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Datos de la Edición:
México, Norma, 1981.
2. EL LENGUAJE CINEMATOGRÁFICO I:
LA TOMA O SHOT, LA ESCENA Y LA SECUENCIA
[…] Un film está compuesto por tomas, escenas y secuencias. Una toma es lo
que registra la cámara en una sola operación, desde el momento en que ésta empieza a
funcionar hasta el momento en que se detiene. Una escena es un grupo de tomas con
una acción continua. Una secuencia es un grupo de escenas que forman una unidad
autocontenida que con frecuencia es comprensible en sí misma. Cada una de éstas tiene
una función distintiva dentro del film, y cada una puede ser compuesta en una variedad
de formas.
LA TOMA O SHOT
Una toma puede hacer una exposición factual o simbólica, pero no puede relatar
una historia. Si se le mostrara a una persona que nunca hubiera visto “Beau Geste”
(1939) de W. Wellman, una vista fija publicitaria del clarín en la arena y se le pidiera
que explicara la imagen, él o ella probablemente diría “muerte”, “pérdida” o “una voz
silenciada” —y esa respuesta sería substancialmente correcta. En forma similar alguien
que viera una vista fija del reloj sin manecillas en “Wild Strawberries” (19657) de I.
Bergman, probablemente diría que significa que “el tiempo se ha detenido” o “muerte”.
Ciertas imágenes no sólo llevan consigo su simbolismo, sino que transmiten ese
simbolismo independientemente de un contexto. Es lo mismo que ciertas líneas de
poesía que pueden comunicar su significado incluso a aquellos que nunca han leído el
poema completo.
Por lo tanto, una toma puede impartir información, pero de una clase elemental.
La primera toma de Mamie (Jane Russell) en The Revolt of Mamie Stover (1956) de
Raoul Walsh, cuando nos mira directamente mientras aparecen los créditos,
inmediatamente la identifica como a una mujer de virtud dudosa: sabemos lo que es por
la forma en que mira. Un clarín en la arena o un reloj sin carátula o un rostro en la
noche solo, nos pueden decir lo que representan: sin el contexto no sabemos a quién
pertenecen el clarín o el reloj o quién es la mujer cuyos ojos se encuentran con los
nuestros. Una toma general o un plano en secuencia, una toma de duración mayor de la
usual, es más informativa, sin embargo, también está incompleta por sí misma. El inicio
de Touch of Evil (1958) de Orson Welles, es una toma ininterrumpida de tres minutos
que empieza con los créditos de la película. Alguien coloca una bomba de tiempo en la
cajuela de un automóvil. Dos personas suben al automóvil y transitan por la calle de un
pueblo de la frontera mexicana, pasando por delante del Sr. y la Sra. Vargas (Charlton
Heston y Janet Leigh). El auto se detiene en la caseta de la aduana, continúa en marcha
una corta distancia, y explota en llamas. Además de ser magníficamente ambiental, esta
toma también introduce a los personajes principales y establece la índole del film, pero
no nos dice por qué alguien colocó una bomba en el auto de la desafortunada pareja.
Incluso la toma general necesita un contexto.
Aun cuando las tomas transmiten únicamente trozos de información y por lo tanto
son una parte relativamente elemental del lenguaje cinematográfico, pueden ser bastante
complejas, ya que los realizadores de films están en libertad de componer sus tomas en
un sin número de formas. Las tomas se distinguen por la distancia de la cámara de un
objetivo, el ángulo de la cámara, si es estacionaria o movible y otras consideraciones
similares.
En All the President’s Men (1976) de Alan J. Pakula, cuando los reporteros Bob
Woodward y Carl Bernstein (Robert Redford y Dustin Hoffman) están separando
recortes de periódicos en la biblioteca, la cámara los observa desde arriba; ellos, a su
vez, se vuelven más pequeños al comprender la enormidad de su tarea. La escena
termina con la cámara escudriñando el salón de lectura en la Biblioteca del Congreso, la
cual luce como un copo de nieve amplificado.
Algunas veces el guión requiere una toma de angulación alta por razones que no
tienen nada que ver con el simbolismo o la imaginería. En The Blue Dahlia (1946), de
George Marshall, la Sta. Harwood (Veronica Lake), quien está en la mezanine de un
hotel, llama por teléfono a Johnny Morrison (Alan Ladd), quien está de pie en la oficina
de recepción en el vestíbulo, abajo. Marshall tuvo que tomar a Morrison hacia abajo
para igualar el ángulo desde el cual lo veía la Sra. Harwood. Así, la naturaleza del
material dictó la naturaleza de la toma.
(((aquí va fig. de pág. 24)))
2.2. Robert Redford (Bob Woodward) y Dustin Hoffman (Carl Bernstein) se preparan
para la escena en la Biblioteca del Congreso, en All the President’s Men (1976) de Alan
J. Pakula. La cámara está ajustada para una toma “ángulo alto”. Cortesía de Warner
Bros. Inc. copyright (c) 1976.
Panorámica Horizontal
Una toma está limitada por la cantidad de realidad que puede abarcar y la cantidad
de conocimiento que pueda impartir. ¿Pero qué sucede si dos tomas, cada una de las
cuales es parte de la misma acción, se unen y se muestran en sucesión? Cada toma por
sí misma sería una exposición factual; juntas formarían una exposición narrativa.
