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LOS DERECHOS SUCESORALES DE LOS COMPAÑEROS

PERMANENTES DENTRO DE LA VIGENCIA DE LA UNIÓN


MARITAL DE HECHO EN LA NOTARIA SEXTA DE LA CIUDAD DE
CÚCUTA EN EL AÑO 2015.
.
Autores: Feliza Cruz González1 Manuel Omar Peñaloza Rodríguez2

Resumen

Desde el reconocimiento que de las Uniones Maritales de Hecho hizo la Ley 54 de 1990,
los compañeros permanentes han encontrado una protección evolutiva de sus derechos,
llevando en diversos aspectos, a equiparar los efectos de dicha unión a los otorgados por el
matrimonio con efectos civiles. Sin embargo, en materia de derechos sucesorales aún persiste
una gran desigualdad. Han sido las Altas Cortes quienes a través de sus diferentes
pronunciamientos las que han concedido un trato igualitario de los derechos de los
compañeros permanentes frente a los cónyuges.

Palabras clave:

Compañeros permanentes, Unión Marital de Hecho, Derechos Sucesorales, Derechos


Hereditarios, Bienes.

Abstract

Since the recognition of de facto marital unions became Law 54 of 1990, permanent
colleagues have found an evolutionary protection of their rights, leading in various aspects,
to equate the effects of such binding to those granted by marriage for civil purposes.
However, in terms of rights sucesorales great inequality still persists. Have been the High
Courts who through its various pronouncements which have been granted equal treatment of
the rights of permanent companions against spouses.

Keywords:

Permanent companions, Union Marital Hecho, sucesorales Rights, Inherited Rights, Real.

1
Abogada, Especializada en Derecho de Familia - Universidad Libre, Seccional Cúcuta, año 2016.
2
Abogado, especializado en Derecho de Familia - Universidad Libre, Seccional Cúcuta, año 2016.
INTRODUCCIÓN

La expedición de la Ley 54 de 1990 introdujo algunos los cambios en las uniones


maritales de hecho, sin equiparar a los miembros de las uniones libres y a los cónyuges
vinculados por matrimonio, avanza en el sentido de reconocer jurídicamente su existencia y
regular sus derechos y deberes patrimoniales. Se reconoce entonces un tratamiento de
igualdad para la familia extramatrimonial de aplicación directa.

Sin embargo, la Ley 54 de 1990 cuando se refiere a todos los efectos civiles, en forma
taxativa limita estos, ya que solo hace alusión a eventos ciertos contemplados en los
numerales que integran la norma en comento, dejando por fuera situaciones concretas que
afectan tanto al patrimonio como a la relación de pareja que se genera con las uniones
maritales de hecho.

En lo relacionado con los derechos sucesorales de los compañeros permanentes, la Ley


29 de 1982 que actualmente reglamenta lo concerniente a las sucesiones en Colombia, en
ninguno de sus órdenes hereditarios hace alusión a los compañeros permanentes,
excluyéndolos por tanto como posibles beneficiarios de los bienes dejados por el compañero
que fallezca; allí únicamente se menciona al cónyuge sobreviviente como heredero cuando
aparezca demostrada su vocación hereditaria, y es solo a partir de la Sentencia de la Corte
Constitucional C-283 de 2011 se le reconocen derechos a los compañeros que aparecen en
las liquidaciones sucesorales.

Por lo anterior, la razón que fundamenta el desarrollo de esta investigación, está


relacionada con la desigualdad que existe por el vacío normativo referente a los derechos
sucesorales que tienen las parejas o compañeros permanentes, respecto de los bienes
adquiridos en la unión marital de hecho, frente a los que le asisten a la pareja unida por el
vínculo del matrimonio, sea este civil o eclesiástico.

Esta investigación tiene una importante proyección social porque aborda una temática
relacionada con el afianzamiento de sólidos conocimientos en materia de derecho sucesoral
que le permitirán a la sociedad, asesorar, evaluar, y resolver las diversas situaciones
problemáticas que en dicho ámbito se pueden suscitar. De igual forma, es importante en el
ámbito académico porque a través de ella se puede desarrollar un concepto crítico que
permita dar solución a los casos concretos desde distintas posiciones doctrinarias y a la luz
de la jurisprudencia permanente ofreciendo una alternativa más adecuada mediante este
trabajo de investigación que sirva de propuesta para futuras interpretaciones legislativas, en
relación al tema.
La importancia para la Universidad Libre con esta investigación, le permite que frente
al derecho sucesoral con los compañeros permanentes; se pueda tomar como marco de
referencia, permitiendo que las parejas que decidan voluntariamente conformar la unión
marital de hecho, tengan como marco de referencia esta investigación para llevarla a la
realidad y su aplicación.

El estudio se aborda examinando la normatividad referente al tema tratado, así como las
reformas en ella introducidas por las jurisprudencias relativas a la unión marital de hecho y
a los derechos que le asisten a los compañeros permanentes. Para ello se utilizaron fuentes
secundarias tales como lectura de códigos, revistas y periódicos que tratan el tema; lectura y
análisis jurisprudencial relativos a la temática objeto de estudio y lectura de libros
especializados, con la finalidad de aprehender las fuentes teóricas necesarias que sirvieran de
soporte y fundamento de la investigación.

Para este estudio de tipo descriptivo se utilizó el análisis documental, lo que permitió
identificar los derechos adquiridos por vía jurisprudencial por esta clase de uniones.

LOS DERECHOS SUCESORALES DE LOS COMPAÑEROS PERMANENTES


DENTRO DE LA VIGENCIA DE LA UNIÓN MARITAL DE HECHO EN LA
NOTARIA SEXTA DE LA CIUDAD DE CÚCUTA EN EL AÑO 2015.

