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DIÓCESIS DE PAMPLONA Y TUDELA, BILBAO, SAN SEBASTIÁN Y VITORIA

ACOGER Y TRANSMITIR
LA PALABRA DE DIOS

CARTA PASTORAL DE LOS OBISPOS DE PAMPLONA Y TUDELA,


BILBAO, SAN SEBASTIÁN Y VITORIA

CUARESMA – PASCUA 2009

SUMARIO

INTRODUCCIÓN 2. Palabra y Eucaristía (nn. 19-20)


1. El contenido específico de nuestra conversión (n. 1) 3. Palabra e Iglesia (n. 21)
2. Aperturas y opacidades ante la Palabra de Dios (n. 2) 3.1. La Iglesia nace y vive de la Palabra de Dios
3. La intención de esta Carta Pastoral (n. 3) 3.2. La Palabra de Dios sostiene a la Iglesia
4. La Carta paso a paso (n. 4) a lo largo de la historia
3.3. La Palabra de Dios penetra y anima,
I. DIOS BUSCA COMUNICARSE CON NOSOTROS con la potencia del Espíritu Santo,
POR JESUCRISTO toda la vida de la Iglesia
3.4. Para un mayor arraigo de la Palabra
1. Un luminoso y reconfortante cambio de perspectiva (n. 5) en la Iglesia (n. 22)
2. Jesucristo, presente en la Palabra de Dios (n. 6)
2.1. La Palabra de Dios en el seno de la Trinidad IV. DISCÍPULOS Y TESTIGOS
2.2. La Palabra de Dios en los profetas (n. 7) DE LA PALABRA DE DIOS
2.3. La Palabra de Dios se hizo carne (n. 8) 1. Discípulos de la Palabra (nn. 23-24)
2.4. La Palabra de Dios en la predicación de los 2. Testigos de la Palabra (n. 25)
Apóstoles (n. 9)
3. Discípulos y testigos como María (n. 26)
2.5. La Palabra de Dios en la Escritura (n. 10)
2.6. La Palabra de Dios en la predicación
V. ACTITUDES AUTÉNTICAS E INAPROPIADAS
de la Iglesia (n. 11)
ANTE LA PALABRA DE DIOS

II. LA PALABRA DE DIOS ES VIVA: 1. Actitudes auténticas (n. 27)


EFICAZ Y ACTUAL 1.1. Reconocimiento y escucha
1. Palabra eficaz (nn. 13-14) 1.2. Agradecimiento (n. 28)
2. Palabra actual (n. 15) 1.3. Acogida incondicional (n. 29)
3. Palabra de Dios y palabra humana (n. 16) 1.4. Consciencia atenta (n. 30)
1.5. Confianza (n. 31)
III. EL ÍNTIMO PARENTESCO ENTRE 1.6. Admiración sobrecogida (n. 32)
PALABRA, ESPÍRITU, EUCARISTÍA, IGLESIA 1.7. Compromiso (n. 33)
1. Palabra y Espíritu (nn. 17-18) 2. Actitudes inapropiadas (n. 34)
-2-

2.1. La lectura fundamentalista 3.5. El compromiso


2.2. El historicismo crítico (n. 35) 3.6. El diálogo
2.3. La lectura legitimadora y reductora (n. 36) 4. Los efectos de la «lectio divina» (n. 50)
2.4. La lectura ideológica (n. 37)
2.5. La lectura moralista (n. 38) VII. UN MENSAJE A LA COMUNIDAD CRISTIANA
2.6. La lectura espiritualista (n. 39) Y A SUS DIFERENTES MIEMBROS
2.7. Desconocimiento y apatía (n. 40)
1. Un mensaje para todos (n. 51)
2.8. Incoherencia entre palabra y vida (n. 41)
2. A los laicos (n. 52)
VI. PARA ADENTRARNOS EN LA PALABRA 2.1. A los catequistas y profesores de Religión
DE DIOS: LA «LECTIO DIVINA» (n. 53)
2.2. A los lectores de la Palabra en la liturgia
1. La gestación y alumbramiento de la
(n. 54)
«lectio divina» (nn. 42-44)
2.3. A los animadores de las celebraciones
2. Las claves de la «lectio divina» (n. 45)
en ausencia de presbítero (n. 55)
2.1. Una lectura respetuosa de los textos
2.4. A los monitores de la lectura creyente
2.2. Acceder al texto desde la vida y de la Palabra (n. 56)
para la vida (n. 46)
2.5. A los padres de familia (n. 57)
2.3. Compartir la Palabra de Dios en
la comunidad orante y presidida (n. 47) 2.6. A los creyentes de los medios de comunicación
social (n. 58)
2.4. A la luz de la Pascua del Señor (n. 48)
3. A los profesores de exégesis y teología (n. 59)
3. Los pasos de la «lectio divina» (n. 49)
3.1. La lectura y relectura del texto 4. A los religiosos (n. 60)
3.2. La meditación 5. A los presbíteros y diáconos (n. 61)
3.3. La oración 6. A nosotros, los obispos (n. 62)
3.4. La contemplación CONCLUSIÓN (n. 63)
-3-

INTRODUCCIÓN

Queridos hermanos y hermanas: vida. El último Sínodo, celebrado a lo largo


del mes de octubre pasado, nos ha recordado
Hoy, Miércoles de Ceniza, inaugura la
con energía e insistencia que la Palabra de
Iglesia un itinerario espiritual que tiene
Dios ha de ocupar un lugar central en la vida
como centro y como meta la Pasión, Muerte
y actividad de la comunidad eclesial, y debe
y Resurrección del Señor. Durante los cua-
renta días precedentes (la Cuaresma), la co- jugar un papel decisivo en la espiritualidad
munidad cristiana, movida por el Espíritu, va de todos los cristianos. Es evidente la distan-
madurando su conversión principalmente cia entre estos postulados y nuestra tempera-
mediante la escucha de la Palabra de Dios, la tura espiritual. Este contraste nos descubre
celebración del sacramento de la Reconcilia- un exigente surco de conversión.
ción y la actualización de la Eucaristía. Bajo
Celebramos, con todas las comunidades
la acción del mismo Espíritu, contribuye
católicas del mundo, el Año de San Pablo,
también ella a esta conversión con la ora-
luminoso y ardiente «testigo de la Palabra de
ción, la austeridad y el ejercicio de la miseri-
Dios y maestro de la Iglesia».1 Aquel a quien
cordia. Así responde a la apremiante invita-
ción de Jesús: «El tiempo se ha cumplido. El la Palabra de Jesús derribó en el camino de
Reino de Dios está llegando. Convertíos y Damasco, convirtió en discípulo y transfor-
creed en el Evangelio» (Mc 1, 15). mó en apóstol infatigable (cfr. Hch 22, 7-8),
constituye un ejemplo sumamente valioso
Llegados a la cima de la Pascua, la litur- para que acojamos devotamente y ofrezca-
gia de la Iglesia se explayará durante cin- mos confiadamente la Palabra. Lamentable-
cuenta días más para desvelarnos las rique- mente, la escucha religiosa y la proclama-
zas de la Resurrección del Señor y ayu- ción confiada del Evangelio, recomendadas
darnos a vivir con mayor plenitud una vida por el Concilio (cfr. Dei Verbum, n. 1), en-
auténticamente pascual. cuentran entre los cristianos dificultades y
Nuestra Carta Pastoral quiere contribuir a reticencias. El Año Paulino es también un
este noble propósito. Se propone acompañar- estímulo para convertirnos de estas actitudes
nos especialmente en este tiempo singular deficitarias.
que discurre entre el Miércoles de Ceniza,
Pero tenemos todavía una razón más fun-
punto de partida, y Pentecostés, último capí-
damental que estas dos importantes circuns-
tulo de la Pascua.
tancias eclesiales. Nuestra fe afirma con toda
verdad que la Palabra de Dios es siempre
1. El contenido específico fuente excepcional de nuestra conversión
de nuestra conversión personal y de la renovación evangélica de la
Iglesia y vía de contacto con muchas perso-
1. Cada Cuaresma y cada Pascua imprimen
nas y grupos alejados de la fe y de la comu-
a nuestra conversión un acento particular,
propiciado por las circunstancias eclesiales y (1) Sínodo de los Obispos 2008 sobre «La Palabra de
sociales que afectan especialmente nuestra Dios en la vida de la Iglesia», Instrumentum laboris, n. 2.
-4-

nidad cristiana. «La fuerza sanadora de la según los expertos, un amanecer único en la
Palabra de Dios es una llamada viva a una historia. El acercamiento a la Palabra de
constante conversión personal».2 Es, pues, Dios escrita no es un fenómeno que se cir-
sumamente apropiado que, en el inicio de cunscribe a un área cultural. Ha ido surgien-
este tiempo de gracia, sea la Palabra el cen- do casi al mismo tiempo y de forma autó-
tro de nuestra reflexión creyente. noma en varios continentes. La lectura y me-
Si ensanchamos además nuestra mirada a ditación de la Escritura está siendo fuente de
la sociedad, la anemia espiritual de nuestro renovación cristiana y de expansión de la
tiempo, registrada por muchos analistas so- Iglesia. Se cumple la vieja profecía de Amós
ciales y simultáneamente «la difusa exigen- (8, 1): «Habrá hambre no de pan ni de agua,
cia de espiritualidad que… se manifiesta en sino de oír la palabra del Señor».
una renovada necesidad de oración»,3 han de
suscitar en la comunidad cristiana la urgen- Todavía las metas propuestas por el Vati-
cia por ofrecer a sus conciudadanos el ali- cano II quedan lejos. La Escritura no es aún,
mento vigoroso de la Palabra y la referencia en la medida deseable, el alma de la teología
neta del Evangelio. Esta misión reclama un ni la inspiradora de toda la existencia cristia-
entusiasmo por la Palabra de Dios y un cora- na.5 Pero los avances realizados en los estu-
je para transmitirla que distan mucho de ser dios bíblicos y teológicos y en los plantea-
patrimonio compartido por nuestras concre- mientos catequéticos, el relieve alcanzado
tas comunidades cristianas. por la proclamación de la Palabra en la Li-
turgia, las Escuelas de Formación escriturís-
2. Aperturas y opacidades tica, las cuidadas traducciones de la Biblia,
ante la Palabra de Dios las Semanas y Jornadas bíblicas, la inmensi-
2. Pero, ¿interesa de verdad esta Palabra a dad de los materiales de apoyo publicados y,
nuestro mundo? Bastantes indicadores sobre todo, el auge y la extensión casi uni-
sugieren espontáneamente la respuesta nega- versal en la Iglesia de la lectura creyente y
tiva. En el amplio espacio de la fe desvaneci- orante de la Biblia, ofrecen un panorama
da o fenecida, la Palabra de Dios es valorada sorprendente y esperanzador. La Palabra de
como un residuo anacrónico, «una de las úl- Dios se revela como dotada de un frescor y
timas ideologías que se resiste a morir».4 En un vigor que no posee ninguna palabra hu-
una cultura en la que el hombre, seducido mana. Felizmente, la Palabra de Dios es hoy
por sus propios logros increíbles, tiende a entregada, en vivo y en directo, al pueblo
considerarse como único protagonista de su cristiano con mayor intensidad que en tiem-
propia salvación, el ofrecimiento de la Pala- pos pasados. La gente sencilla y pobre no
bra trascendente que se presenta como reve- sólo la acoge con alegría y esperanza sino
lación del rostro de Dios y salvación radical que la comprende con especial profundidad.
del hombre está de antemano abocado a ser «Hay que alegrarse de ver que gente humilde
rechazado. En una civilización rigurosamen- y pobre toma la Biblia en sus manos y puede
te crítica, esta Palabra tiende a considerarse aportar a su interpretación y actualización
como un producto mítico gestado hace miles una luz más penetrante, desde el punto de
de años en un medio muy distante de la sen- vista espiritual y existencial, que la que le
sibilidad, las preocupaciones y las preguntas viene de una ciencia segura de sí misma».6
de nuestro tiempo. Se cumplen aquí, de manera particularmente
incisiva, las palabras de Jesús: «Yo te alabo,
En contraste con este panorama, la Pala- Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque
bra de Dios experimenta hoy en el mundo, has escondido estas cosas a los sabios y pru-
(2) Sínodo de los Obispos 2008, proposición 8ª. (5) Cfr. JUAN PABLO II, Tertio millennio adveniente, n.
(3) JUAN PABLO II, Novo millennio ineunte, n. 33. 36.
(4) E. SALMANN, La palabra partida, PPC, Madrid (6) PONTIFICIA COMISIÓN BÍBLICA, La interpretación de
2006, pp. 9-12. la Biblia en la Iglesia, IV, C. 3.
-5-

dentes y se las has revelado a los sencillos» sobrevivir en un mundo complejo, difícil,
(Mt 11, 25). fragmentado y desorientado como el moder-
no» (card. Martini).
La apertura hacia la Biblia no es un fenó-
meno puramente eclesial. Extensos continen- La presente Carta Pastoral pretende abri-
tes culturales como la India y el Extremo ros el camino hacia el conocimiento, la valo-
Oriente, hasta hace pocos años casi imper- ración y el uso de la Palabra de Dios, a la es-
meables al cristianismo, se sienten atraídos pera de la Exhortación Postsinodal, más
por la Palabra contenida en la Escritura. Re- autorizada y más completa, del Papa Bene-
sulta confortador que, mientras el sol de la fe dicto XVI. Para cumplir este cometido, nos
parece ocultarse en Occidente, vuelve a re- proponemos proceder por los pasos siguien-
nacer en Oriente. tes.
Pero algo sucede también en Occidente.
Precisamente en algunos países, al parecer 4. La Carta paso a paso
más desertizados, registramos la emergencia
de grupos minoritarios que, insatisfechos 4. Antes que un elenco de verdades o un di-
con los sentidos parciales que encuentran o rectorio para nuestra conducta moral, la
persiguen en su vida, anhelan un sentido más Palabra es expresión del amor de un Dios
profundamente motivador y lo buscan con que quiere abrirnos su corazón, mostrarnos
frecuencia en la Religión. El encuentro con su rostro paternal, revelarnos su proyecto
la Biblia, cuando es orientado pedagógica- salvador, suscitar nuestra fe, provocar nues-
mente, les resulta un verdadero descubri- tra conversión, buscar nuestra adhesión, libe-
miento y les abre el acceso a la noble y lim- rarnos de nuestras esclavitudes. Desvelar
pia figura de Jesús y a la fe en Él. Todo hace este trasfondo profundamente alentador ocu-
pensar que este fenómeno, aún bastante inci- pará las primeras páginas de nuestra Carta.
piente entre nosotros, va a cobrar en un futu-
La Palabra de Dios no es una melodía
ro próximo un gran relieve.
simple, sino un canto coral. En este canto, la
melodía principal es Jesucristo. Desgranar
3. La intención de esta Carta Pastoral las diversas voces de este canto (es decir, sus
diferentes acepciones) y subrayar su orienta-
3. Es preciso reconocer que este renacer bí- ción a Cristo constituirá el segundo paso de
blico no afecta ni mucho menos a la tota- nuestro itinerario.
lidad del pueblo de Dios. La gran mayoría
de la comunidad cristiana tiene un conoci- Por ser de Dios, la Palabra proclamada o
miento muy rudimentario de lo que es y lo escrita reviste unas cualidades altamente sa-
que dice y hace la Palabra de Dios. Tal des- ludables para los creyentes: su eficacia y su
conocimiento origina una muy débil adhe- actualidad. Describiremos estas cualidades
sión. El 50% de las familias españolas tienen en el tramo siguiente de nuestra exposición.
una Biblia en su casa. Sólo un 2% la utilizan Por ser también palabra humana, refleja las
para una lectura asidua. Si la Palabra de Dios condiciones culturales del tiempo en que fue
es tan necesaria para la fe, no hay tarea más escrita y las características personales de sus
importante ni más urgente para la Iglesia que autores.
promover su conocimiento cabal y su apre-
cio real. Aprender a leer la Biblia, a descu- La Palabra, el Espíritu, la Iglesia y la Eu-
brir su sentido original y actual, a orar con caristía, están íntimamente ligados entre sí.
ella, a extraer de su texto consecuencias para Descubrir este vínculo será cometido de las
nuestro comportamiento es algo más que una páginas subsiguientes.
de las posibles iniciativas que merecen un Ser discípulos que acogen la Palabra y
intenso cultivo. «Una espiritualidad cristiana testigos que la transmiten constituye la voca-
no basada en la Escritura, difícilmente podrá ción de todos los cristianos. Procuraremos
-6-

desvelar las implicaciones prácticas de esta orante de la Escritura como alimento de


doble condición. María será, para esta refle- nuestra fe y fuente de renovación eclesial.
xión, modelo precioso y amable. ¿Cómo robustecer y orientar en nuestras dió-
cesis esta práctica que ha tenido durante mu-
Acoger religiosamente y proclamar con- chos siglos tanta solera en la Iglesia? Ofre-
fiadamente la Palabra de Dios reclama de los ceremos en su momento unas sencillas
creyentes unas actitudes que procuraremos
indicaciones.
identificar en las páginas ulteriores.
El momento de la comunidad cristiana y
No es infrecuente toda una patología en la la peculiar situación y responsabilidad ecle-
escucha y transmisión de la Palabra. Procu- sial y social de los diferentes grupos que la
raremos, a continuación, identificarla con conforman, reclaman algunas sugerencias
claridad, para no incurrir en ninguna de sus
que iluminen y motiven la asimilación de la
expresiones.
Palabra de Dios y su específico servicio a
Juan Pablo II y Benedicto XVI han reco- ella. Con ellas daremos término a nuestra re-
mendado vivamente la lectura creyente y flexión.

