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Revista Educación y Pedagogía, vol. XIX, núm. 48, Mayo - Agosto de 2007 9
10 Revista Educación y Pedagogía, vol. XIX, núm. 48, Mayo - Agosto de 2007
Otras lógicas
Multiculturalismo y políticas
educativas en Colombia
¿interculturalizar la educación?*
Axel Rojas
Elizabeth Castillo**
Resumen
Multiculturalismo y políticas educativas en Colombia ¿interculturalizar la educación?
Multiculturalism and educational policies in Colombia. Make education intercultural?
Este artículo muestra cómo las actuales políticas educativas para grupos étnicos en Colombia contribuyen a la
reproducción de representaciones de y sobre las poblaciones indígenas y negras, que se inscriben en una matriz
colonial. Además, expone la posibilidad de un (nuevo) proyecto educativo descolonizado.
Abstract
This article shows how the current educational policies that affect ethnical groups in Colombia contribute to the
reproduction of representations of and about indigenous and black peoples, which are circumscribed to a colonial
matrix. Besides, it proposes the possibility of the (new) decolonized educational project.
Résumé
Cet article montre la manière comme les politiques éducatives pour des groupes ethniques en Colombie contribuent
à la reproduction de représentations de et sur les populations indigènes et noires qui sont inscrites dans une
matrice coloniale. D'ailleurs, il expose la possibilité d'un (nouveau) projet pédagogique décolonisé.
Palabras clave
Políticas educativas etnológicas, educación intercultural, diversidad cultural, multiculturalismo, colonialidad del
poder, colonialidad del saber.
Ethnological educational policies, intercultural education, cultural diversity, multiculturalism, coloniality of
power, coloniality of knowledge.
__________________________________________________
* Este trabajo retoma algunos de los resultados obtenidos en el estudio “Diagnóstico de la etnoeducación en
Colombia”, realizado por el Grupo Educación Indígena y Multicultural (GEIM) de la Universidad del Cauca, en
convenio con la Subdirección de Poblaciones del Ministerio de Educación Nacional durante el período 2004-2006.
En cualquier caso, somos los únicos responsables del resultado final que ahora se presenta.
** Los autores son profesores asociados del Departamento de Estudios Interculturales de la Universidad del Cauca,
e investigadores del Grupo Educaciones y Culturas de la misma universidad. Agradecemos especialmente a
Eduardo Restrepo la lectura de una primera versión del artículo, que nos permitió detectar algunas de sus
debilidades e intentar un mejor camino para desarrollar las ideas centrales del mismo.
E-mail: axelrojasm@gmail.com , elcastil@unicauca.edu.co
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Multiculturalismo y políticas educativas en Colombia ¿interculturalizar la educación?
E
stas reflexiones surgen de un proceso sión se ha hecho a costa de la subordinación
investigativo que tuvo su inicio en un de los proyectos particulares de vida de estas
estudio en el que nos preguntamos por poblaciones y sus propios horizontes cultu-
la relación histórica entre Estado, educación rales, sus formas de organización política y
y grupos étnicos en Colombia. A la luz de sus conocimientos. Tal afirmación puede re-
dicho trabajo, proponemos abordar las políti- sultar tajante en exceso, lo que llama la aten-
cas educativas para grupos étnicos como parte ción sobre la necesidad de historizar proce-
del proceso histórico constitutivo de la di- sos concretos y dar cuenta de las rupturas y
námica global de la modernidad-colonialidad, continuidades en casos particulares. A la vez,
lo que permite entender la educación no sólo parecería que las poblaciones subalternizadas
como mecanismo de circulación y enseñanza carecen de agencia frente a los intereses y pro-
de los conocimientos que se consideran útiles yectos de los sectores dominantes. La inten-
o necesarios para la formación de una socie- ción no es, entonces, la de extender nuevas
dad, sino como mecanismo de regulación de formas de interpretación que homogenicen
aquellos que se estiman validos, reflejando así los sujetos y sus dinámicas de interacción.
un orden de jerarquías sociales y epistémicas.
