Você está na página 1de 16

Otras lógicas

Monográfico

Revista Educación y Pedagogía, vol. XIX, núm. 48, Mayo - Agosto de 2007 9
10 Revista Educación y Pedagogía, vol. XIX, núm. 48, Mayo - Agosto de 2007
Otras lógicas

Multiculturalismo y políticas
educativas en Colombia
¿interculturalizar la educación?*
Axel Rojas
Elizabeth Castillo**

Resumen
Multiculturalismo y políticas educativas en Colombia ¿interculturalizar la educación?
Multiculturalism and educational policies in Colombia. Make education intercultural?

Este artículo muestra cómo las actuales políticas educativas para grupos étnicos en Colombia contribuyen a la
reproducción de representaciones de y sobre las poblaciones indígenas y negras, que se inscriben en una matriz
colonial. Además, expone la posibilidad de un (nuevo) proyecto educativo descolonizado.

Abstract

This article shows how the current educational policies that affect ethnical groups in Colombia contribute to the
reproduction of representations of and about indigenous and black peoples, which are circumscribed to a colonial
matrix. Besides, it proposes the possibility of the (new) decolonized educational project.

Résumé

Cet article montre la manière comme les politiques éducatives pour des groupes ethniques en Colombie contribuent
à la reproduction de représentations de et sur les populations indigènes et noires qui sont inscrites dans une
matrice coloniale. D'ailleurs, il expose la possibilité d'un (nouveau) projet pédagogique décolonisé.

Palabras clave
Políticas educativas etnológicas, educación intercultural, diversidad cultural, multiculturalismo, colonialidad del
poder, colonialidad del saber.
Ethnological educational policies, intercultural education, cultural diversity, multiculturalism, coloniality of
power, coloniality of knowledge.

__________________________________________________
* Este trabajo retoma algunos de los resultados obtenidos en el estudio “Diagnóstico de la etnoeducación en
Colombia”, realizado por el Grupo Educación Indígena y Multicultural (GEIM) de la Universidad del Cauca, en
convenio con la Subdirección de Poblaciones del Ministerio de Educación Nacional durante el período 2004-2006.
En cualquier caso, somos los únicos responsables del resultado final que ahora se presenta.
** Los autores son profesores asociados del Departamento de Estudios Interculturales de la Universidad del Cauca,
e investigadores del Grupo Educaciones y Culturas de la misma universidad. Agradecemos especialmente a
Eduardo Restrepo la lectura de una primera versión del artículo, que nos permitió detectar algunas de sus
debilidades e intentar un mejor camino para desarrollar las ideas centrales del mismo.
E-mail: axelrojasm@gmail.com , elcastil@unicauca.edu.co

Revista Educación y Pedagogía, vol. XIX, núm. 48, Mayo - Agosto de 2007 11
Multiculturalismo y políticas educativas en Colombia ¿interculturalizar la educación?

E
stas reflexiones surgen de un proceso sión se ha hecho a costa de la subordinación
investigativo que tuvo su inicio en un de los proyectos particulares de vida de estas
estudio en el que nos preguntamos por poblaciones y sus propios horizontes cultu-
la relación histórica entre Estado, educación rales, sus formas de organización política y
y grupos étnicos en Colombia. A la luz de sus conocimientos. Tal afirmación puede re-
dicho trabajo, proponemos abordar las políti- sultar tajante en exceso, lo que llama la aten-
cas educativas para grupos étnicos como parte ción sobre la necesidad de historizar proce-
del proceso histórico constitutivo de la di- sos concretos y dar cuenta de las rupturas y
námica global de la modernidad-colonialidad, continuidades en casos particulares. A la vez,
lo que permite entender la educación no sólo parecería que las poblaciones subalternizadas
como mecanismo de circulación y enseñanza carecen de agencia frente a los intereses y pro-
de los conocimientos que se consideran útiles yectos de los sectores dominantes. La inten-
o necesarios para la formación de una socie- ción no es, entonces, la de extender nuevas
dad, sino como mecanismo de regulación de formas de interpretación que homogenicen
aquellos que se estiman validos, reflejando así los sujetos y sus dinámicas de interacción.
un orden de jerarquías sociales y epistémicas.
Las políticas educativas, y particularmente Proponemos debatir nuevos criterios orienta-
aquellas que se enmarcan en el discurso del dores de un proyecto educativo, no para, sino
reconocimiento, constituyen una forma de le- con y desde, los diferentes actores que confor-
gitimación de esquemas de subordinación, man la sociedad multicultural. Proponemos
cuya génesis está asociada a la emergencia del pensar la educación intercultural como posi-
proyecto moderno-colonial. bilidad de construir un proyecto educativo
descolonizado, una propuesta política y pe-
En este artículo desarrollamos una argumen- dagógica que cuestione las formas tradicio-
tación en relación con las actuales políticas nales de concebir la diferencia cultural, al
educativas para grupos étnicos en Colombia menos en nuestro país, y propugnar por otras
y sobre la posibilidad de un (nuevo) proyecto formas de hacer escuela y educación en la
educativo descolonizado. Nuestra tesis es que perspectiva de construir sociedades más de-
las actuales políticas, aun cuando se presen- mocráticas. En esta dirección, nos pregunta-
tan como concreciones de derechos en el mos si una educación para grupos étnicos es
marco de las “políticas del reconocimiento”, la vía más apropiada para contribuir a trans-
contribuyen a la reproducción de representa- formar las relaciones de dominación entre
ciones de y sobre las poblaciones indígenas y sectores hegemónicos y grupos étnicos, e in-
negras, que se inscriben en una matriz colo- cluso otros sectores históricamente subordina-
nial. Es decir, en las actuales políticas educati- dos, y si es posible una educación intercultu-
vas nacionales perviven las representaciones ral, que contribuya a cuestionar y redefinir
coloniales que han contribuido a legitimar la los principios de la hegemonía epistémica a la
subordinación social, política y epistémica de que se ha sometido históricamente a los saberes
estas poblaciones a lo largo de la historia, aun- subalternos.
que ahora bajo una nueva forma discursiva e
institucional que actualiza el modelo de admi-
nistración colonial propias del comienzo del Modernidad y diferencia
proyecto moderno-colonial.
A partir de la década del ochenta y más aun
Desde el inicio del proceso colonizador euro- con la promulgación de la Constitución Polí-
peo, evangelizar-civilizar-educar ha significa- tica de 1991, el uso de términos como “diver-
do “incluir” a los sujetos de la otredad en un sidad cultural”, “plurietnicidad” y “multicul-
proyecto de sociedad en el que dicha inclu- turalidad” hace parte de los discursos de uso

12 Revista Educación y Pedagogía, vol. XIX, núm. 48, Mayo - Agosto de 2007
Otras lógicas

común para referirse a la sociedad colombia- conocimiento de la diferencia cultural como


na. Pese a ello, es importante cuestionar algu- derecho. Así mismo, obedecen a las configu-
nos de sus supuestos y preguntarnos hasta raciones particulares que ha adquirido, a tra-
dónde corresponden esos discursos a una di- vés de la historia, la relación entre el Estado,
námica social distinta a la que imperó hasta la sociedad nacional y aquellos sectores que
entonces, o expresan nuevas formas de legiti- conforman lo que ahora es nombrado como
mación de esquemas precedentes. diversidad cultural o plurietnicidad.

