -
m e n t o s sólidos, y que, p r e s t a d o d i c h o j u r a m e n t o , t o d o s his m i e m b r o s y cada u n o de ellos
en p a r t i c u l a r , c o n f i r m a r á n con su firma esta r e s o l u c i ó n i n q u e b r a n t a b l e . »

c a m b i ó de d i c t a m e n , y , por u n a serie de acuerdos o decretos de los


días 5, 6, 8, 10 y 11 de agosto, restablecía y colocaba bajo l a p r o -
tección de l a Constitución t o d o lo que h a b í a de esencial en los de-
rechos feudales. R e n u n c i a n d o , salvo ciertas excepciones, a las ser-
v i d u m b r e s personales que les eran debidas, los señores conservaban
con especial c u i d a d o aquellos derechos (derechos reales, c o m o decían
los legisladores, sobre las cosas: res, en latín, que significa cosa),
frecuentemente t a n monstruosos, que podían ser representados en
algún m o d o como censos debidos p o r la iiosesión o por el uso de la
284 PEDRO KROPOTKINE

t i e r r a . Tales eran, n o sólo las rentas t e r r i t o r i a l e s , sino t a m b i é n u n a


m u l t i t u d de pagos y t r i b u t o s , en d i n e r o y en especie, diferentes en
cada país, establecidos c u a n d o l a abolición de l a s e r v i d u m b r e y su-
jetos entonces a l a posesión de l a t i e r r a . Todas esas exacciones
h a b í a n sido consignadas en los registros l l a m a d o s terriers y después
f u e r o n v e n d i d o s o concedidos a o t r a s personas.

Censos, cánones, pechos, t r i b u t o s y t a m b i é n los diezmos (todo


lo que t e n í a u n v a l o r p e c u n i a r i o ) fué conservado con toda integridad.
Eos campesinos o b t e n í a n solamente el derecho de rescatar esos censos,
si llegaban u n día a entenderse c o n el señor sobre el precio d e l rescate;
pero l a A s a m b l e a se g u a r d ó b i e n de f i j a r u n t é r m i n o p a r a el rescate
n i de precisar su tasa.
E n el fondo, salvo l a idea de p r o p i e d a d f e u d a l que se h a l l a b a
a l t e r a d a p o r el artículo p r i m e r o de los decretos de 5 a 11 de agosto,
t o d o lo concerniente a los t r i b u t o s r e p u t a d o s territoriales quedaba
como estaba, y las m u n i c i p a l i d a d e s t e n í a n encargo de hacer e n t r a r
en razón a los campesinos si no pagaban. Y a hemos v i s t o c o n q u é
c r u e l d a d c u m p l i e r o n algunas el encargo ( i ) .
Se ha p o d i d o ver, a d e m á s , p o r l a n o t a de James G u i l l a u m e antes
inserta (págs. 204 y 205), que la A s a m b l e a , especificando en u n a de sus
actas de agosto de 1789 que sus acuerdos e r a n «decretos», l o que les
daba l a v e n t a j a de no e x i g i r l a sanción del rey, a l m i s m o t i e m p o les
p r i v a b a del c a r á c t e r de leyes h a s t a que sus disposiciones no f u e r a n
puestas u n día en f o r m a de decretos constitucionales: carecían, por
t a n t o , de c a r á c t e r o b l i g a t o r i o . N a d a , pues, se h a b í a hecho legalmente.

(I) ESIOS hechos, (uie contradíccu c o n i p í c t a m e u t e los desmesurados elogios prodigados a l a


.«.samblea N a c i o n a l p o r m u c h o s historiadores, y a los h a b í a y o referido en u n artículo aniversa-
r i o de la G r a n Revolución, en l a r e v i s t a inglesa The Nimleenth Centurv, junio 1 8 8 9 , y después
en u n a serie de artículos en L.i Róvolte de 1 8 9 2 a 1 8 9 3 , reproducidos en folleto b a j o el titulo
lie I.a Grande Rívolution. París 1893.
L o s trabajos de lU. Sagnac [La le^hlation civile de la Rcvohttion Iranfaise, lySg-1804: Essat
.i'hisloire sacíale, p o r P h . Sagnac, París, 1 8 9 ? ) h a n conf r m a d o después este c r i t e r i o . P o r lo
demás n o se t r a t a b a en manera a l g u n a de iuTrprclnr los hechos, sino de los hechos mismos. Y
p a r a convencerse, basta c o n s u l t a r u n a recopihaci i n ile leyes del E s t a d o francés, por c i o m p l o ,
la c o u t e n i d ' . c u el Repertorio de lun'sprndcncia, t a n conocí.l.j, de D a l l o z , donde se h a l l a n , ínte-
gras o en resumen fiel, todas las leyes concernientes a la p r o p i e d a d t e r r i t o r i a l , p r i v a d a y c o m u -
n a l , que no han recopilado los h i s t o r i a lores. De ese r e p e r t o r i o las he t o m a d o , y e s t u d i a n d o esos
texto.r legales he c o m p r e n d i d o el sentido de la G r a n R e v o l u c i ó n .
LA GRAN REVOLUCIÓN 285

A d e m á s , esos m i s m o s «decretos» parecieron demasiado avanzados


a los señores y a l rey. É s t e t r a t a b a de ganar t i e m p o p a r a no p r o m u l -
garlos, y el 18 de s e p t i e m b r e dirigía observaciones a l a A s a m b l e a
N a c i o n a l p a r a i n v i t a r l a a reflexionar, n o decidiéndose a p r o m u l g a r -
los hasta el 6 de octubre, después que las mujeres le v o l v i e r o n
a P a r í s y le colocaron b a j o l a v i g i l a n c i a d e l p u e b l o . Pero entonces
la Asamblea se desentendió a
su vez y no pensó en pro-
m u l g a r l o s hasta el 3 de n o -
v i e m b r e de 1789, cuando los
envió a los p a r l a m e n t o s p r o -
vinciales ( t r i b u n a l e s de j u s t i -
cia); de m o d o que los «decre-
tos» de 5 a I I de agosto n o
fueron jamás verdaderamente
promulgados.
ALEGORIA ANTICLERICAL
Se comprende que l a rebe-
( D e una estampa de l a dpoca)
lión de los campesinos h a b í a de
c o n t i n u a r , y eso es lo que sucedió. E a M e m o r i a del Comité f e u d a l ,
redactada por el clérigo Grégoire en febrero de 1790, h a c í a constar,
en efecto, que l a insurrección campesina continuaba o recobraba
vigor desde el mes de enero, extendiéndose de E s t e a Oeste.
Mas en París l a reacción h a b í a ganado y a t e r r e n o desde el 6 de
octubre; y cuando l a A s a m b l e a N a c i o n a l e m p r e n d i ó el e s t u d i o de
los derechos feudales después de l a M e m o r i a de Grégoire, legiferó
con espíritu reaccionario. E n r e a l i d a d , los decretos que dictó desde
el 28 de febrero a l 5 de marzo, y el 18 de j u n i o de 1790, t u v i e r o n por
efecto restablecer el régimen f e u d a l en lo que éste tenía de esencial.
T a l fué (como r e s u l t a de los d o c u m e n t o s de l a época) l a opinión
de los que entonces querían l a abolición del f e u d a l i s m o . Se habló
de aquellos decretos como resiablecedores del feudalismo.
A n t e t o d o , l a distinción entre los derechos honoríficos, abolidos
sin rescate, y los derechos útiles, que los campesinos debían rescatar
o i n d e m n i z a r , fué e n t e r a m e n t e conservada y c o n f i r m a d a ; y , lo que
286 PEDRO KROPOTKrXE

fué peor, muchos derechos feudales personales, que h a b í a n sido clasi-


ficados como derechos útiles, f u e r o n «enteramente asimilados a las
simples rentas y cargas territoriales» ( i ) . De ese m o d o , unos derechos
que no eran m á s que u n a usurpación, u n vestigio de s e r v i d u m b r e
personal, y que h u b i e r a n debido ser condenados a causa de ese o r i g e n ,

se h a l l a b a n en i g u a l condición que
las obligaciones que r e s u l t a b a n d e l
a l q u i l e r del suelo.
Por no pagar esos derechos, el
señor, a u n c u a n d o perdía el derecho
de «embargo feudal» (art. 6 ) , podía
ejercer t o d a clase de presión, se-
g ú n el derecho c o m ú n . E l artículo
siguiente lo c o n f i r m a b a con estas
palabras: «Los derechos feudales y
censuales, conjunto de todas las
ventas, rentas y derechos rescata-
bles p o r su n a t u r a l e z a , serán some-
t i d o s , hasta su rescate, a las reglas
que han establecido las diversas
COSTUMBRES D E LA ÉPOCA
leyes y c o s t u m b r e s d e l reino.»

D a Asamblea fué más lejos t o d a v í a . E n l a sesión del 27 de febrero,


aceptando la opinión del ponente Merlin, confirmó para gran
número de casos el derecho servil de mano muerta, y decretó que «los
derechos t e r r i t o r i a l e s , c u y a dependencia en m a n o m u e r t a h a sido
c o n v e r t i d a en dependencia censual, no siendo representativos de
l a m a n o m u e r t a , deben ser conservados.»
Da burguesía tenía t a l empeño en esta herencia de l a s e r v i d u m b r e ,
que el artículo 4 del título I I I de l a ley disponía que «si l a m a n o m u e r t a
real o mixta ha sido c o n v e r t i d a cuando l a e m a n c i p a c i ó n en censos
territoriales y en derechos de m u t a c i ó n , esos censos c o n t i n u a r á n

(i) «Todas las distinciones honorificas, de s u p e r i o r i d a d y potencia, resultantes del régimen


feudal,son abolidas. E» cuanto a los derechos útiles que subsistir ín hasta el rescate, son entera-
mente asimilados a las simples rentas y cargas territoriales.» { L e y de 2 4 de febrero, a r t . 1 . ° del
título I . )
siendo debidos». E n general, c u a n d o se lee l a discusión de l a ley
feudal en l a Asamblea, o c u r r e preguntarse si se estaba en m a r z o de
1790, después de l a t o m a de l a B a s t i l l a y d e l 4 de agosto, o al
p r i n c i p i o d e l reinado de E u i s X V I en 1775.
E n i . ° de m a r z o de 1790 se a b o l i e r o n s i n i n d e m n i z a c i ó n ciertos
derechos l l a m a d o s «de fuego... chiennage, monéage, de acecho y de
guardia», lo m i s m o que ciertos derechos sobre compras y ventas.
¿Se h u b i e r a p o d i d o creer, sin embargo, que esos derechos h a b í a n sido
abolidos s i n rescate en l a noche d e l 4 de agosto? D e n i n g ú n m o d o .
L e g a l m e n t e , en 1790, el c a m -
pesino, en u n a buena parte
de F r a n c i a , no se a t r e v í a a ú n
a c o m p r a r u n a vaca n i s i -
quiera a vender su t r i g o sin
pagar derechos a l señor. Ni
a u n podía vender su trigo
. í - i, v- A B A N I C O D E L A ÉPOCA C O N ALEGORÍAS
antes que el señor h u b i e r a „ „ . „
^ REVOLUCIONARIAS

vendido el suyo y aprove-


chado los precios elevados que solían obtenerse antes q u e avanzase
m u c h o l a operación de l a t r i l l a ,
¿Se dirá que esos derechos f u e r o n abolidos el 1.° de m a r z o , lo
m i s m o que los derechos percibidos p o r el señor sobre el h o m o , el
m o l i n o y el lagar? N o h a y que apresurarse en p r o de l a a f i r m a t i v a .
F u e r o n abolidos, excepto aquellos que h a b í a n sido en o t r o t i e m p o
o b j e t o de u n a convención escrita e n t r e el señor y l a c o m u n i d a d de
los campesinos, o que f u e r o n reconocidos pagaderos en c a m b i o de
u n a concesión cualquiera.
¡Paga, campesino! ¡paga siempre! Y no t r a t e s de g a n a r t i e m p o ,
porque habría c o n t r a t i l a presión i n m e d i a t a , y n o p o d r í a s s a l v a r t e
m á s que en el caso de que lograras ganar t u causa d e l a n t e de i m
tribunal.
Parece increíble, pero es exacto.
H e aquí, para desvanecer dudas, el t e x t o d e l a r t . 2 d e l tít. I I I de
la ley feudal. Es u n poco largo, pero merece ser r e p r o d u c i d o p a r a
288 PEDRO KROPOTKINE

que se vea qué s e r v i d u m b r e s dejaba t o d a y í a subsistentes c o n t r a el


campesino l a ley f e u d a l del 24 de febrero y 15 de m a r z o de 1790.
«Art. 2. — Y se p r e s u m e n rescatables, salvo p r u e b a e n c o n t r a r i o
(lo que quiere decir: «serán pagadas p o r el campesino hasta que las
haya rescatado»):
»i.° Todos los t r i b u t o s señoriales anuales en d i n e r o , granos,
volatería, géneros y f r u t o s de l a t i e r r a , servidos b a j o l a d e n o m i n a c i ó n
de censuales, sobrecensos, rentas feudales, señoriales o enfitéuticas ( i )
o b a j o t o d a o t r a d e n o m i n a c i ó n c u a l q u i e r a , que n o se paguen y n o
sean debidas sino p o r el p r o p i e t a r i o o poseedor de u n t e r r e n o , en t a n t o
que sea p r o p i e t a r i o y en r a z ó n de l a p e r m a n e n c i a de s u posesión.
»2.° Todos los derechos casuales que b a j o c u a l q u i e r a d e n o m i n a -
ción son debidos a causa de las m u t a c i o n e s sobrevenidas en l a p r o -
p i e d a d o l a posesión de u n t e r r e n o .
»3.° L o s de acapts, arriere-acapts y o t r o s semejantes, debidos a
la m u t a c i ó n de los anteriores señores.»
P o r o t r a p a r t e , el 9 de m a r z o l a A s a m b l e a suprimía diversos
derechos de peaje sobre los caminos, los canales, etc., percibidos p o r
los señores; pero se apresuró a a ñ a d i r i n m e d i a t a m e n t e después:
«No entiende, sin embargo, l a A s a m b l e a N a c i o n a l c o m p r e n d e r ,
en c u a n t o a presente, en l a supresión p r o n u n c i a d a p o r el artículo
precedente los a r b i t r i o s m u n i c i p a l e s autorizados.... etc., y los derechos
del artículo j u s t a m e n t e m e n c i o n a d o que podrían ser adquiridos como
indemnización.»
L o que quiere decir: m u c h o s señores h a b í a n v e n d i d o o h i p o t e c a d o
algunos de sus derechos; o b i e n ; en las sucesiones, h a b i e n d o heredado
el primogénito l a t i e r r a o l a casa señorial, los o t r o s hijos, y sobre t o d o
las hijas, h a b í a n r e c i b i d o como indemnización tales derechos de peaje
sobre los caminos, los canales o los puentes, y en esos casos iodos esos
derechos subsisiian, aunque reconocidos injustos, p o r q u e de o t r o m o d o

(I) Dejamos ctibiertas con el t c r m l u o o o t r a denominación c u a l q u i e r a » l a s palabras champart,


lasque, Icriage, nqricr, soiic, coriées réelles, del párrafo i.», y quint, reqninl, ireiziéme, lods et trei-
ains, lods et ventes, nii-hds.rarhats, venleroiles, reliefs, relemisotis, plaids, del 2.°, p o r ser de difí-
cil o imposible traducción, confiando en que ei lector a q u i e n interese p a r t i c u l a r m e n t e este
estudio tendrá siif'cicnte con t s l a ndicacióii, que puede ser base de cons' l t a s especiales. —
.V. dd r.
LA GRAN REVOLUCIÓN 289

h u b i e r a sido u n a pérdida p a r a m u c h a s f a m i l i a s nobles y burguesas.


Y casos semejantes se h a l l a n m u c h o s e n l a ley f e u d a l . D e s p u é s
de cada supresión se i n s e r t a b a u n escape p a r a escamotearla. Resul-
tarían procesos i n f i n i t o s .
E n u n solo p u n t o se hizo s e n t i r el soplo de l a R e v o l u c i ó n : en los
diezmos. Consta que todos los diez-
mos eclesiásticos e infeudados (es
decir, vendidos a los laicos), cesa-
rán de ser percibidos p a r a siempre a
p a r t i r del i . ° de enero de 1791; pero
aquí t a m b i é n ordenó l a Asamblea
que p a r a el año 1790 debían ser
pagados a q u i e u corresponda de
derecho «y e x a c t a m e n t e » .

M á s aiín. N o se o l v i d ó de dic-
t a r penas c o n t r a los que n o obede-
cieran esos decretos, y , abordando
la discusión del título I I I de l a ley
f e u d a l , la A s a m b l e a d e c i e t ó :
«Ninguna m u n i c i p a l i d a d , n i n g u -
na administración de distrito o
de d e p a r t a m e n t o podrá, so pena de
n u l i d a d , de embargo y de indemni-
zación, prohibir la percepción de
MODA F E M E N I N A D E L A ÉPOCA

ningvmo de los derechos señoriales,


c u y o pago se reclame, so p r e t e x t o de que se h a l l e n i m p l í c i t a o explí-
c i t a m e n t e s u p r i m i d o s s i n indemnización »
Respecto de las a d m i n i s t r a c i o n e s del d i s t r i t o o del d e p a r t a m e n t o ,
nada h a b í a que temer; estaban p o r c o m p l e t o c o n los señores y con
los burgueses p r o p i e t a r i o s ; pero h a b í a m u n i c i p a l i d a d e s , sobre t o d o
en l a p a r t e o r i e n t a l de F r a n c i a , de que los r e v o l u c i o n a r i o s h a b í a n
logrado apoderarse, y éstas decían a los campesinos que tales derechos
feudales se h a l l a b a n s u p r i m i d o s y que si el señor los r e c l a m a b a se
podía no jjagarles.
290 PEDRO KROPOTKINE

Después, so pena de ser procesados y presos ellos mismos, los


«municipales» en u n a v i l l a no osarían decir nada, y el campesino
habría de pagar (y ellos habrían de hacer el embargo), salvo hacerse
reintegrar después p o r el señor, que quizá estaba en Coblentza, si el
pago no era o b l i g a t o r i o .
Eso era i n t r o d u c i r , como lo h a n o t a d o Sagnac, u n a cláusula t e r r i -
ble. E a prueba de que el campesino no debía pagar y a tales derechos
feudales, consistía en que eran personales y n o adscriptos a u n t e r r e n o .
E s t a p r u e b a t a n difícil debía hacerse p o r el campesino; si no l a hacía,
si n o podía hacerla — y t a l era frecuentemente el c a s o — , ¡había
de pagar!
CAPÍTULO XXVII

Legislación feudal de 1790

A A s a m b l e a N a c i o n a l , a p r o v e c h a n d o l a paralización t e m -
p o r a l de los m o t i n e s de campesinos p r o d u c i d a a l p r i n -
cipio de i n v i e r n o , v o t a b a en m a r z o de 1790 leyes
que daban en r e a l i d a d u n a base legal al antiguo
régimen feudal.
P a r a que esta afirmación no se crea interpretación personal nues-
t r a , nos basta r e m i t i r al lector a las leyes mismas, o a lo que de ellas
dice Dalloz. Pero he aquí lo que acerca de este asünto piensa u n
escritor m o d e r n o , M . P h . Sagnac, a q u i e n seguramente no se acu-
sará de sans-culotisnio, puesto que considera la abolición de los
derechos feudales, realizada después p o r l a C o n v e n c i ó n , como una
«espoliación» i n i c u a e inútil. Véase cómo aprecia M . Sagnac las leyes
de marzo de 1790:
2g2 PEDRO KROPOTKINE

«El derecho a n t i g u o pesa c o n t o d a su pesadumbre, en l a o b r a de


la C o n s t i t u y e n t e , sobre el derecho nuevo. A l campesino — si no
quiere y a pagar el censo o l l e v a r u n a p a r t e de su cosecha a la g r a n j a
señorial o abandonar su c a m p o p a r a t r a b a j a r el del señor — , corres-
ponde hacer la p r u e b a de que l a reclamación del señor es u n a usur-
pación. Pero si el señor ha poseído u n derecho durante cuarenta
años — c u a l q u i e r a que sea
su o r i g e n b a j o el a n t i g u o
régimen — , ese derecho es
l e g i t i m a d o p o r l a ley de 15
de m a r z o . L a posesión basta.
Poco i m p o r t a que precisa-
m e n t e sea l a l e g i t i m i d a d de
esa posesión lo que niegue
el t e r r a t e n i e n t e : h a de j i a -
gar s i n remedio. Y si los
campesinos rebeldes en
agosto de 1789 o b l i g a r o n
al señor a r e n u n c i a r a a l -
gunos de sus derechos, o si
quemaron sus títulos, le
bastará ahora producir la
p r u e b a de posesión d u r a n t e
M I R A B E A U E N I.A T R I B U N A
t r e i n t a años p a r a que esos

derechos sean restablecidos.» ( P h . Sagnac, La legislación civil de la


Revolución francesa, París, 1898, ps. 105-106.)
V e r d a d es que las nuevas leyes permitían t a m b i é n a l c u l t i v a d o r
rescatar el a r r e n d a m i e n t o de l a t i e r r a ; pero «todas esas disposiciones,
e m i n e n t e m e n t e favorables a l deudor de derechos reales, se v o l v í a n
c o n t r a él — dice M . Sagnac — ; p o r q u e lo esencial p a r a él era ante
t o d o no pagar m á s que derechos legítimos, y , no p u d i e n d o hacer l a
p r u e b a en c o n t r a r i o , h a b í a de pagar, y pagar hasta los derechos usur-
pados» ( p . 120). E n o t r o s términos, no se podía rescatar n a d a a
menos de rescatarlo t o d o : los derechos t e r r i t o r i a l e s , retenidos p o r la
I.A GRAN REVOLUCIÓN 293

ley, y los derechos personales abolidos. Y m á s abajo, en el m i s m o


autor, t a n m o d e r a d o en sus apreciaciones, leemos lo siguiente:
«El sistema de la C o n s t i t u y e n t e se v i n o abajo por sí m i s m o . A q u e l l a
asamblea de señores y de j u r i s t a s , poco dispuesta a d e s t r u i r p o r
c o m p l e t o , a pesar de su promesa, el régimen señorial y t e r r i t o r i a l ,
después de haber c u i d a d o de conservar los derechos m á s considera-
bles (todos aquellos, como y a hemos v i s t o , que t e n í a n u n v a l o r real),
l l e v a l a generosidad hasta p e r m i t i r
su rescate; pero en seguida decreta
en r e a l i d a d la imposibilidad de
ese rescate... El labrador había
i m p l o r a d o , e x i g i d o reformas, o me-
j o r , el p l a n t e a m i e n t o de u n a revo-
lución y a hecha en su ánimo, e
inscrita, así lo pensaba a l menos,
en los hechos; los h o m b r e s de ley
no le daban más que palabras.
E n t o n c e s sintió que los señores ha-
b í a n t r i u n f a d o u n a vez más» (p. 120).

« J a m á s legislación alguna des-


encadenó mayor indignación. De
ROBRSPIERRE
ambos lados parecía haberse pro-
( D e uo dibujo de l a época )

m e t i d o no respetarla» (p. 121).


L o s señores, sintiéndose sostenidos p o r l a Asamblea N a c i o n a l , '
se p u s i e r o n entonces a r e c l a m a r con f u r o r todos los t r i b u t o s feudales
que los campesinos h a b í a n creído y a enterrados, exigiendo todos
los atrasos, y con este m o t i v o los procesos llovían a miles sobre
las v i l l a s .
Por o t r a p a r t e , los campesinos, no v i e n d o v e n i r n a d a de l a A s a m -
blea, c o n t i n u a b a n en ciertas regiones l a g u e r r a c o n t r a los señores.
G r a n n ú m e r o de castillos f u e r o n saqueados o quemados, en t a n t o
que en otras partes sólo se q u e m a r o n los títulos, y las oficinas de los
procuradores fiscales, de los jueces de paz y de los escribanos f u e r o n
saqueadas o quemadas. L a insurrección ganaba a l m i s m o t i e m p o
294 I'EDRO KROPOTKINE

las partes occidentales de F r a n c i a , y en B r e t a ñ a se q u e m a r o n t r e i n t a


y siete castillos en el curso de febrero de 1790.
Pero cuando los decretos de febrero-marzo de 1790 llegaron a
los campos, la guerra a los señores fué t a m b i é n m á s encarnizada
y se e x t e n d i ó a regiones que no h a b í a n osado rebelarse el estío prece-
dente. E n la sesión de 5 de j u n i o se t u v o n o t i c i a de los m o t i n e s de

PRESEXTACIÓX D E L A B.ANDERA ROJA

B o u r b o n - E a n c y y del Charoláis, donde se esparcieron falsos decretos


de la Asamblea y se pidió l a ley agraria. E n l a sesión del 2 de j u n i o
se leyeron las M e m o r i a s de las grandes insurrecciones en el B o r b o -
nesado, el Nivernesado y el B e r r y . M u c h o s m u n i c i p i o s p r o c l a m a r o n
la ley m a r c i a l : h u b o m u e r t o s y heridos. Eos «bandidos» se esparcieron
por l a Campine, y en aquellos momentos atacaban l a c i u d a d de
Decize... Grandes «excesos» t a m b i é n e n el E i m o u s i n : los campesinos
pedían la tasa f i j a de los granos. <iEl proyecto de volver a entrar en
posesión de los bienes adjudicados a los señores hace ciento veinte años
es uno de los artículos de su reglamento», dice l a M e m o r i a . Se t r a t a b a ,
como se ve, de l a readquisición de las t i e r r a s comunales, sustraídas
a los m u n i c i p i o s p o r los señores.
I.A GRAN REVOLUCIÓN

Por todas partes c i r c u l a b a n falsos decretos de l a A s a m b l e a N a -


cional. E n m a r z o y a b r i l de 1790 se p u b l i c a r o n algunos en los pueblos,
que i n t i m a b a n l a o r d e n de no pagar el p a n m á s que a u n sueldo l a
libra. L a R e v o l u c i ó n se a n t i c i p a b a así a l a Convención y a l a ley
del máximum. . •
E n agosto, las insurrecciones populares c o n t i n u a b a n . E n l a c i u d a d
de Saint-Etienne-en-Forez el p u e b l o m a t ó a u n m o n o p o l i z a d o r agio-

E L C A M P E S I N O A N T E L O S SEÑORES F E U D A L E S

t i s t a y n o m b r ó u n n u e v o a y u n t a m i e n t o que obligó a ba j a r el precio


del p a n ; pero en seguida se a r m ó l a burguesía y prendió a v e i n t i d ó s
sediciosos. T a l es, en general, el c u a d r o de lo que sucedía en t o d a s
partes, sin h a b l a r de las grandes luchas, como las de L y o n y del
Mediodía.
¿Qué hace entonces l a Asamblea? ¿ H a c e j u s t i c i a a las peticiones
de los campesinos? ¿Se apresura a a b o l i r s i n rescate, es decir, s i n
indemnización, esos derechos feudales t a n odiosos y que los l a b r a -
dores pagan ú n i camen t e a l a fuerza?
296 PEDRO KROPOTKINE

¡No! P o r el c o n t r a r i o , la A s a m b l e a v o t a nuevas leyes draconianas


c o n t r a los campesinos. E l 2 de j u n i o de 179a, «la Asamblea, i n f o r m a d a
y p r o f u n d a m e n t e afligida por los excesos cometidos p o r g a v i l l a s de
b a n d i d o s (léase p o r los campesinos) en los d e p a r t a m e n t o s d e l Cher,
del N i e v r e y del A l l i e r , que se h a n e x t e n d i d o hasta el del Correze,
decreta medidas c o n t r a esos «fautores de desórdenes», y declara

CELEBRANDO LA JUSTICIA POPULAR

s o l i d a r i a m e n t e responsables a las comunas de las violencias come-


tidas. »
«Todos aquellos — dice el artículo p r i m e r o — que exciten al
pueblo de las ciudades y de los campos a v í a s de hecho y violencias
c o n t r a las propiedades, posesiones, cercados, heredades, v i d a y segu-
ridad de los ciudadanos, l a percepción de los i m p u e s t o s , l a l i b e r t a d
de v e n t a y l a circulación de las mercancías, son declarados enemigos
de l a Constitución, de los t r a b a j o s de l a A s a m b l e a N a c i o n a l , de l a
N a t u r a l e z a y del Rey. L a ley m a r c i a l será p r o c l a m a d a c o n t r a ellos.»
(Monitor del 6 de junio.)
Quince días después, el 18 de j u n i o , l a A s a m b l e a a d o p t ó u n decreto
en nueve artículos, t o d a v í a m á s duros. Merece ser c i t a d o .
LA GRAN REVOLUCIÓN 297

E l artículo p r i m e r o dispone que t o d o s los deudores de los diezmos,


t a n t o eclesiásticos c o m o enajenados, están obligados «a pagarlos
el presente año solamente a q u i e n corresponda de derecho en la-manera
acostumbrada... » En v i s t a de c u y a disposición el campesino se
p r e g u n t a b a si no v e n d r í a u n n u e v o decreto a i m p o n e r l o s t o d a v í a
p o r uno o dos años más, y en l a d u d a n o pagaba.
E n v i r t u d del a r t . 2.°, «los deudores de champaris, terriers, agriers
contantes y otros tributos pagaderos en especie, que n o h a n sido s u p r i -
midos sin indemnizaciones, serán
obligados a pagarlos el año presente
y los venideros, de l a m a n e r a acos-
tumbrada... de conformidad con
los decretos de 3 de m a r z o y de 4
de m a y o últimos».

El a r t . 3.° declara que nadie


podrá, so p r e t e x t o de l i t i g i o , negar
el pago de diezmos, champarte, etc.
Sobre todo se p r o h i b e «intro-
d u c i r n i n g u n a p e r t u r b a c i ó n en las
CERÁMICA ARTÍSTICA D E L A ÉPOCA

percepciones». E n caso de motín,


las m u n i c i p a l i d a d e s , en v i r t u d del decreto del 2 0 - 2 3 de febrero,
deben proceder con severidad.
Ese decreto d e l 20-23 de febrero de 1790 es chocante. O r d e n a a
las m i m i c i p a l i d a d e s i n t e r v e n i r y p r o c l a m a r l a ley m a r c i a l cada vez
que h a y a m o t í n , y si descuidan hacerlo, los oficíales municipales
serán responsables de todos los perjuicios sufridos p o r los p r o p i e -
tarios. Y no solamente los oficiales, sino «todos los ciudadanos que
p u e d a n c o n c u r r i r a l r e s t a b l e c i m i e n t o d e l o r d e n público, t o d a l a c o m u -
n i d a d será responsable de las dos terceras partes d e l daño.» Cada
c i u d a d a n o p o d r á p e d i r l a apHcación de l a l e y m a r c i a l , y así solamente
p o d r á ser relevado de su responsabilidad.
Ese decreto h u b i e r a sido peor si los poseedores n o h u b i e r a n come-
t i d o t m a f a l t a de t á c t i c a . Copiando u n a ley inglesa, quisieron i n t r o -
d u c i r u n a cláusula según l a c u a l l a t r o p a o l a m i l i c i a podría ser l i a -
298 PEDRO KROPOTKINE

m a d a , y en ese caso se p r o c l a m a b a «la d i c t a d u r a real» en l a l o c a l i d a d .


L a burguesía se hizo cargo de esa cláusula, y después de largas discu-
siones áe dejó a las m u n i c i p a l i d a d e s burguesas el c u i d a d o de p r o c l a m a r
la l e j ' m a r c i a l y prestarse m u t u a m e n t e a p o y o s i n declarar l a d i c t a d u r a
real. A d e m á s a las comunidades de las p e q u e ñ a s poblaciones se les
hizo responsables de los daños que p u d i e r a s u f r i r el señor, si no h u b i e -
r a n fusilado o ahorcado a t i e m p o a los
campesinos que se negaran a pagar los
derechos feudales.

L a ley de 18 de j u n i o de 1790 confir-


m a b a t o d o eso. T o d o lo que tenía u n ver-
dadero v a l o r en los derechos feudales, t o d o
lo que podí a ser representado p o r t o d a
clase de sutilezas legales como u n i d o a
la posesión de l a t i e r r a , debía ser pagado
como a n t e r i o r m e n t e . A q u i e n se negara
al pago se le o b l i g a b a p o r el f u s i l a m i e n t o
GRANADERO y l a horca, recursos o b l i g a t o r i o s . Hablar
DE L A GUARDIA NACIONAL
c o n t r a el pago de los derechos feudales
era considerado como u n c r i m e n , que se pagaba c o n l a cabeza si la
ley m a r c i a l estaba p r o c l a m a d a ( i ) .
T a l fué l a herencia de l a A s a m b l e a C o n s t i t u y e n t e , de la que se
nos h a n dicho cosas t a n bellas. P o r q u e l a v e r d a d es que t o d o q u e d ó
como estaba en 1792. N o se o c u p ó de los derechos feudales m á s que
p a r a precisar ciertas reglas del rescate de los censos feudales, que-
jarse de que ningún campesino quería rescatar n a d a (ley 3-9 de m a y o
de 1790) y r e i t e r a r u n a vez más en 1791 (ley de 15-19 de j u n i o ) las
amenazas c o n t r a los campesinos que no pagasen.
A lós decretos de febrero de 1790 se reduce todo lo que la Asamblea
Constituyente supo hacer para abolir el odioso régimen feudal, y fué

fi) Robcspierre pronunció en esta discusión u n a palabra m u y justa, que los revolucionarios
de todos ¡os países deben recordar. Cuando se trataba de exagerar todo lo posible los terrores
del levantamiento de los campesinos, dijo; «¡Yo afirmo que jamás hubo revolución que costase
tan poca sangre y t a n pocas crueldades'» E n efecto, l a sangre vino después, derramada por la
contra-revolución.
LA GRAN REVOLUCIÓN 299

necesario llegar a j u n i o de 1793, después de l a insurrección del 31


de mayo, para que el pueblo de París obligara a la Convención
«depurada» a p r o n u n c i a r l a p o s i t i v a abo-
lición de los derechos feudales.
Retengamos b i e n estas fechas:
El 4 de agosto de 1789: abolición,
en p r i n c i p i o , del régimen f e u d a l ; aboli-
Lj
ción de la mano m u e r t a personal, del
derecho de caza y de l a j u s t i c i a patri-
monial.
D e l 5 a l I I de agosto: reconstitución
p a r c i a l de ese régimen por actos que
COMANDANTE GENERAL i m p o n e n el rescate de todos los censos
D E LA GUARDIA NACIONAL
feudales que t e n g a n u n v a l o r c u a l q u i e r a .
F i n a l de 1789 y p r i n c i p i o de 1790: expediciones de los m u n i -
cipios urbanos c o n t r a los campesinos insurrectos y m u e r t e de éstos
en l a horca.
Febrero de 1790: M e m o r i a del Comité federal m a n i f e s t a n d o que
l a jacquería se extendía.
Marzo y j u n i o de 1790: leyes draconianas c o n t r a los campesinos
que no pagaban los censos feudales o
propagaban su abolición. Eos levanta-
mientos se r e p r o d u c e n con m a y o r energía.
J u n i o de 1791: nueva confirmación de
este decreto. Reacción en t o d a l a línea.
Continúan las insurrecciones de los c a m -
pesinos.
Y hasta j u n i o de 1792, como v a m o s
a ver, en l a m i s m a v í s p e r a de l a i n v a -
sión de las TuUerías p o r el pueblo, y en
J E F E D E DIVISIÓN
agosto de 1792, después de l a caída de
D E L A GUARDIA NACIONAL
l a monarquía, l a Asamblea no dió los p r i -
meros pasos decisivos c o n t r a los derechos feudales. Y poi último,
hasta julio de 1793, después de l a expulsión de los g i r o n d i n o s .
300 PEDRO KROPOTKIXE

no se pronunció l a abolición d e f i n i t i v a , sin rescate, de los derechos


feudales.
H e ahí el c u a d r o v e r d a d e r o de l a R e v o l u c i ó n .