I. DIOS BUSCA COMUNICARSE CON NOSOTROS


POR JESUCRISTO

1. Un luminoso y reconfortante bién de acontecimientos salvadores. Palabras


cambio de perspectiva y acontecimientos constituyen la Revelación.
«El designio divino de la Revelación se rea-
5. Los cristianos agradecemos de corazón la liza a la vez mediante acciones y palabras ín-
Revelación de Dios. Pero durante mucho timamente ligadas entre sí, que se esclarecen
tiempo hemos mantenido una idea limitada mutuamente».7
de esta Revelación. La concebíamos simple-
mente como un elenco de verdades y de pre- Pero con ser importante, no es éste el
ceptos que Dios había querido transmitirnos cambio de perspectiva decisivo. El Concilio
para nuestra salvación. La Escritura era el li- tuvo deliberada intención de presentarnos la
bro que, inspirado por el Espíritu Santo, con- Revelación como una manifestación y comu-
signaba fielmente estas verdades y precep- nicación que Dios nos hace de sí mismo, ins-
tos. pirado por su amor a la humanidad. «Por
esta revelación, Dios invisible, movido por
El Concilio Vaticano II, recogiendo el su gran amor, habla a los hombres como a
sentir de los Padres de la antigüedad cristia- amigos y habita con ellos para invitarles a
na, ha ensanchado notablemente este con- comunicarse con él y recibirles en su compa-
cepto de la Revelación y, con ello, nos ha ñía» (Dei Verbum, n. 2). La Revelación tiene
ensanchado el alma a los creyentes. pues «estructura dialogal y resonancia perso-
nalista».8 Al revelarse Dios ha pretendido
Sin dejar de reconocer que Dios nos ha ante todo abrirnos su corazón, ofrecernos su
revelado verdades y preceptos para nuestra
salvación, hemos aprendido que, ante todo, (7) Catecismo de la Iglesia católica, n. 53.
(8) R. BLÁZQUEZ, De muchas maneras habló Dios en la
Él nos revela su Rostro y su Proyecto salva- historia, Conferencia en Santiago de Compostela (3-IX-
dor no sólo a través de palabras, sino tam- 2008), p. 4.
-7-

amistad, invitarnos a compartir con Él su intensamente. «Entonces comencé a ser cris-


misma vida, y responderle con nuestra fe y tiano».11
nuestra conversión. La experiencia de Bonhoeffer se ha suce-
Esta intención divina resplandece en el dido muchas veces a lo largo de la historia.
vocabulario mismo del escrito específico del
Concilio sobre la Revelación (Dei Verbum). Muchos conocemos a personas que están
Los términos escogidos para este fin (pala- buscando la verdad, el bien, la justicia, Dios.
bra, conversación, diálogo, comunicación, Cuando estas personas, en contacto con unas
participación, amistad), impregnan sus pági- palabras de la Biblia, encuentran aquello que
nas, también cuando nos habla de la Biblia, buscan, albergan la profunda convicción de
expresión escrita de la Revelación. «En los que «han sido encontrados». El hallazgo no
sagrados libros, el Padre que está en los cie- ha sido fruto de su búsqueda, sino un regalo
los se dirige con amor a sus hijos y habla de Dios. Y a Él se entregan en la fe.
con ellos» (Dei Verbum, n. 21). «La Escritu-
ra es la Carta que Dios ha enviado a los
hombres» (San Gregorio Magno). Una carta 2. Jesucristo,
de amor. presente en la Palabra de Dios
Llevados de un escepticismo, que erró- 6. «Jesucristo está presente en la Palabra,
neamente identificamos con el realismo, ten- pues cuando se proclaman las Escrituras
demos a ver a Dios tan lejos y a concebirle
es Él quien habla» (Sacrosanctum Conci-
tan mudo que llegamos a preguntarnos si es
posible que Dios nos hable y lo haga movido lium, n. 7).
por su amor. Ahora sabemos que es no sólo
posible, sino real. Él está cerca; no puede Para comprender esta afirmación teológi-
abandonar la obra de sus manos. «Quiere en- camente densa y espiritualmente rica, es pre-
contrarse con los seres humanos y ser busca- ciso que detengamos nuestra mirada en los
do por ellos. Desea aquello que es lo más diversos significados de la expresión «Pala-
personal y lo más humano: amar y ser ama- bra de Dios».
do»9.
Conocemos el impacto decisivo que tuvo 2.1. La Palabra de Dios
en la conversión de San Agustín la escucha en el seno de la Trinidad
de las palabras de Rm 13, 11-14. Más tarde
describirá de manera inigualable lo que vivió El Hijo es, en la Trinidad, la Palabra eter-
en aquellos momentos: «Tú estabas dentro de na del Padre. Una Palabra personal y divina,
mí; era yo quien estaba fuera de mí mismo. inefable y fidelísimo reflejo del Padre. «En
Tú estabas conmigo, pero yo no estaba conti- el principio ya existía la Palabra y la Pala-
go… Me llamaste y me gritaste y venciste mi bra estaba junto a Dios y la Palabra era
sordera; me tocaste y ardí en amor a ti».10 Dios» (Jn 1, 1). Desde el seno de la Trini-
El teólogo luterano D. Bonhoeffer reco- dad, esta Palabra participa con el Padre y el
noce en una de sus cartas que, a pesar de lle- Espíritu en la creación del mundo y del hom-
var sobre sí una gran experiencia de predica- bre. «Todo fue hecho por ella y sin ella no se
dor y de pastor, no se convirtió hasta que, en hizo nada de lo que llegó a existir» (Jn 1, 3).
contacto con el Sermón de la Montaña, per- El mundo es, pues, creado por la Palabra de
cibió que la Palabra que predicaba no era un Dios como escenario de la historia de la sal-
mensaje sobre Dios sino una Palabra de Dios vación y el ser humano es creado con espe-
dirigida a él. A partir de ahí comenzó a orar cial amor por esa misma Palabra para ser su
interlocutor, confidente y colaborador.
(9) Rencontrer Dieu dans sa Parole, Declaración de los
Obispos belgas (Bruselas 2008), Ed. Licarp, p. 15. (11) D. BONHOEFFER, Carta a Elisabeth Zin (enero
(10) SAN AGUSTÍN, Confesiones, X. 1936), citado en Rencontrer..., p. 5.
-8-

2.2. La Palabra de Dios en los profetas Hijo la condición humana para hacernos par-
tícipes de su condición divina.
7. Tras haber creado la humanidad y la di-
versidad de sus culturas, Dios prepara un Jesús es Palabra con plena autoridad. A
pueblo para que sea cuna del Mesías, su Hijo Él no «viene» la Palabra de Dios como a los
y su Palabra. Suscita en su seno a los profe- profetas o al mismo Bautista. Él es la Pala-
tas que, movidos por ella, hablan en nombre bra de Dios. De Él brotan palabras y gestos
de Dios, desvelan valerosamente los desva- que sanan, perdonan los pecados, confortan
ríos de su pueblo tentado por la idolatría, la y consuelan, interpelan y avisan, convierten,
insolidaridad, el formalismo religioso y el defienden a los débiles, se enfrentan con los
desenfreno, lo consuelan de parte de Jahvé opresores. Estas palabras no son acogidas
en los momentos de máximo aprieto y sufri- por los que «no le recibieron» (Jn 1, 11), le
miento y regeneran su esperanza abriéndole condujeron a la Pasión y a la Muerte. El Pa-
horizontes de futura salvación y despertando dre lo resucitó y lo hizo Señor de todo y de
la espera del Mesías. En la palabra de estos todos.
profetas está presente y activa la Palabra de
Dios. Es Palabra de Dios en palabras huma- 2.4. La Palabra de Dios
nas, que reflejan las aptitudes naturales y las en la predicación de los Apóstoles
limitaciones personales y culturales de los
llamados a este servicio. 9. Tras los acontecimientos del Triduo Pas-
cual y con la creación de la primitiva co-
2.3. La Palabra de Dios se hizo carne munidad cristiana, Jesucristo transfiere su
Palabra salvadora a los Apóstoles. No sólo
8. He aquí el momento decisivo de la histo-
les encarga ser «repetidores» de su Palabra,
ria de nuestra salvación cuyos pasos prin-
sino testigos y servidores. Jesucristo ha que-
cipales estamos apuntando. En vez de confi-
rido que su predicación sea en sentido análo-
narse en el océano de plenitud y de dicha de
go, pero verdadero, Palabra de Dios. Él ha
la vida trinitaria, el Hijo de Dios, la Palabra,
prometido estar personalmente presente en la
enviada por el Padre y el Espíritu, quiere
palabra de los Apóstoles. «El que os recibe a
compartir, por amor, nuestra condición hu-
vosotros, a mí me recibe, y el que me recibe
mana. «La Palabra se hizo carne y plantó su
a mí, recibe a Aquél que me envió» (Mt 10,
tienda entre nosotros» (Jn 1, 14).
40). Jesús les ha prometido, asimismo, que
Este hombre, Jesús, es Palabra de Dios de su Espíritu estaría con ellos a la hora de dar
un modo único e irrepetible. Dios no sólo testimonio de Él (Mc 13, 11). Esta doble
está presente en Él. Él es el Hijo de Dios en- promesa garantiza que la palabra apostólica
carnado. En Él, Dios se nos ha revelado «de es palabra del mismo Cristo.
cuerpo entero». Él es la Palabra plena y defi-
nitiva. «Porque, en darnos como nos dio a su 2.5. La Palabra de Dios en la Escritura
Hijo, que es Palabra suya que no tiene otra,
todas las habló junto y de una vez en esta 10. Ya algunos profetas plasmaron por escri-
sola Palabra y no tiene más que hablar» (San to su palabra. Si no hubieran tomado esta
Juan de la Cruz). previsión, hoy no nos hubiera quedado ape-
nas nada de su rico mensaje. En el Nuevo
Toda su vida, desde su concepción en el Testamento pronto surgió la necesidad de
seno de María hasta la efusión pascual del consignar por escrito la vida, los actos, las
Espíritu Santo a los Apóstoles (Jn 20, 19- palabras, la Muerte, la Resurrección del Se-
22), es Palabra de Dios. Por ella nos dice ñor. Lucas, «después de haber investigado
quién es Dios, su Padre: misericordia, fideli- cuidadosamente», se propone «escribir una
dad, amor. Por ella nos muestra lo que quie- exposición ordenada» para que las genera-
re ser para los humanos: Padre que ama, her- ciones sucesivas lleguen «a comprender la
mano que acoge, amigo que comparte en su autenticidad de las enseñanzas recibidas»
-9-

(Lc 1, 1-4). La misma necesidad les condujo Es tal la dignidad de la Escritura a los ojos
a plasmar por escrito sus enseñanzas a los de la Iglesia que ésta, siguiendo la senda de
Apóstoles e inmediatos colaboradores. Padres de la Iglesia, descubre en ella una
Plasmar por escrito la Palabra de Dios analogía entre la Palabra de Dios plasmada
anunciada por los profetas, ofrecida por Je- en la Escritura y la Palabra de Dios encarna-
sús y predicada por los Apóstoles no fue una da en el seno de María. El texto bíblico sería
simple iniciativa pragmática orientada a con- como el cuerpo literario de la Palabra de
signarla con mayor precisión y a facilitar su Dios encarnada. «La palabra de Dios, expre-
transmisión. Fue una gran iniciativa del Es- sada en lenguas humanas, se hace semejante
píritu Santo. Asistida por Él, la Iglesia supo al lenguaje humano como la Palabra del
entrar en el río de la Tradición y discernir y Eterno Padre, asumiendo nuestra débil con-
aceptar aquellos escritos inspirados por este dición humana, se hizo semejante a los hom-
Espíritu. De esa Palabra escrita se nutre prin- bres» (Dei Verbum, n. 12).
cipalmente la fe de la Iglesia. «El Espíritu ha
querido de esta manera asegurar a la Palabra No contienen, pues, exageración alguna
inspirada por Dios mismo una forma de con- las palabras que en el s. III escribía Orígenes:
tinuidad más estable y de conservación más «Sé bien con qué precaución respetuosa
fiel».12 La Revelación de Dios fluye a noso- guardáis el Cuerpo del Señor cuando os es
tros de la Tradición viva y de la Escritura confiado, no sea que se os caiga alguna parte
que nació en su seno. Ambas merecen de no- de él. Si cuando se trata de su Cuerpo tomáis
sotros igual veneración. Pero el papel real
razonablemente tanta precaución, ¿pensáis
que, apoyada en la Tradición, la Escritura
juega en la vida de la Iglesia, es excepcional. que la negligencia de la Palabra de Dios me-
rece una reprensión menor que la de su
«Toda la predicación de la Iglesia, como Cuerpo?».14 Verdaderamente nos admiran y
toda la religión cristiana, se ha de alimentar nos confortan las palabras iniciales de Dei
y regir con la Sagrada Escritura… Ella cons- Verbum, n. 21: «La Iglesia ha venerado
tituye sustento y vigor de la Iglesia, firmeza siempre la Sagrada Escritura como lo ha he-
de la fe para sus hijos, alimento del alma, cho con el Cuerpo de Cristo».
fuente límpida y perenne de vida espiritual»
(Dei Verbum, n. 21). La Biblia tiene el aval
2.6. La Palabra de Dios
incomparable de estar inspirada por el Espí-
ritu Santo, que es su verdadero autor. en la predicación de la Iglesia

Con todo, la Escritura necesita de la Tra- 11. El recorrido de la Palabra por la historia
dición viva en la que tiene su origen y con la no se congela con la transcripción escrita
cual mantiene una estrecha vinculación. Esta de la Palabra de Dios. La Iglesia sigue escu-
Tradición, procedente de los Apóstoles, enri- chándola y proclamándola a lo largo de los
quecida por lo que la Iglesia es, dice y cree, siglos y a lo ancho del mundo. La Palabra
y decantada cuidadosamente por la asisten- continúa su curso en la predicación viva, que
cia del Espíritu Santo, es una garantía nece- se realiza de muchas maneras entre las que
saria para una genuina interpretación de la sobresalen el anuncio, la catequesis y la ho-
Escritura. La decantación realizada por el milía en la celebración litúrgica. El encargo
Espíritu discierne la verdadera Tradición de y la promesa de la presencia de Cristo y de
otras tradiciones eclesiales que pueden ser la acción de su Espíritu siguen vigentes. La
marginales e incluso contrarias a aquella.13 promesa de Jesús y la acción de su Espíritu
nos autorizan a denominar la predicación de
(12) Card. MARTINI, Carta Pastoral In principio la Pa- la Iglesia como Palabra de Dios en sentido
rola, Centro Ambrosiano, Documentatione Studi Religiosi, verdadero y propio, aunque análogo, con tal
Milán 1981, p. 45.
(13) Cfr. Card. KASPER, Escuchar la Palabra de Dios
que tenga a la Escritura como su alma, su re-
con devoción y proclamarla con valentía. La Constitución gla y su alimento y esté en sintonía con la fe
dogmática ‘Dei Verbum’ sobre la Revelación, Federación
Bíblica Católica, p. 7. (14) ORÍGENES, In Exodum, Homilía 13, 3.
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de la Iglesia. Nos sorprende e incluso nos es- por el Espíritu Santo y venerado como tal
panta esta verdad, que reclama de la predica- por la Iglesia desde sus orígenes, cobra
ción de la Iglesia y de sus ministros tanta pleno sentido a la luz del Nuevo Testa-
responsabilidad. mento. Y el Nuevo Testamento entero tie-
12. A la luz de esta reflexión podemos tal ne como eje y quicio a Jesucristo. Es una
vez comprender mejor el enunciado que amplia catequesis sobre el Misterio de
encabeza este apartado: Cristo.

