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Diseminario reúne las co-

municaciones que, sobre


la desconstrucc1ón pre-
sentaron en Montevideo,
Jacques Derrida, Emir
Rodríguez Monegal, Ha-
roldo de Campos, J. Hillis
Miller y GeoHrey Hartman.
Denomina las peripecias
de un sem1nario que no
fue uno stno vanos, pro-
gramados para la difusión
de prácticas y reflexiones
desconstructivas, enten-
diendo la necesidad de
una diseminación que, se-
gún Derrida, consiste en
la multiplicación y disper-
sión del sentido, una pro-
piedad - la propiedad del
término no deja de ser diS-
cutible - que afecta la con-
dicion textual.
Se renueva así la inten-
ción de la iniciativa: intro-
ducir en nuestro medio
uruguayo, rioplatense, la-
DISEMINARlO
tinoamencano, hispa-
nohablante, distintos as-
pectos de una dirección
LA DESCONSTRUCCION
teórica postestructuralis- OTRO DESCUBRIMIENTO DE AMERICA
ta, que se define difícil-
mente ya que la descons-
trucción evita desde el
Jacques Derrida
principio - como principio- Emir Rodríguez Monegal
las definiciones, tanto Haroldo de Campos
como no evita las dificulta-
des que semejante renun-
Presentación J. Hillis Miller
cia plantea. Lisa Block de Behar Geoffrey Hartman
DISEMINARlO

Distribución en la Argentina
CATALOGO$ s.r.l.

Avda. Independencia 1860


Buenos Aires
IN DICE

1ntrodu cción. Lisa Block de Behar . . . . . . . . . . . . . . . . 5


Jacques Derrida
Presentación de Derr ida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23
Nacionalidad y Nacionalismo Filosófico. . . . . . . . . . . . 27
Psyché: 1nvenciones del Otro . . ....... .. . .. . _ . . . . 49

Emir Rodríguez Monegal


Presentació n. Em ir R. Monega l, por fuera y
por dentro. Homero Alsina Thevenet ... . ........ 109
Bo rges y Emir. Jor ge Luis Borges ................. 117
Borges 1 de Man 1 Derrida 1 Bloom :
La Desconstru cción "Ava nt et Apres la L ettre" .. . . 119
@, XYZ Editores 1987 Prólogo a Blanco 1 Branco .. . . .. .. . . ............ 125

Coordinación : Lisa Block d e Behar


Dia gra mación de tapa : F . A lvarez Cozz i Haroldo de Campos
Dibujo de tapa : J orge Da miani Presentación de H. de Campos. Carlos Pellegrino 133
Editado y di stribuId o Más Allá del Principio de la Nosta lgi a (Sehnsucht) . . . . 135
por XYZ Co municaciones S . R. L. T ransb la nco: Reflexión Sobre la T ranscreaci ón
Tacuar e mbó 1479, escr. 107 de "Blanco" de Octavio Paz, con una Digresión
Mo ntevideo - Uruguay Sobre la Teoría de la Traducción del Poeta
Mexicano . .......... • . . . . .... .. . ..... .... . 147
J. Hillis Miller
Present ació n de J. H. Miller. Lisa Block de Behar . . ... 159
La Figura en "La Muerte y la Brújula " de Borges:
INTRODUCCION
Red Scharlach como Herramienta . . .... . .. . .. . . 163
L ect ura de Escritura: George Eliot. . . ............ . 1 75
lEx iste una Etica de la L ectu ra ? . . ... . . .... . . .. .. 197

Geoffrey H. Hartman
Buscarle ausencias al idioma es como buscar
Pr esentación de G. Hartman. Hugo R. Vechini .... . .. 229
espacio en el cielo .
La Lu cha por el T exto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 233
La Elación en Hegel y Wordsworth .............. . . 253
Jorge Luis Borges
El Discu rso de la Figura: "Habla Si lencio"
de Blake en la Historia Literaria ......... . ...... 275
Introducción a un diálogo con Geoffrey Hartman Ateniéndose a uno de los procedimientos convencionales de
" Creatividad, Idea y Método en Virginia Woolf" iniciación textual, John Barth empieza The Friday Book por un epl-
"La Casa de la Ficción como una grafe. Solo que el epígrafe aparece bajo e l t(tulo de " Epigraphs",
Casa de Caracol" . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 293 que empieza por decir que los epígrafes deberían ser evitados y que·
termina por indicar, tal como lo establece la convención, las referen-
cias bibliográfitas de su cita; pero resulta que la cita pertenece a John
Barth, que es de "Epigraphs", y transcrita de The Friday Book. La
convención, por excéntrica, se deroga; la excentricidad, por convin-
cente, por relativa, también. _ _

Si se menciona desde el comienzo esta ida y vuelta textual, este


juego especulativo de inscripciones e inversiones que da lugar a una
ocurrente muestra desconstructiva, es con el afán de avalar, por la fe-
licidad de esa ocurrencia, una presentación que, como esta, empie-za
atendié ndose a sí mi sma, a su título -un antecedente- y sus ante-
cedentes.

Para e l lector, la práctica progr~?siva- regresiva que inicia el tí'tulo


tampoco es extraña. "U n títu-lo es siempre una 'promesa' ", dice de
varias maneras Jacques Derrida en MEMOIRES for Paul de Man. Una
promesa tanto como una evocación, un lugar común donde coinciden

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y difieren tiempos y espacios, donde se inicia un movimiento anticipa- tica una lectura que advi"rtiendo (sobre) la indeterminación del texto
torio o retrospectivo, una instancia que es textual pero anterior al tex- lite:ario, las vacilaciones del sentido, la irreductible equivocidad de las
to, siE~mpre más allá del c!iscurso, al margen y sin embargo interioriza- contradicciones, la indecidibilidad como condición de la desconstruc-
do, totalmente; el t{tulo redunda y resume los compromisos de la lec- ción, basándose en la capacidad esencial del lenguaje "decir lo otro y
tura, la introduce dialécticamente presentándola y penetrándola a la hablar de sí mismo mientras habla de algo diferente" como d ice Derr i-
vez. da, las interpreta en tanto una repetición del texto nunca es tal porque
la desconstrucción entiende la iterabil idad como alteridad, la iteración
"Diseminaría" fue el término propuesto por Haroldo de Campos como alteración, una repetición que solo puede ser igual cuando difie-
para denominar el lfbro que, según lo qÚe se hab{a proyectado, reuni- re. Precisamente, por la interpretación, el mismo texto no es simple-
ría las comunicaciones que, sobre la desconstrucción presentaban en mente el mismo texto sino el texto mismo y, válido como continua-
Montevideo, Jacques Derrida, Emir Rodríguez Monegal, Haroldo de ción y consecuencia constituye, como dice Pau l de Man, "un proceso
Campos, J. Hillis Miller, Geoffrey Hartman. Denominaba también el temporal que asume tanto la semejanza como la diferencia".
Seminario que entonces se venía realizando, denominaba también las
peripecias de un seminario que se había previsto simultáneo y fue dis- Próxi ma al discurso literario, confundida con él, la interpreta-
continuamente consecutivo (desde octubre hasta diciembre de 1985) , ción desconstructiva habilita prácticas que guardan una afinidad con la
que no fue uno sino varios, que se hab{a programado para la difusión · poesía, afinidad que va más allá dei estud io frecuente de un objeto
de prácticas y reflexiones desconstructivas; entendiendo la neces idad poético o de la recurrente especificidad poética de sus objetivos teóri-
de una diseminación que, de acuerdo con los planteas más afianzados cos: su afinidad es una elección poética, una afinidad electiva que rea-
de Derrida y "temblando en el cuerpo de su plurivocidad", consiste en liza un ejercicio discursivo que comprend e y consuma. Como Ión, el en-
una multiplicación y dispersión del sentido, una propiedad -la pro- tusiasmado rapsoda d el d iálogo de Platón, la desconstrucción practica
piedad del término no deja de ser discutible- que afecta la condición una interpretación poética y teórica: más de una interpretación, al me-
textual. nos. Sorteando las reglas impuestas por la retórica trad iciona l o el ri·
gor del imitativo de las disciplinas, engendra a partir del discurso filosó-
Al disponer esta publicación, se renueva la intención de esa ini- fico y literario, un concepto de textualidad apto para contraer las d i-
ciativa: introducir en nuestro medio, uruguayo, rioplatense, latinoa- ferencias genéricas, desbo rdándolas; las clasificaciones, desart iculándo-
mericano, hispanohablante, elaboraciones que se afilian dentro d e las; inventa una especie de función "metapoét ica" (valg_a el cruza-
esta corriente desconstructiva, que la conforman, de manera que pu- miento termi no lógico de las conocidas polarizaciones de R. Jakobson)
dieran darse a conocer · distintos aspectos de una dirección teórica que, al describir y referi r la_ materia p oética, se consolida como tal :
postestructuralista, que se define difícilmente ya que la desconstruc- Como en el cuento d e Julio Cortáza r, el narrador, un observador obse-
ción evita desde el principio -como principio- las definiciones tanto sivo, describe la visión (lve o desvaría?) del axo lotl, da cuenta de una
como no evita las dificultades que semejante renuncia plantea. mirada que identifica (lindividualiza o asimila?) al que mira y es mira·
do.
Por eso, más que las sistematizaciones de una escuela o las pun-
tualizaciones de fundamentos doctrinarios, la desconstrucCión recla - La desconstrucción no proporciona técnicas de análisis ni instru -
ma la legitimación de esos discursos que constituyen una lectura en'- mentos metodológicos que puedan aplicarse imposit ivamente, conside-

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rados objetivos, Y por eso válidos; sólo porque procedan de un cuerpo del lenguaje, su aptitud figurativa gracias a la cual una expresión pue-
doctrinario anterior y exterior a la obra o porque pretendan la univer- . de significar lo que significa, otra cosa, e incluso lo contrario.
salidad, para los desconstruccionistas no es suficiente. Quizás estimen
como Borges, que "Los metafísicos de Tlon no buscan la verdad ni si: A partir de los textos de Jules Laforgue, era André Gide quien
quiera la verosimilitud: buscan el asombro. Juzgan que la metaHsica descubría que no había ningún libro inocente ya que el acto de escri-
es una rama de la literatura fantástica. Saben que un sistema no es otra bir comportaría necesariamente la reflexión sobre la propia escritura.
cosa que la subordinación de todos los aspectos del universo a uno Por este "desdoblamiento" -es la palabra que había utilizado Baude-
cualquiera de ellos. Hasta la frase 'todos los aspectos' es rechazable laire para designar esa comprensión como una forma de la ironía- es
porque supone la imposible adición del instante presente y de los pre- posible capta r la distancia constitutiva de todo acto de reflexión, el
téritos." acto que realizan tanto el filósofo, el artista como quien mantenga
con el lenguaje una relación profesional, quien lo utilice como "el
Sin eludir los riesgos de un escepticismo metodológico, la des- material de un oficio" por medio del cual se diferencie del mundo, se
const_rucción inicia un trabajo textual problemático -prácticas que distancie de él y de s l.
~uest1onan la vigencia de métodos que no son más que medios, que
Impugnan las definiciones por definitivas, las conclusiones cuando Derrida dice que "la escritu ra comporta estructuralmente, en
clausuran el discurso, las leyes porque "deben ser leídas", las verdades ella misma, su proceso de abolición y anulam iento." Bajo el signo del
que decretan y detentan otras verdades- a fin de averiguar qué especie signo, la desconstrucción sigue atenta a los deslizamientos de la figu -
de verdad imita la ficción y qué espacio de ficción limita la verdad. ración disimulada por la instrumentalidad, del instrumento derogado
por su propia eficiencia, a los olvidos progresivos del discurso que por·-
Por medio de esa lectura poética -tan literaria como filosófica- que se entiende no se oye, a las obcecadas intransparencias de la escri-
~~ desc.~nstrucción intenta describir las articulaciones retóricas de la tura que no deja ver ni se deja ver: la obliteración es literal , una fatali-
f1gurac1on, revocando los métodos de interpretación establecidos, tan- dad de la escritura que permanece y desaparece a la vez.
to aquellos que pretenden hacer expl (cito lo que el autor quiso decir
pero ~ue no dijo o quiso no decir, como aquellos m.étodos que operan La desconstrucción inquiere, a partir de la escritura, los mecanis-
somet1~~~ a recursos de in_teligibilidad normalizada y prescinden, por mos de los sistemas de comunicación, los más corrientes, los más "na-
esa sum1s16n a modelos de universalidad forzada, de la observación de turales" que no son los menos culturales, precisamente desconocidos
las contradicciones del lenguaje que los textos literarios reservan y re- por sobreentendidos, ya que cuanto más se afianzan más se ignoran.
levan. Como parte de contradicciones, la estrategia desconstructiva En busca del hilo alógico con que el texto se entrama, revisa el proce-
c.onstituye una exploración de la condición paradójica del texto litera- so semiótico hasta alcanzar ese nudo donde según reconoce Umberto
no, su virtualidad irónica que es su manera de ser. Nuevamente la Eco, el signo "se vuelve capaz de contradecirse a st' mismo (de otra
coincideñcia avala la mencióñ : "La creencia se da junto con el d es- manera esos mecanismos textuales denominados 'literatura' no serían
creímlento; como el libro de Tlon, con su contralibro." posibles)."

Tratándose de la escritura, tales contradicciones son inevitables De Poe a Derrida, las cartas y las letras (en inglés, en francés, se
porque es en la escritura donde se registra la naturaleza contradictoria dicen igual), como los juegos, cuanto menos disimulados más ocultos.

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"Mi Víbora de Letra" b(fida y sagrada a la vez, es la escritura para J.
Laforgue. Para Mallarmé "el mundo se hizo para acabar en un hermo- Esta publicación ordena d iversas comunicaciónes ajustándose a
so libro", un final poético dado que el mundo y el lenguaje compar- las circunstancias de su respectiva presentación. La desconstrucción
ten filosóficamente, un mismo problema de 1ímites: "lOuién no desea- en el A ío de la Plata comenzó con la conferencia de Jacques Derrida
ría fugarse de la prisión del lenguaje y detenerse all (donde pudiera "Nacionalidad y nacionalismo en filosofía" donde se considera la vi-
verla desde afúera?". La pregunta de Hillis Miller se formuló retórica- gencia de la escritura como canon del pensamiento, aún de un pensa-
mente porque sabe que esa fuga imposible no pasa de una aspiración miento al que, como el filosófico, se le atribuye el diseño y designio
universal, que si "Dios mismo tuvo que consultar la 8 iblia para crear de esos m ismos cánones.
el mundo", según nos confía el Génesis Rabbah: la letra es el orbe y
el origen . Borges recuerda que en "la cábala (que quiere decir recep- Derrida no atiende el tema como un análisis de la noci ón de na-
ción, tradición) se supone que las letras son anteriores; que las letras ción o nacionalidad d esd e un punto de vista histórico, social o lingü ls-
fueron los instrumentos de O ios, no las palabras significadas por las tico, sino a partir de los problemas planteados por la condición idio-
letras. Es como si se pensara que la escritura, contra toda experiencia, mática del discurso . En general, esta condición que es naturaleza y
fue anterior a la dicción de las palabras". restricción de todo discurso, aparece atenuada en la apreciación que
se elabora sobre un hor izonte d e conceptualización, de universal idad,
Previa y al mismo tiempo presente, actual y sin embargo posible, y que se sustraerla por eso a las caracterlsticas propias (históricas o
la escritura es origen de permanencia y repeticiones, de dicción y con- poéticas, eventuales o íntimas), al rasgo singular, a lo idiomático pro-
tradicciones. De ahí que la escritura invierta y produzca el tiempo es- piamente dicho.
pacializado en el espacio diferido. Por la escritura, el tiempo tiene lu-
gar, un tiempo siempre distinto. Pendiente de las aporías (una d e las Determ inada por la diferencia idiomática y los 1ímites de la tra-
palabras que aparecen con más frecuencia en los escritos de Paul de ducibilidad de lo filosófico, la cuestión se agrava drásticamente en una
Man) de la escritura, la desconstrucción es la práctica de una crítica época en la que la comunicación entre territorios, instituciones, gru-
cultural activa que ensaya una probabilidad, hace la prueba una tenta- pos, escuelas, se multiplican por congresos, coloquios, intercambios
tiva o una verificación, ya que, según Derrida la escritura prefigura su docentes. Acontec imientos de internacionalización que se dan conco-
propia lectura desconstructiva c!e modo que pueda propiciar una inver- mitantemente con "efectos de opacida~;, (son palabras de Derrida)
sión de jerarqu las, desarticular las imposiciones o imposturas de una que exasperan la conciencia nacional, la búsqueda de la idendiad, la
lógica que responde solo a la razón (el logos) con la que se explica, exaltación de lo p ropio y particular, inajenable solo porque no es aje-
una razón entre varias, una que se puede perder, o se puede dar, preci- no ni puede ser transferido .
samente a quien ya la tenga.
Consecuti va mente, "Psyché : Invenciones d el otro" fue expuesto
A partir de la escritura, la interpretación desconstructiva tam- en el curso del seminario que se ll evó a cabo en el Instituto de Profeso-
bien forma parte de ella, es una puesta en escritura, una (a) puesta tex - res Artigas.
tual: un azar, un riesgo, cada vez y siempre a tiempo, el texto está en
juego. Dedicado a Paul de Man y a su m ed itación sobre el tema d e la
alegoría, .entendida como la invención del otro, Derrida parte de "Fá-
* * * bula" ("Fabl e") d e Francis Pong e, a fin de desconstruir el poema, el
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análisis, la desconstrucción, el lenguaje. Especula sobre el descubr i- esta vez no fue solo póstuma. Para ser leído en esa circunstancia, Bor-
miento de la identidad por la fractura, de la dualidad por el espejo; ges le dedicaba un texto que recordaba su amistad, la amistad litera-
uno que se descubre como otro cuando .observa la imagen del espejo ria, la amistad en la literatura, aquí se incluye. También se publica el
en el espejo que, como la palabra, se muestra a sí mismo por mostrar Prólogo a Blanco/Branco sobre la traducción -la palabra ha sido des-
algo más. "Psyché", en francés, nombra un espejo, un espejo que rota; plazada- que Haroldo de Campos realiza sobre el poema de qctavio
en filosofía, nombra la un idad de los atributos personales, el alma. Por Paz y su última conferencia : " Borges/ de Man/ Derrida/ Bioom : la des-
la vuelta del espejo, vuelta y f ractura, el otro y el mismo se distinguen construcción 'avant et apres la lettre ' ", donde Borges resulta ineludi-
y se identifican. blemente e l común denominador de tres críticos excéntricos, que otro
critico examina.
La invención del otro es un descubrimiento. El otro existe a par-
t ir de uno, uno mi smo por el otro: "por la palabra por/ empieza Una vez más la figura del crítico aparece entre espacios contra-
pues . . . " Por la imagen d el espejo (por lo menos d ob le), el motivo dictorios tra zado en equis, el quiasmo literal donde se cruzan las (o) po-
(una repetición) y el movimiento (una iniciativa) aparecen como for- siciones que la crítica atraviesa, entre la lectura y la escritura, la fic-
mas de una misma búsq ueda del conocimiento, una inquisición que no ción y la verdad, la creación y las creencias, entre Europa y América,
discrimina entre invención y descubrimiento; ambos so n variaciones el Norte y el Sur, entre los tiempos.
de un " ciménto" e ntre la invenc ión y la armonía: la palabra, el habla,
es un punto de encu ent ro, el concierto entre un orden y la imagina- La figura en cruz, la clave que cifra el sacrificio de una llegada
ción, el lenguaje y la poesía, el estatuto y la creación. La f ábula resu- que fue varias partidas, la gloria de un recibimiento por despedidas, de
me la confabulación entre el poeta y el lector que se establece por las su ausencia y su retorno y su ausencia otra vez. El Seminario sobre la
mismas palabras, salvando la diferencia : la verdad se ex presa por a lego- desconstrucción se realizó bajo el signo de "A penas . . .",las palabras
r ías; la fábulá es una a legoría de verdad. con que Jacques Derrida recordaba a Paul de Man al iniciar sus confe-
rencias en Y ale. De tantas penas, los textos de Emir, su gesto, rescatan
Después de más de diez años d e ausencia, Emir Rodrlguez Mo- un pasado cultural que es el de todos.
negal volvía_a Montevideo a d ictar sus conferencias. Había condiciona-
do su presencia y participación en el Seminario, al restablecimiento de Los textos de Haroldo de Campos que se publican por primera
la democracia en el Uruguay. Hab ía contra(do el compromiso en Y ale vez en español revisan una teor la de la traducción en "Más allá del
cuando nada insinuaba la enfermedad que se manifestó tan grave algu - principio de la nostalgia" que se presenta como una práctica poética
nos meses más tarde. No quiso faltar a su promesa y viajó desde New en "Transblanco: Reflexiones sobre la transcreación de BLANCO de
Haven sospechando que tal vez disminuiría así los pocos días que le Octavio Paz, con un excurso sobre la teoría de reducción del poeta
quedaban por vivir. Como Jaromir Hládik, el autor de Los enemigos mexicano ."
en el cuento de Borges, también a él le fue concedido un "milagro se-
creto": el tiempo justo para dar feliz t érmino a· su drama. Regresó y Ya desde el principio y basándose en los escritos de Walter Ben-
fue objeto del mayor reconocimiento nacional: el Presidente de la jamín, uno de los ensayos de Haroldo pone de manifiesto su preocupa-
República le ofrecía personalmente el homenaje que requería y repe- ción por la peculiaridad filosófica de "La tarea del traductor". La
tla un público conmovido y admirado, anticipando la apoteosis que "nostalgia" de su titulo evoca el sentimiento que traduce aproxima-

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que Derrida supo dist inguir la temporalidad en la diferencia, otra for-
damente el portugués saudade, que a su vez traduce aproximadamente ma de diferir) y no la identidad literal, por otra parte imposible, la que
el alemán Sehnsucht. Atravesando esas diferencias, Haroldo anima la podría rescatar la validez del texto e insinuar la competencia del lector,
exploración de "una patria arquetípica" conjeturada tanto por filóso· aunque habría que descartar a los lectores de las narraciones, en las
fos como por traductores, asimilando dos formas de la búsqueda de un narraciones, quienes prefieren sucumbir al pie de la letra, inventando
mismo conocimiento original, presumiendo -a pesar de las diferencias en la ficción la mayor alegoría: creer que la verdad exista como una
teóricas y es pecificidades metodológicas- la existencia de una "lengua interpretación literal, una licencia que solo un personaje se puede per-
pura" o " lengua de la verdad", anterior a las crisis de las que las va- mitir. Por su sobresaliente condición alegórica, el texto requ iere nece-
.riantes idiomáticas son origen y consecuencia. La rehabilitación de la sariamente una interpretación retórica que descifre su clave y al des·
operación interidiomática de la traducción y la fundación crítico- cifrarla, lo real ice. Una lógica más irónica o paradój ica que racional
práctica de su ejercicio, compartiría la vocación paradisíaca de la conforma una retórica o un tercer procedimiento apto para sortear las
exégesis, el pardés interpretativo de las Escrituras que con-vocan · diferencias entre la lógica y la retórica, lo prop io y lo figurado, lo es-
cifradamente tanto el Jardín del Ed én como una pluralidad her- pecífico y lo ind ividual, el objeto y el sujeto, la experiencia y su repre-
menéutica, lecturas diferentes aptas para recuperar, gracias a una sentación. Es el principio que rige toda práctica hermenéut ica cuando
segunda curiosidad, la condición celestial que una primera c uriosi- reconoce en la figura la clave, una articulación incoativa que anticipa y
dad dio por terminada. Similar a los recursos (medios y recorrido que gesta el misterio; lo suspende y sin derogarlo, lo mantiene.
remiten al principio). las remisiones que va len el apocatástasis, la tra-
ducción inicia un movimiento regresivo y dispensa las posibilidades Las prácticas d esconstructivas de Hillis Miller ponen en movimien-
necesarias para restablecer la comunicación perfecta y feliz que las en- to una búsqueda de la verdad, aunque sea f igurada, una "quete", que
tidades tenían en su primitivo principio; a pesar de los descréditos es a la vez una cuestión, un problema, el problema (fi losófico y aquí
del consabido alejamiento que se le imputa, por el ejercicio de la tra- policial)· de la búsqueda de la verdad . Descu bre asi una figura c lave, en
ducción se verificarla el regreso a una lengua previa, original, un origen este caso una clave que es figurada y literal. El cuento es el cuento de
anterior a la versión que se traduce , una acción que recupera la nomi- un enigma, de una pesquisa también hermenéutica ·que siempre hace
nación invalidando la arbitrariedad, prescindiendo de ella o confun- referencia al silencio de lo que interpreta, un misterio que la estrategia
diéndose míméticamente en la revelación de semejanzas, una reden- policial, teológica, hermenéutica, intenta resolver a partir del lenguaje
ción silenciosa de quienes no requieren de acuerdos para esta r de mismo, de una figura literal: un rombo imaginario que se concibe a
acuerdo . partir de cuatro letras, un tetragramaton geométrico, perfecto, ampa-
rado en los prestigios incontrovertibles de otras cuatro letras igualmen-
"La muerte y la brújula" le ofrece a J . Hillis Miller un texto par- te enigmáticas. La figura es literal, es la catacresis, " una de las figuras
ticularmente apto para examinar "la irreductible natura leza figurada no verdaderas" puntualiza Pierre Fontanie r en su tratado Les figures
del lenguaje", calidad que reconoce en diversas oportunidades y con du discours, entendida como un tropo forzado, por Gérard Genette ya
la que la desconstrucción cuenta decisivamente. La narración de Bor- que falta la palabra propia, carece de un sinónimo no figurado. De la
ges es otra alegoria d e esa alegoría que es la lectura narrativa, entendi- misma manera que en la interpretación musical, la intepretación des-
da como el trabajo textual diferente que convierte en otra cosa la mis- constructiva se orienta desd e el princip io por la clave: el rombo·mar-
ma cosa, una en función de la otra. También en otros cuentos, en esa ca el rumbo en la brújula pero no determina el sentido textual. De esa
alteridad alegórica, la diferencia por la diferancia (es el t érmi no con
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figura que forman las letras depende una dirección pero no la verdad .
El detective confunde un enigma con un teorema, de ahí su final. Los ensayos de Geoffrey Hartman que aqu {se incluyen destacan
entre su variedad temática la misma tendencia de su pensamiento a
En "Lectura escritüra: George Eliot", Hillis Miller continúa e l concentrarse en el universo de la escritura (también en plural o con
análisis de las relaciones que se entablan entre lo figurado y lo literal, mayúscu la), en tanto representación donde concurren la literatura
entre lectura y escritura, exterioridad e interioridad, proximidad y -especialmente la poesfa- la filosofía y la teología, asistiéndose y
distancia, visión literaria y visión real, por medio de un procedimiento compitiendo a la vez. Su crítica sigue atenta a las posibilidades de una
desconstructivo del que se va le para observar el real ismo de quien , co- con/versión por la escritura, el registro donde se asimilan textos dife·
mo G. Eliot, no deja de advertir la escasa realidad de la realidad y la rentes, pertenecientes a escritores, unos pensadores y otros también
mimesis del realismo como una muestra deliberada de esa escasez. El pensadores, en una " biblioteca imaginaria" (la asociación con A. Mal·
problema de las relaciones entre la realidad y sus variantes alternativas raux no debe eludirse) que reúne contextualmente teXt!)s poéticos, sa·
es el problema y da lugar a más de un cuestionamiento. grados, filosóficos y crfticos, rehusándose a la discriminaci ón siempre
problemática que jerarquiza una escritura primera sobre escrituras
Precisamente en el capítulo consecutivo lo formula como una consecutivas y subsidiarias. La fusión dialógica de escrituras que prac-
pregunta: "lExiste una ética de la lectura ?". La inquisición se dirige tica, se asocia a uno de los fundamentos más notorios de la concep-
a atender las actividades y responsabilidades éticas del lector, profeso r ción postestructuralista; por el mismo principio que se subestima la
o crítico de la literatura en genera l y de la posición de los proced i· eficacia incontrovertible de sistemas teóricos y requisitos metodológi-
mientos (también como conducta) desconstructivos en relación con cos, desconfiando de las soluciones defin itivas en materia de interpre·
métodos psicobiográficos, históricos, temáticos, sociológicos, que se tación o comentario que si b ien distinguen poema/comentario, poe·
aplican como consecuencia de la expansión de un enfoque predomi· ma/teoría, texto primario/texto secundario, no distinguen que el mé·
nantemente ideológico. Son las aspiraciones totalizadoras o total ita· todo también es escritura y la teoría tampoco puede sustraerse a las
rias de una crítica que olvida que "el lenguaje no solo es el instrumen· (re)flexiones de la imaginación alegórica aunque pretendan imponer
to de la ficción", como decía Mallarmé, sino el origen donde la ficción una verdad que se verifica más por rigidez que por rigor.
comienza. Las exigencias expansivas de ese enfoque se justifica por la
propia condición extrínseca de estudios que pretenden soslayar la Hartman extiende así la validez de un comentario que no tiene
prioridad del leñguaje de la literatura para atender algo que se encuen- porqué requerir del alarde científico para compartir un lugar con e l
tra más allá de ese lenguaje, algo tan exterior como "la vida misma", texto que comenta. Ambos asimilan en un mismo ejercicio litera rio
entendida ya sea como sociedad, historia, naturaleza, Dios, "la vida las prácticas de un lector-escritor que a-copia por medio de un género
tal cual es" de la que no se sabe cómo el le~guaje, la lectura o la des· más amplio, el comentario, donde se inscribe la lectu ra bíblica de "La
construcción podrían mantenerse al margen. Hillis Miller se une a Paul lucha por el texto", la poética encabalgada con la discusión filo ·
de Man en cuanto a la necesidad de desconstruir los deslizamientos de sófica en "Elación en Hegel y Wordsworth"; una dialéctica también
un discurso que desconoce la retórica a la que las concepciones ideo- espacial pone en evidencia la acción conjunta que podría encontrar
lógicas, en tanto que condicionadas por e l lenguaje, no pueden sus· sus mejores antecedentes tanto en el Glas d e Derrida donde expone
traerse desde e l momento en que es e l lenguaje el que responde por la co-acción discursiva entre el poeta Jea n Genet y la fi losofía de
ellas, un lenguaje tan figurado y necesario como la catacresis del cuen· Hegel, como en ·la coherencia alfabética que ordena el diccionario,
toque fue el punto de partida circunstancial. como en la sabiduría diagramática del Talmud, habilitando el co-

16
17
mentario Y la explicación, legitimando por una misma escritura con- bía impuesto la desconstrucción en América. "La desconstruéción es
sagrada por la religión, la poesla, la filosofía y una ciencia, la lingüls- América" rectificaba Derrida en uno de sus textos más recientes y solo
es aparente la precisión de esta def inición que Derrida aventura a ma-
tica, por afinidad (proximidad y semejanza o semejanza por afinidad:
la affinitas) espacial y especifica. nera de hipótesis, y que supone, más que una restricción toponím ica
o un fáci l deslizamiento de un emplazamiento circunstancial a una
Se elabora así una cr(tica del pensamiento, como una apertura cond ición necesaria. " La desconstrucción es América" admite todavía
retórica necesaria para quien leyó ley y leyenda, dos formas de leer un caso de declinación más: la desconstrucción de América, el genitivo
el texto que co nservan en su coincidencia terminológica las correspon- que expresa una propiedad que le pertenece, una procedencia o, más
dencias del hebreo que asemeja y d iferencia hallaka (ley) y haggada bien, un procedimiento -crítico- ético, la posibilidad de una revisión
(narración) . Por medio de la interpretación poética Hartman realiza crítica de la que América es objeto. Exageraba James J oyce cuando
una crítica del lenguaje (como entendía Wittgenstein toda filosoHa), atribuía a los genitivos la posibilidad de explicar el mundo pero como
tanto como del silencio, su contrapartida necesaria, destacando la posibilidad es válida y más allá de la facilidad de la inversión simétrica
determinación idiomática de la que habla al principio Derrida, revela- imp lica una revisión de lo que América representa , América descons-
. da Y relevada (reunidas en el alem. Aufhebung, otra de las palabra s truida. La desconstrucción no puede no se r " una crítica radical de la
clave de todo el pensamiento desconstructivo), por la paronomasia representación" y aunque sea esa la función que según Hartman asig-
del ingl. "silence/science/signs", el juego de palabras que combina y nan los desconstruccionistas al arte, su acción desconstruct iva la pro- ·
re-crea en el comentario al poema de William Blake, una serie poética pone Y la comparte. Es de esta activ idad crítica radica l, de esa loca li -
donde la reciprocidad de una vaga y vasta homofonía ho descarta la zación desmesurada, de esa transidentidad que atraviesa el océano,
oposición. continentes, idiomas, escuelas y d isc iplinas, que los ensayos que aquí
se incluyen proceden e il ustran.
Alternando conferencias, cursos y discusiones -el diálogo sobre
Virginia Woolf a partir de la introducción que realiza Hilli s Miller y Las ocurrencias de la ficción dan cuenta de las vicisitudes del
que, por razones de precariedad técnica, se publ ica inconcluso- los doble. Dice Borges "Era uno y fue dos. El arte de la colaboración lite-
cri'ticos de Y ale presentaron diversos ejemplos d e esa corriente filosó- raria es el de ejecutar el milagor inverso: lograr que dos sean uno". La
fica y literaria que fue conociéndose como la desconstrucción y llegó a desconstrucción no so lo se produce por la conciliación de índoles di -
consolidarse como una de las moda lidades más agudas, productivas y versas, de abordajes heterogéneos, la mediació n que es la actividad cri-
estimulantes del pensamiento humanístico contemporáneo. Se termi- t ica interesa po rque siempre se produce una fusión , varias fusiones: de
naba de delinear de esta manera el triángulo epistemológico, académi- épocas, espacios, textos. Entrecruzamientos de los que el conocimien-
co Y continental que esta iniciati va de actualización teórica y critica to cr ítico no puede prescindir y que se registran como una metáfora
se habla propuesto desde el 1nstituto de Profesores Artigas, con asis- del desplazamiento (una metáfora de la metáfora), un "desplazamien-
tencia de la Comisión Fulbright, el Servicio Cultural de la Embajada to radical" y como tal, según entiende Derrida, solo puede produci rse
de Francia y la Asociación Uruguaya de Estudios Semióticos. desde el exterio r. Si la actividad crt'tica no se concibe sin la colabora-
ción, sin la participación del otro, su interés pone de relieve en el se-
Hacía casi dos décadas que, a partir de la coincidencia -la inci- mejante lo distinto, lo que se d istingue porque es d iferente, mult ipli-
dencia doble y compartida- de Paul de Man y Jacques Derrida, se ha- cando las numerosas variantes de la alteridad. Desde la "antropofagia"

18 19
de los vanguardistas brasileños, los dialogismos y polifonías que la en'·
tica articuló e impuso, las transtextualidades postestructurales, la dife-
rancia desconstructiva que es más allá de las distintas denominaciones
con que las teorías:circunstancializan el acto de la reflexión, una nece-
sidad dia-crítica que solo por la letra difiere; la diferancia contrae la
figura del otro en la escritura, un otro para quien e l tiempo cuenta.
Tal vez ese otro sea el mismo que el otro del otro y sólo as( sea posible
explicar la propia identidad . También en Montevideo, en el Río de la
Plata, la desconstrucción es de América y como una y otra no pueden
entenderse sino ambivalentemente.

Lisa Block de Behar


Montevideo, octubre de 1986

JACQUES DERRIDA
20
*Presentar a Jacques Derrida plantea una serie de contradiccio-
nes en primer fugar, presentar a quien está presente constituye una
contradicción o una redundancia, a fa vista. Por otra parte, si presentar
es hacerles a ustedes un presente con Jacques Derrida, mientras hablo,
lo estoy postergando y por lo tanto ya no es un presente.

En materia de palabras resulta imposible evitar fas contradiccio-


nes: es fa doble articulación de la presencia, de fa que habla Derrida:
cada palabra convoca presencia y ausencia a fa vez. Para peor, la pre-
sencia del responsable de fa desconstrucción multiplica las contradic-
ciones:
- el filósofo de la escritura hace uso de la palabra. iCómo im-
pugnar as/, a viva voz, el logocentrismo?.
- el filósofo de los márgenes se encuentra ahora en el centro, y
no solo de Montevideo;
- el filósofo de la distancia, de la diferencia o de la "diferancia"
está aqu( semejante, prójimo y próximo.

Es dif/cil eludir tantas contradicciones: Decir es contradecirse.


Esta afirmación podda ser una d efinición de la desconstrucción pero
la desconstrucción las resiste; podría ser una consigna, pero nada más
lejos de la desconstrucción que la simplificación amonedada de frases
que, cuan to más huecas, más resuenan.

Ni definición ni consigna. Quizás lo más pertinente, al escuchar


a Jacques Derrida, fuera eso: tener presente que tratándose del discur-

23
so, del texto en general, las paradojas más frecuentadas: "Yo miento"
momento, en parte, se la debemos a él. En este momento también
(o digo la verdad), "Nunca digo nunca" (y lo estoy diciendo) o hasta
Emi r está presente en nuestro pensamiento, como otra forma de la
en las expresiones más simples digo o v no sé si asimilo o excluyo; di-
doble articulación de la ausencia:
go por v no distingo entre sustitución v multiplicación; digo contra V
no sé si es adversidad o apoyo; digo cierto v tampoco se sabe si es in-
Como quien toma una ciudad, como quien toma una decisión,
cierto o seguro: libertad pudo nombrar nuestra mayor necesi dad v Jacques Derrida toma la palabra.
también una prisión.

Con Jacques Derrida llega la desconstrucción a Montevideo:


Es otra forma de pensar. En efecto, se trata de "ideas foráneas": Lisa Block de Behar
una al teración, una alteridad pero no solo los borgianos V borgistas
saben que sól o gracias al otro se conoce l o propio. Es otra forma de
pensar, ya se sabe. Por eso no debe alarmarnos demasiado si nos pare-
ce no entender su discurso compl ej o, sobre todo porque es diferente;
que no procura demasiada claridad porque el exceso de claridad des-
lumbra, impide ver (tantos años hace que el propio Edipo reivindica-
ba la oscuridad como su luz). Explicar a Jacques Derrida seria como
aclarar la noche. Una explicación seria como eso que queda, al final,
del conocimiento absoluto: Glas, un toque de difuntos, un sonido
apagado, a penas, a tantas penas.

El filósofo de la diseminación, de la diferancia, de la archihuella,


de la gramatol ogia, del margen, del suplemento discutible, del antilo-
gofonocentrismo, del timpano, del espaciamiento, del injerto, del far-
makon prescrito, de la escritura, de los desafueros, del subjetil, ha ocu-
pado la lengua francesa. Las palabras ya no dicen lo que decian por-
que todo un léxico entre comillas, en i tálicos subrayado, se estratifica
por la multiplicación de sentidos: una palabra por otra. Jacques Derri-
da es un filósofo de la alegoria y la literalidad. Un fil ósofo que res-
ponde cuestionando, porque eso es contestar: responder e impugnar a
la vez.

Con Jacques Derrida la desconstrucción se acerca a Montevi deo.


Después vendrán Haroldo de Campos, H illis Miller, Geoffrev Hartman
y Emi; Rodríguez Monegal. La presencia de Jacques Derrida, en este • Palabras de presentació n pronunciadas en ocasión de la primera sesión del
Seminario de Jacques Derrida en Montevideo.

24 25
NACIONALIC)AD
Y NACIONALISMO FILOSOFICO.

Con este tftulo, no es mi p ropósito, por lo menos, no lo es en


primer término o, si Uds. prefieren, en última instancia, proceder al
análisis histórico, social, lingü(stico, de lo que se llamaría una nación,
una nacionalidad filosófica. No se excluye tal análisis (en términos de
escisión social o humana) del seminario, más aún, será necesario y es-
pero que lo emprendamos de varias maneras y, sobre todo, que inte-
rroguemos su posibilidad, pero tal posibilidad no es mi mayor preocu -
pación.

Mi mayor preocupación, aquí, se dirigirá más bien hacia las apo-


rías de la traducción filosófica de los idiomas filosóficos. En forma un
poco abrupta, como ocurre siempre al principio, diría que hay -es
nuestra experiencia y hablaré de esta experiencia y de sus derechos
dentro de un instante- hay y tenemos esa experiencia de los idiomas
filosóficos y esta experiencia mism a no puede no ser vivida por un fi-
lósofo, por uno que dice ser un filósofo, por alguien que se dice filó-
sofo, a la vez como un escándalo y como la suerte misma de la filoso-
fía.

Un escándalo, es decir aquello que hace tropezar, que hace caer


a la filosoffa, lo que la detiene en e l camino y quien dice ser filóso -
fo considera que la filosofía es ese ncialmente universal y cosmopolita,
que la diferencia nacional, social idiomática, en general, no debe ocu ·
rrirle sino como un accidente provisorio, superable e inesencial. La
filosofía no debe sufrir la diferencia del idioma, no debe soportarla
ni tiene porqué sufrirla. Toda afirmación del idioma o de la irredu cti-

27
bilidad del idioma sería entonces una agresión o una profanación con dé lugar a los equívocos más graves. Volveremos extensamente sobre es·
respecto a lo filosófico como tal. te particular. Y vale preguntarse, 2. suponer aun cuando se tenga un con·
cepto claro y asegurado por un consens? (!a cuestión del co~sen~o está
Un escándalo pero tembién una suerte en la medida que la posi- implicada en sí mi sma por la del sent1m1ento, por la conc1enc1a o la
bilidad misma para una -para la filosofía dedec irse,de discutirse,de realidad, considerada como nacional), suponer aun cuando un consenso
pasar, de prescindir, de ir de una a la otra- es pasar por los idiomas, de tenga lugar con respecto al concepto d e nacionalidad, vale form ular la
segunda pregunta: lqué pued e ser un idioma nacional, una nacionali
transportar e l idioma y transportarse, de traducirse a través o más bien
dad filosófica? Para preguntarse lo que puede ser, no hace falta co-
en el cuerpo de los idiomas que no so n clausuras o más bien en el cuer-
menzar por reconocer qu e hubo, al menos, pretensiones a la nacionali·
po de los idiomas que no son encierros en sí mismos sino alocuciones, dad filosóf ica, discursos que pretenden reconocer caracteres filosóficos
pasajes al otro. Porque la cuestión, evidentemente, es lqué es un nacionales, entre s í y entre los otros y, a veces, a fin de hacer el elogio,
idioma? a veces para desacreditarlos. Este idioma nacional puede ser o no ser
No quisiera precipitar la elaboración d e esta cuestión. Formará vinculado, por quienes lo hablan, a una lengua . Tendremos que vol·
mucho tiempo el horizonte mismo, es decir a la vez, si hablamos grie· ver a hablar muchas veces sobr e esto.
go, si decimos horizonte en griego, la apertura y e l Hmite de este se-
minario. Cuando digo que mi primera preocupación, al menos en este se·
minario, es inicialmente, la del idioma o la de la traductibi lidad filo-
Diré solamente d e la palabra idioma, que acabo de adelantar sófica, y en seguida después, el vínculo de este idioma a un rasgo na·
muy rápidamente, que por ahora no la restrinjo a su circunspección cional, lqué quiere decir y por qué llamo a esto una preocupación?
lingüística, discursiva, aunque, como Uds. saben , e l uso la repliega, en
general, hacia ese límite, el id ioma como id ioma de lenguaje . Por aho· La llamo una preocupación -hubiera podido hacer uso de otra
ra, y teniendo la vista fija por privilegio hacia esta determinación de pal abra - para marcar que no se trata aquí sólo para m(, ni, supongo
lenguaje que no es todo el idioma pero que no es una d eterminación para e 1 que tenga que enfrentarse a la filosofía, d e un objeto de estu ·
entre otras, entenderé id ioma en un sentido mucho más indetermina· dio entiendan usted es con eso un tema o un problema que se plantea
do, el d e propiedad, d e característica propia, d e rasgo singular, en del~nte de uno y en el cual no estamos verdadera y gravemente
principio inimitable e inex propiable. El idion es lo prop io. Y d e ahí, situados, envu elto s, inclu idos de antemano, en una situación, precisa -
si digo que mi más propia preocupación, la más propia en este se mina · mente, histórica y filosófica desde la cual ninguna perspectiva es po-
rio, es la diferencia idiomática en filosofía, no es sin embargo, comple· sible. Y en primer lugar, por esta razón obvia, que la pregunta se perfila
tamente, accesoriamente o por distracción qu e elijo por Htulo " na- en una lengua, en un id ioma, y con ciertos rasgos de tal idioma nacio-
cionalidad y nacionalismo filosófico" . nal. Creo que la cuestión de la nacionalidad y del nacionalismo filosó-
fico, que según diversos modos, ha ocupado siempre a todos los filóso ·
La cuestión serfa, por lo tanto, si Uds. quieren tom ar este títul o fos, se cierne y nos concierne hoy de una manera singular. Digamos sin
en serio: lqué es un idioma nacional en filosofía? lCómo un idioma más vue ltas, si se entiende que ahí se juega el destino de la filosofía
filosófico se plantea, se reivindica, aparece, t iende a imponerse como Q.e tal manera que no sea permitida ninguna distracción al respecto .
idioma nacional ? Vale preguntarse, naturalmente: 1. lOué es una na- Hoy estamos en una fase que creo enteramente aguda y paradójica en
ción? y la pregunta, Uds. se imaginan, no es simple, tiene una historia la historia d e este problema. Paradójica, porque nunca tanto como
muy dif{cil d e ser limitada, no se confunde ni con la del pueblo, ni hoy, lo llamamos con una palabra confusa y problemática, la co-
con la d e la raza, ni con la del Estado, bien que a cada paso, se cruce y municación entre los territorios, las institucio nes, los grupos, las escue·

28 JACOUES DERRIDA NACIONALIDAD y • •• 29


nstrucción del fono logocentrismo con tal o tal tradición nacional chi-
las, los idiomas nacionales, ha sido aparente, cuantitativa, técnica y es-
co y las demostraciones, en cuyo contenido no entraré, al menos hoy,
tadísticamente más man ifiesta, más intensa o importante. La evalua-
na~ a la vez convincentes y sin pertinencia, verosímiles Yciegas a su pro-
ción estadística pasa aquí por la cantidad de coloquios traducciones . . d e1post-estructura 1'1smo o
so· presuposición. Lo que señalo a propos1to
intercambios de docentes e investigadores, instrumento~ de almacena: pla á . . d'
de la desco nstrucción (de los cuales me llegan m s s1gnos o 1n ICes por-
miento y archivo, etc .. Ahora bien, al mismo tiempo, los efectos de
ue esos textos me son enviados o porque hay más p robab ilidades para
opacidad, los lfmites nacionales, incluso las reivindicaciones naciona-
:ue los encuentre), se p roduce evid~ntemente tam~ién, a ~~ nivel o a
listas no han sido, me parece, nunca tan marcados como hoy . Esos dos
otro,para otras corrientes de pensam 1ento,como se d1c~ . Sena tnteresan-
hechos -de los que poddamos suministrar numerosas ilustraciones o
te al menos divertido, establecer hoy un mapa, o precisamente, un cua-
pruebas. pero me oermitirán usted es prescindir de ellas por el mom en-
to- sólo son aparentemente contradictorios y lo que llamaba una para-
dr~ nacional e internacional de las diferentes situaciones fi losóficas sinf i·
doja, es a la vez un fenómeno demasiado inteligible, digamos aún nor- ·ar pequeñas banderas, como lo hacen a veces ciertos "va-t-en guerre"
mal. Cuando lo que toma forma de intercambios, encuentros, comuni- ~e la filosofía, sino analizando los trayectos de inf luencia, las implan-
cación considerada filosófica, se intensifica, expone las identidades su- taciones, los rechazos de injerto, los frentes, con todos los fenóm_e~os
puestamente nacionales, a las influencias, los injertos, las deformacio- institucionales, académicos o no, y aun, todas las apuestas pol1t1éas
nes, las hibridaciones, etc.; es, en este mom ento, que la conciencia na- que ahí sé cruzan. La teoría y la categoría de la recepción _son sin du-
cional, la búsqueda de identidad, la afirmación, incluso la reivindica- da insuficientes para medirse con esos fenómenos pero digamos por
ción nacional se manifiestan más, hasta se exasperan y se vuelven cris- comodidad, por el momento, que tal cuadro, que procuraré no esbo-
pación nacionalista. La intensificación de dichos intercambios es tam- zar por ahora , evidenciaría por ejemplo, la recepción de la filosofía ana-
bién una especie de estado de guerra, guerra durante la cual, como en l ftica anglosajona en la República Federal de Alemania desde hace vein-
todas las guerras, vemos al enemigo por doquier, y el colaborador, el te años, sus premisas antiguas y recientes, sus condiciones filosóficas
enemigo interno, aquel que en Francia gusta d emasiado de la filosofía y extrafilosóficas, sÜ futuro, su t ransformac ión, lo que la disti~gue
alemana, aquel que en Estados Un id os se deja impresionar por la filo- esencialmente de la recepción de esa misma tradición en Franc1a; o
sofía francesa o en Inglaterra por la filosofía continental, etc .. Enton- aun la diferencia entre la recepción de la filosofía ,'o más bien de cier-
ces, como ocurre siempre en este caso; existen en cada territorio na- to discurso teórico ·francés de los años 60-70, en Inglaterra Y EE.UU.,
cional, quienes quieren despertar la fibra filosófica nacional, reconsti- es decir en un medio que es, por lo menos del punto de vista lingül'sti-
tuir la buena tradición, reevaluar el corpus y el territorio y patrimonio co, si no homogéneo, al menos muy permeable. lPor qué ocurren las
nacional (existen ejemplos en todas partes, acá y allá, particularmente cosas de modo radicalmente diferente en EE.UU. y en Inglaterra? . Es-
en Francia y en los EE.UU., y aún en China y e n Japón donde se mul- te hecho bastaría para disociar, en una gran medida, el fenómeno na-
tiplican los art ículos que tienden a demostrar que, por ejemplo, el cional en filosofía del fenómeno estrechamente, estrictamente lin-
postestructuralismo o lo que llamamos la desconstrucción se parece güístico.
mucho a lo que e l pensamiento zen, en particular, aquel que el Maes-
tro Dogen, desarrollaba siglos atrás. En China, se d a un fenómeno aná-
logo desde hace a lgunos años, pues cierta apertura hacia Occidente Por supuesto, esta intensificación de intercambios considerados
produce a llí exactamente los mismos efectos. No leo el chino y no sé internacionales y esta exasperación d e identidades, de identificaciones
lo que se publica allá, pero si opino según lo que he tenido la ocasión nacionales que no hago más, por e l momento, que designar en su fe-
de leer en inglés (cosa muy significativa y de la cual volveremos a ha- nomena lidad más inmediata necesitan enseguida precauciones muy
blar) bajo la pluma de jóvenes filósofos chinos que han venido a estu - numerosas y vigilante's en ;1 abordaje correspondiente. Me conten-
diar a EE.UU., se reproduce el mismo fenómeno: insisten sobre la taré co n situar tres o cuatro por ahora.
analogía d el post-estructurali smo francés, por ejemplo, y de la d es-
NACIONALIDAD Y • ••
31
30 JACQUES DERRIDA
1. No podemos todavía fiarnos de lo que acabo de llamar "iden- y desde entonces en esa retórica que es más que una retórica, ·el esque-
tidad nacional". Tend remos que preguntarnos -Y será eso uno de los ma de las relaciones Estado/Nación, no se encuentra muy lejos: se tra -
objetos del seminario- no só lo qué es la esencia de una nación, si es ta de la importancia de las metáforas polítiéas en filosoffa.
que existe, y cuál es la historia del concepto o de la identidad nacional
como tal. Por ahora, hago y reproduzco un uso "dóxico" corriente Pues si insisto sobre este problema -sobre el hecho d e que la si-
trivial pero no insignificante, de la palabra nacionalidad . y' cuando di: tuación de la internacional filosófica de la que hablo no puede ser de -
go "dóxico", eso no qu iere decir, sólo un u so fuera del discurso estric· term inada a partir de una ciencia social o humana- no es para recons-
tamente filo sófico , sino también un uso, más frecuente, entre muchos tituir una alta autoridad critica, tale* u ontológica sobre las ciencias
filósofos. sociales o humanas, sino también para problematizar cierta au tor idad
2. Esa determinación , por.hora más que aproximativa, de una del mismo tipo que tal ciencia social podría reivindicar sobre el trata -
situación actual, no sabría ser puramente externa, exterior a lo fi losó- miento de ese problema y en relación a su competencia pa ra discutirlo.
fico como tal : sociológico, lingüístico, tecno-económico, histórico -po-
lítico, etc .. Todos esos saberes, aquí imprescindibl es, están sin embar- 3. Tercera precaución preliminar . Esta situ ación que describía
go situados en el mismo campo y situados en comparación de lo filo - como paradójica hace un momento (intensificación, acel eración de in -
sófico como tal, -cualquiera que sea el modo de d eterminar esa re la - tercambios y de las consideradas comunicaciones que van a la par con
ción. La situación inter-nacional de la cual hablo, es también una si- una exasperación de identidades, o pretensiones d e identidad nacio -
tuación de lo filosófico como tal. Que la denominemos una situación nal), resulta muy difícil reconocer rigurosamente por su compás, o pe -
histórica, o una época en la historia del ser, o de otro modo aún, resul- riodización histórica. lCuando ha empezado esto?. lQué hay de espe-
ta que cada uno de los nombres y conceptos retenidos para definir y· cifico en nuestro presente hoy?. ¿Qué diferencia hay entre lo que pasa
nombrar esa situación corresponde a un ademán o filosófico o metafi- hoy a ese respecto y lo que ha pasado en el siglo diecis iete, antes del
losófico pero no puede en todo caso pertenecer a una región del saber, siglo diecisiete, despu és, en el siglo dieciocho, en el diecinueve, antes y
a tal ciencia social o humana (sociología, lingüist ica, historia, politolo- después de las dos últimas gu erras mundiales, etc.? Son esas preguntas
gía, tecnoeconomía, economía política) en t anto que t a l. Cualquiera que sit iarán este seminar io durante mucho tiempo, durante años,
sea, una vez más , el interés y la necesidad de tal trámite "cient ifico" pues deseo que continúe bajo ese título durante varios años. Lo que si
o supuesto CO":JO tal. No Jo digo para reconstituir la problemática, tale* es seguro, es que hoy todos los filósofos considerados profesional_es re-
o fundamental ista que instituye la filosofía como ontología general o sienten esa cuestión nacional como inseparable de la puesta en JUego
fundamental, la gran lógica desde la cual todos Jo s saberes determina- filosófica misma, del destino, d.e la suerte o de la meta de lo fi losófico
do s, todas las ciencias, ocuparían una posición regional y dependiente . como tal en su seno o en su centro . Digo "resienten", pues es a menu -
Desde ha<::e mucho tiempo, he tratado de mostrar que en prácticas do una ;specie d e sentimiento, de motivación más o menos ligada a
cient(fiéas aparentemente regionales, en ontologías consideradas reg io- una elaboración discu rsiva como tal pero se trata de esas motivaciones
nales por la fi losofía, podían reducir se movimientos desconstructores que ponen en movimiento las cosas aunque no se haga cargo de ellas
generales, desmoronamientos o desplazamie ntos que desorganizan y un proyecto filosófico, como tal , en forma filosófica .
cuestionan e l hermoso ord en de dependencia entre una onto logia fun-
damental y onto logías· regio nales. Esa -digamos- esa "retórica" de la Consiste , entre otras cosas, en eso que, cualquiera sea por ahora
región, que fue explícitamente usada por Husserl y a partir de él, se su indeterminación y su equivocidad para nosotros, el valor de na -
encuentra además, en relación con una manera de pensar e l territorio ción, r.acionalidad o nacionalismo -que habrá que ana lizar sin cesar -
como reg ido por una ley, supeditado en sus circunscripciones regiona - no puede tener d esde el punto de vista filosófico, del proyeco o la de-
les, a una autoridad jurídico-poi ítiéa central, a una capital filosófica- cisión fi losófica, la af irmación filosófica en tanto que tal una relación
• En fr. Fale (N. del T.)
• En fr. Fale (N. del T.)
33
32 JACQUES DERRIDA NACIONALIDAD y . • •
extr(ns'e ca, accidental o contingente. El problema nacional, no dejare -
mos de verificarlo, no es un problema filosófico entre otros, ni una rer ser a la vez nacionalista, patriótico y cosmopolita, universalista.
dimensión filosófica entre otras. Antes de toda elaboración del con- Presenta como esencial la germanidad hasta hacer de ella una entidad
cepto de nación y de nacionalidad-filosófica, de idioma como idioma portadora de lo universal y de lo filosófico como tal. El nacionalis~o
filosófico nacional, sabemos al menos -es un predicado minimal pero nunca se presenta como un particularismo sino como un modelo filo·
indudable- que la afirmación de una nacionalidad, hasta la reivindica - sófico universal, un te las filosófico, en eso es siempre de esencia filo-
ción nacionalista no llega a la filosofía por casualidad o desde afuera, sófica, hasta en sus peores y r:nás siniestras manifestaciones, las ~ás im-
es esencialmente y de parte a parte filosófica, es un filosofema. lQué perialistas y más vulgarmente violentas. Escuch ~n uste~es, a t1tulo de
quiere decir? Quiere decir al menos que una identidad nacional nunca anticipación, pues ya volveremos atenta y Sistemát icamente , este
se presenta como un caracter empírico, natural , del tipo: tal pueblo o fragmento del séptimo Discurso de Fichte: "En la nación (In der N~­
tal raza tiene el pelo negro y el tipo dolicocéfalo o bien nos recono- tion) que hasta este día, se considera como el pueblo por excelencia
cemos por la presencia en nosotros de tal o tal característica. La auto· (literalmente que se llama - sich nennt das Volk schlechtweg oder
posición, la auto-identificación nacional tiene siempre la forma de una Oeutsche) el pueblo, simplemente, o pueblo al emán, hemos distin·
filosoffa que , por ser mejor representada por tal o tal nación, no deja guid o desde algún tiempo manifestaciones d e una fuerza original Y
de ser una cierta relación a la universalidad de lo filosófico. Esa filoso - creativa (cito la traducción de S. Jankelevi!ch, en Aubier: para Urs·
fía, como estructura de la nacionalidad, no tiene necesariamente la prungliches ... und Schopferkraft des Neuen); hoy, en fin, esta nación
forma o la representación de un sistema enunciado por filósofos de está en presencia de una filosofía de claridad que, como un espejo (li-
profesión en instituciones filosóficas; puede anunciarse como filoso· teralmente de . una filosofía 'llegada a ser clara en ella misma, que ha
f(a ·espontánea, filosofra í mplícita pero siempre constitutiva de una alcanzado en ella la claridad de un espejo) la refleja con toda precisión
relación no empírica al mundo y como una especie de discurso univer- /en el cual conoce, en la claridad de su concepto, lo que fue hasta el
sal potencial, "encarnado", "representado", local izado por una nació n presente sin tener de ello la conciencia di stinta (la imagen fiel o c lara:
particular. Debo precisar más. Lo que digo no se limita a recordar,lo ohne deutliches Bewusstseyn) solo en virtud de su naturaleza Y le
que también es verdad y creo que lo verificaremos, el concepto y la muestra su destino (su destinación, su determinación según el dest ino :
palabra nación son conceptos filosóficos, con contenido filosófico, wozu sie von derselben bestimmt ist); y le proponen de conformarse a
que no hubieran podido constituirse históricamente fuera de un medio esa imagen: (más bien a ese concepto claro) con el fi n de realizar , con
de tipo filosófico y d e un discurso sellado por cierta historia Cle lo fi· un arte reflejado y libre, su perfección, de hacer de manera que acabe
losófico com~q tal : o sea como n_ecesidad de una genealogía de l con· por ser lo que tiene que ser (sich selbst zu dem zu machen, was sie
cepto de nación. No, lo que digo no está limitado a recordar eso. Con- seyn soll), de reanudar la alianza (den Bund zu erneuern), y de cerrar su
cierne a aquella estructura de la conciencia del sentimiento y de la rei- propio círculo (ihren Kreis zu schliessen)".
vindicación nacional oue hace oue una nación se plantee no sólo como
portadora de una filosofía sino de una filosof(a ejemplar, es decir a la Interrumpo un momento mi trad ucción o mi cita para subrayar
vez particular y potencialmente universal-y filosófica por eso mismo-. algunos puntos. 1. El principio nac io na l alemán es un principio esen-
No sólo el nacionalismo no llega como un accidente o como un mal cialmente filosófico y es a un discurso filosófico como tal, es decir, sis-
hacia una filosotrá que le sería ajena y que seda por vocación esencial temático y en tanto que pensamiento 'de lo inicial, de lo originario,
cosmopolita y universalista, sino un nacionalismo de esencia filosófi· aqu( lo veremos como de la vida y de la creatividad, es a tal discurso
ca, una filosofía,' un discurso estructuralmente filosófico. Y es univer- filosófico que corresponde llevar a la claridad del concepto lo que ya
salista y cosmopolita . El famoso Discurso a la Nación Alemana de existía en tanto que filosofía inconsciente pero en tanto que filoso-
Fichte sobre el cual volveremos extensamente y a menudo, saca toda tia del pueb lo alemán. La nacio nal idad alemana es esencialmente fi·
su fuerza -en todo caso su carácter- del hecho de ser a la vez, de que- losófica, es la filosofla, de esencia filosófica; y en ese sentido, su idio-

34 JACOUES DERRIDA
NACIONALIDAD y . •. 35
ma será destinado a la universal idad. 2. La relación entre el principio en la libertad de esa espiritualidad/principio nacional: espiritual Y ~o
nacional (principio originario, del origen, y de la creatividad) como natura l, bio lógico, innato, etc./y que quiere el progreso eterno (ew1ge
principio fi losófico inconsciente y su futuro c?nsciente ~n la f~losofia Fortbildung) de esa espiritualidad por la libertad, dond eq uiera haya
de hoy esa relació n entre la filosofía Inconsciente y la fdosof1a cons- nacido y cualquiera sea la lengua qu'e hable/ ist unsers Geschlecht/"Son
ciente ~s una relación circular, por supuesto . La figura del c(rcul~ se con nosotros, y para nosotros " lde nuestra raza, famil ia, genealogía,
impone pues se trata, p o r la filosofía temática, de volver a u~ on_ge n filiación, casi "sexo"?: más tarde, a propósito de un texto de Heideg-
que no consiste por ot ra parte sino en un principio de lo origmano Y ger, será necesario que hab lemos de esa p~labr~ tan difícil de _traducir:
de la creatividad. La creatividad es circular, la creación de lo nuevo (Geschlecht). (es gehort uns an und es w•rd s1ch uns zu tun). nos per-
(Schopferkraft des Neuen) no es sino un recurso, un remedio, una tenece, tiene la misma pertenencia que nosotros y está con nosotros,
vuelta circular a la fuente. Pero, 3. La figura de ese círculo no forma t iene que ver con nosotros, es algo que está un ido a nosotros. Y todo
parte del orden d e la geometda o del movimiento abstracto, de la me- lo que cree (en cambio, al contrario) en la inmovilidad (el no progreso,
cánica ese c(rcl.Jio es el de una alianza, de un vinculo (Bund) que hay Stillstand), en la regresión ( Rückgang). en el baile en circu lo ( Cirkel-
que re,afirmar pues, la alianza con su propio origen Y su propia des~i­ tanz: otro c írculo, c(rcl.Jio del baile y no de la alianza, del Bund) o que
nación su propia procedencia que ordena al pueblo alemán convertir· pone la natu ra leza muerta en el timón del mundo (an das Ruder der
se en 1~ que es o en lo que tiene que ser. De ahí el llamado a la 1ibertad Weltregierung) ese, (este - dondequ iera haya nacido y cualquiera· sea
que supon~ todo compromiso, toda alianza, ya fuera con uno , con su su lengua, ist undeutsch und Fremd für uns, y es de desear .que se
propio inconsciente, con su pasado originario. Hay que contratar Y re- aparte totalmente de nosotros (luego aunque haya nacido a lemán Y
anudar la alianza que se anuncia pues, tanto como una promesa o una hable, aparentemente, alemán: en realidad, no -habla alemán, el verda-
orden una afirmación: nacionalidad, nacionalismo, tanto como un he· dero alemán)."
cho . Se d ebe a que , como ustedes lo van a ver, no hay casi, un hecho
alemán un hecho nacio nal e n ese discurso de fi losofía nacionalista. La Ustedes ven aquí ...:.es la única cosa que quería ilustrar por ahora
esencia 'd el alemán no se confunde con la factualidad empír ica, con la citando a Fichte que estudiaremos más tarde de manera sistemática-
pertenencia emp(rica a la nación alemana de hecho, de la misma ma - que ese nacionalismo es bastante esencia lista y arqueo-teleológico por
nera que la no-pertenencia empírica a dicha nación al emana no ex- no tocar en suma ninguna naturalidad o factualidad alemana -al me-
cluye a los no-alemanes su participación a alguna germanidad origina- nos en principio y f ilosóficamente, y que por eso mismo, por otra par-
ria. Todo eso tiene una relación esencial con un rasgo del nacional ismo te la afirmación naciona lista es filosófica de parte en parte, no es
de F ichte sobre el cual volveremos extensamente más tarde, a saber su só,lo u n filosofema, se confunde con la afirmación evaluante, jerarqui -
esencia alemana lingülstica, del lenguaje, su arraigamiento en una. in- zante de la mejor y d e la verdadera filosofía, 'del principio filosófico Y
terpretación de la lengua alemana -y en ningún otro lu gar. De ahí e~a del telas filosófico en t anto que tal. Ese nacionalismo no se presenta
consecuencia paradójica, que podemos considerar alternando como tampoco sólo como una f ilosofi a, .sino como la filosofía ,' la filosofía
expansión de la ger:~erosidad o expansionismo imperialista de un pu e- por exce lencia. Fa ltar ía saber si as(, su carácter ejemplar Y ejemp laris-
blo seguro de s í mismo y dominador: cualquiera que t om e parte en ta nos permite decir que todo naciona 1ismo t iene a su vez e l mismo desti-
esa filosoffa briginaria, de la originariedad, de la vida, de la libertad no, es deci r presentarse com o filosófico y más, todavía, como el telos
creativa - es a lemán, aún si en apariencia pertenece a otro pueblo. universal de la filosofia . La f ilosofía ext ra nj era (a la fi losofía alemé!na) es
Participa de la esencia t e leológica alemana, mientras que un a lemán en realidad, dirá Fichte un poco más lejos, una filosofia d e la muert e Y
de hecho es extranj ero si no es filósofo de esta filosofía ..Sigo con mi po r lo tanto una no-fi losof(a :' " Segú n lo q ue hemos dicho más arriba,
cita-traducción: "E 1 principio (Grundsatz) sobre el cual se funda ese relativo a la 1ibertad, podemos en esa ocasión exponer netamente pa-
principio de perfeccionamiento (esa vuelta circular de la cual acaba ra todos los que tienen oídos para olr lo que qu iere esa filosofía qu e
d e hablar) es e l siguiente: todo lo (was) que cree en la espiritual idad y

36 JACOUES DERRIDA NACIONALIDAD y ... 37


mor y adoración (und fürchtet un betet in ihr eigenes Geschopf)".
con razón se llama alemana (wer noch Ohren hat zu horen, der hore,
La filosofía del ser como filosotra de la naturaleza (en oposición a la
was diejenige Philosophie, die mit gutem Fuge sich die deutsche
del esplritu y luego de la vida) es una filosofía de la muerte, y por eso
nennt) y en que se opone con un rigor grave e implacable a esa filoso-
Ha extranjera (ausliindischen) dominada por la creencia en la muerte como filosofla de la naturaleza, es una desnaturalización de la vida .
(todtgliiubiden Philosophie) ; hay que proclamar esa verdad, no para Pero lo que hay que salvar a ntes d e todo, y es el punto que me
hacer que la entiendan los pueblos muertos (al muerto), lo que es im - interesaba subrayar aquí, és el lenguaje, es la lengua, la destinación
posible, sino para evitar que deformen las palabras y que hagan creer verdadera de las palabras, su destinación viviente que está todavía
que ellos mismos quieren y piensan más o m enos la misma cosa (das· expuesta a la vuelta del muerto, a la aparición ~añina del extranjero
selbe wolle und im Grunde meine)". que puede aún sobornar la lengua -que es, lo veremos más tarde, el
único y verdadero fundamento de la nacionalidad alemana como filo·
La lógica de esa última ser ie de proposiciones es bastante singu . sofía alemana. La pertenencia a la nación a·lemana , por no depender
lar: una f ilosofía és extranjera (sobreentiendan a la nación alemana re - ni del nacimiento , ni de la ciudadanía, ni de la geografía,'ni de la raza,
presentada por o más bien identificada con la filosoffa alemana) en sino sólo de cierta relación con la lengua, no es sin embargo tampoco
tanto que es filosofía muerta, filosofía ·c omo creencia en la muerte lingüística en el sentido habitual y estricto de la palabra ... Pued e ha·
más que en el carácter viviente de la originariedad, en tanto que filoso· blarse ese alemán esencial, filosófico y filósofo de la vida sin hablar de
f ía de la muerte- es decir en tanto que pueblo muerto. En tanto que lo que se llama hab itualmente la lengua alemana ; al contrario, un suje-
pueblo muerto (que sea compuesto factualmente, de hecho, de ale - to lingüístico alemán puede no hablar ese alemán esencial y pronun-
manes, considerados o pretendidos alemanes o no, poco importa) ese ciar en alemán una filosofía a e la muerte que es esencial mente extran ·
muerto no tiene ninguna oportunidad d e entender la verdad de la fi· jera al alemán esencial. Hablada ' entonces un alemán de las sombras,
losofía 'v iviente, de la filo sof ía 'como vida, de la filosofía tle la vida . una sombra de la lengua viviente, del alemán como lengua viviente.
Luego no sirve de nada proclamar esa verdad para él, al menos para Lo que hace que, paradójicamente, tenemos el derecho de decir, el
convencerlo, no se puede convencer a un muerto de la vida, de la fuer- fundamento de la germanidad esencial tampoco es lingüístico para
za o de la necesidad de la vida. Pero debemos, y ahl está lo singu lar, Fichte - aunque tenga una relación esencial a cierta experiencia de la
sobre el cual se apoya si n embargo toda la justificación de un discur· lengua, pues esa esencia de la lengua nacional es defin ida por la filoso ·
so o de una pedagogía :filosófica -pues no tiene sentido tampoco fía, como filosofía del espíritu y d e la vida, de la creatividad originaria, y
convencer a los vivientes de la vida-, hay sin embargo que desviar al no por lo que llaman el hecho de la lengua natural. En este sentido Gué·
muerto, impedirle perjudicar, hay que impedir la vuelta nefasta del roult tenía razón al escribir, por ejemplo, esto ("F ichte et la révolution
muerto que puede todavía '-pues el muerto tiene poder- verdrehen franr;:aise," p. 315 in Revue Philosophique, sept. dic. 39) "La palabra
die Worte, falsear las palabras, desviarlas d e su sentido, torcerlas, al- Alemán toma ... una significación enteramente cosmopolita ... indepen .
terarlas, sobornarlas en la sombra, en la sombra de la muerte, que no dientemente de una refe rencia cualquiera a caracteres étnicos, lingüís·
es la sombra de nada, sombra de sombra de sombra, co mo lo dice más ticos o geográficos".
adelante Fichte, siempre en el séptimo Discurso: "In diesen Schatten
von Schatten des Schatten bleibt nun jene totglaubige Seynsphiloso -
Ustedes perciben la en·o rm idad de las apu estas, la éxtrema y
phie behangen, die wohl gar Naturphilosophie wird- en esas sombras
amenazante, turbadora, turbia equivocidad de los signos, que son tam-
de sombras de sombra permanece encerrada esa filosofía tlel ser que bién signos pre·no diré premonitorios, sino preparatorios, en la sombra
cree en la muerte, que aun se transforma en filosofía de la naturaleza,
de las sombras -de la más siniestra e inevitable modernidad. Diciendo
die erstorbenste von allen Philosophies, la más mue rta de todas las fi·
modernidad, hago uso de una palabra muy oscura y sin duda muy ina ·
losofl'as; y siente respecto a su propia creación un sentimiento de te ·
NACIONALIDAD y •• • 39
38 JACOUES DERRIDA
propiada, pues no sólo enfoco bajo esa palabra la modernidad de ayer gún modo, secuencia q ue estudiaremos de por sí, de otra manera, más
(el nazismo u otras formas de nacionalismo) sino la de hoy y de maña - tarde , quiero deci r la secuencia de l nacional-filosofismo alemán antes
na, y por otra parte, la dicha modernidad empieza anteayer , no sólo y después e l siglo XIX, situaré aún, a t ítu'lo de divisa, dos ind icios más
con la época de la cual Fichte (estudiaremos a otros) no es más que que pueden acompasar esa historia. No hablaré de Niet zsche a qu ien
uno de los heraldos sino sin duda tambi én mucho antes que é l. consagraremos también largos d esarrollos - pues fue inagotable sobre
ese tema. Hab laré de Marx y de Adorno.
Le equivocidad de los signos, d e las herencias, de los encarrila-
mientas h istóricos, tiene entre otras cosas, que no se les habrá escapa- Marx ha sido sin d ud a uno de los primeros, ta l vez el primero en
do, ese nacionalismo esencialmente f ilosófico (como, creo, lo es todo sospechar de manera muy lúcida lo que acabo de llamar el nacional-fi-
nacionalismo, y es e l punto principal que quería subrayar para empe- losof ismo, a saber, la reivind icación para u n país ó una nación del p ri-
zar), quiere ser totalmente extranjero a un natu ra lism o, a un biologis- vil egio de "representa r", de "enca rnar", de " ident ificarse", con la
mo, a un racismo , a un etnocentrismo aun -tampoco quiere ser un na - esencia universal del hombre cuyo pensamiento se produce, en algún
cionalismo político, una doctrina del Estado -Nación. Es por otra parte modo en la filosof{a tle ese pueblo o de esa nación . En la Ideología
un cosmopolitismo, a menudo asociado a un a política democrática Y alemana (l'ldéologie Allemande, tr. fr. 539), en e l texto sobre Karl
republicana, a un progresismo, etc. Pero ustedes ven bien que todo lo Grün : "El movimiento social en Francia y en Bélgica" (Darmstadt,
que deber ía 'sustraerlo as í a' una re -apropiación en una here ncia nazi 1845) o como e l socialismo verdadero escribe la historia. Marx iro niza,
(biologizante, racista, etc.) permanece por esencia equ lvdco. Es en con mucha inspiración, en contra de Kar l Grün a través d e quien enfo-
nombre de una filo sof(a Gle la vida (fuese vida espiritual) que se aparta ca evidentemente a Feuerbach, a quien Grün elog ia "elogio en nombre
del biologismo naturalism o. Y puede ser que sea en la esencia d e todo del" hombre puro, hombre verdadero. "Cuando se pronuncia e l nom-
nacionalismo e l ser filosófica, e l presentarse, como filosofía un iversa l, bre de Feuerbach, dice Grün ... está d ic_ho al mismo t iempo lo que la fi-
el sublimar o el aufheben, el relevar su filosofía de la vida en filosofía losofla q uiere y lo que significa en úl t imo análisis, y se encuentra al
de la vida del espíritu, y en cuanto al cosmopolitismo, es un valor cu- hombre en ta nto que resultado d e la historia un iversal/ .. ./ Hemos gan~ ­
ya ambigüedad permanece temible, puede ser anexionista y expansio: do al hombre, el hombre que ~e ha librado de la re ligión , de las ideas
ni sta, y combatir en nombre del nacionalismo a los enemigo s del inte- muertas, de todo lo que le era ajeno con todo lo que eso sup onía de
rior , los falsos-alemanes que, por hablar alemán, por ser ciudadanos prolongam ientos en la práctica, el hombre pu ro, verdadero". Ahora
viviendo e n el suelo alemán, son por esencia menos auténticamente b ien Marx denuncia la a lianza entre ese human ismo, esa teleolog(a hu-
a lemanes q ue tales " extranjeros" que, etc ... manista y un nacionalismo filosófico que confiere a la f ilosofía alema-
na una misión en la cual no sabría ser reemplazada, la de pensa r y d e
El nacionalismo por excele ncia no es pues ajeno a la filosofía, realizar esa esencia del hombre: " Los trompetazos del Sr. Grün en ala-
como un accidente que ve ndría 'a perve'rtir una de st inación esencial - banza de l socia lismo verdadero y de la ciencia alemana sobrepasan to -
mente universa lista, cosmopo litista, esencialista de la filosofla. Se pre- do lo q ue sus otros correligionarios han producido bajo ese aspecto".
senta siempre como una filosofía, más toda vía , como la filosofra, en Y después de haberlo acusado de no hacer más q ue reproducir a todos
nombre de la filosof(a 'y pretende a prior i a un cierto un iversalismo los soc ialistas que le han preced ido y de p lag iar a Hess (Moses Hess,
esencialista - demuestra con eso que la filo sofía, .por una paradoja de Socialismo y comunismo), def ine y denuncia justamente ese naciona l-
estructura que do minará pue s este seminario, está siempre d e alguna esencia lismo, ese naciona l-fi losof ismo que es tamb ién un human ismo:
manera en pote ncia o en falta, como quieran u st edes, de nac iona lidad "En cuanto a los elogios que otorga a la f ilosofla alemana, esta debe
y nacionalismo. Para no segui r más allá d e la secuencia histórica que de esta rle tanto más agradecida cuanto me nos la conoce. El orgu-
me sirve por el momento de simple indicio introductor, de divi sa en al-
llo nacio nal del socialista verdadero, orgulloso de la Alemania en