O t r a cuestión de i n m e n s a i m p o r t a n c i a p a r a los campesinos era


e v i d e n t e m e n t e l a de las t i e r r a s comunales.

P L A T O C O N L A INSCRIPCIÓN: «VELO P O R L A NACIÓN»

E n todas partes (en el Este, el N o r d e s t e , el Sudeste) donde los


campesinos se sentían con fuerza p a r a hacerlo, t r a t a b a n de e n t r a r
o t r a vez en posesión de las t i e r r a s comunales, de las cuales u n a g r a n
p a r t e les h a b í a sido a r r e b a t a d a f r a u d u l e n t a m e n t e , o, con ayuda
del E s t a d o , so p r e t e x t o de deudas, sobre t o d o desde el reinado de
L u i s X I V (decreto de 1669). Señores, frailes, burgueses de v i l l a s y
ciudades, todos habían sacado su p a r t e .
Sin embargo, quedaban t o d a v í a m u c h a s de esas t i e r r a s en pose-
sión c o m u n a l , y los burgueses de los pueblos donde r a d i c a b a n las
a m b i c i o n a b a n con avidez, y la A s a m b l e a E e g i s l a t i v a satisfizo esa
LA GKAN- REVOLUCIÓN

ambición con u n a ley (de i . " de agosto de 1791) que autorizó l a


venta de las tierras comunales a los particulares, que era c o m o dar
c a r t a blanca p a r a el p i l l a j e de esas t i e r r a s .
L a s asambleas de las comunas de las v i l l a s se c o m p o n í a n entonces,
en v i r t u d de l a n u e v a ley m u n i c i p a l ( v o t a d a p o r l a A s a m b l e a N a c i o -
n a l en diciembre de 1789), e x c l u s i v a m e n t e de algunos diputados.

LUIS X V I A L P I E D E L CADALSO

elegidos entre los burgueses ricos de l a v i l l a , p o r los ciudadanos activos,


es decir, por los campesinos ricos, c o n exclusión de los pobres que
carecían de animales p a r a l a b r a r l a t i e r r a . Esas asambleas rurales
se apresuraron a poner en v e n t a las t i e r r a s comunales, g r a n p a r t e
de las cuales fué a d q u i r i d a a b a j o precio p o r los señores burgueses
de cada v i l l a .
L a masa de los campesinos pobres se oponía con todas sus fuerzas
a esa destrucción de l a posesión c o l e c t i v a del suelo, como se opone
a c t u a l m e n t e en Rusia.
Por o t r a p a r t e , los campesinos, t a n t o ricos como pobres, hacían
esfuerzos p a r a r e i n t e g r a r las v i l l a s en l a posesión de las t i e r r a s c o m u -
nales, de que habían sido despojadas p o r los señores, los frailes y
algunos burgueses: unos con l a esperanza de apropiarse u n a p a r t e ,
y otros con el propósito de conservarlas p a r a la c o m u n a . T o d o ello.
302 P E D R O K R O P O T K I N E

como se comprende, con la i n f i n i t a v a r i e d a d de situaciones en las


diversas partes de Francia.
Pues conste: a este r e i n t e g r o , a esta d e v o l u c i ó n a las comunas
de las t i e r r a s comunales, arrebatadas d u r a n t e dos siglos a las comunas
rurales p o r los señores y los burgueses, l a C o n s t i t u y e n t e , l a Legisla-
t i v a y l a Convención hasta j u n i o de 1793 se opusieron. P a r a l o g r a r l o
fué preciso apri si o nar y g u i l l o t i n a r a l r e y y expulsar de la Convención
a los g i r o n d i n o s .
CAPÍTULO xxvm
Pausa de la Revolución en 1790

CABAMOs de v e r que, dadas las condiciones económicas


en las v i l l a s en el curso d e l año 1790, si no h u b i e r a n
c o n t i n u a d o las insurrecciones campesinas a pesar de
t o d o , los campesinos, emancipados en sus personas,
quedaban siempre bajo el y u g o económico del régimen f e u d a l , c o m o
h a sucedido en Rusia, donde el feudalismo fué a b o l i d o en 1861 por
la ley, no p o r u n a revolución.
Mas, aparte de ese c o n f l i c t o que surgía ent r e l a burguesía que
llegaba al poder y el p u e b l o , h a b í a también t o d a l a o b r a política
de l a Revolu ci ón , que no solamente quedaba sin t e r m i n a r en 1790,
sino que se h a l l a b a e n t e r a m e n t e paralizada.
Pasado el p r i m e r pánico, p r o d u c i d o en 1789 p o r el e m p u j e ines-
perado del pueblo, la corte, los nobles, los ricos y los curas se apresu-
304 PEDRO KROPOTKIXE

r a r o n a unirse p a r a o r g a n i z a r l a reacción, 5' p r o n t o se s i n t i e r o n t a n


b i e n sostenidos y t a n poderosos, que t r a t a r o n de buscar los medios
de a n i q u i l a r l a R e v o l u c i ó n y restablecer l a c o r t e y l a nobleza en sus
derechos, perdidos por el m o m e n t o .
Todos los historiadores h a b l a n de esta reacción, pero no m u e s t r a n
s u p r o f u n d i d a d n i t o d a su extensión. D e hecho puede decirse que
d u r a n t e dos años, desde el v e r a n o de 1790 h a s t a el de 1792, t o d a l a
o b r a de l a R e v o l u c i ó n quedó en suspenso. Se llegó a l estado de p o d e r
preguntarse si triunfaría l a R e v o l u c i ó n o l a contra-revolución. El
fiel de la balanza oscilaba e n t r e los dos e x t r e m o s , y en c o m p l e t a
desesperación los «jefes de opinión» de l a R e v o l u c i ó n se decidieron
al f i n , en j u n i o de 1792, a r e c u r r i r a u n n u e v o l l a m a m i e n t o a l a i n -
surrección p o p u l a r .
Es preciso reconocer que si l a A s a m b l e a C o n s t i t u y e n t e y después
la E e g i s l a t i v a se oiousieron a l a abolición r e v o l u c i o n a r i a de los derechos
feudales y a l a revolución p o p u l a r en general, s u p i e r o n c u m p l i r ,
sin embargo, u n a o b r a i n m e n s a p a r a la destrucción de los poderes
del a n t i g u o régimen — del r e y y de l a corte — , así como p a r a l a crea-
ción del poder político de l a burguesía, c o n v e r t i d a en d o m i n a d o r a
del E s t a d o . Y cuando quisieron expresai en f o r m a de leyes l a n u e v a
constitución del tercer estado, los legisladores de esas dos asambleas
procedieron, preciso es reconocerlo, con sagacidad y energía.

S u p i e r o n m i n a r el poder de los nobles y h a l l a r l a expresión de


los derechos del c i u d a d a n o en u n a Constitución burguesa. E l a b o r a r o n
una Constitución departamental y c o m u n a l , capaz de oponer un
d i q u e a l a centralización g u b e r n a m e n t a l , y se d e d i c a r o n , m o d i f i c a n d o
las leyes sobre l a herencia, a d e m o c r a t i z a r l a p r o p i e d a d , a e x t e n d e r
las propiedades entre u n número m a y o r de personas.
Destruyeron para siempre las distinciones políticas entre los
diversos órdenes — clero, nobleza, tercer estado — , lo que, p a r a l a
época, era inmenso; basta v e r con qué d i f i c u l t a d se hace t o d a v í a
esta r e f o r m a en A l e m a n i a o en Rusia. A b o l i e r o n los títulos de nobleza
y los i n n u m e r a b l e s p r i v i l e g i o s que entonces existían, y s u p i e r o n h a l l a r
bases más i g u a l i t a r i a s p a r a el i m p u e s t o . S u p i e r o n e v i t a r l a formación
LA GRAN REVOLUCIÓN

de u n a C á m a r a a l t a , que h u b i e r a sido u n a fortaleza de l a aristocracia,


y , por l a ley d e p a r t a m e n t a l de d i c i e m b r e de 1789, h i c i e r o n algo
grande p a r a f a c i l i t a r l a R e v o l u c i ó n : a b o l i e r o n t o d o agente del poder
c e n t r a l en p r o v i n c i a s .
Despojaron a l a Iglesia de sus ricas posesiones e h i c i e r o n de los
clérigos simples funcionarios del
E s t a d o ; se reorganizó el ejército y
los t r i b u n a l e s ; se dejó a l p u e b l o l a
elección de los t r i b u n a l e s , y en t o d o
ello, los burgueses legisladores su-
p i e r o n e v i t a r en lo posible l a cen-
tralización.

E n resumen, desde el p u n t o de
v i s t a de l a legislación, les vemos
hábiles, enérgicos y hallamos en
ellos u n elemento de d e m o c r a t i s m o
repubhcano y de a u t o n o m í a , que
los p a r t i d o s avanzados contempo-
ráneos no saben apreciar debida-
mente.
MODA D E L A ÉPOCA

Y s i n embargo, a pesar de todas


esas leyes, t o d a v í a no h a b í a hecho nada. La realidad no respondía
a la teoría, p o r q u e — y aquí está el error general de los que no
conocen de cerca el f u n c i o n a m i e n t o de l a m á q u i n a gubernamen-
t a l . — , existe un abismo entre una ley recién promulgada y su eje-
cución práctica en la vida.
E l fácil decir: « L a s propiedades de las congregaciones p a s a r á n
a manos d e l E s t a d o » . Pero ¿cómo se h a r á ese traspaso en realidad?
¿Quién se presentará, por ejemplo, en l a a b a d í a de San B e r n a r d o ,
en C l a i r v a u x , a decir al a b a d y a los frailes que se vayan? ¿Quién los
echará de allí si no quieren irse de b u e n a v o l u n t a d ? ¿Quién les i m p e -
dirá, a u x i l i a d o s p o r todas las devotas de l a comarca, v o l v e r m a ñ a n a
y cantar l a misa en la abadía? ¿Quién o r g a n i z a r á l a v e n t a de sus
propiedades de u n a m a n e r a eficaz? ¿Quién hará, en f i n , de los bellos
3o6 PEDRO KEOPOTKINE

edificios de l a a b a d í a u n hospicio p a r a los ancianos, c o m o lo h i z o ,


en efecto, después, el gobierno revolucionario? Sabido es que si las
secciones de P a r í s no h u b i e r a n t o m a d o a su cargo l a v e n t a de los
bienes d e l clero, l a ley sobre esta v e n t a n i s i q u i e r a h u b i e r a r e c i b i d o
u n p r i n c i p i o de ejecución.
En 1790, 1791, 1792 el a n t i g u o régimen estaba t o d a v í a en p i e ,
dispuesto a r e c o n s t i t u i r s e p o r c o m p l e t o , salvo algunas ligeras m o d i -

E S T A M P A R E A L I S T A D E L A ÉPOCA

ficaciones, lo m i s m o que el segundo I m p e r i o estuvo a p u n t o de renacer


a cada i n s t a n t e en t i e m p o de T h i e r s y de M a c - M a h o n . E l clero, l a
nobleza, el a n t i g u o f u n c i o n a r i s m o , y sobre t o d o el a n t i g u o espíritu,
estaban dispuestos a l e v a n t a r la cabeza y a caer sobre los que h a b í a n
osado ceñirse l a b a n d a t r i c o l o r ; acechaban l a ocasión, l a p r e p a r a b a n .
Por lo demás, los nuevos directores de los d e p a r t a m e n t o s , fundados
por l a R e v o l u c i ó n , pero compuestos de ricos, eran cuadros dispuestos
p a r a restablecer el a n t i g u o régimen: e r a n cindadelas de l a c o n t r a -
revolución.
L a Asamblea C o n s t i t u y e n t e y l a L e g i s l a t i v a h a b í a n hecho muchas
leyes, de las cuales se a d m i r a hasta el presente l a lucidez y el estilo;
y sin embargo, l a inmensa m a y o r í a de esas leyes q u e d a b a n letra
m u e r t a . ¿Xo se sabe que m á s de las dos terceras partes de las leyes
fundamentales hechas e n t r e 1789 y 1793 no h a n r e c i b i d o j a m á s u n
I,A GRAN REVOLUCIÓN

simple p r i n c i p i o de ejecución? N o basta hacer u n a n u e v a l e y : se


necesita además casi siempre crear el mecanismo p a r a a p l i c a r l a . Y
p o r poco que l a n u e v a l e y p e r j u d i q u e a u n p r i v i l e g i o i n v e t e r a d o , se
necesita poner en juego t o d a u n a organización r e v o l u c i o n a r i a p a r a
que esa l e y se a p l i q u e c o n todas sus consecuencias. V é a s e solamente
el escaso r e s u l t a d o que p r o d u j e r o n todas las leyes de l a C o n v e n c i ó n

«HONNI S O I T Q U I M A L V VOIT»

( De una estampa de l a época /

sobre la instrucción gratuita y obligatoria: ¡todas han quedado


letra muerta!
H o y m i s m o , a pesar de l a concentración b u r o c r á t i c a y de los ejér-
citos de f u n c i o n a r i o s que convergen hacia su c e n t r o en P a r í s , vemos
que cada n u e v a ley, p o r minúsculo que sea su alcance, exige años
p a r a pasar a l a v i d a . Y t o d a v í a , ¡cuántas veces se h a l l a c o m p l e t a m e n t e
m u t i l a d a en sus aplicaciones! Pero en l a época de l a G r a n R e v o l u c i ó n
no existía ese mecanismo de l a b u r o c r a c i a ; t a r d ó m á s de c i n c u e n t a
años p a r a alcanzar su desarrollo a c t u a l .
Siendo asi, ¡cómo h a b í a n de e n t r a r en l a v i d a las leyes de l a A s a m -
blea, sin que la Revolución de hecho fuese c u m p l i d a en cada c i u d a d
lo m i s m o que en cada aldea, en cada u n o de los t r e i n t a y seis m i l
m u n i c i p i o s de F r a n c i a !
3o8 PEDRO KROPOTK NE

Y sin embargo, l a ceguera de los r e v o l u c i o n a r i o s burgueses fué


t a l , que, p o r u n a p a r t e , h i c i e r o n t o d o lo posible p a r a que el p u e b l o ,
los pobres, únicos que con s i n c e r i d a d se l a n z a b a n a l a r e v o l u c i ó n ,
no t u v i e r a n demasiada p a r t i c i p a c i ó n en l a gestión de los asuntos
comunales, y p o r o t r a p a r t e se o p u s i e r o n c o n t o d a s sus fuerzas a
que l a revolución estallara y se c u m p l i e r a en cada p o b l a c i ó n g r a n d e
o pequeña.

P a r a que u n a o b r a v i t a l saliese de los decretos de l a A s a m b l e a


era preciso el desorden. Se necesitaba que en cada p e q u e ñ a l o c a l i d a d
algunos h o m b r e s de acción, p a t r i o t a s , enemigos acérrimos d e l a n t i g u o
régimen, se apoderasen del m u n i c i p i o ; hiciesen t m a r e v o l uc i ó n en
la aldea; t r a s t o r n a s e n t o d o el o r d e n de l a v i d a , y que t o d a s las a u t o r i -
dades fuesen ignoradas; era preciso que l a r e v o l u c i ó n f u e r a social
si se quería que l a revolución política pudiera cumplirse.
E r a preciso que el campesino t o m a r a l a t i e r r a e h i c i e r a pasar
p o r ella el arado, s i n esperar l a o r d e n de l a a u t o r i d a d , que e v i d e n t e -
m e n t e n o v e n d r í a n u n c a . E r a preciso, en u n a p a l a b r a , que u n a n u e v a
v i d a comenzara en l a aldea. Pero s i n desorden, s i n m u c h o desorden
social, n a d a de eso p o d í a hacerse. ¡Y precisamente ese desorden
necesario es lo que los legisladores q u i s i e r o n i m p e d i r ! . . .
N o Siriamente h a b í a n e l i m i n a d o a l p u e b l o de l a administración
p o r m e d i o de l a ley m u n i c i p a l de d i c i e m b r e de 1789, que entregaba
el poder a d m i n i s t r a t i v o a los ciudadanos activos, y b a j o el n o m b r e
de ciudadanos pasivos e x c l u í a a t odos los campesinos pobres y casi
a todos los t r a b a j a d o r e s de las ciudades; n o solamente entregaba así
t o d o el poder en p r o v i n c i a s a l a burguesía, sino que a r m a b a a esta
burguesía de poderes cada vez m á s amenazadores p a r a i m p e d i r a l a
gente pobre c o n t i n u a r sus rebeldías. Y n o o b s t a n t e , ú n i c a m e n t e las
rebeldías de esos pobres i b a n a p e r m i t i r después, en 1792 y 1793,
d a r el golpe de gracia a l a n t i g u o régimen ( i ) .

( i ) Léanse en la Hisloire poUii)¡ue de la Rivolution Iramaise, de A u l a r d , e.» e l i c , París, 1903,


las páginas 55-60, en que muestra el autor os trabajos de l a Asamblea para impedir que el
poder cayera en manos del pueblo. E s justísima la observación hecha por l a ley de 14 de octu-
bre i / y o , sobre l a prohibidón a los ciudadanos de las comunas de reunirse para discutir sus
asuntos, no debiendo reunirse más que u n a vez a l año para las elecciones.
LA GRAN REVOLUCIÓN

H e aquí, pues, el aspecto que presentaban los acontecimientos.


L o s campesinos, que h a b í a n comenzado l a revolución, c o m p r e n d í a n
perfectamente que n a d a se h a b í a hecho aún. L a abolición de las ser-
v i d u m b r e s personales, sólo había despertado sus esperanzas Era
y a cuestión de a b o l i r de hecho
las pesadas s e r v i d u m b r e s eco-
nómicas, para siempre y s i n
indemnización o rescate, p o r
supuesto. A d e m á s , el campe-
sino quería recuperar l a pose-
sión de las t i e r r a s comunales.

L o que h a b í a a d q u i r i d o y a
en 1789 quería conservarlo y
obtener p a r a ello l a sanción del
hecho consumado. L o que n o
h a b í a logrado c o n q u i s t a r , que-
ría c o n q u i s t a r l o , s i n caer b a j o
l a acción de la ley marcial.

A esas dos v o l u n t a d e s del DIÓGENES Y MARAT

pueblo l a burguesía se oponía Dlógenes, con gorro frigio, a b a n d o n a s u tonel


p a r a dar l a mano a Marat, que sale por el v e n t a -
con todas sus fuerzas. Había
nillo de u n a cueva.
aprovechado l a rebeldía de los DIÓGENES.—Compañero descamisado, ¡cuánto
tiempo te he buscado!
campesinos en 1789 c o n t r a el
M A R A T . — S e persigue l a V e r d a d , y me veo r e -
feudalismo p a r a comenzar sus ducido a ese a n t r o .

( D e una estampa de l a época )


primeros a t a q u e s contra el
poder absoluto del rey, los nobles y el clero; pero en c u a n t o fué
v o t a d o y aceptado p o r el rey, con t o d a l a t i t u d p a r a v i o l a r l e , u n p r i m e r
bosquejo de Constitución, l a burguesía se d e t u v o , asustada ante
las conquistas rápidas que h a c í a el espíritu r e v o l u c i o n a r i o en el seno
del pueblo.
L o s burgueses c o m p r e n d í a n a d e m á s que los bienes de los señores
i b a n a pasar a sus propias manos, y los querían i n t a c t o s , con t o d o s
los ingresos adicionales que representaban las s e r v i d u m b r e s a n t i g u a s
t r a n s f o r m a d a s en pagos en dinero. D e s p u é s se v e r í a si sería o no m á s
310 PEDRO KROPOTKINE

ventajoso a b o l i r los restos de esas s e r v i d u m b r e s , y entonces se h a r í a


legalmente, con «método», c o n «orden». P o r q u e si solamente se t o l e -
r a r a el desorden, ¿quién sabe d ó n d e se detendría el pueblo? ¿ N o se
h a b l a b a y a de «igualdad», de «ley a g r a r i a », de «nivelación de fortunas»,
de «haciendas que n o excedieran de c i e n t o v e i n t e a r p e n t a s » ?

A los artesanos y a t o d a l a p o b l a c i ó n laboriosa de las ciudades,


les sucedería l o m i s m o que a los campesinos. L o s gremios, d e que l a
m o n a r q u í a h a b í a sabido hacer i n s t r u m e n t o s de opresión, h a b í a n sido
abolidos. L o s restos de s e r v i d u m b r e f e u d a l , que t o d a v í a existían
en g r a n n ú m e r o en las poblaciones rurales, f u e r o n y a s u p r i m i d o s
por las insurrecciones populares d e l v e r a n o de 1789. H a b í a n des-
aparecido las j u s t i c i a s señoriales, y los jueces e r a n elegidos p o r el
pueblo, e n t r e l a b u r g u e s í a poseedora.
Pero t o d o eso en el f o n d o era poca cosa. E l t r a b a j o f a l t a b a en
las i n d u s t r i a s , y el p a n se v e n d í a a precios m u y elevados. L a masa
de los obreros quería tener paciencia, puesto que se t r a b a j a b a p a r a
establecer el reinado de l a L i b e r t a d , de l a I g u a l d a d y de l a F r a -
t e r n i d a d ; mas como ese reinado no se establecía, se perdía l a p a -
ciencia, y el t r a b a j a d o r pedía entonces que l a C o m u n a de P a r í s ,
de R u á n , de N a n c y , de L y o n , etc., hiciesen p o r sí mismas p r o v i s i o -
nes p a r a vender el t r i g o a precio de coste; p e d í a t a m b i é n que se
tasase el t r i g o a los comerciantes, que se h i c i e r a n leyes s u n t u a r i a s ,
que se i m p u s i e r a a los ricos u n i m p u e s t o forzoso y progresivo. Pero
entonces l a burguesía, que estaba a r m a d a desde 1789, m i e n t r a s los
ciudadanos pasivos permanecían sin armas, salía a l a calle, desple-
gaba l a b a n d e r a r o j a i n t i m a n d o a l p u e b l o l a o r d e n de dispersarse y
fusilaba a los rebeldes a boca de j a r r o , como se hizo en París en j u l i o
de 1791 y poco m á s o menos en t o d a F r a n c i a .
Y l a R e v o l u c i ó n se detenía en su m a r c h a : l a m o n a r q u í a se sentía
v o l v e r a l a v i d a ; los emigrados se f r o t a b a n las manos en Coblentza
y en M i t a u ; los ricos l e v a n t a b a n la cabeza y se l a n z a b a n a especula-
ciones desenfrenadas.
A t a l p u n t o se h a b í a llegado, que desde el v e r a n o de 1790 hasta
j u n i o de 1792 l a contra-revolución p u d o creerse t r i u n f a n t e .
LA GRAN REVOLUCIÓN 3 "

Es m u y n a t u r a l que u n a revolución t a n i m p o r t a n t e c o m o la
efectuada en tre 1789 y 1793 h a y a t e n i d o sus m o m e n t o s de pausa
y a u n de retroceso.
L a s fuerzas de que disponía el a n t i g u o régimen e r a n inmensas,
y , después de haber s u f r i d o u n p r i m e r fracaso, h a b í a n de recons-
tituirse p a r a oponer u n d i q u e a l a invasión de las nuevas ideas.

MATANZA D E L O S P A T R I O T A S D E MONTAÜBAN E L l O D E M A Y O D E 179O

L a reacción, pues, que se p r o d u j o desde los p r i m e r o s meses de 1790,


y a u n desde d i c i e m b r e de 1789, no ofrece n a d a de i m p r e v i s t o . Pero
si esa reacción fué t a n fuerte que p u d o d u r a r hasta j u n i o de 1792,
y si, a pesar de todos los crímenes de l a corte, llegó a ser b a s t a n t e
poderosa p a r a poner en peligro a l a R e v o l u c i ó n en 1791, se debe a
que no fué sólo o b r a de los nobles y del clero, u n i d o s bajo l a b a n d e r a
de l a monarquía, sino que t a m b i é n l a burguesía, esa n u e v a fuerza
c o n s t i t u i d a p o r l a m i s m a R e v o l u c i ó n , a p o r t ó su h a b i h d a d en los
negocios, su a m o r al «orden» y a l a p r o p i e d a d y su o d i o a l t u m u l t o
popular, p a r a a p o y a r las fuerzas que p r o c u r a b a n detener l a R e v o -
lución. E l m a y o r número de hombres i n s t r u i d o s , de los «intelectuales»
en quienes el pueblo h a b í a puesto su confianza, en c u a n t o v i e r o n
312 PEDRO KROPOTKINE

los p r i m e r o s i n d i c i o s de u n l e v a n t a m i e n t o popular, le v o l v i e r o n l a es-


p a l d a y se a p r e s u r a r o n a mezclarse c o n los defensores del orden, para
d o m i n a r a l p u e b l o y oponer u n d i q u e a sus tendencias i g u a l i t a r i a s .
Reforzados de esta j n a n e r a , los c o n t r a - r e v o l u c i o n a r i o s , ligados
c o n t r a el p u e b l o , l o g r a r o n t a n b u e n é x i t o , que si los campesinos n o
h u b i e r a n c o n t i n u a d o sus l e v a n t a m i e n t o s en los campos, y si el p u e b l o
de las ciudades, v i e n d o a l e x t r a n j e r o i n v a d i r l a nación, n o se h u b i e r a
sublevado de n u e v o en el v e r a n o de 1792, l a R e v o l u c i ó n se h u b i e r a
d e t e n i d o en s u m a r c h a s i n haber hecho o b r a d u r a d e r a .
L a situación, en general, era b i e n s o m b r í a en 1790. « Y a l a aris-
t o c r a c i a p u r a de los ricos queda establecida s i n p u d o r » , escribía
L o u s t a l o t el 28 de n o v i e m b r e de 1789, en las Revoluciones de París.
«¿Quién sabe si h a llegado a ser u n c r i m e n de lesa nación atreverse
a decir: La nación es soberana}» ( i ) Desde entonces l a reacción g a n a b a
t e r r e n o incesantemente.
E n su g r a n t r a b a j o sobre l a h i s t o r i a política de l a G r a n R e v o l u -
ción, M . A u l a r d se dedica a poner de m a n i f i e s t o l a oposición que l a
idea de u n a f o r m a r e p u b l i c a n a de gobierno h a l l a b a en l a b u r g u e s í a
y entre los intelectuales de l a época, en los precisos m o m e n t o s en
que las traiciones de l a corte y de los m o n á r q u i c o s i m p o n í a n y a l a
R e p ú b l i c a . E n efecto, c u a n d o en 1789 los r e v o l u c i o n a r i o s procedían
c o m o si quisieran p r e s c i n d i r de l a m o n a r q u í a , se p r o d u j o u n m o v i -
miento decididamente monárquico e n t r e esos mismos revoluciona-
rios, a m e d i d a que se a f i r m a b a el poder c o n s t i t u c i o n a l de l a A s a m -
blea (2). M á s aún: después d e l 5 y 6 de o c t u b r e de 1789 y de l a h u i d a
del r e y en j u n i o de 1791, cada vez que el p u e b l o se m a n i f e s t a b a c o m o
u n a fuerza r e v o l u c i o n a r i a , la b u r g u e s í a y sus jefes de opinión se h a c í a n
cada vez m á s monárquicos.

(1) Aulard, Histoire bolüiquc de la Révolution iranfaise, p. 72. E n Aulard se hallará u n


análisis detallado de lo que hizo l a Asamblea contra el espíritu democrático.
(2) E n t r e otras, se encuentra u n a huelia m u y interesante en las cartas de Mme. Jullien
(de l a Drome). «Me he curado de m i fiebre romana que, sin embargo, no me h a hecho caer en
«•1 republicanismo por temor de la guerra civil. Y o me encierro con los animales de toda especie
en el arca sagrada de la Constitución...» «Se es todavía algo salvaje cuando se es espartana
o romana en París.» E n otra parte pregunta a s u hijo. «Dinie si los jacobinos se han vuelto
feuillants.» {Diario de una burguesa durante la Revolución, publicado por E . Lockroy. París,
1881 2.» edic. ps. 31, 32, 35.)
LA GRAN REVOLUCIÓN

Es u n hecho m u y i m p o r t a n t e ; pero t a m p o c o h a de o l v i d a r s e
que lo esencial p a r a l a burguesía y los intelectuales fué l a conservación
de las propiedades, como entonces se decía. Se ve, en efecto, que esta
cuestión de l a conservación de las propiedades pasa como u n h i l o
negro a t r a v é s de t o d a l a R e v o l u c i ó n , hasta l a c a í d a de los g i r o n d i -
nos ( i ) . Es seguro que si l a R e p ú b l i c a asustaba t a n t o a los burgueses

M U E R T E D E D E S I L L E , E N N A N C Y , E L 31 D E AGOSTO D E 1790

y hasta a los jacobinos exaltados, cuando los franciscanos l a acepta-


b a n de buen grado, era p o r q u e en el p u e b l o l a idea de república se
ligaba con l a de igualdad, y que é s t a se t r a d u c í a p i d i e n d o la igualdad
de las fortunas y la ley agraria, fórmulas de los niveladores, de los
comunistas, de los expropiadores, de los «anarquistas» de l a época.
Para impedir que el p u e b l o atentara al principio sacrosanto
de la p r o p i e d a d , l a burguesía se apresuró a poner u n freno a l a R e v o -
lución. Y a que en o c t u b r e de 17S9 v o t ó l a A s a m b l e a l a famosa ley

I) .Sólo Marat había osado poner en s u diario este epígrafe: Ut redeat miseris abeal fortuna
siipcrbis. (Que l a fortuna abandone a los ricos y v a y a a los miserables.)
314 PEDRO KROPOTKINE

m a r c i a l , que p e r m i t í a f u s i l a r a los campesinos rebeldes, y después,


en j u l i o de 1791, autorizó l a m a t a n z a dél p u e b l o de París; dificultó
t a m b i é n l a llegada a P a r í s de h o m b r e s d e l p u e b l o de las p r o v i n c i a s
p a r a asistir a l a F i e s t a de l a F e d e r a c i ó n d e l 14 de j u l i o de 1790, y
t o m ó u n a serie de medidas c o n t r a las sociedades r e v o l u c i o n a r i a s
locales que constituían l a fuerza de l a R e v o l u c i ó n p o p u l a r , con p e l i -
g r o de m a t a r de esa m a n e r a lo que h a b í a sido el g e r m e n de su p r o p i o
poder.

En efecto, desde los p r i m e r o s m o m e n t o s de l a R e v o l u c i ó n sur-


g i e r o n miles de asociaciones políticas en t o d a F r a n c i a . N o e r a n sola-
m e n t e las asambleas p r i m a r i a s o electorales, que c o n t i n u a b a n re-
uniéndose, n i las numerosas sociedades jacobinas, u n i d a s a l a sociedad
m a d r e de París; eran p r i n c i p a l m e n t e las Secciones, las Sociedades
populares y las Sociedades fraternales que surgieron e s p o n t á n e a -
m e n t e y con frecuencia sin f o r m a l i d a d a l g u n a ; e r a n miles de Comités
y de poderes locales, casi independientes, que se sobreponían a l poder
r e a l y que a y u d a b a n a esparcir en el p u e b l o l a idea de l a revolución
i g u a l i t a r i a y social.

