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José María Arguedas

(Andahuaylas, 1911 - Lima, 1969) Escritor y etnólogo peruano, renovador de la literatura de


inspiración indigenista y uno de los más destacados narradores peruanos del siglo XX.

José María Arguedas

Sus padres fueron el abogado cuzqueño Víctor Manuel Arguedas Arellano, que se desempeñaba
como juez en diversos pueblos de la región, y Victoria Altamirano Navarro. En 1917 su padre se
casó en segundas nupcias (la madre había muerto tres años antes), y la familia se trasladó al
pueblo de Puquio y luego a San Juan de Lucanas. Al poco tiempo el padre fue cesado como juez
por razones políticas y hubo de trabajar como abogado itinerante, dejando a su hijo al cuidado de
la madrastra y el hijo de ésta, quienes le daban tratamiento de sirviente.

En 1921 se escapó con su hermano Arístides de la opresión del hermanastro. Se refugiaron en la


hacienda Viseca, donde vivieron dos años en contacto con los indios, hablando su idioma y
aprendiendo sus costumbres, hasta que en 1923 los recogió su padre, quien los llevó en
peregrinaje por diversos pueblos y ciudades de la sierra, para finalmente establecerse en Abancay.

Después de realizar sus estudios secundarios en Ica, Huancayo y Lima, ingresó en 1931 en la
Facultad de Letras de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Lima para estudiar
literatura. Entre 1932 y 1937 trabajó como auxiliar de la Administración Central de Correos de
Lima, pero perdió el puesto al ser apresado por participar en una manifestación estudiantil a favor
de la República Española.

Tras permanecer alrededor de un año en la prisión El Sexto, fue nombrado profesor de castellano
y geografía en Sicuani, en el departamento de Cuzco, cargo en que descubrió su vocación de
etnólogo. En octubre de 1941 fue agregado al Ministerio de Educación para colaborar en la
reforma de los planes de estudios secundarios. Tras representar al profesorado peruano en el
Congreso Indigenista Interamericano de Patzcuaro (1942), reasumió su labor de profesor de
castellano en los colegios nacionales Alfonso Ugarte, Nuestra Señora de Guadalupe y Mariano
Melgar de Lima, hasta que en 1949 fue cesado por considerársele comunista.
En su oficina del Museo de la Cultura Peruana (1960)

En marzo de 1947 fue nombrado Conservador General de Folklore en el Ministerio de Educación,


para posteriormente ser promovido a Jefe de la Sección Folklore, Bellas Artes y Despacho del
mismo ministerio (1950-52). En 1953 fue nombrado Jefe del Instituto de Estudios Etnológicos del
Museo de la Cultura Peruana, y el mismo año comenzó a publicar la revista Folklore Americano
(órgano del Comité Interamericano de Folklore, del que era secretario), la cual dirigió durante diez
años.

A este cargo sucedieron el de director de la Casa de la Cultura del Perú (1963-1964) y director del
Museo Nacional de Historia (1964-1966), desde los cuales editaría las revistas Cultura y Pueblo e
Historia y Cultura. También fue profesor de etnología y quechua en el Instituto Pedagógico
Nacional de Varones (1950-53), catedrático del Departamento de Etnología de la Universidad de
San Marcos (1958-68) y profesor en la Universidad Nacional Agraria de la Molina desde 1964 hasta
su muerte, ocurrida a consecuencia de un balazo que se disparó en la sien y que ocasionaría su
fallecimiento cuatro días después. Fue galardonado con el Premio Fomento a la Cultura en las
áreas de Ciencias Sociales (1958) y Literatura (1959, 1962) y con el Premio Inca Garcilaso de la
Vega (1968).

La obra de José María Arguedas

La producción intelectual de Arguedas es bastante amplia y comprende, además de obras de


ficción, diversos trabajos, ensayos y artículos sobre el idioma quechua, la mitología prehispánica,
el folclore y la educación popular, entre otros aspectos de la cultura peruana. La circunstancia
especial de haberse educado dentro de dos tradiciones culturales, la occidental y la indígena,
unido a una delicada sensibilidad, le permitieron comprender y describir como ningún otro
intelectual peruano la compleja realidad del indio nativo, con la que se identificó de una manera
desgarradora.

Por otro lado, en Arguedas la labor del literato y la del etnólogo no están nunca totalmente
disociadas, e incluso en sus estudios más académicos encontramos el mismo lenguaje lírico que en
sus narraciones. Y aunque no era diestro en el manejo de las técnicas narrativas modernas, su
literatura (basada especialmente en las descripciones) supo comunicar con gran intensidad la
esencia de la cultura y el paisaje andinos.
Arguedas vivió un conflicto profundo entre su amor a la cultura indígena, que deseaba se
mantuviera en un estado "puro", y su deseo de redimir al indio de sus condiciones económicas y
sociales. Se puede decir que la añoranza a las formas tradicionales de la vida andina hizo que
postulara un estatismo social, en abierta contradicción con su adhesión al socialismo.

Su obra revela el profundo amor del escritor por la cultura andina peruana, a la que debió su más
temprana formación, y representa, sin duda, la cumbre del indigenismo peruano. Dos
circunstancias ayudan a explicar la estrecha relación de Arguedas con el mundo campesino. En
primer término, que naciera en una zona de los Andes que no tenía mayor roce con los estratos
occidentalizados; en segundo lugar, que su madrastra lo obligara a permanecer entre los indios
tras la muerte de su madre. De esa manera asimiló la lengua quechua, y lo mismo sucedió con las
costumbres y los valores éticos y culturales del poblador andino.

Esta precoz experiencia, vivida primero y simbolizada en su escritura por la oposición


indios/señores, se vería más tarde reforzada con los estudios antropológicos. Como resultado de
esta trama, la vida de Arguedas transcurrió entre dos mundos no sólo distintos, sino además en
contienda. De allí surgió su voraz voluntad de interpretar la realidad peruana, la permanente
corrección de sus ideas sobre el país y la definición de su obra como la búsqueda de una imagen
válida de éste.

Ya desde sus primeros relatos se advierte la problemática que terminaría por presidir toda su
escritura: la vida, los azares y los sufrimientos de los indios en las haciendas y aldeas de la sierra
del Perú. Allí también se presenta esa escisión esencial de dos grupos, señores e indios, que será
una constante en su obra narrativa. El espacio en que se desarrollan sus relatos es limitado, lo que
permite a esta oposición social y cultural mostrarse en sus aspectos más dramáticos y dolorosos.
El derrotero de Arguedas ya está trazado; aunque en su fuero interno vive intensamente la
ambigüedad de pertenecer a dos mundos, su actitud literaria es muy clara, en la medida en que
determina una adhesión sin atenuantes al universo de los indígenas, generando dos cauces de
expresión que se convertirán en sendos rasgos de estilo: la representación épica y la introspección
lírica.

José María Arguedas


Su primer libro reúne tres cuentos con el título de Agua (1935), que describen aspectos de la vida
en una aldea de los Andes peruanos. En estos relatos se advierte el primer problema al que se
tuvo que enfrentar en su narrativa, que es el de encontrar un lenguaje que permitiera que sus
personajes indígenas (monolingües quechuas) se pudieran expresar en idioma español sin que
sonara falso. Ello se resolvería de manera adecuada con el empleo de un "lenguaje inventado":
sobre una base léxica fundamentalmente española, injerta el ritmo sintáctico del quechua. En
Agua los conflictos sociales y culturales del mundo andino se observan a través de los ojos de un
niño. El mundo indígena aparece como depositario de valores de solidaridad y ternura, en
oposición a la violencia del mundo de los blancos.

Yawar fiesta (1941) plantea un problema de desposesión de tierras que sufren los habitantes de
una comunidad. Con esta obra el autor cambia algunas de las reglas de juego de la novela
indigenista, al subrayar la dignidad del nativo que ha sabido preservar sus tradiciones a pesar del
desprecio de los sectores de poder. Este aspecto triunfal es, de por sí, inusual dentro del canon
indigenista, y da la posibilidad de entender el mundo andino como un cuerpo unitario, regido por
sus propias leyes, enfrentado al modelo occidentalizado imperante en la costa del Perú.

En Los ríos profundos (1958), José María Arguedas propone la dimensión autobiográfica como
clave interpretativa. En esta obra se nos muestra la formación de su protagonista, Ernesto (que
recobra el nombre del niño protagonista de algunos de los relatos de Agua), a través de una serie
de pruebas decisivas. Su encuentro con la ciudad de Cuzco, la vida en un colegio, su participación
en la revuelta de las mujeres indígenas por la sal y el descubrimiento angustioso del sexo son
algunas de las etapas a través de las cuales Ernesto define su visión del mundo. El mundo de los
indios asume cada vez más connotaciones míticas, erigiéndose como un antídoto contra la
brutalidad que tienen las relaciones humanas entre los blancos.

José María Arguedas

La novela siguiente, El Sexto, publicada en 1961, representa un paréntesis con respecto al ciclo
andino. "El Sexto" es el nombre de la prisión de Lima donde el escritor fue encarcelado en 1937-
1938 por la dictadura de Benavides. El infierno carcelario es también una metáfora de la violencia
que domina toda la sociedad peruana.
Con Todas las sangres, de 1964, Arguedas reanudó, sobre bases más amplias, la representación del
mundo andino. Del relato autobiográfico se pasa a un cuadro general que comprende las
transformaciones económicas, sociales y culturales que suceden en la sierra peruana. A través de
la historia de una familia de grandes latifundistas, el autor afronta las consecuencias del proceso
de modernización que avanza sobre un mundo todavía feudal.

Todas las sangres es ciertamente un proyecto narrativo de largo aliento y mucho más ambicioso
que los anteriores, pues pretende sopesar todos los modelos que se presentan como alternativos
para construir y configurar la sociedad peruana. A ello obedece su estructura coral, en la cual se
enfrentan el proyecto capitalista, el orden feudal y un boceto de capitalismo nacional. Pero el
autor invalida cada uno de ellos, proponiendo como legítimo un modelo social comunitario que no
desdeña, empero, la modernización. Todas las sangres eleva el problema indígena a problema
nacional, e incluso le brinda un tinte universal, en la medida en que el conflicto expresado en la
novela corresponde ya en ese momento al llamado Tercer Mundo.

La última novela de Arguedas, El zorro de arriba y el zorro de abajo, que se publicó póstuma en
1971, quedó inacabada por el suicidio del escritor. Los capítulos que consiguió escribir están
ambientados en Chimbote, un puerto pesquero del norte que sufre un desarrollo impetuoso y
caótico. El autor alterna la representación dramática de los costes humanos de este crecimiento,
especialmente la pérdida de identidad cultural de los indios trasplantados a la ciudad, con apuntes
de diario, de los cuales emerge la decisión, cada vez más inexorable, de suicidarse.

La imagen literaria de Arguedas se completa con sus Relatos completos, reunidos en 1975, y con
importantes investigaciones antropológicas y folclóricas, además de su producción poética en
lengua quechua.

ENSAYO DE JOSE MARÍA ARGUEDAS : ENCUENTRO ENTRE DOS MUNDOS

Con este ensayo quiero dar a conocer más lo que pensaba o daba a conocernos sobre la injusticia
y discriminación, todo lo que escribía en sus obras eran sus verdaderos pensamiento y gritos de
lucha.

A la vez como en cada una de sus obras nos habla de lo grandísimo que es nuestro país, sus
culturas, costumbres y etnias.
En cada una de las obras de José María Arguedas, nos da a entender la vida que le toca vivir con su
madrastra y gracias a ella él nos pone a reflexionar sobre la injusticia, la discriminación, el abuso
de rangos mayores hacia personas que son inferiores a ellos, entre otros abusos hacia personas
indígenas, o de niveles bajos de la sociedad. Y en actualidad se da cotidianamente ya que esto aún
no desaparece, creo que deberíamos de tomar en cuenta lo que José María Arguedas nos quiere
trasmitir con sus obras.

Tenemos que respetar a las personas no por su apariencia ni por su nivel social si no por su
interior, como José María Arguedas se escapó con su hermano de su casa para ir a la casa de su
tío, con los indios que le enseñaron sus costumbres y su idioma.

Su padre también le enseña sobre las costumbres de las demás personas como peregrinajes y a
pueblos de la sierra para que de una forma u otra se culturice.

En ríos profundos, José María Arguedas narra la historia de Ernesto y su padre, quien por el
trabajo de su padre tiene que viajar de pueblos en pueblo hasta que llegan a Abancay, Ernesto en
su colegio conoce a personas de diversas razas y clases sociales diferentes. Ernesto se siente en su
totalidad identificado con los problemas sociales que sufre en Abancay, en especial los colonos
que eran explotados. También se relata la brutal represión del ejército contra las chicheras, y se
presenta el ambiente hostilidad creciente, tanto en Abancay como en ese colegio religioso. Nos
cuenta que sufrió de marginación

En el transcurso de la historia en Abancay ocurre una epidemia que afecta a todo el pueblo,
Ernesto tiene que ir en busca de su tío ya que su padre se lo ordena y no puede acompañarlo este
se siente feliz ya que sabe que en el lugar en el que vive su tío estará rodeado de indios y de
personas nobles que son los de nivel bajo.

José María Arguedas utilizo una de sus obra como un diario donde cuenta todo lo que vive y las
injusticias del país llamado “El zorro de arriba y el zorro de abajo” En esta obra nos damos cuenta
que una dolencia psíquica le causo un daño por el cual no pudo escribir por un 5 años, pero luego
mejoro su estado. En Abril de 1966 intentó suicidarse pero sin éxito porque él se sentía un simple
espectador de acontecimientos revolucionarios que sacudían al mundo y no soportaba ser solo un
simple espectador. Pero tengo la probabilidad de que si no hubiera vivido todas esas traumáticas
etapas de su vida, él no hubiera intentado suicidarse.

En la obra aparece un personaje Chaucato que tiene una especie de burdel y hasta en este lugar
hay discriminación ya que hay diferentes salones y en el más bajo trabajan las mujeres pobres que
son de origen selvático o andino.

En “Todas las sangres”, en 1964, Arguedas siguió, sobre bases más amplias, la representación del
mundo andino. Del relato autobiográfico se pasa a un cuadro general que comprende las
transformaciones económicas, sociales y culturales que suceden en la sierra peruana. En esta
historia una familia de grandes latifundistas, Arguedas afronta las consecuencias del proceso de la
tecnología que avanza sobre un mundo todavía feudal.
Todas las sangres es un proyecto que narra cosas más ambiciosas que otras obras, pues pretende
sopesar todos los modelos que se presentan como alternativos para construir y configurar la
sociedad peruana. A ello obedece su estructura coral, en la cual se enfrentan el proyecto
capitalista, el orden feudal y un boceto de capitalismo nacional.

Pero el autor invalida cada uno de ellos, proponiendo como legítimo un modelo social comunitario
que no desdeña, empero, la tecnología. En todas las sangres elevan el problema indígena a nivel
nacional, e incluso le brinda un tinte universal, en la medida en que el conflicto expresado en la
novela corresponde ya en ese momento llamado Tercer Mundo.

El autor también estuvo en la cárcel que le sirvió como inspiración para hacer “EL SEXTO” donde
también se juntó con diversos tipos de gente. El infierno carcelario es también una metáfora de la
violencia que domina toda la sociedad peruana. En esta obra no hay discriminación pero sí mucha
injusticia sobre los políticos de esa época que metían presos a personas que no estén de acuerdo
con ellos o simplemente por cualquier cosa la mención a la explotación de los empresarios
norteamericanos, la violación, la complicidad del gobierno, las dos ideologías opositoras, los
apristas o comunistas, se resume todo un mundo que configura al país en ese penal de constantes
confrontaciones que nos enfrentan, escenas que dejan ver la miseria humana, Arguedas con esta
novela nos demuestra su gran talento y que al leernos disfrutar de unos relato de la vida misma.

Aunque encontró lo peor de la sociedad, también encontró a personas capaces de querer luchar
por su vida y no quedarse detrás de los demás si no superarse ante las circunstancias adversas e
injustas con las que cualquiera de nosotros podemos toparnos.

Hay solo se puede esperar morir o esperar. El en esta obra nos muestra que es muy perseverante y
que debes anteponerte ante tus adversidades.

La circunstancia de haberse educado dentro de dos diferentes culturas, la occidental y la indígena,


unido a una delicada sensibilidad, le permitieron comprender y describir como ningún otro
intelectual peruano la compleja realidad del indio nativo, con la que se identificó de una manera
en la que todos sus lectores se ponen en los zapatos de él. El significado de su visión del niño
andino es un alcance muy importante a tener en cuenta en medio de la lluvia de ofertas
educativas para “civilizar” a los indios. Sin duda una queja por la constatación de que la cultura se
vaya perdiendo por la presencia y exposición a los cambios que se viene dando y al proceso de
migración del campo a la ciudad.

Su precoz experiencia le dio un resultado a esta trama, la vida de José María Arguedas transcendió
entre dos mundos no sólo distintos, sino además en contienda. De allí surgió su voraz voluntad de
interpretar la realidad peruana, la permanente corrección de sus ideas sobre el país y la definición
de su obra como la búsqueda de una imagen válida de éste.

La habilidad de aprender tan rápido el idioma quechua le ayudo a poder transmitirnos lo que le
pasaba y lo que de una forma u otra le daba a conocer la Sierra y sus diversos paisajes andinos.
Allí también se presenta dos grupos, señores e indios, que será constante en su obra narrativa. El
ambiente en el que se desarrollan sus relatos es limitado, lo que permite a esta oposición social y
cultural mostrarse en sus aspectos más dramáticos y dolorosos. La derrota de Arguedas está
trazado; aunque en su interior sufre por pertenecer a dos mundos, su actitud literaria es muy
clara, en la medida en que determina una adhesión sin atenuantes al universo de los indígenas,
genera dos cauces de expresión que se convertirán en sendos rasgos de estilo: la representación
épica y la introspección lírica.

En su obra “AGUA” los conflictos sociales y culturales del mundo andino se observan a través de
los ojos de un niño. El mundo indígena aparece como depositario de valores de solidaridad y
ternura, en oposición a la violencia del mundo de los blancos hacia los indígenas, estos relatos
marcaron su niñez.

