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RESUMEN
La reducción de la escala geográfica de la segregación en Santiago ha tenido entre
sus efectos más importantes la multiplicación de los espacios de borde o áreas de
confluencia de grupos socioeconómicos disímiles. En estos espacios se conjugan
simultáneamente modalidades de exclusión y de integración social. El interés de
este artículo es indagar en las relaciones que se establecen entre los distintos
estratos socioeconómicos en el contexto del espacio de borde, en orden a clarifi-
car si existe o no integración entre unos y otros, y conocer de qué forma ésta se
expresa. Se concluye que la vecindad de grupos de mayores ingresos y status
social se encuentra asociada al establecimiento de una estructura de oportunida-
des favorable a los grupos de menores recursos, lo que se traduce en una integra-
ción social de carácter funcional; sin embargo, la reversibilidad y sustentabilidad
de esta relación puede ser posibilitada sólo por elementos extra-funcionales.
ABSTRACT
One of the most important consequences of segregations geographical scale
reduction in Santiago has been the multiplication of crossborder spaces, in which
different socioeconomic groups meet. These spaces simultaneously conjugate
modalities of both social exclusion and integration. The purpose of this article is to
investigate the relationships established between different socioeconomic levels
in the context of crossborder spaces, in order to clarify if social integration does
exist or not, and to know the ways in which this is expressed. It is concluded that
the proximity of higher income and status groups is associated to the establish-
ment of a favorable opportunities structure for the poorest ones, which means a
functional character social integration; nevertheless, the reversibility and
sustainability of this relationship can be enabled only by extra-functional elements.
Palabras clave: sociología urbana, segregación residencial, integración social.
Key words: urban sociology, spatial segregation, social integration.
plo de cómo ambos tipos puros pueden enla- tado por el asentamiento de los grupos más po-
zarse, generando un fenómeno complejo y bres en la periferia peor servida y equipada de la
multidimensional. Así, la segregación residencial ciudad, en virtud de una confluencia entre los
puede entenderse como el grado de proximidad mercados inmobiliarios y las políticas de vivien-
espacial o de aglomeración territorial de las fa- da social del Estado chileno (Sabatini y Arenas,
milias (o individuos) pertenecientes a un mismo 2000; Hidalgo, 1997).
grupo social, sea que éste se defina en términos
étnicos, etarios, de preferencias religiosas o Sin embargo, en las últimas décadas este pa-
socioeconómicos (Sabatini et al., 2001: 27), y trón de segregación ha ido transformándose. La
cuenta con tres dimensiones principales. La pri- particular síntesis que se produce entre precio del
mera dice relación con la tendencia de los gru- suelo y difusión de pautas culturales y de consu-
pos sociales a concentrarse en zonas determina- mo ha generado el fenómeno de las comunida-
das de la ciudad; la segunda alude a la configura- des enrejadas o barrios privados (Blakely y Snyder,
ción de áreas homogéneas socialmente, y la ter- 1999; Svampa, 2001). La proliferación de estos
cera considera las percepciones subjetivas que se enclaves en áreas de la ciudad de población pre-
tienen de las anteriores. En otros términos, la pri- dominantemente popular ha contribuido a la dis-
mera dimensión permite observar los grupos so- minución de la escala geográfica de la segrega-
ciales de acuerdo a su localización espacial; la ción, potenciando una mayor cercanía entre gru-
segunda da cuenta de las áreas de ciudad según pos socioeconómicamente diversos. Un fenóme-
su composición social, y la última remite tanto a no similar ocurre con los malls o shopping center,
la percepción que se tiene del hecho de formar instalados ya no sólo en los barrios más pudien-
parte de un grupo social que tiene una peculiar tes, sino también en zonas de menor prestigio
forma de ocupar el espacio, así como a la iden- social, lo que permite introducir una inflexión
tidad o el carácter atribuido a un espacio deter- en esta condición. En este sentido, una particula-
minado (Sabatini et al., 2000: 5). Se articulan, ridad referida tanto por los malls como por las
de esta manera, los elementos sociológicos y geo- comunidades enrejadas -y en general, por todos
gráficos ya mencionados, en tanto la segregación los desarrollos inmobiliarios análogos- refiere a
residencial constituye una relación espacial: esto la generación de puntos de encuentro en estas
es, una disposición aglomerada de y entre los áreas situadas fuera del cono de altos ingresos.