Pues a d e s t r u i r , a p a r a l i z a r o al menos a desmoralizar esos m ü e s


de centros locales se dedicó con a r d o r l a burguesía, y lo logró, de t a l
modo, que l a reacción m o n á r q u i c a , clerical y nobiliaria .comenzó
a p r e d o m i n a r en las ciudades y poblaciones en general de m á s de
la m i t a d de F r a n c i a .
P r o n t o se i b a a r e c u r r i r a los procesos judiciales, y , en enero
de 1790, Necker obtenía u n decreto de arresto c o n t r a M a r a t , que se
h a b í a dedicado f r a n c a m e n t e a l a causa d e l p u e b l o , de los pobres
h a m b r i e n t o s . T e m i e n d o u n motín p o p u l a r , se recurrió a l a infantería
y a la caballería p a r a prender a l t r i b u n o ; se r o m p i ó y d e s t r u y ó su
i m p r e n t a , y M a r a t , en plena R e v o l u c i ó n , se v i ó o b ü g a d o a refugiarse
en I n g l a t e r r a . V u e l t o a F r a n c i a c u a t r o meses después, h u b o de o c u l -
tarse casi siempre, y en d i c i e m b r e de 1791 se v i ó o t r a vez obligado
a atravesar el canal.
E i í resumen, l a burguesía y los intelectuales, defensores de las
propiedades, h i c i e r o n t a n t o p a r a oponerse a l i m p u l s o p o p u l a r , que
LA GRAN REVOLUCIÓN

d e t u v i e r o n l a R e v o l u c i ó n m i s m a . A m e d i d a que l a a u t o r i d a d de l a
burguesía se i b a c o n s t i t u y e n d o , se reconstituía t a m b i é n l a a u t o i i d a d
del rey.
«La v e r d a d e r a R e v o l u c i ó n , enemiga de l a licencia, se consolida
cada día», escribía el m o n á r q u i c o M a l l e t d u P a n en j u n i o de 1790.
Y decía l a v e r d a d , p o r q u e tres meses después se sentía y a t a n

POMPA FÚNEBRE E N S E P T I E M B R E D E 1 7 9 0 E N H O N O R D E L O S S O L D A D O S
CIUDADANOS MUERTOS E N NANCY

fuerte y p o t e n t e l a contra-revolución, que cubría de c a d á v e r e s las


calles de N a n c y .
Al p r i n c i p i o impresionó escasamente al ejército, compuesto en
aquella época de mercenarios, en p a r t e e x t r a n j e r o s , alemanes y suizos,
el espíritu de l a R e v o l u c i ó n ; pero fué p e n e t r a n d o en ellos poco
a poco.
L a Fiesta de la Federación, a l a que p r e v i a i n v i t a c i ó n asistieron
delegados de los soldados considerados como ciudadanos, c o n t r i b u y ó
a ese resultado, y en el curso d e l mes de agosto se p r o d u j o p o r todas
partes, y sobre t o d o en las guarniciones del Este, u n a serie de m o v i -
mientos entre los soldados, quienes querían o b l i g a r a sus jefes a d a r
316 PEDRO KROPOTKINE

c u e n t a de las cantidades que h a b í a n pasado p o r sus manos y a resti-


t u i r las que h a b í a n s u b s t r a í d o a los soldados. Esas cantidades eran
enormes: ascendían a m á s de 240.000 l i b r a s en el r e g i m i e n t o de Beauce,
a 100.000 y hasta dos m i l l o n e s en o t r a s guarniciones. L a eferves-
cencia i b a en a u m e n t o ; p e r o , c o m o podía esperarse de h o m b r e s e m -
brutecidos por u n largo servicio, u n a p a r t e de ellos permanecía
a d i c t a a los jefes, y los c o n t r a - r e v o l u c i o n a r i o s se a p r o v e c h a r o n de esta
división p a r a p r o v o c a r conflictos y riñas sangrientas e n t r e los m i s -
mos soldados, llegando, en L i l l e , a batirse e n t r e sí c u a t r o regi-
mientos, realistas contra patriotas, hasta dejar en tierra cin-
c u e n t a e n t r e m u e r t o s y heridos.

E s m u y p r o b a b l e que, h a b i e n d o r e d o b l a d o su a c t i v i d a d las cons-


piraciones reahstas desde el f i n a l de 1789, sobre t o d o e n t r e los
oficiales del ejército d e l E s t e , mandado por Bouillé, entrase en
los planes de los conspiradores a p r o v e c h a r l a p r i m e r a rebeldía de
los soldados p a r a anegarla en sangre con la ayuda de los regi-
m i e n t o s realistas fieles a sus jefes.
N o t a r d ó en presentarse l a ocasión e n N a n c y .
La A s a m b l e a N a c i o n a l , a l t e n e r n o t i c i a de esta a g i t a c i ó n e n t r e
los m i l i t a r e s , v o t ó en 6 de agosto de 1790 u n a l e y que disminuía
los efectivos del ejército, prohibía las «asociaciones deliberantes»
de los soldados en los r e g i m i e n t o s , pero o r d e n a b a a l m i s m o t i e m p o
que los oficiales p r e s e n t a r a n i n m e d i a t a m e n t e las cuentas a sus regi-
mientos.
E n c u a n t o ese decreto fué conocido en N a n c y el día 9, los soldados,
sobre t o d o los suizos d e l r e g i m i e n t o de C h a t e a u v i e u x , en su m a y o r
p a r t e vodenses y ginebrinos, p i d i e r o n cuentas a sus jefes. T o m a r o n
la caja de su r e g i m i e n t o p a r a p o n e r l a b a j o l a s a l v a g u a r d i a de sus
centinelas, amenazaron a sus jefes y e n v i a r o n ocho delegados a P a r í s
p a r a defender su causa ante l a A s a m b l e a N a c i o n a l . L o s m o v i m i e n t o s
de t r o p a s austríacas en l a f r o n t e r a v i n i e r o n entonces a aumentar la
agitación.
La Asamblea, e n t r e t a n t o , f u n d a d a en relaciones falsas llegadas
de N a n c y y sugestionada p o r el c o m a n d a n t e de los guardias nació-
LA GRAN REVOLUCIÓN

nales, L a f a y e t t e , en q u i e n l a b u r g u e s í a t e n í a p l e n a confianza, votó


el día 16 u n decreto condenando a los soldados p o r su i n d i s c i p l i n a ,
y ordenando a las guarniciones y a los guardias nacionales d e l M e u r t l i e
que «suprimieran a los autores de l a rebelión». L o s delegados f u e r o n
detenidos y L a f a y e t t e lanzó p o r su p a r t e u n a c i r c u l a r convocando a
los guardias nacionales de los c o n t o m o s de N a n c y p a r a c o m b a t i r l a
guarnición i n s u r r e c t a de aquella
ciudad.
S i n embargo, en N a n c y m i s -
m o , t o d o parecía arreglarse pací-
ficamente.
L a m a y o r p a r t e de los i n s u -
rrectos hasta h a b í a n f i r m a d o «un
acta de arrepentimiento»; mas
LOS EMIGRANTES
aparentemente el hecho n o con-
( D e a n a estampa de l a «poca!
v e n í a a los realistas ( i ) .
Bouillé salió" el 28 de M e t z a l a cabeza de tres m i l soldados fieles,
c o n l a f i r m e intención de d a r en N a n c y el g r a n golpe deseado c o n t r a
los rebeldes.
La duplicidad del directorio del departamento y del a y i m t a -
m i e n t o de N a n c y facilitó l a realización de a q u e l p l a n , y c u a n d o t o d o
podía a ú n arreglarse a m i g a b l e m e n t e , B o u i l l é i m p u s o a l a guarnición
condiciones imposibles y c o m e n z ó el c o m b a t e . Sus soldados h i c i e r o n
u n a carnicería espantosa en N a n c y ; m a t a b a n los ciudadanos pací-
ficos lo m i s m o que los soldados rebeldes, y de paso saqueaban
las casas.
Tres m i l c a d á v e r e s y a c í a n en las calles; t a l fué el r e s u l t a d o de
aquel c o m b a t e , y después v i n i e r o n las represalias «legales». T r e i n t a
y dos soldados f u e r o n ejecutados y perecieron en el t o r m e n t o ; c u a r e n t a
y u n o f u e r o n condenados a presidio.

(I) Véanse Grands cUlaüs par piíces authentvpus ie l'affairí de Nancy, París, 1790; Détaü
tr¿s exact des ravages commis... á Nancy, París, 1790; Relation exacte de ce qui s'est passé a
Nancy le .?/ aoút lygo; Le sens comtnun du bonhomme Richard sur l'affaire de Nancy, Phüa-
delphia (?), el año 11 de la libertad francesa, y otros folletos de l a rica colección del BritisH
Museum, voliímenes 7, 326, 327, 328, 962.
E l r e y se apresuró a a p r o b a r p o r m e d i o de u n a c a r t a «la b u e n a
c o n d u c t a de M . Bouillé»; l a A s a m b l e a N a c i o n a l dió las gracias a los
asesinos, y el A y u n t a m i e n t o de P a r í s celebró u n a fiesta f u n e r a r i a
en h o n o r de los vencedores m u e r t o s en l a b a t a l l a . N a d i e osó p r o t e s t a r ,
Robespierre lo m i s m o que los demás.
A s í t e r m i n ó el año 1790. L a reacción a r m a d a q u e d a b a preponde-
rante.

r
CAPÍTULO XXIX

L a huida del rey


L a reacción — Fin de la A s a m b l e a Constituyente

A Gran Revolución está llena de acontecimientos a l -


t a m e n t e trágicos: la t o m a de l a B a s t i l l a , la m a r c h a
de las mujeres a Versalles, el asalto de las Tullerías
y l a ejecución del r e y h a n resonado en el m u n d o
entero, y todos hemos a p r e n d i d o sus fechas en l a i n f a n c i a . Sin
embargo, j u n t o a hechos t a n memorables, ha habido otros qne
snelen olvidarse y que, a nuestro j u i c i o , t u v i e r o n a ú n m á s a l t a s i g n i -
ficación p o r r e s u m i r en u n m o m e n t o dado el espíritu de la R e v o l u c i ó n
y p a r a d e t e r m i n a r su m a r c h a venidera.
Puede decirse que p a r a l a caída de l a m o n a r q u í a , el m o m e n t o
m á s s i g n i f i c a t i v o de la R e v o l u c i ó n , el que m e j o r resume l a p r i m e r a
p a r t e y que en lo sucesivo dió a t o d a su m a r c h a c i e r t o carácter p o p u -
320 P E D R O K R O P O T K T N E

lar, es el 2 1 de j u n i o de 1791, a q u e l l a noche m e m o r a b l e en qne unos


desconocidos, unos h o m b r e s d e l p u e b l o , d e t u v i e r o n a l r e y fugitivo
y su f a m i l i a en Varennes, en el m o m e n t o en que i b a n a pasar l a f r o n -
t e r a y a echarse en brazos d e l e x t r a n j e r o . De aqnella noche d a t a
la caída de l a m o n a r q u í a . E n aquel m o m e n t o e n t r a el p u e b l o en escena
p a r a rechazar los políticos a u n segundo término.

Conocida es la aventura.
Todo un complot se había
u r d i d o en P a r í s p a r a l a eva-
sión del r e y a l o t r o lado de
la f r o n t e r a , d o n d e se "pondría
a l a cabeza de los emigrados
y de los ejércitos alemanes.
Ea corte acariciaba ese plan
desde septiembre de 1789, y
parece que L a f a y e t t e t e n í a de
él c o n o c i m i e n t o ( i ) .
Se c o m p r e n d e qne los rea-
listas v i e r a n en esa e v a s i ó n el
GORRO GIRONDINO
m e d i o de poner a l r e y en segu-
r i d a d y de d o m i n a r al m i s m o t i e m p o l a R e v o l u c i ó n . Pero muchos
revolucionarios de la burguesía favorecían también ese p l a n : los
Borbones, u n a vez fuera de F r a n c i a , pensaban, se pondría a F e l i p e
de Orleans en el t r o n o , q u i e n o t o r g a r í a u n a constitución burguesa, y
no se necesitaría y a el concurso, siempre peligroso, de las rebeldías,
populares.
E l p u e b l o hizo fracasar el p l a n .
U n desconocido, D r o u e t , ex-empleado de correos, reconoció a l r e y a l
pasar p o r u n a aldea d e l c a m i n o ; pero el carruaje real p a r t i ó a l galope.
Entonces D r o u e t y u n o de sus amigos, G u i l l a u m e , se l a n z a n , d u r a n t e
la noche, a r i e n d a suelta en su persecución. S a b í a n que los bosques

(i) V é a s e l a c a r t a d e l c o n d e d e E s t a i n g a l a r e i n a , c u y o b o r r a d o r , h a l l a d o d e s p u é s , fué
p u b l i c a d o e n l a Histoirc de la Révolution par Deux Amies de la Liberté, 1792, t. I I I , ps. 101-104;
L u i s B l a n c , t . I I I , 1 8 5 2 , p s . 17.5. i / é -
L A G R A N REVOLUCIÓN 321

que se p r o l o n g a n a lo largo del c a m i n o estaban v i g i l a d o s p o r los


húsares, que h a b í a n v e n i d o a l a c a r r e t e r a general p a r a recibir el coche
real en el Puente de Somme-Vesle, pero no viéndole v e n i r y t e m i e n d o
la h o s t i l i d a d del pueblo, se h a b í a n r e t i r a d o a l bosque. D r o u e t y G u i -
l l a u m e e v i t a r o n las p a t r u l l a s siguiendo los senderos que les eran cono-
cidos, pero no alcánzaron el coche hasta Varennes, donde le r e t u v o
l a c i r c u n s t a n c i a de n o haberse
e n c o n t r a d o en el p u n t o de c i t a
los húsares y el relevo del t i r o
del coche. U n a vez allí, ade-
lantándose D r o u e t u n poco, se
presentó en casa de u n taberne-
ro amigo. — ¿Eres tú buen pa-
triota? le preguntó. — ¿Puedes
dudarlo? — ¡Entonces, vamos a
detener al rey!

E n seguida, sin r u i d o , obs-


t r u y e n el c a m i n o , a t r a v e s a n d o
en el puente del A i r e u n ca-
GORRO JACOBINO

r r u a j e cargado de muebles que


casualmente se h a l l a b a allí cerca. Después, seguido de c u a t r o o cinco
ciudadanos armados, detienen a los f u g i t i v o s en el m i s m o m o m e n t o
en que sn coche, descendiendo de l a C i u d a d A l t a hacia el p u e n t e d e l
A i r e , llegaba bajo l a b ó v e d a de l a iglesia de San Gen9oult ( i ) .
D r o u e t y sus amigos h i c i e r o n apearse a los viajeros, a pesar de

(i) E s v e r o s í m i l , segi'm os d o c u m e n t o s auténticos recogidos y analizados p o r M . O . Lenótre


(/,« árame de Varennes: Juir. lygi, P a r í s , 1 9 0 5 , p s . 151 y s i g . ) , q u e D r o u e t sólo t u v o sospechas
r e s p e c t o d e l o s v i a j e r o s ; q u e v a c i l a b a , y q u e n o se lanzó e n s u c a r r e r a a través d e l o s bosques
h a s t a q u e vi6 confirmadas s u s sospechas por J u a n de L a g n y , m u c h a c h o de trece arios, hijo d e l
maestro de postas de Chantrix, J - B . L a g n y , que llegó a S a i n t e - - M e n e h o u l d , e n r a p i d í s i m a
carrera, trayendo l a orden de detener l a berlina real, f i r m a d a por B.ayon, u n o de los voluntarios
e n r i a d o s d e P a r í s e n l a m a ñ a n a d e l 21 d e j u n i o , p o r L a f a y e t t e , e n persecución d e l r e y . B a y o m
después d e h a b e r r e c o r r i d o t r e i n t a y c i n c o l e g u a s e n seis h o r a s , c a m b i a n d o diez v e c e s d e c a b a l l o ,
y n o p u d i e n d o m á s , s e d e t u v o p o r u n m o m e n t o e n C h a n t r i x y s e apresuró a e n v i a r «un c o r r e o
d e l a n t e d e sí. • E s m u y p r o b a b l e t a m b i é n ( p s . 6 2 y 6 3 d e l a m i s m a o b r a ) q u e L u i s X V I h u b i e s e
sido ya r e c o n o d d o e n C h a n t r i x p o r G a b r i e l V a l l e t , q u e h a b í a a s i s t i d o e n P a r í s a l a fiesfi; d e
l a Federación. E s e m i s m o V a l l e t c o n d u j o l a b e r l i n a h a s t a C h a l o n s d o n d e s e g u r a m e n t e n o guardó
el secreto.
322 P E D R O K R O P O T K I N E

S U S protestas, y m i e n t r a s l a m u n i c i p a l i d a d visaba sus pasaportes,


les h i c i e r o n pasar a l a t r a s t i e n d a del tendero Sauce, donde el r e y ,
c l a r a m e n t e reconocido p o r u n juez residente en Varennes, se v i ó
forzado a a b a n d o n a r su papel de c r i a d o de «Madame Korff», y , siempre
a s t u t o , l a m e n t ó los peligros que su f a m i l i a corría en París por p a r t e
de los Orleans, p a r a excusar su evasión.
Pero el p u e b l o no se dejó engañar, y comprendió en seguida los
planes y l a traición del rey. L a s campanas t o c a r o n a rebato, y su
eco, esparcido desde Varennes de p u e b l o en pueblo a t r a v é s del
silencio de l a noche y de l a soledad de los campos, a t r a j o de t o d a s
partes campesinos armados con horquillas y estacas. Esperando
el día g u a r d a r o n al rey, y dos campesinos con l a h o r q u i l l a en l a m a n o
hacían c e n t i n e l a a l a p u e r t a de su prisión p r o v i s i o n a l .
L o s campesinos a c u d i e r o n a miles p o r t o d o el c a m i n o , desde
Varennes a París, y p a r a l i z a r o n a los húsares y los dragones de Bouillé,
de quienes L u i s X V I se h a b í a f i a d o p a r a su evasión. E n Sainte M e -
n e h o u l d se t o c ó a r e b a t o i n m e d i a t a m e n t e después de l a p a r t i d a d e l
rey, lo m i s m o que en C l e r m o n t - e n - A r g o n n e . E n Sainte M e n e h o u l d
el pueblo desarmó a los dragones que l l e g a r o n p a r a escoltar a l r e y ,
y después fraternizó con ellos. E n Varennes, los sesenta húsares
alemanes destinados a l a escolta real h a s t a el encuentro de los f u g i -
t i v o s con Bouillé, y que estaban apostados en l a C i u d a d B a j a , a l lado
opuesto d e l A i r e , b a j o el m a n d o del s u b t e n i e n t e R o h r i g , apenas se
dejaron ver. E l oficial desapareció, s i n que j a m á s se h a y a sabido
de él; y en c u a n t o a sus soldados, después de haber b e b i d o t o d o el
día con los h a b i t a n t e s (quienes les g a n a b a n p a r a l a causa f r a t e r n i -
zando con ellos), se o l v i d a r o n del r e y y g r i t a b a n ¡Viva la nación!,
m i e n t r a s que la población en masa, a d v e r t i d a p o r el t o q u e de r e b a t o ,
se agolpaba en las inmediaciones de l a t i e n d a de Sauce.

L a s inmediaciones de Varennes se c u b r i e r o n de barricadas p a r a


i m p e d i r a los huíanos de Bouillé l a e n t r a d a en l a c i u d a d . Y desde
el amanecer gritó l a m u l t i t u d : ¡A París! ¡A París!
L o s g r i t o s r e d o b l a r o n cuando a las diez de l a m a ñ a n a l l e g a r o n
dos comisarios, enviados el día 21 p o r l a m a ñ a n a , u n o p o r L a f a y e t t e
LA G R A N REVOLUCIÓN

y o t r o por la Asamblea p a r a detener a l r e y y su f a m i l i a . ¡Que partan


inmediatamente! ¡Los llevaremos a la fuerza! g r i t a r o n los campesinos,
furiosos cuando v i e r o n que L u i s X V I t r a t a b a de ganar t i e m p o espe-
rando la llegada de Bouillé y de sus huíanos. N o h a b i e n d o m á s recurso,
y después de haber d e s t r u i d o los papeles comprometedores, el r e y

HUÍDA D E L R E Y "

A g u a fuerte de l a época, c o n esta l e y e n d a :

«Luis X V I , d i s f r a z a d o de c o c i n e r o , se a d e l a n t a , p r e c e d i d o de l a r e i n a , a p o y a d a sobre
el c o n d e F e r s e n , h i j o i n d i g n o d e g l o r i o s o p a d r e , h a c i a el c a r r u a j e d o n d e M a d a n r a R e a l y e l
Delfín v a n e n t r a n d o .
L a r e i n a p i s o t e a l a b u e n a fe y r e c i b e c o n s e j o s d e l á g u i l a i m p e r i a l .
E l fanatismo, bajo l a figura del papa, agita sus antorchas para iluminar l a ruta.
L o s señores d e l a c o m p a ñ a m i e n t o v a n s a l i e n d o d e l a a l c a n t a r i l l a d e l a s Tullerías. t

y su f a m i l i a e m p r e n d i e r o n el retroceso a París, donde los c o n d u j o


prisioneros el pueblo. A q u e l l o fué el f i n de la m o n a r q u í a c a í d a en el
oprobio.
E l 14 de j u l i o de 1789 l a m o n a r q u í a perdió su fortaleza, pero con-
servó su fuerza m o r a l , su prestigio. Tres meses después, el 6 de o c t u -
bre, el rey se constituía en rehén de l a R e v o l u c i ó n , pero e l p r i n c i p i o
monárquico quedaba en pie. E l rey, a c u y o rededor se unían los p r o -
pietarios, era t o d a v í a m u y poderoso.. L o s mismos jacobinos no osaban
atacarle.
324 P E D R O K R O P O T K I N E

Pero !a noche en que el r e y , disfrazado de doméstico y g u a r d a d o


por campesinos, pasó e n l a t r a s t i e n d a de u n especiero de p u e b l o ,
codeándose con los «patriotas» a l a l u z de u n a b u j í a colocada en u n
f a r o l ; aquella noche en que se t o c ó a r e b a t o p a r a i m p e d i r que el r e y
hiciera traición a l a nación y en que los campesinos a c u d i e r o n p a r a
r e s t i t u i r l e p r i s i o n e r o a l p u e b l o de París; en aquella noche l a m o n a r -
quía se hundió p a r a siempre. E l r e y , antes símbolo de l a u n i d a d
n a c i o n a l , perdía su razón de ser a l c o n v e r t i r s e en símbolo de l a unión
i n t e r n a c i o n a l de los t i r a n o s c o n t r a los pueblos. T o d o s los t r o n o s de
E u r o p a se r e s i n t i e r o n de aquel hecho.
A l m i s m o t i e m p o el p u e b l o e n t r a b a en l i z a p a r a forzar l a m a n o
a los legisladores políticos. A q u e l D r o u e t , que o b r ó p o r su p r o p i a
i n i c i a t i v a y b u r l ó los planes de los políticos; a q u e l p r o v i n c i a n o q u e ,
d u r a n t e l a noche, p o r su p r o p i a inspiración, m o n t ó en s u caballo
y le hizo f r a n q u e a r a galope valles y colinas en persecución d e l t r a i d o r
secular, el rey, es l a i m a g e n d e l p u e b l o que, desde aquel i n s t a n t e ,
a cada m o m e n t o crítico de l a R e v o l u c i ó n , h a b í a de t o m a r l a dirección
de los asuntos públicos y d o m i n a r a los políticos.

D a invasión de las Tullerías p o r el p u e b l o en 20 de j u n i o de 1792,


la m a r c h a de los s u b u r b i o s de P a r í s c o n t r a las Tullerías el 10 de agosto
de 1792, l a destitución y lo demás, t o d o s esos grandes acontecimientos
se sucedieron después como u n a necesidad histórica.
L a idea d e l r e y , cuando t r a t ó de evadirse, era ponerse a l a cabeza
del ejército que m a n d a b a Bouillé, y , sostenido p o r u n ejército a l e m á n ,
m a r c h a r sobre París. U n a vez r e c o n q u i s t a d a l a c a p i t a l , y a se sabe
h o y lo que los realistas se proponían; detener a t o d o s los «patriotas»,
las listas de proscripción y a estaban hechas; ejecutar a unos, d e p o r t a r
o apresar a otros; a b o l i r todos los decretos que l a A s a m b l e a había
v o t a d o p a r a restablecer l a Constitución o' p a r a c o m b a t i r a l clero;
restablecer el a n t i g u o régimen c o n sus órdenes y sus clases; r e i n s t a l a r
a m a n o a r m a d a y p o r m e d i o de ejecuciones sumarias los diezmos,
los derechos feudales, los derechos de caza y todos los t r i b u t o s feudales
del a n t i g u o régimen. T a l era e l p l a n de los realistas, y n o lo o c u l -
t a b a n . — «Esperad, señores p a t r i o t a s , decían a q u i e n quería oírles;
L A GRAN REVOLUCIÓN

p r o n t o se os h a r á pagar vuestros crímenes.» E l p u e b l o , como ya


hemos v i s t o , burló ese p l a n . E l rey, detenido en Varennes, fué con-
d u c i d o a París b a j o l a v i g i l a n c i a de los p a t r i o t a s de los suburbios.

Se h u b i e r a creído que desde entonces l a R e v o l u c i ó n seguiría a paso


de gigante su desarrollo lógico. U n a vez p r o b a d a l a traición del rey»

MATANZA D E L PUEBLO ANTE V SOBRE E L ALTAR D E LA PATRIA

EN 17 D E JULIO D E 1791

parecía n a t u r a l p r o c l a m a r l a destitución, d e r r i b a r las viejas institu-


ciones feudales e i n s t a u r a r l a república democrática.
Pues no fué así. Por el c o n t r a r i o , le reacción triunfó d e f i n i t i v a -
m e n t e u n mes después de l a h u i d a a Varennes, y l a b u r g u e s í a se
dió buena prisa de dar a l a m o n a r q u í a u n a n u e v a g a r a n t í a de i n -
munidad.
E l pueblo comprendió i n m e d i a t a m e n t e l a situación. E r a e v i d e n t e
que no se podía y a dejar a l r e y en el t r o n o . R e i n t e g r a d o en palacio,
emprendería de n u e v o l a t r a m a de sus conspiraciones y formaría
c o m p l o t s m á s a c t i v a m e n t e con A u s t r i a y con Prusia. I m p e d i d o y a
de salir de F r a n c i a , p o n d r í a m á s empeño en acelerar l a invasión.
E l rey no h a b í a a d q u i r i d o experiencia; c o n t i n u a b a , como si n a d a
de p a r t i c u l a r h u b i e r a sucedido, negando su f i r m a a los decretos que
328 PEDRO KROPOTKINE

a t a c a b a n el poder d e l clero y las p r e r r o g a t i v a s de los señores. E r a


preciso, pues, destronarle, p r o n u n c i a r su destitución.
Así lo comprendió el p u e b l o de París y u n a b u e n a p a r t e d e l de
las p r o v i n c i a s . E n P a r í s se c o m e n z ó desde el 22 de j u n i o a d e s t r u i r

/Aurf of^/Aerroií 'Át^^^ ,yu^~^y^A€fieAir^

r í 2 ¿ i « y K í t / 4 « 2 « . ^ ¿SUerA eS^eMuAe-yfMyt^uA-^&A-

¿y^S¡^x^tJÍ,íiiíiXík¿Ly A,-A. Cáitít,^ A ey^¿^,


C^rOrír^ y k r r . ^ ^ ^ 'AJUr^e^ ^J.AIe^éA€£.
AeAí^ueve, A-JAe A.^-AÍ j ^ á ü ^ » Mt¡^í^^.

AeAC'-^^ eíAr^¿L2e.ri)^ue^^e^- '^''•'•^^

Ue^Myf í2e'xef¿AuA- t£-rvA^^^^ g^Á^e^^ ^rA,


Z'i'WTfe^, Aí-^e¿^^^jLoezz^w:^. »AM»t^ —

eZxe^A erír,feAr^A^£r€r,cj'e^ ^fyf^rAe-aAuír^^*4eA^

**Aáa, o-J/*^Y^í^'iALVÍMrexe. Me McMvtAr »»íA^^

&?^MA Me^eAAjuMA' en¿¿r et^MV^er MM^~eC^ —.

e&re^eÍMe^ e/i'A£¿A¡&^Ai' eA-^ÉASiJcéM^ACy

los bustos de L u i s X V I y a b o r r a r las inscripciones reales. E a m u l t i t u d


i n v a d i ó las Tullerías; se h a b l a b a a l aire l i b r e c o n t r a 'a m o n a r q m ' a ,
se p e E a l a destitución. Cuando el d u q u e de Orleans se paseó p o r las
calles de P a r í s con l a r i s a en los labios, creyendo ganarse t m a corona,
se le v o l v i ó la espalda: y a no se quería rey. L o s franciscanos p i d i e r o n
I,A G K A N REVOLUCIÓN

francamente la república y f i r m a r o n u n m a n i f i e s t o en que se pro-

nunciaban todos contra los reyes, calificándolos de «tiranicidas».

El Cuerpo municipal de P a r í s hizo u n a dec a r a c i ó n análoga. Las

secciones de P a r í s se d e c l a r a r o n en p e r m a n e n c i a ; los g o r r o s de l a n a

DEPARTAMENTO
de

La Meurthe

Batallón Mensaje a la Asamblea Nacional


de
Voluntarios

Señores :

Habéis decretado la ocupación de las fron-


teras por noventa y siete mil Guardias Nacio-
nales.
Los motivos que a tal decreto os han deter-
minado subsisten hoy más que nunca. En su
vista, el primer paso que, después de sn consti-
tución, ha dado ei batallón de los Guardias Na-
cionales Voluntarios de los cantones de Nancy,
Custine y Frouard, ha sido pedir al Ministro
de la Guerra ser inmediatamente empleado.
Tened la seguridad, augustos representan-
tes, que para responder a nuestro amor a la
patria, a nuestro valor y al juramento que
hemos hecho de vivir libres o morir, debe em-
pleársenos cuanto antes^ y que el puesto que
nos conviene es aquel en que el peligro sea o
haya de ser más inminente, y ese es el que
pedimos.
Cualesquiera que sean los recursos y la es-
peranza de nuestros enemigos, sólo deseamos
hallarnos en situación de esperarlos, atacarlos
si es preciso y cumplir nuestro propósito de
vencer o morir.
Pero, señores, prontos a partir, necesitamos
una ley sobre el servicio y la disciplina, la
solicitamos y la esperamos...

y los h o m b r e s de las picas r e a p a r e c i e r o n en las calles: se e s t a b a e n

v í s p e r a s de u n n u e v o 14 de j u l i o . E l p u e b l o , e n efecto, estaba dis-

puesto a ponerse en m o v i m i e n t o p a r a derribar d e f i n i t i v a m e n t e la

monarquía.

La A s a m b l e a N a c i o n a l , b a j o el i m p u l s o d e l m o v i m i e n t o p o p u l a r .
330 P E D R O K R O P O T K I N E

marchó adelante: procedió c o m o si no h u b i e r a rey. ¿No h a b í a a b d i -


cado, en efecto, por su m i s m a huida? Se apoderó del poder e j e c u t i v o ,
dió órdenes a los m i n i s t r o s y se hizo cargo de las relaciones d i p l o -
máticas. F r a n c i a v i v i ó sin r e y d u r a n t e quince días.
Pero l a burguesía c a m b i ó de opinión, se puso en oposición a b i e r t a
con el m o v i m i e n t o r e p u b l i c a n o , y la a c t i t u d de la Asamblea c a m b i ó
en el m i s m o sentido. Cuando todas
las sociedades populares y frater-
nales se p r o n u n c i a r o n p o r l a des-
t i t u c i ó n , el c l u b de los Jacobinos,
compuesto de burgueses etatistas,
repudió la idea de república y se
pronunció por la conservación de
la m o n a r q u í a c o n s t i t u c i o n a l . — « L a
p a l a b r a república espanta a los fie-
ros jacobinos», dice Real en l a t r i -
b u n a de su c l u b . L o s más avanzados
entre ellos, incluso Robespierre,
temen comprometerse; no se atre-
v e n a p r o n u n c i a r s e por l a d e s t i t u -
ción y h a b l a n de c a l u m n i a cuando
se les l l a m a republicanos.
MODA D E LA EPOCA
La Asamblea, tan resuelta el
23 de j u n i o , v u e l v e bruscamente sobre sus decisiones, y el 15 de
j u l i o lanza apresuradamente u n decreto declarando inocente a l r e y
y pronunciándose c o n t r a l a destitución y c o n t r a l a república. Desde
aquel m o m e n t o p e d i r l a república se consideró c r i m i n a l .
¿Qué pasó d u r a n t e esos v e i n t e días p a r a que los jefes r e v o l u c i o -
narios de la burguesía virasen de b o r d o t a n r e p e n t i n a m e n t e y t o m a s e n
la resolución de retener a L u i s X V I en el trono? ¿Manifestó acaso
su a r r e p e n t i m i e n t o ? ¿Dió g a r a n t í a s de sumisión a l a Constitución?
N o , no h u b o nada de eso. L o que sucedió fué que los agitadores b u r -
gueses v i e r o n o t r a vez el espectro que les a t e m o r i z a b a desde el 14 de
j u l i o y el 6 de o c t u b r e de 1789: ¡el levantamiento del pueblo! Los
LA G R A N REVOLUCIÓN

hombres de las jiicas se habían lanzado a la calle, y las p r o v i n c i a s


parecían dispuestas a sublevarse, como en agosto de 1789. E l espec-
táculo de los miles de campesinos que al t o q u e de r e b a t o acudían al
camino de París a c o n d u c i r al rey preso a l a c a p i t a l , les hizo t e m b l a r .
Y a continuación el pueblo de París se a r m a b a }• pedía el avance

PROPAGANDA ANTIMILITARISTA

r e v o l u c i o n a r i o , la república, l a abolición de los derechos feudales,


la i g u a l d a d sin frases. ¿No se convertirían en realidades l a l e y agra-
r i a , la tasa del p a n y el i m p u e s t o sobre los ricos?
¡No; antes el r e y t r a i d o r y l a invasión e x t r a n j e r a que el t r i u n f o
de l a revolución p o p u l a r !
H e ahí por qué l a Asamblea se apresuró a poner término a l a agi-
tación r e p u b l i c a n a con el decreto del día 15, que absolvía a l r e y ,
le restablecía sobre el t r o n o y declaraba c r i m i n a l e s a los que p i d i e r a n
que l a R e v o l u c i ó n recuperara su m o v i m i e n t o ascendente.
E n aquella ocasión los jacobinos, los supuestos directores de l a
R e v o l u c i ó n , después de u n día de vacilaciones, a b a n d o n a r o n a los
332 P E D R O K R O P O T K I N E

republicanos que se proponían i n i c i a r el 17 de j u l i o , en el Campo de


M a r t e , u n g r a n m o v i m i e n t o p o p u l a r c o n t r a l a monarquía. Y entonces,
la burguesía c o n t r a - r e v o l u c i o n a r i a , segura de su p l a n , reunió su guar-
dia n a c i o n a l burguesa, l a lanzó c o n t r a el pueblo desarmado y r e u n i d o
ante el «altar de l a patria» p a r a f i r m a r u n a petición r e p u b l i c a n a , hizo
desplegar la b a n d e r a r o j a , p r o c l a m ó l a ley m a r c i a l e hizo u n a c a r n i -
cería en las masas populares r e p u -
blicanas.

