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LO TRANSPERSONAL

Lo Transpersonal podría ser también, perfectamente, Lo


Espiritual. Quizás sea lo mismo, pero prefiero hablar de
ello en un capítulo separado porque Lo Espiritual tiene,
para mí, un tono místico y etéreo, y Lo Transpersonal es
más neutro y casi racional.
El término transpersonal significa más allá de lo
personal, y se refiere a las experiencias, procesos y
eventos que trascienden nuestra limitada sensación
habitual de identidad y nos permiten experimentar una
realidad mayor y más significativa.
La psicología transpersonal trata del estudio de los
potenciales más elevados de la humanidad, y del
reconocimiento, comprensión y actualización de los
estados de conciencia unitivos, espirituales y
trascendentes.
Esto quiere decir, lógicamente, que la psicología
reconoce que hay algo más allá de lo medible o lo
razonable.
Para el humano este asunto se hace difícil por no estar
acostumbrado a manejarse con ello, y porque se escapa
de lo que cree poder controlar con la mente.
Por ello es también lógica la resistencia a Lo
Transpersonal, que se traduce en una serie de miedos
que nos coartan y nos impiden manejarnos en ese mundo
con naturalidad.

Francisco de Sales
LO TRANSPERSONAL

Creemos que somos sólo lo humano, y no creemos que


seamos algo que va más allá de las limitaciones físicas,
que es en parte divino, que nos trasciende, que existe
pero no es sencillo de aceptar y comprender. Por eso nos
oponemos, y lo hacemos de varios modos:

Miedo al cambio: Como siempre. Dejar lo conocido,


aunque sea a cambio de la promesa de algo mejor, asusta.
Y da pereza. Y miedo. Nos hemos acostumbrado a unas
leyes, unas normas, unas rutinas, y eso nos da una
aparente confianza y una falsa seguridad. ¿Por qué me
asusta ser aquello que podría ser?
Lo Transpersonal moviliza unas energías con las que no
estamos familiarizados, ¿estoy preparado para asumir
nuevas posibilidades?

Miedo a perder: Sobre todo para aquellos que quieren


tenerlo todo controlado. Perder la individualidad. La
aceptación de lo Transpersonal implica el reconocimiento
de que hay algo más. Pensar que hay algo más, también
asusta. ¿Y si eso que es algo más es algo mayor que yo?
Si renuncio, pierdo. Si pierdo, no recupero. Si hay algo
más que yo, quiere decir que hay un yo y otros, o un yo y
nosotros. Tengo que compartir lo que hay. ¿Pierdo mi
personalidad?, ¿Puedo entender que hay un nosotros?

Miedo a la responsabilidad: Si me abro a Lo


Transpersonal, ¿puedo seguir siendo pequeño y poca cosa
o tengo que asumir ser algo más grande? Y si soy algo

Francisco de Sales
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más grande que lo que soy ahora, ¿podré con ello?, ¿ya no
podré seguir apoyándome en mis debilidades?, ¿no es
demasiada responsabilidad? Pues no es demasiada
responsabilidad. El ser humano está perfectamente
preparado para relacionarse con lo que está por encima
de él. Y no sólo eso, sino que siente una especie de
necesidad vital de que haya algo que esté por encima de
él. No sé si es por justificar que existiendo algo
Superior, algo por encima de nosotros y que además
podemos llegar a relacionarnos con ello, somos más que
las hormigas y así justificamos nuestra pobre vida, o si
realmente hay un convencimiento desatendido de que
formamos parte de algo grande, y que nuestros pasos nos
llevan irremediablemente a aceptarlo. A pesar de la
responsabilidad que conlleva.

Miedo al poder: Puede aparecer este miedo al pensar


que ese contacto con Lo Transpersonal puede conceder
un “poder” al que no accede la mayoría de los humanos, y
la preocupación se debe al hecho de dudar si se sabrá
manejar ese poder. No se ha de temer el poder, sino a
hacer mal uso que se pueda hacer de él. El contacto
aporta algo que se irradia, aunque sea indefinible. Los
demás captan en uno cierta seguridad, una luz en la
mirada, una sensación de calma, como de conocer ya un
secreto o un resultado, y estar tranquilo por ello.