Las políticas educativas, y particularmente Proponemos debatir nuevos criterios orienta-
aquellas que se enmarcan en el discurso del dores de un proyecto educativo, no para, sino
reconocimiento, constituyen una forma de le- con y desde, los diferentes actores que confor-
gitimación de esquemas de subordinación, man la sociedad multicultural. Proponemos
cuya génesis está asociada a la emergencia del pensar la educación intercultural como posi-
proyecto moderno-colonial. bilidad de construir un proyecto educativo
descolonizado, una propuesta política y pe-
En este artículo desarrollamos una argumen- dagógica que cuestione las formas tradicio-
tación en relación con las actuales políticas nales de concebir la diferencia cultural, al
educativas para grupos étnicos en Colombia menos en nuestro país, y propugnar por otras
y sobre la posibilidad de un (nuevo) proyecto formas de hacer escuela y educación en la
educativo descolonizado. Nuestra tesis es que perspectiva de construir sociedades más de-
las actuales políticas, aun cuando se presen- mocráticas. En esta dirección, nos pregunta-
tan como concreciones de derechos en el mos si una educación para grupos étnicos es
marco de las “políticas del reconocimiento”, la vía más apropiada para contribuir a trans-
contribuyen a la reproducción de representa- formar las relaciones de dominación entre
ciones de y sobre las poblaciones indígenas y sectores hegemónicos y grupos étnicos, e in-
negras, que se inscriben en una matriz colo- cluso otros sectores históricamente subordina-
nial. Es decir, en las actuales políticas educati- dos, y si es posible una educación intercultu-
vas nacionales perviven las representaciones ral, que contribuya a cuestionar y redefinir
coloniales que han contribuido a legitimar la los principios de la hegemonía epistémica a la
subordinación social, política y epistémica de que se ha sometido históricamente a los saberes
estas poblaciones a lo largo de la historia, aun- subalternos.
que ahora bajo una nueva forma discursiva e
institucional que actualiza el modelo de admi-
nistración colonial propias del comienzo del Modernidad y diferencia
proyecto moderno-colonial.
A partir de la década del ochenta y más aun
Desde el inicio del proceso colonizador euro- con la promulgación de la Constitución Polí-
peo, evangelizar-civilizar-educar ha significa- tica de 1991, el uso de términos como “diver-
do “incluir” a los sujetos de la otredad en un sidad cultural”, “plurietnicidad” y “multicul-
proyecto de sociedad en el que dicha inclu- turalidad” hace parte de los discursos de uso
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nación de unas poblaciones por otras, como de diversas formas de dominación sobre su-
parte de una dinámica constitutiva del pro- jetos y sociedades, y de subalternización de
ceso de la modernidad: la colonialidad sus conocimientos.
(Quijano, 2000).1 La colonialidad se encuen-
tra en la base de las formas de clasificación
social y la emergencia de identidades como Emergencia de la multiculturalidad
indio o negro, marcando a poblaciones que,
desde entonces, se hallan reducidas a una En épocas recientes, las representaciones de
condición de otredad en relación con los sec- la diferencia se han modificado, hasta adqui-
tores dominantes de la población, asumidos rir una novedosa forma de enunciación “po-
como blanco / mestizos. A estos sistemas de sitiva” que pareciera cuestionar por fin el lu-
clasificación de sujetos y grupos humanos gar de subordinación al que se ha sometido a
corresponde una forma de representación de las poblaciones que hasta ahora han ocupado
sus conocimientos, una colonialidad del saber el lugar de la otredad. Como expresión de ello,
(Quijano, 2000), que considera los saberes de la Constitución Política de 1991 reconoce la
los sujetos subalternizados como locales-tra- diversidad étnica y cultural de la nación (Ar-
dicionales, versus el conocimiento eurocéntrico tículo 7) y la presenta como rasgo que funda-
dominante, al que se tiene como universal- menta la identidad nacional (Artículo 70). Sin
científico. embargo, en el discurso de la multicultura-
lidad asociado a las políticas del reconocimien-
Como parte de esta política de representación, to, que presenta a los sujetos de la alteridad
las sociedades y poblaciones subordinadas o en términos que parecen más horizontales,
subalternizadas, han sido marcadas con par- perviven o se legitiman renovadas formas de
ticularismos culturales, frente a una pretendi- diferenciación excluyente. Entender al país
da mismidad de los sectores dominantes, cu- como multicultural debería significar que se
yas identidades, culturas y conocimientos son reconoce una pluralidad de matrices cultura-
definidos como universales (asociados a una les como constitutivas de la nación y no una
matriz colonial europea) y, por ende, desmar- sola —mestiza, racional, masculina y cristia-
cados de cualquier particularismo cultural. En na— como se venía haciendo, lo que implica-
estos procesos, la escuela y la academia han ría que se cuestionen las lógicas del poder
cumplido un lugar y una función determi- dominante. No obstante, la multiculturalidad
nante, en tanto reproducen dicha lógica de hasta ahora sólo parece ser el discurso formal
representación esencializando la otredad (la de la “diversidad cultural”, que no cuestiona
diferencia cultural en relación con los secto- el lugar de centro que se autoasignan los sec-
res dominantes de la sociedad) de las pobla- tores hegemónicos (Walsh, 2004). La “diversi-
ciones subalternizadas, sobre quienes se ha dad cultural” ha permitido “visibilizar ” las
construido una imagen que los ubica como culturas, hasta ahora poco presentes en la re-
objetos “exóticos”, vestigios del pasado salva- presentación de lo social.
