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RIT : 41-2013 RUC: 1200070973-3

DELITO: ABUSO SEXUAL INFANTIL CODIGO: 00621


SENTENCIADO: JOSE CARLOS GALLARDO CAIMAPO
SALA: Presidente: Rodrigo Riquelme Mendoza; Redactor: Loreto Yáñez Sepúlveda y tercer integrante: Angélica Monsalve
Vásquez
_____________________________________________________________________________________________
Castro, tres de febrero de dos mil catorce.

VISTO, OÍDO Y CONSIDERANDO:


PRIMERO: Que entre los días veintisiete y veintinueve de enero del año en
curso, ante este Tribunal Oral de Castro, constituido por las juezas titulares
Angélica Monsalve Vásquez, Loreto Yáñez Sepúlveda, y por el juez interino Rodrigo
Riquelme Mendoza, quien presidió, se llevó a efecto la audiencia de juicio en esta
causa RIT N° 41-2013, RUC N° 1200070973-3, por delitos de abuso sexual
infantil, seguida en contra de JOSE CARLOS GALLARDO CAIMAPO, cédula de
identidad N° 8.484.555-8, 53 años, nacido en Ancud, el 2 de septiembre de 1960,
jornalero, soltero, estudios hasta 3° básico, lee y escribe, apodado “cuellito”,
domiciliado en pasaje 3, casa 22 Población Vista Hermosa de la ciudad de Ancud,
actualmente privado de libertad en el Centro de Detención Preventiva de Ancud.
Fue parte acusadora en este juicio, el Ministerio Público, representado por el
Fiscal Adjunto Jorge Raddatz Hernández, con domicilio para estos efectos en
calle Chacabuco N° 367 de Castro y sostuvo la acusación particular, en
representación de los menores víctimas de iniciales K.M.C.A. y P.A.M.P., la abogada
Anamary Barrientos Rojas, domiciliada en calle Serrano N°394 de la ciudad de
Castro; mientras que la defensa del acusado estuvo a cargo de la defensora penal
licitada Vanessa Pérez Bizama, domiciliada en calle Maipú N° 73 de la ciudad de
Ancud.
SEGUNDO: Que, los hechos y circunstancias que han sido objeto de la
acusación del Ministerio Público son los siguientes:
Hecho 1: “En virtud de una medida de protección, el menor de iniciales
«M_I_P_C_» ., nacido el día 23 de Julio de 2003 quedó a cargo de la guardadora del
Programa de Acogida Simple, doña María Reyes Pereira en su domicilio de
Población Vista Hermosa pasaje 3 casa 22 de la ciudad de Ancud por un tiempo
indeterminado.
En ese contexto, la guardadora, en diversas ocasiones, durante los meses de
Noviembre y de diciembre de 2011, en el referido domicilio, dejó al menor al
cuidado de su conviviente, el imputado JOSE CARLOS GALLARDO CAIMAPO quien
aprovechándose de esa circunstancia, en reiteradas oportunidades le efectuó
tocaciones de carácter sexual con sus manos en el pene del menor y le dio besos
en la boca”.
Hecho 2: “En virtud de una medida de protección, el menor de iniciales
«K_M_C_A_» ., nacido el 15 de Abril de 2005, quedó a cargo de la guardadora del
Programa de Acogida Simple, doña María Reyes Pereira en su domicilio de
Población Vista Hermosa pasaje 3 casa 22 de la ciudad de Ancud por un tiempo
indeterminado.
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En ese contexto, la guardadora en diversas ocasiones, durante los meses de


noviembre y de diciembre de 2011, en el referido domicilio, dejó al menor al
cuidado de su conviviente, el imputado JOSE CARLOS GALLARDO CAIMAPO quien
aprovechándose de esa circunstancia, en reiteradas oportunidades le efectuó
tocaciones de carácter sexual con sus manos en el pene del menor y le dio besos
en la boca.
Hecho 3: “En virtud de una medida de protección, el menor de iniciales
«P_A_M_P_» ., nacido el 27 de septiembre del 2001, quedó a cargo de la
guardadora del Programa de Acogida Simple, doña María Reyes Pereira en su
domicilio de Población Vista Hermosa pasaje 3 casa 22 de la ciudad de Ancud por
un tiempo indeterminado.
En ese contexto, durante los meses de noviembre y diciembre de 2011, en
el referido domicilio, dejó al menor ya individualizado al cuidado de su conviviente,
el acusado JOSE CARLOS GALLARDO CAIMAPO, ya individualizado, quien
aprovechándose de esa circunstancia, en reiteradas le efectuó tocaciones de
carácter sexual con sus manos en el pene y trasero del menor y le dio besos en la
boca”.
A juicio del ente persecutor, los hechos descritos configuran tres delitos de
Abuso sexual infantil, previsto y sancionado en el artículo 366 bis en relación
con el artículo 366 ter, ambos del Código Penal, en grado de consumado, en los
que atribuye al acusado una participación en calidad de autor, según lo dispuesto
en el artículo 15 N° 1 del mismo Código, toda vez que tomó parte de manera
inmediata y directa en la ejecución del hecho.
Estima asimismo el acusador fiscal, que beneficia al encartado la minorante
que prevé el artículo 11 N° 6 del Código Penal y le perjudica la agravante especial
contenida en el artículo 368 del mismo texto legal, pues al momento de ocurrencia
de los hechos el encartado se encontraba al cuidado de las víctimas; por lo que
teniendo en consideración lo dispuesto en los artículos 351 del Código Procesal
Penal y 368 antes mencionado, además de la extensión del mal causado, solicita se
imponga al acusado la pena de diez años y un día de presidio mayor en su
grado medio, las penas accesorias de inhabilitación absoluta perpetua para
derechos políticos y la de inhabilitación absoluta para cargos y oficios públicos
durante el tiempo de la condena, de acuerdo a lo dispuesto por el artículo 28 del
Código Penal; la interdicción del derecho de ejercer la guarda y ser oído como
pariente en los casos que la ley, designa, sujeción a la vigilancia de la autoridad
durante los diez años siguientes al cumplimiento de la pena principal, e

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inhabilitación absoluta temporal para cargos, oficios o profesiones ejercidos en


ámbitos educacionales o que involucren una relación directa y habitual con
personas menores de edad, en su grado máximo, que contempla el artículo 372 del
Código Penal; la privación de la patria potestad del ofendido si la tuviera o
inhabilitación para obtenerla si no la tuviere, y además de todos los derechos que
el ministerio de la ley se le confieren respecto de la persona y bienes del ofendido,
conforme a lo dispuesto en el artículo 370 bis, además de la prohibición de visitar
el domicilio, lugar de trabajo y de educación de la menor y de aproximarse a los
menores, se le condene al pago de las costas del procedimiento, y se ordene en la
sentencia la determinación de la huella genética del acusado y su incorporación en
el Registro de Condenados, de acuerdo a lo establecido por el artículo 17 de la Ley
19.970.
TERCERO: Que, por su parte, el querellante dedujo acusación particular,
recayendo ésta sobre los siguientes hechos y circunstancias:
Hecho 1: “En virtud de una medida de protección, el menor de iniciales
«K_M_C_A_» nacido el 15 de Abril de 2005, quedó a cargo de la guardadora del
Programa de Acogida Simple, doña María Reyes Pereira en su domicilio de
Población Vista Hermosa pasaje 3 casa 22 de la ciudad de Ancud por un tiempo
indeterminado.
En ese contexto, la guardadora en diversas ocasiones, durante los meses de
noviembre y de diciembre de 2011, en el referido domicilio, dejó al menor al
cuidado de su conviviente, el imputado JOSE CARLOS GALLARDO CAIMAPO quien
aprovechándose de esa circunstancia, en reiteradas oportunidades le efectuó
tocaciones de carácter sexual con sus manos en el pene del menor y le dio besos
en la boca.
Hecho 2: “En virtud de una medida de protección, el menor de iniciales
«P_A_M_P_» ., nacido el 27 de septiembre del 2001, quedó a cargo de la
guardadora del Programa de Acogida Simple, doña María Reyes Pereira en su
domicilio de Población Vista Hermosa pasaje 3 casa 22 de la ciudad de Ancud por
un tiempo indeterminado.
En ese contexto, durante los meses de noviembre y diciembre de 2011, en
el referido domicilio, dejó al menor ya individualizado al cuidado de su conviviente,
el acusado JOSE CARLOS GALLARDO CAIMAPO, ya individualizado, quien
aprovechándose de esa circunstancia, en reiteradas le efectuó tocaciones de
carácter sexual con sus manos en el pene y trasero del menor y le dio besos en la
boca”.

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Para el acusador particular, estos hechos son constitutivos del delito de dos
delitos consumados de Abuso Sexual Infantil, que prevé y sanciona el artículo
366 bis en relación con el artículo 366 ter del Código Penal, en grado de
consumado y en carácter de reiterado; en los que atribuye al acusado participación
en calidad de autor, conforme a lo dispuesto por el artículo 15 N° 1 del citado texto
legal, al haber intervenido en ellos de manera inmediata y directa.
Además, sostuvo que beneficia al encartado la circunstancia atenuante
prevista en el artículo 11 N° 6 del Código Penal, y le perjudica la agravante que
contempla el artículo 12 N° 7 del mismo texto legal; por lo que, en mérito de lo
expuesto, y de lo que disponen los artículos 351 inciso 2° del Código Procesal
Penal y 69 del Código Penal, solicitó se aplique al acusado José Carlos Gallardo
Caimapo una pena única de once años de presidio mayor en su grado
medio, más las penas accesorias de los artículos 28, 372 y 372 ter del Código
Penal, se le condene al pago de las costas de la causa, según lo prescrito en los
artículos 45 y siguientes del Código Procesal Penal, y se ordene en la sentencia
condenatoria la determinación de la huella genética del acusado y su incorporación
al Registro de Condenados, de acuerdo a lo establecido en el artículo 17 de la Ley
19.970.
CUARTO: Que el representante del Ministerio Público, expuso en sus
alegatos de apertura, que este caso excede aspectos jurídicos, pero es necesario
referirse a ellos para explicar y dar sustento a la acusación, que comprende a 3
niños que tienen una historia común, que fueron abandonados por sus padres o
provienen de familias que no pudieron hacerse cargo de ellos, por lo que cayeron
en un sistema que carece de los medios necesarios para darles protección, de
manera que se trata de menores con enormes carencias culturales, afectivas y
sociales, lo que permitió que fueran vulnerados muchas veces, en este caso,
sexualmente; todos tuvieron como destino común ser derivados al FAS, familia
acogida simple, que como su nombre lo indica es una medida de protección simple,
sin los controles preventivos adecuados que sólo operan ante situaciones de mayor
vulneración, contexto en el que quedaron bajo la guarda provisional de la esposa
del imputado, el que aprovechando que vivía en el mismo domicilio y que a veces
quedaban a su cargo, les realizó tocaciones en zonas erógenas que exceden del
cariño y situaciones de juego, lo que fue denunciado por los niños, no habiendo
nadie en el domicilio que los protegiera, lo que permitió la vulneración sexual de
los menores.

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Agregó que la situación personal de los menores, carenciados y desprovistos


de protección, ha dificultado la obtención de su relato, ya que no están dispuestos
a contar reiteradamente lo sucedido, por lo que desconoce su actitud ante el
tribunal, pero su relato se entregó durante la Investigación a la encargada del FAS,
a quien dos de los niños se acercaron a contar lo sucedido con el imputado, no
existe ganancial ya que los menores habían sido retirados del domicilio cuando se
develaron los hechos; la perito psicóloga referirá las pericias de credibilidad
efectuados, la credibilidad obtenida en uno de ellos y el daño que todos presentan,
las dificultades para obtener el relato de las tres víctimas, su historia vital y la
retractación en sus declaraciones; la asistente social referirá la historia de los
menores, el psicólogo Pérez y los asistentes sociales darán cuenta de las
dificultades que han tenido durante el proceso reparatorio y la policía referirá las
actividades investigativas; y aunque se pretenderá sostener que durante los meses
imputados, el acusado tenía un trabajo de paletero que le impedía llegar a su casa,
se demostrará que iba en forma diaria a su hogar, se quedaba a cargo de los
menores, que pese a todo los niños contaron lo sucedido, por lo que solicitará la
condena del imputado respecto a los tres ilícitos.
En sus alegaciones de cierre, sostuvo que se comprobó su teoría del caso,
quedando establecido que se trata de niños abandonados, sin protección ni
vínculos familiares relevantes a la época de ocurrencia de los hechos, con escasa
fiscalización, el FAS no tenía psicólogo y los menores no tenían medios para
defenderse, por lo que fueron constantemente vulnerados, no sólo sexualmente, y
pese a su desprotección, contaron los hechos de relevancia sexual; que los hechos
ocurrieron en la casa del imputado, cuando los niños quedaron bajo la guarda del
imputado y su esposa, durante el último semestre del 2011, lo que fue confirmado
por la encargada del FAS, el policía Barría y la propia conviviente del imputado,
mientras que los niños circunscribieron los hechos dentro de los últimos meses del
año 2011, y además quedó asentado que los tres menores vivían juntos a la época
de los hechos.
Refirió que «P_A_M_P_» a pesar de las deficiencias establecidas, relató
tocaciones con las manos en el pene, lo que fue complementado por la perito
psicóloga María Soledad Muñoz, quien examinó el relato que a ella le dio,
destacando que era creíble y existía daño, la hostilidad y oposicionismo del niño al
contar los hechos y que otras vulneraciones de tipo sexual no afectan la
credibilidad del menor, sino que aumentan la afectación el daño, lo que se pudo
advertir en estrados, pues el niño presenta sentimientos respecto de los hechos, su
risa fue explicada por la psicóloga, impactando la agresividad que tiene el menor,
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que además usó un calificativo en contra del acusado. Destacó que no hay ningún
ganancial, ya que al develar los hechos los niños no se encontraban en la casa del
acusado, no hay fundamento por parte de los niños, que presentan afectación en
su desarrollo psicosexual.
Por su parte, «M_I_P_C_» también presentó afectación emocional, relató
malos tratamientos y tocaciones en el pene mientras se duchaba, pese a que eran
niños grandes que no necesitaban ser bañados por un adulto, versión que entregó
a su tutora, a la perito psicóloga y al psicólogo que lo atiende en el proceso de
reparación; además refirió tocaciones en labios y besos, siendo evidente la
dificultad que para referir nuevamente los hechos, pues nunca ha tenido los
medios para sentirse protegido y presenta sentimientos de ambivalencia, ya que ve
a su agresor como una persona protectora, pero también capaz de dañarlo, por eso
«M_I_P_C_» no contó en extenso lo sucedido a la psicóloga, pero ella estableció
que había un daño, y el niño nunca se ha retractado de su versión.
Agregó que Kevin tenía alrededor de 6 años al momento de ocurrencia de los
hechos, sin embargo relató tocaciones en el baño, cuando la tía estaba en la
cocina, que para él eran algo malo; la psicóloga dijo que son hechos traumáticos
que aún no los reafirma, y lo que contó es concordante con lo relatado por los
demás menores, cuya situación de abandono posibilitó las tocaciones de carácter
sexual, siendo difícil que 3 niños se pusieran de acuerdo para dañar a una persona;
además la asistente social del Centro Millantuy dijo que Pablo nunca se ha
retractado y se descompensa fácilmente al recordar los hechos, y la guardadora de
Miguel refirió lo que a ella le contó el niño en relación con el acusado, en el sentido
de las tocaciones en el pene y los besos en la boca; además la develación es clara
y demuestra que no hay ganancial, ya que los menores estaban fuera de la casa y
sólo se sintieron aliviados al referir lo sucedido.
De otra parte, la conviviente del imputado trató de atribuir la denuncia a una
maquinación de las funcionarias del FAS, pero la defensa no trajo ninguna prueba
en orden a demostrar que quisieran perjudicar al acusado, no existe ganancial ni
otro problema que favoreciera esta clase de denuncia, estableciendo que estaban
obligadas a denunciar, como lo dijo la asistente social Carolina Alvarado, y los niños
solo relataron lo que les sucedía en la casa del tío Carlos Gallardo, pese a haber
estado en otras guardas.
Destacó que las tocaciones en los genitales constituyen actos de relevancia
sexual, que encuadran dentro del artículo 366 bis del Código Penal, pues son
capaces de despertar el impulso sexual, los niños dijeron que era algo malo, ya se
podían bañar solos, por lo que no era necesario que el acusado tocara sus
genitales, lo que también ocurrió en otros sectores de la casa; y el acusado no
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entregó ninguna coartada, pudo haber explicado quien lo iba a dejar a la casa
cuando iba y volvía a trabajar, y se estableció que regresaba a su hogar
cotidianamente, la empresa lo iba a dejar y a buscar, cumplía turnos de 12 horas,
de madrugada y de tarde, y eran semanales, por lo que se quedaba durante la
mañana o durante la tarde en la casa y el documento acompañado por la defensa,
no resta fuerza a las probanzas de cargo, ya que es genérico, no precisa época, ni
trabajadores involucrados y según los horarios de trabajo, el acusado podía volver
a la casa debido a que se desarrollaban sus labores en lugares cercanos a Ancud y
no había condiciones para que permanecieran en el lugar. Además, la asistente
social del FAS y la tutora de «M_I_P_C_» dijeron que había actividades en las que el
imputado acudía con su conviviente, incluso llevó a Pablo a peritaje en Puerto
Montt, se lo encontró con los menores en la plaza de Ancud, lo que demuestra que
desarrollaba una vida familiar que le permitía ir a su casa y hacer esa clase de
tocaciones.
Concluyó señalando que los hechos por los que se ha acusado encuentran
sustento temporal y espacial, también en los testimonios que los niños prestaron
en fiscalía, y aunque se tardó en llevar a juicio estos hechos, por la naturaleza de
ellos, y la situación de abandono y negligencia de los padres e instituciones en que
se encontraban los niños, por lo que solicitó la condena del acusado.
En la réplica, reiteró sus planteamientos, acotando que María Reyes no
estaba en condiciones de cuidar a cuatro menores de edad, por lo que es lógico
que el cuidado debió compartirse con la única persona que estaba en el hogar, que
era su conviviente, existiendo un cuidado compartido, lo que aprovechó el acusado
para consumar los hechos, por lo que existió un prevalimiento, pues se utilizó la
situación para consumar los delitos sexuales, concurriendo la agravante invocada.
QUINTO: Que, a su turno, la acusadora particular expuso en sus alegatos
de apertura que los hechos ocurrieron entre noviembre y diciembre de 2011,
cuando cuatro menores se encontraban al cuidado del acusado y su pareja, siendo
tres de ellos, abusados y agredidos física y psicológicamente en varias
oportunidades, lo que constituye un abuso sexual reiterado, no sólo porque existen
diversas víctimas, sino porque cada niño fue agredido en más de una ocasión.
Destacó que los tres menores se encontraban insertos en el sistema de
protección de la red SENAME, alejados de sus familias de origen y viviendo con
distintas familias de acogida, como la de María Reyes y José Gallardo, en situación
de vulnerabilidad, lo que se relaciona con la extensión del mal causado, pero
también con la agravante del abuso de la confianza, ya que las acciones imputadas
sólo han podido ejecutarse por la confianza que los niños deben tener en las

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familias de acogida a las que son entregados, son consideradas por los tribunales
como aptas para su cuidado, y en este caso, los dos miembros de la pareja daban
los cuidados a los menores, aunque María Reyes era la cuidadora directa, pero el
acusado desempeñaba el rol de padre en esta familia, los cuidaba, les entregaba
cariño, comida e incluso los bañaba.
Señaló que en el evento de estimar el tribunal que no procede el artículo 368
del Código Penal, se aplique la agravante de abuso de confianza, ya que no sólo se
traicionó la confianza de los niños en las familias de acogida, sino que además se
ha quebrado la confianza en que se funda el sistema de protección, que deja en un
mal pie a la sociedad toda, que ante esto pone en duda el destino de los menores;
y que debe considerarse la extensión del mal causado, ya que se trata de tres
víctimas que deben enfrentar las consecuencias de un abuso sexual, y además lo
grave y violento que significa sacar a los niños de sus familias para protegerlos y
entregarlos a una persona que fue el causante de esta situación, enfatizando
incluso uno de los niños, que nadie hizo nada frente a lo sucedido, y además lo
obligan a recordar y repetir lo que ha sucedido.
En su alegato de cierre manifestó que todos los hechos de la acusación
fiscal y particular fueron acreditados en juicio, que existe reiteración de hechos, no
sólo por ser tres las víctimas, sino porque cada uno fue víctima de diversos
episodios de significación sexual, aunque es difícil establecer cada hecho, por lo
que para cumplir el estándar legal, las acusaciones fueron redactadas como un
hecho por cada niño, pero indicando que la agresión no fue única, sino repetida en
el tiempo, que ocurrió en la casa del acusado y en el tiempo propuesto; lo que
explica la diferencia de los relatos, pues cada niño habla de uno o varios episodios,
pero para ellos es difícil y complejo revivir los eventos, que los llevan incluso a
crisis emocionales, por ello está segura que aún guardan detalles e impresiones
que nunca van a contar, que es parte del daño que sufre una víctima de abuso
sexual.
Agregó que otro aspecto importante es la extensión del mal causado, que
dice relación con todo lo que van a tener que enfrentar y superar los niños para
mantener una vida sexual relativamente normal, ya que fue posible advertir las
dificultades que tuvieron para contar lo sucedido, a lo que se suma la desconfianza
respecto de la solución que puede dar el tribunal; la perito María Soledad Muñoz,
señaló de forma categórica que había un daño relacionado con las agresiones
sexuales, y además impactó la situación de Pablo descrita por la perito asistente
social, ya que bastó que escuchara una conversación en la que se aludió a la
situación de Ancud, para que reaccionara de manera violenta, que es el mal que
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guarda dentro de sí, y habló de la necesidad de efectuar a «P_A_M_P_» un


tratamiento psiquiátrico en época cercana a la ocurrencia de los hechos, por lo que
incluso debió ser internado a fines de diciembre de 2011, en forma casi coetánea o
posterior a la ocurrencia de los hechos, lo que no le parece una mera coincidencia.
Además habló la perito de la necesidad de suspender el tratamiento para que el
niño fuera compensado, lo que ya ocurrió, iniciándose un segundo tratamiento, que
se extiende por más de 18 meses; circunstancia que era conocida por el acusado,
pues él mismo acompañó al menor al psiquiatra, por lo que sabía el daño que le
estaba causando al niño y debió suponer que el daño de los otros menores era
similar.
Sostuvo que se planteó la agravante de abuso de confianza como una
alternativa a la agravante del artículo 368 que invocó el acusador fiscal, pues se
demostró que por aspectos administrativos, quien figuraba como guardadora ante
el FAS era la conviviente del acusado, pese a que siempre se trabajó con la pareja,
pues se requería la voluntad de ambos para que el tribunal les entregara el cuidado
de un niño, así también lo demostraron al señalar que él los bañaba, los llevaba al
médico, la funcionaria del FAS y la guardadora de «M_I_P_C_» dijeron que se
trabajaba con ambos, los niños identificaron al acusado como jefe de hogar, por lo
que se cumple lo necesario para aplicar la agravante, pero en el evento de no
considerarse esto, debe considerarse que el acusado pudo tener acceso a los niños
por la confianza que los tribunales y el sistema depositaron en él y en su familia,
vínculo que se rompió, y además los niños se veían obligados a confiar en ellos y
aceptar lo que les dieran, no podían evitar que él se acercara y no había otras
personas cercanas, por lo que su fe se ha traicionado, como lo indicó el psicólogo
Sergio Pérez, ya que siempre existe un sentimiento de traición, porque se genera
un vínculo con una persona que es la que vulnera, lo que reafirma que no se trata
cualquier situación de abuso, reiterando la solicitud de pena contenida en su
acusación.
Replicando, indicó que Defensa prescinde de las circunstancias particulares
de los niños y del caso; que son varios los episodios, lo que hace difícil determinar
a cuáles se refieren; que «K_M_C_A_» tenía sólo 6 años, por lo que su relato no es
extenso y es poco probable que entendiera la connotación sexual, pero sí sabe que
no le gustaba que el encartado lo bañara; que Pablo refirió que se bañaba solo y
que el acusado únicamente entraba al baño a tocarlo, y María Reyes dijo que los
tres niños mayores se bañaban solos, por lo que es plausible que aquél entraba al
baño para satisfacer su deseo sexual; y «M_I_P_C_» introdujo información respecto
a los besos, lo que fue impactante para él.