En su otra obra “Yawar Fiesta” se relata la desposesión de tierras hacia los habitantes de una
comunidad. Con esta obra Arguedas quiere cambiar las costumbres de esos pueblos para la
dignidad de sus habitantes y quiere mostrar que el mundo indígena es solo uno y que tienen sus
propias normas o leyes.

En la obra “EL SUEÑO DEL PONGO”, pienso que José María Arguedas quería plasmar la injusticia en
este cuento, aunque no sea tan original por lo que tengo entendido. Por lo general, tendemos a
prescindir las injusticias que martirizan a los «indios» peruanos sin denunciar u opinar al respecto.
Sin embargo, el hecho de que un patrón denigre y maltrate (no solo física, sino psicológicamente
también) se sigue viendo hoy en día, teniendo en cuenta que el cuento habla de la época colonial.

Lo que caracteriza a este cuento, creo yo, es lo que manifiesta Arguedas a través del sueño que
tuvo el pongo, porque de otra manera, creo que se conoce de muchas maneras los maltratos que
reciben los oprimidos sirvientes. Los últimos años los estudios de la cultura se imponen más a la
crítica literaria y la literatura parece perder importancia.

Aun así la crítica cultural están implícitos en las obras literarias y la creación verbal por sí sola
puede comunicar una voz auténtica de una cultura a los lectores de distintos países. Siendo la
literatura, clave para conectar todas las culturas la cual forma parte del fondo de imágenes básicas
de una nación, donde la renovación de imágenes mantiene viva la cultura.

La obra de José María Arguedas tiene como principal objetivo crear unas potencias creativas en los
lectores. La cual se pueden percibir aun sin conocer los contextos que insinúan en su texto. La
literatura es un campo donde lo común y lo diferente no se excluyen.

Como Arguedas dijo una vez "Entiendo y he asimilado la cultura llamada occidental hasta un grado
relativamente alto, gozo plenamente con las canciones tradicionales de mi pueblo; puedo cantar,
con la pureza auténtica de un indio chanka, un harawi de cosecha. ¿Qué soy? Un hombre civilizado
que no ha dejado de ser, en la médula un Indígena del Perú; indígena, no indio”

Esos relatos solo quieren que nosotros veamos la realidad del país y no lo que nosotros queremos
pensar, el solo merece que lo admiremos. Sus obras demuestran un grandísimo amor por la
cultura y costumbres andino-peruano a quien le debió su formación, la cumbre del indigenismo
peruano. Los cuentos de Arguedas no son muy leídos, pero por el amor que le tuvo a nuestro país,
es poco llamarlos héroe cultural, gracias a él sus memorias quedarán escritas en libros para las
generaciones que vienen.

Además es una figura que suscita gran simpatía e identificación entre todos los peruanos. Pero
quienes realmente leen sus obras son la gente culturosa, y resulta que pocos de sus lectores son
inmunes a la seducción de sus textos. En realidad, quien persevera en el frecuenta miento de sus
obras termina desarrollando una relación especial con su autor.

Resulta que a Arguedas se le lee y se le vuelve a leer. Y no hay hasta ahora un autor que ame o que
hable de nuestras diversas culturas en el Perú como Arguedas.

Nosotros mismos siendo peruanos no conocemos las maravillas del Perú en cambio si leemos solo
algunas líneas de nuestro escritor podremos conocer mucho ya que él al narrar sus historias nos
hace querer aún más a nuestro propio país El destino de él fue difundir las culturas, siempre
estuvo entre dos mundos, entre las etnia y la ciudad .

Creo que la discriminación nunca desaparecerá ya que nosotros sabemos de este hecho y no
hacemos nada para combatirlo ya que es como una guerra entre los status altos que quieren
sentirse inferiores a cualquier persona según ellos para sentirse bien con ellos mismos. Una
persona debería de medir a las demás personas por su interior y no por el exterior que aparentan
ser la mayoría de personas.

Desde sus primeros relatos se ve un problema que terminaría por presidir toda su escritura: su
vida, y los sufrimientos de los indios en las haciendas y aldeas de la sierra del Perú.

El es un autor con encuentros y desencuentros de diversas razas, y rico en lenguas y de todas las
regiones del Perú

Ensayo

sayo Jose Maria Arguedas

El mensaje multicultural de la obra narrativa de José María Arguedas

El escritor y antropólogo peruano José María Arguedas, intenta de alguna forma reflejar el pueblo
quechua y mestizo en lengua castellana. Bien sabemos que éste gran literato es bilingüe ya que en
todo momento tuvo conciencia de ambas lenguas que manejaba (castellano y quechua); sin
embargo siempre mostró una cariño muy especial por la lengua indígena, considerada por él
mismo como su lengua materna.

Todos sabemos que en el país en el que vivimos el quechua es una lengua que se a dejado de lado,
y por encima de todas se encuentra el español. Arguedas muchas veces reflexionó sobre este
conflicto lingüístico que hay, pues para nosotros que manejamos ese idioma nos es fácil
expresarnos, manifestar lo que sentimos, lo que opinamos… pero ¿para los quechua hablantes
qué? ¿Nos hemos puesto a pensar como se siente esa persona al no poder expresar su mundo
interior en una lengua que no conoce? Por eso, para Arguedas lo ideal hubiese sido que se digan
las cosas en lengua amerindia – la cual ha sido minorizada por nosotros mismos – pero a la vez era
consciente de que eso no podía ser así por lo mismo que el “poder lingüístico” lo tiene el español,
entonces su fin fue buscar la expresión en español pero que a su vez tenga como base el quechua.
Es así como Arguedas pone de manifiesto en su obra “Agua” a un mestizo que por necesidad
aprende a la fuerzas el castellano, ya que no encontraba otra salida.

Él trata de alguna manera dar a conocer a los demás que así como hay grandes libros que están
escritos en español, de esa misma forma (o quizás hasta mejor) se puede dar en la lengua
quechua, que ya no la sigamos viendo como una “rareza” pues al fin y al cabo es nuestro idioma
base empleado por nuestros antecesores, los incas. Y ahora algunos hasta vergüenza sienten de él,
pero todo ha sido culpa de nosotros, ya que perteneciendo a una misma nación hay discriminación
entre nosotros mismos. Por ejemplo, si viene una persona de la sierra a la costa nos burlamos de
su forma de hablar, ya que los costeños nos creemos los “superiores” y los que sabemos más que
esos “cholitos” como algunos los llaman, cuando en realidad somos nosotros los ignorantes al no
saber que pronunciamos palabras erróneas y que para nosotros está bien pero que en realidad no
es así. Uno hasta podría dejar pasar (aunque no debería ser así) que una persona extranjera
discrimine a alguien de nuestro país y que sea quechua hablante, pero ¿entre nosotros mismos?
Me parece que es algo absurdo, pues en vez de que haya una unión entre los miembros de un
mismo país, hay una mayor distancia entre los integrantes que conforman las tres regiones
peruanas. Si seguimos así, nunca habrá un progreso en nuestro país y aún así nos seguimos
quejando de que porqué todo el tiempo seguimos en la misma situación, pues la respuesta está
delante de nosotros mismos. Ahí también nos damos cuenta, como una cosa trae a la otra. Si bien
es cierto, nosotros no somos los principales autores que hayan ocasionado que dejemos de lado
nuestra lengua mater porque fue con la llegada de los españoles quienes vinieron a imponer su
idioma, y si no era por las buenas, entonces por las malas. Felizmente, si hubo personas que a
pesar de todo eso, siguieron usando a escondidas de ellos nuestro idioma original porque si eso no
hubiese sucedido hoy en día el quechua estaría extinto. Por otro lado, si continuamos con esa
actitud arrogante de burlarnos del quechua o cualquier otro idioma que haya en el Perú que sea
diferente del español, con el pasar del tiempo esas personas van a querer aprender a la fuerza el
español porque no les queda de otra, hasta que realmente las otras lenguas lleguen a su fin.

Debido a que el quechua es un idioma prácticamente ignorado por los peruanos, Arguedas quiso
manifestar a través del español la cultura indígena y los pensamientos de sus pobladores, para ello
también Arguedas empleó palabras en quechua.

Él en sus obras no busca necesariamente el uso de un estilo formal y estético, sino que por encima
de eso busca resquebrajar esos muros que han mantenido oprimidos a los indígenas por tanto
tiempo. Es así como Arguedas lucha por la preservación de la pluriculturalidad y multilingüismo en
el Perú empleando en sus obras las dos lenguas de las cuales él tiene conocimiento y que no busca
imponer una encima de la otra, sino que trata de que éstas traten de complementarse, pues si
bien son lenguas distintas, ambas muestran una sola sensibilidad: la del peruano.
A lo largo de toda la carrera literaria de José María Arguedas, él recogió fuentes orales indígenas
(como cantos, mitos, cuentos populares, etc.) para ponerlas de manifiesto a través de los géneros
occidentales como la novela, el cuento y el ensayo. Sus textos están caracterizados por la
presencia de lenguas y culturas. A éste gran hombre se le considera como un traductor cultural,
pues si bien trabajo con la diversidad de culturas que hay en nuestro país, en ningún momento
trato de que una esté por encima de la otra, sino que de alguna forma traten de ser similares al ser
traducidas a una de ellas. Es precisamente esa naturaleza bilingüe y multicultural de Arguedas lo
que lo lleva y lo legitima como traductor cultural, lo que da muchas probabilidades de que sea éste
el camino para salvar esa distancia grande que separa a las lenguas y culturas contrapuestas entre
sí mismas.

José María optó por esa traducción, y ¿por qué no por otra cosa? Pues simple, debido a que
mediante ella pudo representar la lucha de los indígenas y mestizos por ser escuchados y que
oigan sus protestas esos hombres que solo se ocupan y preocupan por la modernización de su
país. A la vez emplea sus propias vivencias como un pequeño puentecillo que permita unir el
mundo quechua y español, y si no los puede unir del todo (hecho que es muy difícil que suceda) al
menos que no permita su rompimiento.

El mensaje de Arguedas era uno solo: el proyecto de su vida y de su obra en uno solo. Lo primero
que deseaba era la reivindicación de la cultura quechua que por tanto tiempo había sido aislada de
las demás, y como segundo punto quería que haya un diálogo entre los distintos “Perús” que
habitan un mismo Perú, especialmente entre los de la clase criolla y la indígena, ya que entre ellos
siempre ha habido una serie de acontecimientos que los ha mantenido distanciados, pues siempre
la clase criolla estuvo por encima de la indígena a los cuáles los utilizaba para que les sirvieron a
ellos, es decir como empleados, a la vez que los indígenas recibían constante maltrato por parte
de ellos, no los consideraban en nada, si gobernaban era en beneficio de ellos mismos y no de las
clases pobres y bajas, se aprovechaban de ellos, los ignoraban, no los escuchaban, no lo
consideraban como seres humanos sino como bestias que no sienten ni piensan, en fin… durante
todos esos años de la historia peruana podemos evidenciar esas cosas, pues es raro que algún
presidente (generalmente surgido de la clase media o alta) se haya preocupado por brindarle una
mejor calidad de vida a los de la clase pobre, pues solo escuchaba las necesidades de la clase a la
cual pertenecía, y sin querer ese hecho hizo que haya un mayor resentimiento de los indígenas por
esas clases, es que acaso ¿ellos no eran peruanos también? Y creo que como cualquier persona
tenían derecho a hacerse escuchar y que les recuerden que el Perú no solo es la costa, o Lima
como casi siempre ha sido, sino que es la costa, la sierra y la selva que juntos forman este gran
país, y si bien hay un gobierno que representa al pueblo, pues que realmente represente a todos y
no a determinado sector social nada más. Ello también hizo que haya una amplia distancia entre
dichas clases sociales. Lo que Arguedas desea no es obligatoriamente que ambas clases vengan y
se den un enorme abrazo y olviden sus rivalidades, porque eso no va a suceder, pues algo que
caracteriza a los peruanos es que somos bien resentidos, no olvidamos fácilmente lo que
anteriormente sucedió o nos hicieron, sino veamos nomás como nos comportamos con nuestros
hermanos de Chile, si bien anteriormente hubo una fuerte rivalidad entre dichas naciones, lo
pasado ya pasó (valga la redundancia) y vivimos una época nueva donde debemos aprender a
perdonar. Pero bueno, ese no es el punto. José María Arguedas anhela que ambas clases sociales
al menos mantengan el debido respeto el uno por el otro. ¿Qué bueno sería que eso suceda no?
No ocurrirían las cosas que hoy en día vemos.

Algo así sucede con las diversas lenguas y culturas que hay en nuestro país, tal vez siempre velaron
por ver quien se mantenía por encima de las demás, y eso fue un gravísimo error. Es que no se dan
cuenta que juntos podemos ser más fuertes aún. ¡Qué más podemos pedir! Vivimos en una nación
donde no solo predomina una sola cosas, sino que tenemos gran diversidad que ya quisieran otras
naciones poseer, y nosotros que la tenemos no sabemos cuidarla, ni valorarla, ni conservarla. Y de
eso se aprovechan otras naciones, sino miremos a Estados Unidos, que a sus estudiantes les
enseña que América Latina les pertenece porque no saben cuidar aquello que poseen y por eso
algún día tomará bajo su poder a las naciones que lo conforman porque ellos sí sabrán valorarlo.
Tal vez por un lado tenga razón. Debemos querer lo que tenemos en el Perú, si pensamos que
unos son mejores que otro no vamos a llegar a ningún lado, pensemos pues que sin la existencia
de una cultura o una lengua, el Perú simplemente no sería Perú.

Sabemos que José María Arguedas era una persona mestiza, que vivió en dos mundos diferentes,
pero siempre le dio mayor interés al mundo andino debido a que era el más desvalorizado. Sus
obras narrativas serían una apuesta por el diálogo como ya lo mencioné anteriormente,
planteando directa o indirectamente el rol del indígena en aquella época que el mismísimo
Arguedas vivió.

¿Sabemos de dónde nace todo este interés de Arguedas? Pues simple. Ese proyecto le nació desde
que era un niño pequeño, ya que estuvo bajo el cuidado de personas indígenas de la casa de su
madrastra, y fueron ellos quienes le enseñaron la lengua, la música y las leyendas quechuas. Tal
vez pensemos que la música no tiene nada de importancia en todo esto; pero nos equivocamos
porque para Arguedas la música le sirvió de mucho debido a que mantuvo entrelazo aquello que
estaba a punto o ya se encontraba desarticulado. También los sirvientes le enseñaron ese enorme
amor por los Andes. Pero todo eso se acrecentó aún más cuando ya mayor empezó a viajar con
sus padres y sus amigos por el interior del Perú, recogiendo y estudiando el folklore andino. Bueno
fuera que nosotros, así como él, nos interesemos por aquello que es nuestro y no que antes le
tomemos mayor interés o preferencia a todo lo que proviene del extranjero con la típica y tonta
excusa de que lo “extranjero es mucho mejor que lo peruano”. Está bien, habrá cosas que sí serán
mejor que el producto nacional, tampoco se puede negar; pero no es para que se generalice de
esa forma. Cuántas cosas tenemos que son mejores que lo importado y aún así lo seguimos
consumiendo. Esa es otra de las razones por la cual estamos como estamos pues, de qué progreso
podemos hablar si nosotros no contribuimos para que eso suceda. Igual con las noticias, algunos
están más interesados e informados de lo que sucede fuera del país, en vez de estar al tanto de lo
que sucede dentro de su nación, y si le preguntas sobre algún hecho reciente, simplemente
responden con un “no sé”.
Lo mismo con los viajes, muchos se van a Estados Unidos, Europa, Asia o prácticamente se
recorren el mundo entero pero, ¿conocen su Perú acaso? No. A las justas conocen el lugar en
donde nacieron. Deben interesarse primero por saber su propia historia, conocer más el lugar que
nos acogió y nos vio nacer, conocer su pasado para aprender de él y rescatar lo bueno y evitar
repetir lo malo. Y así ¿nos hacemos llamar “peruanos”?.

Arguedas le agradece a su madrastra los castigos que le daba porque lo mandaba a la cocina, y ahí
aprendió a vivir y amar a los indígenas.

Hubo una época en que se dio el indigenismo, donde muchos autores colocaron al indígena como
personaje central de sus obras, donde daban a conocer la “realidad” que vivían. Pero todo eso se
ocasionó debido al levantamiento de los indígenas y la gente empezó a tenerle miedo. Es así como
surge esa corriente. También podemos a encontrar a Mariátegui que tomó algunas ideas de
Manuel Gonzáles Prada y su discurso en el Politeama, donde dijo una gran verdad, el de la clase
alta no es el que conforma el Perú, tampoco es el de la clase media, mucho menos los
extranjeros… el Perú lo conforma la gran masa de la clase indígena que por tantos años ha recibido
constante maltrato por parte de los otros sectores sociales, y quien no ha dicho que esos sectores
también no puede recibir el maltrato de los extranjeros, por ejemplo. Entonces bien dicen que no
se le debe hacer al otro lo que no quieren que hagan con uno mismo. Por otro lado le dieron un
mayor realce al indígena, y Arguedas tomó las ideas de Mariátegui. Sin embargo, cuando Arguedas
se enteró de lo que ocurría se molestó debido a que nos estaban presentando una imagen irreal
del indígena, y él dijo que daría a conocer a las personas lo que realmente vive el hombre andino,
sin ninguna mentira ni falsedad, todo con veracidad.

Ahí nos damos cuenta como otros escritores si bien colocaban la imagen del indígena dentro de
sus obras como el principal, transformaban totalmente la forma de vida que llevaban. Está bien
que el cuento narre cosas que no son del todo reales, pero en esa época se supone que
manifestaban la condición en la que vivía el hombre andino para que la gente tenga una visión del
ritmo de vida que llevaba, la explotación que recibían, el maltrato de los que eran víctimas, entre
otras cosas que la gente – no toda – desconocía.

