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OF THE
UNIVERSITY
ANALES
DE LA

UNIVERSIDAD DE CHILE.
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UNIVERSIDAD DE CHILE, '


COEEESPOWIEMES

AL ANO DE i845.

SANTIAGO,
IMPRENTA DE LOS TRIBUNALES.
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ANALES5Ï,L
DE LA

UNIVERSIDAD DE CHILE,
CORRESPONDIENTES AL AÑO nn 4845.

—...oeo—.—

PRIMERA SEC CION.

DECRETO.
_.._—

l.

NOMBRAMIENTO DE SECRETARIO SUBRROGAN‘1‘E DE LA ¡‘ACUL‘I‘AD DE


CIENCIAS MATEMAT¡OAS I “SIGAS

Santiago, enero 43 de 4845.


A propuesta del Rector de la Universidad, nómbrase a D. José Vi
cente Bustillos para subrrogar al Secretario interino de la Facultad de
Ciencias Matemáticasi Físicas D. Francisco de Borja Solar, miéntras‘
éste permanece ausente de Santiago desempeñando la comision qe le a
conferido el Gobiernq. En consecuencia abónese al subrrogante el suel
‘do qe le corresponde. Tómese razon i comuníqese.
'InmnÁznvu.
Manuel Montt.

ÑÏBÜG’?4<1
_..2_ *

2.

INSTITUTO NACIONAL.
PLAll lll: SUELDOS DE SUS PROFESORES.

Santiago, enero M de 4845.


Considerando:
4." Qe las rentas de los profesores i de algunos otros empleados
del Instituto Nacional son insuficientes para compensar sus trabajos, lo
cual ocasiona frecuentes variaciones en los individuos qe sirven esos
destinos, i por consecuencia graves perjuicios a la enseñanza:
2.° Qe los premios asignados por decreto de 40 de mayo de 4834,
a mas de ser excesivos, no están en proporcion con la mayor o menor
laboriosidad e importancia de cada uno de dichos empleos: a propues
ta del Consejo de la Universidad,

E ACORDADO I DECRETO:

Art. 'I.° Para la enseñanza preparatoria qe establece en el Institu


to Nacional el decreto Supremo de 25 de febrero de 4843, abrá en es
te establecimiento:
4.° Un profesor de primera encargado de enseñar las primeras no
ciones de gramática castellana i latina, la aritméticai principios de
jeografía descriptiva.
Uno de 2.a encargado de continuar la enseñanza de las gramáticas
castellanaí latina, de elementos de áljebra l jeometria, i de jeografia
descriptiva e istoria.
Uno de 3.a qe deberá continuar la enseñanza de las gramáticas cas
tellanai latina, de los elementos de jeometriai trigonometría, la isto
ria i dar tambien lecciones de cosmografía.
Uno de 4.a para la continuacion del latín e istoria. Todos estos pro
fesores gozarán del sueldo anual de ochocientos pesos.
2.° Un profesor de latinidad superior para los eursantes de 5.‘
i 6.I.
Uno de elementos de física, qimica e istoria natural para los alum
nos de 5.a i 6.6. .
Uno de Relijion qe deberá enseñar el catecismo a los alumnos de 4.‘
i2.‘, la istoria de la Relijion a los de 3.a i zl\.°, i fundamentos de la fé
a los de 5.a i 6.a
_3._
Uno de principios de literatura e istoria para los alumnos de la 5.I‘
Uno de filosofía e istoria para los alumnos de la 6.a. Estos cinco
profesores gozarán del sueldo anual de novecientos pesos.
Art. ‘2.° Para la enseñanza del curso de matemáticas qe establece
el decreto Supremo de 43 de marzo de 4843, abrá:
4.° Dos profesores para los alumnos de 4.a i 2“‘ pudiendo encar—
garse el uno de los ramos de matemáticas qe le correspondiereu, i el
otro de la jeografía, gramática castellana e istoria: i gozando en tal ca
so el primero de la dotacion de ochocientos pesos anualesi el segundo
de la de seiscientos.
2.° Dos profesores para los alumnos de 3.a i 4.a, pudiendo encargarse
el primero de los ramos de matemáticas, i el segundo de la istoria, cos
mografía i principios de literatura; i gozando en tal caso el primero de
la dotacion de novecientos pesos i el segundo de la de ochocientos.
Art. 3.° Los profesores de la teoría de la lejislacion ide derecho de
jentcs, de derecho civil, de matemáticas superiores; puras o mistas, de
anatomia, fisiolojía e ijiene, de patolojía i clínica interna, de patolofiai
clínica esterna, i del curso superiorde ciencias físicas, gozarán del suel
do anual de mil pesos.
Los profesores de economia política i farmacia el de qinientos pesos;
i el de derecho canónico el de ochocientos.
Art. 4.° Fuera de los profesores qe señalan los artículos anteriores,
abrá:
Uno para frances i
Uno para ingles con la dotacion de cuatrocientos pesos anuales.
Uno o dos para dibujo, cuya dotacion anual será de trescientos pesos
cada uno.
Art. 5.° Al profesor qe reuniere en su persona dos cátedras, de las
qe segun este plan se encargan a profesores distintos, iqe gozan ocho
cientos i mas pesos de sueldo, se le abonará el sueldo íntegro por una
de ellas a su eleccion,i por la otra solo los dos tercios.
Art. 6.° El profesor qe por enfermedad se alíaro imposibilitado para
ejercer sus funciones, i fuere licenciado por el Supremo Gobierno, goza
rá durante los seis primeros meses del sueldo íntegro, i durante los seis
siguientes medio sueldo. Si al fin de ese tiempo aun continuase impedi
do, será jubilado.
Art. 7.° El suplente del profesor impedido tendrá la mitad del suel
do correspondiente al propietario.
Art. 8.° Tendrán derecho a premios los profesores designados en
los números segundos de los artículos 4.° i ‘2.°; los enumerados en la
_4__
pritnera parte del art. 3.°, 'i los de economia política i derecho canóni
co, siempre qe ubiesen servido seis años consecutivos. No deberá des—
contarse el tiempo qe ubieren estado licenciados por el gobierno sino
cuando pasare de un mes.
Art. 9.a Para determinar el premio qe a cada profesor corresponde,
se considerará dividido el sueldo qe se le aya asignado conforme a lo
dispuesto en los artículos precedentes, en cuarenta partes; i desde qe
ubiere cumplido seis años, se le aumentará una de estas partes por cada
año mas qe sirviera.
Art. 40, Cuando un profesor sirviere dos cátedras, de las qe segun
este plan se consideran en distintas personas, solo gozará premio por
una de ellas. ,
Art. M. El profesor qe ubiere cumplido treinta o mas años de ser
vicio efectivo, podrá jubilar, si qisiere, con solo los premios qe ubiera
a,dgirido.
'Art. 42. El catedrático qe escriba o traduzca algun tratado qe se
mande adoptar para la enseñanza, contará sobre los años de servicio qe
tuviere, los qe, oida la facultad respectiva, le señale el Consejo de la
Universidad por recompensa, prévia la aprobacion del gobierno.
Este abono de tiempo servirá no solo para los premios de qe ablan
‘l’os artículos anteriores, sino tambien para la jubilacion a qe ace refe‘
rencia el art. IM.
Art. 43. Los profesores qe ántes de cumplir treinta años en el servi
cio, se iuabilitaren para continuarlo, podrán jubilar conforme a las re—
glas establecidas para los demas empleados civiles, icon consideracion
.a solo la renta natural de su destino. Sin embargo el Gobierno puede
¿oncederles jubilacion con consideracion tambien a los premios, en los
casos qe así lo estimare de justicia.
Si la inabilidad ocurriese despues de cumplidos los treinta años de
servicio, tendrán asu eleccion jubilar, o del modo qe acaba de espre
sarse, o con arreglo a lo dispuesto por el art. M.
Art. 44. El Rector del Instituto gozará el sueldo anual de dos mil
pesos, i el Vice—Rector el de mil.
Si el Rector o Vice—Rector desempeñaren tambien alguna cátedra de
las designadas por el art. 5.°, gozarán del sueldo íntegro de uno delos
dos destinos a su eleccion, i los dos tercios del otro; i por regla jeue
ral, los cargos de Rector iVice—l‘tector se considerarán como eqivalen
tes al de catedráticos para premios i jubilaciones.
Art. 45. Los profesores i empleados en el Instituto Nacional con—
tinuarán gozando de las rentas de qe están en posesion, asta qe el
_5_.
gobierno, prévios los informes de aber tomado cada unoa su cargo
todos los ramos de enseñanza qe por el presente reglamento deben es
tar unidos, declare qe deben principiar a percibir los sueldosi premios
qe aora se les señalan.Tómese razon.
In¿nrciznvu..
Manuel Montt.

——*-—-

3.
NOMBRAMIENTO DE RECTOR DEL INSTITUTO LITEEARIO DE TALCA

Santiago, febrero 45 de 4845.


A propuesta del Intendente de la provincia de Talca, nómbrase Rec—
tor del Instituto literario de la ciudad del mismo nombre, a Don José
Anacleto Valenzuela, que servía interinamente este cargo, vacante en
la actualidad por renuncia de Don Manuel Guerrero. En consecuencia
abónese al nombrado el sueldo qe le corresponde. Tómese razoní
comuníqese.
InnnnÁuvnn.
Manuel Montt.

———--—

4.

INSTITUTO NACIONAL‘
I'LANTACION’ DE LAS TRES PRIMERAS CLASES DEL CURSO DE
UMANIDADES.

Santiago, febrero 47 de 4845


,(lonstando por la anterior exposicion del Rector del ,InstitutoNa=
cional.
4.° Quo es urjente plantar en aquel establecimiento, con arreglo
aldecrcto de 44 de enero próximo pasado, las tres primeras clases del
curso de Umanidades, i la de relijion.
2.° Que dicho establecimiento no tiene los fondos bastantes para
llevar a efecto en toda su estension el nuevo plan de sueldos.
___ 6 ——

E ACORDADO I DECRETO:

4.° Los profesores de la primera, de la segunda ide la tercera clase de


Umanidades qe deben establecerse conforme al decreto de 44 de
enero último, i el de relijion, entrarán desde luego en el ejercicio de
las funciones ien el goce del sueldo qe respectivamente les disigna
el citado decreto, refundiéndose en ellas las clases correspondientes
qe an estado en ejercicio en el año anterior.
2.° Solicitense de la Lejislatura los fondos qe se necesitan para dar
cumplimiento en todas sus partes al referido plan de sueldos de los
empleados del Instituto Nacional. Tómese razoni comunlqese.
IRARRÁZAVAL.
Manuel Montt.

5.
NOMBRAMIENTO LE SEGI¡E‘I'ARIO SIJ’BRIIOGAE‘I‘B IIE LA I'AGIÏL'I‘AD nn
'I‘EOLOJIA.

Santiago, febrero 20 de 4845.

Es de la aprobacion del Gobierno el nombramiento qe a propuesta


del decano de la Facultad de Teolojia, aecho U. en el presbitero Don José
Ipólito Salas, para subrrogar en la secretaría de dicha Facultad, al Re
verendo obispo electo de Ancud.
Dios guarde a Ud.
Manuel Montt.
——’_—

(5
I’ ORDENA A LA TESORERIA JENERAL ENTREGÏI’E MENSUALm AL
BED!1LDE LA UNIVERSIDAD EL SUELDO DE LOS EMPLEADOS EN EI
TA COIPORACION.

Santiago, febrero 20 de 4845.


En vista dela expocicion qe precede del Rectori Consejo de la Uni
versidad, e venido en acordar i decreto:
O

._ 7 —_—
Los Ministros de la Tesorería Jeneral entregarán todos los meses al
primer bedel de la Universidad, la cantidad íntegra de los sueldos qe
están asignadosa los empleados en esta corporacion, para qe percibien
do cada uno lo qe legalmente le corresponda, se deposite el sobrante, si
lo ubiera, en la respectiva tesorería. Tómese razon i comuníqese.

IRARRÁZAVAL.
Manuel Montt.

——.—

7.
¡I DECLARA QE LA ILEJI’1'IMIDAD NO ES UN’ OBS'I'ACIÏI’LO PARA on‘rmn
GRADOS UNIVERSITARIOS.

Santiago, abril 25 de 4845.


Vista la nota del Rector de la'Universldad de 24 del actual en qe
expone la opinion del Consejo a cerca de la consulta elevada a la fa
cultad de leyes a fin de obtener una declaracion sobre si la calidad de
ijo natural se considera como obstáculo para la colacion de grados; S. F.
el Presidente de la Repúbiica a expedido oí el decreto qe sigue: No exijiendo
lalei de 49 de noviembrede 4842 la cualidad de ser ijo lejítimo para obtar
a los grados universitarios, en uso de la facultad qe me confiere el artí
culo 34 de la misma lei, vengo en declarar qe la iiejitimidad de cualqiera
especie no es obstáculo para la colacion de dichos grados. Comuníqese.

BÚLNES.
Antonio Varas.

____.__.—.__

8.
82 DISPZNSAN A UN SOIJCI‘I'AN’I‘E ALGUNAS FORMALIDADES PAM
OBTENER liL GMDO DE LICENCIADO EN LA FACULTAD DE UMAN¡—'
DADES.

Santiago, abril 25 de 4845.

Apruébase el acuerdo celebrado por el Consejo de la Universidad


para dispensar a don Vicente Fidel Lopez ciertas formalidades en la '
—._3._.
dolacion del grado de Licenciado en la Facultad de Umanidades.,Comu-,
niqese i devuélvanse los documentos adjuntos.
Búr;mas. ‘
Antonio Varas.

9.
nommmnnro DE DOS MIEMBROS ¡‘ARA INTEGRA“. EL CONSEJO DI‘
LA UNIVERSIDAD.

Santiago, abril 26 de 4845.


Con la facultad qe me confiere el art. 24 de la leí de 49 de noviem
bre de 4842, vengo en nombrar, por el término de dos años, para
miembros del Consejo de la Universidad, adon Manuel Carvallo ia don
Antonio Garcia Reyes. Comuniqese.
BÚLNES.
Antonio Varas.

10.
Sl: MANDA AI’0P‘I'AI El: MAL n!: LA IS'I'ORIA DE CHILI} PARA LA
EN5I¡NANZA EN LAS ESCUELAS PRIMARIAS

Santiago, mayo 47 de 4845.


Con lo expuesto por el Rector de la Universidad i por la facultad
‘de Umanidades, se adopta para la enseñanza en las escuelas prima
rías el «Manual de la Istoria Nacional» compuesto por don Vicente
F. Lopez. Comuníqese i devuélvanse al autor los manuscritos de la
obra.
BÚLNES.
Antonio Varas.
_9_¿

1 1.

NOMBRAMIENTO m: nc.cmí:mc0s m: s¡:mrm cust— w,m,. ,;

Santiago, mayo ‘27 de 4845.

No estando aun organizada la Academia de ciencias sagradas¡ante


la cual deben rendirse las pruebas literarias reqeridas por el,regi,ameng—
to de 24 de noviembre de 4844 parala incorporacion 'de los‘,aóad,énii
cos de segunda clase, vengo en dispensar por aora esassolemniflades
i en nombrar por tales académicos de segunda clase a los bachilleres
en Sagrada
nuel Orrego,Teolojia
don Pascual
P. don
Solís
Ramon
Ovando,
Valentin
don Vicente
Garcia;Gabriel
P. ‘don Tocolma‘t.
José

don Joaqin Larrain Gandarillas, don Pedro Ovalle,‘ ' don ‘Jos6,,loaqitr}
Pacheco idon
B,úmes.
Federico Errázuris. Comuníqese. ‘ " ' ’“

’ ' ' * 'Antonio Varas.

-———«—-0-——

12.

NOMBRAMIENTO DE SECRETARIO JENERAL INTER!NO DE I-A


UNIVERSIDAD. :

Santiago, mayo 29 de 4845.

. Apruébase la eleccion echa por el Consejo de la Universidad en ,don


Manuel Talavera para qe desempeñe interinamente la Secretaría¡jenerál
de la Universidad asta la vuelta del propietario, don Salvador Santueotes,
,qe a sido nombrado Intendente,dgz.\,’aldíyïia con retencion de a’q'el'e‘m.
,pleo.wliefrendese, tómese razon i cpmuniqesel . ’ '' ' ‘ "
Búmns. . ‘ ' ' ' "
* ' Ao;tomfo Varas.
13.
NOMBRAMIENTO DE I’RI‘SIDEN’I‘E, VICE—PRESIDENTE I DEMAS ¡IMPLEA‘
DOS DE LA ACADEMIA DE CIENCIAS SAGRADAS.

~ Santiago, mayo 30 de4845. ,


No pudiendo tener efecto por aora la forma de elecciones prescri—
ta por el Reglamento de la Academia de Ciencias Sagradas, a causa de
no aberse echo aun la apertura de esta corpoiacion, vengo en nombrar
para Presidente de ella a don José Ipólito Salas i para Vice—Presidente
a don Ignacio Ví,ctor Eizaguirre; para primer consultor a don José
Miguel Aristegui, i para segundo consultor a don José Santiago Iñiguez;
los cuales, como miembros de la Facultad de Teolojía, son, seg1n la
‘lei, académicos de primera clase. Nónibrase asimismo a don Bamon
Valentin Garcia para Secretario,‘ a don José Manuel Orrego para pro
motor fiscali a don Pascual Solís 0vando para Tesorero, en virtud
de aber sido creados académicos de segunda clase por decreto de vein
tisiete del actual. Comuniqese.
BÚLNES.
Anlonio Varas.

2+ 55
1 4.
lz, .

A2I:ITUM IIE LA ACADEMA DE CIENCIAS SAGRAI’JAS.

Santiago, Junio 49 de 4845.


Estando nombrados los individuos qe deben componer el Consejo de
la Academia de ciencias sagradas, i algunos académicos de segunda clase
en número bastante para proceder a instalar esta corporacion, e acorda—.
do idecreto: '
4.° El domingo 22 del corriente ‘a las 42 del dia se verificará la
apertura solemne de la academia de ciencias sagradas en el salou qe
ocupa la Cámara de Diputados.‘
2.° El Decano de la Facultad de Teolojía fijará el programa de las
solemnidade,s del acto, e invitará a la Universidad i a las demas con
¡»oraciones o personas cuya asistencia juzgue conveniente. Comuniqese;
BCLNES. ,
Antomo Varas.
PLAN‘ DE ESTUD¡OS PARA EL GOLEJIO DE CONCIIFGION.

Santiago, junio130 de;4 8433.

Deseando uniforniar en cuanto sea posible la enseñanza 'de'los


colejios provinciales con la qe se dá en el Instituto Nacional, a pro
puesta del Consejo de la Universidad, e venido en acordar el si
guiente: ' ' ‘

PLAN DE ESTUDIOS
RARA EL COLEJIO DE CONCEPCIÓN.
Art‘. 4.° En ‘el Instituto literario de la ciudad de Concepcion abrá‘
por aora dos cursos de estudios: 4.° de umanidades: 2.° de matemá-‘
ticas. '
Art. 2.‘.a El curso de lenguasi umanidades, abrazará los ramos si
guientes: 4.° relijion: 2.° lenguas castellana, latina ifrancesa: 3.° arit
mética, elementos de áljebra, de jeometaia itrigonometría, con sus
aplicaciones a la mensura: 4.° jeografía descriptiva i cosmografía: 5.°
istoria antiguai moderna: 6.° principios de literatura: 7,° elementos de
física o istoria natural: 8.° fílosofía mental i moral, i derecho natural.
Art. 3.° Para la enseñanza de estos ramos se dividirán los alum
nos en seis clases:
Los de la primera estudiarán gramáticas castellana í latina, arit
méticai nociones jenerales de jeografía descriptiva.
Los de la 2.a continuarán los estudios de las gramáticas castella
na i latina, i se les enseñará ademas elementos de áljebra i de jeome
tría, jeografía descriptiva e istoria.
Los de la 3.a seguirán el estudio de las gramáticas castellana i la—
tina, el dela jeometría, trigonometría, cosmografía e istoria.
Los de la 4.a continuarán el estudio del latín ejercitándose en tra
ducciones por escrito, el de la istoria, i recibirán lecciones de francas.
Los de la 5.a deberán estudiar latinidad superior, literatura, istoria,
€rances i física o istoria natural.
Los de la 6.a se dividirán en,dos secciones, debiendo la primera ocu—,
..‘;f2;;
parse en el estudio de la istoria, en '(¿l de la física o istoria natural, i en
el de psícolojia o metafísica i ló.iica,' i los de la segunda en los dos prime—
ros ramos, i en la fílosofía moral iderecho natural. Estos alumnos de
berán concurrir una ,o dos veces por,semana a una academia de ejerci
cios literarios qe será presidida por el profesor de literatura, i en su
defecto por el qe el Rector designare.
Art. 4.." Las lecciones de las diversas clases qe establece el artí
culo anterior se distribuirán en la forma siguiente:
Enla 4.a se dará una leccion diaria de gramática castellana, otra
de, latinidad i una tercera de aritmética, i tres por semana de jeo
grafía.
En la 2.a lecciones diarias de gramátícas castellana i latina, i tres
veces por semana de elementos de áljebra i jeometria, de jeografía des
criptiva e istoria.
En la 3.a lecciones diarias de latinidad, cuatro veces por semana de
jeometria.i trigonometría, tres de istoria, tres de cosmografla i dos de
gramática castellana.
' Én la La dos lecciones diarias de latín, tres por semana de istoria
i chico de francos. ."
, En la t’).a una leccion diaria de latinidad, otra de literatura, tres ‘ve
ces por semana de istoria, tres de física o istoria natural, i tres de
francos.
En la primera seccion de la sesta, lecciones diarias de filosofía, tres
veces por semana de istoria, i cinco de física o istoria natural. En la
segunda seccion'de la misma, lecciones diarias de filosofía, tres de is
toriaii, cnatro'de física o istoria natural.
Art. 5.° El curso de ciencias matemáticas abrazará los ramos si—
gui,entes: aritmética, áljebra, jeometria elemental, trigonometria recti
líneaï, jebmetria analítica isecciones cómicas, trigonometríá esférica,
permutaciones,combinaciones i probabilidades, jeometría descriptiva,
topografía i dibujo topográfico, jeog’rafía astronómica, elementos de me—
cánica i ademas relijion, jeografía descriptiva, istoria antigua i moderna,
gramática castellana, principios de literatura,frances ifísica o istoria
nátural. H‘ '
Art. 6.° Los alumnos qe siguieren el curso de qe abla el articulo
anterior, se dividirán en seis clases, i en todas ellas recibirán a lo mé
nos una leccion diaria,de matemáticas.
Art. 7 .° A estas lecciones se agreg‘árán: '
Para los de la 4.a una leccion diaria ,de jeografía descriptiva, í
tres por semana de istoria, ' '
— 13‘ ———‘
Para los de la 2.a ‘una leccion diaria de gramática castellana, tres
por semana de istoria, i dos de jeografla.
Para los de la. 3..‘ lecciones diarias de istoria, tres veces por semana
de gramática castellana, i tres de franees. .
Para los de la 4'.‘ tres veces por semana lecciones de fraces, tres
de istoria icuatro de física o istoria natural.
Para los de la 5.F lecciones diarias de literatura, tres veces por
semana de istoria, i cuatro de física o istoria, natural.
Para los de la 6.l lecciones diarias de física o istoria. natural, i tres
Veces por semana de istoria. . ‘ ‘
A los alumnos de las dos últimas clases se enseñarán los cuatro úl
timos ramos de matemáticas de qe abla el art. 5.°.
Art. 8.° La enseñanza de relr_iion se dividirá en tres épocas: en la
primera se enseñará i explicará el catecismo a los alumnos que com
ponen las primeras i segundas clases delos dos cursos qe establece
este plan: en la segunda, la istoria de la relijion i moral filosófica a los
alumnos qe componen las terceras i cuartas clases de los cursos men
cionados; i en la tercera se {enseñarán los fundamentos dela fé a los
alu'mnós, qe componen las {clases mas elevadas. ‘
La distribución de esta enseñanza se ará de manera qe los alum
nos de cada seccion reciban por lo ménos dos lecciones por semana.
Art. 9.° Los alumnos de las tres primeras clases, tanto del curso
de lenguas i umanidades, como del de matemáticas, deberán recibir
lecciones alternadas de dibujo i escritura, a lo ménos cuatro veces por
semana.
Art. 40 Ningun alumno podrá pasar de una clase a otra superior,
sin aber rendido eizáx‘nen i’ obtenido aprobacion de todos los ramos qe,
segun la clase a ,qe perteneciere, le correspondan.
Art. 44. Las lecciones qe este plan establece, no podrán durar mé
nos de una ora, í podrán estenderse a ora i media, cuando así lo exijiére
la naturaleza del ramo qe se enseña.
' Art. 42'. El estudio de las ciencias ecleciásticas qe debe acerse
en este establecimiento; se arreglará jpor un decreto especial. Co
munlqese.
Br’mms.
' Antonio Varas.
.__].l'__

16.
.1.

mn;m: ¡:srvmog' fluu¡ m. cor.n.no m:‘ unen.


‘ , ‘ , Santiago, Junio 30 de 484x13. ,
Deseando uniformar en cuanto sea :posible‘la enseñanza de los cole‘
jiosprovincialeñ con‘laqe‘ sehda.en:'el Instituto Nacional, a.propuesta
del Consejo dela Universidad‘ovenidoen abordarelgsiguiente: , . ‘ ‘?
4,'..l. ,,',', 'l.‘‘,‘" i" " n‘ ' "

PLAN DE ESTUDIOS ~
PARA, EL comno DET,ALCA. .' . ' I' . .,
Art. 4.° En el Instituto literario de la ciúdad de 'Talcá abra por"ao
ra dos cursos de estudios: 4.° de umanidadesí 2.O'de matemáticas. ' ‘ ,
Art. 2.° El curso de lenguas i umanidades abrazará los ramos si—'
guientes: 4.° relijion °Z'.° lenguas castellana, latinai francesa: '3'.° arit—f
mética, elementos de áljebra, ,de jeome’tría i trigonómet‘riá, con sus apli—,
caciones a la mensura: 4.° jeografía descriptivai cosmbgrafía: 5.a is '
toria antiguai moderna: 6.° principios de literatura: 7.°,elementos de '
física o istoria natural: 8.° filosofía mental i moral, i derecho natural.
Art. 3.° Para la enseñanza de ,estos ramos se dividirán, los alumnos‘
en seis clases. , ‘ ' ' " , ',
Los dela 'I.*‘ estudiarán gramáticas castellana ,i latina, a'ritr'nética '
i nociones jenerales de jeografía descriptiva. ' ’ ‘ ' ' '
Los de la 2.a continuarán el estudio de las gramáticas castella'na i
latina, ise les enseñará ademas elementos de áljebra ide jeometria,
jeografía descriptiva e istoria. ‘ , ' ‘
Los de la 3.a ser,uirán
l: .
el estudio de, las gram’áticas
, _
Castellana i latina,
el de la jeometria, trlgonometría,"cosmografia e istoria.
Los de la 4.a continuarán el estudio del látin ejercitándoseen tra
ducciones por escrito,,,el de, la istoria, i recibirán lecciones de francas‘.
Los de la 5.a deberán estudiar latinidad superior, literatura, istoria,
frances i física o i'storia natural. ‘ ‘ ~ ‘ ' ~ ‘i ,' " " ' ’
Los de la 6.a se dividirán en dos secciones, debiendo la prim'e'rá ocú‘
parse en el estudio de la istoria, en el de la física o istoria. natural, i en
el de psicolojia o metafísica i lójica; i los de la segunda en los dos pri
meros ramos,i en la filosofía moral í derecho natural. Estos alumnos
deberán concurrir una o dos veces por semana a una academia de ejer
cicics'líterarics qe será presidida por el_ïprofesor de literatura, igen su
defecto por el qe el Rector desiguaro.
’-- '15 —'—
Art. 4.° Las'lecciones' de las diversas clases que establece el artículo
anterior se distribuirán en la forma siguiente: '
En la 4 .a se dará una leccion diaria de gramática castellana, otra de
iatinidad i una tercera de aritmética, i tres por semana de jeogral‘ia.
En la 2.‘ lecciones diarias de gramáticas castellana, i latina, i tres
veces por semana de elementos deáljebra i jeometría, de jeografía des
criptiva e istoria. " ' ' '
En la 3.a lecciones diarias de' l'atinidad, cuatro ‘veces por semana de
jeometríai trigonometría, tres de istoria, tres de cosmografía idos de
gramática castellana. ‘ ,' ' ï‘ ' ' ' ‘ ‘
En la lt.a dos lecciones diarias*de latín’, tres por semana de istoria i
cincodefrances. ' 4 "’ j*"‘ " , ' , '
= En la 5.a una leccion "diaria de latini’dad;otrá de literatura, tres veces
por semana de istoria, ti‘es'de‘flsica oistoria natural, itres de francos.
""I En la ‘primera seccion tie ,lá'áesta, lecciones diarias de filosofía, tres
veces por semana de istoria, i chico de física d istoria natural. En la Se
gunda seccion de la mis‘ma, leccio‘nes diarias de‘filosofla’a tres de istoria
i cuatro de física oistoria natural: " ‘ '3 ‘" " ' ,
Art. 5.° El curso de ciencias matemáticas abrázatrá los r‘aïnos‘signien
tes: aritmética, áljebra, jeometría elemental, 'trigonometría rectilihea,
Jeometría, analítica i secciones cónicas, trigonometría esférica, permuta
ciones, combinacionesá‘ probabilidades, jeometría descriptiva, topografía
idibujo topográfico, jeografía astronómica, elementos de mecánica i ade
mas relijion, jeografía descriptiva,”istoria antigua i moderna, gramática
castellana, principios de literatura, francés i física o istoria natural.
Art. 6.° Los alumnos qe siguieron el curso de qe abla el articulo au
terior, se dividirán en seis clases, i en todas ellas recibirán alo ménos una
leccion diaria de matemáticas.
Art. 7.° A estas leccionesse agregarán: ,
Para los de la 4.a una leccion diaria de jeograt‘ía descriptiva, itres
por semana de istoria.
Para los de la 23 una leccion diaria de gramática castellana, tres por
semana de istoria, idos de jeografía.
Par‘alosde la 3 ‘I lecciones diarias de istoria, tres veces por semana
de ‘gramática castellana i tres de frances.
Para los de la li.a tres veces por semana lecciones de francos, tres de
istoria, icuatro de física oistoria natural. ~ .
Para los de la 5.‘ lecciones diarias de literatura, tres veces por se‘'
mana de istoria, i cuatro de físicao istoria natural., ' .
Para los de la 6.a lecciones=diarias de físicao istoria natural, ‘i tres
veces por semana de istoria." '‘ " ' ' A
_16__
Aloe alumnos,de las últimas clases se,enseñarán.los cuatro últimos
ramos de matemáticas de qe abla el art. 5.° .
Art. ,8‘o La enseñanzade la relijion se dividirá en tres épocas: en la
primera se enseñará i esplicará, el catecismo alos alumnos qe componen
las primeras i segundas clases de los dos cursos qe establece este plan:
en lasngunda la istoria de la¿relijion o moral filosófica a los alumnos qe
componenlas terceras i cuartas claces de los cursos mencionados;.i en la
tercera se enseñará los fundamentos de la fé,a los ,alumnos qe componen
las clases mas elevadas.
La distribucion de esta enseñanza se ará de manera qe los alumnos
de cada seccion reciban por lo ménos dos lecciones por semana.
Art. 9.° Los alumnos de las primeras clases, tanto del curso de len
guas iumanidades, como del de matemáticas, deberán recibir Jecciones
alternadas de dibujo i escritura, a lo ménos cuatro vecesï por semana.
Art. 40. Ningun alumno podrá pasar de una clase ,a otra superior,
sin aber rendido exámeni obtenido aprobacion de todos, los ramos qe,
segun la clase a qe perteneciere, le correspondan. .‘ ' ‘
Art. M. Las lecciones qe este plan establece, no podrán durarïménos
de una ora,i podrán estenderse a ora i media, cuando así lo exijiere la na
turaleza del ramo qe se enseña. ' i ‘
BÚLNES. , .
Antoaio Varas!
'\

17.

ARREGLO DE LAS OBLIGACIONES l SUELDOS Dll: 1.08 normas I)“


comuo nn cor«:nrcxon '

Santiago, Juïio 4.° de 4845.


Para llevar a efecto el plan de estudios dictado con fecha 30 de junio
del presente año, a propuesta del Consejo de la Universidad e venido en
acordar el siguiente arreglo de las obligaciones i de los sueldos de los pro
fesores del colejio de Concepcion. . ,
Art. 4.° Para el curso de umanidades qe establece el plan de estudios
del Instituo literario de Concepcion, abrá en este colejio.——
Un profesor de4 .—’* encargado deenseñar gramáticas castellana i la
.tina, aritméticai nociones jeneral de jeografi’a descriptiva.
-,—l3’——
Uno de "2.a para la enseñanza delas gramáticas castellana i latina,
pl,ementos de áljebra i jeometría, jeografía descriptiva e istoria. '
Uno de 3.a para la enseñanza de las gramáticas castellanai latina,
,de elementos de jeon;etriai trigonometrla, 'i de istoria i.,cosn,rografía. ' '
Uno de 4.a para la enseñanza‘ de la latiaidád e istoria. " '
, Uno de 5.a qe'enseñe literatura, latinidad superior e istoria.
Uno de (i.a qe enseñe a los alumnos de la primera seccion de esta
plase la filosofía intelectual i la istoria; i la filosofía moral, derecho natu.Ï
ral e istoria a losde la segunda. ,, ‘ . " ‘V ‘
Uno de relijion qe al mismo tiempo deberá enseñar este ramo i moral
filosófica a los cursa’ntes de matemáticas, segun lo dispuesto por el art.
8.° del plan de estudios. ‘ ‘ .' ,
De estos profesores, los de 4.a, 2.a, 3.‘ i 4.a gozarán ochocientos pe,
sos de sueldo anual, el de relijion i moral filosófica seiscientos i nove
cientos los de 5.a i 6.a.
Art. 2.° Para el curso de matemáticas abrá cuatro profesores:
Uno qe deberá enseñar los ramos de matemáticas corr,espondientes
a dos de las tres primeras clases, i cuya dotacion será de seiscientos
pesos anuales‘. ‘ ' ‘ ' ' '
Uno para la enseñanza de los ramos de matemáticas correspondien
tes a las tres clases superiores, con la dotacion de ochocientos pesos.
Uno de ciencias físicas qe deberá enseñar la física e istoria natu
ral de un modo esteuso, a los cursantes de matemáticas, i elemental
'mente a Vlos cursantes
pesos. ' de umanidades:
' 'su dotacion será
' de‘ novecientos
Uno de jeografía, gramática castellana e istoria para la enseñanza de
los alumnos delas tres primeras clases, con la dotacion de qinientos
pesos. ' ‘ ' ‘ ' ' ~ '
Art, 3.? El estudio de la literatura e istoria qe debe acerse por
los alumnos de las tres últimas clases, se arí,1 reuniendo éstos a los
‘correspondientes del curso de umanidades. ' ‘ ’ ' '‘ ‘ '
Art. 4.° El cargo de Rector será ejercido por uno de los profesores
con un,sebresucldo anual de trecientos pesos miéptras no ubiera inter:
unos‘ . . . . . , , ,
' Art. 5.° Fuera de los empleados qe se acaba de enumerar abrá un
profesor de frances con ladotacion de cuatrocientos pesos anuales, i un
maestro de dibujo i de escritura con ,la dotacion anual de quinientos
pesos ‘ ' ‘ ‘ ' ‘' '
Art. 6.° Abrá ademas un inspector de externos con la dotacion de
trescientos pesos anuales, i cuando ubiere internos, otro jeneral con la
,de,cuatrocientos. qe bajo la direocion del Rector, entienda en lo ‘interior.
3
.._.13_
i económico del establecimiento, i un inspector de s‘ala odormitorio por
cada treinta alumnos internos, con {ciento cuarenta i cuatro pesos
anuales. En este mismo caso el profesor de relijion ejercerá las funcio
nes de capellan del establecimiento, celebrando la misa en los dias
festivos, i preparando a los alumnos para la confesion i comunion en
las épocas en qe deban practicar estos actos. Gozará ademas el sobre
sueldo de ciento cincuenta pesos anuales si ubiera de celebrar diaria
mente la misa. Comuniqese. ‘
Búmas.
Antonio Varas.

ARREGLO DE ,’LAS OBLIGACIONES I SUELDOS DE LOS PROFESORES DEL


c0LEJIO DI: TALCA.

Santiago, Julio 4.° de 4845.

Para llevar a efecto el plan de estudios dictado con fecha 30 de j1t—


nio del,presente año, a propuesta del Consejo de la Universidad e veni
do en acordar el siguiente arreglo de las obligacionesi de los sueldos
de los profesores del colejio de Talca.
Art. 4.° Para el curso de lenguas iumanidades del colejio de Talca
abrá:
Un profesor de 4.a encargado de enseñar gramáticas castellana?
latina, aritmética i nociones de jéografïa descriptiva.
Uno de 2.a encargado de enseñar gramáticas castellana i latina, ele \
mentos de áljebra i de jeometria, i jeografía descriptiva e istoria.
Uno de 3.a qe deberá continuar la enseñanza de las gramáticas
castellana i latina, elementos de jeometria i trigonometria, istoria i cos
mografla.
Uno de 4.a encargado de enseñar latinidad e istoria.
Estos cuatro profesores gozarán el sueldo anual de setecientos pesos.
Uno de 5.a qe enseñará latinidad superior, literatura e istoria.
Uno de 6.a qe enseñe a los alumnos de la primera ,seccion de esta
clase la filosofía intelectual i la istoria; filosofía moral, derecho natural e
istoria a los dela segunda. —
‘ Uno de relijion qe deberá enseñar esto mismo ramo a los alumnes de
curso de matemáticas. i
—... 19 —_
Los profesores de 5.a i 6.a gozarán el sueldo anual de ochocientos
pesos; el de relijion el de seiscientos.
Art. 2.° Para el curso de matemáticas tendrá cuatro profesores.
Uno qe deberá enseñar los ramos de matemáticas correspondientes
alos alumnos de las tres primeras clases del curso.
Uno qe deberá enseñar los ramos de matemáticas correspondientes a
los alumnos de las tres últimas clases.
Uno de ciencias físicas qe deberá enseñar lafísicai la istoria natu‘
ral, de un modo estenso a los cursantes de matemáticas, i de un modo
elemental, a los cursantes de lenguas i umanidades. ,
Uno de jeografía, gramática castellana e istoria para la enseñanza
de las tres primeras clases del curso de matemáticas. De estos cuatro
profesores, los dos primeros gozarán el sueldo de setecientos pesos anua
les, el de ochocientos el tercero i el último el de quinientos.
Art. 3.° Para la enseñanza de istoria i de literatura, qe Ídebe darse a
las tres últimas clases del curso de matemáticas, se reunirán éstas, a las
correspondientes del curso de lenguas i umanidades.
Art. 4,° El cargo de Rector será ejercido por uno de los profesores
con un sobresueldo de cuatrocientos pesos. .
Art. 5.° Ademas de los profesores indicados, abrá uno para frances
i otro para dibujo, con la dotacion de trescientos pesos anuales ca
da uno.
Art. 6.° Para vijilar o inspeccionar a los alumnos abrá un inspector
de internos i otro de externos, debiendo el primero entender, baj’o la di
reccion inmediata del Rector, en todo lo interior i económico del esta
blecimiento. El sueldo de cada uno de estos empleados, será de dos
cientos pesos anuales. Se nombrará ademas un inspector de sala o
dormitorio por cada treinta internos, con el sueldo de ciento veinte pesos
anuales.
Art. 7.° Abrá tambien un maestro de escritura, para la enseñanza
de los alumnos qe no tuvieren letra corriente. Su dotacion será de dos
cientos pesos anuales. '
Art. 8.° El profesor de relijion deberá ejercer las funciones de cape
llan del establecimiento, celebrando la misa en los dias festivos, i prepa
rando alos alumnos para la confesion i comunion en las épocas qe se
señalaron al efecto, igozará del sobresueldo de ciento cincuenta pesos
anuales en caso de celebrar la misa diariamente. Comuníqese.

BÚLNES.
Antonio Varas.
.' " l“! ,r.‘ " ‘ n.
CUOTA QI: Imm: wu;¡nsn ron 1A common nn enanos it
msrnmucxon QE m: ¡:u.n n¡:u: nc¡:nsn.'

Santiago, Julio 2 de 4845.


, , Apgr\uébase el acuerdo celebrado por el Consejo de la Un’ívefsicidad
para aumentar a seis pesos la cu’ota qe debe pagarse por la colacio'n de!
grado de bachiller; a diez i siete pesos dos reales por la del grado de
licenciado en las facultades de filosofía iUnianidades, de Teolojíaidé .
ciencias matemáticas i físicas; i a veinticinco’ pesos por el mismo grado
en la de Leyes i ciencias políticas i en la de Medicina. Se aprueba igual
mente la distribucion qe debe acerse de,estos fondos entre los exami
nadores qe no sean miembros rentados de la Universidad, a razon de un
octavo de onza cada examinadori un peso al Bedel en los exámenes de
bachilleres i del doble cn los de licenciado. Tomese razo'n i Comuníqese.’

BÚLNE5.’
Anlonio Varas.’

20;

NOMBRAMIENTO IIE DECANO DELA ¡‘ACUL’I‘AD DE UMANIDADES;

€ÏL,.RE5}3‘OR DE LA É
nm—zrtsmnn. ‘
Santiago, agosto 42 do 4845.
\El,Presidente de la República a tenido a bien expedir ol el decreto
qe sigue’: ,
«Vista la terna formada por la Facultad deUmanidades de la Uni:
versidad de Chileiqe me asido presentada por el Rector de dicha
Universidad, en uso de la facultad qe me confiere el art. 4.° de la leí de
‘4 9 de Noviembre de 4 842, vengo en nombrar para Decano de la espresadá
‘—— 21 .__
b‘acultad de Umanidades a D. Miguel de la Barra, qe me a sido propuésto
en primer lugar)‘ Tómese razon i Comuñíqese; »
Dios guarde a Ud. ‘
' ‘* .‘ Antom‘o Varas.

--‘¿0fi30&-—

2].

NOMB!\AU!ENTO DE DECANO DE LA FACULTAD DE MEDICINA.

’AL llncron DE LA l
UNIVERSIDAD. 5

Santiago, Agosto 43 de 4845,

El pr¿esidente de la República a tenido a bien expedir ayer el deo‘re_tü


‘qe sigue.
“Vista la terna formada por la Facultad de Medicina de la Uníversl‘
'dad de Chile i qe me a sido presentada por el Rector de dicha Unive‘n‘
‘sidad, en uso de la facultad qe me confiere el art.° 4‘.° de la 'lci de 49 de
Noviembre de 48252, vengo en nombrar para Decano de la espresada Fa ‘
cultad de Medicina a D. Lorenzo Sazie, qe me a sido propuesto en
primer lugar. ,’l‘ónfese razon i Comuníqese.
Dios guarde aUd.
‘ A1,zto'nio Varas.

.)
mr.”

NOMBRAMIENTO DE DECANO DE LA FACULTAD DE CIENCIAS MATEMA;


'I'1CAS I I‘ISIGAS.

‘Umvansmnn.
AL Racron na LA

Santiago, agosto 43de 1l"845.


El Presidente de la República a expedido con fecha de ay.er el de,
Screto qe sigue:
_ “Vista la terna formada por la Facultad de ciencias Matemáticasi F!‘
'sícas de la Universidad de Chile,i qe me a sido presentada por el Reï:,
_.22—_.
tor de dicha Universidad, en uso de la facultad qe me confiere el art,
4.° de la leí de 49 de noviembre de 4842, vengo en nombrar para De
cano dela expresada Facultad de Ciencias Matemáticas i Físicas a D.
Andres Gorbea, qe me a sido propuesto en primer lugar. Tómese razon
i Comuniqese.»
Lo trascribo a Ud. para su conocimiento.
Dios guarde a Ud.

Antonio Varas.

23.

NOMBRAMIENTO DE DECANO DE LA ¡‘ACUL'I‘AB DE ‘I'EOLOJIA.

AL Racron m—: LA ;
UNIVERSIDAD.

Santiago,ïagosto 43 de 4845.
S. E. El Presidente de la ,República a tenido a bien expedir ayer el
decreto qe sigue:
«Vista la terna formada por la Facultad de Teolojía de la Universi
dad de Chile, i qe me a sido presentada por el Rector de dicha Uni
versidad, en uso de la facultad qe me confiere el art. 4.° de la leí de l9
de Noviembre de 4842, vengo en nombrar para Decano de la espresada
Facultad de Teolojía a D. José Miguel Aristegui, qe me a sido propuesto
en primer lugar. Tómese razon i Comuniqese.»
Lo trascrivo a Ud. para su intelijencia.
Dios guarde a Ud;

Anlom‘o Varas.
NOMBRAMIENTO DD DECANO DI: LA I‘AC'IÏL’I‘AD DE LEYES I CIENCIAS
POLI'I‘ICAS.

‘ÁL Racron DE LA ;
Unrvnnsrnan.

Santiago, agosto 43 de 4845.


S. E. el Presidente de la República a tenido a bien expedir ayer el
decreto qe sigue: .
«Vista la terna formada par la facultad de Leyes iCiencias Políticas
de la Universidad de Chile, qe me a sido presentada por el Rector de
dicha Universidad, en uso de la facultad qe me confiere el art. 4.° de
la leí de 49 de_noviembre de 4842 vengo en nombrar para Decano de la
espresada Facultad de Leyesi Ciencias Políticas a don Mariano Egaña,
qe me a sido propuesto en primer lugar. Tómesc razon i comuníqesc.»
Lo trascribo a Ud. para su intelijencia.
Dios guardo a Ud.
' Antonio Varas.

2—5.

DISPOSICIONES RELATIVAS A LOS QE QIE‘RAN’ RENDII\ EXAI‘IE1\¡ES EN


DL INSTITUTO NACIONAL SIN ABER SEGUIDO LOS CURSOS DBL
ESTABLECIMIENTO.

Santiago, agosto 26 de 4845.


«Vista la consulta precedente echa por el Rector del Instituto Na
cional i considerando:
4.° Qe segun lo dispuesto en el art. 45 de la lei de 49 de noviembre
de 4 842 no es necesario seguir los cursos en los establecimientos nacio
nales de educacion para poder rendir los exámenes necesarios al ejer
cicio de las funciones líterariasi científicas
Art. 2.° Qe por el art. 4.‘‘ i cl42 del reglamento para la conóesion
de grados delas facultades de la Universidad de Chile, no se exije el
aber seguido cursos para optara los grados, sino rendir los exámenes
,_24—'
de los ramos correspondientes en establecimientos autorizados al efectq.
3.° Qe por los artículos 'M4 í Mt’; del reglamento del Instituto Na¿,
cional, decretado en 20 de diciembre de 4843, se reconoce el mismo
principio de qe para poder rendir ,válidant,ente los exámenes, no se
¡reqiere aber seguido los cursos de este establecimiento ni de ningun otro
nacional.
4.° Qe lo dispuesto en el art. 3.° del decreto de 28 de febrero de
4843, a mas do referirse manifiestamente al exámen jeneral qe deben
rendir los boticarios ante el Protomedicato para qe se les permita el li
bre ejercicio de su profesion, no impone la obligacion de seguir los our
sos en el Instituto, sino la de aber estudiado los ramos qe 'señala el
art. 4.° del citado decreto. ' ' .
5.° Qe el decreto de 48 de noviembre de 4839 solo importa una
obligacion impuesta a los dependientes de botica.
6.° Qe sin embargo de no ser obligatorio seguir los cursos del Ins
tituto o de otro establecimiento qe esté bajo la direccion o inspeccion
del Gobierno para rendir los exámenes qe abilitan al ejercicio de va—,
rías profesiones, conviene tomar algunas precauciones qe eviten el abu
jso de presentarse a este acto sin la‘ suficiente preparacion.
E ACORDADO I DECRETO:
Art. 4.‘? Los qe ubieren echo sus estudios de farmacia o de cual —
qier otro ramo fuera del Instituto, podrán presentarse a exámen en aqel
establecimiento, conformár;dose a lo dispuesto en el reglamento. de 20.
de diembre de 4843. ' ‘
Art. 2.° Para admitir el exámen el Rector exijirá qe el examinando
sea presentado‘ por una ‘persona qe aya dado pruebas de suficiencia
sobre‘la materia del exámen. Está suficiencia podrá justifio&rse con un
titulo expedido por la Universidad, con la licencia concedida por auto—,
ridad competente para ejercer una profesion qe exija el conocimiento
anterior del ramo de qe se trata, o con el nombramiento de profesor de
dicho ramo, echo por autoridad competente,o tambien aciendo constar.
aberse {ocupado u ocuparse en la enseñanza delmismoramo, bien sea
particularmente o en algun establecimiento público establecido con el
permiso de la autoridad competente. Comqniqgse. ;

Biwzvss.
Antonio Varas,
TURNO QE DEBEN OBSERVAR LOS PROFESORES DE LAS CUATRO PRI
MERAS CLASES DEL CURSO DE UMANIDADES DEL INSTITUTO NA
CIONAL l DE LOS. COLEJIOS DE TALCA I CONCEPCION

Santiago, Setiembre 40 de 4845.

Considerando:
4.° Qe para el mayor aprovechamiento de los alumnos qe siguen las
cuatro primeras clases del curso de Umanidades, establecido enel Ins
tituto Nacional ien los colejios de Talca i Concepcion, es de necesidad
qe los profesores qe las desempeñen se tornen periódicamiente:
2.° Qe para dar mas campo a la enseñanza de cada profesor ipara
qe tenga mas ocasion de estender sus estudios sobre los ramos de qe
se alla encargado conviene adoptar esta medida: ,
3.° Qe sin ella no seria posible conservar la debida unidad en la en—
señanza de los ramos qe se allan divididos en las cuatro primeras
clases.
4.° Qe la igualdad de los sueldos asignados a los profesores de clir
chas clases solo es proporcionada estableciendo el torno indicadado:
5.° Qe no seria fácil encontrar desde luego profesores qe se allasen
en aptitud de enseñar todos los ramos de qe deben encargarse:

E ACORDADOI DECRETO.

Art. 4.° Los profesores de las cuatro primeras clases del curso de
Umanidades se turnarán en el desempeño de estas clases, de modo qe
el qe ubiere concluido la enseñanza qe corresponde a la cuarta, tome
la primera, i el qe ubiere 'terminado la enseñanza qe corresponde a ésta
sirva la segunda, i así en este órden, pasando a la clase inmediata
mente superior. ,
Art. 2.° A los individuos qe no poseyendo alguno de los ramos
comprendidos en estas clases, fuesen nombrados profesores. se los per
. mitirá valerse de un auxiliar para la enseñanza de dicho ramo, quedan
do obligados a ejercer sus funciones, en toda su estension, en el tiempo
qe se los fije en su respectivo nombramiento.
Art. 3.° El auxiliar será nombrado por el profesor a qien ayude,
4
——— 26 __
prévia la aprovacïon del director; i su sueldo se deducirá dela renta de!
profesor correspondiente.
Archivese i comunlqese.
BÚLNES. , ,
Antomo Varas.

-—o--..

27.
NOMBRAMIENTO DEL RECTOR DEL INSTITUTO DE 'I'ALCA ?ADA I’l0—
I'ESOR ,DE UNA DE LAS CUATRO PIII‘IERAS CLASES DEL CURSO
DE IJ’MANIDADES.

Santiago, setiembre 42 de 4 845.


Vista la nota qe precede, eacordadoi decreto:
Art. 4 .° Nómbrase profesor de una de las cuatro primeras clases del
curso de Umanidades del Instituto de Talca, al actual Rector dedicho esta
blecimiento, don José Anacleto Valenzuela.
2.° Continuará por aora sirviendo la primera clase, pero deberá allar
se en aptitud de seguirel turno qe establece el decreto de 4 .° del actual,
trascurrido el año de 4846,
3.° desde el 4.° de agosto, fecha en qe se allaba encargado de la pri
mera clase de Umanidades enla forma qe la establece el plan de estudios
de 30 de junio de este año, se le abonará el sueldo qe le señala el art. 4.°
del decreto de 4.° de julio último, como profesor, i el sobresueldo qe
como a Rector le concede el art. 4.° del mencionado decreto. Tómese
razon i comuníqese. J
BÚLNES.
'«4ntonio Varas.

-—.°——.

28.
SE APIIIEBA LA ASIGNACION SENALAI’A A UN’ INSPECTOR DEL COLEJIO
DE TALCA ‘POR EL DESEMPEÑO DE UNA CLASE DE LATINIDAD, I NOM
BRAMIENTO DE INSPECTOR DE ESTERNOS.

Santiago, Setiembre 42 de 4845.


Teniendo presente lo expuesto por el Rector del Instituto de Talca
_2'7—_
en la nota qe en fecha 45 de julio último a trasctito el Intendente de
aqella provincia,

E ACORDADO I DECRETO

4.° Apruébase por loqe resta del presente año la asignacion de


cien pesos anuales echa al inspector de dormitorio qe actualmente de
sempeña como auxiliar una clase de latinidad en aqel establecimiento.
2.° Esta cantidad se abonará por la Tesorería de dicho Instituto
desde el dia en qe fué nombrado inspector.
3.° Apruébase el nombramiento de inspector de externos de aquel
establecimiento, echo en Don Serapio Cruz, Tómese razon i comuniqese.
Búmns.
Antom‘o Varas.

_+_

29.

CONOCIMIENTOS QE 52 IIXLIEN A LOS EXA1\!INAHDOS DE LA'I'II’IDAD


QE NO UBIESEN SEGUIDO LOS CURSOS DEL INSTITUTO NACIONAL.
I TEXTOS POR QE DEBER’ ¡nn EXAMÏNADOS.

Santiago, octubre 46 de 4845.

«Vista la nota precedente del Rector del Instituto Nacional, i con


siderando: 4.° Qe es de necesidad fijar la estension de conocimientos
qe debe exijirse a los qe rindieron exámen final de latinidad i qe no si
guen los cursos en la forma prescrita en las clases del Instituto Na
cional:
2.° Qeeste exámen final de latinidad es el mismo qe se exije o de
be exijirse en la colacion del grado de bachiller en la Facultad de Uma
nidades dela Universidad. '
3.° Qe preparando el Instituto para los grados universitarios, debe
aber correspondencia en las disposiciones qe sistemen en él la ense
‘fianza i las adoptadas por la Universidad;

E. ACORDADO I DECRETO:
Art. 4.° En los exámenes finales de latinidad qe se rindan en el
nstituto Nacional, se exijirá de los examinandos, conocimientos de toda
__. 28 __ .
la gramáticai traduccion de dos textos, uno en prosa iotro en verso.,
Los textos exijidos en estos casos serán los mismos qe la Universidad
señala para el exámen de Bachiller en la Faculiad de Filosofíai Uma
nidades.
Art. 2.a La eleccion del texto se ará por sorteo, i de él podrá señalar
el examinador el párrafo o capitulo sobre qe aya de recaer especialmente
el exámen.
Art. 3.° Para verificar el sorteo se numerarán los textos i se forma—
rán cedulas, poniendo en cada una de ellas el número correspondiente
a cada texto, i el examinando tomará dos de estos a la suerte. Comu
niqese.
BÚLNES.
'Antonio ,Varas.

_—+_

30.

PLAN DE ESTUDIOS DE CIENCIAS MEDICAS.

Santiago, octubre 24 de 4845.


Visto el plan de estudios de ciencias médicas, qe me a sido presen
tado por el Rector del Istituto Nacional, i las modificaciones echas a
dicho plan por el Consejo de la Universidad, e venido en acordari de
creto:
Art. 4.° El curso de ciencias médicas planteado en el Instituto Na—
‘ cional.deberá comprender los ramos siguientes: /I.°. anatomia i fisiolo
jia: 2.° ijiene: 3.° qimica e istoria natural aplicada ala medicina: 4.° far
ma'cia: 5.° patolojiaiclinica externa, los tratados de operaciones i
bendajes iobstetricia: 6.° patolojía i clínica internas, terapéutica i
medicina legal. ,
Art. 2.° El estudio de estos ramos se dividirá en dos series, de tres
años cada una. ,
Art. 3.° Durante el primer año de la 4.a serie, se enseñará anato
mia i qimica médica; en el segundo anatomia, fisiolojia, qimica e isto
ria natural aplicada a la medicina; en el tercero se ará el estudio com‘
binado de anatomia i fisiolojia, enseñándose ademas la ijiene, istoria na
tural aplicada a la medicina i farmacia.
__29.—_
El profesor, al concliur este tercer año, ará un repaso jeneral i pro
lijo de los ramos estudiados en los tres de esta serie.
Art. 4.° En el primer año de la 2.a serie se enseñará patolojía i clí
nica externas e internas. Las dos terceras partes de las lecciones qe
deben darse en este año se destinarán esclusivamente a la teoría, i la
otra a la prácticai teoría.
En el segundo, patolojíai clínica externas i tratado de operacionesi
bendajes, patolojíai clínica internasiterapéutica; en el tercero, pato
lojíai clínica externas, operaciones, bendajes i obstetricia, patolojía i cli
nica internas, terapéutica imedicina legal.
Art. 5 ° No podrá pasar en calidad de alumno a seguir los estudios
de la 2.a serie, el qe no aya dado exámen satisfactorio de los ramos de
la 4 ‘a, ni será admitido en ésta el qe no ubiere sido examinado i apro
bado en las materias qe acen parte de la instruccion preparatoria.
Art. 6.° El estudio de la istoria natural aplicada a la medicina,
solo se exijirá a los qe nuevamente se incorporasen a los cursos de cien '
cias médicas. Los qe se allásen ya incorporados en cualqiera de dichas
clases cumplirán con rendir exámen de qimica i botánica aplicada a la
medicina.
Tampoco se aplicará a los alumnos ya incorporados lo dispuesto en
el art. 3.° sino en la parte en qe dicho artículo reproduce lo ya estable
cido por disposiciones anteriores.
Art. '7.° Conforme a lo dispuesto en el reglamento interior del Ins
tituto, al fin de cada año deberán los profesores de medicina presentar
a exámen a sus alumnos respectivos.
Art. 8.°A mas del exámen de qe abla el articulo anteriór, qedan
obligados los alumnos a dar otro jeneral del ramo, siempre qe por la
distribucion de los estudios qe exijo el presente plan ayan tenido qe dar
exámenes parciales. Comuníqese.
BULNES.
Antonio Varas.

31.
PLAN DE ESTUDIOS PARA EL COLEJ'¡O DE VALDIVIA.

Santiago, octubre 22 de 4845.


Visto lo expuesto por el Intendente de Valdivia i el plan de estudios
__30.._
decretado por dicha Intendencia para el colejio establecido en la capi-,
tal de esa provincia, e acordado i decreto:

PLAN DE ESTUDIOS
PARA EL COLEJIO DE VALDIVIA.
Art. 4.° En el colejio de Valdivia se enseñarán los ramos qe a con‘—
tinuacion se expresan:
4.° Iistoria sagrada i fundamentos de la relijion.
2.° Lenguas castellana, latinaifrancesa.
3.° Aritmética, elementos de áljebra, de jeometrla itrigonometría
rectilinea, con sus aplicaciones a la mensura delos terrenosi levanta
miento do planos.
4.° Jeografla descriptivai cosmografía.
5.° Nociones de istória antigua i moderna principalmente de Amé
rica iChile.
Art. 2.° Para esta enseñanza se irán sucesivamente dividiendo los
alumnos asta en cuatro clases, ',,debiendo estudiar:
Los de la 4 .a gramátieas castellana i latina, aritmética inocionesje—
nerales de jeográfía descriptiva.
Los de la 2.a gramáticas castellana i latina, elementos de áljebra i
de jeometria, jeografía descriptiva e istoria.
Los de la 3.a gramáticas castellanai latina, istoria, jeometrla i tri
gonometria rectilinea con sus aplicaciones, i frances.
Los de la 4.a gramática latina, cosmografía, francos e istoria.
Art. 3.° Las lecciones, en las cuatro clases qe establece el anticulo
anterior, se distribuirán en la forma siguiente:
En la 4.a lecciones diarias de gramáticas castellana i latina i de arit
mética, i tres veces por semana de jeografía.
En la 2.a lecciones diarias de gramáticas castellana i latina, de ál
jebra i jeometria elementales, tres veces por semana de jeografía i
otras tres de istoria.
En la 3.a lecciones diarias de gramática castellana i latina, de jeo
metría i trigonometria rectilínea i sus aplicaciones tres veces por soma
na, otras tantas de istoria i lecciones diarias de frances.
En la 4.a lecciones diarias de gramática latina i de istoria, cuatro
veces por semana de francos i dos de cosmografía.
Art. 4.° La enseñanza de la relijion se dará a todos los alumnos, de
._3‘]._
Ymanera qe los de cdüa clase reciban tres lecciones semanales o a lo
'ménos dos. ‘
Para esta enseñanza se distribuirán los alumnos en tres secciones
La 4.a estudiará el catecismo de la doctrina cristiana; la 2.‘ la istoria
de la relijion, i la '3.a fundamentos de la fé.
Art. 5.° De todos los ramos qe corresponden a las clases indicadas
solo el latín podrá dispensarse por el Director. El curso simultáneo de
"los restantes será absolutamente obligatorio.
Art. 6.° Ningun alumno podrá pasar de nna clase a otra superior
sin aber rendido exámen de todos los ramos, qe segun la clase a qe
perteneciere le correspondan. Comuníqese.
BULNES. .
Antomo Varas.

32.

REGLAMENTO PARA EL COLEJIO DE VALDIVIA.

Santiago, Octubre 30 de 4845.

Por cuanto el Intendente de Valdivia a formado el siguiente Regla


‘mento provisional para ol Colejio establecido en la Capital de esa Provin
cia, i atendiendo a qe dicho Reglamento contiene las disposiciones mas
conducentes al arreglo ibuena organizacion del establecieminto, por
:tanto e venido en decretarlo:

REGLAMEMTO.

DEL COLEJIO DE VALDIVIA.

TÍTULO 1.°

Del Director.

‘Art. 4.° Al Director, como jefe del establecimiento, corresponde:


4.° Velar sobre el buen desempeño de los empleados.
2.a Ejercer sobre los alumnos una inspeccion jeneral, tratando de
_—— 32 _—.
inculcarles sanos principios de moral, ide infundirles amor al estudio.’
3.° Llevar tres libros: en el 4.° apuntará los nombresi edades de los
alumnos, el lugar de su nacimienlo, dia de su incorporacion, clases qe
entraren a cursar, nombres de sus padres o apoderados, i calle o barrio
de su residencia: en el 2,° se asentarán los exámenes qe rindieron los
alumnos, anotando separadamente los totales i los parciales: en el 3.° de
jará copia de todas las comunicaciones oficiales qe pasare.
4.° Dispensar de la asistencia al Colejio a los alumnos qe lo solicita
ren con justo motivo.
5.° Dar todos los sábados un aviso a los padres de familia, cuyos
ijos ubieren faltado mas de una vez al Colejio en el curso de la semana,
sin perjuicio de imponer al alumno la pena correspondiente.
6.° Nombrar la persona qe aya de suplir accidentalmente al emplea
do impedido.
7.° Velar sobre el aseo i competente arreglo de todos los departa
mentos de la casa.
8.° Dar cuenta a los padres de familia de la conducta de sus ijos
cada tres meses, i con mas frecuencia si el alumno se iciere notar por
su mal proceder o desaplicacion.
Art. 2°. El Director deberá recibirse por inventario de todos los
objetos pertenecientes al establecimiento. Este inventario será firmado
por el Intendente o por la persona qe éste comisionare al efecto, i por el
Director; i en virtud de él podrá ser reconvenido el último. En dicho
inventario se anotarán cada bimestre los objetos qe se ubieren destruido
con el uso; i para qe esta anotacion sirva de descargo al Director, de
berá ir firmada por un individuo de la Junta de educacion, o por la
persona qe el Intendente comisionare,

TÍTULO 2°.

De los pro esores.


Art. 3.° Sus obligaciones son:
Il.a Observar en sus respectivas clases el plan de estudios qe se
prescribicre, i enseñar por los autores qe se les designen.
2.° Asistir puntualmente a dar sus lecciones a la ora señalada.
3.° Llevar un libro en qe anotan las faltas de sus alumnos.
4.° Cuidar de qe estos guarden órden i silencio en sus clases, re
prendréndoles sus faltas de aseo o arreglo.
__33_
5.° Presentar anualmente a exámen todos sus alumnos,' de la parte
‘qe ubieren aprendido del ramo o ramos qe ellos enseñaron.
6.° Pasar diariamente al Director un aviso de los alumnos qe no
ubieren asistido a la clase.
Art. 4.° Los profesores podrán castigar las faltas qe cometan los alum
nos miéntras estén bajo su inspeccion, con cualquiera de las penas qe
señala este Reglamento. ,
Art. 5.° El sábado siguiente al dia último de cada mes, cada pro
fesor pasará al Director un estado de sus alumnos, distribuyéndolos
segun su aplicacion, aprovechamiento i talento, fijándose especialmen
te en aquellos qe se icieren notar por su mala conductai desaplicacion
Una cópia de estos estados pasará el Director a la Junta de Educacion.,
Art. 6.° Los profesores se reunirán una vez al mes con el Director,
para tratar de la mejora del establecimiento en todos sus ramos, i en
consecuencia de los acuerdos qe celebráren, se dirijirán a la Junta de
Educacion o al Intentente, aciéndoles las indicaciones qe crean
útiles.
Art. '7.° Los profesores, nombrarán, con acuerdo del Director, de
cuatro en cuatro meses, un pasante para cada clase, de entre los alum—
nos qe mas se distinguieren por su conducta, aplicacion i aprovecha
miento.Estos pasantes auxiliarán a los alumnos en sus estudios, iejer
cerán sobre ellos unainspeccion amigable, dando cuenta al profesor o al
Director de las faltas qe cometieron.

TÍTULO 3.°

Del Inspector i de los jefes de seccion.


Art. S.° Un alumno con el título de Inspector, bajo las órdenes del
Director i nombrado por él, vijilará sobre todos los alumnos miéntras
estén en el colejio; cuidará de qe estudien i guarden órden i de qe an
den siempre aseados.
Art' 9.° Este Inspector será ayudado por los jefes de seccion qe
abrá para cada clase, ide los cuales se nombrará uno por cada diez
alumnos.
Art. 40.° La eleccion de los jefes de seccion se ará tres veces al
año de entre los alumnos mas distinguidos, a consecuencia de una ter
na propuesta al Director por el Inspector.
Art. 44.° Los jefes de seccion ejercen sobre los alumnos qe les es
5
_. 34 _
tán confiados, la misma jurisdiccion qe el Inspector sobre todos los
alumnos.

TÍTULO 4.°

De /0s alumnas.

Art. 42.° Para ser alumno del colejio se reqiere saber leer i escri'—
bir, iobtener de la Intendencia una boleta, en virtud de cuya presen
tacion el Director admitirá aljóven i lo inscribirá en el libro respec
tivo.
Art. 43.° Todos los alumnos deben concurrir diariamente al colejio
a la ora designada en el reglamento, i permanecer en él todo el tiempo
de trabajo.
Art. 44.° Deben igualmente seguir todos los ramos qe los corres
pondan segun la clase a qe pertenecieron.
Art. 45.° Deben guardar el respeto isumision debidos a los supe—
riores del Colejio, i cumplir con presteza i exactitud las órdenes qe les
dieren.
Art. 46.° Los aslumnos evitarán todo acto qe perturbe el órden, í
se presentarán al colejio con el conveniente aseoi arreglo de sus per
sonas.
Art. 47.° Dedicarán al estudio todo el tiempo qe estén en el colejio
evitando toda especie de juego, i aun en los intervalos de descanso
aqellos qe fueren de suerte o de cualqier interes.
Art. 48.a Para reprimir las faltas qe cometan los alumnos, se ará
uso de las penas siguientes: 4..’* privacion de descanso o detencion en
el colejio despues de las eras de trabajo: 2.a privacion de descanso o de
tencion o arresto con tarea extraordinaria: 3.a planton: I.e postura de
rodillas: 5.a guantes: 6.a separacion o exclusion provisoria del colejio;
7 .a expulsion.
Art. 49.° Los superiores usarán prudencialmente de estas penas
segun las circunstancias particulares de cada caso, i teniendo en con
sideracion la conducta anterior del alumno qe ubiere faltado.
Art. 20° La pena de expulsion solo se aplicará a los alumnos cuya
mala conducta fuere incorrejible, o qe ubieren faltado gravemente a!
respeto a los superiores; pero siempre con la aprobacion prévia del
Intendente.
._. 35 —.

TÍTULO 5.°

Distribucz'0n del tiempo.

Art. 24°. Desde el 45 de abril al 45 de octubre, los alumnos con


currirán al Colejio de 8 a 42 por la mañana, i de 2 i media a 5 por la tarde.
Del 45 de octubre al 45 de abril, concurrirán por la mañana desde las
7 a las 44 imedia, i por la tarde desde las 3 a las 6.
Art. 22.° El tiempo de asistencia al Colejio se distribuirá de manera
qe los alumnos reciban por la mañana asta las doce, lecciones sobre
dos ramos a lo ménos.
Art. 23.° Las tareas del establecimiento solo se suspenderán los dias
festivos, los juéves a la tarde, el 48 de setiembre, los tres útimos dias
de semana santa, el dia del Directori tiempo de vacaciones. Las vaca
ciones durarán un mes, debiendo concluir el miércoles de ceniza.

TÍTULO 6.°

Exámenes.

Art. 24.° Al fin de cada año rendirán exámen los alumnos del esta
blecimiento, dela parte qe ubieren aprendido de los ramos qe estu
diaren.
Art. 25.° Estos exámenes son parciales o totales: los primeros se
exijirán a los alumnos para pasar de una clase a otra superior, i se
tomarán por el Directori los profesores. Su duracion será de media ora,
o por lo ménos de un cuarto.
Art. 26.a Los exámenes totales qe abrazan todo un ramo, deberán
rendirse ante cinco examinadoros a lo ménos, debiendo ser tres de los
individuos de la Junta Provincial de Educacion, i durarán precisamente
media ora.
Art. 27.° Los examinadores tendrán tres especies de votos: de distin
cion, de simple aprobacion ide reprobacion. La mayoría determina el
grado qe debe señalarse al alumno.
Art. 28.° Las partidas de exámenes totales serán firmadas por los
miembros de la Junta provincial de Educacion qe los presenciaron, i por
el Director. Cuando se diere certificado de estos exámenes, deberá co
piarse las partidas íntegras incluyendo las firmas. '
._36._
29.° Los exámenes parciales serán asentados en distinto cuaderno, i
solo firmados por el Director.
Art. 30.° Al Director corresponde señalar el órden en qe deben ren
dirse los exámenes de los diversos ramos.

TÍTULO 7.°

Premios.

'Art. 34 .° A los dos alumnos qe entre los qe cursaren una misma


clase, se ubieren distinguido mas por su conducta, aplicacion i apro—
vechamiento, se concederá un premio qe consistirá en una obra relativa
al ramo o ramos en qe los premiados ayan sobresalido. De estos alumnos
el qe obtubiere la preferencia, llevará el primer premio i el otro el
segundo.
Art. 32.° Esta elecion se ará el mismo dia qe terminen los exáme
nes, por el Director, profesores i pasantes reunidos, i en vista del
grado qe en los estados mensuales qe an debido pasar los profesores,
ubiera correspondido al alumno.
Art. 33.° La distribucion de premios se ará al dia siguiente de la
elecion o al principio de les tareas del año escolar, con asistencia de
la Junta Provincial de Educacion icon toda la solemnidad posible.
Búmvns.
Antonio Varas.

33.

SE MANDA CONVERTIR LA ESCUELA NORMAL EN INTERNADO.

Santiago, noviembre 43 de 4845.


Considerando: , . ., . .
4.° Qe la formacion de preceptores primarios exije una mspeccion
inmediata i constante sobre los alumnos qe concurren a la escuela
Normal:
2.° Qe esta inspeccion inmediata i constante no es posible miéntras
el establecimiento sea un simple externado:
3.° Qe la esperiencia a demostrado qe la circunstancia de ser ex
._.37__

ternos los alumnos se opone a su mayor aprovechamiento i dificulta la


vijilancia qe sobre su conducta i moralidad deben ejercer los superio
res del establecimiento:
lí.° Qe para qe concurran a la escuela jóvenes de las varias pro
vincias del Estado, como lo exijo el bien de la instruccion primaria, es
conveniente convertirla en internado:
E acordado i decreto:
Art. 4.° La Escuela Normal abrirá un nuevo curso para precepto
res primarios el dia 45 del corriente.
Art. 2.° Los alumnos qe concurrieren serán admitidos como inter
nosi sometidos al réjimen qe detalle el respectivo reglamento.
Art. 3.° La suma señalada para pensiones de los alumnos de la es
cuela Normaliqe, segun el art. 6.° del decreto supremo de 48 de ene
ro de4842, debe distribuirse, dando una pension anual para los gastos
de manutencion ivestuario a cada uno de los jóvenes incorporados, se
entregará mensualmente i por partes iguales al director para qe aga
los gastos de manutencion, vestido i demas qe exijo el servicio interior
i económico del establecimiento. El Director invertirá estas sumas con
formándose a las reglas qe sobre esta materia estableciere el regla
mente, i presentará su cuenta en debida forma a la Contaduría Mayor.
Refréndese, tómese razon i comuníqese.
BÚLNES.
Antonio Varas.

34.
PLAN DE ESTUDIOS PARA EL LICEO DE SAN FELIPE DE ACONCAGUA.

Santiago, noviembre 45 de 4845.


E acordado i decreto:
Art. 4.° En el Liceo de San Felipe de Aconcagua se enseñarán los
ramos siguientes:
4.° Relijion.
2.° Aritmética, elementos de áljebra, de jeometría i trigonometría
con sus apllcacionesa la mensura de los terrenos i levantamiento de
planos.
3.° Jeografía i cosmografía.
4.° Nociones de istoria, principalmente de Américaide Chile.
..__38_—

‘5.° Lenguas castellana, latina i francesa.


6.° Dibujo.
Art. 2.° Para esta enseñanza se dividirán los alumnos en cuatro ela»
ses, debiendo estudiar:
Los de la 4.a gramática castellana, aritmética i nociones jenerales de
jeografía.
Los de la 2.! gramática castellana, elementos de áljebra i de jeo
metria, jeografía e istoria.
Los dela 3.a gramática castellana, istoria, jeometria itrigonometria
rectilínea con sus aplicaciones, i frances.
Los de la 4.a cosmogral‘ia, francas, istoria i continuacion del estudio
de las matemáticas.
Art. 3.° Las lecciones en las cuatro clases qe establece el artículo
anterior se distribuirán en la forma siguiente:
En la 4 .a lecciones diarias de gramática castellana i de aritmética, i
tres veces por semana de jeografía.
En la 2.a lecciones diarias de gramática castellana i de áljebrai
jeometria elementales, tres veces por semana de jeografía i otras tres de
istoria.
En la 3.a lecciones diarias de gramática castellana, de jeometriai
trigonometría rectilineai sus aplicaciones tres veces por semana, otras
tantas de istoria, i lecciones diarias de frances.
En la 4.a lecciones diarias de istoria, cuatro veces por semana de
francos, dos de cosmografíai tres de matemáticas.
Art. 4.° La enseñanza de la gramática castella deberá abrazar,
en las clases mas elevadas, el estudio elemental de las reglas del arte
de escribiri nociones sobre la literatura nacional.
Art. 5.° Las lecciones de dibujo se darán tres veces por semana a
los alumnos qe cursaren las primeras clases.
Art. 6.° El estudio de la latinidad es voluntario; pero el estudio si—
multáneo de los otros ramos señalados para cada clase en el art. 2.°
es absolutamente obligatorio para todos los alumnos del estableci
miento.
Art. 7 .° Los alumnos qe cursaren latinidad recibirán una leccion
diaria en cada clase.
Art. 8.° Ningun alumno podrá pasar de una clase a otra superior sin
aber rendido exámen de todos los ramos, qe, segun la clase a qe per
teneciere, le correspondan.
Art. 9.°' Abrá tambien, agregado al establecimiento i bajo la ins
.... 39 _
‘peccion del director, una escuela primaria en qe se enseñará a leer, es
*cribir i contar, doctrina cristiana i dibujo lineal.
BÚLNES.
Antonio Varas.

,.
3 —‘).

urmsxonr asmnmnn A me momvron m: r:scum m: ¡vmnmzs.

Santiago, Diciembre 44 de 4845.


Vista la solicitud qe precede i considerando:
4.° Qe don David Castro Patiño a establecido i sostenido de su
cuenta una escuela de mujeres pobres en esta Capital.
2.° Qe el barrio en qe la a establecido tiene una poblacion numerosa,
i qe no ai en el ninguna escuela fiscal ni municipal de mujeres:
3.° Qe segun los informes del Rector de la Universidad i de la ins—
pecríon correspondiente de educacion, el preceptor Castro Patiño por
el empeño i actividad con qe se a contraido a la enseñanza, i por los
servicios qe voluntariamente a prestado a la instruccion primaria, es
acreedor a qe se le asigne una pension para el sosten i mejora de la es
cuela qe dirije: e acordado i decreto:
4.° Se concede a don David Castro Patiño, en auxilio de la escuela
de mujeres qe sostiene, la asignacion de diez pesos mensuales, qe los
Ministros de la tesorería jeneral empezarán a abonarle desde enero del
año entrante.
2.° La escuela estará acargo de una mujer qe por su carácter i cos
tumbres sea capaz de dirijirla con el debido arreglo i circunspeccion.
3.° El director del establecimiento podrá pedir una pension moderada
a las alumnas por la enseñanza de algunos ramos; pero deberá ser gratis
la de aqellos qe constituyen esencialmente la instruccion primaria.
4.° Por la inspeccion corresdondiente de educacion se trasmitirá de
tiempo en tiempo alGobierno un informe sobre dicha escuela, especial—
mente en lo relativo al cumplimiento de lo qe dispone este decreto.
5.° Dedúzcase esta cantidad de la partida destinada al estableci
miento de nuevas escuelas i fomento de las ya establecidas, en el pre
supuesto del Ministerio de Justicia. Refrépdese, tómese razon i comuiqese.
BÚLNES.
:4ntonio Varas.
._—_ 40 __

Santiago, Diciembre 34 de 4845.

Con lo expuesto por el Rector de la Universidad en la nota qe pre


cede, e acordado i decreto:
Apruébase el acuerdo celebrado por el Consejo de la Universidad
en sesion de 27 del actual, i en el qe se establece qe las personas qe
ubiesen echo estudios privados de Teolojia u otras ciencias eclesiásticas
de qe no ubiera clases en el Instituto Nacional, rendirán sus exámenes
en el Seminario Conciliar conformandose con lo dispuesto en el decreto
Supremo de 26 de agosto de este año. Comuniqese.
Búmvns.
Antonio Varas.
,

SEGUNDA SECGION.
ACUERDOS DEL CONSEJO.
waw

1.

CEDULAS
¡ARA EL SORTEO DEL RAMO solnm QI: A ns nuuum EL mmmmv PA
IA uanum nn BACHILLER 1 ucmcmno mv 'rzoLom.

Sesion del it de enero de 4845.


El sorteo del ramo sobre que a de recaer el exámen para el grado de
bachiller i licenciado, de la Facultad de Teolojía, deberá acerse entre las
cédulas siguientes:
De locis Theologiis.
4.a De traditione ejusque regulis et auctoritate.
2.a De constitutione et notis licclesiæ.
3.a De visibilitate, perpetuitate, infalibitate, et auctoritate Ecclesia“):
4.a De Romanu Pontífice, ejusque auctoritate, Primatu et prærogativis.
5.‘ De Conciliis in genere, de ejus auctoritate, convocatione, legiti
ma celebrationey de conditionibus ut sint æcumenica et speciatim de
omnibus conciliis generalibus.
on De locis externis teología, scilicet: Doctorum scholasticorum auc
toritate, ratione naturam Philosophorum placitisy et historia humana.
labe hæreticisl censura et calificatione proposítionum.

De Sacra scriptura
'|.° De existentia, veritate, integritate, auctoritate et inspiratione
divina Sacrae scripturae.
in De canone quam Judeorum, tam catholicorum, et de auctoribus
librorum tam novi quam antiqui testamentit
3.a De idiomate quo soripti sunt libri canonici, de textu samaritano,
6
.... 42 _
de editionibus hebraicis, græcis. latinis et præcipuis versionibus. De
regulis ad dilucidandos hebræorum idiotismos et ad cognoscendos tro
pos necesariis.
La De objectionibus et responsis in Genesis, Exodum, Leviticum,
Numeros, et‘ Deuteronomium.
ea De objectionibus et responsis in Josue, Judicum, Ruth, Quatuor
Begum, Duos Paralipomenonet Duos Esdræ.
6.a De objectionibus et responssis in libros Tobias, Judith, Esther, Job
et Psalmorum.
'7.a De objectionibus et responis in libros Sapientiales, in Canticum
Canticorum et Machabæorum primum et secundum. ‘
8.a De objectionibus et responsis in Prophetas majores et minores.
9.a De objectionibus et responsis in Quatuor Evangelia et Acta apos
tolorum.
40. De objectionibus et responsis in Epistolas Sti. Pauli, Jacobi et
Judae.
M. De objectionibus et responsis in Epistolas Sti. Petri et Sti. Joanis
et in Apocalipsim.
42. De diversis sensibus Sacræ Scripturæ et de regulis ad ejus exposi
tionem necessariis.
Theología dogmatica.
4.a De existentia natura essentia et unitate Dei, et ejus atributis in
genere.
2.a'De Dei perfectione, simplicitate, infinitate, inmutabilitate, incom
prehensibilitate, ineífabilitate, invisibilitate, visibilitate etvisione beatifica.
3.a De Dei aeternitatea inmensitatea bonitate, intelectu, scientia, liber
tate, justitia, misericordia et providentia.
4.a De Misterio SS. Trinitatis, modo cognoscendi earn et de proces
sionibus divinis.
5.a De personis divinis, in particulari de personalitatibus et relatio
nibus divinis, de nominibus personarum et de recto modo loquendi de
Trinitato. ’
6.a De possibilitate, necessitate, existentia et causis incarnationis.
'7.1 De persona assumente et natura assumpta et unione hypostatica
Christi. .
8.a De scientia, gratia, donis, virtutibus, libertate, merito, et sa
tisfactione Christi, et de variis ejus titulis, et ofiiciis.
9.a De adoratione seu cultu Christi, ejus Matris, sanctarum imaginum
ac reliquiarum. De que Beata Maria ut Matre Dei.
.__43—_
4'0. De creatione in genere et speciatim de Angelis, eorum natura,
potentia motrice, locutíone, peccato et peena peccati. De variis Anje
lorum ordinibus, ac de eorum missione, illuminatione et custodia. De
creatione primi hominis et de ejus peccato orijinali.
44. De variis naturae humana statibus relativis ad gratiam et de
justitia originali. De natura gratiae habitualis, et 'actualis; de iis quee
non sunt gratia actualis. De praecipuis erroribus circa gratiam.
42. De necessitate gratiae ad verum cognoscendum, ad bonum agen
dum et in eo perseverandum.
43. De gratia sufficienti, et iis quibus ea concedatur: De gratia'effica
ci, unde repetenda sit ejus efficaciai De libertate humana sub influxu
gratia efficacis. Expositio sistemarum scholae Thomistee et Molinistae.
44. De—gratiae {efl‘ectibus. De justificátione; de dispositi‘onibus ad
eam adquirendam. Quomodo fides justificet. De pr0pietatibus justifida
tionis, de justitia possessione et amissione. De ‘merito, predestinatione
et reprobatione. ' ’
De Theología morali.
4.a De voluntario et involuntario, et de natura actos humani seu
moralis.
2.a De conscientia ut regula actuum humanorum.
3.a De natura et obligatione legum.
4.a De subjecto obligationis legum et de earum interpretatione,. dis—
pensatione et revocatione. ‘
5.a De diversitate et distinctione peccatorum, de peccato mortali et
veniali et de septem peccatis capitalibus.
6.a In primo præcepto decalogi, de Fide, Spe, Charitate atqu'e vitiis
eis oppositis. ,
7.a De primo paecepto. De relijione et de vitiis ei opositis per exces—
sum et per deiïectum.
8.a In Secundo praecepto. De juramento et voto.
9.a De tertio praecepto Decalogi et de ejes obligatione.
40. De quarto praecepto Decalogi.
44. De quinto præcepto Decalogi.
42. De sexto et nono prmcepto Decalogí.
43. In septimo et decime praecepto: de fürto, rapina et‘ de obliga
tione ejusdem decimi praecepti.
44. De restitutione.
45. De octavo praecepto Decalog'i.
46. De praeceptis Ecolesiaeprimi, secundi et tertii.
._.44_—
47. De 4.” et 5.° præcepto Ecclesiae.
48. De statu religiosa et de monachis speciatim.
49. Destatu clericali, horis canonicis et beneficiis.
20. De virtutibus cardinalibus: prudentia, justitial fortitudine et tem
perantia: de virtutibus eis anexis vitiisque oppositis.
24 . De jure generatim atque speciebus juris in re, de objecto etsub
jecto capaci dominii: de acquisitione dominii et de præscriptione et usu
capione.
22. Do contractibus in genere et de contractibus gramitis.
22. De contractibus onerosis.
24. De testamentis et ultimis voluntatibus.
25. De indulgentiis.
26. De censuris et irregularitate aliisque pænis canonicis in genere
et de suspensione, interdicto et cessatione a divinis.
27. De excomunicatione.
28. De irregularitate ex delicto et ex defl’ectu provenienti et de ejus
dispensatione
29. De sacramentis in genere et de eorum affectibus atque necessitate
30. De baptismo.
34. De confirmatione, ordine et extremaunctione.
32. De Sanctissimo Eucharistiæ Sacramento ut Sacramento.
33. De sacra Eucharistia utpote sacrificio.
34. De institutione, natura, necessitate, ‘materia, forma, ministro et
ssubjecto sacramenti pænitentiæ et de sigillo confessionis.
35. De contritione, confessione, et satisfactione sacramentali pæ
nitentiæ. de casibus reservatis et de aífectibus hujus sacramenti.
36. De institutione, bonitate, materia, forma et ministro matrimonii:
qualis consensus requiratur ad ejus valorem. De indissolubilitate et de
divortio.
37. De impedimentis matrimonii et eorum dispensatione.
Historia Ecclesia'stica.
I4.a A Christi nativitate ad pacem Constantini.
su A pace Constantini ad Sancti Gregorii Magni pontificatum
3.a A morte Sancti Gregorii ad mortem usque lnnocentii tertii.
4.a A morte lnnocentii tertii ad finem usque Tridentini Concilii.
5.a A conclusione Concilii Tridentini ad nostra tempora.
_—45._

Las mismas cédulas fueron aprobadas para el sorteo de Licenciado,


acordándose qe se iciese uno solo, icon la adicion de las siguenles:
GRADO DE LICENCIADO.
Historia, Teología.
4.‘ A primis temporibus usque ad adventum lesuchristi Domini nos
tri; et deinceps usque ad mediam ætatem antequam introducta fuerit
Scholastica Theologia.
ei Ab adoptione in pertractanda Theologia methodi Scholasticæ
usque in presens.

Elemento, Chronologíw Sacrw.

II .a‘ De tempore ejusque partibusa notionibus circa diema hebdomadamy


mensem, annum, de eorum distinctionibusl diversis divisionibus et no
minibus, praecipue inter latinos, græcos et hebræos: et speciatim de
sabbato et die dominica.
2.a De diversis epochis ante christi adventum, et de computo lie
braico, samaritano, et septuaginta interpretum item de novi testamen
ti chronologia.

Oratoria Sacra.

De natura styli et peculiari caractere compositionum oratoriae sacræ


neenon de precipuis earum regulis atque de ipsarum speciebus in usum
magis receptis.

-——+———o

iz .

IMPLICANCIA

nu Los nncAnos PARA TOMAR PARTE EN LAS muazmcms ¡turn


VAS A nos aunos nn sus usrzrcnvns rAcuL'rAnns.

Sesion del av de febrero de 4s4a

Se adopta la regla establecida en la antigua universidad de San Fe‘


-— 46 — '
lipe, segun la cual, se consideraba aber implicmmia solo asta el cuarto
grado de parentezco para casos análogos. '
BELLO.
Salvador Sanfuentes.

3.

MEMORIAS
nx: LOS asnmuwrns m. G¡um0 nn ucmwcmno.

Sesion del 8 de marzo de 4845.

, Abiéndose notado qe algunas de las memorias presentadas por as:


pirantes al grado de Licenciado en la Facultad de Leyes, se an reduci
do a una simple esposicion dela doctrina comun sobre los temas qe an
elejido, i siendo el objeto del art. 43 del reglamento de grados al esta
blecer la presentacion de una memoria como un reqisito para obtener
el grado de Licenciado, qe el candidato dé una prueba de sus aptitu
des, el Consejo a resuelto: qe en lo sucesivo las memorias qe presenta—
ren los aspirantes al grado de Licenciado, deberán consistir en un tra
bajo qe se proponga un objeto determinado i qe no se reduzca aun re
súmen de la doctrina comun.
BELLO.
Salvador Sanfuentes.

-——á——

4.

CEDULAS
PARA EL SORTEO DEL RAMO SOBRE QE A DE RECAER EL EXAMEN PARA
EL GRADO DE LICENCIADO EM LA ¡‘AGUL‘I‘AII DE MEDICINA.

Sesion del 23 de de agosto.

Para el sorteo de los ramos sobre que deben ser examinados en la Fa


cultad de Medicina, se aproharán las cédulas siguientes:
4 .° Sistema uesoso i cartilajínoso, fisiolojía, e ijiene de estos sistemas:

,
__47__
‘cuestiones de medicina legal qe pueden decidirse por el conocimiento
‘de los vicios de conformacion de los uesos.———Patolojia iterapéutica de
las enfermedades del sistema uesoso, aplicacion del forceps; envenena
miento por el arsénico.
2.° Sistema sinovial, fibroso, i sindesmolojia; fisiolojia; usos de los
órganos qe componen esos sistemas en las varias partes del cuerpo, en
fermedades qe los acometen abitualmente, su terapéutica, e ijiene.———En—
venenamiento por los narcóticos acres.———Presentaciones del feto por
los pies.
3.° Miolojía, fisiolojia i enfermedades del sistema muscular; su tera
péutica—Patolojia i terapéutica del pulmon i de la pleura-Desarrollo del
feto-Enqistamiento de la placenta, envenenamiento por el ácido prúsico.
4.° Describir el cútis, las membranas mucosas, serosas, i la larinje-fi—
siolojía de estos órganosi teorías dela voz-patolojíai terapéutica de estos
'órganos-Presentacion del feto por la cara—Del infanticidio.
5.° Del sistema nervioso, cerebro—espinal, i del gran simpático; su
fisiolojia i enfermedades de estos sistemas; su terapéutica—Afecciones
tifoideas en jeneral-Envenenamiento por los narcóticos-Metrorrajia
~ despues del parto.
6.° Organos de la vision, del oido, del olfato ide la gustacion, fi
siolojia i enfermedades de estos órganos; su terapéutica- Teoría de la
version del feto i casos qe la requieren-Clasificacion de los venenos.
7,° Aparato de la dijestion, funciones de este aparato, influencia de
'los ajentes físicos sobre los órganos dijestivos; enfermedades qe los
acometen; su terapéutica. Clasificacion de los medicamentos-Desarro
llo i membranas del feto-Envenenamiento por las sustancias irritantes.
8.° Cútis i órganos de la respiracion; funciones de estos órganos i
condiciones ijiénicas qe los modifican, enfermedades qe los acometen
su terapé utica-Fiebres en jeneral—Envenenamiento por los venenos
sépticos. Embriotomia.
9.° Aparato de la circulacion, sus funciones en el feto ien el adul
to-Enfermedades de los órganos qe concurren a la circulacion; influen
cia del clima en su produccion; su terapéutica-Presentaciones del tron
co del feto-Cuestiones de medicina legal sobre la preñez.
40. Organos de la absorcion; fisiolojia de su aparato; enfermedades
de los órganos qe lo componen; su terapéutica-Fiebres intermitentes
‘Istoria de los tubérculos-Vitalidad del feto-Cuestiones de medicina
legal relativas a los testameutos.
44. Organos de las secreciones del cuerpo umano; funciones de este
.__48__.
aparato; principios de ijiene qe le son aplicables; enfermedades qe aco
meten a sus diversos órganos; su terapéutica-Descripcion jeneral del
tifus de Oriente, de Europa, de la América i de la India (peste; tífus
occidental; fiebre amarilla; cólera morbus asiático i esporádico)-Cues
tiones de medicina legal relativas al suicidio i al aborto.
42. Aparato dela funcion en anbos sexos; medios de terapéutica qe
reqieren sus enfermedades; teorías emitidas sobre las funciones de estos
órganos; enfermedades delas vías urinarias; medios de terapéutica qe
reqieren-Asfixia por submersion i por suspension-Datos anatómicos
i fisiolójicos por medio de los cuales se puede determinar la edad del feto
i del recien nacido.

,
,

‘TEÉGERA smccron.
¿’ACUERDO DE LAS FACULTADES.

FACULTAD DE 'I‘ÉOLOJIA.

_.—__ep__

l.

TERNA

PARA EL NOMBRAMIENTO DE DEGANO.

Sesion del 6 de Agosto de 486,5¡

La facultad de Teolojía en cumplimiento del ar‘t.° 4.° de la lei orgá


nica de 49 noviembre de 4842, formó en esta sesion la terna siguiente
de miembros de su seno, qe debe presentarse al Patrono de la Univer—
sidad para el nombramiento de Decano.
En 4.er lugar D. José Miguel Aristegui.
En 2.“ lugar D. Pedro Reyes.
En 3.er lugar D. José Santiago Iñigez
--50_a r ‘, ’“

2.

ELECCION.
DE |I!W HUEVO MIEMBRO.‘

Sesion del 9 de setiembre de 4845.


Para llenar la vacante qe qedó por muerte del R. P. Fr. José Miguel
Gaete, la facultad en cumplimiento del art. 42 de la leí de 4 9 de noviem.
bre de 4842 elijió al,presbitero D. Pascual Solis Obando.

-—.‘——

‘DESIGNACION

m: um num m. concunso nn 18156.

Sesion del 25 de setiembre de 4 845.


En la Sesion del 25 de setiembre—la facultad acordó el siguiente tema
‘para el concurso literario de 4846.
¿Cual sistema de educacion sea mas convenientei adecuado ja los Se
minarios conciliares, si el qe se éstiendé sin limitacion a todos los ramos
de enseñanza, o el qe la circunscribe a solo las ciencias eclesiásticas‘?

FACULTAD DE LEYES I CIENCIAS POL1TICAS¡

‘l.

'TERN"Á.
¡firma m. inomumnn'ro '¡í’¡‘. 'n'zrérwü
Sesion del 5 de agosto de 4 845.
Cumpliendo con el art. 4°. de la Ieidé’4 9 de noviembre de 4842 la Fa
,-- 51-—,—
,eultad de Leyes i Ciencias Políticas formó la terna qe sigue de m¿iembros
de su seno, para el dombramiento de Decano.
En 4.er lugar D. Mariano Egaña.
En 2.° lugar D. Manuel Novoa.
En 3.er lugar D. Santiago Echeverz.

DESIGNACION.
nn u:nm rm,m m. concunso m: 18h64‘

Sesion de 23 de setiembre de 4845."

La facultad designó para tema del concurso de 4846 el siguiente:


«¿Cual es el mejor sistema ,de organizacion de tribunales qe puede
adoptarse en Chile‘? ,,

\\., ,‘.

3.

ELECCION.‘
DE UN NUEVO MIEMBRO

. . Para llenarla vacante qe dejó el fallecimiento de D. Francisco Bello,


la Facultad de Leyes i Ciencias Políticas, en cumplimiento del art. 44 de
leí orgánica de 49 de noviembre de 4842 elijió a don José Antonio, Ar«
gomedo.
FACULTAD DE MEDICINA .

-—.—-——-

1.
TERNA
PAlA EL nonmumnn‘ro DE DEGANO.

Sesion del 4 de agosto de 4845.

La Facultad, en esta sesion, cumpliendo con el art. 4‘.° de la leí de


19 de noviembre de 4842, formó la terna siguiente demiembros de su
seno para el nombramiento de Decano:
En lI.er lugar D. Lorenzo Sazie.
En 2.° lugar D. Agustin Nataniel Cox.
En 3.e‘’ lugar D. Julio Lafargue.

2..
DESIGNACION
DE ‘rm PARA !:L CONCURSO DE 1 8b6.

Sesion del 27 de setiembre de 4845.

Ta Facultad acordó el siguiente tema para el concurso literario de


4846.
4.° Describir el clima de Chile o al ménos de alguna de las ciuda
des mas pobladas del Estado.
2.° Indicar las especies mas frecuentes de las aneurismas, las cau
sas qe las orijinan i qué parte puedatener el clima en su produccion.
;
3.° Indicar la forma de la sífilis en Chile, su proporcion i compli
cacion con las demas enfermedades; et tratamiento qe reqieran í los
medios de ijiene qe podrían prevenir su desarrollo.

¡——‘Q.—i—
__53.—_
FACULTAD DE CIENCIAS MATEMÁTICAS l FÍSICAS.

TERNA
PARA 1:1— NOMBRANIEN’I‘O DE DEGANO.

Sesion del 2 de agosto de 4845.


Para el nombramiento de Decano, la Facultad, formó la terna si
guiente, qe debe presentarse al Patrono de la Universidad, en cumpli
miento del art. 4.° de la leí de 49 de noviembre de 4842.
En 4.e‘r lugar D. Andres Gorbea.
En 2.° lugar D. Francisco de Borja Solar.
En 3.61‘ lugar D. Francisco Garcia Uidobro.

_.—_.__

2.
DESIGNACION

f m‘. amm rm m. conmnso m: 16106¡

Sesion del 24 de setiembre de 4845.

La Facultad acordó señalar para el concurso de 4846 elmismo tema


qe designó el año anterior, a saber:
Recursos qe pueden desarrollarse en Chile por medio del cultivo de
las ciencias matemáticas i físicas. . .
FACULTAD DE UMANIDADE& . ,- '

1.

REGLAMETO
PARA LA OB.,GANIZAGION DE LA INS'1‘R'IJ’GCION PRIMARIA;

Sesion del 2 de abril de 4845,


I.

La Facultad acordó el proyecto de leí siguiente sobre organizacion


de la educacion primaria; , , , . ‘IU.

w..'l‘i'rom.l.°‘‘ ‘
,' ‘i
De la enseñanza prima’ri‘a. ï
Art. 4.° La enseñanza primaria puede ser.privada o pública; es pri
vada la qe se da reservadamente a los miembros de una familia; pú
blica la qe se da en establecimientos destinados a recibir individuos de
diferentes familias.
Art. 2.° La enseñanza privada está fuera dela aceion de la leí.
Art. 3.° la enseñanza pública qe se suministra en las escuelas sos
tenidas en todo o en parte por fondos nacionales o municipales, por
conventos de regulares o monasterios, i en las qe reciben subsidios per
manentes de algun establecimiento público protejido o fomentado por
el Gobierno, qeda en todos sus ramos sujeta a las disposiciones de la
presente lei, ia.lad'rreccïon" die"las‘ autoridades i funcionarios qe ella
cría. Tambien lo esta¡la¿,qe se da, en escuelas sostenidas por funda
ciones piadosas, en cuanto no se contraria’ a las disposiciones del fun—
dfldol,'., ,¿. ‘ . ~' '.,,';,. .. ‘, ‘1,;
Ar. 4.° La enseñanza qe se suministre en escuelas fundadas i sos:
tenidas por particulares,, esta sujeta' a la inspeccion de las autoridades
ifuncionarios qe establece la lei, en cuanto concierne a la moralidad de
la doctrina i al órden idisciplina del establecimiento; ’pero’no en cuan
to ala parte pnramente literaria, qe será dirijida libremente por el pre
ceptor. ' '
-L
A‘itf5."J Abra dos ‘clases de escuelas pública's’, saber; ‘primarias’i
"superiores-En las primeras se enseñará'la lecturari'escritura del idio’
ma patrio, la doctrína cristiana, ,urbanidad,', element0jsde, aritmética prác"
‘tica i el sistema' legal de pesos imedidas*Enlas superiores, ademas de
los ramos designados ‘a las primarias, se enseñará'el dogma i moral reli
jiosa, la gra'mática castellana, la aritmética comercial, el,dibuj‘o lineal,
elementos de jeogiafía física del globo,'la istoria'nacional i la constitu'—
cion política del,Estado. Unas,i otras recibirán mayor ensanché,cuarïi
'do las circunstancias lo permitan. " = ' ‘
Art. 6.°'E‘stán obligados a mahteñerde su cuenta una escuela de en
señanza primaria gratuita para varones pobres todos los conventos i
conventillos de regulares, iuna escuela dela misma clase para mujeres
pobres los monasterios de monjas, qe ai enla República.
Art. ‘7.° En la cabezera de 'cada 'departamento abrá precisamente
'una escuela de enseñanza superior,i gr'atuita qe c'osteará el Gobierno Na
cional, si los fondos de laMunicipalid’ádbo basta'r'en para ello. Las escuelas
del resto del departamento pueden ser primarias o'superiores 's,eg'un, lo
~acordaron las autoridades a gienes toca la crea'ciopde aqellos estableci
ï‘mientos. " .;‘ :‘:
‘ ‘
IV TÍTULO 2.° ‘'

‘D¿ l,ospreceptores.
— Art. s.‘o Ningun individuo podrá ejercer la profesiori de preceptor
de escuelas públicas o particulares sino presenta a la autoridad com
Ppetente4.° un certificado de capacidad otorgado a consecuencia de
,aber probadoï en tm exámen sus aptitudes. ‘
, 2.° Dos certificados o declaraciones firmadas por personas dignas
,de crédito ‘por'lo's‘éïia'les‘ 'cohste‘tje es de' bue'na vida i c’ostumbres.
Art; 9.° 'El‘certifi'eado qe exije el número primero del artic‘ulo , ati
"terior puede consistir: .’ ‘ ‘f Ï ' ~ ‘ ' ' ‘ ,‘
4.° En un titulo'hterario otorgadoé‘n forma ' legal porlla Universi
"dad. ~ ~ :
. .° En el titulc de preceptor de instruccion primaria “qeria autori
'dad' competente otorgaráa los alumnos de ‘fiúmero,o superndmérarios
de la Escuela Normal,‘ cuando ‘ayan‘ echo su curso de estudios. '
' 3.° Eïiuirtestimonio del Rector del Instituto Nacionol o del direc
'tor de cualqieraotró establecimiento’ en qe ‘se pueden‘rendir exámenes
__56.__
conforme a la lei, en el cual conste qe cl individuo a cuyo favor se dá,
a estudiado isido aprobado en los ramos de instraccion primaria a
cuya enseñanza va a dedicarse.
4.° En un titulo de preceptor otorgado por la Facultad de Umanidades
'de la Universidad segun las prevenciones de su Reglamento.
5.° En un certificado de capacidad expedido por algunas de las jun
tas provinciales de educacion a consecuencia de un exámen rendido al
efecto.
Art. 40. Los qe poseen los títulos qe se determinan en los ‘números
4.°i 2.° del art. 9.° no necesitan presentar a la autoridad certificado
de vida o costumbres.
Art. IM. No podrán ser preceptores de iustruccion primaria:
ll‘.° Los qe ayan sido destituidos de sus funciones de preceptor en
los casos iforma qe esta leí determina.
2.° Los qe se allen procesados por un delito qe merezca pena aflic
tiva o ínfamante, o ayan sido condenados a penas de esta clase.
' Art. 42. Ninguno podrá abrir una escuela particular de instruc
cion primaria sin presentarse previamente al gobernador del departa
mento para obtener el permiso de ejercer su profesion.
La presentacion se ará verbalmente o por escrito en papel comun,
acompañando las piezas que señala el art. 8.° iel permiso o autoriza
cion se estenderá por escrito i se firmará por el gobernador espresando
el nombre del preceptor, la clase de, escuela qe vaa establecer i el lo
cal en qe va a fijarla, de todo lo cual se dará noticia por el oficio del
gobernador a la junta provincial de educacion i a la‘inspeccion del de
partamento. ,
El gobernador no concederá el permiso sin estar cerciorado de la
identidad de la persona a cuyo favor aparecen estendidos los docu
mentos.
,Art. 43. Si se estableciere una escuela sin esta autorizacion, será
cerradainmediatamente por órden del gobernador del departamento, i
su preceptor castigado con una multa de diez pesos o 15 dias de pri
.sion; i esta pena se duplicará en caso de reinsidencia. .
Art. M. Los preceptores particulares, una vez obtenida la autoriza‘—
cion qe determina el art. 42, pueden establecer su escuela sobre las ba—
ses i condiciones qe qieran, siempre qe sean compatibles con los regla
mentos relativos al órden imoralidad de las escuelas.
Art. 45 Los superiores de los conventos i las personas o corpora
ciones qe tuvieron el derecho de nombrar los preceptores de alguna es‘
_57__
cuela pública de las clasificadas en el art. 3.", deben presentar al go
bernador del departamento el individuo qe ubieren elejido para qe
éste estienda la correspondiente autorizacion previos los certificados
del art. 8.°. .

TÍTULO 3.°

Del sueldo z' prerrogativas de los preceptores.


Art. 46. A todos ‘los preceptores públicos qe dirijen escuelas muni
cipales o dotadas por el tesoro nacional se subministrará:
4.° Un local para su abitacion i para educar alos alumnos qe se les
confie,provisto de enseres, libros i materiales necesarios para auxiliar a
los alumnos pobres.
El local delestablecimiento puede estar separado de aqel, si las cir
cunstancias lo exijen. '
2.° Atos preceptores de instruccion primaria elemental el sueldo
qe determine el Gobierno o laMunicipalidad en su caso, en atencion a
las circunstancias del lugar. ‘
3.° A lospreceptores de instruccion primaria superior un sueldo
excedente al ménos en un tercio al qe gozaren los de instruccion ele
mental en el mismo departamento.
Art. 47. La enseñanza dada en las escuelas públicas es gratuita;
pero los preceptores de las escuelas municipales podrán re cibir estipen
dio de los alumnos ijos de padres pudientes, cuando la Municipalidad lo
permita i en el número qe ésta fije.
Las municipalidades, las juntas provinciales de instruccion primaria
i los visitadores velarán sobre qe no se exija nunca, bajo ningun pre
testo, pension alguna de los alumnos pobres.
Art. 48. Todos los preceptores delas escuelas púbiicas designadas
en el art. 3.°, gozarán de las prerrogativas siguientes:
4.a Esencion del servicio compulsivo en elejército, en la guardia
nacional i la marina. '
2.a Esencion de todo cargo concejil.
3.a Esencion de cualqiera otra comision en servicio del Estado o
de un pueblo, a ménos qe no sea relativa a la instruccion pública.
Art. 49., En el presupuesto anual para el ramo de instruccion pú
blica, se fijará la cantidad necesaria para conceder en cada provincia
1m premio de cincuenta pesos qe la junta provincial de educacion con—
8
cederá a aqel preceptor de escuelas públicas qe se ubiere distinguido
entre ellos por su conducta, por el arreglo de su escuela, i por el apV01
vechamiento de sus alumnos.
Art. 20. Ademas de las esenciones de qe ablan los artículos ante—
riores, se concede a los preceptores de escuelas primarias, tres clases
de premios—De ascenso, de constancia i de jubilacion.
Art. 24. Los ascensos se concederán discrecionalmente perlas auto
ridades qe establece esta lei, en atencion a las aptitudes de los precep
tores.
Art. 22. El qe ubiere desempeñado diez años el cargo de preceptor,
si se retirase de la profesion, qedará esento de por vida del servicio com
pulsivo de las armas.
Art, 23. Si prefiriese continuar en el ejercicio de la enseñanza, gozará
de un sobresueldo igual a la qinta parte de la dotacion de su último
empleoi sucesivamente cada cinco años ira percibiendo otra qinta par
te asta doblar la pension. "
‘Art. 24. El premio de constancia se perderá si el agraciado ascen
diese a un destino cuya renta sea igual o mayor a la suma qe gozaba
por sueldo igratificacion del primero; pero cumplidos cinco años en su
nuevo destino, podrá obtener una qinta parte de su renta actual,i así
en adelante segun la regla dada.
Art. 25. La jubilacion se concede a los qe abiendo cumplido diez
años de servicios, se inabilitaren por causas físicas o morales para con
tinuar en el ejercicio de la enseñanza; i consistirá en una pension
e,qivalente a los años qe tuviere de ‘servicios dividido el sueldo de su
último empleo en treinta partes iguales. ‘
, Art‘. 26 Los qe desearen optar alos beneficios de esta lei, arán cons
tar ante las juntas provinciales, ademas de las calidades reqeridas, una
conducta sin tacha i ocurrirán con el espediente para obtener la gracia
al Consejo de la Universidad.
Art. 27. El Consejo de la Universidad a propuesta dela Facultad de
Umapidades podrá disponer anualmente de la suma de dos mil pesos
para socorrer a aqellos preceptores de escuelas primarias particulares
qe abiendo servido onrradamente mas de veinte i cinco años se ubieren
inabilitado para continuar en la enseñanza. '
Ti7um 4.°

De la inspeccion de las escuelas,


Art. 48. En cada provincia abrá un visitador de escuelas cuyas
atribuciones son:
I.l Visitar por lo méno s,dos veces al año las escuelas de las provin
cias, examinando el estado de cada cual, por lo qe respecta a su órden
interior, método de enseñanza, aprovechamiento de los alumnos, útiles
del establecimiento, inversion de fondos, conducta del preceptori demas
ramos.
2.° Dar las disposiciones convenientes para remediar los defectos
qe notare en cualqiera de los ramos sobredichos. ‘
3.° Velar en el cumplimiento de los reglamentos a qe las escuelas
estén sujetas e informarde los inconvenientes qe nbieren ofrecido en la
práctica. ‘ ‘ .
4.° Pasar a la Facultad de Umanidades de la Universidadi a la junta
provincial de educacion al fin de cada visita, un informe circunstancia—
do sobre el estado de las escuelas qe aya visitado.
5.° Informar a las autoridades del ramo sobre cualqiera asunto de
su incumbencia en qe fuere solicitado su dictámen. '
29. El visitador deberá examinar así las escuelas públicas como las
particulares; pero en estas últimas sus atribuciones serán de mera
inspeccion i consejo, debiendo dar parte a las autoridades departamen
tales para la correccion de los abusos qe notare en ellas en perjuicio de
dela moralidad, órden i salud de los alumnos.
Art. 30. El informe de qe abla la parte 4.° del art. 28 contendrá
una razon. ~
4.° Del número de escuelas públicas i particulares qe ubiere en
ia provincia, lugar en qe están situadas ipreceptores qe las dirijen.
2.° Número de alumnos en cada escuela, su edad i comportamiento.
3.° Ramos qe se cursan en cada escuela, eras de enseñanza, libros
o textos qe se siguen i aprovechamiento de los alumnos. .
4.° Emolumentos qe el profesor reciba del erario nacional, de fondos
municipales, particulares o de cualqiera otra procedencia. ' ‘ ,'
5.° Aptitudes intelectuales i morales de los preceptoresmcomendañdo
a aqellos qe se distingan por su celo i contraccion, i por el aprovecha
miento de los alumnos.
._.. 60 __—
6.° Utiles de cada escuela i demas materiales necesarios para la
enseñanza.
7 .° Obstáculos qe se encuentran para la difusion o mejora de la en
señanza; como falta de libros, apatíade las padres de familia, localidad
de los establecimientos, inconvenientes de los métodos etc.
Los visitadores cuidarán tambien de investigari dar cuenta de la
conducta de los jóvenes fuera de las escuelas i de los resultados prácti
cos qe se consiga de la educacion en beneficio de la sociedad.
Art. 34 . Los visitadores serán nombradosi removidos por el Consejo
de la Universidad, i durarán por el tiempo de su buena conducta.
Art. 32. Gozaráu de un sueldo doble al qe gozaren en la provincia
lor preceptores de escuelas primarias superiores i tendrán opcion a los
premios qe este les señala. ,
Art. 33. Los visitadores darán aviso al Gobernador del departamento
de los dias en qe icieren su entrada i salida en el departamento i se pro
veerán de un documento otorgado por aqellos funcionarios en qe conste
qe an recorrido i examinado las escuelas contenidas en el territorio de
su mando.
Estos certificados se presentarán en la junta,provincial de. educacion
al terminar cada visita.
Art. 34. La presente leí se irá poniendo en planta a medida qe las
circunstancias lo permitan.