El hecho de que estos nuevos discursos se En este entramado de relaciones se originan


propongan en el escenario de un cambio cons- nuevas expresiones del Estado y de sus políti-
titucional, así como la amplia participación cas, que evidencian formas particulares de
social con que contó el proceso constituyen- multiculturalismo, entendido éste como el es-
te, producen un efecto de confianza en la so- quema de acción institucional que se define
ciedad colombiana en la que amplios sectores por sus propósitos, mecanismos y discursos
celebran, desde entonces, el advenimiento de de atención a la multiculturalidad. Las políti-
un nuevo proyecto de nación. Aunque sería cas oficiales de las que nos ocupamos aquí
absurdo negar los cambios acaecidos en el son una expresión de las formas que adquiere
período posconstitucional, en parte gracias el multiculturalismo en contextos particula-
a las reformas allí consignadas, también res. Sin embargo, éste es producto de proce-
sería necio presumir que la nueva Carta sig- sos históricos en los que se han constituido
nifica un cambio total en relación con el las representaciones de la diferencia y no sólo
orden precedente. Uno de los elementos que un “nuevo” esquema de acción institucional,
caracteriza el nuevo texto constitucional es lo o el esquema contemporáneo de tratamiento
que se llama ahora de manera genérica el “re- de la diferencia; ello hace necesario que lo en-
conocimiento de la diversidad étnica y cultu- tendamos en su génesis y trayectoria. En este
ral”, que se manifiesta de varias maneras sentido, el multiculturalismo es una expresión
en la vida cotidiana de los colombianos: por contemporánea de las políticas de represen-
un lado, el afianzamiento de una representa- tación, y hace parte de las lógicas de expan-
ción de lo social, ahora marcado por lo cultu- sión del capitalismo neoliberal a escala global.
ral (y lo étnico), y por otro, el despliegue de Por lo que, para comprenderlo y plantear al-
novedosos aparatos jurídicos e institucionales ternativas que subviertan su lógica, es perti-
cuya función es la “atención” a dicha diversi- nente analizarlo en la perspectiva propia del
dad cultural. sistema mundo moderno (Wallerstein, 1979) y
de la colonialidad que le es constitutiva
El hecho de que la multiplicidad de culturas (Mignolo, 2002a, 2002b; Quijano, 2000).
sea considerada como un hecho social valio-
so para la definición del proyecto de socie- La transformación discursiva vivida en las
dad nacional, así como las transformaciones décadas finales del siglo XX ilustra los cambios
institucionales y jurídicas orientadas a con- en un régimen de representación que históri-
cretar los mecanismos que darán viabilidad a camente imaginó la diferencia asociada a la
este proyecto, son resultado de diversas y com- idea de raza. En este sentido Aníbal Quijano,
plejas articulaciones entre dinámicas locales al desarrollar su teoría de la colonialidad del
y globales. Entre ellas se encuentran la trans- poder, muestra cómo en la expansión del pro-
formación discursiva a escala global, en la que ceso colonizador de Europa sobre América se
la multiculturalidad emerge como rasgo ca- dio forma a jerarquías sociales basadas en la
racterístico de lo social y la concreción local idea de raza (la naturalización de rasgos bio-
(nacional) de nuevas expresiones políticas de lógicos como diferencias sociales) que permi-
sectores de la población que reclaman el re- tieron “naturalizar” un orden social de domi-

Revista Educación y Pedagogía, vol. XIX, núm. 48, Mayo - Agosto de 2007 13
Multiculturalismo y políticas educativas en Colombia ¿interculturalizar la educación?

nación de unas poblaciones por otras, como de diversas formas de dominación sobre su-
parte de una dinámica constitutiva del pro- jetos y sociedades, y de subalternización de
ceso de la modernidad: la colonialidad sus conocimientos.
(Quijano, 2000).1 La colonialidad se encuen-
tra en la base de las formas de clasificación
social y la emergencia de identidades como Emergencia de la multiculturalidad
indio o negro, marcando a poblaciones que,
desde entonces, se hallan reducidas a una En épocas recientes, las representaciones de
condición de otredad en relación con los sec- la diferencia se han modificado, hasta adqui-
tores dominantes de la población, asumidos rir una novedosa forma de enunciación “po-
como blanco / mestizos. A estos sistemas de sitiva” que pareciera cuestionar por fin el lu-
clasificación de sujetos y grupos humanos gar de subordinación al que se ha sometido a
corresponde una forma de representación de las poblaciones que hasta ahora han ocupado
sus conocimientos, una colonialidad del saber el lugar de la otredad. Como expresión de ello,
(Quijano, 2000), que considera los saberes de la Constitución Política de 1991 reconoce la
los sujetos subalternizados como locales-tra- diversidad étnica y cultural de la nación (Ar-
dicionales, versus el conocimiento eurocéntrico tículo 7) y la presenta como rasgo que funda-
dominante, al que se tiene como universal- menta la identidad nacional (Artículo 70). Sin
científico. embargo, en el discurso de la multicultura-
lidad asociado a las políticas del reconocimien-
Como parte de esta política de representación, to, que presenta a los sujetos de la alteridad
las sociedades y poblaciones subordinadas o en términos que parecen más horizontales,
subalternizadas, han sido marcadas con par- perviven o se legitiman renovadas formas de
ticularismos culturales, frente a una pretendi- diferenciación excluyente. Entender al país
da mismidad de los sectores dominantes, cu- como multicultural debería significar que se
yas identidades, culturas y conocimientos son reconoce una pluralidad de matrices cultura-
definidos como universales (asociados a una les como constitutivas de la nación y no una
matriz colonial europea) y, por ende, desmar- sola —mestiza, racional, masculina y cristia-
cados de cualquier particularismo cultural. En na— como se venía haciendo, lo que implica-
estos procesos, la escuela y la academia han ría que se cuestionen las lógicas del poder
cumplido un lugar y una función determi- dominante. No obstante, la multiculturalidad
nante, en tanto reproducen dicha lógica de hasta ahora sólo parece ser el discurso formal
representación esencializando la otredad (la de la “diversidad cultural”, que no cuestiona
diferencia cultural en relación con los secto- el lugar de centro que se autoasignan los sec-
res dominantes de la sociedad) de las pobla- tores hegemónicos (Walsh, 2004). La “diversi-
ciones subalternizadas, sobre quienes se ha dad cultural” ha permitido “visibilizar ” las
construido una imagen que los ubica como culturas, hasta ahora poco presentes en la re-
objetos “exóticos”, vestigios del pasado salva- presentación de lo social.
je, reductos de identidad, o sociedades en
transición hacia la modernidad. A lo largo de La diversidad cultural es el reconoci-
esta historia, la “marcación” de la diferencia miento de contenidos y costumbres cul-
ha servido como instrumento de legitimación turales ya dados; suspendida en el mar-