En Broken Blossoms (1919) de Griffith, el Hombre Amarillo (Richard
Barthelmess) recoge a Lucy (Lilian Gish) después de que su padre la echa de la casa.
Ella se encuentra un día en la parte posterior de la tienda de su benefactor, cuando el
Espía Uno entra en el mismo momento en que ella deja caer una taza. Griffith filma la
acción siguiendo una toma de Lucy dejando caer la taza con una toma del Espía Uno
reaccionando al sonido. Estas dos tomas juntas constituyen los rudimentos de una
escena: una serie de tomas interrelacionadas en la misma ubicación. Su unión establece
realmente una relación causa-efecto, que tiene implicaciones para el resultado final del
film. Después de que el Espía Uno se da cuenta de la presencia de Lucy, éste informa a
su padre, quien no sólo termina su relación con el Hombre Amarillo, sino con su vida
también. Así, las dos tomas constituyen el punto esencial del film. Al observar el Espía
Uno la caída de la taza se produce el descubrimiento de Lucy, e indirectamente, su
muerte a manos de su padre; esto a su vez afecta la muerte del padre a manos del
Hombre Amarillo y el suicidio final de éste.
LA SECUENCIA
La Secuencia Linear
En una secuencia linear una acción se liga con otra, creando un drama en
miniatura con un principio, una parte media y un final. Volvamos a la “secuencia de la
llave” en Notorious de Hitchcock, discutida en el capítulo 1. El principio de esa
secuencia inicia la acción: Alicia retira la llave de la bodega de vinos. La parte media
añade algo a la acción: (1) Alicia desliza la llave a su compañero Harry Devlin (Cary
Grant), durante una fiesta; (2) ambos se dirigen a la bodega, donde descubren que
algunas de las botellas contienen uranio; (3) mientras tanto la provisión de champaña
disminuye y el marido de Alicia y el camarero de vinos bajan al sótano. El final se
desprende de lo que ha pasado antes y completa la acción: el marido descubre juntos a
su esposa y a Devlin. Por tanto, en una secuencia linear, la conexión entre escenas
parece derivar de la acción misma.
La Secuencia Asociativa
La Secuencia Episódica
Una secuencia episódica no especifica todos los detalles de una acción o las
razones del comportamiento de un personaje; espera que el público haga las conexiones
por sí mismo. La boda de Angharad en How Green Was My Valley (1941) de John Ford,
comprende tres escenas que, en la superficie, parecen tener poca relación: “El Galanteo
de Angharad”, “La visita a Gruffydd”, y “La Boda”. En “El Galanteo”, el joven Evans
(Marten Lamont), hijo del dueño de una mina, llega a cortejar a Angharad (Maureen
O’Hara) después de que su pomposo padre ha hecho los arreglos iniciales. Dado que
Angharad es una mujer honesta y de carácter, existen pocas probabilidades de que
Evans la gane a pesar de su riqueza. Por tanto, tomamos el galanteo seriamente. En la
segunda escena, Angharad visita al Sr. Gruffydd (Walter Pidgeon), el ministro a quien
ella realmente ama. Hay algo perturbador en este episodio: tiene un aire de fatalismo, de
un amor que nunca llegará a la consumación. Angharad habla prudentemente de su
afecto por Gruffydd para descubrir si él siente lo mismo hacia ella. Pero la única
preocupación de Gruffydd es su bajo salario que imposibilita el matrimonio. En la tercer
escena, Angharad sube a un carruaje como si fuese un fantasma, su velo de novia va
ondeando en la brisa. Los tres episodios se vinculan únicamente por las impresiones que
han creado en la mente del público. Inicialmente, parecía no existir ninguna conexión
entre el galanteo y la visita de Angharad a Gruffydd, pero el vínculo se vuelve claro con
el episodio final. El dinero, que inicialmente no significaba nada para Angharad,
significa mucho para el ministro. Al elegir a Evans, ella elige lo que Gruffydd
consideraba el prerequisito para el matrimonio. La locura de su elección es una boda sin
alegría donde el viento juega con su velo como si fuera un cometa. La tragedia de su
elección se refleja en el rostro del ministro mientras observa al grupo de la boda
dirigiéndose por su fúnebre camino.
A través de este capítulo hemos estado hablando del film en términos de sus
componentes más básicos —tomas, escenas y secuencias. Aunque pudiera parecer
desconcertante pensar en términos tan fragmentarios, es necesario hacerlo así. Ningún
amante de la poesía disfruta al ver su poema favorito sometido a una disección para la
imagen y a la exploración para los símbolos. Pero a menos que uno conozca cómo
operan la imaginería y el simbolismo en un poema, nunca podrá apreciar el arte de la
poesía. Las imágenes son para la poesía lo que las tomas son para el film —medios para
un fin. Un poeta puede forar una imagen a través de un poema, pasar de una imagen a
otra o crear grupos de imágenes. De igual manera, un realizador fílmico cuenta con
varias formas de combinar las tomas y moverse de una toma a otra, como veremos en el
siguiente capítulo.