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Agregó que cuando Pablo declaró, venía saliendo de una descompensación


psicológica, era difícil pedirle la serenidad, calma y confianza para contar lo que
estaba viviendo, además la psicóloga explicó la restricción de detalles, que debe
tenerse en cuenta al evaluar la prueba rendida, y que las acusaciones fueron
redactadas como un hecho, y pese a las diferencias de los relatos, todo se enmarca
dentro de las acusaciones.
SEXTO: Que, la Defensa, solicitó en sus alegaciones de apertura, la
absolución de su representado por los hechos de las acusaciones, ya que desde el
primer momento negó su participación en los hechos, por lo que son los
acusadores los que deben demostrar su intervención en los 3 delitos de abuso
sexual que se le imputan, destacando que en este caso los relatos de las víctimas,
único medio del tribunal para enterarse de los hechos, que no dejan rastros físicos,
fueron indeterminados según los informe de credibilidad, debiendo considerarse
que se trata de menores retirados de sus familias debido a que no podían
protegerlos, lo que genera un daño básico que no es posible determinar en los
niños; además, ni «K_M_C_A_» ni «M_I_P_C_» dieron un relato de abuso sexual por
parte del imputado, y aunque prestaron declaración debe considerarse lo que digan
en estrados y lo sostenido por el psicólogo.
Respecto al menor «P_A_M_P_» , cuestionó la credibilidad de su relato, ya
que declaró tres veces en la Fiscalía, primero como testigo, afirmando haber visto
al acusado haber realizado tocaciones a «M_I_P_C_» y «M_I_P_C_» en una segunda
declaración, el 23 de febrero de 2012, aparece refiriendo abusos sexuales no
dichos con anterioridad que son opuestos a lo señalado en su oportunidad, no solo
refiere tocaciones en poto y pene, y agrega más hechos, lo que permite cuestionar
su relato y además es más grande, tiene 12 años en la actualidad; a la psicóloga
dijo que el encartado lo había besado en la boca, pero no aclara a lo que se refiere,
y además ya había sido abusado antes en dos oportunidades, en su domicilio por
su padrastro, por lo que el niño fue retirado del hogar, y en las Aldeas SOS donde
fue abusado por una niña de nombre Damaris, situación que fue tolerada por dicha
institución, y también se indagó en Fiscalía si estaba involucrado en esta causa,
pero el menor no aparece como víctima. Destacó que si bien la psicóloga estableció
daño y vulneración sexual, no se puede determinar el abuso que se discute, ya que
fue abusado con anterioridad, por lo que reiteró la solicitud de absolución, con
expresa condenación en costas, agregando que no se acreditarán los presupuestos
de la agravante del artículo 368, que exige tener el cuidado de la víctima bajo
cualquier título, pero en ese caso los niños estaban al cuidado de su conviviente

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María Rupertina, y tampoco existe abuso de confianza, ya que el encartado no veía


a los menores todos los días, pues trabajaba cuatro horas extras y la empresa no
va a declarar esta situación porque importa una vulneración a los derechos
laborales, y ha sido sancionada antes por esa situación.
En sus alegaciones de clausura, coincidió con los acusadores en que se
trata de víctimas especiales, que han sido abandonadas, fueron víctima de
violencia psicológica o sus padres padecen deficiencia mental, pero el tribunal
debe analizar si existe o no abuso sexual, que es una realidad jurídica que los
acusadores deben probar en esta sede, por eso es preciso analizar los relatos de
los niños que son muy contradictorios; «K_M_C_A_» dijo que los hechos ocurrían en
el baño, cuando el acusado lo bañaba con la mano y le tocó varias partes, entre
ellas el pene, indicando que estaba sucio y por eso lo bañaba, por su parte la
psicóloga dijo que no entregó el niño un relato de los hechos, por lo que no pudo
evaluarlo, estableciendo que se trataba de un relato indeterminado, aunque
detectó un daño, que es atribuible a la violencia intrafamiliar que existía en su
hogar, y que el relato del padre no puede ser tomado en cuanta debido a que
mintió, pues negó esta situación y su alcoholismo, lo que fue aseverado por la
perito Marcela Subiabre, que conocía la situación, por lo tanto no es válido, ha sido
negligente, y señaló por primera vez que la directora le contó una vez que su hijo
llegó lesionado, que el FAS no le dio ninguna explicación, contexto que da cuenta
de la no credibilidad, ya que no puede ser que una parte de su relato sea cierto y
otro no, y «K_M_C_A_» nunca habló de besos en la boca.
«M_I_P_C_» dijo que el acusado le realizó tocaciones en partes íntimas, que
le tocaba el pene con las manos, pero nadie vio lo ocurrido, sin embargo, su relato
es distinto a lo que señaló en fiscalía, donde según el detective Barría refirió tres
episodios, uno en la cocina, otro en la mesa del comedor, con besos en la boca y
otro en su cama, pero nunca antes mencionó el baño, lo que fue ratificado por
Francisco Barría, siendo un derecho de la defensa dar cuenta al tribunal de esta
circunstancia, que es importante para formar convicción, por lo que estima que
existe una duda razonable, y en este caso también existió un relato indeterminado.
«P_A_M_P_» dijo que le realizaron tocaciones en sus partes íntimas, en el
pene, en la pieza y en el baño, que eso no ocurrió en la cocina ni en el living, en
fiscalía el 18 de enero de 2012, habló como testigo, que a «M_I_P_C_» y a
«K_M_C_A_» les realizaron tocaciones, lo que debe enlazarse con la declaración de
Carolina Alvarado Mansilla, quien dio cuenta una posible situación de abuso,
denunciaron a «P_A_M_P_» y «M_I_P_C_» , no se entiende por qué no incluyeron a
«K_M_C_A_» y negó «P_A_M_P_» ser víctima; luego habló de tocaciones tanto en el

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DE CASTRO

comedor como en el baño, dijo además que le metía el pene en el poto, de lo que
no existe evidencia, pues no se presentó al médico legista, aunque el detective
Barría refirió que no había signos de penetración, por lo que su relato siempre ha
sido dispar, lo que debe tomar en cuenta el tribunal para analizar si hay abuso
sexual, al igual que el daño que el niño presenta por los abusos de su padrastro y
de una compañera en las Aldeas SOS, institución que toleró las vulneraciones
sexuales, lo que le generado un daño y por eso no confía en el sistema, por lo que
el Estado falló en su obligación de proteger a los niños.
Sostuvo que el escaso contacto con los menores que tenía el acusado, fue
corroborado en varios aspectos, la defensa nunca dijo que no existía contacto,
aunque era mínimo, los niños reconocieron que el acusado salía a trabajar en la
mañana y regresaba en la tarde y Pablo dijo que a veces regresaba al otro día, lo
que fue corroborado por Francisco Barría, quien no realizó una investigación
objetiva, pues quedó claro que en muchas oportunidades realizó más de dos horas
extras y también realizó dos turnos seguidos según indicó el representante de la
constructora, siendo poco creíble que ignorara las infracciones a la ley laboral
cometidas por su empresa, pero el informe es claro y da cuenta de sanciones por
no registro de horas extra, trabajo en exceso, los obliga a renunciar y los vuelve a
contratar para no generar un contrato indefinido y se señalan las fechas.
Indicó que según los autores Politoff, Matus y Ramírez, en la agravante del
artículo 368 la persona debe ostentar un título o causa, nombrando entre ellos al
guardador, pero en definitiva la guardadora era la conviviente de su representado,
como ella lo señaló, describiendo los requisitos que debía cumplir, siendo obvio que
su representado iba a tener algún tipo de participación con los niños, ya que tenía
cuatro, debía acompañarla a actividades, pero no tenía el título de guardador, por
lo que no se debe aplicar la agravante que es personal y no comunicable.
Respecto a la agravante de cometer el delito con abuso de confianza, indicó
que éste es un hecho que debe probarse o acreditar, la querellante debía probar la
confianza que los niños tenían en el acusado, pero «M_I_P_C_» dijo lo contrario,
además sufrieron maltratos físicos y psicológicos, y lo único que los niños deseaban
era irse del lugar y tampoco tenían confianza para contarle a Carolina Alvarado, por
lo que solicita el rechazo de la misma, insistiendo en la absolución del acusado.
En su réplica manifestó que los acusadores reconocen contradicciones en
las declaraciones de los niños, pero se está frente a un tribunal de derecho, que
debe sancionar realidades jurídicas que pueden ser diversas a las materiales, de
acuerdo a los antecedentes que entregan las partes, pero ante el tribunal ninguno
de los niños mencionó besos en la boca, Pablo sitúa los hechos en distintos lugares
de la casa, pero son contradictorios, lo que logró evidenciar en uso de los
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TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

mecanismo que prevé el artículo 332 del Código Procesal Penal, que no sólo es
aplicable respecto de los adultos, y que debe utilizar para hacer valer el derecho de
su representado a una defensa técnica, porque de esa forma se adquiere la
convicción del tribunal.
Declaración del acusado
SEPTIMO: Que el acusado JOSE CARLOS GALLARDO CAIMAPO, debida y
legalmente enterado de los hechos materia de la acusación, y previamente
advertido por el Tribunal en el curso de la audiencia, hizo uso de su derecho a
guardar silencio y no prestó declaración en juicio.
En la oportunidad prevista en el artículo 338 del Código Procesal Penal, optó
nuevamente por guardar silencio.
Convenciones Probatorias
OCTAVO: Que, según consta del motivo octavo del auto de apertura
remitido a este tribunal, los intervinientes no acordaron convenciones probatorias
en la presente causa.
Contradictorio
NOVENO: Que, conforme a lo expuesto por los intervinientes en sus
alegatos de apertura y cierre, la defensa cuestionó la existencia y modalidad de los
hechos que habrían afectado a los tres menores víctimas, así como la participación
que en ellos se atribuía al encartado, argumentando en relación con el niño de
iniciales «K_M_C_A_» ., que no era posible establecer el carácter sexual de las
tocaciones que describe por el contexto en que se realizaron, y que debía restarse
valor a los dichos de su padre Manuel Cuevas debido a que ocultó situaciones de
violencia intrafamiliar y alcoholismo y ha sido negligente en el cuidado del niño.
Respecto al menor de iniciales «M_I_P_C_» ., sostuvo la defensa la
inconsistencia de los diversos relatos entregados por el niño durante la
investigación, por lo que la prueba de cargo es insuficiente para acreditar los
hechos descritos por el niño.
Además cuestionó la defensa la credibilidad de los dichos del menor de
iniciales «P_A_M_P_» . aduciendo que durante la investigación declaró inicialmente
no haber sido víctima de conductas abusivas por parte del acusado y sólo en una
segunda oportunidad describió hechos encuadrables en el tipo penal propuesto
por los acusadores, pero que en su concepto no coinciden con lo declarado por el
menor en estrados.
Otro aspecto discutido por los intervinientes dice relación con la jornada
laboral y las condiciones de trabajo del acusado, que según la defensa hacían difícil

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TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

la ocurrencia de los hechos descritos por los menores, como también lo refirió en
estrados su conviviente María Reyes Pereira.
También recayó debate, en el factor de determinación que prevé el artículo
69 del Código Penal, esto es, la extensión del daño causado por el delito a las
víctimas, sosteniendo los acusadores de manera conteste que éste ha sido de gran
magnitud, mientras que la defensa postuló que por su situación personal, los
menores mantienen una afectación emocional previa que no puede ser atribuido de
manera exclusiva al encartado.
En el ámbito de las circunstancias modificatorias de responsabilidad penal,
existió controversia respecto a la concurrencia en perjuicio del encartado de la
agravante especial del artículo 368 del Código Penal, planteada por la fiscalía, y de
la agravante genérica de abuso de confianza que prevé el artículo 12 N° 7 del
mismo texto legal, que invocara el acusador particular, las que según la defensa no
se configuran en la especie.
DECIMO: Que, despejado lo anterior, se tendrá en consideración que de
acuerdo al contenido del libelo acusatorio, el persecutor fiscal se obligó a
demostrar en juicio la existencia de tres delitos de abuso sexual en la persona de
los niños de iniciales «K_M_C_A_» ., «P_A_M_P_» ., y «M_I_P_C_» ., a quienes se
individualizará en lo sucesivo sólo con su primer nombre, «K_M_C_A_» , «P_A_M_P_»
y «M_I_P_C_» respectivamente, y la querellante sólo los dos primeros ilícitos, los
que para efectos didácticos se analizarán en forma separada, a la luz de las
alegaciones vertidas y de la prueba rendida por los intervinientes en el juicio oral,
con el objeto de exponer en cada caso, los razonamientos, que justifican la decisión
condenatoria a la que arribó el tribunal en relación con los dos primeros ilícitos
mencionados, y la absolución respecto del último, con las precisiones que se
entregarán en cada caso, a fin de evaluar si las afirmaciones o hipótesis aportadas
por ellos pueden aceptarse como verdaderas, conforme a los criterios racionales
que entrega el sistema de valoración de la sana crítica, para determinar su grado
de probabilidad y si existen varias hipótesis sobre los mismos hechos, como ocurre
en el caso sublite, cuál de ellas resulta más aceptable o atendible; todo ello con el
propósito de establecer luego si el resultado de la prueba cumple con el estándar
probatorio que exige la normativa procesal, vale decir, si la probabilidad resultante
lo es más allá de toda duda razonable; análisis que desarrollará a la luz de los
elementos típicos que componen la figura penal de abuso sexual infantil a los que
luego se hará referencia, con el propósito de cumplir debidamente con el deber de
fundamentación que pesa sobre el tribunal.

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TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

Tipo penal y bien jurídico


UNDECIMO: Que como marco referencial para una mejor comprensión del
razonamiento que se entregará en lo sucesivo, ha de tenerse presente que para
que se configure el delito de abuso sexual infantil, previsto y sancionado en el
artículo 366 bis del Código Penal, por el cual han acusado los acusadores fiscal y
particular, se requiere la concurrencia de dos elementos básicos consistentes en:
1º) que la víctima o sujeto pasivo sea una persona menor de 14 años y 2º)
que el agente realice una acción sexual distinta del acceso carnal, esto es,
conforme lo establece el artículo 366 ter del mismo cuerpo legal, que ejecute
“cualquier acto de significación sexual y relevancia realizado mediante contacto
corporal con la víctima, o que haya afectado los genitales, el ano o la boca de la
víctima, aun cuando no hubiere contacto corporal con ella”. A través de esta
conceptualización, el legislador entrega cuatro herramientas o parámetros que
permiten delimitar el contenido normativo de este elemento típico, a saber, que se
trate de actos, que posean una significación sexual, que tengan cierta relevancia, y
por último, que se ejecuten mediante contacto corporal con la víctima o, aun, sin
dicho contacto, afecten sus genitales, ano o boca.
Cabe destacar respecto al primer parámetro, que el concepto de acto exige
que la acción sexual se materialice externamente y que comprometa la libertad y/o
indemnidad sexual de la persona agredida; por su parte, la significación o
connotación sexual viene determinada por el involucramiento que se hace de
una persona en un contexto sexual, el que tendrá lugar toda vez que la acción del
sujeto activo afecte este ‘fundamento antropológico fundamental’ de las personas,
siendo en definitiva necesario que la conducta del agresor active los componentes
sexuales de la personalidad del agredido. Puede sostenerse que para ello es
necesario que se genere un ‘ambiente sexual’, que es aquel en que la sexualidad
cobra una inusitada relevancia, convirtiéndose en un factor preponderante o, al
menos, relevante de la realidad inmediata de la persona, sea que ésta lo perciba
así o no, en el cual participa en alguna manera en contra de su voluntad, por lo que
se requiere, en otras palabras, una mezcla de factores objetivos y subjetivos: hay
algunas conductas en que el carácter sexual es indesmentible, pues tiene la
aptitud objetiva para excitar el instinto sexual, y, a la vez, hay otras en que debe
recurrirse a otros elementos para clasificarla como sexual, pues de la mera
objetividad no puede deducirse, con plena exactitud, que es eminentemente
sexual. El tercer elemento, que dice relación con la relevancia del acto de
significación sexual, exige que este tenga una entidad mínima, es decir, que la

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TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

acción del sujeto sea apta para menoscabar efectivamente el bien jurídico
protegido, lo que se consigue mediante una actuación de cierta intensidad o
gravedad mínimas. Finalmente, respecto al contacto corporal con la víctima, a
que alude la cuarta característica, es posible sostener que este debe entenderse
simplemente en el sentido que los actos de significación sexual y relevancia
ejecutados por el agresor se traduzcan en tocamientos sobre la víctima 1.
Para un adecuado análisis de dicho tipo penal, resulta pertinente consignar
también, que en materia de delitos sexuales, lo que el legislador penal protege, en
términos generales, es la integridad sexual, nuevo concepto introducido al dictar
la Ley 19.927, de 14 de enero de 2004, que modificó el Código Penal incorporando
nuevos tipos penales en la materia de delitos sexuales y, además, al modificar el
epígrafe del Título VII del Libro II del código referido, estableció de manera expresa
el bien jurídico protegido en relación a este tipo especial de ilícitos, cuya
connotación es evidentemente más amplia que aquella que se limitaba a proteger
la mera indemnidad sexual o la sola libertad sexual, al aludir el modismo
“integridad” a una dimensión más holística e integral de la sexualidad, referida
tanto a su dimensión física como psicológica. Lo anterior, con todo, no se
contrapone con la circunstancia de que, tratándose de personas menores de edad,
como ocurre en la especie, lo que se quiere resguardar, en primer término o de
manera más directa, es la indemnidad sexual, noción que, en estricto rigor,
alude a un estado de bienestar relacionado con la forma en que cada cual asume la
vida sexual, en atención a su edad, su desarrollo físico y psíquico, su orientación
sexual, su escala de valores, su educación, su nivel de relaciones sociales y sus
experiencias vitales previas, y que en este ámbito puede concebirse como el
derecho a no ser involucrado en una interacción de significación sexual en una
etapa temprana de la vida, afectando con ello el normal desarrollo de la
sexualidad, en atención al daño –físico, psíquico o emocional- que tal experiencia
puede ocasionar en el común de los seres humanos. Cabe destacar además, que
en términos generales, existe acuerdo en la doctrina en orden a que no resulta
materialmente posible dimensionar las reacciones o los daños inmediatos que
puede ocasionar un ataque sexual, como tampoco resulta posible efectuar un
pronóstico certero acerca de las consecuencias futuras o mediatas de ese mismo
comportamiento. Por este motivo, lo que la ley considera y desvalora no es la
efectiva producción de tales consecuencias o reacciones, sino la mera

1
Juan Pablo Cox Leixelard, Los Abusos Sexuales aproximación dogmática, pp. 131 a 148, Editorial
Lexis Nexis, primera edición, 2003

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TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

potencialidad de afectación que ella asigna a las distintas hipótesis conductuales


que sanciona2.
A mayor abundamiento, los autores Politoff, Matus y Ramírez destacan que
en materia de delitos sexuales, el bien jurídico protegido lo constituye la libertad
sexual, es decir, la facultad de la persona para autodeterminarse en materia sexual
sin ser compelido ni abusado por otro; sin embargo, respecto de los menores de
edad, y particularmente de los impúberes, lo que se protege no es tanto su
libertad, sino su indemnidad sexual, esto es, el libre desarrollo de su sexualidad 3.
Hechos no controvertidos
DUODECIMO: Que, previo al análisis de los elementos típicos de la figura
penal propuesta, para una mejor comprensión de los argumentos que más adelante
se entregarán para fundar la decisión del tribunal, se desarrollarán en primer lugar,
aquellos eventos acaecidos en la vida personal y familiar de las víctimas que
inciden de manera relevante en el contexto en que se verificaron los hechos
imputados en las acusaciones fiscal y particular, respecto de los cuales no se
registró debate alguno entre los intervinientes, y que además resultaron
acreditados con la prueba de cargo incorporada al juicio.
En este ámbito, quedó plenamente demostrado con el mérito de la
declaración prestada por la perito asistente social Marcela Leticia Subiabre
Díaz, que a la época de ocurrencia de los hechos, los niños «K_M_C_A_» ,
«P_A_M_P_» y «M_I_P_C_» se encontraban en situación de abandono o
vulnerabilidad en el contexto familiar, estableciéndose en el caso de «K_M_C_A_»
que era oriundo de la ciudad de Quellón donde vivía con su familia nuclear,
compuesta por sus progenitores que presentaban antecedentes de violencia
intrafamiliar en el Tribunal Mixto de Quellón, por lo que se solicitó a través del DAM
Chiloé, una evaluación de éstos, la que concluyó que los padres no tenían las
competencias ni las habilidades necesarias para detentar el cuidado del niño,
siendo derivado al Programa Familia Asistencia Simple, en adelante FAS, el 18 de
marzo de 2009, y durante el año 2010, por la incompetencia parental, se quiso
declarar a «K_M_C_A_» susceptible de adopción, lo que fue rechazado por el
tribunal de Familia de Ancud, decretando que se debían trabajar las falencias que
presentaba el padre en el ejercicio de su rol, quien tenía más contacto con el niño
que la madre.

2
Luis Rodríguez Collao, Delitos Sexuales, pp. 123 a 128, reimpresión a la primera edición, Editorial
Jurídica de Chile, año 2001)
3
Politoff, Matus y Ramírez, Lecciones de Derecho Penal Chileno, Parte Especial, Editorial Jurídica de
Chile, 2° edición, Santiago, 2004, p. 246

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TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

En el caso de Pablo, quedó asentado que el niño es oriundo del sector de


Palqui de la comuna de Curaco de Vélez, quien fue criado por su madre, que es
deficiente mental, según la perito Eva Lucía Álvarez Díaz, pero se sospechaba
que había maltrato físico por parte de la progenitora y además existía pobreza
material en el hogar, lo que generó una medida de protección en el Juzgado de
Quinchao, quedando Pablo al cuidado de una profesora del sector que luego se
cambió de domicilio por lo que fue derivado a colocación familiar en la ciudad de
Castro el año 2007; el año 2008 fue llevado a las Aldeas SOS, y el año 2010
presentó conductas sexualizadas por lo que fue derivado a terapia reparatoria en el
Centro Millantuy, reconociendo tiempo más tarde que era víctima de abuso sexual
por parte de una menor de edad con la que compartía casa en dicha institución, a
raíz de lo cual Pablo fue derivado al FAS de Ancud, en el que permaneció durante
un periodo no precisado, para luego ser derivado al Programa Familia Acogida
Especializada, en lo sucesivo FAE.
También se estableció en juicio que «M_I_P_C_» había vivido con su madre y
su padrastro, que la progenitora viajó a la ciudad de Santiago y no regresó más,
dejando el niño a cargo del padrastro de apellido Vega, quien informó a
Carabineros que la madre había hecho abandono de hogar, y se estableció en el
Juzgado de Familia de Ancud que el padre se encontraba recluido, por lo que
«M_I_P_C_» fue ingresado al FAS de Ancud el 4 de agosto de 2011, y aunque se
intentaron acercamientos con la madre y con un abuelo, ninguno quiso visitarlo.
Del testimonio de la referida perito, concordante con lo expuesto por la
testigo Carolina Isidora Alvarado Mansilla, que a la época de ocurrencia de los
hechos se desempeñaba como encargada administrativa del FAS de Ancud, quedó
igualmente demostrado que en razón de medidas de protección decretadas por
diversos tribunales de familia de la provincia de Chiloé, y en distintas fechas, los
menores «K_M_C_A_» , «P_A_M_P_» y «M_I_P_C_» fueron ingresados a dicho
programa, que en forma autónoma buscaba mujeres o familias guardadoras, que
cumplieran con las exigencias de no posee antecedentes y tener un medio socio
económico medio o alto, las que eran evaluadas por personal del mismo programa
y luego inscritas en una nómina de guardadores, que recibían por cada niño un
aporte de $42.000 mensuales y cuyos domicilios debían ser evaluados a través de
visitas domiciliarias.
Conforme a los testimonios referidos, sumados a la deposición de María
Rupertina Reyes Pereira, conviviente del acusado, quien renunció en forma
expresa al derecho de abstenerse de prestar declaración que le confiere el artículo

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TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

302 del Código Procesal Penal, quedó de igual forma asentado en juicio, sin que
ello fuera controvertido por la defensa, que la referida testigo se encontraba
acreditada e inscrita en calidad de guardadora ante el FAS de Ancud, labor en la
que trabajó alrededor de dos o tres años, y en la que también participaba el
acusado José Carlos Gallardo Caimapo, quien era a la sazón su conviviente, como lo
refirió también la testigo Carolina Alvarado Mansilla, vínculo que se mantiene hasta
fecha y que se ha prolongado durante un lapso aproximado de 10 años, según lo
indicado por aquélla en estrados.
DECIMOTERCERO: Que, tampoco recayó discusión alguna en que la
guardadora María Reyes Pereira y el acusado vivían a la época de ocurrencia de los
hechos en un inmueble ubicado en pasaje 3 casa 22 de la Población Vista Hermosa
de la ciudad de Ancud, como lo indicó «P_A_M_P_» en forma expresa al prestar
declaración en fiscalía, según lo informado en juicio por el detective Francisco
Javier Barría Aguilar, quien tuvo a la vista dicha declaración y la reprodujo en
estrados; vivienda en la que también realizó una inspección ocular el 4 de octubre
de 2012, con autorización de María Reyes Pereira, quien firmó un acta de entrada y
registro voluntarios, la que fijó en un Set de 11 fotografías que reprodujo y
describió en estrados, ilustrando en la imagen 1, que se trata de una construcción
de dos pisos, de material ligero y zinc, sin pintar, que cuenta con un acceso por el
costado norte, que da a un comedor, a la izquierda existe un pasillo de 3 metros
por 1,10 metros de ancho que conduce a la cocina, y en cuyo costado derecho se
encuentra el baño, como se aprecia en las plasmaciones 2, 3 y 6, que además
cuenta con una escalera de acceso al segundo piso que se fijó en la fotografía 4,
donde se encuentra el dormitorio que utilizaban Kevin, Pablo y Miguel, según la
precisión entregada por ellos de manera coincidente con lo expuesto por la testigo
María Reyes Pereira, cuya puerta se ilustró en la imagen 5, fijándose el baño de la
vivienda en las fotografías 7 y 8 y la cocina, en las plasmaciones 9 y 10, a lo
que se sumó la imagen 11, correspondiente a una fotografía del plano del sector
en que se encuentra emplazado el inmueble inspeccionado; antecedentes que
fueron corroborados por el perito planimetrista de la PDI Eduardo Pérez
Vásquez, quien refirió haber concurrido también al lugar, el que fijó en una lámina
que corresponde a un plano de planta de los dos niveles de la casa habitación, los
que describió al declarar en estrados.
En este contexto, se demostró también, sin mediar controversia entre los
intervinientes, que encontrándose «K_M_C_A_» , «P_A_M_P_» y «M_I_P_C_»
encargados por resolución judicial al Programa FAS de Ancud, fueron entregados

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TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

por personal de dicho programa a la guardadora María Reyes Pereira, en el mes de


julio del año 2011, según la precisión entregada por ésta en estrados, quien ya
tenía a su cargo a otro menor, también de nombre Miguel, como lo señalaron
igualmente en sus declaraciones los niños antes mencionados, aludiendo a él como
“«M_I_P_C_» guagua”, y la testigo Carolina Alvarado Mansilla, quien explicó que
este lactante fue el que permaneció más tiempo en la casa del acusado, que luego
tuvieron problemas con «K_M_C_A_» , al que dejaron en dicho lugar, lo sacaron y
luego regresó, con posterioridad llegó «P_A_M_P_» que estuvo como cuatro o cinco
meses y el último fue «M_I_P_C_» , agregando que los tres últimos estuvieron en la
casa del acusado y su conviviente durante el segundo semestre del 2011,
específicamente hasta los últimos días de diciembre de ese año, antes de la fiesta
de año nuevo, oportunidad en que los cuatro niños fueron retirados de la casa
habitación de María Reyes Pereira y su conviviente José Carlos Gallardo Caimapo.
Asimismo, el tribunal tuvo por establecido en juicio, que el suceso que
motivó el término de la guarda que María Reyes Pereira mantenía respecto de los
cuatro niños antes mencionados, se produjo el día 29 de diciembre de 2011, fecha
en que ella y su conviviente salieron con los niños al centro de Ancud, y pasaron a
la plaza que se inauguraba ese día, lugar en que se encontró con familiares del
menor de los niños, que había sido declarado susceptible de adopción, por lo que
no podía tener contacto con su familia biológica, lo que fue observado por Carolina
Alvarado Mansilla, quien lo comunicó a Andrea Sánchez, directora del programa, la
que se comunicó con María Reyes para llamarle la atención pues dicha conducta
estaba prohibida a los guardadores, ésta se molestó y dijo que entregaría a los
niños, concurriendo ambas funcionarias a buscar a los menores al domicilio del
acusado y su conviviente, produciéndose una discusión entre José Gallardo
Caimapo y una de las funcionarias del Programa FAS.
Finalmente, otro aspecto relevante que no fue controvertido por la defensa,
corresponde a las circunstancias en que se produjo la develación de los hechos
sometidos a juzgamiento y la posterior denuncia de ellos ante la fiscalía de Castro,
lo que fue referido en detalle por la testigo Carolina Alvarado Mansilla, quien señaló
al respecto que a mediados del mes de enero de 2012, durante la mañana,
mientras se encontraba en la Protectora de la Infancia, que era su lugar de trabajo,
llegaron Pablo y Miguel, los dos niños más grandes que habían estado en la casa
del acusado, a los que ellas habían invitado, ya que se encontraban en el hogar
porque aún no estaban en casas, pidieron hablar con la directora o con ella, se
sentaron y le recordaron que ellas les habían dicho que los iban a proteger y que

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TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

contaran cualquier cosa que les ocurriera, manifestándole «P_A_M_P_» que el tío
de la casa le tocaba el pene, lo besaba y lo amenazaba para que contara lo
sucedido; «M_I_P_C_» después tomó un poco más de confianza, y luego se unió a la
conversación, dijo que era verdad, y le indicaron que también se lo hacía a
«K_M_C_A_» que estaba en ese momento con una familia guardadora nueva.
Frente a la denuncia de los niños, llamó a la Directora, ella suspendió sus
vacaciones y acudió para enterarse de lo sucedido, y como tenían 48 horas según
la ley para formular la denuncia, concretó este hecho ante el Ministerio Público;
información que se encuentra respaldo en el testimonio del detective Francisco
Barría Aguilar, quien durante el diligenciamiento de la orden de investigar que se le
encomendó, tuvo a la vista la denuncia que efectuó la asistente social de FAS
Carolina Alvarado Mansilla, con fecha 12 de enero de 2012, en la que se consignó
que estando ella en su oficina se acercaron los menores «P_A_M_P_» y «M_I_P_C_»
de 11 y 9 años respectivamente, quienes le comentaron que cuando estuvieron en
la casa de la guardadora María Reyes, la pareja de ésta, José Carlos Gallardo
Caimapo les efectuaba diversas tocaciones en su cuerpo, en sus partes íntimas
además de darles besos en la boca.
EN CUANTO AL DELITO DE ABUSO SEXUAL INFANTIL EN MENOSCABO
DEL MENOR DE INICIALES «K_M_C_A_» DECIMOCUARTO: Que, procediendo
derechamente al análisis del tipo objetivo de la figura penal imputada por los
acusadores, como primer aspecto, es posible sostener, en relación a la edad de la
víctima de iniciales «K_M_C_A_» que nula controversia existió entre los
intervinientes sobre la propuesta planteada por los acusadores a este respecto,
quedando además establecido conforme al mérito de la prueba documental
incorporada a juicio por el Ministerio Público consistente en el Certificado de
Nacimiento de «K_M_C_A_» que, tal como se describe en las imputaciones fiscal y
particular, él nació el 15 de abril de 2005, hecho que se encuentra inscrito en el
Servicio de Registro Civil e Identificación de la circunscripción de Coronel, bajo el
N° 464 del Registro de Nacimientos, correspondiente al año 2005; antecedente que
por su alto grado de certeza y constituir prueba directa respecto al hecho que se
pretende probar, permite la confirmación de esta primera proposición fáctica,
pudiendo colegirse racionalmente, que el ofendido tiene actuales 8 años de edad, y
por aplicación de conocimientos matemáticos científicamente afianzados,
necesariamente durante los meses de noviembre y diciembre de 2011, época en
que habrían acaecido los hechos sometidos a juzgamiento, el niño tenía 6 años de
edad, por lo que era una persona menor de 14 años, concurriendo en

