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MANEJO DEL DOLOR EN NIÑOS QUEMADOS DE 0 A 6 AÑOS

LAURA MARCELA CASTILLO SILVA

LEIDY JULIANA RUIZ RUEDA

UNIVERSIDAD COOPERATIVA DE COLOMBIA

FACULTAD DE ENFERMERIA

BUCARAMANGA

2017

I
MANEJO DEL DOLOR EN NIÑOS QUEMADOS DE 0 A 6 AÑOS

LAURA MARCELA CASTILLO SILVA

LEIDY JULIANA RUIZ RUEDA

DR (C) MAGDA LILIANA VILLAMIZAR

ASESORA

UNIVERSIDAD COOPERATIVA DE COLOMBIA

FACULTAD DE ENFERMERIA

BUCARAMANGA

2017

II
RESUMEN

Introducción: El manejo del dolor en niños quemados de 0 a 6 años es un tema de interés.


Debido a que las quemaduras presentan un problema de morbilidad infantil alto, este se puede
manejar de manera ya sea por la medición del dolor, manejo farmacológico, no farmacológico,
estadísticas que nos demuestren si son efectivos. Metodología: Búsqueda exhaustiva en bases de
datos Sciencedirect, Scopus, Ovidsp, Biblioteca virtual en salud, Medline, Google académico,
Redalyc, Scielo, con publicaciones de acceso libre.

Resultados: Después de la revisión en las bases de datos mencionadas, se realizó una lectura de
los abstract de los artículos, y de aplicar criterios de inclusión y exclusión previamente definidos,
se seleccionaron 38 artículos; correspondiendo a los temas manejo del dolor farmacológico y no
farmacológico para niños de 0 a 18 años, en el manejo farmacológico se estandarizo que los
opioides desempeñan un papel fundamental en la disminución del dolor, acompañados con los
antiinflamatorios, paracetamol y la dipirona; no farmacológicos existen intervenciones tales
como, el masaje, la acupuntura, la mirada, métodos de relajación y música; la medición del
dolor, estadísticas epidemiológicas en la atención de niños quemados, experiencias del manejo
del dolor por los profesionales de enfermería y familiares. Cabe señalar que solo dos
investigaciones tratan de la medición del dolor en el rango de edad de 0 a 6 años, revelándonos
que las escalas que tiene más fiabilidad y validez fueron las escalas de observación del dolor
para los niños pequeños (POCIS) y la escala de conducta de confort (COMFORT-B).
Conclusiones: No hay estudios dirigidos al manejo del dolor en niños quemados de 0 a 6 años,
pero sí de niños de 0 a 18 años. Ninguno define cual es el mejor manejo para el dolor.

Palabras claves: atención de enfermería, quemaduras, manejo de atención al paciente,


terapéutico, niño, preescolar, intervención, dolor, y cuidado de los niños (Fuente DeCS).

INTRODUCCION

III
Las quemaduras representan uno de los grandes traumas que lesionan la integridad de la piel, por
diversos agentes químicos, físicos y biológicos como electricidad, calor, frio, radiaciones (luz
solar), luz ultravioleta o infrarroja, entre otros (Bustos Bu, R. A. U. L., & Fuentes, C. 2007).
Constituyendo un serio problema de morbimortalidad infantil. Según International Association
of the Study of Pain define el dolor como una experiencia sensorial y emocional desagradable
asociada o no a una lesión tisular, que se describe con las manifestaciones propias de tal lesión,
en las quemaduras se pueden evidenciar diferentes tipos de dolor (Odole, AC, y Akinpelu, AO
2009).

Según Khosravi Shahi, P., Castillo Rueda, A. D., & Pérez Manga, G. (2007) es algo sorpréndete
cómo actúa el cuerpo mediante el dolor y como se ve reflejado, una alerta sensorial y emocional
molesta, asociada con un daño tisular verdadero o potencial, es resultado de la interacción de una
red de mediadores, que es una señal enviada por un impulso electroquímico, es entregada a lo
largo de las fibras nerviosas hasta la medula espinal y luego a los centros cerebrales donde la
nocicepción o receptores del dolor, por lo tanto se transfiguran en dolor; además el cerebro
modula el dolor en las vías que descienden al corazón de la nocicepción en el hasta dorsal de la
médula espinal.

Cabe señalar que no se ha evidenciado la evolución de la forma de comprender este dolor en esta
población, el cual solo puede ser percibido por la persona que lo experimenta y esta diferenciado
de un adulto debido a que un niño de 0 a 6 años no se expresa.

La OMS (2010) contempla un sistema de clasificar el dolor y su manejo según su clasificación


fisiológica, etológica y anatómica; entre la forma de evaluar el dolor se comprende el uso de
instrumentos de medición, estas son las escalas de intensidad del dolor: Escala revisada de caras
de dolor, fichas de póquer, escala visual analógica (EVA), y escalas Oucher fotográfica y de
puntuación numérica, estos instrumentos de medición interpretan y clasifican el dolor
dependiendo de la edad, intensidad, frecuencia preescolar y escolar (3-12 años), disponibles en
los idiomas español, inglés, árabe, tailandés, chino, portugués, entre otros. Esta es una técnica
muy efectiva si sabe manejar, ayudando a sesgar los errores farmacológicos y así tener otra
alternativa para el alivio.

IV
Es imprescindible el manejo adecuado del dolor en los neonatos quemados para evitar
problemas graves como puede ser la aparición del dolor patológico que puede llevar a
alteraciones mucho más graves tanto psicológicas como físicas (Sánchez-López, J. E. 2011).