– Jesucristo está presente en la Palabra por- – Jesucristo está presente en la Palabra por-
que toda ella habla de Él. El Antiguo Tes- que ésta, en sus formas diferentes de
tamento está surcado por la espera del Me- anuncio, es expresión de la Palabra Encar-
sías. Los mismos autores del Nuevo nada, del Hijo de Dios encarnado. Todas
Testamento entendieron que la clave para estas formas están habitadas e impregna-
comprender el Antiguo Testamento era das por Él. «Contienen la fragancia de
Cristo. El Antiguo Testamento, inspirado Cristo».15

II. LA PALABRA DE DIOS ES VIVA: EFICAZ Y ACTUAL

«La Palabra de Dios es viva y eficaz y larmente a Karl Barth) el habernos ayudado
más cortante que una espada de dos filos: a descubrir mejor y valorar más esta dimen-
penetra hasta la división del alma y del espí- sión capital: la Palabra de Dios hace lo que
ritu, hasta las coyunturas y tuétanos y dis- dice. Santa Teresa de Jesús expresará el mis-
cierne los pensamientos y las intenciones del mo pensamiento de manera bien gráfica:
corazón. Así que no hay criatura que esté «sus palabras son obras».
oculta a Dios» (Hb 4, 12-13).
Las ciencias del lenguaje han resaltado el
carácter «performativo», es decir, eficaz, de
1. Palabra eficaz la palabra humana. En su frágil envoltura ge-
13. La Palabra de Dios no siempre es una nera consensos, construye comunidad, pro-
pieza literaria brillante. «Ha habido y ha- duce alegría, suscita amor, siembra esperan-
brá libros mejores, más refinados e incluso za. Pero, al mismo tiempo, la palabra
más edificantes que muchos libros de la Bi- humana es también pobre: falible, impotente
blia. Pero ninguna de estas obras maestras para curar enfermedades y asegurar los éxi-
producirán el efecto del más modesto de los tos deseados, dubitante y tornadiza, incluso,
libros inspirados. Existe en sus palabras una en ocasiones, destructiva.
desproporción evidente entre el signo verbal
y la realidad que éste produce. En las pala- En cambio, la Palabra de Dios es eficaz
bras de la Escritura hay algo que actúa más en grado eminente. «No me avergüenzo del
allá de toda explicación» (Cantalamesa). En Evangelio, que es fuerza de Dios para que
términos teológicos: la Palabra de Dios es se salve todo el que cree, tanto si es judío
eficaz. como si no lo es» (Rm 1, 16). La Palabra de
Dios crea, da el ser a lo que no existe: «Y
La teología católica, preocupada por de- dijo Dios: que exista la luz. Vio Dios que la
fender la verdad de la Palabra de Dios, no se
(15) SAN FRANCISCO DE ASÍS, cita tomada de RODRÍ-
había ocupado tanto en registrar su eficacia. GUEZ CARBALLO, Ministro General de OFM, Mendicantes
Debemos a la teología protestante (particu- de sentido, de la mano de la Palabra, Roma 2008, n. 15.
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luz era buena… Y dijo Dios: que haya una momentos de angustia. Nos da coraje, soli-
bóveda entre las aguas… y así fue» (Gn 1, daridad, conciencia de nuestra fragilidad, vi-
passim). El profeta Jeremías, asustado y re- gilancia sobre nuestras ambiciones superfi-
nuente ante la llamada de Jahvéh, contem- ciales, fidelidad para cumplir nuestra misión,
plará cómo Él toca su boca y le dice: «Mira, esperanza para perseverar sin desmayo.
pongo mis palabras en tu boca; en este día
te doy autoridad sobre naciones y reinos, «¿Hay algo más grave y más pecaminoso
para arrancar y destruir, para edificar y que no leer la Escritura y creer que su lectura
plantar» (Jr 1, 9-10). En Is 55, 10-11, es inútil y no sirve para nada?».16
Jahvéh asegura: «como la lluvia y la nieve Es preciso, con todo, disipar un posible
caen del cielo y solo vuelven allí después de equívoco: que la Palabra de Dios sea eficaz
haber empapado la tierra, de haberla fecun- no significa que siempre sea efectiva. La efi-
dado y hecho germinar para que dé simiente cacia de la Palabra de Dios no es mágica: no
al que siembra y pan al que come, así será se da sin un personal y específico empeño de
responsabilidad por parte de quien la escu-
la palabra que sale de mi boca: no volverá a
cha. La parábola del sembrador (Mc 4, 1-9)
mí de vacío». es bien esclarecedora. Como la buena semi-
14. Jesús, en los Evangelios, con el poder de lla, portadora de una promesa de vida, tiene
por delante un largo recorrido hasta conver-
su Palabra cura a los enfermos (Mt 8, 3;
tirse en espiga, la Palabra de Dios escuchada
Mc 7, 34; Lc 7, 14); expulsa malos espíritus tiene ante sí un largo itinerario antes de lle-
(Mt 8, 32); domina la naturaleza (Mc 4, 39); gar «al corazón» del ser humano, al centro
convierte corazones y perdona sus pecados vital del que fluyen los criterios, las opcio-
(Mt 9, 6); renueva vidas humanas (Jn 4). Su nes, las actitudes. Al igual que aquella se
palabra penetra hasta lo más hondo del cora- malogra en terreno pedregoso o entre cardos,
zón humano y allí crea vida. «Nadie ha ha- la Palabra puede y suele quedar retenida por
blado como este hombre» (Jn 7, 46), dirán, la superficialidad, la insensibilidad o la fuer-
admirados, sus oyentes. za de nuestras pasiones. Sólo la lectura asi-
dua puede reblandecer estas resistencias y
Todas las modalidades de la Palabra de abrir camino por entre ellas a la Palabra que
Dios tienen esta fuerza salvífica. Pero la Es- llega. Ésta se hace efectiva cuando, supera-
critura, cuando es proclamada o escuchada das las resistencias, llega al corazón. Enton-
con fe, con espíritu de pobre, con voluntad ces podemos decir con Ignacio de Antioquia:
de acogida, la tiene en grado eminente. Na- «Yo me refugio en el Evangelio como en la
die permanece igual que antes tras haber es- Carne de Cristo».
cuchado la Palabra de Dios. Aquel que cul-
pablemente se resiste o frívolamente se 2. Palabra actual
desentiende, queda en una situación más la-
mentable que antes de la escucha. No se pue- 15. «Le entregaron el libro del profeta
de jugar con la Palabra del Dios vivo. Isaías… Todos los que estaban en la si-
nagoga tenían sus ojos clavados en él. Y co-
Tenemos, en la Escritura, un tesoro valioso menzó a decirles: Hoy se ha cumplido ante
para ir adquiriendo mediante la escucha asi- vosotros esta profecía» (Lc 4, 17. 20-21).
dua de la Palabra «la mente de Cristo» (1 Co Las palabras pronunciadas por el profeta (Is
2, 16), es decir, su modo de pensar, su sensi- 61, 1-3) unos 550 años antes, se cumplen en
bilidad, sus valores, su adhesión al Padre, su el «hoy» y «aquí» de Nazaret. Fueron dichas
debilidad por los pobres. Así la Palabra nos en un contexto. Son actuales en un nuevo
convierte y nos introduce progresivamente contexto. Tan actuales y tan adaptadas a la
en el proyecto divino de la salvación. Nos situación como en el momento en que se
mueve a reconstruir una y otra vez el edifi- pronunciaron originariamente. No están «en-
cio de la comunidad cristiana. Nos ofrece un
rayo de luz y un bálsamo de consuelo en los (16) SAN JUAN CRISÓSTOMO, In Matheum, 2, 5 (PG 57).
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cadenadas» a una cuadrícula del espacio y en casa de un pecador», ese pecador soy yo.
del tiempo. Por algo son Palabra de Dios. Cuando oigo las palabras de Jesús: «Hoy ha
Ella es contemporánea de todos los tiempos llegado la salvación a esta casa… pues el
y coextensiva de todos los lugares. Hijo del Hombre ha venido a buscar y sal-
var lo que estaba perdido», soy yo quien
La Escritura no es, pues, una palabra
doy gracias al Señor porque me ha buscado
mantenida «en conserva» porque, aunque
y encontrado. Y esta lectura no es una aco-
pronunciada hace mucho tiempo en otro
modación piadosa, sino una actualización
contexto, pueda sernos útil para nuestros
completamente legítima de la Palabra viva
días. Es una palabra viva y actual que se
de Dios.
pronuncia para mí o para una concreta co-
munidad cuando la estoy escuchando. Está
vinculada a la Palabra originaria, dicha mu- 3. Palabra de Dios
chos siglos antes, pero es creadora de una y palabra humana
nueva situación de salvación. Entonces la
palabra que parecía congelada «se encien- 16. Basta asomarse a las Escrituras del Anti-
de»; la que parecía opaca se vuelve transpa- guo y Nuevo Testamento para percibir
rente. El Espíritu Santo la reaviva para sal- que estamos ante una palabra humana con su
vación de quienes la escuchan con fe. Por riqueza y su limitación, con su impregnación
esta razón, el Concilio (Dei Verbum, n. 21) cultural y su genialidad transcultural. Esta-
utiliza el presente al afirmar: «en los libros
mos ante una obra conjunta del Espíritu y de
sagrados, el Padre que está en el cielo sale
amorosamente al encuentro de sus hijos y un amplio grupo de escritores inspirados por
conversa con ellos». Él.
Cuando el Espíritu inspira a un escritor
Una de las deficiencias más frecuentes sagrado no anula su condición humana. No
consiste en que nuestra relación con la Biblia le extrae del cuadro de sus condicionamien-
sea relación con el libro, no con el Autor. En tos psicológicos, sociológicos, culturales.
la escucha de la Palabra se encuentran, de un Asume tales condicionamientos hasta tal
lado y del otro, sujetos palpitantes y vivos punto que todo el escrito es obra del Espíritu
que se comunican entre sí y «tienen mucho Santo y obra del autor humano; el Espíritu
que decirse». No. La Biblia no es un simple otorga su aval a la verdad consignada «para
libro de contenido espiritual. Es una Palabra nuestra salvación» en los libros inspirados
viva de Alguien que se hace presente a tra- (cfr. Dei Verbum, n. 11). Los autores huma-
vés de ella y quiere entablar con nosotros nos persisten en sus percepciones antropoló-
una relación de amor. gicas, cosmológicas, ingenuas y precientífi-
cas, desbordadas hoy por visión más
Si la Palabra de Dios es actual, lo son científica del mundo. Esto no «molesta» en
también las circunstancias que se dan cita en absoluto a Dios. En palabras de algunos Pa-
este encuentro. Ella nos invita a descubrir las dres griegos, Él se autolimita, se «estrecha»
nuevas lepras, parálisis, fiebres, malos espí- y se «contrae» en aras de poder comunicarse
ritus, tempestades, los que invaden nuestra con los humanos.
vida y entorno y los nuevos necesitados, las
nuevas invitaciones que nos dirige el Señor.
La Palabra de Dios no es, pues, una Pala-
En una palabra, las nuevas aperturas o difi-
bra divina sembrada entre palabras humanas,
cultades que le ofrecemos.17 Cuando escu-
sino una Palabra divina en palabra humana.
chamos a Jesús que se invita a sí mismo a
Este comportamiento del Señor no mengua
casa de Zaqueo (Lc 19, 1-10), somos noso-
su santidad. Antes bien, «nos muestra la ad-
tros los visitados. Cuando escuchamos a los
mirable condescendencia de Dios para que
murmuradores de turno: «Ha ido a alojarse
aprendamos su amor inefable y cómo adapta
su lenguaje a nuestra naturaleza con su pro-
(17) Cfr. BADIOLA, Dios se dice en su Palabra. Confe- videncia solícita» (Dei Verbum, n. 13).
rencia en el aniversario de la fundación de la Facultad Teo-
lógica del Norte de España, p. 9.
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III. EL ÍNTIMO PARENTESCO ENTRE


PALABRA, ESPÍRITU, EUCARISTÍA, IGLESIA

No podemos comprender ninguna de las y en los que se acercan para escucharlos.


grandes realidades enumeradas en este enun- Dios Padre ha querido que la obra salvadora
ciado sin desvelar la íntima vinculación (una de su Hijo se actualice entre nosotros por la
especie de mutua inmanencia) existente en- acción del Espíritu Santo. La Palabra eficaz
tre ellas. de Cristo «cobra vida» y actualidad por la
intervención del Espíritu Santo cuando se
1. Palabra y Espíritu proclama en la liturgia, se lee en la cateque-
sis o se comparte en la lectura creyente y
17. «Toda Escritura ha sido inspirada por orante de la Palabra. Quienes nos acercamos
Dios y es útil para enseñar, para persua- a la Escritura con espíritu abierto somos in-
dir, para responder, para educar en la recti- ternamente trabajados por el Espíritu Santo.
tud, a fin de que el hombre de Dios sea per- Utilizando una imagen de la vida rural, po-
fecto y esté preparado para hacer el bien» dríamos decir que el Espíritu activa la semi-
(2 Tm 3, 16-17). La fe de la Iglesia confiesa lla de la Palabra y, simultáneamente, remue-
que toda la Escritura (Antiguo y Nuevo Tes- ve y prepara la tierra de los que la escuchan.
tamento) es obra del Espíritu Santo. El Sím-
bolo de Nicea-Costantinopla reconoce que el En este contexto, comprendemos mejor
Espíritu Santo, «Señor y dador de vida…, las admirables palabras de Ignacio Hazim,
habló por los profetas». El Concilio Vatica- Patriarca ortodoxo Ignacio IV de Antioquía,
no II ratifica que «todos los libros del Anti- en una memorable reunión ecuménica: «Sin
guo Testamento y del Nuevo Testamento, en el Espíritu Santo, Cristo pertenece al pasado;
cuanto escritos por inspiración del Espíritu el Evangelio es letra muerta; la Iglesia, sim-
Santo, tienen a Dios como autor y como ta- ple institución; la predicación, pura propa-
les han sido confiados a la Iglesia» (Dei Ver- ganda; la liturgia, una evocación mágica; el
bum, n. 11). comportamiento cristiano, una moral de es-
clavos».
El Espíritu inspiró no sólo la palabra de
los profetas y de los demás autores del Anti- 18. El Espíritu, Artífice de los libros sagra-
guo Testamento. Inspiró también que tales dos, es también su principal intérprete.
palabras fueran transcritas para así asegurar «El mismo Espíritu, que es autor de las Sa-
mejor su transmisión. El Espíritu llenó y gradas Escrituras, es también guía de su rec-
condujo a Jesús, Palabra del Padre, de mane- ta interpretación».18 La Pontificia Comisión
ra eminente en su andadura terrena (cfr. Lc Bíblica asegura que, puesto que la Biblia es
3, 22; 4, 18). El mismo Espíritu inspiró a los tesoro de todo el Pueblo de Dios, todos tie-
evangelistas para que consignaran por escri- nen alguna parte en su genuina interpreta-
to las palabras y obras del Señor. Este mis- ción: los exegetas, los santos, los pobres, los
mo Espíritu sembró en los autores la iniciati- que viven en determinadas situaciones cultu-
va y determinó el contenido de los escritos rales y sociales, los que atraviesan circuns-
apostólicos del Nuevo Testamento. En suma tancias particulares. La última palabra la tie-
y en consecuencia, la Escritura es obra del ne el Magisterio de la Iglesia, «que tiene el
Espíritu Santo. Él está activamente presente oficio de interpretar auténticamente la Pala-
en su origen. bra de Dios oral o escrita» (Dei Verbum, n.
10). Los pastores de la Iglesia ejercen este
Pero el Espíritu Santo no está solo en el oficio en nombre de Cristo y cuentan con la
origen de los libros de la Escritura. El mismo
que los inspiró está presente y activo en ellos (18) Sínodo de los Obispos 2008, proposición 5ª.
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asistencia del Espíritu Santo para el cumpli- de Jesús es, desde este momento, pleno…
miento de esta delicada misión. Son cons- aunque fugaz. Palabra y Eucaristía les mue-
cientes de que «el Magisterio no está por en- ven sin demora a la misión de anunciar su
cima de la Palabra de Dios, sino a su experiencia pascual.
servicio, para enseñar puramente lo transmi-
tido pues, por mandato divino y con la asis- El episodio de Emaús evoca la celebra-
tencia del Espíritu Santo, la escucha devota- ción de la Palabra y el memorial de la última
mente, la custodia celosamente y la explica Cena, que se actualizan en la Eucaristía. La
fielmente» (Dei Verbum, n. 10). teología y espiritualidad protestante tiende a
estimar la Eucaristía (la Cena) como un
Si el Espíritu activa la Palabra de Dios y complemento de la celebración de la Pala-
nos remueve para acogerla y hacerla fructifi- bra, que es «el plato fuerte». Durante mucho
car, hay algo que no debemos olvidar nunca tiempo, la sensibilidad católica ha tendido a
cuando entramos en contacto con el texto sa- considerar la liturgia de la Palabra como
grado: reconocer con agradecimiento y pedir algo previo al sacramento de la Eucaristía.
con ardor la acción intensiva de este Espíritu. Muchos recordamos aún que el precepto do-
minical quedaba cumplido si el feligrés se
incorporaba a la Misa inmediatamente des-
2. Palabra y Eucaristía
pués del Evangelio. En esta mentalidad, la li-
19. «Cuando estaba sentado a la mesa con turgia de la Palabra sería contemplada como
ellos, tomó el pan, lo bendijo, lo partió y la parte catequética y pedagógica, y la Euca-
se lo dio. Entonces se les abrieron los ojos y ristía sería la parte mistérica y salvífica. La
lo reconocieron, pero Jesús desapareció de primera instruye; la segunda salva; la prime-
su lado. Y se dijeron uno a otro: ¿no ardía ra subrayaría la acción del hombre; la segun-
nuestro corazón mientras nos hablaba en el da, la acción de Dios. No es preciso insistir
camino y nos explicaba las Escrituras? En en las deficiencias teológicas de esta concep-
aquel mismo instante se pusieron en camino ción.
y regresaron a Jerusalén… y contaban lo
que les había ocurrido cuando iban de cami- 20. Ciertamente, Palabra y Eucaristía no son
no y cómo lo habían reconocido al partir el intercambiables. La comunión con el Pa-
pan» (Lc 24, 30-35). dre en Cristo y con los hermanos en la Euca-
ristía es una verdadera cima, a la que se sube
El relato de Emaús es una perla, «un pe- por las veredas ascendentes de la Escritura.
queño evangelio dentro del Evangelio». Nos La Palabra está orientada hacia una más
ilumina para comprender la estrecha relación fructuosa celebración de la Eucaristía y de
existente entre Palabra y Eucaristía y, en ge- los sacramentos. A su vez, la Eucaristía se
neral, entre Palabra y Sacramento. enraíza en la Escritura. Las palabra centrales
de la Plegaria Eucarística son precisamente
El encuentro con Jesús como compañero el relato escriturístico de la Cena pascual del
de camino opera una notable transformación Señor. «La Palabra de Dios se hace carne sa-
en el corazón de los discípulos. La Palabra cramental en el acontecimiento eucarístico y
del Señor les hacer ver la realidad con ojos (este acontecimiento) lleva a su cumplimien-
diferentes. No ha cambiado la realidad; han to la Sagrada Escritura».19
cambiado los ojos para verla. Esta Palabra
les conduce de la desesperanza a la esperan- El Concilio (Sacrosanctum Concilium, n.
za, de la depresión a la alegría. Cura la heri- 56) formuló este vínculo inescindible con las
da provocada por el traumatismo de la Pa- siguientes palabras: «Palabra y Eucaristía es-
sión. Prepara el reconocimiento. La Cena tán tan estrechamente unidas entre sí que
eucarística con el Forastero acaba y lleva a constituyen un solo acto de culto». Esto sig-
término el trabajo salvífico de la Palabra: re-
conocen a Jesús al partir el pan. El encuentro (19) Sínodo de los Obispos 2008, proposición 7ª.
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nifica que la proclamación de la Palabra no 3.1. La Iglesia nace y vive de


