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BERNARD POTTIER

EL AGNOSTICISMO, OPCIÓN EVIDENTE


PARA EL HOMBRE CONTEMPORÁNEO
Nadie puede evitar hacer la experiencia fundamental que consiste en
descubrir que la vida humana es una cuestión sin solución inmediata.
La revelación cristiana pretende aportar una respuesta a ciertas apo-
rías existenciales, teóricas y prácticas. El hombre racional contemporá-
neo prefiere, sin embargo, abstenerse de decidir grandes cuestiones de
la vida, pues está habituado a calcular la rentabilidad de toda acción.
Se hace un razonamiento del tipo calidad/precio, a lo que está muy
acostumbrado. Zanjar estas cuestiones radicales sobre la existencia de
Dios y la dignidad última del hombre exigiría muchos esfuerzos.

L’agnosticisme, choix évident pour l’homme contemporain, Nouvelle


Revue Théologique 129 (2007) 4-16.

El mundo contemporáneo caliza aún más con Nietzsche,


¿nos invita a la fe o más bien quien pone en cuestión simple-
al interrogante abierto? mente si existe “el bien y el mal”.
Es necesario hacer una elección li-
Puesto que Kant es considera- bremente, cualquiera que sea: la
do como uno de los primeros teó- apuesta de Pascal o la conclusión
ricos del agnosticismo, veamos de Blondel en el fin de L’action, u
hasta qué punto el hombre de hoy otra cosa, o nada de nada.
lo secunda habitualmente. La revelación cristiana preten-
Como Kant en la Crítica de la de aportar una respuesta a ciertas
Razón Pura, todo hombre es ca- aporías existenciales, teóricas o
paz de descubrir los límites inhe- prácticas, a las que no escapa nin-
rentes al conocimiento humano y gún ser humano. Pero nos da esta
puede ver que las cuestiones sobre respuesta exigiéndonos a cambio
Dios, el alma y el mundo no tie- un compromiso y dejando subsis-
nen una solución teórica cierta. tir una cierta insatisfacción. Efecti-
Como Kant en la Crítica de la Ra- vamente, para creer es necesario
zón Práctica, descubrirá también hacer una apuesta, decidirse. Hay
las aporías de la acción humana: que pagar un precio. Nadie puede
¿será recompensado el bien que yo creer sin pena, sin esfuerzo, sin ries-
pretendo hacer, tendrá el mal la úl- go, aunque las ventajas que procu-
tima palabra, como parece ser a ra la fe son ingredientes que, a su
menudo? Y esta cuestión se radi- vez, ayudan a pagar este precio.
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Además, aunque la fe sea sóli- cendencia radical de la esencia di-
da no libera al creyente de toda vina, rechazando la posibilidad de
preocupación aporética: la fe no lo atribuir a Dios nombres referentes
explica todo, ni sobre el hombre, a las criaturas”. Hoy en día exis-
ni sobre el mundo, ni sobre Dios. ten estos agnósticos abiertos, inte-
Pues la fe no da certidumbre ni paz, ligentes, activos, que parecen ha-
sino la esperanza de una salvación cer la experiencia de la pregunta
global en camino de hacerse. Na- sobre Dios, sin saber por adelan-
da se da, pues, de manera exhaus- tado si su búsqueda tendrá éxito.
tiva y definitiva en la fe. Son las En un contexto de indiferentismo
premisas de las cosas que se espe- o de ateísmo, este agnosticismo re-
ran (Hb 11,1). Nosotros vemos co- presenta ya una cierta afirmación
mo en un espejo (1 Co 13,12). de trascendencia en el seno de una
De ahí la importancia en teolo- cultura positivista. Se trata de una
gía de esta mística de los tanteos forma de teología negativa antro-
que han ilustrado los grandes san- pologizada, secularizada. Cabe
tos, en quienes la fe está intrínse- preguntar: ¿hay que salvar la dig-
camente unida a una búsqueda ver- nidad del hombre frente a un sa-
dadera, apacible para unos, ber científico reductor omnipre-
ansiosa para otros, pero auténtica sente, siguiendo quizás la línea del
en su término inaccesible. San Tractatus de Wittgenstein que afir-
Gregorio de Nisa recuerda que la ma que: “de lo que no se puede ha-
razón no puede abarcar a Dios blar, hay que callar”? De esta ma-
pues él es aperígraphos (es decir, nera, el agnóstico podría lo mismo
que no puede ser circunscrito). San rechazar tanto la afirmación de
Juan Crisóstomo tiene un escrito Dios como su negación, en un mo-
sobre la inefabilidad divina. Toda vimiento de afirmación de la dig-
la teología negativa parte de ahí. nidad del hombre y de su misterio
Recordemos la ‘docta ignorancia’ –y esta afirmación antropológica
de Nicolás de Cusa o ‘la nube de le conducirá quizás más lejos, in-
desconocimiento’ de la mística in- cluso aunque ello no sea seguro.
