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Gabriele Invernizzi / Francis Pisani / Jesús Ceberio

Sandinistas
Entrevista a Jaime Wheelock Román

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Editorial Vanguardia
Paseo Tiscapa, de la estatua José Martí, media cuadra al este.
Managua, Nicaragua.
N
808.856
C 337

Ceberio, Jesús
Sandinistas / Gabriele Invernizzi y Francis Pisani.
Managua: Ed. Vanguardia, 1986. Entrevista al comandante
Jaime Wheelock.

1. REVOLUCIONARIOS – NICARAGUA – ENTRE-


VISTAS. 2. NICARAGUA – HISTORIA – REVOLUCION
POPULAR SANDINISTA, 1979.

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© Jesús Ceberio, Gabriele Invernizzi, Francis Pisani


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© Para la presente edición: Editorial Vanguardia


Derechos reservados según la ley.
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Diseño: Iván Olivares


Armada: Omar Roque y Henry Martínez

Edición al cuidado de Erick Blandón


Presentación.

Aquél verano pedía vacaciones anticipadas y salí ha-


cia América Central. Desde San José de Costa Rica llegué
a Nicaragua a bordo de un aerotaxi que, según me contó el
piloto, por la noche abastecía con armas a los campamen-
tos sandinistas del frente sur y al regresar dejaba caer ra-
cimos de bombas de mano por las tropas de Somoza. Lo
que ya no se consideraba posible aconteció el 19 de Julio
de 1979, un día de sol y violentos estruendos de tormentas.
Las calles de Managua, a pesar de los escombros y los

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muertos que eran quemados con gasolina en espera de su

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sepultura, fueron invadidas por una gran muchedumbre
que agitaba las banderas rojinegra del FSLN, bailaban,

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reían y lloraban de alegría. La revolución había triunfado.
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En realidad pienso que el sentimiento más difundido era el
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de la sorpresa, en Managua como en el mundo. *


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Estaban sorprendidos los mismos protagonistas de la


revolución, lo estaban todavía más aquellos que de ella
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habían sido solamente espectadores más o menos lejanos e


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incrédulos. Precedían demasiados años de derrotas y de-


cepciones; demasiadas cosas habían cambiado desde los
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tiempos de Cuba. Especialmente para nosotros los euro-


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peos la convicción de que sólo fuesen viables los caminos


pacíficos, reformistas, electorales, había sido consolidada
por la estrategia del terrorismo; y esta convicción se iba
convirtiendo en norma absoluta, de valor universal. Para
nosotros al contrario aquella sorpresa tenia el amargo
sabor de la traición: por que los Estados Unidos de Jimmy
Carter habían conducido el juego de manera tan torpe co-
*
A la edición italiana: Sandinisti. II Nicaragua Oggi. Edit. Fel-
trineli, Primera Edición. Milán. 1985. (N. del E.).

I
Presentación

mo para permitir el regreso de un fantasma que se conside-


raba exorcizado para siempre.

De cualquier manera para todo el mundo la sorpresa


se volvió pronto una sensación de malestar: la revolución
no sólo había triunfado sino que pretendía ser “diversa”.
Los primeros en darse cuenta de esa diversidad fueron los
derrotados.

Ninguna justicia sumaría en aquellos días del verano


de 1979 en Managua. La revolución respetaba la vida has-

m
ta de los más crueles criminales de la dictadura de Somoza.

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Recuerdo que en la fachada del Ministerio del Interior ha-

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bía sido colgada una manta que decía “centinela de la ale-
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gría del pueblo”, por otro lado estaba la cuestión de la
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economía mixta, del pluralismo político, de la participación
el

de los cristianos, de los tres curas-ministros. Y también.


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¿por qué no? el hecho de que además de las primeras me-


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didas obvias para una revolución en un país subdesarro-


llado, como la campaña de alfabetización y vacunación
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contra la poliomielitis, se enseñaba al pueblo a hacer poe-


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sía. Si: en los barrios de la periferia y en las unidades mili-


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tares los sandinistas organizaban talleres de poesía. Se


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descubrió también que la victoria final había sido permiti-


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da gracias a los fusiles proveídos por la social democracia


y justificados por Willy Brandt en los congresos de la In-
ternacional Socialista con el nuevo concepto de la “revolu-
ción necesaria”. Así la revolución sandinista estorbaba a
muchos de nuestros esquemas: mentales, culturales, ade-
más de los políticos.

Tratamos de olvidarla. Durante los primeros dos


años Nicaragua fue abandonada por nuestros gobiernos así
como por nuestra conciencia de europeos democráticos.

II
Invernizzi, Pisani, Ceberio

Ronald Reagan se encargó de hacemos volver todos a Ma-


nagua. Pero no solamente por causa de la guerra abierta
que casi de inmediato desencadenó contra los sandinistas.
La operación más brutal y mejor lograda del nuevo presi-
dente de los yanquis fue la de negar totalmente la re-
volución sandinista: es decir, su originalidad, su
diversidad, en suma su identidad, y su derecho de ser, de
tener y ofrecer esperanzas. Para hacer eso Reagan, senci-
llamente restableció los esquemas usuales: sandinismo
igual a marxismo-leninismo, Managua el último eslabón de
la cadena que comienza en el Kremlin y exporta las revolu-

m
ciones a América Latina pasando por La Habana, y así

co
sucesivamente. También nosotros, los periodistas democrá-

.
ticos, “de izquierda”, volvimos a Nicaragua para ir a ver si
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por acaso Reagan no tuviese razón; así yo ya no necesitaba
o
solicitar vacaciones anticipadas en mi periódico.
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No nos interesaba la revolución sandinista en sí, en


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su contexto, con sus dificultades, sus conquistas, o sus


errores. Mirábamos aquella realidad a contraluz, a través
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de los filtros de nuestros modelos, y parámetros de juicios


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fijos construidos sobre nuestras experiencias, nuestras ne-


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cesidades, nuestras inquietudes políticas y existenciales, de


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nosotros los occidentales que vivimos el nuevo conflicto


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Este-Oeste con los Pershing en el patio.

La idea de este libro nació del deseo más que de en-


tender de saber más, de conocerlo. Para hacerlo existía un
sistema muy sencillo y seguramente eficaz: hablar con
ellos, los sandinistas. Pero no a través del cliché de las
entrevistas aisladas útiles para la redacción de dos páginas
del periódico, sino algo más que preguntas y respuestas,
libres ellos de explicarse, contar y recordar y talvez hacer-
los ver cómo es el mundo cuando se le mira desde Mana-
III
Presentación

gua, Nicaragua. Libres nosotros de presentarles, con las


preguntas, todas las dudas y también las sospechas sugeri-
das no por Ronald Reagan, sino por un par de siglos de
experiencias históricas podríamos decir, bastante ricas y
convulsionadas. Para esto necesitaba de acompañantes que
fuesen europeos y los encontré pronto en dos viejos amigos
y colegas: Jesús Ceberio, corresponsal durante años desde
la ciudad de México y enviado especial para América Cen-
tral del diario El País de Madrid; y Francis Pisani, la mis-
ma experiencia pero hecha por cuenta del diario Le
Monde, El uno, más que español, vasco y por ello dotado

m
de una particular sensibilidad para entender los problemas

co
que tiene que enfrentar y los riesgos de tipo involutivo que

.
corre, un país pequeño que lucha por su libertad. El otro,
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nacido y criado en la escuela (a menudo poco piadosa) de
o
la “clarté” del periódico del Boulevard des Italiens.
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Convencer a los sandinistas no fue fácil. Están can-


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sados de entrevistas, cansados de hablar al viento. Más


difícil todavía fue establecer quiénes de los nueve Coman-
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dantes de la Revolución que integran la Dirección Nacio-


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nal del Frente Sandinista contestarían a nuestras


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preguntas. Que fuese una entrevista colectiva era condición


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indispensable, porque colectiva siempre ha sido su práctica


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de dirección, de la guerra revolucionaria primero, del país


y del partido después. Jaime Wheelock, ministro de Agri-
cultura y Reforma Agraria, y representa así la voz del Es-
tado… Por otro lado Wheelock integra la Comisión
Política de la Dirección Nacional del FSLN, una especie de
secretaría ejecutiva de tipo colectivo.*

*
Organismo que en 1985 devino en Comisión Ejecutiva de la
Dirección Nacional del FSLN. (N. del E).

IV
Invernizzi, Pisani, Ceberio

Nuestras conversaciones empezaron en Managua du-


rante el invierno de 1984 y terminaron en otoño, cubriendo
un total de veinte horas de grabación.

Antes de entregar el texto al editor, hice una llamada


telefónica a mis amigos de Managua. Precisamente aquel
día empezaba el bloqueo económico decretado por la ad-
ministración norteamericana contra Nicaragua. Barricada,
el órgano de difusión del Frente Sandinista de Liberación
Nacional, había publicado la noticia con un gran titular en
su portada: “Hoy empieza el bloqueo de Reagan”. Inme-

m
diatamente abajo, en caracteres tipográficos igualmente

co
grandes, había añadido, “¡Que se rinda tu madre!”, es

.
decir, que se rindiera la suya (de Reagan), una expresión
ck
muy empleada por los combatientes sandinistas.
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el

Milán, Mayo 1985


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Gabriele Invernizzi
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V
Sandinistas

¿Se puede hacer una revolución verdadera que no sea so-


cialista?

Jaime Wheelock: Creo que todas las revoluciones


van a tener que elegir un camino no capitalista. Y si es cier-
to lo que dicen casi todos los teóricos, después del capi-
talismo viene una manera de convivir y de producir de
carácter socialista. Pero el socialismo ya no es el mismo
que en los años treinta. Ya es una palabra respetable, có-
moda, aunque la entienda cada cual a su modo. Mucha gen-
te habla ya del socialismo en España, en Francia, en

m
muchos países. En cuanto a nosotros, no queremos poner-

co
nos ninguna etiqueta, pero realmente no estamos de acuerdo

.
con el modo de producción capitalista y estamos buscando
ck
la manera de resolver mejor los problemas de nuestro pue-
o
blo.
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Tampoco podemos olvidarnos de que el socialismo


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es un modo de producción que todavía anda en pañales y,


por lo tanto, no se puede decir aún la última palabra. Le
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costó mucho tiempo al feudalismo derrotar al esclavismo y


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al capitalismo derrotar al feudalismo. ¿Quién sabe cuánto


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tiempo le tomará al socialismo erigirse sobre las cenizas del


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capitalismo?, tal vez siglos, cuatro o cinco siglos, ¿quién


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sabe? Lo cierto es que ninguna palabra está dicha y que


cada cual tiene su propia forma de ir avanzando. La socie-
dad va progresando poco a poco, incorporando principios
reconocidos como justos por la humanidad. Por ejemplo, la
misma UNESCO empieza a hablar de una desprivatización
—considerada justa por algunos países— de los medios de
comunicación, para que dejen de ser objeto de comercio,
como hoy lo sigue siendo la educación. Ojalá ocurra esto
mismo después con la medicina y otros servicios de interés
colectivo.

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Invernizzi, Pisani, Ceberio

Usted acaba de decir que cada cual tiene su propia forma


de ir avanzando. ¿Cuál es el toque nicaragüense en este
camino?

Wheelock: Yo no hablaría de “toque nicaragüense” a


ese respecto, pero sí me parece que los pueblos tienen que
resolver sus problemas de acuerdo con sus condiciones par-
ticulares y su idiosincrasia. Algunos grandes cauces han
sido señalados por la humanidad en el curso de los milenios
y cada generación va aportando algo, algunas veces dando
saltos. Una de las cosas que caracteriza nuestra forma de

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avanzar es que somos flexibles, antidogmáticos. Pudimos

co
hacer la revolución en Nicaragua gracias a eso, gracias a la

.
lucha contra el dogma. En los países sub desarrollados se
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dan mayores condiciones para que el dogma se convierta en
o
una religión y a veces las ideas políticas son recibidas de
el

una manera tan dogmática como las mismas ideas religiosas


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del pasado.
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¿Y esa flexibilidad qué les permitió ganar, sigue siendo una


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característica del sandinismo cinco años después del triun-


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fo?
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Wheelock: Es una característica esencial de nuestra


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lucha, una de las cosas que le da más consistencia. ¿Cómo


no nos va a dar seguridad si a partir de eso pudimos hacer la
revolución? En nuestras propias discusiones tuvimos que
irnos desembarazando primero de las ideas primitivas que
se manejaban aquí sobre la transformación social y el ca-
mino para hacer la revolución. Algunos creían que al orga-
nizar un sindicato por aquí y por allá y luego reunir a los
obreros y comenzar todo un proceso de desarrollo y de agi-
tación, de repente alguien saltaría para decir: ¡Huelga gene-

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Sandinistas

ral! Tal era la idea de la revolución que tenían los socialis-


tas primitivos aquí y tuvimos que combatir esto.

Sabíamos que teníamos que luchar contra la dicta-


dura con las armas en la mano. No era cuestión de andar
organizando sindicatos solamente, sino de tomar el poder,
luchar por el poder.

Dentro de esta lucha, en el camino, fuimos recogien-


do una serie de ideas que no siempre fueron las más opor-
tunas o gustadas, basadas a veces en nuevas experiencias de

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la revolución bolchevique o china o en un poco de ambas.

co
Después hubo un momento en el cual, razonablemente, se

.
apoderó de todos los revolucionarios el fervor de la lucha
ck
que estaban llevando los vietnamitas, o nos entusiasmaban
o
los foros del tipo de la Organización Latinoamericana de
el

Solidaridad, la Tricontinental, todos esos acontecimientos


he

que inspiraban a los revolucionarios, aunque no nos ayuda-


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ban mucho a encontrar nuestro propio camino.


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Nosotros tuvimos que pasar por un período de análi-


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sis y de crítica que señalaba la necesidad de reconocer más


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nuestra sociedad, nuestros orígenes, y eso nos permitió dar-


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nos cuenta de dónde veníamos, dónde vivíamos, quiénes


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éramos y reconocimos más hondamente nuestra propia


bandera, la de Sandino, que es la bandera de Nicaragua.
Sandino es Nicaragua. El demostró que Nicaragua podía
existir contra la intervención. Nicaragua para los oprimidos,
para los pobres. Una Nicaragua que exista de verdad y sea
respetada en el mundo del amplio horizonte internacionalis-
ta. Estas ideas eran precisamente las de Sandino. Sandino es
un producto de la lucha para obtener la nacionalidad, la
identidad nicaragüense y nosotros estuvimos a punto de
apartarnos de esto. Porque también hay que ver que algunos

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Invernizzi, Pisani, Ceberio

compañeros tomaban a Sandino como si se tratara más bien


de un santo. Eso no era correcto, aunque sí lo era encauzar
nuestro movimiento revolucionario con el movimiento his-
tórico de la sociedad. Eso permitió tomar fuerzas de la so-
ciedad del pasado y de todo nuestro pueblo, retomar las
reivindicaciones nacionales y caer con esas fuerzas contra
la dictadura, que era el mal. Estuvimos casi a punto de pen-
sar que el somocismo no era el enemigo.

¿Y quién es hoy el enemigo?

m
Wheelock: El imperialismo.

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¿Ha contribuido la revolución a rescatar la nacionalidad
ck
nicaragüense?
o
el

Wheelock: Creo realmente que la revolución fue el


he

encuentro del pueblo consigo mismo. Nicaragua tuvo por


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primera vez la posibilidad de ser Nicaragua, porque antes


no lo era. No había fronteras, no tenía economía, no tenía
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futuro. La población, la juventud, se estaban des-


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nacionalizando. Es más, no se había constituido una ver-


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dadera nacionalidad. Fuimos del colonialismo al ostra-


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cismo. Después el imperialismo nos dominó. Con el so-


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mocismo se mantuvo el dominio de los Estados Unidos.


Con la revolución comienzan aquí a existir fronteras. Ya
hay fronteras geográficas, fronteras económicas. Nacio-
nalizamos nuestros recursos. Ya hay fronteras políticas: los
embajadores norteamericanos no vienen aquí a decirnos
hasta lo último que tenemos que hacer. Ya tomamos nues-
tras propias decisiones. Eso explica la extraordinaria vitali-
dad de nuestra juventud, e inclusive de la cultura
nicaragüense, como cualquiera puede observar ahora en
nuestro país.
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Sandinistas

Sería interesante conocer su opinión sobre la validez que


puede tener esta experiencia para otros movimientos re-
volucionarios.

Wheelock: No conviene hacerse demasiadas ilusio-


nes en ese sentido, porque nuestro propio origen como di-
rección colectiva es más bien coyuntural. De hecho en 1976
teníamos un secretario general, Carlos Fonseca, que de ha-
ber sobrevivido seguiría siéndolo aún. Luego vino el frac-
cionamiento y la muerte de Carlos. En realidad no hubo
sustituto suyo. Cuando finalmente se produjo la reunifica-

m
ción, decidimos que a falta de un líder debíamos formalizar

co
una dirección colectiva, formada por tres representantes de

.
cada tendencia. A esto contribuyó también la falta de con-
ck
fianza y de conocimiento mutuo. Por ejemplo, Henry Ruiz
o
y Carlos Núñez se conocieron después del triunfo.
el
he

¿Qué cambios introduce en el seno de la Dirección Nacio-


ew

nal el hecho de que uno de sus miembros, concretamente el


Comandante Daniel Ortega, vaya a ser Presidente de Nica-
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ragua?
.ja
w

Wheelock: No creo que vayan a surgir tendencias


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mesiánicas o que de repente caigamos en un presidencia-


w

lismo ingenuo. El candidato a la presidencia es un candida-


to de la Dirección para completar una obra. Para nosotros
las elecciones son más bien un instrumento para desarrollar
las instituciones que garanticen la estabilidad del país y de
la nueva sociedad. Las elecciones confirman también nues-
tra confianza en el pueblo y nuestra vocación por la demo-
cracia.

