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Profesor Titular
Un iversid ad C atólica A rgentina .
POLÍTICA
Y
ESTADO
CAPÍTULO XII.
¿Qué es el Estado?
Terminología.
Bien dice Jellinek que la historia de la terminología de una ciencia está
unida a la de la ciencia misma.: En los tiempos antiguos los griegos no usaron
la palabra "Estado" sino "Polis”, lo cual no era una simple cuestión gramatical
sino de fondo, ya que la polis para los griegos no era una comunidad territorial
sino de personas (el territorio de la polis era insignificante material y espiri
tualmente para el griego). Polis quiere decir "muchos", o sea. que se .refiere
claramente al elemento humano. Igual sentido le dieron los romanos a .las
palabras latinas "civitas" y "res-pública", en referencia a lo que es común al
pueblo.; Ser ciudadano de Roma no exigía como requisito ■vivir en el territorio
romano, sino que era un vínculo espiritual con hombres con los cuales, tal vez,
TULIO ORTIZ
muchos
mezclados
Radica!
Monárquico
Conservador
. La teoría que ve a los sistemas políticos como objeto de la ciencia.política
o teoría del, Estado tradicionales, ha encontrado .opositores en autores tanto
norteamericanos como europeos:
Lucas Verdu, citado por Linares Quintana, entiende que las principales
objeciones se centran en:
a. Su elevado grado de sofisticación que petrifica la complejidad del
fenómeno político.
b. El simplismo del esquema "input-output" de valor gráfico pero que, de
ninguna manera, describe la realidad.
c. No todas las decisiones o respuestas emergen del sistema político, y
no todas las demandas surgen del medio.
d. Puede haber ingresos que no encuentren respuestas correlativas,
cortándose, en consecuencia, el flujo.
e. La representaci<fo gráfica es una expresión descarnada de la realidad.
En síntesis, afirma Verdu, "se comprende que una civilización altamente
mecanizada y automatizada haya aceptado tal concepción de los sistemas
políticos como ejemplar significativo y modélico del acontecer político. La
cuestión estriba en saber si los análisis de los sistemas políticos orientados de
ese modo, pueden ser útiles para la comprensión de la morfología política".
El norteamericano Young, por su parte subraya, las. siguientes limitacio
nes de la teoría sistèmica:
а. El isomorfismo, reclamado por la teoría como uno de los elementos
fundamentales, no es significativo como fenómeno real.
б. El afán de sistematizarlo todo, lleva a los partidarios de la teoría a
forzar la realidad, para encajarla dentro del esquema.
c. Llegando hasta la propia Teoría General de los Sistemas, encontra
mos que es una estructura conceptual general abstracta, que no existe cuando
se llega al terreno de las hipótesis y las proposiciones.
A estas observaciones podemos agregar aquellas advertencias dichas por
el propio creador de la TGS, el profesor Ludwig Von Bertalanffy, cuando se
refería al peligro del uso indiscriminado del esquema sistèmico por mentes
tecnocráticas.
Lo cual -en nuestra opinión- no obsta a reconocer que posee un aspecto
positivo, en cuanto tiende a diluir la omnipotencia conceptual del Estado para
dar lugar a una visión más horizontal, participativa y libre de la sociedad
política, al mismo tiempo que asume un esquema general del mundo tomado
como totalidad jerárquica, integrado por. subsistemas, coordinados según el
principio de recursividad que plasma ei Universo.
CAPITULO XIV.
i—'
1 Suelen confundirse en este tema los aspectos de carácter histórico con los
de carácter filosófico.-Los-primeros, hacen referencia a los hechos que aconte-
cieron en el pasado y que dieron lugar (por una serie de causas) a lo que luego
se llamaría Estado. Los segundos, se preguntan por los motivos o razones que
justifican la existencia del Estado^/
Además, indaganei.Qrigen.histQrico presupone..admitir que no siempre
existió el Elstádo ( en cualquiera de las acepciones que le demos a la palabra),
pues algo que tiene un origen, un comienzo, en el momento anterior no tenía
existencia. Lo cual deriva en interesantes aspectos en lo atinente, ahora sí, a
una u otra acepción del término. En el primer supuesto (el Estado como
comunidad organizada), nos lleva ineluctablemente a la admisión de una
situación preestatal en la cual los hombres vivían en un estado social o en un
estado natural sin organización política, es decir sin mando ni obediencia. En
el segundo supuesto, que es el que hemos aceptado, el Estado aparece como una
forma histórica de dominación política que tiene origen a fines del medioevo
occidental.
Por eso es que conviene organizar la exposición distinguiendo todos los
supuestos, de manera tal de poder sistematizar los conocimientos. Entonces,
proponemos el siguiente esquema:
De la comunidad política.
("Estado antiguo")
Origen histórico
Del Estado (moderno)
De la comunidad política
Justificación
Del Poder estatal.
Hipótesis sobre el origen histórico.
Con respecto al origen histórico de las comunidades políticas veamos las
hipótesis más modernas sobre un problema que en principio es netamente
científico pues se puede resolver por medio de los conocimientos históricos,
arqueológicos, antropológicos, etc.
Ralph Linton' sostiene que los primeros hombres se organizaban en algo
así como bandas o conjuntos de individuos que posteriormente pasaron a
formar las tribus, que no eran otras cosas que bandas reunidas por razones
de, contigüidad, amistad, o simplemente, intereses comunes.
distinguido antropólogo, estas tribus fueron el antecedente
inmediato de la organización política del hombre, aunque se diferenciaban
netamente de ella en el hecho que la tribu era una organización social que
desconocía la jefatura política. Es decir que el jefe tenía más una función de
servicio, que poder en la acepción moderna. En igual sentido opina el profesor
francés Pierre Clastres, que ha indagado este fenómeno preestatal en algunas
sociedades amerindias. Destaca Linton que, además, la organización tribal
conocía un menor grado de conflictos, de oposición y de coacción que la futura
organización política. En suma, estableciendo un cuadro comparativo tene
mos lo siguiente:
Se pasa del estado social tribal al estado, político por medios pacíficos (como
por ejemplo, una confederación de tribus) o bien por la violencia (ej.: cuando una
tribu subyuga a otra). Pero para Linton ello implica necesariamente que los
hombres hayan dejado atrás el nomadismo y que utilicen una técnica ciertamente
más avanzada. Cuando han dejado de ser cazadores errabundos o pastores
nómadas, es entonces cuando se da la posibilidad de la conversión de aquel estado
social en político.
En esta nueva situación histórica, los prisioneros nó se matan sino que
se mantienen vivos a fin de que trabajen para los vencedores, ya que se ha
comprendido que valen más vivos que muertos.Ello no obsta a una posterior
evolución en donde se opta por dejarlos vivos a cambio del pago de fuertes
impuestos. Este es_el_qrigen de antiquísimas instituciones como la esclavitud,
los metecos, ilotas y otros estratos integrados por pueblos vencidos no
esclavizados pero que, en definitiva, al igual que los esclavos, trabajan para
los vencedores y sus descendientes. Esto para Lintonimplicabajtoda _una
elaboración intelectual donde se buscaba mantener principalmente la orga
nización, para lo cual tampoco convenía cobrar impuestos excesivos a efectos
de no producir sentimientos de desesperanza en los sometidos, que los llevara
a eventuales enfrentamientos.
Se utilizaba no tanto la fuerza como la amenaza de su uso, a lo cual se
agregaba un sistema de espionaje e información permanente, como hacían los
espartanos con sus servidores a fin de prevenir rebeliones.
Lo que parece aceptado en general, es que la organización política del
hombre, desde el punto de vista histórico, es posterior a otras instituciones a
las que luego va a absorber, tales como la familia, la religión y la propiedad. Así
opina Mc.Nall Bums, para quien tales instituciones preexisten a la organiza
ción política, que recién emerge después de la aparición de la propiedad, y como
ésta a su vez era consecuencia de la llamada revolución, agrícola ( de la cual
hablamos oportunamente), producida hace unos 8.000 años, entonces resulta
que la organización política de los hombres tiene origen en aquellos tiempos
como consecuencia de la agricultura, el fin del nomadismo y la domesticación
de los animales. Tanto este autor como el anterior coinciden en que .la
organización de un poder político se debe a simultáneas necesidades económi
cas y.militares.
Del mismo parecer es Prelot, quien relaciona el origen del poder político
con la fijación al suelo de los pueblos, como consecuencia de la agricultura. Lo
cual daría lugar (aunque esto se discute desde hace más de 100 años.) a la.
aparición del régimen patriarcal, sustituyendo al matriarcalismo que impli
caba el parentesco uterino. También -según el autor francés- se produce una
especie de división de trabajo en las funciones gubernamentales, con la
aparición de los roles religiosos a cargo de magos que al mismo tiempo son
jueces; un consejo de ancianos que certifica sobre la vigencia de usos y
costumbres y, finalmente, un jefe militar que es una persona con suficiente
carisma y autoridad. Esta jefatura termina fusionándose con la religiosa, en
nna sólida unidad. Las consecuencias de esta verdadera revolución son la
diferenciación entre gobernantes y gobernados, la centralización en manos de
un jefe y la localización en un ámbito humano y territorial: ha nacido el Estado
antiguo.