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TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

consecuencia, el primer elemento típico de la figura penal que se pretende


concurrente.
DECIMOQUINTO: Que de acuerdo al contenido de las acusaciones fiscal y
particular, el Ministerio Público debía demostrar también en juicio para la
configuración del delito de abuso sexual infantil que imputó, la existencia de
diversas acciones –distintas al acceso carnal- de significación sexual y de
relevancia ejecutadas en la persona de «K_M_C_A_» , consistentes en
tocaciones con las manos en el pene del menor y darle besos en la boca, conducta
que habría acaecido en el interior del domicilio del encartado, en reiteradas
oportunidades entre los meses de noviembre y diciembre de 2011, resultando
suficiente la prueba rendida en juicio por el persecutor institucional para acreditar
parcialmente los hechos imputados, tal como se anticipó en el veredicto de rigor.
Para los efectos del análisis de los razonamientos que se entregarán en lo
sucesivo, puede convenirse que el delito de abuso sexual infantil, al igual que otros
de índole sexual, por su naturaleza, generalmente tiene una mecánica comisiva de
carácter subrepticio u oculto, pues el agente no busca que sea conocido por un
tercero distinto de quien abusa y que luego pueda entregar detalles acerca de la
forma en que aconteció o quien lo ejecutó; sino más bien, de acuerdo a la
experiencia del Tribunal y de la generalidad de la jurisprudencia, el hechor genera o
aprovecha una situación en que pueda actuar en forma encubierta, sin la presencia
de observadores que den cuenta del suceso delictual, por lo que mal puede
exigirse una prueba complementaria a los dichos del afectado por la acción
abusiva, que aporte elementos objetivos y ajenos por completo a la subjetividad de
la víctima, por lo que un análisis racional de sustentabilidad de su relato, no puede
exigir para su acertada valoración, de una especie de complemento directo o de
vivencia conjunta, de manera que la validez del convencimiento judicial, debe
iniciarse, justamente, con la apreciación de los dichos, en este caso, de una víctima
menor de edad, considerando sus particulares características y etapa de desarrollo,
debiendo velarse por la completitud y univocidad de su relato y la adecuada
remembranza del episodio, sea en lo medular o en sus detalles conexos, para
proceder seguidamente a la valoración de las aserciones de quienes hubieren
recogido su versión, y luego de un ejercicio probabilístico y de comparación, colegir
su plausibilidad como argumento válido a ser empleado en el desarrollo de la
decisión condenatoria.
DECIMOSEXTO: Que, en este orden de ideas, debe tenerse en
consideración que el testimonio que «K_M_C_A_» prestó en juicio se alza como la

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TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

única prueba directa de la que se valió el Ministerio Público para demostrar las
proposiciones fácticas que imputó en la acusación, oportunidad en que éste
manifestó que vive sólo con su papá Manuel, estudia en la Escuela Pudeto, no sabe
de qué ciudad; antes vivía con Juan Carlos Gallardo, no sabe en qué época ni por
qué llegó a vivir con él, pero recuerda que su casa tenía dos números 2, ahí vivía
también con una tía, no recuerda su nombre y tampoco si lo dijo al prestar
declaración en fiscalía, y con unos niños, uno se llamaba «M_I_P_C_» el otro
«P_A_M_P_» y había un «M_I_P_C_» “chiquitito”, que era “guagüita”, nadie más
vivía en la casa de Juan Carlos Gallardo que era de color verde y estaba hecha de
lata, pero lata remodelada; él dormía arriba, solo, y los otros dos dormían juntos;
tenía un dormitorio aparte y los otros niños igual, había un baño en la casa, pero no
recuerda donde estaba, también había cocina.
Refirió que los tíos lo trataban mal porque le pegaban en cualquier parte, no
sabe si le decían por qué le pegaban; a Carlos Gallardo, también le decía tío, sabe
que trabajaba en parar o dejar pasar los autos con un letrero, pero no le dijo donde
trabajaba, cuando terminaba su trabajo se iba para la casa, tenía que descansar en
la casa. No sabe si además de pegarle le hacía algo más que no le gustara.
Señaló que la tía salía a veces cuando iba de compras, él se quedaba con el
tío, se portaba mal, era malo, pero no sabe por qué era malo; ahora tiene 8 años,
en esa época tenía como 7 años, iba a la escuela Calles, venía un furgón a
buscarlo, no recuerda cuanto tiempo estuvo en la casa de Carlos Gallardo, ni por
qué se fue de la casa. Cuando se fue de la casa, se fue con su papá, los otros niños
se fueron con guardadores, no supo por qué se fueron; a los otros niños el tío
Carlos los trataba mal, les pegaba, no les hacía nada más; el tío los bañaba en la
tina, con las manos, cuando lo bañaba lo tocaba en el cuerpo, en la “guatita”, en el
“potito” y en el pene, no sabe qué sentía cuando le tocaba el pene, no le decía
nada en ese momento, al recordar eso no siente nada. No le tocaba el pene en
ninguna otra parte de la casa; cuando le tocaba el pene en el baño, la tía estaba en
la casa, en la cocina, y los otros niños también estaban en el baño. A los otros niños
también los bañaba él mismo, y con las manos los tocaba en el cuerpo, su
“guatita”, su “potito” y su pene.
No le contó a nadie lo que él le hacía y después le contó a su papá lo que
está diciendo ahora, se lo contó porque él es su papá, piensa que es malo lo que le
pasó, porque es una cosa muy mala, y no sabe cada cuanto tiempo lo bañaba.
Reconoció al acusado presente en la sala, al verlo a través de la mirilla del
biombo, indicando que estaba sentado.

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TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

No se acuerda si la tía lo bañaba, cuando el tío lo hacía, le tocaba el pene


con las dos manos, no utilizaba el jabón, mientras vivió con el tío Carlos no tuvo
contacto con su mamá ni con su papá; no sabe por qué no le contó a la tía.
Indicó que él dormía en una pieza aparte, donde solo dormían niños, el tío no
iba a esa pieza, no se acuerda si a veces iba al tribunal, hablaba con psicólogos, no
les contó lo que estaba pasando, no sabe por qué.
No recuerda los apellidos de los otros niños que vivían en la casa, «M_I_P_C_»
“chiquitito” era un bebé, pero caminaba, el otro «M_I_P_C_» era un niño pero era
más grande que él, igual «P_A_M_P_» ; el tío Carlos les pegaba en cualquier parte,
no era el único que le pegaba, también la tía, no sabe por qué les pegaban, pero
estaban enojados con los niños; les pegaban en el salón solamente, le pegaban en
el potito y en ninguna otra parte más; no sabe si a veces el tío era distinto, trataba
mal a los otros niños, no sabe por qué, al «M_I_P_C_» guagüita lo trataban bien,
pero al «M_I_P_C_» grande lo trataban más mal, le pegaban, lo vio muchas veces,
le pegaba el tío en la misma parte, en el poto y lo mismo al grande, al Pablo.
Explicó que los bañaban de uno por uno, entraba solo al baño, la tía no los
bañaba porque tenía que hacer muchas cosas, lo pasaban mal cuando los bañaban,
le gusta el agua, pero esa casa no le gustaba; no sabe que siente por lo que pasó
con Carlos Gallardo, no sabe si lo perdona, y cuando le contó a su papá no quería
que hiciera nada.
Está en segundo básico en un colegio de Ancud, en esa escuela no están
«P_A_M_P_» y «M_I_P_C_» , se llevaba bien con ellos, no recuerda haber dicho que
el Pablo le daba besos, sólo el tío los bañaba, no la tía, y los bañaba uno por uno,
eso no le gustaba. Ahora está a cargo de su papá, se baña solo, no sabe si antes de
estar en la casa de Carlos Gallardo alguien lo ayudaba a bañarse o se bañaba solo;
el tío lo bañaba en los brazos, la guatita, el potito, el pene y las piernas para que
estuviera limpio; y trabajaba haciendo parar los autos, lejos de la casa, no sabe a
qué hora llegaba a la casa, regresaba de día, se iba en la mañana cuando él se iba
al colegio, no sabe la hora, puede ser como a las 8 ó las 9; almorzaba en la escuela
y cuando terminaba de almorzar se iba para la casa, cuando llegaba la tía miraba
las novelas de la tarde, él tío no estaba en ese momento, en la tarde jugaba
adentro de la casa con los otros niños, y hacía sus tareas, no salía a dar vueltas con
la tía, luego cenaban y tomaban once y el tío estaba en la casa. Terminaba su
tarea, hacía eso, lo otro y lo otro (sic). Iba al colegio de lunes a viernes, esos días el
tío llegaba cuando estaba cenando, cuando llegaba dormía todo el rato, él también
iba a clases los sábados y los domingos, no recuerda a qué hora.

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TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

DECIMOSEPTIMO: Que, en este caso, la defensa no impugnó la credibilidad


del testimonio de «K_M_C_A_» y este impresionó al tribunal como verosímil, tanto
desde una perspectiva objetiva como subjetiva, considerando en relación al primer
aspecto, que el niño tiene en la actualidad 8 años de edad, y según la apreciación
de los juzgadores se trata de un niño normal, que presenta facultades físicas e
intelectuales acordes a su edad, que no evidencia anomalías o enfermedades que
le impidieran percibir de manera directa y apropiada su entorno y los eventos que
relata, posee un lenguaje sencillo pero que le permitió expresar sus sentimientos y
vivencias con claridad, teniendo en consideración que apenas tenía 6 años a la
época de ocurrencia de los hechos, lo que explica que no recordara algunos
aspectos sobre los que fue consultado, y además, se observó en el niño cierta
reticencia a relatar lo sucedido, pese a lo cual logró igualmente describir los malos
tratos que recibió por parte de sus guardadores y las tocaciones en el pene y otras
partes del cuerpo que Juan Carlos Gallardo, como llamó al acusado, le efectuaba
cuando lo bañaba, evidenciándose en él malestar y vergüenza por lo sucedido;
apreciación que además fue corroborada por la perito psicóloga María Soledad
Muñoz Pincheira, quien concluyó luego de aplicarle diversos test, que presenta
lenguaje, capacidades comprensivas y expresivas acordes su edad -6 años 11
meses al momento de la evaluación-, conserva el juicio de realidad, por lo que
presenta habilidades testimoniales, a nivel efectivo se observa muy carenciado,
también a nivel de afecto y material y presenta mucha desconfianza en los
vínculos, destacando que presenta una actitud evitativa y aumenta su ansiedad al
indagar sobre los hechos investigados, y que ocupa mecanismos defensivos como
la identificación proyectiva, la evitación y la negación.
Adicionalmente, su testimonio, considerado de manera individual, resultó
coherente y verosímil, lógicamente estructurado, dio razón de sus dichos, que
enmarcó en circunstancias y lugares específicos, y además identificó de manera
categórica a José Carlos Gallardo como la persona que le hacía cosas malas.
En cuanto a la credibilidad subjetiva, el tribunal no advirtió durante el
interrogatorio del niño la existencia de sentimientos de animadversión o ánimo
vindicativo en contra del acusado, ya que se limitó a describir hechos cotidianos y
aquellos constitutivos del abuso sexual por los que se le consultó, señalando
únicamente que era algo muy malo, y tampoco se evidenció que su relato sobre los
episodios abusivos fuera inventado, influenciado o sugestionado por terceros, ya
que siempre lo vinculó a aspectos de su vida diaria y al contexto físico de la casa
habitación del acusado y su conviviente, lo que evidencia que corresponden a

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TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

experiencias vividas por el niño, que difícilmente pudo idear o aprender tales
circunstancias con el sólo propósito de perjudicar al acusado, máxime cuando
ninguna intervención le correspondió en la develación de los hechos, como quedó
asentado en el motivo decimotercero, siendo los menores «P_A_M_P_» y
«M_I_P_C_» quienes manifestaron espontáneamente a la asistente social del FAS
que Kevin también era víctima de las conductas abusivas a las que hicieron
referencia, lo que permitió descartar algún ánimo ganancial en sus dichos, teniendo
además en cuenta que la develación se produjo cuando los tres menores
mencionados, ya habían salido del domicilio del acusado y «K_M_C_A_» se
encontraba con otra familia guardadora, según lo aseverado por la testigo Carolina
Alvarado Mansilla.
DECIMOCTAVO: Que, adicionalmente, la credibilidad que los juzgadores
atribuyeron a las aserciones formuladas en juicio por el menor «K_M_C_A_» ,
encuentra pleno respaldo en las declaraciones de los demás deponentes que
recibieron su relato y lo reprodujeron en audiencia, brindándoles coherencia y
plausibilidad, desde que un ejercicio comparativo de sus versiones, permite
sostener que sus afirmaciones se han mantenido en el tiempo, en similares
términos y ante diversos interlocutores.
En este orden de ideas, el funcionario policial Francisco Barría Aguilar,
que tomó conocimiento de la declaración prestada por «K_M_C_A_» en fiscalía
durante el diligenciamiento de la orden de investigar que se le encomendó y la
reprodujo en estrados, señaló que el menor refirió en aquella ocasión que antes de
la navidad de 2011, cuando le tocaba baño, el imputado le tocaba diversas partes
del cuerpo, en las zonas íntimas, el pene y el trasero, le daba besos en la boca y le
decía que no tenía que contarle a nadie, lo que ocurría cuando los bañaba a la hora
de dormir, y acotó que los tres menores afectados fueron llevados al Servicio
Médico Legal para el peritaje de delitos sexuales correspondiente, refiriendo el
médico en su informe que en ninguno de ellos encontró signos de penetración,
manifestándole «K_M_C_A_» que mientras lo bañaba el imputado le hacía
tocaciones y le daba besos. Además, señaló que en octubre de 2013 se le
encomendó ubicar a los actuales guardadores de los menores víctimas por si tenían
antecedentes de la investigación, entrevistando, entre otros, al padre de
«K_M_C_A_» , Manuel Cuevas Vilches, quien declaró en la unidad, señalando que
recibió a su hijo en marzo de 2013, que estuvo en casa del acusado hasta
diciembre de 2011, que fue a Quellón, donde le refirió que en la casa anterior, el
imputado le efectuó tocaciones en su pene, su trasero y además le daba besos en

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TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

la boca cuando lo bañaba, lo que también ocurría con los otros menores, no solo en
el baño sino también en los dormitorios.
Esta versión fue ratificada por «P_A_M_P_» , quien refirió al declarar en
juicio que Carlos Gallardo no sólo los golpeaba a él, a «K_M_C_A_» y a «M_I_P_C_» ,
sino que además les tocaba su partes íntimas, «K_M_C_A_» le contó en la fiscalía,
cuando ya no vivían juntos, lo que había pasado en esa casa, que Carlos Gallardo le
había tocado sus partes íntimas, su pene, que esto ocurría en el baño, cuando se
estaba bañando con la puerta cerrada y éste entraba al baño, lo mismo que le
ocurría a «M_I_P_C_» por lo que ambos se sentían culpables; mismo relato que en
lo esencial entregó «P_A_M_P_» a la asistente social del FAS Carolina Alvarado
Mansilla al develar los hechos, refiriéndole que el tío de la casa le tocaba el pene,
lo besaba y lo amenazaba para que contara lo sucedido, lo que fue corroborado por
«M_I_P_C_» , agregando ambos que lo mismo le hacía a «K_M_C_A_» , aun cuando
dicha profesional no incluyó dicha circunstancia ni a dicho menor como víctima en
la denuncia que formuló ante el Ministerio Público.
Por su parte, el testigo Manuel Jesús Cuevas Vilches, padre de
«K_M_C_A_» , refirió que el niño fue derivado al programa FAS el 18 de marzo de
2009, que luego de eso pasó por cinco hogares en Ancud, entre ellas estuvo dos
veces en Vista Hermosa, pero se lo entregó el juez de familia de Ancud el 3 de
octubre de 2012 y desde entonces viven los dos solos; se enteró del abuso a su hijo
a través del mismo tribunal, pero cuando volvió a estar con «K_M_C_A_» no quiso
tocarle el tema; el 17 de julio del año pasado fue a una audiencia en Ancud,
regresó el 19 a Quellón y salió a relajarse con unos amigos, a su hijo le nació
decirle que el tío Juan Carlos Gallardo Caimapo le hacía tocaciones en sus partes
íntimas, lo bañaba él y había visto como lo hacía con los otros dos menores; como
es su padre confía en él y por eso le contó, aunque cuando lo hace se pone a
pensar y empieza a memorizar la situación vivida en esa casa; en otra ocasión que
estaban paseando en la costanera de Quellón se volvió a acordar del tema y le dijo
que ojalá los tíos jueces lo castiguen, él le cambió de tema; nunca se ha retractado
de lo dicho y cuando volvieron a Ancud volvió a tocarle el tema, pero no lo dejó
hablar hasta la noche antes del juicio, le cuesta hacerlo dormir solo, dice que
quiere acostarse con él porque tiene miedo, y en dos ocasiones dormido se puso a
llorar. Su hijo no contó antes porque la única persona en la que confía es en él, cree
que no había otras personas de confianza, y cuando estaba en la casa de la
persona, le pegaban, lo castigaban a él, a «P_A_M_P_» y a «M_I_P_C_» , los

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TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

mandaban a acostar sin desayuno, que su hijo confundía con la once, y pasaban
hasta el otro día.
Importa destacar también en este contexto, que la perito psicóloga María
Soledad Muñoz Pincheira indicó que «K_M_C_A_» no dio un relato de los hechos,
pero observó que al indagar sobre su vida y el lugar en que había vivido antes,
logró identificar al presunto autor que sería el marido de la tía María, que le cae
mal y no quiere hablar de eso, mientras dibujaba una raya muy fuerte en la hoja,
evidenciando gran malestar y alto nivel de ansiedad que resultan significativos
para la materia en investigación, destacando que la angustia que presenta a nivel
afectivo es muy grande y afecta su producción cognitiva que es menor a lo
esperada, y con síntomas manifiestos, sobre todo la evitación persistente a
estímulos que tengan que ver con los hechos o la figura sospechosa o le recuerden
o le evoquen algo en relación con esta figura, de lo que se infiere una experiencia
traumática a la base, a tal punto que no puede verbalizar nada de lo que se le
pregunta.
DECIMONOVENO: Cabe destacar que los testimonios aludidos fueron
apreciados por el tribunal como verosímiles y creíbles en términos objetivos y
subjetivos, conforme a los parámetros que entrega el artículo 309 del Código
Procesal Penal, ya que provienen de personas normales en lo físico e intelectual,
que pudieron percibir a través de sus sentidos las circunstancias que describen, lo
que les permitió dar razón de sus dichos, explicando en cada caso la forma en que
habían tomado conocimiento de lo expuesto por «K_M_C_A_» , y además resultaron
precisos, lógicos y coherentes desde una perspectiva individual, siendo a la vez
plenamente concordantes entre ellos, no encontrándose apartados de las reglas de
la lógica ni de las máximas de la experiencia, y sin que se advirtiera en sus relatos,
móviles vindicativos o alguna animosidad en contra del acusado u otro defecto de
idoneidad que pudiera afectar su credibilidad subjetiva; y en el caso de la perito, se
estableció además que, si bien no obtuvo un relato de «K_M_C_A_» respecto a los
episodios abusivos sometidos a juzgamiento, pudo referirle el menor que antes
había vivido con el esposo de la tía María, pero que le caía mal y no quería hablar
de eso, actitud que fue explicada por la profesional conforme a las reglas de su
ciencia, sin que ello fuera objeto de cuestionamientos por parte de la defensa.
Sin perjuicio de la valoración precedente, es menester tener en
consideración, que la defensora cuestionó en sus alegaciones las declaraciones
prestadas por «P_A_M_P_» y por el padre de «K_M_C_A_» aduciendo falta de
credibilidad en razón de haber entregado el primero versiones en su concepto

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TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

contradictorias, y en el caso del segundo por haber negado las situaciones de


violencia intrafamiliar y alcoholismo por las que fue separado de su hijo, lo que a su
juicio invalidaba todo su testimonio. Al respecto importa destacar en el caso de
«P_A_M_P_» , que pese a su reticencia inicial para contar los hechos en estrados,
entregó de todos modos un relato extenso y bastante detallado de diversos
episodios abusivos propios, que serán analizados en motivos posteriores, pero
además hizo referencia a situaciones que «K_M_C_A_» le había comentado, las que
también reseñó en su declaración, siendo relevante tener en consideración que ya
desde la develación de los hechos «P_A_M_P_» hizo presente a la denunciante
Carolina Alvarado Mansilla que «K_M_C_A_» también era víctima de tocaciones,
besos y amenazas por parte de Carlos Gallardo, como quedó asentado con
anterioridad de lo expuesto por dicha testigo y por el detective Francisco Barría
Aguilar, siendo irrelevante para los efectos de la credibilidad de «P_A_M_P_» que
Carolina Alvarado omitiera dicha información al dar a conocer la noticia criminis en
el Ministerio Público, máxime habiendo «P_A_M_P_» reiterado en su declaración
fiscal que «K_M_C_A_» era víctima de abuso sexual por parte del acusado, como lo
refirió en juicio el mencionado funcionario policial, por lo que no se vislumbran
inconsistencias en este sentido por parte de «P_A_M_P_» , lo que permitió dar pleno
valor a sus dichos.
Respecto al testigo Manuel Cuevas Vilches, importa dejar asentado que
efectivamente este negó situaciones de violencia intrafamiliar y alcoholismo de su
parte, lo que fue contradicho por la perito Marcela Subiabre Díaz, al referir que por
su trabajo en el DAM Chiloé tenía conocimiento de antecedentes de violencia
intrafamiliar entre los padres de «K_M_C_A_» y consumo de alcohol por parte del
progenitor, sin embargo ninguna precisión entregó la profesional respecto a las
circunstancias y naturaleza de la violencia que existía a nivel parental y tampoco
habló de alcoholismo en el padre, sino de consumo de alcohol, por lo que tales
antecedentes resultan exiguos para los efectos de establecer la mendacidad del
testigo en este contexto; y por lo demás, la sola circunstancia eventual de
desconocer los antecedentes antes mencionados, no implica per se que mintiera
respecto al relato que dijo haber recibido de su hijo, como lo sostiene la defensa,
en especial considerando que el propio «K_M_C_A_» refirió en estrados que sólo
había contado lo sucedido a su padre, y la versión entregada por Manuel Cuevas
Vilches en estrados, se encuentra también refrendada por el funcionario policial
Francisco Barría Aguilar, que lo entrevistó durante la investigación, obteniendo un

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TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

relato similar al expuesto por aquél en juicio, por lo que se desestimó la pretensión
de la defensa y se atribuyó valor a los dichos del testigo cuestionado.
VIGESIMO: Que, conforme a lo concluido en forma precedente, el tribunal
tuvo por establecido, respecto al marco espacial de ocurrencia de los hechos,
primer aspecto sobre el que debía emitirse pronunciamiento, que los episodios que
describe «K_M_C_A_» tuvieron lugar en la casa del acusado José Carlos Gallardo
Caimapo y su conviviente María Reyes Pereira, cuya ubicación en pasaje 3, casa 22
de la Población Vista Hermosa de la ciudad de Ancud, quedó asentada en motivos
anteriores, por no haber sido objeto de controversia, en particular en la
dependencia destinada a baño, según lo refirió de manera clara y categórica al
declarar en juicio, y se desprende también del relato que entregó en fiscalía y al
médico legista, reproducidos por el detective Barría Aguilar, oportunidades en que
señaló que las tocaciones se producían mientras el tío Carlos lo bañaba, y en el
mismo sentido lo refirió a su padre Manuel Cuevas Vilches, información que
además encuentra aval también en las imágenes 7 y 8 del Set de 11 fotografías, en
las que el mencionado funcionario policial fijó el baño de la vivienda de María
Reyes Pereira, ubicado en el primer piso, dependencia que también fue graficada
por el perito planimetrista Eduardo Pérez Vásquez en la lámina que exhibió y
describió en audiencia.
En cuanto al ámbito temporal de los hechos sometidos a juzgamiento, si bien
«K_M_C_A_» no pudo recordar en juicio este antecedente, quedó asentado
conforme a los dichos del detective Francisco Barría Aguilar, que en fiscalía el
menor enmarcó los hechos cerca de la navidad del año 2011, lo que no fue
cuestionado en forma alguna por la defensa; época que además se encuentra
dentro del periodo en que permaneció a cargo de la guardadora María Reyes
Pereira, que se extendió hasta los últimos días del mes de diciembre del año 2011,
como dicha testigo y Carolina Alvarado Mansilla lo refirieron de manera conteste en
juicio, siendo ello también concordante con el dato entregado por «P_A_M_P_» ,
quien fijó los hechos propios en el mes de diciembre del mismo año, por lo que el
tribunal tuvo por establecido que los hechos descritos por «K_M_C_A_» acaecieron
durante el mes de diciembre del año 2011, y en esos términos quedó asentado en
el veredicto dictado por el tribunal en la oportunidad procesal pertinente.
VIGESIMOPRIMERO: Que despejado lo anterior, corresponde proceder al
ejercicio comparativo respecto a la existencia y dinámica de la acción abusiva
sometida a juzgamiento, pudiendo señalarse en este contexto que «K_M_C_A_»
afirmó de manera categórica en estrados que el tío Carlos lo bañaba en la tina,

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TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

cuando hacía esto le tocaba con las manos el cuerpo, en la “guatita”, en el “potito”
y en el pene, porque estaba sucio, precisando que el pene se lo tocaba con las dos
manos y no utilizaba jabón, que los bañaban uno por uno, que él entraba solo al
baño, que le gusta el agua, pero lo pasaba mal cuando los bañaban, que la tía no
los bañaba porque tenía mucho que hacer, y piensa que es “malo lo que le pasó
porque es una cosa muy mala”(sic); misma dinámica que según el detective
Francisco Barría Aguilar describió en fiscalía, donde indicó que cuando le tocaba
baño el imputado lo tocaba en distintas partes del cuerpo, en zonas íntimas, pene y
trasero, le daba besos en la boca y decía que no tenía que contarle a nadie, y al
médico legista mencionó que mientras lo bañaba José Carlos Gallardo le hacía
tocaciones y le daba besos. En el mismo sentido obran los dichos del padre de
«K_M_C_A_» , Manuel Cuevas Vilches, quien refirió durante la investigación al
detective Barría Aguilar que el acusado tocaba el trasero y pene de su hijo cuando
lo bañaba y además le daba besos en la boca; aunque en estrados sólo mencionó
que «K_M_C_A_» le contó tocaciones en el pene en las mismas circunstancias por
parte del guardador anterior.
Cabe destacar en este punto, que si bien «K_M_C_A_» no entregó un relato
de los hechos a la perito María Soledad Muñoz Pincheira, por lo que no pudo aplicar
la metodología CBCA para determinar la credibilidad de aquél, ello no obsta que los
sentenciadores puedan igualmente determinar la credibilidad del relato judicial del
menor, por cuanto ello corresponde a una labor privativa y exclusiva del tribunal,
contexto en el que las conclusiones periciales de credibilidad no resultan
vinculantes, sino que constituyen un antecedente más a tener en cuenta en la
valoración conjunta de las probanzas atingentes incorporadas a juicio, y además en
este caso particular, ninguna conclusión científica pudo entregar la perito en este
ámbito; no obstante, estableció que al consultar a «K_M_C_A_» sobre los lugares
en que había vivido, mencionó al marido de la tía María, diciendo que le caía mal y
no quería hablar de eso, evidenciando un alto nivel de angustia, lo que explicó
señalando que la evitación de estímulos que tengan que ver con los hechos o con
la supuesta figura agresora, constituye un mecanismo defensivo del niño por lo que
infirió que existía una experiencia traumática a la base, que el niño no podía
verbalizar; apreciación que no fue cuestionada por la defensa, y que además se
condice con la desconfianza en los vínculos que a nivel afectivo detectó la perito en
«K_M_C_A_» , que se explica por las experiencias que vivió el niño luego de ser
separado de sus padres, pues quedó asentado en juicio conforme a los dichos
contestes de la encargada del FAS Carolina Alvarado Mansilla, la perito Marcela