diferentes grupos sociales. Para efectos de este
trabajo, el elemento de diferenciación entre los Esta modificación del patrón de segregación,
grupos estará dado por su posición en la escala a la que ha contribuido de manera importante la
socioeconómica. liberalización de los mercados de suelo y la apa-
rición de promotores inmobiliarios de gran ta-
En términos del patrón dominante de segre- maño (Sabatini, 1997), ha tenido como una de
gación residencial, Santiago exhibe una a gran sus consecuencias más relevantes la multiplica-
escala, lo que se traduce en la concentración de ción de los espacios de borde, entendidos éstos
sectores medios y altos en un área específica de como las áreas de frontera o límite entre lugares
la ciudad -el sector nor-oriente- junto con la exis- urbanos de distinta categoría económica y so-
tencia de amplias zonas de pobreza, principal- cial
[Estos lugares] representan espacios ambi-
mente hacia el sur y el poniente. A este proceso guos y creativos para los grupos o actividades
han concurrido variables de índole económica, subalternos. En ellos se combinan dialécticamente
cultural y política; sin embargo, puede caracteri- la exclusión social con nuevas posibilidades de
zarse en torno a dos ejes principales. El primero integración (Sabatini y Arenas, 2000: 99). Por
tiene que ver con el abandono -desde principios otra parte, en estos espacios tiene lugar una cul-
del siglo XX- de los sectores céntricos de la ciu- tura de borde, en la que existe la construcción de
dad por parte de los grupos de mayores ingresos, una identidad diferente de la existente en las dos
constituyéndose un gran barrio alto con la for- realidades que se juntan (Salcedo, 2002: 24).
ma de un cono, cuyo vértice permanece en el Esto tiene como consecuencia el que las desigual-
centro y cuya base se orienta hacia el nor-orien- dades sociales en nuestras ciudades se hacen más
te. Este proceso -común, por lo demás, a las gran- evidentes, por cuanto grupos muy dispares
des ciudades latinoamericanas- es complemen- socioeconómicamente se establecen en contigüi-
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dad unos con otros. Sin embargo, se abre al mis- objetivo de este trabajo es precisamente indagar
mo tiempo la posibilidad para los sectores de en las relaciones que se establecen entre los resi-
menor ingreso de acceder a mejores servicios, así dentes pertenecientes a distintos estratos
como a mayores oportunidades de trabajo; de esta socioeconómicos en el contexto de los espacios
manera, la cercanía con grupos más pudientes se de borde, en orden a clarificar si existe o no inte-
traduce en una mejor calidad de vida para los gración entre unos y otros, y de qué forma ésta se
primeros. expresa. Asimismo, es de nuestro interés investi-
gar bajo qué condiciones es posible la mezcla
Por otra parte, este proceso ejerce también un social en el espacio, en el entendido de que cons-
efecto sobre la dimensión subjetiva de la segre- tituye una precondición básica para el estableci-
gación, por cuanto el grado de satisfacción resi- miento de una ciudad más abierta y democráti-
dencial es más alto entre los pobres que están ca, que contribuya efectivamente a la reducción
quedando cercanos a estos desarrollos modernos de la pobreza y la atenuación de los problemas
por comparación a aquellas áreas de aglomera- sociales asociados a la segregación residencial a
ción de pobreza que no han tenido la misma suer- gran escala.