Por lo tanto, es importante realizar investigaciones de literatura del manejo del dolor en niños en
condiciones de una quemadura, por tal motivo mediante una revisión de artículos se quiere
identificar como se realiza el manejo de dolor por quemaduras en los niños ya sea por la
medición del dolor, manejo farmacológico, no farmacológico y estadísticas que nos demuestren
si son efectivos, de esta forma con esta revisión se pretende analizar el manejo del dolor en niños
quemados de 0 a 6 años, a nivel mundial, nacional, regional y local en los últimos 10 años.

Metodología

Esta revisión consiste en realizar un análisis sistemático de la literatura, en el cual los criterios de
inclusión son artículos publicados desde el año 2006 hasta la fecha actual, que abarquen manejo
del dolor en niños quemados de (0-6 años) a nivel mundial, nacional, regional y local, disponible
en el idioma de publicación sea inglés, español y portugués, teniendo en cuenta los criterios de
exclusión tales como artículos que sean publicados antes de 2006 que manejen edades de niños
más de los 6 años, también que abarquen manejo del dolor en adultos quemados o que traten del
manejo del dolor en niños por otras razones que no sean por quemaduras.

Las palabras claves utilizadas en la búsqueda de artículos y estandarizada en DeSC (Descriptores


em Ciencias de saúde), y en el MeSH (medical SubjectHeadings) obteniendo los siguientes
descriptores: Atención de enfermería, quemaduras, manejo de atención al paciente, terapéutica,
niño, preescolar, intervención, dolor, y cuidado de los niños, en idiomas español, inglés y
portugués y posteriormente realizar la búsqueda de los artículos científicos con la utilización de
los operadores boléanos.

La búsqueda de la información de la literatura se realizó en siete (7) base de datos:


Sciencedirect, Scopus, Ovidsp, Biblioteca virtual en salud, Medline, Google académico,
Redalyc, Scielo, con publicaciones de acceso libre.

V
El proceso de evaluación de datos fue realizado por dos investigadores de forma independiente
para garantizar los sesgos de la información, se diseñó una base de datos en Excel con 15
variables para sistematizar la información como son: Año de publicación, base de datos
consultada, profesión u ocupación de los autores, país donde se realizó el estudio, objetivo del
estudio, prevalencia de quemaduras de niños de 0 a 6 años, causas de las quemaduras en grupo
de interés, tipo de estudio, población, muestreo o muestra, instrumento o escala utilizada para
valorarlo, descripción de intervención aplicada para disminución del dolor, análisis estadístico
utilizado, hallazgos/resultados encontrados, limitaciones del estudio.

Posteriormente, se realizó una depuración de la misma en los cuales se obtuvieron 51


publicaciones de estos se suprimen 13, debido a que se repiten en las bases de datos y quedan 38
estudios, por lo cual 13 de ellas corresponde a estudios cuantitativos con metodología de casos y
controles, cohorte y estudios cualitativos que fueron 25 donde su metodología se evidencia el
manejo del dolor a través de terapia farmacológica, no farmacológica, e investigaciones
participativas lo que concierne con las experiencias del manejo del dolor por los profesionales de
enfermería y los familiares en cuanto a las quemaduras de los niños .

Temas # de artículos Cuantitativos Cualitativos % de artículos


Manejo del dolor (Farmacológico) 9 4 5 24 %
Manejo del dolor (no farmacológico) 6 6 16%
Medición del dolor 2 2 5%
Estadísticas epidemiológicas en la 8 7 1 21%
atención de niños quemados.
Experiencias del manejo del dolor por 13 13 34%
los profesionales de enfermería y
familiares.
TOTAL 38 13 25 100%
Fuente: Castillo Silva, LM; Ruiz Rueda, LJ, (2017)

VI
Teniendo en cuenta esta panorámica se trata los temas anteriores y la medición de dolor.

Identificación
Estudios identificados en las
bases de datos n: 51

Estudios después de la
eliminación de duplicados
Tamización

n: 38

Estudios no incluidos porque


Estudios incluidos para no cumplen quite ríos de
revisión de resumen n: 38 idioma (n: 0)
Elección

Estudios revisados en su
Excluidos porque son
totalidad n: 38
publicados antes del 2016(n:
0), incluye niños mayores a 6
años (n: 38)
Inclusión

Estudios incluidos para la


síntesis n: 2

Figura 1. Algoritmo de identificación y selección de estudios que utilizan niños quemados de 0 a 6 años
para evaluar la el manejo del dolor.

Resultados

Los resultados están direccionados a los temas de manejo del dolor de forma farmacológica, no
farmacológica, la medición del dolor, dar a conocer estadísticas epidemiológicas en la atención
de niños quemados y por ultimo las experiencias del manejo del dolor en profesionales de
enfermería y familiares en niños con lesiones por quemaduras, de esta revisión no se evidencia
en la literatura el manejo del dolor en niños de 0 a 6 años si no la medición de este pero con la
validación de escalas, pero existe un manejo farmacológico para niños de a 18 años. A
continuación trataremos otros aspectos que conciernen relevantes en el manejo del dolor en
niños quemados.