La aparición de la comunidad políticamente organizada o el Estado
antiguo, empero, no explica racionalmente su aparición y ello, precisamente,
es objeto de estudio de los que indagan sobre la justificación del Estado,
buscando alguna respuesta racional a dicho interrogante. Esto implica un
presupuesto a priori de que dicha pregunta pueda tener una respuesta
racional.
Finalmente, digamos que las hipótesis que hemos visto sobre el origen
del Estado antiguo no se aplican al nacimiento histórico del Estado Moderno
las que, lógicamente, son diferentes. De ellas hemos hablado en el Cap. IX.
'F
El Territorio.
Antiguamente se creyó ver en los elementos geográficos cierto
condicionamiento sobre el carácter o fisonomía de los pueblos. Así, determina
dos climas producían ciertos caracteres ora proclfves a los absolutismos^ ora
tendienteg:.a-Iaa.Jiberfcades..republicanasI Como se sabe, esto es parte de la
concepción de Montesquieu, quien tras agii3¥sl)bsei^ációnés'cohcluía' admi
tiendo tal correlación. Tampoco se puede negar que los hombres han tomado
muy en cuenta la existencia del agua en ciertos lugares para fundar ciudades
en remotos tiempos (tal el caso Roma, Londres, París, etc.), pero también
pensemos en qué medida dependían los sumerios, acadios, babilónicos, etc., de
los ríos que integraban la "Media Luna de las Tierras fértiles"; ni qué decir de
la relación sagrada entre los egipcios y el Nilo.
• Suele preguntarse por qué si tomamos un globo terráqueo nos encontra
mos con que todas las civilizaciones aparecidas' en el "globo pertenecen al
hemisferio norte, y sólo existió un caso en el sur, que sería la excepción que
confirma la regla: es el de los Incas. En efecto, si consideramos como hipótesis
la lista de más de veinte civilizaciones referidas por Toynbee, tenemos que
todas (menos una) están ubicadas, o lo estuvieron, al norte de Ecuador. Pues
bien, una de las respuestas posibles es que eso es resultado del clima que
permite el asentamiento más cómodo de los grupos humanos entre los 20 y 60
grados de latitud. Para corroborar ello observemos que, en la actualidad, las
grandes ciudades del mundo se encuentran ahí localizadas.
La ubicación, geográfica de un Estado también condiciona su destino en
función de los vecinos que tenga. Observemos en la historia cuál ha sido el
destino de los pueblos que'colindaban con Roma, o bien, cual fue la suerte de
Polonia durante muchos siglos, teniendo vecinos tan poderosos como Alemania
y Rusia. En cambio, la posición aislada de Estados Unidos, favoreció su
ubicación durante las dos Guerras mundiales, además de darle la ventaja de
que su territorio no fuera escenario de las batallas que se producían en Europa.
Estas consideraciones previas nos llevan a la conclusión de que hay dos
formas' dé cófí^siderár ar territorio r comó" ün elemento estático definido jurídi
camente, o como un elemento dinámico que interactúa sobre los hombres y
sobre los demás Estados.
En la primera concepción, decimos que el Estado es el asentamiento
material del poder, o el ámbito de validez del orden jurídico estatal. Es esta una
aeepción más bien formalista; y entonces, da la impresión de que le hubiéramos
sacado al Estado una fotografía que se va a mantener "estática" (observemos
la etimología), tal vez, fiel y perfecta, pero que nunca nos muestra la vida del
Estado que, como fenómeno humano-cultural, se da en el tiempo. Incluso, la
misma fotografía puede tener sorprendentes cambios en distintas etapas de la
historia de un territorio estatal.
Por otra parte debemos libramos, al estudiar el espacio político, de dos
preconceptos que todos arrastramos: el primero se basa en la falsa idea de
"bidimensionalidad" del territorio, que se proyecta en nuestra mente cual
aparece en unfe mapa, siendo que, por el contrario, e|^Estado,.esjjiLi^erpo
poliédrico que se manifiesta en una superficie ,y que se proyecta hacia el. espacio,
pero también hacia el centro de la tierra, con todo el potencial económico que
encierra el subsuelo, y sin dejar de recordar la proyección marítima del
territorio sobre aguas jurisdiccionales, suelo y subsuelo marino.
El segundo prejuicio es la ubicación convencional de las tierras a partir de
un planisferio mundial donde hay países que están "arriba" y otros "abajo"
(hemisferios norte y sur), en una arbitraria colocación que se repite en cuanto
tomamos un globo terráqueo, donde los habitantes del Hemisferio Sur, están
tan mal ubicados que casi no se los ve. Por eso, en el estudio de los problemas
político-geográficos, es conveniente trabajar con mapas que rompan el esque
ma convencional y proyecten el planisferio desde otros puntos de vista que,
obviamente, pueden ser tantos cuantos decida el observador tomar en cuenta.
En suma, el territorio no es_ un elemento estático sino un elemento
dinámico del Estado, por la simple razón, que hemos expuesto tantas veces, de
que el propio Estado es un ente que se manifiesta en el tiempo,..''es1' tiempo^p
convivencia de los hombres a través del tiempo. El Territorio igualmente nace
se transforma, y aún desaparece^ como los propios, hombres que lo habitan.
La Geopolítica;
f ~Fundada por Sir Halfor Mackinder hacia principios del siglo.XX, intenta
ser_una fusión^entm geografía y política a partir de aceptar la idea, desque" el
territorio tiene primordial importancia sobre el destino, de un EstadoTTambién
esbozó una doctrina sobre las llamadas "islas del mundo" (Asia, Africa,
Europa), que tienen un corazón Chartland"), que se convierte en el eje del poder
mundial: quien lo domine, mandará en el mundoj
Frederick Hartmann brinda numerosos ejemplos históricos que parecen
avalar la posición de la escuela geopolítica:
La relación entre el régimen republicano en Estados Unidos y
monárquico inglés, ambos de notable estabilidad, en conexión con el hecho de
su aislamiento’ geográfico. Así desde el 1066 todos los intentos de invadir las
islas británicas fracasaron (Armada Invencible, Napoleón, Hitler). Lo mismo
ocurrió en EE. UU que desde 1815 no tuvo un sólo invasor en su suelo.
Algo similar ocurre con la tradicional estabilidad de los países
escandinavos que se debe, a criterio del autor citado, al simple hecho de estar
en una ubicación alejada de las tradicionales rutas de invasión europeas, lo que
les ha permitido mantenerse al margen.
La integración entre Gran Bretaña y Canadá, que se ve como una
consecuencia de la cercanía geográfica con un poderoso vecino en el sur que ya
los había invadido en 1815. Cuando tal peligro desaparece, lo que se produce
es el movimiento contrario: la integración con EE. UU.
La existencia de vastas llanuras en Alemania y Rusia, sin defensas
naturales que las protejan de eventuales invasiones, ha llevado forzosamente
a dichos países a convertirse en fuertes Estados militares, y por ende,
autoritarios.
La neutralidad suiza es también producto de su geografía que la
coloca en lugar de confluencia y paso de distintas potencias siempre beligeran
tes entre sí. A partir de 1815 cuando se establece su neutralidad, Suiza prospera
y se constituye en uno de los países más democráticos de Europa.
El tamaño del territorio es también un elemento geopolítico relevan
te. La Unión Soviética y China son difíciles de conquistar por su extensión
(sobre la primera está aún fresco el recuerdo de los intentos del siglo pasado y
del presente).
Otro autores consideran a Ratzel como el precursor de la Geopolítica,
quien la denominó "Geografía Política". Un discípulo suyo, llamado Kjellen,
fue el que encontró la palabra: geopolítica. Uno de los más notables exponentes
fue el alemán Karl Haushoffer que brindó ideas muy importantes al
nacionalsocialismo y terminó ejecutado tras los Juicios de Nuremberg en 1946.
r í o s aspectos principales de la doctrina geopolítica pueden resumirse de
la siguiente manera:
a. El Estado es considerado un organismo vivo que precisa de recursos
para sobrevivir (alimentos, materias primas, etc.)
b. Para el logro de tales recursos debe estar en una permanente lucha,
en la cual el elemento espacial es fundamental.
c. Existen espacios históricos en el planeta que tienen sus propias leyes,
autónomas de los seres humanos.
d. Existen dos clases de espacios: los "dominantes" y los de "disensión”.
e. La lucha entre Estados por sobrevivir convierte a los espacios
geográficos en "espacios de fuerza".
f. Todos estos conceptos se vuelcan operativamente en la política
exterior, con el fin de servir, a. los intereses nacionales.