te (Sabatini y Arenas, 2000: 103). Esto se rela-
ciona con la denominada reversión del estigma A fin de dar cumplimiento a nuestro objeti-
territorial (Sabatini et al., 2001), en virtud de la vo, se realizaron entrevistas en profundidad a re-
cual la presencia de grupos medios y altos en sidentes del barrio Monseñor Escrivá de Balaguer,
zonas tradicionalmente populares de la ciudad en la comuna de Lo Barnechea (figura nº 1). Este
contribuye a modificar la percepción que de és- barrio, localizado en el extremo nor-oriente de
tas se tiene, abriéndose la posibilidad de una Santiago, reúne dos características que hacen de
nueva valoración del lugar tanto para sus habi- él un notable caso de estudio; se trata de un
tantes originarios como para el resto de la ciu- ámbito territorial compacto y claramente deli-
dad4 . mitado, y presenta una marcada heterogeneidad
social entre sus habitantes. De esta manera, se
Sin embargo, y a pesar de haberse asentado el constituyó una muestra intencionada de sujetos
potencial integrador asociado a estos espacios -y representativos, pertenecientes a todos los estra-
en general, a la reducción de la escala geográfica tos sociales que se encuentran en el sector.
de la segregación-, parece pertinente inquirir acer-
ca de las modalidades de integración social que En consecuencia, nuestro trabajo pretende
efectivamente tienen lugar en estos ámbitos. El constituir un aporte a la discusión sobre la rela-
ción entre segregación residencial e integración
social. Al mismo tiempo, esperamos contribuir
a poner en perspectiva el concepto de integra-
4
No es igualmente claro, en todo caso, que la satisfac- ción pluriclasista, atendiendo a la
ción residencial de los grupos altos se vea favorecida multidimensionalidad del fenómeno de la mez-
por la mayor cercanía física con aquellos más pobres.
En términos generales, los estudios disponibles (Salcedo cla social en el espacio y sus implicancias para
et al., 2004) dan cuenta de las motivaciones de los la constitución de una ciudad verdaderamente
grupos de mayores ingresos para trasladarse a estas pública.
zonas fundamentalmente en términos de una búsque-
da de mayor calidad de vida, acotada a una vida de
barrio y un entorno semi-rural; estas condiciones son Sobre los espacios de borde: de
posibilitadas tanto por las características de los nuevos
emprendimientos residenciales como por el menor gra- la tesis de la identidad a la
do de urbanización de las áreas donde éstos se locali-
zan. Salvo excepciones muy notables (Campos y García, estructura de oportunidades
2004), la vecindad de grupos más pobres no supone un
valor agregado a las propiedades de los más pudientes;
la proximidad de la pobreza puede ser entendida en
El concebir a Lo Barnechea -y en particular al
términos de una externalidad negativa, o bien puede barrio Monseñor Escrivá de Balaguer- como un
ser resuelta mediante una estrategia de indiferencia espacio de borde, es decir, como un espacio
tolerante (Salcedo y Torres, 2004; Sennett, 1994); en fronterizo donde tiene lugar el contacto y la
ambos casos, se hace hincapié en las mayores ventajas
que supone la nueva localización respecto del lugar de
interacción entre grupos sociales disímiles, per-
procedencia. mite inquirir sobre las posibilidades que se abren
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FIGURA Nº 1.
DETALLE DEL ÁREA TERRITORIAL CONSIDERADA
el contexto de un espacio de borde, obliga a una demás, y debido a esta sobrevaloración, los hom-
dinámica constante de la elaboración de la pro- bres buscan evitar la exposición a un mundo de
pia identidad, por cuanto aquellos con los cua- diferentes, el que se considera peligroso y agresi-
les se debe compartir el espacio son también vo (Salcedo, 2002: 23). De esta manera, en la
aquellos con respecto a los cuales el sí mismo acentuación de la propia particularidad y la sub-
se diferencia y adquiere su carácter específico secuente valoración de los lazos comunitarios,
(Larraín, 2001: 28). la comunidad incivilizada inhibe la posibili-
dad de la sociabilidad y el establecimiento de
En este proceso se articulan costumbres, ideas lazos con extraños que permitan una efectiva in-
y valores distintos; el encuentro entre diferentes tegración social.
obliga a una puesta en común de formas de vida
-a veces radicalmente- divergentes. Dado que la Por otra parte, la estrategia de diferenciación
definición de la propia identidad supone necesa- puede operar no sólo sobre el propio grupo, sino
riamente una distinción respecto de las caracte- sobre el otro del cual se quiere diferenciar y con
rísticas del otro (las cuales suelen ser exageradas el que se pretende evitar ser confundido; así, las
o caricaturizadas), la comparación con el otro soluciones amuralladas pueden ordenarse tam-
y la utilización de mecanismos de diferencia- bién en función de la delimitación del espacio
ción[
] juegan un papel fundamental: algunos propio de los otros, al cual no se desea acceder
grupos, modos de vida o ideas se presentan como y del que se espera no sea franqueado por aqué-
fuera de la comunidad. Así surge la idea del no- llos.