40 JACOUES DERRIDA NACIONALIDAD y . • • 41


tanto que país del "hombre", de la "esencia del hombre", frente a mo americano como ceguera filosófica, es decir, ceguera con respecto al
las otras naciones profanas, ese orgullo alcanza en él su socialismo alemán- Grün se dirige a los demócratas belgas pero lo que es
enseguida algunas muestras: "Quisiera saber si no es ve entonces interesante y que subraya justamente Marx, es que lo que se les
franceses e ingleses, belgas y americanos del Norte, det reprocha a los belgas, no es tanto el no ser tan avanzados como "noso-
seguir nuestra escuela". tros alemanes" como el no creer en el hombre mismo, en la realización,
en el cumplimiento de la libertad del ser humano, de la esencia del
Y se desarrolla esa proposición: : hombre. Dicho de otra forma, es la misma cosa que no ser tan avanza.
"Los Norte-Americanos me parecen fundamentalmente prosai- do como el alemán y no entender o no creer en la humanidad del
cos, y es por nosotros sin duda, a pesar de toda su legislación liberal, hombre, en su libertad, en la historia de su libertad , en el talos del
que aprenderán a conocer el socialismo" (p. 101). cumplimiento de su esencia como libertad . El nacionalismo, una vez
más, no se presenta como un repliegue sobre una particularidad em.
Antes de seguir con la cita, insisto sobre esa referencia a los nor- pírica sino como la asignación a una nación de una misión o de una
teamericanos porque, como lo veremos progresivamente, los Estados representación universalista, esencialista. En resumen, se diría ,:el ale-
Unidos interpretan un papel en esa cuestión de los nacionalismos filo - mán es el hombre, ser alemán o ajustarse al alemán, es decir a la filo-
sóficos desde el inicio del siglo XIX, un papel muy singular Y revela- sofía alemana constituye ajustarse a la medida de l hombre, a . la esencia
dor. Hoy, es a la vez el mercado o el Kampfplatz, como quieran uste· humana como libertad. El hombre alemán es la medida de todo hom-
des, más abierto a la mayor intensidad de intercambios, debates, eva- bre. He ahí Id que los vecinos más cercanos, belgas o franceses, son los
luaciones de la internacional filosófica (sería fácil de mostrar). los EE. últimos en entender. Primero los belgas :
UU . son el principal lugar, el camino obligado de toda circulación filo - "Los demócratas belgas iCrees tú que sean tan avanzados como
sófica, con todos los problemas que eso supóne, volveremos sobre ello, nosotros alemanes! iHasta me fue _necesario batallar con un buen hom·
ante otros, el del lugar ocupado hoy por el idioma anglo-americano en breque da como quimera la realización de la libertad del ser humano!
el discurso legitimante social y económicamente más potente; habida (p. 28).
cuenta también del hecho, volveremos sobre ello, qu e hoy parece desa -
rrollarse, en razón pero también en contra de esa conce!"1tración de la Y Marx comenta: "Aquí e's la nacionalidad del hombre" (He
internacional filosófica en los EE.UU., una especie de rebrote o de aquí uha muy hermosa expresión que en su paradoja aparente dice al -
reacción nacionalista americana, que pretende defender o restaurar, en go esencial justamente sobre todo nacionalismo moderno, a suponer
contra de la invasión europea, ya~sea además continental o inglesa, una -cuestión que nos espera- que el nacionalismo stricto sensu no sea
tradición filosófica propiamente americana. Lo que pasa hoy en EE. por excelencia un fenómeno moderno-, algo esencial sobre todo na·
UU., , lo que pasa o no pasa por los EE .UU. es un síntbma central e cionalismo, es decir, que no siempre se presenta como un nacionalis·
inevitable para lo que nos interesa en este seminario. Ahora bien esta mo, no de una nación, de una nacionalidad, como uno estar la natural·
situación -actual y de una originalidad muy actual ( iya no es la IT!iS· mente tentado a creerlo bajo palabra, tomándole la palabra, sino co-
ma que sólo hace diez añosl)- se anunciaba a través de preámbulos di· mo el discurso del hombre sobre el hombre mismo), de la "esencia del
saciados, desordenados, erráticos pero ciertos, a partir del siglo X 1X Y hombre'', de la "libertad del ser humano" que se pavonea frente a la
empezaba a fascinar de lejos a ciertos espíritus lúcidos, que no siempre nacionalidad be lga.
eran filósofos de profesión.
Marx sitúa pues con el mayor rigor el d esdoblamiento del con·
Después de entendérselas con el liberalismo americano -(comba- cepto de nacionalidad que sostiene a la vez la identificación nacional
tido por Cooper) que se desarrolla desde 1829 y aun a cierto socialis- y la jerarquización nacionalista. En verdad, la palabra jerarquización

42 JACOUES DERRIDA NACIONALIDAD y . .. 43


que se me acaba de imponer por comodidad, no conviene, o al menos inéditos, etc.). La relación con Francia es naturalmente privilegiada
traduce sólo de afuera, para denunciarla, una operación que no apare- en ese debate - Grün se las entiende primero con los socialistas fran-
ce como jerarquización, un desdoblamiento que pretende disociar sin ceses y los apostrofa en esos términos (debo citarlo extensamente).
sobornar. lEn qué consiste? Consiste en distinguir entre una nacionali -
dad esencial, que es la nacionalidad filosófica -en ese caso, la que "Ustedes los franceses, d ejen a Hegel en paz hasta que lo entien -
piensa y cumple la esencia de la libertad humana, la esencia d el hom- dan" (Marx: pensamos que la crítiéa, por otra parte débil, que L.ermi-
bre como ser de libertad, cumplimiento en el caso considerado quepa. nier/1803-57, jurista francés, publicista liberal, conservador al final
sa por el socialismo- nacionalidad filosófica que llega a confundirse de los años 30, autor d e una filosofía t:lel d erecho: corpus francés/ha
con la nacionalidad ~mana (y a ese "llegar a", le dejo su indetermina- hecho de la Filosofía del derecho, atestigua una comprensión de Hegel
ción), es toda la historia que tampoco se puede llamar historia - y us- mejor que todo lo que M. Grün ha escrito, sea bajo su propio nombre ,
tedes entienden porqué digo llegar a para evitar decir demasiado sea bajo el seudónimo de Ernst van der Haide). "Permanezcan un año ·
temprano se hace o se deja representar por la nacionalidad alemana sin tomar ni café ni vino; no calienten sus espíritus con ninguna pasión
(acá se trata de otra cosa que de una representación), o para evitar de Marruecos" (lcómo, pregunta Marx, Argelia podría pasar a la domina-
decir se deja encarnar (la palabra encarnación haría t:te la nación ale- ción de Marruecos, aun si los f ranceses la abandonasen?). "Permanezcan
mana e l cuerpo de una nacionalidad espiritual y con toda evidencia, en una buhardilla a estudiar la Lógica, así como la Fenomenología. Cuan-
ni en Fichte ni en Grün, cualesquiera sean las diferencias que los sepa- do por fin, al final de un año, bajen a la calle, adelgazados y los ojos
ran, la relación no es d e ese tipo), d esdob lamiento, pues consiste en enrojecidos, y se sobresalten perc ibiendo digamos al· primer dandy
distinguir entre un a nacionalidad esencial . filosófica. y otra que llega o vocinglero público, no se dejen perturbar. Pues serán entre tanto
en situación de accidente em píriéo, sin duda, pero que sin embargo no grandes y potentes, su espíritu se parecerá a un robl e nutrido de zu .
se deja dominar en esa oposición esencia/accidente. mos milagrosos" (!) ;"espíritus creados, penetrarán sin embargo en los
misterios de la naturaleza; su mirad a será morta l, su palabra moverá
Uno de los rasgos más interesantes para nosotro s de esa secuen- las montañas, su dialéctica será más cortante que la más cortante gu i-
cia histórica, es que ese nacionalismo filosófico, en su esencialismo llotina . Se trasladarán hacia e l Hotel de Ville -y la burguesía no será
esencial, si se puede decir, es vinculado en el caso de Grün (lEngels?) más qu e un recuerdo ; irán al Palais Bourbon- y caerá en ruinas; toda
con el socialismo, con una afirmación del socialismo verdadero y no su Cámara de Diputados se desvanecerá en nihilum album/ Humo/ ;
con su contrario, como a menudo se tiend e, a pensarlo. Todo e l segun- Guizot desaparecerá, Luis-Felipe palideciendo, no será más q ue una
do tomo de la Ideología Alemana (manuscrito de la mano d e Engels) sombra de la hi storia, y, surgiendo de todos esos elementos aniquila-
se dirige a quienes pretenden llegar a lo que llaman el "socialismo ver- dos se erguirá triunfante la idea absoluta d e la sociedad- libre. Broma
dadero". Esos teóricos son presentados por Marx y Engels como "es- apa rte, sólo podrán acabar con Hegel si llegan a ser Hegel ustedes
critores" que han "adoptado" algunas ideas comunistas france sas e in- mismos".
glesas y las han "amalgamado'' a sus premisas "filosófico-alemanas"
considerando los textos fra nceses o ingleses com o textos, justament e, Grün juzga el esp íritu francés "decepcionante y superficial" y
o escritos puramente t eór icos emanados del "pensamiento puro", co - afirma que el socialismo alemán es "la crítica del socialismo francés".
mo imaginan que es e l caso para los sistemas filo sóficos alemanes. Las "Lejos de tomar a los franceses por los inventores del nuevo Contrato
acusaciones lanzadas por Marx en contra de Grün, lo he dicho, enfo- Social", los invita en su libro a "perfeccionarse en la escuela de la cien-
can de hecho a Moses Hess (que hubiéramos necesitado estudiar acá) cia a lemana". Y sigue ento nces una afi rmación que me parece inspira-
del cual Grün hubiera transcrito y parafraseado los "infundios paten- da, lúcidamente o no, quiero decir por una intuición que teorizada o
tes" (M . Hess : Socialismo y comunismo, Veintiún fol letos, Nuevos no por Grün, dice algo que puede ser esencial en cuanto a l adveni-

44 JA COUES DERRIDA NACIONALIDAD y ••• 45


miento de ese nacionalismo alemán como esencia del nacionalismo fi· uu. y volver a su casa después de la guerra, opone a algo de América,
losófico y como una cosa de nuestra modernidad, a saber que si Ale- del inglés. Es porque no podía decir en ing lés lo que tenía que decir ,
mania, ha sido, sola tal vez puede ser, el lugar (en qué sentido el lugar, que volvió.
he aquf q\Je queda por determinar) de emergencia d e ese nacionalismo
es tal vez porque de cierta manera , en el centro de Europa (es un tema Si, sea dicho en conclusión, he insistido tanto sobre la lengua
que volveremos a encontrar), habrá marcado un curioso vacío hacional hoy, es también para reconocer una p aradoja , un parad igma y una
una extraña a-nacionalidad. Encontraremos de vuelta ese motivo má s aporía. 1. Ultimo recurso d e un nacio na lismo filosófico universa lista,
tarde, hasta en Heidegger, el de un medio vacío,· vacío 'c entral, de un la lengua no es la lengua (F ichte). 2 . Se puede denunciar, sospechar,
espacio medio que llama del fondo del abismo y de no-nacionalidad la desvalorizar, combatir el nacionalismo fi losóf ico só lo tomando el ries-
más potente afirmación nacional-filosófica en e l curso de esa secuencia go de reducir o borrar la diferencia li ngüística o la fuerza del idioma,
única que va del siglo XV 111 al XX. Sin andar más lejos en ese sentido luego haciendo ese gesto metafísico-técnico que consiste en instru-
hoy, escuchen lo que dice Grün, citado por Marx, en ese contexto: mentalizar e l lenguaje, en hacer de él un medium neutro ind iferente y
exter ior al acto de pensamiento f ilosófico. Si hay un pensamiento del
" En este momento, se está preparando la traducción de la Esen- idioma que escape a esa alternativa, he aquí uha d e nu estras preguntas.
cia del Cristianismo de Feuerbach (Roy , publicado en 64). iQue la es- No pertence al pasado, e s una cuestión de po rven ir .
cuela alemana pueda traer provecho a los franceses!. Que nazca cual-
quier cosa de la situación económica de ese país, de la constelación Traducción de Marie-Christ ine Peyrrone
poi ítica local, solo la filosoffa humanista hará posible en el porvenir
una vida humana. Los alemanes, ese pueblo apolítico, ese pueblo re-
probaao, ese pueblo que no es un pueblo, es el que habrá puesto la NOTAS
piedra angu lar de la construcción del porvenir" (353) . • En fr. tale. (N . del T.)
* En fr. tale. (N. d el T.)
Es pues en nombre del socialismo doblado d e un humanismo, en
nombre de un pueblo apolítico y que no es un pueb lo, que la afirma-
ción nacional -filosófica como cosmopolitismo enuncia sus paradojas
que son también, lo veremos , paradigmas para el porvenir, a pesar d el
carácter en suma bastante caricaturesco que revi sten acá. Vo lveremos
a encontrar los efectos recu rrentes en los bordes más opuestos, tanto
en Heidegger como en Ado rno. En el m omento mismo en que est e úl-
timo se opone a todos los nacionalismos filosóficos alemanes, el Jar-
gon der Eigent lichkeit de Heidegger, no menos re itera , en su "Res-
puesta a la cuestión : lq ué es a lemán r ' la afirmación d e un "carácter
metafísico de la lengua alemana", d e un "excedente metaf ísico de la
· lengua" (cf . Fichte), y aun si ese carácter metafísico del cual Adorno
dice que es una "propiedad específica y objetiva de la lengu a alema-
na" no garantiza, segú n dice la verdad ni constit uye un priv ilegio, no
por eso es menos presentado como la esencia de la germanidad. Esencia
que en ese texto. Adorno, explicando porqué ha debido dejar los EE.

46 JACOUES DERRIDA NACIONALIDAD y . .. 47


PSYCHE:
INVENCIONES DEL OTRO.

1) LA PREGUNTA DEL HIJO


2) FABULAS: MAS ALLA DEL SPEECH ACT
3) VENIR, I NV ENTAR, ENCO NTRAR, ENCONTRARSE
4) CERTIFICADOS: LA INV ENCIO N DEL TITULO
5) LA INV ENC ION DE LA V ERDAD
6) L A FIRMA : ARTE DE INVENTAR , ART E DE ENVIAR
7) LA INV ENCIO N DE DIOS (POLITIC A DE L A INVESTIGACION ,
PO LITICA DE LA CULTURA)

(Qué voy a poder inventar todavía?.

Tenemos aqu l, tal ve z, un inc ipit inventivo para una conferen-


cia . Un orador tiene e l cora je de presentarse d elante de sus invitados,
pa rece no saber lo que va a decir. Declara con insolencia que se p repa-
ra para improvisar. Va a t ener que inventar ah í m ism o, en ese mismo
lugar, se pregunta todavía: lqué voy a tener que inventar?. Pero simu l-
táneamente parece sobreentender, no sin suficiencia, que el discurso
de improvisación permanecerá im p revisible, es decir, como de costum -
bre, "todavía" nuevo, original, singula r, en una pa labra, inventivo. Y
de hecho u n tal orador rompería bastante con las reglas, el consenso,
la buena educación, la retórica de la modest ia, en fi n con todas las
convenciones de la socialidad, por haber inventado por lo menos algo
desde la primera frase. Un a invención supone siempre alguna ilega li-
dad, la ruptura d e un contrato impllcito , int roduce un desorden en e l
apaci ble orden de las cosas, perturba los bienestares.

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1) La pregunta del hijo. íamos entonces, por una parte, la pareja "invención-disposición"
las ideas o las cosas, y por otra parte, la pareja "elocución, dispo-
Ciertamente, Cicerón no hubiese aconsejado a su hijo que co- sición" para las palabras o para la forma.
menzara así. Ustedes ya lo saben, es para responder a la pregunta y al
dese~ de su hijo que Cicerón definió un día, una vez entre otras, la Se trata de poner en su lugar uno de los topoi filosóficos más
retónca de la invención oratoria. ( 1) tradicionales. El que nos recuerda Paul de Man en su muy hermoso
texto titulado Allegory of Persuasion d e Pascal. Gu isiera dedicar
Aquí se impone una referencia a Cicerón. Para hablar de la in- esta conferencia a la memoria de Paul de Man. Perm l'tanme hacerlo
vención, nos es necesario siempre recordar una latinidad de la palabra. muy simplemente, tratando de pedirle prestado todavía, entre todas
Es la .q.u e marca la construcción del concepto y la historia de la pro- las cosas que nosotros hemos recibido de él, algún rasgo de la serena
blematJca. Por otra parte, la primera pregunta del hijo de Cicerón ll e- creación que marcaba la fuerza y el brillo de su pensamiento. Yo que-
va a la lengua - y sobre la traducció n del Griego al LaHn: "Studeo, mi ría hacerlo extensivo también a Cornell porque fue donde enseñó y
pater, Latine ex te audire ea quae mihi tu de ratione dicendi Graece donde cuenta con muchos amigos y antiguos colegas o estudiantes. El
tradisti, si modo tibi est otium et si vis". (Me ardo del deseo, padre, año, pasado, en ocasió n de una conferencia análoga, recordaba que fu e
de escucharte decir en latín esas cosas que tú me has dado (dispensa- uno de los primeros intermed iarios entre esa universidad Y yo, cuan-
do, relacionado, entregado o trad ucido, legado) en griego, al menos si do dirigía en 1967 el programa de Cornell en París . Fue entonces que
tú tienes el placer y si tú lo quieres".) ' aprendí a conocerlo, a leerlo, a escucharlo y comenzó una amistad en-
tre nosotros cuya fidelidad no tuvo sombra y permanecerá como uno
Cicerón padre responde a s u hijo. Le dice primeramente, como de los más raros y preciosos rasgos de luz.
en eco o como en réplica narcisista, que su primer deseo de padre, es
que su hijo sea lo más sabio posible (doctissimum) . Por medio de su En Allegory of Persuasion de Pascal, Paul de Man prosigue
pregu nta ardiente, el hijo ha ido más allá de la pregunta paterna, su de- su in cesante meditación sobre el tema de la a legar la. Y es as(, más o
seo arde del deseo de su padre que no tiene pues dificultad en satisfa- menos directamente, de la invención como alegoría (invención del
cerlo Y en reap ropiárselo satisfaciéndoselo. Luego el padre enseña a su otro), como mito o como fábula que les hablaré hoy. Después de haber
hijo que la fuerza propia, la vis del orador , c~ nsiste en las cosas que él subrayado que la alegoría es "sequential and narrative", tanto que
trata, (las ideas, los objetos, los t emas) así como también en las pala- "the topic of its narration" no sea "necessarily temporal at all", Paul
bras, hay que distinguir entre la invención y la disposición, la inven- de Man insiste sobre las paradojas de lo que se podr la llamar la tarea
ción qu~ encuentra o descubre las cosas, la disposición que las sitúa, de la alegaría o la exigencia alegórica: "Allegory is the purveyor of
las localiza, las pone disponiéndolas: "res et verba invenienda sunt et demanding truths, and thus its burden is to articulate an epistemolo-
conlocanda". Sin embargo la invención se aplica "propiamente" a las gical arder of truths, and deceit with a narrative or compositional or-
ideas, a las cosas de las cuales se habla, y no a la elocución 0 las formas der of persuasion". Y en e l mi smo d esa rrollo cruza la di stinción c lási-
verbales. Con respecto a la disposición, que sitúa ta nto las palabras co- ca de la retórica como invención y de la retórica como disposición:
mo las cosas, la forma como el fondo, se la asocia a menudo con la in- "A large number of such texts on the relationship between truth
vención; precisa entonces Cicerón padre: la disposición, la preparación and persuasion exist in the canon of philosophy and rhetoric, often
de los lugares concierne pues tanto a las palabras como a las cosas. crystallized around such traditional philosophical topoi as the rela-

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JACOUES DERRIDA PSYCHE ...
tionship between analytic and synthetic judgments, ~etween propo- equ!'voco de esta palabra o de este concepto, la invención, ust edes
s itional and modal logic between logic and mathematics, between lo- ya están comprendiendo algo de lo que quería decir. Por eso este
gic and rhetoric, between rhet oric as inventio and rhetoric as disposi- discurso debe present arse como una invención. Sin pretender ser in -
tio, and so fo rth". ventivo de l principio al fin y continuamente, debe explotar un fondo
vagamente común de las fuentes y de las posibilidades reglamentadas
Si tuviéramos tiempo, nos hubiéramos preguntado porqué Y có- para firm ar, de alguna forma, una proposición inventiva, al menos
mo, en el derecho positivo que se instituye entre los siglos XV 11 Y una, y no podrá interesa r el d eseo d el oyente más que en la medi-
X IX, el derecho de autor, o la propiedad de un inventor en el domi nio da de esta innovació n f irmada. Pero, es aquí donde la dramat iza-
de las artes y las letras no tiene en cuenta más que la fo rma Y la com- ción y la alegoría co mienzan; tendrá también necesidad d e la firma
posición. Es~ e derecho exc luye toda consideración de las "cosas", d el del otro, de su contrafirma, digamos aquí la d el hijo que no es la in -
contenido, d e los temas o del sent ido. Todos los textos d e derecho vención del pad re. Un h ijo deberá reconoce r la invención como tal,
lo subrayan, al precio de di ficultades o contus iones: la invención no como si el heredero quedara sólo como juez (retengan esta palabra
p uede marcar su orig inal idad más que en los valores de forma Y com- d e juicio ), como s i la contrafirma del hij o detenta ra la autoridad le-
posición . Las "id eas", ell as, pe rtenecen a todo el mundo . Universales gítim amente. Pero al presentar una invención y al presentá rse le como
por esencia, no sabrían dar lugar a un derecho d e propiedad . lHay una invención, el d iscurso del c ual hablo, deberá hace r evaluar, reco-
a ll ( un a tra ición, una m ala t raducción o un desplazamiento de la he- nocer y legit imar su invención por otro qu e no sea de la familia: por el
rencia ciceroniana?. Dejemos esta cuestión suspendida . Quer ía sola- otro com o miembro d e una comunidad social y de una institució n .
mente co menzar por un elogio d el padre Cicerón. Incl uso si él no hu- Pues una invención no puede jamás estar privada d esde el momento
biera inventado jamás otra cosa, encuentro mucha vis, mucha iiwen- que su estatuto d e invención, digamos s u "brevet", su patente , su
tiva, alguien que abre el. discurso sobre el d iscurso, un tratado del arte identificación manifiesta, abierta, pública, debe serie significada y con-
oratorio y un escrito sobre la invención al que llamaré la pregunta del ferida . T rad u zca mos: habl ando de la invención, ese vi ejo t ema pater-
hijo , como preg unta de ratione dicendi que se encuentra: es también nal q ue se tratará hoy d e rei nventar, deberla acordá rsele u n certificado
una escena de traditio en ta nto que tradic ión, tra nsferencia Y traduc- de invenci ón a est e discurso. Supone co nt rato, p romesa, compromiso,
ción, se podría d ecir también una alegoría de la metáfora. El niño instituc ión, d erecho, lega lidad , legitimació n. No hay invención natu -
que hab la, interroga, pregunta, con celo, (studium) , les el fruto de ral, y s in emba rgo la invención supone también origi nalid ad , genera-
una invención?. lSe inventa u n ni ño ?. Esta pregunta va a resonar más ción, engendramiento, genealogía, valor!;!s que asociamos a menudo
lejos. ¿concierne primero al hijo , leg ítimo y portador de l nombre?. a la genia lidad, y por lo ta nto , a la naturalidad. De ahlla pregunta del
lQué voy a poder inventar yo todavía?. hijo, de la fi rma y d el nomb re . Vemos qu e ya se an uncia la estructura
singular de semejante aco ntecimiento . lQuién la ve anunciarse?. ¿ El
De un discu rso sobre la invención, se espera ciertamente que res- padre, el hijo?. ¿Qu ién se encuentra exc luido d e esta escena de la
ponda a su p rom esa o que honre un contrato : deberá tr at ar de la in - invención?. l Qu ién es el otro de la invención? . l EI padre, el hijo, la
vención. Pero se espera también -la letra del contrato lo imp lica- que hija, la mujer, el hermano, la hermana ?. S i la invención nunca es
proponga algo d e inédito, en las palabras o en las cosas , en e l enun - privada, lcuál es aún su relación con toda s las escenas de la fa m ilia?.
ciado o en la enunciación, sobre el tema de la invención. Por poco
que sea, para no decepcionar, deberla inventar. A pesar de todo lo Estructu ra singular, ento nces, de un acontecim iento, porque e l
acto de palabra del cual hablo debe ser un evento*: en la medida de
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PSYCHE .. . 53
su singularidad, por otra parte, y sin embargo, por otra parte, esta uni - en la gratitud y la culpabilidad, la invenc ión que será necesaria a los
cidad hará venir o advenir algo nuevo. Debería hacer o hacer venir lo t raductores d e este texto ·en todos los luga res donde él explota la ins-
nuevo de una primera vez. Tantas palabras, lo "nuevo", el "evento", titución de las lenguas latinas. )
el "venir", la "singularidad", la "primera vez", ("First time" donde el
tiempo se marca en una lengua sin hacerlo en otra) que llevan todo el Pero si esta colusión verbal parece aventurad a y convencional
peso del enigma. Jamás una invención ha t enido lugar, jamás se dispo- también hace pensar. lOué hace pensar?. lOué otra cosa?. lCuá l
ne sin algún evento inaugural. No sin algún advenimiento, s i entend e- otro?. lOué es necesario toda vfa invent ar en cuanto a veni r?. lQu ~
mos por esta última palabra la instauración para el futu ro de una posi- quiere decir venir?. lVenir una primera vez?. Toda'invención supone
bilidad o de un poder qu e permanecerá a disposici ón d e t odos. Adve- que algo o alguien venga una primera vez. Algo a algu ien, o alguien a
nimiento , ya qu e el acontecimiento d e una invención, su acto de pro- algui en, y que sea otro. Pero para que la invención sea u na invención,
d ucc ió n inaugural debe, una vez reco nocido, legitimado, refrendado es deci r unica, incluso si esa uni cidad debe dar lugar a la repetición, es
por un co nsenso social, según un sistema de convenciones, va ler para necesario que esta primera vez sea también una últi ma vez, la arqueo -
el futuro. No recibirá un estatuto de invención, por otra parte, más logia y la escatolog fa haciéndose signo en la iron ía d e un solo instante.
que en la medida en que esta sociali zació n de la cosa inventada será Estructura singular, pues; de un acontecimiento q ue parece producirse
garantida por un sistema de convenciones qu e le asegurará de la mis- hablando de él mismo , por el hecho de hablar de él, d esde e l momento
ma forma una inscr ipción en una historia común , la pertenenci a a en que inventa el sujeto de la invenc ió n, abriéndose cami no, inaugu-
una cultu ra, hérencia, patrimonio, tradición pedagógica, di sciplina rando o fi rmando su singularidad, efectuándola de alguna manera en e l
y cadena d e generaciones. La in venció n comienza a poder ser repet ida, mismo momento en que nombra y d escribe la generalidad de su
explotada, reinscripta. Para atenernos a esta red que no es solam ente género Y la genealogía d e su topos: d e inventione, guarda ndo en la
léxica y que no se red uce a los juegos d e una simp le invención _verbal, memoria la t rad ición de un género y de quienes lo han ilustrado .
nosotros vemos que concurren varios modos d e venir o d e la venida,
en la enigmática colus ión del invenir o de l inventio, del evento o del En su pretensió n d e inventar toda vía, ta l discurso, el com ienzo
advenimiento, del porvenir, de la aventura y de la convención. Este inventivo hablando d e s f mismo, en una estructu ra reflexiva que no
enjambre lexical, lcómo traducirlo fuera de las lenguas lat inas guar- solamente no produce coincidencia y presencia en si, sino que pro-
dando su unidad, la que liga la primera vez la invención , al ven ir, a yecta más bien el ad ven im iento del s(, d e "hablar ", o d e "escribir"
la venida del porvenir, del evento, del advenimiento, d e la conven- de s( mismo como otro, es decir, de la huella. Me contento aqu ¡
ción o de la aventura?. Todas estas palabras de origen latino son cier- con nombrar este valor de "self-reflexivity " que estu vo a menudo
tamente recogidas por ejemplo, en ingl és (e incl uso en su uso judi- en el centro de los anális is de Paul de Man. Es sin duda más retorcida
cial muy codificado, muy estrecho, e l d e " venida", e l d e "advento" de lo que parece. Ha dado luga r a los debates más interesantes, prin-
reservado a la venida de Cristo). excepto, en el centro del hogar, cipalmente en los estudi os de Rodo lphe Gasché y de Suzanne Gear-
el venir mismo. Sin duda una invención vuelve dice el Oxford English hardt. T rataré de volver yo mismo otra vez sob re este punto.
Dictionary, "the action of coming upon or finding". (Pero ya imagino,

• Se refiere evento a acontecimiento por la relación co n venir Y co n todas las de- Hab lando d e él m ismo, tal discurso intentaría q ue fuera admit i-
más palabras de la familia que Jacques Derrida pone en juego. (N . del T.l
do por una co mun idad pública, no so lamente el va lor de verdad gene-

54 JACOUES DERRIDA PSYCHE ...


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ral de lo que presenta con respecto al tema de la invención (verdad FABULA
de la invención e invención de la verdad) sino al mismo tiempo el
valor operatorio de un dispositi~o técnico desde entonces a disposi - Par le mot par commence done ce texte
ción de todos . Dont la p_remiere ligne dit la vérité,
Mais ce tain sous l'une et l'autre
2) Fábulas: más allá del speech act. Peut-il ltre toléré?
Cher lecteur déjé\ tu juges
Sin haberlo citado todav(a, describo desde hace rato , con un U de nos difficultés ...
dedo apuntado hacia el margen de mi discurso , un texto d e Francis (APRES sept ans de malheurs
Ponge. Es breve: seis l(neas e n itálicos, siete, si queremos incluir el Elle brisa son miroir).
título (vuelvo en un instante sobre el número siete), más un parénte·
sis de dos l1'neas en caracteres romanos. A pesar de que se inviertan Por la palabra por comienza pues este texto
de una edición a otra, itálicos y romanos , hacen quizá observar esta En el que la primera lfnea dice la verdad,
descendencia latino d e la cual he hablado . Ponge nunca ha cesado d e Pero este estaño bajo una y otra
reivindicarla para él mismo y para su poética. lPuede ser tolerado?
Querido lector tú va juzgas
lDe qué género procede este texto?. Se trata quizás de una de De ah f nuestras dificultades ...
esas piezas que Bach llamaba sus invenciones, piezas contrapuntl'sticas (DESPU ES de siete años de desgracias
a dos 0 tres voces. Desarrollándose a partir de una corta célula inicial Ella quebró su espejo).
en la cual el ritmo y el contorno melódico son muy claros, esas "in·
venciones" se prestan a veces a una escritura esencialmente didáctica. lPor qué he deseado dedicar la lectura d e esta fáb ul a a la me mo -
(2) El texto de Ponge dispone de una célula inicial, en el sintagma ria de Paul de Man ?.
"Par le mot par ... " (Por la palabra por ... ") No designaré esta " in-
vención por su género, sino por su t ítu1 o, a saber, por su nomb re pro - En pr imer lugar porque se tra ta de un escrito de Francis Po nge.
pio, Fábula. (3) Me acuerdo también d e su comienzo. El primer semi nario que di en
Yale luego de la invitación y la presentación de Paul de Man , fu e un
Este texto se llama Fábula. Este nombre propio tiene, si PO· seminario sobre Francis Ponge. Se titulaba " La Cosa", du ró tres años,
demos decir, un nombre d e género. Un título, siempre singular co- Y trató también de la deuda , de la fi rma, de la contrafirma, del nom-
mo una firma, se confunde aquí con un nombre de género, como bre propio y de la muerte.
una novela que se llamara novela, o invenciones invenciones. Podría·
mos apostarlo, esta titulada Fábula, constru ida como una fábu - Además porque esta fábula constituye también, en el cruce sin-
la hasta en la " moralidad " final, tratará de la fábula. La fábula, la ~ula~ de la. iron ia y la alegar !'a, un poema de la verdad . Se presenta
esencia d e lo fabuloso d e la cual pretenderá decir la verdad, será t am· 1rón1camente como u na alegorl'a "cuya primera l(nea dice la verdad":
bien un tema general. Topos: fábula . verdad de la. alego~(a y alegada d e la verdad, verdad como a legori'a.
Las dos son 1nvenc1ones fabulosas, entiéndase por eso invenciones d el
Leo entonces Fibula, la fábula fjbula.

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lenguaje (fari o phanai, es hablar) como invención del mismo y del Antes de ser un tema, antes de decirnos el otro, el discurso del
otro, de sí mi smo y del otro, de sí mismo como del otro. Es lo que va· otro o hacia el otro, la alegoría es aquí la estructura de un aconte-
mos a tratar de demostrar. cimiento. Y eso, en primer lugar, por su forma narrativa . La "mora-
lidad" de la fábula, si podemos decir, se parece a l desenlace de una
Lo alegórico se marca aqu í en el tema y en la estructura. Fábula historia en curso. La palabra "después" viene en letras mayúsculas
dice la alegada, el movimiento de una palabra para pasar a la otra, a secuencializar la singular consecuencia del "pues" -escansión ló -
al otro lado del espejo. Esfuerzo desesperado de una palabra desgra· gica y temporal que aparece en primera 1i'nea para no concluir más
ciada por franq uear lo especular que ella constituye en sí misma. Di· que en un comien zo. El paréntesis que viene después marca el fin
riamos en otro código que Fábula fo rmu la en acto la cuestión de la re- de la histor ia, pero en un momento, veremos inverti rse los tiempos.
ferencia, de la especularidad d el lenguaje o de la literatura y la posi·
bilidad d e d ecir el otro o de hablar al otro. Veremos como lo hace Fábula, esta alegoria de la alegoría, se presenta pues como
pero a partir de ahora sabemos que se trata justamente de la muerte, una invención. En p rincipio porque esta fábula se llama Fábula. An-
de ese momento de duelo donde la ruptura del espejo es a la vez lo te todo otro análisis semántico y sin desmedro de la justificación que
más necesario y lo más difícil. Lo más difícil porque todo lo que no· se hará más tarde, adelanto aqui una hipótesis; en el interior d e un
sotros decimos, hacemos, lloramos, tan tensos como nosotros este· área d e discursos que casi se ha estabilizado desde a lrededor d e fines del
mos hacia el otro, permanece en nosotros. Una parte de nosotros está Siglo XV 11 europeo, no hay más que dos grandes clases de ejemplos
herida y nos toca mantenernos en el trabajo del duelo y de la Erinne- autorizados para la invención. Por una parte, se inventan historias
rung. 1ncluso si esta metonimia del otro en nosotros constituyera ya (cuentos ficticios o fabulosos) y por otra, máquinas, dispositivos
la verdad y la posi bilidad de la relación al otro vivo, la muerte la man í· técnicos, en el sentido más amplio de esta palabra. Se inventa fabu·
fiesta en algo más de luz. Es por eso que la ruptura del espejo es lando, por la producción de cue ntos donde no corresponde "una
all 1' todavía más necesaria, porque es el instante d e la muerte, el realidad" fuera del cuento, (una coartada por ejemplo ) 0 bien se
1imite de la reapropiación narcisista se vuelve terriblemente cor- inventa produciendo una nueva posibilidad operatoria, (la impren·
tante, crece y neutraliza el sufrimiento: no lloremos más por no· ta o un arma nuclear, y asocio a propósito de los dos ejemplos, la
sotros, lamentab lemente ya no se puede tratar más que d el otro en politica de la invención -q ue será mi tema- que trata siempre a la
nosotros. La herida narcis ista se acrecienta hacia el infinito hasta vez politica de la cultura y politica d e la guer ra) . Invención como pro-
no poder más se r narci sista y de no poder más apaciguarse en esta ducción en los dos casos -y dejo en esta última palabra una cierta
Erinnerung que llámamos trabajo del duelo . Más allá de la memo · indeterminación por el momento. Fábula y fictio, por una parte,
ria interiorizante, es necesario entonces pensar otra manera de re- tekhné, epistemé, istoria, methodos por la otra, es decir arte o saber·
cordarse. Más a llá de la Erinnerung, se trataría entonces de la Gediich· hacer, saber Y búsqu eda , información, procedimiento , etc .. He aquí
tnis, para retomar esta d istinción hegeliana sob re la cual Paul dec la yo, por el momento, sobre un modo un poco dogmático 0
de Man no cesaba de volver en estos últimos tiempos para intro- el iptico, los dos únicos registros posibles y rigurosa mente específi-
ducir la fi losofía hegeliana como alegaría de un cierto número de cos para toda invenci ó n de hoy. Digo bien "hoy" pues toda esta d e-
disociaciones, por ejemplo, entre fi losofl'a e historia, expe riencia terminación semántica parece relativamente moderna. El resto pue·
literaria y teoría litera ria. (4) de parecerse a la invención pero no es reconocido como tal. Y trata -
remos de comprender cuál puede ser la unidad o el acuerdo invisi·
ble entre estos dos registros.
58 JACOUES DERRIDA PSYCHE . . . 59
Fábula, la fábula de Francis Ponge se inventa en tanto que fá- po es evento inventivo y relación o archivo de invención, permiténdo-
bula. Cuenta una historia aparentemente ficticia, que parece durar sie· le también desplegarse para no decir nada más que lo mismo, él mis-
te años. Y la octava 1ínea la recuerda. Pero al principio Fábula cuenta mo, invención dehiscente y replegada del mismo, en el instante en que
una invención, se cuenta y se describe ella misma. Desde el principio tiene lugar. y ya se anuncia, como sufrimiento, e l deseo del otro -y
se presenta como un principio, la inauguración de un discurso y de un de romper un espejo. Pero el primer "por", citado por el segundo, per-
dispositivo textual. Hace lo que dice, no contentándose por enunciar tenece en verdad a la misma frase que él, es decir, a la que constata la
como lo hi zo, creo, Valéry, "Au commencement était la fable" ("Al operación o el evento: que sin embargo no tiene lugar más que por la
principio era la fábula"). Esta última frase, mimando pero también cita descriptiva y en ningún otro lado, ni antes que ella. En esta
traduciendo las primeras palabras del Evangel io de Juan ("Al princi· terminología de la speech act theory, se diría que el primer "por" es-
pio fue el logos") es sin duda una demostración performativa de eso tá utilizado (used), el segundo citado o mencionado ( mentioned). Es-
mismo que dice. Y fábula, como logos, dice bien decirlo, habla de la ta distinción parece pertinente cua.n do se la aplica a la palabra "por".
palabra. Pero Fábula, de Ponge, al inscribirse irónicamente en esta lLo es todavía en la escala de la frase entera?. El "por" utilizado for-
tradición evangélica, revela y pervierte o más bien aclara por una li- ma parte de la frase mencionante pero también mencionada , en un
gera perturbación, la extraña estructura del envío o del mensaje evan- momento de la cita, y es asl que está utilizado, lo que cita la fra-
gélico, en todo caso de su incipit, que dice que en el incipit está el se, no es nada más , de por en por, que ella misma que está por ci-
logos. Fábula, es simultáneamente, gracias a un giro de la sintaxis tarse, y los valores de uso no son en ella más que sub-conjuntos del
una especie de performativo poético que describe y efectúa, sobre la valor de mención. El acontecimiento inventivo es la cita y el cuen-
misma 1ínea, su propio engendramiento. Todos los performativos to. Dentro del cuerpo de un solo verso, sobre una sola linea dividida,
no son reflexivos, de alguna manera, no se describen, no se constatan el acontecim iento de un enunciado confunde dos funciones absoluta-
como performativos en el momento en que ellos tienen lugar. Este mente heterogéneas, "uso" y "mención", pero también hete rorrefe·
lo hace, pero su descripción constativa no es otra que la performativa rencia y autorreferencia, alegoría y tautogoría. lNo está ahl toda la
misma. "Por la palabra por comienza pues este texto". Su comienzo, fuerza inventiva, el golpe de esta fábula?. Pero esta vis inventiva no
su invención o su primera venida no adviene antes de la frase que se distingue de cierto juego sintáctico con los lugares, es también un
cuenta justamente este acontecimiento. El cuento (le récit) solo la arte de la disposición.
venida de lo que él cita, recita, verifica o describe. Nos cuesta dis-
cernir -en verdad es indecidible- la fase contada y la fase contante) Si Fábula es a la vez performativa y constativa desde su primera
que se inventa inventando el cuento de su invención. El cuento se da a línea, este efecto se propaga dentro de la totalidad del poema as( en-
leer, es una leyenda puesto que lo que cuenta no tiene lugar ni antes gendrado. Nos encargaremos de verificarlo, el concepto de invención
ni fuera de él, que produce el acontecimiento que cuenta: pero es una distribuye sus dos valores esenciales entre los dos polos del constativo
fábula legendaria o una ficción en un solo verso y dos versiones o dos (descubrir o develar, man ifestar o decir lo que es) y del performativo
vertientes del m ismo. Invención del otro en el mismo -Y hacia el mis· (producir, instituir, transformar). Pero toda la dificultad radica en
mo de todos los lados de un espejo cuyo estaño no puede ser tolerado . la figura de la ce-implicación de estos dos valores. En este sentido, Fá-
El segundo caso de la palabra "por", cuya tipografl'a misma cita el pr i- bula es ejemplar desde su primera 1ínea. Inventa por el solo acto de
mer caso, incipit absoluto de la fábula, instituye una repetición o una enunciación que a la vez hace y describe, opera y constata . La "y" no
reflexibi lidad originaria que, al dividir el acto inaugural al mismo tiem- asocia dos gestos diferentes . La constatación es lo performativo mismo

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puesto que no constata nada que le sea anterior o extraño. Y performa fronts itself". La oscilación infinitamente rápida entre performativo y
constatando la constatación -y nada más. Relación consigo muy sin- constativo, lenguaje y metalenguaje, ficción y no-ficción, auto y hete-
gular, reflexión que produce la auto-reflexión de sí mismo produ- rorreferencia, etc., no produce solo una inestabilidad esencial. Esta
ciendo el acontecimiento por el ~esto mismo que lo cuenta. Una circu- inestabilidad constituye el acontecimiento m ismo , digamos la obra,
lación infinitamente rápida -tal es la ironía y el tiempo de este tex- cuya invención perturba normalmente, si podemos decir, las normas,
to- hace pasar al instante e l va lor performativo a l lado del va lo r cons- los estatutos y las reglas. Alll llama a una nueva teorla y a la constitu-
tativo e inversamente. Paul de Man nos habla aquí o allá de la indecidi- ción de nuevos estatutos y de nuevas convenciones capaces de tomar
bilidad como aceleración infinita y por lo tanto insoportable. Que la di- en cuenta la posib ilidad de tales acontecim ientos y de medi rse con
ga a propósito de la distinción imposible entre ficción y autobiografía, ellos. No estoy seguro que en su estado actua l la representación domi·
eso se relaciona con nuestro texto que juega así entre la ficción y la nante del speech act theory sea c apaz de hacerlo, no mucho más, por
intervención impl !cita de un cierto yo del cual hablaré más adelante. otra parte, que las teorías litP.rarias de tipo formal ista o hermenéutica
Con respecto a la ironía, Paul de Man describe siempre la temporali· (semantista, tematista, intencionalista, etc.).
dad propia como estructura del instante, de lo que se vuelve "shorter
and shorter and always clímax in the single brief moment of a final Sin arruinarla totalmente puesto que tiene también necesidad de
pointe" "La ironía es una estructrura sincrónica" pero nosotros vere- ella para provocar el cuento, la economía fabulosa de una pequeña fra·
mos más adelante cómo ella puede no ser más que la otra cara de una se muy simple (perfectamente inteligible y normal en su gramática)
alegorla que aparece siempre desplegada en la diacronía del cuento. desconstruye espontáneamente la lóg ica oposicional que se establece
Y recién ahí Fábula sería ejemplar. Su primera linea no habla más en la dist inción intocable del performat ivo y del constativo y de t antas
que de si misma, es inmediatamente metalingüística pero es un meta · otras dist inciones anexas. ¿Es que en este caso el efecto de descons·
lenguaje que no sobresale, un metalenguaje inevitable e imposible pues· trucción se establece a fuerza de un acontecimiento literario?. lOué
to que no hay lenguaje anterior a él, no hay objeto anterior, exterior o hay de la literatura y de la filosofía en esta escena fabulosa de la des-
inferior para este metalenguaje. Aunque todo en esta primera 1ínea construcción?. No abordaré aquí de frente este enorm e prob lema.
-que dice la verdad de (la) Fábula- es a la vez lenguaje primero y me- Me contentar·é con hacer algunas observaciones.
talenguaje segundo- y nada lo es. No hay metalenguaje, repite la pri- 1) Suponiendo incluso que sepamos qué es la literatura, e incluso
mera 1inea, no hay más que eso dice el eco, o Narciso. La propiedad si por la convención en uso se c lasifique Fábula en la literatura, no es se·
del lenguaje de siempre poder sin poder hablar de sí mismo, as( que- guro que sea tota lmente literaria (y por ejemplo no-filosófica: desde
da demostrada en acto y según un paradigma. Me remito todavía a ese que ella habla de la verdad y pretende decirla expresamente), ni que -su
pasaje de Allegories of Reading en donde Paul de Man vuelve a tomar estructura desconstructiva no pueda encontrarse en otros textos que
la cuestión de la metáfora y del Narciso de Rou sseau. De ah 1extraigo no se consideran literarios. Estoy persuad ido que la misma estructura,
a lgunas proposiciones dejándoles a ustedes reconstituir la trama de tan paradoja! como parece, se encuentra en los enunciados científicos
una demostración compleja: "to the extent that all language is con- y sobre todo jurídicos, y entre los más doctos de ellos, por -lo tanto
ceptual, it a lready speaks abo ut language and not about things ( ... ) entre los más inventivos.
All language is language about denomination, that is, a conceptual, 2) Con respecto a este tema, citaré y comentaré brevemente otro
figura!, metaphorical language (. .. ) lf all language is about language, t ext o de Paul de Man que cruza de manera muy densa todos los moti·
then the paradigmatic linguistic model is that of an entity that con- vos que nos ocupan en est e momento: performativo y co nstativo, lite·

62 JACOUES DERRIDA PSYCHE ... 63


ción de por en por, es aquí destinada a una especulación infin ita, y la
ratura y filosofía, posibilidad o no de la desconstrucción. Es la conclu
·· pecularización parece en p rime r lugar tomar o helar* el texto. Lo
sión de Rhetoric of persuasion (Nietzsche) , en Allegories of Reading: es . t· . L
araliza 0 lo hace girar ahí mismo a una velocidad nula o m 101ta. o
"lf the critique of metaphysics is structured as an aporía bet· p . d" 1
fascina en un espejo* de desgracia. La ruptura de un espeJO, 1ce a
ween performative and constative language, this is the same as say ing palabra de la superstición, anuncia la desgracia por siete años. Aquí,
that it is structured as rhetoric. And since, if one wants to conserve con otro carácter tipográfico y entre paréntesis, es después de siete
the term "literature", one should hesitate to assimilate it with rheto· años de desgracias que ella rompió el espejo. Después está en mayús·
ric, then it would follow that the deconstruction of metaphysics, or culas en el texto. Extraña inversión. lSer(a también un efecto de es·
"philosophy", is an impossibility to the precise extent that it is "lite· pejo, una suerte de reflexión del tiempo?. Pero si esta caída d e Fábul~,
rary" this by no means reso lves the problem of the relationship bet· que asegu ra entre paréntesis el ro l clásico de una especie de "mora l!·
ween literature and philosophy in Nietzsche, but it at least estab li shes, dad" retiene algo de reversión en la primera lectura, no es solamente
a somewhat more reliable point of "reference" from which to ask the a ca~sa de esa paradoja. No es solamente porque invierte el sentido
question." 0 la dirección del proverbio supersticioso. A la inVersa d e las fábu las
Este parágrafo abriga demasi·!ldos matices, pliegues, reservas, c lá~i cas, esta "moralidad" es el único elemento de forma explícita ·
para que podamos aquí, en tan poco tiempo, desplegar todo lo que mente narrativa (digamos pues alegórico). Una fábula de La Fontaine
ponen en juego. Arriesgaré solamente esta glosa un poco el (ptica es- hace en general lo contrario: una narración, después u na moralidad
perando volver ah( más pacientemente otra vez: hay sin duda más iro- en forma de sentenci a o de máxima . Pero en cuanto a la na rración
nía de lo que parece, me parece a mi, habla de la imposibilidad de una que aq u í v!ene entre paréntesis y en conclusión , en lugar de la m_ora·
desconstrucción d e la metafísica "to the precise extent that it is lite· lidad no sabemos dónd e situar el tiempo invertido al cual se ref1ere .
rary". Al menos es por esta razón, pero habría otras, que la descorÍs· ¿cue,nta lo que hubiera pasado antes o lo que pasa después de la pri·
trucción más rigurosa no se ha presentado jamás como extraña a la li· mera l ínea?. ¿Q todavía sería el tiempo propio de todo el poema? .
teratura, ni sobre todo como algo posible. Y yo diría que ·no p ierd e La diferencia de los tiempos gramaticales (pasado simple de la "mo·
nada confesándose imposibl e, y quienes se regocija ran por eso d ema· ralidad" alegórica despu és de un presente continuo) no nos per-
siado rápido no perderían nada con esperar. El peligro para una tarea m ite decidir eso. Y no se sabe si la "desgracia" •. los siete años de
de desconstrucción, sería más bien la posibilidad, y el volverse un con - desgracia que estamos tentados a sincronizar con las siete líneas
junto disponible de procedimientos regulados, de prácticas met.ó dicas, precedentes se dejan contar p·o r la fábula o se confunden simplemen-
de caminos accesibles. El interés de la desconstrucción, de su fu erza y de te con la desgracia del cuento, esta aflicción de un discurso fabuloso
su deseo si los tiene, es cierta experiencia de lo imposible : es decir, - vol· q ue no puede más que ref lejarse sin sa lir de sí. En este caso, la des·
veré a l fin de esta conferencia- , del otro, la experiencia del otro como gracia sert'a el epejo m ismo. Y lejos de deja rse anunciar por la rup·
invención de lo imposible, en otros términos como la única invención tura de un espejo , consistiría, de ahí lo infinito de la reflexión , en
posible. Con respecto a saber dónde situar la insituable " literatura" a la presencia misma y la posibilidad d el espejo, en el juego especular
este respecto es también una cuestión que dejaré de lado por el mo- asegurado por e l lenguaje. Y jugando un poco con estas d esgracias de
mento.
Fábula se da pues, por s ( misma, para st' misma, un " br evet" de • Traducen respectivamente glacer y glace . En español se pierde el juego de pala·
invención. Y es la invención, su golpe doble. Esta singular duplica· bras: 11acer, " helar", y glace, "hielo", "espejo".

PSYCHE ...
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performativos o de constativos que no lo son jamás porque se para- ration t o what is, in fact, simultaneous within the subject, the structu-
sitan uno al otro, es ta r íamos tentados a dec ir que esta desgracia, es re of irony, however, is the reversed mirror-image of this form" (p.
también la esencial "infelicidad" de estos speech acts. 225) (yo subrayo).

En todo caso, por todas estas inversiones y perversiones, por 3) Y en f in, para reuni r estas dos imágenes de espejo invertidas:
esta revolución fabulosa, estamos en el cruce de lo que Paul de Man "lro ny is a sy nchronic struct ure, wh il e allegory appears as a succesive
llama alegoría e ironía. Sin poder adentrarme aquí, s'ituaré, en la relec- mode capable of e ngendering duration as the illus ion of a continuity
tu ra si es necesario de "The Rhetoric of Temporality", por ejemplo, that it knows to be illusionary. Yet the two modes, for all their pro-
tres momentos o tres motivos. found distinction in mood and structure, are the two faces of the sa-
1) El de un a concl usión p rovisoria ("provisional conclusion" pág. me funda mental experience of time. (p. 226) (yo subrayo). Dejemos
222) que liga la a legorfa y la ironía en el d esc ubrimiento, se puede a la palabra "predicament o" (y la palabra es u n predicamento) y todas
d ec ir la invención, "of a truly temporal predicament". Veamos algu - sus connotaciones, y hasta las más adventicias (adventicious). El espe-
nas 1(neas que parecen escritas para Fábula. jo es aq ui el predicamento: una situación necesar ia o fata l, una casi
"The act of irony, as we now ·understand it, reveals the existen- nat ~raleza, de la cual podria def ini rse con toda neutra lid ad e l predi-
ce of a temporality that is definitely not organic, in that it re lates to cado o la categoría, pero también el peligro amenazant e de una situa-
its so urce only in terms of distance an difference and allows for no ción tal, la maqu inaria técnica, el art ificio que la constitu ye: uno es
end, for no totality (es precisamente el espejo). lro ny div id es the flo w presa de la tra mpa del espejo. Me gusta pronunciar aqu1' el vocablo
of t emporal ex perience into a past that is pure mystification and a fu - "trampa": fue , hace algunos años, un tema fa vorito de discusiones
ture that remains harassed forever by a relapse w ithin the inauthentic. ell'pticas y divertidas entre Paul de Man y yo.
1t can know this inau t hentici ty but can never overcome it. 1t can only
restate and repeat it o n a n increasingly co nsci uo s leve!, but it remains Fábula, pues: una alegoría que dice irónicamente la verdad de la
endless ly caught in the impossibility of m aki ng this knowledge ap pli- alegor ía que está presenta ndo, y al hace rlo, decirlo a t ravés de un juego
cable to the em pírica! world. lt disso lves in the narrowing spiral of a de personas y de máscaras. Las cuatro primeras 1íneas: en la tercera pe r-
linguistic sign that becomes more and more remote from its meaning. sona del presente del indicativo (modo aparente del constativo, aun-
and it can find no escape from this spiral. The temporal void that it que es del "yo" que Austin nos dice que tiene en p resent e el privilegio
reveals is the same void we encountered when we found allegory al- del pe rform ativo, el qu e pued e enco ntra rse aqu 1 impl (cito). En esta s
ways implying an unreachable anteriority. Allegory and irony are lin - cuatro lineas, las dos primeras son afirmat ivas, las otras dos interroga-
ked in their common discovery of a truly temporal predicament". (yo tivas. Las líneas 5 y 6 pod rlan explicitar la inte rvenc ión impllcita de
subrayo) . un "yo" en la med ida en que d ra mat icen la escena al dirigirse al lec-
tor, por la desviación d e u n apóstrofe o parábasis. Pau l de Man presta
2) Un poco más lejos, Paul d e Man presenta la ironía como la ima- mucha atención a la pa rábasis pri ncipalmente ta l como la evoca Schle-
gen especular invertida de la alegoría: "the fundamental structure of gel en relación con la ironía. Lo hace aún en Rhetoric of Temporality
a ll egory reappears here (en uno de los poemas de Lucy Gray de (p. 222) y en otro lado. El "tu ya juzgas" es a la vez performat i-
Wordsworfh) in the tend ency of the language towards narrati ve, the vo y constativo, él tamb ién, y " nuestras dificu ltades", son también
spreading out a lo ng the axis of an imaginary time in order to give du - las del autor y del "yo" impl(cito d e un f irm ante, de la fábula que

66 JACOUES DERRIDA PSYCHE . •. 67


se presenta ella misma, o bien de la comunidad fábula-autor-lectores. imposibilidad de verse y de tocarse al mismo tiempo, la " parábasis
Pues todos se complican con las mismas dificultades, todos las refle- permanente ", y la "alegoría de la ironía" : " . ... this successful com-
xionan y así todos pueden juzgar. bination of allegory and irony also determ ines the thematic substance
of the novel as a whole (la Cartuja de Parma) the underlying mythos
Pero ¿quién es ella ?. ¿Quien "rompió su espejo"?. Qu izás Fabu- of the allegory, this novel tells the story of two lovers who like Eros
la, la fábula en sí misma, que aqu 1 es verdaderamente, el tema . Quizás and Psyché, are neve r allowed to come into full contact with each
la alegor!'a de la verdad, incluso la Verdad en s i misma, y es a menudo other. When they can touch, it has to be in a darkness imposed by a
según la alegoría, una Mujer. Pero el femenino puede también refren - totally arbitrary and irrational decision, an act of the gods, the myth
da la ironía del autor. Hablaría del autor, le di r ía o le mostraría a él is that of the unovercomable distance which must always prevail bet-
mismo en su espejo. Se diría entonces de Ponge lo que Paul de Man ween the selves, and it thematizes the ironic di sta nce that Stendhal
interrogándose sobre el "she" de uno de los poemas de Lucy Gra~ the writer always believed prevailed between his pseudonymous and
(she sheemed a thing that could not fee l) dice de Wordsworth: "Words- nominal identities. As such, it reaffirms Schelegl's d efini t ion of irony
worth is one of the few poets who can write prolepticall y about as a "permanent pa rabasis" an singles out thi s novel as one of the few
their own death and speak, as it were, from beyond their own graves. novel of nove ls, as the allegory of irony". Estas son las útim as palabras
The "she" in the poem is in fact large enough to encompass Words- de The Rhetoric of Temporality. (Biidness and lnsight p. 228).
worth as well" (pag. 225)
Así, al mismo tiempo, pero con un golpe doble, un a fabulosa
A el la, en esta fábu la, la llamaré Psych é. Ustedes saben que Psi- invención se hace invención de la verdad: de su verdad de fábula de la
ché la amada de Cupido, desaparece cuando ve a Eros, al levantarse fábula de la verdad : de la verdad de la verdad como fábula, y de lo qu e
el sol. Ustedes conocen la fábula de Psyché de Rafael, se la encuentra en ella hay de importante respecto al lenguaje, (fari, fábula) . Es el due-
en la Farnes1na: Se dice también de Psyché que perdió a su marido lo imposible de la verdad en y por la palabra. Pues ustedes lo han visto
al querer contemplarlo a pesar de que se le hub ie ra prohibido. Pero bien, el duelo no ha sido anunciado por la ruptura del espejo sino que
una psyché, homónima y no común, es también un espejo grande y consiste en el espejo; ocurre con la especularización, el espejo no ad-
doble instalado sobre un dispositivo giratorio. La mujer, digamos viene a él mismo más que por medio de la intercepción de la palabra.
Psyché, su belleza o su verdad, puede reflejarse alll, admirarse, o ador- Es una invención y una intervención de la palabra, e incluso aqu (de
nase de la cabeza a los pies. Psyché no es nombrada por Ponge que la palabra "pa labra" . La palabra ella misma se refleja en la palabra
bien podría haber dedicado por ironía su fábula a La Fontaine. Ponge. "palabra" y en el nombre de nombre. El estaño que impide la transpa-
a menudo ha manifestado su ad m iración por quien supo ilustrar, la li- rencia y autoriza la invención del espejo, es una huella de lengua:
teratura francesa y la fábula de Psyché: "si prefiero a La Fontaine
-su menor fábula- a Schopenhauer o Hegel, yo se bien porqué". Es
justamente en Proemes. Por la palabra por comienza pues este texto
En el que la primera 1In ea dice la verdad,
Paul de Man nombra a Psyché, no al espejo, sino al personaje Pero este estaño bajo una y otra
mítico. Y lo hace en un pasaje que nos importa mucho puesto que di - ¿Puede ser tolerado?
ce también la diferencia entre los dos "selves", los dos yo-mismos, la

68 PSYCHE .. .
JACOUES DERRIDA 69
"Par le mot par commence done ce texte gas ... ") pero que juzga a partir de su inscripción .en el texto, lugar
Dont la premiére ligne dit la vérité, donde se refrenda Y en principio asignado al destinatario. No tiene
Mais ce tain sous l'une et l'autre ese estatuto de invención más que en la medida que de~de la doble po-
Peut-il etre tolére?" sición del autor y del lector, del firmante y del refrendatario, propone
también una máquina, un dispositivo técnico que debemos poder, en
Entre los dos "por", el estaño es "la palabra" que comparte, se- ciertas condiciones y dentro de ciertos límites, re-producir, repetir,
para, una parte y otra de sí mismo, las dos apariciones de "por". Las reutilizar, transponer, comprometer en una tradición y un patrimonio
opone·, las pone en consideración o frente a frente, las liga indisocia- público . Tiene pues el valor de un procedimiento, modelo o método,
blemente pero lás disocia también para siempre. Violencia insopor- que provee reglas de exportación, de manipulación, de variación. Te-
table, que la ley debería prohibir (leste estaño puede ser tolerado niendo en cuenta otras variables lingüísticas, una invariante sintáctica
debajo de las dos 1íneas o entre las 1íneas?). prohibir como una perver· puede, de modo recurrente, dar lugar a otros poemas del mismo tipo .
sión de los usos, un desvío 'de la convención lingüística. Además Y esta factura tipificada que supone una primera instrumentalización
se encuentra que esta perversión obedece a la ley del lenguaje, es de la lengua, es realmente una especie de tekhné. Entre el arte y las be-
completamente normal, ninguna gramática encuentra nada para llas-artes. Este híbrido de performativo y constativo que desde la pri-
objetar a esta retórica. Es necesario hacer un duelo, es lo que reconoce mera 1ínea (primer verso o first line) a la vez dice la verdad ("En el
y ordena a la vez el igitur de esta fábula, el "pues" a la vez lógico , na- que la primera 1ínea dice la verdad", según la descripción y el llamado
rrativo y ficticio de esta primera línea: "Por la palabra por comienza de la segunda 1ínea). una verdad que no es otra que la suya propia pro-
pues este texto ... ". duciéndose, se trata de un acontecimiento singular pero también una
máquina. Haciendo el mismo tiempo un llamado al fondo lingüístico
Este igitur habla para una psyché, a ella y frente a ella, con preexistente (reglas sintácticas y -tesoro fabuloso de la lengua-, pro-
respecto a ella también, y psyché no sería más que el espéculo gi- vee un dispositivo reglamentado regulado capaz de engend rar otros
ratorio que viene a relacionar el mismo con el otro. esta relación enunciados poéticos del mismo tipo. una especie d e matriz· de impren-
del mismo con el otro podríamos decir jugando: no es más que una ta. Se puede decir también : "Con la palabra con se inaugura pues esta
invención, un espejismo o un efecto de espejo admirable, su estatuto fábula", o b ien, otras variantes regulada~. más o menos alejadas del
permanece como el de una invención, de una simple invención, sobre- mode lo, Y que no he tenido el tiempo de multiplicar aquí. Piensen
entiendan ustedes, técnica. La cuestión permanece : la psyché, les una también en los problemas de la citacionalidad a la vez inevitable e im-
invención?. posible d e una invención auto-citacional, si por ejemplo digo, como ya
1 lo he hecho: "Por la palabra por comienza pues este texto de Ponge
El análisis de esta fábula sería sin fin, lo abandono aquí. Fábula intitulado Fábula, pues comienza as(: Por la palabra por, etc .... ".
que dice la fábula no inventa sólo en la medida en que cuenta una his- Proceso sin comienzo ni fin que no hace sin embargo más que comen-
toria que no t iene lugar, que no tiene lugar fuera de ella misma Y qu e zar. pero si n poder hacerlo jamás pu esto que su frase o su fase inicia-
no es otra sino ella misma en su propia in(ter)vención inaugural. Esta dora es ya segunda, ya la siguiente de una primera que ella describe
no es solamente una ficción poética cuya producción viene a hacerse antes incluso de que propiamente tenga lugar, en una especie de ep(-
firmar. certificar, conferir un estatuto de obra literaria a la vez por su grafe tan imposible como necesario. Es necesario siempre volver a
autor y por el lector, por el otro que juzga ("querido lector tú ya juz. empezar para llegar a comenzar al fin, y reinventar la invención . Al
borde del epígrafe, tratemos de comenzar.
JACOUES DERRIDA
70 PSYCHE ... 71
ción o de turbulencia para todo estatuto que le fuera asignab le en el
Se habfa entendido que hablaríamos hoy del estatuto de la momento en que sobreviene. lNo es ella entonces espontáneamente
invención. Ustedes saben bien que había ahí un contrato que aparece desestabilizadora, incluso desconstructora?. La pregunta seria enton-
trabajado por algún desequilibrio y que por eso m.ismo ~~sulta algo ces la siguiente: lcuá les pu ed en ser los efectos d esconstructores de
provocativo. Es necesario hablar del estatuto de la mvenc1on pero es una invención ?. O inversam ente: len qué, un movimiento de descons-
mejor inventar algo con respecto a eso. Sin embargo no estamos au- trucción lejos de limita rse a las formas negativas o desestructurantes
torizados a inventar más que en los 1imites estatutarios asignados por que se prestan a m enudo con ingenuidad, puede ser inventivo en sí
el contrato y por el título (estatuto de la invención o invenciones d el mism o o la seña l de una inventividad en obra en u n campo socio-
otro). Una invención que no se dejaría dictar , ordenar, programar por histórico?. Y en f in, lcómo u na desconstrucción del concepto mi smo
esas convenciones sería desplazada, fuera de pu esto, fuera de propósi- de invención a través de toda la riqueza compleja y organizada d e su
to impertinente, transgresiva. Y sin embargo, algunos se tentarían con red semántica, puede ella todav ía inventar?. ll nventar más allá del
ci~rta prisa afanosa, a replicar que justamente no habrá hoy invención concepto y del lenguaje mismo de la invención, de su retórica y de su
más que a condición de esta desviación : incluso de esta inconve- axiomática?.
niencia dicho de otro modo a ·condición que la invención transgreda ,
para se~ inventiva, el estatuto y los programas que hubi ésemos querido Yo no trato de conformar la problemática d e la invención a la
asignarle. desconstrucción. Mi pregunta está en otra parte: lPor qué la pa labra
"invención", esta palabra clásica, gastada, cansada, conoce hoy una
Ustedes sienten dudas, las cosas no son tan simples. Aunque sea nueva vida, u n nuevo modo, un nuevo modo de vida ?. Un análisis es-
poco lo que retengamos de la carga semántica de la palabra "inven- tadíst ico de la doxa occidental, estoy seguro, lo haría aparecer: en el
cion", alguna indeterminació_n que le dejempos por el mome nto , tene - vocabulario, los "t itulas" d e libro, la retórica de la publicidad, de la
mos al menos la impresión de que una invención no debería en tanto crítica literaria , de la elocuencia poi itica, e incluso en las consignas
que tal y e n su surgimiento inaugural, tener un estatuto. del arte, de la moral y de la religión. Vuelta extraña de un deseo de
invención. "Es necesario inventar": no tanto crear, imaginar, produ-
En el momento en el cual hace irrupción, la invención instaura- c ir, institui r sino más bien inventar; y es en el intervalo entre estas dos
/ dora debería desbordar, ignorar, transgred ir, negar (o al menos la com- significaciones (inventar/crear, invent ar/producir, inventar/instituir, in-
plicación suplementaria d e negar) e l estatuto que hubiése~os querido ventar/imaginar, etc.) que reside precisamente la singularidad de ese de·
· asignarle 0 reconocerle con anterioridad, incluso el espac1o en el c ual seo de inventar. Inventar no es esto o aquello, tal t ekhné otalfábula,si-
este estatuto, él mismo, toma su sentido y su legitimidad, es d ec ir, no inventar el mundo, u n mundo, no América, el Nuevo Mundo, si no un
todo el medio de recepción que por d ef inición no deb erfa nunca estar mundo nuevo, otro hábitat , otro hombre, otro deseo· incluso, etc. Un
pronto para acoger una auténtica innovación. En esta hi~~tesis (qu_e análisis más fino debe ría mostrar por qué la pa labra invención se im-
no es la mía por el momento) una teoría de la recepc1on deber1a pone más ráp ido y más frecuentemente que otras palabras vecinas
aquí 0 bien encontrar su 1imite esencial o bien comp_licar~e con un_a (descubr ir, crear, imaginar, producir, etc.). Y por qué este deseo de
teoría d e las desviaciones transgresivas sin saber muy b1en s1 esa teona invención que va hasta el sueño de inventar un nuevo deseo, per-
sería todavía teoría y teoría de algo como la recepción. Quedémonos manece contemporáneo ciertamente a u na experiencia d e fa tiga ,
todavía un poco en esta hipótesis de buen sentido : una invención de· d e agotam ient o, de lo ex hausto pero acompaña también u n deseo
bería producir un dispositivo de desarreglo, abrir un lugar d e perturba·
PSYCHE ... 73
72 JACOUES DERRIDA
de desconstrucción que va hasta a suspender la aparente contradic-
ción que podría haber entre la desconstrucción y la invención.
una existencia o un mundo como conjunto de los existentes. No
tiene el sentido teológico de una creación de la existencia como
tal ex·nihilo. Descubre por primera vez, devela lo que ya se encon-
La desconstrucción es inventiva o no es, no se contenta con traba allí, o produce lo que, en tanto que tekhné, no se encontraba
procedimientos metódicos, se abre un camino, marcha Y marca; su ciertamente ah ( y no es por lo tanto creada, en el sentido fuerte de
escritura no es solamente performativa, ella produce reglas -otras la palabra, solamente agenciada a partir de una reserva de elementos
convenciones- para nuevas performatividades y no se instala nunca existentes y disponibles, dentro de una configuración dada . Esta con-
en la seguridad teórica de una oposición simple entre performativo figuración , esta totalidad ordenada que hace posible una invención y
y constativo. Su marcha compromete una afirmación, que se vincula su legit imación, plantea todos los problemas que ustedes saben y que
al venir del acontecimiento, del advenimiento Y de la invención. Pero se denom inan totalidad cultural, Weltanschauung, época, episteme,
no puede hacerlo sino desconstruyendo una estructura conceptual paradigma, etc. Sea cua l sea la importancia de estos problemas, y
e institucional de la invención que había reconocido algo de la inven- su dificultad, reclaman todos una elucidación de lo que inventar quie-
ci.ón, de la fuerza de invención; como si fuese necesario, más allá de re decir o lo que impl ica. En todo caso la Fábula de Ponge no crea na·
un cierto estatuto tradicional de la invención, reinventar el futuro da en el sentido teológ ico del t érm ino (por lo menos en apariencia),
porvenir. no' inventa más que recurriendo a un léxico y a reglas sintácticas, a
un código en vigencia a convenciones a ·las cuales se somete de una
3. Venir, Inventar, Encontrar, Encontrarse. cierta manera . Pero da lugar a un evento, cuenta una h istoria fict icia
y produce una máquina introduciendo una desviación en el uso hab i·
Extraña proposic ión. Acabamos de decir que toda invención
tual del discurso, despistando en cierta medida el hábito de espera y
tiende a desarreglar e l estatuto y q uisiéramos asignarle el momento en
recepción del cual tiene, sin embargo, necesidad ; la fábula forma un
el cual e lla tiene lugar. Decimos ahora que se trata para la desconstruc-
comienzo y habla de este comienzo, y en este doble gesto indivisible,
ción, de acusar e l estatuto tradicional de la invención misma. lQué
inaugura. Es ahí que residen esta singularidad y esta novedad sin las
hay que decir?.
cuales no habría invención.
¿Qué es una "i nvención"?. ¿Qué hace? . Viene a encontrar por
En todos los casos y a través de todos los desplazam ientos se·
primera vez. Todo el equívoco se vuelca sobre la palabra "encontrar".
mánticos de la palabra " invención", esta permanece en venir, e l
Encontrar es inventa r cuando la experiencia de encontrar tiene lugar
evento de una novedad que debe sorprender puesto que en el mo -
por primera vez. Evento sin precedente cuya . novedad pu~de s~~ o
mento en el que sobreviene, un estatuto no podía ser detenido para
bien de la cosa encontrada (inventada), (por eJemplo, un dtspostttvo
esperarla y reducirla al mismo.
técnico que no ex istía antes: la imprenta, una vacuna, una forma
musica l, una institución -buena o mala-, etc.); o bien el acto Y no
Pero esta aparición de lo nuevo debe ser debido a una opera·
el objeto, el objeto d e "encontrar" o de "descubr ir" (por ejemplo
cton del sujeto humano. La invención vuelve siempre al hombre co-
un sentido ahora envejecido, la Invención de la Cruz (5) o la Inven-
mo sujeto*. He aquí una determ inación de gran estabilidad, una casi·
ción del Cuerpo de San Ma rcos d el Tintoreto.) Pero en los dos casos,
invariante semántica que deberemos t ene r en cuenta rigurosament e.
según los dos puntos de vista (objeto o acto), la invención no crea
• Sujet, en francés, significa tanto "sujeto" como "tema". IN. del T .) .

74 JACOUES DERRIDA
PSYCHE . •• 75
Cualquiera sea la histori.a o la polisemia del concepto de inven- cond iciones de emergencia y de legitimación de las invenciones. lCó-
ción en tanto que se inscriba en.la dependencia** de la latinidad, incluso mo recortar y cómo nombrar estos conjuntos contextuales que vuel-
si no está en la propia lengua latina, nunca, me parece, se ha autoriza- ven posible y aceptable tal invenc ió n -desde el momento en que esta
do a hablar de invención sin implicar allí la iniciativa técnica de lo que a su vez debe mod ificar la estructura de este contexto mismo?.
se llama el hombre (6) . El hombre él mismo, y el mundo humano, se
define por la actitud de inventar, en el doble sentido de la ficción na- Ahí t odav la 'd ebo contenta rme con situar tantas discusiones que
rrativa o de la fábula historiante y de la innovación técnica o tecno- se han desarrollado en el curso de estos últimos decenios alrededo r del
epistémica (incluso yo digo tekhné y fábula, digo aquí el lazo entre "parad igma", del "ep isteme" del "corte epistemológico" o de los
historia y episteme). Nunca se ha autorizado (de ahí el estatuto y la "themata". Por más inventiva que sea, y para serlo, la Fábula d e Pon-
convención) a decir de Dios que inventa, incluso si su creación - se ha ge, como toda fábula, requ iere reg las li ngüísticas, modos sociales de
pensado- funda y garantiza la invención de los hombres; nunca se ha lectu ra y de recepción, u n estado de las competencias, una configura-
autorizado a decir del animal que inventa, incluso si su producció n y ción histórica del campo poético y de la tradición litera ria, etc.
su manipulación de instrumentos se parece, a veces se dice, a la inven-
ción de los hombres. Por e l contrario los hombres pueden inventar lOué es un estatuto?. Como " invención", el vocablo "estatuto"
dioses, animales, y sobre todo animales divinos. y no es insignificante, se determina primeramente en el código latino
del derecho y también de la retórica jurídico-polltica. Antes de.perte-
Esta dimensión tecno-epistemo-antropocéntrica inscribe el valor necer a este código designa la estancia o la estación de lo que, dirigién-
de invención (entiéndase en su uso dominante y regulado por conven- dose de manera estable, (se) mantiene de pie, estabiliza o se estabiliza.
ciones) en el conjunto de las estructuras que ligan, de una manera di- En este sentido es esencialmente institucional. Define prescribiendo,
ferenciada, técnica y humanismo metafísico . Si es necesario hoy rein- determ ina según el concepto y la lengua lo que es estabilizable bajo
ventar la inve nción, será a través de las preguntas y de las performan- for ma instituéiona l, en el interior de un sistem~ y de un orden que
ces descontructivas que nos llevan a este valor tradicional o dominante son los de una sociedad , de una cultura y de una ,tey humanas, incluso
de la invención, que también nos lleva a su estatuto mismo y a su his- si esta humanidad se piensa a partir de otra cosa ¡:¡ue ella misma, por
toria enigmática que liga, en un sistema de convenciones, una metafísi- ejemplo Dios. Un estatuto es siempre humano, siendo tal, no puede
ca a la tecno-ciencia y al humanismo. ser animal o teológico. Como la invención, lo decíamos hace un mo-
mento. Vemos pues. afilarse la paradoja: toda invención debería bu r-
Alejémonos un poco de estas proposiciones generales, volvamos larse del estatuto pero no hay invención sin estatuto. En todo caso ni
a la cuestión del estatuto. Si una invi·nción parece sorprender o per- la invención ni el estatuto pertenecen a la naturaleza, en el sentido
turbar. las condiciones estatutarias, es muy necesario que ella implique corr iente de este t é rmino, es decir en el sentido estatutariamente ins-
o produzca otras condiciones estatutarias, no solamente para ser reco- tituido por la tradición dominante de la metafísica.
nocida, identificada, legitimada, institucionalizada como tal (certifica-
da, se podría deci r) sino incluso para producirse, digamos para sobre- lOué nos preguntamos cuando nos interrogamos sobre el esta-
venir. Y ahí se sitúa e l enorme debate que no es solamente el de los his- tuto de la invención? . Nos preguntamos desde el principio qué es una
toriadores de las ciencias o de las ideas en general, alrededor de las invención, y qué concepto conviene a su esencia. Más precisamente,
· nos interrogamos sobre la esencia que otorgamos para reconocerla,
* Mouvance, en fr., significa "tlependencia de un feudo". (N. del T.)

