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Cátedra Gramática A (Kuguel) (Gramática)


La perífrasis ir a + infinitivo en el español de la Argentina
Laura Kornfeld

Este trabajo pretende sistematizar las propiedades de la perífrasis ir a + infinitivo en el español


de la Argentina, prestando atención a los diversos significados que puede adoptar y dando
cuenta de los procesos de gramaticalización involucrados.
Empezaremos nuestro recorrido con ejemplos como los siguientes, donde la perífrasis ir a +
infinitivo exhibe un valor básicamente temporal, de futuro:

(1) a. Los rayos de sus ruedas van a iluminar el suelo sin cruzarse con los rayos del sol
(Masliah, “La bicicleta”)
b. ¡No me diga que va a barrer, Pereyra! (Fontanarrosa, I. Pereyra)
c. ¡Basta! ¿No ven que si siguen así van a suspender la función? (Masliah, “Titanic”)
d. Y yo le explico que te va a borrar si pasa el trapo por ahí (Masliah, “Corriente alterna”)
e. no se va a morir por cien ladrillos (Arlt, Aguafuertes)

En las variedades americanas, las formas de (1) constituyen actualmente el modo no marcado
de expresar en la oralidad el tiempo futuro, ya que el futuro simple, flexivo o sintético
(iluminaré, barrerá, suspenderán, borrarán, morirá, en los ejemplos anteriores) está limitado a
registros escritos o formales. Al contrario de lo que ocurre en España y prescriben ciertos
instrumentos académicos (cfr. el Diccionario panhispánico de dudas de la RAE de 2005), la
perífrasis de futuro se usa no solo para expresar un futuro inmediato, sino también para señalar
un evento más lejano o incierto (e.g. En diez años van a ser los mayores exportadores de soja,
Alguna vez voy a conocer Helsinki).
Por otra parte, en el español de la Argentina la perífrasis ir a + infinitivo puede dar lugar a un
nuevo proceso de gramaticalización y adoptar otros valores, centralmente modales, tanto
deónticos como epistémicos. Así ocurre cuando se lo utiliza con valor de orden, pedido o
consejo en imperativos negados (como en los ejemplos de 2, generales en el español), o con el
significado de afirmación enfática por medio de un enunciado contrafáctico, que ilustra el
chiste de la revista de humor cordobesa Hortensia en (3):

(2) a. No vayas a decirle que vino mi amiga.


b. No vayas a enchastrar la cocina.

(3) En el quirófano:
–Enfermera, llame a la instrumentista.
–¿Va a operar, doctor?
–No, si vuá a componer1 una chacarera (Hortensia, nº 44, nov. 73)

1
La forma vuá (a) se usa en toda la macrorregión mediterránea señalada por Fontanella de Weinberg (2001)
(Salta, Jujuy, Córdoba, Tucumán), como contracción de voy a, para expresar tanto el valor temporal como los
valores modales que analizaremos en este trabajo. Alterna coloquialmente con la contracción general viá,
compartida con la macrorregión litoral y con otros países de habla hispana.

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Los casos de (1) a (3) constituyen instancias de gramaticalización en tanto proceso que permite
aumentar el caudal de los elementos funcionales disponibles en una lengua, uno de los temas
sobre los que este trabajo se propone reflexionar.
A lo largo del trabajo, usamos ejemplos correspondientes al español de la Argentina, muchos
de ellos extraídos de canciones, revistas de humor y obras literarias, aunque, como veremos,
distintos usos y valores de ir a + infinitivo son compartidos con otras variedades
hispanoparlantes.

I. La perífrasis de futuro

La preferencia por expresar el tiempo futuro mediante la forma perifrástica conformada por el
auxiliar ir a + infinitivo (voy a estudiar), en lugar de la forma flexiva (estudiaré), es propia de
todo el español americano, incluido el argentino, por oposición al peninsular. De hecho, en las
variedades americanas del español el futuro simple, flexivo o sintético no compite con la forma
perifrástica ilustrada en (1), sino que, a la hora de expresar únicamente el tiempo, se encuentra
prácticamente restringido a la escritura o los registros formales.
La interpretación de la forma simple en la oralidad, tal como señala Di Tullio (2005), es
predominantemente modal:

(4) a. Tendrá diez años.


b. PROCESADO: Será por eso que me encuentra más flaco, estuve descompuesto dos días.
(Puig, El Beso)
c. Será por eso que la quiero tanto (Borges, “Buenos Aires”)
d. Le diré que yo tuve una amiga así, una vez (Cortázar, Los premios)
e. Como habrás visto, nos peleamos.
f. Para qué me habrás mirado (canción de Peteco Carabajal)

Se advierte en estos casos que la forma simple del futuro puede no implicar ninguna
interpretación prospectiva de los hechos, sino únicamente transmitir un matiz modal de duda,
posibilidad o conjetura sobre el presente, como en los ejemplos (4.a–d) con la forma simple y
(4.e–f) con la forma compuesta con haber, cuyo uso en Argentina es exclusivamente modal. El
valor prospectivo puede combinarse con un matiz de duda, suposición o conjetura.
Vale la pena recordar que, a su vez, el futuro simple es el resultado de un proceso diacrónico de
gramaticalización en el que un verbo auxiliar se ha convertido en un afijo, tal como puede
verificarse en el español medieval. En efecto, según la reconstrucción de Lema (1994: 139), el
futuro actual se deriva etimológicamente de perífrasis como las de (5), con el auxiliar haber
antepuesto al infinitivo:

(5) a. Nunca yo he ser contra el rey (Zifar, 371)


b. Atanto mas le avedes aver referencia (Zifar, 249)
c. El Campeador a los que han lidiar tan bien los castigó (Çid, 3523)

Como derivación de ejemplos como (5) (en los que el auxiliar todavía manifiesta un
significado modal de obligación o deber), la forma simple de futuro se origina a partir de dos
fenómenos. Por un lado, se produce la inversión del orden del verbo auxiliar y el verbo
principal (por lo cual haber pasa a ser una suerte de clítico), y, por otro lado, en aquellos casos
en los que hay adyacencia entre el infinitivo y el auxiliar, aparece una única forma flexionada,
como se observa en (6):

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(6) a. Empero yré contigo [...] et luego tornarme he (Exenplos, 37, 309) (Lema 1994: 147)
b. Irán aquellos mandados al Çid, Campeador (Çid, 2718)
c. El nacido será físico o adeuino (Juicios, 206r4) (Lema 1994: 145)

La relación entre (5) y (6) es verificable a partir de datos como los de (7), que muestran que en
español medieval la forma simple no podía ocurrir cuando un elemento (el clítico pronominal)
interfería en la relación local entre el infinitivo y la forma de haber:

(7) a. Si yo vivo, doblar vos he la soldada (Çid, 80) (Lema 1994: 140)
b. Et quando la mugier touiere esta ymagen consigo; amar la a aquel omne (Picatrix,
19v88)
c. Et esto fecho, casarme he con una muger muy fermosa (Calila, 265) (Lema 1994: 144)