VII
Estadísticas epidemiológicas en la atención de niños quemados
En las bases de datos se encontraron 8 artículos que equivalen a un 21% de la revisión los cuales
nos brindan información acerca de la esencia del niño en etapa de crecimiento, la cual es
explorar y aprender lo que ofrece su entorno lo que con lleva a estar en contacto con objetos y
sustancias que por el desconocimiento del riesgo pueden ser lesivos y en algunos casos mortales,
por la desatención de las personas responsables, pueden conllevar a accidentes como lo que son
las lesiones producidas por las quemaduras (Anaya, R. D., Beltran, Y. H., Escolar, J. H., Puello,
M., & de las Salas, R. 2015), que ocurren en el hogar y muchas veces en presencia de los padres,
en los niños prevalecen las escaldaduras con líquidos, con mayor frecuencia en la cocina,
mientras que los mayores suelen quemarse con fuego directo y otros agentes fuera del hogar
(Bonini, J., & Vargas, F.) , esto es una vivencia con un impacto desfavorable de dolor para el
infante y sus familiares, que con lleva a una estancia hospitalaria dependiendo del índice de
gravedad de la quemadura(Anaya, R. D., Beltran, Y. H., Escolar, J. H., Puello, M., & de las
Salas, R. 2015).
Las quemaduras se encuentran entre los principales tipos de accidente en la infancia, y la cuarta
causa de muerte, después del tráfico, ahogamientos y caídas, y el séptimo de ingreso en el
hospital. Los datos de la Nacional Burn Repositorio reveló que entre las quemaduras se
produjeron entre 1995 y 2005, más de 6000 estaban en niños menores de 2 años de edad, 2.987
en niños de 2 años y 4 años de edad, y más de 3000 en los más de 5 años de edad . Además de
las consecuencias graves, accidentes de este tipo requieren de varios días de hospitalización y
seguimiento terapéutico (Aragão, J. A., Aragão, M. E. C. D. S., Filgueira, D. M., Teixeira, R. M.
P., & Reis, F. P. 2012). Los resultados encontrados corroboran con otras investigaciones en esta
misma línea, es decir, el 63% de los niños víctimas de quemaduras eran varones, el 39% durante
el primer año de edad y el 41% de los accidentes fueron causados por líquidos extremamente
calientes (Batista, L. T. D. O., Rodrigues, F. D. A., & Vasconcelos, J. D. M. B. 2011).
Un estudio realizado por Fernandes, F. M. F. D. A., Torquato, I. M. B., Dantas, M. S. D. A.,
Júnior, P., de Assis Coutinho, F., Ferreira, J. D. A., & Collet, N 2012) menciona que la mayor
parte de víctimas consiste en lactantes (37%), niños en edad preescolar (33,2%) y masculino
(54%). Los lugares que tuvieron más relevancia fue principalmente en el hogar (85,5%),
accidentes (90%) y quemaduras (69,6%). Predomina las quemaduras de tercer grado en el

VIII
segundo 62,6% de los casos, y aproximadamente el 24,2% de la muestra progresaron a
complicaciones secundarias. La infección ocasiona del 50 al 60% de las muertes de los pacientes
quemados. El conocimiento de los factores de riesgo de infección, poco estudiados en los niños,
permitiría implementar medidas tendientes a disminuir su incidencia, según Rosanova, M. T.,
Stamboulian, D., & Lede, R. (2013) de 110 niños se documentaron 128 infecciones
intrahospitalarias en 84 de ellos, se produjeron 17 (15%) muertes; en 14 de 17 (82%) la causa
estuvo relacionada con la infección, los factores vinculados a la infección fueron el porcentaje de
superficie quemada, la profundidad de la quemadura, la profilaxis antibiótica, el uso de
antibióticos tópicos, la presencia de catéter venoso central, catéter arterial, sonda vesical,
asistencia respiratoria, escarectomía y requerimiento de injerto.
Según Anaya, R. D., Beltran, Y. H., Escolar, J. H., Puello, M., & de las Salas, R. (2015) el 48%
de pacientes recibió un manejo previo en un centro de atención de primer nivel, donde se le
suministró líquidos, intrahospitalariamente, el 83,2% de los pacientes recibieron como
tratamiento la curación, seguido de un 73,3% que recibieron lavado quirúrgico. También se les
brindo sesiones de psicología a 178 niños que corresponden a un 42,1% del total de la población
estudiada recibieron atención por este profesional, de los cuales el 21% tenían un diagnóstico de
negligencia de los padres y el 20,6% de maltrato infantil. De los tratamientos médicos, un 12,5%
de los niños recibió una combinación de intervenciones como Curación, Lavado Quirúrgico y
desbridamiento.
Por otro lado los autores Rizo González, R. R., Mora, F., del Carmen, M., Olivares Louhau, E.
M., Gonzáles Sánchez, O., & Sánchez Soto, Z. D. C. (2014) durante el ingreso y la estadía
hospitalaria, la complicación más frecuente fue la infección de la quemadura, con un total de 23
afectados (41,4 %), seguida de los trastornos del equilibrio ácido-básico y la deshidratación, con
13 niños (22,4 %) en cada caso. Se registraron 2 niños con sepsis general (1,9 %), lo que causó la
muerte, se salvó 10 lesionados que no presentaron complicaciones, la calidad de la atención
médica brindada fue satisfactoria si se tiene en cuenta que, aunque más de 50 % de los niños
ingresaron con un índice de pronóstico de vida entre los estados grave y crítico extremo, solo 2
fueron egresados como fallecidos.
Otro estudio en el cual la atención hospitalaria brindada fue dirigida en un 52% de los casos al
sexo femenino, con una distribución de edades entre 0 y 5 años, en el 72%. Existe desuso de la
hoja de paciente quemado en el 60% de los expedientes clínicos. Para estimar la profundidad se