sotros en cuanto distinto a ellos o a los otros
(Larraín, 2001: 32). En este sentido, Romero (2002) conceptualiza
el encuentro entre diferentes que tiene lugar en
Las estrategias de diferenciación utilizadas por los espacios de borde en términos de una suerte
los grupos para acentuar su particularidad suelen de choque cultural, donde se enfrentan pautas
ser, sobre todo en el dominio de los espacios de conductuales y sociales antagónicas, y cuya úni-
borde, en gran medida de carácter espacial o te- ca salida parece ser el establecimiento de solu-
rritorial. A este respecto, las ideas de Richard ciones amuralladas. Esto, por cuanto las diferen-
Sennett (1978, 1990 y 1994) permiten iluminar cias de ingreso entre unos y otros se traducen en
los fenómenos de segregación en tanto estrategia culturales, las cuales permanecen atenuadas cuan-
de diferenciación social, orientada en función de do los grupos se encuentran distantes unos de
un proyecto de construcción identitaria. En esta otros; sin embargo, el problema hace crisis cuan-
dirección, las soluciones amuralladas -que carac- do la localización [de los diferentes grupos so-
terizan parte importante de los espacios de bor- ciales] es contigua, porque la cercanía obliga a
de- constituyen un recurso al cual recurren los una interacción no deseada justamente porque
grupos sociales cuya identidad es percibida por obedece a patrones de comportamiento muy di-
ellos mismos como difusa, o que aparece ferentes y porque afecta los valores de los resi-
problematizada por la movilidad social de otros dentes (Romero, 2002. En Internet http://
grupos; el recluirse en espacios clausurados y www.mujer.latercera.cl/2002/04/13/muro1.htm).
perfectamente delimitados les permitiría, a par-
tir de la diferenciación espacial, construir la ne- b. Evitación, negación y
cesaria diferenciación social. En este sentido, la
concentración socialmente homogénea que ca-
reconocimiento: las modalidades
racteriza a las soluciones amuralladas puede ser de la convivencia
entendida como la expresión de un proyecto com-
partido de construcción de la identidad social, el Siguiendo también a Sennett (1990), es posi-
establecimiento de una comunidad incivilizada ble concebir una doble solución al juego de iden-
(Sennett, 1978) que a través del amurallamiento tidades puestas en relación por la situación de
busca expresar su particularidad y su diferencia- proximidad introducida por el espacio de borde.
ción con los otros que quedan fuera: La cons- En un primer caso, la presencia del otro es re-
trucción de la individualidad burguesa requiere y suelta mediante la evitación del mismo; en un
valora lo personal, lo que nos distingue de los segundo, simplemente se lo niega. La primera
reconoce la existencia de la complejidad, aun-
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que procura huir de la misma. La segunda lo que lisis social. A este respecto, Salcedo y Torres
hace es sencillamente abolir su existencia (2004) plantean que es necesario distinguir entre
(Sennett, 1990: 289). Evitación y negación son, a sociabilidad y comunidad a fin de caracterizar
este respecto, modalidades de autoafirmación o de mejor manera las relaciones que tienen lugar
autoconstrucción identitaria que fundan una par- entre grupos de diferente condición
ticular forma de relación con el otro a partir de socioeconómica. La sociabilidad, entendida aquí
una hipérbole de las diferencias, sean éstas rea- como el conjunto de relaciones más frías e im-
les o construidas: En estos casos, el proceso de personales aparecidas en la modernidad y rela-
diferenciación se transforma en un proceso de cionadas con los sistemas de intercambio sim-
abierta oposición y hostilidad al otro (Larraín, bólicos (dinero, poder), que han sido fundamenta-
2001: 32). les para el desarrollo de la democracia moderna
(Salcedo y Torres, 2004: 150), es el principio a
Las soluciones amuralladas referidas anterior- partir del cual se organizan los vínculos entre unos
mente parecen corresponderse con lo que el mis- y otros, y no supone necesariamente la extensión
mo Sennett denomina la construcción de la neu- de los lazos comunitarios hacia fuera del propio
tralidad, en virtud de la cual -y a partir precisa- grupo. La integración, por tanto, tiene lugar me-
mente de los principios de la evitación y la nega- nos como el reconocimiento de las diferencias
ción- tiene lugar la represión del valor de los de- que como el establecimiento de relaciones fun-
más, así como de la peculiaridad de cada lugar cionales entre ricos y pobres.