El contraste entre (6) y (7) muestran, pues, que pese a que transmitían exactamente el mismo
significado temporal, las formas simples de (6) y las perifrásticas de (7) alternaban en el
español medieval en una distribución casi complementaria (para los detalles, ver Lema), como
se puede apreciar en (6.a). La hipótesis es que las formas simples surgen como consecuencia de
la transformación del auxiliar en clítico y luego en afijo. En ese estadio de la lengua esta
interferencia era relativamente frecuente, dada la imposibilidad del clítico pronominal de
aparecer en la primera posición de la oración (o cláusula), por su debilidad fonológica. Las
formas perifrásticas desaparecieron definitivamente en el siglo XVI, junto con la prohibición
de que el clítico pronominal apareciera en la primera posición (cfr. Lema 1994 y Rivero
1994)2.
Una alternancia semejante a la del futuro se verifica con el condicional; recuérdese que,
además de su valor, esta forma transmite información temporal: es el “futuro del pasado”,
según la denominación del portugués, o “pospretérito”, según Andrés Bello (1847). La variante
perifrástica del condicional aparecía en español medieval cuando un clítico pronominal
interfería entre el infinitivo y el “auxiliar” clítico (8.a), al igual que en (7). La variante simple,
en cambio, se conformaba cuando no había clíticos pronominales, de modo paralelo a los
ejemplos en futuro de 6, o cuando la primera posición en la oración (o cláusula) estaba cubierta
por otra palabra (por ejemplo, quién en 8.b):

(8) a. Desanpararte ían (Zifar 68) (Rivero 1994: 131)


b. ¿Quién nos daríe nueuas de myo Çid el de Biuar? (Çid, 3378) (Lema 1994: 142)

Procesos análogos en la formación de las formas simples del futuro y del condicional se
produjeron en todas las lenguas románicas. En relación con la inestabilidad del futuro, Roberts

2
La alternancia entre variantes perifrásticas y simples que hemos observado en (6-7) para el español medieval se
mantiene aún en el portugués europeo (con la etiqueta descriptiva de mesoclisis). Variantes analíticas y sintéticas
del condicional y del futuro aparecen tanto en los tiempos simples (cfr. la forma perifrástica del condicional de i.a
con la sintética de i.b) como en los tiempos compuestos (cfr. la forma perifrástica del futuro compuesto, con el
auxiliar ter, en ii.a con la sintética de ii.b):
(i) a. Levá-lo-ia nesse caso!
b. Não o tornaria a receber!
(ii) a. A senhora Juliana ter-lhe-á dado alguma coisa?
b. Depois se terá sabido...
Como se observa, son los clíticos cuando intervienen entre la forma de infinitivo y el morfema de tiempo los que
determinan la aparición de la variante perifrástica en (i.a) y (ii.a). Es interesante puntualizar que, paralelamente a
la alternancia de las dos variantes para el futuro y el condicional, en portugués europeo se mantiene también la
prohibición de que el clítico pronominal aparezca en primera posición, lo cual sugiere que ambos fenómenos son
dependientes el uno del otro (cfr. Roberts & Roussou 2002, esp. 42-3, para una historización sistemática del
proceso en diversas lenguas románicas).

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& Roussou (2002) notan que, en tanto el pasado y el presente son tiempos “ciertos”, en lo que
hace al futuro es frecuente que se desdibujen las fronteras con el modo. Puesto que aún no ha
ocurrido, un evento que se ubica en el futuro tiene siempre algo tentativo o conjetural. Por esa
causa, algunas lenguas, como el dani (australiana), solo reconocen la oposición de futuro vs. no
futuro (pasado y presente) a partir de un valor modal (irreal vs. real) (cfr. Katamba 1993).
Otras, como en el caso del español, a pesar de oponer los tres valores (pasado-presente-futuro),
buscan maneras alternativas de atenuar o reforzar la expresión del futuro, lo cual explica por
qué se recurre sucesivamente a diferentes estrategias (perífrasis, formas simples), para expresar
sutiles valores que entremezclan lo temporal y lo modal.
En cuanto a las características de la actual forma perifrástica ir a + infinitivo, el auxiliar solo
puede estar flexionado en presente e imperfecto (o, con mucha menor frecuencia, en futuro 3)
del indicativo o del subjuntivo. Tomando en cuenta el análisis de los tiempos de Reichenbach
(1947)/ Acero (1990), podemos decir que el tiempo flexivo del auxiliar funciona como tiempo
de referencia, mientras que el infinitivo indica la posterioridad del evento con respecto a ese
momento de referencia (cfr. Kornfeld 2005).
En el ejemplo (9.a) el evento ocurre en un momento posterior al presente (=futuro), en el que
referencia y momento de habla coinciden; por su parte, en (9.b) el evento es posterior al
momento de referencia en el pasado indicado por el tiempo del auxiliar:

(9) a. Pablo va a venir temprano.


b. Me dijo que Pablo iba a venir temprano4.

En este sentido, existe una equivalencia desde el punto de vista temporal con las formas
simples del futuro y del condicional, relegadas con este significado al habla formal o a la
escritura en el español de la Argentina:

(10) a. Pablo vendrá temprano.


b. Me dijo que Pablo vendría temprano.

Las representaciones de los pares de formas perifrástica (9) y simple (10) son, de hecho,
idénticas, según los esquemas de Reichenbach/ Acero:

(11) Pablo va a venir temprano. / Pablo vendrá temprano

H, R E

3
Si bien no es muy frecuente, en las variedades americanas el valor modal de la forma simple de futuro puede
combinarse con el futuro perifrástico. Así, nota el Manual (23.8.1a, p. 449) que una oración como ¡No irá a creer,
señor Almirante, que yo...! (Roa Bastos, Vigilia del Almirante) tiene un contenido temporal prospectivo
(transmitido por la forma analítica), mientras que el auxiliar con futuro simple proporciona la noción de
incertidumbre, duda o conjetura.
4
Nótese que el siguiente par en subjuntivo es paralelo al indicativo de (9):
(i) a. No creo que Pablo vaya a venir temprano.
b. No creí que Pablo fuera a venir temprano.

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4
(12) (Me dijo que) Pablo iba a venir temprano. / (Me dijo que) Pablo vendría temprano5.

R H

Nótese que los dos ejemplos de (12) son ambiguos con respecto al momento de habla: el
evento puede ser indistintamente anterior, coexistente o posterior; de allí la denominación de
“pospretérito” de Bello, según destaca Di Tullio (2005: 222).
Pese a la equivalencia desde el punto de vista temporal, cabe notar que ir a + infinitivo se
acepta en contextos que son rechazados por las formas simples del futuro o del condicional
(como las prótasis o condiciones), una diferencia que se verifica en todos los dialectos del
español (cfr. Manual, 28.3.1a, p. 541):

(13) a. –Esperate Molina, si vamos a discutir (*discutiremos) que sea con cierto rigor (Puig, El
beso)
b. –Si te vas a reír (*reirás) no sigo, yo te la estoy contando en serio (Puig, El beso).
c. Si no ibas a estar (*estarías), me lo hubieras dicho

II. El proceso de gramaticalización


Mientras que el inventario de las palabras de clase abierta aumenta constantemente por medio
de recursos morfológicos, sintácticos o semánticos, las palabras funcionales constituyen clases
cerradas, cuyo inventario aumenta muy lentamente, y solo a través de procesos de
gramaticalización.
Se entiende por gramaticalización toda una serie de fenómenos que abarcan por lo menos la
conversión de una forma léxica en funcional (14.a), la adopción de un elemento de otra lengua
con valor gramatical (14.b), la mayor “funcionalización” de una forma existente (14.c) o su
cambio de funciones sintácticas (14.d) o de valores semánticos (14.e):

(14) a. Dicho/ Cierto terrateniente argentino se dedica a la poesía.


b. Ma’qué vamos a ir al cine.
c. Vino una banda de personas → Vinieron banda de personas.
d. Me gustó banda.
e. Me re quiere → Re llegás.