Las uniones libres, hoy denominadas “uniones maritales de hecho”, han existido desde
tiempos pretéritos como un fenómeno social recurrente, pero que hasta hace sólo dos décadas
no contaba siquiera con la aceptación legal y mucho menos con una regulación que
estableciera los efectos civiles y jurídicos para las personas que las conformaban. (Múnera
& Pérez, 2009). Es a partir de la Ley 54 de 1990, que se reconoció en Colombia la unión
marital de hecho como institución jurídica a la que entre otros efectos, le asigno unos de
carácter patrimonial.

Y es que en Colombia, actualmente, una de las formas más frecuentes de convivencia


entre compañeros permanentes, es la denominada “unión marital de hecho”, que no es otra
cosa que la “unión entre un hombre y una mujer, que sin estar casados, hacen una comunidad
de vida permanente y singular”. (Artículo 1, Ley 54 de 1990). Además, la Corte
Constitucional, a través de diferentes pronunciamientos (Sentencias C-075 del 7 de febrero
de 2007 y C-029 del 28 de enero de 2009) ha permitido que también exista y sea declarada,
la unión marital de hecho entre personas del mismo sexo.

La unión marital de hecho, de la cual surgen derechos y obligaciones para los


compañeros permanentes, se trata pues, de una convivencia, en la que se comparte lecho,
techo y mesa, de carácter singular, notoria y pública, en la cual la pareja viven como si fueran
casados, sin que haya de por medio ningún tipo de solemnidad.

Según lo establecido en la Ley 54 de 1990 (artículo 4) y en la Ley 979 de 2005 (artículo


2), la unión marital de hecho, podrá ser declarada por cualquiera de estos tres medios:

1. Por escritura pública ante Notario por mutuo consentimiento de los compañeros
permanentes.

2. Por Acta de Conciliación suscrita por los compañeros permanentes, en centro


legalmente constituido.

3. Por sentencia judicial, mediante los medios ordinarios de prueba consagrados en el


Código de Procedimiento Civil, con conocimiento de los Jueces de Familia de Primera
Instancia.

Ahora, como la unión marital de hecho tiene por naturaleza ser un negocio jurídico
donde aflora el acuerdo de voluntades, los requisitos serán los de todo negocio jurídico: 1.
Capacidad; 2. Declaración de voluntad expresa o tácita, objeto y causa; unidos a estos estarán
los elementos de la familia constituida por la unión marital de hecho heterosexual como la
cohabitación, singularidad, notoriedad, permanencia y lazos afectivos. (Sánchez, 1995).

Sin embargo, lo que se observa en la realidad colombiana, es que se ve afectado el


derecho que tiene un(a) compañero (a) permanente, cuando procede a reclamar los derechos
que le asisten en la sucesión del causante, hecho este muy real y que a diario se presenta,
pues en la mayoría de los casos se quiere desconocer ese derecho que a través del tiempo se
ha gestado y buscar siempre castigar al cónyuge supérstite a que no puede hacerse parte de
la masa hereditaria a repartir.

Así mismo, se dan situaciones en que la pareja de compañeros permanentes, después de


haber convivido un tiempo, consiguen o adquieren bienes y posteriormente legalizan la unión
con el matrimonio, sin liquidar la sociedad patrimonial, quedando estos bienes sin un
respaldo jurídico y a merced de los herederos, que en la mayoría de los casos buscando
desconocer el trabajo, el sacrificio y los medios utilizados por los dos para consolidad un
patrimonio y se quiere como castigar el hecho de que como no estaban casados no le asiste
el derecho a participar del beneficio de los mismos.

Refiriéndose a las diferencias entre el matrimonio y la unión marital de hecho, la Corte


Constitucional en su Sentencia C-700/13 M.P. Alberto Rojas Ríos, reiteró lo siguiente:
La jurisprudencia constitucional ha precisado con suficiencia las diferencias del
matrimonio frente a la unión marital de hecho y ha sostenido que el matrimonio y la
unión marital de hecho son instituciones con especificidades propias y no plenamente
asimilables, y no obstante, a partir del reconocimiento de estas diferencias, la Corte ha
amparado el derecho a la igualdad de las personas que en ambos casos han constituido
una familia (C-1035 de 2008). Al tenor de este desarrollo jurisprudencial, se ha
reiterado que la protección igualitaria al matrimonio y a la unión marital de hecho,
implica la prohibición de discriminación normativa entre una y otra. Esto en el sentido
en que, si bien se acepta que son instituciones distintas, se puede vulnerar el derecho a
la igualdad en aquellos eventos en los que existe una diferencia de trato en la regulación
que no encuentra ningún fundamento constitucional que tenga un carácter objetivo y
razonable. Es decir, en consideración a que las distinciones en las regulaciones de una
y otra son permitidas, porque se reconoce que son figuras diferentes, dichas distinciones
a su vez deben obedecer a la realización de fines constitucionales. En esa dirección, la
prohibición constitucional se encamina a impedir que se restrinja o excluya el ejercicio
de los derechos y libertades de los cónyuges compañeros o de cualquier miembro de
estas familias, que se les niegue el acceso a un beneficio o se otorgue un privilegio
únicamente a ciertas de ellas, sin que exista alguna justificación constitucionalmente
válida. Y, esto no significa una equiparación entre el matrimonio y la unión marital de
hecho.

En tratándose de los derechos y obligaciones que surgen de la Unión Marital de Hecho,


debe resaltarse, que éstos han sido más de carácter jurisprudencial, que legal. La ley 54 de
1990, reguló la situaciones de los compañeros permanentes en sus aspectos esenciales,
dejando de lado varios derechos los cuales posteriormente, han sido regulados por las Cortes
mediante sus decisiones. Con todo, existen vacíos jurídicos e incluso confrontación en las
decisiones de las Cortes.

En los últimos años se han venido reconociendo algunos derechos a los compañeros
permanentes, esto a partir de la expedición de la ley 54 de 1990. El legislador paulatinamente
ha venido equiparando a las familias conformadas por vínculos naturales o de hecho, con
aquellas que están ligadas mediante el vínculo del matrimonio. Sin embargo, en algunas
ocasiones ese mejoramiento no ha alcanzado un trato igualitario.

