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Estos actos se encuentran regulados en el Título VII del Libro I del Código de
Procedimiento Civil, denominado “De las actuaciones judiciales”, en los artículos 59 y
siguientes.
Existen diversas acepciones sobre lo que debemos entender por actos procesales.
Entre ellas nos quedaremos con la del profesor Eduardo Couture, para quien “acto
procesal es un acto jurídico emanado de las partes, de los agentes de la jurisdicción
o aún de terceros ligados al proceso susceptibles de crear, modificar o extinguir
efectos procesales”.
1. Actos procesales provenientes de las partes: Aquí se incluye a los escritos, que es
una especie de actuación que tienen por finalidad general hacer o formular solicitudes
a los tribunales, que pueden ser de fondo o para dar curso progresivo al proceso.
Ejemplos: la presentación y contestación de la demanda, la confesión, la formulación
de una tercería, etc.
3. Actos procesales emanados de terceros que no son parte del juicio: Estos son
actos de terceros que también pueden cumplir ciertas diligencias en un proceso.
Ejemplo: la declaración que prestan testigos en juicio, los informes emanados por
peritos, etc.
Los requisitos de los actos procesales son ciertas condiciones que establecidas en
la ley para que el acto pueda producir sus efectos, esto es, para que el acto sea válido; si
no se cumplen, estas actuaciones carecerán de valor. Los requisitos de validez, comunes
a todo acto procesal, son los siguientes: 1) Deben ser practicados por el funcionario que
indica la ley; 2) Deben practicarse en días y horas hábiles, y algunos en lugares hábiles; 3)
De toda actuación debe dejarse testimonio escrito en el proceso; y 4) Deben ser
autorizados por el funcionario que indica la ley.
Cuando la ley permite al tribunal delegar sus funciones. Por ejemplo, en ciertos
casos la ley faculta al juez para delegar la atribución de la tasación de las costas
procesales (artículo 140, inciso 2º, Código de Procedimiento Civil).
Aquí le corresponde al legislador establecer cuáles son los días feriados; pero
en general se dice que son feriados los días domingos y festivos. En esta materia, hay
diversas leyes que se refieren a lo anterior, entre ellas la Ley Nº 2.977, de 1° de
febrero de 1915, que señala precisamente cuáles son los días feriados.
Sin perjuicio de esta regla general, existen ciertos casos de excepción en que
las actuaciones judiciales pueden llevarse a efecto en días y horas que habitualmente
serían inhábiles. Estos casos de excepción son los siguientes:
Cuando haya causa urgente que lo exija, los tribunales pueden, a solicitud de
parte, habilitar para la práctica de actuaciones judiciales días u horas inhábiles
(artículo 60, Código de Procedimiento Civil). Se estimarán urgentes para este
caso: 1) las actuaciones cuya dilación pueda causar grave perjuicio a los
interesados, 2) las actuaciones cuya dilación pueda causar grave perjuicio a la
buena administración de justicia, 3) las actuaciones cuya dilación pueda hacer
ilusoria una providencia judicial. El tribunal apreciará la urgencia de la causa y
resolverá sin ulterior recurso.
- Debe dejarse testimonio también de las formalidades con que se haya procedido.
En materia civil, este funcionario es variable, depende de lo que la ley señale en cada
caso, pero normalmente corresponde al secretario del tribunal y, por excepción, a
otros funcionarios, como los receptores judiciales. En materia penal, en tanto, de
acuerdo al artículo 389 G del Código Orgánico de Tribunales, corresponderá al jefe de
la unidad administrativa que tenga a su cargo la administración de causas del
respectivo juzgado o tribunal autorizar el mandato judicial y efectuar las certificaciones
que la ley señale expresamente.
- Si hay oposición de la parte contraria dentro del plazo de citación, esto es, que
formule observaciones u oposiciones a la diligencia, se formará un incidente, que
debe tramitarse y que el juez deberá fallar, y sólo una vez que el tribunal resuelva
este incidente, y en la medida que el fallo de este incidente sea favorable a la
parte que solicitó la diligencia, ésta se cumplirá. A la inversa, si el incidente es
desfavorable, esta diligencia no podrá practicarse.
Por ejemplo, el artículo 336, inciso 1º, del Código de Procedimiento Civil, que
está referido a ciertas actuaciones en el período o término probatorio, donde se
puede pedir aumento de este período probatorio. En este caso, la prueba puede
rendirse en Chile o en el extranjero: 1) Si la prueba se rinde dentro del territorio de la
República, se otorgará con previa citación de la parte contraria; y 2) si la prueba se
rinde fuera del país (en el extranjero), se decretará con audiencia de la parte
contraria.
De estas tres formas la regla general es que sea diligencia con conocimiento, o sea,
que se realice tan pronto como se notifique la resolución que acoge la petición de parte
para realizar la actuación.
3.- LOS EXHORTOS:
- Que se trate de practicar diligencias fuera del territorio jurisdiccional del juez que
conoce la causa.
