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Pregúntale a la Iglesia

Respuestas Bíblicas a
las objeciones protestantes

Autor Vincenzo Rutigliano

Imprimátur 2005. Monseñor Hildemaro Flores


Protonotario Apostólico, Vicario Gral. De Barquisimeto.

Presentación. Pbro. Antonio Larocca.

La doctrina de la Iglesia es fruto de la Sagrada Escritura, de la Tradición viva y del Magisterio. Jesús de
Nazaret fundamentó la revelación de si mismo, el Hijo enviado por el Padre y trasmisor del Espíritu, como la
Palabra anunciada, revelada y trasmitida, Palabra de salvación y de santificación que desde el comienzo de la vida
religiosa de Israel había marcado el alma del pueblo escogido a la espera de la realización de las promesas que la
ley y los profetas habían testificado.
El mismo ser humano a la espera de su completa restauración estaba anhelando que el verbo se hiciera
carne, tomando cuerpo de la Virgen de Israel, y se hiciera como uno de nosotros menos que en el pecado y así
volver adquirir la gracia perdida en la desobediencia inicial. Jesús inauguró el camino que los discípulos recibieron
y a su vez trasmitieron a las comunidades cristianas: desde los relatos sobre Jesús hasta las profesiones de fe (1 Cor
15, 1ss), desde los formularios litúrgicos (1 Cor 11, 23ss; Mt 28, 19) hasta las oraciones comunes (Mt 6, 9-13) y
hasta los himnos cristianos (Flp 2, 6-11; Ef 5, 14; 1 Tm 3, 16; Ap 7, 12 etc.); desde las reglas de vida que provienen
de Jesús hasta los esquemas de homilías bautismales (1Pe 1, 13…).
Esta es la tradición apostólica y la tradición de la Iglesia donde quedó fijada la norma de la Iglesia en el
Nuevo Testamento: “Guarda el depósito” (1 Tm 6, 20; 2 Tm 1, 12.14). De allí los sucesores de los apóstoles, los
obispos, en especial el sucesor de Pedro, con los colaboradores de ellos los presbíteros y diáconos, han mantenido
la conservación de este deposito de la fe, con sus enseñanzas por el magisterio y con la catequesis, dentro de la
comunidad eclesial, el nuevo pueblo de Dios, que sigue peregrinando en la tierra para alcanzar el definitivo
encuentro de Cristo con la humanidad redimida.
Pero todo este gran trabajo doctrinal que ya lleva dos mil años, bajo la dirección del Espíritu Santo y de los
cuidadores de la fe que son los Pontífices, se ha ido continuamente adaptando, sin perder su originalidad, a las
necesidades históricas, culturales, sociales del mundo, de manera que siempre se ha podido encontrar la manera de
motivar a la fe, la esperanza y la caridad a todo hombre necesitado de descubrir la verdad.
Esta publicación es un esfuerzo sencillo, práctico, actualizado, con preguntas y respuestas de un laico, de
Vincenzo, esposo y papá feliz, que, acompañado por sus pastores, ha querido compartir su experiencia espiritual y
así motivar la confianza en los demás laicos en esa misma búsqueda interior que repite: “Donde está tu Dios?”.
Un dialogo en la fe y en la convicción que la Palabra no ha dejado de encarnarse en nosotros, como en
María-Iglesia viva, Palabra-Pan Diario, que se hace cada vez Eucaristía y Reconciliación en cada uno y entre
nosotros, Palabra motivo de liberación del pecado personal y social, Palabra compromiso eclesial de vida en la
caridad, y esperanza cierta que nos abre las puertas del miedo cuando nos hundimos bajo el peso de nosotros
mismos, de nuestro orgullo, soberbia materialista y tecnológica.
Es un aliciente para creer que todavía se puede vivir la fuerza del amor y no el amor a fuerza, frente a los
obstáculos y tropiezos que la razón y los sentimientos humanos nos propinan día a día.

Buena lectura!

Padre Antonio Larocca SMC.

Dado en Barquisimeto el día 15 de septiembre, del 2006, día de Nuestra Sra. de los dolores.
Capitulo I: Las Imágenes

1. ¿Dios prohíbe que tengamos Imágenes?


Dios en la Biblia no prohíbe las imágenes, y por el contrarío en la Biblia manda a hacer numerosas
imágenes: "Haz el primer querubín en un extremo y el segundo en el otro. Los querubines formarán un
cuerpo con el propiciatorio, en sus dos extremos. Estarán con las alas extendidas por encima, cubriendo con
ellas el propiciatorio, uno frente al otro, con las caras vueltas hacia el propiciatorio" (Éxodo 25,19-20).
Es que si Dios ha hecho al hombre a su imagen y semejanza entonces ¿Por qué va a condenar todas las
imágenes? Dios permite el uso de imágenes para el uso de las practicas de fe o religión, por ejemplo, manda hacer
la Imagen de un Arca (algo que esta en las aguas), para guardar venerablemente las tablas de la ley, según se lee en
Exodo 25, 10-16, seguidamente en los versículos 17-20 ordena realizar esculturas de querubines (seres que están
arriba en el cielo) para acompañar el Arca de la Alianza en el lugar Santísimo de la Morada (cf Ex 26, 31-33) y en
otra ocasión manda a hacer la imagen de una serpiente (un ser de la tierra) como se lee en Números 21, 7-9, para
que al mirar esta imagen de bronce, recobrarán la salud aquellos que habían sufrido mordeduras de culebras en el
desierto. Lo que la Biblia condena es creer en falsos dioses, y dar culto a las imágenes de los falsos dioses o ídolos,
en Éxodo 20, 3-4 se prohíben las imágenes de “otros dioses” es decir los dioses del politeísmo, pero esta
prohibición no abarca todas las imágenes, solamente la de los ídolos o dioses ajenos (cf Ex 20,3; Dt 5,7), pues en la
Biblia no hay contradicción, Dios admite las imágenes incluso en su Templo (I Reyes 6,23) y en el fondo esto lo
saben y lo comparten todas las denominaciones cristianas, fíjense ¿No contienen imágenes las portadas de sus
libros, revistas y casetes? incluyendo las sectas que más nos critican en este punto ¿No distribuyen folletos llenos
de Imágenes de seres terrenales y celestiales? y cada vez que visita nuestras ciudades sus conferencistas o cantantes
destacados ¿No inundan la ciudad con sus estampas? Y si las sectas pueden tener las imágenes de sus pastores,
fundadores, conferencistas y cantantes esparcidas en miles de afiches y volantes por toda la ciudad ¿Como es que,
no se puede tener la imagen del verdadero Pastor, o la de su Mamá o la de sus amigos? Si el Arca de la Antigua
Alianza fue considerada tan sagrada por contener la ley, entonces María la Madre del Señor, que contiene el Verbo
de Dios por nueve meses, y contiene la gracia de una Alianza más perfecta, pues el la “llena de gracia”, ¿Por qué
no tenerla por santa y sagrada? ¿No es acaso María la verdadera Arca de la Nueva Alianza? ¿Es que somos salvos
por la ley o por la gracia? En el Antiguo Testamento, el Arca de la Alianza (Exodo 25, 2 Samuel 6), era el lugar de
la presencia de Dios. Los Israelitas llevaban el Arca de la Alianza en las batallas para tener con ellos el poder de
Dios. El Pueblo de Dios llevo en procesión El Arca cuando Dios derrumbó las murallas de Jericó (Josué 6); y
cuando derrotó a los filisteos en muchas batallas (Números 10, 35). La Virgen María es la madre de Dios (Lucas
1:43). Es por eso que, de forma análoga, llamamos a la Virgen el Arca de la Nueva Alianza, pues Ella es la
“theotokos” portadora de Dios en su bendito vientre (cf Lucas 1:35).

Reflexionemos que imágenes se admiten en la Biblia y cuales se condena, ¿Cuales apreciamos? Y cual es su uso
más correcto. Las sectas critican no solamente las Imágenes que usamos los Católicos en nuestros templos, sino en
algunos casos, también las de nuestros próceres o héroes patrios, que tenemos en nuestras plazas o panteones, pero
la imagen de los mismos próceres que aparecen en las monedas y billetes, esas si las admiten y con gran aprecio en
algunos casos, como los mismos Fariseos (Mt 22,20-21; Lc 16, 13-15).
2. ¿El Templo de Dios del Antiguo Testamento tenía Imágenes y Cosas Sagradas?.

Si tenía y muchas, para inspirar reverencia y respeto, como símbolos sagrados, del lugar de Adoración a
Yahveh; todas las siguientes citas Bíblicas dan fe de eso: I Crónicas 26,20; I Reyes 6,22-29; II Reyes 19,15;
Ezequiel 41,18-25; Judit 8,24; y en el Nuevo Testamento en Hebreos 9,3-5 también describe las Imágenes del
Templo. "Dedíquense ahora de todo corazón y con toda su alma a buscar al Señor, su Dios. Prepárense a
edificar el Santuario del Señor, su Dios, a fin de trasladar a la Casa que se va a edificar para el Nombre del
Señor, el Arca de la Alianza del Señor y los utensilios consagrados a Dios." (I Crónicas, C 22, v 19). El Arca es
señal de la primera Alianza. Moisés la hizo construir mientras guiaba a los hebreos a través del desierto, con el fin
de que fuera morada de Dios en medio de su pueblo, ya que Dios había venido a habitarla. Exodo 25,10. Una nube
iluminaba y cubría la Carpa del Encuentro, que contenía el Arca de la Alianza y la Gloria del Señor llenaba la
morada. La nube que se hallaba por encima, significaba la trascendencia del Dios inaccesible y la Gloria que
emanaba por dentro, lo presentaba en su inmanencia, es decir, en su familiaridad, en su comunicación, haciendo
Alianza con su Pueblo. Una vez construida el Arca, Moisés la colocó bajo una carpa, semejante a la del pueblo
peregrino, para recordarles que los hombres necesitan de Dios y que Dios está con ellos, al alcance de sus vidas.
Finalmente se construyó el Templo de Jerusalén y fue llevada el Arca al interior del Templo. Dentro del mismo y
en torno al Arca, el pueblo judío actualizaba su Alianza con Dios.

El Rey Salomón, al edificar la Casa de Dios, el Santo Templo, y por medio de la Sabiduría de Dios: "Esculpió
todo en torno los muros de la Casa con grabados de escultura de querubines, palmeras, capullos abiertos, al
interior y al exterior" (I Reyes 6,29). "En el interior de la sala del Santo de los Santos hizo dos querubines,
de obra esculpida, que revistió de oro" (II Crónicas 3,10). Estas Imágenes de Ángeles y demás esculturas
sagradas, que estaban en el primer Templo de Dios (reflejo de su majestad y grandeza), y el segundo Templo o
reconstruido (Lee Ezequiel 41,18-19) son el modelo Bíblico para nuestros templos cristianos, que deben tener lo
mejor de nosotros mismos, de nuestro arte y cultura, para nuestro Dios.

El Arca de madera era un símbolo (Exodo 25, 10-16); la profecía se cumple en María. (Lucas 1:35). Ella se
convirtió en la nueva morada de Dios hecho hombre, para una Alianza Nueva, la Alianza de los últimos tiempos
(Apocalipsis 1,119). Se transformó así en el Arca de la Alianza viviente que es Jesús. El Arca de Moisés era tan
sólo un mueble de madera; María es un ser humano, que recibe a Dios como Madre amante y Santa, ya que el Hijo
de Dios es ahora su Hijo. Esta humilde y discreta presencia del Hijo de Dios, concebido y formado humanamente
por obra del Espíritu Santo en María, reemplaza la gloria luminosa que rodeaba el Arca primitiva. El Apocalipsis,
capítulo 12, la Mujer es el Arca de la Alianza, esta es la Iglesia y también es María, que hace batalla contra el
Dragón. Las referencias Bíblicas, hay que entenderlas en su conjunto, es decir revisando el contexto: todo lo que la
Santa Biblia dice respecto a un tema, para no equivocar o torcer, el sentido del Libro Sagrado, por eso la Iglesia
nos recomienda, tener el habito de leer con mucha frecuencia la Palabra de Dios, para evitar caer en el error de
apostatar (renegar) de la fe en Jesucristo. La apostasía es un horrible pecado que consiste en renegar del depósito
de la fe, de la Iglesia que Jesús fundó, después de haber pertenecido a la misma, por medio del Bautismo.

3 ¿No es lo mismo Imagen que Ídolo?


Claro que no, la imagen es un retrato, escultura o fotografía de algo o alguien, mientras que los ídolos son
dioses falsos, inventados o dioses ajenos como dice Jeremías 24,6 la idolatría consiste en adorar algo o alguien
distinto del Dios verdadero, en otras palabras es creer que un ser creado o una cosa, es el Dios Creador, este
pecado se refiere tanto al politeísmo y al panteísmo o cualquier otra religión contraria a la Fe en Dios: Padre, Hijo
y Espíritu Santo. Según San Pablo de este terrible pecado de la Idolatría debemos huir (Lee I Cor 10,14).
Un ídolo es aquello que un falso adorador (o idolatra) lo coloca como centro y fin de su vida, que puede
ser por ejemplo: El dios Dinero (Lc 16,13; Sir 31,7), la Corrupción (Ex 20,15), el Ateísmos, el Aborto provocado,
la Eutanasia (Ex 20,13), el Sectarismo, un Gurú o mago (Gal 5,20), la Astrología (Dt 18,10), la Superstición, el
Espiritismo (Dt 18,11), la Drogadicción, la Prostitución (I Cor 6,15-20; Col 3,5-6), el Hedonismo o dios Placer
(Gal 5,19-21), y aquellos dioses paganos esotéricos de las religiones politeístas y panteístas de la india, orientales y
asiáticas, que también son representados en pintura o escultura, oro y plata, que son los condenados por la Biblia en
Éxodo 20,3-5, las imágenes de estos dioses falsos son ídolos, pero no cualquier imagen es un ídolo, sabiamente la
Iglesia explica que: "El primer mandamiento condena el politeísmo, exige al hombre no creer en otros dioses que el
Dios verdadero, y no venerar otras divinidades que al único Dios..." (CIC * 2112). La Biblia prohíbe
terminantemente los ídolos (Ex 20,3; 34,14; Dt 4,28; 5,6-9), pero admite las imágenes (Ex 25,18; 37,7; Nm 7,89;
21,8; Jue 17,4; I Re 6,27) escudriña la Biblia, sin flojera y aprenderás la realidad, completa.

4. ¿Los Profetas y los Israelitas oraban a Dios, frente a Imágenes?.


En el Antiguo Testamento nos damos cuenta que tanto Moisés como los otros profetas, rogaban a Dios
frente a las imágenes en el lugar Santísimo de la Tienda o Tabernáculo del Encuentro donde estaba el Arca del
Testimonio en los tiempos de Moisés, y en el Santo de los Santos, lugar central del Templo en los tiempos de
Salomón y siguientes. Pero la oración que se hace frente a una imagen no va dirigida a la imagen sino a Dios, claro
que estás Imágenes eran tenidas por cosa santas o “sacratísimas” (cf Éxodo 30,29), pero eso no significa que ellos
las adoraban; ellos las veneraban con toda reverencia y fervor, como vemos: "Cuando Moisés entraba en la
Tienda del Encuentro para hablar con El, oía la voz que le hablaba de lo alto del propiciatorio que está sobre
el Arca del Testimonio, de entre los dos querubines. Entonces hablaba con El" (Números 7,89). Se narra en el
capitulo nueve del libro de los Números, que Dios se manifestaba extraordinariamente en dicho Tabernáculo, y
obra prodigios allí donde estaba el Arca y las imágenes de ángeles, y entonces porque extrañar que hoy obre igual,
estos dos querubines, que estaban en el Tabernáculo de Reunión de Dios con Moisés, son imágenes (escultura) de
los dos ángeles, que Dios ordenó hacer a Moisés en Éxodo 25,19-20.
La Biblia cuenta el largo peregrinar del Pueblo de Israel con el Tabernáculo, y las distintas procesiones
con el Arca de la Alianza, la más solemne: Cuando en medio de oraciones, cánticos, danza, salterio, trompetas,
sacrificios, holocaustos y ofrendas de paz, el Rey David trae el Arca de la Alianza a Jerusalén (Lee 2 Samuel 6,12-
23 y 1ra Crónicas 15,23 ss).
El Rey Salomón recibió del Señor gran sabiduría y un corazón entendido (cf 1 Re 3,11), y luego edificó el
Templo de Dios, por la voluntad divina (cf 2 Sa 7,12-13; 1 Cr 1,11-12; 1 Re 5,5) “Hizo también en el lugar
Santísimo dos querubines de madera de olivo, cada uno de diez codo de altura” (1 Reyes 6,23) Salomón colocó
estas esculturas de querubines, en la Casa de Dios (cf I Re 6,27) por tanto todas las oraciones o cultos que se
realizaron por cientos de años en este sagrado Templo, se realizaron frente a estas imágenes de ángeles querubines
y otras que también menciona la Escritura, claro que la reverencia que se le rinde a estas sagradas imágenes, es
indirecta porque no va dirigida la oración a la imagen como una realidad independiente, sino que la oración y la
veneración van dirigidas las realidades que esas imágenes representan. La Escritura menciona incontables
personas que postrados en el Templo donde existían imágenes oraban al Señor, por cierto, sin caer en ningún tipo
de idolatría, y que son modelo que demuestra que la Iglesia Católica tiene la razón, y los profetas lo demuestran:
“Hizo Ezequías esta plegaria ante Yahveh: «Yahveh, Dios de Israel, que estás sobre los Querubines, tú sólo
eres Dios en todos los reinos de la tierra, tú el que has hecho los cielos y la tierra” (II Reyes 19,15). Para
profundizar es bueno repasar estas citas, leyéndolas directamente de tu Biblia, siempre con un diccionario a la
mano para entender las palabras desconocidas, para los que les gusta escudriñar buscar también Nm 9,15-25; Ex
40,34-38; Lv 22,15-16; I Re 6,23-35; I Re 7,25-51; II Re 19,15; Sal 99,1 y las respectivas concordancias.

5. ¿Que es la Idolatría?
La Idolatría es un pecado, consiste en adorar falsos dioses, creer en el politeísmo; creer que "todo es dios"
sin distinción entre lo creado y el creador (panteísmo); creer que no existe un creador (ateísmo), que es negar la
existencia de Dios, o vivir como si Dios no existiera (paganismo), otra forma de idolatría que es el materialismo
practico, actualmente los mayores ídolos, que apartan a la humanidad de Dios son: El Dinero como único sentido
de la vida (Sir 31,5-7), el Aborto provocado, como culto máximo al libertinaje, al facilismo y a la vida inmoral, el
Hedonismo que es la búsqueda desordenada del Placer, por el placer mismo, y muchos otros como las Drogas, la
Eutanasia, la Superstición, el Espiritismo, la Astrología, y toda clase de esoterismo. Los apóstoles combatían el
politeísmo tan extendido en aquella época con palabras como estas: "Para nosotros no hay más que un solo
Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas y para el cual somos; y un solo Señor, Jesucristo, por quien
son todas las cosas y por el cual somos nosotros" (I Cor 8,6).
Dios se merece la prioridad en nuestras vidas, y nuestro amor sobre toda las cosas, y la idolatría es robarle
el primer puesto a Dios, y darle ese lugar a otras cosas o ídolos, es tener otra razón de vivir principal en nuestras
vidas, que nos separa del Dios verdadero. La Iglesia Católica siempre a combatido toda clase de idolatría, las sectas
nos acusan de ser idólatras por tener errados conceptos, y confusión de los términos.
El Primer Mandamiento referido a la adoración a Dios, prohíbe tener varios dioses (Ex 20,1-3), es decir
condena la Idolatría, sobre este mandamiento el Mesías nos explica: “Jesús le contestó: El primer mandamiento
es: Escucha Israel: El Señor nuestro Dios es un único Señor. Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón,
con toda tu alma, con toda tu inteligencia y con todas tus fuerzas" (Marcos 12,29-30). Adorar según el
Maestro involucra nuestro Corazón: “Amarás al Señor tu Dios” sobre todas las cosas, nuestra Alma: aceptarlo
desde lo más profundo de nuestro interior como nuestro creador y salvador, nuestra Mente: el conocerle según se
nos ha revelado como creador, todopoderoso y eterno con toda nuestra inteligencia, y nuestras Fuerzas: es decir
vivir en función de servirlo y glorificarlo en espíritu y verdad. La idolatría rechaza el único Señorío de Dios, y el
amor y la fidelidad debidas a Él, es por tanto incompatible con la comunión divina. La Santa Biblia también
vincula la Idolatría con la perversión, inmoralidad sexual, la avaricia o el amor al dinero: “Por tanto, mortificad
vuestros miembros terrenos: fornicación, impureza, pasiones, malos deseos y la codicia, que es una idolatría
todo lo cual atrae la cólera de Dios sobre los rebeldes” (Col 3,5-6). De las anteriores citas podemos concluir
que: “La idolatría no se refiere sólo a los cultos falsos del paganismo. Es una tentación constante de la fe. Consiste
en divinizar lo que no es Dios...” (CIC N* 2113).
“Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus
fuerzas”. Nuestro gran anhelo, nuestro mayor amor, nuestra adoración y fidelidad van dirigidas a la Santísima
Trinidad, Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo; nuestro deseo, nuestro objetivo y nuestra principal ocupación, debe ser
formar a Jesús en nosotros y hacer que en nuestros corazones reine su espíritu, su devoción, sus afectos, sus deseos
y sus disposiciones. Toda nuestra vida de fe debe tender a eso. Tal es la tarea que Dios nos ha confiado para que
trabajemos en ella constantemente. “Pues en esto consiste el amor a Dios: en que guardemos sus
mandamientos. Y sus mandamientos no son pesados, Juan 5:3.
“Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Amor que ha de manifestarse en la misericordia con todos, en la
caridad, comprensión, sentimental y con obras concretas, “ Si alguno dice: «Amo a Dios», y aborrece a su
hermano, es un mentiroso; pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios a quien no
ve. , I Juan 4:20 Solo en Cristo, con su ayuda podemos amar, según las exigencias evangélicas, incluso a
quienes nos odian y calumnien, “y vivid en el amor como Cristo os amó y se entregó por nosotros, como
oblación y víctima de suave aroma. Efesios 5:2. San Luis Griñon lo Resumen cuatro preposiciones: 1. Hacer
todo como Jesucristo, como esclavo de amor. 2 Realizar todo en Jesucristo, con su ayuda y fuerza. 3. Obrar
por Jesucristo, es decir por orden de Dios, cumpliendo su evangelio. 4. Hacerlo todo para Jesucristo, es decir
para su gloria y honra.

6. ¿Los Católicos Adoramos a las Imágenes?


Los Católicos veneramos las Imágenes de Dios y de quienes han tenido una santa amistad con Él, pero no
las adoramos, por supuesto que no, porque los Católicos adoramos únicamente a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo,
un solo Dios Verdadero en tres Divinas Personas. La Biblia prohíbe adorar a alguien distinto a Dios, como lo
recalca Cristo en el Evangelio (Mateo 4,10 y Lucas 4,8) y la Iglesia Católica quien la recopiló y canonizó los libros
de la Biblia, que es estudiosa, practicante y maestra de la Sagrada Palabra no puede hacer algo contrario a lo que
en ella está escrito. Los católicos no tenemos varios dioses, nuestro credo es conocido: “Creo en un solo Dios...”
Los cristianos católicos somos reverentes ante las cosas Sagradas, veneramos las imágenes, porque nos
recuerdan a Dios, y a sus amigos los ángeles y los Santos, y nos remontan a los momentos más sublimes e
importante de la historia de la Salvación. Las imágenes son un instrumento de inspiración y para expresar los
hechos más importantes de la Vida del Mesías y sus seguidores. Además la reverencia y la oración realizada frente
a las imágenes sagradas, se dirigen a Dios o las santas personas que ellas representan, no al la imagen en sí misma,
como una realidad aparte, como en el Templo bíblico (I Crónicas 26,20; I Reyes 6,22-29; II Reyes 19,15; Judit
8,24; Ezequiel 41,18-25; Hebreos 9,3-5 ).
Algunos protestantes, por no conocer el verdadero significado de la Palabra: “Adoración” nos acusan de
adorar imágenes, santos y ángeles, porque las sectas no hacen diferencia entre las palabras "adorar, alabar y
venerar", y para confundirnos nos dicen que solo a Dios podemos "adorar, alabar y venerar", cuando en realidad, a
todos los seres de la creación podemos alabar (cf Gn 1,31), y Dios que exalta a los humildes (Lc 1,52) en su
Palabra nos manda que veneremos a sus Siervos (cf Lv 8,7; Isaías 22,21-22; Lc 1;75;), a los Sacerdotes (Ex 40,12-
15; Isaías 61,6; Eclesiástico. 7,30-31), a los lugares sagrados (cf Ex 3,5; Dt 12,11), a los tiempos solemnes (Lv
23,4; 25,10-13), a las cosas sagradas (Ex 40,9-11), a las imágenes (Ezequiel 41,18-19), a las fechas santas (cf Ex
30,30; Nm 9,2) y a las cosas santas (cf Éx 30,22-29; 40,34-38) y a los ángeles (I Re 6,23), y la Adoración si es
solo para: Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo (cf Lc 4,8). Además con consultar cualquier diccionario o enciclopedia
nos damos cuenta que las palabras adorar, alabar y venerar, tienen cada una un significado propio y distinto, por
ende implicaciones diferentes.
El Evangelio nos específica lo que significa adorar: “Jesús dijo: “Amarás a l Señor tu Dios con todo tu
corazón, con toda tu alma y con toda tu mente” (Mateo 22,37), donde Adorar no es simplemente arrodillarse, no
es algo tan sencillo, es mucho más que gestos externos, adorar involucra todo nuestro ser, nuestro Corazón (amar a
Dios sobre todas las cosas), nuestra Alma (aceptarlo en nuestro interior más profundo como nuestro creador y
salvador), nuestra Mente (el conocerle según se nos ha revelado Todopoderoso creador de cielo y tierra, toda
nuestra inteligencia y sabiduría) y nuestras Fuerzas (es decir todo el esfuerzo de nuestras facultades corporales y
espirituales) esa es la Adoración que Jesús nos enseña al explicar la cita de Exodo 20,1 referida a la Adoración a
Dios y la prohibición de los ídolos: "Jesús le contestó: El primer mandamiento es: Escucha Israel: El Señor
nuestro Dios es un único Señor. Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu
mente y con todas tus fuerzas" (Marcos 12,30), los Católicos profesamos el amor a Dios por encima de todas
las cosas y personas, cuando se venera a sus discípulos nadie tiene en Mente que San Pablo creo el cielo, o la
Virgen la Tierra, o que san Lucas sea todopoderoso.
El no respetar a Dios es una Blasfemia, el profanar las cosas y lugares Sagrados es un sacrilegio, y va en
oposición a los tres primeros mandamientos, no podemos ser amigos de Dios, mientras despreciamos sus cosas
santas. Como creyentes debemos respetar las cosas santas, porque de los contrario caeríamos en ese grave pecado
que se denomina "profanación" y en la Biblia leemos: "No profanen, pues, las cosas sagradas de los israelitas,
reservadas para Yahveh" (Levítico 22,15) "Porque los que guarden santamente las cosas santas, serán
reconocidos santos, y los que se dejen instruir en ellas, encontrarán defensa" (Sabiduría 6,10). Es importante
recordar que el Honor tributado a las Imágenes sagradas es una “veneración respetuosa”, no es adoración que solo
corresponde a Dios, y los honores que rendimos a las imágenes es indirecto, pues van dirigidos a las personas que
ellas representan, y no a la imagen como una realidad independiente.

7. ¿Porque la Biblia resalta tanto que las Imágenes ni hablan ni ven ni oyen?
La Biblia lo hace en forma sumamente pedagógica, para educar y culturizar a los pueblos antiguos, que
eran sometidos por ideas politeístas y esotéricas, porque hace más de 2.000 años, cuando se escribió el Antiguo
Testamento, por lo primitivo de la cultura, ciencia y tecnología de esa época, los pueblos paganos fácilmente
atribuían a las imágenes las facultades de poder: comer, hablar, ver y oír, y realizaban toda clase de sacrificios ante
los dioses esotéricos, motivando a los súbditos por medio de la superstición, el temor, y la ignorancia. Por ejemplo,
en esos tiempos existía un Ídolo llamado "Moloc", representado con grandes ojos y una enorme boca, dentro de la
cual tenía un horno, y nos cuenta Jeremías 32,35, que en brasas ardientes sacrificaban a los niños recién nacidos,
dentro de la boca de ese terrible ídolo, para satisfacer el supuesto apetito de Moloc, y lograr sus favores. El Antiguo
Testamento, no prohíbe tener imágenes, sino la superstición, el fetichismo e idolatría que van asociada a las
imágenes de los dioses falsos o ajenos (Ex 20,2; Dt 12,29-30).
Otra prueba de lo que escribo, está en el capitulo 14 del Libro de Daniel, que narra: todo lo que tubo que
hacer el profeta (cuanto trabajo y ocurrencias), para convencer al pueblo Persa y a su rey, que la estatua de su ídolo
Bal que tenían, no consumía alimentos, ni bebía, vasta leer el maravilloso capitulo 14 de Daniel, para darnos cuenta
el grado de ingenuidad de los pueblos paganos, y la necesidad de luces e instrucción que tenían, por eso Dios por
medios de sus profetas, venia a sanar la ignorancia, develándoles la verdad.
Hoy día, la Santa Iglesia sigue condenando todas las formas de idolatría modernas, con la misma
insistencia y energía que la Biblia, defendiendo a los niños de toda raza, lengua y nación, desde el momento de su
concepción en el vientre materno, y condenando el sacrificio de los indefensos, el aborto provocado,
lamentablemente tan difundido, con el que asesinan millones de niños inocentes, para satisfacer al voraz apetito de
los ídolos de la Comodidad, el Facilismo, el dios Placer y al súper dios Dinero, tan adorados o mejor dicho tan
idolatrados hoy en día, en tiempos que se propaga el mal, la apostasía y el proceso de contestación al magisterio de
la Iglesia.
El Antiguo Testamento nos recuerda también que Dios ordenó hacer imágenes de ángeles, querubines,
arca, palmeras, bueyes de bronce y hasta una culebra, como señal, símbolo y recordatorio venerable de su santa
acción y enseñanza, demos en respuesta el justo valor, y el correcto uso a nuestras santas imágenes, y combatamos
toda superstición, idolatría y fetichismo, sobre todo con el buen ejemplo, como verdaderos cristianos debemos
mantenernos siempre en comunión con la Iglesia Católica, la única que nuestro Señor Jesús edificó, dóciles a la
pedagogía de Dios nuestro Padre, para que como su Palabra, seamos también nosotros Luz y Guía para todas las
naciones, por medio del Espíritu Santo, amén.
En la Encarnación de Jesús, explica San Juan: "Aquel que es la Palabra se hizo hombre y vivió entre nosotros,
lleno de amor y verdad. Y hemos visto su gloria, la gloria que como Hijo único recibió del Padre." (1,14) Este
pasaje nos brinda la oportunidad de aclarar muchas dudas en cuanto a las imágenes: Si Dios se ha hecho hombre y
ha tomado carne realmente humana. Dios se ha hecho visible. Por lo tanto ha sido superada con Cristo la idea del
(Deuteronomio 4,15), pues Dios se ha hecho visible a través de Jesucristo.

8. ¿Debemos odiar la cruz porque ella fue el arma por la que murió Jesús?
Por su puesto que no, en primer lugar Jesús murió en una cruz, por nuestros pecados y rebeldías (Isaías
53,9-12; I Pedro 2,24), tenemos que repudiar al pecado y mas no a la cruz, que no fue la causante de la muerte.
Además debemos tener en alto estima la cruz, por ser un instrumento sagrado de Salvación: “Y reconciliar con
Dios a ambos en un solo Cuerpo, por medio de la cruz, dando en sí mismo muerte a la Enemistad” (Efesios
2,16). Para los Católicos la cruz de Cristo es motivo de orgullo y veneramos la cruz, imitando a San Pablo, que
expresa: “En cuanto a mí ¡Dios me libre gloriarme si nos es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por la
cual el mundo es para mí un crucificado y yo un crucificado para el mundo!” (Gálatas 6,14). La Cruz es
Señal de salvación: Jesús mismo comparó su crucifixión con una imagen de serpiente en bronce que realizó Moisés
como señal para recobrar la salud y la vida en Núm 21,8-9 para aquellos que habían estado expuestos a ataques de
serpientes: “Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea
levantado, para que todo el que en él cree no se pierda, más tenga vida eterna” (Juan 3, 14-15).
Claro que no debemos odiar la cruz, eso seria un gran pecado de irreverencia o profanación, que nos
conduciría a la perdición, como lo advierte el mismo San Pablo: “Hermanos, sed imitadores míos, y fijaos en los
que viven según el modelo que tenéis en nosotros. Porque muchos viven según os dije tantas veces, y ahora
os lo repito con lágrimas, como enemigos de la cruz de Cristo, cuyo final es la perdición, cuyo dios es el
vientre, y cuya gloria está en su vergüenza, que no piensan más que en las cosas de la tierra” (Filipenses
3,17-19). Por eso, debemos honrar la cruz, y regocijarnos por el misterio redentor, que en ella ocurrió: “Pues la
predicación de la cruz es una necedad para los que se pierden; mas para los que se salvan, para nosotros,
es fuerza de Dios” (I Corintios 1,18).
Algunas Sectas nos objetan, diciendo que no debemos presentar a Cristo crucificado, porque está
resucitado, pero con la Biblia les respondemos: “Nosotros proclamamos un Mesías crucificado: para los judíos
¡qué escándalo! Y para los griegos ¡qué locura! Pero para los que Dios ha llamado, judíos o griegos, este
Mesías es fuerza de Dios y sabiduría de Dios” (I Cor 1,23-24). Además la predicación de la Iglesia al presentar a
Cristo crucificado, no quiere negar con eso que Cristo resucitó a tercer día según las Escrituras (cf I Cor 15,3-4)
como reza nuestro Credo Católico llamado “De los Apóstoles”, porque si el Mesías no a resucitado vana sería
nuestra fe (I Cor 15,17), la “predicación de la cruz” lo que quiere resaltar es que tanto amó Dios a la humanidad
que entrego a su Único Hijo a ese tormento, para rescatarnos del pecado y darnos la salvación eterna (Lee Juan
3,16-17; Rom 5,8).
Algunas sectas, no solo desprecian la cruz en el sentido material, sino en su dimensión más profunda,
viendo el sufrimiento humano como una maldición de la cual Dios está obligado a librarnos, en la fecha y hora de
sus cultos, sin tomar en cuenta el “Hágase tu Voluntad” que nos enseñó Jesús (cf Mt 6,10; Mc 14,36) y olvidando
que si hemos padecido con Cristo, gozaremos con Él en la gloría (cf Rom 8,17; II Cor 4,10-18), el cristiano no
puede odiar la cruz del sufrimiento, por el contrarío debe verla en un sentido redentor, gloriarnos en el sufrimiento
(cf Rom 5,1-5) como los Apóstoles que consideraron un privilegio poder padecer por Cristo (cf II Cor 12,10; Fil
1,29-30), no por masoquismo (lo cual sería un pecado), sino para unirse a la única obra redentora de Cristo, como
el mismo San Pablo, que dice: “Ahora me alegro por los padecimientos que soporto por vosotros, y completo
en mi carne lo que falta a las tribulaciones de Cristo, en favor de su Cuerpo, que es la Iglesia” (Col 1,24),
porque si padecemos juntamente con Jesús, es para ser junto con Él glorificado (Lee Rom 8,17; II Cor 4,17). Es
bueno pedirle a Dios para que nos sane, y por los méritos de Cristo somos sanados y liberado de todo mal, pero no
podemos despreciar en ningún modo, la Cruz de Cristo, en atención al Santo Evangelio que además de atribuirle
una Bienaventuranza (Mt 5,4) repetidas veces nos narra que: “Jesús a sus discípulos: «Si alguno quiere venir en
pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame” (Mateo 16,24).

9. ¿Qué significa la Cruz en la Biblia?


Hoy hay muchas personas, que como los discípulos camino a Emaús se escandalizan de la Iglesia, porque
creen que la cruz es derrota, a todos ellos Jesús les sale al paso y les dice: ¿No era necesario que el Cristo
pareciera eso, y entrara así en su gloría? (Lucas 24,26). Entonces para el creyente, la Cruz es la puerta angosta,
referida por Cristo (cf Lucas 13,24), que nos conduce a la gloría eterna. La Cruz nos recuerda el amor divino (Juan
3,16; Gálatas 2,20) que Jesús es el Buen Pastor y Amigo fiel, que da su vida su vida por sus amigos (Juan 15,13),
pero además de recordatorio la Sagrada Biblia, denomina a la Cruz de Cristo como:
Instrumento de reconciliación (Efesios 2,16). Resumen del Evangelio (I Corintios 1,17-18). Fuerza de
Dios (I Corintios 1,18). Vida del Creyente (Gálatas 2,20). Señal del Cristiano (Mateo 16,24; Lucas 14,27).
Sentencia absolutoria (Coloneses 2,13-14). Sello de los Siervos de Dios (cf Ap 7,3; Ez 9,4). Icono de Salvación
(Juan 3,14-15). Señal del Hijo del Hombre (cf Mateo 24,30). Señal de contracción (I Cor 1,23-24; Lc 2,34).
Sabiduría y fuerza de Dios (I Corintios 1,24).- Motivo de Gloría (Galatas 6,14). Señal de victoria (Jn 20,24-29; Fil
2,8-9; Col 2,14-15).- Requisito para seguir a Jesús (Mt 10,38; Mc 8,39; Lc 9,23). Puerta angosta y camino estrecho
a la vida (Mt 7,13-14; Lc 13,24; 24,26). Puerta a la Gloria (Lucas 24,26; II Cor 4,17; Rom 8,18; Heb 12,11; I Pe
1,6-7).
10. ¿Qué es Venerar?
Es rendir honores, y alabanzas a las personas consagradas a Dios (Lv 8,7; II Re 4,27; Isaías 22,21-22;
Hebreos 13,17), a lugares sagrados (Ex 3,5; II Cro 8,11), o lugares donde Dios se Manifiesta (II Cro 7,7-9; Sal
99,9), a cosas sagradas (Lv 22,15; Nm 4,15), a imágenes sagradas (Éx 25,19-20; Nm 7,89; Ga 6,14 ), el traslado de
cosas sagradas o procesiones (I Cro 15,25-16,3; 2 Sa 6,12-19; II Cro 5, 3-10; I Re 8,1-9), a tiempos solemnes:
días santos (Lv 23,1-8), semanas (Nm 28,26), años santos o jubileos (Lv 25,12) a los ángeles de Dios (II Re 19,15;
Tob 12,15-16; Sal 99,1) a los santos (Mt 11,11-15; Mt 17,2-3; I Pe 1,1-2; Judas 0,3) y al la Virgen (Lc 1,42) en
virtud de la santidad que Dios les ha otorgado a estas privilegiadas criaturas. La veneración consiste en tributar
cariño, respeto y reverencia a los amigos de Dios y a sus cosas, por ser santas, “privilegiadas” o “separadas” o
especiales para Dios, y por que Él que es Todopoderoso ha hecho grandes cosas maravillosas por ellas (cf Lc 1,48-
49).