Si bien es cierto, se han regulado varios aspectos que equiparan en alguna medida a la
Unión Marital de Hecho con el matrimonio civil o religioso, también es cierto que hay
algunos aspectos no han sido regulados, ni por la ley ni por la jurisprudencia.

Además, la Jurisprudencia le ha brindado especial atención a la figura de la Unión


Marital de Hecho, reconociendo derechos a los compañeros permanentes que eran exclusivos
de los cónyuges.
Derechos sucesorales de los compañeros permanentes dentro de la vigencia de la unión
marital de hecho, que han sido reconocidos por la legislación colombiana.

En primer lugar, debe recordarse que para reconocer la existencia de la Unión Marital
de Hecho, deben concurrir los siguientes requisitos:

1- Ser entre un hombre una mujer. La Corte Constitucional en Sentencia C-075 de


2007 sobre derechos patrimoniales para las parejas del mismo sexo manifestó: “las parejas
de las personas lesbianas, gay, bisexuales y transgeneristas, LGTB, que cumplan con las
condiciones legales para las uniones maritales de hecho, quedan amparadas por la presunción
de sociedad patrimonial y por ende por el régimen de protección patrimonial”

2- Ser singular, o sea, únicamente con determinado hombre o con determinada mujer.

3- Debe presentarse bien entre personas solteras, o entre casados pero que tengan la
sociedad conyugal disuelta y liquidada.

4- Que la convivencia haya sido permanente, sea un hecho público, y su duración


mínima haya llegado a los dos años.

Existen casos en que se hace necesario que esa unión marital de hecho se declare
mediante Juez de la República, ya se aporque uno de los compañeros falleció y se requiere
que quien quedo vivo (a) demuestre que efectivamente fue su compañero por más de dos
años, o bien porque se requiere demostrar dicha convivencia, y uno de los compañeros no lo
acepta. En el primer caso se está frente a una declaración de unión marital de hecho por causa
de muerte, y en el segundo caso se está frente a una declaración de unión marital de hecho
contenciosa.

Es necesario iniciar el proceso de declaración de unión marital de hecho en Colombia


para poder adelantar tramites como la sucesión cuando no hubo matrimonio de por medio, o
cuando se requiere el reconocimiento de pensión al compañero supérstite, entre otros muchos
tramites importantes.

El proceso requerido para iniciar la demanda de unión marital de hecho en Colombia


es el ordinario, y la parte que inicia dicha demanda deberá demostrar que efectivamente se
cumplieron los requisitos para que se declare la unión marital de hecho. Este proceso es un
poco demorado y requiere de abogado.

Ahora, en cuanto a los derechos sucesorales de los compañeros permanentes dentro


de la vigencia de la unión marital de hecho, que han sido reconocidos por la legislación
colombiana, sea lo primero señalar que la Ley 90 de 1946 fue la pionera en el reconocimiento
de derechos a este tipo de uniones maritales en Colombia, estableció el seguro social
obligatorio, preceptuó que “… muerto un asegurado, la pensión será para la viuda y a falta
de esta a la mujer con quien el asegurado haya hecho vida marital durante los tres años
anteriores o que haya tenido hijos, siendo solteros ambos…”. Posteriormente, la Ley 54 de
1990 se limitó a otorgar derechos en las sociedades patrimoniales a las uniones maritales de
hecho. Además, el Código Civil Colombiano, en su libro tercero regula “De las sucesiones y
de las donaciones” estructura toda la normatividad pertinente frente al derecho sucesoral en
Colombia, entendido como la facultad jurídica que tiene una persona, llámese heredero o
legatario para ser continuadora de la personalidad jurídica del causante.

De manera concreta los artículos 1047 y 1048 del Código Civil establecen quiénes
conforman el segundo y el tercer orden hereditario dentro de la sucesión intestada, así:

Art. 1046. Modificado por la ley 29 de 1982 art. 5: “Si el difunto no deja posteridad, le
sucederán sus ascendientes de grado más próximo, sus padres adoptantes y su cónyuge.
La herencia se repartirá entre ellos por cabezas”.

Art. 1047.- Modificado por la ley 29 de 1982 art.6. “Si el difunto no deja descendientes
ni ascendientes, ni hijos adoptivos, ni padres adoptantes, le sucederán sus hermanos y su
cónyuge. La herencia se divide la mitad para éste y la otra mitad para aquéllos por partes
iguales. A falta de cónyuge, llevarán la herencia los hermanos, y a falta de éstos aquél”.

Como se observa de la simple lectura de la normatividad transcrita, resulta evidente


la exclusión que se hace de los compañeros permanentes frente a su derecho a heredar, es
latente el trato desigual e infundado pues se consagra el derecho a favor de los cónyuges pero
no a favor de los compañeros permanentes.

Sin embargo, la Corte Constitucional en su Sentencia C-238 de 2012, declaró


EXEQUIBLE de manera condicionada, los apartes subrayados, siempre y cuando se
entienda que ella comprende al compañero o compañera permanente de distinto sexo o
del mismo sexo que conformó con el causante, a quien sobrevive, una unión de hecho.

De acuerdo a la Ley 29 de 1982 se establecen cinco órdenes hereditarios, así:

Primer orden hereditario: Está constituido por los hijos legitimos, adoptivos y
extramatrimoniales reconocidos legalmente, excluyen a los herederos y recibirán entre ellos
iguales cuotas a una distribución por cabezas, sin perjuicio de la porción conyugal que
equivale a la legítima rigorosa de cualquier hijo. (Art. 1045 C.C., subrogado por el art. 4 de
la ley 29/82).
Segundo orden hereditario: Si el causante no ha dejado descendencia le sucederán sus
ascendientes (padres) y su cónyuge o compañero permanente y la herencia se repartirá entre
ellos por cabezas. Pero en la sucesión del hijo adoptivo pleno los padres adoptantes excluyen
los ascendientes de sangre; en la del hijo adoptivo simple los padres de sangre y los padres
adoptantes recibirán igual cuota. (Art. 1046 C.C., subrogado por la Ley 29/82).