__________________________________________________
1 Los planteamientos de autores como Quijano (2000) y Mignolo (2002a, 2002b) sobre la modernidad-colonialidad
son desarrollados a partir de un replanteamiento del origen de la modernidad, tradicionalmente ubicado en
relación con la Ilustración y el siglo XVIII, ubicándolo en relación con la Conquista de América y el control europeo
sobre el Atlántico a partir de 1492. Véase Escobar (2003: 60-61).

14 Revista Educación y Pedagogía, vol. XIX, núm. 48, Mayo - Agosto de 2007
Otras lógicas

co temporal del relativismo da lugar a menes de verdad y de experiencia en


las nociones liberales del multicultu- contextos sociales y situaciones concre-
ralismo, el intercambio cultural o la cul- tos, objeto de disputas y disensos (Res-
tura de la humanidad. La diversidad trepo, 2004: 279).2
cultural es también la representación de
una retórica radical de separación de las Como parte de esta experiencia, al menos en
culturas totalizadas que viven incorrup- el caso colombiano, los discursos multicultura-
tas por la intertextualidad de su locali- listas tienden a reducir la multiculturalidad a
zación histórica, a salvo en la Utopía de su dimensión étnica. Es decir, la expresión
una memoria mítica de una identidad actual de la multiculturalidad se halla restrin-
colectiva única (Bhabha, 1998: 14). gida o marcada por lo étnico (multiculturali-
dad etnizada), a la vez que lo étnico corresponde
Pero esta “visibilización” impide reconocer los a una concepción definida por la pervivencia
procesos en que es producida la diferencia. de tradiciones y costumbres que se sostienen
imperturbadas e imperturbables en el tiem-
Si la diversidad cultural es una categoría po, en la que lo indígena se constituye como
de ética, estética o etnología comparati- paradigma (etnicidad indigenizada).3 Estas
va, la diferencia cultural es un proceso
concepciones se expresan hoy en día en las
de significación por el que los enuncia-
políticas educativas multiculturalistas.
dos de cultura o sobre una cultura dife-
rencian, discriminan o autorizan la
producción de campos de fuerza, refe-
rencia, aplicabilidad y capacidad Multiculturalismo y educación
(Bhabha, 1998: 13).
El multiculturalismo es la expresión de las for-
En este sentido, lo que hoy identificamos mas contemporáneas de representación de la
como multiculturalidad (el discurso contem- diferencia cultural en las acciones jurídicas y
poráneo de la diversidad) es resultado de las políticas de los Estados, así como de entida-
transformaciones en las formas socialmente des transnacionales.4 El multiculturalismo
aceptadas para nombrar y entender la cultu- colombiano se nutre de expresiones preceden-
ra o lo cultural. Dado que la cultura y la dife- tes de sus políticas (el indigenismo, por ejem-
rencia cultural no son hechos “naturalmen- plo) y en su forma actual imagina la diferen-
te” existentes, sino producidos en contextos cia en una representación de la nación como
histórico-sociales particulares, se entiende la “pluriétnica y multicultural”. En el campo de
multiculturalidad como la las políticas educativas recientes, tiene su ex-
presión en la educación para grupos étnicos, un
[…] emergencia de la diferencia y la programa de acción estatal que regula la edu-
mismidad puntuada de cultura en regí- cación de las poblaciones indígenas y negras.5
__________________________________________________
2 Restrepo se apoya en el concepto meta-cultura, propuesto por Briones, quien plantea que: “la cultura no se limita
a lo que la gente hace y cómo lo hace, ni a la dimensión política de la producción de prácticas y significados
alternativos. Antes bien, es un proceso social de significación que, en su mismo hacerse, va generando su propia
meta-cultura […] su propio ‘régimen de verdad’ acerca de lo que es cultura y no lo es” (Briones, 1998: 6-7).
3 Acerca de las implicaciones que tiene esta concepción indigenizada de la alteridad y la etnicidad, véase Wade (2000,
1997) y Rojas (2004), entre otros.
4 A pesar de que en sus luchas políticas los grupos étnicos cuestionan el modelo neoliberal y sus políticas oficiales, y
han constituido un proyecto educativo desde el discurso de la interculturalidad, es pertinente estudiar con mayor
detalle en qué aspectos y hasta dónde logran cuestionar las bases del proyecto al que se oponen. De este asunto
nos ocupamos más adelante.
5 Aunque las poblaciones gitanas (Rom) han empezado a ser incluidas dentro de sus acciones.

Revista Educación y Pedagogía, vol. XIX, núm. 48, Mayo - Agosto de 2007 15
Multiculturalismo y políticas educativas en Colombia ¿interculturalizar la educación?

