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Gabriel Dupuy
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D8618 .Eoa.'FI' 21993
INSTITUTO DE GEOGRAFIA
Oikos-Tau
GABRIEL DUPUY
Esta colección es una iniciativa conjunta del Instilut Catalil per al DesenvolupaIllenl del
Transpon y Oi kos-Tau
Títulos publicados:
Títulos en preparación:
3. Jean HOURCi\DE: ¿Qué movilidad para II1w/al/a? Otra mirada a los tmllSportes.
Gabriel Dupuy
e¡pjl:; Ü 783
I
Oikos-Tau
APARTADO 5347 . 08080 BARCELONA
VILASSAR DE MAR· BARCELONA
•\ .
€) oikos-lau
Indice 5
Prólogo 7
Prefacio para la edición cspañola 11
Introducción 17
1. Las dificultades del urbanismo contemporáneo 23
1.1. La confusión de los urbanistas 23
1.2. Un urbanismo que ya no entiende la ciudad 29
2. El desarrollo de las redes en la ciudad 35
2.1. Multiplicación y extensión de las reJes 35
2.2. De la pedestrian cUya la networked cUy .44
3. El alcancc social de las redes 55
3.1. Los usuarios de las redes .55
3.2. Economía y territorio de las redes urbanas 62
4. La respuesta del urbanismo clásico 71
4.1. Contrasentido del mallado territorial 71
4.2. Zonificar y canalizar 82
5. Rehabilitación de las doctrinas urbanísticas favorables a las redes 93
5.1. De Cerda a Virilio: la topología de las redes 94
5.2. Circulación y comunicación: la cinética de las redes 101
5.3. Redes adaptativas: la visi6n sistémica 103
5.4. 1. Cerda, el urbanismo y las redes 105
5.5. F.L. Wright: Broadacre CUy 110
5.6. Un urbanista francés incomprendido: M.-F. Rouge y las redes 115
6. Las reJes para un nuevo urbanismo: elementos de teoría 121
6.1. ReJ virtual, red real 121
6.2. ¿La ciudad de los operadores de redes? 129
7. Métodos y herramientas para un urbanismo de redes 143
7.1. Análisis diacrónico de las redes 143
7.2. Representación de las redes 150
7.3. Evaluación de las redes 158
7.4. Ayuda a la concepci6n de redes 169
7.5. Semiología de las redes 174
8. Urbanismo de redes: estudios de casos 181
8.1. Vía y ciudad 182
8.2. Red suburbana 186
8.3. Ciudad y comw1icaciones 191
6 El urbanismo de las redes
Conclusión 195
Bibliografía oooo 20 1
lm.lice onomástico 207
lIllJice de figuras y tablas 213
Vocabulario y acrónimos 215
Prólogo
80%
60%
40%
20%
0%
1850 60
• Agua
70 80 90
•
1900 10 20
Transporte público
30 40 50 60
Electricidad
70
•
80 1990
Teléfono -t
t'1
.1,,\ -A
",\ I,
-e
10 El urbanismo de la) redes
Albert Scrratosa
"Si analizáis los planes que se han estableciou oía tras oía, Plan oe Ocupación
oel Suelu (POS), Zona oc Rcfunlla Cuncertaoa (ZAC) y otros barrios nuevus,
eSlaréis obligaous a constatar que, en la mayoría oc los casos, se hace funciunalismu
sin saberlo y sin quererlu l . J. -P. Lacaze critica la práctica urbanística más corrienle
que pasa necesarianlenle por la oelimitación estricla oc áreas afectadas por un tipo
detemlinaou oc construcción, oc activioaoes, en el interior oe un perímetro urbano
fijado con antelación. En rrancia, la ley que tooavía rige el urbanismu se llanJa oc
"orientación preoial". Dispone unos oucumentos oc urbanismo que oeben
establecerse en el conjunto oel territuriu francés en términos oc planes oc
zoniJicación, a escalas oiversas, pero siempre basaoos en lus mismos principios.
Desoe que se promulgó esta ley, los urbanistas se habituaron sin esfuerzo a elaborar
los nuevos oocumentos sulicitados, oemostranou así que éstus corresponoían a la
imagen que se hacen oc su misión. Más taroe, salvo escasas críticas, cuma la de J.-
p. Lacaze, no se vuelve oemasiaou a lus principius. La zonificación parece por otro
laou "inevitable en las ciudades oc urla cierta impurtancia" y, oc funlla general, se
estima "que es oifícil planilicar el espacio sin practicar la zonificación"4.
VenlaoeraJnente, se tiene la sensación oc que la crítica oel urbaJlismo actual se
busca en numerosos registros a la vez, cosa qUt; lo oebilita aJlle hábitos bien
establecious, oc conocimielllos sólioos, de apoyus jurÍoicos oifícilmel1le
contestables. Algunos criticaJl el plan y lo oponen al proyecto. Olros laJllentan que
se privilegie la propiedad. Otros finalmente atac:U1 a un funcionalismo estrecho. Se
llega hasta contestar el deseo oc lus urbaJlÍstas oc poner en primer lugar un
trataJuientu espacial oc lus problemas que se les plaJHeaJl.
Clauoe Lacuur consigue centrar la cliLica en el puntu esencial, es oecir, la
incapacioad funoaJnental del urbanismo actual a tener en cuellla utros territurius a
parte oc los que son humumurfus a las ZlInas que sabe definir 5 .
"Así, se recorta el territurio en funciones y en lugares oc problemas, oc lus que
se oice que se pueoen resulver específic:unenle y que, aoemás, esta suma de
uperaciunes oa una pulítica humugénea y cohereme. Funciunalizaciún y zonilicación
se cunvienen en las palabras clave que substituyen a territorio, dánoule un
contenidu, una realioad, es oecir, una existencia... El métuoo quiere que tuoo pueoa
ser analizaoo en ténninos oc funciones-zonificaciones, y ambus elementus se
rcfUefl:an mutuaJllente".
Este métooo es extremaJnente peligroso purque lus territorios no sun primero
áreas geográlicas, y aún menus zonas. C. Lacour consioera que se oibujaJl y se
3 Lacazc J.-1'", "1.' urballislllc cXish:·l·il'!" . NO/H'd/e J'(!\'IlL' ,le la cOflH rue! ion. n t 5~ l6. dic. 19a t-
U
enero 1982.
4 Danan Y.-M., Cumple rcnuu. Re\'IU! des re\'Ut'S tle l'urbanisme. ¡l'" 13. 10 l..rim. 1l)X2.
5 Lacour e., "De l'amtSllagcmcnt du lcniloirc au dévcloppcmcul des tClTiluircs: cssai d.~
théurisation sur une notion vague: le lcrriloire". ¡JI Régiofl el WIlL:,wg(!mCfll du terriJvire,
mélanges oj]i!rts uu Doyefl Lajugie par ses cul/eSlles, .H!.\' éteres el ses amis, Dordcaux. nri~rc,
t9&5.
