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UN TOQUE DE MAGIA 1

EL LOBO DE JAYNELL

AMBER KELL

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DEDICACION

A mis amigos del blog que siempre me dan un poquito de ánimo cuando me siento
deprimida.
Sinopsis:
Jaynell's Wolf

En el legado de su padre muerto, Jaynell Marley asiste una escuela de magos

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apreciada esperando terminar su educación. Lo que él encuentra es que la verdadera
educación de la que carece es sobre la vida. Cuando la forma shifter Thomas Sparks
reclama a Jaynell como su compañero el par comienza una nueva comprensión entera
entre werekin y magos.

Kevin's Alpha

Cuando la alfa de la manada de hombres lobo local declara a Kevin como su


compañero, el rueda-libre mago entra en panico. Él no pensó en establecerse, no
ahora, no alguna vez. Sin embargo cuando Jay se pierde él tiene que acompañar al
alfa para ayudar a su amigo. Si Kevin no puede encontrar la confianza dragando
encima de su magia, su amigo podría estar perdido para siempre.
CAPITULO 1
Jaynell Marley miró a los altos leones que flanquean las puertas y dejó escapar
el aliento que había estado conteniendo. Los estudiantes corrían arriba y abajo de las
escaleras, mientras corrían a clases o a cualquier parte donde los estudiantes
ocupados fueran. Aquí era donde su padre lo quería, la última solicitud de un hombre
muerto que había dado a Jay todo, incluso su propia vida. A pesar de no querer estar
aquí, Jay no podía negar los deseos de su padre.

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Sus nervios se encendía como el rebotar de balas a través de su sistema cuando
se dio cuenta que muy pronto sería uno de los alumnos. A los veinticuatro años de
edad, Jay era mayor que muchos de los estudiantes de primer año en la Academia de
magia Mayell, pero la vida lo había mantenido demasiado ocupado como para
comenzar el entrenamiento formal hasta este punto.

― ¿Te has perdido?

― ¿Hmmm?. ― Jay salio de sus pensamientos al ver a una chica de su misma


edad de pie delante de él cuestionándolo con los ojos.

― ¿Te has perdido? Parece que no estás seguro para donde ir.

― La oficina del director. Tengo que ir a la oficina del director, ― dijo Jay. A
pesar de que tenía una bonita y buena idea de a dónde ir, no dolía tener a alguien que
le mostrara.

― Soy Lira, ― dijo, tendiéndole la mano. ― Soy de segundo año. ¿Fuiste


transferido?

―Soy Jaynell. No, no fui transferido. Estoy empezando tarde. Una enfermedad
en la familia.

―Oh. ― Su rostro reflejo piedad, pero no hizo más comentarios. Según la


experiencia de Jay, la mayoría de la gente no sabe qué decir. ― Ven conmigo. Yo te
llevare donde el Director Vreel. Es realmente asombroso. Te gustará.

Jay esperaba que fuera cierto. Siempre se ponía nervioso con las figuras de
autoridad, había pasado toda su vida con profesores particulares. Esta era su primera
vez de viniendo a un lugar de educación de grupo. Por supuesto, la educación se
llevaba a cabo en una universidad exclusiva de magia, pero todavía no eran
habituales las tutorías uno-a-uno a las que estaba acostumbrado.

Nerviosamente, camino después de la amable chica, Jay subió la larga escalera,


distraído por un momento, cuando los ojos de los leones brillaron de color azul.

― ¿Por qué brillan? ― Jay preguntó, señalando a los leones.

Lira frunció el ceño. ― ¿De qué estás hablando? No brillan.

Tal vez era sólo una de esas cosas que sólo él veía. No sería la primera vez.

― Creo que me estoy imaginando cosas.

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Excepto que sabía que no era así. Lira parecía feliz con la explicación y
continuó llevándolo a través de los salones de mármol, a una puerta de madera
reluciente.

― Aquí estamos.

― Gracias.

Con una pequeña sonrisa, Jay abrió la puerta y dio un paso adentro. Un gnomo
estaba sentado detrás de un escritorio de madera de gran tamaño. Su piel gris brillaba
debidamente bajo la luz natural del sol. Se podría decir que era una mujer por el arete
en la oreja izquierda, indicando una hembra apareada. Los hombres lo llevaban en su
oreja derecha.

Jay hizo una leve reverencia a la recepcionista y le dijo en un Gnome perfecto:


― Tengo una cita con su maestro.

La mayoría de la gente no sabía que los gnomos trabajaban solamente para sus
amos. Si querían mantenerse lejos de las colinas, ellos debían pertenecer a alguien. A
los gnomos libres solo se les permitía estar bajo tierra debido a su furia. Su ira sólo
podía ser controlada por aquel que fuera su dueño. Era un gran honor ser propiedad, y
extrañamente, un gnomo poseído tenía más prestigio en su tribu que uno libre.

Los ojos de la gnomo brillaron cuando vio a Jay. ― Saludos. Usted debe ser el
señor Marley. Alguien le ha enseñado bien. Usted habla el Gnome hermosamente. Le
diré a mi maestro que puede saltarse la lingüística de Gnome.
Una clase menos a tomar.

Jay hizo otra inclinación. ― Su ayuda es apreciada.

La criatura sonrió, mostrando sus puntiagudos dientes en una sonrisa


terriblemente fuerte. ― Usted es más que bienvenido, amigo gnomo. Vamos entre.

Jay sonrió y fue a la puerta que el gnomo señaló. Sin molestarse en llamar,
abrió la puerta y entró.

Un hombre alto, delgado, con pelo largo y blanco sentado detrás de un


escritorio metálico plateado. Le dio un guiño a Jay cuando entró en
la habitación.

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― Buenas tardes, Maestro Jay. Es bueno verle. Mi secretaria me dijo cosas
buenas de ti.

La gnomo debía de tener un vínculo telepático con su maestro. Jay se dio


cuenta de que toda su interacción probablemente fue transmitida al hombre de pelo
blanco cuando sucedió. ― Eso es amable de su parte.

― De hecho. ― El mago traspaso a Jay con una mirada fija. ― A ella


no le gusta mucha gente, siempre estoy fascinado cuando toma interés en alguien.

No era una pregunta así que Jay se quedó en silencio. No deseaba interrumpir
el decano.

― Ahora siéntate y vamos a repasar tu agenda.

Jay se sentó en el borde de una silla con el respaldo recto de madera, con los
nervios girando alrededor de su estómago como un tornado.

El mago cambio algunos papeles en torno a su escritorio.

― Veo que has estado en clases privadas por lo que no tienes ninguno
de los puntajes de talentos disponibles. Usted tendrá que reunirse con
los probadores para ver donde tiene los mayores talentos. Está programado para hacer
sus pruebas de talento mañana al mediodía. Hoy, puede acomodarse en su habitación
y familiarizarse con la escuela.

― ¿Los leones en el frente?


― Vio eso, ¿verdad? ― El director le dio una sonrisa afable. ― El sistema de
seguridad.

― Ah. ― Jay asintió con la cabeza. Continuó asintiendo con la cabeza, hasta
que fue enviado fuera de la oficina con un número de habitación, un mapa y una lista
de las pruebas previstas.

Jay le dio a la gnomo un gesto de respeto a la salida y recibió otra sonrisa de


dientes afilados a cambio. Ocultando su temblor, salió de la habitación. Mirando

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hacia abajo en su mapa, se dirigió a donde él pensaba que estaba su dormitorio.

Su habitación estaba en el segundo piso y, por el sonido de la música


golpeando la puerta, no estaba vacío.

Jay vacilante tocó la puerta.

Una cabeza rubia despeinada asomó, semielfo si Jay fuera a hacer alguna clase
de juicio.

― Hola. Usted debe ser el chico nuevo.

― Soy Jay.

― Kevin. Encantado de conocerte, vamos entra.

Jay entró por la puerta y en una gran sala. Cinco camas estaban separadas con
escritorios entre ellas.

Tres hombres de pelo oscuro, de idénticas apariencia, lo miraron con brillantes


ojos azules.

― Estos son los trillizos Stewartson. Devin, Dean y Dan. Solamente los
llamamos a todos ellos D.

― Chicos. ― Jay los escaneo con su magia e imprimió sus diferencias en la


mente. Él no quería atascarse llamándolos por los nombres equivocados. Los
nombres eran importantes y llevaban poder.
― ¿Dónde están tus cosas? ― Dean le preguntó, sacudiendo su oscura y
peluda cabeza mientras miraba las manos de Jay.

― Oh, aquí mismo. ― Jay sacó una hoja de papel del bolsillo. Desplegando el
papel, lo puso en la única cama vacía de la sala.

Los cuatro miraron fijamente la foto de un baul.

― Es curioso, amigo, ―dijo Kevin. ― Pero, en realidad, ¿dónde están


tus cosas?

― ¿No has visto alguna vez un hechizo de compresión? ― Jay


deslizó su dedo índice derecho en la foto. ― Revelar.

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Un rayo de luz violeta crepito en la habitación, y una maleta de tamaño
completo apareció en la cama de Jay.

― Whoa. ― Devin miró el equipaje como si pudiera morderlo. ― ¿Cómo


hiciste eso?

Jay se encogió de hombros. ― He utilizado mi magia para comprimir mi


equipaje hasta que fuera un papel muy delgado.

― Hombre, eso es magia avanzada. ¿Estás seguro que eres un estudiante de


primer año?

― He tenido un montón de clases particulares, ― confesó Jay. ― A mi padre


no le gustaba que estuviera lejos de él por demasiado tiempo.

Los cuatro pares de ojos lo miraron como si hubiera realizado un milagro. ―


Creo que podría estar por delante del resto de nosotros, ― dijo Dan.

Jay esperaba que sus nuevos compañeros de cuarto no fueran a pensar que era
un fanfarrón. No sabía lo que se enseñaba en las escuelas públicas así que no tenia
manera de juzgar el nivel normal de experiencia y poder mágico. Su padre no podía
soportar la separación, no desde que había atado su magia a Jay, pero no creyó que
debía dar esos detalles.

― ¿Qué hay de arreglar tus cosas y vamos a comer pizza?, ― dijo Kevin con
una sonrisa.
Jay no tenía ganas de comer pizza, pero sabía que el chico trataba que se
sintiera bienvenido. ― Me gustaría eso. Gracias.

Rápidamente sacó su ropa y puso todo en el armario reservado para él. Enfiló
sus libros ordenadamente en la parte superior.

― Mira esto, ― dijo Dean, cogiendo el libro de hechizos.

― Está autografiado por Michael Dragonspawn.

― Wow, ¿lo conoces? ― Dan le preguntó.

Jay no sabía que fuera la gran cosa, pero pensó que era la mejor manera de
confesar. ― Era uno de mis tutores.

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― Eso debió de haber sido increíble, ― dijo Dean, colocando el libro
cuidadosamente de nuevo en la cómoda, como si se preocupara por dañarlo.

Jay asintió con la cabeza. ― Él era un buen maestro. Yo no supe era famoso
hasta después.

― Wow Puedes decirnos todo sobre él en la cena, ― Kevin, dijo.

Jay se encogió de hombros. ― Lo que sea.

Obviamente, el lugar de la pizza era el favorito para la multitud del colegio. Jay
vio una gran cantidad de estudiantes que realizaban conjuros menores a través de las
mesas mientras que masticaban la pizza.

Sus compañeros de cuarto tomaron la primera mesa que encontraron. Un


gnomo femenino se acerco y pregunto lo que ellos querían beber.

Jay contesto automáticamente en Gnome. ― Voy a querer una soda.

El rostro severo del gnomo se iluminó. ― Usted habla gnome muy bien.

― Gracias. Mi padre me enseñó que era importante aprender la lengua de


todos los pueblos. Hoy es mi primer día aquí, ―confesó Jay.

― Bienvenido. La pizza para usted y sus amigos el día de hoy es por cuenta de
la casa.

Jay se inclino aún estando sentado en reconocimiento de la tradición gnome. ―


Mi casa gracias a la tuya.

― Voy a estar de regreso con sus pizzas.

El pequeño gnomo salió corriendo.


― ¿Qué le dijiste a ella? ―Kevin le preguntó.

Jay miró, perplejo. ― ¿Ninguno de ustedes habla gnome?

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― Amigo, ― dijo Kevin. ― Me sorprendería si alguien en el campus que no
es un gnomo o esta en lingüística pudiera hablar gnome tan bién. Todos tenemos que
tomar gnome comenzando, pero demonios, no me acuerdo más de un par de palabras.
Sabes cosas como 'gracias' o 'Eres bienvenido`.

― ¿En serio?

― En serio, ―dijeron los cuatro al unísono.

― ¿Eh? Bueno, ella me dio las gracias por hablar gnome y dijo que estaría de
regreso con pizza gratis.

― Nunca me voy a comer pizza sin ti de nuevo, ―Devin dijo, parpadeando


con falsa adoración.

Jay se rió. Había estado preocupado de que ellos pensaran que se estaba
luciendo de nuevo.

Una pelirroja vivaz pasó junto a ellos. ― Hola, Dan, ― dijo ella, saludando
mientras caminaba.

― Es Dean, ― Jay corrigió, sin pensar. Los trillizos lo miraron con la boca
abierta.

― ¿Cómo lo sabes? ― Kevin le preguntó. ― Son idénticos, Jay.

― En apariencia sí, pero todos ellos tienen diferentes firmas mágicas.


― Sólo los maestros mágicos pueden ver las firmas. ― Dan protestó.

― No. ― Jay sacudió la cabeza. ― Es muy fácil. Así, ― le tendió la mano a


Kevin, ― coloca la palma de tu mano en la mía.

Kevin buscó en la cara de Jay por un momento antes colocar su mano sobre la
de Jay. ― Ahora, toma una respiración profunda y mira a los trillizos. Te voy a guiar.

Mientras que Kevin respiraba, Jay tejió su magia con la de su compañero de


cuarto. El rubio se sacudió por un momento. ― Tú eres muy, muy fuerte ― dijo
Kevin en un tono sin aliento. Lo bueno era que Jay estaba usando su toque más
ligero.

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― Céntrate en los trillizos.

Kevin se dirigió al trío. ― Mierda. ― Hizo un gesto con la mano


alejándola de Jay. ― ¿Eso es lo que ves?

Jay asintió con la cabeza.

― ¿Qué?

― ¿Qué has visto?

― ¿Cómo nos ven?

Los ojos de Kevin estaban abiertos de par en par y jadeaba para recuperar la
respiración. ― Había como diferentes luces de colores que fluían a su alrededor. El
tiene razón. No se parecen en nada bajo la superficie. Dean tiene más trozos de color
rojo arremolinándose a su alrededor y Dan los tiene más de color azul, y Devin,
tienes un brillo un poco blanco.

Los gnomos aparecieron de la nada y colocaron una humeante pizza caliente en


la mesa delante de ellos, junto con jarras de refresco. Jay les agradeció todo en
gnome. Ellos rápidamente desaparecieron de nuevo con una sonrisa radiante.

― Esto se ve muy bien, ― dijo Jay, inhalando. ― Estoy muerto de hambre.

Se comió tres pedazos antes de que se diera cuenta de que ninguno de sus
compañeros de habitación comía. Ellos miraban fijamente... a él.
― ¿Qué? ― preguntó con la boca llena.

― ¿Qué tan poderoso eres? ― Dean le preguntó.

Jay se encogió de hombros. ― Me prueban mañana.

― ¿Quién es el chico nuevo? ― Un grupo de cuatro chicas caminaron a la


mesa y miraron a Jay como si nunca hubieran visto a un hombre antes. Jay rodó los
ojos y cogió otro pedazo de la pizza. No había pensado que tenía hambre, pero la
pizza estaba realmente buena.

― Este es Jay, ― dijo Kevin. ― Jay, ellas son Lisa, Sara, Mara, y Farra.

Jay asintió con la cabeza y volvió a comer. Él no podía recordar la última vez

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que había probado algo tan bueno. Tomó un momento antes de que él se diera cuenta
que Lisa estaba hablándole.

― Lo siento, ¿Podrías repetir eso?

Su cara bonita se ruborizó. ― Preguntaba si querías salir alguna vez.

Jay se limpió la boca con una servilleta. Probablemente era la mejor manera de
sacar esto al aire libre. Habiendo sido enseñado en casa, Jay en general se sentía
incómodo cuando las mujeres venían a el, sobre todo porque él prefería hombres. ―
Lisa, ¿Podrías hacerme un favor?

― Claro, ― dijo ella, inclinándose hacia adelante y exponiendo su escote.

― ¿Podrías pasar la voz de que yo prefiero a los hombres?

Lisa se enderezó. ― ¿Quieres decir que …

― Soy gay, Lisa. Lo siento.

― Oh ―Lisa se sonrojó, pero luego asintió con la cabeza. ― Claro, yo podría


hacer eso.

Jay le dio una sonrisa simpática. ― Gracias, Lisa. Me siento muy halagado que
pensaras en mi como digno de una cita.

Lisa se río, la tensión visiblemente la abandono.


― No hay de qué. ― Ella bajó la voz. ― Me aseguraré de difundir la palabra
para que otras mujeres no se hagan ilusiones. Eres muy guapo, ya sabes.

― Gracias. ― Esta vez fue el turno de Jay de ruborizarse. Después de unas


pocas palabras intercambiadas entre las dos partes, las mujeres salieron corriendo.

Jay levantó la vista de su pizza para ver a sus cuatro compañeros de habitación
mirándolo de nuevo. ― ¿Qué pasa con ustedes cuatro? Siempre me están mirando
como si yo fuera una especie de bicho raro.

― Ella es la chica más caliente en la escuela, ―dijo Dean, emocionadísimo. ―


He estado tratando de salir con ella durante semanas.

― ¿Quieres que te presente?

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Dean se rió. ― Creo que es una buena cosa que no estés interesado en las
mujeres. No creo que pueda soportar la competencia.

Jay se sintió aliviado al ver que ninguno de sus nuevos compañeros de


habitación parecía dar una mierda sobre su sexualidad. Podría haberse sentido
incómodo si alguno de ellos tuviera prejuicios contra los homosexuales. Jay se
encogió de hombros. Después de la pizza, se excusó para hacer otra cosa. Sabía que
necesitaba su energía si iba a estar despierto para su futuro análisis.

― Me pondré al día con ustedes más tarde, ― dijo y luego se giro


estrellándose contra una montaña. Le tomó un momento darse cuenta que
probablemente las montañas no llevan vaqueros apretados y camisas de algodón.

― Te tengo, ― dijo una voz profunda y por encima de él y Jay miró a los ojos
más verdes que hubiera visto nunca, la primavera verde como la hierba de verano.

El hombre era esplendido en una Yo-puedo-desgarrar-tu-cabeza- manera


Neandertal. Los músculos abultados bajo su ajustada camisa, el hombre se alzaba
medio pie por encima de los cinco pies de Jay. Jay resistió la tentación de frotar su
rápidamente endurecida polla contra el hombre como un perro en celo. Soltó un
gemido estrangulado cuando el hombre lo tomo de los brazos para mantenerlo en
equilibrio.

― H-hola. ― La capacidad de Jay de hablar se evaporo completamente ante


el caliente hombre frente a el.

― Hola. ― El interés se despertó en los brillantes ojos del hombre.