Según la definición de la Ley 115 de 1994, se rial, administrativa, judicial, educativa), lo que
entiende por educación para grupos étnicos: hasta ahora fue demandado del Estado se hace
parte de su propia responsabilidad.6 El Esta-
[…] la que se ofrece a grupos o comuni- do, más que reconocer autonomía, parece es-
dades que integran la nacionalidad y tar delegando funciones, de tal modo que
que poseen una cultura, una lengua, extiende su acción en ámbitos (administración,
unas tradiciones y unos fueros propios justicia, educación, salud), territorios y pobla-
y autóctonos (Ministerio de Educación ciones, donde antes tuvo un control precario. No
Nacional, 1994: 15).
queremos con ello plantear que los proyectos
de los grupos étnicos están irremediablemen-
Esta concepción (además de otros elementos
te sometidos a la imposición de las lógicas ofi-
contenidos en la Ley y sus decretos reglamen-
ciales o que, de no estarlo, necesariamente sus
tarios) ilustra algo de lo ya dicho: la educa-
proyectos de vida serían distintos o entraña-
ción para grupos étnicos se ofrece a los grupos
rían alternativas claras al proyecto de moder-
étnicos; es parte de un sistema más amplio de
nidad-colonialidad; se trata, más bien, de ilus-
educación nacional orientado desde el Esta-
trar algunas de las novedosas tensiones que
do, para aquellas poblaciones que poseen “una
se producen en los escenarios del “reconoci-
cultura, una lengua, unas tradiciones y unos
miento” y que estamos lejos de conocer en la
fueros propios y autóctonos”. Nos pregunta-
mos, entonces, si la “sociedad nacional” no totalidad de sus dimensiones y alcances.
posee, en esta misma lógica, “una cultura, una
lengua, unas tradiciones y unos fueros pro- Otro factor que hace parte de este complejo
pios y autóctonos”. Desde su enunciación, la cuadro se relaciona con los programas oficia-
Ley implica un acto de marcación cultural de les que deberían concretar las acciones de “re-
los grupos étnicos y uno de desmarcación del conocimiento”, que suelen ser marginales en
resto de la sociedad. las políticas oficiales o carecen de recursos que
garanticen su ejecución (Walsh, 2000). En la
En este sentido, nuestro planteamiento es que medida en que el Estado recurre a las refor-
el multiculturalismo expresa un nuevo modo mas jurídicas y a los programas institucionales
de enunciación, propio de la renovación en para mostrarlos como indicadores de su vo-
los aparatos de dominación, que no abando- luntad política y de novedosos desarrollos en
na su matriz colonial. Pese a que las formas la atención a poblaciones y asuntos que antes
de nombrar se modifican, así como los aparatos no eran considerados en su accionar, la au-
jurídicos y los programas estatales, la diferen- sencia de recursos y acciones efectivas es evi-
cia continúa siendo definida como otredad en dencia de qué tanta centralidad le asigna a
relación con los sectores dominantes. Las unos y otros, al menos desde su propia pers-
implicaciones para las poblaciones de los gru- pectiva. Sin embargo, es necesario estudiar en
pos étnicos tienen múltiples expresiones; la detalle hasta dónde una mayor atención esta-
modificación del estatus jurídico de autori- tal o disponibilidad de recursos es garantía
dades y territorios, por ejemplo, ha significa- de una modificación en las relaciones impe-
do un desplazamiento del lugar social y polí- rantes o un reconocimiento de autonomía a
tico de estas poblaciones y sus autoridades. A las poblaciones de los grupos étnicos. Es de-
medida que se gana en “autonomía” (territo- cir, es posible que por la vía del “reconocimien-

__________________________________________________
6 Este planteamiento requiere de análisis diferenciados para el caso de las poblaciones indígenas y negras, en tanto
los derechos consagrados para cada una de ellas en las leyes nacionales cubren ámbitos distintos y sus implicaciones
tienen desarrollos diferentes también.

16 Revista Educación y Pedagogía, vol. XIX, núm. 48, Mayo - Agosto de 2007
Otras lógicas

to” y el poder que otorga la asignación de re- se institucionalizan diversas formas de res-
cursos, se forjaran nuevas formas de incor- puesta estatal, se configura un nuevo campo
poración-cooptación de estas poblaciones y de tensiones entre ambos actores. En su ini-
sus proyectos. cio, estos proyectos educativos hicieron par-
te de las agendas de acción política de las or-
ganizaciones sociales; como resultado de la
Movimientos étnicos y educación (escuela) movilización y de las negociaciones con el
Estado, pareciera que dichos proyectos son
En las décadas finales del siglo XX emergieron, incorporados como parte de los programas
en Colombia, renovadas expresiones de mo- institucionales, que logran ser modificados en
vilización social, en las que la cultura y la di- sus acciones y concepciones. En este sentido,
ferencia cultural ocuparon un lugar central las políticas educativas reflejan la tensión en-
hasta entonces inédito. Como parte de dichas tre las demandas de las organizaciones por el
movilizaciones aparece un conjunto de rei- reconocimiento jurídico y la transformación
vindicaciones, propuestas por las poblaciones institucional del Estado, y los riesgos de co-
indígenas y negras, alrededor de temas como optación que implica una respuesta positiva
las lenguas nativas, el territorio y la educa- de su parte. Para comprender mejor los signi-
ción, para nombrar algunos. En ellas se ficados de esta tensión entre Estado y grupos
expresan elementos que constituyen el pro- étnicos en el campo educativo, presentamos
yecto de sociedad al que aspiran estas pobla- brevemente algunos elementos que permiten
ciones y sus organizaciones sociales, que comprender dicha disputa.
orientan su acción política hacía la construc-
ción de alternativas al modelo de desarrollo A lo largo del proceso organizativo que ha lle-
imperante. Desde la perspectiva de diversos vado a la etnización de las poblaciones indí-
analistas, estos procesos de movilización so- genas y negras, éstas han llamado la atención
cial contribuyeron a transformar nociones del Estado y la sociedad sobre la diferencia
vigentes sobre la política, la democracia y la étnica y cultural como rasgos constitutivos de
ciudadanía (Escobar, Álvarez y Dagnino, 2001; la nación. Ello ha sido posible en un escena-
Gros, 2000; Escobar, Grueso y Rosero, 1999). rio de conflicto en el que se cuestiona el or-
En una dirección similar, consideramos que den establecido y se expresa la oposición a su
las políticas educativas oficiales, dirigidas a lógica homogenizante y desconocedora de la
grupos étnicos, hacen parte de los objetos de diferencia. Dado el lugar de la educación y
negociación entre el Estado y organizaciones la escuela en los procesos de integración-ex-
sociales y que, en dicho proceso, las formas clusión, parece evidente que éste sea uno de
de hacer y entender la educación han sido los elementos centrales de los proyectos polí-
redefinidas, para dar paso a proyectos como ticos de los grupos étnicos que, como parte
los de educación indígena, educación bilin- de sus programas de acción política, han in-
güe, educación bilingüe intercultural, etno- cluido un conjunto de demandas relaciona-
educación y Cátedra de Estudios Afrocolom- das con las características del currículo, los
bianos. maestros y la administración del sistema, al-
gunos de los cuales han sido incorporados en
Estos proyectos pueden ser estudiados como los programas oficiales.
parte de una dinámica en la que sectores de
la población indígena y negra buscan consoli- La política pública de etnoeducación ha sido
dar alternativas de educación que subviertan entendida, de manera generalizada, como la
el modelo educativo que les ha sido impuesto política de Estado orientada a tramitar por
hasta ahora. A lo largo de este proceso, en el la vía educativa el reconocimiento constitu-
que se afianzan las organizaciones sociales y cional de la multiculturalidad del país. Como

Revista Educación y Pedagogía, vol. XIX, núm. 48, Mayo - Agosto de 2007 17
Multiculturalismo y políticas educativas en Colombia ¿interculturalizar la educación?