Capitulo II: Los Sacramentos


11. ¿Cuales son los Sacramentos que Jesús Instituyó?
Jesucristo nuestro único salvador (cf Hechos 4,12) ideó unos medios para distribuir su gracia, y los
sacramentos son esos canales por los que el Salvador nos comunica su vida abundante, la gracia santificante
gratuita que nos ofrece: El Señor instituyó el Sacramento del Bautismos, en su propio Bautizo (Lucas 3,21), el
Sacramento del Matrimonio instituido desde la creación (Génesis 2,24), lo reafirmó en las Bodas de Caná (Juan
2,1) y con su enseñanza (Mateo 19,5;Efesios 5:31), la unción de los enfermos, durante toda su peregrinación
(Mateo 9,35; Lucas 4:18; Hechos 10,38; Mateo 25:36), en la ultima Cena instituye los Sacramentos de la Eucaristía
(Marcos 14,22) y el del Orden Sacerdotal (I Corintios 11,23-24), el Sacramento de la Confesión en su aparición
resucitado a los once apóstoles (Juan 20,23), y la Confirmación, después de su gloriosa ascensión a los Cielos: el
día de Pentecostés (Hechos 2,4). La Iglesia Católica, es la única en reconocer, aceptar y suministrar validamente
todos los sacramentos que Jesús creó para la edificación de su Cuerpo Místico, porque si aceptamos a Jesús como
único salvador, tenemos que aceptar los medios que Él nos ofrece para salvarnos, que son los siete sacramentos
que vemos en la Biblia:
Bautismo: “Y acercándose Jesús les dijo: Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra; id
pues y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo” (Mateo 2818-19).
Eucaristía: “Tomó luego el pan, y dadas las gracias, lo partió y se lo dio diciendo: “Éste es mi cuerpo
que es entregado por vosotros; haced esto en recuerdo mío.” De igual modo, después de cenar, la copa,
diciendo: “Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre, que es derramada por vosotros” (Lucas 22,19-20).
Confirmación: “Al enterarse los apóstoles que estaban en Jerusalén de que Samaria había aceptado
la palabra de Dios, enviaron a Pedro y a Juan, estos bajaron y oraron por ellos para que recibieran el
Espíritu Santo” (Hechos 8,14-15).
Reconciliación: “Jesús les dijo otra vez paz a vosotros: Como el Padre me envió también yo os envío.
Dicho esto, soplo sobre ellos y les dijo: Recibid el Espíritu Santo, a quienes perdonéis los pecados les quedan
perdonados; a quienes se lo retengáis les quedan retenidos” (Juan 20,21-23).
Unción de los Enfermos: “¿Está enfermo alguno entre vosotros? Llame a los presbíteros de la Iglesia,
que oren sobre él, y le unjan con óleo en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo y el
Señor hará que se levante, si hubiera cometido pecados, le serán perdonados. Confesaos, pues, mutuamente
vuestros pecados y orad los unos por los otros, para que seáis curados. La oración ferviente del justo tiene
mucho poder”. (Santiago 5,14-16).
Matrimonio: “y que dijo: «Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su
mujer, y los dos se harán una sola carne? De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Pues bien, lo
que Dios unió no lo separe el hombre.» (Mateo 19,5-6) “En cuanto a los casados, les ordeno, no yo sino el
Señor: que la mujer no se separe del marido, mas en el caso de separarse, que no vuelva a casarse, o que se
reconcilie con su marido, y que el marido no despida a su mujer” (I Corintios 7,10).
Orden Sacerdotal: “Porque yo recibí del Señor lo que os he transmitido: que el Señor Jesús, la noche
en que fue entregado, tomó pan, y después de dar gracias, lo partió y dijo: «Este es mi cuerpo que se da por
vosotros; haced esto en recuerdo mío.» (I Corintios 11,23-24) “Designaron presbíteros en cada Iglesia y
después de hacer oración con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído” (Hechos 14,23).
Los sacramentos no son invento de los Católicos, Jesús ordena, estos medios de santificación, para
edificarnos sobre la roca firme de la verdad, “Pero si cualquiera me oye estas palabras (Dice el Señor) y no las
hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena, y descendió lluvia, y vinieron los
ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina” (Mateo 7, 26-
27). Algunas sectas llegan a inventar grandes calumnias acerca de lo que la Iglesia enseña sobre los sacramentos,
en todo caso en el Catecismo de la Iglesia Católica, está explicado y detallado todo sobre lo que la Iglesia enseña
sobre los Sacramentos, los Mandamiento y el del Credo, para evitar ataques infundados sin motivo ni razón, fuera
bueno su lectura para que nos conozcan antes de criticarnos, y acusarnos de cosas que no son.

12. ¿El Bautismo debe ser solo por inmersión?


Las Sectas nos cuestionan ¿Sí Jesús se bautizo en un río, porque los católicos no lo hacen igual? Bueno en
la Biblia vemos casos, en que el Bautismo se practica en un río, y otros casos, donde el Bautismo es realizado en
plazas, casas de familias y en lugares pequeños, donde el Sacramento se realiza rociándole el agua al Bautizado
(por aspersión). Veamos el caso narrado en el capitulo 16 del Libro de los Hechos de los Apóstoles donde los
Santos Pablo y Silas, estando en prisión, después de una manifestación de liberación extraordinaria de parte de
Dios, hablaron con el Carcelero: "Y le anunciaron la Palabra del Señor a él y a todos los de su casa. En aquella
misma hora de la noche el carcelero los tomó consigo y les lavó las heridas; inmediatamente recibió el
bautismo él y todos los suyos" (Hechos 16,32-33), queda en evidencia, que el Bautismo fue toda la familia (sin
discriminación entre adultos o niños) y sin inmersión en un río, o sea que fue por aspersión del agua bendita, sobre
toda la familia. En los santos evangelios no se consigue la parabra “inmersión” solo que el bautismo es con agua:
“Acudía a él gente de toda la región de Judea y todos los de Jerusalén, y eran bautizados por él en el río
Jordán, confesando sus pecados”. (Marcos 1:5).
Jesús ordena Bautizarnos “En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo” y la Biblia nos
muestras formas practicas de realizarlo y no un modo obligatorio especifico. De otro modo ¿Cómo se bautizaron
las tres mil personas que se convirtieron el día de Pentecostés sí no tenían un río a su disposición? ¿Cómo fue
bautizado el centurión Cornelio en su casa, o el mismo Carcelero? Cuando la Biblia habla del Bautismo en un río,
no especifica que hubo inmersión, y está presentando una costumbre, no una forma obligatoria.

13. Sí Cristo se Bautizó a los 30 años ¿Porque Bautizar a los Niños?


Puesto que Jesús dice en Marcos 16,16 que es necesario el Bautismo para ser salvo, la Iglesia lo imparte
sabiamente a todos los creyentes y a sus hijos, por pequeños que estos sean. Además el mismo Jesús, recién nacido,
fue presentado en el templo, y consagrado por sus padres San José y la Virgen, que cumplieron todo el ritual
necesario para insertarlo según la antigua alianza, en el Pueblo de Dios. Veamos como el Divino Niño fue
consagrado: "Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidarle, se le dio el nombre de Jesús, el que le
dio el ángel antes de ser concebido en el seno. Cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos,
según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor, como está escrito en la Ley
del Señor: Todo varón primogénito será consagrado al Señor" (Lucas 2,23).
Jesús fue bautizado adulto, porque cuando el nació no existía el Bautismo, pero si existía la circuncisión,
igualmente (siglos atrás) cuando Abraham nació no fue circuncidado a los ocho días de recién nacido, porque no
existía tal consagración, de hecho Abraham fue el primero que se circuncidó, según la Biblia y eso fue cuando ya
era un anciano: “Tenía Abraham 99 años cuando circuncidó la carne de su prepucio” (Génesis 17,24). Sí la
Virgen y San José no esperaron la ancianidad de Jesús para que se consagrara a Dios, por medio de la circuncisión
¿Por qué nosotros debemos esperar, para consagrar a nuestros hijos por medio del Bautismo que le confiere gracias
infinitamente superiores? No hay excusa que valga, debemos impartir la gracia que Dios gratuitamente nos regala
(cf Mt 10,8), debemos darle a nuestros hijos además de la vida biológica, también la “vida abundante” el nacer del
agua y del Espíritu a la vida de la gracia y la pertenencia en el Cuerpo místico de Cristo Jesús.
Los niños tienen derecho humanos, no por tener uso de razón, sino simplemente por ser una persona
humana, por ejemplo tienen derecho a una nacionalidad, y los Estados debe dárselas, y no esperar a ver que
nacionalidad escogen, ¿y mientras tanto qué? desamparado, sin protección y sin patria, imposible verdad; similar es
el Bautismo, que nos inserta al nuevo Pueblo de Dios, nos consagra Sacerdotes, Profetas y Reyes en Cristo Jesús. Y
como el Divino Niño Jesús nos conviene que esta consagración realice a la más temprana edad, para formar parte
del nuevo pueblo de Dios. Del mismo modo que de una familia de españoles, nacen hijos con derecho a esa
nacionalidad, de una Familia de cristianos, nacen hijos con ese privilegio. Por eso la Iglesia no puede negar el
derecho a ser Bautizados a los niños, recordando las sentencia del Maestro: "Jesús les dijo: «Dejad que los niños
vengan a mí, y no se lo impidáis porque de los que son como éstos es el Reino de los Cielos" (Mateo 19,14).
14. ¿Porque Bautizar a los niños, sí no tienen pecados y no han llegado al uso de razón para poder creer? “El
que crea y se bautice, se salvará” (Mc 16,16)
Los niños aunque no han cometido pecados personales, son pecadores: al tener el pecado que cometieron
Adán y Eva, que se llama pecado original, como dice el Rey David: “En pecado me concibió mi Madre” (Sal
51,7), y San Pablo dice: “Un solo hombre peco y todos fueron constituidos pecadores” (Rom 5,19). Además el
bautizo da el Espíritu Santo, sí solo sirviera para quitar el pecado, Jesús no se abría bautizado, puesto que no tenía
pecado. A los niños en el bautizo se le borra el pecado original, reciben el don del Espíritu Santo y son insertados
con la dignidad de hijos de Dios en el pueblo de la nueva alianza: La Iglesia.
El bautismo nos otorga la gracia santificante, y nos sirve para ser miembros del Pueblo de Dios o formar
parte de la Iglesia, y en Lucas 2,23 vemos que Jesús fue insertado en la antigua alianza a los ocho días de nacido,
por medio de la circuncisión, este es el ejemplo que debemos seguir. La gracia es favor, el auxilio gratuito de Dios,
“La gracia es una participación en la vida de Dios, nos introduce en la intimidad de la vida trinitaria: por el
bautismo el cristiano participa en la gracia de Cristo, Cabeza de su Cuerpo. Como hijo adoptivo ahora puede llamar
“Padre” a Dios, en unión con el Hijo único. Recibe la vida del Espíritu que le infunde la caridad y que forma la
Iglesia” (CIC #1997).
En cuanto a que los niños no puedan creer, dice la Biblia , que la fe del Padre o la Madre es suficiente:
“Ten fe en el Señor Jesús y te salvaras tu y tu familia” (Hechos 16,31) por eso, y en virtud de la fe padres y
padrinos, y con el compromisos de ayudarlos a madurar en la fe, la Iglesia imparte la acción santificadora del
Espíritu de Dios, a los hijos de los creyentes, por pequeños que estos sean, incorporándolos a la vida de la gracia
que Dios derrama sobre los creyentes y sus familias: “Pues el marido no creyente queda santificado por la
mujer creyente, y la mujer no creyente queda santificada por el marido creyente; de otro modo, vuestros
hijos serían impuros, mas ahora son santos” (I Cor 7,14). Si, nuestros niños, pueden ser santos ya que el
bautismo les borra el pecado original porque: “En verdad te digo: el que no nazca de agua y de Espíritu no
puede entrar en el Reino de Dios” (Juan 3,5). Como leemos la santificación de los hijos, es un regalo gratuito,
no por la fe del infante sino por pura misericordia de Dios, y por la condición de creyente de al menos alguno de
sus padres ya queda bendecida toda la familia. Igualmente Cristo siempre exigió la fe para sanar a los enfermos,
pero en el caso de los niños bastaba la fe de su padre o su madre, como el caso de la hija de Jairo (lee Marcos
5,36) y el de la hija de la cananea (cf Mateo 15,28). Otro error de algunas Sectas, es afirmar que las personas que
fueron bautizadas pequeñas, se deben volverse a bautizar, mostrando así una gran ignorancia acerca de las
Escrituras que dice: “Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo” (Efesios 4,5).

15. ¿En Nombre de quién se debe realizar el Bautismo?


Jesucristo es muy claro en el Evangelio: "Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas
en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo" (Mateo 28,19). Algunas Sectas paralelas al
cristianismo, (que niegan la divinidad de Jesucristo y la existencia del Espíritu Santo), realizan el Bautismo,
solamente en nombre del Jesucristo, tomando fuera de contexto un pasaje del Colosenses que dice: “Todo lo que
hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús”, pero San Pablo no niega con
esto a las personas de la Santísima Trinidad, él nos recuerda que debemos actuar en representando a Cristo Jesús,
en su nombre es decir en su presencia activa en nosotros, de hecho en ese versículo, no solo se menciona al Hijo
sino también al Padre: “Y todo cuanto hagáis, de palabra y de boca, hacedlo todo en el nombre del Señor
Jesús, dando gracias por su medio a Dios Padre” (Colosenses 3,17). Para evitar caer en esa clase de errores es
necesario leer el contexto, es decir todo lo que la Biblia nos dice referente al tema, y el significado que tienen esas
palabras para los escritores de las Sagradas Escrituras, no podemos tomar un fragmento fuera de contexto, porque
sería un pretexto para renegar del mandato divino expresado por Cristo en la gran comisión que da a su Iglesia, en
San Mateo capítulo 28. En concordancia con Coloneses 3, 17 podemos leer lo que el mismo San Pablo le dice a
los Efesios: “Dando siempre gracias al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo” (Efesios 5,20).
También otras Sectas paralelas al cristianismo, pero que niegan la existencia del Padre y al Espíritu Santo,
bautizan solo en Nombre del Hijo, tomando literalmente una fracción de un versículo de los Hechos de los
apóstoles, donde San Pedro para diferenciar el Bautismo de la Iglesia, del bautismo de Juan el bautista (que solo
era señal de arrepentimiento) dice: “Bautícense en el nombre de Jesucristo”. El error de tomar frases Bíblicas
literalmente y fuera de contexto se llama “Fundamentalismo”. Pedro en ningún momento niega al Dios “Padre,
Hijo y Espíritu Santo”, como veamos por en Primera de Pedro 1,2 él nos habla a los elegidos: "Según el previo
conocimiento de Dios Padre, con la acción santificadora del Espíritu, para obedecer a Jesucristo y ser
rociados con su sangre. A vosotros gracia y paz abundantes". Ahora volvamos al versículo del libro de los
Hechos de los Apóstoles, al que las sectas se refieren, pero completo: “Pedro les dijo: Arrepentíos y bautícense
cada uno en el nombre de Jesucristo para el perdón de los pecados y recibiréis el don del Espíritu Santo”
(Hechos 2,38). Que el Bautizo sea en Nombre de Jesucristo quiere decir que el Sacerdote o el Celebrante actúa en
representando a Jesús, es decir en su presencia activa y por autoridad de Jesús que es quién bautiza con “Espíritu
Santo y fuego” (cf Mc 1,8), además nuestro primer Papa (San Pedro) lo que quiere significar es que nos
bauticemos según lo ordenado por Jesús y no con otros bautizos diferentes, que en el oriente ya en aquel tiempo
eran muy variados, además del Bautizo de conversión predicado por Juan el Bautista, también existían rituales
semejantes en otras religiones orientales de la época. Actuar o bautizar en Nombre de Jesucristo significa según la
Biblia que: “Somos, pues, embajadores de Cristo, como si Dios exhortara por medio de nosotros. En nombre
de Cristo os suplicamos: ¡reconciliaos con Dios!” (II Corintios 5,20). En Hechos 2,38 lo que se evidencia es que
en el sacramento del Bautismo es Cristo quién actúa derramando Espíritu Santo y fuego, insertando al bautizado,
en su vida de gracia, en su Iglesia, y el Celebrante actúa en Cristo, por su poder y puede hacer suyas las palabras de
San Pablo: “Y no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí; la vida que vivo al presente en la carne, la vivo
en la fe del Hijo de Dios que me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gálatas 2,20), eso es lo que significa
actuar en el Nombre de Jesús.
Por una errada interpretación de las Palabras de San Pedro, estas sectas minoritarias van socavando en
contra de la gran comisión de Jesús: “Id y haced discípulos a todas las naciones: Bautizándolos en el nombre del
Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden toda las cosas que os he mandado; y he aquí
que estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo. Amén” (Mateo 28,19-20).
No se puede tapar el sol con un dedo, las Sectas tergiversan el sentido de la Palabra y se olvidan de la
severa sentencia de San Juan: "¿Quién es el mentiroso sino el que niega que Jesús es el Cristo? Ese es el
Anticristo, el que niega al Padre y al Hijo. Todo el que niega al Hijo tampoco posee al Padre. Quien confiesa
al Hijo posee también al Padre. En cuanto a vosotros, lo que habéis oído desde el principio permanezca en
vosotros. Si permanece en vosotros lo que habéis oído desde el principio, también vosotros permaneceréis en
el Hijo y en el Padre" (I Juan 2,22-24).

16. ¿Qué es el Sacramento de la Confirmación?


Es el sacramento donde recibimos la plenitud del Espíritu Santo, para dar testimonio valiente de Cristo,
los profetas anunciaron que el Espíritu de Señor reposaría sobre el Mesías esperado (cf Is 11,2), para realizar su
misión salvadora (cf Is 61,1; Lc 4,16-22), el descenso del Espíritu Santo sobre Jesús en su Bautismo por Juan fue el
signo de que el era el Mesías, el Hijo de Dios (cf Mt 3,13-17; Jn 1,33-34), ahora bien, esta plenitud del Espíritu
debía ser comunicada al todo el Pueblo mesiánico (cf Ez 36,25-27; Joel 3,1-2), Cristo prometió esta efusión del
Espíritu en repetidas ocasiones (cf Lc 12,12; Jn 3,5-8; 16,5-15; Hch 1,8), promesa que se cumplió primero el día
de Pascua de resurrección (Jn 20,22) y luego, de una manera más manifiesta el día de Pentecostés (Hch 2,1-4) y
llenos del Espíritu Santo los apóstoles comienzan a proclamar las maravillas de Dios (cf Hch 2,11).
Jesús le confió a Pedro y sus sucesores los Obispos la misión de confirmar en la fe y en el buen camino, a
los creyentes o discípulos, que habiendo aceptado el Evangelio, están iniciándose en camino cristiano: “Pero yo
he rogado por ti, para que tu fe no falte; y una vez vuelto, confirma a tus hermanos” (Lc 22,31,33). En la Biblia
vemos que ellos cumplen esa función: “Al enterarse los apóstoles que estaban en Jerusalén de que en Samaria
habían aceptado la palabra de Dios, les enviaron a Pedro y a Juan, estos bajaron y oraron por ellos para que
recibieran el Espíritu Santo; pues todavía no había descendido sobre ninguno de ellos; únicamente habían
sido bautizados en el nombre de Jesús. Entonces les imponían las manos y recibían el Espíritu Santo”
(Hechos 8,14-17). Desde el tiempo de los apóstoles, comunicaban a los nuevos creyentes, mediante la imposición
de manos, el don del Espíritu Santo, destinado a complementar la gracia del Bautismo (cf Hch 8, 15-17; 19,5-6), y
en la carta a los Hebreos se recuerda, entre los primeros elementos de la formación cristiana, la doctrina del
Bautismo y de la imposición de manos o Confirmación (Lee Hebreos 6,2).
Algunas denominaciones cristianas se escandalizan de que se hable de varias efusiones del Espíritu Santo,
pero eso es bíblico, los apóstoles también necesitaron recibir varias unciones del Espíritu Santo, fíjense después de
la resurrección: “Jesús les volvió a decir: ¡La paz este con ustedes! Como el Padre me envío a mí, así los envío
yo también, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: Reciban el Espíritu Santo” (Juan 20,22) y luego reciben
la plenitud es decir: el ser llenos del mismo Espíritu, el día de Pentecostés (cf Hechos 2,1-4), está nueva efusión es
para hacernos Testigos auténticos de Señor (cf Lucas 24, 48-49; Hechos 1,8), para ser marcados por Jesucristo con
el sello de su Espíritu (2 Cor 1,22; Ef 1,13; 4,30), éste sello del Espíritu Santo, marca la pertenencia total a Cristo,
la puesta al servicio por siempre, para proclamar, como los apóstoles, con valentía a las maravillas de Dios (Lee
Hch 2,11), pero también indica la promesa de la protección divina en la gran prueba escatológica (cf Ap 7,2-3; Ap
9,4; Ez 9,4-6).

17. ¿En el Sacramento de la Comunión se recibe el Cuerpo y la Sangre de Cristo ?


Por sus puesto que si, no es una mera representación simbólica como lo hacen creer algunas sectas,
contradiciendo a Jesús que nos mando a celebrar el Misterio Eucarístico, su ofrenda al Padre Eterno, por nuestra
redención: "Y mientras estaban comiendo, tomó pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio y dijo: «Tomad, este es
mi cuerpo» Tomó luego una copa y, dadas las gracias, se la dio, y bebieron todos de ella. Y les dijo: «Esta es
mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos". (Marcos 14,22-24). En el Pan y Vino consagrados en
la Misa, no se puede negar que está la presencia real de Cristo, prometida en el Capítulo seis del evangelio según
San Juan, que nos explica el milagro Eucarístico, donde el Pan y el Vino se trasforman en pan bajado del Cielo, en
pan de ángeles, en pan de vida eterna, en Cuerpo y Sangre del Señor, aunque sin cambiar la apariencia de las
especies de pan y vino, contienen después de la consagración la Presencia Divina de Jesús.
En Juan 6,48-70 está la promesa de Jesús de alimentarnos con el Pan de vida eterna y la bebida de
Salvación: Su Cuerpo y Sangre, en Mateo 26,26-28 y Lucas 22,19-20 está la realización o cumplimiento de la
promesa Eucarística, y la perenne actualización está en Hechos 2,42 y en Primera de Corintios 11,23-29 donde
vemos la continuación del Sacramento del “Sacrificio Perpetuo” hasta que Jesús vuelva.
La Comunión acrecienta nuestra unión con Cristo y su Iglesia, recibir la Eucaristía en la comunión da
como fruto principal la unión intima con Cristo Jesús, que dijo: “Quién come mi Carne y bebe mi Sangre habita
en mí y yo en él. Lo mismo que me ha enviado el Padre, que vive, y yo vivo por el Padre, también el que me
coma vivirá por mí” (Juan 6,56-57). También este sacramento nos separa del pecado, porque el Cuerpo de Cristo
que recibimos es “entregado por nosotros” y la Sangre que bebemos es “derramada por muchos para el
perdón de los pecados”. Además al unirnos más estrechamente a Cristo la comunión renueva, fortifica y
profundiza nuestra incorporación a la Iglesia realizada en el Bautismo, reforzando nuestra unidad al Cuerpo místico
de Cristo: “El cáliz de bendición que bendecimos ¿no es acaso comunión con la sangre de Cristo?, y el pan
que partimos ¿no es comunión con el cuerpo de Cristo? Porque aun siendo muchos, un solo pan y un solo
cuerpo somos, pues todos participamos de un solo pan” (I Corintios 10,16-17).
Para aquellos que piensan que ese gran milagro Eucarístico solo lo pudo realizar Jesús en la Ultima Cena
les recuerdo estás palabras del Señor: "En verdad, en verdad os digo: el que crea en mí, hará él también las
obras que Yo hago, y hará mayores aún, porque Yo voy al Padre" (Juan 14,12).

18. ¿Cual es el culto principal que celebra La Iglesia Católica?


El Culto que celebramos se llama Eucaristía o Misa, nace del pedido hecho por Cristo en la ultima cena
"Hagan esto en conmemoración mía", en la Biblia la Misa recibe el nombre de: "Fracción del Pan". La palabra
“Misa” es un saludo antiguo, viene de “Misión” y significa: Podéis ir en paz, a misionar. En el Pan y Vino
consagrados en la Misa, está la presencia real de Cristo. El Pan y el Vino se trasforman en Cuerpo y Sangre del
Señor.
Jesús prometió alimentarnos con su Cuerpo y Sangre, para poder tener vida eterna (cf Juan 6,51-56) la en
Santa Cena Eucarística se realiza el cumplimiento de la promesa, crea el sacramento donde recibimos con el Pan
de vida eterna y la bebida de Salvación (cf Mateo 26,26-28; Marcos 14,22-24; Lucas 22,19-20) y luego se le da
continuación perpetua en la Iglesia al Sacramento de la Fracción del Pan (cf Hechos 2,42), hasta que Jesús vuelva
en gloría (cf I Corintios 11,26). San Pablo fue muy claro al respecto: “La copa de bendición que bendecimos ¿no
es acaso comunión con la sangre de Cristo? Y el pan que partimos ¿no es comunión con el cuerpo de
Cristo?” (I Corintios 10,16) y más adelante añade: “Yo he recibido del Señor lo que a mi vez les he
transmitido. El Señor, la noche que fue entregado, tomó pan y, después de dar gracias, lo partió diciendo:
“Este es mí cuerpo, que es entregado por ustedes; hagan esto en memoria mía” De Igual manera tomando la
copa, después de haber cenado, dijo: “Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre. Todas la veces que la
beban háganlo en memoria mía.” Fíjense bien: cada vez que comen de este pan y beben de esta copa están
proclamando la muerte del Señor hasta que venga” (I Corintios 11,23-27).
Aunque sean muchas citas, las que aparecen de respaldo, trata de buscarlas y leerlas todas, has tu plan de
estudio Bíblico, y procura leer toda la Santa Biblia, o escucharla completa. Para los que asisten diariamente a Misa
en la Iglesia Católica, tienen el privilegio de oír, toda la Biblia en un lapso de dos años, al completarse los ciclos
litúrgicos de la Palabra, te invito, es una gran Bendición.

19. ¿Está la presencia real de Cristo en el Pan y el Vino consagrados en las Misas?
Claro que si, porque Jesucristo dio el poder y la misión a sus discípulos de repetir el milagro que el mismo
realizó en la ultima cena, trasformar las especies de pan y vino, en su cuerpo y sangre, porque para tener vida
eterna, es necesario comer el verdadero Cuerpo de Jesucristo y tomar su autentica Sangre. “Jesús les dijo: «En
verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida
en vosotros” (Juan 6,53). Por eso Dios proveo una forma de dar ese alimento espiritual mediante la Eucaristía,
donde se actualiza el sacrificio de la cruz, ya sin crueldad, pero similar en la ofrenda y en la entrega de Cristo a su
Padre Celestial, por nuestra redención.
Jesús proclamo: “Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo. El que coma de ese pan vivirá para
siempre. El pan que yo daré es mi carne, y lo daré para vida del mundo” (Juan 6,51) y luego añade: “Quién
come mi Carne y bebe mi Sangre tiene vida eterna y yo le resucitaré en el último día” (Juan 6,54). ¿La vida
eterna es simbólica? ¿Acaso la resurrección es simbólica? Si Jesús se estaba hablando en parábolas como lo hacen
creer algunas sectas ¿Por qué deja que muchos de sus discípulos se volvieran atrás y dejaran de seguirle por no
aceptar este punto? “Desde entonces muchos de sus discípulos se volvieron atrás y ya no andaban con él”
(Juan 6:66), en vez de aclararles que se trataba de un parábola “Jesús preguntó a los doce ¿Quieren marcharse
ustedes?” (Juan 6,67) lo que demuestra el sentido doctrinal y no alegórico de estas palabras de Jesús, porque no
pueden seguir con Cristo los que no aceptan el sentido inmediato de estas palabras, por eso se van y Jesús nos los
retiene, ni cambia, ni rectifica el sentido literal que les dieron los oyentes a su discurso, sino que lo reafirma “Mi
sangre es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre
permanece en mí y yo en él” (Juan 6,55-56) y lo mantiene hasta el final (Lee Juan 6,58-70).
En el Pan y Vino consagrados en la Misa, está la presencia real de Cristo. El Pan y el Vino se trasforman
sin cambiar su aspecto en Cuerpo y Sangre del Señor. Lo respalda innumerables citas del Nuevo Testamento como
por ejemplo: Mateo 26,6; 26,26-28; Marcos 14,22-24; Lucas 22,19-20; Juan 6,28-70; 15,4; Pro 9,1; Is 55,1; Sir
24,19; Núm 11,18; I Cor 11,23-27. Confirman, esa presencia Real, las manifestaciones sobrenaturales que han
ocurrido en las Eucaristía, a través de los siglos, los milagros que acompañan a la Iglesia confirman su Palabra con
acción poderosa del Espíritu de Dios (cf Marcos 16,20). Estudiemos el contexto Bíblico: La Hostia y el Vino son
para nosotros los creyentes el Cuerpo y Sangre de Cristo, después de la Consagración, porque así lo proclamó el
mismo Jesús reunidos con sus seguidores, la noche que iba ser entregado: “Mientras estaban comiendo, tomó
Jesús pan y lo bendijo, lo partió y, dándoselo a sus discípulos, dijo: «Tomad, comed, éste es mi cuerpo.»
Tomó luego una copa y, dadas las gracias, se la dio diciendo: «Bebed de ella todos, porque ésta es mi sangre
de la Alianza, que es derramada por muchos para perdón de los pecados” (Mateo 26,26-28). Los primeros
cristianos siempre expresaron su fe en estas palabras del Señor, por eso: "Acudían asiduamente a la enseñanza
de los apóstoles, a la comunión, a la fracción del pan y a las oraciones" (Hechos 2,42). "Pues fiel es Dios, por
quien habéis sido llamados a la comunión con su hijo Jesucristo, Señor nuestro". (I Cor 1,9).
San Pablo, no permite dudar en este punto tan trascendental, y reprende a sus discípulos, para que no
dudaran del milagro Eucarístico y les exhortaba con estás palabras: “La copa de bendición que bendecimos ¿no
es acaso comunión con la sangre de Cristo? Y el pan que partimos ¿no es comunión con el cuerpo de
Cristo?” (I Corintios 10,16), San Pablo nos hablas claramente de la comunión del Cuerpo y la Sangre del Señor,
no de simbolismos o parábolas, no deja lugar a dudas, y San Juan añade: "Lo que hemos visto y oído, os lo
anunciamos, para que también vosotros estéis en comunión con nosotros. Y nosotros estamos en comunión
con el Padre y con su Hijo Jesucristo" (I Juan 1,3).
Además para tener la Vida Abundante que Dios nos ofrece es requisito indispensable, que la Eucaristía sea
un milagro real en atención a las siguientes palabras de quién se presentó a si mismo como “El Pan de vida”:
“Jesús les dijo: "En verdad les digo que si no comen la carne del Hijo del hombre, y no beben su sangre, no
tienen vida en ustedes" (Juan 6,53). Dios no nos pudiera poner esta condición indispensable e ineludible, si no es
porque el mismo provee mediante el Milagro Eucarístico, la forma de que pudiéramos comer: la verdadera comida
y beber la verdadera bebida de Salvación, para la vida eterna.

20. ¿Se puede celebrar la Cena del Señor, con galletas?


La Santa Iglesia, celebra la Fracción del Pan, con Pan ázimo, porque así lo realizó Cristo, y como
cristianos sabemos, que debemos hacerlo con el mayor respeto y adoración al Santo Cuerpo y la Santa Sangre de
Nuestro Redentor y único y suficiente Salvador: Jesucristo. Por eso sería un sacrilegio realizarlos con unas
galletas de distribución comercial como lo hacen algunas sectas, que de paso, su más grave error es negar la
presencia real de Cristo, en las especias de Pan y Vinos Consagrados, como Él mismo lo ordeno en su Santa Cena.
Sabemos por las escritura que Jesús estaba celebrando "La Pascua" según las tradiciones Judías, la noche que iba
ser entregado (La Ultima Cena). Las siguientes citas muestran como en el Antiguo testamento estaba prescrito
celebrar la antigua y muy tradicional Pascua Judía: "Durante siete días comeréis ázimos; ya desde el primer día
quitaréis de vuestras casas la levadura. Todo el que desde el día primero hasta el día séptimo coma pan
fermentado, ese tal será exterminado de en medio de Israel" (Éxodo 12,15). "Dijo, pues, Moisés al pueblo:
Acordaos de este día en que salisteis de Egipto, de la casa de servidumbre, pues Yahveh os ha sacado de aquí con
mano fuerte; y no comáis pan fermentado". (Éxodo 13,3) "No inmolarás con pan fermentado la sangre de mi
sacrificio, ni quedará hasta el día siguiente la víctima de la fiesta de Pascua". (Éxodo 34:25) "Al día
siguiente de la Pascua comieron ya de los productos del país: panes ázimos y espigas tostadas, ese mismo
día" (Josué 5,11). Es evidente en Marcos 14,12 y Lucas 22,7-8 que en la llamada “Ultima Cena” Jesús y sus
apóstoles estaban celebrando la Pascua: "El día catorce del primer mes será para vosotros la fiesta de la Pascua.
Durante siete días se comerá el pan sin levadura". (Ezequiel 45,21).

21. ¿Están seguro que Jesucristo se ciño a esta tradición Bíblica?


Por supuesto que Jesús, en la primera de las Eucaristía (la Primera Comunión de los apóstoles), en lo que
llamamos su Ultima Cena, cumplió con todas esas ordenes Bíblicas como vemos en las siguientes citas del Nuevo
Testamento, lee y convéncete: «Ya sabéis que dentro de dos días es la Pascua; y el Hijo del hombre va a ser
entregado para ser crucificado.» (Mateo 26,2) "El primer día de los Azimos, cuando se sacrificaba el cordero
pascual, le dicen sus discípulos: «¿Dónde quieres que vayamos a hacer los preparativos para que comas el
cordero de Pascua?" (Marcos 14,12). "Llegó el día de los Azimos, en el que se había de sacrificar el cordero
de Pascua; y envió a Pedro y a Juan, diciendo: «Id y preparadnos la Pascua para que la comamos.»" (Lucas
22,7-8). "Y (Jesús) les dijo: «Con ansia he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de padecer; porque
os digo que ya no la comeré más hasta que halle su cumplimiento en el Reino de Dios.»" (Lucas 22,15-16).

22. ¿Porque Confesar los pecados ante el Sacerdote?


Porque Jesucristo dio poder y autoridad a sus discípulos y sus sucesores (Mateo 10,1), para perdonar los
pecados en su Nombre (Mateo 18,18; Juan 20,23). Jesús, después de resucitar le dijo a sus apóstoles: “A quienes
perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes no se los perdonen, les quedan retenidos” (Juan
20,23). El Señor fue muy claro a quienes su verdadera Iglesia perdone sus pecado les quedarán perdonados o
“remitidos” (como lo traducen las Sectas) que significa absueltos o perdonados, por eso nos confesamos ante el
Sacerdote para que en nombre de Jesús, nos absuelva de todos los pecados que hemos cometido después del
Bautismo, porque: “Si decimos: “No hemos pecado”, le hacemos mentiroso, y su Palabra no está en
nosotros” (I Juan 1,10).
Nos confesamos, en un acto de humildad, y obediencia al mandato de los apóstoles (Santiago 5,16) por
seguir el sabio consejo Bíblico de Proverbios 28,13 y por seguir una practica habitual en el Nuevo Testamento
(Mateo 3,6; Marcos 1:5; Hechos 19,18).
Este plan misericordioso de Dios, (Romanos 3,21-26), tiene numeroso respaldo tanto en la Nueva
Alianza, como en el Antiguo Pacto como ejemplo: “el que es culpable en uno de estos casos confesará aquello
en que ha pecado” (Levítico 5,5), “…Y el sacerdote hará por él expiación de su pecado. (Levítico 5,6). “El
sacerdote hará por él la expiación delante de Yahveh, y será perdonado en cualquiera de los casos en que
fuera culpable” (Levítico 5,26). “Al que encubre sus faltas, no le saldrá bien; el que las confiesa y abandona,
obtendrá piedad (Proverbios 28,13).
Después de su obra redentora en la Cruz, y de su gloriosa resurrección instituye el Sacramento de la
Confesión (Juan 20,23), para repartir las gracias del perdón ganadas en la Cruz, de hecho redimir también es
sinónimo de remitir, de allí nace el ministerio de la reconciliación como lo explica San Pablo: "Y todo proviene
de Dios, que nos reconcilió consigo por Cristo y nos confió el ministerio de la reconciliación" (II Corintios
5,18). Es claro que Dios nos confió al la Iglesia (en especial a los Presbíteros o Sacerdotes) el ministerio de la
reconciliación, por eso nos los reafirman los apóstoles: “Confesaos, pues, mutuamente vuestros pecados y orad
los unos por los otros, para que seáis curados. La oración ferviente del justo tiene mucho poder” (Santiago
5,16). En la Iglesia se Dios ha dispuestos las diversas funciones, ministerios y carismas, como leemos en (I
Corintios en los capítulos 12 y 13 y en (Efesios 4,11-13), porque Jesucristo: “ha hecho de nosotros, un Reino de
Sacerdotes, para su Dios y Padre, a él la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén” (Apocalipsis
1,6).

23. ¿Pero sí el Sacerdote es un pecador podrá perdonar los pecados?


El Sacerdote, como se lee en Juan 20,23 es un embajador escogido por Cristo para derramar su
misericordia, y los pecados quedan perdonados, no por la santidad del Presbítero o Sacerdote celebrante, sino por
el poder y la autoridad que el Señor les ha otorgado para perdonar o retener los pecados de los hombres : “Yo les
digo: todo lo que atén en la tierra, el cielo lo considerará atado, y todo lo que desaten en la tierra, será tenido
por desatado en el Cielo” (Mateo 18,18). El Sacerdote como todo cristiano esta en continuo proceso de
conversión y santificación personal, y tiene menos ocasión de caer en pecados y más auxilios a su disposición, y él
también debe frecuentemente debe confesarse con otro hermano en el sacerdocio ministerial. El Sacerdote da la
absolución de los pecados en nombre de Cristo, es decir en su presencia viva y actuante, y con su autoridad
delegada. “Somos, pues, embajadores de Cristo, como si Dios exhortara por medio de nosotros. En nombre
de Cristo os suplicamos: ¡reconciliaos con Dios!” (II Corintios 5,20). Recurramos pues al Sacramento de la
reconciliación, con confianza en la misericordia de Dios, y además el Sacerdote nos aconsejará y nos exhortará
para vencer las tentaciones, dándonos remedios eficaces, para nuestro provecho espiritual.

24. ¿La Biblia nos manda a confesar los pecados solo directamente a Dios?
No, la Palabra de Dios nos indica que como un acto de humildad y una muestra exterior de nuestro
arrepentimiento y conversión interior, debemos confesar los pecados, ante aquellos que Jesús les encomendó la
misión de propagar su Reino, porque Cristo Jesús quiso dar a sus seguidores el Poder y la Misión de reconciliar la
humanidad con Dios, por medio de su Nombre (su presencia activa) en la Iglesia, por eso la Biblia nos manda en
Santiago 5,16: “Confesad pues vuestros pecados unos a otros y orad los unos por los otros, para que seáis
salvos: porque mucho vale la oración perseverante del justo”. El sacramento de la reconciliación o Confesión
no es un invento de la Iglesia, como lo hacen ver algunas sectas, es una practica Bíblica, como se lee en Hechos
19,18: “Y muchos de los que habían creído venían confesando y dando cuenta de sus hechos”. Esto tiene
antecedentes en el Antiguo Testamento que nos dice: “No te avergüences de confesar tus pecados, no te
opongas a la corriente del río”. (Eclesiástico 4,26). Pero su cumplimiento evangélico se inicia en Marcos 1,5 con
Juan el Bautista: “Acudía a él gente de toda la región de Judea y todos los de Jerusalén, y eran bautizados por
él en el río Jordán, confesando sus pecados”. “Y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus
pecados”. (Mateo 3,6).
Claro que debemos confesarnos ante Dios (Sal 32,5) porque no podemos ocultar nuestros pecados ante
Dios (Sal 139,2), de antemano los conoces nuestra condición (Sal 103,14), también la sinceridad de nuestro
arrepentimiento, y Dios no desprecia un corazón contrito y humillado (Sal 51,19), pero debemos reconocer
nuestras faltas ante los delegados de Cristo porque así Dios lo dispuso en su Santa Palabra: “Si decimos que no
tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros
pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. Si decimos que no
hemos pecado le hacemos a él mentiroso, y su Palabra no está en nosotros” (I Juan 1,9-10).
En la Biblia vemos también otros casos donde todo el pueblo de la Antigua Alianza, se congregaba en
ceremonia de penitencia y confesión de pecados ante los profetas (cf Lv 16,21; Esdras 10,1; Nehemías 9,3; I
Samuel 7,6; Joel 1,14; 2,16; Jonás 3,7-10), para reconocer públicamente las faltas y pecados de la comunidad y
las de sus padres (cf Lv 26,40; Joel 2,17; Nehemías 1,4-7; I Mac 7,36; Mi 7,18-20; Sal 51,5-7; Jer 14,20). “El que
encubres sus pecados no prosperará; más el que confiesa y se aparta alcanzará misericordia” (Proverbios
28,13).
Veamos el caso del grave pecado del Rey David, el se arrepiente y pide perdón a Dios de todo corazón
como se lee en el Salmo 51, pero también confiesa su culpa ante un hombre, el Profeta Natán: “Entonces dijo
David a Natán: He pecado contra Yahaveh. Respondió Natán: También perdona Dios tu pecado; no
morirás” (II Samuel 12,13), el profeta Josué (sucesor de Moisés) también pide que se confiesen su pecado ante él
y lo hacen (Lee Josué 8,19-21), también el hijo prodigo confiesa a su padre, que ha pecado contra Dios y contra
él (cf Lucas 15,21), para obtener el perdón de ambos, y recobrar su dignidad de hijo, reconocer los pecados ante
otros hombres, según la Biblia, se puede y se debe hacer.