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Invernizzi, Pisani, Ceberio

¿Estamos ante una Dirección eterna?

Wheelock: Hay varios elementos que nos llevan a


preferir por ahora una dirección colegiada. En primer lugar
está la educación anticaudillista que nos dio Carlos Fonse-
ca. Ya él introdujo métodos de conducción colectivos para
evitar que se desmoronara toda la estructura en el caso de
que él desapareciese. Cuando Sandino fue asesinado, toda
su organización político-militar se desarmó. Eso lo tenía-
mos muy presente. Sabíamos que la lucha contra el somo-
cismo iba a ser muy dura y que caerían muchos líderes,

m
como realmente sucedió. El objetivo era garantizar siempre

co
la continuidad del movimiento. Luego está el factor acci-

.
dental en el nacimiento de la Dirección: la muerte de Fon-
ck
seca, la división en tendencias y el mantenimiento de una
o
estructura conspirativa muy cerrada que dificultaba la con-
el

solidación de un liderazgo personal. A partir de ahí ha ha-


he

bido una decisión consciente por nuestra parte de


ew

consolidar ese organismo colegiado, sin un jefe, en un


plano de igualdad entre sus miembros. Ahora bien, tampoco
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consideramos esto como algo absolutamente irreversible.


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De todas maneras, lo más importante entre nosotros es la


w

conciencia de la responsabilidad que nos cabe en conducir,


w

unidos férreamente, la lucha de este pueblo valiente, sufrido


w

y postergado.

Se habla de que entre los nueve comandantes hay quienes


tienen más autoridad que otros. ¿Qué hay de cierto en es-
to?

Wheelock: En materia de responsabilidades y dere-


chos hay una igualdad formal, pero la verdad es que no to-
dos tenemos el mismo peso por razones de experiencia o
trayectoria. Entre nosotros existe la madurez suficiente para
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Sandinistas

reconocernos iguales en la forma, sin dejar de admitir que


hay otros con mayor peso moral o trayectoria veterana. Por
ejemplo, yo soy militante desde finales de los 60, mientras
que Tomás Borge es uno de los que militan en el movi-
miento revolucionario incluso antes de la fundación del
FSLN, al igual que Daniel Ortega.

¿Quién es el hombre con más poder en Nicaragua?

Wheelock: La Dirección Nacional. No se trata de


una respuesta demagógica, es que esa pregunta no se puede

m
hacer en la Nicaragua de hoy. Sin embargo, el hombre de

co
más poder es aquí el hombre del pueblo, el pobre, el cam-

.
pesino sin tierra, el obrero, para quienes está hecha la revo-
ck
lución. Ellos son los que mandan. Nosotros francamente
o
nos limitamos a obedecer y poner todas nuestras fuerzas
el

para cumplir.
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¿No queda ningún resabio de las antiguas tendencias?


im

Wheelock: No, no hay alineaciones tendenciales. Tal


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vez un poco al principio, por una razón que yo llamaría me-


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cánica, que nos predisponía a consultar al equipo con el que


w

habíamos compartido la clandestinidad. Pero eso se ha su-


w

perado hasta el punto de que en temas cruciales no hay un


alineamiento estable. Por lo general, los debates suelen ser
muy abiertos. A veces nos pasamos dos o tres días discu-
tiendo un mismo tema, tratando de llegar a un consenso,
pero si no se logra, votamos y la votación no suele reflejar
la antigua división por tendencias. Claro, siempre hay algu-
nas excepciones, más bien individuales, aisladas, por parte
de compañeros que se ligaron por último al FSLN a través
de alguna de las tendencias. Nosotros condenamos estas

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Invernizzi, Pisani, Ceberio

actitudes de la misma forma que condenamos el servilismo,


el burocratismo.

A falta de tendencias hay quien establece una nueva divi-


sión entre pragmáticos y radicales. ¿Hay alguna base en
esto?

Wheelock: Es una distorsión de un hecho que puede


ser explicable. En la medida en que nos hemos distribuido
determinadas responsabilidades, ha cambiado nuestro len-
guaje o la manera de ver las cosas. Los compañeros que

m
están dedicados al trabajo partidario, a la propaganda o a las

co
cuestiones ideológicas, aparecen ante algunos como gente

.
dura, como dogmáticos. Otros que están en el gobierno y
ck
que tienen que decidir a la luz de una sociedad que tiene un
o
alto componente pluralista, pueden desarrollar estilos más
el

pragmáticos. Pero no creo que se puedan hacer diferencias


he

de esa naturaleza. Ahora bien, es cierto que en el Frente


ew

Sandinista, como en cualquier organización, hay compañe-


ros más radicales y otros más moderados, igual que los hay
im

viejos y jóvenes.
.ja
w

¿Se puede definir qué parte de razón tenía cada tendencia?


w
w

Wheelock: Es difícil decirlo con exactitud, porque el


triunfo mismo de la revolución acabó con ese debate al de-
mostrar que fue producto de la unidad, de la experiencia
que aportó cada grupo a la estrategia común.

Todos coinciden en señalar que las razones de la división


desaparecen con el triunfo, pero no es difícil suponer que
en el origen de las tendencias hay una distinta sensibilidad
revolucionaria que puede tener sus manifestaciones aún
hoy.
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Sandinistas

Wheelock: Después del triunfo nosotros valoramos


enormemente la unidad. No sólo la Dirección, sino toda la
militancia. La tendencia de los movimientos revolucio-
narios en América Latina ha sido que una vez producido un
fraccionamiento, éste resultaba ya irreversible. Nosotros
cambiamos eso, de forma que cuando llegó el triunfo, como
producto de esa unidad, todos nuestros militantes tenían una
conciencia más clara de que lo más importante era mante-
nerla, combatiendo cualquier rasgo tendencioso no sólo en
la Dirección, sino en las bases. Claro que de vez en cuando
aún seguimos discutiendo sobre el peso que tuvo esta ten-

m
dencia o la otra, pero hemos constituido un colectivo que se

co
alinea de forma diferente según los problemas y termina

.
decidiendo con la mayor unidad. o ck
Una vez que se dan los hechos consumados y están ya los
el

sandinistas en el poder, ¿que es lo que resulta intolerable a


he

los norteamericanos?
ew

Wheelock: En apariencia, les preocupa que reciba-


im

mos armas del campo socialista, aunque también nos lle-


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guen de países occidentales, ¿Qué vamos a hacer si nos


w

están atacando? Si Estados Unidos nos dijera mañana que


w

no va a agredir más, que está dispuesto a negociar y que va


w

a sacar a los “contras” de Honduras, en ese caso no necesi-


taríamos armas. Nuestra primera idea fue hacer una revolu-
ción desarmada, como Costa Rica, pero hemos tenido que ir
armando al pueblo para defendemos de la agresión.

Sin embargo, lo que resulta intolerable de verdad a


los norteamericanos, o más propiamente a los que sustentan
una visión imperial, es la propia existencia de un proyecto
nacional de desarrollo que busca la independencia econó-
mica con pluralismo, democratización creciente y que se

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Invernizzi, Pisani, Ceberio

constituye en una vía que en realidad fortalece las tenden-


cias progresistas e independentistas, particularmente de
América Latina. En el pasado siglo la visión imperial tem-
prana de los norteamericanos vio en Inglaterra y en España
a la Unión Soviética de entonces, y se propusieron expul-
sarlas de lo que podía ser su “territorio natural”. Que Nica-
ragua no pida permiso a los Estados Unidos para aumentar
su comercio con Europa, o los países árabes, o los países
socialistas, es causa indudablemente de enojo para el go-
bierno de Reagan. La verdad es que los Estados Unidos
tienen buenas relaciones con China, que es un país que se

m
ha proclamado comunista.

. co
¿Cómo se concilia la revolución con la supervivencia de la
ck
burguesía?
o
el

Wheelock: Esto tiene que ver con la historia de Ni-


he

caragua y tal vez con la formación de muchos estados del


ew

Tercer Mundo, en donde la propiedad de los medios de


producción no coincide necesariamente con el poder po-
im

lítico. Aquí la burguesía, los terratenientes, nunca lo deten-


.ja

taron verdaderamente. Quien lo tenía al principio era la


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corona española. Entre 1850 y 1880 se da un breve parénte-


w

sis, durante el cual se intenta formar una caricatura de esta-


w

do nacional. La tentativa queda liquidada por el


expansionismo económico de Estados Unidos mediante una
intervención armada. Los Estados Unidos instauran un po-
der para hacer entrar a nuestro país dentro de la lógica de
un desarrollo dependiente y a partir de eso en Nicaragua no
existe una expresión política auténtica de las relaciones de
producción interna.

Es indudable que aquí el capital ha tenido una posi-


ción hegemónica, pero se trata de un capital atrasado. No
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Sandinistas

surge de la agricultura para luego pasar a la industria, al


comercio y a las finanzas. Resulta de una reproducción, la
más simple posible, que suele desviarse hacia el agiotismo
más que hacia la industria, mientras la organización del
poder político era un efecto de la hegemonía política de
Estados Unidos.

Esto queda muy claro cuando como producto de la


lucha que conduce Sandino, Estados Unidos quiere sacar
sus fuerzas de Nicaragua. Conservan intereses geopolíticos
y económicos muy importantes, pero se dan cuenta de que

m
la débil burguesía es incapaz de dominar un país tan pobre.

co
La explosividad de la base no permite que los burgueses,

.
que detentan medios de producción limitados, tengan una
ck
capacidad militar y política para imponerse. Desconocen
o
entonces la lógica de la formación de un estado nacional
el

aún modesto. No ayudan a formar partidos políticos de la


he

burguesía, sencillamente organizan la Guardia Nacional y


ew

ponen a Somoza (que son su ejército y su jefe pretorianos).


O sea: la incapacidad política de la burguesía nicaragüense
im

—por mucho que tuviera los medios de producción— de-


.ja

terminó que aquí el poder político estuviera detentado por


w

una dictadura impuesta desde fuera.


w
w

En 1979, el sandinismo toma el poder sin cuestionar


el problema de los medios de producción. Pero al liquidar a
la dictadura, liquida también la alternativa de poder del
imperialismo en Nicaragua, aún cuando todos los ciudada-
nos nicaragüenses conservan sus medios de producción. A
diferencia de la revolución rusa, la lucha no era entre el
capital y trabajo, entre burgueses y proletarios, oligarquía y
campesinado; era el problema de una nación que había per-
dido su fisonomía como tal y que luchaba por recuperarla
con el auxilio de sus mejores hijos.

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Invernizzi, Pisani, Ceberio

Pero un capitalista siempre es capitalista ¿o no?

Wheelock: Partamos de nuestra realidad: ser produc-


tor en un país dependiente y subdesarrollado es un enorme
riesgo. En Nicaragua, el capitalismo de origen productivo
ha sido muy azaroso, ha enfrentado muchos problemas:
cafetaleros que pasan de la gloria al infierno de un momen-
to a otro; algodoneros que hoy están boyantes y mañana
están en la ruina; productores que en general trabajan para
enriquecer al exterior a través del comercio o por medio de
los mecanismos financieros o bien del intercambio de-

m
sigual.

. co
Aquí, golpear a un productor algodonero privado,
ck
por ejemplo, no tiene mucho sentido económico. Podría
o
tener algún sentido político si nosotros supiéramos que cua-
el

trocientos algodoneros, con lo que tienen, pueden disputar-


he

nos el poder. Si ellos se deciden a disputarlo, entonces ya es


ew

un problema político.
im

Pero si ellos están dispuestos a respetar el poder, ya


.ja

no digamos al Frente Sandinista, sino una estructura popu-


w

lar de poder; si están de acuerdo en ser factores de produc-


w

ción, factores de progreso y en compartir con la revolución


w

la suerte de pasar por todas las vicisitudes que significa ser


productores en un país dependiente, entonces nosotros no
tenemos ningún problema con el que detenta medios de
producción.

¿Por qué?

Wheelock: Porque el que detenta medios de produc-


ción aquí, en estas condiciones, es un hombre que está dis-
puesto de la noche a la mañana a pasar a la ruina. Los te-
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Sandinistas

nemos que ayudar mediante subsidios. Si nosotros qui-


siéramos desaparecer a los productores privados, ya los
hubiéramos hecho desaparecer porque los costos de pro-
ducción del algodón con el valor de la moneda nicara-
güense son mucho mayores que lo que el algodón vale en el
mercado internacional. Producir cuesta mil doscientos cór-
dobas y setecientos treinta córdobas es el precio de compra.
Por tanto, por cada manzana un algodonero pierde quinien-
tos córdobas. Un productor de esta naturaleza no tiene nin-
guna perspectiva en circunstancias de depresión de los
precios, a menos que el Estado le ponga un precio de garan-

m
tía y lo subsidie.

.co
¿Los algodoneros son conscientes de eso?
o ck
Wheelock: Totalmente conscientes y también los ca-
el

fetaleros.
he
ew

¿Esto no ha producido un cambio en sus posturas polí-


ticas?
im
.ja

Wheelock: Creo que tienen más confianza que al


w

principio en la conducción económica de la revolución.


w

Pero no creo que la gran mayoría esté satisfecha por su con-


w

ducción política, porque hemos afectado muchos de sus


intereses y porque en el manejo del crédito, de los precios y
de los mecanismos fiscales, nuestra política está destinada a
garantizarle al productor privado un margen de vida cómo-
da, pero no a permitir que se enriquezca de una manera
vulgar, abyecta. Hemos sacado el algodón y el café de la
órbita especulativa.

18
Invernizzi, Pisani, Ceberio

Un productor determinado, sea de algodón o de café, que


producía hace siete años y sigue produciendo hoy. ¿Ganó o
perdió en términos económicos puros?

Wheelock: Ganó o perdió según su eficiencia. Pero


el que perdió recibe un tratamiento flexible y ventajoso en
el sistema financiero. Antes no era así. El banco le quitaba
su propiedad. Nosotros sólo excepcionalmente actuamos así
con los productores. Solamente cuando el monto de las
deudas está ya muy por encima del valor de la propiedad y
cuando se nota un manejo bastante sospechoso, doloso.

m
co
Entonces, ¿por dónde controlamos el capital? No lo

.
controlamos por sus fuentes, que serían los medios de pro-
ck
ducción, sino a través de los mecanismos de circulación: los
o
precios, el sistema financiero, las tasas de interés. En el
el

fondo nosotros no tenemos tanto cuidado de que un produc-


he

tor aquí se enriquezca o no. Lo que importa es saber si pro-


ew

duce, porque una sociedad subdesarrollada necesita de


todos sus factores de producción. Esto sí es una política
im

nuestra; todo lo que es útil, todo lo que es eficiente, todo lo


.ja

que puede ayudar en un proceso de reconstrucción debe


w

tener participación y tenemos que integrar todos esos es-


w

fuerzos. Ahora, nuestro punto de vista es que el productor


w

privado ha ganado, porque el nuevo orden ha dignificado su


papel y lo coloca como un hombre útil, no contradictorio
con los intereses del pueblo. La revolución lo ha integrado
junto con todo el pueblo a la construcción de una obra na-
cional.

19
Sandinistas

De hecho, esos cinco años de revolución produjeron nuevos


ricos?

Wheelock: Creo que sí, en el comercio sin duda, pe-


ro también algunos productores de algodón, de café, de
arroz, de sorgo, han tenido ganancias importantes. Pero
además esto se controla porque el cuarenta por ciento de la
ganancia va al fisco.

Quizás el problema que tiene más preocupados a los


productores es que ganan en córdobas. A veces no hay dis-

m
ponibilidad para que puedan adquirir un vehículo, hasta un

co
sencillo jeep de trabajo. A veces me da cierta sensación de

.
malestar el ver a un excelente productor capaz de producir
ck
millones de dólares, en un vehículo completamente destar-
o
talado. Pero nos mantenemos en contacto con ellos. Se ha
el

ido perdiendo aquella agresividad política y aquella descon-


he

fianza que había en los primeros días del triunfo de la revo-


ew

lución con los productores privados.


im

En resumidas cuentas, el productor aquí se enri-


.ja

quece menos y no en dólares, pero no arriesga su propiedad


w

si produce. Si su rentabilidad es baja, nosotros lo arregla-


w

mos a través de diferentes mecanismos. Esto es un factor de


w

estabilidad, de seguridad para ellos. Lo que nos preocupa


más que eso es el surgimiento de un sector nada desprecia-
ble de especuladores que ganan más que nadie y hacen for-
tuna a expensas de todos de la noche a la mañana.

¿Cuál es la diferencia entonces con la situación actual?

Wheelock: Dentro del marco de la revolución, noso-


tros hemos creado un espacio para la existencia y el funcio-
namiento de la economía privada. Sin embargo, la dife-

20
Invernizzi, Pisani, Ceberio

rencia está en que el poder hoy no es de esencia burguesa,


el poder es popular.