Úl respuesta dEl ur/Janislllo clásico 73
6 Este ejemplo se debe a J.-L. Bernadel del Lahoratoire d'é<:onomie des lransporls de Lyon. Fue
presentado al Coloquio de geografía de los lransportes del Comité na!iona! de géographie. l.e
Havre, nov. de 1989.
7 Verpract G., "Ncw American Planning Thcory: prcscntaliolls and transpositions", Ponencia al
tereer congreso anual de la Association oJ European Schools nJ Plarming. ToUfs. nov. de 1989.
8 Zoning and subdivision regulation. según los términos americanos utilizados en el cucslionario.
9 Charles R.. Le Zonage au Québec. un lIIorl en sursis. Monlréai, Presses de I'université ce
MonlréaJ, 1974. Hay que notar que el término zonificación utilizado por R. Charles es la
traducción literal del término americano zoning.
74 El urbanismo de lar redes
~ . .-,"-
Fig. 9 A - FreclIclllación de los cincs.
..:.:1>';;_,
:.-. ,'.
12 Como lo nota P. Merlin: "El planificador debe, con pliotidad (subrayado por nosolros).
inquietarse por la úisponihilidad del suelo en términos jurídicos. es dedr por Jo que respecta a su
propiedad:en términos de su utilización actual y de las posibilidades de modificar su propiedad".
Merlin P.. Choay F.. op. cit.
13 Cf. lIaroucl J.-L.. Histoire de l'urbanisllle. París. PUr. 1985.
El urúanismo de las redes
despn:nde una primera imagen, un poco diluida, dc los principios del urbanismo 14 .
Las cspecialidades dilleren, las personalidades también. Entre la visión utópica, la
concepción nonnati va, el análisis cienlÍlIco y la posición polémica, sin duda era
difícil establecer una síntesis. Pero, ti posteriori, se puede observar una focalización
sobre un modelo territorial preciso: Wl sistema cerrado en el que deben coexistir dos
actores principales, la empresa industrial y sus empleados (lIg. 10). Los segundos
están subordinados a la primera, y tienen entre ellos relaciones de Lipo comunitario.
El nuevo marco urbano debe mejorar eslns relaciones sociales sin ponerlas
fllildamentalmente en duda.
En este marco, se considera la realización de redes técnicas: calefacción, agua,
alcantarillado. Estas redes se inscriben estrictamente en el modelo territorial antes
citado. El actor industrial, o un municipio que actúe en su lugar, presta servicios a
los trabajadores facilitándoles el calor, el agua, el saneamiento, de la núsma manera
que se intenta alojar a los obreros en las mejores condiciones económicas. La
perspectiva de una evolución del sistema, de una extensión de las redes fuera del
círculo cerrado fábrica-vivienda está ausente. No se trataría tampoco de salir del
sislema, de "pasar la frontera" para establecerse en otm lado: se rechaza la idea
misma de un afuera.
Este modelo territorial no implica la ausencia de lodo intercambio entre la ciudad
y el reslO del mundo. El cierre del sistema es forzosamente relatj vo. Pero los
intercambios económicos, las exportaciones de bienes manufacturados, las
im[XJrtaeiones de materias primas, las relaciones comerciales, están pensadas fuera
de la esfera del urbanismo, o más bien del preurbanismo que pretende actuar en el
marco urbano. Las reglas comunitarias rigen los inlercambios entre los
habitantes/trabajadores. Pero lo que podría parecerse a la comunicaciún no interesa,
porque se supone que pertenece a la esfera privada. En fin, los intercambios son
lentos. El tiempo no cuenta realmente o por lo menos no al ritmo que se verá
aparecer un [XJCO más tarde. Las mercancías se dcsplazan lenlanlente, las personas
van a pie. Los pmyectos y realizaciones del Familisterio de Guise l5 , de New
Lanarck, de Pullmann y de Gary 16 ilustran bien la aplicación del modelo lerritorial
que precede el advenimiento del urbanismo en la segunda mitad del siglo XIX.
Después de I gSO, el divorcio entre la ciudad antigua y la industria en expansión
se va acentuando. Christophe Dawson constata que ya no hay posibilidad de pensar
en una ciudad bonita o conveniente como se imentaba hacer antes l7 . Sólo hay una
"colección fortuita de individuos" congregados por la industria y para la industria. El
ideal comunitario de los preurbanislas se hace atlicos. El urbatlÍsmo toma el relevo
(lig. 11). La doctrina urbanística se elabora bajo la inlluencia de
personalidades
14 Si se dejan dc lado los que, como Jcffcrson, Emcrsun o Thureau. rccha/..an la ciudad e iniciarán
en ESladus Unidos una coniclllc anli-urbanisla.
15 Le FUlIlilislere Godill tl Guise,/Ulbiterl'uropie,l.cs E<litinl1s <le La Vilklle, I~H2.
16 Ran<lk P., El PensalllienlO urbanístico en los siglos X/X y XX, !luellns Aires, üikns, 1985.
17 Dawsoll c., rile Dynalllics vJ World HülOty, La Salle, 111., Sug<lell, Sherwook & Ca, 1962.
Ú1 respuesta del urbanismo clásico 79
......
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Figura 10. Saltaire, modelo de pueblo indu,trial eon>lfuido entre 1851 y 1876 en
Gran Bretaña por Sir Titus Sallo E, el iLleal del urbani,mo fabril: un ,btema territorial
cerrado y ordenado. Las rede, de comunicación alravie,an la ciudaLl, pero e,lán
hechas para intercambios Icntos de mercancías. Lo, habitante,!a,alariaLlos encuentran
en el mismo lugar, gracias a la induSlria, trabajo. vivienLla. servicio, y equipamiento,
diver,os.
(Fuente: Cherry G.E., Cilies ami Plan s: 71Ie S/wping of Urban Britain in tile 19th and
20th Centuries, LonLlon, E. AmolLl, 1988)
so I:.111r&allismo dt! las redes
Hospi!,Ls
figura 11. Una ciudad para la industria: el territorio urbano se define a partir de la
organización de la producción industrial, donde la vivienda, los equipamielllos y las
redes sólo son elemenlos que encuentran su lugar en un mallado funcional.
(Fuente: Tony Garnicr, Une Cilé induslriel/e, élude pour lo curwruclion des villes.
París, Massin el Cie, 1917)
19 CL Merlin P. y Choay F., np. cit.. sohre lodo Jos arlículos "Formes urhaines" y "Pré-
Urbanisrnc" .