2.

APROBACION.

nm. ¡u’rrono Gmmu. m: Luc-rm.

Sesion del 46 de abril de 4845.

En esta sesion la Facultad aprobó el método gradual de lectura com—'


puesto por D. Domingo F. Sarmiento, iio designó como el mas apropósito
para ser adoptado en las escuelas de la República.
_—.61._

3.

FORMULAS
ADOP'I‘ADAS POR LA FACULTAD PARA EXPRESAR SU JUICIO ‘SOBRE LAS

OBRAS QE SE 1—1: PRESENT“.

Sesion del 4 6 de abril de 4845.

La facultad acordó las siguientes formulas para espresar su juicio


sobre las obras qe sepresentaren a su exámen. La aprobacion cuando
la obra no contenga doctrinas perjudiciales o erróneas; la recomcndacion
cuando se aga notable por alguna circunstancia especial; la adopcion
cuando por sus sobresalientes ventajas merezca servir de texto para la en—
señanza en los establecimientos públicos.

—-._“—‘}

4.

ADOPCION
DEL COMPENDIO DE LA IS'IOIIA DE CHILE.

Sesion del 30 de abril de 4845.

El compendio de la istoria 'Nacional, compuesto por D. Vicente F.


Lopez, despues de ejecutadas por el autor las alteraciones indicadas por
la facultad, fue adoptado para el uso de las escuelas públicas.

5.
ACENTUACION
Sesion del 28 de Mayo de 4845.
En la sesion de esta fecha la facultad aprobó las reglas de acentua,
__.62._..
cion propuestas por D. Andres Bello, Rector de la Universidad, en estos
términos:

REGLAS DE ACENTUACION.
La dicáion‘coh3’ta de una vocal, dos, o mas de dos.
l.

Reglas para las diccioms qc constan de una sola vocal,


4.a Sila vocal se pronuncia sin acento, tampoco se acentuará en la
escritura. No se acentuarán, pues, las proposiciones a, de, en; las conjun —
ciones e, í,etc,o, u; los tiempos e, as, a,del‘ auxiliar aber,”
la, lo, lo, V los
'’ pronombres
2.° Si la vocal fuese acentuada, no se escribirá el acento, sino cuan
do sirva para diferenciar la diccion. Por ejemplo, se acentuarán los pro
nombres personales mi, tú para diferenciados de los posesivos mi, tu;
el imperativo é de aber (é aqi, é ai) para diferenciarlo del indicativo e
(e sido, e amado); el impersonal á, (años á, tiempo á), para distinguirlo
del auxiliar; el qe’ interrogativo; el verbo si; el adverbio afirmativo ipro
nombre recíproco sé etc.

2. ' ' *" ‘ ' * ' ¿

Reglds para las d,¡ci:ioms qe constan de dos vocales.

3.°‘ Si la segunda vocal es la acentuada, ila diccion termina en,ella


'se.escribirá el acento, como enatrá, pié, rió; pero‘si terminan en con
sonante, nose escribirá el acento, como en bien qien, zar,'lcon, virtud.
4.° Si la primera vocal es la acentuada, i la diccion termina en vocal,
no se escribirá el acento, como en am (sustantivo), pie (subjuntivo de
piar), rio (indicativo de reír o sustantivo); pero si la diccion termina en
consonante, se señalará el acento, como en márjen, fénix, odos, útil.

3.

Reglas paralq4¿ dícciones qe constan de mas de dos vocales.

, , ¡ , , mum,en caso. ,
La diccion termina en consonante.
_.. 63 '_ ~
5.° Si la última vocal es la acentuada no se escribirá el acento: v.
gr, corazon, azaar, conocer, adesíon. , , ‘ ‘, '
6.° Si la vocal en qe carga el acento no. es la última de la di’ccion,
se acentuará en la escritura: v. gr. cértámen, álguíen,’réjimen.’

SEGUNDO CASO.

La diccion termina en vocal. ' .


7.° Si la vocal en qe carga el acento es la última, se acentuará
siempre: ‘v. gr. alelt’, albalá, frió, reconoci.
‘8.° Si el acento de ladiccionpronunciada carga sobre la penúltima
vocal, i ésta se alla separada de las otras vocales por consonantes in
termedias, no se escribirá el acento como en naturaleza, determina, con
duce, calculo (indicativo de calcular); pero cuando la penúltima vocal no
está separada dela última o dela antepenúltima, se acentuarán las voca
les tenues (i, u,) i no se acentuarán las llenas (a, e, o). Se acentuará
pues la penúltima vocal en'filosofla, ganzúa, continúa (verbo), pero no
en apojeo, recae, cacao. Se acentuará en caída, retar'la, aúllo, pero no en
piano, viento, fuente, meollo. ' ' '
9.° Si el acento carga sobre‘ima vocal anterior ala penúltima, será
preciso marcarlo en todos los casos en qe de no acerlo debiese colejirse,,
por la regla octava, qe la vocal acentuada es la penúltima. Por consi
guienté se escribirán con acento zéflvo, cántaro, caústico, porqe de no
acerlo debería suponerse acentuada la penúltima, segun la primera par
te de la regla octava. Se escribirán con acento eté‘reo, omoje’neo, Dánao,
éroe, porque omitido el acento, se le supondría sobre la penúltima, en
virtud de la segunda parte de la misma regla‘ Pero no se escribirá el
acento en amplía, continuo (adjetivo) porqe segun dicha regla no abría
motivo para suponerlo en la penúltima, puesto qe en este caso se le se
ñalaria escribiendo amplía, continúo. Tampoco se acentuarán canto,
peine, oigo, porqe si ,el acento cargase sobre la penúltima, se escribi
ria cánto, peine, oigo; pero se acentuarán océano, periodo, Eolo, porqe
de no acerlo debiera suponerse él acento en la vocal penúltima, confor,
me a la segunda parte de la misma regla.

4.
. ..,

Todas las reglas anteriores están subordinadas a las qe siguen.

‘40. No se acentuarán los patronimieos en z como Gonzalez, Marti


.. 54 —_—
nez, sino cuando el nombre propio de qe se derivan se acentuare co
mo. Álvarez.
M. En ningun imperfecto se'marcará el acento de la ide su termi—
nacion v. gr. aria, amaría; pero cuando de no marcar este acento re—'
sultare qe podia confundirse el imperfecto con otras partículas omónimas
v. gr. sábía isabía, s¿ría í sería, vénía í venia, se seguirá la regla jone
ral, qe prescribe se marqe la penúltima vocal débil acentuada.
42. En las segundas personas de singular no se escribirá el acento
sino cuando se alle sobre la última vocal como 'on estás arás..
43. No se marcará el acento en los plurales, sino cuando en su sin—
guiar deba marcarse, como en márjenes, útiles, ¿ross ámplian, conti
nu’an.
4 4. Los adverbios en mente conservan el acento del adjetivo de qe se
derivan; como en fácilmente, pésimamente.
45. Los encliticos se sujetarán a las reglas jenerales, sin atender a
la acentuacion de sus componentes. Por ejemplo, se acentuará de’mosle,
aunqe no lo esté demos.
46. Siempre qe el poeta por alguna de las licencias qe el uso per
mite altere la acentuacion lejítima, deberá,señalar5e cl acento como en
oceáno, aureo’la, cuya pronuuciacion lejítima es océano, auréola.
47. Cuando la acentuacion de una palabra es varia, o cuando por un
vicio peculiar del pais se coloca mal el acento, deberá el escritor seña
lar el que prefiere o aprueba. Segun estas reglas escribirémos since’ro,
mendigo, dipléma, parasito, pabilo,

-—-QÜ’—-—

6.
ELECCION
m: me m:unvo mr:mn0.
Sesion del 28 de Mayo de 4845
En cumplimiento del art., 8.° de la leí de 49 de noviembre de 4842, la
facultad nombró al licenciado de ella D. Vicente Fidel Lopez, para llenar
la vacante qe resultó por muerte de D. Francisco Bello.
FORMA ClON
DE TE“A PAIA NOIBIAMIEI’I‘O DE DECAHO.

Sesion del 4.° de agosto de 4845.

La Facultad, en cumplimiento del art. 4.° de la leí de 49 de noviem¿


bre de 484‘2, formó la terna siguiente para el nombramiento de Decano
en el periodo venidero.
En 4.°’ lugar, D. Miguel de la Barra.
En 2.° D. Antonio Garcia Reyes.
En 3.a D. Francisco Huidobro.

8.
ADOPCION
DEL MA1'I’JAL DE PIIGEP‘I‘O‘IEI.

En la sesion del 29 de agosto de 4845, la Facultad adoptó el manual de


preceptores, traducido del frances por D. Rafael Minvietle.

--—4—_

9.
DESIGNAClON

m: uuu num u concuxso m: 18461

Sesion del 44 de octubre de 4 845.

Como tema para la memoria qe debe premiar la Facultad en el conx


curso de 4 846, se acordó el siguiente:
«Del gusto literario en Chile, su orijen, progreso i tendencias.
,

CUARTA SECCION.

DISCURSOS.

1.

DISCURSO
NBONUNCIAI’O POR EL M. R. ARZOBISPO ELEC’I'O DE SANTIAGO, D. lA—'
I‘AEL VALENTIN VALDIVIESO, A LA APERTURA DE LA ACADEMIA
DE CIENGIAS SAGRAIIJAS EN LA SESIOI\Ï EN CLAUS'I‘RO PLENO QE TU
‘VO LUGAR EL DIA 22 DE JUNIO DE 18B5.

Constituïdo por la leí Director de la Academia de Ciencias Sagradas,


cuya instalacion abeis qerido solemnizar oí con vuestra presencia, cum
plo con el grato deber de manifestar a nombre de sus miembros nues
tro reconocimiento a los majistrados, qe la an promovido i las dulces
emociones de complacencia afectuosa a vosotros todos los qe con bené
volas simpatías ofreceis nuevo aliciente a los trabajos importantes qe
se preparan. No importa que el edificio cuyos cimientos acaban de zan-‘
jarse se alle aora limitado a lindos estrechos; porqe no tardarán mucho
en ensancharse prodijiosamente. El enciera dentro de si una cimiento
fecundai capaz en su desarrollo de fertilizar vastas i anchurosas cam
piñas. La Academia cultiva aqellos ramos de las ciencias sagradas que
pueden contribuir masa propagarel conocimiento de la doctrina del
cristianismo i a acer de ella aplicaciones a las necesidades morales del
ombre; este es el blanco de sus esfuerzos. Es verdad qe las tareas labo
riosas de}los académicos se allan desnudas del brillo literario i de la ame
nidad alagüeña qe forman no peqeña parte de la recompesa del hom
Q
..__.6S__
‘bre estudioso; pero tienen en cambio el dulce atractivo de jeneralizar
el mas rico tesoro con qe el cielo dotar pudiera a los mortales: su doctri
na divina. Ella es el principio i el móvil de toda nuestra dicha i felicidad.
En efecto,’ señores, plugo a Dios en los decretos de su inagotable
bondad, qe la Iglesia de Cristo destinada principalmente a salvar las
almas, ejerciese tambien en la tierra una mision de cultura i civilizacion,
i qe desde el solio pacifico en qe reposara a despecho de sus implacables
enemigos enviase a los puntos mas remotos del globo, con la santa doc
trina de qe es fiel depositaria, jérmenes fecundos de ventura social. Na
cida bajo el imperio despótico de los Césares, cuando envilecido el pue
bio de la gran ciudad al eco de libertad qe en otro tiempo conmoviera
las naciones, abia sostituido una estúpida algazara para celebrar el amo
qe designaba el capricho dela milicia pretoriana; cuando borradas del
corazon asta las uellas de sentimientos umanos corría placentero a la
palestra i al circo a vitorear con orribles griterías los mas nefandos
espectáculos; cuando entregados los sábios a las especulaciones de una
filosofía desdeñosa i altanera miraban con fría indiferencia la espanto
sa degradacion a qe la umanidad marchaba presurosa; nacida la Iglesia
en tan infausta época parecia estar destinada a sucumbir bajo los es
combros dela sociedad misma; pero ella abrigaba en su seno el fuego
de vida qe debia salvarla.
Desde el oscuro antro de las catacumbas a donde la abia rele
gado la zaña de sus sangrientos perseguidores, osó levantar la voz
en defensa de la dignidad del ombre i los derechos sagrados de la
naturaleza. Erijió sus cátedras sobre las torturas i los patibulos,
idesde allí manifestó a la faz de sus verdugos qe la fuerza brutal
de los tiranos era impotente para doblegar la razon. Proclamó la reden
cion jeneral del jénero umanoi la santa fraternidad, isobre estas bases
tan sólidas cimentó la igualdad. Presentó al divino fundador del cris
tianismo estableciendo en su iglesia jefes. no para someter i dominar,
sino para serviri administrar, i con esta máxima sublime minó por sus
cimientos el poder absoluto de los déspotas. Colocó en las escuelas cris—
tianas de Efeso, Esmirna, i mui principalmente en la famosa de Alejandría,
faros luminosos qe disipasen las tinieblas de la sabiduría pagana, i mer
ced a las intelijencias sublimes de los Justinos, Pantenos, Clementes, i el
incomparable Orijenes, la filosofía entró en una nuevai mas dichosa era.
Tres siglos de opresion, de crueldad i de muerte no fueron bastantes
para sofocar la semilla de la santa doctrina; porqe el árbol de vida fe—
condado con raudales de sangre inocente tendió su ramaje de un modo
_ 69 _
maravilloso para guarecer con su sombra protectora a la desgraciada
posteridad de Adan contra las terribles avenidas de la corrupcioni la bar
barie. A la paz de la iglesiai la propagacion de su enseñanza, sucedie
ron cambios felices en la sociedad. El puñal de un fementido o los an
‘ tojos de soldadescas desenfrenadas, no sirvieron ya tan fácilmente de tí
tulos abonados para ceñir la diadema. En lugar de ser las leyes el lu
dibrio de la razon, comenzaron a promulgarse algunas para la reabili
tacion de sus imprescriptibles derechos. Se reconoció en los esclavos
la dignidad de ombres i su sangre dejó de ser el feroz pasatiempo de vo
luptuosos banqetes. Se suavrzaron los castigos orrendos con qe arraza
han pueblos enteros los qe se creían sus amos; i a la voz de la relijion,
monarcas poderosos bajaron del trono para confesarse delante de los al
tares culpables por las demasias del poder.
Sonó la ora terrible en qe la barbarie i la fuerza coligadas resolvie
vieron destruir por sus cimientos la civilizacion europea. Enarbolada la
enseña fatidica, ordas indomables llevaron a todas partes el saco i la
desolacion, i miéntras todo cedia al poder'irresistible de su brazo vic
torioso, la doctrina solo del cristianismo opuso un diqe a la creciente
devastacion. Aqellas frentes de ierro qe abian presenciado con desdeño
sa altanería el completo destrozo de las águilas romanas se inclina
ron delante de la cruz, ilos qe poco ántes respiraban sangrei ex
terminio, escucharon las suaves máximas de la relijion pacificadora
ibajo su dulce influjo comenzaron a deponer su selvática ferocidad.
Mancilladas las buenas costumbres idegradada la umanidad con los
mas vergonzosos vicios, la desmoralizacion abia roto la venda i bla
sonaba ya de su triunfo, cuando la enseñanza cristiana suscitó
personas a millares de todas condiciones i sexos qe con su vida an
jelicál ablasen a corazones embrutecidos por el crimen, el lenguaje
de los echos, único qe podian ya escuchar. Llevadas la abnegacion i
penitencia austera asta el eroismo, con ejemplos repetidos de estas im
ponentes virtudes, causaron espanto al vicioi contuvieron la corrupcion
qe a torrentes se desbordaba en todas las comarcas. Roto el freno de
la moral, la sociedad corrió a las armas. Cubrieron la Europa soberbios
castillos cuyas almenas eran dominadas por tenaces i vengativos rivales;
los pueblos se dividieron en banderias armadas qe estaban en continua
asechanzai no se oyó mas qe el ruido estrepitoso de las armas. Las
fértiles campiñas donde en'otro tiempo naturaleza ostentara su lozania
ifecundidad se vieron sembradas de cadáveres i melancólicas ruinas.
Era necesario para atajar el mal contener la altivez de los señores, mas
ellos no conocian otra leí qe su espada, ni mas ocupacion onrrosa qe
——_ 70 ._ ‘
empuñar el acero fratrícida. Sin embargo ablaron los Pastores deposi—
tarios de la sagrada doctrina, intimaron la voz divina con firmezai la
tregua de Días restableció la seguridad i llevó la paz al ogar doméstico,
Otro azote, si puede abermas terrible, aílijió ala umanidad. Sumerji
dos los entendimientos en un profundo letargo i aerrojados con fuertes
coyundas al carro funesto de la ignorancia estúpida, abia llegado a erijirse
esta plaga asoladora de las intelijencias en un timbre onroso. Los monu
mentos mas gloriosos de la umanidad iban a desaparecer para siempre
con las escuelas qe ollara la planta agreste del bárbaro, cuando la Igle
sia abrió sus asilos de piedad a las ciencias para salvar los restos del
antiguo saber, entre las breñas qe poblaban monjes austeros i poderlos
despues presentar escudados con la santa cogulla, a la sociedad qe en
tónces los repulsaba. iAh i cuántos no deben la civñizacion i las luces al
cristianismo por este solo beneficio! Sin su apoyo la marcha progresiva
del entendimiento umano abría sido mui lenta; i cuando llegara a rom—
per las densas tinieblas qe abian esparcido en el oriente la devastacion
maometana i los siglos de oscuridad e ignorancia en occidente, sus mas
aventajados esfuerzos apenas abrían logrado difundir ciertas ráfagas de
luz sobre las intelijencias privilejiadas como en los tiempos mas felices
de' Grecia i Roma.
Siempre qe la razon fiada en sus propias fuerzas a desechado la guia
de la antorcha divina qe la ilumina, su marcha a sido fluctuar entre la
ignorancia i el error. Las mismas conqistas ganadas bajo la influencia de
la celestial doctrina la an deslumbrado asta el estremo de acerla olvidar
el verdadero orijen de sus progresos i‘qererse sublevar contra el brazo
omnipotente qe la ensalzara; pero bien pronto sus propios estravios an
escarmentado su orgullo i criminal ingratitud. Luego qe el hombre flaco
ensanchó sin limites los fueros de su débil razon, intentó erijirse en
censor severo de lasobras maravillosas de la Providencia,i en el delirio
de una exaltacion mentida llegó a proclamar su emancipacion de la
ensezanzadivina, proyectando sisterpasi formulando tiorias para labrarse
porsí solo su propia dicha. ¿Mas cual fué el resultado de tan pomposas
promesas‘? Ataviado el despotismo con el gorrode la libertad, izo pesar
su mano de ierro sobres los pueblos pacificos, vertió torrentes de sangre
i bajo su ominoso imperio la paz i la seguridad uyeron a guarecerse entre
ios bosoes. Por fortuna del jénero umano las uellas destructoras de las
falsas teorías an contribuido a radicar, mas la verdad importante de qe
solo las doctrinas i creencias cristianas pueden dar a los sistemas i alas
instituciones el aplomo qe necesitan para ser provechosos. Esta convic—
cion echa cada vez mas ondas raices en el corazon de la sociedad, i los
.._ 71 _
pensadores profundos qe trabajan por el bien dela umanidad miran
como un elemento vital de civliizacion icultura el sentimiento relijioso.
La doctrina qe desarmó a la crueldad, conqistó la libertad ifriunfó de
la barvarie, de la ignorancia i de la falsa filosofía es un presente divino qe
el ombre no alcanza bastatemente a apreciar; pero estos sabios distingui
dos fijan su atencion en el cultivo de aqellos ramos del saber qe contribu
yen al desarrol'o del sentimienfo mas elevado en su objeto i fecundo en re
sultados qe puede abrigar el corazon umano; i por esto tambien cada dia
adqiere nuevos títulos a la gratitud pública la tarea onrrosa de los qe se
afanan por ínscructar en las masas el sentimiento relijioso.
Chile sin mengua de su sensatez no podia desatender el estudio de
las ciencias sagradas o consagrarle por lo ménos un cuidado tardio. De
su parte la Universidad a comprendido toda su importancia, porcuran
do con esmero preparar cuanto ántes la instalacion de la Academia, qe
la [el orgánica mandó erijir. En este cuerpo ocupa un lugar distinguido
la enseñanza de la Santa Escritura; aqella ciencia, qe reposa en la
palabra infalible del mismo Dios, i qe solo ella ofrece al ombre la senda
segura, la verdad i la vida. Sus lucubraciones se dirijen precisamente
al punto, qe mas se alla en contacto con nuestras necesidades; porqe los
académicos deben ejercitarse en el modo práctico de defender i esponer
los libros revelados. La práctica del ministerio parroqiali el augusto
ejercicio del orador cristiano son otros no ménos importantes objetos de
la Academia; formando el completamente de sus trabajos la instruccion
detenida en el derecho ecleciásticoadministrativo. Como se vé, su plan
no está calculado para trasplantar de improviso a nuestro suelo la Aca
demia romana de Ilelíjion Católica u otro cuerpo de este jénero, en donde
sabios encanecidos en el estudioi la enseñanza van a depositar' los fru
tos sazonados de sus conocimientos profundos. Diseñar el edificio sobre
escala tan abultada, no abríaproducido otro efecto, qe abortar un pen
samiento atrevido, vacio de resultados positivos. Nuestra Academia si
bien está aora circunscrita a limites mas estrechos, se alla sin embargo
organizada de manera qe pueda satisfacer nuestras mas urjentes necesi=
dades. La ciencias profesionales destinadas a preparar a los qe deben
ejercer cargos delicados, necesitan de un doble cultivo porqe la ensezanza
puramente teórica de los colejios no abilita por si sola a acer con dis
creccion i cordura laaplicacion de sus principios a las variadas combi
naciones, qe complican los casos. Es preciso dar a esos mismo principios
un desarrollo práctico, isuplir con ejercicios académicos la expedicioni
el tino, qe ordinariamente sin este auxilio solo podrían alcanzarse a costa
de una larga_i provechosaexperiencia.
.—_ 72 .'_‘ '
En la Academia, se dá la última mano a la educacion ecleciástica; i enï
ella recibe su complemento la preparacion científica de los mas augustos
e importantes ministerios. Allí se adiestran los qe están destinados a
rejir las parroqias; esos padres venerables qe la relijion concede alos
pueblos i cuyos caritatívos oficios traspasan los limites qe la naturaleza
a prefijado a la paternidad carnal. En la infancia ellos son los qe derra—
man las aguas rejeneradoras sobre los tiernos parbulillos, escuchan sus
balbucientes jemidos, enjugan sus primeras lágrimas iles adqieren el
precioso derecho de ijos predilectos del Altísimo. En la niñez revelan a
las intelijencias noveles los secretos dela sabiduría divina, les enseñan
las suaves máximas del evanjelio, cultivan los primeros jérmenes de la
virtud en sus almas inocentesi les dán a gustar en las aras del cordero
inmaculado las delicias del manjar celestial. En la juventud penetran
asta el fondo del corazon para prevenir lós peligros mas ocultos, rompen
los lazos qe anudan las pasiones isocorren su mesperiencia en medio del
torbellino qe ajita el ardor juvinil. Ellos son los qe vendicen sus castos
amores, calman las inqietudes suscitadas por la inconstancia,restablecen
la paz doméstica i unen con fraternal abrazo alos mismos qe se juraban
venganza. Ellos los qe abogan por el uérfano i el menesteroso, i los qe
sirven de firme apoyo a la casta doncella i desamparada viuda, a qienes
la malicia acosa con terrible asedio. Ellos en fin los qelleván el consuelo
al lecho del dolor, los qe con santas preces consagran la partida de este
valle de llanto, reciben el postrer suspiro de los labios moribundos i en—
bren con el polvo las yertas cenizas.
La Academia es tambien donde el orador cristiano va a ensayar
el eco ‘ qe con dignidad i maestría debe re sonar en los púlpitos
sagrados. Su mision augusta sancionada por el por el Salvador del
mundo, i coronada en todos tiempos con maravilloso suceso, tiene
por objeto manifestar las glorias del Criador, anunciar la buena
nueva a los mortales i derramar sobre los espíritus abatidos el dul
ce bálsamo de celestiáles consuelos. Su elucuencia sin dejar de ser
elevada, debe acerse popular; porqe es necesario enseñar a los rudos
i convencer a los sábios; predicar alos pescadores icampesinos i triun—
far de los filósofos. No solo necesita de una instruccion profunda acerca
de la doctrina de la Iglesia, sino del tino práctico qe le aga descender
asta la mas sencillas esplicaciones sobre los puntos abstractos, sin des
cuidar aqellas flores oportunas qe inspiren agradable interes a la inteli:
jencias superiores. El orador sagrado para ganar los entendimientos i
rejenerar las costumbres necesita conocer a fondo todos los pliegues
del corazon umano, el estado de los,espíritns, las pasiones qe los domi
._ 73 __
nan, los interesesi errores de la época. Para poder con destreza insinuar
la verdad i acerla amar al mismo tiempo, se reqiere un ejercicio antici
pado i adqirido bajo la direccion de experimentados maestros. Así es
como se esplota con provecho el venero qe ofrecen los recursos del jenio,
el brillo de una rica imajinacion i el calor de una alma profundamente
penetrada de tan sublime objeto.
Las disertaciones sobre la Santa Escri tura i los ejercicios acer
ca de su exposicion qe establece el reglamento dela Academia pre‘
sentan un vasto campo al Doctor ecleciástico en qe desplegar cono
cimientos variados sobre los diversos ramos del saber qe tienen mas
intima relacion con la ciencia biblica. Así es como adqiere abitual
mente método para preparar con fruto sus preciosos trabajosi adap—
tarlos a las necesidades de la época. En vano una filosofía destruc
tora a qerido ollar con su plata mortil‘era los ondos respetos con qe mil
jeneraciones ac’ataran la verdad revelada; en vano se a pretendido
divorciarla con las luces de la istoriaí los secretos de la naturaleza; la
Santa Escaitura, despues de un exámen severo, se presenta radiante enga
lanada con los mas ricos despojos de sus enemigos. Ellaostenta la divinidad
de su orijen i los comprueba con los archivos de los pueblos ilas inves
tigaciones de las ciencias físicas en qe los solistas esperaban encontrarle
su ruina. Los libros santos son un arsenal bien provisto de armas po—
derosas para la defensa del teólogo, i cumple a la mas santa de las
causas, la de la relijion i la umanidad, consagrar los mas asiduo desvelos
al cultivo de ciencia tan importante. '
Pero lo qe todavia dai a la Academia un interes profesional
mas extenso, es el estudio del derecho ecleciástico administrativo,
qe ocupa una gran parte de sus sesiones. Los chilenos a los vin
eulos sociales qe ligan sus intereses, _unen los relijiosos qe estre
chan los espíritus iuniforman sus creencias. La relijion entre no
sotros no es con respecto al estado un objeto de legales concesiones,
sino una necesidad de conviccioni de fé, por lo qe sus mutuas relaciones
no reposan en las variables combinaciones de la política, sino enla sincera
i cordial cons‘gnancia de los principios; de modo qe si para el buen'
réjimen de la Iglesia ai necesidad de ábiles i celosos ministros qe diri
jan su marcha, para el provecho de la sociedad, se necesita de majistra
dos espertós i diestros políticos qe empujen esa misma marcha, alla
nando los obstáculos qe pudieran defraudar a los pueblos de sus reco
nocidas ventajas. Para desempeñar tan noble mision es neceario cono
cera fondo la organizacion del poder eclesiástico i distinguir la fisono
mía peculiar con qe se presenta su ejercicio en las relaciones con el po
[.0
._—74_
der temporal de cada nacion i en especial de la nuestra. No solo es
preciso comprender todos los resortes de esta máqina itener calculada
su fuerza, sino tambien saber el modo práctico de acerlos obrar. Mu
chas veces el cambio de una fórmula cría embarazos qe no existían i la
adopcion de otra facilita el camino qe estaba obstruido. Por eso los aca—
démicos estudian este ramo del Derecho Canónico de una maneraprác
tica ien las principales modificaciones de qe es susceptible segun las
circunstancias.
Como acabais de ver, señores, la Academia no está destinada por
aora abrillar con esplendor literario entre los establecimientos científicos
deun rango elevado. Su objeto solo essatisfacer a las exijencias mas
imperiosas de la Iglesia i del Estado chileno. iFelices nosotros si lográ
semos formar en ella ministros dignos de la santa relijion qe profesamos,
si amaestrados todos enana misma escuela, llevasen a los puntos mas re
motos con un mismo espíritu unos mismos principios; si entrañando la
autoridad eclesiástica en sus ajentes naturales, la unidad sistemada qe
tanto se necesita en dilatadas diócesis, pudiese siempre conservar su
marcha constante i uniforme! Si; pero aun ai mas qe esperar de la Aca—
demia. Ella, como os decia poco a, está organizada de manera qe a me
dida del progreso en el estudio de ciencias sagradas, sea tambien el en—
sanche qe reciba laesfera de su accion benéfica. Los licenciados en la
Facultad de Teolojr’a componen en ella una seccion literaria qe está lla—
mada a ocuparse en trabajos científicos de un órden superior. Así mismo
los qe una vez fueron académicos, sea cual fuese la posicion qe ocupen,
qedan ligados a mantener con la Academia, sino relaciones estrechas,
por lo ménos suficientes medios de mutuo contacto. De este modo los
trabajos académicos pueden llegar a ser frutos brillantes del jenio o aven
tajadas producciones de la erudicion i el talento. Así los injenios privi—
lejiados no irán a estancar su actividad por falta de ocasion i estímulos
en las qebradas‘ desiertas o las selvas sombría de una parroqia rural;
ilos ecleciásticos, compelidos a sostener una frecuente comunieacion
en sus literarias tareas, abandonarán el aislamiento qe las mas veces
sepulta provechosos estudios en el secreto de sus gabinetes. Entónces,
resplandeciendo su luz desde prominentes candelabros ará qe se aprecie
su oculto saber, iqe se acate en la palabra del sacerdote no ménos la
dignidad de su carácter, qe el tesoro de sus profundos conocimientos,
Cuando miro, señores, como una ventaja para el sacerdocio el presentarse
alos ojos de los pueblos con el brillo qe comunican las luces, no creais
qaplaudo la vana presuncion de los qe solo buscan su elevacion en las
ciencias, ni qe pretendo vincular a las propias fuerzas el fruto de los
_—. 75 _
santos ministerios. Solo qiero qe se desvanezca la maligna preocupacion
qe los enemigos ‘de la relijion alimentan contra el sacerdocio. Ellos se
empeñan en presentarlo como ijo .espurio del siglo qe apellidan de las
luces i el progreso, ies necesario privarlos asta de la gloria funesta de
lnventar calumnias.
Todo asegura a la Academia un porvenir venturoso. Se trabaja por
mejorar los métodos de ensezanza; bulle en el corazon de la juventud el
ansia de saber; las ciencias sagradas recobran el lugar qe su importan
cía les tenia preparado; el\Gohiernoi la Universidad consagran anelosos
cuidados a su cultivo i los eclesiásticos ondamente penetrados de su au
gusta mision, no perdonan sacrificios por acerse dignos de ella. Entre los
académicos qe oí tengo la onrra de presentar al cuerpo univcrsitorio no
solo ai jóvenes de instruccion i talento, sino tambien maestros aventajados
en los mismos ramos qe van a formar el objeto de sus estudios. Abruma
dos con el peso de graves ocupaciones, no se an desdeñado de agrcgara
ellas nuevasi mas laboriosas fatigas; en todos no se descubre mas qe el
noble designio de estimular con su ejemplo a la juventud ecleciástica.
Bajo tan felices auspicios la Academia va a ser un centro coman de
actividad i de luz; va a dispertar con viveza en los eclesiásticos el
espíritu de socjedadi comunicacion en sus literarios trabajos; va a
concentrar sus fuerzas ia preparar los elementos de prosperidad, qe
deben depurar nuestros usos i conservar el lustre de la santa dis
ciplina.
Señores: elevemos a Dios fervientes súplicas para qe tan alagiieñas
esperanzas no sean unavana ilusion. Qiera su mano bienechora dotar
a la Academia de Ciencias Sagradas de una fecundidad dichosai conser
var para los lejisladores qe la establecieron una grata memoria de ben
dicion.

_._._.._aeq¡.-——
2.

DISCURSO
PRONUNCIADO POR D. RAMO!\I’ LUIS IRARRAZJ\VAL A SU INCORPORA
CION SOLEMNE EN LA UNIVERSIDAD DE CHIL}: CONO MIEMBRO nl:
LA ¡’ACUL’I‘AD DE LEYES I CIENCIAS POLITICAS, EL DlA 1B ¡DE II!‘
nr:m¡u: DE 18I‘5.

SEÑORES:

Llamado a ocupar un lugar entre vosotros cuando las' tareas admi


nistrativas absorvian forzosamente toda mi atencion, no e podido pre—
sentarme ántes de aora a tomar una débil parte en las vuestras; i aun
qe no podré tampoco, en algun tiempo mas, satisfacer mi ardiente de
seo de cooperar en lo posible a la grande obra qe la Universidad chile
na está destinada a levantar, pues qe me llama sin tardanza a tierra es
traña el servicio de la Patria, no e qerido alejarme de su suelo sin abe
ros expresado mi profundo reconocimiento por la eleccion qe os dig
násteis acer en mi, i sin tributara los Estatutos del Cuerpo todo el res
peto qe me merecen, cumpliendo en cuanto puedo con los deberes qe ellos
imponen. iGrato, bien grato es ciertamente el qe oí me incumbe llenar!
Prescribe la Universidad alos candidatos qe recibe en su seno la
obligacion de acer memoria de sus inmediatos predecesores. Órganos de
los sentimientos de este Cuerpo, ¿qe' satisfaccion no deben esperimentar
cuando esa conmemoracion, ese tributo de piedad maternal, esas flores
derramadas sobre las tumbas, son al mismo tiempo un omenaje a gran
des servicios, a servicios qe la Universidad, como todas las corporacio
nes, todas las clases de nuestra jerarqia social, reconoce, estima,
aplaude.
El puesto tan onrroso qe en este instante ocupo, lo llenó ya el señor
D. José Miguel Infante: nombre asociado a la istoria de nuestra revolu
cion, desde la primera de sus pájinas; nombre inscrito en el acta so
lemne de nuestra libertad política; nomb’re consignado muchas veces
en nuestros fastos. ¿Qién no recuerda al oír este nombre el intrépido
asesor i síndico del ayuntamiento de Santiago en el memorable 4840;el
campeon veterano de la independencia; el liberal lejislador;‘ el esfor—
zado miembro del Gobierno Supremo; el digno representante de la Pa—.
tria en una República vecina; el jurisconsulto eminente; el incorruptí—
ble majistrado; el ciudadano de costubres austeramente republicanas;i
_ 77 __
(el primero para él de todos los títulos) el defensor celoso i constante de
las libertades populares‘?
Yo no usurparé al istoriador de Chile el encargo de numerar los mé—
ritos del señor Infante. Uná imparcial apreciacion del carácter de este
venerable patriota, de ese carácter, fuente a mi juicio de sus mas nobles
acciones, es todo lo qe me atrevo a presentaros.
La naturaleza abia dotado a D. José Miguel Infante de una fibra enór
jica, de un denuedo imperturbable para la defensa de todo aqello qe
su conciencia calificaba de verdadero ijusto. Lo qe abia echo bajo un
punto de vista su constitucion física, las circunstancias en qe se alló,
los elementos qele rodearon, educacion primera de todos los ombres
qe tienen un sello pronunciado de individualidad, acabaron de robuste
cerlo. Sin dar al clima toda la influencia qe algunos escritores le atri
huyen, ¿aventuraré mi juicio colocando entre estos elementos el aire na
tabla perspectiva dela naturaleza chilena‘? ¿Se me tachará de prestar
demasiada fe a ciertas doctrinas de nuestros dias, si encuentro el simbce
lo de la constancia, de la inmovilidad austera, en esta atmósfera tan
pocas veces conmovida por las tempestades, donde no se oye casi nun
ca el estallido del trueno; a las faltas de esta cordillera ajigantada, solo
estremecida de cuando en cuando por el mas imponente de los fenóme
nos sublunares, por el que afecta mas profundamente el alma, abrumán
dela con la idea de fuerzas titánicas, qe simbran ibambolean como
débiles cañas los mas orgullosos monumentos del ombre‘? La estabilidad,
la severa grandeza, laínmensidad, la infinidad forman el tipo de la natura
leza chilena; tipo qe sino exita a los juegos traviesos de la imajinacion, ins
pirala osadia qe concibe las grandes empresas i la perseverancia qe las
lleva a cabo; tipo que anuncia progresos sociales ménos rápidos qe
sólidos; molde de las almas qe, como la de mi ilustre predecesor,conser
van con tenacidad las formas qe una vez les fueron estampadas.
A esta influencia sorda de la naturaleza material qe se ejercita sin
intermision en cada instante de la vida, debe añadirse, Señores, la de la
educacion literaria. Recordad la dialéctica i la jurisprudencia española,
a qe estaba señida casi esclusivamente entre nosotros la enseñanza su
perior afines del siglo 48-la dialéctica ocupada en conducir el entendi
miento por ciertos carriles obligados, qe formulan, segun, las pretenciones
de la escuela, todas las operaciones posibles de la razon umana; arte
falaz qe fortifica la argumentacion a espensas del juicio; arte qe con.las
apariencias dela demostracion deduce de principios jenerales conse
cuencias infiexibles, contra las cuales se estrella la esperiencia misma;
porqe en vez de amoldar la teoría a los echos, trasforma los echos para
.__ 78 _
acerlos servir mal de su grado a la teoria—la jurisprudencia española,
imperiosa, intolerante: despreciadora delas formas para acer mas dúctil
la sustancia; llevando por divisa el axioma vulgar de verdad sabida i
buena fé guardada, qe sobrepone la conciencia del majistrado a la con
ciencia de la leí. Suponed una arma impregnada profundamente de un
. principio social: la dialéctica le formará alrededor una trinchera inex
pugnable, i la jurisprudencia española, la jurisprudencia, sobre todo de
las colonias americana de España, le ará condenar desapiadadamente
como infecto de erejia política todo lo qe contraria de algun modo de su
idea.
Pero estas tendencias no nos dan mas qe la corteza de aqella alma
severa, firme, impávida. Tenemos el veiculo de sus opiniones i prin
cipios; vciculo férreo, impeuetrable. Podemos predecir de antemano qe
cualesqiera qe sean esas opiniones, esos principios, se sostendrán a todo
trance; qe serán obsolutos en su jeneralidad; qe serán defendidos con
todos los recursos de la dialéctica, i con cierta dósis de intolerancia, qe
no concibe salvacion política ni bien público, ni la posibilidad de la
buena fé, fuera de su recinto; qe no se doblegará a limitacion, a tran
saccion alguna. En un alma de ese temple, i con las tendencias qe acabo
de indicar, serán de suma importancia la verdad, la justicia de las
opiniones, de los principios qe una vez abraze. Veamos pues cuales fue
ron los de mi ilustre predecesor.
La mayor parte de los qe me escuchan i yo mismo no podemos
conocer sino de oidas los primeros tiempos de la vida de D. José Miguel
Infante; los tiempos digo, contrayendo esta espresion al teatro de su
infancia, ia sus primeros estudios; en una palabra. a Santiago. Podemos
sin embargo sin mucho esfuerzo de imajinacion, representarnos las
influencias morales de aqella época sobre nuestra, juventud. No estaba
Chile tan separado del mundo, qe ,no oyese el estrépito de los grandes
acontecimientos qe acian estremecer al nuevo i al antiguo cmisferio. La
independencia delas colonias Norte—Americanas no podia mén os de oirse
con asombro, i con un deseo vago de imajinacion, por las colonias es
pañolas. La América inglesa, emancipada de su metrópoli; un pueblo
nuevo, qe triunfa de una de las mas antiguas ipoderosas naciones del
globo, i se ace árbitro de sus propios destinos, no pudo ménos de demos
trarse con una espléndida euréola de gloria a todos los otros pueblos,
i especialmente a los'pueblos americanos, colocados bajo la dura tutela
de una metrópoli perspicaz, qe lo sacrificaba todo a la idea de perpetuar
su dominacion, i qe para perpetuarla debia esforzarse en perpetuar tam
bien la minoridad, la infancia de sus establecimientos coloniales. Sobre
__ 79 _
el tierno celebro de los futuros Padres de la Padria debian flotar desde
entónces las ideas de independencia, libertad i federacion. Figuraos aora
el imperio de esas ideas en una alma predispu0sta a lo grade, a lo abso
luto, a lo indefinido; i tendreis ya el jérmen de la política de D. José
Miguel Infante, i el bosqejo del Valdivíano Federal.
Mas e aqi qe un nuevo i espantoso fénomeno remece el continente eu
ropeo: el estruendo es oido en todas las otras naciones del globo con sen '
timientos en qe al asombro, i a no se qe especie de pavor, se mezclaban
esperanzas de un nuevo órden de cosas grandioso, anuneiador de
reabilitacion i ventura para todos los pueblos, para todas las clases
oprimidas. Los derechos de la umanidad restaurados por las mano de
ierro de la revolucion francesa, se estamparon entónces con caracteres
indelebles en las almas americanas; desvanecióse el prestijio de la pre—
tendida sancion divina de qe se jactaban los monarcas. Aqellas declaracio_
nes de derechos jenerales, abstractas, absolutas formaron desde entónces
lafé política denuestro gran patriota. ¿No le emos visto en la última parte
de su vida acerlas el tema de su predicacion, la base de todas sus ideas
políticas, de sus teorías legales, de sus planes administrativos‘? ¿No le
emos visto apostrofar elocuentemente a los corifeos de la reaccion de
mocrática, qe en sus impectuosos ataqes a la tiranía del trono frances i
de las claces privilejiadas de Francia, confundieron lo bueno i lo malo,
el uso i el abuso, la propiedad i la usurpacion; qe para anivelar no se
contentaron con recortar, como el sabio de qe nos abla la istoria de
Roma, los tallos sobresalientes, sino los arrancaron de raiz‘? Mi ilustre
predecesor, en su fuerte ivigorosa idealizacion de la soberanía popular,
fue un discipulo fiel de las doctrinas pronunciadas por los patriotas en la
época mas crítica de aqella revolucion memorable; los principios eran
en su concepto el último fin de las instituciones, mas bien qe medios
de prosperidadi felicidad social. Pero si bajo este punto de vista puede
notarse alguna exajeracion en sus ideas; si ollando con su vasta razon
los puntos culminantes del mundo moral, tuvo momentos de vértigo, si
fijos los ojos en el libro eterno de los derechos i deberes sociales, pudo
alguna vez deslumbrarse; si profundamente impresionado de los peligros
qe amenazan a la libertad bajo un órden legal, no apreció suficien
temente los azares del desórden anárqico qe abre un sepulcro a sus
pies; me cabe a los ménos el placer de elojiar sin restriccion, i sin
apartarme de la mas severa justicia, el vigor, la sinceridad, el despren
dimiento de sus convicciones. Seamos induljentes con la débil razon
emana. Dije mal: la iuduljencia seria de nuestra parte un mezqino ome
naje a tan elevado mérito; i podría parecer de la mia la espresion presun
-—80—¿
tuosa de una superioridad qe nadie me concederia. Veneremos asta en
sus accidentales aberraciones el alma independiente, la mente sublime,
el corazon benévolu, qe enamorado del ideal de lo bueno i delo justo,
se consagró ala vindicacion de los derechos imprescriptibles de nuestra
especie demasiado tiempo ollados, ino creyó qe ubiesc jamas garantías
.superfluas para su tutelai defensa,
Dedicado constantemente el señor Infante a la discusion del pro—
blema constitucional qe c'l miraba con razon como el primero imas
importante de todos, pocas veces dirijió su atencion a las reformas
qe en el derecho privado debian ser las consecuenciasi las aplicaciones
de la leí política. Sus ideas peculiares no le permitieron ver jamas co
mo difinítivamentc asentado un sistema de gobierno en qe no se abia
dado lugar a su teoría predilccta: su indiferencia a las reformas orga
nizadoras sin las cuales la carta fundamental no es mas qe una fórmu—
la abstracta, era para él una posicion forzada, de qe no podia separarse
sin transijir con sus mas arraigadas convicciones. Los qe le an sucedi
do en la arena parlamentaria i en la direccion del sentimiento público,
no tendríanla misma escusa para diferir a otra época los trabajos qe
la Constitucion demanda; el complemento de las instituciones qe acen
la libertad, la seguridad, la propiedad, cosas reales, goces verdaderos
dela vida; las reglas concretas qe dan cuerpoi sustancia a lo qe sin
ellas no es mas qe un nombre, una divisa, un grito de guerra. Abiarnos
derribado; descollaba el altar de la patria entre escombros, porqe no
merecen otro nombrelos restos de la dominacion metropolitana; paredes
eniestas, pero ruinosas, aqe solo podiamos dar una existencia provisoria.
Era necesario rccdificar. Era necesario revisarlas leyes, enmendarlas, dar
les la armoniai coerencia de qe carecia llenar sus vacios, acomodar sus
formas a las de una sociedad naciente, qe respiraba otro aire, qe di
rijia sus miradas a objetos mas altos. Era necesario apoyarlas en una
rectalespcditaadministracion de justicia. Era necesario redúcirlas a
un volúmen qe fuese manejable, i en lo posible, completo. El gobierno
omitió este voto, el Congreso Nacional lo acojió: su importancia, su ne
cesidad, los medios de llevarlo a efecto, van a seria materia del discur
so qe, obedeciendo a los estatutos de la Universidad, debo pronunciar
en este acto. Entre los varios asuntos qe se presentaban a mi eleccion,
, este es el qe me a parecido mas digno de ocupar al respetable cuerpo
qe me ace oí el onor de acojerme en su seno. Estoi penetrado de mi
insuficienciapara tratarlo de un modo digno de vosotros¡i os pido gracia,
por lo tanto a un mismo tiempo, de vuestra atencion í de vuestra in—
duljenoia.
—_ 31 _—
La importancia de la codificacion de nuestras leyes es un punto so
bre qe se adicho tanto por la prensa periódica, i por otros órganos, qe
pudiera mirarse como una verdad implícita, qe no necesita de pruebas,
i parecerá tal ‘vez supérfluo aun el aludir a ella, oí en especial qe algu
nos delos mas intelijentes patriotas i laboriosos de nuestros juriscon
sultos, están consagrados con teson a esa obra grandiosa. Pero me te
mo qe en medio de la aparente uniformidad delas opiniones sobre es
te grande asunto, falte una conviccion profunda, i echo menos la con
ciencia bien pronunciadaijeneral de su interes, sin la cual, a despecho
de los esfuerzos de unos pocos, jamas podrá llevarse a cabo. E aqi lo
qe me a decidido á la eleccion de la materia enunciada; sin qe yo sea
en esta vez mas qe el eco delas ideas de nuestro ilustre i dignisimo Rec
tor, indicadas por él con todo el brillo de la sabiduría qe reluce en sus
concepciones el dia solemne de la instalacion de la Universidad. Se ad
mite la importancia, la necesidad de la codificacion,' pero, o se deses
pera de realizar la obra o se la relega por muchos entre los trabajos
reservados a las jeneraciones futuras; prescindiendo de qe aun ai per
sonas respetables, personas qe deploran los pernisiosos efectos de la
complicacion e incoerencia de nuestras leyes, pero qe miran ese objeto
como una bella utopía, qe despues de todo dejaría las cosas poco mas o
menos en el mismo estado en qe en la actualidad se allan. A las obje
ciones qe en cualqiera de estos sentidos se produjesen de buena fe, no
seria difícil contestar. La empresa de qe able, sin ser fácil no es de
aqellas qe no puedan arrostrarse con fundadas esperanzas de un éxito
razonable, porqe en cuanto exija nociones de lejislacion i jurispruden
cia, los trabajos de naciones mas adelantadas nos suministran un abun
dantisimo acopio de materiales; i en cuanto pide conocimientos de nues—
tras especialidades, conocimientos locales, creo qe para adqirirlos no
tendrán ninguna ventaja sobre nosotros las jeneraciones venideras,i
qe nos vastaria tender la vista al rededor, i contemplar las exijencias
de la época i de la sociedad en qe vivimos. Suponiendo en los resulta
dos toda la imperfeccion qe se qiere, es imposible qe no se adapten
mejor a nuestras condiciones sociales, qe los códigos del siglo 43, en
qe el elemento feudal ocupa gran número de títulos qe nuestras institu
cicnes au cancelado, e inspira ocultamente mucha parte de las dispo
siciones contenidas en otros: códigos qe se contradicen el uno al otro,
qedando, como casi siempre sucede, indeterminadas las consecuencias
de las provisiones correctorias, ien pugna sorda con las consecuencias
delas disposiciones reformadas. Porqe en todo cuerpo de lejislacion qe
merezca este nombre, no ai titulo, no ai lol, qe no tenga una conexion
11
__g2.._‘.
necesaria con otra multitud de títulos i leyes. La introduccion de una
regla nueva, porparcial qe ésta sea, exije consiguientemente qe se agan
modificaciones análogas en todas las partes de un código, qe directa o in
directamente tengan algun enlace con la regla qe se reemplaza por
ella. I si así no se ace, como no cuidaron de acerlo los lejisladores eso
pañoles, se introduce en las leyes con cada nueva regla un principio de
mutua repulsion i discordia, una fuente inagotable de oscuridades, de
interpretaciones mas oménos licenciosas, de incertidumbre en los de
rechos privados, de litijios entre los ciudanos, i de perplejidad en los
juzgamientos. Etc es, señores, lo qe resulta de la sola juxtaposicion delos
dos celebrados códigos del siglo 43. Añándase aora el indijesto fárrago
de las leyes de Toro, donde no esfácil decir qe es lo peor, si el vicio
intrínseco de muchas de sus provisiones, por perniciosas, o por incom
pletas, o la falta de lójiea i de precision, o la positiva barbarie del estilo.
Añádanse las disposiciones posteriores recopiladas, obras inconexas de
autores varios, de épocas i circunstancias diversas, qe mal avenidas
ya entre si, introdujeron nuevas i multiplicadas semillas de confusion
i discordia. Agréguese a todo esto el código i los reglamentos especiales
dictados por los soberanos de España para sus dominios americános.
Sobrepóngase a este edificio, con sus cimientos en lo mas ondoi oscuro
de la edad media, con sus almenas góticas i moriscas, con sus estribos
ireparos, los unos levantados a la lijera por manos inespertas, lcs otros
trazados con meditacion i estudio, pero dominados por preocupaciones
especiales, i casi todos inspirados por el jenio de la monarqia i de la
superioridad metropolitana; sobrepóngase, repito, aeste edificio nuestra
carta constitucional i nuestras leyes patrias concebidas por otros ombres,
con miras no solo diferentes sino opuestas; idiga el qe medite sobre la na
turaleza de tantos i tan variados materiales si puede prorrogarse mas
tiempo una revision qe los amalgamei armonize fundiéndolos todos
de nuevoi si es posible, qe los resultados de este trabajo, cualesqiera
qe sean, no remedien considerablemente el mal, i no se acomoden
mucho mejor qe las leyes qe oí nos rijen, al estado dela sociedad chilena,
a su independencia política, a sus instituciones republicanas, a las
nuevas ideas qe la penetran en todas sus fibras, a la comparativa acti
vidad de su comercio, a sus naturales aspiraciones. Pero seamos
francos; en el fondo de las objeciones qe me empeño en desvanecer ai
algo qe'a primera vista no se revela; algo mas tenaz qe ellas i mas rebel
de a la lójiea; un enemigo poderoso de todo lo qe se presenta como nuevo,
por mas provechso i urjente qe sea; una fuerza de inercia, qe se reco
mienda a los qe se dejan dominar por ella, con los disfrazes especiosos
.__. 83 ——
de circunspeccion, producia isensatez; como si fuese sensatez la igno
rencia‘qe cree naturales, inerentes ala esencia de las sociedades uma
nas, los ábitos depravados, procucidos por un sistema vicioso; como si
fuese circunspeccion i prudencia subsistir en un órden de cosas qe no
llena el programa dela moderna sociedad chilena, qe lo contraria, i lo
ace asta cierto punto ilusorio. Iedicho mal subsistir. En moral i poli—
tica todo principio maléfico se desarrolla, se propaga de lo enfermo
alo sano, í cunde indefinitivamente con el tiempo.
Mobilítate viget, oiresque acquirit cundo.
¿Por qé, señores, en los conatos delas sociedades ispano—americanas
a un porvenir qe asegure su libertad, el derecho público, la constitucion
política, a ocupado casi esclusivamente la atencion, al paso qe en
el derecho privado se an echo tan lentas, tan parciales i mezqinas re‘
formas‘? En la obra constitucional innovacion, alentada osadia; en la le
,jislacion civil, enla criminal, en el órdon de procedimientos judiciales,
resignacion al malestar social, paliativos, medidas ineficaces en qe se
a tansijido timidamente con el espíritu de rutina. Imitadores allá, i a
veces imitadores serviles; copiantes de instituciones exóticas, adoptadas
en muchas partes sin la mas lijera concesion a nuestros antecedentes
políticos; aferrados 'aqi a lo antiguo, a lo carcomido, a lo decrépito.. Yo
no reuso, señores, mis alabanzas a los qe an trabajado ántes de aora
en el campo ingrato del derecho privado, por escasos qe ayan sido los
frutos, como notoriamente lo an sido; lo qe me parece estraño es . qe et
mismo espíritu de noble atrevimiento qe a presidido a las leyes políti
cas, no aya echo sentir su soplo vivificante sobre lasotras partes de la
lejislacion nacional. ¿l podemos imajinarnos qe esté así completa la obra
de la revolucion‘? La carta consagra la inviolabilidad personal. ¿Pero
qué significaría esa fórmula si la leí no le diese verdadera. sustancia,
protejiendo el ogar. doméstico, círcunvalándolo de eficaces terrores,
arredrando al, asesino con la idea de penas graduadas, populares, cier
tas, i sobre todo prontas‘? Necesario es sin duda qe la,tlonstitucion nos
asegure contra los abusos de lafuerza pública;.pero ésta no es mas qe
una parte de los objetos de la lei: necesario es tambien qe la leí crimi
nal nos escudo contra los atentados de la violencia privada. Defcctuosa
la nuestra en si misma, e ineficaz en su administracion, ya por la penu,
ria de testigos, qe el réjimen actual auyenta en 'vez de exitar i atraerv,,
ya por la lentitud de los juzgamientos, qe fomenta esperanzas de sirs—
traerse ala pena i debilita su efecto moral, ya por la interposicion de
una mal entendida piedad, qc exije una evidencia imposible, donde de—
be bastarla conviccion, i limitando su ciegaconmiseracisn al delincuen—
__ 34 _
te olvida a las víctimas, viene a ser casi una sombra vana qe brinda
con la impunidad al delito, o solo a medias lo castiga. La Constitucion
consagra el derecho de propiedad. Pero esa sancion qe obra del modo
mas efectivo sobre los depositarios dela autoridad pública, ¿nos asegu
ra acaso contra los diarios desfalcos qe bajo un código criminal imper'
fecto, o bajo una leí de procedimiento viciosa, irrogan a laspropiedades
los artificios de la mala fé, la invasion de bienes privados por manos
privadas, lo largoi dispendioso de los litijios, qe puede eqivaler en
muchos casos a una denegacion de justicia, i ace siempre incompleta para
los injuriados la reparacion judicial‘? La Constitucion aecho indispensa
ble el asenso de las Cámaras para toda contribucion, para todo impu
esto; ella a sometido el ejecutivo a una cuenta severa en la invcrsion
de los caudales públicos. ¿Pero qé impuesto mas arbitrario i mas gravoso
qe el qe bajo una leí criminal qe no llenase su objeto pagarían todos las
propiedades, todas las industrias, en las ciudadesi en los campos, a un
enjambre de malechores, qe ejerciese con esperanzas de impunidad
elpellajei el robo‘? ¿Nos jactariamos de civilisacion i progreso, i contem
plariamos indolentes no estado de cosas tan pernicioso; un estado de
cosas qe substrae a las industrias lícitas todos los brazos qe encuentran
un provecho seguro en esa industria nefaria; un estado de cosas qe dis
minuye los medios productivos, almismo tiempo qe minora sus frutos;
un estado de cosas cuyo primer remedio debe buscarse en una revision
de la leí criminal ide la leí de procedimientos‘?
Creo aber dicho lo bastante para demostrar la urjencia de una nueva
codificacion, i para excitar la atencion pública a los trabajos qe se an
iniciado de tiempo atras con este objeto, iqe me abrían escusado de de
teneros tanto tiempo en esta parte de mi discurso, si no viese lo mal qe
jeneralmente se les aprecia. E deseado combatir esa especie de desalien
to con qe entramos en el camino de ciertas reformas, producido por una
excesiva desconfianza de nuestros medios de obtenerla, i para manifesta
ros qe el objeto es tan aseqible como su realizacion es necesaria, pasa—,
ré a exponeros brevemente mi juicio sobre el plan qe debiera adoptarse,
i los recursos con qe podemos contar para llenarlo.
Nuestra lejíslacion civil, (able de aqella a qe se da con mas propie
dad este nombre), reco,noce las mejores bases; i solo pide reformas qe
la purguen de superfluidades, qe llenen algunos vacios, qe substituyan
a un lenguaje anticuado el lenguaje castellano de nuestros dias, iqe
den a la leí la precision lójica qe falta en la mayor parte de los antiguos
fueros i ordenamientos, i en qe la grande obra de las Partidas dejó un
ejemplo tan Superior a su siglo, como qedaron inferiores al suyo las
.... 85‘.._

mas modernas de las disposiciones recopiladas. Lo mejor del CódigoAl


fonsino, los títulos en qe se incorporaron las reglas de la jurispruden—
cia romana, comprende casi todos los principios de qe necesitamos pa
ra la determinacion delos derechos civiles, concernientes a las perso
nas í a las cosas. Los derechos recíprocos de los esposos, de los ijos í
padres, las reglas fundamentales de las tutelas, de la posesioní‘dominio,
de las servidumbres, de los contratos, de la sucesion por causa de muer
te, están allí trazadas con admirable claridad; í en la,serie de siglos
qe an trascurrido desde la dominacion romana, se an amalgamado tan
íntimamente con las costumbres de la raza española en ámbos emisfe
rios, qe cuando pudiese la filosofía escojitar una teoría mas perfecta
en abstracto (lo qe no ha echo asta aora) dudo qe pudiese granjearle
ac0jida i amoldar a ella la práctica, sin una larga iporfiada lucha con
nuestras ideasi ábitos tradicionales. Materias ai, en qe, si no me en
gaño, tendrá qe retroceder el lejislador, restaurando las disposiciones
de aqel código, derogadas por los sucesores de Alfonso el Sabio. La
cuantía de las lejítimas, por ejemplo, es en el Código delas Partidas una
tronsaccion mucho mas eqitativa entre el derecho de propiedad ilas
obligociones naturales, qe en todo lo qe ántes i despues de aqella
obrá proveyeron los fueros i ordenamientos de la España. La invencion
española de las mejoras forzosas no a servido sino para complicar inú —,
tilmente la lejislacion. La leí, dejando al padre la disposicion absoluta
mente libre de la mitad de sus bienes (libertad qe en la lejislacion
romana, como sabeis, se extendia en algunos casos a los dos tercios) a
debido'jreposar en el corazon de los padres, en una de las tendencias
mas imperiosas e irresistibles de la naturaleza umana; i tanto mas a debi
do acerlo asi, cuanto es ménos poderosa para correjir los estravios del co
razon paterno. Supóngase un padre bastante desnaturalizado para preferir
el bienestar de un extraño al de su descendencia lejitima: le sombrarán
medios para eludir la leí en vida i en muerte; i si en algun tiempo se ne
cita ménos la intervencion de la lei, es cuando rodeados de los espantos
dela muerte, tienen ménos imperio sobre sn voluntad las pasiones se
ductoras, i cuando está mas dispuesta a guiarse por los consejos de la
relijioni la moral. Si durante su vida no tiene el padre traba alguna
para disipar cuanto poseei dejar a sus ijos en la mas completa desti
tucion, ¿de qé sirve una interposicion tardia, qe en una alma depravada
será las mas veces infructuosa, ien el alma relijiosa o no entera
mente desnuda de los mas comunes sentimientos, casi siempre su
pérflda? Si se añade a esto la simplicidad í facilidad qe dá a las
particiones ereditarias la regla romana o la de las Siete Partidas, alla
__8G_..

remos nuevas razones para preferirla al complicado método de las


mejoras de tercio i qinto, tau fecunda en cuestiones espinosas i de
largos litijios. ~
Pero, sin salir de la sucesion por cansa de muerte, ai una materia
cuyo jérmen estaba ya en la lejislacion romana, i cuyo desarrollo a
producido suma dificultad i complicacion en las particiones , creditarias;
ablo de las colaciones,.o de la práctica de tomar en cuenta las dona
ciones echa por el padre en vida, para imputarlas a las lejistimas de los
ijos donatarios, o a la cuota,,de bienes de qe el donante pudo disponer
libremente. ¿A qé se reduce la utilidad de las leyes relativas a estas
imputaciones‘? ¿A qe ol padre no disponga de sus bienes durante su
vidaen perjuicio de la lejítima qe debe a carla una de sus ijos‘? iVana
solicitud de la leí! ¿Prode ella impedir al padre qe menoscabo idestruya
su fortuna en la disipacioni el libertinajo, en un lujo ostentoso, en
aventuradas especulaciones‘? Lo único qe puede impedirle es el acer
uso de ella en donaciones cuantiosas, esto es en una especie de eroga
ciones, qe o llevan miras,onestas, opueden facilmente cubrirse de
formas, qe las sustraigan a la vijilancia de la lei. Confesaré qe siento qe
en este punto la Comision qe se ocupa en codificar nuestras leyes civiles,
acaso por un excesivo respeto a la antigua‘ doctrina, aya conservado
un principio qe por su naturaleza no puede ménos de exijir gran número.
de reglas especiales, i por consiguiente no podrá,ménos de producir.
gran número de cuestiones i de litijios en La. práctica. .
Yo creo, Señores, qe con las dos reformas enunciadas. con una,
revision circunspecta, pero a mi parecer no difícil, de las disposiciones
legales relativas alas solemnidades testamentarias, a los albaceazgos í.
fideicomisos, daríamos una estremada sencillez a la materia de las suce
siones por causa de muerte, qe es la parte qe mas necesita de reformas,
en nuestra lejislacion civil. ¿l cuánto no se ganaría con.eso solo‘? Tene
mos aqi a la mano mejoras ciertas, mejoras fáciles, para las cuales no
es preciso crear, sino solamente suprimir; mejoras cuya‘utilidad está
comprobada por la esperiencia de otros paises. en qe se concede a los
padres aun mas libertad para disponer de sus bienes, en qe se les dis ‘
pensa una libertad absolutamente ilimitada, sin qe por eso se vean allí
ni mas desatendidas las obligaciones naturales, ni espucsto a mas peli
gros el bienestar de los descendientes, ni ménos precavida la disipacion'
de los patriomonios, ni mas relajados los vinculosde familia; ántes bien,
alli es donde vemos mas tierno i solicito el amor a los ijos, mas respe
tada la paternidad, mas fuerte la disciplina doméstica, mas decente í;
moral la juventud.
.._37._.

En otras partes de nuestra lejislacion civil es cierto qe ai tambien


vacios qe llenar, ien ninguna qizá mas qe en la concerniente a la so
ciedad conyugal, institucion qe, ya sabeis, no emos eredado de los ro
manos, i en qe solo tenemos un corto número de leyes. El código ciyil iia
jurisprudencia de los franceses (a la qe ya debieron mucho nuestros
mas doctos expositores) nos ofrecen aqi un auxilio precioso. Sobre
servidumbres, contratos, acciones petitorias i posesorias, el código
civil de la Francia es una mina qe podemos beneficiar apoca costa
.i con utilidad evidente, por cuanto sus disposiciones, en casi su totalidad,
son consecuencias de los mismos principios qe reconocemos nosotros,
i tienen en su favor el prestijio de la autoridadi la sancion de la
esperiencia. .
En el progreso delas sociodades.umanas se echa de ver un recipro
*co acercamiento, qe asimilando las instituciones, las costumbres, las
formas sociales, i asta lasleguas, tiende a echar por tierra las murallas
de bronce qe ántes ,separaban los diversos pueblos, i a convertir el
jénero umano en una sola familia; movimiento feliz, a qe no podemos‘,
sustraernos, iqe debemos mas bien empeñarnos en acelerar. Todos los
nuevos proyectos de codificacionestán impregnados de esta ,idea. La
nuestra será necesariamente fiel a ella. Pero siai una materia lejislativa
en qe este proceder de asimilacion me parezca no solo inspirado, sino
ordenado, exijido por el espíritu del siglo, es la leí comercial. Un nuevo
código de comercio, qe incorpore en nuestras leyes las prácticas de las
naciones comerciales de nuestros dias, es una necesidad ve‘rdaramente
urjente para nosotros. El derecho comercial es casi una parte del derecho
intercional. La soberanía de cada Estado no debe sin duda menoscabar
la facultad qe nadie le disputa de establecer sobre las relaciones comer
ciales de sus ciudadanos con los ciudadancs de otros Estados las reglas
qe mas convenientes le parezcan;pero'si es el interes de todo Estado
fomentar el comercio, es un interes de todos los Estados establecer re— ,
glas uniformes para los contratos i para los juzgamientos sobre operacio—
nes comerciales en qe intervienen almenudo individuos de diversas
naciones. ¿No fuera una inmensa ventaja para el comercio, qe las compa
ñías, el jiro delas letras de'cambios, las averías, las qebras, se ajitasen
en todos los pueblosauno mismos principios, a una misma jurispruden
cia‘? ¿I nos desdeñaríamos de contribuir por nuestra parte a realizar
este voto del comercio, de este poderoso ajente de civilizacion i riqe7.a‘?
,Pero en nuestro caso no ai qe ablar solo de un interes' jeneral, sino de
una necesidad nacional; porqe es notorio qe nunstras leyes comerciales
son incompletas, imperfectas, i bajo algunos respectos perníciosas. ¿Ide
_gg__
qé se trata para satisfacer a esa necesidad‘? Se trata de aprovecharnos
de lo qe sobre este ramo importante de lejislacion an trabajado ya
otros pueblos mas adelantados qe nosotros; se trata solo de Ladaptar, de
traducir, de copiar.
Obscrvad, señores, qe así como en materia de lejlslacion constitucio
nal, el espíritu de imitacion es peligroso, porqe las instituciones políti
cas, deben acomodarse a los antecedentes i elementos políticos de cada
pueblo, qe son estremadamente variados; en cuanto a la custodia, goce
i protecccion de las propiedades privadas, la razon dicta a todos los om
bres principios uniformes. Las leyes romanas relativas a los contratos
forman una especie de jurisprudencia universal, cuyas formas exteriores
puéden variar de un pueblo a otro, pero cuya sustancia es reconocida en
todas partes como justai obligatoria. Las reglas relativasa la compra
venta, el préstamo de uso i de consumo, a la locacion—conduccion, al
depósito, son obvias deducciones de principios qe se pueden llamar evi
dentes. Así vemos qe en esta materia es tan instructiva para nosotros
la doctrina del jurisconsulto francos, italiano, alcman o bátavo, como la
de nuestros Gomez, Covarrubias i Matienzos; como qe todos ellos se
copian i citan, los unos a los otros. No creais qe yo piense qe aun en
la adopccion de leyes civiles extrarjeras debemos omitir una elabora
cion qe las acomodo a nuestras circunstancias peculiares; pero en mate
ria de contratosi de operaciones comerciales es donde méuos tiene qe
acer esta nacionalizacion de elementos exóticos. El comercio es esen
cialmente cosmopolita. '
No diré lo mismo de la lejislacion criminal. Los delitos son produci— .
dos por propensiones naturales, de qe bajo ninguna latitud está exento
el corazon umano. El indico del código criminal es casi uno mismo pa—
ra todos los pueblos.l sin embargo es indisputable qe las enfcrmeda—
des morales, como las qe afectan el cuerpo, tienen en cada pais una co
. nexion estrechísima con el clima, con las costumbres, con las especia
lidades locales. A ciertos crimenes es arrastrado el ombre con mas
fuerza en una circunstancia qe en otra. Allá son mas ostilizadas por
ellos las propiedades, acullá las personas. En un pais es el ambre o la co
dicia la qe afila el puñal del asesino; en otro, lavenganza, los celos, con
tribuyen no poco a la frecuencia de crimenes sangrientos. Ai un esta
do social en qe abunda una clase semi—nómade, qe tiene casi la inde
pendenciai la movilidad del beduino; ai otro en qe esta especie de
existencia ambulante es enteramente pesconocida. Vemos paises en qe
el elemento relijioso ejerce una poderosa influencia sobre las acciones
umanas; ívemos otro en qe esta influencia apénas existe, porqe la falta
—- se —-"
de competente educacion para el pueblo le ace mirar el crimen como
una mancha pasajera de qe el alma puede fácilmente purgaase por me—
dios exteriores i casi mecánicos qe no corrijen la depravacion interna.
Es evidente qe todas estas varias especialidades, todas estas modifica—
ciones de la sociedad, diversificando los delitos i las tendencias qe los
desarrollan, reqieren diversisimos remedios preventivos i represivos. Añá
dase a esto qe no en todas partes tiene la autoridad pública igual faci
lidad para disponer de esos remedios; ni en todas partes puede contar
se con la eficacia de una misma especie de penas. Ai paises en qe estas
pueden varíarse i graduarse al infinito; ai otros en qe la eleccion del le—
jislador es estremadamente limitada. Es necesario pues, en materia de
delitosi penas, someter a una elaboracion profunda los resultados de la
esperiencia ajena, i solo el qe tenga nociones mui superficiales de este
departamento de la ciencia lejislativa, puede aconsejar qe los odopte
mos sin un previo i circunspecto exámen de la relacion en qe se allan
con nuestras predisposiciones i circunstancias peculiares. Pero,por di
fícil qe ello sea, es un problema qe debemos resolver, qe podemos re
solver; i si bien es cierto qe las lejislaciones extranjeras no pueden guiar
nos con seguridad, pueden darnos a lo ménos utilisimas indicaciones.
Yo no disimulo, como veis, la dificultad qe algunas partes del vasto
trabajo de qe trato; lo qe digo es qe aun en ellas tenemos medios para
arrostrarlo con esperanzas, no diré de un completo suceso—(ninguna
nacion se lisonjea de aberlo obtenido)-pero side importantes mejoras.
La lejislatura es llamada frecuentemente a resolver cuestiones árduas; i
menguados serian los destinos de la Patria, si sus lejisladores se limita—
ran a proyectos de fácil ejecucion, iporuna excesiva timidez abandona
sen las mas graves dolencias qe aqejan al cuerpo social, a la accion
lenta del tiempo, qe precisamente a de arreigarlasi enconarlas.
Lo qe edicfio de la leí criminal se aplica a la leí de enjuiciamientos.
Esta es, de todas las reformas, a un mismos tiempo la mas difícil, la
mas urjente, í la mas indispensable para qe tengan verdadera eficacia
las otras. Imajinaos el mas perfecto código civil, la leí criminal mejor
concebida. Suponed tambieu qe, por un favor especial de la Providen
cia, un sistema vicioso deje de producir su natural efecto, qe es viciar
las manos qe lo administran; suponed, digo, qe la administracion
de justicia esté confiada perpetuamente a majistrados tan justos i tan
idóneos como los qe oí la ejercen. Claro está qe aun en este caso
lo lento i costoso de los procedimientos judiciales, consecuencia pre
cisa de un sistema qe los majistrados ne pueden alterar, porqe
no tienen poder sobre la lei, eqivaldrá muchas veces a opa denega
1..
_.90_.
cion de justicia; qe el largo intervalo entre el delito i la pena au
mentará las probabilidades de evadirla idisminuirú su poder contra
las tentaciones seductoras; qe un método erróneo de probanzas desfigu
rará los echos; qe en los testimonios no sometidos al contraste de la
publicidad podrá fácilmente 3cultarseel perjuicio; qe las deposiciones
recibidas por un órgano intermedio entre el testigo i el juez estarán
siempre expuestasa las misma causas de inexactitudi de adulteracion;
qe encubiertas bajo el velo impenctrable de formas consagradas por la
costumbre, la mala fé i la inmoralidad sorprenden’m la conciencia delos
majistrados ila arrancarán fallos inicuos La leí de enjuiciamientos es
la qe dirije la aplicacion de la leí civil, de la leí criminal, de la leí comer—
cial; í de nada serviría qe fuesen estas excelentes, sino se aplicasen
del modo debido.
Afortunadamente al encarar este gran problema, principios de
reconocida eficácia nos alientan. ¿De qé se trata en un sistema de pro
cedimientos‘? De establecer un método racional para la investigacion de
la verda, opara la aplicacion de una regla legal. Consultemos la razon;
apelemos a la esperiencia de otros pueblos; iallarémos qe esta parte de
la ciencia lcjislativa tiene, como las otras, sus máximas fundamentales,
sus axiomas. En el modo de concretarlos a las‘ especialidades chilenas
puede aber variedad de opiniones; sobre la necesidad de qe ellos dominen
toda la administracion de justicia, no es lícito en el dia dudar.
Aora bien, ¿cuál es la primera de todas las reglas cuandose trata de
lijar procederes para la investigacion de una verdad‘? Qe exista una ver
¡ladera cuestion, un punto qe averiguar e ilustran principio tan obvio, qe
parecería pucrilidad inculcarlo, si no lo viésemosotvidado en nuestra ad
ministracion judicial. Seintenta una accion qe no tiene el mas leve color
de justicia Supuesta la verdad de los echos en qe funda su pretension e!
actor, admitidos todos losantecedentes qe alega, no aparece qe tenga razon
alguna para lo qe pide. No ai necesidad de ninguna prueba: no ai un dere
cho dudoso: el libelodel actor contiene todo lo qe es menester para el pro—
nunciamiento del juez. ¿A qé fin proceder adelante, citando al reo, obli—
gándolc a dar explicaciones sobre lo qe no exijeninguna? Se pideuna cosa
ala qe no presenta derecho alguno el qe invoca la autoridad pública; la
autoridad pública debe cerrar los ¿oidos a una pretension temeraria. Las
citacion i el traslado‘al reo son en este caso vejaciones qe ninguna
razon jusfifica. Lo mas qe en algunas ocasiones de esta especie puede
concederse al actor es un plazo para qe revise susdatos, i aga una nueva
exposicion de su derecho, ,compareciendo otra vez a implorar la inter
vencion dela justicia
——_91._
Si admitida ipotéticamente la verdad de los antecedentes alegadosapa
rece qe la demanda es plausible, en una palabra, si eli libelo contiene
una verdadera cuestion judicial, el segundo paso es fijarla, definirla con:
precision, dar un rumbo determinado a los procedimientos. Comparece
el reo; instruido de los echos alegados, los niega en todo o parte. ¿Cuál
debe ser ontónces el oficio del majistrado para fijar la cuestión‘? Ai
echos qe ámbas partes admiten. ¿Son estos decisivos, de manera qe‘
admitida ipotétícamente la verdad de todo lo demas qe la una o la otra
de las partes alegue, qede plenamente justificado el derecho del actor
ola resistencia del reo‘? Noai para qe pasar adelante; el juez tiene todo
lo qe necesita para pronunciar un fallo, iel diferirlo, el autorizar nue—
vos trámites, seria vejatorio, irracional, injustífieable. ¿Ai echos dispu
tados qe son conducentes a la causa‘? La cuestion debe limitarse a es»
tos echos; pero toca al juez. designar‘los, circunscribirlos, para qe la‘
prueba recaiga exclusivamente sobre ellos, Lo mismo debe acerse cuan
do el reo, admitiendo los.antecedentes del actor, le opone excepciones,
esto es, alega otros echos, qe destruyenla fuerza de aqellos. Por fijar
la cuestion entiendo pues descartar los motivos inconducentes,i circuns
cribirla prueba a losimportantes idecisivos, determiná‘ndoíos con exac
titud, para q,e no se pierdan. de vista entre accesorios estraños. ¿Qién ai
qe ignore la facilidad con qe los acumula, para oscurecer la verdad, i‘
retardar la> decision de las causas, la mala fe de los litigantes, de qe
se hace cómplice el injianio de los abogados, favorecidc por los ábitos
tortuosos del foro? No hasta recibir la causa a prueba, es menester de
finir esmeradamente los echos qe an de probarse.
Un ilustreejemplo nos dejaron los buenos tiempos de la jurispruden
cía romana. Las dos partes‘comparecian ante el majistrado a qien to—‘
ca.ba el pronunciamiento en‘ derecho. Éste,’oyéndolas, pronunciaba en
derecho, cuando ámbas estaban deacuerdo en los antecedentes necesa
rios, o fijaba la cuestion de echo a qe debia reducirse la prueba, por un
decreto qe‘nombraha unjuez al intento i príncipiaba por las palabras
sr aparece, si parett
. Recibida la causa,a prueba, icircunscríta ésta a,los echos pertinentes
l decisivos, ¿qé resta‘? La administracion de la prueba. La primera ga
r’antía de la fidelidad del testimonio es su publicidad: la segunda el exá
men cruzado. Los testigos del actordeben estar prontos a responder a las
interrogaciones del reoide su abogado}ireciprocamente: toca al juez pro ‘
tejerlos contra todo abuso de esta indispensable comprobacion. Depo
siciones dadas en la oscuridad, ante un ajente subalterno, de qien
no pueden esperarse independencia de carácter ni las luces necesarias
_92_
para tan delicada funcion de la judicatura, constituyen uno de los mas
monstruosos vicios de nuestro actual sistema. La publicidad, convenierr
tísima en todos o casi todos los trámites del juicio, lo es particularmen
te en la recepcion del testimonio: Ella es el correctivo mas eficaz de la
revelacion incompleta, de la revelacion apasionada, de la revelacion os
cura o eqivoca. Ella desenmascara al perjurio,i lo qe todavía vale mas,
lo prescribe del templo de Témis, amenazándole con el castigo inmedia
to de la afrenta i de la execracion pública. ¿l qé diré de los demas éfec
tos colaterales qe produce la publicidad del testimonio i de los otros
trámites judiciales‘? Ella eqivale a una severa i poderosa censura de
las costumbres. Ella ace qe salgan a la luz del dia (con las excepciones
qe la decencia exije) la mala conducta, los fraudes, las exacciones injus
tas. La mala fé encuentra allí no solo la barrera de la leí contra la cual
se estrellan sus ataqes, sino la vergüenza i la infamia.
Ai otro jénero de pruebas qe los publicistas denominan preconstítuí
das, iconsisten en la excibicion de títulos, contratos, documentos de fa
milia,¿estamentos, senténcias de adjudicacion. La custodia segura, lainal
terable integridad de estas pruebas, son un objeto importante de todo ré
jimen judicial bien entendido. El a sido una de las miras prominentes de
un proyecto de lei, en qe me complazco de aber tenido alguna parte, i
a qe la sabiduría de nuestros lejisladores sabrá dar sin duda la perfec
cion qe le falta, i qe nuestras circunstanciancias permitan.
Aunqe solo a la tijera, e recorrido, señores, un vasto espacio, en qe
temo aber fatigado vuestra paciencia. Discúlpeme la importancia de
una materia, en qe las providencias del Gobierno i de la Lejislatura
no an tenido la fortuna de inspirar el universal interes qe merecian. E
procurarado refutar las objeciones qe se an opuesto al proyecto de codi
ficacion; e intentado acer ver qe si en algunos ramos su ejecucion pre
senta dificultades, en otros no las ai; í creo aber demostrado qe en nin
guno son ellas tales, qe deban condenarnos a unainaccion qeempeora—
ría los males, o reducirnos a medidas parciales qe en su resultado defi
nitivo serian incficaces i perniciosas: ineficaces, porqe la savia qe cir
cula en el árbol no puede méuos de cundir por todos los ramos ‘le Se l°
injerten; perniciosa, porqe las nuevas disposicisnes sobrepuestas a las an‘
tiguas complican las ciencias del jurisconsulto, perturban el juicio del ma“
jistrado, i ocasionan embarazos infinitos en la práctica. Este es el efec
to inevitable de esas reformas parciales qe enervan por pocos dias los
estragos del tiempo en un sistema carcomido, i no le dan un átomo nue—
v0 de fuerza i consistencia. E deseado sobre todo combatir ese espíritu
de excesiva circunspcccion; esa infuudada desconfianza de nosotros
_ 93 _
mismos, de nuestra sociedad rejenerada. Estamos en la edad juvinil:
en la edad de ¿las esperanzas í de las nobles aspiraciones; i nuestra
org’anizacion, tan vigorosa enel órden político, presenta todavía, bajo
algunos puntos de vista, la flaqeza i los achaqes de la ancianidad. Otros
asuntos me ubieran prestado colores alegres; e preferido deciros verda
des útiles; verdades por otra parte en qe allareis poco o nada nuevo;
pero qeme parecen deben ya salir del campo de las teorías, i ecarnar
en las leyes i las instituciones del pueblo chileno.

Terminado el Discurso, contestó D. Manuel Carvallo, Miembro de la


misma Facultad, en los términos siguientes.

Señonns:
La Facultad de Leyes i Ciencias Políticas qe a lamentado en la
muerte del Sr. D. José Miguel Infante, la pérdida de uno de los ilustres
fundadores de la independencia Nacionali del defensor impertérríto de
las libertades públicas; la pérdida de un orador invencible, de un juez
inmaculado, ide un ciudadano cuya severidad í cencillez de costumbres
pertenecian a los felices tiempos de Esparta i Roma. tiene oí la grata
satísfaccion de ver ocupar su silla a un jóven cuyos talentos precoces i
consumada prudencia, (virtud qe para el comun de los ombres solo es
el fruto de largos años de observacion o de muchos reveces e infortu
nios); a un jóven, digo, cuya prudencia i talentos le an echo recorrer
con vuelo de aguila, ántes de cumplir 35 años de edad, las espínosas
cargas de Majistrado judicial, primer Ministro de Estado, Vice—Presi
dente de la República, Presidente dela Cámara de Diputados, í merecer
el onor de ser nombrado Enviado Extraordinario i Ministro Plenipo
tenciario cerca de Su Santidad.
Poco tendríamos qe admirar si esto ubiera sucedido durante una
tempestad política, porqe la valiente ambicion o el arrojo de la juven
tud suele en tales circunstancias ver coronadas sus empresas con exi
tos brillantes. Pero aberlo sido en los tiempos mas tranqilos qe recorda
rán los fastos de Chile, aqellos en qe parece aber llegado a la edad ma
dura de la vida delas naciones; aberlo sido sin ambicionarlo, sin re
mordimiento, sin suscitar siqiera el murmurio de la baja emulacion;
aber logrado con mas tino qe ostensibles esfuerzos mantener el eqilibrioi
concordia de los partidos políticos, de estos partidos cuyo perpetuo choqe
parece ser un elemento vital de las repúblicas; es, Señor, para vos un
—-94 —’
timbre de gloria, qe disculparia a la envidia misma si os lo ubiera qe
rido arrebatar. ,
El ombre público pertenece a. sus contemporáneosi a la posteridad.
Todo ciudadano puede llamar a juicio sus acciones, ensalzar sus virtu
des i condenar sus vicios isus errores: libertad saludable qe sirve
igualmente de estimulo ide freno, iqe todos los gobiernos fundados en
la razon debieran protejer ifomentar, sin ponerle otras trabas qe las
únicas qe dictala moral. Yo ago uso de ella repitiendo en este sitio el
voto qe muchas veces e tenido ocasion de manifestar entre mis amigos.'
l, como mi posicion no es, merced a la. Divina Providencia, ménos
independiente de lo qe deseo, i nunca ejaspirado a mas qe merecer
algun crédito como simple abogado, no temo qe se me confunda con los
aduladores a qienes desprecio, ni qe se interpretan mis palabras como
obseqios a la amistad; porqe no e tenido oportunidad de cultivarla con
el señor Irarrázaval, ni sentido jamas inclinacion a solicitar la de los
ombres colocados en elevados rangos.
Conociendo los sentimientos de mis ilustres colegas, puedo, señor,
as‘eguraros con confianza, qe ellos experimentan tanto placer como yo
al contaros entre los miembros de esta corporacion; qe sienten vuestra
próxima ausencia por motivos mas graves qe los qe podeis imajinar; qe
os desean un éxito feliz en otra importante mision; iqea vuestro regreso
al seno de la patria aguardan de vos copiosos frutos, en indemnizacion
de la falta, del vacio, qe nos areis sentir.
Prevemos ya qe este viaje será fecundo en felices resultados de todo
jénero, i mui particularmente en los qe tienen por blanco la mejora de
nuestra lejislacion civili penal qe os a merecido particular predileccion,
i cuyos diversos sistimas tendreis oportunidad de estudiari comparar
prácticamente en Europa. Asunto de vuestras lucubraciones aun en
medio de la variedad de objetos importantes a qe abeis dedicado vuestra
atencion en los últimos cinco años, redoblará su interes cuanto mas
os alejeis de las playas en qe qedan vuestra familia i amigos: surcando el
océano meditaréis sobre él a cada instante i os sorprendereis de vuestros
propios descubrimientos; porqe librada una vez nuestra suerte aese
elemento terrible, el alma contemplativa solo se place en admirar el
poderi majestad de Dios, i en combinar sólidos planes de ventura para
la patria i para la umanidad: esto ensancha sus fuerzas i la da una
expansion prodijiosa. Os ocupará en medio del bullicio delas grandes
ciudades qevais avisitar,apresencia de los sagrados monumentos de la
antigüedad qe vais a contemplar con solicita veneracion, ien loscirculos
de la sociedad mas culta, variadai encantadora: porqe ausentes de la
patria qerida nos eneontrámos solícitarios donde qiere, i nada tiene
mayor encanto en nuestra imajinacion qe sus recuerdos i el pensamiento
dominante qe emos consagrado a su servicio.
Desearéis con anelo ardiente trasplantar a nuestro suelo cuanto, la
civilizacion Europea a inventado í la filantropia a favorecido para mejo
rar bajo todos aspectos la condicion social del ombre: os atormetarán los
obstáculos qe encontrareis para realizar tan nobles deseos: pero no sin
frecuencia os congratularéis tambien de ver a Chile exento de vicios,
ya perníciosos, ya degradantes, qe aqejan a los caducos pueblos de la
Europa sabia, i qe sus leyes i sus majistrados disimulan porqe las cos
tumbres los autorizan ifomentan. ‘
E dicho las costumbres: si. iCuán poderosa es su influencia sobre
las leyes! iCuán importantes las leyes para dirijírlas i acerlas cambiar
de rumbó‘! Asta los mas atrevidos conqistadores an tenido qe someter
se a las costumbres de los pueblos vencidos cuando deseaban conservar
su dominacion. Este pensamiento corroborado con algunos ejemplos de
funesta recordacion qe por desgracia emos presenciado entre nosotros,
me a inclinado algunas veces a mirar los trabajos de nuestros lejísla
dores con la desconfianza qe enjendran los desengaños. Ubiera qerido
verles ocupados con preferencia, si esto fuera posible, en crear, intro
ducir, preparar la opinion, i autorizar con su ejemplo las costumbres i
prácticas qe la necesidad o conveniencia pública recomendaban, ántes
qe consignarlas en forma de leí a un escrito qe una mano caprichosa u
osada podia ajar impunemente. Mas la docilidad qe caracteriza a nues
tros conciudadanos, el buen sentido con qe siempre acojen i adoptan
cuanto lleva el sello dela bondad absoluta o relativa, me a servido de
consuelo en tiempo de desaliento, ipersuadidome qe en Chile pueden
las leyes dirijir las costumbres sin los inconvenientes qe esperimentan
los lejísladores de las demas naciones, con tal qe ellas no ataqen la
igualdad real (no able de la igualdad ideal de los filósofos delirantes), '
porqe tales átaqes ensoberbecen al fuerte tanto como umillan al débil, i
éste renace entónces de su misma abyeccion, como el fénix de sus ce
nizas, mas erguido qe nunca:-con tal qe la seguridad ipropiedad es
tén a cubierto delos abances iarbitrarias usurpaciones qe suelen dis
frazarse con odiosos velos, pero sin sorprender jamas ni a los incau
tos:-i siempre qe la libertad individual no sufra mas restricciones, qe
las qe el buen órden de la sociedadila tranqilidad doméstica reqieren
como inevitables para el complemento de sus grandes fines.
Estos principios sonindudablemente los qe guian en sus árduas tareas
al jurisconsulto eminente i laborioso, encargado de la formacion de nues
__.96__

tros códigos. Si la Providencia se digna prolongar sus preciosos dias i


mitigar la aficcion con qe le a visitado recientemente para provar su
valor i constancia, no dudeis, señor, qe a vuestra vuelta a Chile estará
terminada la parte mas interesante, cuanto largai penosa de sustrabajos:
qe ellos realizarán vuestras esperanzas ilas nuestras: í qe este pueblo
sesudoi ansioso de mejoras útiles los acojerá con entusiásmo, porqe verá
en ellos afianzado el goce de los derechos qe la Constitucion le prome
te. pero qe no a podido cumplir sino a medias por los defectuoso de
las leyes secundarias.
Permitidme aora, señor Irarrázaval, manífestaros un deseo, qe estoi
cierto, es coman a todos los miembros de esta corporacion, i a la gran ma
yorla de nuestros conciudadanos: volvcd pronto de Europa, para servir
con vuestras luces, con vuestro influjoí merecida popularidad, a la re
forma de nuestros códigos en qe tomais tan vivo interes, i a la conservacion
de la paz, iarmonia social qe supisteis diestramentc mantener en vuestro
ucido ministerio.
._...9f _..

3.

DlSCURSO

¡’RONUNC’XADO POR D. VIOEN‘I‘B I‘. LOPEZ, BN LA IES!OI DEL 19 132


OCTUBRE DE 1845, AL ING'ORI’ORARSS El‘ LA UNIVERSIDAD nn
CHILE, COMO MIEMBRO nl: LA PACUL’I‘AD DE PXLOSOFIAI UMA
MDADI‘-ï—

SEÑORES:

La solemnidad del acto en qe me encuentro, i la categoría de los


personajes qe me escuchan, turban de tal modo mi razon i mi voz, qe
dudo qe pueda acertar a dar a mis ideasi a mi discurso la elevacion de
sentido i de tono, qe le correspondería si yo fuese capaz de levantarme
asta la altura de la situacion en qe me allo.
Ace poco qe creyéndome el blanco de ataqes injustosiqe de ningu
guna manera abia provocado, me presenté ante una de las facultades
de esta ilustre Universidad pidiendo un exámen jeneral en todas aqellas
materias sobre qe alguna vez abia escrito o ablado: pretendia, señores,
contestar esos ataqes mostrando, qe era capaz de obtener un titulo com
petente e írrecusable para ocuparme en adelante de cuanto me abia ocu—
pado ántes. Vosotros, señores, me dejásteis lleno de satisfaccion i de gra
titud; i cuando es diga qe en el feliz resultado qe en este empeño obtu—
ve, doi yo mas parte a vuestra induljencia qe a la perfeccion de mis co
nocimientos, no debeis creer qe os recito una frase de modestia pre
parada de antemano, sino qe espreso el sentimiento sincero qe realmen
te abrigo. ,
Consolado entónces por vuestra plena aprobacion, ibien léjos de
creerme digno de distinciones mas esplicitas, me allaba siguiendo en la
oscuridad mis estudios i mis trabajos, cuando vosotros venísteis a tur
barlos dándome el motivo mas fuerte qe en toda mi vida e tenido para
sentir una noble i elevada satísfaccion. Aun aora mismo, señores, me
alle tan ofuscado con el nombramiento qe abeis echo de mi para miem
bro de esta ilustre corporacion, qe os confieso con toda franqeza, qe no
sé cómo es qe e podido ser digno de qe me agais el alto onorde aso—
ciarme a los altos i sérios trabajos con qe preparais, para esta glorio—
sa república, jeneraciones de ciudadanos, qe si correspondena los desve
los qe os tomais por ellas, serán un incontraslable elemento de órdení
13
_93__
de civilí2acion. Pensad, señores, en qe esta es la primera vez qe‘ me'veo
elevado a un puesto público; pensad en qe este puesto, aunqe modesto,
a sido siempre para mi uno de aqellos mas onrrosos a qe pueda aspi—
rar un ombre de letras; pensad en qe soi‘estranjero i en qe como tal’,
no'abia concebido jamas la mas insignificante aspiracion; pensad, digo,
en‘todo esto, i comprendereis los mil motivos qe tengo para estar satis
fecha; si alguna vez es lícito tener vanidad, yo la debo tener aora; i no
soi tan fuerte ni tan ipócrita qe qiera ocultaros,‘ señores, qe estoi po
seido de olla por la distincion con qe me abeis onrrado.
Sin embargo, Señores, el vivo placer qe me a causado vuestra elec
cion a caido en mi alma mezclándose con un verdadero sinsabor. Ei
asiento qe vengo a ocupar, fué ocupado ántes por un jóven qe desde
sus primeros años abia sabido acerse digno del respeto i de la estima
cion jeneral. Ijo de una familia entre cuyos miembros parece qe el talen—
to i los conocimientos literarios se trasmiten como si fuesen una erencia
lejítima; de una familia tan respetable, qe, aunqe estranjera, a sido
adoptada por la sociedad chilena con todas las consideraciones i respe—
tos qe de justicia le corresponden en toda nacion culta i civilizada; mi
antecesor era un jóven, Señores, pronto ya a responder con onori
con lucimiento a la voz con qe su patria adoptiva lo llamaba a puestos
eminentes, cuando la muerte lo a qitado de entre nosotros. La pérdida,
señores, a sido grande i mui lamentable, por cierto; muchos años, mu
chos trabajos imuchas felices circunstancias se reqieren ántes de qe
sea posible‘ reponer la falta de un ombre de tanto mérito como el qe a
dejado vacio entre nosotros el asiento qe yo vengo a ocupar.
Dedicado este jóven a estudios serios, lleno de paciencia para apren
der ide probidad para conducirse, abia comenzado a continuar ellustre
del nombre qe llevaba, qe es conocido i acatado, por los trabajos pa
ternos, como uno de los mas respetables de nuestra naciente literatura.
Todos emos conócido, señores, a este jóven sobresaliente: ace moi pocos
dias qe lo veíamos paseándose, rodeado de sus amigos, mostrar en su
aire i en su paso aqella reflexion tranqilai templada qe es el lote de
los,ciudadanos respetables. Sus estudios severosi positivos, su contraccion
a meditar, el éxito con qe desempeñaba los deberes de su noble pro
fesion eran preciosas garantías de felicidad para su familia i de inmen
sos beneficios para el pais qe lo abia adoptado. Su juicio i su sensatez
lo preservaron siempre de todo estravío; i tanto en literatura como en
moral abia amado el órden i la armonía como condiciones únicas de
ciencia i de felicidad.
No bien abia salido de la niñez cuando ese jóven, cuyo nombre me
_..99._—
cuesta pronunciar, porqe me parece qeabro de nuevo las numerosas eridas
qe su muerte izo en sus amigos; cuando ese jóven, digo, enrriqeció
nuestra biblioteca con una obra digna de su paciencia, de su contraccion
al trabajoi de su amor intelijente por las bellezas inimitables de la
Literatura clásica. La gramática latina qe publicó el Sr. D. Francisc,o
Bello, está destinada aproducir fecundosi utilísimos resultados en la
‘educacion de nuestra juventud: ies de esperar qe este libro precioso
contribuirá eficazmente a acer desaparecer de las obras de ínjenio en qe
se an ensayado algunos de nuestros jóvenes ese desenfreno de ridiculo
simbolismo con qe el inexperto deseo de imítacion las a deslucido tan
completamente; ,i qe es tan contrario a las ideasi a las ínspíraciones qe'
provoca el estudio de los maestros antiguos.
Para Bello, señores, la primera i mejor cualidad de una literatura,
era la precisíon. En el estudio de los autores latinos abia concebido con
fuerza,el principio de qe sin precision todo es aire i sonido puro, todo es
ruecoi absurdo. Tenía razon, Señores, para pensar así, El autor de la
mejor gramática latina qe conocemos; el jóven qe abia pasado sus me
jores dias meditando sobre Vijirlio i0racio, sobre Ciceron i sobre Tácito,
pan de los fuertes, como los llama un eminente escritor contemporáneo;
el jóven repito, acostumbrado a manejer diariamente las sabias í severas
frases de Ulpiano, las sentencias de Julio Paulo, no podia ménos qe recha
zar esa poesía qe trata alas ideas como aqel Emperador Romano qe izo,
aogar a sus convidados entre montones de flores; poesía qe multiplica
al infinito las descripciones trívíales i vacias, i bajo cuyo estrañoi cha
rro ropaje, la idea, el pensamiento del autor mismo guardan un perfecto
incógnita.
El señor Bello no podia dejar de ser de aqellos qe miraron con dolor
a tantos jóvenes de chispa poética, aspirando a subir asta el cielo, i sin
conseguir otra cosa qe estravíarse en las rejiones nebulosas del vacio
donde sus tiras, suspendidas como otras tantas arpas eólías, i acaricia
das al acaso por los vientos, suspiraban sonidos, armoniosos algunas
veces, pero monótonos i vagos siempre.
Los estudios clásicos i severos de mi antecesor le icieron mirar con
disgusto esta tendencia qe se izo sentir aora tres años: la vítuperó siem
pre, í es de esperar qe el recuerdo desus palabras, autorizado con sus
preciosos trabajos sobre la gramática latina, restablecerán algun dia en
Chile el gusto de la literatura precisa i severa; í lograrán imprimir en to
dos los ánimos esta verdad-qe la poesía no es otra cosa qe .el entusiasmo
de la razon; i qe, por esto, para ser bellai grande necesita asentarse so
tbre estudiosi trabajos asiduos qe la mayor parte de los jóvenes a des»
,

deñado por entregarse con buen nmor i con descanzo a los impulsos
de la ínspiracion momentánea, improvisada, qe casi siempre produce
lamentables estravios.
Soi incompetente, señores, para apreciar los trabajos profesionales
con qe el señor D. Francisco Bello a enriqecido lo qe podríamos llamar
nuestra literatura forense. No tengo los estudios qe debiera tener para
juzgarlos, ni la acertada práctica de manejar estos negocios qe él tenia;
por con’siguiente, solo puedo deciros lo qe todos sabeís: qe sus traba
jos como abogado eran leidos con mucho respeto, i qe en mas de una
vez se izo notar su pluma por la rigurosa lójica i fuerte erudicion con
qe trató cuestiones de alto interes público ilegal. Os recordaré, seño
res sus escritos sobre la propiedad de los terrenos abandonados por el
mar; porqe este fue el trabajo, qe entre todos los qe e leido de su plu—
me, me dejó mas convencido de sus capacidades i de sus luces.
E aqi, señores, el miembro aqien vengo a reemplazar en la Facul
tad de Filosofía i Umanidades. La posícion elevada qe abia sabido ad
qirír por sus talentos i por su conducta, la multitud de amigos con qe
eontaba,los prestijios de familia qe lo apoyaban, todo en fin, cuanto
le era personal, forma un completo contraste con cuanto le es persona
actualmente a su sucesor. La desventaja toda está de mi parte i aun
qe me creo sumamente lísonjeado con el onorqe me abeís echo al ele
jirme para sucederle, no puedo méuos de confesaros qe me abate i me
umilla el tener qe sostener una comparacion tan desigual; tanto mas
cuanto qe es imposible qe deje de acerta interiormente el ánimo de ca
da uno de vosotros.
Os e indicado ántes, señores, qe espero mui felices resultados de los
trabajos qe cl Sr. Bello nos a dejado sobre Gramática latina. La nueva
edicion de su preciosa obra qe pronto deberemos a los discretosi
sábios cuidados del padre del autor, eminente literato como todos sabeis,
os ará conocer cuantas mejoras i simplificacionos a operado este libro
en el estudio de los rudimentos de esta lengua difícil icomplicada. l no
es, por cierto, en este lugar, qe por todas partes exala un espíritu im
ponente de clasicismo, donde me corresponde empeñarme en demostrar
la poderosa influencia qe esas mejoras van a tener en el cultivo de las
intelijencias jóvenes, qe, por sus estudios, se preparan a ocupar un
puesto lucid’o en la literatura americana.
Aqellos libros, Señores, qe como el del Sr. Bello contribuyen a popula
rizar esa literatura de la antigua Roma, en la qe uno no sabe si a de
admirar mas la rica i profunda filosofía qe encierra los prestijiosos adornos
con qe eleva i sublima la razon sin violentar jamas el buen sentido; di
-—10l-—
po qe esos libros, Señores, son apesar de sus modestas apariencias ide su
ente influjo los mas poderosos apoyos de la cultura literaria, i, como
tales, dignos de ser elojiados sin reserva. Cierto es qe no inician doctri
na alguna, de un modo aparente: si uno se detiene en la primera mi
rada, en la primera refleccion, nada alía en ellos qe sea social, nada
qe sea literario, nada qe sea moral, nada qe sea poético, en fin; per0
ponedlos ermanos de ese pueblo de niños cuya íntelgjencia regais con
la mira de qe sean algun dia los grandes ombres de la patria: ponedlos
al i decidme ¿adónde conducen‘?. . . . . . Comenzando por disciplinar la
memoria i la razon del adolescente, comenzando por acerlo serio
i concentrado en medio de las expanciones caprichosas i voltárias
de la edad infantil, llegan asta ponerle entre las manos las sublimes
creacciones de Virjilio, las sagaces i vivas inspiraciones de Horacio, qe
parece eternamente destinado a ser el astro de la correccion i del sentido
comun: idespues de estas lecciones, vienen otrasen las qe el alma del
jóven seintima con el alma de Ciceron, de Salustio, de Tácito i de Sé—
neca. Aora pues ¿puede nadie imajinar Cursos de Bellas Letras, Cursos
de Moral, de Política, de Filosofía, de Crítica i de lstoria, mas completos
i eficaces qe los qe se acen de un modo práctico i positivo sobre las
pájínas de estas bellísimas producciones de la Antigüedad‘?
Es imposible imajinar, Señores, modelos mas acabados en el arte
literario, obras diseñadas con mayor sencillez, ni iluminadas con un
i.ijénio mas brillante qe las qe ofrece esa literatura latina, en cuyo seno
el talento se muestra sagazi sério, al mismo tiempo qe atrevido i disci
plinado, inspirado por la mas alta poesía i sin abandonar jamas la senda
clara iespaciosa del buen sentido.
Si del aspecto puramente literario pasais, Señores, a examinar el
aspecto morali político de la literatura latina, nada encontraréis qe no
sea soberanamente sorprendente por la sabiduría, altura i jeneralidad
de las doctrinas. Horacio, Señores, es un curso completo de sentido
comun, un curso de discrecion, una fuente inagotable de filosofía prácti
ca calculada con una singular sagacidad para dirijir nuestras pasiones
inuestros gustos sin qe nos cause estragos el roce de los intereses aje
nos. Nadie puede leer las poesías pastoriles de Virjilio sin sentirse atrai
do por el magnético prestijio de las virtudes modestasisencillas de la
vida privada: nadie puede leer su ermosa Eneida sin elevarse asta la
grandeza ideal del eroismo, isin sentir qe al mismo tiempo en qe el
oido se deleita con bellisimos versos, el corazon se templa con virtudes
fuertesimagnánimas. virtudes capaces de superar todos los riesgos i
tristezas en qe la desgracia puede arrojar al ombre. Ciceron, moralista
_.—102__
eminente, erudito investigador i laborioso, filósofo práctico, político
observador i doctrinario, orador literato, crítico sagaz, es, a mi modo de
Ver, una especie de Constitucionalista Antiguo, un jenio de la familia
de Voltaire i de Benjemin Constant, nacido para desparramar ideas í po
pularizar principios sobre todos los ranos de la cultura intelectual, es,
en fin, una de esas intelijencias parecidas al panorama, qe por medio
dela reflectacion dan nueva vida, prestijios i relieve a las doctrinas
abstractas imetafísicas de la ciencia pura. Puesto en manos del jóven
obra con muchísimo poder sobre su alma; la elegancia pomposa de
sus frases, la dignidad fácil i mundana de sus ideas, la amenidad de
su dircurso, el desallorro verboso i prolijo de sus doctrinas, cierto or
gullo de pensador inexplicable pero aderido patentemente a la espresion
i al pensamiento de este critico i moralista antiguo, son cualidades esen
cialmente propias para elevar el alma, ipara‘inspirar al ióven qe se
prepara a ser ombre de letras ese amor propio, ese orgullo i vanidad del
escritor, qe no solo dá dignidad personal sino fuerza para superar los
obstáculos del estudio, pasion para‘amar'el trabajo i el retiro, i esa libra
particular qe nos proporciona deleites intensos cuando en medio de la
mas completa soledad paseamos nuestra intelijencia por el vasto i brillante
mundo de las ideas.
Nadie como nosotros, Señores, qe somos republicanos, no tanto por
pasion cuanto por principios ipor interes, puede apreciar con mayor
exactitud el beneficio qe la lectura i estudio de los libros de Salustio i de
Tácito idemas istoriadores antiguos pudieran tener sobre el alma de
nuestras nuevas jeneraciones. ¿El amor de la libertad i del órden llevado
asta la pasion, el lenguaje de la fuerza, el vigor dela idea, la penetrante
agudeza de las observaciones con qe el corazon de los ombres poderosos
se alla analizado en esos libros; el tino sagaz con qe saben descubrir
las pasiones i los intereses qe nacen de las diversas situaciones sociales;
todo, Señores, es en esas obras admirables un motivo precioso de lee
ciones proveehosasi capaces de enseñar una política eminentemente
altai positiva a la vez, una política desnuda de esas miserables i vecin
‘gleras declaraciones con qe el charlatanismos demagójico de nuestros
días pervierte, Señores, a tantos jóvenes de pasiones nobles i elevadas
qe si ubiesen sido bien dirijidos abrían servido vigorosamonte a su
pais.
Bastaria, señores, los méritos incontestables qe os acabo de referir
para qe'la Literatura latina recibiese entre nosotros todos los respetos i
consideraciones qe se le dan en los países mas adelantados del mundo.
Pero tiene otros mil, señores, tan grandesi tan numerosos qe sería ri—
-— 103 -'
dlculo empeño de mi parte el proponerme acer aqi de todos'ellos una
enumeracion prolija i completa.
Ai uno, sin embargo, qe no puedo ménos qe mencionar. Entre los es—
critores eminentes de los tiempos modernos no ai uno solo qe no deba su
alta posicion al manejo. estudio, e imitacion de los autores latinos. Re.
pasad la lista delos escritores franceses desde Rabelais, Amyot i Mon
taigne, asta Cornille, Reciue, Voltaire iVillamain; .repasad la lista de
los escritores españoles desde don Alfonso el sábio asta Cervantes, des
de Cervantes asta Qevedo, desde Qevedo asta Melendez Moratín i Jove
llanos; i vereis, señores, qe sus serios estudios de latinidad son el ori’
jen real de esa ermosura de jiros qe con tanta gracia dan a su frase,
de ese ropaje diáfanoi cristalino con qe vuelven claro í brillante el
pensamiento mas sutil i delicado. Por último, señores, toda fa pobrezai
mediocridad de estilo con qe escribimos los ijos de la América, viene,
en mi concepto, del lamentable descuido en qe tenemos el estudio de
los autores antiguos. I, personalmente, os confieso, qe apenas e tenido
razon propiai verdaderas aspiraciones literarias, e sufrido remordi—
mientos diarios, por no aber tenido constancia i valor para escapar del
influjo de esta relajacion jeneral entre nosotros: i tal es oi mi convenci
miento aeste respecto, qe a los treinta años de edad e vuelto sobre
estudios qe debiera aber perfeccionado en mi adolescencia, i me e con
traido a ellos cuando, qizá, ya no podré curar los vicios qe por su ca
rencia, se an arraigado en mi pluma. ‘ '
Nada me parece mas fácil de esplicar, señores, qe la razon del echo,
qe os acabo de acer notar, cuando os dije, qe todos los escritores emi
nentes de los tiempos modernos abiandebido su‘ mérito al estudio de
los escritores latinos. El latín es un idioma lleno demajestad i de ele
~gancia: en su manera de concentrar el pensamiento ai cierto vigor
inexplicable, pero fácil de comprender al pasar la vista por aqellos me
dios fuertes, redondos, acabados, qe las frases forman sucesivamente.
Permitid, señores, qe, para exponeros, con mayor claridad mis ideas,
me detenga un momento a examinar la frase latina.
La frase latina es, a primera vista, un misterio: la primera palabra
nada dice; nada dicen la segunda ni la tercera; i sin embargo, la
atencion pasa con una alarma creciente de palabra en palabra, trata
de no olvidar ninguna de las qe deja atras, ejecuta comparaciones rá‘
pidasi momentáneas sin detener un solo instante su movimiento pro
gresivo; la alarma ila curiosidad se aumentan de punto por punto; se
busca la idea i el pensamiento del autor como si en un momento crítico
se buscara un recurso infalible de salvacion: al fin, señores, se da con
-104——
una palabra, con una coma, con un signo insignificante; i todo aqel lar—
go misterio, todo aqel encadenamiento de voces, alarmantes, qe aguza ‘
han la curiosidadi qe nada se decian, se abre como por eccanto i se
rodea de una luz tanto mas viva i enérjica cuanto qe es repentina. El
alma se llena de placer i de alegría, descanza i concibe al mismo tiem-'
po, se recrea i recoje el fruto de sus desvelos.
Nada ai comparable, señores, ala viveza qe este mecanismo de la
frase latina comunica a los pensamientos, las ideas parecen luces qe co—
rren de un lugar a otro para llevar claridad al punto oscuro i principal
del sentido; todos los elementos de esa frase se mueven, se auxilian con
una admirable lijereza, i todo esto, señores, excita de tal modo la ale
gria i la complacencia del ánimo, qe produce una situacion placentera,
llena de un deleite íntimo i tanto mas útil cuanto qe está esencialmente
unido al trabajo mental.
Figuraos, señores. por un momento, la influencia qe, debe tener so
bre la tierna intelijencia del niño, el manejo de libros escritos con este
mecanismo lleno de arte ide animacion. Sin qe él lo sienta adqiere des
treza i facilidad para crear jiros iechar mano ide artificios literarios
esencialmente propios para dar encantos i prestijios a lla espresion. El
sentimiento intelijente del estilo, la conciencia avisada del arte de escri—
bir, se naturalizan, por decirlo asi, en su alma; de la misma menera con
qe la robustez i la fuerza se naturalizan en los miembros del cuerpo por
efecto de la educacion jimnástica qe se les qiera dar. Cuando el jóven
vienea tomarla pluma, ace ya muchos años qe sabe qe la redaccion no
importa una mera i material espresion de las ideas, sino una copia ar
tística, trabajada i meditada con la intencion de producir efectos máji—
cos de perspectiva i de accion, preparados de tal modo qe agan la re
flectacion de la idea de un modo vigorosoi lleno. Eso mismo qe se lla
me naturalidad de la espresion es un efecto puro i delicado del arte
del escritor.
Ademas de todo esto, señores, para apreciar debidamente el respe—
to qe el escritor moderno debe profesar a los escritores latinos, es pre—
ciso tener presente qe todos los idiomas en qe oí escribimos an salido
del latín i qe, por esta razon, es imposible conocer sus resortes ni su na
turaleza (conocimientos indispensables para el escritor) si no se apelaa
la literatura latina en busca del orijen de mil jirosí de mil palabras des—
tinadas a ser manejadas por los modernos.
Nuestros idiomas deben todo su edificio literario al latín; ipara con—
ven0ernos de ello basta echar una liiera mirada a la época de su forma
cion durante la edad medía. Nadie usaba ya de este idioma antiguo en
— 105 -
el lenguaje, vulgar, i todavía lo usaban todos cuando escribian; abiendo
llegado a‘ adqirir tal fuerza‘esta costumbre de escribir en latín qe fué
necesaria la.osadia de un Dante para contrarrestarla; i aun asi, apesar
de su sublime talento i de su fuerte sabiduría, se atrajo el vitupe\rio je
neral ieldesprecio,porge seïabia atrevido ausar del italiano en su fa
meso poema de la Divina Comedia, , ' , , ‘
Despues del Dante, señores, se realizó un singular movimiento de
investigaciones latinistas. El primer literato de nuestros tícm'pos dice:
«El vínculo unitario de la Europa abia sido teolójico asta entónces: era
ál larelijion ablando en latín: en el siglo XIV se izo filosófico i literario.
En Alemania, en Italia, en España, en Francia, en todas partes, porfin;
se buscaban manuscritos i libros latinos con un ainco particular, Aqe
llo era una fuerte confederacion de los talentos ide las luces, echa en
medio de la Europa esclavizada por el poder eclesiástico i por la domi
nacion feudal».
Petrarcaescribia, señores, a uno de sus amigos lo qe sigue: «Si ,me
amas, encarga a algunos sujetos ilustrados i fieles, qe recorran la Tos
cana, qe rejistren todos los archivos a ver si encuentran algo con qe cal
mar o .irritar mi sed. Aunqe.tú no ignoras qe desde mucho tiempo
atras, esta es la,pezca i la caza en qe me ocupo, qiero repetírtelo ,par
iicularmente aqi para qe duplíqes tu empeño.‘ I¿a misma peticion ago a
mis amigos de la Bretaña, de las Galias ide la España. Trata de no ser
inferior a. nadie en zelo i dilijencias.», En otra carta decia: «Mil'veces e
mandado dinero i toda clase de recursos no solo a los demas pueblos
dela Italia, sino a Francia, Alemania, España e Inglaterra. ,Asta en Gre
cia tengo ajentes: espero de allá a Ciceron, e recibido a Omero, qe, por
mis cuidados se alla oí bien traducido al latín.»
Si dela ltaliai de Petrarca pasais a la Francia i a Montaigne, a la
España i a Cervantes, allareis siempre la misma cosa, a saber; el idioma
latino sirviendo de fondo ide guia a las inspiraciones i produciones del
injenio moderno. Despues de esto viene a ser una verdad estrictamente
vulgar el asegurar ge el arte de escribir con brillo, oportunidad i belle
za, en los idiomas modernos, es un arte cuyas raices principales se allan
en el estudio concienzudo de los antiguos..l, al ablar del arte de escri
bir, no es,mi ánimo ablar.solo del arte de escribir obras eruditas i de
altas doctrinas: no, señores! Ablo tambieri del arte de escribir artícu
los lijeros i panfletos; ablo del arte de escribir,canciones i poesías suel
tas. l, para dárseine razon en lo, qe digo, no se necesita mas qe ‘recor
dar los nombres ï,de, Voltaire Paul—Lonis Conrier de Cormenin, i de Dela
vigne autores qe an debido la reputacion de qe g0zaron i de que gn7.&
14
-—106——
rán siempre a sus profundos conocimientos de las literaturas antiguas.‘
Segun esto es claro, señores, qe silos americanos aspiramos a crear
‘una literatura séria i verdaderamente social, debemos dejar esas ridicu
Ï'las pretenciones de orijinalidad que no son mas qe un sueño teórico qe
.‘ jamas veremos realizado.'Por tradiciones i por situaeion pertenecemos
señores, al clasicismo, es decir, al espíritu de las naciones qe an nacido
de Roma: inuestra civilizacion, así como nuestra sociedad i nuestra cul
tura, no podrán jamás divorciarse de las tradiciones del gusto i de la
filosofía antigua. Si qeremos ser literatos, es necesario qe comenzamos
por estudiar con amori con zelo las ricas producciones del jenio anti
guo, jenio tan culto como penetrante i artista. I sin negar, por esto,
qe el jenio moderno tenga sus cualidades orijinales i propias, debemos
tener presente siempre qe, siendo istóricamente ijo de aqel, está obliga
do a continuar sus tradiciones domésticas, salvas sus facultades inne
gables para enriqecer el inmenso caudal qe a tenido la fortuna de eredar.
Yo, señores, pido progresos i no interrupciones; pido armonía i no lucha;
pido adopciones, i no qiero esos tristes repúdíos qe solo pueden imaji—
nar la ignorancia i la mediocridad.
Alos qe qieren parangonar las literaturas de la edad media con la
literatura latina, me bastará hacerles una refleccion: esta literatura tiene
tanto de culta i artista cuanto las otras tienen de toscas i de rebeldes:
i si bien es cierto, qe la imitacion exajerada de la primera nos puede
llevar asta la"frialdad i el artificio; es cierto tambien qe el apego a las
segundas nos lleva necesariamente asta el furor de las materialidades
mas repugnantes i francas del salvajismo, asta los caprichos mas ene
migos del pudor ide la cultura social, qe siempre deben ser el fondo
del arte literario. I para probároslo, señores, no aré mas qe aceros re
cordar la mayor parte de los dramas modernos; Víctor Hugo mismo,
‘el mas elevado de los poetas románticos, a caido mil veces en el fango
delas literaturas feudales, i por eso, es, señores, qe a escrito las esce
nas repugnantes del 'Rei se divierte.
Semejante resultado no puede alegar por mucho tiempo los gustos
de las naciones cultas i adelantadas qe el siglo XIX debe mostrar en el
suelo americano. A medida qe nuestra sociedad fortifiqe su vida ele
gante i civilizada exijirá qe la literaturaiel arte le muestren formas i
principios tan cultos i tan pulidos como el siglo en qe vivimos, clásicos,
‘en fin, por su espíritu i por el idealismo de sus formas; i no permitirá,
por cierto, qe ningun escritor vaya a buscar sus modelos en las tétriú
arcas i repugnantes manifestaciones delos tiempos bárbaros de la época
feudal; tiempos en qe la ignorancia, la supersticioni Iafuerza, acian de
—107—
ia‘sociedad uu verdadero cáos; iqe eran, por esto, contrarios a la dig:
nidad iaHucimiento del arte moderno, qe, ante todo, debe ser ideal en er
mosura, culto en sus formas, i progresista en sus doctrinas i principios.
Las vulgaridades,señores, qe tan cansada como minuciosamente
acabo de desemvolver en vuestra presencia, os probarán el respeto qe
profeso a los estudios clásicos; í la importancia qe doi ala excelente obra
de gramática latina qe nos a dejado el señor D. Francisco Bello. Basta
ba este servicio, señores, echo a la juventud de esta república; para qe
consideráseis como irreparable la falta del miembro qe abeis perdido.
En untiempo en qe son tan raros los bellísimos estudios qe él abia
echo; en qe son tan pocos los jóvenes qe tienen la paciencia, la cons
tancia i el amor del trabajo qe él abia necesitado tener para producir
obras de aqeljénero, es imposible encontrar elojios, qe por bastante
justos, merezcan ser pronunciados en este solemne lugar.
Ojalá, señores, qe las simpatías qe el señor Bello a dejado en, cuan
tos le conocieron, i qe el deseo de obtener un respetoi una reputacion
igual a.la qe él tenia, muevan la ambición del mas digno entre nuestros
jóvenes,.i le inspiren la resolucion de trabajar con firmeza i de mar
char sin desalentarse, asta venir a sentarse entre nosotros traido por los
mismos estudiosi trabajos qe cultivó mi antecesor.