Los ejemplos anteriores, propios del español de la Argentina, ilustran variedades del proceso
de gramaticalización. En (14.a) un elemento correspondiente a una clase de palabra léxica
(dicho o cierto), con contenido semántico pleno (adjetivo), pierde significado y pasa a cumplir
la función gramatical de determinante. En (14.b) encontramos un préstamo del italiano ma’qué
que se incorpora al inventario del español de la Argentina como marcador de modalidad,
funcionando como una suerte de conjunción (Di Tullio & Kornfeld en prensa). En (14.c) y
(14.d) advertimos la profundización del proceso de gramaticalización de una banda de,
construcción cuantificativa del español juvenil coloquial que se forma sobre un esquema
productivo en español, igual que los más generales un montón de, una cantidad de. Las dos
oraciones de (14.c) muestran cómo esa expresión adquiere dos propiedades significativas: la de
prescindir del determinante una y la de desencadenar la concordancia plural en el verbo. En
5
En el habla coloquial una alternativa frecuente (mucho más que el condicional) es el uso del imperfecto con el
mismo significado: (Me dijo que) Juan venía temprano (Di Tullio 2005: 225, n.8).

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(14.d) la misma expresión se utiliza para cuantificar no ya sustantivos, sino verbos (Di Tullio
& Kornfeld en prensa b). Por último, (14.e) muestra cómo un mismo elemento (en este caso el
prefijo apreciativo re) puede ver modificado su significado: originalmente se interpreta como
un cuantificador (‘te quiero mucho’), pero, al combinarse con ciertos verbos, pasa a tener una
lectura vinculada con el modo (‘llegás seguro’) (cfr. Kornfeld & Kuguel en prensa). Para (14.a)
diremos que dicho/ cierto se gramaticalizan, al igual que el préstamo italiano ma’qué de (14.b);
en (14.c) y (14.d) hablaremos de un grado mayor de gramaticalización de banda, y en (14.e) de
una nueva gramaticalización de re con otro significado.

Cuando intervienen en perífrasis, los auxiliares constituyen, precisamente, una instancia


análoga al caso de (14.a), ya que un verbo (clase de palabra léxica) pierde su significado
conceptual y pasa a cumplir una función puramente gramatical, agregando al significado del
verbo principal un matiz temporal, aspectual o modal y “sosteniendo” las categorías
morfológicas de tiempo-aspecto-modo y de concordancia con el sujeto. La perífrasis de ir a +
infinitivo corresponde, particularmente, al conjunto mayor en que los auxiliares son, previos a
la gramaticalización, verbos de movimiento, como ocurre también con ir, estar, venir, andar +
gerundio (va /está / viene/ anda aprendiendo rápido). La lectura “alternativa” a la de la
perífrasis de futuro es, pues, aquella en que ir conserva su significado de verbo de movimiento
físico y la construcción de infinitivo (una cláusula de control, que aporta generalmente un
matiz de finalidad) indica un segundo evento (en los siguientes ejemplos, la locución dar a la
mar o vivir).

(15) a. Las lágrimas son agua y van a los ríos que van a dar a la mar (Masliah, “Poema
misceláneo”)
b. Si no me pasás más guita/ me viá vivir con papá (Les Luthiers, “Pieza en forma de
tango”)

Para distinguir las perífrasis de aquellos casos en que ir, en tanto verbo léxico de movimiento,
encabeza una cláusula de infinitivo, podemos recurrir a las pruebas gramaticales
proporcionadas por Di Tullio (2005: 238-ss). De acuerdo con esta autora, la completa
gramaticalización de un auxiliar estará dada por una serie de propiedades, que se verifican, en
general, en el caso de ir a + infinitivo.
En primer lugar, los auxiliares carecen de estructura argumental y de selección semántica sobre
las propiedades semánticas del sujeto o el objeto, como lo indica, en el caso de ir a + infinitivo,
la posibilidad de combinarse con cualquier infinitivo, incluidos verbos transitivos (16.a–b),
inacusativos (16.c–d), inergativos (16.e) e impersonales (16.f–g):

(16) a. Usted no me lo va a creer (cuento de Fontanarrosa)


b. Te crees que al mundo lo vas a arreglar vos (Discépolo, “Qué vachaché”)
c. No te va a gustar (banda uruguaya)
d. Hoy vas a entrar en mi pasado... (Cadícamo, “Los mareados”)
e. ¡No me diga que va a barrer, Pereyra! (Fontanarrosa, I. Pereyra)
f. va a haber croquetas y bicicletas de verdad (Leo Masliah, “La bicicleta”)
g. Va a escampar (tema de La Vela Puerca).

Adicionalmente, la perífrasis de futuro puede tomar como complemento otra perífrasis, sea
modal (17) o aspectual (18):

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(17) a. La cagada es que va a haber que esperar cuatro años más para tener wi-fi gratis en todos
lados, ¿no? (twitter Revista Barcelona)
b. Ahora van a poder mostrar los colmillos sin pudor (Revista Barcelona)
c. Me van a tener que perdonar (Diego Maradona).

(18) a. No, si pido puerta va a empezar a joder con la enfermería (Puig, El beso)
b. ¿Qué hablan de vueltas, che? Si el Loco no se va a terminar de ir nunca (Trillo, El loco
Chávez)
c. Para ese entonces ya vas a haber descubierto de dónde saqué ese dinero.
d. ella le dice que a la tarde siguiente va a estar dibujando ahí otra vez (Puig, El beso)

En segundo lugar, como consecuencia de lo anterior, Di Tullio observa que los auxiliares no
pueden ser modificados por adjuntos ni tampoco negarse independientemente del verbo
principal. Como se comprueba en los siguientes ejemplos, ir a + infinitivo sigue este
comportamiento (cfr.19), en contraste con casos como (20), donde una cláusula de infinitivo
cumple una función sintáctica:

(19) a. *Ayer María iba a salir de compras hoy.


b. *No vas a no ir a la escuela.

(20) a. Ayer María quería salir de compras hoy.


b. No intentes no ir a la escuela.

En tercer lugar, en las perífrasis la forma verbal no flexiva es obligatoria y no puede realizarse
ninguna clase de conmutación estructural. En el caso del futuro perifrástico, esa propiedad se
comprueba a partir de la imposibilidad de reemplazar el infinitivo por otra clase de
construcción, sea un sintagma nominal (21.b) o una subordinada encabezada por que (21.c):

(21) a. Va a llover.
b. *Va a la lluvia.
c. *Va a que llueva.