En su obra Arguedas hace un juego con el castellano y el quechua, ya que emplea ambas lenguas
como parte de un diálogo. Eso lo podemos notar en su obra “Ríos profundos” donde el personaje
principal dialoga con un muro incaico y habla en castellano pero también introduce algunas frases
en quechua. Que bonito sería que en estos días utilicen esa estrategia también, cosa que nos
permitiría tener más conocimiento sobre dicho idioma. Pero creo que en la actualidad recibiría
mayor rechazo por parte de la sociedad, no ve que está fuera de “onda” usar esos términos
porque lo que está en boga es hablar en inglés. Y ni quiera es un idioma que sea propio de
nosotros sino que le pertenece a otro país. O sea preferimos mil veces lo que viene de lejos
porque lo de nosotros “no va”. ¿Por qué queremos ocultar un idioma como el quechua? ¿Por qué
negamos de dónde provenimos? Cuantos hubiesen querido pertenecer a una gran civilización
como la que nosotros tenemos, donde prácticamente todo era perfecto. Ya quisiera haber tenido
la dicha de tener una historia como la nuestra, de tener la diversidad que solo nosotros tenemos
en el mundo entero, diversidad que ninguna otra potencia mundial tiene y que anhela tener. Y aún
así, ¿nos avergüenza? Al contrario, debemos agradecer la raza de la que venimos, la cultura que
nos dejaron, sus costumbres que hasta el día de hoy permanece, sus lenguas, una que otra
tradición, sus leyendas tan maravillosas, sus hazañas, algunas virtudes, etc.

Arguedas un tiempo dijo algo muy cierto: si se habla todo en castellano, no decimos
absolutamente nada de nuestro mundo interior porque el mestizo aún no ha logrado dominar el
castellano como su idioma, y si se escribe en quechua se estaría haciendo literatura estrecha y
condenada con muchas probabilidades al olvido. Y más aún en estos tiempos donde todo ha
cambiado, y bueno fuera que cambie para positivo; sino todo lo contrario. Creo que eso es uno de
los fines por lo cual han dejado este trabajo: que la comunidad peruana de hoy tome conciencia.

José María, poseía un estilo antiguo y su obra trata de implicar lo poético, con lo social y cultural,
proponiendo nuevos enfoques en una nación donde hay mucha diversidad pero a la vez hay
hostilidades y discriminaciones entre unos y otros. Tal vez el mestizaje para Arguedas estuvo por
encima de todo porque buscaba que haya una igualdad entre todas las gentes del Perú, y no que
haya esa desigualdad que hasta nuestros días permanece donde unos salen más beneficiados que
otros a raíz del sacrificio de la mayoría.

Lo que hoy en día Arguedas nos deja es algo que debemos valorarlo mucho. Ese problema no lo
hemos resuelto hasta el día de hoy, y tampoco sabemos si podremos hacerlo. Ese encuentro entre
lo hispano y lo indígena, lo viejo y lo nuevo. En realidad, el problema es que está en nosotros el
deber de resolverlo.

Podemos decir que Arguedas es el Guamán Poma de Ayala de ese entonces, que termina
traduciendo y recreando el quechua y el español. Su obra crea sus propios precursores y define un
modelo de novela transcultural. La atención que da Arguedas al detalle etnológico fue bastante
intensa, su entendimiento y comprensión de las variaciones entre la gente andina fueron
profundos.

Si bien es cierto que por aquellas épocas de desarrolló una rivalidad entre los escritores costeños y
serranos, defendiendo lo hispano e indígena respectivamente, Arguedas no perteneció a ninguno
de los dos extremos ya que el se encuentra posicionado entre ambos mandos, debido a que
siempre estuvo al tanto del desarrollo de éstas dos grandes culturas: la occidental y la indígena. A
consecuencia de los traumas que vivió durante su infancia y decepcionado del nivel político del
Perú, intenta suicidarse una primera vez; pero luego vuelve a intentarlo pegándose un tiro en la
cabeza, falleciendo así cuatro días después.

Para finalizar podemos decir que José María Arguedas fue uno de los escritores andinos más
importantes de América. Por encima de que haya sido profesor, escritor, poeta, narrador,
ensayista, viajero, antropólogo quiso dejar como legado el mismo mensaje: la reivindicación de la
cultura andina o quechua, y que como buen mestizo que era, se pueda dar la articulación entre
esos dos mundos que habían en su país (el hispano en unión al criollo contra el de origen
indígena). Ahora está en nosotros que ese sueño de Arguedas se pueda cumplir.
Tema de las Principales Obras de Jose Maria Arguedas:

a) Agua: Es la historia de un mestizo que se ve obligado a aprender la lengua española, sin tener
otra salida.

b) Yawar Fiesta: La acción de esta obra se basa en la fiesta de la sangre o Yawar Fiesta, en Puquio.

c) Diamantes y Pedernales: Habla acerca del amor, la ira, los celos y la venganza.

d) Todas las Sangres: Lucha de las comunidades contra el expansionismo de las empresas mineras
transnacionales.

e) El Zorro de Arriba y el Zorro de Abajo: Lucha de Pobres y Ricos.

f) Los Rios Profundos: Lucha Cultural entre la Costa y la Sierra.

g) La Agonía de Rasu Ñiti: Lucha contra la Muerte en el Baile de las Tijeras.

h) Warma Kuyay: Marginación del Niño mestizo en el mundo de los indios.

i) El Sexto: Penurias en la cárcel, en forma autobiográfica del autor, personificada en Gabriel.

EJEMPLO

Jose María Arguedas fue un escritor y etnólogo peruano, renovador de la literatura peruana , nació
en el 18 de enero de 1911 en Andahuaylas .
Sus padres fueron el abogado cuzqueño Víctor Manuel Arguedas Arellano, que se desempeñaba
como juez en diversos pueblos de la región, y Victoria Altamirano Navarro.

Su madre muere cuando el era muy pequeño y su padre decide casarse , entonces la familia se
trasladó al pueblo de Puquio y luego a San Juan de Lucanas.

Al poco tiempo el padre fue cesado como juez por razones políticas y hubo de trabajar como
abogado itinerante, dejando a su hijo al cuidado de la madrastra y el hijo de ésta, quienes le daban
tratamiento de sirviente.

El decide escaparse con su hermano Arístides de la opresión del hermanastro. Se refugiaron en


una hacienda, donde vivieron dos años en contacto con los indios, hablando su idioma y
aprendiendo sus costumbres , después de unos años fue recogido por su padre quien los llevó por
diversos pueblos y ciudades de la sierra, para finalmente establecerse en Abancay.

Después de realizar sus estudios secundarios en Ica, Huancayo y Lima, ingresó a la Facultad de
Letras de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Lima para estudiar Literatura.

Trabajó como auxiliar de la Administración Central de Correos de Lima, pero perdió el puesto al
ser apresado por participar en una manifestación estudiantil a favor de la República Española.

Después de permanecer alrededor de un año en la prisión El Sexto, fue nombrado profesor de


castellano y geografía en Sicuani, en el departamento de Cuzco, cargo en que descubrió su
vocación de etnólogo.

Fue agregado al Ministerio de Educación para colaborar en la reforma de los planes de estudios
secundarios.

Tras representar al profesorado peruano en el Congreso Indigenista Interamericano de Patzcuaro ,


reasumió su labor de profesor de castellano en los colegios nacionales pero paso un tiempo fue
cesado por considerársele comunista.
También fue profesor de etnología y quechua , catedrático del Departamento de Etnología de la
Universidad de San Marcos , y profesor en la Universidad Nacional Agraria de la Molina desde
hasta su muerte, ocurrida a consecuencia de un balazo que se disparó en la sien y que ocasionaría
su fallecimiento cuatro días después. Fue galardonado con el Premio Fomento a la Cultura en las
áreas de Ciencias Sociales y Literatura y con el Premio Inca Garcilaso de la Vega.

Jose María Arguedas fue un escritor y antropólogo peruano. Su labor como novelista, como
traductor y difusor de la literatura quechua, y como antropólogo y etnólogo hizo que fuera una
persona muy importante para el mundo del siglo XX .

Su producción intelectual de Arguedas es bastante amplia y comprende unos 400 escritos, entre
creaciones literarias (novelas y cuentos), traducciones de poesías y cuentos quechuas al español,
trabajos monográficos, ensayos y artículos sobre el idioma quechua, la mitología prehispánica, el
folclore y la educación popular, entre otros aspectos de la cultura peruana.

La circunstancia especial de haberse educado dentro de dos tradiciones culturales, la occidental y


la indígena, unido a una delicada sensibilidad, le permitieron comprender y describir como ningún
otro intelectual peruano la compleja realidad del indio nativo, con la que se identificó de una
manera intensa.

Él trato de incorporar la cultura indígena a la gran corriente de la literatura peruana escrita en


español desde sus centros urbanos. Con este proceso el supero a algunos autores peruanos como
por ejemplo Ciro Alegría

La cuestión fundamental que plantean en estas obras, es la de un país dividido en dos culturas la
andina de origen quechua, la urbana de raíces europeas que deben integrarse en una relación
armónica de carácter mestizo. Los grandes dilemas, angustias y esperanzas que ese proyecto
plantea son el núcleo de su visión.

Arguedas tiene este sentimiento porque parte de su vida estuvo vinculado con estas dos culturas.
.Ya que el Nació en Andahuaylas, en el corazón de la zona andina más pobre y olvidada del país,
estuvo en contacto desde la cuna con los ambientes y personajes que incorporaron en su obra.
Como estudiante universitario en San Marcos, empezó su difícil tarea de adaptarse a la vida en
Lima sin renunciar a su tradición indígena, viviendo en carne propia la experiencia de todo
trasplantado andino que debe acostumbrarse y asimilar otro ritmo de vida.

Su labor como antropólogo e investigador social no ha sido muy difundida, pese a su importancia y
a la influencia que tuvo en su trabajo literario.

Se debe destacar su estudio sobre el folclore peruano, en particular de la música andina; al


respecto tuvo un contacto estrechísimo con cantantes, músicos, danzantes de tijeras y diversos
bailarines de todas las regiones del Perú. Su contribución a la revalorización del arte indígena,
reflejada especialmente en el huayno y la danza, ha sido muy importante.

Fue además traductor y difusor de la literatura quechua, antigua y moderna, ocupaciones todas
que compartió con sus cargos de funcionario público y maestro.

Él hace tres cuentos de la primera edición de Agua :los conflictos sociales y culturales del mundo
andino se observan a través de los ojos de un niño. El mundo indígena aparece como depositario
de valores de solidaridad y ternura, en oposición a la violencia del mundo de los blancos. , en su
primera novela Yawar fiesta : plantea un problema de desposesión de tierras que sufren los
habitantes de una comunidad. Con esta obra el autor cambia algunas de las reglas de juego de la
novela indigenista, al subrayar la dignidad del nativo que ha sabido preservar sus tradiciones a
pesar del desprecio de los sectores de poder.

Este aspecto triunfal es, de por sí, inusual dentro del canon indigenista, y da la posibilidad de
entender el mundo andino como un cuerpo unitario, regido por sus propias leyes, enfrentado al
modelo occidentalizado imperante en la costa del Perú. y en la

recopilación de Diamantes y pedernales , el autor intenta ofrecer una versión lo más auténtica
posible de la vida andina desde un ángulo interiorizado y sin los convencionalismos de la anterior
literatura indigenista de denuncia.

En esas obras Arguedas reivindica la validez del modo de ser del indio, sin caer en un racismo al
revés. Relacionar ese esfuerzo con los planteamientos marxistas de José Carlos Mariátegui y con la
novelística políticamente comprometida de Ciro Alegría ofrece interesantes paralelos y
divergencias.

Cuando ya tenia un poco mas de experiencia el escribió novelas por ejemplo Los ríos profundos ,
Todas las sangres y El zorro de arriba y el zorro de abajo ; la última es la novela-diario truncada por
su muerte.

De todas ellas, la obra que expresa con mayor lirismo y hondura el mundo mítico de los indígenas,
su cósmica unidad con la naturaleza y la persistencia de sus tradiciones mágicas, es Los ríos
profundos. Su mérito es presentar todos los matices de un Perú andino en intenso proceso de
mestizaje. En Todas las sangres, ese gran mural que presenta las principales fuerzas que luchan
entre sí, pugnando por sobrevivir o imponerse, recoge el relato de la destrucción de un universo, y
los primeros balbuceos de la construcción de otro nuevo.

El proceso de adaptación a la vida en Lima nunca fue del todo completado por Arguedas, cuyos
traumas acarreados desde la infancia lo debilitaron psíquicamente para culminar la lucha que se
había propuesto, no sólo en el plano cultural sino también en el político.

Esto y la aguda crisis nacional que el país empezó a sufrir a partir de 1968, lo empujaron al
suicidio, que no hizo sino convertirlo en una figura mítica para muchos intelectuales y
movimientos empeñados en la misma tarea política.

La imagen literaria de Arguedas se completa también con sus Relatos completos, reunidos en
1975, y con importantes investigaciones antropológicas y folclóricas, además de su producción
poética en lengua quechua.

Sus obras revelan el profundo amor del escritor por la cultura andina peruana, a la que debió su
más temprana formación, y representa, sin duda, la cumbre del indigenismo peruano. Dos
circunstancias ayudan a explicar la estrecha relación de Arguedas con el mundo campesino.

En primer término, que naciera en una zona de los Andes que no tenía mayor roce con estratos
occidentalizados; en segundo lugar, que a la muerte de su madre, su madrastra lo obligara a
permanecer entre los indios.
De esa manera asimiló la lengua quechua, y lo mismo sucedió con las costumbres y los valores
éticos y culturales del poblador andino.

Esta precoz experiencia, vivida primero y simbolizada en su escritura por la oposición


indios/señores, se vería más tarde reforzada con los estudios antropológicos.

Como resultado de esta trama, la vida de Arguedas transcurrió entre dos mundos no sólo
distintos, sino además en contienda.

De allí surgió su voraz voluntad de interpretar la realidad peruana, la permanente corrección de


sus ideas sobre el país y la definición de su obra como la búsqueda de una imagen válida de éste.

La producción intelectual de Arguedas es bastante amplia y comprende, además de obras de


ficción, trabajos, ensayos y artículos sobre el idioma quechua, la mitología prehispánica, el folclore
y la educación popular, entre otros aspectos de la cultura peruana.

La circunstancia especial de haberse educado dentro de dos tradiciones culturales, la occidental y


la indígena, unido a una delicada sensibilidad, le permitieron comprender y describir como ningún
otro intelectual peruano la compleja realidad del indio nativo, con la que se identificó de una
manera desgarradora.

Por otro lado, en Arguedas la labor del literato y la del etnólogo no están nunca totalmente
disociadas, e incluso en sus estudios más académicos encontramos el mismo lenguaje lírico que en
sus narraciones.

Y aunque no era diestro en el manejo de las técnicas narrativas modernas, su literatura (basada
especialmente en las descripciones) supo comunicar con gran intensidad la esencia de la cultura y
el paisaje andinos.
Arguedas vivió un conflicto profundo entre su amor a la cultura indígena, que deseaba se
mantuviera en un estado "puro", y su deseo de redimir al indio de sus condiciones económicas y
sociales.

Se puede decir que la añoranza a las formas tradicionales de la vida andina hizo que postulara un
estatismo social, en abierta contradicción con su adhesión al socialismo ya que el sentía un gran
acercamiento a todo lo andino.

Cabe destaca que el fue un de los mejores autores peruano , ya que el a toda costa quería rescatar
la obra indígena pero metida a la literatura española.Ya que en casi todas sus obras muestra un
gran amor por lo andino.

Una de las obras más importantes es Yawar Fiesta ya que el muestra en esa obra el apego que
tiene con la cultura andina , tiene este gran apego ya que vivio mucho tiempo en una hacienda.

Creo que Arguedas se pudo expresar mucho mejor en la novela que escribia en un periódico que
no pudo termina por su repentina muerte pero ahí mostraba de una manera muy diferente el
sentido andino que quería mostrar en todas sus obras.

La vida de Arguedas fue muy difícil ya que tubo muchos problemas en todo los ámbitos ; sufrió
muchos cambios de casa y de lugares pero uno de los lugares donde se movio mas fue en la sierra
es por eso que tiene su gran apego a la cultura andina .

Pero también vivio mucho tiempo en lima por eso tubo también un apego a la cultura española .

Lo que él quería hacer expresar en sus obras era la mezcla de las dos culturas pero siempre se
notaba mas que tenia un acercamiento a la cultura andina.

El mostro en todo sentido , por ejemplo en la forma de escribir , en la forma de plantear sus obras.
Me parece que muestra un mensaje multicultural ya que nos enseña a que no somos tan
diferentes , ósea que la cultura indígena y la española no son tan diferentes como creemos.

Jose Maria Arguedas fue un gran escritor, antropólogo, y etnólogo peruano. Como escritor es
autor de novelas y cuentos que lo han llevado a ser considerado como uno de los tres grandes
representantes de la corriente indigenistas en el Perú.

Introdujo en la literatura indigenista una visión interior más rica e incisiva. La cuestión
fundamental que se plantea en sus obras es la de un país dividido en dos culturas .

Jose Maria Arguedas fue también un gran investigador porque estudio sobre el folclore peruano,
en particular de la música andina; al respecto tuvo un contacto estrechísimo con cantantes,
músicos, danzantes de tijeras y diversos bailarines de todas las regiones del Perú. Fue además
traductor y difusor de la literatura quechua, antigua y moderna, ocupaciones todas que compartió
con sus cargos de funcionario público y maestro.

Arguedas tubo una muy difícil vida es por eso que en todas sus obras muestra todo lo que el sufrió
con sus madrastra y su hermanastro cuando su padre no vivía con y estaba preso por razones
injustas .

En el tiempo que estuvo en esa casa sufrió mucho del maltrato y eso lo dejo marcado de por vida.

Pero creo que para poder entender todo sobre este escrito cabe resaltar que debemos saber que
es el mensaje multicultural en nuestro país o que es lo que Arguedas nos quería demostrar en
todas sus obras .

Yo creo que el mensaje multicultural es todas las mezclas que hay de culturas en nuestro país ya
que nuestro país es un lugar muy diverso de culturas , tenemos culturas asiáticas, indias, incas ,
muchas que nos hace un país multicultural.