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TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

Subiabre Díaz y de su padre Manuel Cuevas Vilches, que desde el año 2009 estuvo
a cargo de diversos guardadores, a los que no conocía y con los que al parecer no
logró crear vínculos afectivos relevantes, siendo incluso víctima de maltrato cuando
se encontraba a cargo de María Reyes Pereira, que lo tuvo en su casa en dos
ocasiones, por lo que resulta razonable que presentara desconfianza frente
personas desconocidas, en este caso la psicóloga María Soledad Muñoz, y se
mostrara reticente a comentarle los episodios abusivos que se investigaban,
teniendo también en cuenta que a su propio padre sólo le contó de manera
espontánea lo sucedido tiempo después que había vuelto a vivir con él.
VIGESIMOSEGUNDO: Que, de los testimonio expuestos, fluye claro que en
todas las instancias «K_M_C_A_» refirió tocaciones en el pene con las dos manos
por parte de José Carlos Gallardo Caimapo, cuando éste lo bañaba, y aunque en
estrados y en fiscalía refirió también tocaciones en su trasero en el mismo
contexto, tal circunstancia no se contiene en las proposiciones fácticas descritas en
el hecho 2 de la acusación fiscal ni en el hecho 1 de la acusación particular, por lo
que exceden el contenido de éstas, razones por las que fueron desestimada por el
tribunal.
Por otra parte, quedó también en evidencia que «K_M_C_A_» habría referido
en fiscalía y a Pablo haber sido besado en la boca por el acusado, según fluye de lo
expuesto por la denunciante Carolina Alvarado Mansilla, quien recibió la develación
de los hechos por parte de «P_A_M_P_» ; mas, ninguna referencia hizo el niño en
estrados respecto a la ocurrencia de dicha conducta, y tampoco fue ratificada en
juicio por «P_A_M_P_» , de manera que las probanzas aportadas por los acusadores
resultaron insuficientes para tener por establecido tal aserto, lo que se reflejó
igualmente en los hechos que el tribunal tuvo por concurrentes en el veredicto
respectivo.
Cabe destacar, que lo concluido por el tribunal respecto a la ocurrencia de
tocaciones con las manos en el pene de «K_M_C_A_» por parte del acusado, en
nada se vio alterado con el testimonio de la conviviente del acusado, María Reyes
Pereira, ofrecida también como prueba de la defensa, sino que más bien lo
complementan, ya que pese a estimar que la acusación a su conviviente constituye
una venganza de las funcionarias del FAS Carolina Alvarado Mansilla y Andrea
Sánchez y sostener que su marido nunca participaba en el baño de los niños
porque no estaba en la casa durante el día, alegaciones que serán analizadas en
motivos posteriores, expuso en estrados que ella sólo bañaba al niño más pequeño,
«M_I_P_C_» , pero los más grandes, «P_A_M_P_» , «M_I_P_C_» y «K_M_C_A_» , se

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TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

duchaban solos, tres veces a la semana, ella sólo les lavaba el pelo, el cuello y las
orejas, pero nunca lo hacía con las manos peladas (sic), sino que se ponía un
calcetín, y el resto del cuerpo se lo lavaban solos; afirmaciones de las que se
desprende de manera palmaria que la conducta de bañar a los niños y lavarles el
pene u otras partes íntimas, no constituía una conducta usual, cotidiana o
aceptable ni siquiera para la conviviente del acusado, que consideraba que los
niños ya estaban grandes y podían ducharse solos, restringiendo las labores de
aseo al pelo, las orejas y el cuello, como expresamente lo indicó; pudiendo
entonces sostenerse racionalmente que el accionar del acusado excede en este
caso el sólo propósito de limpiar al menor, como lo pretendía la defensa, pues
incluso «K_M_C_A_» , pese a la escasa edad que tenía a la época de ocurrencia de
los hechos -6 años-, también percibía esta conducta como muy mala y lo pasaba
mal, pese a reconocer que le gustaba el agua; a lo que suma lo expuesto por
«P_A_M_P_» , en cuanto sostuvo que «K_M_C_A_» le comentó que Carlos Gallardo
entraba cuando él se estaba bañando con la puerta cerrada y entraba para tocarlo.
También es menester señalar, que pese a sostener la defensa que los relatos
de «K_M_C_A_» variaron durante la investigación y existe incompatibilidad entre
ellos, el tribunal advirtió que todas sus versiones son concordantes en aspectos
esenciales, existiendo una variación en el nivel de detalle que aportó en las
diversas instancias en las que fue interrogado, lo que fue explicado desde una
perspectiva científica por la perito psicóloga María Soledad Muñoz Pincheira, sin
que ello fuera cuestionado por la defensa, al referir que al principio los menores
incorporaron mayores antecedentes, por lo que se produjo una restricción de
información, que es común en delitos sexuales en niños por diversos factores,
individuales y contextuales; y que en el caso de «K_M_C_A_» se observaron
factores individuales, dentro de los cuales se encuentra la forma en que el niño
enfrenta las situaciones angustiosas, ya que los mecanismos de defensa que los
menores tienen son insuficientes para controlar la ansiedad y recurren a
mecanismos como la evitación, la disociación y la negación cuando hay
acontecimientos traumáticos, siendo uno de los síntomas más relevantes la
evitación de temas muy perturbadores para el aparato psíquico que pueden causar
más daño, que es lo que se aprecia en él porque hay angustia subyacente; y a nivel
contextual, es consistente que restrinja la información, considerando que mucho
tiempo calló y que la develación es tardía, por lo que hay un retraso al develar, y
además el agresor utilizó una estrategia de silenciamiento, pues él y los otros niños
vivían en la casa de esta persona y no tenían red de protección, no tenían donde

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TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

llegar, han sido rechazados por muchas figuras adultas que los contengan, por lo
que tenían desconfianza al exponer sus situaciones dolorosas a personas
desconocidas.
Finalmente, resulta necesario dejar asentado que a pesar de haberse
acreditado una pluralidad de acciones abusivas, cuyo número no pudo ser
precisado, ya que «K_M_C_A_» no logró individualizar de manera completa cada
uno de estos sucesos, como lo exige la ley penal y el literal c del artículo 342 del
Código Procesal Penal, que obliga a los juzgadores a exponer en la sentencia, en
forma clara, lógica y completa cada uno de los hechos y circunstancias que se
dieren por probados; el tribunal estimó que tales acciones constituían sólo un delito
de abuso sexual, tal como lo imputaron el Ministerio Público y la acusadora
particular.
VIGESIMOTERCERO: Que, despejado lo anterior, sólo cabe concluir, que la
dinámica de hechos descrita por la víctima, sin duda satisface las exigencias
doctrinarias inicialmente expuestas para configurar el segundo elemento típico que
se analiza, pudiendo sostenerse en primer término que se está frente a diversas
acciones distinta al acceso carnal, que se ha materializado externamente en
tocaciones directas con las manos en el pene del niño, mientras se bañaba,
conducta que indudablemente comprometió la indemnidad sexual del menor, bien
jurídico protegido por la figura penal que contempla el artículo 366 bis del Código
Penal, por cuanto el agresor era una persona adulta, de 51 años, mientras que
«K_M_C_A_» apenas alcanzaba los seis años, vulnerando con su accionar el
derecho del ofendido a no ser involucrado en una interacción de significación
sexual, no buscada ni deseada por él, para la cual no se encontraba física ni
emocionalmente preparado, por lo que este hecho afectó su normal desarrollo
sexual, y devino en un daño emocional pues se vio obligado a participar del ataque
desplegado en su contra, sin tener la madurez y comprensión suficiente para
rechazarlo.
De otra parte, la conducta abusiva antes descrita, involucró la existencia de
un contacto corporal directo entre el agresor y la víctima, que se concretó en
tocaciones directas de las manos del hechor en el pene del niño, sin que exista
motivo alguno que justifique tal accionar, ya que si bien se estableció que el sujeto
activo era el conviviente de la guardadora María Reyes Pereira, quien se
encontraba a cargo del niño, razón por la que podía acercarse libremente a
«K_M_C_A_» y a los otros niños que vivían en su casa, e incluso bañarlos bajo
pretexto de colaborar a su pareja con el cuidado de los menores, ello fue

34
TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

descartado en forma expresa por María Reyes, quien aseveró que él nunca los
bañaba y además los 3 mayores –«K_M_C_A_» , «P_A_M_P_» y «M_I_P_C_» - se
bañaban solos y ella únicamente les lavaba el pelo, las orejas y el cuello, lo que
descarta que la conducta del acusado sólo constituyera una labor cotidiana de aseo
en el contexto familiar, como lo sostuvo la defensa, máxime cuando el propio
menor sostuvo de manera categórica que no usaba jabón cuando lo tocaba y lo
percibía como algo muy malo, pese a sus seis años, y sentía que lo pasaba mal
cuando lo duchaba, pese a que le gustaba el agua, como lo manifestó a la
acusadora particular, máxime no existiendo entre ellos ningún tipo de vínculo ni
cercanía afectiva, dado el escaso tiempo de permanencia de «K_M_C_A_» en la
casa del acusado, y los malos tratos que éste le daba, según refirió en audiencia el
menor, que por encontrarse obligado a permanecer en ese lugar, el temor a
agresiones físicas del agente y la ausencia de contacto con familiares u otras
figuras protectoras, no podía oponerse a las agresiones que sufrió, y ellas
generaron un ambiente sexual, ya que activó los componentes sexuales del
menor, logrando que la sexualidad pasara a ser un factor preponderante en su
realidad, en la que participaba contra su voluntad, por los motivos referidos;
pudiendo estimarse que dichas acciones son de índole o significación sexual, por
cuanto objetivamente tienen la aptitud para activar o excitar el instinto sexual en
los seres humanos, siendo ésta la única interpretación posible en este caso, ya que
tal conducta no constituye una manera habitual de interacción entre las personas
en ámbitos meramente sociales, menos aún entre personas de grupos etáreos
diferentes, como ocurre en este caso, en que existían más de 40 años de diferencia
entre la víctima y su agresor, ni siquiera entre individuos con vínculos de
parentesco por consanguinidad y afectivos, conforme lo establecen las reglas de la
lógica y las máximas de la experiencia, provocándole un daño psicológico y
emocional que fue constatado por la perito María Soledad Muñoz Pincheira; lo que
determina además, la relevancia de la conducta del hechor, ya que no se trató de
una simple molestia provocada a la víctima, ni de un atentado menor a otros
valores protegidos por el ordenamiento jurídico, sino que se está frente a un hecho
de gravedad, dentro del conjunto de comportamientos de índole sexual posibles,
distintos del acceso carnal, puesto que posee la entidad o intensidad necesarias
para menoscabar efectivamente el bien jurídico protegido por el tipo penal;
configurándose de esta manera, las exigencias prescritas por el artículo 366 ter del
Código Penal.
Tipicidad Subjetiva

35
TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

VIGESIMOCUARTO: Que en cuanto a la tipicidad subjetiva del delito que


nos ocupa, los autores Luis Rodríguez Collao 4 y Mario Garrido Montt 5, a quienes se
seguirá en este punto, son claros al concluir que éste requiere de dolo directo, en
la medida que supone precisamente un comportamiento “abusivo” del agente
quien ha de dirigir voluntariamente su actuar a realizar una acción sexual respecto
de su víctima en las modalidades y términos exigidos por el legislador penal al
establecer la figura típica.
Aclarado lo anterior, para determinar si la conducta desplegada por el
acusado fue o no dolosa en este caso concreto, resulta indispensable considerar
que el agente tenía pleno conocimiento de la minoría de edad del ofendido, ya que
su conviviente María Rupertina Reyes Pereira era la guardadora designada por el
FAS para tener a «K_M_C_A_» en su domicilio, en el que también vivía el acusado,
y además el aspecto físico de la víctima se encuentra acorde a su edad biológica,
según observó el tribunal, y concluyó también la perito María Soledad Muñoz
Pincheira al elaborar su pericia.
Por otra parte, conforme a la declaración de «K_M_C_A_» , avalada por los
dichos de «P_A_M_P_» , quedó de manifiesto que el encartado aprovechó la
circunstancia de estar a solas con «K_M_C_A_» en el interior del baño, para
efectuarle las tocaciones en el pene, como describió el niño, mientras su
conviviente se encontraba en otras dependencias de la casa, en particular, la
cocina, según indicó al declarar en juicio, sin sospechar la conducta que en ese
contexto desplegaba el acusado respecto a «K_M_C_A_» que por su situación
familiar irregular, se encontraba obligado a permanecer en la casa del encartado
durante el tiempo que determinara el Programa FAS, tampoco tenía contacto con
sus padres u otros familiares a los que pudiera contar lo que sucedía y pedir ayuda,
circunstancias que eran conocidas por el acusado José Carlos Gallardo, que además
lo maltrataba físicamente, por lo que resulta razonable que no develara los hechos
a María Reyes Pereira, que era la conviviente o pareja de su agresor, con la que
tampoco tenía un vínculo afectivo importante, pues también manifestó «K_M_C_A_»
ser maltratado por ella, por lo que mal podía oponer el niño algún tipo de
resistencia o develar a alguien los abusos de que era víctima.
Estas circunstancias, revelan que el agente actuó con dolo directo en la
comisión del ilícito, por cuanto desplegó su conducta con el propósito de realizar de
manera abusiva, acciones de connotación sexual sobre la víctima, representándose
el resultado de su conducta y con clara conciencia de la antijuricidad de la misma,
4
Rodríguez Collao, Luis, Los Delitos Sexuales, Editorial Jurídica de Chile, p. 212
5
Garrido Montt, Mario, Derecho Penal, Parte Especial, Tomo III, Editorial Jurídica de Chile, p.400

36
TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

y, no obstante contar con la libertad y madurez para adecuar su conducta a la


norma jurídica, la dirigió, por el contrario, a concretar sus deseos, obteniendo, en
consecuencia, el resultado querido; quedando de esta forma establecida la
concurrencia de la tipicidad objetiva y subjetiva indispensable para la configuración
del delito.
EN CUANTO AL DELITO DE ABUSO SEXUAL INFANTIL EN MENOSCABO
DEL MENOR DE INICIALES «P_A_M_P_»
VIGESIMOQUINTO: Que, a fin de evitar reiteraciones innecesarias, se
tendrá por reproducido para los efectos del presente análisis, lo expuesto en
relación al tipo penal de abuso sexual infantil y el bien jurídico protegido por dicha
figura en el motivo undécimo de la presente sentencia, así como las
consideraciones que respecto a los delitos de índole sexual se expusieron en el
acápite decimoquinto, las que resultan plenamente aplicables en el caso sublite.
Tipicidad Objetiva
VIGESIMOSEXTO: Que, en relación a este ilícito, tampoco se generó
cuestionamiento alguno en relación a la edad del menor «P_A_M_P_» propuesta en
la acusación fiscal, quedando establecido conforme al mérito de su Certificado de
Nacimiento, que éste nació en Achao el 27 de septiembre de 2001, antecedente
del que se colige racionalmente, que el referido menor tiene actuales 12 años de
edad, y que durante noviembre y diciembre de 2011, meses en que de acuerdo a la
acusación fiscal habrían ocurrido los hechos constitutivos de abuso sexual, tenía
10 años, por lo que era una persona menor de 14 años, configurándose, en
consecuencia, el primer elemento típico de la figura penal que se analiza.
VIGESIMOSEPTIMO: Que, en relación al segundo elemento del tipo
objetivo, es importante destacar a priori, que la defensa planteó en sus alegaciones
que la prueba de cargo resultaría insuficiente para demostrar conforme al estándar
de prueba que establece la ley procesal, la existencia del hecho punible imputado
respecto a Pablo, ya que el menor ha entregado versiones diversas de los hechos,
por lo que debe restársele credibilidad a sus dichos, y constituyendo ésta la prueba
principal de los acusadores, debía absolverse a su representado.
Aclarado lo anterior, importa destacar en primer término, que en el caso de
«P_A_M_P_» el Ministerio Público describió en la acusación una pluralidad de
acciones –distinta al acceso carnal- de significación sexual y de
relevancia, que consistían en tocaciones reiteradas por parte del encartado con
sus manos en el pene y trasero del niño y darle besos en la boca, proposiciones

37
TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

fácticas que pese a los cuestionamientos de la defensa, resultaron demostradas


por el análisis conjunto y racional de la prueba de cargo.
Para esos efectos, la fiscalía presentó a estrados al menor «P_A_M_P_» ,
quien expuso respecto a los hechos sometidos a juzgamiento que vive en Curaco
(sic)con su mamá y su hermano, no sabe hace cuanto tiempo que vive con ellos, va
a la escuela rural Eduardo Frei Montalva, pasó a 7°, sabe leer y escribir; antes de
vivir con su mamá, vivía en Ancud, primero en las Aldeas SOS, después con don
Juan Carlos Gallardo Caimapo y después en Caulín; donde Juan Carlos Gallardo vivía
con una mujer de nombre María, en la casa también estaban «M_I_P_C_» y
«K_M_C_A_» . La casa parecía una choza, tenía cocina, un baño chico, él dormía en
una cama, no tenía pieza aparte, había dos camas, «K_M_C_A_» dormía con
«M_I_P_C_» y él igual.
Carlos Gallardo se portaba mal, porque los castigaba, a veces a «M_I_P_C_» ,
a «K_M_C_A_» o a él, le pegaba con sus manos, no le decía porque lo golpeaba, la
señora de él, que vivía en la misma casa, se portaba bien con él; nadie le dijo por
qué llegó a esa casa, y en esa época no tenía contacto con su mamá.
Agregó que además de pegarle, a él, a «K_M_C_A_» y a «M_I_P_C_» les
tocaba las partes íntimas, el pene, con sus manos, esto ocurría en la casa, no se
acuerda en qué parte, y no sabe en qué circunstancias se producía eso, cuando le
tocaba el pene le decía que no tenía que contarle a nadie, no había ninguna
persona más en ese momento, no recuerda como le decía a Carlos Gallardo.
Cuando lo tocaba, la señora de él estaba en la cocina, él se iba a la pieza donde
«K_M_C_A_» , «M_I_P_C_» y él dormían, los demás niños no estaban cuando lo
tocaba, él estaba vestido, lo tocaba por encima y por debajo de la ropa, le hacía lo
mismo a «K_M_C_A_» y a «M_I_P_C_» , no lo vio, pero lo sabe porque los chicos le
decían.
Cuando cuenta esto se siente mal porque no quiere hablar del tema, cuando
le hacía eso se sentía como una víctima de abuso sexual, no recuerda cuanto
tiempo estuvo con él. Esto ocurrió en diciembre, los otros niños le contaron cuando
fueron a la fiscalía de Ancud.
José trabajaba, pero no recuerda en qué, su horario de trabajo era tarde, no
se acuerda a qué hora salía de la casa, llegaba al otro día, no recuerda qué hacía
los fines de semana. Esto pasaba en la pieza en que dormía, también pasaba lo
mismo en el baño, tampoco habían otras personas, no recuerda donde estaba la
señora, en ese tiempo estudiaba pero no recuerda en que colegio, no le contó a
nadie porque se sentía amenazado, al final contó esto para que se haga justicia. Se

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TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

fue de la casa de Carlos por el abuso sexual. Carlos le pegaba y le hacía lo otro,
pero no lo insultaba. No recuerda el año en que pasó esto, en la fiscalía dijo que
ocurrió el 2011.
Reconoció al acusado a través de la mirilla del biombo de protección,
señalando (entre risas) que ahí vio a esa rata, y que está en una silla, al lado de un
gendarme, explicando que le dijo rata porque tenía rabia.
Continuó refiriendo que «M_I_P_C_» le comentó eso de las partes íntimas,
pero no recuerda qué le contó; «K_M_C_A_» le contó lo que había pasado en esa
casa, que Carlos le había tocado sus partes íntimas, su pene, le contó cuando
estaban en fiscalía, cuando ya no vivían juntos, le dijeron que se sentían culpables,
que eso ocurría en el baño, cuando se estaban bañando con la puerta cerrada y
después de eso entró esa persona. Cuando a él le ocurrió esto en el baño, se
estaba bañando solo, entró sólo para tocarle sus partes íntimas, pero no le ayudó a
bañarse, esto ocurrió una vez en el baño, también ocurrió en la pieza donde
dormían con los niños, y él entró a lo mismo.
En ese tiempo en que ocurrió eso no le había contado a nadie, por eso era
víctima de abuso sexual, siente rabia, quiere que se haga justicia que lo condenen
a años de cárcel, se sentía amenazado porque cuando ocurrió eso le dijo que no le
contara a nadie, porque si lo hacía lo iba a castigar, que se iba a ir a su pieza, a él
le daba miedo eso por el abuso que ocurrió, la amenaza era que lo iba a llevar a la
pieza y lo iba a volver a abusar. No le contó a su mamá porque no tenía contacto
con ella, en ese tiempo ella estaba en Palqui, pero lo fue a visitar a la institución;
contó esto en la fiscalía de Ancud, a nadie más, tampoco a la gente de la
institución, contó esto una vez, agregando que los cuidaba él con su señora, las
cosas las hacían entre los dos, al colegio lo llevaba un furgón y también lo iba a
buscar.
Explicó que fue una vez a fiscalía e hizo dos declaraciones el mismo día, le
tomó declaración el fiscal Jaime, le dijo al fiscal que nunca José Carlos le había dado
besos en la boca, ni tocado; «M_I_P_C_» y «K_M_C_A_» le contaron cuando estaban
en la casa, sabe lo que les pasó porque se lo contaron, pero nunca vio nada; le dijo
al fiscal que había visto que en la mesa le tocaba las partes íntimas a «K_M_C_A_»
y «M_I_P_C_» . Sabe leer y escribir, firmó las dos declaraciones, en una con su
nombre completo, y en la otra puso unas iniciales.
VIGESIMOCTAVO: Que, en términos de valoración, el testimonio
precedente fue ponderado por los sentenciadores como objetivamente creíble y
veraz, por cuanto se trata de un relato coherente, que describe una secuencia de

39
TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

hechos lógica y verosímil, asociada a situaciones cotidianas del niño, que además
se advirtió con un desarrollo físico e intelectual acorde a su edad, sin anomalías
evidentes que afecten la percepción de su entorno y de los hechos que describió,
posee un lenguaje sencillo pero apropiado, que le permitió contestar en forma
concreta y clara las preguntas que se le formularon y relatar la experiencia vivida,
que fue capaz de enmarcar en un ámbito espacial y temporal determinado,
entregando detalles de las agresiones y las circunstancias en que ellas ocurrieron,
pese a que al iniciar su declaración se advirtió en el niño cierta reticencia a
profundizar en lo sucedido; evidenciándose además concordancia entre el estado
emocional de Pablo y su relato, en especial al momento en que reconoció al
acusado al verlo a través de la mirilla del biombo de protección, manifestando de
manera espontánea “ahí está esa rata”, riendo luego en forma descontrolada,
explicando que dijo eso porque sentía rabia, lo que el tribunal pudo apreciar
directamente y además quedó registrado en audio, lo que refuerza la convicción de
que se trata de vivencias personales del niño y no de situaciones inventadas o
inoculadas a éste por terceros.
Dicha apreciación encuentra demás respaldo en los dichos de la perito María
Soledad Muñoz Pincheira, que practicó a «P_A_M_P_» una evaluación pericial de
credibilidad y daño, estableciendo en cuanto a su funcionamiento psicológico, que
a nivel cognitivo presenta juicio de realidad, habilidades comprensivas acordes a su
edad, lo que le otorga suficientes capacidades testimoniales para la evaluación;
que presenta una forma de vinculación ambivalente, prevaleciendo la rabia,
hostilidad y agresividad en el modo de contactarse; que sus mecanismos
principales de defensa, son la disociación, devaluación, cierta omnipotencia, y a
veces, la risa maniaca, que tiene la finalidad de disminuir sus sentimientos
depresivos y sustituirlos por otros más eufóricos.
En cuanto a la credibilidad subjetiva, no se advirtió en el testimonio de
«P_A_M_P_» alguna tendencia a la fabulación u otro defecto similar que afectara la
idoneidad de su relato, el que fue siempre concreto y encuadrado en un marco
espacial y temporal determinados; tampoco se evidenció que fuera inventado o
estuviera influenciado por terceros, en especial considerando que develó en forma
espontánea la situación de abuso vivida a la asistente social de FAS Carolina
Alvarado Mansilla, cuando ya no se encontraba viviendo en la casa del acusado y
su conviviente, lo que descarta que ella estuviera motivada por algún interés
ganancial, y aunque el menor manifestó en audiencia que sentía rabia en contra
del acusado y que esperaba que se hiciera justicia, ello fue percibido como una

40
TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

expresión de los sentimientos que el episodio abusivo produjo en él, descartándose


sentimientos previos de animadversión u otros móviles espurios en contra de la
persona del agresor que pudieran inducirlo a inventar un relato con el solo
propósito de perjudicarlo.
VIGESIMONOVENO: Que, la impresión de los juzgadores se vio reforzada
por la circunstancia de haber mantenido el menor su relato en el tiempo, en
similares términos y ante diversos interlocutores: la funcionaria del FAS, Carolina
Alvarado Mansilla, a quien develó los hechos, ante el fiscal y el médico legista,
según fluye de lo expuesto por el detective Francisco Barría Aguilar, que reprodujo
en estrados la versión entregada por «P_A_M_P_» en dichas instancias, a la
psicóloga María Soledad Muñoz Pincheira, quien recibió su relato en el contexto del
informe pericial que elaboró, y finalmente ante este Tribunal, dando plausibilidad y
coherencia a su declaración, lo que reafirma la idea que se trata de vivencias
personales con las que se encuentra vinculado emocionalmente, siendo aún más
creíble su versión de los hechos.
En este sentido, la funcionaria del FAS Carolina Alvarado Mansilla,
quien formuló la denuncia que dio origen a la investigación de los hechos
sometidos a juzgamiento, señaló en estrados que a mediados de enero de 2012, en
horas de la mañana, mientras ella estaba en su lugar de trabajo, a la sazón la
Protectora de la Infancia, llegaron a su oficina «P_A_M_P_» y «M_I_P_C_» , los niños
mayores que habían sido sacados de la casa de don Carlos y se encontraban en el
hogar, y pidieron hablar con ella o con la tía Andrea, que se encontraba de
vacaciones, se sentaron y luego de recordar que ellas les habían dicho que los iban
a proteger, «P_A_M_P_» le contó que el tío de la casa le tocaba el pene, lo besaba
y lo amenazaba para que no contara lo sucedido; «M_I_P_C_» después tomó un
poco más de confianza, y luego se unió a la conversación, dijo que era verdad, y
que también se lo hacía a «K_M_C_A_» , que estaba con una familia guardadora
nueva, a quien ella no incluyó en la denuncia.
Por su parte, el funcionario policial Francisco Barría Aguilar, además de
ratificar el contenido de la denuncia formulada por la testigo antes mencionada,
reprodujo en estrados el relato entregado por Pablo en fiscalía y al médico legista
que practicó el Informe de delitos sexuales, señalando que en el primer caso,
«P_A_M_P_» dijo que días antes de la navidad de 2011, en el pasaje 3 casa 22 de
la Población Vista Hermosa, pudo observar que en dos ocasiones el imputado
efectuó tocaciones en el trasero a dos menores también del programa, «M_I_P_C_»
y «K_M_C_A_» , que también estaban en la casa de la guardadora María Reyes, y

