APRENDIENDO A ALABAR A DIOS
salvó a Israel de los filisteos en más de una
TEXTO Salmo 57
Introducción
La vida de David no fue fácil. Desde que Dios lo
llamó a ser el siguiente rey de Israel, David
tuvo una serie de problemas, culminando con
la persecución de Saúl. Ese es el contexto de
este salmo.
A lo largo de esos años de sufrimiento, David
maduró espiritualmente, aprendió a confiar en
Dios, y creció en su alabanza. Ese es el tema
del Salmo 57.
La Biblia nos indica que David fue una sombra
de Cristo, el “hijo de David”. Sin embargo, al
mismo tiempo es un modelo para el creyente,
de lo que significa servir a Dios.
1. EL SUFRIMIENTO DEL CREYENTE
La introducción al Salmo 57 afirma que este
salmo fue escrito por David “cuando huyó de
delante de Saúl a la cueva”.
El libro de Samuel nos enseña que David
estuvo dos veces en una cueva (1 S. 22:1-2 y
24:1-3). En el primer caso, David no estaba
huyendo de delante de Saúl, sino de los
filisteos (1 S. 21:14-15; 22:1). Por lo tanto, lo
más probable es que el Salmo 57 fue escrito en
el contexto de 1 Samuel 24, porque en ese
caso David sí estaba huyendo de Saúl y se
metió en una cueva (1 S. 24:1-3).
Fue un tiempo de mucho sufrimiento para
David, como él mismo lo indica en los primeros
versículos del Salmo, donde él habla de:
- “quebrantos” (v.1b).
- “la infamia del que me acosa” (v.3).
- “mi vida está entre leones…” (v.4).
Saúl hablaba mal de David, y sus palabras lo
laceraban como espadas o lanzas (v.4b). Es
más, se sentía atrapado (v.6), y todo eso lo
tenía abatido (v.6a).
En el caso de David, no había hecho nada malo
para despertar el odio de Saúl. Más bien, se
dedicó a una vida de servicio a Israel y al rey.
Luego de matar a Goliat, sirvió en el ejército y
oportunidad.
Sin embargo, a pesar de ello fue maltratado
por Saúl y expuesto a toda clase de vituperio
totalmente injusto.
Lamentablemente, esa es la experiencia de
muchos creyentes. Sufren injustamente en
esta vida, a pesar de dedicarse a una vida de
servicio al prójimo y a Dios.
¿Qué hizo David en esa situación? Bueno, hizo
lo que todo hijo de Dios debe hacer: clamó a
Dios en oración.
2. EL CLAMOR DEL CREYENTE
Cuando el hijo de Dios sufre, lo primero que el
Espíritu Santo le indica es que debe buscar su
refugio en Dios (v.1).
El verbo, “Ten misericordia” significa
“inclinarse”, y se usa para una persona de
importancia inclinándose para atender a la
necesidad de una persona inferior. Ver Salmo
88:2.
En tiempos de gran dolor y angustia, el
creyente debe refugiarse en Dios hasta que
pase el sufrimiento (v.1b). David lo hizo, y fue
bendecido con la convicción del favor de Dios
(v.2).
El verbo, “favorece”, significa “terminar”, y
apunta al hecho que Dios obra por medio de
todas las circunstancias de la vida y las lleva a
un buen final (Ro. 8:28).
Eso es lo que leemos también en el Salmo
138:8, “cumplirá Su propósito”, que significa:
“perfeccionará Su obra”. David escribe ese
Salmo también, y lo hace en un contexto de
sufrimiento (Sal. 138:7), aunque concluye
indicando un final feliz.
REFLEXIÓN: El creyente debe aprender a
confiar en Dios en medio de las circunstancias
más adversas.
3. LA ALABANZA DEL CREYENTE
Es fácil alabar a Dios cuando todo anda bien;
pero cuando todo anda mal, es mucho más
difícil hacerlo. Sin embargo, ese es el mejor
momento para alabar a Dios. Por eso el Nuevo
Testamento habla de un “sacrificio de
alabanza” (Heb. 13:15).
¿Cómo aprendió David a alabar a Dios, y cómo
subió un nivel más en esa adoración?
a. La Disposición de Alabar a Dios (v.7).
Las palabras “Pronto” y “está dispuesto”
traducen el mismo verbo en hebreo, que
significa “estar listo” o “estar firme” (ver
NVI).
disposición porque reconoce la grandeza de
Dios (v. 10). Es entusiasta en la adoración y
alabanza a Dios.
Conclusión:
Por medio de la alabanza, David vio sus
problemas en una mejor perspectiva. No eran
tan grandes y Dios las pudo manejar
fácilmente. Pronto salió del sufrimiento (1 S.
22:3-5; 24:4, 22).
¿Lo haremos nosotros?

En medio del dolor, David evidenció su

madurez espiritual, mostrando su
disposición de alabar a Dios.

¿Tenemos esa disposición? ¿Estamos listos

para alabar a Dios en medio de los
sufrimientos que Él permite en nuestras
vidas?

b. La Responsabilidad de Alabar a Dios

(v.8). David se exhorta a sí mismo, diciendo
que debe sacudirse del letargo espiritual
para alabar a Dios.

Notemos las dos cosas que él dice:

“Despierta, alma mía”. En tiempos de dolor,

a veces el alma puede quedar un poco
dormida; espiritualmente deprimida y sin
ganas de hacer nada. En ese momento,
tenemos que asumir la responsabilidad de
alabar a Dios.

“Me levantará de mañana”. Esta frase

significa “Levantaré el alba”; es decir,
“despertaré toda la creación”, para que
juntos alabemos a Dios.

¿Tenemos ese sentir? ¿Cumplimos esa

responsabilidad? Tenemos que sacudirnos
del desaliento espiritual, si no lo hacemos,
no aprenderemos a alabar a Dios.

c. El Entusiasmo de Alabar a Dios (v.9-11).

David reconoce que alabar a Dios es una
tarea global porque Dios es grande. El
refrán lo recalca (v.5, 11).

David está dispuesto a alabar a Dios entre

los pueblos o las naciones (v.9). Tiene esa