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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio de Educación Superior


Universidad Alejandro Humboldt
Facultad de Ciencias Económicas y Sociales
Escuela de Comercio
Cátedra: Ética Profesional
Sección: DCN1003AECI

LA ÉTICA VULNERADA EN LA
ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
Caso: Francisco Illaramendi, CONDENADO EN EEUU…SOBRESEÍDO
EN VENEZUELA (PDVSA).

Integrantes:
Profesor: Hernán Matute Rodriguez, Jebrineth C.I. N° 23.616.218
Rodriguez, Migsairy C.I. N° 23.950.169

Caracas, Noviembre 2016


INTRODUCCIÓN

La Administración pública se enfrenta en la actualidad a un reto capital:


responder a las demandas sociales con eficacia, manteniendo unos mínimos niveles de
calidad en un contexto de creciente servicio a la gente. No obstante, en el seno de las
organizaciones humanas se hace necesaria la recuperación de los valores éticos como
referentes de su actuación. Las estructuras económicas y políticas son instrumentos al
servicio del hombre, como también la Administración Pública debe promover los
derechos fundamentales y hacer posible un ambiente de calidad y eficacia en el marco
de la legalidad y del servicio público. Cuando se pierde de vista el carácter instrumental
de las instituciones y los únicos aspectos que sobresalen son los mercantiles, entonces la
lucha por los derechos fundamentales del hombre no puede menos que experimentar un
claro retroceso. En virtud de tales reflexiones la motivación de la presentación del caso
“Francisco Illarramendi”, la es una reflexión a la actuación ética en el ámbito público,
destacando el papel que debe ejercer la gerencia ética del desarrollo como un enfoque
alternativo que trata de orientar las estrategias y las políticas de desarrollo, enfatizando
que el fin del desarrollo es la gente.
LA ÉTICA VULNERADA EN LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA

La Administración pública presta servicio a la sociedad y es ésta su verdadera


razón de ser, es decir, atender los intereses y derechos de los ciudadanos y los diferentes
grupos que la componen, buscando asimismo el equilibrio de todos ellos, compatible
con los principios de legalidad, eficacia y eficiencia. Como consecuencia, la
organización debe orientar sus procesos a satisfacer las necesidades y expectativas de los
ciudadanos.

El ciudadano, en el marco de un interés colectivo, es el principio y el fin de toda


la actividad administrativa y, por ello, debe ser considerado cliente (en su doble
vertiente: como demandante o potencial destinatario o receptor de dichos servicios y
como contribuyente a la financiación de los servicios públicos) y, como tal, repleto de
derechos individuales, compatibles con los colectivos y generales de toda la sociedad.

De esta forma, la gestión pública debe orientarse a ofrecer un servicio de calidad


al ciudadano, a cumplir sus necesidades y expectativas presentes y prever las potenciales
o latentes que pudieran surgir en el futuro. Dicha orientación debe buscar el equilibrio de
intereses de todos los grupos que integran la sociedad, buscando la optimización de su
función de servicio público y diseñando sus procesos con tal objetivo.

Al mismo tiempo, la gestión de la administración debe responsabilizarse en la


inversión de los fondos públicos, conjugando eficacia y eficiencia con los principios de
legalidad, empleando instrumentos adecuados para la gestión, tanto de su talento
humano como de los diversos recursos, incluyendo la gestión del conocimiento.

La corrupción en nuestro país no es ni ha sido un fenómeno aislado en la


sociedad. Tampoco la práctica exclusiva de un período o de un grupo particular en el
gobierno, en complicidad con hombres de empresa y organizaciones privadas. En
realidad, ha sido algo más profundo. En sus redes, han caído todos los miembros
representativos de la sociedad: desde un poderoso magnate, el cual, con o sin razón,
delinque y viola descaradamente las leyes en pos de un provecho; pasando por un
profesional, un político o un empleado público; hasta un humilde ciudadano que roba
pequeñeces de gran utilidad social como las demás. Este tipo de conducta ha sido una
constante en la historia de Venezuela. Luego, la corrupción se ha convertido en un
complicado fenómeno que debe observarse desde planos diversos para hallarle
mecanismos de control.

Cada día se plantea con mayor rigor la problemática de la corrupción cometida


en la Administración Pública, observándose con preocupación en casi todos los ámbitos,
el deterioro que viene confrontando la conducta de los funcionarios y funcionarias
públicas, en el ejercicio de su cargo, pues son mayores los hechos de corrupción
cometidos, a pesar de los instrumentos legales aprobados para acabar con este flagelo.
Razón por la cual, surgen los valores que deben prevalecer en cada funcionario, en
cuanto a la ética profesional. Pues ésta tiene como objeto crear conciencia de
responsabilidad, en todos y cada uno de los que ejercen una profesión u oficio, pues, se
requieren cualidades éticas, como la idoneidad o aptitud que le da un nuevo perfil a su
personalidad.