En el mismo sentido, siempre que sea posible formular una pregunta reemplazando el infinitivo
(y sus modificadores) por los interrogativos qué o dónde, la interpretación de ir será léxica, es
decir que se presupone que existe un desplazamiento físico y un segundo evento, como en los
siguientes ejemplos:

(22) a. –¿A qué vas (al centro)?


–A legalizar el título.

b. EMPLEADA 2ª –¿A dónde va, don Manuel?


MANUEL. –A correr mundo. A vivir la vida. Basta de oficina. (Arlt, La isla desierta)

Como señala Di Tullio, la interpretación perifrástica, en cambio, aparece vedada en esta clase
de preguntas:

(23) –¿A qué va? /¿Adónde va?


–*A llover. / *A haber bicicletas / #A estudiar agronomía. / # A barrer6.

6
# indica que no son posibles con la interpretación relevante (en este caso, la perifrástica), aunque evidentemente
ambos pueden interpretarse como la suma de dos eventos: ir + estudiar / barrer.

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En cuarto lugar, las perífrasis de futuro pueden pasivizarse en las mismas condiciones que los
respectivos verbos principales, al contrario de lo que ocurre en las construcciones en las que el
auxiliar conserva su selección argumental. En los ejemplos de (24), puede constatarse que la
voz activa y la voz pasiva de la misma oración transmiten exactamente el mismo significado
proposicional (si una es verdadera, la otra también lo es), en contraste con lo que ocurre con
pares como (25):

(24) a. El hombre va a conquistar el territorio antártico.


b. El territorio antártico va a ser conquistado por el hombre.

(25) a. El hombre quiere conquistar el territorio antártico


b. *El territorio antártico quiere ser conquistado por el hombre

Por último, como predice Di Tullio, las perífrasis de futuro admiten el ascenso de clíticos, lo
cual es obligatorio al tratarse de una construcción gramaticalizada en la cual el primer verbo
carece de estructura argumental:

(26) a. El gerente va a otorgárselo.


b. El gerente se lo va a otorgar.

En suma, el recorrido por las propiedades que se vinculan con la gramaticalización del auxiliar
muestra que ir a + infinitivo está convenientemente gramaticalizado con el significado
temporal prospectivo, ya que cumple todas las propiedades de una perífrasis, según las enuncia
Di Tullio.
No obstante, no siempre es fácil reconocer las perífrasis de aquellos usos en que ir es un verbo
pleno que mantiene su significado como verbo de movimiento. En esos casos se produce la
combinación de dos eventos distintos: el de moverse físicamente y el señalado por el infinitivo
que encabeza la cláusula de control, como en los ejemplos de (15), repetidos nuevamente aquí:

(27) a. Las lágrimas son agua y van a los ríos que van a dar a la mar. (Masliah, “Poema
misceláneo”)
b. Si no me pasás más guita/ me viá vivir con papá (Les Luthiers, “Pieza en forma de
tango”)

Nótese que en (27.b) el me resulta una marca indubitable de que el verbo que aparece en primer
lugar es de movimiento, ya que se trata del cuasirreflejo irse: no se puede suponer que hubo un
ascenso de clítico del verbo incrustado (vivir), ya que este no selecciona argumentos internos.
Sin embargo, dos propiedades entre las señaladas por Di Tullio como características de las
perífrasis se cumplen también si el verbo ir mantiene su significado léxico y encabezan una
cláusula de infinitivo. Así, por ejemplo, construcciones como (19) (repetidas abajo como 28),
que corresponden a la segunda propiedad que Di Tullio atribuye a las perífrasis (imposibilidad
de que el auxiliar y el auxiliado reciban modificadores independientes), son igualmente
agramaticales si se interpreta ir como verbo de movimiento. Dado que en la “lectura literal” de
ir siempre se presupone una proximidad temporal entre el evento de movimiento y el segundo
evento (en los ejemplos salir e ir), la cláusula subordinada tiene un matiz de finalidad que la
hace semánticamente dependiente del evento principal:

(28) a. *Ayer María iba a salir de compras hoy.


b. *No vas a no ir a la escuela.

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Asimismo, cuando el verbo ir mantiene su significado léxico (y, por lo tanto, aparecen dos
eventos) también es posible el ascenso de clíticos pronominales (cfr. 29), tal como dispone la
quinta propiedad de las perífrasis (cfr. ejemplos anteriores de 26):

(29) a. Me lo voy a comprar ya mismo.


b. La voy a acompañar y vuelvo.

En su análisis de las perífrasis, Di Tullio advierte que el ascenso de clíticos se produce también
en casos no ambiguos en que un verbo léxico selecciona una construcción de infinitivo, como
en (30), por lo que concluye que únicamente puede predecirse que, si estamos ante una
perífrasis, la posibilidad de ascenso es obligatoria:

(30) a. Me quiero comprar un piano.


b. Me lo trató de robar.

Al contrario de lo que ocurre con las perífrasis, en los casos en que ir conserva su significado
léxico, no podrá combinarse con verbos estativos o impersonales, ya que el matiz de finalidad
presente en la cláusula es incompatible con ese tipo de verbos:

(31) a. *(Me) voy a la calle a ser linda (cfr. Voy a ser linda, solo con interpretación de futuro).
b. *Va enseguida a haber mucha gente (cfr. Va a haber mucha gente, ídem).

Las restricciones en la combinación de (31) son una señal inequívoca de que el verbo ir
mantiene su significado léxico y, por lo tanto, su estructura argumental, contradiciendo la
primera propiedad de las perífrasis señalada por Di Tullio.
Otra propiedad que diferencia las clúsulas de infinitivo de las perífrasis se vincula con la
posiblidad de conmutación estructural del infinitivo, que remite a la tercera propiedad de las
perífrasis según Di Tullio: la obligatoriedad del infinitivo. Claramente, la paráfrasis con una
subordinada encabezada por que (32.a) responde a una única interpretación (i.e., nunca es
ambigua): solo puede aplicarse al desplazamiento físico del hablante para atenderse con el
médico en cuestión. En línea con eso, la posibilidad de reemplazar la cláusula de infinitivo por
un pronombre interrogativo (qué o dónde) y de responder con la construcción a + infinitivo
(como en los casos de 22) remite sin ambigüedades a la interpretación léxica, lo que se ratifica
por la posibilidad de hacer una conmutación estructural, como en (32.b):

(32) a. Voy a atenderme con tu médico → (Me) voy a que me atienda tu médico
b. –¿A qué vas al centro? / ¿A dónde vas?
–A atenderme con tu médico / A que me atienda tu médico.

Por su parte, nótese que, a diferencia de lo que ocurre cuando la secuencia ir a + infinitivo es
una perífrasis de futuro (cfr. el par de 24), cuando el verbo ir retiene su significado léxico, la
pasiva no es posible (cfr. 33) o no hay equivalencia semántica con la oración activa (cfr. las
dos oraciones de 34):

(33) a. Los peones se van a cosechar el trigo


b. *El trigo se va a ser cosechado por los peones.

(34) a. Los aviones están yendo a destruir el buque petrolero.


b. El buque petrolero está yendo a ser destruido por los aviones.