¿Cómo se planteó el problema al principio de la re-


volución?

Wheelock: No cabía duda de que después de la toma


del poder político nosotros teníamos que desarrollar la re-
volución en las estructuras económicas. Pero al hacerlo no
tuvimos de frente como contendiente a la burguesía. Tuvi-
mos de cara la necesidad de solucionar la miseria creciente

m
del pueblo y una injusta distribución de la riqueza —sin

co
olvidamos de que el poder somocista estaba por encima de

.
la burguesía—. Lo que necesitábamos era un poder con una
ck
fisonomía popular que nos diera la posibilidad de establecer
o
una sociedad con estabilidad duradera y con una paz inte-
el

rior fundamentada en la reivindicación de las clases humil-


he

des.
ew

Comenzamos a emprender entonces las transforma-


im

ciones necesarias. En primer lugar todos los actos de na-


.ja

cionalización: recursos naturales, bancos, etcétera, y luego


w

la Reforma Agraria. La Reforma Agraria comienza, preci-


w

samente, en esa lógica: reivindicar todas las propiedades


w

que el somocismo usurpó y distribuirlas. Pero no nos resul-


to fácil, puesto que las propiedades de los somocistas eran
plantaciones, ingenios azucareros, empresas no fácilmente
distribuibles entre los campesinos. Nos encontramos con un
tipo de propiedad no susceptible de responder a las reivin-
dicaciones del pueblo. No podíamos entregar un ingenio
azucarero o una gran plantación cafetalera o azucarera entre
los campesinos productores de granos básicos. Entonces
pasamos a la siguiente fase, que es la aplicación de la Ley
de Reforma Agraria, ya no antisomocista, sino antioligár-
21
Sandinistas

quica. Pero, dentro de este sentido antioligárquico conser-


vamos los fundamentos de la revolución: unidad nacional,
pluralismo, economía mixta, en la que participan los pro-
ductores privados. De tal manera que aún así no desarro-
llamos un proyecto contra el sector privado productivo, sino
más bien un proyecto nacional popular y, fundamentalmen-
te, antimperialista. Esto explica que en la aplicación de la
ley de Reforma Agraria no castigamos la propiedad ociosa,
la que no se usa. Esa propiedad nosotros la transferimos a
los campesinos.

m
En medio de estos cambios desde luego, hay secto-

co
res de la burguesía que no tienen el mismo sentido nacional,

.
ni la misma comprensión profunda de la justeza de las
ck
transformaciones para poder preservar la estabilidad, inclu-
o
so la existencia de la sociedad. Hay una reacción violenta
el

de toda la burguesía animada por la lumpenburguesía que


he

había aquí; de la burguesía que llamamos en “dólares”, que


ew

utilizaba a Nicaragua como la utilizaban algunos capitalis-


tas, para poner sus cuentas en Miami y venir aquí sólo de
im

vez en cuando.
.ja
w

¿Y qué pasó con esa burguesía?


w
w

Wheelock: Se fue al lugar de donde nunca debería


haber salido; se fueron a Miami. Pero el resto de los pro-
ductores ha entendido más o menos qué es lo que nosotros
queremos hacer y pasaron ya el período más difícil que es
el de estos cinco años de cambios fuertes. Yo diría que los
cinco años de la garantía de estabilidad del país, la garantía
para que todos nosotros podamos convivir aquí y que todos
podamos participar dentro de ciertos límites.

22
Invernizzi, Pisani, Ceberio

Yo mismo encuentro limitaciones para seguir avan-


zando en la aplicación de la Reforma Agraria. Por ejemplo:
antes del triunfo de la revolución, el latifundismo —
consideramos latifundios las propiedades de más de qui-
nientas manzanas, unas trescientas cincuenta hectáreas—
tenía acaparado el 50 por ciento de la tierra. Hoy representa
sólo un 10 por ciento. Se trata de productores que han veni-
do trabajando dentro del marco que ha trazado la revolu-
ción. No creo que sean sandinistas, pero son nicaragüenses
y siempre que tienen espacio definido se sienten relativa-
mente tranquilos. A veces tienen incertidumbres, pero se

m
mantienen en comunicación con nosotros y constituyen un

co
sector que, en todo caso, piensa en córdobas.

.
ck
La burguesía sigue existiendo, el poder es popular. Cuáles
o
son las implicaciones de este cambio en las reglas del jue-
el

go?
he
ew

Wheelock: La sociedad nuestra era una sociedad ca-


pitalista, dependiente, imperfecta, o más bien no acabada.
im

La obra del capitalismo era muy desigual, había un espacio


.ja

económico de autoconsumo campesino, zonas de economía


w

atrasada semifeudal. Surgieron algunos estratos sociales


w

más o menos parecidos a los que podríamos llamar burgue-


w

sía. Pero era indudable que esa burguesía tenía el poder


económico local y su gravitación en la sociedad hacía que
el poder político tuviera que tomar en cuenta los intereses
de esta burguesía para que el funcionamiento del sistema
tuviera determinada coherencia.

Al cambiar las reglas de juego de la sociedad, intro-


dujimos un concepto de poder que es popular y que, por lo
tanto, tiene algunas contradicciones con la burguesía. Sur-
gen toda una serie de preguntas: ¿Podrá funcionar una eco-
23
Sandinistas

nomía burguesa dentro de las reglas del juego de un poder


que no le pertenece? Es decir, ¿podrá esta burguesía ser una
clase subordinada? Porque la burguesía sólo fue una clase
subordinada en el feudalismo; en el socialismo no hay tal
burguesía. ¿Podrá existir un espacio en donde la burguesía
como tal, para su sobrevivencia se avenga a funcionar eco-
nómicamente sin aspirar al poder político? ¿O a la hegemo-
nía política?

En realidad no pretendemos dar una respuesta a esta


interrogante. Lo que importa es la realidad, máxime si se da

m
en una sociedad en donde por las condiciones históricas el

co
protagonista fundamental ha sido el pueblo, es decir el que

.
no tiene todos los medios de producción importantes, pero
ck
que de alguna manera hegemoniza la sociedad en función
o
de sus intereses. Sin embargo, debo decir que sin poder
el

político los empresarios privados ejercen una influencia


he

significativa que nosotros tenemos en cuenta y la tratamos


ew

de canalizar.
im

¿Es el gran desafío de la revolución nicaragüense?


.ja
w

Wheelock: Creo que ése es el fondo del problema.


w

Al menos del problema local, porque el verdadero fondo es-


w

triba en que los yanquis o más bien la doctrina imperialista,


ceda al desarrollo de una historia que le ha dado lugar a la
existencia de naciones con identidad soberana. Aunque
sean pequeñas como Nicaragua. Somos naciones chiquitas
peleando como grandes.

24
Invernizzi, Pisani, Ceberio

¿Puede la burguesía nicaragüense aceptar convertirse en


mera productora sin luchar por el poder?

Wheelock: He pensado bastante esto. A manera de


reflexión no concluida, creo que todos los modos de pro-
ducción social se han venido organizando en torno a la im-
posibilidad, por parte del sistema anterior, de darle
respuesta a un grupo social que va encontrando en su desa-
rrollo una manera de asegurarse la vida y asegurársela a su
familia. Así la burguesía naciente tuvo que luchar para des-
plazar del poder a los señores feudales que impedían el

m
desarrollo de una sociedad en pleno poblamiento, que de-

co
mandaba otras formas de producción hasta llegar a ser he-

.
gemónica. ock
Aquí, en la medida en que nosotros podamos ase-
el

gurarle a un productor que pertenecía a la burguesía tra-


he

dicional de Nicaragua la estabilidad para sí y para su fa-


ew

milia, de hecho hemos cumplido con un elemento que está


en el fondo de los intereses de cualquier clase: la seguridad
im

de su familia. De la misma manera se la queremos garanti-


.ja

zar por otros medios y con otra actividad, a los obreros y


w

campesinos. El problema es que lo acepten voluntariamen-


w

te, que sientan confiabilidad, credibilidad. Hasta el momen-


w

to ha funcionado aceptablemente. ¿Por qué


aceptablemente? Porque a pesar de que ha habido gente que
ha preferido irse a Miami o capitalistas que han tenido una
actitud descapitalizadora, ha habido un comportamiento
muy aceptable de los productores privados. Lo vemos año
con año en el algodón, el café, el arroz, el sorgo, que son
cultivos de más dinamismo en nuestro país y en donde par-
ticipa el sector privado. El área del sector privado ha venido
creciendo año con año, claro que con el apoyo del Estado,
pero también con el deseo de esta gente de producir.
25
Sandinistas

¿Cómo se reparten la tierra el Estado, las cooperativas y


los particulares?

Wheelock: En el campo se podría establecer una cla-


sificación tentativa a partir de dos situaciones: la tenencia
de la tierra y el peso en valor de producción de estos distin-
tos sectores.

En cuanto a la tenencia de la tierra, las empresas es-


tatales tienen el 20 por ciento de la tierra global en fincas.
El sector cooperativo tiene el 17 por ciento del sector pri-

m
vado grande, mayor de doscientas manzanas, tiene el 23 por

co
ciento de la tierra en fincas y el sector privado medio anda

.
por el 30 por ciento —es el más abultado en términos nu-
ck
méricos y en términos de tenencia de la tierra—. Por últi-
o
mo, el sector campesino pequeño ha venido subiendo poco
el

a poco hasta colocarse en un 10 por ciento. Esto es muy


he

distinto de lo que existía antes de la revolución.


ew

¿Y cuáles son las cifras en cuanto al conjunto de la econo-


im

mía entre el sector estatal y el sector privado?


.ja
w

Wheelock: En la industria podemos decir que el 40


w

por ciento del valor bruto de la producción estatal. El co-


w

mercio exterior en un 100 por ciento estatal. El comercio


interior es estatal en un 30 por ciento. En la agricultura la
parte del Estado, en valor bruto de producción, es más o
menos equivalente a lo de la propiedad: 23 por ciento. De
tal manera que la economía propiamente privada, es mayo-
ritaria. Pero hay una gestión estatal global que marca la
lógica del sistema económico.

Ahora, no podemos olvidar que dentro de lo que se


llama sector privado hay diferentes estratos, algunos de los

26
Invernizzi, Pisani, Ceberio

cuales son producto de la revolución: el campesino coope-


rativizado o el campesino pequeño, por ejemplo. Este últi-
mo representaba el 3 por ciento de la tierra en el tiempo de
Somoza y ahora subió al 10 por ciento.

Y, ¿En base a esta repartición pueden dirigir la economía


sin mayores problemas?

Wheelock: Tenemos los mecanismos de control en


nuestras manos. En primer lugar, tenemos el Estado que ge-
nera sus políticas que son coherentes con el proyecto: polí-

m
tica de crédito, de precio, etcétera. Tenemos el control del

co
comercio exterior. De tal manera que aunque el sector pri-

.
vado tenga un peso muy grande en cuanto a la agricultura
ck
de exportación, la verdad es que el comercio exterior con-
o
trola las divisas. Tenemos también el control de los bancos,
el

lo que es muy importante para el ordenamiento económico


he

y para que no ocurran grandes distorsiones en la sociedad.


ew

Y tenemos los mecanismos fiscales. Quizás en donde tene-


mos menos margen y hay más dificultades es en el comer-
im

cio interior, sobre todo con los productos básicos.


.ja
w

Y, ¿Cómo interviene el plan en todo esto?


w
w

Wheelock: Hemos ido avanzando año con año en es-


te terreno. Calculamos la demanda global de la sociedad y,
sobre esta base, establecemos las responsabilidades que le
corresponden, de acuerdo con la tierra y los equipos, a cada
sector de propiedad. Y no hay trato discriminatorio entre
los sectores; tienen el crédito por igual, la maquinaria por
igual. Por supuesto, nos preocupamos porque la producción
estatal se expanda. En circunstancias en que no hay mucha
propensión por parte del sector privado para invertir, desti-
namos esfuerzos inversionistas hacia las empresas estatales,
27
Sandinistas

que han venido desarrollándose a tal grado que comenzan-


do con un 16 por ciento ya van en 37 por ciento de la pro-
ducción bruta del sector agropecuario.

¿En qué medida hay planificación autoritaria para las em-


presas del Estado?

Wheelock: No creo que sea aún el caso. Tratamos de


establecer el proceso de planificación con más soporte en
las empresas estatales. Están mucho mejor organizadas que
las empresas privadas. Pero como no hay tanto productor

m
empresarial privado en el país, y realmente nunca lo hubo,

co
resulta una órbita demasiado pequeña que nos permite ma-

.
nejar con facilidad tanto las empresas estatales como priva-
ck
das. Donde sí tenemos problemas es con la producción
o
campesina, por ser muy dispersa, amplia, muy atrasada, con
el

serios problemas de productividad y donde las estadísticas


he

son inexistentes. Todavía no sabemos a ciencia cierta cuán-


ew

tos productores pequeños hay en Nicaragua, ni cuánto pro-


ducen.
im
.ja

¿Qué quiere decir para un empresario privado “cumplir


w

planes”?
w
w

Wheelock: Aquí los productores privados están or-


ganizados en gremios y dentro del gremio ellos fijan los
planes por área, de acuerdo con su capacidad y en relación
con el sistema financiero nacional. Cuando de acuerdo con
la demanda queremos aumentar la producción, reunimos a
las empresas estatales, a las privadas, a los pequeños y me-
dianos productores y les solicitamos que amplíen sus planes
de producción. Si, por ejemplo, necesitamos diez mil man-
zanas más para cumplir los planes, las empresas estatales
dicen: “Nosotros nos comprometemos con tres mil o con

28
Invernizzi, Pisani, Ceberio

cinco mil más, pero necesitamos más tierras, más equipos”,


o esto o lo otro. Y cada uno de la misma manera. Entonces
hacemos un plan, un compromiso indicativo y cada cual se
dispone a trabajar. Y precisamente en este tipo de cumpli-
miento la producción privada alcanzó las metas en 1983 y
1984.

Esto es una novedad absoluta para ellos. No lo tenían en el


tiempo de Somoza.

Wheelock: Por ser especulativo, el sistema financie-

m
ro anterior no los habilitaba de una manera tan completa

co
como el nuestro, que les coloca verdaderamente lo que ne-

.
cesitan producir. Entonces, nos resulta realmente fácil pla-
ck
nificar la producción de las empresas estatales y la
o
producción pequeña y mediana a través de la organización
el

cooperativa, o bien de las asociaciones de pequeños y me-


he

dianos productores a nivel nacional y local. No me cabe


ew

duda que el Estado revolucionario es un aliado más leal


para el privado que el somocista, que quería implantar,
im

además de una dictadura personal, un monopolio económi-


.ja

co en manos de la familia Somoza


w
w

¿Qué diferencias hay entre los trabajadores del sector pri-


w

vado y los del sector estatal?

Wheelock: Los trabajadores del sector estatal están


completamente involucrados en el proceso de producción.
Por ejemplo, los trabajadores del Ingenio Benjamín Zele-
dón, que es estatal, saben en qué período sembrar la caña,
aún los de la fábrica, conocen el problema de los ren-
dimientos, dominan la organización como nunca antes, do-
minan los problemas de la productividad... Es decir, se han
apropiado del proceso de producción. Esto permite que ten-
29
Sandinistas

gan una conciencia mucho más fundamental, sólida, porque


ahí coincide realmente la propiedad de los medios de pro-
ducción con la conciencia. Entonces, el trabajador de una
empresa estatal participa de las decisiones y además sabe
con mucha claridad que lo que produce es riqueza social,
que se va a distribuir socialmente.

Pero, ¿producen menos?

Wheelock: Hubo un problema de este tipo en el sec-


tor arrocero, pero en términos generales las empresas esta-

m
tales son más eficientes que las empresas del sector pri-

co
vado. Tienen una magnitud incomparablemente mayor a las

.
del sector privado, e inclusive a las de Somoza. Por ejem-
ck
plo, tenemos en el algodón una empresa estatal que tiene
o
30.000 manzanas, 35 aviones y 190 cosechadoras. Nuestros
el

rendimientos de algodón son superiores a los del sector


he

privado.
ew

¿Nunca hubo huelga?


im
.ja

Wheelock: Sí, al principio, inclusive en el sector es-


w

tatal, cuando no había todavía una clara conciencia de lo


w

que era. No se conocía hacia dónde iba la revolución. Mu-


w

chos trabajadores creían que la unidad de producción seguía


siendo propiedad de la burguesía. Porque también hubo
confusión y había gente que decía: “No hemos tomado el
poder, es la misma burguesía”.

Usted dijo en 1979 algo así:

“Ojalá que se quede la burguesía, porque esto nos va a


obligar a hacer las cosas mucho mejor; vamos a competir,
bienvenida sea la emulación”. ¿Cómo lo ve hoy?

30
Invernizzi, Pisani, Ceberio

Wheelock: Si eso fue lo que dije, diré hoy que he-


mos logrado derrotar a la burguesía en eficiencia, en pro-
ductividad en todos los campos y esto en sólo cinco años.
Ahora ya esta gente ha pasado a ser secundaria.

¿A qué atribuye el hecho de que hayan ganado de esta ma-


nera?