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TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

además le efectuaba tocaciones en la zona del pene por encima de la ropa; explicó
que «P_A_M_P_» prestó dos declaraciones en el Ministerio Público, en la primera
sólo atribuyó tocaciones a los otros dos menores y no señaló en su declaración que
él era víctima de tocaciones; y en el segundo testimonio, dijo que entre noviembre
de 2011 y hasta antes de navidad, también fue víctima de tocaciones en la misma
casa por encima de la ropa en el pene y el trasero, y luego le tocaba el pene
cuando se bañaba solo, le daba besos en la boca, y le decía que se quedara callado
respecto de los hechos por lo que no contó lo sucedido. Agregó que al médico
legista, refirió tocaciones en zona genital y anal, aunque éste no encontró signos
de penetración.
A su turno la psicóloga María Soledad Muñoz Pincheira manifestó en
relación a la temática que se analiza, que Pablo entregó un relato asociado a los
hechos, en el que describió que en circunstancias que vivía en la casa de una
guardadora del FAS de Ancud, María Pereira, el esposo de ella que identificó como
José Carlos Gallardo Caimapo, lo transgredió en su sexualidad, en reiteradas
ocasiones e identificó tres situaciones, la primera consistió en tocaciones sobre su
ropa en su zona genital y trasero, lo que ocurrió una mañana después de tomar
desayuno en la casa en que vivía con otros menores, «K_M_C_A_» , «M_I_P_C_» y
«M_I_P_C_» mientras estaban en la mesa y la guardadora no estaba presente, lo
que habría ocurrido en noviembre de 2011. En otra ocasión se estaba bañando o
duchando, y el hombre ingresó al baño en puntas de pie y le realizó tocaciones en
su pene y en su trasero, dijo que le apretaba el pene, abriendo y cerrando la mano,
como lo graficó de manera gestual la perito, además le habría dicho algunas cosas,
y el último episodio ocurrió en la noche, cerca de navidad, dormían en una pieza,
«K_M_C_A_» , «M_I_P_C_» y él; «M_I_P_C_» y «K_M_C_A_» compartían una cama, la
pieza de los guardadores estaba al lado y tenía una puerta, y en una oportunidad,
Carlos llegó y les metió el pene por el poto a los tres.
Señaló la perito que de acuerdo al análisis criterial, este relato presenta a
nivel de características generales: estructura lógica, elaboración no estructurada,
narra episodios sin orden cronológico, pese a lo cual mantiene coherencia y
además presenta detalles; a nivel de los contenidos específicos del relato, presenta
adecuación contextual espacio temporal y la narración es coherente con su
funcionamiento psicológico y su capacidad para orientarse temporoespacialmente,
dio la dirección exacta del lugar y lo asoció a hechos determinados, como navidad;
reprodujo verbalizaciones en relación a lo que el supuesto ofensor le habría dicho,
señaló que en un momento iba al tratamiento al Centro Millantuy y el supuesto

42
TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

ofensor le dijo que no contara lo que le hacía, de lo contrario lo iba a castigar


físicamente. En cuanto a las peculiaridades del contenido, refirió detalles inusuales,
que son esperables en caso de vivencias genuinas, al referir que le apretaba el
pene, dando cuenta de sensaciones táctiles o kinestésicas, que apuntan a
situaciones vivenciales, lo que da peso a su relato; también dio detalles superfluos,
como que le iban a pagar a María Pereira un sueldo de $42.000, los que tampoco
son esperables en caso de un relato aprendido; además presenta correcciones
espontáneas, lo que tampoco es esperable en el caso de relatos aprendidos; y
tiene elementos característicos de la ofensa, que son compatibles con elementos
que aporta la fenomenología de las agresiones sexuales, cuando hay muchos
episodios o cronicidad, la tendencia es a agrupar las agresiones en un mismo
concepto y por lo mismo más genérico, además develó los hechos en forma tardía,
lo que es consistente también con la reiteración en las agresiones, y con las
estrategias de silenciamiento y maltrato que habría recibido del ofensor, incluso
psicológico, al decirles que eran hijos de las perras, que los dejaron botados sus
madres, igual que a los perros, concluyendo que el relato de «P_A_M_P_» cumple
con 18 criterios del CBCA, lo que permite calificarlo como creíble, y en relación a la
validez, se considera que es válido, por ser coherente con su funcionamiento
psíquico, con su lenguaje y sus habilidades expresivas y comprensivas y además a
nivel afectivo es un relato que entrega con baja disposición narrativa, no tenía la
intención de contar, le costó vincularse, y cuando lo hizo, se desvinculó de los
hechos y mantenía una risa maniaca como mecanismos de defensa, siendo la
develación tardía también consistente con situaciones contextuales que la
favorecieron, ya que se produjo luego que salieron de la casa, lo que también es
consistente con el relato de niño, que indicó que él y los demás menores habrían
recibido estrategias de silenciamiento que impidieron una develación más
temprana. A partir del análisis del relato, que es consistente con declaraciones
previas, se descartó la ganancia secundaria o motivación para informar en falso,
que pierde fuerza no sólo por el contexto del niño, sino por la dificultad que
presenta para contar los hechos, lo que permite concluir que su relato es creíble.
Finalmente, la declaración de Pablo se encuentra avalada asimismo por los
dichos de «K_M_C_A_» , quien mencionó en estrados que el tío Carlos también
bañaba él mismo a los otros niños y con las manos los tocaba en el cuerpo, su
guatita, su potito y su pene (sic).
TRIGESIMO: Que, resulta indispensable destacar en este contexto, que pese
a los cuestionamientos formulados por la defensa respecto a la credibilidad de los

43
TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

dichos de «P_A_M_P_» , conforme a los testimonios aludidos en el motivo anterior,


que han sido apreciados por el tribunal como coherentes, verosímiles y creíbles
tanto objetiva como subjetivamente, de acuerdo a lo razonado en consideraciones
previas, queda de manifiesto que si bien las versiones entregadas por «P_A_M_P_»
en el curso de la investigación presentan diversos niveles de detalle, se ha
mantenido incólume en lo esencial, esto es en haber sido víctima de tocaciones en
el pene por parte de José Carlos Gallardo Caimapo, no evidenciándose
contradicciones, sino más bien la existencia de diversos episodios abusivos, que
han sido descritos indistintamente por él, generando sentimientos de rabia,
hostilidad y desconfianza, que pudieron apreciarse durante la declaración que
prestó en estrados, tanto por la vulneración misma de que fue víctima por parte del
acusado, como por la falta de protección por parte de las instituciones que
debieron cuidar de él, lo que representó en forma expresa a la perito María Soledad
Muñoz Pincheira, gritándole que ellos no hicieron nada frente a lo que le pasó con
José Carlos Gallardo.
En este contexto debe tenerse también en cuenta que la percepción
negativa de «P_A_M_P_» respecto a la Red SENAME, a la que hizo referencia la
perito mencionada, se explica no sólo por el profundo conocimiento que tiene de
ella por tratarse de un menor institucionalizado desde pequeño, sino también
porque fue victimizado sexualmente con anterioridad en las Aldeas SOS por parte
de otra menor, como lo señalaron de manera conteste en estrados las peritos María
Soledad Muñoz, Marcela Subiabre Díaz y Eva Lucía Álvarez Díaz, precisando esta
última que esta situación solo se descubrió en junio de 2011, aunque el menor
había sido derivado a terapia reparatoria en el Centro Millantuy en febrero de 2010,
por las conductas sexualizadas que presentaba, y que encontrándose en
tratamiento, en diciembre de 2011, época en que se encontraba a cargo de la
guardadora María Reyes Pereira, conviviente del acusado, presentó sintomatología
psiquiátrica y entró en crisis emocional profunda, con conductas muy
oposicionistas y agresivas, por lo que incluso requirió hospitalización psiquiátrica
en Ancud por cuatro días, y después siguió en terapia en Puerto Montt con la
doctora Consuelo Leiva, donde fue llevado por el acusado José Gallardo, debido a
que se desconocía que éste abusaba de «P_A_M_P_» , según indicó la perito
Marcela Subiabre Díaz, por lo que fue egresado del tratamiento el 30 de enero de
2012, y cuando el niño se estabilizó emocionalmente fue ingresado a un segundo
tratamiento en el Centro Millantuy el 5 de junio de 2012.

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TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

Estas circunstancias ponen de manifiesto que durante su infancia, Pablo ha


sido objeto de múltiples vulneraciones, no sólo de índole sexual, lo que explica su
desconfianza y hostilidad a abordar temas que lo afectan emocionalmente y en los
que siente que no ha sido debidamente protegido por las instituciones que lo han
tenido a su cargo, siendo entonces razonable que la misma actitud mantuviera en
el curso de la investigación de los hechos sometidos a juzgamiento, y se limitara
inicialmente a referir los abusos sexuales que afectaban a «K_M_C_A_» y
«M_I_P_C_» negando ser él mismo víctima de dicha situación; sin embargo, esta
primaria negación no resta valor a sus declaraciones posteriores, ya que se justifica
plenamente en las experiencias de vulneración que ha experimentado y el daño
emocional que éstas le han causado, el que pese a todo logró vencer para entregar
su relato en diversas instancias, incluso ante el tribunal, razón por la que se
desestimó el cuestionamiento planteado por la defensa en relación a este punto.
Por otra parte, es menester señalar que si bien la defensa no logró
demostrar que Pablo hubiese sido agredido sexualmente por su padrastro, quedó
asentado en juicio que el niño fue victimizado sexualmente en una oportunidad
anterior en las Aldeas SOS; sin embargo, en concepto de los sentenciadores, tal
circunstancia en forma alguna resta valor al relato de esta situación abusiva
posterior que describió en estrados y en instancias previas, ya que Pablo
individualizó de manera categórica a su agresor y además narró en forma
pormenorizada y acorde a su menor edad, diversos episodios, que enmarcó en
tiempo y espacio, los que además vinculó a aspectos cotidianos de la vida que
llevaba a esa época; a lo que se suma lo expuesto por la perito María Soledad
Muñoz, en cuanto sostuvo que si bien la agresión anterior pudo haberlo dañado, no
invalida la credibilidad de su relato, pero si tiene implicancia en la evolución del
daño que el niño trae, al que se suma el daño causado por esta nueva experiencia
traumática, que también lo atraviesa e impacta emocionalmente; afectación que se
evidenció en juicio de manera palmaria en los dichos de la perito asistente social
Eva Álvarez Díaz, quien además de referir la crisis psiquiátrica que experimentó
Pablo en el mes de diciembre de 2011, mientras permanecía en el hogar de la
guardadora María Reyes y del acusado, fue testigo presencial durante una visita
domiciliaria, de la fuerte afectación emocional del niño al escuchar que su madre
mencionaba la situación de Ancud, que reaccionó de manera violenta con la
progenitora, le gritó, salió de la habitación dando portazos y se fue a su pieza, por
lo que el psicólogo debió intervenir, logrando contener al niño y logrando que se
calmara; enterándose además que «P_A_M_P_» había tenido una descompensación

45
TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

emocional luego de una entrevista con el fiscal, para prepararlo para el juicio, y
además que en algunas ocasiones había golpeado a la madre cuando mencionaba
lo sucedido al niño en Ancud; antecedentes que evidencian que el relato de Pablo
no se encuentra interferido por el recuerdo de abusos anteriores, sino que se
circunscribe a la situación ocurrida con el encartado en la ciudad de Ancud, que es
la que le provoca un importante descontrol emocional, lo que refuerza la
apreciación del tribunal y de las profesionales referidas, por lo que el tribunal
rechazó del mismo modo los planteamientos de la defensora en este ámbito.
TRIGESIMOPRIMERO: Que, despejado lo anterior, es posible concluir
racionalmente, conforme a las probanzas referidas, que todos los episodios
descritos por «P_A_M_P_» , se desarrollaron en el interior de la casa habitación que
compartían la guardadora María Reyes Pereira y su conviviente José Carlos Gallardo
Caimapo, que encuentra ubicada en pasaje 3, casa 22 de la Población Vista
Hermosa de la ciudad de Ancud, como quedó asentado en consideraciones
precedentes, y lo refirió en forma expresa el niño al prestar declaración en fiscalía,
como lo indicó el funcionario policial Barría Aguilar, y así lo indicaron también la
testigo Carolina Alvarado Mansilla, la psicóloga María Soledad Muñoz Pincheira y el
menor «K_M_C_A_» por lo que el tribunal así lo estableció en los hechos que tuvo
por concurrentes en el veredicto respectivo.
En relación a la época de ocurrencia de los episodios abusivos relatados por
Pablo, este sostuvo en forma categórica en juicio que ellos ocurrieron en el mes de
diciembre de 2011, mientras que en fiscalía refirió que entre los meses de
noviembre y antes de la navidad del año 2011, periodos que también hizo
referencia a la psicóloga María Soledad Muñoz, sin embargo, teniendo en
consideración lo expuesto de manera consistente por el niño en estrados, el
tribunal enmarcó los hechos que se tuvo por acreditados dentro del mes de
diciembre de 2011, sin que ello vulnere en forma alguna el principio de
congruencia, por cuanto el marco temporal mencionado, se encuentra
comprendido dentro de las proposiciones fácticas contenidas tanto en el hecho 3
de la acusación fiscal, que son los que fijan el objeto del juicio.
Conforme a lo razonado en forma precedente, el tribunal tuvo por
establecido que los diversos episodios que describió Pablo ocurrieron en el interior
de la casa habitación del acusado y su conviviente, la guardadora María Reyes
Pereira, ubicada también en el pasaje 3, casa 22 de la Población Vista Hermosa de
la ciudad de Ancud, durante el mes de diciembre del año 2011, lo que se condice

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TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

con las proposiciones fácticas imputadas en la acusación fiscal, y en esos términos


se plasmó en el veredicto correspondiente.
TRIGESIMOSEGUNDO: Que, respecto a las circunstancias y modalidad de
los episodios abusivos, es importante destacar que al declarar en juicio Pablo
mencionó en forma expresa que Carlos Gallardo le tocaba sus partes íntimas, el
pene, con sus manos, por encima y por debajo de la ropa en el interior de la pieza
en que él y los demás niños dormían, cuando éstos no se encontraban y la
conviviente de éste se encontraba en la cocina, y lo mismo ocurrió una vez en el
baño, cuando él se estaba bañando solo y el acusado entró únicamente para
tocarle sus partes íntimas, pero no lo ayudó a ducharse, y además lo amenazaba
para que no contara a nadie lo sucedido, diciéndole que lo iba a castigar llevándolo
a su pieza, donde según el niño lo iba a volver a abusar; episodios que resultan
coincidentes con lo expuesto por Pablo a Carolina Alvarado Mansilla y ante la
fiscalía, pues en ambas instancias refirió tocaciones en su pene en el interior de la
casa del acusado, sin precisar la dependencia precisa en que ello ocurrió,
agregando en esta última ocasión, que también se produjeron dichas tocaciones
cuando se bañaba solo, agregando que lo amenazaba para que no contara lo
sucedido; evento que también se encuentra refrendado en el relato que entregó a
la perito María Soledad Muñoz Pincheira, a quien precisó «P_A_M_P_» que cuando
se estaba duchando, José Carlos Gallardo Caimapo ingresó al baño en puntas de
pie y le realizó tocaciones en su pene, indicándole además a la perito el
movimiento que hacía con la mano, que ésta graficó en estrados, abriendo y
cerrando la mano; a lo que sumó lo expuesto por «K_M_C_A_» al referir de manera
espontánea que a «P_A_M_P_» y a «M_I_P_C_» también les efectuaba tocaciones
en diversas partes del cuerpo, entre las que mencionó el pene, cuando éstos se
estaban bañando.
Sin perjuicio de ello, aunque «P_A_M_P_» mencionó a la denunciante que el
acusado también le daba besos en la boca, conducta que también describió al
prestar declaración en fiscalía, oportunidad en que también incluyó tocaciones en
el trasero, ninguna referencia a ellas hizo en estrados, por lo que pese a que dichas
acciones se encontraban descritas en las acusaciones fiscal y particular, el tribunal
no pudo tenerlas por establecidas, ya que no fueron ratificadas por él en juicio.
Por otra parte, quedó también de manifiesto durante la audiencia, que
«P_A_M_P_» relató a la psicóloga María Soledad Muñoz Pincheira, que en una
oportunidad el acusado le efectuó tocaciones en la zona genital y el trasero,
mientras estaba en la mesa tomando desayuno y en otra ocasión, ocurrida en la

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TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

noche, cerca de navidad, Carlos Gallardo llegó a la pieza que compartía con
«K_M_C_A_» y «M_I_P_C_» y les metió el pene por el poto a los tres; episodios que
tampoco fueron mencionados por «P_A_M_P_» al declarar en estrados, ni en otras
instancias en las que entregó su relato, razón por la que no obstante constituir
también agresiones a la esfera sexual de la víctima, no encuentran respaldo en
otras probanzas incorporadas a juicio, siendo el sólo testimonio de la perito,
insuficiente para tener por establecidos tales hechos.
Conforme a lo expuesto, el análisis conjunto de las probanzas incorporadas
a juicio a las que se ha hecho referencia con antelación, sólo permitió al tribunal
tener por establecido que «P_A_M_P_» fue víctima de tocaciones con las manos en
su pene por parte del acusado, en diversas oportunidades, tanto en el dormitorio
que compartía con los demás niños en la casa del acusado, como en el baño,
dependencia a la que ingresó de manera subrepticia, aprovechando que el menor
se estaba duchando, lo que concuerda parcialmente con las proposiciones fácticas
contenidas en las acusaciones fiscal y particular, por lo que en esos términos
quedó establecido en el veredicto correspondiente; siendo menester destacar, que
a pesar de haberse acreditado una pluralidad de acciones abusivas, cuyo número
no pudo ser precisado, ya que «P_A_M_P_» no logró individualizar de manera
completa cada uno de estos sucesos, como lo exige la ley penal y el literal c) del
artículo 342 del Código Procesal Penal, que obliga a los juzgadores a exponer en la
sentencia, en forma clara, lógica y completa cada uno de los hechos y
circunstancias que se dieren por probados; el tribunal estimó que tales acciones
constituían sólo un delito de abuso sexual, tal como lo imputaron el Ministerio
Público y la acusadora particular.
TRIGESIMOTERCERO: Que, la dinámica de hechos descrita por el menor,
satisface las exigencias doctrinarias inicialmente expuestas para configurar el
segundo elemento típico que se analiza, pudiendo sostenerse en primer término
que se está frente múltiples acciones distintas al acceso carnal, que se
materializaron externamente en tocaciones con las manos en el pene de Pablo
cuando éste se encontraba solo en el dormitorio que compartía con «K_M_C_A_» y
«M_I_P_C_» y en una ocasión en el baño, mientras se duchaba, comportamiento
que de manera irrefutable comprometió la indemnidad sexual del niño, bien
jurídico protegido por la figura penal que contempla el artículo 366 bis del Código
Penal, por cuanto el agresor, un adulto de 51 años de edad a esa época, vulneró sin
contemplación alguna el derecho del ofendido, de tan solo 10 años, a no ser
involucrado de manera forzada en una interacción de significación sexual, pues se

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TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

vio obligado a participar de diversos ataques que se ejecutaron en su contra, dada


su escasa edad, la ausencia de madurez y comprensión suficiente de su
significado, y tener sin opción alguna de rechazarlo, ya que al igual que en el caso
de «K_M_C_A_» «P_A_M_P_» había sido entregado por el Programa FAS a la
guardadora María Reyes Pereira, conviviente del acusado, debido a la situación de
vulnerabilidad y pobreza que existía en su núcleo familiar, siendo alejado de su
madre con antelación, con la que no mantenía contacto a esa época, y tampoco
con otros parientes o figuras protectoras, por lo que no contaba con ninguna
persona de confianza a quien revelar lo sucedido o pedir ayuda, y además era
amenazado por su agresor con ser castigado en su dormitorio para que no develara
los abusos de que era víctima, lo que «P_A_M_P_» interpretaba como un nuevo
abuso en dicha dependencia.
De otra parte, la conducta descrita carece de toda justificación, ya que el
acusado aprovechaba los momentos en que el menor estaba solo en su dormitorio
o en el baño para abusar de él, tocándole con sus manos el pene tanto por encima
como por debajo de la ropa, generando una interacción de índole o significación
sexual, por cuanto objetivamente dichas acciones tienen la aptitud para activar o
excitar el instinto sexual en los seres humanos, y no constituyen una manera
habitual de interacción entre personas de grupos etáreos diversos, entre los que no
existía un vínculo afectivo o de parentesco, sino una situación jurídica que obligaba
al niño a permanecer en el hogar del acusado, por haber sido derivado al Programa
FAS, que determinó en forma unilateral y autónoma, entregar a «P_A_M_P_» a la
guardadora María Reyes Pereira, conviviente del acusado, que aprovechó la
cercanía y acceso al menor que la situación referida le permitía, para efectuarle las
tocaciones descritas.
En este mismo orden de ideas, la acción desplegada por el agente, importa
la existencia de un contacto corporal directo entre el agresor y la víctima, que se
concretó en las tocaciones en el pene del niño, como lo exige el artículo 366 ter del
Código Penal, vulnerando la integridad sexual del menor, por cuanto lo involucró
en un contexto sexual no buscado ni deseado por él, para el cual no se encontraba
física ni emocionalmente preparado, por lo que este hecho afectó su normal
desarrollo sexual, y además le provocó otros daños psíquicos y emocionales, que
fueron referidos por las peritos María Soledad Muñoz y Eva Álvarez Díaz, que
lesionaron el estado de bienestar relacionado con la forma en que «P_A_M_P_»
asume la vida sexual. Ello determina además, la relevancia de la conducta del
hechor, ya que no se trata de una simple molestia provocada a la víctima, ni de un

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TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

atentado menor a otros valores protegidos por el ordenamiento jurídico, sino que
se está frente a un hecho de gravedad, dentro del conjunto de comportamientos de
índole sexual posibles, distintos del acceso carnal, puesto que posee la entidad o
intensidad necesarias para menoscabar efectivamente el bien jurídico protegido
por el tipo penal, que se refleja en la evidente afectación emocional que presenta
«P_A_M_P_» debido a los episodios abusivos de que víctima por parte del acusado,
configurándose de esta manera, las exigencias prescritas por el artículo 366 ter del
Código Penal.
Tipicidad Subjetiva
TRIGESIMOCUARTO: Que en cuanto a la tipicidad subjetiva del delito que
se analiza, debe tenerse en consideración a efectos de determinar si la conducta
desplegada por el acusado fue o no dolosa en este caso concreto, que el hechor no
podía sino tener pleno conocimiento de la minoría de edad de Pablo, debido a que
su conviviente era la guardadora del niño, por lo que éste vivía en su casa, donde
realizaba gran parte de sus actividades cotidianas, y además asistía al colegio, sin
que existiera posibilidad alguna de confusión por parte del encartado respecto a
esta circunstancia, ya que Pablo presenta un aspecto físico acorde a su edad
cronológica, por lo que impresiona como un niño, tal como lo apreció el tribunal.
También debe considerarse en este contexto, que de acuerdo a lo expuesto
por Pablo, el encartado le efectuaba tocaciones cuando se encontraba solo en su
pieza o en el baño, en ausencia de su conviviente y de los menores «K_M_C_A_» y
«M_I_P_C_» , que también se encontraban bajo la guarda de María Reyes, lo que da
cuenta que éste aprovechaba la circunstancia de vivir el menor en su casa, para
tener acceso a él y abusarlo cuando lo encontraba solo en alguna de las
dependencias referidas, sin que su conducta despertara las sospechas de su
conviviente, que descuidaba a los menores pues además debía atender a
“Miguelito” el más pequeño de los niños y realizar otras tareas domésticas, y
además lo amenazaba en la forma antes descrita, para que no contara los abusos a
que lo sometía; acciones que evidencian el conocimiento que tenía sobre el
carácter delictual de su conducta, la que ejecutó en forma subrepticia y trató de
ocultar valiéndose de las amenazas que dirigía a «P_A_M_P_» , conociendo además
la situación de desprotección en que el niño se encontraba, en razón de lo que
había sido entregado a su conviviente, que se encontraba acreditada como
guardadora, aunque él también participaba en algunas labores y actividades que el
Programa FAS realizaba con los niños y los guardadores, como lo refirió la testigo
Carolina Alvarado Mansilla.