Tercer orden hereditario: Si el causante no deja descendientes ni ascendientes, hijos


adoptivos, ni padres adoptantes, le sucederán sus hermanos y su cónyuge o compañero
permanente. La herencia se divide la mitad para el cónyuge o compañero permanente y la
otra mitad para los hermanos por partes iguales. A falta de cónyuge o compañero permanente
llevarán la herencia los hermanos, y a falta de hermanos le corresponder la herencia al
cónyuge o compañero permanente. (Art. 1047 del C.C., subrogado por la Ley 29/82).

Cuarto orden hereditario: A falta de descendientes, ascendientes, hijos adoptivos,


padres adoptantes, hermanos y cónyuge o compañero permanente, suceden al causante los
hijos de sus hermanos (sobrinos). (Art. 1051 del C.C., modificado por la Ley 29/82 en su art.
8).

Quinto orden hereditario: A falta de los anteriores, la herencia le corresponde al


Estado colombiano representado por el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar. (Art.
1051 inc. 2° modificado por la ley 29/82 art. 8).

Como se observa la ley establece unos órdenes hereditarios, que a partir del segundo
orden sucesoral y hasta el cuarto, concede al cónyuge vocación hereditaria, la cual se hizo
extensiva a los compañeros permanentes, a partir de la Sentencia C-238 de 2012.

Por su parte, en los artículos 779 y 1401 del C.C., se regula lo referente a la comunidad
herencial y la sociedad conyugal, estableciendo que la muerte de una persona a la vez que
abre la sucesión, disuelve la sociedad conyugal.

Entre los derechos que se tienen como compañero permanente, se encuentran el


derecho a heredar al otro compañero, derecho sustituirlo en la pensión de vejez o invalidez,
cesantías, alimentos, entre otros.

Avance a nivel jurisprudencial que se ha dado respecto de los derechos sucesorales de los
compañeros permanentes dentro de la vigencia de la unión marital de hecho en Colombia.

En las últimas décadas, las uniones maritales de hecho, como conformadoras de


familia, han cobrado una real y mayor importancia, debido precisamente a la poca confianza
que ciertos grupos sociales le dan al matrimonio. Esto no quiere decir que el matrimonio no
siga siendo valorado, y que se mantenga como una institución social importante, pese a que
algunos lo consideren anticuado e innecesario para formar una familia. Siendo hoy la unión
marital de hecho una institución del mismo raigambre social que el matrimonio, han existido,
incluso después de la Constitución de 1991 diferenciaciones desde las Altas Cortes, como es
el caso de uno de los primeros fallos de constitucionalidad en el que se hace palpable esta
discriminación, expresada en la Sentencia C-239 de 1994 M.P. Jorge Arango Mejía, en la
que se analizó si se estaba dando un trato distinto y derechos distintos a la pareja formada
por el matrimonio y a la formada por vínculos naturales, cuyo texto es el siguiente:

Es erróneo sostener que la Constitución consagre la absoluta igualdad entre el


matrimonio y la unión libre, o unión marital de hecho. Sostener que entre los
compañeros permanentes existe una relación idéntica a la que une a los esposos, es
afirmación que no resiste el menor análisis, pues equivale a pretender que pueda
celebrarse un verdadero matrimonio a espaldas del Estado, y que, al mismo tiempo,
pueda éste imponerle reglamentaciones que irían en contra de su rasgo esencial, que no
es otro que el de ser una unión libre.

Dos años más tarde, la Corte Constitucional en Sentencia C-174 de 1996, Corte
Constitucional, MP. Jorge Arango Mejía., luego del estudio de la demanda de
inconstitucionalidad de algunos artículos del Código Civil Colombiano, la sentencia declaró
que “los compañeros permanentes no heredan”. Sin embargo, lo que es importante destacar
respecto al tema del estado civil, es lo siguiente:

Como se ve, no se quebranta el principio de igualdad consagrado en la Constitución,


cuando se da por la ley un trato diferente a quienes están en situaciones diferentes, no
sólo jurídica, sino socialmente. No se olvide, como se ha dicho, que cónyuges y
compañeros permanentes, tienen un estado civil diferente, según lo prevé el último
inciso del artículo 42 de la Constitución.

Es claro entonces, que según esta sentencia, los compañeros permanentes sí tienen un
estado civil diferente al de los cónyuges y en este caso, lo que se argumenta es que
precisamente, por esa diferencia en el estado civil, no podrían otorgársele los mismos
derechos y obligaciones ya que son figuras jurídicas disímiles.

Nuevamente, la Corte Constitucional, en el año 1999 expide la Sentencia C-477 de


1999 (Magistrado Ponente: Carlos Gaviria Díaz), en la cual precisa lo siguiente respecto al
derecho a la igualdad que debe asistir al compañero permanente, frente al cónyuge:

(...) el legislador no puede expedir normas que consagren un trato diferenciado en


cuanto a los derechos y deberes de quienes ostentan la condición de cónyuge o de
compañero permanente, como tampoco entre los hijos habidos en matrimonio o fuera
de él.
Posteriormente, en el año 2002, la Corte Constitucional en sentencia T-167 de 2002
M.P. Marco Gerardo Monroy Cabra, se remite a lo expuesto por la Corte Suprema de Justicia
en el mes de noviembre del año 2001, considerando que no era asimilable hablar de estado
civil en la figura de los compañeros permanentes, con los siguientes argumentos:

En el ordenamiento jurídico colombiano no se ha establecido Constitucional ni


legalmente, el estado civil de compañero permanente derivado de la Unión Marital de
Hecho. En efecto, no se puede deducir semejante consagración de lo dispuesto por el
artículo 42 de la Constitución Política, por el hecho de que en él se diga que la familia
se constituye por vínculos naturales o jurídicos, por la decisión de un hombre y una
mujer de contraer matrimonio o por la voluntad responsable de conformarla, aspecto
éste, aquí subrayado, que corresponde a un mero enunciado, huérfano aún de
reglamentación legal.