(Sennett, 1990). Sin embargo, como una tercera
alternativa, queda abierta la posibilidad de tras- Desde esta perspectiva, la integración
cender la negación y la indiferencia por cuanto pluriclasista en un espacio de borde puede tener
no toda dinámica identitaria se especifica en es- lugar aun en presencia de lo que aquí hemos
tos términos. En este sentido, Larraín (2001: 32) conceptualizado como evitación o negación, por
señala que si bien la diferenciación es un proce- cuanto supone sólo una interacción funcional de
so indispensable para la construcción de la iden- carácter formal entre diferentes. El reconocimiento
tidad, la oposición hostil al otro no lo es, y cons- parece quedar confinado a las relaciones de tipo
tituye un peligro de todo proceso identitario. El comunitario, en tantos lazos íntimos que vincu-
potencial integrador de las diferencias que radica lan a los miembros de un colectivo relativamen-
en los espacios de borde, y que funda la posibili- te homogéneo, constituidos a partir de la
dad de una sociabilidad favorable para los gru- copresencialidad de los mismos y reservados al
pos sociales, toma forma -desde esta perspecti- interior de cada grupo social. Ello no obstante,
va- a partir del reconocimiento del otro en su se insiste en los beneficios de la reducción de la
alteridad específica y su propia particularidad, y escala de la segregación. En estos términos, el
la subsecuente mediación de las diferencias en- contacto entre grupos de dispar connotación
tre los grupos (Campos y García, 2004). Un pro- socioeconómica tiene como principal resultado
ceso de administración de identidades sociales, el intercambio de bienes y servicios: Los pobres
que en el contexto del espacio de borde haya reciben de sus nuevos vecinos trabajo, consumo
logrado sortear el peligro de la oposición hos- para sus locales comerciales y, más importante
til al otro -aquí descrita en los términos aun, la dignidad de vivir en una comuna que no
sennettianos de evitación e indiferencia-, deviene está estigmatizada por su pobreza o delincuen-
el eje desde el cual se construye la relación entre cia (Salcedo y Torres, 2004: 151).
grupos diferentes en tanto integración.
Este último punto es central, y articula dos
c. Sociabilidad, comunidad y ideas fundamentales: una concepción neutra
conflictos: hacia la estructura de del conflicto y una noción amplia del concepto
de integración. En efecto, se plantea que los es-
oportunidades pacios de borde no son ámbitos exentos de con-
flicto; las rejas y muros que en ellos proliferan
Esta posición es rebatida por algunos investi-
ampliamente, y que en determinados casos pue-
gadores, por cuanto en ella advierten visos de
den llegar a mediatizar la convivencia entre los
normatividad inadecuados para un correcto aná-
distintos grupos sociales (Cáceres et al., 2002),
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son tanto causa como consecuencia de determi- extraordinaria heterogeneidad social de sus resi-
nados conflictos -latentes o declarados- entre unos dentes. De este modo, en el cuadrante compren-
y otros. La mezcla social en el espacio no supone dido entre el río Mapocho por el norte, Av.
necesariamente la armonía en las relaciones en- Monseñor Escrivá de Balaguer por el sur, San
tre los diferentes grupos. Ahora bien, este con- José de la Sierra por el poniente y Av. Las Con-
flicto (o la posibilidad del mismo) no niega la des por el oriente es posible encontrar -junto a
posibilidad de una integración; más aún, se afir- las urbanizaciones residenciales de viviendas
ma que el trance puede devenir en una modali- unifamiliares características de un sector de in-
dad de integración pluriclasista en el contexto de gresos medios altos- un conjunto de vivienda
los espacios de borde: No obstante la existencia social, departamentos de clase media y una vi-
de las rejas, éstos son los beneficios de la reduc- lla de clase media baja (figura nº 1).