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TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

Estas circunstancias, revelan que el agente actuó con dolo directo en la


comisión del ilícito, por cuanto desplegó su conducta con el propósito de realizar de
manera abusiva, acciones de connotación sexual sobre la víctima, representándose
el resultado de su conducta y con clara conciencia de la antijuricidad de la misma,
y, no obstante contar con la libertad y madurez para adecuar su conducta a la
norma jurídica, la dirigió, por el contrario, a concretar sus deseos, obteniendo, en
consecuencia, el resultado querido; quedando de esta forma establecida la
concurrencia de la tipicidad objetiva y subjetiva indispensable para la configuración
del delito.
Antijuricidad
TRIGESIMOQUINTO: Que sin perjuicio de los hechos que el tribunal ha
tenido por acreditados tanto respecto de «K_M_C_A_» como de «P_A_M_P_» , y con
ello la tipicidad objetiva y subjetiva que se adelantara en ambos casos, no es
menos cierto, que en doctrina la tipicidad es sólo indiciaria de la antijuridicidad, por
lo que, no habiéndose alegado ni determinado en la especie que las acciones
desplegadas por el agente se encuentran amparadas por una causal de
justificación, su actuar debe ser interpretado como un accionar que ha resultado
derechamente antijurídico, al contradecir las normas del deber contenidas en el
ordenamiento jurídico.
Hechos acreditados
TRIGESIMOSEXTO: Que en virtud de todos los elementos probatorios
indicados en los motivos anteriores, los cuales son estimados como coherentes,
lógicos, veraces y coincidentes entre sí, este Tribunal ha logrado adquirir la
convicción, más allá de toda duda razonable y sin que con ello se vulneren las
reglas de la lógica, las máximas de la experiencia y los principios científicamente
afianzados, para establecer los siguientes hechos:
1°.- “Que, en circunstancias que el menor de iniciales «K_M_C_A_» ., nacido
el 15 de Abril de 2005, se encontraba a cargo de la guardadora del Programa de
Acogida Simple, María Reyes Pereira, en virtud de una medida de protección, en
su domicilio de Población Vista Hermosa pasaje 3 casa 22 de la ciudad de Ancud,
durante el mes de diciembre de 2011, en diversas ocasiones el conviviente de
ésta, JOSE CARLOS GALLARDO CAIMAPO, aprovechando esta situación, le efectuó
tocaciones de carácter sexual con sus manos en el pene”.
2°.- “Que, en circunstancias que el menor de iniciales «P_A_M_P_» ., nacido
el 27 de septiembre del 2001, quedó a cargo de la guardadora del Programa de
Acogida Simple, María Reyes Pereira, en virtud de una medida de protección, en su

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TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

domicilio de Población Vista Hermosa pasaje 3 casa 22 de la ciudad de Ancud,


durante el mes de diciembre de 2011, el conviviente de ésta, JOSE CARLOS
GALLARDO CAIMAPO, aprovechando esta situación, en diversas ocasiones le
efectuó tocaciones de carácter sexual con sus manos en el pene”.
Calificación Jurídica
TRIGESIMOSEPTIMO: Que, conforme a lo razonado en los acápites
precedentes, los hechos descritos en los dos numerales anteriores, en cuanto
importan la realización por parte del agente de acciones de significación sexual y
de relevancia mediante contacto corporal con las víctimas, menores de 14 años de
edad, tipifican dos delitos consumados de abuso sexual infantil, que prevé y
sanciona el artículo 366 bis en relación con el artículo 366 ter, ambos del Código
Penal, en grado de consumado, en perjuicio de los niños de iniciales «K_M_C_A_» .,
y «P_A_M_P_»
Intervención del acusado
TRIGESIMOCTAVO: Que, sin perjuicio de los cuestionamientos planteados
por la defensa que se analizarán en los motivos siguientes, respecto a la
intervención que se atribuía a su representado en los delitos sometidos a
juzgamiento, los acusadores lograron demostrar en juicio la autoría de José Carlos
Gallardo Caimapo, en los hechos que se han tenido por concurrentes, valiéndose
de la misma prueba de cargo incorporada para demostrar los hechos punibles
contenidos en la acusación.
De esta forma, se consideró en primer término la imputación directa que
formularon en su contra los menores víctimas «K_M_C_A_» y «P_A_M_P_» en la
declaración que cada uno prestó ante el Tribunal, sindicando de manera categórica
y persistente en el tiempo, ante diversos interlocutores, a José Carlos Gallardo
Caimapo, o tío Juan Carlos, según indicó «K_M_C_A_» de manera espontánea en
estrados, como la persona que les efectuó tocaciones en el pene, al que además
reconocieron al mirar a través de la mirilla del biombo que el tribunal dispuso como
medida de protección, precisando los niños que éste era la pareja de la tía María y
vivían en la casa de ambos, aunque no pudieron indicar con precisión el motivo por
el que se encontraban con ellos; situación que resultó plenamente demostrada en
juicio con las probanzas de cargo, incluso con el testimonio de la conviviente del
acusado María Reyes Pereira, sin que ello fuera cuestionado en forma alguna por la
defensa.
También relevante para establecer la participación del encartado respecto de
los hechos que el tribunal tuvo por concurrentes respecto de ambos menores,

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TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

resultaron los testimonios de Carolina Alvarado Mansilla, quien recibió la develación


de los hechos por parte de «P_A_M_P_» y «M_I_P_C_» , y del funcionario policial
Francisco Barría Aguilar, que reprodujo en estrados las declaraciones prestadas por
los afectados ante el Ministerio Público y la referencia que en cada caso entregaron
al médico legista; a lo que sumó el testimonio del padre de «K_M_C_A_» , Manuel
Cuevas Vilches, que refrendó el relato del niño en juicio y la identidad de su
agresor, confirmando que nunca se ha retractado de sus dichos, y de la perito
psicóloga María Soledad Muñoz Pincheira, quien examinó a Kevin y a Pablo en el
contexto de la evaluación pericial de credibilidad y daño que se le encomendó,
señalando que ambos niños hicieron referencia a José Carlos Gallardo Caimapo,
aunque Kevin no logró entregarle un relato acerca de los hechos investigados, lo
que sí pudo hacer «P_A_M_P_» aportando además antecedentes relevantes sobre
el funcionamiento psicológico de los niños, que permitió comprender su reticencia
inicial para referir los hechos.
TRIGESIMONOVENO: Que, como antes se dijo, la defensa cuestionó la
participación que se atribuía al acusado en todos los hechos contenidos en las
acusaciones fiscal y particular, señalando que por razones laborales éste pasaba
poco tiempo en su casa, ya que trabajaba en exceso, pues realizaba más horas
extraordinarias que las que permite la ley y cumplía dobles turnos cuando faltaban
paleteros; circunstancia que también invocó el acusado al prestar declaración en
fiscalía, oportunidad en que, según lo expuesto en juicio por el detective Francisco
Barría Aguilar que tuvo a la vista dicho antecedente, sostuvo que las acusaciones
en su contra eran falsas, ya que él llegaba a la casa algunos fines de semana, que
tenía turnos laborales de 12 y 24 horas, que a veces se quedaba a pernoctar en su
lugar de trabajo, donde también se alimentaba; situación a la que también aludió
su conviviente María Reyes Pereira al prestar declaración en estrados, agregando
que restaba crédito a las acusaciones en contra de su pareja, ya que ellas se
debían a una venganza de las funcionarias del FAS, Carolina Alvarado Mansilla y
Andrea Sánchez.
En relación al primer aspecto controvertido, es posible señalar que quedó
asentado en juicio que el acusado se desempeñaba habitualmente como paletero
para la Empresa Constructora Sierra Nevada, como lo refirieron de manera
conteste su conviviente María Reyes Pereira y el menor «K_M_C_A_» , labor que
consiste en detener y autorizar el paso de los vehículos cuando se realizan
reparaciones en la carretera, lo que resultó avalado con el mérito del contrato de
trabajo de fecha 3 de octubre de 2011 entre el acusado y la referida empresa

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TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

constructora, en el que el primero se compromete a desempeñar la función de


paletero en la obra Conservación periódica de la Ruta 5 Sur ubicada en Ancud, con
una jornada de 45 horas, en turnos rotativos, el primero entre las 8 de la mañana y
las 4 de la tarde, el segundo de 4 de la tarde a 00 horas y el tercero de 00 hasta las
8 de la mañana (sic), por un sueldo fijo de $182.000 y con duración temporal hasta
el término de la obra Reposición de Loza Km. 1126432 al Km. 1126700, y de los
dos finiquitos de trabajador de fecha 29 de noviembre de 2012 y 31 de
julio de 2013, respectivamente; a lo que se sumó el testimonio del detective
Francisco Barría Aguilar, quien concurrió a la Empresa Sierra Nevada S.A.,
oficina Ancud, donde la secretaria le proporcionó los contratos de trabajo y
finiquitos del acusado desde que fue contratado el 1 de octubre de 2011 hasta el
mes de julio de 2013, periodo en el que fue contratado varias veces y presentó
renuncias voluntarias, siendo recontratado posteriormente, y además unas hojas
de asistencia que firmaba en forma diaria, y además el prevencionista de riesgos
de dicha empresa, Luis Fernando Cárdenas Ruiz, le manifestó que fue jefe
directo del acusado desde enero del año 2012, cuando llegó a trabajar a la
empresa, desempeñando funciones de jornal y paleta, en turnos de 8 horas diarias,
de 8 a 4, de 4 a 00 y de 00 a 8 horas, que a veces ocurrió que trabajó más de 8
horas, hasta 12, justificadamente, y en una instancia trabajó dos turnos de 12
horas, y que en la zona donde efectuaban el trabajo diario no tienen donde
pernoctar, siendo el mismo quien trasladaba a los trabajadores; misma información
que luego ratificó al prestar declaración en estrados, acotando que los turnos eran
rotativos y semanales, distribuidos en la forma antes referida, que la empresa
mantenía transporte para los trabajadores, por lo que los pasaban a dejar y a
buscar, de manera que regresaban diariamente a su casa, porque no tenían donde
pernoctar en las obras de construcción.
Ahora bien, conforme a lo expuesto por los testigos mencionados, quedó en
evidencia que no era posible que el acusado pernoctara en la obra, como éste lo
sostuvo en fiscalía, ya que la Empresa Sierra Nevada no contaba con un lugar
destinado a ese fin en las obras que ejecutaban, siendo lo habitual que un medio
de transporte dispuesto por la empresa pasara a buscar a los trabajadores y los
llevara de vuelta a la ciudad de Ancud al término de su jornada laboral, lo que
además encuentra sustento en lo señalado por la propia conviviente del acusado
María Reyes Pereira, en cuanto sostuvo que su esposo llegaba en las noches a
dormir a la casa, como también lo refirió el menor «K_M_C_A_» , quien señaló que
el tío Carlos salía a trabajar temprano, cuando él se iba al colegio, como a las 8 ó 9

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TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

de la mañana, y regresaba de lunes a viernes cuando ellos estaban cenando;


información que coincide con lo expuesto por «M_I_P_C_» l, al referir que cuando él
se iba al colegio como a las 8, el tío Carlos estaba despierto y se iba a trabajar,
llegaba como a las cinco de la tarde y a veces en la noche, lo que fue
complementado por «P_A_M_P_» , quien dijo que a veces salía tarde y llegaba al
otro día; antecedentes que coinciden plenamente con los horarios de los turnos
rotativos de trabajo que debía cumplir el acusado conforme a lo señalado en su
contrato de trabajo y a lo expuesto por el testigo Luis Cárdenas Ruiz.
Por otra parte, pese a ser factible que el acusado trabajara más de 8 horas
diarias, sea por la realización de horas extraordinarias o porque desempeñaba
varios turnos, ello ocurrió en forma excepcional durante el periodo que éste ha
trabajado para la empresa, de acuerdo a lo expuesto por el testigo Luis Cárdenas
Ruiz, lo que se aprecia también en las 20 hojas de control de asistencia
mensual, acompañadas por la fiscalía, que comprenden los meses de octubre de
2011 a enero de 2013, de las cuales 2 hojas corresponden al mes de noviembre de
2011, no existiendo registro de firmas durante el mes de diciembre del mismo año,
lo que permite sostener racionalmente, que el encartado no trabajó en la empresa
durante dicho mes, que corresponde precisamente a la época en que ocurrieron los
hechos que el tribunal tuvo por establecidos en el motivo trigesimosexto;
circunstancia que da plausibilidad y refuerza las versiones entregadas en juicio por
«K_M_C_A_» y «P_A_M_P_» , y desvirtúa las alegaciones del acusado y su
conviviente.
Cabe destacar finalmente en relación a la temática que se analiza, que si
bien la defensa incorporó a juicio el Ordinario N° 677 extendido por el
Inspector Comunal del Trabajo de Ancud, José Morales Muñoz, que da
cuenta del historial de infracciones laborales por las que ha sido multada la
Empresa Sierra Nevada, que corresponde a un total de 25 dentro del periodo
comprendido entre los años 2001 y 2013, de las cuales solo una se cursó el año
2011 por no llevar registro de asistencia y determinación de horas de trabajo, pero
no precisa la fecha en que se cometió la infracción ni los trabajadores afectados
por ella, por lo que dicho documento resulta insuficiente por sí solo para tener por
establecido que durante todo el periodo imputado en las acusaciones fiscal y
particular, realizó turnos de 12 y 24 horas, como lo pretendió José Carlos Gallardo
Caimapo, lo que además resultó desvirtuado por la prueba de cargo incorporada a
juicio.

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TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

CUADRAGESIMO: Que en relación a la supuesta venganza de las


funcionarias del FAS en que tendrían su origen las acusaciones formuladas en
contra del acusado, es importante destacar que si bien quedó asentado en juicio
que al momento de concurrir Carolina Alvarado Mansilla y Andrea Sánchez al
domicilio de José Carlos Gallardo Caimapo y su conviviente para retirar a los 4
menores que estaban bajo la guarda de esta última, se produjo una discusión entre
alguna de ellas con el encartado; la única probanza incorporada a juicio para
explicar el motivo de la disputa, es el testimonio de María Reyes Pereira, quien
sostuvo que Carolina Alvarado le pidió el dinero de los niños, por lo que el acusado
se enojó y la trató mal, lo que fue contradicho por esta última, al referir en juicio
que escuchó que Andrea Sánchez discutía con don Carlos, pero ignora el motivo
pues ella estaba en el interior del auto con los 4 niños, y subió el volumen de la
radio para que ellos no advirtieran la situación; de tal suerte que ninguna claridad
existe respecto a la situación que supuestamente desató el ánimo vindicativo de
las funcionarias del Programa FAS, pareciendo en todo caso insuficiente lo expuesto
por la testigo Reyes Pereira para explicar una eventual animosidad de ellas en
contra de su conviviente; siendo relevante además tener en cuenta que aunque la
denuncia que inició la investigación de los hechos sometidos a juzgamiento fue
presentada en fiscalía por Carolina Alvarado Mansilla, los menores afectados
ratificaron en diversas instancias los abusos de que fueron víctimas por parte del
encartado, siendo imposible sostener que existe una confabulación entre todos
ellos con el único propósito de perjudicar a José Carlos Gallardo Caimapo, lo que
además de no haber sido demostrado por la defensa, quedó desvirtuado en juicio
por las características personales de los niños y su reticencia a referir los episodios
abusivos, fundamentos por los que el tribunal desestimó también dicha alegación.
CUADRAGESIMOPRIMERO: Que consecuentemente con lo anterior, los
testimonios y probanzas referidos en motivos precedentes, que han sido
apreciados individualmente como verosímiles y fidedignos, siendo además
concordantes entre sí, apreciados conforme las máximas de la experiencia, las
reglas de la lógica y los conocimientos científicamente afianzados han permitido al
tribunal tener por establecida la participación que en calidad de autor correspondió
al acusado José Carlos Gallardo Caimapo en los dos hechos que el tribunal tuvo
por acreditados en el motivo trigesimosexto, toda vez que tomó parte en la
ejecución de los mismos de una manera inmediata y directa, según lo dispone el
artículo 15 N° 1 del Código Penal; desvirtuándose la presunción de inocencia que
amparaba al encartado, por lo que se desestimó la pretensión de la Defensa en

56
TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

orden a la absolución del acusado respecto de todos los cargos deducidos en su


contra.
Culpabilidad
CUADRAGESIMOSEGUNDO: Adicionalmente, habiéndose comprobado la
intervención del acusado José Carlos Gallardo Caimapo en los injustos establecidos
por el tribunal en forma precedente, ninguna circunstancia orientada a eliminar su
culpabilidad fue invocada por la Defensa, ni se advirtió por el Tribunal la
concurrencia de alguna que permitiera excluirla, de tal suerte que aquéllos le son
plenamente reprochables.
CUADRAGESIMOTERCERO: Que, en la forma que se viene razonando, sólo
cabe concluir que las probanzas rendidas en juicio por el acusador fiscal, analizadas
de manera conjunta, objetiva y racional, no han provocado en los sentenciadores el
surgimiento de “dudas serias, relevantes y concretas” respecto de la existencia los
hechos y circunstancias contenidas en la acusación, y de la participación que en
ellos ha correspondido al acusado José Carlos Gallardo Caimapo, por cuanto
apreciadas todas ellas conforme las máximas de la experiencia, las reglas de la
lógica y los conocimientos científicamente afianzados, se logró superar el estándar
de prueba exigido para la condena por el artículo 340 del Código Procesal Penal,
desvirtuándose la presunción de inocencia que amparaba al acusado; máxime,
habiéndose descartado todas las alegaciones formuladas y probanzas incorporadas
por la defensa para sostener la inocencia del acusado, que no llegó a demostrar y
que por tanto no resultaron relevantes para alterar la convicción condenatoria del
tribunal, pues no permiten articular una explicación diversa y lógica de los
múltiples elementos aportados al juicio.
EN CUANTO AL DELITO DE ABUSO SEXUAL INFANTIL EN LA PERSONA
DEL MENOR DE INICIALES «M_I_P_C_» Tipicidad Objetiva
CUADRAGESIMOCUARTO: Que, en relación a este ilícito, tampoco se
generó cuestionamiento alguno en relación a la edad de la víctima de iniciales
«M_I_P_C_» propuesta en la acusación fiscal, quedando además establecido
conforme al mérito del Certificado de Nacimiento de «M_I_P_C_» incorporado a
juicio como prueba documental del Ministerio Público que éste nació el 23 de julio
de 2003, hecho que se encuentra inscrito en el Servicio de Registro Civil e
Identificación de la circunscripción de San Miguel, bajo el N° 1295 del Registro de
Nacimientos, correspondiente a ese mismo año; antecedente del que se colige
racionalmente, que el referido menor tiene actuales 10 años de edad, y que entre
los meses de noviembre y diciembre de 2011, periodo en que de acuerdo a la

57
TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

acusación fiscal habrían ocurrido los hechos constitutivos de abuso sexual, apenas
tenía 8 años, concurriendo en consecuencia, el primer elemento típico que exige la
figura penal en comento.
CUADRAGESIMOQUINTO: Que tal como se anticipó en el veredicto de
rigor, la prueba rendida en juicio por el Ministerio Público resultó insuficiente para
demostrar conforme al estándar de prueba “más allá de toda duda razonable” que
establece la ley procesal, la existencia de diversas acciones –distintas al acceso
carnal- de significación sexual y de relevancia ejecutadas en la persona
de Miguel, conforme lo exige la configuración del tipo penal imputado, conductas
que de acuerdo al contenido de la acusación fiscal consistían en que el acusado, en
reiteradas oportunidades efectuó tocaciones con sus manos en el pene del menor y
le dio besos en la boca.
En este orden de ideas el persecutor fiscal se valió fundamentalmente del
testimonio de Miguel, quien en relación a los hechos de la acusación manifestó en
lo sustancial en estrados que tiene 10 años, vive con la tía Soledad, cumplió 2 años
con ella el 18 de enero, lo trata bien y se quiere quedar con ella, también con la
abuela, con la “Bea”, la “Cata” y la “Titi” que viven en esa casa; antes vivió con
don Carlos, no recuerda época, ahí vivían él, «P_A_M_P_» , «K_M_C_A_»
«M_I_P_C_» , don Carlos y la señora María, que era pareja de don Carlos, aparte de
ellos no había nadie más en la casa; el tío Carlos trabajaba, pero no sabe en qué, ni
recuerda su horario de trabajo, salía en la “mañanita” y llegaba como a las cinco,
aunque no tiene memoria de lo que ocurría los fines de semana; en ese tiempo iba
al colegio Aytué, no sabe por qué llegó a la casa del tío Carlos, antes vivió con su
tío Juan, pero no recuerda que ocurrió antes de eso.
En la casa del tío Carlos lo trataban mal, porque éste le tocaba las partes, y
le pegaba, le tiraba las orejas, le creía en todo a «P_A_M_P_» pero a él no, y la tía lo
trataba bien; la casa era grande, tenía 2 pisos, 2 “teles”, el baño y la cocina eran
grandes también; como había dos camas, «K_M_C_A_» dormía solo y él dormía con
«P_A_M_P_» , todos en la misma pieza, y en la casa tomaba once y cena, pero no
desayuno.
Agregó que el tío Carlos le tocaba las partes en el baño, no sabe cómo lo
hacía, no había nadie más en el baño, la tía estaba en la cocina, le tocaba el pene
con una mano, parece, no le decía nada cuando lo tocaba, a él no le gustaba eso,
porque se sentía como medio extraño; no le contó a nadie porque tenía vergüenza,
pero luego se lo dijo a la Tía “Sole”, y no le contó a la tía María porque no confiaba

58
TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

tanto en ella, en esa época no tenía contacto con psicólogos y tampoco contó en el
colegio.
Refirió que el tío Carlos se portaba bien con «P_A_M_P_» , pero a «K_M_C_A_»
igual le pegaba porque cuando él se iba a acostar iba llorando para arriba, no vio si
a los otros niños les hacía lo mismo, porque lo bañaban primero a él y después se
tenía que ir a acostar. Ahora no siente nada al recordar que el tío lo tocaba, ya no
quiere acordarse de eso, y seguidamente reconoció al tío Carlos presente en la
sala, al que identificó a través de la mirilla del biombo, indicando que se encuentra
sentado.
Explicó que la casa de don Carlos y la señora María quedaba en Ancud, en
Bonilla, por ahí, pero no recuerda el número; todas las cosas que pasaban con el tío
ocurrían en el baño, era como si lo estuviera bañando, lo hacía con la mano, pero la
tía María le pasaba con un pañito, se sentía extraño e incómodo, nunca le dijo a él
que se sentía así, y tampoco se lo dijo a su familia, en ese tiempo no tenía a su tía,
tampoco se lo contó a nadie en la escuela, ni a los niños que estaban en la casa,
sólo se lo contó a la tía “Sole”.
Señaló también que pasó a 5° básico, le gusta ir al colegio, tiene muchos
amigos y es entretenido, cuando estaba en la casa de la tía María iba al mismo
colegio, estuvo 4 años ahí y estaba en segundo básico, aprendió a leer antes de 4°
básico y sabe leer y escribir. Iba al colegio de lunes a viernes, en la mañana, se iba
solo porque los otros niños que estaban en la casa del tío Carlos iban a otros
colegios, bajaba la cuesta caminando, la tía no lo iba a dejar, entraba como a las 8
y cuando salía el tío Carlos todavía estaba en la casa, aunque estaba despierto ya y
se iba a trabajar, le parece que trabajaba de lunes a viernes, pero no está seguro,
llegaba como a las 5 de la tarde, él salía a las 4 del colegio y allí almorzaba y
tomaba desayuno; cuando salía de la escuela se iba derecho a la casa, cuando
llegaba a veces el tío estaba porque salía temprano, otras veces se quedaba tarde,
a veces salía a las cinco y otras veces salía de noche, cuando llegaba ellos ya
estaban en la cama y se habían bañado; la tía María lo bañaba más, ella lo cuidaba,
era buena algunas veces, cuando él llegaba del colegio ella estaba en la casa;
conoce a la gente de SENAME que lo colocaron en la casa de la tía María, hablaban
con ella y con el tío Carlos, sabe que les daban dinero para que le compraban sus
cosas, pero no sabe a quién le entregaban la plata.
A veces, cuando el tío Carlos lo bañaba lo tocaba, se acuerda que conversó
con un caballero de nombre Jaime, a él le relató lo mismo que está contando ahora,
que el tío Carlos lo tocaba en el baño, le dijo al fiscal Jaime que lo tocaron 3 veces,

59
TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

lo tocaron solo en el baño, nunca dijo que lo tocaron en la cocina, aunque aparece
eso en su declaración, según convinieron todos los intervinientes. No le dijo al tío
Jaime que también lo había tocado en la mesa de la casa, sólo lo del baño, no
recuerda si dijo en Fiscalía que el tío Carlos lo había besado en la boca en la mesa,
indicando luego de refrescársele memoria que le dijo al fiscal que un día estando
en la mesa de la casa de la tía María le dio un beso en la boca, y recuerda también
que le contó que lo había besado en la boca en un dormitorio.
CUADRAGESIMOSEXTO: Que, en el caso que nos ocupa, al igual que en la
mayoría de los delitos sexuales, el testimonio del ofendido constituye la única
prueba directa aportada al juicio por el Ministerio Público para demostrar las
proposiciones fácticas contenidas en la acusación fiscal, siendo relevante destacar
que la defensa impugnó su valor, debido a que existen contradicciones en las
versiones que el niño prestó durante la investigación y en estrados; controversia
que obliga a una valoración racional y escrupulosa de la credibilidad que de dicho
testimonio, tanto desde una perspectiva objetiva como subjetiva.
En cuanto a la credibilidad objetiva del ofendido, es importante destacar en
primer término que se trata de un niño de actuales 10 años, que impresionó al
tribunal como normal en cuanto a sus facultades físicas e intelectuales,
comportamiento y lenguaje verbal, sin limitaciones manifiestas que pudieran
afectar en alguna medida la adecuada percepción de los hechos que declaraba,
advirtiéndose además que presentaba una evidente compromiso emocional con los
hechos que relataba, y pese a su evidente esfuerzo por mantenerse sereno y
controlar sus emociones, no logró evitar el llanto al referir que el tío Carlos le
tocaba su pene, aunque logró contestar en forma clara y precisa las preguntas que
le formularon los intervinientes; apreciación que además fue corroborada por la
perito psicóloga María Soledad Muñoz Pincheira, quien concluyó luego de aplicarle
diversos test, que a nivel de funcionamiento cognitivo presenta capacidades de
ubicación espacial y temporal acordes a su desarrollo, al igual que lenguaje
comprensivo y expresivo, por lo que presentaba competencias testimoniales, que a
nivel afectivo observó cierta ambivalencia y dificultad para confiar en el vínculo,
ansiedades paranoides y afectos depresivos, también necesidad de protección que
no ha sido satisfecha en él, carencias afectivas, sentimientos de soledad, carencias
materiales incluso alimenticias, ocupa la disociación como mecanismo defensivo, lo
que le permite tomar distancia con lo que cuenta; y a nivel cognitivo su producción
es oscilante, a ratos se enlentece y a ratos aumenta su producción.

60
TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

Adicionalmente, su testimonio, considerado individualmente, resultó


coherente y verosímil, lógicamente estructurado, dio razón de sus dichos y además
se enmarcó en circunstancias y lugares específicos, aunque no logró precisar en
detalle el marco temporal de los episodios que describió, sin aportar antecedentes
objetivos a partir de los cuales pudiera establecerse racionalmente ese dato, y
además identificó de manera categórica al tío Carlos como la persona que había
abusado de él.
En cuanto a la credibilidad subjetiva, cabe destacar que el tribunal no
advirtió durante el interrogatorio del niño la existencia de sentimientos de
animadversión o ánimo vindicativo en contra del acusado o de su padre, ya que se
abocó fundamentalmente a describir los hechos constitutivos del abuso sexual del
que daba cuenta, y tampoco se evidenció que su relato sobre los episodios
abusivos fuera inventado, influenciado o sugestionado por terceros, sino que
corresponde a experiencias vividas por el niño atendida la importante afectación
emocional que se observó en él al referir las conductas abusivas, teniendo además
en consideración que no tenía contacto con ninguno de sus progenitores y no se
estableció cercanía con alguna funcionaria del persona FAS u otra que se hubiese
vinculado con él en ese contexto; descartándose también la existencia de un ánimo
ganancial que motivara su relato, pues ya había salido de la casa de su agresor y
fue «P_A_M_P_» quien inicialmente develó los hechos a la funcionaria del Programa
FAS Carolina Alvarado Mansilla.
CUADRAGESIMOSEPTIMO: Que, como se indicó en motivos anteriores, no
basta para la condena del acusado la mera credibilidad que los juzgadores
entreguen al relato del menor víctima que incrimina al encartado, sino que se
requiere como exigencia de coherencia y plausibilidad, para obtener un adecuado
razonamiento, compararlo con los dichos de otros deponentes que interactuaron
con ella antes o después del suceso, a fin de valorar sus aserciones y obtener una
explicación racional de la forma en que ocurrieron los hechos sometidos a
juzgamiento.
En este entendido, debe considerarse primeramente, que Miguel aludió de
manera inicial que antes de vivir con su tía “Sole”, aludiendo a su actual
guardadora María Soledad González González, había vivido en la casa de la tía
María y el tío Carlos, que era su pareja, lo que fue ratificado en juicio por Carolina
Alvarado Mansilla, por los menores «K_M_C_A_» y «P_A_M_P_» y también por María
Reyes Pereira, lugar donde había sido maltratado físicamente por éste, situación
los niños mencionados y la guardadora María Soledad González González, a quien

61
TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

«M_I_P_C_» comentó posteriormente lo sucedido en la casa del tío Carlos; pudiendo


estimarse en consecuencia, que la univocidad declarativa que se advierte respecto
a tales circunstancias, permiten concluir que existe coherencia entre las diversas
probanzas aludidas respecto a estas afirmaciones, la que además resulta plausible,
dada la alta probabilidad que así ocurriera en el contexto de la dinámica familiar
que el afectado describió.
CUADRAGESIMOCTAVO: Que, en cuanto a la precisión entregada por
«M_I_P_C_» respecto al marco espacial de ocurrencia de las situaciones abusivas,
resulta necesario destacar que aunque el menor describió ante el tribunal que
éstas acaecieron en el domicilio del acusado ubicado en la ciudad de Ancud, lo que
también expuso ante el Ministerio Público, conforme a lo expuesto por el detective
Francisco Barría Aguilar, a la perito María Soledad Muñoz Pincheira y a su actual
guardadora María Soledad González González; el tribunal advirtió en la valoración
conjunta de dichos antecedentes, que existía inconsistencia respecto a las
dependencias precisas en que habrían ocurrido los episodios abusivos, ya que en
estrados aseveró que únicamente fue víctima de tocaciones en su pene en el
interior del baño y no en otras habitaciones, como también lo relató a su actual
guardadora, pero en fiscalía describió tres episodios que situó en la cocina, en la
mesa del comedor y en la cama del dormitorio, sin mencionar el baño, lo que negó
«M_I_P_C_» haber referido al fiscal Jaime al ser consultado por la defensa, pese a
reconocer todos los intervinientes que así constaba en su declaración fiscal;
quedando también en evidencia, que pese a haber entregado a la perito psicóloga
María Soledad Muñoz un escueto relato, le mencionó que el tío Carlos le tocaba sus
partes y le daba besos en la boca, lo que ocurrió en una ocasión en el sillón y una
mesa; inconsistencias que la prueba de cargo no logró elucidar y que restaron
plausibilidad y coherencia al testimonio prestado por el menor, por cuanto aun
considerando la posibilidad que aludiera en cada instancia a episodios diversos, o
que aquéllas obedezcan a una restricción en la información, lo que es común en
abusos sexuales a niños, como lo planteó la perito psicóloga destacando que en
«M_I_P_C_» l observó factores individuales y contextuales que puedan originar ese
fenómeno, «M_I_P_C_» rechazó de manera categórica la posibilidad de que los
abusos hubiesen acaecido en otras dependencias de la casa, distintas del baño y
negó también haber entregado información diferente al fiscal que le tomó
declaración inicialmente.
CUADRAGESIMONOVENO: Que para establecer la dinámica de las
acciones abusivas sometidas a juzgamiento, el tribunal tuvo nuevamente en