Thomas Spark miró al hombre en sus brazos y apenas resistió el impulso de
aullar. La magia brillo alrededor del hombre, pero eran sus ojos marrones, con
fragmentos de color azul los que lo tenían encantado. Thomas se inclinó y olisqueó el
cuello del hombre. La sexy criatura inclinó la cabeza hacia atrás dejándolo.

El olor a sexo y magia llenaron sus fosas nasales hasta que no pudo
detener el gruñido que rodó a través de su pecho. Incapaz de resistirse, pasó la
lengua en una larga línea hasta el esbelto cuello del extremadamente sexy hombre. Le

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tomó un momento darse cuenta que dos grupos de personas estaban tratando de
apartarlo de la magnífica criatura en sus brazos.

― Hey, hombre, el no pretendía correr hacia ti. Es nuevo, ― dijo el rubio


lavaplatos con una voz zalamera como si se tratara de un lunático.

― Tom, tienes que dejar ir al bonito mago. ― Su hermano menor, Larry, tiró
de su brazo.

Tom gruñó. Su lobo estaba cerca de la superficie y dispuesto a hacer daño a


cualquiera que lo alejara de su compañero.

Vio a su manada a lista para cambiar y reducirlo y a los magos tirando de las
varitas de sus bolsillos.

― No podemos tirar del mago. Podría hacerle daño al hombre, ― dijo James,
su hermano mayor. ― Nunca lo he visto así. Tal vez él se vuelva salvaje.

―No me voy a volver salvaje ―Thomas gruñó. ― Él es mi compañero.

El mago se sacudió de su agarre. ― No puedo ser el compañero de nadie.

― Eres mío.

― Mierda. ― No estaba seguro de qué lado vino, pero estaba bastante seguro
que todas las personas alrededor tenían el mismo sentimiento.

― Llévalo a la manada, ― dijo la voz resignada de James.


― No puedo ir a la manada. Tengo pruebas mañana, ― el hermoso mago dijo,
su suave boca en una firme línea obstinada.

― Me aseguraré de que vuelvas a tiempo, ― dijo Thomas con dulzura,


acariciando, su caricia dibujaba una línea en el rostro del mago.

Aquellos ojos impresionantes lo miraron con detenimiento. ― Promesa.

― Lo juro por mi alma shifter. ― El hermoso mago busco en su mirada por un


momento, y Tom pensó que tal vez en realidad, él estaba examinando su alma.
― Está bien. Dile a Kevin donde voy a estar de manera que si no vuelvo él
sabrá por dónde empezar a buscarme.

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Thomas se echó a reír, pero nadie más en el lugar sonrió, ni siquiera los otros
lobos. Con cuidado explico la ubicación a los magos. No es que ellos pudieran
encontrarlo aunque lo intentaran. Estaba oculto excepto para la manada y sus
compañeros.

Inclinándose, froto su mejilla en la parte superior del sedoso cabello de su


compañero, extendiendo su olor por su cabeza.

― Vamos a ir a casa. ― No le iba dar al mago una posibilidad para encontrar


cualquier otra excusa, estaba a punto de sacarlo por la puerta cuando un par de
gnomos aparecieron a la vista cargando con pizza.

Ellos les entregaron las cajas a sus hermanos, intercambiaron en pocas palabras
lo que él supuso que era su lengua nativa, con el mago y luego desaparecieron fuera
de la vista.

― ¿Qué te dijeron? ─Preguntó James.

El mago se sonrojó, una cosa encantadora que casi hizo que Thomas no se
preocupara de cuál era la pregunta. ― Ellos dijeron que me alimentara para que
pueda mantener mi resistencia.

Thomas se echó a reír. ― Sabios gnomos.

El mantuvo un agarre en la parte posterior del cuello del mago y


lo condujo hacia fuera a la limusina.

― ¿Vienes en limusinas para comprar pizza?


― Tomamos limusinas para todo. Necesitamos de alguien más para conducir
en caso que tengamos un cambio inesperado.

El mago asintió con la cabeza. ― Tiene sentido.

― ¿Cuál es tu nombre? ― Preguntó James. Thomas quería golpearse a sí


mismo justo en la cara. Allí estaba su compañero, y él no podía recolectar suficientes
células del cerebro para preguntarle al hombre su nombre.

― Marley Jaynell. La gente me llama Jay.

― Soy Thomas Sparks, y voy a llamarte mió, ― Thomas gruñó. Abrió la


puerta de la limusina e introdujo al mago en el vehículo.

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Cuando James trató de entrar después de él, Thomas mostró sus colmillos.

― No quieres desafiarme, hermanito.

Thomas sintió el poder llenarlo cuando el se quedó mirando a su


hermano, su alfa. ― Hoy voy a desafiar a cualquiera que trate de
a tomar lo que es mío.

― Mierda. Sus ojos están brillando, ― dijo Larry. ― Debe ser la influencia del
mago.

― Debido a tu apareamiento, pospondré esto y tomare otro coche.

Tom trató de mirar agradecido, pero sobre todo se resistía a la tentación de


arrancarle la cabeza a su hermano y golpearlo. Se obligó a dar a su hermano un gesto
amable antes de subir a la limusina y deslizarse junto a su compañero.

Jay se preguntó cómo iba a comer pizza siendo secuestrado por una manada de
hombres lobo. No es que le importara si esto implicara sexo con la magnifica criatura
a su lado.

― Vamos a tener sexo, ¿no? ― Jay le preguntó ruborizándose.


― Absolutamente. ― Thomas se deslizó a través del largo asiento de la
limusina. Una luz salvaje brillaba en los ojos del shifter cuando abalanzó sobre Jay
como si el fuera el mejor regalo del mundo.

El beso de Thomas era como estar sumergido en un infierno. El calor lamió a


Jay como llamas vivas, poniendo a su cuerpo duro y necesitado. Gimiendo, Jay se
movió inquieto en el asiento, frotándose contra el hombre más grande. La sensación
del duro cuerpo que estaba encima de el, era casi suficiente para que Jay se viniera
en sus pantalones. Desesperada mente, se esforzó para apartar a Thomas.

― ¿Qué? ― Thomas levantó su boca, su expresión perpleja y un poco dolida.


― ¿No quieres que te bese?

― Um. ― Jay se apresuro a captar sus pensamientos, pero se dispersaron

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como las hojas caen con el viento. ― Oh, ― gimió cuando Thomas lo mordió en el
cuello. Los temblores y la necesidad ondulaba arriba y abajo de la columna vertebral
de Jay, por lo que su piel se sentía muy apretada para su cuerpo, como espinas que
bailaban a través de su piel.

Thomas pasó la lengua por el cuello de Jay con su lengua áspera,


arrancando un gemido desde el fondo de su alma.

― Por favor, ― rogó desesperadamente Jay, con las manos


agarrando a Thomas. En una niebla apasionada, Jay estaba seguro de que el hombre
encima de el era la única cosa que lo conectaba con la tierra de la realidad. Nada era
más importante en ese momento que el gusto, tacto, y el aroma de Thomas.

― Cualquier cosa que quieras, mío. Absolutamente todo.

― Tócame, ― jadeó Jay, frotando su cuerpo contra el magnífico hombre que


estaba sobre él.

Thomas bajó la cabeza y mordió sobre la yugular de Jay. ― Mío, ― gruñó.

Jay gritó cuando se propago la humedad a través del frente de sus


los pantalones. ― Joder.

― Lo haré, ― dijo Thomas, mordiendo la oreja de Jay. ― Por desgracia,


tendrá que esperar hasta más tarde.

Por primera vez, Jay se percato que la limusina reducía velocidad.


Thomas le dio una sonrisa tímida, totalmente en desacuerdo con el hombre
agresivo de hace unos momentos. ― Lo siento mucho vienes sin un cambio de ropa.

― No hay problema. ― Jay hizo un gesto con la mano susurrando


una palabra de poder. El aroma de las flores llenaba el aire cuando los pantalones de
Jay eran limpiados y secados bajo un torbellino rápido que vino y se fue en cuestión
de segundos.

Thomas mostró sus colmillos, sus ojos eran salvajes.

― ¿Qué fue eso? ― Le preguntó cuando la brisa desapareció.

― No voy a entrar en una manda de shifters empapado en esperma, ― dijo


Jay con una mirada. ― Lo siento si no les gusta la magia.

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Thomas levantó sus manos en un gesto conciliador. ― Yo no criticaba, amor.
Solamente no me lo esperaba. No estoy acostumbrado a la gente que hace magia. Los
Werekin son mágicos, pero no pueden hacer magia.

― Huh. ― Jay no sabía qué decir. Nunca se le ocurrió que la magia seria extraña
para una persona quien podría convertirse en una criatura completamente diferente.

Antes que pudiera seguir esta línea de cuestionamiento, la


limosina se detuvo por completo y el conductor abrió la puerta.

Thomas salio, girando para ofrecer su mano y ayudar a Jaynell a salir del
vehículo.

― Yo no soy una chica, sabes.

― No discutas, ― gruñó Tomás. ― Está en mi naturaleza cuidar de mi


compañero.

― Tenemos que discutir esta cosa de compañero.

Jay acababa de liberarse del vínculo con su padre. Él no tenía ningún deseo de
unirse a una persona otra vez. Citas, tal vez vivir juntos, pero no unidos.

― No hay nada que discutir, ― dijo Thomas con el ceño fruncido. Su


expresión desafió a Jaynell a discutir.

Reprimiendo palabras que podría lamentar, Jaynell dejo a Thomas ayudarlo a


salir del coche.

Thomas mantuvo su control sobre la mano de Jay y lo llevó para subir los
escalones de la enorme mansión.

No era lo que esperaba de una casa de manada.

La casa era una monstruosidad victoriana, que parecía más bien una casa que
habitaban vampiros, no una manada de lobos. Su opinión cambió cuando estuvo
dentro. Para un interior tan grande, tenía un ambiente acogedor con muebles de cuero
mullidos y pisos naturales de madera. Jay saco su atención de las vigas expuestas
para encontrar una docena de lobos, en forma de hombres, mirándolo con una
sorprendente intensidad. Sin darse cuenta, dio un paso más cerca de Thomas,
agarrándole la mano un poco más apretado.

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A pesar de la aparición de sus nervios, Jay no miraba hacia otro lado. Se
encontró con la mirada de cada lobo con uno de suya. El consejo de su padre
susurraba a través de su mente. Nunca retroceder. Tú eres lo suficientemente fuerte
como para ser el igual de cualquiera. Los ojos del último hombre cuya mirada
encontró gruñó bajo en el. Lo reconoció como el hermano de Thomas. Mierda,
probablemente era el alfa. Demasiado tarde para mirar hacia otro lado. Por accidente
había desafiado al tipo. Las palabras del alfa confirmaron sus pensamientos.

― Tu compañero me desafía, ― dijo el alfa con voz grave.

Tom movió la cabeza de Jay hacia él para que su mirada se fijara en la cara del
hombre lobo.

― Él es mi compañero, ― dijo con orgullo. ― Es un hombre poderoso


por su propio derecho.

― ¿Así que con él de su lado trataras de ser el alfa? ― Otro hombre lobo
exigió.

Tom rompió su mirada fija de su hermoso compañero y dirigió una mirada


perpleja a su hermano. ― No, pero no puedo pedirle ser menos de lo que él es.
Siempre me postergaré ante ti, pero él no es de la manada. Él es diferente.
― Él va a conseguir su culo pateado si no aprende su lugar.

Tom vio el brillo de los ojos de Jay. A medida que el hombre más pequeño
comenzó un gesto estaba seguro que lanzaría a su hermano sobre el culo. Tom
rápidamente agarró la mano de Jay.

― Me lo llevo arriba, ― dijo rápidamente. ― Volveremos abajo para la cena.


― Antes que su alfa pudiera oponerse, arrastró a su compañero arriba. Sería un acto
de equilibrio impedir a su hermoso mago hacerle daño a su hermano. El pensamiento
le divertía tanto como le asustaba hasta la médula.

― Yo podría haberlo vencido. ― La serena confianza en la voz de su


compañero le dijo a Tom que había sacado a Jay de la presencia de su hermano, justo
a tiempo.

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Tom jalo a Jay por las escaleras y hacia su suite. Él cerró la puerta detrás de
ellos para que nadie interrumpiera. La intimidad no era un gran problema para
compañeros de manda, pero tenía el sentimiento de que su mago vería con malos ojos
el que un lobo vagara por su dormitorio mientras ellos tenían intimidad. La
proximidad de su compañero y su cama era completamente suficiente para descarrilar
los pensamientos de Tom con su polla endurecida y pidiendo atención. Con una gran
cantidad de esfuerzo se centró en la conversación.

― No sería bueno para la política de la manada, si golpearas a mi hermano,


aunque él se lo merecía. ― Tom tiro a su amante y lamió cerca de la garganta de Jay,
imprimiendo el sabor de su amante en su alma. En ese momento supo, que si viviera
mil años, nunca olvidaría el sabor de su compañero. ― Tengo que vivir con el por un
tiempo todavía, ― murmuró contra el cuello de Jay, reacio a aflojar su agarre. ― Un
lobo no puede vivir sin una manada. ― Agarrando a Jay cerca, Tom barrio la dulce
boca de Jay con su lengua, con la esperanza de desviar la línea de interrogatorio de su
amante.

Jay se echó hacia atrás. ― ¿Por qué es el alfa?

― Porque él es más viejo, ― dijo Tom. Esa era la forma en que


trabajaban las manadas el menos antiguo era débil. Su hermano podría ser un idiota a
veces, pero él no era débil.

― Eres más fuerte, ― dijo Jay.

Tom se encogió de hombros. ― Tal vez, pero no tengo la necesidad de ser el


alfa. ― Luchando para conseguir que su compañero entendiera las delicadas
complejidades de la manada podría ser más difícil de lo que esperaba. Era difícil
explicarle a un extraño algo instintivo para un lobo.― Debes tener hambre de poder
de ser una alfa. Estar dispuesto a sacrificar todo por el bien de la manada. James tiene
esa hambre. Nunca he querido ser el lobo superior.

Tom se acercó y apartó el pelo de Jay de su hermoso rostro. ― Lo único que he


querido es encontrar la pareja de mis sueños y sentar cabeza.

La sonrisa de Jay fue rápida y brillante, como un rayo que lo deslumbraba y


dejó la impresión de su esplendor imprimido sobre sus ojos. ― Ahora que me
encontraste, ¿tu vida esta completa? ― La voz del mago era bromista, pero para Tom
esto no era un asunto de risa.

Tomó las manos de Jay entre las suyas y estudio los ojos de su hermoso

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compañero. ― Sí. Ahora que te conocí, mi vida esta completa.

Jay se sonrojó de un brillante tono de rosa que encontró totalmente encantador.

Mirando alrededor del cuarto, Jay trató desesperadamente de pensar en algo


que decir. Las cosas iban demasiado en serio, demasiado rápido. Jay estaba lejos de
estar listo para sentar cabeza.

La libertad era una nueva experiencia, duramente ganada, y Jay iba a


aferrarse a ella por el tiempo que pudiera. Sin embargo, una cosa era saber que no
quería estar unida a persona alguna y otra era decirla a este hombre que había estado
esperándolo toda su vida que se fuera de paseo.

Tom le dedicó una sonrisa que dio un nuevo significado a las palabras del lobo.

―Puedo oler tu pánico, mi compañero. No te preocupes. No estoy listo para


mantenerte para mí. Un mago inexperto puede ser una cosa peligrosa y yo quiero que
tengas plenamente el control de tus poderes antes de convertirte en uno con la
manada.

― ¿Uno con la manada? ¿Me voy a convertir en un hombre lobo? ― Jay no


pudo mantener el tono de pánico fuera de su voz. Tenía lo suficiente en su plato sin
tener que preocuparse por convertirse en un lobo.
Tom se río, durante mucho tiempo. En realidad, las lágrimas no eran
necesarias.

―No puedes convertirte en uno más de lo que yo puedo convertirme en un


mago. Debes nacer.

―Era sólo una pregunta. ― Jay hizo un mohín. Aunque su padre le hubiera
inculcado idiomas y cultura en su cerebro desde su nacimiento, a Jay se le ocurrió
que su conocimiento sobre los werekin eran extrañamente nulos.

―Aww. Ven aquí. ― Tom rodeó con sus largos brazos a Jay. Quien se
preguntó si al personal de limpieza le importaría fregar el charco de baba. Era difícil
mantener su irritación cuando estaba siendo acurrucado como un osito de felpa

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favorito. ― Sabes que yo nunca me reiría de ti, mi compañero, ― dijo Tom, con voz
grave y profunda en la intimidad de la oreja de Jay.

―Nosotros no nos conocemos lo suficientemente bien para estar al tanto de lo


que harías o dejarías de hacer, ― dijo Jay irritado.
Tom sostuvo a Jay un poco lejos para poder mirar dentro de su
Ojos. ―Yo nunca haría nada para dañarte o humillarte. Ese es mi voto de un
compañero a otro.

― ¿La mayoría de los werekin encuentran a su compañero? ― La pregunta le


roía. Ninguno de los otros weres en la sala parecían apareados, pero ninguno de ellos
expreso alguna objeción cuando Thomas, dijo que Jay era su pareja.

―No. ― la sonrisa de Tom era maravillosa. Miró a Jay como si hubiera


encontrado el mejor tesoro que alguna vez existiera. ―La mayoría de los werekin
nunca encuentran a aquel que está destinado a ser suyo. Yo soy uno de los
afortunados.

― ¿Qué te hace pensar que yo no fui el afortunado? ― Jay estuvo contento


con esa declaración. No lo comprometía a nada, pero dejo a Tom saber que Jay lo
encontraba atractivo. Jay no estaba dispuesto a ayudar a Tom a seleccionar las
cortinas, pero no quería aplastar al hombre tampoco, especialmente si podría
finalmente, conseguir algo de caliente sexo. La vida con su padre lo había estado
inhibiendo en más de un modo.
Tom miró a su compañero por un largo tiempo. No había un werekin en la
manada que no estuviera celoso de él en este momento. No solo había encontrado a
su compañero, sino que Jay era un mago sumamente caliente. Su compañero tenia
tanto poder que Tom podía sentir que este picaba a través de su piel como un cable
vivo.

Cuánto de esto era la conexión de apareamiento y cuánto era solo de Jay, Tom
no lo sabía, pero él estaba dispuesto a dedicar los próximos sesenta años tratando de
entenderlo. Jay se inclinó y besó a Tom, un cortocircuito le daba vuelta cada
pensamiento en su cerebro. El calor caía a su columna vertebral cuando la calidez del

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contacto de labios a labios se extendido por todo su cuerpo. De mala gana, Tom
rompió la conexión.

―No podemos.

― ¿Qué quiere decir que no? Por supuesto que podemos. ― Jay acarició con la
mano el cabello de Tom, y joder Tom casi se viene con el contacto.

Le encantaba ser acariciado.

¡No! Tenía que concentrarse. Sacudiendo la cabeza, se alejó de su amante. Tom


tomó una respiración profunda. ―No podemos tener sexo hasta que me prometas ser
mio para siempre.

― ¡Qué! ― Jay se levantó. ―Pero acabamos de conocernos, ― él -gritó. ―Y


lo prometiste. ― Señaló con un dedo acusador a Thomas.