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emplea la clasificación de Fortunato Benaim y la de Cover Smith. Se usó líquidos endovenosos
en el 78% de la población, aunque solo 5 casos cumplieron los criterios de fluidoterapia; la
fórmula de Parkland es la más utilizada. En el 76% de los casos se empleó antibioticoterapia
durante la hospitalización, pero solo para el 44,7% se registró la razón de su uso. La evolución de
las quemaduras fue satisfactoria en el 90%. La media de reepitelización clínica con obtención del
95% es de 5,1 días, y el promedio de estancia hospitalaria es de 7,76 días, para la población del
estudio (Cubillo-López, I. 2015).
La efectividad de las unidades donde se atienden niños quemados ha sido valorada de acuerdo
con la sobrevivencia, mortalidad y días de estancia. Se considera que la extensión de la
quemadura y la edad de los niños, son los principales factores que establecen el pronóstico; El
tiempo que permanecen los niños en las unidades de quemados dependerá del por ciento de
quemaduras que presenten en el momento del ingreso, así como del índice de gravedad que
obtienen según la profundidad de las mismas y la extensión (Moya Rosa, E. J., Moya Corrales,
Y., & Labrada Rodríguez, Y. D. L. C. 2015).
Manejo del dolor farmacológico

En las bases de datos se encontraron 9 artículos que equivalen al 24% en su mayoría tratan de la
administración de fármacos, en primera instancia para el manejo del dolor en niños con
quemaduras, como lo son los opioides que desempeñan un papel fundamental, debido a que
permiten una buena flexibilidad con respecto a la potencia, la vía de administración, la duración
de la acción, también están los antiinflamatorios, paracetamol y la dipirona ( Paz, L. E. M.,
Franco, I. P., González, S. J., Jaimes, D. K. M., Bacilo, J. S., Vázquez, O. B., ... & Luna, V. N.
2012).

Estos fármacos cuando se utiliza solos , actúan sinérgicamente con los opioides, debido a la
inhibición de la agregación plaquetaria, el uso de los AINE se debe evitar en situaciones en las
que el riesgo de sangrado es una preocupación en quemaduras graves y los anticonvulsivantes
como la gabapentina y la pregabalina se utilizan a menudo para tratar el dolor neuropático en
pacientes con quemaduras, estos fármacos disminuyen la sensibilización central de dolor
mediante la unión a los canales de calcio, la ketamina es utilizada para la sedación consciente
durante el cambio de apósitos en pacientes quemados, las benzodiacepinas para los trastorno de
ansiedad, la lidocaína es eficaz en la reducción de las de las puntuaciones de dolor neuropático y

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los agonistas facilitan el uso en la gestión analgésico de pacientes con quemaduras, además de
estimular los descendentes inhibitorios del dolor, tienen efectos sedantes y antihipertensivos
(Castro, R. J. A., Leal, P. C., & Sakata, R. K. 2013).

Como evidencia la literatura que el tratamiento inicial para los niños quemados son los opioides
intravenosos que deben ser administrados para controlar el dolor, y la morfina es el fármaco de
elección ( Damasceno, A. K. D. C., Almeida, P. C. D., & Barroso, M. G. T. 2007).

Es posible garantizar una mejor gestión del dolor, mirándolo desde la experiencia del niño ya que
varía mucho esto puede estar relacionado con factores físicos, tales como el tamaño y la
profundidad de la quemadura, así como el apoyo psicológico y familiar, por lo tanto, el enfoque
más adecuado es la evaluación frecuente de dolor, una vez analizado y evaluado, puede ser
manejado con la analgesia ya mencionada, siendo de vital importancia (Oliveira, C. P., Sousa, C.
D. J., Gouveia, S. M. L. D., & Carvalho, V. F. 2013).

Por otro parte, el manejo del dolor implica la tolerancia al niño, la limpieza, la disminución
del uso de antibióticos, el injerto, y una atención más eficiente (Luz, TD, Latenser, BA,
Heinle, JA, Stolpen, MS, Quinn, KA, Ravindarin, V., y Chacko, J. 2009) pero en la parte de la
recuperacion de las heridas existen los vendajes para quemaduras, tales como hidrocoloides,
películas de poliuretano, hidrogeles, vestidor piel biosintética, y apósitos biológicos (Hartstein,
B., Gausche-Hill, M., y Cancio, LC. 2013).

Como parte, habitual del manejo de la quemadura se realiza las curaciones adecuadas en donde
la limpieza de la herida es lo primordial: Eliminar tejido necrótico, mantener humedad, proteger
de contaminación bacteriana, la utilización de tópicos, cobertura y vendaje de la lesión. La
reposición hidroelectrolítica es otra intervención importante y alimentación adecuada debido a
que la lesión térmica produce un marcado grado de hipermetabolismo (se duplican las
necesidades calóricas en quemaduras del 40% de superficie corporal quemada) (García-Piña, C.
A., Loredo-Abdalá, A., & Trejo-Hernández, J. 2008).

