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PRIMERA

PARTE
TEORÍA DEL DERECHO
PROCESAL PENAL
SUMARIO

CAP ITULO 1. INTRODUCCIÓN AL ESTUDIO DEL DERECHO


PROCESAL PENAL
CAPÍTULO 2. EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL PROCESO Y LA
ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA PENAL
CAPITULO 3. ACCIÓN
CAPÍTU LO 4. JURISDICCIÓN
CAPÍTULO 5. PROCESO
CAPÍTULO 6. JUZGADOR PENAL Y ÓRGANO DE DECISIÓN
CAPÍTULO 7. SUJETO ACTIVO DEL PROCESO (M inisterio
público)
CAPÍTULO 8 SUJETO PASIVO DEL PROCESO (el imputado)
CAPÍTULO 9 . DEFENSOR PENAL
OBJETIVOS

Al terminar esta primera parte, el alumno deberá ser capaz de:

• Conceptuar al litigio penal como supuesto del proceso.


• Delimitar al derecho procesal penal.
• Describir cada una de las fuentes de conocimiento del derecho procesal
penal.
• Precisar la importancia de la historia en los estudios del derecho proce-
sal penal.
• Describir la administración o impartición de justicia penal desde la
época primitiva hasta nuestra época.
• Describir la evolución de la historia de las ideas procesales penales, con
especial referencia a México.
• Conceptuar a la conocida como acción penal.
• Explicar en qué consiste la dualidad de pertenencia de la acción.
• Conceptuar a la conocida como jurisdicción penal.
• Precisar si la jurisdicción voluntaria puede explicar a la jurisdicción en
lo penal.
• Conceptuar al conocido como proceso penal.
• Diferenciar al proceso penal de otras figuras procesales.
• Describir cada uno de los problemas y soluciones de la ciencia procesal
penal.
• Conceptuar al juzgador penal y sus diversos tipos.
• Explicar la organización y funcionamiento de los tribunales federales.
• Explicar la organización y funcionamiento de los tribunales del Distri-
to Federal.
• Explicar la organización y funcionamiento de los tribunales estatales.
• Describir cómo se distribuye el trabajo (competencia) entre los tribu-
nales penales.
• Explicar la capacidad del juzgador penal.
• Conceptuar al acusador penal según sus diver sos tipos.
• Conceptuar al Ministerio Público en México, explicando sus funciones.
• Explicar la naturaleza jurídica del Ministerio Público.
• Identificar los principios que rigen al Ministerio Público en México.
• Describir la organización y funcionamiento del Ministerio Público
Federal.
• Describir la organización y funcionamiento del Ministerio Público del
Distrito Federal.
• Describir la organización y funcionamiento del Ministerio Público de
los Estados.
• Describir la organización y funcionamiento de la policía judicial.
• Conceptuar al sujeto pasivo del proceso penal, diferenciándolo del su-
jeto activo del delito.
• Describir la capacidad y legitimación del imputado penal.
• Conceptuar a la defensa penal.
• Identificar al defensor penal.
• Explicar la naturaleza jurídica del defensor penal.
• Diferenciar representación unitaria de unificación en la representación.
• Describir la regulación formal del cargo d e defensor.
• Describir los sistemas de asesoramiento penal.
• Describir la organización y el funcionamiento de la defensoría
de oficio.
CAPÍTULO
1