es sólo anuncio de la salvación, sino aconte- la Palabra de Dios
cimiento salvador. Significa, asimismo, que En el libro de los Hechos y en las cartas
la celebración de la Eucaristía es no sólo de Pablo, contemplamos cómo la Palabra de
acontecimiento, sino anuncio. Porque «siem- Dios anunciada por los Apóstoles congrega
pre que coméis de este pan y bebéis de este en torno a ella y a ellos comunidades nacien-
cáliz, anunciáis la muerte del Señor hasta tes. La Palabra de Dios tiene, junto con la
que Él venga» (1 Co 11, 26). Eucaristía, una virtualidad generadora de co-
munidad. En palabras ajustadas de M. Legi-
Bien fundadas están, pues, las palabras do: «La Iglesia es convocada por la Palabra,
conciliares: «La Iglesia no deja de tomar el congregada por la Eucaristía y conducida
Pan de vida de la mesa de la Palabra de Dios por el ministerio apostólico». En consecuen-
y del Cuerpo de Cristo» (cfr. Dei Verbum, n. cia, tanto más vigorosas nacerán y crecerán
21). Muchos siglos antes escribía el autor de las comunidades cuanta mayor sea su vene-
«La imitación de Cristo»:20 «Me has dado ración y acogida práctica de la Palabra de
como a un enfermo tu sagrado Cuerpo para Dios.
alimento del alma y del cuerpo, y tu divina
Palabra para que guiase mis pasos como una 3.2. La Palabra de Dios sostiene
lámpara. Sin estas dos cosas, yo no podría a la Iglesia a lo largo de la historia
vivir rectamente. Porque la Palabra de Dios Una comunidad frágil y naciente, a la que
es luz del alma y tu Sacramento el pan de la seguramente le hubiéramos augurado una
vida. Estas dos cosas son como dos mesas vida corta en el clima cultural de agresividad
colocadas en el tesoro de tu Santa Iglesia». en el que surgió, se sobrepuso a grandes difi-
cultades y logró no quedar confinada en el
3. Palabra e Iglesia seno del judaísmo. El recuerdo de Jesús, la
experiencia pascual, la lectura del Antiguo
21. «La Palabra de Dios es, en verdad, apoyo Testamento, realizada desde la perspectiva
y vigor de la Iglesia, fortaleza de la fe de la Resurrección, y las cartas de los Após-
para sus hijos, alimento del alma, fuente toles, la sostuvieron en su identidad. El Anti-
pura y perenne de la vida espiritual» (cfr. guo y Nuevo Testamento fueron en los si-
Dei Verbum, n. 21). Por eso, «como la vida glos siguientes la mística que mantuvo su
de la Iglesia recibe su incremento de la reno- identidad, dentro de la cultura helenística.
vación constante del misterio eucarístico, así No sin dificultades, la Palabra de Dios ha se-
es de esperar un nuevo impulso de la vida guido manteniendo esa misma identidad a
espiritual, de la acrecida veneración de la Pa- través de la Edad Media y Moderna. La si-
labra de Dios que permanece para siempre» gue y seguirá manteniendo (así lo creemos
(Dei Verbum, n. 26). firmemente) en medio de un mundo cada
vez más poderoso, más extraño a la fe y más
Palabra y Eucaristía construyen la Iglesia. capaz de impregnar la mentalidad y sensibi-
Esclarecer y subrayar especialmente el papel lidad de los mismos creyentes. «No me can-
de la Palabra en la generación y regenera- saré nunca de repetir que la lectura creyente
ción de la Iglesia ha sido uno de los objeti- y orante de la Escritura es uno de los medios
vos principales del Sínodo reciente, cuyo principales con los que Dios quiere salvar
lema es bien revelador: «La Palabra de Dios nuestro mundo occidental de la ruina moral
en la vida y la misión de la Iglesia». que pende sobre él a causa de la indiferencia
y el miedo a creer. Ella es el antídoto que
Podemos desplegar la relación existente Dios propone… para favorecer el crecimien-
entre Palabra e Iglesia a través de tres afir- to de la interioridad sin la que el cristianis-
maciones escalonadas. mo… corre el peligro de no superar el desa-
fío del tercer milenio».21

(20) T. DE KEMPIS, Imitación de Cristo, libro IV, cap. (21) Card. MARTINI, Programmi pastorali diocesani
11. 1980-90, Centro Ambrosiano, Milano, p. 529.
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3.3. La Palabra de Dios penetra y anima, – Los creyentes han de tener «amplio acceso
con la potencia del Espíritu Santo, a la Sagrada Escritura» (Dei Verbum, n.
toda la vida de la Iglesia 22). Han de contar para ello con traduc-
ciones fieles, dotadas de introducciones y
Sin la fuerza de la Palabra de Dios y la notas suficientes.
acción del Espíritu, toda la ingente actividad
de la Iglesia sería un simple «correr en – A todos se les exhorta «con vehemencia»
vano». Podemos lamentar la desproporción a que accedan a la directa «y frecuente
entre nuestros esfuerzos y los resultados. lectura de las Sagradas Escrituras… No
Pero son la Palabra y el Espíritu quienes ani- olviden que la oración debe acompañar a
man la predicación, vivifican la liturgia, esti- la lectura… porque a Él hablamos cuando
mulan la acción caritativa, alimentan a los oramos y a Él oímos cuando leemos las
palabras divinas» (Dei Verbum, n. 25).
contemplativos, inspiran a los teólogos, sos-
tienen a los educadores cristianos, alientan a – «El estudio de la Sagrada Escritura ha de
los catequistas, mantienen nuestras editoria- ser como el alma de la Sagrada Teología»
les, sustentan nuestras universidades, confor- (Dei Verbum, n. 24).
tan a los políticos creyentes, acompañan a
laicos comprometidos en la construcción de – «Los exegetas católicos y demás teólogos
una sociedad más humana, fortalecen a los deben trabajar aunadamente, bajo la vigi-
pobres que luchan por una vida más digna, lancia del Magisterio, para investigar y
alivian a los enfermos, ensanchan las ener- proponer las letras divinas» (Dei Verbum,
gías de los misioneros y misioneras. Percibi- n. 23).
mos un notable vigor y aliento en esta in-
mensa tarea evangelizadora. Será mayor, si – La lectura devota de la Escritura es espe-
cialmente urgida a los que «se dedican le-
quienes estamos en ella, nos apoyamos más
gítimamente al ministerio de la Palabra
firmemente en la Palabra que renueva y da (sacerdotes, diáconos, catequistas). Su-
esperanza. mérjanse en las Escrituras con asidua lec-
tura y con estudio diligente para que nin-
3.4. Para un mayor arraigo de guno de ellos resulte predicador vacío y
la Palabra en la Iglesia superfluo de la Palabra de Dios que no es-
cucha en su interior» (Dei Verbum, n. 25).
22. Profundamente persuadido de estas ver-
dades, el Concilio dedica un capítulo – «Toda la predicación eclesiástica… ha de
(Dei Verbum, n. 6) a señalarnos unas tareas nutrirse de la Sagrada Escritura y regirse
que aseguren una mejor acogida y un mayor por ella» (Dei Verbum, n. 21).
fruto de la Palabra en la Iglesia. Es necesaria
la lectura íntegra de este capítulo, «el punto – Ha de procurarse el número mayor y la
culminante del documento».22 He aquí algu- preparación mejor de los ministros de la
nos apuntes: Palabra (cfr. Dei Verbum, n. 23).

IV. DISCÍPULOS Y TESTIGOS DE LA PALABRA DE DIOS

23. Toda la vida de la Iglesia se condensa en la salvación. Acoger la salvación equivale a


un doble movimiento: acoger y transmitir ser discípulo del Señor. Transmitirla equiva-
le a ser testigo y anunciador de la salvación
(22) Card. KASPER, a.c., p. 8. recibida. La Iglesia encuentra en María,
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miembro singular de la Iglesia, el prototipo Esta familiaridad es especialmente postu-


de este doble movimiento. Acoger la Palabra lada a los que en la Iglesia han recibido, en
de Dios y transmitirla al mundo constituye el un grado u otro, el ministerio de la Palabra
eje mismo de su vida y misión. (sacerdotes, diáconos, catequistas, profesores
de Religión). Pero también ellos son antes
Acoger y transmitir la Palabra de Dios es discípulos que maestros. San Agustín decía a
condición común de todos los cristianos. sus diocesanos en una predicación: «Os cui-
Este doble movimiento está inscrito en el có- damos porque así nos lo pide nuestro deber
digo genético del cristiano, desde el Papa de hacerlo, pero queremos ser cuidados (por
hasta el último bautizado. No ha de haber en el Señor) juntamente con vosotros. Somos
la Iglesia ni simples transmisores ni simples como pastores para vosotros, pero somos
receptores. Todo transmisor es al mismo ovejas con vosotros bajo aquel Pastor. So-
tiempo receptor. Cuando esto no sucede, es mos como doctores desde esta cátedra para
más bien «campana que suena o címbalo vosotros, pero bajo aquel único Maestro so-
que retiñe» (1 Co 13, 1). Correlativamente,
mos, en esta escuela, condiscípulos vues-
todo receptor está llamado a ser transmisor.
tros».
De no serlo, se asemeja al servidor que reci-
bió un talento para negociarlo y lo escondió La sensibilidad del profeta es otra de las
en tierra (cfr. Mt 25, 24 ss). Todos somos, a características del discípulo. Al fin y al cabo
la vez, discípulos y testigos, receptores y éste, por el Bautismo, participa de la condi-
anunciadores. ción profética de Cristo. El profeta es al-
guien que se deja estremecer por la Palabra
de Dios. «Cuando encontraba palabras tu-
1. Discípulos de la Palabra
yas, yo las devoraba; tus palabras eran mi
24. «El Señor me ha dado una lengua de dis- delicia y la alegría de mi corazón, porque he
cípulo para que sepa sostener con mi pa- sido consagrado a tu nombre, Señor Dios to-
labra al abatido. Cada mañana me espabila dopoderoso» (Jr 15, 16). Pero el profeta no
el oído para que escuche como los discípu- sólo se estremece de gozo. La Palabra de
los. El Señor me ha abierto el oído y yo no Dios le interpela y le agarra por dentro: «Tú
me he resistido ni me he echado atrás» (Is me sedujiste, Señor, y yo me dejé seducir, me
50, 4-5). has agarrado y me has podido. Se ríen de mí
sin cesar, todo el mundo se burla de mí… Yo
Una de las primeras características del decía: no pensaré más en él, no hablaré más
discípulo es la familiaridad con la Palabra de en su nombre. Pero (tu Palabra) era dentro
Dios. Al discípulo el Señor «le ha abierto el de mí como un fuego devorador encerrado
oído», le ha vuelto atento y sensible a la voz en mis huesos: me esforzaba en contenerla y
de Dios. Esta voz no le suena a extraña, a in- no podía» (Jr 20, 7-9). El rollo que Ezequiel
compatible con su mundo. Tiene sintonía, comió le supo como la miel, pero después le
afinidad con ella. produjo escozor en las entrañas (cfr. Ez 3, 3.
14).
La familiaridad es un don. Es el Señor
quien le ha abierto el oído. Pero este don re- La docilidad del oyente es asimismo pro-
cae más connaturalmente sobre los santos y pia del discípulo. Cuando la Palabra, venci-
los sencillos de corazón. San Francisco de das todas las resistencias, llega al centro del
Asís comprendió y asimiló mejor la Palabra corazón, el creyente le entrega su mente,
de Dios que muchos ilustres predicadores y prefiere la lógica de Dios a su propia lógica,
doctores de su tiempo. Los sencillos tienen «Le son más dulces los mandatos del Señor,
también especial afinidad para intuir deter- más que miel en la boca» (Sal 119, 103). La
minados aspectos existenciales y prácticos palabra escuchada en Pentecostés «les llegó
contenidos en la Palabra que escuchan. hasta el fondo del corazón; así que pregun-
- 18 -

taron a Pedro y a los demás apóstoles: ¿qué como un tesoro del que hablar y lo tendrá en
tenemos que hacer, hermanos?» (Hch 2, 37). sus manos como algo ineludible que tiene
Así es la docilidad del discípulo. que entregar».23

2. Testigos de la Palabra 3. Discípulos y testigos como María

25. Ser testigo es algo muy serio. No es un 26. Nadie ha acogido la Palabra de Dios
simple vendedor de ideas. Ni siquiera sin como María. San Agustín nos dice que la
más un hombre convencido de lo que afirma, concibió antes en su espíritu que en su cuer-
pero no implicado en ello. Un testigo es po. Sobre todo en el Evangelio de la infan-
aquel que ha vivido un acontecimiento abso- cia, María es retratada como aquella que
lutamente central en su existencia. Este muestra su plena docilidad y disponibilidad
acontecimiento le ha marcado, ha cambiado a la Palabra que le comunica el proyecto de
el curso de su existencia, hasta el punto de Dios sobre su vida, a pesar de que este de-
que no puede en adelante sino transmitirlo signio altera sus planes previos. «Aquí está
con su palabra y con su vida. La Palabra y el la esclava del Señor; que me suceda según
Espíritu crean testigos así. «Creo a testigos dices» (Lc 1, 38). En el «Magnificat», María
que se dejan degollar» (Pascal). acoge con exultante gratitud el proyecto sal-
vador del Dios fiel y misericordioso que a
Esta vocación común de todo creyente, través de ella se realiza en Jesús, cumpliendo
reconocida, acogida y vivida, es capital para así la antigua promesa a su pueblo. Inmersa
el presente y el futuro de nuestra Iglesia. En en la tradición de los pobres de Jahvéh, Ma-
unos tiempos en los que incluso muchos ría muestra su alegría de que Dios se acuerde
bautizados han perdido todo contacto habi- de los pobres y desvalidos. «Tomó de la
tual con la Palabra de Dios y nos encontra- mano a Israel su siervo, acordándose de su
mos con generaciones a quienes la Palabra y misericordia… Ensalzó a los humildes y col-
la fe se les antojan extrañas y mitológicas, mó de bienes a los hambrientos» (Lc 1, 51.
no podemos olvidar, sin embargo, que son 53. 54).
muchos los cristianos sinceros y motivados
«sembrados» en todos los ambientes y en Los acontecimientos en torno al naci-
contacto directo (incluso de calidad) con es- miento del Niño dan mucho que pensar y
tas personas más que alejadas. No deben ol- sentir a María, que «guardaba todos estos
vidar estos cristianos que, por su condición recuerdos y los meditaba en su corazón» (Lc
bautismal, son enviados de Jesucristo y de su 2, 19). A medida que su Hijo crecía, ella le
comunidad a tales ambientes. Reconocemos observaba con los ojos del corazón (cfr. Lc
la dificultad de manifestar la fe en determi- 2, 28-38) y retenía todos los signos, incluso
nados ámbitos. Pero la Palabra de Dios tiene aquellos que no comprendía y le producían
una fuerza especial que consuela e interpela dolor y desconcierto, como el episodio del
al mismo tiempo. En la vida de estas perso- templo (cfr. Lc 2, 41-50).
nas tan distantes hay coyunturas en las que En el inicio del ministerio de su Hijo, in-
la fuerza combinada de una proximidad vita a los criados de Caná a «hacer lo que Él
afectiva y servicial y de un mensaje bíblico les diga» (Jn 2, 5). A lo largo de su vida pú-
adaptado, puede abrir puertas y romper ba- blica, María está entre los discípulos del Se-
rreras. No faltan testimonios que avalan que ñor que escuchan su Palabra y la cumplen
esto es posible y real. (cfr. Lc 11, 27-28).
Eso sí: «sólo aquel creyente que tenga el Llegado el gran momento de la Pasión,
Evangelio en su corazón, un evangelio con- María está al pie de la Cruz, sufriendo en su
vertido en objeto de contemplación y motivo (23) P. CHÁVEZ, Rector Mayor de los Salesianos, Pala-
de oración, logrará mantenerlo en su boca bra y vida salesiana hoy, Roma 2004.
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corazón el martirio que Jesús sufría en su todas las garantías y seguridades del mundo.
cuerpo, «porque en María todo sucede den- Esta confianza le abre el camino a la obe-
tro» (beata Isabel de la Trinidad) y recogien- diencia total a Dios. No en una actitud vo-
do con sumo cuidado las palabras entrecorta- luntarista sino con la sintonía del corazón,
das de Jesús: «Ahí tienes a tu Hijo…, ahí aunque no sin costo ni dolor. María progresa
tienes a tu Madre» (Jn 19, 26-27). Vivida la
experiencia de la Resurrección, persevera en su fe y va comprendiendo mejor el miste-
con los discípulos en oración a la espera del rio de su Hijo porque recoge y medita sus
cumplimiento de la palabra de su Hijo, que palabras, gestos y acciones. Por esto es mo-
había prometido la venida del Paráclito (cfr. delo y estímulo para todos los que, entre di-
Hch 1, 14). ficultades y tropiezos, queremos ser discípu-
En síntesis, María es la mujer que renun- los y testigos de Jesús, Palabra hecha carne
cia a su propia lógica para aceptar la lógica en el seno de María. «Ella es el arquetipo de
desconcertante de Dios. Se fía de Él y de su la fe de la Iglesia que escucha y acoge la Pa-
promesa, que es, a sus ojos, más valiosa que labra de Dios».24