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En síntesis, parecen ser relevantes a la hora de determinar la gramaticalización del futuro
perifrástico las propiedades de ausencia de estructura argumental (propiedad 1 de Di Tullio), de
obligatoriedad de la forma flexiva (propiedad 3) y de comportamiento con la pasiva (propiedad
4). En cambio, la modificación diferenciada por parte de adjuntos o negación (propiedad 2) y el
ascenso de clíticos (propiedad 5) no catalizan comportamientos distintivos entre la perífrasis de
ir a + infinitivo y las correspondientes construcciones con cláusulas de infinitivo (algo que
ocurre también con otras perífrasis).
Cabe destacar que, ante la falta de un contexto lingüístico o extralingüístico mayor, la
ambigüedad de ciertas secuencias ir a + infinitivo puede ser absoluta:

(35) a. Me voy a atender con tu médico.


b. Voy a atenderme con tu médico.

Hemos dicho ya que el ascenso del clítico no distingue la interpretación léxica de ir de la


gramaticalizada, de modo que ambas oraciones podrán interpretarse como la expresión de
futuro de atender o como dos eventos diferenciados: ir(se) y atenderse. Para desambiguarlas,
es necesario agregar más modificadores (o contexto extralingüístico): así, merced al adjunto de
tiempo, (36.a) solo puede interpretarse como futuro. Por el contrario, la presencia de dos
pronombres clíticos, como en (36.b), excluye, como se ha señalado, la lectura perifrástica (ya
que irse es siempre verbo de movimiento y nunca auxiliar, como hemos dicho respecto a 27.b).
Algo semejante ocurre con la aparición de complementos de lugar en (36.c), los adjuntos
temporales como (36.d) o los predicativos subjetivos como (36.e):

(36) a. Desde ahora me voy a atender con tu médico.


b. Me voy a atenderme con tu médico.
c. Voy a Belgrano a atenderme con tu médico.
d. Voy ya mismo/ enseguida / en un rato a comprar un auto.
e. Voy contenta a cortarme el pelo.

En líneas generales, como se observa en (36.c–e), la intercalación de construcciones entre la a


y el infinitivo tiende a favorecer la interpretación léxica del verbo ir, si bien podrían aceptarse
algunas construcciones, igualmente un poco forzadas: ?Voy seguro / indefectiblemente a
estudiar historia.
Obsérvese que, si el verbo ir está flexionado en tiempos distintos de los que ya hemos señalado
(en indicativo, presente, imperfecto y futuro con valor modal; en subjuntivo, presente o
pasado), conduce sistemáticamente a su interpretación “literal” como verbo de movimiento
(cfr. 37.a). De hecho, si la secuencia ir a + infinitivo aparece como complemento de otra
perífrasis aspectual (37.b), temporal (37.c) o modal (37.d), ir se interpreta (casi)
sistemáticamente con su significado léxico de verbo de movimiento:

(37) a. Fui a atenderme con tu médico.


b. Suelo ir / Estoy yendo a atenderme con tu médico.
c. Ya había ido a atenderme con tu médico.
d. Puede / debe ir a atenderse con ese médico.

III. El proceso de gramaticalización (II): valores modales


Según hemos sugerido, la transformación de ir en auxiliar temporal constituye una instancia de
gramaticalización que puede considerarse análoga al caso de (14.a): el verbo pierde su
significado y sus propiedades léxicas y se gramaticaliza como auxiliar temporal. Por el
contrario, otros fenómenos que involucran a la misma secuencia ir a + infinitivo corresponden,

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más bien, al caso de (14.e), ya que la perífrasis se gramaticaliza nuevamente (con otro
significado) en el español de la Argentina.
Cabe señalar, sin embargo, que en nuestra variedad el futuro perifrástico carece completamente
del valor modal de incertidumbre que suele expresar el futuro simple, según hemos visto en los
ejemplos de (4): Serán las cuatro, Iré más tarde, etc. Según el Manual de la Real Academia
Española, en el español peninsular también pueden construirse ejemplos con un significado
análogo a partir de la perífrasis ir a + infinitivo, aunque reconoce que “solo se documenta en
algunas variedades de la lengua conversacional, más frecuentemente en el español europeo que
en el americano” (p. 542). El ejemplo que proporciona el Manual es Va a ser que le ha dicho
algo sobre la sardana; este resulta, de hecho, agramatical en todas las variedades del español
argentino (en total contraste con lo que ocurriría si en la misma oración aparece la forma
simple de futuro: será que le ha dicho algo sobre la sardana).
En cambio, sí son compartidos con el español general otra serie de valores modales, tanto
deónticos como epistémicos, que se vinculan con el uso de la perífrasis ir a + infinitivo.
Pasamos a describirlos sucintamente para luego agregar, en relación con los valores
epistémicos, algunos usos exclusivos de nuestra variedad.

Valores deónticos
Los significados deónticos reflejan actitudes del hablante relacionadas con la expresión de la
voluntad o de los afectos: indican si el hablante acepta, consiente, aconseja, exige, etc. (o no) el
evento señalado en la proposición. De este modo, se ligan con significados ilocutivos como el
permiso, la habilidad, el deseo, la intención, la necesidad, la obligación o el mandato
expresados por el hablante ante un determinado evento.
En cuanto a los valores que puede tomar ir a + infinitivo, es general en el español el uso de esa
perífrasis en contextos de imperativo negado (RAE, Manual, 48.4.3, p. 931), como en los
ejemplos siguientes, que implican un consejo o una advertencia:

(38) a. No vayas a mentirme.


b. No te vayas a meter en líos7.
c. Y, por favor, no vayan hoy a cometer la gaffe de hacer sopa (Quino, Mafalda)
d. no vayas a ser vos el demonio que me anunció la muerta Caracola (Puig, Boquitas)

Nótese que no se trata simplemente de un evento futuro, sino, más bien, que la perífrasis
funciona como una atenuación de la orden directa que implicaría la forma del imperativo: No
me mientas, No te metas en líos, No cometan la gaffe, No seas vos; al mismo tiempo, desde el
punto de vista epistémico, se considera factible el evento prohibido o vedado. La contraparte
positiva de la perífrasis en subjuntivo se usa raramente en español, si bien se la reconoce en
ciertas construcciones fosilizadas, como vaya a saber: Vaya a saber ahora cuándo los van a
soltar, tal vez a la madrugada o al mediodía siguiente... (Walsh, Operación Masacre).
Por otra parte, son igualmente generales en el español los valores ligados con la amenaza,
como los llamados “insultos de amenaza” de Puto el que lee, el diccionario de insultos e
improperios de la revista Barcelona:

(39) a. Te voy a partir la cara (p. 154)


b. Te voy a cortar la cabeza (p. 67)
c. Cuando te agarre te voy a echar un fierrazo (p. 90)

7
A diferencia de lo que ocurre con el valor temporal, aquí sí puede aparecer una doble negación: No vayas a no
avisarme, un comportamiento que es frecuente en las perífrasis modales (No puedo no ir, No deberías no mirarlo,
etc.), como observa Di Tullio (2005).