INTRODUCCIÓN AL
ESTUDIO DEL DERECHO
PROCESAL PENAL
SUMARIO

1.1 EL SUPUESTO DEL PROCESO PENAL


1.2 MEDIOS DE SOLUCIÓN DE LOS CONFLICTOS PENALES
A. AUTODEFENSA O AUTOTUTELA
B. AUTOCOMPOSICIÓN
C. PROCESO JURISDICCIONAL
1.3 NECESIDAD DEL PROCESO
1.4 UBICACIÓN DEL DERECHO PROCESAL PENAL
1.5 DENOMINACIONES
1.6 DERECHO PROCESAL PENAL Y UNIDAD DEL DERECHO
PROCESAL
A. UNIDAD LEGISLATIVA
B. UNIDAD ACADÉMICA
C. UNIDAD DOCTRINAL
D. ARGUMENTOS EN PRO Y EN CONTRA DE LA
UNIDAD
1.7 RELACIONES DEL DERECHO PROCESAL PENAL
A. FILOSOFÍA DEL DERECHO PROCESAL PENAL
B. TEORÍA GENERAL DEL PROCESO
C. PRÁCTICA FORENSE PENAL
D. DERECHO PENAL
1.8 METODOLOGIA
A. ENSEÑANZA
B. CONOCIMIENTO
1.9 FUENTES DEL DERECHO PROCESAL PENAL
A. CONVENIOS INTERNACIONALES
B. LEYES INTERNAS
C. REGLAMENTOS
D. PRECEDENTES JUDICIALES
E. USOS Y COSTUMBRES
F. LA REALIDAD SOCIOJURÍDICA
G. DOCTRINA
In troducción al estudio del procesal penal 7

1.1 EL SUPUESTO DEL PROCESO PENAL

" Para que haya caldo de pollo se requiere que haya pollo", dice el viejo refrán.
Algo similar podríamos decir respecto al derecho procesal: para que haya pro-
ceso, se requiere litigio, controversia. Esto significa que el litigio es un supues-
to del proceso.
Todo proceso j urisdiccional, independientemente de cuál sea su naturale-
za, s upone un litigio. Asi, del litigio se ha dicho que es la base, el presupuesto
o el prius del proceso.
D'Onofrio apuntó que el proceso (cualquiera que fuere, y aquí incluimos a l
penal) requiere una materia como prius, materia que se distingue por tres ras-
gos fundamentales:
a) Tiene carácter j nrídico.
b) Reviste especial importancia jurídica en relación con un sujeto en particu-
lar (a lo cual el citado autor llama interés); y
c) Esta materia no se ha podido arreglar extraprocesalmente. 1
Más conocido es el vocablo "litigio", el cual se emparenta con el de "asun-
to o negocio", que es el supuesto de la mal llamada jurisdicción voluntaria, y
con el que no debe confundirse.
Carnelutti llama litigio al conflicto de intereses calificados por la preten-
sión de uno de los interesados y por la resistencia del otro, pero además - y
aquí intercede Alcalá-Zamora- ha de implicar trascendencia jurídica, porque
una discusión científica o una competencia deportiva no son materia de un pro-
ceso. 2 Cuando el contenido de esa pretensión y su resistencia se cualifica co-
mo penal, el litigio es penal.

1
D'Onofrio, Paolo, L eccio11es de derecho procesal civil. pags. 50 y 51.
2
Alcalá-Zamora y Castillo, Niceto, Enseñanzas y sugerencias de algu110s procesalistas sudameri-
canos acerca de la acción , pág. 329.
8 TEORÍA DEL DERECHO PROCESAL PENAL

Carnelutti llegó a aludir al conflicto como un género cuyas especies fueran


el litigio y la controversia, ideas éstas que no parecen haber encontrado eco
en la doctrina. De aquí que hoy en día se utilicen casi indistintamente tales
vocablos. 3