V. ACTITUDES AUTÉNTICAS E INAPROPIADAS


ANTE LA PALABRA DE DIOS

27. La naturaleza misma de la Escritura pos- mila a nosotros: nos hace pensar y sentir
tula que nos aproximemos a la Biblia en como ella y actuar consecuentemente. Dios
unas determinadas actitudes coherentes con lleva la batuta. Él toma la iniciativa. Por esto
ella. Nos proponemos enumerarlas y descri- el humilde reconocimiento y la dócil escu-
birlas escuetamente. Pero a menudo nuestra cha son connaturales a una Palabra así. La
aproximación suele quedar lastrada por pre- tentación de los judíos fue interpretarla sobre
juicios, intereses, frivolidades ajenas a la es- todo como una ley; la de los griegos, hacerla
tructura de la Palabra de Dios. Hemos de demasiado acomodada a la razón y olvidar
identificarlas con cuidado. Así podremos su carácter paradójico, que rompe la lógica
acercarnos al mandato del Concilio: «Oír [la humana para introducir la novedad de Dios.
Palabra de Dios] con piedad, guardarla con Tal vez la de muchos creyentes de hoy que-
exactitud y exponerla con fidelidad» (Dei da bien retratada por Paul Claudel: «El res-
Verbum, n. 10). peto de los católicos por la Sagrada Escritura
es inmenso, pero se manifiesta sobre todo en
la distancia que adoptan ante ella».
1. Actitudes auténticas
1.2. Agradecimiento
1.1. Reconocimiento y escucha
28. La Palabra de Dios es gratuita. Es un re-
La Palabra que escuchamos es de Dios. galo total e inmerecido. «Nuestro Dios es
Al acercarnos a ella es preciso reconocer hu- un Dios que habla» no un ídolo mudo. Aun-
mildemente su soberanía; es decir, su priori- que muchas veces, dolorosamente, creamos
dad absoluta sobre cualquier palabra humana percibir su silencio, Dios ha querido libre-
que pronunciemos o escuchemos. No la he- mente comunicarse con nosotros por amor,
mos elegido nosotros. Ella nos ha elegido. revelarnos su Rostro, hacernos partícipes de
En rigor, no somos nosotros quienes asimila-
mos la Palabra de Dios; es ella quien nos asi- (24) Sínodo de los Obispos 2008, proposición 4ª.
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su proyecto salvador. Merece todo nuestro te aburrido que «se la sabe de antemano», ni
agradecimiento. No es la suya una palabra la del interlocutor «escaldado» que no se
mágica cuyos efectos benéficos podamos cree que esta Palabra introduce un fermento
evocar a nuestro antojo, sino Alguien que se de cambio en mí, en nosotros. No debemos
ofrece libremente cuando llega el momento ir derrotados de antemano a la Palabra de
oportuno, cuando encuentra nuestra casa dis- Dios, sino confiados.
puesta y preparada o la sorprende revuelta y
enrevesada y se propone pacificarla y con- 1.6. Admiración sobrecogida
vertirla. 32. La Palabra de Dios es siempre nueva y
sorprendente. El Espíritu Santo la rejuve-
1.3. Acogida incondicional
nece cada vez que se pronuncia para todos o
29. La Palabra de Dios es medicina necesa- para mí. Ella regenera lo que toca. La situa-
ria para nuestra salvación. Sin ella el ción que vivimos, diferente a la que vivieron
pueblo creyente se diluiría y la humanidad sus primeros destinatarios hace que ella sea
correría el gran riesgo de perder la ruta en «siempre antigua y siempre nueva». Escu-
las cañadas de la historia. Sin ella, cada uno charla con esperanza es, pues, coherente con
de nosotros seríamos seres definitivamente su naturaleza. Benedicto XVI pide al oyente
malogrados. Nuestras heridas se volverían que «se deje sorprender por la novedad de la
crónicas. Podríamos acabar destruyéndonos Palabra de Dios que nunca envejece y nunca
unos a otros. La amargura y la desesperación se agota; que vence la sordera para escuchar
ahogarían el gozo de vivir y la esperanza. las palabras que no coinciden con nuestros
Dios se nos difuminaría en el horizonte. Las prejuicios y opiniones». Esta Palabra siem-
tremendas, geniales y gráficas palabras de pre nueva reclama nuestra admiración.
Nietzsche que proclaman la muerte de Dios
y el frío glacial y el vacío abismal provocado 1.7. Compromiso
por ella, reflejarían una experiencia compar-
33. La Palabra de Dios es interpeladora y di-
tida. Una Palabra que nos es tan necesaria
námica. Provoca a la acción, al cumpli-
postula de nosotros acogida incondicional.
miento, al compromiso. «Poned pues en
1.4. Consciencia atenta práctica la Palabra y no os contentéis con
oírla, engañándoos a vosotros mismos… Di-
30. La Palabra de Dios es actual. No es un choso el hombre que se dedica a meditar la
simple precipitado de anteriores interven- ley perfecta de la libertad y no se contenta
ciones de Dios. Aquí y ahora el Padre con- con oírla, para luego olvidarla, sino que la
versa con sus hijos cuando nos reunimos pone en práctica» (St 1, 22-25). «Guardar la
para leer las Escrituras. Conversa conmigo Palabra es cumplirla» (M. Blondel).
cuando abro el texto sagrado. Esta actualidad
reclama de nuestra parte una consciencia 2. Actitudes inapropiadas
atenta. Nuestra relación con la Palabra es un
encuentro, un acontecimiento salvador. No 34. Toda actividad noble corre el riesgo de
se puede leer la Palabra de Dios «en diago- quedar contaminada cuando es tocada
nal», como se lee la prensa diaria. Es nada por manos humanas. Veamos algunas de las
menos que Dios quien me habla. No se pue- marcas con las que la mano humana puede
de «dormitar» ni «profundizar en la superfi- empañar la Escritura. Ellas actualizan nues-
cie» ante una Palabra así. tra tentación de servirnos de la Palabra de
Dios en vez de reconocer su soberanía.
1.5. Confianza
2.1. La lectura fundamentalista
31. La Palabra de Dios es eficaz: hace lo que
dice. Es palabra y acontecimiento. Nues- La Pontificia Comisión Bíblica25 dedica
tra actitud ante ella no puede ser la del oyen- un extenso texto a describir y valorar esta
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patología en el acercamiento a la Escritura. puede ser fácilmente confundida con la con-


«La lectura fundamentalista parte del princi- creta democracia occidental. La salvación
pio de que, siendo la Biblia Palabra de Dios cristiana puede diluirse en la salud física y
inspirada y exenta de error, debe ser leída e mental. «A veces se concibe la Biblia como
interpretada a la letra en todos sus detalles… una guía para alcanzar el equilibrio y la inte-
Este género de lectura encuentra cada vez gridad emotiva. Así las categorías psicológi-
más adeptos a finales del siglo XX en grupos cas suplantan a las teológicas».26
religiosos y sectas, pero también entre los
católicos… Impone, como fuente única de 2.4. La lectura ideológica
enseñanza sobre la vida cristiana y la salva-
ción una lectura de la Biblia que rehúsa toda 37. No es tampoco un riesgo irreal. La ideo-
investigación crítica… Se vuelve incapaz de logía puede ser conservadora y pretender
aceptar plenamente la verdad de la Encarna- apoyarse en la Biblia para defender a ultran-
ción, puesto que rechaza admitir que la Pala- za el sistema vigente, al tiempo que se vuel-
bra de Dios inspirada se ha expresado en ve ciega y sorda para dejarse interpelar por
lenguaje humano y ha sido escrita, bajo la los frecuentes requerimientos de la Palabra
inspiración divina, por autores humanos cu- de Dios a favor de los pobres y en contra de
yas capacidades y posibilidades eran limita- toda opresión e injusticia social.
das. Por esto, tienda a tratar el texto bíblico
como si hubiera sido dictado palabra por pa- La ideología puede ser progresista, inclu-
labra por el Espíritu». so revolucionaria. Algunas mescolanzas
poco rigurosas entre marxismo y cristianis-
2.2. El historicismo crítico mo pertenecen a un pasado aún reciente.
35. En las antípodas de la deformación pre-
cedente se sitúa la postura de los estudio- La intuición originaria es acertada: «si los
sos increyentes de la Escritura, que la consi- pueblos viven en circunstancias de opresión,
deran como simple palabra humana a la que es necesario recurrir a la Biblia para buscar
hay que tratar exacta y exclusivamente con allí el vigor capaz de sostenerlos en sus lu-
los mismos instrumentos de análisis que se chas y esperanzas. La realidad presente no
utilizan para documentos de naturaleza aná- debe ser ignorada, sino afrontada, para escla-
loga. Deslizarse hacia esta posición puede recerla a la luz de la Escritura. La Palabra de
ser una tentación cuando se niegan en la Dios es plenamente actual gracias, sobre
práctica los criterios específicos derivados todo, a la capacidad que poseen los “aconte-
de su condición de Palabra inspirada y leída cimientos fundantes” (el éxodo, la Pasión y
en la Iglesia: la unidad de toda la Escritura, Resurrección del Señor) de suscitar nuevas
su orientación hacia Cristo y la analogía de realizaciones en el curso de la historia».27
la fe.
Una lectura tan comprometida comporta
2.3. La lectura legitimadora y reductora
sus riesgos. Se seleccionan textos narrativos
36. El teólogo norteamericano Howard Clark y proféticos y se omiten otros igualmente se-
Kee, denuncia el riesgo que consiste en ñalados. Pueden utilizarse instrumentos de
justificar determinadas convicciones socia- análisis de la realidad incompatibles con la
les, injustificables o discutibles, apoyándolas dinámica de la fe. Bajo la presión de enor-
en la Escritura. De este modo podemos iden- mes problemas sociales, puede llegarse a un
tificar la invitación bíblica a disfrutar de la subrayado exclusivo del mensaje social y
creación (Gn 1, 26-31; Sal 104; Qo 5, 18-19) político liberador, y mostrarse escasa sensi-
con la legitimidad del consumismo. La pro- bilidad por la dimensión trascendente de la
videncia de Dios puede traducirse en térmi- salvación cristiana.
nos de progreso económico y reducirse prác-
ticamente a él. La libertad del creyente (26) H. CLARK KEE, Biblia y predicación, en Comenta-
rio Bíblico Internacional, Verbo Divino, Estella 1999, p.
134.
(25) PONTIFICIA COMISIÓN BÍBLICA, o.c., cap. I, F. (27) PONTIFICIA COMISIÓN BÍBLICA, o.c., cap. I, E.
- 22 -

2.5. La lectura moralista Ni la lectura «materialista» ni la «espiri-


tualista» se sitúan correctamente ante la Pa-
38. Incurrimos en ella cuando la Escritura es
labra de Dios. En medio se sitúa la lectura
concebida y utilizada primariamente co-
«espiritual».
mo un conjunto de criterios y normas mora-
les destinadas a orientar y determinar nues-
tro comportamiento. Tal lectura no tiene en 2.7. Desconocimiento y apatía
cuenta que en la Biblia «no están previstos»
todos los posibles comportamientos huma- 40. Las lecturas desenfocadas son reales,
nos. Ella no posee una «receta moral» para pero afectan a un número relativamente
cada situación histórica o biográfica. Esta reducido de creyentes. La gran mayoría des-
lectura ignora, además, la evolución que bas- conoce la Biblia. La ignorancia en este punto
tantes normas morales han sufrido, al cam- es bastante general. Vive lejos de la Palabra
biar determinadas circunstancias, dentro de de Dios. Incluso la muchedumbre de practi-
la misma Biblia. Olvida, sobre todo, que el cantes habituales conoce de la Escritura lo
Evangelio leído en la Iglesia, más que insis- que retiene de la liturgia dominical.
tir en muchas normas concretas, nos invita y El documento preparatorio del Sínodo
urge a convertirnos a un nuevo modo de utiliza un término de resonancia más afecti-
existencia y a un renovado estilo de vivir va: el desapego de los fieles con respecto a
más sensible a la voz contrastada del Espíri- la Biblia.28 Este desapego puede tener su ori-
tu que al cumplimiento rigorista de la ley. gen en el desconocimiento. Puede también
inscribirse en el contexto general de una indi-
2.6. La lectura espiritualista ferencia religiosa. Puede asimismo revelar la
39. «El Espíritu es quien da la vida; la carne fe siquiera rudimentaria de esta crecida colec-
no sirve para nada. Las palabras que os tividad que ha sido educada en una excesiva
he dicho son espíritu y vida» (Jn 6, 63). La distancia de la Biblia. Es difícil valorar aque-
lectura espiritualista se desentiende de lo que llo que no ha sido gustado y apreciado en la
el autor sagrado quiso decir a los oyentes de época temprana de la gestación de la fe.
su tiempo. Margina cuanto la Palabra de
Dios nos dice sobre la realidad terrena, la 2.8. Incoherencia entre palabra y vida
existencia corporal o las relaciones sociales.
Para tales lectores, la Biblia es casi exclusi- 41. La Palabra llama, a veces con estrépito,
vamente un recetario de máximas espiritua- como anota San Ignacio, pero no fuerza.
les. Es cierto que «cuanto fue escrito en el Por lo general, toca finamente a la puerta.
pasado lo fue para enseñanza nuestra, a fin «Mira que estoy llamando a la puerta. Si al-
de que, por la perseverancia y el consuelo guno oye mi voz y abre la puerta, entraré en
que proporcionan las Escrituras, tengamos su casa y cenaré con él y él conmigo» (Ap 3,
esperanza» (Rm 5, 4). Pero es necesario 20). Cuando la vida no se deja cambiar, la
complementar este espléndido pensamiento voz padece cada vez más interferencias para
bíblico: «Toda Escritura… es útil para ense- ser nítidamente escuchada y el que escucha
ñar, persuadir, responder, educar en la rec- tiene cada vez menos arrestos para reaccio-
titud a fin de que el hombre de Dios… esté nar y decir: «Volveré a casa de mi Padre»
preparado para hacer el bien» (2 Tm 3, 16- (Lc 15, 18).
17). No podemos orillar el carácter interpe-
lante y crítico que posee la palabra de Dios Durante un tiempo prevalece la insatisfac-
acerca de nuestras posiciones personales, so- ción; después se instala la insensibilidad y la
ciales y eclesiales. costumbre inveterada y esclavizadora.