Todo esto implica que cada Estado acepta los principios geopolíticos, los
interpreta y los aplica conforme a sus propias conveniencias, de lo que se
desprende que más que una teoría científica se trata de una doctrina destinada
a favorecer determinadas políticas en detrimento de otras, i
La población.
Es muy útil la clasificación que formula Bidart Campos de las cuatro
acepciones de la palabra “pueblo":
(a^ La primera se refiere al pueblo como conjunto de habitantes de un
Estado en un momento determinado, comprendiendo tanto a nacionales conio
a extranjeros, a hombres como a mujeres, a mayores como a menores: es decir:
a todos los seres humanos que viven sobre el territorio de un Estado. Esta es,
sin duda, la concepción,,más^mdia,
(lx) El pueblo como el conjunto de los ciudadanos, es decir, de aquellos
habitantes que pueden ejercer los derechos políticos (elegír_y.s er^ejegidos para
ocupar cargos en los órganos políticos). Desde este ángulo no todos los
habitantes son ciudadanos; aunque la inversa no es cierta, ya que todos los
ciudadanos forzosamente son habitantes. ¿
ELcnn^aptcule. ciudad ana comaportadorde-derechos políticos., ha^variado
a través, de.los siglos. En Grecia los hombres libres gozaban de tal status;. en
Roma, igualmente, la ciudadanía era un privilegio que, recién hacia el final,
en la etapa imperial decadente, se degenera por vulgarización. En las democra
cias occidentales el número de ciudadanos fue incrementándose con el correr
de los años, siendo ilustrativa la evolución del sistema electoral inglés en
cuanto al número de empadronados. Uno de los últimos ensanchamientos
importantes, ha sido la inclusión de la mujer en la categoría de ciudadanos.
© El pueblo como los más pobres, JSst_a.no es imsLcategoria_.aue.gace.de
mucha precisión, lo cual no obsta a su utilización frecuente en la práctica
política. Suele identificarse a este pueblo como los que están en una situación
desventajosa a raíz de su insuficiencia económica, social o educativa; factores
estos que suelen presentarse en forma conjunta.
(cLy El pueblo como Nación, es uno de los conceptos más polémicos desde
el punto de vista doctrinario, pero uno de los más operativos en la realidad.
Cuando en el Cap. XVII analicemos el asunto a fondo veremos que, en
definitiva, la idea de Nación implica la de una sucesión de pueblos engarzados
a través del tiempo. El pueblo del. ayer. conmás.eLpueblo-de hoj^ con más el del
mañana,.constituyen la.Naciónj concepto.de marcado carácter espiritual y por
ende difícil,de. manejar con categorías científicas..
En cada caso, en el contexto, será entonces cuando deberemos especificar
cuál de estas acepciones estamos utilizando. Aunque sin dejar de reconocer que
estamos generalmente en presencia de la primera cuando hacemos referencia
al conjunto de seres humanos que habitan el territorio en un momento
determinado.
Hjartmann,admite algunos principiog en materia poblacional:
La cuestión "tamaño" es importante. Cuanto mayor es el número de
habitantes de un país, mayor, es su poder-potencial, "porque.habrá más
hombres para trabajar, más mujeres para procrear, y más ciudadanos para las
fuerzas .armadas".
EL-SBgundo ..aspecto, ^es_Ja„ tendencia^ poblacional;..es_decirr_si. la
población declina,..aumenta o se.mantiene estacignaria. /En este sentido es
interesante observar la declinación de Francia que, comparada con Alemania,
tiene unos 54 millones de habitantes contra 82 de esta última (estimaciones de
1981), cuando 100 años atrás, estaban a la par. A la inversa, países como la
India, Egipto y México tienen las tasas de natalidad más altas del globo.
- ' ElJiereet-aspecto, es la estructura poblacional,. o sea saber cuántos
varones y_mujeres entre 15 y 44 años de edad existen en cada Estado, lo cual
es importante .porque entre ellos están los que van a las guerras, los que
trabaj an y Jos que procrean.
Esto, origina la llamadaL"pirámide;:ppblacional"(donde...se compara, esa
franja con las personas de edad menor..Y^mayor^respectivamentej Es típico el
ejemplo de países~del tercer mundo donde el porcentaje de menores de 15 años
llega a cifras realmente impresionantes: en Africa entre el 40 y el 50 %; en la
India alrededor del 40 %. En cambio, en los países europeos, la cifra ronda el
24 % y un punto más en laAmérica del Norte. En Brasil, el 70 % de su población
tiene menos de 30 años.
^Comenta Morgenthau quejla cantidad de población lógicamente no coloca
a un país ala cabeza del planeta (China y la India,' en ese caso, serían ios Ííderesf
indiscutidos); rpéro que, de to&os modos, sin una gran cantidad tampoco jes_
posible ser gran potencia, pues no sería factible montar .una. gran..industria
bélica ó poner miles de soldados en los campos de batalla, y que^por ejsa razón^
las naciones imperialistas fomentan el aumento de la natalidad, con premios
y diversos tipos de beneficios familiares. ^
Estados Unidos que tiene aproximadamente la misma dimensión geográ
fica que Australia y Canadá, nunca hubiera sido gran potencia con los pocos
millones de habitantes que tienen aquéllas ( 15 y 24 millones, respectivamente^/
Con respecto a la tasa de natalidad el ejemplo anteriormente referido que
surge de la comparación entre Francia y Alemania había alcanzado dimensio
nes alarmantes en el lapso 1870 (Guerra Franco Prusiana) y 1940 (caída de
París) en donde los franceses aumentaron sólo en 4 millones, mientras que los
alemanes lo hacían en 27 millones.
Sostiene Morgenthau que esto pudo llevar a precipitar la Ia Guerra
Mundial, habida cuenta que así como los franceses comprendían que el tiempo
corría a favor de Alemania, éstos pensaban que corría a favor de los rusos (que
tenían una tasa aún superior a la alemana).
Además, encuentra un paralelismo entre el incremento poblacional de
Estados Unidos y su mayor poderío político. Mientras que en 1870 la población
de Alemania y Francia juntas era mayor que la de Estados Unidos, en 1940 esta
última se había incrementado en 100 millones contra sólo 31 millones de los dos
países europeos.
Finalmente, digamos que emparentadas con este tema se encuentran las
doctrinas raciales que buscan mejorar la calidad de la población sea a través de
la eugenesia o bien por medio de un proceso de selección basado en principios
en boga en Europa en buena parte del siglo XIX y que encontraron su máxima
expresión práctica en el régimen nacionalsocialista alemán desde 1933 hasta 1945.}
El Poder..Elementos.
En cuanto a importancia, como vimos en capítulos anteriores, algunos
autores le dan absoluta prioridad, pues entienden que es el objeto alrededor del
cual gira la Ciencia Política y la Teoría del Estado.
Hay que admitir que es el más difícil de caracterizar, dado el grado de
espiritualidad que contiene. Omnipresente e inasible, su presencia impregna
la historia humana. Por ello, de los múltiples enfoques y definiciones, creemos
que mucho se acerca al ideal de precisión y claridad la construcción teórica de
MarceLPxelot^
El profesor francés distingue, siguiendo a Romano Guardini, entre
potencia ypo¿eiü-¿ajorimero es el género; el segundo-la..espeeie politizada. Nos
explicamos: ........ .
Todos sabemos que la realidad que nos rodea no se mantiene inalterable,
que todo cambia aunque sea lentamente. Estas modificaciones, a vefees muy
bruscas, se producen por factores capaces de hacerlo. Llamemos “energía" a
toda fuerza capaz de cambiar la realidad: el viento, la presión, un rayo, etc.; o
sea, las llamadas generalmente, "fuerzas naturales". Pugs bien, cuando esa
energía es consciente, vale decir, responde a una intención y a una voluntad,'
decimos que estamos ante una "potencia". Una idea, algo que pensamos, en
principio no modifica la realidad; pero si a través de esa idea o de ese
pensamiento logramos modificar la realidad, entonces estamos ante una
"potencia".
Define Guardini a ¿la potencia como: "La ca p a cid a d d e .p o n e c. en
m ovim iento a I r r e a lidad11. Lo cual implica que las fuerzas naturales no son
potencia sino energía, en cambio las ideas de los hombres, cuando son capaces
de dicha modificación, adquieren el carácter de potencia, es decir, en otra
definición, "capacidad consciente de modificar la realidad".';
Por consiguiente, el mundo está lleno de potencias, es un universo de
potencias que actúan permanentemente. La historia es, tal vez, la lucha de
potencias. Pero, he aquí que, en algún momento de la evolución, ocurre que
alguien reclama el monopolio de la potencia: ha nacido el poder.