- Que el juez que conoce del proceso ordene expresamente delegar atribución
mediante resolución judicial.
Una vez que es recepcionado el exhorto, el juez exhortado debe practicar las
diligencias específicas encomendadas, sin que pueda practicar otras gestiones que las
necesarias a fin de darle curso y habilitar al juez de la causa para que resuelva lo
conveniente (artículo 71, inciso 3º, Código de Procedimiento Civil).
Los exhortos, finalmente, son susceptibles de clasificarse en dos grandes grupos: 1)
exhortos nacionales, y 2) exhortos internacionales.
(1) EXHORTOS NACIONALES: Los exhortos nacionales, tal como lo indica su nombre,
son aquellas comunicaciones entre tribunales chilenos, dentro del territorio de la
República. Los exhortos nacionales pueden, a su vez, subclasificarse en simples
exhortos y exhortos ambulantes o circulatorios.
La forma de remitir el exhorto es a través o por conducto de Correos de Chile.
Sin perjuicio que el tribunal exhortante, en casos especiales o calificados, disponga
que el exhorto se le entregue a la parte que lo haya solicitado para que gestione su
cumplimiento, es decir, que sea llevado por mano.
(2) EXHORTO INTERNACIONAL: Es aquel que debe ser cumplido por una autoridad
judicial extranjera y en territorio extranjero. En este caso, se dirige la comunicación
por conducto de la Corte Suprema en Chile y ésta, según la ley, debe enviar el
exhorto al Ministerio de Relaciones Exteriores para que sea éste el que lo despache o
le dé curso de la forma en que esté establecido en los tratados internacionales
celebrados con el respectivo país o en la forma que señale el gobierno.
A través de esta misma vía o mecanismo se reciben los exhortos de los
tribunales extranjeros que deben cumplirse en Chile.
(1) Considerando el origen del plazo en materia procesal, distinguimos entre plazo
legal, plazo judicial y plazo convencional.
o Plazo legal: Es aquel que fija el legislador, y que constituye la regla general.
Ejemplo: el plazo de contestación de la demanda previsto en el artículo 259 del
Código de Procedimiento Civil.
o Plazo judicial: Es aquel que es fiado por el juez, siempre y cuando esté facultado
por la propia ley para establecerlo. Ejemplo: los jueces tienen atribuciones para
fijar plazos especiales de prueba, de acuerdo al artículo 340, inciso 2º, del Código
de Procedimiento Civil.
o Plazo convencional: Es el que emana del convenio de las partes. Ejemplo: las
partes pueden restringir el número de días que dure el término probatorio (artículo
328, inciso 2º, Código de Procedimiento Civil).
o Plazo individual: Es aquel que comienza a correr para cada parte desde el
momento mismo en que se notifica la resolución correspondiente (artículo 65,
inciso 1º, Código de Procedimiento Civil). Esta es la regla general. Ejemplo: el
plazo para apelar es individual, el demandante podrá apelar cuando se le notifica,
y podrían ser fechas distintas (artículo 189, inciso 1º, Código de Procedimiento
Civil).
o Plazo común: Es aquel que corre conjuntamente para todas las partes desde el
momento en que se practica la última notificación. Ejemplo: el término probatorio
corre desde que es notificado el último (artículo 327, inciso 1º, Código de
Procedimiento Civil).
(3) Considerando el momento en que precluye el derecho que debe ejercerse, se
clasifica el plazo en fatal y no fatal.
o Plazo fatal: Es aquel con cuyo vencimiento se extingue o precluye el derecho para
ejercer una determinada actividad procesal. Ejemplos: el plazo de contestación de
la demanda o para oponerse a la ejecución.
La regla general dentro de nuestro sistema procesal es que los plazos sean
fatales. Así lo señala el artículo 64 del Código de Procedimiento Civil, que dice en el
encabezado que “los plazos que señala este Código son fatales”, cualquiera sea la
forma en que se exprese.
(4) Considerando las unidades de tiempo del plazo, se habla de plazos de días,
plazos de meses y plazos de años (en algunos casos, incluso, se habla de plazos de
horas, pero son excepcionales).
o Plazos de años: Son aun más excepcionales y están establecidos para los efectos
de la prescripción. Ejemplo: la prescripción de la acción ejecutiva (artículo 442,
Código de Procedimiento Civil).
Esta es una clasificación que tiene importancia para efectos del cómputo del
plazo. Aquí se aplica el artículo 66 del Código de Procedimiento Civil que debe
complementarse con el artículo 50 del Código Civil. En esta materia, todos los plazos
son completos y corren hasta el último día inclusive.
o Plazos prorrogables: Son todos aquellos que podrían durar más allá del tiempo
que la ley señala como duración. Ejemplo: el término probatorio extraordinario.
o Plazos improrrogables: Son aquellos que no permiten ser ampliados más allá de la
duración de su plazo.
La ley dice que solamente son prorrogables los plazos judiciales bajo ciertas
condiciones: a) Que se solicite la ampliación antes del vencimiento del plazo; y b) Que
se alegue justa causa, es decir, que se esgrima algún fundamento plausible, la cual
será calificada por el juez prudencialmente.