mencionamos anteriormente, ello significa Aunque las acciones de discriminación posi-


que la multiculturalidad se homologa a la exis- tiva parecen responder a las exigencias y
tencia de grupos étnicos y, en la medida que expectativas de las organizaciones sociales, y en
se considera que ésta es una política de edu- particular a aquellas que se expresaron en el
cación para (y no de o desde) los grupos étnicos, período final del siglo pasado, no se puede
no se aleja mucho de las concepciones del obviar que, para el mismo período, las políti-
indigenismo, en tanto esquema de pensa- cas multiculturalistas promovidas por el Banco
miento y acción institucional desde los secto- Mundial y empresas transnacionales contri-
res dominantes en relación con sectores buyeron a generar el cambio constitucional
subordinados. Paradójicamente, este tipo de que se dio en los países de la región (Walsh,
acción del Estado parece legitimarse por el 2002: 2). Así las cosas, el viraje hacia el multicul-
reclamo de las organizaciones sociales que turalismo no es sólo un triunfo de las luchas
pugnan por el reconocimiento de su autono- sociales, sino también una respuesta a impe-
mía; reclamo, por demás, legítimo. Lo que aún rativos de la política internacional. Es en este
está por verse es hasta dónde las demandas escenario de cruce de intereses en donde el
de las organizaciones y las acciones del Esta- Estado ajusta su institucionalidad y abre es-
do contribuyen a modificar la cultura política pacios de negociación con las organizaciones
dominante, que asigna a los grupos étnicos el sociales.
lugar de diferentes, al margen de la sociedad
nacional. Si lo que se quiere es avanzar en la
consolidación de una nueva cultura política7 ¿Educación intercultural?
en la que se transformen dichas relaciones,
¿en qué momento o de qué manera los secto- Por las razones expuestas antes, podemos
res hegemónicos serán objeto de políticas afirmar que las tensiones existentes en las re-
públicas orientadas a modificar su régimen laciones entre Estado y grupos étnicos actual-
de representación dominante? mente, tienen su génesis en las relaciones
tempranas entre la administración colonial y
Creemos que la forma que adquiere la di- las poblaciones indias y afrodescendientes en
námica de esta relación entre Estado y orga- el comienzo del proyecto moderno-colonial.
nizaciones sociales, en el caso particular de Dichas tensiones se expresan, en la actuali-
las políticas educativas, ha dado lugar a una dad, en el escenario de administración y
manera específica de entender la educación y concertación de la legislación educativa para
la diferencia cultural, que podría reproducir grupo étnicos, y supone diversas expresiones
formas tradicionales de relación entre el Esta- de cooptación y resistencia, en las que unos y
do hegemónico y los sectores subordinados otros actores expresan sus concepciones acer-
de la población. Esto es: en la medida en que ca del significado de educar (a/de los grupos
las políticas de Estado y las reivindicaciones étnicos) en esta sociedad multicultural. Nues-
de los movimientos sociales reproduzcan ló- tra tesis, tal como se enunció al principio, es
gicas de diferenciación insertas en una ma- que aun en los actuales contextos de “reco-
triz dominante, estaremos frente a novedosas nocimiento”, los discursos multiculturalistas
formas de legitimación de una versión hege- expresan formas de representación de la dife-
mónica de multiculturalismo. rencia cultural insertas en una matriz colo-

__________________________________________________
7 La noción de cultura política ha sido desarrollada por Escobar, Álvarez y Dagnino (2001); según los autores, “la
cultura política es el ámbito de las prácticas y las instituciones, conformadas a partir de la totalidad de la realidad
social y que, históricamente, llegan a ser consideradas como propiamente políticas (de la misma manera como se
considera apropiadamente que otros ámbitos son “económicos”, “culturales” y “sociales”) (pp. 26-27).

18 Revista Educación y Pedagogía, vol. XIX, núm. 48, Mayo - Agosto de 2007
Otras lógicas

nial; adicionalmente, la tensión a la que se en- expresan una tensión entre la aplicación de la
frentan las poblaciones, autoridades y orga- política nacional y la implementación de una po-
nizaciones sociales de los grupos étnicos, es lítica específica para las poblaciones de los gru-
la de agenciar proyectos orientados desde la pos étnicos. El discurso que orienta las con-
lógica y el interés por consolidar proyectos cepciones de la actual política nacional, sobre
autónomos, y su creciente apropiación del dis- criterios como cobertura, calidad y eficiencia,
curso multiculturalista. Sumado a ello, debe es portador de lógicas que difícilmente po-
tenerse en cuenta que las poblaciones de los drán conciliarse con formas de pensamiento
grupos étnicos no son homogéneas, así como y racionalidades diferentes a las del capitalis-
no lo son sus intereses y dinámicas históricas mo neoliberal. Por su parte, las organizacio-
de relación con otros sectores de la sociedad, nes sociales se mueven entre el esencialismo
ni su participación y articulación al “sistema étnico que acompaña algunas de las propues-
educativo”. tas educativas indígenas y negras, que repro-
duce formas de diferenciación que se definen
Lo que queremos mostrar es que las recientes por sus límites (supuestamente fijos) y por un
demandas de los grupos étnicos por el dere- pasado-tradición inmutable, a pesar de la di-
cho a un proyecto educativo distinto parecen versidad de experiencias de vida de sus gen-
expresar el rechazo al modelo educativo tes, y la gestión de proyectos institucionaliza-
hasta entonces imperante, cuyas raíces se hun-
dos que garantizan un mayor control sobre
den en las estrategias de evangelización / civi-
los contenidos y la administración del siste-
lización que se originaron en el período colo-
ma educativo, pero que implican también un
nial. Reclaman también los grupos étnicos el
mayor riesgo de oficialización de sus propues-
derecho a ser artífices de su propio proyecto
tas. Paradójicamente, las opciones que pare-
educativo y a redefinir los términos de su re-
cen dar el control a las organizaciones impli-
presentación en el modelo educativo nacio-
can regirse por unas reglas de juego que sólo
nal. Para la mayoría de las poblaciones indí-
genas, la consolidación de su proyecto de vida pueden definir y controlar marginalmente.
está asociada a la apropiación del aparato edu-
cativo, agenciando otras formas de hacer es- En estos procesos, las respuestas del poder
cuela y forjando nuevos sujetos para su pro- no son inocentes; la modificación de los regí-
yecto; todo lo cual requiere, según algunas menes de representación y la emergencia de
de sus organizaciones, de la constitución de nuevas formas de la cultura política también
un sistema educativo indígena. Para las pobla- pueden ser objeto de apropiación desde los
ciones negras, el proyecto educativo se orien- intereses del capital. La existencia de una po-
ta más a la redefinición de los términos de la lítica de educación para grupos étnicos (la
relación con la “sociedad nacional”, y a su re- etnoeducación) no es garantía de modifica-
conocimiento como sujetos de la nación y la ción de las lógicas de acción del Estado, ni de
nacionalidad. En ocasiones se encuentran pro- alteración de las representaciones sociales so-
puestas en ambas direcciones: educación bre la diversidad cultural. El reclamo del re-
propia y formas de afectación del sistema conocimiento jurídico y político de los gru-
educativo estatal. Lo que aun es necesario ana- pos étnicos, así como su proyecto educativo,
lizar es hasta dónde estos proyectos se dis- podrían verse enfrentados a una trampa
tancian o son funcionales al discurso multicul- autoimpuesta: su demanda de reconocimien-
turalista neoliberal, o encarnan la posibilidad to legitima el discurso multiculturalista de la
de nuevas formas de educar que subviertan diversidad cultural y las lógicas que susten-
las lógicas de la colonialidad. tan su ejercicio de hegemonía. En tanto aquel
reclamo no cuestione la lógica misma en que
Las acciones del Estado para la implementa- ha sido históricamente configurada la dife-
ción de la política oficial de etnoeducación rencia, se afianzan las formas de naturaliza-