glesa, sin olvidar las noches de
Juan de la Cruz o de Teresa del Ni-
ño Jesús. Todo ser humano posee una
fe trascendental (Bernard
Si queremos considerar seria- Welte)
mente esta teología negativa pre-
sente en el corazón mismo de la
fe, podríamos decir que el agnos- Ahora bien, ¿por qué unos ha-
ticismo contemporáneo, en la me- cen esa apuesta, mientras otros no
dida que busca sinceramente el llegan a ella o no se sienten inte-
sentido de Dios y del hombre, pue- resados por este desafío? La teo-
de invocar una tesis teológica: “la logía clásica habla de una ayuda
que apunta a fundamentar la tras- de Dios, de una gracia, siempre ne-
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cesaria. Detengámonos en el ejer- el incremento de sentido y de va-
cicio de libertad que ha de hacer lor que le ofrece la fe revelada. Es-
el hombre, sin tener en cuenta una ta fe trascendental es, pues, como
eventual intervención divina, aun- una confianza original que trans-
que se la suponga. grede continuamente los límites de
nuestro saber y poder fácticos. Es
Podríamos desarrollar esta ac-
quizás ya el resultado de una gra-
titud haciendo alusión a las re-
cia que trabaja en lo que Rahner
flexiones de Bernard Welte sobre
llama el existencial sobrenatural,
la fe trascendental. Welte afirma
inherente a todo hombre creado.
que todo hombre posee una fe tras-
cendental. Que toda vida, por mi- Pero, justamente en nuestros
serable que sea, se apoya en esa fe. días, algunos piensan que precisa-
¿A qué llama Welte fe trascenden- mente esta fe trascendental, esta
tal? especie de optimismo frente a la
vida es lo que más falta. Se dirá
Se trata de una actitud existen-
que nuestro siglo de postmoderni-
cial previa, a menudo inconscien-
dad es incapaz de creer ingenua-
te y sin embargo muy característi-
mente en este sentido implícito del
ca. Todo ser humano que hace el
mundo y en este valor escondido
esfuerzo de vivir posee ya una cier-
de toda acción. Pues el nihilismo,
ta fe en que el mundo tiene un sen-
después de Nietzsche y Auschwitz,
tido y la acción tiene un valor; po-
ha hecho su trabajo en Occidente.
see incluso una cierta comprensión
En nuestros días, “la comprensión
de sí mismo como destinatario de
del ser, en la cual vive también la
algo en ese mundo, como agente
fe, está sometida a fuertes trans-
capaz de acción sobre la base de
formaciones históricas… La con-
una cierta receptividad. Si no exis-
ciencia moderna ‘se ha desviado
te ese algo previo; si, por el con-
resueltamente de la fe’ (Welte). La
trario, existe el sentimiento del ab-
fe, ciertamente, se ha mantenido
surdo, el esfuerzo de vivir resulta
en capas importantes de la pobla-
insoportable. Las aporías, tanto
ción; pero corre el riesgo de vivir,
teóricas como prácticas, experi-
por así decir, ‘en una vida cultural
mentadas por toda persona razona-
sin contacto verdadero con la con-
ble, si son la última palabra para el
ciencia dominante de su tiempo’;
individuo, le impiden ir más lejos.
lo que representa ‘una situación
Si, por el contrario, a pesar de esas
peligrosa para la fe’” (E. Brito).