Algunos casos de quemaduras en niños se presenta sepsis o hipotensión 70% y en caso de ello se
debe realizar una reanimación con líquidos, continuar fluidos de resucitación (20 ml / kg bolos
cristaloides isotónicas) y evaluar al niño para buscar estertores, dificultad respiratoria, o
hepatomegalia ( Dávalos Dávalos, P., Lorena Dávila, J., & Alexandra Meléndez, S. 2007) . Si

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estos signos persisten, hay que detener el fluido de resucitación y administrar la norepinefrina, la
vasopresina también puede ayudar a combatir la hipotensión, y trabaja para antagonizar los
mecanismos de vasodilatación. Los niños con quemaduras también pueden presentar anemia así
que hay que considerar una transfusión dependiendo el grado de volumen de este, además hay
que optimizar la saturación de oxigenación de la sangre y continuar con la reposición de líquidos
(Comeau, NP. 2016). .

Manejo del dolor no farmacológico

Según Dias, F. M., Afonso, M., Sá, T. D. S. B., Marcelino, A. L., Santos, M. J. D., & Morita, A.
B. P. D. S. (2010) la quemadura es una herida traumática producida por exceso de calor, dañando
el sistema tegumentario, el niño es la víctima más probable de este accidente. Siendo el dolor una
manifestación que solo lo puede comprender aquellos que lo sienten y reacciona de manera
diferente, dependiendo el umbral del dolor que manejen, está acompañado en los procedimientos
diarios y el grado de la quemadura; la evaluación y medición del dolor son tareas que se
pensarían que son simples, pero el manejo de esa varia depende el grado del dolor, existen
intervenciones no farmacológicas que ayudan a minimizar el dolor durante un procedimiento
como terapias complementarias tales como el masaje, la acupuntura, métodos de relajación y
música ( Ruíz, J. C., & Bernal, M. Y. P. 2012).

La enfermera como cuidador principal no puede visualizar el dolor como un agente traumático,
por esto se han establecido métodos para disminuir este, por medio de juegos ayudando a la
adherencia al tratamiento, hacer frente al dolor, relajación, adaptación, interacción social,
disminuye el estrés, desarrolla la creatividad, reduce niveles de ansiedad entre otras que aportan
un grado importante en la disminución del dolor y ayudan a que la recuperación del niño no sea
traumática (Azevêdo, A. V. D. S. 2013).

Existen varios tratamientos para la disminución del dolor en niños, se ha evidenciado que la
mirada ayuda no solo a la disminución de este sino a rehacer un vínculo con el paciente ( De
Ávila Ramírez, X. Y., & Tosta Berlinck, M. 2013), se puede combinar con la técnica de
relajación estimulando la relación mente y cuerpo, ayudando a controlar los sentimientos,
emociones y que el cuerpo salga del momento traumático “presencia de dolor” y así mejorar la
recuperación y sucesos traumáticos. Se han evidenciado la existencia de varios métodos que

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ayudan a disminuir en dolor si llegar a usar fármacos, analizando el grado de dolor y así
minimizar los efectos adversos de estos ( Pardesi, O., & Fuzaylov, G. 2017) .

Experiencias del manejo del dolor por los profesionales de enfermería y familiares

Cada persona expresa de manera diferente la situación al evidenciar un niño quemado sea
enfermera, personal de salud, familiares, cuidadores o padres poco (Soares, I., Tsumura, N.,
Tacla, G. M., & Teresa, M. 2014). Se unen varios sentimientos dependiendo la persona siendo
más emocionales, cariñosos, racionales o hablan poco (Paula Campos, G. R., & Passos, M. A.
N. 2016).

El profesional de enfermería se enfrenta a situaciones de fuerte implicación afectiva, por este


motivo deben adquirir un mecanismo de protección ante el dolor del niño quemado, asimilando
que el dolor no puede desconcertar su estado emocional, sin embargo, esto no quiere decir que la
enfermera, como ser humano, no se sensibilicé ante el sufrimiento de sus niños de cuidado
(Gómez-Torres, D., Maldonado-González, V., Reyes-Robles, B., & Muciño-Carrera, A. L.
(2016)

Para los padres la quemadura de un niño es una experiencia traumática (Quezada Berumen, L. D.
C., González Ramírez, M. T., & Mecott Rivera, G. Á. 2014), debido a que si evidenciaron el
momento de ocurrir la quemadura, empiezan a sentirse culpables (García-Piña, C. A., Loredo-
Abdalá, A., & Trejo-Hernández, J. (2008).); se presume que la falta de conocimiento dirigido a
prevenir las quemaduras, es responsable del accidente y complicado para evitarlas, pero aun así
ellos sienten que su culpabilidad (Varela, M. C. G., Vasconcelos, J. D. M. B., da Costa Santos, I.
B., Pedrosa, I. L., & de Sousa, A. T. O. 2009), puesto que la mayoría de las ocurrencias de las
quemaduras en niños son ocasionadas en el hogar, siendo los lugares más prominentes la cocina
y el baño (Gimeniz-Paschoal, S. R., Pereira, D. M., & Nascimento, E. N. 2009).

Al momento del cuidado los padres son indispensables, por esta razón se ha tratado de tener un
vínculo con la madre, pues ella conoce las expresiones de llanto y tristeza del niño, así ayuda al
cuidador a evidenciar el momento del dolor (Azevêdo, Adriano Valério Dos Santos and Ana
Flávia Trindade Dos Santos. 2011) por tal motivo, se comprobó la necesidad que el familiar este
un 100% junto al niño en el momento de su proceso de recuperación (Olivares Louhau, E. M.,
Lafaurié Ochoa, Y., Mora, F., del Carmen, M., Trimiño Lorié, A., & Martínez Morán, Z. 2011) y

XIII
es importante ofrecer ayuda para apoyar a los miembros de la familia que podría aliviar la
intensidad de culpabilidad y los sentimientos involucrados como dolor, la ira, la ansiedad, el
miedo, la desesperación y medidas de seguridad en su hogares para evitar accidentes con
quemaduras (Mazzi, L., Ferreira, L. A., & Bittencourt, M. N. (2010).).