Pero Arguedas quería que nos demos cuenta de esto ya que vivimos dia a dia con esta realidad
pero no nos damos cuenta ya que no cerramos en nuestra vida.
Arguedas nos mostro en toda su obra como esta expuesta la cultura andina y española para el . Y
nos enseño a que no seamos siegos a esa realidad que tenemos en nuestro país.

Creo yo que Arguedas no se equivoco cuando nos mostro de esa manera tan buena la cultura
andina y española.

Arguedas fue uno de los escritores mas importantes del país y creo que tiene muy bien merecido
todos los premios que le concedieron a sus obras porque si nos detenemos un poco en todas sus
obras tiene un mensaje muy bueno para la juventud de ahora , que esta perdiendo la identidad
cultural.

Para mi personalmente me ha servido mucho saber que nuestro país es un lugar que tiene tantas
culturas y que nunca me detuve para ver eso y leyendo un poco sus obras de Arguedas me acerco
un poco a la cultura y sentimiento andino de esa época.
BIOGRAFÍA DE JOSÉ MARÍA ARGUEDAS ALTAMIRANO

José María Arguedas Altamirano, nació el 18 de enero1911,en la ciudad de Andahuaylas, provincia


de Andahuaylas, departamento de Apurímac, en la sierra sur del Perú. Era hijo de Víctor Manuel
Arguedas Arellano, un abogado cuzqueño que ejercía de Juez en diversos pueblos, y de Victoria
Altamirano Navarro, perteneciente a una acaudalada familia de Andahuaylas. Cuando tenía dos
años y medio de edad, falleció su madre, víctima de "cólicos hepáticos"; pasó entonces a vivir a la
casa de su abuela paterna, Teresa Arellano, en la ciudad de Andahuaylas.

En 1915, su padre al ser nombrado Juez de primera instancia de la provincia de


Lucanasdepartamento de Ayacucho, se trasladó a dicha sede, donde poco después se casó con
una rica hacendada del San Juan de Lucanas,provincia del mismo nombre del departamento de
Ayacucho, Grimanesa Arangoitia Iturbi viuda de Pacheco en 1917. El pequeño José María viajó
entonces a Lucanas, para reunirse con su madrastra; el viaje fue todo un acontecimiento para él,
como lo recordaría siempre. La familia se instaló en Puquio capital de la provincia de Lucanas del
departamento de Ayacucho. José María y su hermano Arístides, dos años mayor que él, fueron
matriculados en una escuela particular. Al año siguiente, 1918, los dos hermanos continuaron sus
estudios en San Juan de Lucanas, a 10 km dePuquio, viviendo en la casa de la madrastra. En 1919,
Arístides fue enviado a estudiar a Lima y José María continuó viviendo con la madrastra.

En 1920, tras la ascensión al poder de Augusto B. Leguía, el padre de José María, que era del
partido contrario (pardista), fue removido de su cargo de Juez y tuvo que retornar a su profesión
de abogadolitigante y viajero, trajinar que solo le permitía hacer visitas esporádicas a su familia.
Esta etapa de la vida del niño José María estuvo marcada por la difícil relación que sostuvo con su
madrastra y con su hermanastro Pablo Pacheco. Aquella sentía por su hijastro un evidente
desprecio, y constantemente lo mandaba a convivir con los criados indígenas de la hacienda, de la
cual solo lo recogía a la llegada de su padre, tal como lo ha relatado Arguedas en el primer
encuentro de narradores realizado en Arequipa en 1965. Por su parte el hermanastro lo
maltrataba física y psicológicamente e incluso en una ocasión le obligó a presenciar la violación de
una de sus tías, que era a la vez la mamá de uno de sus compañeritos de escuela (los
escolerosmencionados en varios de sus cuentos). Al parecer, esa fue solo una de las tantas
escenas sexuales que fue obligado a presenciar, ya que el hermanastro tenía muchas amantes en
el pueblo.[]La figura de este hermanastro habría de perdurar en su obra literaria personificando al
gamonal abusivo, cruel y lujurioso. Sobre aquel personaje diría Arguedas posteriormente:

Cuando llegó mi hermanastro de vacaciones, ocurrió algo verdaderamente terrible (…) Desde el
primer momento yo le caí mal porque este sujeto era de facciones indígenas y yo de muchacho
tenía el pelo un poca Cataño y era blanco en comparación con él. (…)Yo fui relegado a la cocina (…)
quedaba obligado a hacer algunas labores domésticas; a cuidar los becerros, a traerle el caballo,
como mozo. (…) Era un criminal, de esos clásicos. Trataba muy mal a los indios, y esto sí me dolía
mucho y lo llegué a odiar como lo odiaban todos los indios. Era un gamonal.

Algunos, sin embargo, consideran que el supuesto maltrato de la madrastra fue una ficción; entre
ellos el mismo Arístides.

A mediados de juliode1921José María se escapó de la casa de la madrastra junto con su hermano


Arístides, que había retornado de Lima; ambos fueron a la hacienda Viseca, propiedad de su tío
Manuel Perea Arellano, situada a 8 km de San Juan de Lucanas. Allí vivió durante dos años, en
ausencia del padre, conviviendo con los campesinos indios a quienes ayudaban en las faenas
agrícolas. De dos campesinos guardaría un especial recuerdo: don Felipe Maywa y don Víctor Pusa.
Para José María fueron los años más felices de su vida.

1.1 ADOLESCENCIA

En 1923abandonó su retiro al ser recogido por su padre, a quien acompañó en sus frecuentes
viajes laborales, conociendo más de 200 pueblos. Pasaron por Huamanga, Cuzcoy Abancay. En
esta última ciudad ingresó como interno en el Colegio Miguel Grau de los Padres Mercedarios,
cursando el quinto y sexto grado de primaria, entre 1924y 1925, mientras su padre continuaba su
vida itinerante y su hermano Arístides seguía su educación en Lima. Esta etapa de su vida quedó
conmovedoramente plasmada en su obra maestra, LOS RÍOS PROFUNDOS:

Mi padre no pudo encontrar nunca fijar su residencia, fue un abogado de provincias, inestable y
errante. Con él conocí de doscientos pueblos. (…) Pero mi padre decidía irse de un pueblo a otro
cuando las montañas, los caminos, los campos de juego, el lugar donde duermen los pájaros,
cuando los detalles del pueblo empezaban a formar parte de la memoria.(…) Hasta un día en que
mi padre me confesó, con ademán aparentemente más enérgico que otras veces, que nuestro
peregrinaje terminaría en Abancay.(…) Cruzábamos el Apurímac, y en los ojos azules e inocentes
de mi padre vi la expresión característica que tenía cuando el desaliento la hacía concebir la
decisión de nuevos viajes. (…) Yo estaba matriculado en el Colegio y dormía en el internado.
Comprendí que mi padre se marcharía. Después de varios años de haber viajado juntos, yo debí
quedarme, y él se iría solo.
En el verano de 1925, cuando se hallaba de visita en la hacienda KARKEQUI, en los valles del
Apurímac sufrió un accidente con la rueda de un trapiche, del cual perdió dos dedos de la mano
derecha y se le atrofiaron los dedos restantes. Se dice que atribuyó el hecho a un castigo sobre
natural por practicar la masturbación.

En 1926, junto con su hermano Arístides empezó sus estudios secundarios en el colegio San Luis
Gonzaga de Ica, en la desértica costa peruana, hecho que marcó su alejamiento del ambiente
serrano que había moldeado hasta entonces su infancia, pues hasta entonces había visitado la
costa solo de manera esporádica. Cursó allí hasta el segundo año de secundaria y sufrió en carne
propia el desprecio de los costeños hacia los serranos, tanto de parte de sus profesores como de
los mismos alumnos. Se enamoró intensamente de una muchacha iqueña llamada Pompeya, a
quien le dedicó unos acrósticos, pero ella lo rechazó diciéndole que no quería tener amores con
serranos. Él se vengó llegando a ser el primero de la clase en todos los cursos, derrumbando así la
creencia de la incapacidad intelectual del hombre andino.

En 1928reanudó su vida trashumante otra vez en la sierra, siempre junto a su padre. Vivió entre
Pampasy Huancayo; en esta última ciudad cursó el tercero de secundaria, en el colegio Santa
Isabel. Fue allí donde se inició formalmente como escritor al colaborar en la revista estudiantil
Antorcha; se dice también que por entonces escribió una novela de 600 páginas, que tiempo
después le arrebataría la policía, pero de la que no ha quedado huella alguna.

Cursó sus dos últimos años de secundaria (1929-1930) en el Colegio Nuestra Señora de La Merced,
de Lima, casi sin asistir a clases pues viajaba con frecuencia a Yauyospara estar al lado de su padre,
que se hallaba agobiado por la estrechez económica. Aprobó los exámenes finales, terminando así
sus estudios escolares prácticamente estudiando sin maestro.

1.2 VIDA UNIVERSITARIA

En 1931, ya con 20 años de edad, se estableció permanentemente en Limae ingresó a la Facultad


de Letras de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Allí, contra lo que esperaba, fue
recibido con cordialidad y respeto por sus condiscípulos, entre los que se contaban los futuros
filósofos Luis Felipe Alarcón y Carlos Cueto Fernandini, y los poetas Emilio Adolfo Westphaleny Luis
Fabio Xammar. A raíz del fallecimiento de su padre, ocurrido el año siguiente, trabajó como
auxiliar en la Administración de Correos. Era apenas un puesto de portapliegos, pero los 180 soles
mensuales de sueldo aliviaron sus necesidades económicas a lo largo de cinco años.
En 1933publicó su primer cuento, «Warma kuyay», publicado en la revista Signo. En 1935 publicó
Agua, su primer libro de cuentos, que obtuvo el segundopremio de la Revista Americanade Buenos
Aires y que inauguró una nueva época en la historia del indigenismoliterario. En 1936fundó con
Augusto Tamayo Vargas, Alberto Tauro del Pinoy otros, la revista Palabra, en cuyas páginas se ve
reflejada la ideología propugnada por José Carlos Mariátegui.

En 1937fue apresado por participar en las protestas estudiantiles contra la visita del general
italiano Camarotta, jefe de una misión policial de la Italiafascista. Eran los días de la dictadura de
Óscar R. Benavides. Fue trasladado al penal «El Sexto» de Lima, donde permaneció 8 meses en
prisión, episodio que tiempo después evocó en la novela del mismo nombre. Pero a pesar de
simpatizar con el ideario comunista, nunca participó activamente en la política militante. Estando
en prisión, se dio tiempo para traducir muchas canciones quechuas que aparecieron en su
segundo libro publicado: Canto kechwa(1938).

1.3 EDUCADOR, ETNÓLOGO Y LITERATO

Perdido su trabajo en el Correo y lograda su Licenciatura de Literatura en San Marcos, Arguedas


inició su carrera docente en el Colegio Nacional «Mateo Pumacahua» de Sicuani, en el
departamento de Cuzco, como profesor de Castellano y Geografía y con el sueldo de 200 soles
mensuales (1939-1941). Allí, junto con sus alumnos, llevó a cabo un trabajo de recopilación del
folclor local. Descubrió entonces su vocación de etnólogo. Paralelamente contrajo matrimonio con
Celia Bustamante Vernal, el 30 de juniode 1939, quien junto con su hermana Alicia era promotora
de la Peña Cultural «Pancho Fierro», un legendario centro de reunión de artistas e intelectuales en
Lima.

En 1941publicó Yawar Fiesta, su tercer libro y primera novelaa la vez. Entre octubre de 1941y
noviembre de 1942fue agregado al Ministerio de Educaciónpara colaborar en la reforma de los
planes de estudios secundarios. Tras representar al profesorado peruano en el Congreso
Indigenista Interamericano de Pátzcuaro(1942), reasumió su labor de profesor de castellano en los
colegios nacionales “Alfonso Ugarte”, “Nuestra Señora de Guadalupe” y “Mariano Melgar” de
Lima. En esos años publicó también en la prensa muchos artículos de divulgación folclórica y
etnográfica sobre el mundo andino.
En 1944presentó un episodio depresivo caracterizado por decaimiento, fatiga, insomnio, ansiedad
y probablemente crisis de angustia, por lo cual pidió licencia repetidas veces en su centro de labor
docente, hasta 1945. Este episodio lo describió en sus cartas a su hermano Arístides y brevemente
en sus diarios insertados en su novela póstuma El zorro de arriba y el zorro de abajo; en una de
esas cartas (con fecha 23 de julio de 1945)[]dijo:

Yo sigo mal. Van tres años que mi vida es una alternativa de relativo alivio y de días y de noches en
que parece que ya voy a terminar. No leo, apenas escribo; cualquier preocupación intensa me
abate totalmente. Sólo con un descanso prolongado, en condiciones especiales, podría quizás,
según los médicos, curar hasta recuperar mucho mi salud. Pero eso es imposible.

Se recuperó, pero eventualmente tendría otras recaídas posteriores.

Según atestigua César Lévano, en esta época Arguedas estuvo muy cerca de los comunistas, a
quienes apoyó en diversas labores, como en la de capacitación a círculos obreros. Los apristas lo
acusaron de ser un “conocido militante comunista”, acusación que sin duda tuvo mucho eco pues
a fines de 1948la recién instalada dictadura de Manuel A. Odríadeclaró a Arguedas “excedente”,
cesándolo de su puesto de profesor en el colegio Mariano Melgar. Al año siguiente se inscribió en
el Instituto de Etnología de San Marcos y reanudó su labor intelectual. Ese mismo año publicó
Canciones y cuentos del pueblo quechua. En los años siguientes continuó ejerciendo diversos
cargos en instituciones oficiales encargadas de conservar y promover la cultura.

En marzo de 1947fue nombrado Conservador General de Folklore del Ministerio de Educación,


para luego ser promovido a Jefe de la Sección Folklore, Bellas Artes y Despacho del mismo
Ministerio (1950-1952). Llevó a cabo importantes iniciativas orientadas a estudiar la cultura
popular en todo el país. Por su gestión directa, Jacinto Palacios, el gran trovador andino, grabó el
primer disco de música andina en 1948. Los teatros Municipaly Seguraabrieron sus puertas al arte
andino.

Entre 1950y 1953dictó cursos de Etnología y Quechua en el Instituto Pedagógico Nacional de


Varones. En 1951 viajó a La Paz, Bolivia, para participar en una reunión de la OIT (Organización
Internacional del Trabajo). En 1952 hizo un largo viaje con su esposa Celia por la región central
andina, recopilando material folclórico, que publicó con el título de Cuentos mágico-realistas y
canciones de fiestas tradicionales del valle de Mantaro, provincias de Jauja y Concepción. En
1953fue nombrado Director del Instituto de Estudios Etnológicos del hoy Museo Nacional de la
Cultura Peruana, cargo en el que permaneció durante diez años; simultáneamente dirigió la revista
Folklore Americano(órgano del Comité Interamericano de Folklore, del que era secretario).

En 1954publicó la novela corta Diamantes y pedernales, conjuntamente con una reedición de los
cuentos de Agua, a las que sumó el cuento Orovilca. Habían pasado unos 13 años desde que no
publicaba un libro de creación literaria; a partir de entonces retomó de manera sostenida tal labor
creativa, hasta su muerte. Pero su retorno a la literatura no lo apartó de la etnología. En 1955su
cuento “La muerte de los Arango” obtuvo el primer premio del Concurso Latinoamericano de
Cuento organizado en México.

A fin de complementar su formación profesional, se especializó en la Universidad de San Marcos


en Etnología, de la que optó el grado de Bachiller el (20 de diciembrede 1957) con su tesis “La
evolución de las comunidades indígenas”, trabajo que obtuvo el Premio Nacional Fomento a la
Cultura Javier Prado 1958. Por entonces realizó su primer viaje por Europa, becado por la UNESCO,
para efectuar estudios diversos, tanto en Españacomo en Francia. Durante el tiempo que
permaneció en España, Arguedas hizo investigaciones entre las comunidades de la provincia de
Zamora, buscando las raíces hispanas de la cultura andina, que le dieron material para su tesis
doctoral: “Las Comunidades de España y del Perú”, con la que se graduó el 5 de juliode 1963.

1.4 DEPRESIÓN Y SUICIDIO

La depresión de Arguedas hizo crisis en 1966, llevándolo a un primer intento de suicidio por
sobredosis de barbitúricos el 11 de abrilde aquel año. Desde algunos años atrás, el escritor venía
recibiendo múltiples tratamientos psiquiátricos, describiendo sus padecimientos en sus escritos:

Yo estoy sumamente preocupado con mi pobre salud (…) He vuelto del fatigadismo, sin poder
dormir y angustiado. Tengo que ir a donde el médico nuevamente; aunque estos caballeros nunca
llegan a entender bien lo que uno sufre ni las causas. Lo malo es que esto me viene desde mi
infancia (carta a John Murra, 28 de abril 1961).

Un poco por miedo otro poco porque se me necesitaba o creo que se me necesitaba he
sobrevivido hasta hoy y será hasta el lunes o martes. Yemo que el Seconal no me haga el efecto
deseado. Pero creo que ya nada puedo hacer. Hoy me siento más aniquilado y quienes viven junto
a mí no lo creen o acaso sea más psíquico que orgánico. Da lo mismo. (…) Tengo 55 años. He vivido
bastante más de lo que creí (carta a Arístides Arguedas, 10 de abril 1966)

A partir del intento de suicidio, su vida ya no volvió a ser la misma. Se aisló de sus amigos y
renunció a todos los cargos públicos que ejercía en el Ministerio de Educación, con el propósito de
dedicarse solamente a sus cátedras en la Universidad Agraria y en la de San Marcos. Para tratar su
mal se puso en contacto con la psiquiatra chilena Lola Hoffmann, quien le recomendó, a manera
de tratamiento, que continuara escribiendo. De este modo publicó otro libro de cuentos: Amor
mundo(en ediciones simultáneas en Montevideo y en Lima, en 1967), y trabajó en la que sería su
obra póstuma: El zorro de arriba y el zorro de abajo.