je, reductos de identidad, o sociedades en
transición hacia la modernidad. A lo largo de La diversidad cultural es el reconoci-
esta historia, la “marcación” de la diferencia miento de contenidos y costumbres cul-
ha servido como instrumento de legitimación turales ya dados; suspendida en el mar-
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1 Los planteamientos de autores como Quijano (2000) y Mignolo (2002a, 2002b) sobre la modernidad-colonialidad
son desarrollados a partir de un replanteamiento del origen de la modernidad, tradicionalmente ubicado en
relación con la Ilustración y el siglo XVIII, ubicándolo en relación con la Conquista de América y el control europeo
sobre el Atlántico a partir de 1492. Véase Escobar (2003: 60-61).
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Según la definición de la Ley 115 de 1994, se rial, administrativa, judicial, educativa), lo que
entiende por educación para grupos étnicos: hasta ahora fue demandado del Estado se hace
parte de su propia responsabilidad.6 El Esta-
[…] la que se ofrece a grupos o comuni- do, más que reconocer autonomía, parece es-
dades que integran la nacionalidad y tar delegando funciones, de tal modo que
que poseen una cultura, una lengua, extiende su acción en ámbitos (administración,
unas tradiciones y unos fueros propios justicia, educación, salud), territorios y pobla-
y autóctonos (Ministerio de Educación ciones, donde antes tuvo un control precario. No
Nacional, 1994: 15).
queremos con ello plantear que los proyectos
de los grupos étnicos están irremediablemen-
Esta concepción (además de otros elementos
te sometidos a la imposición de las lógicas ofi-
contenidos en la Ley y sus decretos reglamen-
ciales o que, de no estarlo, necesariamente sus
tarios) ilustra algo de lo ya dicho: la educa-
proyectos de vida serían distintos o entraña-
ción para grupos étnicos se ofrece a los grupos
rían alternativas claras al proyecto de moder-
étnicos; es parte de un sistema más amplio de
nidad-colonialidad; se trata, más bien, de ilus-
educación nacional orientado desde el Esta-
trar algunas de las novedosas tensiones que
do, para aquellas poblaciones que poseen “una
se producen en los escenarios del “reconoci-
cultura, una lengua, unas tradiciones y unos
miento” y que estamos lejos de conocer en la
fueros propios y autóctonos”. Nos pregunta-
mos, entonces, si la “sociedad nacional” no totalidad de sus dimensiones y alcances.
posee, en esta misma lógica, “una cultura, una
lengua, unas tradiciones y unos fueros pro- Otro factor que hace parte de este complejo
pios y autóctonos”. Desde su enunciación, la cuadro se relaciona con los programas oficia-
Ley implica un acto de marcación cultural de les que deberían concretar las acciones de “re-
los grupos étnicos y uno de desmarcación del conocimiento”, que suelen ser marginales en
resto de la sociedad. las políticas oficiales o carecen de recursos que
garanticen su ejecución (Walsh, 2000). En la
En este sentido, nuestro planteamiento es que medida en que el Estado recurre a las refor-
el multiculturalismo expresa un nuevo modo mas jurídicas y a los programas institucionales
de enunciación, propio de la renovación en para mostrarlos como indicadores de su vo-
los aparatos de dominación, que no abando- luntad política y de novedosos desarrollos en
na su matriz colonial. Pese a que las formas la atención a poblaciones y asuntos que antes
de nombrar se modifican, así como los aparatos no eran considerados en su accionar, la au-
jurídicos y los programas estatales, la diferen- sencia de recursos y acciones efectivas es evi-
cia continúa siendo definida como otredad en dencia de qué tanta centralidad le asigna a
relación con los sectores dominantes. Las unos y otros, al menos desde su propia pers-
implicaciones para las poblaciones de los gru- pectiva. Sin embargo, es necesario estudiar en
pos étnicos tienen múltiples expresiones; la detalle hasta dónde una mayor atención esta-
modificación del estatus jurídico de autori- tal o disponibilidad de recursos es garantía
dades y territorios, por ejemplo, ha significa- de una modificación en las relaciones impe-
do un desplazamiento del lugar social y polí- rantes o un reconocimiento de autonomía a
tico de estas poblaciones y sus autoridades. A las poblaciones de los grupos étnicos. Es de-
medida que se gana en “autonomía” (territo- cir, es posible que por la vía del “reconocimien-
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6 Este planteamiento requiere de análisis diferenciados para el caso de las poblaciones indígenas y negras, en tanto
los derechos consagrados para cada una de ellas en las leyes nacionales cubren ámbitos distintos y sus implicaciones
tienen desarrollos diferentes también.