5.- LA REBELDÍA:
Esta es una institución propia del derecho procesal que se regula en los artículos 78
a 81 del Código de Procedimiento Civil.
La rebeldía en términos generales consiste en “la declaración en forma expresa
que hace un tribunal acerca de la pérdida o extinción de un derecho luego de
expirado un plazo no fatal y, en consecuencia, el trámite debe darse por cumplido
en ausencia de la parte”, esto con la finalidad que el proceso tenga que seguir
avanzando.
La rebeldía no opera para los plazos fatales que indica el Código de Procedimiento
Civil, los cuales se extinguen por el solo ministerio de la ley; y el Código lo establece para
los plazos judiciales.
Mediante la declaración de rebeldía el tribunal declara cumplido el trámite procesal
de que se trate y resolverá el juez lo que convenga para la continuación del juicio sin
certificado previo del secretario.
La rebeldía tiene efectos distintos según si se produce en primera o segunda
instancia.
a) Sirven para sustanciar y tramitar el proceso, lo cual significa que el juez puede
disponer u ordenar las diligencias o actuación que se pronuncien en el proceso.
b) Permiten pronunciarse respecto de solicitudes que hacen valer las partes, a través de
los escritos respectivos.
Las resoluciones judiciales admiten ser clasificadas desde diversos puntos de vista
o criterios a considerara. A saber:
En relación con los tribunales colegiados, será distinto el número de ministros que
deben intervenir en la dictación de la resolución.
También tiene importancia para determinar en cada caso la forma en que los
tribunales superiores van a conocer de ciertos recursos, particularmente si se
conocen en cuenta o previa vista de la causa.
Las sentencias de casación, tanto las que rechazan el recurso como las que lo
acogen, no son propiamente sentencias definitivas porque, como sabemos, la
casación no constituye instancia.
Además de esta clasificación, existe otra que nos entrega la doctrina. En este
sentido, considerando el contenido de la sentencia, tenemos sentencias definitivas de
condena, declarativa y constitutiva.
De este modo, si un juicio se falla en única instancia, la sentencia que recae en esa
única instancia tendrá la calidad de sentencia de término. Asimismo, si el juicio se sigue
tanto en primera como en segunda instancia, será sentencia de término la que recae en la
segunda instancia.
De acuerdo a esta norma, “se entenderá firme o ejecutoriada una resolución desde
que se haya notificado a las partes, si no procede recurso alguno en contra de ella; y, en
caso contrario, desde que se notifique el decreto que la mande cumplir, una vez que
terminen los recursos deducidos, o desde que transcurran todos los plazos que la ley
concede para la interposición de dichos recursos, sin que se hayan hecho valer por las
partes. En este último caso, tratándose de sentencias definitivas, certificará el hecho el
secretario del tribunal a continuación del fallo, el cual se considerará firme desde este
momento, sin más trámites”.
En consecuencia, para determinar cuando una sentencia se encuentra firme o
ejecutoriada hay que distinguir si proceden o no recursos en su contra:
1) Si no procede recurso alguno en contra de la resolución, es decir, cuando la ley
no contempla recurso impugnable en su contra, se entenderá firme o ejecutoriada
desde que la resolución se notifica legalmente a las partes.
Hay otra clase de sentencias que, sin estar ejecutoriadas, se pueden cumplir no
obstante que existan o puedan existir recursos pendientes en su contra. Estas son las
sentencias que causan ejecutoria. Se entienden por tales “aquellas que pueden hacerse
cumplir no obstante existir recursos pendientes en su contra”.
Ejemplos: cuando se concede un recurso de apelación en el sólo efecto devolutivo;
o las sentencias definitivas de segunda instancia, no obstante, hallarse pendiente recurso
de casación en el fondo, toda vez que aquel no suspende el cumplimiento de la sentencia
recurrida.
* REQUISITOS DE LAS RESOLUCIONES JUDICIALES:
Estos son requisitos formales a que debe sujetarse toda resolución judicial, y están
indicados en los artículos 61 y 169 del Código de Procedimiento Civil, y son los siguientes:
- 2º.- Debe llevar al pie la firma del juez o jueces que la dicten o intervengan en el
acuerdo. Pero, cuando después de acordada una resolución y siendo varios los
jueces se imposibilite alguno de ellos para firmarla, bastará que se exprese esta
circunstancia en el mismo fallo.
- 3º.- Debe contener la autorización del secretario del mismo tribunal que pronunció la
resolución y, tratándose de las resoluciones pronunciadas por los juzgados de
garantía o tribunales de juicio oral en lo penal, su autorización, será efectuada por el
jefe de la unidad administrativa que tenga a su cargo la administración de causas.
2) REQUISITOS ESPECIALES:
- Para los efectos del recurso de casación en el fondo, que tiene por objeto
invalidar una sentencia dictada con infracción de la ley y que tiene influencia en
lo dispositivo del fallo, porque se aplicó mal la ley.