De allí que para darle en la materia de que aquí se trata el alcance a tal precepto se
requerirá, de conformidad con lo dispuesto en su último inciso, que sea la ley la que
determine lo relativo al estado civil de las personas y los consiguientes derechos y
deberes, la cual en verdad con ese carácter no se ha expedido respecto de la situación
de la familia constituida por la nueva voluntad de conformarla o dimanante de la Unión
Marital de Hecho establecida en ley anterior.

En el mismo año (2002), la Corte Constitucional, en la Sentencia C-1033 de 2002


M.P. Jaime Córdoba Triviño, al estudiar una demanda de inconstitucionalidad contra los
numerales 1 y 4 del Artículo 411 del Código Civil Colombiano, “de los alimentos que se
debe a ciertas personas, declaro a éstos exequibles, siempre y cuando se entienda que esta
disposición es aplicable a los compañeros permanentes que forman una unión marital de
hecho”.

Tres años más tarde (2005), la Corte Constitucional en su Sentencia C-875 del 2005
M.P. Rodrigo Escobar Gil, igualó la unión marital de hecho y el matrimonio como
instituciones creadoras de familia, así:

El esposo o esposa en el caso del matrimonio y el compañero o compañera permanente,


si se trata de unión de hecho, gozan de la misma importancia y de iguales derechos, por
lo cual están excluidos los privilegios y las discriminaciones que se originen en el tipo
de vínculo contractual. Todas las prerrogativas, ventajas o prestaciones y también las
cargas y responsabilidades que el sistema jurídico establezca a favor de las personas
unidas en matrimonio son aplicables, en pie de igualdad, a las que conviven sin
necesidad de dicho vínculo formal. De lo contrario, al generar distinciones que la
preceptiva constitucional no justifica, se desconoce la norma que equipara las dos
formas de unión y se quebranta el principio de igualdad ante la ley que prescribe el
mismo trato a situaciones idénticas.
Por otra parte, en el año 2007, nuevamente la Corte Constitucional de Colombia en
su Sentencia C-521 del 2007 M.P. Clara Inés Vargas Hernández, al referirse a la seguridad
social de los compañeros permanentes, sentenció lo siguiente:

El artículo 163 (parcial) de la Ley 100 de 1993 es inconstitucional y decide retirar esta
disposición del ordenamiento jurídico, indicando que el lapso de dos años que se exige
para la declaración de la unión marital de hecho obedece a los efectos patrimoniales
que pueden acaecer de esta, pero que este límite no debe fijarse para los derechos
fundamentales que contiene la seguridad social, pues exigirle al compañero permanente
que debe haber permanecido dos años en comunidad de vida permanente para gozar de
tal beneficio, es una discriminación que atenta contra el derecho a la igualdad respecto
a quienes se encuentran unidos por vínculo matrimonial.

Asimismo, en el año 2011, la Corte Constitucional, se pronuncia a través de su


Sentencia T-403 del 2011 M.P. Gabriel Eduardo Mendoza Martelo, respecto a la igualdad de
trato a la familia en sus diferentes formas de constitución, señalando:

De acuerdo con la jurisprudencia, en ciertos supuestos la diferenciación entre las


familias constituidas por el matrimonio y la unión marital es arbitrio, de ahí que se haya
empezado a superar esa distinción otorgando igual trato tratándose de prestaciones en
materia de salud y subsidio familiar.

La familia constituida por vínculos naturales o por vínculos jurídicos merece igual
protección y no discriminación, tal como lo estipula nuestra Carta Política, y esta esta
protección debe extenderse a todos los miembros del grupo familiar, incluyendo por
supuesto a los hijastros.

De igual forma en el año 2011, se promulga la Sentencia de la Corte Constitucional


C-283 de 2011 en la que se le reconocen derechos a los compañeros que aparecen en las
liquidaciones sucesorales, precisando lo siguiente:

Para la Sala no existe ninguna razón objetiva ni razonable que justifique que para
acceder a lo que la legislación civil denomina “porción conyugal”, el requisito esencial
sea el vínculo matrimonial, hecho que posiblemente se justificaba para la época en que
fue expedida la norma, época en que el contrato de matrimonio era el único reconocido.
Pero hoy, la libertad de autodeterminación reconocida a todos los individuos y que
expresamente nuestra Constitución reconoce, permite sostener que la diferencia de trato
en lo que hace al reconocimiento de esta garantía patrimonial para el supérstite sea
cónyuge o compañero y/o compañera permanente, resulta contraria al artículo 13
constitucional, donde la diferencia de trato proviene de la naturaleza del vínculo con
que dos personas han decidido compartir y hacer realizable su proyecto de vida. De
igual manera, analizada la finalidad que persigue esta garantía patrimonial, no hay
razón que permita afirmar válidamente que ella sólo pueda tener como destinatario a
quien tenga un contrato matrimonial, ya que esta figura tiene su fundamento no en el
contrato de matrimonio sino en la necesidad de proteger al miembro de la relación que
después de una convivencia fundada en el apoyo y las renuncias mutuas, queda con un
patrimonio inferior al de aquel que falleció y que le permite optar por participar en él.

Por su parte, en el año 2012, la Corte Constitucional, a través de la Sentencia C-238


de 2012 M.P. Gabriel Eduardo Mendoza Martelo, al estudiar una demanda de
inconstitucionalidad en contra de la expresión “cónyuge” contenida en los artículos 1040,
1046, 1047 y 1233 del Código Civil, precisó que la “vocación sucesoral de cónyuge debe
extenderse al compañero o compañera permanente de otro sexo o del mismo sexo”.

Obsérvese cómo se le van reconociendo derechos a este tipo de uniones maritales,


por entenderse que no existe mérito para hacer esa clase de diferenciaciones, aplicando la
igualdad de las personas como derecho fundamental, ya que no tenía por qué exigírsele a
estas parejas que esperasen dos años de convivencia para poder ser beneficiarios de la
seguridad social.