1 Entonces* "el p od er es una poten cia politizada" (Prelot) o, en otras
palabras, el poder que se hace político y que reclama para sí el monopolio
espacial de la coacción legítima. O en la célebre definición de Max Weber:
"Comunidad humana que, en los límites de un territorio determinado, reivin-
dica con éxito, por su propia c^ n ta rermonopolio^de~íocoacción físicalegítima7'.
De la cual, el autor francés extrae los dos datos esenciales: el monopolio de la fuerza
(no hay potencia superior a él), y la legitimidad. Lo cual nos lleva al tema siguiente. ,
E lem entos
La riqueza.
El conocimiento.
Con lo cual -como vimos en su momento- adoptamos el correcto análisis
que formulara Alvin Toffler, que llama herramientas o palancas al trío de
elementos.
La fuerza o violencia es el elemento menos versátil, más tosco: no implica
castigo, sino la amenaza del castigo, omnipresente e incorporada a los hábitos
humanos desde tiempos inmemoriales, quizá ya contenida en su código
genético. Basada en el miedo, en el dolor o en la ausencia de placer, brutal v
ci.ega^-dfígr.ada- a...la .dignidad .humana v ha protagonizado buena parte de la
historia. Nuestro conocido Hobbes sonreiría con beneplácito. Modernos
estudios de psicología política han mostrado el rol de la fuerza y el dolor en las
predilecciones de muchos hombres deseosos de encontrar quien los castigue o
los amenace con un látigo.
La riqueza no es solamente dinero, sino algo más sutil que motiva a los
seres humanos a través de un sistema de premios y castigos. Su uso potencial
es el máximo de perfección y su ostentación discreta parte de los usos que
recomienda Morgenthau a los Estados deseosos de prestigio. A veces tal política
lleva a demostraciones ostentosas (las pirámides, Versailles, etc) pero basadas
todas en el mismo concepto;jnosjbrar el poder político. Dada su extraordinaria
versatilidad y fungíbilidad, la riqueza puede convertirse en cualquiera de los
demás elementos.
: Ei f?or?./>r;'?T^n¿^no^Qljo^s ^ j m ^ jiifícil d e ^ grehender sino .eL-más
maleable. Ayuda a adquirir los otros dos y puede evitar los desafíos de la riqueza
y de. la fuerza. Sin_e.il.Qs se puede lograr, no obstante, lEL.persuasión...necesaria
paraque otraspersonas. haganJo _que_desea_ el "persuasor". No en vano los
antiguos reyes, con pretensiones de monarcas, buscabárTrodearse por los
burgueses más capaces. No en vano el conocimiento del Derecho Romano dio
legalidad a los nacientes absolutismos modernos. Por algo el dominio de la
tecnología informática, el ”soft”, se considera una de las explicaciones del
reciente triunfo del capitalismo sobre el comunismo.
■' La auctoritas, o el consenso, nos lleva a un aspecto moral de la cuestión
Pues implica ese mínimo de consentimiento (que tanto subrayaban los
contractualistas) para que el poder funcionen Aquí es de rigor la frase célebre
que algunos atribuyen a Napoleón y otros aTayllerand: ”con las bayonetas se
puede hacer cualquier cosa menos sentarse sobre ellas’1! Es decir, es esa
convicción, compartida por la sociedad o o por una mayoría de ella, que cree que
el poder es legítimo. ■/
Las funciones permiten el logro de los fines del poder; esto significa que
ellas son los modos como el poder modifica ía realidad (capacidad o potencia
ínsita en el poder). Es decir, que son exteriorizaciones
palpables deja existencia del poder. Sin ellas no sabríamos de su existencia,
sería algo en estado latente. Las funciones convierten al poder de algo implícito
en algo explícito.
. Por ende, el poder es único, no existen "los poderes" como, por abuso de
lenguaje, o doctrina política, se dice incorrectamente. Lo que existen son las
funciones del poder o modos de modificar la realidad para el logro de objetivos,
y que la doctrina moderna, tipifica como legislativa. eiécutiva^yjudicüd. -Los,
llamados “poderes", insistimos, son en realidad las funciones del, poder.
Por lo tanto:
-función legislativa.
-función judicial.
Dice Blondel que en cada sistema político (el Estado es uno.),.se detectan
cinco funciones;
Selección de ingresos o insumos al sistema, que está a cargo de los
grupos sociales y económicos. ' ""
Combinación y selección, que las efectúan los partidos.
* Creación de reglas como respuestas a las demandas.
* Decisiones particulares.
* Adjudicación de normas.
Las tres últimas, SQiiiag_£uncio?2ggd,e¿gQdgC--para.eLlogro-delos.obietiy.os
del Estado^Cada .una- de estas funciones está a cargo de estructuras u órganos
específicos, es decir los órganos del poder.'.
Organos.
^En definitiva, los órganos o estructuras del poder son seres humanos que
en forma individual o colectiva encarnan las funciones del „poder! O sea que,
detrás de toda terminología abstracta, terminan apareciendo los hombres que
..pcupan el poder, es decir, que ejercen las funciones; que buscan cumplir los
objetivos medíante la modificación consciente de la realidad; los que tienen
potencia, los "poderosos" como los llama Dahl.
Naturalmente, a cada función le corresponde un órgano específico: asi a
la función legislativa le corresponderá el Congreso o Parlamento ( el nombre
varía pero no la función); a la función ejecutiva, la Presidencia o el Ministerio
(Primer Ministro, o Canciller); a la judicial, los jueces en sus diversos niveles.
Todo ello conforme a la doctrina de la llamada (mal) división de los poderes o
separación de poderes.
Ampliando el cuadro anterior tenemos:
Sieyes.
Si bien la doctrina de la soberanía nacional está estrechamente relacio
nada con la anterior, hay algunas diferencias importantes que debemos
marcar:
La construcción de Rousseau no responde a un apremio de la situación
coyuntural. Se puede estar o no de acuerdo con ella, pero hay que reconocer que es
producto de una elaboración intelectual de gabinete que no responde a intereses
inmediatos a los cuales se debiera defender. Por otra parte, "El Contrato" es parte
de una obra mayor que comprende los célebres discursos sobre las ciencias y las
artes , y el relativo a la desigualdad entre los hombres. Sin excluir al "Emilio'1y a
la "Nueva Eloísa".
La obra de Sieyes es resultado de las circunstancias del momento,
destinado a justificar el rol del "Tercer Estado" en Ja revolución que se
preparaba en los espíritus, puesta al servicio del odio a los privilegios que se
venía incubando desde hacía tiempo^
La posteridad hizo que la obra de Rousseau fuera aprovechada por los
sectores revolucionarios, no sólo en los hechos posteriores a 1789, sino en todos
los episodios similares ocurridos en el siglo XIX.
- rLa obra de Sieyes ha sido utilizada indistintamente por los sectores
revolucionarios, por los nacionalistas antiliberales y por los constitucionalistas
demoliberalesj
Como erróneamente tiende a unificarse el concepto de ’’Nación" con
el de "Estado”, entonces la cualidad de la soberanía, inherente al poder estatal,
se transfiere a la Nación, hablándose así de.. "naciones soberanas", cuando lo
correcto, ál menos terminológicamente, sería hablar de "Estados soberanos".
Pero, sobre esto volveremos luego.
rpor consiguiente, la obra, del abate Sieyes es una extraña mezcla de '
doctrina y práctica quereíi poco tiempo, se concretaría. Diríamos que la práctica
completó meses después a la doctrina. Incluso, salvo en un análisis prolijo, es
dificultoso ver dónde terminan las ideas y dónde empieza la realidad.
Pero los postulados esenciales son estos:
La nación (es decir el Tercer Estado) es la unidad social decisiva.
La nación es soberana.
Por ende es la única que puede dictar, una .Constitución.
Por medio de un órgano específico.
Por ende, la Nación no tiene, poder, dentro o fuera de sí que pueda
disputar- su-soberanía. ,
Finalmente esto permite hacer una diferencia también sutil con Rousseau.
El protagonismo que le da Sieyes a la Nación, es diferente al que le da Rousseau
al pueblo, toda vez que éste no tolera la delegación de la soberanía; cosa que
el abate acepta a partir de su hipótesis de la necesidad de dictar una
Constitución por medio de una Asamblea Nacional.
Naturaleza, caracteres y límites de la soberanía.
Dado el carácter eminentemente histórico-político que cubre el concepto
de soberanía, es inútil pretender encontrar naturalezas eternas o al menos
permanentes. De igual modo, caracteres, límites y en general las categorías de
la soberanía, deben estar referidas a un determinado tiempo y lugar.
No obstante, suele presentarse algunos marcos formales que, vaciados de
contenido histórico, pueden servirnos como esquema general de conocimiento.