- Otra anomalía que puede presentar un fallo es que existan diferencias entre la
parte considerativa y resolutiva, ya que no puede se fundamentar algo y luego
resolver otra cosa. En el caso que existiere tal contradicción debe estimarse que
esa sentencia carece de considerandos o parte considerativa, y por consiguiente
el fallo que se hubiere dictado en esas condiciones es susceptible de anularse a
través de un recurso de casación en la forma.
Si las partes fueron citadas para sentencia o no lo fueron en los casos previstos
por la ley.
Estas sentencias tienen que contener los mismos requisitos del artículo
170 del Código de Procedimiento Civil. No obstante esto, si el fallo de primera
instancia reúne todos los requisitos del artículo 170 del Código de
Procedimiento Civil, la sentencia revocatoria o modificatoria no necesita
contener los números 1º, 2º y 3º del artículo citado (parte expositiva del fallo),
bastaría simplemente con hacer una referencia de ellos.
En la parte de la decisión esta sentencia modificatoria o revocatoria debe
señalar en qué consiste esa nueva decisión.
De esta regla del Código de Procedimiento Civil se concluye que no basta con que
los tribunales pronuncien las resoluciones judiciales, sino que además se requiere un acto
posterior, que es la notificación. La resolución judicial y la notificación vienen a ser actos
complementarios.
Además, la notificación debe hacerse “con arreglo a la ley”, es decir, no basta
cualquier forma de notificar.
Por consiguiente, para que una resolución judicial produzca todos los efectos que le
son propios, es necesario: 1) Que la resolución judicial haya sido notificada; y 2) Que la
notificación haya sido practicada en conformidad a la ley.
El fundamento de estos actos de comunicación es que en todo proceso intervienen
y actúan como sujetos procesales el juez y las partes. Tanto el juez como estas partes
realizan dentro del proceso actos íntimamente relacionados y vinculados entre sí, y por
ello deben tener la debida comunicación.
Notificar las resoluciones judiciales constituye la regla general para que ellas
produzcan sus efectos, salvo excepciones expresamente establecidos en la ley, como por
ejemplo, en materia de apelaciones, cuando no comparece el apelado no será necesario
notificarle las resoluciones que se dicten, las cuales producirán sus efectos respecto del
apelado rebelde desde que se pronuncien (artículo 202, inciso 1º, Código de
Procedimiento Civil); o en materia de medidas precautorias, se podrán llevar a efecto
dichas medidas antes de notificarse a la persona contra quien se dictan, siempre que
existan razones graves para ello y el tribunal así lo ordene (artículo 302, inciso 2º, Código
de Procedimiento Civil).
* CONCEPTO DE NOTIFICACIÓN:
Por otro lado, el concepto amplio de la notificación significa que ésta puede tener un
contenido variado que en cada caso hay que precisar para que la parte sepa a que
atenerse. Desde esta perspectiva, la notificación constituye el acto conforme al cual el
tribunal pone en conocimiento de una persona, sea o no parte en el proceso, una
resolución judicial, con el objeto de dársela a conocer simplemente, o de hacerla
comparecer en resguardo de sus intereses, o bien de hacerla comparecer a alguna
actuación procesal, o incluso con la finalidad de que cumpla con una determinada
prestación, bajo apercibimiento legal.
Desde este punto de vista, hay que analizar en cada caso si la notificación lleva
consigo: 1) la citación de la parte; 2) el emplazamiento, o 3) el requerimiento.
(b) Semejanza entre estos conceptos y las notificaciones: La notificación y los tres
conceptos anteriormente detallados son una comunicación judicial, a través de los
cuales se pone en conocimiento de las partes lo que el juez ha resuelto para que
produzcan sus efectos legales.
* REGLAMENTACIÓN LEGAL DE LAS NOTIFICACIONES:
Las normas contenidas en el Título VI del Libro I del Código de Procedimiento Civil,
que abarca los artículos 38 al 58 del mismo cuerpo legal, que contiene las reglas
que deben aplicarse en forma particularizada.
Las reglas comunes a todas las actuaciones judiciales, contenidas en el Título VII
del Libro I del Código de Procedimiento Civil, en los artículos 59 a 77, referentes a
las actuaciones procesales en general y que son supletorias de las anteriores.
Considerando la forma y requisitos con que deben efectuarse y los casos en que
proceden las notificaciones se clasifican de la siguiente manera:
NOTIFICACIÓN TÁCITA
NOTIFICACIONES ESPECIALES.
I) NOTIFICACION PERSONAL:
Aquí hay que partir de la regla general y básica en materia de notificaciones -como
actuación judicial que es-, y que consiste en que ellas se deben practicar en días y horas
hábiles (artículo 59, Código de Procedimiento Civil). Ahora, tratándose de una notificación
personal, hay ciertas reglas particulares y que dependen de los lugares en que se realiza
dicha diligencia.