6
82 El urbanismo de las redes
la oposición entre las tendencias está lejos de ser tan radical como se ha llegado a
decir. Le Corbusier se inspira en Siae para la idea de un paisaje arquitectural urbano
(rechazando el urbanismo pintoresco). De la ciudad-jardín de Howard conserva el
principio de una ciudad verde, de edificios (verticales, a dill:rencia del inventor de
las Gl/rdl'fl Cilil's) implantados en un marco natural 20 . Humanistas y naturalistas
maúzarán más que borrarán un cuadro progresista que inspira al urbanismo
histórico. El principio de zoniJicación constituye por ejemplo un terreno de
entendimiento.
20 Phillips P.A .. Modem Froru:e: n,eories oruJ Realilies o[ UdJorl Planning. 130ston. University
Press of Ameriea, t 987.
21 Cerda l., Teoría General de la Urbanizaóón. Madrid. 1867, rccdición t 968.
22 1I0ward E.. Garden Cilies ofTol/lorrow, Londres, Faber and Faber, t 946.
23 Garnier T.. Une Cité indU,rIrielle. Elude pour la cOflstruction des vil/es, París, Vinccnt. 1917.
J.-l'. !'rey insiste sobre el hecho de que la "Ciudad industrial" da en primer lugar una
representación de un modo de lrabajo. Cf. Frey J.-P., "L'i\rehiteele Tuny Garnier el
l'urbanisliquc social-uémocratc". MilielLt. n° 11-12, oClubre de 1982. encro de 1tJ83.
2.$ Gükalp 1.. "Lcs Systcmes lcchnulugiyucs agrande échellc: les réseaux el Icur impaL:l". Armales
d" &\'anl. n° 3, 1%8.
La respuesta dd urbanismo clásico 83
se puede dudar de que su concepcilÍn del urbanismo haya sido realmcnte inspirada
por la idea de la red. Lo contrario parcce más plausible. Sc h:J avanzado la hipútesis
de que el círculo ferroviario que rodea la ciudad tenía um funciún de control y de
limitación de la urbanización (lig. 12). Por lo que respecta al servicio a la ciudad del
transporte de mercancías. parece un pretexto que se yuxtapone a lo largo de 1::1 vía
férrca, cn una prefiguración de l:l zonificaciún industrial modcrna, industrias de toda
clase de las quc uno se interroga sobre lo que tendrían para intercanlhiarse (fig. 13).
En todo caso. los acontccimientos posteriores demostraron que el ferrocarril tuvo
como único efecto la transfórmación de l:l ciudad-jardín en ciudad-dormitorio...
A medida que las nuevas redes técnicas irán apareciendo, serán integrad¡¡s en las
diversas utopías, proyectos y planes de los urb:.l.I1istas. Muy valoradas por los
progresistas cn nombre de un modernismo triw1fante, serán aceptadas por los demás
mientras mejoren las condiciones de vida de los ciudadanos sin destruir el marco
físico y social preexistente. No se puede culpar al '..:rb:lI1ismo de tener una actitud (/
priori antitécnica25 . Arquitectos, gestores, historiadores convertidos en urbanistas,
sin formación técnica previa. utilizan la~ tecnologías más avanzadas para la
eoncepción de las nuevas urbanizaciones. Le Corbusier. por cjemplo. magnilica esta
"conquista de los tiempos modernos: la luz eléclrica"26. Inmcdiatamente saca todas
las consecuencias con rel:!ción a l:J. ilunúnacilín de bs hahitaciones. la altura dc los
pisos. las cconomías que cabe esperar. elc.
La toma en considcraciún de la~ redes por el urh:Jnismo nacicnte se hará según
dos modos principales: la yuxtaposiciún y la canalizacilín de los l1ujos. Según la
importancia atribuida a uno u otro problema, será sulicicnte prcver un servicio
mediante una red yuxtapuesta. sin precisar el tipo de rclaciún de esta red con el uso
del suelo. con las actividades urbanas. Así, Tony Garnier prevé simplemente que en
la ciudad industrial. "con W1 azud en el cauce del torrente: una fábrica hidroeléclrica
distrihuye la fuerza, la luz, la calefacciún a las fáhricas y a toda la ciudad"27. O bien
se estudia cuidadosamente la forma de contener los 11ujos que se supone que son
nccesarios pero perniciosos. en zonas dc circulacilm adecuadas. es decir. en
"canales". Es la forn1a como Le Corhusier trala cl trálico automúvil y. antes de él.
los urhanista~ ingleses de la época victoriana 28 o los rcfonnadores sanitarios
americanos de finales del siglo XIX que proyectah~U1 un sistema integrauo de
circulación del agua para sanear las ciudades 2Q . Entonces se conciben sistema~ de
canales como máquinas circulatorias para 11ujos ue inui viuuos, vehículos o 11uidos
di versos. Este planteamiento dual ue la canalizacilÍn y ue la yuxtaposicilín
concordará parliculanllente bien con los principios de la zonilieaciún. [.as relaciones
entre las zonas podrán leerse en términos simples dc separación mediante límites
25 CL Dupuy G., UrlJanisme el techfliqlll'. clzroflique d'1l11 mariaxe de raiso11. París. CRU. 1978.
26 Le Corbusier. Tlle Radiant City. Lonores. Faber ami Fahcr. 1%4 (t' eoición 1933).
27 Garnicr T. o op. cil.
28 CL el ensayo oc Daunlon M.l.. arl. cil.
29 Pclcrson J.A. o arL l'il.
El urbani,¡mo de las redes
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figura 12. La ciudad-jardín de lloward rodeada por una vía férrea de función incierta.
En lodo caso, el ferrocarril no pretende hacer participar la ciudad-jardín en la
comunicación universal deseada por Cerda.
(Fuente: lloward E., Carden Cilies 01 TUlIlurrolV. London, Faocr & Faber, 1946)
30 I'erelman M., Urbs ex Machi"", Le Corbu,¡ier. Montreuil, Les Editions de la Passion, 1986.
31 Amar G .. "PULU une nouvcllc conccplión des réscaux dans la villc", Quadel7li, n° 6, invierno
1988-1'>89.
La respuesta del urbanismo e/ásico
l'igura 13. La vía férrea que rodea la zona industrial se supone que tendría que
favllrecer los intercambios entre las diversas actividades que esUin instaladas allí. ¿Pero
qué intercambios, qué transacciones se pueden prever entre las fábricas de zapatos yel
establecimiento de mermeladas'}
(Fuente, ¡bid. ng. 12)
Ahora bien, ¿cuales son los problemas concretos que encuentran íos téenicos
del urbanismo sobre el terreno'! Diversos estudios históricos rc1Crelltes a diferentes
países pcmüten tener una idea bastante clara de esllJ. El urhanista, en su voluntad de
reformar la ciudad, choca primeramente con intereses prediales e inmobiliarios.