INTERÉS INTERÉS

El litigio que importa a l proceso requiere dos posiciones opuestas. Aquí


cabe precisar que en el concepto de litigio penal no importan los confiictos
de derechos, esto es, del ius puniendi por un lado, y el ius libertatis por el
otro. Tampoco importan los hechos que se oponen, ya que en la noción de litigio
importan los intereses contrapuestos; es decir, las apreciaciones o inclinaciones di-
vergentes de dos sujetos o dos intereses cualificados como penales en su contenido.
No importa a la noción de conflicto (la pura noción de conflicto) si los he-
chos adt•.cidos por cada contendiente son ciertos o falsos, ni importa si a cada
contendiente le asiste el derecho material. No importa si el acusador posee real-
mente el ius puniendi, o si al acusado le asiste una excepción sustancial. Sólo
importa que se sostenga la existencia de un hecho cualificado como penal y
la afirmación del derecho, y que acerca de esto exista pugna, vale decir, la re-
sistencia a una pretensión punitiva.
Tampoco olvidemos que el litigio penal no surge con el proceso penal, sino
que a él es llevado para su solución. El litigio penal es metaprocesal. Surge des-
de antes del proceso. Es por esto que el litigio es un supuesto sine qua non
del proceso, y éste depende o se funda en el litigio.
No está por demás indicar que el tema del litigio penal no es propiamente
procesal, pero sí conexo con su estudio. Porque además, es en atención a la na-
turaleza del litigio como se delinea un procedimiento. En otras palabras, que
en atención a la especial naturaleza del litigio penal es como se estructura el
procedimiento penal.

;¡ Carnelutti. Francesco. Principios de d erecho procesal penal, pág. 40.


Introducción al estudio del derecho procesal penal 9

1.2 MEDIOS DE SOLUCIÓN DE LOS CONFLICTOS


PENALES

La conflictiva cualificada como penal es susceptible de ser resuelta por las par-
tes mismas en conflicto o por un tercero extraño.
En el caso de solución por las partes mismas, ésta puede ser -y aquí se-
guimos a Alcalá-Zamora- por autodefensa (que también se conoce como auto-
tutela) o por autocomposición, según que tal solución sea egoísta o altruista,
respectivamente.

A. AUTODEFENSA O AUTOTUTELA

En la autodefensa las partes mismas, ya sea unilateral o bilateralmente, impo-


nen la solución a su conflicto. Esta forma de solución se matiza con criterios
de parcialidad y de egoísmo.
Es prácticamente el más fuerte o el más hábil quien lleva al triunfo su pre-
tensión. Tal es el caso en el ámbito unilateral de la legítima defensa propia (que
no debe confundirse con la legítima defensa de terceros), en la cual el agredido
repele la agresión unilateralmente, se autodefiende.
Mencionemos también el cumplimiento de un deber o el ejercicio de un de-
recho, como es tomar las cosas del huésped (en el contrato de hospedaje) para
garantizar el pago de lo adeudado, sin necesidad de pedirle permiso a aquél y
sin necesidad de recurrir al Estado para recabar tal permiso.
Como otros casos de ejercicio de un derecho, el propietario de un predio
puede ejercitar su derecho para rortar las ramas o raíces del árbol vecino, que
el ofendido puede perdonar (al renunciar o revocar su querella), pues termina-
da una pretensión, no hay reacción.
En el ámbito de la autodefensa bilateral, ambas partes dirimen su conflic-
to por la vía de los hechos, como en el caso del duelo, y de cierta manera, en
la riña.
El duelo es un caso de autodefensa bilateral. Surgido entre los germanos
en la Edad Media, fue objeto de reglamentación y luego prohibición. En Méxi-
co, no fue sino hasta el duelo Verástegui-Romero, al terminar el siglo pasado,
cuando concluyó la odisea, aunque actualmente todavía quedan resabios en la
atenuación de la pena por homicidio cuando concurra duelo (art. 308 CP).
En atención al excepcional reconocimiento que da el legislador, la autode-
fensa puede ser lícita o autorizada (por ejemplo, el caso de la legítima defen-
sa propia), tolerada (por ejemplo el duelo, en a lgunos lugares) y prohibida (el
supuesto de vengar la ofepsa).
10 TEORÍA DEL DERECHO PROCESAL PENAL

Aunque la autodefensa no es el medio más recomendable para solucionar


un conflicto, ésta "subsistirá porque el mecanismo estatal dista mucho de ser
perfecto y porque -continúa Alcalá-Zamora- es prácticamente imposible que
ningún Estado, por grande que sea su potencia ecrmómica, soporte el mons-
truoso presupuesto que resultaría si pretendiese someter a cauces procesales
la totalidad de los litigios, inclusive los más nimios, que en su territorio se pro-
duzcan .. . " 4

B. AUTOCOMPOSICIÚN

El otro medio de solución de los conflictos interpartes que según la califi-


cación de Alcalá-Zamora, no resulta egoísta sino altruista es la autocom-
posición .
La autocomposición puede ser preprocesa!, si la solución sobreviene antes
del proceso, intraprocesal, si coincide temporalmente con el proceso (con sus dos
modalidades: que las partes lo solucionen sin intervención de nadie o que al-
guien extraño favorezca la solución); o posprocesal, si se soluciona con posterio-
ridad al proceso.

