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En este artículo voy a tratar esta dimensión tarse hacia una frontera y de funcionar de
de la frontera, centrándome especialmente en la manera horizontal.» (Anderson, 1991: 34 –en
relación entre migraciones y subjetividades inglés en el original). Siguiendo estas observa-
fronterizas. Tras un pequeño vistazo al marco ciones de Anderson podemos deducir que la
discursivo en el que se encuentra el topos de la idea de la frontera, como hoy se nos presenta,
frontera, pasaré a la materialidad de la frontera va ligada al concepto moderno de Estado-
centrándome en el territorio fronterizo de nación. Un Estado que se desarrolla dentro de
EEUU/México y en la Unión Europea. Estos una lógica capitalista y se materializa por la
dos ejemplos van acompañados por una presen- «territorialización de su historia», articulándo-
tación de subjetividades generadas en ambos se a la misma vez por la «historización de su
contextos. En el contexto EEUU/México pre- territorio» (Poulantzas, 1978). Como una evi-
sentaré a la poetisa y escritora Gloria Anzaldúa dencia inequívoca la frontera surge de un dis-
con sus conceptos de border woman y «la con- curso geográfico-geológico, creándola como
ciencia de la mestiza» (Anzaldúa, 1987); pasan- un fenómeno natural.
do de ahí al contexto alemán con el grupo de De esta manera llega a formar un elemento
mujeres inmigrantes FeMigra. Empecemos con en un discurso metafísico que sitúa al ser
la relación Estado-nación/frontera. humano dentro de un territorio definido por
sus fronteras. Como clave principal, junto a la
noción del territorio conforma el centro de
todo discurso geográfico. La geografía en su
El Estado-nación intento de describir y explicar un espacio ha
y la frontera intentando introducir una noción naturalizante
de la frontera, definiéndola a través de fenó-
menos naturales como ríos y montañas. A la
nacionales experimentan un nuevo auge (ejem- personas, hoy viven oficialmente alrededor de
plo evidente de esto son las políticas migrato- 1,3 millones (Habel, 1999). Una gran parte se
rias restrictivas en EEUU y en la Unión Euro- encuentra en estado de tránsito, esperando la
pea). En este contexto es explícita la paradoja oportunidad para atravesar el «charco» o el
de la frontera: por una parte instrumento de cie- desierto dirección EEUU. Otra parte considera
rre y por otra parte, de apertura financiera. su estancia como provisional hasta alcanzar un
Sobre todo en las zonas fronterizas aparecen nivel de vida que les permita retornar a sus
nuevas economías como producto de los movi- zonas de origen. Más de un millón de personas,
mientos transnacionales del capital financiero, sobre todo mujeres jóvenes (de 18 a 28 años),
pero también de las migraciones. Es aquí donde trabajan en las 719 maquilas 3 situadas en 25
hallamos el territorio fronterizo entre EEUU y localidades.
México como uno de los primeros laboratorios En Tivijuana por ejemplo, como se denomi-
para experimentar nuevos métodos de control na a Tijuana, se han asentado numerosas mul-
de la frontera y de implementación de condi- tinacionales como Samsung, Sony, Hyundai y
ciones de producción neoliberales que hoy día Sanyo. En 1998 estas fábricas exportaron pro-
ya se están ejerciendo en Europa. ductos por un valor de 55 millones de dólares.
El territorio fronterizo entre EEUU y Méxi- «La frontera» es el paraíso para las multina-
co se ha hecho popular en los medios de comu- cionales que disfrutan de exenciones fiscales y
nicación con el nombre de «la frontera». Es el que no se ven obligadas a responder a deman-
territorio de la tierra rojiza, de las innumera- das sindicalistas, ya que prohíben explícita-
bles películas del Oeste, de la última resisten- mente la organización obrera. Una jornada
cia indígena en 1886 ante la nueva continua- laboral comprende en estas fábricas diez horas
ción del imperialismo yanqui 2. Estas tierras diarias de trabajo en una semana laboral de
hablan de la colonización a manos de los usur- seis días, por las que se gana un salario men-
padores españoles, de las diferentes luchas por sual de 450 a 675 pesos (8.000-12.000 ptas.)