Revista Educación y Pedagogía, vol. XIX, núm. 48, Mayo - Agosto de 2007 19
Multiculturalismo y políticas educativas en Colombia ¿interculturalizar la educación?

ción de la misma. En esta naturalización, los sec- entendida como “diálogo” en muchas de las
tores subordinados permanecen definidos por conceptualizaciones de organizaciones socia-
su otredad, en relación con los sectores do- les o de entidades cercanas a su proyecto polí-
minantes, y no les reconoce capacidad sufi- tico y educativo. En este sentido encontramos
ciente para definir, en sus propios términos, diferentes propuestas, entre ellas las referidas
la forma y los propósitos de su proyecto edu- a la educación intercultural bilingüe (EIB), en
cativo. La política de etnoeducación, mien- las que:
tras sea entendida como educación para gru-
pos étnicos, representa una estrategia de alta La dimensión intercultural de la educa-
rentabilidad política para el Estado (en la me- ción está referida tanto a la relación cu-
dida en que, al atender a estas poblaciones, rricular que se establece entre los sabe-
produce la impresión de estar dando respues- res, conocimientos y valores propios o
tas a los imperativos de las políticas naciona- apropiados por las sociedades indígenas
les e internacionales del multiculturalismo), y aquellos desconocidos y ajenos, cuan-
pero de escaso impacto si lo que se busca es to a la búsqueda de un diálogo y de una
redefinir el proyecto educativo de una socie- complementariedad permanente entre
dad multicultural en el que se subviertan las la cultura tradicional y aquella de corte
occidental, en aras de la satisfacción de
prácticas y las representaciones de la diferen-
las necesidades de la población indíge-
cia, y los lugares que se asignan a los conoci-
na y de mejores condiciones de vida
mientos de los distintos sectores de la sociedad.
(López y Kuper, 2000: 48).
Un ejemplo de lo dicho se observa en el dis-
En ella se propone lo intercultural como una
curso de la interculturalidad. La interculturali-
“relación curricular” entre conocimientos de
dad es un proyecto cuya conceptualización
las culturas indígenas y aquellos conocimien-
se ha perfilado en gran medida con base en tos “desconocidos o ajenos”, suponiendo en
experiencias acumuladas en el campo educati- este esquema una definición de las culturas
vo en América Latina, a partir de propuestas indígenas que parecen estar aisladas o auto-
que fueron agenciadas, en su mayoría, por producidas en condiciones de aislamiento.
organizaciones sociales, o en el diálogo entre Aunque esta afirmación debe ser objeto de una
éstas, académicos e instituciones, que preten- discusión más profunda que excede las limi-
den responder a los retos que suponen las taciones de este artículo, creemos necesario
múltiples experiencias de la diferencia cultu- cuestionar aquellas nociones que acompañan
ral. La educación bilingüe y bicultural, edu- la enunciación de las culturas de los grupos
cación bilingüe intercultural (EBI), educación étnicos como aisladas, tradicionales o no oc-
intercultural bilingüe (EIB), etnoeducación, cidentales, entre otras, en las que se produce
educación propia, Cátedra de Estudios Afro- un borramiento de los procesos históricos de
colombianos, entre otras, son expresión de los contacto e interacción entre estas poblacio-
proyectos alrededor de los cuales se constitu- nes y el resto de la sociedad, muchos de los
yó una reflexión sobre el significado y posibi- cuales han dado lugar a aquello que hoy se
lidades de las relaciones entre grupos humanos conoce como “tradicional” o “propio”. Este
con horizontes culturales diversos. Queremos tipo de nociones no permiten reconocer los
señalar aquí dos riesgos en relación con estas procesos históricos en los cuales las socieda-
propuestas, con el objeto de ilustrar los plan- des étnicas se han constituido como tales, ni
teamientos expuestos, antes que con el ánimo las relaciones de subordinación que han de-
de un análisis exhaustivo. bido soportar como parte del proceso de ex-
pansión del proyecto de la modernidad-
En primer lugar, nos referimos a la manera colonialidad. Expresiones culturales “tradicio-
como se ha concebido la interculturalidad, nales”, como algunas prácticas de autoridad

20 Revista Educación y Pedagogía, vol. XIX, núm. 48, Mayo - Agosto de 2007
Otras lógicas

o de religiosidad, comúnmente reclamadas El segundo riesgo que queremos señalar, ya