Entonces c o m e n z ó u n período de
franca reacción que fué acentuán-
dose hasta l a p r i m a v e r a de 1792.
Eos republicanos, autores de l a
petición d e l Campo de M a r t e , que
pedían l a destitución, fueron evi-
dentemente perseguidos. Danton
h u b o de pasar a I n g l a t e r r a (agosto
de 1791). R o b e r t (francamente re-
publicano, r e d a c t o r de las Revolu-
ciones de París), Ereron, y sobre
t o d o M a r a t , se v i e r o n obligados a
ocultarse.
Aprovechando un m o m e n t o de
terror, la burguesía se apresuró
a l i m i t a r m á s los derechos electorales d e l pueblo. E n lo sucesivo,
p a r a ser elector se necesitaba, a d e m á s de las diez j o r n a d a s de t r a -
bajo pagadas en c o n t r i b u c i o n e s directas, poseer en p r o p i e d a d o en
u s u f r u c t o u n b i e n evaluado de 150 a 200 j o r n a d a s de t r a b a j o . Como
se ve, los campesinos quedaban a b s o l u t a m e n t e p r i v a d o s de todos
los derechos políticos.
Después del 17 de j u l i o (1791) fué peligroso decirse o ser l l a m a d o
republicano, y p r o n t o h u b o r e v o l u c i o n a r i o s que c a l i f i c a r o n de «hom-
bres perversos*, que «no t i e n e n n a d a que perder y t o d o lo pueden
ganar con el desorden y l a anarquía», a cuantos p e d í a n l a destitución
del r e y y l a proclamación de l a R e p ú b l i c a .
L A G R A N REVOLUCIÓN 333

Poco a poco se envalentonó l a burguesía, y en medio de u n mo-


vimiento realista pronunciado, y con el estruendo de ovaciones e n -
tusiastas con que l a burguesía parisiense aclamaba al rey y a l a reina,
fué el rey a l a Asamblea el 14 de septiembre de 1791 a aceptar y
jurar solemnemente l a Constitución, a l a que había de ser perjuro el
mismo día.

Quince días después se separaba l a Asamblea Constituyente, y


con ese motivo los cónstitucionalistas renovaron sus manifestaciones

S A I N T E MENEHOÜLD — CÁMARA ISOSTÓRICA D E L A F A M I L I A R E A L

realistas en honor de L t d s X V I . E l gobierno pasaba a l a A s a m b l e a


Legislativa, elegida por el sufragio restringido y evidentemente más
burguesa que l a Asamblea Constituyente.
L a reacción continuaba acentuándose. H a c i a el final de 1791,
los mejores revolucionarios llegaron a desesperar por completo de
la Revolución. Marat, creyéndola perdida, escribía e n el Amigo del
Pueblo: «La revolución h a fracasado...» Pedía que se hiciera u n l l a -
mamiento a l pueblo, pero no se le escuchaba. E n s u diario del 21 de
julio deda: «¡Un puñado de infelices (unos pobres) h a n derribado
los muros de l a Bastilla! Recórrase a ellos y acudirán como el primer
día: no desean más que combatir contra sus tiranos; pero entonces
podían obrar libremente, y hoy están encadenados.» Encadenados por
sus mismos directores, por supuesto. E n 15 de octubre de 1791
334 P E D R O K R O P O T K I N E

c o n t i n u a b a diciendo M a r a t : «Los p a t r i o t a s no osan y a mostrarse, y


los enemigos de la l i b e r t a d l l e n a n las t r i b u n a s del Senado y se h a l l a n
en todas partes.»

LUIS X V I ACEPT.ANDO SOLEMNEMENTE LA CONSTlTUCrÓN

DEL 14 D E SEPTIEMBRE D E 1791

Alegoría de la época
E l rey acepta el pacto nacional con estas palabras :

Juro ser fiel a la nación y a la ley, empleando todo el poder que me es delegado en mantener
la Constitución decretada.

H e ahí lo que llegaba a ser l a R e v o l u c i ó n a m e d i d a que los b u r -


gueses y sus «intelectuales» t r i u n f a b a n .
Esas mismas palabras de desesperación las repetía Camilo Des-
I,A G R A N REVOLUCIÓN 335

moulins en el c l u b de los Jacobinos el 24 de o c t u b r e de 1791. «Los


reaccionarios, decía, h a n d i r i g i d o el m o v i m i e n t o p o p u l a r de julio
y agosto de 1789 hacia su p r o v e c h o p a r t i c u l a r . L o s f a v o r i t o s de l a
corte h a b l a n h o y de l a soberanía del pueblo, de los derechos del
hombre y de la i g u a l d a d de los ciudadanos p a r a e n g a ñ a r a l p u e b l o
y ostentan el u n i f o r m e de l a guar-
dia nacional p a r a obtener y hasta
para c o m p r a r las plazas de jefes.
A su rededor se u n e n los sostene-
dores del t r o n o . L o s demonios de l a
aristocracia han dado prueba de
una h a b i l i d a d infernal.»

P r u d h o m m e decía resueltamen-
te. «La nación ha sido traicionada
por sus representantes y el ejército
por sus jefes.»
Pero P r u d h o m m e y Desmoulins
podían mostrarse al menos; pero
Marat, el revolucionario popular,
SAINTE MENEHOULD
h u b o de ocultarse d u r a n t e algunos
C A S A S V I E J A S D E L A R U E D E S PRÉS
meses, no sabiendo a veces dónde
refugiarse p a r a pasar l a noche. Se h a d i c h o de él, con r a z ó n , que
defendía l a causa del p u e b l o con l a cabeza sobre el t a j o . Danton
p u d o escapar a L o n d r e s c u a n d o i b a n a detenerle.
L a misma reina, en su correspondencia secreta con Fersen, por
c u y a mediación dirigía l a invasión y p r e p a r a b a l a e n t r a d a de los
ejércitos alemanes en la c a p i t a l , hacía constar «un c a m b i o b i e n v i -
sible en París». «El pueblo, c o n t i n u a b a diciendo, no lee y a los diarios.»
«Sólo se preocupa de la carestía d e l p a n y de los decretos», escribía
en 31 de o c t u b r e de 1791.
¡La carestía d e l p a n y los decretos!
E l p a n p a r a v i v i r y c o n t i n u a r l a R e v o l u c i ó n , p o r q u e escaseaba
desde o c t u b r e , y los decretos c o n t r a los curas y los emigrados, que
el r e y se negaba a sancionar.
336 P E D R O K R O P O T K I N E

L a traición estaba en todas partes, y se sabe-hoy que en aquella


misma época, final de 1791, Dnmouriez, el general girondino que
mandaba los ejércitos del E s t e , estaba en tratos con el rey. L e dirigió
una Memoria secreta sobre los medios de detener l a Revolución.
Después de l a toma de las Tullerías se halló aquella Memoria en el
armario de hierro de L u i s X V I .

/
CAPÍTULO XXX

La Asamblea Legislativa — La reacción en 1791-1792

A nueva Asamblea Nacional, elegida únicamente por los


ciudadanos activos, y que tomó el nombre de Asam-
blea Nacional Legislativa, se reunió el i.° de octubre
de 1791, y desde el primer momento, el rey, alen-
tado por las manifestaciones de la burguesía que le rodeaba,
tomó una actitud arrogante hacia la nueva Asamblea. Enton-
ces, como al principio de los Estados Generales, la corte inició
una serie de impertinencias y pequeñas vejaciones, que fueron con-
testadas con débiles resistencias por parte de los representantes.
A pesar de ello, la Asamblea, cuando el rey fué a visitarla, le recibió
con serviles muestras de respeto y con el más vivo entusiasmo.
Luis X V I habló de una constante armonía y de una confianza inal-
terable ent'-e el cuerpo legislativo y el rey. «Que el amor de la patria
338 PEDRO KROPOTKINE

nos una, y que el interés público nos haga inseparables», decía el rey,
y en aquel momento mismo preparaba la invasión extranjera para
dominar a los constitucionales y restablecer la representación por
tres órdenes y los privilegios de la nobleza y del clero.
En general, desde el mes de octubre de 1791, y, precisando más,
desde la evasión del rey y su detención en Varennes, en junio, el
temor de la invasión
extranjera d o m i n a b a
en los ánimos y era
el objeto principal
del pensamiento. La
Asamblea Legislativa
tenía su derecha en los
fuldenses o monárqui-
cos constitucionales, y
su izquierda en el par-
tido de la Gironda, que
servía de etapa de paso
entre la burguesía se-
mi-constitucional y la
burguesía semi-repu-
blicana; pero n i unos
ni otros se interesaban
DHSARME D E LOS C.AB.ALLEROS D E L PLÑ.AL
por los grandes pro-
blemas que la Constitución les había legado. N i la instauración de la
República, ni la abolición de los privilegias feudales apasionaban a la
Asamblea Legislativa. Los mismos jacobinos y hasta los franciscanos
parecían convenidos en no hablar ya de República, dándose impor-
tancia a las cuestiones secundarias, como la de sabei quién sería
alcalde de París, con lo que se conservaba el fuego de las pasiones
revolucionarias.

La gran preocupación del momento era la cuestión de los curas


y la de los emigrados.
Una V otra lo dominaban todo a causa de las tentativas de
I.A GRAN REVOLUCIÓN 339

levantamientos contra - revolucionarios organizados por emigrados


y curas, y porque se relacionaban íntimamente con la guerra e x -
tranjera cuya aproximación se presentía.
Sabíase desde el 15 de julio de 1789 que el hermano más joven
del rey, el conde de Artois, había emigrado; el otro, el conde de
Provenza, se había evadido al mismo tiempo que Luis X V I , y
había logrado llegar a Bruse-
las, y ambos habían protes-
tado contra la aceptación de
la Constitución por el rey.
Este, decían, no podía alienar
los derechos de la antigua mo-
narquía; por consecuencia, su
acto era nulo. Su protesta fué
esparcida por los agentes rea-
listas por toda Francia, produ-
ciendo gran electo.
Los nobles abandonaban
sus regimientos o sus castillos
y emigraban en masa, y los
realistas amenazaban a los MODELO D E L ARMA ADOPTADA POR LA

, . . , . CONJURACIÓN D E LOS PUÑALES

que no hicieran lo mismo, re-


legándolos a la burguesía cuando la nobleza volviera victoriosa.
Los emigrados, reunidos en Coblentza, en Worms y en Bruselas,
preparaban francamente la contra-revolución, que debía ser' sos-
tenida por la invasión extranjera. Era cada vez más evidente que
el rey jugaba doble juego, porque nadie podía ignorar que todo lo
que sucedía en la emigración era con su consentimiento.
La Asamblea se decidió al fin, en 30 de octubre de 1791, a pro-
ceder contra Luis Estanislao Javier, hermano inmediatamente menor
del rey, que había recibido de Luis X V I , en el momento de su evasión,
un decreto coiifiándole el título de regente, en el caso de que el rej-
fuera detenido. L a Asamblea ordenó al conde de Provenza que en-
trara c u Francia en el término de dos meses, perdiendo en caso de
34Ó P E D R O K R O P O T K I N E

desobediencia sus derechos a la regencia. Pocos días después (el 9 de


noviembre) la Asamblea ordenó a los emigrados que entraran en
Francia antes de terminar el año; de lo contrario serían tratados
como conspiradores, condenados como contumaces, y sus rentas
serían embargadas en beneficio de la nación, «sin perjuicio, no obs-
tante, de los derechos de sus mujeres, de sus hijos y de sus acreedores

LA VUELTA D E VARENNES

( De una estampa de la época )

legítimos». E l rey sancionó el decreto concerniente a su hermano, pero


opuso su veto al segundo decreto referente a los emigrados. Lo mismo
hizo respecto de un decreto que ordenaba a los clérigos a jurar la
Constitución, so pena de ser detenidos como sospechosos, en caso de
perturbaciones religiosas en las comunas donde prestaban sus servi-
cios. E l rey opuso su veto también a ese decreto.

El acto más importante de la Asamblea Legislativa fué la decla-


ración de guerra a Austria. Esta hacía públicamente preparativos
de guerra para restablecer a Luis X V I en sus derechos anteriores
a 1789. E l rej' y María Antonieta instaban con urgencia al empera-
LA GRAN REVOLUCIÓN

dor, y sus demandas fueron cada vez más insistentes después de)
fracaso de la evasión; pero es muy probable que esos preparativos
se hubieran prolongado quizá hasta la primavera próxima, si los
girondinos no hubieran impulsado a la guerra. L a incoherencia del
ministerio, uno de cuyos miembros, Bertrand de Moleville, era for-
malmente opuesto al régimen constitucional, mientras que Narbonne

LA VUELTA D E VARENNES

( D e una estampa de l a época)

quería hacer de él el apoj'o del trono, produjo su caída, y en marzo


de 1792 Luis X V I llamó al poder a un ministerio girondino, con Du-
mouriez a los Negocios exteriores; Roland, es decir, madama Ro-
land, al Interior; de Grase, pronto reemplazado por Servan, a la
Guerra; Claviére, a la Hacienda; Duranthon, a la Justicia, y Lacoste,
a la Marina.
Inútil decir (como Robespierre lo hizo notar pronto) que, lejos
de activar la Revolución, la llegada de los girondinos al ministerio
fué, al contrario, un punto de apoyo para la reacción. Todo se inclinó
a la moderación, desde que el rey aceptó lo que la corte llamaba «el
ministerio descamisado». Solamente a la guerra se inclinaba con furor
342 PEDRO KROPOTKINE

aquel ministerio, contra la opinión de IMarat y de Robespierre, y el


20 de abril de 1792 triunfaban los girondinos: se declaró la guerra a
Austria, o, como se decía entonces, «al rey de Bohemia y de Hungría.»

¿Era necesaria la guerra? Jaurés {Histoire Socialiste, La Lcgis-


lative, pág. 815 y sig.) se hace esta pregunta, y para resolverla repro-
duce muchos documentos de la época, sacando en conclusión, de
acuerdo con la opinión de Marat y Robespierre, que la guerra no
era necesaria. Eos soberanos extranjeros temían ciertamente el des-
arrollo de las ideas republicanas en Francia; pero de eso a correr a
salvar a Luis X V I había mucha distancia: vacilaban en comprome-
terse en una guerra de ese género. Los girondinos quisieron la guerra
e impulsaron a ella, porque la consideraban como un medio de com-
batir el poder real.
La verdad sobre este asunto la dijo Marat, bien dicha y sin frases.
«—Queréis la guerra—decía,—porque no queréis recurrir al pueblo para
dar a la monarquía el golpe decisivo.» Antes que recurrir al pueblo,
los girondinos y uno de los jacobinos preferían la invasión extran-
jera, que, despertando el patriotismo y poniendo al descubierto las
traiciones del rey y de los realistas, produciría la caída de la monar-
quía sin necesidad de un levantamiento, popular. «—Necesitamos
grandes traiciones», decía Brissot, el hombre que odiaba al pueblo,
sus levantamientos desordenados y sus ataques contra la propiedad.
De ese modo, la corte por su parte y los girondinos por la suya
se hallaban de acuerdo en el deseo de activar la invasión de Francia.
En tales condiciones la guerra se hizo inevitable, y se encendió,
furiosa, para durar veintitrés años, con todas sus consecuencias,
funestas para la Revolución y para el progreso europeo. «—¡No
queréis recurrir al pueblo, no queréis la revolución popular; pues
tendréis la guerra y quizá también la derrota!» ¡Cuántas veces se ha
confirmado después esta verdad!
E l espectro del pueblo armado y rebelde, pidiendo a la burgue-
sía su parte en la fortuna nacional, se presentaba incesantemente
a los del tercer Estado que habían llegado al poder o que habían
LA GRAN REVOLUCIÓN 343

adquirido en los clubs y en los periódicos alguna influencia sobre la


marcha de los acontecimientos. Conviene decir también que la educa-
ción revolucionaria del pueblo se hacía poco a poco por la Revolución
misma, y que se atrevía a reclamar medidas de carácter comunista
que hubieran contribuido a borrar algún tanto las desigualdades
económicas ( i ) .
Se hablaba en el seno del pueblo de «igualación de las fortunas».
Los campesinos que poseían malos pedazos de terreno, y los obreros

TERRAZA D E LOS F U L D E N S E S

de las ciudades, reducidos a la paralización del trabajo, se atrevían


a afirmar su derecho a la tierra. Se pedía en los campos que nadie
pudiera poseer una hacienda de más de 120 arpentas de tierra, y
en las ciudades se decía que quien deseara cultivar la tierra había de
tener derecho a un número determinado de arpentas.
L a tasa sobre las subsistencias para impedir el agiotaje sobre
los artículos de primera necesidad, leyes contra los monopolizadores,
la compra municipal de las subsistencias entregadas a los habitantes
al precio de coste, el impuesto progresivo sobre los ricos, el emprés-
tito forzoso y, por último, pesadas tasas sobre las herencias, todo

(i) Después de los decretos del 15 de marzo hubo numerosas reclamaciones, qne h a n sido
señaladas por Doniol {La Révolutioii, etc., ps. r o ( y .siguientes}, y por N . Karéiev (Les Paysaits
et la ijuestion paysanne en France cUins le dernier '/uart du XVllP siecle, París, (Giard) 1899,
ps. 489 y sig. y apéndice n . " 33).

'•)•
344 PEDRO KROPOTKINE

ello era discutido por el pueblo, y esas ideas penetraban también


en la prensa. L a misma unanimidad con que se manifestaban cada
vez que el pueblo alcanzaba una victoria, sea en París, sea en las
provincias, prueba que esas ideas circulaban ampliamente en el
seno de los desheredados, aunque los escritores de la Revolución
apenas se atrevieran a exponerlas. «¿No comprendéis — decía Robert
en las Revokiciones de París, en mayo de 1791 — , que la Revolución
francesa, por la cual combatís como ciudadano, es una verdadera ley
agraria puesta en ejecución por el pueblo? E l pueblo ha entrado en
posesión de sus derechos. U n paso más, y entrará en posesión de sus
bienes...» (Citado por Aulard, p. 91).
Compréndese el odio que tales ideas provocaban entre los bur-
gueses, que se proponían gozar ya de las fortunas adquiridas y de
su nueva situación privilegiada en el Estado. Grandes fueron, por
tanto, los furores que se suscitaron en marzo de 1792 cuando se
supo en París que Simoneau, el alcalde de Etampes, acababa de ser
asesinado por los campesinos. Como tantos otros alcaldes burgueses,
hacía fusilar a los campesinos rebeldes que caían en sus manos, y
nadie protestaba; pero cuando los campesinos hambrientos, que
pedían que se tasara el pan, mataron al alcalde con sus picas, había
que oír el coro de indignación que suscitó ese incidente, en la bur-
guesía parisiense.
«Ha llegado el día en que los propietarios de todas las clases
deben sentir al f i n que van a caer bajo la hoz de la anarquía»,
gemía Mallet du Pan en su Mercare de France, y pedía la «coalición
de los propietarios» contra el pueblo, contra los bandidos, los pre-
dicadores de la ley agraria. Todos se dedicaron entonces a perorar
contra el pueblo, Robespierre como los demás. Apenas si un cura,
Dolivier, osó levantar la voz en favor de las masas y afirmar que
«la nación es realmente propietaria de su terreno». «No hay ley
— decía, — que pueda, en justicia, obligar al campesino a pasar
hambre, mientras los servidores y hasta los animales de los ricos
tienen lo que necesitan.»
Robespierre, por su parte, se apresuró a declarar que «la ley
LA GRAN REVOLUCIÓN 345

agraria es un espantajo absurdo, presentado a hombres estúpidos


por hombres perversos», y rechazó de antemano toda tentativa que
se hiciera para la «igualación de las fortunas». Siempre cuidadoso
de no excederse jamás de la opinión de los que representaban la
fuerza dominante en un
momento dado, se guardó
bien de colocarse al lado
de los que marchaban con
el pueblo y comprendían
que únicamente las ideas
iguahtarias y comunistas
darían a la Revolución
la fuerza necesaria para
terminar la demolición
del régimen feudal.
Ese temor al levanta-
miento popular y a sus
consecuencias económicas
impulsaba a la burguesía
a agruparse cada día más
alrededor de la monar-
quía, y a aceptar íntegra
la Constitución elaborada
por la Asamblea Consti-
tuyente, con todos sus MATANZA E N LA CAPILLA E N 24 D E ENERO

, . , DE 1791
defectos y todas sus com-
(De una estampa de la época)

placencias con el rey. E n


vez de progresar en la vía de las ideas republicanas, la burguesía
y los «intelectuales» evolucionaban en sentido contrario. Si en 1789
en todos los actos del tercer Estado se notaba una tendencia deci-
didamente republicana, democrática; después, a medida que el
pueblo manifestaba sus tendencias comunistas e igualitarias, esos
mismos hombres se convertían en defensores de la monarquía, en
tanto que los francamente republicanos, como Tomás Paine y
346 PEDRO KROPOTKINE

Condorcet, representaban una ínfima minoría entre los hombres ins-


truidos de la burguesía. De modo que mientras el pueblo se hacía
republicano, los «intelectuales» retrocedían hacia la monarquía cons-
titucional. E l 13 de junio de 1792, pocos días antes de la invasión de
las Tullerías por el pueblo,
Robespierre combatía aún
la República en estos tér-
minos: «Es en vano que se
intente seducir a hombres
entusiastas y poco ilustrados
con el cebo de un gobierno
más libre y con el nombre
de una república: la caída
de la Constitución en este
momento sólo puede encen-
der la guerra civil, que con-
Ij duciría a la anarquía y al
despotismo.»
¿Temía el establecimien-
to de una república aristo-
crática, como suponía Luis
ij Elanc? Es posible, pero nos
l)arece más probable que,
defensor decidido hasta en-
ASAMBLE.A D E C U R A S NO J U R A M E N T A D O S
tonces de la propiedad, te-
E N E O S TE.ATINOS, E N 2 D E J U N I O D E I 7 9 I
mía en aquel momento,
( De una estampa de la época
como casi todos los jacobi-
nos, los furores del pueblo, sus tentativas de «nivelación de las for-
tunas» («de expropiación», diríamos hoy). Temía ver hundirse la
Revolución en tentativas comunistas, y resultaba que a la misma
víspera del 10 de agosto, en el momento en que toda la Revolución
inacabada, detenida en su empuje y acometida por m i l consiñracio-
nes, quedaba aplazada y nada podía salvarla más que el derrumba-
miento de la monarquía por un levantamiento popular, Robespierre,
I.A r.RAx Ki:voi.rci(i.\ 347

como todos los jacobinos, prefería conservar el rey y su corte


a arric-'-:ar en un nuevo llamamiento a la fogosidad revolucionaria
de! inieldo. ,4ucedía entonces lo qne sncede a los republicanos
italianos v esjiañoles de nuestros días, que prefieren la conservación
de la monarquía, que les libra de las tendencias comunistas en que
necesariamente se inspiraría la revolución popular.
La historia se repite siempre. ¡Cuántas veces se repetirá aún,
ahora que Rusia, Alemania y
Austria van a comenzar su
gran revolución!

Lo más notable en la men-


talidad de los políticos de
aquella época, lo que en aná-
logas circunstancias permite
hacer comparaciones con los
políticos de la actualidad, es
que precisamente en aquel mo-
mento, julio de 1792, la Re-
volución se hallaba amenazada
por un formidable golpe de
Estado realista, preparado des-
de larga fecha, }• que había de
ser sostenido por grandes insurrecciones en el Mediodía y en el
Oeste, al mismo tiempo que por una poderosa invasión extranjera:
alemana, inglesa, sarda y española.
Así, en junio de .1792, en cuanto el rey destituyó a los tres niinis«
tros girondinos (Roland, Claviére y Servan), Lafaj-ette, jefe de los
fuldenses y realista en ef fondo, se apresuró a escribir su famosa carta
a la Asamblea Legislativa (fechada en 18 de junio), ofreciéndose a
hacer un golpe de Estado contra los revolucionarios.
E n ella pedía francamente que se depurase Francia de los
revolucionarios, y añadía que en el ejército «los principios de liber-
tad son queridos, las leyes respetadas y la propiedad reverenciada»,
348 PEDRO KROPOTKINE

no como en París, por ejemplo, en la Comuna y entre los francis-


canos, donde con tolerancia perturbadora del orden social se per-
mitía atacarla.

POMPA FÚNEBRE E N HONOR D E


EL DÍA 3 L E

Pedía además —• y esto da la medida del alcance reaccionario


de su intento — , que el poder real quedase intacto, independiente;
qqería «un rey reverenciado», ¡después de la huida de Varennes!
¡Y esto en el momento mismo en que las Tullerías se agitaban
incesantemcjite preparando un vasto complot realista y en el que
el rey sostenía una correspondencia activa con los gobiernos de
Austria y Prusia, esperando de ellos su «liberación», y cuando tra-
LA GRAN REVOLUCIÓN 349

taba a la Asamblea con más o menos desprecio, según el tenor


de las noticias que recibía concernientes a los progresos de la
invasión alemana!

SIMONEAU, A L C A L D E D E ETAMPES
J U N I O D E 1792 ( D a una estampa de la época)

¡Y haber llegado la Asamblea a estar a punto de enviar aquella


carta de Lafayette a los 83 departamentos, lo que no se llevó a
cabo por la astucia de los girondinos, entre ellos Guadet, que dijo
que aquella carta era apócrifa y que era imposible que la hubiera
escrito Lafayette!
¡Y todo eso ocurría dos meses antes del 10 de agosto!
Preciso es reconocer que, a lo menos aparentemente, en aquel
350 PEDRO KROPOTKINE

caso un detalle mínimo tuvo considerable importancia en el des-


arrollo de los acontecimientos.
París estaba en aquella época completamente inundado de cons-
piradores realistas.
lyos emigrados circulaban libremente y con la mayor osadía
entre Coblentza y las Tullerías, volviendo acariciados por la, corte,
cargados de dinero, contentos y dispuestos a dar ánimos hasta a
los más pusilánimes. «Numerosos recursos estaban a disposición de
los conspiradores», dice Chaumette, a la sazón procurador de la
Comuna de Paris ( i ) . La administración departamental de París,
que tenía en su seno Talleyrand y la Rochefoucauld, pertenecía
enteramente a la corte. L a municipalidad, una gran parte de los
jueces de paz, «la mayoría de la guardia nacional y todo su estado
mayor, pertenecían igualmente a la corte, le servían de acompaña-
miento ovacionista y aclamador en los frecuentes paseos que hacía
entonces (sin acordarse ya del 2 i de junio) y en los diferentes
espectáculos».
Sobre este asunto decía Chaumette:
«La casa doméstico-militar del rey, compuesta en su mayor parte
de ex-guardias de corps, de emigrados repatriados y de aquellos héroes
del 28 de febrero de 1791, conocidos por el nombre de caballeros del
puñal, indisponía al pueblo por su insolencia, insultaba a la repre-
sentación nacional y anunciaba públicamente disposiciones liberti-
cidas. »
Los frailes, las monjas y la inmensa mayoría de los clérigos se
unían a la contra-revolución (2).
Todos aquellos que por rutina atávica, por misoneismo, por
temor a no poder adaptarse a la nueva vida social, los incapaci-

(i) Méinoires de la Révolution du lO aoúi 1792, c o n prefacio de F . A. .Aulard, París, 1893.


Chaumette acusa al mismo director del departamento de halier hecho venir sesenta mil contra
revolucionaiíos y de haberles dado albergue. Si el mimero parece exagerado, l a reunión de gran
número de contra-revolucionarios en Paris es cierta.
(2¡ H e aquí un suceso de que hablaba el todo Parí.s de aquella época, referido por Mme. J u -
llien: i L a superiora de las hermanas grises de Uueil h a perdido su cartera, y h a sido hallada
y abierta en el ayuntamiento de la localidad. Se ha dcmoslrado que han enr iado a los emigra-
dos 48,000 libras desde i . " de enero» (Journal d'tine bnurseoise, p. 203).
LA GRAN REVOLUCIÓN

tados paia seguir la orientación revolucionaria, los que aun vivían


formando parte de las instituciones derrocadas y todavía no subs-
tituidas por instituciones nuevas n i menos por personal adecuado;
junto con los recientes beneficiarios de los trastornos revoluciona-
rios que ansiaban el momento de verse en posesión tranquila de
sus usurpaciones convertidas en propiedad amparada por la ley y
respetada por la gente de orden, constituían las masas antirre-
volucion arias.
Respecto de la Asamblea, he aquí cómo la caracterizaba Chau-
mette:
«Una Asamblea Nacional sin fuerza, sin consideración, dividida,
envilecida a los ojos de Europa por debates mezquinos y odiosos,
humillada por una corte impudente y que responde a sus des-
precios redoblando la bajeza cerca de ella, sin potencia y sin
voluntad.»
E n efecto, aquella Asamblea, hasta t a l punto había degenerado,
olvidando sus antecedentes, sus primeros acuerdos y su misión
revolucionar'a, que empleaba horas y horas en discutir de cuántos
miembros se compondrían las diputaciones enviadas al rey, si se
habían de abrir las dos hojas o una sola de la puerta, y que, en efecto,
pasaba el tiempo, según la frase gráfica de Chaumette, «en oir
dictámenes declamatorios, que terminaban invariablemente por...
mensaies al rey», aquella Asamblea merecía ser despreciada por la
misma corte.
Entretanto todo el Oeste y el Sudeste — a las mismas puertas
de las ciudades revolucionarias, como Marsella, — estaban trabajados
por comités secretos realistas, que reunían armas en los castillos, alis-
taban oficiales y soldados y se preparaban a lanzar hacia el fin de
julio un poderoso ejército contra París, a las órdenes de jefes venidos
de Coblentza.
Para el logio de su intento removían con actividad febril tf/do
género de pasiones deprimentes, renovaban las supersticiones m.ís
trasnochadas y absurdas, dificultaban la solución racional y práctica
de todos los problemas políticos y sociales, poniendo en fermentación
352 PEDRO KROPOTKINE

positiva y eficaz la ignorancia de los siglos, la más arcaica tradición


acatada y reverenciada en oposición constante con la ciencia y el
ideal igualitario y libertador, y del fondo del fanatismo más mons-
truoso y arraigado extraían poderosos elementos de combate para el
sostén y el triunfo de los proyectos más reaccionarios.
Aquellos movimientos reaccionarios del Mediodía son t a n curio-
sos, especiales y característicos, que conviene dar de ellos una
idea general.
CAPÍTULO XXXI

L a contra-revoiución en el M e d i o d í a

CANDO se estudia l a G r a n R e v o l u c i ó n , i n f l u y e n en el
ánimo de t a l m a n e r a las grandes luchas que se des-
a r r o l l a n en París, que i n c l i n a n a descuidar el estado
de las p r o v i n c i a s y l a fuerza que en ciertas ocasiones
tenía en ellas l a contra-revolución. S i n embargo, esa fuerza p e r m a -
necía inmensa; tenía en s u a p o y o los siglos del pasado y los i n t e -
reses d e l presente, y conviene e s t u d i a r l a p a r a comprender cuán
mínima es l a potencia de u n a asamblea de representantes d u r a n t e
una revolución, a u n en l a suposición del i m p o s i b l e de que tales repre-
sentantes e s t u v i e r a n inspirados p o r las mejores intenciones Cuando
en cada población, grande o pequeña, se trata de l u c h a r c o n t r a
las fuerzas del antiguo régimen que, después de un momento
de estupor, se reorganizan p a r a detener l a revolución, n o h a y más
PEDRO KROPOTKINE

que el i m p u l s o de los r e v o l u c i o n a r i o s locales capaz de vencer esa


resistencia.
Se necesitarían años y años de estudio en los archivos de cada
l o c a l i d a d para consignar todos los p r o c e d i m i e n t o s de los realistas

C O . A L I C I Ó N Di: I.AS F O T E X C I . A S A L I A D . V S C O N T R A L A R E V O L U C I Ó N F K A N C T : S \

d u r a n t e la G r a n R e v o l u c i ó n . A l g u n o s episodios permitirán, no obs-


t a n t e , dar u n a idea de ellos.
Se conoce m á s o menos l a insurrección de l a V e n d é e ; pero h a y
demasiada inclinación a creer que allí, en medio de poblaciones semi-
355

salvajes, inspiradas por el f a n a t i s m o religioso, se h a l l a b a el tínico foco


i m p o r t a n t e c o n t r a - r e v o l u c i o n a r i o ; y , s i n embargo, el Mediodía repre-
sentaba o t r o foco del m i s m o
género, tanto más terrible
cuanto que los campos sobre

á
los cuales se a p o y a b a n los rea-
listas para e x p l o t a r los odios
rehgiosos de los católicos con-
tra los protestantes, se h a l l a -
ban j u n t o a o t r o s campos y
^ > lacroi-, ií^^

f
grandes ciudades que habían
suministrado uno de los mejo-
res contingentes a la Revo-
lución.