(28) Sínodo de los Obispos 2008, Instrumentum laboris,


n. 6.
- 23 -

VI. PARA ADENTRARNOS EN LA PALABRA DE DIOS:


LA «LECTIO DIVINA»

42. ¿Cómo colaborar con el Espíritu para perdiendo contornos y difuminándose pro-
que la Palabra de Dios sea efectivamente gresivamente. Con todo, la formulación ne-
palabra de vida para nosotros? ¿Cómo reali- cesita «alma» para que nos «resuene dentro»
zar una lectura verdaderamente espiritual de lo que conocemos y podamos orar con la Pa-
la Escritura? labra de Dios. Lamentablemente no son mu-
chos en la Iglesia los que pueden dedicarse
El primer camino es la lectura asidua de larga e intensamente al estudio de la Palabra
la Escritura (cfr. Dei Verbum, n. 25) «Ali- de Dios. Nos son necesarios. El Concilio los
mentarnos de la Palabra para ser servidores anima explícitamente (cfr. Dei Verbum, n.
de la Palabra… es indudablemente una prio- 23). Pero es más que deseable para todos un
ridad para la Iglesia al comienzo del nuevo mínimo conocimiento bíblico, siquiera por
milenio».29 La asiduidad es un factor muy medio de adecuadas introducciones a los li-
relevante. Ordinariamente los libros sagra- bros sagrados y de oportunas notas explicati-
dos nos abren su sentido nuclear a través de vas al pie de página.
un trato continuado con ellos. Sucede lo mis-
mo en la investigación científica. Charcot, Hay un tercer camino, estrechamente em-
una celebridad de la medicina parisina, decía parentado con los anteriores. Ha sido reco-
que su método consistía en «dar vueltas a los mendado con calor por Juan Pablo II y Be-
hechos hasta que se le ponían a hablar». nedicto XVI. El reciente Sínodo lo ha
Sólo una lectura asidua permite el acceso a resaltado reiteradamente. Tiene una solera de
un conocimiento «sapiencial», es decir expe- muchos siglos en la Iglesia. Se ha extendido
riencial y connatural, de la Escritura, mucho portentosamente, en formas variadas, en to-
más vital y nutritivo que el conocimiento pu- dos los continentes. Está considerada como
ramente exegético. Sólo ella consigue debili- la «sugerencia más práctica de la DV» (card.
tar las resistencias y reticencias que anidan Kasper). Produce frutos notables de renova-
en nosotros ante la Palabra de Dios. «Es la ción eclesial. Es la «lectio divina» o lectura
permanencia de la Palabra la que transforma creyente y orante de la Biblia. A ella dedica-
el corazón de piedra en corazón de carne».30 mos el resto del presente apartado.
43. El segundo es el estudio de la Palabra de
Dios. Es preciso reconocer el primado 1. La gestación y alumbramiento
del conocimiento sapiencial sobre el conoci- de la «lectio divina»
miento científico. En el ámbito social en el
que se desenvuelve nuestra vida creyente, lo 44. «La “Lectio divina” es una lectura indivi-
que no es sapiencial se desmorona fácilmen- dual o comunitaria de un pasaje más o
te. Pero, lejos de ser excluyentes, conoci- menos extenso de la Escritura, acogida como
miento sapiencial y estudio se combinan y Palabra de Dios. Se desarrolla bajo la mo-
refuerzan. Necesitamos formular lo que vivi- ción del Espíritu en meditación, oración y
mos. Tal formulación refuerza nuestra expe- contemplación».31
riencia interior. Siempre «lo vivido es más La Iglesia ha leído desde sus orígenes la
rico que lo formulado» (Husserl) pero nece- Escritura en actitud creyente y con espíritu
sita el sostén de la formulación para no ir orante. Basta comprobar cómo las comuni-
dades que se reunían en torno al Evangelio
(29) JUAN PABLO II, Novo millennio ineunte, n. 40. de Lucas acogían respetuosamente los textos
(30) RODRÍGUEZ CARVALLO, Ministro General OFM,
o.c., p. 50. (31) PONTIFICIA COMISIÓN BÍBLICA, o.c., III, C 2.
- 24 -

bíblicos, los interpretaban, los leían a la luz periencia originaria de la fe que suscitó en
de la Pascua del Señor, en comunidad presi- sus primeros destinatarios. Este esfuerzo evi-
dida por los responsables, y buscaban en ta que el texto sea manipulado, «haciéndole
ellos lecciones para su vida actual. decir» lo que no dice.
En los primeros siglos del cristianismo,
grandes Padres de la Iglesia (Orígenes, San La lectura ha de hacerse con sumo respe-
Juan Crisóstomo, San Basilio, San Agustín) to. Consiste en acercarnos al texto para ver
ponían los cimientos de la «lectio divina» lo que dice, sin dejarnos llevar por prejuicios
con una aproximación a la Escritura impreg- ni proyectar sobre él nuestra subjetividad.
nada de los caracteres en que ésta habría de Hemos de abordar el texto desde el punto de
plasmarse más tarde en los monasterios de la vista histórico, literario y teológico. Para
Edad Media. La centralidad de la Palabra de esta lectura nos aportan una luz inestimable
Dios, la unidad de todas las Escrituras, su in- los trabajos de la exégesis, cuyo objeto es
terpretación sapiencial y espiritual y su preo- comprender el significado preciso del texto
cupación por inculturar la Biblia en el mun- en su contexto.
do greco-romano son testimonio de una
auténtica lectura creyente realizada y ense-
ñada por los Padres.32 A ellos debemos la 2.2. Acceder al texto
identificación y la práctica de cuatro mode- desde la vida y para la vida
los de aproximación a la Biblia: la literal 46. El creyente no lee la Biblia sobre todo
descubre en el texto los hechos contrastados
para acrecentar su cultura bíblica, sino
y fija tal texto. La alegórica recoge las ver-
dades salvadoras que el texto nos revela. La para entender y orientar su vida. Las Escritu-
moral es sensible a las normas orientadoras ras les revelan el sentido de los aconteci-
de nuestra conducta contenidas en el texto. mientos y los acontecimientos ayudan a que
La mística se propone desvelar el sentido úl- se nos desvele el sentido de las Escrituras.
timo que la Palabra comentada guarda para La Palabra de Dios es «de ayer y de hoy».
el destino de la humanidad. La vida monásti- Tuvo un mensaje para ayer y tiene un men-
ca de la Edad Media supo recoger esta rica saje para hoy, y ambos están emparentados.
herencia y establecer un recorrido a través de
la Palabra de Dios, cuyas etapas constituyen Así sucede, por ejemplo, en el relato de
el nervio de la «lectio divina». Todas las Emaús. La pregunta que se hacían los discí-
nuevas formas de lectura creyente y orante pulos de la segunda generación cristiana era
de la Biblia son adaptación o complemento ésta: ¿dónde podemos encontrar hoy a Jesús
de la forma de acceso ideada por los monjes. Resucitado? Ellos no le habían conocido
personalmente. Los seguidores comprenden
2. Las claves de la «lectio divina»33 a la luz del texto que, a pesar de sus desfalle-
cimientos y sus dudas, el Resucitado no esta-
45. Antes de describir uno a uno los pasos de
ba ausente en el camino de su vida, sino pre-
este itinerario es necesario interiorizar
sente en las Escrituras, en la Eucaristía, en la
sus claves. Están ya presentes en la lectura
comunidad creyente.
realizada por las comunidades de San Lucas.

2.1. Una lectura respetuosa de los textos 2.3. Compartir la Palabra de Dios
en la comunidad orante y presidida
Tal respeto se muestra en el interés por
aproximarnos al sentido originario que tuvo 47. La comunidad cristiana es el lugar natu-
en el contexto en el que fue escrito y a la ex- ral por excelencia para escuchar la Pala-
bra. La Escritura ha sido consignada por es-
(32) M. MASINI, La lectio divina, BAC, Madrid 2001, crito principalmente para ser proclamada en
pp. 356-370. la asamblea eclesial. Con todo, el Concilio
(33) Cfr. S. GUIJARRO, La Biblia en el centro de la pas-
toral y de la vida de nuestras iglesias, Boletín Dei Verbum (Dei Verbum, n. 25) recomienda también la
50, 1999, pp. 111-116. lectura individual. Ella precede provechosa-
- 25 -

mente a la lectura comunitaria y la comple- 3.1. La lectura y relectura del texto


menta ulteriormente.
El primer paso es la lectura y relectura
Hch 4, 23-31 refiere que Pedro y Juan, del texto. Ha de realizarse con toda atención
tras su comparecencia ante el Sanedrín vuel- y con el máximo respeto religioso. Esta lec-
ven a la comunidad reunida y, en un clima tura pretende responder a una pregunta: ¿qué
de oración, interpretan entre todos (v. 24) las es lo que quiso decir Dios a través del autor
amenazas sufridas como continuidad de la sagrado a los primeros destinatarios de este
persecución padecida por Jesús (v. 27-30). pasaje? Para una respuesta adecuada es pre-
Pastores y pueblo están allí reunidos. El Es- ciso situar el texto en su contexto, identificar
píritu está presente y les comunica libertad y su naturaleza, preguntarnos qué nos dice
coraje para anunciar la Palabra de Dios (v. acerca de Dios, de nosotros, del mundo. Si la
31). lectura se realiza en grupo, es bueno que el
monitor del mismo ofrezca una breve y so-
bria exposición. Es preciso, al menos, dis-
2.4. A la luz de la Pascua del Señor poner de una Biblia enriquecida con las in-
48. Sólo desde el encuentro con el Resucita- troducciones y notas pertinentes. Esta apro-
do se comprende el sentido profundo de ximación razonablemente rigurosa al texto
las Escrituras. El Espíritu Santo que las ha pretende evitar aplicaciones demasiado sub-
inspirado, las ha escrito bajo la óptica de jetivas del texto a nuestra situación actual.
Cristo muerto y resucitado. Cuando escucha- De otro modo, se le haría decir a la Biblia lo
mos la Biblia a la luz de la Pascua, «la escu- que no dice. Tiene que haber una relación
chamos en el mismo Espíritu con que fue es- entre el sentido originario y el sentido actual
crita». del texto.

Hch 8, 26-39 refiere el encuentro del mi- 3.2. La meditación


nistro etíope con el diácono Felipe. El etíope El paso siguiente es la meditación. Con-
no comprende a Isaías. Es necesario que Fe- siste en rumiar sosegadamente el pasaje has-
lipe le anuncie la Buena Noticia de Jesús ta descubrir el mensaje que encierra hoy para
para que el lector desconcertado comprenda mí, para nosotros. La pregunta capital es
con alegría que el pasaje aludido se refiere a ésta: ¿qué me dice Dios a mí, (a nosotros) en
Él. El Misterio Pascual es la clave para com- la actual situación? Se instaura una confron-
prender toda la Escritura. tación entre la Palabra de Dios y mí (nues-
tra) vida. Esta confrontación no es fruto de
un pragmatismo acomodaticio. Si la Palabra
3. Los pasos de la «lectio divina»
de Dios es actual tiene que decir algo para
49. Antes de iniciar esta andadura saludable, hoy y para aquí. «El diálogo con la Sagrada
es preciso que caigamos en la cuenta de Escritura va acompañado necesariamente de
que el Espíritu es el Artífice del encuentro un diálogo con la generación presente»
con el Verbo de Dios en su Palabra. Trate- (Pontificia Comisión Bíblica).
mos de descubrirla en nuestro interior, donde
3.3. La oración
tiene su casa. Orémosle en silencio o en ple-
garia conjunta. Es posible que nos sintamos La lectura y meditación así realizada con-
dispersos y perseguidos por otros pensa- duce espontáneamente a la oración. «Re-
mientos, deseos, recuerdos. Antes de comen- cuerden que debe acompañar la oración a la
zar la «lectio», hagamos silencio exterior; él lectura Sagrada de la Escritura para que se
nos ayudará al silencio interior, que consiste entable diálogo entre Dios y el hombre, por-
en una distancia psíquica de lo que nos ocu- que a Él hablamos cuando oramos y a Él oí-
pa y en un deseo de entrar «en la terapia de mos cuando leemos las palabras divinas»
Dios». (Dei Verbum, n. 25). En la oración entra in-
- 26 -

tensamente en juego «el corazón», el centro las vivencias y reflexiones suscitadas en


mismo del ser humano tocado por la Palabra cada uno por la Palabra compartida. No debe
de Dios. Son muy variados los armónicos de degenerar en altas discusiones. Son pruden-
esta oración, según la situación de los oran- tes y oportunos los consejos de San Basilio:
tes. Si la Palabra ilumina mi pecado, mi ora- «hablar con conocimiento del tema; pregun-
ción consistirá en pedir la gracia de la con- tar sin ánimo de discutir; responder sin arro-
versión y del perdón. Si clarifica mi fe, mi gancia; no interrumpir al que habla; no inter-
oración dirá: «Creo, Señor, pero aumenta mi venir por ostentación; ser moderado en el
fe». Si he descubierto la fuerza transforma- hablar y el escuchar, aprender sin avergon-
dora de la Palabra, mi oración se ocupara en zarse de ello; enseñar sin buscar ningún inte-
pedir o interceder. Si la Palabra me ha escla- rés; no ocultar lo que se ha aprendido de
recido lo que Dios ha hecho en mí, diré otros».34
«gracias». Si me muestra siquiera un destello
del Rostro de Dios, me brotará connatural- En síntesis «la lectio escucha a Dios en su
mente la adoración, que es «el amor que ad- Palabra; la meditatio la acoge en el corazón;
mira». la oratio dialoga con él; la contemplatio en-
tra en la fiesta de su misterio; la operatio le
3.4. La contemplación ofrece el testimonio de la vida».35

Cuando la oración ha ambientado nuestro


espíritu, nace, en una medida u otra, la con- 4. Los efectos de la «lectio divina»
templación. Más allá de reflexiones y de sú-
plicas, el espíritu se concentra en Dios y 50. La Biblia ha salido de las aulas y ha en-
contempla su vida, su entorno, el mundo con trado en grupos más abiertos, en espacios
la mirada de Dios. Descansamos en Dios. más populares, más allá del ámbito académi-
Nos sentimos retratados en el campesino de co o litúrgico. Hemos de manifestar que es-
Ars, largas horas clavado ante el Sagrario. tamos sorprendidos por la multiplicación de
Cuando el cura de Ars le pregunta qué hace los grupos que practican periódicamente la
allí le responde: «Yo le miro y Él me mira». lectura creyente y orante de la Escritura en
Aquí estamos en la atmósfera de la gracia. tantos rincones de la Iglesia. Queremos su-
La contemplación es un don especial, pero brayar cuatro características que percibimos
muchos la han experimentado en algunos en el contacto directo con estos grupos en
momentos. Es preciso pedirla… y prepararse nuestras diócesis: la relativa facilidad con
a recibirla. que se suscitan; el gozo que les producen sus
encuentros; la intensa participación y el alto
3.5. El compromiso nivel de perseverancia.
En torno a este paradigma han nacido en La fatiga, cuajada de cansancio y escepti-
la Iglesia numerosas variaciones que respe- cismo, es la debilidad de muchos colabora-
tan los pasos esenciales recién descritos y los dores de la pastoral y del compromiso cris-
completan. Uno de estos complementos es la tiano. La Escritura tiene una fuerza
«operatio», la acción, el compromiso prácti- transformadora que les devuelve ánimo vital
co que extraemos para nuestra vida. Es pasar en medio de muchos esfuerzos y escasos fru-
de la Palabra escrita a la Palabra vivida. «Fíe tos visibles. Los grupos de lectura creyente
poco de su oración quien no salga de ella son «espacios ecológicos» en medio de am-
dispuesto a que algo cambie» (Sta. Teresa). bientes «contaminados».
3.6. El diálogo No es extraño que el Concilio y los Papas
posteriores hayan recalcado con tal vigor
Otro complemento que se introduce en la
lectura comunitaria es el diálogo de los par- (34) Citado por M. MASINI, o.c., p. 424.
ticipantes («collatio»). En él se comunican (35) M. MASINI, o.c., p. 443.
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esta práctica que tantos frutos produjo en el existencia».36 Benedicto XVI decía reciente-
pasado, que lamentablemente se oscureció mente: «estoy convencido de que si esta
durante siglos y que tanta esperanza suscita práctica se promueve eficazmente producirá
en nuestro apretado presente. «Es necesario en la Iglesia una nueva primavera espiri-
que la escucha de la Palabra se convierta en tual… Jamás se debe olvidar que la Palabra
un encuentro vital, en la antigua y siempre de Dios es lámpara para nuestros pasos y luz
válida tradición de la “lectio divina”, que en nuestro sendero».37 Aguardamos con es-
permite encontrar en el texto bíblico la pala- peranza esta primavera en el corazón del in-
bra viva que interpela, orienta y modela la vierno eclesial.