En 1967dejó su magisterio en la Universidad de San Marcos, y, casi simultáneamente, fue elegido


jefe del departamento de Sociología de la Universidad Nacional Agraria La Molina, a la cual se
consagró a tiempo completo. Continuó su afiebrado ritmo de viajes. En febrero estuvo en Puno,
presidiendo un concurso folclórico con motivo de la fiesta de la Candelaria. En marzo pasó 15 días
en México, con motivo del Segundo Congreso Latinoamericano de Escritores, en Guadalajara, y
ocho días en Chile, en otro certamen literario. A fines de julio viajó a Austria, para una reunión de
antropología, y en noviembre estaba de nuevo en Santiago de Chile, trabajando en su novela de
los zorros.

En 1968le fue otorgado el premio “Inca Garcilaso de la Vega”, por haber sido considerada su obra
como una contribución al arte y a las letras del Perú. En esa ocasión pronunció su famoso discurso:
“No soy un aculturado”. Del 14 de eneroal 22 de febrero de ese año estuvo en Cuba, con Sybila,
como jurado del Premio Casa de las Américas. Ese mismo año y el siguiente tuvo su amarga
polémica con el escritor argentino Julio Cortázar, y viajó varias veces a Chimbote, a fin de
documentar su última novela.

A principios de 1969hizo su último viaje a Chimbote. Ese mismo año hizo tres viajes a Chile, el
último de los ellos por cerca de cinco meses, de abril a octubre. Por entonces se agudizaron
nuevamente sus dolencias psíquicas y renació la idea del suicidio, tal como lo atestiguan sus
diarios insertos en su novela póstuma:

Yo no voy a sobrevivir al libro. Como estoy seguro que mis facultades y armas de creador,
profesor, estudioso e incitador, se han debilitado hasta quedar casi nulas y sólo me quedan las que
me regalarían a la condición de espectador pasivo e impotente de la formidable lucha que la
humanidad está liberando en el Perú y en todas partes, no me sería posible tolerar ese destino. O
actor, como he sido desde que ingresé a la escuela secundaria, hace cuarenta y tres año, o nada
(epílogo, 29 de agosto 1969).

Finalmente renunció a su cargo en la Universidad Agraria y el 28 de noviembrede 1969se encerró


en el baño de dicha universidad y se disparó un tiro en la cabeza, a causa del cual murió, después
de pasar cinco días de penosa agonía (2 de diciembrede 1969). El mismo día del disparo fatal, le
había escrito lo siguiente a su esposa Sibyla:

¡Perdóname! Desde 1943 me han visto muchos médicos peruanos, y desde el 62, Lola, de
Santiago. Y antes también padecí mucho con los insomnios y decaimientos. Pero ahora, en estos
meses últimos, tú lo sabes, ya casi no puedo leer; no me es posible escribir sino a saltos, con
temor. No puedo dictar clases porque me fatigo. No puedo subir a la Sierra porque me causa
trastornos. Y sabes que luchar y contribuir es para mí la vida. No hacer nada es peor que la
muerte, y tú has de comprender y, finalmente, aprobar lo que hago

El día de su entierro, tal como el escritor había pedido en su diario, el músico andino Máximo
Damián tocó el violín ante su féretro, acompañado por el arpista Luciano Chiara y los danzantes de
tijera Gerardo y Zacarías Chiara, y luego pronunció un breve discurso, en palabras que
transmitieron el sentimiento del pueblo indígena, que lamentó profundamente su partida.

Sus restos fueron enterrados en el Cementerio El Ángel. En junio del 2004 fue exhumado y
trasladado a Andahuaylas, el lugar donde nació.

El mismo año en que suicidó, Arguedas dijo en una entrevista concedida a Ariel Dorfmanpara la
revista Trilce: "Entiendo y he asimilado la cultura llamada occidental hasta un grado relativamente
alto; admiro a Bach y a Prokofiev, a Shakespeare, Sófocles y Rimbaud, a Camus y Eliot, pero más
plenamente gozo con las canciones tradicionales de mi pueblo; puedo cantar, con la pureza
auténtica de un indio chanka, un harawi de cosecha. ¿Qué soy? Un hombre civilizado que no ha
dejado de ser, en la médula un Indígenadel Perú; indígena, no indio. Y así, he caminado por las
calles de París y de Roma, de Berlín y de Buenos Aires. Y quienes me oyeron cantar, han escuchado
melodías absolutamente desconocidas, de gran belleza y con un mensaje original. La barbarie es
una palabra que inventaron los europeos cuando estaban muy seguros de que ellos eran
superiores a los hombres de otras Razasy de otros continentes 'recién descubiertos'.
2. BREVE ANÁLISIS DE JOSÉ MARÍA ARGUEDAS

2.1 ARMONÍA Y CONFLICTO EN LA OBRA DE JOSÉ MARÍA ARGUEDAS

La tensión entre armonía y conflicto en las novelas de José María Arguedas es una cuestión
literaria, pero enraizada en la situación existencial del autor. Los intentos de explicar sus textos
desde su sicología (o patología) carecen de valor crítico; una mirada más profunda vincula su
literatura con el problema de la identidad peruana. En el debate celebrado en Lima en el año
1994, Gonzalo Portocarrero vio la razón de ser de la creación literaria de Arguedas en la necesidad
de armonizar el conflicto: “En Arguedas hay una tensión entre concepciones del mundo y la vida
muy distintas, entre sí, orientaciones culturales que muy difícilmente pueden ser sintetizadas. El
arte será la manera de tratar de armonizar este conflicto tan desgarrador.” Otros participantes
debatieron acerca del concepto de “mestizaje”, concibiéndolo como una posibilidad de “síntesis
cultural”, una conciliación armoniosa. En cambio, Antonio

Cornejo Polar acentuó el polo conflictivo de la obra de Arguedas, contraponiendo a la categoría de


mestizaje los conceptos de migrante y multicultura. En el polo opuesto aparece la interpretación
de Mario Vargas Llosa que insiste en la armonización de Arguedas desde un indigenismo utópico,
en su libro polémico Lautopía arcaica. José María Arguedas y las ficciones del indigenismo (1996).

Tal vez no sea redundante agregar a este aspecto de la obra de Arguedas un breve comentario
desde otra región del mundo. Leer desde otro contexto nos limita, pero tiene la ventaja de volver
a la literatura misma.

En el último período, los estudios de cultura se imponen más que la crítica literaria, y la literatura
parece perder importancia. Sin embargo, los problemas discutidos por la crítica cultural están
implícitos en las obras literarias y la creación verbal por sí sola puede comunicar una voz auténtica
de una cultura a los lectores de otros países. La literatura sigue siendo clave para comprender la
cultura: forma parte del “fondo de imágenes básicas de una nación”, donde la renovación de
imágenes mantiene viva la cultura. La obra de Arguedas tiene esta potencia creativa: se puede
percibir aún sin conocer los contextos, que se insinúan desde dentro del texto.
La literatura es un campo donde lo común y lo diferente no se excluyen. Posibilita ver lo otro y, a
la vez, descubrir cercanías íntimas entre regiones tan distantes como América Latina y Europa
Central. La lectura de la obra de José María Arguedas posibilita tal encuentro cultural y personal.

Mi comentario se centra en tres aspectos de la novela Los ríos profundos: la imagen de la edad de
oro, el conflicto de dos mundosy el héroe débil.

2.2 CONFLICTO DE DOS MUNDOS

La visión mítica forma un estrato de la novela de Arguedas sin neutralizar su polo conflictivo. Una
tensión entre la historia y la inclinación a la unidad del mundo es propia del género novelesco
como tal; en la distinta configuración de ambos polos se basan los tipos de novela. El ansia de
armonía determina la construcción del tipo idílico. Pero Los ríos profundos pertenecen a otro tipo
que podríamos llamar “novela de conflicto de dos mundos” y cuyo antecedente es el Quijote. No
es casual que en

Los ríos profundos aparezca una alusión al personaje cervantino (aún más visible en El Sexto). En el
sentido tipológico, la novela de Arguedas está más emparentada, por ejemplo, con la novela La
vorágine que con Don Segundo Sombra con la que fue comparada. En Los ríos profundos el
conflicto de los mundos tiene dos niveles.

El primero y más obvio es el enfrentamiento de dos tradiciones culturales en el ambiente bilingüe.


El protagonista está encerrado en el colegio eclesiástico ajeno y no es aceptado tampoco por los
indígenas de Abancay, humillados y pasivos. Vive entre dos comunidades sin pertenecer
plenamente a ninguna. Ambas tradiciones conviven y se compenetran (p. ej. el motivo de
zumbayllu en el colegio) pero no se fusionan.

La confrontación de las culturas no se resuelve con una armonización indigenista, que solo
invertiría la relación centro/periferia. La visión de Arguedas tampoco es mestiza en el sentido de la
concepción armónica de la sinfonía de culturas, que tiene su tradición en el pensamiento
hispanoamericano (Reyes, Vasconcelos, Carpentier).
José María Arguedas concibe la relación entre las culturas como una “superposición”. Este
concepto aparece en los ensayos de Mariátegui y más tarde en los de Octavio Paz. La crítica no
suele relacionar a Arguedas con Paz, pero ambos coinciden en temas fundamentales: la posibilidad
de revivir la unidad originaria del universo (el “eterno presente” de Paz); el pensamiento
analógico; la superposición de distintas tradiciones culturales que se mantienen en convivencia
dramática sin fusionarse. La coincidencia de ambos escritores también revela una relación
orgánica entre el ansia de armonía de illud tempus y la visión conflictiva de la convivencia
multicultural. En México el estrato no moderno parece más oculto, mientras que en el Perú es
visible.

En los dos países la tradición indígena forma la base – igual que en la arquitectura de los palacios
cusqueños. El muro incaico del primer capítulo de Los ríos profundos no es un muro de
Sacsayhuaman, sino el de una casa en que, sobre las piedras incaicas ondulantes como el río, posa
el segundo piso geométrico de construcción colonial: “La pared blanca del segundo piso empezaba
en línea recta sobre el muro.”18

La arquitectura de la novela es similar: su experimento lingüístico, que incorpora al español la


morfología, sintaxis, entonación y visión del mundo del quechua, construye la escritura sobre las
bases de un estrato profundo de una cultura oral. La búsqueda del lenguaje que fundamentaría la
escritura en la oralidad aparece como tema explícito en el capítulo VI, cuando el protagonista
(“poeta”) escribe dos versiones de una carta amorosa: descontento con el estilo literario descubre
el estilo del canto quechua (“¡Escribir! Escribir para ellas era inútil, inservible. ¡Anda, espéralas en
los caminos y canta! ¿Y si fuera posible, si pudiera empezarse? Y escribí:…”).

La “superposición” no es sincrética: ya Ángel Rama, dentro de su concepto de transculturación,


destacaba “la actitud de quienes no se limitan a un sincretismo”. Y con más claridad lo formula
Antonio Cornejo Polar en sus conceptos de heterogeneidad y multicultural.

2.3 COMPARANDO VICIOS

El contacto de la familia Arguedas con la capital fue aprovechado para que Arístides, el hermano
mayor, iniciara estudios en el Colegio Guadalupe. Arguedas también comprobará que los señores
poderosos de la urbe eran tan déspotas y abusivos como los hacendados de Puquio y su natal
Andahuaylas; ni en la ciudad los indígenas se librarían de su destino. Lima fue tan glorificada por
su padre que vino a pasar sus últimos días como juez en la capital, un remedo grotesco de lo que
acontecía entre patrones y siervos en el campo. Si la sierra albergaba las materias primas para
generar ganancia económica en el país, Lima era la ciudad que centralizaba el confort, la cultura
originada de la modernidad y un referente importante de tecnología, concentración de
conocimiento y riqueza. En “Yawar fiesta”, Arguedas presentará una urbe generadora de
fascinación: “¡Llegar a Lima, ver, aunque fuera por un día, el palacio, las tiendas de comercio, los
autos que se lanzaban por las calles, los tranvías que hacían temblar el suelo, y después regresar!
Esa era la mayor ambición de los lucaninos.”

A diferencia de los indígenas, Arguedas formaba parte de los “privilegiados” con la oportunidad de
viajar a ese “mundo exterior” y “civilizado” llamado Lima: “Sólo los principales iban a Lima con
frecuencia; los ganaderos, los comerciantes, los hacendados, los dueños de minas, las autoridades,
el juez, el agente fiscal, el cura. Regresaban de dos, de tres meses, con ropa extranjera nueva,;
trayendo pelotas de jebe, trencitos, bicicletas, sombreritos azules para sus niños, los uña
werak’ochas”. La sociedad de “clases- castas” existentes desde tiempos coloniales será un rezago
durante la República y profundizará un Estado instaurador de alianzas entre los terratenientes y
capitalinos. Ya para entonces Arguedas palpaba la sensación de marginalidad entre el mundo
indígena y “misti” -sin pertenecer realmente a ninguno. A partir de ese momento veremos si sus
primeras experiencias en Lima agudizaron o no sus síntomas depresivos y contribuyeron a forjar su
obra, marcada por la nostalgia, la marginalidad y la ambivalencia.

2.4SU PASO POR LA UNIVERSIDAD LA CANTUTA. EL ARGUEDAS OLVIDADO

Casi todas las áreas de la vida de José María Arguedas, desde su personalidad depresiva hasta el
legado de sus trabajos literarios han sido estudiadas a plenitud. Un investigador escarba el paso
del autor por la Universidad de La Cantuta y recuerda al Arguedas educador. ¿Por qué José María
Arguedas dejó con la mano en el aire a Jorge Basadre? ¿Por qué este entendió el desaire y fue a
disculparse con Arguedas, diciendo que cuando fue ministro se equivocó con el tema de La
Cantuta?

Un machote que lleva por título Arguedas en La Cantuta, es la creación del profesor Raúl Jurado
Párraga. Ahí están algunas de las respuestas.

Ese conjunto de hojas anilladas, resume el trabajo al que le ha dedicado el catedrático los tiempos
libres de los pasados tres años que le deja su labor docente. Así, ha investigado la relación entre
José María Arguedas y la Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle (UNE), La
Cantuta.

Para Jurado Párraga, quien también dirige la revista Sol de Ciegos, tanto la relación del autor con la
UNE como con la Universidad Nacional Mayor de San Marcos no han sido exploradas
debidamente. Ha buceado en los archivos para conocer más la relación entre el sujeto y el docente
Arguedas. Dice que la relación del escritor andahuaylino con la famosa universidad de la sierra de
Lima se remonta a los años cuando La Cantuta quedaba en Lima, se llamaba Instituto Superior de
Varones, y funcionaba en el colegio Fanning, en Jesús María.

2.5 Años De Enseñanza

Al poco tiempo de licenciarse en Literatura por la universidad de San Marcos, el escritor se fue a
trabajar al colegio Mateo Pumacahua, de Sicuani, Cusco, donde enseñó los cursos de castellano y
Geografía, entre 1939 y 1941.

Después de esa experiencia, el narrador vino a Lima y fue docente en el colegio Guadalupe entre
1945 y 1948. Cuenta Jurado que, tanto sus años por este centro de estudios como los del año
siguiente, cuando enseñó en el colegio Alfonso Ugarte, son "pasos invisibles", porque no queda
registro de ello.

Entre 1949 y 1953, José María enseñó quechua en la universidad de San Marcos. Es en 1951 y
1952, que Arguedas inicia su relación con La Cantuta, que se denominaba Instituto Pedagógico
Nacional de Varones (el que, junto al Pedagógico de Mujeres, se trasladarían a la Escuela Normal
Central, que sería La Cantuta).

Ahí, José María enseña por horas los cursos de Quechua y El Perú y sus problemas culturales,
invitado por el filósofo y educador Walter Peñaloza Ramella, quien conocía a José María desde los
tiempos de estudiante en San Marcos y luego frecuentaron juntos la peña Pancho Fierro.

2.6 UN APORTE EN LAS SOMBRAS


Después, José María vuelve a La Cantuta, ya movilizada a su sede en Chosica, entre 1956 y 1959. A
la vez enseña en San Marcos entre 1958 y 1959, y en 1962 es nombrado profesor en la universidad
La Molina.

"Junto a maestros como Luis Jaime Cisneros, Arguedas aportó a la renovación de la enseñanza del
castellano también desde el colegio experimental que había en La Cantuta. Hay un 'fantasma
pedagógico', un libro que necesitamos buscar para ver si es real, que se dice escribieron a partir de
esas experiencias Arguedas, Cisneros y otros", cuenta Jurado.

El principal problema para su investigación es que, a diferencia de lo que sucede en la universidad


Agraria, en La Cantuta no hay archivos de los documentos "de ida y vuelta", y registros de notas.
Probablemente en el traslado de una sede a otra, cree, se perdieron o se quemaron muchos de
ellos.

"Creo que por lo menos los documentos de los nombres importantes deberían de mantener las
universidades y los colegios. El caso de La Molina es muy distinto. Sí hay un buen registro de los
memos y de las notas, hasta cuando se suicida en 1969; se sabe de lo irregular que es su estancia
porque siempre está viajando por salud o trabajo, y se conoce, en las cartas personales publicadas,
de su malestar cuando no le quieren dar permiso".

A la ausencia de documentos se suma que no todos "los viejitos" que dicen que fueron discípulos
de Arguedas, realmente lo fueron. Para eso se necesita rastrear las actas de alumnos, que muchas
veces también se han perdido. "En el caso del colegio Guadalupe, por ejemplo, se conoce por
alumnos que hablan sobre su maestro, pero son impresiones a la distancia".

2.7 ANÉCDOTA CON BASADRE

"Creo que más que laboral, la cercanía con La Cantuta fue muy amical, de compromiso", opina
Jurado. "Arguedas fue profesor de La Cantuta por horas (lo cual era la forma común en que
trabajaban los maestros en esa época), pero venía mucho a la casa del poeta Manuel Moreno
Jimeno (1913-1993), aquí en la universidad, donde escribió parte de sus obras", cuenta Jurado.
Y el compromiso de Arguedas con el profesorado de La Cantuta se resume en el encontronazo que
tuvo con Jorge Basadre. En una reunión, a inicios de la década de mil novecientos sesenta,
Arguedas dejó con la mano en el aire al historiador.