Querer construir, destruir, reconstruir según nuevas reglas, mcjor adaptadas a la
vida industrial, al crecinúento de las ciudades, no es razonable cuando no se tienen
ni los edilicios ni lus terrenos. Este obstáculo está en todas partes. La resistencia se
di versilica según se trate de nomlalizar un barrio antiguo, encontrar terreno virgen
para nuevas construcciones, o según se atente o no contra el eelltro de la ciudad. La
resistencia tampoco es la misma según la estructura de la propiedad o de las alianzas
que apoyan las instituciones política~. Pero la cucstión de los valores prediales e
inmobiliarius de los propietarios está siempre en el centro del conl1icto.
Desde 1875, la legislación prusiana ya preveía una ZlJnilicación provisional para
la a1Cclación de los suelos agrícolas destinados a la ex((;nsión urhana)S, Esta
Zllnilieación funcional muy estricta juslilkaha la acción pública urhanística y
clarilicaha sus reglas para los propietarios.
35 Gaudin J.·P.. "Le Zonjng ou la nuil transfiguré..:. 150 ans o'urhanisJllc". Cu/wrc [l'ChllitJIU!. n°
fuera de serie. 1986.
La respuesta del urlJanisl1w clásico 87
4 lIaussmann G., Méllloires. 1853-1870, Grands IravalLt de Paris. París. Durier, 1979.
5 lIaussmann G., Méllloires 111, Grands lra\'Qllx de PariJ, París, Viclllr lIavard. 1893.
6 Chadwick G.F.. The Works ofSir Joseph Pax/on, London, 111e ÁJchileclural Press, 1961.
7 Soria y Mata A., La Cité linéaire. nouvelles architeclUres des villes. París. Eculc nalionaic des
hcaux-arts, 1984.
8 El lema de la ciudad lineal ha inspirado a más de un urhanista. La visión de Soria y Mala. para
quien la opción lineal es la condición <..le una tipulogía reticular. es sin embargo muy particular.
Se puede oponer por ejemplo a la de Mitiutin donde la ciudad lineal se mnsu-uye según el
principio de la cadella ck montaje y queda sometida a la finalidad de la pnxlucc..:ión industrial.
Miliutin N.A., SOlJgorod, Tlze Problelll of Building Socialis/ Cilies, Collins G.R., Camhridge,
Mass., MIT, 1974.
96 El urbanismo lte las redes
tejarcs a los fabricantes de hielo, las oficinas, los particulares. Pronto se extiende
más allá de los límites de la coneesión inicial comprando y conectándose a las redes
dc la competencia Cubre todo Chicago y pronto tanlbién los suburbios, las lejanas
periferias, la región. S. Insull tiene una estrategia topológica de la red, en la que la
conexión generalizada se convierte en la condición primordial del desarrollo de su
empresa.
El caso de Insull es doblemente interesante. Por un lado, no puede ser que una
estrategia como ésta no repercuta en la organización urbana. Vender la elcctricidad
no es hacer urbanismo, pero, ante esta experiencia, hay que preguntarse sobre las
consecuencias de la extensión de la red en términos de actividades econónúcas, de
transporte, y también de desarrollo urbano. La estrategia de Insull desbordaba, en
todos los sentidos del término, las tentativas (más bien tínúdas para la época, en
Chicago) del urbanismo de zonificación, reducía las posibilidades del control
municipal sobre la urbanización y el uso del suelo. Al cabo de un cierto tiempo,
algunos lo entendieron. Intentaron acabar con Insull, y lo consiguieron, puesto que
se fue en 1910.
Por otro lado, el caso de Chicago, aunque particular, es un arquetipo de las
constituciones de nuevas redcs, electricidad, gas yagua sobre todo, pero tanlbién
transporte, en otras ciudades del mundo. El desarrollo de las redes, recordado en el
capítulo 2, se hace a menudo por aplicación, más o menos consciente, de este
modelo topológico de una red conectando e interconectando tanto como puede, todo
lo que puede, creando su propio territorio por encima de las barreras administrativas
que se le intentan oponer, con las consecuencias que se imaginan sobre la~
posibilidades de control urbanístico ll .
Invcntor ingenioso, Edgar Chambless construyó el proyecto de Roadlowfl en
1910 alrededor de una línea de monorraíl l2 . La ciudad es lineal, como la de Soria y
Mala. Detrás de este esquema simple se esconde una tipología reticular muy rica, ya
que Chambless busca en primer lugar luchar contra el anonimato de la gran ciudad
facilitando la comunicación generalizada entre los habitantes. Cada cual debe poder,
gracias al monorraíl, ponerse fácilmente en contacto con cualquiera, allá donde se
encuentre localizado en el espaeio urbano.
En la misma época, un grupo de altos funcionarios promueve un proyecto
parecido en el norte de Francia l3 . Se trata de unir las tres ciudades de Lille, Roubaix
y Tourcoing por un bulevar de tres ramales, de una anchura inusitada, que incluye
caminos para caballos y para bicicletas, calzadas, paseos, líneas de tranvía y
alumbrado público. Aunque el proyecto tenga un cierto parecido con la Ciudad
Lineal, el objetivo no es en primer lugar predial. La red, reducida a los enlaces entre
tres ciudades. intenta "soldar" entre ellas Lille, Roubaix y Tourcoing. Según los
11 Dupuy G., "Ulilily Nelwork:s and Terrilory in lhe Patis Region: lhe Case of Andrésy". in Tarr
J. y Dupuy G., op. cit.
12 CL el inlcresanlc análisis dcl proyccto dc Chamblcss in Randlc P., op. cit.
13 Dcmangcon A., Wcrquin A.-C., "Lillc-Roubaix-Tnurcoing: les ingénicurs.l'Elat el les villcs: le
boulcvard du XXc siéclc", Les Annales de la reeherehe uriJaine, n° 38, junio-julio 1988.
7
I:J urbanismo de las redes
Joseph K. Hart y Henry Ford participan de este mismo espíritu 17, eon algunos
matices. Hart, historiador de las culturas, vislumbra Wl estallido de la ciudad en
pequeñas comunidades que disfrutarán, gracias a la energía eléctrica, de una nueva
libertad intelectual. Para Hart, no se trala de una utopía, porque, gracias al Gimll
Power Plan, la fuerza eléctrica se puede distribuir a todos por igual, allá donde se
encuentren. Henry Ford busca también descentralizar la industria, sobre todo la
industria del automóvil que conoce suficientemente. Tanlbién quiere dcsurbanizar la
ciudad en lo que tiene de nocivo para la vida de los obreros. El plan concebido por
Ford permitiría trabajar en el pueblo, es decir vivir allí, instalando en el campo
pequeñas unidades de producción bien conectadas a una fábrica prineipal cada vez
más reducida. La electricidad también se ve como el medio de este servicio
ubicuitario. Pero Ford imagina, contrariamente al Gimll Power Plan, obtener la
energía mediante obras hidráulicas, de manera que la producción de electricidad sería
local. Hacia 1925 llegará a hacer construir algunos pantanos en Michigan, que le
permitirán realizar una parle de su proyecto.