Miedo a la inadecuación: Lo Transpersonal permite


descubrir al Viejo Sabio que a todos nos habita.

Francisco de Sales
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Ese Sabio es más que un símbolo del Sí Mismo: es el


propio Sí Mismo. Paradójicamente, somos el Sí Mismo y,
a la vez, es necesario que lleguemos al Sí Mismo.
Desde un punto de vista más espiritual, nos permitirá
acceder a la sabiduría que vamos acumulando de las
encarnaciones anteriores, y, desde otras opiniones, al
acceso a los Archivos Akáshikos.
Teniendo en cuenta la pobre imagen que tengo de mí,
¿realmente puedo creer que llevo un sabio dentro de mí?
Y si empiezo a sentir una visión nueva de las cosas, a
reflexionar de un modo más profundo, a recibir
intuiciones acertadas, a convivir con una mente casi
revolucionaria que me aporta ideas y respuestas
insospechadas… ¿Cómo puedo creer que todo eso es
cierto y no son simplemente imaginaciones de una mente
falseada y envanecida?
Si nos boicoteamos desconfiando de esa parte que es
también una parte nuestra, estamos impidiéndonos el
alimento moral y espiritual que nos puede proveer. En ese
contacto está la sanación interior y el contacto con la
fuente espiritual.
Atención a resolver este asunto porque no hacerlo es
fomentar el apego al sufrimiento y a la indignidad.

Miedo a ser distinto: Uno intuye que este contacto le


puede hacer cambiar mucho y para siempre, y el miedo,
celoso y peligroso guardián de lo malo conocido, pondrá
de su parte todo lo que pueda para frenarnos. Ese
contacto puede provocarnos una especie de iluminación

Francisco de Sales
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que nos permitirá ver la vida de otro modo, captar las


cosas de otro modo, y sentir y tratar al prójimo de otro
modo. Vamos a ser distintos y no sabemos cómo va a ser
el nuevo.
Evidentemente, será mejor.
Y para los más timoratos, los que no despliegan su osadía,
siempre les queda la equivocada opción de abandonar los
pasos dados y volver a su antiguo refugio de lo conocido.

Miedo a que nos consideren chiflados: Sin comentarios.

Miedo a estar mal encaminados: Sí, puede existir este


miedo, pero… ¿quién nos garantiza que ahora estamos
bien encaminados?
Nuestra mente, en otras ocasiones nuestra aliada, en
este terreno se puede volver contra nosotros. Bien
porque cree que algo pretende desplazarla de su largo
reinado, bien porque Lo Transpersonal excede sus
capacidades, o bien porque no todo es razonable y eso le
crea inseguridades y le asusta.
He aquí algunas de las zancadillas:

La negación: Es fácil, sólo hay que negarlo. Si no existe,


no hay por qué temerlo.

La proyección: Proyectamos Lo Transpersonal en los


otros, y que sean ellos los que carguen con todo mientras
nosotros podemos seguir siendo pequeños y
desgraciados.

Francisco de Sales
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La racionalización: Poner a la mente a trabajar en este


sentido para que lo desmonte racionalmente. No tiene
lógica demostrable, no se puede ver, ni medir, ni tocar…
o sea que ¡no existe!

La desvalorización: No hay que prestarle atención y


menos aún tomarlo en serio.

El pesimismo defensivo: Ya soy demasiado mayor para


meterme con ello, mi inteligencia no da para tanto, mis
creencias religiosas no me permiten ni siquiera sopesarlo,
no valgo para esas cosas, soy muy incrédulo, eso es para
los curas y las monjas que yo bastante tengo con
trabajar para pagar letras…

Lo Transpersonal te está esperando. La decisión de salir


a su encuentro, o simplemente abrirte, es personal e
intransferible. Es vital, pero tienes que llegar por ti
mismo a creer esto.
Ahora ya conoces los miedos que te van a obstaculizar el
Ccamino, y sabes algunas de las excusas que te va a
poner tu mente.
Ya sólo depende de ti.

