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LA RECREACIÓN DE LA SALUD

La recreación consiste básicamente en olvidarnos


del las preocupaciones y el estrés que ellas
conllevan por medio de actividades lúdicas. En la
actualidad podemos encontrar muchas formas de
recrearnos, por ejemplo, mediante juegos lúdicos
donde se tengan que realizar una dinámica
espontanea, juegos por medio de los cuales las
personas puedan liberar esa tensión corporal y
mental que se ha ido acumulando. De la misma
forma, recrear la mente ayuda a la creación de
neurotrofinas (grupos de proteínas en el cerebro)
las cuales benefician el sistema nervioso central. Actividades como lanzar un disco con un
grupo de amigos es un elemento recreativo, el cual nos ayuda a reforzar las relaciones
sociales y aumenta la sensación de bienestar psicoemocional. Otras prácticas como montar
bicicleta o patinar también se podrían considerar como actividades recreativas, sobre todo
si se realizan al aire libre. Cualquier actividad espontanea o que se salga de los
lineamientos o normas establecidas son también una forma de recrearnos. Un ejemplo de
esto sería realizar una práctica deportiva sin seguir lo “convencional”, como utilizar un balón
de fútbol para jugar a no dejarlo caer utilizando solo nuestros pies y nuestra cabeza para
mantenerlo en el aire, mejor aún si esta actividad se realiza con varias personas. Dedicar al
menos 1 tarde completa a la semana para recrearnos nos garantizará una mejor calidad de
vida que se verá reflejada tanto en su salud mental como en su salud corporal.

LA CONSERVACIÓN DE LOS NUTRIENTES EN LOS ALIMENTOS

Los beneficios que obtenemos al consumir ciertos


alimentos dependen del contenido de
macronutrientes, vitaminas y minerales que estos nos
aportan. Pero muchas veces, los alimentos tienden a
perder propiedades nutritivas porque no son
preparados y consumidos de la forma correcta.

El tipo de nutrientes que tiene cada alimento va a


determinar la forma de consumo correcta, así como la
temperatura adecuada y el tiempo de cocción
recomendado al momento de prepararlos.

Carne de res, pollo, pescado. En este tipo de alimentos, la cocción es necesaria para que
las fibras se ablanden y las proteínas sean más digeribles. Además, una temperatura alta
permite destruir cualquier microorganismo presente en la carne cruda. Las técnicas más
recomendadas en este tipo de alimentos son la plancha, el asado y el guisado, ya que al
formarse una capa superficial, permite que no salga agua, de manera que los nutrientes se
conservan dentro de la pieza.

Huevos. Cualquier técnica de cocción (hervido, pasado, revuelto, escalfado, etc.) es buena
para conservar sus nutrientes, pero debes asegurarte de que la temperatura y el tiempo
sean los correctos (de 10 a 12 minutos a 100º C) para que el huevo esté completamente
cocido. De esta manera, será más fácil digerir las proteínas, y además, se destruirán los
microorganismos presentes, como la Salmonella.
Cereales y menestras. Cocinarlos es necesario para que puedan ser digeridos y
asimilados por el organismo. No se recomienda utilizar aderezos muy grasosos al momento
de prepararlos, pues aumentan considerablemente el contenido calórico de estos
alimentos.

Verduras y hortalizas. De preferencia se deben consumir crudas, ya que así se mantienen


todos los nutrientes intactos. En estos casos, lo más aconsejable es lavarlas
correctamente, cortarlas en trozos grandes y consumirlas al momento, ya que hay
nutrientes inestables al oxígeno y a la luz del medio ambiente, como las vitaminas A y C.

Si las vas a cocinar, es recomendable que lo hagas con una técnica que use poco o nada
de agua (para evitar que se solubilicen los nutrientes), poco tiempo y temperatura alta. Las
mejores maneras de cocinar las verduras y hortalizas son al horno, al vapor, a baño maría
o en olla de presión. Si las vas a cocinar en agua, lo mejor es blanquearlas (muy poco
tiempo de cocción). Asegúrate de sacarlas cuando estén "al dente" y pásalas por agua fría
para que mantengan el color. Además, puedes aprovechar ese líquido de cocción (con
algunos nutrientes disueltos) para preparar otros platos como salsas, purés, sopas, guisos,
etc. Recuerda que las vitaminas más inestables durante los procesos culinarios son la B1,
B2, B9, A y C.

Frutas. Son similares a las verduras en lo que respecta a la cocción. Lo más saludable es
consumirlas crudas para aprovechar todos sus nutrientes, y si es con cáscara mejor aún
por su aporte de fibra. Si las vas a cocinar, opta por las mismas técnicas recomendadas
para las verduras. Si las hierves, tómate el agua como un refresco para aprovechar los
nutrientes disueltos, pero no le añadas azúcar, pues ese refresco se podría convertir en
una bebida muy calórica.