aporías, a veces experimentadas
agudamente, el hombre conserva
o construye una confianza funda-
El nihilismo frente a las
mental en la vida y un cierto dina-
aporías existenciales
mismo para afrontar las dificulta-
des cotidianas, existenciales,
estará mejor preparado para avan- El período de la postguerra,
zar, e incluso para dejarse tocar por con el existencialismo de Camus
El agnosticismo, opción evidente para el hombre contemporáneo 261
y de Sartre principalmente, cono- de actitud heroica, como un últi-
ció el nacimiento de ese desencan- mo combate, en el que el hombre
to del mundo y de esta filosofía del se hace a sí mismo y debe dejar de
absurdo que minan radicalmente ser un canalla, a pesar de todas las
la fe trascendental tal como la pre- razones que tiene para creer que
sentamos más arriba. La vida no este empeño exigido no tiene otro
vale la pena de ser vivida, dicen. sentido que el que él le da. En es-
No hay nada. El suicidio es una so- to, según Barth, Sartre escapa de
lución pensada por muchos. su propio dilema teórico por la ac-
ción, porque él es “el tipo del eter-
Sin embargo, sabemos de po- no ‘espabilado’ francés”.
cos que se hayan suicidado por es-
te tipo de razones nihilistas. ¿Por Es el caso, sin duda alguna, de
qué? Porque el nihilismo, enuncia- la mayor parte de nuestros contem-
do teóricamente, no es vivido prác- poráneos agnósticos. Un vago ni-
ticamente por nadie. A pesar de las hilismo poco consecuente les per-
afirmaciones teóricas, todo el mite vivir y gozar de la vida sin
mundo está contento de disfrutar afirmar nada ni comprometerse
de la vida que se le ofrece y que, verdaderamente por causa alguna.
a despecho de teorías, elaboradas El rechazo de todo sentido obliga-
sin embargo con rigor, proporcio- ría al absurdo y al suicidio, pero
na cuando menos un sentido y un se espera todavía un poco, ya sea
valor. El nihilismo es a menudo un por falta de valor, o porque aún
pseudo-nihilismo. abriga algo de esta fe trascenden-
tal de la que hablamos antes, que
Camus es bastante representa- mantiene oculta y que teme descu-
tivo de esta incoherencia. En teo- brir demasiado pronto por temor a
ría, todo es absurdo, pero en la las consecuencias lógicas que pu-
práctica se intenta imaginar a Sí- diera entrañar. Esta constatación
sifo feliz y se admira y edita a Si- de pereza y cobardía podría pare-
mone Weil que propone un ideal cer dura y abrumadora. ¿Es esto
totalmente diferente. Y es que a la exacto? Hemos de profundizar to-
teoría nihilista se le junta una irre- davía sobre el porqué de esta de-
primible mística natural que enraí- cisión amorfa de no optar verda-
za a Camus en la vida y le hace, deramente por el sentido y el
por fortuna para él, del todo inco- valor.
herente.
Sartre es quizás más coheren-
El paso de la fe trascendental
te, pero completamente insatisfac-
a la fe teologal
torio, porque tampoco él lleva la
lógica hasta el final. En él, ningu-
na vena mística viene a reequili- En principio, según B. Welte,
brar su nihilismo teórico. Pero és- cuando la fe trascendental encuen-
te no le impide adoptar una especie tra el anuncio de la revelación cris-
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tiana, podría o debería trasformar- El agnosticismo aparece en el
se en fe explícita, teologal, intervalo de este paso
verdaderamente cristiana. Pero
hay que franquear un gran salto: si En el fondo, nuestros contem-
la primera fe está dispuesta a creer poráneos, creyentes o no, conven-
en un sentido de la vida, la segun- cionalmente agnósticos o ateos, se
da propone el sentido de la vida en interroguen o no sobre cuestiones
el paso por la muerte hacia la re- de teología negativa, mientras la
surrección. Según el evangelio, el vida no les sea demasiado dura, no
sentido verdadero de la vida se lee suelen profundizar demasiado.
en la pasión, la muerte y la resu- “Todo me va bien”, pueden decir
rrección de Jesucristo. Ese miste- desde nuestras sociedades desarro-
rio central de nuestra fe está en lí- lladas y favorecidas. La hora de la
nea con la fe trascendental, pero opción y de las grandes preguntas
sobrepasa de lejos las vagas pro- no ha llegado todavía. Se puede
mesas optimistas que ésta haya po- seguir viviendo la vida cristiana de
dido imaginar. Es ahí donde el cre- fachada, o su agnosticismo de sa-
yente potencial está obligado a lón, o su ateísmo, sin esfuerzo y
acoger con la gracia de Dios esta sin radicalidad, incluso con un
verdad radical de la cruz y adhe- cierto brío intelectual o cultural.
rirse a ella definitivamente.