Wheelock: No quiero poner la mano al fuego, por


otras condiciones. Pero en un país subdesarrollado como
Nicaragua, un Estado revolucionario es superior al produc-

m
tor privado de este país subdesarrollado y dependiente.

co
Aquí, el productor privado no tiene costumbres pioneras.

.
Tiene costumbres citadinas, son un poco holgazanes y no
ck
siempre tienen una vocación, ni siquiera una educación para
o
ser productores. En cambio, el Estado, con la vocación de
el

cambio que tiene cuando es revolucionario y la capacidad


he

que tiene para movilizar recursos y organizarlos, pone a la


ew

producción privada en una situación difícil para competir


con él. Este sería el primer factor que explica por qué ga-
im

namos. El segundo sería que la revolución atrajo probable-


.ja

mente a los mejores técnicos que la burguesía tenía.


w
w

¿Cómo lo logró?
w

Wheelock: Primero, porque el Frente Sandinista lo-


gró interesar desde antes del triunfo a las capas de profesio-
nales y técnicos que estaban en contra de la dictadura. Gran
parte de los miembros del partido de Robelo eran colabora-
dores nuestros. Lo mismo pasaba con la mayor parte de los
técnicos del Ingenio San Antonio. Entonces con el triunfo,
la mayor parte de ellos se vinieron a trabajar con la revolu-
ción. El Consejo Técnico del Ministerio de Desarrollo
Agropecuario y Reforma Agraria está compuesto por los
31
Sandinistas

mejores técnicos, muchos de ellos formados en el extranje-


ro, que trabajaban antes en el sector privado y que eran
ellos mismos la vanguardia del sector productivo.

Esta gente se ha identificado con la revolución por


dos razones: por un lado eran jóvenes no maleados, anti-
somocistas, y por otro, las empresas privadas de Nicaragua
jamás les podrían permitir desarrollarse en campos tan vas-
tos como en los que se han abierto ahora. Sienten que la
producción estatal no les pone fronteras, que pueden hacer
ingenios azucareros, proyectos lecheros o de cualquier tipo.

m
Ven que tienen realmente en sus manos la capacidad de

co
transformar. Esto es mucho más apasionante de trabajar en

.
una hacienda lechera cualquiera. o ck
Ahora, si nosotros nos descuidamos, la producción
el

privada podría, en algunos años, alcanzamos. Porque el


he

hecho de que hemos logrado rebasar el sector privado, no es


ew

una ley, es una condición temporal. Todo depende de cómo


manejemos el sector estatal, porque tiene sus elementos
im

negativos. Por ejemplo, el burocratismo, el despilfarro. Pero


.ja

de esto nos cuidamos mucho. Así, este ministerio, que pro-


w

bablemente sea uno de los más grandes del país, del cual
w

depende el 80 por ciento de las exportaciones y más del 40


w

por ciento del producto interno bruto, tiene un presupuesto


que representa solamente el 0.03 por ciento del presupuesto
nacional. La fuerza no está en el ministerio, sino en sus
empresas. Tiene más de cien empresas, una sola de las cua-
les tiene un volumen de cartera para 1984 de tres mil dos-
cientos millones de córdobas.

De hecho, tenemos aquí un concepto, de alguna ma-


nera privado, del Estado. Dejamos que las empresas se
desarrollen con su velocidad y su competitividad y hemos

32
Invernizzi, Pisani, Ceberio

ido calcando lo mejor que nos dejó el capitalismo. Esas


empresas funcionan casi como privadas, se mueven en el
mercado financiero, captando técnicos y reclutando a la
mejor gente. Prometen a veces altos salarios, carros, es de-
cir, esos elementos que uno sabe son contradictorios, pero
que generan actividad, dinamismo, competitividad, calidad
y producción.

¿Quién determina los salarios?

Wheelock: El Ministerio del Trabajo para la econo-

m
mía en general y para el Gobierno Central, el Ministerio de

co
Finanzas.

.
¿Es igual en todas las empresas?
o ck
el

Wheelock: Debería ser, pero no es. Y déjeme agre-


he

gar algo más. Nuestra organización, que no tiene semejan-


ew

tes en Centroamérica, funciona. Con la crisis económica


desde 1979, las perdidas que tuvimos con las agresiones y
im

los gastos de defensa, esta economía sólo decreció en un


.ja

año, que fue 1982, cuando además de lo anterior tuvimos


w

sequía y temporal. En 1983, según CEPAL (Comisión Eco-


w

nómica para América Latina), Nicaragua estuvo entre las


w

poquísimas economías que crecieron. Dicen que en 3.2 por


ciento. Y esto es una estimación conservadora, porque no
incluimos las construcciones que tuvimos que hacer. El
sector agropecuario creció en 14.9 por ciento y eso que es
más vegetativo, mas biológico. Y no hablemos de las inver-
siones que hemos hecho. O sea, que esto sí funciona.

¿Cómo sería si no estuviéramos en una crisis mun-


dial o una agresión? Ahora, yo pienso, por otro lado, que
bienvenida haya sido la crisis mundial, y que la agresión del
33
Sandinistas

imperialismo nos ha dejado algunas ventajas: mejor organi-


zación, mejor uso de los recursos, más combatividad de
toda la sociedad, de todos sus cuadros, del pueblo. El es-
fuerzo, el sacrificio que hace el pueblo, ayuda a desarrollar
un país sólido y una economía sólida.

¿Cómo describe la situación económica de Nicaragua?

Wheelock: La situación actual está caracterizada por


la guerra de agresión y por el bloqueo económico de los
Estados Unidos; además, sufrimos una crisis económica

m
derivada de la situación internacional. Estamos apenas re-

co
construyendo el país; tratando de luchar contra la pobreza

.
de siglos, enfrentando una pesada deuda externa; sin em-
ck
bargo, el gobierno, apoyado por el pueblo, hace esfuerzos
o
por enfrentar la situación tratando de golpear lo menos po-
el

sible a las capas humildes.


he
ew

El COSEP dice que el ingreso per cápita en 1984 es igual


al de 1962. ¿Es cierto? ¿Cuáles son las causas?
im
.ja

Wheelock: La cifra del ingreso per cápita en 1983


w

oscila cerca del mismo indicador de 1962. En el Tercer


w

Mundo son pocos los países que tienen una evolución favo-
w

rable del ingreso per cápita. Por ejemplo, en la última déca-


da bajo el somocismo, el ingreso per cápita se incrementó a
un ritmo de sólo 0.3 por ciento anual —es decir, casi
inaceptable—, a pesar de los buenos términos de inter-
cambio para Nicaragua. En los primeros dos años de la re-
volución, el ingreso per cápita creció en un 1.1 por ciento
anual —tres veces el ritmo del somocismo—.

Con esta clarificación sobre el carácter equívoco de


la estadística del ingreso per cápita, se pueden destacar tres

34
Invernizzi, Pisani, Ceberio

causas principales que explican por qué estamos al nivel de


1962. En primer lugar, la guerra contra Somoza, que tuvo
un costo económico extraordinario. Entre 1977 y 1979 el
ingreso per cápita cayó en un 36 por ciento. A pesar de un
alto crecimiento en los dos primeros años de revolución, no
hemos sido capaces de recuperar los niveles anteriores. Por
otro lado, vale la pena recordar que el PIB per cápita en
Centroamérica presenta tasas negativas en los últimos cinco
años

En segundo lugar, esta guerra de agresión nortea-

m
mericana ha impactado fuertemente nuestra economía. En

co
el período 80-81, antes de que los fondos de la CIA impul-

.
saran a la “contra”, el PIB se expandió en un 15 por ciento.
ck
En 1982-83, el crecimiento fue sólo de un 3 por ciento, de-
o
bido a la destrucción provocada por la tormenta Aleta y al
el

incremento del terrorismo.


he
ew

Finalmente, y quizás sea el factor más importante,


está la recesión económica profunda que sufre la región y
im

toda América Latina. En 1983, por los trastornos en los


.ja

términos de intercambio, América Latina perdió 27.500


w

millones de dólares, tomando como referencia los precios


w

de 1980. Además, América Latina tuvo que transferir unos


w

30 mil millones de dólares a los Estados Unidos sólo para


pagar los intereses de su deuda.

¿Por qué la industria produce a una tercera parte de su


capacidad instalada, según dice el COSEP? ¿Cómo pien-
san resolver esto?

Wheelock: Esa afirmación no tiene base. La indus-


tria alimenticia, que constituye más del 80 por ciento de
nuestra industria nacional, utiliza dos tercios de su capaci-
35
Sandinistas

dad. Los problemas que tenemos que resolver en nuestra


industria son mucho más serios que la subutilización de sus
instalaciones. Sólo una pequeña parte de nuestro producto
industrial se destinaba a la exportación. Por las condiciones
de guerra impuestas por los Estados Unidos se está destru-
yendo la poca integración que el istmo tenía. En este senti-
do, conseguir la paz es una condición requerida para
resolver el problema industrial en América Central. Parece
que los empresarios de Honduras son los que más se opo-
nen a la ocupación norteamericana de su país, por el nego-
cio que van perdiendo a causa de las tensiones bélicas.

m
co
Pensamos solucionar nuestro problema industrial

.
con su reestructuración en el marco de nuestra estrategia de
ck
desarrollo. Por un lado, es necesario ligar más estre-
o
chamente la agricultura a la industria. En 1982, gastamos
el

unos 197 millones de dólares para importar los insumos de


he

nuestra industria y de la industria alimenticia —casi la mi-


ew

tad de nuestras divisas ganadas en la exportación—. Por


otro lado, es imprescindible una nueva inserción en la divi-
im

sión internacional del trabajo, con la cual exportaremos más


.ja

alimentos transformados en los procesos agroindustriales y


w

de la industria alimentaria.
w
w

La capacidad de Nicaragua para pagar los préstamos está


dentro de las más bajas del mundo. Su deuda per cápita
está dentro de las más elevadas de América Latina. ¿Hasta
cuándo les puede funcionar su habilidad para renegociar?

Wheelock: Cabe recordar que el nivel de endeuda-


miento público externo heredado era bien alto al momento
del triunfo revolucionario. En 1978, por ejemplo, la deuda
pública externa de Nicaragua era muy superior a la de El

36
Invernizzi, Pisani, Ceberio

Salvador, Honduras y Guatemala. Con respecto a Costa


Rica era, en términos per cápita, bastante similar.

Al mismo tiempo, es importante observar el nivel


heredado de endeudamiento externo del sector privado de
Nicaragua. En diciembre de 1977 tenía una deuda con ban-
cos norteamericanos de 358 millones de dólares, que era la
más alta de los países centroamericanos, ya que fue absor-
bida por el sistema financiero luego de la revolución.

A la vez que en términos absolutos la deuda externa,

m
pública y privada, era importante antes de 1979, nos encon-

co
tramos con una estructura donde pesaban signifi-

.
cativamente los vencimientos a corto plazo, que en 1977
ck
ascendían al 50 por ciento del total; mientras que en Gua-
o
el

temala representaban el 10 por ciento. En consecuencia, al


he

momento del triunfo la deuda nicaragüense era de 384 dóla-


res por habitante, mientras que en El Salvador era de 120
ew

dólares; 46 en Guatemala y 205 en Honduras.


im

Las necesidades del consumo y de la producción,


.ja

luego de la guerra contra Somoza, empujaron notablemente


w

las tendencias del endeudamiento, lo mismo que la lucha


w

contra la agresión actual. En última instancia, los problemas


w

de Nicaragua son los mismos que padece el conjunto del


Tercer Mundo; sus posibilidades de enfrentar los problemas
son paralelas al desarrollo de los países pobres en la lucha
por cambiar las condiciones del orden económico interna-
cional.

37
Sandinistas

¿Cuándo la crisis financiera de Nicaragua se transforma


en crisis económica?

Wheelock: La crisis es de orden internacional y con-


dena a países como Nicaragua a la pobreza y al endeuda-
miento crónico. No es el proyecto popular nicaragüense el
que sufre la crisis. Lo que la revolución hace es develar esta
crisis y crear las condiciones para un nuevo modelo, aunque
nuestra opción actual se encamine a colocar la actividad
productiva en función de las necesidades de la defensa. La
crisis y su solución no dependen de Nicaragua, y buena

m
parte de nuestros problemas se encuentran en ese orden

co
realmente en el exterior.

.
ck
¿Cómo explica que un país eminentemente agrícola tenga
o
graves problemas de mano de obra en la agricultura?
el

¿Cómo los va a enfrentar?


he
ew

Wheelock: Nicaragua presenta algunas peculiarida-


des en relación con los otros países del Tercer Mundo, en
im

tanto presenta una de las densidades de población más bajas


.ja

de América Latina, sin duda la menor de Centroamérica.


w

Esto creó trabas históricas a su desarrollo, que en parte se


w

enfrentaron en el pasado mediante la sumisión del campesi-


w

nado y la utilización de mano de obra proveniente de Hon-


duras y El Salvador. Con la revolución y la Reforma
Agraria, junto con las limitaciones a la migración hondure-
ña y salvadoreña, se crea un cuadro difícil. Sin embargo,
cabe recordar que hemos logrado la cosecha cafetalera más
grande de la historia en 1982-83, y al mismo tiempo, hemos
incorporado máquinas para cosechar parcialmente el algo-
dón. Además, hay proyectos importantes de inversiones
productivas —de infraestructura, rurales— que consumen
mano de obra. Por último, también tenemos que dirigir es-

38
Invernizzi, Pisani, Ceberio

fuerzos al área de defensa. La Reforma Agraria ha retirado


también muchos obreros cortadores que hoy son pequeños
productores a tiempo completo.

¿Cómo afecta la guerra a la estrategia del desarrollo na-


cional?

Wheelock: Restringe las inversiones globales debido


a las prioridades de la guerra y muy especialmente en zonas
fronterizas o vulnerables a los ataques contrarrevolucio-
narios. Paralelamente apelamos con más vigor a los sec-

m
tores que consumen menos divisas y materias primas:

co
profundizamos la reforma y expandimos el sector coo-

.
perativo y la atención al campesinado.
ock
Nuestra estrategia se mantiene, sólo pueden variar
el

sus ritmos. A pesar de las dificultades mantenemos el nivel


he

de inversiones agropecuarias más alto de Centroamérica.


ew

Entre la grave situación económica y militar, Cuál es el


im

margen de maniobra que les queda?


.ja
w

Wheelock: Eso lo determina nuestra capacidad de


w

movilizar una amplia alianza de clases en el interior y un


w

arco amplio de apoyos internacionales. Pero de todas mane-


ras no hay ningún ejemplo de revolución que no haya atra-
vesado fases iniciales muy difíciles y críticas. Nosotros no
somos la excepción.

39
Sandinistas

Nicaragua tiene una economía mixta en la cual el sector


privado invierte poco. El país carece de divisas, ¿podrán
evitar pronto escoger entre una mayor liberalización o una
mayor concentración?

Wheelock: En las condiciones internacionales y re-


gionales actuales, es difícil prever las tendencias de la ma-
yor parte de los países de América Latina. Nosotros pensa-
mos en la validez del modelo nicaragüense de economía
mixta y pluralismo político. Y eso es precisamente la raíz
del ataque de la administración Reagan: el peligro para la

m
lógica imperial más reaccionaria de crear un modelo de

co
independencia que sirva de ejemplo a otros países pequeños

.
de América Latina. o ck
Además, sería erróneo generalizar sobre el sector
el

privado; una parte de los grandes no amplía sus negocios.


he

Pero los pequeños y los medianos productores —que en el


ew

agro representan el 56 por ciento de la producción— tiene


una buena disposición. En el algodón, por ejemplo, están en
im

clara expansión, buscando inversiones nuevas, mejorando


.ja

sus viviendas, comprando tractores, etc.


w
w

La tendencia seguida en el comercio exterior y en la ayuda,


w

¿no está conduciendo a Nicaragua hacia una dependencia


del bloque socialista?

Wheelock: Nuestra política de soberanía nacional y


no alineamiento tiene un aspecto económico de diversifica-
ción de nuestros lazos económicos. En los años 80-81, esta-
blecimos un perfil claramente no alineado en cuanto a los
préstamos y donaciones. Bajo el somocismo un 90 por cien-
to del financiamiento venía de los Estados Unidos.

40
Invernizzi, Pisani, Ceberio

Después de la revolución, en los años mencionados,


un 50 por ciento de los préstamos vino de los países no ali-
neados del Tercer Mundo, principalmente de México y Ve-
nezuela. El financiamiento de la otra mitad es dividido
entre los Estados Unidos (15 por ciento), el resto de los
países industriales de mercado (17 por ciento) y del CAME
y Cuba (19 por ciento). En 1982-83, debido a las restriccio-
nes impuestas por la Administración Reagan, se elevó el
peso de la ayuda económica proveniente de los países no
alineados del Tercer Mundo, de Europa Occidental y del
CAME.

m
co
En el comercio exterior actual el CAME representa

.
un poco más del 6 por ciento de nuestras exportaciones y 12
ck
por ciento de nuestras importaciones, claramente inferiores
o
a las de la Comunidad Económica Europea y Estados Uni-
el

dos, que sigue ocupando el primer lugar en nuestra relación


he

comercial, aunque con las restricciones impuestas al azúcar


ew

y quizás a la carne, este peso se verá reducido a corto plazo


por la voluntad norteamericana y no propiamente de noso-
im

tros. Creemos que como país tenemos derecho al comercio


.ja

con los Estados Unidos y en el área, con Centroamérica.


w
w

¿Podría agregar un dato sobre el costo de la agresión mili-


w

tar en términos económicos?