Con ese fin únicamente pasamos a desarrollar lo <jue' sigue.
En primer término observamos que ]a soberanía va estrechamente unida
a.Ja idea de poder, o„de Estado en el sentidajie^noder. No debería estar referida
a los otros elementos del Estado, aunque suela hablarse de soberanía territo
rial o soberanía del pueblo. En realidad, én su origen.la intención fue imaginar
un poder que no tuviera rival ni dentro ni fuera del territorio. ~
Lo cual nos lleva a la clásica distincíórupntre:
a. J ^ l^ a m a "del11Estado'., que implica la idea de que el Poder del Estado
no está subordinado a ningún otro: que es independiente de todo otro poder.
En~terrmnos de Prelót diríamos que la "potencia” del Estado, en cuanto a
energía consciente, no depende de ninguna otra potencia. Esto tuvo un carácter
negativo -es decir: no depender, no subordinarse-, y también un carácter
polémico y combativo en la lucha contra los poderes medievales que intentaban
limitar a las monarquías nacientes.
b. Soberanía "en" el Estada; que se refiere a la persona que ejerce la
suprema potestad^dentnrdeJnsJUmites-teprít&ríalesr Podían ser, recordando a
Bodin, uno, varios o todos indistintamente. De manera que no había - no podía
haber- contradicción entre lo argumentado por Bodin y lo expresado por
Rousseau 200 años después, cuando sostuvo que la voluntad general era la
soberana; tampoco con Sieyes, que ponía a la Nación como titular de la
soberanía; ni con el jurista Blackstone, al invocar al Parlamento. Porque al
margen del debate sobre quién es el soberano, todos coinciden en que en algún
ente ideal debe recaer tal atributo.
En la última parte veremos algunos aspectos críticos, y comprobaremos
que, más allá del valor didáctico de esta clasiñcación, la misma no resiste el
análisis teórico. Lo cual es explicable'ya que, en realidad, estos conceptos están
cargados de valores destinados a legitimar o cuestionar cierto tipo de poder
histórico existente eh el momento de haber sido elaboradas.
No obstante, de quedar algo en pie, ello es la sensación de que una u otra
tienden a superlativizar un concepto que, operativamente, ha funcionado casi
siempre en detrimento de la libertad de los hombres. Esta es la conclusión sobre
la naturaleza del concepto de soberanía, purgada de sus contenidos accidentales
e intereses comprometidos.
En otras palabras, puede haber sido una idea teóricamente falaz pero de
extraordinarios resultados en la lucha política concreta, en que" no sólo se
necesitan medios humanos y materiales, sino también, y fundamentalmente,
buenas ideas.
Los denominados caracteres o manifestaciones de la soberanía, en reali
dad estarían haciendo referencia_-a_lasJ&ancioiies--d.eL_poder; no nos debe
extrañar que se tendiera a confundir ambos conceptos. Así Bodin, en clásica
referencia, menciona los ocho derechos (¿por qué ese número exacto?), que son
los que siguen:
Legislación.- En su momento fue compartido por los restantes pode
res, tanto en el orden interno como en el externo. Observemos que siendo
atñbute>-de--la~seberauía, es~.e¿-poder- quien legisla, no cierto y determinado
poder.
- ' Justicia^üLa. constitución,,.de. los tribunales^ Ja. jiesignación de los
jueces garantizaba que el derecho sancionado por el soberano^fueraxorrecta-
mente.aplicado e interpretado, máxime que durante siglos, la coexistencia de
diversos ordenes jurídicos hacía de meras cuestiones, intrincadas situaciones
de puro derecho atinentes a las norma vigente.
Nombrar altos funcionarios.- Recordemos que los reyes se rodearon
de una "clase política" integrada,"en su mayoría, por burgueses especialistas en
administrar y legislar, formados en las universidades bajo la doctrina del poder
absoluto, tal como lo describían las Institutas de Justiniano. Esta clase política,
o "burocracia" en los términos de la tipificación de Max Weber, se constituyó en
pieza fundamental del poder del Estado, deseosa siempre de extender su
influencia, incrementar el poder, y en su momento ocuparlo.
Derecho a la fidelidad y a la obediencia.- Mediante un juramento que
relevaba del equivalente que se prestaba anteriormente a los señores feudales.
También tendía a evitar, que los lazos de obediencia quedaran relajados ante
un eventual conflicto con el papado y una aún más eventual excomunión, ante
la cual los compromisos de fidelidad podían quedar sin efecto. Habilitaba,
asimismo, para sustanciar un juicio por perjurio contra el futuro desobediente.
En los sistemas políticos posmonárquicos fue reemplazado por juramentos a ia
bandera,.ala Constitución y equivalentes, destinados a soldar.lazos.morales.de
lealtad-.
Derecho de gracia,:. Convertía al monarca en últimainstancia judicial
y fortificaba la imagen de_divinidad ^ue pretendía asociarse, al poder para
fortalecjrsu realeza. Las repúblicas, no desecharon tal atributo, transfmén-
dosekyi atros ó.rganps, lo cual, una vez más, demuéstrala continuidad histórica
del conc'epto de poder y de soberanía, entre formas de gobierno aparentemente
contrarias.
Acuñar moneda.- Lo cual quitaba similar atribución a los poderes
feudales y daba una herramienta destinada a controlar la economía y, de tal
manera, manejar políticamente a la sociedad. Su recepción entusiasta por los
regímenes democráticos -sin ninguna vacilación- nuevamente confirma lo que
comentábamos más arriba.
■ Fijar impuestos^- O sea, succionar las riquezas de la comunidad-para
mantener el poder y la burocracia creciente. Fue uno de los atributos más
discutidos, antes y después dé la instauración del absolutismo. Los regímenes
posteriores reservaron esta facultad del poder en manos de los Parlamentos o
bien se las ingeniaron para establecer el mayor control posible al respecto, no
siempre -claro está- eficientemente. Pero siempre, quedando el poder -a secas-
con tal derecho, que la sociedad resiste mediante mecanismos diversos.
- \Hacer~Ia~paz y la guerra^ Referido más al aspecto externo que al
interno déla-soberanía. Loüüal^nÓ significa que queden escindidos desde el
punto de.vista teórico, ni muchn.menos. en, la„práctica, toda vez que para la
guerra se necesitan recursos (impuestos), contribuciones de sangre, y una lenta
y gradual militarización de la sociedad; tarea -hay que reconocerlo- en la cual
no tuvieron mayor éxito los monarcas absolutos ("los tiranos") y sí las repúbli
cas que les sucedieron.
Por otro lado, al referimos a las cualidades de la soberanía (absoluta,
inalienable, indivisible, etc.), entramos todavía en un terreno más resbaladizo,
en el cual, como comenta Bidart Campos, suele confundirse el concepto de
poder con el de soberanía, confiriéndole a aquél los atributos de éste.
Así, cuando hablamos de la''indivisibilidad", nos referimos al poder que,
en todo caso, posee funciones titularizadas por órganos distintos, tal como
vimos cuando analizamos el tema de la mal denominada "división de los
poderes". Si hablamos del carácter de "perpetuidad también nos estaremos
refiriendo al poder y no a la soberanía. Y así sucesivamente, en aras de la
concepción del autor argentino, en cuanto entiende que la soberanía es
"cualidad" del poder, y no el poder mismo. Lo cual hace que, sensatamente,
advierta sobre los peligros de otorgarle a la soberanía atributos (como la
indivisibilidad y la inalienabilidad), que considera "perniciosos".
Finalmente, en cuanto a los límites de la soberanía, es interesante
observar cómo los regímenes republicanos (que habían adoptado la idea
absolutista, a pesar de su lucha contra el absolutismo) intentaron crear vallas
a dicha cualidad. En este sentido Sánchez Agejsta destaca dos metodolQgías
posibles:
—- La doctrina de la. división de los poderes, que según el autor español
suscitará la concepción de la soberanía dividida.
Los„mtentos-doctrinales de rescatar su. unidad, atribuyendo- la-sobe
ranía al Estado,- al Derecho o al poder constituyente.
El intento liberal -en nuestra opinión- fracasa toda vez que no puede
distinguir.eL poder-de-la.soberanía, y por consiguiente'el poder.sigue siendo
únicoja pesar de sus múltiples funciones. No hay, pues, división de. poderes y
por ende tampoco división de soberanía.
Atribuir la soberanía al Estado no dice nada, pues, o nos estamos
refiriendo al Estado como poder -en cuyo caso, caemos en lo mismo que
señalaba Bidart Campos-, o estamos mentando al Estado como comunidad
organizada, en cuyo caso, visto desde el punto de vista internacional, ello es una
falacia.