25. ¿La Iglesia prohíbe el Matrimonio?


La Iglesia Católica nunca ha prohibido el matrimonio, al contrario, para nosotros es un sacramento que Dios
Padre instituyó desde el principio de la creación, que además Jesús ratifica, defiende y promueve, como un
compromiso sagrado e indisoluble, entre un hombre y una mujer, para formar un hogar delante de Dios y de los
hombres, como lo muestras las Sagradas Escrituras. “Tened todos en gran honor el matrimonio, y el lecho
conyugal sea inmaculado; que a los fornicarios y adúlteros los juzgará Dios” (Hebreos 13,4).
Para el verdadero cristiano, el Matrimonio es sagrado, porque la unión de los esposos es reflejo y
testimonio de la unión y el amor de Cristo con su Iglesia (cf Efesios 5, 22-27) es por tanto indisoluble (cf Mateo
19,6) en consideración del plan original de Dios (cf Génesis 2,24).
Para los que critican que la Iglesia no acepte el divorcio, analicen bien estas palabras de Jesús: “El
respondió: "¿No habéis leído que el Creador, desde el comienzo, los hizo varón y hembra, y que dijo: Por eso
dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos se harán una sola carne? De
manera que ya no son dos, sino una sola carne. Pues bien, lo que Dios unió no lo separe el hombre” (Mateo
19,4-6).

26. ¿Porque los Sacerdotes tienen que guardar el Celibato?


Los Sacerdotes, deben realizar votos de pobreza, obediencia y castidad, para poder dedicarse plenamente
al servicio de la misión que Dios les ha dado de llevar su palabra y extender su reino, de ese modo: libre de todo
compromisos con las cosas del mundo, puede entregarse por entero a Dios como lo sugiere San Pablo: "Quisiera,
pues, que estuvieseis sin congojas. El soltero tiene cuidado de las cosas del Señor, de cómo agradar al Señor" (I
Corintios 7,32).
Jesús mismo fue célibe, para mostraron esa opción de vida consagrada plenamente a servir en las cosas del
Padre, con integridad de vida, por iniciativa de Él mismo que hace el llamado, por eso lo es una vocación, por una
causa trascendental: "Porque hay eunucos que nacieron así del seno materno, y hay eunucos que fueron
castrados por los hombres, y hay eunucos que se hicieron tales a sí mismos por el Reino de los Cielos. Quien
pueda entender, que entienda" (Mateo 19,12). Los Sacerdotes Católicos no se casas porque quieren imitar el
ejemplo de Cristo, que no se casó y enseñó la superioridad del celibato en el servicio a Dios con respecto al
matrimonio. Todo el evangelio: completo, da referencias sobre los votos de pobreza, obediencia y castidad, que
Jesús quiso requerir de sus discípulos, quienes se encargarían de propagar su Evangelio, pero refiriéndonos al gran
tesoro del celibato, volvamos con el capitulo 7 de la Primera Carta de San Pablo a los Corintios: "Yo os quisiera
libres de preocupaciones. El soltero se preocupa de las cosas del Señor, de cómo agradar al Señor". El
casado se preocupa de las cosas del mundo, de cómo agradar a su mujer; está por tanto dividido. La mujer
no casada, lo mismo que la doncella, se preocupa de las cosas del Señor, de ser santa en el cuerpo y en el
espíritu. Mas la casada se preocupa de las cosas del mundo, de cómo agradar a su marido. Os digo esto para
vuestro provecho, no para tenderos un lazo, sino para moverlos a lo más digno y al trato asiduo con el Señor,
sin división".(I Corintios 7,32-35).

27. ¿Por qué se llama “Padre” a los Sacerdotes?


Llamamos “Padre” porque ellos nos engendran a una vida nueva en Cristo, por eso san Pablo le dice a sus
discípulos: “Hijos míos, de nuevo sufro los dolores del alumbramiento hasta que Cristo se forme en ustedes”
(Gálatas 4,19). Los protestantes nos critican al respecto, porque literalmente una frase del Señor: “Y no llaméis
padre vuestro a nadie en la tierra; porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos” (Mateo 23,9). Pero lo
que Jesús quiere decir con esta frase es que Dios es el Ser más importante y supremo sobre todas las cosas y ese
puesto en nuestro corazón no podemos darlo a otro ser o a otras cosas (Lee Malaquías 1,6), es falso que Jesús
prohiba llamar “Padre” a quienes nos han engendrado a la vida corporal o espiritual, lo que condena es que los
están en autoridad abusen de poder, usurpen el lugar de Dios y exploten a sus dirigidos, que los manipulen a su
antojo o aprovechen su autoridad en perjuicio de los demás, con fines de lucro o dominación. La misma Biblia nos
aclara en este aspecto “Hijos, obedeced en todos a vuestros padres en todo, porque esto es grato a Dios en el
Señor” (Col 3,20) y en la Biblia no hay contradicciones, las revelaciones se complementan y tienen que existir
analogía entre las profecías, esta explicación concuerda con el mandamiento de Honrar Padre y Madre (cf Ex
20,12; Jer 24,6; Lc 18,20; Ef 6,1) vemos que la posición de las sectas es muy contradictoria a la Palabra de Dios,
además Cristo llamó padre a San José, y lo obedeció, honró y creció sujeto a su paternidad (cf Lucas 2,51), y el
propio Jesús al referirse al patriarca Abraham también lo llama "Padre" además aceptó ser llamado “El Hijo del
Carpintero”, “Hijo de David” e “Hijo del Hombre” y continuamente en la Biblia vemos varios ejemplos donde los
apóstoles se llaman, Padres de sus discípulos, a los cuales en las cartas apostólicas mucha veces llaman Hijos (cf I
Cor 4,14-15; I Tes 2,11 ).

28. ¿Como los Apóstoles transfieren su Autoridad en la Iglesia hasta nuestros días?
La transfieren a sus primeros discípulos, por medio de la oración y la imposición de las manos, y así
se ha transferido todo el poder y autoridad delegado por Cristo a sus Apóstoles hasta hoy, a este gesto que se ha
repetido de generación en generación lo llamamos: Sacramento del Orden Sacerdotal, donde se transfiere el poder
de repetir el milagro Eucarístico (Marcos 14,22), el poder y la misión de predicar y bautizar (Mateo 28,18-19) de
juzgar para perdonar los pecados (Juan 20,21-23), el ministerio de la reconciliación (II Cor 5,18-20) y representar
a Cristo en todo hasta el fin del mundo (II Cor 6, 1-4; Mateo 28,20). Vemos por ejemplo como San Pablo
ordenando la Iglesia en sus inicios, le envía una carta a uno de sus discípulos, y le aclara: "El motivo de haberte
dejado en Creta, fue para que acabaras de organizar lo que faltaba y establecieras presbíteros en cada
ciudad, como yo te ordené" (Tito 1:5). De igual forma le escribe a Timoteo: "No descuides el carisma que
hay en ti, que se te comunicó por intervención profética mediante la imposición de las manos del colegio de
presbíteros" (I Timoteo 4,14). El Sacramento del Orden Sacerdotal ya está configurado en la Antigua Alianza
“… desde el día en que los presentó para ejercer el sacerdocio de Yahveh. Esto mandó Yahveh que los
israelitas les dieran el día en que los ungió, como decreto perpetuo de generación en generación”. (Levítico
7:35-6). Desde el Antiguo Testamento vemos la sucesión de los Patriarcas (Exodo 3:6) y de los Profetas: Moisés
ungiendo en Josué a sus sucesores (Números 27:18 Deuteronomio 3:28) Elías ungiendo por orden de Dios a Eliseo
(I Reyes 19:16- 21), para que continúen la misión de anunciar la Palabra de Dios de generación en generación. Y
en Nuevo Testamento, vemos la sucesión de los Apóstoles:”Entonces oraron así: «Tú, Señor, que conoces los
corazones de todos, muéstranos a cuál de estos dos has elegido, para ocupar en el ministerio del apostolado el
puesto del que Judas desertó para irse adonde le correspondía.» : Hechos 1:24 Vemos la sucesión en el Ministerio
Episcopal: “Porque el epíscopo, como administrador de Dios, debe ser irreprochable; no arrogante, no colérico,
no bebedor, no violento, no dado a negocios sucios” (Tito 1:7) y en el Ministerio Sacerdotal: “Llegados a Jerusalén
fueron recibidos por la Iglesia y por los apóstoles y presbíteros, y contaron cuanto Dios había hecho juntamente
con ellos. (Hechos 15:4), Se puede evidenciar la importancia de esta sucesión del ministerio apostólico en los
Obispos, Presbíteros y Diáconos en las siguientes citas: Hechos 14:23; Hechos 15:22; Hechos 16:4; Filipenses
1:1; I Timoteo 4:14; I Timoteo 3:8. Por eso los Católicos hablamos de los Obispos, como sucesores de los
apóstoles, porque somos herederos de la autoridad y el poder que Cristo dio a sus discípulos, en razón de la
duración de la misión de la Iglesia hasta el la consumación de los tiempos (Mateo 28,20), nosotros al igual que los
apóstoles reconocemos las autoridades delegadas por Cristo y las tomamos en alta consideración, por ejemplo
veamos como comienza la Carta a los Filipenses: “Pablo y Timoteo, siervos de Jesucristo, a todos los santos que
están en Filipos, con los Obispos y Diáconos” (Filipenses 1,1).
29. ¿Cuándo Jesús instituye el sacramento de la Unción de los Enfermos?
Lo instituye primeramente con su ejemplo de vida: “Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas,
enseñando en las sinagogas de ellos, predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda
dolencia en el pueblo” (Mateo 9,35). “Cómo Dios, a Jesús de Nazaret , le ungió con el Espíritu Santo = y con
poder, y cómo él pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el Diablo, porque Dios estaba con él”
(Hechos 10,38).
Luego con un Mandato directo a sus discípulos: “Sanad a los enfermos, limpiad a los leprosos ...” (cf
Mateo 10,8), “Sanen a los enfermos y digan a su gente el reino de Dios ha venido a Ustedes” (Lucas 10,9).
También después de su resurrección les dice a sus apóstoles, que los acompañarán entre otros milagros que: “...
Pondrán las manos sobre los enfermos y quedarán éstos curados” (Marcos 16,18) y por ultimo vemos su
continuidad en la Iglesia después de su ascensión del Señor, ahora por manos de los apóstoles, que lo llevan a cabo
y nos mandan a continuarlo: "¿Está enfermo alguno entre vosotros? Llame a los presbíteros de la Iglesia, oren
por él, ungiéndolo con óleo en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo y el Señor lo
aliviará: y si se halla con pecados, se le perdonarán. Confesad pues vuestros pecados unos a otros y orad los
unos por los otros, para que seáis salvos: porque mucho vale la oración perseverante del justo" (Santiago
5,14-16).
Aunque la Unción de los enfermos es un sacramento de sanación física y espiritual, no puede ser usado
como una búsqueda desesperada por huir del sufrimiento, sino como una muestra de solidaridad, compañía,
misericordia donde se encuentra el sentido al padecimiento unido al de Cristo (Lee Col 1,24; Fil 1,29) ya que si
hemos sufrido con Cristo, estaremos con Él en la Gloría (cf Rom 8,17) y en algunos casos de preparación para la
muerte, como la unción de Cristo en Betania (Juan 12,7), no podemos afanarnos por la salud al punto de llegar a
negar, la dimensión redentora del sufrimiento vivido en comunión con Cristo y su Cruz.

Capitulo III: La Madre del Señor


30. ¿Es correcto alabar a la Virgen María?
Dios exalta a los humildes (Lc 1,52) y dice su Palabra: “...El que se humille será ensalzado” (cf Lc
14,11) y entonces si Dios lo hace, nosotros también exaltamos y ensalzamos a quién es tan humilde que se llamó a
sí misma esclava del Señor (Lc 1,38), y celebra que Dios tome en cuenta su humildad y se regocija en la bajeza de
su condición de sierva (Lc 1,46-48).
Si es correcto alabar a la Virgen, porque cuenta la Palabra que el Ángel Gabriel, enviado por Dios Padre,
le dijo una hermosa alabanza: “Dios te salve María ¡oh llena de gracia!, el Señor está contigo: Bendita tú eres
entre todas las mujeres” (Lucas 1,28), y sabemos que Jesús la honro de toda su vida, cumpliendo el precepto y la
exaltó como la mejor Madre del mundo (la Bendita entre todas las Mujeres). Por eso la Biblia expresa que en
todos los tiempos, se alabará a la Bienaventurada Virgen María, que es la Mujer Virtuosa de Proverbios 31,29-30,
la misma Virgen llena del Espíritu Santo dijo: “Porque: ha puesto los ojos en la humildad de su esclava, por eso
desde ahora todas las generaciones me llamarán Bienaventurada” (Lucas 1,48). En cumplimiento de esa
profecía Bíblica, todas las generaciones de creyentes en Cristo Jesús, desde el primer siglo de la cristiandad, han
alabado, honrado y exaltado a la Bendita Madre de Jesucristo, en virtud de las grandes maravillas que Dios ha
hecho en Ella (Lc 1,49) y se seguirá alabando a la Bienaventurada Virgen, porque es Palabra de Dios, profecía
bíblica, voluntad y designio Divino, que por los siglos de los siglos ha de cumplirse, como decreto eterno, para
mayor Gloría de Jesucristo Hijo único de Dios y de la Virgen, amén. Es importante notar también el verdadero
sentido del pasaje. El pasaje no dice: "Todas las generaciones sabrán que soy bienaventurada", o "Todas las
generaciones dirán que fui bienaventurada", sino que la Virgen María va mucho más allá: "Todas las generaciones
me llamarán bienaventurada", la llamarán a ella, desde ese momento y en el futuro, dirigiéndose a ella
directamente, porque Dios, no es un Dios de muertos sino de vivos.
31. ¿Los Católicos adoramos a la Santísima Virgen María?
No, de ninguna manera. Todo buen cristiano debe amar, y venerar a la Bendita Madre de Dios, pero
adoramos únicamente a Dios Padre, Hijo, y Espíritu Santo, un solo Dios verdadero en tres Divinas Personas.
Adorar a alguien significa, creer que ese ser es el creador de cielo y la tierra y amarlo sobre todas las cosas, y
ningún católico es tan ignorante para pensar que la Virgen María creó el cielo y la tierra, pero sabemos que la
Bienaventurada Virgen María es una criatura amada y exaltada por Dios.
Para entender bien el primer mandamiento referido a la Adoración a Dios y la prohibición de la idolatría,
es bueno leer en Marcos 12,30 lo que nos explica Jesucristo: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón,
con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas". Para darnos cuenta que es en Espíritu y en
Verdad que debemos adorar a Dios, y no es tan fácil Adorar como arrodillarse, adorar involucra nuestra inteligencia
y nuestras facultades, es mucho más que gestos externo.
El Antiguo Testamento relata la gran veneración del Arca de la Alianza (cf Núm 10:33; 14:44; Deut 10:8;
31:9; 31:25; 31:26; Josué 3:3-4,18 I Reyes 3:15; I Reyes 6:19- 8:21; I Crónicas 15:25- I Crónicas 28:18) y a Biblia
nos revela que María es la nueva arca de la alianza, por haber en ella la presencia completa de la Trinidad :"El
ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por
eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios." Lucas 1,35: El Padre: "y el poder del Altísimo
te cubrirá con su sombra" El Hijo: "eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios." El Espíritu
Santo: "El Espíritu Santo vendrá sobre ti" "Y se abrió el Santuario de Dios en el cielo, y apareció el arca de su
alianza en el Santuario , y se produjeron relámpagos, y fragor, y truenos, y temblor de tierra y fuerte
granizada." Apocalipsis 11,19 y en el capitulo siguiente la llama directamente “Señal” a Maria que es la Mujer
vestida de según la profecía: “Por lo tanto, el mismo Señor os dará la señal: Sabed que una Virgen concebirá
y parirá un hijo, y le su nombre será Emmanuel (o Dios con nosotros)” (Isaías 7, 14).
Veneramos a la Santísima Virgen, porque Dios Padre, la alabó por boca del Ángel Gabriel: "Y habiendo
entrado el Ángel, le Dijo: “Dios te salve ¡oh llena de gracia!, el Señor está contigo: Bendita tú eres entre
todas las mujeres" (Lucas 1,28), Dios Hijo Jesucristo, en cumplimiento del cuarto mandamiento (cf Ex 20,12), la
honra toda su vida, como a la mejor de las Madres (cf Lucas 2,51), y Dios Espíritu Santo, que vino sobre la Virgen,
la cubrió con su sombra (cf Lucas 1,35), la alabó por boca de Santa Isabel: “Y aconteció que cuando oyó Isabel
la salutación de María, la criatura saltó en su vientre; y Isabel fue llena del Espíritu Santo, y exclamó a gran
voz: Bendita tú entre las mujeres y bendito sea el fruto de tu vientre” (Lucas 1,41).

32. ¿Por qué la Virgen María aparece en distintos lugares de Mundo?


En la Biblia se narran muchas Epifanías del Señor (Génesis 12:7; Génesis 18:1; Exodo 3:2), apariciones
de ángeles (Zacarías 5:5; Mateo 2:13; Apocalipsis 5:2) de Santos (Mateo 27:53) y de Profetas (Mateo 17:3).
Siguiendo este patrón Bíblico la Virgen María se aparece para renovar la fe de los pueblos, nos hace un llamado a
la conversión y a la penitencia, y recuerda a la humanidad el mensaje contenido en el evangelio de su Hijo
Jesucristo, para los que estén alejados vuelvan a la Iglesia que Jesús fundó. El mensaje mariano, no añade nada
nuevo a la revelación, la Virgen “llena de gracia” nos conduce al fiel cumplimiento de nuestros deberes cristianos,
al igual que en el evangelio: “Su Madre (María) dijo a los que servían: Haced todo lo que (Jesús) os mande”
(Juan 2,5). Luego Jesús nos pide que cumplamos la divina voluntad del Padre Celestial, por eso todos los
mensajes su Bendita Madre son Cristo céntricos «Haced lo que Jesucristo os diga.» Preparándonos para que
Jesucristo nos diga: «No todo el que me diga: "Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que
haga la voluntad de mi Padre celestial. (Mateo 7,21). La Santísima Virgen María, viene a cumplir su Misión de
Aplastar la cabeza de Satanás, derrocar y destronar las huestes Malignas aliadas al mal y al error. En Génesis
capitulo tres, Dios predestina a la Madre del Salvador, y le otorga a la Virgen y su descendencia (Jesucristo y su
Iglesia) el Poder y la Misión de derrotar a la Serpiente Antigua (Satanás y sus demonios), "Enemistad pondré
entre ti (Serpiente) y la mujer, y entre tu linaje y su linaje: él te pisará la cabeza mientras acechas tú su
calcañar.»" Génesis 3,15 Profecía que se vería cumplida cuando María como nueva arca de la alianza y la
serpiente manifestaría su enemistad contra ella: "Y se abrió el Santuario de Dios en el cielo, y apareció el arca
de su alianza en el Santuario, y se produjeron relámpagos, y fragor, y truenos, y temblor de tierra y fuerte
granizada." Apocalipsis 11,19; "Una gran señal apareció en el cielo: una Mujer, vestida del sol, con la luna
bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza;" Apocalipsis 12,1. La mujer es María, con una
corona (por ser reina, "La gran Dama") de 12 estrellas (reina de las 12 tribus de Israel y de los 12 apóstoles) "está
encinta, y grita con los dolores del parto y con el tormento de dar a luz." (Apocalipsis 12,2 ). Que está en cinta
del Mesías (El linaje de la mujer), por lo que aparece el dragón que en su rebelión le siguen la tercera parte de los
ángeles convertidos en demonios y precipitados a tierra: "Y apareció otra señal en el cielo: un gran Dragón
rojo, con siete cabezas y diez cuernos, y sobre sus cabezas siete diademas. Su cola arrastra la tercera parte de
las estrellas del cielo y las precipitó sobre la tierra. El Dragón se detuvo delante de la Mujer que iba a dar a luz,
para devorar a su Hijo en cuanto lo diera a luz." Apocalipsis 12,3-4. La mujer da a luz el Mesías:"La mujer, dio a
luz un Hijo varón, el que ha de regir a todas las naciones con cetro de hierro; y su hijo fue arrebatado hasta
Dios y hasta su trono." Apocalipsis 12,5 Y sus ángeles dirigidos por San Miguel combaten a las serpientes y
vencen gracias a la sangre del Cordero: "Entonces se entabló una batalla en el cielo: Miguel y sus Angeles
combatieron con el Dragón. También el Dragón y sus Angeles combatieron, pero no prevalecieron y no hubo
ya en el cielo lugar para ellos. Y fue arrojado el gran Dragón, la Serpiente antigua, el llamado Diablo y Satanás, el
seductor del mundo entero; fue arrojado a la tierra y sus Angeles fueron arrojados con él. Oí entonces una fuerte
voz que decía en el cielo: «Ahora ya ha llegado la salvación, el poder y el reinado de nuestro Dios y la
potestad de su Cristo, porque ha sido arrojado el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba día y
noche delante de nuestro Dios . Ellos lo vencieron gracias a la sangre del Cordero y a la palabra de testimonio
que dieron, porque despreciaron su vida ante la muerte." Apocalipsis 12,7-11. Cumpliéndose plenamente estas
profecías, en esa lucha, la Virgen recibe muchos ataques del Maligno y sus secuaces, donde hay enemistad entre
la mujer y el dragón debemos tener claro de que bando debemos estar.
33. ¿Las Apariciones de María están predichas en la Biblia?
Si la apariciones de la Virgen María son el cumplimiento de una profecía del Apocalipsis de San Juan, que
narra una aparición de la Madre de Jesús: "Una gran señal apareció en el cielo: una Mujer, vestida del sol, con
la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza; está encinta, y grita con los dolores del
parto y con el tormento de dar a luz" (Ap 12,1-2)... "La mujer, dio a luz un Hijo varón, el que ha de regir
a todas las naciones con cetro de hierro; y su hijo fue arrebatado hasta Dios y hasta su trono" .(Apocalipsis
12,5). ¿Quién es esa mujer y por qué está en el cielo? Es la Madre del Hijo de Dios, ¿Cómo es qué da a luz al
varón que se sienta junto al trono de Dios? Porque es la Madre del Rey de reyes ¿Cómo es qué está coronada? En
virtud de su Hijo que prepara un pueblo de sacerdotes, profetas y reyes ¿Cómo es qué apareces viva? Porque su
Hijo, nos trajo la vida abundante y no el sueño abundante, Dios es un Dios de vivos, ¿Cómo es que aparece en el
cielo? Porque fue asunta a los cielos, ¿Por qué está vestida por el Sol de Justicia? Ya que esta revestida de la
plenitud de las gracias de Dios, porque es la llena de gracia, ¿Por qué Juan la llama Señal? Porque María es la
Doncella de la profecía de Isaías 7,11-14 “Pues bien, el Señor mismo va a daros una señal: He aquí que una
doncella está encinta y va a dar a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel” . ¿Cómo es qué lucha
contra al dragón la antigua serpiente? Porque La Virgen Maria es la Nueva Eva, anunciada en Génesis 3,15, si la
Biblia dice todo esto de María ¿Cómo puede haber cristianos que afirman saber mucho de la Biblia y no saben
esto? Leamos más la Biblia.
Dios desde antiguo anuncia que: «Sucederá después de esto que yo derramaré mi Espíritu en toda
carne. Vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán, vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes
verán visiones” (Joel 3,1) San Pedro el día de Pentecostés confirma que estamos en el tiempo del derramamiento
del Santo Espíritu sobre todo hombre y unas de sus manifestaciones sería tener “Visiones” (cf Hch 2,l7) entonces,
que es lo extraño que tengamos visiones o videntes en la Iglesia; como el apóstol Juan que en el Apocalipsis narra
un gran numero de visiones.

34. ¿Es correcto que los Católicos llamemos a María “Reina y Madre”?
Si San Pablo nos dice que todos creyentes recibiremos una corona incorruptible (Lee I Co 9,25) ¿Por qué
María no? Si Isabel (inspirada por el Espíritu Santo) le dice a María: “Bienaventurada tu por haber creído que
se cumplirían las promesas del Señor” (Lucas 1,45) ¿Acaso no fue creyente? Si Cristo prepara una nación santa,
un pueblo de Sacerdotes, Profetas y Reyes (Lee I Pe 2,9; Apocalipsis 5,10) ¿Que de extraño puede tener que
también su Madre, en ese pueblo, pueda recibir algunos de esos títulos?

Si es correcto que todo cristiano llame a María “Reina”: porque es la Madre de Jesucristo Rey de reyes y
Señor de señores, porque esta casada con José heredero legítimo al trono de la dinastía de David (según S. Mateo
1,6-16) y en Ap 12,1 aparece la Madre de Jesús coronada por doce estrellas, y esa corona es símbolo de su Reinado
en la Iglesia Católica y Apostólica del Señor; El cristiano católico debe tener claro que la adoración solo se debe a
Dios, pero a María hay que amarla y honrarla por ser quien es, la madre del Rey y Señor y por tanto la Reina.
Recordemos que en el reinado de David siempre la reina era la madre y tenía un trono al lado del rey: "Entró
Betsabé donde el rey Salomón para hablarle acerca de Adonías. Se levantó el rey, fue a su encuentro y se
postró ante ella, y se sentó después en su trono; pusieron un trono para la madre del rey y ella se sentó a su
diestra. Ella dijo: «Tengo que hacerte una pequeña petición, no me la niegues.» Dijo el rey: «Pide, madre mía,
porque no te la negaré.»" 1 Reyes 2,19-20.Tenía un título poderoso y prestigioso: GEBIRAH ("señora", "Gran
Dama") y hasta llevó una corona: "Di al rey y a la Gran Dama: Humillaos, sentaos, porque ha caído de vuestras
cabezas vuestra diadema preciosa." Jeremías 13,18 Y por eso la madre del rey ocupaba un lugar especial y su
nombre era asociado con la toma de poder de éste: "Roboam, hijo de Salomón, reinó en Judá; tenía 41 años
Roboam cuando comenzó a reinar y reinó diecisiete años en Jerusalén, la ciudad que había elegido Yahveh de entre
todas las tribus de Israel para poner en ella su Nombre . El nombre de su madre era Naamá, ammonita." 1
Reyes 14,21 "El año dieciocho del rey Jeroboam, hijo de Nebat, comenzó a reinar Abiyyam sobre Judá. Reinó tres
años en Jerusalén; el nombres de su madre era Maaká, hija de Absalón." 1 Reyes 15,1-2 La "Gebirah" es
mencionada casi regularmente en las listas de los reyes de Judá (salvo Jorán, Acaz y Asá). Y Jesús es el legítimo
heredero del reinado de David, que trascendería el mundo terrenal: "El será grande y será llamado Hijo del
Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre;" Lucas 1,32 Y por eso estaba profetizado desde
el antiguo testamento que Jesús tomaría posesión de su reino, y a su lado, una reina vestida con oro de Ofir (lugar
que como hemos visto ocupa siempre la madre) "Tu trono es de Dios para siempre jamás; un cetro de equidad, el
cetro de tu reino; tú amas la justicia y odias la impiedad. Por eso Dios, tu Dios, te ha ungido con óleo de alegría
más que a tus compañeros; mirra y áloe y casia son todos tus vestidos. Desde palacios de marfil laúdes te recrean.
Hijas de reyes hay entre tus preferidas; a tu diestra una reina, con el oro de Ofir" Salmo 45,7-10 Y la
concordancia entre el salmo 45 y las palabras de María es innegable: "Toda espléndida, la hija del rey, va adentro,
con vestidos en oro recamados; con sus brocados el llevada ante el rey. Vírgenes tras ella, compañeras suyas, donde
él son introducidas; entre alborozo y regocijo avanzan, al entrar en el palacio del rey. En lugar de tus padres,
tendrás hijos; príncipes los harás sobre toda la tierra .¡Logre yo hacer tu nombre memorable por todas las
generaciones, y los pueblos te alaben por los siglos de los siglos!" Salmo 45,14-18 y dice San Juan que María, la
Mujer vestida de Sol que aparece en el cielo coronada, se enfrenta en gran batalla contra el Dragón, y el cual
viendo su inminente derrota: “Entonces el Dragón se llenó de ira contra la Mujer, se fue a hacer la guerra al
resto de sus hijos, los que guardan los mandamientos de Dios y mantienen el testimonio de Jesús” (Ap
12,17) San Juan es claro en afirmar que los seguidores de Jesucristo sus validos testigo, somos descendencia de la
Mujer que dio a luz a Jesús (la Virgen María) la Madre de Aquel que: “fue arrebatado hasta Dios y hasta su
trono” es “María” por tanto ella es nuestra Madre (Lee Ap 12, 1-17). Y la llamamos “Madre” a la Santísima
Virgen, no porque somos dignos de tener una madre pura, santa e inmaculada, sino porque Jesús que si la
mereció, nos la regaló como madre nuestra en la cruz: “Luego dice al discípulo: "Ahí tienes a tu madre." Y
desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa” (Juan 19,27). Y desde esa hora del calvario, comenzó la
maternidad espiritual de la Virgen sobre todos los discípulos amados por Jesús. Además siendo la Virgen Madre de
Jesús que es la Cabeza de la Iglesia (Lee Efesios 1,22), es también madre de nosotros que somos su cuerpo místico
y mantenemos su testimonio, porque una madre no engendra solo a la cabeza, sino también el cuerpo de su hijo,
pues dice San Pablo en las cartas a los Corintios, que la Iglesia es el cuerpo místico de Cristo (Lee I Cor 12,27)
entonces necesariamente la Virgen María también es madre nuestra, si pertenecemos al Cuerpo Místico de Cristo la
verdadera Iglesia que Jesús edificó.

35. ¿María la Madre del Señor tubo más hijos biológicos?

Aunque la Biblia especifica toda la familia de Jesús desde Abraham en adelante (Mateo 1,1-ss) y no
menciona que José y María, hayan tenido más hijos, las sectas afirman argumento de que Jesús tenía "hermanos",
que María tiene más hijos biológicos. Ciertamente la Biblia nos habla de los "hermanos de Jesús" (cf Mateo
12,46; Marcos 6,3; Juan 7,5; I Corintios 9,5) pero jamás menciona otros hijos de María y José sino solo a
Jesucristo. Es necesario entender que el arameo, lenguaje de Jesús y de los Apóstoles, utilizaba la misma palabra
para referirse a hermanos, como a parientes, primos, sobrinos, tíos y miembros del clan familiar. El Nuevo
Testamento fue escrito en griego pero sus autores eran de cultura hebrea. La palabra hebrea que significa
"hermanos" o "primos" fue traducida al texto original griego de la Biblia como "adelphos". A diferencia del hebreo
o el arameo, el griego tiene una palabra específica para primos: "anepsios", pero los traductores del Nuevo
Testamento, siendo de cultura hebrea, prefirieron usar "adelphos" para traducir la palabra aramea "hermanos" que,
como hemos dicho incluye primos y otras relaciones. Es decir, utilizaron la palabra griega pero en el sentido
original del lenguaje de Jesús. El mismo uso de "adelphos" ocurre en la Septuagésima, la traducción de las
Sagradas Escrituras (A.T.) al griego, hecha por los judíos poco antes de la venida de Cristo. Esta traducción es
importante porque es la que utilizaron los autores del N.T. para la mayoría de sus referencias al A.T.

Es así como vemos en la Biblia que Lot se le llama "hermano" de Abraham en Gen. 14,14, pero sabemos
por la misma Biblia que era su sobrino (Gen. 11,26-28), a Jacob le llaman "hermano" de Laban quien es en
realidad su tío (Gen. 29,15); en Crónicas 23,21-22: "Hijos de Majlí: Eleazar y Quis. Eleazar murió sin tener hijos;
sólo tuvo hijas, a las que los hijos de Quis, sus hermanos, tomaron por mujeres." Aquí son primos o parientes los
que se casan pero se les llama "hermanos", según la costumbre hebrea, ver también: 1 Sam. 9,13; 20,32; 2 Sam.
1,26; Amos 1,9.

Además la Biblia llama "Hermanos" no solo a los que eran familia cercana, por ejemplo: en
Deuteronomio 23,8: "No tendrás por abominable al idumeo, porque es tu hermano"; Los 42 "hermanos" del rey
Ocozías que bajaban a saludar a los hijos del mismo rey y de la reina. Cf. II Reyes 10,13-14; Nehemías 5,8: "y les
dije: «Nosotros hemos rescatado, en la medida de nuestras posibilidades, a nuestros hermanos judíos que habían
sido vendidos a las naciones. ¡Y ahora sois vosotros! vendéis a vuestros hermanos" ; en Jeremías 34,9: "en orden a
dejar cada uno a su siervo o esclava hebreos libres dándoles la libertad de suerte que ningún judío fuera siervo de
su hermano." (Mat. 13, 55-56).

En Mt. 13, 55-56 encontramos los nombres de cuatro «hermanos» de Jesús: Santiago (o Jacobo), José,
Simón y Judas. De estos cuatro hermanos de Jesús arriba mencionados, dos eran apóstoles: Santiago «el hermano
del Señor» (Gál. 1, 19) es el apóstol Santiago «el Menor» (Mc. 15, 40), y Judas, «servidor de Jesucristo y hermano
de Santiago». La madre del apóstol Santiago el Menor se llama María y esta María, madre de Santiago y José,
estaba junto a la cruz de Jesús (Mc. 15, 40) y era «hermana de María la Madre de Jesús» (Jn. 19, 25) y tía de Jesús.
Es la que el Evangelista llama María de Cleofás (Jn. 19, 25) y si la Biblia nos menciona los el papa y mamá
(Cleofás y otra María) de estos hermanos de Jesús, porque seguir especulando en contra de la Palabra de Dios.

Los católicos creemos que Jesús tiene mas hermanos, profesamos que todos los cristianos somos hermanos
de Jesús en virtud de nuestro bautismo. Profesamos al mismo tiempo que Jesús no tuvo hermanos naturales
(Biológicos). La Santísima Virgen María fue siempre Virgen. Porque no existe una sola sugerencia en la Biblia de
que la Virgen tuviera otros hijos. Cuando la Sagrada Familia huye a Egipto, cuando se les pierde el niño en
Jerusalén (Lucas 2,41-51), siempre se refiere a un solo hijo. Los de Nazaret, aun cuando hablan de los "hermanos"
de Jesús, se refieren a Jesús, no como "un hijo de María" sino como "el hijo de María" (Mc 6,3).

Hay además otras razones culturales que indican que los "hermanos" de Jesús no eran de sangre. Entre los
judíos, los hermanos menores no podían aconsejar a los mayores. Por eso cuando en una cita un hermano aconseja
al otro se entiende que quien aconseja es el mayor. Sin embargo los "hermanos" de Jesús le aconsejan que se vaya a
Judea (Juan 7,3-4). En otra ocasión tratan de llevárselo (Marcos 3,21). Estos hermanos no pueden entonces ser
hermanos de sangre ya que Jesús es el primogénito (no tenía hermanos mayores -Cf. Lucas 2,7).

Veamos lo que ocurrió cuando Jesús moría en la cruz. Juan 19,26-27 "Jesús, viendo a su madre y junto a
ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo.» Luego dice al discípulo: «Ahí
tienes a tu madre.» Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa." El Evangelio nos da el nombre de
cuatro de sus "hermanos" de Jesús: Santiago, José, Simón y Judas. Si fueran sus hermanos de sangre serían hijos de
María. ¿Por qué entonces Jesús la entregó a Juan? Si ellos (los hermanos del Señor) hubiesen sido hijos de María,
ella nunca hubiese sido entregada en el momento de la pasión al apóstol Juan como su madre. Jesús establece una
relación de madre-hijo que no es por naturaleza sino por gracia. Como Juan, todos los bautizados somos hijos de
María, ella es nuestra Madre y somos hermanos de Jesús.

En el Apocalipsis vemos, en efecto, quienes son los otros hijos de María. Apocalipsis 12,17 "Entonces
despechado contra la Mujer, se fue a hacer la guerra al resto de sus hijos, los que guardan los mandamientos
de Dios y mantienen el testimonio de Jesús." Es por eso una lástima que algunos cristianos renuncien a la Madre
que el mismo Jesús ha dado a los que han de mantenerse fieles en la batalla. Finalmente. ¿No es cierto que los
protestantes, como nosotros, suelen saludarse como "hermanos" y que sus predicadores se dirigen al pueblo con las
palabras "queridos hermanos"?. ¿Sería lógico entender que se trata hermanos de sangre?. Entonces, ¿Por qué no
utilizar también el buen juicio que Dios nos da para entender las Sagradas Escrituras? ¿Por qué no aceptar con
humildad la sabia interpretación que han tenido los cristianos desde los primeros siglos que es la enseñanza de la
Iglesia? Recemos pues para que los corazones se ablanden y podamos un día vivir todos en paz, como hermanos en
Cristo y con nuestra madre, María Santísima.

36. ¿María Permaneció siempre Virgen?

La Biblia nos habla de la virginidad Perpetua de María Santísima (cf Isaías 7,14; Lc 1,26-38), en la
Anunciación, el ángel dice a María que concebirá un hijo. María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto
que no conozco varón?» (Lucas 1,34) ¿Por qué María hace esta pregunta? "Conocer" para los hebreos significa
tener relaciones. Si ella tuviera planes de tener relaciones con José o con otro hombre, entonces la pregunta sería
absurda. Por eso, desde el principio (como se puede constatar al leer los Padres de la Iglesia), los cristianos han
entendido en este pasaje que María tenía un voto de virginidad que debía mantenerse aún en caso de matrimonio.
Sabemos que algunos judíos hacían este voto (Ej.: Números 6,2-ss). Además había mujeres consagradas vírgenes
para el servicio del Templo.

Muchos protestantes niegan la virginidad perpetua de María. Se basan en una mala interpretación de Mateo
1,24-25: "Despertado José del sueño, hizo como el Ángel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su
mujer. Y no la conocía hasta que ella dio a luz un hijo, y le puso por nombre Jesús". Hay muchos pasajes de
la Biblia en que la palabra "hasta que" no indica un cambio posterior de estado. Por ejemplo, 1 Corintios
15,25: "Porque debe él (Jesús) reinar hasta que ponga a todos sus enemigos bajo sus pies". Obviamente Cristo
no dejará de reinar después de vencer a sus enemigos. Más bien será entonces cuando su reino se haga evidente a
todos, la Biblia nos dice que "Cristo reinará para siempre" (Lc 1, 32-33). Otros ejemplos del uso de la palabra
"hasta" sin cambio posterior de estado: A.T: Gen 8, 5y 49,10; Sam 20,3; Judit 12,14 y 16,23. En el N.T.: Mat 28,20;
1 Tim 4,13 y 6,14; Rom 8,22; Fil 1,5.

Mateo quiso especificar que el parto de Jesús fue virginal. Los protestantes contradiciendo la composición
de la familia de Jesús que describe el evangelio (cf Mateo 1,1-ss); deducen que Jesús al ser "el primogénito",
entonces otros hermanos vendrían después; en algunas traducciones del texto dice "dio a luz a su primer nacido"
o primogénito (la Biblia de Jerusalén traduce "un hijo"). El "primer nacido" era un título de privilegio, aunque no
tuviese hermanos. Una vez más vemos el error de traducir e interpretar sin conocer el lenguaje, la cultura y el
contexto de aquellos tiempos. Ejemplos: David es llamado el "primer nacido" (salmo 89,28) aunque es el octavo
hijo (1 Sam 16). Jesús es llamado el "primer nacido" de toda la creación (Col 1,15) aunque muchos nacieron en la
carne antes que El. San Pablo quiere indicar la primacía de Jesús. Según la ley del A.T., los varones primeros en
nacer debían ser consagrados y redimidos 40 días después del nacimiento (Ex 34,20). Estos eran "Primogénitos"
sin saberse si serían o no hijos únicos. La prueba que esta en el calvario, cuando: “Jesús, viendo a su madre y
junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo.» Luego dice al
discípulo: "Ahí tienes a tu madre." Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa” (Juan 19, 26-27).