L a dirección de esos d i v e r -
M E D A L L A R E V O L U C I O N A R I A
sos m o v i m i e n t o s p a r t í a de Co-
blentza, p e q u e ñ a c i u d a d alemana, s i t u a d a en el E l e c t o r a d o de T r é -
veris, que h a b í a llegado a ser el c e n t r o p r i n c i p a l de l a emigración
realista. Desde el v e r a n o de
1791, cuando el conde de A r -
tois, seguido del e x - m i n i s t r o
Calonne, y después, de su her-
m a n o el conde de Provenza,
fué a establecerse a aquella
c i u d a d , se convirtió Coblentza
en el centro p r i n c i p a l de la
conspiración realista. De allí
p a r t í a n los emisarios que orga-
nizaban en t o d a F r a n c i a las
insurrecciones contra - revolu-
cionarias, que a l i s t a b a n en t o -
M E D A L L A R E V O L U C I O . N ' A K I A
das partes soldados p a r a Co-
blentza, hasta en París, donde el redactor de l a Gaceta de París
ofrecía 60 libras a cada soldado alistado. D u r a n t e algún tiempo
356 P E D R O K R O P O T K I X E

se dirigían aquellos h o m b r e s casi p ú b l i c a m e n t e a M e t z y desde allí


a Coblentza. c h a sociedad les s e g u í a » , dice E r n e s t o D a u d e t en su
estudio Fí'.s couspirations dans le Midi; «la nobleza i m i t a b a a los
príncipes, y m u c h o s burgueses i m i t a b a n a l a n o -
bleza.» Se e m i g r a b a p o r m o d a , p o r miseria o p o r
miedo. U n a m u j e r j o v e n , h a l l a d a e i n t e r r o g a d a en
una d i l i g e n c i a p o r u n agente secreto d e l gobierno
respondió: — « S o y costurera: m i clientela h a i d o
a A l e m a n i a ; m e hago « e m i g r a d a » p a r a recogerla »
T o d a u n a corte, c o n sus m i n i s t r o s , sus cham-
M E D A L L A

R E V O L U C I O N A R I A bclancs y sus recepciones oficiales }• t a m b i é n sus


i n t r i g a s y sus miserias, se creaba alrededor de los
hermanos del r e y , y los soberanos de E u r o p a reconocían aquella
corte y t r a t a b a n y c o n s p i r a b a n con ella. Constantemente se esperaba
allí la llegada de L u i s X \ p a r a ponerse al f r e n t e de las t r o p a s de

C A S T I L L O D E MlKABEAü

emigrados: se le esperaba en j u n i o de 1791, cuando su h u i d a a


Varcnnes, y desjmés en n o v i e m b r e de 1791 y e n enero de 1792. Por
último se decidió p r e p a r a r el g r a n golpe p a r a j u l i o de 1792, cuando
los ejércitos realistas d e l Oeste y del álediodía, apoyados p o r las
invasiones inglesa, alemana, sarda y española, m a r c h a r í a n sobre
París, sublevando L y o n y otras grandes ciudades al paso, m i e n t r a s
357

los realistas de París darían el golpe, dispersarían la Asamblea y


castigarían a los rabiosos jacobinos...
« Reponer al rey en el t r o n o » , es decir, hacer de él nuevamente
un rey absoluto; r e i n s t a l a r el a n t i g u o régimen, t a l
como existía en el m o m e n t o de l a c o n v o c a t o r i a
de los Estados Generales, tales e r a n sus aspira-
ciones. Y cuando el rey de P r u s i a , m á s i n t e l i g e n t e
que aquellos espectros de Versalles, les p r e g u n -
taba: «¿No sería justo y p r u d e n t e hacer a la
nación el sacrificio de ciertos abusos del a n t i g u o
MEDALLA

gobierno?» — « S e ñ o r , respondían, ¡ni u n solo cam- REVOLUCIONARIA

bio, n i u n a sola gracia!» (Pieza en los a r c h i v o s


de Negocios e x t r a n j e r o s , c i t a d a p o r E . D a u d e t . ) I n ú t i l añadir que
todas las cábalas, todas las m u r m u r a c i o n e s y todas las bajas pasiones
que caracterizaban a Versalles se reproducían en Coblentza. Eos dos

-MARSELLA; E L FUERTE SAN JUAN — ENTRADA D E L PUERTO VIEJO

hermanos t e n í a n cada u n o su corte, su q u e r i d a t i t u l a r , sus recepcio-


nes y su círculo, en t a n t o que los nobles holgazanes v i v í a n de v i l l a -
nías, agravadas a ú n por l a miseria en que jironto caían muchos
emigrados.
A l r e d e d o r de ese c e n t r o g r a v i t a b a n , a la v i s t a de t o d o el m u n d o ,
unos curas fanáticos que preferían'la g u e r r a c i v i l a l a sumisión cous-
358 PEDRO KROPOTKINE

t i t u c i o n a l ofrecida p o r los nuevos decretos, j u n t o s con los a v e n t u r e r o s


nobles que preferían el riesgo de u n a conspiración a resignarse a l a
pérdida de su situación p r i v i l e g i a d a . L l e g a b a n a Coblentza, o b t e n í a n
la i n v e s t i d u r a de los príncipes y l a de R o m a p a r a sus c o m p l o t s , y v o l -
v í a n a las regiones m o n t a ñ o s a s de los Cevennes o a las playas de l a

E L F . A N A T I S M O E N L A V E N D É E

V e n d é e a encender el f a n a t i s m o religioso de los campesinos y orga-


nizar los l e v a n t a m i e n t o s realistas.
IvOS historiadores simpáticos a l a R e v o l u c i ó n pasan quizá con
demasiada rapidez sobre esas resistencias c o n t r a - r e v o l u c i o n a r i a s , lo
que suele i n d u c i r al lector m o d e r n o a considerarlas como o b r a de a l g u -
nos fanáticos de quienes la revolución se libró fácilmente; pero en
r e a l i d a d los c o m p l o t s realistas cubrían regiones enteras, v c o m o en-
LA GRAN REVOLUCIÓN 359

c o n t r a b a i i apoj'o, de u n a p a i t e , en los burgueses i n f l u y e n t e s , y de


o t r a , en los odios religiosos existentes entre p r o t e s t a n t e s y católicos,
como ocurría en el Mediodía, los r e v o l u c i o n a r i o s h u b i e r o n de l u c h a r
c o n t r a los realistas en t o d a población g r a n d e o pequeña.
Así, m i e n t r a s se celebraba en París, en 14 de j u l i o de 1790, l a g r a n
fiesta de l a Federación, en l a que t o m a b a p a r t e t o d a F r a n c i a y que
parecía que h a b í a de colocar l a R e v o l u c i ó n sobre u n a sólida base
c o m u n a l , los realistas p r e p a r a b a n en el Sudeste l a federación de los

AVIÑÓN - E L P A L A C I O D E L O S PAPAS

contra-revolucionarios. E l 18 de agosto del m i s m o año, cerca de 20.000


representantes de 185 comunas del V i v a r a i s se reunían en l a l l a n u r a
de Jales, l l e v a n d o todos l a cruz blanca en el sombrero. D i r i g i d o s por
unos nobles, s e n t a r o n aquel día las bases de l a federación realista d e l
Mediodía, que quedó solemnemente c o n s t i t u i d a en el mes de febrero
siguiente.
Esa federación preparó en p r i m e r l u g a r u n a serie de insurrecciones
para el estío de 1791, y después l a g r a n insurrección que h a b í a de
estallar en j u l i o de 1792, con el apoyo de l a invasión e x t r a n j e r a , y dar
el golpe de gracia a l a R e v o l u c i ó n . F u n c i o n ó así d u r a n t e dos años,
sosteniendo correspondencias regulares con las Tullerías y con Co-
blentza. J u r a b a «restablecer a l r e y en su g l o r i a , a l clero en sus bienes,
a l a nobleza en sus honores ». Cuando fracasaron sus p r i m e r a s t e n t a t i -
360 PEDRO KROPQTKIlíE

vas, organizó, con l a a y u d a de Claudio AUier, c u r a - p r i o r de C h a m b o n -


naz, u n a v a s t a conspiración que c o n t a b a con m á s de 50.000 h o m b r e s .
Conducido p o r g r a n n ú m e r o de clérigos, bajo los pliegues de l a b a n d e r a
b l a n c a y sostenida p o r Cerdeña, E s p a ñ a y A u s t r i a , aquel ejército
h a b í a de m a r c h a r c o n t r a P a r í s ,
«libertar » a l rey, dispersar la
A s a m b l e a y castigar a los pa-
triotas.
E n el L o z é r e , Charrier, n o -
t a r i o , e x - d i p u t a d o de l a A s a m -
blea N a c i o n a l , casado c o n u n a
señorita noble e i n v e s t i d o con
el m a n d o s u p r e m o p o r el conde
de A r t o i s , organizaba sin re-
serva las m i l i c i a s c o n t r a - r e v o -
lucionarias y hasta formaba
sus artilleros.
C h a m b e r y , c i u d a d del reino
de Cerdeña en aquella época,
era o t r o c e n t r o de emigrados,
TARJETA D E L DEPARTAMENTO ¿^^^^ g^^gy j ^ ^ ^ j ^ f o r m a d o
DE LA GUERRA

una legión realista, a cuya


instrucción se dedicaba a l a luz d e l día. De ese m o d o se o r g a n i -
zaba l a contra-revolución en el Mediodía, m i e n t r a s en el Oeste los
curas y los nobles p r e p a r a b a n el l e v a n t a m i e n t o de l a V e n d é e con
la a y u d a de I n g l a t e r r a .
Y no se d i g a que esos conspiradores y esas reuniones e r a n en
c o r t o número; p o r q u e t a m b i é n los r e v o l u c i o n a r i o s , a l menos los deci-
didos a o b r a r , eran escasos. E n t o d o t i é m p o y en cada p a r t i d o los
h o m b r e s de acción f u e r o n u n a ínfima minoría. Pero gracias a l a
ciencia, a las preocupaciones, a los intereses a d q u i r i d o s , a l d i n e r o
y a l a religión, la c o n t r a - r e v o l u c i o n t e n í a regiones enteras. Esa fuerza
t e r r i b l e de l a reacción y no el i n s t i n t o sanguinario de los r e v o l u c i o -
narios, e x p l i c a los furores de l a R e v o l u c i ó n en 1793 y 1794, cuando
LA GRAN REVOLUCIÓN 361

hubo de hacer u n esfuerzo s u p r e m o p a r a desprenderse de los brazos


que la ahogaban. /
Claudio A l l i e r afirmó en su v i s i t a a Coblenza en enero de 1792
que sus alistados s u m a b a n 60,000 h o m b r e s , lo que no parece v e r o -
símil; pero lo c i e r t o es que en cada c i u d a d d e l Mediodía se proseguía
sin tregua l a l u c h a e n t r e re-
volucionarios y c o n t r a - r e v o l u
cionarios, haciendo i n c l i n a r su-
cesivamente l a balanza de u n
lado o de o t r o .
E n P e r p i ñ á n , los m i l i t a r e s
realistas se proponían a b r i r l a
frontera a las t r o p a s españolas;
en Arles, en l a l u c h a l o c a l en-
t r e los p a t r i o t a s y los c o n t r a -
revolucionarios, la v i c t o r i a fa-
voreció a estos últimos. « A d -
vertidos, dice un autor, de
que los marselleses organiza-
TARJETA D E LA SOCIEDAD
ban u n a expedición c o n t r a ellos
D E L O S A M I G O S D E L A REPÚBLICA
y de que hasta habían sa-
queado el arsenal de Marsella p a r a ponerse en estado de hacer l a
campaña, se p r e p a r a r o n p a r a hacer l a resistencia, se fortificaron,
a m u r a l l a r o n las p u e r t a s de su c i u d a d , c a v a r o n fosos a t o d o lo l a r g o
del r e c i n t o , aseguraron sus comunicaciones con el m a r y r e o r g a n i -
zaron l a g u a r d i a n a c i o n a l con o b j e t o de r e d u c i r a l a i m p o t e n c i a a
los p a t r i o t a s . »

Esas líneas, t o m a d a s de E r n e s t o D a u d e t ( i ) , son características.


Es el cuadro de lo que pasaba en m a y o r o m e n o r escala en t o d a
Francia. Se necesitaron c u a t r o años de revolución, es decir, c u a t r o
años de carencia de i m gobierno f u e r t e y de luchas incesantes por

(i) Hisioire des lOHspiraiions royalistes da Midi sous la Rimliilim, París, 1 8 S 1 . Daudet
es un moderado, o niAs bien un reaccionario; pero su estudio es documentado, h a consultado
loe archivos locales.
^^mi^^ PEDRO KROPOTKINE

p a r t e de los r e v o l u c i o n a r i o s p a r a p a r a l i z a r algún t a n t o l a reacción.


En M o n t p e l l i e r , los p a t r i o t a s f u n d a r o n u n a liga p a r a defender,
c o n t r a los realistas, a los clérigos que h a b í a n j u r a d o la Constitución
y los que asistían a las misas de los curas j u r a m e n t a d o s , h a b i e n d o
con frecuencia luchas en las calles.
E n E u u e l , H é r a u l t ; en Y s s i n g e a u x , A l t o L o i r a , y en Mende, Lozere,
sucedía lo m i s m o ; se estaba s i e m p r e sobre las armas. E n general puede
decirse que en cada c i u d a d de aquella región se p r o d u c í a n las mismas
luchas entre realistas o fuldenses locales y los «patriotas », y después
e n t r e g i r o n d i n o s y « anarquistas». Puede añadirse que en l a i n m e n s a
m a y o r í a de las poblaciones d e l Centro y d e l Oeste los reaccionarios lle-
v a b a n v e n t a j a , }• que l a R e v o l u c i ó n n o halló a p o y o i m p o r t a n t e m á s
que en u n a t r e i n t e n a de d e p a r t a m e n t o s e n t r e o c h e n t a y tres. Peor
aún: los mismos r e v o l u c i o n a r i o s no se a t r e v í a n en su m a y o r p a r t e
a ponerse f r e n t e a los realistas sino m u y l e n t a m e n t e , a m e d i d a que
su educación r e v o l u c i o n a r i a se h a c í a por los acontecimientos.

E n todas esas poblaciones los c o n t r a - r e v o l u c i o n a r i o s se d a b a n l a


m a n o . L o s ricos t e n í a n m i l medios, de que los p a t r i o t a s carecían, p a r a
c a m b i a r de residencia, corresponder p o r emisarios especiales, ocultarse
en los castillos y a c u m u l a r armas. V e r d a d es que los p a t r i o t a s corres-
p o n d í a n con las sociedades populares y las fraternales de París, con
la Sociedad de los I n d i g e n t e s y con l a Sociedad m a d r e de los J a c o b i -
nos; ¡pero eran t a n pobres! Les f a l t a b a n armas y medios p a r a v i a j a r .
A d e m á s , t o d o lo que se l i g a b a c o n t r a l a R e v o l u c i ó n era sostenido
por el e x t e r i o r . I n g l a t e r r a h a seguido siempre l a política que sigue
en nuestros días: l a de d e b i l i t a r a sus rivales creándose entre ellos
p a r t i d a r i o s p o r m e d i o d e l d i n e r o . « E l d i n e r o de P i t t » no era u n f a n t a s -
ma. M u y a l c o n t r a r i o , con l a a y u d a de ese d i n e r o los realistas v e n í a n
l i b r e m e n t e de su c e n t r o y depósito de armas. Jersey, a S a i n t - M a l o
y a Nantes; y en todos los grandes p u e r t o s de F r a n c i a , y especialmente
e n S a i n t - M a l o , N a n t e s y Burdeos, el oro inglés g a n a b a p a r t i d a r i o s
y sostenía a los « c o m e r c i a n t i s t a s » que se declaraban c o n t r a l a R e v o -
lución. C a t a h n a I I de R u s i a h a c í a lo m i s m o qué P i t t , y en general
todas las m o n a r q u í a s europeas a d o p t a r o n el m i s m o p a r t i d o . Si en
LA GRAN REVOLUCIÓN 363

Bretaña, en la V e n d é e , en Burdeos 3' en T o l ó n c o n t a b a n los realistas


con Inglaterra, en Alsacia y en L o r e n a c o n t a b a n con A l e m a n i a , y en
el Mediodía con los a u x i l i o s armados p r o m e t i d o s p o r Cerdeña y con
el ejército español que h a b í a de desembarcar en Aigues M o r t e s Los

E N E L O E S T E L O S PRIMOGÉNITOS Y L O S N O B L E S PREPARABAN
L A INSURRECCIÓN D E L A VENDÉE

caballeros de M a l t a h a b í a n de c o n c u r r i r t a m b i é n a esta expedición


con dos fragatas.
A l comenzar 1792, los d e p a r t a m e n t o s de Lozere y de Ardeche,
ambos p u n t o s de c i t a de los clérigos r e f r a c t a r i o s , estaban c u b i e r t o s
por u n a r e d de conspiraciones realistas, c u y o c e n t r o era Mende, pue-
blecillo p e r d i d o en las m o n t a ñ a s del V i v a r a i s , donde l a m e n t a l i d a d de
los h a b i t a n t e s era m u y atrasada y los ricos y los nobles eran dueños
del a y u n t a m i e n t o . Sus emisarios recorrían los pueblos de las i n m e -
diaciones, c o m p r o m e t i e n d o a los campesinos a armarse con fusiles o
con h e r r a m i e n t a s y a estar dispuestos a acudir al primer llama-
364 PEDRO KROPOTKINE

m i e n t o . De ese m o d o se p r e p a r a b a el golpe con que se esperaba


sublevar el G e v a u d a n y el V e l a y y o b l i g a r a l V i v a r a i s a seguirles.
V e r d a d es que todas las insurrecciones realistas que t u v i e r o n l u g a r
en 1791 y 1792 en P e r p i g n a n , Arles, M e n d e , Y s s i n g e a u x y el V i v a r a i s
fracasaron. E l g r i t o de «¡abajo los p a t r i o t a s ! » no reunió n ú m e r o sufi-
ciente de insurrectos, y los p a t r i o t a s dispersaron p r o n t o las p a r t i d a s
realistas; pero l a l u c h a duró dos años s i n interrupción, y h u b o m o -

LA PATRIA E N PELIGRO

mentos en que t o d o el país ardía en g u e r r a c i v i l y en que el t o q u e


de r e b a t o sonaba incesantemente en las poblaciones de l a comarca.
E n u n m o m e n t o dado fué preciso que unas p a r t i d a s de marselleses
armados se p r e s e n t a r a n a cazar c o n t r a r e v o l u c i o n a r i o s en l a región,
apoderándose de Arles y de Aigues-Mortes e i n a u g u r a n d o el reinado
del t e r r o r , que t a n grandes proporciones alcanzó después en el M e d i o -
día, en E y o n y en A i d e c h e . L a insurrección organizada p o r el conde
de Saillans en j u l i o de 1792, que estalló a l m i s m o t i e m p o que l a de
la V e n d é e y en el m o m e n t o en que los ejércitos alemanes m a r c h a b a n
c o n t r a París, h u b i e r a ejercido i n f l u e n c i a funesta sobre l a R e v o l u c i ó n
si el pueblo no l a h u b i e r a sofocado p r o n t o . F e l i z m e n t e el m i s m o p u e b l o
se e n c a m ó de contener y r e p r i m i r l a reacción en el Mediodía, m i e n t r a s
París se organizó p o r su parte para apoderarse de las Tullerías,
centro de todas las conspiraciones realistas.
CAPÍTULO X X X I I

El 20 de junio de 1972

OMO se v e p o r lo expuesto, el estado de l a R e v o l u c i ó n


en los p r i m e r o s meses de 1792 era deplorable. Si los
revolucionarios burgueses podían sentirse satisfechos de
haber c o n q u i s t a d o u n a p a r t e del go bi e r n o y p l a n t a d o
los f u n d a m e n t o s de las f o r t u n a s que i b a n a a d q u i r i r con l a a y u d a del
E s t a d o , el pueblo v e í a que no h a b í a hecho t o d a v í a n a d a p a r a sí. E l
feudahsmo quedaba subsistente, y l a masa de los p r o l e t a r i o s no h a b í a
ganado g r a n cosa. Eos comerciantes, los monopolizadores y logreros
hacían f o r t u n a s inmensas, p o r m e d i o de los asignados, sobre la r e n t a
de los bienes d e l clero, sobre los bienes comunales, como proveedores
del E s t a d o y c o m o agiotistas; pero los precios del p a n y de t o d o s
los artículos de p r i m e r a necesidad subían sin cesar, y l a m i s e r i a se
i n s t a l a b a en estado p e r m a n e n t e en los b a r r i o s bajos.
366 '-^^^m^- PEDRO KROPOTKINE

E n t r e t a n t o l a aristocracia c o b r a b a nuevos ánimos. Eos nobles


y los ricos l e v a n t a b a n l a cabeza y se v a n a g l o r i a b a n de que p r o n t o
harían e n t r a r en razón a los descamisados. D i a r i a m e n t e esperaban
la n o t i c i a de u n a i n v a s i ó n alemana que m a r c h a r a t r i u n f a l m e n t e
hacia P a r í s y restableciera el a n t i g u o régimen en t o d o su esplendor.
E n las p r o v i n c i a s , y a lo hemos v i s t o , l a reacción organizaba sus
p a r t i d a r i o s casi p ú b l i c a m e n t e .
E a Constitución, q u e d o s burgueses y hasta los intelectuales revo-
lucionarios de l a b u r g u e s í a h a b l a b a n de conservar a toda costa,
sólo existía p a r a las medidas de m e n o r i m p o r t a n c i a , en t a n t o que las
reformas i m p o r t a n t e s q u e d a b a n aplazadas. E a a u t o r i d a d del rey
h a b í a sido l i m i t a d a , pero de u n a m a n e r a m u y modesta. Con los po-
deres que l a Constitución le dejaba (la l i s t a c i v i l , el m a n d o m i l i t a r ,
el veto, etc.), y sobre t o d o con l a organización i n t e r i o r de F r a n c i a ,
que lo dejaba t o d o en poder de los ricos, el pueblo no podía nada.
E a A s a m b l e a E e g i s l a t i v a no podía ser t a c h a d a de r a d i c a l i s m o ,
y es e v i d e n t e que sus decretos respecto de los t r i b u t o s feudales o los
diezmos a l a I g l e s i a estaban i m b u i d o s de u n a moderación perfecta-
m e n t e burguesa; y , s i n embargo, a esos m i s m o s decretos negaba
el r e y su f i r m a . T o d o el m u n d o se d a b a c u e n t a de que se v i v í a a l día,
bajo u n sistema s i n e s t a b i l i d a d y que podía ser fácilmente d e r r i b a d o
y s u b s t i t u i d o p o r el a n t i g u o régimen.
M i e n t r a s t a n t o , el c o m p l o t que se t r a m a b a en las Tullerías se
e x t e n d í a cada día m á s sobre F r a n c i a y e n v o l v í a las cortes de Berlín,
d e V i e n a , de E s t o c o l m o , de T u r í n , de M a d r i d y de Petersburgo. Se
acercaba l a h o r a en que los c o n t r a - r e v o l u c i o n a r i o s i b a n a d a r el g r a n
golpe que p r e p a r a b a n p a r a el v e r a n o de 1792. E l r e y y l a r e i n a ins-
t a b a n a los ejércitos alemanes p a r a que apresurasen su m a r c h a c o n t r a
París; les designaban el día en que d e b í a n e n t r a r en l a c a p i t a l y en
que los reahstas, a r m a d o s y organizados, irían a recibirles con los
brazos abiertos.

E l p u e b l o y aquellos r e v o l u c i o n a r i o s que, c o m o M a r a t y los f r a n -


ciscanos, estaban en c o n t a c t o c o n el p u e b l o , los que h i c i e r o n l a Co-
m u n a del 10 de agosto, c o m p r e n d í a n perfectamente los peligros de
LA GRAN REVOLUCIÓN

que la R e v o l u c i ó n se h a l l a b a rodeada; p o r q u e el pueblo tiene siempre


u n s e n t i m i e n t o verdadero de l a situación, y a d i v i n a b a , m u c h o m e j o r
que los políticos, los c o m p l o t s que se t r a m a b a n en las Tullerías y
en los castillos señoriales. Pero estaba desarmado, m i e n t r a s l a b u r -
guesía se h a b í a organizado en batallones de la g u a r d i a n a c i o n a l ;
y t o d a v í a ocurría algo peor: los intelectuales que la R e v o l u c i ó n había
dado a conocer, los que se habían c o n s t i t u i d o en p o r t a v o z de la Re-

EL PUEBLO INVADE LAS TULLERlAS — 20 D E JUNIO D E 1792

volucipn — incluyendo en este número hombres honrados como


Robespierre — , no tenían l a confianza necesaria en l a Revolución
n i en el pueblo. E o m i s m o que los radicales p a r l a m e n t a r i o s de nuestros
días, t e m í a n a l g r a n desconocido, a l pueblo en l a calle, que h u b i e r a
p o d i d o hacerse dueño de los acontecimientos, y , no q u e r i e n d o declarar
ese miedo a l a revolución i g u a l i t a r i a , e x p l i c a b a n su a c t i t u d indecisa
como resultado del empeño de conservar a l menos las pequeñas
libertades a d q u i r i d a s p o r l a Constitución. A las ventajas inseguras
de u n a n u e v a insurrección, preferían l a m o n a r q u í a c o n s t i t u c i o n a l .

F u é precisa l a declaración de g u e r r a (21 de a b r i l de 1792) y l a i n v a -


sión alemana p a r a c a m b i a r l a situación. Entonces, viéndose v e n d i d o
por todas partes, hasta p o r los mismos directores a quienes h a b í a d a d o
su confianza, el p u e b l o c o m e n z ó a o b r a r p o r sí m i s m o y a ejercer u n a
368 PEDRO KROPOTKINE

presión s o b r e l o s «jefes d e o p i n i ó n » . París preparó u n a insurrección

que había d e p e r m i t i r a l p u e b l o d e s t r o n a r a l r e y . L a s secciones, l a s

sociedades populares y las fraternales, es decir, los desconocidos,

la m u l t i t u d , s e c u n d a d o s p o r l o s más ardientes franciscanos, se d e d i -

c a r o n a a q u e l l a t a r e a . L o s p a t r i o t a s más e x a l t a d o s y más i l u s t r a d o s .

dice Chaumette en sus Memorias

(p. 13), i b a n a l c l u b d e l o s Fran-

c i s c a n o s y allá pasaban las noches

juntos concertándose. U n c o m i t é ,

entre otros, t u v o l a i d e a de c o n -

feccionar u n a bandera roja c o n

esta inscripción: L E V MARCIAL

DEL PUEBLO CONTRA LA REBEL-

DÍA D E L A CORTE, bajo la cual

habían d e u n i r s e los h o m b r e s l i -

bres, los verdaderos republicanos,

los q u e habían d e v e n g a r u n a m i -

JERÓNIMO PETiON, ALCALDE D E PARls go, u u h e r m a n o , u n hijo, asesi-

n a d o e n e l C a m p o d e M a r t e e l 17

d e j u l i o d e 1791. L o s historiadores, pagando u n tributo a s u educa-

ción e t a t i s t a , se h a n c o m p l a c i d o e n representar el c l u b de los J a c o -

binos como el iniciador y l a cabeza de todos los movimientos revo-

l u c i o n a r i o s d e París y de las provincias, y durante dos generaciones

todos hemos pensado lo m i s m o ; pero h o y sabemos q u e n o h a y n a d a

d e e s o . L a i n i c i a t i v a d e l 20 d e j u n i o y d e l 10 d e a g o s t o n o procedió

de l o s j a c o b i n o s ; a l c o n t r a r i o , d u r a n t e t o d o u n año, h a s t a l o s m á s

r e v o l u c i o n a r i o s e n t r e ellos, se o p u s i e r o n a u n n u e v o l l a m a m i e n t o a l

pueblo. Unicamente cuando se v i e r o n rebasados p o r el movimiento

popular, s e d e c i d i e r o n •— y e s t o sólo u n a p a r t e d e l o s j a c o b i n o s — ,

a seguirle.

¡Pero c o n q u é t i m i d e z ! H u b i e r a n querido a l pueblo e n l a calle

p a r a c o m b a t i r a los realistas; pero n o se atrevían a a c e p t a r l a s c o n -

s e c u e n c i a s . — «¿Y s i e l p u e b l o n o s e c o n t e n t a s e c o n d e r r i b a r e l p o d e r

real? ¿Y s i marchase c o n t r a los ricos, los poderosos, los farsantes


LA GRAN REVOLUCIÓN

que no h a b í a n v i s t o en l a R e v o l u c i ó n m á s que u n m e d i o de e n r i -
quecerse? ¿Y si barriese l a A s a m b l e a L e g i s l a t i v a después de las
Tullerías? ¿ Y si l a C o m u n a de París, los rabiosos, los « anarquistas »,
aquellos a quienes i n j u r i a b a el m i s m o Robespierre, aquellos r e p u b l i -
canos que p r e d i c a b a n «la i g u a l d a d de las f o r t u n a s » , quedasen p r e d o -
minantes? » H e ahí p o r qué, en
todas las pláticas que precedie-
r o n a l 20 de j u n i o , se v i ó t a n t a
vacilación en los r e v o l u c i o n a r i o s
conocidos. He ahí p o r qué los
jacobinos m a n i f e s t a r o n t a n t a r e -
pugnancia contra u n nuevo le-
vantamiento popular, y no le
siguieron hasta ver al pueblo
vencedor. Robespierre, D a n t ó n , y
hasta el último m o m e n t o los g i -
rondinos, no se decidieron a se-
MEDALLA
g u i r a l pueblo y a reconocerse D E LOS F U E R T E S D E L MERCADO
más o menos solidarios de la
insurrección hasta j u l i o , cuando v i e r o n a l pueblo que, despreciando
las leyes constitucionales, p r o c l a m ó l a permanencia de las secciones,
ordenó el a r m a m e n t o general y o b h g ó a l a A s a m b l e a a declarar
«la p a t r i a en peligro ».

Se comprende que en tales circunstancias el m o v i m i e n t o de 20 de


j u n i o n o podía tener el e m p u j e n i l a u n i d a d necesarios p a r a hacer
de él u n a insurrección v i c t o r i o s a c o n t r a las Tullerías. E l pueblo se
echó a l a calle, pero, i n c i e r t o respecto a l a a c t i t u d de l a burguesía,
no osó comprometerse demasiado. P a r e c í a que t a n t e a b a el t e r r e n o
para juzgar de a n t e m a n o hasta dónde podría llegar acercándose
a palacio, dejando el resto a los accidentes de las grandes manifesta-
ciones populares. Si d e l i n t e n t o r e s u l t a r a algo, bueno; si no, se h a b r í a n
v i s t o las Tullerías de cerca y se h a b r í a conocido su fuerza.

Así sucedió, en efecto. L a demostración fué a b s o l u t a m e n t e pací-


fica. So p r e t e x t o de presentar u n a petición a l a Asamblea, de festejar
370 PEDRO KROPOTKINE

el aniversario del j u r a m e n t o del Juego de Pelota y de p l a n t a r u n


árbol de l a L i b e r t a d a l a p u e r t a de l a Asamblea N a c i o n a l , u n a m u l -
t i t u d i n m e n s a de p u e b l o se h a b í a puesto en m o v i m i e n t o , y llenó
p r o n t o todas las calles que desde l a B a s t i l l a conducen a l a Asamblea,
m i e n t r a s que l a corte llenaba l a plaza d e l Carrousel, el g r a n p a t i o
de las Tullerías y las inmediaciones del palacio con sus p a r t i d a r i o s .
Todas las puertas estaban cerradas; los cañones a p u n t a b a n al pueblo;
se habían' d i s t r i b u i d o cartuchos a los soldados; parecía i n e v i t a b l e
u n c o n f l i c t o entre aquellas dos masas.

Pero l a v i s t a de atiuellas m u l t i t u d e s siempre crecientes ¡¡aralizó


a los defensores de la corte. L a s puertas exteriores fueron b i e n p r o n t o
abiertas o forzadas; el Carrousel y los patios se i n u n d a r o n de gente.
M u c h o s i b a n armados de picas, sables o palos con u n a h e r r a m i e n t a o
u n c u c h i l l o atado a l a p u n t a . L a s secciones habían escogido cuida-
dosamente los h o m b r e s que h a b í a n de t o m a r p a r t e en l a manifes-
tación.
L a m u l t i t u d i b a a forzar a hachazos o t r a p u e r t a de las Tullerías,
cuando el m i s m o L u i s X V I ordenó que se abriera, i n v a d i e n d o miles
de hombres los p a t i o s i n t e r i o r e s y el palacio. L a r e i n a con su h i j o
fué c o n d u c i d a apresuradamente por sus f a m i l i a r e s a u n a sala, que
se cerró >• reforzó el cierre con u n a g r a n mesa. E l ley fué descubierto
en o t r a sala, que i n s t a n t á n e a m e n t e se llenó de gente. Se le pidió que
sancionara los decretos a que h a b í a opuesto su v e t o , que l l a m a r a
a los m i n i s t r o s g i r o n d i n o s que d e s t i t u y ó el 13 de j u n i o , que expulsara
a los clérigos y que escogiera entre Coblentza y París. E l r e y a g i t a b a
su sombrero, se dejó poner u n g o r r o de l a n a , se le hizo beber u n vaso
de v i n o a la salud de la nación; pero resistió a l a m u l t i t u d d u r a n t e dos
horas, r e p i t i e n d o que se a t e n d r í a a l a Constitución.

Considerado como a t a q u e a l a m o n a r q u í a , el m o v i m i e n t o h a b í a
fracasado; nada se h a b í a hecho.
;Entonces estallaron los furores de las clases acomodadas c o n t r a
el pueblo! Puesto que el pueblo no h a b í a osado atacar y h a b í a demos-
t r a d o p o r eso m i s m o su d e b i l i d a d , se c a y ó c o n t r a ese pueblo con t o d o
el odio que puede i n s p i r a r el miedo.
LA GRAN REVOLUCIÓN

Cuando se l e y ó en l a A s a m b l e a l a c a r t a en que L u i s X V I se que-


jaba de l a i n v a s i ó n de su palacio, l a A s a m b l e a prorrumpió en r u i d o s a
salva de aplausos, t a n serviles c o m o p u d i e r a n serlo los de los corte-
sanos anteriores a 1789; jacobinos y g i r o n d i n o s desaprobaron uná-
n i m e m e n t e el m o v i m i e n t o .
A n i m a d a s i n d u d a p o r esa recepción, l a corte logró que se esta-
bleciera en las Tullerías u n t r i b u n a l p a r a castigar a «los culpables »

EL PUEBLO E N LAS TULLERÍAS

del m o v i m i e n t o . Se quería resucitar de ese m o d o , dice Chaumette


en sus Memorias, los odiosos p r o c e d i m i e n t o s de los 5 y 6 de o c t u b r e
de 1789 y d e l 17 de j u l i o de 1791. A q u e l t r i b u n a l se c o m p o n í a de
jueces de paz v e n d i d o s a l a monarquía. L a corte les m a n t e n í a y el
guarda-muebles de l a Corona recibió o r d e n de atender a todas sus
necesidades ( i ) . L o s más vigorosos escritores fueron perseguidos y
presos; muchos presidentes y secretarios de sección y muchos a f i -
Uados a las sociedades populares, s u f r i e r o n l a m i s m a suerte. L l e g ó
a ser peligroso llamarse r e p u b l i c a n o .

(f) D i a n o de Perlet, de 27 de j u n i o , c i t a d o p o r .Aulard en una nota a ñ a d i d a a las Memorias


de Chaumette.
372 PEDRO KROPOTKINE

L o s directores de d e p a r t a m e n t o y g r a n n ú m e r o de a y u n t a m i e n t o s
se u n i e r o n a l a manifestación s e r v i l de l a A s a m b l e a y e n v i a r o n cartas
de indignación c o n t r a los «facciosos». E n r e a l i d a d , t r e i n t a y tres
directores de d e p a r t a m e n t o s , de o c h e n t a y t r e s — t o d o el Oeste de
F r a n c i a — , eran a b i e r t a m e n t e realistas y c o n t r a - r e v o l u c i o n a r i o s .