EJEMPLO: puede ser preprocesa! el caso en que el considerado ofendido re-


nuncie a la Querella, sin haberse promovido la acción penal. En la intraprocesal,
mencionemos al convenio interpartes, para cuando sólo éstas intervengan,
o la conciliación, cuando la autoridad la favorece. Y en la posprocesaJ se men-
ciona el caso de revocación de querella para el delito de adulterio, cuando esta
revocación sobreviene luego de la sentencia.

Otra clasificación de Alcalá-Zamora, tal vez la más difundida, agrupa a los


medios autocompositivos de solución en unilaterales y bilaterales.
En el caso de los unilaterales, una sola de las partes pone fin al conflicto.
Esta solución unilateral puede provenir del atacante, como cuando el acusador
desiste de su pretensión (nuestra ley procesal penal la conoce con el nombre
de desistimiento de la acción) o cuando el presunto ofendido revoca su querella
(otorga el perdón).
· Las resoluciones también pueden provenir del atacado, cuyo clásico ejem-
plo en solución de litigios civiles es el allanamiento del demandado que en
cierta medida se corresponde con la rendición. En las soluciones penales, no
resulta tan fácil aceptar los efectos que produce el allanamiento, pues éstos,
implicaria n una renuncia a l derecho de defensa, derecho que es indisponible
;:¡J estar inscrito como garantizado en nuestra Constitución.
Como caso de allanamiento, Alcalá-Zamora considera la confesión y los efec-
tos que ésta produce en el llamado juicio sumario del código chihuahuense de
4
Alcalá-Zamora y Castillo. Niceto. Proceso, autocomposición y autodefensa. pág. 55
Introducción al estudio del derecho procesal penal 11

1971, Procedimiento que abreviado en el tiempo y en ciertas formalidades, des-


enlaza con irremediable sentencia condenatoria.'
Históricamente fue conocida la palinodia, que se traducía en manifesta-
ción de arrepentimiento por el delito cometido.
En los medios de autocomposición bilateral, la solución surge de atacante
y atacado. La figura más conocida es la transacción, que sólo puede ser facti-
ble en la solución de los conflictos penales, en la medida en que éstos sean aco-
gidos según una concepción privatista, cosa que actualmente no ocurre.
No obstante, por aplicación de la Ley de Partidas, antes de 1857 sí era po-
sible la transacción en asuntos puramente penales. Así, en los delitos sanciona-
dos con pena de muerte era factible el convenio entre las partes. 6
· El caso que llamó más la atención de Alcalá-Zamora, y al que dirigió ar-
dientes críticas, es el plea bargaining del derecho procesal penal del vecino
país del norte. Esta figura consiste en "el convenio del demandado en decla-
rarse culpable de un cargo criminal con razonable expectativa de recibir al-
guna consideración del Estado". 7