76 JACQUES DERRIDA PSYCHE ... 77


cuál es el concepto garantido, el concepto tenido por legítimo con res- pero se puede extenderlo a todo derecho de autor . El sentido de la ex-
pecto a ella. Este mome nto de reconocimiento es esencial para poder presión "estatuto de la invención" vine por supuesto de la idea de " pa-
pasar de la esencia al estatuto. El estatuto, es la esencia considerada tente" pero no se reduce a esa idea.
como estable, f ijada y legitimada por un orden social o simbó lico en
un código, un discurso y un texto institucionalizables. El momento l Por qué he insistido en esto último?. Qu izás sea el mejor t'ndice
propio del estatuto es social y discursivo, supone que un grupo se en- de nuestra situación actual. Si la palabra "invención" conoce una nue-
ti end e para decir, por un contrato al menos implícito: 1.1a invenc ión va vida , sobre fondo de agotamiento angustiado pero también a partir
en general al se r esto o aquello, al reconocerse tales criterios y d is po- del deseo de reinventar la invención misma, y hasta su estatuto, es sin
ni endo de tal esta tuto , muy bien, 2. este acontecimiento singular es duda que en una escala sin medida comú n con la del pasado, lo qu e
exactamente una invención, tal ind ividuo o tal grupo merece perfec- llamamos la "invención" a certificar se encuentre programada, es decir
tamente el estatuto de inventor, habrá tenido una inve nció n. Puede sometida a poderosos movimientos de prescripción y d e anticipación
así tomar la forma de un premio Goncourt o de un premio Nobel. autor itarios cuyos modos son múlti ples. Y esto sucede también en los
domi nios del arte o de las b ellas-artes así como en el domini~ tecno-
4. Patentes* : la invención del título. cient íf ico. Por todas partes el proyecto de saber y de investigación es
en principio una programát ica de las invenciones. Podríamos evocar
Estatuto se ent iende pues a dos ni veles, uno concierne a la in- las poi íticas edito riales, los pedidos de los comerciantes de libros o de
vención en general, el otro, a ta l invención deteminada que recibe un cuadros, los estudios de mercado, la poi ít ica de la investigación y las
estatuto o su premio por referencia al estatuto general. Siend o irreduc- "finalizaciones" como se d ice ahora, que ella determina a t ravés de las
tible, la d imensión jur (dico-polt'tica, e l índice más útil aqui ser ía lo inst itucio nes de investigación y de enseñanza, la po l(t ic a cultu ral, sea
que qu izás llamamos en francés el "brevet" de una invención, en inglés o no estatal; podr íamos también evocar todas las instituciones, priva-
" patent". Es primeramente un texto corto, un " breve", acto escrito das o públicas, capitalistas o no, que se declaran ellas mismas como
por el cual la a utoridad real otorgaba un benefic io o un titulo, incl uso máquinas de producir y de orientar la invenc!ón. Pero a títu lo de
un diplom a (hoy incluso es significativo que se hab le de "brevet" d e índi ce no consideremos más que la poi ítica de las patentes. Dispone·
ingeniero, o técnico para designar una competencia certificada) , la pa- mos hoy de estadísticas comparativas con respecto a este tema de las
tente, es pues, el acto por el cual las auto ridad es poi t'ticas confieren pat entes de invención depositadas todos los años por todos los pa lses
un título público, es decir un estatuto. La patente de invención crea
del mundo. La competencia que está en su pleno apogeo, por razones
un estatuto o un de recho de autor, un Htul o -y es por eso qu e nues-
eco nómico-poi íticas evidentes, d etermi na decisiones a nive l guberna·
tra problemática debería pasar por una problemática muy compleja,
mental. En el momento cuando Francia, por ejemplo, consideraba que
la del derecho positivo d e las obras, d e sus orígenes y d e su hi storia
debe ava nzar en esta ca rrera de las patentes de invenc ión, el gob ierno
actual muy agitada por las perturbaciones de todo tipo, en particular
decid e acrecentar tal puesto presupuesta! e inyectar fondos púb licos,
las que vienen d e las nuevas técnicas d e reproducción o d e la tel eco-
vía t al min isterio, para ordenar, induc ir, o suscitar las invenciones certifi-
municac ión. La pat ente de inventor, stricto sensu , no sanciona más
cadas. Según trayectos más inaparentes o más sobredeterminados toda-
que invenciones t écn icas dando lugar a instrumentos reproductibles
vía sabemos que ta les programacio nes pueden investir la dinámica de la
* Traduce el fr. brevets.- La traducción p ierde la relación que Derrida establece invención diciéndose más "libre", la más salvajemente "poética" e inau-
entre este término y la cual idad de breve. (N . del T .) gural. Esta programación, cuya lógica general, si hubiese una, no sería

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PSYCHE ... 79
necesariamente la de representaciones conscientes, p retende, y allí De la misma forma ya no se dirá que Cristóbal Colón ha inventado
logra llegar a veces hasta cierto punto, asignar hasta e l margen aleato- América, salvo en el sent ido vuelto arcaico según el cual, como en
rio con el cual le es necesario contar y que ella integra en sus cálculos la invenc ión de la Cruz, esta vuelve solamente a descubrir una exis-
de probabilidades. Hace algunos siglos se representaba la invención tencia que ya se encontraba ah l. Pero el uso o el sistema d e con-
como un acontecimiento errático, el efecto de un golpe de genio indi- venciones modernas, relativamente modernas, nos prohib iría ha-
vidual, de un azar imprevisible. Eso a menudo por una falta de co- blar de la invención cuyo objeto sería una existencia como tal. Si
nocimiento, desigualmente extendido, d e las obligaciones efectivas se hablara hoy de la invención de América o del Nuevo Mundo, se
de la invención. Hoy, es quizás debido a que conocemos demasiado designaría más bien el descubrimiento o la p roducción de nuevos
la existencia, al menos, sin co ntar el funcionamiento de las máqui- modos de existencia, d e nuevas formas de aprehender, d e proyectar
nas de programar la invención, que soñamos con volver a inventar o de hab ita r el mundo pero no la creación o el descubrim ie nto de
la invención más allá de las matrices del programa. Pues una invención la existencia misma d e l territorio llamado América.
programada, les todavía una invención?. ¿ Es un acontecimiento don-
de el porvenir viene a nosotros?. Ustedes ven pues dibu jarse una 1ínea de división o de mutación
en el porveni r semántico o en el uso reglamentado de la palab ra "i n-
Volvamos modestamente sobre lo andado. El estatuto de la in- vención". La describiré sin endurecer la distinción y manteniéndo la
vención en general, como de una invención particular, supone el re- en el interior de esta gra n y fundam-ental referencia éJ la tekhné hu-
conocimiento púb lico de 4n origen, m ás precisamente de una origina- mana, a ese poder mitopoético que asocia la fábula, la narración his-
lidad . Este d ebe ser asignable y volver a un sujeto humano individual tórica o epistémica. lCuál es esta línea d e d ivisión?. Inventar ha sig-
o colectivo, responsable d el descubrimiento o de la producción de una nificado siempre "volver a encontrar por primera ve z" pero hasta el
novedad a partir de entonces disponible para todos. ¿Descubrimiento alba de lo que podr(amos llamar la " modernidad" tecno-cientl'fica y
o producción?. Primer equívoco, si al menos no se reduce el producir filosófica (a titulo de indicación empírica muy vulgar e insuficiente,
en el sentido de puesta al día por el gesto de conducir o de adelantar, d iga mos S. XVII), podríamos todavía hablar de invención con res-
lo que vo lvería a develar o descubrir. En todo caso, descubrimi ento o pecto a existencias o verdad es qu e, sin ser, naturalmente, creadas por
producción, pero no creación. Inventar, es venir a encontrar allí, des - la invenci ón, son descubiertas por ellas o develadas por primera vez;
c ubrir, devela r, producir por primera vez una cosa, que puede se r un encontradas ahí. Ejemplos: Invenc ión del cuerpo de San Marcos, toda-
artefacto, pero que en todo caso podía encontrarse a ll (de manera to- vía, pe ro también invención de verdades, de cosas verdaderas. Es
davía virtual o disimulada . La primera vez de la invención no crea ja- así como la define Ciceró n en el De 1nventione (1-111). Prime ra par-
más una existencia y es sin duda por cierta reserva con respecto a una te del arte de oratoria, la invención es "excogitatio rerum verarum,
teología creacionista que se quiere hoy volver a reinventar la in- aut verisimilum, quae causam probabilem reddan" (7) La "causa"
vención . Esta reserva no es necesariamente atea, puede al contrario, en cuestión es la causa jurídica, e l debate o la controversia entre
querer reservar justamente la creación a Dios y la invención al hom- las " personas determinadas". Pe rtenece al estatuto de la invención
bre . Ya no se dirá que Dios ha inventado al mundo , como una tota - que ella concierna también siempre a las cuestiones jurídicas de
lidad de las existencias. Podemos decir que Dios ha inventado las estatutos.
leyes, los procedimientos o los modos d e cálculo para la creación
( "dum calculat fit mundus") pero no que ha inventado el mundo. Luego, según un desplazamiento ya iniciado pero que me parece se
estab iliza en el S. XVI I, puede ser entre Descartes y Leibniz, cas i ya no
80 JACOUES DERRIDA PSYCHE •.. 81
hablaremos más de la invención como descubrimiento develador de luga r llamar invención a la capacidad de inventar, la aptitud supuesta
lo que se encontraba ya ah ( (existencia o verdad) sino cada vez más, natural y genial de inventar, lá ~nventiva. Se dirá de un sabio o de
incluso únicamente, como descubrimiento productivo de un disposi- un novelista que tiene invención. Podemos en seguida llamar invención
tivo que podemos llamar técnico en el sentido amplio, técno-cienti'- al momento, al acto o a la experiencia, esta primera vez del aconteci-
fico o técno-poético. No se trata solamente de una tecnologización miento nuevo, la novedad de esto nuevo (que no es forzosamente el
de la invención. Esta siempre estuvo ligada a la intervención de una otro, lo sugiere al pasar). Y luego, en tercer lugar, se llamará invención
tekhné, pero es a partir de esta tekhné que la producción -y no sola- al contenido de esta novedad , la cosa inventada. Recapitulo en un
mente el develamiento- de un dispositivo maquinal relativamen- ejemplo estos tres valores referenciales: 1. Leibniz tiene invención
te independiente; él mismo capaz de una cierta recurrencia autorrepro- 2. su invención de la característica universal tuvo lugar en tal fecha y
ductiva y también de una cierta simulación reiterante, va a domi- tuvo tales efectos, etc. 3. la caracteri'stica universal fue su invención,
nar el uso de la palabra " invenc ión " . el contenido y no solamente el acto de esta invención.

5. La invención de la verdad Si estos tres valores se dejan cómodamente discernir entre un


contexto y otro, la estructura semántica general de la "i~vención" , án-
A partir de entonces una desconstrucción de estas reglas de uso terior incluso a esta triplicidad, permanece más difícil de dilucidar.
y por lo tanto de este concepto de invención, si quiere ser también Antes de la división a la cual yo hacía alusión hace un momento, pa-
una re-invención de la invención, supone el análisis prudente de la do - recerían coexistir dos significaciones concurrentes 1) "Primera vez".
ble determinación de la cual aquí formulo la hipótesis . Doble determi- acontecimiento de un descubrimiento, invenc ió n de lo que ya se en-
nación, doble inscripción, amplia y estrecha, que forma también contraba ahí y se devela como existencia y como sentido y verdad.
una especie de escansión que titubeo en llamar "histórica" y sobre 2. Invención productiva de un dispositivo técnico q·u e no se encontra-
todo a fechar por razones evidentes. Lo que adelanto aqu ¡' no puede ba ahí como tal. Entonces se le da lugar encontrándolo mientras que
no tener efecto en el concepto y la práctica de la historia mi sma. en el primer caso se encontraba en su lugar, ·allí donde ya se encontra-
ba. Y la relación de la invención a la cues~ión de l~gar -en tqdos los
La "primera" li'nea de la división atravesaría la verdad : La rela- sentidos de esta palabra- es evidentemente esencial. O bien, como ya
ción con la ve~dad y el uso de la palabra "verdad". La decisión radica- he formulado esa hipótesis, el pri mer sentido de la invención, el que
r ía ahí, á sí cbmo toda la gravedad del equívoco. Una cierta polisem ia · podríamos llamar "veritativo ", t ie nde a désaparecer a partir del
de la palabra " invención" puede, gracias a ciertas obligaciones contex- S. XVII en provecho del segundo, nos sería necesario todav ía encon-
tuales, dejarse dominar fácilmente. Por ejemplo, en francés, esta pala- trar el lugar donde esta división comienza a operarse, un lugar que no
bra designa al menos tres cosas, según los contextos y la sintaxis de fuera empírico o histórico-cronológico. lOe dónde viene que no se ha-
la proposición. Pero cada una de estas tres cosas se deja a su vez gol- ble más de la invención de la Cruz o de la invención de la verdad (en
pear, incluso dividir por un equívoco más difícil de reducir, pues es cierto sentido de la verdad) para hablar cada vez más, (ncluso solamen-
esencial. te, de la imprenta, de la navegació n a vapor,o d e un dispositivo lógico-
matemático, es decir de otra forma de relación a la verdad?. Como us-
lCuáles son en principio estas tres primeras significaciones qu e tedes ven, a pesar de esta transformación tendencia!, en los dos casos
. se desplazan sin gran riesgo de un lugar a otro?. Podemos en primer se trata de la verdad. Un pliegue o una coyuntura separan, a la vez

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que juntan, estos dos sentidos del sentido. Son también dos fuerzas las diversas materias tratadas: y la parte de la lógica que ellos llaman
o dos tendencias que se relacionan así. una con otra, una sobre otra, invención es solo lo que muestran de estos Luga·res.
en su diferencia misma. Tenemos quizás una instantánea furtiva, y
temblorosa en estos textos donde "invención" significa todav(a inven- Sobre este tema Ramus está en desacuerdo con Aristóteles y con
ción de la verdad en el sentido del descubrimiento que devela lo que los filósofos de la escuela, porque tratan los Lugares después de haber
se encuentra ya ahí pero que, también, ya, es invención de otro tipo dado las reg las de los argumentos, y él pretende contra ellos, que es
de verdad y de otro sentido de la palabra "verdad": el d e una propo- necesario explicar los Lugares y lo que concierne a la invención antes
sición judicativa, por lo tanto de un dispositivo lógico-lingü (stico . Se de tratar estas reglas. La razón de Ramus es que deberíamos habe r
trata entonces de una producción, de la tekhné, la más apropiada, la encontrado la materia antes de pensar en d isponer de el la. Ahora bien
construcción de una maquinaria que no estaba ahí, incluso si este nue- la explicación de los Lugares enseña a encontrar esta materia, en ve~
vo dispositivo d e la verdad debe darse todavía con el del primero t ipo. de que las reglas de los argumentos no puedan enseñar sino la disposi-
Los dos sentidos permanecen muy cercanos, hasta parecer confundi- ción. Pe ro esta razón es muy débil, porque todavía aunque sea necesa-
dos, en la expresión bastante frecuente de "invención de la verdad ". rio que la materia sea encontrada para dispo ner de el la, no es neceario
Los creo sin embargo heterogéneos. Y me parece también que ellos sin embargo, aprender a encontrar la materia antes de hab er aprendido
no han cesado nunca de acentuar lo que los separa, el segu ndo tende- a d isponerla". Si tuviéramos tiempo para detenernos all (. ver íamos
ría desde entonces a una hegemonía sin divisiones. Es verdad que mejor cómo este tema de la disposic ión o de la collocatio de la cual se
siempre ha animado y por lo tanto imantado el primero, toda la cues- debate para saber si debe o no proceder al momento en que se encuen-
tión de la diferencia entre la tekhné pre-modernista y la tekhné mo- tra la materia, (tambi én la verdad de la cosa, la idea, el contenido,
derna residen en el centro de lo que acabo de nombrar rápidamente et c.), no es otro que el de las dos verdades a inventar: verdad de deve-
como esa animación o imantación. No t engo ti empo de desarrollar lamiento, verdad como dispositivo proposicional.
aquí esta inmensa pregunta.
Pero se trata siempre de encontrar, palabra de una enigmática
Y potente oscuridad, principalmente en la irradiación de sus relacio-
En los ejemplos qu e voy a recordar, podemos tener la impresión nes con los lugares, con e l luga r en el cual uno se encuentra, e l lugar
de que solo el primer sentido (descubrimiento develant e y no descu- que se encuentra, o en el cual eso se encuentra. ¿Qué quiere decir
brimiento productivo) es todav(a determinante. Pero nunca es tan sim- encontrar?. Por más interesante que sea la etimología de la palabra,
ple. Primero me limito a tal pasaje de la Lógica o el arte de pensar de Port la respuesta no se encuentra ahí.
Royal. Este t exto fue escrito en francés y ustedes saben qué rol ha re-
presentado en la difusión del pensamiento cartesiano. Lo he elegido Dejemos por un momento dormitar esta cuestión que es tam-
porque multiplica las referencias a toda una tradición que nos importa bién cuestión de lengua. (8)
aquí, principalmente la de la De lnventione de Cicerón. En el cap(tulo
que trata "De los lugares o del método de encontrar argumentos" El ars inveniendi o el ordo inveniendi concierne tanto el buscar
( 111 , XV 11) , recordemos que "Lo que los Retóricos y los Lógicos lla- como el encontrar en el descubrimiento analr'tico de una verdad que
man Lugares, loci argumentorum, son ci ertas bases principales, que ya se encuentra ahí. Para no encontrar al azar de un encuentro o de un
podemos relaci ona r con todas las pruebas de las que nos se rvimos en "hallazgo"cie una verdad que se encuentra ya ahí, es necesario u n pro-

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grama de búsqueda, un método y un método analítico, que se d enomi- operaciones recurrentes, por lo tanto a un dispositivo util izable. Si el
na método de invención. Sigue el ordo inveniendi (distinto del ordo act o d e invención no pu ede tener lugar más que una so la vez, el arte-
exponandi). es decir, el orden analítico. " Hay dos clases de métodos: facto inventado, ese artefacto debe ser esencialmente repetible, tras-
uno para descubri r la verdad, que llamamos análisis o método de reso- misible Y trasponible. Los dos t ipos extremos de las cosas inventadas
lución, y que podemos llamar también método de invención; el otro el dispositivo maquinal por una parte, la narración fictic ia o poética:
para hacer lo entender a los otros cuando se lo ha encontrado, que llama- por otra parte, implican a la vez la primera vez y t odas las veces, el
mos síntesis, 0 método de composición, y que tamb ién podemos lla- acontecimiento inaugural y la iterabilidad. Una vez inventada, si se
mar método de doctrina". (Lógica de Port Royal, 1v, 11) . Tra nspon- puede decir, la invención no es inventada si en la estructura de la pri-
gamos: lqué se dirá, a parti r de este d iscurso de la invenció n, de ~na Fá- mera vez no se anuncia o se promete la repetición, la general idad,
bula como la d e Francis Po nge?. lSu primera linea descubre, 1nventa la disponibil idad común y por lo tanto la publ icidad. De ah í e l pro-
algo?. ¿o bien expone, enseña lo que acaba de inventar en ese in~tan­ blema del estatuto instituciona l. Si primero pudiéramos pensar q ue
te?. l Resol ución 0 composición? . llnvenció n o doctrina?. (cont mua- la invención cuestionara todo estatuto, veríamos también que no
rá). podr la exist ir la invención sin estatuto. Inventar es produci r la
iterabi lidad y la máqu ina de reproduc i ~. En un número indefini-
Se puede constatar en La lógica de Port Royal lo que podemos do de ejemplares, utilizables fuera del lugar de invención, a dispo-
también verif icar en Descartes o en Leibniz: incluso si debe regularse sición de sujetos múltiples en contextos vari ados. Estos disposit i-
en una verdad "que debe enco ntrarse en la cosa misma independiente· vos p ueden ser instrumentos simples o comp lejos, así como tam -
mente de nu estros deseos" ( 111 , XX, a 1-2). la verdad que nosotros bién procedimientos discursivos, métodos, formas retóricas, géne-
d ebemos encontrar ah¡ dond e se encuentre, la verdad a inventar. es ros poéticos, estilos artísticos, etc. Y po r eso, son todos los casos
ante todo el carácter de nuestra relación a la cosa misma Y no el ca- "historias": una cie rta secuencialidad debe poder tomar u na for:
rácter de la cosa misma. Y esta re lación debe estabi li zarse en una ma na rrativa; al repeti r, recitar, re-cit ar. Debemos poder contarla
proposición. La nombraremos a menudo "verdad". sobre tod~ ~u an- Y rendir cuenta según el pri ncipio de razón. Esta iterabilidad se ma rca
do pongamos esta palabra en plural. Las verdades son propo~1c10~e-s Y por lo tanto se observa, al origen de la instauración inventiva 1~
verdaderas (1 1, 1X; 111 , X, 111 , xx, b, 1; IV, IX; V, X III ). dispositi- constituye, forma a llí un recipiente desd e el primer instante ~na
vos de predicació n. Cuando Leibni z habla de " los inventores de la especie d e antic ipación retrovertida: " po r la palabra por" . . . '
verdad", es necesario recordarlo, como lo hace He idegger en Der
Satz von Grund , se trata de productores de proposiciones Y no sola- A todo esto la estructura d e la lengua - p refiero decir aquí, por
mente rev elador es. La verdad califica la co nexión del sujeto Y del pre- razones esenciales, la estructu ra de la marca o de la huella- no es de
dicado. Nu nca se ha inventado algo, es decir una cosa. En suma ja- ni nguna manera extraña o inesencia l. La articulació n que junta los
más se ha inventado nada. T ampoco se ha inventado una esencia de dos sentidos d e la palabra "invención" en la expresión "invención
las cosas, en este nuevo universo del discurso, solamente la verdad co- de la verdad", no es fortuito que la percibamos mejor que en otra
mo proposición. Y este dispositivo lógico-discursivo puede ser llama~o parte, en Descartes o en Leibniz, cuando ambos hablan de la in-
t ekhné en e l sent ido amp lio de la palabra. l Por qué?. No hay In- vención d e una lengua (9) o de una caracte rística un iversa l (sistema
vención si no a condición d e una cierta generalidad, y si la prod uc- de marcas independ iente de toda lengua natural) . Ambos justifican
ción de una cierta idealidad o bjetiva (u objetividad ideal) da lugar a esta invención fundando el aspecto tecnológico o tecnosem iótico

JACOUES DERRIDA PSYCHE ...


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sobre el aspecto "veritativo",sobre verdades que son verdad es descub ier- allí, pero sobre todo para exterminar las controversi as en la~ materias
tas y conex iones predicativas en proposiciones verdaderas. Pero este re- que dependen d el razonamiento. Entonces razonar y calcular será la mis-
curso común a la verdad filosófic a de la invención t écnica no opera en ma cosa. (Opúsculos y fragmentos inéditos. ed. Couturat págs. 27 y 28).
uno y en otro de la misma manera. Esta diferencia d ebería importar-
nos aquí. Ambos hablan de la invención de una lengua o de una carac- La lengua artificial no se sitúa solamente en la ll egada de una
terística universal. Ambos piensan en una nueva maquinaria que de- inve~~ ión .de la cual procedería, procede también de la invención, su in-
bería forjarse incluso si la lógica de este artefacto debe fundarse y en venclon Sirve para inventar. La nueva lengua es ella misma un ars · .
verdad encontrarse en la de una invención analítica. Desca rtes se sirve . d' m
vemen 1 .o el código idiomático de este arte, su espacio de firma. Tal
en dos oportunidades de la palabra "invención" en la célebre carta a una Inteligencia artificial, gracias a la independencia d e cierto automa-
Mersenne (2o. noviembre 1629) con respecto a un proyecto d e len- tismo, preverá el desarrollo y p recederá a la culminación del sabe fl .
gua y de escritura universal: •t · L · r 1o
so 1co. a mvención sobreviene y previene, excede el saber, al menos
" . .. la invención d e esta lengua depende de la verdadera filosofía; en su estado actual, en su estatuto presente. Esta diferencia d e ritmo
pues es imposible de otra manera enumerar todos los pensamientos de con.fiere al ~iempo de la invención la virtud de una apertura p rod ucto-
los hombres, y ponerlos en orden, ni siquiera distinguirl os de manera ra , m~lu.so SI la aventu ra inaugural d ebe ser vigi lada en últ ima instancia
que sean claros y simples, que es a mi entender el mayor secreto que teleolog1ca, por un analitismo fundamental.
podamos tener para adquirir la buena ciencia ... Ahora bien afirmo
que esta lengua es posible y que podemos encontrar la ciencia de la La firma, el arte de inventar, el arte de enviar.
que depende, por medio de la cual los campesinos podrían juzgar la
verdad de las cosas m ejor de lo que lo hacen ahora los fi lósofos ... " . Los inv~ntores, dice Leibniz, "procesan la verdad", inventan el
(subrayo). cammo, e l m etod o, la t écnica, el dispositivo proposic ional dicho de
otro mod o, instala n e instituyen . '
La invención de la lengua depende de la ciencia de las verdades, pe-
ro esta ciencia deb e ella misma ser encontrada por aq uell a y gracias a la, Son los hombres del est atuto tanto como los d el cam ino cuan-
invenció n d e la lengua que esa ciencia habrá permitido, todo el mundo, do este se vuelve método. Y eso no suced e nunca sin posibilidad de
inc luidos los campesinos, podrá juzgar mejor la verdad de las cosas. apl i~ac ión reit erada, por lo tanto sin una cierta generalidad. En este
La invención de la lengua supone y produce la ciencia, interviene en- sentido. . el inve ntor
. inventa siemp re una verdad general , es dec Ir,
· 1a
tre dos saberes como un procedimiento m etód ico o tecno-científico. conex10n d e un SUJeto a un predicado .

Sobre est e punto, Leibniz sigue a Descartes, pero si reconoce . . E~ los ~uev~s ensayos sobre el entendimiento humano. Teófi lo
que la invención de esta lengua d epend e d e la "verdadera filosofla", ms1ste ... SI un 1nventor no encu entra más que u na verdad particu-
no depende - agrega él- de su perfección. Esta lengua puede ser "es- lar, no es inventor m ás que a medias. Si Pitágoras so lo hubiera obser-
tablecida aunque la filosofla no sea perfecta : y a medida que la cien- vado que el triángulo, cuyos lados son 3, 4 , 5, presenta la propi edad
c ia de los hombres se acreciente esta lengua se acrecentará también. de que el cuadrad o de la hipoten usa es igual a la suma d el cuadrado de
Mientras esperamos, será un auxilio maravilloso y para servirse d e lo que los lad os (es decir q ue 9 + 16 da 25) l habría s ido el inventor d e esta
sabemos, y para saber lo que nos falta y para inventar los medios d e ll ega r gran verdad, , q.ue comprende a todos los triángulos y que ha pasado
como una max 1ma a todos los geómetras?." (IV, VIII)
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F irma aleatoria, decía yo hace un momento. Esta palabra no se
La uni versalidad, es también la objetividad ideal, por lo tanto la
encontraba ahí por az¡¡r. T oda la poi ítica moderna de la invenci ón tien -
recurrencia ilimitada. Esta recurrencia establecida en la ocurrencia úni- d e a integra r lo a leator io a sus cá lcu los p rogramáticos. Tanto como po-
ca de la invención es lo que confunde, en cierta medida, la firma de los I ítica de la invención científica que como poi ít ica de la cu ltura. Se
inventores. El nombre de un individuo o de una singularidad empírica trata , por otra pa rte, de so ldar las dos, una a otra, y asociarlas las d os
no pued e estar allí asociada más que de manera inesencia l, extrínseca, a una poi ítica industrial de los "certificados",: lo que a la vez les per-
accidental. Se debería d ecir aleatoria, incl uso. De ahí el enorme p ro- mitiría apoyar la economía ("sa li r d e la crisis po r la cultura" o por la
blema del derecho de propiedad de las invenciones a partir del mo - industria cultural) Y d ejarse mantener por ella. A pesar de la aparien-
m ento en que , de hecho, muy recientemente, ha com enzad o a inscri- c ia no contraviene el proyecto leibniziano: se entiend e t ener en cu enta
birse, bajo su firma legislativa , en la h istoria d e Occident e, por lo tan- lo aleatorio, dominándolo e integrándo lo como un ma rgen calculable.
to, del mundo. Celebramos también un centenar io. Es e n 1883 qu e ha Concediendo qu e el azar pued e, por azar, servir a la invenc ión de una
sido firmada la primera gran conve nción intern acional, la convenció n idea general, Leibn iz no reconoce alllla mejor v la:
de Par ís legislando sobre los derechos de p ropiedad industr ial. No ha
sido contrafirmada hasta 1964 por la Unión Soviética Y está e n plena
evo lución desde la segunda guerra mundial. Su complejidad , el retorci- Es verdad que a menudo un ejemplo, entreviso por azar, sirve
miento de su casu ística tanto como de su s presuposiciones fil osóficas, de ocasión a un hombre ingenioso (s ubra yo) esta palabra con
lo hacen un objeto sospechoso apasionante. Desgraciadamente es im- e l 1imite de la genialidad natural y de la astucia técnica) para
posibl e aquí inten tar un análisis minucioso de estos dispositivos jur í- darse cuenta de buscar la verdad general, pe ro más que nada es
dicos que, son también, invenciones, convenciones inauguradas por el trabajo de encontrar; aparte q ue esta vía de invención no es la
actos performativos. En cuanto al punto en que estamos, retendré so- mejor ni la más empleada por aquellos que proceden por méto-
bre todo d os distinciones esenciales qu e pertenecen a la axiomática de d o Y por orden , y no se si rven de ella más que en las ocasiones
esta legislación; distinción entre el derecho de autor Y el certif icado, donde mejores métodos resu ltan limitados. Es así que algunos
distinción e ntre la idea cie ntífica, el descubrimiento teórico de una han ere ído que Arquímedes encontró la c uad ra tu ra de la pará -
verdad y la idea de su explotación ind ustrial. Es solamente en el caso bola pesando un trozo de madera tallad o parabólicamente y
de una explotación d e tipo industrial que pod e mos p retender t al que esta experienc ia particu lar le ha hecho encont rar la verdad
certificado. Y eso supo ne que la invenció n literaria o artística cuando general; pero los que conocen la penetración de este gran hom -
un origen 0 un autor le son asignables, no da n lugar a la explotación bre ve n bien que el no ten ía necesid ad d e una tal ayuda . Aun
ind ustrial; supone también que se debe poder discernir el d escubri- cuando esta vía emp írica d e las verdades particu lares hubiese
m ie nto teórico de los dispositivos técn ico -ind ustriales que pu edan sido la ocasión de todos los descubr imientos, ella no hab ría sido
continuarlos. Estas distinciones no son solamente difíciles de poner suficiente para darlos ( . . . ) Por ot ra parte confieso que hay a
en obra d e donde proviene una casuística muy refinada; se autorizan menudo diferencia entre el método del cual nos serv imos pa ra
"filosofemas" en general, poco criticados; pero sobr e todo, pertene- e nseñar las ciencias y aquel que las ha hecho encontrar ( .. ) A
cen a una nueva inte rpretació n de la técnica como técnica industrial. veces (. .. ) el azar ha dado ocasión a invenciones. Si hubi ésemos
Y es este nu evo régimen de la invención, e l que abre la modernidad observado estas ocasiones y si hubiéramos conservado esa memo-
tecno-científica o tec no-industrial, y del cual tratamos aquí d e obser- ri a en la posteridad (lo que hab rla sido muy útil), este detalle
var su advenimiento, leye ndo a Descartes o a Lei bn iz. habría sid o una pa rte muy conside rable d e la historia de las

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JACOUES DERRIDA
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artes, pero no hubiera sido adecuado para hacer de eso los sis· nada), pues la oposición, dialéctica o no, pertenece todavía a este
temas. Algunas veces también los inventores han procedido ra· régimen del mi smo. La invención del otro no se opone a la invención
zonablemente a la verdad, pero a través de grandes circuitos". ( 1O) del mismo, su diferencia indica otra sobrevenida, esta otra invención,
con la que . soñ~mos, esa del completamente otro, la que deja venir
(Dicho sea entre paréntesis, si un expediente d esconstructivo una alteridad todavía inanticipable y por la cual ning!.Ín horizonte
fuera la consecuencia de esta lógica, si lo que ella inventa fuera del de espera parece todavía pronto, dispuesto, disponible.
orden de las "verdades generales" y del sistema de la ciencia, se debe·
ría aplicarle este sistema de distinciones, principalmente entre el azar Sin embargo, es necesario prepararse para tal cosa, pues para
y el método, el método de la invención y el de la exposición pedagó- dejar venir al que es completamente otro, la pasividad, una cierta es-
gica. Pero es justamente esta lógica de la invención la que nos conduce pecie de pasividad resignada por la cual todo vuelve a lo mismo no
a cuestiones desconstructivas. En esta med ida incluso las cuestiones es admisible . Dejar venir al otro, no es la inercia pronta a cualq~ier
y la invención desconstructivas no se someten más a esta lógica o a su cosa._ S in duda la venida del otro, si debe permanecer incalcu lable y
axiomática. "Por la palabra por" . . . enseña, describe y performa a de Cierta forma aleatoria (nos encontramos co n el otro en el en-
la vez) cuentro), se sustrae a toda programación. Pero esta aleatoria del
otro debe ser heterogénea a lo aleatorio integrable en un cálculo, como
Continuemos acompañando el pensamiento de Leibniz. Si el a esta forma de indecidible con la cual se miden las teorías de los
azar, la suerte o la ocasión no tienen relación esencial con el sistema sistemas formales. Más allá de todo estatuto posib le, esta invención
de la invención, sino solamente con su historia en tanto "historia d el del completamente otro, la llamo aún invención porque nos prepara·
arte" la suerte induce a la invención sólo en la medida en que allí la mos para ello, hacemos ese paso destinado a dejar venir, invenir al
necesldad se revela, alll' se encuentra. El papel del inventor (ingenuo o otro. La invención del otro, venida del otro, no se constituye cier-
genial), es precisamente, tener esta suerte. Y .para ello, no ha de caer tamen.t e _co~o un genitivo subjetivo, pero tampoco como un geniti·
por azar en la verdad, sino de alguna forma , conocer la suerte, saber vo ob¡et1vo, mcluso si la invención viene del otro, pues este no es ni su-
tener la suerte, reconocer la suerte de la suerte, anticipar la, descifrar- jeto ni objeto, ni un yo, ni una conciencia ni un inconsciente. Prepa-
la, asirla, inscribirla en el cuadro de lo necesar io y hacer as{ obra con rarse a esta venida del otro es lo que ll amo la desconstrucción que
un lance de d ados. A la vez mantiene y anula un azar como tal, trans· desconstruye este doble genitivo y que vuelve ella misma como in-
figurando hasta el estatuto de la suerte. . vención desconstructiva, al paso del otro. Inventar, serí~ entonces
"saber" decir "ven" y responder ¡¡l "ven" del otro. lSucede alguna
He aquí lo que intentan todas las poi íticas de la ciencia Y de la vez? . De este evento no estamos nunca seguros.
cultura modernas cuando se esfuerzan -y cómo podrt'an hacer de otra
cosa-, en programar la invención. El margen aleatorio que quieren in· Pero me estoy anticipando demasiado rápido.
tegrar permanece homogéneo al cálculo, al orden de lo calculable, pro-
cede de una cuantificación probabilitaria y radica, se podr{a decir, en Partamos nuevamente de los Nuevos Ensayos sobre el enten-
el mismo orden y en el orden de lo mismo. No hay sorpresa absoluta. dimiento. Desde la integración lle la suerte bajo la autoridad del
Es lo que llamaré la invención del mismo. Es toda la invención, o casi. Principio de la Razón hasta la pol{tica moderna de la invención, la
No lo opondré a la invención del otro (por otra parte no le opondré homogeneidad permanece profunda, ya se trate de búsqueda tecno-

JACOUES DERRIDA PSYCHE . ..


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científica civil o militar (y lcómo distinguir hoy entre las dos~). ya Una de las paradojas de este nuevo ars inveniendi, es que una vez
se trate de programaciones estatales o no, de las ciencias o de las artes que libera la imaginación, libera de la imaginación. Pasa la imaginación
y todas estas distinciones hoy se borran. Esta homogeneidad , es la ho- y pasa por ella. Tal vez sea el caso de la característica universal que no
mogeneidad misma, la ley del mismo, la potencia asimiladora que neu· provee aquí un ejemplo entre otros. Ella
traliza la novedad tanto como el azar. Esta potencia está en la obra "ahorra el espíritu y la imaginación, de los que es necesario so-
incluso antes que la integración de la otra aleatoria, de la otra suerte, bre todo cuidar el uso. Es el fin principal de esta gran ciencia
sea efectiva, alcanza solamente con que sea posible, proyectada, que me he acostumbrado a llamar Característica, y la que acos-
significante. Alcanza con que ella adquiera sentido sobre el fondo :umbramos a llamar Algebra, o Análisis, no es más que una peque-
de un horizonte económico (ley doméstica del oikos Y reino de la pro- na rama: puesto que es la que da las palabras al lenguaje, las
ductividad o de la rentabil idad). La economla polltica de la invención letras a las pa labras, las cifras a la Aritmética, las notas a la Músi-
moderna, la que regula o domina su estatuto actual, pertenece a la re· ca; .es la que nos enseña e l secreto d e fijar el razonamiento, y de
ciente tradición de lo que Leibniz llamaba en su tiempo "una nueva ~bllga r lo a dejar como huellas visibles sobre el papel en peque-
especie de lógica": no volumen, para ser examinado con tiempo: es en fin la que
" ... sería necesario una nueva especie de lógica, que tratara de nos hace razonar con pocos gastos, poniendo caracteres en lu-
los grados de probabilidad, puesto que Aristóteles en sus tópi- gar de cosas, para desembarazar la imagi nac ión." (Opúsculos y
cos no ha hecho nada menos que eso y se ha contentado con po- fragmentos inéditos, ed. Couturat, p. 98-9)
ner en cierto tipo de orden ciertas reglas populares, distribuidas
según los lugares comunes, que pueden servir en algunas ocasio- 1. La invención de Dios (política de la investigación, política de la
nes donde se trate de amplificar el discurso y de darle aparien- cultura.)
cia, sin preocuparnos de darnos un balance necesario para pesar
las apariencias y para formar ahí un juicio sólido. Sería bueno Deberíamos seguir la historia de la economla de la imaginación
que eso que quería tratar de esta materia, continuara el examen que tenemos aquí. El estatuto de la imaginación se desplaza como
de los juegos de azar; y generalmente yo desearía que un hábil sabemos, en Kant Ydespués de Kant, y eso no puede no afectar al estatu-
matemático quisiese hacer una amplia obra circunstancial Y to d e la invención . Me refiero aquí a lo que podrlamos llamar (dema-
bien razonada sobre toda clase de juegos, lo que sería de gran siado rápido, demasiado someramente sin duda) una rehabilitación
uso para perfeccionar el arte-de inventar humano, apareciendo d e la imag inación t rascendenta l o de la imaginació n p roductiva de
mejor en los juegos que en las materias más serias" (IV, XVI) . Kant ( 11 l a Schelling y Hegel. De esta imaginación product iva ( Ei~bil­
d.ungskraft, como Produktive Vermogen, que Schelli ng y Hegel dis-
Estos juegos son juegos de espejos: el esplritu humano alll"apa- tmguen de la Imaginación re-product iva). ¿se dirá que ella libera la
rece" mejor que en otra parte, tal es el argumento de Leibniz. Este inventiva filosófica y el estatuto de la invención d e su subord ina-
juego tiene aqu 1el lugar de una psyché que volver la a enviar a la i~ven ­ ción a un orden de la verdad teológica o a un ord en de la ra zón infi -
tiva del hombre la mejor imagen de su verdad. Como a traves de ~ita , es d ecir a eso que siempre ya se encuentra ahí?. l Se dirá que ella
u~a fábula con imágenes, e l juego dice o revela una verdad. No contra- mterrumpe la invenc ión del mismo, según el mismo y q ue somete
dice el principio de racionalidad programática o del ars inveniendi co- el estatuto a la interrupción d el otro?. No lo creo . Una lectura atenta
mo puesta en obra del principio de razón, pero ilustra la " nueva espe- had a aparecer que el pasaje para la fi n itud, tal co mo es llamado por
cie de lógica" la que integra el cálculo de probabilidades.
PSYCHE .. .
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esta rehabilitacion de la imaginación, permanece un pasaje, un pasaje d e las instituciones filosóf icas en estos textos de Schelling . Podrlamos
obligado, ciertamente, p ero un pasaje. No podemos deci r sin embargo hacer aparecer en los Vorlesungen a los cuales acabo de referirme esta
qu nada sucede alll. y que el evento del otro esté alll ausente. Cuando lógica del cuadro ( Bild) y de la reflexión especular ( 13) entre lo real y
(por ejemplo) Schelling ll ama a eso una poética filosófica, una "pul- lo ideal. El saber total tiene la unidad de una manifestación abso luta
sió n" art ística del filósofo", a la imaginación p roductiva como necesi- (absolute Erscheinung, invención en el sentido del develamiento d el
dad vital para la filosoft'a; cuando volviendo contra Kant lo que él he- d escubrim ie nto) realmente terminada pero idea lme nte infinita, necesa-
reda de Kant , d eclara qu e el filósofo debe inventar for mas y qu e "cada ria en su realidad, libre en su idealidad . La inve nción del otro , que es
fi lo sofí a dicha nueva d ebe haber ter min ad o un nuevo paso e n la form a a la vez el limite y la suerte de un ser finito , se amortigua entonces al
(einen neuen Schritt in der Form). o todavía que un filósofo "puede infinito. Y nosotros encontramos la ley d el humanismo ( 14) racionali s-
ser original" (12), es muy nuevo en la historia de la filosofla. Es un ta que nos retiene desde el p rincip io aquí en la lógica espectacu lar-
evento. y una especie de invención, u na rei nvención d e la invención. mente suplementaria de un antropoteocentrismo:
Nadie había dicho antes que un f iló sofo pud iese y debiese, siendo tal,
hacer pr~eba d e originalidad creando nuevas formas. Es original decir "El hombre, el ser racional en ge neral, está d estinado debido <.
que el filósofo debe se r original, que es artista y d ebe innovar en la su posición (hineingestellt) a ser un complemento ( Ergiizung)
forma, en la lengua y en una escritura a part ir de ento nces inseparab le d e la manifestac ión del mundo: es de él, d e su actividad , que
de la verdad en manifestación . Nadie habla dicho que la invención f i- debe desarro llarse lo que falta a la totalidad de la revelación de
losófica f uese ars inveniendi poéticamente y orgán icamente llevado Dios (zur Totalitiit der Offenbarung fehlt) puesto que la natura-
por la vida de una lengua natu ra l. Descartes mismo no lo había dicho leza es ciertamente portadora de la esencia divina en su mayor
en el momento en qu e recomendaba la vuelta a la lengu a fr encesa co- parte pero solamente en lo real; el ser racional debe pues expre-
mo lengua filosófica. sar la imagen (Bild) de esta mi sma natura leza div ina, ta l como es
en sí y por consecuencia en lo ideal". ( 15)
S i yo hubiese t enido tiempo d e desarrollar aqu í este anál isis, ha-
bría tentado a la vez afilar la or iginal id ad d el p rop ósito schellingenia-
no y de m arcar lo qu e a pesar de todo retien e los limites paradoja- La invención manifiesta es la revelación de Di os pero la comple-
les d e una invención d e lo mismo bajo especie del suplemento de la ta llevada a cabo , la refleja sup lantá ndo la.
invención.
El hombre es la psyché de Dios, pero este espejo no capta el to-
Pues la invención es siempre su p lementa ria para Schelling, se do más que supl iendo una falta. Este espejo total qu e es una psyché
agrega, y por lo tanto inaugura, se encuentra además p ara completa r no consiste en lo que llamamos un supl emento de alma, es el a lma co-
un todo, para ven ir al lu gar d e u na falta y p or eso, para llevar a cabo mo su p lemento, el espejo de la invenció n humana como deseo de
un progra ma. Progra ma aún teológico, el de un "saber original" (Ur- Dios, en este lugar en donde algo fa lta a la verdad de Dios, a su revela-
wissen) que es tamb ién un "sab er absoluto", "organismo " total que ción: " zur Totalitiit der Offenbarung Gottes fehlt". Dejando sobreve-
debe articular pero también representarse y " reflexionarse en tod as nir lo nuevo, inventa ndo lo otro , la psyché refleja lo mismo, se tiende
las regiones d el mundo o d e la encicl opedia, incluso en el Estado , en como un espejo para Dios. Lleva a cabo también, en esta especulación,
el Estado moderno, a pesar de la concepción aparentemente "liberal" un programa .

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supone convenciones y reglas institucionales; sino invirtiendo est as re·
Esta lógica de suplemento de invención pod ría ve rificarse, más
glas y respetándolas a f in de dejar venir o anunciarse a l otro en la apertu·
allá de Schel ling, e n toda fi losofía de la invención, si n inve nción filo·
ra de esta dehiscencia. Es qu izás lo q ue llamamos desconstrucció n. La
sófica, en todas las economías poi (ticas todas las p rogra mát icas de la
performance de la Fábu la respeta las reglas pero según un gesto extraño
invención, en la juri sd icción impl (cit a o expl (cita que evalúa y estatu -
que otros juzgar(an perverso cuando se vuelve fiel y lúcidamente a las
ye hoy cada vez q ue se habla de invención. lCómo es posible?. l Es
condiciones mínimas d e su propia poética. Este gesto consiste en d esa·
posible?.
fiar y exhibir la estructura precaria de estas reglas: respetándolas y
por la marca de respeto que inventa.

La invención vuelve al mismo, y es siempre posible, desde el mo- Singular s ituación. La invención siempre es posible, es la in·
me nto en que ella puede recibir un estatuto haciéndose así legitimar vención de lo posible, tekhné de un ser huma no en un horizonte
por una institución a la que a su vez remite. Pu es lo que inventamos o nto·teológ ico , invención en verdad de este sujeto y de su horizon·
así son siempre instituciones. Las institucio nes son invenciones Y las te, invenció n d e la ley, in venciones según la ley que confiere los
invenciones, a las cua les se les confiere un est atuto, son a su vez insti· estatutos, in vención de inst ituci o nes y según las inst ituc io nes que
tuci o nes. lCómo una invención, puede vo lver al mismo , có mo el invenir, sociali zan , reconocen, garantizan, legitiman, invención programada
advenimiento del porvenir, puede venir y volver a venir, a r~plegar al de p rogramas, invenció n del mismo por lo cual el otro vuelve al
pasado un movimiento que llamamos siem pre innovador?. Es sufi· mismo cuando su evento se refle ja todav (a en la fábula d e una psyché.
c iente que la in vención sea posible y que invente lo posible. Enton- Así la invención no se conformar ía a su concepto dominante, a su
ces desde su origen (" por la palabra por comienza pues este texto"), concepto y a su palabra más que en la medida en la que, paradoja!·
envuelve e n ella una repet ición, no despliega más que la dynamis mente, la invención no inventa nada, cuando a ella el otro no viene,
de lo que ya se encontraba allí, conj unto d e posibles comprensibles y cuando nada viene al otro y d el otro. Pues el otro no es lo posible.
que se manifiestan como verdad ontológica o teol ógica, programa Ser(a necesario decir que la única invención posible sería la inven-
de una política cultural o tecno-científica (civil y mi lit ar), etc. Para ción de lo imposible, pero la invención de lo imposible ser ía impo-
inventar lo posib le a partir de lo posible, relacionamos lo nuevo (es sible, d iría el otro. Ciertamente, pero es la única posible: una in·
decir el completamente otro que puede ser archi-antiguo) a un con· vención debe anunciarse com o invenc ión de lo que no parecia posi·
junto d e posibilidades presentes, al presente de lo posible que le ble, sin lo cual el la no hace más que explicitar un programa d e posi·
asegura las condiciones de su estatuto. Esta economía estatutar ia b ies en la economía del mismo. (16)
de la invención pública no rompe la psyc hé, no pasa más allá del
espejo. Y sin embargo la lógica d e la suplementariedad 'introduce En esta paradoja se co mprometió una desconstrucc ió n . D e
hasta la estructura de la psyché una fabulosa complica~ión, la la invención d el mismo y d e lo posible, de la invenció n siempre
complicación de .u na fábu la que hace más que lo que dice e in· posib le es de lo que estamos fatigados. No es co ntra ella sino más
venta otra cosa que esa que da a certifica r. El movimiento m ismo allá de ella que nosotros buscamos reinventar la invención misma,
de esta fabulosa repetición puede, según un cruce de suerte y ne· · otra invención, o más bien u na invenc ión d el otro que vendr íá a través
cesidad, producir lo nuevo d e un evento. No solam ent e por la de la economía del mismo , mimándola o repitiéndo la ("por la pa labra
invención singular de u n performativo, pues todo performativo por ... " ) dar luga r al otro, d ejar venir al otro. Digo bien: deja r venir,

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pues si el otro es justamente lo que no se inventa, la iniciativa o la Por el otro, más allá de la performance y de la psyché de "por la
inventiva descon~tructiva solo pueden consistir en abrir, desestabili· palabra por". Es necesar io un performativo pero eso no es suficiente.
zar esa estructura de exclusiones para dejar el pasaje al otro. Pero no En sentido estricto, un performativo supone todavía demasiadas ins·
hacemos ven ir al otro, lo dejamos venir preparándonos para su venida. tituciones convencionales como para ro mper el espejo. Yo hablo de una
El venir del otro o su volver a venir, es la única sobrevenida posible, desconstrucción que no inventa y no afirma, no deja venir al otro más
pero no se inventa, incluso si es necesario, la genialidad más inventiva que en la medida en que, performativa, no lo es solamente sino conti·
que sea para prepararse a recibirlo. Afirmar la suerte de un encuentro núa por perturba r las condiciones del performativo y de lo que lo d is·
que no solamente no sea más calculable sino que sea un incalculable t ingue apaciblemente del constativo. Esta escritura es pasible del otro
todavía homogéneo al calculable, un indecidible todavla en trabajo abierta al otro y por él trabajada por ella, trabajando para no de:
de decisión. lEs posible?. No, por supuesto y por eso es la única in- jarse ence rrar o dominar por esta economía del m ismo en su totali·
vención posible. dad, la que asegura a la vez la potencia irrefutable y la clausura del
concepto clásico de invención, su polltica, su tecno-ciencia y sus ins·
tituciones. No deber{an descartarse, ni criticarse, ni combatirse, nada
Hace un momento, dij e que nosotros buscamos re-inventar la
de eso. Tanto menos cuando el círculo económico de la invención
invención. No, eso no puede proceder de la investigación en tanto
es sólo un movimiento para reapropiarse de eso m ismo que lo pone en
tal, cualquiera sea la tradición griega o latina donde se encuentra esta
movimiento, la diferancia del otro. Y no se resume ni en el sentido,
palabra detrás de la poi r'tica y los programas modernos de investiga·
ni en la existencia; n i en la verdad.
ción .

No podemos tampoco decir que nosotros buscamos : lo que se Al pasar más allá de lo posible, carece de estatuto, sin ley sin ho·
promete aqur', ya no es o no es todavía, el "nosotros" identificable rizonte de reapropiación, de programación, de leg itimación inst itucio·
de una comun idad de individuos humanos, con los rasgos de todo lo nal, pasa la orden del pedido, del mercado del arte o de la ciencia, no
que nosotros conocemos bajo los nombres de sociedad, de contrato, pide ningún certificado ni lo tendrá jamás. De ahí que permanezca
de institución, etc. Todos estos rasgos están ligados a este concepto muy dulce, extraña a la amenaza y a la guerra . Pero aún así no deja de
de invención que queda por desconstruir. Es otro "nosotros" que se ser sentida como peligrosa.
entrega a esta inventiva, después de siete años de desgracias, el es·
pejo roto, ~1 estaño atravesado, un "nosotros" que no se encuentra Como el porvenir, ya que es la única preocupación que tiene :
en ninguna parte, que no se inventa él mismo: so lo puede ser inventa· dejar venir .la aventura o el evento del completamente otro. De un
do por el otro, desde la venida del otro que dice "ven" y al cual otro tan otro que ya no puede confundirse con el Dios o el Hombre
la respuesta del otro "ven" me parece ser la única invención de· d e la onto-teología ni con ninguna de las figuras de esta configuración
seable y digna de interés. El otro es verdaderamente lo que no se in· (el sujeto, la conciencia, lo inconsciente, el yo, el hombre o la mujer,
venta, y es pues la única invención en el mundo, la única invención del etc.). Decir que el único porvenir está ahí no es convocar a la amnesia.
mundo, la nuestra, la que nos inventa. Porque el otro es siempre otro La venida de la invención no puede volverse extraña a la repetición y a
origen del mundo y estamos para inventar. Y e l ser de nosotros, y el la memoria. Puesto que el otro no es lo nuevo. Pero su venida lleva
ser mismo . Más allá de l ser. más allá de este presente pasado que ha podido construir (inventar , de·

100 JACOUES DERRIDA PSYCHE ..• 101


bemos decir) el concepto tecno-onto-antropo-teológico de la inven- nor, en sol menor, etc. Y a partir del momento en q ue se pone el t{tulo
ción su convención misma y su estatuto, el estatuto de la in vención y invenciones en plural, como lo hago aquí, se puede pensar en la virtuosi-
la estatua del inventor. dad técnica, en el ejercicio didáctico, en las variaciones instrumentales.
Pero les necesario dejarse llevar y pensar aquello que así se deja pensar?.
3- Proilmes. Natara piscem docas, Gall imard 1948. El t érmino proeme en su
¿Qué puedo inventar todavía ?, preguntaban ustedes al comien- valor didáctico remarcado por el docto doces, dice algo de la invención,
del momento inventivo de un discurso: com ienzo, inauguración, incipit,
zo, cuando era la fábula. introducci ón. Segunda e dición de Fabla (Fábula) (con inversión de las
itálicas y del romano) : Tomo Primero, Gallimard, 1965, p. 114.
Y claro que ustedes no han v.isto ven ir ·nada . Fábula encuentra y d ice la verdad que ella encuentra encontrándola, es
decir: d iciéndola . Filosofema, teorema, poema. Un Eureka m uy sobrio,
reducido a la mayor economía de su operación. Prefacio ficticio de Eure-
El otro, eso no se inve nta más. ka : " . .. ofrezco este libro de Verdades, no solamente por su carácter Ve-
rldico, sino debido a la Belleza que abunda en su Verdad, y que confi rma
su carácter verídico. Presento esta composición simplemente como un ob·
_ ¿Qué quiere dec ir usted con eso?, ¿que el otro no ha sido jeto de arte; -digam os como una Novela; o si mi pretensión no es juzgada
más que una invención, la invención d el otro?. como muy alta, como un Poema. Lo que avanzo aqul es verdad; por lo
tanto no puede morir ... " (trad. Baudelaire, Oeuvres e n Prosa (Obras en
Prosa) . Pléiade, p. 697). Se puede decir que Fábula es un "espongismo"
-No, que el otro es lo que no se inventa nunca y qu e no habrá pues aqui la verdad se firma, Eureka es un poema. Qu izás sea este el lugar
esperado nunca la invenció n de ustedes. El otro llama para venir y so- · para preguntarse, tratándose de Eureka, lo que sucede cuando se t raduce
lo viene* a var ias voces. eurema por inventio, euretes, por inve ntor, euriskopor "yo encuentro,
encuentro buscando o por azar, después de una reflexión o por casual i-
dad, descubro u obtengo . .. "
4- Hace a lgunas semanas, he recibido La invención científica de Gerald Hol-
ton (P.U.F. París 1982), La inve nción intelectual, de Judi th Schalanger,
Fayard, Paris 1983 y La invención del racismo de Christian Delacampag-
Traducc ión : Mariel Rodés de Clérico ne, Fayard, París 1983. V uelvo naturalmente a estos tres libros y a tantos
Wellington Nei ra Blanco otros. El último nos recuerda que hay una invención del mal. Ella es, co-
mo toda invención, asunto de cultura, de lenguaje, de institución, de his-
toria y de t écnica. En el caso del racismo en e l sentido estricto, es sin du-
da una invención muy reciente a pesar de sus raíces antiguas . Delacam-
pagne relaciona, al menos, ese significante a la razón y a la razza. El racis-
mo es también una invención del otro, per o para exclu irlo y encerrarse
NOTAS mejor sobre él mismo. Lógica de la psyché, el tópico de sus identificacio-
nes y proyecciones merecla hacer all f su discurso.
1 - cf. Partitiones oratoriae, 1-3 et De inventione, Capit. 1, V Il. 5- Por Helena, la madre del Emperador Constantino, en Jerusalem en el año
2- Pensamos también en las Inve nciones musicales de Clement Jannequin 326.
( 1545 aproximadamente). Las de Bach no fueron solamente didácticas, 6- Encontrar o inventar, encontrar e inventar. El hombre puede inventar en-
incluso si estaban destinadas a enseñar la téc nica del contrapunto. Pode- contrando, encontrando. la invención, o b ien inventar más allá d e lo que
mos, y se hace a menudo, tratarlas como ejercic io de composición (expo- él encue ntra o que se encuent ra ya allí. Dos ejemplos: " los sordos y los
sición del tema en su tonalidad principal, reexposición en la tonalidad mudos encuentran la invención de habl arse con los dedos" (Bossuetl.
domi nante, nuevos desarrollos, exposición supl ementaria o final en el to- "Los hombres al encontrar el mundo tal como es, tuvieron la invención
no indicado por la clavel. Están las invenciones en La mayor, en fa me- de convertirlo para sus usos" ( F en e lon ).
7- Ver Nota 11 .
8- No solamente es difl'cil t raducir toda la configuración q ue se junta alrede-
• T raduce arrive que significa tanto "viene" como "sucede", "ocurre". (N del T).
dor de la palabra "encontrar". Es casi imposible reconstruir en dos pala-

102 JACOUES DERRIDA 103


PSYCHE .. .
bras los usos del "encontrarse" francés en una lengua no latina ("il se con los suyos. En el teatro, en Roma, los jefes de familia tenfan palomas
trouve que ... ; Je me trouve bien ici ... " "La lettre se trouve entre les en sus pechos a las que ataban cartas cuando querlan enviar algo a su gen·
jambes de la cheminée ... " etc. Ningún hallazgo de traducción se ade- te, en las casas; y estaban amaestradas para traer las respuestas".
cuará perfectamente. La traducción, les invención?. Y la carta robada, 10- ibid IV, VIl 1 (subrayo) Es necesario citar la continuación para situar lo
donde se encuentre, y si se la encuentra ahí donde se encuentra, lla ha- que podrfa ser una teoría leibnizniana del aforismo. Cierto, pero también
bremos descubierto, devalado o inventado?. llnventando como el cuerpo de la enseñanza y de un género que podrfamos llamar memorias autobio-
de Cristo, ah( donde se encontraba ya, o como una fábula?, lcomo un gráficas del inventor" ; el taller, la fábrica, la génesis o la historia de la in·
sentido o como una existencia?. lComo una verdad o como un simula- vención. "Yo creo que en los encuentros de importancia los autores ha-
cro?, len su lugar o como un lugar?. Desde su incipit, El factor de la ver· brían sido útiles al público si ellos hubiesen querido marcar sinceramente
dad (en La carta postal) se liga de manera irreductible, por lo tanto intra· las huellas de sus ensayos; pero si el sistema de la ciencia debiese ser fabri·
ducible, al francés del "encontrarse" y del "si eso se encuentra" en todos cado sobre este punto, seria como si en una casa terminada se quisiese
los estados de su sintaxis (p . 441 a 4481. La cuestión de saber si la carta guar.dar todo el aparato del cual el arquitecto ha tenido necesidad para
robada es una invención (ly entonces en qué sentido?) no recubre exac· construirla. Los buenos métodos de enseñar son tales que la ciencia ha·
tamente, al menos no agota, el saber si la carta robada es una invención. bría podido ser encontrada ciertamente por su camino; e ntonces si no son
9- La invención del lenguaje y de la escritura -de la marca- es siempre, por empiricas, es decir, si las verdades son enseñadas por medio de razones o
razones esenciales, el paradigma mismo de la invención, como si se asis· por pruebas sacadas de las ideas, será siempre por axiomas, teoremas, cá·
ti era ahí a la invención de la invenc ión . Se encontraría miles de ejemplos. nones y otras proposiciones generales. Otra cosa es cuando las verdades
Pero puesto que nosotros estamos en Port Royal: "La gramática es el arte son aforismos como los de Hipócrates, es decir, verdades de hecho o gene-
de hablar. Hablar es explicar sus pensamientos por signos que los hombres rales o, al menos, verdades, lo más a menudo, aprendidas por la observa-
han inventado con este propósito. Se ha encontrado que los más cómodos ción o fundadas en experiencias, y de las cuales no se tienen razones com-
de estos signos eran los sonidos y las voces. Pero puesto que estos sonidos pletamente convincentes. Pero no es de lo que se trata aquí, pues estas
pasan, se han invertido otros signos para volverlos durables y visibles que verdades no son conocidas por la relación de las ideas".
son los caracteres de la escritura que los griegos llaman 'YPaJJ.JJ.ara (Leibniz no subraya más que la palabra aforismo, "Verdades de hechos
de donde vino la palabra Gramática". Arnaul d y Lancelot, Grammaire Gé- o generales", en este contexto. Se opone evidentemente a "verdades nece-
nérale et raisonnée, 1660. Como siempre: la inve nción está en la unión de sarias" o universales y conocidas a priori) .
la naturaleza y de la Institución: "Los diversos sonidos de los cuales Habrfa que estud iar aqu f toda la Primera Parte de la Didáctica en la An-
11 -
nos servimos para hablar y que llamamos letras, han sido encontrados de tropología desde el punto de vista práctico de Kant, en particular en l_os
manera muy natural, y que es útil observar." párrafos 56·7. Contentémonos con citar este fragmento: "1 nventar (erfm·
Si prefiero decir "invención de la marca o de la huella" más que del len· den) es algo muy distinto que descubrir (entdecken) . Pues lo que se des-
guaje o de la escritura, para designar el paradigma de toda invención, es cubre es considerado como ya existente sin ser revelado, por ejemplo
a la vez para situarla en la coyuntura de la naturaleza y de la cultura, co· Am érica antes de Colón ; pero lo que se inventa, la pólvora por ejemplo,
mo lo quiere toda originalidad su.puesta, y también para no acreditar más no era conocida antes del artesano que la fabricó. Ambas cosas pueden
a priori la oposición del animal y del hombre sobre el cual está constituí· tener su mérito. Se puede encontrar algo que no se busca (como el Alqui·
do el valor corriente de invención. Si t oda invención, como invención de mista el Fósforo) y no es un mérito. El talento del inventor se llama genio,
huella se vuelve entonces movimiento de diferencia y de envfo, como yo pero nunca se aplica esta palabra más que a un creador (Künstlerl , es de-
he intentado demostrar en otra parte, el dispositivo postal recibe as f un cir aquel que se ocupa de hacer algo y no a quien se contenta con cono-
privilegio que me contentaré con subrayar aquf, una vez más, e ilustrar ce; y saber muchas cosas; no se aplica a quien se contenta con imitar, sino
según Montaigne, del cual citaré acá, suplemento destacado de La tarjeta a qui en es capaz de hacer en sus obras una producción original; en suma,
postal , este fragmento (11.XXIII) que nombra la "invención" y la sitúa a un creador, con esa condición de que su obra sea un modelo (Beispiel)
entre el socius animal y el socius humano: "En la guerra de los Romanos (ejemplar). Entonces, el genio de un hombre es la originalidad ejemplar
contra el Rey Antiochus, T. Sempronius Gracchus, dicta Tito Livio, "per de su ta lento (d ie mustermafta originalitat saines talents') (para tal o cual
dispositos equos prope incredibili celeritate ab Amphissa tertio die Pellam género de obra de arte) (Kunstprodukten) . Pero también se llama genio
pervenit"; "La invención de Cecinna de volver a enviar novedades o noti· a un espíritu que tiene una disposición similar; es que esa palabra no debe
cias a los de su casa se hada con más rapidez. Llevó, con él mismo, golon· significar solamente los dones naturales (Naturgabe) de una persona, sino
drinas y las soltaba hacia sus nidos cuando quería enviar sus noticias Y las esa persona misma. Ser un genio e n numerosos campos es ser un genio
t eñfa con marcas de color destinadas a significar lo que había concertado vasto (como Leonardo da Vincil". (Tr. M. Foucault). He recordado las

104 JACOUES DERRIDA PSYCHE . .. 105


palabras alemanas para subrayar en su lengua las oposiciones que nos im-
portan aqu (y sobre todo para hacer que parezca que la palabra "creador"
no designa aqui a quien produce una existencia ex nihilo, cosa que el in-
ventor, hemos insistido en ello, no sabr(a hacer, pero sí el artista, (Küns-
tler) .
La continuación de este pasaje nos interesará más tarde. Concierne la rela-
ción entre genio y verdad, la imaginación productiva y la ejemplaridad.
12- Vorlesungen Ober die Methode des akademischenStudiums, 1803. Cuar-
ta lección. Tr. Fr. en Philosophias da I'Université, Payot 1979, p. 88.
13- Por ejemplo: "Asi pues, poesía y filosofl'a, que otra clase de diletantismo
opone, son semejantes en lo que una y otra exigen de un cuadro (Bild)
del mundo, lo que se engendra a sí mismo y viene un día espontáneamen-
te" (ibid . tr. fr. p. 101). " Las matemáticas pertenecen en efecto todavla
al mundo de lo que es imagen reflejada (abgebildete Welt), en la medida
en que ellas no manifiestan el saber original y la identidad absoluta más
que en un reflejo . . ."(p. 80). iSin intuición intelectual no hay filosofía!.
Incluso la intuición pura del espacio y del tiempo no está presente en la
conciencia común, como tal: pues ella es también intuición intelectual,
pero que refleja (reflektierte) lo sensible." (p. 81 )
14- Con respecto a esta invariante " humanista" o "ant ropológica", en este
concepto de invención , quizás sea el lugar de citar aqui a Bergson (afini-
dad schellingiana obliga ...): "La invenciól) es el procedimiento esencial
del espiritu humano, lo que distingue el hombre del animal".
15- ibid. p . 49-50.
16- Esta economía no se limita evidentemente a ninguna representación cons-
ciente ni a los cálcul os que all (aparecen. Y si no hay invención sin el gQI-
pe de lo que llamaríamos genio, sin el relámpago de un Witz por el cual
todo com ienza, incluso es necesario que esta generosidad no responda
más que a un principio de ahorro y a una econom ía restringida de la dife-
rancia. La venida aleatoria del completamente otro, más allá de lo calcula-
ble como cálculo todavía posible, más allá del orden mismo del cálculo,
he ahí la "verdadera" invención, que no es más invención de la verdad y
no puede llegar más que para un ser f inito: la suerte misma de la finitud.
No inventa y no aparece más que lo que asi cae en suerte.

EMIR
RODRIG-U EZ
MONEGAL
106 JACOUES DERRIDA
Existe una manera correcta y habit_
u al de informar sobre una
personalidad fallecida. Con el modelo de la Enciclopedia Británica,
por lo menos en sus notas breves, ese texto deber/a aproximarse a
lo siguiente:

RODR/GUEZ MONEGAL, Emir (n. Cerro Largo, Uruguay


1921; fallecido en Estados Unidos, 1985), cr/tico literario y
profesor uruguayo, que alcanzó prestigio por diversos trabajos
en su patria, en Inglaterra, en Francia, en Estados Unidos y en
México. Su dominio de varios idiomas (el español nativo, luego
el portugués, el francés y el inglés) le permitió ahondar en la in-
ves.tigación literaria, cubriendo un vasto arco que lleva desde los
clásicos griegos a la novela policíaca norteamericana y a los
más recientes desarrollos de la lingü/stica y la semiótica. Desde
1944 y durante más de una década dirigió la página literaria del
semanario Marcha (Montevideo); después fundó la revista Mun-
do Nuevo (Par/s) y dirigió durante varios años el departamento
de literatura hispano-/uso-americana en la Universidad de Ya/e
(Connecticut). Fue copiosa su labor period/stica en diarios y re-
vistas de varios pa/ses. A ello deben agregarse sus diversos libros
sobre escritores como Horacio Ouiroga, José Enrique Rodó,
Andrés Bello, los llamados "parricidas" argentinos y especial- .
mente sus variados volúmenes sobre Jorge Luis Borges, que cul-
m inaron con 7986 con la edición póstuma de Ficcionario, don-

109
de presentó diversos cuentos del escritor argentino. Le p_ertene~e nombres prestigiosos, como Francisco Esplnola, Arturo Despouey,
asimismo el artlculo sobre Borges publicado en la EncJclopedJa Carlos Quijano y Juan Carlos Onetti. (Undla,paralavarselasmanosde
Británica (edición 1977, tomo 3). su influencia sobre los jóvenes, que le decfan "maestro", Onetti se
proclamó integrante "de la generación del 44"). Pero fue ciertamente
Un artJéulo semejante dir/a la verdad pero ésa sólo serla una alrededor de 1945 que en el Uruguay se despertó una nueva inquietud
parte de la verdad. Existió también un Emir que desbordó !a /iieratu~a en poesla, en novela, en música, en artes plásticas. En los quince años
y escribió con singular solvencia de cine, de teatro y de pm.tura. Exis- siguientes floreció por ejemplo el teatro uruguayo, no sólo en la Co-
tió además un Emir paralelo y personallsimo, mejor conoc1do por sus media Nacional (fundada en 1947) sino en el teatro i ndependiente
diversas y sucesivas mujeres, por sus amigos y hasta por sus enemigo~. donde Club de Teatro y El Galpón fueron claros adelantados. La sec-
Ese era el Emir empeñado en tener siempre razón, a veces hasta la dis- ción Cine Arte del SODRE se afirmó desde 1944, Cine Club y Cine
cusión infinita y a menudo con plena conciencia de que lo racional no Universitario se iniciaron en 1948-49, la revista Film publicó su primer
lo es todo en la vida. Ese Emir como polemista doméstico quedará se- número en 1952, la Cinemateca Uruguaya nació de un peculiar acuer-
guramente borrado por la historia: muchos hombres talentosos fueron do entre los cine-clubes.
diflciles en su convivencia, algunos fueron más diffciles que otros
(Wagner, Picasso y Bergman serlan buenos ejemplos) Y la sum~ de Rama tuvo razón cuando llamó crltica a esa generación, porque
esos testimonios no trascenderá a nuevos volúmenes de las eneJe/o- buena parte de lo que hizo esa juventud, casi siempre en periodismo,
pedías. Si ahora importa rescatar ese aspecto es sólo porque ilumina fue revisar los valores admitidos hasta entonces y difundir otros
la honestidad con que emprendió todas sus polémicas públicas. valores modernos o menos conocidos. La crítica teatral y la cinema-
tográfica solfan ser conformistas con valoraciones comerciales; la crf-
Lo primero que deben sabeflas juventudes de hoy es que E"!ir tica literaria sol(a quedar sumergida en el "amiguismo" local y en
Rodr/guez Monegal integró en primera lfnea la as{ llamada GeneraciÓn la escasa o nula visión de lo que se publicaba en el extranjero. Una lis-
del 45, que a su vez Angel Rama adjetivó, en un libro frondoso, com~ ta m(nima de la Generación del 45 deberá incluir a Hugo R. Alfaro,
la "generación crltica". La fecha de 1945 es inevitablemente ap:oxJ- Mario Arregui, Mario Benedetti, Domingo Bordoli, José Pedro Dfaz,
mada, pero es cierto que al terminar la Segunda Guerra Mundial se Maneco Flores, Antonio Grompone, Antonio Larreta, Carlos Maggi,
produjo en buena parte de Europa y América u~ repla~teo d: las Carlos Mart(nez Moreno, Mauricio Muller, Angel Rama, Carlos Rama,
realidades previas, una mirada hostil sobre antenores hJpocres¡as Y Carlos Real de Azúa, Julio E. Suárez, Idea Vilariño , Ida Vitale; casi
lugares comunes, un empeño por comprender o forjar otro fut¡.¡ro. todos ellos (y también el autor de estas llneas) escribieron en algún
Seda excesivo extenderse sobre las Naciones Unidas, los nuevos plan- momento en Marcha y casi todos ejercieron la cr(tica en una o más
teas económicos la expansión soviética o el deterioro del Imperio disciplinas, sin perjuicio de su separado lucimiento como poetas, dra-
Británico sin ol~idar en otros niveles a Sartre y Camus en Francia, maturgos, directores teatrales, ensayistas, humoristas y hasta polfticos.
al neorre~lismo en el cine italiano, a la cr/tica social en la literatura
norteamericana. Todo ello y mucho más comenzó a importar en El ejercicio crltico es el dato que cabe subrayar sobre Emir, por-
1945, pero tuvo rafees anteriores. También las tuvo en Uruguay, que le cabe la moderada gloria de haber llevado esa actividad al nivel
donde el SODRE funcionaba desde 1932, donde el semanario Marcha de una eficacia docente que admitirla pocas comparaciones. Entre
sobresalía en el periodismo desde 1939 y donde ya exist(an otros 1946 y 1950, Emir publicó en Marcha muy concisos, informados y

110 111
agudos resúmenes sobre quiénes eran o hablan sido James Joyce, tfpicas con que el público argentino se informa sobre sus propios ta-
Franz Kafka, William Faulkner, Jean-Paul Sartre, Maree! Proust, en- lentos: por el premio extranjero. A esa altura, Emir sab(a sobre Bor-
tre muchos otros nombres hoy respetados pero hasta entonces desco- ges más que Leonor Acevedo de Borges, y ya lo habla publicado.
nocidos por el lector uruguayo común. En eso importó, desde luego,
el contraste en tre un Emir culto, cosmopolita, y el atraso del me- Igual que Borges, también Emir recibió en vida el rótulo de
dio ambiente en que debió trabajar, donde la industria editorial y "extranjerizante", lo que en parte se debió a las naturales intrigas d~
la misma importación de libros sólo alcanzaban niveles precarios. toda vida literaria en la gran ciudad, y en parte a la ignorancia básica
Importó también su actitud desafiante frente a la mediocridad local, sobre lo que es o debe ser la cultura. Sí el esfuerzo de un crltíco litera-
porque tenía conciencia de que la cultura no ten/a los mismos //mi- río o teatral rioplatense debe quedarse en la poes(a gauchesca 0 en
tes que la República Oriental del Uruguay. L e era importante leer in- Florencia Sánchez, tennínará por ser rídlculo su aporte en periodismo
glés y ser luego uno de los traductores de Shakespeare y de T.S. o en libros, y será mejor no imaginar lo que ocurrir/a con un crltico
Eliot. Frente a eso, paree/a trivial que le reprocharan su escaso pa- cinematográfico apretado en esos bretes. Frente a esas acusaciones fa
triotismo para homenajear a las letras nacionales o que Angel Rama mejor respuesta de Emir fue recordar que se hab/a ocupado de lo ~x­
le señalara (en 1972) "su conocido anglicismo". tranjero V también de lo nacional (Ouíroga, Rodó, Fe/isberto Hernán-
dez), sin desdeñar a jóvenes cuentistas y poetas que enviaban volunta-
En sus cursos de Literatura, de los cuales vivió durante algún riamente su~ líbrít<!s a Marcha. Su segunda respuesta ocasional fue que
tiempo, Emir podla dictar clases perfectas sobre Virgilio, L ope de por llamarse Rodrlguez no le importaba ser tildado de "extranjerizan-
Vega o el apogeo de la novela en el siglo XIX, porque eso era lo que te"; en cambio, dijo aquel d/a, "si yo tuviera un apellido extranjero
pedlan los más adelantados programas universitarios de entonces. En me romper/a todo por parecer criollo".
las páginas de Marcha, en cambio, daba cuenta de fenómenos literarios
modernos y hac(a avanzar en el conocimiento a los lectores jóvenes y Cuando Emir era un joven callado, introvertido y estudioso ha-
aun a los lectores maduros de entonces, adelantándose a traducciones cia 1941, algunos de sus contemporáneos llegaron a conocer su biblio-
y promociones que en ese momento comenzaban a movilizarse en teca, sus explicaciones sobre la biblioteca y su inquietud en muy diver-
Montevideo y sobre todo en Buenos Aires. Su ferviente interés por sas ramas culturales, incluyendo algunas de sus ralees po/lticas y socia-
Jorge Luis Borges data por lo menos de 1937, cuando Emir recortaba les. Las "ralees" le importaban siempre, para explorar el pasado de to-
crónicas del escritor argentino en El Hogar de Buenos Aires, sin saber da obra presente. Aquellos contemporáneos le incitaron entonces a ex-
todavía quién era su autor, porque sallan sin firma. Y en eso se ade- pandirse en ocasionales artfculos períod(stícos, que gradualmente for-
lantaban ambos escritores a su época, sin conocerse aun entre sf. En jaron una actitud, si no una escuela. Después no pudieron frenarlo
1943 Borges había publicado medía docena de libros, hasta El jard•'n porque lo hablan puesto en contacto con su gran vocación de enseña,'
de senderos que se bifurcan. En 1946 Perón ignoró y humilló delibera- V a menudo con su vocación de corregir. En verdad, Emir sabla y llegÓ
damente a Borges cuando lo designó inspector de gallinas y conejos en a saber más que el promedio de los intelectuales de su generación no
un mercado municipal, aparentemente porque el escritor argentino se sólo en literatura sino también en teatro, en cine, en artes plástÍcas
había pronunciado contra el Eje en la guerra y contra el populísmo con ocasionales incursiones agregadas hacia la psicologla, fa socio/o~
peronista en Argentina. En 1961 Borges llegó a su primera fama ínter- g~a V las bases_ históricas de los fenómenos culturales. Ve 1a teatro y
nacional con un Premio Formentor, que fue una de las maneras luego eme con vorac1dad, de lo cual quedó constancia en fa página de Espec-

112
113
tácu/os de El País (desde 1960) y en la mitad de un libro sobre /ngmar A co"!ienzos ~e 1985, cuando supo que ten la un cá~cer sin re-
t~oce~o pos1ble,.Em1r se sentó a la máquina y comenzó a narrar su pro-
Bergman (1964), seguramente el primero sobre el tema que se publicó
pia Vida. Un pr1mer y largo capltulo, sobre su infancia y adolescencia
fuera de Suecia. Se documentaba al respecto, porque lefa con una avi-
(con algunos años en Brasil) llegó a ser publicado en el semanario uru-
dez y una velocidad de las que hay pocos precedentes, con lo cual su-
g~ayo Jaque. Un segundo capltulo, que en apariencia cuenta sus ini-
peraba l os daños de una cr(tica "impresionista" que hasta hoy sigue
CIOS en Marcha, quedó inédito hasta el momento de estas ! 1neas. No
vigente. Decir que una película parece demasiado larga no requiere
hubo ~a un tercer capltulo, pero a fines de 1985 Emir se empeñó en
mayor perspicacia; explicar por qué parece larga, o dónde hab(a que
cumplir con algunas conferencias sobre literatura y teorfa literaria
abreviarla, es ya una actitud crítica más seria. Requiere entender.
que habfa prometido pronunciar en Montevideo. Lo hizo milagrosa-
men te,_ aunque en silla de ruedas, con una decadencia flsica que que-
El corolario de la sabidur/a y de la inquietud por aumentarla
dó registrada en patéticas fotografías pero con fa lucidez, la sabidu-
fue que el joven introvertido de 1941 pasó en una década a ser un
rfa Y el humor leve y elegante que ostentó durante toda su vida.
perfeccionista diversamente estimado o insoportable. Pasó, también,
como derivación, a ser un polemista temible, empeñado en la razón
de sus dichos, como debieron sufrirlo Angel Rama, Roberto /báñez y
Ricardo Paseyro, entre otros. Uno de los inevitables resultados sobre-
Homero Alsina Thevenet
vive a su muerte. Para una media docena d e sus contemporáneos, Emir
fue un hombre estimado pero no querido. Debió ser difícil aguantarse
una nota crltica suya en la que el segundo párrafo comienza con "Lo
que no parece entender Fulano es que . .. "

Los otros contemporáneos, y desde luego las generaciones si-


guientes, saben o deberían saber la zona importante en la obra de
Emir Rodríguez Monegal. Hay que sumar sus muchlsimos art/culos en
Marcha, en el diario El País, en la revista Número, todo lo cual tendr/a
que ser rescatado en bibliotecas uruguayas. Hay que agregar otras
frondosas notas en revistas extranjeras, como la francesa Tiempo Nue-
vo (en castellano) o la mex icana Vuelta, sin olvidar los apuntes deriva-
dos de su fructífera permanencia en la Universidad de Yate. Todo ello
puede y debe ser reeditado. La suma dibujará una incomparable volun-
tad de trabajo y dejará traslucir una _ suerte de pasión por el conoci-
miento, la misma que desde la adolescencia le llevó a digerir no sólo
las obras valiosas sino los más espesos tratados, accediendo además a
leer lntegras muchas novelas de autores primerizos que otros cdticos
habrlan abandonado a l as cuarenta páginas.