soberanía, por la autonomía del territorio (Mohanty, 1997). Además de esta explotación
mexicano y de los diferentes pueblos indíge- y del sexismo verbal cotidiano, las mujeres se
nas. Con el Tratado de Guadalupe Hidalgo en ven expuestas a acosos sexuales y violaciones
1848, se fijó la pertenencia de Nuevo México, a manos de hombres que, en su mayoría,
de Alta California y Arizona a EEUU (Martí- ostentan cargos directivos. La desaparición y
nez, 1994: 28ff.). Con este Tratado se llegaba el asesinato de dirigentes y participantes feme-
a un convenio, fruto de las guerras anteriores ninas en brotes de protestas y huelgas es fre-
con México (1846-1848). El Estado de Texas cuente en esta zona. Aún así en 1994, dentro
llega a ser integrado en el mismo año a los del pacto económico de NAFTA 4, se ha expe-
EEUU, tras luchar por su autonomía entre rimentado una reorganización de las industrias
1836 a 1845. Finalmente en 1853 México transnacionales, a la vez que las obreras de las
efectúo la venta de la Mesilla, actual territorio maquilas han entablado alianzas con organiza-
sur de Arizona, a EEUU (ídem). ciones solidarias en EEUU 5.
Hoy, el territorio mexicano de la frontera es Además de ser el lugar ejemplar para esta
conocido como zona franca, paraíso para el explotación abierta, «la frontera» llega a ser la
capital indomable. Llega a ser el lugar óptimo zona idónea para la exploración del «cómo
para experimentar las nuevas tecnologías de cruzar» y «cómo vigilar». La paradoja y lo
militarización de la frontera. Zona conocida absurdo del fenómeno de «la frontera» se
por la aglomeración de twin cities como por muestra aquí con una evidencia implacable. Ni
ejemplo San Diego/Tijuana; Caléxico/Mexica- la construcción de un muro o la denominada
li; Nogales/Nogales; Douglas/Agua Prieta y El Operation Gatekeeper (Operación Guardián)
Paso/Ciudad Juárez. Ciudades que están sepa- llevadas a cabo mediante la instalación de
radas simplemente por una alambrada que cámaras infrarrojas, la construcción de muros,
divide una calle en dos partes: la mexicana y la la electrificación del alambrado, el incremento
estadounidense. de border patrol (policía fronteriza) o la toma
En este territorio se cuenta oficialmente con de huellas dactilares basadas en el ADN, pue-
unos ocho millones de habitantes. En ciudades den impedir que cada noche y cada día crucen
como Tijuana, que en 1950 contaba con 65.000 «el charco» grupos de «mojados» en su bús-
Deconstruir la frontera o dibujar nuevos paisajes: sobre la... 89
queda de nuevas perspectivas en el Norte 6. La nalidad de las cosas. En este contexto geográ-
realidad de la frontera se muestra en este lugar fico, económico, histórico y político, aparecen
del mundo y en este contexto espacio-temporal voces de resistencia como la de Gloria Anzal-
como una aporía, una insoluble paradoja, que dúa delineando nuevos conceptos de identidad
existe y promulga su existencia exactamente y de conciencia como el de border woman.
en un antagonismo social. Pues mientras que
por una parte se deshacen las fronteras en
áreas del libre comercio (NAFTA), por otra
parte éstas se cementan violentamente (políti- Border Woman
cas de emigración). Así aumenta el control de o Mujer Fronteriza
las fronteras a pasos gigantescos.
B
Prueba de ello es, por ejemplo, la revisión
de la Ley de Extranjería en 1996 en EEUU. orderlands-La Frontera, como An-
Hasta ese momento personas sin documentos zaldúa denomina el territorio fronte-
no podían ser expulsadas, ni encarceladas. El rizo EEUU/México, forma un
hecho de vivir sin papeles en el país no figura- mundo único, con varios idiomas, uno de ellos
ba como delito en el Código Penal. Desde la el spanglish. Es el lugar de la heteroglosia y de
introducción de esta ley existe el concepto la heterotopía 8, donde relaciones personales,
jurídico de «inmigración ilegal», a partir del familiares y laborales no se constituyen en fun-
cual se ordena sentenciar y encarcelar a inmi- ción de pertenencia a, o de procedencia de un
grantes o refugiados/as sin permiso de estancia único lugar/territorio. Con este trasfondo escri-
válido, y esto en el país que se fundó como «la be Anzaldúa sus diferentes ensayos y poesías,
nación de los inmigrantes». Ese mismo año el recogidas en 1987 en su monografía Border -
gobierno de EEUU aumentó el presupuesto lands - La Frontera. Es aquí donde plantea una
para el control de la frontera del Sur y fijó subjetividad creada y marcada por el hecho ins-
aumentar la plantilla de la border patrol a titucional y discursivo de «la frontera». Esta
1.000 agentes por año 7. Esta política va acom- subjetividad se compone de diferentes líneas
pañada por un discurso que construye al Sur identitarias que difieren o se entrelazan entre sí.
como la amenaza principal para el Norte.