Decir que el Derecho es soberano, es una fórmula vacía de sentido, a
menos que aclaremos qué idea estamos expresando. Si es el Derecho positivo,
ello no sólo no limita a la soberanía, sino que la confirma en los términos de
Hobbes y de Rousseau, que lo entienden como expresión normativa de la
voluntad del soberano.
Finalmente, si nos referimos al poder constituyente, no agregamos nada
sino que estamos cambiando conceptualmente al titular de la soberanía (en
términos agradables a Sieyes), pero de ninguna manera limitándola.
Creemos que, en_la medida, en-que aceptamos a la. soberanía con los
alcances clásicos, tendremos que olvidarnos de la limitación, a menos que
confiemos en dos sistemas:
El derecho natural: que puede limitar a los que ejercen el poder
siempre y cuando crean en su vigencia y en la posibilidad de ser captado por la
capacidad racional del ser humano.
La doctrina neoescolástica: que postula la limitación de la soberanía
en función de dos determinaciones: la „primera, que hace referencia a la
comunidad que le sirve dábase; y la segunda atinente a la finalidad que es el
bien común de la comunidad. De aceptarse este postulado, la soberanía
(potestad suprema en "su esfera y en su orden"), -como afirma Sánchez Agesta-
pierde sustantividad y pasa a ser una mera función del poder.
Lógicamente, estos dos últimos tipos de limitaciones no valen para
aquéllos que no comparten la doctrina de los derechos naturales o la doctrina
teleológica. Lo cual significa, en síntesis, que limitar a la soberanía es como
intentar limitar al poder. Ni hablar si ambos términos se conjugan (poder +
soberanía = "poder soberano" ), en cuyo caso la tarea es ímproba, como la
historia lo demuestra.
La Nación.
Terminología.
Etimológicamente la palabra "nación" hace referencia al lugar de nacimien
to de una persona ("natus"), utilizándosela en ese sentido en la Edad Media para
significar el origen o procedencia de los estudiantes que concurrían a las
universidades; así en Bolonia se hablaba de las "naciones cisalpinas" y de las
"naciones transalpinas". Otro tanto ocurría en París, en cuya Universidad
también concurrían estudiantes de diversas procedencias. Por su parte, en el
Concilio de Constanza se agrupó a los obispos según las naciones de origen,
aunque denominándolos en forma genérica; así la "Nación Alemana" denotaba
a los oriundos de Europa oriental, y la "Nación Inglesa", a los que lo eran del
Norte. Ello no significa, claro está, que ya existiesen las naciones en el sentido
actual del término -o sea: como comunidades nacionales-, ni mucho menos los
Estados-Naciones posteriores. La Edad Media no conoció el fenómeno nacional,
ya que las ideas unificadoras de la cristiandad impedían concebir unidades que
reclamaran lealtades más allá de las impuestas por los vínculos contractuales
feudales. •
Tampoco en la antigüedad el fenómeno nacional fue conocido, aunque los
griegos, tan dispersos políticamente, se sentían parte de una sociedad más
grande que los abarcaba, que era la cultura común que los englobaba. Así, a pesar
del policentrismo político, la existencia de valores y creencias afines se demos
traba en la vigencia de los santuarios como el de Apolos, los Oráculos y también
las célebres Olimpíadas.
De igual modo, la idea de nación no fue conocida por los romanos, que
mantenían con Roma una vinculación de tipo jurídico, cómo era la ciudadanía,
que constituía un lazo formal, aunque con consecuencias legales muy importan
tes, tal como vimos en anterior oportunidad.
Las naciones europeas»
El Absolutismo, al unificar territorialmente al Estado, al centralizar la
economía, al mejorar los caminos y resguardar su defensa, al unificar el
derecho, etc., fue preparando el terreno para que los súbditos nacidos en
lugares cercanos comenzaran a conocerse y reconocerse como pertenecientes a
una unidad mayor que les era común. iLo cual no impedía que el poder basado
en el denominado "lazo dinástico" estuviese basado en vínculos supranacionales.
En efecto, se había generado en Europa una aristocracia de carácter
transnacional, adherida solamente por lazos de lealtad a la dinastía a la cual
transitoriamente pertenecía. Más aún, los reyes incentivaban las rivalidades
nacionales en la segundad de que ello garantizaba la unidad del reino. Con las
palabras exactas del Emperador Francisco II de Austria: Mis pueblos son
extraños los unos a los otros y eso es perfecto... yo pongo húngaros en Italia e
italianos en Hungría. Cada uno vigila a su vecino, no se comprenden y se
detestan. De su antipatía nace el orden y, de su odio recíproco, la paz general .
Mientras perduró la lealtad a las dinastías supranacionales, el fenómeno
10 se manifestó, pero inmediatamente que fuera puesto en causa, afloraron con
extraordinaria virulencia las naciones que habían estado latiendo tras la
máscara de las monarquías. Este es uno de los efectos más notorios de la
Revolución Francesa. No es casualidad que la doctrina de Sieyes sobre la
soberanía nacional precisamente hiciera eclosión en ese instante.
Cuestiones doctrinarias.
Concepto .
La idea de nación está estrechamente vinculada a la de pueblo; incluso
en algunos idiomas se hace difícil la distinción. La realidad humana común a
cada uno de esos términos, explica la identidad; pero hay otro factor , y es el ;
tiempo. En realidad, el factor temporal es el que permite distinguir a la nación
del pueblo, pues mientras este concepto denota la significación temporal del
presente, la nación se refiere a una sucesión de pueblos a través del tiempo, vale
decir, que es la sumatoría del pueblo del pasado, del presente y del futuro. Esta
alianza de generaciones, que vincula a las vivientes con las que han sido y las
que serán, lógicamente hace privar el concepto de nación sobre el del pueblo,
que es algo fugaz y transitorio, como el propio presente. Ello tiene relevancia
política toda vez que sirve para destacar la superioridad de la voluntad de la
nación, expresada a través de instituciones con sedimentación histórica, sobre
meras modas políticas manifestadas de muchos modos, hasta electoralmente,
inclusive.
Marcel Prelot, con respecto al mismo asunto, entiende que hay dos
posibles conceptualizaciones: son las que él llama "nación sociedad" y "nación
comunidad".
La ’’nación sociedad'! es producto de un agregado de voluntades individua;)
les. La nacionalidad se adquiere por un compromiso voluntario o por nacimien
to, aceptándose implícitamente, en todos los casos, la pertenencia al grupo
nacional. El gobierno, votado en elecciones, representa la voluntad nacional. Es
una asociación contractual creada por sus miembros conñnes prácticos. Nación
y Estado son dos realidades que se superponen y que se necesitan. I!E1 Estado
esJa forma jurídico-política de la Nación".. Agrega Prelot que la base de esta
unidades.individualista, voluntaria y temporal..
La "nación comunidad"} considera a la nación desde el punto de vista de
un organismo que nace, evoluciona, tiende a crecer, expandirse, etc. Tiene un
carácter más mítico que racional, y critica a la anterior por mecanicista y
artificial. Por lo tanto la nacionalidad no se adquiere como quien compra un
pasaje. Se nace francés, o alemán o argentino. Comenta el autor francés que los
suizos tienen dos palabras diferentes para distinguir al nacional del naturali
zado ("papierschweizer", suizos de papel). Ocurre lo mismo con los alemanes.
Esta última acepción, es la que más se asemeja a la que hemos dado
nosotros, aunque se diferencia también en el. hecho de que no admitimos
comparar a la nación con un organismo y si, en todo caso, con una idea que se
mantiene a través del tiempo y que hace a los fines de la comunidad.
Elementos.
Veamos ahora qué es lo que conforma una nación. Sobre este punto no hay
una doctrina pacífica, pues mientras algunos autores hacen hincapié en
elementos objetivos, otros acentúan la importancia de elementos subjetivos.
a. Elementos objetivos:
- La raza: La postura que prioriza este elemento ha gozado de cierto
predicamento en la doctrina alemana, en autores como Gunther y Clauss,, sin
dejar de recordar los estrechos lazos entre este concepto y la doctrina
nacionalsocialista de las obras de Rosemberg y Hitler (aunque registra ante
cedentes en una gran cantidad de autores del siglo XIX, entre los cuales los más
importantes son Gobineau, Lapouge y Chamberlain).
El Instituto Real Antropológico de Londres -citado por Prelot-define a la.
raza como "el grupo que posee en común cierto número de características que
deben existir en la mayoría de los individuos”, jpero se cuida bien de aclarar si
tales características son físicas solamente o también psicológicas, cosa que no
hace el autor francés precitado, para quien la idea de raza implica “caracteres
psicológicos y rasgos antropobiológicos comunes". Esto no obsta a reconocer que
hoy en día, sin perjuicio de la existencia de grandes razas y subrazas, el grado
de mezcla es muy grande y ello impide rescatar pautas seguras para la
tipificación. Esta realidad, trasladada al plano político, que es el que nos
interesa, significa la dificultad casi insalvable para fijar el criterio objetivo
nacional basado en la raza.