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to” y el poder que otorga la asignación de re- se institucionalizan diversas formas de res-
cursos, se forjaran nuevas formas de incor- puesta estatal, se configura un nuevo campo
poración-cooptación de estas poblaciones y de tensiones entre ambos actores. En su ini-
sus proyectos. cio, estos proyectos educativos hicieron par-
te de las agendas de acción política de las or-
ganizaciones sociales; como resultado de la
Movimientos étnicos y educación (escuela) movilización y de las negociaciones con el
Estado, pareciera que dichos proyectos son
En las décadas finales del siglo XX emergieron, incorporados como parte de los programas
en Colombia, renovadas expresiones de mo- institucionales, que logran ser modificados en
vilización social, en las que la cultura y la di- sus acciones y concepciones. En este sentido,
ferencia cultural ocuparon un lugar central las políticas educativas reflejan la tensión en-
hasta entonces inédito. Como parte de dichas tre las demandas de las organizaciones por el
movilizaciones aparece un conjunto de rei- reconocimiento jurídico y la transformación
vindicaciones, propuestas por las poblaciones institucional del Estado, y los riesgos de co-
indígenas y negras, alrededor de temas como optación que implica una respuesta positiva
las lenguas nativas, el territorio y la educa- de su parte. Para comprender mejor los signi-
ción, para nombrar algunos. En ellas se ficados de esta tensión entre Estado y grupos
expresan elementos que constituyen el pro- étnicos en el campo educativo, presentamos
yecto de sociedad al que aspiran estas pobla- brevemente algunos elementos que permiten
ciones y sus organizaciones sociales, que comprender dicha disputa.
orientan su acción política hacía la construc-
ción de alternativas al modelo de desarrollo A lo largo del proceso organizativo que ha lle-
imperante. Desde la perspectiva de diversos vado a la etnización de las poblaciones indí-
analistas, estos procesos de movilización so- genas y negras, éstas han llamado la atención
cial contribuyeron a transformar nociones del Estado y la sociedad sobre la diferencia
vigentes sobre la política, la democracia y la étnica y cultural como rasgos constitutivos de
ciudadanía (Escobar, Álvarez y Dagnino, 2001; la nación. Ello ha sido posible en un escena-
Gros, 2000; Escobar, Grueso y Rosero, 1999). rio de conflicto en el que se cuestiona el or-
En una dirección similar, consideramos que den establecido y se expresa la oposición a su
las políticas educativas oficiales, dirigidas a lógica homogenizante y desconocedora de la
grupos étnicos, hacen parte de los objetos de diferencia. Dado el lugar de la educación y
negociación entre el Estado y organizaciones la escuela en los procesos de integración-ex-
sociales y que, en dicho proceso, las formas clusión, parece evidente que éste sea uno de
de hacer y entender la educación han sido los elementos centrales de los proyectos polí-
redefinidas, para dar paso a proyectos como ticos de los grupos étnicos que, como parte
los de educación indígena, educación bilin- de sus programas de acción política, han in-
güe, educación bilingüe intercultural, etno- cluido un conjunto de demandas relaciona-
educación y Cátedra de Estudios Afrocolom- das con las características del currículo, los
bianos. maestros y la administración del sistema, al-
gunos de los cuales han sido incorporados en
Estos proyectos pueden ser estudiados como los programas oficiales.