La notificación personal sólo puede realizarse válidamente en alguno de los lugares
siguientes:
(a) En los lugares y recintos de libre acceso al público: En este caso la notificación se
podrá efectuar en cualquier día y a cualquier hora, con la sola limitación de procurar
causar la menor molestia al notificado. Excepción a esta regla tiene lugar tratándose
de los juicios ejecutivos, en donde el requerimiento de pago no podrá hacerse en
publico.
(b) En la morada o lugar en que pernocta el notificado: Esta regla denota más bien el
lugar que sirve de alojamiento de la persona, por transitorio que él sea; es decir, no se
aplica al concepto de domicilio que reglamenta el Código Civil. En estos lugares la
diligencia se puede realizar en cualquier día, entre las seis y las veintidós horas.
(e) En el oficio del secretario del tribunal: En este lugar la notificación personal sólo
puede practicarla el secretario del respectivo tribunal o, en su defecto, por el oficial
primero de secretaría. Tratándose de este caso, se aplica la regla general del artículo
59 del Código de Procedimiento Civil, es decir, la actuación debe practicarse en días y
horas hábiles, entre las ocho y las veinte horas.
Con todo, hay casos en que el tribunal puede habilitar otros sitios para la
notificación personal (artículo 42, Código de Procedimiento Civil). En esta norma, la ley
concede al juez la facultad de permitir que la diligencia sea practicada en un lugar inhábil.
Para que pueda disponerse la habilitación del lugar se requiere de las siguientes
condiciones: 1) Que el notificado carezca de habitación conocida en el lugar en que ha de
ser notificada; y 2) Que el ministro de fe certifique haber hecho todas las indagaciones
posibles para averiguar la habitación del notificado sin lograr éxito, de las cuales dejará
testimonio detallado en la respectiva diligencia.
El juez con el mérito de esa certificación dicta una resolución habilitando lugar. Sin
embargo, hay que señalar que esta norma es facultativa para el juez.
En los casos en que la persona a notificar no es habida después de haber sido
buscada, la ley contempla una forma especial de practicar la notificación personal, que es
la forma que contempla el artículo 44 del Código de Procedimiento Civil, que analizaremos
más adelante.
-O- CASOS DE PROCEDENCIA DE LA NOTIFICACIÓN PERSONAL:
En primer lugar, hay que tener presente que este tipo de notificación no constituye
la regla general (que lo es la notificación por el estado diario). La notificación personal es
excepcional, aun cuando se puede practicar siempre, debido a su seguridad.
Los casos expresamente contemplados en la ley en que procede la notificación
personal son los siguientes:
b. Siempre que la ley disponga que se notifique a alguna persona para la validez
de ciertos actos: Así sucede, por ejemplo, tratándose de la cesión de un crédito,
cuando se refiere a la cesión de un crédito nominativo para su validez requiere
notificación personal.
d. Puede usarse en todo caso: Esto significa que siempre se puede practicar la
notificación personal, en el amplio sentido de la palabra.
g. Cuando la ley expresamente lo exige. Esto requiere de una norma legal expresa
que así lo contemple.
Hay que tener presente que, tratándose de la notificación personal, hay dos formas
de practicar la notificación:
- La notificación personal propiamente tal, que, como vimos, es aquella que se hace a
la persona misma del notificado, entregándosele copia integra de la resolución judicial
y de la solicitud en que haya recaído, cuando sea escrita.
Estos requisitos o condiciones para que tenga lugar esta forma especial de
notificación son las siguientes:
En esta materia hay diferencias importantes con la notificación personal, puesto que
la notificación por cédula no la puede practicar el secretario del tribunal ni tampoco el
oficial primero, porque éstos solamente están habilitados para notificar en las oficinas de
las secretaría, es decir, no pueden salir del recinto.
El funcionario habilitado para practicar la notificación por cédula es el receptor
judicial, y si en el lugar no hay receptor judicial se aplican las reglas que vimos
anteriormente respecto de la notificación personal, es decir, si en el lugar no hay receptor,
la notificación puede ser hecha por el notario público u oficial del Registro Civil que exista
en la localidad, y en todo caso, el juez siempre podrá designar como ministro de fe ad hoc
a un empleado del tribunal, para el solo efecto de practicar la notificación.
En relación a los días y horas para practicar la notificación por cédula, también hay
claras diferencias con la notificación personal, porque aquí la ley no establece reglas
especiales, de manera que se aplican las reglas generales de las actuaciones judiciales, lo
que significa que deberán practicarse en días y horas hábiles, es decir, los días no
feriados entre las ocho y las veinte horas.
Respecto al lugar hábil para practicar esta notificación, es el domicilio del notificado.
Para estos efectos, el domicilio no es otro que aquel que haya sido designado por la parte
en la primera gestión que haya realizado ante el tribunal.
El domicilio que designa cada parte en su primera presentación debe ser conocido
dentro de los límites urbanos del lugar en que funcione el tribunal respectivo, y esta
designación se considerará subsistente mientras no haga otra la parte interesada, aun
cuando de hecho cambie su morada.