114 11 5
BORGES Y EMIR

En los Estados Unidos, no sé si en Yale o en Columbia, Emir


me dijo que él pensaba escribir una biografl'a, fantástica, mía, es
decir, no una biografía de lo que hab(a ocurrido sino de lo que pudo
haber ocurrido .
Y yo le dije que él podrla hacerlo, mejor que yo, ya que se ha·
bía pasado buena parte de su vida estudiándome, no sé porqué, a mi
me parece una perversión, una manera notoria de perder el tiempo,
en todo caso. Bueno, en fin. El, sin duda, conoc(a lo que se ha dado
en llamar mi obra, yo lo digo entre comillas, porque yo no tengo
obra, solo unos cuantos borradores que se han publicado. El se ha pa·
sado la vida estudiándolos, leyéndolos, releyéndolos, analizándolos,
inventándoles méritos que ciertamente no existen y conoce también
todas las fechas de mi vida. Yo solo conozco la fecha 1899 pero tam·
poco la recuerdo ya que nadie pued e recordar el momento de su na·
cimiento aunque, según los psiquiatras, el recuerdo incluye también
la vida prenatal lo· cual me parece excesivo . Bueno, yo le dije que
podría hacerlo muy bien, dicen que lo ha hecho admirablemente.
Yo no le!' ese libro porque es incómodo leer un libro sobre uno, del
mismo modo que es íncómodo oír hablar de uno. De modo que en
esta casa no hay un solo libro mío ni tampoco un libro sobre m(,
salvo uno que es del todo inofensivo porque fue publicado en Ja-
pón y fue escrito en cayis, en los ideogramas chinos. De modo que
yo no conozco ese libro y los que lo han le!'do afirman que es exce·
lente, y tiene que ser excelente ya que se refiere no a mi, relativa ·
mente, pobre vida actual, sino a una vida imaginaria que tiene que
ser mucho más rica; de modo que yo le agradezco a Emir ese libro
y, además, puedo hablar de él no solo como estudioso y como escri·
tor sino como algo mucho más importante, como amigo. Yo creo

117
que la amistad es rea lmente una de las pasio nes de nuestros países.
Quizás la mejor; cuando Eduardo Mallea publicó un libro titulado
Historia de una pasión argentina, yo decía, pero qué puede ser esa
pasión, tiene que ser la amistad, ya que la amistad es lo que se siente a
lo largo de nuestra literatura. Por ejemplo, en el Fausto de Estanislao BORGES/ DE MAN/ DERRIDA/ BLOOM:
del Campo lqué importa la p~rodia de la ópera? absolutamente nada , LA DESCONSTRUCCION
lo que imp~rta es la amistad de los dos aparceros. Y en el Martín Fie- "AVANT ET APRES LA LETTRE".
rro, qué puede interesar la vida de un desertor y de otr_o, u~ desertor
del ejército y el otro, un desertor de la policía, que m1stenosamente
se pone de parte del reo que viene a arrestar. Pero, sin embargo, se
siente entre esos dos criminales que existe una amistad. Bueno, yo
quería agregar que tendrla muchas ganas de volver a ver a Em ir, Y Quisi er~ comentar esta noche un fenómeno curioso que se pro-
agradecerle ese libro que soy indigno de leer y que quisiera estar en dujo en la crítica internacional. T res críticos que se encontraban en
Montevideo, pronto, para volver a verlo. pleno p roceso de elaboración y en muy diferentes teorías literarias -el
belga Paul de Man, el fran cés Jacques Derrida, y el norteamer icano Ha-
Buenos Aires, 22 de octubre de 1985 rold Bloom- tomaron a Jorge Luis Bo rges como tema o pretexto de
sus especulaciones." lPor qué precisamente Borges? 1ntentaré realizar
Jorge Luis Borges con ayuda d e ustedes un examen de las articulaciones críticas de esta
situación insólita .

1. El p rimero tal vez en interesarse en Borges fue Jacques Derri -


da pero como sus primeras observaciones eran oblicuas y no crípticas,
pref iero empezar por Paul d e Man.

Hac ia 1964, de Man dedicó Uf' extenso estudio a la obra de Bor-


ges que se publicó en la New York Review of Books, una de las más
prestigiosas revista s de cr (tica litera ria del pals y que había sido creada
como una versión norteamericana del Times Literary Supplement de
Londres. Hasta cierto punto , aunque no tan delibe radamente erudita,
como su modelo, la New York Review practicaba lo que en inglés se
llama "review -article" es decir: u n artícu lo de formato más extenso
que las reseñas habituales y que a veces llegaba a cubr ir, página tras
página de la Review. El artículo de de Man era extenso pero no ago-
biante. Se titulaba " Un maestro mod erno: Jorge Lui s Borges". Ya el
título era un homenaj e P.ero lo más importante era la inte ligencia con
que d e Man analizaba a Borges. Esa inteligencia era p revisible. En p ri-
mer luga r porque de Man con su formación filosófica ta nto en francés,

118 BORGES Y EMIR 119


alemán como inglés, podía permitirse proyectar la obra de Borges so- referencia tantalizadora como e n e l trabajo sob re Emmanu el Levinas
bre un contex to internacional. En segundo lugar porque en ese mo· d e 1974 sobre "V io lence et Métap hy sique", más tarde recogid o en
mento de Man estaba empeñado en estrechar vínculos entre la crítica L'écriture et la différence (1967). La refe rencia a Borges es m (nim a.
francesa (entonces muy apegada al estructuralismo) y la norteamerica - Consiste en dos citas del famoso artículo" La esfera de Pascal": "Qui-
na que aunqu e tributaria d e la fr ancesa no se había limitado a seguirla zá la historia u niversal es la h istoria de unas cuantas m etáforas" y
al pie d e la letra y siempre hab ía pensado buscar otra fo rm a de teoría " Quizá la historia universal es la historia de la dive rsa entonación de
y crítica para enriquecer el di álogo. Es prec isamente en este punto de algunas metáforas".
acercamiento y diálogo que se sitúa el estudio de Man sobre Bo rges.
Pero si la refe rencia parece menor, de hecho para Derrida tenía
No creo que necesite ser glosad o en d etalle. Bastará examinar los otra significación. Era el 'tributo a un esc ritor que él habla empezado
puntos centrales. De Man ve nítidamente que el mundo de Borges "es a leer entre 1961 y 1962 y que hasta 1968, por lo menos, tuvo una
la representación no del mundo real sino de una proposición intelec- cierta inf luenc ia.
tual"; que e l tema de sus cuentos es "la creación misma de un est ilo;"
que sus narraciones "tratan de l estilo en que están escritas". " 11 m'a sédu it". Pero a partir de esa fecha, Derrida dejó de leer a
Borges. La parad oja que enc ie rra esta decisión es que, rea lmente, De-
Para d e Man, Borges debe ser le ído como un escr itor que escribe rrida no d ejó de p ensar en Borges y el resu ltado de esa lucubración si-
literatura y no como un productor de otra cosa. Sus textos t rata n de lenciosa se puede ver en " La pharmacie de Platon". En este ensayo,
su propia producción (de Man habla de est ilo), es decir, leer un cuento denso , que se dispara en mil direcciones, hay un momento en que a l
de Borges es leer a lgo m ás que una narración o relato. Un ejemp lo q ue estudiar la relación entre o ra lid ad / paternidad y escritura/ condición
d e Man no ofrece pero que está impl (cito en su a nálisis seria e l tamos~ filial, Derrida introd uce tres epígrafes en forma que él ha cal ificado
cuento " La muerte y la brújula". Puede ser leído (a) como relato poli- coloquialmente de sand wich: u n texto de Joyce emparedado entre dos
cial; (b) como parodia del relato pol icial (Borges invierte paródicamen- de Borges. Para el lector superficial, lo que tienen d e común esos epí-
te los cuentos de Poe); (e) como relato casi cosmológ ico del combate grafes es que reiteran la vinculac ión entre Toth, el dios de la escritura
entre el detective y e l criminal ya que este, al ser d errotado , sugiere la y la muerte .
posibilidad de otro encuentro a la luz del eterno retorno; etc., etc.
Pa ra una lectura más lú cida, e l significado es otro. Tanto Joyce
A partir de de Man se puede instaurar una critica de Borges que como Borges tienen otra dimensión en e l texto de Derrida. Borges
corresponda realmente a los' artificios retóricos de ese maestro moder - establece con el t exto una suerte de diálogo , tal vez indefin ido p ero
no. Muchos años después de publicado e l art ículo, conversando con presente a part ir d e la asunc ión por Borges de la escritura como muer -
Paul de Manen Va le, le pregunté porqué no había escrito más sobre é l te que evita el reconoci m iento exp lícito d e que esa muerte "es un pa-
y m e dijo ·qu e no era por falta de interés sino porque estaba entera- rri cidio". En ta nto que Joyce q ue parece apenas una confi rmación li-
mente ocupado por otros te m as. Pero que recordaba co n nostalgia la tera ria d el mismo asu nto es en rea lidad la clave de u na dimensión to-
posibi lidad d e pod er escribir sin restricciones sobre t emas como Bor- ta lment e inesperada d el ensayo . Comentándolo con Derr ida , me dijo
ges. en 1984 que la parec ía un poco grecisé. De hecho era todo lo contra -
rio. Hacia donde se dirigía Derrida era a una lectura de Plató n a la lu z
2. Muy diferente es e l caso de Derrida. El Borges que él lee, co - de Finnegan s Wake.
menta o alude, tiene qu e ver m ás co n las especulaciones f ilosóficas del
propio Derr ida, q ue con ningún interés específico en anal izar la obra Esta p osibilidad resultaba , a p rim era vista, un d elicado d ispara-
d e Borges. De hecho no hay en él , "anális is" de su obra. Hay a rgu na te. Sin embargo, si se vuelve a leer el ensayo a la luz de Joyce, se ad-

120 EMIR RODRIGUEZ MONEGAL


BORGES/DE MAN .. • 12 1
tu ras." Es decir, leer a Kafka nos hace leer de otra manera otros auto -
vierte que no lo es. Derrida se sale de la pharmacie o botica para mira r res. Harold Bloom confunde intertextualidad con parricidio.
el cielo, meditar, ser Platón, es decir, para entrar en una ficción cuyos
límites desconocemos. No es casual entonces que su próxima obra má s Esta contusión, en realidad, lo favorece . Al fin y al cabo no es él
ambiciosa sea precisamente Glas (1981) , inmenso, p rol ifera nte y hasta el apóstol , del misreading y misprision. Esa teoría fomenta la idea d e
repetitivo collage en que Finnegans Wake aparece no sólo como mode· error creativo . Desde este punto de vista, su error es original ísimo.
lo sino también como provocación. A diferencia de Joyce, Derrida ut i·
Ya Paul de Manen una reseña de The Anxiety of lnfluence, que
liza también el collage visual a la manera d e Arno Schm idt.
está recogida en la segunda edición de Blindness and lnsight (1983)
había señalado p recisa mente este error creativo.
"La pharmacie de Platon", se abre hacia el mito y la cosmogo·
nía. Desde este punto de vista, naturalmente, Borges parece haber de-
La lectu ra idiosincrática que hacen De Man, Derrida y Bloom d e
saparecido. De hecho nunca estuvo tan presente . Con su estilo mini - Borges revela que a cierta altura de su desarrollo crítico, Borges sirvió
malista, él también ha jugado el juego de Finnegans Wake.
de estímulo, de inter lo cuto r caché y hasta d e cabeza de turco . Pa ra e l
3. La p reocupación de Harold Bloom por Borges es esporádica lector hispánico, la lectura es otra : Borges aparece como un agente ca-
pero bastante ant igua. Ya en 1970, al publicar su obra sobre Yeats, tali zador en el centro del debate internacional sobre la critica litera ria .
hacía una referencia al famoso ensayo de Borges sobre "Kafka y sus
precursores';. La cita era breve pero precisa. Bloom veía e n ese ensayo EMIR RODRIGUEZ MONEGA L
una prueba de qu e todos los autores sufren d e una anxiety of influen- 4 d e noviembre 1985
ce (ansiedad 9e influencia) y que Borges lo había explicado magn ífi-
camente en este ensayo. Pero no es hasta la publicación (1973) d e
un libro entero dedicado a The Anxiety of lnfluence que Bloom mues-
tra cómo él lee a Borges. El primer capítulo está dedicado a l tema y su
principal teorizador es Bo rges. Cita una frase del ensayo d e Bo rges so-
bre Kafka en que aquel dice que los poetas crea n a sus precu rsores.
Más adelante, en e l m ism o capítulo, Bloom elogia la intuición ingenio-
s~ de Borges d e que los artistas crean a sus precursore s, "como por
eJemplo el K~fka d e Browning crea el Browning d e Borges". Esto le
permite justificar una forma d e parricidio : la d e l escritor que necesita
tomar un modelo fuerte anterior, para entrar en competencia . En el
caso de Bloom se trata naturalmente de una competencia entre au-
tores.

Lamentablemente, esto no tiene nada que ver con e l texto d e


Borges. Cuando Borges señala que haber leído a Kafka determina en el
lector una visión kafk iana d el resto de la literatura no se refiere a a u -
tores n i a polémicas parricidas entre autores. Se refi ere a t extos. Basta
leer un párrafo del ensayo que dice literalmente: "Creí reconocer su
voz (la de Kafka) o sus hábitos (literarios). en textos de d iversas litera-
BORGES! DE MAN ... 123
122 EMIR RODRIGUEZ MONEGAL
PROLOGO A BLANCOJBRANCO

La verdadera traducción es transparente, no cubre el original, no le


hace sombra, sino que deja caer en toda su plenitud sobre éste, el
lenguaje puro, como fortalecido por su mediación.
Walter Benjamín

l.
No siempre la poesla nace de l tácito diálogo del poeta con el
lenguaje. Hay ocasiones en que se necesita el diálogo con otro poeta,
la intertextualidad no sólo de los versos sino de ·los hacedores de ver-
sos. Tal es el caso del Rubaiyat que para existir en la forma que cono·
ce el Occidente precisó la conjunción de un poeta persa del siglo X 1
(Omar Khayyam) y un poeta victoriano que viv ía en Oxford (Edward
Fitzgerald) . Esta doble paternidad de un determinado texto no exige
ninguna afinidad especial entre los productores. Es posible conjeturar
(como lo ha hecho Borges) que de haberse conoc ido personalmente
Khayyam y Fitzgerald se hubie ran incomprendido. Unidos in extr ica-
blemente en el texto ing lés del poema, es casi imposible imaginarlos
amigo s en la mera rea lidad.

11.
Tal no es el caso de esta conjunción estelar que une al poeta y
crítico m exicano Octavio Paz con el poeta y crítico brasileño Ha ro ldo
de Campos sobre el campo magnético de un poema del pr imero , Blan-

125
co, que el segundo habrá de metamorfosear en Branco. Es decir : en 1928) habrá de conclui r que, mue rto Ricardo Güira ldes, el joven Jorge
otro poema, de otra textura y otra radi ca lización fónica, aunque in- Luis Borges (s í el Borges del perio do vanguardista) es el mejor escritor
creíblemente para lelo a l t exto ini cial. S i en el caso de Khayyam/ Fitz- argent ino. Por su parte, Oswald de Andrade habrá de reco nocer más
gerald era posible conjet urar en la segura indiferencia de u n hombre de una af inidad secreta entre la poesía de su Joao Miramar y los Vein -
por el otro, aquí la afinidad electi va más notabl e los di spa ra el uno ha· te poemas para ser leídos en un tranvía y Calcomanías, del poeta ar -
cía el otro, y a partir precisamente de Blanco y de una corresponden - genti no Oliverio Girando.
cia excepcional que urden sobre este texto . La intertextualidad se con-
vierte en inter-vivencialidad. IV.
Estas pocas golondrinas no hacen un verano. La incomprensión, .
111. el desconocimiento continúan, a pesar de esfuerzos recientes de gente
Para marcar aún más lo excepcional del caso, esta aproximación d e la talla d e Antonio Cánd ido y Haroldo d e Campos. El qu e suscribe
y fusió n se produce entre dos áreas de l mund o americano que sue len ha intentado, por su parte y desd e 1950 por lo menos, acercar amba s
desconocerse con o limpico descuido. Porque la marca colonial no ha cu lt ura s pa ra mostrar su inc re 1ble paralelismo. Con la conjunción es-
s ido borrada del todo por la independe ncia, y los americanos españo- tela r de Blanco/ Branco se pasa de l terreno del di scurso crítico, aún tí·
les y los americano s brasileños, continuamos de espaldas unos a o tros mido, al de la p ráctica poética más luminosa. El sa lto es inco nme nsu-
y mirando hechizados a las viejas o nuevas metrópolis. Sólo de tanto rable.
en ta nto , una Sor Juana di aloga polém icamente con un texto del
padre Viei ra para p roducir su Carta atenagórica y demostrar qu e la V.
teología no era só lo provincia masculina. O Gregario de Matos recoge Una sec reta afinidad unía previamente a estos dos poetas que só-
del barroco satírico españo l, las mi smas munici o nes retóricas que el lo com ienzan a dia logar realmente el 24 de febrero d e 1968. Mucho
peruano Juan del Valle Caviedes para su Diente del Parnaso. O Jo sé antes, en sus lecturas parale las d e la Modernidad y en particular de los
de Ale ncar se incorpo ra con O Gaucho al vasto corpus de la literatura textos de Ma llarmé, y más especlficamente Un coup de dés, ya habían
r ioplatense no sólo para homenajearlo sino para leerlo al sesgo. El uto - iniciado sin saberlo esta futura colaboración. En otros éxitos poéticos
p ism o americanista de Rodó encontrará un inesperado eco en el Ca- (pienso sobre todo en los de Ezra Pound y Vicente Hu idobro) también
naan de Gra¡;:a Aranha d e la misma mane ra que, u nos años m ás tarde, hab ían dialogado avant la lettre estos poetas críticos. Por eso no es d e
las novelas soci ales de Jorge Amado (en su primera época) habrán de extrañar que la correspondenc ia entre ambos (que recoge este volu-
ser seguidas con avidez en la Argentina. Hasta e n el campo diplomáti· men) vaya d irectamente al asunto qu e les concierne y no pierda tiem-
co, los contactos de Alfonso Reyes, durante su est ancia en Río de J a- po y espacio e n finteas . La p ri mera carta de Octavio Paz (marzo 14,
neiro, con poetas d e la talla de Manuel Bandeira, habrán d e dejar algo 1968) es expl icita en señalar lo que conoce y lo que no conoce de sus
más que ecos de previsibles banquetes y b rindis. La larga resid encia d e compañeros de poesía concreta brasileña. (No es mucho pero es sufi·
Gab riela Mistral en Pet rópolis avecinda el aura de la gran po es(a feme- ciente pa ra un crítico tan penetrante). Por ésta y otras cartas vemos
nina d e la lengua española a l portugués del Brasi l. Hast a los irreveren- que había leido aquellos textos en traducciones, al inglés o al francé'S :
tes antropófagos brasi leños de los años vei nte enco ntrar ian escritores tal es la inaccesibil idad de libros brasileños en el mercado hispán ico .
hispanoamericanos que salvar de la olla: Már io d e Andrade, e n una se- Pero d e Campos ya en su primera carta había anunciado el e nvío de
rie de luminosos artículos sobre la nueva literatura argenti na ( 1927. los textos princ ipales de los concretistas, en el o r ig inal , y continuaría

126 EMIR RODRIGUEZ MONE:GAL PROLOGO A BLANCO! BRANCO 127


alimentando bibliográficamente a su corresponsal. En la carta de Paz poesla, tejiendo y retejiéndose así este diálogo que culminará con el
hay una alusión a la analogía entre sus " Signos en rotación" y las poema mismo, esta vez en portugués .
Galaxias, de Haroldo de Campos. Esa relación, lejos de ser puramen·
te verbal, apunta secretamente a la fuente común: la visión cosmoló- VIII.
gica que subyace al poema de Mallarmé. Con estas dos cartas está es· Si como qu iere Walter Benjamín, en un célebre ensayo sobre la
tablecido el diálogo, y al más alto nivel posible. traducción, ésta permite que se realicen en otra lengua virtualidades
li ngülst icas que era n imposibles por las naturales lim itaciones de cada
VI. lenguaje original; si todo texto es parte de un texto universal y colecti·
El resto de la correspondencia es una maravilla de descubrimien- vo que los hombres vamos urdiendo (como cree o fi nge creer) Borges,
to incesante de afinidades e lectivas. En tanto que Paz (carta tercera , entonces una conjunción galáctica de Octavio Paz y Haroldo de Cam·
sin fecha) admite haber escrito los Topoemas como homenaje a la poe- pos, realiza esa virtualidad al ofrecer esta nueva metamorfosis de Blan·
sía concreta, pasando sin pestañear del papel de maestro al de discípu- co. El poema es otro, y es el mismo.
lo, Haroldo de Campos habrá de impregnarse cada vez más de Blanco
hasta producir una traducción que es transcreación, y cuya epifanía es Emir Rod ríguez Monegal
celebrada por él mismo en una carta (febrero 9, 1981 ) que también Yale University.
incluye un breve poema paródico-autobiográfico que culmina con es-
tas 1íneas:
Tom ei a mescalina de m im mesmo
a passei esta noite en claro
traduzindo Blanco de Octavio Paz

V Il .
En la misma carta, Haroldo de Campos habla del moroso entra- NOTA:
ñable proceso de traducción como "diamantización". La expresión es Para aligerar la lectu ra he dejado para esta nota final la identificación de ciertas
feliz. Y lo es más para el lector de esta correspondencia que permite fuentes. El texto de Borges aludido en la sección 11 es " El enigma de Edward
Fitzgerald" y fue recogido por primera vez en Otras inquisiciones (Buenos Ai·
segu ir paso a paso, en la voz de ambos protagonistas, la lenta diaman· res, Sur, 19521. Ha sido copiosamente reproducido en las ediciones d e Obras
tización de Blanco en Branco. Tanto las cartas novena y décima (de completas del escritor argentino.
Campos, julio 12, 1978; febrero 9, 1981 ) vuelven a revisar minuciosa- He comentado algunos de los ejemplos de la sección 111 en los prólogos e intro-
ducciones a mi antología de la literatura latinoamericana. The Borzoi Book of
mente el prob lema del título. En español, blanco significa el color y Latin American Literature (New York, Knopf, 1977 ; segunda edición, 1983).
también la meta del arquero; en portugués sólo tiene la primera signi· Los artfculos de Mário de Andrade sobre literatura argentina de los años veinte
fueron exhumados en un librito, Mário de Andrade/Borges (Sao Paulo, Perspec-
ficación. Casi tres años han pasado y la diamantización continúa su
tiva, 19801.
segura progresió n. Por su parte, Paz, apenas percibe la primera versión El texto de Benjamin citado en epígrafe así como el mencionado en la sección
completa, la comenta con lúcida minucia (marzo 26, 1981) lo que ha· V 111 provienen de "La tarea del traductor" y se encuentran en español en el vo-
lumen titulado, Ensayos escogidos (Buenos Aires, Sur 1967).
brá de suscitar más comentarios de su colega (abril 20, 1981) y nuevas El de Borges pertenece a un ensayo, "La flor de Coleridge", también recogido
observaciones suyas (mayo 7, 1981) sobre la materialidad fónica de la en Otras inquisiciones.

128 EMIR RODRIGUEZ MONEGAL PROLOGO A BLANCO/BRANCO 129


HAROLDO
DE CAMPOS
"Cantad ahora vosotros mi canto, cuyo
nombre es "una vez más" y cuyo sentido
es "por toda la eternidad" . .. "

"Singt mir nun seiber das Lied, dess


name ist "Noch ein Mal", dess sinn ist
"in alle Ewigkeit" ... "

Friedrich Nietzsche
Das Trunkene Lied .

La obra de Haroldo de Campos se inscribe en el marco de una


épica moderna. Su obra poética se inicia con Auto do Posseso (1950}
y culmina en la reciente última versión de Galaxias (1986).

Sus textos cr/ticos y de . teona,. abarcan obras de co-autona


con Augusto de Campos y Decía Pignatari, Teoría da Poesía Concre-
ta (1965), as/ como aquellos textos capitales Metalinguagem (1967} ,
A Arte no Horizonte do Provável (1969}, A Opera~iio do Texto
(1976) y Ruptura dos Gi!neros na Literatura Latinoamericana (1977}
entre otros.

Esta doble vertiente productiva, es acompañada del ejercicio de


la traducción como operación semiótica, lo que iniciara con los Cantos
de Ezra Pound (con Augusto de Campos y Dedo Pignatari, 1960}.
Transblanco y la versión del Oóhelet bíblico son de 1986. ·

133
Por adámica ley benjaminiana,en esta obra, se redacta un viaje a
las antípodas. Trobar ric. Escritura neo-barroca de virtuosismo deslum- MAS ALLA D~L PRINCIPIO
brante que se constituye en la parábola de un acontecimiento radical: DE LA NOSTALGIA (SENSUCHT).
la ex-carnación del texto. Por una operación de excavación metalin-
güística, de "transcreación" crltica, el origen del texto, sus manantia-
les, vuelven a ser re-presentados, arrojando al sol el palimpsesto. En
elllmite vertiginoso entre la poes/a y la prosa, esta escritura epifánica El joven Lukacs, en la Teoría de la Novela (1916), consideraba
tiene un valor estratégico en el escenario de la literatura latinoamerica- que " los tiempos felices no tienen filosofía -o, lo que es lo mismo-
na: el de nortear su geografla futura. As/ se viaja al interior de sus ·que todos los hombres, en tales tiempos, son filósofos , detentares
textos por pura interrogación de lectura, en un jardín de lecturas, del te los utópico de toda f ilosofía." ¿Y cuál ser ia esta meta por ex.
donde las correspondencias diseminan incesantes sincronlas. Pero ade- celencia de filosofía? . Lukacs nos propone una fascinante metáfora
más esta obra en prosecución de música, no disimula su sed de forma constelar: " iFe lices los tiempos que pueden leer en e l cielo estrellado
el mapa de los derroteros que les est án abiertos y que les cabe reco-
ni diluye su espesor cdtico. Desde el valor seráfico de una escritura
rrer, derroteros que la luz de las estrellas ilumina!". Y cita a Novalis:
en el llmite de lo sagrado, hasta la versión luciferina de su misión pro- "Fi losoHa, en sentido propio, sign ifica nosta lgia del hogar, aspi ración
meteica. a estar donde sea, en casa". Asila fi losofía tal como nosotros hombres
modernos la conocemos, es siempre síntoma de una ruptura entre in-
La obra de Haroldo de Campos debe ser relelda en paralelo a terioridad y exterioridad, de una in-congruencia, entre el hombre y el
ella misma, refiriendo sus distintos t/tulos unos a otros, como instan- mundo, su tarea -cuando verdadera (die Aufgabe der wahren Philoso-
cias sucesivas de una totalidad coherente y programática. Los trazos phie)- es "el trazado de aquel mapa arquetlpico".
más acusados de su aventura poética y la vinculación de montaje que
EL Fl LOSOFO Y EL TRADUCTO-R
mantiene dialécticamente con su trabajo ensay/stico, hacen que se
desenvuelva un espacio intertextual post-teórico de vigencia particular, En " El Oficio del Traductor" (die Aufgabe des Uebersetzers),
alcance universal y rigor infrecuente. • (lo que es dado al traductor dar) ensayo escrito por Walter Benjamin
en 1921, podemos vislumbrar -incluso en la recurrencia de ciertas
marcas textuales, palabras claves y giros fraseológicos- una instancia
Advertimos que bien puede considerarse este espacio arquitex-
de aquel "diálogo subterráneo" con el joven Lukacs, sobre el que Rai-
tual, un ideograma polifónico y reverberante de proyección no explo- ner Rochlitz en su estudio comparativo ("De la philosophie comme
rada aún suficientemente. critique 1ittéraire: W. Benjamin et le jeune Lukacs") ha llamado la
atención.*
Carlos Pel/egrino
La filosofía, en cuanto " p roblema del lugar trascendental",
nace d e una fractura y apunta a una "patria arquetíp ica", nostálgica
de una reconciliación en la totalidad y homogeneidad del ser. Trátase,
pa ra el fi lósofo, de "determinar el sentido de la organización de l se r
• En el número especial de la Revue d'Estetique de 1981 dedicado al filósofo
alemán.

135
134
que preside todo impulso que , brotando de la más profunda interio- traductores y leen la verdad en las entrelíneas del texto sacro, plena-
ridad, se dirige a una forma que le es desconocida, pero que le fue mente (por definición) traducible, ya que instalado en la plenitud de
consignada desde la eternidad y que lo envuelve en una simbólica la p resencia. He aquí el rasgo de apokatástasis (de reintegración o
li beradora". A esta tarea de rescate encomendada a la filosofía por restauración edénica) que subyace tanto a la visión lukacsiana del fi -
e l jove n Lukacs de 1916, corresponde, la tarea liberadora de la tra - lósofo, como a aquella benjamin iana del traductor; gesto metaflsico ,
ducción como forma (en el Benjamín de 1921 ). Tanto el traductor de "resurrección teológica" (para decirlo como Adorno), que tiñe a
como el filósofo se vuelven prescind ibles en el momento mesi ánico ambas.
de la transparencia redentora, de la plenitud de la presencia. Por eso
Benjamín compara la traducción a la filosofía, proclama que ni una LA TAREA ADAMITICA
ni ot ra t ienen musa, e indica , como esperanza filosofal, como aque -
llo que es propi o del "ingen io fil osófico", la nostalgia (Sehnsucht) En el "Prólogo Epistemocrítico" al libro sobre el Origen del
respecto a aquella "lengua pura" o "lengua d e la verdad", de la cual D.r ama Barroco Alemán (escrito entre 1923 y 25, pero concebido ya
la· traducción, se hace anunciadora, al 1iberarla del cautiverio a que se a parti r d e 1916),el recu rso de la Idea platónica señalaría (tal como en
la relega .e n el texto original. el joven Lukacs de El Alma y las Formas, de 1916) la reacción benja-
miniana a la rigidez neokantiana, en su d icotomía sujeto-objeto; reac -
En el original, el " modo de intencionaliza ru vo lcado hac1a la ción que ha de traduci rse en la búsqueda de una "configuración his-
"lengua verdadera" está oprimido, velado, por un contenido comuni- tórico-filosófica anterior a las categorías subjetivas de voluntad crea-
cativo que no le es esencial: al incidi r sobre, ese "modo d e intenciona - tiva y de producción" . La observación es de R. Rochlitz, para quien
lizar" del original - lo que es también un Darstellungmodus, un modo "en Estética, el recurso de la Idea expresa el hecho de que las for mas
de escenificar- que podría llamarse en otros térmiAos "forma signifi- de a rte no son pura y simplemente invenciones o creaciones; antes
cante", y no sobre "su contenido inesencia l", la traducción acaba sien- bien, ellas nacen de una receptividad con relación al sentido históri-
do una práctica develadora, aunque provisoria, pues anuncia, a la ma- co y a su sustrato material ", ya que su verdad escapa a toda intención.
nera de un modelo "intensificad.o " y "nuclear", la comp lementa riedad Por otra parte, opera también en dicho prólogo la singular fi losofía
de la intentio de cada una de las lenguas aisladas en la convergencia del lenguaje benjaminiana, ab revada en la hermenéutica b1blica, en la
armonizad ora de la "lengua pura", en la cua l "los últimos enigmas, tradición judaica de la exégesis talmúdica y cabalística (véase, al res-
que atraen el esfuerzo de todo e l pensar, son conservados s in tensión pecto, el capítulo inicial· d el penetrante estud io d edicad o por Jeanne-
y como en silencio". Marie Gagnebin a la fi losofía de la historia benjaminiana: Zur Ges-
chichtsphilosophie W. Benjamín, 1978). El embrión de las teorías ben-
La filosofía y la traducción son - podr ía concluirse- productos
jaminianas sobre el lenguaje se encuentra en un ensayo de 1916 -"So-
críticos de la era de la crisis (de la escisión caracterlstica de las épocas
bre el lenguaje en general y sobre el lenguaje de los hombres"- , pero
"analíticas" o "químicas", en las palabras de F. Schlegel). Sus tareas
la pervivencia de esas teorías ha aún de refl ejarse en otros dos trabajos,
específicas dejarlan, en cambio de ser necesarias en la era mesiánica
ambos de 1933: "Doctrina de la S imilaridad" y " Sobre la Facultad
de la reconciliación y la totalidad armónica, cuando todos los hombres
Mimética" (en realidad dos versiones de un m ismo texto ensay ístico).
son filósofos, leen en los cielos el m apa estelar d e ios caminos; o son
• • Intencional izar : Benjamin juega, en su texto, entre el alemán Meinen (signifi-
Lo que importa, para la reflex ión que estoy desarrollando, es
car! y el latín intentio; Haroldo de Campos traduce al portugués intencionar
(literalmente, "tener intención"). Recurrimos al neologismo "intencionali- que, en la visión del prime r Benjam ín (1916), la ocurrencia de la "pa-
zar" , derivado del ya corriente "intencionalidad". La solución de H. Murena labra exteriormente com unicante" era nada más y nada menos que
-que traduce por "modo de pensar"- no parece convincente, (N. del T .) 1 marca del "pecado original d el espíritu li ngüíst ico", la "parodia" d el

136 HA ROLDO DE CAMPOS MASALLA .• . 137


verbo creador divino: la señal de la caída o de la ruina (Verfall) , del guaje), podría ser rebautizado como el estado auroral de la primaridad
"beato espíritu lingüístico, el espíritu adam ítico". Al lado de su fun- icónica. Para ello sería necesario repensar Benjamín a la luz de una
ción comunicativa (la única· que interesa, según Benjamín, a la "con- Semiótica much o más elaborada. Benjamín no fue más allá de la dico-
cepción burguesa de la lengua"), la palabra, aun cuando decaída, os- tomía entre signo arbitrario, comunicativo, y s imbolo no arb itra rio,
tenta, como aspecto simbólico irreductible a la mera comunicación, no comunicativo, adamítico-nominativo : me refiero a la Semiótica de
esa vocación hacia la lengua paradisíaca, la lengua en estado de nom i- Cha rles Sanders Pierce, en cuya clasificación d e signos el símbolo es
nación adam ítica. En el "Prólogo Epistemocr(tico", la Idea platónica precisamente lo arbitrario, lo convenciona l, m ientras que el ícono se
se deja fecundar por el verbo adámico: habr(a en la Idea platónica caracteriza por la relación de s imilaridad con su objeto, una relación
"una divinización del concepto de palabra, una divinización de la que podríamos de nomina r adamítica. A esta relación ha d e aboca rse
palabra" . Esta es· la razón por la cual para Benjamín, "la Id ea es algo Benjamín en su ensayo de 1933 , " Leh re von Aehnlichen" (Doctrin a
lingüístico": corresponde: "en la esencia de la pa labra , a aquel mo- de la Sim ilaridad), donde encontramos la sigu iente formulación : "Pero
mento en que la palabra es símbolo" ; momento ése que, en la frag- si el lenguaj e, como resu lta evidente para espíritus perspicaces, no es
mentación de la empiria, queda velado, mientras que el "significado un sistema convencional de signos, quienquiera que quisiese abordarlo
profano" (momento comunicativo) aparece manifiesto. "La tarea del debe constantemente remontarse a aquella s ideas qu e se presentan de
filósofo" -proclama W. Benjamín- "consiste en restaurar en su pri- forma aún muy grose ra y p rimitiva en la interpretación onomatopéyi -
macía a través de la representación, el carácter simbólico de la palabra , ca" . En ese ensayo, la "facultad mimétiéa" del lenguaje (versió n , en
gracias al cual la Idea adviene a su autotra nsparencia , que es lo opues- térmi_nos de "filología empirica", d el nominar adamítico y del "crati-
to a toda comunicación dirigida hacia el exterior ." li smo" platónico) va a ser pensada con mat ices ex tremadamente suti-
les: Benjamín llega a hablar, incluso, de "semeja nzas no sensibl es", no
De hecho, así como la traducción no puede "revelar" propia- ostensivas, en un sentido que bien podría se r explorado a la lu z de las
mente (offenbaren) la "lengua pura" exiliada en el original, sino conquistas posteriores de la teoría lingüística (me refiero por ejemplo ,
tan sólo representar, cual un mod elo intensivo y anticipatorio, la al estudio capital d e Roman Jakobson , "La Búsqueda de la Esencia del
relación oculta entre las lenguas, la tensión hacia la "lengua de la Lenguaje", donde los componentes icónicos y diagramát icos latentes
verdad" aquella "gran nostalgia" hacia la complementaridad y la in- en la estructura lingüística son puestos en evidencia ).
tegración ·de las lenguas en el fin mesiánico de la historia, tampoco
le es dado a la filosofía ese poder de revelación. En la medida en que LA CLAUSURA METAFISICA
no le cabe hablar de un "modo revelador" (offenbarend), la filosofía
procede " por un recordar primord.i al", del cual "la anamnesis platón i- La radical y subversiva t eor ía d e la traducc ió n de Benjam ín está
ca no esté, tal vez, distante" . Y Benjamín concluye confiriendo a aprisionada en una "clausura metafísica" (me sirvo aquí de la expre-
Adán,. el nomenclator, el nombrador, la primacía sobre Platón como sión d e Derrida ). Esta "ciausura" es demarcada por la sepa raci ó n cate-
padre de la filosofía: "El denominar adam ítico está de tal manera lejos goria l (según la esencia de cada una de esas formas y, por lo tanto, on-
de ser algo fortuito o arbitrario, que precisamente en él es que el esta- to lógica) entre "original" y "traducción", qu e ins istentemente pres id e
dio paradisíaco se confirma en tanto tal, o sea, como aquél en el cual esa teoría. La prese rvación jerárquico-ontol ógica d el original es, en
no es aún necesario luchar con el significado comunicativo d e la pala - Benjamín, ex plícita; y ello a pesar de lo mucho qu contribuyó su teo-
bra". Este estadio paradisíaco de nominación adam ítica, hacia el que ría d e la traducción para la desconstitución del dogma d e la fidelidad
apunta el "momento simbólico" de la palabra en tanto vocación por al significado, propio de la teoría tradicional d e la traducción ; para
la "lengua pura" (momento ése cuya pristinidad cabe, al filósofo co- desmitificar el aspecto ingenuam ente servil de la operación traductora;
mo al traductor, recuperar a despecho de la faz comunicativa del len- para enfatiza r en fin, que la traducción es una forma, regida por una

138 HAROLDO DE CAMPOS MAS ALLA ... 139


jamin les otorga ineludiblemente la categoría de un original (Urbild),
ley que se contiene dentro de otra forma (la ley de la "traducibili- diciendo que ellas se constituyen en "arquetipos" o "prototipos" en
dad" del original: ésta será correlativamente tanto mayor cuanto más relación a todas las posibles traducciones, aún las mejores, de esos
densamente "engendrado", "moldeado", performado-geartet-sea ese mismos textos. No existe, en la práctica de la traducción, estorbo
original): la relación de fidelidad se expresa a través de la "re-dacción "metafísico" alguno que impida la traducción de la traducción (yo
donación-wiedergabe-restitución de esa forma o "modo de intenciona - · mismo, en "La Palabra Roja de Hoelderlin", un ensayo de 1967 en el
lizar", o sea por una operación de extrañamiento: "la liberación , que abordé el asunto, procuré recrear en portugués un fragmento de
el rescate (Erlosung) en la lengua del traductor, de la lengua pura, la Antrgona de Hoelderlin, recordando que algo aná logo, aunque en
exiliada en la lengua extranjera". otro sentido -más en el sentido de una paráfras is o parodia entendida
esta como "canto paralelo"- había sido ya hecha por Brecht en su
Distinguiendo categorial mente entre DIC HTUNG (poesía) Antigonemodell, 1948).
y UMDIC HTUNG (transpoetización). W. Benjamín suscribe la idea de
un significado trascendental, de cuya presencia el original sería un ava- "La verdad es la muerte de la intención", escribe Benjamín en
tar (el simbolizante de un simbolizado) , y que , en tanto "significado el "Prólogo Epistemocrítico". "La actitud que le es adecuada no es,
trascendental" o en cuanto simbolizado en sí" (das Symbolisiertes por lo tanto, un intencionalizar (Meinen) en el conocer, sino una in-
selbst). se dejaría representar en el "sacro evolucionar y crecimiento mersión y un desaparecer en la verdad. Es esto lo que expresa, la le-
de las lenguas" como "la propia méaula de la lengua pura", onerado yenda de la imagen velada de Sa'is, cuya develación acarrea la ruina
en los productos artísticos aislados (obras de arte verbal, poemas). con concomitante de aquél que pensó descubrir la verdad". Y acerca de
el tributo de un sentido inesencial y extranjero. Cabríale al traductor la "lengua pura" (en el ensayo dedicado a la traducción): "En esa len -
la tarea angélica de· anunciación de esa "lengua pura" , que es también gua pura -que ninguna otra cosa significa (meint, intencional iza) ni
-aunque bajo la forma provisoria de "preanuncio"- una tarea de res- expresa, sino que es, como palabra creativa y no expresiva, el sig-
cate: liberar al original del lastre de su "contenido inesencial"; "hacer nificado (das Gemeinte, lo intencionado) en todas las le nguas- toda
del simbolizante el simbolizado" (reconciliar al ícono con su referente comunicación, todo sentido y toda intencional idad advienen a un es-
trascendental, actualizándolo en la plenitud de la prese ncia). Tal sería, tadio en el qu e están destinadas a extinguirse ."
para Benjam in, "el único y gran poder de la traducción". Un poder
que, a su vez, volvería imposible (o impensable) la traducción de la La lengua pura, como lengua verdadera o le ngua de la verdad,
traducción . absorbe y absuelve todas las intenciones d e las lenguas individuales,
el "modo de intencionalizar" emancipado de los orígenes que le
EL SILENCIO: LA LENGUA DE LA VERDAD ocultaban; así, al volve rla totalmente posible, la lengua pura arruina
la traducción como proceso develador, ya que la inscribe en su trans-
Aquí se dibuja la fisura epistémica del ensayo de W. Benjamín parencia, en su plenitud de significado último.
sobre el traducir, brecha que deja entrever la posibilidad d e proceder a
la desconstrucción de su trama metafísica (y esto con el auxilio d e Se entiende entonces por qué la traducción de la traducción de
"pa lancas" suministradas por el propio t exto benjaminiano. Benjamín poesía sería, por principio, intraducible -incluso el uso de aquellas tra-
confiere un lugar exponencial a las traducciones de Hoelderl in (de Só- ducciones de Hoelderlin, definidas por el propio Benjamín como una
focles y Píndaro) en especial a las primeras,y consideradas monstruo- ,.archifigura" (Urbild, palabra que tamb ién significa "origina l") de esa
sas y objeto de irrisión en el Ochocientos por los abusos - las transgre- "forma" que se llama traducción. Es que esas traducciones de traduccio-
siones- a los que se sometía a la lengua alemana, extrañándola en nes estarían trabajando sobre textos en los que el sentido está reducido
función de la etimología y la sintaxis griega. A esas traducciones Ben -
MASALLA .•. 141
140 HAROLDO DE CAMPOS
a una extrema fugacidad (lo que entra en contradicción con otro pa-
saje capital de la teoría benjaminiana, aquel en el que Benjamín atribu- p re-mundo que aún no conocía la palabra : es, antes, un silencio que
ye la dignidad artística del original y, por ende, a su propia "traduci- ya no tiene necesidad d e palabra . Es el silencio d e la comprensión
bilidad" esencial, justamente, a la fugacidad del sentido comunicativo consumada. La plura lidad de las lenguas es el indicio más claro de que
y a la concomitante densidad de la forma). Benjamín para ser coheren- el mundo no está redimido. Entre hombres que hablan una lengua co-
te con su argumento ontológico, cambia de actitud en relación a la t ra- mún , basta una mirada para que se comprenda n; justam ente porque
ducción de la traducción, amenaza a esta empresa sacrílega (que deja- tienen una lengua común, es que se les d ispensa del lenguaje."
ría de respetar la un icidad del estatuto del original) con la misma mal-
dición que ronda las paradigmáticas traducciones ( lhipertraducciones? LA USURPACION LUCIFERINA
lcuasi originales?) de Hoelderlin, con aquel peligro terrible y original"
(ursprüngliche) : "Que las puertas d e una lengua tan dilatada y traspa- El aspect o "esotérico", platonizante, ideal ista, del Benjamín
sada a fu erza de elaboración, se cierren y se clausuren al traductor en p remarxista que, fasci nado por la cábala y por la ·hermenéutica bl-
el silencio". Peligro que se resume en un "perderse" (verlieren), similar bl ica, escribiera su céleb re ensayo sobre la traducción, ha ll evado a
al que le acaece a quien interroga por la verdad, donde muere la inten- algunos estudiosos como Jea n-René Ladmiral, a indicar la ex iste ncia de
ción: el sentido rueda de ab ismo en abismo, y amenaza perderse en las u na " metaflsica" de lo inefable" que esta ría presente en sus concepcio-
profundidades insondables de la lengua ". nes; en ell as, bajo la form a d e un " literal ismo ant icomuni cac ionalista" ,
se esconder ía una "antropología negativa" pel igrosamente cercana
La traducción de la traducción no es m ás, onto lógicamente, al "antihumanismo y al impersonalismo de Heidegger".
posible, pues implicaría una reincidencia en el deve lar de la intencio-
nalidad , un reanunciar del anunciar , (una sobrecarga o sobretarea " ar- T iendo a creer, por el contrar io, que el juego conceptual benja-
cangél ica" ) que, anticipándose indebidamente al sacro madurar de miniano es u n juego irónico (no es por aza r que el tema román tico
las lenguas" aproximaría de tal modo al traductor a la " lengua pura", de la ironía despu nta en su ensayo, justamente cuando se señala que
que esta casi inmediatez habria de consumirlo en su fulgor solar. Sobre- la traducc ión transplanta el original a "un domin io más d efinitivo de l
vendr ía , necesariamente, el d esvanecimiento del acto de traducir, d e- lenguaje"). Bajo la investid u ra rabínica de su metafísica d el traduci r,
velador de la intencional idad , en esa mu erte de la intención que es la puede con nitidez descubrirse una física, una pragmát ica de la traduc-
revel ación de lo verdadero. Donde también todos los tex t os (entié nda- ción. Física ésta que puede ser hoy reencontrada in nuce , en los conci -
se todos los originales indiv idualme nte considerados) acabar ían pero sos teoremas de Jakobson sobre la traducción poética en tanto "tras-
ahora tempestivamente por absorberse y disiparse, finalmente, recon- posición creativa" (On Linguistic Aspects of Translation, 1959); y a
ciliados en la autotransparencia del Texto Unico, el Significado Tras- los que, alternativamente, los relampagueantes fi losofemas benjam i-
cendental, el Texto d e la Verdad: "creativo" y no "expresivo", d on- nianos habrán de conferi r una perspectiva de vértigo.
de "los últimos en igma s" son conservados "sin tensión y como en
sil encio": En el horizonte hierático d e la teoría d el lenguaje y d e la Por ot ra parte, el énfas is de Benjamín en la primacía arquetípica
traducción de W. Benjamín, parecen resonar las palabras d e Franz d e las "monstruosas" t raducciones d e Hoelderlin nos permite dar un
Rosenzweig, el traductor bíblico -cuya obra Der Stern der Erlo sung
paso adelante y ultimar su teoría, revirtiendo la función angélica del
(La Estrella d e la Red ención), publ icada en 1921 , enviada a Benj amín
traductor en una labor luciferina. S i pensam os, con Borges, que "E l
por Scholem en julio de ese año, habrla sido al parecer leída por el
concepto de texto definitivo no corresponde sino a la religión o al can-
autor d e " El Oficio del T raductor" en e l mismo per íodo d e elabora-
sancio" estarem os en cond iciones de socavar esta sustancial ización
ción de su ensayo-: "Aquí reina un si lencio que no es aquél del
idealizante del o rigi nal , desplazando la cuestió n del origen a la pre-
gunta, siemp re "di-ferida", respecto al "borrador d el borrador" (pues-
142 HAROLDO DE CAMPOS
MASALLA ... 143
toque, según Borges, "Presuponer que toda recombinación de elemen- énfasis del proceso translaticio para hacerlo recaer en el modo de for-
tos es obligatoriamente inferior a su original, es presuponer que el bo- mar, el "modo de intencional izar" esencial a la obra. En ese sentido, la
rrador G es obligatoriamente inferior al borrador H -ya que no pue- "recepción distraída", "diseminada", del traductor respecto del signi-
de haber sino borradores"). En vez de rendirse a la conminación del si- ficado, prefigura aquella otra del espectador de c ine, en tanto "exami-
lencio, el traductor-usurpador pasa, a su vez, a amenazar al original nador distraído". Por otro lado, el "efecto de choque" por medio del
con la ruina del origen. Sería ésta -así la llamó- la última hybris cual el filme p ropicia esa modalidad de recepción, encuentra en un ni -
del traductor luciferino: transformar, por un instante, el original en vel diferente un paralelo con el tratamiento "chocante" que el traduc -
la traducción de su traducción. Reponer en escena el origen Y la ori- tor benjami~i~no debe dar a su lengua, "extrañándola" ante el impac-
ginalidad como "plagiotropía: como "movimiento infinito de la dife- to violento (gewaltig) de la obra alienígena. Sin desmedro de la obser-
rencia" (Derrida) y reproponer la mímesis como instancia de la pro- vación de Habermas -"Con respecto a la pérdida del aura, Benjamín
ducción de esa diferencia . adoptó siempre una actitud ambigua'; , que nos advierte de la -necesi-
dad de no tratar con 1igereza este tópico fundamental del pensamien -
MAS ALLA DE LA "GRAN NOSTALGIA" to benjaminiano-, es empero en la "destrucción del aura a través de
la experiencia de choque" que el ensayista de "Sobre Algunos Temas
El momento, luciferino es apenas la rúbrica metafórica de esa de Baud elaire "( 1939) atisbará el rasgo distintivo de la "sensación
operación de ultimación que comporta también una finitización de de modernidad" y de la ley de la poesía baudeleriana, representati va
la metafísica benjaminiana del traducir, para convertirla en una tísica, por excelencia de esa Modernidad.
en un quehacer humano que, rescatado de la sumisión hierática a un
original "aurático" liberado del horizonte teológico de la "lengua pu - Pero es en la figura capital de la alegoría, en el propio libro so -
ra" sea restituido al horizonte cambiante de lo provisorio, al juego de bre el d rama fúnebre barroco, que la unicidad del original y la pleni-
rem'isiones de la diferencia: un juego "siempre recomenzado" ... (Las tud del sentido único son cuestionadas. J.M . Gagnebin en "L'allégorie,
diversas perspectivas de un hecho móvil- Borges). tace souffrante du mond e"', tras enfocar la oposición entre la alegoría
benjam iniana y el símbolo (tal como éste es concebido por Goethe y
Otros elementos del pensamiento bimjaminiano respaldan esta por el Romanticismo) -el símbolo, "figura de totalidad de lo bello" ,
incursión más allá de la "gran nostalgia" (o más acá , ya que se trata de capaz de revela r "su sentid o inmediato y transpa rente, ya que signi-
una empresa de finitización, de desacralización, de retorno crítico Y ficante y significado en él están íntima y naturalmente ligados"-, es-
laico a la terrestridad" ... ) . cribe: "E l conocimiento alegórico es acometido de vértigo: no hay
más punto fijo, ni en el objeto ni en el sujeto de la alegoresis, qu e
A comenzar por el ensayo de 1935, "La Obra de Arte en la Epo- pueda garantir la verdad del conocer". La autora vincu la la moderna
ca de su Reproductibilidad Técnica", en donde el "aura" del objeto restau ració n del prestigio de la visión alegórica a "la muerte del sujeto
único de la unicidad intransferible del original, es cuestionada en clásico" y a "la desintegración de los objetos"; acentúa que la alegoría
nomb're de las técnicas de reproducción del arte de masas, cuyo mejor "es más realista en su desgarramiento que el símbolo en su arman ía".
ejemplo es el cine. Este ensayo del 35 da lugar a ciertas confrontacio- Así: " La no-transparencia de las relaciones sociales y la no -transparen -
nes aclaratorias si es comparado a aquel otro del 21, sobre la traduc- cia del lenguaje alegórico se corresponden" . En el Trauerspiel (literal-
ción en el que Benjamín afirmaba: "El arte presupone la esencia física mente, "juego luctuoso", "luctiludio") barroco, Benjamín había resal -
y es~iritual del hombre, no su atención". Al "distraer" la atención del tado: "Todo personaje, cualquier cosa, cada relación puede significar
traductor respecto del "significado" (depreciando así el valor de culto otra cualquiera ad libitum" . En un virtua l comentario a este pasaje.
que le atribuye la teoría de la traducción servil), Benjamín cambia el J.M. Gagnebin subr~ya: "El texto no pretende más dar una imagen

144 HA ROLDO DE CAMPOS MAS ALLA . . . 145


totalizante del mundo en la culminación simbólica, ni tampoco es-
conder un sentido absoluto ( .. .) La visión alegórica se vuelve literal.
· El texto suspende significantes en otros flujos de significantes, si n po-
der alcanzar un sentido último ( .. .) Es preciso dejar de querer encon-
trar un 'significado trascendental' (Derrida) detrás del texto".
TRANSBLANCO: REFLEXION SOBRE
Un tratamiento semiótico más matizado del procedimiento ale- LA TRANSCREACION DE "BLANCO"
górico (reclamado por el propio Benjamin cuando postula el enfoque
dialéctico de las " antimonias de lo alegórico") llevaría a reconocer en DE OCTAVIO PAZ, CON
él la contradictoria existencia de un momento icónico (jerogl (fico, UNA DIGRESION SOBRE LA TEORIA DE
religioso no-convencional cercano a la transparencia plástica del
"símbol~" sea en la acepción que Goethe la da al término, sea en la LA TRADUCCION DEL POETA MEXICANO.
concepción adámico-paradisíaca de la fi losofía del lenguaje del pro-
pio Walter Benjamin), al lado de un momento profano, arbitrario, ca-
paz de múltiples convenciones relacionales (un momento "caogeno"
como diría Max Bense), que da cuenta del carácter fragmentario ,
"arruinado", inconcluso de la alegoría benjaminiana. Pero esta digre·
sión semiótica (que he desarrollado en mi libro Dios y el Diablo en el
Fausto de Goethe, y a través de la cual procuré comprender la dia·
léctica de apertura y plasticidad en el Barroco) no debe oscurecer un La traducción es una "operación semiótica" en dos sentidos (me
hecho capital, que responde a argumentos de otro orden: así como refiero en este caso a la traducción de poesía o, por extensión de tex-
las "monstruosas" traducciones hoelderl ianas amenazan corroer los tos literarios análogos en complejidad por el alto tenor de información
originales y privarlos de toda garantía de restitución del sentido (" el estética de su lenguaje). En un primer sentido, estricto, la traducción
sentido sólo es rozado por el idioma como un arpa eóli_c a ¡;>or el vien- de poesía es una práctica semiótica especial. Apunta al rescate y a la
to"). El procedimiento alegórico es profanador de la unicidad armóni- reconfiguración del "intracódigo" que opera en la poesla de todas las
ca del símbolo, arruina la linealidad del sentido definitivo y permite lenguas como un "universal poético" (la existencia virtual de ese "in-
más adelante comprender a la historia como plura lidad sofocada y a la
tracódigo" es tomada como hipótesis de trabajo por el traductor, no
historiografía como instancia de ruptura y posibilidad de traducción
correspondiendo aquí profundizar la discusión de su vigencia; basta
transgresora.
adoptaría como "ficción heurística"). Considerado desde un punto de
Traducción de Néstor Perlongher vista lingülstico ese "intracódigo" seria el espacio operatorio de la
"función poética" de Jakobson, la función que se vuelve hacia la ma-
terialidad del signo lingüístico, entendiéndose por materialidad, en
cuanto dimensión sígnica, tanto la forma dt: la expresión (aspectos
fónicos y rítmico-prosódicos), como la forma del contenido (aspectos
morfosintácticos y retórico-tropológicos; la "poesía de la gramática"
de Jakobson; la "logopeia" de Pound).

147
146 HA ROLDO DE CAMPOS
En la terminología de Walter Benjamín -una termino logla deli -
berada e irónicamente ontoteológica- ese "intracódigo" podrla co- se confunde con el contenido superficial aislado, definiéndose, no obs-
rresponder a lo que el autor de "D ie Aufgape des Uebersetzers" (La tante, como una forma significante, ya que esta imantada de relevancia
Tarea del Traductor) llama die reine Sprache (la lengua pura). Liberar semántica en sus mínimas articulaciones.
esa "lengua pura", que está "desterrada" (gebannt) en la lengua
extra njera, rescatarla en la propia lengua a través de una "transpoeti- En un sentido lato, la traducción es un proceso semiótico, part i-
zación" ( Umdichtung) del original en el cual está "cautiva" (gefange- cipando del juego de inversión de interpretantes que Peirce describió
ne), he aqu lla misión benjaminiana del traductor (" lo que es dado dar como una "serie infinita" (infinite series) y Umberto Eco repensó
al traductor", si fuera licito aquí desdoblar etimológicamente todas en e l plano de los encadenamientos culturales, "semiosis ilimitada".
las posibilidades expresivas contenidas en el susta ntivo Aufgabe, que Así es que la traducción puede ser vista como un capi'tulo por ex-
procede del verbo aufgeben. Esto se hace, según Benjamín a través de ce lencia de toda teor la lite raria, en la medida en que la literatura es
la "remisión" (Erloesung) , en el sentido "salvífica" del térm ino, d el un inmenso "canto paralelo", desenvolviéndose en el espac io y en el
"modo de intencionar" (Art der intentio), o sea, del "modo de signi- tiempo por un movimiento "plagiotrópico" de derivación no lineal si-
ficar" ( Art des Meinens), visto como modo de "re-presentar" o de no obl icua y muchas veces e lusiva. Es ese movi miento incesante y siem-
"escenificar" (Darstellungsmodus). del original, en la lengua del pre otro que explica como una tradición, es re-propuesta y re-formula-
traductor, lo que no se confunde con la mera y rasa rest itución de da vía traducción (ct. "A escritura Mefistofélica", en mi libro Deus e
sentido (Sinnwiedergabe). afecta a la traducción referencial, aquella o Diabo no Fausto de Goethe Perspectiva, S. Paulo, 1981 , pp. 73-76,
cuyo propósito es trasmitir simplemente el "contenido" o el "mensa- notas 3 y 5).
je" del texto original. Para Benjamín, en el caso de la poes 1'a , una
traducción que buscase la mera comunicación del sentido no respon- En ambos sentidos, estricto o lato, la t raducción es un acto crí-
dería a la "esencia" de su forma, ya que "la traducción es una forma" tico , como ya lo he enfocado en un primer ensayo de mayor aliento
(Uebersetzung ist eine Form). exhibiendo, por e l contrario, la "marca sobre e l t ema ("Da traduc;áo como criac;áo e como crítica", 1962
distintiva", de la mala traducción, aquella que podn'a ser definida co- después recogido en Metalinguagem, hoy en 3a. edición, Cultrix ,
mo "una trasmisión inexacta de un contenido inesencial". Volviendo San Pablo, 1976). En dicho ensayo, retomando la idea poundiana
a encarar la cuestión desde el ángulo de una poética lingü lstica, me de la"crítica vía traducción" (criticism vía translation) yo había
parece posible afirmar que la traducción devela el desempeño, (las propuesto la constitución de un laboratorio de textos para el desa-
tácticas operatorias) de la función poética en el poema de partida, rrol lo de la práctica d e la traducción creativa. Para fundamentar
Y transforma el resu ltado de ese develamiento en meta lenguaje, para esa propuesta, argumentaba: " .. . ningún trabajo teórico sobre pro-
deli near la estrat egia de la construcción del poema de llegada . La me- blemas de poesla,' ninguna estética de la poesla será válida como
táfora adámica de la "lengua pura", que asume en la teoría benjami- pedagogía sino exhibe inmed iatamente los materiales a los que se
niana matices de apokatástasis mesiánica, puede as 1, ser repensada en refiere, los padrones creativos (textos que tiene en vista). Si la tra-
los términos de una práctica específica, que tiene por objeto volver ducción es una forma privilegiada de lectura critica, será a través
a manifestar la forma semiótica subyacente en la poesía de todas las de ella que se pod rán conducir a otros poetas, amateurs y estu-
lenguas y hacerla ex portable de una a otra a través de la traducción diantes de literatura a la penetración de la médu la del texto ar-
creativa. Esa fo rma semiótica (o " intracódigo" antes mencionado) no tlstlco, en sus mecanismos y engranajes más Intimas." No sabía,
a aquella altura, que estaba de cierta forma coincidiendo con el
148 HA ROLDO DE CAMPOS
TRANSBLANCO: REFLEXIONES • •• 149
Borges de "Las Versiones Homéricas" ( 1932). texto que sólo vine s(a critica, que rescata la metáfora de su fácil encarnadura discursiva y
a leer en la 4ta. edición de Discusión (1966): "La traducción la repiensa en términos de combinatoria lúdica y dinamismo estructu-
parece destinada a ilustrar la discusión estética". ral.

Como acto crítico la traducción poética no es una actividad Resum( mi postura frente a esta operaciól') traductora que llamé
indiferente, neutra, sino que -por lo menos s~gún la concibo- supo- "Transblanco " con las siguientes palabras (ob. cit,., p. 90): "En una
ne un elección, or ientada por un proyecto de lectura, a partir de un traducción como esta, que ocu rre entre lenguas tan próximas y apa -
rentemente solidarias como el español y el portugués, los avatares ob-
presente de creación, de un "pasado de cultura". Es un dispositi vo
ses ivos de la misma se dejan, no obstante, a cada momento, asaltar por
de actuación y actualización de la "poética sincrónica". Ast' es que
las coincidencias persuasivas de la diferencia. En el interpuntuar mi-
sólo me propongo aquello que para mi reviste importancia en térmi-
cro lóg ico de esas di-vergencias (sobre la pauta de lo convergent e) jue-
nos de un proyecto (que no es sólo m(o) de militancia cultural. De go de palabras tan caro al poeta de "Blanco" es que, pulsa, pasional,
Pound a Maiakóvski, de Joyce a Mallarmé, de Dante a Goethe -para más allá de la abu li a resignada de la traducción servil, pretendidamente
dar apenas algunos ejemplos- ese proyecto viene desenvolviéndose "inocua", mono lógico literal, la vocación dialógico t ransgresora de to-
en el tiempo, como trabajo individual o en equipo (en el caso de la da traducción que se proponga responder a un texto radical entrando
poesía rusa con la inestimable colaboración de Boris Schnaiderman). en su juego también por la raiz: arraigándose en él y desarraigándolo
Implicó, inclusive, un acuñamiento neológico d e términos " especifi- en un mismo movimiento de amorosa duplicidad".
cadores": recreación, transcreación, re-imaginación (en el caso de la
poesía clásica china), transparaiiación o transiluminación (Seis Cantos Aquí cabe una digresión sobre la contribución de Oct avio Paz a
del Paraíso de Dante) y transluciferación mefistofáustica (Escenas fi- la teoría de la traducción poética. Sus principales ideas referentes al
tema se encuentran e_xpuestas en un ensayo de 1970 "Traducción:
nales del Segundo Fausto de Goethe). Esa nueva terminología procu-
literatura ·y literalidad".(2)
raba polemizar con la idea "naturalizada" de la traducción literal, f iel
o servil, vista casi siempre como una actividad subalterna frente al tex- Paz, desde luego, se alinea con Borges ("Las Versiones Homéri-
to origina l "aurático" y "verocéntrico" en confrontación con el cual cas") al· cuestionar la categoría de la originalidad, aquello que Bo rges
el traductor debeda modestamente "desvanecerse" . denomina "el concepto de texto definitivo" , algo que, en la opinión
desmitificadora del irreverente argentino, "no corresponde sino a la
Transblanco (Editora Guanabara, Rio de Janeiro, 1986) es la úl - re ligión o al cansancio". Paz, a .su vez, afirma: "Cada texto es único
tima etapa, hasta el momento, de esa práctica traductora de coloratu ra y, simu ltáneamente, es la traducción de otro texto" . Ningún texto
crt'tica y objetivo transcultural (histórico, por lo tanto). Me propuse es enteram ente o riginal, porque el lenguaje mismo, en su esencia, es ya
transcrear en portugués el poema "Blanco" de Octavio Paz. En ese una traducción " . Y agrega, jugando con una aparente paradoja: "Mas
poema largo, de 1966, ví la culminación de su poes(a (sin perjuicio de este raciocinio puede invertirse sin perder validez: todos los textos
la importancia que tiene el itinerario poético de Paz antes y después son originales, porque cada traducción es dist inta. Cada traducción es,
de este texto l(mite). "Blanco" por un lado, representaba la recupera- hasta cierto punto, una invención y así constituye un único texto".
ción de la tradición malarmeana en la poes,·a hispano-americana (de
Vallejo en Trilce, de Huidobro en Altazor, de Girondo En la Masmé- A lo largo de su ensayo, Paz establece algunas oposiciones y
dula); por otro, la superación del dispositivo retórico tardo-nerudia- procura organizar un esquema clasificator io , una casi tipología de la
no, de la poesía en tanto espontane(smo inspirado, en pro d e una poe- traducción.

150 HAROLDO DE CAMPOS TRANSBLANCO: REFLEXIONES ... 151


Así, t:omienza por distinguir entre "traducción literal" o "ser- d o como "figuració n junto" , " paralela", o, en una sola palabra, " pa-
vil" y "traducción literaria" (o traducción en cuanto "operación lite· rafiguración" ) se d irig ir ía a una t raducción metonímica (" alegór ica",
raria"), la primera, una noción aún "ingenua", estaría más cerca del no ana lógica") regida por la " afin idad" d e los "modos de intencio-
diccionario, correspondiendo a una "no-traducción" ("no es una tra- nar", antes que por e l "ta ngenciamiento" contiguidad, por lo tanto,
ducción") : sería, antes, un dispositivo auxiliar para la lectura del tex- q ue por la similaridad (H oeld erli ng, trasponiendo " monstruosamente"
to original. En cuanto a la segunda, la traducción propiamente "litera- a Sófocles al a lemán, sería co mo Po und , un t raductor "ególatr~" ... ).
ria", esta implicaría, necesariamente, en cierto grado "transforma-
ción". Abarcada dos "formas rigurosas", la "traducción metafó rica" Más, en otros t érminos de su ensayo, aú n recurriendo a la no-
y la "traducción metonímica" (as( distinguidas según los polos del ción de "imitació n" en un sentido q ue no tiene nada q ue ver co n el de
lenguaje de Jakobson), las cuales se opondrían a dos "formas no-rigu - la copia ("la imitación es la hermana gemela de la traducción: se pa·
rosas", la "traducción explicativa" y la " paráfrasis" (Paz no se d e- recen más no deben ser co nfundidas"). o res-a ltando e l parentesco en-
tiene sobre estas últimas, más al parece r, está pensando en transposi- t re "trad ucció n y creación" ( " ... so n operaciones gemelas"; . .. la
ciones que ocurrirían antes en el orden del significado aún conser- t raducción es indisti ngu ible m uchas veces de la c reación"). Paz hace el
vando cierto grado de "literariedad", como la de un poema para un elog io d e Nerval, Baudelaire y Pound, en tanto traductores-creadores
texto en prosa) . En la categoría 'de "formas rigurosas" ("y que no ( "t ra nscreadores" ser ia mi expres ión).
están incompatibilizadas con la exactitud"), la "traducción metoní-
mica" sería una "descripción indirecta", propondría una alternativa Así como los "polos del lenguaje" son concept os d ia lécticos en
para el texto , otro a partir del original; la "traducción metafórica", a Jakobson (para q u ien toda metáfora im plica hasta ciert o pu nto meto-
su vez, implicaría una "ecuación verbal" y propondría, por el contra- nimia y viceversa), también la dist inción propuesta por Paz, me parece
rio, un análogo para el texto. Aún cuando esas especificaciones no es- que no puede ser entend ida en térmi nos abso lutos, como algo categó-
tén dadas con esta precisión en el ensayo de Paz parecen resultar de rico. La disyunción, pienso, podr ía estar subsumida en el concepto
una lectura sistemática de su exposición. Sin ánimo de objetar el dog- más amplio de "transcreación" como operación "paramórfica", com-
ma de la "originalidad", Paz, aparentemente, propende hacia la "tra- prendiendo varios grados posibles de iconicidad. Asimismo porque, si
ducción metafórica", que tendería a producir "con medios diferentes compa ramos las teorias de la traducción de Valéry y W. Benjamín, lle-
efectos análogos" subrayando sin embargo "no tanto la copia como garemos a la conclusión de que t ienen varios pu ntos en comun.(4)
su trasmutación" (es la posición que ve ejemplificada en Paul Valé ry) . Analogía no es identidad ; implica d iferencia, o, como advierte Paz,
Ya la "traducción metonímica" o por lo menos los casos extremos de procede por paralelismo inverso en relación a la operación poEhica; su
esta, parece, en un primer momento, ser vista con ciertas reservas por resultado, repitase con Paz, es "trasm utación" y no simp lemente "co-
Paz: al límite, podría llevar a la " egolatría" (tomar el poema ajeno pa- pia". Con razón observa el poeta mej icano: "la literat ura es una fun -
ra hacerlo propio), obstando la práctica de la ope ración "analógica". ción espec ializada de l lenguaje, la t rad ucció n una f unció n especializa-
(3) da de la literatura." Como fu nción especializada d e una f unción espe-
cializada, metafunc ión, por lo t a nto, f unción especiali zada de segundo
En el sentido de la traducción "analógica" podría encaminarse grado, la operación t raductora -y aq u í retomo el inicio de este traba-
hacia el concepto de la traducción como Abbildung, como "retra- jo- parece reco nciliar metalenguaje y función poética (dos funciones
to" del original, que W. Benjamín rechaza al refutar epistemológica· que, en térmi nos estrictos de lingüística son descri ptas por Jakobson
mente la validez d e una idea de traducción regida por la "teoría de la como "d iametra lmente opuestas"). Como itinerar io " inverso" en rela-
copia", o sea, por la asimilaridad al nivel del significado. Por el con-
ción al del poema, la traducción pro pone, por una d ialéctica que le es
trario, el concepto benjaminiano de Abbildung (que debe ser entendí-
inherente, una negación de la negación, o sea, u na re-versión. Que es

152 HA ROLDO DE CAMPOS TRANSBLANCO: REFLEXIONES ... 153


también una "transvalorización" (Nietzsche). Después de desestabili·
zar los signos del poema original y restituirlos al movimiento del len- y:
guaje (acompaño a la imagen sugerida en el ensayo de Paz), la traduc-
ción los re-cristaliza en un nuevo producto "acabado", hasta dond e tierra, revientas,
quepa el término, pues aquí es también inestable el equilibrio, vale d e- tus semillas estallan
cir, histórico (¿y no lo será también el de todo texto literario, matriz verdea la palabra
abierta de lecturas en progreso?).
se recombinan en mi traducción, que las re-escribe alternativamente
así:
En m i "transcreació n" de "Blanco", como podrá verse confron-
tándola con el original y leyendo los comentarios contenidos en la co-
rrespondencia incluida en el libro, practiqué en diferentes grados la Tremor
operación "paramórfica" (a veces más "analóg ico-metafórica", a ve- T erra desventras
ces más "metonímico-alegórica"), según me lo sugería la reinvención Explodem tuas sementes
del texto en mi propia lengua. Así, en el primer fragmento del poema, Verdeja a palavra.
la analogía se da casi término a término, frase a frase, tanto como lo
permite la convergencia de las lenguas en esa instancia. En otro mo- Guardé hasta e l final, un ejemplo expresivo, en el cual la ínter·
mento, actúo metonímicamente, interviniendo el texto original, y "re- vención del traductor se deja exhibir como un tatuaje de combate. Me
escenificándolo" alternativamente en portugués: refiero a la palabra SON (fragmento final de "Blanco"). En el poema de
Paz, SON funciona como SAO (verbo " ser") y como sustantivo, SOM,
Un girasol/ Ya luz carbonizada (5) matiz que escapa muchas veces a los mismos lectores de habla es·
Sobre un vaso 1 De sombra pañola, cuando no prestan atención a las connotaciones sintácticas del
contexto en que ese lexema actúa. Ninguno de los traductores que en-
se convierte (por razones que explico en el libro, y a las cuales remito frentaran el pasaje (Charles Tomlinson y G. Aroul, en inglés; Eliot
al lector, como en los demás ejem plos que siguen) en: Weinberger, ídem, Claude Esteban, en francés; Fritz Vogelsang , en
a lemán) se dió cuenta del problema y procuró resolverlo. Por mi par·
Um girassol / AGORA SOL carbon izado te, desdoblo en un casi-eco el juego ambíguo y uti lizo incluso, el es·
Sobre una JARRA 1 De sombra . pacio gráfico (acentuando el arreglo en "escalinata"), para re-configu-
rar fonosemánticamente ese doble matiz tan relevante para el desen-
El verso "ánima entre las sensaciones" es expandido, etimológi· lace del poema "reflexivo" (SAO) y "sensorial" (SOM) de Octavio
co-asociativamente, en "alma animando sensa~oes". Dos variaciones Paz. Un desenlace en el que SIM y NAO se corresponden en conniven-
de un mi smo trecho del poema original: cia oriental, no-excluyente, oximorónica. En la que el SER se encarna
o se vacía y el (SOM) es música y si lencio. Dado que "Blanco" tiene
Tremor su mejor hermeneútica en un escrito del propio Paz sobre e l tantrismo
Tu panza tiembla ("El pensamiento en blanco"): "La visión del cuerpo humano como
Tus semillas estallan doble del universo es central para e l tantrismo y se desdobla en una fi·
Verdea la palabra sio logía mágica y en una a lquimia erótica". A lo que puede agregarse

154 HA ROLDO DE CAMPOS TRANSBLANCO : REFLEXIONES ... 155


otro extracto del mismo ensayo, que data de 1969 (que sirvió de pró-
logo a la primera exposición de arte tántrica en Occidente, Parls, Gale-
rls "Le Point Cardinal", 1970): "La imagen del cuerpo como peregri-
nación nos devuelve la imagen del cuerpo como escritu ra."

(Trad. de Carlos Pellegrino)

NOTAS:

1- Cf. en "Transblanco", m i ensayo "Constel(ll:ao para Octavio Paz" y, tam-


bien, "Uma hip6tese de leitura" de Julio O rtega. Consu ltar, aún, en el
No. 375 del Folhetim, Folha de S. Paulo, 25.3.84 (número especial dedi·
cado a los setenta años del poeta mejicano!, e l ensayo del critico y poeta
húnga ro Gyorgy Somlyó (t raducido por Nelson Ascherl "0 poeta do
tempo capturado" l. así como el artícu lo-testimonio mío "Transblanco",
no inclu(do en el volumen del mismo título.
2- Estampado en e l libro del mismo Htulo, Tusquets Editor, Barcelona,
1971, republicado en "E l s!gno_y el garabato", J. Mortiz, México, 1973.
3- La objeción puesta de manifiesto por Paz (y, en un plano ontológico,
también por W. Benjaminlla tesis de que, los poetas serian por definición
los traductores ideales de poesla (a más de ser contradecida en la práctica
por numerosos ejemplos de Holderlin a Stefan George y a Paul Celan, de
Pound a Ungaretti y a Pasternak, fué, a mi entender, precisamente deslin·
dada por H. Meschonnic (Pour la Poétique 11, Notes sur la traduction
dans la poétique", Galimard, París, 1973, para quien "la noci ón de tra·
ducción como transformación, modifica la oposición empírica, metafísica
y estetizante entre escritor y traductor." Así, prosigue Meschonnic ("La
Poétique de la T raduction" ob. c it.l: " un t raductor que no es sino un tra-
ductor, es un introductor; solamente un escritor es un traductor, sea que
e l traducir represente la total idad de su escritura, o que el traducir se in·
tegre a su obra, él es ese creador al que una ide!llización de la creación no
podía ver".
4- Véanse, a propósito." mis estudios "Para além do princípio da saudade" y
"Paul Valéry e a poética da traduo;:ao", respectivamente en los No. 412 y
419 del Folhetim, Folha de S. Paulo, 9.12.84 y 27. 1.85. El primero en
traducción española, está incluido 'en el presente volumen.
5- Sonido en portugués. (N. del T.l
J. HILLIS MILLER
156 HA RO LOO DE CAMPOS
Ahora es J. Hillis Mil/er quien inicia otra etapa de la descons-
trucción en América. Todo ha pasado por E. Rodríguez Monegal, a pe·
nas puedo decirlo. Programamos un Coloquio pero primero vino J. De·
rrida, después Emir y Haroldo, dentro de unos días vendrá G. Hart-
man. Pocas veces las desconstrucción en un coloquio resultó tan lite-
ral. Es esta literalidad que la referencia (más que la letra) avala laque me
preocupa. Por otra parte, se sabe que la literalidad en la lectura no
existe, quiere decir que el sentido propio, original, verdadero es ilegi-
ble. Precisamente fue J. Hil/is Miller quien formuló este principio, uno
de los más incontrovertibles de la desconstrucción. Pero como otro de
los principios incontrovertibles defendidos por J. Hillis Miller advierte
sobre la imposibilidad de establecer principios incontrovertibles, pre-
fiero comenzar su presentación a partir de la lectura literal de un ensa-
yo notable, uno de los más destacados de la crltica postestructuralista.
J. Hillis Mil/er lo tituló " El crítico como huésped". La lectura que me
propongo no revoca el principio de ilegibilidad general; si bien atiende
a esta literalidad que el texto de J. Hillis Miller no parece haber previs-
to, necesariamente autodesconstructivo, como todo texto literario,
tampoco la excluiría.