¿Qué ocurre cuando llega la
Es probable que en un buen nú- prueba? ¿Cuando la muerte, la en-
mero de nuestros llamados cristia- fermedad, el accidente o la decre-
nos, esta fe teologal radical no sea pitud sacuden el fácil bienestar que
verdaderamente la suya. Han escu- adormece las conciencias? Enton-
chado el evangelio y el relato de la ces viene la depresión, la rebelión,
pasión, y están de acuerdo. Pero, la pérdida de la fe que uno creía
cuando llega la hora de la prueba, poseer, sea la fe religiosa o la tras-
su fe cristiana sólo parece ser el cendental implícita en muchos.
disfraz de una fe trascendental muy Entonces uno se vuelve ‘agnósti-
débil. El escándalo de la cruz, co’ (o incluso ateo virulento) por
cuando aparece crudamente en su despecho, por rebelión, por repre-
vida, pone de manifiesto la escasa salia, cayendo en un tipo de vida
profundidad de su llamada fe teo- roído por la depresión, cínica en
logal. En el fondo, pertenecen teó- algunos casos, lastimosa en otros.
ricamente a la iglesia, sólo por Para algunos es la hora de la ver-
azar, por razones históricas o cul- dad: la prueba los despierta y les
turales. De hecho, podrían formar ofrece la ocasión de una conver-
parte de otro continente o de la ma- sión, de un giro en la vida. Pero
sa de agnósticos y nihilistas que este caso es probablemente bastan-
corren por el mundo. No han opta- te raro. Se encuentran algunos de
do por creer, con la gracia de Dios, estos ‘convertidos’ en algunos gru-
en la cruz de Cristo resucitado. pos de cristianos o humanitarios
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activamente enfrentados a las pre- Éste es el mejor cálculo calidad/
guntas más radicales. precio.
El hombre contemporáneo,
Las costumbres calculadoras
efectivamente, está muy acostum-
de nuestros contemporáneos: brado a estos cálculos económicos
el entendimiento contra la de probabilidad y rentabilidad. Ha
intuición o la razón desarrollado maravillosamente su
inteligencia calculadora y trabaja
siempre para maximizar el prove-
Pero mientras la prueba no cho inmediato. La respuesta es cla-
obliga a la opción, se vive tranqui- ra: la fe no es verdaderamente ne-
lamente, quizás ligeramente in- cesaria por el momento y anticipar
quieto, pero despreocupado a me- decisiones, que quizás no se im-
nudo, esperando que la desgracia pondrán jamás, es pagar demasia-
no sobrevendrá. Respecto a la fe, do caro para muy pocas ventajas
se declara que no se tiene necesi- inmediatas. De ahí la posición
dad de ella, que el agnosticismo es pseudo-razonable del agnosticis-
suficiente por el momento. Se re- mo.
flexiona sobre los seres pero nun-
ca sobre el Ser, al menos de forma El hombre moderno y post-mo-
verdaderamente existencial. Se derno vive en el nivel del entendi-
contenta uno con ir viviendo al ni- miento. No está familiarizado con
vel del disfrute de la vida que se la intuición inmediata ni con la ra-
le ofrece y no se plantean pregun- zón especulativa. Calcular y me-
tas. Este agnosticismo pasivo y dir lo real sensible es lo suyo, y lo
despreocupado (el más habitual) hace de manera excelente. Pero ha
es bastante diferente del agnosti- perdido la fuerza de la intuición
cismo activo que se interroga so- inmediata y el poder de la razón
bre el misterio de Dios y del hom- especulativa. Ha reducido su pro-
bre, mencionado más arriba. pia racionalidad a la del entendi-
miento calculador.