En los juicios seguidos ante los tribunales inferiores el domicilio deberá fijarse en un
lugar conocido dentro de la jurisdicción del tribunal correspondiente, pero si el lugar
designado se halla a considerable distancia de aquel en que funciona el juzgado, podrá
éste ordenar, sin más trámites y sin ulterior recurso, que se designe otro dentro de límites
más próximos (artículo 49, inciso 2º, Código de Procedimiento Civil).
Los casos en que procede esta notificación por cédula están señalados
principalmente en el artículo 48 del Código de Procedimiento Civil:
a. LAS SENTENCIAS DEFINITIVAS: Aquí la ley no distingue, pero cabe concluir que
deben notificarse por cédula las sentencias definitivas de única y de primera
instancia, y no las sentencias definitivas de segunda instancia, ya que ellas se
notifican por el estado diario, según el artículo 221 del Código de Procedimiento Civil.
La notificación del artículo 44 requiere para ser practicada de una resolución judicial
(que el juez lo ordene expresamente); mientras que, tratándose de la notificación
por cédula, la regla es que sea la ley la que ordena que sea practicada.
III) NOTIFICACION POR EL ESTADO DIARIO:
Esta es una forma muy particular de practicar notificaciones, porque, en este caso,
ocurre una verdadera ficción legal en que el notificado se presume que toma conocimiento
de la resolución aunque no la conozca, por el sólo hecho de incluirse en una nómina, que
se denomina “estado”, la circunstancia de haberse dictado resolución en un proceso
(artículo 50, inciso 1º, Código de Procedimiento Civil).
La notificación por el estado diario “es aquella que se practica mediante la inclusión,
con las formalidades legales, en un estado que se forma en cada tribunal diariamente del
número de resoluciones que se forman en el proceso dicho día”.
Esta es la regla general en materia de notificaciones en el procedimiento chileno, a
menos que la ley disponga otra cosa.
Por el solo hecho de indicarse en este estado diario, se supone de derecho que las
partes han tomado conocimiento de las resoluciones; tales resoluciones han sido
legalmente notificadas a las partes. De la simple lectura de la parte, evidentemente no es
posible saber el contenido de las resoluciones, para lo cual deberá verla en el expediente.
Esta forma de notificación se practica siguiendo varios pasos, y que son los que a
continuación se enumeran: 1) La confección del estadio diario; 2) La constancia en el
proceso de haberse practicado la notificación; y 3) El cumplimiento de las formalidades
posteriores.
1. La confección del estadio diario: La confección material del estado diario es una
función que le corresponde al secretario del tribunal o al oficial primero por
delegación. La formación del estado diario en los juzgados de garantía y tribunales
de juicio oral en lo penal, en tanto, corresponde al jefe de la unidad encargada de la
administración de causas.
El estado diario es una nómina o lista que se hace diariamente en un
formulario en el que se señalan todas las causas en las cuales se han dictado
resoluciones en un día determinado en un tribunal determinado (este día es el mismo
en que el estado se confecciona), de manera que lo primero que tiene que ocurrir es
que el juez dicte la resolución pertinente.
Este estado debe contener las menciones que señala el artículo 50, inciso 2º,
del Código de Procedimiento Civil, que son esenciales, de manera que no se pueden
omitir o señalar erróneamente, y si así ocurre la notificación es nula. Estas
menciones son las siguientes:
- Se encabezará con la fecha del día en que se forme, que corresponde a la fecha
de la emisión del estado.
- Se deben indicar todas las causas en que en ese día se hayan dictado
resoluciones judiciales, las que se individualizan por el número de orden que les
corresponda en el rol general, expresado en cifras y en letras.
- Se agregará el sello y firma del secretario o del oficial primero, según quien
corresponda.
La notificación por avisos es aquella que se hace previa orden del juez, mediante la
publicación de avisos en los diarios o periódicos que la ley señala, incluyéndose en ellos
los mismos datos que se exigen para la notificación personal, salvo que el tribunal
disponga que la publicación se haga en extracto, y que tiene lugar en aquellos casos en
que la persona a notificar o su residencia sea difícil de determinar, o que por su número
dificulten considerablemente la práctica de la diligencia (artículo 54, Código de
Procedimiento Civil).
Esta notificación se hará en “diarios o periódicos del lugar donde se sigue la causa”.
Para definir que se entiende por periódicos, hay que recurrir a la Ley Nº 18.776 en relación
con la Ley Nº 16.643, que señala que “es toda publicación periódica que se edita a lo
menos cuatro veces a la semana”.
Esta notificación es excepcional y supletoria. Es excepcional, porque este tipo de
notificación es de escasa aplicación o recurrencia; y es supletoria, porque no tiene vida
propia, ya que como dice el artículo 54 del Código de Procedimiento Civil se aplica en los
casos en que a la persona que haya de notificar personalmente o por cédula sea difícil de
determinar.