Wheelock: La agresión que lanzan los Estados Uni-


dos contra nuestra nación es costosa y debe entrar necesa-
riamente en cualquier contabilidad. A ciencia cierta es difí-
cil cuantificar los efectos de una guerra tan desigual. Lo
primero que sufrimos es la pérdida de vidas humanas, jó-
venes trabajadores del campo y la ciudad y muchos de los
cuales que pudieron con la revolución haber sido más tarde
ingenieros, veterinarios, científicos. El imperialismo ha
41
Sandinistas

segado ya la vida de más de 7.000 nicaragüenses conti-


nuando el genocidio que también ordenaron contra nosotros
durante el tiempo de los Somoza.

Los daños físicos son cuantiosos. Sin tomar en cuen-


ta los efectos del estrangulamiento financiero de que somos
objeto, durante los últimos años el país ha sufrido pérdidas
materiales por un monto de unos 250 millones de dólares.
Desde 1982, las pérdidas en la producción agropecuaria se
calculan en 50 millones de dólares por año, tanto por los
cultivos perdidos como por la actividad económica que ha

m
sido impedida u obstaculizada. Esto es extensivo princi-

co
palmente a la producción pesquera, minera, maderera pro-

.
pia de la región oriental y litoral del país, cuyos volúmenes
ck
de producción se han reducido sensiblemente y cuyos efec-
o
tos económicos es difícil aún determinar.
el
he

En el área estatal han sido atacados y quemados to-


ew

tal o parcialmente más de 80 unidades de producción. El


blanco principal de la CIA lo constituyen las cooperativas
im

conformadas por pequeños productores campesinos; duran-


.ja

te el primer semestre de 1984 las bandas mercenarias ha-


w

bían atacado un promedio de 10 cooperativas mensuales,


w

particularmente las ubicadas en áreas limítrofes con Hondu-


w

ras. Hay además cerca de 10.000 familias campesinas que


han tenido que reasentarse o refugiarse huyendo de la per-
secución somocista.

Las bandas dirigidas por la CIA atacan más que ob-


jetivos militares a la población civil campesina que produce
los alimentos; los silos de almacenamiento de granos, uni-
dades de producción, el transporte productivo, el equipo
para la reparación de caminos vinculados también al sector
productivo; aserraderos, depósitos de combustible, etcétera.

42
Invernizzi, Pisani, Ceberio

Todo lo cual tiene indudables efectos sobre la capacidad de


producción, sobre el abastecimiento en general en el nivel
de vida del pueblo.

¿Cuál ha sido el proceso de desarrollo de la Reforma


Agraria?

Wheelock: Nos hemos propuesto transformar el país


de todas maneras, a pesar de tener todas esas dificultades. Y
en el centro de esta transformación se encuentra la Reforma
Agraria. La Reforma Agraria es realmente un medio y no

m
un fin; tiene como objetivo los mismos que se propone con-

co
seguir la revolución. Vamos a tratar de señalarlos en orden.

.
ck
1). Con la Reforma Agraria queremos superar las graves
o
fallas histórico-estructurales que arrastramos. Es decir,
el

salvar el estado de atraso, de subdesarrollo y de de-


he

pendencia de Nicaragua.
ew

2). La Reforma Agraria persigue transformar la sociedad,


democratizándola al mismo tiempo, mediante un repar-
im

to equitativo del principal recurso natural que tiene Ni-


.ja

caragua, que es la tierra. Incluso esto es en realidad la


w

esencia de la democratización que impulsa la Revolu-


w

ción Popular Sandinista: habilitar al hombre como suje-


w

to de trabajo, proporcionándole una base material que


de veras lo libere y le dé fuerzas y condiciones para
desarrollarse económica, política y culturalmente.
3). Perseguimos también, por lo mismo, el progreso del
hombre y de la sociedad. La Reforma Agraria busca la
felicidad de los nicaragüenses.

Y por último, estas transformaciones pretenden con-


ferirle a la sociedad nicaragüense una consistente paz in-
terior y una estabilidad duradera. En la medida que re-
43
Sandinistas

partimos la tierra, miles de campesinos hambrientos y des-


nutridos tienen por primera vez una patria en concreto y
todas sus energías, que antes empeñaron en la lucha armada
por la tierra, las dirigirán ahora hacia la construcción de una
nueva sociedad. De esta manera la Reforma Agraria persi-
gue pacíficamente el cambio. Pero este logro histórico no lo
estamos haciendo a expensas de la felicidad de muchos,
porque también la revolución ha abierto las puertas al prole-
tariado medio que está protegido, tanto por la Ley de Re-
forma Agraria como por los beneficios que le otorga
nuestra política económica, de crédito, de precios, de inver-

m
siones; y al igual que con el campesino medio, la revolu-

co
ción le da cabida al empresario privado grande, que

.
mantiene más del 10 por ciento de la propiedad territorial y
ck
que al incorporarse al nuevo régimen social instaurado por
o
la revolución también se le acoge y protege. La Reforma
el

Agraria precisamente trata de instalar un nuevo régimen


he

económico y social en donde la hegemonía popular sostiene


ew

fraternalmente la posibilidad de que otros sectores, sociales


anteriormente dominantes, convivan con armonía en el
im

marco pluralista que la revolución ha abierto.


.ja
w

¿Qué situación encontraron a su llegada al poder?


w
w

Wheelock: En Nicaragua existía una injusta y des-


proporcionada distribución de la tierra. Alrededor de 2.000
propietarios latifundistas concentraban la mitad de las tie-
rras bajo cultivo. La gran mayoría de propietarios estaba
constituida por minifundistas, que poseían menos de 10
manzanas, y por precaristas, colonos y arrendatarios, que
sumados todos constituían más del 70 por ciento del núme-
ro total de las propiedades bajo cultivo, pero que en su con-
junto poseían apenas un poco más del 4 por ciento del total
del área en fincas. Es decir, en Nicaragua existía un latifun-

44
Invernizzi, Pisani, Ceberio

dio monopolista y excluyente que contrastaba con una am-


plísima capa de pequeña producción minifundista asentada
en suelos marginales, que constituía el grueso de la pobla-
ción.

Entre el minifundismo y latifundismo encontramos


por una parte, un sector nada despreciable de propietarios
medios que agobiados por diferentes mecanismos de explo-
tación y opresión se encontraban de todas maneras muy
empobrecidos, viviendo en condiciones aflictivas de atraso
y marginalidad. Paralelamente, nos encontramos con un

m
cada vez más numeroso sector de semi-proletarios agríco-

co
las, obligados a salir de la agotada economía minifundista

.
campesina para vender su fuerza de trabajo en los cortes
ck
estacionales de algodón, café y azúcar, donde se les paga-
o
ban salarios miserables y se les obligaba a vivir en condi-
el

ciones brutalmente inhumanas.


he
ew

¿Esta situación era un producto especifico del régimen


anterior?
im
.ja

Wheelock: El responsable principal de este modelo


w

terrateniente y explotador era sin duda el propio régimen


w

político de los Somoza.


w

Era la familia Somoza y sus allegados realmente los


mayores terratenientes de Nicaragua. De tal manera que al
producirse la revolución, al mismo tiempo se le asesta un
golpe poderoso e irresistible al latifundismo que prevalecía
en Nicaragua, el golpe principal lo recibe la propiedad so-
mocista, la cual fue automáticamente confiscada por los
Decretos 3 y 38 emitidos en los primeros días después del
triunfo de la revolución.

45
Sandinistas

En virtud de estos primeros decretos recuperamos


1.600.000 manzanas, con las cuales se organizó el sector de
propiedad estatal. De acuerdo con la naturaleza productiva
de la propiedad somocista, que se dedicaba en lo fundamen-
tal a los cultivos de agroexportación, el sector estatal se
conformó alrededor de actividades tales como caña de azú-
car, café, ganadería de carne, tabaco y arroz tecnificado. En
realidad, sólo una parte relativamente pequeña de las pro-
piedades recuperadas al somocismo eran susceptibles de
entregarse a los campesinos sin tierra. Muy pronto com-
prendimos que para cumplir con las reivindicaciones de

m
tierra de los campesinos era necesario formular una Ley de

co
Reforma Agraria más integral, que rebasando la barrera del

.
antisomocismo se propusiera objetivos antilatifundistas de
ck
mayor amplitud.
o
el

El Decreto 782, preparado por el Ministerio de De-


he

sarrollo Agropecuario y Reforma Agraria durante los pri-


ew

meros meses de 1981, fue sancionado el 19 de julio de 1981


im

por la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional y


constituye formalmente nuestra primera Ley de Reforma
.ja

Agraria. La esencia de esta Ley no es otra que la del trasla-


w

do de la propiedad terrateniente ociosa o mal explotada


w

hacia el sector de los campesinos sin tierra, con la meta de


w

conseguir un empleo más eficaz de la capacidad de trabajo


campesino, limitada por la estructura de tenencia prerrevo-
lucionaria.

El latifundismo es definido en la Ley dentro del ran-


go de propiedades mayores de 500 manzanas, en la zona del
Pacifico, incluidas Matagalpa y Jinotega, y 1.000 manzanas
para el resto del país. La condición para establecer la ex-
propiabilidad fue el carácter ocioso o mal explotada y el

46
Invernizzi, Pisani, Ceberio

abandono de la explotación agrícola, por lo que la Ley ad-


quirió una forma de aplicación casuística.

¿Qué importancia tiene el movimiento cooperativo dentro


de este programa?

Wheelock: A partir de la aplicación de la Ley de Re-


forma Agraria adquiere un gran dinamismo el movimiento
cooperativo, que se venía consolidando un tanto liberal-
mente desde los primeros días después del triunfo de la
revolución. Se origina al amparo de la Ley de Reforma

m
Agraria el primer movimiento cooperativo verdaderamente

co
organizado, que se formaliza alrededor de las formas colec-

.
tivas de propiedad, en particular en la región del Pacífico,
ck
donde tuvieron precisamente un fuerte peso y una prolon-
o
gada influencia las formas de explotación comunales origi-
el

narias de la sociedad pre-colonial.


he
ew

Para finales de 1982 se habían organizado más de


im

1.500 cooperativas, de las cuales cerca de 600 eran coo-


perativas agrícolas de producción. A diciembre de 1983, las
.ja

cooperativas de producción habían recibido un área de


w

380.000 manzanas.
w
w

Durante los dos primeros años de aplicación de la


Ley de Reforma Agraria, las orientaciones generales del
movimiento de transformación estaban centradas en la ce-
sión de tierras para la organización de las cooperativas agrí-
colas de producción y para apoyar la compactación de las
98 empresas agropecuarias que conformaban el núcleo de la
producción estatal. Esto quiere decir que durante esos pri-
meros años las tierras provenientes de la expropiación del
latifundismo ocioso y las que se negociaban a través de
simples contratos de compra-venta pasaban inmediatamente
47
Sandinistas

y en iguales proporciones al sector cooperativo y a las em-


presas estatales. De hecho, las entregas de tierra a campesi-
nos individuales o unidades familiares se limitaban en
diciembre de 1983 a sólo 12.650 manzanas.

Pero en Nicaragua ha habido una permanente reivin-


dicación de tierra en propiedad por parte de los campe-
sinos. ¿Qué han hecho para satisfacer esa demanda?

Wheelock: Aunque ciertamente se había comenzado


ya la titulación a poseedores precaristas, que lograron regu-

m
larizar mediante asignación de títulos de Reforma Agraria

co
un total de 202.227 manzanas, y también se habían entrega-

.
do, en diciembre de 1983, 21.058 manzanas en concepto de
ck
titulación a unidades indígenas de la Costa Atlántica, es
o
cierto que la reivindicación histórica de tierra para los cam-
el

pesinos se encontraba bastante diferida.


he
ew

Desde mediados de 1983 y por orientaciones de la


Dirección Nacional del Frente Sandinista, ratificadas por la
im

Asamblea Sandinista, se produjo un viraje en la aplicación


.ja

de la Ley de Reforma Agraria, que impactó el ritmo y la


w

modalidad de avance de la misma. Preocupaba la lentitud


w

de la entrega de tierras a los campesinos pobres y la dificul-


w

tad de lograr avances de corto plazo a través del desarrollo


cooperativo de tipo colectivo.

Esta modalidad, si bien no había presentado mayo-


res problemas en el caso de los campesinos semiproletarios
del Pacífico, en las comunidades dispersas y muy atrasadas
del interior nororiental del país nos presentaba serias limi-
taciones para resolver el problema de la tierra. Aunque el
impulso a la propiedad social del tipo cooperativo represen-
taba para los planes de Reforma Agraria un avance signifi-

48
Invernizzi, Pisani, Ceberio

cativo en la superación de los viejos moldes de la economía


campesina individualista y tradicional, nos decidimos por
realizar una campaña masiva de entrega de tierras en forma
de propiedad individual a los campesinos, particularmente
de las regiones del norte y este del país.

Esta reorientación en la modalidad de aplicación de


la Reforma Agraria incluyó a las propias empresas esta-
tales, a las cuales se les planteo ceder al movimiento coo-
perativo y a los campesinos individuales todas aquellas
unidades de producción que no estaban en capacidad de

m
administrar de forma económica y eficiente. También se

co
tomó para estos fines una vasta extensión de tierras na-

.
cionales, lo mismo que propiedades de productores indi-
ck
viduales que se negociaron previamente.
o
el

En esta dirección, durante 1984 se produjo una ver-


he

dadera explosión de titulaciones bajo propiedad individual.


ew

A lo largo de los 10 primeros meses de este año se titularon


1.250.000 manzanas en beneficio de 35.000 familias cam-
im

pesinas, asentadas principalmente en las regiones de mayor


.ja

connotación rural de la república. Este movimiento agrario


w

sin duda alguna ha sido el de mayor extensión y profundi-


w

dad que se ha experimentado en la revolución y sólo es


w

comparable al que se originó por la aplicación de los Decre-


tos 3 y 38 en los primeros días después del triunfo de la
revolución,

¿Cuál es el balance global de la Reforma Agraria?

Wheelock: A cinco años de la revolución el panora-


ma de la tenencia de la tierra en Nicaragua es ya irreversi-
blemente distinto. La propiedad latifundista de más de 500
manzanas, que poseía la mitad de la tierra bajo cultivo, ha
49
Sandinistas

quedado limitada al 12 por ciento. En ese rango el golpe lo


ha recibido la propiedad ociosa, mientras el resto de las
propiedades de mas de 500 manzanas está constituido en
general por unidades de producción razonablemente bien
explotadas, que se encuentran en manos de propietarios que
se han incorporado consecuentemente a los planes de desa-
rrollo agropecuario. Por otro lado, cerca del 20 por ciento
de la tierra se encuentra hoy organizada bajo propiedad
estatal. Junto al sector estatal se ha conformado un movi-
miento cooperativo, en cuya vanguardia se encuentran las
cooperativas agrícolas de producción, que poseen ahora el

m
18 por ciento de la tierra. Estos dos sectores, el estatal y el

co
cooperativo, constituyen ambos el área social de produc-

.
ción organizada por la Reforma Agraria, que en su conjunto
ck
posee y explota el 37 por ciento de la tierra bajo cultivo.
o
el

La mediana propiedad conserva el 30 por ciento de


he

la tierra en la misma proporción que tenía antes del triunfo


ew

de la revolución y se encuentra también beneficiada por las


facilidades crediticias y la política que se contempla en los
im

planes de desarrollo agropecuario.


.ja
w

Con los planes de titulación de 1984, el gran favore-


w

cido es el sector de los campesinos pobres, quienes han


w

recibido de la revolución, sumando todas las acciones de


asignación de tierra o legalizaciones, un total de 2 millones
de manzanas, lo que representa el 25 por ciento del total de
la tierra bajo cultivo del país.

A estas magnitudes precisamente aludimos cuando


hablamos de crear estabilidad mediante la distribución equi-
tativa de la riqueza nacional. Tenemos ahora reducido el
latifundismo y distribuida mejor la tierra; la revolución ha
beneficiado desde el triunfo hasta 1984 a más de 60 mil

50
Invernizzi, Pisani, Ceberio

familias campesinas que han recibido sus títulos de Refor-


ma Agraria. Hay mucha menos desigualdad. Se están sen-
tando con todo ello las bases de una nueva sociedad.

Hasta aquí los logros. Seguramente habrá también pro-


blemas.

Wheelock: Por supuesto que tenemos que afrontar


grandes problemas, algunos bastante complejos y de difícil
solución. Por el lado de la producción campesina y coo-
perativa afrontamos hoy la explosión de tierras asignadas o

m
tituladas, que abren al campesinado expectativas de asisten-

co
cia técnica y suministros de insumos y equipos, de mecani-

.
zación, etc., que el estado revolucionario es en realidad
ck
completamente incapaz de satisfacer en el marco de las
o
limitaciones presentes.
el
he

Por el lado de las empresas estatales advertimos la


ew

debilidad económica en la que se encuentran muchas de


ellas: la mayoría de las unidades de producción se reci-
im

bieron descapitalizadas; su recapitalización tuvo un alto


.ja

costo financiero que no se tradujo inmediatamente en una


w

respuesta productiva, puesto que todas estas empresas tu-


w

vieron que pasar por un período de organización y rehabili-


w

tación. Desde los primeros días en todas las empresas se


hicieron inversiones sociales bastante cuantiosas que esta-
ban por encima de sus posibilidades económicas. No obs-
tante, había que dar respuesta a los trabajadores que vivían
en condiciones miserables.