El hombre racional contempo-
ráneo está habituado a calcular la La Edad Media era quizás el
rentabilidad de toda acción. Hace tiempo de la intuición de lo supra-
un razonamiento, al que está muy sensible. La vida era ruda y las
acostumbrado, del tipo calidad/ desgracias, moneda corriente. Pe-
precio. Profundizar en cuestiones ro el buen sentido intuitivo dota-
radicales como la existencia de ba de una base sólida a la fe tras-
Dios y la dignidad del hombre exi- cendental e incluso a la teologal.
giría muchos esfuerzos y decisio- ¿Por qué las cinco vías de Tomás
nes que podrían afectar a la tran- de Aquino sobre la existencia de
quilidad de la vida y exigir Dios concitaban la adhesión de sus
renuncias y desgarros. Si uno no contemporáneos? Porque se apo-
se ve forzado a ello, se espera… yaban en el terreno sólido de una
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fe trascendental implícita probada rreno y pretenden monopolizar el
y valiente. ¿Por qué hoy en día es- discurso racional. Este hombre
tas pruebas no convencen a nadie, científico y calculador no quiere
a pesar de que continúan siendo tomar el riesgo de concluir la más
igualmente racionales? Porque los mínima cosa, si con ello pone en
presupuestos de acogida de este riesgo la curva del provecho. Este
funcionamiento de la razón han tipo de reflejos se presentan plena-
desaparecido de la evidencia de la mente cuando se trata de cuestio-
intuición cotidiana. Y, sin embar- nes metafísicas, religiosas y éticas.
go, esta intuición del orden de las De ahí la posición pseudo-razona-
cosas es suficiente todavía hoy pa- ble del agnosticismo.
ra sostener la fe del carbonero de
millones de personas en el mun-
do. “No nos dejes caer en la
El idealismo alemán es quizás tentación”
la época más ilustrativa del poder
de la razón humana, que sobrepa- El pensador cristiano, lo mis-
sa no solamente a la intuición si- mo si es científico que economis-
no también al entendimiento cal- ta, es capaz de no abandonar la in-
culador. Grandes pensadores, tuición sólida de los primeros
previendo ya las proezas del en- tiempos, ni las atrevidas especula-
tendimiento científico, se consa- ciones de los últimos, y de tomar
gran enteramente al examen de las hoy el riesgo razonable de la fe.
más profundas cuestiones de la Riesgo, pues la fe no da la certeza
existencia. Esta fuerte racionali- de todo saber ni de todo buen ha-
dad no duda en penetrar en los cer, pero tiene la convicción de que
misterios más profundos y afirmar es así como puede saber lo máxi-
con rigor las conclusiones más mo y hacer lo mejor. Riesgo que
atrevidas. En aquel tiempo toda- asume humildemente, sabiendo
vía funcionaban las pruebas de la que las pruebas de la vida podrían
razón. poner en peligro esta fe en la vic-
Hoy la ciencia, en principio, no toria de la cruz de Cristo muerto y
niega la posibilidad de examinar resucitado. Humildad de la que da
estas cuestiones metafísicas u muestras cada mañana pidiendo a
otras. Pero ha invadido hasta tal Dios: “No nos dejes caer en la ten-
punto el campo de la conciencia tación”. El cristiano manifiesta así
humana que ha saturado el enten- que él no es capaz, como Cristo,
dimiento calculador, haciéndolo de asumir solo todas las pruebas
incapaz de la menor atención a de la vida, cualesquiera que sean,
cualquier cuestión que no sea cien- pero se remite a la gracia para te-
tífica. La ciencia y su mejor abo- ner siempre la fe suficiente para
gado, los resultados técnicos que sobrellevar las pruebas que la vi-
derivan de ella, ocupan todo el te- da le reserva. No la baladronada
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de quien piensa tener fe suficiente de ser una “clave” entre otras que
para afrontarlo todo, sino la humil- apunta al Englobante, tiene el de-
dad de quien se remite al Padre pa- fecto de cerrar demasiado y de li-
ra parecerse al Hijo. No la gnosis mitar el contenido de la fe filosó-
imbuida de sí misma que da pie al fica. Su rechazo de la revelación
agnosticismo, sino la fe que afir- no es fruto del ateismo, sino de una
ma su condición frágil, pero sóli- fe que él desea más pura. La fe cris-
da, en sólo Dios. tiana, según él, exige obediencia,
sacrificium intellectus, y cae así en
una especie de fanatismo que blo-
La fe filosófica de Karl Jaspers quea la comunicación de los hom-
bres entre ellos y con la Trascen-
En el recorrido que nos ha lle- dencia. Impide que la verdad
vado de la fe trascendental a la fe circule. Asistimos aquí al conflic-
teologal, a pesar de las pruebas de to entre el Dios oculto que se co-
la vida y las tentaciones perezosas munica libremente y el Dios reve-
del entendimiento calculador, he- lado que se petrifica y objetiviza.