como propias, no son manifestaciones into- anunciado, es el de la cooptación de los dis-
cadas de una ancestralidad aislada en su de- cursos y principios que se generan al interior
venir histórico y sólo serán mejor compren- de las propuestas de las organizaciones socia-
didas si se entienden en el complejo tejido de les por parte de la institucionalidad oficial y
relaciones que las han constituido hasta lle- sus políticas. Un ejemplo de ello lo muestra la
gar a expresarse como lo hacen hoy. política de etnoeducación, en la cual encon-
tramos la interculturalidad entendida como:
En el planteamiento antes expuesto se mani-
fiesta otra idea que comúnmente se asocia a Conocer la cultura propia y otras cultu-
la interculturalidad: el “diálogo” entre cultu- ras que interactúan y se enriquecen de
ras, que con frecuencia se extiende al “diálo- manera dinámica y reciproca, contribu-
go de saberes”. Dicho diálogo, tal como se yendo a plasmar en la realidad social,
enuncia en muchos de estos casos, parece ser una coexistencia en igualdad de condi-
posible en tanto se opere un cambio de acti- ciones y respeto mutuo (Ministerio de
tud (respeto, tolerancia, convivencia) de par- Educación Nacional, Decreto 804,
te de los sectores que históricamente han ejer- 1995: 11).
cido la discriminación hacia los grupos
étnicos, sin que sea claro si para ello es sufi- Lo que nos interesa señalar, en este caso, es el
ciente con la acción educativa, o si es necesa- enfoque “cognitivista” que acompaña la defi-
rio un cuestionamiento del orden hegemónico.
nición, en la que el “conocimiento de la cul-
En el mismo sentido, el “diálogo de saberes”
tura propia y otras culturas” contribuye a
parece corresponder más a un cambio actitu-
“plasmar en la realidad social, una coexisten-
dinal que a una modificación de los supues-
cia en igualdad”. Dicho enfoque “olvida” que
tos políticos y epistemológicos que subordi-
nan unos conocimientos y otorgan validez a ocupar una condición subordinada en la so-
otros. La interculturalidad, desde nuestra ar- ciedad no sólo ha sido una condición social y
gumentación, no es sólo una forma de esta- política, en los términos en que comúnmente
blecer relaciones entre saberes distintos, sino lo entendemos, sino también una condición de
un proyecto político que cuestiona los luga- subordinación epistémica. Una condición
res de poder desde los cuales se producen las que, por lo demás, no ha sido vivida sólo por
representaciones mismas acerca de lo que es, los grupos étnicos (a quienes se refiere el
y lo que no, reconocido como conocimiento. Decreto en mención); otros sectores de la
Es una apuesta por otras formas de produc- población también han sido subordinados
ción intelectual descolonizada (Walsh, 2004), social y culturalmente, y hacen parte de los
pensando y actuando desde múltiples pers- sujetos de la alteridad. Sin embargo, en térmi-
pectivas que permitan ahora la visibilización nos generales, la interculturalidad, al igual que
de los conocimientos subalternos. el conjunto del discurso multicultural, tal
como se expresa en Colombia, es una intercul-
Para subvertir la colonialidad del sistema edu-
turalidad etnizada, pese a que, en algunos
cativo no es posible sólo “incluir ” ahora los
casos, se haya planteado que la intercultura-
saberes indígenas y negros como “comple-
lidad no es sólo un principio que debe afectar
mento” de los saberes “universales”, en un
supuesto “diálogo de saberes” que no cues- la relación entre indígenas (o grupos étnicos)
tiona las lógicas de representación en que se y la sociedad dominante, sino un asunto “que
inscribe a unos y otros, reproduciendo las compromete a todos los sectores de la socie-
políticas de representación dominantes. dad” (López y Kuper, 2000: 57).

Revista Educación y Pedagogía, vol. XIX, núm. 48, Mayo - Agosto de 2007 21
Multiculturalismo y políticas educativas en Colombia ¿interculturalizar la educación?

Interculturalizar la educación o “míticos”, con lo que se excluye la posibili-


dad de verdaderos diálogos, en condiciones
Entendemos que propugnar por una educa- de horizontalidad epistémica. Al presentar el
ción intercultural no implica sólo un nuevo conocimiento “occidental”, “racional”, mascu-
modo de educar de manera diferente a los lino y cristiano, como el único conocimiento,
sujetos de la alteridad, sino una posibilidad se excluye la posibilidad de comprender y re-
de entablar nuevos diálogos en el contexto de conocer la multiplicidad de formas culturales
la multiculturalidad, y ello excede lo que se de producir conocimientos.8
ha entendido como educación para grupos ét-
nicos. La educación intercultural convoca a Se trata entonces de asumir la intercultura-
un nuevo tejido de relaciones entre sujetos lidad con el objetivo de rastrear, develar y
individuales y colectivos de múltiples y disí- deconstruir la lógica de dominación presente
miles matrices culturales, lo cual significa que en las formas en que interactúan los saberes y
sólo será posible si transformamos nuevamen- las lógicas de producción de los mismos, pro-
te las representaciones sociales vigentes, de piciando una relación de paridad entre suje-
tal forma que se cuestionen y transformen las tos y culturas, lo que se podría denominar
relaciones de poder / dominación que han decolonización del conocimiento, que deriva en
subordinado unos saberes y han ubicado otros una interculturalidad epistémica, como propo-
en el lugar de saberes hegemónicos. ne Catherine Walsh (2004). En este sentido,

La interculturalidad ha sido propuesta como […] la interculturalidad construye un


respuesta frente a la colonialidad, como forma imaginario-otro de sociedad, permitien-
de de(s)colonizar (Walsh, 2004) el conocimien- do pensar y crear un poder social distin-
to y los sujetos que conocen. Implica alterar to, como también una condición social
los esquemas de pensamiento que asignan a distinta tanto del conocimiento como de
indígenas, negros y otros sectores de la socie- existencia (Walsh, 2004: 9).
dad, el lugar de ignorantes o “salvajes” inca-
paces de producir conocimiento, o aquellas En estos términos, la educación intercultural
visiones que los ubican en el lugar de “bue- es un proyecto político y epistémico que impli-
nos salvajes” productores de conocimientos ca la redefinición de las formas de producción de
“locales” o “tradicionales”, frente al conoci- conocimiento, reconociendo a los sujetos y
miento científico, el único capaz de ser “uni- grupos humanos históricamente minorizados
versal”. Al ocupar un lugar de exterioridad la condición de agentes en su producción, al
en el proyecto de modernidad dominante, los tiempo que construyan nuevos espacios para
sujetos de la alteridad han sido representa- el diálogo entre múltiples saberes. Desde esta
dos como carentes de la capacidad de produ- perspectiva, la interculturalidad es posible en
cir un conocimiento racional o científico, es cuanto reconoce la capacidad de todos los
decir, un conocimiento válido. En esta medi- sujetos y sociedades de ser productores de
da, los saberes subalternizados son conside- saber. Así mismo, supone que todos los siste-
rados “inferiores”, “tradicionales”, “locales” mas de conocimiento son inacabados y, por
__________________________________________________
8 En este sentido son de especial relevancia los aportes teóricos de los estudios poscoloniales y los estudios subalter-
nos. Estos enfoques tienen en común un cuestionamiento a ciertas miradas coloniales sobre la cultura, en particular
aquellas herederas de las tradiciones positivistas de las ciencias naturales y la lingüística, en las que la cultura fue
considerada como rasgo esencial de los grupos humanos, sin considerar la manera como dichas prácticas
y representaciones han sido producidas en un marco de relaciones de poder propias del sistema mundo moderno
colonial. Los trabajos de Gayatri Spivak (2003) sobre las relaciones entre representaciones, conocimiento y poder,
y las críticas de Dipesh Chakrabarty (2001) a la historia colonial, son algunos de los aportes clave de estas
corrientes.