Aunque estas empresas, después de los primeros


años han venido superando incluso, los índices de eficiencia
del sector privado en muchos casos, lo cierto es que por un
lado las empresas estatales, además de tener en cierto modo
51
Sandinistas

mayores costos administrativos que cualquier unidad de


producción individual, que no está obligada a tener un apa-
rato de planificación o de control administrativo, venden en
términos generales su producción a precios estancados, que
no cubren sus costos. Esto es mucho más cierto si tomamos
en cuenta que por efecto de la agresión, las empresas estata-
les cargan con inventarios de producción o instalaciones,
equipos, etc., destruidos; además en la mayoría de ellas una
parte significativa de los trabajadores se encuentra realizan-
do labores de defensa. Esto es un costo adicional que recae
sobre las empresas agropecuarias.

m
co
Por supuesto también hay problemas por la disper-

.
sión geográfica de las unidades de producción y lo mismo
ck
la débil especialización que se observa en algunas de ellas,
o
que se dedican indistintamente a producir productos de ex-
el

portación y de consumo interno, o que combinan la produc-


he

ción agrícola con la ganadería, etc.


ew

Estos problemas debemos resolverlos en los próxi-


im

mos años. Lo importante es que el terreno avanzado es fir-


.ja

me y en general pensamos que hemos seguido un camino


w

correcto. Los pequeños y medianos productores que con-


w

forman el sector campesino individual han respondido con


w

mejores niveles de productividad; el sector cooperativo se


ha venido expandiendo en área y también en eficiencia,
constituyéndose en la práctica en uno de los puntales del
desarrollo agropecuario del país; las empresas del Estado,
en la medida que enfrentan todos sus problemas, año con
año se van responsabilizando de mayores porcentajes de la
producción de exportación y son en gran medida el eje de
los variados proyectos de desarrollo que impulsa la revolu-
ción a lo largo y ancho del país; y por último, también los

52
Invernizzi, Pisani, Ceberio

productores privados sensatos han venido dando una res-


puesta positiva. Ese es más o menos el panorama actual.

¿No ha tenido la Reforma Agraria costos económicos?

Wheelock: La transformación de una sociedad pre-


dominantemente agraria como la nuestra, es una tarea com-
pleja y una responsabilidad de todos. No sólo debe ser la
tarea del gobierno, sino que debe asumirse como una tarea
también —principalmente— de las fuerzas políticas y en
primer lugar de la vanguardia. Como tarea histórica la

m
transformación tiene un costo. No puede medirse con los

co
parámetros del cálculo monetario, del tipo que mide a un

.
sujeto de crédito. Estamos saliendo de una sociedad desga-
ck
rrada por la miseria, que se ve en la dura actualidad impac-
o
tada por una guerra artificial pero costosa, con los efectos
el

de la crisis que sacude paralelamente a todo el Tercer Mun-


he

do.
ew
im

Después de la conformación del área estatal, coope-


rativa y la entrega de dos millones de manzanas a los cam-
.ja

pesinos pobres sin tierra, el esfuerzo de organización y


w

racionalización son sin duda alguna de magnitud for-


w

midable. Consolidar los avances alcanzados aparece como


w

una tarea por consiguiente capital.

Hay dos tipos de cooperativa: la de propiedad de la tierra y


la de servicio. ¿Cuál predomina y cuál quieren promover
más?

Wheelock: Predomina en número la de crédito, en


calidad la de producción. Actualmente el movimiento coo-
perativo cuenta con cerca de 70.000 cabezas de familia, de
las cuales unos 50.000 están dentro de las cooperativas de
53
Sandinistas

crédito y servicio. Las demás están conformadas por dos


vertientes: las comunidades miskitas que reciben la propie-
dad en forma comunal, porque tal es su reivindicación étni-
ca, y la que se origina con el reasentamiento que hemos
tenido que hacer de individuos muy dispersos afectados por
las operaciones militares de la contrarrevolución. O sea,
que no son propiamente cooperativas, sino asentamientos
que tienen tierra en común. Por último viene lo que es pro-
piamente la cooperativa de producción. Que organizamos
con campesinos sin tierras, semiproletarios, que no tienen
mucho interés en tener su propia parcela. Por razones que

m
se deben a la producción intensiva de algodón, de café o de

co
riego, prefieren tomar los medios de producción en común.

.
ck
¿Cómo ve el gobierno revolucionario la relación entre los
o
distintos grupos de propietarios?
el
he

Wheelock: Tenemos una visión a largo plazo de la


ew

acción de la Reforma Agraria. Queremos tener una pro-


ducción moderna sostenida por una vanguardia, en cuya
im

punta están las empresas del Estado, seguida por una em-
.ja

presa privada eficiente y no especulativa; un sector consti-


w

tuido por la pequeña producción, tanto la de cooperativas


w

como individual, con apreciable grado de modernización de


w

los recursos que tenemos. Por lo que se refiere a la correla-


ción de fuerzas, viendo ya el problema de la estabilidad, el
Estado más las cooperativas, más los pequeños productores
individuales, tendrían el 70 por ciento de la propiedad, con
el 30 por ciento restante distribuido entre grandes y media-
nos productores.

54
Invernizzi, Pisani, Ceberio

¿Para qué sirven los certificados de inexpropiabilidad?

Wheelock: Surgen como producto del comporta-


miento que han tenido los productores privados del país.
Tanto los grandes como los medianos, que por una u otra
razón se sienten amenazados, sobre todo en el momento en
el cual el imperialismo quiere confrontarse fuertemente con
la revolución. Tienen miedo de que en tal circunstancia la
revolución opte por medidas de corte muy radical. Pero al
contrario, recogiendo una vieja reivindicación de estos pro-
ductores, se les reconoce su trabajo dentro de la revolución

m
y los sacrificios que han pasado, asegurándoles sus propie-

co
dades. No van a ser objeto de aplicación de la Reforma

.
Agraria. Con esto les damos una gran estabilidad y les da-
ck
mos la prueba de que el Estado no quiere expropiarlos. Esto
o
es posible porque, además, ya sentimos que desde el punto
el

de vista de lo necesario para la Reforma Agraria hemos


he

avanzado bastante bien.


ew

Hasta el momento hemos hablado de Reforma Agraria bajo


im

el concepto de la propiedad de la tierra. Pero, en un país


.ja

como Nicaragua debe también plantear problemas la es-


w

tructura de la producción. ¿Piensan ustedes seguir produ-


w

ciendo el mismo tipo de productos? ¿Qué es lo que hay que


w

cambiar? ¿Qué problemas plantea esto?

Wheelock: La revolución a través de su conducción


política, la Dirección Nacional del Frente Sandinista, se
plantea una lucha contra la miseria creciente, el atraso y la
dependencia heredadas. El modelo de crecimiento so-
mocista nos llevó a la pobreza y al subdesarrollo. Ninguna
de las estrategias de desarrollo que el somocismo y el capi-
talismo criollo aplicaron en Nicaragua bajo los programas
trazados por las agencias norteamericanas en diversas eta-
55
Sandinistas

pas de nuestra historia fueron capaces de dar una respuesta


a las necesidades del pueblo nicaragüense. Crisis, endeu-
damiento, hambre, desigualdad y, sobre todo, un cualitativo
atraso, son los resultados.

Después del triunfo no podíamos extender el modelo


agroexportador de materias primas y tampoco el de indus-
trialización, importador de bienes intermedios, porque nin-
guno de los dos sacaba al país del endeudamiento que
todavía hoy tenemos que sufrir, al ser golpeados de lleno en
toda nuestra vulnerabilidad dependiente, por la crisis del

m
capitalismo que a ambos procreó.

co
.
Apoyados en la fuerza que ha liberado la revolución,
ck
potenciar en la economía los alcances de la liberación na-
o
cional nos permite un reencuentro con los verdaderos cau-
el

ces del desarrollo nacional y con sus principales soportes:


he

primero, el pueblo, que derribadas las barreras emplea toda


ew

su fuerza material, creativa, en buscar su progreso y felici-


dad; segundo, los recursos de la nación puestos por primera
im

vez al servicio del pueblo que debe disfrutarlos; y además,


.ja

el acceso ganado para las relaciones económicas interna-


w

cionales justas y equitativas, ajenas a la explotación de que


w

siempre fue objeto por parte del imperialismo y en virtud de


w

las cuales puede nuestro país desarrollarse con estabilidad


económica sostenida.

¿Qué significa eso en la práctica?

Wheelock: Todo esto se materializa en una concep-


ción del desarrollo nacional, que en unas pocas palabras se
sintetiza en que Nicaragua debe fundar su desenvolvimiento
en la transformación industrial de sus propios recursos na-
turales, teniendo como base el sector agropecuario. La agro

56
Invernizzi, Pisani, Ceberio

industria debe ser el eje de tal transformación industrial,


que debe comprender también por extensión los recursos
forestales, la pesca y la minería. Con ello es posible superar
la dependencia y avanzar en la lucha contra el atraso y el
subdesarrollo.

El problema de la dependencia es en el fondo el pa-


pel subordinado que le ha tocado a Nicaragua en la división
internacional del trabajo. En ese orden nosotros nos plan-
teamos avanzar y modificar la actual ubicación de Nicara-
gua, porque es en ese aspecto donde se concentra lo

m
esencial de las grandes dificultades nuestras.

. co
Si a Nicaragua alguna vez se le hubiera asignado el
ck
papel de exportar manufacturas, tal vez Nicaragua sería
o
como Taiwán o como Corea del Sur, a quienes también se
el

les asignó un papel en la división capitalista internacional


he

del trabajo. Sin embargo, a nosotros nos dieron el triste


ew

papel de productores de materias primas. Productores de


medios de consumo, no de manufacturas o bienes interme-
im

dios y mucho menos productores de medios de producción.


.ja
w

Producir materias primas como café, algodón o ma-


w

dera, no permite internamente el desarrollo de otras áreas


w

de la sociedad. El resultado de nuestra participación en la


división internacional del trabajo ha consistido en que Nica-
ragua ha asumido la producción de medios de consumo,
mientras otros países se han especializado en producir me-
dios de producción, como tractores o fábricas. Producir
fábricas significa producir las posibilidades de transforma-
ción de cualquier cosa, significa multiplicar progreso, tener
en las manos las herramientas para transformar la naturale-
za en beneficio del hombre.

57
Sandinistas

Frente a países que se especializaron en producir


medios de producción, a nosotros se nos obligó y se nos
asignó el papel de producir medios de consumo, con cuya
producción no se transforma nada. Nosotros por tanto, no
somos un país que tiene en sus manos la clave de la trans-
formación.

Desde el siglo pasado venimos exportando café,


madera, banano y algodón a quienes nos imponen precios
antojadizos. La sociedad por ello mismo ha vivido pobre-
mente, salvo unos pocos sectores que se han enriquecido.

m
Por la vía de los precios los países europeos y los Estados

co
Unidos, principalmente, se han apropiado de monstruosos

.
flujos de riqueza desde todos los países como Nicaragua; y
ck
han construido con la compra barata y la venta cara un dife-
o
rencial o excedente o plusvalía que les permite un modo de
el

vida, de crecimiento y de inversiones tecnológicas crecien-


he

tes realmente contrastantes y a costa de nuestra pobreza.


ew

El modelo agroexportador para Nicaragua desde el


im

siglo pasado o aún desde antes, ha sido sinónimo de pobre-


.ja

za, o más bien de depauperación. Ciertamente dentro de


w

este modelo hay ciclos en que algunos de los productos por


w

accidentes del mercado, consiguen buenos precios. En el


w

período de la crisis de los años treinta y cuarenta, cuando


todos los precios cayeron, casi subsistimos en Nicaragua de
los mangos y las guayabas.

¿Pero hubo en el pasado un tímido intento industrializa-


dor?

Wheelock: La pobreza resultante del modelo


agroexportador hizo que la sociedad y el régimen político
por extensión se fuera haciendo vulnerable. Después de la

58
Invernizzi, Pisani, Ceberio

Revolución Cubana, el modelo agroexportador bastante ge-


nérico en América Latina mostro sus limites y sus fracasos.
Fue por ello precisamente que el imperialismo concibió un
reajuste “industrializante” en el marco del Mercado Común,
a principios de los años sesenta.

De este modo, vino un periodo en que se pensó que


Nicaragua podría industrializarse, por lo menos sustituir
algunos productos manufacturados que importaba, tener
ciertas industrias que produjeran plástico o metales, etcéte-
ra. Pero en la práctica lo que se hizo con ese submodelo fue

m
profundizar el subdesarrollo y un caso típico de esa natura-

co
leza es Nicaragua. Cuando se vio el fracaso de un modelo

.
agroexportador que no dejaba ya divisas para importar las
ck
manufacturas necesarias, se creó como remedio una indus-
o
tria para producir localmente esas manufacturas. Sin em-
el

bargo ocurrió en la practica todo lo contrario, pues


he

terminamos también comprando en el exterior las materias


ew

primas y bienes intermedios para esa industria.


im

Para producir algodón tenemos que importar insu-


.ja

mos. Para producir el plástico que se emplea para envolver


w

los quesillos o los refrescos, necesitamos divisas. Entonces


w

realmente este es un país que depende en la agricultura, en


w

la industria, en el comercio, en todo, de divisas de las im-


portaciones, como producto de la ubicación y el papel de
Nicaragua en la división internacional del trabajo.

¿Cómo piensan modificar esta dependencia?

Wheelock: La revolución se plantea resolver esa


contradicción. Una manera es que Nicaragua va a derivar
de un país simplemente comerciante de productos primarios
a un país que industrialice sus recursos naturales.
59
Sandinistas

Lo primero que nos planteamos en nuestra estrategia


nacional de lucha contra el atraso y la dependencia es modi-
ficar el papel que Nicaragua ha tenido en la división del
trabajo. Es decir, nos planteamos dejar de ser un país que
venda en bruto sus materias primas —a la manera del viejo
modelo agroexportador—, para pasar a un escalón mejora-
do, mediante el cual transformemos industrialmente esas
materias primas originales del país y las coloquemos en el
mercado con un valor industrial de transformación agrega-
do.

m
En una palabra, industrializar nuestros propios re-

co
cursos naturales, y no “industrializar” las materias primas

.
importadas a la manera del “mercomún”, debe ser el modo
ck
primario o eje de la estrategia del desarrollo nacional. Esto
o
quiere decir que nosotros, en vez de vender madera en ro-
el

llo, vamos a vender productos industrializados de madera y


he

vamos a sustituir muchos productos de madera que ahora


ew

estamos importando. Quiere decir que en vez de que noso-


tros vendamos el algodón en fibra, tengamos la posibilidad
im

de industrializar ese recurso que proviene de la agricultura


.ja

y venderlo en tela o ropa; con el cuero, igual, y esto es ex-


w

tensivo a todos los productos del país.


w
w

En las actuales condiciones Nicaragua pierde mucho


cuando exporta un quintal de azúcar y subsidia a la econo-
mía capitalista. También subsidia a la economía capitalista
cuando les compra el monómero para producir plástico.
¿Como lo subsidia? Sencillamente cuando compramos un
quesillo y nos lo comemos, en ese momento ya estamos
subsidiando a una empresa transnacional, porque ese plásti-
co en que viene envuelto no es otra cosa que el monómero,
producto de una serie de combinaciones de etileno derivado

60
Invernizzi, Pisani, Ceberio

del petróleo, que es carísimo para nosotros y resulta que ya


estamos consumiendo quesillo en dólares.

Entonces debemos buscar una alternativa para sa-


carle el máximo a nuestros recursos naturales. No tenemos
industria, no tenemos grandes instalaciones comerciales,
Nicaragua no es una zona franca financiera, no tenemos
tampoco petróleo. ¿Qué es lo que tenemos entonces? Re-
cursos naturales, toda nuestra estrategia económica se basa
en la potencia industrial de los recursos naturales.

m
A partir de esto, comienza una estrategia de desa-

co
rrollo que se basa en el desarrollo de la pesca, de la madera,

.
de la minería y de la gran base agropecuaria. Es decir, sobre
ck
la base del sector primario nosotros vamos a sacar el sector
o
el

secundario, la industrialización. Por un tiempo compramos


he

plantas en el exterior para industrializar, en algún momento


vamos a producir nuestras propias plantas. Ese sería el se-
ew

gundo paso.
im

Cuando reflexionamos sobre la crisis internacional y


.ja

la vulnerabilidad de Nicaragua, nos aparece con bastante


w

claridad que el modelo agroexportador y el de industrializa-


w

ción sustitutiva, tal vez por primera vez han mostrado su


w

gran debilidad simultáneamente, originando la peor crisis


que ha experimentado Nicaragua. En efecto, un modelo
basado en la exportación de algodón o azúcar, donde los
insumos y los costos de producción son más caros que el
precio de venta de estos productos en el mercado interna-
cional, es un modelo que arroja fatalmente un déficit en la
cuenta comercial. Pero también el modelo de industrializa-
ción, que para producir plástico, pasta de dientes, desodo-
rante o papel higiénico nos lleva a comprar con dólares que
no tenemos, las materias primas para producirlos localmen-
61
Sandinistas

te, nos obliga también a otro endeudamiento. En realidad,


Nicaragua aún hoy, es la suma de los dos modelos en crisis;
es la herencia del somocismo y esa suma de crisis represen-
ta hoy el doble endeudamiento que padece Nicaragua.