mos de seguir afirmando el papel Balthasar, en Dios y el hombre
irreductible de la libertad de todo de hoy, considera que Jaspers, “fas-
individuo: la aceptación de la reli- cinado por la unidad de la razón que
gión cristiana no es jamás objeto toma su impulso” para ponerlo to-
de un razonamiento, sino un ges- do bajo el concepto de la humani-
to libre inexplicable, a pesar de to- dad, es “el representante típico de
da su belleza razonable. Quisiéra- la religión natural moderna”.
mos recordar aquí, para ilustrar la
posibilidad de sustraerse a esta in- Desde el punto de vista cristia-
vitación, el concepto de ‘fe filosó- no, nos encontramos con alguien
fica’ elaborado por Karl Jaspers. que parece haber recorrido con
éxito todo el camino de reflexión
Éste descubre la posibilidad de que nos proponíamos ofrecer a los
abrirse a una fe que nos pone en agnósticos para invitarles a la fe,
contacto con el Englobante (das pero que, en última instancia, re-
Allumgreifendes). Pero la Trascen- nuncia a entrar en la fe cristiana,
dencia, inalcanzable y omnipresen- estimando que la revelación, que
te, no puede ser representada más él conoce y aprecia, sin embargo,
que en clave. Fe verdadera, dice sólo es un signo que debe ser so-
Jaspers, fe verdaderamente razo- brepasado para entrar en algo aún
nable, fe que él opone, sin embar- mayor.
go, a la fe de la revelación cristia-
na. Jaspers afirma que él no es ateo
ni agnóstico, que su Englobante es
Fe, ateísmo, agnosticismo
verdaderamente religioso, pero él
cree que la fe cristiana en una re-
velación, aunque tenga el mérito En su reflexión, Bernard Wel-
266 Bernard Pottier
te, evoca igualmente el caso del re- ateismo (que son dos creencias)”,
chazo eventual. En efecto, si el como el agnosticismo que decide
hombre, gracias a la experiencia “atenerse a esta ignorancia”.
de una fe trascendental más o me-
El hombre contemporáneo se
nos pronunciada, es capaz de ad-
halla solicitado por todas partes y
herirse a la fe teologal, también es
tentado por el agnosticismo. Esta
capaz de rechazarla, y Welte des-
última actitud es, quizás, para
cribe tres razones fundamentales
aquel que no conoce suficiente-
posibles de esta finta ante la fe en
mente la proposición de la fe, la
Dios: “1) Es posible no decidirse
actitud más noble: una especie de
ante la cuestión de la fe en Dios, o
teología negativa que busca, a pe-
sea, no decir ni sí ni no. En esta
sar de todo, a pesar del ambiente
decisión se esconde algo parecido
materialista y reduccionista. Cier-
a una angustia desesperada, pero
tamente, se puede elegir la fe y el
contenida. 2) Una segunda forma
evangelio: aunque es necesario en-
se refugia en la figura de la fe por
contrarlos verdaderamente. Baltha-
sí misma, cuya interpretación se
sar escribe: “El individuo puede
pervierte… Se hace de lo inapren-
decidirse, pero se siente paraliza-
sible algo disponible… Allí se en-
do, empujado hacia abajo, por el
cuentra la raíz del fanatismo. 3)
peso abrumador de todos aquellos
Está por fin la forma de increencia
que no se deciden, o deciden de
que toma la forma del rechazo di-
otra manera”.
recto. Este mismo rechazo puede
sin duda presentarse de diversas Por esto el diálogo debe prose-
maneras, tanto en la actitud de Sar- guirse sin descanso, a nivel cultu-
tre como en la de Jaspers. Supone ral entre otras cosas, pues el cris-
una elección, un acto de libertad. tianismo no ha acabado de descubrir
Lo que hace decir a André Comte- al mundo secularizado las riquezas
Sponville que toda actitud es “una que él no puede ni imaginar.
especie de fe”, tanto “la fe y el

Tradujo y condensó: JOAQUIM PONS ZANOTTI

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