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Estos insultos contienen sistemáticamente la fórmula te voy a (y su variante general te viá o la
más popular en la zona mediterránea de la Argentina te vuá) y pueden o no mantener
subyacente la condición (prótasis):

(40) a. Si la pendeja me sale quilombera la voy a estrolar contra la pared (PeqL, p. 84)
b. si me ven cerca tuyo van a creer que me compré un circo (PeqL, p. 83)

El uso del futuro perifrástico en los insultos de amenaza no es, entonces, privativo de la
variedad argentina del español y, evidentemente, tampoco se puede afirmar que la amenaza
solo pueda expresarse mediante ir a + infinitivo: otros tiempos verbales, como el futuro o el
presente, permiten transmitir el mismo significado (cfr. Le cortaré la cabeza; Si no hace esto,
le cortaré la cabeza; Mirá que te rompo la cara; Te parto a patadas).
En (38–40) el valor de prospección de la perífrasis se conserva, ya que todos corresponderían a
eventos futuros, si bien predomina el significado modal, ligado con un consejo, advertencia o
amenaza. No ocurre lo mismo cuando la perífrasis de ir a + infinitivo aparece en la condición
(o prótasis) en cláusulas condicionales incompletas, con entonación suspendida, como en el
ejemplo que se ilustra a continuación:

(41) –¿Sabe lo que hace falta acá, Eulogia, para atraer el turismo?
–¿Que?
–Una aerosiya.
–Pereyra... ¿Ande ve montañas, usté?
–Ah, güeno, ¡si le va a andar buscando todas las güeltas...! (Fontanarrosa, I. Pereyra)

Es natural deducir que este tipo de ejemplos se deriva de una cláusula condicional completa
(ver ejemplos de 42, extraídos de Internet), que se acorta, como en (41) o (43), cuando se
considera que la conclusión es obvia o puede extraerse fácilmente a partir de la situación
pragmática:

(42) a. Bueno.... si vas a contar la película apagamos la tele y la contas vos!


b. ah, bueno!, si vas a ir por mis post buscando mis horrores ortográficos... ¡suerte, tenés
para un rato largo te digo!

(43) a. Ah, bueno, si vas a subir esas fotos para dar envidia...
b. ¡Ah, bueno! Si vamos a tocar este “temita”...
c. Ah, bueno, si vamos a hablar de cagadas de otros...8

Se trata de enunciados dialógicos, que suponen una reprobación (que puede ser irónica) de los
dichos o acciones de otros. Para señalar unívocamente este significado, en la oralidad la
entonación de la última oración de (41) debe ser suspendida, lo cual los hablantes perciben a
punto tal que, incluso en Internet, consistentemente la finalizan con puntos suspensivos, como
se puede apreciar en los ejemplos de (43), extraídos de diversas páginas en español.
Como ocurre en los casos anteriores, tampoco en los contextos de (41–43) parece ser
obligatoria la aparición de la perifrasis ir a + infinitivo. Así, son posibles en distintas
variedades del español, con un significado semejante, variantes en presente: Si le buscás la
quinta pata al gato...; Si se trata de tocar ese temita...; Si el asunto es hablar mal de los

8
Los ejemplos proporcionados son todos del español de la Argentina, pero la construcción se registra también en
otras variedades, como Chile:
(i) a. Ah, bueno, si vamos a dar toda la gama cromática...
b. ah bueno, si vamos a tirar avisos...

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otros... Resulta claro, sin embargo, que la perífrasis ir a + infinitivo resulta más enfática (y, por
lo tanto, más frecuente) para transmitir este significado reprobatorio (al menos en la variedad
argentina).

Valores epistémicos
A diferencia de la interpretación deóntica, la modalidad epistémica se define como el grado de
compromiso del hablante frente a su contenido proposicional, es decir, el valor de verdad que
le atribuye, en términos de su ubicación en el mundo real o en uno posible, más o menos
alejado del real. Diversos empleos de la perífrasis ir a + infinitivo remiten a esta clase de
significado.
Entre los usos epistémicos que son generales en el español se cuenta el caso en que ir se
encuentra en pretérito perfecto, como en (44). El significado que el hablante transmite con
estas oraciones es que el hecho se produjo inesperadamente; en ese sentido, el significado
resulta equivalente al de acabar + gerundio o terminar por + infinitivo (acabó pasando,
terminó por matar) (RAE, Manual, 28.3.1.b, p. 541):

(44) a. El caso es que, de todas las ventanas de Buenos Aires, justo fui a pasar frente a la tuya.
b. el peludo fue a caer como a tres cuadras de allí

Como nota el Manual, la aparición de ir en pretérito perfecto con el significado de (44) está
limitada a los verbos télicos, que expresan procesos delimitados, por lo que se excluyen estados
(45.a–b), pero también actividades, con las que ir solo puede recibir una interpretación como
verbo léxico de movimiento (45.c):

(45) a. *Fueron a ser felices.


b. *Fue a haber una catástrofe.
c. #Fueron a trabajar / caminar.

Las mayores restricciones de las secuencias en las que ir está en pretérito perfecto sugieren que
este tipo de secuencias presenta una gramaticalización menos avanzada que la perífrasis de
futuro que hemos analizado en detalle en la sección II.
Otro de los usos epistémicos de esta perífrasis (también general en el español) es el que
“introduce retóricamente una hipótesis considerada ilógica o poco probable, pero digna de
consideración” (cfr. RAE, Manual, 42.3.5d, p. 810). En otros términos, se trata de
construcciones “exclamativas e interrogativas retóricas de intención refutatoria” (p. 542), en las
que la perífrasis carece de valor temporal, como De dónde voy a haber sacado yo... o Cómo no
se iba a haber enterado...
En ese sentido, podemos considerar dos variantes centrales de las preguntas retóricas. Por un
lado, se encuentran las interrogaciones parciales que aparecen encabezadas por toda clase de
pronombres interrogativos: qué, quién, dónde, cuándo, cómo. Aparecen siempre en contextos
de réplica real o virtual a un enunciado previo y no se espera una respuesta directa, ya que la
respuesta se considera obvia. La entonación es, en general, la propia de una pregunta, con
mayor énfasis en el pronombre interrogativo, pero puede derivar a una entonación suspendida.
La paráfrasis explícita de estas oraciones a menudo supone un elemento negativo con alcance
sobre el argumento (o adjunto) involucrado en el pronombre interrogativo: ‘no tiene nada que
decir’, ‘nadie va a pasar’, ‘no vas a ir a ningún lado’, ‘nunca vas a ser un héroe’, etc.:

(46) a. ¿Qué me va a decir?


b. ¿Qué (le) vas a hacer? (español general) / Qué vachaché (Discepolo, tango)
c. MARÍA. –¿Y con qué va a trabajar uno si no? (Arlt, La isla desierta)

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(47) a. ¿quién va a pasar frente a este colegio podrido? (Puig, La traición)
b. ¿A quién vas a pelear, cascajo? (PeqL, p. 58)
c. –Sortearemos el peligro
–¿Y quién le va a comprar un número para ese sorteo? ¿Por qué no rifa una enfermedá
también? (Fontanarrosa, I. Pereyra)
d. –Venderemos cara nuestra derrota.
–¿Y quién le va a comprar una derrota, y para colmo cara...? (ídem)

