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La Presea Eduardo Neri Reynoso 2015

En recuerdo del Lic. Carlos Román Celis, legislador y poeta.


Redacto las presentes líneas cuando aún no se hace público el nombre del personaje acreedor a la
Presea Eduardo Neri Reynoso 2015, que otorga el Congreso del Estado a legisladores locales o
federales, que se hayan distinguido por el trabajo parlamentario y su aportación a la construcción
del marco jurídico de la nación y del estado de Guerrero. Para el efecto, la distinción será
entregada en la Sesión Pública y Solemne que celebrará el H Congreso del Estado Libre y
Soberano de Guerrero, en el Recinto Oficial del Poder Legislativo, en Chilpancingo de los Bravo,
en ceremonia conmemorativa del natalicio del distinguido legislador guerrerense.
Las propuestas debieron entregarse ante la Comisión Especial, a más tardar el 02 del presente
octubre y previa discusión y análisis de méritos de los candidatos para emitir el Dictamen
respectivo, en términos de los artículos 217, 218 y 219 de la Ley Orgánica 216 y del Resolutivo
Segundo del Acuerdo Parlamentario de fecha 22 de septiembre del año en curso. La convocatoria
fue publicada hace un mes.
La historia registra que el Lic. Eduardo Neri Reynoso, vio la luz primera en la población de
Zumpango del Río, Gro., el 13 de octubre de 1887 y murió en la ciudad de México el 22 de agosto
de 1973. Fue nieto por la vía materna del Gral.

Canuto A. Neri, que había luchado por la causa juarista al lado del Gral. Mariano Escobedo.
Aprendió las primeras letras en una escuela particular de Chilpancingo. Con la muerte de su ilustre
abuelo, su señora madre pasó por múltiples penalidades y se vio precisado a trabajar como peón
en una finca rústica, sin que dejara de estudiar. En la capital del estado acreditó hasta el cuarto
año de leyes, porque el gobernador porfirista Damián Flores, clausuró la escuela de derecho.

Fue condiscípulo de los también guerrerenses Rodolfo Neri y el calentano Ezequiel Padilla
Peñaloza. Culminó sus estudios de abogado en la Escuela de Leyes de Jalapa, Ver., en donde
realizó su examen recepcional el 28 de septiembre de 1910. En esa ciudad conoció y escuchó al
apóstol de la democracia don Francisco I. Madero, con quien se identificó y secundó en su cruzada
política.
Abrió su bufete jurídico en Chilpancingo y estableció contacto epistolar con don Luis Cabrera.
Contrajo matrimonio en México, D.F., con Amalia L. Acevedo, con quien procreó un solo hijo
Eduardo Neri Acevedo, años más tarde también, jurisconsulto prestigiado. Fue testigo de la boda
civil el Gral. Álvaro Obregón.
La vida y obra del Lic. Neri Reynoso, es ejemplo de patriotismo y pundonor. Vivió los años
convulsos de la Revolución Mexicana y sus protagonistas. Es considerado un auténtico héroe civil
por su preclaro pensamiento reivindicador de las libertades democráticas y celoso guardián de los
postulados de la Constitución de 1917. Procedió desde joven con valentía, fue leal a sus
convicciones y principios que nunca se vieron torcidos o mal interpretados. Hasta sus últimos días
observó una conducta irreprochable.
Tuvo como divisa el estricto respeto a la ley y las banderas del nacionalismo e independencia. Fue
un hombre que cumplió en su tiempo y respondió en su hora con asombrosa rebeldía
enfrentándose al régimen del chacal Victoriano Huerta, asesino del presidente Madero y del
vicepresidente José María Pino Suárez. Su proceder revolucionario nunca mostró atisbos de
irreflexión o titubeo y estuvo a la altura de las circunstancias en los momentos críticos del país.
Expuso su vida en defensa de la libertad; exigió respeto absoluto al orden constitucional
atropellado por la sanguinaria dictadura huertista y sus corifeos.
Su momento culminante se registró en la sesión histórica del 9 de octubre de 1913, en donde
pronunció un valiente discurso condenatorio al asesinato de Madero y Pino Suárez. Condenó el
crimen con términos oratorios que motivaron la disolución del Congreso ante la cólera homicida del
usurpador Huerta, quien ordenó la aprehensión de los diputados. Don Eduardo trascendió por su
clarividencia legislativa y defensa de la representación popular. Con su discurso el Ejército
Constitucionalista renovó su autoridad legal y moral, logrando nuevos cuadros.
El pasado martes, en el Palacio Legislativo de San Lázaro, se develó
un busto de Eduardo Neri Reynoso y se le dio su nombre a la plaza
central que alberga a la Cámara de Diputados.

Es probable que usted no identifique aún al personaje, pero a los


guerrerenses y a los familiarizados con la historia de la decena trágica,
de la caída de victoriano Huerta y del ascenso de la Revolución
Mexicana, sí les dice mucho.

En la plaza central de la antigua sede del Senado de la República, en


la calle de Xicoténcatl 9, una estatua de Belisario Domínguez de
cuerpo entero, con la mano derecha en alto y al pie del pódium
senatorial, da la bienvenida al visitante de este edificio histórico, pero
ante todo, advierte al legislador que obligadamente la observa, su
grave y delicada responsabilidad política: honrar la independencia y
honorabilidad republicanas del Poder Legislativo.

Belisario Domínguez conduce a Eduardo Neri, y viceversaLa historia


enlazó a Belisario Domínguez y a Eduardo Neri de la siguiente
manera. Por iniciativa de los diputados chiapanecos se inició una
sesión permanente con el fin de averiguar el paradero del senador
Domínguez. Se integró una comisión, misma en la que figuró el
diputado Eduardo Neri, procediendo a entrevistarse de inmediato con
el secretario de Gobernación del gobierno huertista, Manuel Garza
Aldape, quien manifestó el clásico pretexto para desentenderse del
problema: que el asunto no era de su competencia y procedería a
turnar a la policía la investigación correspondiente.

La reacción dictatorial de Huerta le costó el bloqueo internacional a su


gobierno y el rechazo popular.. En México, carrancistas, villistas,
zapatistas y obregonistas se preparaban para irrumpir en la vida
pública. Victoriano Huerta tuvo que dejar el poder. El discurso de Neri
Reynoso había dado en el blanco.

Pero más que recordar un discurso, un adjetivo memorable o una


sentencia política, el mayor homenaje con el que se debe de honrar la
memoria de tan distinguido prócer civil es valorar la actualidad de su
conducta, actitudes y valores cívicos, a la luz de la degradación y
descomposición económica, social y política que hoy vive nuestro país

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