Tom sacudió la cabeza. ―Si tengo sexo contigo, seremos pareja de por vida
porque eres el destinado a ser mío. Sin embargo, si decides que no me quieres más
tarde, estoy condenado a pasar el resto de mi vida solo. No seré capaz de tener sexo
con ninguna otra persona por el resto de mi vida porque mi cuerpo siempre te
anhelara a ti.

Jay frunció el ceño. ― ¿Y si no tenemos sexo?

― Tarde o temprano puedo coincidir con otro werekin solo y aunque siempre
te anhelaría, puedo tener una vida semi-normal.
― Así que si me jodes y te jodo, literalmente, te arruino la vida.

Tom asintió con la cabeza. ―Sí

Jay dejó escapar una respiración entrecortada. ―Bueno, mientras no haya


ninguna presión.

―Yo no quise hacerte sentir mal, ― Tom se apresuró a decir. ―Te digo esto
para que sepas, cuando digo que nosotros no deberíamos tener sexo enseguida, no es
porque no estoy increíblemente atraído por ti. Creo que eres el hombre más hermoso
que he visto nunca. Yo estoy diciendo que no podemos tener sexo de inmediato
porque cuando lo hagamos, será permanente y nunca te dejare ir.

Jay miró a Tom por un momento, su cara un estudio de concentración.

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―Puesto que estás poniendo todas tus cartas sobre la mesa, supongo que yo
también.

Sin previo aviso, Jay se quitó la camisa y se dio la vuelta.

Tom contuvo el aliento ante la vista.

La espalda de Jay estaba cubierta completamente por símbolos. Los símbolos


marcaban su piel. Alguien había quemado a este hermoso hombre una y otra vez.
Thomas no pudo siquiera pensar en la cantidad de dolor causado por aquellas marcas
repetidas.

―Cada mago nace con un adivino asistiendo el parto, un usuario mágico que
puede leer el futuro del mago. Mi madre tenía malo el corazón y murió en mi
nacimiento, pasándome su magia. El adivino le dijo a mi padre que iba a morir,
debido a la enfermedad mágica, si no realizaba el rito de las 100 llamas. Decidido a
no perderme a mí, como había perdido a mi madre, mi padre estuvo de acuerdo. Cada
tercer mes de mi vida, desde el nacimiento, mi padre me marco con un pedazo de su
magia, atando su fuerza de vida con la mía, entonces yo seria lo suficientemente
fuerte para vivir. A la edad de veinticuatro años, llegué a cien marcas, y obtuve la
fuerza de vida de mi padre.

―Por la diosa. ― Tom parpadeó las lágrimas cuando pensó en el enorme dolor
que su hermoso compañero había tenido a lo largo de su vida. Él alcanzo para tocar a
Jaynell, sólo para hacer que el mago se distanciara. Jay se giro hacia él, su cara tan
triste que Tom casi podría sentir su dolor tocando entre ellos.
―Lo que estoy tratando de decir con mi historia es que ya dos personas han
dado su vida para que yo pudiera vivir. Me mataría si fueses a ser el tercero. Soy una
mala apuesta, Thomas. Sé que estás muy contento de encontrar a tu pareja, pero soy
peligroso. Yo no tengo el poder mágico de una persona. Tengo la fuerza mágica de
tres. Podría perder mi carácter y matarte.

Tom no podía soportar la separación más. Él dio un paso adelante, envolviendo


sus brazos alrededor de su dulce pareja.

―Ellos de buen grado dieron sus vidas porque quisieron, Jay, no porque hayas
hecho algo tú. ¿Sabes lo que aquella historia me dice?

Jay sacudió la cabeza.

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―La historia me dice que tienes dos padres increíbles que sabían que crecerías
y harías grandes cosas. Me gustaría ser la persona para estar a tu lado mientras las
haces.

Tom se inclinó, besando a Jay en la boca, mantuvo el abrazo dulce y ligero.


―Vamos a tomarlo con calma, mi compañero. Tanto como me muero de ganas de
reclamarte y guardarte para mi, no quiero que te quedes conmigo por lástima ni
obligación alguna. Cuando te reclame, será porque has decidido que soy el único para
ti, no porque quieras ahorrarme una vida de dolor. No voy a ser una carga más para tu
alma.

Con un último abrazo, él libero al hombre que estaba seguro ya sostenía su


corazón. ―Prométeme solamente que mientras decides nuestro destino no iras a otro.
Puedo comprender la espera, pero no podría ser capaz de manejar que otro hombre te
toque. No quiero dejar el campus esparcido con los cuerpos de magos prometedores.

La sonrisa que consiguió era impresionante para su dulzor.

―Eso lo puedo prometer, ― dijo Jay. ―En este momento, sólo quiero
concentrarme en mis estudios y veremos donde estamos parados pasando algún
tiempo juntos.

Esto iba mejor de lo que Tom podría haber esperado. Su compañero no se había
escapado gritando. Lo consideró un comienzo prometedor.

―Vamos a abajo y decirle al conductor que te lleve a casa. He oído que tienes
una clase en la mañana.
―Tengo mis exámenes de ingreso en la mañana, ― Jay confesó con una
sonrisa tímida. ―Tengo que averiguar en qué nivel quieren que comience.

―Estoy seguro de que los harás bien. Después de todo, ¿no acaba de decir que
él tenía la magia de tres personas?

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CAPITULO 2
Jaynell miró a las tres personas allí para juzgarlo y casi suspendió todo eso. Si
no le hubiera prometido a su padre asistir a esta escuela en particular, habría hecho
huelga, pero no podía romper una promesa al hombre que dio la vida por el.

―Es una petición bastante fácil, joven, ― la bruja de pelo blanco, Meela, dijo
con una sonrisa burlona. ―Queremos ver si puede mezclar una poción de persuasión.

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Si no, vamos a ponerlo comenzando pociones.

Jaynell había creado su primera poción de persuasión cuando él tenía siete


años, pero no veía ninguna razón para decirle a esta gente el hecho.

Sin decir una palabra, se acercó a la mesa y reunió los ingredientes correctos.
Cuando la poción se volvió el púrpura adecuado, levantó el vaso con la mano
enguantada y se dirigió al consejo.

―Bébalo, ― dijo el mago pelirrojo, Syler, quien se sentó en el centro junto al


lado de un mago de pelo rubio que se había presentado como Pella. Syler tenía los
ojos grises fríos que le recordaban a Jay una serpiente que había visto en el hábitat
natural justo antes de que se comiera un ratón.

―No.

Los tres magos lo miraron con sorpresa.

Pella, el mago antes silencioso del trío, habló encima. ― ¿Por qué no?

―No hay fuerza en el cielo o la tierra que me haga tomar una poción de
persuasión ante tres poderosos usuarios mágicos que solamente acabo de conocer. ―
La auto-preservación de Janelly era más fuerte que eso.

― Es parte de la prueba.

― Entonces es una prueba para ver si soy un idiota, ― dijo Jaynell,


defendiendo sus ideales.
La bruja se echó a reír. ―Esta usted completamente en lo correcto. Es una
prueba para ver su rectitud. Si usted hubiera tomado la poción, habría fallado.

―Realmente tenemos que ver si esta correcta la poción. Por eso, uno de sus
compañeros de cuarto se ha ofrecido voluntariamente, ― dijo Syler, agitando su
mano a la puerta lateral.

Jaynell se sorprendió al ver a uno de los trillizos caminar en la habitación.

―Hola, Dean.

Dean sonrió. ―Es tan bueno que me puedas diferenciar de mis hermanos. Me
hace sentir como uno solo.

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Jaynell echó a reír. ―Tú eres uno solo a tu propio modo.

― ¿Estás listo para ser convencido? ― Syler preguntó. Ahora había un poco de
humor en los ojos del hombre que fallaba ante.

―Claro. ― Dean se encogió de hombros. Tomó la copa de Jaynell. ―No vas


hacerme bailar como una gallina o algo, ¿verdad?

―No, guardare eso para más adelante.

Dean sonrió. ―Gracias.

El moreno echó hacia atrás la cabeza y bebió la poción a tragos como si el


camarero acabara de dar la última llamada.

Jay vio los ojos de Dean dilatarse y sabía que la poción lo había apoderado.

Los miembros del Comité observaron con interés.

―La poción es fuerte, ― dijo la bruja, viendo a Dean.

―Dean, me gustaría que saltaras en un pie, ― dijo Syler.

Dean se quedó allí, esperando.

― ¿Por qué no se mueve? ― Pella preguntó.

¿Estas personas estaban bromeando?


Jay se quedó mirando al trío y se dio cuenta que no era broma. ―He mezclado
la poción para ser la única persona quién puede persuadir al bebedor. Otra razón por
la que no tome la poción, como no puedo mandarme. Si yo no hubiera puesto aquella
obligación especifica entonces alguien podría convencer al que lo bebió a hacer algo
y seria sería una irresponsabilidad.

¿Por qué todos me miran?

― ¿Cómo aprendiste a hacer eso? ― Syler preguntó, con los ojos brillando con
interés.

―Mi padre me enseñó. Poniendo un poco de voluntad en la poción, mientras


se prepara. Esto ayuda en la persuasión.

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―Eso es increíble.

―Increíble.

― ¿Por qué no pensé en eso?

Jaynell negó con la cabeza. ¿Por qué estaba aún aquí?, ¿Estas personas incluso
tenían algo que enseñarle?

―Salta en un pie, ― dijo Jay a Dean.

Dean saltó en un pie.

―Para, ― dijo Jay, una vez que había establecido su voluntad.

Dean se detuvo.

―Usted podría conseguir a alguien para hacer eso, ― dijo Meela. ―Un
estudiante haría eso por una broma.

Jay tuvo una idea. ― ¿Puedo convencer a todos ustedes que a Dean les gustan
las damas?

Los tres profesores se rieron.

―Sí
―Definitivamente.

―Sin lugar a dudas.

Se acercó a su compañero de piso hasta que estaba casi tocándose.

―Dean, bésame.
Colocando las manos sobre los hombros de Jay, Dean se inclinó hacia abajo y
apretó los labios de Jay.

Fue un bonito, platónico, beso.

Un gruñido detrás de Jay hizo que se congelara en su lugar. Al girar la cabeza


lentamente, Jay vio al lobo más grande, más enojado que hubiera visto nunca.

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Colmillos afuera, la bestia miro a Dean como si fuera la gacela mas débil de la
manada y la campana de almuerzo solamente sonaba. Los ojos de la bestia brillaban
malévolamente observando a Dean. Jaynell podía ver el cálculo frío en los ojos del
animal.

―Thomás, ¡no! ―Jay gritó.

E lobo dio un gruñido espeluznante mientras rodeaba al par.

―Dean camina lentamente hacia los profesores. ― Jay sabia que los
profesores podrían proteger a su compañero de habitación, pero si Dean corriera,
Thomas instintivamente lo vería como una presa y lo atacaría. No quería ser el
responsable de convertir a los trillizos en gemelos.

Colocándose entre el lobo y los magos, Jay se puso en una posición delicada,
pero estaba casi seguro, que si era la verdadera pareja del hombre lobo, el animal no
lo atacaría.

―Era una demostración, Thomas. ―Jay dijo, caminando hacia el lobo. ―No
era un beso de verdad. ― Él fue paso a paso lento más cerca del animal cuando
habló, esperando distraerlo de la atención de Dean. Los ojos del lobo miraron más
allá de Jaynell, Hacia Dean, pero el gruñido se detuvo.

―Él es mi compañero de cuarto, ―dijo Jay cuando alcanzo a la bestia.


Inclinándose, le acarició el pelo. Por primera vez, el animal quitaba los ojos de Dean
y dio su completa atención a Jaynell.

― ¿Qué estás haciendo aquí?


―Yo quería verte. Ver como iba la prueba.

Las palabras flotaron en la mente de Jay. Reconoció las palabras como no


propias, incluso si el sonido era diferente entonces, la voz hablada de su amante. Aún
más podía sentir la esencia de Thomás más que escuchar el sonido de su voz.

―Mi prueba iba bien antes de que el lobo feroz interviniera.

Thomas se tumbó boca abajo y dejó que su lengua colgara, la imagen perfecta
de un amistoso Wolfy.

―Es un poco tarde para eso, ― dijo Jay, secamente.

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Thomas le dio un ladrido suave.

―Jaynell, ¿quién es el lobo? ―Meela preguntó.

Jay se giro para ver a los tres maestros paralizados con sus varitas afuera. Dean
estaba detrás de ellos, con sus ojos muy abiertos.

―Él es Thomas Sparks, hermano del alfa de la manada local. Afirma que soy
su compañero.

El lobo gruñó, pero Jay lo ignoró. Él estaba jodido de todos modos. Ni siquiera
podía decir que lo sentía. Su prueba se arruinó ya que casi logro que un compañero de
estudios fuera asesinado.

― ¿Su compañero? ―Syler preguntó. Sus ojos brillaban con interés.

―Nunca he oído hablar del apareamiento de un hombre lobo y un mago.

Jay se encogió de hombros. ―No sé mucho sobre compañeros de hombres


lobo, excepto que se aparean de por vida.

―Creo que será una excelente adición a nuestro equipo, ―dijo Pella.

― ¿Su equipo? ― Jay estaba decepcionado de que no lo echaran, así podría


decirle al espíritu de su padre que lo intentó.

―Sí, ― dijo Pella. ―Recientemente, hemos promovido un profesor asistente a


profesor titular entonces tenemos una vacante. Es obvio que no tienen nada que
enseñarte en pociones por lo que sería mejor tenerle enseñando a sus compañeros de
clase mientras aprende hechizos más avanzados. Afortunadamente, uno de sus
antiguos profesores se encontraba en la ciudad, así que tenemos una buena idea de
sus otras capacidades. Vamos a ponerlo en su último año con entrenamiento especial
avanzado. Después de este año, creemos que usted estará listo para probar para sus
niveles de mago.

Jay no sabía qué decir. Nunca había oído hablar a alguien de cualquier prueba
para los niveles de magia acabando de salir de la escuela. Generalmente, esto tomaba
un mínimo de cinco años después de la escuela para que alguien intentara siquiera las
pruebas de magos.

Thomas se puso de pie, deslizándose por debajo de la mano colgando de Jay


como para apoyarlo. La piel se deslizó entre los dedos cuando Jay miró a sus

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maestros.

― ¿A cuál de mis viejos profesores consultaron?

―A mí. ― Michael Dragonspawn entró en la habitación.

―Tuve que venir a ver a mi alumno favorito.

Thomas comenzó a gruñir debajo de la mano de Jay.

―Shh, ― susurró Jay. Él asintió con la cabeza a su viejo profesor, no es que


cualquier persona podría llamar viejo a Dragonspawn. Él podría tener veinte o podría
tener 200, pero el hombre era guapo. Jay tuvo más de una fantasía como un joven
muchacho con su maestro, pero había algo en los ojos del hombre que molestaba a
Jay más y más mientras él crecía.

Los ojos de Dragonspawn tenían una calidad iridiscente que era a la vez
misteriosa y fascinante, como la mirada de un hermoso reptil y se preguntaba cuando
iba a golpear. Durante su formación, Jay siempre pensó que su maestro esperaba algo,
pero después de años de estar bajo la tutela del famoso mago, él todavía no sabía qué.

―Saludos, profesor Dragonspawn, ―dijo Jay, dando al hombre una respetuosa


reverencia. No podría estar cómodo en la presencia del hombre, pero no había dudar
de que había ayudado a entrenar a Jay una gran parte de su vida y compartió muchos
de sus secretos mágicos. Dragonspawn era una de las razones por la que Jay era tan
hábil con lo que podía hacer.

Incluso aunque el pudiera haberse resentido de tantas lecciones en su


juventud, ahora que él era más adulto, estaba agradecido de haber aprendido tanto.

Thomas no podía evitar el gruñido que aumentaba en su garganta. No le


gustaba cómo esta persona Dragonspawn miraba a su compañero. Los ojos del
hombre brillaban con más que afecto. Era más bien como la avaricia, como si
quisiera algo que Jay tenía o tal vez a sí mismo.

Su hermoso mago no podía darse cuenta de su propio atractivo, pero Thomas


era más que consiente que otros codiciaban a su compañero. Otros que no reconocían

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un apareamiento entre especies y pensaban que tenían una oportunidad. Había algo
con este nuevo hombre. Olía mal. Los otros profesores en la habitación olían a libros
y magia y actividades intelectuales. Dean olía como un joven y saludable macho
lleno de testosterona y de alimentación. Jay olía a sol, a magia y a la esencia
indefinible de la mejor cosa en el mundo, un signo seguro de que era compañero de
Thomas. Dragonspawn olía a poder, secretos, y encintadas a través de su esencia era
una amplia franja del mal.

Este era un hombre a vigilar.

Este era un hombre del que debía proteger a su compañero.

Thomas dio un paso de manera protectora más cerca de Jaynell. El hombre


malo era una amenaza, pero dejó de gruñir, porque no quería avergonzar al joven
mago.

Dragonspawn era un mago importante. Incluso algunos shifters sabían su


nombre. Importante pero no igualmente digno de confianza.

Las manos de Jaynell lo rascaban detrás de la oreja. Si no se sintiera tan


glorioso, se opondría a ser tratado como un perro. Tendría que tener una larga
conversación con su compañero sobre las condiciones de las reglas de los shifter. Por
supuesto, el tacto de los maravillosos dedos a través de su piel podía ser que valiera
las burlas ocasionales de sus compañeros.

―Gracias por dar fe en mí, profesor Dragonspawn. ― La voz de Jaynell


sonaba extrañamente tranquila como si usara su voz para calmar a la bestia. Dado que
los dedos de su compañero siguieron en el animal, Thomas no pensó que el tono era
para él. ―Ahora bien, si no le importa, voy a ir a buscar mi agenda con el
secretariado y llevar a mi novio a casa antes de que pierda los estribos y muerda a
alguien.

―Esa es una buena idea, mi muchacho, ― dijo Dragonspawn en un tono


cariñoso que hizo que Thomas quisiera morderlo. Si no pensara que conseguiría que
su amante fuera expulsado, se iría con un bonito conjunto de marcas de dientes en el
culo del hombre.

―Vamos, Tomás, ― susurró Jaynell.

La pareja salió de la sala de juntos. Cuando llegaron al espacio verde, Tomás se


lanzó detrás de un arbusto y recupero su bolsa. El rápido cambio lo tenía temblando.
Con el apretón de manos, rápidamente se vistió y tiró la mochila al hombro.

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― ¿Alguna vez te han arrestado por exhibicionismo? ― Jaynell preguntó,
extrañado.

Tomás se echó a reír. ―Sólo una vez, pero por suerte el juez
era un shifter, así que me soltó con una advertencia a escoger mejores lugares. Esta es
la parte poco glamorosa que nunca se presenta en las películas. He oído hablar de
unos shifters que pueden mantener su ropa cuando cambian, pero creo que es sólo
una historia sobre de mago para hacernos sentir inferiores.

Thomas se arrepintió de sus palabras tan pronto como salieron


de su boca.

―No es por ti, amor.

― ¿Es esa la actitud general de los shifters hacia los magos?

―Muchos, sí. ―Thomas levantó las manos. ―Pero sabes que esto va con
cualquier grupo. Es siempre nosotros contra ellos.