En este caso el título "El crltico como huésped" vale al pie de la


letra pero no descarta la equivocidad. Una vez más se comprueba la va-
lidez de otra noción desconstructiva fundamental: el uso literal o re-
ferencial es un olvido o una atenuación del comienzo metafórico. El
uso figurado, entonces, es anterior al uso conceptual, de ah( que toda
lectura sea equfvoca, el sentido único no existe, la literalidad es otro

159
juego. Por eso, recorriendo un itinerario etimológico similar al que re- crítica: una calda (el error - blblico - de querer o creer sab-er la ver-
curre frecuentemente J. Hil/is Miller -recorrido y recurrencia que de- dad), el acoso (un hostigamiento), una reflexión: el discurso crltico
finen su obra- se observa que nuestro huésped también integra la dobla el discurso literario, atraviesa "el momento lingü!stico", (como
hueste de crfticos (y no lo digo en el sentido adverso de hueste aunque denomina J. Hi!lis Miller su último libro); se trata de un lenguaje que
la razón etimológica ampara una hospita lidad que no deja de ser hosti- es signo y referente a la vez; una versión que oblitera la realidad por
lidad), porque J. Hillis Miller anima esta causa común, la causa critica medio de un tex to extraño que solo existe para velar el texto: cuidarlo
propugnada por quienes han participado y siguen participando en este o cubrirlo, porque eso es en definitiva la revelación critica, un descu-
ciclo de crítica y teorfa literaria. brimiento del texto que vuelve a ocultarlo.

Esta presentación que es un pre-texto y que intenta apuntar pre- Por eso la interpretación desconstructiva es la pesquisa "aberran-
cariamente algunos aspectos de la obra de J. Hillis Miller, destaca un te" de una verdad elusiva y fugaz pero que queda entre textos: ni
aspecto al que su presencia asigna un referente muy especial. En uno afuera ni adentro. La cuestión hermenéutica pone el discurso en discu-
de sus libros más conocidos: La desaparición de Dios. J. Hil!is Miller sión, la verdad en abismo. El lector, el cr/tico, el autor, se reúnen en
entendía el ejercicio crí tico como una manifestación diferente de la este borde resbaladizo accediendo a cierto margen de verdad; también
generosidad, una generosidad que méis que en dar consiste en recibir, J. Hillis Mi/ler y Red Scharlach llegan a encontrarse en esta zona late-
saber recibir, la disposición a aceptar, que es una generosidad mayor y ral donde se deslizan las ocurrencias de la vertiginosa averiguación her-
menos frecuente. Según J. Hillis Miller esa condición definirla la fun- menéutica. Antes o después, la desconstrucción descubre a Borges.
ción critica; por lo tanto, también esa es la condición de nuestro hués- Esta cita es de Emir.
ped.
Lisa Block de Behar
En ese mismo libro J. Hi/lis Miller encara la actividad critica co-
mo una iniciativa internacional necesaria y no se refiere tanto al senti-
do trivial de una concepción pluralista entre escuelas diferentes, "idio-
máticas", sino a la convicción dialógica fundamental, la necesidad de
reconocer un modelo o est1ínulo que procede de naturalezas distantes,
distintas. A su curiosidad y reconocimiento debemos el nuestro.

A pesar de que en la biograffa intelectual de J. Hillis Miller es-


tas nociones son pre-desconstructivas, continúan consolidando los fun -
damentos de la desconstrucción. En publicaciones más recientes J. Hil-
lis Miller no deja de atender a esta indefinición de sentido, una apertu-
ra o vac(o que instituye la indecidibilidad del texto; decidir lo indeci-
dible determina quizás la lndole contradictoria del estatuto cr(tico. La
carencia de un sen tido propio, original o verdadero, la suspensión refe-
rencial, producen el abismo textual donde se verifica la precipitación

160 161
LA FIGURA EN
"LA MUERTE Y LA BRUJULA" DE BORGES:
RED SCHARLACH COMO HERMENEUTA.

"La muerte y la brújula" es un caso muy adecuado para el estu-


dio de la figura en la narrativa, en todos los sentidos de la palabra "fi-
gura": como esquema, representación, signo o configuración con sig-
nificado y, como figura de lenguaje o fig ura retórica. Abundantes lí-
neas y figuras aparecen en este texto breve, y la interpretación del
cuento depende de la lectura d e estas figuras. Si las limitaciones del
comisario Treviranus, la figura convencional del policía-detective ton-
to, están presentes en su d eseo d e detenerse en e l tercer cr imen y en
el triángulo que completa, la figura de Lonnrot es el rombo, la figura
con forma de diamante, indicada por los cuatro crímenes dispersos
geográficamente, y que expresan en acciones más que en palabras el
inefable Nombre de Dios, e l Tetragrámaton. A cada personaje le co-
rresponde una teoría de la interpretación; en el caso de T revira nus , es
una teoría 'cr istiana basada en un simbolismo determinado inscripto
en el mundo, y en el caso d e Lonnrot es una presuposición hermenéu-
tica comprometida con "una explicación puramente rabínica". 1.
Lonnrot cree pode r resolve r los crímenes en términos procedentes de la
cabalística o de creencia hasídica en la existencia de un simbolismo se-
creto e inefable, cuyo dominio proporciona "el conocimiento inme-
diato de todas las cosas que serán, que son y que han sido en el univer-
so" (p. 150). Si Lónnrot (o Borges) realmente cree que pronunciar "el
inefab le Nombre de Dios" otorgaría ta l conocimiento , o si cree que el
exp licar esa c reencia en los demás como un hecho histórico, social o
psicológico ayuda ría a solucionar los crímenes, es otra cuestión, a la
cual retornaré.

163
En primer lugar, sin embargo, el lector debe identificar y expli- Scharlach odia a Lonnrot por haberlo herido casi mort~ lmente y
car otra teoría hermenéutica adicional, aquella representada por la ter- por haber encarcel~do a su hermano. Lo odia también como represen-
cera figura (en este caso en el sentido de "personaje") en el cuento, el tante de . la creen~ la fatua en el orden y la justicia, por creer que el
asesino de Lonnrot, Red Scharlach, Scharlach el Dandy, "el más ilus- mundo t1ene sent1do, que existe una explicación rabínica para un cri-
tre de los pistoleros del Sur" (p. 155) . El motivo de Scharlach es rei- men rabínico, y que los acontecimientos forman una conf iguración
vindicar su honor, contra Lonnrot por haber encarcelado a su herma- que puede ser leída como signos de un sentido secreto presente en
no y por haberlo herido casi mortalmente . La venganza también se di- ell~s. La tristeza de Scharlach, es la del escéptico o incrédulo, para
rige contra las teorías de interpretación representadas por los otros qUi en nada en el universo tiene un sentido intrínseco. Lonnrot llega a
dos perso najes principales, su creencia en que tod o lo que ocurre en el compartir la tri~teza con Scha~la_ch ~n el moment~ de reconocer qu e
mundo de una forma u otra tiene sentido, que no ocurre meramente al este 1? ~a enganado, que la h1poteS1S de una explicación rabínica de
azar o fortuitamente. Mientras q ue agonizaba en la quinta de Triste-le- los en mene s, es falsa. Apenas tienen una configuración ficticia 0 fingi -
Roy , Scharlach le cuenta a Lon nrot, después de haberlo capturado, da, plane~da par~ ellos por Schar lach, que se aprovecha de lo imprevis-
"Un irlandés trató de convertirme a la fe de Jesús; me repetía la sen- to p~l pnme~. cnmen. Scharlach acierta acerca de la credulidad herme-
tencia de los goím: Todos los caminos llevan a Roma" (p. 159) . Schar- néutica de_ ~onnro~. Es u~a credul_idad que no difiere mucho de la qu e
lach es aparentemente judío, pero debe de ser muy distinto a aqu e llos posee el fllologo fmlandes del m1smo nombre, Elias Lonnrot ( 1802-
hasidim que creen que Dios tiene un nombre secreto y que descubri r 1~84), que pen~ba que la perdida épica finlandesa La Kalevala, po -
ese nombre otorgará el conocimiento d e todo el un iverso y el poder d 1as:r _reconstru 1da con exactitud recog iendo fragmentos diseminados
que ello implica. Scharlach es ilustrado, incrédulo, no cree en las su- en d1st_mtos lugares de Finlandia . Este intento de reconstrucción es
perficiales afirmaciones triangulares del "pobre cristiano" (p. 150). el como JUntar las letras esparcidas geográficamente para deletrear el
comisario Treviranus, ni en el rombo del Tetragrámaton que tanto fas- ~ombre __Secreto de Dios .EIIector puede imaginarse que la tristeza que
cina a Lonnrot, ni en el laberinto d e la suposición que todo tiene un s_1ente Lonnrot antes de morir en tanto la tristeza d e una última desilu -
sentido intrínseco centrado en Roma, de modo que los acontecimien- Sión co~o la ~risteza d e su muerte inminente: "Sintió un poco de frío
tos están organizados en caminos o sendas, secuencias narrativas que Y u_na tn~eza 1mpe~sonal, casi anónima. Ya era de noche; desde el pol-
forman f igu ras que llevan a aquel centro dominante. Scharlach pa rece v~~lento Ja~d~n su?1? ~1 grito inútil d e un pájaro" (p. 162). El grito del
ser un escéptico radical. El universo para é l carece d e sentido más allá PaJaro es futll o mutll porque lo mismo que todo en e l Jniverso de
del que la human idad proyecta en él. Lo nnrot siente en su voz "una Scharlach Y el que ~a hecho vivir a Lonnrot (y, tal vez, al lector) mo-
fatigada victoria, un odio d e l t amaño d e l universo, una tristeza no me- mentos a_nt~s d e hacer fuego y concluir el cuento, carece de sentido y
nor que aquel odio" (p. 159). El triunfo de Scharlach es haber atrapa- por cons1gu1ente de fuerza perfomativa. No dice nada, ni hace quepa-
do a Lonnrot, haberle ganado en un juego de cara o cruz. (El Dupin de se nada. No se puede hacer nada con él. Es inútil. ·
Poe, maestro en ese juego, se menciona co mo modelo de Ui nnrot) .
Scharlach se aprovecha de la ocurrencia puramente casual del primer . La fi~ura que corresponde a la hermenéutica de la sospecha 0 a
crimen para tejer un laberinto ficticio que atrape a Lonnrot : "Com- la mcredul1d ad escéptica de Scharlach no es el triángulo ni la forma de
prendí qu e usted conjeturaba que los Hasidim habían sacrificado al ra- diamante del rombo perfecto, ni el laber into, sino la futilidad de una
bino; me dediqué a justificar esa conjetura ... Yo mandé el triángulo simetría ·reflejada o duplicada. Scharlach significa "escarlata" en ale -
equilátero a Treviranus. Yo presentí que usted agregaría el punto que mán. Es tambi én un tipo de flor roja, Scharlachfieber es escarlatina. El
falta. El punto que determina un rombo perfecto, el punto que prefi- nombre de Red Scharlach es la imagen de su propia imagen. Significa
ja el lugar donde una exacta muerte lo espera. Todo lo he premeditado,
"Rojo Rojo". El hermano de Scharlach (su nombre no se menciona en
Erik Lonnrot, para atraerlo a usted a las soledades de Triste-le-Roy".
(p.161, 162). el cuento- es una especie de doble de sí mismo. Mientras que Schar-

LA FIGURA EN . . . 165
164 J. HILLIS MILLER
lach agoniza "muriéndose" de fiebre en la quinta de Triste-le-Roy,
concibe al mundo como un presidio laberíntico, "del cual era impo- u otro elemento, cuyo sentido es ser un duplicado fútil de otro ele-
sible huir, pues todos los caminos, aunque fingieran ir al norte o al mento, Y ni uno ni otro posee ni prioridad ni autoridad sobre el otro.
sur, iban realmente a Roma, que era también la cárcel cuadrangular Los emblemas heráldicos de la quinta son una Diana glacial y poco
donde agonizaba mi hermano y la quinta de Triste-le-Roy" (p. 159- atractiva, inútilmente duplicada, y· un Hermes de dos caras que no
160). La quinta duplica la cárcel que, a la vez, duplica Roma, aquella es el mensajero de los dioses ni el portador de un conocimiento miste-
prisión que encarcela por ser el fin de todo camino que tomamos. rioso, sino .la encarnación de la hermenéutica de la sospecha que presu -
~one que mterpretar es la acción narcisista de reflejar nuestra propia

Triste-le-Roy, el lugar de Scharlach y el punto de su triunfo so· 1magen. El lector, d e acuerdo a esta triste hermenéutica, jamás extrae
bre Lonnrot, es en sí también un laberinto, pero peculiar. Es un tipo de su texto nada que no haya primero proyectado en él o que alguien
de laberinto que aturde a sus víctimas a través de dobles simétricos (tal vez una "comunidad interpretativa'') haya proyectado en él como
absurdos y desconcertantes, similares a una forma de las pesadillas ex-' trampa para la interpretación. Scharlach ha logrado atrapar a Lonnrot
trañas y arquitectónicas confeccionadas por Escher : con signos astutamente colocados que carecen del sentido hermenéuti-
"Vista de cerca, la casa de la quinta de Triste-le-Roy abundaba co resonante que aparentan tener. En los sueños delirantes d.e Schar-
en inútiles simetrías' y repeticiones maniáticas: a una Diana gla- lach, el Hermes de dos caras se convierte en el detestable Jano bifronte
cial en un nicho lóbrego correspondía en un segundo nicho otra el dios de los portales y los umbrales. Este Jano no está de un lado ni
Diana : un balcón se reflejaba en otro balcón; dobles escalinatas de otro, ni d entro ni fuera, ni en la noche ni en el día, sino un dios d el
se abrían en doble balustrada. Un Hermes de dos caras proyecta- entremedio o de un crepúsculo que puede ser matutino o v'espertino.
ba una sombra monstruosa ... Es el d los de las dualidades que auto-incluye y auto-iXJnsidera el hacer
Lonnrot exploró la casa. Por antecomedores y galerías salió a signos Y leer signos como una monstruosa y abominable p;isión del
lenguaje, en la cual sólo nos encontramos a nosotros mismos y por lo
patios iguales Y. repetidas veces al mismo patio. Subió por esc~­
tanto en donde "Triste" es indudablemente el rey:
leras polvorientas a antecámaras circulares; infinitamente se mul-
"Nu~ve días: y nueve noches agonicé en esta d esolada quinta si-
t iplicó en espejos opuestos; se cansó de abrir o entreabrir venta-
métnca; me arrasaba la fiebre, el odioso Jano bifronte que mira
nas que le reve laban, afuera, el mismo desolado jardín desde va-
. los ocasos y las auroras daba horror a mi e nsueño y a m i vigilia .
rias alturas y varios ángulos .... En el segundo piso, en e l último,
Llegué a abominar mi cuerpo, llegué a sentir que dos ojos, dos
la casa le pareció infinita y creciente. La casa no es tan grande,
manos, dos pulmones, son tan monstruosos como dos caras ...
pensó. La agrandan la penumbra, la simetría, tos espejos, tos mu-
En esas noches yo juré por el dios que ve con dos caras y porto-
chos años, mi desconocimiento, la soledad p . 157-158).
dos los dioses de la fiebre y de los espejos tejer un laberinto en
torno d el hombre que había encarcelado ami hermano" (p . 159
La quinta de Triste-le-Roy crea, a través de varias formas de do- 160).
bles, un infinito artificial. El que se pierde en ella se encuentra prisio-
nero de la futilidad triste e inútil de un reflejo sin sentido. Por eso su
nombre extraño, es decir, por este motivo Borges toma prestado "un . .A t_ravés de .la lectura de Scharlach como la encarnación o la per-
son1f1cac1ón de Cierta teoría d e la lectura, parece que hemos llegado al
nombre hermoso inventado por Amanda Molina Vedia "de un mapa
final de una interpretación satisfactoria y completa de "la muerte y la
imaginario que ella hab ía dibujado. 2 . Es a ella a qu ien Borges dedica
el cuento, siendo una indicación de la importancia de ese nombre en brújula". Lo he le ídd como una especie de batalla entre figuras en la
la concepción del cuento. En esta quinta la tr isteza o "Triste" es rey y cua: la figura de l portal, el Jano o Hermes que mira hacia ambos lados
nadie encuentra nada salvo su propia imagen proyectada en un espejo, e_s u sado para desmantelar las figuras del tr iángulo, el rombo, y el labe:
nnto central , y las suposiciones hermenéuticas que corresponde n a es-
166 J. HILLIS MILLER
LA FIGURA EN .. . 167
desplaza en esta lectura desde el mundo externo hacia el conocimiento
tas figuras. El cuento ha sido leído como el uso de la figura para des- de la forma en que funciona el lenguaje como un instrumento del hom-
construir la creencia en la capacidad de las figuras de proporcionar co- bre y luego hacia la psicologla del inventor de estas figuras. Si bien
nocimiento, en descifrar el sentido oscuro del mundo o el sentido os- Lonnrot no aprende el Nombre Secreto de Dios interpretando figuras,
ruro en la narrativa, una figura en el tapiz. En lugar de esto, de acuer - él , y el lector junto a él, sí aprenden acerca de las motivaciones y la
do a la interpretación de Scharlach que he propuesto, se sobrepone un composición mental de Scharlach. Emplea este conocimiento para re-
reconocim iento total, sin ilusiones, que todas las figuras son dúplices, solver los crímenes incluyendo prolépticamente su propia muerte.
son lecturas de nuestra propia imagen en e l espejo. Las figuras sólo de - Muere sabiendo con certeza el motivo de su muerte. En otras palabras,
vuelven lo que ha sido proyectado en ellas. Están lejos de ser el medio Borges pone al lector por medio del cuento, es decir el cuento como
confiab le de lograr la certeza epistemológica y revelan al lector apenas 'ficci ón' o 'artificio' de Botges, en una situación análoga a aquella que
algo del que las ha creado. Scharlach pone a Lonnrot. Se le presenta al lector una configuración
extensa de datos, todos los cuales parecen ser interpretables; poseer al-
Existe, sin embargo, algo tranquilizador, ta l vez tan tranquiliza - gún sentido secreto (los nombres extraños de los personajes, por ejem-
dor que se convierte en inquietante, en usar una figura fina l para des- plo, o las diversas figuras geométricas que he considerado). Parece .
construir la confianza infundada en la figura. Entre otras cosas, parece ex ist ir la promesa d e algún conocimiento oculto y dificultoso, tal vez
reemplazar una suposició n epistemo.lógica mistificada acerca de la fi - el conocimiento del Nombre Secreto para aquel que sepa leer los sig·
gura (que una figura acertada, por ejemplo, descifrada e l Nombre Se- nos acertadamente, reunir los datos, trazar debidamente las líneas en-
creto de Dios y otorgaría el conocimiento total del universo) no con tre los puntos y por decirlo así, itlentificar la figura en e l tapiz. Even -
una incertidumbre epistemológica sino que con certidumbre epistemo- tualmente, en el desenlace, en el momento en que se descubre la locu-
lógica óptima, es decir, el conocimiento cierto que las figuras no otor - ra de Lonnrot, el lector puede sentir que ha sido engañado, así como
gan conocimiento epistemológico. Esto a la vez estfl basado en otra su - lo fue Lonnrot, que todos esos indicios y significados han sido artifi-
puesta certidumbre epistemológica, principalmente la convicción cialmente y con toda mala intención premeditados e incluidos en el
de que el mundo carece de sentido, de que es un caos pasivo y sin sen- texto por Borges con el propósito de crear con el texto un laberinto,
tido que espera inocentemente ser envue lto en una red de significados, una red que atrapa a su lector. A esta altura el lector se siente con las
ser atrapado por Schar lach en un laberinto de signos, o qu e se le pro- manos vacías y sólo le queda el artificio de una figura muerta. Este ~r:
yecte en él un sentido como la figura de un farol mágico ref lejado e n ·tificio no aporta al lector conocimientos de la historia o de la human1·
la pared. Esta supuesta certidumbre epistemológica final corresponde dad (como se dice que proporcionan los grandes novelistas realistas,
a una teoría t:te la lectura, actualmente de mucha influencia , c¡ue con - George Eliot o León Tolstoi). sino que proporciona únicamente el co-
sidera un t~xto 1itera río como la ausencia inocente de sentido en la nocimiento de Borges como un creador de ficciones artificiales, me-
cual el lector o una comunidad de lectores proyectan libremente sig - canismos superficiales de palabras que auto-reflejan y auto-destruyen,
nificados anhe lados o preferidos ideológicamente. El uso de la figura y que se deshacen en las mano s del lector. Todo lector puede descon-
para desconstruir figuras au n forma parte de la suposición de que un fiar de las palabras de un texto, reconocer que un texto es solamente
texto es un sistema de figuras. de sustituciones tropológicas, que el garabatos en un papel. El lector ha sido engañado al tomar la letra
dominio de figuras es la c lave de la interpretación narrativa, y que muerta como una especie de Galatea que vuelve a la vida. Equivocada ·
existe por lo menos una figura con la que contamos, principalmente mente ha tomado esta letra muerta, como un simulacro cálido de cuer·
aque lla emp leada para desconstruir todas las demás. pos y personas reales, y como un medio confiable para acceder a otr~s
personas, a la sociedad y a la historia. El lector de Borges puede sentir·
Pa1 a d escribi r de otra forma esta forma de leer el cuento, el co- se engañado, la víctima de un truco y dejar de lado Ficciones con des-
nocimiento epistemológico confiab le de que las figuras otorgan, se
LA FIGURA EN .. . 169
168 J. HILLIS MILLER
precio, a pesar de la certeza ep istemológica acerca de Borges que es- propio rostro en un texto o en e l mundo descubriendo en cualquiera
tos cuentos parecen proporcionar. El lector, al menos, siente con segu- de ellos, sólo lo que ha puesto en él, asf cbmo el espejo que está vac(o ·
ridad que Borges es un ser indeseable que engaña a su lector con pa- hasta que proyecto mi propio rostro en él, y así como espejos opues-
labras, d~ la misma forma con que Escher engaña con figuras visibles. tos y dobles pueden crear un infinito artificial reflejando mi rostro y
mi figura ad infinitum en una serie infinita. Por otro lado, la figura fj.
Este supuesto punto fina l en mi lectura es, como he sugerido, nal de Borges es un Jano o Hermes de dos caras, en la oscuridad de la
demasiado tranquilizadoramente cierto . Si Paul de Mantiene razón (y medianoche, o en e l alto mediodía 'proyectándose desde el umbral
pienso que la t iene) cuando dice que el paradigma de todos los textos hacia ambos crepúsculos simétricos y similares, la aurora y el ocaso .
consiste en una figura (o un sistema de figuras) y su desconstrucción, Esta versión alternativa de la figura es apenas compatible con la otra,
ciertamente lo he podido demostrar para el caso de "La muerte y la a pesar de que la fuerza de la figura puede depender de que esto pase
brújula". Sin embargo, también aprendimos de de Manque siempre desapercibido por el lector, y que piense simultáneamente de ambas
es posible ir más allá de un punto intermedio o un punto final en una maneras, ignorando una imposibilidad lógica que ni siquiera ha adver -
lectura, aun si parece ser la culminación en una aporía elegantemente tido.
formulada y sellada herméticamente o un callejón sin salida. La se-
cuencia de ensayos escritos por d e Man sobre Rousseau en Las alego- La figura bifronte de Jano o Hermes que mira hacia afuera no es
rías de la lectura es el ejemplo más importante de esto en su obra. To· el modelo de un conocimiento narcisista que consiste únicamente en
dos los ensayos parecen alcanzar e l punto final, más lejos de donde lle- el auto-conocimiento (que no es verdadero ya que es conocer lo que
gan la mayoría i:le los lectores, pero e l capítu'lo siguiente comienza en ya se conoce), sino del conocimiento verdadero de todo lo exterior al
aquel punto final, escapa del supuesto ca llejón sin salida, y demuestra yo . Unicamente una visión binocular, o mejor dicho una visión a cua-
que es posible, y nececsario, llegar más lejos, a pesar de que la inten- tro ojos puede ver e identificar la duplicidad escondida de la visión de
ción no sea dirigirse más lejos del "más lejos". Hemos aprendido de de un rostro singular, por ejemplo el hecho de que la aurora y los ocasos
Man especialmente a desconfiar de aquellas interpretaciones que dicen son similares, que son ambas entre dos luces, pero que están en distin·
proporcionar el conocimiento cierto aún si ese conocimiento es termi- tos lugares con respecto a la oscuridad y a la luz que los componen .
nantemente negativo. "Tenga cuidado cuando le parece 'poseerlo', Solamente el J ano-Hermes puede interpretar la mezcla de igualdad y
puesto que lo más probable es que ha sido engañado, la víctima de una diferencia que es la base de toda sustitución metafórica y solamente
claridad ilusoria". Esto puede ser el dicho de un lector que intenta ser esa visión cuádruple puede emplearse como instrumento hermenéuti ·
fiel a las enseñanzas de Las alegorías de la lectura. co confiable para lograr el conocimiento preciso de un mundo dupl i·
cado, el mundo tal cual lo es para Red Scharlach.
En el caso de "La muerte y la brújula" los indicios para ir más
lejos del cierre aparente que he logrado están dados por el cuento en Sin embargo es imposible, por lo menos es lógicamente imposi·
sí. Es extraño deducir que Borges ha incorporado su propio escepticis- ble, que la figura de J ano reflejado mire en ambas direcciones a la
mo hermenéutico en e l villano del cuento, a pesar de que esto no ser ía vez. Tampoco las formulaciones de Borges permiten elegir uno de
una ironía imposible. Por otra parte, existe un aspecto que aún no he ellos, ni establecer prioridades, jerarquías· o movimientos dialécticos
tomado en cuenta de la figura de la línea como el umbral de donde se entre ellos. No es solamente el caso de que esta figura final (o de he·
puede mirar en ambas direcciones. La dualidad dentro de esta f.igura cho penúltima) desconstruya todas las figuras anteriores, el triángulo,
de hecho está redoblada. Por un lado es la figura de un hombre o de el rombo, el laberinto centrado y licito. Además la figura se descons·
una mujer que se m ira en el espejo, dos caras que se miran con narci - truye a sí misma. Se duplica a sí misma dentro de si misma, para que
sismo. Esto me sugirió la imagen de un hombre enfrentándose a su cada versión descalifique y anu le a la otra, mientras que ésta t:s .d esca·

170 J. H/LLIS MILLER


LA FIGURA EN . .. 171
lificada y anulada por las demás. La figura del Jano-Hermes, lejos de la indifere ncia y la inseparabilidad de un momento de su aparente ayer
facilitar al lector e l dominio de la figura y el dominio a través de la fi - y otro de su aparente hoy basta para desintegrarlo" (p . 226-227) . lEn ·
gura de una narrativa considerada como un sistema de figuras, deja al qué se relaciona esta experiencia con el "Sentir en mue rte"? Volvamos
lector atrapado en una oscilación estéril, incapaz de adelantarse, domi- a" La muerte y la brújula". He pod ido solucionar el uso de distintos
nad o y decl arado herm enéuticamente impote nte por lo que puede ser tipos de brújul as, literales y figurativas, trazar las figuras y medir su
la astuta trampa final d e Borges para el lector -darle un instrumento sentido, pero lcuál es la relación entre estas figu ras y la muert e, cuál
aparentemente confiable para la interpretación que se da vuelta y se es la brújula para med ir esa relación? Mi intención de contestar estas
desintegra entre sus manos. preguntas será proporcionada en la sección final d e mi ensayo más ex-
tenso sob re " La figura" de donde se toma este fragmento sobre Scha r-
A esta altura, un momento de desesperación, el lector puede re- lach como herm eneuta . El ensayo formará parte del capítu'lo fina l d e
cordar el último discurso de Lonnrot que introduce una figura adicio- (Ariadne's Thread), El hilo de Ariadna, sobre la interpretación de la
nal aparentemente superf lua más allá de la figura de Jano-Hermes que narrativa, en un próximo libro.
he considerado. Esta es la figura del laberinto "que consta de una sola
línea· recta y que es invisible, incesante" (p. 163) .
Traducido por María Inés Segundo
lA qué conclusión debe llegar e l lector acerca de esta figura fi-
'""' El hecho es que el cuento fina lm ente concluye con Scharlach qu e
" hizo fuego" contra Lonnrot (p. 163): "Retrocedió unos pasos. Des- NOTAS
pués, muy cuidadosamente, hizo fuego". Las últimas palabras del
cuento de hecho so n una figura adicional más all á de la "última" fi- 1- Jorge Luis Borges, Ficciones (Madrid : Alianza Editorial; Buenos Aires :
gura d~l laberintd que consta de una sola l;'m!a, ya que Scharlach lite- Emecé Editores, 1982), pág. 149.
ralmente no "hace fuego". La locución es una catacresis, ni literal, ni 2- Ci tado por Emir Rodrfguez Monegal, Jorge Luis Borges: A Literary Bio-
figurativa, o ambos a la vez, en un a descomposición de la distil'!_ción graphy (New Y ork: E. P. Dutton, 1978), ~g. 64. Agradezco a Monegal y
a su libro que tanto me ayudaron en la lectura de "La muerte y la brúju-
entre lo litéral y lo figurativo, de la cual hay mucho que decir en este la".
caso. lEs este final so lo una astuta conclusión que hace de" La muerte
y la brújula" un cuento policial que fina liza con la muerte del detecti-
ve, en el momento que ha solucionado el crimen que está por ocurrir o
tiene un se ntido más a ll á que se relaciona con el tema de la interpreta-
ción narrativa o el mundo a t ravés de una u otra figura?. lPor qué
está el enigma enfatizado en el título?. lPor qué el título " La muer-
te y la brújula", igual que la anécdota en la cual se basa "La refu-
tación del tiempo", el cuento d e la experiencia de la duplicación
exacta d e dos acontecimientos, fue extrañamente, denominada
"Sentirse en muerte": "Esa pura representación de hechos homogé·
neos -noche en serenidad, parecita límpida, olor provinciano de la
madreselva, barro fund a mental - no es meramente idéntica a la qüe
hubo en esa esqu ina hace tantos años; es sin parecidos ni repeticiones,
la misma . el tiempo, si podemos intuir esa id entidad, es una d e lusión:

172 J. HILLIS MILLER LA FIGURA EN . . . 173


LECTURA DE ESCRITURA:
GEORGE ELIOT.

Después de los rigores d e la intrincada argumentación de Paul


de Man sobre la ética de la lectura, puede ser que el lector, se dirija
con cierta esperanza de obtener algún alivio , al Capítulo Diecisiete
de Adam Bede, de George Eliot, "donde la historia descansa un
poco", justo a ese capt'tulo, donde el narrador de Georg e Eliot se
dirige aliviado desde las pinturas de "ángeles sostenidos por una
nube, de los profetas, sibi las y heroicos guerreros" a esas pinturas
de la escuela flamenca "que la gente excelsa desprecia" (1). Segu -
ramente, piensa el lector, George Eliot creyó en un realismo lnte·
gro de la narración y seguramente este realismo estaba asociado a
la seguridad de que el lecto r podría extraer íntegras lecciones de
moral de sus novelas. Para George Eliot una historia se val ida por su
verdad de correspondencia con la realidad histórica, socia l y huma-
na, que asume como si existiera fuera del lenguaje. Esto va acompa-
ñado por la convicción de que la función de tal narración veraz es
enseñarnos a ser buenos, a amar a nuestro prójimo, ofreciendo ejem-
plos de semejante bondad, y de las desastrosas consecuencias d eb idas
a la carencia d e esa bondad . Sin embargo, miremos de cerca el lengua-
je de ese famoso Capitulo Diecisiete e intentemos leer lo que dice.
Será "necesario", para usar una de sus pa lab ras y una de sus metáfo-
ras, cuestionarlo cuidadosamente, como si estuvi era en e l banquillo
de los testigos narrando su experiencia bajo juramento .

La teor(a d el realismo propuesta en el Capítulo Diecisiete de


Adam Bede depende de la noción de que puede haber un lenguaje

175
de la narración literal, no figurativo, que dice la verdad. "Por eso estoy rente, cuyos movimientos de bondad deberías ser capaz de ad-
satisfecho, dice el narrador, de contar mi historia simplemente, sin mirar (el subrayado es mío) .
tratar de que las cosas parezcan mejor de lo que fueron, sin temer a Es más necesario que tuviera una fibra de simpat (a hacia ese ciu -
nada verdaderamente, nada más que a la falsedad, la cual, a pesar de dadano vulgar que me pesa el azúcar con una corbata y un cha-
nuestros mejores esfuerzos, sobran las razones para temerla. La false· leco mal combinados, que hacia el bellaco muy elegante con
dad es tan fácil, la verdad tan difícil .. . Examine bien sus palabras, Y bufanda roja y plumas verdes -más necesario que mi corazón
encontrará que aun cuando no tiene motivos para ser falso, es muy se llene de amorosa admiración por algún rasgo de bondad gen-
arduo deci r la verdad exacta, incluso sobre sus propios sentimientos til en la gente imperfecta que se sienta cerca del mismo fogón
inmediatos -mucho más difícil que decir algo lindo sobre ellos pero ~onmigo ... (los subrayados son míos) .
que no es la verdad exacta". ¿Exactamente, qué es este lenguaje, las
palabras con las cuales el novelista puede decir la exacta verdad sobre El argumento aquí, como en Aristóteles, depende de la noción
sus sentimientos interiores o hechos exteriores, sin una fracción de de que, paradójicamente, las cosas, en este caso nuestro prójimo, no
más o de menos, como una tabla cortada por Adam Bede, qu e se pueden ser vistas como son, por lo tanto no pueden ser amadas y ad -
ajustara perfectamente al largo?. miradas, en si mismas. Es necesario que hagan un desvío a través del
reflejo del arte para hacerse visibles y en -consecuencia susceptibles de
En ese capitulo la teoría de la función de tal lenguaje es clara . ser amadas. Un argumento paralelo es hecho por Fra Lippo Lippi en
Es una versión de la def inición d e mimesis que se retrotrae a Aristóte- su defensa de un arte "realista" en el poema de Robert Browning :
les. Esta teoría es un a de las constantes de la metafísica de Occidente. Las obras de Dios - pintan a cualquiera, y consideran un crimen
La teoría es económica, en el sentido más amplio del término . En el dejar que una verdad escape. No objetes "Sus obras ya están
caso de George Eliot es una teoría económica fuertemente teñida del aqu (: la naturaleza es completa - -
lenguaje de la ética protestante. En la Poética de Aristóteles la función Suponte que la reproduces -au nque no puedas
de la mimesis es el conocimiento. La imitación es natural al hombre, y 1No hay beneficio! debes derrotarla,-e·ntonces".
es natural que le produzca placer, Le produce placer porque aprende. lP.ues no lo adviertes? estamos hechos para que amemos
Aprende de ella la naturaleza de las cosas o personas imitadas, que sin Pri mero cuando nos parecen pi~tad~s. las cosas q~e hémos
-
ese desvlo a través de la mimesis, no sería ni cognoscible. pasado
Tal vez cien veces sin cuidarnos d~·verlas,
En el Capítulo Diecis iete de Adam Bede el argumento no se re- Y por eso son mejores, pintadas -mejores para· nosotrós,
fiere tanto a que deberla conocer a mi prójimo como a que deberla Lo que es lo mismo. El arte fue dado para eso,
amarlo: Dios nos usa para ayudar a los otros entonces,
Abriendo nuestras mentes ...
Estos mortales, cada uno, deben ser aceptados como son: no
puedes enderezar sus narices, ni iluminar sus talentos, ni recti- (God 's works - paint any one, and count it crime
ficar sus disposiciones; y es esta gente -entre quienes pasa tu To let a truth slip. Don't object, "His wor ks
vida- que es necesario que toleres, que te compadezcas de ella Are here already, nature is complete:
y que la ames: es esa gente más o menos fea, estúpida, incohe- Suppose yoy reproducer her -(which you can't)

176 J. HILL/S MILLER LECTURA DE ESCRITURA ... 177


There's no advantage! you must beat her, then".
For don't you mark: we're made so that we love va: "El engrendra públicamente aquello cuya belleza es alabanza del
First when we seem them painted, things we have passed pasado/ Aiábalo". Su sintaxis en el conjunto de la gramática del poe-
Perhaps a hundred times nor cared to see, ma, hace que signifique al mismo tiempo: "Todas las cosas lo alaban"
And so they are better, painted -better to us, Y "Yo aqu!', en el poema, realizo el acto de alaba rlo".
Which is the same thing. Art was given for that,
God uses us to help each other so, Las tres formas del circuito humano de desvío y de vuelta, la
Lending our minds out ... .) económica, la ética y la legal, cada una apoyada impl(citamente en
el circu ito divino de la creación, y cada una funcionando como una
En el caso de George Eliot el argumento es que es "necesario", figu ra en el acto de la representación realista, se unen en la profesión
tenemos una "obligación", no sólo de reflejar las cosas con exactitud inicial de obl igación de George El iot.
en los espejos de nuestras mentes sino de devolver esta reflexión con Pero sucede, por el contrario, que mi mayor esfuerzo es evitar
"intereses", por decirlo as(, es decir, en forma representada. La refle· cualquier pintura tan arbitraria y dar cuenta fiel de los hombres
xión debe ser transformada en un cuadro de tela o en una novela rea· Y cosas tal como se reflejaron en mi mente. El espejo es dudo-
lista. Esto debe ser hecho en forma tal que lo que se refleje sea visto, samente defectuoso; los contornos a veces serán distorsiona-
entendido, y amado. La obligación es económica, legal y ética, todo a dos, la reflexión tenue o confusa; pero me siento obligada a
fa vez. El narrador de George Eliot, al final del capítulo, dice: "De esta conta rles con tanta precisión como sea posible qué es esa re-
manera descargo mi conciencia". Aquí se realiza un imperativo cate- flexió n como si estuviera en el banquillo de los testigos na-
górico, la cosa necesaria. Al mismo tiempo es la realización de un con- rrando mi experiencia bajo juramento.
trato como cuando uno le pidió dinero al banco y debe devolverlo con
intereses, que "descarga" la deuda. Al mismo tiempo, finalmente, es la Aquí la reflexión es doble. En la teoría victoriana del realis-
ejecución de una obligación legal , como cuando uno debe decir la mo es generalmente verdadero ese sistema de figuras y conceptos
verdad bajo juramento en e l banquillo de los testigos. entrelazados sobre arte o literatura que gobierna de un modo u
otro todo el discurso victoriano sobre este tema. Los ejemplos inclui-
Estos tres !'ircuitos superpuest9s de desvío y de vuelta están ga- rían los abundantes E!scritos de Ruskin, o, en la otra punta de la escala
rantizados por su relación con una obligación religiosa. Debo, a con- de complejidad, la mu lt itud de reseñas sob re novelas de los periódi-
ciencia, amar a Dios primero y luego amar a mi prójimo como a mí cos victorianos. Las diversas versiones de esta teoría tienden a ser
mismo. La narración de la verdad del testigo está basada en un jura· simultáneamente subjetivas y objetivas en sus nociones sobre la ver-
mento hecho "ante Dios" o "por Dios". El pintor o novelista, en su dad. Se desplazan co n dificultad hacia adelante y hacia atrás entre
devolución con intereses de lo que su mente reflejó, imita a Dios en una Y otra. El valor de una novela, para George Eliot, como para la
gene~alidad de sus contemporáneos radica en su verdad de correspon-
esa productividad por la cual toda la creación emanó de Dios sólo para
de~cla con las cosas tal cual son, objetivamente. Por otra parte, lo que
serie devuelta con la plusvalía de ese coro de alabanzas que eleva toda
la naturaleza pronunciando el nombre de Dios ante Dios. Así se afirma esta representado en las palabras de la novela no son las cosas objeti-
en forma concentrada en la última 1ínea del "Pied Beauty" de Gerard vas tal cual son sino esas cosas tal como ya han aparecido reflejadas
Manley Hopkins, simultáneamente indicativa, imperativa y performati· en la mente, similar a un espejo, del novelista. Ese espejo, como
George Eliot afirma aquí expl1é:itamente y de acuerdo con sus con-

178 J. HILLIS MILLER


LECTURA DE ESCRITURA .•. 179
temporáneos, siempre distorsiona. La subjetividad es como un espejo En el contexto de esta teoría económico-ético-religioso-afecti-
en un parque de diversiones, cóncavo, convexo u ondulante, para que, vo-performativa del realismo, George Eliot centra su ataque en el arte
como ella dice en un pasaje de Middlemarch, "No estoy segura de que idealizante, el arte del irrealismo. (Digo "su " masculino para recordar
el hombre más genial de su épc;-ca, si alguna vez existió este solitario al lector que el hablante putativo en este cap!'tulo no es Marian Evans,
superlativo, pudiera escapar a estas desfavorables reflexiones de sí mis- el autor' de Ada m Bede, sino un personaje ficticio, "George El iot",
mo en varios espejos pequeños; e incluso Milton, buscando su retrato que narra la historia y a quien se le asigna género masculino) . El ata-
en una cuchara, debe admitir que tiene el ángulo facial de un rústico". que de George Eliot contra el irrealismo corre como una trama entre-
(3). Aún así, el novelista debe representar con la mayor exactitud cruzada a través de todo el tejido del Capítulo Diecisiete, combatien -
posible la reflexión que encuentra en el espejo defectuoso de su men- do el argumento a favor. A primera vista el ataque a la belleza y a la
te. La verdad de la correspondencia en el realismo no es con las cosas bondad ideales parece enteramente razonable. La gente no es así, al
objetivas, o sólo indirectamente con las cosas objetivas. Más bien se da menos no son así quienes nos rodean, y no tiene sentido, ni hay obli -
con las cosas en tanto ya han hecho un desvío por reflexiones subjeti- gación, ni es para nada "necesario" representarla como no es. Aquí
vas necesariamente distorsio nadas. La obligación de George Eliot es, hay mucho más en juego de lo que puede parecer en principio.
según dice, "dar fiel cuenta de los hombres y cosas tal como se refle-
jaron en mi mente". Lo que Georg e El iot rechaza explícitamente al tejer el argumen-
to contrario en este cap!'tulo es el sustento teológico implícito en la
Desde las cosas, pasando por las imágenes mentales, hasta la na- teoría económica del realismo que ya esbocé. Aunque aquí no se trata
rración verbal -las palabras en la página de una novela real ista so n el de una influencia directa, la mejor descripción taquigráfica de lo que
producto de una doble traducción. Su función es performativa, no me- Eliot rechaza llevaría la f irma de lmmanuel Kant. No era necesario,
reamente descriptiva o cognoscitiva. La obligación cumplida en " la fiel de ninguna manera, conocer las obras de Kant para ser kantiano o an-
representación de las cosas comunes" es generar los sentimientos ade- t i-kantiano en el siglo diecinueve, como tampoco lo es en nuestros
cuados en el lector o. espectador de tales representaciones. Esos sentí· dl'as. Kant, e n La cr(tica del Juicio codificó una se rie de nociones so-
mientas hacen que las personas que los experimentan decidan lo co- bre el arte, que constituye una de las constantes de la tradición occi-
rrecto, pues "no son nociones que hagan que las personas d ecidan lo denta l. El genio, según Kant, imita a la naturaleza no copiándola, sino
correcto; son sentimientos". El doble reflujo de un arte rea lista hace duplicando su manera de producción . Así como Dios creó la existen-
que suceda algo. ·Hace que suceda lo correcto al hacer que la gente de- cia de la naturaleza por medio de la palabra divina y por medio su
cida lo correcto. Las cosas comunes tal como son deben ser devueltas a Hijo, la Palabra, así el genio, por virtud d e un poder que le otorga la
esas cosas tal cual son, luego de su doble excursión, primero al espe- naturaleza, crea un heterocosmos que agrega algo hasta ahora descono-
jo de la mente y luego a las palabras que dan cuenta fielmente de esa cido en la naturaleza. Agrega la plusvalía de una nueva belleza que va
mente. Deben ser re-introducidas en la cultura que produjo el arte y más allá de todo precio. Esta nueva belleza desborda la medida de
a la qué ese arte representa: Deben ser devueltas con las plusval !'a d e cualquier estándar servil de la correspondencia que ref leja las cosas
un poder a fin de generar buenos sentimientos, y por lo tanto buenas tal cual son. La nueva belleza que crea el genio se funda en la analogía
acciones. Sólo así se hará y saldará enteramente la "cuenta", se cum- eotre su lowos y e l logos divino. Esta analogía se basa en la naturaleza
plirá la obligación, se descargará la nota, se pagará la hipoteca de la o funciona por medio de la naturaleza, aunque solo porque la natura -
casa de la ficción. leza es la palabra de Dios, una voz hecha con cosas sustanciales. La

180 J. HILLIS MILLER LECTURA DE ESCRITURA . .. 181


recuerda al lector la dificultad para encontrar la palabra ind icada in-
analogía, como la propia palabra lo sugiere, es siempre una similitud cluso para lo más a mano y más íntimo, las propias emociones; "es al-
en voces o en pa labras (4). go muy difícil decir la verdad exacta incluso sobre los propios senti-
mientos inmediatos". El cambio del lenguaje a la pintura o al dibujo
Este kantismo es lo que George Eliot rechaza. Lo rechaza re- invita al lector a olvidar todos los problemas que son especificas del
moviento su base en la analogía entre la fo rma en que Dios produce lengua je. Lo invita a pensar que la narración por e l lenguaje es igual
la naturaleza y la forma en que el genio produce sus obras. Sin esta a hacer un exacto dibujo atemporal d e algo físicamente presente ante
analogía las obras de "genio" son simpl emente irrea les. Son un desv(o los ojos del artista, un león o un jarrón :
hacia la forma ficticia, de la cual no hay regreso al mundo real de Por eso estoy satisfecho de contar mi histor ia simple, sin tratar
prójimos f eos, estúpidos, incoherent es. Por lo tanto ta les obras de arte de que las cosas parezcan mejores de lo que fueron; sin temer a
no ti enen sent ido. No cumplen ninguna obligación. Son el reverso de nada , verdaderamente nada , más que a la falsedad, la cual, a pe-
lo "necesario". sar de nuestros mejores esfuerzos, sobran las razones para te-
merla. La fa lsedad es ta n fácil, la verdad tan difícil. El lápiz es
Es extraña, en varios aspectos, la forma en que George Eliot ex- consciente d e una deliciosa facilidad al dibujar un grifo -:-cuanto
presa esto. Es extraña entre otras cosas por su supresión d el prob lema más largas las garras, cuanto más grandes las alas, mejor; pero esa
del lenguaje, al cambiar el lenguaje por otra de las artes: la pintura . Este ma ravi llosa facilidad que tomamos equi vocadamente por genio
desplazamiento lateral se da progresivamente a lo largo del cap!'tulo, es capaz de abandonarnos cuando queramos dibujar un león real
por ejemplo en el famoso ha lago a la pintura flamenca como mode- sin exagerar.
lo de narración de la verdad en literatura. Un efecto es hacer que el
lector olvide el problema del med io en el realismo literario. Lo qu e "El láp iz es consciente" -es una extraña frase. Parece como si el
resulta impl !'c ito es que el lenguaje d el realismo es un lenguaje ad ecua- instrumento de escribi r de formato fálico tuviera su propio impulso
do que funciona como una fotografía o un dibujo científico. Se da hacia la falsedad. El impulso hacia la falsedad aparece considerado im-
por medio de una correspondencia de tipo uno a uno entre la palabra pllcitame nte como d e género masculino , el género del propio narra -
y la cosa. dor, m ientr~s que el fi el representante de las cosas comunes quizás sea,
en consecuencia, implícitamente femenino. Esto puede parecer un
El hecho de q ue el lenguaje sea e l medio del realismo y el hecho gran tem a poco plausibl e para fijar en una inocente metonimi a que
de que haya problemas espec íf icos asoci ados con el medio son con- asigne conciencia a los instrumentos de escribir más que al escritor,
frontados intermitentemente en el capítulo. Un ejemplo de uno de es- pero los lectores de Middlemarch o de la obra de George Eliot como
tos problemas, que George Eliot al menos impllcitamente, reconoce, un a tota lidad sabrán que el contraste entre las imaginaciones femeni-
es la temporalidad de la narración. "Una narración de los hombres y na y masculina es un rasgo principal de su obra. Su obra se co nviert e
las cosas tal como se reflejaron en mi mente" no es una pintura estáti- en un desmantelamiento del sist ema masculino "falogocéntrico" de la
ca espacial sino una narrativa dinámica que va de una palabra a otra, met afísica y su sustitución por lo q ue, recordando una de las metáfo-
de acuerdo con otro significado de "narración" junto a los económi- ras claves de Middlemarch, puede llamarse el "sí" performativo de
cos y éticos. Una "narración" es un contar sobre, una enu meració n Ariadne a la vida. Este acto de habla es dramatizado en e l casamiento
uno por uno de una serie d e puntos que so n agregados para hacer una de Dorothea con Will Ladislaw al final de Middlemarch. Trataré en
suma. En otra part e, en un pasaje citado más arriba, George Eliot le otra parte de d emostra r al detalle cómo funciona .

182 LECTURA DE ESCRITURA ... 183


J. HILLIS MILLER
En el Capitulo Diecisiete de Adam Bede, para vo lver al tema, Hay pocos profetas en el mundo , pocas mujeres sublimemente
la faci lidad del lápiz consciente que produce grifos, es erróneamente bellas, pocos héroes. No puedo permitirme darle todo mi amor
tomada, por la mente de quien sostiene el lápiz, como genio. Se la y veneración a tales rarezas: quiero una gran cantidad de esos
considera equivocadamente como un don otorgado por Dios a fin de sentimientos para mi semejante de todos los d ías, especialmen-
generar obras de arte no copiadas de la naturaleza y no obstante váli - t e para los pocos que están a l frente de la gran multitud, cuyos
das. En realidad el lápiz consciente produce nulidades, ficciones vacías. rostros conozco, cuyas manos toco, para quienes debo andar
Esta facilidad por la falsedad se define sardónicamente en otra parte con amable cortesía.
del capítulo como "el don de ese orden excelso de las mentes que sus-
piran por un ideal". El lápiz consciente, de genio fa lso, produce por su Rechazando una estética de lo sublime, lo be llo , lo idea l, lo
excelsa elevación esas encarnaciones de ideas religiosas, mitológicas y raro, lo distante, George Eliot afirma, con un gran poder persuasivo,
heroicas que son tan resueltamente rechazadas a lo largo del capitulo . u na contra-estética de lo feo , lo frecuente, lo estad isticamente pro-
Son rechazadas como "falsedades" o a lo mejor como vál idas única- bable, lo cercano. Es el grifo reemplazado por el león o, mejor, po r el
mente en una forma feuerbachiana, en tanto proyecciones de valores gato doméstico. Una vez más la metáfora económica es esencial. Te n-
puramente humanos. Todas esas pinturas de la Madona, por ejemplo, go solo tanto amor y veneración depositados en mi cuenta de ahorros
existen para George Eliot, como para Ludwig Feuerbach, con el fin de emocionales, y "no puedo permitirme" derrocharlos en rarezas id ea-
ser veneradas no porque María fuera la Madre de Dios sino porque les, si de veras ex isten. Toda mi emoción es necesaria para aquellos
una Madona en arte encarna el ideal de la maternidad humana. Es co- que mes están cercanos, aquellas "personas más o menos feas, estúp i-
mo si George Eliot se hubiera preparado para correr con rostro antipá- das, inconsistentes", mis veci nos.
tico a través de todas las sa las del Louvre seña ladas "Pintura re.nacen -
tista, Italia", a fin de llegar a la sala de pintura flamenca con todo el
T odo esto parece suficientemente claro . Es coherente en su re-
ali vio de un hombre que escapa de las tentaciones de un ideal falso
chazo no tanto de lo sublime kantiano como de un kantismo des-
para confrontar una vez más lo real:
provisto de la analog la entre la voz del artista y su poder d e pro-
Me dirijo, sin disminuirme, desde los ángeles sostenidos por una
ducción por un lado, y el logos divino, con su poder performat ivo
nube, de los profetas, sibilas y heroi cos guerreros, hacia una an -
de hacer todo por o rd en, por el otro.
cia na inc linada sobre su f lorero . . .
Píntennos un ángel, si pueden, con un vestido violeta f lotante
y un rostro empalidecido por la luz celestial; píntennos aún con Sin embargo, aún queda una p regunta . lCuá l es exactamente el
más frecuencia una Madona, inclinando su rostro suave hacia modo del lenguaje por med io del cual el novelista produce en literatu-
arriba y abriendo sus brazos para recibir a la divina glor ia; pero ra algo análogo a la adherencia a lo rea l de la pintura flamenca?. Pare-
no nos impongan ninguna regla estética que pueda abolir de la cer(a que fuera fácil dar la respuesta a esta pregunta. Seguramente el
región del Arte a esas ancianas raspando zanahorias con sus ma - novelista trabaja p rimariamente con un lenguaje referencial, no-figu-
nos curtidas por el trabajo, esos payasos pesados, pasando sus rativo, un lenguaje validado por la verdad de su co rrespondencia con
vacaciones en una sórdida taberna, esas espa ldas redondeadas las cosas tal cual son. Es la c lase de lenguaje que llama al pan, pan y
y esas estúpidas caras curtidas por la intemperie que se inclina- al vino, vino, o a una anciana raspa ndo zanahorias, una anciana raspan-
ron sobre la pala ... do zanahorias.

184 J. HILLIS M ILLER LECTURA DE ESCRITURA .. . 185


En rea lidad la teoría del lenguaje desarro ilada en otra parte d e tado al pie d e la letra por el narrador de una conversación que tuvo
Adam Bede es consid erablemente más problemática que esta noción con Adam "en su vejez", que el propio lenguaje de la narración será
de extremo rea lismo referencial. Esta teor fa, dramatizada en la forma parecido a los sermones del Sr. lrwine y distinto de los sermones del
en que los personajes viven, en vivo, por decirlo as( los problemas de Sr. Ryde. Es un momento extraño en la novela. El narrador en otra
·lenguaj e juega irónicamente contra la noció n de lenguaje referencial parte del texto ha sido anónimo, invisible, omnisciente y omnipresen-
afirmada en el Capitu lo. Diecisiete por la narración de la verdad te, capaz de moverse libre e instantáneamente en el t iempo y en el es-
que hace e l narrador . Aunque no hay aqul' espacio para una demostra- pacio, capaz de ver sin ser visto, capaz de entrar en las mentes y cora-
ción de la forma en q ue la acción misma de Adam Bede dramatiza la zones de los personajes a voluntad. En este capt'tulo el narrador se re-
historia secular de los desastres q ue ocurren al tomar literalmente las duce a una única persona "real", que depende de re latos individuales
figuras del discurso, es necesario para mi lectura de la lectura que para su información. Es especialmente aparente en la descripción de su
George Eliot hace de sí mismo mostrar que de hecho la teoría del len- encuentro con el viejo Adam Bede . Es como si una figura cortada de
guaje del Capitulo Diecisiete no es tampoco tan simple. La cuestión una foto fuera insertada por medio d el collage en una pintura flamen·
del lenguaje del realismo es el lazo q ue falta en la cadena del argumen- ca. Más adelante, se deberá decir algo más sobre esto . Ahora la pregun·
to de Georg e Eliot. Este v lnculo puede ser reconstruid o a partir d e ta es la siguiente : si la comparación implícita con dos clases de prédica
las implicaciones de las figuras y de las negaciones que usa para contar da un modelo para la narración que es lingü lstico más que gráfico,
al lector cómo es ese lenguaje y cómo no es. El proceso podría ser lcuál es la diferencia entre los sermones de lrwine y los de Ryde?.
comparado con la reconstrucción que realizan los arqueólogos cuando Nuevamente se informa poco al lector, a no ser por la negativa . lrwine ,
fa lta un miembro a una estatua antigua o a la construcción que rea li- dice Adams, "no era muy predicador" . "Predicaba breves sermones
zan los paleontólogos, d e un esque leto completo a part ir de unos po- morales, y eso era todo". Ryde por otra parte, predicó sermones lle·
cos huesos fósiles. (1) En este caso, al reunir las piezas, tambi én emer- nos d e "nociones" y "doctrinas", pero esas formas de lenguaje e ran
ge un animal bastante inesperado. poco efectivas en hacer que sus feligreses hicieran lo correcto y ama-
ran a sus prójimos:
La pregunta, el lector recordará, es que el lenguaje no solo brin-
dará u na cuenta c ierta de las cosas y d e los hombres tal como se refle-
"Pero", dijo Adam, "siempre vi bastante claro, desde que era un
jaron en la mente del narrador sino que también brindará esta cuenta joven anti, que la religión es algo más que nociones. No son las
como para agregar interés a una cosa necesaria. Esa cosa necesaria es nociones las que hacen a la gente actuar correctamente, sino los
la creación de una fibra de simpatía que ligue al lector con amor y ve-
sentimientos . . . El Sr. Ryde fue bastante recordado, a cierta
neración a sus vecinos feos, estúpidos e incoherentes . El narrador
distancia, creo, escribió libros; pero para las matemáticas y la
cuenta al lector que un lenguaje semejante será como un cuadro de naturaleza de las cosas fue ignorante como una mujer. (Noten,
costumbres y no como una pintura re ligiosa, mito lóg ica o histórica.
a propósito, la ironía de la última frase, que uno piensa como
No se dice nada sobre cómo se imita con palabras los métodos de esas
esc rita no por "George Eliot" sino por Marian Evans, hija de
"pinturas fla mencas, que la gente excelsa desprecia". lOué procedi-
Robert Evans, el "original" de Adam). Era muy conocedor de
mientos lingülsticos exactamente, están implicados?.
doctrinas y acostumbraba llamarlas los baluartes de la Refor-
Al lector se le dice, a l menos impllcitamente, primero por parte ma; pero yo siempre desconfié de esa clase de aprendizaje como
del narrador y luego por el propio Adam Bede en un largo d iscurso ci- licencias populares disparatadas e irracionales sobre el asunto".

186 J. HILLIS MILLER LECTURA DE ESCRITURA ... 187


Parece ofrecer una clave para el lenguaje propio de la narraci ó n los candidatos obvios. La búsqueda se ha encerrado en un rincón don-
en un doble desplazami ento, primero hacia la pregunta del lenguaje de sólo una respuesta es posible. La narración realista debe depender,
efectivo de la prédica y luego de allí a una aparente analogía entre el como lo hace conspicuamente este capitulo de Adam Bede, del len-
lenguaje que despierta "sentimientos" o "resoluciones" y e l lenguaje guaje figu rat ivo . Aún más estrechamente, puede decirse que depende
de las matemáticas, de los negocios, y " la naturaleza de las cosas". El de una forma especial de lenguaje figurativo: la catacresis, el uso de
cambio se da por medio de una bifurcación entre nociones y doctri- términos tomados de otro ámbito para nombrar lo que no tiene len-
nas, por otra parte, y algún tipo de lenguaje que efectuará " resolucio- guaje literal propio . Sólo un lenguaje semejante puede hacer que
nes" por la otra. Un lenguaje para medir, terco, que nombre literal- existan sent imientos, un deseo, una resolución. La operación de tales
mente, referencial, dramatizado en la novela en la profesión de carpin- catacresis es en s( misma necesariamente descripta en forma de figura
tero de Adam, parece dar al lector un modelo para el propio lenguaje en el cápítulo, como esto o como aquello, ya que no puede d escribirse
de la narración . Pero, aunq ue sorprenda, el lenguaje de las matemáti- literalmente.
cas Y el lenguaje de la designación litera l no son d escartados como pa-
ra no tener en cuenta, como poco efectivos, como incapaces de gene- Tal lenguaje producirá una ruptura en la inexorable cadena de
rar sentimientos y las buenas acciones que de elllos derivan : causa y efecto que en general opera, para George Eliot, tanto en
Pasa lo mismo con las nociones tanto en religión como con ma- los mundos físico o social como en el mundo interno del yo. Sólo
temáticas, -un hombre puede se r capaz de casi soluciona r pro- una ruptu ra tal, una figura que divida e l antes y el después puede
blemas en su cabeza mientras está sentado cerca del fuego y fu- efectuar una reorientación d el poder de sent imientos en el indivi-
ma su pipa; pero si tiene que construir una máquina o un edifi- duo. Produce una consecuente reorientación del poder de hacer en
cio, debe tener un deseo y una resolución, y amar algo más que el mundo exterior de los semejantes a ese individuo. La redesigna-
su propia comodidad. Pero siempre vi bastante claro desd e ción de cosas por la figura llamada catacresis es genuinamente perfor-
que era un joven anti, que la religión es algo más que doctrinas mativa. T rae algo enteramente nuevo al mundo, algo no explicable
Y nociones. Me parece como si las doctrinas sirvieran para en- por sus causas. Aún así, como todos los performativos, debe usar pa-
contrar nombres para tus sentimientos, para poder hablar d e labras que ya están en el lenguaje, reorienta esas palabras hacia signifi-
ellos sin conocerlos, como un hombre pueder hablar de las cados desconocidos .. Hace que suceda algo en el "mundo real" que de
herramientas cuando sabe su nombre, aunque nunca las hubiera otra forma no habría sucedido. Este suceder no tiene otra "base" que
visto mucho, y menos aún manipulado. la revaluación ficticia, figurativa, realizada po r la catacresis redesignan-
do a nuestros semejantes feos, estúpidos, inconsistentes, como suscepti-
Si no es e l lenguaje de las matemáticas y si no es el lenguaj e de bles de ser amados. El lenguaje de George Eliot, o mejor dicho el len-
la designación literal, lqué es?. Debe ser alguna forma de lenguaje guaje que ella toma de Adam Bede, es tomado de las Escrituras, que lo
que corresponda no a doctrinas sobre religión, ni a los cálculos mate- toman del mundo natural, es un múltiple desplazamiento, cada á mbi-
máticos abstractos, ni a la designación de herramientas sino a hacer algo to de lenguaje suplementa una carencia en otro ámbito. Así como el
con esas herramientas, a la meditación de üna acción. La ficción rea- lenguaje del realismo es la catacresis, y ·por eso sólo se puede hablar
lista debe hacer que pase algo en e l mundo pragmático de las cosas de él como esto o como aquello, como ocu rre con la experiencia reli-
Y de la gente. Debe hacer que las cosas correctas sucedan . La búsque- giosa o con los cambios violentos en la naturaleza, que a su vez son
da del lenguaje propio de la narración ha e liminado uno a uno todos como una experiencia religiosa. El real ismo es catacresis, y sólo puede
' ser designado en catacresis.
188 J. HILLIS MILLER 189
LECTURA DE ESCRITURA . ..
~'Sé (dice Adam) que hay una parte en la vida privada de un En este capítulo un ejemplo de lenguaje figurativo, es tan claro
hombre que no puede medirse con una escuadra, y decir 'Haz pa ra el lector tan al alcance de la mano y tan penetrante como para
esto y sucederá aquello', y 'haz aquello y sucederá esto'. Hay co- ser casi invis ible. Ocurre como con un gran nombre escrito a través
de un mapa, y tan indetectable, en la figura de Dupin sobre la invisi -
sas que suceden en el alma, y tiempos en que los sentimientos te
bilidad de lo obvio en "La carta robada" de Poe. En el capítulo Dieci-
invaden como un viento fuerte que se precipita, como dice la Es-
siete de Adam Bede así como en la totalidad de la novela, el ejemplo
critura, y parte tu vida casi en dos, para que te mires a ti mismo
lo proporciona la voz del narrador ficticio forjado por Marian Evans.
como si fueras otro".
"Si tomamos una resolución correcta, El nos la dio, lo reconoz- Ese narrador habla como un "yo" masculino. Habla como si estas co-
co, al principio o al final; pero veo suficientemente claro que sas realment e hubieran sucedido históricamente tal como son conta-
nunca debemos actuar sin una resolución, y eso es suficiente das. Basa su defensa del realismo en la conversación sobreentendida de
para mí". otro personaje ficticio, Adam Bede, y el análisis que hace Adam sobre
la experiencia reli giosa. Este tipo de experie ncia se muestra en otra
En el contexto de lo que George Eliot dice en otra parte de parte de la novela como una respuesta al "ideal" en el sentido de lo
este capítulo sobre el estatuto ficticio de los ideales religiosos, los irreal. La experiencia relig iosa es una proyección humana, una f icc ión .
ángeles, las Madonas y demás, la palabra "El" aquí, des ignando a La respuesta del lector que conoce la "fuente" de Adamen la propia
Dios como la base de cambios bruscos y discontinuos en los senti- vida de Marian Evans es una oscilación dif(cil. Es Marian Evans infor-
mientos y acciones humanos, es otra catacresis, quizá la más extra- mando exactamente sobre el discurso y las opiniones de su padre y
vagante de todas. Da el nombre de la deidad personificada a los que brindando a través de ellos ·una narración de los hombres y de las cosas
son en realidad, de acuerdo con George Eliot y de acuerdo con su tal como se reflejaron en su mente. No, es Marian Evans que finge ser
fuente maestra, Ludwig Feuerbach, sólo sentimientos humanos. un narrador masculino informando sobre el d iscurso de otro pe rsonaje
Según Adam parece que Dios es un nombre para sentimientos huma- inventado, "basado" posiblemente en su padre, pero traspuesto al ám-
nos. Ven que son catacresis tan performativas (por ejemplo lenguaje bito de la ficción donde puede funcionar como una fuerza pe rforma-
religioso designando a Dios como la fuente del viento fuerte que tiva. La trasposición del autor al nar rador, de su padre a Ada m,
se precipita en el alma) que funcionan como esa fuerza de cambio corresponde, en la esca la más ampl ia de la creación de personajes, a
partiendo la vida del hombre casi en dos. esa creación a escala menor de figuras del discurso por medio de las
o -

cuales una palabra literal no es llevada a ser sustituida por otra pala-
Aún aunque el capítulo Diecisiete está fuertemente encomen- bra literal sino a designar algo que no tiene ningún otro nombre más
dado, en sus afirmaCiones abie rtas, al realismo como reproducción que uno figurativo. Esta nominación no designa algo que ya existe, si-
exacta, el argumento subyacente se refiere al uso del lenguaje figu- no hace que algo pase, en el mundo "real", que de otra forma no ha·
rativo. Este lenguaje no dice directamente lo que significa. El len- bría pasado.
guaje de la ficción realista no está basado sólidamente en ninguna
entidad extra-lingüística. Transforma eas entidades en algo distinto Como todos los performativos, este es fundamentalmente ambi-
de ellas mismas, de la misma manera que tu feo, estúpido prójimo se guo . Su "ind ecidibilidad" debe ser definida por el hecho de que es im-
hace susceptible de ser amado cuando él o ella ha pasado a través del posible saber si algo sucede realmente como resultado de su fuerza o
circuito.de representación en una novela "realista". si so lo pasa ficticiamente y por lo tanto no sucede en absoluto. ¿ Pue-

190 J. HILLIS M/LLER


LECTURA DE ESCRITURA .. . 191
de uno aferrarse, en realidad, a la distinción entre un hecho real y uno as( como el realismo es una imagen especular de algo que estricta-
ficticio?. lPasa realmente algo cuando se realiza un casamiento, se mente hablando, no está allí. Diciéndolo de otro modo: el realismo es
bautiza un barco, o pasa solamente en la imaginación ?. Ese es precisa- como el acto de acuñación. Es como ese tipo de performativos que
mente el resultado del tratamiento feuerbachiano que hace George estampa una imagen en papel o en metal y entonces lo hace pasar por
Eliot con la experiencia religiosa y con las prácticas religiosas . Inclu- circulante, lo hace valer tanto como moneda corriente.
so si pudiera decidirse que los performativos hacen que algo suceda,
nunca podría decidirse exactamente qué es ese algo y si es bueno o No hay forma de usar lenguajes literales, conceptuales, nocio-
malo. Todos los performativos son impredecibles e incomensurables. nales o doctri nales para que esto se refleje con una diferencia. Sólo la
Un performativo nunca puede ser controlado, definido, o tener una catacresis performativa de una expresión figurativa, que viene como
linea decisiva puesta alrededor de sus efectos. La unión entre cono- un viento fuerte y a l prec ipitarse dentro del alma, casi la rompe en
cimiento y poder se da por medio del lenguaje, y esa unión es a la vez dos, funcionará. El impacto de ese lenguaje es como la experiencia re-
una . barrera y una ruptura, un abismo. El lenguaje usado performati- ligiosa, o como enamorarse, o como una fuerza de la natural eza, de
vamente hace que algo suceda correctamente, pero la unión entre co- acuerdo con la cuádruple ecuación que une al arte, la natura leza, el
nocer y hacer nunca puede ser predicha exactamente ni entendida amor Y la religión a lo largo de Adam Sede. La base del "como" en es-
claramente después del hecho. ta serie analógica de la forma "A es como Bes como Ces como D" no
es ningún logos ontológico sólido. La base es la analogía o la figura
El peculiar párrafo final del capítulo Diecisiete de Adam Sede misma. La base de estas ana log(as es una analog(a. Significa, a pesar
apenas si lo reconoce . En el intento de discriminar sus propias evalua- de l_a reclamación de una base sólida en la " realidad", que esta ficción
ciones performativas buenas de las malas ajenas, George Eliot revela real ista aporta una novedad infundada al mundo social. De, por ejem-
inadvertidamente e l parentesco estructural de los tres. Es como un plo, mi poder de amar a mi feo prójimo. El realismo inserta un cero
hombre que confiesa un acto criminal esmerándose en negar que él infinito como multiplicando o divisor en el ci rcuito de la ecuación
lo haya cometido. En este párrafo final, algo extraño sobre la idea que se aleja de la realidad y regresa a ella. Este cero es algo sin base 0
in icial de una deuda contractual casi alcanza la superficie, mientras sustancia que no obstante tiene el poder de hacer que suceda algo. Su
George Eliot, como él dice, "descarga su conciencia". Paga esta deu- eficacia lo hace peligroso, una fuerza quizás hacia lo bueno, quizás
da confesando que ha tenido "entusiastas impulsos de admiración" hacia lo ma lo. En este sentido es análogo a la forma en que la misma
hacia la gente "común", "vulgar", gente "que habló el peor inglés". energ(a impredecible de la emoción humana y del ensueño humano
Al comienzo del capitulo afirma, como he señalado, que la novelís- en la historia propia, motiva una Hetty Sorrel tanto como una Dinah
tica realista tiene la obligación de devolver lo que le fue dado en la ex- Morris, la mala mujer as( como la buena.
periencia social haciendo una copia exacta que pagará la deuda con inte·
reses. Este interés es un poder adicional de generar impulsos entusias· El peligro d e las figuras performativas casi surge con el intento,
tas de admiración hacia lo feo y lo vulgar. La palabra "entusiasta" en el párrafo final, de discriminar entre tres actitudes emotivas : el
en su contexto armoniza con la ironía de su etimología. Juega en todo id ealismo infundado, el nihilismo ~(nico y el realismo de George Eliot.
sentido con los usos religiosos, estéticos y sentimentales de la palabra. El intento de discriminar reve la, ~pesar de s( mismo una sim ilitud
La forma de George Eliot de henchirse, de ser colmado por un dios, Tratar de erigir barreras que permitan una ~ompartime~tación muestr~
no es ninguna de estas. Es una trasposición lateral de todas ellas, la imposibilidad de decidir qué diferencia hay entre estos tres modos

192 J. HILLIS MILLER LECTURA DE ESCRITURA .•. 193


de valoración. Entre ellos hay una equivalencia secreta en la medida en
que podr(a definirse diciendo que cualquier número multiplicado por más necesario que yo tenga una fibra de simpatía hacia ese ciudadano
cero es cero, cualquier número dividido por cero es infinito. vulgar .. . ".

El párrafo final del capítulo es de gran "interés", en el sentido Toda evaluación emotiva es performativa. Hace que suceda algo
que agrega un incremento a lo ya d icho, clarificándolo y socavándola que no tiene causa más allá de las palabras que lo expresan. Ya que
al mismo tiempo. El último párrafo parece, en principio, una idea tar- mi semejante es "realmente" feo, estúpido, inconsistente, ver a una
día bastante casual agregada al argumento más importante en defensa mujer como qu e realmente no vale la pena amarla a menos que muera
d el realismo. En rea lidad , la base cero , de ese argumento es de gran antes de poseerla (cínico idealismo francés, el cinismo de aquellos que
importancia como revelación de los fundamentos, o mejor, de la in- rechazan lo real y suspiran por lo ideal); medir todo por la norma de
fundamentación. Afirma una equivalencia en la baja valoración dada a una mente avara y estrecha, como el Sr. Gedge, y encontrarlo escaso
lo feo real por ese "excelso orden de las mentes que suspi ran por lo ("Un pobre tipo, señor, grande y pequeño, y esos mientras vie ne a buscar
ideal", por un lado, y por naturalezas avaras, estrechas, egoístas, por una vuelta de gin, esos no son mejores que mientras viene a buscar un
el otro. Tanto idealistas como cínicos coinciden en no e ncontrar gen- cuartillo barato, un pobre tipo"); amar a nuestro semejante feo, sabien-
te "real" en ninguna narración: "Pues he observado esta coincidencia do que él o ella es feo/a, como George Eliot -las tres cosas tienen el
destacable, que las naturalezas selectas que suspiran por lo ideal, y no mismo sentido. Son un(sonas. Suman lo mismo en el se ntido en que
encuentran nada en pantalones o polleras suficientemente grande para dan medidas que son analogías que carecen de toda base sólida en
definir su veneración y amor, son curiosamente armónicos con lo más cualquier legos. Hay algo más que una simple oposición en la re lación
estrecho y lo más insignificante". Estas dos clases d e desvalorizadores entre la economi'a de ci rcuito cerrado del reali smo, por una parte, lo
son a su vez opuestos a George Eliot mismo, q uien encuentra a su veci - feo reflejando lo feo y devolviendo lo feo a lo feo y, por otra parte,
no infinita mente digno de referencia. Sin embargo, resu lta lo mismo, la infinita economi'a de genio, lo bello (ángeles y Madonas, profetas,
como reve la secretamente el párrafo. Da el mismo resultado en el sen- sibilas) sin reflejar nada más que el alma inventiva de su creador, vo-
tido en que ambas valoraciones, la baja y la alta, son medidas figura- lando hacia el ideal vacío sin posibilidad de regreso. El realismo tam-
tivas de quienes, como el capítulo narra repetidamente al lector, son bién agrega una plusval (a ficticia, y las Madonas o los ángeles también
a
"en realidad" personas, feas, estúpidas, inconsistentes. Amar este tipo hacen que ad miremos la maternidad humana y la aspiración abnegada .
de gente es tan infundado como ll amar la, como lo hizo el Sr. Gedge,
e l c uidad or del bar, " un pobre tipo". En realidad, el Sr. Gedge puede George Eliot d escarga su conciencia, salda su obligación, admi-
estar más cerca de la imagen exacta de la gente tal como Marian tiendo secretamente su parentesco con las posiciones que rechaza. Los
Evans la ve, pero el ci ni smo de Gedge es tambi én un valor infundado extremos se tocan en su común infundamentación. El cinismo que
tanto como lo es la amante veneración de George El iot para con la mid e a toda la gente con un cero y la encuentra a toda igualmente po-
gente común . La diferencia, fundamental para George Eliot, como un bre, tiene el mi smo sentido que la medida positiva que otorga a mi
signo de más o de menos antes de cero, es que la eva luación positiva semejante un valor infinito, generando así una resolución d e hacer el
es el mejoramiento de la vida. Crea y sostiene a la comunidad humana bien, de amarlo/a . T erm ina siendo lo mismo, sin embargo, se convier-
sobre la base de esas ficciones infundadas que son absolutamente t e en algo muy distinto en sus efectos, lo cual constituye toda la dife-
"necesarias" en el caso de que existiera una comunidad humana : " Es rencia entre la conservación y la disolución de la sociedad. El cemento
de la sociedad es la ficción de que mi feo, estúpido prójimo es suscep-
194 J. HILLIS MILLER
LECTURA DE ESCRITURA . .• 195
tibie de ser amado. Adam Bede d ramati za en la historia d e su héro e ti·
tu lar los peligros de un poder de juicio demasiado terco y clarividente.
Aún el performativo más caritativo, s in emba rgo , t iene sus peligros. La
oscilación generad a por la imposibilidad de distingu ir categóricamente
¿EXISTE UNA
entre esas dos actitud es, la ego ísta y la no ego ísta, la clnica y la cari·
tativa , es el rit mo penetrante del pensam iento y el sentimiento d e ETICA DE LA LECTURA?
Adam Bede en su totalidad. Está dramati zada en la secreta identidad
Y. sin embargo, infinita difere':lcia entre Hetty y Dinah. Está dramati·
zada en la imposib ilidad de decidir si e l iluso amor de Adam por Hetty
es algo bueno o algo malo: " Creó la mente q ue creyó salió de la suya,
q ue era amplia, generosa , tierna" (Ada m Bede, Cap. 33) . Está imitada
fina lmente en la imposibilidad d e decidir s i el "yo" que habla en el No hace mucho tiempo Paul de Man podía oecir, con bastante
cap(tulo Diecisiete es Marian Evans habl ando d el mund o real, históri- regocijo, -imposible determinar s i con much a o poca ironía~ que
co, autobiogáfico de su padre, el di strito de su hogar, la exper iencia la tarea de la critica en los años venideros sería una especie de apro-
de su infancia, o si, como también debe ser, es todo eso traspuesto piación imperiali sta de toda lectu ra po r parte d e ese m étodo d e
a la voz ficticia de un narrador masculino inventado que habla de lectu ra retórica que suele ll am arse "desconstrucción". "Sin em-
hechos ficticios y los valora en intercambios f igurativos infundados bargo, no hay ningún motivo por e l cua l los análisis del tipo que
desplazándose hacia atrás y hacia adelante d esde el amor hacia la natu - aqu 1' se sugieren para Proust", decía de Man, "no puedan ser apli-
ra leza, el arte, la reli gión. Es ambos y por lo tanto ninguno. cados con las adecuada s modificacio nes t écn icas, a Milton, Dante o
Holderlin . Precisa me nte ésta será, d e hecho, la tarea de la crítica
Mi lectura de la lectura que George Eliot hace de su propia es- literaria en los años venideros" ( 1) Apenas podría afirmarse que es-
c ritura ha revelado una grieta perturbadora entre el conocimiento que t a tarea haya si do llevada a cabo en los años que van d esde 1979 has-
otorga esa escritura en su firme compromiso d e narrar la verdad y ta ahora con un rigor semántico importante. Y lo d icho es verdad
el poder de ama r a un prójimo que supuestamente brinda una historia a pesa r de la vasta influencia ejercida por la "desconst rucción", a pe-
que narra la verdad . Esta fisura no es d em as iado diferente, después de sar d e los muchos libros y ensayos escritos a l respecto, y a pesar del
todo, del abismo entre la epistemolog(a de la metáfora y e l necesari o trabajo brillante de. críticos más jóvenes influidos por de Man . Pero
momento de "eticidad" en el relato que realiza Pau l de Man d e su es m ás lo que se ha hablado sobre la desconstrucción, en tanto "teo -
texto "paradigmático", e l Julie d e Rousseau. ría". o en tanto "método", buscando aplaudirla o d eplorarla, que lo
que se ·ha intentado para realizarla o para demostrar que la misma
Traducción de Laura Flores puede "aplicarse" a Milton, Dante o Horderlin, o a Trollope o Virgi-
nia Woolf.