Por su parte la Corte Suprema de Justicia (Sala de Casación Civil M.P. César Julio
Valencia Copete, Marzo 21 del 2006 Ref. Expediente No. 11001-02-03-000-2005-01672-
00), refiriéndose al estado civil de la unión marital de hecho, estableció lo siguiente:

No se puede igualar el estado civil surgido del matrimonio con uno que aún no ha
determinado la Ley, tal como es el que eventualmente podría existir a causa de la
existencia de la unión marital de hecho. Esta sentencia aclara que, […] si bien es cierto
que en la unión marital de hecho existen derechos y obligaciones, incluso algunos
similares a los que se pregonan de quienes son marido y mujer en el matrimonio, lo
cierto es que a términos de la propia Constitución (artículo 42, inciso 13) es la ley la
llamada a determinar “lo relativo al estado civil de las personas y los consiguientes
derechos y deberes”, y ocurre que las uniones que se comentan, por más regulares y
estables que resulten ser, no han sido concebidas por el legislador colombiano como
constitutivas de un estado determinado, toda vez que aquel estatuto jurídico no contiene
norma alguna a través de la cual ello pueda inferirse.

En el año 2008, la Corte Suprema de Justicia (Sala de Casación Civil. M.P. Jaime
Alberto Arrubla Paucar. Bogotá, D.C., dieciocho (18) de junio del dos mil ocho (2008). Ref:
C-0500131100062004-00205-01, refiriéndose a la unión marital de hecho, expresa:

De lo dicho se sigue que la unión marital de hecho, al igual que el matrimonio, es una
especie de estado civil, pues aparte de no ser una relación cualquiera, no es algo que
sea externo a las personas que la conforman, por el contrario, trasciende a ellas, es
decir, a la pareja misma y a cada uno de sus miembros individualmente considerados,
con cierto estatus jurídico.

Nuevamente en el año 2008, la Corte Suprema de Justicia (Sala de Casación Civil,


M.P. Edgardo Villamil Portilla, Noviembre 11 del 2008, Expediente. No. 11001-02-03-000-
2008-01484-01), profiere la segunda sentencia en la que, bajo criterios de igualdad, evolución
social y normativa esta Corporación plantea que la unión marital de hecho sí constituye
estado civil para la persona y, por ende, así como existe el estado civil de casado o soltero,
también existe el de compañera o compañero permanente y por esto mismo es susceptible
acorde con la naturaleza del asunto de admitirse en un eventual recurso de casación, y precisó
que:

Normativamente se han introducido cambios que tienden a darle a la unión marital de


hecho un tratamiento jurídico equiparable o semejante al del matrimonio.

Si la familia se constituye por vínculos naturales o jurídicos, bien por la decisión libre
de un hombre y una mujer de contraer matrimonio, ya por la voluntad responsable de
conformarla, es claro que en un plano de igualdad, ambos casos deben recibir el mismo
trato y que “como el matrimonio origina el estado civil de casado, la unión marital de
hecho también genera el de “compañero o compañera permanente”, porque como se
advirtió, la Ley 54 de 1990 no se limita a definir el fenómeno natural en cuestión ni a
señalar sus elementos, sino que precisa el objeto de la definición, al nominar como
compañeros permanentes, ‘para todos los efectos civiles’, al hombre y a la mujer que
deciden en forma voluntaria y responsable conformarla.

Concluyendo, que la unión marital de hecho, al igual que el matrimonio, es una especie
de estado civil, pues aparte de no ser una relación cualquiera, no es algo que sea externo
a las personas que la conforman, por el contrario, trasciende a ellas, es decir, a la
pareja misma y a cada uno de sus miembros individualmente considerados, con cierto
status jurídico en la familia y la sociedad, estado que, como lo dicen los hermanos
Henry, León y Jean Mazeaud, ‘está… unido a la persona, como la sombra al cuerpo.
Más estrechamente todavía. Es la imagen jurídica de la persona’…”. (Auto de 18 de
junio de 2008, Exp. No. 0500131100062004-00205-01).

Un año después (2009), la Corte Suprema de Justicia, emite otro pronunciamiento


(Sala de Casación Civil, M.P. William Namén Vargas, Marzo 11 del 2009, Ref. Exp. No.
85001-3184-001-2002-00197-01), en la que se estudia si la unión marital de hecho entre
compañeros permanentes es imprescriptible, señalando:

La unión marital de hecho entre compañeros permanentes en cuanto se refiere a un


estado civil es imprescriptible, no así lo concerniente a la declaración judicial de
existencia de sociedad patrimonial derivada de la unión marital que sí es prescriptible.
En este orden de ideas, el caso concreto de esta sentencia que obedece a un caso de
secuestro, considera la Corte, que se vulneran los derechos humanos a la libertad, la
integridad y seguridad personales, inspirada en la salvaguardia de los secuestrados y
su núcleo familiar, inspirada en la declaración de derechos humanos y plasmada en la
Ley 986 del 2005, que protege a los compañeros permanentes, como quiera que para el
caso específico es una protección que se extiende a la familia del secuestrado.

Por su parte el Consejo de Estado (Sala de lo Contencioso Administrativo,


Consejero ponente: Camilo Arciniegas Andrade, Mayo 8 del 2006, Radicación No. 05001-
23-31-000-2005-08338-01(ac)), determina que sí hubo una discriminación respecto de la
compañera permanente quien ya había comprobado mediante sentencia judicial que tenía tal
calidad. Sin embargo, la entidad demandada quería imponerle una carga no establecida
legalmente, como era la apertura de la sucesión del causante, originando con esto una
evidente discriminación hacia la compañera permanente afectada y vulnerada igualmente en
sus derechos al mínimo vital.