C. PROCESO JURISDICCIONAL

Como medio compositivo, la figura por excelencia es el proceso jurisdiccional,


donde un tercero extraño a la contienda es quien lo soluciona.
La importancia de este medio de solución es tal, que nuestra Constitución
(art. 17) prolúbe hacerse justicia por sí mismo. Esta disposición se complemen-
ta con la atribución en exclusiva para la autoridad judicial, de imponer las pe-
nas (art. 21).
A efectos académicos, importa tanto este medio de solución que es el su-
puesto en que descansa este curso de derecho procesal penal. Si social y jurídi-
camente careciera de relevancia, nuestro curso no tendría razón de ser.
Conviene destacar que la evolución jurídica ha llegado hasta el proceso ju-
risdiccional. "Aun cuando nada en concreto sepamos de los orígenes de la ad-
ministración de justicia, cabe conjeturar, con Kish, que al principio imperó la
autodefensa; que más adelante, a la vista de sus estragos, la familia, la tribu
o la sippe hubo de intervenir entre los contendientes, primero para reglamen-
tar y después, al sentirse más fuerte, para excluir la violencia privada y buscar
soluciones autocompositivas; que más tarde, como supone entre otros, Alsina,
surgió el arbitraje, y que en un postrer y definitivo avance, y cuando ya hay

!,ldem, págs. 88. 450. y 45 1.


6
Curia filípi ca mexicana, págs. 419 y 420.
7
Stephen A. Saltzburg, American criminal, pág. 797.
UNILATERALES
l LEGITIMA DEFENSA PROPIA
CUMPLIMIENTO DE UN DEBER
EJERCICIO DE UN DERECHO
PERDÓN DEL OFENDIDO
1~
lra.
CLASIFICACIÓN { -3
[']
o
l BILATERALES DUELO ::,::,

~
AUTODEFENSA RIÑA
O AUTOTUTELA >-
(egoísta) t,
[']

LÍCITA O AUTORI-
r
t,
2da .
CLASIFICACIÓN
1 ZADA [']
::,::,
TOLERADA
[']
PROHIBIDA (")
::t
o
"O
PREPROCESAL (antes del proceso) (renuncia a la querella sin haberse ;:e
o(")

l
promovido la acción)

1 r
t?l
[f)
MEOIOS DE
SOLUCIÓN DE
POR Si SOLA (convenio interpartes) >-
r
ha.
CLASIFICACIÓN lNTRAPROCESAL
LOS CONFLICTOS CON FAVORECIMIENTO DE 3ros. (conciliación) "O
PENALES t?l
z
>-
1r

AUTOCOMPOSICIÓN
(altruista)
1 POS PROCESAL (revocación de querella después de sentencia)

Í PROVENIENTE DEL
1 desistimiento de la pretensión

ATACANTE ! revocación de la querella


UNILATERAL ~
PROVENIENTE DEL I allanamiento penal
2da. lATACADO
1 arrepentimiento (palidonia)
CLAS IFICACIÓN

r TRANSACCIÓN
PROCESO BILATERAL
1 PLEA BARGAINING
UN 3ro. EXTRAÑO ARBITRAJE
LEGITIMA
DEFENSA DE 3ro.
Introducción al estudio del derecho procesal penal 13

un Estado o por lo menos un minimun de organización social, hace su apari-


ción el proceso. " 8
De los otros medios de solución resueltos por tercero, como es el caso del
arbitraje, sólo diremos que tratándose de conflictos penales ya no es emplea-
do. Por lo que hace a la legítima defensa de tercero, ésta sigue siendo operante
y regufada inclusive en el Código Penal.

1.3 NECESIDAD DEL PROCESO

En el caso de ciertos litigos (por ejemplo, algunos familiares, civiles, mercanti-


les, etc.) es posible que los contendientes solucionen por sí mismos su conflic-
to, sin necesidad de recurrir al proceso. Es más, la casi totalidad de los conflictos
a que se enfrenta cualquier ser humano se resuelve favorable o desfavorable-
mente, sin necesidad de recurrir al proceso jurisdiccional. Incluso, existen y
han existido millones y millones de personas que nunca en su vida han tenido ·
que recurrir al proceso, porque los conflictos a que se han enfrentado los han
resuelto por sí mismos.
Desde el punto de vista jurídico, esto no está prohibido, sino que incluso
conviene al propio Estado que los propios particulares sean quienes de manera
pacifica, pero no egoísta, resuelvan sus problemas.
No obstante, existe cierto tipo de conflictos que debido a su especial natu-
raleza no son susceptibles (o por lo menos el Estado no lo quiere) de ser solucio-
nados por las partes mismas. En estos casos, el E stado prolúbe que los
particulares solucionen por sí mismos su conflicto, y el propio Estado (general-
mente) monopoliza la solución o al menos fiscaliza los procedimientos emplea-
dos para su solución.
La prohibición de hacerse justicia por sí mismo, la exclusividad en la im·
posición de las penas por parte del Estado y el principio nulla poena sine judi-
tio, son reflejo de estas ideas y se encuentran plasmados en nuestra
Constitución.
Sólo en casos excepcionales, establecidos en nuestras leyes secundarias,
es posible solucionar a través de la autodefensa o la autocomposición un litigio
cualificado como penal. La regla general para solucionar los conflictos va a la
heterosolución y, específicamente, a la procesal jurisdiccional.
La obligación de seguir un proceso constituye lo que en doctrina se conoce
como principio de obligatoriedad del proceso o principio de necesidad del
proceso.