(48) a. en invierno a la hora del mate ya es noche cerrada y a la salida con el frío y sin plata
para gastar ¿dónde vas a ir? (Puig, La traición)
b. Dicen que me fui del barrio. ¿A dónde voy a ir? Si siempre estoy volviendo... (A. Troilo)
c. CARMELO. –Pero escuchame, Chicho... ¡tiene cien años! ¿Dónde va a conseguir
laburo? (R. Cossa, La Nona)

(49) a. –Fíjate, es la heroína de un tango: no cualquiera. Vos, por ejemplo, ¿cuándo vas a ser
héroe? ¿Quién te va a poner música? (Arlt, según Jorg)
b. Me dijiste “vos siempre igual / cuándo vas a crecer...” (Falsa Cubana, “Cuándo vas a
crecer”)

Al contrario de los ejemplos previos, cuando el pronombre interrogativo que aparece en la


pregunta retórica es cómo, no resulta claro que tenga alcance sobre algún elemento particular
de la oración nuclear. Más bien se rechaza enfáticamente el contenido de la proposición
completa en la que aparece ir a + infinitivo:

(50) a. Y cómo no se iba a romper la compactera si pusiste un disco de La Lluviosa? (PeqL, p.


91)
b. Cómo te va a gustar Alejandro Sanz, si es un gallego imbécil (PeqL, p. 93)
c. –¡Vos sos un autor! –le decía [Barletta]– ¡Cómo te vas a presentar de cualquier manera
en un estreno! (Barletta a Arlt, según Jorg)

Así, ‘(obvio que) se iba a romper/ no te tiene que gustar / no te tenés que presentar de cualquier
manera’ o ‘No hay manera de que no se rompa / te guste / te presentes’ son paráfrasis
convincentes para las oraciones de (50) y muestran que la interpretación modal de las
preguntas retóricas en las que interviene cómo puede ser netamente epistémica (como en 50.a),
igual que en los ejemplos con el resto de los pronombres interrogativos, pero también deóntica
(como en 50.b–c). En cualquiera de las lecturas, el cómo no se refiere a un complemento o un
adjunto de la predicación (como los demás pronombres de 46–49), sino a un modificador del
núcleo oracional.
Una segunda variante de esta clase de preguntas retóricas que involucran la perífrasis ir a +
infinitivo aparece cuando no hay ningún pronombre interrogativo, sino que se trata de una
interrogación total (también llamada “de sí o no” por las respuestas que suscita). En los
siguientes ejemplos el hablante tampoco espera una respuesta de su interlocutor y, nuevamente,
la implicación es negativa (i.e., ‘No vale la pena amargarte la comida’, ‘No te das cuenta de
esto’):

(51) a. –Vos sos loco, ¡Viví el momento! , ¡Aprovechá!, ¿Te vas a amargar la comida
pensando en lo que va a pasar mañana? (Puig, El beso de la mujer araña)
b. –No macanees. ¿A treinta metros te vas a dar cuenta de todo eso?

Evidentemente, la entonación y el contexto extralingüístico juegan un papel clave en la


interpretación de las oraciones de (46–51) como preguntas retóricas, y no como preguntas

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reales que pretenden una respuesta. Nótese que en este contexto no es obligatorio el uso de la
perífrasis ir a + infinitivo (serían pensables preguntas retóricas como ¿A quién peleás vos?
¿Cómo que te gusta?), pero se trata largamente de la forma verbal más frecuente y más enfática
cuando se intenta expresar ese significado.

Ahora bien, a partir de las preguntas retóricas (que son compartidas con la mayor parte del
mundo hispanoparlante) pueden derivarse otros contextos de aplicación para la perífrasis ir a +
infinitivo que son privativos de la Argentina. Un caso especial, propio del lenguaje coloquial
rioplatense, es aquel en el que se niega la proposición en la que aparece qué como réplica a un
enunciado previo (Di Tullio 2011):

(52) a. Qué me van a hablar de amor (tango)


b. ¿Qué vas a ser macho si a la hora de los pelpas fruncís? (PeqL, p. 91)
c. mi hermano qué va a tener cancha, 25 años y siempre con esa cara de velorio (Puig, La
traición)
d. ¿Y Dios qué se va a enojar? ¡Si nos tiene una paciencia…! (Quino, Mafalda)
e. EMPLEADO 2º–¿No será una calcomanía?
EMPLEADA 2ª –¡Qué va a ser calcomanía! Este es un tatuaje de veras (Arlt, La isla
desierta).

Es válido suponer que estos ejemplos se derivan de preguntas retóricas semejantes a las de
(46), solo que aquí el qué no reemplaza a ningún argumento de la oración, ni tampoco cumple
otras (posibles) funciones, como la ponderación de la cantidad o el grado (e.g. ¡Qué tranquilo
está Pedro! o ¡Qué tranquilidad tuvimos hoy!). A diferencia de esos casos, entonces, en que el
pronombre interrogativo cumple una función sintáctica en la oración, la función exclusiva del
qué de (52) es rechazar enfáticamente el enunciado previo (i.e. ‘no hablen’, ‘no sabe’, ‘no sos
macho’, ‘no tiene cancha’, ‘Dios no se va a enojar’, ‘no es una calcomanía’). También se
distingue por la entonación, ya que la pronunciación de los ejemplos de (52) difiere tanto de las
oraciones afirmativas como de interrogativas o exclamativas, lo cual explica la oscilación en la
representación escrita9. En este tipo de enunciados de réplica, en caso de que el verbo esté
conjugado, es obligatoria la aparición, precisamente, de la perífrasis ir a + infinitivo10.
Nótese que en este segundo caso qué puede alternar con el cómo de (50), casi con el mismo
significado, ya que ambos no solo niegan la proposición, sino que la descalifican por absurda o
ilógica:

(53) a. Qué voy a saber yo que ella está enferma.


b. Cómo voy a saber yo que ella está enferma.

9
Según Di Tullio (2011), “Los enunciados ecoicos iniciales, que van seguidos de las respectivas contrarréplicas,
no tienen la linea tonal de una unidad tonal unica, como lo son los respectivos segmentos exclamativo o
interrogativo, sino que constan de dos segmentos: el contrafactico qué y el enunciado infrarracional rechazado,
separados por una ruptura tonal, de manera que forman un contorno circunflejo, propio de los enunciados
ecoicos.”
10
Sin embargo, como señala Di Tullio (2011), el qué de réplica negativa de (52) también puede aparecer con
construcciones infraoracionales (i.e., menores que la oración), sin verbo conjugado, si bien se trata de casos poco
frecuentes:
(i) a. ¡Qué genio! Este estudiante es un cascote.
b. ¡Qué divertida! Esa película es pesadísima.
c. ¡Qué invertir! Lo que hace este empresario es lavar dinero.

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Un significado semejante reconocemos en otro uso de la perífrasis ir a + infinitivo propio del
habla de la Argentina (compartido con Uruguay y Paraguay), que involucra a la expresión mirá
si (con menor frecuencia, también mire si o miren si), como en los siguientes ejemplos:

(54) a. Mirá si voy a hacer quilombo porque juega Messi de N° 9 (C. Tévez)
b. ¡¡Mirá si voy a ir a buscarte!! El 6-5-0 es en el orto del mundo. ¡Tengo que tener el
pasaporte al día! (Tangalanga)
c. Mirá si me va a llamar, ese sátrapa...
d. Mirá si iba a viajar hasta Córdoba para alcanzarle la valija...