El autor de Perú, problema y posibilidad, lejos de molestarse, se acercó a José María y le pidió
disculpas, porque fue durante sus años como ministro de Educación de Manuel Prado, entre 1956
y 1958, que a la Escuela Normal Central (Cantuta) se le quitó el rango universitario y la autonomía,
a través de una norma aprobada en esa época.

2.8 PERSONAJE DEL MUNDO EDUCATIVO

Para el profesor Julio Yovera Ballena, el protagonista Rendón Willka, de la novelaTodas las
sangres(1964), igual que el de Paco Yunque (1931), de César Vallejo, son personajes producto de la
sociedad compleja y la diversidad étnica en el Perú.

Explica que Willka encarna el trauma de la asimilación, el alumno indígena insultado por los otros
niños, mestizos y blancos, y ante los cuales no puede defenderse ("la boca del indio no puede", le
grita a Rendón, uno de los intérpretes, cuando este habla mal el castellano).

Pero hay un detonante más importante para el personaje de Todas las sangres, dice Yovera, y es la
relación del escritor con los alumnos. Para Yovera es en este lugar donde desarrolla su didáctica en
la capacidad de comunicarse con los demás, "una enseñanza de comunicación no vertical sino
como actividad de diálogo e integración: Willka y Yunque nos invitan a no permanecer con los
brazos cruzados", opina.

2.9 APORTE OLVIDADO

El doctor Walter Peñaloza Ramella, en un texto titulado José María Arguedas en mi recuerdo,
recordó que recién en la Reforma Educativa de 1972 se tomó en consideración para el curso de
Lenguaje el método educativo de hablar, leer y escribir, "dedicando tres de las cuatro horas del
curso a la práctica de la lectura en clase, la elocución oral y la redacción, y solo una hora de
nociones gramaticales básicas". Sin embargo, dice el propio Peñaloza, este método novedoso
había sido aplicado ya treinta años atrás por el ministro Oliveira, a sugerencia de José María
Arguedas, quien lo había aplicado en sus tempranos años de enseñanza.

2.10 “LOS IDEALES DE ARGUEDAS NO SON ARCAICOS, APUNTAN AL FUTURO”

“Dicen que ya no sabemos nada, que somos el atraso, que nos han de cambiar la cabeza por otra
mejor. Dicen que nuestro corazón tampoco conviene a los tiempos (...). Dicen que algunos
doctores afirman eso de nosotros”, escribió José María Arguedas en 1966 en un texto que tituló
Llamado a algunos doctores. Líneas después, los desafiaría: “Saca tu largavista, tus mejores
anteojos. Mira, si puedes. Quinientas flores de papas distintas crecen en los balcones de los
abismos que tus ojos no alcanzan, sobre la tierra en que la noche y el oro, la plata y el día se
mezclan”. Arguedas lanzaba así el reto: entender el ande con una nueva mirada, una que valore la
riqueza de la cultura andina como la de todas las culturas que habitan el Perú, para lograr un país,
como en el título de su novela, de todas las sangres.

El reto de repensar a Arguedas sigue vigente y fue el propio Mario Vargas Llosa quien recordó al
autor en su discurso de aceptación del Premio Nobel de Literatura 2010. Vargas Llosa saldaba con
él una deuda que tenía desde que publicó La utopía arcaica(1996) y los expertos de la obra de
Arguedas, como Alejandro Ortiz Rescaniere y Rodrigo Montoya, le salieron al encuentro. La
especialista Carmen María Pinilla, miembro de la Comisión del Centenario de José María Arguedas,
nos acerca a esta polémica y a la vida y obra del autor de Yawar Fiesta.

2.11 DESNATURALIZACIÓN LIMEÑA CONTRA COSMOVISIÓN ANDINA

Todo ello, al menos en ese momento, le fue ajeno al niño José María, quien desde temprana edad
hizo suyos la lengua y cosmovisión andina; las canciones en quechua que lo arrullaban cuando
niño eran contrastadas con una realidad muy extraña y parecida a la vez.

“Cuando visité Lima por primera vez en 1919, las mulas que arrastraban carretas de carga se caían,
a veces, en las calles, fatigadas y heridas por los carreteros que les hincaban con púas sobre las
llagas que les habían abierto en las ancas; un ‘serrano’ era inmediatamente reconocido y mirado
con curiosidad o desdén; eran observados como gente bastante extraña y desconocida, no como
ciudadanos o compatriotas. En la mayoría de los pequeños pueblos andinos no se conocía siquiera
el significado de la palabra Perú. Los analfabetos se quitaban el sombrero cuando era izada la
bandera, como ante un símbolo que debía respetarse por causas misteriosas, pues un faltamiento
hacia él podría traer consecuencias devastadoras. ¿Era un país que conocí en la infancia y aún en
la adolescencia? Sí, lo era. Y tan cautivante como el actual. No era una nación” Este testimonio
reconoce que el Estado criollo peruano no realizó mayores intentos por incorporarse al resto del
país; por el contrario, definió su propia identidad sobre el supuesto de que la Nación era el
“mundo oficial” de las ciudades y que los pueblos del Ande representaban una marginalidad
intrascendente, a la que, tarde o temprano, el desarrollo de la civilización haría desaparecer.

EL MALTRATO A LOS ANIMALES

Este primer encuentro de Arguedas con Lima se caracterizó por la aversión al cruel trato a los
animales. Algunos años después recordará: “Cuando fui a Lima, la primera vez, sufría por el
maltrato de los animales. No había camiones, pero sí carreteros sumamente crueles porque tenían
frecuentemente mulas muy cansadas y les hacían una herida donde les hincaban con el palo y me
acuerdo que una vez en la esquina de la calle Amazonas uno de esos carreteros le pinchó tanto
que por el dolor el animal se arrodilló” Estos recuerdos los plasmarán en su cuento “Warma
kuyay” (1935) donde el personaje de Ernesto abrazaba, lloraba y pedía perdón a los animales que
el indio de nombre Kutu azotaba a manera de desquite por la violación a la india Justina. En “Los
Escoleros”, de ese mismo año, Juan, quien es hijo de un abogado que se identifica con los indios,
abraza el cuerpo muerto de una vaca y llora inconsolablemente. En “El Barranco” (escrito en 1938
y publicado en 1939) son los animales quienes asumirán un rol protagónico.

Arguedas testimonia la forma “desnaturalizada” en que el limeño trataba a los animales; desde su
cosmovisión andina, lo “natural” implicaba una convivencia armoniosa entre el ser humano, los
animales y la geografía, donde todos participan en la gran fiesta que es la vida.

3 ENTREVISTAS

¿Mario Vargas Llosa ha cambiado su visión sobre la obra de José María Arguedas. Ya no la
considera ‘arcaica’?

–En primer lugar, Mario Vargas Llosa admira a Arguedas. Es un admirador sincero de la obra de
Arguedas y la ha estudiado a profundidad. Lo que pasa es que él considera que José María
Arguedas siente alguna añoranza porque se está perdiendo la tradición andina, pero Vargas Llosa
interpreta esta añoranza como un deseo de regresar a ese orden andino, de que no cambie, de
que se quede congelado. Entonces, sí, pienso que con este último discurso Mario Vargas Llosa ha
enmendado el calificativo de ‘arcaica’ a la utopía de Arguedas, o a los ideales de Arguedas. No son
arcaicos porque los ideales de Arguedas no son regresar al pasado sino más bien utilizar valores
del pasado, que existen todavía en las poblaciones actuales, herederas del pasado incaico, y que
esos valores tengan una utilidad en el futuro. Por último, sería en todo caso la utopía de todas las
sangres, como dijo Rodrigo Montoya.

¿Qué hace al mensaje de la obra de Arguedas un discurso tan actual?

–Este proceso por hacer del Perú un país de todas las sangres sigue vigente y las expresiones
culturales del ande también; no se opacan en absoluto con la llegada de las tradiciones
occidentales. Aún ahora sucede eso. Mira, por ejemplo, en Gamarra, las creaciones de los
empresarios de origen andino tienen todos los colores del ande. Fíjate en la música chicha.
Nuestro idioma también está lleno de imposiciones de la cultura quechua. No es que se va a
arrasar con el pasado; se está demostrando que eso no es así necesariamente. Además, Arguedas
habla de segregación y discriminación, que son problemas que se viven aún ahora en todas partes
del mundo, por eso lo estudian en España, en Alemania.

Pero el mensaje arguediano ha sido aprovechado políticamente también. Alejandro Toledo, por
ejemplo...

–Claro. Sin ir más lejos, también el gobierno de Fernando Belaunde. Belaunde apreció la obra de
Arguedas y muchas veces se inspiró en ella, incluso lo invitó a ser director de la Casa de la Cultura.
Esa es la propiedad y la actualidad de Arguedas, que es de todos y no puede ser apropiado por un
partido político o un determinado sector, ya sea de derecha o de izquierda. Es algo parecido a lo
que sucedió también con la figura de Túpac Amaru en los tiempos de Juan Velasco Alvarado. Pero
está bien que Toledo lo cite porque lo difunde, y en la medida que lo lees te das cuenta de que no
es el mensaje de Toledo sino el de Arguedas.

3.1 ARGUEDAS EN SU TIEMPO

¿Cuáles son los hechos que marcan la escritura de José María Arguedas?

–Como dijo Alberto Flores Galindo, Arguedas vivió los procesos sociales más importantes del Perú
en el siglo XX. Entre los 9 y 14 años vio nacer los grandes movimientos reivindicatorios del indio en
la sierra. Entre los 20 y 23 años ve la serie de levantamientos de los indígenas en contra del
gamonalismo, que había alcanzado altísimos niveles de explotación. Además, su padre era juez de
primera instancia en Puquio y tenía que recorrer con él varias regiones en el país. Ello sin contar
que, desde niño, el escritor estuvo expuesto a los contrastes. Mientras el padre salía de viaje, la
madrastra en casa lo maltrataba y lo exiliaba al mundo de la cocina, con los indios. Cuando el
padre regresaba, lo peinaban, lo limpiaban y lo sentaban en el comedor principal. Él pudo ver
ambos mundos, del indio y del gamonal con todas las desigualdades y contrastes entre ambos,
desde muy chico.

3.2 EN LIMA TAMBIÉN VE ESTOS CONTRASTES...

–Sí, en la década del 40 van a intensificarse los movimientos migratorios que cambian totalmente
el rostro de las ciudades. Todo esto va a cambiar la situación en el ande y, coincidiendo con el
empobrecimiento del agro, se produce el deseo de emigrar, de abandonar el campo, la agricultura
tradicional. Esto significa un cambio total en la costa, donde Arguedas es testigo de cómo se van
formando los pueblos jóvenes, las barriadas. Él frecuenta estas barriadas, tiene allí amigos
músicos, folcloristas, y los visita frecuentemente. Por eso es que critica a Luis Felipe Angell
(Sofocleto) cuando este publica su novela La tierra prometida, y –según Arguedas– las presenta
como una realidad deformada y sin futuro. Arguedas dijo que no es así y quiso demostrarlo en su
última novela El zorro de arriba y el zorro de abajo cuando presenta en el escenario del mercado a
migrantes de distintas partes del Perú que caminan juntos y luchan por un proyecto común.

3.3 Emilio Adolfo Westphalen, íntimo amigo de José María Arguedas. Usted estudió la
correspondencia entre ambos. ¿Cómo era esta amistad?

Maravillosa y alturada. En mi libro Apuntes inéditos. Celia y Alicia en la vida de José María
Arguedasse reúnen numerosas cartas, muchas de ellas de Emilio Adolfo Westphalen. Y es que
cuando ellos se escribían había siempre una parte dirigida a los amigos y otra parte para las
esposas. Se dirigían o bien a Celia o bien a Judith Ortiz Rescaniere, artista plástica, hermana de
José Ortiz Reyes, otro gran amigo de Arguedas. En esas cartas se habla de literatura, de política.
Además, cuando Arguedas está con sus alumnos quechuahablantes les da a leer poemas de
Westphalen. Es un amigo muy tierno. Arguedas se preocupa mucho por las hijitas del poeta, Silvia
e Inés. Se ayudan, se aconsejan.

TAMBIÉN SE BURLAN DE PABLO NERUDA.

(Ríe). Sí, les parece horroroso el poema que hace Neruda a Machu Picchu.
Las mujeres jugaron un rol importante en la vida amorosa de Arguedas, pero parece quejarse
siempre...

Lo que pasa es que Arguedas era enamoradizo y enamorador. Su primer gran amor fue Celia
Bustamante Vernal, pero antes tuvo varias relaciones, no tan fuertes. José María y Celia, que ya se
habían conocido en la peña Pancho Fierro, se enamoran cuando ella lo visita y ayuda en la prisión
El sexto, en compañía de su hermana Alicia, quien pertenecía a Socorro Rojo (organismo del
Partido Comunista). Arguedas estaba preso por protestar contra un general fascista que visitó San
Marcos. Viven 26 años de un matrimonio feliz para todos los que los conocieron. Pero él
frecuentemente se queja de insatisfacción. A la par, tiene varios amoríos que no llegan a nada.
Solo uno es importante, el romance que tiene con Vilma Ponce, en Apata (Junín), que lo ayuda a
terminar Los ríos profundos. Finalmente, se enamora de Sybila Arredondo, pero también se queja
de insatisfacción. Con todo, cuando él se siente decaído, enamorarse e ilusionarse le despierta la
chispa de la vida.

PERO LA DEPRESIÓN LE GANA A LA ILUSIÓN.

Es característico de su tipo de personalidad. Esta personalidad que tiene sentimientos de muerte,


que luego de la muerte de la madre vive en ambientes amenazantes. Con un padre casi ausente,
tendrá luego problemas para mantener vínculos afectivos estables. Va siempre buscando a la
mujer perfecta, virginal, algo que, evidentemente, no se puede alcanzar.

LAS CRISIS

Otra mujer, su terapista Lola Hoffmann, es fundamental también.

Sí, a partir de los años 60 él comienza terapia con Lola Hoffman. Arguedas dice que es ella quien le
da el empuje para terminar su matrimonio con Celia. Pero luego Lola entrará en crisis también;
muere su pareja sentimental y luego tendrán que quitarle un ojo por un problema de glaucoma.
Esto afecta a Arguedas profundamente; su temperamento es bastante sensible.
Bastante sensible a las críticas también. La mesa redonda sobre Todas las sangresen el año 65 lo
hirió de muerte...

Esas críticas en el Instituto de Estudios Peruanos fueron devastadoras, pero no creo que hayan
sido determinantes de su decisión de suicidio. Su situación afectiva, el problema de Lola Hoffmann
–su ‘mama Lola’–, la situación política y social, el hecho de que siente que otros han hecho cosas
mejor que él –como la traducción de los mitos de Huarochirí–, todo ello hace que no soporte más.
Es curioso, en el psicoanálisis se ve que las personas que han tomado esta decisión radical sienten
tranquilidad. Eso al parecer le ocurrió a Arguedas pues antes de morir hizo llamadas para
despedirse de sus seres queridos, dio recomendaciones, escribió cartas.

Lo que dice en el último diario, incluido en El zorro de arriba y el zorro de abajo, lo corrobora. “He
sido feliz en mis llantos y lanzazos porque fueron por el Perú; he sido feliz con mis insuficiencias
porque sentía el Perú en quechua y en castellano (...). En la voz del charango y de la quena lo oiré
todo”. Sí lo oyó. Pero fue después de que sus amigos trasladaron su cuerpo a escondidas para que
fuera enterrado en su tierra, Andahuaylas. Lo oyó todo: las danzas, los charangos, las quenas y los
cantos.

4. JOSÉ MARÍA ARGUEDAS EN CARTAS INÉDITAS

Que José María Arguedas le tenía alergia a la piel de melocotón (comía esta fruta solo si estaba
pelada) porque de chico, cuando vivía en la sierra, fue perseguido por una tarántula a la que le vio
que cuya piel lucía como la del melocotón. Imágenes de su vida cotidiana, hasta hechos como que
retiró su firma de un homenaje a Luis Alberto Sánchez o que con Enrique Congrains mantuvo
discrepancia fraterna o que con Emilio Adolfo Westphalen –quien en una misiva demolió a
Neruda– nunca dejó de comunicarse. O también enterarse de que su relación con Manuel Scorza
no fue buena. O si no, saber más de sus dolencias psíquicas y la gratitud que tuvo a su primera
esposa Celia Bustamante, a su cuñada Alicia y familares de estas. También su pasión trabajosa por
la literatura y la antropología.

Todo eso es posible saber gracias a la estudiosa arguediana Carmen María Pinilla quien, una vez
más, presenta documentos que revelan la dimensión humana del autor de Los ríos profundos.
Pinilla acaba de publicar Apuntes inéditos. Celia y Alicia en la vida de José María Arguedas (Fondo
Ed. de la PUCP). Se trata de una serie de cartas y otros documentos conservados por los familiares
de Celia Bustamante (y también extraídos de la Colección José María Arguedas de la PUCP).
4.1 CARTAS Y PASAJES

Muchas de las misivas entre Arguedas y sus amigos estaban bien aderezadas. Por ejemplo, cuando
Westphalen le escribe (1939) sobre Neruda a quien acusa de hablar solamente de España
derrotada y no hacer críticas sobre las causas de la derrota y que más bien exalta a Chile: "Muy
demagógico, chauvinista y asqueroso". Y señala que a Neruda habría que llamarlo "cursi
sinvergüenza" cuando alaba a Roosevelt. Westphalen dice que si tenía dudas sobre la capacidad
filosófica y miras políticas del autor de Residencia en la tierra, "con esas líneas ya está hecho su
retrato como un infame imbécil".

En otras, Arguedas hace confesiones de sus gustos y deudas literarias. En 1950 le escribe a Ángel
Flores: "El primer libro que me conmovió, revelándome el poder de la literatura fue Los
miserables, de Víctor Hugo". El libro lo encontró en una vieja biblioteca en la hacienda Huayu
Huay, en Apurímac, donde su padre lo dejó. Tenía 14 años. Lo que sí nunca pudo leer "por más
esfuerzo que hice" fue Ulises.