parte de una dinámica en la que sectores de
la población indígena y negra buscan consoli- La política pública de etnoeducación ha sido
dar alternativas de educación que subviertan entendida, de manera generalizada, como la
el modelo educativo que les ha sido impuesto política de Estado orientada a tramitar por
hasta ahora. A lo largo de este proceso, en el la vía educativa el reconocimiento constitu-
que se afianzan las organizaciones sociales y cional de la multiculturalidad del país. Como
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7 La noción de cultura política ha sido desarrollada por Escobar, Álvarez y Dagnino (2001); según los autores, “la
cultura política es el ámbito de las prácticas y las instituciones, conformadas a partir de la totalidad de la realidad
social y que, históricamente, llegan a ser consideradas como propiamente políticas (de la misma manera como se
considera apropiadamente que otros ámbitos son “económicos”, “culturales” y “sociales”) (pp. 26-27).
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nial; adicionalmente, la tensión a la que se en- expresan una tensión entre la aplicación de la
frentan las poblaciones, autoridades y orga- política nacional y la implementación de una po-
nizaciones sociales de los grupos étnicos, es lítica específica para las poblaciones de los gru-
la de agenciar proyectos orientados desde la pos étnicos. El discurso que orienta las con-
lógica y el interés por consolidar proyectos cepciones de la actual política nacional, sobre
autónomos, y su creciente apropiación del dis- criterios como cobertura, calidad y eficiencia,
curso multiculturalista. Sumado a ello, debe es portador de lógicas que difícilmente po-
tenerse en cuenta que las poblaciones de los drán conciliarse con formas de pensamiento
grupos étnicos no son homogéneas, así como y racionalidades diferentes a las del capitalis-
no lo son sus intereses y dinámicas históricas mo neoliberal. Por su parte, las organizacio-
de relación con otros sectores de la sociedad, nes sociales se mueven entre el esencialismo
ni su participación y articulación al “sistema étnico que acompaña algunas de las propues-
educativo”. tas educativas indígenas y negras, que repro-
duce formas de diferenciación que se definen
Lo que queremos mostrar es que las recientes por sus límites (supuestamente fijos) y por un
demandas de los grupos étnicos por el dere- pasado-tradición inmutable, a pesar de la di-
cho a un proyecto educativo distinto parecen versidad de experiencias de vida de sus gen-
expresar el rechazo al modelo educativo tes, y la gestión de proyectos institucionaliza-
hasta entonces imperante, cuyas raíces se hun-
dos que garantizan un mayor control sobre
den en las estrategias de evangelización / civi-
los contenidos y la administración del siste-
lización que se originaron en el período colo-
ma educativo, pero que implican también un
nial. Reclaman también los grupos étnicos el
mayor riesgo de oficialización de sus propues-
derecho a ser artífices de su propio proyecto
tas. Paradójicamente, las opciones que pare-
educativo y a redefinir los términos de su re-
cen dar el control a las organizaciones impli-
presentación en el modelo educativo nacio-
can regirse por unas reglas de juego que sólo
nal. Para la mayoría de las poblaciones indí-
genas, la consolidación de su proyecto de vida pueden definir y controlar marginalmente.
está asociada a la apropiación del aparato edu-
cativo, agenciando otras formas de hacer es- En estos procesos, las respuestas del poder
cuela y forjando nuevos sujetos para su pro- no son inocentes; la modificación de los regí-
yecto; todo lo cual requiere, según algunas menes de representación y la emergencia de
de sus organizaciones, de la constitución de nuevas formas de la cultura política también
un sistema educativo indígena. Para las pobla- pueden ser objeto de apropiación desde los
ciones negras, el proyecto educativo se orien- intereses del capital. La existencia de una po-
ta más a la redefinición de los términos de la lítica de educación para grupos étnicos (la
relación con la “sociedad nacional”, y a su re- etnoeducación) no es garantía de modifica-
conocimiento como sujetos de la nación y la ción de las lógicas de acción del Estado, ni de
nacionalidad. En ocasiones se encuentran pro- alteración de las representaciones sociales so-
puestas en ambas direcciones: educación bre la diversidad cultural. El reclamo del re-
propia y formas de afectación del sistema conocimiento jurídico y político de los gru-
educativo estatal. Lo que aun es necesario ana- pos étnicos, así como su proyecto educativo,
lizar es hasta dónde estos proyectos se dis- podrían verse enfrentados a una trampa
tancian o son funcionales al discurso multicul- autoimpuesta: su demanda de reconocimien-