En este marco se articulan subjetividades «Yo soy un puente tendido
que reflejan por una parte la violencia de la del mundo gabacho al del mojado,
frontera y por otra parte la creatividad que lo pasado me estira pa’tras
y lo presente pa’delante
emerge en la resistencia ante ellas. Son los/las Que la Virgen de Guadalupe me cuide
refugiadas y emigrantes, con o sin papeles, las Ay ay ay, soy mexicana de este lado.»
que se ven expuestas a los efectos de inclusión
y exclusión de las políticas de la fronteras. Al (Anzaldúa, 1987:3)
mismo tiempo la frontera llega a ser el lugar
del cruce, del traspase de las normas y con- «La frontera» llega a ser la fuente de un dis-
venciones sociales. Frente a la experiencia de curso identitario, producto de una lógica bina-
la represión, viven los/las emigrantes la expe- ria que imposibilita la multivocalidad de dife-
riencia de la resistencia, la experiencia de rentes planos identitarios. En esta dinámica
derrumbar barreras que los Estados crean surge la figura de border woman o de «la mes-
como intraspasables. En esta ambivalencia se tiza» como respuesta ante el acto imperialista
pronuncian subjetividades que se ven obliga- de homogeneizar e identificar, definiéndose la
das a luchar día a día contra el racismo, el autora como tal:
sexismo, la heteronormatividad y toda clase de
explotación, a la vez que crean nuevos campos «Because I, a mestiza,
de representación y reconocimiento fuera de continually walk out of one culture
discursos hegemónicos. Es aquí donde se and into another,
manifiestan maneras de existir que viven en el because I am in all cultures at the same
«juego de las diferencias» (Derrida, 1991), en [time, 9
el poliglotismo, en la heterogeneidad, en el alma entre dos mundos, tres, cuatro,
saber sobre la procesualidad y la interrelacio- me zumba la cabeza con lo contradictorio.
90 Encarna Gutiérrez Rodríguez
Estoy norteada por todas las voces que mismo tiempo producto también del colonia-
[me hablan lismo español que introduce la diferencia entre
Simultáneamente.» criollos, indios, negros y españoles. Sólo en
función de esta diferencia clasificatoria y
(Anzaldúa, 1987:3) jerárquica, fundacional del racismo moderno,
aparece un contramodelo antirracista que argu-
Esta subjetividad se muestra como resultado menta dentro del marco narrativo de la raza.
de un continuo traspasar de fronteras. Está En este contexto narrativo anuncia Anzaldúa
compuesta por un saber de contradicciones, su noción de raza y de mestiza.
ambivalencias y paradojas inherentes a la fron- «La mestiza» se inscribe en un proyecto
tera. Es la fuente para una utopía que no ve una identitario binario, para a continuación de-
amenaza en la diferencia, en la heterogenei- construirlo. Se mueve en una dialéctica negati-
dad. La frontera representa, más bien, un ma- va, en la que se genera una lógica identitaria
nantial de resistencia y creatividad. para negarla a continuación. La negación de
esta lógica identitaria representa a la vez un
«Como mestiza no tengo país, mi patria elemento constitutivo de esta lógica. Para pro-
me parte, aunque todos los países son ducirse como tal, tiene que ser negada, al
míos, porque soy la hermana o la amante mismo tiempo que la negación puede transfor-
potencial de toda mujer. (Como lesbiana marla. Esta dinámica que Anzaldúa recoge en
no tengo raza, mi propia gente me recha- su propuesta identitaria, parte de un sistema de
za, pero soy todas las razas, porque en clasificación para desarrollar una utopía en la
todas las razas existe la parte queer de que ya no existe una lógica de exclusión, de
mi). No tengo cultura, porque como femi- inclusión o de oposición. Más bien delinea lo
nista, he cambiado las creencias colecti- que Jacques Derrida describe con su concepto
vas culturales/religiosas orientadas hacia de différance. Derrida define con este concep-
una perspectiva masculina de lo Indo-His- to la procesualidad y la racionalidad de un sis-
pano y Anglo; aún así tengo cultura, por- tema significativo. La «a» en différance marca
que participo en la creación de otra cultu- la huella de un proceso constitutivo anterior a
ra, de otra historia como explicar el la presencia representada y, a la vez, esta pre-
mundo y nuestra participación, en un sencia apunta hacia signos futuros (Derrida,
nuevo sistema de valores con imágenes y 1991). La huella se muestra así como presen-
símbolos que nos conecta unos/as a cia en el mismo instante en que está a punto de
otros/as y con el planeta. Soy un amasa- evaporarse en su relación con signos futuros.