Más sagrada que el Arca de la Alianza, del Antiguo Testamento, María se tiene en la Biblia como santísima e
incorrupta: ¿Qué era el Arca para los Israelitas? El Arca era una "caja" mandada hacer por Dios (Ex 25,10-22) con
el propósito de comunicarle a Israel sus oráculos desde el Arca (Ex 25,22). Este término es de uso muy antiguo y
de significación muy profunda. Lo utiliza Lucas en su relato de la visitación de María a su prima Isabel, y lo utiliza
Juan en el Apocalipsis. El Arca contenía lo más valioso para los judíos; las tablas de la ley (Ex 40,18-21), la vara
de Aarón (Núm 17,16-26) y el maná que con que Dios los alimentó en el desierto (Ex 16,32-34). En resumen, el
Arca era el signo de la presencia de Dios. Ahora bien, María lleva en el vientre algo mucho más valioso que todo
esto. María lleva en su seno al Autor de la Ley, lleva en sus entrañas al que colgó de un madero para salvar al
mundo; y de su ser tomo carne el Pan Vivo bajado del Cielo que da la Vida Eterna. Por esto María es el
Tabernáculo donde habita el Señor, y de aquí surgen varias letanías, vivas expresiones del pueblo cristiano a lo
largo de los siglos y que son propuestas por la Iglesia para instrucción nuestra.

37. ¿ Por qué pedir a la Virgen María si Jesucristo es el único Mediador”?


Jesucristo quiso necesitar la mediación de San José (como padre adoptivo) y de la Virgen, para insertarse
en la familia humana, Jesús si necesitó a La Virgen de Nazaret para encarnarse, para nacer, para ser presentado en
el templo, para ser criado en el pueblo de Dios como uno de tantos, para que lo acompañara hasta el calvario, en su
resurrección, para que acompañara a sus discípulos en Pentecostés, para que fuera la madre de los discípulos;
entonces cómo es que alguien que dice guiarse por la Biblia profesa que la Virgen no es necesaria.
Las sectas hacen ver que los Católicos adoramos a la Virgen y a los Santos y esto lo hacen con el único
propósito de hacernos ver que nosotros no creemos que existe un solo mediador entre el Hijo y El Padre y
poniendo en tela de juicio nuestra propia fe católica. Para aclarar esta disyuntiva, nuestra respuesta es la siguiente:
Hay dos clases de mediadores: el que paga por nuestros pecados y salva nuestra alma ese es uno solo, Jesucristo.
En esto únicamente Cristo es el Mediador porque El murió para pagar nuestros pecados, y nadie más ha muerto por
nuestros pecados. “Porque hay un solo Dios, y también un solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo
Jesús, hombre también” (I Timoteo 2,5). Y precisamente ese Mediador nos dice: “En verdad, en verdad os
digo: el que crea en mí, hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre.
(Juan 14,12). Es decir cada creyente es en Cristo mediador y corredentor de la humanidad, la misma obra del
Mesías se le confía al pueblo que recibe el Espíritu Santo del Mesías, para continuar su misión mediadora.
Encargando a los creyentes, al nuevo Pueblo de Dios, que es la Iglesia, la labor Sacerdotal, que es medicación
entre Dios y los hombres (Levítico 14,19; Hebreos 5,1), en virtud de las gracias y méritos de su misión mesiánica,
su pasión, su resurrección y su ascensión.
Todos los creyentes podemos y debemos ser intercesores o mediadores (cf I Tes 5,25) los unos de los otros
(Santiago 5,16), ya que Cristo con su sacrificio en la cruz compró para Dios, con su sangre: hombres de toda raza,
lengua, pueblo y nación; “y has hecho de ellos para nuestro Dios, un Reino de Sacerdotes, y reinan sobre la
tierra.» (Apocalipsis 5,10) y si somos ese pueblo de sacerdotes, profetas y reyes (cf I Pe 2,9) es precisamente para
como sacerdotes presentar sacrificios y ofrendas a Dios, por los hombres (Mediación), como profetas llevar el
mensaje de Dios a los hombres (Mediación) y como reyes extender el reino de Dios en toda la creación
(Mediación).
Todos los creyentes somos mediadores en Cristo, no por nuestros méritos, sino por los virtudes de Cristo,
porque El murió para pagar nuestros pecados, y solo el sacrificio del Hijo Eterno tiene ese valor infinito de saldar o
redimir nuestros pecados a eso se refiere san Pablo en su primera encíclica a Timoteo (2,5), pero hay otra clase de
mediador el que ruega a Jesús y al Padre y al Espíritu Santo por nosotros para obtener de ellos, los favores que
necesitamos. Esos son la Santísima Virgen y los Santos y toda la Iglesia. Y en este sentido si puede haber más de
un mediador.
En la Sagrada Escritura tanto en el antiguo testamento como en el nuevo, trae ejemplos de lo expuesto
anteriormente: Cuando Dios se disgustó con los 4 hombres que le habían inventado al Patriarca Job lo que él había
hecho, entonces Dios les dijo: "Mi siervo Job intercederá por vosotros y Yo le atenderé su petición para no
trataros duramente como merecéis" (Job 42,8). En este caso Job aparece como Mediador entre los hombres y
Dios, pero no para pagar las deudas que le tenían al Señor, sino para rogar en favor de ellos. Y el Señor Dios
atendió su petición y los perdonó. Hay otro caso en el antiguo testamento donde Moisés dice a Dios: “Perdona las
maldades de este pueblo, según la grandeza de tu misericordia” (Nm. 14,19) y Dios le responde:"Los perdono
conforme a tu súplica" Aquí Moisés aparece como mediador no pagando los pecados de los otros (que eso
solamente lo puede hacer y lo hizo el propio Jesucristo). Así la Virgen María en las Bodas de Caná rogó a Jesús y
se hizo el milagro para los novios y los presentes en aquella boda (Juan. 2,1-11). La Virgen y Los Santos son
mediadores ante el Gran Mediador que es Jesucristo. Cabe entonces hacernos la siguiente pregunta ¿Por qué siendo
tan amigos de El, no pueden ir a pedirle favores para nosotros? ¿Es qué una vez que están en el cielo ya no nos
aman? Podemos observar en el Nuevo Testamento un gran número de mediadores narrados en los Evangelios que
actuaron por otras personas para que Jesús les concediera favores o milagros. Por ejemplo cuando Jesús sana a un
paralítico, descrito este mismo pasaje en los tres Evangelios sinópticos como son: (cf Mt. 9,1-18; Mc. 2,1-12; Lc.
5,17-26), lo realiza en razón de la fe y petición que tenían los hombres (terceros- medidores) que llevaban al
paralítico a sus píes. Y el Señor Jesús les concede el favor que ellos le piden. “Allí le llevaron un paralítico,
acostado en una camilla; y cuando Jesús vio la fe que tenían, le dijo al enfermo: - Animo, hijo; tus pecados
quedan perdonados” (Mateo 9,2). Otro ejemplo de la intervención de terceros lo vemos en la Biblia cuando Jesús
sana a la suegra de San Pedro y de igual forma indicado en los tres sinópticos. (Mateo 8,14-15; Marcos 1,29-31 )
"Jesús salió de la sinagoga y entro en casa de Simón. La suegra de Simón estaba enferma, con mucha fiebre,
y rogaron por ella a Jesús" (Lucas. 4,38-39). Otros episodios narran la intervención de terceros, como cuando
Jesús sana al criado de un capitán romano ( Lc 7,1-10; Mt 8,5-13 ), de igual forma a la hija de Jairo en: (Mt. 9,18-
26), también cuando un hombre pide curación para su hijo que tenía un demonio en: ( Mt 17,14-20;/ Mc. 9,14-29;
Lc. 9,37- 43) y otro de los casos es cuando a Jesús, le llevan un sordo mudo para que lo sane: (Mc. 7,31-37). Una
de las intervenciones más extraordinarias, realizadas por un mediador y narrada en la Biblia es el caso de una de las
hermanas de Lázaro, Marta cuya mediación o petición es totalmente directa a Jesús: " Señor si hubieras estado aquí
mi hermano no hubiera muerto." (Jn.11,21). Y más tarde ocurre el milagro de volver a la vida a Lázaro. Peticiones
muy similares como las nombradas anteriormente, están en capacidad de hacer los santos y la Santísima Virgen por
nosotros ante Dios, ¿Quién se atrevería a dudar de esta posibilidad? Ya que sus amigos en el cielo están más cerca
de Él: “Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? No es un Dios de muertos, sino de
vivos.» (Mateo 22,32).
Si examinamos de cerca el resto de la vida de Jesucristo, veremos que ha querido inaugurar sus milagros
por medio de María. Mediante la palabra de María santificó a San Juan en el seno de Santa Isabel, su madre; habló
María, y Juan quedó santificado. Este fue el primero y mayor milagro de Jesucristo en el orden de la gracia. Ante la
humilde plegaria de María, convirtió el agua en vino en las bodas de Caná. Era su primer milagro en el orden de la
naturaleza. Comenzó y continuó sus milagros por medio de María, y por medio de Ella los seguirá realizando hasta
el fin de los siglos (TVD)
La oración a los santos del cielos nos viene del ejemplo de Jesús: “Y sucedió que, mientras oraba, el
aspecto de su rostro se mudó, y sus vestidos eran de una blancura fulgurante, y he aquí que conversaban
con él dos hombres, que eran Moisés y Elías; (Lucas 9,30) Al orar a Dios no es extraño orar también a aquellos
que ya están en perfecta comunión con Él en el cielo, “Y se transfiguró delante de ellos: su rostro se puso
brillante como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. En esto, se les aparecieron Moisés y
Elías que conversaban con él” (Mateo 17,2-3).

38. ¿Por qué a la Santísima Virgen María la llamamos “Madre de Dios”?


Simplemente porque Jesucristo su hijo es Dios, no es que la Virgen existiera antes que Dios, porque Dios
Padre, Hijo y Espíritu Santo, existe desde toda la eternidad, pero los Evangelios la llaman “la Madre de Jesús” (cf
Jn 2,1; 19,25; Mt l3,55) y desde antes del nacimiento de su Hijo, María es aclamada bajo el impulso del Espíritu
Santo como “La madre de mi Señor” (cf Lc 1,43), refiriéndose Isabel al “Señor” que realizo las promesas a los
Patriarcas (cf Lc 1,45) porque en la Biblia el único y verdadero Señor es Dios, porque los Judíos en tiempos de
María, no pronunciaban el Nombre de Dios “YHWH”, sino que en su lugar usaban “Señor” (Kyrios o Adonais)
para referirse a Dios, Isabel recibe a María con estas palabras inspiradas por el Espíritu de Dios: “¡Bendita tú
entre las mujeres y bendito sea el fruto de tu vientre! ¿Como he merecido yo que venga a mí la madre de mi
Señor?” (Lucas 1,42-43), ¿A cual Señor se refiere Isabel? ¿Será a Dios? Ella misma nos da la respuesta:
“Bienaventurada tu por haber creído que se cumplirían las promesas del Señor” (Lucas 1,45). Isabel felicita a
María por creer en las promesas del Señor y la llama Madre del mismo Señor de las promesas ¿Por qué Isabel no
ve la vista de su prima la Virgen María, como un hecho común? Lo extraordinario es que María lleva en su seno a
Dios, y es la Madre del Señor, es decir: de Dios que realizo las promesas a los patriarcas, la Madre de “Dios con
Nosotros”: “La Virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que significa:
Dios con nosotros” (Mateo 1,23 cf Isaías 7,14) “Y la Mujer dio a luz un hijo varón, el que ha de gobernar a
todas las naciones con vara de hierro; pero su hijo fue arrebatado y levado ante Dios y su trono”
(Apocalipsis 12,5).
Dice San Luis M. de Monfort, que Dios Hijo descendió al seno virginal de María como nuevo Adán a su
paraíso terrestre para complacerse y realizar allí secretamente maravillas de gracia. Este Dios-hombre encontró su
libertad en dejarse aprisionar en su seno; manifestó su poder en dejarse llevar por esta jovencita; cifró su gloria y la
de su Padre en ocultar sus resplandores a todas las criaturas de la tierra para no revelarlos sino a María; glorificó su
propia independencia y majestad, sometiéndose a esta Virgen amable en la concepción, nacimiento, presentación
en el templo, vida oculta de treinta años, hasta la muerte a la que Ella debía asistir para ofrecer con Ella un solo
sacrificio y ser inmolado por su consentimiento al Padre eterno, como en otro tiempo Isaac, por la obediencia de
Abraham, a la voluntad de Dios. Ella le amamantó, alimentó, cuidó, educó y sacrificó por nosotros. ¡Oh admirable
e incomprensible dependencia de un Dios! (TVD 18)
Llamar a la Virgen María “Madre de Jesucristo” o “Madre del Señor” o “Madre de Dios” es lo mismo,
porque Jesús es “El Señor” y es Dios hecho Hombre (cf Juan 1,1-3), y al llamarla así no se diviniza a María, lo
que se resalta la divinidad del Hijo único de Dios, que de ella nación en Belén, como Dios y Hombre verdadero,
en la Biblia ¿donde dice? que María sea Madre solo de una parte (humana) de Cristo, con San Pablo nos
preguntamos ¿Esta dividido Cristo? ( I Cor 1,13) y la respuesta es no, pues Cristo Jesús es uno con el Padre.
39. ¿Jesús condena orar haciendo repeticiones?
Jesús lo que condena son las vanas repeticiones en la oración, lo vano significa: lo falso lo manipulador,
los conjuros esotéricos que usan los Gentiles de su época, no se estaba por ejemplo refiriendo a la oraciones
propias de Israel el pueblo de Dios del Antiguo Testamento como Salmos Letanías y Lamentaciones, donde se
ora al Señor, repitiendo los Salmos desde tiempo de David, varios siglos antes de Cristo, hasta la actualidad. Pero
veamos la cita a la que las Sectas hacen referencia para atacarnos (y según su traducción), para ver bien que dijo
Jesús: “Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos”
(Mateo 6,7), esta oración vana de los gentiles es condenada porque ellos creen en varios dioses (ídolos), en
hechizos, conjuros, encantamientos, espiritismo, y usan las palabras en forma supersticiosas, todas estas creencias
de los pueblos Gentiles, esta descrita y condenada en Dt 18,9-14. Si Jesús habla de vanas repeticiones ¿Condena
toda las repeticiones? Es bueno distinguir sí existen vanas, es porque también existen autenticas, y validas
repeticiones, aún cuando estemos recitando oraciones que el Espíritu Santo inspiró en otras personas, antes que a
nosotros, por ejemplos los Salmos, que han sido rezados por el Pueblo Judío por miles de años, también Cristo los
rezó mucho, incluso en la Cruz recito el Salmo 35 en el verso 5 según San Lucas (23,46) y el Salmo 22,1 según
San Mateo (27,46), la Iglesia los a rezado desde el inicio (cf Sal 66,2; I Cor 14,26; Hch 2,42) y los rezará hasta la
consumación de los tiempos, como lo recomienda la Palabra: “Recitad entre vosotros salmos, himnos y cánticos
inspirados; cantad y salmodiad en vuestro corazón al Señor” (Efesios 5,19).
En la practica, vemos que en las sectas auque se les prohíbe a sus seguidores, repetir la oración que Jesús
enseña en el evangelio (Lucas 11,1-ss); se les impulsa a repetir las oraciones de sus fundadores o lideres
recopiladas en (devocionarios, cancioneros, seudo liturgias, cultos y libros) y ¿Cómo pueden repetir estos rezos y
reprimir los bíblicos?
¿Entonces o distinguimos o confundimos? Hay que diferenciar entre lo verdadero y lo vano , entre lo
sagrado y lo profano, quién generaliza trata de confundir, como en el Jardín del Edén, cuando Diablo con astucia y
engaño dice a la Mujer: ¿Como es que Dios os ha dicho: No comáis del de ninguno de los arboles del Jardín?
(cf Gn 3,1) generalizando cuando en realidad Dios solo prohibió comer del fruto del Arbol de la ciencia del bien y
del mal, Adán y Eva podían comer todos los demás s frutos de los Arboles del Jardín (cf Gn 2,16-17), por eso digo
quién no distingue, confunde, engaña y enreda.
Jesucristo en Mateo 6,7 condena el modo de oración de los pueblos Gentiles (de creencias politeístas y
esotéricas), y no el hecho de repetir oraciones al Dios verdadero, o de hacer oraciones repetitivas, porque estaría
en contradicción con los Salmos, varios de los cuales traen letanías, que es un verso que se repite entre cada uno de
los versículos del Santo Salmo, como por ejemplo en el Salmo 135 se repite 26 veces la letanía “Porque es
eterna su misericordia” en esta hermosa oración de acción de gracias y el Salmo 118 también se repite 5 veces la
frase: “Es eterna su misericordia” la letanía no nos lleva al error al contrario este tipo de oración nos lleva a
memorizar las verdades reveladas, y a interiorizarlas en nuestro corazón. En la parte vivencial, vemos que en las
sectas auque se les prohíbe a sus seguidores, repetir la oración que Jesús enseña en el evangelio (); se les impulsa a
repetir las oraciones de sus fundadores o lideres recopiladas en (devocionarios, cancioneros, cultos y libros) y
¿Cómo pueden repetir estos rezos y reprimir los bíblicos?
Cuentan los evangelistas que en el Montes de los Olivos Jesús “Se fue otra vez a orar repitiendo las
mismas palabras” (Mc 14,39), esa oración rezaba así: “¡Oh Padre, Padre mío!, decía, todas las cosas te son
posibles, aparta de mí este cáliz, mas no sea lo que yo quiero, si no lo que tu” (Mc 14,36) y por tres veces
repitió esa misma oración (Lee Lucas 26,39-44) en conclusión el ejemplo de Jesús es lo que debemos seguir y no
doctrinas inventadas por hombres sectarios (Cf Mc 7,7; Rom 16,17; Ef 4,14).
40. ¿Por qué la Oración del Rosario?
Dios Padre comunicó a María su fecundidad, en cuanto una pura creatura era capaz de recibirla, para que
pudiera engendrar a su Hijo y a todos los miembros de su Cuerpo Místico. Habiendo querido Dios comenzar y
culminar sus mayores obras por medio de la Santísima Virgen desde que la formó, es de creer que no cambiará
jamás de proceder: es Dios, y no cambia ni en sus sentimientos ni en su manera de obrar” (TVD 14-15).
Oramos con el Rosario, porque Dios Padre manda a el ángel Gabriel saludar así a la Madre de su Hijo:
“Dios te salve ¡oh llena de gracia!, el Señor está contigo: Bendita tú eres entre todas las mujeres" (Lucas
1,28), Si los siervos de Dios en el cielo deben saludar así a María, en relación con Mateo 6,10 ¿Los siervos de
Dios en la tierra no debemos hacer lo mismo?
Porque Jesucristo, recomienda “Orar siempre” (cf Lucas 18,1) y el Santo Rosario nos facilita cumplir
ese mandato, haciendo perseverante nuestra suplica, como lo recomienda la Biblia (cf Rom 1,10; Col 1,3; II Cor
4,1), y en el mismo oramos según el modelo que Jesús nos enseñó (Lc 11,2).
Porque el Espíritu Santo así inspiró alabar a María y a Jesús: “Bendita tú entre las mujeres y bendito
sea el fruto de tu seno” (Lucas 1,42). Sí el Espíritu a ti no te inspira alabar así a María y a su Hijo ¿Que espíritu
será ese? Lee: I Juan 4,1.
Porque en la Biblia llama Bienaventurado a quién medita en la Palabra de Dios (Salmo 1,1-2), nos
aconseja continuamente a meditar en las maravillas de Dios, y el Santo Rosario recordamos y meditamos los
hechos más importantes narrados en la Biblia, los momentos gozosos, dolorosos y gloriosos del Evangelio donde
se rememora la vida, pasión, muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.
Por tanto quiénes realizamos la Oración del Santo el Rosario obedecemos al mandato del Padre, a la
recomendación del Hijo y a la inspiración del Espíritu Santo.

41. ¿Cuáles son las Lecturas Bíblicas que se meditan en el Rosario?


Mediante el Santo Rosario vamos meditando los pasajes más importantes de la vida, pasión, muerte y
resurrección de nuestro Señor Jesucristo, a continuación las citas Bíblicas que alternativamente se meditan en cada
misterio del Rosario:
La anunciación del Nacimiento del Mesías (Lc 1,26-38).
La visita de María Santísima a su parienta Isabel (Lc 1,39-45).
El nacimiento de Jesús (Lc 2,1-20; Ga 4,4).
La presentación del Divino Niño en el templo (Lc 2,21-38).
El Niño Perdido y hallado en el templo (cf Lc 2,41-52).
El Bautismo de Jesús en el Jordán. (Mt 3,11-16; Mc 1,9-10; Lc 3,21-22; Jn 1,32)
El Milagro se Jesús en la Bodas del Caná. (Juan. 2,1-11).
El anuncio de la venida del Reino de Dios. (Mateo 10,7; Marcos 1,15; Lucas 10,9-11).
La transfiguración del Señor. (Lucas 9,30; Mateo 17.2-3).
La Institución de la Eucaristía. (Mt 26,26; Mc 14,21; Lucas 22,19;Lc 24,30; I Cor 11;23).
La agonía de Jesús en el huerto de los olivos (cf Mc 14,26-34; Mt 26,30-46;Lc 22,39-46).
La flagelación el Señor (cf Mc 14,65; Isaías 53,4-9; Mateo 27,26; Juan 19,1).
La coronación de espinas (Mc 15,17; Mt 27,27-33; Jn 19,1-3)
Jesús con la Cruz a cuestas camino del Calvario (Mc 15,21-22; Juan 19:16-18).
La crucifixión (cf Mt 15,23-39; Mt 27,34-38; Lc 23,33-34; Jn 19,18-24).
La resurrección (Mc 16,1-20; Mt 28,1-20; Lc 23,1-10; Jn 20,1-10; I Cor 15,3-17).
La ascensión del Señor al Cielo (Mc 16,19; Lc 24,50-53; Ech 1,9-12).
La venida del Espíritu Santo (Joel 3,1; Hch 2,l1-17).
La asunción de María al Cielo (Cant 8,5-7; Ecl 3,21; Jn 14,3; Ap 12,1).
La coronación de la Virgen (Ap 12,1-17; I Cor 9,25).

Capitulo IV: La Autoridad de Fe

42. ¿La Santa Biblia es de interpretación Personal?


La Palabra de Dios no es de interpretación individual. Solo los apóstoles de Cristo y sus continuos
sucesores, que han guardado el depósito de la tradición oral, sin interrupción (de generación en generación), están
autorizados a interpretar la sagrada Biblia a la luz del Espíritu Santo y de acuerdo a los signos de los tiempos. Por
eso San Pedro, nuestro primer Papa nos dice: "Pero, ante todo, tened presente que ninguna profecía de la
Escritura puede interpretarse por cuenta propia; porque nunca profecía alguna ha venido por voluntad
humana, sino que hombres movidos por el Espíritu Santo, han hablado de parte de Dios". (II Pedro 1,20-
21).
La errada idea de la libre interpretación personal de la Biblia, tan promocionada por Martín Lutero, y tan difundida
por el protestantismo, es la causa principal de las divisiones entre las comunidades surgidas en la reforma
protestante (cf I Timoteo 1,6); pues cada vez que se les ocurre a alguien una nueva (o torcida) interpretación de
algún pasaje bíblico; aparece una nueva secta, esa es la principal causa que no exista la unidad (tan requerida por
Cristo en Juan 17,11-23), por esas interpretaciones particulares es que surgen, cada día, nuevas sectas o novedosas
denominaciones (contradictorias entre sí) y nuevas fracturas entre los protestantes. Lamentablemente seguirán
dividiéndose, mientras no exista en ellas, la analogía de la fe, tan requerida en Rom 12,4-16. Por “analogía de la
fe” entendemos la cohesión de las verdades de la fe entre sí y en el proyecto total de la Revelación. Es decir, las
verdades reveladas, se complementan y tienen que tener coherencia con el plan de Dios (I Timoteo 1,3-5;
Eclesiastés 3,11-16).

Respaldados en las Cartas de San Pedro, para los Católicos, “...La interpretación de la Escritura, queda
sometido al juicio definitivo de la Iglesia, que recibió de Dios el encargo y el oficio de conservar e interpretar la
Palabra de Dios” (CIC # 119).

43. ¿La Biblia es la única autoridad de fe?


Sabiendo que Jesús de Nazaret, fundo su única y suficiente Iglesia, sobre sus doce Apóstoles y les dejó a ellos todo
Poder y Autoridad (Lucas 9,1; Mateo 10,40), nos damos cuenta que la Biblia no es la única autoridad de fe,
porque el Magisterio de la Iglesia (Mateo 28,20; II Pedro 1,20-21), junto a la Biblia (Mateo 7,26-27; II
Timoteo3,16- 4,4; Santiago 1,21-27.) y la Tradición Oral (cf Tes 2,15; Cor 11,2) son las principales autoridades que
Jesús instituyó.
Primeramente Jesucristo invistió de poder y autoridad a Pedro y a los apóstoles (Marcos 3,16; Lucas 10,18-
20), y a sus sucesores los obispos y presbíteros (cf Hechos 15,22) , la Iglesia existió antes que el Nuevo Testamento
se escribiera, de hecho, los miembros de la Iglesia son quienes cumple la misión de escribir, reunir y canonizar las
Sagradas Escrituras del Nuevo Testamento. Todos los creyentes debemos obediencia primeramente a Dios, para
alcanzar las bienaventuranzas “Y si vosotros obedecéis puntualmente a los mandamientos que yo os prescribo hoy,
amando a Yahveh vuestro Dios y sirviéndole con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma, yo daré a
vuestro país la lluvia a su tiempo…” (Deuteronomio 11:13).
Junto a la Biblia (tradición escrita) es importante la tradición oral, como lo dice la Palabra, son los
fundamentos de la fe cristiana: "Así pues, hermanos, manteneos firmes y conservad las tradiciones que habéis
aprendido de nosotros, de viva voz o por carta" (II Tes 2,15) . San Juan nos relata que: "Jesús realizó en
presencia de los discípulos otras muchas señales que no están escritas en este libro. Éstas han sido escritas
para que creáis que Jesús es el Cristo el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en su nombre"
(Juan 20,30-31). Y luego añade: "Aunque tengo mucho que escribirles, prefiero no hacerlo con papel y tinta,
sino que espero ir a verles y hablarles de viva voz, para que nuestro gozo sea completo" (II Juan 0,12).
Como hemos analizado, es mucho lo que Cristo y sus discípulos indicaron solo a viva voz (cf Juan 21,25), y
San Pablo en II Tes 2,15 y en II Tim 1,13-14 se nos manda a guardar, creer y practicar esas orientaciones a viva
voz (a eso llamamos la tradición cristiana), que la Iglesia ha mantenido, de generación en generación, y está
recopilada en escritos de los primeros discípulos de los apóstoles, y en la liturgia.
En algunas traducciones de la Biblia, que usan los protestantes, no siempre traducen el vocablo griego
"paradosis" como correctamente corresponde "Tradición" sino que en los pasajes que se condena alguna tradición
por ser contraria a la fe, si la traducen bien (Tradición), pero cuando en un pasaje bíblico se habla de las buenas
tradiciones cristianas que debemos guardar, traducen el mismos vocablo " Paradosis" como "instrucción" o
"doctrina", lo cual cambia y tuerce el sentido de la Escritura, siendo que en griego (el lenguaje de N.T) instrucción
se escribe "paideia" y doctrina se escribe: didace, didescalia, o eterodidaskaleo, ninguna de ellas sinónimo de
(tradición). Los mismos Sectarios en sus primeras versiones de la reina-Valera traducían: "Os alabo porque en
todas las cosas os acordáis de mi y conservais las Tradiciones (Paradosis) tal como os la he transmitido" (1
Corintios 11,2). Otras citas, para profundizar el tema de la tradición, son: I Cor 11,23; II Tes 3,6; Fil 4,9; I Tim
6,20; II Tim 2,2; II Juan 0,12 y III Juan 0,14.
La Iglesia Católica, es custodia del deposito de la fe (oral y escrita) y ambas tradiciones son muy
importantes para poder entender la voluntad de Dios. Por ejemplo la Iglesia ha entendido el Antiguo Testamento
según las interpretaciones que Jesús dejo a sus discípulos, gracias a la tradición oral, ya que el evangelio no cuenta
que fue lo que dijo textualmente, pero respalda la enseñanza de la Iglesia aludiendo que fue directamente Cristo
quién nos lo develó: "Y, empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les explicó lo que había
sobre él en todas las Escrituras" (Lucas 24,27). Y los discípulos desde un principio valoraron tanto las
Escrituras, como el testimonio de lo que vieron y oyeron: "Mas Pedro y Juan respondieron diciéndoles: Juzgad
si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios; porque no podemos dejar de decir lo que hemos
visto y oído" (Hechos 4,19-20).
Los Apóstoles nos enseñan que junto a la Escritura van la doctrina y la pedagogía pues la Iglesia es
Maestra de la Palabra: "Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para convencer, para
corregir y para educar en la justicia; así el hombre de Dios se encuentra perfecto y preparado para toda
obra buena. Te conjuro en presencia de Dios y de Cristo Jesús que ha de venir a juzgar a vivos y muertos,
por su Manifestación y por su Reino: Proclama la Palabra, insiste a tiempo y a destiempo, reprende,
amenaza, exhorta con toda paciencia y doctrina. Porque vendrá un tiempo en que los hombres no
soportarán la doctrina sana, sino que, arrastrados por sus propias pasiones, se harán con un montón de
maestros por el prurito de oír novedades; apartarán sus oídos de la verdad y se volverán a las fábulas" (II
Tim 3,16- 4,4). En esto consiste el Magisterio de la Iglesia, en que Dios nos encargo la misión de enseñar: "Id,
pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los
días hasta el fin del mundo" (Mateo 28,19-20). Por esto San Pablo alaba a quienes guardan las tradiciones que
son conforme a la enseñanza de los apóstoles (cf I Cor 11,2) es decir a los que estamos en comunión con el
magisterio de la Iglesia.
La Biblia nos manda a obedecer a Dios sobre todas las cosas (Deut 11:13), obedecer a sus profetas y a sus
sucesores: “Lo mismo que obedecimos en todo a Moisés, te obedeceremos a ti. Basta con que Yahveh tu Dios esté
contigo como estuvo con Moisés”. (Josué 1:17). Dios se complace en quien obedece sus palabras (I Samuel 15:22),
“Pedro y los apóstoles contestarón: «Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres”. (Hechos 5:29). Por
eso debemos “Predicar la obediencia de la fe” como lo hace San Pablo en Romanos 1:5. Pidamos a Dios poder se
dóciles a la Jerarquía de la Iglesia como lo pide su Santa Palabra: “Obedeced a vuestros dirigentes y someteos a
ellos, pues velan sobre vuestras almas como quienes han de dar cuenta de ellas, para que lo hagan con
alegría y no lamentándose, cosa que no os traería ventaja alguna”. (Hebreos 13:17).
44. ¿Que garantiza la sucesión de los Apóstoles en la Iglesia?
Si Cristo es verdadero, y sabemos que lo es, siempre (en todo día, año y tiempo) su Iglesia tiene y tendrá en
sus obispos auténticos sucesores de los apóstoles, que jamás caerán en error o apostasía, porque Jesús prometió a
sus discípulos y a sus sucesores, estar presente en la medio de la Iglesia hasta el fin asistirlo: “Id, pues, y haced
discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo;
enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado; Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días
hasta el fin del mundo" (Mateo 28,18-20). Dios manda a obedecer a sus Profetas y a sus Sucesores (Números
27:20). Y por misión dada por Cristo a los Apóstoles de Confirmar en la fe (Hechos 8:14), ellos delegaron sobre
sus sucesores Obispos, Presbíteros y diáconos (Hechos 6:6, Hechos 13:3). Quienes siempre contarán con el Auxilio
de Dios, por la Oración que Jesús hace a favor de San Pedro y sus sucesores: “Yo he rogado por ti, para que tu fe
no desfallezca. Y tú, cuando hayas vuelto, confirma a tus hermanos.» (Lucas 22:32). "Cada uno de los
obispos, por su parte, es el principio y fundamento visible de unidad en sus Iglesias particulares" (LG 23). Como
tales ejercen "su gobierno pastoral sobre la porción del Pueblo de Dios que le ha sido confiada" (LG 23), asistidos
por los presbíteros y los diáconos. Pero, como miembros del colegio episcopal, cada uno de ellos participa de la
solicitud por todas las Iglesias (cf. CD 3), que ejercen primeramente "dirigiendo bien su propia Iglesia, como
porción de la Iglesia universal", contribuyen eficazmente "al Bien de todo el Cuerpo místico que es también el
Cuerpo de las Iglesias" (LG 23). Esta solicitud se extenderá particularmente a los pobres (cf. Ga 2, 10), a los
perseguidos por la fe y a los misioneros que trabajan por toda la tierra.
La garantía de está perfecta sucesión es la perenne presencia de Cristo en su Iglesia, su promesa de siempre
poder vencer al mal ( Mateo 16,18), su asistencia por medio del Espíritu Santo, su perfecta mediación ante el Padre
por su Iglesia, porque se la prepara como esposa pura y santa (cf Efesios 5,27), y en su oración por sus discípulos,
avala la sucesión de generaciones: "No ruego sólo por éstos, sino también por aquellos que, por medio de su
palabra, creerán en mí, para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, para que ellos también
sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado" (Juan 17,20-21).
La Biblia habla de la Sucesión Profética: “Respondió Yahveh a Moisés: «Toma a Josué, hijo de Nun,
hombre en quien está el espíritu, impónle tu mano” (Números 27:18). “Ungirás a Jehú, hijo de Nimsí, como rey de
Israel, y a Eliseo, hijo de Safat, de Abel Mejolá, le ungirás como profeta en tu lugar”. (I Reyes 19). La Sucesión
en el Ministerio Sacerdotal: “Esto mandó Yahveh que los israelitas les dieran el día en que los ungió, como
decreto perpetuo de generación en generación”. (Levítico 7:36). Y la sucesión apostólica: “Entonces oraron
así: «Tú, Señor, que conoces los corazones de todos, muéstranos a cuál de estos dos has elegido, para ocupar
en el ministerio del apostolado el puesto del que Judas desertó para irse adonde le correspondía.» (Hechos
1:24). Para quienes creemos que la oración de Jesús es efectiva y perfecta mediación ante Dios Padre, tenemos que
creer que su Iglesia es una para todas las naciones y ha de mantenerse unida en un mismo sentir, con una sola
interpretación de la palabra para que el mundo crea, que es Santa (cf Efesios 5,27) sacramento de Dios para toda la
humanidad, eso significa Católica (de todos los pueblos y razas), que es apostólica (heredera de los primeros
discípulos y guardiana de sus palabras y escritos, según 2 Tes 2,15) y que está sujeta a la autoridades delegadas por
Jesús hasta que el vuelva el gloría (Mateo 16,18-19), por eso la llamamos romana, porque es dirigida por los
sucesores de San Pedro, que fijaron su residencia en Roma.

45. ¿Qué es la Apostasía?


La apostasía es un horrible pecado, de una persona que habiendo sido creyente en Cristo y bautizado en su
única Iglesia, después de abrazar la fe en el Señor, se eche atrás y reniegue de la fe en Cristo y su santa Iglesia,
sobre lo que el Señor nos alerta: "Dijo Jesús: «Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás es apto
para el Reino de Dios.» (Lucas 9,62). Por eso debemos perseverar en nuestra fe católica en Cristo encarnado,
crucificado y resucitado, librarnos de todo engaño, revisando todo lo que la Santa Biblia dice respecto a cada tema,
para no equivocar o torcer, el sentido del Libro Sagrado, no vasta con proclamar que Cristo sea nuestro único y
suficiente salvador; el Reino de los cielos es para los que hagamos con perseverancia la voluntad de Dios; “El
cual, dará a cada cual según sus obras: a los que, por la perseverancia en el bien busquen gloria, honor e
inmortalidad: vida eterna” (Romanos 2,7) pues las referencias Bíblicas, hay que entenderlas según su contexto,
atentos y cuidadosos como lo manda la Biblia: "¡Mirad, hermanos!, que no haya en ninguno de vosotros un
corazón maleado por la incredulidad que le haga apostatar de Dios vivo" (Hebreos 3,12).

La Apostasía es abandonar la fe en Jesucristo dejar su Iglesia, dejar de creer en Dios, para ser ateo o para ser
politeísta, o para vivir como si Dios no existiera (paganismo) o para seguir falsas creencias, religiones, filosofías o
ideologías contrarias al Evangelio revelado por Jesucristo, quien nos dice: «No todo el que me diga: "Señor,
Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial" (Mateo 7,21).
“Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas”. (Lucas 21,19). El Amor a Dios, ha de manifestar plena
fidelidad, no tener falsos dioses, que nos desvíen del camino de la santidad, necesario es renunciar a todos ídolos;
superstición, hedonismo, vicios, codicia, indiferencia, lujuria, paganismo y a toda ocasión de pecado que nos
arrastre a la perdición eterna. Correspondemos al amor de Dios, profesando con el corazón y con las obras, las
verdades de fe, que la Santísima Trinidad nos ha revelado en Jesucristo, Dios encarnado, y en viviendo
dignamente, nuestra incorporación por el Bautismo, al Cuerpo Místico del Salvador, que es la Iglesia Católica.

En II Tesalonicenses 2:2-4 San Pablo revela la venida del anticristo (el Hijo de perdición) y la apostasía, que
preceden al retorno glorioso de Cristo Jesús. Sobre lo cual, personas por una imaginación exacerbada o movidos
por espíritus de engaño, han creado teorías conspirativas, fabulas para desprestigiar a las autoridades de la Iglesia
de Jesús, acusándolas y calumniándolas continua y sistemáticamente. Veamos el texto: “Que no os dejéis alterar
tan fácilmente en vuestro ánimo, ni os alarméis por alguna manifestación del Espíritu, por algunas palabras
o por alguna carta presentada como nuestra, que os haga suponer que está inminente el Día del Señor. Que
nadie os engañe de ninguna manera. Primero tiene que venir la apostasía y manifestarse el Hombre impío, el
Hijo de perdición el Adversario que, se eleva sobre todo lo que lleva el nombre de Dios o es objeto de
culto, hasta el extremo de sentarse él mismo en el Santuario de Dios y proclamar que él mismo es Dios.”
(IITesalonicenses 2:2-4). Veamos el contexto: “Muchos seductores han salido al mundo, que no confiesan que
Jesucristo ha venido en carne. Ese es el Seductor y el Anticristo. (II Juan 0:7). Aclaremos El Impío pretende
sentarse en El Templo de Dios, no en la Cátedra de San Pedro, Jesucristo garantiza que las fuerzas del infierno no
prevalecerán contra Pedro y sus sucesores. El Templo de Dios es el corazón del hombre (I Corintios 6:19),
lamentablemente ya en muchos corazones reina la negación de la encarnación de Jesucristo, es decir la apostasía de
los anticristos.

46. ¿Cristo si Iglesia no? ¿Qué Importancia tiene la Iglesia?


La Iglesia es importante para los verdaderos discípulos del Señor Jesús, por ser una institución
requerida, instituida y organizada por la voluntad de Dios. Al cuestionamiento de algunos cismáticos
diciendo que solo Cristo es necesario y la Iglesia no, porque se tiene la opción de una relación personal con
Dios; les responde el Señor edificando una sola Iglesia "… y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia …" (Mateo
16,18), dando poder a la única Iglesia, que es importante porque es el Cuerpo Místico del verdadero
salvador, "… Cristo es Cabeza de la Iglesia, el salvador del Cuerpo" (Efesios 5,23). La Iglesia si es de
radical importancia porque "Así los puso Dios en la Iglesia, primeramente como apóstoles; en segundo lugar
como profetas; en tercer lugar como maestros; luego, los milagros; luego, el don de las curaciones, de
asistencia, de gobierno, diversidad de lenguas" (I Corintios 12,28).
Aunque dolorosamente la Iglesia es despreciada por algunas personas, es la amada del Jesucristo
bíblico, "… Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, purificándola
mediante el baño del agua, en virtud de la palabra, y presentársela resplandeciente a sí mismo; sin que tenga
mancha ni arruga ni cosa parecida, sino que sea santa e inmaculada" (Efesios 5,25-27), quién le da el poder
y la comisión de evangelizar, distribuir las gracias; de ser maestra y pastora de toda la creación: «Tened
cuidado de vosotros y de toda la grey, en medio de la cual os ha puesto el Espíritu Santo como vigilantes
para pastorear la Iglesia de Dios, que él se adquirió con la sangre de su propio hijo" (Hechos 20,28), y a la
cual le garantizó la victoria "…edificaré mi Iglesia, y las puertas del Infierno no prevalecerán contra ella
…" (Mateo 16,18). Todos los creyentes en Cristo debemos creer y obedecer a la Iglesia, porque Jesús dijo:
"En verdad, en verdad os digo: el que escucha mi Palabra y cree en el que me ha enviado, tiene vida eterna
y no incurre en juicio, sino que ha pasado de la muerte a la vida" (Juan 5,24) Y luego añade a los miembros
de su Iglesia: «Quien a vosotros os escucha, a mí me escucha; y quien a vosotros os rechaza, a mí me
rechaza; y quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado» ( Lucas 10,16) por tanto quienes
rechazan a la Iglesia rechazan a quién la edificó, y adquirió con su Divina Sangre, a quién diariamente nos
advierte: «No todo el que me diga: "Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la
voluntad de mi Padre celestial. (Mateo 7,21)

47. ¿Porque seguir Tradiciones cuando Jesús las condenó?