D.Ventura Cousiño, ,miembro de la misma Facultad,' pronunció en'


seguida este discurso:-

La Facultad de Filosofía i Umanidades, de qien ‘ tengo el ‘onor d'e


ser:el órganoen este instante solemne, os a escuchado, señor, con el
vivo interes qe le inspira cuanto‘es capaz de realizar el reconocido mé.—
rito de una persona como vos, aqien a elejido como participe de sus
tareas.
Recientes los exámenes i otras pruebas brillantes con qe abeis acre
ditapo ante la misma Facultad vuestra capacidad distinguida, recibe
las espresiones de modestia i gratitud qe os excita la vista del asiento '
qe venís a ocupar, como una prenda onrrosa de la idalgula de vuestros
sentimientos i de una ambicion noble i modesta, qe le asegura vuestra
activa cooperacion al importante fin de sus labores.
Si la solemnidad. de este acto í la reminiseencia qe abeis echo de
vuestro benemérito antecesor no an podido ménos de despertar algunos
—108-
recuerdos dolorosos, el cuadro qe acabáís de bosqejar delos preciosos
trabajos con qe aqel malogrado jóven ilustró su fugaz carrera, la memo—
ria viva de sus virtudes i cuantos rastros imperecedoí*es a dejado de su
luminosa existencia, son bálsamos de consuelo, qe aplicados a recientes
él"idas, acen grata la mano qe los sabe apli<‘:ar'i avivan los sentimientos
deinteres i simpatía ligados a la persona de su sucesor, enqien des—
éan'zan las esperanzas de ver ocupado el vacio qe tamaña pérdida a
dejado en este ilustre Cuerpo, " ' ,
' I en efecto, señorljópez, vuestro nombre i antecedentes justifica'n esta
álagi,ieñaespectetivïa. Nacido en una República ermana e ijo, como sois,
de un poeta americano, depurada vuestra educacion en la escuela de
la adver}sidad i contando ya con 'un rico caudal de luces i esperiencia
en pocos años, poseeis‘títulos qe garantizan el acendrado temple de vues—
tra almai os colocan en' pos’icion análoga a la de vuestro antecesor
poco tiempo ,ántes de ser llamado’ a mansion mas feliz.
Aun no ace once años qe a la sombra protectora de su ilustre padre'
i apenas salido de la adolescencia, daba en la capilladel Instituto laprime
ra espléndida prueba de precoz intelijencia, con ’qe el jóven ‘Bello inau—
guró su brillante carrera. Llamado desde entónces a desempeñar una
clase superior de latinidad en el mismo establecimiento, ‘i aunqe tan
jóven casi como sus propios alumnos, mui superior a ellos por la supe
rioridad de su razon i de su espíritu, era el mas perfecto modelo qe‘
podia presentarse a la imitacion de la tierna juventud qe lo rodeaba, el
estímulo más ‘poderoso de estudio i el preceptor mas adecuado para
ínspirarles esa aficion i gusto, en qe se abia educado por las puras 'i
nobles bellezas de la sabia lenguade Ciceron i deVirjilio.El amori res
,peto queinspiraba eran los medios de accion de qe sabia valerse para el
¿aprovechamiento de sus discípulos, qe ,veían en: él méuos al preceptor'qe al
amigo. La publicacion de su excelente.gramática lalina, fruto de su labo—
‘riosidad infatigable, no tardó en dará la juventud ial,ail?atria una niieva
prueba de su adesion i consagración exclusiva. ' ‘ '
, , ,I,ustoapreciador deestaimportanto obra de vuestro,,anteces6r, con
razon la eonsiderais de una influencia directa i elicaz sobre ,la sólida
instruccion dela. juventud. En un tiempo qe el pruritode,'extranjeris
,mo modernoi cierta superficialidad e in,chazon p’ueïil viclan la índole de
.nue,st,ro, idioma nativo i depravan las fuentes,del buen gusto, son sin
duda de un mérito eminente aqellos trabajos, qe, como el del Sr, Bello,
tienden a facilitar el estudio de la literatura clásica, de ese tesoro de
.bpllezasi primeres, cuya llave,es la",majestuosa i ',rica lengua latina,
intérprete de los grandes poetas, oradores, istoriadorés'ifilósofos, en
.—I09——
cuya severa escuela se an formado los mas ilustres escritores modernos
i de la cual a derivado el abla castellana sus mas bellas dótes.
Vuastras observaciones sobre el mérito de dicha gramática, considerada
en su tendencia a reformar los vicios de nuestra naciente literatura,
propendiendo aestablecerla sobre las bases del gusto clásico, si bien con
tribuyen a realizar el mérito del autor, onrran tambien a qien tan justa
mente sabe apreciar su importante trascendencia.
Educado enla severa escuela de los grandes ombres de la antigüedad,
cuando empezó para Bello la edad de las pasiones i de los errores, él solo
conoció la del estudio; i side algun error puede culpársele es de aber sido
parte qizá a abreviar su existencia con su excesiva constancia en el
trabajo. Error justificable, o tendencia tal vez imprescindible, como
inerente a la naturaleza misma de un jóven, cuya actividad mental lo
impelia con irresistible fuerza al mas alto grado de perfeccion moral e
intelectual.
Con pasion no ménos ardiente por el estudio i todo lo qe propende a
Jeneralizar el precioso bien de la instruccion, icomo miembro de la Fa,
cultad universitaria, a cuyo laborioso zelo está encargado este impor
tante ramo, vais, señor, a prestar vuestra cooperacion a la obra eminen
temente social de fomentar los buenos estudios i propagar los dones de
la intelijencia en vuestra patria adoptiva, ya qe los furores de la guerra
civil os obligaron a avandonar el suelo natal.
Con vuestros útiles trabajos obtendreis una ciudadanía mil veces
mas onrrosa qe la qe da solo el nacimiento; i si bien es insensato i pro
pio de innobles sentimientos el apodo de extranjero contra elijo de una
República ermana, vos areis qe semejante epiteto no pusda recaer jamas
sobre vos, sin manifiesto ultraje de la justiciai de la gratitud, a qe os,
areis acreedor.
El malogrado jóvcn qe os procedió en ese asiento, pudo tal Vez con
mas razon qe vos ser llamado extranjero, pues, segun entiendo, no abia
nacido en territorio americano; pero cuando se vió en él ese raro con
junto de virtudes, laboriosidadi talentos, esa rectitud dejuicio superior
a sus años, cuando se le reconoció el digno eredero de su benemérito
padre ¿qién no se gloriaba de llamarlo chileno‘? ¿Qién no abría temido
defraudar a la Patria de una de sus mas bellas joyas, no considerándolo
ijo suyo‘?
La Facultad a'cuyo nombre able, atenta a las cualidades qe os re
comiendan, se congratula al recibiros en su seno, con la grata esperan
za de qe no tardareis en llenar el vacio de tan grave pérdida i en co
rrespond8t‘ a su consoladora espectativa.
,

,
,
‘ zz:.__——‘——-———-:—--———__

QIN'I'A SECCIÓN.

MEMORIAS.

l.

EXPOSICION
"12 LOS TRABAJOS DEL COI’SEJO I DE LAS FACUL’I‘EADES DE LA UNIVERSI*
DAD DE CHILE DESDE EL MES DE SETIEMBRE DE 18I6b ASTA EL MI‘
l’l0 MES DE 18165, LEIZDA POR BL SECRETARIO JENERAL INTERIN’O
EN LA S!1Sl0l\l‘ EN’ CLAUS’I‘RO PLENO QE CELEBRO DICHA CORPORA
CION EL DOMINGO 28 DE SETIEMBRE

EXMO. Señon.
Señores:

'Encargado interinamente de la secretarlajeneral da la Universidad,


vengo a cumplir conlo dispuesto en el art. 28 de la leí de 49 de no
‘viembre de 4842, dando cuenta de los trabajos de esta corporacion en
del año corrido. Al llenar tan onrroso deber, siento no me sea dado pre
sentar 1 un cuadro completo de los beneficios alcanzados en favor de la
*educacioni del cultivo de las letras; pero no lo echareis de ménos si te
neis presente qe la Universidad, como toda nueva institucion, a debido
encontrar dificultades para establecerse, i dificultades tambien- para
plantar las reformasi mejoras qe ‘le están encomendadas. A falta de ese
‘cuadro qe solo podrá obtenerse como un resultado de las tareas de la
Universidad, cuando aya conseguido triunfar de todos los obstáculos,
cuando a fuerza de trabajo i empeño aya logrado fijar sobre bases fir
mes su accion i autoridad bienechora, aré un corto bosqejo del estado
‘actual de sus trabajos parcialesi de las esperanzas de buen éxito qe
le acen concebir sus primeras providencias.
—112-—
Asta setiembre del año pasado, en la memoria presentada por mi
antecesor, abeís visto ala Universidad constituyéndose, reglamentando
las diferentes disposiciones de lalei de su ereccion, deslindando sus de
beres i atribuciones en la órbita qe le está señalada; i segura ya del
modo como debia procaier, mareado el camino qe abia de seguir en
su marcha, esténdiendo su influencia ‘í procurándose los datos necesa
rios para conocer el estado i progreso de la educacion, los auxilios í
mejoras qe su fomento reclama. Desde aqella época, el mismo fin_ a ocu
pado parte de sus tareas. Losreglarpentos aunqe formados con la ma
durez i prevision posibles an ofrecido‘ en la práctica dudas qe a si
do necesario esclarecer, vacios qe an debido llenarse. El Consejo Univer
sitario al mismo tiempo qea atendido a estas necesidades, se a ocupado
en nuevos trabajos, i con empeño, en terminar los qe estaban pendien
tes. Ademas, a dictado todas aqellas providencias económicas qe an
ido exijiendo las circunstancias. Desde sus primeras sesiones, el plan de
sueldos i premios para los profesores del Instituto Nacional qe le abia
encomendado el Supremo Gobierno, llamó con preferencia su atencion.
El miembro del Consejo a qien fué encar’gada la formacion del proyecto,
comprendió qe en el plan qe se trataba de sustituir al vijente en el
instituto Nacional, para qe tuvlese‘las ventajas deseadas, debian con
sultarse tres circunstancias al parecer opuestas; la de aumentar la dota
cion de los profesores i empleados proporcionando los premios a la ma
yor o menor laboriosidad de sus obligaciones, la de mejorar el servicio
del establecimiento, i la de procurar toda la economia posible. Median
te una feliz combinacion el proyecto discutido por el Consejo reune es
tas circunstancias. E aqi en resúmen los principios qe le an servido
‘de regla: aumentar la renta decada profesor segun la importan
cia del ,ramo qe enseña i el mayor trabajo de preparacion' qe exijo.
En la instruccion elemental reunir en cada profesor el desempeño de los
varios ramos correspondientes ala clase de qe está encargado; i en la
‘ científica asegurar la permanencia de los profesores asignándoles ren
tassulicientes i premios segun el número de años de servicios. Acer en
fin de la enseñanza una carrera apetecible qe contando en el número
, de sus candidatos personas de un mértto reconocido, proporcione al
Instítuto,profesores qe le den garantías de,progreso para los alumnos,
i de crédito para el establecimiento. .
Unas de las principales ventajas de este plan es el sistema de turno
qe en élse establecei consiste en\qe los profesores de las cuatro clases
qe completan el curso de umanidades se‘ tii,rnen, periódicamente en el
desempeño de ellas, de manera qe el qe concluya la enseñanza de una,
—— 113 —
itome la superior qe sigue asta llegara la cuarta, idespues de esta vuel
va a la primera i así sucesivamente. Por este medio se dará mas cam
po a la enseñanza de cada profesor, qien podrá estender sus estudios
sobre los ramos qe le están encomendados; i los alumnos permanecien
do bajo la direccion de un mismo maestro los cuatro años qe dura su
estudio de umanidades, sacarán mayor provecho tanto por estar ya
acostumbrados a su método i esplicaciones, cuanto porqe el profesor
conociendo'la índole de cada uno de ellos, su aplicacion o pereza,
activará sus progresos del modo mas conveniente.
La visita qe el Supremo Gobierno mandó‘ practicar el año pasado en
los colejios de Talca, Maule i Concepcion le dió a conocer el estado do
estos establecimientosilas reformas mas urjentes qe reclamaban su
atencion para cimentar en ellos un arreglo provechoso. Encargado el
Consejo de la Universidad de formar el plan de estudios de los de Con
cepcion i Talca i el de sueldos para sus prolosores, sentó, por base de
su obra las indicaciones qe sobre el particular abia dilucidado en su
informe el zeloso e intelijente visitador qe oí ocupa el onrroso puesto
de vice—patrono de la Universidad. De consiguiente, los proyectos pedi
dos se a'n trabajado en Vista de aqellos indicaciones conforme al del
Instituto Nacional, guardando únicamente las diferencias qe pedian las
circunstancias de cada uno de los establecimientos. Una vez puestos en
ejercicio estos planes,se conseguirá difundir por las provincias una edu—’
cacion ,preparatoria completa qedando únicamente centralizada en
Santiago la científica; ide echo serán concedidas las solicitudes elevadas
al Consejo por algunos establecimientos públicos de provincia para qe
los exámenes qe se rindan en ellos se consideren válidos para obtener,
grados universitarios. ’ . ,
Concluidos estos trabajos, el qe pareció al Consejo de mas urjencia fué
la formacion de un reglamento qe detallese los reqisitos qe deben tener
illenar las personas qe pretendan abrir establecimientos particúlares de
educacion.'En este proyecto, qe el Consejo a llevado a cabo; no sea
pretendido coartar con dificultades i embarazos el libre ejercicio de la
enseñanza, sino precaver los abusos de todo jénero qe se cometen por
algunos individuos empleados en la educion' particular; dar ala autori
dad un conocimiento exacto de todos los qe se ocupan en esta profesion
para qe pueda ser mas fácil iefectiva la vijilancia qe le señala la leí; i
ofrecer en lo sucesivo las suficientes garantías de onrradez, capacidad
i buena conducta en los preceptores. Estas garantías no dejarán nada
qe desear cuando se ponga en planta el reglamento para la enseñanza
primaria aprobada por la Facultad de Umanidades, qe a formado tam—
15
——II4—
bien parte delas tareas del Consejo. Laobra de qe ablo está caícula—
da para cimentar un verdadero sistema de educacion primaria. Mejorán-
dose en ella la condicion de los preceptores públicos con dotaciones
suficientes, con ascensos bien calculados, con excepciones ipremios qe los
estimulen al buen desempeño de sus obligaciones, individuos capaces,
morales i de conocida probidad entrarán a desempeñar tan delicadas
funciones, i abrirán a sus alumnos una senda de progresóside sanos
principios.
Las ciencias médicas reclamaban tambien con urjencia uu plan de
estudios qe arreglase su enseñanza, repartiendo las clases de un modo
conveniente para qe sucedióndose progresivamente unas a otras sin
interrupcion, los profesores encargados de los cursos pudiesen comple
tarlos í abrir otros nuevos, en el tiempo señalado, sin qe fuese preciso
aumentar su número para enseñar clases acéfalas. El plan qe el Rector
del Instituto Nacional pasó al '‘Supremo Gobierno i de por encargo de
éstea discutido í aprobado con cortas 'diferencias el Consejo de la Uni
versidad, llenará sin duda el objeto apetecido. A estas obras reglamem
tarias de qe se a ocupado el Consejo, debo agregar otras qe por reco
mendacion tambien del Gobierno se están preparando o deben principíarse
a discutir en sus primeras sesiones. Tales son de un reglamento para
el réjimen interior del Colejio de Coqimbo cuyos tres primeros títulos an
sido considerados ya; la de otro parala academia de práctica forense qe
reforme el qe está vijente en la actualidad, i uno qe organice el tribunal
del protomedicato, qe deslinde sus atribuciones con las qe correspon—
den a la Facultad de Medicina, íponga en armonía el reglamento para
la concesion de grados de la Universidad, con las leyes peculiares cuya
observancia están encomendadas a aqel tribunal.
La necesidad de este último trabajo se a echo sentir vívamente cada
vez qe a sido necesario conferir grados de licenciados en la Facultad de
medicina, por cuanto los exámenes teóricos qe prescribe el reglamento
respectivo no se an considerado suficientes para probarla completa
capacidad de los candidatos faltándoles los de práctica qe exije el tribu—
nal del protomedicato, í por consiguiente se an creido necesarios estos
últimos para concederles el libre ejercicio de medicina. Tanto para la
colacion de grados en esta facultad, cuanto para los de la de leyes,
el Consejo a echo uso de las diferentes atribuciones qe se le confieren por
los estatutos; ya dispensando pruebas literarias, ya declarando suficien
tes los estudios echos en otros paises, ya en fin señalando los reqisitos
qe deben llenar aqellos mdividuos cuyos estudios no estaban suficiente
mente comprobados; pero siempre con la mayor circunspeccion i en
——115—
arista de documentos auténticos de universidades o establecientos cono
cidos i acreditados.
A dictado tambien el Consejo algunas resoluciones sobre casos par
ticulares ocurridos. Ni lalei orgánica ni los reglamentos an determinado
asta qe grado puede ei parentesco dar implicancia a un decano o a los
examinadores respecto de los qe solicitan graduarse; ni si el ser ijo natural
inabilita para recibir la colacion de grados. Entre tanto se dictan los
estatutos qe deben tener las Facultades, el Consejo resolvió respecto del
primer punto qe se siguiese la regla establecida en la antigua Universidad
de San Felipe, por la cual se considera aber implicancia solo asta el
cuarto grado de parentezco; i sobre el segundo punto, el Supremo
Gobierno sancionó con su aprobacion el acuerdo del Consejo sobre no'
ser obstáculo para la colacion de grados la calidad de ijo lejítimo de
cualqiera especie.
A estas resoluciones debo agregar otras sobre el método qe a de
seguirse en la publicacion de los Anales de la Universidad; sobre el sor
teo de las cédulas en los exámenes para licenciado; isobre el modo
como an de tratar los graduandos la memoria prescrita por el art. 43 del
reglamento de grados. Con esta última providencia se a contenido un
abuso qe se a introducido, i consistía en qe los graduados en vez de una,
memoria presentaban una simple esposicion de la doctrina comun sobre
los temas qe abian eiejido. La mente del Consejo al exejir en el regla
mente la memoria como uno de los reqisitos para obtener el grado de li—
c,enciado, no fué qe se presentase una obra de tan fácil ejecución,‘ qe has
tase copiar para redactarla, sino qe el aspirante diese en ella una muestra
de sus aptitudes emprendiendo un trabajo, sino orijinal, a lo ménos qe
recayese sobre una tésis o proposicion sentada al arbitrio del" candidato,
i qe procurase probar analizando las diversas opiniones qe la, ubiesem
apoyado ocombatido. Su resolucion,a esplicado el artículo segun su
primitiva idea. .
Para evitar inconvenientes qe ofrecian cada vez'qe era necesario to
mar exámenes, el Consejo formó un proyectode propinas qe fué apro
bado por el Supremo Gobierno. Pocos miembros se prestaban gtistosos
para aqel trabajo, pesado a par qe gratuito, i la carga deexaminar gra
vitaba principalmente sobre los qe tenían mejor voluntad, sin qe fuese
posible indemnizarlessiqiera el tiempo qe snstraian de sus peculiares
ocupaciones. Los graduandospara no perder un tiempo precioso para
ellos tenían las mas veces qe ir en persona con súplicas i empeños a so
licitar la asistencia de sus examinadores, i no pocas fué necesario
permitirles qe los elijiesen entre sus conocidos. El Con,sejo nopudo ver con
—I16—
indiferencia introducirse una práctica qe necesariamente dejeneraria en
grandes abusos, i se ocupó en buscar un medio qe sin gravar en dema
sía a los candidatos, conciliase suinteres con el de los examinadores, i
restituyese a los exámenes toda su gravedad e importancia. El tempera
mento qe adoptó fué el de aumentar algun tanto los derechos qe se cobra
han a los qe recibian grados, pagando con ellas propinas moderadas a
los examinadores, excluyendo a los funcionarios rentados de la Univer
sidad. , ,
Aunqe todas las facultados no an tenido ocasion todavía de recibir
los exámenes qe prescribe la leí a los qe desean obtener grados univer—'
sitarios, todas ellas an preparado las cédulas en qe van fijadas las pro—
posiciones de los ramos sobre qeade recaer dicho exámen. El Consejo a
discutido i aprobado en el año actual las presentadas por las facultades
de teolojía i medicina, qe no alcanzaron a formarse en el año anterior.
Los trabajos qe acabo de referir no an impedido al Consejo ocupar—
se en formar las juntas e inspecciones de educacion para aqellos puntos
donde aun no estaban establecidas. La demora de los datos pedidos a
los intendentes acerca de las personas qe en sus respectivas provincias
creían mas a propósito para componerlas a retardado considerablemen
te los nombramientos, sin embargo me es satisfactorio anunciaros qe
en la actualidad se a conseguido establecer dichas juntas en toda la
República, i con ellas en toda la República tambien la autoridad i viji
lancia de la Universidad. Algunas an suministrado ya noticias intere
santes sobre el estado de la educacion en los lugares sometidos a suvis—
ta, apuntando con oportunidad las necesidades qe se notan, las mejoras
qe‘deben cmpreuderse i los obstáculos qe se ponen a la difusion de la
enseñanza. Otras rcc'ien instaladas‘ no an tenido todavía el ' tiempo su
ficiente para enviar sus respectivos informes; empero todas se manifies
tan animadas de tanto celo i patriotismo qe dan al Consejo risueñas es
peranzas de qe sus trabajos serán de una importancia ineqivoca, i
cuenta con ellos para qe le sirvan de base en el arreglo i repartimiento
qe debe acerse de las escuelas para qe ningnn punto carezca del be
neficio de la educacion. ‘
E, concluido lo relativo a los trabajos del Consejo, entre los qe no me
aparecido nece'sario enumerar, ni las medidas puramente económicas
ni las providencias sobre asuntos de poca entidad, ni las dictadas so—
bre reclamos o peticiones particulares. Básteme decir respecto de estas
últimas qe el Consejo al acer uso de sus atribuciones a tenido siempre
en vista el puntual cumplimiento de la lei, i el decoro de la Univer—
sidad.
——1l7-
Antes de dar cuenta delas tareas de las facultades durante el año
trascurrido, no creo inútil advertir qe en algunas no se a podido dar aun
toda la estension i utilidad a sus respectivos trabajos, ya por el reducido
número de los miembros qe las componen, distraidos ademas por las
ocupasiones de su profesion, ya porqe aqellos trabajos no an sido de
antemano determinados por necesidades bien conocidas, como es na
tural qe suceda en toda corporacion literaria de un pueblo naciente.
Por otra parte la leí orgánica‘da un plazo racional a ciertas profesio
nes para llenar algunos reqisitos qe ántes no se exijian para la recep
cion de bachilleres, i de ai proviene qe asta llegada la épaca en qe es
pireaqel plazo no serán tan laboriosasí asiduas las tareas de todas las
facultades en jeneral.
Conocidos estos echos paso acer una brevei compendiosa reseña de
los trabajos de cada una de ellas.
Al año actual correspondia la eleccion de decanos prescrita por el
art. 4.° de la leí orgánica:,,las Facultades an procedido en cumplimiento
del citado articulo a formar las ternas correspondientes qe debian pasar—
se al Supremo Gobierno. En todas, a excepcion de la de Teolojia, en
qe circunstancias de incompatibilidad impedian seguir en’ su destino al
antiguo Decano, an sido propuestos en primer lugar los qe el Supremo
Gobierno nombró en su orijen.
En la Facultad Teolojia algunas sesiones an tenido por objeto elejir
miembros qe llenasen las vacantes ocurridas por fallecimiento, i solo en
una ocasion consiguió reunir el número de las cuatro qintas partes de
sufrajios qe determina la leí para la incorporacion en la Universidad de
aqellos individuos qe no son licenciados en la Facultad qe los elije. Este
reqisito a sido causa qe las otras vacantes no se ayan podido‘llenar,
apesar de aberse repetido en algunos casos varios escrutinios. A fin de
remover este obstáculo la Facultad ocurrió al Consejo para qe, si le
parecia conveniente, recabase una modificacion de lo dispuesto por la
lei, dirijida a qe solo se exija en lo sucesivo las dos terceras partes de
los votos en la eleccion de los miembros qe icieren las Facultades ino
fueren licenciados de ellas. El Consejo al resolver sobre este punto con
forme alapropuesta echa por la Facultad de Teolojia, creyó oportuno
solicitar la modificacion por un tiempo determinado, miéntras la Uni
versidad adqiere su completo desarrollo , indicando al mismo tiempo qe
seria justo i provechoso qe para poder ser elejidos a simple mayoría de
votos se considerasen como licenciados a los qe ántes del establecimien
to de la Universidad an sido admitidos al ejercicio de,la jurisprudencia
o la medicina. ‘ " '
--118—
El echo mas notable relativo a la Facultad de qe me ocupo a sido
la fundacion de la Academia de Ciencias Sagradas, alaqe no cesó de
prestar su atencioni conatos asta verla establecida. Este cuerpo qe.
cuenta éntre sus miembros profesores distinguidos por sus conocimien
tos en los ramos qe cultivará la Academia i jóvenes qe descuellan por
su talento i juiciosidad, augura un rísueño porvenir a la Iglesia ial
Estado. '
La Facultad de Leyes iCiencias Políticas a tenido una ocupacion cons
tante i útil en los exámenes de bachilleres i licenciados qe se an reci
bido en todo el año universitario.
Baste decir qe el número de los primeros’aascendido a 38i a 24 el de
los segundos, no olvidando, si se qiere tener una idea cabal de este
trabajo, qe para exámen se reqiere, para los bachilleres, dos asistencias,
i tres para los licenciados.
La tarea de recibir exámenes a los qe pretenden grados para dedi
carse a carreras profesionales, a cabido tambien a la Facultad de
Medicina. Firmen en su empeño de formar la estadistica médica de la
República no a dispeusado arbitrios para conseguir llevar acabo una
obra tan importante. A fin de procurarse datos se a puesto en directo
comunicacion con los profesores diseminados por las provincias. i a
dirijido una circular a los deSantiago para qe le suministren las obser
vaciones qe ayan tenido ocacion de acer en los diferentes casos ocurrí—
dos. De paso aré mencion del proyecto de cédulas qe a trabajado para
qe sirvan al sorteo de los ramos sobre qe deben recaer los exámenes
de bachilleres i licenciados; de los informes dados al Consejo sobre el
plan de estudios pa:a las ciencias médicas qe sirvió de guia en la dis
cusion de este plan, i al Intendente de la provincia sobre la calidad de
sustancias alimenticias qe se consideraban nocivas a la salud; sin olvi
dar otros trabajos qe guardar una proporcion media entre las atribucio
nes de la Facultad ilas del Protomedicato, dirijidos a cortar abusos íai
promover el buen servicio del público en los ramos qe le estan enco,
mendados.
Fa Facultad de Ciencias Matemáticas i Físicas es qizá la qe se a‘
encontrado ménos en actitud de emprender reformas i mejoras qe den
pábulo al celo de los miembros qe la componen, porqe las ciencias na
turales i exactas no an recibido asta ora el cultivo qe merecen, siendo
mui corto el número de los qe a ellas dedican sus estudios.5ín embargo
atendiendo a la escasez qe en el español tenemos de obras elementales
sobre estas ciencias, la Facultad a comisionado algunos de sus miembros
\
— Ïl9——
'para qe se ocupen en traducir tratados especiales qe puedan adoptarse
para la enseñanza.
Su Decano a dado ya a luz una traduceion del acreditado curso de
Jeoinetría descriptiva de Mr. Leroy, asegurando conel‘la rápidos progre
sos en la instruccion de aqel ramo. Otro de sus miembros, D. José Vicen
te Bustillos, a presentado una memoria de qe se a ocupado la Facultad,
sobre el modo de elaborar el ácido piroleñoso i de aplicarlo a laeconomr’a
rural. La importancia de este trabajo se a recomendado dándole la pu.
blicidad posible para qe llegue a noticia de aqellas personas'"qe qieran
ensayar el método propuesto.
La falta de instrumento a impedido a esta Facultad emprender traba
jos ulteriores de consideracisn. Asta el 48 de febrero del presente año
observó con la mayor prolijidad las afecciones atmoféricas i se propuso
dar la nivelacion completa del pais. midiendo sus principales alturas,
para cuyo fin abialasociado a su idea los oficiales del cuerpo de Injenieros
civiles qe por sus trabajos tienen qe acer continuas espediciones por la
República. Un accidente desgraciado inutilizó el barómetro qe debia
servir para estas operaciones qedando paralizados los trabajos empren
didos asta recibirse los instrumentos qe a encargado el Supremo Gobier
no. Ademas, el Sr. Decano de Esta Facultad a qien ia leí orgánica
comete la conservacion i adelantamiento del Museo; se a ocupado con
ardor en arreglarlo de un modo útil, formando i ordenando el copioso
erbario qe la premura del tiempo no permitió clasificar a su creador, el
distinguido profesor D. Claudio Gay. A echo ensayos de consideracion
para completar en lo posible los diferentes objetos qe constituyen un
Museo; i a conseguido aumentar la ornitolojia en mas de una tercera par
te,En fin, mediante su empeño iel del Supremo Gobierno segundado por
‘el de algunos celosos funcionarios, mui en breve el público disfrutará
de una selecta coleccion de minerales ala qe se va a destinar una sala
a propósito.
La Facultad de umanidades a contraido su atencion durante el últi
mo año a la educacion primaria qe le está encomendada por los estatutos,
i en obseqio de la justicia debo esponer al claustro qe los trabajos em
prendidos en este ramo acen onor al celo de aqella Facultad. Desde el
principio conoció ella qe para emprender mejoras sucesivas i fecundas
en la educacion primaria, erapreciso ante todas cosas trazar el diseño
de la planta qe debe darse a la educacion, i al efecto el Sr. D. José
Victorino Lastarria presentó un proyecto qe a sido materia de largas i
prolijas discusiones. En él se an clasificado las escuelas en dos órdenes
<para determinar la clase de instruccion qe a de darse en las cabezeras de
-—120-
dcpartamentoí en los campos o pueblos secundarios de los mismo, detet'n
minándose las corporaciones a qienes incumbe el deber de erijir en estos
lugares escuelas de uno u otro órden. Se a procurado acer de la profesion
de preceptor, una carrera qe tiene sus ascensos, sus prerrogativas, su
jubilacion i premios, í ala cual no se permita abordar sinoa aqellos qe an
comprobado satisfactoriamente sus aptitudes i pureza , de cos
tumbres.
Mas como importaría poco investigar las cualidades presentes del in—
dividuo, si no se ejerce sobre él una constante vijilancia, í como por
otra parte no e}; de esperarse qe los maestros abandonados a si pro
pies, i léjos del alcance de los qe pueden inspeccionar su conducta
se mantengan en el pie de disciplina, actividad e intelijencia qe de
be procurarse, se a sistemado un órden de visitas de escuelas por ins
pectores establecidos al efecto, qe deben ejercer bajo la direccion cen
tral de la Universidad la de la educacion primaria en todos sus porme—
, nores, siendo como el veículo por medio del cual los nuevos métodos
í las mejoras qe la Universidad conciba lleguen a realizarse fielmente en
las escuelas. ,
La Facultad a comprendido qe el muelle real de la educacion prima
ría está en el preceptorado, i con esta mira, otro de sus miembros D. B.
Minvielle a traducido del frances í adaptado a las circunstancias del
pais una obra titulada «Manual de Preceptores,» qe la misma Facultad
a examinado i adoptado unánimemente para qe sirva a su destino. En
ella se trata de sujerir al preceptor una idea cabal de sus funciones en
el grave cargo de educar la juventud; se le instruye en diversos méto—
dos de enseñanza, ise lo ilustra en la disciplina escolar, descendiendo
asta los pormenores del establecimiento cuya armonía constituye su per
feccion.
En el año anterior la Facultad abia acordado varias reformas en la
ortografía usual del castellano, qe tendian a simplificar aqel arte, refor
mas qe la sana razon prescribe i qe tardeo temprano an de ser adop
tadas por todos los pueblos qe ablan nuestra lengua. En el último año,
se a completado el tratado de ortografía fijándose las reglas a qe debe
. someterse la acentuacion delas palabras escritas; punto en qe se nota
una casi completa anarqiai variedad de prácticas i de pareceres.
Estos acuerdos empero no llegarían a ser fructíferos sino se trata—
ha de reducirlos convenientemente a la práctica. Al efecto otro de los
miembros de la Facultad D. D. Sarmiento, a qien tanto debe la educa
cion primaria en Chile, se encargó. de. componer un nuevo silabario o
cartilla para el primer aprendizaje de los niños, obra qe con la aparien—
- 121 —
cia esterna de cosa fácil e indiferente envuelve dificultades qe pocos an
tenido la felicidad de vencer, i qe importa no solamente el aorro de pa
decimientos a la tierna infancia, sino un aorro de tiempo precioso para
ella i en gran manera favorable a la difusion de la enseñanza, por cuan
to estimulai alienta a todos aqellos cuya pobreza o falta de interes
abría echo desertar de las escuelas. El autor del silabario premunido con
las lecciones qe sujiere una larga práctica í déspues de aber compara
do filosóficamente muchos de los métodos de lectura conocidos en Eu
ropa, a podido idear un sistema cuya rivalidad pudieran sostener mui
pocos de cuantos se an dado a luz en castellano. La Facultad lo a adop
tado para las escuelas públicas i en ello abrá ganado la instruccion
primaria una ventaja inapreciable.
No se a limitado la Facultad en sus trabajos al solo ramo de ins
truccion primaria. Tambien se a contraido al exámen de algunas obras
concernientes a objetos de su instituto de las cuales algunas an mere
cido su aprobacion. Entre ellas debe acerse mérito de un compendio
de la Istoria Nacional redactado por D. Vicente F. Lopez con el objeto
de qe sirva de texto para la 'enseñanza de aqel ramo desgraciadamen
te descuidado asta aora en las casas de educacion.
Finalmente tratando de la Facultad de Umanidades no debo echar
en olvido qe una comision de'su seno a dado principio a la visita de las
escuelas de la capital. Mui lamentable aspecto an ofrecico a esta comi
sion la mayor perte de dichos establecimientos; muchos i moi gra—
ves defectos parecen salirle al encuentro demandando su solicita in
tervencion, ies probable qe en el año venidero pueda la Universidad
tener la satisfaccion de oír qe una gran parte de ellos an desapareci
do mediante el celo de los comisionados.
Estos an sido, señores, los trabajos qe an llamado principalmente la
atencion de la Universidad. No me a sido posible darles a conocer en
sus importantes pormenores, ni trazar siqiera algunos de ellos de la ma
nera mas conveniente; qe corto a sido el tiempo qe tengo a mi cargo
el destino qe me impone el deber de dirijiros oí lapalabra. El no aber asis
tido por esta causa a las sesiones del Consejo donde se dilucidani po—
nen en claro los trabajos jenerales de esta corporacion, me a privado
de datos e ideas qe una dedicacion tardia no a podido suministrarme.
El fruto de las tareas de la Universidad, qe el tiempo sazonará opor
tunamente, será una muestra mas clara de su benéfica influencia qe
cuando pudiera decirse en una prolija relacion.

16
... 1322 _

‘2.

MEMORIA

SOBRE LAS PRIMERAS CAMPAÑAS EN’ LA GUERRA DE LA INBEX’IZNDIIN*


GIA DE CHILE. PRESEN’I‘ADAA LA UNIVEI\S¡DAD PO! I). D. J. BENA*
‘VEN'I'E EN LA SESION JENERAL DE 28 DE SETIEMBRE DE I8165, Enl'
CUMPL!MIIJI\ITO DEL ART. 23 DE‘ LA LE! DEL 19 DE NOVIEMBKL“. DE
l852.

DISCURSO PREL’II‘MNAR.

Los ínclitos varones qe el diez‘i ocho de setiembre de 4840 destro‘


zaron las cadenas de nuestra esclavitud 'colonial, son bien dignos de
preclara nombradia í acreedores a nuestra gratítudi sinceras alabanzas,
Ellas no pueden ser menguadas por las faltas qe el ojo escudriñador de
historia alcance a descubrirles, no en la justicia de su causa, no en la
rectitud de susintenciones, ni en el denodado valor con qe aeometieron
tan osada empresa, sino_en su consiguiente inesperiencia para mandar í
dirijir la rejeneracion de un pueblo íspano—americano, qiero decir, edu—
cado esclusívamente para la mas dura servidumbre política, i destinado
segun la confesion de uno de nuestros mas conspicuos opresores, a
‘vejetar en la, oscuridadí abatimiento (a). Podrán tambien aber carecic'o
de provision, porqe las almas nombles i candorósas suelen liar demasia
do en los dictámenes de su conciencia pura, i en el éxitoi resultados
de sus grandes acciones. Qien qiera qe pretenda juzgarlos no debe ade
la,ntar aqella época, para apreciarlos con nuestras ideas i nuestra
esperiencia, sino colocarse en ella i tomar en cuenta sus antecedentes:
solo así podrá abilitarse para pronunciar un fallo imparcial. , ,
Si desde la eterna mansion en qe descanzan ya casi todos esos
próseres americanos, les es permitido contemplar laactual situacionde
su Patria, cuanta será su satisfaccioni complacencia ,al ver la nacion‘
independiente-rota por ,mano de la augusta i católica señora doña
Isabel 2.a la domínacion qe le impusiera el napoleónico nieto de la pri—,

ga) Proclnma del virci D. Fem:mfln .lbmcul. Liam. ‘l810.


— 123 '— .
mera-tratando deiguai aigual con la poderosa Albion i otras potencias
de primer órden—gozando de profunda paz bajo la éjida de instituciones
las mas liberales posibles-marchando a la vanguardia de las Repúbli—
cas ermanas con paso firme iacelerado, ácia la prosperidad, ipor úl—
timo, ácia la realizacion delos altosfines qe ,ellos se propusieron en
z1840. Era, sin duda, uno de ellos la ereccion de este templo para qe sus
ijos víniesen a iniciarse en los sublimes misterios de aqellas ciencias qe
forman, conservan, i enriqecen a los Estados, qe multiplican las relacio
nes, entre los ciudadanos, i los elevan asta lacontemplacion de su ob
nipotente Criador. iPueden estas pájinas recordar algunos de sus eroi—
cos esfuerzos, iescitar el debido reconocimiento en su posteridad! Pue
da ella conociendo el punto de partida i el escabroso car,nino recorrido,
apreciar justamente el bien qe oí posee, los cruentos sacrificios qe a cos
tado, ila necesidad de velar incesantemente sobre su conservacion.
Aunqe toda colonia en mi opinion tiene derecho natural i perfecto
para emanciparse, desde qe por su crecimiento adqiere el poder i por
su ilustracion la voluntad para acerlo, i aunqe las establecidas en el con—
tinente de Colon an demostrado bien claramente ser =ésta una verdad
inconcusa elevada 'ya a echo istórico; con todo, se me agradecerá
qe esprese aqi los motivos qe, independientemente de los qe tenían las
Américas por elsistema opresivo qe las rejia, i solo con relacion al es
tado peculiar de su Metropoli en aqella época, ¿impelieron a Chile a la
formacion de su primera Junta. Me valdré de las mismas espresiones en
qe los alegó el primer Congreso contestando al virei de‘ Lima en 6 de
noviembre de 48M‘.
«Resonaban todavía en nuestros oidos los últimos estruendos de las
armas qe acababan de atacar las "costas orientales de este continente
(b), i servía de lenitivo a sus terribles ecos, el del combre de Napoleon
Bonnaparte, qe escuchábamos como el del primer aliado de la nacion, i
del intimo amigo de nuestros reyes, cuando repentinamente sucede el
mas inesperado trastorno. Se nos ofrece un grupo de desengaños, per
fidias i errores: un conjunto de echos, de los qe cualqiera bastaría para
acernos temblar, iabrazar asombrados todos los medios de seguridad
qe ocurriesen a una imajinacion consternada[¡El suceso de Aranjuez, el
del 2 de mayo, las Cortes de Bayona,,la ocupacion de Barcelona i de
mas plazas fuertes, la rejeucia de Murat, las órdenes de los ministros
para qe se sometiesen estos dominios al del tirano: todo esto i mucho mas

.
(b) La invacion delos ingleses n Buenos-Aires.
— 124 _
se agolpó sóbre nuestras almas asustadas í las agobió. Se siguen las
insurrecciones de los pueblos de España, asesinatos de gobernadores,
intrigas de jenerales, avisos ¿:lel Enviado español en los Estados—Unidos
para qe nos precavamos de los emisarios de la Francia; órdenes de la
Junta de Sevilla ‘i de la Central para qe velásemos sobre los qe nos
mandaban. Nos mirábamos por todas partes anegados en peligros o
incertidumbres. El estado de la Península ¡era un problema: perturbada
la comunícacion no solo por íembarazos reales, sino por el interes de
adulterar las noticias, exajerando unos las ventajas, otros las desgracias
de la Metrópoli, debiamos racionalmente esperar qe la resolucion fuese
una escuadra enemiga qe con el desengaño nos trajese las cadenas, o
un ejército capítaneado,por algun falso amigo, qe a pretexto de conser
var la dominacion de Fernando, tratase de establecer la suya. En medio
de este melancólico cáos volvía Chile los ojos al rededor de su orizonte, i
no divisaba sino tinieblas íprecipicios, i buscaba ansioso una autoridad
en qien residiese la facultad de reunir sus esfuerzos. De nada le servía
tener recursos para mantanerse fiel en todo evento, sin una atinada
direccion qe los iciese útiles. ¿I en dónde encontraría este fénix‘? No
señor, no lo descubriamos. Un sujeto qe revestido de aqel carácter qe
llama la consideracion, juntase en su persona valor, ciencia, opinion,
prudencia i la confianza, no lo abia. El qe por acaso tenia las riendas del
Gobierno, carecia de vigor iconocimientos. Los qe por sus grados po
drían aspirar a sustituirlo, son precisamente los mismos qe oí tiene V. E.
a la vista: un solo cuarto de ora de trato, descubre su absoluta ineptitud,
i ace la apolojía de Chile. Los qe vendrían de España. . . . . . es preciso
ablar sin embozo. ¿Seriajusto, seria prudente, convendría someterse
ciegamente a personas de qienes no se tenia confianza, ni se debería
tener‘? Las autoridades de donde emanaria la suya estaban contestadas
por algunas provincias, con las qe íbamos achocar por solo un acto qe
indirectamente reprobaba su conducta.' Las Juntas de Sevilla i Central,
el primer Consejo de rejencia, se sucedian con una celeridad qe no índi
caba tener' el voto de la nacion. Estos mismos podian mui bien ser
sorprendidos por ombres astutos qe obtuviesen despachados cuya certe
za no podiamos comprobar. A mas, podian recaer las gracias en sujetos
qe iciesen de ellas el mismo abuso qe en España acababan de acer de
sus facultadesbtros qe les eran tan superiores en dignidad, concepto,
fortuna, í motivos de gratitud a un soberano, qe vendieron escandalosa
mente icon méuos esperanza qe la qe estos podian figurarse al venira
unos destinos, qe preferían a la gloria de servir a su patria oprimida, i
qe públicamente se lamenta de la falta de oficiales, i de cuya defensa
— 125 ——
pende la suerte de estos paises, porqe allá debe asegurarse i no aqi, don
de los traería al parecer el deseo de encontrar un asilo. Conjetura obvia
qe bastaría para acerlos mirar en poco i perder toda su autoridad, o a lo
ménos la parte esencial de ésta, qe estriba en el concepto qe los qe obe
decen, forman dela capacidad ivirtud de qien los manda, i en la estima
cion qe acen de sus personas.»
Estas poderosas razones presentadas a la consideracion del Consejo
de Rejencia qe por el cautiverio de Fernando gobernaba las Españas, en
el oficio de 2 de octubre de l 840‘, con qe se le acompañó la acta de ins
talacion dela Junta, i las qe fueron reforzadas en un folleto qe publica
ronfl en Cádiz los chilenos qe allí residian i ocuparon asientos en las pri
meras Cortes (c), fueron bien acojidas por aqel cuerpo, i motivaron laReal
órden de 44 de abril de 48M, aprobando el movimiento del 48 de se
tiembre. El i:toriador Torrente a próposito de esta R. O. dice: “De
este modo sancionaron la revolucion de Chile, i para darle mayor peso,
comunicaron al virei del Perú aqella famosa resolucion qe llevaba el
sello del pérfido triunfo de los revoltosos» (d). El marqes de Casa Irujo
embajador español cerca de la corte del Janeiro, en carta de M de
diciembre de 4840, conducida por la fragata Vigarrena, felicitó tambien
al nuevo gobierno por su onrroso patriotismo, su prudencia í su mode
mcron.
Lisonjeados los miembros de la Junta i los ciudadanos mas notables
por su edad, representacion, fortuna einfluencia social, con tau esplícita
aprobacion de las primeras autoridades españolas, se adormecieron
sobre el cráter del volcan qe ellos mismos se abian abierto, i no divi
saron los peligros qe les amenazaban, ni se apercibieron para defender
su eróica empresa. Tan seguros se creían, qe no trepidaron en des
prenderse de trescientos veteranos escojidos con oficiales decididos por
la revolucion, para auxiliar al gobierno revolucionario de Buenos—Aires
-qe le permitieron levantar bandera de recluta, qe llevó cerca de dos
mil ombres al otro lado de los Andes bajo la direccion del activo tenien
te don Manuel Dorrego—qe cambiaron casi todo la pólvora qe existía
en almacenes, por azogues para el beneficio de las minas, cuya comision
obtuvo el capitau don Francisco Calderon. Es verdad qe en Santiago

(o) Motivos qe ocasionaron la instalacion de la Junta de Gobierno en


Chile, i el acta de la misma-Cádiz——Imprenta de la Junta Superior de Go
bierno. nño de 1811.
(d) Istoria de la Revolucion ispauo—nmericana-Tomo l. ° páj. ‘208.
— 126 ——
se levantó un batallon de granaderos con 600 plazas-un escuadron de
Dragones con 300 i una brigada de artillería-qe se criaron algunos
rejimientos de milicias i se llenaron las vacantes de oficiales qe tenían
los antiguos, todo esto bajo el plausible pretexto de defender el pais
contra el poder del Emperador Napoleon, pero como un ataqe por esta
parte sino imposible era remotísimo, i como no se qerria talvez alarmar
a los españoles, esa fuerza se organizaba descuidadamente, o se apres
taba para lucir en las grandes paradas, mas bien qe para resistir en
duras batallas. La azonada militar del 4.° de abril capitaneada por el
español don Tomas Figueroa, qe el nuevo gobierno acababa de ascender
a comandante del batallon de Concepcion, i la primera sangre derra—
mada en la revolucion si dispertó algun tanto los ánimos i alteró esa .
fatal seguridad, embanderizó tambien los partidos, sembró las semillas
de la discordia, qe produjeron despues tan deplorables lconsecuencias, i
enervó en gran parte el espíritu revolucionario. Fácil seria, pero innece
sario por aora esplicar estas anomalías.
El astuto i suspicaz virei del Perú don Fernando Abascal espiaba
con ávida atencion los pasos del nuevo gobierno, i aunqe no se fiaba
en las protestas de fidelidad, ni respetaba la aprobacion dada por la
Rejencia, lo descuidaba escrihiéndole notas en qe,se gloríaba de su buena
fé, onor i abertura cn sus procederes (e); icomo segun se espresa el
ístoriador citado su situac ion fuese en aqella época sumamente embarazosa,
i qe su atencion se alía distraida para reprimir los movimientos abier
tamente ostilw del mismo Perú i Qito, abo de disimular por entónces
las tropelias de los chilenos, permitiendo la continuacion del comercio
de qe tanto necesitaba (f). ,
Suspendo por un instante el iio de mi discurso para preguntar al
apasionado escritor Torrente: ¿Cuáles eran las tropelias de los chilenos
qe disimulaba el virei del Perú‘? Encuentro su respuesta en la pájinas 2t0
del tomo 4.° de su citada obra qe dice: «Fué entónces cuando se
« ®cretó la dotacion del clero sobre el tesoro público, proscribiendo
a toda clase de derechos inerentes al servicio de la iglesia, la libertad
« de los ijos de los esclavos, la abolicion de rejidores perpétuos, los qe
e: en lo sucesivo deberían ser elejidos popularmente todos los años, la
« Supresion de. plazas inútiles, la reduccion de sueldos a los empleados,
« la abolicion del impuesto conocido con el nombre de licencia, a la qe
a estaba sujeto todo el qe salia del pais, la libro facultad de sembrar

(e) Monitor Araucnno número 16.


(f) Torrente íb. páj. 102.
—- 127 —
" tabacos, la creacion de jueces qe decidiesen todas las causas sin tener
« qe recurrir a la Península, el nombramiento de subdelegados o corre
« jidores por eleccion popular, el, establecimiento de escuelas de mate
« mát2’cas, de dibujo militar í de otras varias clases, i la organizacion
« de cuerpos militares con el carácter de activos.» ¿Podría esperarse qe
un ilustrado escritor del siglo49 allase estos puntos dignos de acusacion
ide ser castigados por el vireí? ¿I sobre un pueblo abandonado por su
metrópoli, entregado a su propio destino, i naturalmente encargado de
su defensa‘? Era un un crimen o una tropelia siqiera la supresion de
plazas inútiles, la reduccion de sueldos i el establecimiento de otras
economias‘? ¿Lo era el nombramiento de jueces i subdelegados qe no po—
dian venir de la madre patria‘? Lo era la creacion de ESCUELAS? Con estas
inculpaciones comprueba Torrente el sistema colonial español qe él í
otros paisanos suyos an pretendido negar, iel qe deseaban continuar
aun despues de concluida la guerra íestablecida de echo la indepen
dencia. E entrado en esta digresion para manifestar el poco crédito qe
merece aste istoriador, cuando pretende apreciar los echos de nuestra
revolucion, i para justíficarla masi mas, como igualmente las contradic
ciones qe 'se notarán entre esta memoria í aqella istoria. Continúo.-
Corría el primer año de nuestra revolucion, perdiéndose el tiempo
mas precioso para proveer a su defensa, i gastándolo en medidas su
balternas, de resultados dudosos, sino perjudiciales ‘a la causa procla
mada. El 2 de mayo de 48M se encontraron en la capital varios dipu
tados para el Congreso qe se abia convocado, i pidieron ser incorpora
dos en la Junta de Gobierno, a imitacion de lo qe acaba de acerse en
Buenos—Aires, espejo entónces de nuestros ombres de estado, í modelo
qe pretendian copiar aun con sus mismas deformidades. Aqi como allí
se formó, pues, un gobierno multipersonal, débil por falta de unidad, e
incapaz de dictar resoluciones prontas i acertadas; pero mui a propó
sito para enjendrari desenvolver un fomes de discordia, para poner en
accion las aspiraciones i todas aqellas concausas qe tan fatales conse
cuencias debian producir mui pronto. .
Ya el 6 de junio se izo indispensable la instalacion del Congreso pa
ra qe nombrase un poder ejecutivo mas concentrado, í con todo no pu—,
do serlo de ménos personas qe cinco. Abia en aqel cuerpo soberano iu
,dividuos mui respetables por sus luces, por su ferviente patriotismo i
por su enerjía para proponer medidas de snma.importancia; pero la
mayoría era compuesta deombres pacatos, ignorantes en la ciencia de
gobierno, i bastante débiles para ¿constituirse en instrumentos de otros
mas atrevidosi notoriamente afectos al réjimen colonial. La revolucion
—123——
retrogradaba bajo su influencia, i sus primeros campeones apoyados en
el retiro de trece diputados de las provincias del Sur, qe protestaron
contra los actos del Congreso, í en la activa juventud, buscaban los
medios de operar una reaccion jeneral isimultánea en las provincias.
Ella se efectuó en la capital el dia l» de setiembre i en la Concepcion
el 5. Esta fué encabezada por el doctor D. Juan Martinez de Rosas,
uno de los primeros i mas sabios promotores de la revolucion; el mismo
qe siendo vocal de la primera junta abia sofocado la asonada del 4.° de
abril, i el qe cargaba con el mayor compromiso ácia el gobierno espa—
ñol. Al frente dela de la capital se puso D. José Miguel de Carrera, jó
ven de superior capacidad por sus talentos, distinguidos servicios en
los ejércitos españoles i espíritu emprendedor. Acababa de llegar de
Europa en el navio ingles Standart, traia el empleo de Sarjento Mayor
de caballería, certificados mui onrrosos, i conocimientos importantes
para su patria en aqella época. Venia poseido de aqel entusiasmo por la
libertad i de aqel ódio ala tiranía qe ajitaban a los americonos resi—
dentes en España, como qe abian visto mas de cerca el poder opresor
í la apnrada situacion en qe se allaba: como qe conocian qe malograda
la ocasion, tarde o nunca volvería a presentarse para sacudir su yugo.
Encontraba a Chile en una crisis de transicion, triunfando los contra
revolucionarios apoyados en la mayoría del Congreso, en el batallon
del Ileí acuartelado al efecto, i en la brigada de artillería, ámbas fuer—
zas mandadas por los empañoles Díaz Muñoz i Reina, qe gozaban de
crédito í consideracion. Los mejores patriotas fluctuaban en la incer
tidumbre, daseaban con ansia la reaccion; pero ninguno qeria capi—
tanearla, correr los riesgos i cargar con los compromisos. Carrera se
les presentaba como el ombre mas aparte para la ejecucion, por su osa
dia o valor, i méuos temible para sus aspiraciones, por estar recien
llegado, i no aber contraido aun muchas relaciones despues de su lar
ga ausencia; pero jénios como el de Carrera no son ciegos intrumentos,
no ejecutan órdenes ajenas, sino qe las dan, no se subordinan sino qe
mandan. Así es qe pronto se vió elevado a la primera silla, i desde
entonces comenzó a desplegarse el espíritu público, a ablarse de liber
tad e independencia, a organizarse los cuerpos militares, a construirse
el armamento qe podia acerse en el pais, como siete mil qínientas lan
zas, municiones, tiendas de campaña, cuarteles, a componerse mas de
tres mil fusiles i a montar un tren respetable de artillería-Se mandó
comprar a Estados Unidos una imprenta i se dictó una constitucion
política, qe la istoria juzgará algun dia, no solo por los principios en
qe estaba basada sino tambien por el modo en qe fué sancionada i
—_l29-—
promulgada, i cuyo trabajo será importante para dar a conocer el esta
do de nuestros conocimientos políticos en aqella época. Yo no lo em
prende aora, por el crédito del pais, i porqe considero este punto como
uno de aqellos errores qe se cometen en la juventud ies vergonzoso
confesar en la vejez. En el diario del Jeneral Carrera se encuentran es
tas palabras: «Accedígustoso a ella, porqe en materias políticas cedo al
dictámen de los señores H. P. Z. S. I. i otros de esta clase.»
Desgraciadamente para la suerte futura de la patria, aqellos impor
tantes providencias se interpretaron como dirijidas a asegurar el poder
en una personaí su familia, isirvieron para qe ombres mezqinos i as
pirantes burlados sembrasen el descontento, sonasen la alarma, fragua
sen varias conjuraciones bajo planes orribles de asesinatos, enervasen
la accion gubernativa, i continuase la indefension del pais. Aunqe D.
José Miguel de Carrera no desmayaba en medio de tantas contrario
dades, debió mirar el resultado de sus eroícos esfuerzos con aqel senti
do dolor qe esperimentaba el inmortal Wasingthon en iguales circuns
tancias,i decir con él: «Nada me es tan sensible como esos celos in
tempestivos contra el poder militar,i este es el mayor mal qe temen
los mejores imas puros patriotas qe me acompañan. . . . . las conse
cuencias serán fatales a la causa comun.»
La pronta venida de la imprenta, de ese precioso instrumento de la,
ilustraeion universal, de ese fiel conservador del pensamiento, como la
saludó el sábio chileno Camilo Henriqez, redactor del primer perió
dico qe vió la luz en Chile, comenzó a llenar su grandiosa mision
discutiendo los primeros elementos de la ciencia de gobierno, revelan
do la dignidad del ciudadano al esclavo qe se manumitia, levantando
las aspiraciones de los pueblos a la independencia, noticiando el conti
noo movimiento de las naciones, descubriendo nuevos goces al espíritu
inflamando el patriotismo de mil modos, i vaticinando muchas veces
el futuro destino qe aguardaba a la jóven América; empleando siempre
un juicio correcto, íemitiendo sobre cuestiones nuevas i para nosotros
difíciles, ideas elevadas qe oí mismo parecerían frutos sasonados de
nuestra avanzada intelijencia. Por ejemplo, aqella tan ventilada en este
último año, del Congreso Americano, ocupó tambien la atencion de aqel
ilustrado patriota, i en el número 28 de la Aurora de 20 de agosto
de 48t2 se espresó así: «¿Alguna vez un congreso jeneral americano,
una gran dieta, no ará veces de centro‘? Eso está moi distantei será
una de las maravillas del año de dos mil cuatrocientos cuarenta; pero
yo no soi profeta. La América es mui vasta, i son mui diversos nuestros
jenios, para qe toda ella reciba leyes de un solo cuerpo lejislativo.
17
—130-
Cuando mas pudiera formarse una reunion de plenipotenciarios para
convenir en ciertos puntos indispensables; pero como los de mayor
interes inecesidad son una proteccion reciproca i la unidad del fin e in
tentos, itodo esto puede establecerse i lograrse por medio de enviados
de gobierno a gobierno, no parece necesaria tal asamblea. Ella verdade—
ramente se presenta a la fantasía con un aspecto mui augusto, pero no
pasará de fantasía. El abad de Saint Pierre deseó cosas mui buenas,
pero‘ no se realizan los proyectos mas útiles».
Miéntras tanto, abiamos descorrido el velo i descubierto el objeto de
nuestras nobles aspiraciones, iel virei Abascal veía ya claramente la
necesidad’ de atajarlas i comprimirlas; i apesar de qe su sítuacion con
tinuase siéndoleembarazosa, iqe siempre se allase distraído su aten
cion, mandó emisarios secretos alas provincias del Sur, para qe promo
viesen la desunion i desconfianza. Por este medio logró ejecutar un
trastorno en la fuerte plaza de Valdivia, destituyendo la junta patrió
tica qe la mandaba, i subrrogándola con otra qe se llamó de guerra, i
qe entró a gobernar aqella provincia en 46 de marzo de 4842. Sus miem
bros eran oficiales de aqel batallon, educados bajo el réjimen coloniali
sus mas ardientes sostenedores. Segun las instrucciones qe esta Junta
abia recibido del virei, izo qe la guarnicion jurase de nuevo las reales
banderas; proclamó a Fernando 7'° por su absoluto soberano, a la rejen
cia de Cádiz como su único representante, i al Eacmo. señor don José
Miguel de Carrera como Capitan Jenerali Presidente de Chile. Acordó
participárselo incontinenti i pedirle encarecidamente la remesa del
situado, diciendo qe solo qedaba en aqellas arcas siete mil pesos.
Abascal pensó con este arbitrio tentar la fidelidad de Carrera, presen—
tarle un prospecto de engrandecimiento personal sin correr los azares
de la revolucion, i neutralizar a Chile o separarlo de la jeneral confia
gracion qe ajitaba a todo el continente. La Junta Suprema de Santiago
presidida por el mismo Carrera contestó a la de Valdivia—«No emos
« podido ménos qe resentirnos i cubrirnos del mayor dolor ive rgiienza
« al llegar a la proclamacion dela Rejencia de España ide un Presiden—
a te en el reino-otra es la opinion de la patria-otro su órden, otro su go
« bierno, i otras sus intenciones .... .. En Chile no ai Presidenie, ni el Rei
« no se somete a la Rejencia de España. Su situacion, su órden i su poder
« estan revestidos de las nulidades i vicios qe proclama Valdivia contra
« su Junta, ipor los qe la destruyó.» (g) Continúa exortando a la union i
conformidad de sentimientos, i anunciando la remesa de caudales para el

(g) Aurora uúm. '31. ,,


--131—
sosten de la guarnicion, ide manifiestosi relaciones oficiales sobre los úl
timos acaecimientos. Se pide algun armamento del qe sobraba en Valdivia
i era necesarisimo en la capital, ial capitan don José Verganza para ele
varlea comandante jeneral de artillería. La fragata Nueva Chilena volvió
trayendo por contestacion la noticia del pronunciamiento de aqella Junta,
separándose de Chile i sometiéndose a la autoridad del virei de
Lima.
En atencion a estas fatales ocurrencias, el gobierno supremo acordó
qe su presidente don José Miguel Carrera pasase a Concepcion con el
objeto de restablecer la armonía alterada allí por causas análogas, de
reorganizar la fuerza veterana espurgándola de algunos oficiales sospe—
chosos, como el sarjento Mayor don Ramon Jimenez Navia, el capitan
de granaderos don Juan Francisco Sanchez i otros, i para tomar cuantas
medidas fuesen aparentes para reducir a la refractaria Valdivia. Esto
importantísimo viaje no se llevó a efecto por el descubrimiento de una
nueva conjuracion. Así pudo Abascal sin ser casi sentido, poner en eje
cucion el plan qe tenia concebido con mucha anticipacion. Remitió al
archipiélago de Chiloé al teniente coronel don Ignacio Justis como Inten
dente, iluego despues al brigadier don Antonio Pareja, viejo marino
distinguido en el combate de Trasfalgar, donde se alló mandando el
navio Argonauta, qe abia venido de España nombrado Intendente de
Concepcion, i al qe aora destinaba el virei para Jeneral del ejército qe
debiainvadirnos. Le acompañaban algunos oficiales, i traia, segun unos,
200 mil pesos i segun otros solo cincuenta mil, i los demas recursos
necesarios. Encontré en Chiloé una sala de armas bien provista, nume—
roso parqe de artillería i las correspondientes municiones. La primera
providencia qe tomó este jeneral, fué remitir a Valdivia al coronel don
Manuel Montoya con alguna fuerza, para qe tomase el mando de la
provincia, pues la calidad de ser criollo don Lucaz Molina qe estaba a
su cabeza, le iaspiraba desconfianza. Mandó levantar un batallon con el
titulo de voluntarios de Castro, qe confióal mando de don José Rodriguez
Ballesteros, i aumentó la brigada de artillería.
' Al paso qe adelantaban estos preparativos, crecia la audacia del virei,
i alzaba la máscara con qe abia procurado cubrirse. Dirijió a nuestro
gobierno una nota llena de insultosi amenazas, como si con ella qisiese
intimidarlo i justificar su aleve invasion. Para deliberar sobre el conte
nido de esta nota, se celebró el 47 de noviembre una reunion de las
corporaciones de Santiago, es decir, de los cabildos secular iecleciás
tico, de los tribunales de justicia i de los prelados de'los conventos de
regulares, cuerpo al qe lentóncos era costumbre consultar en negocios
—132-—
de arduidad e importancia, o con el qe los gobiernos pretendian escudar
sus resoluciones o dividir su responsabilidad. La mayoría de esta Junta
encontró en la lectura de la espresada nota bastantes motivos para de
clarar la guerra al Perú, ilos qe allo consignados en un largo íelabo
rado discurso qe tengo a la vista; pero como en la discusion se des
cubriese qe el pais no estaba apercibido para entrar en la lucha,
qe carecia de armamento, de municionesi demas recursos indispen
sables, se concluyó por acordar qe se difiriese la declaracion asta
mejor oportunidad, o qe se disimulasen agravios qe no podian ser cas
tigados. Si en vez de esta menguada resolucion, se ubiese investido
con ámplias facultades al Jeneral Carrera, único ombre, en aqel tiempo,
capaz de poner en movimiento los medios de defensa qe el pais poseía,
i si la opinion pública le ubiese prestado su apoyo, icuantos males se
abrían aorrado a Chile i a casi toda esta parte de América! Pero al
contrario, se continuó la táctica de presentarlo como aspirante i como
tirano: táctica fatal qe mas de una vez a empapado en lágrimas i sangre
el suelo americano; qe a retardado su libertadi el sólido establecimiento
de las instituciones republicanas. E conocido entre nosotros algunos
ombres qe podrán aber tenido deseos de ser tiranos, pero ninguno qe
tuviese las calidades necesarias para establecer una tiranía duradera, í
por eso los emos visto desaparecer de la escena como fugaces meteoros:
miéntras qe el solo temor nos a arrastrado muchas veces a la anarqia,
situacion mucho peor, porqe causa mayores desgracias en un dia qe en
años la tiranía, i porqe ésta es siempre el último resultado de aqella. Así
caen los pueblos incautos en los lazos qe con exajerada provision qie
ren evitar.
E recorrido mui lijeramente algunos sucesos anteriores a la época de
qe principia esta memoria, porqe lo e creido necesario para su mejor
intelijencia, iporqe juzgo qe los pocos escritores qe se an ocupado en
ellos, los an comprendido malo los an desfigurado. Torrente, escribien
do desde España sobre relaciones apacionadas, í el buen i octojenario
Padre Guzman desde el retiro del claustro sobre rumores vulgares, an
redactado muchas veces consejas mas bien qe echos istóricos; ¿I qe diré
de algunos estranjeros qe sin visitar el pais, o mirándolo desde la ven
tana de una posada o desde el bordo de un buqe, escriben istorias ridi
culas, en las qe si ablan de nuestro ejército, lo ven armado con yugos
de baei, i cañones de madera (h)o si pintan nuestros usos, costumbres i
trajes de oi, copian a Feuillé, Tresier, Vanconver o La Peronse‘? Para

(h) Universo piutore2co-Istoria de Chile por César Famín.


—-l33—
qe este escrito pueda ser apreciado en su justo valor, advertiré qe lo e
formado teniendo a la vista muchos documentos auténticos e inéditos,
cuanto corre impreso, los diarios de don José Miguel Carrera i otros
oficiales chilenos i españoles, el fresco recuerdo qe aun conservo de
acontecimientos qe presencié, i por último, el testimonio de los compa
ñeros de armas qe qedan todavía en pié, como monumentos vivos de
nuestras glorias, ia los qe debemos contemplar con admiracion como
fragmentos escapados del naufrajio o salvados de la vorájine revolucio
naria. Digo con admiracion, porqe ¿cuál es el patriota de algun mérito
qe no aya sobrellevado las fatigas i azares de tan dilatada icruel guerra,
qe no aya vagado en el destierro, o no aya aspirado el aire infecto de las
cárceles‘? Yo el menor de todos ellos e pasado por tan estrañas vicisitu
des, qe muchas veces me e comparado al leño caido en el torrente, ya
sumerjido en el fondo, ya fluctuando enla superficie, ya arrojado a una
orilla para ser llevado con mas fuerza a la opuesta, asta qe varado en
algun islote qeda en reposo, miéntras qe no le arranca un nuevo aluvion,
para llevarlo al océano insondable. Aber podido resistir, a la accion
voraz de las revoluciones, es una conocida proteccion de la Divina
Providencia. Rindámosle nuestras umildes gracias por abernos permiti
do sobrevivir asta estos dias felices, gozar el fruto de tantos eróicos sa
crificios, í caminar en paz ácia nuestro último destino.
,

CAPITULO I. '

Desembnrcnpn el ‘Puerto de San Vicente la espedicion invasora al mando


del Brigadier Pareja-Se axí.,ddern de Talc‘auano i Concepcion-Llega la
‘noticia n la' C‘ap—itul i entire otras‘pmvide‘ncias se nombra Jeneml a don José
Miguel de Carrera-Sale a'eampuña i encuomra a vecinos de Co,ncepcion
qe emigran trayendo los caudales de la. Tesorería-La luerza qe los Perse
guia es tomada en Linares-Se reune i organiza el' ejército en Talca.

El 26 de marzo de 4843 a las cuatro de tarde, anclaron en el puerto‘


de San Vicente, situado a espaldas de Talcauano i a tres leguas de dis
tancia dela Ciudad de Concepcion, dos fragatas, dos bergantines i otros
tantos buqes menores, qe trasportaban la espedicion destinada por el
virei del Perú para invadir a Chile, i qe venia a las órdenes del Brigadier
español don Antonio Pareja. Abia. zarpado de Chiloé el 43i el 23 de
Valdivia; i se componia de dos batallones de infantería de aqella isla,
uno de la última plaza iuna brigada de artillería, subiendo su total fuerza
a dos mil trescientos setenta ombres de todas armas, numeroso tren de
artillería, i sus competentes municiones. Inmediatamente doce lanchas
armadas pusieron en tierra la primera division alas órdenes de don
José Ballesteros, para qe tomando posiciones protejiese el desembarco
de las otras, el qe se efectuó en toda la noche; Destacaron una partida
de 50 infantes al mando del teniente don Pablo Vargas para reconocer
—'—135-—
el terreno, la qe acercándose a las alturas de Tal cauano, rms recibida con
algunos tiros de dos cañones de a 24 qe se abian colocado en aqellos
momentos. Se replegó la fuerza sobre San Vicente; pero su comandante
Vargas se pasó a los nuestros, í dió noticias circunstanciadas de la mis
teriosa espedícion. El Gobernador del Puerto, ¿coronel demilicias don
Rafael de la Sota, conoció por esta relacion qe no podia resistir, í deter
minó retirarse por mar dejando clavadas o inutilizadas las piezas de
artillería. El alferez de Dragones don Ramon Freire se encaminó por
tierra, i a poca distancia encoztró al comisario del ejército real don
Juan Tomas Vergara, qe iba de parlamentario a Concepcion. El Inten
dente de la provincia coronel don Pedro José Benavente, al primer anun
cio de buqes a la vista, abia mandado batir la jenerala, i formar en al
plaza las fuerzas qe tenia disponibles, qe consistían en 350 infantes de
batallon fijo, dos compañías de milicias qe se le abian agregado en
reemplazo de las qe abian ido a Buenos—Aires, 200 dragones í cien arti
lleros : el resto de estos cuerpos ‘guarnecia las plazas de la frontera.
Dispuso tambien la reunion de las milicias de caballería de los partidos
inmediatos, í despachó 80 ombres i dos piezas de artillería en auxilio
de Talcauano. ' ‘
Luego qe el Jeneral Pareja tuvo en tierra todo su ejército, dirijió la
siguiente proclama. ~
«Soldados: ya están vencidas las dificultadesimolestias del viaje.
Todo lo a allanado nuestro ardor iconstancia; i estando reunidos en
este sitio, es tiempo de príncipiar a ejecutar lo qe os anuncié en Val
divia. El feliz éxito de tan noble i atrevida empresa depende principal
mente de la puntualidad i observancia de los preceptos de vuestros
oficiales. Prestad, pues, una ciega obediencia en cuanto concierne a1
servicio, porqe sin ella no podreís jamas sentir las inefables emociones
del triunfo. Sobre el campo del onor qe estais pisando, abeis de recojer
los lozanos laureles qean de ínmortalizar nuestros nombres en los fastos
de la istoria de esta América. Dentro de mui pocas eras se manifestará
la senda porqe debeis marchar. Creo qe los penqistos se rindan con deci
lidad a mis insinuaciones de paz, ‘í entónces abreis alcanzado una vic
toria tranqilaiapasibie, sin qelas lágrimas umedez0an vuestras mejí—
llas, ni la sangre de vuestros ermanos tíña vuestros reconcilíadores ace
ros. Pero si para tormento de mi paternal amor se obtínasen en desa—
tender mis insinuaciones, iqé teatro de calamidades idesastres presen
tará a sus ojos la venganza! —Soldados, moderad por aora los impetus
de vuestros pechos marciales, i no desespereis de qe se rostablezca el
trono de la eqidad i justicia, por los‘medios de la moderacion i manse
—l36—
dumbre qe e adoptado al presente; i cuando la necesidad precise a echar
mano de la fuerza, no peleeís sin acordaros de que en los campos .de
batalla resplandecen con mejor brillo las virtudes de los éroes, i eco
nomizad en cuanto sea posible la sangre preciosa de vuestros ermanos,
parientes í amigos-San Vicente í marzo 27 de 48t 3.»-Antonio
Pareja. ,
A las nueve de esa misma noche se recibió en Cencepcion al par
lamentario Vergara, el qe conducia comunicaciones para los cabildos
eclesiásticoi secular, Obispo e Intendente, i en las qe se proponía, qe
si la fuerza se rendia inmediatamente, i se reconocia la absoluta sobe
rania de Fernando 7.°í la autoridad del vireí del Perú don Fernando
Abascal, serian conservados todos en sus empleosionores, se,respetarian
sus propiedades, i abría completo olvido de lo pasado. El Intendente
pidió el término de diez dias para responder, exijiendo qe miéntras tan
to la divísion permaneciese acampada en Ualpen i ofreciendo proveer
de todo lo necesario para su subsistencia. El parlamentario contestó, qe
ni uno solo se podia conceder, qe debia decidirse en aqella misma no
che, porqe delo contrario, al amanecer del siguiente dia se romperian
las ostilidades. Se le respondió qe iba a convocarse incontinenti una
junta de los oficiales de la guarnicion, i de los cabildos eclesiástico i
secular, i qe segun su acuerdo se daría la contestación. Durante la con—
ferencia con Vergara, las ijas del Intendente qitaron la escarapela espa—
‘ñola de su sombrero, qe abia dejado en la antesala í le pusieron una
tricolor. Cuando lo tomó para retirarse, notó la ocurrencia, í la celebró
con risas. Este sujeto era de trato amable, suaves modales i bastante
talento. Mui distinta conducta observaron despnes sus compañeros de
armas, castigando con brutal saña los actos mas indiferentes de las se
ñoras patriotas.
La mayoría de la Junta convocada, la componían antiguos oficiales
del rei, clérigos viejosivecinos pacíficos, qe deseaban con ansia someter
se al invasor i sustraerse a los azares de una revolucion, qe allá en sus
adentros la imajinaban tan orrorosa como la francesa. Para coonestar
su decision ya formada, pidieron noticia del estado de la fuerza dis—
ponible, í a su vista dictaminaron por el sometimiento.
No esperó Pareja la contestacion del Intendente, i en la madrugada
del 27 marchó a posesionarse de Talcauano, ocupando las alturas qe lo
dominan, i las que estaban desamparadas porqe su guarnicion era mui
corta para defender una línea tan estensa. ‘
El Intendente conociendo el estado de la opínion i la superioridad de
las fuerzas invasoras, determinó emprender su retirada al interior de la
— 137 -—
provincia, i para ello mandó empaqetar los caudales existentes en la te
soreria que debian salir al cargo del ministro interino don José Jime
nez Tendillo, con una pequeña escolta de dragones. Dispuso que el co
ronel Sota pasase a la Alameda, donde estaba acampada la fuerza,
para qe obrando como segundo de don Ramon Jimenez Navia qe man
daba el batallon de infantería, replegasen la division sobre la plaza
de la ciudad. Jimenez Navia sospechado siempre de cobarde, esperaba
una ocasion favorable para cometer la mas orrenda traicion. Llamó a un
sarjento por compañía í les mandó qe iciesen arrojar la cucarda tricolor
i proclamar al reí. Lo mismo izo don Pedro Lagos qe mandaba a los
dragones, i el comandante de la artillería-El capitan don Juan José
Benavente trató de resistir el mandato; pero el soldado Domingo Leiva,
llamado por apodo tríqínloco, le descargó un culatazo de fusil por la
espalda, i con la ayuda de otro soldado aseguraron su persona. Sota
escapó para dar el aviso, í el Intendente viendo perdida toda esperaaza,
montó a caballo para retirarse con los patriotas qe estaban reunidos en
la plaza-Allí se presentáron algunos sacerdotes ivecinos ancianos,
pidiendo qe no se les abandonase a la rapacidad de los soldados suble
vados, i qe se tratase con el jeneral enemigo para sacar algun partido
ventajoso. Tuvo qe qedarse el Intendente para sufrir con su pueblo el
go opresor; pero mandó a su ijo el cadete don Manuel José para
prevenir a Tendillo qe continuase la retirada de los caudales ácia la ca
pital. Dudaba éste cumplir la órden porqe no se le comunicaba por
escrito, mas don Juan de Dios Martinez escribano de Cabildo, certíficaba
aberla oido, i el capellan de dragones don Pedro José Eleizegui, í otros
patriotas le obligaron con ruegosi aun con amenazas a cumplirla.
Tendillo era patriota, pero la responsabilidad afecta a su empleo, las
fianzas qe abia rendido, i la familia i propiedades qe dejaba, debian de
asustarlo, o de producir esa perplejidad. Se resolvió al cabo a marchar
escribiendo ántes a su mujer qe lo acia obligado por la fuerza. En la
tarde del 34 del mismo mes de marzo recibió en Santiago don José
Miguel Carrera ¡la noticia de la invasion, e inmediatamente convocó a
los demas miembros del gobierno, al Senado i a los jefes militares. La
primera providencia qe se tomó fué la de encargar a Carrera la defensa
de Chile, nombrándole jeneral en jefe de su ejército. El Senado cedió al
gobierno todas sus facultades, iéste llamó incontinenti la milicia, des
pachó órdenes para poner a Valparaiso en estado de defensa, iembar
gar los buqes pertenecientes al Perú. Se publicó un bando a la luz del
farol de la retreta, declarando la guerra al virei, proíbiendo toda comu
nícacion con aqel pais, í amenazando con la pena de muerte al ciuda
18
--—I38-—’
dano qe infrínjiese esta órden, oqe fraguase noticias falsas dirijidas a
entibiar o desanimar el patriotismo. Al mismo tiempo se levantó en la
plaza la orca, iseacordó imponer una contribucion estraordinaria de
cuatrocientos mil pesos. A las diez dela noche estaba la capital en
movimiento: volaban correos en todas direcciones: los vecinos se agru
paban en las calles i plazas: sus semblantes manifestaban sus opiniones:
los patriotas asustados, los realistas ocultando mal su contento. La
guerra i todos los errores qe la acompañan eran el tema de discusion en
los corrillos itertulias. La mas notable se reunió en casa de don Diego,
Larrain, i entraron en ella los ombres mas in‘fluentes por relaciones de
familia, por sus caudales, i por su representacion en la sociedad.Allí se
protestaba olvidar rencores; se lamentaba el tiempo perdido i la injusta
desconfianza qe se abia mantenido de la capacidad, patriotismo i activi
dad de Carrera; pero allí se desesperaba tembien de la salvacion de la
Patria. El obispo Andreu iGuerrem, uno de los concurrentes, fué roga
do para pasar a casa del jeneral a inqirir los medios de defensa con qe
contaba, i las medidas qe abia adoptado o pensaba adoptar. Su respues—
tales tranqilizó algun tanto i pudieron entregarse al sueño con sus áni—
mos mas sosegados.
Carrera sí qe no dormía. Gravitaba sobre sus ombres una grande
renponsabilidad, como qoa su vijilancia i esfuerzos estaban confiados los
futuros destinos de Chile. Trabajó toda esa noche en su gabinete, i al
amanecer del 4.° de abril estaba pronto para marchar, Nuevas ocurreu—
cias le detuvieron asta las 6 de la tarde, ora en qe salió acompañado
del Cónsul jeneral de los Estados—Unidos Mr. Joel Roberto Poinsett,
llevado por la amistad ipor el deseo de conocer el pais, idel capitan
don Diego José Benavente, con 42 soldados, un cabo i un: sarjento de
Úsares de la Gran Guardia Nacional. E aqi el núcleo del ejército qe
debia defender la revolucion. ¿Qé iba a acer el jen=eral con este misera—
ble acompañamiento‘?A galopar una parte del dia i escribir la otra-des
pachar i recibir correos-nombrar en cada departamento juntas de auxi
lios compuestas de los mejores patriotas-alejar de los lugares a los
ombres desafectos-poner las milicias sobre las armas—escojer de cada
rojimiento 50 ombres para formar los escuadrones dela Guardia jeneral
qe organizaba Benavente, ipor último apreparar vayjes, víveres i
demas auxilios necesarios para la rápida marcha de las fuerzas qe de—
bian salir dela capital. El dia 2 se alojó en una qinta inmediata a Ran‘
cagua, iallí reunió a todas las personas qe podian serle útiles. En un
cuarto peqeño situado en el estremo de un largo corredor, escribia Ca
,rrera oficios en limpio qe otro copiaba para el archivo, e inmcdiata—
-—'l39—
mente se les daba direccion .El Cabildo estaba reunidoen el otro estre
mo: ala luz de una vela qe un rejidor tenia en la mano leía su presi
dente los qe se dirijian a la corporacion, e incontinenti les daban cum
¡alimiento, por medio de sus ajentes qe montados esperaban órdenes.
Lo mismo se acia en los demas pueblos, i muchas veces se suspendia
la marcha para establecer el escritorio bajo un árbol a la orilla del al
gun rio. Por fortuna el jeneral era jóven; no le faltaba una chispa del
jenio de los Alejandros, Césares i Bonapartes, i podia trabajar con tanto
tezon, casi sin descanzar un momento,
A cada paso se encontraban patriotas emigrando de Concepcion, qe
comunicaban noticias‘circunstanciadas del enemigo, i qe poseidos de
un noble estimulo, servían tambien de auxiliares importantes. El primero
se encontró en la Angostura de Paine ifué el licenciado don Manuel Vas
que: de Novoa, oí decano de la Corte Suprema, i entónces asesor de
aqella Intendeacia. Se le nombró Auditor del proyectado ejército, i des
de el instante comenzó a auxiliar los trabajos de la secretaría. El dia 3
en San Fernando se reunió el coronel don Rafael de la Sota, qe abia
defendido a Talcauano ipresenciado la defeccion delas tropas qe man
daba Jimenez Navia. El 4 en Curicó 22 patriotas entre militares, clérigos
i empleados, i 44 dragones qe escoltaban los treinta i seis mil pesos qe
conducia Jimenez Tendillo, i qe en aqellas circunstancias era un pode—'
rose auxilio, pues los gastos se acian del bolsillo particular del jeneral,
El 5 llegó a Talca el teniente coronel de las milicias dela Laja don Ber
nardo O’Higgins, qe venía oyendo desde los Anjeles, donde dejaba al
obispo Villodres trabajando con empeñoi con un descaro poco conve
niente asu altoi santo ministerio, para mover los ánimos a favor de los
realistas. El mismo dia se recibió un oficio del Intendente de Concepcion
participando aber rendido la plaza bajo la capitulacion siguiente: 4.°
Reconocer la Junta de Rejencia establecida en la Península i la autori
dad del virei del Perú. 2.° Jurar la Constitucion española promulgada
en Cádiz. 3.° Completo olvido delas opiniones i conducta anterior. 4.°
Conservar los empleos civiles i militares a los qe voluntariamente conti
nuasen en el servicio, sin poder obligar a ninguno a tomar las armas
contra la Capital. 5.° Comercio i comunicacion franca con el resto del,
Reino, i 6.° participar esta capitulacion al gobierno. En virtud de ella,
ocupó el jeneral Pareja la ciudad de Coneepcion el dia 4.° con todas las
tropas qe abia desembarcado icon las qe le entregó el traidor Jimenez
.Navía, subiendo su fuerza total a 3570 infantes, 300 artilleros para
el servicio de 36 piezas de 4, 6, i JS, i250 dragones. Allí encontró
— 14') ‘
repuesto considerable de fusiles, lanzas, sables i pistolas, i allí levantó
un empréstito forzosos de 80 mil pesos.
Se supo tambien aber llegado a la villa de Linares una partida
de 23 dragones mandada por el alferez D. José Maria Rivera, qe venia
en persecucion de los caudales. Se aprestó la fuerza qe abia disponible
para sorprenderla, i consistía en los 42 soldados de la Gran Guardia qe
era la escolta del jeneral, en los M dragones emigrados ien 50 milicianos
de caballería con ocho oficiales de todas clases, bajo las órdenes del
teniente coronel O’Higgins. El titulado cuartel jeneral qedó enteramente
desguarnecido. Salió esta division de Talca a las 6 de la tarde, ial ama
necer del dia 7 desempeñó completamente su encargo. Los 23 soldados
aumentaron nuestras filas, ie] oficial se puso en prision. O’Higgins marchó
al Parral con el objeto de reunir las milicias, recojer ganadosi otras provi
siones i apoderarse de las personas sospechosas. El ayudante mayor del
rejimiento de Lautaro don Juan Felipe Cárdenas abia sido mandado a
Cauqenes con igual destino, iia buena disposicion del Subdelegado don
Juan de Dios Puga, í del teniente coronel de milicias don Fernando de la
Vega, valió la retirada a Talca de 4800 milicianos. El coronel don Anto—
nio Merino trabajó con la misma actividad en Quiriue, i se apoderó del
sarjento Juan Féliz Arriagada idos dragones qe abia mandado Pareja
con 600 pesos en plata para comprar caballos. Los alferez don Jerónimo
Villalobos, i don José Ignacio Manzano consiguieron retirar a esta parte
del Maule cinco mil vacas, algunos carneros, mulas i caballos, qitando
asi tan importantes recursos al ejército enemigo, i dándoles al nuestro.
Pensaba el jeneral apoderarse de Chillan ántes qe lo iciese Pareja;
pero éste tenia allí acti_vos partidarios qe mui pronto juntaron las milicias,
acordonaron el rio Nuble, i le sirvieron de vanguardia miéntras qe él
apresuraba su marcha, anticipando partidas volantes í órdenes enérjicas,
empleando unas veces las amenazas i otras la seduccion. El dia 8 abia
ya salido de Concepcion con toda su fuerza, la qe aumentaba a cada paso
con las milicias de los partidos al sur del Itata.
El dia 9 solamente llegaron aTalca 80 úsares qe escoltaban al obis
po Andreu i Guerrero, qe venia a predicar la justicia de nuestra defensa,
í a confortar el patriotismo de los campesinos con sus sencillas i enérji
cas pláticas. Esta partida reunida alas dos qe mandaba O’Higgins,
elevaba nuestra fuerza veterana a 4M ombres, con la qe nada podia
cmpreuderse. Fué necesario repasar el Maule, i dejar abandonadas
al enemigo las provincias de mas allá, qe debian proveerle de ombres
fuertes, sumisos, e inclinados a las armas, i de toda clase de recursos.
Nos contentamos con guardar algunos hadas del rioi los barcos de pa—
—14l—
saje con las milicias, i con disponer qe O’Higgins ocupase la fuerte posi
cion de Bobadilla-Se despachó tambien a la nueva Bilvao al patriota
Barrios paraconstruir embarcaciones chatas de grande capacidad en qe
pudiese pasar nuestro ejército cuando llegase la ocasion.
Por fin el dia 42 llegó el cuerpo denominado la Gran Guardia Nacio—*
nal con su comandante don Juan Antonio Diaz Muñoz i 230 ombres
armados solamente con espada, pues el gobierno les abia qitado los
fusiles para con ellos armar otros cuerpos: providencia desacertada por
qe los qitaba a manos expertas, para confiarlos a milicias sin instruccion
ni disciplina. Como esta tropa estaba aun ‘organizada en dragones, pudo
mandarse desmontar para qe sirviese deinfantería, qe era el arma mas
escasai necesaria. ‘
El 43 ubo grande alarma en Talca, causada por el falso aviso de
aber pasado el Maule dos columnas enemigas, i de qe se dirijian por
el oeste de Bio—Claro con el objeto de sorprender a la artillería qe venia
en camino. Se puso en movimiento ácia aqella parte toda la fuerza dis
ponible; pero si moi pronto se tocó el desengaño, se vió otrc de mayor
trascendencia, cual era el poco auxilio qe se podia esperar de las mi
licias de caballería por suindisciplina.
Al dia siguiente entró la artillería, qe consistía en 46 piezas de cam —
paña pésimamente montadas i en 200 soldados; 400 mulas i 70 carre
tas transportaban los pertrechos, escoltados por algunas compañías de
milicias—todo venia al mando del coronel don Luis Carrera. Inmediata
mente se mandaron tres piezas a Bobadilla al cargo del sarjento mayor
don Ipólito Oller, acompañado de 200 milicianos do Cauqenes qe abia
traido el comandante Urrea, i qe debian emplearse como trabajadores
en las fortificaciones, pues no tenían armas, ni podian servir para otra
cosa por su inmoralidad.
El 48 a las M de la mañana entró el batallon de granaderos con
600 plazas mandado por su sarjento mayor don Cárlos Spano, í segui
do por los rejimientos de milicias de caballería Príncipe, Princesa i Mai
pú con 4500. Llegó tambien el brigadier don Juan José Carrera, qa
abia qedado de vocal de la Junta de Gobierno i encargado de activar las
providencias concernientes a la guerra. Abandonó este importante
puesto por parecerle ménos onrroso qe el mando de un batallon, i dejó
qe se llenase por alguno qe no fuese militar, qe no tomase interes en
las glorias de su ermano, o qe le mirase con recelos, i qe por consi
guiente no pudiese prestar a la patria el servicio qe de él se exijia. Lle
gó tambien el coronel de Injenieros don Juan Mackena nombrado cuar
tel Maestre jeneral.
-l4'2—
Estando ya reunidas todaslas fuerzas qe se esperaban, i acampa
das en el estenso llano denominado Cancha—rayada, se organizó el ejér
cito nombrándole Restaurador i partiéndole en tres divisiones. La pri
mera se compuso de 200 granaderos, las milicias qe abia retirado de
Cauqenes el teniente coronel Vega i las partidas i piezas de campaña
qe tenia el de igual clase O'fiiggnis en Bobadilla: ésta se puso al man—
do del coronel don Luis Carfcra.-La segunda la formó el resto del ba
tallon de granaderos, cuatro piezas de artilleríai el rejimiento de Mai
pú, mandada por el brigadier‘ don Juan José Carrera i se situó en
Duao.-La tercera la formaban la‘ Gran Guardia, la Guardia jeneral, 4
piezas de campañai los rejimientos del Príncipoi Princesa a las inme
diatas órdenes del jeneral en jefei acampóa una legua de distancia de
la 2.a. Veinte dias abian bastadopara reunir estas fuerzas en las már
jenes del Maule, a 80 leguas de la capital, i para qe un pais desarmado i
adormecido en fatal seguridad, se presentase en actitud ostil, e infundie
se algun respeto a su falaz i orgulloso enemigo.-El jeneral don José
Miguel Carrera dice en su diario: «No abia un momento de descanzo.
La instruccion de las milicias-la organizacion del ramo de acienda
la creacion de una provision jeneral i los acopios para ella-la adqisí—
cion de caballos i de toda clase de vagajes—el reconocimiento de los
lugares qe iban a ser el teatro de la'guerra, i de los qe no se tenia
siqiera un croqis—la correspondencia, qe se llevaba con el gobierno, con
los jefes de partida, i con innumerables comisionados-la secreta con
los ajentes empleados cerca del enemigo, i la persecucionde los bandi
dos qe se abian levantado en aqellos campos, todo esto causaba un.
trabajo mui pesado, máxime careciendo de auxiliares útiles.»
‘—-':=:_:::.——-——-———-————m_—_
_ _‘

'CAP1TULO II.

Ocupa el jeneral Pareja las provincias del sur de Maule——Avauza una divi
sion de 400 ombres a reconocer la situncíon del Ejército Restaurador—
l)espacha un parlamentario, i mientras se le recibe rompe las ostilidades—
Para castigar esta falta. se destina una partida a la sorpresa de Yerlms—Bue
l'ms-Sus consecuencias-Marcha el ejército sobre el Maule-Segundo
parlamentario proponiendo una entrevista de los jenerales-Contestacion
con qe concluye esta negoc1acion.

El dia 45 de abril estaba reunido en Chillan todo el ejército enemigo,


reforzado por 500 milicianos del batallon de esta ciudad al mando de D.
Clemente Lantaño,i por el rejimiento de caballería qe reunió D. José
María Arriagada, con el qe ascendia toda su fuerza a 5,500 ombres.
Abla qedado en Concepcion el Obispo Villodres encargado del mando
político i militar, i lo desempeñaba con una actividad estraordínaria, apu..,
i‘ando las remesas de pertrechos, visitando todos los dias los cuarte—
les, iorganizando un batallon de vecinos bajo el nombre de la Concor
die. Se removieron tambien todos los gobernadores de departamentos, i
se tomaron cuantas medidas eran necesarias para asegurar la domina.
cion española-Es preciso confesar qe el espíritu revolucionario no abia
penetrado asta las masas de la poblacion,i qe ellas eran influidas por los
principales acendados, por respetables eclesiásticos, i particularmente
por la comunidad de rei‘ijiosos del convento de Propaganda; individuos
—144—-
todos nacidos en la Península, mui considerados por su vida asta entón—
ces ejemplari evanjélicai qe en todos sus discursos i en todos los actos
de su ministerio no cesaban de invocar los venerandos nombres de re—
lijion i reí. Con tan poderosos auxiliares, se logró fascinar a la mayor
parte de la poblacion campecina.
El jeneral Carrera izo avanzar la l4.a division situada en Bobadilla
sobre la villa de Linares, i fué él mismo acompañado del coronel Macke
na, i escoltado por la Guardia jenerali una compañía de la Nacional ,a
reconocer aqellas situaciones,i a buscar una ocasion en qe ensayar
nuestras armas con ventaja, para entusiasmar a nuestros visoños solda
dos í abatir el orgullo de los enemigos. Encontrá la villa ocupada por
cuatrocientos ombres al mando de D. Ildefonso Elorreaga, qe eran par
te de la vanguardia, i qe todo el grueso del ejército estaba a una jorna—
da de distancia. Conocida su superioridad, mandó replegar todas las fuer
zas al norte del Maule, i despachó a la capital al coronel don Antonio Men—
diburu, para qe instruyese al gobierno de estas ocurrencias, i le repre
sentase la necesidad de mandar los batallones milicianos de voluntarios
i pardos.
La division de Elorreaga se acercó al rio el 28, con el objeto de
reconocer nuestras posiciones, lo qe era imposible por los bosqes qe las
circundaban; pero pensaba facilitarle bajo la seguridad qe debia darle
el parlamentario don Estanislao Varela, qe pasó al mismo tiempo, envia—
do por Pareja para intimar a Carrera la rendicion, ipara acerlo propues—
tas ventajosas a su persona, de parte del virei. Miéntras se leía el oficio,
Elorrcaga rompió el fuego sobre nuestros centinelas, inos mató dos del
rejimiento de San Fernando. El jeneral justamente indignado con este
procedimiento irregular, iconociendo lo qe debiamos esperar de invnso ‘
res qe no respetaban las leyes,de la guerra,determinó vengar este agra—
vio, sorprendiendo la misma division qe debia acampar , esa noche en
unos cerrillos distantes una legua del rio: i mandó al parlamentario qe
fuese a Talca a esperar la respuesta. Al efecto se alistaron 200 grana
deros, 400 úsares de la Gran Guardia i 300 milicianos a las órdenes del
coronel D. Juande Dios Puga, qe debian marchar favorecidos por la os
curidad dela nocha. Este jefe no entendió bien las órdenes qe se le die
ron; así es qe no encontrando a Elórreaga en los cerrillos, marchó as
ta la capilla de Yerbas—Buenas donde se abia replegado, i en donde abia
sentado sus reales todo, el ejército enemigo. Esta capilla estaba situada
en un campo abierto i llano; tenia a un costado la casa del cura i a
otro una cerca de ramas, dejando descubierto el frente, iaciendo una fi
gura que encerraba un espacio como de media cuadra. Allí estaba api—
—-I45—
í'íádo todo el ejército; el jeneral con su estado mayor dormia en la casa
i corredor, i en la capilla se abian depositado las municiones í la
caja militar. No tenían grandes guardias, ni abian tomado mas medidas
deseguridad, qe algunos‘centinelas en el mismo campo: tal era el des—
precio con qe nos miraban, o mas bien, tales eran sus conocimientos
en castrametacion. Me aorraré el trabajo de contar esta célebre funcion
de armas copiando el parte qe de ella dió al gobierno el Jencral en jefe, ‘
í el qe se publicó en el Monitor Araucano extraordinario de 2 de mayo
de 4843.

Emo. SEÑOR

«Todos saben qe las principales armas de la impotencia de los tira


nos, son la intrigra, la perlidia ila mas negra alevosía. Por oí tenemos una
de las infinitas pruebas de esta verdad.»
«Cuando nos allábamos con el parlamentario de Pareja don Estanislao
Varela, llegaron sus avanzadas en número de 400 ombres í empezaron
a tirotear nuestras centinelas qe estaban al otro lado del río Maule. En
consecuencia de este atentado, qise volverles la mano, i para ello dispu
se qe despues de oraciones saliesen 200 granaderos, 400 nacionales i
300 milicianos de caballería a atacar la primera fuerza qe estaba en
Yerbas—Buenas. Llegaron al campo enemigo a las tres de la mañana
sin ser sentidos asta el qien vive de las centinelas. Contestó el alférez,
Rencoret, la Patria i muera el reí con una descarga cerrada. Avanzaron .\
los granaderos mandados por el teniente retirado don Santiago Bueras,
por el esprosado Rencoret, ipor el norte—americano don Enriqe Ross, qe
sirve de aventurero. Tambien lo izo el capitan de la Guardia don José Ma
ría Benavente, íparte delos soldados qe mandaba. El denuedo de la tro
pá fué imponderable. Icieron uir al enemigo, le tomaron toda su artille—
ría, qe se componía de siete piezas,'le mataron 300 ombres í muchos
oficiales. Segun las señas i papeles qe les sacaron de los bolsillos, se
creen muertos el jeneral de la segunda division don José Berganza, el
Intendente Vergara, el comandante de los dragones, el mayor jeneral, i
entre otros muchos, afirman algunos, el jeneral en jefe.»
«¿Qién podría persuadirse qe el ejército enemigo estaba todo reunido?,
Constaba de dos mil ombres de fusil ide cuatro mil de caballería. Los
pocos soldados nuestros fueron suficientes para destrozarlos, tomarlos
, el campo í llegar al estremo de qe abiéndoles íntimado la rendicion el
capitan Benavente, contestaron estar rendidos, i qe no se les iciese
mas fuego.»
l9
—I46—
«Los incomparabies granaderosllevabanla muerte por cualqiera partd
donde qerian, burlnban a los enemigos asta el estremo de tomarlos por
los cabellos, tirarlos al suelo i allí acabarlos a bayonetazos.»
«Se dispensaron por el campo a matar isaqear piratas, iotros tira
han las piezas para retirarlaa del peligroqo esperaban cuando el enemi
go conociese la poca fuerza qe le atropellaba.»
«La muerte del tambor qe imposibilitóel reunirlos, fué la causa de
qe no acahasen con todo el ejército del gran Pareja, en el qe solo se oía el
muera el reí de los valientes defensores de nuestra Patria, i el perdon i
ayes de los aventureros. ~
«Abian ya arrastrado a brazos los cañones casi asta el punto de
salvarlos, cuando despertando el enemigo cargó sobre los nuestros a
ciendo fuego de fusil í de cañon, que les obligó a retirarse con los des
pojos i fusiles. Un solo granadero trajocinco, i e dado la órden qe se
le paguen a 46 pesos siendo completos, i a 42 si no lo están. Otros an sa
cado onzas de oro, relojes, sables i vestuarios completos; asta las botas
les qitaron de los pies. Por esto conocerá V. E. lo serenos que ocupa
ban nuestros soldados el campoque acababan de ganar.
«Qiero ser injónuo para aceraestos el onor qe justamente se merecen,
i para qe esta leccion sirva de ejemplo. Si no se divierten en el saqeo
iolran unidos, ellos solos acaban con el ejército real, iya estaria el
nuestro en marcha para la Mecha sin el menor obstáculo. Sin embargo,
rpspero qe así suceda en el momento qe reciba el refuerzo.
' «Viva V. E. seguro qe no tenemos qe envidiar el valor delas mejores
tropas del mundo, i no olvide jamas el particular mérito q'e an contrai
do el capitan D. José María Benavente, el teniente Bueras, el alférez
‘don Manuel Rencoret i el americano don Fnriqe Boss.»
«No se an portado con ménos bizarria, el teniente coronel don Ma
nuel Serrano, el teniente don Nicolas Carrerai el coronel del rejimiento
de Lautaro don Juan de Dios Fuga, qe mandaba los 300 mili—
cianos.»
«Todos los‘oficiales, sarjentos, cabos i soldados an echo prodijios de
valor. Cuando aya tomado mojores informes, i el nombre de otros ofi
ciales qe no tengo presente, con las demas noticias necesarias, entónces
mandaré un exacto detalle de todo. Entre tanto reciba V. E. 34 prisio
neros, i la gloria de saber qe tiene la Patria brazos esforzados i
patriotas decididos qe la pondrán a cubierto de las tentativas de los
tiranos.» , ‘
«Por último i on consecuencia de todo incluyo a V. E. el parte del
comandante jeneral de la vanguardia don Luis de Carrera, para qe V. E.
--1—i7-—
confirme el concepto de onor i gloria qe debe tributarse en obseqio de ‘
los valientes defensores, i restauradores invictos de los imprescriptibles
derechos de la Patria.» ‘
Dios guarde a V. E. muchos años. Cuartel jeneral en. Talca. abril
29 de f8,i3-Exmo. Señor—,ïosé Miguel de Carrera.
Este parte fué dictado en los momentos qe se recibian. los primeros
informes ipor consiguiente adolece de algunas inexactitudes, las qe
posteriormente se corrrjieron. El mas distinguido i notable entre los
muertos,, fué el Intendente de ejército don Juan Tomas Vergara, qe
des‘nudo salió al corredor de la casa a los primeros tiros. El comandante
de artillería donJosó Berganza fué echo prisionero por el‘ capitan Bena
vente i entregado al alférez de Maipú don José Molina para qe lo retirase
a la grupa de su caballo. Despues se salvó llevándose prisionero a su
conductor.Todo el ejército estaba reunido, icostando de la fuerza ántes
referida,. no podían ser solo dos mil ombres, ni siete piezas de artillería,
puessacadas éstas, icieron fuego de cañon sobre los qe los llevaban;
Los 300 milicianos no llenaron su deber, ya fuese porqe su coronel Pugï1
fué levemente erido i prisionero. por algunas eras, o ya por qe se dis
persaron por falta de disciplina. Mai pocos fueron nuestros muertos,
cridos 25 í prisioneros .400, qe fueron destinados a un ponton fondea
do en Talcauano. A pesar de la confusion i aturdimiento en qe qedó el
enemigo, mandó partidas qe picaban vivamente nuestra retaguardia,,
asta qese incorporó a la division de don Luis Carrera,qe abia pasado el
Maule para protejerla‘. Fueron de mucha trascendencia las consecuen—,
cias de esta jornada. Adqirió tanto entusiasmo nuestro ejército, cuanto
fué,el desaliento del enemigo. El istoriador, Torrente dice—«Aunqe de
« ningun modo fué esta bochornosa a las armas del rei, se debe
« considerar. sin embargo, como el orljen de todas las desgracias q‘? GS‘
« perimentaron sucesivamente. ‘ La falta del Intendente Vergara era de
« masiado sensible, para qe las operaciones de Pareja no se resintieran
« de ella. El ejército creía qe la referida sorpresa abia sido obra de la
(( traicion, ide níngun modo del caso o del descuido . . . . . . Continuó ‘
« la desconfianza de los soldados asta el estremo de fiigurarse allar la
« doblez, el engañofi‘la perfidia en todos los pasos qe daban sus res
« pectivos comandantes. . . . . su aóalorada imajinacion, (la de Pareja)
« le acia ver anticipadamente los tristes efectos: desconcertado su ejér—
cito en el momento mas favorable para aber cantado la victoria, pro—
veía su ruina, cuando mas debia contar con un triunfo seguro; ya se
QA;’: : creía estar envuelto entre las bayonetas de un enemigo astuto, qe apro
vechándose de aqel fatal contratiempo no tardaría en consumar con;
--]48—
« un golpe de arrojo la derrota principiada por la insubordinacion i des—s
a confianza.»
«Estos graves cuidados, i el duro posar qe dilaceraba su corazon,
« 'alteraron de tal modo su salud, qe asaltado de una maligna fiebre in
« flamatoria, izo desde el principio desconfiar de su vida»—(g) Todo
esto valió la sorpresa de Yerbas—Buenas, iabría valido la total ruina del
ejército invasor, i completo escarmiento del virrei, si en el nuestro no n
biéramos tenido tambien males qe deplorar. ‘
Permitaseme contar una anécdota qe aunqe de un carácter particular,
servirá para avaluar algunos actos administrativos de aqella época. La
misma noche i despues de haber salido la division destinada a Yerbas
Buenas, recibió el jeneral una órden del gobierno solicitada por el ca
bildo de Santiago, para qe se remitiesen presos alos capitanes don José
Maria i don Diego Benavente, como enemigos de la revolucion, segun lo
abian manifestado en cierta conversacion. Esta habia sido tenida en
casa dej canónigo donJuan Pablo Fretes dias despues de llegados de
Buenos—Aires, ifué sobre dos puntos. 4.° La victoria de Tucuman, ob
tenida por el jeneral Belgrano,i la qe ellos atribuian a la ineptitud e inca
pacidad del jefe enemigo, ala resolucion de los abitantes de aqella
ciudad. qe abian obligado a Belgrano a parar su retirada, o a un mila
gro qeobraba la Providencia en favor de la libertad de América; i el 2.°
sebre la formacion del actual gobierno de Buenos—Aires, obra de una aso
nada militar capitaneada por San Martín, la cual se qiso justificar con
una suscripcion encabe'zada con los nombres de los tres individuos qe
componían el gobierno, resueltos a mandar con cualqiera número de
votos qe obtuviesen; pues no se recibian a favor de otras personas; i
aun así se abia obligado a los transeuntes a poner su firma.-Fretes
era porteño, tenia relaciones con individuos del Cabildo, qeperteneciari
.a cierto club o corrillo, qe acia consistir el patriotismo en encomiar a
los porteïios, ien procurar que los chilenos los siguiesen ciegamente;
para aqellos individuos era crimen no fraternizar con ellos en todo i
para todo. El jeneral contestó al siguiente dia, aciendo observaciones
sobre la órden í diciendo «qe estaba mui satisfecho del ïpatriotismo de
los Benaventes, i qe a uno de ellos,se debia el espléndido triunfo de las
Yerbas—Buenas.» Si ese uno ubiera caido muerto, qedado prisionero,
¿cuál abría sido la suerte del otro‘? Talvez abría vagado en el destierro
con la orriblc‘ imputacion de traidor a'su patria, o talvez, sustraido a los

g) Istoria de la rcvoïncion ispauo-americana—tomo 1. = , páj. 370 i 7].