De tal manera que lo planteado representa un cam-


bio en realidad cualitativo; quiere decir que Nicaragua de-
berá en lo sucesivo dejar de exportar en bruto las cosas,
venderlas semi-elaboradas o elaboradas y dejar de tener
industrias para procesar nuestras propias materias primas.
Ese es el sentido de fondo del desarrollo económico que

m
hemos concebido.

.co
Como consecuencia, a la agricultura le corresponde
ck
el papel de eje central en esta etapa. Es lógico que así sea,
o
porque eso es lo que precisamente sabemos hacer los nica-
el

ragüenses. No somos un país industrial, ni petrolero, tam-


he

poco tenemos un gran desarrollo minero, ni las condiciones


ew

para la fundación de una estrategia basada en el desarrollo


de la industria pesada. Somos más bien sobre todas las co-
im

sas un país agrícola.


.ja
w

Esta es una estrategia de largo plazo. ¿Qué pasa con los


w

problemas inmediatos?
w

Wheelock: Un aspecto capital que se nos plantea es


el del hambre y el de las perspectivas todavía más negras
para fines del siglo. En el año 2000 serán más de 6 millones
de habitantes que tendrán que consumir más del triple del
consumo de hoy y para ciertos rubros, como el caso de la
carne o de la leche, más de cinco o diez veces respectiva-
mente. Está claro que si no podemos de ninguna manera
convertirnos en importadores de alimentos, para no mori-
mos de hambre estamos obligados a potenciar una respuesta

62
Invernizzi, Pisani, Ceberio

alrededor de la agricultura. En este aspecto la estrategia


sobre el eje de la agricultura se comprende en su completa
cabalidad.

Por una serie de factores nuestra agricultura está en


el Pacífico desde los tiempos de los indios de Nicaragua y
de los aborígenes; todo está montado sobre esta realidad.
Eso nos exige tres formas: en la propiedad, en el uso de la
tierra y en su riego y tecnificación.

Primero tenemos que modificar la tenencia de la tie-

m
rra, conferirle a este país estabilidad y paz interior mediante

co
la distribución racional de la tierra, estableciendo una rela-

.
ción hombre-tierra más ventajosa para la producción. Esto
ck
se ha venido haciendo y se ha reformado la tenencia de cer-
o
ca de 3.5 millones de manzanas, que representan ya el 40
el

por ciento de las tierras bajo propiedad y cultivo, puesto


he

que el resto es propiedad nacional. Nicaragua debe tener


ew

unos 18 millones de manzanas, de los cuales sólo 8 millo-


nes están trabajadas, una parte muy pequeña. A su vez sólo
im

un millón se dedica a la agricultura y el resto a la ganadería


.ja

de pastos, en general naturales, de vocación extensiva.


w
w

En segundo termino, requerimos hacer una reforma


w

en el uso de la tierra. Por razones ajenas a nuestra voluntad,


nuestros cultivos no necesariamente se asentaron donde
deberían estar. Una gran parte de ellos, que son indispensa-
bles para la vida, han sido desplazados a tierras de menor
calidad por cultivos que sirven para alimentar las necesida-
des de otros países.

Las mejores tierras de Nicaragua, las que son estric-


tamente propias para una agricultura, como decían los es-
pañoles “las tierras de pan llevar”, óptimas para producir
63
Sandinistas

maíz, frijol y sorgo, precisamente se encuentran ahora, des-


de antes del triunfo de la revolución, ocupadas por cultivos
de agroexportación en lo fundamental.

Los campesinos indígenas que habían ocupado tra-


dicionalmente las mejores tierras de Nicaragua fueron des-
plazados por los terratenientes. Estos, alentados por la
oportunidad de mejores condiciones de precios, se de-
dicaron según la época a producir café, caña de azúcar o
algodón, para obtener riquezas inmediatas, dólares para
comprar yates, carros lujosos, viajar con su familia y cons-

m
truirse grandes casas. Eso era lo que les importaba; y para

co
ello usaron recursos del patrimonio de todos los nicara-

.
güenses. ock
Los terratenientes, más intensamente desde los años
el

cincuenta, sacaron a los campesinos del Pacífico y los arro-


he

jaron a los caminos, a los farallones, a las costas, o simple-


ew

mente los lanzaron hacia la frontera agrícola. Es decir, que


las mejores tierras de Nicaragua no están ahora ocupadas
im

por los cultivos que más interesan al desarrollo del país. En


.ja

algunos casos, están utilizadas correctamente desde el pun-


to de vista agronómico, pero desde el punto de vista de las
w

necesidades del país, no. Porque resulta que Nicaragua se


w
w

ha convertido con el tiempo en productora de artículos de


exportación e importadora de manufacturas y ahora hasta
de alimentos. Algo debe estar fallando en la original divi-
sión del trabajo: íbamos a producir bienes de consumos y
alimentos, los íbamos a exportar y con ello importar manu-
facturas. Pero resulta que al cabo de los años no solamente
estamos importando manufacturas, sino que también ali-
mentos. Nosotros hemos tenido que importar frijoles y
maíz, en circunstancias en que las producciones de arroz y
frijol en Nicaragua son bastante mayores que las del somo-
cismo.

64
Invernizzi, Pisani, Ceberio

¿Cómo explicar esto?

Wheelock: ¿Que es lo que pasa? ¿Quién producía


maíz antes en Nicaragua? Los campesinos que estaban en
Chinandega, en León, en los pueblos; ahora ya no se produ-
ce maíz ahí o muy poco. El maíz se produce donde hay
campesinos huyendo de la expansión latifundista y no están
en las zonas ecológicamente adecuadas, como por ejemplo
Nueva Guinea en el Atlántico o en las montañas de la re-
gión central norte.

m
La nueva estrategia plantea que Nicaragua, desde el

co
punto de vista de la agricultura, debe reservar las tierras del

.
Pacífico para la producción de alimentos, empleando tecno-
ck
logía intensiva en los cultivos de surco y anuales; porque
o
las zonas húmedas, las montañosas, salvo algunos valles
el

con grandes obras de terraceo, no son aptas para la agricul-


he

tura de surco; al mismo tiempo que las tierras de la vasta


ew

zona tropical húmeda del Atlántico son más bien propias


para la explotación de la madera o algún tipo de cultivo de
im

carácter tropical como el coco, la palma africana, el cacao,


.ja

pijivay y para la explotación del caucho.


w
w

Los niveles tan altos de precipitación lluviosa que se


w

prolonga por casi todo el año e, inclusive la pobreza del


suelo, no permiten que podamos desarrollar una agricultura
intensiva anual en esas regiones.

El maíz, por eso mismo, perseguido por el latifun-


dio, no está donde debe estar y está desapareciendo en Ni-
caragua gradualmente; año con año se viene sembrando
menos; y aunque se cultivaran las 300.000 manzanas de los
mismos campesinos itinerantes que se van metiendo cada
vez más hacia las fronteras, de nada sirve. Estas son pro-
65
Sandinistas

ducciones comercialmente irrelevantes de 8, 10 quintales de


maíz por manzana, prácticamente de autoconsumo y apenas
una mínima parte llega al mercado. De tal manera que la
producción comercializable del maíz no es relevante. El
gran problema que tenemos, es que encontramos una com-
pleta anarquía en la agricultura, en la tenencia y en el uso
de la tierra. Es el reto que tendremos durante algún tiempo
para comenzar a implementar un orden en la agricultura del
país.

Mencionó antes una tercera reforma: el riego y la tecni-

m
ficación.

.co
Wheelock: Nicaragua tiene recursos limitados para
ck
la agricultura, entendida como los cultivos de surco. Sólo se
o
puede usar para ellos el Pacífico. No contamos con recursos
el

muy cuantiosos. Es decir, un poco más de un millón de hec-


he

táreas aptas para producir maíz, frijol, algodón, ajonjolí y


ew

sorgo industrial. Resulta que donde tenemos las pendientes


con los suelos fecundos, existen condiciones de precipita-
im

ción inadecuadas. Hemos hecho un balance por lo mismo


.ja

de lo que va a consumir Nicaragua dentro de 20 años y nos


w

damos cuenta que necesitaríamos todo el Pacífico para dar


w

de comer a los nicaragüenses manteniendo las condiciones


w

actuales. Bueno, entonces, ¿qué vamos a exportar? No va-


mos a exportar azúcar, o bien no vamos a exportar algodón.
No vamos a tener bananos ahí porque compiten con los
alimentos básicos. Pero si estamos asumiendo al mismo
tiempo que la agricultura tiene que ser el eje del desarrollo
de este país, producir divisas y alimentos, si sabemos que la
infraestructura de caminos, de energía, se encuentra justa-
mente en el Pacífico, no vamos a estar inventando dividir el
país en tres agriculturas. Tenemos que pensar en primer
lugar, en la base agrícola del Pacífico. Entonces si nosotros

66
Invernizzi, Pisani, Ceberio

queremos simultáneamente producir divisas y alimentos en


el Pacífico, necesitamos dos veces la tierra. ¿Cómo? A tra-
vés del riego, que nos permita tener un cultivo de agroex-
portación que le produzca divisas al país, que no se lo va a
producir nadie más, y poder comprar con eso los medica-
mentos y sostener al resto de los sectores económicos del
país, y darle de comer al pueblo.

Necesitamos el riego para producir el algodón y pa-


ra producir maíz en la misma tierra, el mismo año. No sólo
para recobrar el maíz, traerlo y bajarlo de la montaña, sino

m
para evitar que se siga erosionando la montaña, destruyendo

co
la tierra, y traer nuevamente también al Pacífico los frijoles

.
y parar con ello la destrucción de suelos como los de Nueva
ck
Guinea o Santa Lucía o las partes montañosas de Matagalpa
o
o Jinotega. Hay que bajar los granos básicos al Pacifico,
el

pero recibirlos con riego, no recibirlos con este marco de


he

condiciones adversas. Eso es lo que se debe hacer, porque


ew

ni El Salvador, por ejemplo, ni Guatemala, ni Costa Rica,


ninguno de estos países tiene las condiciones apropiadas
im

que nosotros tenemos para resolver nuestros problemas y en


.ja

parte también para resolvérselos a ellos mismos. No tienen


w

la plataforma territorial que tenemos nosotros con tierras


w

planas, ni tienen los recursos hídricos suficientes como los


w

tenemos nosotros. No me refiero sólo a las aguas super-


ficiales o del subsuelo, sino a las aguas del Lago de Nica-
ragua, que son las aguas más puras, más adecuadas y más
accesibles al riego que puede tener país alguno.

Nosotros tenemos tres factores: hombres, tierras


prodigiosas y agua accesible. Esos tres factores son los que
queremos combinar por primera vez para producir un efecto
cualitativo, revolucionario. Queremos que ése sea nuestro
aporte a la revolución. Por lo demás, no es muy difícil ha-
67
Sandinistas

cerlo, salvo que requiere de grandes recursos. Vamos a te-


ner por lo tanto en el Pacífico, año con año, planes de desa-
rrollo empleando el riego para producir bienes de
exportación y para el consumo interno, tanto para el uso
directo de la población, como también para la industria o la
agroindustria.

En el Pacífico vamos a producir algodón, sorgo,


ajonjolí, tabaco y maíz a través de la utilización intensiva
de la tierra. En un momento determinado, nosotros pode-
mos estar cultivando cerca de cuatrocientas mil manzanas

m
regadas para producir cerca de veinte millones de quintales

co
en una sola cosecha de granos y doce millones de quintales

.
de algodón. o ck
Desde la región húmeda vamos a reubicar científi-
el

camente al maíz. Vamos a sacarlo de ahí. Vamos a colocar


he

allí correctamente el café y vamos a tener en esa zona tam-


ew

bién nuestra ganadería y probablemente otros cultivos que


se adapten a la naturaleza montañosa y de alta precipitación
im

que allí se da. Ahí, en la zona húmeda central norte, nos


.ja

alcanzan también hortalizas y frutales.


w
w

¿Qué planes tiene para la Costa Atlántica?


w

Wheelock: En la zona Atlántica vamos a plantar cul-


tivos permanentes propios del trópico húmedo y además ex-
plotar adecuadamente los recursos forestales. No es posible
que en el Atlántico se sostenga indefinidamente la produc-
ción campesina de granos básicos, que perseguidos o expul-
sados por el latifundismo encontraron refugio en la selva
tropical, que con sus suelos pobres y sus altas precipitacio-
nes no pueden por mucho tiempo sostener una agricultura
de laboreo anual.

68
Invernizzi, Pisani, Ceberio

Ciertamente, la única manera de explotar el trópico


húmedo de la Zona Atlántica, además de preservar y ex-
tender indefinidamente su riqueza material, es la de plantar
y cultivar especies apropiadas que en esas condiciones en-
cuentran óptimos rendimientos y desarrollos. Tal es el caso
de las oleaginosas —palma africana o coco—, que tendrán
que ser un sustituto del área limitada algodonera.

Explotar el Pacífico mediante la superación de la


prolongada estación seca a través del riego, que permitiría
cubrir todo el año mediante cultivos sucesivos —sorgo,

m
maíz, frijol o algodón—, los mejores suelos del país para la

co
agricultura intensiva anual; aprovechar las condiciones

.
apropiadas climáticas de precipitación, que tiene el norte
ck
central para albergar la ganadería y el café y, por último;
o
explotar racionalmente la vasta plataforma tropical húmeda
el

del Atlántico con los cultivos perennes, se constituye en el


he

nudo central de la estrategia de desarrollo agropecuario, una


ew

vez que hemos empezado ya con firme paso a resolver el


grave problema, también limitante, de la injusta e inade-
im

cuada tenencia de la tierra a través de la Reforma Agraria.


.ja
w

Un corolario de la estrategia de desarrollo agrope-


w

cuario es el de la aplicación de la tecnología intensiva, so-


w

bre todo en estas primeras etapas. ¿Por que? Debemos


reconocer que estas ideas son causa, aún hoy, de muchos
problemas. Algunos sostienen que “nos volvemos más de-
pendientes” ; otros que “estamos utilizando equipos que no
vamos a poder manejar” y que “es mejor utilizar el riego
por gravedad, incluso es mejor no utilizar riego alguno”.
“Nicaragua no puede tolerar tanto modernismo”, dicen.

Dentro de todas estas Críticas, siempre hay, es cier-


to, un fondo de verdad. La tecnología intensiva trae, por la
69
Sandinistas

necesidad de la química, más dependencia en el uso de in-


sumas que nuestro país tiene que importar, en cierto modo,
sembrar tres veces desgasta intensamente los recursos natu-
rales de la tierra y puede afectar los suelos, no hay suficien-
te fuerza técnica en el país para soportar un crecimiento tan
vigoroso como el que se plantea.

¿La filosofía sería esta: contra el hambre más tecnología


para la agricultura?

Wheelock: Para las fuentes básicas de alimentación

m
de Nicaragua, tanto para la ganadería como para la agricul-

co
tura, nosotros necesitamos utilizar inicialmente métodos

.
intensivos de trabajo. Vamos a poner el caso de la gana-
ck
dería. Nicaragua tiene dos millones de reses y produce sólo
o
120 millones de litros de leche al año.
el
he

Esto significa que el consumo per cápita mensual de


ew

los nicaragüenses es tan sólo de 3.5 litros, o bien 0.1 litro


diario; un décimo de litro, es decir, un dedal de leche diario.
im

Con la matanza indiscriminada que provocó el somocismo


.ja

se agravo la falta de disponibilidad de leche para la pobla-


w

ción, independientemente de que heredamos serios proble-


w

mas de desorden de razas, calidad genética y manejo


w

sumamente deficiente de la ganadería.

Por lo mismo teníamos dos alternativas para amorti-


guar el peso de estos problemas sobre la dieta nacional: o
trabajar con el hato de los dos millones o aplicar métodos
intensivos que nos garanticen con una concentración de
inversiones producir en diez años 150 millones de litros
adicionales.

70
Invernizzi, Pisani, Ceberio

Valorando ambos caminos, escogimos para esta


primera etapa el último. Por ello comenzamos a ejecutar
proyectos intensivos del tipo Chiltepe, con vacas de las
mejores razas lecheras, capaces de producir no un litro, sino
13 o 16 litros. Es como tener diez vacas del método tradi-
cional. Chiltepe, con 5.600 vacas de ordeño va a producir
cerca de 25 millones de litros; es decir, que generará alre-
dedor de 60 mil litros diarios. En este caso, tanta leche a
menos de 30 kilómetros de Managua como la pueden pro-
ducir 40.000 vacas tradicionales dispersas por toda la geo-
grafía, con todo el costo que esto representa en transporte.

m
co
Por una serie de factores, las plantas pasteurizadoras

.
están captando de toda la producción nacional menos que la
ck
producción potencial de Chiltepe. Por eso aún hoy estamos
o
importando casi el 70 por ciento de la leche que consumi-
el

mos. Tenemos que proponernos producir en corto tiempo


he

para sustituir esas importaciones y, además, para elevar la


ew

dieta de los nicaragüenses.


im

Este mismo camino de la tecnología de cuidados in-


.ja

tensivos para el pueblo nicaragüense la está aplicando la


w

revolución para el caso del maíz y últimamente para el fri-


w

jol. Las necesidades de maíz, incluso con el reducido con-


w

sumo de hoy, son de alrededor de 5 millones de quintales


por año. La gran mayoría de la producción de maíz depende
del pequeño productor tradicional de suelos y tecnología
marginales, que no alcanza mayor productividad que los 8 o
10 quintales por manzana. Una parte de este maíz es de
autoconsumo, otra va destinada al alimento animal, otra
buena parte se pierde antes o después de la cosecha y sólo
un poco queda para el excedente comercial. A medida que
el campesino se remonta a la profundidad de la frontera
agrícola, ese excedente es más difícil de captar. Con esos
71
Sandinistas

límites tanto el maíz como el frijol se han tornado cada vez


más escasos.