Es cierto el Señor condenó las tradiciones que inventaron las sectas de los Fariseos y Saduceos (cf Mc
7,5-13; Gal 1,14; Col 2,16-23), porque enseñaban doctrinas que estaban en contradicción con el amor que
debemos a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos. Pero Jesús no condena todas las
tradiciones, sino sólo aquellas que no tienen fundamento en la verdad reveladas por nuestro Dios. Jesús y sus
apóstoles predicaron a viva voz, y la recopilación de esas santas enseñanzas, se les denomina "la tradición
apostólica, así como a escritos de los "Padres de la Iglesia", sobre estos fundamentos, San Juan nos
advierte: "En cuanto a vosotros, lo que habéis oído desde el principio permanezca en vosotros. Si
permanece en vosotros lo que habéis oído desde el principio, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en
el Padre" (I Juan 2,24). La tradición oral de la Santa Iglesia, se apoya en los escritos bíblicos de los primeros
discípulos de Jesús y de sus apóstoles, que datan de los primeros siglos de la cristiandad, por eso San Pablo
refiriéndose a las tradiciones apostólicas nos escribió: "Así que, hermanos, manteneos firmes y conservad
las tradiciones que habéis aprendido de nosotros, de viva voz o por carta" (II Tes 2,15). "Hermanos, os
mandamos en nombre del Señor Jesucristo que os apartéis de todo hermano que viva desordenadamente y
no según la tradición que de nosotros recibisteis" (II Tes 3,6). "Os alabo porque en todas las cosas os
acordáis de mí y conserváis las tradiciones tal como os las he transmitido" (I Corintios 11,2).
Además la tradición va respaldada por el testimonio de los miembros idóneos de la Iglesia a quienes
se les a confiado de generación en generación, para seguir los buenos ejemplos de vivencia de la fe enseñada,
como se refiere San Pablo: "Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que
sean idóneos para enseñar a otros" (II Tim 2,2). Otras citas bíblicas que respaldan lo expuesto: Dt 32,7; Pr
22,28; Mt 10,20; Lc 10,16; Jn 16,12-13; II Tim 1,13-14; Col 4,7-10. Por "tradición viva" de la Iglesia se
entiende la liturgia, la predicación, la catequesis, el arte... que son algunos canales por los cuales se transmite
la verdad revelada. Las obras escritas de los Padres de los primeros siglos de la Iglesia, que fueron
discípulos directos de Jesús, de los apóstoles y de los escritores del nuevo testamento.

48. ¿Qué Importancia tiene la tradición oral?


Jesús y sus apóstoles, dejaron el deposito de la fe oral y escrita (cf II Tes 2,15), a su única Iglesia
para que no existieran dudas de cómo interpretar las verdades reveladas en la Biblia, y las mantenemos de
generación en generación, porque somos herederos directos de las primeras comunidades a las que se les
dijo: "Os recuerdo, hermanos, el Evangelio que os prediqué, que habéis recibido y en el cual permanecéis
firmes, por el cual también sois salvados , si lo guardáis tal como os lo prediqué... Si no, ¡habríais creído en
vano!" (I Corintios 15,1-2). La tradición oral de la Iglesia guarda todo cuanto dijeron los apóstoles cara a
cara, así como el testimonio de su ejemplo de vida (Cf II Juan 0,12; III Juan 0,14; I Tim 6,20; Hch 15,41;
Col 4,7-10), guarda lo que fue predicado a viva voz, aquello que se refiere San Juan 21,25 que no podrían
contener ni todos los libros del mundo; el sentido real de las Escrituras revelado por Cristo, "Y comenzando
por Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían" (Lucas
24,27 ). Esto que Jesús habla camino a Emaús es los que nos ha abierto para siempre el sentido y la
correcta visión de las Escritura (cf Lucas 24,32), y no solo para aquellos discípulos sino para todas las
generaciones, que necesitamos esa misma luz, esa es la importancia de la tradición oral.
Debes considerar, mi querido amigo, que la Tradición de la Iglesia es la forma y el contenido de lo
que la Iglesia ha transmitido de generación en generación, la forma de interpretar el contenido de la
Escritura (como Jesús y sus primeros discípulos la interpretaron) y la manera como ha comprendido el
misterio santo de Dios a través de la teología y de cómo ha celebrado este misterio en su liturgia.
No podemos despreciar las palabras, el buen ejemplo de su vida, tenemos que seguir tanto su palabra
escrita como su testimonio personal de virtud (cf II Tim 1,13-14) como lo reafirma el mismo San Pablo:
"Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced ; y el Dios de paz estará con vosotros"
(Filipenses 4,9) .
Sabiendo que Jesús de Nazaret, fundo su Iglesia, sobre sus doce Apóstoles y les dejó a ellos todo Poder y
Autoridad (Lucas 9,1; Mateo 10,40), nos damos cuenta que la Biblia no es la única autoridad de fe, porque el
Magisterio de la Iglesia (Mateo 28,20; II Pedro 1,20-21), junto a la Biblia (Mateo 7,26-27; II Timoteo3,16- 4,4;
Santiago 1,21-27.) y la Tradición Oral (cf Tes 2,15; Cor 11,2) son las principales autoridades que Jesús instituyó.
Primeramente Jesucristo invistió de poder y autoridad a Pedro y a los apóstoles (Marcos 3,16; Lucas 10,18-
20), y a sus sucesores los obispos y presbíteros (cf Hechos 15,22), la Iglesia existió antes que el Nuevo Testamento
se escribiera, de hecho, los miembros de la Iglesia son quienes cumple la misión de escribir, reunir y canonizar las
Sagradas Escrituras del Nuevo Testamento.
Junto a la Biblia (tradición escrita) es importante la tradición oral, como lo dice la Palabra, son los
fundamentos de la fe cristiana: “Así pues, hermanos, manteneos firmes y conservad las tradiciones que habéis
aprendido de nosotros, de viva voz o por carta” (II Tes 2,15). San Juan nos relata que: “Jesús realizó en
presencia de los discípulos otras muchas señales que no están escritas en este libro. Éstas han sido escritas
para que creáis que Jesús es el Cristo el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en su nombre”
(Juan 20,30-31). Y luego añade: "Aunque tengo mucho que escribirles, prefiero no hacerlo con papel y tinta,
sino que espero ir a verles y hablarles de viva voz, para que nuestro gozo sea completo" (II Juan 0,12).
Como hemos analizado, es mucho lo que Cristo y sus discípulos indicaron solo a viva voz (cf Juan 21,25), y
San Pablo en II Tes 2,15 y en II Tim 1,13-14 se nos manda a guardar, creer y practicar esas orientaciones a viva
voz (a eso llamamos la tradición cristiana), que la Iglesia ha mantenido, de generación en generación, y está
recopilada en escritos de los primeros discípulos de los apóstoles, y en la liturgia.
En algunas traducciones de la Biblia, que usan los protestantes, no siempre traducen el vocablo griego
“Paradosis” como correctamente corresponde “Tradición” sino que en los pasajes que se condena alguna tradición
por ser contraria a la fe, si la traducen bien (Tradición), pero cuando en un pasaje bíblico se habla de las buenas
tradiciones cristianas que debemos guardar, traducen el mismos vocablo “Paradosis” como “instrucción” o
“doctrina”, lo cual cambia y tuerce el sentido de la Escritura, siendo que en griego (el lenguaje de N.T) instrucción
se escribe “paideia” y doctrina se escribe: didace, didescalia, o eterodidaskaleo, ninguna de ellas sinónimo de
(tradición). Los mismos Sectarios en sus primeras versiones de la reina-Valera traducían: “Os alabo porque en
todas las cosas os acordáis de mi y conservais las Tradiciones (Paradosis) tal como os la he transmitido” (1
Corintios 11,2). Otras citas, para profundizar el tema de la tradición, son: I Cor 11,23; II Tes 3,6; Fil 4,9; I Tim
6,20; II Tim 2,2; II Juan 0,12 y III Juan 0,14.
La Iglesia Católica, es custodia del deposito de la fe (oral y escrita) y ambas tradiciones son muy
importantes para poder entender la voluntad de Dios. Por ejemplo la Iglesia ha entendido el Antiguo Testamento
según las interpretaciones que Jesús dejo a sus discípulos, gracias a la tradición oral, ya que el evangelio no cuenta
que fue lo que dijo textualmente, pero respalda la enseñanza de la Iglesia aludiendo que fue directamente Cristo
quién nos lo develó: “Y, empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les explicó lo que había
sobre él en todas las Escrituras” (Lucas 24,27). Y los discípulos desde un principio valoraron tanto las
Escrituras, como el testimonio de lo que vieron y oyeron: “Mas Pedro y Juan respondieron diciéndoles: Juzgad
si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios; porque no podemos dejar de decir lo que hemos
visto y oído” (Hechos 4,19-20).
Los Apóstoles nos enseñan que junto a la Escritura van la doctrina y la pedagogía pues la Iglesia es
Maestra de la Palabra: “Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para convencer, para
corregir y para educar en la justicia; así el hombre de Dios se encuentra perfecto y preparado para toda
obra buena. Te conjuro en presencia de Dios y de Cristo Jesús que ha de venir a juzgar a vivos y muertos,
por su Manifestación y por su Reino: Proclama la Palabra, insiste a tiempo y a destiempo, reprende,
amenaza, exhorta con toda paciencia y doctrina. Porque vendrá un tiempo en que los hombres no
soportarán la doctrina sana, sino que, arrastrados por sus propias pasiones, se harán con un montón de
maestros por el prurito de oír novedades; apartarán sus oídos de la verdad y se volverán a las fábulas” (II
Tim 3,16- 4,4). En esto consiste el Magisterio de la Iglesia, en que Dios nos encargo la misión de enseñar: “Id,
pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los
días hasta el fin del mundo” (Mateo 28,19-20). Por esto San Pablo alaba a quienes guardan las tradiciones que
son conforme a la enseñanza de los apóstoles (cf I Cor 11,2) es decir a los que estamos en comunión con el
magisterio de la Iglesia.

49. ¿Es necesario congregarse para buscar la Salvación?


El Amor es el principal signo de salvación, por la iniciativa de la misericordia del Padre, nos ha
enviado a el Salvador, “Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él
no perezca, sino que tenga vida eterna. (Juan 3:16). Este infinito amor de Dios, espera ser correspondido,
amando sobre todas, las cosas y amando en aquellos, que Dios creó a su imagen y semejanza. “Queridos,
amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien
no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es Amor. En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene; en que
Dios envió al mundo a su Hijo único para que vivamos por medio de él. En esto consiste el amor: no en que
nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como propiciación por nuestros
pecados. Queridos, si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos amarnos unos a otros”. I Juan 4:7-
11. Las principales claves de nuestra salvación son: El amor y adoración a Dios, con todo nuestro corazón,
sobre todas las cosa, y el amor al prójimo, como Cristo Jesús nos ha amado. “Has de saber, pues, que Yahveh
tu Dios es el Dios verdadero, el Dios verdadero, el Dios fiel que guarda la alianza y el amor por mil generaciones a
los que le aman y guardan sus mandamientos” (Deuteronomio 7:9).
Debemos seguir el ejemplo de los primeros creyentes: “Acudían asiduamente a la enseñanza de los
apóstoles, a la comunión, a la fracción del pan y a las oraciones”. (Hechos 2:42). "… Cristo es Cabeza de la
Iglesia, el salvador del Cuerpo" (Efesios 5,23)- Iglesia significa asamblea o congregación de quienes creemos en
Jesucristo, por eso la importancia de congregarnos para recibir frecuentemente los sacramentos. En el famoso
sueño de San Bosco, ante las tormentas y dificultades que quieren destruirnos, Dios le muestra tres signos de
salvación: 1. La Barca de Pedro, la Iglesia que nos lleva al puerto de la salvación. 2. La Eucaristía, nuestra alma,
necesita alimentarse del Pan de salvación, el pan de Vida Eterna, nuestra sed de justicia, nuestra ansia de felicidad
solo puede saciarse con la Sangre del Nuevo Pacto, derramada en nuestro favor, por Jesús en el calvario, la
adoración al Corazón eucarístico de Jesucristo es la columna de nuestra fe. 3. La Devoción a María, que consiste
en contemplar e imitar sus virtudes, en consagrarnos totalmente a Dios, por medio de su Inmaculado Corazón.
Junto al Papa, en la Barca de Pedro, y anclados en las columnas de salvación (los dos testigos) los corazones de
Jesús y María, halláremos salvación. “Por la fe, Noé, advertido por Dios de lo que aún no se veía, con religioso
temor construyó un arca para salvar a su familia; por la fe, condenó al mundo y llegó a ser heredero de la
justicia según la fe". (Hebreos 11:7) Jesús es el verdadero y definitivo Noé, el Salvador de la humanidad, quiere
refugiarnos en su Arca, es decir, en su Iglesia, en su Sagrado Corazón y en el Inmaculado Corazón de María. Por
tanto debemos perseverar el congregarnos a celebrar nuestra fe en el Creador y en su Hijo Nuestro Señor
Jesucristo, en la Iglesia que el mismo edificó.

50. ¿Qué decir ante las teóricas conspirativas y las leyendas en contra de la Iglesia?
La Palabra de Dios nos invita a formarnos para que sea capaz de exhortar con la sana doctrina y refutar a
los que contradicen a la Iglesia, perseverar para dar razones de nuestra fe católica: “Porque hay muchos rebeldes,
vanos habladores y embaucadores, sobre todo entre los de la circuncisión, a quienes es menester tapar la
boca; hombres que trastornan familias enteras, enseñando por torpe ganancia lo que no deben. Uno de ellos,
profeta suyo, dijo: «Los cretenses son siempre mentirosos, malas bestias, vientres perezosos.» Este
testimonio es verdadero. Por tanto repréndeles severamente, a fin de que conserven sana la fe, y no den
oídos a fábulas judaicas, ni a mandamientos de hombres que se apartan de la verdad. Para los limpios todo
es limpio; mas para los contaminados e incrédulos nada hay limpio, pues su mente y conciencia están
contaminadas”. (Tito 1:10-15).
Algunos van tergiversando la historia, acusando a los miembros de la Iglesia involucrándolos en
confabulaciones, conspiraciones y pasajes terribles de la historia, creando be seller, películas, libros (muy
lucrativos), socavando la fe de muchos, y promoviendo desconfianza en los sucesores de los apóstoles, y en el
fondo promoviendo la rebelión y desobediencia a la Iglesia fundada por Jesucristo. “Los hijos de Agar, que andan
buscando la inteligencia en la tierra, los mercaderes de Madián y de Temán, los autores de fábulas y los
buscadores de inteligencia, no conocieron el camino de la sabiduría ni tuvieron memoria de sus senderos”.
(Baruc 3:23). Estos Mercaderes de Leyendas van criticando y persiguiendo a la Santa Iglesia y sus miembros,
como Caín persiguió a Abel. Como Esau persiguió a Jacobo, como el Dragón Rojo combaten sin éxito a la Mujer
Vestida de Sol y a sus Hijos. Cuando la Iglesia y el Sumo Pontífice son criticados recordemos que también
Jesucristo, fue llamado gloton, borracho, endemoniado y con calumnias fue llevado a la crucifixión, pero el mal no
tiene la última palabra, después de la cruz viene la resurrección, el cristiano se debe consolar en las Palabras del
Maestro: “Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal
contra vosotros por mi causa”. Mateo 5:11.
Debemos rechazar las teorías de conspiración, las fabulas y las leyendas que critican a la Iglesia y a su
jerarquía, Es una tradición protestante calumniar y criticar a los Sucesores de San Pedro: “Rechaza, en cambio,
las fábulas profanas y los cuentos de viejas. Ejercítate en la piedad”. (I Timoteo 4:7)
Dijo Jesús a sus discípulos: «Es imposible que no vengan escándalos; pero, ¡ay de aquel por quien
vienen! Más le vale que le pongan al cuello una piedra de molino y sea arrojado al mar, que escandalizar a
uno de estos pequeños”. (Lucas 17:1). La Iglesia a lo largo de los siglos ha experimentado la realidad de la
Parábola del trigo y la cizaña, entre sus miembros grandes santos y empedernidos pecadores, en el tiempo indicado
corresponde únicamente a Jesucristo acabar con la cizaña: “El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, que
recogerán de su Reino todos los escándalos y a los obradores de iniquidad” Mateo 13:41 a nosotros no nos
corresponde juzgar ni señalar ni criticar, mucho menos promocionar los escándalos: “No juzguéis y no seréis
juzgados, no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados·. Lucas 6:37
Así que, no juzguéis nada antes de tiempo hasta que venga el Señor. El iluminará los secretos de las tinieblas
y pondrá de manifiesto los designios de los corazones. Entonces recibirá cada cual del Señor la alabanza que le
corresponda. (I Corintios 4:5). Oremos mucho y purifiquemos nuestras conciencias “Los puros de corazón verán a
Dios” los impuros por tanto verán todo manchado, hagamos mucha reparación y penitencia por los pecados propios
y por los pecados de todos los creyentes, oremos por la santidad de todos los ministros de Dios y por todos los que
somos perseguidos por la fe. “Mas, aunque sufrierais a causa de la justicia, dichosos de vosotros. No les
tengáis ningún miedo ni os turbeis. Al contrario, dad culto al Señor, Cristo, en vuestros corazones, siempre
dispuestos a dar respuesta a todo el que os pida razón de vuestra esperanza. Pero hacedlo con dulzura y
respeto. Mantened una buena conciencia, para que aquello mismo que os echen en cara, sirva de confusión
a quienes critiquen vuestra buena conducta en Cristo”. (I Pedro 3:14).
Oremos por la conversión de los que critican y combaten nuestra Iglesia católica, perseveremos en
nuestra practicas de piedad, para vivir conforme al modelo de Jesús: “Bienaventurados seréis cuando los
hombres os odien, cuando os expulsen, os injurien y proscriban vuestro nombre como malo, por causa del
Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, que vuestra recompensa será grande en el cielo. Pues de
ese modo trataban sus padres a los profetas”. (Lucas 6:22).
El Diablo todo lo perdió por su soberbia, desobediencia y rebeldía, por eso los cristianos debemos cultivar
la humidad y la obediencia a Dios y a su santa Iglesia; atendiendo las palabras de nuestros apóstoles: “Os ruego,
hermanos, que os guardéis de los que suscitan divisiones y escándalos contra la doctrina que habéis
aprendido; apartaos de ellos” (Romanos 16:17). “Así que, no juzguéis nada antes de tiempo hasta que venga
el Señor. El iluminará los secretos de las tinieblas y pondrá de manifiesto los designios de los corazones.
Entonces recibirá cada cual del Señor la alabanza que le corresponda”. (I Corintios 4:5)

51. ¿Está próximo el retorno glorioso del Señor Jesús y el fin de los tiempos?
La venida del Señor es inminente, “nadie sabe el día ni la hora” (Mateo 24:36), y ciertamente para esa
hora, debe el alma del cristiano prepararse. «Como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del hombre".
Mateo 24:37. Hermanos el fin es inminente, según dice San Juan Bautista (Lucas 3:7) desde hace 2000 años,
porque cada alma tiene un tiempo muy limitado, en esta tierra, después del tiempo de Noé, cada persona tiene
hasta 120 años (Génesis 6:3; Salmos 90:10) para alcanzar la salvación los méritos y gracias eternas en Cristo
Nuestro Redentor, por eso siempre el mensaje de Dios es inminente, y nos apremia hacer caso lo mas
presurosamente posible, sin entretenernos en tantas cosas, ni siquiera en cosas aparentemente buenas, ni siquiera
entretenernos en las profecías en sí mismas, sino dediquemos a agradar a Dios, que nos envía mensajeros y
mensajes, no para que nos quedemos adictos entre mensajes y mensajes, sino para que amemos de verdad sobre
todas las cosas a Dios, le rindamos toda nuestra adoración a la Santa Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo; y
amemos de palabra y obra al prójimo como a nosotros mismos. Recibamos el mensaje de Dios, con un deseo
verdadero de conversión y salvación para el alma, traducido en la realización de obras de misericordia concretas:
Ante las alarmas de las sectas, sobre el fin del mundo San Pablo nos advierte: “Que vuestra mesura sea
conocida de todos los hombres. El Señor está cerca”. (Filipenses 4:5) pero aclara “Que no os dejéis alterar
tan fácilmente en vuestro ánimo, ni os alarméis por alguna manifestación del Espíritu, por algunas palabras
o por alguna carta presentada como nuestra, que os haga suponer que está inminente el Día del Señor. Que
nadie os engañe de ninguna manera” (II Tesalonicenses 2:2). Jesucristo ha dispuesto para este tiempo, un Arca
más eficaz que la de Noé, el refugio seguro del Inmaculado Corazón de María, ante los mares de perversión,
lujuria, apostasía y pecado que nos rodean y tratan de ahogarnos, tenemos un refugio lleno de gracia, en este
tiempo. "Por la fe, Noé, advertido por Dios de lo que aún no se veía, con religioso temor construyó un arca
para salvar a su familia; por la fe, condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia según la fe".
(Hebreos 11:7). La Virgen es el Arca de la Nueva Alianza, María el Arca de Salvación, en cuyo misterio nos
muestra las maravillas de la Gloria del Padre, y como la Mujer Vestida de Sol del Apocalipsis. Dios funda una
Nueva Alianza con su Pueblo en Jesucristo, por medio de María. Ella es el Arca de la Alianza, es decir la morada
de Dios en medio de los hombres. Encuentra su realización histórica propia en la plenitud de los tiempos (Gálatas
4:4).. En efecto, en la primera venida de Cristo, se inauguró el último período de la historia de la humanidad
(Efesios 1:10) e inició, la espera de la segunda venida de Cristo Jesús. Por María y con María realizó el Señor Su
Encarnación y quiso su presencia al pie de la Cruz, donde le encomendó la misión de ser Madre de los discípulos.

52. ¿Quién canonizó los libros de la Biblia?


La Iglesia Católica, El Papa y los Obispos, sucesores de Pedro y los Apóstoles en el cuarto siglo del
cristianismo, se reunieron en concilio, a la Luz del Espíritu Santo, para discernir cuales de los escritos y cartas
apostólicas, que estaban en diferente países, dispersas entre las distintas comunidades Cristianas, formaban parte
del Libro Santo, y cuales libros de las escrituras del pueblo Judío debían considerarse parte del Antiguo
Testamento, y así se nombraron Santos unos escritos, que pasaron a formar parte de la Sagradas Escrituras, y los
Obispos ratificaron la totalidad de libros del Antiguo Testamento contenidos en la versión en lengua griega
denominada los “Setenta”, algunos de los cuales actualmente no son aceptados por las sectas protestantes,
mientras que consideraron necesario someter los del Nuevo Testamento a la infabilidad Papal, y el Papa de
entonces en comunión los Obispos, canonizó los libros y cartas tal como actualmente están en el Nuevo
Testamento, ejerciendo la autoridad que Dios le delegó (cf Mateo 16,19), y descartando aquellos escritos que no
consideró que fuesen autentica Palabra de Dios, obedeciendo el mandato Bíblico: “Desechad lo malo” (I Tes
5,22).
La Iglesia en su misión de Madre y Maestra, es quien recopila y santifica la Palabra de Dios, “Predica y enseña
estas cosas”. (I Timoteo 4:11). Hay que tener en cuenta que la Iglesia Católica es la guardiana e intérprete de la
Biblia. “Pero, ante todo, tened presente que ninguna profecía de la Escritura puede interpretarse por cuenta
propia; porque nunca profecía alguna ha venido por voluntad humana, sino que hombres movidos por el
Espíritu Santo, han hablado de parte de Dios”. (II Pedro 1:20-21). Jesucristo delego su autoridad sobre sus
discípulos: “Y no cesaban de enseñar y de anunciar la Buena Nueva de Cristo Jesús cada día en el Templo y
por las casas·. (Hechos 5:42) Por eso La Iglesia (La Asamblea de los creyentes) es la que escribe y guarda y
canoniza los libros sagrados: “Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para argüir, para
corregir y para educar en la justicia; así el hombre de Dios se encuentra perfecto y preparado para toda
obra buena. (II Timoteo 3:16). “Así has de enseñar, exhortar y reprender con toda autoridad. Que nadie te
desprecie”. (Tito 2:15). Los dirigentes de la Iglesia tienen la autoridad y la misión de guardar el depósito de la fe:
“Timoteo, guarda el depósito. Evita las palabrerías profanas, y también las objeciones de la falsa ciencia” (I
Timoteo 6:20). Para continuar la obra redentora de Nuestro Señor Jesucristo:“El que tiene mis mandamientos y
los guarda, ése es el que me ama; y el que me ame, será amado de mi Padre; y Yo le amaré y me
manifestaré a él.» (Juan 14:21).

53. ¿Son Iguales las Biblias de las Sectas a la de la Iglesia Católica?


Algunas sectas le han quitado, hasta siete libros de Antiguo Testamentos a sus Biblias, estos Libros
Sagrados son: Tobías, Judith, Baruc, Eclesiástico, I Macabeos, II Macabeos, Sabiduría y además fragmentos de los
libros de Ester (10,4-16,24) y Daniel (2,24-30;13;14). Las Sectas han dado más valor al canones realizador por los
Judíos (que en algunos casos excluyen estos libros), en vez de dar el justo valor al Canon que fue realizado por los
cristianos, siendo que después de la venida del Mesías, la única autoridad la tiene los discípulos de Cristo (cf
Mateo 18,18).
Las traducciones de algunas sectas no son muy confiables, utilizan vocablos muy difíciles de comprender
en pasajes claves, como para oscurecer la verdad, por ejemplo ellos traducen: "A quienes le remitieres los
pecados, les son remitidos; y a quienes los retuviereis, les son retenidos" (Juan 20,23) para tratar de tapar la
institución del Sacramento del Perdón, colocando una palabra difícil de comprender por la gente sencilla, pero al
fin al cabo “remitir” es sinónimo de indultar o perdonar y es por eso que en las versiones Católicas sabiamente se
traduce: "A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes no se los perdonen, les quedan
retenidos" (Juan 20,23). También hay casos en que una misma palabra o vocablo se traducen con distintos
significados de acuerdo a la conveniencia.
Los auto-denominados "Testigos de Jehová", utilizan la versión con más graves errores de traducción,
introduciendo cambios y adulteración a la Palabra de Dios, agravando a sus interpretaciones torcidas, las
contradicciones que surgen es sus traducciones adulteradas y caprichosas.
Además hay sectas que le añaden libros a la Revelación de Dios, como es el casos principalmente de los
Mormones, los Bautistas y Adventistas y otros que también idolatran los escritos y tradiciones de sus fundadores,
de los cuales han surgido otras sectas completa y abiertamente contrarías al Santo Evangelio de Cristo, por no
tomar en cuenta a la Santa Biblia que dice: “Todo el que se excede y no permanece en la doctrina de Cristo, no
posee a Dios. El que permanece en la doctrina, ése posee al Padre y al Hijo”. (II Juan 0,9) llegando a
sustituir y negar las más sagradas verdades de fe y hasta el extremo de negar la trilogía de Dios, blasfemando al
Dios Cristo céntrico, revelado por las Escrituras: Padre, Hijo y Espíritu Santo, pues han actuado olvidándose la
severa amenaza Bíblica: “Yo advierto a todo el que escuche las palabras proféticas de este libro: «Si alguno
añade algo sobre esto, Dios echará sobre él las plagas que se describen en este libro. Y si alguno quita algo a
las palabras de este libro profético, Dios le quitará su parte en el árbol de la Vida y en la Ciudad Santa, que
se describen en este libro” (Apocalipsis 22,19).

54. ¿Porque el Antiguo Testamento para los Católicos tiene siete libros más que las versiones de las Sectas
Protestantes?
Porque los mismos concilios de Obispos de Cristo de todas la naciones, que canonizaron (nombraron
santo) a los libros del Nuevo Testamento, también con toda autoridad canonizaron esos siete libros (Tobías, Judith,
Baruc, Eclesiástico, I Macabeos, II Macabeos, Sabiduría) dentro los 46 libros Antiguo Testamento, además estos
libros se encuentra en la versión griega del Antiguo Testamento llamada de los “Setenta”, la cual los apóstoles citan
textualmente unas trescientas veces en el Nuevo Testamento, y cuando Jesús de Nazaret cita el Antiguo
Testamento lo hace en más del 90% de las veces de la versión en idioma griego llamada de los Setenta, por ejemplo
lo leemos en Lucas 4,18-19 cuando proclama: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para
anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los
ciegos, para dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor” y si Jesús para citar a
Isaías 61,1-2 lo hace con la versión de los Setenta, es porque Jesús utiliza y aprueba esta versión que contiene
entre sus 46 Libros Sagrados los libros Tobías, Judith, Baruc, Eclesiástico, I Macabeos, II Macabeos, Sabiduría y
además los fragmentos de los libros de Ester (10,4-16,24) y Daniel (2,24-30;13;14), que entre algunos Judíos del
Siglo Primero después de Cristo, trataron de eliminar, pero los cristianos le damos su justo valor, porque sabemos
que son importante (cf Isaías 46,9).
Para los Católicos no tiene validez el protocanon donde los Judíos legalistas de Jamnia eliminaron las
partes en idioma griego del Antiguo Testamento (único que ellos reconocen como Palabra de Dios), porque los
Judíos que rechazaron a Cristo, perdieron la autoridad sobre la viña del Señor (cf Mateo 21,43; Marcos 12,9;
Lucas 20,9-19). Los Judíos en el siglo I después de Cristo, realizaron un Canon, de las sagradas Escrituras, y
trataron de eliminar de ellas los escritos que se tratasen de la resurrección y la vida eterna, para negar a Cristo en
quién ellos no creyeron, y encontraron que en los libros de los Macabeos se mencionaba directamente cinco veces
la “resurrección” y tres veces “la vida eterna” e indirectamente hace referencia otras muchas veces más, y como
los Macabeos estaban escrito en griego, eliminaron todos los libros que estaban en griego, pero este canon de estos
Judío no es valido para los cristianos, porque ellos no admiten a Cristo, y la excusa del idioma griego tampoco es
valido, porque los Evangelios y todo el Nuevo Testamento fue escrito en griego, y son palabra divinamente
inspirada. Ni siquiera, todos los apegados a la religión Judia aceptaron esa mutilación a las antiguas Escrituras, de
hecho los Judíos de la dispersión (Diásopora) en Alejandría realizaron un segundo canon, declarando que se
mantenían aceptando como inspirados los libros en idioma griego del Antiguo Testamento, devolviendo entre ellos,
el carácter de sagrado a estos libros.
Lo que más corrobora la Santidad de estos libros es que en el Nuevo testamento se cita unas trescientos
cincuenta veces al Antiguo Testamento, de las cuales los expertos bíblicos de todas las denominaciones han
comprobado que unas trescientas concuerdan literalmente, palabra por palabra, con el Texto griego de los Setenta
“LXX”, lo que comprueba que los apóstoles se servían de la versión griega de los Setenta, como texto sagrado por
excelencia, y además demuestra que los libros Deuterocanónicos que ella contiene eran aprobados por los
Apóstoles. Aparte hay que decir que ya muchas de las Sectas o Iglesias protestantes ya incluyen de nuevo estos
libros en sus Biblias, lastima que en Latinoamérica casi no la distribuya así, pero la Iglesia Católica si difunde la
versión Ecuménica “Dios Habla Hoy” que trae la aprobación de la mayoría de la totalidad de las autoridades de las
distintas denominaciones cristianas, que es una traducción directa de la Vulgata, y contiene estos siete libros
llamados Deuterocanónicos. Para los verdaderos cristianos católicos, lo que tiene validez y es el mandato divino:
Examinar, discernir y canonizar las profecías, responsabilidad que recae sobre los discípulos de Jesús y sus
sucesores: “No extingáis el Espíritu; no despreciéis las profecías; examinadlo todo y quedaos con lo bueno,
absteneos de todo genero de mal” (I Tesalonicenses 5,19-22).

55. ¿Que otras evidencia tenemos que son revelados los Libros Deuterocanónicos?
Se pudiera mencionar muchas otras evidencias teológicas, históricas o arqueológicas a favor de cada uno
de estos libros, pero nos referirnos solamente a las evidencias Bíblicas:
1° - Los dirigentes de la religión Judía perdieron su poder sobres las cosas de Dios: “¿Qué, pues, hará el
Señor de la viña? Vendrá, y destruirá a los labradores y dará a otros su viña” (Marcos 12,9). Por tanto, el
canon que realizan en el siglo I después de Cristo, donde eliminan siete libros sagrados, no tiene valides.
2° - Que Cristo dio toda autoridad a su Iglesia “Convocando a los Doce, les dio autoridad y poder sobre
todos los demonios, y para curar enfermedades” (Lucas 9,1). “Yo os aseguro: todo lo que atéis en la tierra
quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo” (Mateo 18,18). Y
la Iglesia ejerciendo su autoridad desde el tiempo de los apóstoles, recibió completa la colección del Antiguo
Testamento, sin hacer distinción entre protocanónicos o deuterocanónicos.
3° - Que la Iglesia tiene el poder y la misión de discernir las Profecías (cf I Juan 4,1; Hechos 17,11), y debe
examinar las revelaciones, con la ayuda del Espíritu Santo, para su perfecta edificación: “No extingáis el Espíritu
de Dios; no despreciéis las profecías; examinadlo todo y quedaos con lo bueno, absteneos de todo genero de
mal” (I Tesalonicenses 5,19-22). Y cumpliendo esta misión realizó estudios y concilios, y con su poder la Iglesia
canonizó la colección de 46 libros del Antiguo Testamento y 27 libros del Nuevo en los primeros siglos de la
cristiandad.
4° - El Nuevo Testamento cita unas 300 veces la versión griega “Los Setenta” y casi todas la veces que
Jesús cita las antiguas Escrituras también lo hace usando la versión que contiene los 46 libros, lo cual demuestra
que los libros Deuterocanónicos que ella contiene eran aprobados por Jesús y los Apóstoles escritores del Nuevo
Testamento.
5° - A él Profeta Baruc, el libro de Neemias nombra tres veces, y el libro de Jeremías lo menciona veinte
veces, y dice que además su discípulo Barun escribe en un Libro los mensajes recibidos de Dios (Lee Jeremías
56,5-8).

Capitulo V: El Obispo de Roma

56. ¿Quiso Cristo que una sola persona dirigiera su Iglesia a nivel mundia l?
Si, por eso Jesucristo designó a San Pedro, para dirigir su única Iglesia, a la que prometió asistir hasta el
fin de los tiempos, un ministerio de dirección que existirá mientras exista la Iglesia, desde que el Señor encontró
este discípulo lo predestinó: “... Jesús, fijando su mirada en él, le dijo: «Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te
llamarás Cefas» que quiere decir, Piedra". (Juan 1,42).
Y luego ante una pregunta de Jesús y frente a las diferentes opiniones sobre su personalidad, Simón fue el
único discípulo que dio su personal opinión: “Tu eres el Mesías” y ante su primera respuesta infalible por
revelación de Dios Padre, Jesús otorga ese rango especial: “Y yo a mi vez te digo que tú eres (Cefas) Pedro, y
sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella A ti te daré las llaves
del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra
quedará desatado en los cielos”. (Mateo 16,18-19). “Y les dijo: «Id por todo el mundo y proclamad la Buena
Nueva a toda la creación” ( Marcos 16,15).

El nombre de Pedro antes de encontrarse con Jesús era Simón Bar-Jona hijo de Jonás, era un rudo y
sencillo pescador del lago de Genesaret, que vivía con su mujer y su suegra en la aldea de Betsaida en la región de
Galilea. Pedro junto con su hermano Andrés seguidor de Juan el Bautista, y sus amigos y compañeros de trabajo
Santiago el mayor y Juan el discípulo amado, se encontraron entre los primeros apóstoles de Cristo Jesús, quien le
cambió su nombre por Pedro, Kefa en arameo o Cefas en griego, que quiere decir "piedra" o "roca" (Juan 1,40-42);
invitándolo a hacer desde entonces "pescador de hombres"(Lucas 5,10).

Pedro siempre encabeza la lista de los doce apóstoles del Señor (cf Mateo 10,2; Marcos 3,16; Lucas 6,14;
Hechos 1,13), él mismo se nombra como "siervo y apóstol de Jesucristo" (2Pedro 1,1) "testigo de los sufrimientos
de Cristo" (1Pedro 5,1), aparece como el portavoz de los apóstoles ( Mateo 18,21-22; Marcos 10,28), A él lo
interrogan los que cobraban impuestos para el templo (Mateo 17,24-27); además Pedro, al lado de Santiago y Juan,
fueron los tres discípulos más cercanos al Salvador, y estuvieron presentes en la resurrección de la hija de Jairo
(Marcos 5,37), en la transfiguración en el monte Tabor (Marcos 9,2); ellos tres con Andrés lo interrogan en el
monte de los Olivos, sobre las señales antes del fin (Marcos 13,3-4). Son también Pedro y Juan los encargados de
preparar la "Ultima Cena" (Lucas 22,7-8), y nuevamente los tres son llamados por el Mesías a permanecer
vigilantes, mientras él hace oración en el Getsemaní (Marcos 14,32-33). "Por eso, Santiago, Pedro y Juan...eran
tenidos como columnas de la Iglesia…" (Gálatas 2,9).

El amor y la confianza de Pedro a su Divino Maestro, se vio probado cuando empieza a caminar sobre las agua
para salir a su encuentro (Mateo 14,25-31); ante el abandono de los judíos que no creían que Cristo era el
verdadero "pan bajado del cielo", es Pedro quien reconoce que solo él tiene "palabras de vida eterna" (cf Juan
6,68); en un acto de valor momentáneo tiene el coraje de decir que iría por su Señor a la cárcel y hasta la muerte
(Lucas 22,33); el arrojo al cortarle la oreja a Malco, cuando lo van a apresar en la noche del Jueves Santo (Juan
18,10). Asimismo, después de la resurrección se encontraba pescando en el lago de Tiberias, en compañía de otros
apóstoles, y aparece Jesús en la orilla, entonces “Apenas oyó Simón Pedro que era el Señor, se vistió, porque
estaba sin ropa, y se tiró al agua” (Juan 21,7) Después de haber comido, dice Jesús a Simón Pedro: «Simón
de Juan, ¿me amas más que éstos?» Le dice él: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» Le dice Jesús: «Apacienta
mis corderos.». Vuelve a decirle por segunda vez: «Simón de Juan, ¿me amas?» Le dice él: «Sí, Señor, tú
sabes que te quiero.» Le dice Jesús: «Apacienta mis ovejas.» Le dice por tercera vez: «Simón de Juan, ¿me
quieres?» Se entristeció Pedro de que le preguntase por tercera vez: «¿Me quieres?» y le dijo: «Señor, tú lo
sabes todo; tú sabes que te quiero.» Le dice Jesús: «Apacienta mis ovejas. (Juan 21:15-17)

El pasaje bíblico más contundente que demuestra la importancia de Pedro, lo encontramos en Mateo 16,13-
19; cuando el Unigénito de Dios en la región de Cesarea de Filipo, les pregunta a sus discípulos: "¿Quién dice la
gente que es el Hijo del hombre?"; ante la confusión de los demás, Pedro contesta acertadamente "Tú eres el
Mesías, el Hijo de Dios viviente" (comparar con Marcos 8,27-29; Lucas 9,18-20). No obstante, no era la primera
vez que uno de los doce reconocía la naturaleza y misión divina de Jesucristo; pues al principio de su ministerio,
Natanael (o Bartolomé) también le dijo: "Maestro ¡tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel!" (Juan
1,49). Igual respuesta encontramos en otra ocasión de los demás discípulos: "!En verdad tú eres el Hijo de
Dios!" (Mateo14,33). Pero solamente a Simón Pedro, Cristo Jesús le dice que su declaración no viene de los
hombres sino de Dios Padre que está en el cielo (Mateo 16,17). Seguidamente Jesús agrega: "Y yo te digo que tú
eres Pedro, y sobre esta piedra voy a construir mi iglesia; y ni siquiera el poder de la muerte podrá
vencerla"(Mateo 18). En este punto hay que aclarar que la Iglesia Católica no es la Iglesia de Pedro, sino de
Cristo representado en el apóstol, ya que el Santo de Dios es el "pastor principal" (1Pedro 5,4). Por último, el
Mesías le da plena autoridad, bajo el símbolo de las "llaves del reino de los cielos" (cf Mateo 16,19; Apocalipsis
3,7), de "atar y desatar en la tierra y en el cielo". Es decir, que Dios da por bueno y aprobado lo que Pedro haga
con su Iglesia en el mundo.