—149—
azares, peligros í fatigas de la guerra, acabada ella, abría gozado Zde
bienes i consideraciones como muchos otros.
El 30 por la tarde se avistó el enemigo amenazando pasar el rio Maule
por el vado del Andaribel: pero al anochecer acampó frente a los altos
de Qelí. Nue5traïprimera division observaba sus movimientos, i aun izo
pasar una guerrilla de 30 dragones al mando del teniente don Francisco
Molina, qe lo íncomodó bastante, manteniéndolo en continua alarma i
qitándole algunos, caballos i vacas. El grueso de nuest;o ejército se si
tuó en Cancha—Rayada, aretaguardia dela ciudad de Talca, i este m0
vimiento acabó de desconcertar a Pareja, pues lo atribuyó a estratajema
para dejarle franco el paso del rio, e imposibilitar su retirada en un evento
desgraciado. Así fué qe se mantuvo en sus posiciones.
'El dia 3, demayo ocupaba la primera division el punto llamado el
Fuei te, ialll se presentó el teniente coronel don José Urtado, conduciendo
el siguiente oficio del jeneral enemigo al nuestro.
«Obligado por superiores encargos a proceder en mi comision, de mo
do qe en cuanto sea posible evite la efusion de sangre, proponiendo al
intento el medio de terminar la discordia de opiniones con qe se con
trarían los reinos del Perú i Chile, igualmente perjudicial a uno i a otro,
porqe separados de la unidad, qe solo puede acerlos felices, les priva
de auxiliarse con ventajas, como lo an echo asta los desgraciados mo
mentos en qe fué desconocida la injusticia, con qe los primeros revolu—
,cionarios de éste procuraron separarse de los mas sagrados deberes al reí
nuestro señor ia la nacion, alucinando a sus abitantes con máximas las
mas nocivas al estado i opuestas a su misma felicidad; accedi gustoso
a la propuesta qe me izo don Estanislao Varela, qien con mi permiso
pasó a ese cuartel jeneral para tratar de una composicion, qe no ha te—
nido efecto, no sé si porqe U. S. la aya desatendido, oporqe se valiese
él de aqel medio, como estratajema para acer de mi permiso un uso m,ui
diferente del qe me dió a entender. Los informes qe posteriormente se
me an echo de su despreciable carácter, me lo acen creer asi, mas bien
qe pensar qe U. S. mirase con indiferencia las ventajas qe por su medio
le propuse, ínstruyéndole verbalmente de mis sanas intenciones, al mis
mo.tiempo de qelas ámplias facultades con el Supremo Consejo dela
Rejencia a autorizado al Exmo. Señor virei del Perú í éste a mi, para
convenir a ámbos reinos, sin el menor desdoro de los jefes de éste;
ántes si concediéndoies todo el onor qe qepa en la posibilidad, i el mas
elevado a aqellos qe contribuyan a unas miras tan propias de la uma
nidad.»
«No es, pues, efecto de pusilanimidad, ni mucho ménos falta de
, - 150 ———
vigor i fuerzas para contrarrestar las qe U. S; manda, lo qe movió
entónces a aqel paso: cuento en el dia con las qesobran para imponer
la lei a esa provincia, aun prescindiendo’ delas qe aguardo en breve de
Lima, ademas de las qede aqella capital a esta ora'deben aberse desta—
cado para Valparaisoi Coqimbo: si únicamente tentar el último recurso
de bondad i de paz, repitiendo a U. S. por última vez el medio de pro
curarse el reconocimiento de la nacion entera, qe no podrá‘ ménos de
recomendarel sublime mérito deU. Si, si accediendo a mipropuesta,
conviene en personarse conmigo bajo las seguridadesdeestilo, para
tratar en el paraje qe se señale, de la indicada composicion, a fin de
evitar los estragos qe son consiguientes a la guerra, entre individuos
qe por ningun titulo deben« considerarse enemigos, siendo propiamente
ermanos, ijos de una madre, qe mira a todos con igual afecto, i sabrá
olvidar jenerosamente enalqier defecto en‘ qeayan incurrido. Don José
Úrtado es oficial qe destino a la conduccion, de" este pliego, a qierren
toda forma de derecho autorizo para el efecto, debiéndosele guardar los
fueros qe por derecho~ de jentes corresponden a un parlamentario; i es
pero dentro de cuatro oras su vuelta con la contestación qe'sea servido
darme. Dios guarde aU. S’. muchos años-Orilla del Maule, mayo 3 de
4843-Antonio Pareja-Sr. D. José Miguel Carrera.»
El parlamentario fué recibido con la debida consideracion, comió a
la mesa del jeneral ise le‘ notó mucha ansiedad por conocer nuestra
situacion; pero solo alcanzó adescubrirla decision i enerjía de nuestros
ánimos. Por él se supieron algunos pormenores de la accion de Yerbas
Buenas, i por su relacitm, dice el jeneral Carrera, conoci qe don _.los¿
María Benavente fue’ ‘el—‘oficial qe ejecutó ‘i m’ó con mas serenidad lo
sucedido en~lamizdrugada del ‘Z9bSe le despachó con una contestacion
moderada, adiriendo a la entrevista, pues convenía ganar tiempo para
qe llegasen los refuerzos qe se esperaban cada momento-Pronto volvió
con otro oficio, exijiendo en reenes al coronel don Luis Carrera, como
única persona qe’ al jenerali asus oficiales les prestaba seguridad.
Sorprendido Carrera con esta solicitud, ofendido de tan injusta descon—
fianza i mas fuerte ya con la llegada del batallon de Infantes dela Patira
qe mandaba don Santiago Muñoz Bozanilla, aunqe solo constaba de 250
plazas,i con las noticias últimamente recibidas del campo enemigo,
determinó cerrar esta negociacion dirijiendo el siguiente oficio.
«Nada ai mas corriente i observado en tiempo de guerra qe darse
personas en reenes de zmai otra parte. Esta facultad está circunscrita a
ciertas i determinadas leyes. La propuesta qe en esta virtud me ace V. S;
en su oficio qe con fecha de ayer acabo de recibir, es tanto mas estra
_ 151 _ t5ï,”"
ñaí fuera del órden, cuanto se anticipa V. S. aelejir determinadamente
un oficial de mi mando qe segun el aprecio qe concibo de su mérito, en
union con los‘estrechos vínculos de la sangre, es absolutamente insubro
gable porfalta de eqivalente en los de las tropas de V. S. Por consi—
guiente no puedo ni debo acceder a un partido de esta clase, desdoro de
la recta razon i sin romper, abiertamente los diqes de los verdaderos
derechosde igualdad. Si V. S. tiene qe tratar algunos asuntos concer
nientes a‘laactual guerra, podrá acerlo en lugar i términos anteriormen
te estipulados, bajo la seguridad i confianza qe e protestado a V,S., en
la intelijencia qe para ello es preciso qe olvide i se sacada de las espresio
nes qe repite en todos sus papeles, anunciando qe el convenio .qe se
agua de ‘ser compatible con los derechos del reí ide‘lanaeioh. Reconoz
ca V. S. qeumformementea qebrantado con escándolo i vituperio dela
umanidad, el derecho natural i divino, desde qe pisó el puerto de Talca
uano,,i qe así V. S. es en todo rigor de justicia el qe debe sujetarse a
la leí qe yo tenga a bien imponerle a nombre de mi gobierno, ya sea
por medio de la fuerza, ya sea a discrecion decidida. Esta es la verda
dera coincidencia i compatibilidad con los pactos qe pueden celebrarse.
De otra suerte, resuélvase V. S. a proceder ostilmente, qe estoi dis
puesto aacerle conocer asta donde llega la intrepidez, el valor í esfuer
zos de los qe pelean por ser libres í vengar a toda costa los insultos í
,agrabios qe a recibido la Patria.»
«Me alle con la noticia de qe una division del mando de V. S. atacó,
sorprendió i tomó prísionera una partida de ‘25 soldados con su coman
«lante don Juan de la Cruz Villalobos, qe de mi órden se allaba en la
boca del Maule. Este procedimiento tan estraño i reprensible, sobrevino
en circunstancias de estar en suspenso todo movimiento ostil, interin se
consideraban las propuestas echas a nombre de V. S. por el órgano de
su parlamentario don José Uirtado. Un atentado de esta naturaleza sirve
de unnuevo comprobante, qe acredita a todas luces la notoria justicia
con qe emprende la Patria su defensa; i si V. S. no se comporta i trata
mejoren lo sucesivo dela observancia de los derechos comunes de la
guerra, i de poner en'libertad a los prisioneros qe indebidamente pade
cen, será V. S. responsable en razon de represalias, de las funestas
consecuencias qe orijíne su conducta irregular, conla qe protejei auto
riza la infraccion mas escandalosa i degradante.» ~ .
«Dios guarde a V. S. muchos años. Cuartel jeneral en el campo dela
Rayada mayo G de 48t34—Jos0’ Miguel de Carrera-Señor don Antonio
Pareja.»
,

CAPITULO III.

El ejército real abandona sus posiciones sobre el Maule iemprende su reti


radn-El de la Patria pasa este rio. i destina una division para picar su
retaguardia: ella le ace varios prisionerosi le qita los 'gunados-Se reuner
todo el ejército en Buli, i se intima rendicion a. Pareja qe ocupaba la viii:i
de San Cárlos-Continúa (¿ste su retirada i es alcanzado a una legua de
distancia-Batalla de San Cárlos————Su resultado-El enemigo se encierra
en Chillan.

Decia mui bien nuestro Jeneral, qe la intriga, la perfidia i la alevosia,


son las primeras armas de los tiranos. Mediante ellas se abian,apoderar
do los satélites de Abascal de la fuerte plaza de Valdivia, de Talcauno i
de Concepcion: bajo la salvaguardia de parlamentarios nos abian asesi
nado varias centinelas i sorprendido una partida de tropa en la boca de
Maule: una traicion abia el2 de mayo puesto en poder de la fragata cor—
sario Warren, la 'perlai bergantin Potrillo qe se armaban en Valparaiso
con el objeto de bloqear a Talcauano, i cortar,los recursos qe por all!’
podian venir de Lima. Mas la Divina Providencia qe nunca deja sin
castigo las acciones contrarias a la justicia, preparaba un ejemplar, de
la misma naturaleza de la ofensa, i sin la menor oxcitacion de nuestra
parte, con lo qe se prueba cuanto corrompe,cl mal ejemplo, i cuan
imprudente es en los qe mandan presentarlo a los qe obedencen-Estan
do formado el ejército invasori dada la órden para pasar el Maule, un
batallon de chilotes arrojp las armas, diciendo qe aqel era el término de
—- 153 -—,—
sus cmpeños, qe se los abia traido engañados asegurándolcs qe venían
a tomar posesion del pais, qe debian entregarles sus mandones; iqo
aora veían al contrario qe ellos eran entregados por traidores. Estas
ideas cundieron en los demas cuerpos, i la insubordiuacion fué jeneral.
La lectura del último oficio.del Joneral Carrera i los términos enérjicos
en qe estaba concebido, acabaron de confundira Pareja, llegando a sos
pechar qe su orrible situacion era conocida de nosotros i qe podiamos
tener secreta íntelijencia en su campo. Determinó pues retirarse mas
precipitadamente de lo qe eonveniaa su propia seguridad, i se retiró
en efecto de un modo tan vergonzoso como abia sido amenazadora í arro
gante su entrada. A los vecinos del Parral les abia ántes arengado en
estos términos. «Parece qe la Providencia detiene las aguas, para qe
con la comodidad de un paseo i‘p'or medios de mis fieles pueblos llegue a
libertad la capital de la opmsion a qe la an reducido algunos infames
insurjentes. Tres creas fijaré en Santiago para colgar a los autores de
tantos males.» Aora estos mismos vecinos le veían pasar tendido sobre
una pariuela, separado,de su ejércitoí por caminos escusados i a dosoras,
para llamar la atencion, í viendo en todas partes peligros qe aumenta
ba su imajinacion emaltada. Sin‘ embargo, qeria coonestar su retirada
atribuyéndola a un convenio celebrado con nosotros; patraña qe en el
momento era desmentida por su precipitada fuga, i por nuestra inme
diata. persecucion.
El 9 de mayo llegó a Talca el teniente coronel don José Antonio
Cotapos al mando de 250 ombres, qe se denominaban batallon de Vo
luntarios dela Patria, í delos qe podia esperarse por lo [pronto mu
‘poco auxilio por su falta de disciplina. ' *
El mismo dia se organizaron cuatro brigadas de la caballería de
milicias, compuesta cada una de,600 ombres, i se licenciaron los res
tantes como innecesarios í qe consumian casi todos nuestros recursos.
Fueron cubiertos sus aberes asta el dia—i reducida esta arma a 2400.
Se dió la órden de marchai se proíbió a‘los oficiales llevar eqipaje. El
44 durmió la 2.a division en Duao, la 3.a en Paredonesí la vanguardia
en Linares, abiendo pasado el rio en el mismo dia. Una division de 250
ombres al mando del capitan don Diego Benavente, fué destinada a picar
la retaguardia del enemigo, í ántes de 20 eras, lo abia qitado mas de
dos mil vacas, 20 soldados veteranos qe las escoltaban, multitud
de milicianos dispersos, de mujeres i de vivanderos, es decir, toda
aqella cola qe arrastra siempre un ejército, Entró al pueblo del Parral,
eras despues de aberlo dejado ‘areja, í se encontraron varias camas
calientes todavía, porqe los oficiales qe en ellas dormian acababan de
'20

Ü
—-—154———
fugar-en una se alló la casaca de un teniente coronel, una bolsa
tabaqera, i otras prendas, qe acrcditaban la prisa con qe se abia echo
el escape.
El grueso del ejército abia llegado a Linares en completo desórden,
causado por un fuerte aguacero, de los qe frecuentemente caen durante
el invierno en aqellas rejiones, sin qe pudiesen evitarlo los pocos oficiales
qe cumplían con su deber, pues los mas‘se abian dispersado o dejado la
formacion para buscar algun abrigo. El Jeneral en jefe no se desmontó
en toda la noche, acuartelando los cuerpos, proporcionúndoles víveres
i forrajes. Estos cuidados empleados con tanta solicitud i personalmente,
lo captaban el afecto de los patriotas, entusiasmaban al soldado i esti
mulaban al oficial.
El 44 la vanguardia reunida a la division de Benavente, llegó al es‘
tero de Bull, en donde se icieron 60 prisioneros, ise tomó un carro
cargado con eqipajes de oficiales. En un baul se encontraron pocas
prendas de vestuario, pero bastantes paqetes de pastillas de olor, presa,
qe si daba motivos para reír, los daba tambien para infundir en el solda
do desprecio por enemigos tan afeminados i muelles. ‘Talvez pertenece
rian ellas a ab7unjóven candoroso qe creyendo la facilidad con qe se
pintaba en Lima la conqista, las traia para la de las damas. '
El enemigo ocupaba la villa de San Cúrlos distante dos leguas. Allí
mandó el comandante jeneral don Luis Carrera a su ayudante don Manuel
Vega, conduciendo una intimacion, ifué recibido concortesania i aun
agasajado. El Intendente de ejército don Matias de la Fuente i varios
otros oficiales le aseguraron qe abia en su jefe la mejor disposision para
tratar con el nuestro: i estas finjidas disposiciones tenían solo por obje
to ganar tiempo.‘ En esta noche i enla siguiente madrugada llegaron
todos nuestros cuerpos, abiendo algunos marchado 48 leguas en un dia,
i en medio de fuerte lluvia. Una espesa niebla envolvia nuestro campo, i
un continuo tiroteo resonaba en todo él, causado por las descargas de
los fúsiles‘qe se acian para limpiarlos, i para prepararse al ataqe qe
debia seguirse ‘mui pronto.
Como se supiese qe la caballería enemiga se abia dispersado, salió la
vanguardia con el objeto de interponerse entre San Cárlos i el rio Noble,
ide este modo cortar la comunicacion con Chillan. Mas ántes de acercar
se a aqella villa, se vió qe el enemigo la estaba evacuanlo, pues al
mismo tiempo qe entraban nuestras avanzadas por el lado del norte,
las partidas de la retarguardia enemiga salían por el sur. Continuó su
marcha la vanguardia i ántes de una legua le dió alcance, i le presentó
la batalla afpesar de su poq‘eñá fuerza, pues solo constaba de una compa

Q
—_ 155 _
illa de infantería, dos piezas‘ de campaña, el escuadron de Usares de
de la Gran Guardia, i el de la guardia jeneral. El enemigo qe vió este
arrojo, qe divisaba talvez los movimientos del grueso de nu'estro ejérci
to, i qe la posicion tomada por nosotros al flanco derecho, indicaba la
intencion de dejar el frente libre; i poder cortar su retirada, determinó
formar un cuadro de toda su infantería, qe consistía en 4 batallones,
aunqe diminutos, sostenidos por 36 piezas de artillería con los qe rom
pió un fuego activo; Las dos nuestras fueron desmontadas mai pronto,
isin embargo, continuamos firmes sufriendo sus fuegospara dar tiem
po a qe se reuniesen las otras divisiones. Príncipiaron a llegar despues
de una ora, corriendo ansiosas a tomar parte en la aecion,. sin entrar en
la colocacion qe se les mandaba, tomando la primera qe se los presen —
taba i rompiendo un fuego inútil i desordenado —Dos brigadas de caba
llvería se destinaron a formar a retaguardia del enemigo, marchando
fuera del alcance de sus tiros; pero no sabiendo calcúlarlo i recibiendo
algunasbalas, se dispersaron completamente, dejando sin efecto este
importante movimiento.
Como nunca ’podria yo contar ciertas circunstancias peculiares de
esta jornada, mejor qe lo izo el jeneral Carrera en su diario, escrito de
su puño iletra, sobre la misma escena, i con la intencion de qe le sir
viese solo para auxiliar su memoria, me parece interesante acer aqi al
gunos estractos.
«En este estado, no necesitábamos de otro esfuerzo para rendir al
enemigo; pero aun no seria tiempo, ni merecerian los chilenos semejan
te triunfo. Elcomandante jeneral de la segunda division era celoso de los
onores del dela vanguardia, i creyó qe yo detenia su marcha para
qe triunfase aqel solo. Lleno de ignorancia i de insubordinacion, apé—
nas formó en batalla ime separé de él, cuando mandó atacar ala bayo
neta marchando atoda carrera; pero no abian avanzado cien pasos:
cuando empezaron a sufrir las descargas de artillería. cuyo efecto uní
do al cansancio los dispersó en una qebradilla qe estaba al pie de la
posícion del enemigo.» ‘
«Los Infantes de la Patria, qe formaban la izqierda de lalínea, icieron
lo mismo. La artillería de la 2.a division mandada por el capintan Game
ro i el teniente Garcia, se desmontó e inutilizó como la de la vanguardia;
i estos bravos sentados sobre sus inútiles cañones miraban con serenidad
el peligro. Toda lainfanteria aunqe dispersa mantenía un fuego arbitrario
pero vivo.» ‘
«El resto dela 3.u division marchaba con pasos de plomo apesar de
ias repetidas órdenes qe le despachaba para avanzar. Llegó al ponerse
_ 156 _
el sol, amenazó por el flanco derecho sin acercarse o esponerse, sin
cumplir con lo qe se le abia mandado, ipor consiguiente sin ningnn pro
vecho. Los óficiales del batallon de Voluntarios se dieron por enfermos
a cxcepcion de Cotapos, i de Cruz qe fué muerto por uno de sus mismos
soldados i por casualidad. Aunqe cinco dias ántes abian recibido en
Talca su armamento en buen estado, apénas tenían de servicio este
dia 46 fusiles.»
«En vano procuraba reunir la infantería i formar la línea: la mayor
parte delos oficiales eran bisoños, i contribuian solo a aumentar el
desórden. La oscuridad dela noche izo cesar los fuegos de ámbas par
tes. El aterrante desórden i el cansancio de una tropa, qe en tros dias
abia caminado 40 leguas, atravesando rios i esteros caudalosos i sufrien—.
do una lluvia continua, i el trabajo de todo este dia, me decidieron a
retirarla a San Cárlos para rcfrescarla, dejando sobre el enemigo la
Guardia Nacional i la jeneral,'para qe observasen sus movimientos.»
«La vanguardiai la caballería del centro icieron doscientos prisione
ros qe se pusieron esa noche en la cárcel,i setenta eridos entraron al
ospitali se atendieron lo mejor posible. No abia mas cirujano qe D. José
Oiea, de escasísimos conocimientos en su facultad.»
«Toda la noche setrabajó en reunir la tropa i en acomodar los fusi
les para atacar al dia siguiente. Nuestro armamento era tan malo, qe
en pocas oras de fuego se inutilizaba: el de este dia abia durado seis.
La caballería estaba absolutamente' cansada. Examinada la artillería
se encontró qe solo cinco piezas estaban en estado de servicio-las mu
niciones de fusil podian solo bastar para dos eras de fuego-Los víve
res iforrajes eran escasísimos en aqel pueblo qe acaba de abandonar el
enemigo.» , '
«Al amanecer se dió la órden de marcha. Salió la guerrillade Molina
destacada de la vanguardia, i la segui con esta inmediatamente. Poco
abia marchado cuando me dieron parte qe el enemigo se abia retirado
en la noche, burlando la vijilancia del comandante de la Guardia Nacio
nal. Su direccion era ácia el Ñuble, rio bastante caudaloso en esta es
tacion, distante cuatro leguas i en camino a Chillan. Se aceleró la mar
cha i se activó la de las otras divisiones. Pintar el desórden de aqella tro
pa al tiempo de la formación: el atolondramiento de los oficiales, ila con—
fusion de todos i en todo, seria esponer la verdad. Solo diré qe en aqel
momento auguré mal del destino del ejércitoí del de la Patria.»
«El comandante jeneral de la ‘2.a division, el Cuartel Maestrei casi to‘
dos los jefes principales, me pedian con toda instancia qe repasase el
Maule para reorganizar el ejército. Me aseguraban qe la tropa estaba
——]57——
aterrada i disminuida: el brigadier don Juan José Carrera me dijo qe se
le abia dispersado mucha fuerza de los granaderos, con los capitanes
Portales iTuñon: qe la caballería tenía una baja escandalosa: qe no
abia suficietes municiones; í últimamente qe no debia dar un paso ade
lante sin celebrar junta de guerra. Traté de convenc’erlo aciéndole com—'
prender qe el enemigo aun mas aterrado, se retiraba porqe se creía in
capaz de contenernos: qe tambien se le abia dispersado su caballería,
í qe en todo demostraba su ineptitud, í qe debiamos aprovecharnos de
circunstancias qe se presentaban tan favorables. Qe mi plan era de entre—
tenerle encerrado en Chillan, imarchar con la vanguardia a Concepcion,
dejando el centro al sur de .Itata i una división de observacion en San
Cárlos. Concluí asegurándole qe este plan lo llevaba adelante, i qe no
importaba qe me abandonason algunos: qe no acia junta de guerra í qe
echaba sobre mi toda la responsabilidad.»
Reconocido el campo qe abia ocupado el enemigo el dia anterior,
se encontró desmontada una pieza de a 4, algunos pertrechos i varios
cadáveres, entre ellos uno de ermosa figura, blanco iqe parecia de per
sona de distincion. Le conocieron varios ser el de un jóven de Concepcion
llamado Pichote. Se vió qe el lugar en qe seformó el cuadro era una pe
qeña eminencia, midiendo cada costado como tres cuartos de cuadra,
ldebiendo ser compuesto cuando ménos de mil qinientos ombres, ino
de qinientos, como asegura Torrente para realzar el mérito de las ar
mas españolas. Con la misma intencion aumenta nuestras fuerzas a do
cemil hombres, cuando de todas armas no podiamos formar un tercio.
La accion de San Cárlos fué mal comprendida i peor pintada por ami—
gosíenemigos. Aqollos qerian qe una caballería de milicias, qe por
primera vez entraba en fermacion: qe por primera vez oía el estruendo
del cañon i el silvido de las balas, rompiese un fuerte cuadro de infante
ría flanqeado por numerosa artillería, operacion de las mas difíciles
aun para la mejor caballería del mundo. Estos coronan de laureles a
Sanchez por una defensa sin peligro, porqe su gruesa artillería detenia
a sus combatientes a una distancia en qe no podian corresponder sus
fuegos; por una corta retirada a paso de fuga, sin ser sentido, i por su
encierro en Chillan, único, preciso í forzado asilo qe pudo tomar. Si la
ubiera emprendido ácia la costa, como parecia mas necesario, abría
tenido qe atravesar caudalosos rios, esposos bosqes í estrechos desfila
deros, i en ese caso su ruina era inevitable, pues aunqe nuestras tropas
fuesen índisciplínadas, Sanchez no era un Jenofonte ni mandaba griegos,
para superar tantos obstáculos. '
Es preciso confesar qe el enemigo debió su salvacion en San Cúrlos,
—-I58—
/l .° a qe la caballería no cumplió con la órden de formar a su retaguar
dia, con lo qe viéndose cortado isin prospecto alguno de escape, se
abría rendido sin disparar un fusil, i 2.° a qe el jefe qe qedó observán—
dole en la noche, a pesar de aber sabido su movimiento, no tomó pro
videncias para perseguirlo, ni aun dió aviso al Jeneral en jefe.-El mis—
mo Torrente confiesa qe «si los insurjentes se ubicraupresentado
a las orillas del rio Ñuble abría sido inevitable la ruina de los rea
listas.» Tan exacta es esta observacion, qe la sola guerrilla‘de Molina,
llegada a esta situacion a las diez del dia 46 precipitó el paso de la re
taguardia, aciendo qe dojasen abandonadas 4 piezas de artilleriai
muchas municiones, ,aogá'ndose varios soldados.
Situaron una division a la orilla sur del rio, i en las casas de la
señora Santa María, para estorbarnos el paso si lo intentábamos; í a
pesar de la seguridad qe los daba su posicion i el rio, fué desalojada al‘
momento por el teniente Garcia qe mandaba dos piezas de artillería, i
corrió tambien a encerrarse en Chillan.
Aqella noche acampó nuestro ejército ainmediaciones del rio iMoli
na guardó el bado por donde abia pasado el enemigo. Consecuente al
plan indicado arriba, la vanguardia salió el 47 con direccion a Concep
cion reforzada con algunos fusilerosos icon 4 piezas de artillería. Los
restos de los rejimientos de milicias de Santiago i Melipilla se emplearon
en conducir prisioneros i la artillería qe se abia inutilizado-Se nombró
al coronel don Luis de la Cruz comandante jeneral del canten del Ñnble,
con la division qe debia qedar en~ observacion de Chillan, i qe debia
componerse delos Volumtariose Infantes de la Patria, de la compañía
voluntarios de Talca ide los rejimientos de Linares, Parral, San Cárlos
i‘Qíriue, qe debia reunir al efecto. Se le provino qe en ningun evento
debia comprometer una accion, i qe en caso de ser atacado se r‘eplegase
sobre Talca, donde mandaba el coronel don Juan de Dios Vial, a qien
con la misma fecha se le prevenia tambien estuviese pronto para auxiliar
le, isi las circunstancias fuesen apuradas contínuasen retirándose ácia
la capital, pues el ejército vendría inmediatamente en su socorro.
Las guerrillas del capitan don Joaqin Prieto i del teniente Molina, qe
tenían la fuerza de cien ombres, pasaron el rio con elfin de acer un re
conocimiento sobre Chillan, llamar la atencion del enemigo i oculta!‘
nuestros movimientos. Estas atrevidas partidas se acercaron tanto a aqe
punto, qe salieron 400 ombres bien montados en su persecucion. Ellas
se retiraron en el mejor órden, i aunqe se les tomaron dos prisioneros,
ellos ícieron su escape en la misma noche, trayendo la noticia de la
grave enfermedad qe aqejaba al jeneral Pareja.
-— 159 —
El coronel don Bernardot)’Higgins fué destinado con 30 fusileros í
varios oficiales a someter la frontera i reunir su rejimiento de la Laja - El
de igual clase don Fernando Vega marchó a Cauqenes i don Francisco
Barrios a Qiriue con igual objeto.
El dia 20 pasó la vanguardia el rio Itata, i allí se le reunieron varios
patriotas qe andaban escondidos por los montes. Las noticias qe ellos
comunicaron, impelieron al comandante jeneral don Luis Carrera para
intimar a Concepcion qe se rindiese, enviando de parlamentario al
ciudadano don Juan Estevan Manzano. El jeneral en jefe despachó
tambien al capitan don Diego Benavente a Chillan insinuándole a Pareja
por última vez la necesidad de rendirse, pues Concepcion iba a ser
ocupada; qe de este modo no debia tener esperanza de recibir auxilios
de Lima, miéntras qe nosotros los esperábamos por momentos de la
capital; i qe así no le qedaba mas recurso qe acojerso a la jenerosidad
americana. Benavente fué recibido a una legua de Chillan por una par
tida, i vendados los ojos le condujeron por entre mil rodeos í centinelas,
qe se multiplícaban para dar la idea de un campo estenso i de fuerzas
numerosas. Sanchez le recibió en medio de todos los oficiales, i contestó
qe participaría estas ocurrencias al jeneral, í él resolveria lo qe croyese
conveniente, despachándole sin mas contestacion.-Era el caso qe Pareja
se allaba actualmente agonizando.
El capitan Prieto con 60 úsares de la Gran Guardia, se adelantó a
la Florida para reunir aqel rejimiento ipreparar cuarteles ivíveres.-
Manzano volvió con favorable contestacion, pues Concepcion prometía
someterse; i el coronel don Antonio ¿Mendiburu avanzó con cien ombres
a tomar posesion de la ciudad. El centro pasó tambien el [tata i se situó
ca Ja acienda de la señora Mardones.
CAPITULO IV.

El Jeneral Carrera ocupa n Concepcion i toma a Talcauano, con varia; luv


(¡es su'rtos enla baiu- Se apreso. la fragata Tomas qe conducía axiiios
de Lima——Lns plazas fronterizas i pueblos interiores se someten al Gohier—
no patrio-3e organiza una fuerte division, se acen marchar dos cañones
de :i'2l i las tropas sobre el [tula-Ei Jeneral en jefe pasa u Talca a mo—
ver una division-La del coronel Cruz cae prisionero.

Si las autoridades civiles de la ciudad de Concepción abian prometido


someterse a nuestro ejército, las militares estaban mui distantes de acer
lo, sin probar ántes el éxito de las armas, o sin procurarse los medios
de escape. Mas la primera noticia qe recibieron de las fuerzas con qe
avanzaba el coronel Mendiburu, los causó tanto terror, qe sin esperar
su aproximacion, emprendieron su retirada a Talcauano, dejando los
almacenes de‘guerra intactos í cuatro piezas de artillería volante. Des
vanecido este primer pavor, volvieron sobre la plaza de la oiudadcon
el objeto de rotirarlas, mas los soldados qe solo divisaban un prospecto
de fuga, cuidaron poco del armamento ídedicaron el corto tiempo qe se
los presentaba a saqear las casas de los vecinos patriotas.
Alas 42 del dia 25 de mayo entró el Jeneral en jefe ala ciudad, segui—
do de una pcqeña' escolta, e inmediatamente despachó al capitau don José
María Benavente a Talcauano para qe intimasc rendicion al coronel Tejoi
ro qe era el Gobernador. Igualmente escribió al obispo Villodres rogúndole
—- 161 ———
qe volviese a su silla i a empuñar el cayado qe Dios abia puesto en sus
manos para apacentar una greí de ‘cristianos, i no de ombres de tal o
cual partido político-Este contestó con ipócrita umildad, pero sin acep
tar el llamamiento; íaqel'dijo qe para rendirse necesitaba tener a la vis
ta la fuerza qe lo atacaba. El parlamentario fué tratado mui cariñosa
mente por el mayor jeneral don Ignacio Justis, qe no sé por qe razon se
allaba allí asilado, i por el traidor Jimenez Navia, Monreal iotros oficia
les: ellos se desacian en protestas de amistad i sumision, porqe veían
difícil poder salvarse.
Se publicó en Concepcion un bando llamando a todos los dispersos
i alos chilenos qe servían en las filas enemigas, i ofreciéndoles indulto
i a mas una gratificacion de diez pesos al soldado de infantería i 46 al
de caballería qe se presentase con su armamento. Surtió tan buen efec
to esta medida, qe ántes de dos dias abiamos aumentado nuestras fuer
zas con 200 dispersos, 400 pasados de Talcauano i 400 fusiles.
El 28 el jeneral en jefe acompañado de su amigo el señor Poinsett,
i escoltado por la guerrilla del capitan Prieto, practicó un reconocimien
to delas posiciones qe ocupaba el enemigo, el qe presentando algunas
fuerzas sobre las alturas, disparó varios tiros con un cañon de a 2. En
la noche avanzó toda la division compuesta de 700 infantes, 300 caba
llos i L piezas de artillería. Al amanecer del 29 las guerrillas de Prieto i
de D. Ramon Freire se aproximaron a la línea enemiga, al mismo tiem—
po qe se le intimaba de nuevo. Contestó pidiendo cuatro eras de plazo
para celebrar junta de guerra. Conociendo qe elfin principal era apresu
rar su escape, se mandó cargar a las espresadas guerrillas, i a 200 infan
tes a las órdenes del teniente coronel Muñoz Bezanilla, con dos cañones
dirijidos por el capitan Gamero í el alférez D. Pedro Nolasco Vidal. Mui
luego obligaron a retirarse a 450 ombres qe ocupaban las alturas de la
izqierda, í las de la derecha fueron tambien ocupadas por el resto de
nuestra infantería í un cañon mandado por el capitan D. Juan Morla.
La caballería formaba nuestra reserva. El enemigo se retiraba ácia el
pueblo, manteniendo siempre un fuego activo, aumentado por el de las
lanchas cañoneras í botes armados, qe desde la bala enfilaban nuestra '
linea. Nuestra artillería les respondia con buen suceso. Morla echó a
piqe un bote, i Gamero izo bastante estrago sobre una de las lanchas.
Despues de cuatro eras de accion, se mandó bajar sobre el pueblo, el
, qe fué tomado mui pronto a pesar de su tenaz resistencia. El capellan
don Juan Manuel Benavides,con algunos granaderos qe qisieron seguirlo,
avanzó‘en medio del fue’go ácia la bandera, la arreó i despedazó, porqe
no creía posible sacarla entera. ,Se persiguió al enemigo asta la playa
21
—-162-
del mar, por donde tenia preparada su retirada, i se sacaron a muchos
de la misma agua. Los jefes llegaron a bordo de la fragata Bretaña
armada en corso.
En los botes qe pudieron aberse a la mano, se embarcaron nuestros
bravosi abordaron a las lanchas cañoneros para con ellas atacar a la
fragata si no se rendia: mas ella seizo ala vela, aunqe vientos contra
rios la mantuvieron algun tiempo a la vista del puerto.
Como en este punto se abian refnjíado ‘muchos de los ombres qe
abian prestado auxilio a Pareja, i como la resistencia abia sido tenaz,
i sin esperanza alguna de éxito favorable, no pudo evitarse el saqeo de
algunas casas, aunqe moderado por la virtud de nuestros soldados. Icie—
ron 450 prisioneros entre ellos siete oficiales, i a ninguno atropellaron
ni aun insultaron; conducta qe contrastaba noblemente con la qe ellos
observanban con los nuestros. En el ponton San José encontramos a 60
granaderos, 30 úsares i otros tantos milicianos qe nos tomeron en Yer
bas—Buenas, en el estado mas lamentable de desnudez i estenuados por
el ambre. El entusiasmo i alborozo con qe nos recibieron estos infelices
no puede pintarse.
ElJeneral en jefe en el parte qe dió al Supremo Gobierno ise públi
có en el Monitor Araucano de 45 de junio dice-«Nuestra pérdida en
esta accion a sido solamente de un granaderoi un nacional. La del
enemigo no puedo detallarla; pero si aseguro aV. E. qe mis soldados
esta vez no an inferido el menor daño a los prisioneros, lo qe prueba qe
son tan valientes como jenerosos, i qe los exesos qe ace cometer a la
tropa la falta de ilustracion, en ninguna parte se corrijen con mas fa
cilidad qe en el ejército de Chile.»
«En este puerto e .encontrado cuatro buqes enemigos, qe son la
Meantinomo, la Palafox, los Cuatro Amigos, i la Bretaña, de llos cuales
la última a qerido saliri aun no lo a logrado porqe los nortes se lo impi—
den. Ya e echo armar las lanchas cañoneras para tomar este buqe, i
luego aré bajar a tierra a los oficiales pasajeros, traidores i prisioneros
qe aya a su bordo. Tambien nombraré una comision para formar los
inventarios 'correspondientes a estas presas, i de los demas efectos del
ejército enemigo. Los prisioneros qe nos ícieron en Yerbas—Buenas ya
están en mi poder í luego serán otros tantos defensores de la Patria,
pues tengo bastantes armas, vestuarios i municiones.»
«La artillería qe desmontaron los enemigos voia abilitarla cuanto
ántes, idejando arreglados los fuertes partiré volando a Chillan a con—
cluir con los miserables restos del ejército del virei de Lima.»
«Aqi e encontrado gran cantidad de fusiles, salitre relinado, víveres
—-1c3— ,
iotros muchos artículos qe vienen mui bien en las presentes circuns
tancias.»
Dios guarde a V. E. muchos años. Campamento de Talcauano 29 de
mayo de 4843, alas cinco de la tarde.-José Miguel Carrera.
En el mismo dia se nombró Gobernador del puerto al teniente co
ronel Muñoz Bezanilla, qedándo de guarnicion el cuerpo qe mandaba.
Se comisionaron al coronel D. José Samaniego i al licenciado Novoa para
iformar los inventarios de la fábrica de salitres establecida en Tumbes,
de los buqes apresados. El señor Poinsett se encargó voluntariamente
de restablecer las baterías, i se mandó qe en todas ellas permaneciese
enarbolada la bandera española, por si venian {algunos buqes de Lima
conduciendo auxilios para los realistas. Tomadas estasi otras providen
cias consiguientes, volvió el Jeneral en jefe a Concepcion para tratar de
los preparativos necesarios para atacar a Chillan, único punto en qe
tremolaba la bandera de la tiranía, idonde con toda celeridadi empeño
se fortificaha. Las plazas fronterizas a los indios, los puertos de mar í
todos los pueblos interiores estaban libres i mandados por patriotas
fieles-Una campaña de 20 dias, en estacion lluviosa, abia bastado
para recuperar el estenso territorio qe ocupan oi las dos provincias de
Maule i Concepcion, cortado por rios caudalosos, estrechos desfiladores,
caminos cenagosos, idefendido por un ejército qe siempre fué superior
al nuestro en infantería veterana, en artillcriai en viejos iesperimenta
dos oficiales.
El Jeneral Carrera trabajaba con su acostumbrada iextraordinaria acti
vidad, en la organizacion del ejército, aumentándolo con reclutas, armándo
io i vistiéndolo con los recursos qe abia encontrado, e instruyéndolo ma
ñana i tarde. No descuidaba por eso los demas ramos dela administracion,
i todos recibian movimiento de su infatigable celo. Publicaba bandos para
contener los desórdenes qe se iban introduciendo en los pueblos,i
nombraba jueces íntegros qe oyesen las qejas de los ciudadanos e im
pusiesen severas penas. Un antiguo subdelegado de Qiriue fué el primero
qe sufrió el correspondiente castigo. Se ponían bajo custodia los ombres
sospechados de aber auxilado al enemigo, o de mantener comunícion
con él.
. La fortuna concurria tambien a coronar tantos esfuerzos. El '7 de
Junio se avistó en Talcauano una ermosa fragata, qe aparentando des
confianza, voltejeaba sin qerer fondear, apesar de qe veía flamear en
las fortalezas la bandera española. Inmediatamente se despacharon
ocultas partidas de tropa qe patrullasen por la costa para impedir toda
comunicacion con ella. En una de sus bordadas sobre Tumbres echó
-— 164 -.
un bote con un oficial i cuatro marineros, el qe fué apresado. Por él se
supo qe era la fragataTómas, procedente del Callaoi transportado auxi
lios para el ejército real. En la misma noche salieron las dos lanchas
‘cañoneras, una mandada.por el teniente de artillerlaD. Nicolas Garcia,
ábil i esperimentado pilotoi oficial de valor acreditado: la otra por D.
Ramon Freire, qe tambien abia navegado algun tiempo í qe principiaba
ya a distinguirse por ese valor qe despue’s i en tantas ocasiones a mos
trade. Acompañaban a las lanchas algunos botes armados a la lijera.
La fragata abia echado esa noche sus anclas en el puerto del Tomé, i al
amanecer se vió con las cañoneras a su costado. Los pormenores de es
te apresamiento i su importancia, se rejistran en el parte siguiente:

Exno. Sníon.

. «Ayer se avistó la fragata Santo Domingo de Guzman, álias, la Tó—


mas, del dominio de D. Javier Manzano. Anoche se me avisó por el co—
mandante de este puerto, qe por un oficial i cuatro marineros qe abian
desembarcado en Tumbes, se sabia venían a su bordo trientai ocho ofi
ciales i cien mil pesos para refuerzo del ejército de Pareja. En aqella ora
monté a caballo ivine a tomar todas las providencias necesarias para
qe no se volviese del Tomé donde estaba fondeada. Ya abian salido las
cañoneras í varias falúas armadas. 0i al amanecer le intimaron la rendi
cion a la qe se sometió sin perder momento; bien es qe no abia otro ar
bitrio. Ya an bajado atierra el brigadier Rábago, el coronel Olaguer Fe
liú, el marino Colmenares, el artillero Montuel, el oficial Billavicencio
qe ántes sirvió en Valparaiso, un ijo de Ballesteros, i entre muchos
otros, Grajales i el ministro Marin qe Si1‘ViÓ en Valdivia. E averiguado
asta el momento qe son 32 oficiales i mas de cincuenta mil pesos con
bastantetabaco en polvo i rama. La fragata entrará entro de dos oras
i entónces averiguaré la verdad i aseguraré los intereses de modo qe no
padezcan detrimento, sacando lo mui necesario para gratificar la mari
neria norte—americana, qe aceimportantes servicios a la la Patria con
el mayor gusto i desinteres.»
«Segun me dice Rábago, echaron toda la correspondencia al agua, i
e mandado botes para qe agan esfuerzos por sacarla. Está a la vista
una goleta qe entrará en todo el dia: viene cargada,lde tabaco. Solo fal
ta qe venga la fragata Cayuca, qe trae de Valdivia veinte i cuatro mil
pesos i qinientos fusiles-Luego qe acabe de asegurar estas presas í este
puerto, partiré para Chillan a concluir nuestra afortunada campaña. Por
las cartas qe epodido ver, aunqe mojadas, sé qe éste es todo el gran re
--165-—
fuerzo qe debia esperar el Jeneral Pareja, porqe el virei no tiene un
ombre nimedio real con qe contar. Se lamenta mucho de sus miserias
i del triste estado aqe lo reduce Goyoneche con su retirada o su derrota;
pero sin embargo manda modelo de la pirámide qe se a de levantar en
memoria de su reí í de la gloria de sus armas.-Por no ,retardar a V. E.
esta noticia tan satisfactoria, no espero la lista de cuanto contienela
fragata; pero irá en primera oportunidad. Si V. E. vé los sujetos tan
índecentes qe vienen para levantar tropas en esta provincia, se estre
mecerá al pensar lo qe debiamos esperar de ombres tan viles. Todos
son europeos i algunos ya an estado en Santiago.»
’ Dios guarde a V. E. muchos años. Talcauano, 8 de junio de 4843
a la unai cuarto de la tarde -Exmo. Señor-José Miguel Carrera.
Estos prisioneros fueron tratados con la mayor consideracion, alo
jados cómodamente en el palacio de los obispos, i auxilíados con todo lo
necesario. De sus eqipajes solo se estrajeron las armas i algunos pape
les. Los de mas graduacion i los qe manifestaban mejor educacion, eran
admitidos al trato familiar de nuestros jefes. Ellos pasaron a la capital
bajo su palabra de onor, conducidos por el coronel Samaniego, tambien
europeo i bien conocido por sus modales caballerosos. Dos oficiales to‘
maron partido en nuestro ejército, aunqe con intencion ruin i villana
como lo descubrieron despues. Otros poco acreedores a distíncion si
guieron la suerte de los demas prisioneros. Los qe llegaron a la capi
tal fueron ospedados en casas de vecinos respetables, i colmados de
atenciones singulares; parece qe qerian conservarlos como salvaguar
dia para un caso desgraciado.
El coronel O’Higgins participó desde la frontera el feliz éxito de su
espedicion; í tener reunidos mas de mil ombres de milicia, con un ca
ñon de campaña i dos pedreros. Se les despacharon al momento algu
nos artilleros para el servicio de estas piezas i cien dragones al mando
del teniente D. Estevan Manzano. Se provino al comandante de la segunda
division situada en las márjenes del Itata, qe le auxilíase en caso de peli
gro; prevencion mui oportuna, pues el enemigo intentó un golpe de mano,
qe por este medio fué frustrado tropezando con la fuerza qe iba en
auxilio.
Se supo qe el teniente coronel D. Francisco Calderon abia llegado a
Talca con 300 ombres pertenecientes a los diferentes cuerpos del ejér
cito, i se ordenó al coronel Vial comandante de este canten marcha
se con toda su division a tomar el mando del de Ñuble, puessn co
mandante Cruz se qejaba amargamente de la desercion qe esperimentaba
en el batallon de voluntarios. El jeneral 0fició al Gobierno recomendan—,
‘—]66-—
do la apreension' de estos desertores i su pronto envio al ejército para qe
fuesen castigados; aciéndole presente qe la induljencia con qe eran re
cibidos i la impunidad en ’qe qedaba este grave delito, alentaba a otros
a‘ cometerlo. En el campamento de aqella division se abia castigado
con el último suplicio a un soldado cabeza de un motín contra sus oli
ciales. ‘
En la villa de la Florida se estableció un presidio para asegurar a
los ombres sospechados de mantener correspondencia con el enemigo
i a otros reos de poca importancia. Se elijió este lugar por estar mas
próximo i a la retaguardia de nuestro ejército. Estaba a las órdenes
del subdelegado D. José Maria Victoriano.
Se nombró en la ciudad de Concepcion una Junta de gobierno com
puesta de tres individuos, siendo uno de ellos el benerable Arcedeano
D. Salvador Andrade. Aunqe parecia poco a propósito para el casoi en
tiempo de guerra, el nombramiento de un eclesiástico, era tal la opinion
irespeto qe le profesaba todo el pueblo, qe fué recibido con entusias
mo. Por otra parte, solo se exijía de este gobierno la conservacion del
órden i la remesa de algunos auxilios, i para este servicio era el mas
aparente.
Se exajeraba tanto la solidez de las fortifícaciones construidas en
Chillan, qe pareció indispensable transportar artillería de grueso calibre
para destruirlas; pero conducirla por aqellos caminos cortados por on
das qebradas,‘ por lodazales profundos i por empinadas cuestas, i en la
rijida estacion del invierno, parecía empresa mui difícil sino imposible.
Mas las dificultades no arredraban al jeneral Carrera: arrostrarlas i ven
cerlas fué casi siempre su destino i su gloria. Se pidieron a Talca dos
cañonos'de a 48 i se sacaron de Talcauano otros dos de a 24 monta—
dos sobre carros construidos apropósito, tirados por muchas yuntas
de bueyes, acompañados de peones provistos de erramientas para la
composicion de los caminos,i bajo una competente escolta. Para des
cribir las fatigas de esta marcha, ipara recomendar el mérito especial
de los conductores, seria necesario un largo capitulo; pero no puede
pasarse en silencio el mui distinguido qe entónces contrajo el alférez de
milicias don Bernardo Barrueta, oí capitan reformado e inválido, i por
el qe fué despues empleado en otros servicios de igual importancia, qe
Siempre desempeñó satisfactoriamente. ‘
El Jeneral recibió comunicaciones del Supremo Gobierno, en las qe
le mandaba, i aun rogaba mui encarecidamente, qe apresurase‘lá con
clusion de la campaña contra Sanchez, para acudir a la defensa de las
' provincias del norte, amenazadas por el Jeneral Ossorio qe abia intima—
.—l67—
do rendicion al puerto del Uasco, i por Pezuela qejdebia dirijírse a Val.
paraiso. Se le pedia tambien todo el armamento sobrante ipara"organi—
zar fuerzas qe pudiesen tentar una resistencia provisoria. Esta falsa
alarma la abia causado la fragata Bretaña, qe en su fuga de Talcauano
ien su bajada para el Callao, iba derramando por la costa falsas noticias
i finjidas intimaciones; iqe, los qe las recibian no eran capaces de so
meter a un racional criterio, ni aun examinar su orijen í probabi
lidades.
Inmediatamente se dieron órdenes para la pronta salida de las fuer
zas estacionadas en Concepcion, í para qe el coronel O’Híggins se
aproximase al Diguillin. El Jeneral en jefe partió para Talca acompa
ñado solamente del capitan Benavente, de su ayudante Barnachea i de
‘seis soldados inqieto i desazonado por la demora de la division qe man
daba el coronel Vial,9“al qe se le abian impartido repetidas órdenes
para reunirse con ladelïcoronel Cruz, especialmente en la comunicacion
de 49 de junio, en qe se le decia-«En el momento de recibir V. S. esta
órden, se pondrá en marcha con la division de su mando; ien el caso
de no poderla mover toda, ni la artillería gruesa, por falta de bagajes,
lo verificará V. S. aunqe sea con un solo ombrei se dirijirá por Longa
ví asta reunirse con el coronel Cruz.»-El 26 encontró el Jeneral a esta
division en la Ovejería, distante de Talca dos leguas i media, i despues
de reconvenido su jefe como correspondia, se lo mandó avanzar con
toda rapidez. El Jeneral pasó a esta ciudad para tomar otras providen—.
cias, ívolvió a alcanzar la division el dia 30 en el lugar llamado los.
Carrizalillos, donde se abia acampado por la lluvia
Este mismo dia fué atacadala division del coronel Cruz, cerca de San
Cárlos, i prisionera toda ella aexcepcion de una partida qe mandaba
don José Ignacio Quezada. El capitan don Pedro Victoriano enceu.mdo
en las casas de Arraigada, izo una eróica defensa matando en la prime
ra descarga a 8 soldados i al guerrillero Chaves, asta qe rodeado por
los enemigos i tomadas las puertas i ventanas e incendiados los techos,
propuso una capitulacion onrrosa qe le fué concedida para serinmedia
tamente qebrantada. Esta primera ventaja envalentonó a los encerrados
en Chillan, ilos animó para enviar fuera algunas otras partidas; pero
la destinada a San Javier cayó en manos del teniente Molina ifué com
pletamente destruida cerca de Larqui, escapando vivos solo 45 prisio
neros sin mas desgracia de nuestra parte qe una erida recibida por Moli—
na enla mano derecha. La prisicn de Cruz iVictoriano fué cantada por
los españoles como un espléndido triunfo, debido a las altas combina
ciones estratéjícas de Urrejola ial valor impertérríto de Elorreagai
———*168 —
Quintanilla, cuando solo fué obra de una venta o traicion qe de ora en
ora ponía en su noticia el estado, movimientosi fuerza de la division.
Los nombres de Alarcon, Arraigada, fraile Serrano, Acuña, Bustos,
Morenoi Cerda, deben ser condenados a perpetua infamia, por aber a
busado tan vilmente de los favores i acojida qe les dispensó el coronel
Cruz. Este digno patriota i su segundo Victoriano fueron conducidos a
Chillan desnudos, insultados groseramente iencerrados en ínmundos
calabozos.
Este contraste obligó a nuestras divisiones a marchar con toda cau—
tela, avanzando sinmultáneamente para acer en un dia i en un punto
dado su reunion. El 5 de julio pasó el Itata por el vado del Roble el
grueso del ejército, el coronel O’Híggins por otro de mas arriba, i la
division de Talca alejó en Changaral.
CAPlTULO V.

Se reune todo el ejército en los altos de Callanco: llegan las piezas de :r 24‘
i se pone el sitio a. Chillan—:Acciones del 3 í 5 de agosto: incendio de lu
pólvora-Este accídentaobliga a levantar el sitio-Ernprendída la retír:r-
da, sale el ejército enemigo. presenta batalla, íntima rendicion, i con la
enérjíca contestacron qe se le dá, vuelve a sus aíríncheramientos-Couti
núa la retirada.

El dia 8 de julio de 4843 las divisiones qe abian pasado el Itata,


se reunieron íacamparon en las casas de Fonseca, distantes dos leguas
de Chillan; i la qe conducia de Talca el Jeneral en jefe, adelantó una
partida de cien ombres al mando del capítan don José María Benavente,
sobre el Ñuble, para ocupar el paso de Cocharcas. Los coroneles don
Luis Carrera, Mackena, O’Higgíns i el cónsul M. Poinsett, escoltados
por 4 80 fusileros, practicaron un reconocimiento dela plazai delas alturas
qe la dominan: i aunqe el enemigo salióa estorbarlo, retrocedió con la
muerte de dos soldadosí otros tantos prisioneros, siendo uno de ellos oficial
armero.‘En la noche del 40 ocupamos los altos de Callanco a una legua de
Chillan,'posicion por sí bastante fuerte; í ala madrugada del siguiente dia
avanzó el coronel O’Higgins con su division i dos piezas de a 4, al mismo
tiempo qe las guerrillas de Prieto i Serrano marcharon a las orillas del
Ñuble, para protejer el paso del Jeneral en jefe. Llegó éste a las once
del dia, isin desmontarse avanzó asta el punto qe ocupaba O’Híggns;
porqe el enemigo se abia presentado en bastante número; pero luego
¡)2
—-170-—
retrocedió——Logrado el objeto i reunida la division de Talca, todas mes—
tras fuerzas se replegaron sobre Callanco. En la noche esperimenta—
mos un recio temporal de viento i agua, qe echó al suelo nuestras
tiendas í mojó nuestro armamento i municiones: era el preludio de los
qe debiamos sufrir despues, i qe nos abian de causar mayores males
qe las balas enemigas. Permanecimos diez dias en estas posiciones
esperando la llegada de la artillería gruesa, pero manteniendo bloqeada
la plaz‘ai sosteniendo continuos ataqes de guerrillas. La de Molina solía
comprometerse tanto, qe obligaba adarle auxilios de los cuerpos, siem
pre listos para este caso.
La fuerza de caballería se minoraba por momentos, así por las deser
ciones, como por la falta de forrajes. De la capital no nos venían los
auxilos pedidos, í los qe podia dar la Concepcion eran ineficaces. Una
partida de Dragones mandada para buscarlos cayó en poder de los
ermanos Espinosa, i la conducian prisionera a Chillan, cuando fué re
cobrada por otra nuestra, trayendopresos a estos traidores; los qe fue
ron Juzgadosi sentenciados, uno al suplicio iotro a prísion durante la
guerra.
Nuestra sítuacion comenzaba a ser angustiada, í era indispensable
apresurar su desenlace. Eldia 22 movimos nuestro campo para estrechar
el sitio, llevando los dos cañones de a 48 qe vinieron de Talca, i sa
biendo qe los de a 24 estaban ya atres jornadas. Acampamos a las
márjenes del Maipon, a un cuarto de legua de la plaza, en un terreno
llano pero tan cenagoso, qe las ruedas de los cañones se enterraban as
ta la mitad; los caballos se atollaban i el lugar en qe nos acostábamos
qedaba marcado con la figura de nuestrós‘cuerpos-Las guerrillas avan—
zadas comunicaron qe el enemigo salia por la parte del sur, i un espía
lo confirmó, agregando qe era con el fin de sorprender la artillería de
a 24 qe estaba en Larqi. El coronel Carrera marchó con una division
a protejerla, i el 25 tuvimos el gusto de verla llegar salva despues de
aber vencido dificultades sin cuento.
En la tarde del 26 nuestras guerrillas tomaron posesion de dos
alturas qe qedan a tiro de cañon de la plaza; i en la media noche se
construyó una batería con salchíchones, sacos de cuero i algunos de
lona, qe se abian echo con{las tiendas de campaña despedazadas por el
temporal. El 27 so mandó a la plaza al teniente coronel don Francisco
Calderon, conduciendo un oficio para el cabildo, en el qe se le pedia influ—=
yeso en laterminacion de la guerra, pues si el ejército real se obstinaba
en continuar ocupando la ciudad i en defenderla contra toda probabili
dad, seria preciso destruirla. No se escribió a Sanchez, porqe se abia
—l7l—
negado a contestar una nota anterior, El parlamentario volvió sin res
puesta; pero al dia siguiente la trajo don Antonio Adríazola, iaunqe
parecia por escrito contraria, de palabra aseguraba la disposi
cion qe abia para entrar en algun convenio. Conducia tambien una
nota de Sanchez para el señor Poinsett, en qe le reconvenia por la parte
activa qe tomaba en la guerra, siendo un ajente u oficial de una potencia
amiga de la Espeña-Nada se le contestó.
Rompió el fuego nuestra batería ivimos con satisfaccion qe nues
tras balas no solo alcanzaban sino qe traspasaban la plaza. Por uno qe
se abia salido de ella supimos el efecto de nuestros primeros tiros, pues
ellos abian muerto a un carretero qe estaba trabajando, i se abian lle
vado por delante el rollo o picota plantado en medio de la plaza. Algun
daño abian causado tambien en el castillo de San Bartolomé, qe se abia
construido al sur de la ciudad, i qe nuestros soldadados llamaban el
Brujo, por lo escondido qe estaba a nuestra vista. Se trató de asaltarlo
en la noche, pero se suspendió la órden, conociendo qe nuestras tropas
a pesar del valor ientusiasmo qe manifestaban, no estaban todavía en
el estado de disciplina qe exije una operacion tan importante. El coronel
O'Higgins con 300 soldados íel capitan don J. M. Benavente con 80,
fueron destinados a entrar ala ciudad por el sur i norte, con el objeto
de incendiar algunas casas, para acer efctiva la amenaza al cabildo, para
imponer a los abitantes, i para aclarar el camino a nuestros sucesivos
ataqes. Al amanecer se retiraron estas partidas, i aunqe el enemigo
amagó perseguirlas, se contuvo al reconocer las fuerzas qe las sos
tenían.
El 2 de agosto en la noche el coronel Makena con 500 infantes
mandados por don Cárlos Spano, i 4 piezas de artillería dirijidas por el
mayor Oller i capitan Gamero, avanzó a tomar la altura mas inmediata
al pueblo; ial amanecer del 3 estaba ya defendido por una batería
construida del mismo modo qe la primera; i mui temprano se presentó
una columna enemiga corriendo icon los fusiles a la espalda, dando
a entender qe venia oyendo í a entregarse. Spano se apercibió para re
cibirlos como correspondia, i cuando estuvo moi sercaí conocida ya la
estratajema,ïmadó romper el fuego i se trabó una accion mui viva. El jene
ral en jefe ordenó qe la caballería atacase por el Tejar amagando cortar la
retirada, í qe el coronel Carrera con 400 infantes tlanqease al enemigo
por la derecha-Estos movimientos practicados con toda exactitud, le
obligaron a emprender su retirada, ifué perseguido por nuestras tropas
asta dentro de las calles; pero desgraciamente con mas arrojo qe órden,
icon un entusiasmo loco, qe no los dejaba oír la voz de sus oficiales;
——l‘72—
i así se malogró la preciosa ocasion de rendir ese dia la plaza. Tuvimos
qe lamentar la muerte del sarjento mayor de artillería don Ipólito Oller,
qe aunqe español, ningun chileno le exoedia en patriotismo: la del
capitan de la misma arma don Joaqin Alonso Gamero, oficial igualmen
te distin¿uido por su valor i serenidad, i la del capitan de milicias don
Juan José Ureta. Tuvimos tambien considerable número de eridos, qe
pasaron al ospital de la sangre, situado al sur del rio, ia cargo del
cirujano don Manuel Julian Grajales, español qe abia sido echo prisio
nero en la fragata Tómas, enemigo acérrimo de la revolucion, pero de
sentimientos tan noblesi filantrópicos, qe cuidaba a los enfermos con
un amor icelo superiores a todo elojio. La pérdida‘; del enemigo debió
de ser mayor, pues peleaba a campo descubierto i en columna. El bravo
oficial qe lo comandaba don Lucas Molina, cayó muerto al principio
del combate.
La Guardia jeneral al mando de Benavente sostuvo esta mañana un
ataqe contra la division de Olate, qe venia de la montaña conduciendo
auxilios para la plaza, i le izo algunos prisioneros. Los estaba examinan
do el Jeneral en jefe, cuando recibió aviso de una nueva salida del
enemigo por el Tejar i por otros puntos, pero qe no se dirijia a las for
tificaciones, sino qe formaba sus divisiones con órden i sosiego. Solo un
punto de nuestra línea fué atacado, i abría sido tomado sin el empeño
idenuedo del valiente Barrueta, qe lo sostuvo asta qe el capitan Morla
con 2 cañones icien infantes llegó en su auxilio. La artillería enemiga
mantenía un fuego activo, pero su infantería permanecia formada i des
causando sobre sus armas: parece qe esperaba alguna órden, o alguna
oportunidad favorable para principiar su ataqe. Mui pronto se la pre
sentó la mas espantosa catástrofe. Una bala de cañon despedazó un
armon, incendió la pólvora qe contenía, i ésta la demas qe abia en
nuestra principal batería, los cañones qe estaban cargados, iaun las
cartucheras de los soldados. El grandei prolongado estruendo, la espesa
i elevada columna de fuego i umo, i los lastimeros ayes i movimientos
desordenados de tantos infelices qe corrían abrazados, presentó al
enemigo la ocasion de atacar, i lo izo con tanta precipitacion i arrojo,
qe los qe mirabamos desde léjos creíamos imposible resistirle. Mas la
Providencia abia conservado salvos al capitan Morla, ia los oficiales
Millan, Laforest, Cabrera i Vazqez para qe con su valor i sangre fría
evitasen la ruina total del ejército. Sobre todo don Antonio. Millan qe
cargando un cañon con cuanta metralla podia contener, i disparándo
lo en mejor oportunidad, izo espantoso estrago en la¿columna mas
avanzada, i la obligó a retirarse. El teniente don Francisco Barros con
—— 173 —
los granaderos qe podian seguirle, saltó las trincheras í persiguió al
enemigo asta dentro de la poblacion, apoyado por las partidas de caba
llería qe estaban a la retaguardia de la batería.—Qíero ablar de mi mis—
mo i solo para confesar una falta. Cuando vi cl volcan qe reventó en el
centro de nuestra batería, porqe tal debió parocerme la csplosion de la
pólvora, prorrumpí en una fuerte esclamacion, í desespcré de qe nos
salvasemos. El ayudante de asamblea don Diego Guzman, me reconvino
por una conducta qe pudiera inspirar desaliento en la tropa qe tenia a
mis órdenes. Reconvoncion bien merecida, qe apreció entónces'i asta oí
agradezco.
Apesar de la retirada qe se tocaba en nuestro campo, las partidas
tardaron en efectuarla, i algunas, como la del teniente de Dragones don
Venancio Escanilla, se presentaron por la parte del sur, despues de
atravesar toda la ciudad. Cargamos en ombres a nuestros eridos, í qe
mados, qe fueron como cien soldados, el digno coronel Spano, i los
subarternos Rencoret i Currcl. Era casi imposible reconocerlos por su
aspecto: todos parecian negros africanos en el color i en sus cabellos
rizados por elfuego-Se dió sepultura a los muertos, entrelos qe se alla
ban el alferez Zorrilla íel cadete Fernandez.
Reconocidas las municiones qe qe nos qedaban, se encontraron solo
once mil cartuchos de fusil, mui pocos de cañon, iostos de grueso cali
bre. Se desicieron algunos para proveer a las piezas volantes; pero co
mo se esperasen do Concepcion i Talca, a donde se abian pedido con
anticipacion, se determinó continuar el sitio, despachando sin embargo.
con toda dilijencia, al coronel Mendiburu i al mayor de órdenes Calde
ron qe apresurasen su venida. Este comunicó desde Itata, qe el convoí
qe venia de Concepcion abia caido en manos del guerrillero Estevan Ca
rrasco, qe lo abia conducido‘a Chillan.
El dia 5 a las dos de la tarde izo el enemigo otra salida jeneral i ape
sar de su arrojo í de nuestros apuros, no alcanzó mas ventaja qe acer—
nos qemar mucha parte de nuestras escasas municiones. La batería mas
avanzada fué defendida con eroismo por el coronel D. Luis Carrera, cu
ya erguida ínoble cabeza, siempre descubierta, sobresalia de los atrio
cheramientos, í parecia mas bien nuestra enseña. Despues de cuatro
oros de fuego activo se retiró el enemigo, i fue perseguido como otras
veces, es decir, asta dentro de la poblacion, pero con mas impetu qe
disciplina i como siempre sin otro provecho qe dejar bien'puesto el onorde
nuestras armas, eimponer algun respeto, idisfrazar en lo posible nuestra
apurada situacion.Conesto objeto, sin duda, inc con esperanza de buen
suceso, se intimó rendicion a la plaza por medio del teniente coronel
— 174 —-
D. Raimundo Sesé, ofreciendo qe se dejaría reembarcar a las tropas:
venidas de Chiloé í Valdivia, í qe se les proporcionaria trans
portes, í todos los auxilios, siempre qeentregasen inmediatamen
te las armas. El parlamentario fué recibido‘ bajo todas las formali
dades acostumbradas, i aumentadas con mil estratajcmas, para con
fundir su imajinacion, i acerlo creer la existencia de numerosas tro
pas, e inexpunables fortificaciones. No se le dió contestacion; pero des
pues la condujo el padre Fr. Francisco Armirall, secretario de Sanchez,
el qe presentó contrapropuestas, reducidas aqe el ejército de la Patria
repasase el Maule, qe el territorio situado als r qedase ocupado por los
realistas, i qe ubiese armisticio asta tanto lïegase la aprobacion del
virei del Perú. Nuestro jeneral desechó estas proposiciones e insistió en
las primeras fundando su ventaja en razones tan fuertes, i espresadas
con aqella persuacioni afabilidad qe le eran caracteríctícas, qe ícieron'
vacilar el juicio del fraile parlamentario, iaun le ganaron su afecto
particular, como despues lo probó. Partió a comunicar a su jefe el
resultado prometiendo emplear su influjo para un avenimiento. Ala
media noche se presentó el teniente coronel Carvallo trayendo un
oficio en qe Sanchez se negaba a todo, i reconvenia porqe bajo lasal
vaguardia de los parlamentarios se adelantaban las obras; lo qe era
enteramente falso -A muchos parecerá estraña, tal vez ridicula,
la frecuencia con qe cruzaban los parlamentarios el campo de los
combatientes; pero debe considerarse qe las noticias qe reciprocamen
te se daban, eran tan exajeradas, i los recursos con qe cada bando con
taba para sostener la guerra estaban tan cerca de agotarse, qe se sen
tía por ámbas partes la necesidad de finalizarla, i el principal elemen
to qe la sostenía era la decision, la enerjia i casi puede decirse la ter
qedad de ámbos jefes. Por una parte se veía alía Patria personificada en
Carrera, por otra al reí en Sanchez. Sus voluntades eran leyes qe san—
cionaba la opinion. ‘
Nuestra situacion era verdaderamente orrible. Los cuerpos disminui
dos en mas de la mitad de su fuerza: el ospital no podia contener el nú
mero de enfermos; la caballería desmontadaá los caballos muertos llena
ban el campo: las provisiones de guerra iboca escasisimas: los auxi
lios qe de una parte se esperaban abian caido en manos del enemigo,
i‘ los qe se aguardaban por otra no parecian: la estacion continuaba rí
gurosísima, i este cúmulo de desgracias aciarrinsostenible el sitio. En la‘
noche del 7 principiamos la retiráda, replegándonos de un punto en otro;
i aunqe el enemigo observó el movimiento, nada intentó para estorbarlo.
Si el 8 izo una salida i ocupó los lugares qe abiamos abandonado, mu’r
. — '175 -—
pronto los desecupó tambien. El mayor jeneral Vial partió para Qiríue lle
vando los enfermos a ombres de los milicianos desmontados. El 9 en
la noche todo el ejército so situó en las alturas de Callanco, venciendo
mil dificultades para conducir la artilleria por fangales i acerla trepar
a brazos de ombres. _,
Al amanecer del 40 todo el ejército realista salió al campo, i al fa
vor de una niebla espesa se aproximó al nuestro. Disípada algun tanto
ra las 7, vimos su formacion en batalla. Un parlamentario se adelantó
a traer la siguiente intimacion.
«Aunqe pudiera sin esta formalidad destruir las miserables reliqias
del ejército del mando de V. S. por la protervidad con qe se a negado
a un partido ventajoso, respecto al estado de abatimiento en qe se allaba
al tiempo de mi propuesta, no es conforme a mi umanidad, ni a las píado
sas intenciones del‘jofe qe espedicionó con}el qe está a}mis órdenes. Con
todo, es indispensable qe V. S. se entregue a discrecion, porqe de lo con
trario seré inexorable en acer sufrir todo‘ el rigor de las leyes militares,
dentro de tan pocos momentos como son los qe necesito para vencer la
corta distancia qe nos separa. Aora es cuando debe acreditar V. S. la
umanidad de su corazon evitando su muerte i la de todos los infelices qe
‘o acompañan, como inevitable efecto del superior número i valor de mis
tropas, qe solo aguardan la señal de atacar para darla.
Dios guarde a V. S. muchos años. Campamento del ejército real agos
‘to 40 de 484 3-Juan Francisco Sanchez,
Miéntras se contestaba este oficio nuestras tropas formaban la linea
con un entusiasmo í decision extraordinarios, i qe parecia aumentarse
por la desesperacion, o por el deseo de poner término a tantas fatigas.
El brigadier don Juan José Carrera inflamó tanto el ardor de sus granade
ros, qe abiéndose llevado aguardiente, reusaron tomarlo diciendo qe no
necesitaban de estimulo para pelear, iqe silo aceptaban.podia acerles
faltar a la subordinacion ial exacto cumplimiento de lo qe se les manda—
se. La Gran Guardia, qe era el 2.° cuerpo vetereno, manifestaba igual
decision, a pesar de qe solo tenía cuatro subalternos en sus filas, pues
'los demas oficiales i jefes se abian dado por enfermos. Se llamó al
comandante de la guardia jeneral para qe tomase el mando.
El Jeneral en jefe dió al parlamentario la siguiente contes
tacion.
«Las miserables reliqias del ejército dela Patria esperan con la
mayor impaciencia fiel ¡formidable ejército qe manda V. S. Ojalá
ubiera excusado la formalidad del parlamentario, para qe ubiosc
llegado cuanto ántes el momento mil veces deseado. La muerte con qe
—- 1'7’G -—
V. me amenaza, es el mayor premio qe podría recibir por ‘mis fatigas‘:
rhorírcmos todos defendiendo la libertad de nuestra Patria. ¿Podrá
aber mejor recompensa para ombres qe no tienen otro interes qe el bien
de su pais? No: yo no soi mercenario i debe creérseme. Ya qe V. S. me
desaliaa sangrei fuego, admito la proposieion, i así lo e echo saber a
,mi ejército, i lo aré tambiena mi gobierno para qe pueda obrar arregla
do a los principios adoptados por los emisarios de la gran Bejencia Es
pañola-Tenemos precision de escarmentara los malvados con el terror:
es contra nuestro carácter, pero ya es indispensable. Solo siento qe
V. S. se qede encerrado en la desgraciada Chillan, i no’ venga a partici
par de las glorias qe oí adqirírá su resuelto ejército; pero su alma es
sensible ino podrá verla destruccion de mis desgraciados soldados.
Dios guarde a V. S. muchos años. Campo de Callanco agosto 40 de
4'8L3 —José Miguel de Carrera. \
Era tanta la exijencia del enemigo, o le corría tanta prisa nuestra
destruccion, qe despachó a Pasqel de ’2.° parlamentario para reconvenír
por la vuelta del primero qe era Urtado. Delante de ellos mismo se dió
la órden para acer la guerra sin cuartel, se les notificó qe si venia algun
otro enviado seria decapitado, i se les dejó en libertad para qe recono
ciesen nuestras posiciones i el estado de nuestras tropas. Despues de su
despedida, se izo una salva de 24 cañonazos para celebra el próximo fin
de la campaña, a pesar de qe nuestras municiones no nos permitían esta
profusiou. Esperúbamos í esperará el lector una batalla mortífera, des—
pues de tan fuertes amenazas, de superioridad tan reconocida de parte
del enemigo, ide valor tau preconizado. Pero todo fué una pura fanfarro
nada; el ejército enemigo nos volvió la espalda; nuestras guerrillas le pi
caron la retaguardia con solo el objeto de burlarlo dis‘parando coetes, i—
continuamos nuestra retirada sobre el rio Chillan. Los pocos bueyes í
mulas qe teníamos icieron varios viajes, iasí gastamos parte de ese día
i toda una noche para poco mas de una legua de marcha en medio de
una fuerte lluvia. El cañon de a 24 qe nos qedaba se atolló en un pan
tanoí no ubo fuerzas bastantes para sacarlo. Se izo mventari seincen
dió su cureña, los palos de las carpas iotros artículos qe no podiamos
transportar.
El dia 44 llegamos alas orillas del Itata en el lugar de Qinchamali, i
como este rio estaba mui crecido tuvo qe pasarlo en una peqeñai mala
balza la division de 400 ombres destinada a Concepcion. El centro del
ejército se dirijió a Qiriue, adelantando cien ombres para protejer al
capitan Prieto, qe escoltaba el pcqoño , convoi qe nos venia de
Talca.
—177—
Así concluyó este sitio, corto en tiempo pero mui dilatado en sufri
mientos de todo jénero. Si dejamos el campo surcado por las sepulturas
de patriotas, i sembrado de esqeletos de caballos i de otros despo
jos, tambien arrancamos algunos laureles, qe no por culpa nuestra se
marchitaron pronto, como tampoco lo fué qe tan eróicos esfuerzos qe
dasen estériles. Algun dia las severa istoria desenvolviendo los echos,
descorriendo el velo qe cubre todavía las faltas cometidas en la revolucion,
i llamando a juicio a las cosas i alos ombres, ará justicia a los éroes de
Chillan-El poeta chileno qe se apoderase de este episodio de nuestra
revolucion, encontraría en él los materiales de una interesante epopeya:
sublimes destellos de patriotismo, rasgos de jenerosidad, virtudes
cívicas. Veria brillar no pocas de las prendas de un valeroso i avisado
caudillo en don José Miguel Carrera; vería bosqejado el indomable valor
de un Ayax en su ermano don Luis; íqizá no echaria ménos tampoco
la envidiai las bajas pasiones de algun Tersites.

23
CAPITULO VI.

Los realistas conspiran en Concepcion-Ellos estienden sus operaciones


por toda la Provincia. i nos obligan a diseminar nuestras fuerzas-Se
apoderan de la plazai puerto de Arauco-Varion ataqes parciales-C011
los recursos qe pudo proporcionar Concepcion i los pocos llegados de
Talca, se abre de nuevo la campaña-—Se reunen varias divisiones en el
Roble i son sorpr‘!ndidas-Se mudan posiciones-Accion de Tro
cayan.

Ai pueblos como ai ombres qe parecen nacidos para ser infelices, o


para confirmar la doctrina de los fatalistas. Concepcion es uno deellos.
Sus primeros fundadores escavaban los cimientos juntamente con sus
sepulcros: sus ijos crecian en medio de sitios í combates, isus nietos
an sido diezmados bajo la cuchilla de sus mismos projenítores. La na
turaleza, a pesar de un clima benigno ipuro cielo, lo visita cada tercio
de siglo con algunas de aqellas plagas asoladoras qe recuerdan ‘a los uma
nos la frajilidad de sus obras. Tiembla la tierra para desplomar sus
edificios i se levanta el mar para .sumerjirlos: muda su localidadi su
sistema de gobierno í no alcanza a sustraerse a su cruel destino. Tantas
i tan duras vicisitudes deben aber influido sobre el carácter de sus abi
tantes, dotándolos de una decision i enerjia, para no retroceder al aspec
to de los peligros. Si la revolucion política los dividió en dos bandos,
cada uno siguió el suyo con teson, prestando servicios activos i con en’
tera abnegacion de sus particulares intereses. De ese pueblo agricultor
—-17’9-
.i pobre sacaron siempre los realistas importantes auxilios, ilos sacó
tambien el ejército de la Patria. Esta vez iba a reponer los qebrantos
sufridos en Chillan i a apurar una sítuacion por si bastante angustiada.
Acababa de descubrirse una conspíracion fraguada por los realistas,i la
estension de sus planes i los nombres de los cómplices abian qedado ocul
tos con la precipitada fuga delos principales fautores. La enerjia del vocal
de la Junta don Julian Uribe i la actividad del comandante militar don Pe
dro Nolasco Vidal, abian logrado descubrirla, i estaban contraidos a poner
la ciudad en estado de defensa. Se abian cortado las calles con fosos l
trincheras: abocado cañones en ellas, i reunida la guarnicioni los patrio
tas en la plaza. Nuestros espías abian indicado esta conspiracion, í
comunicado qe se organizaba una fuerza en Ualqi para cooperar a ella’
al mando de su antiguo cura el español don Gregorio del Valle, sacer
dote índigno, ministro de sangrei esterminio mas bien qe de relijion i paz'
Se abia tambien interceptado una carta a Garcia Molino datada en Chi
llan a 49 de agosto en la qe se decia-«Para su satisfaccion le digo qe
a esta ora se trata de prender en Concepcion a la Juntai a don Francisco
Calderon qe fué a traer r¿00 ombres de refuerzo para el ejército ester
minador, los qe se sublevaron ántes de llegar a la Florida, con la noticia
de aber sido destruido el ejército chileno.» Con estos antecendentes el
Jeneral en jefe apresuró su marcha a Concepcion, mandando ántes a1
coronel O’Higgins por detras de la Florida i al capitan Benavente por
Pichaco para dispersar la fuerza del cura Valle, i para prender una
partida de desertores qe bajo el nombre de realistas andaban cometien
do robos. Ambos objetos se lograron facilmente.
Sanchez libre de nuestra presencia en Chillan, con sus tropas me
jor paradas qe las nuestras, como qe abian pasado en buenos cuarteles
la dura estacion del invierno, con partidarios activos i prácticos del
territorio, i con medios abundantes de movilidad, despachó peqeñas
partidas en todas direcciones, qe dividiesen nuestra atencion i nos pri
vasen de todo recurso. Don Juan Antonio Olate con cien fusileros i otros
tantos milicianos se dirijió a Qiríue para apoderarse del convoí qe venia
de Talca, pero fué vergonzosamente rechazado por el capitan don Joa
qin Prieto. Este dia prestó importante servicio el norte americano Alfonso
Benet, ila guarnícion cuando se vió atacada izo severa justicia en el
traidor Mariano Alarcon, qe estaba preso en la cárcel. Temió Prieto qe
volviese el enemigo con mas fuerza, i como ignoraba el auxilio qe le iba
de la segunda division, se replegó con todo el cargamento sobre Cauqe
nes, donde se allaba el coronel Vial con los enfermos. Inmediatamente
se atrincheraron en la plaza, precaucion mui oportuna, pues alos pocos
—-]80-
dias los atacó el mismo 0late con 400 ombres i dos piezas de artillería;
i apesar de qe nuestra fuerza solo ascendia a 450 soldados de todas
armas, sostuvo un fuego activo por siete eras, i obligó al enemigo a
abandonar su empresa.
Por la parte del sur corrían los realistas con mas libertad, como qe
sabian qe en Concepcion carecíamos de medios para perseguirlos. Con
la poca pólvoraiplomo qe pudo sacarse del comercio, de los buqes
balleneros í aun de las casas de los vecinos, i con las balas en qe
por fuerza se izo trabajar a un errero español, logramos proveernos de
algunos cartuchos, í con los caballos de los ciudadanosi de los oficiales,
se abilitaron algunas partidas para auxiliar al coronel O’Higgins esta
cionado en Rere, i para reducir la plaza de Arauco sublevada en esos
dias, i por la qe el enemigo iba a abrirse comunicacion con Chiloé i aun
con el Perú. Esta medida era urjentísimai llamó la preferente atencion
del Jeneral. Despachó al coronel de milicias don Fernando Urizar con
25 soldados; luego le siguió el teniente don Gregorio Allende con 40, i
despues don Juan Luna i don Pablo Vargas con otros tantos. Al mismo
tiempo salieron de Talcauano el bote del resguardo i dos lanchas arma
das con un cañoh, al mando de don Rafael Freire, para protejer el paso
del rio Carampangue. El enemigo lo defendia con un cañon de a 4 mon
tado en una carreta, con 44 fusileros i con cerca de doscientos milicianos
montados. Es preciso confesar que nuestros oficiales no cumplieron con
su deber, o no comprendieron la importancia de la empresa qe se abia
fiado a su valori pericia, pues sin tentar una accion, í desobedeciendo
las órdenes mui terminantes de ocupar aArauco, cambiaron de direccion,
i por el Araqete se dirijieron a la plaza de Santa Juana. Cuando se espe
raba el parte de la reduecion de aqella, llegó el de ésta, i aunqe abia
sido feliz, por aber echo prisionera toda la guarnieion, inclusos cuatro
desertores nuestros, í aber muerto 44 enemigos, el Jeneral recibió la
noticia con el mayor disgusto, i aun qiso someterse a un juicio al jefe
responsable; pero la necesidad í ciertas circunstancias icieron callar
a las leyes.
El coronel O'Higgins avisaba qe el enemigo se aumentaba en la
frontera, i qe su fuerza no {era bastante para contenerlo, como igual‘
mente alas partidas de bandidos qe se iban levantando bajo su protec
cion. Qe en Uilqilemu se le abia presentado con fuerza mui superior,i
qe aunqe el teniente don Ramon Freire con solo seis:dragones abia
derrotado su vanguardia, matándole al oficial i dos soldadados, se abia
visto en la necesidad de emprender su retirada, corriendo él (O’Higgins)
gran peligro por aberse roto la cincha de su montura, iqe a punto de
—18l.-
ser prisionero, lo abia salvado el artillero Gabino Gonzalez dánd:> le su
caballo, i escondiéndose él en un bosqe vecino. Inmediatamete se le
despacharon 25 ombres con algunas tiendas de campaña; don José Ma
rla Benavente le entregó en Tubuqen 80 fusileros i dos cañones: i don
Diego pocos dias despues en Qilacoya 50 granaderos i 50 nacionales.
Reforzado O’Higgins con estos oportunos auxilios, pudo tomar la ofensiva
i pasó a situarse en Uilqilemu avanzando 50 ombres sobre Gomero. El
enemigo abia tambien reconcentrado sus fuerzas en este punto, i atacó
a esta partida, mas ella se defendió retirándose por escalones asta qe
se juntó con el grueso de la division. Entónces se trabó una accion
Jeneral de la qe salimos completamente victoriosos, qedando por trofeos
en el campo realista 20 muertos. De nuestra parte tuvimos solo uno,
i otro prisionero qe se dijo despues abia degollado Qintanilla a las
pocas cuadras de distancia, solo porqe no andaba a pié tan de prisa
como ellos a caballo.-El íntimo conocimiento qe desde mi juventud
tuve de este sujeto, me ace dudar de este echo, qe a ser cierto, seria
una prueba mas de lo qe la guerra civil desnaturaliza al corazon umano.
-Sin embargo de esta ventaja O’Higgins retrocedió asta Ualqi, porqe
ella le permitía conceder algun descanso a los caballos.
En San Pedro, antiguo fuerte situado a orillas del Biobio i frente a
Concepcion, se,presentó alguna fuerza enemiga i muchos indios arauca
nos, qe imprudentemente abian sido llamados en su auxilio. Digo impru
dentemente por no|decir otra cosa, porqe el auxilio qe prestan los bárbaros
es siempre funesto a los mismo qe lo an solicitado. El Jeneral determinó
dar un golpe de mano qe pudiese escarmentarlos, i al efecto mandó traer
algunos botes de Talcauano, se embarcaron en ellos cien ombres al
mando de los subtenientes Allende iVargas, i al amanecer del dia 43 de
setiembre les cayeron encima,i mataron a 42 ilos demas se pudieron
salvar, merced a sus buenos caballos.
La division del centro estacionada en Qiriue, recibió órden para repa
sar el Itata, dejando 450 ombres bien montados para protejer los con
voyes qe pudiesen venir de Talcai qe siempre andábamos esperando
con ansiedad, situarse en Bulluqin, i echar algunas guerrillas por el Itata
arriba, para llamar la atencion del realista Elorreaga, i facilitar la paci
ficacion de las fronteras.
Para coadyuvar al mismo plan, i parasocorrer a las guerrillas de
Cárdenas i Barrueta, estrechadas por fuerzas mui superiores, salió de
Concepcion don José Maria Benavente con 430 ombres i un cañon de
montaña. Situado en la qebrada de los Rijos, mandó avanzar sobre la
Florida las guerrillas de Barrueta i don Pablo Vargas, las qe fueron ata
-— 182 -
cadas por 400 fusileros i 200 milicianos, qe aun lograron cortarle su
retirada. Estos bravos oficiales pelearon con gran denuedo, i se reti
raron con órden, a pesar de allarse ámbos eridos gravemente, Vargas
, en una pierna í Barrueta en una nalga, de lo qe asta oí a qedado inváli
do. Un dragon recibió tambien una erida mui extraordinaria: la bala
le entró por la boca, ile salió por el carrillo, rsin embargo no tuvo le
sion en los dientes ni en la. lengua: sanó perfectamente en pocos
dias.
El 5 de octubre entró en Concepcion el convoi tan anunciado i tan
ansiosamente deseado..Consistia en cerca de 30,000 pesos en efectivo,
algunas municiones, víveres i vestuarios. La mitad de todo se abia de—,
jade ala division del centro. El obispo auxiliar Andreu iGuerrro llegó
tambien protejido por la escolta de dicho convoi. El enemigo abia des
tinado a don Clemente Lantaño con 400 ombres para qe se apoderase de
él en las vegas del Itata; pero lafuerza qe lo escoltabai un movimiento
de la division Benavente qe se izo desde Diueno, le impusieron respeto,
i-aun le ícieron temer el ser cortado.
Llegada la 2.a division al Membrillar, fué situada por las fuerzas’
enemigas qe mandaba Urrejola: un propio despachado por el coronel Me
rino desde Qíriue participó esta ocurrencia al Jeneral en jefe; i como tam
bien supiese éste qe las tropas qe abian vuelto de Buenos—Aires i esta
ban en Talca al mando de su comandante don Andres del Alcázar se
resistian a pasar el Maule por no tener órdenes del Gobierno, como no
abia esperanza de mas auxilios de esta parte, ni de sacarlos de la exaus—
ta Concepcion, fué indispensable ponerse en campaña con toda pron
titud i en cualqier estado. La guardia jeneral con algunos dragones mar
chó por el camino de la Patagua a reunirse con la division de Diueno,
para volar en socorro del Membrillar: a las 36 oras estaban en los altos
del Qilo i sus partidas avanzadas sobre Ranqil. Noticioso Urrejola de este
movimiento, levantó el bloqeo del Membrillar, i se dirijió al vado de Qin‘
chamali, dándonos la preferencia para atacarnos. Don Juan José Carre
ra avisó a Benavente esta operacion, lo qe izo qe éste se replegase ácia
la Florida, donde se reunó con el Jeneral en jefe.
, Miéntras tanto el coronel O‘Higgins con 500 fusileros, cinco piezas
de artillería i algunas milicias se movía desde Yumbel sobre el ltata,
observado de cerca por el español Elorreaga, qe esperaba para atacarlo
la reunion con Urrejola. Se dió órden a O'Higgins de dirijirse alos
Pantanillos, para donde marchaban las fuerzas de. los dos Bena
ventes, i casi a un mismo tiempo ícieron su reunion el dia 45. Todas
formaron una_division bajo el nombre de obseroacion, a las órdenes del
——183-
coronel O’Higgins qe se movió a tomar posiciones sobre el Itata. El 46
a las 4 de la tarde acampó en una loma larga qe tiene su cabeza sobre
este rio, í guarda el vado del Roble. Al frente estaba situada una partida
enemiga con un cañon, qe disparó algunos tiros, ile fueron contestados
por el capitan Morla con dos piezas qe allí se colocaron. El resto de la
artillería i la infantería acampó en la loma, la caballería en un bajo ala
parte del norte, i varias partidas se despacharon a guardar la orilla del
rio desde la acienda de la señora Mardones asta el vado de la Piedra,
es decir una distancia de una legua ácia arriba i otra ácia abajo poni
ondo tambien a nuestra espalda una gran guardia. Aqui debiamos perma
necer en comunicacion con el centro, qe esa noche debia qedar en Bu
Iluqin, miéntras el Jeneral en jefe acompañado del capitan don José
Maria Benavente, volviese a Concepcion para mover con toda dilijencia
ala retaguardia, íentónces marchar sobre Chillan a ponerle nuevo sitio.
A media noche cayó en manos de don Ramon Freire un espía qe se
empleaba de correo entre Concepcion i Chillan, i qe esta vez llevaba la
correspondencia de don Julian Urmeneta i las señoras Reyes, en la qe
avisaban nuestro movimiento. ,
Visto por Urrejola nuestro campamento, concibió el atrevido intento
de sorprendernos en él esa misma noche. Al efecto dejó a nuestro frente
a Olate con un cañon, algunos milicianos para qe iciesen muchos fuegos,
l pasasen la palabra cada cuarto de ora, cajas para qe tocasen la retreta,
i cuanto mas era necesario para representar un campo bien defendido.
El con toda su fuerza subió asta Cerro—negro, dondeqse juntó con la
division Elorreaga, íámbas se encaminaron a tomar nuestra retaguardia.
El toqe de diana fué la señal de ataqe, cayendo sobre la Gran Guardia,
la pasaron toda a cuchillo, solo escaparon el teniente Valenzuela qe la
mandaba í el centinela Miguel Bravo qe dió la alarma i qedó entre los
muertos con tres eridas en la cabeza. Nuestras tropas aunqe completa
mente sorprendidas, toman sus armas i se forman en varios pelotones,
porqe tadavía no podia conocerse el verdadero punto de ataqe, pues de
todas direcciones se veía fuego.
El Jeneral en jefe dormia en el campamento dela caballerlai abiéndo
se levantado a los primeros tiros, vió qe al comandante don Diego Benaven
te le mataron su caballo en el momento de montar, i qe a pié corría a
subir la loma, seguido por los dragones qe abian perdido sus caballos.
Qizo él acer lo mismo, pero le detuvo su ayudante don Pedro Barnechea,
llevándolo por otro lado qe le pareció mas seguro idonde se encontró
cortado, i atacado de mui cerca por algunos milicianos. Descargó sobre
el oficial qe mas se le acercaba una pistola, qe por casualidad estaba sin
--l84—
bala, pero con la pólvora sola le abrazó la cara. El recibió una lanzada
en el costado, llevó un golpe en una pierna, i su buen caballo dos eridas.
No encontró mas medio de salvacion qe arrojarse al rio a nado, repa
sarlo mas abajo, i dirijirse a la 2.‘ division—El úsar Uribei el milicia
no de San Fernando José Antonio 0rostiza, no le desampararon un
momento, le cubrieron con sus cuerpos í le sacaron salvo. Su mayor
de órdenes don Francisco Calderon qedó cortado por una partida de
caballería; i el Jeneral araucano Venancio Coigiiepan qe nos acompaña
ba, abiendo sido echo prisionero fué amarrado i azotado; pero escapó
poco despues.
Miéutras tanto el campo se sostenía con todo denuedo. El teniente
de artillería don Nicolas Garcia acia con dos cañones, un fuego vivísi
mo sobre la principal columna; i un piqete de milicias de Concepcion
al mando del sarjento don Nicolas Maruri, parapetado de unos peñones,
ayudaba eficazmente a la artillería-Organizada en este punto la defen
sa ocurrieron a él, O’Hinggins, Prieto, Benavente, i desde entónces
comenzó a restablecerse el órden, i a concebirse esperanzas de triunfo.
Pendia solo de un momento de resolucion; desvanecido el pabor qe
abia infundido la sorpresa,i la voz de tan bravos oficiales lo consiguió
al cabo. Dada la órden de cargar a la bayonetai rota la marcha, el ene
migo emprendió su retirada. Don José María Benavente con la caballería
qe pudo reunir se puso en su persecucioni la fuga fué jeneral i preci
pitada, dejándonos dos cañones, 430 fusiles, algunos cajones de cartu
chos a bala, i no de fogeo, como asegura Torrente para disminuir la
vergüenza de sus armas, 4’7 prisioneros i 80 muertos en el mismo cam
po,fuera de los qe qedaron por los bosqesi se aogaron en el rio, atra
vesándolo a nado. Por nuestra parte tuvimos 20 soldados muertos,i
bastantes eridos, entre ellos el coronel O’Higgins en una pierna, el co
mandante Benavente en la tetilla izquierdai el alferez Benett o Benite5
en el pecho: recibieron contusiones el capitan Morla, el teniente D. Juan
de Dios Ureta, i el capitan de milicias C. Martín Prast.
Pudo contribuir a la precipitada fuga del enemigo el aberse presen
tado en una altura el teniente D. Ramon Freire con su guerrilla, '1 aunqe
no podia penetrar la línea amenazaba acerlo. Tambien pudo tener no
ticia de la fuerza qe venia del centro en nuestra ayuda a las órdenes
del capitan don Pedro Valenzuela.
No podiamos cantar victoria, ni entregamos a la celebracion de un
triunfo tan espléndido, porqe creíamos perdido a nuestro Jeneral en jefe.
Algunos le abian visto comprometido en la pelea, otros echarse al rio
delante de una partida contraria, i nadie daba noticia de su paradero.
——185—
Por fin llegó un propio avisando qe venia de la segunda division con
socorros. Fué jeneralmente gratiilcado por los oficiales i festejado a su
modo por los soldados. El entusiasmo subió de punto cuando se le vió
llegar salvo, victoriando i felicitando con sombrero en mano a sus va
lientes compañeros.
No copio aqi el parte del Jeneral en jefe porqe no lo tengo orijinal i
el qe se publicó lo creo si no mutilado a lo ménos algo inexacto, como
escrito en los primeros momentos, en medio de la algazara, i de los
dolores qe debian aqejarle despues de tantos trabajos sobrellevados en
esa mañana. Solo diré qe recomienda a toda la division, i mui especial
mente al coronel O’Higgins, a qien proclama como el primer soldado de
Chile. Puede verse dicho parte en el Monitor Araucano número 87 de
30 de octubre de 4843. ‘ '
Tengo qe confesar aqi otra falta mia, o mejor diré una accion vil, qe
el trascurso de 32 años no a podido borrar de mi memoria: ni el mas
sincero arrepentimiento de mi conciencia. iPueda esta confesion aliviar
me de su peso! Cuando principiábamos la persecusion se presentó un
realista victoriando al cura Valle qe eqivocaba con el teniente Garcia,
porqe estaba vestido con un capote negro. Yo descargué al pasar un sabia
zo sobre la cabeza de este infeliz, ilo tendi en el suelo: luego oí un tiro
de pistola, volví la carai vi qe un muchacho sirviente de Prieto le abia
acabado de matar. Esta muerte innecesaria cae bajo mi responsabilidad,
i no e podido contarla en el número de los actos qe las leyes dela gue
rra justifican, ni creo qe pueda servirle de disculpa el acaloramiento del
combate, oel dolor con qe me aqejaban mis eridas.
' Cuando volví al campo vi a la mujer de un soldado qe próxima ya
aser madre, armada de una bayoneta guardaba a los prisioneros qe
tenia echados boca bajo-Una jóven de 45 años qe no sé porqe motivo
seguia a la tropa, estaba traspasada en el vientre por una bala, lo qe
despues le valió el apodo de la abaleada.
Al tercer dia nos vimos obligados a trasladar nuestro campamento a
la laguna de Abendaño, porqe el olor qe exalaban los ombres i caballos
muertos en el bosqe, lo acian insoportable i porqe esta posicion, aunqe
fuerte, no tenia objeto militar. Fuimos a situarnos mas arriba frente a la
confluencia del Itatai el Diguillin. El cuartel maestre Mairena vino allí
para dirijir la fortificacion del campo, qe consistía en un parapeto de
ramas i la tierra sacadade un foso esterior de una vara de ancho i otra
de profundidad-Lo mismo abia echo en la 2.a division situada en
Bulluqin-—El enemigo respetó estas débiles trincheras.
El capitan don Pedro Valenzuela con cien granaderos repasó el Itata,
24
-—186—
para observar la rivera norte del Ñuble, guardar los partidos de San
Cárlosí Parral, i protejer los convoyes qe siempre esperábamos de Talca
porqe creimos qe nuestra apurada situacion, nuestra ambre idesnudez,
el gran servicio qe estábamos prestando al [frente del enemigo, la esca
sez de municiones i de caballos, debian tenerse mui presentes por los go—
bernantes del otro lado del Maule. Jamas nos abriamos podido imaji
nar entónces qe se nos abandonaba intencionalmente porqe en ello se
interesaba un fin político, cuando el ménos advertido debia conocer qe
destruidas nuestras fuerzas, sucumbia el pais i se frustraban todos los
planes concebidos, a no ser qe fuese uno volver a la denominacion
española, lo qe no podia sospecharse de patriotas tan acreditados i
comprometidos.
En Trocayan fué atacado Valenzuela por fuerzas mui superiores,
al mando de Olate. La accion fué mui sangrienta, duró 4 eras, i caye
ron muertos el digno capitan Valenzuela, su segundo el valiente Valver—
de, el onrrado Ortiz, 40 soldados, i tuvimos eridos 23. Qedaron tambien
sobre el campo 27 enemigos, i tocaron la retirada cuando ya abiamos
consumido nuestras municiones, i cuando todas las esperanzas se libra
ban a las bayonetas, el mando de estos bravos recayó en el mui jóven
subteniente Manterola, qe lo sostuvo con acierto, emprendiendo su
retirada sobre Cauqenes. Allí recibió órden del Gobierno para pasar a
Talca, de lo qe no se dió noticia al jeneral; así es qe qedaron desaten
didos punto mui importantes, i cayeron en poder del enemigo muchos
correos qe marchaban bajo el supuesto de estar guardados por esa
fuerza.
CAPITULO VII.

El Gobierno supremo se traslada a Talca, su objeto aparente, i el real-Ofi


cia al Jeneral Carrera para qe renuncie el mando del ejército, lo mismo qe
su ermanos-Nueva conspiracion a favor de los realistas-El enemigo em—
barca. en Arauco a varios prisionero-Se repliega todo el ejército sobre
Concepcion i se le incita a qe deserte-El señor Cienfuegos vn de pleni
potenciario-Se recibe del mando el señor O’Híggins——Ace salir a los Cn
rreran de Concepcion i caen en poder del enemigo.