L a s revoluciones se hacen siem-


jire, no h a y que o l v i d a r l o , p o r m i -
norías, y hasta cuando l a revolución
h a comenzado y u n a p a r t e de l a na-
ción acepta sus consecuencias, no es
siempre sino u n a ínfima minoría l a
que c o m p r e n d e lo que f a l t a que ha-
cer p a r a asegurar el t r i u n f o de lo
que se ha hecho y l a que t i e n e el
v a l o r de l a acción. H e ahí p o r qué
una A s a m b l e a , que representa siem-
¡rre el término medio del país, o que
queda t o d a v í a m á s b a j o que ese tér-
m i n o m e d i o , fué en t o d o t i e m p o y
será siempre u n freno p a r a l a revo-
EL PRÍNCIPE D E CONDÉ lución, y n o será j a m á s i n s t r u m e n t o

de l a revolución.
L a L e g i s l a t i v a nos dió de ello u n n o t a b l e ejemplo: el 7 de j u l i o
de 1792 — (nótese que c u a t r o días después, en v i s t a de l a i n v a s i ó n
alemana, se i b a a declarar «la p a t r i a en peligro») — , u n mes apenas
antes de l a c a í d a del t r o n o , he aquí lo que se p r o d u j o en a q u e l l a
Asamblea. Se discutía hacía y a m u c h o s días sobre las medidas de
seguridad general que deberían adoptarse. A instigación de l a corte,
L a m o u r e t t e , obispo de L y o n , propuso, p o r moción de o r d e n , u n a
reconciliación general de los p a r t i d o s , y , p a r a conseguirlo, indicó
u n medio m u y sencillo: «Una p a r t e de l a A s a m b l e a atribuj-e a l a o t r a
el propósito sedicioso de querer l a destrucción de l a monarquía.
L o s o t r o s a t r i b u y e n a sus colegas el propósito de querer l a destruc-
ción de la i g u a l d a d c o n s t i t u c i o n a l y el gobierno aristocrático conocido
LA GRAN REVOLUCIÓN 373

con el n o m b r e de las dos C á m a r a s . ¡Pues b i e n , señores: execremos,


por u n a maldición c o m ú n y p o r u n i r r e v o c a b l e j u r a m e n t o , la Repú-
blica y las dos Cámaras!» A estas palabras, l a Asamblea, poseída de
súbito entusiasmo, se l e v a n t a t o d a entera p a r a a t e s t i g u a r su odio'
a la R e p ú b l i c a y a las dos Cámaras. L o s sombreros v u e l a n , los d i p u -
tados se abrazan, l a derecha y
la izquierda f r a t e r n i z a n y en-
víase i n m e d i a t a m e n t e u n a d i -
putación a l rey, q u i e n se aso-
ció a l a alegría general. Esta
escena es conocida en l a his-
t o r i a con el n o m b r e de « el beso
Lamourette». F e l i z m e n t e la
opinión no se dejó e n g a ñ a r p o r
semejantes escenas. Aquella
misma noche, en los Jacobinos,
protestó B i l l a u d - V a r e n n e s con-
t r a esa aproximación h i p ó c r i t a ,
y se acordó e n v i a r su discurso
a las sociedades afiliadas. P o r
BILLAUD - VARENNES
su parte l a corte no quería

desarmarse en m a n e r a alguna. P e t i o n , alcalde de París, fué suspen-


dido de sus funciones el m i s m o día p o r el d i r e c t o r i o (realista) del
departamento del .Sena, p o r negligencia en el día 20 de j u n i o ; pero
entonces París se apasionó p o r su alcalde. Prodújose entonces u n a
agitación amenazadora, de t a l m o d o , que seis días después, el día 13,
la Asamblea h u b o de l e v a n t a r l a suspensión.
E n el pueblo estaba hecha l a convicción. Se consideraba llegado
el m o m e n t o de desembarazarse de l a m o n a r q u í a , y que si el 20 de
j u n i o no era seguida de cerca de u n a insurrección p o p u l a r , l a R e v o -
lúción habría t e r m i n a d o . Pero los políticos de l a A s a m b l e a j u z g a b a n
de m u y d i s t i n t o m o d o . ¿Quién sabe cuál sería el r e s u l t a d o de u n a
insurrección? Aquellos legisladores, excepto tres o c u a t r o de ellos,
se preparaban u n a salida en caso de contra-revolución triunfante
374 PEDRO KROPOTKINE

E l miedo de los h o m b r e s de E s t a d o ; su deseo de facilitarse u n


p e r d ó n en caso de d e r r o t a , he ahí el p e l i g r o de todas las revoluciones.
P a r a q u i e n t r a t a de i n s t r u i r s e p o r l a h i s t o r i a , las siete semanas
que t r a n s c u r r i e r o n e n t r e l a manifestación del 20 de j u n i o y l a t o m a
de las Tullerías, el 10 de agosto de 1792, son de l a m a y o r i m p o r t a n c i a .
A u n q u e s i n r e s u l t a d o i n m e d i a t o , l a manifestación d e l 20 de j u n i o
causó g r a n sensación en F r a n c i a . « E a rebelión corría de c i u d a d en
c i u d a d » , c o m o d i j o L u i s B l a n c . E l e x t r a n j e r o estaba a las puertas
de París, y el 11 de j u h o se p r o c l a m ó l a p a t r i a en peligro. E l 14 se
celebró l a fiesta de l a F e d e r a c i ó n y el pueblo hizo con ella u n a demos-
tración f o r m i d a b l e c o n t r a l a m o n a r q u í a . L o s a y u n t a m i e n t o s r e v o l u -
cionarios e n v i a b a n a l a A s a m b l e a mensajes p a r a comprometarla a
o b r a r . Puesto que el r e y h a c í a traición, p e d í a n l a destitución o l a
suspensión de L u i s X V I . S i n embargo, l a p a l a b r a « R e p ú b l i c a » n o
h a b í a sido a ú n p r o n u n c i a d a : h a b í a m á s inclinación hacia l a regencia.
Marsella c o n s t i t u y ó u n a excepción, p i d i e n d o desde el 27 de j u n i o
la abolición de l a m o n a r q u í a y e n v i a n d o 500 v o l u n t a r i o s , que l l e g a r o n
a París c a n t a n d o «el h i m n o marsellés». B r e s t y otras ciudades e n v i a r o n
t a m b i é n sus v o l u n t a r i o s . L a s secciones de París, en sesión p e r m a n e n t e ,
se a r m a b a n y o r g a n i z a b a n sus batallones.

Todo i n d i c a b a que la Revolución se acercaba a su m o m e n t o


decisivo.
Y e n t r e t a n t o , ¿qué hacía l a Asamblea? ¿Qué hacían aquellos
republicanos burgueses, los girondinos?
Cuando se leyó en la A s a m b l e a el enérgico mensaje de Marsella p i -
diendo que se t o m a r a n resoluciones a l a a l t u r a de los acontecimientos,
casi t o d a la A s a m b l e a protestó. Y cuando el 27 de j u l i o pidió D u h e m
que se d i s c u t i e r a l a destitución, su proposición fué r e c i b i d a a g r i t o s .
INIaría A n t o n i e t a no se equivocaba c i e r t a m e n t e cuando escribía
en 7 de j u l i o a sus confidentes en el e x t r a n j e r o que los p a t r i o t a s
tenían miedo y querían negociar, que es lo que sucedió, en efecto,
algunos días después.
Los que en las secciones estaban con el p u e b l o , se sentían, sin
d u d a , en vísperas de u n g r a n golpe. L a s secciones de París, conti-"
I.A G R A N REVOLUCIÓN 375

nuando en permanencia, lo m i s m o que muchos a j m n t a m i e n t o s , sin


cuidarse lo m á s mínimo de l a ley sobre los ciudadanos pasivos, a d m i -
tían a éstos a sus deliberaciones y les a r m a b a n con las picas. E v i d e n -
temente se p r e p a r a b a u n a
gran insurrección.
Pero los g i r o n d i n o s , el
p a r t i d o de los «hombres
de E s t a d o » , e n v i a r o n en
aquel momento al rey,
por mediación de T h i e n y ,
su a y u d a de c á m a r a , u n a
carta en que le anuncia-
ban que se p r e p a r a b a u n a
insurrección formidable,
cuyo resultado podía ser
la destitución y quizá a l -
guna cosa peor; que que-
daba u n solo medio de
conjurar l a c a t á s t r o f e ,
cuyo medio consistía en...
llamar a l m i n i s t e r i o , en
el plazo perentorio de
ocho días, a R o l a n d , Ser-
v a n y Claviére. MUERTE D E MIRABEAU

( D e u n a e s t a m p a de l a época)
No eran ciertamente
los doce millones p r o m e t i d o s a Brissot los que i m p u l s a b a n a la G i -
ronda a dar ese paso; no era t a m p o c o , como pensaba L u i s B l a n c ,
la ambición única de r e c o n q u i s t a r el poder; no: l a causa era más
profunda. E l folleto de Brissot, A sus Comitentes, descubre c l a r a m e n t e
su idea: era el miedo de una revolución popular que tocara a las
propiedades: el miedo y el desprecio del pueblo, de los miserables
desarrapados. E l miedo a u n régimen en que la p r o p i e d a d y , m á s
t o d a v í a , l a educación g u b e r n a m e n t a l , «la h a b i l i d a d en los negocios ».
perdieran los p r i v i l e g i o s que habían conferido hasta entonces.
376 PEDRO KROPOTKINE

El t e m o r de verse igualados, reducidos a l n i v e l de l a g r a n masa.


Ese m i e d o p a r a l i z a b a a los g i r o n d i n o s , como paraliza hoy a
todos los p a r t i d o s que o c u p a n e n los p a r l a m e n t o s actuales l a m i s m a
posición, m á s o menos g u b e r n a m e n t a l , que entonces o c u p a b a n los
g i r o n d i n o s en el p a r l a m e n t o realista.
Se c o m p r e n d e l a desesperación que se apoderó entonces de los
verdaderos p a t r i o t a s , y que M a r a t expresó en estas líneas:

EL PUEBLO E.V L A S T U L L E R U S

{ D e u n a e s t a m p a de l a é p o c a )

« H a c e tres años que nos agitamos p a r a recobrar nuestra l i b e r t a d ,


y sin embargo, estamos m á s alejados de ella que nunca.
» L a R e v o l u c i ó n se ha v u e l t o c o n t r a el p u e b l o . P a r a l a corte y sus
secuaces es u n m o t i v o constante de c a p t a c i ó n y de corrupción; p a r a
los legisladores, u n a ocasión de prevaricaciones y de i n f a m i a s . . .
Y y a no es p a r a los ricos y los avaros m á s que u n a ocasión de ganancias
ilícitas, de monopolios, de fraudes y de expoliaciones; el p u e b l o está
a r r u i n a d o , y l a clase i n n u m e r a b l e de los indigentes está colocada
e n t r e el t e m o r de perecer de miseria y l a necesidad de venderse...
N o tememos r e p e t i r l o , estamos más lejos de l a l i b e r t a d que n u n c a ;
porque no sólo somos esclavos, sino que lo somos legalmente •>.
Sobre el t e a t r o del E s t a d o , únicamente habían cambiado las
decoraciones: c o n t i n u a b a n los mismos actores, las mismas i n t r i g a s
LA GRAN REVOLUCIÓN 377

y los mismos recursos. « E r a f a t a l , c o n t i n ú a M a r a t , puesto que las


clases inferiores de la nación son las únicas que han de luchar contra las
clases elevadas. E n el m o m e n t o de l a insurrección, el p u e b l o lo aplasta
todo por su masa, pero c u a l q u i e r a que sea l a v e n t a j a o b t e n i d a en
el primer m o m e n t o , acaba p o r s u c u m b i r ante los c o n j u r a d o s de las
dases superiores, llenos de sutileza, astucia y artificios. Eos h o m b r e s

LA PATRI.A E N PELIGRO

instruidos, acomodados e i n t r i g a n t e s de las clases superiores, se decla-


raron en u n p r i n c i p i o c o n t r a el déspota, pero n o fué sino p a r a volverse
contra el pueblo, después de haber o b t e n i d o su confianza y de haberse
servido de sus fuerzas p a r a ponerse en el l u g a r que o c u p a b a n los
órdenes p r i v i l e g i a d o s que h a n p r o s c r i t o .
»Así — continúa M a r a t , y sus palabras son de oro, puesto que
parecen escritas h o y , en el siglo x x — , la R e v o l u c i ó n h a sido hecha
y sostenida p o r las últimas clases de l a sociedad, p o r los obreros,
los artesanos, los detallistas, los agricultores, por l a plebe, p o r esos
infortunados que la riqueza i m p u d e n t e l l a m a canalla y que l a inso-
lencia r o m a n a l l a m a b a proletarios. Pero lo que no se h u b i e r a i m a g i -
nado j a m á s es que la R e v o l u c i ó n se h a y a hecho ú n i c a m e n t e en f a v o r
378 PEDRO KROPOTKINE

de los p e q u e ñ o s p r o p i e t a r i o s t e r r i t o r i a l e s , de los h o m b r e s de l e y , de
los p a r t i d a r i o s de l a t r a m p a legal».
A l día siguiente de l a t o m a de l a B a s t i l l a h u b i e r a sido fácil a
los representantes d e l p u e b l o «suspender de todas sus funciones a l
d é s p o t a y sus a g e n t e s » , escribe después M a r a t ; « m a s p a r a eso era
necesario que t u v i e r a n u n i d e a l y v i r t u d e s » . E n c u a n t o a l p u e b l o ,
en lugar de armarse por completo, sufrió que se armara una sola parte
de los ciudadanos (la g u a r d i a n a c i o n a l , c o m p u e s t a de ciudadanos
activos). Y lejos de a t a c a r s i n t r e g u a a los enemigos de l a R e v o l u c i ó n ,
renunció él m i s m o a sus v e n t a j a s manteniéndose a l a defensiva.

"Hoy, dice M a r a t , después de t r e s años de eternos discursos en


las sociedades p a t r i ó t i c a s y de u n d i l u v i o de escritos... el p u e b l o
está m á s lejos de s e n t i r lo que le conviene hacer p a r a resistir a sus
opresores, que lo estaba el p r i m e r día de l a R e v o l u c i ó n . Entonces
se a b a n d o n a b a a su i n s t i n t o n a t u r a l , a l s i m p l e b u e n sentido que le
h a b í a i n s p i r a d o el v e r d a d e r o medio de hacer razonables a sus i m p l a -
cables enemigos... A h o r a vedle encadenado en n o m b r e de las leyes,
t i r a n i z a d o en n o m b r e de l a j u s t i c i a ; vedle constitucionalmente esclavo».
Diríase que se escribió ayer, si no se h u b i e r a copiado del n ú m e r o
657 del Amigo del Pueblo.
E l desaliento se apoderó de M a r a t a l a v i s t a de l a situación, a l a
cual no v e í a m á s que u n a salida; «algunos accesos de f u r o r cívico »
de p a r t e de l a plebe, como en los días 13 y 14 de j u l i o y 5 y 6 de
o c t u b r e de 1789. E a desesperación le consumía, hasta el día en que
la llegada de los federados de los d e p a r t a m e n t o s , le inspiró confianza.
Eas p r o b a b i l i d a d e s de é x i t o de l a contra-revolución eran t a n g r a n -
des en aquel m o m e n t o ( f i n de j u l i o de 1792), que E u i s X V I rechazó
por c o m p l e t o l a proposición de los g i r o n d i n o s . ¿No m a r c h a b a n ya
los ¡misianos c o n t r a París? ¿No estaban dispuestos Eafayette y
E u c k n e r a v o l v e r sus ejércitos c o n t r a los jacobinos y c o n t r a París?
Sin c o n t a r que E a f a y e t t e gozaba de g r a n prestigio en el N o r t e , y en
P a r í s era el ídolo de' los guardias nacionales burgueses.
E l r e y tenía, en efecto, todas las razones p a r a esperar. Los jaco-
binos no osaban obrar; y cuando M a r a t , el 18 de j u l i o , después que
LA GRAN REVOLUCIÓN 379

fué conocida l a traición de E a f a y e t t e y de E u c k n e r (querían llevarse


el rey el i 6 de j u l i o y ponerle e n el centro de sus ejércitos), p r o p u s o
tomar al rey en rehenes de l a nación c o n t r a l a invasión e x t r a n j e r a ,
todos le v o l v i e r o n l a espalda, le t r a t a r o n de loco, y ú n i c a m e n t e los
descamisados le a p l a u d i e r o n en sus t u g u r i o s . Por haber osado decir
lo que sabemos que era l a verdad, p o r q u e osó d e n u n c i a r los c o m p l o t s
del rey con los extranjeros, M a r a t se v i ó a b a n d o n a d o de t o d o el
mundo, hasta de unos cuantos p a t r i o t a s jacobinos con quienes él, a

LA PATRIA E N PELIGRO

( D e u n a e s t a m p a de l a é p o c a )

quien se representa t a n desconfiado, h a b í a contado. H a s t a le ne-


garon asilo cuando se v i ó perseguido y l l a m ó a sus puertas.
Por su p a r t e , l a G i r o n d a , después que el rey rechazó su p r o p o s i -
ción, p a r l a m e n t a b a o t r a vez con él, por medio del p i n t o r Boze: el 25 de
j u l i o le envió t o d a v í a u n n u e v o mensaje.
Sólo quince días separaban a París del 10 de agosto. E a F r a n c i a
revolucionaria tascaba el freno. C o m p r e n d í a que h a b í a llegado el
m o m e n t o de o b r a r : o daba el gplpe de gracia a l a m o n a r q u í a , o l a
Revolución quedaba inacabada. ¡ Y se dejaría a la m o n a r q u í a rodearse
de tropas, organizar el c o m p l o t p a r a entregar P a r í s a los alemanes!
¿Quién sabe por c u á n t o s años l a m o n a r q u í a , l i g e r a m e n t e rejuvene-
cida, aunque siempre casi absoluta, permanecería d u e ñ a de í Y a n c i a ?
¡Y en aquel m o m e n t o supremo, l a preocupación de los políticos
consistía en d i s p u t a r para saber en manos de quién iría a p a r a r el
poder, si acaso cayera de las manos del rey! E a G i r o n d a lo quería p a r a
sí, para la Comisión de los Doce, que sería entonces el poder ejecu-
38o PEDRO KROPOTKINE

tivo. Robespierre pedía nuevas elecciones, u n a A s a m b l e a renovadn,


u n a Convención, que daría a F r a n c i a u n a Constitución republicana.
Respecto a obrar, a preparar l a destitución, nadie pensaba en
ello, n i siquiera los jacobinos, únicamente el pueblo; eran los «desco-
nocidos», ios favoritos del pueblo, Santerre, F o u m i e r el Americano,
el polaco E a z o w s k i , C a r r a , Simón ( i ) , Westerraann, simple escribano
en aquel momento, alguno de los cuales pertenecía también al directorio
secreto de los «federados», que se reunían en elSoleil d! Or, p a r a formar
el plan del ataque a las Tullerías y de l a insurrección general, con
la bandera roja a l a cabeza; eran las secciones, l a mayor parte de
las secciones de París y algunas diseminadas en distintas comarcas
en el Norte, en el departamento de Maine y E o i r a , en Marsella; eran,
en fin, los voluntarios marselleses y brestenses alistados p a r a l a causa
revolucionaria por el pueblo de París. ¡El pueblo, siempre el pueblo'

— «Allá (en l a Asamblea), se hubiera dicho que los legistas dis-


putaban s i n cesar bajo el látigo de los amos...
íAquí (en l a Asamblea de las secciones), se plantaban las bases
de la República», dijo Chaumette.

( O J , - F . Simón e r a u n maestro alemán, antiguo coiaborador de Basedow en el Phiian-


tbropium de Dessau.
CAPÍTULO XXXIII

El 10 de agosto; sus consecuencias inmediatas

E M O S v i s t o el estado de F r a n c i a d u r a n t e el v e r a n o de
1792.
H a c í a tres años que el país estaba en p l e n a revo-
lución, y l a v u e l t a a l a n t i g u o régimen se h a b í a hecho
absolutamente i m p o s i b l e , p o r q u e si el régimen f e u d a l , p o r e j e m p l o ,
existía t o d a v í a en l a ley, los campesinos no le reconocían y a en l a
v i d a ; no pagaban y a los censos, se apoderaban de las t i e r r a s del
clero y de los emigrados, y en m u c h a s comarcas se a p r o p i a b a n las
tierras que habían pertenecido antes a los m u n i c i p i o s rurales. E n
sus comunas los campesinos se creían los dueños de sus propios
destinos.

O t r o t a n t o sucedía respecto de las i n s t i t u c i o n e s del E s t a d o . T o d o


el andamiaje administrativo, que parecía t a n f o r m i d a b l e bajo el
382 PEDRO KROPOTKINE

a n t i g u o régimen, se h a b í a d e r r u m b a d o a l soplo de l a revolución


p o p u l a r . U n o s pensaban en el i n t e n d e n t e , otros en l a g u a r d i a rural,
algunos en los jueces d e l p a r l a m e n t o ; pero lo p o s i t i v o era que el
a y u n t a m i e n t o , v i g i l a d o p o r los descamisados, l a sociedad p o p u l a r de
la l o c a l i d a d , l a asamblea p r i m a r i a y los h o m b r e s de picas represen-
t a b a n la fuerza n u e v a de F r a n c i a .
T o d o el aspecto d e l país, l a m e n t á l i d a d de las poblaciones, el l e n -
guaje, las costumbres, las ideas, h a b í a n c a m b i a d o p o r l a revolución.
Una nueva nación había nacido, y , p o r el c o n j u n t o de las concepciones
políticas y sociales, difería en a b s o l u t o de lo que había sido apenas
hacía doce meses.
Y s i n embargo, el a n t i g u o régimen a u n estaba en pie. L a m o n a r -
quía c o n t i n u a b a existiendo y representaba u n a fuerza inmensa, a c u y o
rededor se a g r u p a b a l a contra-revolución. Se v i v í a en estado p r o v i -
sional. D e v o l v e r a l a m o n a r q u í a su a n t i g u a p o t e n c i a era evidente-
m e n t e u n sueno insensato, en el c u a l no creían m á s que los f a n á t i c o s
de l a corte; pero l a fuerza de l a m o n a r q u í a p a r a el m a l c o n t i n u a b a
siendo inmensa. Si le era i m p o s i b l e restablecer el régimen f e u d a l ,
¡cuánto d a ñ o podía causar t o d a v í a a los campesinos emancipados,
si, alcanzando el p r e d o m i n i o , f u e r a p u e b l o p o r p u e b l o a d i s p u t a r a
los campesinos las t i e r r a s y las l i b e r t a d e s que h a b í a n t o m a d o ! Eso
era lo que el r e y y muchos fuldenses (monárquicos constitucionales)
se p r o m e t í a n p a r a cuando el p a r t i d o de la corte h u b i e r a dado c u e n t a
de aquellos a quienes l l a m a b a n «los j a c o b i n o s » .

En c u a n t o a l a administración, y a hemos v i s t o que en las dos


terceras partes de los d e p a r t a m e n t o s , y a u n en el m i s m o París, l a
administración d e p a r t a m e n t a l y l a de los d i s t r i t o s eran enemigas
del pueblo y de l a R e v o l u c i ó n ; se habrían acomodado con c u a l q u i e r
s i m u l a c r o de constitución, siempre que ésta p e r m i t i e r a a los b u r g u e -
ses partirse el poder con l a m o n a r q u í a y con l a corte.
E l ejército, m a n d a d o p o r h o m b r e s como L a f a y e t t e y L u c k n e r ,
podía ser lanzado a cada i n s t a n t e c o n t r a el pueblo. D e s p u é s del 20 de
j u n i o se v i ó , en efecto, a Eafa^'ette a b a n d o n a r su c a m p o y presentarse
en París p a r a ofrecer a l r e y el a p o y o de «su» ejército c o n t r a el p u e b l o .
I,A GRAN REVOLUCIÓN

para disolver las sociedades patrióticas y dar u n golpe de E s t a d o


en favor de la corte.
Por último, el régimen f e u d a l , y a lo hemos v i s t o , c o n t i n u a b a t o d a -
vía legalmente en pie. Si los campesinos no p a g a b a n y a los censos
feudales, cometían u n d e l i t o , y si el r e y h u b i e r a reconquistado su
poder, el antiguo régimen les obligaría, m i e n t r a s no se l i b e r t a r a n del
dominio del pasado, a pagarlo t o d o , a r e s t i t u i r todas las t i e r r a s que
se hubieran apropiado o a u n c o m p r a d o .

.MAQUE A LOS M.ARSELI.ESES E N L O S CAMPOS ELÍSEOS


E N 30 D E J U L I O D E 1792'

Era evidente que semejante i n t e r i n i d a d no podía prolongarse


mucho, y bien considerado, no se v i v e i n d e f i n i d a m e n t e con una
espada suspendida sobre la cabeza; c o n t a n d o a d e m á s con ijue el
pueblo, con sil i n s t i n t o siempre t a n j u s t o , c o m p r e n d í a p e r f e c t a m e n t e
que el rey estaba en c o n n i v e n c i a con los alemanes que se acercaban
a París.
E n aquella época no se poseía aún la p r u e b a e x a c t a de la t r a i -
ción real: la correspondencia del rey y de Jlaría A n t o n i e t a con' los
austríacos no era t o d a v í a conocida; no se sabía con e x a c t i t u d (pie
aquellos traidores excitaran a austríacos y yirusianos a marchar
contra París, teniéndoles a l c o r r i e n t e de todos los m o v i m i e n t o s de
384 PEDRO KROPOTKINE

las t r o p a s francesas, t r a n s m i t i é n d o l e s i n m e d i a t a m e n t e t o d o s los secre-


tos m i l i t a r e s y entregando F r a n c i a a l a invasión. N o se supo todo
eso, y t o d a v í a m u y v a g a m e n t e , h a s t a después de l a t o m a de las
TuUerías, c u a n d o se h a l l a r o n los papeles d e l r e y e n u n a r m a r i o se-
c r e t o hecho p a r a el r e y p o r el cerrajero G a m a i n . N o se o c u l t a fácil-
m e n t e u n a traición, y p o r m i l i n d i c i o s , que los h o m b r e s y las mujeres
del p u e b l o saben c o m p r e n d e r p e r f e c t a m e n t e , se sospechaba que l a
c o r t e h a b í a celebrado u n p a c t o c o n los alemanes, üamándoles a
Francia.

F o r m ó s e , pues, en algunas p r o v i n c i a s y en P a r í s l a i d e a de que


era preciso d a r el g r a n golpe c o n t r a las TuUerías; que el a n t i g u o
régimen c o n t i n u a r í a siendo c o n s t a n t e m e n t e u n a amenaza p a r a F r a n c i a
m i e n t r a s no se p r o n u n c i a r a l a destitución d e l rey.
Mas p a r a ello era necesario, c o m o se h i z o en v í s p e r a s d e l 14 de
j u l i o de 1789, r e c u r r i r a l p u e b l o de P a r í s , a los «hombres de picas», y
eso era precisamente lo que no quería y l o que m á s t e m í a l a burguesía.
E n los escritos de l a época se h a l l a , en efecto, u n a especie de t e r r o r
de los h o m b r e s de'picas. ¡ H a b í a n de verse o t r a vez aquellos h o m b r e s
t a n t e r r i b l e s p a r a los ricos!
¡ Y a u n si este m i e d o a l p u e b l o lo h u b i e r a n sentido ú n i c a m e n t e
los rentistas! Pero los h o m b r e s políticos p a r t i c i p a b a n de ese m i s m o
terror, y Robespierre se opuso t a m b i é n a l l l a m a m i e n t o a l p u e b l o
hasta j u n i o de 1792. « E l d e r r u m b a m i e n t o de l a Constitución, decía,
sólo puede encender l a g u e r r a c i v i l , que conducirá a l a anarquía
y a l despotismo ». Si el rey cayera, no creía en l a p o s i b i l i d a d de u n a
república. «¡Cómo, e x c l a m a b a , en m e d i o de t a n t a s divisiones fatales,
se quiere dejarnos de repente s i n Constitución y s i n leyes!» E a R e p ú -
b l i c a , en su concepto, sería «la v o l u n t a d arbitraría del m e n o r n ú m e r o »
(léase de los g i r o n d i n o s ) . «He ahí, añadía, el o b j e t o de todas esas
i n t r i g a s que nos a g i t a n desde hace t a n t o t i e m p o » ; y p a r a d e s t r u i r l a s
¡prefería retener a l r e y y t o d a s las i n t r i g a s de l a corte! ¡Así h a b l a b a
en j u n i o , menos de dos meses antes d e l 10 de agosto! Por t e m o r
de que o t r o p a r t i d o se apoderase d e l m o v i m i e n t o , prefería conser-
v a r el rey: se oponía a l a insurrección.
LA GRAN REVOLUCIÓN

Se necesitó el fracaso de l a demostración d e l 20 de j u n i o y l a


reacción que sobrevino; fué preciso que L a f a y e t t e c o n c i b i e r a y rea-
lizara l a idea de llegar a P a r í s a ofrecerse c o n su ejército p a r a u n
golpe de E s t a d o realista; fué necesario que los alemanes se decidie-
ran a m a r c h a r c o n t r a arís « P p a r a l i b e r t a r a l r e y y castigar a los jaco-
binos»; se necesitó, p o r
fin, que l a corte a c t i v a r a
sus preparativos m i l i t a r e s
para librar batalla en
París. Sólo ante t a l c ú -
mulo de m o t i v o s deter-
minantes se decidieron
los revolucionarios «jefes
de opinión» a r e c u r r i r a l
pueblo p a r a i n t e n t a r u n
golpe definitivo contra
las TuUerías.

Una vez la decisión


adoptada, el resto lo hizo
el pueblo m i s m o .
Es cierto que hubo
un concierto p r e v i o en-
tre D a n t o n , Robespierre,
Marat, R o b e r t y otros. Robespierre odiaba t o d o en M a r a t , su a r d o r
revolucionario, que l l a m a b a exageración, su o d i o a los ricos, su des-
confianza absoluta de los políticos — t o d o , hasta el t r a j e pobre y
sucio de aquel h o m b r e que, desde el p r i n c i p i o de la Revolución,
se había dedicado a f a c i l i t a r l a alimentación al pueblo, p a r a dedicarse
por completo a la causa p o p u l a r . Y , s i n embargo, el elegante y correcto
Robespierre, lo m i s m o que D a n t o n , se acercaron a M a r a t y los suyos,
a los hombres de las secciones, a los r e v o l u c i o n a r i o s del A y u n t a -
m i e n t o , p a r a entenderse con ellos sobre los medios de sublevar u n a
vez más el pueblo, como el 14 de j u l i o , y esta vez p a r a d a r el asalto
d e f i n i t i v o a la monarquía. A c a b a r o n por comprender que si la i n t e r i -
386 PEDRO KROPOTKINE

n i d a d se j i r o l o n g a r a , la R e v o l u c i ó n se hundiría antes de haber hecho


nada d e f i n i t i v o .
L a situación se d e t e r m i n a b a de este m o d o : o se apelaba a l p u e b l o ,
dejándole en l i b e r t a d de caer Sobre sus enemigos como lo t u v i e r a p o r
conveniente, y de hacer t r i l m t a r como p u d i e r a la p r o p i e d a d de los
ricos; o l a m o n a r q u í a quedaría t r i u n f a n t e , y con ella l a c o n t r a - r e v o -
lución, destruyéndose así lo poco que se h a b í a o b t e n i d o en el sentido
de la i g u a l d a d , es decir, empezando en 1792 el t e r r o r blanco de 1794.

H u b o , pues, i n t e l i g e n c i a o c o n c i e r t o entre cierto n ú m e r o de j a c o -


binos avanzados (hasta se r e u n i e r o n en local aparte) y los que en el
pueblo querían dar el g r a n golpe c o n t r a las TuUerías. Pero u n a vez
v e r i f i c a d o ese concierto, desde el m o m e n t o que los «jefes de opinión»,
Robespierre y D a n t o n , p r o m e t i e r o n , no sólo no oponerse a l m o v i -
m i e n t o p o p u l a r , sino a u n apoyarle, el resto fué dejado a l p u e b l o ,
que c o m p r e n d e m e j o r que los jefes de p a r t i d o l a necesidad de u n
concierto p r e v i o cuando l a revolución está a p u n t o de d a r el golpe
decisivo.

U n a vez v e r i f i c a d o el ácuerdo, establecida l a c o m u n i d a d de ideas,


el p u e b l o , el G r a n Desconocido, se dedicó a p r e p a r a r l a insurrección,
y creó e s p o n t á n e a m e n t e , p a r a las necesidades d e l m o m e n t o , l a espe-
cie de organización seccionaria que se j u z g ó útil p a r a d a r a l m o v i -
m i e n t o l a cohesión indispensable. P á r a l o s detalles se dejó l i b r e el espí-
ritu organizador del pueblo de los suburbios; y cuando el sol se l e v a n t ó
sobre P a r í s el 10 de agosto, nadie h u b i e r a p o d i d o predecir c ó m o
a c a b a r í a aquella g r a n j o r n a d a . L o s dos batallones de federados llega-
dos de Marsella y de Brest, b i e n organizados y armados, sólo c o n t a b a n
u n m i l l a r de hombres, y nadie, excepto los,que h a b í a n t r a b a j a d o los
días y las noches anteriores en l a a r d i e n t e ebullición de los s u b u r b i o s ,
h u b i e r a p o d i d o decir si esos s u b u r b i o s se l e v a n t a r í a n en masa o no.
— «¿Dónde estaban los agitadores habituales? ¿en qué se o c u -
paban?», pregunta Luis Blanc; y responde: — « N a d a i n d i c a cuál
fué en aquella noche s u p r e m a l a acción de Robespierre, n i si ejerció
alguna.» D a n t o n t a m p o c o parece haber t o m a d o u n a p a r t e activa.
LA GRAN REVOLUCIÓN

n i en los p r e p a r a t i v o s del l e v a n t a m i e n t o , n i en el combate del


10 de agosto.
Es evidente que, en c u a n t o fué decidido el m o v i m i e n t o , el pueblo
no tenía y a necesidad de los hombres políticos. E o que se necesitaban
eran armas, d i s t r i b u i r l a s a los que s u p i e r a n servirse de ellas, organizar

COUTHON

el núcleo de cada batallón, f o r m a r l a c o l u m n a en cada calle de los


suburbios. P a r a t a l t r a b a j o , los agitadores políticos h u b i e r a n sido u n
estorbo, y se les m a n d ó a d o r m i r , m i e n t r a s se organizaba definiti-
v a m e n t e el m o v i m i e n t o en l a noche d e l 9 a l 10 de agosto. Eso es lo
que hizo D a n t o n . D o r m í a t r a n q u i l a m e n t e : se sabe p o r el d i a r i o de
L u c i l a Desmoulins.
388 PEDRO KROPOTKINE

U n o s hombres nuevos, unos «desconocidos», lo m i s m o que en el


m o v i m i e n t o de i 8 de m a r z o de 1871, surgieron aquellos días, cuando
u n n u e v o Consejo general, l a C o m u n a r e v o l u c i o n a r i a del 10 de agosto,
fué n o m b r a d a p o r las secciones. A p o d e r á n d o s e d e l derecho, cada
sección n o m b r ó tres comisarios «para salvar l a p a t r i a » , y l a elección
del pueblo r e c a y ó , nos dicen los historiadores, sobre h o m b r e s obscuros.
E l «rabioso» H e b e r t era u n o de ellos, no hallándose en la l i s t a los
hombres t a n conocidos de M a r a t n i de D a n t o n ( i ) .
A s í surgió del seno d e l p u e b l o u n a n u e v a « C o m u n a », l a C o m u n a
insurreccional, que se apoderó de l a dirección d e l l e v a n t a m i e n t o .
V a m o s a v e r l a ejercer u n a i n f l u e n c i a poderosa sobre l a m a r c h a gene-
r a l de los a c o n t e c i m i e n t o s sucesivos, d o m i n a r l a Convención e i m p u l -
sar l a M o n t a ñ a a l a acción r e v o l u c i o n a r i a , a f i n de asegurar, a lo menos,
las conquistas y a realizadas p o r l a R e v o l u c i ó n .