62
TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

consideración el testimonio de «M_I_P_C_» y de los demás deponentes que se han


mencionado en los acápites precedentes, evidenciando la valoración conjunta y
racional de ellos, omisiones e inconsistencias que al igual que en el ámbito antes
analizado, no fueron salvadas por el interesado en la sanción penal, obstando su
acreditación probatoria conforme al estándar de prueba que contempla la ley
procesal.
En efecto, si bien «M_I_P_C_» declaró en lo sustancial en estrados que
mientras él se duchaba, el tío Carlos hacía como si lo estuviera bañando, y le
tocaba el pene con la mano, por lo se sentía extraño e incómodo, lo que también
relató a la testigo María Soledad González, infiriéndose de dicha conducta, que el
niño se encontraba desnudo y que las tocaciones se verificaban directamente
sobre su pene; según los dichos del funcionario policial Francisco Barría Aguilar,
ante el Ministerio Público refirió que le efectuaba tocaciones por sobre la ropa y
luego le daba besos en la boca, y en otra ocasión en que estaba en ropa interior
sobre la cama, le tocó el pene sobre el calzoncillo, diciéndole que debía quedarse
callado y no comentarlo con nadie porque era un secreto, y la misma conducta
describió en forma genérica al médico legista cuando lo examinó, refiriéndole
tocaciones por sobre la ropa.
Por su parte la perito María Soledad Muñoz expuso que «M_I_P_C_» le
manifestó que el tío Carlos le tocaba las partes, y que le daba besos en la boca,
que en una ocasión en que estaba en el sillón y una mesa, el tío se le acercaba, y
cuando intentó indagar a que se refería con que le tocaba las partes aumentó la
ansiedad del niño, contándole que le decía que tenía lindos labios, hizo un gesto
con sus labios y pasó la lengua alrededor de su boca; destacando que si el relato
describe acciones del agresor hacia el niño, éste no logró ampliar los detalles de
esa interacción, y por la brevedad de su reporte no pudo realizar un análisis
criterial de la metodología CBCA, aunque apreció elementos clínicos de relevancia,
como el aumento de ansiedad al indagar o profundizar en los hechos que describe
de manera breve, y a nivel proyectivo y clínico se describen elementos
consistentes con lo que cuenta en estos hechos y con sus declaraciones previas,
sobre todo lo que tiene que ver con los besos; concluyendo además, que
«M_I_P_C_» presenta ansiedades depresivas y paranoides, temor de resultar
dañado a partir de los vínculos con otros, desconfianza, signos de alteración en su
desarrollo psicosexual, y a nivel estructural se advierten ciertos patrones que
empiezan a configurarse y que implican daño en la conformación de su
personalidad; información que complementó el psicólogo Sergio Andrés Pérez

63
TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

Araneda, encargado de la terapia reparatoria que se aplica a Miguel, quien


mencionó, entre otros aspectos, que debido al abuso sexual de que habría sido
víctima, presenta sentimientos ambivalentes, es decir, sentimientos o emociones
opuestos hacia una persona, lo que según la doctrina puede derivar en diversas
dinámicas, en el caso de «M_I_P_C_» , la de la traición, que se produce cuando el
niño toma conciencia que una persona que lo tenía a su cuidado le termina
causando un daño, lo que produce una confusión a nivel conductual, generando
desconfianza en los demás y sentimientos de desprotección, agregando que en el
contexto de la evaluación diagnóstica, el 12 de marzo de 2013, «M_I_P_C_» le contó
que un adulto, un tío que había tenido anteriormente, que era pareja y vivía con
una persona con la que estaba viviendo, que había sido bueno con él, pero que le
había tocado el cuerpo y los genitales, y le había solicitado besar a otro niño que se
encontraba en la misma casa, destacando el profesional que durante el tiempo de
tratamiento «M_I_P_C_» nunca se ha retractado de este relato, lo que le causa
rabia, vergüenza y tristeza.
QUINCUAGESIMO: De lo expuesto se desprende que el ofendido refirió
únicamente en juicio tocaciones en su pene, mas nada dijo respecto a haber sido
besado en la boca por el acusado, como lo manifestó en forma expresa en fiscalía,
a su actual guardadora, y lo postula también la acusación fiscal, omisión que obligó
al tribunal a restar valor a dicha proposición fáctica, por carecer de plausibilidad
ante la falta de univocidad de los medios probatorios aportados al juicio que
permitan su confirmación, ya que siquiera fluyen del testimonio judicial del
ofendido, y por la misma razón se descartó que el acusado le hubiese referido que
tenía lindos labios, como lo mencionó a la psicóloga María Soledad Muñoz, y menos
aún que le hubiera pedido que besara a otro de los niños que vivía en la misma
casa, como lo expuso al psicólogo Sergio Pérez Andrade.
Aclarado lo anterior, debe tenerse también en consideración que pese a
existir convergencia en el relato entregado por el menor en las diversas instancias
mencionadas respecto a haber sido víctima de tocaciones en su pene, existen
diferencias relevantes respecto a las circunstancias en que ellas se produjeron, ya
que si bien indicó en juicio y lo contó a María Soledad González que los abusos
únicamente se produjeron cuando se duchaba, nunca aludió a dicha circunstancia
en la fiscalía y tampoco ante los peritos psicólogos con los que ha tenido contacto,
descartando cualquier interacción en otro lugar; afirmación que restó plausibilidad
a su versión, pues si bien resultó evidente al tribunal con las declaraciones
prestadas por los psicólogos María Soledad Muñoz Pincheira y Sergio Pérez

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TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

Andrade, que el menor presenta un daño o afectación emocional frente a la


situación de abuso sexual, que se exterioriza en el niño en la forma descrita por
ellos lo que demuestra la efectiva ocurrencia de episodios abusivos, impidió a los
juzgadores determinar con precisión el contexto y circunstancias en que tales
abusos se produjeron, pues no existen elementos de juicio para determinar si todos
los episodios que ha descrito Miguel durante la investigación ocurrieron en alguna
oportunidad, o sólo los que refirió en estrados, o indistintamente unos y otros y
cuáles de ellos en particular; por lo que cualquier decisión que hubiese adoptado el
tribunal, carecería sustento probatorio, y sólo constituiría una apreciación subjetiva
de los juzgadores.
Que, conforme a los argumentos que se vienen exponiendo, es posible
concluir que la racional valoración de la prueba de cargo evidenció diversas
inconsistencias, omisiones y contradicciones relativas a la existencia y
circunstancias de los episodios abusivos referidos por «M_I_P_C_» debido a la
diversidad de antecedentes que en relación a dichos aspectos entregó el niño en
las diversas instancias en que relató los hechos; las que como antes se indicó, no
lograron ser subsanadas o dilucidadas en el desarrollo de la audiencia con las
probanzas que aportó el Ministerio Público para acreditar los presupuestos fácticos
de la acusación, por lo que el tribunal acogió los planteamientos formulados en
este punto por la defensa, dada la imposibilidad de demostrar la verosimilitud de
las diversas versiones introducidas en juicio por la prueba testimonial y pericial
rendidas.
QUINCUAGESIMOPRIMERO: Que, por todo lo antes expuesto, necesario
resulta concluir, atendidas las especiales circunstancias en que se desarrollaron los
hechos, la insuficiencia de la prueba de cargo rendida durante la audiencia de juicio
oral, para demostrar la tipicidad objetiva de la figura penal de abuso sexual infantil
que se atribuía al encartado José Carlos Gallardo Caimapo, en relación a este ilícito;
toda vez que su análisis coherente y armonioso, no permitió establecer la
existencia y circunstancias de las acciones que se atribuían a éste, provocando en
los juzgadores el surgimiento de “dudas serias, relevantes y concretas”, las que no
devienen de una mera aproximación subjetiva o antojadiza, sino que encuentran su
fundamento en las máximas de la experiencia, las reglas de la lógica y los
conocimientos científicamente afianzados, constituyendo lo que el legislador ha
denominado “duda razonable”, la que se sostiene sobre la racional y objetiva
valoración de las probanzas incorporadas a la audiencia, por lo que se encuentra
incólume la presunción de inocencia que amparaba al enjuiciado, debiendo por

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TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

consiguiente, dictarse sentencia absolutoria en su favor, conforme se estableció en


el veredicto dictado por el Tribunal, ya que tal como lo ha sostenido la Excma.
Corte Suprema, “…la sola factibilidad de la duda para condenar importa
necesariamente la absolución del acusado…”(Fallo de Recurso de Nulidad, Rol N°
1743-03, de 2 de julio de 2003).
QUINCUAGESIMOSEGUNDO: Que, a mayor abundamiento, para
comprender de manera racional el estándar de la “duda razonable”, es preciso que
no sea formulado en una perspectiva subjetivista, vale decir, que no se identifique
con las propias creencias del juzgador, que no son voluntarias ni racionales, y por
tanto resultan difíciles de justificar, lo que impide su definición, tornándola tan
inestable e indeterminada como el número de intérpretes que recurren a ella,
cuestión que puede atentar abiertamente en contra del justiciable; requiriéndose
para estar frente a un verdadero estándar, la presencia de parámetros objetivos,
inmutables y no relacionales. Conforme a lo anterior, es posible sostener, que en
nuestra legislación para hacer compatible el estándar de prueba de la duda
razonable del artículo 340 del Código Procesal Penal, con el sistema de libre
valoración o sana crítica racional, que se sustenta en el método lógico inferencial o
probabilístico, es menester mantener una interpretación en sede científica o
racional6.
En este sentido, el profesor Jordi Ferrer 7 señala que existen dos niveles en la
actividad probatoria, el primero de ellos se refiere a la valoración de la prueba, que
implica la aplicación del método de la inducción probabilística, que equivale a
aplicar a la información que surge de cada elemento de prueba individualmente
analizado, la regla de la experiencia o del conocimiento científico que nos permitirá
tener por corroborada la conclusión, o sea, cuánto apoyo empírico aporta el
elemento de prueba. Es decir, los asertos que fluyan de las declaraciones de las
víctimas “se encontrarían justificadas, si del conjunto de la prueba practicada se
desprende ese resultado –en virtud de una máxima de la experiencia fundada en
conocimientos generales o especializados- con grado tal que permita entender que
se trata de la única conclusión razonable” 8.
Desde esta perspectiva, la autora9 Mercedes Fernández, intentando una
aproximación al significado de la duda razonable, se refiere a ciertas “reglas” que,
a partir de una mayor concreción en los requisitos, han de exigirse a cada uno de

6
Sentencia DEL Tribunal Oral de Puerto Montt, RIT N° 113-2009 de fecha 9 de junio de 2010.
7
.- Vid. Ferrer, J. Prueba y verdad en el Derecho, Editorial Marcial Pons, 2005, pp. 91 y ss.
8
.-Fernández, M. Prueba y presunción de inocencia. Ed. Iustel, Madrid, 2005. pp.262.
9
.- Fernández, M. “La valoración de las pruebas personales y el estándar de la duda razonable”, en
http://www.uv.es./CEFD/15/fernandez.pdf p. 6.

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TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

los medios de prueba en que el juez ha de basar su convicción para que ésta,
valorados aquéllos, pueda considerarse más allá de toda duda razonable, indicando
que estos requisitos no son más que una explicitación de reglas de la racionalidad
inductiva. Agrega asimismo la autora10, que la propia jurisprudencia hispana ha
señalado que debe exigirse además, que la declaración debe también haber sido
corroborada con datos objetivos y que esta corroboración requiere igualmente de la
existencia de datos externos a las declaraciones de la propia víctima, vale decir,
que “cuente con el aval representado por la confirmación mediante datos de otra
procedencia”, lo que claramente no ha ocurrido en la especie, según se ha
afirmado con precedencia.
En un segundo nivel, Ferrer sitúa el estándar de prueba propiamente tal o
de la decisión sobre la prueba, cuyas características ineludibles para ser un
estándar es que sea independiente de las creencias o convicciones del juzgador y
que permita un control intersubjetivo e incorpore en una versión no subjetivista el
principio in dubio pro reo. En efecto, el apoyo inductivo aportado por los elementos
de juicio disponibles a las hipótesis acusatorias es suficiente para tenerlas por
probadas en el contexto de esta clase de proceso, siguiendo la formula siguiente11:
1) La hipótesis debe ser capaz de explicar los datos disponibles, integrándolos en
forma coherente, y las predicciones de nuevos datos que la hipótesis permita
formular deben haber resultado confirmadas; y 2) Deben haberse refutado todas
las demás hipótesis plausibles, explicativas de los mismos datos, que sean
compatibles con la inocencia del acusado, excluidas las meras hipótesis ad hoc.
Conforme a lo que se viene exponiendo, es posible concluir en el caso
sublite, en relación al primer nivel de la actividad probatoria, que las afirmaciones
vertidas por «M_I_P_C_» y los otros deponentes en torno a haberle efectuado el
acusado tocaciones en su pene con las manos mientras se duchaba, no quedaron
justificadas racionalmente por el conjunto de la prueba de cargo, toda vez que la
información aportada por estas declaraciones, en tanto elementos probatorios, fue
insuficiente para sostener dicha explicación, a la luz de las máximas de la
experiencia y los conocimientos científicamente afianzados, según fluye de los
fundamentos que se han relacionado en los motivos que preceden; y en relación al
segundo nivel, que corresponde al estándar de prueba propiamente tal, quedó de
manifiesto igualmente, que la prueba de cargo resultó insuficiente para demostrar
la hipótesis acusadora, por cuanto no logró dar explicación a los antecedentes
disponibles considerados de manera conjunta, y por lo mismo, tampoco permitió
10
.-Fernández, M. op. cit. pp. 7
11
.- Ferrer, J. La valoración racional de la prueba, Editorial Marcial Pons, 2007, pp. 147.

67
TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

descartar las otras hipótesis plausibles y favorables al encartado, que surgieron de


la valoración racional de los mismos elementos probatorios de cargo;
consideraciones de las que fluye de manera palmaria que en el presente caso, las
probanzas de cargo no lograron superar el estándar de prueba de duda razonable,
que establece la ley procesal, correspondiendo, en consecuencia, absolver al
encartado José Carlos Gallardo Caimapo respecto al delito de abuso sexual infantil
en la persona del menor de iniciales «M_I_P_C_» , que le fuera imputado en el
hecho 1 de la acusación fiscal, conforme a lo dispuesto en el artículo 340 del
Código Procesal Penal.
QUINCUAGESIMOTERCERO: Que, conforme a lo resuelto en los acápites
precedentes, se omitirá el pronunciamiento acerca de la tipicidad subjetiva del
delito y de la intervención del acusado en los hechos que le imputaba el Ministerio
Público, por ser innecesario en atención a lo concluido en forma precedente por el
tribunal.
Audiencia de determinación de pena y forma de cumplimiento
QUINCUAGESIMOCUARTO: Que, en la audiencia prevista en el artículo
343 del Código Procesal Penal, el fiscal reconoció que beneficiaba al acusado la
minorante de irreprochable conducta anterior del artículo 11 N° 6 del Código Penal,
para lo cual acompañó su extracto de filiación y antecedentes, y agregó que
existiendo reiteración de delitos por ser dos las víctimas, resulta aplicable el
artículo 351 del Código Procesal Penal, por lo que en virtud de la agravante, debe
aplicarse la pena de 10 años y un día solicitada en la acusación, manteniendo la
solicitud de aplicar las penas accesorias solicitadas en la misma oportunidad,
correspondientes a aquellas que prevén los artículos 370 bis, 372 y la prohibición
de visitar el domicilio, lugar de trabajo y estudios de los afectados.
Reiteró la aplicación del artículo 351, que es norma especial, existiendo
reiteración por la concurrencia de dos víctimas, y atendida la pena que solicita, no
procede la concesión de beneficio de la antigua Ley 18.216; y en el evento de
estimar procedente la determinación de pena propuesta por la defensa, el monto
de las penas solicitadas no lo hacen merecedor de beneficio en este rango,
debiendo tenerse en cuenta que los hechos ocurrieron en más de una ocasión
respecto a cada víctima, como quedó asentado en el veredicto, por lo que los
móviles del delito y la conducta del imputado no satisfacen las exigencias para
concederle el beneficio, pues primero requiere tratamiento en el medio cerrado.
Por su parte, la acusadora particular solicitó la aplicación de la pena de 11
años de presidio mayor en su grado medio, señalando que el marco penal asignado
al delito de abuso sexual infantil debe subirse a presidio mayor en su grado mínimo

68
TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

a medio, por aplicación del artículo 351 del Código Procesal Penal, debiendo
compensarse la minorante del artículo 11 N° 6 con la agravante del artículo 12 N°
7, que se acogió en el veredicto, por lo que el tribunal puede recorrer todo el marco
penal, debiendo descartar la aplicación de la pena en su límite inferior, lo que no se
ajusta a los principios y la equidad por la extensión del mal causado a las víctimas,
a lo que suma la extensión del mal social, ya que la sociedad debe hacerse cargo
de los tratamientos reparatorios, y se desconoce la afectación que realmente
producirán los delitos a los menores, por lo que solicitó la aplicación de una pena
acorde a lo sucedido; adhiriendo en lo demás a los planteamientos del Ministerio
Público.
A su turno, la defensa sostuvo que el tribunal no puede aplicar el artículo
351 del Código Procesal Penal, que se aplica en caso de reiteración de crímenes y
simples delitos, lo que no se estableció en el veredicto, por lo que debe darse
aplicación al artículo 74 del Código Penal; pidió que se reconozca la irreprochable
conducta anterior, y que se compense con la agravante del artículo 12 N° 7,
imponiéndose al acusado dos penas de 3 años y 1 día, ya que no se puede
aumentar el grado solicitado por el fiscal y la querellante; concediendo el beneficio
de libertad vigilada que prevé la antigua Ley 18.216, pues los hechos ocurrieron el
año 2011, cuando todavía no entraba en vigencia la Ley 20.603, siendo aquella
más favorable a su representado, para lo cual acompañó informe social, que da
cuenta del arraigo familiar, social y laboral del acusado, por la convivencia de hace
más de 10 años con María Rupertina Reyes, mantiene contacto con dos hijastras a
las que crió, trabaja desde los 14 años en labores del mar y al momento de la
formalización trabajaba en la Constructora Sierra Nevada, por lo que solicitó tener
presente el contrato y finiquitos incorporados por el fiscal y acompañó el contrato y
la última liquidación del encartado, agregando que el informe recomienda un
beneficio de la Ley 18.216, y además tuvo a su cargo varios niños del Sename, que
esta es la primera acusación, y puede cumplir la pena en el medio libre; agregando
que no se opone a las penas accesorias solicitadas y solicitó que se exima al
acusado del pago de las costas del procedimiento por estar patrocinado por la
Defensoría Penal Pública, y encontrarse obligado a terminar la causa por medio de
juicio oral.
Circunstancias Modificatorias de Responsabilidad Penal
QUINCUAGESIMOQUINTO: Que, en relación a la minorante que prevé el
artículo 11 N° 6 del Código Penal, resulta relevante consignar previamente, que si
bien el legislador no define qué debe entenderse por irreprochable conducta
anterior, la mayoría de la jurisprudencia nacional, en una interpretación favorable a
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TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

los acusados, ha aceptado el reconocimiento de dicha atenuante en mera ausencia


de anotaciones penales y a falta de prueba en contrario, en el entendido que un
comportamiento anterior exento de infracciones a la normativa jurídico-penal,
demostraría el ánimo del sujeto de abstenerse de obrar mal y ajustar su conducta a
los requerimientos éticos con significación social, circunstancia que permite una
morigeración de su responsabilidad.
Conforme a lo expuesto, en concepto de los sentenciadores, la irreprochable
conducta anterior del acusado Gallardo Caimapo se encuentra plenamente
justificada con el mérito de su extracto de filiación y antecedentes,
acompañado por el Ministerio Público en la audiencia que prevé el artículo 343 del
Código Procesal Penal, el que no registra anotaciones anteriores por crímenes,
simples delitos o faltas, y tampoco condenas por actos de violencia intrafamiliar;
morigerante que además fue reconocida expresamente por los persecutores fiscal
y particular, según consta del texto del auto de apertura remitido al tribunal.
QUINCUAGESIMOSEXTO: Que, por su parte, el acusador institucional solicitó
la aplicación de la agravante especial contemplada en el artículo 368 del
Código Penal en contra del acusado, la que sustentó argumentando que su
conviviente se encontraba a cargo de cuatro niños, siendo lógico que compartiera
con ella el cuidado de los menores, existiendo un cuidado compartido, lo que
aprovechó para consumar los hechos, por lo que existió un prevalimiento de la
situación, lo que determina la concurrencia de la referida modificatoria; petición
que complementó la querellante, argumentado que si bien solicitó en su acusación
la agravante del artículo 12 N° 7 del Código Penal, estima que esta exasperante
especial concurre en el caso sublite, ya que los menores estaban insertos en el
Sistema de Protección de la red SENAME, en situación de vulnerabilidad y bajo el
cuidado de María Reyes, que era la guardadora directa, labor que también
realizaba el acusado, desempeñando el rol de padre de la familia que conformaban.
Por su parte, la Defensa, solicitó el rechazo de la agravante en cuestión,
debido a que era la conviviente del acusado la que tenía el cuidado de los niños en
calidad de guardadora, título que no poseía éste, aunque pudo tener algún tipo de
participación en diversas actividades, sin embargo esta agravante es personal y no
se comunica.
Para resolver la controversia planteada, es indispensable tener en
consideración que el primer precepto mencionado dispone un efecto agravatorio si
el delito sexual hubiere sido cometido por autoridad pública, ministro de culto
religioso, guardador, maestro o encargado por cualquier título o causa, de la

70
TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

educación, guarda o cuidado del ofendido, a menos que el delito sea de aquellos
que la ley describe y pena expresando las circunstancias de usarse fuerza o
intimidación, abusarse de una relación de dependencia de la víctima o abusarse de
autoridad o confianza.
Respecto a las condiciones de aplicabilidad del precepto en análisis, lo
primero que debe quedar asentado, es que el delito de abuso sexual infantil que se
ha tenido por configurado en acápites anteriores, atendida su ubicación normativa
en el párrafo 6 del Título VII del Libro II del Código Penal, constituye una de las
figuras típicas en que esta agravante especial resulta procedente; y que respecto
de ella, no opera la exclusión que dispone el inciso 2° de la norma en comento, por
cuanto el artículo 366 bis no exige para la configuración de este delito la
concurrencia de fuerza o intimidación, el abuso de una relación de dependencia de
la víctima o el abuso de autoridad o confianza, como fluye del análisis de las
exigencias normativas que se verificó en el motivo undécimo de la presente
sentencia.
Despejado lo anterior, el tribunal tuvo en consideración, siguiendo al
profesor Luis Rodríguez Collao, que el fundamento de esta agravante especial
descansa en el hecho de encontrarse el autor en una posición más ventajosa para
la ejecución del delito, en razón de que existe un vínculo – jurídico o moral – que lo
une a la víctima y que deja a ésta en una situación de dependencia respecto de
aquél”, agregando que “para la configuración de la agravante, en consecuencia, no
basta con que el autor esté investido de alguna de las cualidades que la norma
menciona, sino que será preciso que el sujeto pasivo se halle efectivamente sujeto
a la autoridad que aquéllas confieren”(Delitos Sexuales, Luis Rodríguez Collao,
página 281).
En este contexto, quedó plenamente demostrado en juicio que si bien
«K_M_C_A_» y «P_A_M_P_» vivían en el inmueble ubicado en Pasaje 3, casa 22 ,
Población Vista Hermosa de la ciudad de Ancud, que corresponde al domicilio
común del acusado y de María Reyes Pereira en razón del vínculo de convivencia
que ambos mantenían, no resultó controvertido en juicio que era esta última la que
detentaba la calidad de guardadora ante el Programa Familia de Acogida Simple, lo
que evidencia en el hecho de ser ella quien se encontraba legalmente autorizada
para percibir los $42.000 que el programa referido entregaba como aporte para la
manutención de los menores sujetos a la guarda; por lo que aun cuando Carolina
Alvarado Mansilla indicó que ella se contactaba indistintamente con ambos para los
efectos internos o administrativos del FAS, pues eran pareja, sólo María Reyes se

71
TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

encontraba acreditada y en consecuencia tenía la calidad legal de guardadora, sin


perjuicio que por la situación fáctica que dicha labor generaba, el acusado viviera
también con los menores, interactuara con ellos de manera diaria y colaborara con
su conviviente en algunas actividades que ello significaba, sin que existiera ningún
vínculo jurídico o moral siquiera que involucrara la obligación de velar por la
educación, guarda o cuidado de los referidos menores, recayendo dicha obligación
de manera exclusiva en María Reyes Pereira, a quien el Programa FAS entregó los
niños luego que éstos hubieran sido ingresado a dicho programa en virtud de una
resolución judicial; sin que se demostrara en juicio que además de maltratarlos y
bañarlos para abusar de ellos, mantuviera el encartado alguna vinculación con los
niños o se involucrara en su educación y cuidado, lo que permite sostener, que el
encartado nunca desarrolló un rol parental frente a los niños, ni existía una
vinculación moral que determinara una posición más ventajosa sobre ellos, aunque
obviamente existía entre el acusado y «K_M_C_A_» y «P_A_M_P_» una relación
asimétrica por ser uno adulto y los otros menores, siendo ello insuficiente para
estimar que se está en este caso frente a la hipótesis que contempla la agravante,
ya que no existía una relación de dependencia o subordinación de los niños
respecto del acusado, sino que se encontraban obligados a vivir con él, debido al
funcionamiento ineficiente de la Red SENAME y del Programa FAS, que no brindaba
a los menores sujetos a le medida la posibilidad de manifestar su opinión, revertir u
oponerse a tal situación.
Esto resulta relevante, si se tiene además en consideración que según el
profesor Garrido Montt, es el deber de cuidado, que en este caso no tenía el
encartado, ni jurídica ni moramente, es el “elemento que permite justificar el
aumento de la punición, por cuanto la circunstancia no sólo serviría para favorecer
la comisión del delito, sino que además implicaría un quebrantamiento del deber
implícito de cuidado de la víctima que ella conlleva”12.
Finalmente, es menester destacar, que un sector de la doctrina nacional,
entre los que se encuentran Garrido Montt y Rodríguez Collao, plantea que esta
agravante especial exige también para su configuración, que el hechor haya
abusado de la situación de privilegio en que se encuentra respecto de la víctima,
sea para procurar o facilitar la comisión del ilícito 13; circunstancia que tampoco
concurre en la especie, por cuanto según quedó asentado en los razonamientos
precedentes, que no aprovechó el acusado ninguna posición de autoridad para

12
Garrido Montt, Mario, Derecho penal, Tomo III, Parte Especial, Editorial Jurídica de Chile, marzo 2005, página 440.
13
Garrido Montt, Mario, Ibídem