Efectivamente ha tenido lugar, a part ir d e 1979, un d espl aza-


miento masivo del centro de interés en los estudios literarios, el que
ha dejado de situarse en el estudio "intrínseco", retórico de la litera ·

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197
tura, para acercarse a · los vínculos " extrínsecos" de la literatura, a su
ubicación en contextos psicológicos, históricos o sociológicos. Para pre ha tendido a ser cuando no ha sido acompañado por una reflexión
decirlo de o tro modo el centro de interés ha dejado de ser "la lectu- seria sobre la especificidad de la literatura en tanto modalidad del len-
ra", lo cu al significa e nfocar el lenguaje como tal, su naturaleza y fa- guaje. Son tan extravagantes las exigencias qu e pl antean de Man o De-
cu ltades, para aprox imarse a form as varias d e interpretación herme- rrida sobre el si mple hecho de leer un poem a, una nove la o un texto
néutica, lo cual significa enfocar el lenguaj e en re lación con alguna filosófico, que uno se cansa de sólo pe nsar en ello. iS in duda la lectu-
otra cosa: Dios, la naturaleza, la sociedad , la historia, el yo , a lgo que ra no puede ser tan engorrosa!. Ni t ampoco ex igir tal perplejidad, tales
presumiblemente est ar ía fu era del lengu aje. Ha habido, a través de uno esc ru p ulosidades. De nadie puede esperarse, seguramente, que dom ine
de esos (tal vez inex plicables y por cierto "s uprad ete rminados") despla- el intrincado rigor de la forma desconstructiva de lectu ra y que lo apl i-
zamientos del interés, un incremento tremendo d el atractivo de teo - que hab itualmente . Pero es necesario seguir adelante. Es posible que
rías:de la literatura psicologísticas y sociológicas, t a les como el femi- considerar seriamente lo que la d esco nstr ucció n dice sobre el lenguaje
nism o lacaniano, e l marxismo, e l foucau ltismo. Este desplazam iento literario o sobre e l le nguaje como tal, pueda ocasionar una d emora o
ha est ado acompañado por un muy extendido retorno a ant icuados mé- una postergación ind efinida de nuestro deseo de canali zar nuestra
todos biográficos, temát icos, y 1iterario-histó ricos que datan d e an- atención hacia los vínculos d e la literatura con la histori a la sociedad
tes d el New Criticism. El t rabajo que se apoya en estos métodos se el yo. En lo _que se ha vuelto ya un ensayo clásico sobre' el tema, " L~
lleva a cabo a menud o tan gustosam ente , como si el New Criticism, Resistencia a la Teo r ía" (2). d e Man ha analizado las razones d e esta
para no mencionar m étod os retóricos m ás recientes, nunca hubiese impacie ncia, d e est e deseo colectivo d e reprimir, de evad ir las dificul -
existido . t ades que surgen d e ver la literatura cl aramente y d e pensa r su natura -
leza r igurosame nte como un uso especifico del lenguaj e. Prueba d e lo
Est e deslizamiento o desv ío geológico_ se observa tanto en que de Man dice en e l ensayo es que este mismo fue rechazado para su
"la d erecha" como en " la izq uierda". Está tan prese nte en las nos- inclusió n en un vo lum en sobre los vínculos de los estudios lit erarios
ta lgias de un Walter J ackso n Bate por las épocas previas a 1New Critic ism, con otras di sciplinas au spiciado por la Asociación de Lengu a Mod erna
el que, según su vis ión, estrechó desastrosamente el espectro de los es- de los Estados Unid os (Modern Language Association of America) .
tudios literarios, como en e l desdén y la impaciencia q ue jóvenes Parece que la teoría tle d e Man acerca de la resistencia a la teoría én -
marx istas y foucault ianos sienten hacia un estudio litera rio aislado contró una ·resiste ncia considerable.
(así dicen) de la h istoria y la poi ítica. Se da como si un gran suspiro
de alivio se elevase desde todos los rincones del p a ís. · La era de la Ese al ejarse del estudio retórico de .la literatura a m enudo se
"desconstrucción" ha terminado. La desconstrucción ya ha ten ido acompaña d e una d escr ipción falsa d e lo que rea lm ente dicen de Man,
su cuarto de hora, y ahora podemos volver con una conc ie nci a clara Derr ida, o sus colegas, acerca d e las relacione_s extríns·e cas de la litera- ·
al más cálido y más humano quehacer de escribir sobre el poder , tura. Se dice que estos críticos se ocupan exclusivamente d el lenguaj e
la h istoria, la ideología, la "institución" del estudio 1iterario, la lucha Y q ue só lo les importa "recortarlo" del mundo real de la hi stor ia y d e
de c lases, la opresión de la m ujer, y las vidas reales de hombres y mu- los ho mbres y mu jeres vivientes . Se coloca a la desconst rucció n en
jeres en la sociedad, tal como son ellas mismas y tal como se "refle- el mismo grupo que otros "formalismos" pasados de moda, " estéril es"
jan" en la literatura . Nuevamente podemos formular pregunta s p rag- Y "eliti sta s". Se la opone a los métodos sociológicos más nuevos, com -
máticas so bre los u sos de la literatura en la vida hum ana y en la so- prometidos p ragmáticament!! con el mundo real ," exterio r a l lenguaje .
ciedad. Podemos pues volver a lo que el estudio d e la literatura siem- Todos mi s respetos para co n las motivaciones que subyacen a este des-
198 J. HILLIS MILLER
i EX ISTE UNA . .. 199
plazamiento, el noble afán de justicia social, de mejoram iento de la si· ginada "evolución" histórica, de modo que ya no fuera necesario con-
tuación de la mujer y de las minorías; de una comprensión clara de siderarlos seriamente en el verdadero quehacer de los estudios lite~a ·
la presuposiciones ideológicas que invisiblemente nos manipulan, y rios de nuestros días: Yo me atrevería a decir, parafraseando a de
de las cuales este desplazamiento del compromiso de asumir que es- Man, que "la tarea de la critica litera ria en los años venideros" será la
toy describiendo constituye sin duda un ejemplo conspicuo. Todos de mediar entre el estudio retór ico de la literatura, del cual el estudio
mis respetos para con la impaciencia hacia el verdadero trabajo duro "desconstrl:Jctivo" es por lejos e l más riguroso de los últimos t iempos,
de leer, para con el irritante sentimiento de que la lectura puede ha· y el ahora tan irresistiblemente atractivo estudio de las re lac;iones extrín-
liarse aislada de las obligaciones reales de la vida, para con el deseo de secas de la literatura. O quizá seda 'mejor, dado que, como me lo
lograr que los estudios literarios tengan peso de alguna manera, surtan recuerda Thomas Keenen, el término "mediación" integra el vocabu -
efectos de poder e n la sociedad y en la historia . Es difícil imaginar que lario del pensamiento d ialéctico y siempre sugiere la posibilidad de al-
pueda admirarse sinceramente a un hombre o a una mujer que no sien- guna sínt'esis o Aufhebung, generalmente a expensas de una parte o
ta algún tipo de pasión por la justicia social y esté dispuesto a trabajar sería mejor decir "confrontación", o "encuentro", o "negociación sobre
por ella. lo no negociable", ya que puede ser que el estudio retórico de la lite-
ratura, o de la "literar iedad" en cualquie r porci ón de lenguaje tan
El problema es qué tiene que ver esto con el estudio de la litera- pronto sea considerada como texto, es el encuentro con aquella cosa
t_ura . Es al definir esta conexión que comienzan las dificultades y los articulada dentro del lenguaje que en conjunto es irreductible o incom-
desacuerdos. Yo afirmo que el estud io de la literatura tiene mucho prensible mediante métodos de interpretación históricos, sociológicos
que ver con la historia, la sociedad, el yo, pero en tal vinculación no se o psicológicos. Incl uso los términos "encuentro" o "confrontación"
trata de un reflejo temático de estas fuerzas y hechos extralingülsticos so n engañosos·, desde e l momento en que aquello de lo cual estoy
en la literatura, sino que se trata más bien de que el camino que ofrece hablando nunca puede ser visto cara a cara , sino sólo indi rectamente,
el estudio de la literatura es quizá la mejor oportunidad para id entifi · a la manera de los senderos que traza una pa rtícula cósmica al pasar
car la naturaleza del lenguaje desde el momento en que puede influir por una cámara de burbuja. De cualquier manera, si prescindimos del
sobre aquello que de Man llama "la materialidad de la historia". Aqui estudio retórico de la literatura, concentrando en el lenguaje, sus le yes,
se hace indispensable "la lectura" en el sentido de un análisis retórico aquello que la literatura es y lo que puede hacer, sobre todo en la fun-
del tipo más cauteloso y paciente. lOe qué otro modo podemos, si no , ción del lenguaje figurat ivo de interferir co n la labor despejada de la
discernir lo que un texto es y dice, y lo que puede hace r?. Jamás gramática y la lógica, del mismo modo que el virus parás_ito inter-
puede darse por sentado de antemano, ni siquiera cuando generaciones fiere con la labor de la célula que lo aloja, no podemos mantener espe-
de comentarios se han superpuesto a ese texto . ranza alg una de comprender exactamente cuá l puede ser el rol de la
literatura en la sociedad, en la historia y en la vida humana indi vidual.
Desde el momento en que "la lectura" en este sentido es indis-
pensable en toda preocupac ión seria por los vínculos de la literatu ra En nuestra ansiedad por hacer que el estudio de la literatura im-
con lo que se halla fuera de ella, seda una catástrofe para los estudios porte estamos siempre en peligro de malubicar ese rol, de reclamar de-
literarios si los discernimientos de la desconstrucción, asi como aque- masiaEio para la literatura, por ejemplo en cuanto fuerza politica o his-
llos del New Criticism y los de críticos como Empson y Burke, fuesen tórica, o de pensar -en la enseñanza de la literatura como en a lgo dema-
olvidados, o relegados como una etapa superada dentro de alguna ima- siaEio explfcita mente político, en el mismo sentido en que es política

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la tarea de un miemb ro del Congreso, o que llevo a cabo un acto po- No se trata, de hecho, de que la obra de de Man o la de Derrida
Iítico cuando voto. Nadie puede dudar que la literatura es performati- sean enteramente "intrínsecas", preocupadas exclusivamente por el
va, que determina que sucedan cosas, que es una manera de hacer co- lenguaje como tal, limitadas al lenguaje por un aislamiento depurado
sas mediante palabras, y nadie puede dudar tampoco que la enseñanza de lo extralingü ístlco. Existe incluso ya en Alegorías de la Lectura
de la literatura tiene siempre un componente polftido, tal vez en un de de Man una t eorfa completamente elaborada de las relaciones his-
grado aun mayor cuando silencio sus· implicancias poi (ticas, por igno- tóricas, psicológicas y ét icas de la 1iteratura. Lo escrito por de Man
rancia o por indiferencia ante las mismas. No es tanto el caso de que, en los dos o t res últimos años de su vida se centraba cada vez más en
para bien o para mal, se sobrevaloren los efectos performativos de la tales cuestiones, lo que sin duda constituye otro ejemplo de esa trasla-
literatura, como que, a menudo, esos efectos son ubicados en e l sitio ción casi universal ·hacia la poi ítiéa, la historia y la sociedad que marca
equ ivocado. Las teorías sociológicas de la literatura que la reducen a lo específiéo de los estudios literarios en el momento actual . Sin duda
ser· un mero reflejo de las ideologías:dominantes, de hecho tienden a el presente ensayo constituye un ejemplo más de esto. Por ejemplo, en
limitar su función a un pasivo reflejar, una especie de anamorfosis in- el ensayo antes menc ionado y titulado " La Resistencia a la Teoría",
consciente de las corrientes rea les de poder. De acuerdo a esta postura, de Man dice lo siguiente acerca de la contribución de un estudio retó-
el estudio de la literatura estada diciendo a los lectores algo que pro- rico de la literatura a la comprensión social, política e histórica:
bablemente podrían aprender mejor en otro lado, por ejemplo me- "Serfa desafortunado, por ejemplo, conf undir la materialidad
diante el estudio directo de documentos históricos. Por otra parte , de del significante con la materialidad de lo que éste significa. Qu i-
Man se aventura a decir que "alegorías textuales a este nivel de com- zás esto parezca suficientemente obvio a l nivel de la vista y el
plejidad retórica (está hablando de El Contrato Social de Rousseau) sonido, pero lo es menos en lo que tiene que ver con la más ge-
generan la historia". (AR, pág. 277). A fin de comprender cómo pue- neral fenomenalidad del espacio, del tiempo, o especialm ente
de suceder que cierto tipo de lenguaje determine que ocurra lo que lla- del yo : nadie menta lm ente sano pretenderá producir uvas gra-
mamos historia, es necesario comprender primero qué sign ifica hablar cias a la lum inosidad del vocablo "día", pero es muy difícil no
de un texto dado como de una alegoría textual con un alto nivel de concebir las 1íneas esenciales de nuestra existencia pasada y fu -
complejidad retórica. Esto es necesario para leer el Contrato Social tura como en concordancia con esquemas temporales y espacia-
o cualquiera sea· el texto que nos concierna, asunto nada fácil, y asun- les que pertenecen a re latos ficticios, y no al mundo. No signifi-
to q ue tampoco ocurre tan a menudo como quisiéramos, antes de pro- ca esto que las narraciones ficticias no sean parte del mundo y
seguir hacia el estudio confiado de esas-relaciones extrínsecas. Para de- de la rea lidad; el fuerte impacto que ell as ejercen sobre el mun -
cirlo de otro modo: esas relaciones extrínsecas son ellas mismas intrín- do d ista -mucho d e ser tranquilizante. Aquello que denominamos
secas al texto. La dist inción entre intrínseco y extrínseco, como la ideología es precisamente la confusión de la realidad lingüística
mayoría de tales oposiciones binarias, resulta ser falsa y engañosa . con la natural, de la referencia con el fenomenali smo. De esto se
Esas relaciones aparentemente "extrínsecas" requieren ellas mismas sigue que, más que cualquier otro modo de investigació n, inclu-
un análisis retórico , por ejemplo, una comprensión clara de las diversas so las ciencias económicas, la lingü íst1ca de la litera riedad es una
figuras de lenguaje necesarias siempre, de una fo rma u otra, para hab lar herramienta poderosa e indispensable para desenmascarar abe-
de la relación de una obra literaria con su !'contexto": "reflejo", la rraciones ideológicas, así como también un factor determinante
cual es metáfora, "contexto", la cual es metonimia, " id eología'~. la para rend ir cuenta de que las mismas ocu rren. Aque llos que re·
cual es anamorfosis ·, y as ( sucesivamente. prochan a la teoría literaria e l descuidar la realidad social e h is·

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tórica (es decir, ideológica). están sencillamente expresando su El hecho de que los opositores al estudio retórico de la literatura
temor de que sus propias mistificaciones ideológicas sean reve- de ambos lados del espectro po i ítico siguen representándolo equivoca·
ladas a través de la herramienta que ellos están tratando de desa· damente como ahistó rico y apol ítiéo puede estar ind icando la impar·
creditar. En pocas palabras: son muy pobres lectores de la Ideo- tancia de lo que aquí e~tá en juego . Se puede ver que los riesgos son
logía Alemana de Marx", ( RT, pág. 11). enormes, tanto para los estudio s litera rios como tales, como para la
fu nción que los mismos cumplen en la sociedad, tal como la misma es
Tal vez se quiera discrepar con este punto, o decir que de Man ahora y tal como probablemente será en los años venideros. Los ries-
no ha entendido bien la relación entre el estudio del lenguaje y la li- gos son enormes cuando se persevera en la cu idadosa consideración
teratura con la poi ltica, pero únicamente de mala fe se podrla afirmar de lo que im plica un estudio retórico de la literatura para nuestra vida
que él no da cuenta expl (cita de las implicancias po i (ticas e históricas pollt ica y ética. Mi propio trabajo en los últimos tiempos tiene como
de su teoría del lenguaje y de su teoría de lo que él llama "literarie· tema aquello que yo llamo "la ética de la lectura". En un libro próxi·
dad". O sería mejor hablar de aquello que de Man escribió no como mo a aparecer con ese títu'lo he invest igado esta mater ia en lecturas d e
teorla abstracta sino como práctica, dado que la totalidad de su obra pasajes de: Kant, de Man, Kafka, Trollope, George Elliot, Henry Ja-
se centra en la lectura de un texto o de otro, por ejemplo la serie de mes y Walter Benjamin . Aquí me propongo ejemplificar med iante una
ensayos escritos sobre diferentes obras de Rousseau en Alegorías de la exploración adicional de este tema, mi pretensión de que el estudio re-
Lectura_ O mejor aún digamos, para seguir clarificando esto, que todo tórico de la literatura se halla hondamente comprometido en la consi-
lo que él ha escrito -y esto sucede con todo estudio 1iterario bueno- deración seria de las llamadas relaciones extrínsecas de la lite ratura.
no es ni pura teoría ni pura práctica, "crítica práctica", ni siquiera una
mezcla de las dos ni algo entre ambas, si no un modo de lenguaje inter- ¿Existe una dimensión ética para el acto de la lectura como tal
pretativo que está mas allá de tal oposición falsa y engañosa. Se lo po- (en oposición a la expresión de temas éticos en e l texto leído)?. En ca-
drla llamar "ejemplificación", pero esto dejan'a abierta la interrogan· so afirmativo, lcuál ser ía esa dimensión ética?. lMe sobreviene algún
te: "lejemplificación de qué cosa?". La respuesta debe ser que cada beneficio moral del acto solitario de lee r?. lCómo se medirla de modo
buen ejemplo de lectura es una ejemplificación de otros ejemplos, d e preciso ese beneficio, y de qué tipo exactamente seria?. lFortaleci-
acuerdo a una extraña lógica de sinécdoque en una situación como la mi ento y creación de mis valores, tni mejor incorporación a los "valo-
de los estudios literarios, en la cual no hay posibilidad de totalización res" de mi sociedad?. En el caso de que los estudios literarios me re·
ni del establecimiento, de una vez por todas, de una teoría general porten este beneficio y demuestren que el lenguaje tiene ese valor hu-
que todo lo contenga. Si una de las dimensiones simu ltáneamente mano en tanto creador y sustento de civilización, ld ifu nde mi lect ura
prácticas y teóricas de la obra de Paul de Man es, en todo caso, una ese beneficio a los demás, a mis estud iantes si soy u n educador, a mis
escrupulosa rendición de cuentas de los efectos referenciales, históri· lectores si soy un crítiéo?. lOué es lo bueno de leer?. Inicial y quizá
cos, socia les y pollticos de la literatura, exactamente lo mismo puede primar iamente parecería que leer es extraer correctamente e l significa-
demostrarse tan decisivamente en lo que se refi ere a Jacques Derrida, do de lo que se lee, lo cual es un asunto cognitivo o epistemológico,
quien en todo momento ha tenido en consideración las implicaciones pero no es un asunto ético que tenga que ver con la conducta y la res-
institucionales, políticas y sociales de su obra, por ejemplo en Posicio- ponsabilidad. No obstante, así como Henry James en el elocuente
nes, o, más recientemente, en una entrevista titulada "La Desconstruc- párrafo que cierra el prefacio a The Golden Bowl (La Vasija Dorada)
ción en los Estados Unidos". (3) afirma que el acto de escribir es una porción privilegiada de aquello

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que él denomina "la conducta de la vida", así afirmo yo que el acto filosóficos, enseñarl os o escribir al respecto, una cosa hecha que a su
de leer también es ·una porción de la cond ucta de la vida. Me propongo vez hace otras cosas?. lTiene la lectu ra una dimensión ética propia
demostrar esto refiriéndome a otra de las obras de James: What Maisie e inevitable, juntamente co n su dimensión cognitiva o epistemológi-
Knew (l o que Maisie sabía). Mis preguntas son las siguientes: en la si- ca, Y. en caso afirmativo, cuál es esa dimensión?. lCómo difiere la
tuación pragmática, "de la vida real", de leer una obra literaria, o de lectura, si es que difiere, de otros actos éticos, tales como hacer pro-
enseñ arla en una clase, o de escribir un artículo sobre ella, lcuá les son mesas, brindar un inform e veraz, dar regalos, o lo que fuera?.
exactamente las responsab ilidades éticas del lecto r, del profesor, del
crítico?. lCon qué o con q uién se halla él obligado, y qué es exacta- Sin embargo, al decir un acto ético no qui ero decir meramente
mente lo que esa obl igación le exige que haga?. lLa responsabilidad un hacer que a su vez hace otras cosas. Un acto ético debe tam bién
de ella o de él es en primer lugar para con la sociedad en general , o pa- ser lib re, en el sentido de que yo debo ser libre de hacerlo o no , y por
ra con su comunidad local, o, en caso de tratarse de un profesor, para lo ta nto debo asum ir la responsabilidad por ello. lCómo podría, en
con la institución que lo ha tomado y que le paga, o es el profesor res- otro caso ser considerado responsable por algo que no pude dejar de
ponsable en primer lugar ante sus estudiantes?. lAcaso la tarea de la hacer?. Al mismo tiempo, en todo acto que queramos calificar ade·
lectura no debe, por otro lado, generarse siempre a partir de lo que cuadamente de ético debe haber cierto imperativo que me determine :
trad icionalmente se llama "el respeto por el texto"?. lDe qué manera "Tengo que hacerlo; no puedo obrar de otra forma". Afirmo que tal
puede el lector cumplir al mismo tiempo con todas esas obligaciones, requerim iento o ex igencia constituye un rasgo esencial de aque llos
quizá en confl icto entre sí?. lCuál es el poder que decide en caso de actos que pueden ser legítimamente llamados éticos, esta ndo por lo
conflicto entre toda s estas respon sab ilidades?. l La "conciencia" del tanto aquí incluidos los actos de lectura, en la medida que puedan co-
lector?. lAiguna autoridad externa?. En e l caso de que se otorgue rrectamente llamarse éticos. Ejemplos de actos éticos representados
prioridad al respeto por el texto lante qué o quién exactamente so· en obras litera ri as (lo cu al de ninguna manera es lo mismo que el mo-
mos responsables cuando tenemos "respeto por el texto"?. lA qué mento ético que implica leer esas mismas obras) son la decisión d e
altura exactamente, en lo que se refiere a la tran sacción total con un Nora Rowley de rechazar la oferta de matrimonio del Sr. Glascock
texto, incluyendo la responsabilidad cognitiva de "obtener correcta- debido a q ue ella no lo ama, en He Knew He Was Right (El sabía que
mente el texto", interviene un momento propiamente ético para el tenía razbn) de Anthony T rollope: "Ella debe rehusar la ta n bri llante
lector, el profesor, o el críti!!o literario?. oferta y abandonar la idea de reinar como sobera na en Monkhams",
o la decisión de Maisie, al fi nal de Lo que Maisie sabía de Henry Ja -
Pero antes que nada debería aclarar lo que quiero decir con "éti- mes, de ofrecerse a dejar a la Sra. Wix si Sir Claude abandonase a la
ca" en la frase " ra ética de la lectura". Con la palabra "ética" quiero Sra. Beale. El "Debo hacerlo ." de Maisie, dice el narrador d e James,
decir más o menos lo m ismo que Henry James en ese prefacio a La se basa en "algo aún más profundo que un sentido moral". lCuál
vasija dorada cuando d ice que ''toda ·la conducta de la vida consiste es el or igen de este "debo hacerlo"?. lEs análogo a la exigencia a la
en cosas que se han hecho, las cuales hace n a su vez otras cosas". Si cual respondemos nosotros al leerla, enseñarla, escribi r al respecto?.
James tiene razón al deci r que el escribir, por ejemplo el escribir
La vasija dorada, es una cosa hecha que a su vez hace otras cosas, mi Del uso que hago de ejemplos puede verse que considero mi te -
pregunta es sumamente concreta y específica: lEn qué sentido, si es ma como uno que no se puede discutir adecuadamente en abstracto .
que lo hay, constituye el leer, por ejemplo novelas, poemas o textos El mismo debe ser analizado y demostrado en términos de casos es-
pec fficos. La relación entre ejemplos y generalizaciones conceptuales
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¿EXISTE UNA ... 207
sobre la ética de la lectura es de hecho una de las áreas problemáticas categórico . La historia de la especulación sobre ética a partir de Kant
en cualquier teoría de la ética de la lectura. Es fác il ver que ninguna es la lista de los sucesivos intentos de transitar armónicamente por esta
. elección de ejemplos es inocente. Se trata de una selección un tanto aparente paradoja. Se puede por ejemplo afirmar que desde un punto
arbitraria, la responsabilidad de la cual debe asumir el elector. Por de vista ético somos igualmente responsables por actos llevados a cabo
otra parte, en esta zona de la conducta de vida no hay ningún hacer inadvertida o automáticamente, y por aquellos actos que resultan de
sin ejemplos. Esto es tan cierto para los tratados filosóficos sobre ética una opción consciente libre. No só lo no es excusa la ignorancia de la
como para los estudios literarios, tal como he intentado demostrar en ley . Tampoco es excusa ignorar aquello que hice sonámbulo, y no me
otro sitio en una discusión de un ejemplo tomado de la Fundamenta· libera de la responsabilidad ética por lo que haya hecho. Sin embargo,
ción de la Metafísica de las Costumbres (Grundlegung zur Metaphysik tengo la impresión de que la libertad es una dimensión esencial de la
der Sitten) de Kant. No hay teoría de la ética si no se cuentan hi sto· responsabilidad humana. Justamente este aspecto es uno de los temas
rias. Narraciones, ejemplos, cuentos, tales como la anécdota que na - éticos que suelen dramatizarse 'en obras literarias, por ejemplo en la
rra Kant del hombre que hace una promesa que no piensa cumplir, son cláusula que abre El Proceso de Kafka, y en toda la acción posterior:
indispensables para pensar en ética. Poder comprender la ética en "Alguien debe haber estado difamando a Joseph K., ya que una her-
tanto región de investigación fi losóf ica o conceptual depende, tal vez mosa mañana fue arrestado sin haber hecho nada malo." Toda esa no-
sorprendentemente, de que se posea la capacidad de interpretar histo · vela se vuelve en dirección a la interrogante de si Joseph K. ha come-
rias esc ritas, o sea que depende de una destreza o arte considerados tido efectivamente algo malo, si puede ser justo que lo condenen a
generalmente como ámbito privativo del criterio literario. Si esto es muerte por haber infringido una ley que él no só lo ignora inicialmen-
cierto, tiene importantes implicaciones prácticas para mi tema d e la te, sino que en principio no podrá confrontar nunca cara a cara, ni
ética de la lectura, así como para mi aserción de que el estudio retóri- leer en la forma de una ley escrita indagable, tal como la parábola den-
co de la literatura tiene cruciales implicaciones prácticas para nuestra tro del texto de El Proceso: "Ante la Ley", afirma parabólicamente,
vida mora l, social y poi ítica. Se verá que opino que los ejemplos na- de modo apropiado para la narración.
rrativos son especialmente apropiados para investigar la ética de la lec -
tura, pero las razones de e llo no deben interpretarse mal. No es el he- Un resultado diferente podrá obtenerse si nos desplazamos, co-
cho de que los cuentos contengan la dramatización temática de las si- mo estoy intentándolo hacer yo, de la representación temática de
tuaciones ét icas, las opciones y los juicios, los que los hace especial- aspectos éticos dentro de una obra literaria, a ios aspectos éticos que
mente apropiados para el tema que trato, sino una razón inversa, asa- el acto mismo de leer implica. Es fácil ver que el acto de leer es curio-
ber : la ética en sí misma guarda una relación peculiar con aquella for - samente libre y no libre a un mismo tiempo. Seguramente soy, y en
ma de lenguaje que ll amamos narrativa . Las dram at izaciones temátiCas nuestra sociedad de todos modos, relativamente libre para leer un de-
de asuntos éticos en narraciones son la alegorización oblicua de esta terminado libro o no, para enseñarlo, o para escrib ir sobre el mismo.
necesidad lingüística. Luego volveré más abundantemente sobre este lLo soy?. Si la sección académica o la institución en que trabajo me
difícil punto. ha encargado dicta r un determinado curso, o si soy un estudiante que
debo tomar un determinado "curso obligatorio" dentro de un cierto
Soy consciente de que hay, por supuesto, algunas teorías de la currícu-lo, entonces prácticamente no puede decirse que yo sea libre
ética que plantearían una contienda a mi afirmación de que un acto de leer o no los libros del currfcu'lo de ese curso. Tampoco nuestros
ético debe ser libre y al mismo tiempo la respuesta a un imperativo jóvenes serían libres de no leer, en caso de que triunfara esa tendencia

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na, y con igual fuerza por todos los textos. Debo leerlos a todos, y
actual de vo lver a establecer un canon básico de obras literarias que para ello no se ve modo de empezar ni principio alguno a seguir, más
deban ser leídas por todos los escolares de los Estados Unidos.
que criterios arbitrarios o contingentes, según los cuales puedo decidir
algún ord en de p rioridad entre todos los libros. Tengo que tomar uno
Pero hay otras dimensiones para limitar mi libertad de leer o no
y comenzar donde pueda. Pero cuando opto por responder a la súpl ica
leer. Es imaginable una situación en la cua l por accidente tomo cierto
de est e libro , estoy traicionando mi responsabil idad para con todos los
libro de su estante, o en la cual veo sin buscarlo un libro qu e está otros li b ros, responsab ilidad que no puedo cubri r nu nca sat isfa ctoria-
abierto sobre el escritorio de algu ien. En el caso de que conozca la mente. Por tanto vivo en una situación perpetua de atraso culpab le,
lengua puede decirse que lo leo, quiera o no quiera leerlo, y debo asu - la cual es mi dest ino desde e l momento en que aprendí a :leer, Y de la
mir la responsabilidad por las consecuencias de ese acto. La lectura es cual no habré escapado ni aun camino a m i fosa ; entonces estaré
en cierto modo automática, invo luntaria. Puede que suceda que he leí- igualmente e n deuda que antes, y los más heroicos esfuerzos habrán si-
do determinado libro, digamos un libro que hallé en una pieza de ho- do inútiles para saldar mis obligaciones. Es más: esta responsabilidad
tel o en una casa de veraneo que he alquilado. Este encuentro acciden - parece tan absurda que me la gua rdo para mí, y la llevo conmigo como
tal puede tener las mayores consecuencias éticas en mi propia vida y una culpa secreta .
en la de los otros, ya que m i acto de lectura provoca que otras cosas
se hagan a su turno. De este modo fortuito es que llegué a leer la crí- Tampoco es esta d emanda, orden, ex igenc ia, reque ri miento ini-
tica de Georges Poulet, y ello fue con todo, decisivo para mi carrera cial de que lea todos los libros, y con la cual com ienza la ética de la
profesional como profesor y crítico, e incluso para mi vida privada . lectu ra, una fantasía 'ni un concepto meram ent e t eórico. Es la ex pe-
Es un rasgo intrínseco de los trozos escritos de lenguaje , el que riencia más co ncret a y real de una obligación im placable y con la cual
exijan ser le ídós, inc luso aunque por una u otra razón no encontraran es al mism o tiempo imposible cumplir, y q ue habrá sent ido tod o lec-
jamá$ a sus lectores. Todos esos libros que se alinean en los estantes de tor q ue se tome en serio la lectura, no im port a cuán exitosam ente ha-
todas las bib liotecas no están allí precisamente asentados en forma pa- ya ella o él suprim id o ta l exper iencia como algo absurdo. ¿Quién o
siva . Están pidiendo a gritos que se los lea. No cesan día y noche de q ué dice que yo tenga que leer todos l0s libros?. Mi situación de lec-
clamar por lectores, exactamente igual que, como d~.cfa Walter Benja- tor es un poco como si hub iese f irmado un contrato imposible, sin
mín en "La Tarea del Traductor" ("Die Aufgabe des Ubersetzers") , ca- haberl o de hecho firmado, que me acuerde, o como si hubiera venido
da texto exige ser traducido, aunque tal vez nunca encuentre su tra - al mundo ya agobiado por una deuda que no tendré jamás oportuni-
ductor. Cada texto se completará cuando sea volcado a otra lengua, dad d e sald ar. Es como si otra persona u otra cosa hubiese f irm ado en
quizá a todas las otras lenguas. De modo análogo, cada texto estará lugar d e mí, por lo cual en cuanto ap rendo a leer descubro que me
completo só lo al ser leído. La ética de la lectura comienza con mi hall o at ado por u na deuda que no ten ía idea de est ar asumiendo, del
respuesta a esta exigencia de que se lea cada texto, y sin duda que se mismo modo que Josep h K., arrestado un hermoso d ía sin haber he-
lo lea una y otra vez. cho nad a m alo.

Esta respuesta se tntcta con ~na dolorosa dificultad doble, y Supo ngamos que ese libro que tom o viene a ser Lo que Ma isie
en ell a permanece. Cada libro, poema, novela, ensayo, fragmento sabía d e Henry James, com pleto con el prefacio a la novela q ue J am es
de lengua escrita, incluso en aquel las lenguas que no sé, pide a gri - escr ibiera para la ed ició n neoyorquina de sus nove las. lQué suced e
tos ser leído, y ser leído por mí. El llamado se dirige a mí en perso-
iEXISTE UNA . . . 211
210 J. HILLIS MILLER
cuando lo hago, y en qué sentido constituye la lectura de Lo que Mai-
sie sabia un acto ético, esto es, el hacer una cosa que a su vez hace todos estos casos el saber desemboca finalmente en una opción, una
· otras?. decisión, una acción, siempre determinante y crítica, que cierra el
libro, pero esa acción no parece ser el resultado lógico del saber .
La primera cosa más saliente (y la última) por la cual el lector
de Lo que Maisie sabía, y en general de toda la obra de James, se ve Maisie tiene su sitio en esta larga hilera de protagonistas jamesia-
obligado a rendir cuentas, es esta: lPor qué motivo es siempre para nos que al final "renuncian". Podría ser más apropiado que la novel a
James el sumo bien, el acto verdaderamente moral, o e l acto ejecuta- se llamara "Lo que Maisie hizo sobre la base de lo que Maisie Sabía",
do en base a algo más profundo que un sentido moral (sea lo que sea si bien la frase "sobre la base de" parece apenas correcta, dada la fa l-
que ello signifique), un acto de sacrificio, de abnegación?. lOué podr(a ta de secuencia lógica que hay en este caso (y en los otros ejemplos
significar eso para lo que yo debería hacer en tanto lector de Lo que que he citado) entre el saber y el acto. La elección y acto de Maisie
Maisie sabía?. El desenlace de los cuentos y novelas de James suele es definido por el narrador como un ejemplo clásico de deci sión li-
consistir tan a menudo en un acto de abnegación, que cualquier lector bre y autónoma que se hace efectiva, que "se ejecuta" mediante un
puede notarlo, así cbmo darse cuenta de eso es lo que requiere lama- acto verba l: "Apelo a ti ", le dice Sir Claude a Maisie. "lPuedes elegir
yor explicación en J ames. Isabel Archer, en The Portrait of a Lady libremente?" ... "lPuedes elegi.r?. Me ref.iero a si eres capaz de decir
(El retrato de una dama), permanece junto a Gilbert Osmond, a pe- tú mi sma la palabra final para este asunto." ... "se había dado cuen-
sar de que ese quedarse contradice, aparentemente, todo lo que ella ta de que eso dependía tan completamente de ella. Su elección, tal
ha aprendido sobre qué es lo más valioso en la vida. Catherine Sloper, como su amigo la había llamado, se encontraba allí ante ella igual que
en "Washington Square" (Plaza Washington"), se aferra a Morris una suma imposible escrita sobre una pizarra". (4) Finalmente ella
Townsend, o más bien a la falsa imagen que de él úene, incluso luego opta por dejar a Sir Claude, a quien ama, y quedarse con la Sra. Wix,
que ha descubierto que no vale nada. Lambert Strether, en The Am- su gobernanta, o, más bien, opta por decir que dejará a la Sra. Wix si
bassadors (los Embajadores), rechaza el ofrecimiento de sí misma q ue Sir Claude renunciara a su relación adúltera con la Sra . Beale y partie-
le hizo Maria Gostrey, y regresa a Woollett, en Massachusetts, a fin de ra con el la, Maisie a solas sab iendo que al decir eso se separaba para
permanecer fiel a sus principios: "Ves, esa es mi única lógica. No que siempre de Si r Claude. Lo que ella dice, lo que lleva a cabo al decirlo,
yo obtenga de todo el asunto algo para mí"." Maggie, en La vasija dora- permanecerá para siempre como una barrera entre Sir Claude y la
da, dice su mentira a Charlotte, perdona el adulterio de su esposo Sra. Beale, como un juicio sobre la relación de ambos, a pesar de que,
con Charlotte y triunfa sobre ambos en el caso de abnegación quizá como repetidamente afirma Maisie, fue ella quien los reunió por pri-
más complejo de la obra de James. Milly Theale, en The Wings of the mera vez. El acto de Maisie anticipa el de Maggie en La vasija dorada.
Dove (las alas de la paloma). deja su dinero a Merton Densher, si Una vez más el acto de autosacrif.icio y abnegación aparentemente más
bien sabe que éste la ha traicionado, y de ese modo separa definitiva- ético empeora, más que mejora, las cosas para los que .la rodean .
mente a Densher de Ka te Croy. Todos estos actos de abnegación, en
los hechos, lejos de traer felicidad, ya para aquél que renuncia, ya para James se refiere elocuentemente a esto en el prefacio como "la
los que la o lo rodean, traen tan sólo para ambas partes, uno y otros, verdad irónica completa" de la novela, y si bien no hay razón alguna
mayor y perdurable aflicción y miseria, "bale" en inglés, para usar la para presumir a priori que James fuera el mejor lector de su propia
palabra que James emplea en el prefacio a Lo que Maisie sabía. En obra, lejos de ello, los prefacios constituyen, sin duda, el testimonio
para un acto extraordinario de lectura o de relectura. Aquí está lo que
212 J. HILLIS MILLER
dice James:
iEXISTE UNA ... 213
queriendo con ello decir la significación de la experiencia y la acción
"No hay temas tan humanos como aquéllos que nos reflejan, ex- de la protagonista, pensándolos como si hubiesen sucedido a una per-
traídá de la confusión de la vida, la conexión íntima entre el sona real en el mundo real, lqué tiene que ver todo esto con la ética
placer, la felicidad por un lado, y el dolor, la pena por el otro. de la lectura?. lOué es lo que deber!'a yo hacer, en tanto lector . "sobre la
La conexión_entre aquellas cosas que ayudan y las que lastiman, base" del saber que obtengo leyendo la novela?. lAigo análogo a lo
de ese modo haciendo pender por siempre ante nosotros aquel que hace Maisie?. lPero que significaría eso exactamente?. lCómo
radiante metal duro, de tan extraña aleación, una de cuyas caras podría Vo hacer en forma pragmática, y sobre la base de lo que sé
es lo justo·, recto y placentero de una persona, y la otra cara lo por haber leído la novela, algo análogo a lo que Maisie hace sobre la
doloroso ·y lo malo. Vivir con toda intensidad y perplejidad y base de lo que ella sabe (si bien, como ya he d icho, ese "sobre la base
felicidad en su pequeño mundo terriblemente mi xto sería asf de" es problemático)?.. lCuál sería concretamente ese hacer subsi-
el papel de mi interesante pequeño mortal; reunir perso nas que, guiente a la lectu ra, recordando q ue la ética de la lectura com ienza
estarían al menos mejor separadas; dejando separadas personas siempre con un acto ulterior de lenguaje: enseñar la obra hablar de
que, juntas, estarían el menos mejor; floreciendo, hasta cierto ella, escribir sobre ella?. lDebería yo llevar a cabo un acto 'de abnega -
punto, a costa de muchas convenciones y conductas de correc- ción, de renuncia, análogo?. lExactamente cuál sería, en el caso de
ción, incluso -de lo que se entiende bajo conductas decentes; leer la novela?. Finalmente, len qué sentido se usa aquí la palabra
manteniendo viva realmente la antorcha de la virtud en un " a na lag ía · ~? .
aire que tiende siempre a sofocarla; en realidad haciendo, en re-
sumen, que la confusión sea peor confundida, al introducir cier- La clave para acceder a una respuesta a estas preguntas y a una
ta extraviada fragancia de un ideal en medio de la esencia de comprensión de la ética de la lectura, se halla, por lo menos en este ca-
egoísmo, al sembrar sobre playas áridas, pese al mero hecho de so, en ver las analog ías: entre cuatro posibles maneras de renunciar
la presencia, la semilla de la vida moral." (M, 8) Y en v~r la fuerza exacta que tiene aquí el concepto de analogía. ' La~
analog ras· lo son entre cuatro formas de renu nciamiento : la d e Ja-
Habrfa mucho que decir de este-pasaje, por ejemplo de esa ima- mes al escribir el libro, la d el narrador al contar la h istoria (sabemos
gen de los dos lados del metal de extraña aleación en tanto figura para q_ue el nar_rador no es el autor, sino un " personaje" ficticio dentro del
la ambigüedad irreductible, como lo ve James, de todo acto moral, lr bro, a l f rn de cuentas, una función li ngüística) , la de Maisie al deci-
incluso quizá del acto de escribir y publ icar Lo que Maisie sabfa. Es dirse, la del lector al leer el libro y como resu ltado de este pedazo de
impresionante la comparación que se hace para esa ambigüedad en la la conducta de vida, pasar a hace r otras cosas que a su turno ocasio-
alusión, al final de mi cita, a la parábola de J esús del sembrador, en narán que se hagan otras. En todos estos casos la ley de renunciación
Mateo, 13. Si la sem illa de la Palabra se siembra sobre tierra árida no es: meno~ es más. A aquél que ceda se le otorgará más, y tend rá más
crecerá, así como "la frescura", "lo maravilloso de Maisie vuelven aun abundancra, pero su bienaventuranza será la miseria para otros exac-
peores a las personas malas que la rodean, y así como, quizá, no todos tamenta igual que en la parábola de Jesús sobre el sembrador: ,; . . . al
los lectores obtendrán un "bien" de leer Lo que Maisie sabía, en caso q.ue no tiene, aun lo que tiene se le quitará." (Mateo, 13:12). Existen
que se hallen entre los que tienen ojos que no ven, y oídos que no srempre _algu nos que perman ecen duros como p ied ra ante la palabra,
oyen ni comprenden. para qu renes el leer literatura causa más daño que beneficio, porque
ellos pertenecen al grupo de los que , viendo, no ven .
Si eso, o algo "parecido" a eso, por lo menos de acuerdo al pro-
pio James, es el significado ético temático de Lo que Maisie sabía,
iEXISTE UNA ... 215
214 J. HILLIS MILLER
La t eor fa tje la novela de James, a lo largo de todos sus prefa- a Pater, a Proust, a Walter Benjamín, a Paul de Man, de la expresión
cios, pero elaborada de un modo especialmente sutil e n el prólogo a narrativa de significados generados por relaciones diferenciales entre
Maisie y en las anotaciones que registró en su cuaderno entre 1892 y signos distribuidos a lo largo de una 1ínea temporal. En este tipo de ale-
1897, época en que gestó y compuso Maisie, es un método parsimo- goría de los signos, más que similares, son discrepantes, o disimiles. La
nioso de obtener lo máximo de lo mínimo, o de argumentar que só lo alegoría es la analogía en la d iferencia o, como se podría decir, "ana -
lo mínimo puede ser convertido en lo máximo. analogía".. No hay, además, po r fuera de la cadena de signos: por arri-
ba, por abajo, antes o después, un logos que pueda indagarse, que se
Si estos cuatro actos (escribir, narrar, hacer, leer) son análogos, pueda señala r a fin de determinar su significación.
aún sigue en pie una de las preguntas que formu lé antes: l Exactamen·
te cuál es e l modo d e analogía aquí operativo?. lDe acuerdo a qué lo- Cada uno de los actos de renunciamient o que he descrito -el
gos se puede decir que todas estas maneras de hacer, que son aparen- del escritor, el del narrador, a quien James limita tan severamente en
temente tan variadas y ligadas por e l sólo hecho de que son maneras lo que puede decir y contar, el de la protagon ista , el de cualquier
de obtener más mediante un renunciamiento, son "lo mismo" o "si- lector de Lo que Maisie sabía constituye una expres ión alegórica de
milares"? . Con dudas y a l pasar h'e empleado ya la palabra alegórico para los otros actos en el sentido que he definido, si bien ninguno de esos
describir el modo lingüístico que toman uno u otro de estos actos, o actos es el orig,inal secret o, d el cual los otros t res son la representación
para describir la relac ión entre ellos. Afirmo que esta palabra se justi· alegórica. Otra forma de decir esto mismo, es decir que todos estos ac·
fica. El modo de analogía que se da entre todas estas maneras de tos son alegorías de la lectura, si bien debe al mismo tiempo com-
hacer cosas con palabras debe def in irse como alegórico , estricta· prenderse que la lectura como ta l nunca puede ser leída, está siempre
mente hablando. Quiero decir alegórico en su sentido propio y tam- oculta o en vuelo, es siempre el otro de cualquier acto que yo esté rea·
bién en el etimológico, como modo de decir una cosa de otra manera. lizando, inclu~o el acto literal de leer Lo que Maisie sabia. La lectura
Alegoría expresa a lgo extraño, extranjero, "otro", pero en términos puede ocurrir, en todas las formas que en este caso asume, pero no
de lo fami liar, lo con.o cido, lo doméstico o domesticado, como lo ha· puede ser leido como tal es la ley que determina la lectura Y los
cen, por ejemplo, las parábolas de Jesús . La a legoría, al igual que la actos subsiguientes. Esta es la ley donde se origina le exigencia impera·
parábola, es una manera de ocultar y revelar al mismo tiempo. Oculta tiva o la orden que lleva a James, al narrador, a Maisie, o a mi como
para aquellos que, viendo, no ven y cometen el fatal error de leer li· lector, a hacer una cosa y decir: "Debo hacerlo; no puedo obrar de
teralmente. Y es reveladora para aquel los que pueden ver lo que se otra forma." En resumen, esta ley es la ley de la ética de la lectura.
oculta detrás del velo de la narración temática. La alegoría co nvierte El acto de James de escribir Lo que Maisie sabía, o de escribir al res·
lo esotérico en exotérico. Dice algo de otra manera en e l ágora o la pecto, en las t res formas que tomó: antes, durante Y después, es una
plaza pública, donde las exposicio nes son a todos inteligibles. representación alegórica de su lectura de la "cosa", o del "asunto" de
la historia (esos son los térmi nos de su prefacio a La Vasija Dorada),
lPues de qué es alegórica Lo que Maisie sab(a?. En este caso la en tanto ese asunto iba exhibiendo gradua lmente su narrabilidad,
forma de alegoría ho es la de una narraci ón exotérica, a la que gobier· su "verdad irónica completa". lOué es la narración que rea li za el na-
nan un signif icado trascendental, o algún modo de referencia: históri· rrador ficticio, si no un acto de lectura d e la más concreta especie,
ca, psicológica o social; se trata más bien, como en una tradició n de un contar la historia y una interpretación d iscreta e irónica de ella?.
alegoda que viene desde Friedrich Schlegel, pasando por Ruski n ¿Y de qué mane ra es que Maisie viene a saber, y finalmente a actuar,

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excepto, como en la figura del propio James, o más bien en la del na- ·ón guarda ello con lo que hago luego?. lQué corresponde, en la
rrador discretamente irónico, que ella aprende a leer los libros que su re1ac1 .. . .
ética de la lectura, al acto de abnegaclon de Malsle? ..
nurse Moddle ha colocado en un primer momento lejos de su alcance,
en un estante alto, por ser libros demasiado "adultos" para ella?. O Sólo puede haber una respuesta a estas preguntas. Debo aban·
sea, Maisie aprende a leer los significados de los discursos, del compor- .ficar • renunciar a mi deseo inicial de extraer conclusiones
tamiento, de los gestos, de las apariencias del deplorable conjunto de d onar, Sacr1 . :
·
é t1Ca s directas de mi lectura temática de Maisie. Debo renunciar a m 1
personas con las cuales está: padres, padrastros, gobernantas: · 'd ·d
"En la época en que se habla vuelto angulosa, como so 1lan decir d es eo de hacer de Maisie un modelo para mi propia VI. a, o a m1· eseo
de exhortar a otros, al enseñar o al escribir, a que s1gan su e)emp 1o.
los caballeros que habían criticado sus pantorrillas, ella descu-
D bo desechar definitivamente el cálido, atractivo proyecto de conce-
brió que guardaba en su cabeza una colección de imágenes y
b1r.e 1 literatura como el trasm isor y creador, a través del lenguaje, de
ecos a los cuales se les podía atribu ir significados -imágenes y a · d
los más altos valores de mi cultura. Este es el caso para una sene e
ecos que habían sido mantenidos para ella en el crepúsculo de la
razones que se supe rponen y cortan unas a otras como 1íneas. De
infancia, en el armario en penumbras, los altos cajones, igual que
hecho, son todas "la misma" razón. Si todos los actos que el autor
juegos a los que ella no podía jugar por ser demasiado joven.
representa en Maisie y en los textos adyacentes, antes Y después, son
Mientras tanto, el esfuerzo más grande era el de sobrellevar las
alegorías del acto de leer, entonces lo que yo aprendo de M~isie Y d_e
cosas que su padre dijera sobre su madre -por cierto cosas que,
la novela Maisie no es algo sobre la vida, sino sobre el lenguaJe, o mas
en su mayoría, al vislumbrarlas Moddle quitó de sus manos y
bien algo sobre la difícil relación del lenguaje con la vida. Es algo ex-
colocó fuera de su alcance en el armario, como si se tratara de
tremadamente valioso a aprender, pero quizá no sea justamente lo que
juguetes complicados o de libros difíciles. Una admirable varie-
yo esperaba, y su víncu lo con la conducta no sea lo que yo esperaba.
dad de objetos de este tipo que ella iría a descubrir alll más tar-
Cada cosa en Maisie representa alguna otra cosa, pero esta "alguna
de, entreverados todos, revueltos en un mismo receptáculo, con
otra cosa" es f ina lmente el acto mismo de lectura. La lectu ra como
aquellas cosas que su madre había dicho sobre su padre."
tal en el sentido de una confrontación directa de la ley que gobierna
(M., 25) (5)
la Íectura, no se puede alcanzar nunca mediante un único acto de lec·
tura ni tampoco por una serie de lecturas sucesivas, por más larga que
Y una última pregunta se mantiene abierta. En el caso de que sea 1~ serie. Ningún acto de lectura alcanza jamás la ley que lo dete rmi·
ocurra efectivamente que todos estos actos son alegor las de los demás, na. Sólo una lectura alegórica, en oposición a una lectura literal, es un
porque todos son alegorías de la lectura, lqué es lo que le dicen al lec· acto, parte de la conducta de vida, una forma de hacer cosas con pala·
tor el informe de James sobre su acto de escribir Maisie, el irónico bras más performativa que constat iva. Una lectura literal ve a la obra
contar del narrador, o la decisión de Maisie de renunciar a Sir Claude com'o el mero reflejo de la psico log la de su autor, o del origen de esa
y permanecer junto a la Sra. Wix, sobre las consecuencias éticas de su obra en algún evento o de condiciones generales, sociales e históricas
propio acto de lectura?. Cuando leo un libro y luego lo enseño, o del mundo real, o de alguna estructura ideológica de presupuestos . La
escribo sobre él, lo privado se hace público, un acto ejecutado a solas lectura alegórica, que es la lectura como tal, en oposición a una u otra
se convierte en algo que a su t urno conduce a otros haceres, a formas forma de interpretación hermenéutica, debe renunciar a todo ello Y
extradomésticas de la conducta de vida como, por ejemplo, el presente ver todos aquellos e lementos aparentemente sólidos, pragmáticos Y
ensayo. ¿Qué es lo que yo aprendo de leer Lo que Maisie sabía, y qué referenciales como enajenados de sí mismos, por así decirlo, Y conver-

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tidos en signos por el acto que yo, en tanto lector de la novela, estoy misma, pero ella misma distinta siempre des í misma. Una obra litera-
llevando a cabo en ese momento. ria está siempre dividida en sí misma, habitada o contaminada por su
"otra" . Dice siempre una cosa diferente a lo que literalmente dice . A
Si todos los textos son alegorías de la lectura, la ley de la lectura eso otro James lo llama "la cosa real", la "cosa" evasiva e inasible
que determina lo que suced e cuando leo es la imposibilidad de leer o hacia la cual apuntan todos los cuentos y novelas de James, a medida
el fracaso al leer. ¿Qué es lo que quiero decir con ello en este caso que, uno por uno , toman sus "gérmenes" o antecedentes ( " données" )
particul ar?. En Lo que Maisie sabía la imposibilidad de leer queda ex- alejándose más y más de "la vida".
presada alegóricamente e n el fracaso de la decisión final de Maisie de
ser consecuente de manera patente y lógica con lo que ha aprendido . La ética de la lectura , si es que tal cosa existe, debe ser una res-
No puedo leer, a partir de lo que sabe, el significado de lo que hace ... puesta d e mi parte, como de la de James, a lo que exige eso "otro",
Y, como consecuencia, no puedo decidir si lo que hace es un acto éti- esa "cosa" o "alguna otra cosa" dentro de l lenguaje . Otro mod o de
co del renunciamiento más noble, o si se trata de su primer acto decir esto es afirmar que la no legibilidad de Lo que Maisie sabía no
como ad ulto , realizado por un conocimiento adulto del deseo y la me ayuda en absoluto para vivir mi propia vida, o para enfrentar las
traición sexual, o sea, el primer acto que la incorpora, incluso nega - cruciales decisiones y los juicios que la vida me exige. Lo que yo apren-
tivamente, en aquello que James, hablando esta vez a través de Sir do de Maisie es que me hallo eternamente solo cuando tengo que deci -
Claude, llama "el ct'rculo vicioso" de tomar, más que dar . Digo "inclu- dir, tan so lo como Maisie cuando Sir Claude le dice que ella tiene que
so negativam ente" porque lo que ella hace puede ser d efinido como su d ecidirse, que todo depende de una palabra suya. Al f inal cada lector
fracaso en lograr tomar para s í a Sir Claude, alejándolo de la Sra . Bea- es colocado en una situación parecida a la del narrador de James en
le. Ya que Lo que Maisie sabía es en este preciso sentido no legible y "The Aspern Papers" ("Los Papeles de Aspern "), cuando mira el re-
no puede ser seña lada como obra de sentido lógico, no están so lida- trato de Jeffrey Aspern con esperanza de encontrar ayuda de Aspern
m ente fundadas todas las reco mendaciones éticas que hago en base a para salir del apretado dilema en que se ha colocado: "Pareció que me
mi lectura, incluso las negativas. Por tanto debo dejar a un lado el sonreía con burlona am abil idad, como si se divirtiera con mi caso . Yo
deseo moralmente elogioso de hacer que la lectura de literatura sea me había metido en un aprieto por él .. . iOué expresión tan singular
" úti l", "valiosa", parte de la conducta de vida en el sentido d e que me había en su cara! : " iSal de ahí como puedas, mi querido!" (7) . Para
reporte sab iduría ét ica. El acto de transf igura ci ón alegórica, por ejem- formularlo todav(a de otra, última, manera, digo que obtengo mi avi-
plo lo que hace Maisie al asombrarse ante la sórdida realidad que la so sobre qué hacer como resultado de leer Lo que Maisie sab(a, no de
rodea (6), o lo qu e hace James al transformar la anécdota, "germen" la p ro pia novela, sino de mi acceso, a través de ella, a la ley informu-
original d e la historia, en la novela terminada, hace que lo literal lable que la novela ejemplifica en la narración , o sea, presenta en ale-
pase a significar otra cosa, algo que la literatura hace siempre univer- goría. Aprendo de Maisie que debo actuar por mi cuenta, como Mai-
sal mente. Esa otra cosa es la ley del lenguaje, medi ante la cual una sie, y descubrir por mi' mismo esa ley en base a la cual puedo d ecir:
obra fracasa en revelarse por completo, o en coincidir si n ambigüeda- "Tengo que hacerlo, no puedo obrar de otra forma". Debo desechar
des consigo misma, o en encontrar su ordenamiento d ent ro de un plan la ex pectativa de obtener en esto ayuda de la literatura , más all á de
único Y coherente con un único si gnificado determ inable . La literatura aprender de ella que debo aprend er por mi cuenta . No hay duda qu e
le da literatura al lector, el le nguaje le da al lector o a la lectora es algo va li oso a apre nder, incluso éticamente valioso, pero no es, por
lenguaje. Lo que la lectura de una obra literaria le da al lector es ell a ejemplo, lo mismo que pretender que aprendo de Lo que Maisie sabía

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J. HILL/S MILLER
o de la obra de James en general, que el renunc iamiento sea la mayo r de que no está basado lógicamente en el conocimiento que obtengo
de las virtudes. de la obra, ya que ese conocim iento es el "entendimiento" de mi
incapacidad para comprender, d e mi fracaso al leer. Aquello que sé
Si estas mismas conc lus iones se desprendieran de la lectura de no m e da a m í más autoridad para lo que prometo sea el beneficio
otras obras o no, sólo podría establecerse leyéndo las, proceso sin ético de la hktura, que aquello que Maisie hace es consecuencia ló -
duda potencia lmente interminable. Es así no sólo debido a qu e gica de lo que sabe ; pero, pese a ell o, lo hago d e todos modos. Debo
son innumerables las obras en las dist intas lenguas que habr ía que hacerlo. No puedo obrar d e otra manera . Debo decir: Retrocede.
leer, sino también porque no hay manera de saber cuántos casos Abnégate. Renuncia . Sal del circul o vicioso. Debo responder al
alcanzar(an para basar una conclusión totalizadora. S in e mbargo afir- imperativo li ngüfstico que constituye la verdadera ética de la lectura.
mo que se obtendrfan universalmente resultados análogos. Lo que Incluso la aust era exigencia de q ue no pued e basarse ningún juicio ét i-
digo es un ejemplo de esa cl ase especial de lenguaje performativo que co en el e ntendim iento epistemológico d e la literatu ra, es un juici o
se llama pro mesa . Es en si mismo un acto ét ico. Una p ro mesa de este ético que no se basa sólidam ent e en el entend imi ento epistemológico.
tipo tiene siempre una dimensión ética. Si tú obras de tal y cual modo,
se producirán determinados bu enos resultados. Si no lo haces, prome- Mi acto ético como lector, además, tendría las m ás ampli as
to que el d esastre sobrevendrá, en este caso el desastre de un ma l uso consecuenci as prácticas de tipo ético, inst itucio nal y poi (tico. Mi re-
d e la literatura para fines didácticos, para los cuales no ofrece bases comendación es que deber(amos aba ndon ar la intenció n de transferir
bien fundadas. temas éticos directamente de la literatu ra a la vida. Lo siguiente sería
que los departamentos de li teratura redujeran su funció n a una especie
Debe queda r claro que no he renunciado en modo alguno a emi - de higi ene lingü fstica , esto es, a un estudio d e la retórica de la literatu-
tir juicios éticos y afirmaciones de autoridad ética sobre la "base" de ra , lo q ue podria llamarse " li terariedad". Lo restante se reservar (a para
mi lectura d e lo que Maisie sabía. Abstraer a la literatura de s us refe- los departam entos de hi storia, filosofía, religión, estudios norteameri -
rentes litera les aparentes y leerla alegór icamente no la lib ra de llevar a canos, estud ios victorianos, programas de "pensam iento moderno ", y
tomar una decis ión ética y de provocar una acción. Lejos de ello . He as( en más, ado nd e ese resto corresponda. No es muy probable que es-
sost enido que la d ecisión ética apropiada que d ebería hacer un profe- te consejo sobre estud ios literarios sea seguido. Si fuera tenido en
sor de literatura , d ecisión análoga a la renuncia de Mais ie, es enseñar cuenta, traerla consecuencias prácticas directas para la co ntratación y
la irrelevancia incluso d e la literatu ra más aparenteme nte preocupada promoción de profesores de literat ura, pa ra el establecimiento de los
por lo mora l, para la formación de decisiones morales, ya que las d e- currfculos d e estud io, para el otorgam iento d e becas d e investigación,
cisiones y los juicios mora les dentro d e la obra son so lam ente una ale- etc .. Y para concebir la función del estudi o d e la literatura en nuestra s
goría del modo en q ue t rabaja el le nguaje, y ese modo puede d efinir- escuelas, colleges, y universidad es, asf como en nuestra sociedad en
se como un oscurecer perpetuo de la claridad gramatical y lógica por la gene ra l. Mi recomendación es ética en lo m ás est ricto, y es un acto
dimensión retórica o figurativa de l lenguaje. He hecho un juicio ético ético que se toma como resu ltado de la lectu ra. Es una porción d e la
Y pasado a un imperativo ético: No conviertan las dramati zaciones conducta de vida que puede denominarse ética de la lect ura. Es u n
temát icas dentro de una obra literaria en base de juicios y acciones ejemplo de la forma en que el momento ético al leer no debe ser evita-
ét icas en el mundo real. Este juicio ético, tal como sucede general- do d e ninguna manera, ni siq uiera por el más extravagante acto de
mente en el momento ético de la lect ura , es aberrante en el sentido renuncia sacrificada.

222 J. HILLIS M ILLER LECTURA DE ESCRITURA ... 223


Concluyo diciendo que los riesgos para que el estudio retórico "la Lectura ", ocurre siempre a contrapelo del contexto institucional
d e la literatura siga floreciendo son enormes, y que las probabilidades en el que sucede. Por lo tanto puede ocurrir en cualquier lugar en cual-
se muestran adversas a que esto suceda. Los riesgos son enormes no quier momento, en cualquier departamento y en cualquier programa
só lo en co nsid eración de la misma literatura, sino co nsiderando ese de cualquier escuela, "college" o uni versidad, quiía de modo ópti mo
discernimiento de los v incu los reales del lenguaje con la socied ad, la en esos sit ios que le son m ás inhóspitos, aunque en esos casos, po r
historia y la poi it ica, que el solo estudio retórico de la literatura puede supuesto, es siempre p robable que una forma u otra de censura lo
dar. Por ello son enormes los riesgos aun para nuestra vida ética . silencie.
poi itica y social, en tanto éstas dependen del lenguaje y d e la "Lec-
tura". El futuro de los estudios litera rios en los Estados Unidos depen-
de del hecho que en nuestros "colleges" y universidad es es mucho me-
lSignifica esto que pienso q ue el estudio retórico de la literatu- nos probable que ocurra ese silenciamiento que en otros paises, aun-
ra, o sea, para decirlo gruesamente, la "desconstrucción", deberla que ese si lenciamiento muchas veces irónicamente no se hace como
institucionalizarse masivam ente e n cursos, curr ículos, departamentos resultado de la secreta (y equ ivocada) convicció n de que nada "poi iti-
de literatu ra, programas de graduados, gr upos de investigación, etc.?. camente" importante pasa o podr(a pasar en los departamentos de li-
No, de ninguna manera pienso eso. El estudio retórico de la literatura teratura. Dije antes que no puede dejarse d e afirmar lo beneficioso
es eminentemente enseñable, siempre que haya profesores que lo en- que, contar con una abundancia de buenos lectores, seria para la salud de
señen (un "siempre que" nada desdeñable) . Por otra parte, es e n prin- nuestra sociedad . Pienso efectivamente que sería una buena cosa. Iría
cipio imposible institucionalizar la desconstrucció n en el sentido más tan lejos como para afirmar que traerla un milenio, el milenio d e los
corriente, convertirla en un "método" con reglas prácticas y procedí· buenos lectores, el fi n de las guerras y la lucha de clases, un eterno rei-
mientos que puedan irse pasando del profesor al estudiante. El estu- nado de just icia, paz y fe licidad. El hecho de que sea excesivamente
dio de la retórica de la literatura no es un " método" de lectura en es· improbable que este mi lenio, como otros, ocurra, no es incompatible
te sentido. Tan pronto como la desconstrucción se formaliza de esta con mi convicción de que una de las tareas más importa ntes de la edu-
manera , deja de ser desconstrucción. Se muere. Sin duda este es uno cación superior el próximo siglo será la de promove r las condiciones
de los pe ligros que enfrenta hoy. La desconstrucción es alérgica a la aptas para que se dé la buena lectura tal como la he definido.
institucionalización, a que la hagan metódica.

T raducción de Raquel Garcia d e Sanjurjo


La enseñanza de la lectura en el sentido de conocimiento de
la retór ica de la literat ura ocurre siempre de modo fortuito . No puede
dejar de decirse que es una buena cosa que debiera suceder, pero suce-
de cuando sucede. Es que ocurre cuando se da que hay alguien en una
NOTAS
"posición docente" que por alguna razón sabe cómo leer, o aprende
cómo hacerlo, y es capaz de trasladar eso a los alumnos mediante 1- Allegories of Reading - (Alegorías de la Lectura) - New Haven y Londres:
ejemplos (no mediante la enseñanza de la teoría como tal). No puede Vale University Press, 1979 - págs. 16-17. De aqu( en adelante se abrevia
AR.
darse cuenta de Henry James o de Paul de Man en térmi nos de sus 2- Vale French Studies (Estudios Franceses de Vale), 63 (1982), 3-20. En
antecedentes. Leer de "otra for ma" o "alegóricamente", esto es, leer adelante, RT.

LECTURA DE ESCRITURA ... 225


224 J. H/LLIS MILLER
3- Critica! Exchange (Intercambio Crítico), No. 17: Winter, 1985, 1 - 33.
4- What Maisie Knew (Lo que Maisie sabía). Garden City, N. Y., Doubleday
Anchor Books, 1954, pág;. 260, 262, 264. En adelante: ·M.
5- La formulación que Paul de Man hace del modo en que trabaja este tipo
de alegoría en Proust, se aplica con precisión al modo de alegada en Mai-
sie ..."de acuerdo a las leyes de lo que declara el propio Proust", dice de
Man, "es por siempre imposible leer la lectura. En esta novela cada cosa
significa algo diferente a la cosa que representa, se trate del amor, la con-
ciencia, la polltica, el tarte, la sodomía o la gastronomía: siempre es otra
cosa diferente a lo que se pretende. Puede mostrarse que la palabra más
adecuada para designar esta "otra cosa" es la lectura. Pero al mismo tiem-
po, uno tiene que "entender" que esta palabra obstaculiza el acceso, de
una vez y para siempre, a una significación qué ya nunca cesará de desa-
fiar su entendimiento" (Alegorías de la Lectura, pág. 77). La frase "pue-
de mostrarse que" abarca aquí un muy amplio terreno. Podría decirse
que toda la crítica de de Manes un intento de hacer que el lector "entien-
da" lo que significa decir que la "otra cosa" de la cual es una alegada to-
da lectura, o la "l iterariedad" en cualquier texto, es "la lectura".
6- Lo que ella hace es transformar esas realidades sórdidas en signos alegóri-
cos de significados "universales", tal como hace el mismo James al escri-
bir la novela. Esta es la elocuente formulación que de ese proceso hace Ja-
mes en el prefacio:
"Ella es no solamente el "centro irónico" que ya antes seflalé; tiene la
admirable importancia de derramar una luz que va mucho más allá de
lo que ella alcanza a comprender; de prestar a personas y objetos más
pobres, por el mero hecho de que están relacionados con ella y por la
escala especial que crea para ellos, un precioso elemento de dignidad.
Yo verdaderamente me pierdo, apreciando m i tema, al darme cuenta
de lo que ella logra mediante su "frescura" con semblantes que en sí
son lo suficientemente vulgares y vacíos. En cuanto ella los trata, los
semblantes se convierten en materia de poesía, tragedia y arte; como
digo, ella sólo necesita admirarse de los mismos, y éstos comienzan a
cobrar significados, aspectos, solideces, conexiones - !conexiones con
lo "universal"!- a los que difícilmente hubi eran podido aspirar." (M,
11 - 12) .
7- The Aspem Papers and Other Stories (Los Papeles de Aspern y otros
Cuentos) - Harmondsworth, Middlesex, England: Penguin Books, 1979,
pág;. 97, 99.

GEO-F FREY
H. HARTMAN
226 J. H/LLIS MILLER
HARTMAN. "Que mi ensayo descanse (rest) aquf en este movi-
miento . . . " Con esta distensión, más bien elevación de un corazón
desvelado, Hartman clausura su ensayo sobre Hegel y Wordsworth:
Hegel (hegel/aigle), el águila imperial de la filosof(a, que todo lo quie-
re ver y digerir desde su altura, y Wordsworth, el valor (worth) revela-
dor de las palabras (words), que levanta la carga de la muerte y purga
el lenguaje de los epitafios. La descarga de Hartman en este ensayo de-
semboca en la "clausura", la de la filosoffa y la poesfa entretejidas en
una dimensión estética indefinida. Se trata, pues, de una clausura que
no cierra ni define sino que afirma el movimiento en una renovada
forma de ápertura: la elevación de lo que está debajo, es decir, de la
sustancia, que en Hartman traduce "lo profundo", "el abismo", "la
madre", los "restos ...."

Antes que el Lagos se instalara en el principio, antes que el lap-


sus linguae de Elohim creara, antes que las Musas emergieran del mar
-antes y más profundo era el abismo (tehom), caos y vacfo: tohu bo-
hu (Gn. 1:2). Tohu y bohu es lo que queda del abismo oceánico Tiha-
ma, la madre sustancial con la que el dios acádico hizo el cielo y la tie-
rra, luego de haberle flechado el corazón por la boca abierta (EnOma
Elis). Estos son los restos de la madre primigenia en la génesis patriar-
cal, la hebrea montando sobre la acádica, cuando el hombre establece
la alianza entre las palabras y sus cosas, cuando las cosas tienen la sus-
tancia del nombre (sem) y la palabra/cosa (dabar), cuando las cosas ra-
dican en paranomasias que hacen de bendiciones etimológicas, y se

229
proyectan históricamente hacia la sustancia de la tierra propia. La mal- hasta el corazón" (Hartman, Saving the Text/ Derrida, Glas). A lo que
dición, en cambio, daña la semilla, el sem, en este orden de las cosas, y cabr/a añadir: hasta que no se levanta la carga de la dispersión, redi-
dispersa/disemina en una ejecutoria genésica decididamente autorita- miendo el trauma del castigo y rehaciendo la ejecutoria genésica.
ria. En Hartman está el recuerdo de esa forma de sustancia seminal y YHWH disemina a Babel fundiendo balal con Babel/Babilonia. YHWH
la resonancia de una melodla acechante, la de las etimologlas, como
(balal) el lenguaje etimológico de Babel (Babilu/Puerta de Dios) por-
un tañido fúnebre (glas), que no deja descansar (rest) porque sólo que- que la construcción mono/ógica de la génesis ciudadana (EnOma Elis/
dan los restos de la sustancia: la textualidad. no constituye su centro/su templo, y porque la Confusión, como di-
ria Derrida, es el nombre de aquél al que no se puede llegar sino a tra-
vés del traslado que es lo que hace la metáfora, trasladar (meta-pherien),
"La textualidad es todo lo que queda", los rastros con sus
al reemplazar y fundir una cosa con otra (Derrida, "Des tours/ dé-
melodías hechas de sHencios y paronomasias. Pero, e insiste en ello,
" eso es algo": una cosa en que pensar (some-thing/think); un cargo de tours ... "). La desconstrucción del ser (rest/ etre) o de Hegel (hegel/
conciencia, la memoria; una deuda contra/da con los restos indigestos aigle) repite el origen de la diseminación, sanando la h erida del trau-
en espera no de la purificación sino de ser elevados, de una resurrec- ma, aboliendo el castigo. Reivindica asimismo la otredad marginada
ción/resurgimiento. Los restos o los rastros desconstruyen al "ser" en por la pureza de las formas ontológicas: 1) la cópula transparente con
a~agrama mediante el significante (Sa), sin saber absoluto (Sa), es de-
la que se construye la definición esencial, y 2) la propiedad de la sus-
Cir, lo que queda del ser y el saber absoluto son los restos del signifi- tancia estancia/, con su origen en la Vesta/ Hestia purificadora (Platón,
cante: rest/etre, y la s circunfleja del ser en etre es el rastro (spoor) o Cratilo), V con su pragmática apropiante, que hace la otredad impura
marca y es la espuela {spur) o estilete (Hartman, Saving the Text). Es- (lo extranjero, el esclavo, la mujer) la propiedad del señor (kyrios),
te es el diferencial de una nueva forma de ser y de sustancia. Lo que dueño de la casa y de las cosas. (La escritura en cambio, es la casa de
queda es lo que permanece, aunque sólo sean las marcas o el silencio la otredad donde se desordena el orden lógico). El etnocentrismo im-
(rest) de la pausa (rest) semltica, la cesura que marca la coma(), co- p//cito en un discurso que hace de lo propio (kyrios) la forma univer-
mo, por ejemplo en "Yo, el Dios de vuestros padres," "Yo , YHWH," sal de las cosas y en una marginación que ha llegado incluso a la puri-
silencio sobre el que monta la cópula ontológica en el orden del Lagos ficación exterminadora - sobre esta labor de edificación, que erige la
Hijo : "Yo soy," es decir, "Yo soy el Ser (SJ/Ex 3:14). De la descons- "mitolog/a blanca", se ejerce una labor de traducción desconstructora
trucción del ser quedan los rastros de un Hartman diaspórico, las mar- V diseminadora. La sustancia ahora es otra, una propiedad móvil que
cas de una descarga de conciencia y la búsqueda renovada de bendi- se instala en la diseminación porque la diseminación es lo propio del
ciones: El (es) Hartman: él, persiste en su lucha por salvar el texto y lenguaje diaspórico, fuga abismática que dispersa tanto el orden onto-
levantar el peso de la muerte resucitando los restos de lo único que lógico del Lagos apropiador como el etimológico en torno al elusivo
queda, reivindicando la maldición y el olvido. Nombre propio (YWHW). La desconstrucción y diseminación en su
negatividad ontoteológica, reivindica la otredad y se orienta, como
Hartman sangra por la herida de las bendiciones: blessings/ blee- hace Bajt/n respecto del discurso oficial monológico, hacia la ciudad
dings. La bendición se torna en maldición hasta que no se levanta el plurilingüe de una nueva Babel. La crítica textual desempeña asi para-
peso afilado de las palabras con su capacidad para herir y para curar, dójicamente una misión civilizadora excéntrica y centrifuga, con un
(Hartman, 'Words and Wounds" / Derrida, " La Pharmacie de Platon"), toque de campanas que reivindica los restos.
o aun más incisivo, hasta que no "se levanta la carga de la circuncisión

231
230
La función del critico, según Hartman, es la del tafledor revisio-
nario: vuelve a ver y sonar la imagen, la reescribe y expande. La crltica
es en este sentido un ámbito de resonancias. El crltico no abole la
otredad, identificando la propiedad ausente, sino que revehiculiza
LA LUCHA POR EL TEXTO
la ausencia, redesfamiliarizando, reivindicando la otredad, la necesidad
de traducir lo intraducible, de girar con el tropo o heliotropo, de des·
viarse: la vida es un desvfo/détours, una posposición de la muerte (De·
rrida/ Freud). De al/( la indefinición, indeterminación y posposición, ioh! lCuál? lAiguno?
que en Hartman se presenta como una elevación estética de la clausu- G.M. Ho pki ns
ra, a partir de los restos: la sustancia y la herida. El crítico, dice Hart·
man, es un revisionario que ve en el corazón como en las ingles para La pregunta q ue m e he hecho es: lhasta qué punto este text o, la
poder engendrar. (Criticism in the Wilderness). El crítico ser/a pues, Biblia Hebrea, es diferente de todos los otros tex tos? lHay una base
como un nuevo adán/man inseminador de corazón (heart) pero días· para la d isti nci ón entre ficción y escritura? lPodemos discrimina r am -
pórico, un sustituidor como Abraham, entendiéndose la sustitución bas clases por cualidades retór icas o textual es, mejor que por crite-
rios externos que permanecen en misterio? Llamar a la Biblia t ex to sa-
como un emblema de la metáfora, y un Jacob que lucha en el desier·
grado es aparta rl o, co nstituirlo en tal p ara e l lector, pero como argu-
to (wilderness) hasta la dislocación de los huesos por conquistar un
menta ron Auerbach (1) y otros, hay algo en el texto qu e nos impulsa
nombre con texto (Hartman, "The Strugg/e for the Text"). Más acá de a esto, no para mantener el mensaj e del texto escondido o encerrado ,
las agnominaciones genésicas, la actuación del critico hartmaniano es sino, por el contrario, p ara hacernos p enetrar en su espac io or igi nante
como la del ciervo (hart) martiano, que, herido, busca sanar entre las lo no dicho al igua l que lo dicho , el terre no sin señalar al igua l que el
breñas de/libro (bush/book). La remisión aqu{ no es sólo a la intertex- señalado, do nde el p aso es difícil tanto desde un punto d e vista erudi-
tualidad, el espacio abismático (breña/ vorago) donde se instala el crl· to com o desde uno esp irit u al. Lo q ue complica la situació n de la críti ~
tico, .sino también a la semiosis infinita donde se mueve el vehfculo, ca es también, por supuesto , que no podem os siquiera comenzar a
la mediación que llena el vac(o de la sustancia ausente. El corazón de despl azarnos hacia ese t err itorio sin ciertos supuestos: por ejemplo,
la crltica hartmaniana parece golpear entre la semántica griega del sig- que a pesar de la antigüed ad de la Bib lia, o d e nuestro a lejamiento de
no e~cindido (serna) o la semftica hebrea de la seminación diaspóri· ella en el tie mpo, no se h a apartado irreparab lemente, o que no era to-
talmente ext raña al comenzarla (que, divin amente inspirada o no, ha -
ca, más dialógico que dialéctico, más Bajtín que Hegel o Marx. Hart-
bl a, com o d ij eron los rabinos, en e l lenguaje de los hombres), o que
man dialogiza la Fenomenología de Hegel, aproximando y entretejien-
fu e fie lm ente trasm itida, o que , por más accidentada que sea , p or más
do el texto poético y el filosófico y produciendo así la contaminación diversif icada que est é de un libro a otro a l igual q ue d entro de cada li-
o, como dida Bajtfn, el esclarecimiento recíproco. Con Derrida rei- bro, hay algo como una perspecti va unit aria, tal vez como un hori zo n·
vindica la otredad diaspórica. Pero lo propio hartmaniano, su diferen- te. Más aún, no pu ed o alegar q ue poseo suficient e conocimiento global
cial radicalmente cordial, parece derivar de una nueva forma de keno- de los t extos qu e funcionan co mo Escr ituras den tro de otras cu ltu ras,
sis resurrecta y una nueva forma de sustancia: la elevación extásica, com o para estar seguro d e qu e so n las cu alidades d e la Bibli a Hebrea
en ausencia y sin clausura, de los restos . . . las que la hacen ún ica. Mi p regunta, en lo que respecta a su carácter es-
pecial, tiene se ntido en p ri mer lugar dentro d e una tradición cuyos
Hugo Rodrlguez Vechini poetas fueron helenos más que hebreos, d e modo que la Biblia , por
más influyente que haya sido, nunca fue enteramente naturalizada
232 233
e incluso hoy continúa siendo u n residente ajeno, familiar y extraño a tar una directiva llamada la Alianza o la Promesa o la Bendición. No
la vez. es un accidente que la historia dependa de la manifestación de un
La lucha de Jacob con e l ángel, e n e l Génesis 32 , se ha transfor- nombre y una ben9ición : estos vocativos cargados tienen un valor ne-
mado en una fuente inagotable de parábolas y ana logías· en la tradi- fasto y a la vez deben ser conquistados más que apresados o sacri-
ción occidental; en este se ntid o no es un extraño sino un huésped bas- ficados voluntariamente.
tante familia r, en la m ente literar ia y popu lar. Las palabras son toda s
conoc idas, y hay muy pocas. Una d e las histor ias más misteriosas d e la Las palabras, entonces, agrupadas tan apretadamente , aún mos-
Biblia es una de las más sobrias, e incluso más en hebreo que en ingiés. trando sus ra (ces, están, como dice Auerbach, deutungs bedürftig: pi -
El núcleo narrativo consiste en seis versos y setenta palabras e n total : diend o interpretación. Su significado es un sedim ent o qu e necesita
a ellas se suma un epílogo en el cual Jacob ll ama Peniel al lugar del en- asentarse , casi como los pro pi os patr iarcas erra ntes. Vo lveré sobre este
cuentro, y provee la etimolog ía,' "pues he visto a Dios cara a cara", punto; déjen me subrayar por el momento q ue la p rese ncia d e un re-
mientras el narrador añade lo que los especialistas llaman un marco dactor, al fundir leye nda s cultas centradas en una perso na y un lugar,
etio lóg ico, que une este hecho con un tabú d ietético. es algo más que u na hip ótesis erudita. El proceso d e redacción , proba -
ble o no , es d escriptivo d e un estilo en e.l cual cada oración es un de -
La econom (a d e la presentación es más cercana a la de la escena pósito celosamente guardado, como si el lenguaje tuviera que tener
clásica que a la shakespeareana: en el ref lector un hombre y otro autoridad, fueran cuales fu eran las incertidumbres que rodearan el he-
hombre, luchando, y luego intercambiando t res series de palabras. Pero cho re latado o el acto d e nombrarlo . En ese sent ido , la lucha de Jacob
el contexto permanece oscuro. l Por q ué comienza la pe lea? No se no s continúa dentro de las comunidades interpretativas que reciben esta
dice. Su resu ltado es tan misterioso como su origen, aunque d ecisivo al hi stor ia como Escritura. En su d eterm inada indeterminación, e n su au-
menos para uno de los dos protagonistas. En los márgenes, por supu es- toritario o inscriptivo ahorro , nos recuerda la impresió n d e Herman
to, están las personas de las narraciones patriarcales red ucida s, por es- Melville sobre Judea : " Piedras de Judea. Leemos bastante sobre pie-
te momento excepcional, a extras : Esaú y los edom itas, Labán y sus dras en las Escr ituras. Los monumentos y los m emoriales están cons-
part id ar ios, la familia y e l rebaño de Jacob. La escena clásica, d espués titu ido s de piedras: los hombr es son muertos a pedradas; la sem illa fi-
d e su esticomitia *, a m enudo re leva y amplt'a su perspectiva por medio gurativa cae en luga res ped regosos .... Judea es una acumulación d e
d e las grandes odas del coro. Pero aquí, donde podríamos esperar una piedras". (2)
brecha en e l estilo narrativo, donde podría haber u na elaboración s im i·
Aquí está, en la ve rsión del King J ames, lo que llamo la historia
lar a una canción modelada en e l Génesis 27, la bend ic ión de Isaac he-
central, enmarcad a en Gen . 32-1-22 y 33:
cha para Jacob y luego la hecha para Esaú - episod ios que anticipan
la famosa copia de las bendiciones que Jacob y Moisés d ejan luego d e "Así se quedó Jacob so lo ; y luchó con él u n varón hasta que
su mu erte. en la B 'nei Israel - aquí el estilo permanece tan lacónico rayaba el alba.
que se puede sospechar un a d ec isión d e truncar, de permitir al mo- Y cuando el varón vio que no pod(a con é l, tocó en el sitio de l
mento presente una narración mlnima. El talento, en esta ocasión, encaje d e su muslo , y se d escoyuntó el muslo de Jacob , mi entras
no es el talento de las palabras: no hay ningún torrente d e retórica, con él luchaba .
ninguna prueba verbal como tan a menudo en Shakespeare, donde los Y dijo: Déjame, porque raya e l alba. Y J acob le respondió : No
perso najes rechazan y cometen y hieren con d esborda ntes juegos de te dejaré, si no me bend ices.
palabras. El ingenio es un asunto enteram ente de paciencia, de sopor- Y e l varón le dijo: lCuál es tu nombre? Y é l respondió: J acob.
* El térm ino procede de la historia literar ia. Significa poema, di álogo de la trage- Y el varó n le dijo: No se dirá más tu nombr e Jacob, sino Israe l;
dia donde los interlocutores se responden verso por verso. (N . del T.) po rq ue has luchado co n Dios y con los hombres y has vencido.