Sería inútil referir aquí l a j o r n a d a del 10 de agosto. E l lado d r a -


m á t i c o de l a R e v o l u c i ó n es lo m e j o r que h a y en los historiadores,
y en M i c h e l e t y en Unis B l a n c se h a l l a n excelentes descripciones
de los acontecimientos. P o r t a n t o , nos l i m i t a m o s a recordar los p r i n -
cipales.
Desde que M a r s e l l a se declaró d e c i d i d a m e n t e p o r l a destitución
del rey, las peticiones y los mensajes p a r a l a destitución llegabán en
g r a n n ú m e r o a l a Asamblea. E n P a r í s se p r o n u n c i a r o n c u a r e n t a
y dos secciones en ese m i s m o sentido, y el misriio P e t i o n se h a b í a
presentado el 4 de agosto a exponer ese v o t o de las secciones a l a
b a r r a de l a Asamblea.
L o s políticos de la A s a m b l e a N a c i o n a l no se d a b a n c u e n t a de l a
g r a v e d a d ^de l a situación; y m i e n t r a s que en cartas de París, escritas
p o r m a d a m a J n l l i e n el 7 y 8 de agosto se lee: «se p r e p a r a u n a tempes-
t a d h o r r i b l e sobre el h o r i z o n t e » , «en este m o m e n t o el h o r i z o n t e se

(i) «¡Qué j,n"uutie era aquella Asamblea!» dice Chauniettc {Métnotrcs; 4 4 ) . «¡Qué 5ul?Ilra«
impulsos de patriotismo he visto estallar en la discusión sobre la destitución del rey! ; Qué valia
la Asamblea Nacional, con sns pasioncillas... sus pequeñas medidas, sus decretos estrangulados
al paso, y destnrfdos después por el veto; qué era aquella .Asamblea en comparación de l a reunión
de los comisarios de las secciones de P.aris'»
LA GRAN REVOLUCIÓN

carga de vapores que h a n de p r o d u c i r u n a explosión terrible», l a


Asamblea, en su sesión d e l día 8, p r o n u n c i a b a l a absolución de L a f a -
yette, como si n o se h u b i e r a p r o d u c i d o ningún m o v i m i e n t o de o d i o
contra l a m o n a r q u í a .
E n t r e t a n t o el pueblo de París se p r e p a r a b a para una batalla
decisiva, t e n i e n d o los comités insurreccionales el b u e n sentido de n o
fijar de a n t e m a n o u n a fecha a l l e v a n t a m i e n t o . L i m i t á b a n s e éstos a

EL P U E B L O E N L A S TULLERÍAS E L l o D E AGOSTO

sondear el estado de los ánimos, p r o c u r a n d o l e v a n t a r l e , y acechaban


el m o m e n t o en que se podría lanzar el l l a m a m i e n t o a las armas.
S e g ú n parece, se p r o v o c ó u n m o v i m i e n t o el 26 de j u n i o , a c o n t i -
nuación de u n b a n q u e t e celebrado sobre las r u i n a s de l a B a s t i l l a
y en el que t o m ó p a r t e t o d a l a b a r r i a d a , presentando mesas y p r o -
visiones ( M o r t i m e r T e r n a u x , Terrear, I I , 130). Se hizo o t r a i n t e n t o n a
el 30 de j u l i o , pero t a m b i é n fracasó.
L o s p r e p a r a t i v o s p a r a la insurrección, m a l secundados p o r los
«jefes de opinión» políticos, se h u b i e r a n quizá p r o l o n g a d o i n d e f i n i -
damente; pero las conspiraciones de l a corte p r e c i p i t a r o n los aconte-
cimientos. Con la a y u d a de los cortesanos que j u r a b a n m o r i r por
el rey, con algunos batallones de g u a r d i a n a c i o n a l fieles a l a corte
y con los suizos, los realistas se creían seguros de l a v i c t o r i a . H a b í a n
f i j a d o el 10 de agosto para su golpe de E s t a d o : « E r a el día f i j a d o
PEDRO KROPOTKINE

por la c o n t r a - r e v o l u c i ó n » , se lee en las cartas de l a éjioca; «el día


siguiente debía ver todos los j a c o b i n o s d e l r e i n o anegados en su
sangre ».
l í n t o n c e s , en la noche d e l 9 al 10 de agosto, a l p u n t o de m e d i a
noche, el t o q u e de r e b a t o resonó en París. S i n embargo, en u n p r i n -
cipio h u b o sus vacilaciones, y hasta se t r a t ó en l a C o m u n a de aplazar
la insurrección. A las siete de la m a ñ a n a , ciertos b a r r i o s estaban

EL 10 D E A G O S T O D E 1 7 9 2

aún t r a n q u i l o s ; parecía que el p u e b l o de París, c o n su a d m i r a b l e


i n s t i n t o r e v o l u c i o n a r i o , se negaba a e n t a b l a r en l a o b s c u r i d a d u n
conflicto con las t r o p a s reales, que h u b i e r a p o d i d o acabar p o r u n a
desbandada.
Sin perder t i e m p o , la C o m u n a i n s u r r e c c i o n a l t o m ó d u r a n t e la
noche posesión del H o t e l de V i l l e , y l a C o m u n a legal desapareció
al presentarse la n u e v a fuerza r e v o l u c i o n a r i a , que i n m e d i a t a m e n t e
dió i m p u l s o a l m o v i m i e n t o .
H a c i a las siete de l a m a ñ a n a , unos h o m b r e s de picas, guiados
por federados marselleses, desembocaron los p r i m e r o s e n l a plaza
del Carrousel.
Una h o r a después se c o n m o v i ó l a masa del p u e b l o , y Se a v i s ó
al rey que «todo P a r í s » m a r c h a b a hacia las TuUerías.
LA GRAN REVOLUCIÓN

Y era, en efecto, t o d o París, pero sobre t o d o aquel París de


los pobres, de los desheredados, sostenidos por los guardias nacionales
de los barrios obreros.
Hacia las ocho y m e d i a , el rey, asustado por el reciente recuerdo
del 20 de j u n i o , y t e m i e n d o que el p u e b l o le m a t a r a , a b a n d o n ó las
TuUerías y fué a refugiarse a l a Asamblea, dejando a sus fieles l a
defensa del palacio y la m a t a n z a de los asaltantes; pero c u a n d o se

E L P U E B L O Q U E M A N D O L O S CADÁVEKES D E L A S
VÍCTIMAS D E L 10 D E AGOSTO

supo la salida del rey, batallones enteros de la g u a r d i a n a c i o n a l


burguesa de los b a r r i o s ricos se dispersaron s i n pérdida de t i e m p o
para no hallarse frente al pueblo rebelde.
Las masas compactas del pueblo i n v a d i e r o n entonces las i n m e -
diaciones de las TuUerías, y su v a n g u a r d i a , a n i m a d a por los suizos
que t i r a b a n sus cartuchos p o r las ventanas, penetró en u n o de los
patios de palacio. E n aquel m o m e n t o otros suizos, mandados por
oficiales de la corte y situados en la escalera p r i n c i p a l , h i c i e r o n fuego
sobre el pueblo, a m o n t o n a n d o m á s de cuatrocientos c a d á v e r e s a l
pie de la escalera.
Ese hecho decidió el desenlace de la j o r n a d a . A los g r i t o s de ¡Trai-
ción!; Muera el rey! ¡Muera la Austríaca!, el pueblo de París acudió
de todas partes a las Tuberías; los h a b i t a n t e s de los suburbios de
392 PEDRO KROPOTKINE

San A n t o n i o y de San M a r c e a n se p r e s e n t a r o n en masa, y p r o n t o


los suizos, f u r i o s a m e n t e asaltados p o r el p u e b l o , f u e r o n desarma-
dos o acuchillados.
La Asamblea, a u n en aquel m o m e n t o s u p r e m o , q u e d ó indecisa,
sin saber qué hacer, y no se decidió a o b r a r hasta que el p u e b l o a r m a d o
h i z o irrupción en l a sala de sesiones, amenazando m a t a r allí a l r e y ,
a su f a m i l i a y a los d i p u t a d o s que n r osaban p r o n u n c i a r l a destitución
de l a monarquía.
Aun estando y a t o m a d a s las T u b e r í a s y c u a n d o l a m o n a r q u í a no
existía ya de hecho, los g i r o n d i n o s , que antes t a n t o se compla-
cían en h a b l a r de R e p ú b l i c a , no osaron e m p r e n d e r n a d a decisivo.
V e r g n i a u d no se a t r e v i ó a p e d i r m á s que la suspensión provisio-
nal del jefe del poder ejecutivo, que quedaría i n s t a l a d o en el L u x e m -
burgo.
Dos o tres días después la Comuna revolucionaria transfirió
L u i s X V I y su f a m i l i a a l a t o r r e d e l T e m p l e , y se encargó de t e n e r l e
allí prisionero del p u e b l o .
La monarquía quedaba así a b o l i d a de hecho. E n lo sucesivo
p o d í a desarrollarse l a R e v o l u c i ó n d u r a n t e algún t i e m p o , sin t e m o r
de ser r e p e n t i n a m e n t e d e t e n i d a en su m a r c h a p o r u n golpe de E s t a d o
realista, p o r l a m a t a n z a de los r e v o l u c i o n a r i o s n i p o r el estableci-
m i e n t o del t e r r o r blanco.

Para los políticos, el interés p r i n c i p a l del l o de agosto consistía


en el golpe que dió a l a m o n a r q u í a . P a r a el p u e b l o , estaba princi-
p a l m e n t e en la abolición de aquella fuerza que se oponía a l a ejecución
de los decretos c o n t r a los derechos feudales, c o n t r a los emigrados
y c o n t r a los clérigos, y que atraía a l m i s m o t i e m p o l a invasión alemana;
estaba en el t r i u n f o de los r e v o l u c i o n a r i o s populares, del p u e b l o ,
que y a podía i m p u l s a r l a R e v o l u c i ó n en el sentido de l a I g u a l d a d ,
esa aspiración y ese o b j e t i v o de las masas. Como consecuencia, al
día siguiente del m i s m o l o de agosto, l a A s a m b l e a L e g i s l a t i v a , t a n
pusilánime y t a n reaccionaria, lanzaba ya, b a j o l a presión del exte-
r i o r , algunos decretos que h a c í a n d a r u n paso adelante a l a R e v o l u c i ó n .
LA GRAN REVOLUCIÓN 393

Todo clérigo no j u r a m e n t a d o , decían esos decretos, que, en u n


plazo de quince días no h a y a j u r a d o obedecer la Constitución y sea
aprehendido en t e r r i t o r i o francés, será t r a n s p o r t a d o a Cayena.
Todos los bienes de los emigrados,
en F r a n c i a y en las colonias, serán se-
cuestrados y vendidos en pequeños lotes.
T o d a distinción e n t r e ciudadanos pa-
sivos (los pobres) y ciudadanos activos
(los propietarios) queda a b o l i d a . Todos
son electores a 2 1 años, y elegibles a
25 años.
Respecto de los derechos feudales,
MEDALLA REVOLUCIONARIA
hemos v i s t o que l a C o n s t i t u y e n t e a d o p t ó
en 15 de m a r z o de 1790 u n decreto a b o m i n a b l e , p o r el c u a l todos
los t r i b u t o s feudales suponían l a representación d e l precio de u n a
cierta concesión de t e r r e n o , hecha u n día p o r el p r o p i e t a r i o a su
t e r r a t e n i e n t e (lo que era falso), y , c o m o tales, todas debían ser p a -
gadas, en t a n t o que n o f u e r a n rescatadas p o r el campesino. Ese de-
creto, que de t a l m o d o confundía los t r i b u t o s personales (derivados
de la s e r v i d u m b r e ) c o n los t r i b u t o s t e r r i t o r i a l e s (derivados d e l a r r e n -
damiento), abolía de hecho el decreto d e l 4 de agosto de 1789, que
había declarado abolidos los t r i b u t o s
personales: P o r el decreto de 15 de m a r z o
de 1790 renacían esos tributos bajo
la ficción que les representaba como
adscriptos a la tierra. T a l es l o que
C o u t h o n puso b i e n de m a n i f i e s t o en s u
d i c t a m e n , leído en l a Asamblea el 29 de
febrero de 1792.
D e s p u é s , el 14 de j u n i o de 1792, es
MEDALLA REVOLUCIONARIA
decir, a l a a p r o x i m a c i ó n d e l 20 de j u n i o ,
cuando era preciso conciliarse c o n el p u e b l o , las izquierdas, aprove-
chando l a ausencia a c c i d e n t a l de c i e r t o n ú m e r o de i n d i v i d u o s de
las derechas, abolieron sin indemnización algunos derechos feuda-
394 PEDRO KROPOTK'NE

les personales, especialmente los derechos casuales (lo que el señor


percibía en caso de legado, de m a t r i m o n i o , sobre l a prensa, el m o -
l i n o , etc.).
A l cabo de t r e s años de R e v o l u c i ó n , fué necesario u n golpe de
fuerza i m p r e v i s t o p a r a o b t e n e r de l a A s a m b l e a l a abolición de t a n
odiosos derechos.
E n el f o n d o , ese m i s m o decreto n o abolía p o r c o m p l e t o los t r i b u -
t o s casuales. E n ciertos casos c o n t i n u a b a siendo necesario rescatarlos;
pero pasemos adelante.
E n c u a n t o a los derechos anuales, c o m o el censo, l a censiva, el
champart, que los campesinos h a b í a n de pagar a d e m á s de las rentas
territoriales y que t a m b i é n representaban u n resto de l a a n t i g u a
s e r v i d u m b r e , q u e d a b a n en v i g o r .
Pero el p u e b l o c a y ó sobre las TuUerías; q u e d ó el r e y destronado
y preso p o r l a C o m u n a r e v o l u c i o n a r i a ; y en c u a n t o l a n o t i c i a se
e x t e n d i ó p o r v i l l a s y aldeas, a f l u y e r o n a l a A s a m b l e a las peticiones
de los campesinos p i d i e n d o l a abolición c o m p l e t a de los derechos
feudales.
Entonces, en v í s p e r a s d e l 2 de s ept i em b r e , y v i s t o que l a a c t i t u d
del pueblo de P a r í s no era t r a n q u i l i z a d o r a respecto de los legisladores
burgueses, l a A s a m b l e a se decidió a dar algún paso adelante (decretos
del i 6 y del 25 de agosto de 1792).
Q u e d ó suspendido t o d o proceso p o r no pagar los derechos feu-
dales; ¡ya era algo!
L o s derechos feudales y señoriales de t o d a especie que no f u e r a n
el precio de u n a concesión t e r r i t o r i a l p r i m i t i v a , q u e d a r o n s u p r i m i -
dos sin indemnización.
Y (decreto d e l 20 de agosto) que dispone; es permitido rescatar
separadamente los derechos casuales y los derechos anuales que se
j u s t i f i q u e n p o r l a presentación del título p r i m i t i v o de l a concesión de
fondos. Pero t o d o eso ú n i c a m e n t e en el caso de u n a nueva compra
por u n nuevo adquiridor.
L a abolición de los procesos representaba s i n d u d a u n g r a n paso
adelante, pero los derechos feudales q u e d a b a n en v i g o r . C o n t i n u a b a
L \N REVOLUCIÓN 395

siendo necesario rescatarlos. Sólo que l a n u e v a ley contribuía a la


confusión, y se podía en lo sucesivo no pagar n a d a y n o rescatar
nada, que es lo que h i c i e r o n los campesinos, esperando a l g u n a n u e v a
v i c t o r i a del pueblo y alguna n u e v a concesión de p a r t e de los gober-
nantes.

LUCILA DESMOULINS

A l m i s m o t i e m p o los diezmos y prestaciones (trabajo gratuito)


que procedían de l a s e r v i d u m b r e , de l a m a n o m u e r t a , q u e d a b a n
suprimidas sin indemnización, lo que t a m b i é n era u n a ganancia:
si l a Asamblea protegía a los señores y a los p r o p i e t a r i o s burgueses,
entregaba a lo menos los clérigos desde que el r e y no estaba presente
para protegerles.
Pero, del m i s m o golpe, aquella m i s m a Asamblea tomaba una
medida que, si h u b i e r a sido aplicada, habría l e v a n t a d o c p n t r a l a
República a t o d a l a F r a n c i a r u r a l . L a L e g i s l a t i v a abolía l a s o l i d a r i d a d
396 PEDRO KROPOTKINE

p a r a los pagos que existían en las Comunas r u r a l e s ( i ) , y a l m i s m o


t i e m p o o r d e n a b a l a división de los bienes comunales entre los ciuda-
danos (proposición de Francisco de N e u f c h a t e a u ) . Parece, no obs-
t a n t e , qpe ese decreto expresa en algunas líneas y en términos m u y
vagos u n a declaración de p r i n c i p i o s m e j o r que u n decreto, p o r l o
c u a l n u n c a fué t o m a d o en serio. Su aplicación h u b i e r a t r o p e z a d o
con tales d i f i c u l t a d e s , que q u e d ó l e t r a m u e r t a , y c u a n d o l a cuestión
se suscitó de n u e v o , l a L e g i s l a t i v a , que h a b í a llegado y a a s u t é r m i n o ,
se separó s i n d e c i d i r nada.

Respecto de los bienes de los emigrados, se dió o r d e n de ponerlos


en v e n t a en pequeños lotes, de dos, t r e s o c u a t r o arpentas a lo m á s ,
y esta v e n t a debía hacerse «por a r r e n d a m i e n t o , o v e n t a e n dinero»,
rescatable siempre. E s decir, que el que n o t e n í a d i n e r o podía c o m p r a r
también, a condición de pagar u n arrendamiento perpetuo, que
podría rescatar u n día, lo que era e v i d e n t e m e n t e v e n t a j o s o p a r a los
campesinos pobres; pero se c o m p r e n d e que sobre el t e r r e n o se o p u -
sieran t o d o género de d i f i c u l t a d e s a los compradores pobres. Los
grandes burgueses preferían c o m p r a r a l p o r m a y o r los bienes de los
emigrados p a r a revenderlos después a l d e t a l L

P o r ú l t i m o , y esto es t o d a v í a m u y típico, M a i l h e a p r o v e c h ó el
estado de los ánimos p a r a p r o p o n e r u n a m e d i d a verdaderamente
r e v o l u c i o n a r i a , que reapareció después, t r a s l a c a í d a de los g i r o n d i n o s .
P i d i ó que se a n u l a r a n los efectos de l a ordenanza de 1669, y que se
f o r z a r a a los señores a d e v o l v e r a las comunas rurales las t i e r r a s de
que les h a b í a n despojado a consecuencia de aquella ordenanza. Su
proposición, como se c o m p r e n d e , no fué v o t a d a : se necesitaba para
eso u n a n u e v a r e v o l u d ó n .

A s í pues, he aquí los resultados d e l 10 de agosto:


D e r r u m b a m i e n t o de l a m o n a r q u í a ; l a R e v o l u c i ó n quedaba en
la p o s i b i l i d a d de a b r i r u n a n u e v a p á g i n a en el sentido i g u a l i t a r i o ,
si l a A s i m b i e a y los gobernantes en general no se oponían.

(i) Se trataba evidentemente de lo que existe en R u s i a bajo el nombre de krou^mHtia po-


ronka, «responsabilidad at>soluta ».
LA GRAN REVOLUCIÓN 397

El rey y su f a m i l i a quedaban presos. U n a n u e v a Asamblea, la


Convención, fué convocada. Las elecciones se harían p o r sufragio
universal, pero c o n t i n u a n d o a dos grados.
Se t o m a r o n algunas medidas c o n t r a los clérigos que se negaran
a reconocer l a Constitución, y c o n t r a los emigrados.

TRASLACIÓN D E L U I S C A F E T O Y S U F A M I L I A A L T E M P L E
EL 13 D E AGOSTO D E 1 7 9 2

Se dió o r d e n de poner en v e n t a los bienes de los emigrados, secues-


trados en v i r t u d d e l decreto de 30 de m a r z o de 1792.
Se impulsó con v i g o r p o r los v o l u n t a r i o s descamisados l a g u e r r a
contra los invasores.
Pero quedaban en suspenso estas dos grandes cuestiones: ¿Qué
había de hacerse con el rey? ¿Qué h a b í a de hacerse con los derechos
feudales? E s t a ú l t i m a , que a g i t a b a quince millones de campesinos,
estaba en malos términos; c o n t i n u a b a siendo necesario indemnizar
los derechos feudales p a r a l i b r a r s e de ellos, y l a n u e v a ley referente
398 PEDRO KROPOTKINE

al r e p a r t o de las t i e r r a s comunales causaba espanto en las poblacio-


nes rurales.
En t a l situación se separó l a L e g i s l a t i v a , después de haberse
esforzado p o r i m p e d i r a l a R e v o l u c i ó n desarrollarse n o r m a l m e n t e
y de haber llegado a l a abolición de esas dos herencias del pasado:
la m o n a r q u í a y los derechos feudales.
Pero a l l a d o de l a A s a m b l e a L e g i s l a t i v a se engrandeció desde
el 1 0 de agosto u n n u e v o poder, l a C o m u n a de París, que t o m ó a
su cargo l a i n i c i a t i v a r e v o l u c i o n a r i a , c o n s e r v á n d o l a , c o m o veremos,
d u r a n t e cerca de dos años.
CAPÍTULO X X X I V

El interregno. L a s traiciones

I. p u e b l o d e P a r í s l l o r a b a s u s muertos y pedía a gran-

des g r i t o s j u s t i c i a y el castigo de los q u e h a b í a n pro-

v o c a d o l a m a t a n z a a l r e d e d o r de las Tullerías.

M i l cien hombres, dice Michelet, tres m i l , según el

rumor público, habían sido m u e r t o s p o r los defensores de palacio,

que eran p r i n c i p a l m e n t e h o m b r e s de picas, la gente más pobre de

los s u b u r b i o s , q u e se a g o l p a r o n e n masa sobre las Tullerías y ca-

y e r o n b a j o las b a l a s de los suizos y de los nobles, protegidos por

fuertes murallas.

Carros l l e n o s d e c a d á v e r e s se dirigían hacia los s u b u r b i o s , dice

M i c h e l e t , y a l l í se e x t e n d í a n l o s m u e r t o s p a r a q u e p u d i e r a n ser reco-

nocidos. L a multitud les r o d e a b a , y los g r i t o s de v e n g a n z a de los

h o m b r e s se m e z c l a b a n a los sollozos de las mujeres.


400 PEDRO KROPOTKINE

E n la n o c h e d e l l o de agosto y el día s i g u i e n t e el f u r o r popular

se dirigió especialmente c o n t r a los suizos. ¿No habían tirado unos

suizos sus cartuchos p o r las v e n t a n a s inxdtando así a la multitud

a e n t r a r en palacio? ¿No i b a el pueblo a f r a t e r n i z a r c o n los suizos

situados en l a escalera p r i n c i p a l , c u a n d o éstos comenzaron u n fuego

nutrido y mortífero a boca-jarro sobre la multitud?

Pronto comprendió el pueblo que era preciso apuntar más alto

s i se q u e r í a a l c a n z a r a l o s i n s t i g a d o r e s d e l a m a t a n z a . H a b í a q u e d i r i -

girse c o n t r a el rey, c o n t r a l a r e i n a y c o n t r a el « c o m i t é a u s t r í a c o » de

las Tullerías.

Pero precisamente al rey, a la reina y a sus fieles les c u b r í a la

A s a m b l e a c o n s u a u t o r i d a d . V e r d a d es q u e e l r e y , l a r e i n a , s u s hijos

y ios f a m i l i a r e s de M a r í a A n t o n i e t a estaban encerrados en la torre

del T e m p l e . E a C o m r m a h a b í a o b t e n i d o de l a A s a m b l e a s u traslado

a aquella torre, declinando toda responsabilidad si permanecieran

en el L u x e m b u r g o . Pero e n e l f o n d o , n a d a se h a b í a h e c h o n i nada

p o s i t i v o se h i z o h a s t a el 4 de septiembre.

El 10 de agosto la Asamblea llegó hasta negarse a proclamar

la destitución de L u i s X V I . B a j o la inspiración de los g i r o n d i n o s ,

se h a b í a l i m i t a d o a p r o c l a m a r l a suspensión de L u i s X V I , apresu-

rándose a nombrar un gobernador al Delfín. Después, el día 19,

e n t r a r o n los alemanes e n F r a n c i a , e n n ú m e r o de 130.000 hombres,

q u e se d i r i g í a n a París con el propósito de abolir la Constitución,

restablecer a l r e y en s u p o d e r a b s o l u t o , a n u l a r t o d o s los decretos de

l a s d o s A s a m b l e a s y m a t a r a « l o s j a c o b i n o s » , es d e c i r , a t o d o s l o s r e -

volucionarios.

F á c i l es c o m p r e n d e r e l e s t a d o d e á n i m o q u e e n t a l e s condiciones

h a b í a d e r e i n a r e n P a r í s ; b a j o u n e x t e r i o r t r a n q t d l o , se a p o d e r a b a de

los suburbios una sombría agitación, que, después de su victoria

s o b r e l a s T u l l e r í a s , p a g a d a t a n c a r a , se s e n t í a n v e n d i d o s p o r l a A s a m -

b l e a y h a s t a p o r los «jefes de opinión » r e v o l u c i o n a r i o s , quienes a s u

vez también vacilaban en prommciarse contra el rey y contra la

monarquía.

Cada día Uegaban nuevas pruebas a la t r i b u n a de la Asamblea,


LA G k A X R E V O L U C I O X 401

a las s e s i o n e s d e l a C o m u n a y a l a p r e n s a , d e l c o m p l o t u r d i d o e n las

T u l l e r í a s a n t e s d e l 10 d e a g o s t o y q u e c o n t i n u a b a e n P a r í s 3' e n las

provincias; pero nada se h a b í a hecho ]iara castigar a los culpables

o para impedirles reno-

var la trama de sus

complots.

Cada día eran más

i n q u i e t a n t e s las noticias

que l l e g a b a n de l a fron-

tera. Las plazas estaban

desguarnecidas y nada se

había intentado para de-

tener al enemigo. Era

evidente q u e los débiles

contingentes franceses-

mandados por generales

dudosos, no podrían de-

t e n e r los ejércitos alema-

nes, d o s v e c e s m á s fuer-

tes e n n ú m e r o , a g u e r r i d o s

y con generales a l f r e n t e

que gozaban de l a con-

fianza de los soldados.

Se c o n t a b a c o n s e g u r i d a d

entre realistas, el día y


E L DELFIN Y M.\D.\.MF. ROYALE
la hora en que la inva-

s i ó n se p r e s e n t a r í a a l a s p u e r t a s d e P a r í s . L a m a s a de la población

comprendía el peligro. Todo lo que había de j o v e n , de fuerte, de

e n t u s i a s t a y de r e p u b l i c a n o e n P a r í s corría a alistarse p a r a ir a la

frontera. E l e n t u s i a s m o l l e g a b a h a s t a el h e r o í s m o . E l d i n e r o , los do-

nes p a t r i ó t i c o s l l o v í a n e n l a s o f i c i n a s d e a l i s t a m i e n t o .

¿ P e r o de qué s e r v í a t a n t o sacrificio, si c a d a día t r a í a l a n o t i c i a

de alguna nueva traición, y cuando todas esas t r a i c i o n e s se unían

al rey y a la reina, quienes, desde el f o n d o del T e m p l e , continua-


402 PEDRO KROPOTKINE

ban dirigiendo los complots? ¿Si a pesar de la severa v i g i l a n c i a de

la C o m u n a , IMaría A n t o n i e t a s a b í a t o d o l o q u e sucedía al exterior?

Estaba i n f o r m a d a de c a d a paso de los ejércitos alemanes; y cuando

se p r e s e n t a r o n u n o s o b r e r o s a p o n e r r e j a s a l a s v e n t a n a s del Temple,

les d i j o : << N o v a l e l a p e n a ; d e n t r o d e o c h o d í a s n o e s t a r e m o s aquí.»

En efecto, los realistas e s p e r a b a n entre el 5 6 de septiembre la

e n t r a d a de o c h e n t a m i l p r u s i a n o s en P a r í s .

¿A qué armarse y correr a la frontera cuando la Asamblea Legis-

lativa y el p a r t i d o que estaba en el poder eran enemigos declara-

dos de la R e p ú b l i c a y h a c í a n t o d o lo posible para sostener la mo-

narquía? En efecto, quince días antes d e l 10 de agosto, el 24 de

j u l i o , ¿no h a b l ó Brissot c o n t r a los franciscanos, q u e q u e r í a n la Re-

piiblica? ¿No pidió que cayera sobre ellos el c u c h i l l o de la ley (i)?

Y d e s p u é s , p a s a d o el 10 d e a g o s t o , ¿no g u a r d ó el c l u b d e los Jaco-

binos, que era el p u n t o de reunión de la burguesía acomodada,

silencio h a s t a el 27 de agosto acerca de l a g r a n cuestión que apasio-

naba al pueblo: L a monarquía, apoj'ada p o r las b a r - o n e t a s alema-

nas, será conservada o no?

La i m p o t e n c i a de los g o b e r n a n t e s , l a p u s i l a n i m i d a d de los «jefes

de o p i n i ó n » en a q u e l l a h o r a de p e l i g r o , i m p u l s a b a n necesariamente

al pueblo a la desesperación. Y es n e c e s a r i o r e v i v i r e n sí m i s m o las

diversas emociones sentidas en París después de la declaración de

guerra, leyendo los d i a r i o s de l a é p o c a , las memorias y las cartas

privadas, para apreciar la inmensa profundidad de esa desespera-

ción. Vamos, por tanto, a recapitular brevemente los principales

hechos.

En el m o m e n t o m i s m o de la declaración de g u e r r a era grande

el p r e s t i g i o de Lafayette, especialmente en los medios burgueses,

causando general alegría verle a l a c a b e z á de u n ejército. V e r d a d es

que después de l a m a t a n z a d e l C a m p o de M a r t e inspiró ciertas d u d a s ,

d e l a s q u e C h a b o t se h i z o eco e n l a Asamblea a p r i n c i p i o de junio

(i) «Si existen, decía, hombres que trabajan para estabiecer ia República sobre las ruinas
de la Constitución, caiija sobre ellos el cuchillo de la ley, como .sobre los amigos activos de
las dos Cámaras y sobre los contra-revolucionarios de Cobientza.»
I.A G R A N REVOLUCIÓN

de 17012; p e r o la Asamblea trató a Chabot de desorganizador, de

t r a i d o r , >• l e r e d u j o a l s i l e n c i o .

Sin e m b a r g o , e l 18 d e j u n i o r e c i b i ó l a A s a m b l e a su famosa carta,

en l a q u e d e n u n c i a b a a l o s j a c o b i n o s y p e d í a l a supresión de todos

los c l u b s . E s t a c a r t a l l e g ó p o c o s d í a s d e s p u é s d e q u e e l r e y destitu-

yera al ministerio g i r o n d i n o (el m i n i s t e r i o j a c o b i n o , c o m o se decía

entonces), y l a c o i n c i d e n c i a dió que pensar; p e r o l a A s a m b l e a pasó

adelante, i n d i c a n d o u n a

duda sobre la a u t e n t i c i -

dad de l a c a r t a , l o q u e

en el p u e b l o suscitó la

sospecha de que la

Asamblea estuviera en

connivencia con Lafa-

yette.

A pesar de t o d o , la
efervescencia aumenta- i-os « I N C R O V A B L E S »

ba siempre, y el p u e b l o (Caricatura de la época)

se l e v a n t ó , a l f i n , e l 2 0 d e j u n i o , y , a d m i r a b l e m e n t e o r g a n i z a d o por

las s e c c i o n e s , i n v a d i ó l a s T u l l e r í a s . T o d o pasó, como hemos visto,

modestamente; pero la burguesía fué sobrecogida de terror, y la

A s a m b l e a se e c h ó e n b r a z o s d e l a r e a c c i ó n l a n z a n d o u n d e c r e t o c o n t r a

las r e u n i o n e s p t i b h c a s . E n t a l e s t a d o , e l d í a 2 3 l l e g ó L a f a y e t t e : se

p r e s e n t ó e n l a A s a m b l e a , d o n d e r e c o n o c i ó y r e c l a m ó s u c a r t a d e 18 d e

junio. Censuró en términos violentos el 20 de j u n i o y denunció a

los «Jacobinos» con mayor rudeza. Luckner, comandante de otro

e j é r c i t o , se u n i ó a I ^ a f a y e t t e p a r a c e n s u r a r e l 2 0 d e j u n i o y a t e s t i g u a r

s u f i d e l i d a d a l r e y . A c o n t i n u a c i ó n L a f a y e t t e se p a s e ó p o r P a r í s « c o n

seiscientos u ochocientos oficiales d e l ejército parisién q u e rodeaban

s u c o c h e ( i ) » . Se s a b e h o y q u e f u é a P a r í s a p e r s u a d i r a l r e y q u e se

dejase c o n d u c i r a p o n e r s e b a j o l a p r o t e c c i ó n d e l e j é r c i t o . H o y t e n e m o s

( I ) Marlainc Jullien a sti hijo (Journal dUroo bour^eoise, p. 170). Sí las cartas de esta señora
pueden ser incorrectas en algiín detalle, son preciosas respecto de este periodo, porque dicen
piecisamenLe lo que el París rei'olucionario decía y pen.saba en determinado día.
la certidumbre del hecho, pero entonces comenzaba ya a descon-

fiarse del general. Hasta se llegó a presentar una proposición a

la Asamblea, el 6 de agosto, pidiendo su acusación, sobre la cual

la mayoría votó disculpándole. ¿Qué había de pensar de ello el

pueblo? (i).