57. ¿Existe alguna profecía en el Antiguo Testamento que confirme, la Misión del Universal de San Pedro y
sus Sucesores?

Si, la Biblia confirma las tareas y todos los Títulos que se le dan a los sucesores de Pedro, en el Primado
Universal del verdadero Nuevo Pueblo de Dios, las siguientes citas sirven de contexto a las Palabras de Jesús sobre
Pedro en el evangelio. "Le revestiré de tu túnica, con tu fajín le sujetaré, tu autoridad pondré en su mano, y
será él un Padre para los habitantes de Jerusalén y para la casa de Judá. Pondré la llave de la casa de David
sobre su hombro; abrirá, y nadie cerrará, cerrará, y nadie abrirá” (Isaías 22,21-22). “Y vosotros seréis
llamados «Sacerdotes de Yahveh», «Ministros de nuestro Dios» se os llamará. La riqueza de las naciones
comeréis y en su gloria les sucederéis” (Isaías 61,6). “Pues desde el sol levante hasta el poniente, grande es mi
Nombre entre las naciones, y en todo lugar se ofrece a mi Nombre un sacrificio de incienso y una oblación
pura. Pues grande es mi Nombre entre las naciones, dice Yahveh Sebaot.” (Malaquías 1, 11).

58. ¿Cuál es el Origen del Papado?


El origen es la voluntad de Jesucristo, que instituyó la dirección de su Iglesia, sobre la base de San Pedro, a
quien le dio a autoridad para gobernarla en su nombre, por eso a Pedro y a sus sucesores se les llama: Vicario de
Cristo. El Papa, como sucesor de Pedro, es garante del deposito de la fe, la tradición escrita y oral, porque recibe
de Jesucristo el poder y la misión de ser Pastor de la Iglesia Universal: “Instituyó a los Doce y puso a Simón el
nombre de Pedro” (Marcos 3,16). Y Jesucristo le dice: “Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta
piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades (Infierno) no prevalecerán contra ella. A ti te daré las
llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la
tierra quedará desatado en los cielos.” (Mt 16:18-19). Solo Pedro recibe la misión de confirmar en la fe a los
discípulos, misión que va acompañada de la asistencia de Cristo: «¡Simón, Simón! Mira que Satanás ha
solicitado el poder cribaros como trigo; pero yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca. Y tú, cuando
hayas vuelto, confirma a tus hermanos.» (Lucas 22,31-32).
El origen del Papado es la voluntad de Jesús, que entre todos sus seguidores solo a Pedro le otorga el poder y la
misión de apacentar su Iglesia: …Le dice Jesús: “Apacienta mis ovejas”. (Juan 21,17). Y a sus escogidos
apóstoles les añade: «Quien a vosotros os escucha, a mí me escucha; y quien a vosotros os rechaza, a mí me
rechaza; y quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado.» (Lucas 10,16).

59. ¿Porque la Iglesia Católica llama “Santo Padre” o “Papa” al Obispo de Roma ?
Porque Simón llamado Cefas que quiere decir, "Piedra", a quien Jesús designó como primer Papa de su
Iglesia, instituyó en Roma su sede (1 Pe 5,13), siendo el primer Obispo de Roma, desde donde dirigió la Iglesia
Católica, que significa Universal, hasta que fue crucificado en la misma ciudad de Roma, como lo había
profetizado Cristo (cf Juan 21,18-19) y donde fue sepultado, en el lugar que el Imperio Romano denominaba el
“Colina Vaticano”, donde los primeros discípulos de Cristo, edificaron años después la Basílica de “San Pedro”, y
desde donde se ha dirigido la Iglesia de Cristo, pues ininterrumpidamente el Obispo de Roma, desde hace 2000
años ha sucedido en el cargo y en sus funciones a Pedro, como cabeza visible de la Iglesia en el tierra. Los
Católicos lo llamamos: Padre, porque reconocemos en el Papa, el cumplimiento de la profecía de Isaías, que dijo
que a quién se le entregaran las llaves del reino, sería llamado “Padre” (cf Isaías 22,21-22). Además llamamos
Padre a nuestros Sacerdotes, porque son representantes de Dios ante nosotros, y como decía San Pablo a Filemón,
ellos nos engendran a una vida en Cristo (cf Flm 0,10), y a los mismos apóstoles en el Nuevo Testamento hablan
muchas veces de su paternidad espiritual sobre sus discípulos, y en las cartas muchas veces llaman hijos a sus
seguidores (cf 1Jn 3,18; Tito 1,4; 1Ti 1,2; 2Ti 1,2).

60. ¿Es pecado llamar "Padre" a los Obispos o Sacerdotes?


Por su puesto que no es pecado, por el contrario debemos honrar a nuestros padres (cf Lucas 18,20), tanto
en el sentido material como espiritual, en la Biblia el profeta Elías es llamado “padre” en sentido espiritual por su
discípulo Eliseo (cf II Re 2,12), en ese mismo sentido Jesús y todo el pueblo de Israel llama “padre” a Abraham (cf
Lc 16,24), y San Esteban antes de morir martirizado llama “hermanos” al pueblo en general y “padres” a los
ancianos y a los patriarcas (Lee Hch 7,2).
Las Sectas, dan cada uno sus propias interpretaciones de la Biblia, aumentando cada vez más sus errores,
contracciones y divisiones, por no toman en cuenta aquella severa advertencia que nuestro Primer Papa, que dijo
que la Biblia no es de interpretación personal, sino que solo la Iglesia que Jesús fundó, puede interpretarla,
inspirados en la plenitud del Espíritu Santo, transmitido, por la imposición de las manos, de generación en
generación, desde los apóstoles hasta nuestros días. “Pero, ante todo, tened presente que ninguna profecía de la
Escritura puede interpretarse por cuenta propia; porque nunca profecía alguna ha venido por voluntad
humana, sino que hombres movidos por el Espíritu Santo, han hablado de parte de Dios” (II Pedro 1:20).
Por eso las Sectas Protestantes, dicen que es pecado y nos critican, por la errada interpretación que hacen de un
pasaje Bíblico, en que Jesús pidiendo a sus discípulos que sean humildes y les pide que no sean hipócritas como los
dirigentes de la secta de los Fariseos que explotan al rebaño, les dice: «Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar
"Rabbí", porque uno solo es vuestro Maestro; y vosotros sois todos hermanos. Ni llaméis a nadie "Padre"
vuestro en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre: el del cielo" (Mateo 23,8-9). Lo que Jesús condena es
que los están en autoridad abusen de poder y la exploten a sus dirigidos, que los manipulen a su antojo o
aprovechen su autoridad en perjuicio de los demás o para apropiarse de sus vienes. Además Cristo llamó “padre” a
San José, y lo obedeció y honro como relata el evangelio de San Lucas y el propio Jesús al referirse al patriarca
Abraham también lo llama "Padre" y continuamente en la Biblia vemos varios ejemplos donde los apóstoles: se
llaman “Padres” de sus discípulos (cf Flm 0,8), a los cuales en las cartas apostólicas mucha veces llaman “Hijos
míos” (cf 1Jn 3,18; I Tes 2,7), o el propio San Pablo llama a sus discípulos Tito y Timoteo “verdaderos hijos en la
fe” (cf Tito 1,4; 1Ti 1,2) por ser San Pablo verdadero “padre” espiritual en la fe para ellos.
Por eso la Santa Biblia, hay que entenderla en el contexto, y no se puede interpretar sino por la Iglesia que
Cristo edificó y por medio de quién la Inspiró: “El Espíritu Santo”. La misma Biblia, llama Padres o Patriarcas, a
todos los ungidos de Dios, a sus siervos y a los Sacerdotes. Demuestra el error de las sectas, el hecho el mismo
“Dios Padre” llama “padre” a los líderes espirituales en toda la Biblia, por ejemplo: “No te llamarás más Abram,
sino que tu nombre será Abraham, pues padre de muchedumbre de pueblos te he constituido” (Génesis
17,5). Dios en la Biblia no prohibe el uso de títulos o jerarquías, sino el abuso de autoridad, y la falta de humildad,
Dios mismo es quién da grandes Títulos a sus siervos: "Le revestiré de tu túnica, con tu fajín le sujetaré, tu
autoridad pondré en su mano, y será él un Padre para los habitantes de Jerusalén y para la casa de Judá.
Pondré la llave de la casa de David sobre su hombro; abrirá, y nadie cerrará, cerrará, y nadie abrirá”.
(Isaías 22,21-22). “Y vosotros seréis llamados «Sacerdotes de Yahveh», «Ministros de nuestro Dios» se os
llamará. La riqueza de las naciones comeréis y en su gloria les sucederéis” (Isaías 61,6).

60. ¿Pedro dejó de ser Pasto Universal al negar tres veces a Cristo en su Pasión?

Jesús desde antes de su pasión, predijo estas negaciones de Pedro, y sin embargo le encarga la tarea de
confirmar en la fe al resto de los discípulos, con la asistencia especial de su oración: "Dijo también el Señor: -
Simón, Simón, mira que Satanás los ha pedido a ustedes para sacudirlos como si fueran trigo; pero yo he
rogado por ti, para que no te falte la fe. Y tú, cuando te hayas vuelto a mí, ayuda a tus hermanos a
permanecer firmes" (Lucas 22,31-32). Pedro quien es el único del grupo de los apóstoles que niega "tres veces" a
su Maestro, en el patio de la casa del sumo sacerdote (Lucas 22,34. 54-62); sigue siendo su elegido, y a pesar de
que el Señor conocía de antemano su debilidad humana (Lucas 5,8), al confirmarle por "tres veces" que él será el
"pastor de sus corderos y de sus ovejas" (cf Juan 21,15-17).

Pedro no perdió su rango, porque el Apóstol Pedro se arrepintió de corazón, y Cristo Resucitado le impuso
de penitencia una confesión de amor y lealtad, y junto con el perdón le ratifica ese magisterio pastoral, este lo
vemos relatado en el evangelio según San Juan, después de su Resurrección: “Después de haber comido, dice
Jesús a Simón Pedro: «Simón de Juan, ¿me amas más que éstos?» Le dice él: «Sí, Señor, tú sabes que te
quiero.» Le dice Jesús: «Apacienta mis corderos». Vuelve a decirle por segunda vez: «Simón de Juan, ¿me
amas?» Le dice él: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» Le dice Jesús: «Apacienta mis ovejas.» Le dice por
tercera vez: «Simón de Juan, ¿me quieres?» Se entristeció Pedro de que le preguntase por tercera vez: “¿Me
quieres?” y le dijo: “Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero”. Le dice Jesús: “Apacienta mis ovejas”.
(Juan 21,15-17).

61. ¿Jesucristo otorgó a San Pedro un rango especial?


Si, como ya hemos visto, en todo el Nuevo testamento se nota que Pedro es le líder de los Apóstoles por
mandato directo de Dios. Como se lee en el capitulo 16 del evangelio según San Mateo, Cristo le da a Pedro el
Primado de la Iglesia, los demás se sujetaron a su autoridad, como vemos a el Domingo de Resurrección, el Señor
mando mensajeras: “Pero id a decir a sus discípulos y a Pedro que irá delante de vosotros a Galilea; allí le
veréis, como os dijo” (Marcos 16,7) Como vemos en la Biblia, los apóstoles reconocen la primacía de Pedro, así
por ejemplo Juan lo deja entrar de primero al sepulcro vació el domingo de resurrección (Juan 20,3-8); igualmente,
Pablo manifiesta que Cristo se apareció a Pedro, y luego a los doce (1Corintios 15,5; véase también Lucas 24,34).
Después de la ascensión de Jesús, Pedro dirige la Iglesia y es el interprete de la antiguas escrituras (cf Hechos
1,15-26), fue Pedro quien toma la palabra ante los ciento veinte creyentes, en la escogencia de Matías en
reemplazo de Judas (cf Hechos 1,15); vemos a S. Pedro como vocero de toda la Iglesia en Pentecostés (cf Hechos
2,14-42), es el primero que empieza a proclamar a Cristo resucitado (Hechos 2,14-32), "Así pues, los que hicieron
caso de su mensaje fueron bautizados; y aquel día se agregaron a los creyentes unas tres mil
personas"(Hechos 2,41), es el primero en hacer un milagro público al curar al cojo de nacimiento en el templo de
la Ciudad Santa (Hechos 3,6), después se dedica a predicar el evangelio en el pórtico de Salomón (Hechos 3,12ss),
también es el vocero en el Templo (cf Hechos 3,11) y ante el consejo del Sanedrín, anuncia a las principales
autoridades religiosas del pueblo judío, la salvación traída con Jesucristo (Hechos 4,8ss). Pedro y los demás
apóstoles, responden a la prohibición del Sanedrín de enseñar en el nombre de Jesús: “Pedro y los apóstoles
contestaron: «Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres” (Hechos 5,29) también es máxima autoridad
en el concilio de los Apóstoles en Jerusalén (cf Hechos 15,7-29), y se respeta y honra mucho a San Pedro "...
Hasta tal punto que incluso sacaban los enfermos a las plazas y los colocaban en lechos y camillas, para que,
al pasar Pedro, siquiera su sombra cubriese a alguno de ellos" (Hechos 5,15). San Pablo, apóstol de los
gentiles viaja a Jerusalén para conocerlo (Gálatas 1,18). Pedro pone al descubierto la mentira del trágico caso de
Ananías y Safira (Hechos 5,1-10); y reprende a Simón (el mago), que había ofrecido dinero a los apóstoles para
obtener el Espíritu Santo con la imposición de las manos (Hechos 8,18-23). La predicación de Pedro en la casa del
capitán romano Cornelio, trae como resultado el bautismo y la aceptación del mensaje de Dios de una familia no
judía (Hechos 10,44-48). Este hecho generó en algunos creyentes de Jerusalén grandes dudas (lee Hechos 11,1-3);
pero ante la explicación de Pedro de sus actos, "todos se callaron y alabaron a Dios" (Hechos 11,18). Además
cuando el rey Herodes lo manda a prisión, se eleva en toda la Iglesia una oración por él (Hechos 12,5), lo que
provoca la intervención milagrosa de un ángel del Señor que lo saca de la cárcel (Hechos 6-10). En el incidente
ocurrido en la iglesia de Antioquía sobre la cuestión de imponer la circuncisión a los cristianos procedentes del
paganismo, Pablo le llama la atención a Pedro por tomar partido en este punto (Gálatas 2,11-14). Sin embargo,
Pablo lo que le reprocha es su forma de actuar, pero no pone en tela de juicio su misión de jefe del colegio
apostólico y de la Iglesia de Cristo. Incluso, es el mismo Pedro quien pone fin a la discusión (Hechos 15, 6-11); lo
que contó además con las palabras de Santiago a favor suyo (Hechos13-14). Por todo esto, Pedro aparece
como el primer apóstol de los paganos (Hechos 15,7), y también de los judíos (Gálatas 2,7-8).
62. ¿Porque la Iglesia Católica dice que el Papa es Infalible?

Porque Cristo al darle la misión de confirmar la fe de toda la Iglesia, le promete, interceder por él, para que su fe no
desfallezca, por eso el Papa es infalible en los asuntos de fe, porque cuenta con la ayuda especial de Dios, para
cumplir su magisterio de interpretar y difundir las Escritura a la luz del Espíritu Santo y guiarnos por camino
seguro: «¡Simón, Simón! Mira que Satanás ha solicitado el poder cribaros como trigo; pero yo he rogado
por ti, para que tu fe no desfallezca. Y tú, cuando hayas vuelto, confirma a tus hermanos.» (Lucas 22,31-32).
Como vemos entre los apóstoles solo a Pedro se le da el poder y la misión de confirmar en la fe a los creyentes en
Cristo, y por eso Cristo ruega por él, para que no equivoque nunca en los asuntos referentes a la fe. "El Romano
Pontífice, Cabeza del Colegio episcopal, goza de esta infalibilidad en virtud de su ministerio cuando, como Pastor
y Maestro supremo de todos los fieles que confirma en la fe a sus hermanos, proclama por un acto definitivo la
doctrina en cuestiones de fe y moral... La infalibilidad prometida a la Iglesia reside también en el Cuerpo episcopal
cuando ejerce el magisterio supremo con el sucesor de Pedro", sobre todo en un Concilio ecuménico (LG 25; cf.
Vaticano I: DS 3074). Cuando la Iglesia propone por medio de su Magisterio supremo que algo se debe aceptar
"como revelado por Dios para ser creído" (DV 10) y como enseñanza de Cristo, "hay que aceptar sus definiciones
con la obediencia de la fe" (LG 25). Esta infalibilidad abarca todo el depósito de la Revelación divina (cf. LG 25).

La asistencia divina es también concedida a los sucesores de los apóstoles, cuando enseñan en comunión con el
sucesor de Pedro (y, de una manera particular, al obispo de Roma, Pastor de toda la Iglesia), aunque, sin llegar a
una definición infalible y sin pronunciarse de una "manera definitiva", proponen, en el ejercicio del magisterio
ordinario, una enseñanza que conduce a una mejor inteligencia de la Revelación en materia de fe y de costumbres.
A esta enseñanza ordinaria, los fieles deben "adherirse...con espíritu de obediencia religiosa" (LG 25) que, aunque
distinto del asentimiento de la fe, es una prolongación de él.

“Seguid todos al obispo como Jesucristo (sigue) a su Padre, y al presbiterio como a los apóstoles; en cuanto a los
diáconos, respetadlos como a la ley de Dios. Que nadie haga al margen del obispo nada en lo que atañe a la Iglesia”
(San Ignacio de Antioquía, Smyrn. 8,1).

Pedro y los demás Papas siguen siendo hombres, con defectos, virtudes y con necesidad de la misericordia
divina, porque a pesar de su investidura y misión están en un proceso de perfección al igual que todo cristiano,
recurren frecuentemente al sacramento de la confesión ante otros sacerdotes, pero cuando obran en Nombre de
Cristo como Piedra de la Iglesia, para dirigirla son infalibles en los aspectos de Fe por la garantía de Cristo, que le
encomienda confirmar la fe de sus hermanos y por eso el Primer Papa empieza una de sus cartas de esta forma:
"Simeón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo
les ha cabido en suerte una fe tan preciosa como la nuestra” (II Pedro 1,1).

63. ¿Para que necesitamos de la acción Pastoral del Papa?


Para mantener la tan anhelada unidad del Pueblo de Dios (Juan 17,11-21), con la necesaria armonía entre
creyentes (Rom 12,16), en torno a la sana doctrina del Señor, para garantizar la correcta interpretación de su
Palabra (II Pedro 1,20-21), para que todos tengamos un mismo sentir (II Cor 13,11) y los mismos criterios (I Cor
1,10) es una prioridad para todos, su trabajo pastoral, para que confirme nuestra fe (cf Lucas 22,31-32), para el
mejor seguimiento del Evangelio, porque El Papa confirma las verdades reveladas en la Biblia, y su apropiada
interpretación, porque: "Así los puso Dios en la Iglesia, primeramente como apóstoles; en segundo lugar como
profetas; en tercer lugar como maestros; luego, los milagros; luego, el don de las curaciones, de asistencia, de
gobierno, diversidad de lenguas" (I Corintios 12,28). Es necesario el Magisterio de la Iglesia, que ejercen los
Obispos (entre ellos El Papa y los Cardenales), para que tengamos la seguridad y garantía de las interpretación de
la Biblia, de lo contrario no sabríamos cual interpretación fuese la correcta y se introducirían cambios y errores que
darían lugar a divisiones, eso precisamente es lo que pasa en las sectas que cada ves se dividen más, y van
surgiendo nuevas denominaciones, que se contradicen entre sí, en muchos puntos importantes, porque cada uno de
sus líderes, van dando nuevos sentidos distintos a la Palabra de Dios, introduciendo cambios erróneos, tanto a la
doctrina, como a la practica de la fe.
Capitulo VI: La Jerarquía de la Iglesia

64. ¿Por qué hay que obedecer al Papa y a los Obispos, puesto que Dios se puede comunicar directamente
con cada Persona?
Hay que obedecer, porque ellos son los sucesores de los Apóstoles a los que Jesús les ungió con poder, y les
dijo: “El que los recibe a ustedes a mí me recibe, y el que me recibe a mí, recibe al que me envió”. (Mateo
10,40). “Yo les digo: todo lo que atén en la tierra, el cielo lo considerará atado, y todo lo que desaten en la
tierra, será tenido por desatado en el Cielo” (Mateo 18,18).
Algunos sectarios proclaman que la Iglesia no importa, solo Cristo, pasando por alto que Jesucristo la
edificó (Mt 16,18), le delegó su poder(Mt 18, 18), le prometió su asistencia hasta la consumación de los tiempos
(cf Mateo 16,18; 28,20; Juan 17,20-21), la Iglesia es el amada por Cristo (cf Efesios 5,25-27), y al hablarnos de la
corrección fraterna, nos dice: “Por tanto, si tu hermano pecare contra ti, ve, y redargúyele entre ti y Él solo: si te
oyere, has ganado á tu hermano. Mas si no te oyere, toma aún contigo uno ó dos, para que en boca de dos ó de
tres testigos conste toda palabra. Y si no oyere á ellos, dilo á la Iglesia: y si no oyere á la Iglesia, tenle por étnico
y publicano. (Mateo 18,15-17).

Además El Papa, y los Obispos, como sucesores de los Apóstoles, son garante del deposito de la fe, la
tradición escrita y oral, porque reciben de Jesucristo el poder y la misión de pastorear a la Iglesia Católica, que
significa universal (Juan 21,15-17; Efesios 5,25-27), para mantenerla firme en la fe, integra en la esperanza y unida
en la caridad. La Biblia nos dice: “Expresen su respeto a Cristo siendo sumisos unos a otros” (Efesios 5,21), por
eso quienes obedecemos a la Biblia tenemos que obedecer a la Iglesia y sus ministros (Cf Hebreos 13,17;
Eclesiástico. 7,30-31) en razón que es el cuerpo místico de Cristo (Efesios 5,23).

65. ¿Por qué existen Sucesores de los Apóstoles en la Iglesia?


Para continuar la misión que Jesús encomendó a su Iglesia hasta la consumación de los tiempos (cf Mateo
16,18; 28,20) por eso los apóstoles desde el principio de su acción, prepararon y eligieron sus sucesores
conscientes de que la misión de la Iglesia, durará hasta el fin del mundo, el proceso de sucesión comienza
inmediatamente después la ascensión de Jesús a los Cielos, cuando se hace la sustitución de Judas Iscariote (el
traidor, que ya estaba muerto), por un discípulo con características idóneas (Hechos 1,15-26). Luego por
imposición de las manos (Sacramento del Orden) se nombran Diáconos (Hechos 6,1-7) también se delega
autoridad y se eligen embajadores u obispos: “Entonces decidieron los apóstoles y presbíteros, de acuerdo con
toda la Iglesia, elegir de entre ellos algunos hombres y enviarles a Antioquía con Pablo y Bernabé; y estos
fueron Judas, llamado Barsabás, y Silas, que eran dirigentes entre los hermanos” (Hechos 15,22) “Aunque
pudimos imponer nuestra autoridad por ser apóstoles de Cristo, nos mostramos amables con vosotros, como
una madre cuida con cariño de sus hijos” (I Tesalonicenses 2,7). También se dan normas y pautas de cómo
deben ser los sucesores: “Porque el epíscopo, como administrador de Dios, debe ser irreprochable; no
arrogante, no colérico, no bebedor, no violento, no dado a negocios sucios; sino hospitalario, amigo del bien,
sensato, justo, piadoso, dueño de sí. Que esté adherido a la palabra fiel, conforme a la enseñanza, para que
sea capaz de exhortar con la sana doctrina y refutar a los que contradicen” (Tito 1,7-9). “Y cuanto me has
oído en presencia de muchos testigos, confíalo a hombres fieles, que sean capaces a su vez, de instruir a otros” (II
Tim 2,2).
“Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado; Y he aquí que yo estoy con vosotros todos
los días hasta el fin del mundo” (Mateo 28,18-20). La garantía de está perfecta sucesión es la perenne presencia de
Cristo en su Iglesia, su promesa de siempre poder vencer al mal (Mateo 16,18), su asistencia por medio del Espíritu
Santo, su perfecta mediación ante el Padre por su Iglesia, porque se la prepara como esposa pura y santa (cf Efesios
5,27), y en su oración por sus discípulos, avala la sucesión de generaciones: “No ruego sólo por éstos, sino
también por aquellos que, por medio de su palabra, creerán en mí, para que todos sean uno. Como tú,
Padre, en mí y yo en ti, para que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has
enviado” (Juan 17,20-21). Para quienes creemos que la oración de Jesús es efectiva y perfecta mediación ante
Dios Padre, tenemos que creer que su Iglesia es una para todas las naciones y ha de mantenerse unida en un mismo
sentir, con una sola interpretación de la palabra para que el mundo crea, que es Santa (cf Efesios 5,27) sacramento
de Dios para toda la humanidad, eso significa Católica (de todos los pueblos y razas), que es apostólica (heredera
de los primeros discípulos y guardiana de sus palabras y escritos, según 2 Tes 2,15) y que está sujeta a la
autoridades delegadas por Jesús hasta que el vuelva el gloría (Mateo 16,18-19), por eso la llamamos romana,
porque es dirigida por los sucesores de San Pedro, que fijaron su residencia en Roma.

66. ¿Qué es la Gran Apostasía?


Jesús nos previene que al final de los tiempos, las virtudes de muchos se enfriarán, dando lugar a un
proceso de deserción donde muchos creyentes se apartarán de la sana doctrina del Evangelio, para seguir doctrinas
falsas, fábulas contrarias al amor de Dios. Esa deserción no abarcará la Iglesia, ni su mayoría, solo una parte que
se separará de la Iglesia para seguir por otros caminos, recordemos que las fuerzas del Infierno la podrán
prevalecer contra la Iglesia: “El Espíritu dice claramente que en los últimos tiempos algunos apostatarán de
la fe entregándose a espíritus engañadores y a doctrinas diabólicas” (I Timoteo 4,1).
La apostasía es cuando un creyente en Jesucristo, bautizado en su única Iglesia, reniega de la fe en Cristo y
despotrica contra su amada Iglesia, abandonándola para abrazar otra fe contraria, sobre este periodo el Señor nos
alerta: “Surgirán muchos falsos profetas, que engañarán a muchos. Y al crecer cada vez más la iniquidad, la
caridad de la mayoría se enfriará. Pero el que persevere hasta el fin, ése se salvará”. (Mateo 24,11-13).
"Dijo Jesús: «Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios.»
(Lucas 9,62). Por eso debemos perseverar en nuestra fe católica en Cristo encarnado, crucificado y resucitado,
librarnos de todo engaño, revisando todo lo que la Santa Biblia dice respecto a cada tema, para no equivocar o
torcer, el sentido del Libro Sagrado, pues las referencias Bíblicas, hay que entenderlas según su contexto, atentos y
cuidadosos como lo manda la Biblia: "¡Mirad, hermanos!, que no haya en ninguno de vosotros un corazón
maleado por la incredulidad que le haga apostatar de Dios vivo" (Hebreos 3,12).
«No todo el que me diga: “Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad
de mi Padre celestial” (Mateo 7,21) hay que perseverar en las enseñanzas de Jesús y de su Iglesia “... Manténte
fiel hasta la muerte y te daré la corona de la vida” (cf Ap 2,10). “Pero los cobardes, los incrédulos, los
abominables, los asesinos, los impuros, los hechiceros, los idólatras y todos los embusteros tendrán su parte
en el lago que arde con fuego y azufre: que es la muerte segunda. (Apocalipsis 21,8).

67. ¿La Biblia nos manda a guardar fidelidad y obediencia a la Iglesia?


Por supuesto que si, la Biblia junto con el deposito de la fe oral, e innumerables escritos que datan de los
tiempos de los apóstoles lo corroboran, por ejemplo en Efesios 2,20 leemos: "Edificados sobre el cimiento de los
apóstoles y profetas, siendo la piedra angular Cristo mismo". En Hebreos 13,17 tenemos una comisión muy
clara: "Obedeced a vuestros dirigentes y someteos a ellos, pues velan sobre vuestras almas como quienes han
de dar cuenta de ellas, para que lo hagan con alegría y no lamentándose, cosa que no os traería ventaja
alguna". Y San Pedro el primer Papa, añade: “Acordaos de las predicciones de los santos profetas y del
mandamiento de vuestros apóstoles que es el mismo del Señor y Salvador” (II Pedro 3,2).
Además debemos seguir el ejemplo de los primeros discípulos de Cristo se sometieron a la autoridad de San
Pedro, en los siguientes pasaje se demuestra que él fue su líder y la máxima autoridad de la Iglesia, después de la
ascensión del Señor al Cielo, en primer lugar leamos parte de la predicación, el día de Pentecostés: “Entonces
Pedro, presentándose con los Once, levantó su voz y les dijo: «Judíos y habitantes todos de Jerusalén: Que os
que de esto bien claro y prestad atención a mis palabras” (Hechos 2,14). Ahora en el primer Concilio de la
Iglesia, veamos como prevalece su autoridad delegada por Jesús, para mostrar la correcta doctrina, y aclarar las
dudas, que surgían por interpretaciones erróneas de algunos nuevos creyentes: “Después de una larga discusión,
Pedro se levantó y les dijo: «Hermanos, vosotros sabéis que ya desde los primeros días me eligió Dios entre
vosotros para que por mi boca oyesen los gentiles la Palabra de la Buena Nueva y creyeran»”. (Hechos 15,7).
Y complementemos con su propia presentación, en sus cartas pastorales: "Pedro, apóstol de Jesucristo, a los que
viven como extranjeros en la Dispersión: en Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia, elegidos” (I Pedro
1,1).

68. ¿Algunas Sectas dicen que Jesús prohibió tener rangos porque quiso todos nos llamemos Hermanos?
Lo dirán por criticarnos o quizás por hipocresía, ya que ellos se auto proclaman con distintos títulos como
Pastores, Evangelistas, Conferencistas y etc., sin tener muchas veces ningún grado de instrucción, ni la
preparación bíblica, filosófica y teológica que tienen nuestros Sacerdotes Católicos, que se preparan por más de
siete años de estudios académicos. Es por eso que no debemos caer en el error de tomar literalmente una frase de
Jesús en Mateo 23,8: "y vosotros sois todos hermanos", porque sabemos que una cita sin contexto es un simple
pretexto, y según el Nuevo Testamento, Jesús estructuró a su única y Santa Iglesia con rangos y funciones
especificas, para el mejor cumplimiento de nuestra misión aquí en la tierra, puedes verificarlo en la Primera Carta
de San Pablo a los Corintios en los capítulos 12 y 13 completos, para no caer en caprichosos pretextos. Donde por
ejemplo en el verso (12,28) se lee: “Y a unos puso Dios en la Iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas;
lo tercero maestros; luego los que hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan, los que administran,
los que tienen el don de lenguas”
69. ¿Quiso Jesucristo que tengan rango o jerarquías sus discípulos?
Si, en todo el Nuevo testamento se nota, que Cristo ordenó su Iglesia, para que respetando sus dirigentes se
mantenga unida, dando testimonio de su evangelio, hasta que Él vuelva en gloría, colocando una Piedra, o Papa
que la mantenga firme en la fe: “El mismo dio a unos el ser apóstoles; a otros, profetas; a otros,
evangelizadores; a otros, pastores y maestros, para el recto ordenamiento de los santos en orden a las
funciones del ministerio, para edificación del Cuerpo de Cristo, hasta que lleguemos todos a la unidad de la
fe y del conocimiento pleno del Hijo de Dios, al estado de hombre perfecto, a la madurez de la plenitud de
Cristo”. (Efesios 4,11-13).

70. ¿Porqué debemos obedecer a nuestros Sacerdotes, Obispos y al Papa?


Porque son representantes de Cristo, y sucesores de los apóstoles, a quienes el señor les dijo: “Quien a
vosotros escucha, a mí me escucha; y quien a vosotros rechaza a mí rechaza; y quien me rechaza a mí
rechaza al que me ha enviado” (Lucas 10,16) y esa es la Voluntad de Dios, expresada desde antiguo en su Santa
Palabra, que honremos a sus siervos quienes ministran en su Nombre, por su mandato directo: “Con todas tus
fuerzas ama al que te hizo, y a sus ministros no abandones. Teme al Señor y honra el Sacerdote, dale su
porción como te está prescrito: primicias, sacrificios de reparación, pierna de las ofrendas, oblación de
santidad y primicias de las cosas sagradas” (Eclesiástico. 7,30-31).
Les obedecemos, por nuestro propio bien, porque ellos son delegados de Cristo (Mateo 10,40) y nos
dirigen por el camino revelado en las Escrituras que nos manda: “Obedeced a vuestros dirigentes y someteos a
ellos, pues velan sobre vuestras almas como quienes han de dar cuenta de ellas, para que lo hagan con
alegría y no lamentándose, cosa que no os traería ventaja alguna” (Hebreos 13,17).
71. ¿Necesitamos del Papa y el Magisterio de la Iglesia?
Por supuesto que si, no podemos ser tan soberbios, para despreciar la dirección y guía que Dios a dispuesto
para toda su Iglesia. Jesucristo dejo su autoridad delegada, no en Palabras escritas en paginas, sino en Personas
marcadas por su testimonio, para regir su pueblo con justicia, en santidad y comunión de amor. Debemos obedecer
la Palabra de Dios que nos aclara: “Y así los puso Dios en la Iglesia, primeramente como apóstoles; en segundo
lugar como profetas; en tercer lugar como maestros; luego, los milagros; luego, el don de las curaciones, de
asistencia, de gobierno, diversidad de lenguas” (I Corintios 12,28). “Pero todas estas cosas las obra un
mismo y único Espíritu, distribuyéndolas a cada uno en particular según su voluntad” (I Corintios 12,11).
72. ¿Para qué necesitas tú al Papa?
La primera comunidad de Apóstoles, que Jesús formó, lo necesitó, y sí Cristo lo considero necesario y útil,
para sus primeros discípulos, los Santos Apóstoles, cuanto más nosotros pobres pecadores, lo necesitaremos. No
debemos pecar considerarnos auto suficientes, sino que debemos ser humilde, buscar y recurrir a todas las ayudas
que Dios nos mando, para el correcto seguimiento de Cristo y su Palabra; “Para el recto ordenamiento de los
santos en orden a las funciones del ministerio, para edificación del Cuerpo de Cristo”. (Efesios 4,12). El Papa
confirma la verdad, del Evangelio, y la correcta interpretación de la Biblia, para los tiempos que vivimos, pues él
actúa el Nombre del Señor, cumpliendo la misión que Jesús le encomendó a Pedro y sus sucesores de apacentar sus
ovejas, hasta la consumación de los tiempos (cf Mateo 16,18-19).
73. ¿Quién Recopiló los Libros de la Biblia?
La misión Papal, de confirmar en la verdad, a los seguidores auténticos de Cristo, se ha llevado a cabo
continuamente, desde que Cristo ascendió a los cielos, hasta nuestros días, por ejemplo, aproximadamente 397
años después de Cristo, todos los Obispos del mundo se reunieron, a la Luz del Espíritu de Dios, para discernir
cuales de los escritos y cartas apostólicas, que estaban dispersas entre las distintas comunidades Cristianas
originarias, formarían parte del Libro Santo, y cuales libros de las escrituras del pueblo de Israel debían
considerarse parte de las Sagradas Escrituras, y los Obispos ratificaron los libros del Antiguo Testamento, algunos
de los cuales actualmente no son aceptados por las sectas protestantes, mientras que consideraron necesario
someter los del nuevo a la infabilidad Papal, y el Papa de entonces, canonizó los libros y cartas tal como
actualmente están en el Nuevo Testamento, ejerciendo la autoridad que Dios le delegó, descartando aquellos escrito
que no consideró que fuesen Palabra de Dios, es curiosos, que las sectas si aceptan todos los Libros del Nuevo
Testamento, tal como por un decreto Papal fueron Canonizados, y tengan dudas de los que fueron declarado Libros
Santos, por el concilio de Obispos. La Iglesia existió antes que la Biblia, y la Iglesia reunió las Sagradas Escrituras
y las Canonizó. (Canonizar significa declarar Santo).
Fue solamente en el año 393 d.C. que los obispos se unieron con los sacerdotes y laicos para discernir
cuáles libros son inspirados, o también "canónicos". La Iglesia tenía el poder de hacer eso porque Jesús le dio el
poder de atar y desatar (cf Mt 18, 18) y prometió enviar al Espíritu Santo para la plenitud de la verdad (Jn 14, 26).
En el siglo XV Martín Lutero (inspirador de la gran apostasía) pensó que los primeros cristianos usaban el
"canon judío de Palestina" (los libros escritos en hebreo), 39 libros. Pero en realidad los 46 libros del "canon
Alejandrino" o "traducción de los Sesenta" (la traducción al griego de los libros hebreos, pues el griego era el
idioma internacional de este tiempo) era aceptado por la gran mayoría de los judíos dispersos por todo el mundo
(la "diáspora"). Alejandría era el más grande e importante centro judío en el mundo de habla griega.
Alrededor de los años 90-100 d.C. algunos líderes judíos se reunieron para tratar el tema del canon
(conocido como el canon de Palestina) quitando los siete libros, su objetivo era regresar al canon hebreo, y
distinguirse así de los cristianos. Con la excusa que lo que no fue escrito en hebreo no era inspirado (aunque
Eclesiástico y 1 de Macabeos estaban originalmente escritos en hebreo y Arameo. Sin embargo, la discusión entre
ellos siguió por muchos años, y sus decisiones no fueron universalmente reconocidas. Había mucho desacuerdo
entre los diferentes grupos y sectas judís. Los saduceos solamente confiaban en el Torá, los fariseos no podían
decidir sobre Ester, Cantares y Eclesiastés. Solamente en el segundo siglo d.C. los fariseos decidieron 39 libros. El
apóstol Pablo, que viajó por todo el mundo de hablar griego, utilizaba la versión de los LXX. Cuando a san
Jerónimo se le pidió que tradujera la Biblia en latín (en 382 d.C.) optó por seguir la decisión de los judíos y rechazó
los siete libros, llamándolos "apócrifos". Esta decisión de Jerónimo fue rechazada por los concilios ya
mencionados, y Jerónimo aceptó la decisión de los concilios.
Al fin y al cabo, los judíos expulsaron a los cristianos de la sinagoga y no les dejaron participar en la
decisión sobre el canon. Hoyen día muchos se basan en las decisiones judías sobre el canon. Ahora bien, esos
mismos judíos habían ya decidido rechazar a Jesús como Mesías: ¿por qué dar a ellos la autoridad sobre el canon
del AT? Si ellos rechazaron a Jesús y por eso el dijo: “¿Qué, pues, hará el Señor de la viña? Vendrá, y destruirá
a los labradores y dará a otros su viña” (Marcos 12,9).
Los sectarios y los demás reformadores decidieron seguir la decisión judía de basar el canon del AT sobre
el idioma hebreo y sacaron los siete libros de su Biblia. Los llamaron "apócrifos" siguiendo la idea de los judíos
(no conversos al cristianismo), los cuales ya no tenían autoridad alguna para los creyentes en Cristo Jesús, porque
la Autoridad ya había sido entregada a los discípulos del Mesías (cf Mateo 18,18; Lucas 9,1) es decir a la Iglesia
(cf Mateo 16,18-19).
Gracias a Dios ya muchos han corregido este error, siguiendo el concejo bíblico “Y no den oídos a fábulas
judaicas, ni a mandamientos de hombres que se apartan de la verdad” (Tito 1,14), actualmente muchas
denominaciones protestantes están aceptando todos los libros del Antiguo Testamento, incluyendo los siete que
antes negaban, los cuales anexan a sus versiones de la Biblia, acotando que se llaman Deuterocanónicos.