VII. UN MENSAJE A LA COMUNIDAD CRISTIANA


Y A SUS DIFERENTES MIEMBROS

1. Un mensaje para todos Ahí está su limitación congénita. La Bi-


blia no es una rama más del árbol de la
51. ¿Qué lecciones principales ha de extraer Iglesia, sino la savia que recorre su tron-
la Iglesia de su luminosa doctrina y fe- co y sus ramas. Es preciso impregnar bí-
cunda experiencia de la Palabra de Dios? blicamente todas y cada una de las pasto-
¿Cómo activar sus recursos para que esta Pa- rales específicas. En otras palabras: es
labra ocupe paso a paso el centro de la Igle- preciso pasar de la «pastoral bíblica» a la
sia? Con estas inquietudes se reunieron en «animación bíblica de la pastoral».
Freising (Alemania) convocados por el Con-
sejo de Conferencias Episcopales Europeas, b) La Palabra encontrará especiales dificul-
un grupo de obispos y especialistas de veinte tades si la Iglesia no forma adecuada-
países de Europa. Comprobaron que el avan- mente a los servidores de la Palabra y no
ce desde los días del Concilio había sido in- alumbra o potencia las instituciones ade-
gente en el campo de los estudios bíblicos, cuadas para impartir dicha formación.
de la teología, de las nuevas traducciones, de Tal formación debería modificar su ex-
la renovación bíblica dentro de la liturgia, de tensión y su óptica. Ha de extenderse a
la catequesis, de las escuelas y cursos de for- todos los diversos servidores de la Pala-
mación bíblica. Pero al mismo tiempo cons- bra, no sólo a los sacerdotes y diáconos.
tataron que todavía la Biblia no había llega- Sin dejar de transmitir contenidos, ha de
do al centro de la Iglesia. Sugirieron en sus estar atenta a capacitarles para una lectu-
deliberaciones tres atinadas áreas de actua- ra creyente y orante de la Biblia y a moti-
ción. Hemos dedicado amplia atención a una varles a que se lancen a una meditación
de ellas: la «lectio divina». Vamos a detener- asidua de la Palabra de Dios.
nos brevemente en las dos restantes.
Pero el alimento de la Palabra de Dios
a) El movimiento bíblico anterior y poste- guarda dentro de sí sabores diferentes, según
rior al Concilio abrió el camino hacia una nuestra situación y nuestras responsabilida-
pastoral bíblica que elaboró programas des. Su misma interpretación no es entera-
ponderados y realizó un sinfín de traba- mente única. «La interpretación [de la Escri-
jos. Pero dicha pastoral se concibió y vi-
(36) JUAN PABLO II, Novo millennio ineunte, n. 39.
vió como una más entre las pastorales es- (37) BENEDICTO XVI, Alocución a los miembros del En-
pecíficas, un nuevo capítulo de nuestros cuentro Internacional sobre la Sagrada Escritura (16-IX-
programas pastorales. 2005).
- 28 -

tura] debe ser necesariamente plural. Ningu- nos. El pecado más frecuente en los hombres
na interpretación particular puede agotar el de Iglesia puede ser el de confesar sin creer
sentido del conjunto que es una sinfonía a al menos con la debida intensidad» (R. Can-
varias voces. La interpretación de un texto talamesa).
debe, pues, evitar la exclusividad» (Pontifi- Dentro del amplio mundo laical han naci-
cia Comisión Bíblica). Todas nuestras inter- do en los últimos tiempos grandes asociacio-
pretaciones no son sino aproximaciones a nes en cuya espiritualidad ocupa la Escritura
una Palabra que, por ser de Dios, desborda un lugar relevante. Leen e interpretan la Bi-
los límites interpretativos. Siempre «dice blia para los creyentes de hoy. Son un medio
más». privilegiado de acceso a la Palabra de Dios
Deseamos en este apartado final recoger para muchos creyentes que de otra forma no
el mensaje especial que Jesucristo Palabra la habrían conocido. En algunos casos sería
divina y humana, dirige a algunos de los muy importante que enriquecieran su lectura
grupos y comunidades de nuestras iglesias de la Biblia. Por un deseo laudable de descu-
locales, especialmente vinculadas al servicio brir lo que Dios dice a sus vidas, podrían
de la Palabra. descuidar la pregunta por el mensaje origina-
rio del texto, punto de partida necesario para
preguntarse sin riesgos de arbitrariedad o
2. A los laicos subjetivismo qué dice este texto para mí y
para nosotros en las presentes circunstancias.
52. El servicio a la Sagrada Escritura no es
La Iglesia, al discernir el canon de las Escri-
patrimonio exclusivo de los cristianos
turas reconoció como ejemplar y dinamiza-
implicados en el ministerio de la Palabra.
dora de la fe la experiencia creyente origina-
Todo bautizado ha de nutrir su fe por la es-
ria consignada en ellas. Es por eso necesario
cucha de esta Palabra. «El Santo Concilio
partir de ella, aunque no quedarnos anclados
exhorta vigorosamente a todos los cristia-
en ella. «No se es fiel a la intención de los
nos… a que se acerquen gustosamente al textos bíblicos sino cuando se procura en-
mismo texto sagrado» (Dei Verbum, n. 25). contrar en el corazón de su formulación la
A todos los campos que conciernen a la Es- realidad de fe que expresan y se enlaza ésta a
critura (la investigación, el estudio, las es- la experiencia creyente de nuestro mundo».38
cuelas de Biblia, los grupos de lectura cre-
yente) tienen los laicos acceso abierto por su Hemos aludido más arriba a diversos mo-
condición bautismal, en la medida de las po- vimientos y asociaciones preferentemente lai-
sibilidades de cada uno. Participar en alguno cales cuyo objetivo central es promover la
de estos ámbitos debería entrar en el progra- lectura creyente y orante de la Biblia. Que-
ma de compromisos de un cristiano. rríamos ver que esta onda que está bañando
y refrescando la ancha playa de la Iglesia y
Como miembros plenos de la Iglesia los que felizmente riega también la costa de
laicos estáis llamados no sólo a «escuchar nuestras iglesias locales llegara igualmente a
devotamente la Palabra de Dios» sino tam- las jóvenes parejas y a los cristianos compro-
bién a «proclamarla con valentía». Hay una metidos en la construcción de la sociedad.
doble manera común a todos los laicos agru-
pados en la familia, encuadrados en el traba- 2.1. A los catequistas y
jo, diseminados en las diferentes áreas de la
profesores de Religión
vida social en la diáspora del mundo: el tes-
timonio de una conducta coherente con el 53. La etimología de vuestro nombre de cate-
Evangelio y la confesión explícita de vuestra quistas es muy evocadora. Catequizar
fe. Ni lo uno ni lo otro deja de suscitar resis- significa «hacerse eco» de algo. En nuestro
tencias en estos tiempos. «El pecado más caso, de la Palabra de Dios.
frecuente en los laicos es creer sin confesar,
ocultando su propia fe por respetos huma- (38) PONTIFICIA COMISIÓN BÍBLICA, o.c., 1993, p. 90.
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Los catequistas de niños y de adolescen- de su vida, de su Muerte y Resurrección. Os


tes tenéis una misión hoy tan laboriosa como preocupa, como a nosotros, el presente y el
importante. Las horas –muchas veces margi- futuro de las clases de Religión hoy especial-
nales–, las condiciones de los locales, la ex- mente cuestionado. El número decreciente
citación de los niños y la aparente apatía de de alumnos os parte el alma. Los frutos visi-
los jóvenes ponen a prueba vuestra paciencia bles e inmediatos no son muy halagüeños.
y, en ocasiones, vuestra fe. No siempre os es Creed en lo que hacéis. Perseverad muy en
fácil creer de verdad en la fuerza de la Pala- sintonía con vuestros Pastores. Preparaos a
bra de Dios. Aunque es igualmente verdad conciencia. Sea la Escritura el eje y la norma
que cualquier signo de sensibilidad religiosa,
de vuestra espiritualidad y de vuestra ense-
cualquier gesto que indique que han sido to-
ñanza. Que vuestros alumnos aprendan a co-
cados por la Palabra de Dios tienen la virtud
nocerla, a valorarla y a utilizarla.
de refrescar vuestro ánimo y gratificaros in-
teriormente de modo inefable.
2.2. A los lectores de
Las dificultades y gratificaciones de los la Palabra en la liturgia
catequistas de adultos son diferentes. Aun-
que un itinerario comprometedor y de largo 54. Ofrecéis generosamente un servicio, en
recorrido no encuentra demasiado eco en ocasiones, abnegado. Es importante que
muchas ocasiones, las sesiones catequéticas comprendáis el sentido de la acción que rea-
preparatorias o subsiguientes a los sacramen- lizáis en la liturgia. A través de vuestra voz
tos (confirmación, matrimonio, penitencia, resuena la voz del mismo Dios, presente en
eucaristía), dirigidas en ocasiones a los pa- la vuestra. Estáis prestando vuestra voz a Él.
dres de familia, ofrecen una dificultad no tan No podéis ser simple vehículo de la Palabra
grande y una oportunidad de oro para refres- a la que dais cuerpo. Habéis de dejaros im-
car la fe de bastantes participantes. pregnar por ella. Escucharla previamente y
dejaros interpelar por ella pertenece a vues-
Los catecismos y materiales catequéticos tro oficio. Sería bien deseable que, allí donde
están mucho más impregnados de Escritura fuera posible, el conjunto de lectores consti-
que los de otros tiempos. En cambio, al pare- tuyera un grupo de escucha creyente de los
cer, el uso de la Biblia y la familiarización textos que van a proclamarse el domingo si-
con la Palabra de Dios no ha llegado todavía guiente.
en los catequistas al punto deseado. Así lo
certifica una encuesta realizada en los países En el ambón no realizáis una simple lec-
de la Europa meridional. Muchos catequistas tura del texto. Es una proclamación, que re-
desearíais una mayor formación bíblica que
quiere un tono adecuado, una cierta pausa y
os capacitara mejor para iniciar a vuestros
una sobria solemnidad.
catequizandos a la valoración y escucha de
la Escritura. Os debemos este servicio que
procuraremos cumplir con esmero. De este 2.3. A los animadores de las celebraciones
modo sabréis conectar la Escritura con la ex- en ausencia de presbítero
periencia humana y cristiana de vuestros
55. En torno a la Palabra y a la comunión eu-
alumnos y podréis inducirlos a la expresión
carística ofrecida por vosotros, se reúne
confesante, celebrativa y comprometida de
cada domingo la Iglesia en múltiples lugares,
vuestra fe.
a veces apartados. A través de vosotros llega
Los profesores de Religión en la Escuela también la homilía del presbítero que no
Pública realizáis la misión recibida de vues- puede estar presente. Es inestimable el mi-
tro Obispo en un ambiente no siempre propi- nisterio que realizáis. La Iglesia os confía lo
cio. Sois presencia de la Iglesia de Jesús en más grande que ha recibido: la Palabra de
el medio escolar. Sois testigos de su Palabra, Dios y el Cuerpo del Señor.
- 30 -

El ministerio que realizáis reclama de vo- Llevad el pulso de las reuniones procu-
sotros y vosotras una especial afinidad hacia rando que en el encuentro recorráis todos los
la Palabra. La cultivaréis por el estudio de la pasos del itinerario. Cuidad la ambientación
Escritura y por la participación en alguno de previa invitando a que todos invoquen al Es-
los grupos de la lectura creyente. Nuestras píritu que vivifica la Palabra que vais a com-
iglesias locales seguirán brindándoos la for- partir. Procurad una escueta decoración del
mación y la motivación necesarias. espacio. La Palabra colocada en el lugar pre-
ferente, debe ser el centro. Los demás, sin
Este mismo ministerio postula de voso- ninguna precedencia, tomamos asiento en
tros una vida cristiana que resulte ejemplar y torno a ella.
estimuladora para la comunidad a la que ser-
vís. En la realización de vuestro ministerio, Necesitáis y pedís un especial acompaña-
ateneos siempre fielmente a las indicaciones miento en el que, al tiempo que vais reci-
que recibáis de la Iglesia. Sabéis, en fin, que biendo un complemento de vuestra forma-
la manera plena de celebrar el domingo es, ción bíblica, comunicáis la marcha de
para los creyentes, la participación no sólo vuestro grupo y vais despejando, en diálogo
en el Banquete, sino en el Sacrificio Eucarís- con el Responsable y con los demás monito-
tico. Las celebraciones que presidís llevan en res, los problemas e interrogantes que se os
sí mismas una «nostalgia de eucaristía» que plantean en el ejercicio de vuestra tarea.
vosotros debéis alimentar explícitamente en Sería saludable para vosotros y para la
la asamblea. marcha del grupo que cada uno se habituara
a dedicar diariamente un tiempo a la «lectio
2.4. A los monitores de divina» individual.
la lectura creyente de la Palabra
2.5. A los padres de familia
56. Sois testigos de primera mano de los
57. La familia creyente y dotada de vínculos
efectos de conversión y renovación cris-
sólidos es un espacio muy adecuado para
tiana que los encuentros periódicos en torno
que los padres os iniciéis e iniciéis a los hi-
a la Palabra producen en vuestro grupo y en
jos, sobre todo en ciertas edades más recepti-
vosotros. Tenéis experiencia de la verdad de
vas, a la lectura común de la Escritura. Debi-
esta frase de Pedro: «Habéis vuelto a nacer y
damente adaptada a la estructura familiar,
no de una semilla inmortal, sino de una in-
puede resultar un medio excelente para hacer
mortal, por medio de la Palabra de Dios
más vivencial vuestra fe e implicaros en su
viva y verdadera» (1 P 1, 23).
transmisión y para que los hijos vivan la ex-
periencia única de percibir «en vivo y en di-
Vuestra misión es delicada. Por un lado,
recto» el latido vital de la experiencia cre-
os corresponde deshacer las dificultades en
yente de sus progenitores. ¿No debería
las que pueden enredarse y esclarecer los
orientarse en esta dirección la esperanzadora
puntos que les resultan más oscuros o des-
experiencia de la catequesis familiar-parro-
concertantes. Por otro lado, debéis procurar
quial que está cobrando arraigo en nuestras
el encuentro directo de los participantes con
iglesias?
la misma Palabra de Dios. Es ella, en su des-
nudez, el oxígeno que regenera los tejidos de 2.6. A los creyentes de
nuestro espíritu. Este doble cometido os
los medios de comunicación social
aconseja ser sobrios en vuestras intervencio-
nes explicativas y atajar aquellas reflexiones 58. «El primer areópago del tiempo moderno
que se conviertan en un debate entre los es el mundo de la comunicación, que está
miembros. No favorecen ni el contacto es- unificando a la humanidad… La utilización
pontáneo con la Palabra ni la mutua comu- de los medios de masas ha llegado a ser
nión. esencial para la evangelización y la cateque-
- 31 -

sis… La Iglesia se sentiría culpable ante su tran una actitud agresiva ante las posiciones
Señor si no emplease esos poderosos me- de la Iglesia y ante la misma fe.
dios… Gracias a ellos puede hablar a las ma-
sas». Es preciso para ello la capacidad para
3. A los profesores de exégesis y teología
incardinar el mensaje «en la nueva cultura…
con nuevos lenguajes, nuevas técnicas y nue-
59. El Concilio (Dei Verbum, n. 24) afirma
vas actitudes psicológicas».39 Para difundir
que «la Escritura debe ser como el alma
el mensaje de la Palabra de Dios, la Iglesia
de la teología», es decir, su principio inspira-
tiene todo el derecho de procurarse sus pro-
dor y regulador. «Así se mantiene firme y re-
pios medios de comunicación social cuidan-
cobra su juventud» (ibid.), en consecuencia,
do, eso sí, que toda su programación esté en
encarece a exegetas y teólogos a que, bajo la
coherencia con aquella y no le reste credibi-
mirada del Magisterio, trabajéis en unión de
lidad. Pero los muchos hombres y mujeres
fuerzas para investigar con métodos adecua-
que trabajan en medios oficiales o cívicos
dos la Escritura y para explicarla de tal
han de procurar análoga coherencia, por en-
modo que contribuyáis a que se multipliquen
cima de las cuotas de audiencia o las direc-
los ministros de la Palabra capaces de ofre-
trices ideológicas marcadas por sus respon-
cer al Pueblo de Dios el alimento de la Escri-
sables.
tura (cfr. Dei Verbum, n. 23).
La presencia de la Palabra de Dios en al-
gunos de sus programas no es ningún privi- Estas orientaciones nos ayudan a com-
legio abusivo. No se caracterizan en general prender mejor la importancia de vuestra mi-
tales medios por su generosidad en ofrecer sión en la renovación de la Iglesia y en la re-
espacios religiosos. Más bien se distinguen vitalización de los creyentes. Puesto que
algunos medios públicos y privados por ad- todos (también vosotros) somos discípulos
mitir en su programación espacios que tergi- antes que maestros, os invitamos calurosa-
versan o ridiculizan la fe y hacen una lectura mente a escuchar con docilidad y con asidui-
selectiva de las reales o supuestas noticias dad la Palabra de Dios antes de explicarla
eclesiales de signo desfavorable. No pedi- con fidelidad en vuestras sesiones académi-
mos tratos de favor. Reconocemos el carác- cas y en vuestros escritos. Felizmente pasa-
ter cívico y plural de nuestra sociedad. Sólo ron los tiempos en los que la Escritura era
pedimos el respeto que se merece la comuni- para los teólogos casi una simple cantera de
dad creyente. Los profesionales cristianos la que se extraían dichos bíblicos para funda-
que, desde diferentes niveles de responsabi- mentar afirmaciones doctrinales. Hoy ocupa
lidad, colaboráis en ellos sois invitados por un puesto mucho más central en el quehacer
vuestros Obispos a preguntaros qué podéis teológico y académico. La Escritura está en
hacer, sobre todo para que el humanismo el origen, en el recorrido y en el término fi-
coherente con el Evangelio inspire vuestros nal de vuestra reflexión teológica. Que vues-
programas. Y nuestras iglesias diocesanas tra exposición esté siempre, como la de los
deberían alentar a los laicos a participar en grandes Padres de la Iglesia, impregnada de
programas de prensa, radio, TV, exponien- la Escritura.
do, respecto de temas en los que son compe-
El Concilio considera necesario vuestro
tentes, criterios coherentes con el Evangelio.
trabajo «para comprender cada vez más pro-
La excesiva timidez de los creyentes facilita
fundamente la Escritura» (Dei Verbum, n.
el que muchos espacios sean ocupados en
23) y para hacer plausible su mensaje en las
exclusiva por personas que hacen profesión
actuales coordenadas mentales, culturales,
pública de increencia y, en ocasiones, mues-
sociales. Seguid brindándonos cada vez con
mayor esmero este servicio. Con él nos ayu-
(39) CONGREGACIÓN PARA EL CLERO, Directorio Gene- daréis a evitar la escisión existente dentro de
ral para la Catequesis, 1997. muchos cristianos entre la dimensión creyen-
- 32 -