Con Enrique Congrains intercambió opiniones sobre sus respectivas obras. Leamos qué dice
Arguedas de No una sino muchas muertes en carta de 1959: "Debo confesarte que la leí con
desesperación creciente. ¿Qué has hecho con tu estilo, Enrique? No comprendo cómo tu deseo de
modernizar o de refinar tu estilo ha podido llevarte al extremo de retorcerlo hasta comprometer
tan gravemente una obra maravillosa".

Pero más adelante elogia la obra de Congrains al compararlo con Ribeyro: "...Tú eres la vida que
marchará más esplendente (...). Nuestro buen Ribeyro es el caballero refinado, escéptico, que
jamás llegará a la obra grande". Desliz de Arguedas.

Y en otra carta, a propósito de la réplica de Congrains, Arguedas comenta: "¡Qué discrepancia más
fraternal la nuestra!", y agrega "como debieran ser y serán , algún día, las discrepancias. (...) Creo
que el elemento más perturbador, más común es la vanidad...".
Y como autocrítica a propósito de Los ríos profundos, afirma: "Me doy cuenta de que he casi
dominado el castellano pero no he dominado a la poesía; ella perturba a veces horriblemente mi
trabajo".

4.2 LIBRO DE CARMEN MARÍA PINILLA (ED. PUCP).

Arguedas también fue enérgico en sus principios y posiciones, por ejemplo, en octubre de 1959,
cuando después de firmar una invitación para un banquete a Luis Alberto Sánchez, pidió no ser
incluido por tener discrepancias con Sánchez "no solo con respecto a la ideología y a la conducta,
sino en lo que se refiere a los criterios de valor con que ha juzgado nuestra literatura".

4.3 ESQUIRLAS LITERARIAS

El libro recoge dos cartas del autor de Agua dirigidas a Manuel Scorza. Y las dos drásticas. La
primera, (agosto, 1957), sobre un pago de dos mil soles que Scorza ofreció darle por una selección
de himnos y canciones quechuas y que después solo quiso ofrecerle un cheque por 1,500. "No le
he aceptado. Le he dejado en cambio, a la misma empleada, un recibo por dos mil soles que usted
recabará...". La segunda (dic., 1957), cuando anula un contrato: "... comunico a usted y sírvase
darse por notificado de que, por convenir a mis intereses, he decidido rescindir irrevocablemente
el contrato que firmé con usted (...). Era para publicar el libro Diamantes y pedernales.

Esto es parte del perfil de Arguedas que tiene el libro. Por supuesto que hay más, del literato, del
antropólogo, pero esta vez, por su sensibilidad, preferimos al ser humano.

4.5 EN CARTA A ALICIA DESDE CHURÍN, 1944. "Hoy de puro roñoso perdí una joya. Una india tenía
un maravilloso prendedor: una media luna con un gran sol en medio y dos colgajitos, una llave y
una herradura. Le ofrecí ocho soles y aceptó; no tenía vuelto, y mientras cambiaba la libra se
arrepintió, fue a consultar con su marido, y el estúpido dijo que no era para vender. Si yo le doy
diez soles me lo hubiera llevado".

Churín (¿abril de 1944?) RATITA:


El carro llegó anoche tarde, y hoy me levanté a las siete y media para buscar tu carta (...). Tu carta
me ha llegado como el contenido del poema de Whitman (...) ¡Con una compañía como tú, con tu
amor, con tu espíritu fuerte a mi lado, bien podemos vencer la muerte, y atajarla hasta cuando
hayamos rendido a la vida todo nuestro fuego! ¡es acaso el instante más feliz de mi vida¡ Estoy
iluminado y purificado porque he sentido toda la luz de tu alma. Siempre me parecía que había
más hondura en tu alma, que todavía yo no había llegado hasta su último secreto. Hoy recuerdo la
luz que vi en tus ojos la primera vez que me abriste un poco tu alma (...). Sí, era puro y sensible y
podía sentir la belleza de las cosas. ¡Pero jamás habría encontrado hasta entonces la más grande,
la más absoluta belleza¡: la del alma humana cuando es pura, fuerte (...). Desde ese instante
debiste haber sido dueña de mi vida; mi guía y mi escudo; porque yo soy débil, y los trabajos que
pasé enternecieron mi corazón en vez de endurecerlo. Yo también pasé malas noches, estas tres
últimas me hizo falta el Sedobral (...). Ayer me descubrí un pique y tengo el pie hinchado. Me iré
pasado mañana, cuando esté bien. Si no sale carro a tiempo ya no me escribas.

Te adoro.

Aché Amores. Arguedas llamaba a Celia "Ratita" y a veces firmaba como "Aché".

5. RESUMEN DE SUS OBRAS Y POEMAS DE ARGUEDAS

5.1 LA AGONIA DE RASU ÑITI (José María Arguedas 1961)

El cuento la agonía de rasu-ñiti, nos ofrece el desarrollo de un rito religioso donde el danzante de
tijeras “rasu-ñiti” presintiendo su muerte realiza su último baile frente a su sucesor y alumno
“Atok Sayku”.

Resumen:

Estaba tendido en el suelo, sobre una cama de pellejos. Un cuero de vaca colgaba de uno de los
maderos del techo. Por la única ventana que tenía la habitación, cerca del mojinete, entraba la luz
grande del sol; daba contra el cuero y su sombra caía a un lado de la cama del bailarín. La otra
sombra, la del resto de la habitación, era uniforme. No podía afirmarse que fuera oscuridad; era
posible distinguir las ollas, los sacos de papas, los copos de lana; los cuyes, cuando salían algo
espantados de sus huecos y exploraban en el silencio. La habitación era ancha para ser vivienda de
un indio.

Tenía un altillo que ocupaba no todo el espacio de la pieza, sino un ángulo. Una escalera de palo
de lambras servía para subir a la troje. La luz del sol alumbraba fuerte. Podía verse cómo varias
hormigas negras subían sobre la corteza del lambras que aún exhalaba perfume.

El dansak’ quien se encuentraba al borde de la muerte, anuncia que está preparado para realizar la
danza de las tijeras

—El corazón está listo. El mundo avisa. Estoy oyendo la cascada de Saño. ¡Estoy listo! Dijo el
dansak’ “Rasu-Ñiti”

Se levantó y pudo llegar hasta la petaca de cuero en que guardaba su traje de dansak’ y sus tijeras
de acero. Se puso el guante en la mano derecha y empezó a tocar las tijeras.

Los pájaros que se espulgaban tranquilos sobre el árbol de molle, en el pequeño corral de la casa,
se sobresaltaron.

La mujer del bailarín y sus dos hijas que desgranaban maíz en el corredor, dudaron.

— Madre ¿has oído? ¿Es mi padre, o sale ese canto de dentro de la montaña? —preguntó la
mayor.

— ¡Es tu padre! —dijo la mujer.

_Porque las tijeras sonaron más vivamente, en golpes menudos.


Corrieron las tres mujeres a la puerta de la habitación.

“Rasu-Ñiti” se estaba vistiendo. Sí. Se estaba poniendo la chaqueta ornada de espejos.

— ¡Esposo! ¿Te despides? — preguntó la mujer, respetuosamente, desde el umbral. Las dos hijas
lo contemplaron temblorosas.

—El corazón avisa, mujer. Llamen al “Lurucha” y a don Pascual.-

Luego llegan Lurucha, el arpista; Don pascual, el violinista y la gente del pueblo para acompañarlo.

_la danza se realiza por el moribundu”rasu-ñiti”, así como su toque magistral ante cada nuevo
paso de baile que los músicos le ofrecen. Realiza el rito que culmina con la muerte del bailarín y la
iniciación de su discípulo y sucesor “Atok Sayku”; que comienza a realizar su sacerdocio ante el
cadáver del dansak.

5.2 LA MUERTE DE LOS ARANGO (JOSE MARIA ARGUEDAS 1955)

Este cuento narra la historia del Pueblo Sayla (Arequipa) cuando la peste Tifus, casi arraza con toda
su población, llevandose a las personas mas queridas del Pueblo “los Hermanos Arango”.

Resumen:

Contaron que habían visto al tifus, vadeando el río, sobre un caballo negro, donde aniquiló al
pueblo de Sayla, a esta banda en que vivíamos nosotros.
A los pocos días empezó a morir la gente.

Sayla fue un pueblo de cabreros y sus tierras secas sólo producían calabazas y arbustos de flores y
hojas amargas.

Entonces yo era un párvulo (chiquillo) y aprendía a leer en la escuela. Los pequeños


deletreábamos a gritos en el corredor soleado y alegre que daba a la plaza. Cuando los cortejos
fúnebres que pasaban cerca del corredor se hicieron muy frecuente, la maestra nos obligó a
permanecer todo el día en el salón oscuro y frío de la escuela.

Los indios cargaban a los muertos en unos féretros toscos; y muchas veces los brazos del cadáver
sobresalían por los bordes. Nosotros los contemplábamos hasta que el cortejo se perdía en la
esquina. Las mujeres iban llorando a gritos; cantaban el ayataki, el canto de los muertos.

La plaza era inmensa, crecía sobre ella una yerba muy verde y pequeña, En el centro del campo se
elevaba un gran eucalipto solitario. A diferencia de los otros eucaliptos del pueblo, de ramas
escalonadas y largas, éste tenía un tronco ancho, poderoso, lleno de ojos y altísimo; pero la cima
del árbol terminaba en una especie de cabellera redonda, ramosa y tupida. “Es hembra”, decía la
maestra. La copa de ese árbol se confundía con el cielo. Cuando lo mirábamos desde la escuela, las
altas ramas se mecían sobre el fondo nublado o sobre las abras de las montañas.

En los días de la peste, los indios que cargaban los féretros, los que venían de la parte alta del
pueblo y tenían que cruzar la plaza, se detenían unos instantes bajo el eucalipto. Las indias
lloraban, los hombres se paraban casi en círculo con los sombreros en la mano; y el eucalipto
recibía a lo largo de todo su tronco, en sus ramas elevadas, el canto funerario.

Después, cuando el cortejo se alejaba y desaparecía tras la esquina, nos parecía que de la cima del
árbol caían lágrimas y brotaba un viento triste que ascendía al centro del cielo. Por eso la
presencia del eucalipto nos cautivaba; la maestra. Presintió el nuevo significado que el árbol tenía
para nosotros en esos días y nos obligó a salir de la escuela por un, portillo del corral, al lado
opuesto de la plaza.

El pueblo fue aniquilado. Llegaron a cargar hasta tres cadáveres en un féretro.


Adornaban a los muertos con flores de retama; pero en los días postreros las propias mujeres ya
no podían llorar ni cantar bien; estaban roncas. Tenían que lavar las ropas de los muertos para
lograr la salvación, la limpieza final de todos los pecados.

Pero cuando la peste cundió y empezaron a morir diariamente en el pueblo, las mujeres que
quedaban, aún las viejas y las niñas, iban a la acequia y apenas tenían tiempo y fuerzas para
remojar un poco las ropas, estrujarlas en la orilla y llevárselas, rezumando todavía agua por los
extremos.

El panteón era un cerco cuadrado y amplio. Antes de la peste estaba cubierto de bosque de
retama. Cantaban jilgueros en ese bosque; y al mediodía, cuando el cielo despejaba quemando el
sol, las flores de retama exhalaban perfume. Pero en aquellos días del tifus, desarraigaron los
arbustos y los quemaron para sahumar el cementerio. El panteón quedó rojo; poblado de
montículos alargados con dos o tres cruces encima. La tierra era ligosa, de arcilla roja oscura.

5.2.1 EL CURA DESPEDÍA A LOS MUERTOS A LA SALIDA DEL CAMINO.

Muchos vecinos principales del pueblo murieron. Los hermanos Arango eran ganaderos y dueños
de los mejores campos de trigo. El año anterior, don Juan, el menor, había pasado la mayordomía
del santo patrón del pueblo. Fue un año deslumbrante. Don Juan gastó en las fiestas sus ganancias
de tres años. Durante dos horas se quemaron castillos de fuego en la plaza. Volaban coronas
fulgurantes, cohetes azules y verdes, palomas rojas desde la cima y de las aristas de los castillos;
luego las armazones de madera y carrizo permanecieron durante largo rato cruzadas de fuegos de
colores. En la sombra bajo la noche oscura.

Don Juan mandó poner enormes vasijas de chicha en la calle y en el patio de la casa, para que
tomaran los indios; y sirvieron aguardiente fino de una docena de odres, para los caballeros. Los
mejores danzantes de la provincia amanecieron bailando en competencia,

Los niños que vieron a aquellos danzantes, el Pachakchaki, el Rumisonk’o, los imitaron.
Recordando las pruebas que hicieron, el paso de sus danzas, sus trajes de espejos ornados de
plumas; y los tomaron de modelos, “Yo soy Pachakchaki”. “¡Yo soy Rumisonk’o!”, exclamaban; y
bailaron en las escuelas, en sus casas, y en las eras de trigo y maíz, en los días de la cosecha.

5.2.2 DESDE AQUELLA GRAN FIESTA, DON JUAN ARANGO SE HIZO MÁS FAMOSO Y RESPETADO.

Don Juan hacía siempre de Rey Negro,. Es que era moreno, alto y fornido; sus ojos brillaban en su
oscuro rostro. Y cuando bajaba a caballo desde el cerro, vestido de rey, y tronaban los cohetones,
los niños lo admirábamos.

El hermano mayor, don Eloy, era blanco y delgado. Se había educado en Lima; tenía modales
caballerescos; Hacía de Rey Blanco; su hermano le prestaba un caballo tordillo para que montara,
era un caballo hermoso, de crin suelta.

Don Juan murió primero. Tenía treintidós años y era la esperanza del pueblo. Había prometido
comprar un motor para instalar un molino eléctrico y dar luz al pueblo, hacer de la capital del
distrito una villa moderna, mejor que la capital de la provincia. Resistió doce días de fiebre.

A su entierro asistieron indios y principales. Lloraron las indias en la puerta del panteón. Eran
centenares y cantaron en coro el ayataky ., como cuando cantaban solas, tres o cuatro, en los
entierros de sus muertos.

Hasta lloraron y gimieron junto a las paredes, Cuando iban a bajar el cajón de la sepultura, don
Eloy hizo una promesa: “¡Hermano – dijo mirando el cajón, ya depositado en la fosa – un mes nada
más, y estaremos juntos en la otra vida!”

Entonces la mujer de don Eloy y sus hijos lloraron a gritos. Los acompañantes no pudieron
contenerse. Los hombres gimieron; las mujeres se desahogaron cantando como las indias. Antes
de los quince días murió don Eloy. Pero en ese tiempo habían caído ya muchos niños de la escuela,
decenas de indios, señoras y otros principales.
Las campanas; y los vivos estábamos sumergidos allí, separados por distancias que no podían
cubrirse, tan solitarios y aislados como los que morían cada día.

Hasta que una mañana, don Jáuregui, el sacristán y cantor, entró a la plaza tirando de la brida al
caballo tordillo del finado don Juan. La crin era blanca y negra. Repicaron las campanas, por
primera vez en todo ese tiempo. Repicaron vivamente sobre el pueblo diezmado. Las pequeñas
flores blancas de la salvia y las otras flores aún más pequeñas y olorosas que crecían en el cerro de
Santa Brígida se iluminaron.

Don Jáuregui hizo dar vueltas al tordillo en el centro de la plaza, junto a la sombra del eucalipto;
hasta le dio de latigazos y le hizo pararse en las patas traseras, manoteando en el aire. Luego gritó,
con su voz delgada, tan conocida en el pueblo:

– ¡Aquí está el tifus, montado en caballo blanco de don Eloy! ¡Canten la despedida!

Habló en quechua, y concluyó el pregón con el aullido final de los jarahuis; tan largo, eterno
siempre.

– ¡El tifus se está yendo; ya se está yendo!

Espantaban al tordillo, algunas mujeres y hombres emponchados, Miraban la montura vacía,


detenidamente. Y espantaban al caballo.

Llegaron al borde del precipicio de Santa Brígida,

Donde un río poderoso y hondo, de gran correntada, cuyo sonido lejano repercutía dentro del
pecho de quienes lo miraban desde la altura.

Don Jáuregui cantó en latín una especie de responso junto al "trono" de la Virgen, luego se empinó
y bajó los tapaojos, de la frente del tordillo, para cegarlo.
– ¡Fuera! – Gritó – ¡Adiós calavera! ¡Peste!

Le dio un latigazo, y el tordillo saltó al precipicio. Su cuerpo chocó y rebotó muchas veces en las
rocas. Llegó al río; no lo detuvieron los andenes filudos del abismo.

Vimos la sangre del caballo, cerca del trono de la Virgen, en el sitio en que se dio el primer golpe.

– ¡Don Eloy, don Eloy! ¡Ahí está tu caballo! ¡Ha matado a la peste! En su propia calavera. ¡Santos,
santos, santos! ¡EI alma del tordillo recibid! ¡Nuestra alma es salvada!

Con las manos juntas estuvo orando un rato, e1 cantor, el latín, en quechua y en castellano.

5.3 LOS RIOS PROFUNDOS

5.3.1 EL VIEJO.

Ernestodescribe el Cusco la majestuosa ciudad de los incas, a este viaje acompaña a su padre que
es abogado y que recorre por los lugares del Perú en busca de ejercer su profesión, ahora se
dirigían al Cusco en busca del viejo, al parecer era familiar del padre, pero el era avaro, era un
hacendado, un terrateniente que se aprovechaba de los indios, describe el comportamiento de los
indios, de un pongo que era el servidor del viejo, decía que el era muy débil y hasta parecía que
tenia ganas de llorar, en este capitulo se contempla al Cusco como la ciudad de piedras, del oro,
como esa antigua ciudad de los Incas y muestra a esa cultura como se aun vive, como si aun cuida
sus ciudades.

5.3.2 LOS VIAJES.


Aquí describe a su padre, nos dice que siempre el viaja, que cada ves que se quedan en un pueblo
buscan que tenga un rió, luego nos comenta de las ciudades o pueblos que han pasado, de las
personas que Vivian ahí, nos habla de pueblos que no les gustaban los forasteros y los miraban
raro, en otros nos cuenta la dura vida que pasaban los pájaros ante los niños que salían al campo a
cazar aves para que no coman sus habas que habían sembrado.