Nuevamente se nos presenta la alternativa: ¿Toma-


mos como vía principal impactar con asistencia técnica,
tierras, créditos, etcétera, el universo de las 200.000 man-
zanas tradicionales de 8-10 quintales por manzana de ren-
dimiento, o bien seguimos la ruta de los proyectos de alta
tecnología en áreas de concentración? La respuesta inicial,
que nos parece en realidad la única viable para detener la
ola de importaciones insostenibles, es la de los proyectos de

m
riego. Para 1985, en la cosecha de verano de riego, Nicara-

co
gua contará con un área de 20.000 manzanas para la pro-

.
ducción de granos básicos con tecnología intensiva, capaz
ck
de generar en 13-14 meses de consumo de frijol, sin contar,
o
desde luego, con la producción tradicional.
el
he

En una palabra, este plan le habrá conferido al país


ew

en dos años alimentos que nos hubieran tomado de otro


modo diez o más años.
im
.ja

Muchos podrán decir “ese camino no es correcto”;


w

“desde el punto de vista tecnológico es un camino débil”.


w

Sin embargo, nadie nos indica algo mejor que la alternativa


w

que hemos escogido. Toda alternativa tiene sus contradic-


ciones que están ahí presentes. Es posible que en el Plan
Contingente no saquemos lo que esperamos: 50 quintales
por manzana. A lo mejor sacamos menos, o lo mismo que
pueda sacar una cooperativa de Masaya sin riego. Es posi-
ble. Ese es el costo de empezar un manejo desconocido,
pero iremos aprendiendo poco a poco.

Hasta el momento nos ha explicado que su estrategia de


desarrollo agropecuario descansa, primero sobre la pro-

72
Invernizzi, Pisani, Ceberio

ducción de alimentos, y segundo, sobre un reordenamiento


ecológico y territorial de la producción. ¿Cuál es el papel
de la Reforma Agraria en todo esto?

Wheelock: Es el tercer aspecto. Tenemos una Re-


forma Agraria que implica no solamente darle la tierra a
quien va a estar apto para producir, sino organizar a los pro-
ductores de acuerdo con el tipo de producción. La Reforma
Agraria para nosotros no es entregar tierras, recursos y asis-
tencia técnica, sino cambiar la vocación de la producción.
Esa es una Reforma Agraria integral. Solamente una revo-

m
lución puede hacer esto y luego impulsar la producción

co
mediante la tecnología, la mecanización y el riego. Así es-

.
peramos salir del atraso y de la dependencia mediante el
ck
desarrollo del potencial natural que tiene Nicaragua.
o
el

¿Y de dónde sacan el dinero?


he
ew

Wheelock: De la crisis mundial. Todo depende de


qué punto de vista se la vea. Esta crisis ha sido un golpe tre-
im

mendo para todas nuestras economías, pero también ha te-


.ja

nido sus ventajas. Al ser generalizada hizo que las empresas


w

productoras de equipos, europeas, norteamericanas e inclu-


w

so latinoamericanas, se encontraran con grandes inventarios


w

sin realizar. Y hay una tendencia por parte de los Estados,


en vez de subsidiarlas, de ayudarles económicamente otor-
gándoles líneas de crédito. Entonces Nicaragua, que tiene
propensión a la inversión, ha buscado esas líneas de crédito
en bienes de capital. Se trataba de prepararse para el futuro.
Así, cuando haya un nuevo auge, mientras las economías
centroamericanas estén medio rehabilitándose, empezando
a pensar de nuevo en el desarrollo, va a tener un repunte
muy grande la economía de Nicaragua.

73
Sandinistas

Y, ¿dónde encontraron esas líneas de crédito?

Wheelock: En todo el mundo. En países capitalistas,


socialistas y del Tercer Mundo: Costa Rica, Guatemala,
Brasil, Perú, Argentina, Venezuela, Colombia, España,
Suecia, Francia, Unión Soviética, Checoslovaquia, etcétera.
Hemos traído cosas de todas partes del mundo. Estamos
trabajando en este momento en más de cincuenta proyectos
de desarrollo que están cumpliendo esta estrategia que aca-
bo de explicar.

m
Y, ¿nunca usan la máquina de hacer billetes?

. co
Wheelock: Sí y no. Cuando entran tractores que va-
ck
mos a pagar dentro de diez años, son divisas que nos dieron
o
en forma de tractores. El Banco Central tiene que poner una
el

contraparte al sistema financiero cuando nos da dinero para


he

financiar un proyecto. Tiene que sacarlo de algún lado. Ha-


ew

ce emisiones, pero sobre la base de los valores que están en


el país.
im
.ja

De hecho, esta economía está funcionando de una


w

manera anómala como resultado del desorden internacional.


w

Pero tienen que funcionar anómalamente para poder crecer


w

y desarrollarse. Mucho se ha dicho en años pasados que la


economía de América Latina había tenido un período de
crecimiento. O se decía que durante el somocismo esta eco-
nomía crecía. Esto es falso. La economía de Nicaragua daba
resultados positivos en términos de estadística nacional.
Pero no crecía. Más bien se subdesarrollaba. Se registraba
una producción de 40 millones de dólares en banano, pero
de esa cifra lo que quedaba en Nicaragua eran pérdidas. No
le quedaba ni un dólar, se registraba estadísticamente como
producción de Nicaragua pero era de la Standard Fruit

74
Invernizzi, Pisani, Ceberio

Company. Oficialmente, Nicaragua llegó a producir 300


millones de dólares en algodón, pero dado todo lo que te-
níamos que comprar para producirlo, las divisas netas eran
irrisorias, no daban para la acumulación. Daban para medio
sobrevivir, y el poco excedente iba para afuera, a Miami a
las cuentas de los somocistas.

¿Qué implicaciones sociales y poblacionales tiene un plan


de desarrollo de este tipo? Por ejemplo, ¿qué influencia
puede tener sobre el fenómeno de la urbanización?

m
Wheelock: Esta concepción del desarrollo es un gol-

co
pe serio a la urbanización, porque implica un reordena-

.
miento territorial y social del país. Estamos haciendo
ck
nuestros proyectos de acuerdo con un criterio de desarrollo
o
equilibrado, colocándolos en lugares distintos del país. Es-
el

tamos llevando nuestra fuerza de trabajo de Managua a


he

otros departamentos. Estamos más bien en una línea de


ew

descongestionar la capital.
im

En muchos casos lo que hemos hecho hasta el mo-


.ja

mento es cortar el flujo migratorio deteniendo a la fuerza de


w

trabajo en la fuente. Un caso característico es el de Limay.


w

Esta comunidad se encuentra en una zona pobrísima al nor-


w

te de Nicaragua. No había alternativas para la producción,


pero la población crece todos los años. Estamos desarro-
llando allí un proyecto de riego para doscientas cincuenta
hectáreas junto al pueblo. Y esto abrirá fuentes de trabajo
para trescientos jefes de familia. Ya la gente de Limay no
se ira para Chinandega, León o Managua. Y en la medida
en que comencemos a desarrollar más y más este tipo de
proyectos, vamos a darle más alternativas a la población
rural.

75
Sandinistas

Uno sólo de los cincuenta proyectos de los cuales


hablé, el de tabaco, le dio trabajo a dos mil quinientas per-
sonas al abrirse en 1983. Esto representa aproximadamente
el número de trabajadores industriales que salieron afecta-
dos por suspensiones totales o temporales de las industrias.
El dinamismo que hay en el sector primario es de importan-
cia para corregir, digamos, el gran abismo terciario que hay
y la ubicación creciente de la población en la ciudad.

Esta reubicación de la población, ¿se hace sin formas au-


toritarias?

m
co
Wheelock: Se hace a través de llamados en los pe-

.
riódicos, de ofrecimientos de empleo. Además, nosotros ha-
ck
cemos estudios de localización seleccionando de prefe-
o
rencia las zonas donde hay problemas de ocupación, donde
el

no hay alternativa. Se buscan tierras, pero tierras buenas


he

donde coinciden elementos de desocupación. No obstante,


ew

últimamente el sector comercial pequeño especulativo nos


ha estado drenando, pero nos preparamos para enfrentarlo
im

en estos primeros meses de 1985.


.ja
w

¿Es este entonces el modelo de desarrollo para Nicaragua?


w
w

Wheelock: No, éste no es el modelo de Nicaragua,


sino un modelo de arranque y de reajustes que tendrá sus
límites a partir de determinado momento. Se trata de ajus-
tarle cuentas a todos los problemas que hemos tenido de
dependencia, de subdesarrollo, de atrasos y de poner las
bases tecnológicas y culturales de una nueva sociedad.

En un segundo paso estamos pensando producir me-


dios de producción. Pensamos en tener una mínima base
siderúrgica para fabricar equipos que sustenten este modelo

76
Invernizzi, Pisani, Ceberio

y apoyarnos y montarnos ya más sobre bases industriales


que sobre bases agrícolas. Pero la primera fase de acumula-
ción la vamos a sacar de nuestros recursos naturales. Dicho
sea de paso, ese es un modelo histórico, porque todos los
países de alguna manera han tenido que comerse un poco
sus propios recursos o írselos a comer a otros países. En
segundo lugar, tenemos dos pilares que apoyan este mode-
lo: la construcción de caminos y obras de infraestructura y
la energía. Estamos simultáneamente realizando caminos,
puertos, ferrocarriles y proyectos energéticos alternativos
del petróleo. Algunos de nuestros proyectos agrícolas y

m
agroindustriales ya tienen resuelto el problema del combus-

co
tible. También tenemos proyectos de desarrollo de la hidro-

.
energética y la geotérmica. ock
¿Podría darnos un ejemplo de proyecto agrícola o agro-
el

industrial que no use la termoeléctrica?


he
ew

Wheelock: Un ingenio azucarero que hemos dotado


de un sistema de alta presión y condensación, que utiliza al
im

máximo el vapor generado por el bagazo y una madera es-


.ja

pecial cultivada en bosques ubicados alrededor del ingenio.


w

Por esto tuvimos que comprar calderas de alta presión, por-


w

que las de los ingenios son generalmente de baja presión.


w

Pero los vapores generados van a mover turbogeneradores


que van a producir 36 megavatios de potencia. El ingenio
utilizará los 12 megavatios que necesita y venderá lo so-
brante a la red nacional. O sea que estamos instalando no
solamente un ingenio, sino una planta generadora de ener-
gía, que además produce azúcar y melaza. Es un cambio en
la concepción de la industria azucarera.

77
Sandinistas

Una transformación tal debe implicar cambios en las estra-


tegias de mercado tradicionales. ¿Cómo ven este proble-
ma?

Wheelock: Efectivamente, tenemos que buscar mer-


cados para colocar las telas y no el algodón. Eso no es fácil.
Tenemos que buscar mercado para llantas y no para el cau-
cho bruto. Esto también es difícil. Tenemos que investigar
primero los mercados potenciales en función de nuestra
conveniencia económica. Pero tenemos también mercados
que nos dan un razonable margen de seguridad política,

m
dadas las circunstancias particulares que está sufriendo Ni-

co
caragua.

.
ck
Nosotros estamos en el centro de América y sabe-
o
mos como venderle a Costa Rica, a Honduras, a El Salva-
el

dor, a Guatemala, a México, a Estados Unidos. Sabemos


he

cómo comprarles y venderles. Sin embargo, hemos recibido


ew

golpes bajos de los Estados Unidos. No podemos pensar en


producir para ellos aún cuando Nicaragua fue diseñada para
im

producir para Estados Unidos y esto es un problema serio


.ja

para nuestra revolución. Queremos luchar por nuestro dere-


w

cho a colocar productos donde sea más ventajoso en el


w

mercado mundial. Queremos luchar para jugar dentro del


w

Mercado Común Centroamericano un papel de vanguardia,


porque nosotros no podemos agarrar nuestro país y colocar-
lo al norte de Canadá.

78
Invernizzi, Pisani, Ceberio

¿Hasta qué punto se puede planificar la economía de un


país dependiente?

Wheelock: La dificultad no proviene solamente de la


dependencia, sino también de la pobreza, porque a veces es
difícil planificar cuando no se tiene nada que repartir sino
miseria.

Otra cosa es cuando se trata de planificar el desarro-


llo, de ordenar los recursos que tenemos hacia los sectores
de producción de acuerdo con las prioridades. Y ahí cho-

m
camos con otro problema: la lógica de las economías de-

co
pendientes no es del dominio de las naciones dependientes.

.
Las corrientes comerciales, la posesión del dinero, la infla-
ck
ción, el precio de los productos, hacen que en la practica,
o
para aplicar nuestras decisiones tengamos que defendernos
el

más bien de lo que ocurre afuera que de lo que ocurre aden-


he

tro. Hacemos un plan esperando que el precio del café reac-


ew

cione y se coloque en 150 y resulta que aquí sólo vamos a


recibir 100. Nuestra planificación no depende solamente de
im

nuestras estrategias.
.ja
w

Además, en el caso de Nicaragua tenemos que tomar


w

en cuenta las agresiones norteamericanas. Tenemos calcu-


w

lado recibir 17 centavos de dólar por el azúcar y de repente


nos cortan la cuota azucarera. Con el banano la Standar
Fruit nos agrede, etcétera. Porque estamos en un mundo en
el cual el imperialismo todavía puede hacer lo que quiera
con la economía de un país pequeño.

79
Sandinistas

¿Hasta que punto es posible explicar el peso del subdesa-


rrollo?

Wheelock: Eso tiene tantas consecuencias... por


ejemplo, nosotros somos productores de café, de azúcar,
productores de postres o simplemente recolectores de ali-
mentos para el mercado externo. Esta era una sociedad y
una economía de recolectores. Casi toda la población corta
y para esto no necesita saber leer ni escribir.

El hecho de alfabetizar a la población fue de gran

m
importancia. Después de terminada la campaña, nos dimos

co
cuenta de los límites que tiene su impacto, si después de

.
tres o cuatro años va a volver a un analfabetismo funcional.
ck
Con esto no quiero decir que la campaña de alfabetización
o
sea mala, sino que para poder incorporar a toda esta pobla-
el

ción a la educación, se requiere una economía tres veces


he

más grande que la de Nicaragua y un desarrollo dos veces


ew

mayor que el que tenemos. Un alfabetizado sigue cortan-


do... le hemos abierto las puertas de la cultura y esto de por
im

sí es suficiente retribución para nuestros esfuerzos, pero


.ja

para convertir esa alfabetización en una mejoría del sistema


w

económico necesitamos diez años más. Encontramos mu-


w

chos límites en el subdesarrollo.


w

Otro ejemplo el paro de un ingenio azucarero nos


cuesta millones cada día; se paran porque se rompen piezas.
Vamos con ellas a todos los talleres del país y nadie puede
copiarlas. Entonces tenemos que mandar un compañero a la
República Federal Alemana a traer esta pieza. Es decir,
sufrimos la impotencia de ni siquiera poder hacer los re-
puestos.

80
Invernizzi, Pisani, Ceberio

Así se nos cierran indudablemente posibilidades de


tomar decisiones, de crecer. Nos damos cuenta de que lo
heredado funcionaba con una lógica económica externa.
Para sembrar algodón, café, necesitamos divisas, fertili-
zantes que no producimos. Todo este cuarto donde no-
sotros, estamos, todo está importado, la alfombra, la
lámpara, la pizarra, los marcos de los cuadros, la manija de
la puerta, el cuero de las sillas en las cuales estamos senta-
dos, el papel, la pluma, la tinta, las tazas, todo. No hay
prácticamente nada que sea nacional aquí, sino tal vez la
madera de la mesa, la compañera que los acompañó y yo.

m
co
Este es un problema de fondo. Tenemos tanto tra-

.
bajo por delante... Es difícil, pero hay reservas de fuerzas
ck
en el pueblo y una gran voluntad política. Los obstáculos
o
son enormes. Casi todo hoy pareciera estar contra nosotros,
el

pero ésa es la historia de este pueblo que sintetiza en pe-


he

queños pedazos reunidos los sufrimientos de un mundo que


ew

nace con un parto doloroso, pero lleno de esperanza y de


redención. Eso nos anima y nos da un profundo aliento de
im

victoria.
.ja
w
w
w

Se terminó de imprimir en los talleres de COMPANIC, para una cantidad de


10.000 ejemplares en papel bond. Se usó tipografía Journal Roman Bold en once
puntos. Managua, Nicaragua, julio de 1986.

“A 25 años, todas las armas contra la agresión”.

81

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