El cuidador, padres, familiar, enfermeras o personal de salud hacen un papel importante en el


cuidado del niño, porque deben tener conocimientos sobre los mejores métodos de cuidado (De
Brito, M. E. M., de Castro Damasceno, A. K., da Costa Pinheiro, P. N., & de Souza Vieira, L. J.
E. (2010), por tal motivo las enfermeras deben recibir educación sobre la comunicación con los
padres y cuidadores, y de esta manera ellos puedan apoyar al niño en el momento de las
curaciones donde presentan más umbrales de dolor (Smith, AL, Murray, DA, McBride, CJ, y
McBride-Henry, K. 2011), no solo en el momento de su recuperación si no después de está,
debido a que algunas dejan secuelas que pueden intervenir en su desarrollo social, sintiéndose
diferentes a los otros niños; los padres y psicólogos tienen un papel importante en no dejar nudos
en la personalidad en los niños y de esta manera no se sientan inferiores a nadie por alguna
secuela que le dejo el tipo de quemadura (Soares, I., Tsumura, N., Tacla, G. M., & Teresa, M.
2014).

Medición del dolor en niños quemados de 0 a 6 años

En relación al manejo del dolor esta direccionado con la medición de este para posteriormente
realizar un manejo farmacológico u otro tipo de intervenciones teniendo en cuenta la edad, se ha
evolucionado en determinar unos instrumentos para la medición de este, que se encuentran en
los estudios de los autores Jong, A., Baartmans, M., Bremer, M., van Komen, R., Middelkoop,
E., Tuinebreijer, W., y van Loey, N. (2010. (2010) y en el (2012) que se centran en la medición
del dolor a través de las escalas.

En el estudio de Jong, A., Baartmans, M., Bremer, M., van Komen, R., Middelkoop, E.,
Tuinebreijer, W., y van Loey, N. (2010) se abordó la Fiabilidad, validez y la utilidad clínica de
los tres tipos de escalas de observación del comportamiento de dolor para los niños pequeños que
tienen quemaduras de 0-5, según el autor existe una necesidad de instrumentos que midan el
dolor y que sean fiables y válidos para este condición y tipo de población , por tal motivo el
realizo una investigación entre tres escalas, las cuales fueron la escala de observación del dolor
para los niños pequeños (POCIS), la escala de conducta de confort (COMFORT-B) y la escala

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analógica visual y observacional (EVA) por lo que concluye en su estudio que la escala del
POCIS es más fácil y rápido de usar, pero también incluye que la escala de COMFORT-B tiene
más precisión, pero ambas son prácticas, válidas y sobre todo fiables y se pueden utilizar para la
práctica o para la investigación a diferencia de la escala EVA que es considerada poco fiable
debido a que aún no se ha investigado en el uso de los procedimiento de cuidado de heridas en la
vida real (Jong, A., Baartmans, M., Bremer, M., van Komen, R., Middelkoop, E., Tuinebreijer,
W., y van Loey, N. 2010)

En el segundo estudio , Jong, AE, Tuinebreijer, WE, Bremer, M., van Komen, R., Middelkoop,
E., & van Loey, N. (2012), teniendo ya claro que las escalas POCIS Y COMFORT-B son de más
precisión, motivo por el cual aborda la validez de estos instrumentos de medición de la
observación de la conducta del dolor en los niños con quemaduras en base al análisis Rash que se
centra en lo que concierne con los instrumentos de medición del dolor en el cual se trabaja con la
población de niños entre edades de 1 a 56 meses, con las escalas POCIS Y COMFORT-B por
medio de videos y en vivo observaciones con ambas escalas, pueden medirse como instrumentos
unidimensionales, los rangos de intensidad del dolor (POCIS) o por el ruido (el COMFORT el
punto B '' Alerta '').

Por otra parte, también las estadísticas mencionan en base al contenido de las escalas que
POCIS, en el elemento '' Torso '' tiene una alta dificultad y el elemento '' Cry '' tiene una
dificultad baja. Para COMFORT-B, el elemento '' Crying '' tiene una dificultad alta y el
elemento '' Alerta '' una dificultad baja. Si una categoría de alto-respuesta (por ejemplo, la
categoría 4 para COMFORT-B) se le asigna al elemento comportamiento del dolor que está en la
cima de la clasificación, a continuación, un alto de categoría de respuesta se asocia así con el
dolor más severo. Por ejemplo, para el elemento COMFORT-B '' Crying '', una alta respuesta
categoría como '' grito'' se observa solamente por las enfermeras.

La escala POCIS como se observa en la Tabla 1 que fue desarrollada principalmente para medir
la intensidad del dolor, según Jong (2010), esta provee 7 elementos de comportamiento, con 2
categorizaciones, el puntaje puede variar de 0 que es sin dolor a 7 que es un dolor severo (De
Jong et al. 2010).

XV
Tabla 1

POCIS, Escala de Observación del dolor para niños pequeños.