8 Alcalá-Zamora y Castillo, Niceto. E volución d e la doctrina p rocesal, pág. 294.


14 TEORÍA DEL DERECHO PROCESAL PENAL

El proceso penal actual tiene como regla general este principio de necesi-
dad del proceso y de aquí procede una de las notas que hacen importante el
estudio del derecho procesal penal.
Como regla general podemos sostener que mientras en un litigio civil el
juez es eventual, en un litigio penal es indispensable.

1.4 UBICACIÓN DEL DERECHO PROCESAL PENAL

Para quienes han conocido, aunque sea someramente, la teoría general del pro-
ceso, un curso de derecho procesal penal resulta no sólo un peldaño más en el
conocimiento de la ciencia procesal, sino un estudio que apoya más al estudiante
en su formación de abogado.
E l estudio integral del derecho procesal penal debe incluir tres pasos: a)
la teoría general del proceso, que nos explica, los principios, instituciones y _con-
ceptos comunes a las diversas r amas del derecho procesal; b) la disciplina del
derecho procesal penal (independientemente del número de cursos que la con-
forme),1que debe llevar como marco conceptual a la teoría general del proceso,
y que s túa a la norma procesal en un espacio y tiempo determinados, para fa-
cilitar su conocimiento y comprensión i_c) la cünica de derecho procesal penal
o práctica forense penal, que lleva al nivel de su aplicación los conceptos pre-
viamente adquiridos.
El curso y la disciplina que ahora iniciamos se ubica en el segundo de los
niveles: no pretende ser un curso de teoría general del proceso (aunque la im-
plique), ni una práctica forense.
Propiamente, la teoría general del proceso surgió cuando los estudiosos de las
diversas ramas del proceso (civil, penal, laboral, mercantil, etc.) comenzaron
a analizar sus principios, con el objeto de identificar cuáles de éstos son comu-
nes a todas las ramas procesales.
Localizadas las coincidencias, los teóricos del proceso (con base en sus
propias experiencias y en las de los procesalistas de cada área), han dado a
dichos principios alcances gigantescos, pero sobre todo sistematizados.
De la práctica se fue así a la construcción de la teoría, y ahora ésta se
revierte a las áreas procesales (como la penal) no sólo para ponerse a prueba
y robustecerse, sino también para provocar y estimular el desarrollo científi-
co de un área específica del proceso, como es la que pretende resolver el liti-
gio penal.
Así, si el derecho procesal penal requiere ser estudiado científicamente, su
objeto de estudio debe tener como marco teórico y conceptual no sólo aquello
que la teoría general del proceso ha construido hasta el momento, sino lo que
seguirá construyendo con base en la recíproca influencia teoría-práctica.
Entonces, el derecho procesal penal (y sin que esto pretenda ser una defi-
nición) constituiría la disciplina jurídica especial cuyo objeto de estudio consis-
Introducción al estudio del derecho procesal penal 15