A pesar que muchos son los enfoques y disposiciones que amparan la formación
del nuevo ciudadano con valores y principios éticos, el deterioro evidente en la
actualidad es preocupante, sobre todo cuando se describen situaciones de funcionarios
públicos, que en el ejercicio de sus funciones actúan en contra de ello, acrecentando
esta problemática a todo nivel.

Por ello, surgen disposiciones en diversos instrumentos legales, que llevan


consigo el control jurídico, para sancionar las diversas conductas cometidas en la
administración pública por sus funcionarios, por encontrarse muchos casos, sin que
hayan sido sancionados por los órganos jurisdiccionales, a pesar de haber sido
imputados por el Ministerio Público.
De allí, la necesidad de analizar estos delitos de corrupción y el control jurídico,
que se aplica, en bienestar de los males que aquejan esta República. En atención a la
problemática expuesta, resulta interesante estudiar este caso de corrupción
detenidamente.

CASO: FRANCISCO ILLARAMENDI, CONDENADO EN


EEUU…SOBRESEÍDO EN VENEZUELA (PDVSA).

Illaramendi es venezolano nacido y educado en los estados unidos. Es el hijo de Ramón


Illaramendi, miembro del partido social demócrata Copey, quien fue ministro del gabinete (ministro de
la familia) venezolano en la segunda presidencia de Rafael caldera (1994-1999).

Antes de ascender a sus posiciones actuales, francisco trabajó en Credit Suisse y fue un
estrecho asesor de los ministros de finanzas de Venezuela después de 1999, después de que el actual
presidente venezolano Hugo Chávez llegó al poder. Fue una importante pieza en la aplicación del plan
de bonos venezolanos emitidos en dólar y mantuvo vínculos con los ministros de finanzas venezolanos,
Tobías Nobrega, José Rojas, Jorge Giordani y se incorporó a trabajar hasta el 2005 como asesor
financiero de pdvsa-américa, la compañía estadounidense de PDVSA propietario del 100% de Citgo
Corp.

Después de pdvsa, trabajó como asesor financiero en la estructuración de diversos acuerdos


financieros con Venezuela, Edelca, Citybank, Barclays, Deutsche Bank, Roy Ellis De Falconview
Capital Partners y trabajó junto a otras figuras financieras venezolanas, como Jesús Bermudez, Roy
Ellis, Juan Montes, este perteneciente a PDVSA, Maurice Beracha, Danilo Díaz Granados, Gonzalo
Tirado, Rufino González Miranda. Todos ellos conectados con los esquemas de colocación de bonos
de PDVSA y ministerio de finanzas de Venezuela.

El fraude se conoció en 2011 cuando la corte federal de Estados Unidos vinculó a


Francisco Illarramendi y al también operador financiero venezolano Moris Beracha de
diseñar un esquema Ponzi o piramidal por $500 millones, que consistía en captar dinero
de inversionistas y utilizarlo para sus beneficios personales, a través de una serie de
empresas offshore, fondos y bancos en paraísos fiscales como Suiza e Islas Caimán.

Francisco Illarramendi, el gestor de capital de riesgo venezolano-estadounidense


que fungió como asesor de finanzas de PDVSA, fue sentenciado a 13 años de cárcel por
un fraude piramidal, en el que gran parte del dinero pertenecía al Fondo de Pensiones de
la estatal venezolana. Illarramendi fue acusado de apropiarse $20 millones en una trama
fraudulenta que se nutrió de sus amistades con altos funcionarios de PDVSA.

El 30 de enero de 2015, Francisco Illaramendi, quien fue asesor financiero del


Ministerio de Finanzas y de PDVSA, fue sentenciado EEUU, a 13 años de prisión, casi
cuatro años después de su confesión sobre un fraude masivo, con claros visos de
corrupción, que involucró fondos de los trabajadores y jubilados de Petróleo de
Venezuela (PDVSA). Illaramedi se declaró culpable en marzo de 2011 por varios
cargos de fraude y conspiración para obstruir la justicia de Estados Unidos.

Acusado por malversar 540 millones de dólares, de los cuales, 90 por ciento
pertenecen al fondo de pensiones de los jubilados de Petróleos de Venezuela (PDVSA),
de acuerdo con lo que ha informado la Comisión de Bolsa y Valores de los Estados
Unidos.

Modus operandi

Para la malversación de fondos Franciso Illaramendi, exasesor de Petróleos de


Venezuela, utilizó el llamado esquema Ponzi. También conocido como “jineteo de
fondos”, es un sistema mediante el cual se captan clientes ofreciendo grandes
dividendos, los cuales serían pagados por con recursos de otros inversionistas. El
esquema falla si varios de los depositantes solicitan sus ganancias a la vez, ya que el
empresario no tendría dinero para responder.