Puntuación
Facial En reposo, neutral 0
Mueca, la nariz arrugada, cejas fruncir el ceño 1
Grito No Cry 0
Gemido , grito 1
Aliento Relajada, normal 0
Irregular, se mantiene jadeante 1
Torso En reposo,neutral,relajado 0
Tenso,inquieto,desencajado,se retorcio,temblando 1
Brazos/dedos En reposo,neutral,relajado 0
Tenso,inquieto,fi cerrado st, salvaje 1
Piernas/pies En reposo, neutral, relajado 0
Tenso,inquieto,levantado,patadas 1
Excitación Clamar sueño, alerta tranquila, jugando 0
Inquieto, sensible 1
total
Fuente: Jong, Alette E.E. ET AL. 2012 , Pain 153(11):2260-66,

Además, en la escala de conducta de confort (COMFORT-B) la cual se observa en la Tabla 2


en la cual se califica la frecuencia e intensidad de cada comportamiento, este se constituye de
seis partes con 5 categorías en la que la puntuación puede variar de 6 que es ningún dolor y 30
que es dolor severo es una de las escalas más utilizadas debido a que engloba todo lo que
concierne en la observación del dolor del niño, como el estado de alerta, la agitación. El llanto, el
movimiento físico, tono muscular y la tensión fácil (Jong, A., Baartmans, M., Bremer, M., van
Komen, R., Middelkoop, E., Tuinebreijer, W., y van Loey, N. 2010).

Tabla 2

CONFORT escala de conducta


Puntuación
El estado de alerta Profundamente dormido(ojos cerrados, sin respuesta a 1
cambios en el ambiente)
Ligeramente dormido (ojos cerrados en su mayoría, de vez 2
en cuando respuestas)
Somnolencia(el niño cierra los ojos con frecuencia menos 3
sensible a medio al medio ambiente)
Despierto y alerta (sensible con el medio ambiente)
Respuestas híper-alerta ( despierto y exagerada a los 4
estímulos del medio ambiente)
5
La calma/agitación En calma (niño parece sereno y tranquilo) 1
Un poco nervioso (niño muestra una ligera ansiedad) 2
Ansioso ( niño parece agitado pero todavía queda en
control) 3
Muy ansioso( niño parece muy agitado, tal capaz de

XVI
controlar) 4
Pánico(angustia severa con pérdida de control)
5
El llanto No hay sonidos de llanto 1
Llanto ocasional o gemidos 2
Lloriqueo (sonido monótono 3
El llanto 4
Gritando o chillando 5
El movimiento físico Ningún movimiento 1
Ocasionales(3 o menos),ligeros movimientos Frecuentes 2
(más de 3), ligeros movimientos 3
Vigorosos movimientos limitados de las extremidades 4
Incluyendo movimientos vigorosos torso y la cabeza
5
La tensión facial Músculos faciales totalmente relajado 1
El tono normal de la cara 2
La tensión evidente en algunos músculos faciales(no 3
sostenida)
La tensión evidente a través de los músculos 4
faciales(sostenido)
Los músculos faciales contorsionados y muecas 5
total
Fuente: Jong, Alette E.E. ET AL. 2012, Pain 153(11):2260-66

Por lo tanto, el estudio de Jong, AE, Tuinebreijer, WE, Bremer, M., van Komen, R.,
Middelkoop, E., & van Loey, N. (2012), concluye que estas dos escala El POCIS y COMFORT-
B, según la metodología de análisis Rasch las considero con mayor fiabilidad y validez, esto
quiere decir que miden unidimensionalmente medidas adecuadas a la hora de evaluar , de
prevenir y formular un tratamiento en lo que concierne al manejo del dolor, a pesar de la
dificultad de comunicación de estos infantes, se evidencia esta manifestación a través de su
comportamiento (Jong, A., Baartmans, M., Bremer, M., van Komen, R., Middelkoop, E.,
Tuinebreijer, W., y van Loey, N. 2010).
Discusión

Las investigaciones realizadas sobre el manejo del dolor son pocos los estudios encontrados y
aparte, se disminuyen cuando se detalla la edad y el tipo de dolor, esta investigación analiza el
manejo del dolor en niños quemados de 0 a 6 años.

Según lo recopilado en la investigación Castro, R. J. A., Leal, P. C., & Sakata, R. K. (2013)
dice que existen muchas maneras de tratar el paciente quemado dependiendo el grado de la
quemadura, farmacológicamente se tratan con antibióticos sistémicos, reposición hídrica,
alimentación y para mejorar el dolor existen dos tratamientos el farmacológico que se trata con
opioides y el no farmacológico que se está utilizando de manera positiva en este momento

XVII
terapias complementarias tales como el masaje, la acupuntura, métodos de relajación, miradas y
música entre otras (Ruíz, J. C., & Bernal, M. Y. P. (2012).

Pero antes de tratar el dolor las enfermeras utilizan formas de medir el dolor como lo son las
escalas donde Jong, A., Baartmans, M., Bremer, M., van Komen, R., Middelkoop, E.,
Tuinebreijer, W., y van Loey, N. (2010) nombra la escala de observación del dolor para los niños
pequeños (POCIS), escala de conducta COMFORT (COMFORT-B) y Enfermera escala de
observación visual analógica (EVA obs); donde CONFORT es un instrumento que permite
identificar pacientes con stress, agitación o disconfort y el índice biespectral mide el nivel de
hipnosis de acuerdo a un patrón electroencefalográfico (Bustos Bu,R. A. U. L., & Fuentes, C.
(2007), siendo de alta confidencialidad, diseñada para ventiladores (Jong, A., Baartmans, M.,
Bremer, M., van Komen, R., Middelkoop, E., Tuinebreijer, W., y van Loey, N. (2010).