La topología moderna de la red se impone aquí, gracias a la electricidad, por
encima de la distribución fundacional campo/ciudad. I,a transgrcsión de los límites
de lo urbano replantea caracteres esenciales dc la ciudad: densidad y concentración.
La red, por su visión topológica nueva, pone por así dccirlo en primera línca de
fuego un planteamiento del urbanismo fundanlentado en estos caractcres. Más tarde
se verá otra vez esta visión topológica, a la vez solidarizanle y abicrta, de la red,
"conexionisla", por utilizar un témlÍno de actualidad.
En Francia, la mayoría de los urbanistas percibirán el dcsarrollo del automóvil
como una amenaza para la ciudad, una marea que debe conlenerse. De Le Corbusier
a las adaptaciones francesas del infornle Buehanan, la doctrina oficial se constituirá a
partir de la concepeión canalizadora de la circulación, seguida por una eficaz
promoción de los lranspones coleclivos. El mensaje de algunos urbanistas
americanos, al analizar de fomla más adecuada el fenómeno automóvil y exlracr
consecuencias urbanístieas originales, como Clarence Anhur Perry (1929), casi no
se recibirá en eslC lado del Atlántico. No se escucha al urbanista-promotor Jacques
Riboud, observador crítico de la suburbanización anlericana, cuando preconiza, en
Francia, en los años 60, el abandono del esquema radioconcéntrico en provecho de
las ciudades arracimadas, servidas por una red de comunicación muy densa. Para
ilustrarlo, proponía subslituir la "palata", símbolo urbanístico cerrado de la
zonificación urbana en los planes, por el racimo de uva~ en el que la red es primera e
impone una topología abierla. Enlre juicios y dolorcs de cabeza administrativos y
altercados con los urbanisla~ oliciales, a pesar del apoyo de P. Delouvrier, J.
Riboud sólo llega a realizar expcricncias muy limitadas o truncadas l8 • Será .necesario
esperar a los primeros alios 80 para que olras voces se dejen oir 19 . Bcrnard de La
automovilísticos o viajes. Sin emhargo hay que mencionar por su interés histórico unJactum ~
lOO El urbanismo de las redes
1844, por lo tanto anterior al automóvil. que preconiza "una red en tudas las carreteras y en
todos los municipios". Andricux P., Un Réseau sur toules les rGules el sur toUles les
com11lunes, chemins a viresse el travaux pub/ies, París, Cariliull, Gocry el Uwc Dalmol1l, 1844,
reproducido in Flux, n° especial, junio 1989.
20 La Rochefoucauld (de) B., L'Abondancefonciere, París. Dunúd, 1982.
21 CL por ejemplo La Rochefoucauld (de) B., "L'AuloI11obile ella vi!le", Melropolis, n° 37-38,
1978.
22 La Rochcfoucauld (de) B., 01'. dt.
23 Guillaumc M., "La Villc: nouvcaux modes d'cmploi". entrevista de G. Vignaux. grahada en
vídeo, RATP. 1988.
24 Virilio P.. "Cilé rniroir, agonie", Les Arlflales de la reclzerche uriJai"", n° 34, junio-ju!. 1987.
25 Virilio P., op. cito
Rehabilitación de las doctrinas urbanísticasJal'orablq a las redes 101
26 Williol J,·P., "Nouvelle ville, nouvelle vie: croissaoce et role du réseau gazier parisien au XIXe
siecle", in Paris el ses réseaux, op. cit.
27 Reynaud J.. Artículo "Villes". J:.'ncyclopédie no"velle (entre 1836 y 1843).
28 Chadwick a.F., op. cit.
29 Soria y Mala A.. op. cit.
102 El urbanismo de las redes
le ponga con el 22 de Asnicrcs. Es enlonces cuando por fin puede hahlar (:on el illtcrIocutllf
dt=ado.
33 ViriJio P .• "La Machine á descendre le temps". Ubération. II (lcl. 19HH.
104 ElurbanislJlo de las redes
34 Riboud J., Texto extraído del relalo de "La Huie Bergerie á VilIepreux - 1956-1%1", iTl La Ville
heureuse,op. dI.
Rehabilitación de las doctrinas urbanislicas fa\'orables a las redes 105
2 Ayuí se encuentran las nociones de interacción y de comullicacü'}!l a través de las tIue P. ClavaJ
ilustra la lógica de las ciudades. CL Claval P.• op. cil.
3 Raffeslin c., op. cit.
4 Amar G., "Essai de modélisation conccptllcllc d'un réscau uc dn.:ulaliun", in Dupuy G. el al.,
Réseaux ll'rrilOriQlu. Caen, Paradigmc, 19HX.
Las redes para un nuevo urbanismo: elementos de teoria 123
5 Coltereau A .. arlo Cilo A. Collcrcau trata en eslc artículo el caso <.le la re<.l <.le rnelro <.le París.
6 Annslrong G .• Nclles A.v.. Mallapo/y's MOlllelll. Ihe O,xatliSaliall 1lIu/ Regll/atiotl af
Caruuliall Vli/ities 1830-1930, l'hiladclphia. Temple Universily Press. 1986.
7 eurien N., Gensollen M., op. cit.
124
S Este concepto de nx1 máxi.ma <.Jebe relacionarse con el de "sistema vectorial" utilizado pur Jean
Bouley. secrelario general de la Unión Internacional de f'eITOcalTiles. pal'a calificar la
cxhorhilanlc demanda dirigida a las redes ferroviarias y yuc no pueden satisfacer. Punencia al
l.:oloyuio de la Asst.X:iatioll historiquc des Chcmins de fce, "Le Réscau dan s l'univcrs fClToviairc",
París, nov. 1989. in Revue d'hisloire des chelllins dejer, n° 2, primavera de 1990.
9 CL el caso de la n.xl de Eurovisión en la yuc las sobcranías nacionales frenan las modernas
posibilidades de teledifusión europea: Dupuy G., "L'Eurovisiull uu le conllit du réseau el d;s
lcrriloircs", Nelcom. n° 1, Groupc d'Eludes de Géographie de la communkalion el <bi
lélécommunications. Comité nalional de Géographie, enero de l 9~7.
10 Tomando prestado un térmillo utilizado por G.-Il. de Radkowski, art. cilo
Las redes para un nuevo urbanismo: elementos de teoría 125
territorialidad que el operador tendría que realizar. Pero, tal como scñala c.
Raffestin, "intervienen diferentes restricciones técnicas, económicas, políticas ... La
red es un compromiso entre red máxima y medios a disposición y condiciones
reales".