La ley exige ciertos presupuestos para cumplir esta notificación por avisos, y que
son las siguientes:
Debe tratarse de alguno de los casos de urgencia que la ley indica. Estos
casos son los siguientes: 1) Cuando deba notificarse a personas cuya individualidad
sea difícil de determinar; 2) Cuando deba notificarse a personas cuya residencia
sea difícil determinar; y 3) Cuando deba notificarse a personas que, por el número
de ellas, dificulten considerablemente la práctica de la diligencia.
Si la notificación hecha por este medio sea la primera de una gestión judicial, será
necesario, además, para su validez, que se inserte el aviso en los números del
Diario Oficial correspondientes a los días primero o quince de cualquier mes, o al
día siguiente, si no se ha publicado en las fechas indicadas.
En este caso, la parte afectada debe solicitar al juez que se declare nula la
notificación pertinente, lo que da origen a un incidente que hay que tramitar y todo
incidente debe ser resuelto por el juez. Si el tribunal da lugar a esta nulidad, es decir,
declara nula esta notificación, en este caso, por disposición legal (por el solo
ministerio de la ley) o automáticamente se tiene por notificada a la parte de la
resolución cuya notificación se declara nula, desde el momento mismo en que se le
notifique la resolución que declara la nulidad. Ejemplo: el demandado solicita la
nulidad de la notificación de la demanda; esa resolución que acoge la nulidad al notificarse
produce el efecto de haber notificado a la otra.
Esto es importante porque hasta un tiempo atrás, cuando se declaraba nula una
notificación había que volver a practicarla, lo que era un contrasentido, porque la parte ya
había tomado conocimiento de la resolución.
En este mismo caso, si la nulidad la declara un tribunal superior, la notificación se
tendrá por efectuada cuando se le notifique a la parte el “cúmplase” de dicha
resolución.
VI) OTROS CASOS DE NOTIFICACIONES ESPECIALES:
(a) En los juicios seguidos ante los tribunales de familia: En ellos las sentencias
definitivas y las resoluciones en que se ordene la comparecencia personal de las
partes que no hayan sido expedidas en el curso de alguna de las audiencias, serán
notificadas por carta certificada, salvo que se trate de la primera resolución, la que
deberá notificarse personalmente (artículo 23, incisos 1º y 3º, Ley Nº 19.968). Las
“notificaciones por carta certificada” se entenderán practicadas desde el tercer día
siguiente a aquél en que fueron expedidas (artículo 23, inciso 4º, Ley Nº 19.968).
(c) En el procedimiento penal militar: El tribunal podrá ordenar que se practique una
“notificación especial por carta certificada”, la que debe contener los pormenores del
juicio que se sigue, como por ejemplo, la designación de la causa en que se hace la
notificación, la indicación del tribunal que conoce de ella y la de su secretario, etc.
La carta certificada deberá ser dirigida por el secretario al domicilio que la persona
hubiere señalado en autos (artículo 115, Código de Justicia Militar).
(d) En los juicios arbitrales: Las notificaciones se harán personalmente o por cédula,
salvo que las partes unánimemente acuerden otra forma de notificación (artículo 629,
Código de Procedimiento Civil).
El desasimiento del tribunal es un efecto que producen las sentencias, tantos las
definitivas como las interlocutorias, en virtud del cual una vez que han sido notificadas a
alguna de las partes, el tribunal que la dictó no podrá alterarlas o modificarlas en manera
alguna (artículo 182, inciso 1º, primera parte, Código de Procedimiento Civil).
La razón que se impida al juez de que altere o modifique su sentencia radica en que
en el sistema chileno impera el principio de la doble instancia, lo que significa que será el
superior jerárquico el que tiene atribuciones para modificar la sentencia, en el entendido
de que ésta se haya apelado.
Los requisitos para que se produzca el desasimiento se encuentran establecidos en
el artículo 182 del Código de Procedimiento Civil, y son los siguientes:
Existen casos excepcionales en que, no obstante que una sentencia haya sido
notificada a alguna de las partes, podría ser modificada por el mismo tribunal que la
pronunció. Estas excepciones en las que no opera esta institución son las siguientes:
La doctrina señala que, dado los dos aspectos que reviste, la cosa juzgada tiene
dos características: el ser coercitiva e inmutable.
a) ES COERCITIVA: Esto significa que la parte que perdió en el proceso está obligada
a cumplir la prestación que le impone la sentencia, y si no lo hace voluntariamente
puede ser obligado por medios compulsivos, valiéndose de la fuerza.
b) ES INMUTABLE: Significa que las partes del juicio tienen que respetar lo fallado tal
cual como se indica en la sentencia, por lo tanto, no se puede volver a discutir lo
fallado. Esta resolución no se puede modificar, después de vencidos todos los
recursos y todos los plazos.
(2) Cosa juzgada material o sustancial: Es aquella que autoriza cumplir la sentencia
sin ninguna restricción o limitación, e impide que lo resuelto en ese juicio se pueda
volver a discutir en el mismo juicio o en otro posterior. Esta es la regla general en
cuanto a los efectos de las resoluciones y constituye el verdadero efecto de cosa
juzgada.