E llegado a una época de nuestra istoria, cuyo recuerdo conmueve


todavía mi patriotismo, ípara cuya relacion se encuentra embarazada
mi torpe pluma. Qísiera pasarla por alto, pero temo dejar una laguna
qe disficulte la intelijencia de sucesos importantes. Tambien con este
silencio podría estraviarse el juicio de futuros escritores, qe a falta de
mejor guia, intenten talvez seguir mis pasos. Correré por1este desagrada
ble campo a largas jornadas,'sin penetrar mucho en sus intrincados labs
rintos, ifijando solo la consideracion sobre los puntos mas prominentes.
El Jeneral Carrera tenia enemigos, como los tiene siempre el qe
manda, máxime en tiempo de trastornos políticos, i cuando cada cual
se cree con derecho i con aptitudes bastantes para llenar los uecos qe
deja una revolucion. Si el comun peligro qe todos corrían con la invasion
de Pareja, abia acallado las animosidades, de ningun modo abia estín
guido las particulares ambiciones. Ellas parecian revivir con nuestros
primeros triunfos, i con las comunicaciones en qe el mismo Jeneral daba
—]88-—
seguridades, para alentar el patriotismo vacilante de los pueblos. La
victoria qe parecia próxima era el prospecto del establecimiento de un
gobierno tranqilo, i las glorias qe adqiriese el Jeneral i la opínion qe le
granjeasen, el muro impenetrable qe lo defendiese. i cerrase a otros el
camino al poder. Era preciso para esto contenerlo en su carrera, i
arrebatarle el fruto de sus trabajos. La obra parecia fácil, pues los re
cursos qe el jeuio encuentra en todas partes, i los sucesos qe sabe pro
porcionarse por sus meditaciones, se creían elementos a disposicion de
cualqiera; ila alta reputacion qe en el ejército i en todo el pais, se abia
ganado el Jeneral por sus talentos, por su actividad i por sus modales,
podia ser destruida con la calumnia. Los realistas ayudaban a fraguarla,
para desacerse del enemigo qe mas temian, i para sembrar la discordia,
medio el mas eficaz para alcanzar su triunfo.
El Gobierno supremo se componia ala sazon de tres ciudadanos mui
distinguidos por sus virtudes, por su patriotismo, ipor sus sanas inten
ciones. Deploraban mas qe nadie los males qe la guerra atrae sobre los
pueblos, deseaban ardientemente darle fin, i soñaban con planes de
ventura pública qe solo la paz podia desarrollar. Se les izo concebir qe
Carrera era un obstáculo permanente a la felicidad del pais, i qe su
destruccion era la obra mas importante qe la Providencia abia confiado
a sus manos. Llenos de esta idea sujerida por la mas refinada malicia i
acojida con el mayor candor e inocencia, determinaron trasladar su cor
te a Talca, para estar mas próximos al teatro de la guerra, i la estable
cieron en 'aqella ciudad eldia 20 de octubre de 4843. Ardian sus cabe
zas por dictar algunas providencias acertadas, pero si en ellas sobraban
canas respetables, podia decirse a lo méuos qe no abia en ellas un átomo
de la del grande director de campaña Carnet: sus capacidades no corres—
pondian a sus intenciones, ni sus conocimientos gubernativos a las
necesidades: así es qe complicaban mas i mas los negocios qe pretendian
expedir. Su primera providencia fué notificar al Jeneral enemigo su
llegada, anunciándole los auxilios qe traian de tropas, de vestuariosi
salchichones, la fuerza qe qedaba guarnociendo la costa asta Copiapó, i
la qe abia venido de Buenos—Aires (4 50 cordeveses), í concluyendo
con ¡intimarle qe rindiese las armas í seria tratado con jenerosidad.
Sanchez contestó burlesóarnente, diciendo qe mui poco le imponian las
fuerzas qe venían, i las qe qedaban diseminadas en 300 leguas de dis
tancia, i méuos todavía el qe estuviesen vestidas o desnudas: qe estra
ñaba sí se condujesen seis mil salchíchones de tan léjos, cuando las
Cercanías de Chillan ofrecian fajina para circunvalar todas las plazas
fuertes del mundo' Pero como Sanchez conocia perfectamente el objeto
——189——
principal del Gobierno en su venida a Talca, concluia atacando la repu
tacion del jeneral Carrera, a cuya inmoralidad itírania atribuia la pro
longacion de la guerra ila desolacion de aqellas provincias. Qe estaba
vendido a los franceses segun constaba de documentos qe abia inter
ceptado, í qe se allaba pronto a manifestar al individuo qe S. E. comi—
sionase para su exámen. Qe en ellos se descubria el triste fin qe pre
paraba al pais í a sus gobernantes, si ubiese logrado triunfar delas ar
mas del reí. Digno es de notarse qe estas comunicaciones se abrían sin
noticia del jeneral en jefe, iqe solo mucho tiempo despues, i cuando no,
era posible mantenerlas ocultas, se le mandaron cópias por el capi
tan Letelier. El jeneral Carrera suplicó encarecidamente qe se nombra
se una persona de la confianza del Gobierno para qe fuese a examinar
esa correspondencia interceptada; pero no se accedió, a protesto de qe
no se daba crédito a la noticia i en realidad para dejar en pié la calum
nia-Casi lo mismose izo con cuanta correspondencia dirijia el enemi
go para qe cayese en manos del Gobierno, i mui particularmente con
una carta suscrita por el Intendente del ejército don Matías de la
Fuente.
Sobre tales documentos i sobre los recelos qe causaba a la libertad
el qe las principales armas estuviesen en manos de una sola familia,
fundó el Gobierno la medida de separar del ejército al jeneral Carrera
i a sus hermanos í amigos. Con fecha 9 de noviembre le pasó un ofi
cio para qe renunciase el mando, asegurándole qe seria «reemplazado
n por un militar de conocimientos, patriota, sin parientes, sin intereses
» en el paisi por consiguiente libre de toda faccion.» Aunqe en dicho
oficio no se indicaba el candidato, por cartas se anunciaba al coronel
arjentíno don Marcos Balcarce, qe abia venido de Mendoza al mando de
los auxiliares cordoveses. Carrera estaba preparado para recibir un gol
pe de ingratitud, i aun de degradacion para su persona, desde qe abia
visto a sus enemigos particulares influyendo en los Supremos consejos;
pero se sublevó su patriotismo con la noticia de qe un estrajero, cuya
oja de servicio no anotaba las campañas de su propia nacion, iba a ser
exaltado sobre todos los chilenos. Consultó esta ocurrencia al Gobierno
i cabildo de Concepcion, a los jefes militares i a los principales patrio
tas. Despachó al capitan don José Maria Benaventea Diguillin para par
ticiparla al coronel don Bernardo O’Higgins, i para decidirlo a consentir
en qe lo pídiese por sucesor, como persona qe daba garantías al Go
biernoi al ejército. Todos unánimente respondieron qe debia negarse
Carrera a renunciar, í qe elevase al Gobierno las enérjícas representa—,
ciones en qe se_esponían las fatales consecuencias de un paso tan desa
—l90——
certado e importuno. El jeneral conoció el compromiso en qe abia entrado
el Gobierno í la imposibilidad en qe se abia colocado para retroceder, com
prendia tambien qe no era conveniente deber el mando a los qe debian
obedecerle, ioyendo solo los dictámenes de su patriotismo, convino en
renunciar si0'Higgins era nombrado para subrrogarle.
El 27 de noviembre se fírmó en Talca el decreto de destitucion
de los Carreras, i el de nombramiento de sus sucesores, i se despacha
ron como correos de gabinete a los oficiales Echagiíe i Gaona para
conducir los pliegos en qe se comunicaban a todos los jefes. E aqi
dos de ellos
«Despues de aber consagrado ala salvacion i felicidad de la Patria
213 3‘6‘683 todo jénero de sacrificios, creeríamos no aber llenado nuestros debe;
res, iaber echo traicion alos derechos del pueblo, si desentendiéndo—
nos de sus clamores no tratásemos de restituirlea la libertad qe co
rresponde, separando las armas de la sola familia en qe seallaban
concentradas. Para esta obra grande emos contado con la proteccion
de Dios, con la buena féi sanidad de nuestras intenciones, con el
onor de los mismos interesados í con la ayuda de todos los ombres
de bien i amantes de su Patria. Así es qe para qe tengan pronto
cumplimiento los decretos expedidos con esta fecha, separando al ac—
¿’853583 tual jeneral en jefe, i al brigradier don Juan José de Carrera, contamos
con qe V.S. cooperará en cuanto le sea posible, i qe estos negocios
qe no tienen por objeto rivalidades, ni venganzas, iqe son mas con—
venientes a los interesados qe al mismo comun del pueblo, se termi
narán con el onor qe corresponde, iellos pasarán tranqilos a gozar en
su retiro de una felicidad qe jamas podrían aber conseguido de otro
modo.»
Dios guarde a V. S. muchos años. Talca 27 de noviembre de 484 3
José Miguel Infante —Agustín de Eizaguirre.-losé Ignacio Cienfuegos
Al coronel don Pedro José Benavente.»
«Satifecho el Gobierno de qe V. S. está bien impuesto de todo lo qe
espusimos al Jeneral en jefe en oficio reservado de 9 del corriente a fin
de qe renunciase el mando del ejército, í se separase de su familia toda
la fuerza militar, como lo desea ardientemente el pueblo i es de justicia,
parece qe no tenemos mas qe añadir, porqe ya V. S. conocerá qe esta
medida a ningunos es mas ventajosa qe a los qe pudieran creerse
agraviados i qe el Gobierno no presume tales.» .
«Cuando llenos de consideracion ácia V. S. isu familia, meditábamos
sobre estas ocurrencias, el comandante de artillería don Luis nos asa
cado de dudas. El a venido a espresarn,os qe el Jeneral en jefei V. S.
-—l91—
qieren separarse i desean qe el mando del ejército se ponga ett el coronel
O'Higgins, i el del batallon de granaderos en el coronel Spano. Esto
mismo emos determinado, i por consiguiente no emos esperado, ni debe
aber obstáculos qe impidan la ejecucion de lo resuelto.»
«Estamos persuadidos de qe se agraviaria V. S. si se creyese qe
esta resolucion tan frecuente en todos los paises, i mucho mas en un
Estado libre, fuese dolorosa para V. S., principalmente no fundándose
en delitos o defectos personales, sino en la necesidad de qe todas las
armas no se allen en una familia, i V. S. no aria justicia a nuestra dig
nidad i buena fé, si temiese pasar al punto de Chile qe mas le acomodase.‘
En cualqier lugar del Estado debe V. S. estar seguro de qe lejos de infe
rirsele daño alguno, se le mirará con el aprecio qe merecen su graduacion
i sus servicios.»
«Dios guarde a V. S. muchos años-Talca 27 de noviembre de 484 3
-José Míguel Infante -Agustin de Eizaguírre-José Ignacio Cienfuegos.
Al brigadier D. Juan José Carrera.»
El mismo dia se firmó una proclama, i se circuló a todos los coman
dantes para que haciendo formar la tropa de su mando, se lea pública
mente ante ella en la forma de ordenanza. En dicha proclama se de
cia entre otras cosas: «Desde entónces pidió al Jeneral en jefe le pasase
» una razon mui circunstanciadai mui por menor, de todos los sucesos
» de la campaña, i de todos los individuos qe en ella se ubiesen distin
» guido, no llevando otro objeto qe darles el premio qe correspondia; i
aunqe asta oí no se a pasado, e ignoramos por la distancia el mérito de
muchos de vosotros, ya se an dado las órdenes correspondientes al
nuevo Jeneral en jefei a todos los comandantes. . . . . elevando por
R8‘,’

« su escala alos empleos igrados correspondientes a los dignos sarjen


« tos, cabos isoldados qe se ayan distinguidon-El objeto de esta pro
clama era destruir la reputacion de uno, í recomendar al otro a la es
timacion de los soldados.
Miéntras tanto la situacion del ejército era apuradisima: carecia de
elementos para mantenerse en campaña, i se le abandonaba para te
nerlo mas sumiso, o para obligar a qe lo entregase el jeneral a discre
cion. Se mandó, pues, qe se replegase sobre Concepcion, qedando el
capitan don Ramon Freire con 90 ombres, qe pudieron montarse, para
sacar de las aciendas de los vecinos algunas cargas de vino, único ar
tículo que abundaba iqe podia ser cambiado por otros de primera ne—
cesidad. Esta partida fué atacada en Cuca por otra enemiga de superior
fuerza, i sin embargo logró derrotarla aciéndole 3 prisioneros, í reci
biendo tres desertores. Por ellos se supo qe nuestros prisioneros en
———l9‘2—
Chillan iban para Arauco a ser embarcados. Salió inmediatamenteel con
ronel Urizar con 400 fusileros para Rere, donde abia sido subdelegado, í
donde se creía qe tenia mucho partido; pero nada izo, íel digno coronel
don Luis de la Cruz con diez oficiales fué metido a bordo del bergantin
Potrillo para ser soterrado en las orribles Casas—matas del Callao. Ya qe
, el jeneral no pudo salvarlos, trató de procurarles algunos auxilios, i so
lo pudo remitir una letra por 700 pesos de don Cárlos Spano, contra un
fraile qe se los debia.
, El teniente de dragones don Estevan Manzano apresó la partida de
'bandidos qe capitaneaba Dámazo Fontalva, el qe fue pasado por las ar
mas en Concepcion.
El coronel O’Higgins estaba alojado en casa del Jeneral Carrera; í
aunqe éste le rogó qe se recibiese del mando lo reusó con una modestia,
sino sincera bien aparentada. El coronel Makena no logró decidirlo con
la prisa qe él deseaba, ipor lo tanto fugó de Talcauano con el teniente
Garcia enel bote del resguardo, i por la boca del Maule entró a Talca
en donde con su exaltacion icompromisos contraidos, acabó de preci—
pitar al Gobierno i de encender la tea de la discordia. Ya se olvidó a
los españoles isolo‘se pensó en destruir a los Carreras. Se decidió por
fin O’Higgins a marchar a Talca, prometiendo qe emplearia todo su in
flujo i su talento para acer qe el Gobierno desistiese de su temerario
empeño, iqe solo en el caso de no conseguirlo echaria sobre sus débi
los ombres el cargo del ejército, siempre qe Carrera continuase apoyán
dolo con sus consejos. Ofreció por último volver dentro de ocho dias,
ímarchó escoltado por las guerrillas de Serrano ide Manzano el dia 40
de diciembre.
El enemigo se gozaba en nuestra division, i se enseñoreaba de toda
la provincia iparticularmente de la feraz i abundante frontera arau
cana-‘En ella solo se le oponia la guerrilla de Cárdenas, qe sostuvo con
valor los ataqes de los Robles, Tarpellancai Ualqi; pero le parecia mas
pronta í segura nuestra ruina, fomentando una orrorosa conspiracion qe
al favor de nuestras disenciones, i del desaliento en qe suponía al Jene
ral i a las tropas, nos asesínasen en medio de la noche. Ella fué de
nunciada por el ciudadano don Javier Solar, qe abia sido convidado= i
a qien creía realista porqe su carácter pacifico, tal vez timido, le maute—
nia siempre en el retiro, iseparado de los negocios políticos. Contaban
los conspiradores con la fuerza del batallon de milicias de Concepcion,
con la partida qe ocupaba aSan Pedro, i con otra qe desde Chillan
abia de aproximarse i emboscarse en la montaña inmediata. El capí
tan de dragones retirado don Santiago Tirapegui, qe por enfermo estaba
— 193 —
arrestado en su casa, era la cabeza de esta conjuracion. Se puso en
prision a los principales conspiradores, i se nombraron jueces para la
instruccion del proceso a loslicenciados don Manuel Novoa, don Juan
Estevan Manzano i don Vicente Aguirre. El mulato Narciso Cigarra i el
miliciano Juan Alvarado confesaron de plano, i fueron convictos i ejecu
tados en la plaza pública el referido Tirapegui, José Maria Reyes, Tadeo
Revolledo, Mateo Carrillo, Antonio Lovato e Ilario Vallejo . Otros fueron
desterrados a la isla de la Qiriqina i a Valparaiso. El Gobierno aprobó
esta sentencia en los términos siguientes.
«Se a recibido la cópia de la sentencia qe V. S. pronunció contra los
conspírantes del 222 de diciembre i la providencia destinando ala Qiri
qina a los sospechosos. Convencidos del patriotismoi enerjía de V. S.
descansamos con seguridad en las disposiciones qe toma para castigo
de los malvados e impedir el mal qe debe recelarse de los sospechosos.
Diosguarde a V. S. muchos años-Talca, 24 de enero de 48M
. Agustín de Eizaguirre -.Ïasé Miguel Infante —Al brigadier don José Mi
guel Carrera. .
Cuando el Jeneral Sanchez supo en Chillan el descubrimiento de
la conspiracion, escribió al Gobierno i al Jeneral Carrera amenazando qe
usaría de represalias en la familia del Jeneral O’Higgins qe tenia en su
poder-Carrera le contestó con toda enerjia, diciéndole qe la verdade
ra represalia qe podia tomar era castigando a los malvados; pero qe si
lo acia con inocentes señoras, la represalia caería tambien sobre su
mujer i sus ijos qe se allaban en nuestro poder—El cambio de estas co
municaciones produjo despues el canje de estas familias.
Las guerrillas qe escoltaron a O’Higgins asta Talca, volvían para
Concepcion, i fueron atacadas en el momento de pasar el Itata. El tenien
te Manzano fué gravemente erido en una pierna i echo prisionero. Se—
rrano i Molina pudieron escapar.
Qedó el ejército en completa incomunícacion con Talca, privado no
solo de auxilios, sino asta de la correspondencia epistolar. El jeneral
Carrera no desmayaba por eso, sino qe cada dia trabajaba con mas ce
lo i actividad, para qe su sucesor pudiera abrir la campaña con ventaja.
Cargó en Talcauano varios buqes con salitre de la fábrica de Tumbes
qe despachó aValparaiso. Se procuró caballos para montar una divi
sien de 300 ombres, para qe al mando de don Diego José Benavente
limpiasei mantuviese la linea del Itata. El espíritu de partido fascina
siempre la razon, i traduce los actos mas virtuosos i nobles en echos
criminales. Así se pretendió descubrir en los trabajos del Jeneral Carre
ra el deseo de conservar el mando, í de apercibirse para resistirse al
25
—194—
Gobierno. Este dió ascenso a tantos infundados rumoresi vió en peligro
su medida fovorita. Mandó al vocal don José Ignacio Cienfuegos como
plenipotenciario cerca del Jeneral Carrera, para qe con el influjo qe le
daban sus virtudes i su elevado carácter, le persuadiese a dejar el man
do. Fué recibido el 24 de enero con el respeto qe se merecia, i con sor—
presa vió la resolucion en qe estaba Carrera de entregar el mando al
mismo señor vocal: como lo participó al señor O’Higgins en carta
del 29, diciéndole: «pero es de suma necesidad qe V. E. sin per
» der un momento, se ponga en camino para acerse cargo de estas
i>tropas qe están sumamente disgustadas i en punto de qe se disipen
» con indecible perjuicio de la Patria. Don José Miguel a qerido entre
» gármelas, pero yo ignoro las órdenanzas militares, no tengo nonoci
« miento de los oficiales, í el enemigo está mui inmediato, por lo qe no
» me atrevo a acerme cargo de ellas, le e suplicado espere dos o tres
« dias interin V. E. llega a esta.»
Pero los enemigos del Jeneral Carrera, ui aun estos tres dias qerian
esperar para dar rienda suelta a sus pasiones. Rodearon al digno cura;
trastornaron su juicio con mil embustes i le aconsejaron providencias
desacertadas: creció la confusion. A su sombra se tramó una revolucion
en el ejércitoi siendo descubierta en tiempo, desertaron varios de sus
autores, entre ellos el teniente de granaderos don José Maria Benavides
con sesentainueve soldados. El jeneral Carrera dió órden a Benavente
para qe los apresase en el paso del Itata, i casi al mismo tiempo la
récibió del Jeneral O'Higgins para qe los protejiese. En este conflicto Be
navente avisó a Benavides la proximidad de una partida enemiga, i le ro
gó qe se le reuniese, bajo la seguridad de ser protejido. Este desconfió de
la sinceridad del aviso, ifué atacado por los realistas en el vado de la mag—
dalena, de donde pudo apénas escapar para recibir el ascenso a ca—
pitan.
La division de Talca, respetable por su fuerza de mil qinientos om
bres de todas armas, i por los auxilios qe transportaba de caudales, ¡vi
veresi caballos, avanzaba lentamente asta Qiriue, al mando del nuevo
jeneral O'Higgins. Recibió aqi al presbitero Uribe enviado por Carrera
para noticiario el estado de Concepcion ipara suplicarle qe apresurase
su marcha, pues su presencia era urjentlsima para restablecer el órden
,i contener alos discolos. Se resolvió al fin; i el 30 de enero fué recibi
do por Benavente en el Itata, i escoltado asta Penco, donde recibió la
órden del dia en qe se le daba a reconocer como jeneral en jefe, ila si—
guiente carta confidencial.
«Concepcion 34 de enero alas 7 de la tarde-Amado amigo: qeda en
_195-_
mi poder su apreciable de ayer-Celebro en mi alma su próxima venida,
única esperanza para aqietar mi espíritu iasegurar los progresos del
ejército.»
«Aqi ai cosas nunca vistas i tan particulares, qe o nos arán rabiar, o
será preciso echarlas a la risa.» ,
«Luego ablarémos. Su familia está mui buena-Mis ermanos saludan
aV. Traiga,mui buen viaje, idisponga de su apasionado i fiel amigo—
José Miguel de Carrera.»
El señor O’Higgins contestó de oficio lo siguiente-«En este instante
qe acabo de llegar a esta plaza, recibo el suyo de V. S‘. del dia de ayer
con la órden del mismo dia en qe me da a reconocer como jeneral en
jefe del ejército restaurador por disposicion del Supremo Gobierno del Es
tado de Chile. Debe serleaU. S. reconocido por aberle sostenido sus ar
mas con onor i ventaja. E tomado el peso del mando del ejército porqe
las diferentes circunstancias así lo exijen-Dios guarde a V. S. muchos
años-Penco, febrero 2 de 484 4.-Bernardo O’Higgíns.»
Este mismo dia se juntaron los dos jenerales. La entrevista fué no
hlei franca del lado de Carrera, fría i reservada del de O'Higgins Se
conoció qe no volvía el mismo ombre qe abia ido, pero no por eso sufrió
la menor reconvencion de parte de la justicia ni de la amistad. Al
dia siguiente se pasaron los inventarios de cuanto se contenía en al
macenes, iel estado de la fuerza, formado segun los estractos de la re
vistade comisario. Ascendia a dos mil trecientas plazas de todas armas,
en el cuartel jeneral, en las guarniciones i en las partidas de guerrillas.
«Eué con efecto error clásico, dice Torrente, el qe cometió Carrera
« en entregarse inerme a sus desapiadados enemigos, privándose del
« auxilio de tres mil veteranos, qe estaban prontos a sacrificarse por
« su conservacion. Ignoraba dicho Carrera qe en tiempos de revolucion,
« es víctima del partido triunfante qien depone las armas .... . .El
« partido qe se ensalza sobre las ruinas del caido, trata de asegurarse
« en el poder sin escrupulizar en los medios, i considera el bien de la
« Patria como el último eslabon de sus proyectos. Así sucedió en Chile:
« todos los amigos de Carrera fueron perseguidos; los oficiales qe mas
« se abian distinguido a su lado fueron acechados con la mayor dos ,
« confianza; aun los mas indiferentes qe abian servido a sus órdenes
« qedaron postergados; se dió libertad i proteccion alos qe abian su
« frido persecuciones durante su gobierno: el mismo José Miguel Carrera
« i su ermano Luis llegaron a ser insultados por sus adversarios . . . .
Efectivamente no bastó qitar el mando a los Carreras, sino‘qe se qiso
tambien acerles tragar todo el cáliz de los odios injutos —No se les
-—196—
permitió entregarse al descanso, ni solazarse con sus amigos en el reti'
ro-Se les intimó su separacion de la ciudad, i su marcha a la_capital
por caminos cubiertos de euemigosi sin franqearles una escolta compe
tente. Fuese ya el temor qe les iuspiraba la influencia de estos antiguos
jefes, o la notoria injusticia con se les perseguia, o lo qe es mas cierto,
la realizacion del plan mas cruel qe contra ellos, se abia concertado, se
les obligóa emprender un viaje precipitado qe los llevase prontamente
al sacrificio. O’Higgins abia recibido del Gobierno la órden siguiente

«Reservado. »

«El oficio apertorio qe va incluso para qe despues de cerrado se


entregue a don José Miguel Carrera, instruirá a V. S. de la determina
cion qe emos tomado de nombrarle diputado de este Gobierno cerca
del de las Provincias Unidas del Rio dela Plata. De todos modos con—
viene qe él no permanezca en Concepcion por mas tiempo, i admita o
no el nuevo empleo. V. S. le obligará a qe salga de allí dentro de tres
dias. Dios guarde V. S. muchos años. Talcai febrero 42 de ,l844-Agus
tin de Eizaguírre-Jose’ Miguel Infante.» ,
En cumplimiento de esta órden, O’Higgíns a pretesto de disgusto de
los oficiales, i de representacion qe le abian dirijido para qe pusiese en
prision a los Carreras, escribió a don José Miguel el 4.° de marzo a las
9 de la noche un oficio, para qe ántes de amanecer el dia siguiente salie
se de la ciudad, ien carta particular le ruega qe cumpla puntualmente,
pues delo contrario teme por su vida. Carrera le contestó, despreciando
las amenazas de sus pretendidos enemigos; pero protestando su obedien
cia. «Mi marcha, le dice, í la de todos los qe me acompañan está acorda
da para mañana, i apesar de qe me abia propuesto no privar al ejétcito
del menor auxilio, me veo en la necesidad de suplicar a V. me franqee
seis caballos para mis criados.» Salió, pues, para Penco viejo en donde
debia reunirse toda la carabaua, ieldia 3 dirijió a O’Higgins este oficio

Exuo. Scion.

«Desde anoche sabia qe el correo Elgueta abia vuelto a Concep


cion, porqe el enemigo a cubierto con bastante fuerza las riberas del
ltata asta su embocadura. Mandé una espía qe llegó asta Rafael i con—
firma esta noticia, añadiendo qe no ignora mi marcha un solo indivi
duo de la campaña. Andrade asegura ser cierto todo lo espuesto, i qe
el enemigo tiene emboscada una fuerza con el ebjeto de sorprenderme.
—-.197-—
E mandado otro espía sobre Coelemu i boca del Itata qe debe estar de
vuelta al amanecer de mañana.»
«La guerrilla del alferez Mazano apenas cuenta 23 ombres mal mon
tados i munícionados. Somos muchos los ciudadanos qe marchamos
espuestos a ser víctimas, por los avisos qe dan los muchos traidores qe
se pasean en Concepcion inc debemos continuar la marcha asta qe sea
de un modo qe nos asegure no caer en manos de nuestros opresores.
Dios guarde V. E. muchos años. Penco, 3 de marzo de 434 4—José
Miguel de Carrera.»
Toda esta prevision no era bastante a libertar a los dos ermanos
Carreras, al coronel don Estanislao Portales, a once oficiales mas, a do
ce vecinos i dos sacerdotes qe se abian reunido en Penco. Ellos esta
ban vendidos por el mismo secretario de O’Higgins don Manuel Vega,
como se jactó cuando se pasó al enemigo. Así es qe al amanecer del
dia 4 fueron sorprendidos en su mismo alojamiento i’casi bajo los fuegos
de la fortaleza, por las partidas de los chilenos realistas Lantaño i Reyes.
El ijo de Dámaso Fontalva iba a asesinar a don Luis, i lo estorvó el
cabo chilote Marzan, poniéndose por delante como valiente i jeneroso
enemigo. El alférez don José Ignacio Manzano qedó cubierto de puña
ladas para morir al dia siguiente. Siete soldados fueron degollados en
sus mismas camas, i otro llamado Araya, dentro de un orno en qe se
abia refujiado: los qe qedaron con vida fueron tratados cruelmente, i
robados todos los eqipajes, a excepcion de los de los Carreras qe se lle
varon a Chillan para ser rematados en pública almoneda. Los pormeno
res de este lamentable suceso, del recibimiento de los ilustres prisione
ros por el Jeneral español, de la causa qe se les siguió en Chillan co
mo rebeldes, de los insultos qe diariamente se les acian, daría materia
para un episódio interesante i patético, qe rompiendo la monotonía de
esta memoria, llamase la atencion de los lectores a consideraciones
profundas. Pero esta materia no a entrado en mi presente plan. Basta
saber qe los realistas cantaron este triunfo, como el mas espléndido,
pues en sentir de Torrente su fiel intérprete, «a estos ombres se de
« bian indudablemente los progresos de la insurreccion. . . Pocos
« revolucionarios a abido qe ayan prestado servicios mas distinguidos
» a la sacrllega causa de la independencia americana; i ménos todavía
» los qe ayan esperimentado una ingratitud tan negra de parte de aqe
» llos mismos por cuya seguridad e interes abia espuesto repetidas
» veces una vida, qe consagrada a objetos mas justos, le abría asegu ‘
¡o rado un lugar de preferencia en el templo de la Fama.»
De cuantas imputaciones a echo al jeneral Carrera esa negra ingra
—-198—
titud, ningunas son tan notoriamente injustas, como la proteccion qe
daba a los ladrones,i la dilapidacion de los caudales públicos. En
cuanto a lo primero hasta ver el castigo por él impuesto a Prado, Cas
tilla, Donoso, Bañares, Fontalva, Bravo, Fuentes i tantos otros como
puede certificar el actual Decano de la Exma. Corte Suprema, entón—
ces auditor de guerra i asesor de Concepcion; i en cuanto a lo segundo
es constante qe el Jeneral solo fué €ratificadoen el tiempo de su man
do con tres mil pesos para los gastos de una mesa, qe siempre estuvo
puesta para todos los jefesi oficiales, i qe algunas cantidades qe él to
mó para auxiliar las necesidades del ejército, se mandaron pagar de
sus bienes, por el señor O'Higgins cuando le perseguia. Tengo en mi
poder una órden contra su padre i a, favor del señor Urrútia por mil
pesos. '
Se prueba tambien la economia i órden con qe manejó los caudales
públicos, con el siguiente resumen de las cantidades qe entraron a la
comisaria del ejército en tiempo de su mando.

' Los patriotas retiraron de Concepcion. ,, . . . . . . . €li3 35,000


Se tomaron en Talca de varios enemigos. . . . . . . . 43,500
Id. en Concepcion . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 46,600
Se tomaron en la fragata Tómas . . . . . . . . . . . . . 54,000
En una letra de Carrasco contra Urmeneta por 5,200
pesos......................... 4,000
Libranzas jiradas contra la Tesorería jeneral. . . . . 70,000
Producto de efectos vendidos en Concepcion. . . . . 25,000
Remesas de la Tesorería jeneral . . . . . . . . . . . . . 307,300
,
Total... . . .. 522,400
Con esta cantidad se pagó el ejército todo un año, alcanzando su
fuerza en Talca a 9,000 ombresi no bajando nunca de tres mil. Se le
asistió siempre con víveres sin descuento-Se aprestaron vestuarios, se
compraron municiones icaballos, i se pagaron los gastos extraordina
rios de guerra, los sueldos civiles, etc. Compárase este gasto con e
echo despues cada año, i con el qe causan oí 2000 ombres en tiempo de
paziórden, i dígase francamente si pudo aber la dilapacion qe se
imputa. '
CAPlTULO VIII.

Desemharcan en Arauco auxilios, i un nuevo jeneral realista-Los buqes de


guerra bloqean a Talcauuno-Lu division de Qzriue ocupa el Membrillar:
sus primeros operaciones-Expedicion a Rere i nuestra derrota en
Gomera.

Por poderosos qe ayan sido los motivos, opuestos los principios, i


profundos los odios qe dividian a los realistas i patriotas, ellos jamas
pudieron, ni pueden todavía desmentir su comun orijen: los mismos
vicios i virtudes, las mismas pasiones i los mismos modos de obrar, lo
revelan constantemente. Los celos, la envidia, la ingratitud la calumnia,
qe arrancaban el mando al Jeneral Carrera, qitaban tambien el suyo al
coronel español don Juan Francisco Sanchez. El distinguido servicio de
aber salvado el ejército en Chillan no pudo aorrar tamaño «ultraje a un
« comandante tan celoso, qe a fuerza de padecimientos, valor iconstan
« cia abia salido con onor de una de las campañas mas dificiles, i qe
« abia sabido de tal modo entusiasmar al soldado qe se creía invencible
« bajo su direccion. Fué indudablemente sobrecojido el ánimo del virei
« para qitar el mando al referido Sanchez: los cargos principales lan
« zados contra él por la malignidad de sus émulos, recayeron sobre la
» inesperiencia, torpeza, mala direccion i falta de talento, así como so
» bre el abuso qe suponían abia echo de ascensos i gracias; ¿pero
—200—
« puede ofrecerse un argumento mas positivo para demostrar la falsedad
« de aqellas gratuitas suposiciones, qe el mismo resultado de su brillan
« te campaña, i el estado de pujanza i vigor con qe se sostenía la causa
« del reí al arribo de su sucesor‘?(h).» Para acer mas completa esta fatí
dica coincidencia, el mismo dia qe O’Higgins llegó al puerto de Penco
para recibirse del mando, desembarcó con igual objeto en elde Arauco
el brigadier don Gabino Gainza-Ambos contaban con el favor i predi ‘
leccion de sus gobiernos, ámbos traian los auxilios necesarios, í ámbos
se creían mecidos por el viento de la fortuna, í destinados a recibir la
corona de los laureles qe otros abian preparado. Gainza encontró en
Arauco a las fragatas Trinidadi Mercedes qe transportaban un batallon
de 600 chilotes al mando del coronel don Manuel Montoya, los qe reuni
dos ala fuerza qe él traia, componían una respetable division-El Go
bierno abia sabido con anticipacion este auxilio, i comunícádolo al
Jeneral junto con una papeleta qe decia así
Adoerteneías oeurrentes—Lima 2 de enero de 484 4.-Ayer dieron la
vela el bergantin Potrillo ila fragata Sebastiana con M7 (eran 200)
ombres de desembarco al mando del brigadier don Gabino Gainza, qe
van con el objeto de reunirse a las fuerzas de Chiloé qe residen en Chillan
al mando del Jeneral Sanchez. Dicho Gainza lleva la investidura de
Presidente i Capitan Jeneral de ese reino, í de consiguiente va a tomar
el mando del ejército destinado a su conqista: el desembarco debe veri
ficarse en Arauco, en donde tienen los indios reducidos a su devocion
i llevan para regalarles, azucar, tabaco i tocuyos, i para surtimiento
del ejército, armas, pañetes azules i colorados, veintiocho cajones de
pertrechos, seis cañones icientoi tantos mil pesos (otros dicen cincuen
ta mil). Esta expedicion tan estraña por las pocas fuerzas qe van en ella,
como por el sujeto destinado a mandarlas, i combinados aqi de resultas
de la llegada del Potrillo, nos ace conjeturar de diversos modos, siendo
lo qe se acerca mas a la razon el creer aya alguna intriga, pues de otro
modo no era verosimil se pusiese a un riesgo tan grande el favorito de es
te visir-Tambien va en su compañía con el cargo de auditor de guerra
el notario de esta curia don José Antonio Rodríguez natural de la villa
de Chillan, i sujeto mui semejante en su proceder al cura Búlnes. Por
lo qe respecta al estado político del Perú etc. Es cópia-Dr. Lazo-Es
cópía—Egaña.
El oficio con qe se acompañaba este papel decia-«Parece qe la
Providencia se empeña en probar nuestra constancia, para acernos

(h) Torrente tomo 2. ° páj, 34.


——20l-—
dignos de las glorias qe sin duda nos esperan. la cópia adjunta qe en
el momento qe emos recibido acompañamos aV. S. le instruirá del
refuerzo qe viene al enemigo. Ya llegó el dia de no pensar mas qe en
rechazarlo a toda costa, i sin perder un instante.»
«No necesitamos espresar a V. S. cuál debe ser la actividad con qe
se a de emprender el viaje de V. S. a Concepcion, la toma de Arauco
o el movimiento qe fuere mas conveniente. Nada nos es tan perjudicial
como la demora: ella nos arruina.»
A los pocos dias se repitió otro oficio acompañando nuevas noticias
comunicadas por la fragata Norte—americana Essex, qe abia ablado en
la mar con una goleta procedente de Chiloé: i en éste se repetian las
instancias del anterior. «El Gobierno se ciñe aencargar únicamente a
V. S. la brevedad, ya sea en la expedicion de Arauco, ya contra Elo
rreaga, o ya para ver modo de interceptar el auxilio qe sin duda debe
remitirse desde Arauco a Chillan.»
Sin embargo de órdenes tan terminantes i de ocurrencias tan exijen
tes, el señor O’Higgíns dejó en completo abandono la guerra con los
realistas i contrajo toda su accion sobre los recelos infundados qe le
icieron concebir contra los Carreras ilos jefes i oficiales qe se abian dis
tinguido bajo sus órdenes. Todos fueron removidos subrrogándoles con
pocas excepciones ombres sin crédito por su impericia i cobardia, pero
recomendados por su exaltacion iespíritu de partido. Así se vieron su—
cederse las desgracias; parecia qe Carrera se abia llevado consigo la
fortuna. El Gobierno levantando el bloqeo en qe abia mantenido aCarrc
ra, abrió sus almacenes desde qe se recibió O’Higgins del mando.-Véa
se la prueba en el siguiente oficio
«Nos es satisfactorio saber por el oficio deV. S. de 3 del corriente
qe ya se alla en posesion del mando de todo el ejército Restaurador.
Este paso tranqilo i en donde brilla el amor público de los qe an tenido
parte en él, allana todos las dificultades qe se presentaban para dar un
impulso rápido a las operaciones de la campaña.»
«Nos acemos cargo del triste cuadro qe presentan la falta de víveres
idinero, caballos i desnudez de esas divisiones. En Qiriue se allan
veinte tercios de vestuarios, mas de trescientos lios de charqii cuatro
cientas vacas para remitir a disposicion de V. S. Dentro de tres dias
salen qinientos caballos con el mismo destino, ivacas se están juntando
las qe se puedan. El 5 del corriente a salido el dinero de Santiago, qe
en llegando a esta ciudad se ará de él una remesa a V. S.; í finalmente
V. S. debe contar con cuantos auxilios pueda proporcionar todo
Chile.»
26
-- 202 —
En nota posterior dice-«Días a qe an salido para esa ciudad víveres
en abundancia, vestuarios, bayonetas i mas de 300 caballos. Cuantos
recursos tiene Chile, tantos se pondrán a disposicion de V. S. en el
momento qe nos avise estar francos los caminos, qe es lo único qe
asta oí demora la salida del dinero, mas vestuarios, mas caballosi
otros socorros.»
Recibido el jeneral O’Higgins de las divisiones qe ocupaban a Con:
cepcion, poseedor de los auxilios qe él mismo conducia, esperando por
momentos los qe se le prometian, i reforzado con los 300 ombres
montados de la division Benavente qe lo escollaba, debió marchar para
Rere inmediatamente, si se qiere, para substraer toda la fuerza al temido
aunqe finjido influjo de Carrera, isohre todo para atacar a la de Elorrea
ga, estorbar su reunion con la de Gainza, i tal vez acabar la guerra de
un solo golpe. Pero se entregó a medidas subalternas, a intrigas de
faccion, desobedeciendo las terminantes órdenes del Gobierno qe ya
se an visto, iperdiendo la ocasion mas oportunai favorable qe pudo
presentársele—Gainza celebró juntas de indios,los regaló con profusion,
marchó sobre Santa Juana, pasó el Biobio, se incorporó con Elorreoga,
entró a Chillan, salió al dia siguiente i se presentó sobre el Membrillar
el 49 de febrero a vernos por primera vez la cara, pues la gran distan
cia desde Arauco a Chillan la abia atravesado sin oír el qien vive de
nuestros centinelas. No e podido descubrir el plan qe se abia propuesto
el Jeneral O’Higgins i el qe le aprobó el Gobierno en los términos si
guientes.-
«Con una complacencia qe a muchos dias no tenia el Gobierno, a
recibido el oficio de V. S. número 92. Mui oportuno, mui bien pensado
i finalmente mui digno de V. S. es el plan de operaciones qe nos detalla.
Desde aora damos a V. S. la enorabuena, i feliz Chile i V. S. mismo
si se realiza tan completamente como esperamos.»
«La union qe felizmente estrecha oí a esos virtuosos defensores de
la Patria, es el mejor anuncio de nuestras glorias. En el entretanto ellos
se llevan toda nuestra consideracion iaprecio.»——Dios guardeaV. S.
muchos años-Talca 7 de febrero de 484 4-Agustín de Eizaguirre-José
Miguel Infante.» " '
Este plan, decia, no debió ser el qe e apuntado ‘i qe sin disputa era
el mas acertado.
ejecutó. Véamos Debió, pues, ser el aprobado’ por
sus resultados. ‘ el Gobierno n íel qe se
La corveta Sebastiana i bergantin Potrillo pasaron__def Arauco a
bloqear a Talcauano. En la isla de laQiríqina desembarcaron su tripula
cion i soldados para darles refrescoi acer aguada. Se concibió el pro
— 203 —¿
yecto de atacarla ípara ello se icieron los preparativos convenientes,
despachando al capitan don Juan Calderon con 400 ombres a Tumbes i
embarcaciones para atravesar el estrecho o sea la Boca—Chica. El M de
febrero se puso en ejecucion la intentona, qe fué completamente frustra
da, i una precipitada fuga pudo solo salvar a los nuestros. En Concep
cion se creía tan seguro el triunfo, cuanto fué vergonzoso el resultado.
Pocos dias despues efectuaron los enemigos otro desembarco en la
costa de Coliumo, e interceptaron un convoi de víveres qe nos venia de
Talca; pero fué rescatado por el capitan don Ramon Freire qe con 80
ombres abia salido a protejer su marcha.
En la acienda de Ualpen pastaban 400 caballos del ejército, custodia—
dos por una partida de dragones, i protejidos por la division estacionada
en la inmediacion de Chepe. Como ésta fué una de las qe se disolvieron
para mudar sus jefes, i con otros nuevos pasó a otras posiciones, pudo
Qintanilla en una noche pasar el caudaloso Bio—bio, i llevarse
aqellos caballos con el sarjento i dos soldados qe los custodiaban.
La division {qe abia qedado en Qiriue a las órdenes del Jeneral
Makena, se mandó avanzar asta el Membrillar. Consistia su fuerza se
gun los estados, en 800 infantes, 400 dragones, 6 piezas de artillería;
entre ellas dos culebrinas de a 8, un parqe numeroso conducido en 30
carretas ivarias récuas de mulas, imilicias de caballería. Veo tambien
qe se conducian algunas bombas, qe tal vez serian granadas, pero no
sé qe llevasen algun mortero u obus para dispararlas. El coronel Make
na en oficio de 3 de febrero ace subir la infantería a mil trescientos i de
ella ofrece la mitad al Jeneaal en jefe para sus operaciones sobre al
frontera, ipara atacar a Gainza cuyo refuerzo desprecia porqe no le
inspira el mayor cuidado. Esta division se acantonó en el Membrillar el
dia M ocupandolas posiciones en qe estuvo ántes la del Jeneral don Juan
José Carrera, i reparó las antiguas trincheras. Sus primeras operaciones
se relacionan en el siguiente parte oficial.
«Teniendo distintos avisos qe el enemigo estaba reuniendo sus fuerzas
para rodear i atacar esta division, determiné batirle en detalle o parte de
sus fuerzas, así para impedir la indicada reunion, como para llamar la
atencion del enemigo i favorecer las operaciones de V. S. contra la
frontera, conforme me lo previene en su oficio.»
«En Caimaco al otro lado de Itata, i ala distancia de tres leguas de
este campamento se alla situada la division de Urrejola, cuya verdade
ra fuerza no e podido averiguar, así por la variedad de los partes como
por la ignorancia delos espías.»
«En Cuchacucha, acienda del citado Urrejola, distantes tres leguas
—204__
dc este punto í cerca del rio Ñuble, tuve aviso fidedigno de estarse
reuniendo fuerzas considerables del enemigo. Determiné atacar este pun
to con preferencia al de Caimaco, no solo por no aber rio qe atravesar,
sino porqe lo escabroso del terreno era mas apropósito para las manio
bras de infantería, qe se puede decir esla única fuerza de esta division,
por la falta de caballos, al paso qe los enemigos tienen muchos i en el
mejor estado.»
«A las42 de la noche de ayer 22 dejando al mando del campamento
al coronel í jefe del estado mayor don Marcos Balcarce, i llevando por sé
gundo al de igual clase don Andres del Alcázar, me puse en marcha con
la division de ataqe, compuesta de 300 fusileros, 40 dragones, dos piezas
de artillería, ívarios aficiales de milicias. Poco despues de amanecer
llegó la division a Cuchacucha, cuyas casas alló desiertas iqe el enemi
go abia repasado el Ñuble.lntirin descansaba i tomaba algun refresco ~
la tropa, se dispuso qe dos piqetes saliesen a recorrer el campo i recojer
el ganado perteneciente a Urrejola. Este movimiento siendo observado
por el enemigo desde¿la orilla opuesta del Nuble, repasó este rio en
número de 450 ombres; pero atacado por la guerriHa del teniente
coronel Bueras, se retiró a las alturas inmediatas desde donde destaca
ba peqeñas partidas a tírotear, las qe fueron perseguidas por dicha gue
,rrilla i por un piqete de voluntarios al mando del alferez Allende qien fué
contuso, i cuya intrípidez i ardor de su tropa, les izo avanzar a
tanto qe costó repetidas órdenes í la pérdida de mucho tiempo el acerlo
volver a la division.» '
«Viendo a las 40 del dia qe el enemigo no atacaba, ni qe se le
podia alcanzar por la bondad de sus caballos, la division se puso en
retirada para restituirse al campo: lo qe izo sin novedad asta la mitad
del camino, cuando el enemigo, abiendo recibido fuerzas considerables
de la division de Urrejola, i creo tambien de Chillan, qe solo dista de cua—
tro a cinco leguas, intentó cortar la guerrilla de Bueras; pero éste con
su acostumbrada intrepidez izo frente por todas partes asta qe fué auxi
liado por las demas tropas. en particular por el valeroso sarjento mayor
de auxiliares de Buenos—Aires don Juan Gregorio de las Eras, qien con
400 ombres de su cuerpo, íbien sostenido por el capitan Vargas del mis ,
mo, avanzó en el mayor órden sobre el enemigo, ile obligó con conside_
rable pérdida a replegarse a una altura inmediata qe dominaba la posí.
cion qe ocupaba nuestra tropa; por cuyo motivoi por aberse inutilizado
las dos piezas de artillería, abiéndose roto el eje de la cureña de una, i qe
dando atascada la lanada en el ánima cóníca de la otra, determiné variar
de posicion, i tomar una altura qe flanqeaba la del enemigo. La maniobra
-235—
se izo en el mejor órden, idesde el nuevo punto se desaiiaba al ene
migo, qien sin embargo de tener de 500 a 600 ombres, solo trató de
recojer sus muertos i eridosi retirarse, lo qe verificó en órden, no siendo
a nosotros posible atacarlo por la falta de caballería.»
«Despues de aber acomodado en pariuelas los dos únicos eridos qe
no se allaban en estado de retirarse por si, se puso en marcha la divi
sien para el canipamento, donde entró a las 5 de la tarde en medio de las
aclamaciones de sus compañeros, i llevando adelante el ganado refe
ride, algunos caballos ensillados i fusiles (cuyo número aun se ignora)
qitados a los enemigos.»
«Nuestra pérdida de solo —tres muertos, ningun prisionero, i ocho
eridos, los mas levemente, parecerá increible a cualqiera qe ubiere pre
senciado la viveza del fuego, qe fué por algun tiempo a ménos de tiro
de pístola.«
«Como los enemigos estaban formados en peloton, no se perdia ca
si tiro, i se veían claramente caer muchos, en particular por tres balas
de cañon qe solo alcanzó a tirar el capitan Garcia.»
«El siguiente rasgo de valor personal no debe sepultarse en olvido.
Un cabo delcuerpo de auxiliares de Buenos—Aires Manuel Araya, vien
do un oficial enemigo qe con suma intrepidez animaba su tropa, mar
cha sobre él, mátaloi vuélvese montado en el caballo del enemigo a su
formacion. Otro oficial fué muerto por la partida de granaderos manda
dos por el capitan graduado don Bernardo Cáceres.»
«Como el enemigo tiene la invariable costumbre de retirar sus muer
tos i eridos en el momento qe caen, no es posible decir con certeza su
pérdida, pero si aseguro qe a sido mui considerable.»
«Los jefes de los cuerposi oficialidad í tropa se portaron con la ma
yor intrepidez, í mi segundo el coronel Alcázar me auxilió infinito, par
ticularmente durante la delicada maniobra de mudar de posicion bajo
el fuego del enemigo.-Dios guarde a U. S. muchos años -Membrillar 23
de febrero de 484 4-Juan Makena.»
Esta fué la primera funcion de armas del nuevo jeneral Gainza, qe
si no descubre su pericia militar, a lo ménos prueba su deseo ardiente
de activar la guerra. Desde su llegada a Chillan, puso en campaña to
das las fuerzas, estacionando en Cocha la division de Urrejola, en el por ‘
tezuelo de Duran la de Olate, i en el Roble la de Elorreaga fuerte de 500
ombres i 8 piezas de artillería. Despachó tambien partidas volantes en
varias direcciones. Una de ellas se apoderó del convoi qe venia de Qi
riue al Membrillar; pero el coronel Alcázar salió con cien ombres i lo
represó al amanecer del dia 25 tomando doce prisioneros i algun ga
--206 —
nado. Por las declaraciones de estos prisioneros se supo el destino qe
llevaban otras partidas, i se circularon órdenes al teniente de artillería
don Pedro Trujillo qe conducia varias cargas de armamento para qe
tomase el camino de la costa asta la boca del Maule, i al comandante
de Cauqenes para qe se replegase sobre Talca con su tropa, caudales
i caballos. Igualmente se dijo al Gobierno: «Este, señor Exmo. es el úl
timo esfuerzo del enemigo; así es indispensable qe la guarnicion de esa
ciudad aga un movimiento sobre Cauqenes i Qiriue para favorecer a esta
division, el último individuo de la cual estará pronto a sacrificarse en
defensa de su Patria.» Estas mismas ocurrencias trascribió Makena a
O’Higgins, cerrando su nota con estas palabras-«En este instante aca
bo de recibir el oficio de V. S. del 22 en qe me asegura qe en el caso
de verificarse la reunion de los enemigos contra esta division, marchará
inmediatamente en su socorro: ya se a realizado la reunion, i no dudo.
un momento de la venida de V. S. para dar un golpe decisivo a nuestro
indecente enemigo.
«Dios guarde a V. S. Membrillar 25 de febrero de 4844-Juan Ma
kena.»
Siguiendo el jeneral O’Higgins el plan mm’ oportuno, mui bien pensa
do ifinalmente mm’ digno de su señorío, organizó una division de 300
soldados escojidos i 2piezas de a 4, para qe al mando del coronel de
milicias don Fernando Urizar, i de oficiales de la nueva confianza, fue
sen a sorprender una division estacionada en Rere, i a estorbar el pa
so de Gainza qe lo abia realizado qince dias ántes. Dicha division
consistía en 430 ombres, los mas de ellos milicianos, mandada por un
joven paisano llamado Castilla, qe abia seguido asu deudo don Matias
Lafuente i abia tomado partido con los realistas (i). El 3 de marzo a
las 40 de la noche cayó Urizar sobre Castilla, qe estaba en completo
descuido, pero qe fué advertido del peligro por el toqe de las cajas con
qe se ejecutó la sorpresa, o mas bien con qe se le avisó qe iba a ser
atacado. Tomó sus medidas con toda serenidad i asierto: no se contentó
con apercibirse para la defensa, sino qe emprendió la ofensiva, i los
sorprendedores fueron ‘sorprendidos con un brusco ataqe qe en pocos
momentos los puso en completa derrota. Se perdiero.n,las dos piezas de
artillería, ochenta fusiles, 22,000 cartuchos, cuarenta tiendas de cam
peña, veinticinco cargas de víveres i cuarenta ombres muertos, eridos
i prisioneros, entre los primeros el capitan de dragones don Juan Este

(i) Creo qe es el mismo qe oi figura tan distinguidamente en el Perú. Nor


era su ermano don Leandro. 2. ': edición.
— 207 —
van Reyes. El resto de la fuerza se retiró en el mayor desórden, iel co
mandante se presentó solo al jeneral, sin poder dar cuenta de lo qe le
abia sucedido. La noticia de este vergonzoso suceso llegó aConcepcion
dos oras despues de la prision delos Carreras en Penco: dos ocurren
cias qe cubrieron de luto a la poblacion, de indignacion a la tropai de
ignominia a los nuevos jefes.-«Este fué ei’ïprincipio, dice Torrente, de
los desastres qe acompañaron al nuevo jefe insurjente en la mayor parte
de sus empresas. . . . . pues, desde sus primeras operaciones se dejo
ver la falta de jenio para seguir la carrera qe le abia trazado 'su formi
dable antecesor.»

'.,\
CAPITULO IX.

La Junta de Gobierno deja a Talca, i esta ciudad es tomada por el enemigo


-El Jeneral O’H1ggins sale de Concepcion i se encnentl‘a con los realis
tas en los altos del Qilo-Det’ensa del Membrillar-Reunian de las divisio—
nes, su mnrcha-—Derrota de Cancha-rayada.

Cumplido el objeto qe abia llevado a'l'alca al Supremo Gobierno,


determinó volversea [a capital, dejando el ejército en manos del nuevo
jeneral O’Higgins, las principales divisiones i cuerpos en las de sus par
ciales, ialos Carreras isus adictos en las de los realistas o de la per
secucion. El coronel graduado don Cárlos Spano qedó gobernando a
a Talca, guarnecida por veinte soltados de infantería, setenta de arti
llería i treinta lanceros de milicia: noventa ombres abian marchado pa
ra el ejército escoltando un convoi i cuarenta para Santiago con S. E. Dos
dias despues el realista Elorreaga con ciento cincuenta fusileros se
presentó en las márjenes del Maule, lo pasó por Paredones, disper
sando una partida de milicias allí estacionada, i marchó rápidamente
sobre Talca. Desde los suburbios izo una intimacion a Spano: pero este
digno jefe, mirando primero el onor delas armas dela Patria, sin me
dir sus fuerzas nilas del enemigo, contestó con toda enerjía qe no se
rendia, i se encerró en el cuadro de la plaza, defendido por unas ma—
-—209—
la e improvisadas trincheras. Elorreaga atacó con intrepidez, i como
era secretamente favorecido por vecinos traidores, mui pronto se izo
dueño de la plaza, de toda su guarnicion ide los depósitos qe existían
almacenados. El valiente oficial de artillería don Márcos Gamero fué
muerto desde un valcon, i el digno Spano al pié de la bandera, í en los
momentos de arrearla, perdida toda esperanza. En un manuscrito de
un oficial español qe tengo a la vista, se dice, qe por los prisioneros
se averiguó qe estas muertes abian sido ejecutadas por vecinos de Tal
cai de ningun modo por el enemigo, con lo qe veo confiarmada la voz
pública qe lo pregonó en aqellos tiempos.
Esta infausta noticia llegó a Santiago juntamente con el Gobierno;
mas tuvo cuidado de ocultarla para no interrumpir las fiestas decreta
das para su recibimiento, el cual se izo a usanza de los antiguos presi
dentes qe llegaban de la corte de Madrid. Sin embargo de este cuida
de, empezóa traslucirse en medio del refresco qe se dió en esa noche,
i el pavor, el ódio i la desesperacion principiaron tambien a exaltar los
ánimos de los patriotas. Los tres respetables sujetos qe abian sido
inocentes instrumentos de un partido, por cuyo servicio abian pues
to al pais en tan grandeconflcto, iban aora a,recibir con el desengaño
el premio condigno, a ser'presentados ante la opinion pública como
ineptos para mandar en tiempos difíciles,a ser despojados de una au
toridad qe nó.abian sabido sostener, i a ser relegados a la vida privada
de qe nunca debieron aber salido.
En la siguiente mañana algunos ciudadanos se reunieron al cabildo,
i aciendo de tribuno un arjentino, se pidió a nombre del pueblo sobe
rano la destitucion de la junta, i qe fuese subrrogada por un solo
individuo bajo el titulo de Director Supremo, copiando siempre i ser
vilmente los acontecimientos de Buenos—Aires. Recayó el nombramien
to en don Francisco de la Lastra, i como se allas’e en Valparaiso de
gobernador, se nombró interinamente al rejidor don Antonio José Iri
zarrí. No corresponde a mi propósito seguir la marcha del nuevo go
bierno, pero debo advertir qe sus primeras atenciones se contrajeron
a organizar alguna fuerza qe pusiese a cubierto la capital, o qe pudiese
reconqistar a Talca. Le dejaré en esta ocupacion para volver al sur.
El jeneral español abia desplegado una actividad extraordinaria,
miéntras qe el nuestro fluctuaba en la incertidumbre, o estaba ago
viado con el peso de un ejército qe no podia o no sabia gobernar. Casi
en un mismo dia abiamos sido derrotados en Gomero, los jeneralesCa
rreras apresados o entregados en Ponce a tres leguas de nuestro cuar—
tel jeneral; ocupada por el enemigo Talca, el almacen de nuestros recur
26
-2l0—
sos i el intermedio de comunicacion con la capital, i bloqeada estre
chamente la division del Membrillar, Su comandante el coronel don
Juan Makena, desesperaba de la salud de la Patria con la pérdida de
Talca, clamaba por auxilios i reconvenia fuertemente al Jeneral Q’Hig
gins por su inaccion. En las comunicaciones oficiales echaba algun velo,
pero en las confidenciales, escritas en ingles por si eran interceptadas,
dejaba correr mas libremente su pluma. Permitaseme insertar la fiel í
literal traduccion de algunas.

Membrillar marzo 44.

«Qerido amigo-Ni la division ni cartas de U. llegan despues de su


oficio del 4.° Por amor de Dios envie U. diferentes correos a pié, por
los bosqes o montañas. Uno de ellos qe logre escapar, me ará conocer
si U. viene o no, o si U. a abandonado al pobre Chile a su destino. Tiene
U. aqi la principal fuerza del ejército, miéntras qe la capital está en
peligro i Talca ocupada p or el enemigo. Esa division nada tiene qe te—
mer a la fuerza de Gainza i Lantaño; i qe de ningun modo es respeta
ble. U. mi qerido amigo es responsable a su Patria por su presente
inaccion, i por no marchar con esa division. Si ella viene, todo podrá
mejorar, pero si no, temo qe todo sea perdido. A lo ménos demo U.
algun aviso, para qe yo pueda conocer los resultados, i U. solo sea res—
ponsable a la Patria—Venga U. por Dios, itodos las cosas irán bien. La
division de Gainza está acampada a mi frente del otro lado del Itata,
i la de Lantaño dejó ayer a Qiriue para atacarme por éste, pero no le
temo.
Su amigo de U.-Makena.

Membrillar 49 de marzo de 484 4.

«Mi qerido amigo.—Pido a U. en nombre de Dios qe venga con su


division. En estos dos dias anteriores no a abido enemigo qe estorbo
nuestra union. Como U. no parece, toda la jente murmurai así no ai
un momento qe perder. Por tanto conjuro a U. en el nombre de Dios
i en el de la Patria qe se nos junte inmediatamente: esta division se arrui
na. U. no tiene qe temer al enemigo, porqe no está en estado de ata
carle.-¿Qé dirán en Santiago de U. ide mi cuando sepan qe emos es—‘
tado así cerca de dos meses, i cuando la Patria está en el mas inmi
nente peligro‘? Mas actividad mi qerido amigo, sino todo es perdidoi es—
to por culpa de U. i por falta de enerjia. Ablo a U' con la franqeza de
—211—
un sincero amigo, con cuyos sentimientos qeda afectuosamente—Ma—
kena.
«E enviado a Cucha para averiguar la situacion del enemigo.»
Las fuerzas de Concepcion abian priucipiado a moverse el 40 de
marzo, í emplearon asta el 46 para reunirse en el Troncon, es decir,
para avanzar ménos de tres leguas. Deaqi pasaron a Curapaligiie, Co
llico, Granerillo, llegando solo el 49 a los altos del Qilo; i por consi
guiente, gastaron nueve dias en vencer una distancia de once leguas, en
buena estacion i sin enemigo qe las incomodase. A las once del dia se
descubrió una division enemiga como de 400 ombres, ocupando fuertes
posiciones. El jeneral O’Higgirzs destinó para desalojarla a los dragones
de la frontera divididos en varias guerrillas, una de las cuales manda
ba el capitan don Ramon Freire-A los úsares de la Gran Guardia al
mando de su comandante don José María Benavente, i al teniente don
Pablo Vargas con 40 granaderos: .el grueso del ejército qedó formado al
pié de los altos. No parecia mui acertada la disposicion de preferir la
caballería para atacar posiciones fuertes i en cerranías; así es qe ella
echó pié a tierra i avanzó con denuedo, logrando en tres cuartos de ora
obligar al enemigo a retirarse sobre otra division de 300 ombres qe
estaba como a distancia de una legua, dejando en el campo 44 muer
tos, 8 prisioneros, una carga de municiones i cuarenta fusiles. Toda
nuestra division trepó entónces los cerros, se formó en un lugar desde
donde se divisaba el campamento del Membrillar, i disparó algunos
cañonazos para avisarle su aproximacion. A pesar de la distancia de
cinco leguas qe la separaba, fueron oidos, contestados, iabatidas algu
nas tiendas, sin duda para figurar un movimiento i llamar la atencion
del enemigo. Esta fué la jornada qe se decoró con el pomposo título de
batalla del Qilo, de poca importancia por el leve daño qe causó al ene —
migo, pero de felices resultados, en cuanto levantó el abatido coraje
de nuestros soldados. i animó a los del Membrillar para acer la eróica
defensa qe luego veremos.
Abia Gainza intentado atacar nuestro ejército en detalle, cuando sus
dos principales divisiones estaban separadas por grandes distancias,
cortadas por elevados cerros í por el caudaloso Itata. Pudiendo presen
tarse ante una de ellas con fuerzas superiores, dió la preferencia a la
qe venia en marchai tenia qe pasar por desfiladeros; pero nuestra
fortuna qiso negarle el tino para ejecutar tan acertado propósito, ya qe
tuvimos el desacuerdo de auxilíarle con una incomprensible irresolucion
La resistencia qe encontró su vanguardia en el Qilo le impuso respeto,
desconcertó su plan, i lo determinó a repasar los rios Itata i Ñuble, pa
'--212—
ra caer con toda su fuerza sobre la del Membrillar, qe estaba regular—
mente fortificada; mandando desde allí al oficial Asenjo con 400 ombres
para robar los caballos i dejando solo una partida de milicias para qe
observase los movimientos de O’Higgins, i aun lo contuviese con evo
luciones eqivocas, i ataqes figurados. Desgraciadamente se logró este
objeto, pues este jeneral permaneció inmóvil por dos dias, cuando era
mas importante cualqiera operacion, i cuando se estaba en momentos
qe debieran ser decisivos.
El coronel Makenai su jente se entregaban al mas puro regocijo, por
la próxima reunion tan ardientemente deseada por dos meses, porqe
creían qe abia cesado la continua alarma en qe abian permanecido
todo ese tiempo: cuando otra mayor i mas amenazadora vino a aciba
rarles su contento. A las tres de la tarde del dia 20 vieron aproximar
se el ejército enemigo dividido en tres porciones, cada una de las cuales
parecia mayor qe la nuestra (j). Salió de los atrincheramientos una par
tida de caballería para recojer el ganado qe pastaba bajo los juegos
de nuestra artillería, i a los pocos instantes se vió comprometida con
las avanzadas de los realistas, i solo pudo efectuar su retirada bajo la
proteccion de una pieza de a 4 qe se destacó con este objeto. La van
guardia enemiga se encaminó por una qebrada u ondonada, i se pre
sentó en la loma mas inmediata, con el estandarte real desplegado,
cargando amarcha redoblada sobre nuestra línea, sin amedrentarse
con el estrago qe le causaba nuestra artillería cuyos fuegos la cru
zaban, i los del reducto del norte por cuya inmediacion tenia qe pasar.
La segunda divisionizo alto, i aun retrocedió para ponerse fuera de
nuestro alcance al ver el destrozo causado en la primera. En estos mo
mentos, el coronel arjentino don Márcos Balcarce con 60 ombres izo
una salida, e igualmente otra partida del reducto grande, i ámbas car
garon a la bayoneta con tanto arrojo qe contuvieron la fuerza mas
próximai leicieron tres prisioneros. Se retiraron a sus puestos porqe
divisaron qe todas las fuerzas realistas avanzaban, con el conocido
intento de rodear nuestro campamento, llamar por todas partes nuestra
atencion, i cargar sobre los puntos qe estuviesen mas débiles. El ataqe
se izo luego jeneral, i con mas obstinacion qe ninguno otro de esta
campaña. Makena en persona pasó al reducto qe mandaba Balcarce,
sacó 50 ombres iocurrió a la defensa de otro qe estaba mas espuesto
contra el cual se abian abocado tres piezas para apagar los fuegos de

(j) La Gaceta de Lima de 20 de abril de 1814, ace subirla fuerzaa 1244


infantes 600 milicianos de caballeriai 12 piezas de campaña.
——2l3—-
una culebrina de a 8 qe dirijia tiros certeros. La infantería con su fue
go graneado sostenía el combate del modo mas vigoroso. La noche iun
fuerte aguacero sobrevínieron a templar el ardor de los combatientes, i
ainutilizar la mayor parte de las municiones. No se sabe por qé razon
el reducto del Norte paró sus fuegos cuando eran mas necesarios:
cuando en el grande se abia clavado una pieza de a 4 con la misma
aguja, icuando la culebrina servida con una actividad extraordinaria
abia logrado desmontar .una de las tres piezas qe tenia a su frente. La
division qe nos atacaba por la parte de arriba, i qe asta entónces se
abia sostenido con mas vigor, se puso en retirada, la qe se convirtió
en fuga desde qe volvió la espalda. Lo mismo icieron las otras. La dis
persion fué tan completa cual podia esperarse de la mas espantosa
derrota seguida por la mas activa persecucion. La oscuridad de la
noche i la copiosa lluvia, debieron infundirles ese terror pánico, de qe
no supimos o no qisimos aprovecharnos-Un manuscristo de un oficial
realista dice, qe «el Jeneral Gainza pasó esa noche acompañado de su
edecan Tirapegui bajo un espino, con inminente riesgo de caer prisionero
o de finalizar su existencia en aqella noche-Qe algunos jefesi oficiales
con los soldados qe voluntariamente qisieron seguirlos, llegaron desor
denadamente a la acienda de Cuchacucha, i qe en el mismo desórden
fué la retirada al cuartel jeneral de Chillan, en donde a los tres dias aun
no se abia incorporado el todo de la fuerza atacadora.» Torrente pinta
así esta retírada.-«Los realistas se retiraron por la noche en tanto
desórden a la acienda de Cuchacucha, i desde allí reunidos a Chillan,
qe pocos abrían podido llegar a disfrutar de aqel asilo, si O’Higgins,
qe se mantuvo inerte en aqella batalla, ubiera destacado algunas tropas
en su persecucion.» El diario de un oficial nuestro dice—«Duraria como
4 eras esta accion, isi alguna partida o siqiera un tambor ubiera salido
de las trincheras a tocar marcha, abría caido en nuestro poder toda la
artillería qe abian abandonado en una qebrada como diez cuadras distan
tes, i todo el ejército se abriadispersado para no reunirsejamas.»
Trofeos de esta jornada solo fueron dos cajones de cartuchos, tres
armonesiuna cureña, inos costaron la pérdida del veliente oficial ,
Almanza i seis soldados.-Fué levemente erido el coronel Makena, itan
gravemente el distinguido teniente don Claudio José Cáceres, qe murió
dos dias despues. Lo fueron tambien diez i ocho soldados. La tropa i
oficiales cumplieron con sus deberes satisfactoriamente, i en los docu—
mentos qe tengo a la vista encuentro especialmente recomendados los
nombres de Alcazar, Balcarce, Las—Heras, Cáceres, Almanza, Binimelis,
Cuevasi Gonzalez.
-—214—
En el Membrillar no debia conocerse la verdadera sítuacion de los
realistas, i aun cuando no los tenían a la vista, podian temer la reno
vacion del ataqe. Así es qe léjos de entregarse al descanso í a la cele—
bracion de su triunfo, emplearon el resto de la noche en reparar los
perjuicios sufridos, i el coronel Makena escribió al Jeneral O'Higgins la
siguiente esqela tambien en ingles.
Juéces a las 2 de la mañana.

«Jeneral-Vuestro camino asta este punto está libre de enemigos


Por amor de Dios venid oi, í con vuestra union tendrán fin las calami
dades de la Patria-Nada sé de Santiago-Vuestro ect,——Makena.»
Con la lectura de esta esqelaí con la relacion echa por el conductor,
pudo O’Higgins creerse seguro, romper su inerciai dar las órdenes
convenientes para la marcha. El 24 a la noche acampó su division a
diez cuadras del rio Itata,í él mismo lo pasó para conferenciar con
Makena. El 22 a la 4 de la tarde acabó tambien de pasarlo toda la tropa
ise verificó la tan deseada reunion. Incontínenti se convocó atodos
los jefes para una junta de guerra, en la qe se izo presente, qe nada se
sabia de la capital, qe debia estar en el mayor abatimiento por la ocupa
cion de Talca, qe tal vez se allaba en anarqia i sin gobi'erno alguno
establecido, pues de otro modo era imposible qe no se ubiera despa
chado avisosuórdenes supuesto qe el enemigo no podia estorbarlo, guar
dando todos los pasos del Maule desde su nacimiento asta su emboca
dura, í mucho ménos los varios puertos i caletas a qe podian arribar
botes procedentes de Valparaiso. En vista de todo esto, se acordó uná
nimente abandonar las provincias de Concepcion, pasar el Maule í vo
lar en auxilio de la capital, de donde solo podian esperarse recursos pa
ra resistir al enemigo. Para ocultarle esta marcha se acordó tambien
mandar a Chillan de parlamentario al capitan don Benancio Escanilla,
bajo el pretesto de reconvenír por el cruel tratamiento qe se daba a los
prisioneros. Se dió la órden de marcha para el dia siguiente, i se efec
tuó ácia Changaral-movimiento qe conocido por los realistas, fué lue
go imitado. Ambas fuerzas corrían paralelas a pasar el Maule, cre
yendo qe la suerte del pais se decidiría a favor del qe lo ejecutase
primero.
,

‘ CAPITULO X.

Sale de Santiago una division el mundo del teniente coronel don Manuel
Blanco-Es derrotado en Cnncha-rayada-Puan el Maule los dos ejérci
tos-Accion de los tres Montes-Campamento de Qechereguas-¡Toma
de Concepcion.

Qeia en otra parte indicado, qe el nuevo Gobierno o Director Supre


mo, contrajo su primera atencion a organizar en la capital algunas fuer
zas, ilo izo con tanta actividad íempeño, qe ántes de qince dias pudo
poner en campaña una division compuesta de 670 infantes, otros tantos
milicianos de caballería i seis piezas de artillería con 70 sirvientes. Con
fió el mando de ella al teniente coronel don Manuel Blanco Encalada.
Si el onor, marcialidadi entusiasmo de este oficial prometian resultados
gloriosos, los elementos qe entraron en la Composicion de esta fuerza:
inspiraban poca confianza a los conocedores. La tropa i oficiales en su
mayor parte eran reclutas, i los veteranos qe se abian encontrado en
Santiago, eran desertores o licenciados del ejército, calidades qe no los
recomendaban, o qe servirian mas bien para introducir el desórdení
desaliento. Esta division salia tambien al campo sin com binacion alguna
con las del sur, sin conocimiento de las últimas ocurrencias i movi
mientos, ipor consiguiente iba a obrar con absoluta independencia, i a
——2l6—
verse espuesta a ser atacada por un enemigo activo, a qien se abia
dejado medios de movilidad de qe nosotros carecimos siempre. «Es co
sa dolorosa, Exmo. Señor, (decia el Jeneral Mackena al gobierno en su
oficio de 27 de febrero) qe siendo los enemigos solo dueños de un rincon
del reino, tengan caballos sobrantes para sus divisiones, i qe ésta se
alle enteramente a pié.....sin caballos todos nuestros esfuerzos serán
inútiles, i así suplico, a V. E. por lo mas sagrado, qe se remitan caba
llos con la posible brevedad.»
Poseedor, pues, el enemigo de esta inapreciable ventaja, í sabedor de
la marcha de Blanco, por las comunicaciones qe mantenía con vecinos
traidores dela capital, despachó con toda dilijencia las guerrrillas de
Calvo i Lantaño para qe auxiliasen a Talca en su defensa, o tomasen la
ofensiva si lo aconsejaban las circunstancias. Estos intrépidos guerrille
ros avanzaron asta la acienda de Qechereguas, donde'encontraron nues
tra fuerza, i despacharon un parlamentario con un cartel de desafio en
forma, pidiendo ora i campo para el combate. Blanco aceptó el desafio,
señaló el mismo campo en qe se allaba i la misma ora, formando inme
diatamente su línea i manteniéndose así todo el resto del dia'26 de
marzo. Con tan ridicula estratajema lograron reconocer nuestra fuerza,
l retirarse salvos. Esa noche llegaron de la capital cien dragones, i el 27
continuó la marcha; pero en Pilarco se recibió oficio del jeneral del ejér
cito, avisando su aproximacion al Maule i previniendo al comandante de
esta division, qe no aventurase accion alguna i procurase solo distraer
al enemigo, para qe no incomodase en el paso del rio. En esta virtud
Blanco determinó replegarse sobre Qechereguas, pero sus oficiales i un
clérigo qe se decia conocedor de posiciones militares, le dieron falsos
datos, í le arrastraron ácia Talca (k), cuyos arrabales se ocuparon el
29 por la mañana. Echa intimacion a la plaza principió el ataqe con to
do d'enuedo: nuestra artillería a los pocos tiros desbarató una trinchera,
iel subteniente Palacios con 40 fusileros ocupó la iglesia de San Agus—
tin. En medio de la accion i cuando parecia mas próximo i seguro el
triunfo, se tuvo aviso de qe una partida enemiga como de 300 ombres
venia del sur en auxilio de los realistas. Temió Blanco verse entre dos
fuegos, i mandó tocar retirada, para formar su jente en campo abierto.
Las fuerzas de la plaza ilas qe venían de refuerzo se pusieron en movi
miento, i la accion jeneral se trabó mui pronto en Cancha—rayada. Algu
nos cobardes con una fuga precipitada introdujeron la confusion, i la

(k) Parte del teniente coronel Blnnco- Monitor Araucano núm. 32,
Tom. 2.°
>

-217-
derrota fué inevitable. Nada pudo el valor del comandante Blanco,, de
los oficiales Picarte, Diaz, Allende, etc. en 45 minutos estaba en‘ poder
del enemigo toda la artillería, las municiones, la caja militar i mas'de‘
trescientos prisioneros. Al dia siguiente los fujitívos llegaron a la capi—'
tal, distante 80 leguas, i llenaron de pavor a los vecinosi al Go
bierno.
Ese mismo dia el jeneral O’Higgins abia acampado en Perqilauqen,
teniendoa Gainza a tres leguas de distancia. Esta lenta marcha era cau
cada por lamu‘ltitud de ganados mayoresi menores qe se arreaban, por
qe como no se pensaba volver a aqellos lugares, no se qeria dejar a
los realistas medios de subsistencia, privando tambien de ellos a los in
felices vecinos. Las estorsiones eran orribles. '
El 4 '° de abril acampó en la ribera derecha del Achibueboi el ene
migo dos leguas al oriente cerca de Linares. Se c'elebrá una junta de
guerra para acordar las providencias mas convehiehtes, en circunstancias
tan apuradas, i se resolvió sorprender a los realistas en esá'madrugada.
Al efecto se dió la órden de marcha, laqe fué demorada, porqe el oficial
Vega, encargado del parqe, lo movía con mucha lentitud; En estos
momentos, no se puede asegurar si por traiéion opo,r descuido, se
incendiaron algunas municiones, lo qe puso todo el ,campo en la
mayor confusion. Ella proporcionó a varios prisioneros escaparse, entre
ellos el sarjento Benavides, aqel ombre funesto qe despues derramó
tanta sangreí vertió la suya en el patibulo. Este dió aviso a Gain
za de lo ocurrido, i qedó frustrado el mejor plan qe podia aconsejar
una situacion angustiada. ‘ '
Se interceptó un oficio del Jeneral realista a Elorreaga, en qe le
mandaba reunirsele inmediatamente para acabar con nuestro ejército
de un solo golpe. Le comunicaba tambien qe Qintanilla prometía apo
derarse de Conc‘epcion, i qe segun las órdenes qe abia despachado,
mui luego tendría efecto.
El tres por la mañana alcanzamos a los llanos de Arqen, í nuestras
partidas esploradoras dieron aviso de qe el enemigo se movía sobre
nosotros. Nos preparamos para recibirlo, pero como sus movimientos
fuesen eqívocos, continuamos marchando con todo órden i precaucion.
A medio dia llegamos al Maule cerca del vado llamado de los Alarcones
o del Fuerte. Observamos qe la parte opuesta era guardada por dos
cañones i algunos fusileros de la guarnicion de Talca. Nuestras guerri
llas intentaron pasar el rio, pero fueron rechazadas. El Jeneral O’Higgins
llamó a los jefes para tomar consejo: el coronel Balcarce fué de dictámen
qe se forzase el paso; pero los otros se opusieron creyendo segura
28
-—2l8—
nuestra ruina, teniendo el grueso del ejército enemigo tan próximo;
Efectivamente en el instante se presentó a nuestra vista, i se formó en
una línea mucho mas estensa qe la nuestra: las guerrillas cambiaron
algunos tiros, í luego mudaron de posiciones pasando a colocarse a
nuestra izqierda. La division de Makena marchó a la parte de arriba, i
dejando nuestro campo con algunas tiendasi fogones, le seguimos con
direccion al vado de las Cruces, miéntras qe Gainza se dirijía rio abajo
ácia el de Bobadilla. Ambos Jenerales qerian atravesar este caudaloso
rio sin qe se les disputase el paso i creían adjudicado el triunfo a1
primero qe lo efectuase.
El sarjento mayor don Enriqe Campino con 50 granaderos montados
‘a la grupa de otros tantos milicianos fue el primero qe atravesó el rio
i protejió el paso de todo el ejército, qe se efectuó en toda esa nochei
parte del dia siguiente. Dos dias permanecimos en aqel punto ie! 6
acampamos en los Tres—Montes, o sitio de Guajardo. El 7 estaba almor
zando nuestra tropa cuando se tuvo noticia de partidas enemigas qe se
abian apoderado de algunas mulas i caballos. Salió el comandante Bena
vente con su cuerpo, iluego le siguieron los dragones de la frontera,
50 granaderosi2 cañones. El enemigo cargó sobre estas fuerzas con
el mayor arrojo, llegando a colocarse a tiro de pistola, pero abiéndosele
recibido con igual ardor i viendo qe el grueso del ejército se aproximaba,
emprendió su retirada precipitadamente. Tuvimos tres ¡úsares muertos
i once eridos. Por un oficial qe icimos prisionero, se supo el desórden
i confusion con qe Gainza abia pasado el rio en Bobadilla, i qe si se
ubiera avistado una guerrilla nuestra, se abría abandonado toda la artí
lleria; pero no estábamos nosotros para tales empresas, cuando
efectuábamos el paso con iguales, si no mayores dificultades.
Continuamos nuestra marcha ácia Rio—Claro; siempre con el objeto
de interponernos entre la capital i el enemigo; pero éste qe conocia la
importancia de este paso, se abia adelantado i tenía una division en las
casas de Parga, i otra como diez cuadras mas abajo, con un cañon,
guardando el camino por donde precisamente debiamos pasar. Sobre la
alta barranca del rio se situó ventajosamente nuestra artillería, ibajo
sus fuegos dirijidos con todo acierto por el teniente don J. M. Borgoño
lo atravesó la caballería de Benavente, obligando al enemigo a retirarse
í dejar libre el paso para todo el ejército, qe a las 4i media de esa tarde
sentó sus reales en las casas de la acienda de Qechereguas. Esa noche
se celebró junta de guerra i se discutió acaloradamente sobre continuar
la retirada ácia la capital, siendo esta la opinion del coronel Balcarce:
. . , . . . . l .
nada se rosolvio por entonces, i despues vino ‘a decidir la cuestion la‘
—219 —
presencia delos realistas, dándome apénas tiempo para improvisar
unas trincheras con lios de charqi, tercios de cebo i otros artículos qe se
encontraron a lamano. Todo el dia se estuviron cañoneando los ejércitos
sin ningun resultado, í a la noche nos llegó de Curicó un convoi i la
noticia del refuerzo qe venia a las órdenes del coronel don Santiago
de las Carreras. insistía Balcarce en la opinion de continuar la retirada,
i un oficial chileno, cuyo nombre desgraciadamente no encuentro en el
documento qe tengo a la vista, probó con tantas razones los inconve
nientes ila ruina inevitable qe nos aguardaba en el paso del caudaloso
Lontué, qe qedó definitivamente resuelta la permanencia en aqel punto
El dia 9 repitió Gainza el ataqe con igual suceso; pero a la tarde ade
lantamos algunas piezas í como sus acertados tiros causasen algun mal
en la caballería, le obligaron a retirarse fuera de su alcance. El 40 contra1
marchó ácia Talca.
Disgustado el coronel Balcarce por el poco aprecio qe merecian sus
opiniones, i por algunos otros acontecimientos qe el Jeneral O’Higgins
comunicó al Gobieno en oficio de este '_dia, pidió su pasaporte para
Santiago, dejando al mayor Las—Heras al cargo de la fuerza auxiliar.
El coronel Makena salió tambien para la capital a conferenciar con el
Supremo Director sobre la situacion del ejército.
Frustrado enteramente el plan qe Gainza con tanto juicio abia con
cortado i seguido con tanto ainco, i viendo qeO'l—Iiggins se allaba situado
ventajosamentei en aptitud de recibir poderosos auxilios de la provincia
mas rica iqe ménos abia sufrido las consecuencias de laguerra, deter
minó dejar aTalca, repasar el Maule, i establecer en él su línea de de
fensa; pero cuando venciendo mil dificultades se aprestaba para
emprender su movimiento, recibió la noticia de aber caido en su poder
la ciudad de la Concepcion i el puerto de Talcauano, de estar fondeados en
él la corveta Sebastianai bergantin Potrillo, de no qedar un solo punto
de aqella provincia por los patriotas, ide venir en su auxilio todas las
fuerzas qe tenia diseminadas.
Cuando el Jeneral O’Higgins desamparó a Concepcion, sabia la toma
de Talca, veía la necesidad de pasar el Maule para asegurar a la capital;
i con todo ocultó estas circunstancias. Dejó aqella ciudad guarnecida con
cerca de doscientos ombres, casi todos enfermos, i para infundir con '
fianza en los vecinos i conciliar los ánimos divididos a causa de la
deposicion del Jeneral Carrera, nombró una junta de gobierno compues—
ta de los tenientes coroneles don Santiago Fernandez, don Juan de Luna
¡ don Diego J. Benavente. Por toda instruccion les mandó qe procura
' sen víveres i municiones para auxiliarle, í qe sostuviesen la plazaa
— 220-
todo trance asta qe llegascn las fuerzas qe él enviaria para protejerlos,
Trabajó esta junta con todo empeño para llenar las órdenes del Jene
ral. Envió un convoi con la competente escolta, qe ¿’alcanzó al ejército
cuando iba en marcha para Maule, i no fué devuelta, para ocultar me
jor el movimiento. Trascurrió un mes entero sin qe se recibiése un ofi
cio, ounanoticia del ejército, permaneciendo casi siempre sitiada la
ciudad por partidas volantes, por la de Qintani‘Ila qe ocupaba a San
Pedro, i por los buqes qe de Arauco se abian venido a cruzar sobre Tal
cauano. La peqeña guarnicion acia un servicio activo, iles vecinos pa
triotas que tenían caballos patrullaban de noche sobre las avenidas
principales. Las bocas calles qe daban entradaa la plaza, se abian cor
tado con trincheras guardadas por cañones qe se abian montado del
mejor modo posible. Todo estaba preparado para resistir a un ‘golpe
de mano, pues un ataqe en forma no podia esperarse, creyendo al ejér
cito a veinte leguas de distancia, i al enemigo bastante ocupado en re
sistirle. iCuan diversa es la realidad!
Antes de amanecer el dia M de abril, recibió la junta de gobierno
a noticia de qe una division enemiga abia acampado en la chacra de
ilas monjas,i se destinó una partida de 20 fusileros montados a las ór
denes del teniente de granaderos .don Juan Manuel Correa para qe fue—
.sea acer el reconocimiento; .la que encontrando las primeras avanza
das cerca de Palomares se comprometió en un peqeño combate. Cinco
soldados se pasaron al enemigo, lo qe obligó a Correa a ponerse en
‘retirada asta el Agua-negra, donde encontró a Benavente con una pieza
.volante de artillería i 40 fusileros. Luego se ‘avistó la fuerza enemiga en
número mui considerable, i la nuestra se replegó sobre la plaza. El
ataqe era combinado con las fuerzas de San Pedro i Here, i todas ellas
traian una marcha simultánea. Así fué qe casi a un tiempo cubrieron
las alturas de Chepe, Puntilla i Caracol, estableciendo su cuartel je
neral en las casas de Lucares. El 42 icieron repetidas entradas por di
versas calles, i en todas fueron rechazados, no atreviéndose a presen
tarse por aqellas qe miraban ala plaza iestaban guardadas por los ca
ñones. La noche se pasó en continua alarma, amagando el enemigo por
todas partes con el intento de incomodar a la guarnición, acer consu
mir municiones qe escaseaban mucho, irobar algunas casas. En la
madrugada del 43 icimos una salida por el costado de la laguna de Ga
bilan, para dar agua a la poca caballería qe teníamos; pero el enemigo
cargó con tanto arrojo qe no logramos el objeto, tuvimos tres muertos,
un erido, prisionero el cadete don Francisco del Rio i dos soldados, l
perdimos tambien algunos caballos. No fuimos mas felices en otra salida
—221—
qe icimos despues por la parte del Bio—bio, en la qe nos irieron grave
mente al oficial de infantes de la Patria don Ramon Gil i tuvimos tam
bien tres muertos. Se .circunseribió la defensa al estrecho cuadro de la
plaza, i el enemigo emprendió el ataqe por dentro de las casas, las qe de
paso eran entregadas al saqeo para satisfacer la rapacidad del enjambre
(le uazos qe abian arrastrado de toda la campaña. A medio dia llega
ron a apoderarse de la casa delos Benaventes qe linda con el palacio,
i se trabó la pelea encima de los tejados. Por otro punto tenían la ca
sa de los Novoas, qe comunica con la recoba por medio de una ventana,
íen ella se estableció tambien la lucha. En estas circunstancias, i se
gun se dijo, por los ruegos de la señora de don Pablo Hurtado, despa
chó el comandante realista don Matías de la Fuente, un parlamentario
intimando rendicion i ofreciendo una capitulacion onrrosa. Fué necesa—
rio aceptaría, pues la plaza no podia sostenerse dos eras, las fuerzas
qe la atacaban eran diez veces mayores qe las qe la defendian, i el
ejército patriota se hallaba a cien leguas de distancia. El resto de ese
dia se gastó en concertar la capitulacion, qedando por último conve
nido en qe a la mañana siguiente la guarnícion rendiria las armas en
la plaza, saldría de ella con tambor batiente i no volvería a servir con
tra el reí; qe los vecinos no serian incomodados por sus opiniones, i
qe el cumplimiento del pacto era garantido por todo el onor de la na
cion española. En esta virtud se rindieron 430 fusileros, 60 lanceros
de los Andes con sus respectivos oficialesi doce vecinos qe abian qe
dado en el cuadro. El onor de la ríacion española, representada por los
realistas de América, fué siempre la garantía mas ineficaz, por no decir
atroz. Así es qe el mismo dia los defensores de Concepcion fueron de
clarados reos de estado, iencerrados en estrechos calabozos o lugareS
abilitados al efecto, como el De profundis del convento de la Merced,
miéntras se preparaba la nueva iglesia de la catedral para depósito je
neral, en qe entraron ombres de todas clases, ancianos de 80 años, i
niños de45. El ayudante de plaza Manterola, qe por su ardiente pa
triotismo i carácter osadoi bullicioso, se abia granjeado el ódio del par
tido realista fué castigado con bofetadas i palos; i tendido en el suelo
con las manos amarradas iuna mordaza en la boca, permaneció mu
chas eras, para ludibrio del soldado. Los oficiales don José Santiago Go
mez, don Juan José Qijadai don Santiago Flores curaron sus eridas en
la prision; pero don Ramon Gil murió en ella iel valiente don Juan
Manuel Vidaurre sucumbió ántes de entrar. Los demas fuimos tratados
con el mayor rigor: por muchos dias fué mi colchon un pellejo de car
nero, mi almoada un ladrillo i mi cobija un pedazo de capote, i con to
--222 —
do no era de los peor parados. Las mujeres qe qedaron en las casas,
con mil apuros podian proporcionarnos el diario sustento i al introdu
cirlo era defalcado por la guardia. Esta era mui numerosa, i constante.
mente tenia abocados a la única puerta qe se abia dejado, dos cañones
cargados a metralla, la mecha encendida,i la órden de disparar sobre no—
sotros al menor movimiento qe íciésemos.-La desierta isla de la Qiri
ríqina fué tambien convertida en depósito de prisioneros. Se nombró
una juntapara instruir los procesos, pues, todos éramos considerados
reos de lesa Majestad. Se aguardaba solo la conclusion de ellos, para
imponer las mas severas penas a algunos oficiales, así en Concepcion
como en Chillan, i para remitir otros a las Casas—matas del Callao. To
dos sufríamos con serena fortaleza el rigor de nuestro destino, i los ín
sultos de oficiales improvisados, o de partidarios tríunfantes en una
guerra civil, i en qienes ni la educacion ni los sentimientos de onor mi
tigaban el acaloramiento de las pasiones.
CAPITULO XI.

Llega a Chile Mr. James Hillyar, encargado por el virei para proponer un
convenio-Acuerdo celebrado por el Directori Senado——Se nombran ple
nipotenciarros-Tratados de Lircai-El ejército realista se retira a Chillan
i el de la Patria ocupan Talca-Se pone en libertad a los prisioneros-Los
tratados son mal recibidos por unoi otro bando.

__

La situacion del Jeneral realista era la mas «embarazoea, desde qe


« con tan poca prevision abia ido a poner en Talca sus cuarteles de
« invierno: cuando veía ya entrada la mala estacion, i cuando conocia
« los pocos progresos qe podian acer sus armas en el tiempo de las co
« piosas lluvias sobre caminos interceptados por caudalosos rios, i en
« puntos qe carecian de ospitales para el auxilio de sus enfermos i
« eridos (l);» miéntras por otra parte el ejército de la Patria se encontra
ha segun la esposicion del Director Supremo, con «dos mil veintidos
« fusileros, veinte cañones de todos calibres, una brillante caballería ia
« mas la 3 .—'* division, al mando del valiente iesperimentado don Santia
« go Carrera; la qe se componia de los infantes ivoluntarios de la Patria,
« infantería i artillería de Valparaiso, civicos de Aconcagua iQillota, qe

(l) Torrente tomo 2. ° páj. 44.


-—e24__
» llevaban una fuerza de mas de 700 fusileros, un tren qeiba marchando
« de 8 piezas de artillería con su correspondiente servicio de municiones
« ítropas, los destacamentos de los rejimientos de caballería de la capi
« tal, número 4 i2 de Maipo i Rancagua, de Aconcagua i los Andes mas
« de 4500 caballos, abundantes caudales, víveresi municiones. Tales
« recursos (valiéndome de las palabras del mismo Director) unidos al
« entusiasmo i firmeza de los pueblos, a la justicia de nuestra cansa
« i a la segura proteccion del Dios de los ejércitos, eran suficientes para
r qe contásemos con una completa victoria (m). No era probable qe
« nos viésemos jamas ménos espuestos, ni con mejores esperanzas de un
« triunfo.» Sin embargo, cuando era tal la situacion de los ejércitos
velijerantes, i cuando concurrian tantas probabilidades a nuestro favor,
fué justamente cuando comenzaron a oirse pláticas de paz. E aqi
su orljen. '
En los primeros dias de abril ancló en el puerto de Valparaiso
procedente del Callao la fragata de S. M. B. Phaebe, mandada por el
comodoro Mr. James Hillyar. Este caballero se anunció al gobierno como
encargado por el virei del Perú para proponer algun convenio qe iciese
cesar la guerra, i se ofreció como mediador para fin tan noble. Ignoro
si traia algunas comunicaciones o credenciales qe acreditasen ese
carácter ante nuestro Gobierno, pues nunca se publicaron; pero si e
visto el oficio qe el vireí,dirijió al Jeneral Gainza con fecha M de enero
de 48M, en qe le dice qe el señor Hillyar «por pura bondad de su cora
« zon amante de la umanidad, le a ofrecido practicar con la Junta de
« Chile los oficios mas eficaces para reduoírla a entrar en una composi
« cion justa, razonable i decorosa, qe concilio los intereses del reino con
« los de Fernando ‘7.° inacion española, de qe es i no puede dejar de ser
« parte.. . . . . No ai ocasion (añadia el virei) mas nobleí digna de
« corazon sensible de un jefe dispuesto a perdonar el cstmvio t’ agresion
« de sus súbditos, qe cuando se ve 'preponderante, qe es justamente el
« caso en qe me alle» i en esta intelijencia ordenaba qe caminase Gain
za de acuerdo con Hillyar.
Abiendo pasado a la capital el comodoroisiendo recibido‘, por el
' Director con la mayor benevolencia como un mensajero de pazi un
mediador representante de la gran nacion inglesa, pues se avanzó asta
asumir tal carácter, se inició una negociacion con el, le pidieron las
proposiciones qe por su parte se acian i se convocó al Senado para dis

(m) Memoria sobre el estado de la guerra i la necesidad de concluirla-


Santiago abril 5 de 1814.
—225—
‘cutirlas. Segun carta de Makena a O’Higgins, qe tengo a lavista
parecieron inadmisibles; pero dice qe se mostraba dócil para correjirlas
o enmendarlas, i en efecto con su allanamiento celebró el Gobiernoi el
Senado el siguiente acuerdo.
«Por la prision de Fernando 7.° qedaron los pueblos sin reí i en
libertad de elejir un gobierno digno de su confianza, como lo icieron las
provincias españolas, avisando a las de ultramar qe iciesen lo mismo a
su ejemplo.»
«Chile deseoso de conservarse para su lejítimo rei, i uir de ‘un gobierno
qe lo entregase a los franceses, elijió una Junta Gubernativa compuesta
=de sujetos beneméritos. Esta fué aprobada por la rejencia de Cádiz, a
qien se remitieron las actas de su instalacion: siendo ella interina mién
tras se formaba un Congreso jeneral de estas provincias, qe acordase
i resolviese el plan de administracion conveniente en las actuales cir
cunstancias. Se reunió efectivamente el Congreso de sus diputados,
qienes en su apertura juraron fidelidad a su reí Fernando 7 .°, mandando
a. su nombre cuantas órdenes itítulos expidieron, sin qe jamas intenta
sen ser independientes del reí de España libre, ni faltar al juramento de
fidelidad.»
Asta el 45 de nobiembre de 844 qedó todo en aqel estado, i entón
ces fué cuando por fines e intereses particulares i con la seduccion de
la mayor parte de los europeos del reino, fué violentamente disuelto el
Congreso por la familia de los Carreras, qe echos dueños de las armas i
de todos los recursos, dictaron leyes i órdenes subversivas de aqel
instituto, sin qe ni las autoridades, ni el pueblo, ni la prensa pudiesen
esplicar los verdaderos sentimientos de los ombres de bien, ni opinar
con libertad.»
«Así es como durante el tiempo de aqel despotismo se alteraron todos
los planes, i se indicó con signos alusivos una INDEPENDENCIA qe no
pudieron proclamar solemnemente por no estar seguros de la voluntad
jeneral. Sin duda aqella anarqia i pasos inconsiderados movieron el
ánimo del virei de Lima a conducir a estos paises la guerra desoladora,
confundiéndose así los verdaderosderechos del pueblo, con el desórden
i la inconsideracion. Atacado el pueblo indistintamente por esto, le fué
preciso ponerse en defensa, i conociendo qe la causa fundamental de la
guerra eran aqellos opresores, empleó todos sus conatos en separarlos
del mando, valiéndose de las mismas armas qe empuñábamos para
defendernos de la agresion exterior.
«Puesto así el Gobierno en libertad ideseando elejir un Gobierno
análogo a las ideas jenerales,de la monarqia, confió la autoridad a un
29
Gobernador, llamándole Supremo por aber recaido en él la omnimoda
facultad qe tuvo la primera Junta Cubernativa instalada en 48 de setiem
bre de 4840; ise propone aora restituir todas las cosas al estadoi
órden qe tenían el 2 de diciembre de 4844 cuando se disolvió el
Congreso.»
«Por tanto, aunqe no; allamos con un pié mui respetable de fuerza,
qe tiene al reino en el mejor estado de seguridad, qe diariamente se
aumenta i aleja todo recelo, convíniendo con las ideas del virei por
la mediacion e influjo del señor comodoro Mr. James Hillyar i para evitar
los errores de una guerra, qe a dimanado de aberse confundido los
verdaderos derechos e ideas sanas, con los abusos de los opresores,
propone Chile lo siguiente.»
4.° «Qe supuesta la restitucion de las facultades i poder del Gobier
no al estado qe tuvo cuando fué aprobado por la rejencia, debe suspenn
darsetoda ostilidgd, i retirarse las tropas agresores, dejando al reino e
libre uso de sus derechos, para qe remita diputados a tratar con e
Supremo Gobierno de España el modo de conciliar las actuales dife
rencias.» ,
2.° «No se variará el poder ifacultades del Gobierno de la manera
qe fué aprobado por la rejencia, esperando el reino el resultado de la
diputacion qe a de enviar a España.»
3.° «Se darán todos los auxilios qe estén al alcance del reino, para
el sosten de la Peninsuía.»
4.° «Se abrirán los puertos a todos los dominios españoles, para qe
continúen las relaciones mercantiles mútuamente.»
5.° «Se ofrece alseñor comodoro Mr. James Iiillyar, mediador de
las diferencias entre el señor virei de Lima i este Gobierno, una garantía
suficiente para el cumplimiento de esta transaccion.»
6.° «Siendo notorio tanto en Chile como en Lima, el eficaz
deseo del señor comodoro i comandante de la Phaebe, de terminar las
diferencias pendientes en dos Estados unidos por naturalezai relijion,
aceptamos su laudable mediacion entre ámbos Gobiernos, i ofrecemos
garantir los tratados qe por ella se agan, con la seguridad qe esté en
nuestra facultad, i siendo esto conforme substancialmente con los sen
timientos qe en conversaciones particulares a manifestado el señor virei
al señor Hillyar, a excepcion de qedar sujetos a guarnicion estraña, nos
ofrecemos tambien a reponer esta falta de garantía con reenes eqivalen
tes. Por tanto espera Chile no se ponga el menor embarazo en la salida
de las tropas de Lima; en cuya negativa nunca podrá convenir esto
reino, así para acer una eleccion libre de sus diputados, como para
—-— 227 —
evitar una anarqia, i las discusiones interiores qe probablemente se
orijinarian, qedando alguna fuerza esterior; i sobre todo porqe garantidas
las proposiciones de unmodo seguro, es inútil, i podría ser mui perjudi
cial mantener en el reino aqella fuerza.»
7.° «Qedarán olvidadas las causas qe asta aqi ayan dado los vecinos
de las Provincias del reido, comprometidos por las armas, con motivo
de la presente guerra.»
8.°«ElGobicrno deja a discrecioni voluntad de los Jenerales de nues
tro Ejército Restaurador, acordar i determinar el punto o situacion en qe
an de discutirse i decidirse los tratados i demas ocurrencias de qe no se
aya echo mérito, itambien el qe personen la discusion, oen su lugar nom
bren plenipotenciario qe desempeñe a satisfaccion tan importante encar
go: i para este nombramiento se autorizan en bastante forma.»
«Convenidos los Jenerales de ámbos ejércitos en los antecedentes
artículos, sin variacion sustancial, volveri’1n a este Gobierno para su
ratificacion qe se ará en el término qe acordasen.»
Santiago, abril 49 de 484 Á——F7‘ancisco de la Lastra—Dr. José'zíntonia
Ezrázuríz—0amilo Enriqez-Dr. Gabriel José de Tocomal——Francisco
Ifdmon de Vicuña —Dr. Juan José de Echeverría, secretario.
Confieso qe a sufrido mucho mi nacionalidad al insertar este docu
mente qe e copiado literalmente de su orijinal, i qe no me encuentro
con la calma necesaria para desenvolver su carácter i consecuencias.
Agalo el lector. Solo le índicaré qe en él verá probado, qe el Jeneral
Carrera fué el primer campeon de la libertad, como lo asentó en otra
parte. Tambien debo advertir, qe no era falta de patriotismo en el
Director Lastra la qe le impelió a estos tratados, sino qe mandaba bajo
la influencia de un partido poderoso. En carta particular escrita al
Jeneral,0’iliggins le decia. «Esto no es para ombres ‘de bien i de onor,
sino para granjearse el descréditoi perder su reputacion. Ambicionen
enorabuena este lugar de disgustos isinsabores, qe yo lastimaré siempre
al infeliz qe por comprometimiento ocupe su asiento.» I en el oficio de
instruciones qe leda para los tratados, le dice-«V. E. como testigo
ocular i por mil otros motivos, sabrá bien sí., . . . . . . si le aprove
chará (al enemigo) la suspension, i si separado algun tiempo, podrá
reacersc i regresar con doblesi mejores tropas; si las nuestras están oí
en estado de atacar con ventaja, acabar con aqellas í entorpecer o di
ficultar qe venga otro repuesto capaz de ac ernos sucumbir despues de
victoriosos. . . . . . V. E. es uno de los mas comprometidos: V. E. el
qe con sus acertadas disposiciones debe reanimar nuestra agonizante es
,peranza.r
—2'28 —
Los coroneles O’Higgins i Makena ascendidos a brigadieres, ’fuerorr
nombrados plenipotenciarios para tratar con Gainza, i el Dr. don Jai
me Zudañez su consultor. El comodoro Hillyar se trasladó al ejército i
el ‘26 de abril recibió un oficio de los plenipotenciarios en qe le pedian
pasase a Talca a presentar las proposiciones i a acordar el lugar i tiem—
po para las conferencias. Al dia siguiente lo contestó, diciendo qe Gain
za desechaba las propuestas como contrarias alas instrucciones qe te
nia del virei; pero qe estaba animado de los mejores deseos para con
cluir la guerra: qe se allanaba a concurrir el otro dia al lugar interme
dio entre los dos ejércitos con solo la escolta de un oficial i 25 solda
dos; iqe él (Hillyar) garantía la buena fé de ámbas partes. En esta vir—
tud, el 28 se movió nuestro ejército de Qechereguas a Pilarco, distante
de Talca 5 leguas; i el 29 comenzó la negociacion cambiando algunas
netas qe seria cansado estractar, i en las qe los negociadores repre
sentaban diversos papeles, principalmente Gainza, qe ya se manifesta—
ba demasiado franco, ya delicadoiqisqilloso, ya sorprendido por Zu
dañez qe qeria abusar de su sencillez por verle sin un letrado qe le acon
sejase, aunqe tenia a su lado al auditor don J’osé Antonio Rodriguez
Aldea. Por fin el 3 de mayo, en las orillas del rio Lircai, distante dos
leguas de ámbos cuarteles jeneralés, se firmaron los tratados definiti
vos, bajo las bases espresadas en el acuerdo del Senado, dándoles solo
mayor desenvolvimiento iaqellas condiciones necesarias para su cum
plimiento, como lijar 30 eras para“la evacuacion de Talca i un mas pa
ra la de la provincia de Concepccion-señalar compensaciones, i devo
lucion de armas, ofrecer reenes, etc. En el art. 3.° se estipulaba la in
mediata restitucion de los prisioneros, sin emcepcion alguna, la cance
lacion de las causas a ellos seguidas, i se recomienda reciprocamente el
mas relijioso cumplimiento de este articulo. Sin embargo, en artículos
secretos fueron excluidos los Carreras, los qe debian ser embarcados
en Talcauano i remitidosa las Casas—matas del Callao; lo qe parti
cipó 0Higgins al Gobierno pidiéndole su aprobacion en oficio del mis
mo dia,3.
Estos tratados fueron solemnemente ratificados en Santiago el dia
5 por el Director i Senado, con solo la variacion del artículo M, resis
tiendo dar en reenes a O’Higgins como persona qe por su sagacidad,
i mas circunstancias abia destruido la, pertnrbacion interior, i repuesto
el reino ensu anteriortranqilidad, i cuya ausencia podía esponerlo de
nuevo (n). Gainza por su parte se resistió tambien a dar a los coroneles
Pinuer i Montoya, qe eran veteranos i pertenecian al ejércifo invasor,
i dió a escojer entre Lantaño, Olate, Diaz, qe eran guerrilleros i chile

(n) Monitor Araucano núm. 42 de 10 de moyo de 1814.


—-2'29—
nos. O’Higgins con fecha 7 contestó, qe se entrega a su buena fé' i deja
a su arbitrio la eleccion.
En otra carta del 9 se qeja Gainza del abandono en qe le van dejan
de desde el dio en qe anunció su retirada, i O’Higgins inmediatamente
manda a un oficial Silva, o Allende con 300 ombres desarmados, 300
mulas i 60 yuntas de bueyes, para qe le auxilien en el paso del rio
Maule.
En Concepcion i Chillan se pusieron en libertad mas de 500 prisione
ros, como 40 oficiales, ivarios vecinos qe se allaban presos como reos
de estado. Solo se escluyeron a los dos ermanos Carreras; pero un oficial
italiano consiguió qe les qitasen los grillos, ise les diese licencia para
acer una visita ala familia del Intendente La Fuente, qe los abia servido
en la prision. En una ora consiguieron levantar un préstamo de 500 pe
sos, ya entre oficiales realistas, como de don Juan de Dios Campillo 50
pesos, ya entre patriotas como de Contreras 200. Con estas cantidades
auxiliaron a los infelices soldados, i ellos, qe ya sabian por el Goberna
dor Urrejola el destino qe les estaba reservado, se escaparon la noche
siguiente a una acienda de Benavente para de allí pasar a Talca por ca
minos estraviados. El 44 despues de oraciones se presentaron al Jeneral
O’Higgins, qe ya sabia su fuga por el aviso qe le abia dado Gainza ofi
cialmente desde las Trancas, ipor laesqelaconfidencial en qele decia
«E sentido infinito este incidente desagradable. Pero ¿a dónde irán qe
« no se los eche mano‘? A buena jente se iban con palabras de onor (0).»
Sin embargo qedó notablemente sorprendido, les mostró finjida amis
tad, i les obligó a alojarse en su misma casa para poderlos vijiar mejor.
En los cuarteles se tomaron varias providencias de seguridad, pues se
temia siempre el influjo de estos antiguos jefes. En la mañana siguiente
los visitó el Mayor Jeneral, i les advirtió qe no saliesen e la calle porqe
sus enemigos estaban alarmados. Despues lo izo el mismo O’Higgins di
rijiéndose a don José Miguel en estos términos-«Deba yo a V. amigo
mio, entre tantos favores como me a dispensado, el de no salir V. ni su
ermano a la calle. Los oficiales enemigos de VV. pueden cometer algun
atentado, porqe con su venida están medio locos.» Carrera le respondió:
«Amigo, no aré jamas favores qe me degraden. Si me mantengo ence—
rrado en casa de V., creerán con justicia qe tengo motivos para ocultan
me, i mis amigos estrañarán no verme. Si es indispensable sujetarme,
sea por la fuerza: en cuanto a los oficiales enemigos qe qieran ofender
nos, corren de nuestra cuanta. Yo tengo qe pedir a V. otro favor qe em

(o) Araucano nüm. 180. Documento 23.


—— 230 —
peñará eternamente mi gratitud, i en qe se interesa tambien el crédito
de Chile, i es qe pida a Gainza la causa qe se me a seguido en Chillan.»
O'Higgins le contestó qe lo aria; Al dia siguiente salieron para la acien
da de su padre situada en San Francisco del Monte, sin qe el Jeneral los
diese el menor auxilio, ni siqiera un par de,pístolas qe le pidieron pres
todas, i seguidos por el,alferez.de dragones don Atanasio Yañez, qe de
bia espiar sus pasos con disimulo.—Los prisioneros de Concepcion tn—
vieron órden de no poder juntarse en mas número qe tres, de andar de
noche por las calles con una linterna i de no poder ausentarse sin pasa
porte: los qe sin embargo, eran negados a todos los qe lo solicitaban,
Cuando Gainza llegó. a Chillan, descubrió qe enel ejército se trama—
ba una revolución para deponerlo, confiar el mando a. Sanchez, anular.
los tratados i romper las ostilidades. Se necesitó para desbaratarla toda
la astucia del auditor de guerra don José Antonio Rodriguez, i todo el
influjo de Urrejola i Elorreaga-Se celebraron juntas secretas i parciales
para iniciar a los oficiales en el misterio de los tratados, ise acordó au
mentar el ejército con reclutas echos silenciosamente en las plazas fronte—
rizas, recolectar caballos para ponerlos en potreros ocultos, i prepararse
para abrir la campaña luego qe llegasen los auxilios de Lima. Miéntras
tanto, aunqe en el nuestro eraígual el descontento i se manifestaba con
actos positivos de desobediencia i desprecio, , como poner ¡en la
cola, de los caballos la cucarda española, i en la cabeza de los
soldados gorras tricolores—‘con todo, no se pensaba en aumentar
iorganizar ,la ,fuer,za,’,en componer las armas, ni en apercibirse para
el caso ,de ser desaprobados los tratados: al contrario, seretiraron los
auxiliaresde Buenos—'Airps, elBntallon de Voluntarios i las milicias de
caballería,.i se dejó consumirel ejército en Talca. En la. captial se abla
ba i escribía contra el convenio, se qemaban bandos supremos en la
plaza,públíca i se tenían acaloradas discusiones asta en los estrados. La
crisis, era espantosa, i el ménos avisado precentía nuestra próxima rui
na, porqe era,bien notoria la mala fé de los realistas. El mismo Jeneral
O’Higgins participabado oficio. «A llegado a esta ciudad el licenciado
don Miguel Zañartu, iniañana entrará el cura don Isidro Pineda: por la
correspondencia qe estos señores an tenido con el Jeneral Gainza, iqe
acompaño en testimonio, qedará V. E. cierto asta la evidencia, qe los
recelos qe desde el principio tuvimos de la poca fé de dicho Jeneral, se
allan oí realizados, aprestesto futiles, ridiculos idespreciables; qeriendo
solo ganar tiempo para saber del virei de Lima, si a de dar cumplimien
te a los tratados, o si a de seguir en el propósito de la desolacion del reí
no, único objeto de estos tiranos ínsaciables de envidia de los virtuosos
—23l —
americanos.. . . . . . Con lo dicho solo, abría suficiente motivo para
qe V. E. inmediatamente iciese la formal declaracion de guerra; pero aun
ai mas, qe como aqel Jeneral a tenido siempre dobles intenciones, a
procurado en tiempo acer cuantas ostilidades le a dictado su tiranía en
perjuicio delos patriotas dela provincia qe ocupa. La casa de Mendi—
burn a sido obligada por este pirata a contribuir con diez mil pesos-la
de Benavente con cinco mil, i así sucesivamente . . . . .. «A principios
de julio un americano delNorte escribe desde el Callao a otro residenente
en Santiago, la salida del refuerzo i del nuevo Jeneral Ossorio, i a pesar
de tanta evidencia, las autoridades chilenas siguen su marcha de in
dolente apatía, o de resignada umillacion. Los mas exaltados patriotas
fraguaban diversas conspiraciones para deponer al Gobiernoi nombrar
otro qe proveyese a la comun defensa: en el mismo ejército se recojiau
firmas para dirijir peticiones. Faltaba solo un ombre de valor i prestijio
qe se pusiese al frente de la opinion, ípara muchos lo era solo don José
Miguel de Carrera.
CAPITULO XII.

Se muda el Gobierno Supremo en Santiago-El ejército desconoce al nue


vamente formado i se pone en marcha para destruirlo-Batalla de Maipo
entre las fuerzas Patriotas-Los realistas reforzados ia,l mando del Jeneral
Ossorio avanzan desde Chillan-Intima la rendicion-Se reunen los parti
dos ise reorganiza el ejército-Defensa de Rancagua-Emigracion a las
provincias arjentinas.

Aunqe el Supremo Gobierno aldestituir del mando a los Carreras,


les abia prometido la conservacion de sus empleos, sueldos i onores,
la seguridad de sus personas en cualqier punto de la república qe reci—
diesen ila justa consideracion debida a sus servicios-aunqe desde su
destitucion no abian podido cometer acto alguno criminal ni aun sospe
choso, por aber permanecido prisioneros del enemigo; aunqe, escapa
dos dela prision abian llegado a su acienda de campo, i lo abian comu
nicado al Director, diciendo qe no podian pre sentarse inmediatamente
en la capital por estar enfermos idesnudos; i aunqe S. E. con fecha 20
de mayo los abia contestado: « Me son mui sensibles los padecimientos
imalos ratos de VV. ien realidad an obligado mi consideracion, qe
ofrezco a VV. para todo aqello en qe no se comprometa la autoridad
qe ejerzo »-Sin embargo don Juan José abia sido desterrado para fue—
ra del pais, i se despacharon partidas de tropa para apoderarse de los
-—233—
otros dos ermanos. Estos lo supieron en tiempo í precavieron su prision
escondiéndose en los bosqes; pero ya fuese por el profundo sentimiento
qe debia causarles semejante persecucion itan ingrato desconocimiento
de los servicios prestados a la Patria, ya por temor de ser entregados a
los realistas en virtud de los artículos secretos del tratado de Lircai,
ya por satisfacer a los clamores de su anciano i respetable padre; de
terminaron espatriarse pasando la cordillera por el Planchon para
reunirse en Buenos—Aires con su amigo el señor. Poinsett e irse a esta
blecer en Norte—América. Mas un fuerte temporal les sorprendió en el
camino, i se vieron obligados a volver a su acienda, reagravando sus
compromisos este viaje, qe fué atribuido auna empresa sobre el ejér
cito. Makenalo avisa a0’Higgins en estos términos: «Desengañados los
Carreras de qe nada pueden intentar en la capital, se an dirijido ácia
ese ejército —Cuidado, cuidado.» Vueltos, pues, a su vida errante, con
tinúa la mas activa persecucion, i para justificarla se ace correr qe su
mismo padre a delatado sus orribles planes. Se pone en arresto a
este venerable anciano,i se logra tambien prender a don Luis. En
estas circunstancias, (dice don José Miguel en carta al Padre Armirall),
«mis amigos i un sin número de personas, a qienes debo afectos sin
merecerlo, me visitan, me repiten cariñosas cartas, ime impelen a qe
desamparo los desiertos i me presente en la ciudad, prometiéndome su
proteccion. De todo me desentiendo i solo trato de qe todos me olviden:
pero mis ideas se frustran, i contra mi voluntad se me arranca de mi des—
tiene»-Efectivamente el 23 de julio, dia en qe se cumplía el plazo de
los edictos qe se abian fijado para llamarlo a juicio, se presenta en la
plaza mayor de Santiago i algunos amigos suyos en los cuarteles de las
tropas, ila revolucion qeda echa. El capitan don Ilario Vial con 50 sol
dados estaba en San Miguel rejistrando los últimos rincones de la acien—
da, i recibió la órden de retirarse firmada por el mismo Carrera.
El director, qeda tranqilo en su casa, porqe se reconoce su onradez
i patriotismo, i los manejos empleados para convertile en perseguidor.
«De nadie me vengo, n=i a nadie ago mal a pesar del furioso ren
cor con qe me an perseguido.» (dice en carta de ese dia don José
Miguel.) Se izo volver al teniente coronel Benavente, qe estaba en la
acienda de don Estanislao Portales, para encargarle la conduccion de
oficios para O'Higgins, participándole la mudanza de Gobierno, i para
Gainza intimándole qe si no daba cumplimiento a los tratados de
Lircai inmediatamente, tuviese por rotas las ostilidades. O’Higgins de.
terminó desconocer la autoridad del nuevo Gobierno, i poner en movi
miento su ejército para destruirlo, i puso preso e incomunicado a
30
-—234 ———
Benavente, qitándole los oficios qe llevaba para el Jeneral realísta.-To
dos los pueblos de la república obedecieron gustosos a excepcion de
Valparaiso, cuyo gobernador manifestó repugnancia, i fué réemplado
por don Francisco Javier Videla.
La capital se convirtió en una maestranza jeneral. Por todas partes
se aprestaban armas, municionesi vestuarios —se recojían desertores,se
acian ise disciplinaban reclutas. En la tesorería jeneral donde solo se
abian encontrado mil pesos, se acian enterar las deudas atrasadas ilos
empréstítos levantados. Todas estas medidas eran dirijidas aponer el
pais en estado de defensa; pues ya se sabia, como ántes e dicho, la
desaprobacion de los tratados i el refuerzo qe despachaba el virei.
Nadie se figuraba qe el ejército patriota abandonase su estacion í vi—
niese a envolver el pais en una guerra civil, qe debia causar la ruina
total de la revolucion; mucho ménos cuando se abia dejado el mando
al mismo O’Higgins, ise le prometian los auxilios poderosos qe la capital
movida por el activo Carrera, podia proporcionar.
Aun cuando aqel cerraba las vías a todo avenimiento, este le escri
bia: «Mi amigo: no só si puedo aun ablar a V. en este lenguaje: lo
fui verdadero i no diste de serlo apesar de los pesares. No sé si es V.
o si soi yo el loco idesnaturalizado chileno qe qiere envolver a la Patria
en ruinas: lo cierto es qe no procederé i qe V. no debe proceder, sin
qe ántes nos estrechemos e índaguemos la verdad.‘En manos de V. imias
está la salvacion o destruccion de un millon de abitantes qe tanto an
trabajado por su libertad. Maldecido sea de Diosi de los ombres el qe
qiera acer infructuosos tantos sacrificios. Salvemos a Chile o seamos
odiados eternamente.» Por si esta carta no era bastante adecidirlo, se
mandó cerca de el una comision compuesta del coronel don Antonio
Ermida i del teniente coronel don Ambrosio Rodriguez, qe tampoco
surtió efecto.
«Empero (dice Torrente) preponderando en el citado caudillo
(O’Higgins) el ódio qe profesaba al nuevo Dictador, parece se puso de
acuerdo con dicho Gainza, i aun se aseguró qe éste le abia prometido
500 ombres para reforzar su partido, si bien la circunstancia de no
aberse llevado a efecto puso en duda aqella imputacion; i abandonando
sus posiciones en las riberas del Maule, se fué aproximando a Santiago,
aumentando su ejército en el tránsito con sus violentas proclamas i
enérjicas disposiciones (p).» Tambien dudo yo del auxilio qe se dice
prometido por Gainza, í aceptado por O’Higgins, pues aunqe se contó en

(p) Istoria de la revolncion ispauo-nmcricaua-Tomo 2.° páj. 48.