Este compromiso realizado por el operador a partir de lo imaginario y de la
virtualidad de la RPT es lo que materializa la red técnica.
Dos ejemplos ilustran este efecto de las restricciones citadas por C. Raffestin.
En el primero, el operador, asinúlablc a los poderes públicos, hace prevalecer una
lógica política. En el segundo, el operador es una empresa. Entonces, la lógica
econóllÚca juega p!Cnanlente para linútar la red transaccional.
El predomiruo de la lógica política se encuentra en la concepción de la red de
distribución de agua de las ciudades romanas. Este caso fue expuesto por Vitruvio y
recogido en la obra de Jacques I30nnin sobre hidráulica urbana ll . Los consumidores
urbanos romanos nunca estaban conectados directanlellle a la traída de agua potable.
El agua, anteriormente almacenada, se repartía antes de ser distribuida entre los
consumidores, divididos en tres categorías: casas privadas, depósitos y fuentes
públicas, y termas. El reparto se hacía a partes iguales. Después. el agua se
almacenaba nuevamente antes de la distribución en tres depósitos que correspondían
a cada tipo de usuario. Los eventuales excedentes del depósillJ "casas privadas" y
del depósito "termas" se enviaban al depósito "depósitos y fuentes públicas". Ix
esta manera, la capacidad de almacenanúento no solamente constituía un límite
material del consumo, sino que se aseguraba una prioridad de hecho en la
distribución para los usos públicos no concedidos (depósitos y fuentes), por delante
de los consumidores privados (casas) o de los concesionarios (tcmJas).
Por supuesto esta concepción de la red, cuya realización era muy onerosa,
traducía una voluntad política de los poderes públicos de limitar las desigualdades en
el uso de un bien vital y escaso, cuyo suministro podía ser aleatorio.
En eamhio, la lógica económica prevalece en otros ejemplos. Se puede imaginar
que una RPT formada por líneas de deseo entre seis polos urhanos (I1g. 22 A), para
ser económicamente realizahle mediante una red pesada de transporte público, se
tenga que diseñar según el dibujo de la figura 22 n. Annstrong y Nelles evocan la
diferencia entre la red A y la red 13 a propósito del tranvía en las ciudades
canadienses del siglo pasado 12 •
Los dos casos precedentes se han escogido porque las limitaciones que se
imponen a la red virtual (y por lo tmJto a los proyectos transaccionales) no son
visiblemente de naturaleza léenica. En muchos otros casos las cosas son menos
evidentes 13 , porque la técnica opera una especie de combinación de linúlaciones de
naturalezas diversas, y es dillcil descifrar su composiciónl 4 . Las redes modemas
A B
Figura 22. La reo simplilkaoa I3 sirve a los mismos pllIltos que 1\.
IS Dupuy G.. Une lecllflilJue de plllf/ijieaJivn au ,-en'iee de 1'1lUlvlllObile: les lIIadNes de IruJie
urbajfl.op. cil.
ló En Estados Unidos, donde el t~nnino "técnica" (con el que rivaliza tec}¡t1%gy. más amplio,
pero muy valurado) no tiene el mismo sentido, la opcr<.l.ci6n se cJlifica más hien por su rcsullJdo
y se hahla dc redes de infracslructura (ifljrCJI.'sIruclllre 1/R1WOl'ks).
Las redes para un nuevo urbanismo: elementos de leoría 127
¿Cuáles son las reglas que guían a este úlLimo? Se ha visto en los ejemplos
precedentes cómo uno u otro de los dos criterios, político o económico, podía ser
determinante. La historia contemporánea de las redes técnicas aporta explicaciones
interesantes sobre la manera cómo estos dos criterios sc combinan cn las redes
modemas 17 • De hecho, si las reglas actuales de extensión de las redes provienen a
mcnudo de una opLimización bajo limitaciones, el peso del pasado, la herencia de las
redes existentes, juegan un papel destacado. A veces, la regla es simple. "Ninguna
callejuela sin salida podrá tener más de 50 metros de longitud", ésta era la nonna
aplicada por los Servicios del Equipamiento del Oepartanlento del Nord (I'rancia)
para las redes viales dc los polígonos. La historia de los palios insalubres explica cl
origen e incluso la perpetuación de esta regla aplicada por cl operador. La RATP'
estima, sobre la base de una larga experiencia cn la explotación de los autobuses
parisienses, quc una línca de autobuses no debe tener una longitud superior a x
kilómetros. Se impone pues esta restricción en el diseño de su red, incluso cuando la
quiere recstructurar l8 • La compañía parisiense de calefacción urbana aplica cl
siguiente principio: sólo acepta conectar a la red a un nuevo abonado que contrate
una potencia instalada de P megavaLios, y esté situado a una distancia máxima de d
metros de la red, si P> Po y d < do. Po y do son umbrales fijados según el coste de
conexión, el consumo supuesto del futuro usuario, la estruclura tarifaria de la
compañía, los gastos financieros soportados por la inversión, etc. Si bien el criterio
económico parece dominante, el cálculo se apoya en cada etapa en hipólesis fuertes
de otro orden: concesión del scrvicio público, bonilicación pública de los préstanlos,
prohibición legal de vcnder electricidad, lo que impide la cogeneración y aumenta cl
coste dc producción del calor. ..
Para otras redes, las reglas son menos explícitas y mucho más complejas. No
obstante, a menudo se puede extraer de ellas una lógica económica, moderada por
obligaciones de servicio púhlico, todo cllo combinado con imperativos, Jatos y
limitaciones técnicos implícitos.
¿Qué ocurre con los proyectos transaccionales en la constitución de la red rcal'!
Si bien, en su lógica, el operador no puede evitar proceder a una colecLivización y a
una homogeneización de los proyectos individuales, esto no quiere decir que haya
disolución total, laminado de los proyectos transaccionales. La homogeneidad tendrá
sus límites, que son evidentemente límites de poder. El operador está subrogado en
su función por un compromiso de poderes donde un actor determinado, puntual
pero poderoso, sabrá imponer una configuración de la red más favorable a sus
17 Jacobson c.. Kleppcr S.. Tarr J.. "L·Eau. 1"élcclricilé el la létévision par cáble aux USA: élude
comparalivc des modeles hisloriqucs de propriété ct de réglcmcntation", Cahil!rs du grollpe
réseaux. n° 3. nov. 1985; "Las Réseaux let'hniyues urbains". [-es Annales de la reclU'rcile
urbaille. n° 23-24. jul.-dic. 1984; Dupuy G., Urhanisllle ellecilnü¡ue. cilroniljue '¡'unlllariage de
raison. op. cil.
• N. del T. Régie Autonome des TmnsporLs Parisiens. empresa pública yuc explota las redes tC
metro y autobuses de París y cercanías.