miento, soy un acto de amasar, de unir y La presencia es siempre producto de una inte-
de juntar que no sólo ha producido dos rrelacionalidad, en la que nunca termina sien-
criaturas, una criatura de lo oscuro y una do absoluta, ya que se encuentra en un cons-
criatura de lo claro, sino que también ha tante arrollo. La presencia es así algo efímero.
producido la criatura que cuestiona las Su manifestación es producto de una relación
definiciones de lo claro y de lo oscuro y con el pasado y el futuro.
les da un nuevo sentido.» (Anzaldúa, Es en esta dinámica, en la que se encuentra
1987:80-81). la border woman o la mestiza, en el momento
que cuestiona modelos identitarios dentro de
Como sujeto constituido por el fenómeno de una lógica binaria o dicotómica como lo oscu-
la frontera Anzaldúa rechaza un discurso cul- ro/lo claro. Todo modelo de identidad que
tural basado en la autenticidad y en lo puro. Al recurre así a la estancia de la presencia, sólo
contrario, evoca el concepto de José Vasconce- llega a tener una representación dentro del
los de la «raza cósmica» (1997). Vasconcelos contexto que la produce como tal. Anzaldúa
introduce a principios del siglo XX en México hace uso de esta identidad para articular su
su concepto de «raza cósmica» como un resistencia ante un sistema que intenta encasi-
modelo opuesto al racismo científico procla- llarla, identificarla, clasificarla, a la vez que
mado en Europa, sobre todo por el investiga- ignora su existencia individual. Ella utiliza
dor Gobineau. El concepto de la «raza cósmi- estos nombres para volcarlos, para darles un
ca», celebrando el auge del mestizaje, es al nuevo sentido, un nuevo significado dentro de
Deconstruir la frontera o dibujar nuevos paisajes: sobre la... 91
un contexto, en el cual la creación de identida- las relaciones Norte-Sur. Este nuevo proyecto
des es producto de actos violentos como la no diluye las jerarquías entre el Norte y el
misoginia, el colonialismo, el imperialismo y Sur, pero establece otras nuevas dentro del
más concretamente las políticas de inmigra- Norte y dentro del Sur. Bajo este trasfondo se
ción con las que se ven confrontadas las per- constituyen las pronunciadas subjetividades
sonas que habitan la frontera. de «la mestiza». Esta subjetividad está con-
textualizada dentro de un cuadro político,
«El retorno a la tierra prometida empe- geográfico e histórico concreto. Si dirigimos
zó primero con los Indios del interior de nuestra mirada a Europa nos encontramos
México y luego los mestizos que llegaron con similares tendencias de militarización de
con los conquistadores en el siglo XVI. La las fronteras y a la vez de pronunciamiento de
inmigración continuó en los tres siglos nuevas subjetividades basadas en la experien-
siguientes, y, en este siglo, continuó con cia de la inmigración. Estas subjetividades
los braceros que ayudaron a construir transportan en sí la doblez de una existencia
nuestras redes ferroviarias y que recogie- basada en la represión y, al mismo tiempo, en
ron las frutas. Hoy miles de mexicanos la resistencia y en la creatividad. Señal de una
cruzan la frontera legalmente e ilegal- actividad rebelde en estructuras acosadoras y
mente, diez millones de personas sin denigrantes.
documentación han retornado al Suroes-
te.» (Anzaldúa, 1987:11)
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