- La religión: Los que sostienen a este elemento como decisivo en la
conformación'de una nacionalidad, aducen que religión y nación tienen el
mismo tipo de raíz emocional, y de transmisión por medio de las generaciones
sucesivas. Si bien son conceptos distintos, esta similitud los convierte en
compañeros en el viaje a través de los siglos, y auxiliares el uno del otro. No
obstante, ello no resiste frente a ejemplos históricos de naciones consolidadas,
en las cuales las diferencias religiosas suelen ser notorias, como en Alemania
o incluso en Estados Unidos, donde el pluralismo religioso es muy importante.
- El idioma: Es sin duda el elemento objetivo que con mayor fortuna
resiste el análisis pues, en efecto, como aglutinador de voluntades, como
expresión de sentimientos y características nacionales muy profundas, es
manifestación inigualable^ Hasta se ha dicho que las creencias subterráneas
que sustenta un grupo humano, suelen manifestarse en expresiones idiomáticas
no siempre comprensibles para el profano. La historia también suministra una
idea adicional: la primera lucha que entabla un conquistador sobre los
conquistados, es tratar de hacerles perder el idioma nacional y reemplazarlo
por el foránea. De ahí, naturalmente, el carácter reivindicatorío que tienen los
grupos nacionalistas actuales para restaurar su propio idioma en las escuelas,
periódicos y documentos oficiales.
- El territorio: como bien señala Bidart Campos, se constituye en
elemento esencial en el momento de formación de la nación, pero una vez
consolidada ella con los otros elementos, se puede independizar de la base
física.,Al, respecto el caso más conocido de existencia de naciones sinjejmtorio
es el de lo judíos, desde los tiempos de la Diàspora, hasta el año 1948 que es
cuando se crea el Estado de IsraeL) No obstante, la misma constitución
territorial del nombrado Estado parecería demostrar que tarde o temprano las
naciones errabundas ( la Diàspora, al fin y al cabo, ño se produjo por voluntad
de los judíos), tienden a buscar un espacio físico para asentarse.
b. Elementos subjetivos:
Quienes acentúan la importancia de estos elementos, encuentran los
fundamentos de la nación en factores espirituales o estados de consciencia,^)
comunes a todos sus integrantes. Grandes figuras de i'a literatura, la historia,
la filosofía y la política, han sido sus sostenedores; citemos, entre otros a
Michelet, Foustel de Coulanges, Renan, Bergson, Benda, Barres y Horiou.
Como las concepciones son diversas y suelen ir mezcladas, convengamos
en hacer una clasificación a los fines de una mejor comprensión, tomando en
cuenta el factor temporal. Así, podemos distinguir:
La nación como unidad cultural en el pasado: i Es la idea de la
presencia de los muertos, el pueblo pretérito que tiene plena vigencia en el
pueblo del presente. En este sentido la nación es un legado o herencia que no
hay que despilfarrar; un mandato que hay que cumplir, pues lo exigen los que
ya no están. Se manifiesta en el culto a los antepasados en el hogar, en la
veneración a los patricios, es decir a los "pater", los padres fundadores. Por
ende, se encuentra totalmente vinculado al sentido de '’Patria" o sea, a la tierra
dejos padres.)
La nación como unidad cultural en el presente: La idea de vivir ,y
querer convivir con nuestros connacionales. La consciencia de pertenecer a una
nación y querer hacerlo voluntariamente, sin pensar nunca en abandonarlá. En
este sentido la nación es el plebiscito cotidiano -como decía Renán-, en el cual,
día a día, tácitamente, con nuestras conductas, manifestamos nuestro consen
so a la nación.
La nación como unidad cultural proyectada hacia el futuro: Dicho con
palabras de Ortega y Gasset; la nación sería " un proyecto sugestivo de vida en
común", vale decir, un plan dirigido hacia el futuro que todos compartimos.
La fusión de las tres: La nación sería un estado.del espíritu que nos
hace sentir acreedores de aquellos que hicieron la nación, da.quienes nos
sentimos herederos y cuya herencia aceptamos sin beneficio de inventario, es
decir, con sus aciertos y con sus errores, y ante quiénes nos sentimos obligados
no sólo a no dilapidar el patrimonio material y espiritual recibido, sino también
a conservarlo e incrementarlo. Asimismo, significa aceptar el presente y día a
día ratificar nuestro compromiso de convivencia, compromiso basado en una
esperanza: la que radica en un futuro cubierto con el objetivo nacional, o sea
la gran empresa que aglutina voluntades, que sugestiona y atrapa. >
En la reunión de los elementos subjetivos, y su consolidación o expresión
en formas externas, como el idioma, está entonces la clave de la existencia
nacional; o como dijo Mancini en su célebre conferencia deTurin en 1851: "La
nación es una sociedad natural de hombres a quienes la unidad de territorio,
de origen, de costumbres y de idioma, lleva a una comunidad de vida y de
conciencia social". \
¿Puede estos entes sociales, llamados naciones, tener una organización
política?; ¿pueden organizarse políticamente en forma de Estado? Esto lo
veremos a continuación.
El nacionalismo
De todo lo dicho se desprende que los movimientos nacionalistas tuvieron
su origen en Europa en el siglo pasado en pos de lograr convertir ciertas
naciones en Estados independientes?. Generalmente esto presuponía una lucha
contra quienes ostentaban el poder en el Estado dentro del cual la nación en
cuestión se encontrara. Tal el proceso de los italianos del cual hemos hablado,
o de los griegos, o de los húngaros, o de las nacientes repúblicas en latinoamérica:
Podemos decir que la ola nacionalista invadió Europa y fue el principal
factor disolvente (más que el racionalismo francés) de los sistemas dinásticos.
Luego de la IaGuerra, el nacionalismo logró importantes victorias dando origen
a nuevas entidades políticas que encerraban naciones latentes durante siglos
(Checoslovaquia, Hungría, Finlandia),
Posteriormente, el nacionalismo tomó otros rasgos desde la revolución
social que se produce en toda Europa a partir del auge del socialismo y
principalmente de la instauración de los leninistas en Rusia. En este caso
el nacionalismo, muy influenciado por una corriente francesa de fines de
siglo, adquiere tonos antiliberales, autoritarios y dogmáticos, característi
cas éstas que no eran frecuentes en las generaciones anteriores de naciona
listas. Conservaban, en cambio, como los anteriores, el denominador común
de cierto anticlericalismo. Las figuras más destacadas fueron las de Maurice
Barres y Charles Maurras, sobremanera éste último quien, curiosamente,
predicaba una vuelta a la monarquía en Francia, destacándose del antiguo
nacionalismo que era, en general, antidinástico.
La corriente siguiente, de origen italiano, exalta a la Nación y al Estado
como realidades superiores al hombre, reivindica las corporaciones medieva
les, y se convierte abiertamente en belicista, antiliberai e imperialista; parti-
daría de una filosofía irracional y violenta sucumbe, como su homologa
alemana, en la IIa Guerra.
Pero como consecuencia de estas experiencias históricas del nazi-fascis
mo, la idea de nacionalismo quedó muy vinculada con la idea de totalitarismo.
Es decir, que ocurrió algo similar a lo que ocurriera con otras ideas (la geo
política, por ejemplo) cuya alianza singular con un régimen determinado, la
lleva a correr la suerte del principal.
Los movimientos nacionalistas en las colonias europeas, adquieren
características especiales, pues en su lucha contra los poderes centrales
encontraron distintas formas de manifestación propias de sus circunstancias
culturales; no es de extrañar, ya que surgían de culturas distintas, donde
ciertas improntas del nacionalismo europeo no tenían ninguna aplicación (por
ejemplo, el anticlericalismo). De tal manera, ocurrió lo que tema que ocurrir:
se enfrentaron (como tantas veces en Europa) dos nacionalismos: el de los
países colonizados y el de los colonizadores. Eso pudo verse muy bien en Argelia
a partir de 1960, cuando la metrópoli resolvió abandonar a los colonos franceses
a su suerte.
Otra característica de los movimientos nacionalistas en el Tercer Mundo
es que solían tener una cierta propensión a alianzas ideológicas y materiales
con el marxismo. Así nacen los llamados "movimientos de liberación" que
buscaban aglutinar a la mayor parte de adeptos a través de una alianza de
clases, recibiendo armamentos de la TJRSSjChina u otros países afines; con
guerrillas, atentados, instructores-extranjeros; llevaban a una situación que
concluía en el hecho de pasar de un dominio a otro dominio. Las figuras que
encarnaron este sentimiento, con muy diversos matices, fueron Nasser en
Egipto; Ben Bella en Argelia; Ho Chi Ming en Vietnam; Lumumba en el Congo;
GadafK en Libia, etc. etc., todos los cuales se decían nacionalistas y
antiimperialistas. Este nacionalismo "tercer mundista" tiene su apogeo en los
años que cubren las décadas del 50, 60 y 70, comenzando luego a declinar
lentamente, quizá por haber logrado la mayoría de sus objetivos políticos.