«¡Ay, a m i g o m í o , q u é m a l a n d a esto! — escribía M a d a m e Jullien

a su marido. — Se h a d e n o t a r q u e l a c o n d u c t a d e l a A s a m b l e a irrita

de t a l m o d o l a masa, que, c u a n d o quiera L u i s X V I t o m a r el látigo

de Luis X I V para d e s h a c e r ese d é b i l p a r l a m e n t o , se aplaudirá por

todas partes, a u n q u e en v i r t u d de diferentes sentimientos; pero ¡qué

i m p o r t a eso a los t i r a n o s , s i sus p r o p ó s i t o s se v e n favorecidos! La

aristocracia burguesa está exaltada hasta el delirio; el pueblo, en el

abatimiento de la desesperación. He ahí las tempestades laten-

tes.» (P. 164.)

Compárense estas p a l a b r a s c o n las de Chaumette antes citadas,

y se c o m p r e n d e r á que p a r a el elemento r e v o l u c i o n a r i o de l a pobla-

c i ó n p a r i s i é n , l a A s a m b l e a h a b í a d e ser c o m o u n a g r u e s a b a l a atada

( I ) Lally-Tolendal, en una carta que dirigió al rey de Prusia en 1793 para reclamar la liber-
tad de r.afayette, enumeraba los servicios que el indigno general había prestado a la corte.
Vuelío el rey a París, desde Vareimes, en junio de 1791, los principales jefes de la Asamblea
Constituyente se reunieron para saber si se seguiría un proceso al rey y se establecerla la repú-
blica. I.afayette les dijo entonces: « Si matáis al rey, os advierto que al día siguiente la guardia
nacional y yo proc-aremas al príncipe real». - ~ «A nosotros corresponde olvidarlo to.io», decía
madame Klisabetli en junio de 1792 a madame Tórneme, hablando -le Lafayette; y al prin-
cipio de jijiio de 1792, Lafayette escribió al rey, quien le respondió. F u su carta del íi de julio,
le proponía organizar su evasión. Laf.ayette vendría el 15 con quince escuadrones y ocho piezas
de artillería a caballo, para recibir al rey en Compiegne. Lally-Tolendal, realista por religión
hereditaria en su familia, como él dice, afirmaba lo sigrriente sobre su conciencia: < Sus procla-
mas ni ejército, su famosa carta al cuerpo legislativo, su llegada imprevista a la barra después
de la horrible jomada del 20 de junio, nada de todo eso me ha sido ertraño, nada ha sido hecho
sin mi participoción... .\\a siguiente de su llegada a 1 arís pasé con él urra parte de la noclic,
y hablamos de declarar la guerra a los jacobinos en el mismo París, y en todo el rigor de la palabra. >
Sn plan consistía en reunir «todos los propietarios que estaban intranquilos, todos los oprimi-
dos, que eran numerosos • y proclamar- ¡A bajo los jacobinos, abajo Coblentza', impulsar al pueblo
• contra el club de los facobinos, «prender sus jefes, apoderarse de sus papeles y arrasar su casa.
JI. de Lafayette lo quería ejecutar a \ava fuerza; había diclio al rey: F.s preciso destruir los
jacoliinos lísica y moralmente. Sus tímidos amigos se opusieren... Me juró al nreiios que, de
vuelta a su ejercito, trabajaría activamente para libertar al rey •. Fsta caria de Lally-Tolendal
ha sido publicada íntegra por T.rtcliez y Roiix, xvn, p. 227 y sig.
Y a pesar de todo, «ios comisarios en- lados a Lafayette después del ro de agosto tenían entre
sus instrucciones el encargo de ofrecerle el primer Irrgar en el nirevo orden de cosas».
Cqmo se ve, la traición en la Asamblea, entre los girondinos, era mús profunda que lo que
generalmente se cree.
LA G R A N REVOLUCIÓN

al p i e d e l a R e v o l u c i ó n (i). Sin embargo, l l e g ó el 10 de agosto. El

pueblo de París, en sus secciones, se apoderó del movimiento:

nombró revolucionariamente su consejo de la Comuna para dar

u n i d a d a l l e v a n t a m i e n t o ; e c h ó a l r e y d e l a s T u l l e r í a s ; se h i z o d u e ñ o ,

tras s a n g r i e n t a l u c h a , de p a l a c i o , y l a C o m u n a encerró al rey en la

torre del T e m p l e . Pero la Asamblea Legislativa permanecía, y p r o n t o

se c o n v i r t i ó e n e l c e n t r o d e u n i ó n d e l o s e l e m e n t o s realistas.

DEMOLICIÓN DE LA ESTATUA DE LUIS XV

Los burgueses p r o p i e t a r i o s n o t a r d a r o n en darse c u e n t a del n u e v o

a s p e c t o p o p u l a r e i g u a l i t a r i o q u e t o m a b a e l m o v i m i e n t o , y se a f e r r a -

ron con t a n t o m a y o r e m p e ñ o a la monarquía. Pusiéronse en circula-

c i ó n m i l p l a n e s p a r a c o r o n a r a l D e l f í n ( q u e es l o q u e se h u b i e r a h e c h o

si l a r e g e n c i a d e M a r í a A n t o n i e t a n o h u b i e r a i n s p i r a d o t a n t a r e p u g -

nancia) o a c u a l q u i e r o t r o p r e t e n d i e n t e , francés o e x t r a n j e r o . Enton-

ces se produjo, como después de l a h u i d a de V a r e n n e s , u n a r e c r u -

(i) . E n este momento el horizonte se carga de vapores: deben producir una erplosi.'Mi »,
escribía .Madame f ullieu el S de agosto. . La Asamblea me parece demasiado débil para secundar
el rolo del pueblo, v el puedo uie pare e demasiado tuerte para demrse dominar bor ella. De ese
•conflicto, de esa lucha, ha de resultar un acontecimiento: la liberta-t o le. esclavitud de veinti-
cinco millones de hombres». (!'. 211.) V niás adelante: «la destitución del rey, pedida por la
mayoría y rechazada por la minoría que domina la -Asamblea, ocasionará el terrible choque que
se prepara. I 1 Senatlo no tendrá La audai:ia de prommdarla v el pueblo no tcndr.á la vileza de
sufrí: el desi>recio que se hace ile la opinión pública». ó' ruando la .Asamblea absolvió a Lafa-
yette, Madame Jullien hizo esta profecía: « rero todo eso nos conduce a una cafáslroie que hace
temblar a los amigos de la Immanidod; porque llover: sangre, no evagero 1. (R. 213.)
4c6 P E D R O KROPOTKIÍIE

descencia de s e n t i m i e n t o s favorables a la monarquía, y mientras el

pueblo pedia a grandes gritos que se pronunciara resueltamente

contra la monarquía, la Asamblea, como t o d a asamblea de políticos

parlamentarios, en la incertidumbre del régimen que prevalecería,

se guardaba bien de comprometerse, inclinándose preferentemente

hacia la monarquía, procurando cubrir los crímenes pasados de

L u i s X V I y o p o n i é n d o s e a q u e se p u s i e r a n d e m a n i f i e s t o p o r medio

de procesos c o n t r a sus c ó m p l i c e s .

Fué preciso que la Comuna amenazara con el t o q u e de rebato

y q u e las secciones l l e g a r a n a h a b l a r de u n a m a t a n z a en masa de

r e a l i s t a s ( i ) , p a r a q u e l a A s a m b l e a se d e c i d i e r a a c e d e r . P o r f i n o r d e n ó ,

el 17 de agosto, la formación de u n tribunal criminal, compuesto

de ocho jueces y de ocho jurados, elegidos por representantes de

las secciones. Y t o d a v í a t r a t ó d e l i m i t a r l a s a t r i b u c i o n e s d e ese tri-

bunal, i m p i d i e n d o que profundizara en la conspiración que se hizo

e n l a s T u l l e r í a s a n t e s d e l 10 d e a g o s t o , y e n c a r g á n d o l e q u e se limi-

t a r a a b u s c a r las r e s p o n s a b i l i d a d e s d u r a n t e la j o r n a d a del día 10.

Sin e m b a r g o , las p r u e b a s d e l c o m p l o t a b u n d a b a n y se precisaban

c a d a día. E n los papeles h a l l a d o s d e s p u é s de l a t o m a de las Tullerías,

en la secretaría de •Montmorin, i n t e n d e n t e de l a l i s t a c i v i l , se han

encontrado piezas m i u ' comjirometedoras: entre otras una carta

de los p r í n c i p e s , q u e p r u e b a q u e o b r a b a n de acuerdo con Luis X V I ,

cuando lanzaban los e j é r c i t o s austríacos y prusianos sobre Francia

y organizaban u n cuerpo de caballería de emigrados que con esos

ejércitos marchaba contra París; hay una larga lista de folletos y

libelos d i r i g i d o s c o n t r a la A s a m b l e a N a c i o n a l y los j a c o b i n o s , libelos

p a g a d o s p o r l a l i s t a c i v i l , h a l l á n d o s e í n c l a í d o s e n ellos los q u e trata-

ban de p r o m o v e r u n a pendencia a la llegada de los marselleses, y

que i n v i t a b a n a la g u a r d i a n a c i o n a l a m a t a r l o s (2); h a y , p o r ú l t i m o ,

{1) «Parocció hallaros en las tiniebl.'is acerca tic lo que sucede en París i, dijo a la .Asamblea
el orador de una de las diputaciones d.e la Comuna.
(?) E n una carta de Suiza, se trataba de castigar a los jacobinos: »Haremos justicia en ellos;
el ejemplo seni terrible... guerra a los asignarlos; la bancanota comenzará por ahí. Se resta-
blecerá el clero, los parlamentos..) Tanto peor para los iiue han comprado ios bieneS del clero»,
l-'n otra carta se leí;\ «No hay momento que perler. E s preciso f acer sentir a la burenesia qne
sblo el res buede salvarla ».
LA GRAN REVOLUCION 407

la p r u e b a d e q u e l a m i n o r í a « c o n s t i t u c i o n a l » d e l a A s a m b l e a había

p r o m e t i d o seguir a l r e y , e n el caso de q u e saliera de P a r í s , s i n exce-

derse, n o o b s t a n t e , de la distancia prescrita por la Constitución.

H a b í a m u c h a s o t r a s c o s a s a ú n , p e r o se o c u l t a b a n , t e m i e n d o q u e , de

hacerse p ú b l i c a s , el furor popular h u b i e r a c a í d o sobre el Temple.

¡Quién sabe si también sobre la

Asamblea! puede añadirse, dado el

estado d e l o s á n i m o s .

Por ú l t i m o , las t r a i c i o n e s , pre-

vistas desde hacía mucho tiempo,

estallaron en el ejército. El 22 de

agosto se supo la de Lafayette,

quien t r a t a b a de i m p u l s a r s u ejér-

cito y de hacerle marchar contra

París. S u p l a n estaba y a formado

dos meses antes, cuando fué a

París a t a n t e a r el t e r r e n o después
ENVASE INDUSTRIAL
del 20 d e j u n i o . U l t i m a m e n t e , a r r o -
( Recuerdo de la época )
jada la m á s c a r a , h i z o detener a los

tres c o m i s a r i o s enviados por la Asamblea para anunciarle la revo-

lución d e l 10 de agosto, y L u c k n e r , el v i e j o z o r r o , a p r o b ó su c o n -

ducta. F e l i z m e n t e el ejército de L a f a y e t t e no siguió a su general, y

el 19, a c o m p a ñ a d o de s u estado m a y o r , se v i ó o b l i g a d o a p a s a r la

frontera, c o n el p r o p ó s i t o de i n t e r n a r s e en Holanda; pero habiendo

caído en poder de los austríacos, fué preso y t r a t a d o mny dura-

m e n t e , l o q u e h a c í a p r e v e r c ó m o se p r o p o n í a n los austríacos tratar

a los r e v o l u c i o n a r i o s q u e t u v i e r a n l a d e s g r a c i a d e c a e r e n s u p o d e r .

Los oficiales m u n i c i p a l e s p a t r i o t a s q u e c a y e r o n e n sus m a n o s f u e r o n

ejecutados i n m e d i a t a m e n t e , c o m o rebeldes, y los h u í a n o s cortaron

las o r e j a s a a l g u n o s y se l a s c l a v a r o n e n l a f r e n t e .

A l d í a s i g u i e n t e se s u p o q u e L o n g w v q a t a c a d o e l 2 0 , se entregó

en s e g u i d a , y en los papeles del comandante' Lavergne se halló

una c a r t a c o n o f r e c i m i e n t o s de t r a i c i ó n de p a r t e de L u i s X V I y del

duque de Brunswick.
4o8 PEDRO KROPOTKINE

Evidentemente no podía y a contarse c o n el ejército.

París m i s m o estaba lleno de «negros» ( a s í se d e s i g n a b a entonces

a l o s q u e d e s p u é s se l l a m a r o n « b l a n c o s » ) . H a b í a v u e l t o u n a m u l t i t u d

d e e m i g r a d o s , y , c o n f r e c u e n c i a , b a j o l a s o t a n a d e u n c l é r i g o se r e c o -

nocía u n militar. Alrededor del Temple, el pueblo, que vigilaba la

prisión real, observaba los indicios de toda clase de complots: se

quería l i b e r t a r a los reyes p o r l a e v a s i ó n o p o r la fuerza. Eos realistas,

casi p ú b l i c a m e n t e , p r e p a r a b a n u n l e v a n t a m i e n t o general p a r a el 5 ó

6 de septiembre, en que esperaban que los prusianos estarían en las

inmediaciones de París. Eos setecientos suizos que quedaban en la

capital servirían de cuadros militares para el levantamiento. Mar-

charían sobre el T e m p l e , libertarían a l r e y y le p o n d r í a n a la ca-

beza del m o v i m i e n t o ; abrirían las cárceles, y los presos serían lan-

zados al saqueo de la ciudad, añadiendo al sobresalto general la

c o n f u s i ó n , m i e n t r a s se i n c e n d i a b a P a r í s ( i ) .

Tal era al menos el rumor público, sostenido por los mismos

realistas. Y cuando Kersaint leyó a la Asamblea, el 28 de agosto,

la relación de l a j o r n a d a d e l 10 de agosto, c o n f i r m ó el r u m o r . Según

dice u n contemporáneo, «causó p r o f u n d a sensación ver tantas y t a n

b i e n t e n d i d a s redes » c o n t r a los r e v o l u c i o n a r i o s . Y a u n n o se c o n o c í a

toda la verdad.

En m e d i o de t a n t a s d i f i c u l t a d e s , n o h a b í a más que la Comuna

y las secciones q u e c o n s u a c t i v i d a d r e s p o n d i e r a a l a g r a v e d a d del

m o m e n t o . S o l a s esas e n t i d a d e s , s e c u n d a d a s p o r e l c l u b d e l o s F r a n -

ciscanos, o b r a b a n en v i s t a de l e v a n t a r a l p u e b l o y de o b t e n e r de él

m i esfuerzo supremo p a r a salvar la Revolución y la patria, que se

identificaban en aquel momento.

El Consejo general de la Comuna, elegido revolucionariamente

por las secciones el g de a g o s t o , o b r a b a de a c u e r d o c o n ellas, y tra-

bajaba con ardor entusiasta en armar y equipar, primeramente

30.000, d e s p u é s 60.000 v o l u n t a r i o s , que h a b í a n de p a r t i r a las fron-

teras. Apoyados p o r D a n t o n , s a b í a n h a l l a r e n sus vigorosos llama-

( I ; I os rresos de la Forcc habían intentado y a el incendio de aqnella cárcel, dice Michelet,


segi'tn e' informe sobre las jomadas de septiembre.
L A G R A N REVOLUCIÓN 409

mientos a q u e l l a s p a l a b r a s que electrizaban a Francia. Excediéndose

de sus a t r i b u c i o n e s m u n i c i p a l e s , l a C o m u n a de París hablaba a la

Francia e n t e r a , y t a m b i é n , p o r sus v o l u n t a r i o s , a los e j é r c i t o s . Fas

secciones o r g a n i z a b a n el i n m e n s o t r a b a j o de e q u i p o de los v o l u n t a -

rios, y l a C o m u n a m a n d a b a f u n d i r los a t a ú d e s de p l o m o p a r a hacer

balas, y los objetos del

culto tomados en las

iglesias p a r a t e n e r b r o n c e

con q u e hacer cañones.

Las secciones e r a n í a f r a -

gua ardiente donde se

forjaban las armas con

que l a R e v o l u c i ó n se d i s -

ponía a v e n c e r a sus ene-

migos y dar vm nuevo

paso adelante, hacia la

Igualdad.

Porque, e n efecto, u n a

nueva revolución dirigí- -


CASTILLO SEÑORIAL
d a a l a I g u a l d a d , q u e el

pueblo h a b í a de e m p r e n d e r p o r si mismo, se presentaba ya a la

vista de t o d o el m u n d o , y l a g l o r i a d e l p u e b l o de P a r í s consistió en

comprender que, preparándose p a r a rechazar la invasión, no obraba

b a j o e l s o l o i m p u l s o d e l o r g u l l o n a c i o n a l , n i se t r a t a b a t a m p o c o de

i m p e d i r el r e s t a b l e c i m i e n t o d e l d e s p o t i s m o real, sino q u e era preciso

consolidar la Revolución, conducirla a alguna conclusión práctica

para la masa del pueblo, i n a u g u r a n d o u n a revolución de u n carácter

t a n t o social c o m o político, y esto significaba: a b r i r , p o r u n supremo

esfuerzo de las m a s a s d e l p u e b l o , u n a n u e v a página de la historia

de l a c i v i l i z a c i ó n . Pero también la burguesía había adivinado ese

nuevo carácter que se anunciaba en la Revolución y de que la

Comuna de P a r í s se h a c i a e l ó r g a n o . T a m b i é n l a A s a m b l e a , que re-

presentaba principalmente a la burguesía, trabajó con ardor para

contrarrestar la i n f l u e n c i a de l a Comuna.
410 PEDRO KROPOTKINE

Ya el I I de agosto, cuando el incendio humeaba t o d a v í a en las

Tullerías y los cadáveres y a c í a n a ú n e n los patios del palacio, la Asam-

blea ordenó la elección de u n n u e v o directorio del departamento,

q u e q u e r í a o p o n e r a l a C o m u n a ; p e r o é s t a se o p u s o , y a q u é l l a hubo

de c a p i t u l a r , p e r o c o n t i n u ó l a l u c h a , u n a l u c h a s o r d a , e n l a q u e los

g i r o n d i n o s de l a A s a m b l e a procuraban unas veces separar las sec-

ciones de l a C o m u n a , o t r a s o b t e n e r l a disolución d e l Consejo general

EA PATRIA E N PELIGRO — ALISTAMIENTOS VOLUNTARIOS

elegido r e v o l u c i o n a r i a m e n t e el 9 de agosto. Intrigas miserables en

f r e n t e d e l e n e m i g o , q u e se a p r o x i m a b a m á s c a d a d í a a P a r í s , e n t r e -

g á n d o s e de paso a h o r r i b l e s pillajes.

E l d í a 2 4 se r e c i b i ó e n P a r í s l a n o t i c i a d e q u e E o n g w y se había

entregado sin combate, y l a insolencia de los realistas aumentaba

proporcionalmente. Cantaban victoria, considerando q u e las demás

c i u d a d e s h a r í a n l o m i s m o , y a n u n c i a b a n y a l a l l e g a d a de sus a l i a d o s

alemanes d e n t r o de ocho d í a s , p o r l o q u e y a les p r e p a r a b a n aloja-

miento. Formábanse grupos alrededor del Temple, y la familia real

se u n í a a ellos p a r a c e l e b r a r los t r i u n f o s de los alemanes; pero lo

m á s t e r r i b l e e r a q u e l o s e n c a r g a d o s d e l g o b i e r n o d e F r a n c i a n o se

sentían con valor para emprender nada n i para impedir que París

se v i e r a o b l i g a d o a c a p i t u l a r c o m o E o n g w y . E a C o m i s i ó n d e l o s D o c e ,

que representaba el núcleo de acción en la Asamblea, cayó en la


L A G R A N REVOLUCIÓN 411

consternación, y el m i n i s t e r i o g i r o n d i n o — Roland, Claviére Servan

y los d e m á s — • o p i n a b a q u e e r a p r e c i s o huir y retirarse a Blois, o

al M e d i o d í a , a b a n d o n a n d o e l p u e b l o r e v o l u c i o n a r i o d e P a r í s a l f u r o r

de los a u s t r í a c o s , d e B r u n s w i c k y d e l o s e m i g r a d o s . « Y a los d i p u t a d o s

h u í a n u n o a u n o » , d i c e A u l a r d ( i ) : l a C o m u n a se p r e s e n t ó a quejarse

de e l l o a l a Asamblea.

Ea idea de la h u i d a e r a

añadir l a c o b a r d í a a l a

traición, y , de t o d o s los

ministros, únicamente

D a n t o n se o p u s o a e l l o

en a b s o l u t o .

Solamente las seccio-

nes r e v o i u c i o n a r i a s y la

Comuna c o m p r e n d i e r o n

que l a v i c t o r i a era ne-

cesaria a t o d a c o s t a , y

que p a r a o b t e n e r l a era

necesario d a r el g o l p e a l

enemigo en las fron-

teras y a los c o n t r a - r e -

volucionarios en París.
CH.ABOT

P r e c i s a m e n t e eso e r a

lo q u e l o s g o b e r n a n t e s no querían admitir. Después que el tribunal

encargado de j u z g a r los f a u t o r e s de las m a t a n z a s d e l 10 de agosto

se h u b o i n s t a l a d o c o n t o d a s o l e m n i d a d , se v i ó que ese tribunal no

se c u i d a b a d e c a s t i g a r a l o s c u l p a b l e s y que hacia lo m i s m o q u e el

Tribunal Supremo de Orleans, que había llegado a ser, según la

expresión de B r i s s o t , «la s a l v a g u a r d i a de los c o n s p i r a d o r e s » . Sacri-

ficó p r i m e r a m e n t e t r e s o c u a t r o c o m p a r s a s de E u i s X V I , y n o tardó

en a b s o l v e r uno de los c o n s p i r a d o r e s m á s peligrosos, el e x - m i n i s t r o

Montmorin, como a Dossonville, c o m p l i c a d o en la conspiración de

(r) Eludes et legons sur la Eévo'u'ion ^ratig.iise, ?.» sene, iSqS, p. yo.
412 PEDRO KROPOTKINE

d'Angremont, y vaciló en juzgar a Bachmann, el general de los

suizos.

Se procuró representar la población de París como compuesta

de c a n í b a l e s á v i d o s de sangre, q u e se e n f u r e c í a n c u a n d o se l e s e s c a -

p a b a u n a v í c t i m a , lo que era a b s o l u t a m e n t e falso. L o que el p u e b l o

de París comprendió, respecto de tales absoluciones, era que los

g o b e r n a n t e s no querían q u e se h i c i e r a l a l u z s o b r e l a s conspiraciones

u r d i d a s en las Tullerías, p o r q u e s a b í a n que muchos de entre ellos

r e s u l t a r í a n c o m p r o m e t i d o s , y porque esas conspiraciones continuaban

todavía. Marat, que estaba bien informado, tenía razón para decir

que la Asamblea temía al pueblo, y que la m i s m a hubiera visto con

agrado que Lafayette con su ejército hubiera restablecido la mo-

narquía.

Eos d e s c u b r i m i e n t o s hechos t r e s meses d e s p u é s , c u a n d o el cerra-

jero G a m a i n denunció l a existencia del a r m a r i o de hierro que contenía

loS p a p e l e s s e c r e t o s d e E u i s X V I , l o h a n d e m o s t r a d o perfectamente.

Ea fuerza de l a m o n a r q u í a estaba en la Asamblea.

Entonces, v i e n d o el pueblo que le e r a a b s o l u t a m e n t e imposible

establecer las responsabilidades de cada uno de los conspiradores

monárquicos, y el grado de peligro que ofrecían en v i s t a de l a invasión

a l e m a n a , se d e c i d i ó a c a s t i g a r i n d i s t i n t a m e n t e a t o d o s l o s q u e h a b í a n

o c u p a d o puestos de c o n f i a n z a en la corte, y q u e las secciones consi-

d e r a b a n c o m o p e l i g r o s o s , o a a q u e l l o s e n c u y o s d o m i c i l i o s se h a l l a r a n

armas ocultas. A este f i n , las secciones i m p u s i e r o n a la Comuna,

y ésta a D a n t o n , que d e s e m p e ñ a b a el cargo de ministro de Justicia

desde la R e v o l u c i ó n del l o de agosto, que se h i c i e r a n r e g i s t r o s d o m i -

ciliarios en t o d o P a r í s , c o n o b j e t o de apoderarse de las a r m a s ocultas

e n l a s c a s a s d e l o s r e a l i s t a s y d e l o s c l é r i g o s , y q u e se d e t u v i e r a a l o s

t r a i d o r e s m á s sospechosos de c o n n i v e n c i a c o n el e n e m i g o . E a Asam-

blea h u b o de someterse y ordenó esos registros.

Eos r e g i s t r o s se h i c i e r o n e n l a n o c h e del 29 al 30, desplegando

en tales ?'Aos l a C o m u n a u n r i g o r q u e a t e r r o r i z ó a los c o n s p i r a d o r e s .

El 29 de agosto p o r l a t a r d e P a r í s parecía muerto, dominado por

u n s o m b r í o t e r r o r . Se p r o h i b i ó a l o s p a r t i c u l a r e s s a l i r d e s u s casas
L A G R A N REVOLUCIÓN

después de las seis d e la t a r d e , todas las calles f u e r o n recorridas

al a n o c h e c e r p o r p a t r u l l a s d e s e s e n t a h o m b r e s c a d a u n a , a r m a d a s de

sables y de picas improvisadas. Hacia la una de la noche comen-

zaion los registros en t o d o París. L a s p a t r u l l a s s u b í a n a las h a b i t a -

ciones, buscaban a r m a s y r e c o g í a n las q u e e n c o n t r a b a n e n casa de

los r e a l i s t a s .

Cerca de t r e s m i l h o m b r e s f u e r o n presos, c e r c a de d o s m i l fusiles

fueron recogidos. Algunos registros d u r a r o n horas, pero nadie pudo

ÚLTIMA COMIDA D E LtUS CAFETO EN E L TEMPLE

quejarse de la d e s a p a r i c i ó n de l a m e n o r b a g a t e l a de v a l o r , m i e n t r a s

q u e e n e l a l b e r g u e d e l o s B u d i s t a s , s a c e r d o t e s q u e se h a b í a n negado

a j u r a r l a C o n s t i t u c i ó n , se h a l l ó o c u l t a e n s u s f u e n t e s t o d a l a j o y e r í a

desaparecida de l a Santa Capilla.

A l d í a s i g u i e n t e se d i ó l i b e r t a d a l a m a y o r p a r t e d e l a s personas

d e t e n i d a s p o r o r d e n d e l a C o m u n a o a p e t i c i ó n d e las Secciones. E r r -

c u a n t o a l o s q u e q u e d a r o n d e t e n i d o s , es m u y p r o b a b l e q u e se h u b i e r a

hecho una selección y creado tribunales para juzgarlos sumaria-

mente, si los acontecimientos no se hubieran precipitado en el

t e a t r o de l a g u e r r a y en París.

Cuando todo París se armaba al llamamiento vigoroso de la

Comuna; cuando e n t o d a s l a s p l a z a s p ú b l i c a s se l e v a n t a b a n altares


414 PEDRO KROPOTKINE

d e l a p a t r i a a n t e l o s c u a l e s se a l i s t a b a l a j u v e n t u d y d o n d e l o s c i u d a -

d a n o s d e p o s i t a b a n sus o f r e n d a s , ricas o pobres, a la p a t r i a ; cuando

l a C o m u n a y las secciones d e s p l e g a b a n u n a energía verdaderamente

formidable para llegar a equipar y armar 60.000 v o l u n t a r i o s dis-

puestos a p a r t i r p a r a la f r o n t e r a , f a l t a n d o t o d o al efecto, y l o g r a n d o ,

s i n e m b a r g o , e x p e d i r d o s m i l c a d a d í a , l a A s a m b l e a e s c o g i ó ese m i s m o

momento para dar el g o l p e contra la Comuna. Sobre un informe

del girondino Guadet, la Asamblea lanzó el día 30 u n decreto orde-

nando la disolución inmediata del Consejo general de la Comuna

y proceder a n u e v a s elecciones.

La obediencia de la Comuna traía consigo, a beneficio de los

realistas y de los a u s t r í a c o s , l a d e s o r g a n i z a c i ó n d e l ú n i c o r e c u r s o sal-

vador que quedaba para rechazar la invasión y para vencer la m o n a r -

q u í a . Se comprende que la única respuesta que podía dar la Revo-

lución era la desobediencia y la d e c l a r a c i ó n de t r a i d o r e s a los ins-

tigadores de semejante decreto. Así lo hizo algunos días después

la Comuna, ordenando que se r e g i s t r a r a n l o s d o m i c i l i o s d e Roland

y d e B r i s s o t . M a r a t p i d i ó s e n c i l l a m e n t e e l e x t e r m i n i o d e esos t r a i d o -

res legisladores.

E l m i s m o día, el t r i b u n a l c r i m i n a l absolvía a M o n t m o r i n , y esto

d e s p u é s de h a b e r s a b i d o a l g u n o s d í a s antes, p o r el proceso de D ' A n -

gremont, que los conspiradores realistas, bien pagados, estaban

alistados, divididos por brigadas, sometidos a un comité central,

y no esperaban m á s que la señal p a r a echarse á l a calle y atacar a

los p a t r i o t a s e n P a r í s y en t o d a s las c i u d a d e s de p r o v i n c i a s .

El i.° de septiembre hubo una nueva revelación. El Monitor

p u b l i c a b a u n « P l a n de las fuerzas c o a l i g a d a s c o n t r a F r a n c i a » , r e c i b i d o ,

d e c í a , d e m a n o s e g u r a d e A l e m a n i a , e n c u y o p l a n se d e c í a q u e mien-

t r a s el d u q u e de B r u n s w i c k c o n t e n d r í a los e j é r c i t o s de los p a t r i o t a s ,

el rey de P r u s i a m a r c h a r í a d i r e c t a m e n t e a París; que después de

h a b e r l e t o m a d o , se h a r í a u n a s e l e c c i ó n d e l o s h a b i t a n t e s ; q u e t o d o s

los r e v o l u c i o n a r i o s serían s u p l i c i a d o s , y en caso de desigualdad de

las fuerzas, las c i u d a d e s s e r í a n i n c e n d i a d a s . « L o s desiertos s o n p r e f e -

r i b l e s a los p u e b l o s e n r e b e l d í a » , h a b í a n d i c l i o los reyes ligados. Y,


I.A G R A N R E V O L U C I O N 41.5

como p a r a c o n f i r m a r ese p l a n , G u a d e t e n t r e t e n í a a l a A s a m b l e a c o n l a

gran c o n s p i r a c i ó n d e s c u b i e r t a e n l a c i u d a d d e G r e n o b l e y s u s i n m e -

diaciones. Se h a b í a h a l l a d o e n casa de M o n i e r , a g e n t e de los emi-

grados, una l i s t a de más de cien jefes locales de la conspiración,

que c o n t a b a n con el a p o y o de veinticinco a treinta m i l hombres.

Los c a m p e s i n o s d e l o s D o s - S e v r e s y l o s d e M o r b i h a n se h a b í a n l e v a n -

E E SITIO DE EONGWY

(De una estampa de la época)

t a d o e n c u a n t o se s u p o l a r e n d i c i ó n d e L o n g w y , l o c u a l e n t r a b a en

el p l a n d e l o s r e a l i s t a s y d e Roma.

E l m i s m o d í a , p o r l a t a r d e , se s u p o que V e r d u n estaba sitiado,

y todos pensaron que aquella ciudad, lo mismo que Eongwy, se

r e n d i r í a ; q u e n a d a se o p o n d r í a y a a l a m a r c h a r á p i d a d e l o s p r u s i a -

nos s o b r e P a r í s , y q u e l a A s a m b l e a , o saldría de París, abandonando

la c i u d a d a l enemigo, o p a r l a m e n t a r í a p a r a restablecer el rey e n el

trono, dejándole carta blanca p a r a satisfacer sus venganzas exter-

m i n a n d o los p a t r i o t a s .

Por último, aquel m i s m o día, 1.° de septiembre, R o l a n d lanzaba

u n mensaje a los c u e r p o s a d m i n i s t r a t i v o s , q u e h i z o f i j a r e n las calles


4i6 PEDRO KROPOTKINE

de P a r í s , en que h a b l a b a de u n v a s t o c o m p l o t de los realistas para

i m p e d i r la l i b r e c i r c u l a c i ó n de las subsistencias, y de que y a sufrían

las consecuencias Nevers y Eyon (i).

Entonces l a C o m u n a cerró las p u e r t a s de l a c i u d a d , hizo t o c a r a

rebato y disparar el cañón de alarma. Por m e d i o de u n a enérgica

p r o c l a m a i n v i t ó a todos los v o l u n t a r i o s dispuestos a p a r t i r a reunirse

e n el C a m p o de M a r t e p a r a ponerse en m a r c h a el día siguiente al

amanecer.

Y a l m i s m o t i e m p o , u n g r i t o de f u r o r : « ¡ C o r r a m o s a las cárceles!»

resonó en t o d o París. Allí estaban los conspiradores que esperaban

la a p r o x i m a c i ó n de los alemanes p a r a poner a P a r í s á sangre y fuego.

Algunas secciones (Poissonniére, Postes y Euxemburgo) votaron

la muerte a los conspiradores. — « ¡ H a de acabarse hoy!» decían,

l a n z a n d o así a l a R e v o l u c i ó n e n u n a n u e v a vía.

1,1} Granict de Cassagnac, Histoire des Girondins et des massaeres de septembre, París, iS6o.

FIN D E L P R I M E R TOMO

Você também pode gostar