. ,
—235_
aqel tiempo como cierto i qe la propuesta se abia echo por medio de
don Domingo Luco qe vino a Talca desde Chillan, no e encontrado
documento alguno qe lo confirme. ‘
El seis de agosto salió de Talca don Andres del Alcázar con 250
dragones í dos piezas de artiilería mandadas por don Nicolas Garcia-el
9 don Enriqe Larenas con 400 ombres del batallon auxiliares, i 200
infantes de Concepcion-el 40 don Juan Rafael Bascuñan con A70 gra
naderosi el 43 el Jeneral con el resto de la fuerza. En esos mismos dias
se allaba Elorreaga en el Parral con los 500 ombres qe se decian pro—
metidos, i abia llegado aChillan don Mariano Ossorio con el batallon
europeo de Talavera, con un cuadro de oficiales para los escuadrones
de Abascal qe mandaba Qintanilla, ípara los úsares de Barañao con
artillería, caudales, monturas, vestuarios ipertrechos. O’Higgins en su
marcha iba recibiendo continuas noticias del movimiento de los realis
tas, ya por don Ramon Urrutia qe se correspondia con su ermano don
Juan, ya por don Antonio Merino, Vallejo, Echagiie, Mardones, Echan
rren i Palacios; pero nada podia conmover la inflexibilidad de su rese,
luc1’on. Por fin el aciago dia 26 de agosto de 484 4 se avistaron las fuerzas
de ámbos caudillos en el llano de Maipo, cruzaron sus espadas i corrió
la sangre de ermanos. Carrera lloró sobre los trofeos de su victoria, i
abrió los brazos a su contrario, qe todavía se negó a entrar en ellos.
Al dia siguiente recorría el campo el comandante Benavente para reco
jer los eridos i dar sepultura a los muertos, cuando por el lado de
Cerro—negro se oyó el sonido de una corneta, cuyo instrumento no se
abia adoptado entre nosotros. Reconocida esta ocurrencia se encontró al
oficial don Antonio Pasqel, qe conducia la intimacion de Ossorio para
qe se le rindiesen las armas, imuchas proclamas anunciando la vuelta
del reí Fernando a España, i otros papeles seductores. Este parlamen
tario, ignorando los deberes de tal, orgulloso con los refuerzos qe abia
recibido su bando, i gozándose en el descalabro qe acababa de espe
rimentar el nuestro, se atrevió a ablar al Jeneral Carrera con desprecio
i groseria, por lo cual se le puso en prision, i se contestó a Ossorio
con el trompeta, en los términos qe merecia su arrogancia, i qe pueden
vense en el Monitor araucano núm. 75 de 2 de setiembre de 4841i. El
Jeneral realista miraba nuestra lucha fratricida i aguardaba su resulta
do para caer sobre el vencedor. Pero O’Higgins no se confesaba vencido i
qeria o aparentaba volver al ataqe. Al cabo la razon recuperó su impe
rio, i se izo la reconciliacion: ámbos jefes pasearon las calles engarz&dos
del brazo, i se dedicaron a la reorganizacion del ejército, con tanto em
paño, qe ántes de 452dias pudo ponerse en campaña_la mayor partede él.
—236—
Era el plan del Jeneral Carrera, defender el paso del caudaloso
Cachapoal, i en caso de ser forzado porel enemigo, replegarso sobre la
Angostura de Paine; para lo qe se mandó fortificar con dos baterías,
qe a toda prisa levantaban los peones del canal de Maipo, qedando
siempre otro punto de defensa en este rio, i en último caso el llano del
mismo nombre, isobre el qe podiamos presentarnos mas fuerte en
caballería. Mas el Jeneral O’Híggins se obstinó en preferir altancagna, i
como esta eleccion fue la qe decidió el destino i fin de aqella guerra,
i de la qe se a pretendido acer responsable a Carrera, para Cumplir con
el primer deber del istoriador i dar a cada uno lo qe le corresponda, se
me permitirá copiar los documentos siguientes

N únsno 327.

«Exmo. Señor.-Las reflexiones qe ace el teniente coronel don Ber


nardu Cuevas en carta qe a V. E. adjunto, sobre el interes qe debe
tomar el enemigo en posesionarse de la villa de Rancagua, son mui con—
formes a razon i a lo mismo qe otra vez tenia insinuado aV. E. en este
particular. El punto de Rancagua es de suma importancia para aqel, i
para nosotros no ai otro igual en todo el reino. Se puede acer en él una
vigorosa defensa sin esponer mucha tropa, ni aventurar la accion, aun
cuando nuestra fuerza sea la qinta‘ parte menor. Estamos todavía en
tiempo de poderlo salvar; pero para ello se an de activar tanto las cosas,
qe ántes de dos dias pueda marchar el ejécito ácia aqel destino.»
«Dios guarde a V. E. muchos años—Maipo setiembre 44 de 4844
- Bernardo 0’Higgins. »

Setiembre 44-8 de la mañana.

« Señor don José Miguel de Carrera-Mi amigo: nos toma el enemigo


el único lugar de defensa, el punto de Rancagua: desde el momento qe
suceda, casi prevee la infeliz suerte de Chile-Las Angosturas de Paine
no son suficientes para contenerlo: aiotro camino por Aculeo, qe aunqe
difícil para artillería gruesa no lo es para la de montaña, i dirijiéndose
por él pueden dejar burlada ladivision de Angosturas.-Ya es tiempo de
reunir el gran ejército. V. debe ocupar el lugar de jeneralisimo: es pre
ciso salvar a Chile a costa de nuestra sangre: yo a su lado serviré ya de
edecan, ya dirijiendo cualqiera division, peqeña partida, o manejando
el fusil: es necesario para la conservacion del Estado no perdonar clase
alguna de sacrificios. El influjo deV. en el ejército; alguno peqeño mio
--237—
reunido, será alguna ayuda. Si aguardamos al enemigo en el llano deMai
po, soi de dictámen es ventajoso a los piratas, así por el mejor manejo de
armas en las nuevas tropas invasoras, como porqe las nuestras se co
rromperán en Santiago i se desertarán a sus casas —Rancagua es el punto
qe debe decidir nuestra suerte-No qiero demorar el correo—A dios,
mi amigo, soi el de siempre—Bernardo O’Higgins.»
En otro oficio del 48 dice qe «con mil ombres de infantería, tres
cientos de caballería de fusil; igual número de lanceros, la culebrina
de a 8 i el obus, yo soi responsable a qe el enemigo no penetrará (en
Rancagua) jamas.» En otros dos del 24 desde el mismo Rancagua: «Sí
llega el caso qe toda lafuerza del enemigo, avance sobre esta villa, iyo
presuma con fundamento ,’qe no pueda resguardarla con la qe está a
mi mando, aré la retirada asta la Angostura en los mismos términos qe
V. E. me ordena en carta de oi, aunqe el verificarlo con órden es lo mas
difícil para nuestras tropas por su impericia militar. Estoi cierto dela
actividad infatigable de V. E, iqe solo su celo podrá salvara la Patria
en las criticas circunstancias. Es ciertamente este punto el mejor qe
presenta el reino para acer una defensa con ventajas, i seria mui sensi—
sible perderlas;, pero si las circunstancias así lo exijen i la prudencia
lo dicta, me veré en la precision de retirarme asta encontrar el refuerzo.»
Iel 22 asegura aun mas qe «si el enemigo no avanza con todo su
ejército ántes de dos dias, podemos decir qe nos acemos impenetrables
en este punto i de consiguiente qeda asegurada la defensa del reino.»
No pudo el Jeneral Carrera resistira tanto empeño, u oponerse a tantas
seguridades como daba O’Higgins, ya fuera porqe llegase a desconfiar
del acierto de sus planes, ya por no disgustar a un jefe con qien
acababa de reconciliarse. Apesar de sus convicciones i sin revocar por
un momento las órdenes dadas, qedó fijado el punto de Rancagua
para la defensa, ipor consiguiente para nuestra ruina.
El 28 de agosto estaba ya fuera de Chillan el Jeneral Ossorio con
todo su ejército, qe constaba de la fuerzai divisiones síguientes.-

Vanguardia.

Batallonde Carvallo....,........ 502


1d.ChillandeLantaño. 600
EscuadrondeQintanilla........ 450
Miliciasdecaballeria.... 200
Cuatro piezas deartillerla con...... . . . . 40
,
TOTAL .... . . 4492
—233 —
Primera division.

Batallon deBalleéteros........... 800"


Id.deConcepcion....~........~..,~~~' 600
Cuatro piezas de artillería con. . . .. . . . .. .. . . . .. 40

TOTAL..... 4640

Segunda division:

Batallon de Chiloé—Montoya............:..... 4000‘


Curtrocañones..........,.................' 50

TOTAL. ~ . , 4050‘

Tercera division.

Talavera-Maroto.......................... 600‘
RealdeLima.........................,...., 200'
450
Seiscañonescon.......................... 70

TOTAL.. 40‘20'

Los dragones de la frontera ialgunasmilicias de caballería escoltaban


los bagajes, subiendo la total fuerza del ejército amasde cinco mil om
bres. Para resistirlo solo contaban los patriotas con los desmoralizados
restos de las tropas qe abian combatido en Maipo, con algunos reclutas
de 45 dias, icon un armamento tan malo qe qedaba inútil en dos eras‘
de fuego. Su fuerza iórden era el siguente.

Primera divicion de O’Higgïns..

Artilleros para el servicio de6 piezas. . .. . . . . 84’


Infanteríanúm.2.‘.....‘.....‘.................... 477
Id . . . . 470
Dragones..,......... 280
Milíciasde caballería... . 444

TOTAL. . .. . H5‘5
———239—

Segunda division de don Juan .7. Cárrera.

lrti‘lleros.......................... . .. 84
Infantería núm.4, ogranaderos.... . . . . . .. 625
CaballeríadeMilicias.......................M53

TOTAL......4864

Tercera dioísíon de don Luís Carrera.

Artilleros. .. . . . . . ., .. . . . . . . . . . . . . .. . . 30
Infantería..................,........... 495
Granguardiacon fusiles............,...,.~.. 83
Id. lanceros.‘.............,.....,........ 607
,
TOTAL .. 9l5

Toda esta fuerza ascen iia a 4466 infantes, a 363 dragones, 200 arti
'llerosi 4900 milicianos de caballería, es decir a casi la mitad de las
fuerzas realistas ide mui inferior condicion-Abiamos tenido qe atender
a la costa, porqe el mismo O’Higgins avisó qe dos buqes de guerra, abian
echo un desembarco en Topocalma, ipor eso se envió al teniente coronel
don Manuel Serrano a Melipilla con M6 fusiler3s. Dejamos tambien en
la capital al capitan Bustamante con 440 infantes ia don F. Gorigoitia
con 450 lanceros para qe formasen en Maipo nuestra reserva. El 30
de setiembre envió Ossorio un oficio de intimacion fechado en San
Fernando idando 4 dias de término para su contestacion, cuando sa
biamos qe se allaba con toda su fuerza en la Reqinua, casas de Valdi«
vieso. Acababa de recibir órden del virei para qe se reembarcase con el
batallon Talavera i alguna otra fuerza, i se dirijiese a Puertos intermedios
para reforzar el ejército del alto Perú, qe se allaba en peligro por algunas
revoluciones i por el ejército vencedor en Montevideo, qe avanzaba
sobre él. Esta órden puso en conflictos a Ossorio, porqe era difícil su
ejecucioni le arrebataba la victoria qe tenia casi en su mano. Se resol
vió, pues, a desobedecerla i esa misma nochei con el mayor silencio
se puso en marcha ácia Cachapoal, para pasarlo en la punta de Cortes.
O'Higgins no creyó este movimiento ipor eso en los mismos instantes
contestó al coronel Benavente-«Está bien qe V. S. espere en ese punto
al Jeneral de esa division, con respecto a qe ya an variado las circuns
taucias, pues el enemigo no avanzará al Cachapoal, porqe ya vió ayer
-—240-—
el resultado qe podia tener si tal cosa pensase. Oi a mandado un uaso
conduciendo un pliego para el Gobierno, el qe e remitido sin perder
momentos, pues pienso qe todo lo ace de miedo.» Sin embargo, Ossorio
pasó el rio al amanecer del 4.° de octubre en el punto indicado, i sin
ser sentido por el capitan Anguita qe guardaba el vado. Recibida la
noticia por O’Higgins, se dirijió con su division ácia el río: provino al
brigadier don Juan José Carrera qe estaba en las casas de Valenzuela
se le incorporase con la suya i por medio de su ayudante Garai lo
participó al Jeneral en Jefe qe se allaba en los 'Graneros, añadiendo
qela direccion del enemigo era ácia este punto, i qe los dragones i mili‘
cías de Aconcagua le picaban su retaguardia. El Jeneral envió a su
edecan don Rafael de la Sota con la órden qe toda la fuerza se pusiese
en retirada sobre la Angostura, aun cuando fuera preciso abandonar
alguna artillería-Sota no pudo comunicar esta órden por estar ya ence
rradas las divisiones en Rancagua. Avanzaba la 3.a ácia la plaza,
cuando se notó qe una fuerte columna marchaba por su izqierda con
direccion a la Angostura. Salió el coronel Carrera a contenerla, i en Pan
de Azúcar se descubrió qe era la del coronel Portus qe nia del enemigo —
Se descubrió tambien por la derecha otra columna enemiga í se destacó
al teniente coronel Benavente con un escuadron, el. qe logró acerla
retroceder.
Nuestras primeras divisiones estaban pues, encerradas en la plaza,
bajo unas malas trincheras, i tenían avanzadas algunas piezas de artille
ría a unai dos cuadras de ella, parapetadas tambien con lios de charqi
El enemigo las atacaba en esta forma. Elorreaga iQintanilla con su
caballería por la Cañada-los batallones de Carvallo i Lantaño por la
calle de Cuadra, los de Ballesteros, Montoya i Navia por la Merced i el
de Maroto por San Francisco. El fuego por una i otra parte era vivisi
mo, i desde el principio abia el enemigo cortado las aceqias qe daban
agua alas manzanas de la plaza, desbordándolas por las calles de
afuera para anegarlas. El capitan Maruri izo una resuelta salida, tomó
una batería enemiga i pasó a cuchillo a 86 talaveras qe la guardaban.
Los capitanes Millani Cabrera acian prodijios de valor en sus baterías.
Las fuerzas de Maroto trataron de atacar por la calle de San Francisco
i sufrieron tanta pérdida, qe se dispersaron, a excepcion de la 6.a
compañía qe mandaba el feroz Zambrano: por otro punto avanzó Bara
ñao con su caballería sin reparar en las trincheras, i obligado a guara
cerse en una calle atravezada, desmontó su jente, la izo subir a los
tejados í acer fuego con sus tercerolas. Casi lo mismo icieron el coman.
dante Velazco i el capitan Ordoiza. Los oficiales Pino i Benavides abrían
-—241—
forados en las murallas iavanzaban con intrepidez. Pero los valientes
patriotas resistian por todas partes. En la nocheviendo Ossorio la bien
sostenida defensa, i qe ella se prolongaria por mas tiempo, i oprimi
do con el peso de responsabilidad por su desobedecimiento a la órden
del virei, determinó retirarse para repasar el Cachapoal, i llegó a dar la
órden por conducto de Urrejola: mas los jefes le representaron qe si la
retirada era sentida por la plazai por la caballería qe estaba afuera,
serian completamente destruidos en el pasaje del rio. Este justo temor
les dió la victoria.
La tercera division ocupaba la parte norte dela Cañada, tenia algunas
bocas de calle guardadas por sus dos cañones isus pocos infantes. La
caballería apoderada de los potreros de Olivos i otros, echaba abajo
tapias con el objeto de allanar el campo para el combate. A media noche
se presentó a nuestro Jeneral un valiente dragon, qe disfrazado i por los
albañales abia salido de la plaza, conduciendo un peqeño papel escrito
por O’Higgins con estas palabras. «Si vienen municionesi carga la 3.a
division, todo es echo.» El Jeneral contestó con lápiz: «Municiones no
pueden ir sin bayonetas. Al amanecer ará sacrificios esta division,» ide
palabra agregó al dragon. «Diga V. qe esta division no puede encerrarse
en la plaza; pero qe mañana atacará para qe salgan las de adentro.»_
Qien conozca la plaza de Rancagua, su estension, las avenidas qe tiene,
i qien contemple qe estaba sitiada por 5000 ombres como ántes se a
dicho, o cuando ménos por 3500 veteranos a qe lo rebaja un manuscrito
de Qintanilla, i con una numerosa artillería-qien aya visto la fuerte
posicion de la Angostura de Paine, i el Maipo en los primeros dias del
desyelo de las nieves, podrá apreciar debidamente las órdenes del
Jeneral Carrera, i el ridiculo cargo tantas veces repetido por no aber
entrado a Rancagua con 3,a division.
Ella ejecutó, pues, en la mañana del dia 2, el movimiento acordado,
atacando alas fuerzas de Elorreaga, Qintanilla, Barañao, Lantañoi Asenjo
qe estaban situadas en la Cañada i qe fueron reforzadas por otras divi
siones, dejando solo partidas ialgunas piezas de artillería para mantener
el fuego sobre la plaza. El coronel Carrera con los fusileros i con los
dos cañones volantes, tomó las calles qe salen a la cañada, i sostuvo
todo el fuego de la infantería enemiga. El coronel Benavente contuvo
a la caballería i su ermano el teniente coronel rechazó un escuadron
qe nos atacó por la retaguardia; pero no era dado a estas fuerzas el
acabar con las contrarias; solo se trataba de llamar su atencion para
qe saliesen las qe estaban encerradas i ellas no se movían. A la una de
la tarde se observó un profundo silencio en la plaza, seguido de repiqes
31
._24—2 -
de campanas; lo qe nos izo creer qe abia sucumbido. Emprendimo5
nuestra retirada con órden; pero en la mayor consternacion i desaliento.
Apenas salíamos de los callejones, cuando fuimos alcanzados por el
teniente D. Gaspar Manterola avisando la rendicion, i señalando los
grupos de oficiales i soldados, algunas mujeres iniños, qe en medio de la
desesperacion abian salido de la plaza atropellando las fuerzas enemigas.
Los oficiales Ovalle i Yañez qedaban en ella apoderados de la asta de
bandera para no rendirla miéntras tuviesen vida. El capitan D. José Ig
nacio Ibieta rotas las dos piernas, puesto de rodillas i con sable en mano,
guardaba el paso de una trinchera, asta qe sucumbió bajo innumerables
golpes, apesar de qe el mismo Ossorio abia mandado dejar la vida a un
oficial tan valiente. Siento no dejar consignados en este escrito los nom—
bres de las demas víctimas del patriotismo, porqe nuestra violenta retira
da, nuestradispersion por pueblos distantes iel descuido de los qe qedaron
prisioneros, a sido la causa de qe no se alle una relacion individual de
ellas i qe no pueda yo aora rendir este peqeño omenaje a su eroismo i
este corto lenitivo al dolor de su pérdida. .
Si la salida de la plaza se ubiera echo cuatro oras ántes, i si ubié
ramos podido prolongar la defensa siqiera por 45 dias, en las fuertes
posiciones qe teníamos a nuestra retaguardia, icuántos males se abrían
aorrado i cuántas glorias podiamos haber alcanzado! Pero ya era tarde
i nuestra situacion melancólica í desesperante. Se qizo tentar la defensa
de la Angostura, para lo qe se mandó acer alto a la tropai avanzar la
reserva qe debia estar en Maipo; pero ya no se cumplían órdenes i to
dos corrían despavoridos. El capitan don Patricio Castro encargado de
sostener con una fuerte partida la retirada, tuvo qe emplear su
sable para contener a los soldados en su fuga.
En el manuscrito de un coronel español qe tengo a la vista se dice
«Despues de 32 í media oras de fuego, los sitíados atropellan a los si
tíadores i salen dejando en este acto 400 ombres muertos i 90 prisione
ros. La plaza qeda llena de cadáveres, lo mismo qe las calles i patios de
las casas. . . . . .A la verdad, la batalla de Rancagua debe ser memora
ble enla istoria-un activo i tenaz fuego, un,umo denso i oscuro qe
despedian los edificios incendiados-los alaridos iqejas de los moribun—
dos-la ferooidad de las tropas demasiado encarnizadas qe no daban
cuartel—aqel clamor de unos pidiendo la vida i de otros qe les acabasen
de matar para concluir sus penas -Todo esto formaba el cuadro mas
orrible í patético —Se calcularon los muertos de una i otra parte en 4300
i los prisioneros en 800. . . . .Los Talaveras cometieron errores en esta
accion; pero es preciso considerar qe todos fueron sacados de los presi
dios españoles.»
— 243.
El Jeneral en jefe llegóa la capital al amanecer del dia 5, i encontró
qe el Gobierno abia mandado reunir los soldados, mulas i caballos qe
se allaban en ella, i embaqetar 300,000 pesos de la casa de Moneda,
para qe marchaseu ácia Aconcagua al cargo del capitan Barnachea idon
Antonio Merino. Se comunicó órden al gobernador de Valparaiso para qe
en los buqes qe ubiese listos, se embarcasen todos los artículos de guerrai
marchasen a Coqimbo, iqe la guarnicion saliese por tierra ácia Qillota. Al
gobernador de los Andes se le pidieron mil mulas, i se ofició al comandan
te de los auxiliares cordoveses para qe retrocediese asta Chacabuco. Se
nombró gobernador de Santiago, al coronel de milicias D. Rafael Eujenio
Muñoz, para qe mantuviese el órden enla ciudad, i la entregase a los
realistas. Pero la plebe cometió algunos excesos saqeando los cuarteles
i la administracion del estanco, en qe abian valores como de 200,000
pesos.
. Pensaba el Jeneral qe podia reunir en Aconcagua mas de mil ombres,
iqe con ellos i con el auxilio de los pueblos del norte, se sostendría la
guerra por mucho tiempo, o a lo ménos el necesario para qe nos vinie
sen auxilios de las provincias arjentinas. Pero la multitud de familias
patriotas qe emigraban para Mendoza; el triste cuadro qe representaba
su marcha; la desobediencia de muchos jefes de fuerza; la dispersion
de las de Valparaiso en Qillota, la pérdida de los caudales por la suble
vacion de la escolta i de algunos vecinos, iia aproximacion de Elorreaga
iQintanilla con 400 ombres,-todo esto izo indispensable renunciar a
aqel plan iseguir la emigracion.-Se situó en la ladera de los Papeles al
coronel Benavente para qe la protejiese, i mui cerca de alli, 40 fusileros
al mando del teniente Jordan, lograron contener a las avanzadas enemi
gas. Las partidas de retaguardia escalaron la gran cordillera el dia 42
juntamente con el Jeneral en jefe-echamos las últimas miradas de
despedida sobre los fértiles valles de Chile, i nos abandonamos al desti
no, resignados a comer el pan de la emigracion qe tantas amargurag
encierra, i las qe no debemos olvidar jamas, para mejor apreciar el qe
oí disfrutamos.
———244 —

3.
MEMORIA
um:m POR ¡EL RECTOR DEL INS'1‘I‘I'IÏ’I‘0 NACIONAL EL 1. ° DE: ABRIL DE
18k! EN ELAC'1‘O SOLEME DE LA DISTRIBUCION’ DE: PREMIOS.

Un año ace qe en este mismo lugari con ocasion de lamisma solem


nidad qe aora nos reuno, di cuenta de las tareas del establecimiento
de mi cargo durante el curso del año de 4843, i en este espacio de tiem
po, despues de las reformas radicales qe entónces anuncié, bien poco cam
po se a presentado para providencias de importancia parecida. Echadas
las bases qe debian sistemar el Instituto en todos sus ramos, a debido
tratarse de seguirlas corrijiendo los defectos qe en ellas se a notado i
qe talvez no pudieron preveerse, i de conformarse a ellas en la ense
ñanzai el réjimen. Medidas parciales destinadas aacer efectivas las
disposiciones ántes dictadas i arreglos puramente interiores ieconómicos,
es lo qe principalmente debe buscarse en esta esposicion, ilo qe natu
ralmente debia esperarse. Si todos los años se alterasen esas reglas qe
organizan la instruccion en el Instituto, o qe señalan el rumbo qe debe
seguirse en su direccion, se daría una prueba manifiesta de qe esas
reglas fueron establecidas con lijeraza, sin exámen, sin meditacion, sin
plan fijo, i de lo poco qe debería esperarse de las autoridades o perso
nas qe así procediesen, ise aria ademas un grave perjuicio a la instruc
cion pública con frecuentes alteraciones qe solo una verdadera necesi
dad puede justificar de tarde en tarde.
Antes de descender al objeto especial de esta Memoria, séame permi
tido echar una ojeada sobre el objeto importante qe el Instituto debe llenar
entre nosotros, illamar la atencion a la influencia qe está destinado a
ejercer en el pais.
Los qe miran al Instituto como un establecimiento destinado a formar
abogados, médicos, agrimensores, etc. no lo consideran bajo su verda
dero aspecto: toman una sola de sus funciones por la totalidad de las qe
ejerce. El Instituto es en efecto el establecimiento qe entre nosotros pre
para a esas profesiones; pero de esta preparacion no emana su influen
cia verdaderamente social. Dimana de qe es un foco de ideas, de qe es un
punto céntrico en qe una multitud de intelejencias vienen a iniciarse en
verdades qe despues van a derramar por todos los ángulos de la Repú
blica, preparando asi una revolucion, un cambio en las ideas jeneral—
mente recibidas. Las ideas, los principios admitidos regularizan nuestra
— 245 -
condncta, i se acen sentir a pesar nuestro, en todos los actos de la vida.
“las acen variar los Estados de una manera inconcebible, trastornan
el órden existentei orijinan esas revoluciones qe cambian el aspecto
del mundo. Ellas imprimen a las épocas istóricas ese sello, ese carácter
especial qe presentan. Ino podia ser de otro modo. La relijion, el
gobierno, las costumbres, la industria ¿qé son sino la espresion de las
ideas. las convicciones, los principios jeneralmente recibidos en un
pueblo‘? Ai sin duda en todos estos objetos un cierto número de elemen
tos invariables, resultado de la constitucion íntima de la naturaleza
umana; pero la perfectibilidad inerente al ombre nos permite desarrollar
i perfeccionar esos elementos primitivos, i deja a la íntelijencia un an
cho campo para acelerar la marcha progresiva de las sociedades.
Básteme aber indicado esta influencia de las ideas, qe reputo indis
putabie, para acer patente la influencia qe sobre la suerte de los pueblos
tienen esos focos, esos centros de ideas qe derraman su luz en todo
sentido. El Instituto es entre nosotros ese foco. Las ideas qe en él se
difunden, aunqe recibidas desde luego por un corto número de indi
viduos, ejercen una influencia verdaderamente social. Parece qe su
esfera de accion fuera mui circunscrita porqe disminuye ise ace
insensible a medida qe nos apartamos del foco; es el calor qe llega
débilmente a las estremidades, pero qe una constante emanacion lo
comunica a todos los objetos sometidos a su alcanze i los ace variar.
Esta influencia social no es del momento; exijo el trascurso del tiempo.
Pocos son aqellos en qienes las ideas producen su efecto inmediatamen—
te; pero las jeneraciones de jóvenes se suceden de año en año,i las
ideas qe an bebido en el Instituto, van ganando nuevos adeptos, van
jeneralizándose asta qe al fin forman parte de las convicciones o
creencias populares e influyen en la conducta de la sociedad. Isi en
épocas ordinarias esa influencia seria sobrado lenta, en las circunstan
cias de nuestro pais no lo será. Ai un cierto grado de buen sentido qe
rechaza los errores; pero ai tambien cierta debilidad en las creencias
jenerales, cierta falta de apoyo bastante poderoso, a la necesi
dad de creer, i esta disposicion facilita la admision de nuevos
principios.
Tambien ai entre nosotros conciencia jeneral de una situacion moral
qe no satisface: ai algo qe se ansia, qe se desea realizar; i esta nueva
disposicion favorece igualmente la admision de nuevas ideas. I estas
ideas no se recibirán por cierto del lento desarrollo de la íntelijencia
de las masas; se recibirán de aqellos qe an podido dedicar una parte
de su vida al culto de su espíritu: en suma, de los qe se an sucedido
-—24o—
i se sucederán de año en año en este establecimiento. E aqi pues la
influencia social de qe ántes e ablado. I no se crea qe la ínstruccion es
el único medio de trasmitirla. La vida comun, la manera de dirijir la
educacion, la misma conducta del establecimiento, son otros tantos
veiculos de ideas, otros tantos resortes, qe concurren a producir el
mismo efecto, i qizá con mas fuerza, porqe ellos imprimen cierto carácter
comun alos qe an pasado algunos años bajo el mismo réjimen, some
tidos a su accion. La comunidad de carácter ide principios qe regular
mente se nota en los individuos de una misma familia, puede decirse
qe no tiene otro orijen; i un establecimiento de educacion se alla en el
mismo caso. De aqi ese fondo de ideas indecifrable asta cierto punto,
pero qe no por eso es ménos visible, qe se nota en los qe an sido alum
nos del Instituto; de aqi ese parentezco de ideas, ese aire intelectuar de
familia qe los distingue de los qe no an estado sometidos alas mismas
influencias.
Pero la influencia del Instituto no es solamente relativa alos jóvenes
qe en él reciben lecciones i están sujetos a su réjimen; estiéndese tambien,
aunqe en menorescala, sobre gran parte de los qe reciben su educacion
en otros establecimientos. Si nos referimos a los colejios de provincias,
todos ellos se conforman en la enseñanza iel réjimen al Instituto Nacio
nal; si'guensecasi siempre los mismos textos: enseñan las mas veces
antiguos alumnos de este establecimiento, ilas ventajas qe en todos
ramos les lleva, les precisa a tomarlo por modelo. En los coiejios par
ticulares esta influencia se debilita, pero no se anula. Consérvase por
los exámenes, por losmayores recursos qe le permiten marchar siempre
adelantei porqe los profesores o directores con frecuencia se an forma
do en él. Ocupa pues este establecimiento nn punto céntrico en la
instruccion pública; i desde ese punto derrama su influencia sobre
todo el pais. Las ideas qe en todos los ramos se elaboran i se difunden
en él, recibidas por jóvenes intelijencias, se estienden i jeneralizan mas
o ménos lentamente. Mejorar la enseñanza en el Instituto, mejorar su
réjimen, es mejorar de un modo ndirecto la condicion de la sociedad
entera. Todo lo qe tienda pues a fomentar los estudios, a mejorar la
enseñanza ia sostener a los jóvenes alumnos en sus tareas, por peqeño
qe a primera vista aparezca, debe ser mirado con interes por los qe
aman el bien del pais, iserá oido del mismo modo por los qe aora ocu
pan este recinto i qe vienen a presenciar ;el acto en qe se premia la
virtudi la dedicacion de la juventud estudiosa.
El plan de estudios dictado para la instrucion elemental en 4843
continúa sístemando la enseñanza con algunas modificaciones acciden
—217-—
tales, cuya necesidad a echo conocer la esperiencia. La distribncion
delos diversos ramos qe él prescribe, calculada sin tomar en cuenta
lo defectuoso de la instruccion primaria qe jeneralmente an recibido los
jóvenes qe principian sus estudios, i respetando las prácticas ántes segui
das, a sido ventajosamente modificada' Los jóvenes principian desde
luego por la gramática de la lengua nacional, por las nociones jenerales
de jeografía qe tanto atractivo tienen para intelijencias tiernas, i el es
tudio de la latínidad qe se ace al mismo tiempo, va siempre precedido
de los conocimientos referentes a cada parte de la gramática, adqiridos
en el estudio de la lengua nacional. El órden gradual de la enseñanza
qe el plan suponeiqe su reciente planteacion solo abia permitido
bosqejar, se a desarrollado; pero lo qe mas a venido a facilitar la
completa ejecucion de aqel decreto, es la medida llevada a efecto en
una clase auxiliar a principios del año anterior i preparada entónces para
todas las primeras clases del curso de umanidades: able de la reunion
en un solo profesor de la enseñanza de los diversos ramos correspon
dientes a cada clase. En el trascurso de dos años palpáronse las difi
cultades qe al aprovechamiento de los alumnos oponia la práctica segui
da. La unidad de la enseñanza desaparecia, ilos alumnos dirijidos por
cuatro o cinco profesores a la vez, ni se acostumbrabana cierto modo
de direccion, ni a una cierta manera de esplicaciones, ni tampoco podian
ser bien conocidos ni seguirse con respecto a ellos un proceder mas
acomodado a sus disposiciones individuales. Esta necesidad ya satisfecha
en su principal parte en el presente año, se ará en breve estensiva
a todas aqellas clases en qe realmente existe.
La leí qe creó la Universidad contiene varios artículos en qe se deja
ver el deseo de fomentar no solo el estudio del latín, sino el de algun otro
idioma antiguo. Para llenar este deseo era preciso plantear una cátedra
de griego, idioma qe en las naciones de Europa no es ménos cultivado
qe el de la antigua Roma. Las ideas jeneralmente extendidas sobre la
utilidad de la enseñanza, esplican demasiado el poco interes con qe se
mira el estudio del griego; sin embargo debe proporcionarse ocasion de
aprenderlo al corto número qe lo desee. Convenia tambien establecer
esta clase desde luego a fin de no perder la oportunidad de adqirir como
profesor a un elenista de reputacion europea, cuyas obras son el mejor
testimonio de su profundo saber en la materia. Abrióse pues a principios
del año de qe doi cuenta una clase de griego qe por desgracia solo un
alumno a seguido constantemente.
La falta de libros elementales para esta parte dela instruccion qe se
da en el Instituto, se va llenando gradualmente. Como se acia sentir
.—248——
principalmente en las clases de reciente creacion, se a dado la preferen
cia a los textos qe ellas exijian. Para la de relijion se mandó imprimir
en el año anterior la Istoria Santa de Lamé Fleuri, i el profesor del ramo
se ocupa actualmente en ‘la redaccion de un texto sobre la istoria de
la relijion desde la venida de Jesucristo. La istoria griega i la romana
del curso de Fleuri se an reimpreso tambien para qe sirvan de texto
en la clase de estos ramos.
En la instruccion elemental qe se refiere a las matemáticas no se a
echo alteracion en el órden qe establecia el decreto de Marzo de 4843,
porqe los defectos qe en él se an notado no son de grande importancia;
iporqe para correjirlos seria menester dar otra organizacion a las
clases indicádas, medida qe solo podrá tomarse con ventaja cuando se
aya puesto en vigor en todas sus partes el decreto de principios del
presente año, qe distribuye la enseñanza iaumenta el sueldo de los
profesores.
El cultivo delas matemáticas superiores, como ya dije en otra ocasion,
reune mui pocos alumnos entre nosotros: pero la concurrencia mucho
mas numerosa qe se nota en las primeras clases, da fundamento pa
ra esperar qe en adelante serán mas frecuentadas las de ramos su
periores. A la mejora dela enseñanza de unos de los ramos, la jeometria
descriptiva, concurrirá la obra qe recientemente se a publicado, tra
duccion de un antiguo i benemérito profesor del Instituto, a qien el cul
tivo delas matemáticas debe su extension isus progresos en Chile.
Las ciencias físicas inaturales an sido las ménos afortunadas entre
nosotros. Miéntras qe en las demas se an organizado los cursos, i se a
contado con un número mas o méuos considerable de alumnos aprove
chados, éstas se allan todavía en sus principios. Los pocos qe an segui
do el curso de qimicai de botánica, lo an echo con relacion a la
medicina o ala farmácia; i su aprovechamiento puede reputarse como
nulo respecto de las ciencias físicas i naturales. De todos los ramos
de esta ciencia, la metalúrjia es la qe ofrece mas campo a aplicaciones
prácticas de utilidad inmediata, i por lo mismo la qe mejor puede acer
qe nuestros jóvenes tomen algun interes por el estudio de la naturaleza.
De aqi la conveniencia de plantear desde luego una clase de qimica
aplicada a la metalúrjia como se izo a principios del año anterior. Las
dificultades qe presentan la enseñanza de una ciencia qe exije aparatos
o instrumentos.costosos cuya adqisicion solo es posible fuera del pais,
ará qe no se desarrolle i estienda desde luego como convendría. No fué
corto el número de jóvenes con qe principió el curso; pero si mui redu
cido el de los qe presentaron exámen. Entorpece la enseñanza de este ramo
—-249—
la falta de comodidad qe para ella presenta el local qe ocupa el Instituto,
la escasez de los útiles qe posee el laboratorio i, mas qe todo, la falta
de un texto qe sirva a los alumnos. Las lecciones puramente orales del
profesor producen mui poco efecto entre nosotros, porqe ni siqiera
puede esperarse qe los alumnos tomen notas qe les sirvan de guia.
Mas aprovechamiento i mas concurrencia me prometo en el presente
año, tanto porqe la materia de qe debe tratarse ofrece mas aplicaciones
prácticas, cuanto porqe el ilustrado profesor del ramo en el Colejio de
Coqimbo a allanado las dificultades en gran parte con la obra qe en el
año anterior a publicado sobre la materia i qe es tal cual podriadesearse.
Al ablar de las ciencias médicas, vuelvo a lamentar la falta de órden
i de sistema en los cursos. Los arreglos en qe se a pensado últimamente,
ofrecen dificultades graves. Abrir los cursos de ciencias médicas de
tres en tres años, o aumentar dos profesores, son los partidos mas
ventajosos qe se presentan. Sin duda qe el último seria preferible, a pe
sar de la escasez de fondos, sino fuese tan reducido elnúmero de estu—
diantes qe cursan estos ramos. Pero un arregio es necesario i, cualqiera
qe él sea, espero con fundamento qe se dictará en breve.
Los cursos de ciencias legalesi políticas son los qe atraen casi todos
os estudiantes i en los qe por lo mismo se logra mas apro vechamionto,
En los jóvenes qe los cursan ai una ánsia por terminar sus estudios con
prontitud, i obtener cuanto ántes los grados qe abilitan para las profesio —.
nes liberales, que no puedo ménos de mirar con sentimiento. Nace de
aqi un estudio precipitado qe no da tiempo para meditar las ideas i con
vertirlas en sustancia propia, qe los qita su fecundidad e indudablemente
perjudica al desarrollo de la íntelijencia. Aqellos qe an recibido de la
naturaleza mejores disposiciones, iqe pueden cumplir con los deberes
de su clase, empleando ménos tiempo del ordinario, son los qe con mas
frecuencia ceden a la tentacion, sin reparar qe los vastos ramos qe estu—
dian solo se allan contenidos, en sus principios mas jenerales, en los
textos qe siguen, i qe, si qieren poseerlos debidamente, deben estender
sus ideas, no solo con las explicaciones del profesor, sino con la lectura
de libros mas estensos, i sobre todo, con la de aqellos qe deben reputarse
en ciertos ramos como las fuentes. Esta práctica se opone a los verda
deros progresos delas ciencias, i aun puede decirse qe rebaja la instruc
cion superior i la coloca en el mismo rango de la instruccion elemental.
les un engaño de parte de los jóvenes creer qe aun en el sentido de la
prontitud en llegar a una profesion qe les permita ganar la vida, sea
una ventaja. Cuando despues llega el caso de aplicar sus conocimientos,
se ven con frecuencia embarazadas porqe no an salido delos elementos,
32
-—250 —-
pierden en adqirir la instruccion suficiente, un tiempo precioso, í e]
uoviciado de todo jóven abogado se prolonga. Mas, aun prescindiendo de
estas consideraciones, preciso es qe cada alumno posea el ramo qe
estudia de una manera estensa, qe no se contente con la doctrina
de textos qe están solo destinados a servir de manual, qe no imajine
qe en unos elementos se allauna ciencia entera.
Aunqe el dibujo lineal no pertenece a ninguna de las especies de
instruccion qe se da en el Instituto, como clase del establecimiento
destinada a estender un ramo tan ventajoso a las artes, no estará de
mas qeindiqe las mejoras qe en su estudio se an introducido. Los pro
grosos en este ramo an sido moi lentos en años anteriores. Pero la
esencion del servicio de las milicias con cedido por el Gobierno a los qe
ol cursaren, ila traduccion qe el profesor del ramoizo en el anterior
de un texto sencilloi bastante completo, le au‘ dado bastante impulso.
Mas de cincuenta alumnos contaba la clase en el año anterior, qe con
mui cortas escepciones asistían constantemente. Al presente elnúmero es
mayor. Para qe las ventajas de esta enseñanza se agan mas jenerales, se
a mandado en noviembre próximo pasado litografiar las láminas de curso.
Las otras clases de dibujo se resienten de lo incómodo del local qe ocupan,
sin qe sea posible remediar este inconveniente por la falta absoluta
de piezas apropiadas. Durante el año anterior se au adqirido algunas
colecciones de modelos para ellas.
En el réjimen interior se an seguido las disposiciones contenidas en el
reglamento expedido en diciembre de 4843. Dificultades se an presentado
para acer efectivas muchas de sus disposiciones, ya por lo incómodoi
estrecho del local, ya por la falta de ciertos ábitos escolares .qe suponen
ei qe están por formarse entre nosotros. Una de las mejoras llevadas a
efecto a principios del año de qe doi cuentaa sido la division de la sala
de estudios para los internos. La inspeccion dividida en todos los alum
nos reunidos a mas de ser sobrado embarazosa, reqiere en el Inspec
tor aptitudes qe con dificultad se encuentran. .Incapaz de estimular al
estudio por la facilidad de sustraerse de ella‘ en esta parte, ponía con
frecuencia en la necesidad de castigar por peqeñas faltas qe, atendido
el lugar en qe se cometian, tomaban otro carácter. La division de los
alumnos en secciones, segun sus estudios i su edad, i de una manera
qe guarda correspondencia con las secciones qe ocupan los dormitorios,
a venido a alianar gran parte de estos inconvenientes ia facilitar la eje
cucion de uno de los artículos del reglamento, de qe deben esperarse
grandes ventajas en lo relativo al réjimen, Los jefes del Instituto deben
tener ala vista estados periódicos qe les indiqen de tiempo en tiempo
—2,51-—
cuál es la conducta qe observa cada alumno, cuáles son aqellos qe se
distinguen mas por su buen proceder, por la exactitud en el cumpli
miento de sus deberes, i cuáles tambien los qe con mas frecuencia pertur
ban el órden i obligan a usar castigos mas o ménes severos. Para llenar es
te objeto, el reglamento impone a los inspectores la obligacion de pasar
semanalmente al Vice-Rector, un estado sobre este punto, con relacion
a los alumnos qe les estao sometidos; ial Vice -Rector la de reunir
estos estados i pasarlos mensualmente al Rector. Iguales estados deben
pasar los profesores, de los alumnos de sus clases al fin de cada mes
Estos estados, fuera de dar a conocer la marcha de todos los alumnos
durante el periodo a qe se refieren, servirán tambien para conocer la
conducta de cada uno en el curso del año; i con estos datos será posible
tomar en cuenta este largo periodo enla ,concesion de distinciones
onrrosas, iformar juicio de aqellos qe por frecuentes faltas al órden
no deben tolerarse en un establecimiento de educacion qe contajian con
suejemplo, o de aqellos qe por una constante desaplicacion o por una
manifiesta incapacidad mental, ocupan inútilmente un lugar en qe otro
podría adqirir conocimientos qe le abilitasen para ser útil al Estado.
Porqe es preciso qe aya en esta parte una severidad saludable; qe una
índifirencia o tolerancia indebida no autorize el abandono del estudio
o sostenga al manifiestamente incapaz en una carrera qe no le ofrecerá
ninguna especie de porvenir, ni mucho ménos qe se mantenga en el
establecimiento al qe con frecuencia pertuba el órden, a esos caracté
res tenaces qe suscitan dificultades i ponen en una lucha indecorosa a
los superiores.
Pero la medidaa qe ántes e aludido no se a llevado a efecto en toda
su estension. Embarazábala notablemente la circunstancia de estar los
alumnos de una misma clase o del mismo grado dirijidos por tres o
cuatro profesores, iser por consiguiente imposible qe cada uno de ellos
formase, en el espacio de un mes, juicio exacto acerca de la conducta,
aprovechamientoi aptitudes de cada uno de sus discipulos como lo exije
el reglamento. Los estados qe durante el año anterior se pasaron por
los profesores no pudieron ser mensuales ni tampoco bastate especifi
cados. Al presente, reunida en un mismo individuo la enseñanza de
los diversos ramos qe corresponden o cada una de las primeras clases
del curso de umanidades, desaparecerán en la principal parte las di
ficultades qe entónces abia. Varias otras medidas de menor importan
cia se an tomado tambien con el objeto de acer efectivas las ventajas qe
el reglamento debe producir, i qe omito enumerar a fin de no molestar
la atencion de los qe me escuchan, descendiendo a tales pormenores.
-—‘.’52—
En la administracion de los fondos se an obtenido ventajas notables
con el reglamento espedido en 843. La recaudacion se a echo mas
espedita i se an correjido los grandes retardos qe ántes asolido orijinar
la inexactitud de algunos deudores. Los gastos an sido algo mayores
en el año de 4844 qe en el qe procedió, i a abido un déficit de poco
méuos de mil pesos como aparece en el estado qe acompaño a esta
Memoria.
Concluiré esta esposicion aciendo la justicia debida a los esfuerzos
de los profesores idemas empleados del Instituto, i ala contraccion i
enpeño de los alumnos.

4.
Í DISERTACION

SOBRE EL DERECHO QI: “¡INE EL ROMANO I'ONTIE‘ICE PARA nuwrrm


LOS OBISPOS DE LAS NACIONES CATOLICAS, L!:¡DA P0ll ID. JOAQUIN
LARRAXN’ G-A1IÏI’DARIL‘LAS ANTI} LA ¡‘ACIIL'1‘AD DI: LEYES I CIENCIAS
POLITIGAS DE: LA UNIVERSIDAD DE CHILE EN LA SESION QE TWO
LUGAR EL b DE MARZO DE 18h5

Saíonns.

Entre todas las obras qe reclaman las meditaciones del sábio, entre
todas las instituciones qe an colmado a los ombres de venturai de dicha,
entre las diferentes partes qe forman el bello edificio de la relijion cató
lica, pocas ai qe tan viva, qe tan justamente exiten nuestra admiracion,
i qe sean tan dignas de estudio i de exámen como la iglesia de Roma;
i uno de los mas grandiosos espectáculos qe puede contemplar en los
anales de la umanidad el filósofo observador es el bellísimo cuadro qe
presenta‘la istoria del cristianismo en la sábiai vigorosa organizacion,
en la eficaz ibienechora influencia, ien la milagrosa conservacion de
la cátedra pontificia o de la iglesia romana por el dilatado espacio de
diez inueve siglos. La milagrosa conservacion e dicho, porqe es a la
verdad un echo prodijioso, el qe en medio de los trastornos de los im—
perios, de las convulsiones i guerras de las sociedades umanas, en
medio de los despojos de una destruccion universal, ella solo se aya
conservado inmutable i serena, resistiendo a la accion roedora del
— 253 —
tiempo qe todo lo devora, i sobreviviendo inmortal a la desaparicion de
los mayores poderes de los siglos, a la muerte de las instituciones mas
sábias, a las ruinas de los mas célebres i bellos monumentos del poder
l deljenio. Alejandría la depositaria de los tesoros del saber del mundo
antiguo, Venecia la señora de los mares, Florencia la patria de las artes,
Pisa, Luca, Jénova i las demas repúblicas de Italia ¿qé icieron de su
esplendor, de su pujanza, de sus libertades ide sus numerosos i esclare
cidos patricios.‘? Un denso inegro velo oculta el brillo de tantas glorias.
La grandeza de los Tameslanes, ode los Jenjis—Kanes, de los Carlomag
nos i de los Napoleones ¿qé término a tenido‘? Apénas se conservan
unos lijeros vestijios de las profundas uellas qe esos ilustres jenios im
primieron en su tránsito. El poder de los tártaros qe asolaron la mitad
del Asia, el de los moros qe conqistaron la España, el de los ingleses i
españoles en América, el de Olanda i Portugal en las Indias orientales
¿en dónde está‘? ¿I en dónde están tambien el colosal imperio creado por
Augusto i qe trasladó a Bizancio,flonstantino, el ermoso reino de Polo—
nia, i el no ménos célebre qe fundaron en Oriente los cruzados‘? Ya no
existen; desaparecieron dejando cuando mas en pos de si algunos gratos
recuerdos. Pero Roma cristiana existe todavía. Ella parece destinada por
la providencia para presenciar tantasi tan nobles ruinas, para anunciar
alas jeneraciones venideras la debilidad e importancia de las creaciones
del ombre, la nada qe encerraban esos nombres gloriosos. Si, esos ilus
tres pueblos, esos poderes al parecer invencibles pasaron con apresurada
marcha, cayeron al empuje de la precipitada corriente de los siglos; i
Roma sobrevivió a su caida, i triunfó de la zaña del tiempo, como
triunfa la altiva peña en medio de los mares de los embates de brava
tempestad.
I no se crea qe ella debe su inmortalidad a la falta de enemigos qe
procurasen su pérdida. Los a tenido i mui poderosos en todos los mo
mentos de su existencia. Por trescientos años la cuchilla de los tiranos de
Roma le descargó repetidos iformidables golpes, asta qe se embotaroll
sus files en la inocente sangre de sus ijos.
Los erejes de todos tiempos i de todo jénero la an echo el blanco
principal de sus ataqes i artificiosas amañas. Todos los im pios cuales
qiera qe ayan sido sus doctrinas le an profesado un mortál odio, le an
echo una guerra de muerte,i no an escaseado el sofisma, ni la calum
nia, ni la mentirai la burla para desacreditarla, i presentar a los
snmos pontlfices como los mayores tiranos, como los enemigos de la
civilizacion ide las luces, como los protectores de todo linaje de impos—
turas'i4raudes. Pero la iglesia de Roma a sido mas poderosa qe todos
—— 254
sus perseguidores; ella a triunfado de su rabia, confundido su orgullo,
descubiertoi frustrado sus criminales proyectos. El tiempo ilas luces
de la sana filosofía an patentizado la falsedad de sus sistemas, la menti
ra, la mala fé de sus acusaciones, i la debilidad del poder de ,qe tanto
blasonaban, i los envenenados dardos qe arrojaron contra Roma solo an
servido para aumentar el brillo dela ermosa corona qe ciñe su frente
inmortal. '
Pero los enemigos de los papas van al fin reconociendo la verdad i
aciendo justicia a su mérito, i e aqi otro argumento qe de nuevo per
suade la divinidad e inmortalidad de la iglesia romana. Los progresos
qe en estos últimos tiempos an echo los diferentes ramos del saber, i
particularmente la ciencia de la ístoria, al paso qe an servido para
aclarar numerosas dudas, descubrir preciosas noticias i echos impor
tantísimos, an contribuido prodijiosamente para cubrir de veneracion
respeto a la silla de S. Pedro, para vindicar a los papas de mil i mil odio
sas imputaciones. Gregorio 7 .°, Silvestre 2.°, Inocencio 3'°, por ejemplo,
ian encontrado sábios istoriadores, ilustres ap0lojistas de sus virtudes
entre sus mismos enemigos los protestantes. Compárense tambien los es
critos de Lutero, de Calvino, de Moshein, de Jurieu, de Davis5on, con las
obras de Boscoe', de Hurter, de Hook, de Raulre i véase la diferencia
inmensa qe ai entre el lenguaje acre i virulento, entre ia mala fé i las
calumnias contra los papas de los primeros, ila moderacion, imparcia
lidad, i los magníficos elojios qe les prodigan los segundos. Entre los
testimonios con qe la istoria moderna recomienda la memoria de muchos
papas injustamente acusados, es moi notable el siguiente trozo en qe
uno de los principales órganos del protestantismo en Inglaterra, la
Bevi3ta de Edimburgo, manifiesta la alta opinion qe tienen sus redacto
res de la Iglesia católica romana.
«La istoria de esta Iglesia, dice, une en un solo cuerpo las dos gran
des épocas de la civilizacion. Ninguna otra de las instituciones qe oí
existen transporta el pensamiento asta aqellos tiempos en qe el amo de
lossacrifi'cios se elevaba desde el Panteon, miéntras qe los leopardosi
los tigres retosaban en el anfiteatro Flaviano. Las mas nobles casas
reales solo datan su existencia de ayer, comparadas con esa sudesion
de soberanos pontífices, qe por una serie no interrumpida, su ben desde
el Papa qe a consagrado a Napoleon en el siglo diez i nueve asta el qe
consagró a Pepino en el octavo. Pero mucho mas allá de Pepino, la
angosta dinastía apostólica va a perderse en la noche de las eras fabu
losas. La república de Venecia qe viene despues del papado, en mate
ria de antigüedad era comparativamente moderna. La república de Ve
,k‘\—r—!, ,

__0.55_—
ñecia ya desapareció, i el papado existe. El papado existe no en es—
tado de decadencia, no como una ruina, sino lleno de vidaide una
vigorosa juventud. La iglesia católica envía asta las estremida‘des del
mundo,misioneros tau zelosos como los qe desembarcaron con Augustin
en el condado de Kent, misioneros qe'se atreven a ablar a los reyes
enemigos con la seguridad e intripidez qe animaron al papa Leon en la
presencia de Atila. El número de sus ijos es mas considerable aora qe
en ninguno de los siglas anteriores. Sus conqistas en el nuevo mundo
an mas qe compensado lo qe a perdido en el antiguo. Su supremacia
espiritual se estiende sobre lasvastas comarcas situadas entre las llanu
ras del Missonri i el cabo de Ornos, paises qe ántes de un siglo conten—
drán probablemente una'poblacion igual ala de la Europa. Los miem
bros de su comunion pueden con seguridad avaluarse en 450,000,000,
i seria difícil probar qe todas las otras sectas unidas reuniesen el
de 420,000,000. Ninguna señal indica qe se aproxima el término
de esta larga soberanía. Ella a visto el orijeo de todos los gobiernos i de
todos los establecimientos eclesiásticos qe existen en el dia, i no nos
atreveríamos a afirmar qe no se alle destinada para presenciar su fin.
Ella era grandei respetada ántes qe los sajones ubiesen pisado el suelo
de la Gran Bretaña, ántes qe los Francos ubiesen pisado el Rin, cuando
la elocuencia griega estaba aun floreciente en Antioqia, í cuando en el
templo de la Meca se ofrecian adoradores a los idolos. Ella pues podrá
conservar en el mismo estado su grandeza, allá cuando’ algun viajero de
la NuevaZelandia se detenga en medio de una vasta soledad, junto a un
arco destrozado del fuerte de Lóndres para señalar las ruínas de S.
Pablo» ,
«Continuamente oimos repetir qe el mundo va ilustrándose sin cesar,
i qe este progreso de las luces debe ser ventajoso al protestantismo,‘
desfavorable al catolicismo. Qisiéramos poderlo creer; pero tenemos
poderosas razones para dudar qe esta sea una asersion sólidamente
fundada. Vemos qe de doscientos años acá el espíritu umano a mani
festado una actividad prodijiosa; qea echo dar grandes pasos a todos
los ramos de las ciencias naturales; qe, a producido admirables inven
ciones qe tienden a aumentar las comunidades dela vida; qe la medici
na, la cirujia, la qimica, la mecánica an considerablemente progresado;
qe el arte del gobierno, la política i la lejislacion se an perfeccionado
aunqe en grado mas inferior. Con todo vemos tambien qe durante estos
doscientos cincuenta años no a eche el protestantismo conqista alguna
qe merezca mencionarse. Al contrario creemos qe si ai alguna mudanza,
ésta es en favor de iglesia de Roma. ¿Cómo pues podríamos esperar qe
— 356 —
el progreso delos conocimientos umanos sea fatal aun sistema qe, por
nodecir algo mas, a conservado su puesto, apesar del inmenso desen
volvimiento de las ciencias desde el reinado de Elizabet.‘? (l).
«Cuatro veces desde qe la Iglesia de Roma se alla establecida sobre
la cristiandad de Occidente, el espíritu umano se a revelado contra su
autoridad. Dos veces la Iglesiaaqedado completamente victoriosa, dos
veces a salido del combate con las señales de sangrientas eridas, pero
conservando siempre en todo su vigor el principio de la vida. Cuando
refleccionamos sobre los terribles ataqes a qe ella a resistido, nos es
difícil concebir de qé modo puede perecer.» (2).
«Ala verdad, fuera de ella, ninguna otra institucion ubiera podido
resistir a semejantes asaltos. La esperiencia de doce siglos fecundos
en sucesos, el conocimiento, el cuidado perseverante de cuarenta jenera
ciones de grandes políticos la an de tal modo perfeccionado qe el gobier
no de esta iglesia ocupa el primer lugar entre las invenciones umanas.
Miéntras mayor es nuestra persuacion de qe la razon i las escrituras
están en favor del protestantismo, mayor es la admiracion forzada qe
nos inspira un sistema de táctica contra el qe la razon i las escrituras an
sido invocadas en vano.» (3).
Moi bellos son señores, estos omenajes qe a la iglesia se ven forza
dos a tributar sus mas encarnizados enemigos. Ellos no an podido resistir
a la brillante claridad qe arroja la istoria del catolicismo, i no pudiendo
esplicar de un modo filosófico iumano la milagrosa conservacion de la
iglesia romana, ya qe no acatan i confiesan espresamente el poder
celestial e invisible qe la sostiene, reconocen al méuos los muchosi mui
gloriosos títulos qe ella tiene para atribuirse la inmortalidad.
Pero, apesar de estos ermosos elojios, de estos magníficos testimo
nios de los enemigos del papado, olvidando tambien la mano omnipoten
te e invisible qe lo defiendei conserva, ai muchos empeñados en procurar
su ruina, ai muchosinteresados en el descrédito, en la completa extincion
de la autoridad de los papas. Los incrédulos, los erejes de toda clase,
los enemigos todos de la iglesia católica, dirijen ante todo sus tiros a
la cátedra de los pontífices romanos, como el mejor medio de conseguir
sus dañados intentos, ise empeñan en negar, en menoscabar, en obs
curecer al méuos sus derechos. I algunos gobiernos ambiciosos i los
escritores aduladores qe los apoyan, tienen un particular cuidado en
confundir, en poner en duda las atribuciones qe los papas ejercen, para

‘ (I) The Edimburgh Review, bol. 72 uúm. 145 p. ¿‘27,238,229.


«2) Ibid p.
(3) Ibid p. 247.
—257—
revestir de este modo a las autoridades Civiles del poder de qe se a
despojado a los primeros. ‘ ,
Es pues, preciso qe los buenos católicos, amantes de su relijion i
fieles ijos de la iglesia, para qe no sufran mengua objetos tan sagrados,
sean mui celosos de qe se conserven incólume la autoridad pontifici8,
i'de qe se res’peten i reconozcan los derechos qe los son inerentes. I en
este siglo en qe pululan‘tantos sistemas desorganizadores, destructores
delos principios sobre qe reposan la relijion i la sociedad, es una obra
importantísima, mas necesaria qe nunca el qe todos los ombres a qienes
animala fé rcunan todos sus esfuerzos para qe se mantenga intacto el
depósito de las buenas doctrinas, de los verdaderos i sanos principios,
qe serán el preservativo de los otros absurdosi disolventes qe algunos
ilusos'difunden, i qe servirán de faro qe conduzca a los pueblos al puer
to de 'salvacion, a travez de los escollos qe oculta la obscuridad.
Muchos se ocupan en el dia en esta empresa grandiosa, iyo tambien
e elejido para tema de esta disertacion una materia cuya dilucidacion
pueda servir a esteohjeto. ‘I ya qe no era posible en los estrechos
limites de ella examinar i defender uno a uno los derechos todos de los
papas, demostraréal ménos la lejitimidad, i conveniencia del qe ejercen
en la institucion delos obispos de las naciones cotólicas; defenderé esta
bella prerrogativa de su primado, i con ella la unidad, la independencia
illa soberanía de la iglesia católica. ‘ '
‘ ‘ I no se’ crea qe la defensa qevoi a acer carezca de 'intefes e impor
tancia como a primera vista pudiera parecer. El derecho qe tiene el
romano‘pontífice para proveer, independientemente, los obispados del
orbe católico es talvez el mas importante de todos los qe están anexos
a su supramacia espiritual; i las rúidosas i serias contiendas a qe an
dado lugar las pretensiones ‘exajeradas de algunos gobiernos qe lo an
combatido i a veceá'usurpado, juntos con los subversivos escritos‘ con
qe álguñoserejes ifalsos católicos, lo an desacreditadó'i atacado, ' re
claman la atención de los juriscortsultos católicos, irevisten de interes
a una cuestion qe sin estas circunstancias‘ parecería talvez a muchos
desnuda en g'ran parte de 'e"l. ' ' , i ' ‘
Contando con vuestra induljencia, qe espero me concedereis aten
diendo siqiera a la cortedad de mis luces i a los defectos inseparables de
unprimer ensayo, despues de una breve esplicacion de los términos de qe
me valgo en este escrito, demostraré’ pues, qe solo el romono pontifice
pertenece por derecho propio la institucion de todos los obispos de la
iglesia católica, satisfaciendo, por conclusion, a algunas observaciones
qe pudieran acerse contra los principios qe voi a esponer.
' 33
-25e _—
En la palabra institucion de los obispos tomada en toda su estension,
se comprenden la eleccion o presentacion, la confirmacion i consagracion
Aunqe la eleccion ila presentacion no son en cuanto a los efectos canó.
nicos enteramente iguales. convienen a lo ménos en qe por ámbas se
designa o propone una persona ábil para qe la autoridad superior la
confirme i consagre, si así lo estimare conveniente a los intereses sobre
qe debe velar. La silla romana, despues de varias alteraciones en las
leyes de la eleccion, concedió a algunos soberanos, i a algunos cabildos,
por creerlo así conveniente al bien i a la paz de la iglesia, la facultad
de qe presentasen o elijiesen sujetos idóneos para confirmarlos despues,
si no ubiese ningun inconveniente qe la confirmacion impidiese. Así los
gobiernos de Austria, Francia, las dos Sicilias, Cerdeña, España iPortu—
gal se allan actualmente en posesion del derecho de presentar al romano
Pontífice los obispos de las iglesias de sus respectivos estados. En Ale
mania la eleccion pertenece a los cabildos en virtud del concordato de
Viena, pero en Baviera el último concordatoa conferido al reí la facultad
de elejir. En los paises protestantes aparecido repugnante qe el soberano
nombrase a los obispos católicos, i la facultad de elejir reside en los
cabildos. Así sucede en Prusia, en Anover, en los peqeños estados dela
confederacion Jermánica, en Olanda i en Suiza. En Polonia los cabildos
solo gozan del derecho de recomendacion, i el nombramiento pertenece
al reí (i) Por medio de la confirmacion la competente autoridad eclesiáti
ca juzga de la idoneidad de la persona presentada o elejida i de la forma
con qe se procedió en su nombramiento, ino allando cosa alguna con
traria a las reglas establecidas por la iglesia, lo aprueba, da al nombra
do la mision canónica, i le confiere el ministerio pastoral de su diócesis
Por. la consagracion recibe el electo i confirmado el órden sagrado del
episcopado, Pero de todos estos actos el mas importanteiel en qe princi
palmente consiste la institucion de un obispo es la confirmacion. La
eleccion o presentacion es una mera preparacion para el episcopado,
imiéntras el nombrado no reciba la confirmacion pontificia no es en
realidad obispo, ni puede ejercer la jurisdiccion episcopal. La consagra
cion solo es necesaria para qe el confirmado ejerza la potestad de órden,
pues la de jurisdíccion la tiene desde el momento en qe es confirmado.
Por esto aun cuando todo lo relativo ala institucion de los obispos sea
de la jurisdiccion esclusiva del romano pontífice, a concedido aun a los
seglares el derecho de presentacion, ise a desprendido tambien del de

(4) Walter Manual de derecho eclesiástico de todas las comfmiones cris


tianas.
—?— 259 -—
consagracion, cometiéndola casi siempre a algun obispo qe esté en
comunion con la iglesia delloma. Así el derecho de instituir qe en él reside
se alla en el dia reducido a la confirmacion; en ella puede con toda
exactitud decirse qe consiste la instituciou; i de ella particularmente
ablo cuando siento la proposicion jeneral, de cuya demostracion voi
a ocuparme, a saber qe soto al romano pontifice pertenece por derecho
propio la facultad de instituir los obispos de las naciones católicas.
Es de un dogma de nuestra fé qe en el romano pontífice reside el
primado de onor i jurisdiccion sobre toda la iglesia católica; i segun
la constitucion divina qe a ésta dió su sábio fundador, el obispo de
Roma es el padre, es la primera autoridad qe acatar deben todos los
cristianos. Partiendo del reconocimiento de este principio, parece eviden
te qe al papa pertenece por derecho divino la ínstitucion de todos los
obispos de la cristiandad. Conforme a los principios qe todo el mundo
reconoce, el primer jefe de una sociedad cualqiera está autorizado para
nombrar los majistrados subalternos, las autoridades inferiores qe de—
pendientes de la primera cabeza deben ejecutar sus órdenes, i acer
respetar su voluntad entre los súbditos cuyo gobierno los a sido por
ella encomendado. Si el poder pontificio ocupa el primer lugar en el
órden de la jerarqia; si se estiende a las iglesias todas del orbe cató
tico; silos obispos, por otra parte, son en jurisdiccion inferiores al jefe
supremo de la iglesia, ¿a qién sino a este pertenecerá la facultad de,
darles la canónica institucion, la mision lejítima de qe necesitan para
rejir i administrar sus diocesis‘? ¿Qién otro qe el jefe supremo será el
canal por el qe se comuniqe a las autoridades de segundo órden la
jurisdiccion qe deben ejercer‘? ¿A qé qedaria reducida la primacia de
los sucesores de S. Pedro, si sin su noticia, contra su voluntad talvez,
i por una autoridad extraña, ubiesen de ser instituidos los obispos qe
deben apacentar el rebaño confiado a sus paternales desvelos‘? ¿No será
del todo o en gran parte ilusoria la autoridad qe para gobernar toda la
iglesia ,católica les fué conferida por el celestial fundador del cris—
tianismo‘?
El romano pontífice está obligado, ademas, a cuidar de todas las
ovejas que el pastor celestial encomendó a su celo, i qe se allan espar
cidas, por los diferentes pueblos de la tierra. ¿I qé cuenta dará de este
depósito sagrado, cómo cumplirá este importantísimo deber, si no nom
bra, si no son acreedores a su confianza los ministros qe deben velar
inmediatamente sobre la familia cristiana‘? ¿cómo impidirá qe se extra
vien del redil los tiernos e inespertos corderillos para ir a comer los
venenosos pastos qe con tanlisonjeras seducciones los brindan a una el
— 260 ‘-
mundo, la erejia i la incredulidad‘.7 ¿Cómo evitará qe los engañen los
lobos rapaces qe con las pieles del ‘ pastor vestidos sembrarian entre
ellos semillas de Corrupcion ide muerte, i qe al fin fuesen tristes victi ‘
mas de su astucia, de su zaña i ferocidad.—l’ero ‘ho solo está encomen—
dado álromano pontlfice el cuidado de los fieles, sinó tambien el de los
pastores a qe aqellos se allan sometidos. Confirma fratres tuos. Pascc
agnqs meos‘. Posee’ aves meus. Confirma a‘ ‘tus ermam0s. Apacienta mis
corderos. Apmii'entc mis ovejas, dijo el Sarvadcr a S. Pedro,‘ i en él a
todos sus sucesores enel pontificado: entendiendo por ovejas los obispos
i por corderos el cóniun de los cristianos, segun el sentir unánime de los
teólogos i eauonistas católicos. Los obispos, pues, se allan'igualmente
qe los fieles sometidos a la autortdad de los sucesores de S. Pedro, i
s‘egun la espresion de Bossuet en su célebre sermon sobre la Unidad de
la iglesíd «ellos son pastores respecto de sus pueblos, iovejas respecto
del romano pontifice»; éste por consecuencia está obligado a tener una
vijilancia continua sobre ellos. Pero, a la verdad, nopuede bencebirse
de qé modo ejercería esta.lalta policia espiritual, si no dependiesen de
él los nombramientos de los obispos de los paises cátolicos. No siendo
examinados ui conocidos por él los candidatos nombrados, ocuparian
muchas veces las sillas episcopales, ombres ignorantes, incapaces,
ínmorales, enemigos talvez dela iglesia de Cristo, i qe colocados en luga
res remotos, ifuera del alcance de los rayos del Baticano, causarían a
[a iglesia males’ sin’ cuento, i qe no estaría en manos del pontlfice de
de modo alguno ‘evitar; No podría por consiguiente, cumplir con el
celestial 'mandato de'apacenta‘r las ovejas, i de confirmar en la féa sus
erm’a'rtos qe diera a Pedro el divino maestro. ‘
I seria envano decir qe nombrados i consagrados‘ los obispos por'
los metropolitanos, podría darse parte despues al pontifice de su nom‘
bramiento i consagracion; porqe este aviso seria enteramente inútili
el papa no podría hacer ningun uso acertado de él. No le serviria para
aprobár al nombrado; porqe yaelecto i consagrado se consideraria inne
cesaria su aprobacion,i seria exijida por la necesidad i la fuerza. Tam
poco le serviría para rechazar i espeler al qe creyese indigno de ejercer
las funciones episcopales;j porqe puede asegurarse qe en tal ca'so serían
desatendidasi despreciados sus mandatos; pues las pasiones, las opinio
nes erróneas i'extraviadas, los intereses de cuantos hábian contribuido
a'la elevacion del intruso, el espiritu de rebeliqn' ide partido qe es tan
poderoso en’ estos casos, todasestas causasi otras semejantes arian qe
áe'miraseri con burla cuantas providencias salieran de Roma i todo al
fin terminaría en un cisma, igual al qe tuvo lugar en la iglesia Utrech,
--26l —
qe dura ya mas de un siglo, i qe comenzó tambien por la institucion
del obispo de Arlem, hecha por el qe se decia metropolitano de aqella
provincia, noticiada despues al papaí vigorosamente rechazada i conde
nada por .él.
Concluyamos, pues, qe si la sabiduría del Eterno no exijo jamas de
losdébiles mostales sacrificios superiores a la umana flaqeza, ni deber
alguno qe no esté en sus manos cumplir, si nada ace envano, si qe
riendo un fin debe qerer los medios indispensables para conseguirlo,
parece evidente qe, al exijir del vicario de su iglesia una continua i
activa vijilancia sobre todos los miembros qe la forman, qizo concederi
le 'concedió la facultad de instituir todos los obispos de la cristiandad,
como el mejor medio de gobernarla, i llenar cumplidamente los augustos
cargos de su mision soberana.
Segun las doctrinas católicas, la iglesia es una, una en la fé, una en
los sacramentos, una en la obediencia a una suprema cabeza; la unidad
es una basó esencialísima de su organizacion, i‘el romano pontifice es el
vinculo qe en ella la mantiene i conserva. Pero, el papa dejaría de ser el
centro dela unidad católica, si estrañas manos, con completa indepen
dencia de el, ubiesen de ejercer'en‘la iglesia el derecho de instituir los
Ob‘SPOs‘, qe bajo la direccion de la suprema cabeza deben gobernarla.
Dejando de ser el órgano por el qe se les comunicaba la mision necesaria
para apa0entar su grei,sc creerian independientes de él, desconocerían
su autoridad, olvidarían su supremacía, desobecerian—> sus órdenes, i
llegarían aromper del todo las relaciones qe los conserban unidos con
su jefe, ipor consecuencia las qe los ligaban con sus ermanos en ej
elï>iscopado, i acabarian por oxijir en sociedades aisladas e independientes
las diversas iglesias de la cristiandad. Rotos de este modos los vínculos
qe mantenían la unidad en la gran familia católica, dos aparecería aqella
enteramente, lprivada la iglesia de esa bella armonía, de ese órden
admirable con qe la enrriqeoiera su esposo, destruido el principio qe
constituye su fuerzai qe le comunica su vida, se disolvería, caería esa
obra grandiosa, admiracion de las edades, como cae tambien el sobervio
edificio a qien se arrancan los cimientos qe lo sostenían-I destruida
la unidad en cuanto a la obediencia a la lejítima cabeza, desaparecería
tambien respecto de la profesion de unas mismas doctrinas, i de la parti
cipácion de unos mismos sacramentos. Colocados los obispos en sus
iglesias, separados del centro qe a todos los unía en un solo cuerpo, i
acia qe todos ellos representasen la iglesia de Jesucristo, i no pudiendo
reunirse en concilios jenerales por faltar la autoridad lejítima qe los
convocase i presidiese, no abría en la cristiandad tribunal alguno infaliw
_26o_
-

ble, autoridad alguna docente qe contando con la infalibilidad, pudiese


enseñar a todos los cristianos una misma doctrina, i cxijir de ellos la
obediencia i acatamiento qe‘prestarse deben a los qe el Espíritu Santo
asiste con su inspiracion iproteccion todo poderosa. Independientes los
obispos entre si,{cada uno enseñaria los dogmasi moral qe creyese ver
daderos, i aveces los qe en mas armonía estuviesen con sus intereses o
con las exijencias de sus flaqezas i de sus pasiones. Uno admitiría un
dogma, otro lo negaria, aqel alteraría, el simbolo de nuestra fé, este
suprimiria un sacramento o añadiría otro nuevo, todo seria variacion,
confusion i desórden, i privados los cristianos de la antorcha luminosa
isegura qe los dirijo en su marcha, vagarian en la incertidumbre i la
duda tras diferentesi encontrados maestros, asta tocar todos los estre
mos del error i del engaño. E aqi las consecuencias del desacordado
sistema de usurpar al romano pontifice el derecho qe tiene para instituir
los obispos. .
I si noes al papa ¿a qién puede perteneceren la tierra la facultad
de acer esta institucion? Porqe siendo tan augustas e importantes las
funciones de los obispos, i dependiendo de la lejitimidad con qe las ejer—.
zan la paz, la tranqilidad i la salud espiritual del rebaño de Jesucristo,
no pueden segun la voluntad de éste, introducirse en la iglesia de propio
muto, sin ser llamados, sin recibir de la autoridad competente la mision
necesaria para desempeñar los importantes cargos de su delicado i santo
ministerio. Debe pues aber una autoridad en la tierra a. qien perte
nezca dar esta espiritual mision, e instituir todos los obispos de la cris
tiandad. ¿I en qién sino en el papa, repito, podría residir esta facultad?
Prescindiendo de la voluntad del Ser Supremo qe no a qerido designar
inmediatamente a los qe an de ejercer las funciones de sucesores de los
apóstoles, no conocemos los ombres sino dos órdenes de poderes, el
espiritual porqe es rejidala iglesia de Jesucristo iel temporal i civil, qe
reside en los gobiernos instituidos por los ombres, ia qienes están
confiados los destinosi los intereses temporales de los pueblos. Entre
los depositarios del poder espiritual de la iglesia las únicas autoridades
qe dejando a un lado al romano pontifice pudieran entender en la
institucion de los pastores de las iglesias particulares, serían esos mis
mos pastores, o los concilios jenerales, nacionales, provinciales i dio
cesanos, o el clero olos cabildos de las iglesias vacantes; i sin embargo
en ninguno de ellos reside semejante derecho. '
No en los obispos: porqe todos por derecho divino son iguales, excep
tuando al romano pontifice qe, como sucesor de S. Pedro i cabeza
primera de la iglesia, es superior a todos los otros en jurisdicoion; i siendo
-—263—
odos en cuanto a la potestad de órden i jurisdiccion del todo igua
les, parece inconcebible el qe unos tengan i ejerzan la facultad de
instituir a los otros. No en los concilios jenerales: porqe siendo entera
mente imposible su frecuente celebracion, muertos o depuestos los
obispos de algunas iglesias, qedarian estas acéfalas por mucho tiempo,
sufriendo por consiguiente los inmensos males inseparables de esta
viudedad idesamparo. No en los nacionales i provinciales, qe para mi
objeto son iguales: porqe solo despues de la institucion de los metropo
litanos i primados, qe tuvo lugar muchos años despues del estableci
miento del cristianismo, pudieron celebrarse estos concilios; i si a ellos
ubiese concedido Jesucristo la facultad de instituir los obispos, ubiera
faltado en la iglesia de Dios la autoridad qe la proveyese de sus pasto
tores, se ubiese interrumpido la serie de ordenaciones lejitimas. i todos
los santos obispos qe gorbernarun las iglesias mas célebres de la cristian
dad, desde la muerte de los apóstoles asta la ereccion.de los metropo
litanos i primados, ubieran sido unos intrusos, usurpadores de sagrados
derechosi qe carecieron de autoridad lejitima para administrar sus dió
cesis. Mucho ménos los sínodos diocesanos, el clero o cabildo de las igle
sia vacantes. El nombrar o instituir obispos es un acto de la mas
elevada jurisdiccion, i supone en el qe lo ace autoridad o superioridad
sobre el nombrado, ino siendo segun la constitucion de ‘la iglesia los
concilios diocesanos, el clero i cabildo de una iglesia, superiores al
obispoqe la gobierna, no puede tampoco residir en ellos facultad de
instituirlos. Los sínodos diocesanos, los cabildos, ademas, son de crea.z
cion eclesiástica i umana, comenzaron a existir, muchos años despues
de fundada la iglesia; i si ellos únicamente ubiesen tenido el derecho' de
instituir los obispos, el episcopado, de creacion divina i sin el qe.la.ígle—,
sia no puede conservarse, ubiera desaparecido por mucho ;tietnpo.
Allándose una iglesia sin obispono podría tampoco reunirse el concilio
diocesano por faltar la autoridad lejitima qe lo convocase í presidiese.
i es tambien claro qe no se comprende en las facultades qe Cristo .dió
a los présbiteros qe lo componen la de elejiri confirmar al obispo qe la
gobierna. No qeda pues otra auteridad qe el papa en el órden de los
poderes espirituales, a qien pueda pertenecer el derecho de instituir los
obispos de la cristiandad.
Examinaré aora si la autoridad temporal, si los gobiernos civiles an
recibido de Dios algun poder, si tienen lejitima jurisdiccion para entender
en estos asuntos. Los aduladores de su poder, algunos encubiertos
enemigos de la iglesia, ien particular del primado de los papas, como
igualmente unos pocos incautos seducidos por la novedad de las doctri
—264—
nas qe propalan, por el linjido respeto con qe cubren su encono, por el
barniz deerudic0ion i saber con qe doran la impiedad iabsurdos de sus
sistemas, así lo an pretendido. Estos falsos maestros con los pomposos
einsignificantes nombres de regalías,‘ patronato, real proteccion, alta
policr’a ecíeciástica; con pretestos tomados de las voces disciplina externa,
iglesia en el estado, autoridad ecleciástica enteramente interna; con
los recuerdos i encomios de la antigua disciplina; con las declamaciones
icalumnias de ambícion, usurpacion i reservas de la silla romana, se
an empeñado en secularisar el poder ecleciástico, en ensanchar los fue—
ros delos gobiernos civiles, atribuyéndoles jurisdiccion para intervenir
en mil negocios del conocimiento ‘ esclusivo de la iglesia, en alterar la
constitucion divina de éste en disminuir las prerrogativas i derechos de
los papas, en confundir, en trastornar en fin todos los principios, para
de este modo destruirlo todo, medrar al abrigo de la anarqlai las
tinieblas, ia sentarse sobre las ruinas de la relijion ide la iglesia. En
gaños i errores mil difunden esos mentirosos ipócritas; i en cuanto ala
cuestion qe voi tratando, entre otros despropositos, enseñan qe ‘los
gobiernos civiles tienen una propiai lejítima jurisdiccion para entender
en instituciones de obispos, qe sin concesion alguna de los romanos
pontífices pueden nombrar o presentar los obispos de las sillas vacantes
con obligacion en aqellos de confirmarlos i consagrarlos, o qe pueden
abilitar a los metropolitanos para qe proceden a confirmar o a solo
consagrar a los candidatos qe ellos designasen. Vol a demostrar la
falsedad de estas doctrinas, i para acerlo me bastará esponer la teoría
católica sobre la naturaleza i limites de las dos postetades, aplicando
despues los principios espuestos a los puntos qe qiero examinar. De
esta demostracion resaltará la absoluta incompetencia dela autoridad
secular para mezclarse en las provisiones de obispos, i:por consiguiente
qe no abiendo entre los depositarios dela autoridad ecldciástica ninguno
qe fuera del papa tenga poder para instituir los obispos, a'él'esclusi
vamente pertenece sobre la tierra este sogrado eimportante derecho.
Al crear al ombre señalóle su autor el eterno i sublime destino
para qe su voluntad le creara, qizo qe el cielo fuese el pensamiento con—
tinuo de su vida, i qe la posesion de sumo bien saciase al fin las aspira
ciones todas de su espíritu inmortal. Pero ántes de gozar de tan apeteci
dosí preciosos bienes mandóle qe llenase sobre la {tierra una mision
pasajera ide prueba, qe cumpliese con esmero las obligaciones anexas
al estado en qe su omnipotente mano le colocaba, paraqe con su fidili
dad se iciese aceredor ala brillante corona con qe Dios ciñe las siones dB
los justos en la patria de la inmortalidad. Tiene pues el ombre dos des
y
— 265 —
tinos, dos fines a qe enderezar sus acciones; uno espiritual í celeste,
otro temporal í terreno. Pero el ombre no podia llegar solo al término
de su carrera, iia Providencia le dió compañeros para qe le ay'udasen,
para qe trabajasen juntos en alcanzarlos dos destinos para qe fueron cria
dos. Existió pues la sociedad espiritual en la qe los socios se ocupan en
adqirir bienes imperecedores e inmortales, i qe se dirijo toda a un fin
sobrenatural í divino. Existió tambien la sociedad civil, destinada a
procurar¿ a los mortales toda la felicidad i ventura qe compatibles
fuesen con las miserias itrabajos de la tierra, i qe serian inaceqible,
si viviesen en elmundo independientes i aislados. Ambas, sin embargor
no podian existir un solo instante si carecian de medios con qe llena
las condiciones de su existencia, si no residia en ellas la autoridad su
ficiente para tomar todas las providencias necesarias para alcanzar su
respectiva felicidad. El Ser Supremo revistió, a aconsecuencia, a las dos
de los poderes necesarios para qe pudiesen labrar su ventura iasegurar
su dicha. Depositó en la sociedad espiritual de los cristianos toda la
suma de poder qe sus pastores, qe los representantes de su iglesia abian
menester para gobernarla i presidirla, i de la misma manera qe a su
iglesia izo a las sociedades umanas soberanas i libres, para qe aciendo
un uso acertado de su soberanía i libertad, organizasen del mejor modo
posible los gobiernos qe debian rejirlas, i asegurasen por medio de sábias
leyes elreinado de la virtud i de la paz. Ambas sociedades, ambas auto
ridades, la ecleciástica iia civil fueron pues creadas, soberanas, indepen—
dientes i libres.
La potestad o soberanía de la iglesia se estiende al dogma, a la mo
ral íal culto, las tres partes qe constituyen el bello edificio de la relijion
católica qe profesan sus ijos, í sobre cuya conservacion, santidad i pu
reza está ella encargada de vijilar con la mas esmerada constancia.
Por lo relativo al dogma le pertenece declarar los artículos de fe
católica, por lo perteneciente a la moral determinar las reglas delas
costumbres; iporlo qe toca al culto establecer cánones para arreglar
todo lo concerniente alos ministros, los ritos, las ceremonias, los oficios,
beneficios ect. La soberanía de la iglesia comprende como la de la socie—
dad civil, todas las facultades lejislattcas, judiciales, ejecutivas i adminis
trativas qe son necesarias para qe ella sea rectamente gobernada. La
accion de su poder es eactcrior, pública, i visible, ise manifiesta por actos
externos solemnes, porqe ella manda sobre los cristianos compuestos
de almaí cuerpo, porqe ella arregla sus acciones qe son exteriores i
visibles, porqe los alienta i les comunica su vida por medios exteriores
ivisibles como son los sacramentos, la predicacion de la palabra divina,
34
—-266—
etc. En fin su soberanía en la qe todo esto se comprende es de derecho divi
no, í la recibió cuando su esposo dijo a los postoles-Se me ha dado todo
poder en el cielo i en la tierra. Como me a enviado el Padre, así os enviu
avosotros.—Id, instruid a todas las naciones, enseñándolas a guardar
todo lo qe os e encomendado-Todo lo qe atareis o desatareis sobre la
tierra será atado i desatado en los cielos.——El qe os escucha a mi me
escucha, el qe os desprecia a mi me desprecia—El qe desobedece a la
iglesia sea tenido como un jentil i publicano. .
La iglesia es libre. Libre para qe sus ministros prediqen la palabra
evánjelica, sin consulta, sin permiso, sin autorizacion de los poderes del
siglo, aun contra su voluntad, ia pesar de sus mandatos, de sus amena—
zas, i de sus castigos. Os delantarán decia el Salvador a sus discipulos,
i en ellos a todos sus sucesores, cuando los envió a predicar el evanjelio,
es delatarán a los tribunales, i os azotarán en sus Sinagogas; i por mi
causa seréis conducidos ante los gorbernadores ilas reyes para dar testi
monio de mi a ellosi alas naciones. No importa, añade, no les temais.
No ergo timueritis eos. Yo os lo mando. Lo qe os digo en secreto, decid
lo vosotros en medio del die, i la doctrina qe a mi me ois predicadla a la
faz del mundo (5)—Libre tambien para celebrar sus concilios o asam
bleas ecleciásticas, sin licencia contra las proibiciones de los gobiernos
temporales, a imitacion delos primeros cristianos, de aqellos santos obis
pos, de aqellos esclarecidos mártires qe sin atendera los severos edictos i
a las terribles persecuciones de los señores de Roma, se juntaban, prac—
ticaban unidos los ejercicios de su relijion, celebraban sus concilios, en
el secreto de las causas, durante la oscuridad de la noche, en las os
curas cavidades de las catacumbas.—Libro ademas para adqirirbienes,
i para retenerlosi distribuirlos como lo crea conveniente, siguiendo el
ejemplo del divino maestro qe enseñó practicamente la necesidad de qe
su iglesia poseyese fondos para su subsistencia i para socorrer a sus
ijos necesitados-La iglesia es libre en fin para establecer sus leyes, para
dictar los reglamentos necesarios para su observancia, ‘i para ejercer
losactos de la jurisdiccion qe tiene sobre todos los cristianos, conse
cuenoias todas necesarias de la forma de sociedad soberanai libre qe le
dió su sábio fundador.
Las dos potestades son por naturaleza independientes: la ecleciástica
de la civil i la civil de la ecleciástica. Esta ningun título tiene para inter
venir en los negocios qe son de la competencia de aqella, i la civil
mucho ménos para entender en los qe son ínerentes a la ecleciástica,

(5) Math cap‘ 10 v. 17 i sig.


-— 267 —
Dad a Cesar loqe es de Cesar í a Dios lo qe es de Dios, dijo Jesucristo
en su evanjelio, i conforme a este mandato divino los dos poderes no
deben injerirse en los asuntos uno del otro.
Cada uno debe obrar dentro de la esfera qe se les está señalada, ni
deben traspasar los limites con qe el supremo autor de todos los poderes
a restrinjido la autoridad qe a qerido confiarles. Estos limites se allan
demarcados por el fin directo í primario a qe deben dirijirse las opera—
ciones de uno iotro. Este fin directo es el qe regula la competenciaí
lejitimidad de las medidas qe los depositarios de ambas autoridades
adoptan para llenar sus respectivas misiones. Así todo lo qe se dirijea la
bienaventuranza eterna de los cristianos es propio í esclusivo de los po
deres ecleciásticos; itodo lo qe tiene por objeto directo su bienestar
temporal i su dicha terrena es del resorte de las autoridadeslciviles.—La
iglesia i su autoridad son pues completamente independientes de los
poderes terrenos. Dios no pudo sujetar su iglesia, la obra escojida de sus
manos, a los caprichos i a la voluble inconstanciadesus criaturas, el cielo
no puede depender de la tierra, ni lo inmortali divino de lo perezedero
idelesnable. La potestad eclesiástica, al contrario ademas de su objeto
primario, fué criado para suplir la importa—noia, la debilidad de accion,
la falta de medios, defectos inseparables de los gobiernos de la tierra;
obra de los ombres, ien los qe se an de acer sentir la limitacion, la
ignorancia i las pasiones de estos. «Erale necesaria a la autoridad secu
lar una palanca qe la elevase al cielo, cuanto ella se inclina por su
peso a la tierra-un veiculo por donde penetrase en la conciencia de
los ombres la qe solo impera sobre los cuerpos—un punto de apoyo qe
no fuese esta misma para ser sostenida. l la autoridad eclesiástica es
la qe le presta todos estos servicios, la qe la auxilia, la qe le estiende
una mano amigable para qe sea tan cabal, perfecta i activa cual por si
sola jamas consigueria cerlo.» El poder seperitual influye, pues, en la
Sociedad civil, modifica, restrinje en cierto modo la independencia del
'temporal por la eficacia, por la influencia bienechora de los medios reli
liosos de qe dispone en beneficio de él; i a su vez la autoridad tempo
ral ínflwye en la sociedad espiritual de los cristianos sus subditos,
asegurandóles i protejiendóles el libre ejercicio de la relij ion qe profesan.
Pero esta influencia es índírectai no basta para destruir la constitucio
nal independencia de cada una. Aunqe una medida, la administracion de
los sacramentos, la predicacion de la palabra divina, por ejemplo, ejerza
una influencia indirecta en el bienestar temporal de los cristianos; como
ella tiene por objeto directo i principal la salvacion eterna de los mismos,
seria absurdo afirmar uqe era atribucion especial de los majistrados
—-2G8—
civiles, i qe no estaba comprendida con los limites qe determinan la
estensioni lejitimidad de la jurisdiccion eclesiástica. En caso de duda
sobre la competencia para ejercer un derecho por ambos poderes recla
mado, deberá atenderse no a su influencia indirecta, sino a su fin inme
díato, principal i directo.
Las dos potestades, repito, son segun su organizacion independientes.
Pero si por ignorancia, inadvertencia, debilidad u otra falta los encar
gádos de ejercerlas traspazasen los limites de ellas, se injiriesen en los
negocios los unos de los otros, sin atacarse; sin romper la armonía í la
concordia puedeni deben acerse pacilicas í amistosas reclamaciones,
defender la integridad de sus derechos, transijir en fin del modo posible
sus reciprocas pretensiones, de la manera qe sin declararse una desa
cordada guerra transijen i se avienen dos vecinos aliados e independien
tes, qe sin reconocer un juez superior qe su qerella dirima, no creen
justo renunciar todos los derechos qe uno del otro reclama.
Si a la luz de estos principios reconocidos por los mas celebre juris
consultos, í destinados a consolidar el órden, la armonía í la paz, en
los estados católicos, examinamos la competencia de los gobiernos
civiles para acer presentaciopes í nombramientos de obispos a la autorida
des eclesiásticas, aparecerá claramente qe no reside derecho alguno en
aqellos para proceder a acer dichas presentaciones sino an recibido
de la suprema cabeza de la iglesia un prívilejio espreso iespecial para
acerlo. Ellos no pueden tener mas derechos qe los comprendidos en la
soberanía de los pueblos de qe se dicen depositarios; i considérese
como se qiera esta soberanía, dese la estension qe se apetezca a los
derechos qe ella encierra, nunca podrá afirmarse qe el ser supremo a
concedido a los pueblos por ella facultades para determinar lo concer
niente a la relijion ia sus intereses espirituales; i a esta especie perte
nece sin duda el nombramiento o eleccion de un obispo. Si una nacion
no tiene pues jurísdiccion en asuntos de esta naturaleza mal puede
comunicarla a los gobernantes qe la representan í qe ejercen a su nom
bre los derechosde la soberanía. En virtud de estos derechos solo pue—
den lo qe tenga por objeto directo la felicidad temporal í terrena de los
gobernados. El nombramiento de los obispos, ministros dela sociedad
cristiana jefes del órden espiritual, tiene una relacion íntima, inmediata
í directa con la salud i los intereses espirituales de los cristianos, tiene
por fin principal su dicha, su bienaventuranza eterna. Pertenece por
tanto segun los principios qe arriba dejo espuestos, a la autoridad qe
esclusivamente cuida de esos intereses sagrados, i qe constantemente
trabaja por asegurara lós ombres esa inmortalidad, esa eterna i perdu
— 269 -
rable ventura. La eleccion de los obispos de las iglesia católicas influye,
es verdad, en la felicidad temporal de los cristianos qe van a ser go
bernados por ellos, así como tambien, cuando florecen en un estado al
relijion i las sublimes virtudes qe su espíritu inspira, recibe la sociedad
civil inmensos bienes de su influencia bienechora; pero aqella influen
cia es indirecta, parecida a la qe ejerce en la sociedad cristiana la elec
cion del jefe político va a acer observar las leyes i mantener la paz en
el territorio de una provincia. Es indírectai no basta porconsiguientepa
ra arrancar a los poderes eclesiásticos el derecho de nombrar los pastores
qe ,apacientan la grei delas naciones católicas; no basta para qe los go
biernos civiles atienten contra la independencia de la iglesia, usurpándole
este importante e imcristible derecho. I así cómo seria un absurdo afirmar
qe a ésta pertenece la facultad de designar los empleados civiles de un
estado católico, a pretesto de qe la eleccion de una persona irrelijiosa e
inmoral o al contrario piadosai cristiana iba a influir en la salud espiri
tual de loscatólicos sometidos a su poder; así es igualmente absurdo pre
tender qe los gobiernos temporales, entre los poderes qe como depositarios
de los pueblos ejercen, tienen el de nombrar los obispos qe deben
administrar las diócesis comprendidas en el estado qe rijen, aunqe
alguna vez la designacion du un determinado candidato pueda afectar
los intereses cuya administracion les a sido por sus pueblos enco
mendada.
Por otra parte, si fuese atribucion propia de los poderes civiles el
nombrar los obispos dela cristiándad, ¿Como los apóstoles qe abian
oido de su divino maestro el plan entero de la relijion, qe conocian me
jor qe nadie las bases sobre las qe se allaba organizada la iglesia, qe
comprendian tan bien su constitucion, los limites, las atribuciones, las
perrogativas de su poder, qe no ignoraban tampoco la estensioni
naturaleza de la autoridad dé los reyes de la tierra, como los apóstoles,
digo, i tambien sus discipulos i todos los santos obis pos de los primeros
siglos del cristianismo jamas reconocieron en los príncipes semejantes
derecho‘? ¿Cómo no consultaron nunca su voluntad sobre este punto?
¿Cómo conculcaron i usurparon su autoridad entendiendo por sí solos
icon absoluta independencia a los reyes, en lainstitucion de los obispos
todos de las iglesias bacantes‘? ¿O an adqirido algun nuevo derecho los
reyes psr su conversion al cristianismo‘? Pero los derechos de la soberanía
son inmutables, inseparables de la naturaleza de esta, no se varían con
las circunstancias, no se aumentan ni disminuyen con el trascurso de
los siglos, i ninguna alteracion sufrir pudieron por lo tanto con la conver
sion al cristianismo de los señores qe la ejercian.
—270 —
Será lícito, por consiguiente, concluir qe el llamado patronato no es
inerente a la soberanía, qe ningun gobierno puede sin especial concesion
de los romanos pontífices atribuirse semejante derecho: i qe sin ella no,
ai en el papa obligacion alguna de atender a semejantes presentaciones,
í de proceder a confirmar: consagrar al nombrado.
La misma ilegalidad, la misma o mayor falta de jurisdiccion se en
centrará si despreciando la autoridadi los derechos de Roma se pro
pasan los gobiernos a mandar qe los metropolitanos procedan a confirmar
iconsagrar los candidatos qe ellos desígnaren. 0 los metropolitanos
son inabiles para entender en estas consagracionesi confirmaciones, o
no lo son. Si lo primero, las autoridades civiles no pueden, atendido el
fln directo de los derechos qe ejercen, conferir a los metropolitanos
facultades de qe ellos mismos absolutamente carecen; seria esta autori
zacion un despojo, una manifiesta usurpacion de los derechos iuerentes
a la autoridad eclesiástica, ipor consiguiente del todo ilegali nula. Si
lo segundo, si aqarentado acer revivir una disciplina abolida por el jui
cio soberano de la iglesia universal se considera a los metropolitanos
con lejltimas facultades para consagrar iconfirmar, i declara el gobierno
qe en este o aqel caso deben proceder a verificarlo, qe existen de echo
las causas leiítimas para qe puedan poner en ejercicio sus facultades,
qe es cierta i canónica la necesidad o utilidad de acer uso de este recur
so; se podría preguntar; siendo evidente qe los metropolitanos no tienen
por derecho propio lejítima jurisdiccion para confirmari consagrar los
obispos, segun qeda demostrado; si por consiguiente solo an podido i
podrían ejercer en el dia dicho derecho por delegacion del papa en qien
propia i orijinariamente reside, ¿Como se injieren los gobiernos a decla—
rar la naturaleza i limites de la autoridad conferida por otro‘? ¿A qién
sino al autor mismo dela jurisdiccion pertenece determinar su ejercicio o
los casos en qe puede ono tener lugar‘? ¿Qién sino el autor de la leí podrá
interpretarla, modificarla o esplicar el modoi tiempo en qe debe ser
obser‘vada? Las autoridades civiles carecen, pues, de derecho para
acer estas declaraciones. Si, ademas, en algun caso í con cualqier color
o pretesto pudiesen resolver lejitimamente algun punto sobre institucion
de obispos seria preciso decirqe se abia del todo variado la esencia de
las dos potestades, qe la institucion de obispado depende de los ombres,
qe la iglesia de divina se a convertido en umana, qe debe su orijen a
los ombres, qe las cosas de Dios dependen de los caprichos de sus
criaturas.
Pero dejando a‘fun lado todo lo dicho, supongamos qe olvidando
los gobiernos todas las nociones de justicia i legalidad, segados por su
-- 271 —- m,
ambicion, preocupados por la eclesiástica-manía de qerer injerirse en
todo, de secularizar las cosas de la iglesia, se avanzasen a nombrar los
obispos dejas sillas "¿vacantes, mandasen qe los metropolitanos los
consagrasen, i que estos intimidados o seducidos por la estension._de'fa
cultades que se les concedian verífieasen las consagraciones i confir
maciones. iQue triste cuadro ofrecerian las pueblos gobernados por tales
obispos i por tales soberanos! iqué larga cadena de males para la Igle
sia i el Estadol Sin tomar en consideracion la unidad de la iglesia des
trozada, su constitucion atacada, sus mas sagrados derechos usurpados,
as cosas santas profanadas ¿Cómo calmar las ansiedades, los temores
de conciencia de los verdaderos creyentes‘? ¿Cómo hacer desaparecer todo
temor aun remoto de ilegalidad en tales procedimientos‘? ¿Cómo des
truir la falencia o equivocacion posible de esta determinacion‘? ¿Sobre
que principios legales descansarian los efectos del nuevo órden de cosas‘?
¿La conducta de los nuevos obispos en que fundamento sólido estriba—
ría‘? ¿Cómo evitar que no se introdujesen al ménos algunas dudas sobre
la lejitimidad de su jurisdiccion‘? ¿Cómo que al fin no se acatase del mo
do debido su autoridad, que no se ejecutasen sus órdenes, que no se
oyesen sus consejos, que se despreciasen sus amonestaciones, ique todo
talvez terminase en un cisma i en una declarada rebelion‘?—Los gobier
nos por otra parte, dominados casi siempre por las mezquinas exijen
cias de la política, por los mundanos intereses de los partidos, í rodea
dos de todas las debilidades i flaquezas inseparables del hombre, son
los ménos apropósito para elejir personas capaces amantes de la reli,
jion i de la iglesia, zelosos defensores de sus santos derechos, superio
res a las insinuaciones de los gabinetes, inaccesibles a los manejos de la
lntriga, i al móvil de la corrupcion i del empeño. Se verían con fre
cuencia obispos inmorales, ambiciosos, enemigos talvez de la misma
iglesia, indignos de ser llamados con tan sagrado nombre. Privados
ademas los gabinetes de los ilustradores consejos con que el espíritu de
Dios asiste a los qe a puesto para gobernar su iglesia, midiéndolo
todo con la estrecha vara de la umana sabiduría, i de una política.
mundana, se engañarian en la eleccion de sujetos, sinó de mala fé, por
la falta al ménos del tino i conocimiento necesarios en la materia. Quae
Dei sunt, nemo cognooit m'si Spiritus Dei. I no creo necesario encare»
cer los males sin cuento que los pastores indignos e ilegalmente nom
brados acarrean al rebaño de Jesucristo; sobrado nos lo enseña la his:
toria, i no estan mui distantes las dolorosas esperiencias de que fue
triste víctima la iglesia de Francia‘ durante los aciagos dias de la re—.
volucgon.
Pero no se reducen aesto solo los inconvenientes que de la injerencia
de los gobiernos en el nombramiento de los ministros de la iglesia resul—
tan; no se limitan al órden esplrituali relijioso, los tiene tambien í mui
grandes para la libertad í derechos de los pueblos. Enseñan todos los
publicistas qe es necesario, para protejer las libertades públicas, res
trínjir los poderes de los gobernantesen el circulo mas estrecho qe com
patible sea conla conservacion del órden, qe solo debe dejárseles la suma
de autoridad indispensable para llenar su mision, colocándolos de este mo—
do enlaimposibilidad de acerse delincuentes. Todo lo qe tienda a ensan
char los derechos de los gobiernos sin provecho de los pueblos, todo lo
qe sea poner a su disposicion armas de que puedan valerse para sacrifi
car los,intereses comunes i minar el santuario de la libertad, todo lo qe
les facilite burlar las garantías constitucionales i las medidas con qe se
trata de precavcr sus desmanes, es un ataqe a los fueros del pueblo,
un atentado contra la felicidad nacional, un crimen que los pueblos de.
ben con gran cuidado evitar. I en esta clase debe colocarse la facultad
de nombrara los ministros de la jerarquia eclesiástica qe con entera
independencia de Roma se desea conceder a los gobiernos civiles. Co
cocida es lainfiuencia qe los prelados dela Iglesia ejercen en las opi
niones, en los juicios, en las determinaciones mas importantes de la
vida del hombre Colocados en una esfera elevada, i que no está al al
cance de la multitud, contando con el brillo de su sublime dignidad, con
el prestijio qe para el pueblo tienen las funciones de su ministerio, real
zados por el respeto i beneracion que sus virtudes inspiran, tienen un
imperio inmenso sobre las acciones todas de la conducta de los cristia
nos. Siguiendo el espíritu de su instituto, manteniéndose extraños alas
pretenciones de los partidos, i léjos del torbellino de la política, ese res
peto, esa veneracion, esa influencia i superioridad no ofrecen peligro
alguno para la libertad, sirven, al contrario, para mantener el órden
í conservar la paz en las perturvaciones de la vida pública de los pue
blos, ipara qe a la sombra de aqel medre la libertad í qeden escudados
sus sagrados derechos. Pero desde el momento qe, ilegalmente nombra‘
dos por gobiernos ambiciosos i usurpadores de la autoridad de la igle—
sia, seven en la necesidad de complacer a los qe los an elevado, su
poder en otras circunstancias tan benéfico se ace ominoso a la libertad.
Los gobiernos qe nombrarán siempre a los qe mas se prestan a sus
proyectos de ambicion, tendrán en ellos unos instrumentos dócilesí
poderosos qe apoyen i secunden con todos sus esfuerzos sus planes li—
berticidas. En las elecciones, por ejemplo, en qe va a decidirse de la
existencia de los partidos i de los intereses vitales de los pueblos, los
— 273 —
jefes eclesiásticos pondrán en juego todos sus recursos, ,empeñarán to
do su poder para qe en ellas triunfan los candidatos qe designaren los
déspotas qe los an nombrado. Para ellos nada importarán ni la libertad,
ni la conveniencia publica, ni los derechos del ciudadano, con tal qe
qeden satisfechas las exijeucias del gobierno i complacidos de su celo
sus veleidosos amos. I aplíquese la misma observacion a otros muchos
casos de no menor importancia, ise palparan los gravísimos peligros qe
para la libertad ofrecen esas facultades qe para nombrar los obispos,
con mengua de la independencia de la iglesia ide los derechos de Roma,
an pretendido usurpar algunos ambiciosos políticos.
En la rápida esposícion de las pruebas qe en defensa de mi propo
sícion acabo de acer, me a sido preciso suprimir, por la premura del
tiempo, muchas reflexiones importantes qe las ubieran en gran manera
corroborado í apoyado; í aun en la esplicacion de los pocos argumen
tos de qe me e valido, e consultado ante todo la brevedad í al deseo de
no cansar vuestra atencion, con peligro talvez de acerlos perder gran
parte de su fuerza i claridad, No e qerido acer uso del inmenso caudal
de autoridades í textos de qe en confirmacion de lo dicho me ubiera sí
do tan fácil aducir; para muchos es desconocida la fuerza de los racio
cinios deducidos de lugares cauónícos, o apoyados en la autoridad de
escritores por respetables í acreditados qe sean. En mas estima tienen
lo qe el juicio de la razon enseña; i a los dictados de ella e acudido yo
tambien para acer mas palpable la verdad de los principios qe defien
do. Ella me hubiera hastado tambien para responder í satisfacer una a
una las objeciones todas qe contra ellos se pudieran proponer; pero el
tiempo solo me permite acerme cargo de una; la mas especiosa talvez
qe en la materia pudiera alegarse, ide la qe por este motivo voi a
acerme cargo, para su aparente fuerza del todo desvanecer.
Los papas se dice, no tienen ni pueden tener por derecho divino la
facultad de instituir los obispos. Los derechos qe de la divinidad ema‘
nan son ínalienables, no pueden sus depositarios delegar su ejercicio a
otras personas. Pero los papas estuvieron por mucho tiempo privados
del que se supone tienen para instituir los obispos. Estos durante los
primeros siglos de la iglesia recibieron su confirmacion de los metropo
lítanos. No tiene pues el romano pontífice por derecho divino la facul
tad de instituir o confirmar los obispos de la cristíandad.—Sí ellos, se
añade, la ejercen en el dia, es porqe la usurparon a los metropolitanos
qe con tanto acierto la ejercieron en los primeros siglos de la iglesia í
en qienes únicamente í por derecho propio residia í aun en el dia reside.
le aqi una de las usurpacienes, uno de los crimenes de qe la. istoria
ace cargo a la silla romana. 35
-—‘274——
Para responder a la primera parte de este argumento, bastaría ob
servar qe no todos los derechos qe proceden de Dios son inalienables.
No exijo la naturaleza, ni el objeto de ellos, el qe nunca i en ningun ca
so puedan enajenarse; no ai por consiguiente razon alguna para decir
qe todos ellos son inalienables. Pero si esto no satisfaciese no abría
inconveniente para decir qe el derecho qe tiene el romano pontifice pa
ra instituir los obispos es inalienable, si por enajenacion se entiende el
acto de desprenderse absolutamente para siempre i sin restriccion al
guna de él, al modo qe se desprende un donatario de sus derechos de
propiedad sobre un fundo qele pertenece. Los metropolitanos, segun esta
esplicacion serian unos delegados, unos representantes de los papas qe
a su nombre i bajo la inmediata dependencia de ellos ejercian el dere
cho de confirmar los obispos. Los papas no se desprendian de él ab
solutamente i sin reserva, permitían a los metropolitanos su ejercicio,
mientras estos permanecian acreedores a su confianza, miéntras así lo
creían conveniente a los intereses dela iglesia, de un modo parecido al
con qe una nacion delega el ejercicio de la soberanía qe en ella reside a
los gobernantes a qienes juzga dignos de tan alta confianza. La sobera
nía delos pueblos es tambien de derecho divino, ellos la reciben inme
diatamente de Dios, pues no podrían darse a si mismos ni recibir de
los ombres facultades qe absolutamente no tienen. La reciben de Dios,
reside en ellos i no en otro alguno, i sin embargo se ven forzados a de
legar el ejercicio de sus derechos a los representantes qe ellos designan;
porqe sin esta delegacion de nadales serviría la soberanía, pues rarísima
vez i con grandes dificultades podrían ejercerla por si mismos. Delegan
su ejercicio; pero no se desprenden de ella, no la renuncian ni enaje
nan, depone al contrario a sus mandatarios cuando abusan de su con
fianza, los despojan de los poderes qe les abian concedido, cuando se
sirven de ellos para atentar contra los intereses comunes. Agase aplica
cion de estos principios a la cuestion qe nos ocupa i desaparecerá toda
la aparente fuerza de la objeccion. I agréguese tambien a lo dicho qe
es un dogma católico qe el romano pontifice tiene por derecho divino el
primado de onor i jurisdiccion en toda la iglesia católica, i sin embargo
él puede delegar í de echo delega los derechos que de este primado se
derivan. Asi, por ejemplo, autoriza a sus delegados para qe asu nombre
presiden los concilios jenerales, i comete a otros el conocimiento de las
apelaciones en las causas de fe; delegaciones qe la Iglesia universal a
respetado en todo tiempo como lejítimas iválidas. le aqi destruido con
un ejemplo inconbestable el principio qe sostiene la ilegalidad dela de
legacion de las facultades qe proceden inmediatamente de la divinidad.
Por lo qe ace a la acusacion de usurpacion de los derechos de los
metropolitanos por parte de los romanos pontífices, ya e suficientemen
te demostrado qe no a aqellos sino a éstos pertenece por derecho pro
pic la confirmacion de los obispos; por lo tanto mal pudieron usurpar
a otros, facultades qe por derecho divino les pertenecian, i qe en estos
otros segun la constitucion de la iglesia de ningun modo residian. De lo
qe resulta qe silos metropolitanos ejercieron alguna vez el derecho
de confirmacion íordenacion, o fué por usurpacion qe ellos icieron de
las facultades de los papas, o por delegacion qe los papas qisieron acer
les de dichas facultades. Ieste último fué lo qe en realidad sucedió.
Los metropolitanos las ejercieron con inmediata dependencia de los ro
manos pontífices, qienes las ampliaban o restrinjian, las qitaban aunos
i las comunicaban a otros, determinaban la forma i modo con qe debian
ejercerlas o reasumian su ejercicio, segun lo creían mas conveniente.
Llena está la istoria ecleciástica de claros monumentos qe estos acertos
comprueban (6) Conocidos son de todo el mundo, i creo por lo tanto
inútil referirlos ni en compendio. I de todos ellos puede con justicia con
cluirse qe si los papas tuvieron tan grande intervenoion en confirma
ciones i coosagraciones, aun en el tiempo en qe la disciplina reinante
atribuia estos derechos a los metropolitanos, fué porqe estos eran unos
meros delegados de la silla apostólica en la qe propiai orijinariamente
estos derechos residian. Si los papas retiraron despues sus poderes a los
metropolitanos, por creerlo así conveniente al bien de la iglesia, no come
tieron en ello usurpacion alguna-La institucion de los metropolitanos
fué ademas obra de los pontífices romanos, i aqellos recibieron de éstos
esos privilejios i derechos tan decautados. ¿Por qé, de qien sino de la
santa silla de Roma pudieron recibirlos‘? No los tuvieron por derecho
divino; porqe conform_e a éste todos los obispos son iguales. No se los
concedió algun concilio jeneral; porqe mucho ántes qe se celebrase el
primero de Nicea ya los ejercian. Mucho ménos alguno provincial; porqe
la celebracion de concilios provinciales fué posterior a la creacion de
los metropolitanos, i a la formacion de las mismas provincias. No qeda
pues en laiglesia otra autoridad qe el romano pontífice, en donde ayan
podido tener oríjen los derechos metropolitanos. Segun esta observacion
es evidente qe la facultad de confirmar los obispos, qe por algun tiempo
ejercieron los metropolitanos, no les pertenecia por derecho propio sino
por delegacion qe de ella les icieron los romanos pontífices, i qe estos

(6) Véase la segunda parte del Ensayo de la Supremacía del papa de D.