ción de la escala de la segregación (Sabatini et
al., 2001: 37). Situándose un observador en la Plaza San En-
rique, ubicada en Av. Las Condes a la altura del
Este planteamiento permite advertir una con- 15.000, y dirigiéndose hacia el sur-poniente por
cepción de la integración en términos de mayo- Av. Monseñor Escrivá de Balaguer, lo primero
res oportunidades; si la exclusión -en tanto an- que advertirá es una urbanización característica
verso de la integración- se refiere a dejar a un del barrio alto de Santiago (figura nº 2). A lo
individuo fuera de algunos aspectos del juego largo de un par de cuadras se suceden amplias
social, no dejándole participar en el mismo (Gil, viviendas unifamiliares, dotadas de espaciosos
2002: 16), los beneficios asociados a la mayor antejardines; hasta este punto, el barrio presenta
proximidad espacial entre grupos pudientes y un carácter tranquilamente residencial. Una pri-
otros de menores recursos pueden ser entendidos mera inflexión viene dada por la presencia de
como una ampliación de las oportunidades para dos colegios, emplazados a cada lado de la ca-
estos últimos, tanto en términos materiales como lle: uno particular pagado y otro municipal, que
subjetivos (Katzman, 2001). En este sentido, la permiten anticipar la heterogeneidad
exclusión se encuentra vinculada a la segregación socioeconómica del sector. Esta es evidenciada
residencial a gran escala, que permanece altamente luego por la localización, en la vereda norte de
correlacionada con severas patologías sociales; Av. Escrivá de Balaguer, de una villa de modes-
desde esta perspectiva, la reducción de escala de tas casas de ladrillo de dos pisos, muchas de las
la segregación propiciada por los espacios de cuales muestran señales de los esfuerzos de sus
borde se despliega en toda su importancia en tanto residentes para ampliarlas y embellecerlas. Co-
deviene vector de integración social. Aunque se nocida por los vecinos como las casas colora-
deja abierta la posibilidad del conflicto entre los das, para efectos de este trabajo la denominare-
grupos asociado al juego de identidades (y even- mos Villa El Río (figura nº 3). Consta de una
tualmente de una convivencia mediatizada por serie de pasajes que se adentran desde la calle
el amurallamiento o el enrejamiento), esta mira- principal hacia el norte, en la dirección del
da más optimista enfatiza los aspectos positivos Mapocho. Más hacia el poniente, por la misma
del encuentro, y las mayores oportunidades de acera es posible encontrar una capilla católica, e
integración social que en consecuencia se gene- inmediatamente después, un importante y uni-
ran. forme conjunto de departamentos. Enfrente de
éstos hay una extensa plaza, muy utilizada por
los niños y jóvenes del barrio, e inmediatamente
Lo Barnechea (Santiago) como después -luego de un declive en dirección al río-
caso de estudio: sobre el barrio se sitúa La Ermita de San Antonio, uno de los
Monseñor Escrivá de Balaguer más importantes proyectos de vivienda social le-
vantados en el sector oriente de Santiago.