22 Revista Educación y Pedagogía, vol. XIX, núm. 48, Mayo - Agosto de 2007
Otras lógicas

tanto, encuentra en este diálogo una oportu- final del salvaje. Naturaleza, cultura y política en la an-
nidad para la construcción de saberes no ex- tropología contemporánea, Bogotá, ICANH, Cerec.
cluyentes, que se afectan y transforman en la
relación, dando lugar a conocimientos otros. Gross, Christian, 2000, Políticas de la etnicidad. Identi-
La educación intercultural implica transfor- dad, Estado y modernidad, Bogotá, ICANH.
maciones en la escuela y las prácticas educa-
López, Luis Enrique y Wolfgang Kuper, 2000, “La
tivas, y supone la construcción de nuevos es-
educación intercultural bilingüe en América Lati-
pacios y formas de producción y circulación
na”, en: La práctica de la educación bilingüe intercultural
de los conocimientos, de, desde y con los suje-
y sus retos. Materiales de referencia para docentes de los
tos subalternizados, antes que renovados apa- Institutos Superiores Pedagógicos EBI, Perú, Ministerio
ratos de colonialidad epistémica que sólo de Educación, Programa Forte-Pe, pp. 27-69.
reproducen sistemas de clasificación de
saberes y sujetos en los esquemas de mismidad Ministerio de Educación Nacional, 1994, Ley General
y otredad imperantes. de Educación, Bogotá, Imprenta Nacional.

_, 1995, Decreto 804, Bogotá, Imprenta Nacional.


Referencias biblio y cibergráficas
Mignolo, Walter, 2002a, “Las geopolíticas del conoci-
Bhabha, Homi K., 1998, “El compromiso con la teo- miento y colonialidad del poder. Entrevista a Walter
ría”, Acción paralela, núm. 4, [en línea], disponible Mignolo por Catherine Walsh”, en: Catherine Walsh,
en: http://www.accpar.org/numero4/index.htm Freya Schiwy y Santiago Castro-Gómez, eds.,
Indisciplinar las ciencias sociales. Geopolíticas del cono-
Briones, Claudia, 1998, (Meta)cultura del Estado-nación cimiento y colonialidad del poder. Perspectivas desde lo
y estado de la (meta)cultura: repensando las identidades Andino, Quito, Universidad Andina Simón Bolivar,
indígenas y antropológicas en tiempos de postestatalidad, Ediciones Abya-Yala, pp. 17-44.
Brasilia, Universidad de Brasilia.
_, 2002b, “Colonialidad global, capitalismo y hege-
Chakrabarty, Dipesh, 2001, “Postcolonialidad y el monía epistémica”, en: Catherine Walsh, Freya
artificio de la historia: ¿quién habla de los pasados Schiwy y Santiago Castro-Gómez, eds., Indisciplinar
‘indios’?”, en: Walter Mignolo, ed., Capitalismo y las ciencias sociales. Geopolíticas del conocimiento y
geopolítica del conocimiento: el eurocentrismo y la filoso- colonialidad del poder. Perspectivas desde lo Andino, Qui-
fía de la liberación en el debate intelectual contemporáneo, to, Universidad Andina Simón Bolívar, Ediciones
Buenos Aires, Ediciones del Signo. Abya-Yala, pp. 215-244.
Escobar, Arturo, 2003, “Mundos y conocimientos de
Quijano, Aníbal, 2000, “Colonialidad del poder,
otro modo. El programa de investigación de moder-
eurocentrismo y América Latina”, en: Edgardo
nidad / colonialidad latinoamericano”, Tabula Rasa.
Lander ed., La colonialidad del saber: eurocentrismo y
Revista de Humanidades, Universidad Colegio Mayor
ciencias sociales. Perspectivas latinoamericanas, Buenos
de Cundinamarca, núm. 1, pp. 51-86.
Aires, FLACSO, pp. 201-245.
Escobar, Arturo, Sonia Álvarez y Evelina Dagnino,
2001, “Introducción: lo cultural y lo político en los Restrepo, Eduardo, 2004, “Biopolitica y alteridad: más
movimientos sociales latinoamericanos”, en: Arturo allá del etnicismo y la multiculturalidad (neo)liberal”,
Escobar, Sonia Álvarez y Avelino Dagnino, eds., polí- en: Eduardo Restrepo y Axel Rojas, ed., Conflicto e
tica cultural y cultura política. Una nueva mirada sobre (in)visibilidad. Retos en los estudios de la gente negra en
los movimientos sociales latinoamericanos, Bogotá, Colombia, Popayán, Editorial Universidad del Cauca,
Taurus, ICANH, pp. 17-48. pp. 271-299.

Escobar, Arturo, Libia Grueso y Carlos Rosero, 1999, Rojas, Axel, 2004, “Subalternos entre los subalternos:
“El proceso organizativo de comunidades negras en presencia e invisibilidad de la población negra en
el Pacífico sur colombiano”, en: Arturo Escobar, El los imaginarios teóricos y sociales”, en: Eduardo

Revista Educación y Pedagogía, vol. XIX, núm. 48, Mayo - Agosto de 2007 23
Multiculturalismo y políticas educativas en Colombia ¿interculturalizar la educación?

Restrepo y Axel Rojas, ed., Conflicto e (in) visibilidad. Wallerstein, Immanuel, 1979, El moderno sistema mun-
Retos en los estudios de la gente negra en Colombia, dial, Madrid, Siglo XXI.
Popayán, Editorial Universidad del Cauca.
Walsh, Catherine, 2000, “Interculturalidad y la nue-
Spivak, Gayatri Chakravorty, 2003, “¿Puede hablar el va lógica cultural de las políticas de Estado”, en:
subalterno?”, Revista Colombiana de Antropología, Memoria del Seminario Andino, Bolivia, CEIDIS.
Bogota, ICANH.
_, 2002, “Interculturalidad, reformas constituciona-
les y pluralismo jurídico”, ponencia presentada en
Wade Peter, 1997, Gente negra, nación mestiza. Dinámi-
el Coloquio sobre administración de justicia indíge-
cas de las identidades raciales en Colombia, Bogotá, Edi- na, Universidad Andina Simón Bolívar, Quito.
torial Universidad de Antioquia, Siglo del Hombre,
Ediciones Uniandes. _, 2004, “Introducción. (Re)pensamiento crítico y
(de)colonialidad”, en: Catherine Walsh, ed., Pensa-
_, 2000, Raza y etnicidad en Latinoamérica, Quito, Abya- miento crítico y matriz colonial, Quito, UASB, Abya-
Yala. Yala.

Referencia
Rojas, Axel y Elizabeth Castillo, “Multiculturalismo y políticas educativas en
Colombia ¿interculturalizar la educación?”, Revista Educación y Pedagogía,
Medellín, Universidad de Antioquia, Facultad de Educación, vol. XIX, núm.
48, (mayo-agosto), 2007, pp. 11-24.

Original recibido: enero 2007


Aceptado: marzo 2007

Se autoriza la reproducción del artículo citando la fuente y los créditos de los


autores.

24 Revista Educación y Pedagogía, vol. XIX, núm. 48, Mayo - Agosto de 2007

Você também pode gostar