Josc Ignacio Moreno.
—27fi-
obraron lejitimamente qitando a sus apoderados ireasumiendo los dere'
chos cuyo ejercicio les abian delegado-«Por esta devolucion», dirémos
con Tomasino, escritor qe no puede tacharse de parcial a la corte Roma :
na «los derechos i privilejios delas iglesias particulares an vuelto a en
trar en la matriz de donde abian salido, como los arroyos manan de sus
fuentes. En la iglesia Romana se a colocado el centro i el manantial de
la fé i del obispado, qe por las primeras,i antíqisimas sedes patriarcales
se fué dilatando por todo el orbe. De allí salió i allí volvió la autoridad
metropolitana, con la superioridad i presidencia qe tiene sobre los demas
obispos, dentro ifuera de los concilios provinciales; porqe no puede
darse potestad alguna qe sea superior a estas, qe no descienda de la po
testad dada por Jesucristo a S. Pedro ía sus sucesores, í solamente a
éstos, sobre todos los obispos, ni qe pueda introducirse en la iglesia
sino por imitacion oparticipacion de ella misma. De aqi an procedido
los recursos a Roma en los negocios qe los metropolitanos o los concilios
provinciales no podian resolver fácilmente, como recurre una autoridad
subalterna ala superior de qien pendei dimana la suya.» (‘7)
En fin el Concilio de Trento a declarado como un artículo de fé «qe
son lejítimos iverdaderos obispos aqellos qe son instituidos por la autorí
dad del romano pontifice» (8) Si pues los papas ubiesen usurpado los dere
chos alos metropolitanos, si en estos propiamente residiese la facultad
de instituir los obispos, serián ilegales las confirmaciones de todos los
obispos del mundo católico, todos los obispos qe lo gobiernan carecerian
de lejítima jurisdiccion, serian unos intrusos sin mision ni autoridad,
seria falsa la solemne declaracion de la iglesia universal congregada en
el Concilio de Trento.

(7) Tomasin: vet etnov. disciplín. Part. 2 líb. 2 cap. 61.


Si quis dixerít,qui auctorítute Ronrani Pontíficis assumuntur, non esse
lejinmos et veros episcopos. . . . anathema sit. Seca. 23 cun. 7.
_ 277 —
5.
MEMORIA

I°BDE LA OON’VENIENCIA DE LA P’UBÏI—I6’IDAD DE LOS JUICIOS, I.E1DA


ANTE LA IAOIJÏI.‘1‘AD DE ‘LEYES DE LA UNIVERSIDAD DE CHILE El l I
DE ABRIL DE 18/45, I'0R D. CARLOS RI50 PATROL], PARA OBTENER
EL GIADO DE LICENCIADO

Ofrecer a la nacion la garantía mas segura de la integridad de su—


jueces, i a estos la mayor certeza de qe su tinoi onrradez en el desempe—.
ñ0 de sus funciones no qedarán ocultas a la mayoría, es un objeto qe no
debe mirarse con indiferencia, ion el cual tienen tanto interes la nacion
como los jueces mismos. Qitar lo qe tienen de odioso los procedimientos
judiciales, iacer de los Tribunales i juzgados una verdadera escuela de
costumbres, es un pensamiento qe no necesita comentarios. Bajo este
punto de vista creo qe la publicidad de los juicios presenta un programa
mui completo de fecundos i buenos resultados.
¿De dónde proviene esa grandisima aversion qe se tiene por los actos
qe deciden de la fortuna, la libertad ola vida de un ciudadano‘? Si al
mismo tiempo de ser casi incomprensibles, no se ocultaran de la vista
de todos, los actos judiciales inspírarían algun interes. ¿Por qéla opinion
pública no se atreve a pronunciar su fallo sobre ellos, i está como ador
mecida en todo asunto perteneciente a administracion de justicia, sino
porqe está ignorante de todo‘? ¿Será qe estos actos merecen ménos
atencion qe los mas frívolos de entre los de cualqiera otro jénero‘? Yo
inculpo principalmente estos males al secreto qe se observa en los
juicios.
Considero pues la publicidad como de la mas alta importancia, i al
tratar de ella, me fijaré en unos de los principales actos del juicio, en qe
pudiera tener mas lugar, porqe en él tambien resalta mas su importan—
cia: tal es la recepcion de la prueba testimonial. Mas como la prueba
es el fundamento de todojuicio qe no sea puramente de derecho, alablar
de los testigos tendré muchas veces qe espresarme como si ablara de
todo el juicio.
Meditada esta materia con toda la circunspeccion qe su importancia
reqiere, el secreto es perjudicial para las partes, para el juez ípara
la nacion misma; i si alguna vez pudiera presentar algunas ventajas, no
serian bastantes para compensar los males qe produce, ni mucho mé
nos los beneficios de la publicidad.
—27s-—
Es perjudicial para las partes porqe prolonga indefinidamente los
pleitos; las sujeta a los caprichos de los jueces; las trata con injusticia;
les aleja muchos medios de defensa; aumenta los gastos, i las sujeta a
sufrir un gran número de tropelías.
Perjudicial a los jueces, porqe les qita la única satisfaccion qe pue
den tener en el ejercicio de sus delicadas funciones: cual es la adqisicion
de un renombre respetable; les priva ademas del apoyo de la opinion
i de muchos recursos para juzgar bien.
Tambien se acen estensivos sus males a la nacion entera; porqe del
lugar en qe se ventilan los intereses i la,vida del ciudadano i al qe debe ,
ría ocurrir cada cual con la veneracion en la frente a obtener lo qe le
corresponde en justicia, se ace el teatro en qe el fraude se presenta
descarado a desplegar sus ardides contra la paz doméstica i la seguridad
del ombre onrrado; i sobre todo porqe produce esa indplente inaccion
qe se arraigo en la opinion pública i qe ace mirar con sorda indiferencia
unos actos qe debieran inspirar toda la compacion‘ qe merece la umani—
dad doliente, todo el interes qe debe ponerse en reeompensar al ombre
onrrado i en qe no sea turbado en el goce de sus derechos: bajo este
punto de vista me atreveré a decir qe,es inmoral el secreto.
Desde qe se recibe una causa a prueba principian las partes a pre
sentar los testigos qe creen necesarios para justificar los echos qe les
favorecen. ¿Ide dónde proviene esa necesidad de mantener reciproca
mente ocultas las pruebas qe rinde cada una de ellas‘? Parece qe lo
qe se aqerido evitar con esto, es qe el mas ábil de los litigantes, cono
ciendo la prueba del contrario, no encuentre medios de acerla ilusoria.
Es decir qe no se qiere dejar a uno a merced del otro. Mas, ¿por qé
se abrá discurrido de este modo para allar el remedio‘? ¿No se a pensa‘
do qe miéntras esté secreta la prueba, el qe tiene ménos medios de acer
la porqe su causa es ménos justa, se aprovechará de todo. el término
concedido, pedirá prórrogas asta apurar todo el legal icuando no le
sea posible otra cosa peor, procurará interrumpirlo con peticiones
estrañas‘? I como por nuestras leyes miéntras corre el término probato
rio, nada mas puede acerse qe lo puramente concerniente a la prueba,
cuando se introduce alguno de estos artículos de pronunciamiento previo,
el tiempo se interrumpe, i es preciso esperar qe este nuevo asunto se
decida para qe aqel siga su curso.
Principia pues una parte qe litiga de buena fé a rendir su prueba, i
como su derecho es plausible, en poco tiempo presenta todos los testi=
gos qe le bastan. Mas todavía tiene qe someter su paciencia; porqe a
de esperar qe su adversario pida todos los términos ordinarios, pasen
—- 279 —
estos, apure los extraordinarios, agote todos los medios de interrumpirlo;
i cuando ya ayan pasado años sobre años, viene atener conocimiento de
la prueba de su colitigante para poder combatirla. Si defendia la pro
piedad qe se le qeria arrebatar, se le ainterrumpido en su posesion mas
del tiempo necesario para aclarar su derecho: esto es un mal; isi recla—
maba lo qe otro le tenia usurpado, su derecho viene a conocerse cuando
el poseeder de mala fé a gozado de la acienda ajena a presencia de la leí
durante un largo tiempo en qe pudiera aberla disfrutado su dueño. ¿I
qé dirémos cuando lo qe se reclama es la observancia de un pacto qe
solo sirve por tiempo limitado,i miéntras se ace la prueba éste pasa ise
acen ilusorios los derechos‘? Esto talvez pudiera soportarse cuando los
litigantes son personas aco’modadas, qe solo esperan de la victoria del
pleito la adqisicion de un bien mas o el evitar una pérdida ménos. Mas
cuando del triunfo depende toda la fortuna o la paz de una familia, por
qe reclaman su única propiedad, qe les abia sido usurpada, esto no
puede mirarse con indiferencia.
Se a qerido evitar qe uno de los litigantes qeda a merced del otro,
ípara esto se a qerido mantener la prueba en secr'eto. Pero el medio a
qe se a recurrido no es el mas apropósito para este fin; al contrario,
imposible abría sido discurrir un medio mas propio para qe la parte
mas débil qeda burlada. Prescindo de muchos medios qe pueden poner
se en planta para retardar la publicacion de probanzas: medios qe
podrían tener lugar, no solo en el qe litiga de mala, sino tambien en el qe
de buena fe’; porqe es mui difícil i’&icer la tentacion de tantos recursos
qe pueden retardar la publicacion i qe presentan esperanza de buen
resultado.
Los instrumentos mas provechosos para las partes, el secreto los ace
perjudiciales a ellas misma; o al ménos las espone a qe solo sirvan para
ser tratadas con la mayor desigualdad. Nada mas útil a podido inven
tarse para lafacilidad de la prueba qe los interrogatorios, ni nadatampo
co qe mas ayude a acer una prueba completa. Por los interrogatorios
sabe el juez acer las preguntas del modo mas conveniente a los derechos
de las partes; porqe cada cual las ordena en él segun un plan qe él mismo’
a meditado i al qe tiene ,qe someterse eltestigo cuando da sus respuestas.
Puede ir ordenado de tal modo un interrogatorio, qe si el testigo qiere
faltar a la verdad, sea fácil acerlo contradecirse. No es ménos útil para
el testigo, qien encontrará en él preguntas claras a qe responder categó
ricamente; un plan ordenado qe le ayude en las operaciones de la remi
nicencia para pintar los echos, de manera qe si tiene ánimo de decir la
verdad, le será mucho mas fácil recordarles, ise le libertará de la tarea
—-280——
penosa de ir forjándolos, por decirlo así. Tambien es ventajoso para el
juez; porqe encuentra formado ya el plan, qe de otro modo él mismo ten—
dria qe formar para acer qe vayan cayendo progresivamente las respues
tas asta qe forme su conviccion.
Todas estas ventajas qedan por una sola de las partes, siendo se—
creta la prueba testimonial. Ablo de los casos en qe una de ellas es mas
ábil qe la otra. Entónces el mas diestro, qe no siempre será el de mas
buena fé, presentará un buen interrogaiorio, abrirá el camino a los tes
tigosi al juez asta acer parecer como mas justa su causa; i miéntras
tanto el otro, qe solo abia podido formar un interrogatorio incompleto,
ode cuaiqiera otro modo defectuoso para su objeto, no obtendrá un
resultado tan satisfactorio; ino podrá enmendarlo, porqe no está pre
sente a la declaracion.
Si la prueba se ubiese recibido en público, él abría podido agreg ar
nuevas preguntas i acomodarlas mejor a la intelijencia de los testigos;
si unas no producian buen resultado las cambiaría por otras, aciéndolas
mas accesibles a cada uno segun su condicion, i en fin podría discurrir
mil medios ventajosas i necesarios. Nadie mejor qe él mismo podrá en —
contrar estos medios, como qe es el mas interesado, iprivándole de ellos,
se le qitan los mejores arbitrios para defenderse. De aqi concluye qe
el secreto propende poderosamente a acer triunfar a la mala t‘é i trata
con injusticia alas partes, porqe las trata con desigualdad.
Despues de todo esto, se hace publicacion de probanzas i solo en
tónces puede examinar cada parte lis qe a rendido la otra. zCuánto me
jor sería qe al tiempo del exámen pudiera cada cual manifestar i aun
justificar las tachas qe pudiera oponer a los testigos, i no sujetarlos a
la dura necesidad de dejar pasar términos sobre términos para poder
acer despues de un año lo qe abría podido en un dia! ¿No es ésto acer
inútilmente mas largos ídispendiosos los pleitos‘? De cualqier jénero qe\
fuese la tacha contra un testigo, se abría podido oponer i aun probar
al tiempo de tomarse la declaracion.
¿I no se piensa en la malignidad qe el testigo puede desplegar contra
un litigante‘? ¿no se toman en consideracion el ódio, el rencor, las vengan
zas o la envidia de qe éste pudiera ser víctima iqe abría podido confun
dir estando presente a la declaracion‘? Estos sentimientos malévolos
buscan casi siempre la sombra del misterio para lanzar su veneno con
mas certezai seguridad; la presencia de su víctima ace casi vacilar al
mas descarado, i la concurrencia de un público imparcial ace temer
encontrar entre tantas miradas alguna qe lo confunda idescubra su ma—
qinacion. La vista sola del juez no puede servir de bastante freno a la
-—‘281—
malicia: porqe a mas de qe no siempre se allarán jueces cuyas mira—.
das impongan, es mas diíícil engañar al qe tiene interes en el asunto qc
al qe no lo tiene, i mas fácil tambien es sufrir las miradas investigado—
ras de una persona, qc las de una multitud.
Si el secreto fuese peligroso en las causas civiles, es de temer qe en
las criminales fuesen mas terribles aun i mas frecuentes sus resultados
, I todos estosp4cligros serian nada, si los acusados no ‘qedasen es
puestos todavía a los caprichos de los jueces. Cuanto e dicho de los
testigos, tanto pudiera temerse igualmente delos jueces. Aora, cuando
el acusado lo es de un crimen de estarlo, jos reos tienen mucho mas qe
temer, No sería dilir,il qe la tiranía iciese causa comun con los jueces
iqe unánimes se propusieran perder a un ciudadano. El secreto los seria
un auxiliar poderoso; i nada abría mas sencillo qe suplantar pruebas
de testigos falsos. Pasó un ,po entre nosotros en qe,la tiranía qiso
aprovecharse de las ventaja, del secreto para perdera individuos rece:
mgudables; pero felizmente encontró una resistencia eroica en los Tri—
banales,, qienes se negaron enérjicamente a segundar sus mirasj ¿l qién
nos asegura de qe talvez mañana no tendrémos tan buenos jueces como
oí? De todos modos .esiu,dudable qe no abría mejor, invencion para ejer
cer. la tiranía ,q,e el secreto en los juicios. . ‘
¿El publicar la sentencia despues de dada,,seria bastante garantía de
su rectitud? ¿decir en ella,qe de los autos resultan probados los echos,
podrá inspirar tanta confianza como asistir a la prueba misma delos
echos? Como qiere qe sea el secreto qita al ciudadano una delas mas
‘ preciosas garantías de su vida i de su seguridad. Tendremos buenos jue,
ces: así sea; peropor qé se les aumentan las tentaciones‘? por,qé some
terlos,a pruebas difíciles‘? ,
zCuántas vecestendrá qe lucharon juez con el espíritu de cuerpo,
particularmente en las apelaciones! El espíritu de cuerpo es un sentí
miento qe vemos desenvolverse casi desdela infancia entre nosotros. No
entera ocho dias un jóven en la casa en qe recibe educacion, sin qe
se encuentre instruido ya de ciertas leyes de sijilo i jenerosidad en
tre ellos, i qe se observan con tan rigurosa fidelidad, qe ,áutes pa
saria por un cruel sacrificio qe,reve’lar una falta qe ubiese de aca
rrear una pena,a alguno de sus colegas. Esto sentimiento toma formas
sérias con.la .mayor edad. Asi, no seria estraño ver a un ombre, preo
capado con igual sentimiento, sobrepasar las mayores dificultades por
favorecer o libertar de un peligro al qe abra sido educado bajo los mismos
principios políticos i,relijiosos qe él, o qe perteneciese al mismo gremioo
corporacion qe él. Esta sería una de las tentaciones a qe serviría de
36
———282———
freno la publicidad, i sin embargo esto no es todavía sino un ejemplo;
Creo qe los mismos jueces desearian tener una garantía, un escudo
qe los preservase de las tentaciones en casos tales: ininguno seria mas
apropósito qe la publicidad, porqe si el juez qiere juzgar mal, temerá las
miradas dela multitud; en cada concurrente creerá ver un fiscal de su
conducta, nn testigo qe lo acusa del crimen qe medita, un juez qe lo
condena; isi qiere juzgar bien, encontrará un apoyo en la opinion, qe
se a ilustrado de los echos junto con él.
Digo qe el mismo juez amaria la publicidad por interes propio. ¿Cuál
es pues la recompensa qe tiene al desempeñar sus delicadas funciones‘?
¿Será acaso la satisfaccion de una conciencia purai sin remordimientos‘?
Cualqiera creo qe desearía encontrar otra recompensa mas terrena:
i esta es la adqisicion de un renombre bien merecido de justo. ¿l cómo
adqirirá este renombre si sus actos están envueltosen el misterio‘? Al
contrario, su fama de justo seria capaz de alentarlo a serlo mas
cada vez. —
Yo apelo a nuestros mismos jueces, qe nos digan, si cuando oyen
llamárseles justos, no sospechan qe sea talvez por adulacion. Continua
mente oirán decir a los litigantes —qe esperan de su rectitud e integridad
mui conocidas, de sujustificacion ec’t., ¡i qé es lo qe esperan? qe declaren
de su parte lajusticia' !Ah! ya se vé: de este modo si qe se les dirá mil
veces justos. Pero entónces este título, léjos de dar la satisfaccion qe
causa el saber qe se bendice su nombre, solo conocerán qe se les da por
qe ai interes en dárselo. Reciben este título en una ocasion en qe pre
cisamente debe agraviar a todo ombre; porqe esperar para obtener
justicia de un juez, qe el ánimo de éste se prepare con palabras de buen
sonido, es acerlo mayor injuria a este juez; es creerlo tan necio, qe
solo la repeticion de un título, qe por otra parto tiene bien merecido,
sea capaz de inclinarlo a su deber; por qe al fin el juez no necesita
para ser justo qe se le trate como a los niños, a qienes se seduce con
alagos. No se negará qe esta recompensa es mui mezqina para el juez ín
tegro: lo qe podría bastarle seria verse respetado aun por la parte a qien
perjudican sus fallos, i esto es casi imposible de conseguir en el secreto.
El secreto, por otra parte, induce a los jueces a obrar mal, brindán
doles con una reputacion inmerecida. El qe funda su sentencia
en pruebas qe solo él conoce puede estar satisfecho de qe por injusta qe
sea, nuncaa de ser conocida en todo el error de su injusticia,i cuando
mas por las partes solamente. ¿Le arredraria para pronunciar una mala
sentencia el voto de la parte vejada? Todos saben qe este voto no vale
mas qe una paja qe vuela: los votos qe pueden formar la opinion serán los
\‘Í

-—— 283 —-
de los imparciales qe an asistido al juicio sin interes en él. Bien podrá
el agraviado acer pública la injusticia de qe a sido víctima, qe entre
tanto el juez será ensalzado por su favorecido. ¿l qién decidirá entre
estas dos opiniones igualmente interesadas? Todo ombre de juicio se abs
tendrá de decidir miéntras no tenga conocimiento de los echos. ¿l cómo
conocerlos cuando se an producido en secreto i su constancia se aman
dado sepultar en el polvo de las oficinas? Sería preciso qe un ombre
fuese mui curioso para qe pudiera altar placer en desenterrar noticias
mandadas guardar, con el solo fin de saber si tal juez a sido o no recto
en una causa qe no le ofrece interes propio.
No dudo qe al cabo se descubriria la injusticia; pero seria des
pues qe las víctimas fuesen innumerables; despues qe se ubie
sen cometido vejaciones sin término: despues de aber fomentado i
protejido el fraude; despues de aber cebado a las aves de rapiña;
en suma, despues qe la opinion pública aya vagado para aplicar su
sancion, o aya sido injusta dando una opinion no merecida al juez venal,
o descargado todo el peso de su odio talvez sobre el verdaderamente
intejérrimo.
Parece imposible qe un buen juez qiere someterse con el secreto a ser
tratado con esta incertidumbre de la opinion, a ser coníundido con el
malvado en la aplicacion de la sancion popular. Isobre todo, un gran
publicista dice.-«Me cuesta trabajo el concebir cómo se allan jueces qe
« puedan tener resolucion para privarse, en un ministerio de rigor, del
« grande apoyo dela opinion pública: no puedo concebir qe se atrevan
a a usar del lenguaje siguiente poco mas o ménos: Tened una ciega
« confianza en mi integridad: soi superior a cualqiera tentacion, a cual
« qiera error, a cualqiera flaqeza. Yo mismo salgo por fiador de mi mis—
« mo: otorgad una fé implícita a virtudes sobre—umanas. El verdadero
« onor de un juez consiste en no pedir jamas semejante confianza, en
« reusarla si qisicran concedérsela, en pcnerse a cubierto de toda sospe
« cha, no dando márjen a qe se susciten, i confiando al público entero
« la conservacion de su virtud ide su conciencia.»
Se dirá qe la publicidad no cambia el carácter del juez. Pero no es
ménos cierto qe este se contendrá a presencia‘ del público; moderará la
rectitud de su ánimo, i talvez serán tratados benignamente aqellos contra
qienes tenga alguna prevencion desfavorable.
Mas, no se limitan las ventajas de la publicidad aevitar los inconve'
nientes apuntados, sino qe tambien produciría algunos bienes peculiares.
Con respecto a los testigos, ella nos proporcionaría mejores i mas nume
rosos medios de prueba. Cada cual iría con ánimo dispuesto a decir la
__084_.
verdad, í la mentira no se' presentaría en‘ público con la audacia qe
frecuentemente desplega en un examen secreto. Seria preciso qe fuese
mui obsecado en el crimen un testigo, para qe no le impnsic’ra la solem
nidad de una audiencia pública. Llevaria el temor de ser des’mentido a
cada paso; porqe entre tantas personas qe no conoce, puede abcralgnnas
qe le conozcan a él, alguna qe sepa qe es falso sn testimonio,o bien qc
tenga interes en no dejar pasar un echo falso. Nadie qerria faltar a la
verdad, por no esponerse a tantos peligros de ser desmentido. i aun se—
ria casi seguro ‘qe los sobornos dísminuírz’m, porqe se tomeria espo
ner a los testigos a tantas pruebas dificilesi desconocidas.
Muchas veces llegaría el caso acaccido ya en Inglaterra, en qe al
guno del auditorio, conociendo la malicia del decílárante, tuviese valor
para ofrecerse a instruir al juez de los echos, o no atrcvíéndoseá esto,
podría imponer de ellos al qe estuviera a su lado, éste dar'ia la voz a su
vecino, i corriendo la verdad de boca en boca, llegaría asta los mismos
jueces, qienes se encontrarían entónces con pruebas inesperadas: pro
vecho para las partes i para el juez. , — ‘
Otras veces sucedería qe viendo un acusado de tal modo concerta
dos los echos contra él i conapariencias de verdad, discurriese pregun
tas oe icieron contradecir a los testigos. Por nuestras leyes no ai ni
señales de este recurso; porqe níngun acusado presencia las respuestas
"qe sedan contra él, i solo las sabe cuando ya no pueden ser examina
‘clos los testigos,’ es decir,’ despues" de echa la publicacion. Mas no serian
pocas las ventajas qe podría sacar una de las partes con estar presentes
a la declaracion. Yo tengo noticia de un echo en qe un acusado se sal
vó por aber preguntado sobre un incidente qe a primera vista abria
parecido impertinente iqe entre nosotros, como tal, no abría sido ad— ~
rnitido. Despues de estar acordes los testigos en 'el.supuesto asesino, les
exijió éste a la sombra de qé árbol abia cometido el asesinato. Aqi se
conlradijaron los testigos, porqe no abian pensaüo la respuesta a una
pregunta tan indiferente; pero tambien por esto se vió qe su testimonio
abia sido falso. Sin la publicidad este inocente abría sido Condenado.
Si por parte de los litigantes se presentan tantas ventajas, con respec
to a los jueces puede decirse qe es indispensable la publicidad. No so
lo se presentaría garantida su probidad por la apelacion continua qe ai
de su tribunal al de la opinion, ide ‘qe le seria imposible sustraerse,
sino qe la publicidad le alentaria considerablemente, i dejarla su con—
ciencia mui mas tranqila despues de aber pronunciado un fallo de tras—
cendeuciá. Un juez desempeña funciones demasiado delicadas para qe
se le deje entregado a sus propias fuerzas. A cada paso qe da es preciso
— "85 —'
ofrecerle un apoyo para qe su constancia no ‘va‘ci4e; a cada peligro’ qe
encuentra es necesario presentarle una fuerza esteiior ge lo sostenga.
Despues qe aya empleado todas las facultades de su íntelijencia, i su
espíritu se sienta abatido, como es mui fácil qe suceda enuir cargo tan
lleno de espinas i en“qe pueden tener' lugar tantos, erróres, el ojo de la
opinion, qe no se cansa nideja engañar, i qe siempre v‘é fijo sobre él,‘
le dará nuevo aliento; ‘si se le deja entregado a si mismo, qeda espue's
to a buscar el descanso, icada momento de reposo es‘ un triunfo para
el’ mah‘ad’o, un nue'vo martirio para el oprimido,' una verdadera desgra
cia parala sociedad. Agrégasea osto qe para qe aya justicia real es
necesario q‘e ia acompañe lajusticia aparente; i como la segunda es una
garantía de la primera, miéntras aqella no esté asegurada por la p'ubli
cidad, tampoco lo estará ésta, i por consiguiente no ai estímulo para la
integridad del juez. [si buscamos garantías a los juicios ¿por qé no
emos de buscarlas para la provided del mismo juez‘? ¿Qién le estimdlará
a ser' bueno sino la opinion qe sin cesar v'ela sobre el‘?
¿Qién le asegurará de qe su providad és'tá a cubierto’ de toda calum
nia, sino la dpinion de tanto's imparciales, ‘qe con pleno conocimiento
de causa,‘ le dcfenderia‘? ' ' , ‘ ' ‘ ' ’
Demasiado bien sentido entre nosotros lo útil de la publicidad, se an
echo ya algunas tentativas para Iogi‘arlá; Comocohsecuencia de esto
pensamiento, 's'edió a luz el periódico titulado Gaceta de los T,ribu
ha1és, qe tomó‘ sobre si la importante tarea de puplicatr los actos
judiciales. Mas esta tentativa se, a limitado solo a las sentencias
pronunciadas, i todavía no llena ‘e’lobjet0 como el mismo per‘iódico ‘i el
público lo des'ez‘fran. El mismo en su último prospecto dice qe’ solo 'a
pr‘z’hcipt’d‘do a combatir el misterio qe jeneralmente encnb‘re los procé—
di'iide'ntos'judíciales entre nosotros. Su objeto es satisfacer una necesi
dad'i‘inperi’ósamente sentida; su ,empeño comenzar a ilenarla, digno
delos mayores elójios; pero todavía no se acude a'ella satisfactoria
mente, porqe no les es posible acer mas; porqe para ello ‘seria necesa
ri:ïuría reforma completa,‘ qeno est’á,en su manoacer. '
‘ Aun no se presenta al píiblico mas qe un esqéleto d’éscarnado; por
qe la sola ‘red'áccionde la sentencia no puede ofrecer todo ,el interes qe
merece'nn juicio. Se ofrece una garantía preciosa de la integridad de tos
jueces, pero mui a medias, porqe se limita para ante nn' i‘educldo nú
mero de personas, i‘no anteel público qe es el qe mas necesidad tiene
de ella. Se da cuenta a la'nacion de los actos judiciales;'pero no una
cuenta documentada, diré asi, sitio nna’cuenta desnuda de datos, vacía
de interes i solo propia para investigadores curiosos e intelijentes. ‘
-—286-—
Se tiene por objeto ilustrar a los abogados, a los jueces mismos,
presentando en cada sentencia un comentario de la leí qe lo sirve de
apoyo; pero no se medita ilustrar al pueblo, formar la opinion pública
ni mejorar las costumbres.
Con lo echo, no lo niego, se a avanzado un gran paso al logro de un
gran bien; pero tambien es cierto qe qeda mucho qe andar. Los limites
de un periódico solo permiten iniciar las mejoras, icuando mas tentar
las: a este respecto la Gaceta ace talvez mas de lo que debiera exijir
se. Pero a qien toca acabar la reforma, qien debe operar una revolu
cion completa, es la Lejislatura, la única qe tiene poder para ello.
E dicho qe la obra comenzada es todavía incompleta, i no es mi
ánimo al decirlo, desconocer lo grande del pensamiento: el mejor ome—
naje qe puedo rendir a este periódico es decir qe él es talvez qien me a
echo pensar en laimportancia de la publicidad de los juicios.
Vuelvo a mi objeto.
Mas no se piense qe las Ventajas de la publicidad no saldrían del
recinto del juzgado. Se a visto en Ingalaterra a ombres qe están mui
distantes aun de la clase mediana de la sociedad, aciendo diferencias
entre las varias clases de pruebas, qe no oiríamos nosotros en boca de
las personas mas acomodadas. La continuacion de asistir a los debates
judiciales no puede ménos de ir inspirando en el espíritu público mayor
interes por tal o cual causa; se irían conociendo los diferentes modos de
dar valor a un testimonio, i esto no podría ménos de enseñar a darlo a
los testigos.
Aun entre nosotros, tenemos en los juicios de imprenta ejemplos qe
nos demuestran qe el público no siempre está dispuesto a mirar con im
pasible indiferencia los actos judiciales. Allí asiste siempre un numeroso
concurso, qe oye con avidez los alegatos; se impone de las pruebas pre
sentadas por unai otra parte, isiempre espera asta ponerse tan en estado
de sentenciarcomo los mismos jueces. I cuando tuviese qe pasar diasi
noches enteras asta ver la conclucion, nunca se cansaria, i ya se a visto
qe no, porqe delante de él se producen las pruebas; por qe presencia
toda la armazon, diréasi, del juicio.
iEn cuántos errores ubiera caido esta saludable institucion del Jura
do, sin este interes de la opinion pública! iDe cuántos atropellamientos
se en librado los qe an ido a sentarse allí al banco de los acusados, solo
por aber estado presente una concurrencia ansiosa del resultado, qe
mas o ménos se a manifestado benigna con el reo, i qe se a manifesta
do pronta a defenderlo atodo trance, si ubiese llegado el caso de alguna
tropelía!
--287—'—
Tambien nuestros Tribunales están abiertos para el qe qiera asistir a
ellos. Pero a qé asrstirian‘? Para oír una larga e indijesta relacion de piezas
qe no entienden, acumuladas en el espacio de largos años, por personas
qe ya ni se conocen, i qe por lo mismo no son dignas de intereses? 0
será para oír discursos áridos sobre echos fundados en pruebas qe ni
se conocen? Dado qe el asunto fuese tan interesante qe por si solo
llamase la atencion del mas indiferente, iqe todos tubiesen pleno cono
cimiento de las pruebas, ¿qien tendría la paciencia de asistir para espe
rar las mas veces un auto interlocutorio por todo resultado i guardar
el interes para cuanto nuevamente se tomara en consideracion?
[sobre todo, el verdadero interes de un juicio está al tiempo de la
formacion del proceso, es decir, enla primera instancia. Casi de nada
serviría oír la relacion de testimonios dados en presencia de otros; todo
el placer qe aqellos pueden inspirar está en presenciarlos, en ver a los
testigos, en oirlos cuando comparezcan a la presencia del juez. Allí es
donde las inflecciones de la voz dan a conocerlos sentimientos del cora
zon. (4) Allí es donde la ansiedad de una concurrencia se goza de leer
en la fisonomia del declarante lo mas recóndito de sus pensamientos.
Allí es donde los testigos, el acusado, el juezi la verdad en fin, se en
cuentran defendidos por la presencia de un público imparcial.
Los apolojistas del secreto temen qe padezca la reputacion de un
acusado inocente, siendo público el juicio. Este temor es mas afectado
qeel fundamento qe tiene. Cualqiera qe se creyese inocente desearía
mil veces mas ser injuiciado en público, porqe sobre contar con mayo
res garantías para justificar su inocencia, sabría qe una vez conocida,
abia de qedar perfectamente vindicada su reputacion i purificada a los
ojos dela mayor parte. Por el contrario, el secreto ni impide qe se es
tienda la voz del proceso qe se le forma, lo qe hasta para qe su reputa
cion padezca; i aun cuando qede perfectamente vindicado ante el juez,
no puede estar seguro de qedarlo igualmente con el público, ignorante
de todo.
E encontrado una objecion qe a primera vista, confieso me pareció
mui sólida contra la publicidad. Los cómplices o malechores podrían su'
* car partido de los procedimientos judiciales, preparando su fuga o la
‘del reo, o de cualqiera otro modo.
Supuesto qe tuviese el fundamento qe le encontré al principio, seria
todavía darle mas importancia, de la qe merece, si solo por ella nos
decidiésemos en favor del secreto. Tambien es jeneralmente reconocido

(l) Bcntham.
_.233__
qelos debates lejislativos deben ser públicos, i aunqe alguna vez con—
viene qe sean ‘secretos, como.cuan,do afe,ctan a la seguridad,de una na
cion...a nadie se le ocurre .decir. ya, qe por esos solo deben ser siempre
secretos. Las excepciones no deben formar la regla jeneral, i con sal
‘varïlas qeda rerpediada;la dificultad. . 4 ', .
'Pero,roflexionemos bien sobre ,ella i veamos cuál seria ese gran par
tido qe pudieran sacar de la publicidad. ¿Sería avisar,a sus demas cóm,—
plices,el peligro qe corrían para ge tomaran la fuga‘? No me parece este
¿un temor qe pueda inclinar la balanza. ¿Pues qé, la ,sola aprension de
un reo no avisa bastante a sus compañeros ,qe corren peligro‘? ¿Necesi
tar¿’rn para uir, qe del sumario qe se siga resulten pruebas incontesta
bles de su complicidad? El solo echo de la aprension de uno ará temer
¡a los demas comprendidos en el mismo delito itomar las medidas con—
vonientes para ponerse a salvo. ,
‘Pero aun cuando este mal pudiera evitarse con el secreto,, lo en—
,cuen,tro,,todavia mas,leve,de lo qe a primera ,vista aparece. Se ‘escapa:
.,ria: un criminal, esverdad, i a donde qiera qe fuese ¿qién .le qitaria la
nota de sospechoso con qecarga todo fujitivo? iles f,ujitivos, se cono‘
¿cen en todas ,part,es..Aora pues, el peligro disminuye a medida ,qe es
mas conocido.el malechor: luego el temor qepudiera inspirar este c,ri—
,minal seria menor, porqe .setendrian mayores precauciones contra él:
,‘luego tambien no seria tan graveel mal,.supo,niendo qe pudiera evie
,tars,e con el secreto, lo qe solo,e qerido. proponer por ‘vía .de suposi
clon. . , , , , ‘
¿l qé,otra cosa pudiera temerse? Sería qe los cómpjices tratasen de
focultar las pruebas, o de trabajar de otro modo cualqiera pana ,salvar
al reo? Para esto no necesitan qe el juicio sea público. ,Si qisiesen aco
modar pruebas falsas con el mismo objeto, todos saben q.é diiicil es acer
tal,,cosa en .u‘n'a causa de ordinario interes;, pues mucho mas difícil se:
,ria,paralos cómplices, loqeconsidero
en caso deipublicidad siempretemen acercarse
poco méuos al lugar del,juicio,
qe imposible, por el te—i
.morge naturalmente ,inspiraria de esponerse.a las ,,miradas de tantos.
En suma todofilo qe parece qe se giere evitar es qe pueda esca
,p'arsealgun criminal. Supongamos qe se escape; mas pésensedos ma—,
les qe'resultarian de la salvacion de un criminal> qe por todas parteslle:
va la nota de sospechoso, con el qe las víctimas ‘inocentes qe pueden
saq¡iticarse enï el'secreto. " , ' ,
~ Se cree, por otra parto, sería difícil encontrar bastantes testigos.
Veamos por qó podría suceder esto. Los testigos témerian esponerse a
las venganzas del reo o de sus cómplices. Pero asta aqi no oigo una
—-289——
sola objecion contra la publicidad qe no sea igualmente aplicable al
secreto. ¿Con recibiraocultas las declaraciones se qita qe los cómpli
ces sepan cuáles son los deponentes, uqe si no lo sab en, lo averigiien?
Mui léjos de poner en peligro a los testigos la publicidad, les ofrece a
este respecto mayores garantías; porqe desde qe padesca un mal el
testigo, por peqeño qe sea, ¿qién no sospechará de dónde ha salido? ¿i
qécómplice no se abstendrá de dañar, sabiendo qe las sospechas an
de recaer sobre él?
Se teme esponer a los testigos a las ínvectivas i a los sarcasmos de
los abogados —Esta es cabalmente una de las mayores objeciones qe yo
encuentro contra el secreto. ¿Cuándo será mas probable qe un aboga
do ponga en ejercicio una elocuencia virulenta contra los testigos,
cuando las deposiciones de éstos ayan sido oidas por una concurren
cia, o cuando nadie tiene conocimiento de ellas mas qe el juez‘? Mién
tras qe en el último caso le convida a injurias la ignorancia qe se tie
ne de todo echo, en la publicidad encuentra un fiscal investigador en
cada uno de los espectadores; un amigo del objeto de sus iuvectivas qe
estará pronto a desmentirle, en cada rostro severo de los qe divisa en
la concurrencia; í el testigo contará con otro juez imparcial i desintere
sado qe la salve ante la opinion pública, porqe todo el auditorio sabrá
qe lo qe se dico de él es inmerecido. En el secreto, el declarante carece
de este otro juez, ante qien poder apelar, i no puede verse libre de qe
un defensor de mal umor, qe ante el público no se ubiera atrevido a
separarse de la cuestion por no ser desmentido, sea bastante descarado
ante el juez para ocupar el tiempo solo con imposturas iridiculeces.
Abrían muchas personas qe temíe,scn comparecer en público como tes
tig0s. ¿I por qé? ¿por rubor‘? Pero solo tienen miedo al público las
doncellas i los niños, ia estos les intimida tanto la presencia del juez
solo, como la de una asamblea numerosa.
¿Será por la abyeccion qe nace de la degradacion iel crimen? A la
verdad qe no deseamos mucho los testimonios de jenios de esta clase;
personas como estas no gustan de frecuentar los juzgados, i si alguna
vez se atreviesen a comparecer para causar ménos males, los intimida
rian los peligros de ser descubiertos con la presencia de tantos. Esto
mismo podría qizá desalentar a los sobornadores de testigos por el te
mor de qe no pudiesen desempeñar bien su papel. Con respecto a los
demas casos, todos saben qiénes se avergüenza del público.
Por lo odioso qc suele ser el testimonio judicial! Esto seria defender
el secreto con sus mismos defectos. Mas dese a los actos judiciales toda
' ia importancia qe merecen, aciéndolos públicos; fórmese i edúqese de
37
—29o_
este modo el interes público en favor de ellos, í se verá qe, penetrados
los testigos de cuánto vale el cargo qe van a desempeñar, ocurren gus
tosos a pagar con sus testimonios el tributo qe se debe a la justicia,
todos desde el mas ábil político asta el mas sencillo aldeano.
Algunos de estos sentimientos, es verdad, tendrán mucho poder en
personas de cierta clase, particularmente entre las del sexo. ¿Pero qe
regla abrá tan absoluta qe no convenga establecerle algunas excepciones‘?
No me parece este lugar a propósito para detenerme en indicar los limi
tes qe debieran fijarse; pero si diré qe aun entre las mujeres estos sen—
timientos no serian nada poderosos en la mayor parte de las qe con
mas frecuencia sirven para testificar: able de las qe pertenecen a la
clase comun del pueblo. I aun diré mas, qe privar al ,público de pre
senciar los testimonios de estas personas por un temor qe ni ellas mis
mas tendrían, sería escluirlo de oír los mas interesantes de todos. Las
mujeres del pueblo encuentro razones fundamentales para creer qe son
mejores testigos aun qe los ombres. Ellas tienen siempre un verdadero
placer en imponerse de cuanto pasa, í sin dejar escapar el menor inci
dentente porinsígníficante qe parezca. Como tienen menos negocios qe ab
sorban su atencion se fijan en todo, lo refieren asus amigos, í de estemodo
qeda gravado en su memoria. Así es qe miéntras un ombre encuentra
siempre dificultad en recordar losechos, i tiene qe ayudar sus recuerdos
con una penosa meditacion, a las mujeres se viene esportaneamente la
verdad alos labios i la esponen con sus menores ápices. En cuanto a las
señoras, sería darles un rato verdaderamente penoso el obligarlas a tes
tíficar tanto en publico como en secreto. Ai entre ellas, a mas del rubor
para presentarse en público, un sentimiento de tierna piedad, qe a la ma
yor parte impediría declarar en perjuicio de otro. La sola idea de qe sus
dichos van talvez aocasionar la muerteo un mal grave a otro, les cerra
ría los labios. Creerian echar sobre si un cargo pesado, si pudiendo evitar
un mal con ocultar la verdad de un echo, lo revelasen. Iestoí cierto de
qe algunas preferian perder los mayores tesoros, a tener qe comprarlos
con la necesidad de presentarse en público a esponer sus derechos. Todo
lo qe abrase en contra de este sentimiento, obligáudolas a violentarse,
sería para ellas una tortura dolorosa. Un caso como este merecería’ pues
una ecepcion especial; porqe de otro modo serían talvez mayores los in
convenientes qe las ventajas. , —
Talvez qisiera conceder, qe se presentasen casos en qe la publicidad
disminuyese el número de testigos; pero de todos modos es verdad qe se
rían mas abonados e irían mas dispuestos a decir la verdad.
Creo pues mui palpables las ventajas de la publicidad en los juicios;
—291—
i si apesar de todo todavía dudamos de ellas, acordémonos de qe todo
juez se siente siempre dispuesto contra aqel qe se le presenta con al
gun aire de misterio; í si el juez mismo se reviste de él para juzgar,
ya tiene contra si, pruebas qe agan dudar de su probidad. Leemos la
lista de los asesinatos judiciales qe se an cometido en los Tribunales qe
an llevado por norte el secreto, i qe al fin an llegado a acerse tan atro
ces, qe no es posible recordar su memoria sin estremecerse. La inqisi
cion, el Tribunal de los Diez, pasarán eternamente por vergüenzai
oprobio de la umanidad. iQé diferencia con las bendiciones qe cada
dia recibe la institucion del jurado! Penetremos en lo interior de las
cárceles, abramos los calabozos, iencontrarémos cuantas víctimas, qe
an esperado semanas, meses i años, i todavíano saben el destino qe les
espera. iCuántas veces un acusado permanece por muchos dias en
una estrecha prision sin saber la causa de ella, porqe el juez no a po
dido o no a tenido a bien todavía acerlo comparecer por la primera vez
siqiera a su presencial I sin embargo este puede ser inocente, i viene
a salir de la prision despues de largos padecimientos; qe aciendo pú
blicos los juicios, abrían podido abreviársele considerablemente. Por
qe en secreto el juez se cansa de sus deberes tan delicados, i no tie
ne móvil su actividad; se olvida de los encerrados en las cárceles qe
esperan de él la declaracion de su inocencia, ino tiene qien le trai
ga a la vista la imájen de "sus sufrimientos para acortarlos.
La esperiencia i la razon nos aconsejan en fin la publicidad en los
juicios. iCuántas lecciones morales,no sacaría el pueblo de estas esce
nas, en qe los preceptos van acompañados de todo lo real i terrible qe
puede tener el ejemplo. Aqi no se podría poner en duda el resultado dela
infraccion de la leí. Cada cual sacaría por si solo su máxima de mo
ral, qe seria tanto mas provechosa, cuanto qe por si solo abia echo su
deduccion.
iPero cosa estraña! se acen públicos los castigos iel pueblo ve alzar
se los cadalsos í degollar a los criminales, i nada mas. Pero entre tanto
se qeda el pueblo ignorante de todo lo qe a pasado ántes del castigo. i
solo con la imájen de una escena de sangre en la memoria, qe por si
sola no forma bastantes antecedentes para sacar una consecuencia
innegable.
Concurriendo a la sesion, el pueblo vería de qé modo el qe delinqe
no puede sustraerse a la accion de la justicia.
_-292—
6.
MEMORIA
SOBRE LA PRUEBA TESTIMONIAL, LEIIÏA EL 20 DE ABRI‘L I:2 l8145 Am—
'I'E LA I‘ACUL’I‘AI) DI: LEYESIGIENG‘IAS POLITICAS DE LA UNIVER
SIDAD I’E CHILE, POR. D. ENRRIQE TOCORN’AL PA!’LA OBTENER EL
GRADO DE LICENCIADO.

Si cada vez qe se ventilara algun echo en juicio, fuera dado el qe


un ombre dotado de un poder sobrenatural descorriese el velo qe dis—
fraza el embuste u oculta la verdad, con cuanta facilidad i presteza se
obtendría el fallo protector de los derechos controvertidos. Pero desgra
ciadamente nuestra limitada intelijencia deja escapar aun aqellas cosas
qe an pasado a nuestra vista;i no basta, muchas Veces, qe el majistra
‘‘do tenga la conciencia de los echos, cuando necesita dar al público el
por qé de conviccion, sin cuya garantía la administracion de justicia pod
dria ser el juguete del capricho o el resultado de la intriga. El derecho
le declara al qe mejor justilica el echo, de manera qe el testimonio de
los ombres i demas medios probatorios vienen a ser otras tantas leyes
decisivas del asunto litijioso. Sin mas qe esto se demuestra la necesidad
e importancia de las pruebas, i cuanto se trabaje en esta materia, coo‘
perará a la mas pronta i cumplida aplicacion de la leí. No obstante, tris—'
te es decirlo, el umano injenio, qe tantos progresos a echo en las cien
cias, no ofrece todavía al majistrado un m'edio seguro para qe jamas pue
da ser engañado, i no pocas veces el privado interes con la malicia de
los ombres an borrado la vía qe pudiera condncirnos al descubri
miento de la verdad. Nuestras leyes tienen claros en qe se guarece la
perfidia, no ménos qe disposiciones bastante perniciosas. La facultad
qe me escucha, conocedora de esta verdad, a abierto sus sesiones, pro—
poniendo por tema del premio el mejor sistema de pruebas adaptables
en Chile. Bien se ve qe esta es la espresion fidedigna de una urjente ne
cesidad arto sentida en todo el pais i cuyo remedio exijen la moraliza—
cion de nuestras costumbres a par qe la cultura del siglo. Pero entre to‘
das las pruebas ninguna merece una atencion tan preferente como la
testimonial por su uso frecuente i los abusos a qe continuamente está
espuesta. '
“La prueba testimonial a dicho el célebre jurisconsulto Merlín (tom.
43 seco. 2.a part. 3 art. 4.°) seria la mas sencilla i perfecta de todas si
los ombres fueran incapaces de engañarse i traicionar a la verdad, su
cede con tanta frecuencia esto último entre n osotros qe, sin dificultad
_. 003
-¡I __.
se encuentran a cada paso deposiciones juramentadas de testigos en pro
i en contra de un mismo echo, lo qe es en si contradictorio. ¿A la vista
de tales perjurios e inexactitudes, pcrmanecerémos indiferentes en la
investigacion de su causa, desesperando de encontrar el atajo a tantos
males‘? Ensayemos si las medidas adoptadas con provecho en las nacio ‘
nes qe nos preceden en la carrera de la civilizacion puedan aplicarse ala
nuestra.
Para proceder con acierto seame permitido, ante todo, acer de los
testigos una clasificacion arreglada: los considerarémos en instrumenta
les i judiciales, porqe nuestras leyes envuelven disposiciones diversas
para ámbos i las medidas qe aseguran la lidedignidad de los primeros,
serian perjudiciales aplicadas indistintamente a los segundos. En un
instrumento debe emplearse mayores precauciones en la eleccion de los
testigos qe en la prueba de una causa, para compensar las garantias qe
aseguran en esta la veracidad del dicho i qe no pueden tener lugar en
aqel. La leí pues a de designar a los mas fidedignos. i el hombre puede
perfectamente escojerlos cuando proceda a sus últimas disposiciones.
Si así no lo iciera, será bien castigada su omision con la nulidad delo
actuado; las lijeras dificultades qe alguna vez se le presentan, examina
das con detencion, reconocen por orijen su propia neglijencia. ~
No sucede lo mismo con los testigosjudiciales: los proporciona la ca—
sualidad i la parte qelos produce no puede escojer entre una multitud, sino
qe ade recurrir a las determinadas personas presenciales del echo. Con
cédesetambien el recurso de las tachas Contra sus personas, exámen o di
chos, con lo qe se equilibra la facilidad de la leí para admitira deponeren
uicio a los qe proibe solemnizar un testamento. En ámbas clases se en
cuentran proibiciones exesivas qe merecen tenerse presente en la refor
made nuestros códigos; enumeraré algunas. Lalei 9 tit. 4 Part. 6.a tiene por
incapaces de autorizar un testamento ala mujer i a ninguno de losqe de—’
jam la fe’ de los cristianos e se tornan moros o judios, magücr se torna
sen despues a nuestra fé.
La debilidad del sexo abrá sido uno de los motivos qe movie
ron al lejislador, pero el principal‘ de todos se encontrará en las
leyes romanas qe exijian en los testigos testamentarios la testamenti—
faccion o abilidad para concurrir a las juntas populares. Como en su
orijen era el testamento un acto de derecho público qe tenia lugar en los
comicios colados i a ellos no concurrian las mujeres, se les consideró
despues por incapaces de autorizar un acto qe les era impropio: los au—
tores de las Partidas copiaron esta disposicion, sin cuidarse de la dife
rencia de épocas i gobiernos. Pero aun entre nosotros qe tenemos mas
— 294 — ‘
semejanza, la palabra test'amentificacion podría traducirse por derecho
de sufrajio: si se iciera extensiva la proíbicion a todos los qe, segun
nuestra carta, no gozan de este derecho, qedaría mui reducido el nume
rose de los ábiles para solemnizar un testamento.
¿I qé diremos de la oveja descarriada qe vuelve al rebaño‘? Siem
pre será inútil para concurrir a la ceremonia tastamentaria. ¿Las
leyes de la tierra an de ser mas duras qe las del cielo i el ombre no ,a
de olvidarse jamas de la falta qe Dios mismo a perdonado‘? El contesto
de la leí podría dar márjen a una interpretacion favorable, limitando la
proíbicion al caso en qe el testigo ubiera servido en el tiempo de la
apostacia, aunqe despues de echo el testamento se convirtiera
a nuestra fé.
Lo expuesto es lo mas notable qe se encuentra con relacion a los
testigos instrumentales: examinemos aora los judiciales.
La leí 9 tít. 46 part. 3 fija la edad reqerida en los testigos para qe‘
sus dichos agan fé enjuicio; i la leí 8 i 43 del mismo tit. cit. excepcio
nan para qe declaren en delitos detraicion contra el estado alos ombres
de mala fama i a los qe no ubieren cumplido los veinte años.‘ Son dignas
de atencion las palabras de la leí: Fueras ende en pleito de traicion
qe alguno qisíese facer, o qe ovíese fecha contra el 'rei o contra el reino.
Caen tal pleito como este todo eme debe ser testigo qe sentido aya; sola
mente qe enemigo sudtal non sea de aqel contra qien lo traen.
Ya qe se trata con tanto ainco de la reforma de nuestras códigos,
seria mui conforme a la justicia abolir cuanto ántes esta prueba privili
jiada. Qe los delitos mas o ménos graves se castiguen con penas mas
o ménos severas, pero qe no se aplíqen éstas al qe la deposicion de un
muchacho aga aparecer como culpable. De nada servirian las garantías
concedidas a la vida del ciudadano si se deja una brecha abierta para
qe pueda impunemente erirsele en el punto en qe debia tomarse mayor
precaucion: los aspirantes, adictos al poder, especuladores de la cosa
pública, son otros tantos enemigos del qe onrradamente llena sus debe
res para con su patria; i no se detendrian en concurrir a la pérdida de
un ombre, allando el camino facilitado por la leí. En losdelitos comunes
el majístrado toma únicamente la defensa de la leí ofendida: exijo del
juez la inqisicion del delincuente para la aplicacion de la pena, pero
ningun otro se interesa en su castigo, i cada cual por un sentimiento
de compasion, qisiera salvarla del riesgo qe le amenaza. Mas en estos
delitos la leí 26 tit. 4.° Part. 7, reqiere pruebas tan claras como la luz
en qe no venga dubda porque la persona del omo es la mas noble cosa del
mundo. Aganse extensivas estas mismas disposiciones a todos los casos
— 295 —
para qe se castigue con igual certidumbre a un asesino qe a un reo de
delitos políticos.
Talvez a una nacion gobernada por una antigua dinastía conviniera
la conservacion de pruebas privilejiadasi la caida de un gobierno, por
largo tiempo cimentado, traería la ruina de una gran parte de la socie
dad; por lo qe la preservacion de mayores males justificaria la adopcion
de medidas puramente preventivas. Pero en las repúblicas americanas
en qe no a cesado de batir la ola revolucionaria, ien qe un trastorno
político reemplaza el gabinete de ayer por el de oi, ¿no nos expondremos
a confundir al inocente con el culpable, si siempre no se exijen pruebas
tan claras como la lu: en qe no venga dubdal Se contrarian abiertamente
las miras de la lucha de nuestra independencia, no amparando a todos
con la gran igualdad cuyo emblema se a esculpido asta en nuestras
monedas: esta es una mentira al mundo civilizado.
Lasleyes 8, 40, M, 43, 44,45,48, 24, 22 i34 tit. 46 Pat. 3.a
cuentan los qe no pueden ser testigos por falta de conocimiento, probi
dad e imparcialidad. Basta una lijera ojeada sobre todo el título 46 de
a Pat. 3.a para conocer qe no se a qerido asegurar solcmente la fide
idignidad delos testigos, sino acer recaer sobre ciertos ombres ‘un bal
don qe les ínabilite para declarar en juicio. Nuestro código en esta par
te se resiente del espíritu de intolerancia del siglo en qe fué dado: las
guerras relijiosas dividian al mundo, manteniendo las naciones en una
continuada incomunicacmn, e influyeron en sus leyes para qe cada cual
tomara medidas ostiles contra las otras: así no es de armirar qe la Es
paña qe estaba al cabo del mal tratamiento qe los cristianos recibian
en Turqia, por ejemplo, proibiera el qe un maometano atestiguase contra
un católico. Pero aora qe el comercio tiende a formar de todo el jéne
ro umano una sola familia, destruyendo las barreras qe dividieran las
naciones, cuando emos invitado a todos los ombres del mundo a vivir
entre nosotros, debemos admitir su testimonio, siempre qe sea produci—
do por la onrradezi probidad. ,
Tambien se cuenta entre los inábiles para declarar en juicio al qe,
sindispensa, casare con parienta en grado proibido. Esto recarga inútil
mente la pena del incesto iocasiona un mal muchas veces irremediable.
Si el incestuoso ubiese de deponer en algun delito parecido al suyo, se
ría de temer terjiversase los echos, pero en asuntos indiferentes, no
ai razon alguna para presumir qe falta a la verdad. Muchas otras proi
biciones pudiera apuntar qe merecen alguna restriccion; pero con lo es—
puesto se manifiesta qe esta parte de nuestra lejislacion no está mui arre
gladá a una estricta justicia. Examinémos aora otras particularidades‘.
-—296—
Una leí dela Nov. Recop. (4 tít. 44 lib. 44) autoriza al majistrado para
acer comparecer a su presencia a todos los testigos designados por las
partes; i otra de Part. 35 tít. 46 Part. 3.a dispensa a varias personas de
presentarse personalmente al juez, imponiendo a éste la obligacion de
pasar a casa de los declarantes a tomarle su deposicion. Si la majistra—
tura se a de elevar a una alta escala social i revestirse de la pompa im
ponente, qe a la par qe infunda respeto inspire la confianza de una
resolucion dictada por la justicia, no ai duda qe es poco onrroso descen—
der del asiento de un tribunal a tomar una declaracion en el ogar do
méstico. La dignidad i circunspeccion qe deben siempre caracterizar al
majistrado, ejercen una grande influencia moral en el ombre; i no po—'
cas veces un astuto criminal sobrecojido con el solo aspecto de susjue
ces, a confesado de lleno su delito. En Francia, con mui reducidas ex
cepciones, no ai consideracion alguna qe escuse a una persona de compa
recer personalmente ante los jurados. Sin embargo, trasladada a nues
tro suelo una disposicion tan absoluta, no fructificaria; i algunas res
tricciones a la leí de partida seria lo único qe pudiera acerse por aura.
Por el art. 444 de nuestra carta fundamental, no puede apremiarse
a declarar en causas criminales a los ascendientes, descendientes ni a
los parientes colaterales asta el tercer grado de consanguinidad i se—
gundo de afinidad inclusive. Esto a corroborado la disposicion de la leí
44 tit. 46 Part. 3, bien qe se estendia asta el cuarto grado lateral. Nada
mas justo qe consignar en nuestra constitucion el mas umano de todos
los principios; í seria destruir los vínculos con qe la naturaleza a estre
chado las familias, compulsando a un ijo a cometer un perjurio cierto,
o a empaparse las manos en su propia sangre arrastrando a su padre
a un patibulo. Ya los sábios romanos lo abian asentado en sus leyes,
i el ser nosotros sus imitadores debe enorgullecernos, pues qe es un
vacio vergonzoso el qe algunas naciones no lo reconozcan en su de—
recho. '
Llegamos al exámen del testigo, a la parte mas esencial i defectuosa
de nuestra lejislacion. Para ordenar en manera alguna las disposiciones
qe se encuentran dispersas en distintas leyes, e reducido a las siguien
tes las precauciones qe aseguran la fidedignidad en las deposiciones.
4.° La conformidad en la redaccion del interrogatorio con la leí.
2.° El juramento exijido al declarante de decir verdad iia citacion
de la parte contendora para presenciar solo este acto.
3.° El secreto de la deposicion para lo cual no debe aberpresentes
mas personas qe el juez i el escribano o este último cuando la dilijencia
le está cometida.
—.297 -—,'
.fi,° ¿Larazon qe el testigo a de dar de su dicho para ser creido.
,i5..°,l¿a lectura qe, despues de concluida la declaracion, a de acérse—
le para qe la enmienda o adicion,e i se ratifiqe en ella.
Por último ‘el sijilo en qe tanto las deposiciones de los testigos como
las demas pruebas an de guardarse asta el dia de la publicacion. Tal
medida es tambien relativa a las partes contendoras, para qe ignorando
lo qe se ubiere depuesto no ,recurran al soborno u otros medios repro
b,fldos por derecho.
El interrogatorio nodebe contenerpreguntas sujestivas qe indiqen
al testigo la respuesta: en él se trata de indagar lo qe éste sepa sobre el
echo litiji,oso i,nolo qe se aya fraudulentamente convenido. No ai una leí
qe precisamente contenga esta proibicion; pero la opinion de Febrero
(lib. 4 cap..8 núm. 55) así lo asienta, apoyado en el espíritu de la leí 3
tít. 30 P.a 7a. por aqellas palabras. .E non debe preguntar si le mató él,
nin señalar a otro ninguno por su nome; ¿a tal pregunta como esta non
sería buena porque podría acaecer que le daría carrera para decirmentira.
La claridad, certidumbre, precision ibrevedad se recomiendan tanto por
la leí 2 tít. ,42 PJ‘ 3.* qe el deponente no está obligado a responder lo
qe fuere inconducente, difuso o inintelijible.
‘Dos preguntas ai llamadas jenerales qe se contienen en todos los
interrogatorios: la primera qe es de lei, si conoce a las partes, tiene
noticia dela causa, ‘o le tocan las jenerales; i la segunda qe cierra el
interrogatorio, si es público i notorio, pública vozi fama i comun opi
nion. Esta a sido introducida por práctica i cuanto ántes debiera abolirse
para qitar la ocasion de un perjurio cierto: se trata de averiguar un
echo acaecido ,en el ogar doméstico i se concluye con qe es público i
notorio. iCómo salvar esta inconsecuencia! ini de qé aprovecha seme
jante conclusion! Si las preguntas útiles no pueden resolverse favorable
mente, nó,seinclinará el fallo del majistrado aunqe se diga qe es público
i,notorio, ,pues qe esta prueba, concecliéndoles el mayor crédito se
estimaria.en derechocomo mera presuncion, isi por el contrario bastan
las declaraciones ,rendidas, no ai para qé eerrarlas con una mentira
solemne. Es esteun mal de gran trascendencia: poco apoco se va rela
jando la fuerza del juramento asta qe concluya por perdérsele enterameto
ese saorosanto,respeto,aifl crimen, a dicho el poeta francos (Racine) se
ll¿ega,por,gradgs» i si el escribano, como sucede frecuentemente, allana
La conciencia de la parte,asegurándole qe es una,mera,fórn,mla, se ará
despues.wstensivo,,esbe.mismo. pretexto.aiies ,siemas presuntas del inte
¡rro atorio. . , .
l@ggundo reqisito,es el juramento.,lïl juez o escribano a de tomarlo
38
—-298——
a la parte por el Dios qe adora i los principales artículos de su creencia:
el contendor debe ser citado a este acto, pero su inasistencia ni lo anu
la, ni dispensa al declarante de jurar el dicho.
Decia un célebre jurisconsulto español, Escriche, qe la declaracion
bajo juramento era una mentira mas solemne, i ombres ilustrados de
entre nosotros, cuyas timoratas conciencias se orrorizan del sinnúmero
de perjurios qe diariamente se cometen, creen ménos malo substituir
al juramento solemne la palabra de onor, o meramente una promesa de
decir verdad. ‘No ai duda qe así se disminuiría la gravedad de las
ofensas contra el creador, pero este es uno de los muchos casos en qe
el lejislador se confiesa impotente, i para penetrar al corazon del om
bre, necesita el apoyo de la relijion. El qe no respeta la promesa echa
al qe a de juzgarle en la ora de su muerte, mal podrá ser consecuente
,con la qe presta a los ombres; i no creo aventurar una verdad (mién
tras la educacion sobre todo es tan desígualentre nosotros) asentando qe
una parte de nuestros declarantes desconocen los sentimientos de onor.
El juramento es el acto mas solemne de la relijion i de las leyes: faltar
a él es una doble infraccion de los preceptos divinos i umanos qe debe
castígarse con bastante severidad; por lo cual, para conservarlo siem
pre en su pureza, no a de prodigarse en actos indiferentes. Por ajenas
de mi asunto escaso apuntar las restricciones qe pudiera tener entre
nosotros. Entraré pues a examinar el tercer reqisito.
Nada qizás mas recomendado por las leyes qe el secreto con qe deba
tomarse la declaracion al testigo: en un lugar apartado se le a de exami
nar observando si su semblante estará conforme con un corazon tran
qilo qe depone la verdad (lei26 tit. 46 P.a 3). Pero la gran cuestion qe se
ajitará entrenosotros es si la declaracion deba o no ser pública. En In
glaterra i Francia llamó por algun tiempo la atencio n, asta qe un jui—
cio sensato adoptó la afirmativa, estimándose, en esas naciones, la
publicidad como el áncora principal de todos los procedimientos judi
ciales. Puede asegurarse pe la declaracion pública reune todas las verr
tajas de la secreta, sin participar de ninguno de sus inconvenientes. La
libertad del declarante para responder tranqilamente a todas las inte
rrogacionesi la ignorancia de los otros testigos respecto de lo qe el
primero examinado ubiera declarado, resultando de ello cierta probabi—
,’lidad para no concertarse enel sosten de un plan forjado fraudulenta—
mente, son los bienes del procedimiento secreto: no obstante, ellos no
son tales qe se estiendan al último grado, i para un caso de feliz éxito,
aparecerán ciento de fatales consecuencias. De la misma libertad para
decir la verdadse gozará en público qe en privado, con la notable di
—299—
Ierencia de qe la timidez causada por la presencia de los majistrados
i de un jentio qe escucha, arán abandonar el plan forjado para encubrir
ia i ablar el lenguaje franco de la conciencia. La mentira toma aliento
en la oscuridad, isolo cuando es producida por el qe a encanecido en
el vicioi perdido enteramente todo sentimiento de rubor, se atreve a
salir a luz: delo contrario cualqiera teme ser convencido de perjurio i
manchar su reputacion con un baldon indeleble qe difícilmente borra
rá el tiempo; porqe los qe vieron i oyeron perpetuarán la infamia, esten
diéndola por todas partes. Ni es un encerrado gabinete donde pueda des
cubrirse el falso testimonio: los muros no se convertirán en acusadores,
ántes bien encubrirán una maldad qe qedará sin castigo. Pero la publí
cidad en el procedimiento, incitando la curiosidad e interes, atraerá pro
bablemente a muchos sabedores del echo litijioso qe inmediatamente o
despues adviertan al juez de aqello en qe ubiere faltado el deponente.
Tales una de las incontestables ventajas del exámen público qe en ma
nera alguna las dará jamas el privado.
.«La publicidad del procedimiento dice Bentham (pruebas judiciales
tom. 4 lib. 2 cap. 40) puede producir el saludable efecto de crear un
espíritu público con respecto al testimonio, formando sobre esto una
escuela de moral para toda clase de personas. En ella adqiriria las no
ciones de la esperiencia el qe ubiere de abrazar la carrera juridica. i
así se obtendría qe los majistrados jóvenes, prevenidos contra la mali
cia delos ombres, no pagasen el lamentable tributo del noviciado. Des
de el momento en qe se reflexione qe una declaracion mal tomada pue
de conducir a un inocente al cadaíso, o despejar de sus bienes a una
familia entera, se conocerá la ventaja de la instruccion práctica qe lle
ve el majistrado al ejercicio de sus funciones. En el estado actual, la
ciencia del corazon umano, la facultad de poder distinguir al ombre
fidedigno del falsario, es para nosotros desconocida, una vieja rutina
desempeñada muchas veces por un ombre estúpido forma todo el exá
men del testigo.
Cúmplenos aora allanar los inconvenientes de la publicidad. Se dice
qe puede retraer a muchos de presentarse como testigos. Tal objecion
tiene mayor fuerza entre nosotros, atendido ese temor de compromiso
qe domina nuestro carácter, e impide manifestar en público lo qe sin di
ficultad se a espresado en privado; i aunqe se dé a esto la estension qe
se qiera, siempre será forzoso convenir en qe es un mal qe las leyes
deben reprimir ántes qe fomentar. ¿l qiénes reuzarán testimoniar en pú«
blico‘? ¿cuál podrá ser la causa‘?
Hombres débiles qe cifran su por venir en el alago delos poderosos te
—300-
merán' decir la verda’d en su presencia por no contrariar sus bien’ omar
fundadas esperanzas. A mas de qe Seria peligroso oirles en juicio, nada’
se pierde con qe no declaren unos individuos a qienenes con la dúsina
probalidad se les puede concedero negar el crédito.
En cuanto a la causa no se presume otra qe la repugnancia de re‘
¡tresentar en público un papel odiosoi el miedo a los perjudicados con su
deposicion. «Mayor, dice Bentham (pruebas judiciales tom. 4.° lib. 2
cap. 40) debe ser el temor en un interrogatorio privado qe espone mas
fácilmente a la calumnia;» i aunqe de pronto se allase alguna resisten—'
cia, el tiempo lla costumbre lo arian mirar como uno de los‘ principa
[es deberes del ciudadano. Lo demas se contesta por si solo: es imposi4
ble ocultar ala parte la deposicion del testigo, porqe precisamente a‘
de conocerla en el tiempo de la ratificacion o cuando se aga la públída—
cion de probanzas: toda la diferencia seria una anticipacion de dias.
El respeto a las costumbres a sido tambien argumento contra lá'
publicidad. Se cree qe el cuadro de orrendos delitos‘ presentado a lt
espectacion de toda clase de jentes abriría la malicia de los inocentes
iacabaría de perbertir a los malos. Las causas‘ 'contra el pudor, alga;
na vez, produjeran tal resultado: todo se remediaria, a'ciendo de ella€
una excepcion. Por lo demas el palacio de justicia seria la niejor escue—‘
la de moral; i si se da este nombre al teatro donde se representan todá
clase de crimenes revestidos de un lenguaje poético qe exita nuestra‘
imajinacion, icon cuánta mayor razon lo será el tribunal en qe ap"a
Tecen el acusado convencido de sus delitos, los jueces qe van a deci;
dir de su suerte i a poca distalicia un verdugo qe con el banco eii lá:
mano se apresta a la ejecucion de‘ la sentencia! Estaleccion prácticg1 de‘
moral conmoverá’ asta loscorazones mas empedernidos, no siendo rá
ros los ejemplos de famosos criminales qe an derramado lágrimas por
la primera vez de' su vida atormentados por ese secreto remordimientó
¡le persigue por todas partes al malvado. '‘Í
El cuarto reqisito es la razon qe el testigo a de dar de su diclfio.
(Leyes 26i 28 tit. 46 Part. 3). Basta la sencilla esposicion de esta ver:
dad para serciorarso de ella i dejaría de respetar el buen sentido si nie’
detuviera a demostrarla. Por último, concluida la declaracion a de leer
se al testigo para qe corrija lo defectuoso i se ratifiqe en ella cerrándo
la con su firma. Aun despues de separado de la presencia del qe lo e'x‘a
mina, puede volver a agregar lo qe ubiere olvidado, con tal qe no aya
conferenciado con alguna de las partes para evitar de esta manera el
soborno o seduccion. ,
Apénas se ace preciso advertirqe, segun las leyes, la declaracion
— 301 -
debe’ tom'a‘rso sin interrupcion, i qe tn‘te‘rin no se' a’yá’ ev’a’cüh‘do una"
¡ír‘égunta' no puede pasarse a la' s‘iguientegsi de pronto el testigo tuviere‘
dudai pidiera tiempo para examinar algunos; papeles, deberá conc’edérá
s’ele, el qe el juez estimare c'oiweríien'te. Aq'l convendria mucho tener
p'resento el siguiente consejo de Bentham (pruebas judiciales tom. 4.°
lib. 3 cap. 6) «El juez. ánte's de p'ermitir la leótdrade un memon‘andum,
podrá extraer de la memoria del qe responda cuantos datos le pueda
suministrar; podrá disponer qe se le exiban las notas í dar vista de
ellas a las panes interesadas; podrá ordenar un deposito en justiciai
señalar dia para someterlas a un interrogatorio especial.» Acaecerla qe los
apuntes contuvieran echos privados qe siempre conviniera ocultar,
bastante fácil seria evitar este inconveniente, siguiendo el ejemplo de
nuestra práctica en otro caso análogo: en la apertura de un testamento:
el juez lo lee primeramente para‘si, a fin de ocultar a los espectadores‘
lo qe contuvieré de reserva.
Asta aqi enïos considerado al testigo presente: para examinar al
ausente disponen nuestras‘ leyes, qe el juez de la causa mande al de la
residencia una cópia del interrogatorio, citando al conlendor por si q'isie’—
ré ir o enviar algun personero qe precencie el juramento. Esta es la
única garantía qe asegura a la parte la veracidad del testimonio, garan-‘
tía efimera iq'e si jamas existiera no daría. resultado alguno. ¿De q6
aprovecharia se anunciase a un litigante en.Santiago qe iba a tomarse
una declaracion en Chiloé a dónde podría ir dentro de cie'rto tiempo a"
presenciar el juramento‘? ¿Se ausentaria de su casa, abandona'ndo sus
negocios por emprender' un viaje tan ímprobo‘?: precis‘o‘ era aber ¡ierdidó
el juicio para proceder de esta manera. Lo impracticablé pues de la me—'
dido demuestra qe la declaracion tomada al testigo duéén‘te no ofrece‘
seg'uridad alguna. Una leí franc’esa nos presenta un buen ejemplo q’o
pudiera servirnos de remedio. Mas ante todo debemos sentar como un
principio, qe siempre es preferible la declaracion ante el juez de la causá
iqe la leí 27 tít. 46 P.a 3'.a dispone qe en las causas criminales qe mé-‘
rezcan pena de muerte, mutilacion o destierro, el juez de la causa a
de tomar por si todas las declaraciones, sin qe pueda cometer esta dilijen'
cia ni al escribano ni a otro juez. Presentado el interrogatorio, podri”a
darse un traslado a la parte para qe iciera sus observaciones: el testigo
seria eiraminado i a la vez ratificado al tefior de las repreguntas. Tal es‘
tráducida anüestro lenguaje forense la disposicion de la leí de 48 prái—
rial año 2 (Merlín tom. 47 par. ll .‘ art. 5). Ev'ac’uada la dilijencia se ooín'n'—
m“€a al acusado, s‘i ló's testigosi "soii presentados por el acusador, o‘lfiéíï
a éstïí en‘caso c'óntrario,‘para (¡e agan sobre las respuestas las o1isér‘ítfl ‘
-—302-—
ciones convenientes a su derecho í pidan si qisieren un segundo exámen:.
deignal facultad goza el jurado. Apesar de todas estas garantías se des—
confía de una declaracion tomada en otro lugar; iel presidente debe
consultar al jurado si está o no en estado de poder juzgar, cuya previa.
cuestion a de resolverse ántes de entrar en el conocimiento de la causa:
la negativa suspende el fallo asta el dia en qe pueda presentarse el tes—
tigo a declarar verbalmente iQé diferencia entre la leí francesa ila nues
tra! aqella todo es garantía, ésta todo inseguridad, i sin embargo por
la primera se duda muchas vecesi por la segunda no. Ojalá nuestra
práctica, qe a tenido fuerza para víciar las leyes adoptara una medida
tan fecunda en buenos resultados. No se verían entónces forjarse a la
distancia declaraciones inicuas en qe se ace decir al testigo lo qe ni
aun a pensado. Siqiera se disminuiría el número qe siempre es gran
consuelo contar por ménos las maldades.
E concluido la exposicion de la doctrina relativa a testigos: séame
aora permetido descender a un caso práctico en qe se manifieste mas
a las claras los defectos de qe adolece, para lo cual me basta la simple
relacion dela verdad. La parte aqien incumbe el eme probandí presen—
ta al juez un interrogatorio cuyas preguntas poco mas o, ménos son si—
empre como las siguientes.
Si sabe o a oido decir qe A prestó a B tal cantidad de dinero.
Si sabe o a oido decir qe reconvenido B por A prometió pagarle a
vuelta de su viaje.
A todas estas preguntas se responderia; qe es cierto, qe igualmente
le consta por qe lo a oido decir; respuesta qe, como se ve, satisfacen
cumplidamente a mil interrogatorios distintos. A tal vergonzosa rutina
qeda reducida en último análisis toda nuestra prueba testimonial. En
pocos momentos puede ínstruirse de ella un patan qien, seguro de uo
ser contradicho, se prestará tranqilo a desempeñar el cargo de perjuro,
De aqi la facilidad para encontrar en todas las causas testigos qe sino
cambian al ménos complican los'echos mas sencillos. Pero si alguna vez
el declarante se apartare de la vieja fórmula, no por eso desaparecerian
sus tentativas de traicion a la verdad: el plan de declaracion puede
concertarse de antemano. sin qe nada lo contrario.
La parte misma qe aduce los testigos se allará perpleja para ínterro
garlos si trata de averiguar un echo qe le es desconocido. Si tuviera al
gunaindicacion deldeclarante, no marcharia a tientas, corriendo el
riesgo de estrecharse con lo qe tal vez convenga ménos a su derecho;
pero esto no"le es permitido, i casos ai en qe la parte a de jurar qe
ignora la deposicion del testigo. No bastan las preguntas jenerales qe
—— 303-
ni son admitidas por derecho, ni nada podría conseguirse de ellas;
pues estamos de tal modo abituados qe es preciso arrancar la contestaL
cion al testigo ántes qe esperaría de su grado: se estimaria por com
promiso referir circunstanciadamente lo qe se interrogaba con alguna
vaguedad. Por el contrario, en un interrogatorio público, la primera
respuesta del testigo indicaria la siguiente pregunta i así se procederia
'asta el pleno descubrimiento de la verdad, el juez no tendría dificultad
en proceder de esta manera, si se atiende qe igual conducta observa
cuando toma la confesion a un acusado, en qien ai motivos de resisten
cia qe rara vez los tendrá un testigo.
El majistrado es qien mas sufre con el defecto de nuestra prueba
testimonial: trabaja doblemente en deslindar el derecho de las partes
í precavcrse de los diversos lazos qe se le tienden. Esto es tambien
lo qe retarda el despacho de nuestras causas. No es posible formar
juicio prontamente por lo qe arrojan las deposiciones: se necesita pre
venirse de otros antecedentes para graduar el crédito qe merezcan; i
sin embargo no lo puede acer muchas veces por estar privado del len—
guaje de la naturaleza mas espresivo qe el de los ombres. Si recibie—
ra personalmente las declaraciones, vería demudar el semblante del
perjuro i observaría asta sus mas peqeños movimientos; pero solo se le
presenta un testimonio mudo por el qe precisamente a de arreglar su
fallo.
Es de estrañar qe los sábios lejisladores de las Partidas, no previe
ran los males de la prueba testimonial: descanzaron en la buena íé, sin
acordarse qe tambien ai perfidia i olvidaron qe la leí debe ser el com
plemento de la moderacion qe falta al ombre. Moi de otra manera, se
ría de esperarlo, procedian en la actualidad en vista delos fatales re
cultades.
Pero sería aglomerar mayores dificultades, si lamentando el mal no
propusiéramos el remedio. Onrroso nos es en esto imitar a las nacio
nes mas aventajadas qe nosotros en la civilizacion i esperiencia, por
qe solo un nacionalista mal entendido, desechará una medida qe en
otras partes a producido ya ópimos frutos. Todos los pueblos de Europa
respetan i adoptan la jurisprudencia romana, sin mas qe ser la mas
conformo a la razoni a la justicia; itanto en las ciencias como en las
artes se verificará esta verdad. Los grandes descubrimientos pertene
cen al jénero umano, la gloria será del autor, pero el provecho de cual
qier ombre.
La parte qe tenga qe acer uso de la prueba testimonial presentará
la lista de los testigos: el juez comunica un traslado para qe se recha
-—804—
,cgn los qe, .,5egun lei, no deban admitirse a declarar. Adoptaclo gsitp
entre nosotros se acabarian las odiosastachas,qe se alegan, no.p9r
amor a la verdad, sino porqe ya Vse a visto qe la deposicion .es per—
judicial: si fuera favorable poco cuidarlamos de 'si era pariente calle
,gado, ántes bien, nuestro esmero procuraria de todos modos aumen
¿tar su credibilidad. ‘
El interrogatorio debe ser verbal echo por el juez, los abogados i las
partes. «Este exámen público de los testigos, dice Blkstone (tom. 5 cap.
23) conduce mejor al descubrimiento de la verdad qe el interrogatorio
secreto en qe, el escribano, por medio de rodeos, puede acer ,decir al
testigo lo qe ni aun a pensado; pero verbalmente tiene la libertad de e‘s’
.presar el sentido de sus palabras si no ubiere sido bien comprendido,»
De esta manera es mui difícil, por no,decir imposible, el qe se traicio
—ne la verdad: interrogado por todos a la,vez, cualqiera palabrilla esca
pada impensadamente, el mas pegeño jesto,arian’ recelar de su dicho
i serian indicio suficiente para echar por tierra cuanto ubiere depuesto.
Se temerá la divagacion en las preguntas, la exaltacion de los ánimos
j la confusion de los declarantes. No, qe al majistrado toca fijar la
cuestion controvertida, cuidando del respeto qe se deben mútuamente
los concurrentes: cualqiera falta en su presencia seria un delito contra
el, qe mereciera ser castigado con severas penas.
Este método adoptado en Inglaterra no carece tampoco del apoyo
de la antigüedad: se siguió entre los romanos asta el emperador Adria
no, en qe por el derecho civil, talcual aparece redactado en la actuali
dad, se rechazó todo interrogatorio público. Qizás de,pronto la adop—
cion de esta medida no ,produjera,en,tre nosotros todos sus buenos re
sultados; porqe educados bajo cierto réjim,en estrañariarnos un cambio
tan violento. Para evitar este inconveniente, pudiera pasarse al juez,un
interrogatorio, por vía de minuta, qe fijara su atencion enel echo}iti—
jioso,,asta qe el tiempo i ¡acostumbre lo iciesen innecesario.
— 305 —

7.
MEMOR1A

ÜOBIE LOS IESUL'I'ADOS JENERALES CON QI: ¡.05 PUEBLO’ AN'I‘IGUOS


AN CDN‘I‘IIBUIDO A LA GI’V¡LIZ‘AOIOI DE LA UMANIDAD, LE!DA EL
Il BE NAYO DE I'll AN'I‘}2LA PAGÏJ’Ï.‘1‘ASD zu: UmAD!JS ¡DE LA
UNIVERSIDAD ¡IE CHILE, P01 n. VIGENTE ‘FIDEL LOI’EZ, PARA 0B
!‘ENER RL GRADO DE LICENCIADO.

Señonns:

La ciencia sobre qe vengoabalbuciar algunos principiosilijeras


percepciones es árdua, es difícil. Las palabras qe la esplican serian me
j‘or aceptadas si las produjese la encanecida cabeza de un anciano;
porqe la ciencia de laistoria es el grandioso compendio de la esperien
cia i sabiduría del jénero umano, es el foco de donde parten los rayos
luminosos qe alumbran las distintas sendas qe, atravesando el presente,
van a parar al porvenir, i un jóven, qe aun no tiene bien formada la es
perioncia de los tiempos en qe vive, mal puede conocer i reunir las
esperiencias de los tiempos pasados, ni revelar el carácter de los tiempos
venideros. Sin embargo, si un veemente e inestinguible deseo de com—
prender los problemas qe esta ciencia ofrece, os puede ser presentado
aqi como un titulo para aspirar a ser recibido en vuestro seno, prestad—
me, señores, vuestra benigna atencion.
Ai ombres dotados de una íntelijencia tan penetrante i tan certera.
qe cuando una vez aciertan a fijarla sobre un problema lo resuelven
en dospalabras. Uno de ellos, viéndose urjido un dia por la necesidad
de esplicar lo qe es iio qe ace la umanidad sobre la tierra ,dijo:-«Lauma—
nidad es, para mi, un ombre qe perpétuamente crece i qe perpetuamente
aprende.» ¡Cuánta secillez i cuánta verdad en tan pocas palabras! Sola‘
mente un jenio podia aber tenido la ocurrencia de pronunciarlas; sola
mente Pascal podia aber sido capaz deintroducir la verdad metálica de
la jeometria en el oscuro i embrollado laberinto de las acciones uma
nas. . . . iUn ombre qe perpétuamente crece t’ qe perpétuamentc apren
del. . . Luego, las verdades, los erroresi la lucha qe ellos sostienen; las
guerras i las desgracias mismas, no son otra cosa qe los grandes docu
mentos con qe las sociedades prueban sus progresos í su estado de
civilizacion?. . . .Así lo abia sospechado el jenio de un visionario qe,
por cierto, estaba mui léjos de sospechar qe el jenio i la ciencia de la uma
nidad abian de venir al cabo de dos siglos a demostrar palpablomento
39
--306—
su singular idea, i a enseñarnos qe en la ístoria todo, ménos el vicio, es
lejitimo: iqe aun el vicio mismo es necesario; porqe sentada la flaqeza
ínerente al ombre, él es el qe con sus funestos ejemplos enseña los resul—
tados de la ignorancia, de la imprevision, iproporciona lecciones qe,
aunqe terribles, son provechosisimas.
El Supremo Acedor de todas las cosas puso los jérmenes de la ísto
ría en la cabeza del ombre: allí, al lado de las pasiones, al lado de los
cálculos tibios del egoísmo, al lado de las mas grandes ideas morales,
puso el libre albedrioi el instinto de la perfectibilidad.No pudo sermas
grandiosa ni mas completa su obra: segun ella la umanidad qedaba
dueña de si misma para obrar; qedaba sometida a una necesidad
fundada en sus instintos mismos-la necesidad de progresar; i en fin,
veía lucir en el fondo del porvenir, como la brillante estrella de los
Magos, un objeto ermosísimo a donde encaminar sus esfuerzos-la per
feccion.
Progresar perpétuamente ácia la perfeccion. E aqi el luminoso
axioma qe pudiera reasumir toda la ístoria, i qe sin duda no es mas qe
una version moderna del celebrado dicho de Pascal. Para comprenderlo
bien es menester no encerrar la vista dentro de los limites de un pueblo
o de una época; es preciso no atravesar ciegos por medio del tiempo
presente, como acen los mas para abrir recien los ojos en el Foro roma,
na, o en las plazas públicas de la Grecia. Por el contrario, señores, se
necesita «inspeccionar lo pasado partiendo del último progreso presente»
i llevarla luz de la civilizacion actual a las civilizaciones anteriores,
para no perder de vista la cadena necesaria qe las liga, i qe es el punto
esencial, la revelacion mas grande qe puede buscarse en el estudio de
la ístoria. Solo aciéndolo así se puede llegar a comprender cuantas
ventajas gozan los tiempos posteriores, de qe no gozaron los anteriores;
cuántos progresos morales i sociales ai en todo lo qe es nuevo, de qe
careció todo lo qe es viejo: solamente aciéndolo asi, en fin, se puede
llegar a comprender la vida de esa umanidad tan misteriosa, de ese om
bre qe pcrpe’tuamente crece i qe perpe’tuamente aprende.
Nada ai mas firme, señores, qe el convencimiento qe adqiere el ombre
qe estudia bien la ístoria, de qe lo primero qe en ella se encuentra
es los progresos continuos, qe al travez del tiempo verifica la umanidad
sobre todos los ramos a donde puede estender su incesante actividad.
La ístoria es la qe nos enseña qe la industria jeneraliza sus beneficios,
sus aplicaciones i su manejo, a medida qe la literatura iel gusto se
desenvuelven, a medida qe el Estado i las leyes toman una organiza
.cion mejor basada imas eqitativa, a medida qe la relijion iel culto
— 307 —
fraternizani enlazan mejor las intelijencias i los intereses; a medida, en
fin, qe una filosofía, intelijente, alta, franca, tolerante i progresista, viene
a derramar el bálsamo consolador de la sabiduría, í los preceptos de su
práctica, sobre la frente acalorada de los pueblos. Si, señores, la istoria
es, entre todas las demas ciencias, la qe a ganado la gloria de enseñar
a la umanidad qe todos los progresos son solidarios, qe todos están
atados entre si. El escritor qe no tenga conciencia de este grande echo
m,utilará en sus obras la mas bella, la mas grande i la mas armoniosa de
las ciencias sociales.
Tal es el vasto campo qe se ofrece a nuestra intelijencia así qe echa
mos la primera mirada curiosa sobre la istoria, esa mirada en la qe tan
solo apercibimos su superficie, los fenómenos morales propiamente
dichos, los trastornos imovimientos de las sociedades umanas. Pero la
istoria es algo mas, es mucho mas, señores; no es completa, brillante
ni grande, sino cuando representa el desenvolvimiento todo de las facul
tados racionales i activas del ombre. ¿Qé es pues el ombre‘? ¿Es acaso
un ser puramente moral‘? Noi . . .Basta verlo pegado por su base al suelo,
para concebir qe no puede correr, ni trabajar, ni obrar, ni pensar sino
bajos las influencias de ese suelo. Si del individuo trasportamos esta
observacion a la sociedad, verémos cuan grandes i poderosas son las
fuerzas locales, topográficas, para dar direccion i rumbo a los aconte
cimientos sociales, qe son como la fruta qe produce este inmenso árbol
de infinitas ramificaciones qe se llama istoria.
‘ Una simple atencion dada a las cosas qe nos rodean nos pondrá de
manifiesto, qe el ombre trabaja i esplota el suelo sobre qe vive, para
apropiarlo a sus necesidades, para asimilarlo a sus usos. El suelo no
es uno mismo en todas partes; grandes diferencias de configuracion i
de naturaleza se dejan sentir en cada pais; ies tas diferencias son las
qe aciendo variar al infinito los medios de trabajo con qe el ombre tras
forma el terreno, i las impresiones físicas qe recibe a todas eras, intro
ducen una admirable diversidad de caractéres morales, qe no solo acen
distintos a todos los pueblos entre si, sino tambien a las diversas frac
ciones de cada nacion:
Cualqiera qe profundice un poco los estudios istóricos, comprende
el importante papel qe la topografia representa en el gran drama de la
vida social. El conocimiento de las tierras, de los mares, de las ciuda
des, de los canales, de las montañas; de todo aqello, en fin, qe la infa‘
tigable intelijencia del ombre revuelve i modifica, es una clave esencial
para desentrañar la verdad enterrada bajo los numerosos escombros
qe la mano del tiempo amontona sobre la tierra. El terreno sobre qe se
-—308——
desenvuelve la umanidad no es un objeto muerto e inerte, Mirando bien.
se vé qe la tierra se ajita tambien con la familia umana. Los atrevidos
qe surcan los mares i uellan las arenas de los desiertos, llevan ideas,
llevan intereses, llevan novedades qe van sembrando en las tierras por
donde pasan: cuanto mas facilidades presenta la configuracion i posi
cion del terreno para estos viajes i para estas emigraciones, tanto mas
las abrá para la importacion iia esportacion de los productos dela
actividad umana; i poco a poco se irá formando asi, en las tierras privi—
lejiadas por la naturaleza, el primer anillo civilizador dela fuerte cadena
de progresos qe jamas se corta.
Penetrada la profundida de las tierraside los mares con el,ojo
perspicaz de la filosofía, se comprende al instante el inmenso movimien
to, la incesante actividad con qe la razon supera los obstáculos físicos,
i conqista valientemente sobre las fuerzas inertes de la naturaleza.
Yo, señores, e llegado a tener tal fe en estas verdades, qe cuando
veo levantarse una ciudad en un pais cualqiera, cuando,veo aparecer
en la noche de las épocas pasadas un‘ pueblo qe brilla, qe impone sus
leyes i qe escribe su nombre con enerjia en las invisibles pájinas del
tiempo, concibo al momento qe este fenómeno no es un resultado del
acaso; qe necesariamente ai una posicion jeográfica qe estudiar, i una
necesidad istórica unida a esa posicion: creyendo qe ámbas se esplican
reclprocamente, busco en ellas el secreto de las grandezas i de los echos
con qe ese pueblo se a ilustrado. ,
La rapidez con qe me propongo dar una ojeada jeneral sobre la civiliza
cion antigua, ace qe no pueda entrar en el propósito de daros detalles
topográficos. Mi vista se fijará principalmente sobre las sociedades, i
buscará en ellas los jérmenes morales qe las vivifican, tratando de
seguirlos en su fecundo encadenamiento.
Ningnn pueblo, ningun ombre detendrá mi carrera, si no son de
aqellos qe an echo grandes servicios o grandes males a la civilizacion.
Los unos í los otros son necesarios para comprender la istoria; porqe
la istoria no es otra cosa qe la lucha reciproca qe sostienen los qe qie
ren detener el progreso con los qe qieren desatar los lazos qe le impiden
volar sin obstáculo sobre las alas de la libertad.
Por esto es, qe cuando el estudio de la istoria es echo con concien
cia, nos enseña a vivir con la sociable tolerancia del buen patriota; nos
enseña a conocer i a respetar las virtudes del ciudadano, nos da valor
para practicaridefender el bien en toda ocasion: en fin, solo en él
aprenderemos a conocer las exijencia del Estadoi los medios mas pro
pios de satisiacerlas en el sentido de la felcidad comun. Sériamenlo
-309-
convencidos de las faltas i de los estravios producidos por los errores
pasados, entrarémos a influir sobre nuestro tiempo con el precioso
caudal de esperiencias qe nos legaron otros siglos; marcharémos, en
tnsiasmados en las filas de los qe abogan por el bien de la umanidad,
ningun error funesto vendrá a poner la banda de las preocupaciones so
bre nuestros ojos, i repiteremos siempre lo qe decía el gran Leibnitz:— «La
época actual, ija de la pasada, está preñada del porvenir.» Nuestra inte
lijencia adqirirá una idea clara i brillante de todo lo qe importa la liber
tad social; verémos qe ella es tan sagrada, qe no ai sistema político ni
relijiosa qe tenga derecho para detenerla un solo instante en su es
pléndido vuelo.
La lei del progreso continuo forma un relieve de bronce sobre las
pájinas de la istoria; Allí se vé los esfuerzos constantes qe los pueblos
acen para conqistar la emancipacion i la vida libre, las armas con qe
las ideas nuevas invaden el territorio de las viejas i lcs resortes inmo
rales de qe éstas se valen para resistir, la cuida de los imperios corrom
pidos por doctrinas caducas al impulso de puéblos mas nuevos, .qe
aunqe no dotados qizá de cultura profesan creencias mas fecundas
de sociabilidad. Allí es donde el filósofo aprende a comprender las revo
luciones í a consagrar como un principio santo el principio qe los
produce: téngase presente qe no ablo de motines. Allí donde se vé el
continuo ataqe con qe el desarrollo intelectual del pueblo minalos baluar
tes a cuyo frente qisieran detenerlo el despotismo de los teócratas, los
intereses monopoli2adores de los nobles i de los ricos constituidos en
clasedominante,i la tiranía de los caudillos: allí tambien donde las
leyes inalterables de la sana razon se muestran aciendo gravitar sobre
un centro de moralidad a las naciones. aun en medio de las mas fuertes
oscilaciones; alli, en fin, donde Dios muestra su brazo empujando per.
pétuamente ácia su perfeccion a las mas bella i sublime de sus obras,
al ombre —socr’edad.
Tal es el estudio de la istoria. De él no se saca indignacion contra las
instituciones, contra los pueblos, ni contra los ombres. Todo ocupa en
ella su lejítimo lugar. Si se comprende el mal, no es para declamar
eternamente contra él sino para evitarlo, para curar facultativamento
las llagas qe pudiera aber producido.
La istoria en su conjunto consiste para mi, en la apreciacion de los
partidos i delas revoluciones. qe an modificado la condicion moral de
la umanidad. Aqellos i ésta tienen su principio en el movimiento con
tinuo de ideas con qe se caracteriza a si mismo la íntelijencia umana.
Un pueblo estacionario, es decir, un pueblo cuyas ideas estén estan
-—3l0—
cadas siempre en un punto, es una ipótesis inconcebible, es un contra
sentido con las leyes inalterables de la razon i de la sociedad.
Desarrollarse, para los pueblos lo mismo qe para los individuos, es
una leí constante, una leí tan esencial como la vide misma. Todo cuan
to nace sobre la tierra crece i se desarrolla, todo cuanto crecé i se de—
sarrolla esperimenta revoluciones necesarias en el fondo mismo de su
naturaleza. Las revoluciones son por esto consecuencias inmediatas de
todo desarrollo, i al mismo tiempo son‘ puntos de partida desde donde
empieza a marchar la sociedad, en direccion a un nuevo órden de cosas
a una nueva organizacion. No ai nacion qe no tenga en su pasado al
guna revolucion a qien saludar como principio de sus dichas í de su lí
bertad.
Para qe las naciones verifiqen una revolucion es necesario qe la
ayan preparado gradualmente desde mucho tiempo atras. Las revoln—
ciones no sirven tan solo para destruir, sino qe ponen tambien enel ca
su de reconstruir lo qe ántes estaba malo, dando a la sociabilidrïd ba—
ses mas anchas i mas‘sólidas. El desarrollo de los pueblos no es otra
cosa en elfondo qe la destruccion seguida deuna reconstruccion lójiea;
i por esto es qe un gran poeta contemporáneo a dicho con guna admirable
fuerza de estilo, qe las revoluciones son los grandes silojismos del destino.
Efectivamente, la civilizacion pone premisas i saca concluciones qe se
deducen con una admirable precision de lójiea.
Ademas de la umanidad ide las naciones tomadas en grupo, la ístoria
nos presenta los individuos. El individuo influye directamente sobrelos
acontecimientos sociales con los actos personales qe son fruto de su li—
bre albedrio. Los ombres, como entes libres, somos los verdaderos au—
tores de esa infinidad de echos peqeños, insignificantes al parecer, qe
con su fuerte í complicado encadenamiento, forman al fin la gran sin
tesís de los echos sociales. Por los primeros respondemos de los se
gundos. I la sociedad nos declara virtuosos o malvados segun elijamos
entre la violencia i la razon, para practicar las relaciones qe sostene
mos con nuestros iguales. La violencia conduce las sociedades por ca
minos ásperos í tortuosos, donde es indispensable dar funestas caidas,
al mismo resultado a qe las lleva la razon por caminos fáciles i rectos.
La leí siempre es la misma: Progreso continuo. Las diferencias provie—
nen de la manera con qe la realizan las fuerzas motrices, qe son las
pasiones, las ideas, los intereses ilas circunstancias especiales en qe
puede encoctrarse el ombre. '
Tales son los principios filosóficos qe necesita tener presentes el es‘
critor qe qiera ofrecer, en un cuadro fiel, los verdaderos resultados con
—-3ll-
qe la civilizacion a desarrollado las fuerzas intelectuales de la umani
dad, estendiendoienrriqeciendo al mismo tiempo el campo de su ac
cion. Cuando se desciende al estudio de la istoria, con estos principios
i con una conciencia libre de preocupaciones, es cuando se compren
qe con una preciosa claridad qe cada pueblo, qe cada doctrina, qe
cada partido, tienen una idea central, útil i progresista miéntras no
se propone acerse esclusiva, miéntras no apela a la soberbia i al des
potismo para imponer su yugo a los qe no admitiéndola como cimiento
de sus creencias, qieren discntirla i modificarla en sus aplicaciones.
Asi, pues, señores, si la civilizacion es una cosa tan continua, un
compuesto de resultados tan relativos, para conocerla, es menester su—
bir asta las primeras apariciones del espíritu civilizador; es preciso, por
consiguiente, subir de un salto las innumerables gradas del tiempo i
colocarnos allá en las remotas edades en qe el espíritu umano comen
zaba recien su interminable i maravilloso viaje.
Por muchos qe sean los efuerzos qe an echolos sábios mas famosos, a
sido imposible obtener el conocimiento perfecto de las primeras edades del
mundo. Como ántes del ombre no ubo ser alguno intelijente qe observase
su naturaleza social, i qe fijara para las edades futurassus primeros pasos
enla vida, nada aqedado de cierto, las nubes de la tradicioni las profun—
das tinieblas del olvido rodean la cuna del jénero umano. La sociedad
empezó a crecer sin conciencia de si misma, i cuando vino al ombre el
primer deseo de estudiarse, abian pasado ya necesariamente muchos sí
glos de desenvolvimiento inocente i espontáneo, abia ya infinitos proble
mas qe no era posible resolver. Asi, pues, es inposible decir dónde ni cómo
empezó la civilizacion a manifestarse como la fuerza qe desenvuelve la ra
zon social i la razon individual. Los libros mas antiguos qe tenemos, el
Génesis de Moises, el Zendavesta de Zoroastro, los Vedas índices, todos,
nos muestran una civilizacion formada ya en el tiempo en qe fueron e3
critos, una civilizacion vieja en años qe no podia ménos qe contar con
muchos siglos de pasado. Para qe los Faraones ubiesen enrriqecido el
medio íbajo Ejipto con ciudades, templos i palacios, era preciso qe iciera
mucho tiempo ya qe la civilizacion trabajaba sobre la urbanidad. Esta
verdad se vuelve patente cuando se observa qe la Etiopía i el alto Ejipto
contaban entónces con una civilizacion mas antigua aun qe la del impe
rio de los Faraones, i sin disputa, mas rica. Las sutilezas filosóficasí el
asombroso número de máximas morales aglomeradas en el Zendavesta
ien los Vedas, son pruebas irrecusabies de qe un gran desarrollo inte
lectual abia precedido a los oscuros i remotos tiempos en qe semejantes
libros eran escritos. ¿,Cómo, averiguar ahora la cuna de la civilizacion igno
—-3i‘2—
¡ando tan profunda i tan completamente la infancia del jenero umana,
i los primeros pasos qe dió el ombre salvaje para transformarse en el om
bre social,'civilizado i civilizador a la vez?
Dejando pues estas tinieblas impenetrables qe tantas veces abrán
destrozadola devorante curiosidad de los sábios, limitemos nuestra am
bicion, i dejemos caer nuestra débil vista sobre los primeros tiempos
qe aparecen en la istoria qe, aunqe no alumbrados todavía sino por la
vacilante luz de un crepúsculo poético i fabuloso, pueden servir pode
rosamente para tomar las uellas de la civilizacion en los tiempos pri:
mitivos.
Aun en estos tiempos se ve ya el fenómeno singular qe el mundo
ofrece todavía en nuestros dias, a saber; toda la umanidad dividida en
dos grandes civilizaciones, la oriental i la occ ídental, nombre qe yo
adopto aql por estar consagrados en el lenguaje científico de la Europa.
qe debe ser siempre el nuestro, i no porqe sean propios para nosotros
jeográficamente ablando.
Llámase civilizacion oriental aqella qe desde las alturas del Irán se
desprende formando dos corrientes, la una qe toma al oriente i qe des‘
parramándose por las riveras del Indoi del Ganges, abraza las dos gran
des penínsulas del mar indico: la otra toma al occidente, pasa por las
tierras qe el Tigris i el Eufrates bañan, recorre en distintos sentidos to—
da la Arabia, baja asta las costas de la Fenicia al mismo tiempo qe
atravesando el golfo arábigo se pasea por las alturas de la Etiopía, í des
ciende ribeteando el Nilo asta las costas del Mediterráneo. Los pueblos
qe abitan todas estas comarcas, aunqe profundamente distintos entre
si, presentan una clara analojía de espíritu, una armonía real de doc
trinas qe prueba bien qe todos ellos son ijos de un mismo sistema de
civilizacion. Para comprender bien este fenómeno echemos la vista so—
bre la Europa actual i sobre nosotros, i l3 verémos tambien realizado
bajo nuestros mismos ojos.
Pero, ni aun en estos tiempos remotos dominaba sin rival la antigua
civilizacion del Oriente. Otro espíritu, otras razas, otras creencias,
otros ábitos de vida dominanban en todas las costas occidentales del
Mediterráneo. estendiéndose por la navegacion, la industria el comer
cio i las colonias desde la Italia asta la España, por un lado, i por el
otro asta la Grecia i el Asia—Menor.
El misterio qe cubre con un denso velo la verdadera fisonomia de
todos estos pueblos no a podido ser penetrado asta oí por ningun isto
riador. Lo único qe a podido llegarse a saber es, qe una raza llamada de
los Pelasg0s dominó en los primeros tiempos sobre todas las costas
-—3l3-—
occidentales del Mediterráneo; dejando profundas semillas de civiliza—
cion ide industria en todas ellas. Pero ¿era asiática esta raza? ¿Era
europea‘? Nadie lo sabe. Las tradiciones romanas decian qe los abitan
tes de Troya eran de orijen italiano. Pues bien, Troya era la gran ciudad
pelasga, elgrande foco de civilizacion del Asia Menor, El nombre de
este pueblo me trae, señores, el recuerdo del primer acontecimiento
real qe refiere la istoria fabulosa de los pueblos antiguos. Cualesqiera
qe sean los colores con qe la poesiai la tradicion ayan desnaturalizado
la guerra de los Griegos contra Troya, no puede dudarse de qe esta guerra
es un acontecimiento eminentemente istórico.
Los griegos tambien eran de raza pelasga: navegadores, piratas,
negociantes i colonizadores, encontraron un dia en sus correrías los
ricos vajeles de la Asia—‘\íenor, í como la opulencia es el iman del
navegante, dirijieron sus viajes a las tierras opuleutas. El espíritu eroico
í salvaje de aqella edad encendió naturalmente la guerra; en vez de los
diez años, qe le dan los poetas, es preciso creer qe esta guerra fué
mucho mas larga. Los griegos debieron acer muchas tentativas infruc
tuosas ántes de aqella en qe lograron qedar dueños de Ilion. Nada prue—
ha tan bien qe la guerra, qe los griegos icieron contra Troya, fué una
guerra de conqista, como las florecientes colonias, qe despues de las
azañas de Aqiles, levantaron sobre el pais. El espíritu griego, el espiri
tu occidental, el espíritu mitolójico i artista, florece en estas costas lo
mismo qe florece en Aténas: luego, las analojias eran fuertes i
verdaderas.
En la Italia abia tambien otro gran pueblo, pariente de los griegos,
civilizado, artista i navegante como ellos—los Etruscos, cuya istoria es
tambien un abismo de dudasi de árduas dificultades.
Os e presentado un cuadro sucinto, aunqe fiel (segun entiendo) de
lo único qe se sabe sobre el estado del mundo en los tiempos fabulosos.
Os e dicho ya los pueblos principales qe representaban el papel civili
zador en aqellas antiguas escenas. Permitidme, aora, qe pase a carac
terizar rápidamente las dos civilizaciones en qe os e mostrado dividida
la umanidad. ,
‘ En el oriente se realizó, señores, en aqellos tiempos un—prodijioso
desenvolvimiento de civilizacion, La India, la Persia, la Etiopiai el
Ejipto, son pueblos donde la razon umana llegó a tal fuerza de creaeion,
qe aun oi nos asombran los estupendos monumentos con qe dejaron
sembrada la tierra. Ciudades inmensas í riqisimas, templos ipalaoios
levantados con un arte admirable, industria fabril, comercio, navega
cion, fuertesi profundas doctrinas de relijion, de filosoflai de gobier
40
—-314—
no, ¿dejan por ventura la menor duda acerca de la prodijiosa civiliza
cien qe produjo tantas maravillas? '
No, señores; no ai qe dudarlo, ¡ab oriente luao.! Los pueblos centra—
ies del Asia son la familia primitiva del jénero umano.
Pero su civilizacion misma, por asombrosos qe sean sus resultados,
prueba qe eran aqellos los primeros pasos del espíritu social i civilizador
del ombre. Todo el sistema de sus doctrinas filosóficas i políticas está
vaciado en el tipo relijioso: todo allí es relijion, nada es ombre. La reli
jion misma nada tiene de incorpóreo ni de espiritual; la idea es simbolo,
el Dios es una imájen monstruosa, el verbo es encarnacion; por último,
la relijion es la naturaleza. ¿Qeréis pruebas‘? iPues bien! ¿Dónde se
allan los mas altos árboles del mundo‘? ¿No es en Asia?. . .¿Dónde
nacen los mas grandes animales, los mas terribles reptiles? ¿Dónde se
levantan las mas estupendas montañas‘? ¿Dónde crecen por eras los
vejetales? ¿No es en Asia? iPues bien! allí tambien es donde se levantan
los Idolos mas monstruosos qe a podido crear la fantasía umana; allí
donde la filosofía, qe es el mas libre vuelo del espíritu, sucumbe
bajo el peso de un panteismo de ierro; allí en fin, donde la relijion es
Ado, donde el gobierno es Casta, donde el sacerdote es Oráculo. Todo
es grandeza material: mirad, pues, si la civilizacion de estos pueblo’3
reflejaba bien las condiciones físicas de los paises sobre qe abitaban.
En medio de esas creaciones colosales con qe la imajiuacion de aqellas
naciones se abrumaba a si misma, no qedaba lugar para la libertad
social. Podia aber grandes riqezas, brillante lujo, magníficas obras de
arte, mucho comercio; pero nada de libertad personal; porqe el indi
viduo se anonada ante la casta, las acciones están sometidas al mas
cruel fatalismo, la filosofía muerde pacificamente el freno de la mas
soberbia teolojia; por último, señores, la libertad del pensamiento tiene
encima el yugo de la mas terminante revelacion; cada pueblo tiene un
profeta a qien adora, ante qien inclina umildemente su frente todo pen
sador. Zoroastro en el centro, Brama al oriente, Amnon al occidente:
uno, en fin, por todas partes.
Los caldeos ilos babilonios son los pueblos qe aparecen primero en,
la ístoria verdadera de la umanidad. La ciencia de los astros i el jenio
de la agricultura forman el fondo de su civilizacion. La primera produ#
ce una casta poderosa, dominante idespótica, qe asienta el gobierno de
la Teocracia sobre las sólidas hasas de la Teolojía. De entre las líneas
mismas de esta casta, se alza un reformador, un mago, pero ereje, qe
comentando el principio de la dúalidad, el principio de la luz i de las
tinieblas, inaugura una nueva época, í encabeza una insurrecion contra
—3l5—
las doctrinas reinantes, qe al fin triunfa. El imperio de los Pers'as, civili
zado í rico como el qe mas de los antiguos, fué el fruto de las doctrinas
de Zoroastro.
En la Etiopía i en el Ejipto domina tambien una formidable casta de
sacerdotes qe monopoliza i esplota en provecho suyo todos los trabajos
í todos los sudores de la nacion. Es verdad qe es grande, poderosai
mui instruido; es verdad qe en el fondo de sus santuarios conserva sacra
mentalmente la ciencia toda de la antigüedad, las mas venerables tra—
diciones del mundo, i el secreto de todas las grandezas pasadas; es
verdad qe las maravillas del arte se levantan do qiera qe ella pone su
planta majestuosa, i qe la opulenta Tebas, Menlis iSais, alzan oí toda
vía sus crestas piramidales para atestiguar su poderi su magnificencia.
Pero ¿qó encuentra el filólogo debajo de estas creaciones colosales? La
inmom’lidad moral i el despotismo. Aqi es donde un elocuente profesor
de nuestros tiempos, tratando de vindicar el espíritu de estas épocas,
dice: «así era preciso qe sncediese; porqe la cuna del espíritu umano
debia ser mui solida í mui fija para qe pudiera soportar los desarrollos
ulteriores dela civilizacion.»
Entretanto, señores, con estos pueblos i con estos sistemas daba el
espíritu umano un gran paso. Sin pretender la libertad individual ni el
movimiento libre de la intelijencia social, estudiaba las grandesi seve
ras relaciones del mundo material i moral con la intelijencia divina.
Con un sistema aqi, con otro allá, i con un trabajo incesante de obser
vacion sobre el mismo punto, llegaron los pensadores de entónces a
constituir una ciencia teolójica completa, una organizacion social (la
teocrácia) qe respondia perfectamente a los principios abstractos sen—
tados por esa ciencia, i qe traduciendo en derecho las teorías teolójicas,
organizaba los reinos de la tierra de un modo análogo a lo qe concebia
acerca de los gobiernos del cielo.
Las castas sacerdotales eran el centro de toda ‘sabiduría, poseían el?
secreto de todas las artes, eran en fin el oráculo vivo de Dios, el intér
prete de sus mandatos. I a fé, qe la soberana influencia qe ejercian
sobre las naciones de entónces era cuasi lejitima, pues por medio de la
ciencia abian llegado en su‘ época a tener la cuasi intelíjencia de los
designios divinos. .
Si qisiéramos pues caracterizar los resultados de aqella civilizacion
teocrática qe vemos uniformemente establecida sobre todas las majestuo
sas naciones del antiguo oriente, diríamos; qepara civilizar a los ombres,
estableció sobre la tierra el culto supliendo con él la falta de lejislacion
i sometiendo la conciencia umana a la influencia decisiva e incontras
-316-
table del decreto divino; diríamos tambien qe en vez de doctrinas filosó
ficas, qe solo vienen bien en los tiempos de libertad i de movimiento,
creó una monstruosa teolojla, en cuyo seno vasto se ajítaban todas las doc
trinas morales i metafísicas qe son dignas de ocupar laiutelijencia del
ombre; diríamos, en fin, qe para templar la orrible tiranía de los autó
cratas militares qe en aqellos imperios primitivos se tenían por lejitimos
dueños de todo el suelo en qe gobernabani de las personas de los qe
obedecian, levantó entre ellos i los umildes pueblos una casta sagrada,
intelijente, rica, qe armada del poder irresistible del oráculo, i del
mandato divino, templó los efectos del despotismo rejio, protejió los in
tereses mercantiles contra los destructores ábitos de la barbarie; i dió
direcion a las cosas umanas en nombre de Dios aparentemente; en
realdad, por el derecho qe dan la ciencia i la razon, por la soberanía,
en fin, de la intelijencia.
Los libros qe estos pueblos an dejado, prueban evidentemente estas
verdades. En ellos está escrita la leí civil como emanacion del poder de
Dios. Los Vedas iel Zendavesta son códigos perfectos, qe autorizados con
la emanacion divina, no solo imponen el yugo de la leí a los pueblos, sino
mui principalmente a los reyes, llegando asta fijarles un estricto ceromo—
nial de palacio, terminante, qe los obligaadejar en manos dela casta sam
cerdotal la verdadera direccion del Estado. Por donde qiera qe el comer
cio necesitaba una vía segura, se levantaba un templo qe recibia una colo
niasacerdotal, i al rededor de este templo nadie tenia qe temerlas depre
daciones de la tribu de los desiertos; porqe allí revolaba la idea relijiosa'
i la fantasía del bárbaro se penetraba profundamente de la necesidad
de respetar la carabana qe abia recibido las vendiciones del oráculo,
iqe abia cumplido con los deberes dela devocion.
Una observacion final nos dejará íntimamente penetrados del senti
do de la civilizacion oriental, Como el gran movimiento mercantil de
estos pueblos fué completamente terrestre, los mismos intereses mate
riales contribuyeron a dar prestijiosi poder a la casta sacerdotal, i a
sus doctrinas teolójicas; sin estas influencias abría sido imposible qe
el tráfico mercantil ubiese atravesado los desiertos llevando injentes ri.
qezas desde el uno asta el otro estremo del mundo asiático. Por último,
señores, si yo ubiera de caracterizar en dos palabras la mision civili—
zadora de los antiguos pueblos del Oriente, diría: qe fué la de cons—
tituir la sociedad civil bajo el ala protectora de la Relijion, para defen
derla eficazmente de los ataqes brutales con qe tendian a sofocar sus
jérmenes tantos pueblos bárbaros, como la rodeaban en aqella época;
diria, qe apelando a las fuerzas misteriosasi omnipotentes del cielo,
—3l7——
las doctrinas orientales lograron constituir en medio de la umanidad
la supremacia del pensamiento, el poder de la íntelijencia, el verdade
ro nudo social; iqe la voluntad divina, representada por el poder teo
crático e interpretada por las ciencias teolójicas, fué el baluarte qe
impidió a los bárbaros ollar las primeras semillas de cultura qe fermen
taron en aqellas debilísimas sociedades. Recordad con qé respeto era
tratado un Brama, un Mago, o un sacerdote ejipcio, aun por el mismo
rei, con qé temor esperaba éste sus palabras proféticas, con qé sumi—
sion se sometia a sus fallos, i concebireis, como yo concibo, qe al fa
vor de las sublimes ficciones de la teolojía oriental, se mantenía sobre
la tierra un diqe poderoso contra las inundaciones de los bárbaros, i
se ponía un freno al despotismo ciego de la fuerza material.
Si apartais vuestra vista del centro de estas venerables comarcas
i la llevais por un momento solo a las predestinadas costas del medi
terráneo, vereis como‘todo empieza a presentarse en ellas bajo un as
pecto diverso. A la primera mirada se conoce qe un nuevo espíritu bate
sus alas sobre todos aqellos pueblos marinos i traficantes, qe es otra la
raza de ombresi de ideas qe tiende a dominar en esta otra parte del
mundo; qe son otros los ábitos de estas naciones , i otros, en fin, los
destinos a qe el ombre aspira en ellas; porqe el espíritu de emancipa
cioni de independencia incha vigorosamente las velas de los innumera
bles vajeles en qe estas nuevas razas recorren de estremo a estremo el
mundo conocido. No aya miedo de qe su barbarie enérjica i petulante
destruya la obra de la civilizacion oriental; son mui débiles todavía
para pensar en atacarla; pero atraidos por el comercio i por la opu
lencia inocularán en sus venas el principio civilizador; las necesida
des, el roce mútuo, fortificarán este primer contacto; i al fin entrarán
en la nella del desarrollo progresivo i concebirán un sistema de civiliza
cion tambien, qe fovorezca sus progresos sociales.
La civilizacion oriental pasa así desde las riveras del Nilo alas cos—
tas de la Grecia, i desde las costas de la Fenicia emprende la vuelta de
la África, dela España i de la Italia. En la Grecia se encuentra con un
pueblo semi—culto ya, porqe era pelasgo; con un pueblo particularmen
te dotado con los instintos del jenio, miembro de raza diversa, pero so
ciable, abierto o todos los influjos morales, de un espíritu absorvente,
de una íntelijencia capaz de apropiáselo todo i de asimilarlo todo a las
brillantes cualidades de su jenio nacional.
Para comprender bien el papel qe el pueblo griego a representado
en las escenas de la antigüedad, i las trasformaciones qe el espíritu
oriental esperimentó al convertirse en civilizacion griega, occidental, es
—318—-
necesario qe echamos préviamente una rápida mirada sobre la Grecia
semi—bárbara.
El espíritu de todos los pueblos bárbaros es, sin disputa, ijo de las
condiciones locales, bajo cuyo influjo viven. El terreno i el clima los
oblig'an a tomar ciertos ábitos orijinales, ciertas maneras de vivir, de
pensaride obrar, análogas a las leyes físicas del pais, viniéndose a
formar así el carácter nacional qe los distinguei qe les marca su lu
gar especial en las pájinas de la ístoria. Bastará qe demos una mirada
rápida i jeneral sobre la Grecia, para qe conozcamos asta dónde an de—
bido influir las condiciones naturales del pais sobre el jenio propio qe
a mostrado este pueblo desde qe consiguió asimilarse los frutos de la
civilizacion oriental.
, Un terreno tan cortado, tan variado, tan fracturado por el mar i por
las cerranías, tan lleno de costas ide puertos, alumbrado por una luz
viva i didfana durante el dia, i por la noche con una eterna vislumbra,
con el rayo encantador i apacible de un reflejo misterio capaz de inspi—
rar por si solo los mas delicados pensamientos; todas las maravillas
de.l,a veietacion en unas partes, i en otras una severa aridez; los valles
i las cumbres, los climas mas variados, en fin, reunidos en un espacio
de cincuenta leguas, son causas qe an debido producir necesariamente
un pueblorico en caractéres de todojénero, ájil, movedizo, vivo, atre
Vido, perspicaz, artista. La rica variedad de impresiones qe el terreno
! las luces qe lo vivifican, acen a cada instante sobre cada ombre, a de
bido llenar de ínspiraciones el alma de ese pueblo, i darle por fondo de
su carácter, prodijiosas aptitudes para todo lo qe es movimiento, para
todo lo qe es enerjia personal, para todo lo qe es revolucion. La poli
tica ila ístoria, lasartes, la uavegacion, el comercio ila guerra, an de
bido ser siempre sus propensiones características: en todo a debido
dominar la personalidad del individuo. la osadia del guerrero. En la
Grecia era imposible qe el individuo se anonadase ante la casta, i qe
los misterios teocráticos de la relijion no se evaporasen al soplo atrevido
dela mas libre filosofía. Asi, pues, señores, el carácter eminentemente
trasformador de los pueblos griegos, esun resultado lójico desus condi
ciones topográficas. Si considerais qe en esta clase de climas, la vista so—
lo basta para inspirar al individuo el sentimiento de su libertad i el de
su fuerza, concebire‘is asta.dónde a debido ser trasformador de la inerte
naturaleza, un pueblo nacido en estos lugares, asta donde a debido lle
var la osadia creadora de su. imajinacion i alzar el vuelo de su artística
fantasía. ,Dadas estas condiciones, cada individuo necesita de fuerzas fí
sicas, i de aqi una orgagizacion democrática; i de aqi la divinizacion de
——319-—
las fuerzas individuales echa por la relijion i por las artes. Con un es
pectáculo tan vivo de la libertad era imposible la doctrina relijiosa del
verdadero fatalismo. La relijion delos griegos no podia ser otra cosa qe
la consagracion ideal de todos los echos morales qe impulsan al om
bre ala accion, al movimiento:—el amor, el dolor, la guerra, la belle
za, el talento i la codicia, en fin, todos los jérmenes de pasion: e al sus
dioses. Fáciles concebir el singular desenvolvimiento qe las artes iia
literatura debieron tomar con semejante relijion. Contraido el artista
a realizar untipo ideal de lo qe ai de mas libre i enérjico en el ombre,
de la pasion, arribó necesariamente a la mas sublime perfeccion, a esa
perfeccion qe consiste en dar a la realidad una naturaleza ideal, sobre
umana, sin desnaturalizarla. es decir, creando por medio del arte lo
mismo qe cría la naturaleza, pero creándola mejor qe ella. Esto fué lo
qe izo el arte griego; ese arte qe es la mas bella exaltacion de todo lo
qe es bello en el universo, ieroico en la umanidad. ‘
Imajínad aora las ideas qe debieron producirse cuando la lenta i ma
jestuosa civilizacion del oriente vino a mezclar sus profundas i metali
sicas especulaciones con las ideas i los ábitos de este jenio griego tan
petu‘lante i tan sagaz, tan lijero i tan fogoso en sus acciones como en sus
conceptos. La Grecia adoptó indudablemente los frutos de aqella cul
tura, i reconoció el imperio de la sabiduría oriental; pero era imposible
qe al mismo tiempo no se descubriera un antagonismo natural, i qe las
diferencias qe tan profundamente dividian a los dos pueblos, no surca
ran la istoria con una guerra perpétua, encarnizada, guerra de raza a
raza, inestinguible, desafio a muerte qe comenzó así qe se conocieron
i qe no acabó sino cuando uno de los dos combatientes, exánime i des
truido, puso su serviz bajo la planta orgullosa i petulante del otro. Da
rio sucumbió al golpe de la civilizacion griega. Alejandro, señores, era
discipulo de Aristóteles. .
Este antagonismo de las civilizaciones de oriente ioccidente ocupa,
señores, una de las mas fecundas pájinas de la istoria; permitidme mirar—
la de cerca.
Despues de la famosa guerra de Troya, la raza griega qedó domi
nando completamente en las costas de la Asia—menor. Ricas i populosas
colonias desenvolvian allí una brillante civilizacion, una civilizacion
ataviada con todas las preciosidades i las lujosas fabricaciones qe el
comercio terrestre traia desde el fondo del oriente. El pueblo griego de
estas comarcas era exactamente el mismo qe os acabo de pintar, inqie
to i traficante, poetai guerrero. Cada una de las ciudades de aqellas
costas preciosas era un remedo de la coqeta Aténas.
—320-—
Con este desarrollo del espíritu griego sobre las costas asiáticas,
coincidia el engrandecimiento del opulento imperio delos Persas.Mucho
tiempo acia ya qe éstos tenían frecuente i vivo contacto con los griegos,
contacto qe se acia poderoso a medida qelos primeros estendian progre
sivamente su dominacion ácia el Mediterráneo. El antagonismo de es
píritu, de qe ántes os e ablado, se izo sentir desde el primer instante.
Las colonias griegas conocieron perfectamente qe el pueblo qe se les
acercaba era un enemigo mortal, ino se descuidaron, por cierto en
mostrarle sus profundas antipatias. Complicáronse los sucesos de tal
modo, qe fué ya imposible contener el estallido. Cuestiones lijeras entre
Mileto i los Gobernadores persas, dan principio a las disenciones; i
como la guerra está ya en todos los ánimos, como es una necesidad
intima del espíritu delas dos razas, se enciende en un solo momento
vigorosa i ardiente. Los Atenienses la emprenden con un atrevimiento
ipetulancia sin ejemplo, por medida previa incendian a Sardes. Las lla
mas de este incendio tan atrevidamente levantado en el pais enemigo»
por un pueblo insolentei lijero, a qien la gravedad persa no podia mi
rar sin repugnancia, inician una guerra sangrienta, qe no se estin—
guirá sino el dia en qe el viento del desierto venga a desparramar las
cenizas de Persépolis i de Tiro, incendiadas como Sardes, por el
fuego griego en el acto final de este drama memorable.
Inútil, es señores, qe os detenga en cada una de las peripécias sn
blimes, en cada una de lasjeroicas azañas qe brillaron durante esta lu
cha importante.
La Grecia se sobrecojió un momento al verse acometida por las
fuerzas todas del oriente. Perdió sus riqezas; sus colonias todas qedaron
bajo el dominio de su adversario, i ni aun asilándose en sus propios
puertos lograron sus bajeles escapar; gran parte de su territorio, i sus
aliados todos se sometieron. Apénas la atrevida Aténas se mantiene
decidida a jugar en un combate la suerte del estado i la suerte qizá
de todo el mundo. Todos sabeis, señores, lo qe sucedió en Maraton.
Despues de Maraton sucedió lo mismo en Platea, en Salanima i en—
tónces lució ya el dia de la gloria i el poder‘de la Grecia para no eclip—
sarse jamas, ipara acerla eternamente el astro de las naciones occi
dentales.
Sin embargo, ningun pueblo se emancipa completamente de sus
tradiciones. En toda nacion ai fracciones qe defienden el pasado con
mas o méuos fé, i qe viven impregnadas de su espíritu.
En Grecia abia varias razas especiales, muchos caracteres nacio
nales, mui poca unidad de doctrinas í de costumbres. Dos razas sobre
'—'- 321 ——'—
bdo.ma=’ntíenen entre si‘ una ábiertai de‘cidida luche. Los Jónios i los D6
rio‘s‘n'o se avieneú a vivir en cercanía; difieren íntimamente en ábitos
en ideas, enpríiícipios políticos, en propensiones nacionales, i asta erí
resultados. Atérías es el foc’o de la in’novacion, es la jóven cuya frente‘
s’eríniestr‘a adornada con una cadena de revoluciones qe brillan sobre‘
ella como un cinto de diamantes. Pero la fogosa Aténas tiene a su
frente, a sus puertas, a Esparta la astuto, la egoísta, la tradicional, la
del corazoni de ierroï como su moneda semibárbara: de jenio oscuro,
aristocratica', sacerdotali retróg'rada, Esparta abia eredado mejor las
tradiciones del espíritu asiático, anudándolas con sus tradiciones
sénú%sa«lvajes í primitivas. El patriotismo‘i las costumbres eran feroces
enEsparta; lasideasi las doctrinasí,‘ tradicionales; el espíritu público,
taimado í taciturno, solo se acia‘ sentir como el eco sacramental qe sale‘
del fondo de un santuario.‘Sí qereís conocer el espíritu dela raza’ jóni
ca,‘el espíritdi de Aténas, volvedí completamente la medalla; imajinad
todo aqello qe podais demas contrario a Esparta.
Pero es preeisono‘olvidar qe Esparta era tambien ija de la Grecia,
i: qe le convení'an, por lo tanto, las brillantes i ené'rjicas cualidades del
jenio propio de todos los pueblos naturales de este pais.
Mas léjos‘ estaba laMacedonia’; í el espíritu asiático se reflejaba‘en
ella con alguna mayor influencia; vivían los Macedonios bajo las condi —
clones de dn,verdadero despotismo; Fascihado este pueblo por la civi
liz'acion. jónica, atraido por el brillo del jenio griego, comenzó a sentir
unatransi—or‘maeion parecida a la qe vemos realizándose oí en la Rusia,
se parienta cercana, por elíinflujo del espíritu francos. Así tambien en
Macedonia las altas clases i la corte se icieron griegas, sin qe la cultura
descendiesea las clases bajas ni trasformase eI‘carácter patríarcalí'
dísspótlcode las'relaciones'politicas.
Tales‘fueron los tres pueblos qe ‘qedaron armados, í mirándose‘ de
cerca en el estrecho territorio de la Grecia, despues qe se completó la’
primera-fáz de la guerra gloriosa delos Persas.
En’ el principio, Aténas fuéla mas fuerte, por sus prestijios, por sus
gloriasi por su poder. Su misma importancia le dió aspiraciones nece
sariasa la‘domina'cion completa‘de todos los pueblos griegos, í qizo
aeerse'centroïdeïma' nacion sinïcentro í sin unidad asta entónces, de
una nacion compuesta de pueblos parientes, pero diversos, íncoe
rentes,ï uráños. A'í’altadeï unidad’ de espíritu í de intereses, Aténas
se propuso crear la unidad del poder, i se empeñó en una lucha
larga'i sangrienta contra lasresistentzías del espíritu local. En vano fué
qesog—ren Pericles‘la cubri6ra de glorias en la guerra civildel Peloponeso,
41
-— 322-
en vano qe la iciera el centro de todas las artes, el foco de todas las
maravillosas producciones del talento, de la filosofía i,,de la poesía: en
vano qe la iciera un brillante panorama del mundo de aqella edad. La
Grecia sacude el yodo de la centralizacion. Aténas es una solo ciudad,
no es una nacion; las otras ciudades, las otras íracciones de la nacion
la aogan, i cometen el fratricidio para salvarla de la contralizacion. Pero
el espíritudela unidad reaparece con Esparta qe se abia engrandecido
a la sombra de las desgracias de Aténas, qe abia medrado absorviendo
irepresentando el espíritu local qe abia luchado contra aqella, iqe por
aber sido la cabeza de la alianza federal, se creía con derecho para ser
la cabeza de la nacion griega. Nuevas resistencias del espíritu local.
Levántase Tebas; levántase. . . . . .¿Para qé os detengo, señores, mas
tiempo sobre una lucha intestina, qe no ace mas qe repetir el mismo
principio i sacar siempre el mismo resultado?
A fuerza de luchar contra el espíritu de centralizacion, la Grecia polí
tica se disuelve; su‘ espíritu.público se destroza a si mismo entre arreba—
tos de anarqia, abdica sus soberanos prestijios, i escondiéndose en el
recinto delas meditaciones metal‘isicas, no ace mas por la tierra qe
darle miradas de desprecio con una sublime indiferencia. No me acuerdo ~
aora, señores, de un modo preciso, de qe época es Zenon: lo qe si puedo
asegurar es qe su filosofía data desde entónces.. ,
Entre tanto, la Mecedonia era una verdadera nacion, populosai
dominada por un fuerte espíritu de centralismo, qe estaba encarnado en
un reí absoluto, en un verdadero Monarca. Las rejiones subalternas del
gobierno estaban en mano de una nobleza rica en tierras, ilustrada i
guerrera, caballerezca: en una especie de señoria feudar, en fin, ajitada
por el espíritu griego. Á
Esta fué la nacion qe de improviso vino a mezclarse en los asuntos
de los griegos, tomando parte contra unos i en favor de otros. Sucedió,
señores, lo qe debia suceder entre tantos pueblos aisladosi rivales qe
se acen la guerra, i qe se ven al fin obligados a tomar por aliada o a
rechazar como enemiga, a una nacion compacta, dirijida por un solo
jefe, llena detáotica, i de disciplina militar.
La Macedonia absorvió uno a uno los estados de la Grecia, i despues
de,aber umillado i destruidb el espíritu local de cada uno, despues de
aber desnaturalizado la independencia civil del jenio griego, les impuso
atodos por medio de una fuerza militar irresistible, una verdadera unidad,
i colocó su Rei a la cabeza de la Grecia entera. Es cierto, señores, qela
obra no fué tan rápida como mis palabras, pero duró poco: tres jenera
ciones bastaron para consumarla; Filipo la eredó de Amintas i la tras
mitió casi concluida al] grande Alejandro.
—323———
Aqi señores, se abre de nuevo una magnífica’escena en el drama de la
istoria. Desde qe el espíritu griego entra en reposo i comienza a sentirse
libre de las ajitaciones interiores, vuelve sus ojos a todas partes, buscando
con avidez a su eterno enemigo el espíritu oriental. El Déspota delos grie
gos no puede sufrir qe reine en la tierra el Déspota de los orientales; i
despertando las tradiciones eróicas de las antiguas guerras, se lanza so
bre los opulentos imperios del Asia, llevando por cortejo ideas nuevas,
doctrinas revolucionarias, razas desconocidas, principios políticos de
demoscracia, i una filosofía critica qe iba a saborear por primera vez
el placer de analizar de cerca los venerados misterios de la sublime
teolojía del Oriente. Yo, señores, repito aqi lo qe tantos célebres auto
res an dicho, porqe me parece una eterna verdad: en esta rápida reco
jida de pueblos griegos qe izo Alejandro para lanzarse con todos ellos
sobre Dario, es preciso confesar qe ai un sentido mas profundo qe
el qe tiene una guerra ordinaria: todos estos movimientos muestran
patentemente una civilizacion alzándose en masa para invadir a otra, i
proponiéndose erirla en el mismo corazon para arrebatarle por siempre
el poder i el porvenir de la umanidad. Ise lo arrebató, señores. iEchad
la vista por todas partes; estudiad bien las naciones del siglo diezinueve,
i decidme si descienden o nó del espíritu griego por línea recta; decid
me, en qe escuela nos formamos una idea mas fija de la libertad politi
ca del ciudadano! ¿No veis cómo conservamos respetuosamente en
nuestras memorias, desde qe somos niños, la noticia delos acontecimien
tos i la biografía de los ombres dela Grecia‘? iCómo dudarlo señores!
Ningun pueblo puede oí ser libre sin qe sienta correr en sus venas el
espíritu griego; i por eso es qe todos los pueblos civilizados del mundo
saludamos a la Grecia con un respeto tierno i filial.
Los acontecimientos de la famosa espedicion en qe Alejandro izo
pedazos la unidad política del Oriente, son conocidos aun por los niños
desde sus mas tiernos años. No me detendré, pues, en ellos; ni aré aqi
otra cosa qe anudar los grandes echos de esta istoria para presentaros
el cuadro del espíritu social de estos tiempos.
Abeis visto, señores, con qé magnificencia i profundidad abia levan
tado el Oriente una vastai grandiosa ciencia de Dios. Abeis visto como
abia embutido en esta ciencia al ombrei a la sociedad, eliminando todo
movimiento i destruyendo todo jérmen de libertad individual, todo prin
cipio de personalidad. Ibien! qé, abeis visto despues en Grecia‘? . . . Una
revolucion completa. El principio individual lo invale todo, ise sobre
pone en la relijion, en las artes, en la política, en el comercio i en la
literatura. El pauteismo político, literario i relijioso, se desmembra, se
——324—
rompe al acercarse el espíritu griego, como cuando :un viento rejenera
dor acomete la tormenta, idispersando la negra masa de nubes en
diversas direcciones, las impelei las persigue en todas ellas con una
valiente velocidad.
Aora pues, si la umanidad iia civilizacion deben al Oriente la ver
dadera ciencia de Dios, a la Grecia le deben la mas osada i perfecta
imáien del ciudadano libre, del ombre republicano, le deben en fin, el
fundamento de las ciencias sociales.
Pero es preciso confesarqe mucho abia de imperfecto en el estado so
cial del espíritu griego. Nacion sin unidad; sociedad ‘sin ciencia, aunqe
con grandes i nobles pasiones: lejislacion sin moral; república sin
verdadera democracia, pues tenia millones de esclavos; tal es, se
ñores, el verdadero estado interior de la sociedad griega ¿Sabeis lo qe
comprendió atóníta la Grecia desde qe comenzó a comunicarse con el
espíritu oriental? Comprendió qe era ignorante, comprendió qe aunqe
patria de las artes, del civismo de la eroicidad, no era la patria dela
filosofía, ni el terreno de esa vasta moral qe asienta su principio en el
seno mismo de la unidad divina. '
Desde entónces el espíritu griego comienza, señores un nuevo traba
jo de asimilacion. Con ese admirable sentido de artista qe lleva en su
organizacion misma, con ese precioso instinto práctico, lójico i positivo
qe lo distingue, se apodera de las profundas í metafísicas especulaciones
del Orientei comienza a desilarlas una a una, dándoles despues formas
terrestres, aplicables a la sociedad i a la moral misma del individuo.
Aunqe en distinta esfera, fácil es ver qe este es el mismo trabajo ante—
rior, qe es una contínuacion lójica del mismo principio de la tendencia
nindividualizarlo todo dándole las formas umanas.Todos los filósofos
griegos, por opuestos qe sean los sistimas qe los dividen, trabajan,
señores, por el mismo objeto. Su vivo anelo es acer prácticas, acer
individuales la ciencia i la moral; así es qe lo qe Platon busca por la
deduccion, es exactamente lo mismo qe Aristóteles busca perla induc
ct’on; pudiendo siempre decirse la misma cosa de todos los otros sistemas
de filosofía moral, lójica o metafísica qe a forjado la intelijencia
griega. '
¿Me preguntareis aora, señores, para qé a servido la Grecia‘? Pues
bien; yo os respondo qe ella esla qe a individualizado todos los conoci
mientos umanos, empezando el gran trabajo de propagacion prácticaí
positiva qe aora recien vamos alcanzando de un modo completo i satis—
factorio. ¿Sabeis, señores, en lo qe vino a parar el asiduo trabajo de
asimilacion qe durante la guerra de los Persa: comenzó la Grecia a‘
-—325——
verificar sobre el conjunto de las doctrinas teolójicas del Oriente? Pues
vino a parar, por'un lado, en el profundoi sapientisimo Derecho Roma
no; por otro, en la perfectai divina moral del Cristianismo. Si estu—
diais con atencion lo qe ai de fundamental en el unoi en la otra, vereis
qe es la asimilacion echa por el espíritu griego de la majestuosa teolojía
del Oriente. Pero, no debo traslcrnar el órden de los tiempos: no debo
ablaros todavía de estos inmensos resultados de la civilizacionantigua.
Lo qe si debo acer, es advertiros qe al ablar del cristianismo, como de
una asimilacionverificada por el espíritu griego, no pretendo ablaros de
las predicaciones reveladas delljo de Dios, m de las sábias ieruditas doc
trinas de San Juani de San Pablo, sino de la elaboracion qe, sobre todas
estas divinas inspiraciones, realizaron los santos Padres de Alejandriai
del Oriente, elaboracion qe acabó por acer de nuestra relijion revelada
un sublime cuerpo de doctrinas, un código perfecto de moral metafísica
i práctica, individual isocial. '
Ya veis, pues señores, los resultados a qe arribó el espíritu griego:
asimilándoso las creencias orientales, produjo el jérmen de un gran
Código civil i una Belíjion individualista; relijion de libertad ide eman
cipacion, qe comienza por formar idsenvolver la conciencia de cada '
individuo para acerla el foco de una moral indestructible, i tanto mas
grande, cuanto qe nace de lo íntimo del corazon de cada individuo i se
eleva asta anudarse en el centro mismo dela síntesis social.
Pero, señores, no se pueddïnblar de Código civil ni de Cristianismo,
ni se puede comprender bien el principio civilizador de la Grecia, sin
qe se alze ante nosotros el pueblo ercúleo de la Antigiiedad- el
Pueblo Romano.
Sabeis ya, señores, qe al mismo tiempo qe la Grecia se apropiaba
en Atenas í en Alejandría la sabiduría oriental ila en,carnaba definitiva‘
mente en el espíritu moderno, por medio de una filosofía, de un Código
i de una Relijion sin rivales, en la série de los tiempos antiguos, era
tambien cuando relajados en su propio seno todos los vínculos de la
libertad política, abia sometido su jóven i despejada frente, esa frente
qe ceñia las coronas del arte, de la victoria í de la filosofía, al grandioso
pero despótico yugo de Alejandro ei grande.
No soi yo, señores, qien lo digo, sino los grandes sábios de la Eu
ropa; Alejandro era la perfecta encamacion del espíritu griego. . . . ¿Qe
reis conocer este espíritu estudiando su encarnacion‘f. . . . . Pues bien;
miradlal os la pondré bien cerca. Para conqistar el oriente entero (por
qe tal fué su idea ambiciosa) marcha de pueblo en pueblo, finjiéndose
discípuloi creyente de cada una de las doctrinas relijiosas qe encon
—-326—-
raba, alaga las preocupaciones de todos los cultos, se arrodilla con una
seriedad imperturbable delante de todos los ídolos, aciéndose el ermano
de todos los sectarios. ¿Qereis una prueba mas concluyente, señores,
de qe el discipulo predilecto de Aristóteles. ombre de una intelijencia
tan vasta como atrevida, no era otra cosa qe un escéptico perfecto?....
Isi Alejandro, el discipulo no creía en relijion alguna ¿en cuál decidme
creeria Aristóteles su maestro. I si Aristóteles estaba dominado por tal
espíritu, deducid cuál seria el dela filosofía griega toda entera, i cuál el
dela escuela qe este filósofo dejó constituida tan sólidamente. Al ablar
de estas cosas, no puedo ménos qe acordarme del mas célebrei brillan
te de los déspotas modernos. El paralelismo es tan perfecto,‘ qe cuando re—‘
cuerdo el escepticismo relijioso' del discipulo de Aristóteles, no puedo.
ménos qe mirar a Napoleon, al ijo del siglo XVIII, al fruto de la revo ‘
lucion francesa, al egoísta iastuto discipulo de la escuela de Voltaire,
pactando con todas las relijionesi llamándolas, segun el pais qe qeria
dominar, para qediesen prestijios i apoyos asu poder. Comparad, seño
res, el fondo de las dos épocas; compared las dos encarnaciones del espí
ritu moderno; comparad las dos sociedades qe lo an representado mejor,
en la antigüedad i en nuestros dias, i deducid. Lo qe yo deduzco, señores,
es qe en la época dela decadencia del espíritu civil dela Grecia, sele
vantaba una filosofía atrevida, qe pretendia establecer el principio de la
moral social idel órden político en el fondo de cada con ciencia, sin mas
base qela libertad individual, renegando todas las tra diciones teocráticas
qe la ciencia traia del Oriente. Vais a ver como fué preciso qe Roma
destruyera por medio de sus portentosos códigos civiles, cierto principio
de anarqia qe encerraba necesariamente esta pretension,, iqe el Cristia
nismo viniera, al mismo tiempo, a desalojar el espíritu escéptico qe se abia
amalgamado ilejítimamente con la filosofía brillantei saciabie de la Gre-
cia, para qe la civilizacion moderna pudiera cantar su triunfo,i llegara
asta nosotros, bañada en sangre, es verdad, pero repr esentando la alianza
preciosa de la relijion con la filosoíía, de la creencia i de la libertad, del
sacerdotei del ciudadano. A la Grecia se debe, señores, qe la civilizacion
no necesite de castas teocráticas qe la alimentan, ni de templos qe la
protejan, sino de ombres sábios, de ciudadanos intelijentesiestudi0sos,
de industria i de libertad.
Os voi a decir, señores, porqe motivo el espíritu de la civilizacion
griega era progresistai trastornador al mismo tiempo qe el de la civiliza
cion oriental era definitivo i estacionario. Dos palabras me bastarán para
ofrecéroslo con toda claridad. El primero era filosófico, estrictamente
ablando; i el otro, teolojistaí relíjíoso: el uno creía i el otro reíle’xionaba.
, — 327 —
Ibien,! ¿0é es creer? crecer es poseer la verdad por entero, definitiva—
mente, sin admitir mejoras ni progresos. Cuando la creencia abraza todos
los‘ramos de una civilizacion ise ace el centro esclusivo de todas las co
sas sociales, el espíritu umano se estanca, se paraliza, i abdica su liber
tad. E aqi el espíritu oriental, e aqi el espíritu definitivo de los sistemas
relijiosos. La Grecia no se parecia al Oriente, era progresista i revolu
cionaria, porqe creía pocoi razonaba mucho. Decidme aora, señores,
¿qé es razonar? razonar, es remover todas las ideas, analizar todas las
teorías itodos los objetos; es tener la duda en el almai no creer en los
descubrimientos progresivos de la intelijencia umana. E aqi porqe el .es
píritu griego ‘era progresivo, i porqe lo es el espíritu de toda
filosofía.
Aora pues; ¿qé era lo qe faltaba a la sociedad griega para represen
tar el espíritu completo de la civilizacion moderna? . . . . .poder políti
co i moral personal. Entónces, señores, justo es qe abandone la escena,
í qe lleguen pronto Roma i la Judea a dar a la umauidad los elementos
de qe necesita para su completa felicidad.
El espíritu de la civilizacion moderna pedia, en aqella época, leyes
fuertesi un Estado vigoroso: para obtenerlos necesitaba un pueblo
nuevo; constituido, no como la Grecia, sino de tal modo qe la anar:
qla no pudiera penetrar en él, i qe fuese un poderoso foco de centrali
zacion: no de un espíritu inmóvil, como los pueblos de la Asia, sino
capaz, por su jenio mismo, de esperimentar en su ceno radicales revo
luciones qe lo tengan siempre en un continuo desarrollo interior, i en
un perpétuo movimiento de espansion. Este pueblo, con su estado fuer
te idesenvuelto, con su lejislacion cierta i firme, con una constitucion,
en fin, qe sabia crear grandes intereses nacionales, iponerlo bajo la
éjida protectora de una clase poderosa, compacta iperfectamente cons
tituida; este pueblo, señores, apareció: su nombre es Roma. ¿Qeréis
‘conocerlo bien‘? Oid al mas grande i erudito de sus poetas.
’ Escudent aiii spirantia molliús aera, ‘
Credo eqidem: vivos ducent de marmore vultus,
,Orabunt,causas melius, caelique meatus
‘Describent radio, et surjentia sidera dicent.
Tu regere imperio populos, Romane memento:
,Hay tivierunt artes, pacisque imponere morem,
Parcere subjectis, et debellare superbos. ,
Tal era el destino qe la prediccion del padre .Anqises señalaba a la,
futura Roma, desde la morada de los justos. Bien se vé qe Virjilío co
nocia a fondoel carácter de su nacion.
-—328-—
La Italia, señores, no era para los antiguos lo qe fué la América,
por tanto tiempo, para los modernos. Basta leer aVirjilío, poeta tan sá—
bio i tan erudito como el mas prolijo istoriador, para ver qe desde los
tiempos fabulosos de la guerra de Troya, las costas de Italia fueron fre
cuentadas por mucha concurrencia de estranjeros. No sé por cual cau—
sa nos sucedea todos, qe al pensar en la antigüedad, se nos ocurre la
imájen de una época de aislamiento i de paralizacion, de una época
en qe los pueblos vivían sin relaciones i sin trato reciproco: no, se
ñores: esta es una injusta preocupacion. Era tan grande el comercio
marítimo qeabia en el Mediterráneo, tales lasriqezas qe el tráfico des.
parramaba por todas sus costas, desde las columnas de Hércules as
ta las embocaduras del Nilo, ,qe qizá no seria aventurado asegurar
qe el comercio de oí mismo no ex’cede, de un modo 6straordinario, al
de entónces.
Entre todos estos pueblos, señores, abia tres que‘se abian echo cé—
lebres i conocidos en casi todas las costas del Mediterráneo, por la es
tencion de su tráfico marítimo, por la abilidad con qe provei’an de!
mercaderías a todos los pueblos, por i’a‘destreza i astucia con qe acian
sus tratos, por su osadia para arrostrar los peligros de la navegacion, i
por cierto espíritu guerrero, insolente, sociable almismo tiempo, sagaz,
i esperimentado como el de ningunos otros. Estos pueblos, señores,
eran los Fenicios, los Griegos i los Elruscos.
Si qereis tener una idea de la estension del‘comercio antiguo, i saber
astadonde se conocian a fondo todos los pueblos de aqella época, recu
rrid ala Biblia, sobre todo, a las Profecias de Isaias í‘ de Ezeqiel: allf
vereis caracterizado cada pueblo, con sas ábitos, sus creencias i asta
con las producciones mismas de sus fábricas. Si pues lbs judios, qe eran
entónces una nacion oscura, tenían un conocimiento tan cabal de las
teorías, de los echos i dela situacion moral, mercantil i política, en qe
el mundo estaba en esa época, juzgad cuáles debian ser estas comuni—
caciones i este amalgama de creencias i de intereses, en los‘ pueblos
mas notables de ella. H
Dos son las consecuencias importantes qe resultan de‘ este echo.
Una, es relativa a la Judea, qe os mostrará con qe principios i acre
cencias, se elaboraba el espíritu judio, preparando en el seno dela
nacion una doctrina filosófica i.moral, qe presajiaba una gran rovolucion.
La otra consecuencia, señores, es, ,qe la Italia tenia, desde los primeros
tiempos, pueblos (debiera decir naciones)desenvueltos, cultos, navegan
tes, en fin, i qe el jérmen de la civilizacion occidental estaba pródiga‘
mente distribuido sobre su terreno.
—— 329 —
Las ciudades etruscas, las ciudades del pais Latino, Cápua í Alba
tantas otras célebres desde los tiempos primitivosi fabulosos de la
istoria Romana, prueban asta donde era civilizada esa Italia, aun ántes
de qe comenzara a figurar la grande Roma. Cierto es, qe cuando Roma
se sobrepeso a todas sus ermanas, an debido venir el orgullo, la vani
dad i la poesía nacional, a ponderar con exajeracion el desarrollo social
de estas ciudades: los romanos mismos an debido exajerar el poder i las
riqezas qe tenían los vencidos, para dar una idea jigantesca de sus
gloriosas victorias i de su grandeza nilitar. Pero de ningun modo se
puede dudar de qe Roma fué una colonia latina, una rama inferior de
la gran civilizacion etrusca, cuyo foco era todo el pais qe oí se llamala
Toscana, i cuyo principal campo de accion era el mar qe baña este
territorio, llamado aun oi, Mar tirreno (4).
Roma, señores, era un pueblo lejano de las costas mas frecuentadas
por el estranjero, i qe casi tocaba por sus orillas con la bárbarie italia—
na, con las razasi las tribus salvajes de las montañas. Esta posicion
acia, naturalmente, qe brillaran en este pueblo, de un modo fuerte, el
jenio, las cualidades oríjinales del espíritu, indijena italiano un tanto
desvanicidas en todos los otros puntos mas cercanos a la Grecia, por
el roce con los intereses ilos traficantes estranjeros. La altivez, la
crueldad impasible del salvaje, la astucia del tigre, el rencor, la con
centracion, la dureza de los sentimientos, cierta capacidad para buscar
con paciencia i con frialdad el medio í el tiempo mas oportuno para
acer triunfar una intencion; iotras muchas cualidades de este jénero,
qe aun oí dia forman el fondo del verdadero carácter italiano (del carác
ter de los campesinos, qe lo conservan puro porqe el monaqismoi
servilidad, dominantes en las ciudades, no se lo an corrompido); mil
cualidades de este jénero, digo, formaban la parte saliente i marcada
del espíritu romano.
Aqi teneis este pueblo semi—bárbaro todavía, puesto en talsituacion,
qe tiene qe luchar de un modo incesante contra las tribus bárbaras,
qe tocan por el norte con su territorio, miéntras qe al medio—dia ve es
tenderse comarcas ricas, civilizadas i desenvueltas, qe a la vez qe
encienden su codicia. le inspiran repugnancia, por el yugo colonial qe
lo tienen impuesto. Atacado i contenido por los dos estremos, favore
cido por una magnifica posicion topográfica, í por el dedo de Dios qe
lo preparaba para grandes cosas, desenvolvia, por una consecuencia
natural de su posicion misma, un fuerte espíritu de concentracion i‘de

(l) Los antiguos llamaban Tirrenos a los Etrnscos.


42
*-330-
guerra; es decir, se preparaba a brillar con una gran centralizacion
nacional, i con una poderosa fuerza de espansion: su mismo jenio na
cional lo preparaba para ser el Demonio de la Poh’tt’ca i de la
Guerra.
Esta posicion incomodada diariamente por dos espíritu estranjeros
i diametralmente opuestos, contribuia de un modo eficacísimo a la
conservacion i desarrollo de su jenio indijena i primitvo. Aun en los
tiempos mas‘ cultos de la República, la familia romana conservó siempre
el sello dela tribu bárbara: el padre de familias es el único miembro
del estado, los demas apénas son cosas. ¿l qé es un Patricio romano
sino un jefe de tribu? La sociedad romana, en el tiempo de su mayor
gloria, no es en el fondo sino la asociacion de las tribus italianas, fun
didas en el molde romano. Esta sociedad nacia, pues, con un indes
tructible principio aristocrático; porqe, siendo tribu la familia romana,
la asociacion nacional no podia ser otra cosa qe la asociacion de los je—
fes de esa tribu. Reflexionad, señores, aora, qe esta es la primera vez
qe aparece en los tiempos antiguos el espíritu aristocrático, sostenién
dose, sin contradicciones, en el espíritu público de una fuerte nacion; i
deducid cuan poderosamente a contribuido este echo a introducir el je
nio del estado ide la leí en el espíritu de la civilizacion occidental, qe
como abeis visto ántes, carecia de ellos desgraciadamente.
Roma por participar un tanto de la civilizacion i cultura etrusca, lu
chaba ventajosamente contra los bárbaros qe la rodeaban; i por ser un
tanto salvaje, luchaba contra los pueblos cultos qe tenia a las inmedia
ciones. Llevando de frente con una enerjia particular estas dos guerras,
i (,cosa asombrosa!) realizando en su propio seno las revoluciones de
qe necesitaba para desenvolverse en una escala mayor, Roma comien
za sobre la Italia un trabajo maravilloso de absorcion. Arroja los Re
yes de su seno, cambia de formas políticas, somete las tribus bárbaros,
i logra al fin imponer su dominio sobre los cultos isemi—griegos pue
blos de la Etruria.
Fijaos en la coincidencia notable qe os voi a detallar: cuando Roma,
representando el jenio italiano, invadia el jenio griego o pelasgo de la
Toscana (Etruria), era tambien cuando la Grecia, desfallecida ya, con
sumida por exceso dejuveutud ide pasion, dejaba flotar las riendas del
carro de la civilizacion qe con tanta gracia i brillo abia conducido; era
cuando Alejandro se lanzaba sobre el Oriente, pulverizabá esa fastuo
sai opulenta civilizacion; pero moría un momento despues, dejando un
amalgama impuro de pueblos i de espíritus opuestos, en vez de socie
dad, ila mas orrible anarqia, en vez de Gobierno i de Leyes. ¡Juzgad
—— 331 —
ahora de las previsiones de Dios! Entónces era cuando Roma, es decir;
la asociaciori convertida en fuerzai en poder de íerro, se lanzaba con
los brincos del leen a las costas occidentales del Mediterráneo, de ese
mar, foco eterno de la civilizacion occidental.
La empresa de conqistasi de absorciones en qe se echaba el pueblo
rei contra las ciudades griegas de la Italia, era entónces mui fácil; estas
ciudades no podian ser auxiliadas por la Grecia, a causa del estado de
aniqilamiento en qe se allaba. Solo una vez vino Pirro a defender a Ta
rento; pero ya era tarde. Tarento cayó. Los romanos aprendieron la
disciplina griega, la perfeccionaron; i lograron acer qe Pirro mismo, el
gran guerrero de la época, fuese a darles a conocer por todas partes co—
mo una gran nacion.
Aora, pues; miéntras qe Roma absorve la civilizacion occidental,
sériamente comprometida en el oriente, una colonia de la Fenicia, (asiáti
ca por esto) sirve de rel‘ujio, en las apartadas costas de la Africa, a las
tradiciones orientales i semiticas, qe abian sido derrotadas en la
Persia.
Los enemigos fujitivos de Alejandro, los ricos abitantes de Tiro i de
Sidónia, i muchos otros ijos del Espíritu Oriental, vienen buscando
abrigo (i lo encuentran) en la floreciente Cartago. ¿Qé es esto, señores?
Qe leyes son estas de la providencia tan lójicas itan maravillosas?
Cuando parecia qe la guerra iba a cesar, por la muerte de la Grecia i
del Oriente, qe abiéndose tomado a brazo partido, se an sofocado entre
si; icuando parecia qe el mundo iba a qedar indolentemente sumido en
una lánguida barbarie, empiezan a brotar, de nuevo, ámbas civilizacio
nes, depositando sus jérmenes en dos grandes pueblos, destinadosa
abrir una nueva lucha, por los mismos principios, con las mismas ban
deras, i alfiu, con el mismo resultado. ¿Qereis mas? pues mirad en las
Cruzadas la continuacion de la misma empresa: mirad a la Inglaterra,
luchando por acer triunfar el espíritu occidental en la mas vieja de las
naciones orientales: mirad a la Francia: echándose sobre los descendientes
de Anibal ide Jugurta, i devorándoles su patrimonio, para convertirlo
en bien européo, en civilizacion occidental. Pero esto, señores, es tras
pasar mi objeto, i debo volver a él pronto; nó sin valerme de esta digre
sien, para mostraros cuanto tienen de griegos i de romanos los pueblos
modernos. Son los ijos, qe reclaman a mano armada la erencia qe sus
padres les dejaron.El verdadero grito de la guerra i de la filosofía occiden
tal a sido, desde entónces asta nuestros dias-iMuere todo lo qe es ori
entali Los ingleses en Asia, i los franceses en Africa, luchan con este
fin; pero es preciso confesar qe tienen trabajo para muchos siglos toda
vía, porqe como dijo el poeta:
—332-
Tant molis erat Romanam conderere gentem!
Vuelvo a la antigüedad, señores:
La teneis ya dueña dela Italia; sin dejar de ser italiana, comienza a
experimentar una fecunda trasformacion; el espíritu griego de la Etruria,
qe se a abrigado en su seno, principia a trabajar sobre sus elementos
sociales, i a desenvolver las semillas de una poderosa civilizacion. Ro
ma a vencido a toda la Italia; pero, al mismo tiempo, a traido los abitan
tes delos pueblos mas cultos al recinto de sus murallas, i los a fundido
en la asociacion; de modo, qe amedidaqe conqista, ensancha la asocia
cion política de la ciudad, iestiende la basa fundamental de su domina
cion i de su poder. No se contenta con esto, sino qe establece colonias ro
manas,,muníc:’¡n‘os, en todas los puntos qe qedan vacios por la traslacion,
qe ace a su seno de las poblaciones vencidas: así es, como vuelve
romanoslos territorios conqistados, iromanas las jeneraciones qe suce
den a las jeneraciones vencidas. Ya veis, señores, si tenia razon al de
ciros qe este pueblo iba a ser el Demonio de la política. Pero no todo lo
fundia enla asociacion civil: de sus victorias ácia otra parte de ombres,
qedejaba fuera de todo derecho, iqe adujdicaba, como esclavos, a sus
patricios agricultores; por consiguiente, esta clase miserable cubría las
campañas italianas.
Los Patricios, los Ricos,losi’lebellos ilos Esclavos, eran en resúmen,
los verdaderos elementos qe componían la Asociacion Romana. El pueblo
í los esclavos eran dos clases terriblemente oprimidas: vais aver de
qe manera.
Como la agricultura era la industria fundamental del primitivo pue
blo romano, se acia sentir en la sociedad una constante necesidad de
aumentar las propiedades territoriales. La aristocracia, qe estaba a la
cabeza del gobierno, i qe era clase dominante, era tambien la qe sentía
mejor esta exijencia, i la qe empleaba los medios oportunos de satisfa'
ccrla. Roma, pues, se acia dueña delas tierras conqistadas, i las repar
tia entre sus soldados, qe eran sus mismos ciudadanos plebeyos. Mas,
‘como estos eran pobres, carecian necesariamente de los medios de
labranza i del capital qe siempre es necesario emplear en los trabajos
de la agricultura, í se veían obligados a tomar dinero de los ricos, con
las fuertes usuras aqe la concurrencia misma elevaba el valor del capi
tal. La industria de los pobres nacia así, desde el primer instante, ago
viada bajo el peso de una terrible necesidad. No era esto solo lo qe los
óprimia:no bien acababan de sembrar, cuando eran arrastrados a
nuevas guerras, a nuevas espediciones; de manera, qe para pagar.sus
dondas, tenían qe entregar sus propiedades o qe venderlas a los “Co5
_—

acreedores. iAi del plebeyo qe no tenia con qé pagar‘. Veuia el noble,


le ponía al cuello la cadena de la esclavitud, í lo acia siervo, asta qe so
rescataba con su trabajo personal. Las leyes de las Doce Tablas mani
fiestan bien cuán frecuentes eran los casos de estejénero en la Repúblí—
ca Romana. La miseria del pueblo llegó aser tal, qe los padres mismos
vendian sus tiernos ijos para comer o para pagar.
, Los esclavos, por otra parte, eran numcrosísimos, constituian una
clase verderamente miserable bajo todos aspectos, oprimida, í qe por
todo esto abrigaba un ódio profundo, inextínguible contra sus amos.
La aristocracia comprendia mui bien la posicion del Estado. Puesta
en la necesidad de oprimir, desenvolvió un espíritu lcjislativo singular.
Este resultado es propio de toda aristocracia: todas ellas son emiuente—
mente lejislativas, porqe se ven obligadas a tocar los resortes mas
propios para producir una opresion legal: los Estados qe sienten seme
jante necesidad, de un modo constitucional, echan mano de la lei, i
buscan con ella el modo mejor de establecer reglas fijas de despotismo,
apoyando sus teorías políticas en sutilezas de ínjenío, qe tienen por
objeto organizar la sociedad en beneficio de un interes dominante. Así.
es como se a criado, señores, esa maravilla de los Códigos Romanos.
Para acertar a dar la regla en tantas menudenoías, era preciso qe el po—
der tuviera un interes vital en la lei, iqe se dedicase a formulario con
el mas escrupuloso esmero. Ya veis, pues, como Roma venía al mundo
constituida de tal modo, qe no solo traia para la civilizacion occidental
el espíritu del Estado, sino tambien el espíritu de ‘la leí. Faltábalo
el espíritu de la Moral, como pronto lo vamos a ver.
Ademas de las dos clases oprimidas, de qe ya e ablado, comenzaba
a formarse otra, qe desparramada en toda la Italia, no estaba nada
favorecida por las instituciones minanas. Esta era la de los ombres
libres, qe sin ser ciudadanos romanos, eran súb ditos de Roma; clase
compuesta de todos los abitantes de las ciudades italianas, qe no podian
ser trasportados a Roma por la excesiva poblacion qe ya estaba aglome—
rada en esta inmensa ciudad. Estos ombres í sus familias no gozaban
ninguna de las ventajas inerentes al carácter de ciudadano; pero viéndose
oprimidos por gran número de imposiciones legales, sumamente onero
sas, aspíraban ardientemente a tomar posesion de la ciudadanía, sin
dejar, por esto, de abrígar una secreta i franca índignacion contra la
opresion central dela Ciudad.
La propagacion de las luces qe es indispensable en todo pueblo qe
se desarrolla, introducia ademas en Roma grandes jérmenes de revolu—
ciones í de movimientos políticos. Con aqella poderoso fuerza de espan
—334———
sien, qe dan a un pueblo los sacudimientos mismos, Roma se veía
fatalmente empujada por la Providencia a conqistar pueblos, para sa
tisl‘acer la devorante sed de gloria, de riqezas i de poder, qe le daba su
constitucion ercúlea. Acordaos, señores, de lo qe sucedia en tiempo de
la revolucion francesa, ivereis de cerca los secretos de esta fuerza de
expansion qe de vez en cuando sacude a los grandes pueblos. Roma
llegó así a constituir un terrible poder militar, con el qe sojuzgó a todos
los pueblos independientes de la Península italiana. No abia medio entre ser
esclavo o señor de Roma. No abia peces respetadas, desde qe Roma tenia
interes en romperlas. Las mismas ajitacionesinteriores en qe este pueblo
colosal Vivía, lo ponían en la necesidad de destruir a los demas, i de
mantener con ellos una lucha incesante, como único medio de dar ocu
pacion alos elementos qe ajitaban i convulsionaban el Estado.
«En el exterior es terrible la perseverancia qe despliega para como.
pletar sus proyectos ambiciosos; se muestra implacable para llevar a
cabo sus designios: ni los reveses la abaten ni los artificios la engañan»
(2). ïAbuela de Maquiavelo, llevabas ya en el seno las doctrinas qe tu
sombra dictó despues a tu nieta: sabias sobreponeros a todo por la
fuerza o por la astucia; penetrabas por todas partes, i realizabas sin re
medio lo qe una vez abias resuelto! «En vano es qe Cartago brille i se
fortifiqo
. . . . . .dives opum, studiisque asperrima belli.
«Ni su comercio ni su opulencia la salvarán. En medio mismo delas
victorias de su Anibal se presiente su ruina, i se imajina uno estar
viendo el Águila romana cernerse sobre su cabeza, con la vista lija en ella,
como en una presa, esperando el momento oportuno de fascinarla para
despedazarla entre sus garras» (3).
Efectivamente, Cartago era uno de los mas grandes pueblos dela
época.‘ El mas rico i opulento, sin disputa. lja de los Fenicios, esta ciu
dad, brillantemente situada, mucho mayor qe Roma en edad, se abia
echo señora del mediterráneo, por sus colonias i por su activa navega
cion. Dueña de la España ide la Sicilia, sentada en medio de un terri
torio estensoi feraz, estendida sobre las orillas i en el centro del mar
mas corrido de aqella edad, era un recipiente de las riqezas del mundo;
atravezaba los desiertos sobre qe reclinaba su robusta espalda, para
traficar con el Asia; i los mares, qe ceñian su cintura, para ocupar todas
las costas conocidas, desparramando en unos i en otras los frutos de "

(2) Lerminier-Íntrod. a l'hiet du droit.


(‘3) Lerminier——id. . ‘
- 335 —
sus fábricas i de su tráfico. El oro corría a torrentes por sus manos,
explotaba todas las minas del mundo antiguo, abilidad qe abia eredado
de su madre patria. Cartago, señores, era entónces lo qe fué Venecia,
la grande i fabulosa ciudad de la edad —média, artistai casi bárbara,
poderosa iliterata, republicana i despótica,. guerrera i mercantil; asta
en su organizacion política encontraréis esos famosos tribunales, llenos
de misterioso terror, qe fueron el cimiento de las grandezas de la Reina ,
del Adriático. Su espíritu i su civilizacion eran orientales, porqe eran
ijos de la Fenicia. En todas las guerras qe los Persas icieron a la Grecia,
Cartago se mostró favorable a los primeros, iaun los auxilió militarmen
te. Los intereses de la navegacion le daban ese espíritu de monopolio,
qe veis reinar, por las mismas causas, en la Inglaterra; i de aqi, su
odio a las naciones griegas i etruscas, navegantes i mercantiles, como
ella. Annqe Cartago, por su posicion, no abia tomado una parte decisiva
en las guerras continentales qe abian sostenido las dos razas, no abia
dejado, por eso, de acer una guerra a muerte a las poblaciones griegas
qe mas se le acercaban. La Sicilia era griega, como sabeis bien; Cartago
abia logrado establecerse en esta isla famosa, luchaba con un encarni—
zamiento formidable por desalojar a sus enemigos, cu’ando apareciéron
en las costas de la Península las primeras lejiones romanas, i empezó a
desparramarse por el mundo la famadesus echos i de su jenio. Aqi em—
pieza, señores, la escena mas importante de las qe componen el gran
drama del mundo antiguo—
Es inútil qe os able do las guerras sicilianas qe la raza africano—
oriental sostuvo con las ciudades griegasi etruscas encabezadas por la
brillante i culta Siracusa, por la preciosa Agrigento. Aunqe Agatocles
fué un gran guerrero, i aunqe es cierto qe izo un brillante papel en es
tas guerras tan influyentes para la civilizac'on, no podemos mirarlo
de otro modo qe como el precursor de los Escipiones. Lo qe debemos
buscar, es los grandes resultados: traigamos, pues. alos romanos al
lugar de la escena, qe ellos son los qc van a darle todo su interes i su '
desenlace. 0id al poeta, i vereis la profundidad del odio reciproco, con
qe el destino abia dotado a los dos pueblos. El espíritu de Cartago abla,
perla boca de Dido; i despues de aber deseado qe los mas terribles
daños afljan a la posteridad de Eneas, dice: ‘
Hasc precor: hanc vocem extreman cum sanguine fundo.
Tum vos, o Tirii, stirpe;m et genus omne futurum
Exercete odiis; cinerique haec mittíte nostre
Munera: nullus amor populis nec faedera sunto.
Fxoriare aliquis nostris ex ossibus ultor '
—336—
Qui face Dardanios ferroque sequare colonos.
Nunc, olim, quocumque dabunt se tempore vires
Litera litoribus contraria, fluctibus undas
Imprecor, arma armis: pugnent ipsique nepotes.
1 así fué, señores; Cartago i Roma son el ejemplo del odio mas im‘
placable qe a conocido la umanidad. No ubo tregua ni momento de paz
entrelos dos pueblos; ninguno de ellos podia tener descanso, sino des
pues de aber arruinado, por sus bases, a su contrario.
Cuando Roma se asomó a las costas de la Italia, qe dan sobre la
Sicilia, venia ya nutrida con la civilizacion semigriega de la Etruria; i
aunqe su organizacion política conservaba aun, como conservó siempre,
el sello de una austera e inílexible barbarie, sus costumbres privadas,
sus ideas i sus creencias, se desenvolvian ya rísueñamente al influjo del
soplo inspirador de la filosofía ide la literatura griega. Así es qe no solo
los intereses posítivos,, sino las creencias i las antipatías de raza i de
espíritu coincidian para acer de esta lucha una cosa séria, profunda, i
de alto significado para el porvenir de la umanidad.
Roma venció al fin: el espíritu occidental venció con ella: ese espiri
tu, señores, qe oí todavía alimenta i viviííca el organismo de nuestros
modernos pueblos; i seria absurdo suponer qe las leyes i los resultados
de la civilizacion presente no ubieran sido radicalmente diversos de lo
qe son, sien vez de ser vencida Cartago por Roma, Roma ubiera sido
vencida por Cartago .
Por fin, señores; lo qe importa mas deducir de todo esto, es qe
todas aqestas guerrasi victorias desenvolvieron de una manera jigan
tezca, la sábia social de la gran ciudad. Roma marcha, desde entónces,
insolente, llena de orgullo, de vigor i de majestad, a la conqista del
mundo entero. Aqi teneis, señores, como las diversas oscilaciones dela
istoria os presentan de nuevo la misma empresa, la misma ambicion
de Alejandro i de la Gresia. Pero en esta vez viene concebida sobre un
plan mucho mas esteuso, i apoyada por fuerzas mil veces mas podero
sas: ya no es un ombre, ya no es un pueblo sometido a él i sin leyes,
el qe trata de absorver a las naciones, para fundirlas en el molde occi
dental: no! aora es Roma: aora es una nacion grande, eredera de aqel
ombre, constituida con un vigor singular e imponderable; una nacion
qe no a necesitado abdicar su soberanía en favor de un déspota, para
realizar la grande obra; sino al contrario, desenvolverse i fortificarse
como asociacion, como pueblo libre, i desplegar naturalmente sus ins
tintos peculiares. La patria, en Roma, no se vuelve ombre, como. en Gre
cia; al contrario, el ombre se vuelve patria, se vuelve nacion; i mil
-— ‘337 -—
éroes aparecen, qe sin el poder de dominar personalmente, acen domi—,
nar el estado Romano sobre el orbe todo. La idea del caudillo se eva
pora allí ante la idea del estado.
Sin embargo, era tan profundo el terror de qe Roma abia estado po
seida durante su lucha con Cartago; tales las tribulaciones, los sérica
cuidados, qe abia sentido, por su existencia misma; tales los abismos
en cuyo borde se abia mirado, esperando por momentos ser derrocada
en ellos; qe, aun despues de qe ya tenia su sandálía de ierro puesta
sobre el yerto cadáver de su enemiga, temblaba de verla resuscitar,
i aoellas lúgubres palabras-delenda est Carthago, retumbaban, dentro
de las austeras paredes del Senado, repetidas con una constancia
diabólica por el inflexible Caton, tipo perfecto de la Roma antigua, de
la Roma bárbara qe ya comenzaba a descolorirse.
Ello es, señores, qe desde entónces Roma no tuvo rivales en el mundo.
Navegó señora de los mares, i fijó sus leyes, con sus reales, sobre todas
las comarcas. Cartago desapareció con sus instituciones, con sus artes.
con su ciencia, con su poderosa industria, con su espíritu; con todo, en
fin, cuanto constituia su grande i orijínal figura. Fué, para la posteridad,
lo qe Roma qiso acerla; i, como lo dice con tanta verdad el elocuente
Hugo, Roma se izo señora asta de los recuerdos de Cartago, qe todos
debieron pasar al travez de la pluma parcial de sus enemigos.
La gran ciudad tuvo qe desplegar un poder militar inmenso. Recor
dad, señores, qe tenia qe someter elmundo entero a la dominacion del
ESPÍRITU OCCIDENTAL. Nuestra imajinacion se pasma de asombro al
comtemplar todo lo qe Roma izo en este sentido; i no, por aber fracasa
do ántes de satisfacer su magnifica ambicion, dejará ella de ser grande,
mil veces grande, entre los pueblos jigantes de la Istoria. El dia mismo
en qe el terrible poder militar qe abia tenido qe crear, arrastrada por
las visisitudes de la política ido las circunstancias, le ofrecia la victoria,
sintió qe el cáncer, qe la devoraria, estaba ya en su seno. Los ejércitos
romanos, qe marchaban viendo recular siempre las fronteras del Esta
do, vuelven una vez su frente ácia el centro, i marchan sobre Roma
misma: cansados de conqistar reinos para la‘ciudad, insaciable de con
qistas, se insurreccionan, i marchan insolentes a conqistar el poder; el
Estado se desploma, iel Caudillo surje de en medio de sus ruinas.
A medida qe Roma se abia engrandecido, abia estondido su domi
nacion sobre todas las otras ciudades de la Italia, con el prestesto de
protejerlas, i con las apariencias de la alianza. Así era como, no solo
les imponía sus leyes, sino qe las arrastraba a todas sus guerras, i las
acia contribuir a satisfacer todas sus necesidades. La situacion de los
43
——338—-—
aliados era intolerable, en los tiempos gloriosos de la República; porqe
no eran otra cosa qe almacenes, qe cuarteles de Roma: exijencias, de
mas en mas violentas i vejatorias, eran el único vínculo político qe
las ciudades italianas mantenían con la República Patricia del Tiber.
Esta, para acer frente alas guerras lejanas qe alimentaba con la mira
de fundir el mundo en una misma asociacion, agotaba los ombresi los
caudales de la Italia, aciendo jemir a los aliados (inombre cruelmente iró ,
nicol) bajo el peso de los impuestosi delos continjentes militares; i esto,
sin extender a ellos los beneficios iuerentes ala ciudadanía romana. De
aqi nacian condicionesmiserables de vida, qe no era posible salvar, sino
obteniendo el bautismo difícil de aqesta ciudadanía; de ,modo, qe las
poblaciones enteras de la Italia vivían en una perpétua i profunda ajrta
cion, qe tenía por objeto, ser admitidas a participar de la proteccion i
de los beneficios qe Roma repartia a sus predilectos. Las disficultades
inmensas qe se ofrecian para obtener este favor, inspiraban un profun
do grito de adversion contra la Tirana del mundo, i fe cundizaban po
derosos jérmenes de revolucion en su propio seno.
«Este era el estado de las cosas, cuando se presentó en la escena
política el primero de los Gracos, alzando en sus manos un famoso pro
yecto de leí Agraria. Se proponía con ella, reformar la constitucion de
la propiedad, enteramente opresora para el pueblo ro mano i para la
Italia. Nadie pensaba asta entónces en cambiar la existencia política de
los aliados; pero, así son las cosas nmanas; desde qe llega la ora de
una revolucion, hasta la medida mas insignificante, una sola palabra,
para acerla estallar. Así fué como, sin qe nadie pueda decir precisamen
te en qe ocasion, se levantó repentinamente la cuestion de la emancipa
cion de la Italia, cuando Cayo Graco renovó las proposiciones de su er
mano. El último de los Gracos esperaba, qe apoyado en los Italiotes, lo
graria vencer a la aristocracia romana, qe abia vencido i muerto a su
ermano. Murió tambien; pero dejando establecido un cambio fundamen
tal en las cosas públicas; dejando a la Italia entera removida, e intere
seda en su venganza.»
Los Italiotes vacilaron por mucho tiempo aun, íagotaron todas las
formas legales, ántes de recurrir a la ínsurreccion armada. Nada tan
ermoso, ni tan magnífico, señores, como el animado cuadro de luchas,
qe ofrece en esta época la Istoria Romana: mil veces me e sentido arder,
mil veces me e espantado, mil veces e soltado espontáneos gritos de
entusiasmo, al contemplar esas luchas del Foro, en qe el talento, la
enerjia i las pasiones de partido, se mueven, se chocan, se abaten, se
ieren, se ultiman con un encarnizamiento, í una viveza no ménos sor
—339——
prendente qe la de las grandes batallas, qe terminaron esta evolucion
social de Roma, verificada por los numerosos partidos qe se dividian
la ciudad i la Italia. Tal es, señores, esa época qe los Romanos mismos
llamaron-Ia Guerra social, i qe fué ocasionada, por la insurreccion de
los qe estaban oprimidos por la tirantez de la asociacion civil qe
servía de cimiento a la República Romana.
Aunqe es cierto, qe durante la guerra social lucen por todas partes
brillantes rasgos de eroismoi de abnegacion, no es ménos cierto tambien,
qe ella ofrece mil veces el espectáculo disgustante de todos los exesos
de la ambicioni de la crueldad mas feroz. Desde el infame asesinato
de Tiberio Graco, asta el dia en qe Sila volvió con sus listas de pros
crípcion en la mano, Roma i la Italia fueron el teatro de asesinatos ide
matanzas sin cuento, i qe las mas veces carecian de motivos racionales.
El desórden i la anarqia llegaron a tal extremo, qe fué necesario nada
ménos qe la terrible intervencion de Sila, para salvar a los Romanos qe
qedaban, i prolongar un dia mas la ajitada agonía de la República.
La lucha de Sila i Mário; es una lucha entre el Senado i el pueblo,
entre Roma i la Italia, entre el ejército i las masas. '
Sila i Mário vinieron del Oriente i de las Gálias asubyugar la patria.
Se batieron en el corazon de la Italia, en los suburbios de Roma; i
recien entónces fué cuando la sociedad romana conoció qe carecia del
mas sólido elemento de estabilidad: tenia estado, tenia leyes, es cierto;
pero no tenia moral social; le faltaba, por consiguiente, la verdadera
libertad; i no le era posible regenerarse, sin abdicar su soberanía entre
desórdenes espantosos.
Audiet cives acuisse ferrum,
Quo graves Persae melius perirent;
Audiet pugnas vitio parentum
Rara juventus (4).
Roma podia vencer a los Partes, a los Cimbrios, a los Teutones;
pero no podia goberuarse a si misma, ni acer jugar con órdeu los resor
tes de su constitucion social. Si uno de los partidos triunfaba con
Mário, los patricios entregaban sus laureadas cabezas, en olocausto, al
Dios dela Díscordia, i regaban el suelo de la patria con torrentes de
sangre ilustre. El grito de los oprimidos se alza tremendo de todos
los rincones de la Italia; tomando las armas, llenos de furia, se unen
al partido plebeyo, para derribar a los ricos i a los nobles, qe asta
entónces abian sido el gran eje de la máqina civil. Las masas de toda

(4) HDI’ Carm. ll. Lib. I.


—340-
la Italia se lanzan frenéticas sobre Roma, i van a revolcarse enlas calles:
íenlos pórticos de sus palacios, para vengarse así de la proscripcion
con qelos poderosos las tuvieron apartadas por tanto tiempo. Si des
pues de Mario viene Sila, el patriciado se restablece; pero abdica su po
der, i se somete con umildad a la férula de un tirano cruel i sangrien
to. Elincendio, las matanzas, las prescripciones, las batallas, forman
en torno de la vasta ciudad un ruido espantoso, i el jenio de la desola—
cion i de la inmoralidad revuela con sus alas de cuervo isus ojos buho,
sobre las majestuosas bóvedas del Capítólio, isacude con el eco des
templado de sus graznidos las murallas tan respetables del Foro.
No bien Sila, canzado de despotizar, deja las riendas del estado,
cuando vuelven a empezar las convulsiones. César abia nacido ya; Cé
sar, en qien Sila abia adivinado muchos Mários.
Miéntras las águilas romanas triunfan en las Gálias, en España, en
Africa i en Asia, en todas partes, por fin, los esclavos se insurreccio
nan a la voz de Espártaco, ombre detalentos distinguidos, pe tuvo peri
cia i fortuna para triunfar de dos cónsules dela Repúbla. Las provincias
dela España ide la Lusitania se levantan tambien, capitaneadas por
Sertorio, tan ábí'l i tan capaz como el qe mas entre las guerreros de
Roma; en fin, aqella asociacion republicana i patricia vence con su
enorme peso, los ejes qe las mantuvieran en eqilibrio, i pide, en medio
de orribles convulsiones una organizacion nueva ifinal.
. . . . . . Jam teritur bellis civilibus actas,
Suis et ipsa Roma víribus ruit.
El jenio patricio ace un esfuerzo poderoso aun, i sofoca por un ins
tante el movimiento de disolucion. Sertorio i Espártaco, las provincias,
la Italia i los esclavos caen de nuevo bajo el peso de la leí romana. Pom
peyo, Caton i Ciceron sostienen un momento las paredes vencidas de es
te edificio inmenso qe se desploma. Pero el lujo, la filosofía metafísica
i escéptica, la literatura artificial i lijera, reemplazan, por todas partes,
las severas virtudes i el espíritu civil, qe asta entónces abian sido el
alma de la guerrera ciudad. El eroismo abandona el pecho del ciudada
no, i se amalgama con la seriedad impasible i desdeñosa del filósofo, de-
ja de ser Cincinato, ise ace Caton de Utica; el patriotismo se condena
a la inerciai a la impotencia; se suicida en fin, encarnándose en la in
movilidad obsoleta, indiferente, marmórea, del estoicismo.
No bien toma el poder la aristocracia, vertiendo sangre aun por mil
eridas ondas, qe la enflaqecen, cuando el terrible Catilina arroja un nue
vo i espantoso alarido de destruccion. En vano es qe lo sofoqen la pom
posa í fátua elocuencia de Ciceron, la conducta inflexible tanto como
——341—
firme de Caton; César participa, en secreto, del espíritu revolucionario,
i espera con la astusia i la destreza de un gran político, el momento
oportuno de realizar un trastorno fundamental inecesario en el Estado:
a recibido en erencia de los Gracos ide Mario, por linea recta, la mi
sion de emancipar la Italia del yugo patricio, desmoralizado ya i redu
cido a una pomposai fútil vanidad, en manos de Pompeyo.
Despues qe César ubo disciplinado sus lejiones en las bárbaras pro
vincias de las Gálias i de Albion, viene sobre Roma; i en Farsalia decide
la cuestion. La República aristocrática i patricia sucumbe; la Italia a
conqistado la Ciudadanía Romana, omas bien, a sustituido al Senado de los
Quirites, un rei, un déspota, un caudillo popular. Ablando sobre estas
mismas cosas, dice Mr. Consin con una esqisita oportunidad:—“lïl dia
de la democracia no siempre es el dia de la libertad.»
La libertad, señores, consiste en una combinacion armoniosai cientí
fica de todos los intereses ide todos los miembros de la sociedad: la
plebe rara vez tiene razon para concebirla, i jamas tiene medios para
realizarla. Cuando ella triunfa, algun ombre superior la domina; al en
cabezarla, para domar a sus adversarios, la doma a ella tambien. El
movimiento se ace militar, i por lo tanto, es inevitable la dominacion de
un solo individuo; la oposicion es crimen, porqe tiende a la desorganiza
cion. Un ombre qerido basta para la plebe; ésta no reflexiona, ni qiere
reflexionar, sobre el uso qe se ace del poder qe d:‘l, ilos resultados fu
nestos vienen a sorprenderla en medio de su candoroso entusiasmo.
El triunfo de César llevado al Capitólio por las masa s italianas, es
el complemento de la última evolucion política qe podia ofrecer la
Istoria del pueblo romano. La revolucion está consumada. César es el
Dictador. Todas las piezas de la República patricia yacen desparrama
das a sus pies; por qe César no es el Dictador aqel de los tiempos de
confioto, a qien las jenios patriotas encomendaban, por un momento,
lo salud del Estado: no! Cesar, escala el poder destruyendo ese Estado,
dispersandoi sometiendo la clase qe lo abia representado: se inviste
del mando, apoyándose enla fuerza de las armas, en la popularidad de
qe goza entre las Lejiones Provincianas; anula fundamentalmente la re
pública patricia, anula todas las antiguas instituciones, i sostituye su
persona a todo; el poder i el grito de las masas, a todos los resortes de
la política ereditaria. E aqi lo qo se llama acer una revolucion radical.
El espíritu patricio sacude un dia su languidez; se arma de un vigor
ficticio, ace un esfuerzo convulsivo, i clava bárbaramente un puñal en
el pecho del glorioso déspota de Roma.
¿Qé a conseguido, señores‘? Nadal matar a un éroe ilustrado, gran
»— .342 -—
dioso, de un jenio vasto i creador, para dejar qe pululan en libertad mil
otros caudillejos abominables, qe se artarán de sangre umana con una
espantosa satisfaccion. Bruto i Casio tenían fé en las tradiciones na
cionales, ise armaron del puñal, creyendo qe no abia mas obstáculo
para qe ellas reaparecieran en el Estado, qe la influencia de un jenio:
lo único, empero, qe consiguieron, fué demostrar qe no conocian el es
píritu de su época, iqe no comprendian la evolucion social qe la Nacion
i el Mundo estaban entónces realizando.
Augusto vino, de nuevo, a dar formas definitivas ala revolucion de
César, fijando la organizacion necesaria qe el espíritu social dominante
abia preparado para Roma, desde mucho tiempo atrae. La desmesura
da estension de las fronteras i el estraordinario acumulamiento bajo
una misma lei, de poblaciones eterojéneas i profundamente ajítadas,
acian inevitable la creacion de un fuerte centro de poderi de accion.
Este centro tan sólido, tan uniforme, qe se exijia, no podia ya estar en
manos de un patriciado corrompido, desmoralizado, i qe ya abia llena—
do su mision providencial; se necesitaba un ombre, una sola voz; i por
eso es, qe el eco del desaliento i de la desesperacion vino a inspirar al
poeta, aciéndolo esclamar.
0 quisquis volet impias
Coedes et rabiem tollere civi cam,
Subscribi statuis, indomitam audeat
Beirenare licentiam (5)
Se necesitaba una sola institucion, para qe los elementos de la ac
cion pública se movieran con armonía, i no traspirase, asta la superfi
cie, el espíritu de disolncioni de caos qe abia en el fondo de este inmen
so imperio sin unidad de doctrinas, sin unidad de moral, sin unidad de
creencias, sin unidad de razas, sin unidad de idiomas, porqe todo esto
era lo qe abia sucedido, desde qe la Nacion Romana se convirtió en
Imperio Romano, aciéndose—mumdo, lo qe no abia sido sino pueblo.
Preciso es qe nos fijemos, señores, en qe Roma no abia oimentado en
el mundo mas unidad qe la del Estado i la de la Leí: unidades qe no
podian ménos qe ser ficticias, por qe le faltaba su único cimiento ina
movible, qe es la Unidad de creencias. Pronto veremos por cuales medios
ganó este precioso bien la civilizacion occidental.
El pueblo romano, los pueblos italianos, las provincias romanas, es
decir, la umanidad, ganó, señores, en la revolucion qe plantó el Impe
rio sobre las ruinas de la República. Para concebirlo, basta reflexionar,

(5) Her. Carm. XXIV. Lib. III.


—343——
'qe en un estado populoso es mil veces mas pesado el yugo de una clase
privilejíada, qe el yugo de un solo individuo, la igualdad de despotismo
es, asta cierto punto, una igualdad de libertad. Por otra parte, desnudo
el déspota de los intereses de clase, abrió la entrada de los altos pues
tos sociales atodos los qe podian acercarse a ella por el mérito o por
la intriga. El despotismo político, como todos los pesos materiales, se
ace tanto mas liviano, cuanto mayor es el número de cabezas qe lo so—
portan, i menor el número de los brazos qe lo imponen.
La profunda tranqilidad qe aqel jígante imperio comenzó a disfrutar,
por primera vez, bajo el réjimen imperial, difundió en la sociedad el
gusto de los goces de una paz tan opulenta i profunda, qe mas bien
era inercia. El cuidado de las cosas públicas, esa eterna aprension del
ciudadano, se desacreditó, como era consiguiente: recordad el espíritu
del poeta Horacio, i veréis dominando, en la mas alta imas brillante li
teratura, un espíritu fútil, egoísta, indiferente i frio para todo lo qe es
vital en una sociedad libre. Virjilio llora umildemente en sus Bucólicas;
i cuando qiere dar desáogos a las brillantes inspiraciones de su jenio,
cuando qiere ablar de patria i de grandezas civiles, oye del presente i
se lanza todo entero al pasado, a los recuerdos, recon ociendo qe solo
en ellos puede exalar las pasiones patrióticas qe lo aogaban. Recordad el
ombre ilustre de la época, el cantado por los poetas, el célebre Mecenas
¿Qién era, señores‘? Apénas me atrevo a creer qe fuese algo mas qe un
miserable sibarita, qe uno de esos insectos perezosos qe engordan al
pie de los tronos. Pues bien; su estátua era paseada por el pueblo en
fiestas públicasi solemnes, donde no eran admitidas las de Bruto i Ca—
sio, donde nadie las echaba de ménos, sino Tásito, qe decia:-«5ed pre
fulgebant Brutos et Cassius, eo ipso quod imagines eorum non vide
bantur.»
El poder militar de los Emperadores era superior a toda exajeracion,
i no dejaba ni la esperanza siquiera de concebir la posibilidad de res
tituir una libertad, qe solo abian conocido los patricios: qizá no abia
uno solo entre ellos por todo el orbe romano, capaz de amarla ni de
comprenderla. En la série de siglos qe duró el Imperio, no muestra la
istoria sino una sola alma de ciudadano, digna de los tiempos mas vi
gorosos de la Repúbiica, la de Tácito. Constituida una vez esta vasta
autoridad, fué ya preciso aceptaría como una forma acabada, como la
espresion de la unidad del Estado i de la Lei, como una monstruosa i
violenta centralizacion, impuesta a un pueblo inmenso, qe la necesitaba
así, porqe no tenia unidad de creencias ni principios comunes.
Roma abia mostrado, desde sus primeros años, una carencia com
-— 344 -
plata de moral social: abia sido egoísta, cruel, inflexible: no abia abrí—
gado en sus entrañas ni la sospecha siqiera de la caridad. La igualdad
política, como doctrina de asociacion, como fruto del desarrollo moral
dela sociedad, era una cosa completamente ajena de sus principios qe
ni abian soñado sus leyes. Cuando Roma lo vejaba iexplotaba todo,
en nombre de su interes i de sus pasiones, constituyéndoles a toda otra
nacion de derecho social, no sacrificaba ninguno de sus instintos, nin
gano de sus principios; por el contrario, obraba en conformidad con el
principal resorte de su constitucion, qe era absorver i devorar. Acerla
responsable de los perjurios, de las injusticias, de las atrocidades, de
los ultrajes, qe a cometido como Nacion, seria lo mismo qe acer respon
sable al tigre de su voracidad constitucional. ¿Por qé obró Roma así‘?
¿Por qé desplegó los caractéres con qe la pinta la Isturi3?.... Por una
necesidad intima de su organizacion misma.,.. ¿Por qei pues, era mala
e incompleta esa su organizacion‘? Yo qedo satisfecho, señores, cuando
la istoria i la naturaleza me responden de consuno:-qe la civilizacion
marcha asi, al favor de sistemas incompletos, qe progresivamente van
incorporando a su esencia los elementos de qe an menester. En el
Oriente abeís visto constituirse definitiva, pero esclusivamente, la idea
de la relijion, el vasto cuerpo de las ciencias teolójicas: la sociedad, la
umanidad, jimen allí bajo el peso de estas monstruosas creaciones. Se
emancipan en Grecia; aparece, en esta tierra privilejiada, una brillante
libertad: pero es individual, no ai nacion, no ai Estado no ai unidad; i
el espíritu de la anarqia, qe sopla un momento sobre aqel suelo, lo deja
asolado. Aparece despues Roma con el Estado i con la Lei, unidos a la
libertad; pero a la libertad incompleta, a la libertad patricia, a la liber
tad-monopolio, a la libertad frájil, en fin; porqe carece de su sola base
estable, de su única peaña, qe es—la de la caridad con la igualdad, es
decir, la moral con la asociacion. Mirad si es palpablei evidente la leí
del Progreso continuo, realizada en la civilizacion. Pasar del extásis
contemplativo a la pasion, de la pasion al egoísmo, es progresar, ablan
do racionalmente; i tales, señores, la marcha qe la sociedad política a
echo, pasando del Oriente a Grecia, i de Grecia a Roma.
¿De dónde sacarán, señores, las sociedades umanas la doctrina de
la asociacion moral, qe tan altamente pedia ya el espíritu moderno
cuando el Atleta romano comenzaba a sentir el lánguido sopor qe pre
cede a la muerte‘? Apénas ai en la istoria echo alguno, qe resalte con
mayor vigor qe este en medio de sus pájinas. Siglos acia ya qe el espí,
rítu griego (acordaos qe os lo ice notar) trabajaba por asimililarse las
doctrinas teolójicas del Oriente, i por darles las formas de una moral
-—345--
ndividual, umana, socialista, permitidme señores introducir aqi este
término moderno. Desde Pitágoras asta Epitecto i asta Séneca, en Ató
nas, en Roma i en Alejandría, ubo siempre un cenáculo de ombres es
cojidos, de pensadores soberanos, qe, dejando rodar la política del mnn—
do por su fatal pendiente, se ocupan de elaborar creencias, de despa
rramar convicciones, de formular, en fin, las doctrinas absolutas, qe
corresponden a los destinos filosóficos del ombre, como individuo.‘ como
sociedad, i como umanidad. Tomad a Platon i a sus iguales, ivereis
donde estaba ya este trabajo, en los últimos tiempos de la Gre
cía; recordad los resultados con qe lo abian onrriqecido las fame—
sas Escuelas de Alejandría, i vereis cuál era el estado qe tenia esta
elaboracion de doctrinas morales isocialistas, en los tiempos del lmprri°
Romano. El espíritu griego tra‘rajaba, pues, ardientemente sobre las doc
trinas teolójicas del Oriente, con el objeto de arrancarles una filosofía
socïal, umana, capaz de armonizar la umanidad entera, por medio dela
unidad de convicciones. No abia remedio, señores; o la civilizacion rea—
lizaba esta conqista, o perecia con el Imperio Romano, i qedaban anuladas
i contradichas todas las leyes istóricas de Dios.
No temais, señores, por el destino de la umanidad, qe esD,ios mismo
q‘en se a encargado de él.
Sócrates, Platon, Aristóteles, Zenon, Epitecto,i muchos otros pensa—
dores pacificos i profundos, se ocupan de estudiar los resortes del pensa
miento umano, el secreto de sus afecciones i de sus pasiones, la leí de
sus acciones, imil otros problemas de un encadenamiento directo con
los misterios de su destino colectivoe individual. Estos jenios nada pro
ducen parala sociedad contemporánea; a sus escuelas va solo un peqeño
número de discipulos, ombres cansados del desafuero público, qe, para
consolarse de él, an resuelto remontarse al mundo de las investigaciones
melafísicas, a la rejion de las utópias, en cuyo encanto buscan el olvido
de las realidades. La sociedad griega o romana, es decir, las leyes con
temporáneas, ningun fruto sacan de sus lentos trabajos; no importa! es
tos ombres se ocupan del porvenir, ia fé qe lo preparan inmenso para la
umanidad. ‘
Muerta la Grecia, sus doctrinas emigran a lajurisprudencia Romana,
i a Alejandría. Los jurisconsultos las reducen a la espresion jeométri—.
ca de una justicia parcial, encerrada en los términos espresos dela
leí civil; la justicia pública, qe es la igualdad social mantenida por la
moral de la asociacion, no podia existir en el Imperio Romano; porqe
esta justicia no marcha sino en los ombres de la libertad. Mas, en las'
Escuelas de Alejandría, al pié de las colosales creaciones del oriente,
44
—_ 345 —.
fu,é d.0Jllïe el espíritu,,griego bebió, la esencia de la tilos,ofja social,‘da
‘esa ‘doctrina de Asoaiacion de .qe necesitaba,el mundo para rejuvene
,cerse. ,A’tarado ídestruido, por esta filosofía, el es píritu anárqir;o,i fútil
del paganismo griego; desvanecidas, por ella tambien, las formas,jiganf
tezcas i mostruosas de la teolojía oriental, empezó a espandersp
lentamente el espíritu racional de deismo, qe envolrian las.doctri»
,nas orientales, amalgam:’mdose con la tendencia práctica, social j
moralista, qe,era propia del jenio occidental. '
' Permitidme, señores, agregar dos palabras acerca do este preciosa
.dttsenvolvimiento del espíritu filosófico de la antigüedad.
, ~ Al señalarlo estoi mui léjos de asegurar qe él fuese popular en aqe’,
.¡1la época: no! ‘No abia bajado, por cierto, a la conciencia de las ma
sas, ni podia bajar tampoco sino despues de muchos siglos de accion i
‘,de trabajo. ‘Era, por consiguiente, un jérmen del mundo futuro, i no un
‘elemento del mundo coptempsránao. Reflexionad en lo qe, aun oí mismo,
,'cuesta para'qelas especulaciones filosóficas bajen a la conciencia delas
inasas; oí qe tenemos la imprenta i tintos otros poderosos medios de
propaganda'idepcpularizacion. Era preciso qe la Grecia elaborase lea.'
tamente la filosofía antigua, i qe la sociabilizase; para qe Roma la
pudiera incorporar al Estado, bajó la forma de leí civil; i para qe las pre;
dicaciones cristianas pudieran depositarla en el seno de las masas, como
'él jérmen de la Asociacion libre i moral de los tiempos futuros, de esos
‘tiempos qe comenzamos a ver ya, en nuestro siglo, adqiriendo una
‘inne"gable realidad. ' : ' , ' ,
' Acaba de 'do'slizárséme, señores, la última palabra qe tengo.de pro.—
:n1l'nciar. en este lijeï:o o‘púsculo. 05 e abludo de Cristianismo,.l\1é
‘:‘¿splicaréí ‘ ‘ , , , ' ,
' ‘ Con' el impulso ‘filosófico, de,qe ántes ablaba, coincidia,un gran mo
}¡imient’o social, una profunda revolucion. . '
‘ 1", En medio detodos los pueblos qe acabais de ver figu rar en la escena
de la ístoria, se abia conservado uno cuyas creencias relijiosas le abian
'Éiíl‘O directamente revela las, de viva voz, por'la Divinidad; qe en distin
tas épocas se abia puesto en comunicacion material con dl. Este pueblo,
era, señores, entre todos los antiguos. aqel sobre qien Dios abía,fijado
sus miradas, sobre cuya suerte inlluía de un modo inmediato, i con,
frecuencia. Le abia prometido poner en él a su mismo ijo, al Verbo en
¿Ïrïiado de su completa sabiduría; i, aunqe muchos otros pueblos del
Ó‘íente‘creian tener tambien la misma dicha, i adoraban varias encar—
im iónes'dc laDiirinidad, tales‘como las de Vischnon en Roma, las deChi:
Vfn otras; el pueblo judio era solo el qe verdaderamente estaba predesti ‘
—347-—
_¡i9,dp,a producireste profundo misterio, de tan inmensos resaltadospare
‘la civilizacion moderna. ,Qizríi no tenían los otros esta creencia de, la
pncarnacion divina, sino ppr.abcrla robado a, las doctrinas judias. En
,fiu, señores, no olvídeis qu lo qe la .umapidad necesita es una doctrina
de a,s0c,íacíon moral ,í libertad, unacreenciaiunipcrgal; no olvideis q¡e
,‘e,mos dejado a la filosofía griega entregada a lo .vast,a empresa de elabo—
rarla,,qesde algunos siglos otras. Aor,a es cuando,nare,e;n la Judog el ¡jp
de Dios, el Cristo, qe vu a ser el eje de esa doctrína i qe lla .va adyesparra
,mar,por entre los.ombres, para crear una gran nacion lla ícristinndad,
constituida sobre tan sólida: i tan an:*has bases qe dentro ‘de ella ai
libertad eindepeude icia para todos los p‘ieblos, leyes para todos.los es»
tados, igualdad para todos los individuos; desde entonces, ‘ol.despo
tismo, cualqiera qe sea su jénero, la ,violacion de ila,m0ral{i de la
. política cristiana.
Ai, señores, en este gran movimiento de asociacion, ge el ,cristia—
nismo imprimiá a ,l,a inmunidad, una pertecta.analogía,con las aspiraciones
de la filosofía gr:iegn..}3.gn 'sabeís qe los padres {le la iglesia ,an dicho, qe
Platon a,,s,ido u(,r cuasi inspirado por Dios: bien sabeis. el,pso ge ,latco,—
oja‘a católica, ta'ilprot‘unda como grande, aiepbo de ,Aristotctcsjde
Platori: bien sabeis la codicia insaciable con qe. de yt,rabanla,loctvra
de sus ‘libros los grandes escritores del 'Catolicismo, , ' ‘. . ,
Pero‘, n,o,ps apur,ai,s; no vayais,a'creer qe y,o post engo qe estas ‘re,
volririonïes,se reali,z iu‘ así .co no se ,c0u,cib0.n.: El mismo elrmruto qe
contenía la 'pr0pug icion delas doctrinas griegas, ya .,a pesar,sohrelas
doctrinas Cristianas’, dotaníenlo los preciosos‘ r;esnltados ge la umanidad
debia esporardp.ptla5, Eltiempo, señores; eltiempo lo somete todo a
l..s iitnles dondiciones' de,su lenta Íin]uencia( Pensad ¿ en las masas;
pensad en su atraso; pensad en su corr:upc,ioui en su, ignorancia; icom
prendereis las luc'f:is' i'lós'obstácul'os' qe las buenas doctrinas prueban
en la istoria. La filósófía'giieg}!’no,po:lia pasar aser’ ,,el patrimonio de
la sociedad umana,,ni a impregnar el espíritu de todas Sus,inslitucioneñ
sin verse ántes"mezclada, por la influencia del tiempo, en graudesi
fundamentales revoluciones. Bien! Igual coso abia.dfi ,su0ed9r al cris
tianismo. Antes de"qe las , utilisimas i puras doctrinas; qe inïciaba’
produjeran sus resultados sobre la mente iel, corazon de,ips pueblos,
debian pasar al traves.de terribles trastornos; mir,ándose muchas veces
confundidas en el 't;lersqisio jeneral, En fin, señores, estenderme mas so
bre esto, seria salir de los pueblos antiguos i revolver con una mano
cansada las pájiuas de laistoría moderna. ,
Antes de concluir, os,debo seïalar un punto esencial, a saber; qe
*—_ 343 —
no siendo elcristíanismo filosofía pura, sino relijion, culto, creencia;
tenia manifiestos puntos de contacto con las creencias orientales. Aun
qe Jesus anuncia en su doctrina, de un modo eminente, el espíritu de
su época; era, por otro lado, una continuacion de Moíses; i no necesi
tais qe os diga, qe Moises era un miembro del Imperio de los Faraoncs,
un discípulo, qizá, de la Casta Sacerdotal del teocrático Ejipto, qe tan
tas analojías tenia en la Judea. De aqi, señores. resulta un echo qe
me abstendré de juzgar, i qe os apuntaré solamente. El espíritu puro
iesclusívo de la Filosofía abrió una lucha evidente contra las tradic—
ciones orientales, qe el Cristianismo traia incorporadas a su seno. Por
esto es qe el espíritu escéptico eindependiente dela filosofía griega
aparece periódicamente en iaistoria moderna, de cuando en cuando, í
en épocas mui marcadas, con intenciones mui claras, con medios mui
conocidos, con aspiraciones mui sencillas. El Clas¡cismo es mui travieso,
señores; no ai qe mirarlo con descuido.
Señores: e concluido aqi mi tarea. El espíritu de la civilizacion emi—
gra del Mundo antiguo; i no vayais a creer, señores, qe esta emigra
cion sea unamera figura de retórica. qe se me ocurre al pasar de los
tiempos antiguos, i de su istoria, a los modernos tiempos, a la istoria
de nuevos paisesi de nuevos pueblos: zNo! Consta, señores, qe esta
emigracion era un echo presentido i profetizado por las mas sagacesí
valientes cabezas de la Antigiioiazi. La encontraréis, en los Jermanos
de Tácito, a cada línea: i si abris las Epoias Je Horacio, lo vereis exe—
crar a Roma, al mismo tiempo qe canta con entusiasmo el triufo del
mundo futuroi su risueña suerte:
Hrec. et qua; poterin reditus abscindere dulces,
Eamus omnes execrata civitas.

Etrusca pra3ter et volate litora.


Nos manet Oceanus circumvagus: arva, beat:
Petamus arva, divites et insulas,
Reddit ubi Cererem tellus inarata quotannis
Et imputata floret usque vinea;
Germinant et nunquam fallentis termes oliva;
Suamque polla ficus ornat arborem;
Mella cava manant ex ilice, montibus altis
Levis crepant lympha desilet pede.
etc. . . . ..etc.;_,..etc . . . . ..
Pluraque felices mirahimur; ut neque largi:
_349.__

Aquosus Euras arva radat imbribusy


Pinguia nec siccis urantur semina glebis;
Utrumque rege temperante czelitum.
Non huc Argos contendít remige pinos;
Neque impudica colchis intulit podem;
Non hac Sidonii torserunt cornua nautae
Laboriosa nec cohors Ulixei
Jupiter illa piae secrevit litora genti
Ut idqninavit arre tempns aureum:
Erea dehinc ferro duravít soeoula, quorum
Piis secunda vate me datur fuga (4)
Aqi teneis, señores, la bendicion qe nuestros venerables antepasados
pr0nunciaban al sentir los primeros movimientos del embrion de esto
Mundo en qe vivimos oi. La tierra dichosa i feroz qe Horacio pinta, en
estos versos, es el Porvenir: lleno, el poeta, del astio i del desprecio qe
e inspira la cadavérica civilizacion, qe se arrastra en las rallrs de Roma
iEamus omnes emsecrata civitas! esclama, i se complace en pintar, con
su profética fantasía, el bienestar del mundo moderno, diez i nueve siglos
ántes de qe se formara. Dejadme decir de paso, señ ores, qe estas son las
dotes qe acen grandei sublime aHoracio, i no el arte estrecho con qeqiso
asignar reglas ala poesía. Todos los pueblos del mundo antiguo en cobi
jado isustentadoi fortalecido por un momento el es pirrtu de la civiliza—
zion: él pasa aora al mundo nuevo: nutrido ya con lomas puro desus sudo
res, va a revolverlas rejiones bárbaras i desdichadas. aenrrolara todos los
pueblos, bajo un mismo emblema; a elaborar, en medio del caos, el espiri
tu social moderno, dándole formas definitivas, i acie'ndole desplegar, en
unos pocos siglos, las alas inmensas con qe oi proteja i rejenera a
todas las Naciones.
Mas, no os olvedeis tan pronto,señores, de la atigiiedad. Al rededor
de la civilizacion actual teneis, cual mómias de sociedad, a todos los
pueblos antiguos. Si! Ai están, con sus mismos ábitosi sus mismas pro
pensiones. Es un error suponer qe ayan desaparecido de la tierra. \'ivrn,
i viven idénticos a lo qe eran cuando representaban un ermosa i bri—
ilante papel en el mundo. Lo qe a sucedido, es qe su jenio i su espíritu
an permanecido los mismos qe ántes eran, miéntras qe los tiempos an
andado: ese jenio a venido a ser impotente, por esto, para figurar con
relieve en medio de las cosas modernas. E a ql la razon de qe sean es

(l) Carm. XVI.


-‘-—3,50-.‘
tacionarios, i de qe vi&f‘án en,i'a oscuridad. Mirad laïïaii’ai la Grecia,
las mas modernas entre lasrinciones antiguas; digo. las mas 'modernas;
porqe aun en aqellos remotos tiempos, en qe brillaron, lucian cualida—
des especiales del espiriiiu reinante en estos dia.<, qe llamamos nuestros:
miradlus oi. son los masantiguos de los pueblos modernos: son p‘anetas
del mismo sistema solar en qe nusdtrosjiramos. pero planetas lejanos,
sin verdadero resplanlor, qe recien comienzañ a moverse en el mundo
de los vivos: son pueblos. qe iialm'rceándose entré el presente i el pasado,
duermen perezosamente s0ifi‘e lusruinus í los rec’u mios. Si}os fijuis m
uno u otro literato. ‘en una u'otrá cin lari, o51 aiucinareis, i ’creereis qe
estoi eqivocado; no, yo n'0 os abiti ‘de individuos, os ahlo de los pue—
bli‘0¡}. La ltaüa., con sussa,lleaviom—y sus contrnbnnd'stis isus vepduüq,s,
esjoi todavía la. Italia rpm~mu: sérios viajeros i profundos escritores no\s.
lo,msañan. La Greci;ies, cqsi la mi,mii qe fué ántes, anárqica, iudisci
plinrida, pirata, sin: unidad real; gracias a las inmensas iniluenciaseuv
rupeas, qe persa,n sobre ella, si ;iá pa50¿ en la carrera de la constitucion,
í del órden. Mas .aiiá encontrareis,‘ de,una man9m mas acabada, a los"
pi¿eblos yrrd‘ulgramep!e antiguos; e,l asiático, el árabe, el judio, el ;Lfni—.
cam~ uh‘ señores, saludenm,s con respeto estosvenarz,ibles restos de. ¡a,
Anüg’iifi’dfld: qa se n.jilan i‘viv¡c,m emmedïo de nue¿ir0 m‘mio jóven; i,
de.—,1&emo,s‘ qe cuanto ántes luzca el dia en qe osa civilizacion preciosa,‘
qe jos pueblos modernos, an producido', trabajando las riqezas qe de aqea
lloseredaron, pase a inocuïar su vigor vital en esos grandes cuerpos,
qe, duermen indolentqmente sin beneficio presente de la umanidad.
. Esta es mi última palabra, señores; mi último voto, al cerrar este,
rápido cuadro, en qe‘ e qerido ofreceros los grandes resultados, qe an
dado‘a.ia civilizacion umana los pueblos antiguos. Deseo la filosofía í la,
libertad para todos: su culto está providencialmente destinado a‘rei—
nar. sobre el orbe,
,

INDICE.

PRIME RA SECCIÓN.

DECTETOS

PÁJ.
l. Nombramiento de Secretario subrrogante de la Facultad
de Ciencias Matemáticas i Físicas . . . . . . . . . . . . . . . . . . l

Instituto Nacional.

2. Plan de sueldos de sus profesores. . . . . ..... . . .... 2


3. Nombramiento de Rector del [nstituto literario de Talca. 5

Instituto Nacional.

4. Plnntacion de las tres primeras clases del curso de Uma


nidades............................. . . . . id.
5. Nombramiento de Secretario subnognnte de la Facultad
de Teolojía...................................... 6
6. Se ordena a la Tesorería Jeneral entregue mensualmen
te al bedel de la Universidad el sueldo de los empleados
en estacorporacion.............................. id.
‘7. Se declara qe la ilejitimidad no es un obstáculo para ob
tenergrados universitarios. . . . . .. . ... . . ..... . . . 7
8. Se dispeusan a un solicitante algunas formalidades para
II.

obtener el grado de Licenciado en la Facultad de Uma


nidades..... . . . . . .... .. ....—. .
9. Nombramiento de dos miembros para integrar el Conse
jodela Universidad............. . . . . . . . . . . . . . ..
10. Se manda adoptar el Manual de la Istoria de Chile pa
ra la enseñanza en las escuelas primarias . . . . . . . . . . . . id.
ll. Nombramiento de académicos de segunda clase . . . . . . . 9
12. Nombramiento de Secretario Jeneral interino de la Uni—
versidad . . . . . .. id.
13. Nombramiento de Presidente, Vice—Presidente i demas
empleados de la Academia de Ciencias Sagradas. . 10
14. Apertura de la Academia de Ciencias Sagradas . . . . . . . id. ,
15. Plan de estudios para el Cole.jio de Concepcion . . . . . . . . 11
16. Plan de estudios para el colrji0 de Talca . . . . . . . . . . . . 14
17. Arreglo de las obligaciones i sueldos de los profesores del
18. Arreglo
coiejio de
de Concepcion................
las obligaciones i sueldos de los profesores 16

19. Cuota
delcolejiodeTalca
qe debe pagarse. . por
. . . la
. . colacion
. de grados, i distri 18

20. Nombramiento de debe


bucion qe de ella Decano de .la. .Facultad
acerse .... de Umani 20

21. Nombramiento
dades...... de Decano de la Facultad de Medicina. id.
21
22. Nombramiento de Decano dela Facultad de Ciencias
Matcmáticasi Fisicas. . . . . . . . . . — . . . . u o — . . . c . . — — id.
23. Nombramiento de Decano de la Facultad de Teolojía. 22
24. Nombramiento . de Decano de la Facultad de Leyes i
Ciencias Politicas . . . . . . . . . . . . . . . . 23
25. Disposiciones relativas alos qeqieran rendir. exámenes
en el Instituto Nacional sin aber seguido los cursos
del establecimiento.
26. Turno. . . . . ..los
qe deben observar . .. . . . . . de las cuatro id.
. . . profesores

primeras clases del curso de Umanidades del Instituto


Nacional i de los colejios de Talca i Concepcion. . . . . .
27. Nombramiento de Rector del Instituto de Talca para pro
Ill.
PÁJ.
fesor «le una de !as cuatro primeras clases del curso
de Umanidades................................ 26
28. Se aprueba la asignacion señalada a un inspector del c0—
lejio (le Talca por el desempeño de una clase de latini
dad, i nombramiento de inspector {le esternos. . . . . . . . . id.
29. Conocimientos qe se exijen a los examinnndos de Intini
dad qe no ubiesen seguido los cursos del Instituto Nacio
nal, i textos porqe deben ser examinados . . . . . . . . . . . . 27
30. Plan de estudios de Ciencias Médicas . . . . . . , . . . . . . . . . 28
3|. Plan de estudios para el cole,jio de Valdivia. . . . . . . . . . . 29
32. Reglamento para el Colejio de Valdivia. . . . . . . . . . . . . .
33. Se manda convertir la Escuela Normal en internado. . . . 36
34. Plan de estudios para el Liceo de San Felipe de Acon—
35. Pension
cagua . asignada
. . . . . . . .a. un preceptor de escuela de mujeres. 37
39

SEGUNDA SECCIÓN.

ACUERDOS DEL CONSEJO.

l. Cédulas para el sorteo del ramo sobi‘R qe a de recaer el


exámen para el grado de Bachilleri Licenciado en Teo
lo.jía . . . . . . noon‘unnO—o—0nocuo‘onoucooooonuntoon 41
2. Implicancin de los Decanos para tomar parte en las dili
jencias relativas a los grados de sus respectivas facul
tades . . . ....—.. 45
3. Memorias de los aspirantes al grado de Licenciado. . . . . 46
4. Cedulas para el sorteo del ramo sobre qe a de recaer el
exámen para el grado de Licenciado en la Facultad de
Medicina. . . . . ...c..—u—uo|—|u ¡u|! ¡uno id.
IV.

TERCERA SECCIÓN.

ACUERDO DE LAS FACULTADES.

Facultad de Teolojía.
PÁJ.
l. Terna para el nombramiento de Decano . . . . . . . . . . . . . . 49
pau. Eleccion de unnuevo miembro.... ................. 50
Designacion de tema para el concurso de 1846. . . . . . . . . id .

Facultad de Leg/cs i Ciencias Políticas.

sim-i. Terna pam el nombramiento de Decano. . . . . . . . . . . . id.


. Designacion de tema para el concurso de 1846... . . . . . . 51
Eleccion de un nuevo miembro. . . .o....o..—oco——un0 id.

Facultad de Medicina.

¡.4
. Terna para el nombramiento de Decano. . . . . . . nIo‘‘—c 52
2. Designacion de tema para el concurso de 1846. . . . . . . . . id.

Facultad de Ciencias Z|Iatemátícas i Físicas.

I‘ . Terna para el nombramiento de Decano . . . . . . . . . . . . . . 53


2. Designacion de tema para el concurso de 1846. . . . . . . . . id.

Facultad de Umanídades.

l. Reglamento para. la organizacion de la instruccion pri


maria....... ............. 54
WM . Aprobacion del Método Gradual de Lectura . . . . . . . . . . 60
. Fórmulas adoptadas por la Facultad para espresar su jui
cio sobre las obras qe se le presenten . . . . . . . . . . . . . . . . 61
4. Adopcíon del compendio de la Istoria de Chile. . . oo—oo id.
5. Acentuacion . . ¡nonooulo—Oo—n‘uue.¡onun0n‘nn'u‘ id.
() . Eleccion de un nuevo miembro. . . .. . . . . . .. . . 64

,
V.
PÁJ.
7. Formaeion de terna para nombramiento de Decano. . . 65
8. Adopcion del Manual de Preceptores. . . . . . . . . . . -... id
9. Designacion de tema para el concurso de 1846.... . . . . id.

CUARTA SECCION.

mscnxsos.

1. Discurso pronunciado por el M. R. Arzobispo electo de


Santiago, D. Rafael Valentin Valdivieso, a la apertura
de la. Academia de Ciencias Sagradas en la sesion en
claustgo pleno qe tuvo lugar el día 22 dejunio de 1845. 67
2. Discurso pronunciado por D. Ramon Luis Irarrázaval a
su incorporacion solemne en la Universidad de Chile
coino miembro de la Facultad de Leyes i Ciencias Po
liticas, el dia 14 de setiembre de 1845 . . . . . . . . . . . . . . . 76
3. Discurso pronunciado por D. Vicente F. Lopez, enla
sesion del 19 de octubre de 1845, al incorporarse en la
Universidad de Chile, como miembro de la Facultad de
FilosofiaiUmanidades.................... o7

QINTA SECCION.

MEMORIAS.

l. Exposicion de los trabajos del Consejo i de las Faculta


des de la Universidad de Chile desde el mes de setiem—
bre de 1844 asta el mismo mes de 1845, leída por el Se
cretario jeneral interino en la sesion en claustro pleno
qe celebró dicha corporacion el domingo 28 de se
tiembre......................... . . . . . . . . . . . . .. 111
2. Memoria sobre las primeras campañas en la guerra de
VI.
PA’.Ï.
lo Independencia de Chile, presentada a la Universi
dad por D. Diego J. Benavente en la sesion jeneral de , ‘
28 de setiembre de 1845. en cnmplimiento’del art. 28 ’
de la leí del 19 de noviembre de 1842. . . . . . . . .. . .,.. 122
3. Memoria Ieixla por el Rector del Instituto Nacional el
1'. ° de abril de 1845 en el acto solemne dela distribu
cion de premios.......... . . . . 244
4. Disertncion sobre el derecho qe tiene el Romano Pontí
fice para instruir los obispos de las naciones Católicas,
leida por D. Joaqin Larrain Gandarillas ante la Facul—
tad de Leyes i Ciencias Políticas de la Universidad de
Chile en la sesion qe tuvo lugar el 4 de marzo de 1845. 252
5. Memoria sobre la conveniencia de la publicidad de los
juicios, leida ante la Facultad de Leyes dela Universi
dad de Chile el 15 de abril de 1845, por D. Cárlos Riso
Patron, para obtener el grado de Licenciado . . . . . . .' 277
6. Memoria sobre la prueba testimonial, leida el 24 de aliril
de 1845 ante la Facultad de Leyesi Ciencias Políticas
de la Universidad
ra obtener el gradode deiïLii‘;,enqiado~.
Chile, por D. Enriqe
... . . . .Tocornal
. . . . . . . .pa
. . 292

7. Memoria sobre los resultadosjenc'rales con cie los pueblos


antiguos an contribuidoa.la.civilizacion' de 'la' umani
dad, leida el 21 de mayo de 1845 ante la Facultad de
Umanidades dela Universidad de Chile, por D. Vicen
te F. Lopez, para obtener el grado .d‘e Licenciado. . . . 306

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