― ¿Qué pasa con nosotros? ¿Vamos a ser capaces de hacerlos trabajar con
nosotros siendo tan diferentes?

Thomas unió sus dedos a los de su compañero.

―Vamos a hacer que funcione, debido a dos cosas. Uno de ellas, somos
compañeros. Lo que significa que incluso si tuvieras tres ojos, piel verde todavía te
querría reclamar como mío, y dos tú eres demasiado terco para marcharte. No
dejarías que un grupo de shifters te asustaran, ahora ¿lo harías?

Thomas esperaba un infierno que su amante no diría sí. Él no quería ir a la


cárcel por acoso. No sería el primer shifter al que le sucedía, pero él no quería ser el
último.

―No es una cuestión de marcharse. ― Jaynell dijo, sus dedos firmemente


entrelazados con los de Thomas. ― Es una cuestión de si podemos hacer una vida en
pareja. Ni siquiera tengo padres que lo desaprueben, pero tú tienes una manad entera.

Thomas se inclinó y apretó sus labios contra el hermoso hombre, acallando sus
palabras. Los labios de Jaynell eran cálidos y suaves. Pequeños impulsos de deseo
provocaban el cuerpo de Thomas cuando un gruñido se enrollo en su pecho.

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Cuando por fin levantó la cabeza, los ojos de Jay estaban llenos de lujuria y su
magnífico compañero estaba inclinado sobre él apoyándose.

―Como werekin, las relaciones son fáciles. Usted tiene su pareja y su manada.
Todos lo demás son los alimentos o amigos. Todo lo que tengo que hacer es decirles a
todos que eres mi compañero y ellos te aceptaran. No puedo prometer que no habrá
bromas sobre magos ocasionalmente, pero para un werekin, un compañero es
sagrado. No tengo elección, como no podemos elegir amputarnos una extremidad.
Confía en mí cuando digo mago o no, serás aceptado.

Jaynell asintió con la cabeza. ―Eso es lo que importa. No quiero ponerme


entre usted y su manada.

―La única cosa que podría interponerse entre yo y mi manada es mi hermano


como líder de la manada. Por mucho que amo a mi hermano, no lo soporto a veces,
pero sé que él me apoya en la reclamación como mi compañero.

―Si estás seguro. ― Jaynell todavía no sonaba seguro, pero sus ojos se
mantuvieron estables mientras miraba a los ojos de Thomas. ―Me gustaría ver a
dónde va esta relación.

Thomas contuvo una sonrisa. ¿Cómo explicar a alguien que su relación no era
un ensayo? Los compañeros no comprobaban para ver si las cosas funcionan. Los
compañeros se unían entonces permanecían juntos durante el resto de sus vidas. La
única manera para librarse de un compañero werekin era a través de la muerte, e
incluso entonces, se pensaba que sus almas conectaban en el más allá.

Thomas aun no trataría de explicarle a su hermoso, poderoso hombre. Él lo


averiguaría solo. Mientras tanto, Thomas miraría a Jaynell y le impediría cualquier
daño. Sus instintos de lobo le decía que el peligro estaba a la vuelta de la esquina y
era su trabajo evitar que encontrara a su amor.

―Vamos, dulce, vamos a ir a buscar algo de comer, ― dijo Thomas, lanzando


un brazo alrededor de su compañero. ―Te sentirás más
establecido con algo de comida.

―De alguna manera lo dudo, ― dijo secamente Jaynell, pero dejo que Thomas
lo llevara hacia la cafetería de estudiantes para obtener algo de comer.

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Jaynell entró en la cafetería con Thomas a su lado. Después de pasar gran parte
de su vida solo, era extraño tener a alguien caminando a su lado. El padre de Jaynell
había estado enfermo durante la mayor parte de su vida por lo que el joven estaba
acostumbrado a hacer las cosas por sí mismo.

Sabiendo que Thomas creía que eran compañeros le dio una confianza a
Jaynell de que el otro hombre se quedaría con él, aunque era un poco extraño, o como
un profesor particular, una vez dijo, < un aterradoramente poderoso mago>.

A Thomas no le importaba lo que podía hacer Jaynell. El werekin no pensaba


en nada, excepto que Jaynell era su compañero que resulto hacer magia.

Era un cambio refrescante.

Mirando hacia arriba, le hizo gracia ver la cabeza de Thomas moviéndose hacia
adelante y hacia atrás, como si oliera algo.

― ¿Qué hueles? ― Jaynell preguntó. La curiosidad lo estaba carcomiendo. ―


¿Las cosas huelen diferente cuando estás como ser humano?

Thomas le dio una dulce sonrisa. ―Cariño, yo no soy humano. Puedo ser como
un hombre en el exterior, pero siempre soy un lobo en el corazón. Lo que significa,
que no importa donde estés o vayas, voy a ser capaz de encontrarte.

Debería haber sido algo siniestro cuando los ojos de Thomas brillaban con
fervor, pero Jay lo encontró tranquilizador. Es difícil pasar de una completamente
vida protegida a una existencia sin timón.
La libertad total era divertida solo en el concepto y había soñado con este
concepto por años. Por mucho que amaba a su padre, había sentido el peso del
sacrificio de su padre con cada mirada de amor y cada marca ardiente. Jaynell tenia la
culpa de sobrevivir con creces a sus padres. La culpa que sabia que ninguno de ellos
hubiese querido que llevara. No cambiaba el hecho de que echaba de menos su padre
y desear a la madre que nunca conoció.

Su padre le había mostrado fotografías y le contaban historias a Jaynell


de la maravillosa mujer que lo dio a luz, pero era difícil vincularse con una imagen,
no importaba lo bonita que era.
Una mano grande ahuecó el hombro de Jaynell, sacándolo de su pasado.

―Los problemas son más livianos si son compartidos, ― dijo Thomas. Él

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debería haber sonado como una tarjeta postal cursi, pero el cuidado de la expresión en
el rostro hermoso del werekin fue directamente al corazón de Jaynell.

Él negó con la cabeza. ―No es algo en lo que puedas ayudar, pero agradezco
que desees probar.

La expresión de Thomas permaneció preocupada. ―Me dejaras saber cuándo


estés listo para hablar. Como tu compañero, sé cuando estás preocupado y no me
gusta el dolor que sobrecarga tu alma.

Jaynell no pudo evitar que la sonrisa le estallara en su rostro. ―Gracias, pero


mi alma no va a conseguir estar más ligera incluso si pongo todos mis problemas
sobres tus hombros grandes y fuertes. ― Se puso de puntillas y le dio a Thomas un
beso en la mejilla. ―Realmente aprecio el pensamiento sin embargo.

La pareja avanzó por la línea y Jaynell puso verduras adicionales en el plato de


Thomas sólo para ver su expresión disgustada y Thomas puso más carne que las que
tres personas podría consumir en el plato de Jaynell.

Jay miró la mancha de sangre en el plato. ―Creo que me voy a convertir en


vegetariano.

Tomás se echó a reír. ―Tonterías. Ningún lobo alguna vez tendría a un


vegetariano como pareja. Por otra parte, ― dijo con una mueca, ―Lo necesitas para
mantener tu energía.

Sacudiendo la cabeza ante las travesuras de Thomas, Jaynell se dirigió


a una cabina desocupada. Instalándose, deslizó sus pies en cada lado de Thomas,
confortado por la compañía del werekin.

Ellos estaban a la mitad de su comida cuando un gnomo se materializó junto a


ellos. Por su aspecto era un niño gnomo, chaqueta de cuero negro y pantalones
vaqueros rasgados hacia arriba.

Después de dar una inclinación sorprendentemente elegante, el muchacho le


dio una sonrisa incierta a Jaynell. ―Se dice que usted podría estar en busca de un
gnomo de casa, ― dijo en su lengua nativa.

Jay sabía que esto iba a venir, pero no se había dado cuenta que
sucedería tan pronto. Los gnomos se sentían atraídos por el poder mágico, era por eso
que trabajaban sobre todo en o alrededor de universidades y empresas mágicas donde
la magia era estudiada.

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Jaynell era su propia supernova mágica, por lo que era sólo cuestión de tiempo
antes de que los gnomos comenzaran a formarse para ser poseídos. Las visiones de la
confusión que podría crearse con cinco hombres en una residencia pasó por la mente
de Jaynell. Una vez que se graduara, sus compañeros de cuarto podrían obtener los
gnomos por su cuenta.

Desafortunada mente, en este nivel de formación, no tenían la estructura de


poder para apoyar a un gnomo.

―Podría ser. ¿Cuáles son sus calificaciones? ―él respondió en Inglés.

―Pensé que hablaba gnome, ―dijo la criatura con la acusación en los ojos.

―Yo sí, ― dijo Jaynell, ―pero mis cuatro compañeros de cuarto no lo hacen.
Si usted va a trabajar para mí, ellos tienen que ser capaces de
comunicarse con usted.

Antes de que el gnomo joven pudiera hablar, una adolescente gnomo apareció a
su lado. Llevaba un vestido cliente rosado y tenía lentejuelas en el pelo.
―Buenas tardes, maestro. Me gustaría ser su gnomo de casa.

―Lárgate, Calla. Yo estaba aquí primero, ―dijo el vestido de cuero gnome con
el ceño fruncido.

―Pero estoy seguro de que preferiría tener a alguien que sabe


cómo ser un gnomo de casa, Thorn. ― Calla parpadeó sus ojos a Jaynell.
―Yo fui entrenado por mi madre que ha sido un gnome de casa durante
cuatrocientos años.

Otro relámpago trajo a una señora de pelo cano que le dio una dulce sonrisa a
Jay.

Jay miró a su amante. ― ¿Necesitas algún gnomo de casa?

―Los werekin no pueden mantener gnomos, ―dijo la matrona en su dulce


voz, de abuela. ―Ellos son mágicos, pero no pueden canalizarla.

Jaynell se encogió de hombros. ―Puedo mantener la magia para él.

Los tres gnomos se le quedaron mirando.

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― ¿Qué?

― ¿Hasta dónde puede apoyar a un gnomo? ― la matrona preguntó, su voz


ahora más fuerte que dulce.

Jaynell se encogió de hombros. ―Lo más lejos que he probado era para mi
abuela y fue sólo por un mes. Ella murió por lo que lanzó a su gnome para encontrar
un nuevo hogar.

― ¿Qué quiere decir apoyar a un gnomo? ― Thomas preguntó.

―Por lo general, los gnomos viven con sus dueños debido a que ellos
necesitan estar cerca del poder de su dueño. La mayoría de los hogares
absorben la magia de las personas que viven allí, ayudando al gnomo estar conectado
con la tierra a su propietario. Yo puedo crear una base de poder y dejar que se
alimente de mi magia, sin vida, sin el gnome que viva conmigo, pero sólo a través de
una distancia limitada.

― ¿A qué distancia estaba su abuela? ― Thorn preguntó. Sus ojos grises


metálicos iluminados con intereses.

Jay pensó en la ubicación de la casa de su abuela. ―Tal vez veinte millas.


Hubo un jadeo colectivo, y Jay comenzó a obtener una sensación muy mala.
―Eso significaría que yo podría ser aprendiz en el taller en la ciudad, ―dijo
Thorn.

Thomas frunció el ceño. ―Yo pensé que quería ser un gnome de casa.
Thorn bajó la cabeza. ―Es la única profesión de amos humanos que están
dispuestos a tener un gnomo y los mecánicos no pueden apoyar a un gnomo. No hay
magos mecánicos, dijo con una sonrisa.

―Sabes qué, Thorn, ― dijo Jay, mirando a los jóvenes con una nueva luz. ―Si
encuentras un lugar de trabajo en un garaje, te apoyare tomándolo, pero tienes que
trabajar en los coches de la casa de la manada de forma gratuita. ― Jay no tenia un
coche, pero sabía que el gnomo se sentiría en deuda si no ofrecía un comercio de
servicios. Era su manera.

La hermosa sonrisa de Thorn era algo inesperado.

―Ha adquirido un acuerdo. ―El gnomo ofreció su brazo.

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Jay envolvió sus largos dedos alrededor de la muñeca del joven gnomo.
―Usted está obligado a mí. Acepto su servicio y acepto su cuidado.

La luz brilló bajo los dedos de Jay cuando Thorn se puso a reírse.

― ¿Qué es tan gracioso? ― Calla exigió.

―Hace cosquillas.

La matrona miro a Jay con sorpresa. ―Cuando fui atada, esto me quemo como
el fuego.

―La obligación puede sentir la intención del portador. ¿Le deseo su amo mal?

El rostro de la matrona se ensombreció. ―Él era un hombre malo a quien yo


estaba feliz de dejar.

Jay sintió una sacudida de choque. Para un gnomo querer ser libre, el hombre
debe haber sido malo de verdad. Los gnomos pasaban una buen parte de su vida
buscando a su amo y matando a cualquier otro gnomo que se atreviera a tratar de
tomar su posición. Las guerras territoriales eran a menudo comunes y sangrientas.

―Estoy seguro que para mis compañeros y para mi sería un honor tener a
gnomos tan experimentados para atender nuestros cuartos.

Jay repitió con cuidado las palabras para cada enlace gnome. ―Por favor,
díganle a los otros que sólo puedo apoyar aproximadamente a quince gnomos y yo no
necesito más en mis habitaciones. Si alguien quiere probar algo diferente, yo estaría
feliz de auspiciar la formación adicional.

La matrona, cuyo nombre resultó ser Tulip, le dio una dulce sonrisa.

―Sabía que eras uno acerca de los que Rose profetizo.

― ¿Quién es Rose? ― Jay le preguntó, sin saber si realmente quería


saber.

―Nuestro pronosticador. Ella dijo que un día un hombre vendría y liberaría a


los gnomos.

―No te voy a liberar, ― argumentó Jay. ―Sólo les estoy encontrando nuevas

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ocupaciones. Usted todavía esta atado a mí.

―Pero la libertad de elegir nuestro destino es la mayor libertad de todos, ―


dijo Tulip. ―No nos importa estar destinado a un amo. Nos gusta pertenecer a
alguien. Mi último maestro era una excepción lamentable. Pero ser capaz de elegir
nuestro deber, es la verdadera libertad.

Los tres gnomos se desvanecieron, y Thomas sacudió su cabeza. ―No hay


nunca un momento aburrido a tu alrededor, ¿verdad?

Jay se encogió de hombros. ―Ninguno que pueda encontrar. No me importaría


experimentar el aburrimiento durante un momento o dos solamente para aligerar la
cadena de catástrofes.

Riendo, Thomas acaricio la mano de Jay. ― ¿Crees que tus compañeros de


cuarto gustaran de los gnomos?

―Bueno, no tendrán que limpiar o hacer sus camas así que supongo que
estarán bien con ello.

―Buen punto. Además, no verás gran parte de tu habitación, así que realmente
no importa lo limpio que la tengan.

Después de terminar el almuerzo, Thomas acompaño a Jay a su dormitorio,


deteniéndose en la parte inferior de los escalones de la entrada.

―Tengo que volver al trabajo.


Jay miró por encima a su amante con interés, dejando sus ojos pastar por sus
partes favoritas. ― ¿Qué es lo que haces exactamente?

― Soy el segundo al mando después de mi hermano. Escucho a las personas


que tienen problemas y decido cuáles son dignos de su atención y cuales puedo
manejar. Soy la primera línea de defensa para el alfa, como un guardián. También
como soy el más fuerte, entonces a veces me llaman para mitigar guerras territoriales
entre casas.

―Pensé que el alfa era siempre el más fuerte.

Thomas le dio una mirada extraña. ―Para alguien que sabe mucho sobre las
diferentes culturas, ¿cómo es que tienes esa brecha sobre los werekin?

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Jay escaneo su memoria. ―No sé. No es como si los werekin fueran ignorados
o tratados superficialmente, pero mi padre no tenía ningún libro sobre ellos. ― Jay
frunció el ceño. ―Ahora que lo mencionas, es extraño, ¿no? quiero decir tenía libros
acerca de todo. La colección de mi padre es considerada por muchos como la
biblioteca más completa acerca del mundo sobrenatural, pero no recuerdo un solo
libro sobre shifters cambiadores de cualquier forma.

―Eso es extraño, ― estuvo de acuerdo Thomas, envolviendo sus brazos


alrededor de Jay. ―Tal vez él sabía algo y no quería darte ideas preconcebidas sobre
los werekin.

Un destello de una imagen pasó por la memoria de Jay, pero desapareció


demasiado rápido. Algo acerca de su padre y un visitante, pero fue lo suficientemente
claro para él pudiera entenderlo. Tal vez volvería a él en un sueño. Jay soñaba
muchas veces con sus recuerdos y se rompían cuando él recuperaba la conciencia.

Jay se encogió de hombros. ―Tal vez él tenía prejuicios acerca de su


tipo y yo nunca lo note.

― ¿Alguna vez dijo algo en contra werekin? ―Thomas le preguntó.

Jay sacudió la cabeza. ―Mi padre nunca dijo nada malo de nadie. No era ese
tipo de persona.

―Me hubiera gustado conocerlo.

―Sí, te habría gustado. ― La memoria de su padre hizo a los ojos de Jay


aguarse.
Él valientemente parpadeó desviando la mirada, de modo que su amante no
viera. La mayor parte de los hombres no apreciarían tener un novio llorón o al menos
eso suponía. Nunca había tenido un novio antes. Un pensamiento rápido lo tuvo
fijando la mirada en su compañero.

― ¿Cuál es el tiempo más largo que has tenido novio?

―Nunca he tenido un novio, ― dijo Thomas con una sonrisa.

― ¿No?

Thomas negó con la cabeza. ―Los Werekin no tenemos novios o novias. Sólo
tenemos sexo.

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― ¿Soy solamente un juguete sexual para ti? ― Jay gritó, mirando los ojos de
más de un espectador divertido.

La risa sacudió el marco grande de Thomas. ―No. Tú eres mi compañero.

El pánico de Jay cedió. Estaba sorprendido por la cantidad de dolor que el


pensamiento de ser una jodida ocasional para Thomas había enviado
a través de el. Así que mintió. ―Yo soy tu primer novio.

El gran hombre le acarició la cabeza con una de sus enormes manos.


―Ustedes, los seres humanos complican las cosas. Los werekin lo tienen fácil. Una
vez que llegamos a la pubertad, jodemos todo lo que podamos encontrar y luego nos
encontramos a nuestro compañero y sentamos cabeza.

El pánico regresó.

―No estoy listo para sentar cabeza.

La sonrisa de Tomás era dulce, pero no aplacaba a Jay ni un poco.

― No te estoy pidiendo sentar cabeza. Sólo estoy pidiendo salvar vidas y no


dejar que otro hombre te toque sexualmente.

― ¿Cómo es eso de salvar vidas? ― Jay le preguntó, a pesar de que sabía lo


que él pensaba.

La dulce sonrisa se desvaneció y se encontraba en el lugar con un par


excelente colmillos impresionantes. ―Porque entonces yo tendría que matarlos, dijo
con la voz dos octavas más ronca que su tono de voz natural.

Jay acarició el amplio pecho de Thomas. ―Cálmate, niño lobo. Me hago una
idea.