18 Offner J.-M .. Sander A., "Las poiols-clés d'Aulremenl-llus: des lhéor¡es á la pratiyue". RATP-
Réseau 2000. GDR Réseaux. septiemnre 1990.
128 I::I urbanismo de las redes
" N. del T. Eleclricilé de f'rance, empresa pública yuc pnxluce y distrihuye la elec~'ieidad en
Prancia.
I~ RibeiJl G.. "Le Dévcloppcmenl á la fran~aise des réseaux techuiyues". Métropolis, n° 73-74, 2"
Lrim. 1986.
Las redes para un nuevo urbanismo: elementos de leoría 129
PUNTOS ... ~
9
130 El urbanismo ele las redes
lugares variados... pero en todos los easos, incluye a los amigos de los padres, la
familia próxima, etc. .
Cada una de estas tres series de redcs tiene su propia lógica espacial. Las
escuelas primarias se disponen en los barrios según la población en edad escolar
para ser accesibles a pie. Los centros comerciales se implantan según la red de
carreteras y de zonas de clientela (fig. 24). Las oficinas se instalan en los nudos de
las redcs viales o de transporte colecti va.
La familia urbana, al utilizar todos los medios de comunicación puestos a su
disposición por los operadores del primer nivel "debe hacer ella misma las
conexiones necesarias entre los tres tipos de red (del·segundo nivel) para diseñar
este complejo esquema de conexiones multidireccionales que constituye la ciudad de
cada uno" (fig. 25). Fishman añade que la nueva ciudad no tiene ni centro, ni
periferia, ni frontera definida, ni distinción clara entre zonas residenciales,
industriales y comcrciales. Tanlpoco tiene una estructura característica que la
distinga del caos que algunos quieren ver en ella: es una estructura de red que se
puede calificar de tercer nivel.
Aunquc quizá la visión teórica de rishman subestima el peso rcmanente de los
centros, sobre todo para las ciudades europeas 24 , aclara la articulación entre la~
funciones de operador de redes de primer, segundo y tercer nivel en la organización
urbana contemporánea. Es interesante notar que la visión de I'ishman y la
articulación en tres niveles que se puede deducir de ella se acercan a ciertas
consideraciones muy anteriores de Gustavo Giovannoni (1873-1943) reveladas en
Francia por r. ChOay 25.
Estas consideraciones se encuentran tanlbién en las ideas de M. l3onetti 26 y las
puntualizaciones de A. Moles a propósito de la calidad de vida en la ciudad cableada,
calidad que cada vez más asegura el "sistema de conexiones de cada una de las
células sociales con las fuentes de las redes''27. Esta ciudad-red particular, este
esquema complejo que realiza de la mejor manera la red virtual, para un actor y a
partir de un punto determinados, fmalmente lo construye él mismo, jugando de
alguna manera la función de un operador de tercer nivel.
¿Cómo situar el urbanismo con n:lación a esta nueva visión de la ciudad'!
Cuando los prineipios fundadores de la antigua ciudad, de la ciudad burguesa, de la
urbanización industrial, dejan paso a la conexión urbana, ¿todavía hay lugar para un
urbanismo que ya no sería, en lodo caso no sólo, de mallado, sino de retieulacíón'!
Adaptar el método al cambio de la forma urbana y al desarrollo de las nuevas
24 Y también en cierta medida para Estados Unidos, según Goldficld D.R., '''Ibe Fulurc of
MclropoJilan Region". in Scba/fer D., op. cit.
25 Giovannoni G., Vecchie Gua, edi/izja nuova, Torino, Nuova Antologia. 1981 y Choay F., "La
ville invivahle", lA' Débal, n° 60, Gallimard, mayo-agosto 1990.
26 Bonelti M., "Le Réscau de communication el la rccomposition de I'espace urbain",
comunicación al simpusiwn internacional Communicalion el organisalion sociale. Intcmational
GeographicalUnion, Ginebra, CSTD, nov. 19H9.
27 Moles A., art. cit.
132 El urbanismo de las redes
SORnE N" 7
sr-QUE'"
LAUWO"'E
(II.AGHY
OUVERTURES
PAOCHAINES
CHANTEMUR
KUQM CUlS1NE
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CLAUOE MAX1ME
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VERS LA GAAE RER
LA POSTE
PR(fECTURE
(COMPIOJR OANCAIREI
INFLORESCENCE
(FlEURISTEj
ELECTHOMENAGER
figura 24. Versión francesa de Mallopolis. Las lógicas espaciales de las grandes
cadenas comerciales tejen progresivamente redes de consumo que se apoyan en las
redes de infraestructura vial.
(Fuente: Frailee Soir, Spécial Pub licité "Árt de Vivre")
lAS redes para un nuevo urbanismo: elementos de leor{a 133
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Figura 25. Los tres niveles de operadores de redes que (re)organizan el espacio
urbano.
39 Soughir R., /,'Enjea de ["eaa iI Soasse. la prodaclion sociale d'lm déjicil, tesis doctor"! de 3°
ciclo, Instilut d'urlJallislllc de Paris, Univcrsité París XII. 19~4.
40 Whitt l.A., UrblUl l:"Jiles wuJ Mass Transp0rTation, lIJe DialeClics o/ POH'l'r. Prim.:cton,
Princcton Universily Prcss. IlJK2.
41 Anderson D.D., op. cil.
42 Cun vocación dCIX>rtivu, llamada "Red de lus dcporlcs".
43 Rlluge M.-F.. arl. cil.
Las redes para un nuevo urbanismo: elementos de leorfa 137
delante del urbanismo, que petrilica unas opciones que inmediatamcnte resultan
reductoras y discutibles (metro, alcanlarillado... )44.
Michel Bassand y Pierre Rossel rccuperan esta crítica al denunciar la pretensión
de W1a "estrategia tecnocrática de gestión de los flujos" para expresar el "bien común
y general"45.
Claude Neuschwander ha explicado en W1 artículo su temor de que el creciente
papel de las redes en la ordenación territorial intervenga según W1a "estructura
jerárquica" más que según "la estruetura biológica" que sería auténticamente la de la
red46 • De heeho, subraya que las rigideces político-administrativas francesas
actuarán siempre en la lógiea de los operadores en favor de una jerarquización.
Perversión política, perversión económica, perversión técrúea de la red a nivel
de los operadores, los riesgos son reales y no se tendrían que dejar que pasaran a la
colectividad.