El área territorial considerada por esta inves-
tigación es el barrio Monseñor Escrivá de De la manera más clara, se hace entonces
Balaguer, en el límite sur de la comuna de Lo manifiesta en este barrio la notable heterogenei-
Barnechea. Se trata de un sector relativamente dad social de los habitantes de Lo Barnechea,
compacto, cuya principal característica es la característica decisiva en orden a optar por este
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ámbito territorial a fin de evaluar las modalida- palidad de Lo Barnechea y la Fundación San José
des de la integración pluriclasista y los conflic- de La Dehesa, institución privada dedicada a la
tos asociados a la coexistencia espacial de gru- promoción de la vivienda social, responsable
pos socioeconómicamente disímiles. Esta condi- además de otras urbanizaciones análogas (aun-
ción es posible gracias al origen de villa agrícola que de menor tamaño) en la comuna. En el ori-
de la comuna; las actividades agropecuarias per- gen de La Ermita -así como en las otras
mitieron la convergencia de grupos modestos y radicaciones de grupos pobres que hay en Lo
otros más pudientes, y la relativamente tardía Barnechea- es posible rastrear entonces el interés
incorporación de Lo Barnechea a la mancha ur- de las autoridades, tanto públicas como priva-
bana de Santiago -junto con los esfuerzos de au- das, por mantener a la gente de Lo Barnechea en
toridades locales y de los mismos vecinos por la misma comuna, en un esfuerzo que articula
preservar el carácter de pueblito del lugar- hizo tanto el reconocimiento explícito del derecho de
posible el mantenimiento de esta variedad, que los pobladores a vivir en este lugar, como el afán
se expresa radicalizada en la presencia de dos de evitar la pérdida de las redes asociadas a las
asentamientos informales o campamentos en erradicaciones a la periferia.
los márgenes del río.
Por su parte, en el conjunto de departamen-
La diversidad social que aquí hemos destaca- tos aledaño a La Ermita se ubican residentes aco-
do se manifiesta en el barrio Monseñor Escrivá modados tradicionales del sector, instalados aquí
de Balaguer, a pesar de encontrarse éste fuera del desde la creación del barrio hace más o menos
casco histórico de Lo Barnechea; en efecto, el 15 años, así como grupos establecidos más re-
cuadrante señalado con anterioridad está situado cientemente, gran parte de los cuales han venido
en el borde sur de la comuna, a pocos cientos de a reemplazar a aquellos primeros moradores que
metros del límite con la comuna de Las Condes. se fueron a raíz de problemas con la gente de La
Esta localización ha permitido fortalecer la mez- Ermita.
cla social propia de Lo Barnechea mediante pro-
cesos más recientes, asociados a la expansión de A espaldas del barrio, en dirección de Aveni-
la ciudad, y que dicen relación principalmente da Las Condes, se dispone de pequeños comer-
con migraciones de grupos medios y bajos a la cios, algunas dependencias municipales y una gran
comuna (Méndez, 1996; Hidalgo y Saldías, arteria que conecta con la ciudad; hacia el norte,
1998). cruzando el río, se abre el pueblito de Lo
Barnechea, núcleo histórico de la comuna que
Esta situación puede observarse con claridad acoge instalaciones residenciales, comerciales y
en la composición social del barrio en estudio. de servicios. En el extremo norte, finalmente, se
Es así como en la Villa El Río se asientan resi- extiende la zona de La Dehesa. Observamos así
dentes tradicionales de la comuna, procedentes una disposición fronteriza del barrio, por cuanto
en su mayoría de familias de aparceros y anti- si bien se encuentra mirando a Lo Barnechea, de
guos inquilinos. En La Ermita de San Antonio (fi- la cual forma administrativamente parte -y de
gura nº 4) el panorama es un poco más variado, donde provienen en gran parte sus moradores-, la
por cuanto a la presencia de grupos avecindados vecindad con Las Condes lo ha puesto en conti-
desde hace largo tiempo en el sector se suman nuidad con la ciudad misma, lo que se traduce
contingentes de población establecidos más re- en la llegada constante de nuevos residentes y en
cientemente, gran parte de los cuales llegaron en general, de los procesos de modernización y cre-
calidad de allegados a instalarse en lo que has- cimiento urbano; de esta manera, se introducen
ta 1997 era un campamento. En este sentido, el ciertas tensiones que son recogidas por el discur-
proyecto La Ermita supuso una mejora importan- so de los entrevistados, sobre todo en lo que res-
te en las condiciones de vida de estos grupos. pecta a la utilización de los espacios públicos y
Éste fue levantado mediante un acuerdo entre el las atribuciones territoriales, como se verá a con-
Ministerio de Vivienda y Urbanismo, la Munici- tinuación.
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FIGURA Nº 2A Y 2B.
BARRIO MONSEÑOR ESCRIVÁ DE BALAGUER
FIGURA Nº 3.
VILLA EL RÍO
FIGURA Nº 4.