234 GEOFFREY H. HARTMAN LA LUCHA ... 235


Entonces Jacob le preguntó, y dijo: Declárame ahora tu nom-
nía'~. (v. 22 y 23). Desde esta afirmación algo tautológica, que me sue-
bre. Y el varón respondió: ¿Por qué me preguntas por mi nom-
na como una coda ensayada, vamos a la lacón ica lucha con el "varón".
bre? Y lo bendijo alll.
Pero en términos de la na rración podríartws pasar fác ilmente al capí-
Y llamó Jacob el nombre de aquel luga r Peniel; porque dijo: Vi
tulo 33, dando la noche por pasada. "Alzando Jacob sus ojos, miró,
a Dios cara a cara, y fue librada mi alma".
y he aquí vénía Esaú, y IC?s cuat rocientos hombres con él" ...

Nada nos prepara para este hecho. Jacob está viajando al Canaán, Ahora todo es secuencial, lógico: es cómo e l campamento deJa-
llega a Mahanaim y hace sus preparativos para encontrar a Esaú. De re- cob se encuentra con el de Esaú, y cómo funcionan los hábiles pre-
pente, por la noche, este v.arón (isch) aparece. ¿Fue un sueño, quizás? parativos de Jacob. Los hermanos se reconcilian. El capít ulo 33, en
Maimónides pensó eso. Jacob, que tuvo una visión en Beth-el, ahora rea lidad, no se refiere a Jacob como Israel, sino todavía como Jacob:
tiene una visión en Peni-el. Siempre, en su condición de semita, en sus la lucha noctu rna es c laramente un episodio que se insertó en una hi s-
vagabundeos, se encuentra con ángeles o mensajeros divinos. Sin e m-
toria graciosa y terr ible que ilustra sobre el ingenio de Jacob.
bargo hay una diferencia. El encuentro no sólo es repentino, como
una visión o un sueño - esta vez lo que sucede puede llamarse visión
Por eso la lucha con el ángel no sólo es un hecho misterioso, ca-
só lo por analogía,'porque e l texto es tan conciso, y dice "varón" no
bal, sino también innecesario en términos del desarrollo narrat ivo. Es-
"ángel", y no hay ni una palabra sobre el sueño. Emily Dickinson ex-
ta narración exhibe el carácter de Jacob , o su conducta,que es pruden-
presa nuestro sentimiento cuando concluye un poema inspirado en el
te aunque no exactamente valiente. En su deseo de apaciguar y ha la-
episodio.
gar a Esaú, Jacob es casi blasfemo. Con palab ras que so n extrañamen -
te un eco de "he visto a Dios ca ra a ca ra y fue librada mi alma" , Jacob
"Y el gimnasta perplejo le d ice a su hermano: "si he hallado ahora gracia en tus ojos, acept a
encontró que hab1'a vencido a Dios".(3) mi p resente, porque he visto tu rostro, como si hubiera visto el rostro
de Dios".
Tal perplejidad no disminuye por la ubicación de la historia ,
cuando el capítu1o 32 se transforma en el capítu'lo 33:EI combate no Jacob no es una persona admirable, por más que sea un patr iarca
es necesario para la secuencia de los hechos. Podr íanios omitirlo y aún (Gunkel , en Las leyendas del Génesis, t itula lacónicamente u na sec-
tener una narración continui'l -incluso una más continua. Recuerden ción , "Los patr iarcas no santos" (4). Pero no es enteramente culpa de
las circunstancias en las que se encuentra Jacob. Tiene miedo de Esaú Jacob, pues esta es la histo ria de dos campamentos, Mahanaim (Gen.
y quiere apaciguar lo. Se asienta durante la noche en el campamento 32 :2-3), dos nacione s, Edom ~ Israe l, desde el comienzo -desde el
(v. 14) y envía l:lelante suyo una vanguardia de obsequios propiciato- propio útero de Rebeca, donde luchan Jacob y Esaú. Allí también es
rios. "doscientas cabras y veinte machos cabríos, doscientas ovejas y una lucha, y el nomb re de Jacob viene de esa pelea neonatal. "Trabada
veinte carneros, treinta camell as paridas con sus crías", etc . .. Unas po- su mano al calcañar (a kev) de Esaú; y fue llamado su nombre Jacob
cas lineas más adelante leemos nuevamente: "Pasó, pue s, el presente (Yaakov)". Tamb ién lo recordarán engañando a Esaú por su primoge-
delante de él; y é l durmió aque ll a noche en e l campamento" . Enton- nitura y b endición y su comportamiento con Labán. "Vayignov Yaa-
ces, como si hubiera sido despertado por un sueño, o como si no estu - kov Lavan ... " (31 :20). Jacob es un ganev, aunque no voy a p rocla-
viera seguro de que los obsequios enviados anteriormente fueran sufi - mar que Labán f uera mucho mejor; Jacob, lamento dec irlo,es lo que
cientes, el texto nos informa: "Y se levantó aque lla noche, y tomó sus se dice de él en la Biblia: un usurpador*.
dos mujeres y sus dos siervas, y sus once hijos, y pasó el vado de Ja-
cob. Los tomó, pues, e hizo pasar el arroyo a ellos y a todo lo que t e- *El autor juega con el sentido propio de la palabra ingl. heel (telón) y su acep-
ción popular (usurpador ). (N. del T.)
236 G EOFF REY H. HAR TMAN
LA LUCHA . .. 237
Déjenme seguir armando lo más conocido. El misterioso episo- A través de este encuentro inmediato, se remueve todo lo som-
dio de la contienda de Jacob es realmente el que le da la oportunidad brío de Jacob, ahora recibe por derecho la bendición que había roba-
de probarse a sí niismo. El ha luchado con los hombres y ha triunfado do, Y su nombre,manchado por su nacimiento y su consiguiente com-
-pero no sin un costo contra su padre, su hermano y nuestro sentido portamiento , queda limpio. Ya no será llamado Jacob, es decir, Talón
mora l. Ni una revisión de redacción, ni un llamado a su rol fatal en un o Usurpador, sino Israel, quie n luchó con Dios -todo un tftUio inclu -
drama providencial, puede alterar la sospecha de que él sea más astuto so si e l redactor retrocede y muestra algún ardid propio pretendiendo
que noble -en sínt'esis- un tramposo. Es cierto que Abraham e Isaac que significa "Tú has di sputado con Dios (Midrash: Angeles) y con los
también pueden usar el engaño y el subterfugio, pero están menos hombres". "Como con los hombres" parecerla más exacto si es una
obligados a hacerlo. lTrató Abraham de sacrificar un carnero en lugar referencia anafórica al problema de Jacob con Labán y Esaú: lO debe-
de su hijo? No es esto lo que dice la Biblia. Incluso respecto a Jacob es ríarlws tomar "Tú has disputado con Dios (elohim) y con los hom-
cándida; y Jacob también, por supuesto, será engañado por sus hijos bres" como un hendyadis teniendo como intención "tú has disputado
cuando le causen un gran dolor al mostrarle la túnica multicolor de con hombres parecidos a D ios" o "con un hombre parecido a Dios"?
José bañada en sangre de cabra. La- disculpa de l narrador trata de establecer el significado de Yisrael,
pe ro sólo lo complica. En el reciente Comentario d e la Torá publicado
lCómo se prueba a s( mismo Jacob durante esa contienda noc- por la Unión de las Congregaciones Hebreas en Amé rica el saber mo·
turna? Piensen primero en la ironía de la situación: se prepara para en- derno desarrolla, sin aludirlo, el midrash del rabino Berekiah . "Jeshu-
frentar la ira de Esaú ; pone ante él su propiedad e incluso su familia, run", otro nombre para Israel el Patriarca, "significa el más noble y el
y lcon quién se encuentra y cuándo? "Así sé quedó Jacob solo". Co- mejo r": los rabinos sospechan que el nombre tiene sus raíce's en lapa-
mo dice Speiser, "lo calculado cuidadosamente nunca tiene efecto" labra que significa "honrado" (yashar). Entonces Yisrael, según apren -
(5). No hay nada entre Jacob y el luchado r, ese antagoni sta de ningu- demos de este novísimo Comentario, probablemente deriva de Yashar-
na parte. Luego resulta que el varón no es un varón, sino el propio el, aquel a quien Dios hace recto, en tanto opuesto a yaakov-el, aquel
Dios. Incluso si fuera un ángel y no Dios, ningún otro patriarca, nin - a quie n Dios hace claudicar (7). Más aún, se ha sugerido qu e las raíces
gún otro personaje bíblico excepto Moisés, t iene un encuentro tan di - akov (talón) y avek (lucha) pueden armonizar como anagramas. Casi
recto y peligroso con un agente divino. no importa: el privilegio epónimo pasa a Jacob, sea lo que sea que sig-
nifique el títu1o. El cambio de nombre denota un cambio de carácter
El génesis Rabbah hace una sugerencia sorprendente desde el o el sentido íntimo de la vida previa de Jacob ab riéndose paso . Anokhi
comienzo cuando cita a R. Berekiah. "No hay nada como Dios (Deut. imkha, le d ijo Dios en el Beth-el o visión de la casa de Dios. (Gen. 28:
32 :26); lSin embargo, quién es como Dios? Jeshurun, que significa Is- 15) ; allí ·~Estoy contigo" sonó reconfortante, pero aqut' si! expone
rael el Patriarca. Tal cual está escrito de Dios, y sólo el Señor será su parte de p rueba o de peligro, como una contusión infligida divina-
exaltad o (lsa ías' 2:11). y por eso Jacob también: Y as í sé quedó Jacob mente reemplazaría á un defecto de carácter.
so lo" (G énesis 32:25) (6) . Es más que un e logio, pues la alusión que
identifica a Jacob y a Jeshu run es garantizada por el texto de apertura "No es pecado claudicar" escribe Freud a l fin de Más allá del
del midrash: No hay nada como Dios, Oh Jeshurun". La palabra solo Principio de Placer. Sabe que su cambio de proceder en este libro no
adquiere dos sentidos: sólo Jacob, entre todos los hombres es noble o ha sido tan directo ni ta n lógico ni tan científico como él podría de-
suficientemente recto para ser comparado con Dios; pero también, sear; Y yo sólo puedo repetir la genial auto-defe l')sa de Freud. Pues us-
más radicalmente, la soledad del Jacob humano en este encuentro pue- tedes pueden p reguntarse hasta aquí, qué hay de literario en mis refle-
de recordarnos la condición de soledad de Dios. Jacob lucha con Dios xiones. lN o. ~stoy construyendo Üna homilía o un mid rash, y por Jo
como Dios lucha consigo mismo. tanto comp1t1endo con los sabios rabínicos, en lugar de deslindar un
' campo li terario con su propia frontera distintiva?

238 GEOFFREY H. HARTMAN LA LUCHA ••. 239


En tanto el midrash d ebe ser visto como un tipo de di scurso con pecto divino pero también uno impropio d el ritual judío : puede ser el
sus propias reglas y desarr.ollo histórico, y en tanto no podemos asu- del protector d e Esaú acechando a Jacob. En ta l caso la sorpresa sería
mir que su única función sea exegética, hoy conviene especialmente que Jacob no encontrara a Esaú en carne y hueso, para quien se prepa-
recordar estudios d e literatura secular de la riqueza y sutileza d e esas ró tan cu idad osamente, sino a su doble d emoníaco. Que fuera un fan-
extrañas conversaciones rabfnicas que han sido d esdeñadas du rante tasma o un demonio, incluso, explicaría por qué el varón d ebe parti r
tanto tiempo en favor de modos de lectura más objetivos y sistemáti- antes d el amanecer, au nqu e Rashi sólo dirá sobre esta pecul iaridad que
cos. Más aún, ya que cualquier texto para permanecer vivo requiere la e l ángel parte pa ra rezar al romper e l día.
atención y el suplemento d el co mentario. Pero así da lugar a una para-
doja que vincula la re laCión texto-fuente con el concepto de literatura. Gunkel también siente algo extraño en u na histor ia apa rente-
S i aceptamos la visió n d e von Rad de que el retraso y la literaried ad mente incapaz de decidirse sobre el carácter natural-sobrenatural de
d el Yahwist (el supuesto autor-redactor d e la historia d.el combate) este ep isodio. "Jacob era realmente u n Titán, y en consecuencia ape-
van d e la mano, y que " tran sformarse en literatura significó en un se n- nas podem os evitar ver un mito que desaparece gradualmente" ( 1O).
tido un fin para este mater ial (bíblico). e l cual hasta e ntonces había Ento nces el p ropio Jaco b, a l igual q ue su ad versario, es m ás que huma-
tenido una variada historia d etrás suyo". entonces la tarea propia de no. En el gé nesis Rabbah encontram os, para sorpresa nuestra, qu e la
la exégesis midráshica o no midráshica es pro teger a la Biblia d e trans- co nversación se dirige principalmente sobre la naturaleza de los ánge-
formarse en literatu ra. T ra nsformarse en literatura podría significar les: si " El Santo, bendito sea", c rea o no cada d ía una nuev a compa-
que se trata d e un mater ial aún capaz de desarrollarse convirtiéndose ñía de ángeles qu e p ro nuncian u n canto ante él y luego parten (por
en un corpus cerrad o, un depósito que fue alguna vez viviente pero ejemplo, d ej an de existir) (11). (E st e es unpensamiento,además,que
ahora está fosilizado. La única virtud que puedo reclam ar para e l estu - todavía rondó la imaginación de Walter Benjam ín, como mostró Scho-
dio literar io de la Biblia es, por lo tant o, que mientras pueda ser ape- lem). lN ecesitamos esta d istracción adicional, aunque be lla, especial-
nas más imaginativo que los maestro s antiguos, puede arriesgarse a fra - m ente desde qu e introduce todavfa btra incertidum bre? S í Sin duda
casa r. Déjenme intentarlo. los ángeles son nuevos cada mañana y no d u ran el resto deÍ d ía, lqu é
clase de ser es este fa ntasm a d e la noche ? El rabino Helbo tiene una
Vuelvo a nu estra breve historia. Sugerí la ex traordinaria sínte- respu esta . " Fuero n Miguel o Gabrie l, que son príncipes celestiales; to-
sis d el carácter d e Jacob, su conversión en persona astuta, una suerte dos los demás cambian, pero e llos no". En suma, e l varón que pued e
d e Odisea judío, en un patria rca consagrado, tocando a y tocado por ser divino y no divino; puede ser un d emonio y no ser lo; en tanto Ja -
Dios. Sin embargo, en el ep isodio hay corrientes que disturban, cor- cob puede ser un hombre o un T itán transformado, un usurpador o
rientes que los rabinos recogieron pero no siempre siguieron expl ícita- u n héroe qu e a rranca la be nd ición de Dios com o la arra ncó por p res-
mente. Las observaciones d e Berekiah sobre "As í se quedó Jacob so- tidigitación, d e su padre. '
lo" muestran lo que pudieron hacer los rabinos. Para el lector contem-
poráneo un rasgo asombroso es la súbita aparición de ese "varón". Hasta aquí, todo lo que dije e nfatiza meram ente e l estatuto a
Otro es el hecho de que é l quiera partir antes del alba. Finalmente, es- medias de Jaco b : es una perso na errante; habita en el espac io de Ma -
tá el tema inusual de la lucha con una divinidad vencedora. hanaim, e l doble campamento a uno y otro lado del rfo;:el éx ito entre
él Y su hermano no está asegurado; y el combate mismo, culmina ndo
Maimónides, co mo ya referí, pensó que debía haber sido un sue- en la frase clave "tú ha s disputado con elohim y con los hombres",
ño p rofético de Jacob (9). Rashi, abreviando a varios comentaristas, m antiene indecidib le la natu raleza del adversar io. En qué lad o de la
sugiere que el varón mister ioso fue sin duda un ángel, pero d e un t i- corrient e estaba Jacob, cuál es el nombre de una persona o qué signi-
po especial -el ángel de la guarda de Esaú . El encuentro tiene un as- fica, si Peniel o Penuel es la forma correcta de escribirlo, y si J abbok

LA LUCHA ... 241


240 GEOFFREY H. HARTMAN
es o no una metátesis de Yaakov eso no puede ser determinado con Y dijo: Déjame ...
claridad como si fuera un límlte señalado.
Hay algo torcido aquí, porque m ientras es Jacob quien es herido
El mismo margen cuestionable afecta la filiación, en este episo- es su antagonista quien inmediatamente sup lica una tregua. Este hecho
dio , de cuento tradicional y Escritura. Gunkel ve en el combate un mi- a veces se exp lica diciendo que Jacob triunfó a pesa r de la herida que
to descolorido; también podríamos recordar leyendas en las cuales un le causaron. Pero supongamos que e l texto pasó po r alto o modificó
espíritu maligno acecha , a través de la celosía b la malicia, a una perso- una dificu ltad en las versiones recibidas. Esta dificultad radicaría, tal
na eleg ida por ser superior al reino d e tales espíritus. La instruida dis- cual yo la veo, en que fue Jacob quien tocó el muslo del varón y lo hi-
cusión de los rabinos sobre la alabanza y los ánge les efím·e ros no pue- rió, pero qu e parecía Imposible -al narrador- que un ser d ivi no fuera
de ser una digresión, después de todo, sino más bien un reconocimien- fís ica, literalmente herido. Una tradición o solución, por lo tanto, po-
to tácito de que no siempre hay paz en los cielos; de que incluso dría 6er la de representar al antagonista de Jacob como un "varón".
all 1' existen seres que estan celosos del hombre, que lo acusan cuanto S in embargo la historia no tiene utilidad a menos que le otorgue aJa -
más alaban a Dios. Pues no hay alabanza sin calumnia; y el ánge l que cob e l título Yisrael , y su connotación de un contacto consagratorio
ataca a Jacob puede ser el Satán que acusa a J ob. Es, fundamenta l- con la divinidad. Es posible, ad emás, que la tradición se haya trasmiti-
mente, e l buen nombre de Jacob que está en cuestión. lQué es el do en forma ambigua y se haya hecho más creíble u homogénea po r
hombre, que tú (Dios) debes magnificarlo? Es justo en tanto los án - un proceso de redacción que, sin embargo, se cuidó de d ejar algunas
geles duran sólo hasta el amanecer, pues esto garantiza nuestra segu- hu ellas. Para comprender el proceso, todo lo que tenemos que hacer es
ridad; el alba que significa una vuelta d e la vida a nosotros, d el alma omitir una palabra, el nombre Yaakov del verso 26. El p rimer "él" en-
al cuerpo, significa que ellos no pueden llevar nuestros pensamientos tonces, podría ser Jacob en lugar del ángel: "Y cuando él (varón) vio
nocturnos ante el trono d e Dios. La alabanza a El , entonces, deja de que no podía con él, tocó en el sitio del encaje del m uslo, y se desco-
ex istir. yuntó el muslo (de Jacob), mientras con él luchaba". Podría ser Jacob
quien tocara el muslo de su adversario y por m edio de ese golpe - u n
Nada de lo dicho hasta aquí, quiero enfatizar nuevamente, es golpe bajo- asegu rara su propia victoria . Así sería t:oherente con el
estrictamente literario, excepto la cuestión d e cuánta ley enda o cuán- Jacob qu e conocemos, el tramposo que gana la bend ición con un en-
tos cuentos tradicionales han desplazado las Escrituras. Pero el tipo gaño.
o estructura de d esp lazamiento que interesará a Rola nd Barthes, por
ejemplo, no ha sido explorado. Lo que me interesa son las líneas Es privilegio de un intérprete literario rev ivir esta perspectiva po-
que faltan en un texto, la evidencia de una sedimentación narrati- co confortable, aunque no con el fin de calumniar a Jacob . Mejo r d i-
va que no se ha asentado enteramente y la t ensión resultante entre cho, una vez más, para revelar la situación mahanaim, la duplicidad y
producir un relato autorizado y respetar las tradiciones caracterizadas el doblez fuera de los cuales siempre debe emerger Jacob. O simple-
por una cierta heteroge neidad . En las Escrituras, a pesar de hi storias mente respetar la natu raleza hend yadic, incluso polifónica, ,de todos
copiadas y de incon sistencias, hay una unidad a veces lacónica, otras los textos, en tanto se disputan por un punto de vista único, autoriza -
veces locuaz, pero siempre imperiosa. En el combate de Jacob esta do. Hay asimetrías: y superficialidades interesantes en una historia tan
tensión unificadora alcanza un grado peculiar. Escuchen una vez más económica -la propia historia entera, en rea lidad, presenta algo des-
la frase siguiente: concertante a n ivel de la narración que no puede ser atenuado o armo-
nizado sin m ás mov imiento s de redacción o interpretación. Estos des-
Y cuando e l varón vio que no podía t:on él, tocó en el sitio del conciertos, sin p roducir u na incoherencia, despiertan preguntas que
encaje de su muslo, y se descoyuntó el muslo de Jacob, mientras con son a la vez textuales e interpretativas. Una forma más enfática d e ex-
él luchaba.
242 GEOFFREY H. HARTMAN LA LUCHA ... 243
ponerlo es que e l modo d e existencia d el texto y su modo de represen- nicam(lnte mezclada m ientras bu sca la apariencia d e unidad- ha sido
tación (m imesis) se fus io na ron más allá d e toda alte ración -aunque alentada por algu nas de las e rudiciones acad émicas más importantes
no, por supuesto, m ás all á d e todo análisis. de los ú lt imos tiempos. Aunque hay a ntropólogos e historiado res de
religión que aún aspiran a encontrar el mito dominante de una cultura
Imaginemos una sección del Génesis qu e comience: " Li ámenm e en particular (el del "Alto Dios", por ejemplo), muchos otros di sputan
Israel". Por muy profund a, conflictiva o inclinada a grandes números que hay un mito an sich antes bien que un corpus de historias interac·
que sea la narración q ue sigue, en presencia de la ficción nos reco noce- t uando con un proceso de comentario que continuamente modif ica.
ríartws a nosotros mismos, no a las Esc rituras. Lo mismo vale, por su· actual iza y sincretiza lo que está a mano. Lévi-Strauss, m ie ntras man-
puesto, para textos más confusos que la Biblia, textos como el Finne· tien e el concepto de un "mito de referencia" como el h ipoté ticam ente
gans Wake d e Joyce. " S hem es una forma abreviad a de Shem u s co m o estable, foco sinóptico d e historias llamadas mitos, y mientras trata d e
J em es una forma burlona de J acob". El p roblema que enfre ntamos, extraer de ellos u na lógica común a todas las mentes, salvajes o sofist i-
bastante extraño, no es que no podam os defi ni r las Escrituras sino que cadas, también describe el b r icolage q ue repara o revé la siempre bal-
habiendo redefi nido gradualmente la ficc ión a la luz de las Escritura s, bucea nte narrativa mlt ica. Mi khail Bak htin revela una "heterog losia"
ahora e ncontramos difícil hacer la distinción entre ambas. Las vem os a dentro d e las novelas que parecen contadas o coordi nadas por una úni -
las do s d e ntro de una definición globa l de lo que es textualidad; y la ca presencia autorial. Cliffo rd Geertz y Jonathan Smith p reparan nues-
misma m ezc la ocurre cuando recobramos un conocim ie nto d el mi- t ros o jos com o buenos exégetas literar ios para apreciar la gruesa text u·
drash, d e mod o que la critica literaria y los modos midráshicos co - ra enya1iosa d e los informante s nativos as l como d e las fábulas distan -
mie nzan a combinarse uno con otro. No es accidental que lasteor ías' tes. Esta comprensión m ás comp leja surgió inicialmente a travé s d e la
recientes de intertextu al idad hayan d esvalorizado el principio de u ni· Crítica T extual d e la Biblia que analizó una narrat iva unificada, sin
d ad en tanto se fija con cierto pod er orgánico o mágico atribuido al autor, en sus hebras redactadas y fundidas. Con la Crí t ica Textual he ·
autor d e la obra. La autoridad del autor, como la del redactor o redac- mos vuelto, por supuesto, a la erudición alemana del siglo diecinueve,
tores d e la Bibl ia, viene de la fo rma e n que es manejada la situación in- que introduj o una suerte de sen t ido del tiempo geológicamente es-
tertex.tual; y en esto los autores están cerca de ser redactores, incluso tructu rado en el de sarrollo de las Esc ri tu ras.
si ellos no lo reconocen. Cualquier t ex t o, si bien aparentemente a utó-
nomo, es también lo que dijo Coleridge que es la verdad: un vent rílo· Quisiera afirmar que las Escrituras pueden ser diferenciadas d e
cuo. A través de este texto hablan otros textos. Eliot, cuando caracte- la ficción po r su friccionalidad:no sólo su respeto por la fricc ión, que
ri zó a la poesra como un " med ium" qu e recopiló las experie ncias más existe t ambién en los textos literarios, sino su capacidad d e deja r hue-
di spares evocó e l mismo tema de la inestabl e un idad del arte, o las ten- llas, qu e incita e incluso p ide interp retación de lo que ha incorporado.
siones dentro d e él. La Nueva Crítica exploró estas t ensiones como las Sin embargo las teorías· contemporáneas q ue he d escrito, que d er ivan
fue ntes de valor est ético y las ide ntificó con propiedades formales ta - parcia lmente d e la erud ición Blblíca, hace n más ditrcil tal distinción.
les como la parad o ja, la ironía . la ambigü edad y el uso de argumentos Debe de habe r más criptomnesia en la fi cción que en la Biblia. Pero si
com pl ejos o múltiples. La critica más nueva, sin embargo, está m enos hay una dife re ncia principal, esta se refier e al hecho d e que e l respeto
vincu lada a la un id ad y m ás a la uniformidad q ue surge a través d e un qu e forma varias historias e n una narra ción -en las Escrituras- no só·
énfasis d emasiado ansioso en la u nidad. Usa a la int ertextualidad como lo refleja el p roblem a est ético de fundirlas en un todo un ificado. Re -
una "técnica de sospecha" di rigida contra el m ita romántico d e la ori- cuerda, o deb ería recordar, la autor idad de las t radiciones t rasmitidas ,
gina lidad y el mito clásico de l comportamie nto del lenguaje normativo. cada una con su pretensión de verdad -u n respeto que hace a cada
palab ra, y no sólo a los personajes,"schwer van ihrem G ewordensei n",
La concie ncia d e q ue toda escritu ra es un a fusión de historias o
por citar a Auerbach : fuerte co n la plenitud d e haber tenido qu e se r
t ipos de discurso heterogéneos - de que es t rabada o inclu so macarró-
formada.

244 GEOFFREY H. HARTMAN LA LUCHA ... 245


Déjenme concluir ejemplificando este problema de definición en
la obra de Roland Barthes, cuyo ensayo "La lucha con e l ángel" sobre coda al ken (por lo tanto) y ki (porque), que es simplemente una con-
el Génesis 32 es, exceptuando el capitulo de Auerbach en Mimesis, el junción mejorada.
mejor comentario moderno sobre un episodio bíblico. Barthes no está
interesado en lo que hace a este texto Escritura antes que ficción . Des- Barthes no puede responder que él se refiere a yuxtaposiciones
pués de Propp y Lévi.Strau ss él podría tlisputar tal distinción. En su estructurales, pues ha dicho específicamente que esté comentando so-
Morfología del Cuento Popular, Propp estableció la estructura de esta bre el "sabor de la lectura" y no sobre la "explosión estructu ral". De
forma analizando un número fi nito de "funciones" o ep isodios-tipo verdad, este va proclítico y ubicuo es como el enclítico muy poco f re-
que combina todo cuento popular ( 12). Para describir el combate de cuente ya o el que significan Dios. Barthes no puede valora r este signo
Jacob, Barthes cita del número 15 al 19, incluyendo el peligroso inicial tan unido y apuntando hacia una dirección teológica, aunque
pasaje de un lado a otro, el combate entre villano y héroe; el marcado Dios permanezca escondido la mayor parte del tiempo. Von Rad , un
o señalado del héroe o la concesión d e un don especial; victoria del teó logo, está m ás cerca del propósito cuando observa que "la promesa
héroe, etc. Los episodios asociados tales como el difícil cruce de un divina es como un signo anterior que se encuent ra sobre todas esas na-
vado protegido por un esp lritu hostil también identifican la luch a de rrativas individuales y dentro de este grupo, por decirlo así, l':iay mu-
Jacob como poseedora de la misma estructura que un cuento popular. cho de bueno y malo".
Pero este parecido no es lo que atrae la atención de Barthes, y sin
duda él podría haber analizado una secuencia homérica de la misma Barthes, entonces, está "desconstruye ndo" demasiado obvia-
manera estructuralista. "Lo que más me interesa en este famoso pasa- mente un texto normalmente identificado como perteneciente a las
je", escribe, "no es e l modelo 'folklórico' sino las fricciones abrasivas, Esc rituras y teleológico en su orientación. No ve que el impulso te leo-
las rupturas, las discontinuidades d e legibilidad, la yuxtaposición de lógico participa en el poder concatenativo del narrador o redactor, en
entidades narrativas que hasta cierto punto transcurren libres de una ese va mot ivador, y en la voluntad de dar forma combinando. El pro-
articulación lógica explfcita. Uno se encuentra aquí (éste es al menos ceso de composición aquí n'o es exclusivamente unificador o aglome-
para mí el sabor de la lectura) con una especie d e montaje metoní- rador: las divergencias no siempre son resue ltas. Esto produce una ca-
mico: los temas (Cruce, Lucha, Nombre, Rito Alimenticio) son com- lidad textual que es suficientemente peculiar como para merecer un
binados, no 'desarrollados' ". Barthes termina por reclamar que este nombre aparte, a pesar de las semejanzas estructurales con la saga, el
"carácter asindético" o "lógica metonímica" de la narrativa expresa lo fo lklore, o historias que permenecen juntas por medio de lo que los
inconsciente y pide una lectura que lleve a la "explosión simbólica" estudiosos llaman "contaminación".
del texto, su "diseminacion, no su verdad", de modo que no lo reduz-
camos a un significado, ya sea "económico, folklórico o querigmáti- Cuando Barthes, po r lo tanto, nos pide que mantengamos la
co", sino que hagamos "que conserve su significación enteramente significación d e esta histo ria bíblica "enteramente abierta" subra-
ab ierta". yando una lógica asindética y meton ímica que altera e l sig~ificado
Y habilita la " d isem inación" de la historia, "no su verdad", excluye,
La poderosa aplicación que hace Barthes de Propp ubica al con- incluso estructuralmente, lo que Auerbach subraya tan efectivamente
texto folklórico fuera de duda. Sin embargo debe mencionarse una pe- en su interpretación akedah. La pretensión d e verdad de la Biblia di-
culiaridad de su explicación. lCómo puede hablar del "carácter asin- ce Auerbach, es tan imperiosa que la realidad no es tratada en su' as-
dético de la narrativa" cuando su rasgo sintáctico más obvio es la para- pecto sensible o seductor; y el efecto de reflector, que aíslá a los per-
taxis o síndeton: la unión de cada segmento de verso por la conjun- sonajes o hechos principales, es debido a la misma demanda angógica
ción va (y)? Sólo el último verso difiere sustituye ndo una especie i:le que excluye todos los otros lugares y asuntos. Las historias de la Bi-
blia no halagan o fascinan como las d e Homero; no nos dan algo arti-
246 GEOFFREY H. HARTMAN
LA LUCHA ...
247
ficiosamente ejecutado; obligan a los lectores a convertirse en intér· do con el mandato a Abraham, lech lecha, o "v áya nse"), estos episo-
pretes y a encontrar la presencia de lo que está ausente en el trasfo n- dios qu e fijan nombres de luga res o nombres propios por paronomasia
do colmado, densamente arraigado (Auerbach usa la maravillosa pa- con una teofan ía particular, cont inúan pidiendo un exégeta a pesar de
labra, narración geschichtet) . los varios marcos etiológicos que intentan hacer menos opacos est os
nombres. Cada razonamiento historiado sobre nombres recarga el
Comparando los pasajes, el akedah de la Bib lia y una escena de nombre: la opacidad semántica no es elim inada, simplemente es rodea .
reconocimiento del libro diecinueve de la Odisea -pasajes que no tie· da por la posibilidad de que hubiera un significado original o un acto
nen la menor re lación temática -y rechazando descalificar una a la lu z de designación específico o autorizado. lOe dónde sale esa autoridad ,
de la otra o encontrar la misma estructura básica en ellas, Auerbach esa fuerza performativa? lNomen se transforma en numen, excepto a
mantiene una brecha entre Escritura y ficción, al menos en la forma través de la historia inspirada por é l? lP uede alguna vez coincidir espí-
de lo hebreo por oposición a lo helénico. Es posible objetar que esta ritu Y lugar excepto a través de la extensa nómina que habilita la fic-
brecha disminuye por el Nuevo Testamento , o por la fase helénica que ción?
atraviesa el saber hebreo. También es posible alegar que la tradición
helen(zante a la larga no cambió realmente a la tradición hebrea. Lo
que sigue siendo importante es que una mente une modos radical- La universalidad del combate de Jacob con el ángel reside, final·
mente, en esa lucha por un texto -por una ficción suprema o una na -
mente diferentes d e representación bajo el signo de la diferencia . Esto
rración autorizada despojada de lo innecesario, de toda diversión, de
no habría sido posible si ambas historias no pertenecieran, de alguna
forma, a la misma cultura. Esta cu ltura es, o fue, una cultura de la lec- todo lo que podríamos describir como arbitrario, parroquial, incluso
estético. Se centra en un juego de palabras disperso y dudoso , condu-
tura: la encargada no sólo de tipos ampliamente divergentes de litera -
tura sino también de modos informados de interpretación que alientan cido por medio de un proceso editorial que en sus facilidades parece-
una empatía lm perspectiva. No obstante, por el tiempo en que Auer· ría ser la verdadera ar)títekis del encuentro, sin mediadores, que descri-
be. Los apodos como Ya-akov oYisrael, hacen que los nombres como
bach escribió, un nacionalismo que había fomentado el desarrollo de
las lenguas vernácu las en el Renacim iento, y habra hecho posible Mi· Peniel,-y otros sobrenombres- se carguen con un peso sagrado o ton·
mesis al reflejar la profundidad y concreción de la vida histórica, es- to: Hay, sospechamos, un surtido de vocativos (ex-vocativos, qu izás)
taba imponiendo un canon doctrinario y una unidad tiránica de expre- que los redactores no pueden dejar pasar, sino contar y recontar, cla-
sión. Como una vrctlm a expatriada del Nacional Socialismo alemán, sificando dioses y cabras en algo más que una lista, un catálogo privi·
Auerbach mismo era una figura mahanaim, aunque él no se esforzó legiado, un montón de nombres. La narració n aumentada, promisoria ,
por una tierra natal más justa como Abraham, ni se aventuró, como que llamamos Escrituras está compuesta de señales que p iden la ínte r·
Odisea, a retornar a su antiguo lugar, esperando que éste todavía lo vención continua y precaria de sucesivas generaciones de intérpretes,
reconociera. que deben guarda r las palabras tanto como la fe.

A la cuestión de la relación del lugar con e l destino o con la


T raducción Lau ra Flores
fuerza esp iritual, se le da una resonancia extraordinaria en la histo·
ria de los patriarcas y aquí e h el combate de Jacob. Recuerdo la obser-
vación de Booker T. Washington sobre otras personas que salen de la NOTAS
esclavitud. "Deben cambiar sus nombres. Deben abandonar la Vieja
Plantación". En la Biblia hebrea este imperativo está relacionado con 1- Erich Auerbach. Mimesis: La represnetaci6n de la Realidad en la Literatu -
la literatura desde el com ienzo: estas narrativas de éxodos (com enzan- ra Occidental (trad. inglés Willar R. Trask. 4\Jew York: Doubleday, 1957).
2- Herman Melv ille. Diario de una visita a Europa y el Levante, 11 de octu -
248 GEOFFREY H. HARTMAN LA LUCHA . ..
249
una trampa en la lucha?) . Esta interpretación se adaptarfa rllejor a la con-
bre de 1856- 6 de mayo de 1857, ed. Howard C. Horsford (Princeton:
tinuación, en el versicuk> 26, donde el antagonista ·le pide a Jacobo que
Princeton University Press, 1955).
3- Emily Dickinson, "A little east of Jordan, en Poemas Completos, ed. lo deje ir Y entonces también la última afirmación de que Jacobo ha pre-
valecido (v. '28b). Esta monstruosa concepción, sin embargo, de que Ja-
Thomas H. Johnson· (Boston: Little Brown, 1960), No. 59
4- Hermann Gunkel. Las leyendas del Génesis: la saga y la historia bíblrcas cobo prácticamente venció a la criatura celestia, está 'ahora oculta por el
texto claro de los versículos 25b y 32b (pp. 320-21 ).
(trad. inglés William Herbert Carruth) (N . York : Schocken Books, 1970)
pp. 11~16.
5- La Biblia ancla: el Génesis (ed. y trad. inglés Ephraim Avigdor Speiser ·-
Garden City, N. Y. Doubleday 1964-83 p. 256).
6- Génesis Rabbah, vol. 1 de Midrash Rabbah, ed. Harry Freedman y Mauri-
ce Simon (Londres: Soncino Press, ~o961), p. 710.-Cf. el destacado "no
sabemos quien salió victorioso"; p. 712. Las indicaciones de Berekiah ha-
cen algo más qtJe ennoblecer a Jacob. Hacen que Jacob y su historia tam-
bién revelen algo acerca de Dios: un atributo, o Su "carácter". Dios, des-
pués de todo, es el•autor último de las Escrituras y el midrash alza el espe-
jo hacia esa imagen textual a fin de descubrir y captar lo que es cognos-
cible acerca de él.
7- La Torá: un comentario moderno, ed. W.G. Plaut, J.J. Bamberger y W.
Hallo, Unión de las Congregaciones Hebreas Americanas (Nueva York,
1981).
8- Sigm!Jnd Freud, Mfls alié del principio del placer, en la Edicibn standard
de las obras psicológicas completas de Sigmund Freud, trad. inglés Ja-
mes S1rachey (Lo'ndres: Hogarth Press, 1955), vol. 18, p. 64.
9- Gerbard von Rad, Génesis: un comentario, ed. rev. (Filadelfia, 1972), p.
18.-
10 '- Moses oben Maimon (Maimónides). La guia del perplejo, 2a. ed., trad. in-
glés Michael Friedlander (Nueva York : Dover Publications, 1·9 56), pt. 2,
cap. 43 (en algunas ediciones cap. 42).
11 -' Gunkel, Leyendas del Génesis, p. 120.
12:..... Génesis Rabbah, p. 710.
13 - Vladimir l. Propp, Morfologia del Cuanto Popular, ed. rev., trad. inglés
Laurence Scott, ed. Louis A·. Wagner (Austin: University of Texas Press,
1968).
14:.... Roland .Barthes, ·~La· lucha con el ángel", en Texto Música Imagen, trad.
inglés S1ephen Heath (Lo'ndres: Fontana Collins, 1977), pp. 125-41 .
15:.... Von Rad : Génesis: uncomentario, p. 268. Von Rad también describe elo-
. cuentemente la naturaleza estratificada de este ·texto. Escribe: "En esta ·
narrativa más q1:1e en ninguna otra de las antiguas tradiciones patriarcales
se aclara algo del largo proceso de formación al cual este material estaba
sujeto... Hay escasos •ej emplos en la literatura occidental de este -tipo de
narrativa, que combine tal amplitud en el contenido con tal estabil idad en
la forma. Varias generaciones han trabajado en ellos, como con una casa
vieja, mucho del contenido ha sido ajustado en el transcurso del tiempo,
mucho ha sido nuevamente abandonado, pero una gran parte ha perma-
necido ... Aqu r hay un pasaje en el cual se revela una forma mucho más
antigua de nuestra saga ... podría (¡ensarse en principio, en vista <le la de-
sesperanza de la lucha, que Jacobo venció a su antagonista 9por medio de

250 LA LUCHA ... 251


GEOFFREY H. HARTMAN
LA ELACION
EN HEGEL Y WORDSWORTH.

Permítanme co nfesar que he usado "elación"* en el pasado para


verter el vocablo hegeliano "Aufhebung", usualmente traducido por
"superación". Al manejar así los términos sugiero contrariamente
a la tendencia del propio Hegel en la última sección de la Fenomeno-
logía, que va d esde " La Religión en Foma de Arte" via " La Religión
Revelada" hasta "El Saber Absoluto", que el movimiento básico de su
dialéctica es, aún aquí, estético, sin definir esa elusiva pa labra. Mi pro-
cedimiento de asociación de un término poco claro "Aufhebung"
("elación") con un concepto oscuro (lo "estético") no parecerá p ro-
misorio al principio. Mis experiencias no son las de un filósofo entre-
nado sino las de un lector durante mucho tiempo fascinado por un
fenomeno al cual se le asignó el nombre de "estético'' recién en el sig lo

" "ELACION" .·Traduce la palabra inglesa "elation" que significa "estado de


elevación del espíritu o del ánimo" . Implica una condición de júbilo y exalta·
ción que no puede sugerirse con el vocablo español "superación". Este
"Princip io de Nirvana", como lo califica el propio Geoffrey Hartman en un
pasaje de su ensayo - que no es propiamente el "éxtasis", aunque se le
acerca, que viene de la mano del arte, de la religión, y aún de la filosofía- es
el foco central a partir del cual el autor en t reteje relaciones y significados
uniendo las experiencias de un poeta y un filósofo -o sus obras- para lo
cual elige, por sobre toda otra palabra, "elation", en lugar de la comúnmente
usada "su blation" ("superación") que se aplica al vocablo alemán "Aufhe·
bu ng" utilizado por Hegel. Por ello , hemos elegido "elación" ya que se
mantiene fiel al término original y, por su escaso uso puede reflejar m ejor el
pensamiento de Hartman, sin la carga de connotaciones y referencias de los
demás vocabl os relacionedos. (N. del T.)

253
XV 111; un fenómeno, no obstante, que es tan claro en su efecto como
confuso en su estructura y propiedades como el quark • encantado deras alucinaciones con la lucidez no-problematizada del•ojo y el 0 ¡.
en el sistema de lo que los flsicos llaman "reacciones débiles" : do prístinos?. lAcaso "das aus dem Wissen neugeborene ... (die) Un-
mittelbarkeit," se acerca a la convergencia Apollnea de la apariencia
Comienzo con el último párrafo (808) de la Fenomenología d e ("Schein ") y el resplandor ( "Schein"). que Nietzsche vio como el
fundamento estético del pensamiento griego, a pesar del bajo obstina-
Hegel. El yo tiene que penetrar y digerir (las propias palabras de He-
do d e Dioni sia? . "AIIes Tiefe soll hinauf"- toda profundidad debe ele-
gel) toda la riqueza de su substancia. Esta substancia equivale a su his·
varse, como el sol absorbe la profundidad del mar hasta su altura, es la
toria, su Ser en el Tiempo; sin embargo, para realizar su hi storia por
versión del sab er absoluto de- Zaratustra, en el capitulo titulado en
medio d el conocimiento de la misma, el yo debe, dice Hegel , "abando-
broma "Acerca del Saber Inmaculado" ( "Von der unbefleckten Er-
nar su existencia exterior y confiar su figu ra a la recolección del re-
kenntniss"). Y Wallace Stevens:
cuerdo". Aún asl, "inmerso en la noche de su auto-conciencia," vale
decir, sumergido en este momento de máxima recolección del recuer-
do, su existencia desaparecida no sólo es preservada sino también Sólo el hombre de los filósofos camina todavt'a en el roct'o,
Todavía al borde del mar musita líneas lácteas
"aufgehoben," elevada a un nivel más alto; y en el deleite de esta nue-
va existencia, de este maravilloso nue~o mundo, nac ido de la plenitud Concernientes a una imaginería inmaculada.
del saber, la mente comienza fresca como si todo lo que la precediera
("Apartes sobre el Oboe")
estuviera perdido, y no hubiera aprendido nada de encarnaciones pre-
vias ("Geister") . No obstante, éstas también son preservadas a través de
la internalización ( Er-innerung); preservadas, es decir, no como
un bloque de conocimientos positivos sino como nuestra propia subs-
tancia. Ahora vemos a través de la historia, no con ella: como decla (The philosophers' man alone still walks in dew,
Blake que vemos a través del ojo, no con él; y la historia se revela a si Still by the sea-side mutters milky lines
misma como una maratón de espíritus, cada uno relevando y apoyan- Concerning an immaculate imagery.)
do al otro, Y ex hibiendo como una to'talidad -aqul viene una frase cru-
cial- "la elevación de la profundidad del esp lritu, o su dilación," "das ("Asid es on the Oboe") •
Aufheben seiner Tiefe, oder seine Ausdehnung . . . "
La elación de lo profundo en Hegel es una poderosa metáfora.
lSe relaciona "Aufheben" con "Aufhebung"?. lLinda la pode- En contexto describe una "negatividad" final, aunque "kenosis"
rosa máquina de la dialéctica con una levedad cercana a la levitación podría ser una palabra más adecuada ya que traduce el . punto en el
no en el sentido místico, sino en lo que me inclinarla a llamar el sen: cual el yo apoyándose en sí mismo se exterioriza nuevamente y acepta
tido estético, cuando los pensamientos se torn~n percepciones- verda- este movimiento de ir hacia fuera como su identidad, su substancia
real. Hegel se permite a s{ mismo hablar con un pathos que evoca la
• "OUAR K".- Partículas atómicas ínfimas que se han postulado como la mate- dificultad humana de desprenderse del yo , de labrarlo nuevamente en
ria ~rima del universo . Introducido en 1964 por Murray Geii-Mann y George el suelo d e una acción que él exalta en su aparente desvanecimiento .
Zwe1g, este nuevo concepto fue bautizado con un nombre tomado del Finne-
gan's Wake de James Joyce, (N. del T.)
* Transcripción del original . (N . del T .l

254 GEOFFREY H. HARTMAN


LA E LACION EN . .. 255
La figura que usa se refiere, en su pathos, no sólo a la estructura de la Las nubes, rezagadas, se extienden en sólidas barras
revelación cristiana ( "Offenbarung") basada en la kenosis de Cristo Por el gris poniente; y lvedl estas aguas, aceradas
(ver la Epístola de Pablo) si no que es más generalmente apocalíptica: Hasta el más perfecto pulido por el aire inmóvil ofrecen
esta profundidad debe ser Plutoniana o Neptuniana, profundidad d e Una vívida repetición de las estrellas:
la tierra o del mar, alzándose no tanto para destruir como para revelar Júpiter, Venus, y la cresta rojiza de Marte,
lo que yace oculto; o para destruir por el mero hecho de revelar. Hay Entre sus pares bellamente revelado
un 'desencubrimiento inmaculado," para citar nuevamente a Stevens, A fel iz distancia del campo quejumbroso de la tierra,
" del secreto no más oculto." Donde mortales insensibles hacen guerras incesantes.
¿Es un espejo? ¿o la esfera del Hades
La impresió n que nos deja el final d e la Fenomenología, enton- Abriendo a la vista el abismo donde al imenta
ces, es, más que una impres ión de viole nc ia todopoderosa, la de un ca- sus propios fuegos calmos? pero ioíd! Hay una voz cercana;
si natural vuelco en la percepción. La noche es iluminada por el alba El mismísi mo gran Pan susurra entre los juncos,
en lugar de ser totalmente reemplazada; las estrellas retienen su brillo " Tú, agradece; que aunque sacrílegos sucesos .
en lugar de desvanecerse en el día. Aún la inmensa labor del espíritu Asolan a este mundo, la tranquilidad está aquí!"
que llamamos historia de l mundo , cuya profundidad es, en cada mo -
mento del tiempo, apenas percibida superficialmente , ahora es vista (Ciouds, lingering yet, extend in sal id bars
con toda facilidad como una superficie: ha dilatado nuestros ojos o se T hrough the grey west; an lo! these waters, steeled
ha dilatado a si misma, es tan ingrávida como la luz, liviana como la By breezeless air to smoothest polish yield
luz. El peso poco claro de un saber traumático, di visivo, o indigesto, A vivid repetition of the stars;
desaparece. El mito de lo profundo desaparece. Esta elación, este ali- J ove, Venus, and t he ruddy crest of Mars
vianamiento de la propia noción de substancia, antes bien que su ne- Amid his fellows beauteously revealed
gación o continua y pesada elaboración, es lo que nos permite qui- At happy d istance from earth's groa ning fie ld,
zás transformar la fenomenología estética de Hegel en una estética fe- Where ruthless mortals wage incessant wars.
nomenológica. ls it a mirror ? or the nether Sphere
Opening to view the abyss in which she feeds
Demasiados pasajes citables podrían entrometerse en este punto Her own ca lm tires? but listl a voice is near;
para confirmar cuán característica es la asociación de e lación con li- Great Pan himself low-whispering through the reeds
viandad o con el levantar o quitar de pesos. Es un "humor bendito 1 'Be thankful, thou; for, if unholy deeds '
donde el peso del misterio ... es aliviado ." Así dice Wordsworth ; y a Ravage the world, t ranquillity is here!')*
él me dirijo para establecer mi caso de que la elación debería conside- 1807
rarse como una lógica de tipo estético.
El alzamiento d e las profundidades está dado por una imagen a
En un soneto " Compuesto a la Vera del Lago Grasmere" en la vez pastoral Y apoca! íptica. La Esfera de Hades se abre; sin embargo
1807 , el año en que fue completada la Fenomenología, el poeta des- los fuegos volcánicos así revelados son diferentes d e aquellos que ac-
tualmente asolan a Europa.
cribe las calmas aguas de un lago que ref lejan el cielo estrellado:
*Transcripción del original. (N. del T. )

256 GEOFFREY H . .HARTMAN LA ELACION EN . .. 257


El abismo es una Vía Láctea, auto-sustentada y paci'fica. La Es- El poeta pastora l que observa las nubes rezagadas a medida que
fera del Hades desencubre el abismo ante nuestros ojos o ante sus pro- la noche se aproxima y aparecen las estrellas, está leyendo signos, co-
pios ojos. Quizás la distinción sea demasiado sutil, pero sugiere, que mo lo hace el campesino de las Geórgicas de Virgilio, o como hace Co-
a causa de las guerras, la Esfera se ha vuelto oscura para consigo mis- leridge en el inicio que sabiamente vat icina los cambios del tiempo, de
ma, insegu ra de su destino o motivo (fuentes de alimentación) y mira su Oda de la Aflicción. El tiempo incluye, por supuesto, lo que los
entonces hacia dentro. Wordsworth atraviesa el espejo para crear la ex- dioses nos tienen reservado pollticamente (estamos inmersos en las
traña imagen de una Naturaleza que se ha vuelto reflexiva. Ya que guerras Napoleónicas) y el futuro d e la imaginación en sí, que actúa
no todo anda bien en un mundo en guerra que podría englobar a Jena de esta manera ominosa, premonitoria. La aparición de Pan, si bien al-
Y aún el distante y pacífico Grasmere. Los sonidos de la guerra amena- go mecánica (compárese a Proteo levantándose del mar en un soneto
zan el consuelo de la filosofía y la subsistencia de un refugio pastoral. previo, "El mundo está demasiado con nosotros") no es solamente
La pregunta ahora es, hasta qué profundidad debemos hurgar para ha- tranquilizadora . Aunque se desea la paz -no menos importante como
llar una fuerza antitética; y si esa fuerza de las profundidades puede sosiego de la mente presagiosa- este Pan, como el Proteo de mayor
surgir de la mente actuando sobre sí mi sma, desencubriendo y preser- dramatismo sugieren una necesidad imagi nativa: la necesidad de con-
vando sus propios "fuegos". La mente no puede negar la historia, en vocar, de conjurar, una figura de sa lvació n.
la figura actual de Napoleón, quien dijo que " La Política es el desti-
•10''; pero ¿cuál es entonces el destino de la mente en una era seme- Esa figura fue personificada en otro soneto ("Londres 1802")
jante, que también es la nuestra?. invocando a Milton. Sus sonetos patrióticos y apasionados fueron un
descubr imiento .Para Wordswo rth, quien se había mostrado desdeño -
El soneto Grasmere de Wordsworth termina con un susurro divi- so d e la forma soneto al mismo tiempo que luchaba por reconciliar su
no ex machina: " La tranquilidad está aqu(." Esas palabras no son to- id entidad pastoral con los sonidos de la guerra en avance, es decir, con
ta lmente tranquilizadoras. Aunque reconocemos que el mensaje de una voz pública y marcial. El soneto Grasmere, sin embargo , es miltó-
Pan es lo opuesto al "pánico", no entra en la corriente del pensamien- nico de una manera modificada , hasta subversiva.
to de manera tan natural como las dos preguntas que constituyen la
conjetura de los versos 9 a 11 . A muchos lectores les parecerá una con- Una capacidad de ser conmovido por la imaginación clásica, de
clusión esperanzada. El "aqul", además, es más desasosegado de lo usar la mientra se la combate, es lo que Milton imprimió, indeleble-
que deberla ser . Su ubicación primaria es Grasmere, donde el poeta mente, en el verso inglés; y aquí, creo yo, a ese reconocimiento del
está componiendo; o en un estado de "compostura" mental. temperamento clásicó se le da un nuevo giro politice, aunque suavi-
zado. El resurgimiento de la imaginería clásica en Wordsworth des-
Pero existen otros focos de tranquilidad. Recorda mos a los dio- pués de 1801 puede que exp rese no sólo un esp i'ritu heroico trans-
ses celestiales previamente invocados "a una distancia feliz del campo plantado a Inglaterra, con Milton como prototipo, sino también un
quejumbroso de la t ierra". También recordamos los "pacíficos fue- sentido de lo que une a las naciones en guerra, un sentido de Latini-
gos". El efecto de este "aquí" que se expande es que la tra nquilidad dad que Francia e Ingl aterra tienen en común como culturas. El
no está "aquí", excepto en la esperanza o por un mov imiento de la "aqu(" en " La tranquilidad está aquí" podría referirse al confort,
fantasfa afí n a la esperanza. Qué hu bieran dicho Wordsworth o Cole- al sustento hallado en cierta modalidad imag inativa: "aquí" es un
ridge ante la pregunta : ¿Es éste un poema de la fantasía o de la ima- concienzudo clasicismo sobre suelo inglés, paralelo al concienzudo
ginación?.
LA ELACION EN ... 259
258 GEOFFREY H. HARTMAN
catolicismo en suelo inglés al que aspiraba la Iglesia en Inglaterra . Es- exc lusivamente práctico puede ser absorbido en la órbita o pu est a (ma-
tas brisas suaves, susurrantes, y esto s fuegos calmos d eber ían bas- níaca) .
tarle a una mente tentada por violentos estimulantes. Pan representa
una paz heroica en un mundo dado a la violencia y a las fantasías apo- La cuestión que yo p lanteo está enfocada por las complejidades
calípticas. Nace una belleza no-terrible (unterrible" ), un clasicismo del últ imo párrafo de Hegel, sus problemas con la c lausura . La d ialéc-
Inglés. tica, aún en este último mo mento, parece agitada. La tranquilidad
tampoco está aqui'. Donde Hegel ve un último término, identificado
Hegel y Wordsworth han entrado en un a época donde la tiloso- con el espíritu en sí, y superando la entera labor de la historia, yo veo
fía forma a lianza con el arte para resistir a la apropiació n po i ítica de sólo el principio est ético que le ha mantenido en movimiento hacia esta
la mente. Sólo una alianza semejante, ya presagiada en las Cartas Sobre coyuntu ra, y que es como el abismo aut o-sustentado d e Wordsworth o
la Educación Estética (1795) de Schiller podría restablecer la contem- el sust ento al que se alude en la cita fi na l que Hegel toma de Schi ll er. El
plación como el " cinturón verde" de un mundo cada vez más industria- cáliz rebosa, como si fuera de sí mism o, emborrachado por su propia
lizado, orientado hacia la acción y d es pri vatizado . Si la caracter ística esencia; parece, una vez más, una imagen de lo profund o exa ltado
de la acción es su insisteQcia en un fin espec ífico , en el cambio más (elated), sin embargo cont inúa siendo una fuente de sust ento como en
que en la interpretación y si se consume a sí misma trata ndo d e alcan- el soneto de Wordsworth. Oue el tratado fi losóf ico de Hegel termi ne
zar esta meta , no necesita respeta r la tuerza por inercia d el pasado o con una a lusión literaria puede ser bastante convencio nal, pero que la
tratar d e superarla (sublate it*). figura sea u na f igura de sustento sug iere que el lenguaje f igurado en s1'
mismo es capaz de sustentar. La Fenomenología, de todos modos, no
Aún cuando deba respetar el pasad o provisoriamente para lograr se cierra como la puerta secreta en una d emostración lógica: su c lau-
su propósito, la acción ideologiza la in terpretación y contin úa en ine- sura es de una especie d iferente.
xorable movimiento hacia un punto que todo lo absorbe, y que es el
nuevo régime n, el nuevo ord en. La alianza que la filosofía puede reali- A t ravés de la Fenomenología, además, el estilo de Hegel es de
zar con el arte, a través d e lo que hemos aprendido a llamar lo "est éti- una clase especial: obtiene sucesos d el mundo más amplio al cual se re-
co", se halla siempre caracter izada, por lo ta nto, por una estructura fiere pero que raramente nombra : como momento s engendrados por
de postergació n ; la duda o el retraso en la clausura, la insiste ncia en los la propia démarche de la d ialéctica. Existe una internalización de
remanentes o un retorno al pasado, y - m ás p roblemát icamente- en los nombres propios. Son fo rmas de pseudo-clausura en lugar de
un concepto de elación que abarca tanto la realidad de la historia co- signos objetivizantes y figu rat ivos. S in tales fechas o nomb res, la im-
mo la libertad de la mente. La conciencia exaltada (elated), sin embar- presión dada es la de una recu rrencia subl ime. Tomemos la pugna
go, quizás difiera de la maníaca sólo por un margen precario . Mientras cu ltística de Apolo y Dionisia (donde los nombres propios se in-
que la elaci ón nunca es regresión al servicio d e la poi ít ica si no más sertan excepciona lmente). " La ensoñac ión ind isc ip linad a del d ios",
bien un cambio en lo que se conoce como Anschauung, dado qu e escribe Hegel, "debe aqu ietarse tornándose objeto", p rimero como
la misma condición subyace en ambos estados d e la mente, aquello una estatua que confronta e l artista, luego como estatu a vivient e.
que podrfa liberarnos de la politización o esc lavitud de l pensa miento "El ho mbre, por lo tanto, se co loca a sí mismo en lugar d e la estatua
como una forma creada y elaborada para u n movimiento perfectamen-
*Transcripción del original. (N. del T .) t e libre, igual que la estatua es el reposo perfectamente libre. Aunque

260 GEOFFREY H. HARTMAN LA ELACION EN .. .


261
cada individuo sabe interpretar el rol de por lo menos un portador de ficidad de un estado m enta l estético, lo evade por su visión de una psi-
antorcha, uno de ellos se adelanta para ser el movimiento normativo, cología emplrica expandida. Comentando acerca de "El profuso au·
la pulida elaboración y fluida energía de todos los participant es." m ento en la inept itud de la mente corriente para la introspección au -
(725) Esta imagen, con toda su complejidad, retorna en el último pá- to-disolvente, e l general izado aumento en la toma de conciencia de lo
rrafo de Hegel. All (el m ovi miento colectivo de los esp¡'ritus, la cadena que está ocurriendo en nuestras propias mentes, simplemente como
del ser histórico , está representada como gráv ida o preñada . El devenir ocurrencias, no como transic iones de una muy conocida y lingü lst ica-
(es dec ir, la hi storia) presenta una sucesión de esp(ritus, e n lento movi - mente reconocida condición moral o intelectual a otra", él sugiere que
miento, una galería de cuadros: "Die Werden stellt ei ne trage Bewe· este cambio se demuestra muy claramente en "una p rosa como la del
gung und Aufeinander folge von Geistern dar, eine Gallerie von Bil· Sr. Joyce o la Sra. Woolf (la cual ) es una d ilución (o mejor dicho, ex-
dern . . . " La metáfora reconcilia nuevamente el movimiento con la pansión, 'como el oro que se agota en la delgadez del ai re') de un uso
quietud . de palabras que ha estado en casi todas las épocas dentro de los limites
de la poes la."
Cuando sugiero, por lo tanto, que el movimiento d e la prosa d e
Hegel es reconociblemente estético, me refiero a esa rica dificultad Donde Richards dice d ilución yo substitui ría dilación, la pa labra
de cierre en una dialéctica que conduce hacia una resol ución final y más cercana al Ausdehnung de Hege l. Con dilación o dilución no esta -
la pospone. La dialéctica se acerca a la condición de la música tal mos lejos de la disoluc ión; y entonces la cuest ión de la c lausura, a
cual Suzanne Langer describe ese medio: través del arte o de la lógica, se intensifica. Nosotros también nos
La articulación es su vida, pe ro no la aserción ; encontramos enfrentados con la "ensoñación indiscipli nada" o el
la expresividad, no la expresión. El funcionamiento "estupor de la concienc ia y alocado y tartamudeante deci r" que
efectivo del significado, que requiere contenidos constituyen la pseudo-infinidad, el "Schlechte Unendlichkeit" que
permanentes, no se realiza; ya que la Hegel intentó dejar detrás de sí en cada transición y decisivamente
asignación de uno en vez de otro posible. en aquella entre La Religión del Arte y el Sabe r Absoluto . Desde m i
s ignificado a cada forma nunca se efectúa exp llcitamente punto de vista, él, únicamente, logra colocarnos frente al problema;
y en la segunda parte d e este ensayo me gustaría examinar la rela-
En Hegel, tendrlamos solamente que sustituir "se efectúa, y lue- ción entre la clausura y la el ación tanto en la obra de art e litera ria
go se retira , o se supera". Donald Davie ha sugerido que el poeta -yo como en la filosófica .
agregaría el filósofo estético- decide el sentido y cierra el ciclo de fra·
ses, no porque esté ahora preparado para comprometerse con una aser· Geoffrey Hill ha dicho que "el perfeccionamiento técnico de
ción, sino más bien para encontrar un equivalente de la "reorientación, un poema es un acto de ex piación (atonement) , en el sentido etimo-
en cada nueva resolución, hacia la armonía," que tiene la música. "To- lógico radical , -un acto de at-one-ment ... un pone r en concordia,
do el juego del significado literal , d e hecho, es un ejercicio de gimna- una reconciliación, una unificación en armonía. " También cita a
sia sueca," agrega Davie, "donde nada está siendo alzado , transportado, Yeats de una carta a Dorothy Wellesley que dice: "un poema viene
o asentado, aunque los músculos se ponen tensos, se anudan y se rela - con un click, como una caja con c ierre." La transición de u na perfec-
ja n." Mi única discrepancia es que esta imagen trivializa el concepto de c ión técnica, el "click", a sentimientos de expiación, no es poco
elación d el mismo modo que I.A. Richard s, queriendo nega r la especi· prob lemática. La clausura lógica puede que sea técnica, como ese

262 GEOFFREY H. HARTMAN LA ELACION EN . ..


263
click ; pero la clausura artística, excepto· por un sentido general de la
palabra justa en el lugar justo no es puntua l. En el arte significante No ·motion has she now, no force;
hay, por el contrario, una sensibilidad hacia la clausura prematura, qu e She neither hears nor sees;
demora o multiplica los finales y crea Hmites que demuestran ser ape- Rolled round in earth's diurna! course,
na perceptibles. With rocks, and stones and trees.) *

A pesar del rigor de algunas escuelas (los Aristotélicos de Chica- No importa si se interpreta la segunda estrofa (especialmente la
go, por ejemplo, esquematizaron la relación entre procedimientos for- última linea) como tendiente hacia la afirmación, o resignación, o ha-
males y efectos) no se ha llegado a un consenso en cuanto a cómo cia una congoja al borde de la amargura. La asignación tonal de una
efectuar el efecto. La teoría de los géneros literarios puede cuando en lugar d e otra posible significación, para repetir lo que dice Suzanne
mucho hablar de efectos buscados o la combinación de procedimien- Langer sobre la forma musical, está curiosamente abierta, o no viene al
caso .
tos literarios particulares con una expectativa particular: lo que Words-
worth llamó el "contrato" entre el escritor y el público. Pero Words- No obstante, el po ema no apoya del todo la posición general de
worth también dijo que era prerrogativa del escritor romper este con- Langer de que "la articulación en su vida, pero no la aserción", ya que
trato. El arte parece contraponer un sentido más amplio de clausura a el poema está compuesto por una serie de breves y decisivas declara-
sus formas puntuales, incluyendo las formas lóg icas. Pero lqué signifi- ciones, que mucho se asemejan a aserciones. Aún así, uno podrla ale-
ca "un sentido más amplio de clausura?" Tomemos e l conocido poe- gar que la vida del poema no está en las aserciones sino en otro lado :
ma lírico de ocho versos de Wordsworth , uno de los llamados poemas lPero entonces dónde?. lOué significaría la articulación en ese caso?.
de "Lucy", que ha sido explicado tantas veces sin haberse determina- La articulación no es anti-asertiva aquí; decididamente el sentido de
do pl enamente su sentido : c lausura es tan fu erte que se tematiza a si mismo ya en la primera 11'.
Un sopor selló mi esp(ritu; nea.
Me vi libre de miedos:
Ella parecla cosa que no siente Sin embargo, lacaso no es más importante la armon(a o efecto
El toque d e los años terrenos. estético del poema que esta concisión local; no es el sentid o de c lausu-
ra más amplio y más profundo q ue nu estra admiración por una cons-
No tiene movimiento ya, ni fuerza; trucción técnica perfecta?. El poema es seguramente algo más que una
Ya ni oye ya n i ve; fina caja, q ue un ataúd b ien forjado .
Arrollada en el diurno curso de la tierra,
Con árboles y rocas y piedras .* El que sea una especie d e epitaf io es relevante, por supu esto. Re-
conocemos, aún si n insistir en el género, qu e el estilo de Wordsworth
es lacónico, hasta lapidario . Puede haber un motivo mimético o formal
(A slumber did my spirit seal; relacionado con el ideal de la poes la epitáfica . Pero el motivo también
1 had no human fears: puede ser, de un modo preciso, meta-epitáfico. El poema, e n primer lu -
She seemed thing that could not feel gar, marca la clausura de una vida que nunca se abrió del todo : Lucy
The touch of earthly years. es comparada en otros poemas con un a flo r ocu lta o con el lucero de
•Transcripción del original. IN. del T .)
264 GEOFFREY H. HARTMAN
LA ELACION EN . .. 265
Como un tipo de lógica tendríamos que denominarla exaltada (elated) o
la tarde. El ocaso le hace sombra al alba y su modo de existencia es extática. Erinnerung, escribe Hegel en un pasaje al que ya nos referi -
esencialmente interno, hacia el poniente. Pero yo voy a suponer que, mos, preserva la experienc ia del ayer, la experiencia d e generaciones
en a lgún nivel, Wordsworth le estaba dando expresión al deseo epitáf i- previas ("Geister"), tan adentro que parece o lvidada; no una pa rte de
co tradicional: Oue la tierra descanse liviana sobre los difuntos. Si fue- nosotros, sino d e una substancia en la cual part icipamos.
ra as(, su conversión de esta fórmula epitáfica es tan completa que ras -
trear el proceso de conversión podría parecer gratuito. La fórmula, Esa es la carga· de la segunda parte del Er-innerung de Words-
una figura de discurso trillada aunque bien cimentada, ha sido catali- worth , su tranqui la recolecció n del recuerdo.
zada fuera de la existencia. Aqu 1 está la fórmula en si, o mejor dicho ,
las ajustadas palabras del doliente que yacen li vianas sobre la mucha- Nótese también lo que ocu rre con el medio de las pa labras. El
cha y todo e l que es doliente. análisis por gén ero no puede hacer más qu e recuperar fó rmulas o fi-
guras asociadas con epitafios. No obstante, un poema anterior en el
Vuelvo entonces, al sentido "estético" de una carga que es le- mismo ciclo, " Extraños arrebatos de pasión ", narra la misma expe-
vantada, más que negada . Un elemento pesado se hace más li viano. To- riencia en una for ma qu e no tiene conex ión con el epitafio. Es una
davía se puede pensar que el t érmino "elación" es inapropiado e n este pseudo-balada, burlándose del simbolismo sobrenatu ral y trama sen-
contexto; sin emgargo, la e lación es, en tanto que estado de ánimo, el timental o surreal ista propios de ese género. Entre aquel poema y éste
tema de la primera estro fa. Puesto que, el estado de ánimo descrito ha ocurrido una purificación. El género se interpone entre e l esc ritor
es el amor o el deseo cuando eterniza a la p e rso na amada, cuando la y el lector como u n obstáculo, una falsa mediación: es d esplazado, y
convierte e n algo similar a una estrell a que "no sie nte 1 El toque de nos es dejado el relato en su mayor desnudez, figuras de discurso
los años terrenos." Esta elación ingenua, este espontáneo movimi ento inobstruy entes, y u na dicción que es a la vez clara y natural.
d el esplritu hacia arriba, es revertido en la vuelta d escend e nte o catás-
trofe (cata-strophe ) d e la segunda estrofa. Sin embargo, esta estro fa El modo de tratar la muerte está ahora como extra ido directa-
no cierra definitivamente la ilusión; la preserva dentro de la forma ele- mente de l lenguaje antes bien que d e la tradición d e los epitafios.
gíaca. La ilusión es exal tada (elated). en nues tro uso del vocablo : Hay u na nueva inmediatez (" Unm ittelbarkeit"). La t radición y la his-
"aufgehoben" parece ser el término apropiado. Porque la muchacha toria entran solamente de la misma manera fantasmal que en Hege l:
sigue siendo, y tanto más, lo que aparentaba ser: inalcan za ble, como como un a elac ió n de la "p rofundidad del Espíritu." Dado que el t ema
una estrella, si es que la tierra en su diario movimi ento es una estrel la es una muerte, también podemos hablar d e pu rificación; aunque como
planetaria y errante, en vez de una estrell a fi ja , y s i todo en esta estre- p roceso espi ritual y verbal, no ritual. A través de palabras purif icadas
lla de la tierra debe formar parte de su naturaleza sublunar, mortal, atisbamos la naturaleza de todas las palabras. Las palabras, mejores
temporal. por lejos que el aire o la tierra, son el mo nu mento exaltado (elated).