Cuenta que llegan al pueblo de Yauyos y ahí ve como los hombres matan a los loros y se jactaban
por esa hazaña, y los loros no se movían no hacían nada por defenderse y se dejaban matar, él
intentaba defenderlos y todos se reían de él.

sin duda se podría comparar la lucha de los loros, con esa lucha débil o talvez por temer tanto a un
sistema de explotadores.

5.3.3 LA DESPEDIDA.

Su padre le confiesa que su recorrido acabaría en Abancay, que ahí Ernesto debía estudiar, y el
padre pondré su estudio, fueron donde un amigo de su padre a alojarse, pero su amigo había
cambiado tanto, le decía a su padre – Gabriel dispensa, hermano dispensa-. Su amigo era un
notario pero parecía un hombre inútil, su trabajo lo hacia su ayudante, su padre sintió pena por él,
el amigo les dio las camas de sus hijos para que ellos durmieran, y los niños estaban tirados en
pellejos, ambos no soportaron esa casa y decidieron marcharse, alquilaron una casa del pueblo,
ahí su padre puso su estudio, pero no había gente que los buscara, hasta le tiraban piedras y le
decían que se fuera, que no necesitaban un abogado, Ernesto empezó a ir al colegio, pero su
padre necesitaba trabajar, así que un señor de Chalhuanca le pide que le acompañe a su pueblo
que allí tenia un conflicto y que necesitaban abogado, Ernesto toma medio vaso de cerveza con su
padre y el señor chalhuanquino, y se despide de su padre quedándose él en el colegio internado.

5.3.4 LA HACIENDA.

En este capitulo cuenta la vida de los indios de las haciendas; el al estar solo en el colegio los
domingos cuando salía del internado, bajaba donde Vivian los indios de las haciendas, el antes
había vivido con muchos de ellos, y necesitaba sentir ese cariño, pero aquí tocaba las puertas y
nadie salía, el decía – mamita ábreme- y los indios le respondían manan, estos indios tenían
miedo, vivían encerrados sumisos, cuenta también las misas del padre hacia los hacendados, el
padre los elogiaba y los hacia sentir como los mas grandes pilares de esta sociedad.

Elogiaba a los hacendados; decía que ellos eran el fundamento de la patria, los pilares que
sostenían la riqueza.

5.3.5 PUENTE SOBRE EL MUNDO.

Al no poder hablar con los indios de hacienda se iba a buscarlos a las chicherías, ahí los encontraba
pero no eran de hacienda, pero también iba a escuchar la música, los huaynos que el en su
infancia y su niñez había oído hasta conocía muchos de esos huayco. En este capitulo Aparece
Añuco como uno de los alumnos rebeldes, también el Lleras que es el abusivo y muy amigo de
Añuco, pero en este capitulo, aparece una jovencita "Marcelina" ayuda en la cocina y es enfermita
le dicen "la Opa" a la ves es victima de todos los alumnos mayores, enseguida aparece un niño
tímido y débil Palacitos su papa es un indio hacendado, este niño era la victima del Lleras y
demuestra la sumisión ante otros.

5.3.6 ZUMBAYLLU

Antero trae al colegio una especie de trompo al cual llaman zumbayllu, y todos los chicos se
quedan sorprendidos por este mágico instrumento, en la novela este instrumento será el que
desprende la magia, al traerlo todas las discusiones quedan de lado y el zumbayllu es el que une a
todos, Antero le regala uno a Ernesto y se vuelven los mejores amigos, Antero le pide que le
escriba una carta para la niña mas linda de Abancay, esta niña es Salvinia, así Ernesto le hace la
carta, pero a la ves se gana también un desafió con rondines, un niño flaco, pero que el Zumbayllu
acaba por unirlos. También encontramos a Valle el alumno mas "culto" es el más elegante y aquel
que representa la diferencia de clases.

5.3.7 EL MOTIN.

Empieza el capitulo comparando al zumbayllu con la tierra que es redonda, había una revuelta en
el pueblo, los internos salen por curiosidad, Antero y Ernesto van juntos al pueblo, a la plaza a ver
lo que sucede, las mujeres indígenas y pobres se habían reunido en la plaza pedían sal, ya que les
habían dicho que no había sal en el pueblo, ellas al mando de doña Felipa toman el almacén y
cogen la sal y empiezan a repartir, Ernesto destaca el orden que imponía esta mujer " Dona Felipa"
, que no se olvido de los mas humildes, tomo diez mulas y llevo sal a los indios de la hacienda de
Patizamba, Ernesto acompaño durante todo el camino, y coreaba con ellas los huaynos que
cantaban. Repartieron la sal y Ernesto se quedo dormido, al despertar estaba con una señora del
cuzco y ella le dijo que vinieron los soldados y a sonido del zurriago le quitaron la sal a los indios.

5.3.8 QUEBRADA HONDA.

Llega al colegio y el padre se lo lleva a la capilla ahí lo azota le reclama, por que estaba
acompañado a la indiada, el le dice que llevaron sal a los indios, el padre le decía que eso era robo,
el padre le preguntaba si doña Felipa hablaba mal de él, luego fue a comer y a su dormitorio, al día
siguiente fueron al pueblo de los indios de la hacienda, el padre se subió a un estrado y empezó a
hablar, Ernesto cuenta que hacia sentir el padre a los indios como si ellos dependieran de su
patrón, los hacia menos con sus palabras, ordeno que Ernesto se arrodillara aunque el no quería, y
todos los indios lloraban arrodillados, luego ya Ernesto regreso solo a el colegio, ahí se da la pelea
del Lleras con el hermano A gusto que era un hermano negro, también aquí Antero trae un Winku
era un Zumbayllu especial que llevaba los mensajes así Ernesto le manda un mensaje a su padre
diciéndolo que el soportara aquí pero que lo extrañaba.

5.3.9 CAL Y CANTO.

Había llegado un regimiento de soldados para castigar a las indias revoltosas, Doña Felipa había
huido junto con otras Chicheras, los soldados estaban en las plazas y el junto con antero salen a la
calle, el padre les había dado permiso, las chicherias estaban llenas de soldados, Antero le llevo a
conocer a Salvinia y Alcira su amiga de Salvinia, ahí Ernesto la compara con Clorinda una Jovencita
de la que en su Niñez se había enamorado y se preocupaba, porque jamás supo nada de ella,
cuenta que Clorinda tenia su enamorado contrabandista, y que el siempre la contemplaba sin
poder decir nada, ahora estaba ahí Alcira que se parecía mucho a ella, pero luego los dejo y se fue
al rió, ahí vio al padre A gusto que bajaba cuesta abajo y a la opa que se regocijaba por alcanzar el
rebozo de tela de Doña Felipa. Regreso al colegio y se entero que al día siguiente partiría Añuco
hacia el Cuzco.

5.3.10 YAWAR MAYU.


En este capitulo resalta el cambio de Palacito al encontrar al prudencio, se sentía mas feliz y mas
fuerte, no tenia miedo y todo el día paraba con Prudencio quien era un indio de la hacienda de su
padre, y que los soldados hace años se lo habían llevado ahora lo había encontrado ya con su
uniforme.

También Ernesto al ir a la Chichería reconoce a un viejo que tocaba el arpa, le decían el papacha
Oblitas con el pasa buenrato hasta le invito un picante, tocaban, conversaban y después
empezaron a cantar huaynos en tono de burla a los soldados, estos se molestaron y llevaron a la
cárcel al arpista y a la chichera.

Al regresar al colegio el Peluca le dijo que Marcelina ya no venia que no sabia que pasaba. Ernesto
que do en averiguar.

5.3.11 LOS COLONOS.

Antero había cambiado se peleo con Ernesto, este cogió el Zumbayllu y lo enterró en el patio
interior, también se entero que Marcelina estaba enferma, y a la ves que había una peste, este
acompañó en su muerte a Marcelina, y le cruzo los brazos, el padre al enterarse de que el estaba
ahí decidió desinfectarlo y encerrarlo, la peste antes que contagiara a los demás alumnos decidió
suspender las clases, palacitos se fue y le dejo unas monedas de oro a Ernesto, este al estar fuera
de peligro el padre lo dejo salir y que fuera en busca de su padre, Ernesto bajo a donde estaban los
indios cruzando el puente, habían muchos soldados impidiendo que estos llegaran a la plaza,
Ernesto vio las atrocidades que pasaban estos con la fiebre, y ellos le decían que solo querían una
misa, así que regreso donde el padre, y le pidió que diera la misa y ellos se regresarían a sus casa a
morir, el padre acepto y Ernesto Toco las campanas para esa ultima misa, luego huyo de la peste
para que no lo atrapara a el también.

Cruzo el puente y contemplo a esas aguas que fluyen que purifican que se llevan a los cadáveres a
la selva de los muertos.

5.4 EL SEXTO
Cuenta las experiencias de Gabriel durante su prisión en la conocida cárcel limeña. La fetidez, el
aspecto sombrío, el envilecimiento de la persona son las notas primeras que diseñan la forma de
la cárcel y su mundo cerrado. Gabriel ingresa en ella a causa de su actividad como líder estudiantil:
al hacerlo, tiene la impresión de haber penetrado en una ciudad turbulenta y desconocida. Los
personajes que encuentra (criminales, maleantes, degenerados, presos políticos y estudiantes), su
conducta, los hechos insólitos convertidos en norma carcelaria, la estratificación del penal –
especie de jaula rectangular dividida en tres pisos horizontales– en donde se distribuyen, de abajo
hacia arriba: vagos y asesinos, maleantes no avezados, y detenidos políticos.

Esa realidad –que no es paisaje natural– cosificada en el volumen oscuro de la cárcel, lo incita al
recuerdo de la infancia serrana, bajo el sol brillante que fustiga el campo. La lluvia menuda, el cielo
descolorido le recuerdan que la cárcel está en Lima; el ruido de los automóviles, la torre de la
iglesia cercana, no obstante su proximidad, le recortan el espacio y lo insertan en el paisajede la
prisión, crucero principal de la ciudad moderna. El Sexto, erguido y voluminoso, se le antoja un
monstruo que tritura a sus huéspedes imperturbablemente. En diálogo con Cámac, su compañero
de celda, sindicalista minero, intuitivo y serrano como él, Gabriel aprende las más claras lecciones
sobre la cárcel y la vida. Cámac tenía un ojo enfermo que le supuraba sin pausa; pero por el sano
irradiaba una luz convincente, de tenaz rebeldía. La opacidad y el fulgor de sus ojos impresionan a
Gabriel y trasuntan la lucidez y el desvarío de las pláticas; entretanto, el monstruo cosificado
adquiere otra significación: en él se apretuja la estructura humana y económica del Perú
contemporáneo, sólo que, paradójicamente, el sector popular ocupa el nivel más alto, cual si se
hubiese invertido la pirámide.

En la tabulación de las costumbres carcelarias, de la conducta de los reclusos, y de las amistades y


los odios, entra en juego un conjunto de apreciaciones y sentimientos pertinazmente serranos. Las
tres figuras capitales: Gabriel, Cámac, Juan, son de origen andino. La intuición y el sentimiento, la
reminiscencia y la furia despojada de doctrina, hermanan a estos hombres en su percepción del
país como secuencia de espacios (sierra-costa), y como espacio con profundidad, en el prisma de
base rectangular que es el Sexto y todo el Perú.

La vida carcelaria debería ser entonces una experiencia compartida, mas, puesto que en ella se
revelan igual que al microscopio los vicios y virtudes del país, Gabriel descubre que el suyo, como
el problema de los otros políticos, no es un caso personal, no es un caso de conciencia, y sin
embargo está anegado de individualismo. "La soledad no se goza; la soledad se sufre": junto a la
escoria humana, en El Sextose hallan los seres más idealistas del país; sin embargo, la discrepancia
en las cuestiones prácticas aleja a los hombres más que las ideas, y lo que distingue a la persona, –
para Gabriel ¡intelectual!– no son las teorías, sino la conducta. Frente al monstruo cosificado, los
hombres se autodefinen y desunen, a pesar de haber comprendido el secreto de la cárcel y de la
sociedad.

Después de oír las opiniones de Cámac sobre el estado del Perú y el remedio de su crisis, Gabriel
comenta: "Aun en la cárcel me parecían temerarias esas palabras". "Tenía 23 meses de secuestro
en el penal y había recuperado allí el hábito de la libertad" (p.17). No se había juzgado con tan
punzante amargura a nuestros regímenes dictatoriales; en ellos, la cárcel, negación de la persona,
disforme reflejo de la sociedad, le ofrece al hombre lo que la vida ciudadana le arrebata: la
libertad de comprender y de expresarse; le promete, en fin, el sueño de un nuevo país. Y aunque
sólo sea en el plano simbólico, esta realidad se desborda del prisma, y expande e incorpora las
secciones parciales del territorio en un nuevo "todo" ideal. Ese ideal habita en el Sexto; en ese
sentido uno de los reclusos dirá "Esta es nuestra casa…".

5.5 YAWAR FIESTA

Es la primera novela del escritorperuanoJosé María Arguedaspublicada en 1941. Pertenece a la


corriente del indigenismo. Ambientada en el pueblo de Puquio(sierra sur del Perú), relata la
realización de una corrida de toros al estilo andino (turupukllay) en el marco de una celebración
denominada yawar punchay(fiesta de sangre). Según los críticos, es la más lograda de las novelas
de Arguedas, desde el punto de vista formal. Se aprecia el esfuerzo del autor por ofrecer una
versión lo más auténtica posible de la vida andina sin recurrir a los convencionalismos y al
paternalismo de la anterior literatura indigenista de denuncia.

Cronológicamente la obra está ambientada en la década de 1930, aunque hace regresiones a


épocas pasadas, como los años 1920, e incluso a siglos antes, en tiempos de la gestación del
pueblo Puquiano.

5.5.1 ARGUMENTO
Finalmente cabe decir que Arguedas fue y será un gran escritor que demostró un gran mensaje
multicultural para el mundo entero y nos hizo reflexionar sobre todo lo que tenemos en el Perú y
no nos detenemos a ver y sobre todo que tenemos tantas culturas y nunca les damos la
importancia que se debe.
Energía cinética

El trabajo realizado por fuerzas que ejercen su acción sobre un cuerpo o sistema en movimiento se
expresa como la variación de una cantidad llamada energía cinética, cuya fórmula viene dada por:

El producto de la masa m de una partícula por el cuadrado de la velocidad v se denomina también


fuerza viva, por lo que la expresión anterior se conoce como teorema de la energía cinética o de
las Fuerzas Vivas.

Energía potencial gravitatoria

Todo cuerpo sometido a la acción de un campo gravitatorio posee una energía potencial
gravitatoria, que depende sólo de la posición del cuerpo y que puede transformarse fácilmente en
energía cinética.
Un ejemplo clásico de energía potencial gravitatoria es un cuerpo situado a una cierta altura h
sobre la superficie terrestre. El valor de la energía potencial gravitatoria vendría entonces dado
por:

siendo m la masa del cuerpo y g la aceleración de la gravedad.

Si se deja caer el cuerpo, adquiere velocidad y, con ello, energía cinética, al tiempo que va
perdiendo altura y su energía potencial gravitatoria disminuye.

Energía potencial elástica

Otra forma común de energía potencial es la que posee un muelle cuando se comprime. Esta
energía potencial elástica tiene un valor igual a:

donde x es la posición del extremo del muelle y k una constante de proporcionalidad. Al soltar el
muelle, se libera energía potencial elástica, al tiempo que el extremo del muelle adquiere
velocidad (y, también, energía cinética).

Al comprimir un muelle, se realiza un trabajo que se acumula como una energía potencial elástica.

Energía mecánica

En los procesos físicos, la energía suele almacenarse en los cuerpos en forma combinada de tipo
cinético y potencial. Esta suma de energías se denomina energía mecánica, y se escribe
genéricamente como:

Energía cinética
El trabajo realizado por fuerzas que ejercen su acción sobre un cuerpo o sistema en movimiento se
expresa como la variación de una cantidad llamada energía cinética, cuya fórmula viene dada por:

El producto de la masa m de una partícula por el cuadrado de la velocidad v se denomina también


fuerza viva, por lo que la expresión anterior se conoce como teorema de la energía cinética o de
las Fuerzas Vivas.

Energía potencial gravitatoria

Todo cuerpo sometido a la acción de un campo gravitatorio posee una energía potencial
gravitatoria, que depende sólo de la posición del cuerpo y que puede transformarse fácilmente en
energía cinética.

Un ejemplo clásico de energía potencial gravitatoria es un cuerpo situado a una cierta altura h
sobre la superficie terrestre. El valor de la energía potencial gravitatoria vendría entonces dado
por:

siendo m la masa del cuerpo y g la aceleración de la gravedad.

Si se deja caer el cuerpo, adquiere velocidad y, con ello, energía cinética, al tiempo que va
perdiendo altura y su energía potencial gravitatoria disminuye.

Energía potencial elástica

Otra forma común de energía potencial es la que posee un muelle cuando se comprime. Esta
energía potencial elástica tiene un valor igual a:
donde x es la posición del extremo del muelle y k una constante de proporcionalidad. Al soltar el
muelle, se libera energía potencial elástica, al tiempo que el extremo del muelle adquiere
velocidad (y, también, energía cinética).

Al comprimir un muelle, se realiza un trabajo que se acumula como una energía potencial elástica.

Energía mecánica

En los procesos físicos, la energía suele almacenarse en los cuerpos en forma combinada de tipo
cinético y potencial. Esta suma de energías se denomina energía mecánica, y se escribe
genéricamente como:

La Energía potencial es la energía que tiene un cuerpo situado a una determinada altura sobre el
suelo. Ej.: El agua embalsada, que se manifiesta al caer y mover la hélice de una turbina.

La energía potencial, Ep, se mide en julios (J), la masa, m se mide en kilogramos (kg), la aceleración
de la gravedad, g, en metros/segundo-cuadrado (m/s2) y la altura, h, en metros (m).

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