Según el artículo 176 del Código de Procedimiento Civil, la acción de cosa juzgada
corresponde a la persona a cuyo favor se ha declarado un derecho en el juicio, y ella es
aquella parte que obtuvo la resolución favorable, ya sea el demandante o demandado.
La acción puede corresponderle incluso a los herederos de la parte vencedora. Del
mismo modo, la acción puede ser dirigida en contra de quien resulte condenado por esa
resolución o en contra sus herederos o sucesores.
Los requisitos o condiciones para que proceda esta acción de cosa juzgada, son los
siguientes: 1) Que exista una resolución judicial condenatoria que se encuentre firme o
ejecutoriada, o que cause ejecutoria; 2) Que la parte que ha obtenido en el juicio solicite
expresamente el cumplimiento de la resolución judicial; 3) Que la prestación que impone
esa resolución sea actualmente exigible; y 4) Que la acción no esté prescrita.
3. Que la prestación que impone esa resolución sea actualmente exigible: Esto significa
que la prestación no debe estar afecta a ninguna modalidad que impida llevar a
efecto o exigir dicha prestación.
Esta materia se encuentra regulada en el Título XIX del Libro I del Código de
Procedimiento Civil, título que abarca los artículos 231 a 251, ambos inclusive, del mismo
cuerpo legal. Aquí es necesario distinguir dos materias:
- Procedimiento para hacer cumplir las resoluciones dictadas por tribunales chilenos,
regulado en el párrafo 1º del Título XIX del Libro I del Código de Procedimiento Civil
(artículos 231 a 241).
- Procedimiento para hacer cumplir las resoluciones pronunciadas por tribunales
extranjeros, tratado en el párrafo 2º del Título XIX del Libro I del Código de
Procedimiento Civil (artículos 242 a 251).
La persona que puede invocar la excepción de cosa juzgada, según el artículo 177
del Código de Procedimiento Civil, puede ser: 1) El litigante que haya obtenido en el juicio;
o 2) todos aquellos que según la ley aproveche el fallo.
De este modo, la excepción de cosa juzgada puede hacerla valer tanto el litigante
que gana como el que pierde en el juicio, en este último caso para evitar una condena más
perjudicial o desfavorable, o para ser evitar ser condenado de nuevo a lo mismo.
· CARACTERÍSTICAS DE LA EXCEPCIÓN DE COSA JUZGADA:
(a) Es renunciable: Estos significa que la excepción necesariamente debe ser alegada
en un nuevo juicio, en forma oportuna, y si no se alega se entiende renunciada. Por
esto la ley señala como causal de casación en la forma el “haber sido dada la
sentencia contra otra pasada en autoridad de cosa juzgada, siempre que ésta se
haya alegado oportunamente en el juicio”.
(b) Es relativa: La cosa juzgada sólo puede beneficiar a los que han intervenido en el
pleito o a sus herederos. Excepcionalmente, hay algunas sentencias que producen
efectos generales y absolutos, y por lo tanto, esos efectos no pueden ser discutidos
por nadie y afectos a todos (producen efectos “erga omnes”). Ejemplo: lo relativo al
estado civil de las personas, etc.
(c) Es irrevocable: No puede ser alterado lo resuelto por una sentencia judicial una vez
firme o ejecutoriada, por ninguna autoridad del país. Esta es la regla general
establecida en el artículo 9º, inciso 2º, del Código Civil. Sin embargo, hay casos de
excepción donde ciertas sentencias producen cosa juzgada formal, y en ese caso la
sentencia puede ser modificada posteriormente en otro juicio posterior.
La ley procesal establece distintos medios para hacer valer la excepción de cosa
juzgada y distintas oportunidades dentro del proceso. En consecuencia, es posible que
pueda ser alegada la excepción de cosa juzgada de las siguientes formas y
oportunidades:
- Como excepción dilatoria: Por la gravedad que reviste, la ley permite que se alegue
con el carácter de mixta, o sea, como dilatoria siendo perentoria. Así, puede ser
alegada dentro del término del emplazamiento y antes de que se conteste la
demanda.
Entre la acción y excepción de cosa juzgada existen diversos aspectos que los
diferencian. A saber:
c. En cuanto a la forma que se hace valer, la acción de cosa juzgada se hace valer
por una demanda por tratarse de una acción; la excepción de cosa juzgada, en tanto,
tiene diversas oportunidades para hacerla valer, como por ejemplo, a través de las
alegaciones, recursos procesales, etc.
e. En cuanto a las resoluciones que producen una y otra, la acción de cosa juzgada
emana de sentencias definitivas e interlocutorias firmes o ejecutoriadas, así como de
aquellas que causan ejecutoria y que tengan el carácter de condenatoria; la excepción
de cosa juzgada, por su lado, sólo proviene de las sentencias definitivas e
interlocutorias firmes o ejecutoriadas, y no aquellas que causen ejecutoria.