Thomas envolvió su mano en la de Jay, envolviéndola completamente. ―Bien,


― dijo en su habitual voz. ―A pesar de que estoy listo para conseguir un lugar
propio y establecerme, entiendo que quieras más tiempo para salir y divertirse.
Solamente inclúyeme si vas a cualquier lugar donde pueda haber hombres bebiendo.
No quiero que te metas en cualquier situación que no puedas manejar.

Era el turno de Jay para reír. ―En caso de que no lo hayas entendido, puedo
cuidar de mí mismo bastante bien.

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Thomas inclinó la cabeza como un perro escuchando un sonido agudo fuera del
alcance humano. ―Sólo porque te es posible cuidar de ti mismo no significa que
deberías y además, es más fácil de explicar un perro rabioso que un hombre que
electrocuta a otro con magia.

― Cierto.

La pareja se beso antes que Tom dejara subir a Jay a su dormitorio.

Él apenas había llegado a la planta donde estaba su habitación cuando la puerta


se abrió de golpe y Kevin y los tres D salieron disparados hacia afuera. Los cuatro
estaban en distintas estados de desnudez.

― ¿Qué pasa, muchachos? ― Jay preguntó. Él no podía ignorar su curiosidad


sobre por qué sus compañeros de cuarto se precipitaron fuera de la habitación.

― Jay, aquí estas, hombre, ― dijo Kevin. ―Los gnomos. No es que sea como
un ejército de chicas gnomos, y ellas luchan contra sobre quien consigue limpiar
nuestros baños y lavar la ropa. Incluso tiraron la pizza de ayer, y yo iba a tenerla para
el desayuno. ― Kevin cruzó los brazos e hizo un mohín al igual que un niño de cinco
años de edad.

― Son las tres de la tarde, ― dijo Jaynell, mirando a sus compañeros de


cuarto.

― ¿Y? ― Kevin dijo con una mirada.


― Lo siento, Kev, ― dijo Jaynell. ―Sólo vincule a unos cuantos gnomos para
limpiar las habitaciones. Debería haber sólo dos allí.

―Amigo, ¿vinculaste gnomos? Por las piedras, ― Devin dijo con una sonrisa.
Él era el más vestido del grupo. Su pelo estaba un poco desordenado, pero tenía su
camisa y sobre todo los pantalones vaqueros. Una segunda mirada hizo a Jaynell
revisar el pensamiento. Los pantalones de Devin, suponiendo, que eso eran.

Dan tomó la palabra. ―Pero hay como ocho gnomos allí.

― ¿Ocho? Solo vincule a dos para nuestra casa. ― Jay miró a la puerta del
dormitorio. Había sonidos definidos de luchar. ―Yo me ocuparé de esto. Ustedes
vayan y compren el desayuno.

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― Tiraron mi desayuno, ― dijo Kevin en un tono contrariado.

― Aquí. ― Jay le dio a Kevin un fajo de billetes. ―Saca a todo el mundo de


aquí. Voy a hablar con los gnomos.

Los ojos de Kevin se ampliaron. ― Cool. Te voy a traer de vuelta el cambio,


hombre. ― Cuando se alejo con los trillizos, Jaynell le oyó decir. ―Magnifico,
cargado, y poderoso. Simplemente no es justo.

Los trillizos hacían ruidos acordando cuando Jay abrió la puerta.

― Es un buen besador, ― escuchó a Dean murmurar en la salida.

Tal vez su compañero de cuarto heterosexual no era lo que Jaynell había


pensado.

Jay abrió la puerta y entró en el caos. Si el caos podría ser una habitación de
residencia limpia antes de una pulgada de su vida.

Sin embargo, el espacio prístino no era el problema. Era la gran cantidad de


gnomos. Kevin estaba en lo cierto. Había ocho gnomos allí. Los dos gnomos con los
que Jay se había vinculado y otros seis gnomos que le eran completos extraños.

Los dos gnomos vinculados se enfrentaban a los otros seis y parecía que una
batalla estaba a punto de comenzar.
― ¿Qué está pasando aquí? ― Jay exigió. Se aseguro de poner la nota de
mando que había oído en la voz de su padre más de una vez dirigida a los intrusos no
deseados.

Ocho pares de ojos se volvieron hacia él.

Tulip y Calla lo bañaron con reverencias. ―Maestro, bienvenido a casa, ―


dijeron al unísono.

Era tan extraño, pero Jaynell no se permitió demostrarlo en su rostro. ―


Buenas tardes, Tulip y Calla. ¿Quiénes son sus amigos?

― Estos no son amigos míos, ― dijo Calla con un desafiante movimiento de

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cabeza. ―Son intrusos y con su permiso, voy a deshacerme de ellos.

Jay miró a los seis gnomos de pie cortésmente con atención. ― ¿Qué están
haciendo aquí?

El más audaz de los seis era una rubia con cola y un vestido azul. Parecía
alrededor de los ocho, pero probablemente más cerca de 800. Nunca pudo decir con
los gnomos.

La hizo una reverencia a Jaynell. ―Yo soy Dalia. Escuchamos que usted
estaba buscando gnomos, y hemos llegado para aplicar. Estábamos dando una
muestra de nuestra limpieza cuando estos dos saltaron y comenzaron con la actitud.

― Se vinculo con nosotros, no con ustedes, ― dijo la cala con un gruñido.


Hubo un silbido, y la gnomo rubia con cola se agachó cuando una escoba voló por
los aires a su cabeza.

Dalia grito de ira y saltó hacia Calla. Sólo el agarre de Jaynell en el dorso de su
vestido paro su salto.

―Cálmate. No voy a contratar a gnomos que no pueden comportarse.

Inmediatamente, la multitud se calmó. Jaynell noto por primera vez que todos
los gnomos eran hembras.

― ¿No había ningún gnomos varón interesado en venir?

Los gnomos se miraron entre sí. Finalmente Dalia habló. ―Los hombres del
pueblo prefieren la jardinería más que las tareas del hogar.

Jaynell asintió con la cabeza. Tenia mucho sentido que los gnomos masculinos
pudieran no estar interesados en la limpieza de casas, pero no se dio cuenta que había
tal división entre los sexos.

―Voy a necesitar hacer algo de trabajo en el jardín también.

Calla sonrió. ― ¿Es para la manada de tu novio?

―Sí, estoy seguro de que hay mucho trabajo las tierras. Diga a los hombres
que les proporcionare energía a un máximo de seis si están Interesados en trabajar
para una casa de manada. Cualquier persona con prejuicios contra los werekin o lo
gay es mal invitado.

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Tulip echó a reír. ―Con tanto poder que lleva alrededor, Maestro, ellos no se
van a preocupar con quien duerme.

Hubo un consenso general de murmuración entre el grupo hasta que Dalia


tomó la palabra.
― ¿Significa eso que no nos necesita?

―Yo no te necesito para esta casa. Sin embargo, podría usarle en casa de mi
novio.

― ¿Y podemos traer a nuestros maridos? ― Dalia preguntó. Su sonrisa era tan


grande que casi le partía la cara.

―Sí, puedo apoyarle a ustedes y a sus maridos, pero probablemente sea hasta
que pueda enlazarlos con la tierra y hacerlos auto-sostenibles.

Los gnomos le dieron una mirada a Jaynell que se le hacia muy familiar. ―Sí,
Se puede poner en contacto con la tierra directamente, y sí, tengo la capacidad para
hacer eso. Sin embargo, ustedes tienen que ser capaz de vivir en la tierra durante por
lo menos un mes.

―Sin embargo, ¿estaríamos obligados a la tierra y no la persona?, ― preguntó


Dalia. Mirado a los otros gnomos perplejos.

―Sí, pero primero tendrían que estar vinculados a mí.

―Lo tomamos, dijo Dalia, ― sosteniendo su muñeca.


Unos minutos más tarde, Jaynell había vinculado a seis gnomos, y en el fondo,
sintió la verdad de las cosas, Sólo sabía que esto se le iba a devolver para morderle el
culo.

Jaynell entró en su clase de teoría mágica avanzada y se sorprendió al ver tan


sólo a cuatro niños en la asistencia.

― ¿Dónde está el resto de la clase? ― preguntó un muchacho delgado rubio.

―Esta es, ― dijo el rubio con un resoplido. ―Ellos no dejan entrar a


cualquiera aquí. ― Miró a Jaynell de arriba y hacia abajo.―Aunque, parece que han
reducido sus niveles.

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―No, si es Jaynell. ― La chica de cabello oscuro se levantó de su asiento.

―Soy Mallory, pero puedes llamarme Mal. Soy un mago de agua. Este es
Frank. ― Dijo y señaló al rubio mal educado. ―Es un mago de fuego, y ellos son Jax
y Amy. Ella Indico a un niño y una niña sentados juntos. ―Los dos son parte trolls
de la tierra.

La pareja tenía la piel color tierra y las cejas escarpadas, parecían que estaban
hechos de piedra. ―Gusto en conocerlos.

Ellos hicieron un gesto amistoso, pero no hablaron.

― ¿Qué quieres decir sobre mago fuego o mago de Tierra? Yo no entiendo esas
denominaciones. ― Jaynell sabía que tenía deficiencias en sus estudios, pero a veces
el material básico, lo eludía.

―Esto significa, descerebrado, que yo soy superior en el fuego y


ella lo es más en el agua. Usted, al parecer, es inferior en todo.

Jay estaba pensando en lo lejos que podría enterrar al bastardo mocoso cuando
el instructor llego. De acuerdo con su horario, éste era el profesor Firestorm.

El mago era alto, de pelo rojo fuego y una risa fácil. Jaynell lo vio mirando por
encima de la clase y enfocándose sobre Frank.

―Frank, le pediría que usted eligiera a sus opositores más sabiamente, ― dijo
el profesor con un tono de regaño. ―Jaynell ha estado en la escuela tres días y,
durante ese tiempo, se le ha concedido el cargo de asistente mago de enseñanza en la
clase de pociones, se ha acoplado con un hombre lobo y vinculado con suficientes
gnomos como para que el director empezara a sentirse inferior. Vivo con la
anticipación de lo que hará el resto de la semana.

―Por favor, siéntese, señor Marley.

Jaynell se inclino ligeramente ante el profesor y tomó el asiento junto a la chica


amable.

Frank se escabulló en su silla, Jaynell sabía que esto no era el final del asunto.
A algunas personas simplemente les gustaban ser difíciles.

―Ahora, estudiantes, me gustaría que ustedes den vuelta a la página cincuenta


de su libro de estudios mágicos. ― El libro de texto apareció en la mesa de Jaynell y

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volteo a la página correcta. ― ¿Quién puede decirme las cinco Teorías de la magia?

La clase continúo como siempre. Jaynell no respondía a ninguna de las


preguntas a menos que le preguntaran directamente. Para una clase avanzada, el
trabajo era realmente correctivo. Por último, la parte de teoría fue terminada y fueron
conducidos al laboratorio.

―Aquí es donde se separan a los magos de los marginados, ― se mofó Frank.


Manteniendo la voz baja para que el maestro no lo oyera.

Jay respiró hondo y se dijo que su padre no hubiera aprobado que Jay le
rompiera el cuello del niño, pero sí ayudaba saber que Thomas no sólo lo hubiera
ayudado, sino que le aplaudiría después. Él realmente tenía un novio sangriento.

―Hoy en día, vamos hacer un hechizo muy esperado. Vamos a encontrar tu


avatar.

Jay ya sabía lo que era su avatar. Los avatar nacían de la magia de un mago y
todo el mundo tenía uno que mostraba su esencia mágica. Jay miró con nerviosismo
alrededor de la sala, con la esperanza de que los escritorios fueran más fuertes de lo
que veía.

―Frank, ¿por qué no empieza usted?

Frank cerró los ojos y empezó a cantar tan bajo que Jay no lo podía oír. ¿Por
que diablos esta cantando? Todo lo que necesitaba para llamar a su avatar era una
pelota de foco y su voluntad. Decidiendo que iba a ser una clase larga Jay se
acomodó en una silla junto a la pared.
Mallory se sentó junto a el. ―Frank no puede realizar ningún hechizo sin tratar
de hacer que se vea elegante. Todo el mundo sabe que sólo se necesita una pelota y
enfocar su voluntad.

―Gracias, ― dijo Jay. ―Pensé que era otra de esas cosas que he hecho de
manera diferente.

Mallory le dio una sonrisa amistosa. ―Nop. Frank sólo es un culo.

Después de mucho cantar, una pequeña bola de fuego se desplego y un fénix


respetablemente clasificado aterrizó en el hombro de Frank.

―Bonito, ― dijo Jay. No aplaudió porque parecía que Frank tenía dificultad

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teniendo el control de la criatura. Después de unos minutos el sudor apareció en la
frente del hombre, la bestia de fuego desapareció.

El profesor Firestorm dio una sonrisa de aprobación.

―Buena primera vez, Frank. No todo el mundo puede llamar a su avatar.

―Ahora, Mallory, ¿si no te importa?

El avatar de Mallory era una medusa enorme. Flotaba en el aire con una gracia
misteriosa, hasta que finalmente desapareció.

Teniendo en cuenta la magnitud del daño que podría hacer si picaba, Jaynell
quedó impresionado y se lo dijo.

Mallory enrojeció con la alabanza.

Los magos de tierra llamaron un par de criaturas poderosas de rocas que se


eran cada una a unos cinco metros de altura.

―Ahora, Jaynell, si no te importa, ― el profesor Firestorm, dijo.

Jay miro la habitación de nuevo. ―No se si esto seria una buena idea llamar a
mi avatar aquí, profesor.

El profesor Firestorm miro fijamente a Jay por un momento, como si tratara de


leer su mente. Un gesto inútil ya que la mente de Jay estaba protegida más fuerte que
el acero.
―Vamos a fuera, ― dijo después de un largo momento.

―Gracias, señor.

Frank sonrió. ―Apuesto a que ni siquiera tiene uno.

Jay podría haberle dicho que no era una cuestión de tener un avatar. Se trataba
de controlarlo. Algunas criaturas no eran tan cómodas para llamar.

El grupo salio afuera. Jay se aseguro que estaba en un área cubierta de losas y
que tampoco hubiera mucha gente alrededor.

―Bueno, estamos listos para tu avatar. ― Frank dijo. ―Si puedes incluso

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llamar uno.

Jay sacó su llavero.

― ¿Qué vas a hacer, una llave a la muerte? ― Frank se echó a reír junto con
los magos de tierra.

Sacudiendo la cabeza, Jay saco una pequeña piedra de una jaula metálica fuera
del aro de las llaves y guardo el resto de nuevo en el bolsillo. Cerrando su mano
alrededor de la piedra, Jay enfoco su energía.

Concentrando toda su energía, Jay dijo: ―Gideón, ven a mí.

El suelo bajo sus pies tembló. El aire paso corrió como un torbellino a su
alrededor. Una fuerte explosión sonó en el aire y todo el mundo excepto Jay quedo en
schok cuando un dragón de tres cabezas, aterrizó en la losas ante él.

Jay recibió a la bestia. ―Buenas tardes, Gideón.

Jay no se dio la vuelta para ver quién gritaba. Él necesita toda su atención en su
avatar. Gideon ha sido el avatar de Jay desde que tenía diez años, pero el dragón era
todavía altamente peligroso. Jay todavía tenía una marca de ácido en el hombro de la
última vez que había llamado a su avatar y no lo saludo de inmediato.

―Saludos Maestro.

Las palabras de Gideon llenaban la mente de Jay. Él no sabía si otros avatares


hablaban con sus maestros y era cauteloso en este punto a preguntar a sus
compañeros de estudios. Había cosas que sabía que los otros no hacían y evitaba
sacar el tema para alienar a los pocos que estabas interesados en ser su amigo.

Se preguntó cómo el dragón trataría con un lobo.

―En barbacoa, ― Gideón le susurró en su mente.

―No éste. Él es mío.

Jaynell se sorprendió de la forma en que esto era cierto. Era como si todas sus
dudas e inquietudes desaparecieran bajo la necesidad de proteger a su hombre. La
claridad asumió su mente y una imagen de el y Thomas de pie en el claro rodeados de
lobos pasó ante el. La imagen era tan clara y brillante que por un momento pensó que
podría sentir el tacto del otro.

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El cálido aliento rompió su visión, y él levantó la vista para ver las tres cabezas
de Gideón alineadas y examinándolo.

―Él es su pareja.

―Sí, sí lo es, ― dijo Jaynell. Por primera vez, se dio cuenta de que no le
importaba como o cuánto tiempo lo conocía. Thomas era su compañero.

Los sonidos detrás de el finalmente rompieron a a través de la concentración de


Jay.

―Quien quiera que sea, por favor deja de gritar. Va a asustar a Gideón.

Se escuchó el sonido de una bofetada, luego silencio.

―Si usted pudiera por favor, liberar su avatar, Jaynell― el maestro Firestorm
dijo con voz temblorosa. ―Creo que ha probado que usted puede llamarlo.

―Sí, profesor.

Manteniendo una mano en dos de las tres cabezas, Jay cerró los ojos y se
concentró en desterrar a su dragón.

La mayoría de los magos tenían que trabajar para llamar a sus avatares. Jay
tenía que trabajar siempre más duro para desterrarlo.
Gideón se frotó la cabeza escamosa en el pecho de Jay, quitando una capa de
piel debajo de la camisa.

―Ay. ―Jay río, empujando lejos al dragón.

―Voy a cuidar a su pareja, ― el dragón anuncio justo antes de que


desapareciera.

En general, los avatares son más bien guardianes espirituales de los magos
cuando ellos estaban en batallas o fuertes hechizos. Por desgracia, con la cantidad de
energía, su avatar siempre era sólido. Por lo general, Gideón vivía en la mansión.
Ahora, al parecer, estaba buscando un nuevo lugar para anidar. Mierda. Se pregunto
como Thomas tomaría al inesperado visitante.

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―Es bastante impresionante el avatar usted tiene, Jaynell, ― dijo el profesor
Firestorm. ―No creo que jamás haya visto algo tan grande antes.

Jay se giró a hablar con el profesor y se sorprendió al ver a Frank en el suelo.

― ¿Qué pasó con el?

Mallory le dio una sonrisa angelical. ―Usted ha dicho que lo quería tranquilo.

A Jay le gustaba esa chica más y más.

―Bueno, clase, creo que completa nuestros estudios por el día. Todo el mundo
practiqué la llamada de su avatar. Excepto usted. ― el profesor señaló a Jay. ―No
quiero iniciar pánico sobre el campus. Si usted necesita practicar su invocación al
dragón, me advierte y tendré el campo de atletismo limpio.

―Sí, señor, ― dijo Jay. Él se sintió aliviado de la clase se hubiera terminado.


La emoción de los últimos días se asentó sobre él. Lo único que quería era dormir una
siesta ahora.

A mitad de camino del campus una sombra larga cruzó por su ruta. Mirando
hacia arriba, vio al hermano de Thomas acercarse.

Grandioso. Justo lo que necesitaba, otra complicación.

El lobo alfa se paró frente a Jay y cruzo los brazos.


― ¿Le importaría explicarme por qué la casa de mi manada está infestada de
gnomos?

Por lo menos él no sabía aún sobre el dragón.

― ¿No te gustan los gnomos? ― Por si acaso, tratando el ángulo inocente.


Más de una persona hubiera dicho que hizo de angelical muy bien.

El gran alfa respiró hondo como si trabajara duro para no llegar y estrangular a
Jay.

Jay destellaba una sonrisa inocente.