LA ERMITA DE SAN ANTONIO
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de ser redefinida, entonces, a la luz de una suerte racterísticas de Lo Barnechea, esta condición es
de historia compartida de los grupos en el lu- susceptible de ser entendida, por parte de sus
gar, y de la cual es indicio la positiva valoración habitantes tradicionales, en términos de un ex-
que los residentes más pudientes hacen del he- trañamiento; una particular percepción del re-
cho de recibir prestaciones y servicios laborales cién llegado en tanto diferente, con el cual los
por parte de vecinos del mismo lugar, pero de vínculos son más frágiles y la mirada que se le
diferente connotación socioeconómica. dirige, más severa.
El caso considerado por esta investigación ha Por otra parte, consideramos que uno de los
sido circunscrito intencionadamente a un área aspectos más relevantes de este caso tiene que
territorial de las características del barrio Monse- ver con la convergencia, en un mismo espacio,
ñor Escrivá de Balaguer, cuya condición de la- de procesos asociados a la expansión urbana bajo
boratorio de mezcla social en el espacio sinteti- ciertas condiciones específicas (a las que nos
za de manera elocuente los atributos que carac- hemos referido en la sección que abre este artí-
terizan a las áreas de fuerte expansión inmobilia- culo), junto con otros de orden más bien cultu-
ria de grupos medios y medio-altos, en las cuales ral; la reducción de la escala geográfica de la se-
se manifiestan con mayor fuerza los procesos y gregación que posibilita el referirse a los espa-
conflictos asociados a la reducción de escala de cios de borde se despliega sobre un principio pre-
la segregación, y en las que buena parte de las existente de mezcla social en el espacio. En esta
estrategias que usualmente se promueven en or- imbricación socio-espacial descansa tal vez el
den a generar ámbitos menos segregados tienen principal aporte de nuestro trabajo a la discusión
lugar de manera más o menos espontánea8 . Por sobre la relación entre segregación residencial e
otra parte, en estas áreas suelen encontrarse integración social.
asentamientos populares consolidados producto
de la acción del Estado, con lo cual se completa En consecuencia, lo que nos enseña la expe-
la ecuación social que implica la reducción de riencia de Lo Barnechea es que sí es posible la
escala de la segregación. Tal es el contexto diná- construcción de una integración social
mico sobre el cual hemos vuelto la mirada, bus- pluriclasista en los espacios de borde, atendien-
cando identificar en un único ámbito las moda- do al menos a tres vectores fundamentales; he-
lidades de la integración social propias a los es- mos enfatizado así la importancia de la configu-
pacios de borde. ración espacial de los conjuntos habitacionales
que conforman áreas y barrios, por cuanto la vi-
¿Cuál es entonces cabe preguntarse- la vali- sibilidad entre éstos y su inserción en el paisaje
dez de estos hallazgos? ¿Hasta qué punto es po- barrial posibilita en parte el reconocimiento a la
sible generalizar, más allá de perfilar con mayor condición de vecinos. Por otra parte, las estruc-
o menor nitidez el caso de estudio, las conclu- turas de oportunidades que caracterizan buena
parte de los espacios de borde hacen posible el
conocimiento mutuo a través del establecimien-
8
Pensamos, por ejemplo, en la dispersión de los grupos
medios y medio-altos fuera o hacia los límites del cono to de vínculos funcionales; el diálogo interclase
de alta renta, mejoramiento de barrios y equipamiento,
instalación de artefactos portadores de un sesgo 9
Para la ciudad de Santiago, véase Sabatini y Cáceres
modernizador, etc. (2004).
68 R E V I S T A - D E - G E O G R A F Í A - N O R T E - G R A N D E
SABATINI, F. y CÁCERES, G. (eds). Barrios SVAMPA, M. Los que ganaron. La vida en los
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Chile. Santiago: Lincoln Institute of Land Policy 2001.
e Instituto de Geografía, Pontificia Universidad
Católica de Chile, 2004. WHITE, M. The measurement of spatial
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Segregación residencial en las principales ciuda-
des chilenas: tendencias de las tres últimas déca-
das y posibles cursos de acción. EURE, 2001, Vol.
27, n° 82, p. 21-42.