PRACTICA
FORENSE
PENAL

DERECHO
PROCESAL
PENAL

TEORiA
GENERAL DEL
PROCESO

te en la sistematización, exposición, análisis y critica de la serie de actos jurídicos


realizados por el tribuna~ acusador, acusado y otros sujetos procesales, actos
que se encuentran orientados teleológicamente y, mediante la aplicación del de-
recho penal sustantivo, tendientes a solucionar un conflicto cualificado en su
naturaleza como penal. Implica además la sistematización, exposición, análi-
sis y crítica de l:J, organización, jerarquia y funcionamiento de los órganos que
en el proceso penal intervienen (tribuna~ acusador, acusado, defensor), la for-
ma en que se distribuye el trabajo (competencia), así como la atinente a la ac-
ción y jurisdicción que dentro del proceso se concretan.
Desafortunadamente, en nuestras universidades no existen cursos de admi-
nistración de justicia, y mucho menos de administración de justicia penal, de
ahí que los que enseñan derecho procesal penal hayan " adoptado" temas de
la administración de justicia penal.
En suma, al derecho procesal no sólo corresponde el estudio de las reglas
procedimentales (formales), sino también las que se refieren a la organización
y funcionamiento de ciertos órganos y funcionarios, como el juzgador, el acu-
sador, el defensor, e igualmente otro tipo de supuestos, como la capacidad, la
legitimación, obstáculos, validez, etcétera.
16 TEORÍA DEL DERECHO PROCESAL PENAL

1.5 DENOMINACIONES

La rama del derecho procesal cuyo estudio hemos emprendido ha sido designa-
da con diversos nombres. Se le ha conocido como práctica criminal, derecho
adjetivo penal, derecho de procedimientos penales, materia criminal foren.se,
etcétera.
En realidad, las designaciones pueden ser correctas en la medida en que
reflejen su contenido. Sería correcto, por ejemplo, llamarle práctica forense pe-
nal si, éste es su cometido, o también derecho judicial penal, si tal fuera su
limitado contenido.
Sin embargo, dado su contenido, nuestra asignatura sólo puede tener un
nombre que, en nuestra opinión es el de derecho procesal penal.
No obstante en México, e inclusive en muchos otros lugares, hay quienes
insisten en llamarle derecho de procedimientos penales, y los títulos de algu-
nos libros así lo demuestran. Por ejemplo, Julio Acero, Fernando Arilla Bas,
Enrico Ferri, Carlos Franco Sodi, Manuel Rivera Silva, Guillermo Colín Sán-
chez, entre otros, prefieren tal denominación. Por su parte, quienes parten ge-
neralmente del estudio de la teoría general del proceso se inclinan por la
denominación de derecho procesal penal, dentro de ellos podemos citar a Nice-
to Alcalá-Zamora y Castillo, Jorge Claria Olmedo, Rafael de Pina, Miguel Fe-
nech, Eugenio Florian (aunque asume una posición separatista), Alberto
González Blanco, Vicenso Manzini, Javier Piña y Palacios, Sergio García Ra-
mírez y Humberto Briseño Sierra.
Denominarle simplemente procedimientos penales significa reducir el con-
tenido de la disciplina a un mero ritual. La rama del derecho procesal penal cu-
yo estudio emprendemos, no sólo estudia los procedimientos, sino también y
en cierta medida la organización y funcionamiento de algunas instituciones,
como la defensoría de oficio, el Ministerio Público, cuyo estudio no es esencial-
mente procedimental. La actividad jurisdiccional o la acción tampoco es mera-
mente ritualista.

El profesor que se limite a enseñar el mero procedimiento, lo único que consi-


gue es formar simples técnicos y no científicos del derecho, y el alumno que
sólo se conforme con el simple ritual, no merece estudiar en una escuela o fa-
cultad, en la cual se pretende formar científicos.
Muchos "tinterillos", "abogadillos ", "leguleyos ", "chupatintas'' (esto es.
procuradores legos), a causa de la práctica han llegado a alcanzar cierta fama
en el procedimiento, pero son técnicos, no científicos. El día que la ley cam-
bia se desploman porque carecen de los marcos teóricos y científicos necesa-
rios para desarrollar la profesión.

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