―No es una cuestión de no gustarme los gnomos. No tengo nada en contra de

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los gnomos, excepto que han invadido mi casa. Dijeron que los has enviado.

―Necesitaban un lugar para ir. Usted debería tener jardineros muy pronto.

Los ojos de James se iluminaron y Jay se pregunto si el alfa iba a cambiar allí
mismo, en el césped de la escuela.

― ¿Por qué están ellos en la casa de la manada?

―Debido a que mi compañero esta allí y pensé que se trataba de un


gran edificio que necesitaba de mucho cuidado.

― ¿Usted reclamo a Thomas como su pareja? ― El ceño de James cambió a


una sonrisa brillante. ― ¿Le has dicho esto?

Jay sacudió la cabeza. ―Todavía no. Me di cuenta hace un momento.

―Tenemos que celebrar, ― dijo James.

Encantado con el asunto, los gnomos fueron dejados por el momento, Jay
estuvo de acuerdo. ―Sea lo que sea, esta bien para mí.

― Por lo general, tenemos una gran fiesta donde invitamos ambas de las
familiar de los miembros de la manada

La sensación de vacío en el pecho se apoderó de Jay. ―Yo no tengo ninguna


familia.
―Puedes invitar a tus compañeros de piso. Ellos pueden representar el lado
mágico del partido.

―Voy a preguntarle si están interesados.

James se rió. ―Confía en mí. No abrimos nuestra casa a otras personas a


menudo. Ellos estarán encantados.

Los dos hombres sonrieron el uno al otro. El teléfono de James sonó al mismo
tiempo que el de Jay.

Jay buscó en su bolsillo y sacó su celular.

El nombre de Thomas aparecía en el identificador de llamadas. Jay encantado,

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lo abrió. ―Hola, cariño.

Hubo una pausa en el extremo, como si Thomas no estuviera seguro en tomar


el saludo. ―Hola, amor. ¿Hay un razón por la que un dragón ha anidado sobre
nuestro tejado?

¡Oops!.

―Um. Es Gideón, mi avatar. Cuando le dije que eras mi compañero, él dijo


que iría y velaría por ti. Él no significa ningún peligro.
―Él tiene tres cabezas.

―Sí, sí las tiene.

― ¿Hay algo más que va a aparecer? Hasta ahora hemos tenido gnomos y un
dragón.

―No. Creo que eso es todo.

―Está bien. No creas que no te oí decir que éramos compañeros. Tengo la


intención de hacer algo al respecto. ― La voz de Thomas se volvió profunda y
seductora.

― ¿Implica esto a ti y a mí, y grandes cantidades de lubricante? ―Jay


preguntó con una sonrisa.

Tomás se río a través de la línea. ―Yo no sabía que leer mentes era unas de tus
habilidades.
―No es así. Acabo de tener una intuición avanzada y activa apreciación de tu
cuerpo.

―Me puedes apreciar en persona esta noche. Voy a dar una vuelta por el
dormitorio y te recogeré a las cinco.

―Es una cita.

Con una amplia sonrisa, Jay cerró el teléfono sólo para encontrarse con la fija
mirada fría de James en su lugar.

― ¿Un dragón? ― Sostenía el teléfono de su propiedad, Jay sabía que James


no tomaba la noticia de un dragón de tres cabezas, así como su compañero.

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―Gideón es mi avatar. No significa ningún peligro. Él está cuidando a
Thomas.

―Algunos pueden pensar que esto es un desafío a mi liderazgo, una


declaración de que no puedo cuidar solo de mi manada. Desafiar a un alfa es un
asunto complicado, mi amigo. Asegúrate de que sabes lo que estás haciendo.

―Ya Thomas me dijo que no quería ser alfa, ― dijo Jay. ―Y, francamente, lo
único que quiero ahora es mi cama y la almohada.

―Jay, mi muchacho. ―Michael Dragonspawn alcanzo a Jay cuando el


hombre paso detrás de el.

Jay instintivamente se giro para ver al hombre mayor acercarse, ―Profesor.

Michael le dio a Jay una sonrisa sexy que le dio un poco de náuseas.

―Yo estaba esperando por la oportunidad de hablar con usted a solas.

―Lo siento, eso no es posible. ― James dio un paso hacia adelante,


envolviendo su mano alrededor del brazo de Jay.

―Lo necesito para venir a la casa de la manada y tratar con mi hermano.

―Oh. Usted debe ser el hermano de Thomas. Un lobo fino, es ese.

Había algo en la sonrisa falsa de Michael, como si rasguñara la superficie, iba a


encontrar algo desagradable, como una muñeca realmente espeluznante, de las
películas de terror a la espera de arrastrar al desventurado héroe al infierno.

―Profesor, este es James Sparks. James, este es Michael Dragonspawn, uno de


mis profesores.

―Encantado de conocerle, profesor, ―dijo James educadamente. No soltó su


control sobre Jay al momento de ofrecer estrecharle la mano. ―Lo siento, nos
tenemos que ir, pero Thomas ha estado separado de su compañero por mucho tiempo.
Hace que los lobos estén de mal humor.

Sin esperar que Dragonspawn dijera algo mas, James arrastro a Jay. Él esperó
a que estuvieran viajando en la limusina antes de hablar. ―Hay algo en serio mal en
ese tipo. ¿Cuánto tiempo hace que lo conoces?

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―La mayor parte de mi vida, pero tengo que decir, sólo ha sido
en las últimas semanas que ha estado enviando vibraciones espeluznantes.

―No vuelvas a estar a solas con el, ― dijo James, con expresión seria.
―Todavía no sé si apruebo un mago como compañero de mi hermano, pero sé que él
se perdería si algo te pasara. Puedo ser percibido como un alfa hambriento de poder
que solo me preocupo por mi posición, pero amo a mi hermano y hare cualquier cosa
para ayudarlos. Además, ― James dijo, acomodándose en su asiento, ―los gnomos
realmente saben cómo dejar la casa limpia. Yo ni siquiera sabía que había tanto pelo
en la alfombra.

Riendo, Jay dejó que el alfa lo llevara a encontrarse con su compañero un poco
más temprano de lo previsto. Él podía dormir más tarde.
CAPITULO 3
Thomas encontró a Jay en la puerta, lo levantó, y lo giró alrededor de él en sus
fuertes brazos.

―Mio, todo mío, ― pensó que escuchó del otro hombre en un susurro antes de
que Jay fuera colocado suavemente en el suelo.

― ¿Realmente aceptas ser mi compañero? ― Thomas le preguntó, con cautela.

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La esperanza ardía en los ojos del werekin. La necesidad en Los ojos de Thomas era
dolorosa de ver. Jaynell se sentía avergonzado de haber traído a un hombre tan fuerte
sobre sus rodillas. Él sabía que, en ese momento, él tenía la capacidad de hacerle
daño a Thomas mucho más que nadie en el planeta.

Tragó el nudo en la garganta y respondió con su corazón en la mano.

―Sí, acepto ser tu pareja.

¿Qué otra respuesta podía dar? Si Tomás tuviera razón y el destino los eligió
como compañeros entonces se convertiría en el compañero de Thomas tarde o
temprano. No tenía sentido disuadir lo inevitable cuando se hace de modo que sólo
les hacia miserables.

El tiempo que pasó lejos del cariñoso hombre lobo pareció como una eternidad
y tanto como Jaynell quería ser independiente, el universo tenía una idea diferente.

Un gnomo mujer apareció y le dio una reverencia a Jay.

―Hola, maestro.

Jay le devolvió el saludo. ― ¿Cómo van las cosas aquí?

―Los werekin son agradables y sucios, ― dijo el gnomo con una amplia
sonrisa. ―Nos dan mucho por hacer.

― Me alegro que los podamos complacer, ― dijo James con una voz seca
detrás de Jay. ―No me gustaría que seamos demasiados ordenados para los gnomos.
―Llevo a Jaynell arriba, ― dijo Thomas. Él pasó junto a los gnomos. No le
importaba las criaturas, pero estaba decidido a hacer a Jay suyo antes que la noche
haya terminado. Sólo la idea de perder a su compañero era suficiente para hacerlo
aullar.

―Disminuye la velocidad, cariño. Yo no voy a ninguna parte, excepto


contigo.

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Thomas se dio cuenta que estaba arrastrando a su compañero por las escaleras.
Detuvo su paso para que los pies de Jay llegaran a las escaleras cuando caminaba.

Por último, estaban en la habitación de Thomas. Fue sorprendido cuando Jay se


soltó y fue a la puerta. El delgado mago deslizó sus dedos por encima de la puerta y
dijo un conjuro en un idioma que Thomas no entendía.

― ¿Qué estás haciendo?

Jay se sonrojó adorablemente. ―Un bloqueo para la habitación para que los
gnomos no puedan aparecer en el interior. Yo no quiero que aparezcan durante un
momento íntimo.

Tomás sonrió. ―Buena idea, cariño. Ahora ven aquí para que pueda quitarte la
ropa.

Jay le dio a Thomas una brillante sonrisa antes de caminar a su lado.

Thomas no perdió el tiempo. Le arrancó a su compañero la camisa y le quitó


los zapatos a Jaynell y los pantalones antes de que el mago pudiera decir algo en
absoluto, rasgándole la tela en el proceso.

―Iba a colocármelos de nuevo, ― dijo Jay, una vez que dejó de rebotar
cuando Tomás le tiró a la cama.

―Tienes magia. Puedes repararlos si necesitas salir.

Jay le dio a sus ropas una mirada triste. ―No estoy seguro de si hasta yo pueda
reparar ese daño.

―Creo que voy a tener que guardarte seguro aquí, desnudo, en mi cama, ―
dijo Thomas. El hombre grande se quitó la ropa y se metió en la cama hasta que
tuviera razón sobre Jay.―Vergüenza.

Jay le devolvió la sonrisa. Joder, su compañero era magnifico.


Incapaz de resistirse a esa boca, Thomas se inclinó y besó al mago. Ahora que
Jay había admitido que eran compañeros, no tenía intención alguna de dejar ir al
hombre de nuevo. Se preguntó cuánto tiempo le tomaría para mover a Jay a la casa de
la manada.

Se inclinó y le pasó la lengua a lo largo del cuello de Jay, satisfecho cuando el


hombre más pequeño quedo sin aliento. ―No puedo soportar estar lejos de ti por más

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tiempo.

―Soy todo tuyo, ― dijo Jay con una sonrisa acogedora.

Luchando con la mesa auxiliar, Thomas sacó el maltratado tubo de lubricante.


Apreto una cantidad generosa en sus dedos, Thomas deslizó primero uno, luego dos
dedos en el agujero de Jay, complacido cuando el otro hombre se quejó y se frotó
contra la mano de Thomas, fomentando un mayor movimiento.

―Relájate, cariño. Tenemos toda la noche.

―Yo no tengo toda la noche. Tengo que ser follado ahora mismo, ― exigió
Jay, levantando las caderas para una penetración más profunda.

―Paciencia.

Las luces en la habitación de Thomas parpadeaban frenéticamente. Tomás


sonrió al sentir el cosquilleo de electricidad a lo largo del cuerpo de su amante.

―Jódeme ahora, ― insistió Jay.

―Mago insistente, ― dijo Thomas con cariño. ―Date la vuelta así puedo
aparearme contigo correctamente.

―Pero yo quería ver tu cara, ― se quejó Jay.

―La próxima vez, mi amor. Tengo que joderte desde atrás para un
apareamiento adecuado.
Con sólo un poco de puchero, Jay se dio la vuelta y subió a sus manos y
rodillas. ― ¿Esto es lo que quieres? ― bromeó, mirando a Thomas por encima del
hombro.

Thomas dejó escapar un gemido. ―No tienes ni idea de cuanto quiero esto. ―
Thomas necesitaba a Jaynell más de lo que había necesitado a cualquier otro hombre
en su vida. La combinación de dulzura y poder era un fuerte afrodisíaco.

Dejando a sus instintos hacerse cargo, Thomas envolvió una mano alrededor de
la polla de Jaynell mientras lentamente empujó dentro.Incapaz de resistir la sensación
de su compañero envuelto alrededor de él, las caderas de Thomas convulsionaron
cuando se sumergió en el calor de su fuerte compañero. Su necesidad de dominar a su
amante se hizo cargo. Incapaz resistir el impulso, Thomas dejó que sus incisivos

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crecieran. Después de morder en la articulación del cuello carnoso de Jay, bebió la
sangre de su amante. Un cosquilleo de poder se precipito a través de Thomas con la
velocidad de un tornado.

Él se quedó quieto para no derramar su semilla rápidamente antes de haber


dado su juramento.

―Yo te reclamo como mi compañero. A partir de este día en adelante,


tú eres mío para amarte, mio para protegerte y mío para mandar. Ninguna acción o
pensamiento será tomado sin tu bienestar en mente. Con este intercambio de fluidos,
siempre estaremos atados.

Thomas comenzó a moverse de nuevo, dejando que su cuerpo asumiera el


mando cuando su mente se lleno de imágenes de los dos compartiendo su vida juntos.

― Ante los ojos de mis antepasados, te reclamo. ―Tomás mordió de nuevo en


el mismo lugar, chupando sobre la mordida sangrante que dejó en la piel de su
amante. Jay arqueó la espalda, y Thomas pudo sentir el pulso de la polla de Jay en su
mano.

Soltando sus colmillos, susurró al oído de Jay, ―Córrete, amor. Te voy a


sostener.

Jay llegó con un grito, su culo apretó alrededor de la polla de Thomas, tirando
al orgasmo al hombre lobo de él.

Con un suspiro y un beso en el dorso del cuello, Thomas se retiró de su amante.


Tomando el inventario interno, Thomas dejó escapar un suspiro de alivio. Podía sentir
el tirón entre ellos.

―Estamos atados, ― dijo Thomas, con un suspiro de felicidad.

Jay hubiera disfrutado de revolcarse en el abrazo caliente de su compañero,


pero su teléfono celular sonó sacándolo fuera de su nube de felicidad.

Agitando la mano, el teléfono floto de su bolsillo a la mano.

―Eso es útil, ―murmuró Thomas en contra de su brazo.

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―A veces, ― admitió Jay. ―Hola.

La voz de pánico de Kevin se apoderó de la línea. ―Jay, tienes que volver a la


residencia. Alguien estuvo aquí. Los gnomos están todos muertos y parece que
utilizaron su sangre para escribir en la pared.

El terror congeló el corazón de Jay. Por un momento, dejo de funcionar


completamente.

Thomas le arrebató el teléfono a Jay. Su oído súper realzado debió de haber


recogido la voz de Kevin.

―Soy Thomas. ¿Qué es lo que escribieron?

Hubo un largo silencio antes de que Kevin volviera a hablar. ―Puto lobo, tú
eres el siguiente.

―Vamos para allí.

Thomas colgó y rodeó sus brazos alrededor de su pareja. ―Todo va a estar


bien, bebe. Estoy aquí para protegerte. Nadie se va a interponer entre tú y yo.

―Esos pobres gnomos, ― dijo Jay. Los había enviado a su muerte. Él soltó
una risa triste. ―Supongo que no tendré que preocuparme porque demasiados
gnomos piden estar a mi servicio ahora.

Thomas lo mantuvo apretado hasta que Jay casi podía sentir


que sus costillas cambiaban de forma bajo la presión.

―Libérame.

―Nunca, ─ prometió Thomas.

―No puedo respirar.

―Oh, lo siento. ― Thomas relajo su agarre lo suficiente para que Jay


recuperara el aliento.

―Vamos a vestirnos y ver cómo todo se ve. Tal vez pueda entender algo con la
firma mágica de la persona.

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― ¿Qué te hace pensar que la persona es mágica? ―Tomás le preguntó.
―Podría fácilmente ser una persona normal.

Jay lo pensó por un momento. ―No. Usted necesitaría algún tipo de magia
para someter a los gnomos antes de matarlos. La magia de los gnomos puede estar
limitada, pero son fuertes. Ellos pueden defenderse de un ataque. ― Jay se colocó
sus pantalones vaqueros, mientras consideraba los ángulos. ― Alguien tenía la
capacidad de aturdirlos antes de usarlos como tinta.

En cuestión de minutos, la pareja se vistió y salió por la puerta.

Jay se quedó corto. Había por lo menos una docena de gnomos en fila en la
puerta. Sus rostros eran solemnes y había lágrimas en los ojos de más de unos pocos
gnomos.

La culpa revolvió el estómago de Jay. ― Lo siento mucho por sus amigos.


Voy a hacer todo lo que pueda para averiguar quién hizo esta cosa horrible.

Un varón gnome se adelantó. ―Usted confunde nuestro objetivo, Maestro. No


estamos aquí porque estamos preocupados por otros gnomos, aunque lo estemos. ―
Los otros gnomos asintieron con la cabeza.

―Estamos aquí como protección. Alguien quiere a nuestro maestro mal, y no


vamos a permitir que le pase nada a usted. ― El gnomo le entregó un silbato de plata
en una delicada cadena de plata. ―Si usted se siente en peligro, utilicé este silbato, y
los gnomos más cercanos vendrán a usted.

Jay aceptó el regalo con el lazo. ―Gracias. Agradezco el apoyo, y si alguien


quiere echarse atrás de nuestro acuerdo, estaré más que feliz de soltarlos del servicio.

Hubo un zumbido general de desacuerdo.

El gnomo que había estado hablando dio un paso adelante en calidad de vocero
y dando una rápida mirada a los otros gnomos dijo. ―Es por unanimidad de acuerdo
que nadie quiere estar fuera de servicio, pero gracias por la oferta. No es frecuente
que se nos de la oportunidad de ser verdaderos protectores. La mayoría de la gente se
olvida que alguna vez nosotros fuimos los guardaespaldas originales de los Fey antes
de que todos murieran. Es sólo en los últimos cuatrocientos años que hemos estado
relegados a las tareas del hogar. Nos sentimos privilegiados de tener la oportunidad
para proteger a un mago tan poderoso.

Jay tragó el nudo en la garganta. ―Muchas gracias por su oferta de protección.

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Espero que podamos encontrar quien hizo esto antes de que él tenga la oportunidad
de atacar de nuevo. Le agradecería que pudieran cuidar de la manada, mientras no
estoy y enviar unas a cuantas personas a mi dormitorio después de que halla sido
inspeccionado.

―Delo por hecho.

Jay miró al gnomo por un tiempo. La criatura le resultaba vagamente familiar.


― ¿Cuál es tu nombre?

El gnomo le dio una sonrisa de dientes afilados. ―Mi es Briar. Usted esta
unido con mi hijo, Thorn. Él ha sido difícil durante los últimos años y me preocupaba
que fuera a desaparecer. Ahora, él está lleno de energía y tiene convencido a algunos
seres humanos que lo dejaran practicar con ellos. Me gustaría devolverle el favor.

―Bienvenido, Briar, ― dijo Jay. ― Desearía hubiéramos podido reunirnos en


mejores circunstancias.

―Yo también, maestro.

Después de la oferta de los gnomos y el adiós, la pareja tomó una limusina a la


escuela.

Era hora de cazar a un asesino.


El viaje de regreso a la residencia se hizo en silencio.

Thomas abrazo a su compañero acercándolo. Aunque Jaynell no hablara, podía


sentir la angustia vertiéndose del mago.