El nacionalismo del Tercer Mundo se ha mimetizado con la religión
predominante en la cultura islámica. Esto ha dado lugar a un renovado fervor
de los pueblos árabes en su lucha contra Occidente. En realidad, el Islam se
considera una nación en los alcances occidentales del término, aunque con
características muy particulares de una cultura que no ha aceptado la dicotomía
entre el poder político y el espiritual, propio de los países occidentales desde
hace siglos. De ahí al llamado "integrismo“ musulmán hay un .sólo paso. La
Guerra Santa es voz de orden política y moviliza con fervor a millones de
adeptos. El exponente más notable ha sido el desaparecido líder persa
Khomeini, jefe de la parte siíta de la religión de Mahoma. En la Guerra del Golfo
el líder iraquí Sadam Hussein intentó, sin mucho éxito, llamar a la"Guerra
Santa" contra las fuerzas de la Coalición.
Resurgimiento en la posguerra fría.
El fin de la guerra fría, el derrumbe del imperio soviético y otras
circunstancias que se venían incubando desde hacía años, con problemas que
nunca fueron resueltos (irlandeses, vascos, armenios), han dado lugar a la
reaparición de naciones que parecían sepultadas por los tiempos, como los
croatas, bosnios, servios, y a la aparición de novedosas ’'etnias”, expresión que
hace referencia preferentemente a la lengua común que poseen los que la
integran. La situación es tal, que la podemos resumir de la siguiente manera,
siguiendo el excelente estudio especial de "La Nación", ya referido, titulado
"Integrismos. Nacionalismos. Fundamentalismos", que clasifica a los "Movi
mientos o conflictos de origen" en:
Etnico y/o nacionalista: vascos, catalanes, corsos, Países Bálticos,
moldavos, rumanos, húngaros, servios, albaneses, búlgaros, todos en Europa;
los sind en Pakistán, los grupos siks en la India; más la situación en los
siguientes países de Africa: Sahara Occidental, Senegal, Liberia, Angola,
Mozambique y, principalmente, Africa del Sur.
Nacionalista y religioso: Libia, Armenia, Georgia, Sudán, Irlanda, etc.
Religioso: Argelia, Egipto, Arabia, Irán, etc.
Nacionalista y político: Francia, Alemania e Italia ( se refiere a fuertes
partidos de ultraderecha).
Político: Camboya, Perú (por "Sendero Luminoso").
Todos confundidos: coloca nada menos que a la URSS.
C A P I T U L O X V III.
Formas de Estado.
poder federa!
O
o - Territorial -
<
Federación y Confederación.
Estas dos expresiones estuvieron mucho tiempo confimdidas y aún hoy se las
suele mencionar indistintamente. Inclusive "hasta en el siglo pasado, en las
ConstitucionessuizasUe” 1848 y 1874, se las utilizaba como sinónimos. Ello no
respondía solamente a una cuestión de imprecisión o inmadurez de la doctrina,
sino al mismo carácter histórico y mutable del concepto, en permanente evolución.
Antes de las referidas constituciones suizas, el primer intento (que lleva más de
doscientos años) se dio en Estados Unidos, en 1787. Otros tipos federales fueron
la Constitución de Álemáma^e~ÍS71, las de Brasil, Venezuela, México y, por
supuesto, la nuestra de 1853.
Después de las dos guerras mundiales otros países hicieron suyo el
sistema federal aunque, cabe aclarar, cada uno de ellos presenta caracteres
muy disímiles que van desde las formas más descentralizadas hasta formas
casi centralistas.
Los casos de confederaciones, en cambio, son más reducidos. Suele citarse
a la unión que rigió fenTas colonias norteamericanas desde 1776, fecha de la
Independencia, hasta la sanción de la Constitución de 1787; la suiza desde
1815 a 1848; y las varias germánicas anteriores al Imperio. Suele omitirse,
inexplicablemente, a la Confederación Argentina fundada en el Pacto Federal
de 1831 y que rigió (confínas propias características)^ hasta 1853. A su vez, es
objeto de polémica el carácter confederativo de la Constitución soviética de 1936.
En realidad confederación .y. federación, en ese orden, son dos momentos
del mismo proceso histórico de-unión de Estados, que se vinculan en virtud de
intereses, historia, afinidades, objetivos,'todo lo que constituye ese sustracto
común que hemos denominado Nación..£n ese sentido la Nación preexiste a los
estados confederados y a las federaciones. Sin ella hubiesen sido totalmente
imposibles. Basta ver los antecedentes históricos para llegar a esa conclusión:
los colonos americanos,, los suizos, los alemanes no se hubieran confederado si
no se hubieran dado tales requisitos. A su vezólas confederaciones sirvieron de
antecedente necesario a las federaciones, o bien se dispersaron cuando la
nacionalidad común dejó de existir^ tal como ocurrió cuando los austpacos
fueron excluidos en 1866, después de Sadowa, de la Confederación Germánica.
•Es correcto hablar de "forma de Estado" con referencia a las federaciones,
pero no en relación a las confederaciones, que son uniones de una pluralidad
de Estados, y situaciones de transición histórica^
Con respecto a las diferencias restantes entre ambos tipos políticos,
adoptamos el excelente cuadro dé Mario Justo López, que sintetiza los aspectos
fundamentales:
Extensión del poder del Sobre los Estados Sobre los Estados
órgano u órganos miembros, solamente miembros y los ciu
comunes dadanos
Derechos de ios De nulificación y de Inexistencia de
Estados miembros secesión. derechos de nulifi
cación y secesión.
Regionalismo.
Producto de las nuevas circunstancias emergentes de la dinámica histó
rica,: la región se constituye primero en una realidad territorial basada en
estructuras socio-económicas, y luego en un ente de carácter jurídico y político.
De esto se desprende que estas unidades vienen a reordenar,. en base a una
nueva realidad, ei mapa político hacia adentro del Estado y fronteras afuera.
Me explico con los siguientes ejemplos:
Descentralización administrativa.
Volviendo al orden interno, digamos que existen dos tipos de descentra
lización: la política y la administrativa;.esto es al menos desde el punto de vista
teórico, pues en la práctica suelen darse casos donde ambas categorías se
presentan en forma confusa. Además, la clasificación no carece de importancia
pues con la primera se vinculan cuestiones doctrinarias de primer orden.
Siguiendo a Burdeau, digamos que la descentralización política implica,
para el órgano descentralizado, la capacidad de autoorganizarse, es decir,
dictar sus propias normas. Todo ello emanado de un "título propio" es decir, por
propio derecho y no en virtud de una concesión que le efectúa otro órgano.
Resumiendo, hay descentralización política por razón de:
Objeto: capacidad de dictar las propias leyes.
Título: que no proviene de ninguna delegación.^
En cambio,1.la descentralización administrativa excluye ambas capacida
des, o sea que un determinado órgano es administrativamente descentraliza
do, cuando por razón del objeto no dicta sus propias normas sino que las recibe
del órgano jerárquicamente superior, careciendo de título, legitimidad propia,
y recibiéndola desde el órgano subordinante. \
En cuanto a la capacidad de elegir a las personas que integran sus
órganos, ello es atributo de una y otra clase de descentralización.
La descentralización política tiene siempre base territorial, pues_.emana
de circunstancias., históricas propias, tal el caso de las provincias; esto significa
que en la práctica (no en la teoría) no existe posibilidad de descentralización
política sin un ámbito espacial donde se ejerza dicha descentralización, de
donde surge, en última instancia, el título legitimante al cual hacíamos
referencia.
Autonomía y autarquía.
Ambos conceptos están estrechamente vinculados a los dos tipos de
descentralización que venimos tratando. En efecto, los entes autónomos son
aquéllos que gozan de descentralización política, es decir aquellos entes
políticos, de base territorial,.que se autoorganizan (dictan sus leyes), por propio
derecho. Por ende, son autárquicos los entes sólo descentralizados
administrativamente. Veamos cómo lo resumimos en el siguiente cuadro:
z
o Ciases: sólo con base íerritorial
Capacidad: Dictan sus normas.
o Política: Entes autónomos.
Título: propio.
<
SI Ejemplos: Provincias en un Estado federal.
c/base territorial^)
<
OS Clases _
f—1 s/base territorial**)
z
w Entes
u Administrativa: Capacidad: reciben normas.
tr¡
CU Autárquicos Título: por delegación.
Û Ejemplos: Provincia en un Estado Unitario.