El urbanismo tiene así, en el campo de las redes, una doble lcgitinúdad: primero
histórica, porque verdaderos urbanistas han otorgado a láS redes W1 lugar principal
en su concepción de la ciudad desde el nacimiento del pensamiento urbanístico hasta
hoy. El hecho de que este a~pecto de las obras de Cerda o de Wright haya sido
encubierto por otra corriente urbanística no quita nada a la agudeza y a la pertinencia
de sus análisis y propuestas. T-egitimidad social igualmente, porque la realización de
las redes que, de Jacto, organizan la ciudad moderna, pide una intervención al
servicio de la colectividad para regular y controlar a los operadores. Todavía queda
la cuestión del lugar de la intervención: ¿dónde situar la acción del urbanismo sobre
las redes? Lo que se ha expuesto hasta allOra sugiere respuestas que hay que
explicitar a continuación.
En primer lugar, es seguro que el urbanismo debe intervenir en los procesos "de
operación" de la~ redes. Evidentemente se trata del punto erucial. Actuar al margen
de estos procesos, en un canlpo diferente del de los operadores, cerrado y
restringido por el principio del mallado, condena, como se ha visto, al urbanismo a
permanecer al margen de la vida urbana, de la ciudad moderna. La~ di visiones del
trabajo como la que se adoptó én Francia durante los conllictos de la AGHTM47 o
má~ tarde, son inadmisibles, mientras la ciudad se eonstruye bajo nuestros ojos por
la conjunción de los actores-operadores sobre las redes en los diferentes niveles
analizados má~ arriba.
44 Bardct G., op. cit. Curiosamente, esta posición también fue, después dé la experiencia de la
creación de Ccrgy-Pontoise. la de Deman! Hirsch. Este ingcniero de caminos, después de haher
dirigido la construcci6n dc la nucva ciudad, hahía aprcndidl> a desconfiar de la rigidez de las redes
técnicas ante las necesarias evoluciones de la w·bunización. En este sentido, fustigaha
particularmente la calefacción urbana. I1irsdl D., L'lnvention d'ufle ville flOuvelle, París, Prcsses
de rEcole Nationale des \'onts el Chaussécs, 1990.
45 Bassand M., Rossel\'.. "Métropoles et réseaux", Espaces el sociétés, n" 57-58. 1989.
46 Neuschwander e., "Villes el réscaux". Allernalives éCOfW11liques. diciemhre 1988.
47 ef. Claudc V., "L'Association générale dc..'i hygiénistcs et lcchnicicns municipaux: écolc cúou
lobby, 1905-1930", ARDU. Paris VIII, informe para el Plan W'hain, julio 1987.
t3H E/uruanismo de las redes
4l:S Si es así, el desinterés detectado por Y. Chalas para una participación sohre lemas como la
seiialética urbana o la on.l~nación de un cruce [Xxiría cnconlrar una explicación. Este desinterés
provendría esencialmente del hecho de que se ha promovido liJ participación de los vecinos. en el
marco dd malladu del urbanismo tradicional. mientras que los usuarios dc las redes, fuertemente
implicados, no están, en el sl'ntido fuerte del término. localizahles en estc mallado. Por 4uercr
permanecer cn los límitcs del mallado de la zona y dcl barrio, comu escribe Y. Chalas, se <.k.x.h.~
yuc los habitantes sólo dan importancia a la satisfuc..'ción en la vía pública de la "necesidad
nalural de sus apreciados compaileros caninos". CL Chalas Y .. ar1. cil.
Las redes para un nUR\'O urbanismo: elementos de ¡eOrra 139
nnall1\CIlte, el papel Jel urbanista con n:lación a los operaJores Jel JJ11l11er
¡til'el, responsables Je la implalllación Je las reJes lécnicas urbanas, es a la vez
necesario y posible. En un país como l:rancia, pero esto es cierto poco o mucho para
otros países, hay tratlición Je illlervención pública en materia Je reJes urbanas. A
veces, las aUloriJaJes locales realizan y gestionan ellas mismas la reJ. A veces,
Jelegan a agentes privaJos su realización o su gestión o toJo junto, conservanJo un
Jerecho Je observación, Je reglamenlación... El problema no es pues aquí el Je la
intervl'Ilción Jel urbanismo, sino el Je la extrema sectorialización y Je la Ji visión Jd
lrabajo que, históricamente, ha alcj aJo el urbanismo Je estos temas. Se Jebe atlmitir
que el urballismo pueJe intervenir en toJos los lugares JonJe se elabOrall las reJes
reales, para favorecer la consiJeraCÍón Je las reJes virtuales, para facililar las
articulaciones con los otros niveles Je operaJores, y para mejorar la consiJeración
global Je las reJes técnicas caJa vez que la colectiviJaJ encuentra ventajas en ellas.
Hay sin JuJa Jiversos lugares d.:: intervención posible. El más eviJente es d Je
(:¡ autoriJad local habitual, que ejerce una responsabiliJaJ territorial areolar. Se
conocen las "entajas y los límites de eslas intervenciones. La mayor Jilicultad tiene
que ver con el papel oel urb:U1ista con relación a las reJes orgallizaJas a una escala
muy oi ferente. Es el caso sobre toJo Je Jos reoes muy importalltes: teléfono y
electriciJaJ. Pero talnbién se plalllea d lcma Je la reJ oe carreteras. Peler Hall ha
oc mostrado muy bicn cómo se constituyó en menos de un siglo un verJadero
sistema automóvil, a partir oe Wla tecnología arteSalla1 ulilizaJa por aJicionaJos, en
una reJ Je vías inaJaptaJas 52 . En el primer nivel doperaJur de la red Je carretcras
ha sabiJo cncontrar los mcJios linancieros y técnicos para aear una red transitable.
En d segundo nivel se hall implalllado en toJo el territorio reJes Je áreas oe
scrvicio, después restaurantcs, hotdes y tienJas concebidos para d acceso Jd
automóvil. Finalmente cn el tercer nivel, los automovilistas han estableciJo sus
reJcs de usuarios. Ahora bien, toJo esto no pooría estar encerrado en los límites
municipales. Está daro que la intervención Jd urballÍsla debe interesarse
necesarialncnle por estas. reJes, para no perJer toJa posibiliJaJ de articulación con
los otros niveles Je operación.
La función Jd urbanista talllbién puede Jelinirse tal como lo hace J. fiemis a
propósito Je la ingeniería urballa 53 . Anle situaciones críticas en los servicios
públicos urballOs viviJas por los usuarios (complejidaJ, ausencia Je comprensión
de los acontecimientos y de las posibiliJades reales ofreciJas... ), puede resultar
necesario un nivel superior Je coorJinación de las reJes, en una perspectiva
sisténlÍca (evolutiva y adapwiva). Las autoridaJes ltx:ales actuales no parccen tener,
54 Sobre este punto y referente a Francia. ver Martinand C., Le Géllie urbaill. Informe al minislerio
de I'Equipcrncnl, du I.ogcmcnl. de I'Aménagcmcnl <.Iu TCITiluire el des Transpurts. París. La
Docurnentatiun fr",,~·aisC. 1986.