74. ¿Son Iguales las Biblias de las Sectas a la Biblia de la Iglesia del Señor?
La Biblia protestante es diferente de la católica. Como ya mencionamos en las respuestas anteriores,
algunas sectas le han quitado, hasta siete libros de Antiguo Testamentos a sus Biblias, estos Libros Sagrados son:
Tobías, Judith, Baruc, Eclesiástico, I Macabeos, II Macabeos, Sabiduría y fragmentos de los libros de Ester y
Daniel, además sus traducciones no son muy confiables, por ejemplo, los auto proclamados "Testigos de Jehová",
utilizan una versión con muy graves errores de traducción, introduciendo cambios y adulteración a la Palabra de
Dios, agravando el error de darles interpretaciones torcidas, contradictorias y fuera de contexto. Mirando el índice
de libros que contiene la Biblia contamos 66 libros, mientras que la Biblia católica y la Biblia ortodoxa contienen
siete libros más. En la Biblia protestante faltan 1 y 2 Macabeos, Tobías (o Tobít), Judit, Baruc, Sabiduría, y
Eclesiástico (o Sirácides) conocidos como "deuterocanónicos". Los hermanos no católicos llaman a los siete libros
deuterocanónicos "Apócrifos", aunque no es un término muy exacto para lo que se quiere señalar, ya que
"apócrifo" significa etimológicamente "escondido", haciendo alusión al autor, que es "desconocido" y suele
"esconderse" tras un pseudónimo. En este sentido hay otros libros "apócrifos" que sin embargo forman parte de los
libros inspirados (como la carta a los Hebreos, que no fue escrita directamente por Pablo, pero que lleva su
nombre). Como sea, la realidad es que los protestantes no admiten estos libros como inspirados.
Además hay sectas que le añaden libros a la Revelación de Dios, como el casos de los Mormones, y otros
que también idolatran los escritos y tradiciones de sus fundadores; olvidando la severa sentencia de Bíblica: "Yo
advierto a todo el que escuche las palabras proféticas de este libro: «Si alguno añade algo sobre esto, Dios
echará sobre él las plagas que se describen en este libro. Y si alguno quita algo a las palabras de este libro
profético, Dios le quitará su parte en el árbol de la Vida y en la Ciudad Santa, que se describen en este
libro.» (Apocalipsis 22,19). Nota: Existen traducciones de la Biblia que son ecuménicas, es decir que son
aceptadas, tanto por la Santa Iglesia Católica, como por la mayoría de todas las otras denominaciones cristianas,
que aún no están en plena comunión con la Iglesia. Por ejemplo: la versión "Dios habla hoy".

Capitulo VII: Novísimos

75. ¿Porque los Católicos creemos en el Purgatorio, si en la Biblia no se menciona esa palabra?
Ciertamente en la Biblia no se menciona la palabra "Purgatorio", y de hecho esa palabra quizás ni existía
para ese entonces, pero si se menciona en la Biblia: un lugar de los muertos llamado en hebreo “Seol” (cf Génesis
37,35) y en griego “Hades” (Mateo 11,23), este lugar de los muertos no lo podemos ignorar que existe y es otro
diferente al Cielo y al Infierno, el Seol es distinto al lugar de tormento de los condenados llamado Genema, lago
de azufre o abismo del Infierno y este lugar de los muertos es también diferente al Paraíso o Cielo de los
redimidos. “Si hasta los cielos subo, allí estás tú, si en el seol me acuesto, allí te encuentras” (Salmos 139,8).
En las Sagradas Escrituras están todas las bases teológicas de esta tradición oral, de los que el Señor y sus
primeros seguidores predicaron a viva Voz. “Pues también Cristo, para llevarnos a Dios, murió una sola vez
por los pecados, el justo por los injustos, muerto en la carne, vivificado en el espíritu En el espíritu fue
también a predicar a los espíritus encarcelados en otro tiempo incrédulos, cuando les esperaba la paciencia
de Dios, en los días en que Noé construía el Arca, en la que unos pocos, es decir ocho personas, fueron
salvados a través del agua; a ésta corresponde ahora el bautismo que os salva y que no consiste en quitar la
suciedad del cuerpo, sino en pedir a Dios una buena conciencia por medio de la Resurrección de Jesucristo,
que, habiendo ido al cielo, está a la diestra de Dios, y le están sometidos los Ángeles, las Dominaciones y las
Potestades.” (I Pedro 3,18).
El Purgatorio es un estado de vida de purificación, intermedio entre la muerte y el cielo, no es un estado
definitivo, sino una antesala a la vida en el cielo, para las almas de aquellos personas que mueren en amistad con
Dios, pero no estaban completamente purificados, de algunos pecados veniales, entonces para el paso al Cielo,
vienen al gran salón de belleza, para revestirse por los méritos de Cristo, de la pureza total necesaria, para entrar a
la gran celebración del Cielo Las Bodas del Cordero(cf ).
Veamos que escribe San Pablo sobre ese proceso de purificación al que llamamos Purgatorio: “Conforme a
la gracia de Dios que me fue dada, yo, como buen arquitecto, puse el cimiento, y otro construye encima.
¡Mire cada cual cómo construye! Pues nadie puede poner otro cimiento que el ya puesto, Jesucristo. Y si uno
construye sobre este cimiento con oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, paja, la obra de cada cual
quedará al descubierto; la manifestará el Día, que ha de revelarse por el fuego. Y la calidad de la obra de
cada cual, la probará el fuego. Aquél, cuya obra, construida sobre el cimiento, resista, recibirá la
recompensa. Mas aquél, cuya obra quede abrasada, sufrirá el daño. El, no obstante, quedará a salvo, pero
como quien pasa a través del fuego” (I Corintios 3,10-15). El nombre que le demos al proceso de purificación de
nuestras almas, es lo de menos, el hecho es que creámoslo o dudemos existe ese paso purificador que llamamos:
“Purgatorio”. “Dijo Dios: «Yo meteré en el fuego este tercio: los purgaré como se purga la plata y los probaré
como se prueba el oro. Invocará él mi nombre y yo le responderé; diré: «¡El es mi pueblo!» y él dirá:
«¡Yahveh es mi Dios!»” (Zacarías 13,9).

En el Santo Evangelio leemos: “El que insulte al Hijo del Hombre será perdonado; en cambio, el que
insulte al Espíritu Santo no será perdonado, ni en esta vida ni en la otra” (Mateo 12,32). Y como enseñanza
sobre Reino de los Cielos, nos aconseja “Cuando vayas con tu adversario al magistrado, procura en el camino
arreglarte con él, no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te entregue al alguacil y el alguacil te meta en
la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último céntimo” (Lucas 12,58-59).

Las almas de los condenados no pasa por el purgatorio, solo tienen entrada en la purificación: las almas
que están seguras de ser admitidas a la bienaventuranza, el alma sabe que no está preparada para la comunión
intima, con Dios, porque debe quitar las escorias de su tibieza, debe despertarse para un amor total, sin
desviaciones. “Por eso, nosotros que recibimos un reino inconmovible, hemos de mantener la gracia y,
mediante ella, ofrecer a Dios un culto que le sea grato, con religiosa piedad y reverencia, porque nuestro
Dios es fuego consumidor" (Hebreos 12,28-27).
“Vosotros, en cambio, os habéis acercado al monte Sión, a la ciudad de Dios vivo, la Jerusalén
celestial, y a miríadas de ángeles, reunión solemne y asamblea de los primogénitos inscritos en los cielos, y a
Dios, juez universal, y a los espíritus de los justos llegados ya a su consumación, y a Jesús, mediador de una
nueva Alianza, y a la aspersión purificadora de una sangre que habla mejor que la de Abel” (Hebreos 12,22-
24).

76. ¿Para que es necesario el Purgatorio?


Es necesario para purificarnos totalmente, para entrar en la presencia de Dios, porque dice la Palabra: "La
Sabiduría: " Es un hálito del poder de Dios, una emanación pura de la gloria del Omnipotente, por lo que
nada manchado llega a alcanzarla" (Sabiduría 7,25).
Al decir la Carta a los Efecios que nada impuro entrará en el Cielo, es necesario que Dios limpie todas y
cada una nuestras imperfecciones con la Sangre del Cordero, por los Méritos de Cristo, antes de entrar al Cielo, por
su infinita bondad, para que el mismo Señor nos presente ante la sus Ángeles: “Santos entre los Santos e
irreprochables”: "Porque tened entendido que ningún fornicario o impuro o codicioso, que es ser idólatra,
participará en la herencia del Reino de Cristo y de Dios" (Efesios 5,5).
«El Reino de los Cielos es semejante a un rey que celebró el banquete de bodas de su hijo (Mateo
22,2) Y a esta fiesta de reino debemos llegar purificados, como nos advierte Jesús: «Entró el rey a ver a los
comensales, y al notar que había allí uno que no tenía traje de boda, le dice: "Amigo, ¿cómo has entrado
aquí sin traje de boda?" El se quedó callado. Entonces el rey dijo a los sirvientes: "Atadle de pies y manos, y
echadle a las tinieblas de fuera; allí será el llanto y el rechinar de dientes" (Mateo 22,11-12).
El Purgatorio es un estado de vida, de preparación, para nuestro paso al Cielo, viene a ser un estado de vida
transitoria, para revestirnos de la pureza total requerida, para entrar a la gran celebración del Cielo. En atención a la
Divina misericordia: “Yahveh está cerca de los que tienen roto el corazón. Él salva a los espíritus hundidos…
(Salmos 34,19), como en el caso del profeta Jonás: “Dijo: Desde mi angustia clamé a Yahveh y él me
respondió; desde el seno del seol grité, y tú oíste mi voz (Jonás 2,3), hasta poder agradecer la salda de ese
estado: “Gracias te doy de todo corazón, Señor Dios mío, daré gloria a tu nombre por siempre, pues grande
es tu amor para conmigo, tú has librado mi alma del fondo del seol” (Salmos 86,12-13)

77. ¿Es Posible Recibir una Purificación total en la vida aquí en la Tierra?
Por supuesto que si, y en la Iglesia hay infinidad de testimonios, de personas Santas, que han resaltado en el
cumplimiento heroico de virtudes cristianas, y entran directo al Cielo, claro está también, todas aquellas personas,
que han recibido el Sacramento de la Reconciliación, en su agonía, y se han purificado totalmente, antes de morir,
como el caso del Ladro que murió en el Calvario crucificado, y arrepentido de todo sus pecados, al lado de Jesús
de Nazaret, y como lo narra Lucas 23,43: "Jesús le dijo: «Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso".
Es el caso que en el Cielo, estaremos en presencia de Dios y no podremos mantenernos de pie, ante su santa
presencia, por más Siervos suyos que nos creamos, si no estamos totalmente purificados, como dice Efesios 1,4
que debemos presentarnos: santos inmaculados e irreprochable ante la Suprema Presencia de Dios, para eso Él
mismo nos purga. Pongamos el ejemplo del Profeta Isaías, que siendo un siervo de Dios, en el templo, recibe la
visita de Dios (y su purificación), leamos reacción de Isaías, su confesión y la purificación: "Y dije: «¡Ay de mí,
que estoy perdido, pues soy un hombre de labios impuros, y entre un pueblo de labios impuros habito: que
al rey Yahveh Sebaot han visto mis ojos!» Entonces voló hacia mí uno de los serafines con una brasa en la
mano, que con las tenazas había tomado de sobre el altar, y tocó mi boca y dijo: «He aquí que esto ha tocado
tus labios: se ha retirado tu culpa, tu pecado está expiado.» Y percibí la voz del Señor que decía: «¿A quién
enviaré? ¿y quién irá de parte nuestra»? Dije: «Heme aquí: envíame»" (Isaías 6,5-8). Sí el Profeta Isaías,
necesitó esa purificación para estar frente a la Gloría de Dios, cuanto más nosotros la necesitaremos, que quizás
habitamos entre una humanidad mucho más impura que la de aquella época. Por eso debemos frecuentar los
sacramentos, especialmente el de la Confesión o Penitencia, y ofrecer la Eucaristía y obras de misericordias, en
reparación por nuestros pecados, para renovar las gracias recibidas en el bautismo, y estar preparados porque no
sabemos ni el día ni la hora, en que nos llamará el Señor, a su santa gloría del Cielo.
Que Dios nos conceda la pureza necesaria para gozar de su presencia y poder proclamar junto con San
Pablo: "Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido con toda clase de
bendiciones espirituales, en los cielos, en Cristo; por cuanto nos ha elegido en él antes de la fundación del
mundo, para ser santos e inmaculados en su presencia, en el amor" (Efesios 1,3-4).

78. ¿Para que sirven las Indulgencias?


Cuando una persona peca, esto le acarrea ciertas consecuencias: la consecuencia de la culpa y la
consecuencia del castigo. La Escritura habla de la primera cuando describe a la culpa como adhiriéndose a nuestras
almas, y haciéndolas descoloridas e impuras ante Dios: "Venid, pues, y disputemos –dice Yahveh-: Así fueren
vuestros pecados como la grana, cual la nieve blanquearán. Y así fueren rojos como el carmesí, cual la lana
quedarán" (Isaías 1, 18). Esta idea de la culpa adhiriéndose a nuestras almas aparece en textos que describen el
perdón como una limpieza o lavado y el estado de nuestras almas perdonadas como limpias y blancas: "Lávame a
fondo de mi culpa, y de mi pecado purifícame... Rocíame con el hisopo, y seré limpio, lávame, y quedaré más
blanco que la nieve" (Salmo 51, 4.9). No sólo incurrimos en culpa, sino también en la pena de castigo cuando
pecamos: "Pasaré revista al orbe por su malicia y a los malvados por su culpa. Haré cesar la arrogancia de
los insolentes, y la soberbia de los desmandados humillaré" (Isaías 13, 11). El juicio atañe incluso a las cosas
más pequeñas: "Porque toda obra la emplazará Dios a juicio, también todo lo oculto, a ver si es bueno o
malo." (Eclesiastés 12, 14).
Cuando alguien se arrepiente, se confiesa y pide perdón, Dios quita su culpa: “Así fueren vuestros pecados como
la grana, cual la nieve blanquearán. Y así fueren rojos como el carmesí, cual la lana quedarán” (Isaías 1, 18)
y todo castigo eterno "¡Con cuánta más razón, pues, justificados ahora por su sangre, seremos por él salvos
de la cólera!" (Romanos 5, 9), pero las penas temporales pueden permanecer. Un pasaje que demuestra esto es 2
Samuel 12, en el cual el profeta Natán confronta a David con su adulterio. "David dijo a Natán: ‘He pecado
contra Yahveh.’ Respondió Natán a David: ‘También Yahveh perdona tu pecado; no morirás. Pero por
haber ultrajado a Yahveh con ese hecho, el hijo que te ha nacido morirá sin remedio.’" (2 Samuel 12, 13-14).
Dios perdonó a David, hasta el punto de salvar su vida, pero David todavía tuvo que sufrir la pérdida de su hijo
además de otros castigos temporales.
En Números leemos: “Moisés respondió a Yahveh: ‘... Si haces perecer a este pueblo como un solo
hombre, dirán los pueblos que han oído hablar de ti: Yahveh, como no ha podido introducir a ese pueblo en
la tierra que les había prometido con juramento, los ha matado en el desierto...’ Dijo Yahveh: ‘Le perdono,
según tus palabras. Pero, vivo yo ... que ninguno de los que ... no han escuchado mi voz, verá la tierra que
prometí con juramento a sus padres” (Números 14, 13-23) Dios afirma que, aunque perdonaba al pueblo, les
impondría una pena temporal al impedirles entrar a la tierra prometida. Más tarde, a Moisés, que es evidentemente
uno de los salvados (ver Mateo 17, 1-5), se le dice que sufrirá una pena temporal: “Dijo Yahveh a Moisés y
Aarón: ‘Por no haber confiado en mí, honrándome ante los israelitas, os aseguro que no guiaréis a esta
asamblea hasta la tierra que les he dado.” (Números 20, 12; cf 27, 12-14).

Los protestantes frecuentemente niegan que las penas temporales permanezcan luego del perdón de los
pecados, pero en la práctica lo reconocen; por ejemplo, cuando insisten en que la gente devuelva las cosas robadas.
Los ladrones pueden ser perdonados, pero deben ocuparse de la restitución. Los protestantes se dan cuenta de que,
si bien Jesús pagó ante Dios el precio por nuestros pecados, no nos relevó de nuestra obligación de reparar lo que
hemos hecho. Admiten totalmente que si usted robó el automóvil de alguien, debe devolverlo; no basta
simplemente con arrepentirse. El perdón de Dios (¡y el del hombre!) no incluye el permitirle quedarse con el auto
robado.Los méritos de Cristo, siendo infinitos, aplicándolos a los creyentes, la Iglesia actúa como servidora de
Cristo en la aplicación de lo que él ha hecho por nosotros, y sabemos por la Escritura que la obra de Cristo se
aplica a nosotros a través del tiempo y no de una sola vez. (Filipenses 2, 12; 1 Pedro 1, 9). La iglesia en atención al
poder y la misión de la remisión de los pecados, que Cristo le delega en Juan 20,21-23, distribuye el perdón de los
pecados mediante el bautismo y el sacramento de la confesión, y el perdón de las penas temporales, mediante las
indulgencias que concede, bajo ciertas condiciones que nos impulsan a una conversión mas profunda. Si Cristo dio
a sus ministros la capacidad de perdonar las penas eternas del pecado, ¡cuánto más tendrían la capacidad de remitir
las penas temporales del pecado! Cristo también prometió a su Iglesia el poder para atar y desatar en la tierra,
diciendo: "Yo os aseguro: todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la
tierra quedará desatado en el cielo" (Mateo 18, 18). Como queda claro por el contexto, el atar y desatar cubren
la disciplina de la Iglesia, y la disciplina de la Iglesia involucra el administrar y remover penas temporales (tales
como separar de y readmitir a los sacramentos). Por lo tanto, el poder de atar y desatar incluye la administración de
las penas temporales. San Pablo advierte, a quién no recurre a esta fuente de gracia, que: “Por la dureza y la
impenitencia de tu corazón vas atesorando contra ti cólera para el día de la cólera y de la revelación del
justo juicio de Dios, el cual, dará a cada cual según sus obras” (Romanos 2,5). Debemos recurrir a la
misericordia divina, obteniendo indulgencias, para que como San Pablo podamos expresar: “Bienaventurados
aquellos cuyas maldades fueron perdonadas, y cubiertos sus pecados. Dichoso el hombre a quien el Señor no
imputa culpa alguna” (Romanos 4,7-8).

79. ¿Porque rogar por los Muertos?


Es para pedir para ellos una purificación total de sus culpas, para que puedan contemplar el rostro de Dios y
su gloría, lo hacemos movidos por la esperanza en la vida eterna, y la fe en la comunión de los Santos, la Biblia
manifiesta que es cosa buena y noble orar por los difuntos pensando en la resurrección rogar por los que han
muerto (II Macabeos 12,43; Barú 3,1-8), leamos: en concordancia con estas palabras agrega San Pablo: “Y si
Cristo no resucitó, vuestra fe es vana: estáis todavía en vuestros pecados. Por tanto, también los que
durmieron en Cristo perecieron. Si solamente para esta vida tenemos puesta nuestra esperanza en Cristo,
¡somos los más dignos de compasión de todos los hombres! ¡Pero no! Cristo resucitó de entre los muertos
como primicias de los que durmieron. Porque, habiendo venido por un hombre la muerte, también por un
hombre viene la resurrección de los muertos” (I Corintios 15,17-21).
Rogamos por las almas de los difuntos en virtud a la comunión de los santos: La Iglesia abarca a los
creyentes que aún vivimos en la tierra, a los santos del cielo y también las almas del lugar de los muertos
(purgatorio o Seol), unidos en Cristo Jesús, cabeza de la Iglesia, y en razón de nuestra fe en la resurrección, la
Iglesia siempre ha intercedido a favor de los difuntos, por eso San Pablo después de aclararnos acerca de la
resurrección a la que todos somos llamados, dice que la resurrección justifica nuestras practicas en favor de los
difuntos: “De no ser así ¿A qué viene el bautizarse por los muertos? Si los muertos no resucitan en manera
alguna ¿por qué bautizarse por ellos?” (I Corintios 15,29). Ese bautizo por los muertos, es la evidencia que la
Iglesia desde sus orígenes ya buscaba la forma de interceder en favor de los difuntos, porque “Si Cristo no
resucitó, los que durmieron en Cristo perecieron”, pero como Cristo si resucitó, los que durmieron en Cristo no
perecieron, sino que viven, aunque hayan muerto, tienen la vida abundante.
Orar por el pecado de los difuntos, no es una novedad del Nuevo Testamento, ya en el Antiguo vemos
numerosos actos donde el Pueblo de Israel se congregaba para pedir perdón a Dios, por sus pecado y el de sus
padres o antepasados (cf Nehemías 9,3; Lev 9,7; Heb 5,3) pero leamos un caso donde se nos dice, como y porque
los hacían: “Y rezaron al Señor para que perdonará totalmente ese pecado de sus compañeros muertos. El valiente
Judas exhortó a sus hombres a que evitaran en adelante tales pecados, pues acababan de ver con sus propios ojos lo
que sucedía a los que habían pecado. Después de haber reunido entre sus hombres cerca de dos mil dracmas,
las mandó a Jerusalén para ofrecer un sacrificio por el pecado, obrando muy hermosa y noblemente,
pensando en la resurrección. Pues de no esperar que los soldados caídos resucitarían, habría sido superfluo y
necio rogar por los muertos; mas si consideraba que una magnífica recompensa está reservada a los que
duermen piadosamente, era un pensamiento santo y piadoso. Por eso mandó hacer este sacrificio expiatorio
en favor de los muertos, para que quedaran liberados del pecado" (II Macabeos 12,42-46).
80. ¿Porque la Intersección de los Santos?
Jesús es el único mediador y salvador, porque su sacrificio en la cruz, es lo único que redime nuestros
pecados ante la justicia divina; para los cristianos existe un único sacrificio, el de Jesús (Heb 10,12), pero también
nosotros debemos ofrecer “sacrificios” (Fil 2:17; Rom 12,1; Heb 13,15). La pasión de Cristo es suficiente para
nuestra salvación (todo el Nuevo Testamento), pero Pablo dice: “completo en mi carne lo que falta a la pasión
de Cristo a favor de su cuerpo, que es la Iglesia” (Col 1,24). Jesús es la luz del mundo (Jn 8,12), pero también lo
son sus discípulos (Mat 5,14). Dios es el único bueno (Luc 18,19), pero también las personas son buenas (1 Pe
2,18; 4,10, etc.). La Escritura enseña que Dios es el único Juez (Sal 50,6; 75:7; Heb 12,23) pero también enseña
que los cristianos serán jueces (Mat 19,18; Luc 22,30; 1 Cor 6,2-3). La Escritura enseña que Jesús es el único
maestro, y a nadie más hay que darle ese título (Mat 23,8-10; Jn 13,13) pero también enseña que Pablo se llamaba
a sí mismo, con toda verdad, “maestro” (1 Tim 2,7; 2 Tim 1,11) y en la Iglesia hubo siempre muchos “maestros”
designados por el mismo Espíritu Santo (Ef 4,11). Jesús es El Obispo (episcopo) de nuestras almas (1 Pe 2:25) y
Dios estableció a algunos como obispos de los creyentes (Hechos 20,28; Fil 1,1). Dios es el único sabio (Rom
16:27), pero también los hombre (Rom 16:19; Mat 23:24, etc.). Jesús es, claramente, nuestro único sacerdote (toda
la carta a los Hebreos), pero también lo somos nosotros (I Pedro 2,9; Apoc 1,6; 5,10; 20,6).
Dios es el único justo y el único Santo (Rev 15:4), y no hay ningún justo entre los hombre, ni uno sólo
(Rom 3:10). Pero 1 Timoteo 1,9 y 2 Pedro 2,7-8 hablan de los justos, en general y en particular (Lot), también
llama santos a los apóstoles (Efesios 3,5) enseña que el obispo debe ser santo (Tito 1,8), Que los disipulos son
santos por vocación (Romanos 1,7; Colosenses 1,2) Y nos llama a todos a la santidad (I Pedro 1,15; Colosenses
3,12). Sólo si aplicamos el concepto de “analogía” podremos explicar esta aparente contradicción: Dios es el único
Justo, pero análogamente y por participación lo son también los que creen en El, por eso pedimos la intercepción
de la Virgen y de los santos, que ya participan plenamente en la vida abundante (cf Mateo 22,32). Al orar a
Dios no es extraño conversar también a aquellos Santos y Ángeles, que ya están en perfecta comunión con Él en el
cielo: “Y sucedió que, mientras oraba, el aspecto de su rostro se mudó, y sus vestidos eran de una blancura
fulgurante, y he aquí que conversaban con él dos hombres, que eran Moisés y Elías” (Lucas 9,30) “Y se
transfiguró delante de ellos: su rostro se puso brillante como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como
la luz. En esto, se les aparecieron Moisés y Elías que conversaban con él” (Mateo 17.2-3).

81. ¿Las fiestas, el baile, comer cerdo o el vestir nos llevan al Infierno?
El bailar no es pecado, siempre y cuando no esté acompañado con otros actos impuros, contrarios a la
moral y las buenas costumbres. En la Santa Biblia, no está prohibido el danzar, incluso se nos aconseja hacerlo
para rendirle culto a Dios: “Alabadle con pandero y danza; Alabadle con cuerda y flautas” (Salmo 150,4). En el
Antiguo Testamento, se narran celebraciones con baile por motivos religiosos, por ejemplo, en primera de
Crónicas capítulo trece, durante la procesión con el Arca: “David y todo Israel bailaba delante de Dios con todas
sus fuerzas cantando y tocando cítaras, salterios y panderos, címbalos y trompetas” (1 Cro 13,8). El mismo
Salmista David nos dice: “Alaben su Nombre con danza; Con pandero y arpa a él canten”(Salmo 149,3). En la
Biblia la celebraciones nacionales se acompañan con baile: “Aún te edificaré, y serás edificada, oh Virgen de
Israel; todavía serás adornada con tus palmeros y saldrás en alegres danzas” (Jeremías 31,4). En el evangelio
también se asocia el baile con las celebraciones familiares, como una modo sano de festejo: “El hijo mayor estaba
en el campo; Cuando al volver llegó cerca de la casa, oyó música y baile” (Lucas 15,25). Y en el capítulo tres
de Sofonías, vemos que Dios, Nuestro Padre, también danzará de alegría por la salvación de cada uno de nosotros
llamados a la bienaventuranza eterna: “Yahveh tu Dios está en medio de ti, ¡un poderoso Salvador! Él exulta de
gozo por ti, te renueva por su amor; danza por ti con gritos de júbilo, como en los días de fiezta” (So 3,17).
En muchas las sectas se coacciona a las mujeres a usar falda, inculcándoles que la Biblia prohíbe los
pantalones, cuando esa prenda de vestir no existía en tiempos bíblicos, dando una mala interpretación a
Deuteronomio 22,5 “La mujer no llevará ropa de hombre ni el hombre se pondrá vestidos de mujer, porque
el que hace esto es una abominación para Yahveh tu Dios” donde se nos advierte en un leguaje todo público,
sobre lo negativo de la homosexualidad a los ojos de Dios.
Por eso con San Pablo les respondemos “Que el Reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia y
paz y gozo en el Espíritu Santo” (Romanos 14,17) “Por tanto, que nadie os critique por cuestiones de comida
o bebida, o a propósito de fiestas, de novilunios o sábados. Todo esto es sombra de lo venidero; pero la
realidad es el cuerpo de Cristo” (Colosenses 2,16).

82. ¿Qué pasa con nuestra existencia al Morir?


“Jesús le respondió: «Yo soy la resurrección, El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que
vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?» (Juan 11,25-26). Una de las grandes buenas nuevas es que
tenemos vida eterna, porque Jesús venció a la muerte, Jesús dijo "Vengo a darles vida y vida en abundancia",
pero algunas sectas dicen que naces vives 71 o 97 años, y te duermes por dos mil o tres mil ¿Es eso vida en
abundancia o sueño en abundancia? “Si solamente para esta vida tenemos puesta nuestra esperanza en Cristo,
¡somos los más dignos de compasión de todos los hombres!” (I Corintios 15,19).
“Pues también Cristo, para llevarnos a Dios, murió una sola vez por los pecados, el justo por los
injustos, muerto en la carne, vivificado en el espíritu. En el espíritu fue también a predicar a los espíritus
encarcelados, en otro tiempo incrédulos, cuando les esperaba la paciencia de Dios, en los días en que Noé
construía el Arca, en la que unos pocos, es decir ocho personas, fueron salvados a través del agua” (I Pedro
3:18). “Cuando abrió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los degollados a causa de la Palabra de
Dios y del testimonio que mantuvieron. Se pusieron a gritar con fuerte voz: «¿Hasta cuándo, Dueño santo
y veraz, vas a estar sin hacer justicia y sin tomar venganza por nuestra sangre de los habitantes de la
tierra?» (Apocalipsis 6:9-10)
San Pablo dijo que quería irse con el Señor (Filipenses 1:23) ¿a qué, a dormir? San Pedro dice que Jesús bajo a
predicar a los que habían muerto de la época de Noe, ¿a quien le predicó, a dormidos? ¡Lázaro y Epulón no
parecían dormidos después de muertos (Lucas 16:23), ni los Espíritus de los Mártires al pie del Altar en el
Apocalipsis, ni las multitudes que seguían al Cordero! “Y del mismo modo que está establecido que los hombres
mueran una sola vez, y luego el juicio” (Hebreos 9,27). Es decir ni reencarnación, ni sueño; sino presentarse al
juicio personal.
La mortalidad del alma es pura mentira de algunas sectas apostatas; ellos solo se basan en versículos del AT,
tomados fuera de contexto, donde la revelación era parcial: “Pero que ahora ha sido manifestado por la
aparición de nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a la luz la vida y la inmortalidad
por el Evangelio” (II Ti 1,10). Por eso es necesario cuidar esa vida de gracia eterna que Cristo nos ofrece, siendo
fieles a los mandatos de nuestro Creador, atentos a las cosas de Dios mientras tenemos vigor, antes que tu cuerpo
vuelva el polvo a la tierra, a lo que era, “… y el espíritu vuelva a Dios que es quien lo dio”. (Eclesiastés 12,7).
Recomiendo para profundizar la página de Internet www.apologeticasiloe.com y estudia el tema "El Alma y la
Eternidad" está muy completo.

83. ¿Al declarar a Cristo como nuestro Señor, ya tenemos asegurada la Salvación?
La salvación es un regalo que Dios da a quien quiere, pero es también un compromiso, Jesús afirmó en
Mateo 7,21 “No todo el que me diga: «Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la
voluntad de mi Padre celestial” La Biblia es muy clara los solos gestos externos no son suficientes: “Poned por
obra la Palabra y no os contentéis sólo con oírla, engañándoos a vosotros mismos” (Santiago 1,22). La
salvación es un don gratuito que recibimos de parte de Dios por Jesucristo en el Espíritu Santo (ver Hechos 4,12,
2Tes 2,13, 2Tim 2,10 entre otros muchos pasajes); no es un premio a nuestras buenas obras, sino un don de Dios
misericordioso. Ahora bien, en lo que está de nuestra parte, sin duda que debemos recibir esa salvación, estar
dispuestos y totalmente abiertos a ella, buscarla, luchar perseverantemente por ella (cf Mateo 10,22), y estar atentos
a las asechanzas del diablo que, "como león rugiente, ronda buscando a quien devorar" (1Pe 5:8).
Algunos hermanos muy lamentablemente afirman de la salvación; que se trata de algo que, una vez
recibido, no se puede perder más, hagamos lo que hagamos; contradiciendo lo que enseña toda la Sagrada
Escritura, por ejemplo: Fil 2:12 "De modo que, amados míos, así como habéis obedecido siempre (…) ocupaos
en vuestra salvación con temor y temblor" si la salvación no pudiese perderse por nuestra negligencia, el
mandamiento de "ocuparnos en nuestra salvación con temor y temblor" sería superfluo. El mismo San Pablo
veía que era posible que él fuese descalificado: “Más bien, pongo mi cuerpo bajo disciplina y lo hago obedecer;
no sea que, después de haber predicado a otros, yo mismo venga a ser descalificado” (1Cor 9,27).

Dios no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta y viva (Ezequiel 18,23; I Tes 5:9), por la
salvación de la humanidad, murió Jesús en la cruz (cf Hebreos 2,10), y Él nos advierte: “Pero el que persevere
hasta el fin, ése se salvará” (Mateo 24,13), “Por eso, hermanos, procurad aun con mayor empeño hacer firme
vuestro llamamiento y elección, porque haciendo estas cosas no tropezaréis jamás” (2 Pe 1,10) “Así que, el
que piensa estar firme, mire que no caiga” (1 Cor 10,12).

La sola proclamación de una fe no es suficiente: ¿De qué sirve, hermanos míos, que alguien diga:
«Tengo fe», si no tiene obras? ¿Acaso podrá salvarle la fe? (Santiago 2,14) Por eso Pablo, en concordancia con
el evangelio (Mateo 3,8) nos dice: “…he predicado que se convirtieran y que se volvieran a Dios haciendo
obras dignas de conversión (Hechos 26,20). “Así también la fe, si no tiene obras, está realmente muerta”
(Santiago 2,17). Nuestra fe en el Señor, debe estar acompañada de obras dignas de la vocación a la que hemos sido
llamados (cf Efesios 4,1), “Porque así como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está
muerta” (Santiago 2,26). Debemos permanecer fieles a la Iglesia, Cuerpo Místico de Cristo (Efesios 5,24-ss) y
perseverar en el bien hasta el final: “Porque hemos llegado a ser participantes de Cristo, si de veras retenemos
el principio de nuestra confianza hasta el fin” (Heb 3,14). Ya que Dios “…dará a cada cual según sus obras:
a los que, por la perseverancia en el bien busquen gloria, honor e inmortalidad: vida eterna” (Romanos 2,6).

Capitulo VIII: La Santísima Trinidad

84. ¿Cuantos Dioses existen?


Existe un solo Dios verdadero: Padre, Hijo y Espíritu Santo, creador de cielo y tierra, un solo Dios en tres
divinas personas. Dios es comunión de amor, una familia tres personas iguales en dignidad y poder, consustanciales
en eterna y perfecta unidad.
El Nombre del Padre es Yahveh: Significa "Yo Soy el que Soy" o “El que es” su raíces
etimológica dicen: "Jesús Salva", manifestó su nombre a Moisés en Éxodo 3,15 pero Jesús nos enseño que
debemos llamarlo "Padre Nuestro", y el Espíritu Santo, también nos impulsa llamarlo con amor filial ¡Abbá, Padre!
(Romanos 8,15).
El Nombre del Hijo es Jesucristo, Jesús significa: Salvador, su raíces etimológica dicen: "Yahveh Salva",
Cristo significa: Mesías, enviado, elegido. Otro Nombre del Hijo es “Dios con nosotros”: "Ved que la Virgen
concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que traducido significa: Dios con
nosotros" (Mateo 1,23).
El Espíritu Santo es llamado Paráclito, que significa abogado, protector o defensor, es el eterno amor de
comunión entre el Padre y el Hijo, es el Consolador, es quién inspira toda la palabra de Dios (II Pe 1,21), es el
fuego de amor, es maestro e interprete (Juan 14,26) es mucho más que una simple fuerza de Dios, como dicen
algunas sectas, el Espíritu santo es una Persona Divina, que nos defiende (Juan 15,26), que se entristece por
nuestros problemas y caídas (Efesios 4,30), que intercede por nosotros (Rm 8,26), es quién revela las enseñanzas
(Lc 2,42) es inspirador (Mt 10,20; Lc 1,42; 1,67; 2;42-43), es testigo fiel (Hch 5,32) que nos guía (Hch 13,2; 16,6;
28,25-27 Hb 3,7) y que nos llena e ilumina y entra en nosotros por el Bautizo, por la imposición de mano y por la
oración, Jesús revelándonos la intimidad de Dios expresa: "Cuando venga el Paráclito, que yo os enviaré de
junto al Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, Él dará testimonio de mí" (Juan 15,26).
La trinidad de Dios, se revela plenamente desde el comienzo del Evangelio: “Sucedió que cuando todo el
pueblo estaba bautizándose, bautizado también Jesús y puesto en oración, se abrió el cielo, y bajo sobre el
Espíritu Santo en forma corporal, como una paloma, y vino una voz del cielo: “Tú eres mí Hijo amado; en ti
tengo complacencia” (Lucas 3,21-22).
Los que han creen en el evangelio serán bautizados en el Nombre único del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo (cf Mateo 28,19), pues son tres personas que nos enseñó Cristo (cf I Juan 5,7), y las nombró separadamente,
pues le Padre no es el Hijo, y el Hijo no es el Espíritu Santo, a pesar que los tres son el mismo Dios, que
eternamente viven y reinan en perfecta y común unión, los creyentes estarán en comunión con el Padre, con el Hijo
y con el Espíritu Santo, al ingresar a la Iglesia, porque la Palabra habla de la unidad e interdependencia de las tres
Divinas Personas: “Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi Nombre, os lo enseñará
todo y os recordará todo lo que yo os he dicho” (Juan 15,26). Lo intimo de Dios es eterno, su ser es infinito y
por tanto insondable y difícil de entender para nosotros, limitados en el entender, por tanto se hizo Hombre, para
revelarnos las tres personas que hay en Él: “Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a
vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan!» (Lucas 11,13).
Algunas Sectas, ante el misterio de la Trinidad, sacan cuentas matemáticas, achacándonos que son tres
dioses, diciendo: UNO + UNO + UNO = TRES, pero las matemáticas realmente en el caso de la Santísima
Trinidad, corresponde: INFINITO + INFINITO + INFINITO = INFINITO. Porque cómo el Padre es eterno, el
Hijo (Juan 1,13-14) y el Espíritu Santo (Génesis 1,2), también son infinitos, por tanto, las matemáticas también
nos dan la razón, tres Divinas Personas: un solo Dios verdadero, como lo revelo Jesucristo: "Yo y el Padre somos
uno" (Juan 10,30).

85. ¿Qué otras citas Bíblicas nos hablan de la Santísima Trinidad?


La Plena manifestación de este sagrado misterio de la trinidad de Dios, se hace en el Jordán (Juan 1,31-34),
cuando Juan el Bautista contempla a las tres Divina: “Bautizado Jesús, salió luego del agua; y en esto se
abrieron los cielos y vio al Espíritu de Dios en forma de paloma y venía sobre él. Y una voz que salía del cielo
decía: “Este es mi Hijo amado, en quién me complazco” (Mateo 3,16-17). Realmente son innumerables las cita
bíblica que hablan de la trilogía de Dios, pero leamos algunas: "Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes
bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo" (Mateo 28,19). El Hijo nos ordena esta
unión filial al Dios uno y trino, con esta formula del Bautismo, y la Iglesia, que se basa en la Biblia, comienza
todos sus cultos con esta Bendición trinitaria: "La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión
del Espíritu Santo sean con todos vosotros" (II Corintios 13,14). San Pedro dirige sus cartas a los: "Escogidos
según la presencia de Dios Padre, en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de
Jesucristo: Gracia y paz sean multiplicadas"(I Pedro1,2). Pero ya desde el Antiguo Testamento leemos la
alabanza de los ángeles a las tres Divinas Personas: "Y se gritaban el uno al otro: «Santo, Santo, Santo,
Yahveh Sebaot: llena está toda la tierra de su gloria.» (Isaías 6,3). Y más aún en el Nuevo Testamento, después
de la Epifanía, son muchas la referencia a las tres Divinas personas: “En aquel momento, se llenó de gozo Jesús
en el Espíritu Santo, y dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas
cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito”
(Lucas 10,21). ¿En Quién se alegra Jesús? ¿A quién bendice el Hijo? ¿Cuantas Divinas Personas hay en Dios?
Jesús el Hijo nos dice: “Porque no seréis vosotros los que hablaréis, sino el Espíritu de vuestro Padre el que
hablará en vosotros” (Mateo 10,20). ¿A la decrecha de quién está sentado Jesús intercediendo por nosotros?
¿Cuando Cristo reza a quién dirige su oración? “No ruego sólo por éstos, sino también por aquellos que, por
medio de su palabra, creerán en mí, para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, para que
ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado” (Juan 17,20-21). San
Pablo ora por los discípulos de Efeso y pide: “Para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la
gloria, os conceda Espíritu de sabiduría y de revelación para conocerle perfectamente”. (Efesios 1,17).
También Judas Tadeo apóstol y pariente cercano de Jesús nos dice: “Queridos hermanos, construyan su vida
sobre los fundamentos de su santísima fe, oren en el Espíritu Santo y manténganse en el amor de Dios,
aguardando la misericordia de Jesucristo nuestro Señor, que los llevará a la vida eterna” (Judas 9,20-21).
San Juan nos reafirma: “Porque son tres los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo, y el Espíritu
Santo; estos tres son uno” (I Juan 5,7). Y el doctor San Lucas nos narra que los Santos Apóstoles predican: “A
este Jesús Dios le resucitó; de lo cual todos nosotros somos testigos. Y exaltado por la diestra de Dios, ha
recibido del Padre el Espíritu Santo prometido y ha derramado lo que vosotros veis y oís” (Hechos 2,32-33).
Cree en el Evangelio que nos dice: En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Aún tengo muchas cosas que
decirles, pero todavía no las pueden comprender. Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él los irá guiando
hasta la verdad plena, porque no hablará por su cuenta, sino que dirá lo que haya oído y les anunciará las
cosas que van a suceder. El me glorificará, porque primero recibirá de mí lo que les vaya comunicando. Todo
lo que tiene el Padre es mío. Por eso he dicho tomará de lo mío y se lo comunicará a ustedes” (Juan 16, 12-
15).