En el año 2011, nuevamente el Consejo de Estado emite un pronunciamiento (Sala de


lo Contencioso Administrativo, Consejera ponente: María Elizabeth García González, Abril
28 del 2011, Radicación No. 19001-23-31-000-2010-00237-01(ac)), en el que ratifica que al
momento de reclamar la sustitución pensional las entidades administrativas no pueden
exigirle a la compañera permanente ciertas cargas que incluso se encuentran superiores a lo
establecido en la ley, pues se vulneraría el derecho a la igualdad, como es el caso en que se
suspende el pago de la pensión de sobrevivientes con el pretexto de que no se ha aportado a
la entidad demandada el documento que acredite la declaración de la unión marital de hecho
ante la autoridad competente. Asimismo, reitera que una cosa es la sentencia que declare la
unión marital de hecho para sus consecuentes efectos patrimoniales, y otra la mera
convivencia que debe acreditarse con el fin de que la compañera permanente obtenga el
derecho a la sustitución pensional.

Derechos hereditarios en materia sucesoral de los compañeros permanentes, frente a los de


los cónyuges de acuerdo a lo consagrado en la legislación y la jurisprudencia colombiana.

Realmente la jurisprudencia constitucional ha sido extensa y en su contexto ha


diferenciado la institución del matrimonio de la unión marital de hecho, sin equiparar los
efectos de una y otra. Pero, a partir del reconocimiento de esa diferencia, no es menos cierto
que ha amparado el derecho a la igualdad de las personas que en uno u otro caso, conforme
lo permite la Constitución, han constituido una familia.

Y es que la jurisprudencia constitucional ha precisado con suficiencia las diferencias


del matrimonio frente a la unión marital de hecho y ha sostenido “que el matrimonio y la
unión marital de hecho son instituciones con especificidades propias y no plenamente
asimilables, y no obstante, a partir del reconocimiento de estas diferencias, la Corte ha
amparado el derecho a la igualdad de las personas que en ambos casos han constituido una
familia”. (Corte Constitucional, Sentencia C-1035/08 M.P. Jaime Córdoba Triviño).

Es preciso resaltar lo señalado por Vergara (2009), quien ha expresado que


“tratándose de aspectos de carácter estrictamente patrimonial, se le han venido concediendo
a los compañeros permanentes similares derechos que los que tienen los cónyuges, no
obstante en materia sucesoral no sucede lo mismo, y se desconocen así principios como la
igualdad y la protección que constitucionalmente se le da a la familia, creada por vínculos
naturales o jurídicos”.

Haciendo referencia a los derechos hereditarios en materia sucesoral de los


compañeros permanentes, frente a los de los cónyuges de acuerdo estos se han consagrado
en el Código Civil Colombiano, en su libro tercero regula “De las sucesiones y de las
donaciones” donde se estructura toda la normatividad pertinente frente al derecho sucesoral
en Colombia, entendido como la facultad jurídica que tiene una persona, llámese heredero o
legatario para ser continuadora de la personalidad jurídica del causante.

En forma concreta los artículos 1046 y 1047 del Código Civil establecen quiénes
conforman el segundo y el tercer orden hereditario dentro de la sucesión intestada. En el
caso del segundo orden hereditario se encuentran sus ascendientes de grado más próximo,
sus padres adoptantes y su cónyuge; y el tercer orden, está conformado en ausencia de
descendientes, ascendientes, hijos adoptivos, o padres adoptantes, le sucederán sus hermanos
y su cónyuge. (texto subrayado fue declarado exequible por parte de la Corte Constitucional
en su Sentencia C-238 de 2012, siempre y cuando se entienda que ella comprende al
compañero o compañera permanente de distinto sexo o del mismo sexo que conformó
con el causante, a quien sobrevive, una unión de hecho).

Como se observa en el Código Civil se hacía una exclusión de los compañeros


permanentes frente a su derecho a heredar, es decir, se presentaba una desigualdad, pues se
consagraba el derecho a favor de los cónyuges pero no a favor de los compañeros
permanentes, lo cual quedo subsanado con la declaratoria de exequibilidad realizada por la
Corte Constitucional.

De conformidad con la Constitución Política la familia se conforma por “vínculos


naturales o jurídicos”, y a partir de esa conformación se derivan una serie de derechos
patrimoniales, y el derecho real de herencia es un derecho patrimonial, por lo cual no hay
razón para que quienes viven bajo la institución de la unión marital de hecho no cuenten con
esta protección legal.
Sin embargo, como se observa a lo largo de esta investigación ha sido por vía
jurisprudencial que las Altas Cortes se han pronunciado en repetidas ocasiones frente a
diferentes aspectos, pero en aras de buscar la igualdad entre los cónyuges o los compañeros
permanentes.

Además, en otros ámbitos, la legislación colombiana ha reconocido efectos jurídicos


a las situaciones patrimoniales generadas por la convivencia permanente entre dos personas
que no tengan un vínculo jurídico anterior con otra. Así, por ejemplo, se ha reconocido la
existencia de las uniones maritales de hecho y a ellas se les ha tratado para efectos
patrimoniales en forma similar a la sociedad conyugal con la declaración de existencia y
liquidación de la sociedad patrimonial entre compañeros permanentes. Así mismo de
reconocer alimentos al compañero o compañera permanente en el listado de personas que
aparecen en el Código Civil.

En el año 2006, se inició la discusión de este tema a través del Proyecto de Ley
número 013 de 2006 (Cámara), por medio del cual se reconoce igualdad de derechos
herenciales a los compañeros permanentes en las uniones maritales de hecho, se regulan las
obligaciones alimentarias entre ellos, se hacen los correspondientes ajustes a los órdenes
hereditarios y se dictan otras disposiciones, y el cual buscaba establecer la equiparación de
los compañeros permanentes frente a los cónyuges en los órdenes sucesorales contemplados
en el Código Civil, para lo cual se propone la adición de aquellos en los artículos 1045, 1046,
1047, 1051, 1054, 1073, 1132 y 1133 de dicho estatuto, se adiciona el artículo 2° de la Ley
54 de 1990 y se modifica el artículo 8º de esta última. Así mismo se propone adicionar el
artículo. 1040 del Código Civil, 1230, 1231, 1232, 1233, 1234, 1235, 1236, 1237, 1238 y
411 del mismo Código Civil; sin embargo, este no continuo con su trámite (Ley 5 de 1991,
artículo 190).