VACUNAS: HISTORIA DEL DESARROLLO DE LAS VACUNAS

La primera vacuna desarrollada fue contra la


viruela por Edward Jenner, médico inglés "país",
en Berkeley. Encontró que lecheras criadas con
viruela de la vaca fueron relativamente inmunes a
la viruela. Tomó los exudados y secreciones de
una pústula de viruela vacuna de la mano de
dairymaid Sarah Nelmes y había insertada en los
brazos de un niño de 8 años James Phipps el 14
de mayo de 1796. La vacuna fue efectiva ya que el
muchacho no coger viruela incluso cuando él
estaba infectado con el virus de la viruela seis semanas después de la vacunación. Jenner
publicó sus resultados en 1798. A pesar de la oposición, vacunación pronto se convirtió en
práctica aceptada.

Tipos de vacunas

 Vacunas muertas - mataron a vacunas que contengan microorganismos. Esto


incluye vacunas contra la gripe, cólera, peste, poliomielitis y hepatitis a

 Atenuada: la vacuna contiene organismos vivos que se han debilitado para


desactivar sus propiedades virulentas. Ejemplos: vacuna contra la fiebre amarilla,
rubéola, sarampión, paperas, fiebre tifoidea, tuberculosis (bacilo de Calmette Guerin
o BCG) etc..

 Toxoides: son compuestos tóxicos inactivados secretados por el organismo. Algunos


ejemplos son la difteria, el tétanos etc..

 Vacunas de subunidad – contienen parte de la vacuna. Ejemplos: vacuna contra la


Hepatitis B con subunidades de proteína; la vacuna de partículas similares a virus
(VLP) contra el virus del papiloma humano (VPH) y las subunidades de
hemaglutinina y neuraminidasa del virus de la gripe.

 Las vacunas conjugadas – contienen las capas externas de polisacáridos con


proteínas o toxinas. Los ejemplos incluyen '' Haemophilus influenzae'' tipo B vacuna.

JORNADAS DE VACUNACIÓN

Las Jornadas de Vacunación son períodos de tiempo


específicos -un día o una semana por ejemplo- donde
se realizan vacunaciones gratuitas para prevenir
enfermedades, organizadas por el Ministerio de
Salud Pública y Asistencia Social de Guatemala en
todos los centros y puestos de salud, hospitales y
puestos móviles de los departamentos del país
(Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social,
2004).

También existe la Semana de Vacunación en las Américas, una iniciativa anual propuesta
por los Ministros de Salud de la región y aprobada por el Consejo Directivo de la
Organización Panamericana de la Salud, que busca fortalecer los programas de
inmunización regulares en América e identificar y llegar a las poblaciones que están en
riesgo de enfermedades prevenibles mediante la vacunación. Los principios de esta
Iniciativa son la equidad, el acceso y el panamericanismo

¿Cada cuánto deben vacunarse?

Según el carné de vacunas, este es el orden:


1. Recién nacidos
2. Dos meses
3. Cuatro meses
4. Seis meses
5. Siete meses
6. Doce meses
7. Dieciocho meses
8. Cinco años
9. Después de los cinco años los niños necesitarán vacunas complementarias y otras
dosis
Para consultar el carné completo y detallado según la vacuna, haz clic acá.
Por otra parte, las vacunas son cubiertas por el Plan Obligatorio de Salud (POS) hasta los
cinco años de edad. Sin embargo, cuando las niñas cumplen nueve años deben ser
vacunadas contra el VPH (virus del papiloma humano) sin costo alguno
PRÁCTICAS DE HIGIENE QUE FAVORECEN LA SALUD FAMILIAR

Como no somos individuos aislados del mundo, la


higiene personal también es importantísima para
interactuar con quienes nos rodean. ¿Te gustaría vivir
con alguien que se ve y huele mal? ¡Seguro que no!
Por eso, te exigimos que sigas estos buenos hábitos
de higiene.

Lava tus manos. Este es uno de los hábitos de


higiene básicos. Debemos lavarnos las manos con
agua y jabón antes de ir a comer, cuando llegamos de
la calle, después de toser, estornudar o tocar dinero o basura. La higiene de manos es
esencial para protegernos de virus y bacterias. Si no tienes agua y jabón, aséate con
alcohol en gel.

Báñate regularmente. Cuando nos bañamos, no sólo quedamos más limpios, frescos y
relajados sino que además removemos las células muertas que se acumulan en la piel y el
cabello. No necesariamente tienes que bañarte o lavarte el cabello todos los días, pero sí
tienes que hacerlo con frecuencia. No bañarse puede causarnos enfermedades.

Corta tus uñas. Unas uñas sucias o demasiado largas no se ven agradables. Corta las
uñas de las manos y los pies a menudo para tener un aspecto prolijo y evitar infecciones.

Lava tus dientes. Una mala higiene bucal causa varios problemas en nuestra boca: se
acumulan bacterias, se debilitan los dientes y se dañan las encías. Además, tendremos una
sonrisa poco atractiva. Lava tus dientes después de cada comida, cuando te levantes y
vayas a dormir y no te olvides del hilo dental, que es tan importante como el cepillado.
Visita tu odontólogo un par de veces al año para tener todo bajo control.

La adopción de hábitos higiénicos es una tarea en la que deben implicarse tanto las
familias como los centros educativos, espacios deportivos y lugares de ocio, donde los
jóvenes pasan una buena parte del día. La familia tiene una gran responsabilidad en la
adopción de estos hábitos, dando ejemplos positivos y motivando a los jóvenes para que,
de forma autónoma, incorporen conductas higiénicas en su día a día.

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