―Shh. Cogeremos al que hizo esto.

―Y le haremos pagar. ― Thomas nunca había oído ese tono de su compañero


antes. Cuando Jay se giro hacia él, los ojos de su compañero brillaban con un fuego
de oro que prometía venganza.

Por primera vez, se dio cuenta de que su hermoso amante no era solo una cara
preciosa y bonitos trucos de magia. Su compañero era un hombre tan peligroso como

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un alfa de cualquier lobo.

Tomás tragó un gemido.

Era sexy como el infierno.

Por suerte, la limosina se detuvo delante de la universidad antes que Thomas


pudiera hacer algo inapropiado. Ahora no sería un buen momento para saltar sobre su
compañero.

― ¿Vienes? ― Mientras Thomas soñaba despierto sobre un Jaynell desnudo, el


verdadero lo miraba como a un idiota.

Las mejillas de Thomas se pusieron rojas.

―Lo siento, ― murmuró, deslizándose del asiento de la limusina.

Fue un corto paseo desde la calle hasta llegar al dormitorio de Jay. La parte
difícil fue abrirse paso a través de la multitud de estudiantes bloqueando la entrada.
Finalmente, con algunos gruñidos y empujones, Thomas abrió el camino para su
compañero.

Los compañeros de habitación de Jaynell estaban amontonados en la sala fuera


del dormitorio con aspecto pálido y enfermo. Los idénticos trillizos tenían
expresiones de conmoción y horror. Kevin corrió hacia Jaynell y se envolvió en sus
brazos antes de estallar en las lágrimas.

Thomas resistió la tentación de arrancarle la cabeza al niño y tirarlo por la


ventana, pero la parte del lobo dejó escapar un gruñido. No creía que se podía
escuchar con todo ese ruido, pero Jay cuidadosamente se salió de los brazos de su
compañero de cuarto.

―Lo siento. Lo siento mucho, ― exclamó Kevin. Agarrando los brazos de Jay,
continuó sollozando. ―No pensé que iba a hacer nada. Dijo que sólo iba a dejar una
nota.

― ¿Quién? ― Thomas le preguntó, a pesar de que estaba seguro que ambos ya


sabían.

―Dragonspawn, ― dijo Kevin, a través de sus lágrimas.

― Michael Dragonspawn estuvo aquí. Yo estaba de camino a mi clase y nadie

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más estaba en casa. Él me preguntó si podía entrar y dejar una nota. ― Kevin sorbió
las lágrimas.― Yo le dije que estaría bien si cerraba la puerta tras él. Yo no sabía que
iba a matarlos.

―Por supuesto que no lo sabias, ― dijo Jaynell, frotándo con su amigo de


vuelta.

Thomas sabía que tenía que sentir simpatía por el angustiado hombre joven,
pero lo único que podía pensar era en cómo la mano de su compañero se estaba
moviendo sobre el cuerpo de otro hombre.

No se dio cuenta que gruñía hasta que Kevin dio un paso cuidadosamente lejos
de Jay, levantando las manos en un gesto de apaciguamiento. ―Relax, Wolfy, no
tengo planes sobre tu hombre.

―Bueno, entonces no tendré que destrozarte la garganta. ― Thomas dijo como


si tal cosa.

― ¡Thomas! ― Jay gritó. Hubo una chispa de diversión en los ojos del mago
por lo que el werekin no se preocupo demasiado.

Antes de que pudiera decir algo más, el señor director Vreel apareció. El
anciano mago dio a Jaynell una mirada de preocupación cuando le entregó un sobre
con el nombre en relieve de Jaynell escrita en tinta swirly.

―Usted ha sido desafiado por Dragonspawn a un partido con sus avatares. El


ganador tendrá que dar su poder al otro. ― El director dio una triste sonrisa a
Jaynell. ―Si usted no acepta el reto, Dragonspawn dijo que matará dos gnomos más
cada día hasta ponerlo fuera de combate.

Thomas dio un paso adelante para enfrentar al director. ―Jaynell es todavía un


estudiante. ¿No debería haber alguien que pueda defenderlo? ¿Qué clase de lugar es
el que no sólo permiten a un asesino salir después de la muerte de dos seres, sino que
le permite retar a un estudiante a un partido al cual Jaynell puede quedar seco de su
magia?

Vreel el director parecía avergonzado. ―No hay escrito de protección para los
gnomos y, francamente, la persona más fuerte y más capaz de enfrentarse a
Dragonspawn es Jaynell en sí mismo. Su padre le dejó una gran cantidad de poder, y
he escuchado rumores de que su madre murió dejandole sus habilidades también.
Dragonspawn uso ser el tutor de Jaynell, así que sabe de su magia. ¿Alguna vez él se
ha encontrado con su avatar?

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Jay sacudió la cabeza. ―Me entrené con mi avatar con otro tutor.
Dragonspawn nunca lo vio.

Vreel sonrió. ―Eso puede ser su salvación.

―El avatar de Dragonspawn es un grifo, pero hasta donde yo sé,


sólo tiene una cabeza.

A medida que la pareja hacia planes para la batalla, Thomas hacia sus propios
planes.

Esto podría ser una batalla entre magos, pero un werekin cuida lo suyo.

La batalla no estaba prevista hasta el día siguiente, por lo que Jaynell se fue a
casa con Thomas y trajo a sus compañeros de cuarto con él. Ciertamente, si
Dragonspawn volviera, no quería dejar a sus amigos en el dormitorio cuando incluso
el director no podía garantizar su seguridad.

Cuando salieron de la limusina, James se encontró con ellos en el camino. Por


primera vez, Jaynell se dio cuenta de que tal vez no fue una idea brillante traer un
grupo de magos a la casa de la manada sin preguntarle al alfa primero.

―Lo siento mucho, James. Debí haber llamado y preguntarle a usted primero.
Invité a mis amigos a estar aquí hasta mañana cuando combato contra Michael.

Para sorpresa de Jay, el alfa no se veía en lo más mínimo dispuesto a morderlo.


―Usted es un miembro de la manada ahora Jay. Se te permite invitar a la gente a tu
casa si lo deseas. Si no los queremos aquí, no soy tímido para decirle que se vayan.

Jay asintió con la cabeza. Era todo lo que podía hacer cuando el nudo
se alojó en su garganta.

― ¿Sobre que otra cosa no eres tímido?─ Kevin le preguntó, acercándose al


alfa. Deslizando una mano en el pecho de James, y Jay contuvo la respiración.

Kevin iba a conseguir su culo pateado.

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Para sorpresa de Jay, el alfa se inclinó y olisqueó el cuello de Kevin antes de
dejar que un gruñido se vertiera de su garganta. ― ¿Por qué no entras y te puedo
mostrar donde vas a dormir? ― El enorme alfa envolvió un brazo alrededor de Kevin
y lo llevó a la casa.

―Huh, ― dijo Thomas. ―Mi hermano nunca mostró mucho interés en los
hombres antes.

Jay se encogió de hombros. ―Tal vez sea bisexual. Yo no sabía


que a Kevin le gustaban los chicos tampoco. ― Por supuesto, él realmente no
conocía bien a sus compañeros de habitación. Su vida había estado arriba y abajo
desde que llegó a la escuela. Él sólo sabía que parecían buena gente, que no merecían
estar mezclados en sus problemas. La muerte de los gnomos aún pesaba sobre su
corazón. Habían sido buenas personas que querían servirle, no ser aplastados por un
mago hambriento de poder.

―Oye, no fue tu culpa. ― Las grandes manos de Thomas tiraron de Jay a sus
brazos, frotando su espalda arriba y abajo en un patrón tranquilizador.

― ¿Vienen ustedes dos? ― Dean preguntó, mirando hacia atrás con


preocupación en sus ojos. Los trillizos no habían hablado mucho desde
que salieron de la escuela, pero había una tristeza en sus ojos que Jay se sintió
responsable de poner allí.

Después de asegurarse de que todos tuvieran un lugar para pasar


la noche, donde Kevin estaba sorprendentemente ausente, Jay y
Thomas se fueron arriba.
Se desnudaron en silencio. Jay había llegado a tirar las sábanas cuando Thomas
con cuidado lo giro para afrontar al werekin.

― ¿Hay alguna posibilidad de que puedas ser lesionado mañana?

―Por supuesto. ― ¿Cómo explicarle a una criatura mágica la imprevisibilidad


de la magia? ―Tomás, ven a sentarte junto a mí.

Palmeo el espacio a su lado en la cama mientras se sentaba. Por una vez, él


estaba más interesado en hablar con su compañero desnudo que saltar sobre sus
huesos.

―Hay un montón de cosas que podrían salir mal mañana. Dragonspawn es un


mago muy fuerte. No sé cuántos años tiene, pero sí sé que es uno de los mejores en su

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oficio. Tengo la magia de tres personas que cursa a través de mi cuerpo, pero mi
poder más grande es mi amor por ti. Yo no iba a pedirte hacer esto de inmediato, pero
ya que voy a la batalla de mañana, yo quiero enlazarme contigo como los magos lo
hacemos.

Thomas pasó la lengua por los labios como si estuvieran resecos, y


sus ojos estaban húmedos cuando se inclinó más cerca de su amante. ― ¿Cuál es la
manera de los magos?

―La trinidad de sangre, magia y sexo.

La sonrisa de Thomas era lenta y tierna. ―Bebé, te daría mi alma si pensara


que iba a mantenerte a salvo.

Jay acarició el rostro de su amante. ―Me gusta tu alma justo donde está. En el
interior del hombre más maravilloso que conozco.

Una lágrima se deslizó por el rostro de Tomás, pero su sonrisa no desapareció.

―Dime lo que tengo que hacer, ― susurró.

Tomando una respiración profunda, Jay asintió con la cabeza hacia la


alfombra en el centro de la habitación. ― Arrodíllate en la alfombra y voy a recoger
los suministros.

Thomas le dio un beso suave en la mejilla a Jay antes de sentarase en el suelo.

Jay buscó en su mochila y sacó su navaja de bolsillo, un pedazo de cordón de


oro, y su varita. En general, él no hacia uso de una varita para su magia. No tenía
ninguna necesidad de la pieza que era el tradicional centro de coordinación de la
magia que otros de su tipo usaban, pero para esta ceremonia, tenía que usar todo lo
que pudiera a su favor.

Nada podía salir mal con esta unión. Funcionara o no la unión de mágica, sabía
que él estaría unido a su amante en el camino del werekin. De un modo u otro,
siempre estaría al lado de Thomas. Los instintos le gritaban que necesitaba tener
tantos lazos atándolos como fuera posible. No sabía por qué, pero sabia que nunca
podía ir en contra de sus instintos, y no iba a empezar ahora, cuando tenía todo que
perder.

Volvió a mirar a su amante que lo miraba con amor en sus ojos. El cuerpo del
hombre lobo era fuerte y musculoso, y él era un buen hombre que haría cualquier

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cosa para ayudar a su pareja. Jaynell ni siquiera tenía que preguntarse lo que Thomas
significaba para él. Había una conexión del alma entre ellos que Jaynell no podía
negar aunque quisiera. Dejar a Thomas no era una opción, por lo que Jay tenia que
encontrar la mejor manera de mantener al magnifico werekin a salvo. Esta ceremonia
era la forma más segura que pudiera conseguir. Esto los ataría juntos, incluso si
Jaynell estaba cerca de la muerte, Thomas podría sacarlo del borde del abismo. Era
una red de seguridad para su amante. Lo poco que sabía acerca de los werekin decía
que la muerte de Jay significaría la muerte de su amado Thomas, y nada en el cielo o
la tierra iba a poner fin a ese werekin antes de su tiempo designado. Jay había perdido
bastante gente en su vida para saber que no deseaba perder otro.

Se giro a Thomas, de rodillas en el suelo ante él. ―Esto va a doler un poco, ─


advirtió al otro hombre.

Thomas le dio una dulce sonrisa. ―Ninguna cantidad de dolor sería suficiente
para que dejara de mantenerte a mi lado para siempre.

Jay parpadeó para contener las lágrimas. Su lobo era tan condenada mente
dulce.

Con una respiración profunda, Jay enderezó su columna vertebral.

Podía hacer esto. Desplegó la hoja del cuchillo y agarró la empuñadura con en
la mano.

―Extiende tu brazo.

Sin dudarlo, Thomas extendió el brazo.


Rápidos movimientos dejaron a ambos con una herida en sus muñecas
derechas.

Presionando las heridas juntas, Jay dijo ritos obligatorios.

─ Como se mezcla nuestra sangre, también lo hacen nuestras almas.


─Como nuestra sangre nos une, lo mismo ocurre con nuestra magia.
─A medida que nuestra sangre fluye en conjunto, también lo hará nuestra vida.

―Ahora repite después de mí, ─ dijo Jay a su amante.

Thomas asintió solemnemente.

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―Me comprometo a compartir siempre mi corazón, mi alma y mis
pensamientos con el hombre delante de mí.

―Me comprometo a compartir siempre mi corazón, mi alma y mis


pensamientos con el hombre delante de mí, repitió Thomas.

―Para velar por él en los tiempos de seguridad o con problemas.

―Para velar por él en los tiempos de seguridad o con problemas.

―Para él el amor con la magia o ninguna.

―Para él el amor con la magia o ninguna.

―Hasta que la diosa tome su alma de mí.

―Hasta que la diosa tome su alma de mí.

Jay envolvió la longitud de la cuerda de oro alrededor de sus conectadas


muñecas.

―Ahora se unen a través de la magia, ─ dijo Jay, separando sus rodillas para
poder preparar su postura.

Levantó la varita torpemente con la mano izquierda, Jay la sostuvo sobre sus
muñecas atadas.

―Como estamos unidos en la sangre, vamos a quedar atados en


magia. Que este hombre siempre conozca el puerto, la fuerza,
y la protección de estar unido con mi alma. Jay agitó la varita en un círculo hacia la
derecha. ―Con este hechizo, lego a mi amor la mitad de todo lo que soy. La mitad de
mi corazón, mi alma y mi magia.

Un grito se arrancó de la garganta de Jay, cuando la magia obedeció su orden.


Nubes de poder brillaron saliendo de su pecho, flotando en el aire por un momento
brillantes, a continuación, se estrellarón contra Thomas. Thomas gritó cuando su
espalda se doblo por la energía que corría a través de sus venas.

Pasaron varios minutos antes de que alguno de los dos pudiera hablar. Jay
probó el sabor de la sangre en su boca donde se mordió el
labio. En cuanto a su amante, él vio que los ojos de Thomas brillaban con su magia
renovada.

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― ¿Qué me has hecho?─ Thomas susurró.

―Yo te di la mitad de todo lo que soy, ─ dijo Jay. ―Si Dragonspawn esta
cerca a matarme mañana, puedes tirarme hacia atrás desde el borde del abismo.

―Cuando dije que te daría mi alma, no me dijiste que me ibas a dar la tuya.

―Sólo la mitad, ─dijo Jay. Se sentía sorprendentemente ligero.

Buscando en el interior, podía sentir que toda su magia todavía era suya para
llamar. La magia que actualmente residía en el cuerpo de Thomas todavía era
accesible, pero si Dragonspawn jalaba de un tirón toda la
energía fuera del cuerpo de Jay, sólo podía conseguir la mitad.

― ¿Puedo hacer magia ahora?─ Tomás le preguntó en una silenciosa


voz.

Jay vio el pánico en los ojos de su pareja.

―No, cariño. Eres solamente una nave para la magia. No tienes la capacidad
de utilizarla. Sin embargo, debe ser capaz de protegerlo de cualquier daño. Tú eres mi
plan de respaldo.

Tomás sonrió. ―Me siento muy fuerte. ¿Somos compañeros ahora?

―No hasta que tengamos sexo, ─ Jaynell le dijo a su compañero.


La mirada que Thomas le dio estaba caliente y salvaje.

―Entonces, ¿qué estamos esperando? Hay energía para quemar.

Jay se sintió aliviado viendo que el hombre lobo no estaba molesto. Él


respondió a su compañero con una sonrisa de las suyas. ―No podemos tener esto
ahora, ¿verdad?

―No, ¡quiero asegurarme de que estamos unidos!─ Thomas declaró.

Jaynell vio un fuego en los ojos de Thomas que no estaba allí


antes. Con la reclamación del lobo se había abierto algo en el interior
su amante.

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―Pensé que nosotros nos habíamos vinculado al lobo antes.

Thomas le dio a Jaynell una tímida sonrisa. ―Nosotros lo hicimos, pero mi


lobo quiere un vínculo más fuerte contigo. Podrías haberte alejado y yo todavía
estaría vinculado a ti para siempre. Ahora que siento tu compromiso, mi lobo está en
calma.

―Espero que no este demasiado tranquilo, ─dijo Jay con una sonrisa.
―Todavía tenemos una batalla para ganar.

El werekin se acercó a Jay, sujetando sus brazos en un firme control.

―No temas mi compañero. Yo no te defraudare. Si Dragonspawn cree que


puede alejarte de mí, no entiende nada de los compañeros. Te seguiría hasta las
profundidades del infierno y te iría buscar de nuevo.

Los ojos de Thomas eran intensos, las pupilas soplaban con la fuerza de su
pasión.

Acercándose en el abrazo de su amante, Jay frotó la espalda de Thomas.

―Me gustaría pensar que no iría al infierno. ─ Él se echó a reír, tratando de


aligerar la situación. ―Pero aprecio el sentimiento. Vamos a salir de esto y luego
decidimos hacia dónde queremos ir.

Thomas se alejó lo suficiente para mirarlo a los ojos.

― ¿Qué significa eso?─ preguntó, frunciendo el ceño.


―Esto significa que si vuelvo a la escuela o decido ir directamente a tomar los
exámenes de estudios mágicos. Tengo la sensación de que mi padre me envió aquí
para encontrarte. No puedo pensar en cualquier otra razón. Estas personas no tienen
nada que enseñarme.

La tensión drenaba del hombre lobo. ―Yo pensaba que te referías acerca de
nosotros.

Jay sacudió la cabeza. Capturando la cara de Thomas en sus


manos, colocó un suave beso en los labios de su pareja. ―Estamos
unidos para siempre, Thomas. Yo puedo no ser un werekin o incluso
entender todas sus formas, pero yo soy tuyo como tú eres mio y ni el hombre ni el
destino jamás en forma permanente nos separara.

73
La sonrisa de Thomas era lenta y depredadora. ―Bien.

Antes de que Jay pudiera liberar la cara de su amante, los dedos de Thomas se
deslizaban dentro de él. Gimiendo, le tomó un minuto a Jay
darse cuenta de que tenía que parar a su amante.

―Espera.

Los dedos de Thomas se pararon en su interior. ― ¿Qué?

―Tengo que estar dentro de ti.

― ¿Qué?─ Los ojos de Tom se ampliaron con el shok. ―¿Por qué?

De mala gana, Jay deslizó fuera los exploradores dedos de su amante, gimiendo
cuando se quedó vacío y carente.

―Yo tengo que derramar mi semilla en tu interior para que la unión se


complete.