Como se observa, existen desigualdades frente a los derechos sucesorales de los


cónyuges frente a los compañeros permanentes, lo que en últimas a lo que conduce es a que
se desconozcan normas de rango constitucional, colocando de una manera desventajosa
frente al derecho real de herencia a quienes no han escogido el vínculo matrimonial para
formar familia.

Injusto es entonces, que por el hecho de mediar el matrimonio, siempre y cuando haya
vacancia del primer orden hereditario, se obtenga de manera automática vocación hereditaria,
pero si se es compañero permanente no se cuenta con ese derecho sucesoral.

Así entonces, para ajustarnos de manera apropiada a nuestra legislación, se hace


necesaria e indispensable la inclusión en los artículos 1047 y 1048 del Código Civil
Colombiano a los compañeros permanentes, dentro de los órdenes hereditarios del segundo
y el tercero respectivamente, para que cuando las mencionadas normas se refieran al cónyuge
también se indique “o compañero permanente”, articulando así igualdad de derechos
hereditarios frente a las personas que cobijadas por un mandato constitucional, deciden
conformar familia no bajo el vínculo del matrimonio, sino por la unión marital de hecho de
conformidad con las tantas veces mencionadas Ley 54 de 1990.

CONCLUSIONES

Con la promulgación de la Ley 54 de 1990 se le da estatus legal a las uniones maritales


de hecho y posteriormente, con la Constitución Política de Colombia de 1991 en su Artículo
42, se eleva este reconocimiento a rango constitucional, lo que le ha permitido a la Corte
Constitucional colombiana en sus providencias amparar los derechos que no habían sido
reconocidos previamente a estas parejas.

De lo analizado, hemos visto, que la legislación existente en el ordenamiento jurídico


colombiano es muy limitada pues únicamente reglamenta algunos aspectos patrimoniales
generales de la unión marital de hecho, dejando de lado otros, tales como alimentos,
seguridad social, herencia, porción conyugal, entre otros que deberían corresponderles a los
compañeros permanentes y/o sus descendientes.

Por su parte, la jurisprudencia constitucional si ha sido extensa y en su contexto ha


diferenciado la institución del matrimonio de la unión marital de hecho, sin equiparar los
efectos de una y otra. Pero, a partir del reconocimiento de esa diferencia, no es menos cierto
que ha amparado el derecho a la igualdad de las personas que en uno u otro caso, conforme
lo permite la Constitución, han constituido una familia

El reconocimiento de los derechos de las uniones maritales de hecho y de las familias


que estas conformen, al margen de la vía que utilicen para constituirla, ya sea a través del
vínculo matrimonial o de la unión marital de hecho, pues en ambos casos tienen el respaldo
de la legislación colombiana, la protección del Estado y el amparo constitucional, aunque se
requiere de una normatividad que reglamente puntualmente los derechos de las uniones
maritales de hecho, ya sean heterosexuales u homosexuales, con lo cual no se deja esta
función a la Corte Constitucional, pues su labor no es legislar sino preservar la integridad y
respeto de la Constitución Política de Colombia.

Luego del análisis de la Ley 54 de 1990 y del estudio de las sentencias de la Corte
Constitucional modificatorias de esta ley, aparece claramente establecido que los derechos
que hoy detentan los integrantes de estas uniones maritales de hecho en Colombia, los han
adquirido a través de las diferentes acciones que le han sido favorables en su petitum, y no
porque exista una normatividad al respecto.
Así entonces, para ajustarnos de manera apropiada a nuestra legislación, se hace
necesaria e indispensable la inclusión en los artículos 1047 y 1048 del Código Civil
Colombiano a los compañeros permanentes, dentro de los órdenes hereditarios del segundo
y el tercero respectivamente, para que cuando las mencionadas normas se refieran al cónyuge
también se indique “o compañero permanente”, articulando así igualdad de derechos
hereditarios frente a las personas que cobijadas por un mandato constitucional, deciden
conformar familia no bajo el vínculo del matrimonio, sino por la unión marital de hecho de
conformidad con las tantas veces mencionadas ley 54 de 1990.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Colombia. Cámara de Representantes. Proyecto de Ley número 013 de 2006. Por medio del
cual se reconoce igualdad de derechos herenciales a los compañeros permanentes en
las uniones maritales de hecho, se regulan las obligaciones alimentarias entre ellos,
se hacen los correspondientes ajustes a los órdenes hereditarios y se dictan otras
disposiciones.

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Colombia. Corte Constitucional de Colombia. Sentencia C-174 de 1996, M.P. Jorge Arango
Mejía.

Colombia. Corte Constitucional de Colombia. Sentencia C-283 del 2011, M.P. Jorge Ignacio
Pretelt Chaljub.

Colombia. Corte Constitucional de Colombia. Sentencia C-238 del 2012, M.P. Gabriel
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Colombia. Corte Suprema de Justicia de Colombia. Sala de Casación Civil. Proceso 2002-
197, M.P. William Namén Vargas.

Colombia. Corte Suprema de Justicia. Sala de Casación Civil. Proceso 2005-1672, M.P.
César Julio Valencia Copete.

Colombia. Corte Suprema de Justicia. Sala de Casación Civil. Proceso 2008-1484, M.P.
Edgardo Villamil Portilla.

Colombia. Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil. Proceso 2002-197, M.P.
William Namén Vargas.

Colombia. Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo. Proceso 2005-8338,


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Cámara de Representantes.

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patrimonial entre compañeros permanentes. Promulgada el 28 de Diciembre de 1990.

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1990 y se establecen unos mecanismos ágiles para demostrar la unión marital de hecho
y sus efectos patrimoniales entre compañeros permanentes.

Colombia. Ley 29 de 1982. Por la cual se otorga la igualdad de derechos herenciales a los
hijos legítimos, extramatrimoniales y adoptivos y se hacen los correspondientes
ajustes a los diversos órdenes hereditarios.

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