86. ¿Pero los Patriarcas solo Adoraron a Yahveh?


Leamos la visita de Dios a Abraham: "Apareciósele Yahveh en la encina de Mambré estando él sentado
a la puerta de su tienda en lo más caluroso del día. Levantó los ojos y he aquí que había tres individuos
parados a sur vera. Como los vio acudió desde la puerta de la tienda a recibirlos, y se postró en tierra, y dijo:
«Señor mío, si te he caído en gracia, ea, no pases de largo cerca de tu servidor" (Génesis 18,1-3). Aquí el
patriarca Adoró a Dios, que se le manifestó en tres Divinas Personas, y para entender el sentido profundo y el
contexto, vemos las palabras de Jesús: "Vuestro padre Abraham se regocijó pensando en ver mi Día; lo vio y
se alegró" Entonces los judíos le dijeron: «¿Aún no tienes cincuenta años y has visto a Abraham?» Jesús les
respondió: «En verdad, en verdad os digo: antes de que Abraham existiera, Yo Soy.» (Juan 8,56-58).
EL Antiguo Testamento se prefigura la Trinidad de Dios, claro que sabemos que la plenitud de la
revelación de Dios es el Evangelio de Jesucristo, donde ya no en figura (I Corintios 10,11), se cumple a plenitud la
Epifanía: donde Dios se muestra como Padre, Hijo y Espíritu Santo (Mt 3,13; Mc 1,9; Lc 3,21; Jn 1,29) y así ya no
queda lugar a duda, todo quién adora al único Dios y Señor, adora al Padre, Hijo y Espíritu Santo. Pues si, en el
Antiguo Testamento, la sangre de machos cabríos y de toros y la ceniza de vaca santifica con su aspersión a los
contaminados, en orden a la purificación de la carne, “¡cuánto más la sangre de Cristo, que por el Espíritu
Eterno se ofreció a sí mismo sin tacha a Dios, purificará de las obras muertas nuestra conciencia para
rendir culto a Dios vivo!” (Hebreos 9,14)
87. ¿Cuál es el Nombre de Dios?

El Antigua Testamento (Éxodo 3,15) dice que es “YHWH” palabra hebrea sin vocales que se
pronuncia Yavé, significa "Yo Soy el que Soy", Jesús se identifica a sí mismo, en el Nuevo
Testamento más de siete veces como “Yo Soy”, por ejemplo dice: “Yo Soy la resurrección y la
vida...” “Yo Soy el camino la verdad y la vida...”, etc. La palabra Jehová surgió muchos siglos
después de Cristo, mezclando las consonantes del nombre de Yahweh, con las vocales de la
palabra Adonais que significa “Señor” resultando Yahowah, de la que se derivó Jëhowah y luego
Jehová, por tanto es un sincretismo incorrecto del nombre de Dios, y en las versiones de la Biblia,
que usan los protestante, aunque traducen YHWH como Jehová, en sus glosarios o notas
complementarias, reconocen que el modo más correcto de traducirlo es Yahveh. De todos modos
Jesús nos enseñó a llamarlo “Padre Nuestro” (cf Mateo 6,8-9) “Padre del Cielo” (Mateo 23,9;
Lucas 10,21) o “Padre Santo” (cf Juan 17,6 y 17,11), porque un hijo no llama a un padre por su
nombre (Efesios 1,17), simplemente lo llamamos Padre o Dios Padre (cf I Pedro1,2).

En el Nuevo Testamento, el Nombre de Dios es “Padre, Hijo y Espíritu Santo” (cf Mt 28,19; Jn
15,26; 16,12-15; II Cor 13,13; Gal 4,6; I Pe 1,2), y como miembros de la Nueva Alianza, el la
Sangre de Cristo debemos llamarlo de este modo: “Porque son tres los que dan testimonio en el
cielo: el Padre, el Verbo, y el Espíritu Santo; estos tres son una misma cosa” (I Juan 5,7).

88. ¿Jesucristo es Dios?


Claro que si, toda su vida y su obra redentora lo demuestra, la Santa Biblia simplemente lo confirma, el
testimonio de sus milagros y su resurrección, fue la prueba de que sus Palabras eran verdad: "Yo y el Padre
somos uno" (Juan 10,30), la Biblia afirma en Hechos 3,15 que Jesús es el autor de la vida, en Mateo 1,23 dice un
Ángel a San José que Jesús es: "Dios con nosotros" hecho hombre (encarnado), San Juan lo presenta como la
Palabra de Dios encarnada: "En el principio existía la Palabra (Jesucristo) y la Palabra estaba con Dios, y la
Palabra era Dios. Ella estaba en el principio con Dios. Todo se hizo por ella y sin ella no se hizo nada de
cuanto existe" (Juan 1,1-3). Luego aclara que Jesús es engendrado desde la eternidad en el Padre, que no es
creado, ni criatura, sino que Jesús es creador, el unigénito del Padre, que en comunión con el Espíritu Santo, vive y
reina eternamente: "La cual (La Palabra encarnada) no nació de sangre, ni de deseo de hombre, sino que
nació de Dios. Y la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros, y hemos contemplado su
gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad" (Juan 1,13-14). Por eso en
su nacimiento en Belén los pastores y los magos de oriente le adoran (Mt 2,11; Lc 2,11), al resucitar las Mujeres
que lo servían lo adoran (Mt 28,9) también sus discípulos (Mt 28,17) e incluso Tomas (el apóstol que había
dudado de la resurrección del Señor), al corroborar el extraordinario milagro, proclama la adoración a Jesús
diciéndole: “Señor mío y Dios mío” (Juan 20,28), también por eso los ángeles le adoran: “Y nuevamente al
introducir a su Primogénito en el mundo dice: “Y adórenle todos los ángeles de Dios”. (Hebreos 1,6).
Jesús es Dios y por eso acepto que todos lo adoraran, tanto en su nacimiento adoran (Mt 2,11), como en la
cruz (Lc 23,40) como en su resurrección (Mt 28,17), como en su ascensión a los cielos: “Ellos después de haberle
adorado, volvieron a Jerusalén con gran gozo” (Lucas 24,52).
Dios promete enviar un mensajero (Juan el Bautista) que le prepare el camino: “He aquí que yo envío a mi
mensajero a allanar el camino delante de mí... (Malaquías 3,1) el Profeta Isaías al referirse a Juan el Bautista
predice, el mensajero enviado para abrir caminos a Dios: “Una voz clama: «En el desierto abrid camino a
Yahveh, trazad en la estepa una calzada recta a nuestro Dios”. (Isaías 40,3) y en el Evangelio se presenta a
Juan el Bautista allana el camino a Jesús, tal como estaba predicho prepara el camino a Dios que es Jesús:
“Comienzo del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. Conforme está escrito en Isaías el profeta: Mira, envío
mi mensajero delante de ti, el que ha de preparar tu camino. Voz del que clama en el desierto: Preparad el
camino del Señor, enderezad sus sendas” (Marcos 1,1-3).
89. ¿Que otros pasajes habla de la Divinidad de Jesucristo?
Desde el Antiguo Testamento (Juan 5,39) y toda la Biblia nos habla de la divinidad de Jesucristo: "Y,
empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les explicó lo que había sobre él en todas las
Escrituras" (Lucas 24,27), veamos un pasaje clave, la profecía sobre el advenimiento de Jesús en Belén: "Porque
una criatura nos ha nacido, un hijo se nos ha dado. Estará el señorío sobre su hombro, y se llamará su
nombre «Maravilla de Consejero», «Dios Fuerte», «Siempre Padre», «Príncipe de Paz». Grande es su
Señorío y la paz no tendrá fin sobre el trono de David y sobre su reino, para restaurarlo y consolidarlo por
la equidad y la justicia, Desde ahora y hasta siempre, el celo de Yahveh Sebaot hará eso" (Isaías 9,5-6). Por
eso, Jesús se le rinde la misma honra que se le da a Dios Padre, y la honra que le tributamos al Padre se llama
“Adoración”, el mismo Señor dijo: “Para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al
Hijo no honra al Padre que lo ha enviado” (Juan 5,23).
El Ángel Gabriel da el titulo a Jesús de "Dios con nosotros" y en la anunciación, revela que Jesús es de
quién se refería Isaías con el titulo de "Dios Fuerte" y se lo explica a la Virgen con estas simples palabras: "El
será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre" (Lucas
1,32). Todo el Nuevo Testamento nos hablan de Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, tres Divinas
Personas, un único Dios, y las bendiciones que los apóstoles nos dejan en sus cartas nos revelan el misterio de la
Santísima Trinidad, por ejemplo: "La gracia, la misericordia y la paz de parte de Dios Padre y de Jesucristo, el
Hijo del Padre, estarán con nosotros según la verdad y el amor (II Juan 0,3). "No ceso de dar gracias por
vosotros recordándoos en mis oraciones, para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria,
os conceda Espíritu de sabiduría y de revelación para conocerle perfectamente" (Efesios 1,16-17).
El Salmo 65 dice que Dios es quién acalla el estruendo de los mares y las olas (cf Sal 65,8) y muchos hoy
día todavía se preguntan a seca de Jesús: “...«Pues ¿quién es éste que hasta el viento y el mar le obedecen?» (cf
Marcos 4,41).

Citas en resumen, referentes a la Divinidad de Jesús de Nazaret:


- Jesús es el autor de la vida. (Hechos 3,15).
- Tiene igualdad con el Padre (cf Juan 5,18; 10,33).
- Es eterno, es creador y no criatura (cf Juan 1,1-3; 1,14; 17,5; Col 1,16-17),
- Es el Cristo e Hijo de Dios (cf Marcos 14,61-64; Hebreos 1,5-6; Mc 1,1).
- Es Dador de Vida (Juan 5,22; 5,26; 11,25-26; I Juan 5,11-12).
- Es Digno de Adoración (cf Heb 1,6; Jn 5,23; 20,28; Lc 24,52; Fil 2,11; Ap 1,17).
- Tiene rango Divino (cf Filipenses 2,5-7; Col 2,9).
- Es Hijo Único de Dios (Juan 1,18; 3,16-18; Marcos 14,61-62; I Jn 4,9 ).
- Es Dios y Rey (cf Juan 19,36-37; I Timoteo 1,15-17; 6,15).
- Es Rey de reyes y Señor de señores (cf I Timoteo 6,15; Ap 17,14).
- El Hijo del Hombre (Ap 14,17; Sal 136,3; Dn 7,13).
- Tiene el Nombre-sobre-todo-nombre (Fil 2,9-10; Isaías 45,23).
- Es Dios hecho Hombre (cf Juan 1,13-14; Isaías 9,5-6; Filipenses 2,8; I Juan 4,2).
- Es Dios y Salvador (cf Ti 1,4; 2,13; II Pe 1,1; 1-11; Lc 2,11; Jn 4,42; Hechos 4,12; Judas 0,25 ).
- Es Todopoderoso (cf Apocalipsis 1,8).
- Es Dios sobre todas la cosas (cf Romanos 9,5).
- Tiene unidad con el Padre (cf Juan 10,30-33; 14,7;15,25; 17,9-11;17,18-23; II Juan 0,3; II Cor 5,19).
- Es uno con el Padre y el Espíritu Santo (cf Mt 28,19; Jn 15,26; 16,12.15; II Cor 13,13; I Pe 1,2; I Jn
5,7;Rom 5,1-5; Gal 4,6).

90. ¿Quienes son los "Testigo de Jehová"?


Existe una secta con terribles errores que se hacen llamar Testigo de Jehová, pero niegan la divinidad de
Jesucristo, niegan la existencia del Espíritu Santo, falsifican las frases bíblicas, y se guían por interpretaciones
caprichosas de esas poco confiables, traducciones adulteradas de la Biblia que utilizan. Cosa mala es hacerle caso a
una de las peores sectas que han salido de USA y que han manipulado groseramente la Biblia en más de 345
versículos y se han equivocado más de 8 veces en profetizar el fin del mundo. A esta abominable secta el Señor les
responde: “El que no está conmigo, está contra mí, y el que no recoge conmigo, desparrama. «Por eso os
digo: Todo pecado y blasfemia se perdonará a los hombres, pero la blasfemia contra el Espíritu no será
perdonada. Y al que diga una palabra contra el Hijo del hombre, se le perdonará; pero al que la diga contra
el Espíritu Santo, no se le perdonará ni en este mundo ni en el otro” (Mateo 12,30-32). Eso Testigos de
Jehová, ni siquiera puede considerarse una secta cristiana, por negar todos los dogmas de fe del cristianismo, y los
sacramentos que Jesús instituyó. La Palabra nos advierte que debemos tener cuidado con estos falsos profetas:
"Porque se han introducido solapadamente algunos que hace tiempo la Escritura señaló ya para esta
sentencia. Son impíos, que conviertan en libertinaje la gracia de nuestro Dios y niegan al único Dueño y
Señor nuestro Jesucristo" (Judas 0,4). De los cuales nos alerta la Palabra que debemos estar atentos y vigilantes,
como lo advierte el Señor: "Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con disfraces de ovejas,
pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o
higos de los abrojos? Así, todo árbol bueno da frutos buenos, pero el árbol malo da frutos malos" (Mateo
7,15-17).
La Biblia habla claramente de la divinidad de Cristo, dice que Jesús merece la misma adoración que se le
rinde a Dios Padre: “Para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo no honra
al Padre que lo ha enviado” (Juan 5,23). Jesús nos revela que quién no cree en el Hijo enviado, no conoce al
Padre, ni puede dar testimonio de Él (Juan 5,37) en las Sagradas Escrituras Dios revela que es Padre, Hijo y
Espíritu Santo (cf Mt 28,19; Jn 15,26; II Cor 13,13; I Pe 1,2; I Jn 5,7) ¿Qué valor puede tener el testimonio de
quienes no creen el la Biblia? ¿Sí dicen creer en la Biblia porque niegan todas estás cosas importantes que están en
Ella?. En realidad los partidarios de esa secta, no son testigos del Padre, el Testigo verás del Padre, es su
Unigénito Jesucristo, que dijo: “Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino
el Padre; y quién es el Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar” (Lucas 10,22) . Los
Apóstoles de Jesús sus discípulos y nosotros sus sucesores y herederos auténticos, somos los verdaderos testigos e
hijos de Yahveh: “A Dios nadie le ha visto jamás: el Hijo único, que está en el seno del Padre, él lo ha
contado” (Juan 1,18). Porque afirma el Maestro: “Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre; desde
ahora lo conocéis y lo habéis visto” (Juan 14,7).

91. ¿Quienes niega la Divinidad de Jesucristo pueden servir a Dios Padre?


La Buena Nueva nos revela que la misma adoración que debemos a Dios Padre Yahveh, le debemos a su
unigénito Jesucristo: “Para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo no
honra al Padre que lo ha enviado” (Juan 5,23) “Porque, como el Padre tiene vida en sí mismo, así también
le ha dado al Hijo tener vida en sí mismo” (Juan 5,26).
Alguno que niegue la trilogía de Dios revelada por Cristo mismo en el Evangelio, no puede ser testigo
valido del Padre de nuestro Señor Jesús: “Cuando venga el Paráclito, que yo os enviaré de junto al Padre, el
Espíritu de la verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí” (Juan 15,26).
El Capítulo cinco de San Juan nos describe la obra del Hijo único de Dios, Jesús de Nazaret dijo: “Yo y el
Padre somos uno” (Juan 10,30), la Biblia nos enseña que la adoración va dirigida única y exclusivamente a Dios
(cf Lucas 4,8) y Jesús recibió la adoración de los Reyes Magos (Mateo 2,11), de las mujeres que le seguían (Mateo
28,9), de sus discípulos (cf Juan 20,28; Lucas 24,52; Mateo 28,17) y de hasta los ángeles del cielo deben adorarlo
(Hebreos 1,6), lo que demuestra que Jesús es el Dios, Él fue muy claro en afirmar: “...El que me rechaza a mi,
rechaza al que me ha enviado” (Lucas 10,16) “El que no está conmigo, está contra mí, y el que no recoge
conmigo, desparrama” (Lucas 11,23) “El que me odia a mí, también odia a mi Padre” (Juan 15,25). San Juan
nos dice que todo el que niega que Dios vino en carne es del bando del anticristo, y aclara que quienes niegan la
divinidad de Jesús, niegan a Dios Padre "Yahveh" que lo envió: "¿Quién es el mentiroso sino el que niega que
Jesús es el Cristo? Ese es el Anticristo, el que niega al Padre y al Hijo. Todo el que niega al Hijo tampoco
posee al Padre. Quien confiesa al Hijo posee también al Padre. En cuanto a vosotros, lo que habéis oído
desde el principio permanezca en vosotros. Si permanece en vosotros lo que habéis oído desde el principio,
también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre" (I Juan 2,22-24).
92. ¿El hablar en Lenguas es la única Señal de haber recibido el Espíritu Santo?
El don de “hablar en leguas” es un carisma del Espíritu Santo, para edificación personal (I Cor 14,4) y sí va
acompañado con el don de discernimiento o interpretación de lenguas, sirve para provecho de toda la comunidad
de creyentes (I Cor 14,5), es una señal para quienes no creen (I Cor 14,22), es uno de muchos dones espirituales
que puede derramar en nosotros el Espíritu de Dios, es una manifestación carismática, entre una gran diversidad de
dones que pueden manifestar en las personas que han recibido al Espíritu Santo, pero no es la única evidencia, ni
siquiera la más importante señal de haber recibido el Espíritu de Dios, por eso San Pablo nos escribe: “Aunque
hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si me faltara amor sería como bronce que resuena o
campana que retiñe. Aunque tuviera el Don de profecía y descubriera todos los misterios, el saber más elevado,
aunque tuviera tanta fe como para trasladar los montes, si me falta el amor no soy nada” (I Cor 13,1-2). El Espíritu
de Santo nos regala diferentes dones, carismas y frutos, todos esos regalos los reparte dentro de la Iglesia, a quién
quiere: “Porque a uno se le da por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el
mismo Espíritu; a otro, fe, en el mismo Espíritu; a otro, carismas de curaciones, en el único Espíritu; a otro,
poder de milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversidad de lenguas; a otro,
don de interpretarlas” (I Corintios 12,8-10) “Pero todas estas cosas las obra un mismo y único Espíritu,
distribuyéndolas a cada uno en particular según su voluntad” (I Corintios 12,11).
Algunas pequeñas y serradas sectas llegan a afirmar que la única evidencia de tener el Espíritu Santo, es el
hablar en lenguas, pero en la Biblia no es así, por ejemplo: Santa Isabel y Zacarías padres de Juan el Bautista
cuando estaban llenos del Espíritu Santo ¿Hablaron en lenguas? “Y aconteció que cuando oyó Isabel la
salutación de María, la criatura saltó en su vientre; y Isabel fue llena del Espíritu Santo, y exclamó a gran
voz: Bendita tú entre las mujeres y bendito sea el fruto de tu vientre” (Lucas 1,41), y Zacarías, lleno del
Espíritu Santo, empezó a recitar versos proféticos (cf Lucas 1,67-79) en lugar de hablar en lenguas, además la
Biblia no menciona que Jesús halla “hablado en Leguas” ¿Puede ser hablar en lenguas la única evidencia de que
entonces? ¿Puede ser de este modo tan caprichoso la evidencia de la presencia del Espíritu Santo en nosotros? La
Biblia responde: “Pero teniendo dones diferentes, según la gracia que nos ha sido dada, si es el don de
profecía, ejerzámoslo en la medida de nuestra fe” (Romanos 12,6). “Y así los puso Dios en la Iglesia,
primeramente como apóstoles; en segundo lugar como profetas; en tercer lugar como maestros; luego, los
milagros; luego, el don de las curaciones, de asistencia, de gobierno, diversidad de lenguas” (I Corintios
12,28), no todo el que recibe el Espíritu Santo recibe el Don del Lenguas, sino dones distintos para cada uno, por
eso San Pablo en los versos siguientes (29-30) pregunta ¿Son todos Apóstoles o todos profetas? ¿Pueden hacer
todos milagros? ¿Hablan todos en lenguas?.
La evidencia principal de ser discípulos de Jesús es la fe con obras (Stgo 2,14-18), la esperanza sin limites
(I Cor 13,7) y sobre todo el amor a Dios sobre todas la cosas y al prójimo como a nosotros mismo (Mateo 22,37-40
), por eso Jesús nos repite: “Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los
abrojos? Así, todo árbol bueno da frutos buenos, pero el árbol malo da frutos malos” (Mateo 7,16-17). Sí
tenemos al Espíritu de Dios y somos hijos de la Luz tendremos los frutos del Espíritu Santo que son: Caridad,
alegría, paz, comprensión de los demás, generosidad, bondad, fidelidad, mansedumbre y dominio de sí mismo (cf
Gal 5,22), los frutos de la luz, a saber: Bondad justicia y verdad (Efesios 5,9) y los frutos de la sabiduría:
Modestia, conducta noble, paz, rectitud, comprensión, moderación, indulgencia, imparcialidad, autenticidad y
buenas obras, en todo lo bueno (cf Sant 3,13-18), y el Evangelio nos da esta señal: “Por lo tanto, ustedes los
reconocerán por sus obras” (Mateo 7,20).

Capitulo IX: La Necesaria Unidad

93. ¿Qué es el Ecumenismo?


Es la acción de buscar, apoyar y propiciar la unidad del Pueblo Santo de Dios, de congregar en unidad de fe
y doctrina, a todos los seguidores de Jesucristo, para la perfecta comunión de la Iglesia. Estas iniciativas
ecuménicas nacen de la oración de Jesús al Padre en Juan 17,21 donde le ruega: "Para que todos sean uno.
Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me
has enviado".
Los Concilios Ecuménicos: son la reunión de los Obispos representantes de todos las partes del mundo
para, discernir profundizar en las verdades de fe, para corregir las fallas, desmentir las herejías, y procurar la
unidad de la Iglesia del Señor. Un ejemplo de concilio lo vemos en el capitulo 15 del libro de los Hechos de los
Apóstoles: "Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían abrazado la fe, se levantaron para decir que
era necesario circuncidar a los gentiles y mandarles guardar la Ley de Moisés. Se reunieron entonces los
apóstoles y presbíteros para tratar este asunto. Después de una larga discusión, Pedro se levantó y les dijo:
«Hermanos, vosotros sabéis que ya desde los primeros días me eligió Dios entre vosotros para que por mi
boca oyesen los gentiles la Palabra de la Buena Nueva y creyeran" (Hechos 15,5-7), en los siguientes
versículos vemos como toman una determinación conforme a las Escrituras, en comunión, con la autoridad de
Pedro (El primer Papa), y al final se envía una carta o encíclica, a la Iglesia Universal, para aclaración del asunto,
y para el correcto orden de la Iglesia y no volver a caer las mismas dudas, por eso a este tipo de decretos en los
concilios se les sueles llamar "Dogma de Fe". “Hermanos, os mandamos en nombre del Señor Jesucristo que
os apartéis de todo hermano que viva desordenadamente y no según la tradición que de nosotros recibisteis”
(II Tesalonicenses 3,6).

94. ¿Qué dice la Biblia acerca de los que dividen la Iglesia creando Sectas?
La Palabra dice en Gálatas 5,20 que aquellos que causan división no heredarán el Reino de Dios, San Judas
Tadeo, dedicó su carta bíblica a alertarnos sobre el problema de los sectarios y dice entre otras cosas importantes,
que debemos luchar por la fe que Dios entregó de una vez y para siempre: "Porque se han introducido
solapadamente algunos que hace tiempo la Escritura señaló ya para esta sentencia. Son impíos, que
conviertan en libertinaje la gracia de nuestro Dios y niegan al único Dueño y Señor nuestro Jesucristo"
(Judas 0,4), “Estos son murmuradores, querellosos, que andan según sus propios deseos, cuya boca habla
cosas infladas, adulando a las personas para sacar provecho” (Judas 0,16), y revela que los que causan
divisiones son burladores que se guían por las bajas pasiones y no por el Espíritu de Dios (cf Judas 0,18-19), de los
cuales hay que tener mucho cuidado porque quieren contaminarnos (cf Judas 0,20), es por eso debemos estar
alertas y preparados para defender la única fe revelada por Dios (Judas 0,3).
También San Pablo nos ruega que luchemos por la unidad y acuerdo dentro de la Iglesia para que hayan
divisiones, rivalidades o sectas (cf I Cor 1,10-11) y reprende a los pretendían crear sectas, con estas palabras: "Me
refiero a que cada uno de vosotros dice: «Yo soy de Pablo», «Yo de Apolo», «Yo de Cefas», «Yo de Cristo».
¿Esta dividido Cristo? ¿Acaso fue Pablo crucificado por vosotros? ¿O habéis sido bautizados en el nombre
de Pablo?" (I Cor 1,12-13), luego acusa a los sectarios de ser carnales, o movidos por los bajos instintos y añade:
"Cuando dice uno «Yo soy de Pablo», y otro «Yo soy de Apolo», ¿no procedéis al modo humano? ¿Qué es,
pues Apolo? ¿Qué es Pablo?... ¡Servidores, por medio de los cuales habéis creído!, y cada uno según lo que el
Señor le dio" (I Cor 3,4-5).
El deseo de Dios expresado en Juan 17,21 es que todos sus seguidores sean unidos, vivan en comunión
perfecta, y no existan divisiones o contiendas entre los cristianos, por eso leemos está grave sentencia en el Nuevo
Testamento: "Ahora bien, las obras de la carne son conocidas: fornicación, impureza, libertinaje, idolatría,
hechicería, odios, discordia, celos, iras, rencillas, divisiones, disensiones, envidias, embriagueces, orgías y
cosas semejantes, sobre las cuales os prevengo, como ya os previne, que quienes hacen tales cosas no
heredarán el Reino de Dios" (Gálatas 5,19-21). Debemos estar muy pendientes, y no dejarnos embaucar, y
recordar siempre la advertencia de Jesús: «No todo el que me diga: “Señor, Señor, entrará en el Reino de los
Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial” (Mateo 7,21).

95. ¿Qué debemos hacer frente a quienes pertenecen a las Sectas?


Debemos tratarlos sin ningún tipo de discriminación, Jesús nos habla de la corrección fraterna, recordando
que Dios odia el pecado, pero ama al pecador, tratando con nuestro ejemplo y oración que vuelvan a la Iglesia que
Cristo edificó, San Pablo nos aconseja: "Al sectario, después de una y otra amonestación, rehúyele" (Tito
3,10), estas palabra de, son un reto para ponerlas en practica, y para llevarles la luz de la corrección a nuestros
“hermanos esperados” tenemos que empezar por conocer más nuestra fe Católica, profundizar en el conocimiento
doctrinal y bíblico, para ser apóstoles de la verdad de Dios, para la corrección fraterna y para unidad tan requerida
por el evangelio de Jesucristo, sin caer en discusiones y polémicas (cf II Tim 2,17; Tito 3,9-11).
Guiados siempre por su Espíritu Santo que nos recuerda: "Os ruego, hermanos, que os guardéis de los que
suscitan divisiones y escándalos contra la doctrina que habéis aprendido; apartaos de ellos, pues esos tales
no sirven a nuestro Señor Jesucristo, sino a su propio vientre, y, por medio de suaves palabras y lisonjas,
seducen los corazones de los sencillos" (Romanos 16,17-18). Hay que tener cuidado con los que causan o
suscitan las divisiones, no ponernos a sintonizar sus manipuladores programas, para cuidar el gran tesoro de la Fe
que Dios nos regalo en su infinita misericordia, y debemos mantenernos en comunión con nuestros Obispos y el
Magisterio: “Porque el Obispo, como administrador de Dios, debe ser irreprochable; no arrogante, no
colérico, no bebedor, no violento, no dado a negocios sucios; sino hospitalario, amigo del bien, sensato, justo,
piadoso, dueño de sí. Que esté adherido a la palabra fiel, conforme a la enseñanza, para que sea capaz de
exhortar con la sana doctrina y refutar a los que contradicen” (Tito 1,7-9). Los creadores de sectas, aparentan
conocer mucho la Biblia, pero niegan las verdades reveladas en ella, llevan a sus seguidores a memorizar
minúsculos fragmentos, tomados fuera de contexto y a desconocen gran parte de la Escritura, la cual ignoran casi
por completo, en cambio en la Iglesia Católica, basta con asistir diariamente a Misa dos años y ya habremos oído
toda la Biblia completa, por eso, hay que estar alerta frente las sectas y sus palabras seductoras: “Porque vendrá
un tiempo en que los hombres no soportarán la doctrina sana, sino que, arrastrados por su propias
pasiones, se harán con un montón de maestros por el prurito de oír novedades” (II Timoteo 4,3).
Pero sobre todo tener siempre presente la advertencia de Jesucristo: «Guardaos de los falsos profetas, que
vienen a vosotros con disfraces de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces” (Mateo 7,15) y de los escritores
bíblicos: “Si alguno enseña otra cosa y no se atiene a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo y a la
doctrina que es conforme a la piedad, está cegado por el orgullo y no sabe nada; sino que padece la
enfermedad de las disputas y contiendas de palabras, de donde proceden las envidias, discordias,
maledicencias, sospechas malignas, discusiones sin fin propias de gentes que tienen la inteligencia
corrompida, que están privados de la verdad y que piensan que la piedad es un negocio” (I Timoteo 6,3-5).

96. ¿Se Pueden combinar la fe en Jesucristo con las prácticas de otras religiones?
La fe cristiana es incompatible con las otras creencias como: ateismo (negar la existencia de Dios),
politeísmo (tener múltiples divinidades) panteísmo (negar la existencia del creador, todo es dios) gnosticismo (de
conocimiento oculto no intelectual), y toda forma de paganismo porque van en contraposición de la revelación del
evangelio de Jesucristo, Dios hecho hombre para redimirnos; a la adoración que le debemos a nuestro Dios uno y
trino; pero lamentablemente surgen algunas sectas con doctrinas y prácticas de esoterismo, reencarnación,
superstición e hinduismo mezclado y presentado con un lenguaje aparentemente cristiano, contraviniendo los
concejos de San Pablo: ¡No unciros en yugo desigual con los infieles! Pues ¿qué relación hay entre la justicia y
la iniquidad? ¿Qué unión entre la luz y las tinieblas? ¿Qué armonía entre Cristo y Beliar? ¿Qué
participación entre el fiel y el infiel? ¿Qué conformidad entre el santuario de Dios y el de los ídolos? Porque
nosotros somos santuario de Dios vivo, como dijo Dios: Habitaré en medio de ellos y andaré entre ellos; yo
seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Por tanto, salid de entre ellos y apartaos, dice el Señor. No toquéis cosa
impura, y yo os acogeré. (II Corintios 6,14-17).
La Iglesia católica participa y propicia el dialogo interreligioso, procurando el bien, ante todos los
hombres: “En lo posible, y en cuanto de vosotros dependa, en paz con todos los hombres” (Romanos 12,18).
Pero no tolera el sincretismo o mezcla de creencias, en atención a la Escritura: “Pero si lo que inmolan los
gentiles, ¡lo inmolan a los demonios y no a Dios! Y yo no quiero que entréis en comunión con los demonios.
No podéis beber de la copa del Señor y de la copa de los demonios. No podéis participar de la mesa del Señor
y de la mesa de los demonios”(I Corintios 10,20-21) ¿Acaso la fuente mana por el mismo caño agua dulce y
amarga? ¿Acaso, hermanos míos, puede la higuera producir aceitunas y la vid higos? Tampoco el agua
salada puede producir agua dulce. (Santiago 3,11).
Entre las señales del fin de los tiempos la Biblia menciona: la Apostasía (renegar de la enseñanza de
Jesucristo, despotricar de la fe católica) y la venida del Anticristo. Para muchos se dice que estamos al principio de
la Apostasía, es decir, que aún no hemos llegado al culmen, techo o culminación de esa apostasía. “Hijos míos, es
la última hora. Habéis oído que iba a venir un Anticristo; pues bien, muchos anticristos han aparecido, por
lo cual nos damos cuenta que es ya la última hora. (I Juan 2,18) La Biblia habla de Anticristos o de precursores
del Anticristo: que son los movimientos esotéricos tan de moda hoy en día, astrólogos, futurólogos, canalización,
energías, Feng-shui, panteísmo, etc, de la New Age, que tiene tanta fuerza, con sus practicas ocultistas condenadas
desde antiguo por la Escritura: “… No practiquéis encantamiento ni astrología”. (Levítico 19,26) “No ha de
haber en ti nadie que haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, que practique adivinación, astrología,
hechicería o magia, ningún encantador ni consultor de espectros o adivinos, ni evocador de muertos”.
(Deuteronomio 18,10). También como precursores del Anticristo se entienden los teólogos desviados de la sana
doctrina, sociedades secretas y de los falsos profetas “Porque vendrá un tiempo en que los hombres no
soportarán la doctrina sana, sino que, arrastrados por su propias pasiones, se harán con un montón de
maestros por el prurito de oír novedades” (II Timoteo 4,3).

97. ¿Todas las religiones son malas?


Gústeles o no a las sectas, el cristianismo es una religión, es el modo veras de comunión con Dios, que
Jesús nos reveló. La palabra “Religión” significa: "volver a ligar con Dios", es muy parecido al significado del
vocablo "Conversión" usado mucho en el Evangelio tanto por Juan Bautista, como por Jesucristo. Claro que Jesús
no estuvo de acuerdo con los falso profetas de apariencia religiosa, pero eso no quiere decir que el Señor condena a
los verdaderos religiosos, al contrario Jesús vino precisamente a enseñarnos, el camino al Padre, para re ligarnos
con Él, eso es la verdadera y buena religión. Desconocer la religión, es negar el Evangelio, que nos dice:
"Sabemos que Dios no escucha a los pecadores; mas, si uno es religioso y cumple su voluntad, a ése le
escucha" (Juan 9,31). Al respecto los Apóstoles nos instruyen, con estas palabras: "Si alguno se cree
religioso, pero no pone freno a su lengua, sino que engaña a su propio corazón, su religión es vana. La
religión pura e intachable ante Dios Padre es ésta: visitar a los huérfanos y a las viudas en su tribulación y
conservarse incontaminado del mundo" (Santiago 1,27). “Por eso, nosotros que recibimos un reino
inconmovible, hemos de mantener la gracia y, mediante ella, ofrecer a Dios un culto que le sea grato, con
religiosa piedad y reverencia” (Hebreos 12,28).

98. ¿Hay todos los medios para obtener La Salvación en las Sectas?
En la Iglesia que Jesús edificó, podemos estar seguros que Él la sostendrá hasta la consumación de los
tiempos, y que las fuerzas del mal no la podrán vencer, ni hacer caer nunca en el error, ni en la apostasía, en ningún
tiempo, pues Jesús prometió: Que ni las puertas del infierno podrían vencer su Iglesia, “...Y he aquí que yo estoy
con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” (Mateo 28,20). Jesucristo, nos alerta que si no estamos
unidos a él en su Iglesia, corremos el riesgo de la perdición eterna, porque las otras denominaciones niegan
muchas verdades de fe que Dios nos ha revelado: “El que no está conmigo, está contra mí, y el que no recoge
conmigo, desparrama. «Por eso os digo: Todo pecado y blasfemia se perdonará a los hombres, pero la
blasfemia contra el Espíritu no será perdonada” (Mateo 12,30-31). Las Sectas desprecian el Magisterio de San
Pedro garante de la unidad tan requerida por el evangelio, por tanto, siempre tendrán dudas de cómo interpretar las
escrituras, pues ellas no cuentan con autoridades ungidas con el poder y la misión de dirigir, corregir y exhortar al
Pueblo de Dios, y a sus representantes regionales, porque están separados del tronco original (La Iglesia que Jesús
fundó), y están separadas entre ellas mismas, sobre lo cual, nos aclara estás palabras de Jesús: "Yo soy la vid;
vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no
podéis hacer nada. Si alguno no permanece en mí, es arrojado fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los
recogen, los echan al fuego y arden" (Juan 15,5-6). San Pablo añade: “Un solo miembro no basta para formar
un cuerpo, sin que hace falta muchos” (I Cor 12,14), para mayor aclaratoria aconsejo leer completo el capítulo
quince de San Juan y sus concordancias.
Sabemos que solo en la Iglesia Católica contamos con todos los medios que Dios nos regaló en Jesucristo
para salvarnos, con la totalidad de Sacramentos, y la sana doctrina guardada de generación en generación, por eso
no podemos arriesgarnos con las sectas, que no cuentan con todos los medios de salvación y niegan verdades
fundamentales que Dios ha revelado desde antiguo, sustituyéndolos por novedosas interpretaciones de su
fundadores, debemos estar alerta y recordar la sentencia de Jesucristo: "No todo el que me diga: "Señor, Señor,
entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial" (Mateo 7,21).

99. ¿Es correcto seguir formando barreras que dividan a los cristianos?
Claro que no es bueno, porque es el anhelo de Dios, es congregarnos en un solo rebaño, bajo la guía del
único Pastor, por eso nos dice su palabra: "Os conjuro, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, a
que tengáis todos un mismo hablar, y no haya entre vosotros divisiones; antes bien, estéis unidos en una
misma mentalidad y un mismo juicio" (I Corintios 1,10). Los verdaderos cristianos debemos distinguir en el
amor mutuo y al prójimo según la orden de Jesús: "Os doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los
otros. Que, como yo os he amado, así os améis también vosotros los unos a los otros" (Juan 13,34) por tanto
San Pablo, nos pide que nos soportemos unos a otros por amor: “Poniendo empeño en conservar la unidad de
Espíritu con el vinculo de paz. Un solo Cuerpo y un solo Espíritu, como una es la esperanza a que habéis
sido llamados (Efesios 4,3-4), compara la Iglesia con el cuerpo, explicando las razones de la unión: “Las partes
del cuerpo son muchas, pero el cuerpo es uno; por muchas que sean las partes, todas forman un solo cuerpo. Así
también Cristo. Hemos sido bautizados en el único Espíritu para que formáramos un solo Cuerpo, ya fuéramos
judíos o griegos, esclavos o libres. Y todos hemos bebido del único Espíritu” (I Corintios 12,12-13) y nos pide que
todos los creyentes permanezcamos unánimes en un mismo sentir: "Para que no hubiera división alguna en el
cuerpo, sino que todos los miembros se preocuparan lo mismo los unos de los otros" (I Corintios 12,25).

100. ¿Para que es necesaria la unidad de la Iglesia?


El Evangelio según San Juan, dice que la unidad de los creyentes es un requisito para que el mundo crea en
Jesús, es decir: para que la humanidad se convierta hace falta que todos los que creemos que Jesucristo es el Señor,
nos unamos, y tengamos según el modelo de Hechos 2,44 todo en común: “Un solo Cuerpo y un solo Espíritu,
como una es la esperanza a que habéis sido llamados. Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo
Dios y Padre de todos, que está sobre todos, por todos y en todos” (Efesios 4,4-6).
La unidad es necesaria para que el Mundo crea, y sepa cual es el autentico mensaje de Dios, revelado en su
Unigénito, por eso Jesús al pedir por sus discípulos y sus sucesores, ruega al Padre, con estas palabras: “Como tú
me has enviado al mundo, yo también los he enviado al mundo. Y por ellos me santifico a mí mismo, para
que ellos también sean santificados en la verdad. No ruego sólo por éstos, sino también por aquellos que, por
medio de su palabra, creerán en mí, para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos
también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. Yo les he dado la gloria que tú
me diste, para que sean uno como nosotros somos uno: yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectamente
uno, y el mundo conozca que tú me has enviado y que los has amado a ellos como me has amado a mí” (Juan
17,18-23). Recuerden leer completo este capitulo, donde está la oración Sacerdotal Jesús por su Iglesia, el Nuevo
Pueblo Santo.
Si aceptamos a Jesús como Nuestro único y suficiente Salvador, debemos aceptar también a la única
Iglesia edificada por Él (cf Mateo 16,18), su verdadero Cuerpo Místico (cf Romanos 12,5; Galatas 3,28; Efesio
4,4) del que todos los creyentes formamos parte en comunión (cf I Corintios 12,27), porque: “El mismo dio a unos
el ser apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelizadores; a otros, pastores y maestros, para el recto
ordenamiento de los santos en orden a las funciones del ministerio, para edificación del Cuerpo de Cristo,
hasta que lleguemos todos a la unidad de la fe y del conocimiento pleno del Hijo de Dios, al estado de
hombre perfecto, a la madurez de la plenitud de Cristo”. (Efesios 4,11-13).

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