Jay veía a Thomas tragar nerviosamente. ―Nunca he tenido a nadie en mi


interior antes. En la cultura de los lobos, significaría que eres el lobo menor. ─ Al ver
la expresión de Jay, se apresuró a explicar. ―No es el hombre más débil, pero si el
lobo menos fuerte. Como no tienes un lado lobo, no estoy seguro de cómo mi lado
más salvaje vaya a reaccionar.
―La unión no es completa hasta que estoy dentro de ti en todos los sentidos. ─
Jay tuvo que ser firme a pesar de su necesidad de alejar la expresión de pánico de su
compañero.

Thomas respiró hondo y se deslizó junto a Jaynell tumbándose en el suelo.


―Si mi lobo empieza a surgir, utilizar tu magia para contenerme. Yo nunca me
perdonaría si te dañara, mi compañero.

Jay beso a Thomas con todo su reprimido amor y pasión. Tratando de


transmitir la profundidad de su sentimiento por el otro hombre a través del tacto, Jay
besó su camino hacia arriba y abajo el cuerpo de Thomas hasta que llegó a la altura
de la polla de su amante. Con un golpe de su lengua, Thomas se resistió debajo de su
toque.

74
―Más,─ exigió Tomás.

―A su debido tiempo. ─ A fin de que la unión trabajara, el werekin tendría que


estar en el borde de la pasión. Lamiendo y pellizcando su camino a través de amplia
extensión de la piel de Thomas, Jay pronunciaba cantos sobre los abdominales del
werekin, mordiéndolo en una cadera, lamió el pliegue entre la cadera y el muslo y
chupo la pelotas de su amante en la boca hasta que sintió el jadeo de Thomas y el
gemido debajo de él.

―Por favor, Jaynell,─ exclamó Thomas. ―Por favor.

Jaynell alcanzo a través del cuerpo de su amante y agarró el lubricante.


Abriendo la tapa, se aseguró que sus dedos estuvieran cubiertos en el lubricante
resbaloso antes de introducir un dedo en el werekin.

―Más.

Otro dedo fue presionado en el interior. El calor sedoso de su amante casi hace
a Jaynell venirse solo por esa sensación.

Un gemido suave atrajo sus ojos hasta mirar la expresión desesperada de


Thomas.

―Shh. Pronto. No quiero hacerte daño. ─ Él preferiría cortarse su brazo antes


de dañar a su amante.

―Te quiero, ahora! ─ Thomas exigío. Durante un breve segundo, sus ojos
fueron los del lobo.
Joder, estaba encendido.

―Tranquilo, amor, ─ dijo Jaynell, calmando a Thomas.

Quitando sus dedos, se presiono dentro, manteniendo sus movimientos lentos y


fáciles.

El rostro de Thomas se contorsiono un momento con el malestar.

―Relax.

Los colmillos salieron de la boca de Thomas. ―Refréname.─ Thomas gruñó


con una voz mucho más profunda de lo normal.

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Con una palabra, Jaynell llamó sucesivamente largas bandas de poder doradas.
Ellas se envolvieron alrededor de las muñecas de Thomas, tirando de ellas y
atándolas a la cabecera. Los colmillos retrocedieron y Jay podía sentir la tensión
filtrándose fuera de su amante. Ahora que estaba seguro de que no podía hacerle daño
a Jaynell, Los ojos de Thomas eran claros.

―Jódeme como tu quieras, compañero.

Después de un lento deslizamiento en el interior para facilitar el camino y


asegurarse que su compañero estaba listo, Jaynell golpeó en Thomas, vertiendo todo
el amor y la pasión que sentía por el hombre mientras le hacia el amor. Enviando
más cintas de poder, deslizó sus brazos por debajo de las rodillas de Thomas,
levantándolas mas alto entonces podría fijar a su amante en el ángulo correcto.

Thomas aullaba debajo de él, llenando el espacio entre ellos con chorros de
humedad pegajosa. Incapaz de oponerse a la constricción alrededor de su polla, Jay
siguió el orgasmo de su amante con uno suyo.

Las cintas de oro de Jay se disolvieron cuando sintió fuertes, invisibles lazos
entre ellos, atando al par juntos por la eternidad.

―Está hecho, ─ dijo Jay, jadeando por la sorpresa con la extraña sensación de
su unión.

―No, ─ dijo Thomas cuando Jaynell se deslizó fuera de su cuerpo.― No ha


hecho más que empezar.
CAPITULO 4
El aire era frío cuando Jaynell se acercó al campo de duelo. Había una buena
probabilidad de que iba a morir hoy. A pesar de su gran discurso a Thomas, a menudo
era el más astuto que no el más fuerte quien ganaba el día. Dragonspawn conocía los
trucos de Jaynell, le había enseñado la mayoría de ellos. Jay estaba en una desventaja,
ya que Michael tenía cientos de años de experiencia en duelos detrás de él y Jay no
tenía ninguno. Aunque sabía que hacer en teoría, en un duelo, había tenido muy poca
experiencia real.

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Un batir de alas trajo a Jay de sus sueños.

Un enorme grifo, aterrizó en el campo. El avatar de Dragonspawn era una


gigantesca criatura con ojos pequeños y brillantes, un enorme pico y garras tan
afiladas como cuchillos. Batiendo su cola de león en un frenesí de ira ya que se quedó
mirando a Jaynell. Inclinando la cabeza hacia atrás, dejó escapar un grito
ensordecedor.

Grito de guerra.

No había ni rastro de Michael alrededor. Jay reviso en su mente las normas del
duelo. Maldita sea, el avatar podía combatir por sí mismo. No había ninguna regla
que declaraba que el dueño del avatar tenía que estar presente durante un duelo.

A medida que el grifo se echaba hacia atrás sobre sus patas traseras, Jay dio un
paso atrás con cautela, manteniendo un ojo en las garras que acuchillaban el aire
delante de él.

Él necesitaba a Gideón.

―Gideón, ven a mí, ─ él lo llamó en su mente.

Un grito le advirtió a tiempo para esquivar un ataque. Se agachó para evitar el


deslizamiento de las garras.

Podía sentir a su avatar cada vez más cerca, pero dudaba que llegara a tiempo.
― ¿Qué se siente al ser la presa, un poco?─ Michael grito distrayendo a Jay.
El avatar en ese momento corto con sus garras a través de la mejilla de Jay. La sangre
salpicó como ducha caliente pegajosa en la oreja y el cuello.

El dolor apuñalaba a través de él. Jay quedó sin aliento, tratando de recuperar
su atención. La voz de Gideon susurró a través de su mente.

―Maestro, ya vengo.

Jay sentía el destello de la cólera de Thomas a través de él. Su amante se


conectó a él en el plano psíquico, siguiendo como sucedía la batalla, una sombra de
apoyo en su mente. Jay esperaba a que el temperamental lobo no perdiera el control
y se precipitara en el campo.

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Thomas estaba colocado estratégicamente, pero Jay sólo lo utilizaría como un
último recurso.

Con un gesto de la mano y unas palabras de poder, Jay se impulsó


a través del campo. Un grito llenó el aire cuando Gideón respondió el desafío del
grifo, aterrizando en el campo entre ellos.

Gideón escupió un chorro de ácido a través de la cara del Grifo, cegando a la


bestia. El ruido era increíble. Un sonido de agonía llenó el aire mientras la criatura
gritaba su dolor. Tan absorbido de lo que estaban haciendo los avatares, Jaynell no
sintió el peligro real hasta que fue demasiado tarde.

―Finalmente, te tengo,─ dijo Michael. Agarrando a Jay con un apretón cruel,


el maestro hechicero sacó a Jaynell a través de un vórtice púrpura giratorio.

El aullido de un lobo se hizo eco en la cabeza de Jay cuando perdió la


conciencia.

Su mejilla quemaba.

Todos los demás heridas. El material en donde estaba en el suelo parecía de


madera, pero su visión era brumosa y no podía distinguir su entorno.

― ¿Creías que iba a dejar que te quedaras con que el lobo sarnoso?─ la voz de
Dragonspawn resonó con poder.

Jay parpadeó, tratando de aclarar su visión cuando el otro hombre vociferó.


―No pasé esos años convenciendo a tu padre de dejarme enseñarte tirando
todo por la borda por causa del primer shifter que has encontrado. Tú eres mío. ¡Mío!
Te he formado, moldeado y ahora que tienes la edad suficiente, me apareo contigo.

―Ha utilizado el desafío como una táctica, ─ acusó a Jay.

Dragonspawn se echó a reír. ―Por supuesto que sí. Su dragón matara a mi


grifo. No tengo ninguna duda de eso. Ya termine con ese avatar de todos modos. Sólo
necesitaba que te distrajera lo suficiente como para que yo pudiera hacer surgir mi
trampa y tirarte lejos de tu estúpido lobo. ¿Por qué quieres un shifter de todas formas
cuando puedes tener al mejor mago del mundo como tu pareja? Vamos a gobernar el

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universo mágico con nuestro poder.

El agotamiento golpeo a Jay como un tambor. Le dolía la cabeza por el


recorrido del vórtice, la mejilla quemaba por las garras del grifo y su cuerpo dolía
todo por el aterrizaje inestable. Con un gemido, se tiró a sus pies. Por primera vez, su
visión se aclaró, como si un hechizo fuera arrancado de sus ojos.

―Lo siento, amor, tuve que confundir tu visión para impedir que enfermases
durante el viaje.

―Um, gracias. ― No sabía qué más decir. ¿Se le dan las gracias a un hombre
por secuestrarte?

―No hay de qué.

Parpadeando, Jaynell miró el lugar a su alrededor con sorpresa. La habitación


era cálida e íntima. Debería ser. Era la casa de su familia.

―Pensé que estarías más cómodo en tu casa. No es necesario que vuelvas a esa
escuela. Esos imbéciles no te enseñaran nada de todos modos. Yo y tus otros
maestros, te enseñamos más de lo que sabe la mayoría de la gente en esa universidad.
La única razón por la que fuiste allí era porque tu padre tenía la visión estúpida que te
encontrarías a tu alma gemela. Le dije que yo tendría cuidado de ti, pero no quiso
escucharme. Eso es por lo qué tuvo que morir. ― Dragonspawn sacudió la cabeza
tristemente.

―Yo-Yo pensé que lo mate.


Michael se echó a reír. ―No, cariño, no era la falta de la magia que lo mató.
Lo termine porque él te arrastraba. Yo sabía que odiabas la idea de que él muriera. ―
El hombre mayor acaricio su hombro. ― Yo siempre miraba por ti.

Jay se congeló bajo el tacto de Dragonspawn. Casualmente dio un paso atrás,


tanto para evitar las manos del otro hombre y tratar de encontrar una manera de salir
de la situación. A él no le importaba matar al mago maestro, no después que él había
matado al padre de Jay, pero él no quería acabar muerto. A pesar de sus garantías, no
era seguro si Thomas sobreviviría a su muerte.

― ¿Qué es lo que nos ve hacer en el futuro? ¿Cuáles son tus planes?

Hubo una larga pausa antes de que Dragonspawn hablara.

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―Te estás tomando esto muy bien.

Jay se encogió de hombros. ―Me preguntaba por qué padre me envió a aquella
escuela estúpida. Los profesores no eran muy buenos enseñando. ―Le dio al otro
mago, una sonrisa de complicidad a pesar de que estaba seguro que le costaría un
pedazo de su alma. ― No como nosotros.

Michael arrastro sus dedos a través del brazo de Jay.

Jay trago, para mantener la bilis abajo.

― ¿Qué hay de tu lobo?

Jay se encogió de hombros. ―Sólo porque esta destinado a mi no significa que


me tengo que quedar con él. Él es bueno en la cama, pero no tiene ninguna habilidad
mágica. Es divertido, pero necesito más en un partido permanente.― Se alegró que
Thomas no estuviera allí para oírle decir esas mentiras horribles. A su lobo se le
rompería el corazón si pensara que era realmente la opinión de Jay.

―Eso es lo que yo quería oír, ― dijo Michael con una amplia sonrisa. El mago
se acercó a Jay hasta estaban casi nariz con nariz. ―Tú eres al que yo esperaba todos
estos años, pero sólo hay un problema.

Jay tragó el bulto duro en la garganta.

― ¿Qué es?

Michael hundió sus dedos en el pelo de Jay y tiró con fuerza. ―Eres un
mentiroso terrible.

Jadeando, Jay con los dedos escarbo para separar la mano de Michael.
―Déjame ir.

―Por supuesto, cariño. Tan pronto como te drene de todo tu maravilloso poder.
― Dragonspawn se humedeció los labios. ―Pensé en aparearme contigo, pero ya
veo que estás locamente dedicado a tu lobo estúpido. La única cosa más atractiva
que tu hermoso cuerpo es la cantidad de poder que alberga en tu interior. El poder que
tienes para mí.

Con la mirada en los ojos de Dragonspawn, Jay perdió su miedo. Se olvidó de


tener miedo del hombre que era más fuerte, más grande y sabía más sobre la magia de
lo que Jay probablemente que jamás sabría. Este era el hijo de puta que mató a su

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padre, mato a gnomos inocentes, y lo alejo del hombre que amaba.

―Cuanto menos luches, más fácil será para nosotros, ― dijo Dragonspawn
con voz zalamera.

―Hay algo que nunca entendió realmente acerca de mí, ― dijo Jay en una voz
igualmente tranquila.

― ¿Qué es?

―Soy un hombre difícil. ― Por primera vez en su vida, Jaynell tiro sobre la
fuerza total de su magia. Durante un único momento brillante, su alma cepillo a
través de Thomas cuando recogió su poder inundándose con el ― Tú querías mi
magia. ¡Aquí la tienes!

Centrándose en el otro, Jay recogió su poder hasta que brillaba como una
marca brillante, y luego lo metió en Dragonspawn.

Michael cayó al suelo, gritando y agarrándose su pecho.

Ante la mirada fría de Jay, el hombre mayor comenzó a convertirse en humo


por todo el poder forzado a su interior que comenzó a comer su camino de regreso.

― ¿Qué hiciste? ― Michael se quedó boquiabierto.

La piel de Dragonspawn brillo de color rojo como un sol quemándolo por


dentro. La única advertencia de Jaynell era un susurro de humo a la deriva de los ojos
humeantes del mago. El cuerpo de Michael estalló en una lluvia de ceniza.
Antes de que pudiera hacer algo más que mirar con asombro, Jaynell cayó de
rodillas, cuando todo el poder que le envió a Dragonspawn regresó a él, junto con
toda la magia del maestro mago.

―Mierda, ― gritó Jay. Su cuerpo quemaba, y una brillante, luz lo cegó al


instante, pensó que iba a seguir el destino de Dragonspawn.

―Comparte tu carga conmigo, ― la voz de Thomas susurró a través de su


cabeza. ―Como estamos vinculados, moriremos juntos. Elige nuestro destino.

― ¡No! ― Jay gritó. Nunca iba a dejar que su amado muriera por su
incompetencia. Las capacidades Jaynell fueron probadas cuando trataba de
concentrarse mientras que cada molécula de su cuerpo estaba en llamas. Sabiendo

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que su amante era fuerte, Jay vertió la magia en su compañero sobre su eslabón de
apareamiento.

Jay filtró la magia poco a poco en la medida que pudo para no abrumar a
Thomas. Convulsionando en el suelo, Jay mantuvo su mente estrechamente vinculada
con su compañero.

―Tu no vas a la eternidad conmigo con tanta facilidad, ― Jay envió de vuelta
a través de su enlace. Podía sentir la tensión de Thomas y de repente hubo un
chasquido y sintió su extensión mágica.

― ¿Qué diablos pasó? ― Jay preguntó en voz alta. La presión mágica había
terminado y podía sentir el poder burbujeando felizmente a través de sus venas.
Extendiendo sus sentidos mágicos, podía sentir su magia extenderse a través de
kilómetros, siendo accesible, pero vivía en otros huéspedes.

― ¡Los gnomos!

Podía sentir a las criaturas llegar a él para compartir la carga. Decenas de


criaturas que podrían contener la magia, pero no podían utilizarla. Rápidamente, los
unió a la tierra por lo que estaban libres.

El teléfono de Jay sonó, haciéndolo soltar un sorprendió grito.

―Una especie de gran guerrero malo, ― murmuró despectivamente.

Metió la mano en el bolsillo del pantalón, sacó su teléfono. ―Hola, amor, ―


dijo, volteándolo para abrirlo.
― ¿Qué diablos estabas pensando? ― Thomas gritó por encima de la línea. ―
¡Podría haberte matado!

―Lo siento. Voy a tratar de mantener los secuestros al mínimo en el futuro.

― Veré que lo hagas, ― dijo Thomas en voz más baja. ―Tienes un montón de
gnomos aquí que están brillando como velas. ¿Qué hiciste?

― ¿Están heridos? ― La preocupación lleno a Jaynell. ¿Hizo hizo algo para


lastimar a los amables seres?

― Ellos dicen que no. Al parecer, los gnomos que vinculaste fueron capaces de
compartir tu poder, junto con todos los miembros de mi manada. ¿Cuanta magia

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sacaste de ese tipo?

―Absolutamente todo, ― dijo Jay amargamente, mirando la mancha


ennegrecida en el suelo. ―Tome hasta la última gota.

Hubo un largo silencio antes de que Thomas dijera en un voz baja. ― ¿Puedes
teletransportarte como Dragonspawn y regresar de nuevo a mí?

―No. Ese hechizo requiere de mucha preparación, y a pesar de que podría


tener el poder, no tengo la habilidad para asegurarme de terminar en el lugar correcto.
Voy a tener que tomar un avión para llegar de nuevo contigo y yo no tengo ninguna
identificación.

Estaba reflexionando sobre los obstáculos para coger un avión cuando un grito
irrumpió en la conversación de Jay desde afuera.

Caminando hacia la ventana, llegó a tiempo para ver A Gideón


aterrizar en el patio exterior cubierto de hierba. Además de un rasguño en la mitad del
cuello, Jay no vio ningún daño.

Esto le recordó a Jay su propia herida. Al tocar, sintió la piel lisa, sin manchas.
Mirando su reflejo en la ventana, vio que ya no había ningún daño, y el dolor se había
ido.

― ¿Sigues ahí? ― La voz de Thomas gruñó en el teléfono.

―No te preocupes, cariño. Nos vemos en unos minutos. Voy a estar tomando
el expreso dragón.
No dejando a su amante argumentar, Jay colgó y abrió la puerta exterior. Era
hora de volver a la vida que se suponía que tenia como el compañero mágico de un
increíble hombre lobo. Ahora, todo lo que tenía que hacer era asegurarse que su
magia no hubiera perjudicado a otras criaturas que sin saberlo habían compartido sus
habilidades, esperaba que nadie quisiera acusarlo de homicidio, y pasar a un felices
para siempre con su compañero gruñón.

La vida estaba alzaba la vista.

Con una sonrisa de anticipación, Jay salió a tomar un paseo hasta su amor.

FIN 83
Sobre el Autor
Amber Kell vive en Texas con su esposo, dos hijos, dos

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gatos y un perro muy estúpido. Para obtener más información acerca de sus libros
actuales o los trabajos en curso, echa un vistazo a su blog en
http://amberkell.wordpress.com. Sus fans también pueden comunicarse con ella a
través de amberkellwrites@gmail.com
Proyecto

Taductora - Usagui

Correctora- Loba Gris 85

Diseño y Formato - Idhum


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Como siempre aconsejarles que compre los libros de esta Autora


así podremos disfrutar de las historias, sueños e ilusiones de
nuestros queridos personajes.

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