Este sistema se presentó en Venezuela, como el caso “La Vuelta”, por el que se
pudo conocer a corredores de fondos o “brokers”, que participaron en la estafa.
Como director de varios fondos, los fiscales afirmaron que Illarramendi mintió
repetidamente a los inversores y acreedores, mientras trataba de cubrir las pérdidas de
inversión superiores a 500 millones de dólares, utilizando para su propio beneficio US$
20 millones, incluyendo 5 millones para construir una casa lujosa.

La estafa millonaria del caso La Vuelta ocurrió en el año 2003, luego del paro
petrolero ocurrido en diciembre del año anterior. Un grupo de gestores con contactos
dentro de PDVSA-Occidente aprovecharon esta situación para ofrecer a las contratistas
la compra de sus deudas, por montos que representaban entre el 60 y el 70% de su valor
total. La propuesta fue que cobrarían el 100% de la deuda a PDVSA y ganarían la
diferencia.

Tras conocerse el fraude, PDVSA reestructuró a su junta directiva, prometió una


mayor vigilancia interna, se unió en la demanda contra el financista venezolano y se
comprometió a asumir las pérdidas de su Fondo de Pensiones, que cubre a más de 2.400
personas. Aunque se recuperó gran parte del dinero del fraude masivo ejecutado por el
financista venezolano, los fiscales del caso aseguraron que las pérdidas superaron los
200 millones.

Tras conocerse el fraude, PDVSA reestructuró a su junta directiva, prometió una


mayor vigilancia interna, se unió en la demanda contra el financista venezolano y se
comprometió a asumir las pérdidas de su Fondo de Pensiones, que cubre a más de 2.400
personas. Los fiscales revelaron que Illarramendi reconoció el pago de millones de
dólares en sobornos a funcionarios del gobierno venezolano para recompensarlos por
dirigir el dinero de la compañía petrolera a sus empresas de inversión, utilizadas para
ocultar el fraude.

Su condena fue en Estados Unidos, pero otra cosa fue en Venezuela, El 22 de


marzo de 2012, el Tribunal de Primera Instancia en lo Penal del Área Metropolitana de
Caracas, sobreseyó a Francisco Illaramendi, por considerar “que el hecho objeto del
proceso no revestía carácter penal”, de acuerdo con lo expuesto en la causa 49ºC-16000-
11.
CONCLUCIONES PERSONALES

-. Jebrineth Rodríguez.

Ya en Venezuela el robo de los fondos públicos no es noticia, es cosa de todos


los días, un gobierno de corte espiritista malandra rige los destinos de la nación, me
encantaría saber que piensan los trabajadores de PDVSA, sobre este caso en la
actualidad, pero aun estando dentro de las entrañas de esta empresa desde hace 3 años en
ningún momento he escuchado alguna mención del tema en todas las convocatorias
hechas en varias oportunidades.

Me parece importante que en este caso se evalúen las normas establecidas de que
el Fondo no podía ser colocado en inversiones especulativas, sino bien garantizadas, y
que debían ser autorizadas por su Junta Directiva. No hay duda de la vanidad de
violación de normas por parte de altos funcionarios de PDVSA, ocasiono daño
patrimonial. En consecuencia, la JD de PDVSA debió dar las explicaciones del caso, y
las garantías de reposición al Fondo. Además de realizar las acciones administrativas
contra quienes resultaren responsables, no pasar el caso bajo la mesa como se puede
observar en todos los artículos consultados.

CONCLUSIÓN

La corrupción administrativa en Venezuela, puede estudiarse desde tres puntos


de vista: como conducta, como fenómeno social del presente y como hecho constante en
el proceso histórico. Existe y ha existido una tendencia y una mentalidad social en
permanente conflicto con el Estado y la administración. Esa disputa se ha expresado
variadamente. Desde simples rebeliones, alzamientos y todo tipo de turbulencia social,
hasta formas soterradas e irracionales de corrupción y delitos en contra de un adversario
todopoderoso, más interesado en sí mismo que en el progreso y bienestar de la
ciudadanía: el Estado.

Por esta razón, la corrupción en nuestro país no es ni ha sido un fenómeno


aislado en la sociedad. Tampoco la práctica exclusiva de un período o de un grupo
particular en el gobierno, en complicidad con hombres de empresa y organizaciones
privadas. En realidad, ha sido algo más profundo. En sus redes, queriéndolo o no, han
caído todos los miembros representativos de la sociedad: desde un poderoso magnate, el
cual, con o sin razón, delinque y viola descaradamente las leyes en pos de un provecho;
pasando por un profesional, un político o un empleado público; hasta un humilde
ciudadano que roba pequeñeces de gran utilidad social como las demás, etc. Este tipo de
conducta ha sido una constante en la historia de Venezuela. De ahí su trascendencia y el
carácter estructural de sus manifestaciones. Luego, la corrupción se ha convertido en un
complicado fenómeno que debe observarse desde planos diversos para hallarle
mecanismos de control.
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