OTRA VERSIÓN DE LOS HECHOS


LA PSICOLOGÍA TRANSPERSONAL (basado en ideas de Brian
Wittine)

Francisco de Sales
LO TRANSPERSONAL

La primera fuerza psicológica fue el conductismo, la segunda el


psicoanálisis freudiano, la tercera la corriente del potencial
humano. La cuarta es la transpersonal.
La psicología transpersonal se basa en la sabiduría perenne, que
“reconoce la Realidad Divina subyacente en el mundo de la
materia, de la vida y de la mente; la psicología que descubre en el
alma algo similar o idéntico a la Realidad Divina, la ética que
coloca el fin último del hombre en el conocimiento del inmanente
y trascendente trasfondo absoluto de la existencia”, según
palabras de Aldous Huxley.
El objetivo de la psicología (del griego psykhe, que significa “espíritu, alma,
vida, aliento” y logos, que significa “palabra, habla, razón”. Originariamente, psicología
quería decir la palabra o el lenguaje del espíritu o alma) transpersonal (del latín
es ayudarnos a integrar lo
trans, “allende, a través de” y persona, “máscara”)
trascendental o espiritual con las dimensiones personales de la
existencia.
La tradición esotérica nos dice que venimos del Ser Único, que
vivimos sin conciencia de nuestro origen, y que podemos retornar
a él, pero no mediante el conocimiento sino recordando nuestra
verdadera identidad.
La psicología transpersonal investiga y aprende de los
descubrimientos de muchas disciplinas e investigadores, entre los
cuales figuras: antropólogos, que estudian las prácticas
chamánicas, los ritos de iniciación y las ceremonias curativas;
tanatólogos, que exploran las experiencias de muerte y pos-
muerte; terapeutas, que usan técnicas de trabajo corporal y ciertas
formas no autoritarias de hipnosis; científicos, que experimentan
en laboratorios con técnicas de alteración de estados de
conciencia; psiquiatras, que han tratado pacientes en estados no
ordinarios de conciencia; parapsicólogos, que investigan la
percepción extrasensorial; y físicos, interesados en la naturaleza
del espacio-tiempo.
Es “una meta-perspectiva que trata de reconocer y aprender de
todos los puntos de vista. Es una perspectiva que no busca
imponer un nuevo sistema de creencias o una nueva metafísica,
sino más bien ver la relación existente entre puntos de vista
Francisco de Sales
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universales para vislumbrar posibilidades de transformación”, en


palabras de Frances Vaughan.
La psicología transpersonal está interesada específicamente en el
estudio, comprensión e implementación responsables de estados
del ser, del devenir, la auto-realización, la auto-trascendencia, la
conciencia de unidad, la transformación de la especie, las
experiencias cumbre, el éxtasis, las experiencias místicas, el
sentido transcendente, la conciencia cósmica, la sensibilización
sensorial máxima, la sinergia que engloba a toda la especie
humana, y la realización y expresión de potencialidades
transpersonales y transcendentes. Estos son sus principios.
Le interesa también el inconsciente, pero no especialmente desde
el punto de vista de Freud que decía era una reserva de
ostracismos varios, deseos e impulsos infantiles instintivos, y
recuerdos dolorosos y conflictivos, sino más bien desde la idea de
Jung de que el inconsciente es creativo e inteligente y conecta al
individuo con lo colectivo, con la naturaleza y con el cosmos.
Los contenidos de las capas más profundas el inconsciente son
idénticos en todos los seres humanos, y se expresan en símbolos
comunes a todas las culturas, que se llamaron arquetipos del
inconsciente colectivo.
A la “autoridad” de esos arquetipos, Jung le llamó el self. El
sentido que le daba a self es “el Dios que hay dentro de nosotros”.
Al comienzo, el encuentro con el self es indudablemente una
derrota para el ego, pero, según la opinión de Jung, el self no debe
desplazar al ego, sino que deben convivir y relacionarse.
Roberto Assagioli, el padre de la Psicosíntesis, decía: “Tenemos
que penetrar valientemente en el pozo de nuestros inconsciente
más bajo para descubrir las oscuras fuerzas que nos enredan y nos
amenaza, los “fantasmas”, aquellas imágenes ancestrales o
infantiles que nos obsesionan o nos dominan en silencio, los
miedos que nos paralizan, los conflictos que consumen nuestras
energías.” Recomendaba que, en muchos casos, era necesario el
psicoanálisis antes de comenzar un trabajo espiritual.