turalista neoliberal, o encarnan la posibilidad to legitima el discurso multiculturalista de la
de nuevas formas de educar que subviertan diversidad cultural y las lógicas que susten-
las lógicas de la colonialidad. tan su ejercicio de hegemonía. En tanto aquel
reclamo no cuestione la lógica misma en que
Las acciones del Estado para la implementa- ha sido históricamente configurada la dife-
ción de la política oficial de etnoeducación rencia, se afianzan las formas de naturaliza-
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ción de la misma. En esta naturalización, los sec- entendida como “diálogo” en muchas de las
tores subordinados permanecen definidos por conceptualizaciones de organizaciones socia-
su otredad, en relación con los sectores do- les o de entidades cercanas a su proyecto polí-
minantes, y no les reconoce capacidad sufi- tico y educativo. En este sentido encontramos
ciente para definir, en sus propios términos, diferentes propuestas, entre ellas las referidas
la forma y los propósitos de su proyecto edu- a la educación intercultural bilingüe (EIB), en
cativo. La política de etnoeducación, mien- las que:
tras sea entendida como educación para gru-
pos étnicos, representa una estrategia de alta La dimensión intercultural de la educa-
rentabilidad política para el Estado (en la me- ción está referida tanto a la relación cu-
dida en que, al atender a estas poblaciones, rricular que se establece entre los sabe-
produce la impresión de estar dando respues- res, conocimientos y valores propios o
tas a los imperativos de las políticas naciona- apropiados por las sociedades indígenas
les e internacionales del multiculturalismo), y aquellos desconocidos y ajenos, cuan-
pero de escaso impacto si lo que se busca es to a la búsqueda de un diálogo y de una
redefinir el proyecto educativo de una socie- complementariedad permanente entre
dad multicultural en el que se subviertan las la cultura tradicional y aquella de corte
occidental, en aras de la satisfacción de
prácticas y las representaciones de la diferen-
las necesidades de la población indíge-
cia, y los lugares que se asignan a los conoci-
na y de mejores condiciones de vida
mientos de los distintos sectores de la sociedad.
(López y Kuper, 2000: 48).
Un ejemplo de lo dicho se observa en el dis-
En ella se propone lo intercultural como una
curso de la interculturalidad. La interculturali-
“relación curricular” entre conocimientos de
dad es un proyecto cuya conceptualización
las culturas indígenas y aquellos conocimien-
se ha perfilado en gran medida con base en tos “desconocidos o ajenos”, suponiendo en
experiencias acumuladas en el campo educati- este esquema una definición de las culturas
vo en América Latina, a partir de propuestas indígenas que parecen estar aisladas o auto-
que fueron agenciadas, en su mayoría, por producidas en condiciones de aislamiento.
organizaciones sociales, o en el diálogo entre Aunque esta afirmación debe ser objeto de una
éstas, académicos e instituciones, que preten- discusión más profunda que excede las limi-
den responder a los retos que suponen las taciones de este artículo, creemos necesario
múltiples experiencias de la diferencia cultu- cuestionar aquellas nociones que acompañan
ral. La educación bilingüe y bicultural, edu- la enunciación de las culturas de los grupos
cación bilingüe intercultural (EBI), educación étnicos como aisladas, tradicionales o no oc-
intercultural bilingüe (EIB), etnoeducación, cidentales, entre otras, en las que se produce
educación propia, Cátedra de Estudios Afro- un borramiento de los procesos históricos de
colombianos, entre otras, son expresión de los contacto e interacción entre estas poblacio-
proyectos alrededor de los cuales se constitu- nes y el resto de la sociedad, muchos de los
yó una reflexión sobre el significado y posibi- cuales han dado lugar a aquello que hoy se
lidades de las relaciones entre grupos humanos conoce como “tradicional” o “propio”. Este
con horizontes culturales diversos. Queremos tipo de nociones no permiten reconocer los
señalar aquí dos riesgos en relación con estas procesos históricos en los cuales las socieda-
propuestas, con el objeto de ilustrar los plan- des étnicas se han constituido como tales, ni
teamientos expuestos, antes que con el ánimo las relaciones de subordinación que han de-
de un análisis exhaustivo. bido soportar como parte del proceso de ex-
pansión del proyecto de la modernidad-
En primer lugar, nos referimos a la manera colonialidad. Expresiones culturales “tradicio-
como se ha concebido la interculturalidad, nales”, como algunas prácticas de autoridad
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tanto, encuentra en este diálogo una oportu- final del salvaje. Naturaleza, cultura y política en la an-
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