te y la mentalidad y sensibilidad compartidas siones de formación permanente. Os ayudará


en nuestro entorno, «entre el sentido cósmi- a una lectura creyente y orante más fructuo-
co y el sentido crístico» (Teilhard de Char- sa. Iniciad en ella a cuantos se acercan a vo-
din). Gracias a vosotros, la escisión podrá sotros con verdaderas inquietudes evangéli-
convertirse en una saludable tensión dialécti- cas.
ca que sea estimuladora para la fe e interpe-
ladora para la mentalidad predominante. Nuestra atención se centra igualmente en
las Congregaciones dedicadas a la educación
En esta delicada misión, el Magisterio de la fe. Juan Pablo II (Vita consecrata, n. 4)
que garantiza la interpretación auténtica de orienta vuestra actividad de educadores de la
la Escritura y la pureza de la fe, lejos de mu- fe «sobre todo a los Evangelios que son el
tilar vuestras legítimas búsquedas, está lla- corazón de las Escrituras» y os invita a que
mado a alentarlas y a reorientarlas cuando «promováis del modo más acorde al propio
sea necesario. Vosotros, con vuestras inves- carisma escuelas de oración, de espirituali-
tigaciones y reflexiones, ayudáis al Magiste- dad y de lectura orante de la Escritura».
rio a formular de manera aquilatada los con-
tenidos de nuestra fe. El Magisterio os Tenéis a muchos niños, adolescentes y jó-
ofrece la garantía de la autenticidad eclesial. venes físicamente cerca de vosotros. Experi-
mentáis con dolor y preocupación la distan-
4. A los religiosos cia psíquica que sienten respecto a vuestras
propuestas de fe y vuestra escala de valores.
60. Los religiosos «tengan ante todo diaria- ¿No será la Biblia un punto de encuentro
mente en las manos la Sagrada Escritura, real, al menos, con algunos? Así lo cree Be-
a fin de adquirir por la lectura y la medita- nedicto XVI, que les dirige estas palabras:
ción de los sagrados libros el sublime cono- «Siempre es muy importante leer la Biblia
cimiento de Jesucristo» (Perfectae caritatis, de un mudo muy personal… pero al mismo
n. 6). Escuchar la Palabra es un requisito ne- tiempo es muy importante leerla en compa-
cesario para adquirir experiencia de Dios, ñía de las personas con quienes se cami-
para llegar a ser comunidad, para permane- na».41 El Papa les invita asimismo a adquirir
cer en la fidelidad y para mantener el espíri- intimidad con la Biblia, a tenerla a mano
tu apostólico.40 La escucha asidua de la Pala- para que sea… «como una brújula que indi-
bra nos va comunicando una especie de ca el camino a seguir».42 Jóvenes que se
instinto sobrenatural, una mirada de fe sin la sienten atraídos por otras culturas y que, se-
cual la propia vida pierde gradualmente sen- gún los expertos, se sienten tan perdidos que
tido, el rostro de los hermanos se torna opa- buscan (incluso bajo una forma de rechazo)
co hasta el punto de volvérsenos casi imposi- puntos de referencia que les orienten en la
ble descubrir en ellos el rostro de Cristo, los vida, ¿se sentirán tan extraños a una lectura
acontecimientos de la historia se nos vuelven creyente y orante de la Escritura debidamen-
planos, cuando no privados de esperanza y la te acompañada?
misión apostólica y caritativa degenera en un
activismo disperso. Nuestra Escuela Católica ha dado en los
últimos años pasos sumamente notables a la
Tenemos especialmente ante nuestra mi- hora de mejorar su calidad pedagógica y téc-
rada a las comunidades monásticas y con- nica. Estáis realizando verdaderos esfuerzos
templativas. En los monasterios cuajó la para ofrecer y transmitir la fe cristiana y
«lectio divina». En ellos se practica intensa- cumplir así vuestra irrenunciable vocación
mente. Adentraos en el conocimiento de la
(41) BENEDICTO XVI, Encuentro con los jóvenes roma-
Escritura. Dedicadle muchas de vuestras se- nos (6-IX-2006), en L’Osservatore Romano, edición espa-
ñola (14-IX-2006), p. 3.
(42) BENEDICTO XVI, Mensaje para la Jornada Mundial
(40) Cfr. P. CHÁVEZ, Rector Mayor de los Salesianos, de la Juventud (22-II-2006), en L’Osservatore Romano, edi-
o.c., pp. 8-20. ción española (3-III-2006), p. 3.
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evangelizadora. Muchas veces nos comuni- Os entristece que los puentes de la rela-
cáis vuestra desazón al comprobar la despro- ción con muchas personas y áreas de la vida
porción entre los recursos dedicados a esta social sean para vosotros cada vez más estre-
misión y la modestia de los resultados obte- chos y menos numerosos. A veces vivís esta
nidos con los alumnos y sus familias. Tal preocupación con un sentimiento de culpabi-
vez podáis a veces sentiros algunos tentados lidad injusto o al menos exagerado. Tenéis
de rebajar la extensión y la intensidad de todavía entre vosotros núcleos de feligreses
vuestro ofrecimiento creyente. No sucum- próximos y sensibles a la fe y la Palabra.
báis nunca a esta tentación. Mejorad el Tendréis siempre con vosotros a aquellos a
quienes la sociedad les da tal vez los medios
«cómo», pero no descuidéis el «qué». Sed
necesarios, pero no les brinda generosamen-
vosotros por vuestro testimonio orante, aco-
te su tiempo, su afecto, su compañía. Una de
gedor, abnegado, anuncio de vuestra fe. For-
las tareas que Jesús nos señala en este tiem-
mad a los profesores laicos en la fe y en la po es la proximidad humana y evangélica a
vocación educadora. Utilizad la Biblia de tantas personas impedidas o limitadas por la
manera intensiva y pedagógica. Familiarizad edad, la enfermedad, la soledad. Estar junto
con ella a vuestros alumnos y alumnas y a a ellos incluso silenciosamente es una mane-
sus padres. Orad entre ellos con la Biblia en ra de ser testigos de «la Palabra que viene
las manos. Vosotros sois, por vuestra entrega del silencio [de Dios Padre] y en silencio
a los niños y adolescentes y por vuestra rela- debe ser escuchada».43
ción con los padres uno de los puentes que la
comunidad eclesial ha de cuidar. Si en algún No desistáis, con todo, de tender estos
momento ha sido necesaria la Escuela Cris- puentes. No tan lejos encontraréis a los po-
bres. Ellos no os han abandonado todavía.
tiana, lo es en la época actual. Necesitáis y
«Los primeros que tienen derecho al anuncio
merecéis nuestro aprecio, nuestro apoyo cor-
del Evangelio son justamente los pobres, ne-
dial mucho más que nuestras observaciones cesitados no sólo de pan sino también de pa-
críticas. labras de vida… No son sólo destinatarios.
Los pastores están llamados a aprender de
5. A los presbíteros y diáconos ellos, a guiarlos en su fe y a motivarlos a ser
artífices de su propia historia. Los diáconos
61. También para vosotros el anuncio del encargados del servicio de la caridad tienen
Evangelio es gozo y cruz. Os desalienta una especial responsabilidad en este ámbito.
sobre todo la apática indiferencia de muchos El Sínodo los alienta en su ministerio».44
bautizados ante lo que para vosotros es de
Tampoco estarán tan lejos los inmigran-
suma importancia, hasta el punto de haberle
tes. Muchos han llegado a nuestra tierra con
entregado vuestra vida. Sintonizamos con
un vivo, fresco y profundo sentido de Dios y
vuestras alegrías y vuestras decepciones pas- de la Religión. Corren el riesgo de que, en
torales. contacto con la frialdad religiosa de nuestra
sociedad y el ánimo no muy elevado de
Queremos confortaros con las hermosas
nuestras iglesias, vean depauperarse y debili-
palabras de Pastores dabo vobis, n. 26: «El tarse su fe. Invitémosles a nuestros grupos
sacerdote es, ante todo ministro de la Palabra de fe y a la vida parroquial.
de Dios… Por eso debe ser el primero en te-
ner una gran familiaridad con esta Palabra... Queremos, en fin, comentar con vosotros
Necesita acercarse a la Palabra con un cora- un «punto caliente» que es, al mismo tiem-
zón dócil y orante... Debe ser el primer cre- po, pieza muy relevante en la liturgia y una
yente de la Palabra… y crecer en la concien- cruz para los predicadores.
cia de su permanente deber de ser (43) SAN JUAN DE LA CRUZ, Dichos de luz y amor, p. 99.
evangelizado». (44) Sínodo de los Obispos 2008, proposición 11ª.
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Por un lado la homilía, engarzada en la especialmente el Nuevo Testamento y singu-


Liturgia de la Palabra es un momento culmi- larmente los Evangelios «a fin de que los hi-
nante de esta liturgia. Nos pide prepararnos jos de la Iglesia se familiaricen sin riesgo y
en oración para decirla con convicción y con con provecho con las Sagradas Escrituras y
pasión. Está postulando la respuesta a tres se impregnen de su espíritu» (Dei Verbum,
preguntas: ¿qué dicen las lecturas proclama- n. 25).
das?, ¿qué me dicen a mí?, ¿qué debo decir a
la comunidad en su situación concreta? Se Lumen gentium, n. 21 señala que «entre
requiere de ella que fortifique la fe, llame a las principales funciones de los obispos des-
la conversión y disponga para celebrar el taca (“eminet”) el anuncio del Evangelio».
Misterio Eucarístico. Todos los libros del Nuevo Testamento atri-
buyen una singular prioridad al ministerio de
Por otro lado, los minutos de la homilía la Palabra.46 Desde esta óptica podemos
se vuelven eternos para bastantes de los comprender la expresión de S. Pablo, escogi-
oyentes. Vienen a la Eucaristía «con sus co- do «para anunciar el Evangelio de Dios»
sas y sus asuntos». La palabra del presbítero
(Rm 1,1). «Porque anunciar el Evangelio no
apenas logra captar la atención y suscitar el
es para mí un motivo de gloria; es una obli-
interés de una gran parte de la audiencia. El
gación que tengo y ¡pobre de mí si no anun-
tiempo se le vuelve corto para explicar y
ciara el Evangelio!» (1 Co 9, 16).
aplicar las lecturas. Hay personas que nos
agradecen la homilía «porque les ha llega- Este anuncio no es en absoluto ni para Pa-
blo ni para nosotros pura obligación. Es un
do». Son muchas más las que la han oído sin
gozo anunciar a Jesús y recoger el eco del
haberla escuchado.
anuncio en vosotros. Pero no nos es fácil en
Esto sucede, aunque en menor medida, estos tiempos y en esta tierra el anuncio del
incluso con las homilías bien preparadas y Evangelio. No somos inmunes a la indife-
bien pronunciadas. La homilía es un arte di- rencia, a las interpretaciones reductivas y
fícil. No todo presbítero o diácono tiene el torcidas de que es objeto por parte de mu-
carisma de ganarse al auditorio. No siempre chos, a nuestras propias imprecisiones o ex-
la palabra suena nítidamente en nuestros presiones desafortunadas. Necesitamos un
templos. Pero, si hemos de ser sinceros, al- plus de libertad, de coraje y de discerni-
gunos hemos de preguntarnos con honesti- miento para decir todo y sólo aquello que
debemos decir en cada momento. No pode-
dad cuánto tiempo hemos dedicado a su pre-
mos omitir el Evangelio de la defensa de las
paración, qué «tratamiento» hemos dado a
víctimas y de todos los que sufren injusta-
los textos, cuánto hemos orado con ellos, mente. No debemos desplazar el Evangelio
cuánto hemos reflexionado sobre la situación de la misericordia del centro de nuestro men-
de los asistentes. He aquí, frente a frente, la saje. Traicionaríamos uno de los núcleos
luz y la cruz de la homilía. centrales del anuncio y de la actividad de Je-
«Sin la Palabra de Dios no sois nada en la sús si lo margináramos o lo limitáramos sólo
Iglesia; sin la Palabra de Dios no tenéis nada a los inocentes. Queremos seguir anunciando
que decir a la Iglesia. Sin la Palabra de Dios, el Evangelio de la Paz, irla preparando labo-
todo vuestro empeño no sirve para nada».45 riosamente, contribuir a crear las condicio-
nes para una paz justa y estable. Hemos de
anunciar el Evangelio de la Esperanza en
6. A nosotros, los obispos una sociedad que tiene motivos para la de-
62. El Concilio nos recuerda que ofrezcamos cepción y en una Iglesia necesitada de un
a toda la comunidad los servicios necesa- «suplemento de alma». Tenemos que anun-
ciar la inviolabilidad de la vida humana des-
rios para que pueda usar los libros sagrados,
de su concepción hasta su muerte natural, en
(45) E. BIANCHI, A los presbíteros, Sígueme, Salamanca (46) Cfr. J. DELORME, El Ministerio y los ministerios en
2008, p. 28. el N.T., Cristiandad, Madrid 1975, p. 284.
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una sociedad insuficientemente sensible a su cruz y no somos del todo ajenos a la tenta-
valor intangible. Y, sobre todo, hemos de ción de rehuirla descafeinando el mensaje o
anunciar valerosamente la Muerte y Resu- suavizando en exceso aquellas partes que es-
rrección de Jesucristo como eje y quicio de cuecen la sensibilidad de unos o de otros.
todos estos mensajes. Pablo pedía a los cristianos de sus comuni-
Como vosotros y vosotras, somos seres dades que le confortaran en su ministerio.
de carne y hueso. Sabemos que el anuncio Nosotros os pedimos insistentemente este
del Evangelio está estrechamente ligado a la mismo servicio.

CONCLUSIÓN

63. Tenemos inmediatamente, queridos dio- congregar por la Eucaristía. Así el gozo pas-
cesanos, ante nuestros ojos la Cuaresma. cual será más profundo y más auténtico.
La Palabra de Dios escuchada intensivamen- Pedimos, en fin, a Jesucristo Palabra de
te nos dará fortaleza para soportar las adver- Dios que podáis sintonizar con este precioso
sidades y pruebas de nuestra vida con el mis- texto de un monje del sigo XII. «Hermanos:
mo espíritu que el Señor. Ella acrecentará en aprended lo que escribieron los antiguos Pa-
nosotros una necesidad de conversión que dres: leed la Escritura porque es luz y puerta
nos conducirá al Sacramento de la Peniten-
de la vida. Que su lectura os sea grata, que
cia celebrado según la normativa de la Igle-
os complazca su santa palabra. De ella brota
sia. Ella hará más vivas nuestras Eucaristías
una fuente que sana el corazón. Es palabra
cuaresmales. Inspiradas por ella, oraremos
mejor, seremos más sobrios y compartire- que deshace las durezas interiores. La Escri-
mos más generosamente. tura desvela siempre al creyente los secretos
celestiales. Sus santas palabras fluyen dulce-
En el mundo de la salud, el éxito de una mente como rocío sobre la hierba. Leyéndo-
intervención quirúrgica depende, en una me- las y meditándolas cada uno ve cómo se ca-
dida sensible, de una preparación adecuada.
De manera análoga, el efecto salvador que mina hacia la vida bienaventurada y cuáles
deje en nosotros la Semana Santa será mayor son la senda de los santos y la senda del
y mejor si, durante estas seis semanas, nos bien. Leyéndolas adquirimos sabiduría».47
dejamos convocar por la Palabra de Dios, re-
(47) Citado en M. MASINI, o.c., p. 436.
conciliar por el sacramento del Perdón y

Pamplona y Tudela, Bilbao, San Sebastián y Vitoria


25 de febrero de 2009
Miércoles de Ceniza

✠ Francisco, Arzobispo de Pamplona y Obispo de Tudela


✠ Ricardo, Obispo de Bilbao
✠ Juan Mª, Obispo de San Sebastián
✠ Miguel, Obispo de Vitoria
✠ Mario, Obispo Auxiliar de Bilbao
Elizbarrutiko Argitaldaria. Editorial Diocesana
© Urdaneta, 10
20006 DONOSTIA - SAN SEBASTIÁN
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E-mail: idatz@idatz.euskalnet.net
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