Francisco de Sales
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En la primera etapa se trataría de diferenciar la parte que se cree


“yo” (que se confunde generalmente con nuestras emociones,
pensamientos, deseos, los roles que asumimos y nuestras varias
personalidades) para ver que esas partes no son lo que realmente
somos.
En la segunda etapa de la realización, el self, lo divino que nos
habita, se reconoce como una entidad separada que existe más allá
y por encima del yo personal.
En una etapa posterior, trascendemos completamente la ilusión de
separatividad.

Ken Wilber separa cuatro niveles básicos de identidad: persona,


ego, existencial y mente.
Como personas nos identificamos con ciertos aspectos aceptables
de nuestro ser total, y negamos, reprimimos, y vemos en otros,
nuestros aspectos inaceptables (la sombra). Decimos “yo soy mi
persona, pero yo no soy mi sombra”. El aceptar tanto lo bueno
como lo malo potencia un sentimiento del yo más realista y
coherente, para lo cual Wilber usa el término ego.
El yo egoico, comprendido por la integración de lo personal y la
sombra, es un concepto mental de quién y de qué somos, pero es
mente diferenciada de cuerpo. Yo soy mi mente, pero tengo un
cuerpo.
Para que se dé el crecimiento, la frontera entre el cuerpo y la
mente debe ser re-trazada. A medida que sea re-trazada la frontera
entre nuestro cuerpo-mente y el estado de unidad, es posible que
desarrollemos ciertos atributos transpersonales (como amor,
sabiduría, serenidad) varias facultades extrasensoriales (intuición,
clarividencia, telepatía), visiones de figuras arquetípicas(el sabio,
la maga, Cristo o Buda), revelaciones de luz y sonido, y
sentimientos de arrebato y bienaventuranza gozosa. Es posible
que descubramos que el self es la esencia de todo el mundo, de
todos los mundos, dentro y fuera, de todos los niveles de
identidad, pequeño y grande, arriba y abajo.

Francisco de Sales
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Si algo diferencia al terapeuta transpersonal es que a su vez está


comprometido con un camino espiritual. Guían a sus pacientes a
través de sus problemas existenciales, ayudándoles a desprenderse
de sus conceptos estrechos de auto-identidad y de relación con el
mundo, y despejan su percepción y sensibilidad abriéndolos a
dimensiones de ser más profundas.
Los investigadores en psicología transpersonal han demostrado lo
que las tradiciones espirituales han sostenido hace siglos: que al
progresar en el Ccamino espiritual y despertar al self, nos
hacemos paradójicamente, más desprendidos. A medida que nos
involucramos menos en nuestros dramas personales y nos abrimos
sin reservas al pulso de la humanidad, nuestras vidas individuales
se van dedicando más a aliviar el sufrimiento ajeno.
A pesar de que las apariencias nos cuentan otra historia, nada está
realmente separado del Self Universal.

POR SI NO LO SABES
El despertar a Lo Transpersonal, consta, según Maslow, de
catorce características:
Sentimiento de plenitud, de integridad, de totalidad;
sentimiento de perfección, de estar completo, de vitalidad,
de intensidad, de vida; sentimiento de riqueza pero al
mismo tiempo de sencillez; sentido de la belleza,
conciencia de la bondad, ausencia de esfuerzo,
espontaneidad, alegría, jocosidad, humor; sentimiento de
verdad, de realidad de la experiencia, en el sentido de que
la experiencia revela algo verdadero, más verdadero
aunque lo que puede llegar a conocer la conciencia
ordinaria. Finalmente, un sentimiento de independencia, de
libertad interior, es decir, de no tener necesidad de
apoyarse en los demás: autosuficiencia, en un sentido
superior y espiritual.

Francisco de Sales
LO TRANSPERSONAL

RESUMIENDO
Lo Transpersonal existe. Y convive con nosotros. Negarlo no
aporta nada. Descubrirlo y relacionarse con ello es estupendo. A
estas alturas de la vida podemos disfrutar de la agradable sorpresa
de encontrarnos con algo que se ha intuido en algunas ocasiones,
algo que se sabe que existe pero pensábamos estaba reservado
para los místicos profesionales y cuatro iluminados. No puedes
rechazarlo: es ley de vida reconectarse con esa parte que es de
cada uno.

Francisco de Sales

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