72
TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

perpetrar el ilícito, sino la ausencia o descuido de su conviviente y guardadora de


los niños, que no adoptó ninguna medida especial para evitar el contacto entre
éste y los niños, porque no mantenía sospechas respecto a la conducta de José
Gallardo Caimapo.
Todo lo expuesto, permite sostener que no concurre en el caso subjudice la
agravante especial invocada por el Ministerio Público, tal como se anunció en el
veredicto correspondiente, por cuanto, no se verificó un abuso o aprovechamiento
de alguna relación de autoridad del encartado respecto de la víctimas «K_M_C_A_»
y «P_A_M_P_» .
CUADRAGESIMOSEPTIMO: Que en lo relativo a la concurrencia de la
circunstancia agravante genérica que regula el artículo 12 Nº 7 del Código
Penal, norma que agrava el juicio de reproche penal que deba efectuársele a un
sujeto incriminado cuando el delito se comete con abuso de confianza; esta fue
sostenida sólo por la acusadora particular, quien destacó que en este caso, el
acusado abusó de la confianza de los niños, que lo veían como el jefe de hogar, y
también de aquella depositada en él por los tribunales y el sistema.
Para ello, debe considerarse que “la confianza presupone la existencia
de un vínculo, en virtud del cual un tercero ha depositado una fe especial
en el sujeto activo del delito, esto es, una cierta esperanza que por sus
condiciones personales le guardará lealtad. No es preciso que ese vínculo
encuentre su origen en una relación de carácter jurídico, puede también tenerlo en
una familiaridad de hecho. Tampoco importa permanencia, pues existen muchas
situaciones en que se otorga una auténtica confianza a personas con las cuales
sólo se ha estado vinculado fugazmente, porque existen motivos para esperar
verosímilmente que se contará con su lealtad, siendo incluso posible que la
confianza esté depositada en el autor del delito por otra persona distinta del sujeto
pasivo, que esté vinculada en alguna forma con él, como un familiar o un
dependiente14. Como la existencia de la confianza es un hecho que debe
acreditarse, no se la puede deducir tampoco de una relación parental
entre el agente y la víctima…Para que la agravante surta efectos, es
preciso que el sujeto abuse de la confianza. Esto es, que se sirva de ella,
aprovechándola para la perpetración del hecho punible. Como la ley habla
expresamente de ‘cometer el delito con abuso de confianza’, la causal de
agravación no concurre si el agente sólo se vale de ella para asegurar mejor la
impunidad o un agotamiento más beneficioso, radicando la razón de ser de la
14
Kunsemüller, Carlos.En: Texto y Comentario del Código Penal Chileno, Tomo I, directores Sergio Politoff y Luis
Ortiz, coordinador Jean Pierre Matus

73
TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

agravación en un incremento de la reprochabilidad. Para ejecutar el hecho con esta


circunstancia, el sujeto no sólo ha tenido que vencer las tendencias inhibitorias
opuestas por el rechazo legal de la acción típica, sino también la repugnancia a
quebrantar un vínculo de lealtad. Así, la conducta aparece como una expresión más
significativa de su personalidad y le es, por consiguiente, más censurable.” 15.
En el caso particular, la interesada en la agravación de la sanción, respaldó
su petición sosteniendo que existía una relación de confianza entre «K_M_C_A_» y
«P_A_M_P_» y el encartado, basada en que los niños lo percibían como el jefe de
hogar y debían confiar en la familia guardadora, pudiendo señalarse al respecto
que nada de eso dijeron en estrados los menores víctimas, y tampoco mencionaron
tener con él algún vínculo especial, refiriendo únicamente que los maltrataba
físicamente, aun cuando lo consideraban como el dueño de casa, como fluye de
sus testimonios, lo que permite sostener racionalmente que los niños no tenían
confianza en él, aun cuando por su edad no pudieron expresarlo en esos términos.
Ahora bien, en el entendido que la confianza también pudo haber sido
depositada en el agente por una persona distinta a los menores, vinculada en
alguna forma con ellos, resulta evidente que en el caso subjudice, quien había
depositado una fe especial en José Gallardo Caimapo, era su conviviente María
Reyes Pereira, quien necesariamente postuló a ser guardadora con la aprobación y
el apoyo de éste, por cuanto dicha labor conllevaba una colaboración permanente
de su parte, aunque fuera mínima, ya que los niños debían permanecer en su
hogar, además debió entrevistarse con un psicólogo, como lo indicó María Reyes, y
mantenía contacto y participaba en algunas actividades que desarrollaba el FAS,
como lo indicó Carolina Alvarado Mansilla, siendo tal su confianza, que ningún tipo
de providencias especiales adoptaba para evitar que él pudiera estar a solas con
los menores, quienes refirieron que en algunas ocasiones ella estaba ausente o se
encontraba en otra dependencia de la casa, incluso aceptó y permitió, pese a ser
legalmente ella la guardadora, que José Gallardo llevara a «P_A_M_P_» , al menos
en una oportunidad en el mes de diciembre de 2011, a la psiquiatra que lo atendía
en Puerto Montt, como lo refirió la perito asistente social Marcela Subiabre Díaz, sin
sospechar siquiera que éste podía estar abusando del niño, pese a la crisis
psiquiátrica que presentó en esa época y lo obligó a estar hospitalizado por cuatro
días, asumiendo por las características personales que veía en él y la relación de
convivencia que por largo tiempo mantenían, que este le guardaría lealtad y

15
Enrique Cury Urzúa, “Derecho Penal parte general”, octava edición ampliada, septiembre de 2005, Ediciones
Pontificia Universidad Católica de Chile, páginas 501 y 502.

74
TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

cuidaría de manera apropiada a los niños que mantenía bajo su guarda, y de los
que ella era responsable.
De acuerdo a lo expuesto, es posible sostener igualmente, que Carolina
Alvarado Mansilla, a la sazón funcionaria del Programa FAS, al igual que los
encargados de éste, confiaban en la guardadora María Reyes Pereira, y obviamente
también en el acusado, cuya relación de convivencia conocían, como lo demuestra
el hecho de entregarle simultáneamente a cuatro niños que se encontraban
derivados judicialmente a dicho Programa, por los que debían velar y de los que
eran responsables, y así lo evidencia también lo expuesto por Carolina Alvarado
Mansilla, al sostener que aunque legalmente María Reyes era la que recibía el
aporte, ellos trabajaban con los dos, porque eran pareja, podían comunicarse con
cualquiera de los dos para los fines del FAS y las visitas también las podían hacer
cualquiera de los dos, incluso podían llevarlos indistintamente al hospital, al igual
que las atenciones familiares al interior del hogar.
Las situaciones descritas, revelan que el encartado abusó de la confianza
que su conviviente había depositado en él, pues aprovechó la circunstancia de
encontrarse a solas con «K_M_C_A_» y «P_A_M_P_» debido a su ausencia temporal
o descuido por la realización de las labores del hogar, para efectuar tocaciones en
el pene a los niños, en diversas ocasiones, amenazando incluso a «P_A_M_P_» con
castigarlo en su pieza si contaba lo sucedido, vulnerando con ello el vínculo de
lealtad que debía a su conviviente; y de paso, también la confianza depositada en
él por los funcionarios del FAS, que conocían su relación con la guardadora María
Reyes Pereira y no presentaban reparos para que éste recibiera a los niños en la
casa que compartía con ésta e interactuara con ellos, sin ejercer controles
suficientes respecto a los menores, y sin sospechar que pudiera estar abusando de
ellos, ya que nunca habían tenido problemas anteriores con ellos .
En lo que se viene diciendo, se ha considerado también el sentido que debe
darse al mentado vínculo de confianza, el que pareciera exigir algo más de una
simple relación parental o de convivencia con el agresor, extendiéndose más bien a
una “esperanza firme que se tiene de una persona o cosa” y por “abuso de
confianza” “infidelidad que consiste en burlar o perjudicar uno a otro que, por
inexperiencia, afecto, bondad excesiva o descuido, le ha dado crédito” (definiciones
ambas tomadas del Diccionario de la Academia de la Lengua Española), lo cual por
cierto requiere ser probado por quien sostiene esta exasperación penal y que en el
caso subjudice, ha quedado demostrada con las probanzas aludidas, apareciendo
ajustado a éstas que el agente se valió de dicha fe para conseguir su espurio

75
TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

propósito, precisamente mediando “abuso” de la confianza que aquéllos


depositaron en su persona, de lo que deviene entonces que la pretensión de la
acusadora particular necesariamente debe ser acogida.
Determinación de la sanción del acusado
QUINCUAGESIMOCTAVO: Que a fin de determinar la extensión de la pena
aplicable al caso concreto se debe tener presente aquella señalada por la ley al
delito, el grado de ejecución del mismo, la forma de participación que se tuvo en
ese hecho, las circunstancias modificatorias de responsabilidad concurrentes y la
extensión del mal que causó el hecho típico.
Que el acusado José Carlos Gallardo Caimapo es autor de dos delitos
consumados de Abuso Sexual Infantil, sancionado con la pena de presidio menor en
su grado máximo a presidio mayor en su grado mínimo; situación que pese a lo
señalado por la defensa, constituye una reiteración de delitos de la misma especie,
pues aun cuando el tribunal no haya empleado dicha expresión en su veredicto, la
circunstancia de haberse acreditado dos delitos de abuso sexual infantil en contra
de víctimas distintas configura un delito reiterado, el que según la doctrina se
entiende como aquel en que el agente ha asumido dos o más conductas del todo
independientes una de otra, con conciencia dolosa y concurriendo en cada una de
ellas, los elementos necesarios para soportar el juicio de reproche, por lo que debe
desestimarse su pretensión, y procede por tanto la aplicación de la regla prescrita
en el artículo 351 inciso 1° del Código Procesal Penal, que en la especie resulta más
favorable al encartado que la aplicación del artículo 74 del Código Penal, de
manera que el Tribunal estimará las diversas infracciones como un solo delito,
aumentándola en un grado, quedando la sanción aplicable en el tramo de presidio
mayor en su grado mínimo a presidio mayor en su grado medio.
Establecido lo anterior, debe tenerse también presente que beneficia al
encartado la minorante de responsabilidad penal que prevé el artículo 11 N° 6 del
Código Penal, y le perjudica la agravante común que contempla el artículo 12 N° 7
del citado cuerpo normativo, configurándose la hipótesis que regula el inciso final
del artículo 68 del Código Penal, conforme al cual el Tribunal compensará
racionalmente ambas modificatorias, estimando que son similares en valor, puesto
que pese al mayor efecto que el legislador atribuye a las minorantes, en la especie,
el hecho de haber agredido sexualmente el encartado a dos menores de edad,
entregados a la guarda de su conviviente María Reyes Pereira por el Programa FAS,
aprovechando la cercanía física que generaba dicha situación y vulnerando la
confianza que tanto su pareja como la institución habían depositado en él,

76
TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

determina un mayor disvalor de la acción desplegada por éste; por lo que el


tribunal podrá recorrer todo el tramo de la sanción al aplicarla, conforme a lo
dispuesto por el inciso segundo del artículo 68 del Código Penal.
Finalmente, a objeto de establecer la cuantía exacta de la pena que se
impondrá al sentenciado, debe tenerse en consideración la extensión del mal
causado por el delito, como lo dispone el artículo 69 del Código Penal, criterio
conforme al cual, el tribunal tendrá presente en primer término, que la conducta
del acusado, al involucrar en diversas ocasiones a dos menores, «K_M_C_A_» y
«P_A_M_P_» a la sazón de 6 y 10 años de edad, que permanecían en su hogar por
la situación de vulnerabilidad en que se encontraban, en un contexto sexual que no
eran capaces de comprender ni asumir, sin duda vulneró el bien jurídico protegido
por el tipo penal que se ha tenido por concurrente –abuso sexual infantil -, cual es
la indemnidad sexual de los niños, situación que conlleva un daño psicológico y
emocional y un evidente trastorno en el proceso formativo sexual de los ofendidos,
que ya afecta su derecho a un normal desarrollo y configuración de su sexualidad
de los ofendidos, que en la especie ha quedado demostrado con los asertos de la
psicóloga María Soledad Muñoz Pincheira, quien refirió que «K_M_C_A_»
presenta un alto nivel de ansiedad y evitación persistente a estímulos que tengan
que ver o le recuerden los hechos o la figura del agresor, de lo que se infiere una
experiencia traumática de base, y en el caso de «P_A_M_P_» que si bien existe un
daño anterior por situaciones diversas, el recuerdo de los hechos lo traspasa y se
siente dañado por la experiencia, que le genera rabia por lo que José Carlos
Gallardo le hizo sentir y siente ganas de matarlo; afectación que también refirió la
asistente social Eva Álvarez Díaz, quien indicó además que el niño se
encuentra en tratamiento en el Centro Millantuy, pero todavía no puede trabajarse
con él la situación abusiva porque reacciona de manera evitativa, disruptiva y con
tristeza cuando se aborda la situación.
Sin perjuicio de lo expuesto, los juzgadores tuvieron también en
consideración que en este caso particular, «K_M_C_A_» y «P_A_M_P_» presentan un
daño anterior a los hechos debido a la situación de vulnerabilidad que mantenían
dentro de sus respectivos núcleos familiares, a lo que indudablemente se sumó la
afectación emocional de los niños por la separación de sus progenitores y la
posterior derivación al sistema de la red SENAME, contexto en el que en pocos años
pasaron por diversas instituciones y guardadores, lo que incrementó la
desprotección en que se encontraban debido a las falencias que presenta este
sistema, siendo incluso «P_A_M_P_» víctima de vulneraciones sexuales anteriores

77
TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

durante su permanencia en las Aldeas SOS, por lo que ya se había iniciado un


tratamiento reparatorio en el Centro Millantuy, conforme a lo referido por la
asistente social Marcela Subiabre Díaz; no obstante lo cual, estas graves
irregularidades no pueden ser imputadas al accionar del acusado, y aunque ella ha
significado también una afectación a la seguridad y confianza al sistema del que su
núcleo familiar formaba parte, esa mayor reprochabilidad fue captada por la
agravante del artículo 12 N° 7 del Código Penal, que el tribunal tuvo por
concurrente, por lo que no puede ser considerada nuevamente en perjuicio del
encartado para los efectos de determinar el quantum de la pena, por cuanto ello
significación una evidente vulneración al principio de non bis in ídem.
Conforme a los razonamientos que se vienen desarrollando, resulta evidente
que la conducta del acusado causó un daño psicológico y emocional a los menores,
cuya real magnitud no pudo ser cuantificada en forma científica por los peritos que
depusieron en juicio, por encontrarse inmerso en la gran afectación que presentan
ambos niños por su historia anterior de vulneraciones, por lo que si bien el daño
causado por el delito no es menor, teniendo en consideración que la labor
individualizadora de la pena, no sólo se encuentra orientada a la compensación del
grado de culpabilidad del justiciable y a la gravedad intrínseca del delito, sino que
debe atender también a los principios de proporcionalidad y justicia, parece desde
esta perspectiva, que la pena más racional y acorde a las particularidades del caso
sometido a juzgamiento, es la de seis años de presidio mayor en su grado mínimo,
según se indicará en lo resolutivo del fallo.
Forma de cumplimiento
QUINTUAGESIMONOVENO: Que, atendida la extensión de la pena corporal
que se aplicará al encartado José Gallardo Caimapo, no resulta procedente
conceder al sentenciado ninguno de los beneficios que contempla dicha ley, por lo
que deberá cumplir la sanción penal que se le impondrá de manera efectiva,
sirviéndole de abono el tiempo que ha permanecido ininterrumpidamente privado
de libertad por esta causa, estos es, desde el día 17 de julio de 2013, según consta
del motivo décimo segundo del auto de apertura remitido al Tribunal.
Cabe destacar, que si bien la defensa acompañó un peritaje social del
acusado evacuado por el trabajador social Iván Almonacid Antimán, un contrato de
trabajo celebrado entre el encartado y la Empresa Constructora Sierra Nevada con
fecha 1 de diciembre de 2012 y una liquidación de sueldo correspondiente al mes
de mayo de 2012, para demostrar el arraigo familiar, social y laboral del acusado
en la ciudad de Castro, a lo que se sumó la prueba documental incorporada a juicio

78
TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL
DE CASTRO

por los acusadores, que dan cuenta de este vínculo laboral, el tribunal desestimó
su petición de aplicar el artículo 74 del Código Penal, conforme al cual
correspondería imponer al menos dos penas de tres años y un día al encartado,
siendo más favorable para éste la regla del artículo 351 del Código Procesal Penal,
conforme a la cual se le sancionará en definitiva con una pena de 6 años, como
antes se indicó.
Sin perjuicio de lo expuesto, aun en el evento de haber aceptado la
pretensión de la defensa, en concepto del tribunal, tampoco resultaría procedente
el beneficio alternativo de libertad vigilada que prevé la antigua ley 18.216, vigente
a la época de comisión de los hechos, pues pese al arraigo del que dan cuenta los
documentos antes mencionados, son insuficientes para satisfacer las exigencias de
la letra c) del artículo 15 del mencionado texto legal, teniendo en consideración
que abusó de dos menores que se encontraban en situación de vulnerabilidad y
desprotección, mientras permanecían en su domicilio bajo la guarda de su
conviviente, situación que nunca ha reconocido, y que por el contrario trató ocultar,
mintiendo respecto a las condiciones laborales que mantenía a la época de
ocurrencia de los hechos, las que fueron descartadas por el tribunal, y tampoco
colaboró en forma alguna con la investigación para esclarecer lo que había
sucedido a los afectados, lo que sumado a la naturaleza sexual y gravedad de los
delitos cometidos, la modalidad subrepticia con que fueron perpetrados,
amenazando incluso a uno de los niños para que no develara lo sucedido, y los
móviles de los ilícitos que se han tenido por concurrentes, permiten concluir que un
tratamiento en libertad resultaría ineficaz para su readaptación y resocialización,
conforme a las exigencias que contempla el precepto legal que se analiza.
Penas accesorias
SEXAGESIMO: Que, tal como lo solicitaron los acusadores fiscal y particular
en sus respectivas acusaciones, corresponde imponer también al encartado las
penas accesorias especiales que prevé el artículo 372 del Código Penal, al
habérsele condenado por la comisión de dos delitos de abuso sexual en contra de
dos menores de edad; no obstante, el tribunal no aplicará en este caso la pena de
inhabilitación que introdujo en el inciso segundo del referido precepto, la Ley
20.594, publicada el 19 de junio de 2012, por no encontrarse vigente dicha sanción
a la época de perpetración del ilícito y ser más rigurosa para el acusado que
aquella normativa que regía a la fecha de comisión del delito, debiendo ajustarse a
ella su juzgamiento.

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DE CASTRO

Tampoco se impondrá en este caso la sanción accesoria que contempla el


artículo 370 bis del Código Penal, solicitada en forma expresa por el Ministerio
Público en su acusación, por no haberse acreditado en juicio que el encartado José
Carlos Gallardo Caimapo fuera pariente de los menores «K_M_C_A_» y
«P_A_M_P_» , víctimas de los delitos de abuso sexual perpetrados por éste, como lo
exige el referido precepto para hacer procedente su aplicación.
Medida de Protección
SEXAGESIMOPRIMERO: Que el Ministerio Público solicitó en la acusación
que se impusiera al acusado, como medida de protección, la prohibición de visitar
el domicilio, el lugar de trabajo y de educación de los menores y de aproximarse a
ellos, petición que reiteró durante la audiencia de juicio oral; y señalando el artículo
372 ter del Código Penal, que dichas medidas en beneficio de la víctima, pueden
decretarse en cualquier estado del procedimiento, resultando procedente incluso
imponerla al momento de dictar sentencia, por cuanto ésta aún no se encuentra
firme y ejecutoriada, el tribunal acogerá dicha solicitud teniendo en consideración
que los menores de iniciales «K_M_C_A_» . y «P_A_M_P_» tenían 6 y 10 años la
época de ocurrencia de los hechos respectivamente y en la actualidad alcanzan
apenas 8 y 12 años, que nos encontramos frente a un delito de índole sexual, que
ha afectado el bien jurídico protegido por el tipo penal que se ha tenido por
concurrente, como es la indemnidad sexual de los niños, provocando en ellos un
daño psicológico connatural a un hecho abusivo; y a fin de salvaguardar las
garantías fundamentales consagradas en la Convención Internacional de los
Derechos del Niño, aplicable en virtud de lo que dispone el artículo 5° de la Carta
Fundamental, entre ellos, el derecho a un nivel de vida adecuado para su desarrollo
físico, mental, espiritual, moral y social (artículo 27) y a la protección contra el
maltrato y abuso sexual (artículos 19 y 34), las cuales se encuentran presididas por
el Interés Superior del Niño, principio consagrado en el artículo 3° del citado
tratado, el que no es otra cosa que la garantía de un eficaz respeto por los
derechos fundamentales de los niños; este Tribunal considera absolutamente
conveniente y necesario para la seguridad y protección de las víctimas, que el
acusado quede afecto a la prohibición de acercarse a los menores antes
individualizados, a su domicilio, lugar de estudios o trabajo, hasta que cumplan 18
años de edad.
Registro de ADN
SEXAGESIMOSEGUNDO: Atendido el carácter condenatorio de la presente
sentencia respecto del acusado José Carlos Gallardo Caimapo como autor de

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DE CASTRO

delito reiterado de Abuso Sexual Infantil, previsto en el artículo 366 bis, en


relación con el artículo 366 ter, ambos del Código Penal, ubicado dentro del párrafo
5° del Título VII del Libro II de dicho texto legal, expresamente comprendido en el
artículo 17 de la Ley N° 19.970, que crea el Sistema Nacional de Registros de ADN,
se dispone la inclusión de su huella genética en el Registro de Condenados,
eliminándola del Registro de Imputados; y para el evento que no se hubiere
determinado su huella genética durante el procedimiento criminal, en calidad de
imputado, procédase a su determinación, previa toma de muestras biológicas si
fuere necesario, por personal del Servicio Médico Legal o de las instituciones
públicas o privadas que se encontraren acreditadas para tal efecto ante dicho
Servicio, e inclúyase en el Registro de Condenados.
Costas
SEXAGESIMOTERCERO: Que, no obstante el carácter condenatorio del
presente fallo respecto de dos ilícitos, no se condenará al acusado al pago de las
costas del procedimiento, que le corresponderían soportar, teniendo en
consideración que se encuentra patrocinado por la Defensoría Penal Pública, y que
ha permanecido ininterrumpidamente privado de libertad por esta causa desde el
día 17 de julio de 2013, por lo que se le debe presumir pobre conforme a lo
dispuesto por el artículo 593 del Código Orgánico de Tribunales, por estimar que
dichas circunstancias constituyen, a juicio del Tribunal, razones fundadas de
exención en los términos descritos por el artículo 47 del Código Procesal Penal; y
tampoco se condenará en costas al Ministerio Público respecto del delito por el que
fue absuelto el sentenciado, por considerar el tribunal que tenía motivo plausible
para litigar.
Por estas consideraciones y visto, además, lo dispuesto en los artículos 5 de
la Constitución Política de la República; 3, 19, 27 y 34 de la Convención
Internacional de los Derechos del Niño; 1, 2, 11 N° 6, 12 N° 7, 14 N°1, 15 N°1, 18,
21, 24, 25, 28, 30, 47, 48, 50, 68, 69, 74, 366 bis, 366 ter, 370 bis, 372, 372 ter del
Código Penal; 1°, 4°, 8°, 45, 47, 53, 98, 102, 174, 205, 216, 282, 284, 285, 286,
289, 290, 291, 295, 296, 297, 306, 307, 309, 310, 315, 319, 325, 326, 327, 328,
329, 330, 332, 333, 338, 339, 340, 341, 342, 343, 344, 346, 348, 351 y 468 del
Código Procesal Penal; 593 del Código Orgánico de Tribunales; 15 de la Ley N°
18.216; y 17 de la Ley N° 19.970; SE DECLARA:
I.- Que SE ABSUELVE a JOSE CARLOS GALLARDO CAIMAPO, ya
individualizado, de la acusación deducida en su contra por el Ministerio Público, que
lo suponía autor de un delito consumado de abuso sexual infantil, previsto y

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sancionado en el artículo 366 bis, en relación con el artículo 366 ter, ambos del
Código Penal, en menoscabo del menor de iniciales «M_I_P_C_» ., que se habría
perpetrado en la ciudad de Ancud, durante los meses de noviembre y diciembre del
año 2011.
II.- Que SE CONDENA a JOSE CARLOS GALLARDO CAIMAPO, ya
individualizado, a la pena única de SEIS AÑOS de presidio mayor en su grado
mínimo, y a las penas accesorias de inhabilitación absoluta perpetua para cargos y
oficios públicos y derechos políticos y de inhabilitación absoluta para profesiones
titulares mientras dure la condena, como autor de dos delitos consumados de
Abuso Sexual Infantil, que prevé y sanciona el artículo 366 bis, en relación con el
artículo 366 ter, ambos del Código Penal, en menoscabo de los menores de
iniciales «K_M_C_A_» ., y «P_A_M_P_» perpetrados en el mes de diciembre de 2011,
en la ciudad de Ancud.
III.- Que, atendida la extensión de la pena privativa de libertad impuesta al
sentenciado José Gallardo Caimapo, y lo razonado en el motivo quincuagésimo, no
se le concede ninguno de los beneficios establecidos por la Ley N° 18.216 y, en
consecuencia, deberá cumplirla íntegra y efectivamente, la que se contará desde el
día 17 de julio de 2013, fecha desde la cual ha permanecido ininterrumpidamente
privado de libertad, según consta del motivo décimo primero del auto de apertura
remitido a este Tribunal.
IV.- Que, se le condena, además, a las penas accesorias especiales
contempladas en el artículo 372 del Código Penal, esto es, la de interdicción del
derecho de ejercer la guarda, de ser oído como pariente en los casos que la ley
designa y de sujeción a la vigilancia de la autoridad durante los diez años
siguientes al cumplimiento de la pena principal, lo cual consistirá en informar a
Carabineros cada tres meses su domicilio actual, siendo sancionado su
incumplimiento en conformidad a lo dispuesto por el artículo 496 Nº 1 del Código
Penal.
Asimismo, se le condena a la pena de OCHO AÑOS de inhabilitación
absoluta temporal para cargos, oficios o profesiones ejercidos en ámbitos
educacionales o que involucren una relación directa y habitual con personas
menores de edad, en su grado máximo, conforme a lo razonado en el motivo
sexagésimo de la presente sentencia.
V.- Que además, se decreta como medida de protección, de conformidad con
lo dispuesto en el artículo 372 ter del Código Penal, la prohibición al sentenciado
José Carlos Gallardo Caimapo de aproximarse a la persona de los menores de

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iniciales «K_M_C_A_» . y «P_A_M_P_» ., a su domicilio, y lugar de estudios o trabajo,


hasta que alcancen la mayoría de edad.
VI.- Que, en cumplimiento a lo dispuesto en el artículo 17 de la Ley N°
19.970, se decreta la inclusión de la huella genética del sentenciado José Carlos
Gallardo Caimapo en el Registro de Condenados; y para el evento que no se
hubiere determinado su huella genética durante el procedimiento criminal,
procédase a su determinación, e inclúyase en el Registro de Condenados, una vez
ejecutoriada la presente sentencia.
VII.- Que se exime al sentenciado Gallardo Caimapo y al Ministerio Público
de las costas del procedimiento que a cada uno correspondería soportar, por los
fundamentos entregados en la consideración sexagésimotercera de este fallo.
Hágase devolución a los intervinientes de los documentos, otros medios de
prueba, y demás antecedentes, incorporados y/o acompañados durante las
audiencias de juicio oral y del artículo 343 del Código Procesal Penal.
Redactada por la magistrado Loreto Yáñez Sepúlveda.
REGÍSTRESE y COMUNÍQUESE, en su oportunidad, al Juzgado de Garantía
de Ancud para los fines previstos en el artículo 468 del Código Procesal Penal,
hecho ARCHÍVESE.
No firma la Magistrada Angélica Monsalve Vásquez, pese a haber asistido a la
totalidad del juicio oral y la deliberación, por encontrarse subrogando en el Tribunal
Oral en lo Penal de Punta Arenas.
RIT N° 41-2013
RUC N° 1200070973-3

Dictada por las juezas titulares del Tribunal de Juicio Oral en lo


Penal de Castro, Angélica Monsalve Vásquez y Loreto Yáñez Sepúlveda, y
por el juez interino, Rodrigo Riquelme Mendoza, quien presidió.

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