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El presente material integra las conclusiones del Seminario "El Siglo XXI y los
Recursos Humanos", realizado el 24 de Marzo de 2000, organizado por el
Instituto Argentino de Automación Industrial.
Temario
Introducción
Motivación y productividad
Conclusión
Introducción
Hace ya muchos años que Henry Ford se quejo diciendo "¿Por qué me viene
siempre la persona completa cuando lo que yo quiero es nada más que un par
de manos?"
Esta frase expresa una filosofía de la administración propia de esa época. A los
empleados se les pagaba un sueldo para que siguieran, ciegamente, las
indicaciones de la gerencia. Se les pagaba para "hacer" y no para "pensar". El
hombre debía ser un engranaje más de la maquinaria de producción.
La filosofía de Taylor de comienzos del 1900 concebía que la función de la
Gerencia era hacer que los trabajadores y sus tareas estuviesen bien definidas,
medidas y controladas. Los trabajadores debían ser tan confiables como las
máquinas. Todos se debían adecuar sumisamente a los procedimientos de la
empresa. El objetivo, era controlar a los gerentes y empleados para asegurar la
rentabilidad a corto plazo. Era una cultura laboral basada en la pasividad y la
resignación. Los sistemas que aseguraban el control y la productividad inhibían
la creatividad y la iniciativa. Los trabajadores se sentían desmotivados,
oprimidos y sometidos. Obtenían un salario y seguridad laboral a cambio de su
lealtad y pérdida de autonomía.
El mundo cambio y también las actitudes de los empresarios y de muchos
empleados y operarios. La idea de la empresa moderna basada en la autoridad
y en la lógica, ya no sirve en un ambiente posindustrial. En la naciente cultura
de la informática el recurso más preciado es el conocimiento que se compone
de información, inteligencia y experiencia. Estos son los componentes activos
de la nueva empresa inteligente.
Los cambios culturales en el ámbito organizacional se han desarrollado
paralelamente a los cambios de actitudes personales que, ya lejos de ser
actitudes pasivas, resignadas y sumisas, han pasado a demandar la totalidad
de la persona: la cabeza para pensar, las manos para hacer y el corazón para
sentir y relacionarse. La demanda actual es "¿Por qué no me viene siempre la
persona completa?"
De la totalidad de las habilidades que el individuo lleva a su lugar de trabajo
solo usa un 10%. ¿Quién se beneficia con este mínimo aporte? Seguramente
nadie. Estudios masivos realizados en Estados Unidos por el Public Agenda
Forum en 1996 arrojaron como resultados que el 75% de los empleados
encuestados admitió que podría ser más eficiente en sus lugares de trabajo;
solo un 25 % contesto que siempre da lo mejor de sí mismo y un 50% admitió
que solo realiza el mínimo esfuerzo a fin de mantener su empleo. La causa de
tan bajo desempeño era la falta de motivos para hacer el esfuerzo que ellos
sabían que eran capaces de hacer.
"Si todos los integrantes de su empresa estuviesen siempre profundamente
comprometidos, su futuro seria brillante" sentencia acertadamente Claus Moller.
Es preciso adoptar modelos organizacionales adecuados y operativos en el
nuevo ambiente global, cambiante y competitivo, donde la persona completa -
cabeza, corazón y manos- encuentre un clima propicio para su auto desarrollo
en beneficio de la empresa en la que trabaja y como contribución a la sociedad
en la que vive.
*Las presunciones básicas son las creencias más profundas que forman parte
del "inconsciente colectivo" de la organización. Estas no pueden relevarse por
métodos directos pero se las puede identificar a partir de entrevistas
individuales y grupales que aportan material del que se infieren presunciones
como ser: las relaciones de poder, las influencias, el individualismo, orientación
hacia adentro o hacia fuera, sentido de la igualdad y de las jerarquías, sentido
de la responsabilidad, manejo de la libertad etc.
Los estudios de clima organizacional tienen como finalidad satisfacer las
demandas de la gente o adecuar las mismas a las necesidades de la empresa.
Ayuda también a identificar las áreas de superposición de objetivos individuales
y organizacionales. Estas son las áreas de productividad, satisfacción personal
y conveniencia mutua. Cuando las áreas de objetivos no coinciden siquiera
parcialmente, es cuando se generan los conflictos entre los intereses
individuales y los de la empresa.
Efectivamente los líderes son los iniciadores y modeladores del cambio. Ellos
miran hacia el horizonte para avizorar lo que vendrá. Esta visión les permite
establecer los objetivos. Los líderes son muy buenos comunicadores porque
necesitan entrenar, apoyar y motivar a su gente permanentemente. Los líderes
tienen credibilidad gracias a la que pueden modelar el cambio, tomar
decisiones, dar el ejemplo, inspirar confianza para solución de conflictos, la
negociación equitativa etc. En síntesis, el líder comunica la visión y la hace
creíble.
La transmisión de valores se debe dar en un medio que permita la
comunicación. Dicho medio deberá estar libre de interferencias. Además, el
comunicador tendrá que utilizar y compartir los mismos códigos que su
receptor. Detectar los códigos implica saber leer las señales emitidas por las
personas y su medio, esta habilidad de lectura y comprensión se llama
"empatía". Solo conociendo los factores componentes del medio es como el
líder puede modificarlos y adecuarlos o crear uno nuevo. Recordemos que la
semilla solo crece en el clima adecuado. Hay plantas que para crecer necesitan
luz directa, otras de humedad, otras de mucha agua, otras de frió etc. El líder
es como un jardinero que promueve los factores de cambio y desarrollo
instalando nuevas condiciones climáticas. Así como la presión es un factor
desencadenante de condiciones meteorológicas, la confianza es, en el ámbito
de las relaciones humanas, un factor base e indispensable para el desarrollo
armónico de las mismas.
Motivación y productividad
Conclusión