Los casos de (54) niegan rotundamente una afirmación o suposición ajena; en ese sentido, el
contexto es siempre dialógico (=alguien hizo la afirmación o tiene la suposición que se niega
enfáticamente). El valor que toma mirá si en combinación con la perífrasis ir a + infinitivo en
(54) se diferencia claramente del que se refleja en ejemplos encabezados por la misma
secuencia, con otros tiempos verbales (pasado, presente, futuro simple), cuya interpretación
apunta a considerar el evento como inesperado o sorpresivo, más allá de la valoración positiva
o negativa que se presuponga, como en (55):

(55) a. Mirá si no vino / viene.


b. ¡Mira si tenés colores para elegir!
c. Mirá si será atorranta, que no quiso ni venir...

En todos los contextos de (54–55), el verbo mirar podría ser reemplazado por imaginar(se) o
pensar, sin que se modifique sustancialmente el significado proposicional y pragmático de la
oración (e.g., Imaginate si me va a llamar, Pensá si no viene).
De este modo, mirá si en combinación con la perífrasis ir a + infinitivo, como en (54), se
convierte en una suerte de marcador de modalidad que determina la interpretación de negación
enfática del enunciado. Es semejante en su distribución y significado a minga que o ma’qué
(cfr. Di Tullio & Kornfeld en prensa); la combinación con la perífrasis ir a + infinitivo es aquí
obligatoria, a diferencia de lo que ocurre con minga que o ma’qué, que no solo admiten la
perífrasis (Minga voy a comprar un barco, Ma’qué voy a viajar a Europa), sino también otros
tiempos verbales (Ma’qué voy a tu casa, Minga pensaba ir, Minga ir a tu casa, etc.). En
cambio, mirá si expresa el significado ejemplificado en (54) exclusivamente cuando se
encuentra en combinación con la perífrasis ir a + infinitivo.
Un último significado epistémico propio del español de la Argentina, aun más marcado en su
valor contrafáctico, es el que (desestimando su validez) responde afirmativamente a una
pregunta a fuerza de contraponer una hipótesis absurda introducida por una suerte de “falsa
condicional”. En ese sentido, parecería tratarse de la contraparte de los casos anteriores: no se
trata ya de negación, sino de afirmación enfática. Si bien no parece exclusivo de esa zona11, en
el español coloquial de Córdoba ese uso está muy presente en el humor, como en los siguientes
chistes extraídos de la revista Hortensia:

(56=3) En el quirófano:
–Enfermera, llame a la instrumentista.
–¿Va a operar, doctor?
–No, si vuá a componer una chacarera (Hortensia, nº 44, nov. 73)

11
Para la variedad chilena hemos relevado los siguientes casos en Internet:
(i) a. Oie, sube para arriba... No, si voy a subir pa bajo... xd (nombre de un usuario de Facebook)
b. Soy el yerko. No, si voy a ser tu hermana (comentario en un fotolog).

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(57) a. Un preso estaba cavando un túnel. Otro le preguntó:
–¿Te pensai rajá?
–No, si lo van a encaná al ratón Mickey y le estoy haciendo una casita (revista 4)

b. En un tambo de las afueras un turista le pregunta a un peoncito:


–¿Estás ordeñando, pibe?
–No, si voy a está cambiándole el aceite (revista 5, pág.17).

Como se puede notar, en lugar de un enunciado previo que se niega o descarta de plano, se
plantea en estos ejemplos una idea completamente absurda que se utiliza (paradójicamente)
para dar una respuesta positiva a la pregunta original, que se considera trivial o inadecuada, en
función del contexto pragmático.
En suma, hemos repasado en esta sección III diversos valores modales que puede adoptar la
perífrasis ir a + infinitivo, más allá de su significado temporal básico, analizado en la sección I.
El español de la Argentina comparte con otras variedades del español todos los valores
deónticos: el consejo o la advertencia en el caso de los imperativos negativos (véase 38), la
amenaza en los llamados “insultos de amenaza” (cfr. 39–40) y la reprobación expresada por
medio de las cláusulas condicionales incompletas (cfr. 41, 43). También son comunes a otros
dialectos del español algunos de los valores epistémicos que involucran a la perífrasis: el de
resultado sorpresivo, expresado por medio del uso en pretérito perfecto de ir (cfr. 44), o el
significado negativo asociado a las preguntas retóricas parciales o totales (cfr. 46–51).
En cambio, son exclusivos del Cono Sur (compartidos con Uruguay, Paraguay y/o Chile) el
resto de los valores epistémicos que puede adoptar la perífrasis: la combinación con el qué de
réplica que señala el rechazo absoluto de la proposición (ver 52) o con mirá si, que también
introduce una proposición que se descarta por completo (cfr. 54), y el valor contrafáctico que
aparece en las “falsas condicionales” de (56–57), que sirven para afirmar rotundamente una
pregunta o enunciado previos.

IV. Conclusiones
En este trabajo hemos ensayado una sistematización de los matices semánticos y gramaticales
de ir a + infinitivo, una perífrasis muy usada en el español americano en general y en el de la
Argentina en particular. En ese sentido, hemos determinado su descripción en términos de los
momentos de habla, de referencia y del evento reconocidos por Reichenbach (1947) / Acero
(1990) y comparado su distribución con la del futuro simple. También hemos demostrado que
se trata de una perífrasis en un avanzado grado de gramaticalización, ya que cumple todas las
pruebas propuestas por Di Tullio (2005). Asimismo, en la última sección, hemos analizado en
detalle los diversos valores modales (deónticos y epistémicos) que esta perífrasis puede
expresar, sea en determinadas estructuras sintácticas o en combinación con otras
construcciones gramaticalizadas.
El trabajo pretende ser una contribución original en dos frentes. Por un lado, desde el punto de
vista de los estudios gramaticales, los problemas que plantean los diversos valores semánticos
que adopta ir a + infinitivo son representativos de una zona de la gramática explorada
nebulosamente. En efecto, la misma indeterminación entre tiempo y modo (y a veces también
aspecto) que hemos analizado aquí se corrobora en muchas otras formas verbales, como el
futuro simple (al que aquí nos hemos referido extensamente), el condicional, el pretérito
imperfecto (Di Tullio 2005) o, en ciertas variedades del español argentino, el pretérito
pluscuamperfecto (cfr. Avellana 2012).
Por otro lado, esperamos haber realizado un aporte a una descripción sistemática y exhaustiva
de los usos lingüísticos propios del español de la Argentina y, particularmente, de fenómenos
propios del lenguaje coloquial, del habla o de la oralidad secundaria. Esa clase de fenómenos
tiene un enorme potencial teórico, a menudo subestimado por las concepciones normativas de

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la gramática. En efecto, son las variedades populares las que históricamente suelen “empujar”
los cambios lingüísticos, a menudo a partir de procesos de gramaticalización como los que aquí
hemos discutido largamente.

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