El POCIS es un instrumento donde observa buena confiabilidad, de acuerdo a los


desarrolladores, esta pretende medir la intensidad del dolor, mientras que CONFORT-N mide la
intensidad de dolor y angustia, se revela que estos instrumentos pueden diferenciar su intensidad
de dolor a partir de sus componentes afectivos, siendo esto una ayuda fundamental debido a que
esta edad los niños interpretan o limitan estos debido a su poca compresión de expresión y
verbalización,para las enfermeras la POCIS es más fácil y rápida de usar, pero CONFORT-M
encuentra el dolor de procedimiento y de fondo con mayor precisión y ven a POCIS como
limitada para evaluar los tipos de dolor, en general la funcionalidad de estas dos escalas está
funcionando bien(Jong, A., Baartmans, M., Bremer, M., van Komen, R., Middelkoop, E.,
Tuinebreijer, W., y van Loey, N. 2010).

El cuidado de un niño quemado es complejo, debido a que cada persona tiene sentimientos
encontrados, según Quezada Berumen, L. D. C., González Ramírez, M. T., & Mecott Rivera, G.
Á. (2014), los padres se sienten culpables cuando evidencian la quemadura del niño, pues aveces
el descuido de ellos sobre los infantes ocasionan estas lesiones. Las enfermeras deben tomar un
papel de importante el momento del cuidado del niño quemado y más cuando se maneja el dolor,
pues se pueden combinar sentimientos, no quiere decir que la enfermera no se sensibilice ante
esto, pero debe aprender a controlar sus emociones (Gómez-Torres, D., Maldonado-González,
V., Reyes-Robles, B., & Muciño-Carrera, A. L. (2016).

XVIII
Pese a la limitación de este estudio se encontró pocos artículos que argumenten de este tema pues
mejorar el dolor en los niños y más de 0 a 6 es un desafío, debido a la poca comunicación verbal
que existe en ellos, pero por tal motivo es un aspecto importante para investigar pues determinar
el tipo de dolor y saber cuál es su mejor manejo es un reto no solo para la enfermera sino para
todo el grupo de salud, familiares y acompañantes; lo que más impacta en esto es que hay una
limitada investigación sobre está llegando a ser nula, de las 8 bases de datos investigadas
municionadas anteriormente solo hablan del manejo del dolor dos artículos (Jong, AE,
Tuinebreijer, WE, Bremer, M., van Komen, R., Middelkoop, E., & van Loey, N. 2012), y estos
no nos habla de nada farmacológico sino de las escalas.

Conclusiones

El manejo del dolor es un tema complicado y más en los niños quemados lactantes, preescolares
y escolares de 0 a 6 años debido a su poca comunicación verbal, esto siendo un reto diagnosticar
el dolor para las enfermeras, personal de salud y sus familiares.

Las quemaduras son accidentes frecuentes a esta edad pueden ocurrir ya sea por descuido de los
padres o el mismo comportamiento de los niños , el lugar donde están más propensos a que
ocurran es en la cocina que es donde se maneja la parte de calentar alimentos las cuatro formas
más habituales, hervir, freír, asar, hornear, también en esta revisión se encontró que otra de las
causas más frecuentes son las quemaduras de tipo eléctrico en vista de que los niños muerden
cables de electricidad o meten los dedos u otros objetos en los tomacorrientes, y por último la
sobreexposición al sol (Rosanova, M. T., Stamboulian, D., & Lede, R. 2013).
En la revisión realizada se identificó que el manejo del dolor en los niños quemados se realiza a
través de la medición del mismo en la cual se utilizan dos escalas POCIS y CONFORT son
fiables, unidimensionales, confiables y factibles en valorar el dolor y la angustia por esta razón
son multidimensionales, apropiadas para momentos largos de la observación, se ha demostrado
que son instrumentos fiables, donde se evalúan dos tipos de dolor, de fondo y procedimiento
(Jong, A., Baartmans, M., Bremer, M., van Komen, R., Middelkoop, E., Tuinebreijer, W., y van
Loey, N. (2010).

XIX
También se evidencian estudios en los cuales el manejo se realiza a través de fármacos en niños
de 0 a 18 años como los más utilizados están los opioides que tiene una buena flexibilidad con
respecto a la potencia, la vía de administración, la duración de la acción y también son muy
utilizados los antiinflamatorios, paracetamol y la dipirona (Paz, L. E. M., Franco, I. P., González,
S. J., Jaimes, D. K. M., Bacilo, J. S., Vázquez, O. B., ... & Luna, V. N. 2012). Además existe un
manejo terapéutico por medio de juegos ayudando a la adherencia al tratamiento, hacer frente al
dolor, relajación, adaptación, interacción social, disminuye el estrés, desarrolla la creatividad,
reduce niveles de ansiedad entre otras que aportan un grado importante en la disminución del
dolor y ayudan a la recuperación del niño (Azevêdo, A. V. D. S. 2013).

Recomendaciones

Las escalas de medición son una herramienta muy útil a la hora de evaluar la disminución o
alteración del dolor, la POCIS y COMFORT-B se deberían utilizar en el ejercicio diario de la
profesión de enfermería en los niños quemados para medir cada uno de los procedimientos que
se realicen, además generar más conciencia en la importancia que tiene la investigación en el
manejo del dolor en los niños quemados en esta población para poder determinar una atención
integral de acuerdo a su condición y el manejo del dolor.

XX
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