La clausura, entonces, no puede reducirse a una característica Res um iendo : En e l poema de Wordswo rth, la espec!'fica grave-
técnica , a la concisión. Wordsworth d escubre la co nexión entre la ela- dad de las palab ras es p esada en el equilibrio de cada estrofa; y este
ción como estado de ánimo (euforia, negación de la mortalidad, eter- equilibrio es ta nto un enjuiciamiento del hab la en el contexto de
ni zación) y la e laci ón como esti lo de pensamiento. Pero si la elaci ón es nuestra mortalidad como una respuesta significati va a la muerte in-
una falacia provocada por la pasión , entonces, qué es "Aufhebung"? .
LA ELACION EN . .. 267
266 GEOFFREY H. HARTMAN
dividua!. En el límite del medio verbal, y próximo al silencio, lo que
ha sido purgado no es lo concreto, o la esfera emp!'rica de las emocio- ra y la elación P.udieran incorporarse en ritos de inhumación y Pl
nes -shock, desilusión, trauma, reconocimiento, aflicción, expiación- cación. El psicoanalista en m { se pregunta cuál. es el ro l del "objeto
lo que ha sido purgado es una serie de llamativos esquematismos y me- perdido" en el duelo: un objeto que puede ser tan evasivo como el
diaciones fal sas o parciales: trama artificial, retórica consolatoria infl a- significado musical. El filósofo del lenguaje recuerda cuántas teorías
da, los absolutos coercitivos de la lógica o la fe. utópicas o racialmente motivadas de la purificación del lenguaje han
sido propuestas. El estudioso de la experiencia religiosa observa la
Resta una cuestión final. ¿Por qué es necesaria, en todo caso, prevalencia del éxtasis en la religión antigua y en los revivals mod er-
la clausura?. Porque el reino de los muertos -el. "Geisterreich"- no nos; pero aún cuando crea con Hegel que " L~s mesas de los dioses no
está tranquilo. Lucy ronda al poeta como una figura virginal, una fuer- proporcionan alimento ni bebida espirituales, y en sus juegos Y fes-
za de vida no consumada: ella debe cobrar forma, aunque sólo sea en t iva les el hombre no vuelve a recuperar la conciencia jubi losa d e su
esta tumba o cripta de palabras. Está la culpa del poeta de seguir vi- unión con lo divino", o aún más, que "La obras de la Musa ahora l·
viendo, o de vivir una vida que la otra persona no ha tenido. Hasta recen del poder del Esplr itu , porque e l Espíritu ha logrado su certi-
puede que el poeta como amante haya creado la distancia qu e mantu- dumbre de sí mismo destruyendo a d ioses y hombres" ( Fenomeno-
vo lejos a la amada. Ella era, como lo es ahora, intocable. "Un dormi - logía, 752). tanto el arte como la rel igión permanecen con vida, Y
tar selló mi espíritu": el sello es como un himen sobre la conciencia. debe vérselas con su persistencia. lSiguen todav ía purificando, o
contrapesando, la vida de ensueños en nosotros, su impetu incon-
Aún así, Lucy podría ser cualquier persona cuyo potencial espi- trolable?. lAcaso la sacan a la luz, de manera que su po lución d e
ritua l o imaginativo está falto de real izació n: ¿y el de quién no lo es- formas vivas pueda ser controlada?.
tá?. El poeta como poeta es rondado, por tanto, por el fantasma in-
quieto, el espíritu no consumado de otros, por su modo de ser inarti- Es difícil, en b reve, separar del todo la Estét ica como campo
culado o virtual. La vida los ha excluido por anticipado, y el arte reali- de invest igación, uno basado en características distintivas desencu -
za una restitución por medio de una forma abierta de duelo exaltado biertas en la experiencia por nuestra experiencia del arte. El reclamo
(elated), que evoca " desconocidas modalidades de ser " , y se resiste a l de la Estética como tal campo, o el único reclamo que yo puedo hacer
entierro prematuro- el abismo vacío de lo Absoluto, Hegel dice en de- es que en conjunción con el arte desarrolla poderes interp retativos que
terminado momento (Fenomenología, 803). que imponen la trama nos acerquen más a todos los tipos de experiencia, no en su inmed ia-
coercitiva, el formalismo retórico, o el ritual religioso. La Estética ayu- tez sino en su m ediatez. T oda obra de art e, desde este punto de vista,
da a que el arte se sostenga a sí mismo al encarar estos absolutos qu e es, no tanto una crítica de la vida sino uná crítica de las m ediaciones :
sin querer saberlo se mueven por aquello mismo que entierran: un de las convenciones, esq uem atismos, inst itucio nes, del arte mismo, Y
arrebato o sueño de pasión que desafl'a la morta lidad, que salta por d el modo como pensamos o hablamos ace rca de él.
encima de la tumba o de la luna incluso en su anhelo por un "objeto
absolutamente sublime". Esta ex pansión de la Estét ica como una Crítica de la Cualquier-
Cosa Pura no es tan inmanejable como parecería. Ya que , bastante obvia-
Me encuentro ahora frente a un atolladero de tráfico de pen- mente los estudiosos de Estética querrán establecer p rioridades; Y su en-
samientos. El antropólogo en mí está interesado en cómo la clausu- trena~ iento los predispondrá a comenzar con inquisiciones tradiciona-
les de las características distintivas de los diferentes medios artísticos.
268 GEOFFREY H. HARTMA N
LA ELACION E N . •. 269
¿Qué relación existe entre los medios y ias mediaciones?. ¿Hay algún me- de Hegel, no obstante he sugerido que ambos son actos de esclareci-
dio más puro o de mayor valor que otro?. ¿asmo comprenderemos el po- miento estético -de una purificación de la memoria o del duelo, del
der catártico de los medios, en relación a sí mismos, o en relación a las residuo del día o de la noche, a través de la elación de la clausura.
mediaciones que los mismos critican?. lSe suceden los medios artlsti- Aquí y allí el trabajo de todo pensador se refina a sí mismo en aforis-
cos, como las diferentes épocas del proceso mediatorio en la Fenome- mos que nos dan vida y nos hacen tolerar el análisis, no importa cuán
nología?. elaborado, como una forma de la med iac ión. Cuando Freud dice "El
fi n (o sea la m eta ) de la vida es la muerte", establece la economía de
Abordo ahora con cierto reparo el tema de la pureza. La pureza la vida humana en palabras tan d espojadas qu e, al igual que en el poe-
parece ser, más que presencia, la categoría metafísica por excelencia. ma de Wordsworth , nuestros sentimientos interpretan las palabras en
Plantea el interrogante de si podemos vivir sin símbolos, expiaciones, lugar de las palabras interpretar nuestros sentimientos. El discurso que
o ídolos que se enmascaran como mediaciones. Las famosas lineas de alca nza este grado de brevedad y enfoque no desea existir excepto co-
Wallace Stevens sobre "la idea primera" sugieren que el artista siempre mo una suerte de epitafio, la articulación da· una ética del polvo, o
está improvisando "Apuntes" -zettel musicales- "Hacia una Ficción una última 1ínea d e resistencia a la ley qu e pronuncia. Los Pensées
Suprema", hacia la imagen ficticia de un mundo donde el tiempo y la d e Pascal son también as(.
naturaleza se han purificado a sí mismos :
Quisiera concluir con un pensamiento sospechoso , aunque ine-
Qué limpio el sol cuando se le ve en su idea vitable, acerca del carácter d e la elación estética. Emerson, en uno
Lavado en la más remota limpieza de un cielo de esos terribles momentos de optimismo a los que era propenso ,
Que nos ha expulsado, a nosotros y nuestras imágenes.* le escribe a Carlyle en el contexto d el recientemente publicado Sar-
tor Resartus de este últ imo. Sartor es un libro poco limpio, una filo -
(How clean the sun when seen in its idea sofía barata, concebida, bromea Carlyle, entre las tiendas de Ropas
Washed in the remotest cleanliness of a heaven Viejas de Londres, donde Teufelsd rókh pers igue su Naturphilosophie
That has expelled us and our images.)* hegeliano-schellingeana, convirtiendo cada fenómeno en un ll amado
fantasmal del "Geisterrerich" qu e Hegel desea aquietar o exaltar
No sólo sugiere esto que los significados son excrementicios 0
(elate) .
que siempre que~emos volver, como Hegel, a la frescura sensorial 'de
" f-ja y una parte de la ética," observa Em erson " ... que posee
las cosas, su inmediatez recuperada; también podría indicar una apre-
una total atracción para m í. a saber, las compensaciones del
ciación ll]ás radical de ese "Principio de nirvana" que yo he renombra-
do elación. Universo, la igualdad y la coex istencia de la acción y reacción,
que todos los rezos son otorgados, que toda deuda es pagada .
Tomar un poema de ocho líneas y filtrar la Fenomenología Y la habilidad con la cual el gran Todo hace un trabajo limpio
a través de su foco de aguja puede que parezca confirmar los estre- a medida que avanza, no va dejando trapos, consume su propio
chos desesperados del aspirante a esteta. Pero s í existen experiencias humo ... "
que tienen el poder de enfocar. La economía del poema d e Word s-
. worth puede parecer completamente diferente de aquella de la prosa Todo texto, sin embargo, es él mismo un residuo. El trabajo
*Transcripción del original. (N. del T.) de purificación no puede consumir la eficiencia de sus esfuerzos: lo

270 L A ELAC/ON EN . .. 271


GEOFFREY H. HARTMAN
que deja at rás, en Hegel, es nada m enos que la Historia misma e n la La dia léctica de Hegel, su "labor de lo negativo", debe ser com-
forma del propio texto de Hege l. "lOué queda, hoy, para nosotros, parada al tiempo que contrastada con la " negac ión " en el sentido psi·
aqu 1 y ahora, de Hegel?" es como J acq ues Derrida comienza sus coanalítico técnico: un mecanismo de defensa que juega u n rol central
p ropias reflex iones ace rca de la textualidad en Glas. Ninguna ley en la elación. El fin de toda esta labor es, si no un sueño en blanco, enton-
puede obliterar o cancelar el nexo con la textualidad. Ni aún la ley ces un aquietamiento interno - una ingestión, un Erinnerung, de nada
eco nóm ica o ps íqu ica de intercambio sugerida por la sem iótica moder- menos que Todo. Sin embargo, el esp íritu auto-exa ltado (self-elated) de
na. "Cada co lum na" escribe Derr ida, haciendo alusión a las dos colum- Hegel no puede ha ilar reposo sólo en s í mismo: continuamente niega
nas en su página impresa, así como también al monumentalismo del también su interioridad como si sólo pudiera encontrar reposo en un
arte , "Cada columna avanza por sí misma con inamovible autosufi- objeto. Wordsworth advirtió el conflicto al p rincipio de su desarrollo.
ciencia y sin embargo el elemento de contagio, Ja infinita c irculación Sus ojos "no encontraban superf icie alguna donde (su) poder pudie ra
de una eq uivalencia genera l relac io na cada frase, cada palabra, cada dormir" , tanto el océano como e l cielo, "centelleante con multitudes
trunco trozo de escritura, a todas las otras, dentro de cada columna, afines de estrellas" "hablaban de una lógica pe rpetua a (su) alma. "
Y. de columna a columna, lo que permanece (es) infinitamente calcu- ( 1850 Preludio.lll , 158 ff).
lable." Siempre hay un remanente que· no puede ser purgado, sea cual
sea la violencia intelectual que apliquemos. Entre ese estado inexorable, insomne, y un reposo deseado que
es constantemente negado en vista de un reposo más elevado (como
en la dialéctica de Hegel), debe haber un a relación. " El sue ño Y la
La elac ión entonces, aú n cuando considerada como princ ipio es-
muerte", observa Lewin, "pueden presentarse como u n feliz 'ser devo -
t ético, se encuentra todavía en e l reino de los anhelos extáticos, o de
rado' o pueden ser evitados por una supervigilia." En Hegel la supervi-
la búsqueda de la pureza.
gi lia , el insomnio o aún la inmortalidad de la conciencia, coexiste con
un "anhelo materno" o el " 'pathos' puro de la substancia." La clausu-
El trance hipnótico o dormitar que selló el espíritu deWordsworth, ra, ya sea preparada como sueño, muerte, o éxtasis, es exa lt ada (elated)
y que le conv irtió en un sonámbulo en "Extraños arrebatos de pa- por un p rincipio de movimiento que pretendía ser lógico aún cuando
sión", no es muy diferente de l "benigno estu por" o "sueño en blan- sea estético.
co" que es un síntoma el ínico de la exaltación psicótica ( psychotic
elation ). Este último puede alternar con un bajón melancól ico - un te· En su capítulo acerca del Arte Clásico en las Conferencias sobre
meroso sentido d e irrealidad, " Desprendimientos d e nosotros desvane- Estética, Hegel se refiere al final de la Odisea (Libro 24, 42-63) donde
cimientos; 1 Blancos recelos de una Criatura 1 Desplazándose por mun - Agamenón se encuentra con Aquiles en el Hades y describe los ritos fu-
dos no real izados" (Oda de los Indicios). La exa ltación o manía psicó- nera rios del héroe. Luego de las ceremonias de lustración, los aqueos,
t ica ha sido interpretada por Bertram Lewin como una "representa- lamentándose, oyen viniendo del mar un gemido de otro mundo qu e
ción d e la fa ntasía de estar muerto" o como una repetición sonámbula les hubiera dado pánico si Néstor no lo hubie ra interpretado. " 'La
de l sueño del niño en el seno materno. Pu ede ir acompañada por fuer- mad re'," dice Néstor, " 'está emergiendo del mar junto con sus nin-
tes deseos ora les, por la grand iosa absorción de "alimento m enta l". Pe- fas inmo rtales para contemplar a su hi jo mu erto', y el miedo abando-
ro, como ha dicho Lewin, nuestro máximo erudito d e las exa ltaciones nó a los exa ltados Aqueos." Los abandonó, agrega Hegel, porque ah o·
( elations) : - "Aq u í la cuestión metafísica se hace un poco difícil." ra comprendieron: la madre inmortal, como doliente , viene hacia el hi·

272 GEOFFREY H. HARTMAN LA ELAC/ON EN . .. 273


jo en forma humana. Su visión , su o Ido, confrontan sólo lo que ellos
mismos son; Aquiles es su hijo, y ella, como el los, está llena de congo-
ja. " 'A su a lrededor ' ",continúa Agamenón, dirigiéndose a Aquiles,
"estuv ieron las hijas de lo Antiguo del Mar, lamentándose, y poniendo
sobre ustedes vestimentas ambrosiales; las Musas también , el total de EL DISCURSO DE LA FIGURA:
las nueve, alternando en hermoso canto, se lamentaban; y no se vio un "HABLA SILENCIO" DE BLAKE
solo Aqueo que no llorara, tanto conmovía a todos el diáfano canto." EN LA HISTORIA LITERARIA.
Dejo que mi ensayo repose en esta mención de las Musas. Al fi-
nal de la Odisea, aunque no como al final de la Fenomenología de
Hegel, el las emergen del mar, una emanación de las profundidades. A
medida que se aproximan, un sonido de otro mundo es convertido en En " To the Evening Star" (Al lucero) d el pri mer Blake, ex iste
forma y melodía humanas. Aparece n también en el "Geisterreich" de una complejidad centrada en lo que John Hollaríder ll ama "el contra-
los muertos, que anhela una elación propia. to métrico". El poema es un soneto en versos b la ncos que evoca y, po r
lo tanto, recupera, u na libertad antigua, no dependiente de la rima , t al
Traducción de Mónica Methol Piola como la form uló Milton. Pero, la qué fuente antigua alude d e esa ma-
nera tan estilizada?. l Es a los clásicos, contra quienes Blake más tarde
se pronuncia rá, así como lo h izo en la nota p rel imin ar a Milton?. En e l
caso part icu lar de "T o the Evening Sta r" el titulo sugiere una fuente
neoc lás ica de la A ntología Griega: los niños de escue la h icie ron "ver-
siones" de una 1íri ca griega sobre el lucero atribuid as a Bion o Mosco.
lO es que Blake quiere que recordemos las partes poéticas d e la Escr i-
tura Hebrea ?. El poema inicial de Poetical Sketches (Esbozos Poéti-
cos), "T o Spring (A la pr imavera), también en ve rsos b lancos, hace
eco a los salmos y a l Cantar de los Cantares.

No hay ningún indic io decisivo . Poetical Sketches, en su conjun·


t o, es e l cuaderno de traba jo d e un joven poeta. Elabo ra, toma su fue-
go de un tema que fue popu lar e n la segunda mitad d el siglo XV 111.
Por lo tanto, tambié n cont iene mat er iales nat ivos, baladas, cantos, imi-
tac iones de Spenser y Shakespeare, y comienza con una ser ie de poe·
mas sobre las estac iones. No existe evidencia segu ra de que Blake, a es-
ta altu ra, div ida la musa ideo lógicamente en partes opuestas. Toma su
fu ego d e donde puede; el tipo de li bertad antigua recuperada no pued e
ser exclusivamente ti p if icada como heb rea, clásica o nativista. Blake es

274 GEOFFREY H. HARTMAN


275
poesía, o del genio poético, con ese tipo de estilo que no puede ser li- Ambos poemas, el de Blake y el de Collins, carecen de rima, ambos ~ie­
teralmente del oriente, pero que sí tiene la vitalidad oriental. nen el anochecer como tema; y ambos tienen un sentido extraordina-
rio del metro y de la música verbal. En Blake si n embargo, no hay va-
La cuestión histórica se vuelve más interesante al comparar el so- ci lación, ni ince rtidumbre, y especialmente no hay velación. El poeta
neto de Blake, no solamente con otros poemas pequeños sobre el luce- no asume -por lo menos, no al principio- la actitud de un votivo que
ro sino también con la gran oda inglesa derivada del mismo género, al se dirige a un poder superior. A pesar de que su dicción es tan sublime
que ya había transformado. Quiero decir, "To Evening" (Al anoche- como la de Collins el "tú" con el cual comienza es tan íntimo como
cer) de Collins. En este poema el motivo verdadero del lucero no apa- altivo. No puede exist ir otro modo de dirigirse menos directo que el
rece hasta el verso 21, pero, ya que no conocemos ningún poema en la de Collins. Y mientras que Collins, aprovechándose de la forma 1írica
tradición inglesa que fuese dirigido al anochecer más bien que a la no - más extensa, demora el "Ahora" hasta el verso noveno y el décimo-
che, Collins parece haber transformado este eidy llion griego en una quinto, Blake nos enfrenta con él en el verso siguiente. "Tú ... Ahora".
oda afluente con rasgos seudop indáricos. Si bien estos rasgos sugieren Tan intensa, tan frontal, es la invocación de Blake que se crea la ilu-
un orientalismo residual, el tema de Collins es la creación de una músi- sión de que la rima se ha desplazado de una posición final a una posi-
ca poética que se ajustaría a Occidente, con su clima más fresco y tem- ción inicial. Los finales extraordinariamente femeninos que Blake se
plado. A pesar de que Occidente, el país del anochecer como lo llaman permite logrando cruzamientos tan sutiles como los del Shakespeare
los alemanes (Abendland), no está específicamente identificado como tardío, y hasta finalizando un verso con "él" (únicamente permitido
Ingl aterra, el escarabajo, el murciélago y otros detalles de color local en la poesi'a griega o en los momentos excepcionales de los versos
evocan un paisaje que ciertamente incluye la "isla occidental" au nque blancos de Shakespeare), ayudan a esta frontalidad puesto que pone el
se extiende dentro de una región mejor ll amada Hesperia. Y aquí tam- énfasis, el acento, en la primera sílaba de la mayoría de los versos.
bién tiene interés el metro: a pesar de que se dirige a una cuasidivini-
dad en forma oriental, una mirada cuidadosa a la forma estrófica reve- Nos hemos alejado de la cuestión literario-histórica del género
la que no es pindárica irregular, sino una serie encadenada de estrofas perdiéndonos en el detalle. Sin embargo, la poesía es detalle, particulari-
de t ipo horaciano. Comparada con los procedimientos más disparata - dades minúsculas, como diría Blake, o "textura irrelevante", según
dos de Collins en "On the Poetical Character" (Sobre el carácter poéti- advirtió en una ocasión John Crowe Ramson . Puede también argu-
co) esta oda, caracterizada por "el oído del anochecer" modifica un mentarse que, por muy sutiles que sean estos detalles y modificacio-
estilo griego o seudo-orienta l como si eso pudiera confundirse con una nes, el tema predominante sigue siendo "el anochecer". "El ángel de
'latinidad de plata'. Esta modulación tiene influencia sobre "To the los cabellos claros" de Blake es una versión crepuscular del "joven de
Evening Star" de B la k e. los cabellos plenos de la mañana" de Collins.

S in embargo "Musing Slow" (Meditando despacio) de Collins en Sin embargo, les el anochecer o la mañana lo que ha d escrito
"To Evening", cuya primera invocación abarca veinte versos procesiona- Blake?. Los primeros tres versos de su soneto si bien tratan temática-
les, se aprox ima a la verdadera noche a través de los pasos más suaves e in- mente el anochecer, dejan la impresión de que es el opuesto a l encu-
directos (como si imitara el descenso de un velo "gradual y oscuro"). brimiento gradual oscuro descrito por Collins. La sucesión del lucero al
"Musing Slow" de Collins difiere sorprendentemente de la l1'rica bre- sol, mientras que éste descansa sobre las montañas, no es un movi -
ve de Blake. La afi nidad que existe subraya meramente la diferencia. miento cuidadosamente graduado de una fuente de poder a otra . Se

276 GEOFFREY H. HARTMAN EL DISCURSO DE . . . 277


parece más bien a una antorcha que ilumina otra, es un contagio de orientación nuevo. La procesión no es una recesión; la fuerza metafó·
fuego. De ninguna manera el lucero aparenta ser una luz menor; es un rica de " Habla silencio" insinúa una presencia más bien que una
sol amaneciendo sobre el sol. "Ahora, mientras e l sol está descansando ausencia . El lucero habla sido tradicionalmente una luz que guiaba al
sobre la luz de la montaña 1 Tu antorcha reluciente de amor, tu coro· amado a su amada, y a nivel representacional también este silencio
na radiante 1 Ponte . . . ". Mientras que el tema es el anochecer, la es un signo de amor, del lecho del anochecer donde las criaturas re-
energ(a poética de Blake transforma el tema en un emblema del posan y está n presentes unas a otras.
amanecer.
La palabra "silencio", entonces, no significa disminución o un
Una tonalidad nueva y más suave se inco rpora después del hueco misteriosamente vac(o. Llama la atención que la figura culmi·
tercer verso: "Sonríe sobre nuestro lecho d el anochecer", " Lava nante de Blake sea seguida por el único momento del poema que
el crepúsculo con plata ." Sin embargo esta suavidad, está repre. parece ser precario. "Pronto, pleno pronto 1 tú te alejas .. ." . Este
sentada como una fuerza que va disminuyendo. En efecto , a medi· aleja miento de la estrella trae consigo un pasaje breve, estilizado, en
da que nos alejamos de un sol desplazado por una energía nueva el cual el "lobo" y el "leó n" emergen de la oscuridad: las criaturas
y semejante, nos encontramos en el centro mismo d el poema, con creadas, por decirlo as(, de la oscuridad y cuya "mirada penetran-
la figura retórica de más fuerza y más alarmante que Blake se permite. te" es el equivalente demoniaco de la luz representada en los versos
"Habla silencio con tus ojos centelleantes". anteriores. Nos acercamos aquí a una fase peligrosa que sugiere un .
vacío de poder o una pesadilla. "To Evening" de Collins jamás alcan -
"Centelleantes" retiene el tema de la luz del anochecer; sin zó la caída de la noche, procede con tanta estabi lidad que se detiene
embargo, la fuerza de la figura yace en la paradoja, "Habla silen· repentinamente en un nox ruat decisivo. A pesar de que el silencio
cio". Dirige nuestra atención a lo creativo, al poder·logos de la evocado por el poema de Bl ake es un silencio activo y no pasivo, es
voz, tan claro en el poema desde sus primeras palabras, "Tú . . . ahora atravesado por algo semejante a una pesadilla, un estado hueco
Ahora, ", con su forma de hablar imperativa, y hasta imperiosa . e infernal.
Igualmente nos dirige hacia algo negativo, "silencio", que reem·
plaza a la voz en forma tan cierta y efectiva como el lucero al sol. Es difícil interpretar este "bosque de la noche" , vacío que se llena
lCuál es el estado de ese "silencio"?. tan rápidamente con formas demoníacas. Aquellos que conocen el Bla·
ke tardío pueden estar alertados respecto a su polémica contra las
Así como existe un lapso o una modulación de un esti lo oriental ideas apa rentemente basada en la Escritura- de que hubo un. tiempo
a uno occidental o hespérido en Collins, existe un decrescendo similar en el que no hubo Nada-, ideas, que, de acuerdo con uno de sus pro·
en Blake. Puede ser caracterizado como un movimiento de lo heliocén· nunciamientos, convierten la mente en la morada de demonios incré-
t rico a lo logocéntrico, con el logos que reemplaza al hel ios. A nivel dulos. Este poema, sin embargo, so lamente permite interpretar el va-
mimético, que siempre está presente en Blake, este desplazamiento clo extraño, sa lvo en un ¡¡specto. La frase " Pronto, pleno pronto",
evoca un clima occidental más fresco con sus efectos plateados y suti· (soon, full soon), es ambigua : su sentido obvio es "Pronto, muy
les del "anochecer". Sin embargo no hay ninguna pérdida : el helios o pronto", es decir, d emasiado pronto ; pero un segundo sentido simul-
la luz están incluidos por el logos, o la voz, en esta figura notable. La táneo es "estando pronto pleno, tú te alejas." Esta pronta plenitud,
procesión de este a oeste parece alcanzar un nuevo este, un punto de esta rápida emergencia y maduración, pertenece a la temática del

278 GEOFFREY H. HARTMAN EL DISCURSO DE . .. 279


lucero y en un poeta como Rilke está expl i'citamente relacionado a la esta manera. Un lector no-benévolo podrla conceb irlo como o rdenan-
ligereza con que nace y muere el amor . En ciertas épocas d el año tan do la obediencia absoluta más bien que describiendo el efecto mudo
p ro nto como el lucero aparece en el horizonte, se oculta. Es interesan- de la luz reconfortant e o los ojos comprensivos de una persona ena-
te que el "entonces" (verso 11 ), que anticipa el próximo estado, no morada. El clima de la arman ía aún depende de la posibil idad de un
señale a la luna; es como si no hubiese otra luz q ue reempl azara la mandato, que ll ene el aire ya sea con plata o silencio.
estrell a; el poema permanece dentro d e la esfera d e la estre lla, sea por
impedimentos que derivan del género, o sea por que Blake modifica l Por qué están los o jos del poeta en los cielos, entre las estre-
una secuencia admirable en El paraíso perdido, que representa la llas?. lPo r qué el tradicional sursum cordis o mi rada hacia las altu ras?.
progresión, del crepúsculo a l lucero, a la lu na, como un cllmax je- ¿y debe é l encontrar su voz también allí, es dec ir, en un tesauro anti-
rárquico. cuado de dicciones que pueden parecerle al lector seudosub li me?. Blake
no es Wo rdsworth; desde el principio magnif ica una Dicción Poética
_En lugar de una lu na majestuosa y que sobreviene, por lo ta nto, qu e Wordsworth encontró ofensiva y deseó depurar. Sin embargo sa-
obtenemos unarepetició n musica l: esa fina coda rítmica, " Los ve llo - bemos que B la k e no era menos igualitariq y que tal vez era más revo lu-
nes de nuestros rebaños están cubi ertos con 1 T u roci'o : protégelos cionario que el Wordsworth un tanto más joven. No digo que Words-
con tu influencia". Aq u í " influencia" está empleada con la desenvo l- worth no tuvo p roblema con la herencia del lenguaje con respecto a
tura e legante de un poeta que conoce sus clisés clásicos. La luz de nociones de jerarquía; sin embargo, sí logró por algún tiempo y en
las estrellas y la inspiración caen de los cielos y permanecen en la tie- c ierta forma que reconocemos como radicalmente innovadora, un esti-
rra como gotas de roc ío evanescentes. Desde un comienzo muy fuerte lo que cambió el curso de la poesía aparentando ser "natural", en el
e imperioso hemos modulado, después de todo a una fase final, pet ito- sent ido de crear la apariencia de un diá logo humanizador entre noso-
ria, que impresiona por su ritmo estabilizador y su habilidad de produ- tros y los demás seres.
cir la palabra apropiada que efectúa el cierre y absorbe sin cancelar el
momento oscuro. No sentimos la actitud conflictiva hacia la jerarquía que he des-
crito, precisamente porque el código de Blake es tan exquisita mente
Lo que hemos demostrado hasta ahora es que la dificultad en a rt ific ia l. Recupera un género pequeño, que se aproxima al pastora l,
deshacer la jerarquía se establece e n el marco mism o de los versos de un breve Cantar de los Cantares, que evoca pero evita la " Nada" y que
Blake. El poema t rata de "stellar junk" (chatarra este lar) como pu ede amenazará y animará sus poemas posteriores. Las pausas al f inal del
haber dicho Wallace Stevens. Se mantiene una noción de la subl imidad verso se recogen, por deci rlo así, en una pausa tematizada más oscura
cuyos símbolos o íd olos está n en los cielos, de modo q ue el movimiento que pa rece escapar al pode r d el lucero. Ese espacio de tiempo no pue-
hac ia los asuntos huma nos aparent a ser descendie nte. La jerarq uía por de ser asignado a otra deidad; só lo puede ser bloqueado por una coda
otra parte, será asociada con una intimación d el sueño procreador, la pro- ritual Y r ítmica. En este sentido, el poema de Blake se u ne invol u nta-
tección, y la paz. El matrimonio celestial o la coronación que co- riamente con la oda de Addison, "The Spacious Firmament on High"
mienza el poema y desvía el momento d el oscurecer es necesar io a (El espacioso firmamento en lo alto) una obra maestra de los himnos
su final pastoral que h ace rev ivir una frase común religiosa: "Somos fríos y correctos, que niega la conciencia espacial que ce lebra .
Vuestro rebaño". "Habla silencio" sigue siendo un mandato, o la
demanda deseosa de un mandato que ordenari'a todas las cosas de En los poemas más extensos de Blake el sentido del espacio
constant emente arrastra la imagi nación hacia un vórtice que se nutre de

280 GEOFFREY H. HARTMA N EL DISCURSO DE . . . 281


sí mismo, sin IIEmarse jJmás. Blake le echa la culpa a la "Religión Na- dad que engendra Urize n, o la religión-misterio en genera l, son contra-
tural", intensificada por la ciencia newtoniana, por el concepto que con dichas por una virtud impl lcita en la deno mi nación poética.
cibe al espacio, como un vacío que no puede ser llenado, igual que nos
ense ña nuevamente la ciencia ficción con su interminable Y elaborada Sin embargo, el enunciado " Es Urizen", oscu recido por la opa-
"Guerra de las Galaxias". Esas gue rras de galaxias ya han ocurrido en c idad d el nombre verdadero y tal vez por un asombro que hace qu e
la épica de Blake. Blake sabía más que nuestros creadores moderno s los hab lantes mismos retrocedan y no conozcan que Urizen es uno de
que este espacio interior o exterior, no ser la d omesticado por pod ero- e llos, no puede ser distinguido m odalmente d e su alternativa prollfica,
sas máquinas o animales jocosos con voces sintetizadas. Esto s mera- " Habla si lencio". En ambos casos coeli enarrant. "Los cielos ha-
mente duplican el temor que procuran aliviar. El sueño de la razón en- blan" (Salmo 19). Este tipo d e pe rson ificac ión, sin emba rgo, es un
gendra monstruos o una teogo nla que Blake denomina " no-pro llfica". error básico del lenguaje figurado. La voz humana, a l proyecta r el len-
guaje en o sobre un vac ío, invo lunta riamente se alie na, y se torna su-
The Book of Urizen (El libro de Urizen) es su esfuerzo más sen - blime. El error ha penetrado hasta la Biblia y a Milton , de acuerdo con
cillo para parodiar una génesis de Algo de una Nada hipostática: Bla ke. El "Ahora ", de Blake que inicia e l segundo verso de "To the
Even ing Sta r", est á en sí mismo cargado con algo u rgente y nervioso
Algunos dijeron gue nos advierte e l horror al vacío que atribuye a una imaginación
"Es Urizen." Pero desconocido , abstraído fallada (por ejemp lo, naturalizada)_ Su soneto ya part icipa en la bús-
Ocultando el secreto, el oscu ro póder se escondió. queda posterior para un lenguaje que es a la vez f igurado y no errado.
(Sorne said Los Libros Proféticos argumentan que la Escritu ra y Milton ind ican,
"lt is Urizen." But unknown, abstracted, tipológicamente, un lenguaje anterior, una escritura que fue y será,
Brooding secret, the dark power hid. ) que deshace " i La Lengua Falsa! vegetada 1 Debajo de tu tierra de som -
bras" (Milton) ("the False Tongue! vegetated 1 Beneath your land of
La o scuridad burlesca d el nombre "Urizen" - reminiscente de shadows")_ Blake se adhiere a lo sublime de " Los cielos aclaman la
"horizon " ("horizonte") - front era- , "You r Reason" (Tu Razó n)- , gloria de Dios" no porque los cielos estén arriba o separados d e la tie-
y "Your Risen" (Tu Ascensión) - derrota la intención de lim itar a tra- rra, sino porque son aún parte de ella, como ocurre en un pasaje famo -
vés del lenguaje, o de usar el lenguaje para lim ita r, la "so mbra de l ho- so de Milton que comienza "El cielo es una carpa inmortal erigida por
rror ascendida 1 En la eternidad." ("shadow of horror . - - risen 1 In los Hijos de Los" . (The sky is an inmortal tent builded by the Sons of
eternity") _ El temor expresado no es únicam ente una reacción senso- Los. )
rial al espaci o si no también una reacción al conoci m iento , si se pued e
llamar como tal al hecho de que el lenguaj e no puede desplazar la va- En el poema anterior, entonces, todo es género en e l sentido que
cuidad con un firma-me nto propio. " El silencio, d e esos espacios infi- todas las frases -aún vamos a ver, "Habla silencio"- son derivados d e
nitos me atemoriza " ("The silence, of those infinite spaces frighte ns u na Dicción Poética que intercede la voz o riginal de este poeta . Es
me") dijo Pasca l; y d esd e esta perspect iva el " Habla silencio" de Blake todo un pastiche, una reorga nización asombrosa d e clisés. Todo está
es un gesto extraordinario para hacer el vaclo abominable prollfico sin "trazado" ya; un púb lico instruido contemporáneo conoce r ía el tema
negar que el cielo es el cielo y la tierra , tierra. Con la figura, "Habl a si - y aquello que el ritmo insinúa a pesar de ciertas d ivergencias. Pueden
lencio", Blake cifra toda su búsqueda poética : el silencio Y la oscuri- confundirse con lo que la teoría moderna denomina el écart stylisti-

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vena Noche), sin embargo indica una serie indefinida de catástrofes.
que en algunas expresiones, sin embargo notarían este écart o brecha ¿ En qué universo poético equivale "To the Evening Star" que uno
precisamente porque las tradiciones eran conocidas. Deseari'amos ale- puede tener en la palma de su mente, "a la marcha de un verso fuerte
gar que se escucha una nueva música verbal, si n embargo carecemos y hero ico de Blake que resuena en los nervios auriculares". Por otra
del vocabular io teórico o metali ngü lstico para describirlo. parte, y esto es estrictamente una pregunta paralela, ¿no existen fac-
tores d entro de este poema , por corto que sea, que desaflan su perfec-
No obsta nte el hecho de que "To the Evening Star" es tan delei - ci ó n de for ma, su superestructura, de la misma forma en que sus
tosamente consciente del género establece una complicidad involunta· prop ia s cualidades de cierre y género pueden ser reunidos en contra
ria con el concepto mismo de la jerarquía que Bla ke desearía deshacer. de la enormidad de los garabatos redundantes y terríficos de Blake?.
Desde el punto de vista d el B la k e tardío esto es definitivamente un
poema "beulah ", aún si inicialmente convierte el anochecer en un Debo admitir que la forma en que la narrat iva se derrumba , o
amanecer nuevo y viri l. El género aquí permanece un principio de or- en que la poes(a se condensa a sí misma, siempre me ha fascinado.
den, y el código mitográfico no puede ser convertido en un juego fluc- No quiero desva lorizar la narrativa y ci ertamente no qeseo sugeri r
tuante de mensajes psicológicos. Blake ha compuesto versos pulidos que existe un momento poético quintaesenc ia!. Lo que se cuestiona
que carecen de hors-texte (con excepción de otros textos) y por lo es la relación del género con la lectura , o "reading a right" o la " lec-
tanto no podemos dar vuelta lo de afuera para adentro, ni ser más que tura acertada" (según la frase de Coll ins en su "Oda al carácter poé-
especulati vo acerca de tal relación. La dificultad de esta épica poste- tico"). Collins se hace eco de una locución de Spence r y retiene su sabor
rior, más evidentemente enigmática, es precisamente que la prolifera· arcaico aún cuando se apropia, cuestionando, de un episodio maravi-
ción de nombres divinos parece expresar estados interiores. ¿cómo he- llosamente absurdo de The Fairie Oueen (La Reina de las Hadas). Sin em-
mos de organizar aquellas figuras que se revuelcan, cambian de forma , ba rgo , la lectura, mientras que no puede p roceder sin las convenciones
en un orden q u e sea relativamente estable?. T odo es formulista, y to- que gobiernan el género y hacen de é l una de las entidades más estables
d o es interno , y no podemos ligar los dos con ningún grado de consis- del escenario literario - mie ntra s que contiene una fase de " la lectura
tencia. Creemos que percibimos una alegoría e intentamos traducirla, acertada" - tamb ién como sugiere el a rcalsmo, demuestra el hecho que
en términos psicológicos, sin embargo Blake insiste en que lo que está únicamente un momento de pura anterioridad puede establecer ta l acier-
escribiendo es visión no alegoría. Siempre estamos luchando para to. Leer acertadamente a Bla ke es respetar su insistencia en buscar
orientarnos: encontrar simetrías, por muy temerosas que sean, que pu - un lenguaje origina l, humano y divino. Cas i todos los p lanos o estados
diesen introducir orden en el desord en. intentan una recuperació n; y uno sospech a que la atracción del poeta
hacia los ciclos apocallpticos en el Libro de las Revelaciones es que
Como un recurso metodológico la virtud de esta t emprana l¡"r i- pe rmiten que todo vuelva a comenzar . La temporalidad es repetición
ca menor es considerable. Destaca la cuestión de lo masivo de Milton, pu ra. versos en serie interminables se tornan hacia un estado final que
Jerusalem, Vala, de aquel poema mayor que Blake siempre esta rees· pued e resta urar todas las cosas en su verdadera identidad verbal y fí.
cribiendo. La épica posterior de mú ltiples partes trasmite un efecto sica . El lenguaje producido, o la energ(a de escribir disem inada por
de lo que el Dr. Johnson llamó la sublimidad por agregación; y es d i- episodios culminantes que explotan como fuegos artificiales compet i-
fíci 1 no descomponerla en partes o pasajes 1íricos. Su em pu je narrati- tivos, es notablemente autosubversivo, no solamente porque sabemos
vo es tan esti li zado y repetitivo como el Libro de las Revelaciones, que que existe un fin prometido sino porque la extraordinaria superficie
culmina en " iLos tiempos han termi nado!" (Times are ended!) ( No-
EL DISCURSO DE ... 285
284 GEOFFREY H. HARTMAN
textual que crean tan masivamente, oscurece cualquier sentido que
tenga la secuencia, un sent ido siempre menos impresionante que la " La infraestructuras del lenguaje, tales como la gramática y los
continua energía lingüística, como en Vala, trabajando para purgar y tropos, explican la ocurrencia de las supe restructuras poéticas,
llenar las Nueve Noches que deben amanecer en " Todas las formas hu- tales como los géneros, como los recursos necesarios para su
manas identificadas". opresión. El impulso implacable de la dialéct ica, en La Estética,
revela la naturaleza esencialmente prosaica del arte ... Hegel
Permita nme reformular, en honor a Paul de Man, el problema resume su idea de lo prosaico cuando dice: 'Es en el esclavo que
como lo veo. lEn qué forma, es la retórica del apocalipsis de Blake comienza la prosa .. .' La Estética de Hegel, un discurso de arte
una retórica de la temporalidad?. Sospecho que todo instrumento des- esencialmente prosaico, es un discurso del esclavo debido a que
constructivo en el cual podemos pensar opera en Blake. Por otra parte, es un discurso de la figura más bien que del género, de tropo
a pesar de que Blake insiste en que su poesía es visión y no alegoría la más bien que de la representación . Como consecuencia, es tam-
forma en que de Man describe la alegorí'l siguiendo a Walter Benjamin, bién poi íticamente leg(timo y efect ivo como el que deshace la
se adecua a la frustración, ora mortificadora, ora productiva, que im - Autoridad Usurpada. ( 1)
pulsa los difíciles poemas más extensos.
En términos del código estE¡ lar hemos estado descifrando "Habla
Sin embargo lo que debería interesarnos en este momento no es si lencio con tus ojos centelleantes" (Speak silence with thy gl imme-
otra aplicación o conquista desconstructiva. Deberíamos evaluar el rol ring eyes" es una variante ingenua de "habla luz" (speak light) o
de los conceptos históricos en Blake, así como en Hold erlin y Hegel , "Habla, luz (silenciosa) " (Speak, silent light) . La palabra-Dios "Una
aún si estos conceptos, que incluyen el de género , permanecen al servi- voz a la Luz le dió Existencia " (A Voice to Light gave Bei ng) (Wo rds·
cio de esquemas visionarios. Es precisamente porque estos conceptos worth), evoca en esta instancia una escena de amor Y descanso que
pertenecen a la superestructura de la poesía que se plantea el proble- permite penetrar las pasiones más suaves. Es como si Blake estuviese
ma de la jerarqu la y la persistencia de un discurso de la sublimidad en generando -engendrando a "Eva" a su modo. La luz se convierte en de-
escritores cuyo temperamento, a veces expresado programáticamente, leite "Mi sombra del deleite" (My shadow of del ight) , como le decla a
es revolucionario, no sólo en política sino también en y a través del su e~ posa (se supone, cariñosamente). Uno de los nombres de la estre-
lenguaje. La base tosca y obstinada del inglés -la expresión pertene- lla del anochecer es Venus. Es dificil no ver un clisé detrás del tropo
ce a Blake mismo- no está reemplazada por la sublimidad genérica sublime. Si el logos hablara y la luz existiera, estarla también en los
de su tendencia visionaria; continúa reestableciendo particularidades ojos expresivos de los amantes: "Bebe a m( también con tus ójos"
lingü(st icas, juego de palabras fluidos y frecuentes, montajes de tonos (Drink tome also with thine Ryes) .
que varlan de suave a terribles. De m an, siguiendo un tema de Hegel,
identificó esa base tosca y obstinada con lo prosaico del arte y de la Nuestro intento de atrapar las resonancias de esta primera 1ínea
filosofía. Su tratamiento de "Hegel sobre lo sublime" puede conside· puede únicamente resultar en desmitificar su arte juvenil. Sin embargo,
rarse paralelo a lo que estoy diciendo de "Biake sobre lo sublime". la desm it ificación "To The Muses" (A las Musas) de Blake. "El sonido
El pasaje siguiente indica muy precisamente como la cuestión de jerar- está forzado, las notas son pocas!" (The sound is torced , the notes are
qula, en la poética, o en el discurso sobre poética, para de Man se re- fewl) . Como un lamento sobre la trivialidad de la poesía en el si~lo XVIII ,
laciona a una tendencia revol ucionaria y anti-jerárqui ca que torna el el p royecto poético de Blake es impulsado más bien que subvertido
arte de lo sublime a lo prosaico. por su mera ambivalencia : es el m(stico menos místico de los que to·

286 GEOFFREY H. HARTMAN


EL DISCURSO DE . .. 287
ma figuras . caídas o demasiado domesticadas de una poesla residual- los Cielos: esta Guerra, es, de hecho, su metáfora organizadora más
mente sublime Y les da un escenario restaurativo. obvia. El lector contemporáneo aún intenta resolver de qué se trata
todo aquel alboroto a alto nivel a pesar de las apar iencias, e l cielo de
mu . La_ cuestió~ del discurso para Blake -del discurso verdadero, co- Blake no se asemeja· a l de Wordsworth, realmente un cielo de tierra.
nlcatlvo, veh1cular- estaba vinculada a la reaparición "del ·
poét. gen1o
1co, q_ue en todas partes es denominado el esplritu de la Profecía " Lo ·único que puedo hacer aqu( es demostrar que la firme acep-
Esto no Siempre quiso decir claramente qu e Londres fuese Jerusalem tación que hace Blake de una figura sub lime está relacionada a una red
Y Bl~ke un J~remlas o lsa las. Significaba impedir la decadencia d e la de f iguras similares cuyo atractivo no deberla ser reducido a la percep-
poes1a a traves del esfuerzo salmista para " Despertar el amanecer"· el cion naturalizada: decir, por ejemplo, que este soneto de versos blan-
aman~~er como una era nueva del verso Y la honestidad social, p~ro cos es una representación poéticamente perfumada. Puesto que la re-
tam~1en como una figuración hiperbólica asociada con el Oriente y en presentación es en s í misma el problema, y también la contención de
particular con la Biblia. Blake, que hemos sacrificado demasiado, tanto en la poes(a como en
la percepción. La percepción se aproxima cada vez más a la visión, es
De~_er(am?s. recordar que el verso neoclásico siempre adaptaba decir, la visión vuelve a reclamar sus poderes naturales. "Si se limpia-
1
a col~cc1~n exot1ca de expresiones orientales a las proporcio nes del ran las puertas de la percepción, todo para el hombre aparecer{a ta l
hogar mgl es en el cual las teteras de formas extrañas coronaban me cual es, infinito." (The doors of perceptio n were cleansed, everything
rococó d . sas
e Pies extravagantes ("¿y esos p ies en tiempos antiguos 7") would appear toman as it is, infinite.")
(And did · · · · ··
. those feet 1n anc1ent times_... ?). La extravagancia de Blake
especl_almente e n los poemas largos, rechaza una nostalgia helada' Por más original que haya sido Blake, aún está situando como
parod1ada tan exquisitamente por Pope ("Este e f 1 · ' Hand el, un texto más original y divino. Sin embargo, situar para Blake
d · o re as Joyas resplan-
eclentes de la India revela, 1 toda Arabia respira desde aq uel estu- significa lo opuesto d e establecer, y lo opuesto de acomodar. Sucede
che.") (This casket lndia's glowing gems unlocks 1 And all A b" que podemos identificar el pasaje de la Escritura que está siendo sit ua -
breathe f d ' ra la
s rom Yo~ er box.). Esa nostalgia puso toda la sublimidad y la do por Blake. El salmo 19 es ellocus classicus de todos los poemas ce-
bel_leza. en el Onente. El estilo evocativo de Blake, in virtiendo el lestiales: "Los cielos aclaman la gloria de Dios". Luego de este O say
estilo, mvoca la proposició n : El oriente se encuentra dondequ· can you see* tenemos un segundo verso enfatizando esa conversación
que esté la poes la. •era cósmica: " D{a tras día pronuncia palabra, y noche tras noche demues-
tra conocimiento." (" Da y unto da y uttereth speech, and ·n ight unto
" Déj_enm~ volver, como conclusión, a esa figura domina nte night showeth knowledge"). Sin embargo el tercer verso del salmo ha
Habla silencio". Su significado es antitético. Asl como la canció~ sido un enigma para los críticos. Dice palabra por palabra: ;,Ni discur-
11e cu~a puede decirse que entona el silencio, asl como también la in- so ni lenguaje, su voz no es o{da". (" No speech nor languaje, their voi-
uen~la d~ la estrella es la causa del silencio Y el reposo. Sin embargo, ce is not heard"). La versión de King James disimula la retracción apa-
est~ sde_nciO es anulado por la idea de que es pronunciado: es d ecir rente o la contradicción, corrigiendo una elipsis supuesta. "No hay ni
el slienc•~- se convierte en un motivo para la metáfora como la poes(;
hace audible -~u-elve a entonar- los cielos. No puede ser casualidad * El autor no escribe entre comillas esta expresión que citaría el primer verso del
Himno Nacional de los Estados Unidos. Se traduce: "O decid podéis ver".
que Blake magmflca en poemas posteriores el tema de una Guerra en (N. del T.)
288
GEOFFREY H. HARTMAN EL DISCURSO DE . .. 289
discurso ni lenguaje donde su voz no sea oída". ("There is no speech
nor language where their voice is not heard") . Este paso reparador ar- " Habla silencio' · capta en una frase única lejos de estar olvidada
moniza bien con el cuarto verso d el salmo. "Su 1ínea se ha tendido esta polémica blakeana. Puesto que este verso realmente no se lee
por toda la tierra, y sus palabras hasta el fin del mundo ... " (Their li- "Habla silencio", sino que, inédito, se lee, "Speak Si(l)ence.". La
ne is gone out through all the earth, and their words to the end of the letra "1" omitida nos permite, nos obliga, llenar un silencio, pronun-
world ... " ). ciar una letra silenciosa y pronunciarla de dos formas· en vez de
una . Si la letra que falta es realmente la "1", Blake se está burlando
No es posible (podemos imaginarnos a los traductores diciendo)
de nosotros, si lencia ndo performativamente esa " 1", d e la misma
que el Autor de la Escritura está dudando acerca de su propia forma
forma que el proceso lingüístico hace que tanto la " 1" como la "p "
de-hablar Y advirtiéndonos que sus figuras son meramente figuras. Segu-
sean mudas en la palabra "psalm".
ramente hubieran aprobado el proverbio de Blake: "Si el Sol y la Luna
dudaran 1 Inmed iatamente se apagarían." ("lf the Sun and Moon Esta performativa jocosa tiene sentido: nos recuerda la base lin-
should doubt 1 They'd immediately go out."). Su solución fue asumir güística de toda figuración, nos hace bajar del cielo a la tierra y a las
Y luego llenar un es pacio léxico . La solución d e Blake toma una forma "bases obstinadas" del inglés como un sistema de signos más bien enig-
más atrevida que aquella de rellenar. Su "H abla Silencio" representa máticos que legibles. De este modo pone en duda , después de todo,
el sentido literal del tercer verso junto con esta interve nción energética - a pesar de ser una duda alentadora-, el simbolismo celestial que Bla-
de los traductores. Un silencio (!acuna) en el verso les ex ige hablar ese ke rehúsa abandonar . Pero la frase en su versión inédita puede tam-
silencio, es decir, reestablecer la figura sublime del cielo o del cosmos bién ser construida como "Speak s(c)ience" ("Habla ciencia"). De
ad mitiendo la gloria de Dios. esta forma, ésta aludiría al conocimiento o a la religión ("1-a teo-
Tho mpson, autor de Las Estaciones, una serie famosa de des- logía natural") que la ciencia toma de las estrellas , pero que la poe-
cripciones de la naturaleza que impulsan. los verso s preliminares de s ía d e Blake pasa por alto. Así queda desconstruido, si se me per-
Poetical Sketches de Blake, intenta su propia variación de " Habl a mite decir, el elogio d e Newton que hace Thompson. Blake reclama en
silenc io" en un himno añadido a su poe m~. "Ven, entonces, Silencio este caso una ciencia (un modo de representación) que pertenece a la
expresivo, contempla Su Alabanza" (Come, then, expressive Silence, percepción poética como tal, y que no presupone un vacío de energía
muse h is Praise"). (1.118). La demanda del "Silencio ex presivo" fue neiNtoniano o bíblico en el cual se realizó la creación. Hay una ciencia
mayor deb ido a aq uella demanda que le impuso Newton a la Musa. de signos poéticos que desafía la visión de Newton. U_n icamente cuan-
Vio, escribe Th ompson 'd e Newto n, "El Todo gira en una armonía si- do la estrella de Blake, que representa el espíritu de la poesía y su sis·
lenciosa" (" Th e Whole in sil ent harmony revolve"). El cielo desentona- tema inmemorial d e imágenes visionarias se retira, es que ese vacío y
do Y silencioso fue restaurado por Newton en una especie de armonía, su quimera se asoman . El mandami ento por lo tanto, que un poeta
aquella "visión armoniosa" del espacio cósmico a la que aspiraba la blakeano debe imponerse dice así "Hablen sig nos."*
c iencia de Newton. Recordamos a esta altura que Blake condujo una
polémica feroz Y sin sentido, sin embargo , moralmente ex ultante, en Traducción de María Inés Segundo
contra de Newton ; "Dios nos guarde de una visión única y del sueño de
1- "Hegel sobre lo sublime" en Displacement: Derrida and After. Ed. Mark
Newton" ("God us keep 1 From singie ~ision and Newton's sleep 1). Fue Krupnick, Indiana University Press.
siempre para él, Newton contra Milton, o Milton en contra del New-
ton en Milton. • El autor ju ega con la homofonía que, entre ciencia, "science" y signos,
·~signs",
se produce en inglés. (N. del T.)
290
GEOFFREY H. HARTMAN
EL DISCURSO DE .. . 291
INTRODUCCION A UN DIALOGO
CON GEOFFREY HARTMAN:
"CREATIVIDAD, IDEA Y METODO
EN VIRGINIA WOOLF
LA CASA DE LA FICCION COMO
UNA CASA DE CARACOL".

Nad ie puede dudar que Virginia Woolf ha ten ido un rol muy im·
portante en el desarrollo d e ·la teoría crítica contemporánea. Todo mé-
todo crítico se ha apropiado en más o en menos de su obra, feminista s
d e varios tipos, fenomenologistas, freudianos, lacanianos, estructuralis·
tas, aún desconstruccionistas. Un ensayo magistral sobre Al Faro ter·
mina Mímesis de Erich Auerbach, y los propios comentarios de Woolf
acerca d e la novela se han convertido, junto con los d e Henry James,
en parte del substrato presupuesto por la teoría narrativa subsiguie nte.
Esto puede expresarse en fo rma sucinta diciendo que, para nosotros,
si un método c rítico no funciona en Virginia Woo lf, no funcionará, y
punto.

lOu é dice la propia Woolf acerca d e la aplicación de un método


presupuesto ya sea en la escritura o en la lectura de obras de ficción,
por ejemplo aquellas de Virgin ia Woolf?.

Unas pocas frases e n la "Introducción", fechada en junio de


1928 , que Woolf escribió para la edición de Modern Library d e Mrs.
Dalloway dará n una respuesta. Este es el va lioso documento que da
al lector " unos pocos fragmentos de poca importancia o ninguna qu i-
zás," "ofrecidos humildemente al lector en la esperanza de que como

293
otros retazos puedan ser de utilidad." Entre estos están los datos de
que "en la primera versión (de Mrs. Dalloway) Septimus, quien más iMetáfora admirablemente constructiva!. Genera espiral sobre
tarde será destinado a ser su doble, no tenía existencia; y que la Sra. espiral o capa sobre capa de implicación a medida que se desenvuelve.
Dalloway originalmente iba a matarse, o quizás meramente morir al Para Woolf, el método es posterior a la idea. El método es la casa de
terminar la fiesta" (p. vi). Entre tales, fragmentos y restos sin duda ex· la idea. El método o forma de una novela co rrecta, de Mrs. Dalloway
tremadamente útiles hay un vigoroso rechazo de la noción de que al menos, es creado espontáneamente, sin una planificación conscien-
Mrs. Dalloway "fue e l vástago deliberado de un método" (vii) . te o metódica, como lugar apropiado de residencia de la idea (cual-
qu iera sea el significado que da Woolf, en este caso o en genera l, a
Los críticos han asumido, dice Woolf, e l hecho de que ella co· "idea").
menzó con un "método", digamos el método de la "corriente del
pensamiento", o e l método de ensa.mblar fragmentos y restos para Varias de sus muchas implicaciones deben hacerse expl (citas.
hacer un todo y después escribió la novela para ejemplificar el méto· Una es el hecho de que el lector tiene acceso a la idea, vuelve expl (ci-
do. Nada, dice ella, podrla encontrarse más alejado de la verdad. De ta, vis ible, esa idea sobre la cual la novela está escrita, sólo a través d e
hecho, ella comenzó con una " id ea", y esa idea determinó tanto la la forma de la casa o caparazón. No hay un acceso adecuado a la idea
forma como el método. lGué quiere decir Woolf aquí cuando habla . como ta l. Puede ser comun icada de autor a lector sólo a través de su
de " una idea"?. lCuál exactamente era esa "idea"?. Al lector le gus- casa o caparazón. Es por esta razón que la casa debe ser segregada por
taría saberlo y lcómo puede una idea generar su propio método y for· la idea, as( tendrá la m isma forma qu e la idea.
ma apropiados?. lCuál es la relación, en el texto acabado, entre idea
Y método, idea y forma?. Aquí está la respuesta de Woolf. Está dada Se desprende de aqu i que la novela, en cuanto caparazón de la
en una figura, la figura de la almeja y su caparazón, o del caracol y su idea, permanecerá como acceso a la idea, luego de la desapar ición de
casa. la idea, por ejemplo, a causa de la muerte de la autora a quien la natu-
1nsatisfecho pudo haber estado el escritor; pero la insatisfac· raleza le hab ía dado "una idea, sin proporc ionarle la casa donde vivir"
ción era principalmente con la Naturaleza por darnos una vida tal como la casa de l caracol, o la caparazó n de la almeja sobreviven;
sin proporcionarle la casa donde vivir. Los novelistas de la gene: la muerte del ca raco l, de la almeja, y nos dicen algo ace rca de ellos.
ración precedente (presumiblemente ella se refiere a Gallswor·
thy Y Wells, pero quizás tambi én incluso a Conrad) habían hecho De ahí se desprendería, finalmente, que el lector o crítico debe-
poco -después de todo lpor qué deblan hacerlo ?- para ayudar. ría leer la novela del modo como fue escrita, es deci r, pasando del mé-
La novela era el alojamiento más obvio, pero la novela, parecla todo o forma a la idea. La preocupación por el método , ya sea el mé-
esta r construida sobre un plan equivocado. Asl censurada, la todo del libro o el método del crítico, por ejemplo si se escribe acerca
idea comenzó como empieza la almeja o el caracol a secretar una de Mrs. Dalloway para mostrar que el método crítico fenomenológico,
casa para sí mismo. Y esto lo hizo sin una dirección consciente. o cualquier otro método, "funciona" allí, es quedarse a nive l de la su-
El pequeño libro de apuntes donde se hizo un intento de pro· perficie de la caparazón, mientras que el lector o crítico correcto pasa-
yectar un plan fue rápidamente abandonado, y el libro creció rá a través d e la caparazón de la casa para llegar a su elusivo morador
d la tras día, semana tras semana, si n ningún plan en absol uto -la idea- y eso es lo que juzgará. Esto sugeri ría que, desde el punto
excepto aquello que era dictado cada mañana en el acto d~ de vista d e la propia Woolf al menos, gran parte de la cn"tica sobre su
escribir. (vii·viii) trabajo, obses io nada como ha estado con su " método" o con el méto-
do d el crítico, ha seguido e l camino o método de lectu ra equivocado.
294 J. HILLIS M/LLER
INTRODUCCION A ... 295
La propia Woolf lo dice en forma expl (cita en las frases que ter- te y nos da una especie de inmortalidad. La "idea" es, de hecho, una
minan su " Introducción" . "Cuanto más exitoso es el método, menos figura, la figura de una metonimia hipostatizada. Vivimos en nuestro
atrae la atención." El lector, es de esperarse, no prestará atención al entorno, y éste nos sobrevive. He aqu( una aseveración, entre muchas,
método del libro o a su falta de método. Sólo le concierne el efecto d e la "idea":
del libro en su totalidad sobre su mente. En cuanto a esta importantí-
sima cuestió n él es un juez, de lejos, mejor que el escritor . Verdadera- "Pero ella dijo, sentada en el ómnibus yendo por la Avenida
mente, dados tiempo y libertad para encuadrar su propia opinión, el Shaftesbury, que se sentía en todas partes; no 'aqu(, aquí, aqu(';
lector es eventualmente un juez infal ibl e. Es a él a quien la escritora y daba golpecitos en e l respaldo del asiento; sino en todas partes.
encomienda Mrs. Dalloway, y deja a la corte confiada en que el vere- Hizo un ademán con la mano, yendo por la Avenida Shaftesbury.
dicto ya sea de muerte insta ntánea o d e algunos años más de vida Y li - Ella era todo eso. Así que para conocerla, a ella, o a cualquiera,
bertad, será justo en cualqu ier caso" (viii - ix). Los lectores de Mrs. uno debe encontrar la gente que los complete; aún los lugares.
Dalloway verán cómo el extraordinario f inal de este pasaje resuena Extrañas afinidades que tenía con gente con quien nunca había
con la novel a misma. La novela permanece equi librada entre la vida Y hablado, una mujer en la calle, un hombre detrás de un mostra-
la muerte, en sus indecibles dobleces, y condena a Septimus a muerte, dor, hasta árboles, o graneros. Terminó en una teoría trascen-
a Clarisse a algunos años más de vida y libertad . dental que, con su horror de la muerte, le permitió creer, o decir
que creía (a pesar de todo su escepticismo) que dado que nues-
Para Woolf el lector o critico es un juez, alguien que decide, al- tras apariciones, la parte de nosotros que aparece, son tan mo-
guien que dicta sentencia, ya sea para la vida o para la muerte, como mentáneas comparadas con lo otro, la parte invisibl e de noso-
lo implica la etimo log la de crítico (del griego crinein, discriminar, d i- tros que es expande ampl iamente, lo invisible podr la sobrevivir,
vidir, decidir) . El hecho de dictar el crítico un juicio de vida o de muer- ser recuperado de algún modo unido a esta o aquella persona , o
te, no ocurre sin embargo, a través de la aplicación consciente de un aún rondando algunos lugares después de la muerte ... quizás -
método crítico en la novela. Ocurre espontáneamente, a través de la quizás." (M .O. pp. 231-232)
impresión que el libro deja en el lector, ya sea que cobre vida en su
sensibilidad o que allí muera. El lector es un juez infalible porque no Puede verse que la idea es de hecho la misma que la figura que
puede evitar el juicio que dicta. La idea de que el lib ro es la casa o usa Woolf en la introducción para expresar la manera cómo el libro se
caparazón de la idea vive o mu ere en el lector. escribió a s( mismo . La idea en el libro es lo mi smo que la idea del li-
bro. Esta idea es afirmada para Clarissa, desconstruida al ser identifica-
¿cuál es la "idea" de Mrs. Dalloway?. Todo, es claro, depende da con la locura de Septimus, pero luego reafirmada nuevamente, ale-
de identificarla y juzgarla. Aquí por falta de tiempo será necesaria una góricamente, en cuanto que está indi rectamente, en forma encubierta,
brutal b revedad y lo correcto sería una lectura pausada. La "idea" de· en el hecho de escribir el libro en s í. El libro construye una casa o ca-
una Mrs. Dalloway, no puede caber duda, es esa noción, repetida expl (ci- para zó n no de recuerdos o de la transferencia metonlmica d e persona
ta mente tres o cuatro veces en el te xto, afirmada en dos importantes en- a entorno , sino d e palabras, las palabras allí en las páginas d e Mrs. Da-
tradas de diario y funcionando como lo "algo central que permea" el lloway , éstas han sobrevivido a la muerte de su autora y permanecen
texto, como un caracol su casa, la idea de que construimos durante la esperando ser resucitadas por cualquier lector , o condenadas a mu erte,
vida u na vida fuera de nosotros mismos que sobrevive a nuestra muer- si no leemos o si la idea no cobra vida en nosotros cuando leemos.

J. HILLIS M ILL ER INTRODUCCION A . . . 297


296
Concluyo con la observación de que si mi lectura de Mrs. Dallo. y clarifica algunas cosas. Yo estaba tratando de analizar a medida
way es válida, la consecuencia sería que la lectura es una lectura en la que Ud. hablaba, pero Ud. no lo confirmó, dónde exactamente
cual lo que ocurre ocurre. Leer es dar-vida espontáneo o un trato difería de lo que Hillis y yo estábamos sugiriendo.
con la muerte, más la desconfirmación del método crítico o de la teo- Es un poco difícil señalar exactamente la diférenc ia en sus
ría, que la de su validación. percepciones, yo lo diría de esta manera y debe Ud. corregirme
si lo malinterpreto : a Ud. le gustaría que nosotros e nfatizáramos
más la palabra y el hecho de la emoción en la novela. Hablamos
PREGUNTA: Creo que esta novelista es en realidad un trasunto de deseo y percepción y de restituir algo al presente, y sin em-
de aquello que Goethe expresó cuando afirmó que sus poest'as eran un bargo, pienso que la oposición o dialéct ica -es dificil encontrar
fragmento de una gran confesión. El intimismo, en ella, se manifiesta la palabra correcta- entre el pán ico de no sentir y el deseo d e
en estas palabras que supo pronunciar: "yo soy todos los persona- reg istrar el sent imiento caen en la misma á rea de pensami ent o
jes", yo soy veinte personajes, y por eso se observa por ejemplo que que Ud. ha expresado . Quizás yo agrega r{a sólo una cosa all1'
Clarissa y Septimus se confunden, y llega un momento en que esa plu- . -que de nuevo tendría que ver con el tema de la muert e o e l
rivocidad es una unidad hasta unirse en un todo armónico, lo que motivo de la muerte y los ritmos insidiosos de la novela- que hay
psicoanalt'ticamente serla muy sugestivo; pero, hay otra cosa, además, puntos aquí y también en el movimiento general, dond e prácti·
que debo destacar; ella tuvo pruritos enormes ya que pensaba que ha- camente t odo acaba antes d e que hubiera empezado. Inc luso , la
bt'a usado en exceso la alienación, la locura y creyó que se hab(a extra- primera frase supone mucha cosa y tamb ién el mod o cómo la li·
limitado artfsticamente. Porque si hay tres temas fundamentales son el t eratura se mueve fo rmal íst ica y catafóricamente; cuando uno
de la emoción, el de la locura, y el de la muerte; pero creyó tam- leer la p ri mera fra se que, como todas las primeras frases, t iende
bién que era un exceso, tuvo ciertos pruritos artt'sticos y pensó que a hacerse famo sa (como ciertas p rimeras f rases de J ane Aust en);
habt'a pasado el lt'mite y se lo expresó a su esposo, a Woolf, y a su la Sra. Dalloway d ijo que e lla co mprar ía las flores e ll a m isma , y
hermana. Ahora hay una cosa que debo destacar de esta novela: para ya en eso hay mucho supuesto de antemano . Y est e movi miento
m( es un poema en prosa muy psicológico, no es una novela; y si me es intensificado y dotado d e propiedades t emát icas fu ertes, des-
permitiera entrar por una sutileza borgiana empezarla por decir que criptivas, cuando uno se encuentra con ciertas decl araciones d e
a Clarissa la relacionarla con Clarissa Harlowe, o a Séptimus lo relacio - sent im ientos que dice n " ahora se acabó. Ahora me po ngo a des-
nada con el número siete, que en la cábala es un número fundamental cansar o algo simila r .. . aho ra me despojo a m( m ismo, las mu-
y en la mt'stica también, aunque hay una gran ausencia en temas de re· jeres deb en a la mitad del día . .. etc," do nde se siente q ue ella
ligión pero existen otras religiones, la religión de la emoción, la reli- quiere pasar al otro lado, que la emoción de que se habl a inclu -
gión del casismo, porque los ingleses fueron y son todav(a cuidadores ye una emoció n qu e se despoja a sí misma porque es d emasiado
de casas, porque la casa es un gran personaje que se encuentra inma- fue rt e para cua lquier objeto que pud ie ra encontra r y, si me per-
nente en esta novela o sea que Mrs. Dalloway es una casa humana. m ite e xpl ay ar la noc ión, la idea de emoc ión d e esa forma, que
Gracias. pud iera inclui r el deseo de est ar más allá del deseo , entonces po-
d r la estar de acu erdo con Ud.
GEOFFREY HARTMAN: Esa es una aseveración enciclopédica.
Creo que en algunos aspectos Ud. concuerda con nuestro análisis HILLIS MILLER: Yo agregaría a lo qu e Ud. di jo una cosa acer-

298 J. HILLIS MILLER INTRODUCCION A .. . 299


ca de la escritura intermitente d~ Mrs. Dalloway, la interrupción la muerte, lo que es exactamente. El libro te rmina co n algo por
con ensayos y otras cosas, pienso que eso no es ... no resulta in- e l estilo, es coercitivo, porque all( estaba ella, está allí parada,
mediatamente de eso que el libro no esté terminado, es difl'ci l hay algo más allá del libro, más allá de las .últimas palabras de l
imaginar una nove la cualquiera, de este largo, que no fuera escr i- 1ibro que está en la pági na en bla nco luego que el libro termi na,
ta con rupturas, intermitencias y uno t iene la sensació n con Mrs. q ue no está escrito, que es inescr ibible: es ese algo terrible que
Dalloway, es decir, co n el texto de Mrs. Dalloway, una vez q ue está a punto de ocurrir, o el Big Ben a punto de dar la hora y ese
fue revisada y Septimus agregad o - que no fue escrita como motivo - pienso que estarán de acuerdo- es una de las formas
Ulysses, que es la gran novela correspondiente que yo pienso en q ue .. . no que no haya nada en ese h ueco, pero qu e es algo
Virginia Woolf vio, podrla decirse, como la mayor amenaza a su incompatib le, y a sea con la experiencia o con las palabras, con
propia grandeza, ella vio q ue Ulysses era una esp léndida obra la conciencia o con las palabras, podría decirse que trasciende
maestra. Al contrario d e Ulysses este libro no fue escrito siguien- esa o posición conciencia- palabra de la que habl ábamos recién.
do u n t ipo d e plan fijo, no fue realizado tan metódicamente; eso
no s ignifica necesariamente que no esté terminado y completo y GEOFFREY HARTMAN: Me llama la atención que no hemos
con su propia perfecci ó n. Uno ciertamente siente con este libro realmente encontrado, qu izás nunca podamos encontrar, una vi·
que a l final ella lo logró ta l cual lo quer la, cua lquiera fuese su sión común. Me llama la atención esta dificultad natural que
sent ir acerca del mism o. tenemos en nuestros e írculos pa ra encontrar un grupo de térm i-
Acerca de algo q ue dijo Geoffrey Harman, de varias cosas que nos descriptivos que sirva n para abarcar eso que podemos llamar
dijo, habría otra for ma apenas diferente de ex presar esa noción la poética de la novela tal cual la practica Virginia Woolf. Pienso
d e inminencia y la noción del hueco en el centro que es un mo - que ni a Hillis ni a mí nos importa s~r demas iado i lustrativosya que
tivo que recurre una y otra vez en e l libro, uno mu y importante, aquí, a menudo se comi enza desde afuera a partir de un corpus
que está en la primera página; u no podrla, como Ud. di jo, sacar relativamente cerrado, donde una mente extremadamente inteli-
todo e l libro de la primera página. Es la imagen que es una ima- gente, sup remamente intel igente, traza un agudo e lrculo alrede-
gen de la memor ia, la primera imagen de la memoria retrotra Ida, dor de un corpu s q ue ha heredado, e l corpus de la tragedia gr ie-
resucitada cuando se lee el li bro por primera vez. Encuentro ga, de la épica, y además separa de una matriz de términos que
muy difícil saber dónde esta mos en este punto; el la está recor· han de haber sido la matriz de discusión a causa de su génesis
dándose a sí misma de niña abriendo las ventanas de su casa de religiosa y nuevamente no se encuentra , en verdad, nada estruc-
veraneo y digamos, dice ella, zambulléndose en el a ire libre. tural, él dice, espero no equivocarme, nada estructuralmente
Ella dice, ah l frente a la ventana, que siempre sintió que algo forma l, ·es deci r, su poética como tal, lo que él dice acerca de la
terrib le esta ba a punto d e ocurrir, del mismo modo que e l traged ia griega, es rea lm ente referible a su origen relig ioso. Creo
Big Ben tiene un momento antes de dar la hora, un momento que obviamente queda algo por hacer aquí; cuando Hillis indicó
de inminencia cuando, dice ella, se produce una espec ie de silen- que de entrada, en la primera página, había una especie de ant i·
cio o pausa en el aire. Esa noc ión de un "todav la no", de un cipación de algo terr ib le a punto de ocurrir, una pausa, un sus·
"a punto de suceder", de un acontecimiento que es bastante penso que se repite a sí mismo en toda la novela, qui zás dema-
enigmático porque no puede d eci rse que es algo t errible en el siado simbólicamente, justo antes que e l Big Ben siempre dé la
sent ido de la muerte , en un sentido muy especifico, o si no es hora. Nuevamente pensé en esa frase que cité: "ahora era tiem-

300 J. HILL/S M ILLER INTRODUCCION A ... 301


po", eso es también como darle cuerda al Big Ben para dar su tud, porque pienso que hay un momento, cuando el conjunto
gran boom y después está el problema de saber, cómo en ese ca- de materiales de construcción que se amontona -maderas, clavos
so, cómo resolver la frase en tal forma que la d iégesis en sí, la y lo demás de que está hecha la casa- se unen y ese es el mo-
continuidad narrativa en s(, no pareciera anti-climax en relación mento en que algo le ocurre a se espacio de adentro. Eso es lo
con el dar cuerda o sea que no sé si podemos, qué, perfeccionar, que yo quise decir; no sé lo que Geoffrey Hartman quiso decir
o elaborar algún tipo de análisis formalista viviente para englo- cuando dijo que aunque era un hueco, está vacío por dentro en
bar una, yo pienso, muy compleja y nueva obra de prosa. Miren, el sentido que no puede ser nombrado, no es un espacio vacío es
a m( no me importa mucho lo del género, pero no puedo esca- un espacio al que se le ha dado vida, y se podr(a decir cuando
par de la prosa y la poesla, entonces estoy de acuerdo con Ud. ella hab la del efecto del libro sobre el lector, es el efecto que ha-
que es una obra de prosa pero debo siempre enfatizar que el mi- ce una casa cuando uno entra en el hall o en las habitaciones;
lagro para mí, aquello ante lo cual hay que maravillarse, es que uno no está simplemente en un espacio vacante, vaclo, uno está
yo pueda leer con tan buena conciencia, una prosa que tiene dentro de algo; es una buena imagen.
tanta materia poética en ella.
GEOFFREY HARTMAN: Es posib le que Ud . haya form ulado
PREGUNTA: Decir "construir una casa" es de alguna manera, una critica que tendría que ser contestada quizás más adelante
a través de la palabra, delimitar el vacfo, crear algo sobre el vac(o. y no ahora porque lleva a un cambio en la percepción . Hil lis
¿Qué es lo creado sobre el vaclo, en qué sentido dice "construir una Miller ya dijo qu e él podla empezar con la plenitud en lugar
casa"?. de la vaciedad. Esto es parte de una reversibi lidad que es como
la de la vida y la muerte, y que establece, a m i juicio, esa dialéc-
HILLIS MILLER: Esa es una buena imagen, podría ser una bue- tica negat iva que sentimos en la novela, negativa en cuanto
na imagen, una buena forma de hablar y de pensar acerca de la a que, en la med ida en que no está resuelta, no encuentra su
composición, cuando tenemos el libro todo impreso desde el estructura total y por lo tanto empuja su carga muy especifica-
principio al fin y una pequeña página en blanco al final. Virginia men te hacia nosotros.
Woolf, en cierto momento , estaba sentada con nada más que Se podri'an decir dos cosas acerca de esa plen itud en vez de la
páginas en blanco frente a ella y la construcción de un libro es vaciedad . Una es que no hemos dicho, no hemos hablado,
un poco como esa magia que ocurre cuando se construye una acerca de las condiciones poi (ticas, las circu nstancias sociales
casa del, como Ud. dice , espacio en blanco. Cerca de mi casa en que entran muy impl lcitamente, casi como a la manera de Jan e
Bethany, Connecticut, donde vivo, se están construyendo algu- Aust in, y por qué eso deber ía ser así. La otra es una p lenitud
nas casas, son muy rá pidas, un día no hay nada más que cimien- más psicológica, que tiene qu e ver con el tipo de locura que
tos y una semana más tarde all ( está la casa, hay .algo mágico t iene Septimus y que según d ice este caballe ro tiene n todos
en eso. Por otra parte, esa imagen, como sabemos por Heideg- los personajes porque en realidad hay un sólo personaje, y es·
ger y otra ge nte que ha hablado de e ll a, la imagen de la casa que toy de acuerdo con é l, un personaje : está n todos hechos d e
es ell a misma sólo materia, del mismo modo como este libro está la misma pasta. Una pl enitud que se re lacionar i'a, si tuviera que
hecho sólo de pa labras o pequeñas frases, tal como aparece hacer una fórmu la, con o(r al pasar. Hill is lo pone en el ensayo
c uando se reúne todo. Por eso yo enfatizaba sobre su comple- sob re Mrs. Dalloway como esa faci lidad con que se entra y sale

302 J. HILLIS MILLER INTRODUCCION A ... 303


de la conciencia, porque él es sensible a una posibilidad de hacia atrás que es la anáfora y ese movimiento hacia adelante que es la ca-
cruzar, que es verdad que lo que llama ventrilocuencia puede táfora y ¿qué es lo que queda en el medio? iese "gap" ese hueco, ese
ser una ventrilocuencia incómoda, intranqui la en el sentido en vado?. Siento que, sin exagerar, estaría en este hueco que queda entre
que nuestras mentes no son, después de todo, tan traslúcida s una anáfora y una catáfora (t(midamente, no me animo a decirlo en
y q ue, en ese sentido , ell a se está comprometiendo demasiado forma tajante, lo cuestiono nada más) el estatuto de la condición poé-
con la posición del narrador omnisciente, casi como si lo estu· tica, de la condición literaria, algo que en alguna oportunidad me ani-
viera haciendo a muerte, ya que sabe que está mal y que así es- mé a 1/am"ar "cordones", que no lo exploré demasiado porque me cau-
tá revelando aquí su asunción intimista . Yo mismo lo diría con saba, una impresión similar, porque cordón, no creo que ocurra
u n matiz un poco diferente para hacer entrar la cuestión de oír lo mismo en inglés, pero en español, es una palabra tan especial, es
y de la voz, ya que las voces son importantes aqu ¡'y diría que algo que ata y algo que separa porque se habla de cordón que une: -el
hay una tendencia a oír al pasar, y por lo tanto un deseo de cordón umbilical- y el cordón que separa - el cordón policial o el
tener pausas y silencios en los cuales recogerse ("se recueillir" ), cordón sanitario y siempre es el cordón- y eso me preocupa porque
o sea que para mí esto está en una posición dia léct ica, la pie· además, mencionaron la importancia de la primera frase de la novela;
nitud y la vaciedad, yo mismo ciertamente no querría dar la es cierto que las primeras frases son importantes; la primera cláusula;
impresión de que uno empezó, como dice la Biblia, con nada no conozco las primeras frases de Jane Austen, me encantaría averi-
y por ahí aparece Virginia Woo lf o quien sea y crea una "casa" guar qué ocurre con ellas, ver si realmente están dentro de esta misma
en ese abismo. l(nea. Pero, por ejemplo, tengo siempre muy presente la primera frase
de un autor que no tiene mucho que ver con Virginia Woolf, salvo
PREGUNTA: Como es muy tarde voy a tratar de ordenar algu- esa manera de cortar: la coma, el punto y coma, la brevedad y que es
nas de las nociones que se formularon acá y que personalmente me Céline y esa especie de respiración entrecortada que le da con los tres
producen algo asf como una angustia o un vértigo teórico. En muchas puntos suspensivos, por ejemplo en la Bagatelles pou r un Massacre. Y
oportunidades, realmente me siento al borde del precipicio y siento entonces pienso en otro libro suyo, el Voyage Au Bout de la Nuit don-
ese vértigo porque hay algún borde. El problema, creo, es el problema de él empieza diciendo: "Esto empezó así" y es la primera frase; "es-
de los bordes, sin duda. En primer lugar, se habla de plenitud v se ha- to" se dirige hacia atrás, y "as(" que es para adelante, no formulo una
bla de vacío, se habla de fragmentos con mucha frecuencia y se habla pregunta, sólo les digo que es una de las preocupaciones que más me
de detéticos (sin nombrarlos) y me parece important(sima esa frecuen- afligen. Perdón por la extensión.
cia que mencionó el Profesor Hartman, que se produce en la novela.
Además de los fragmentos, el profesor Hartman también habló de un HILLIS MILLER: Esa fue una for mulació n muy provocativa y
movimiento catafórico y entonces opongo ese movimiento catafórico útil. Estoy seguro d e que Geoffrey Hartman tendrá mucho qu e
circunstancialmente a los fragmentos, las anáforas, que se repiten y a decir al respecto, pero me quedé pensando en ese doble movi-
esos detéticos que también son anáforas tal como lo presenta Karl m iento hacia adelante y hacia atrás con un hueco en el med io.
Bühler. Anáforas muy especiales porque relacionan; los detéticos y las Ambos serían dos de las propiedades formales del libro que se
anáforas son elementos d e relación; los deícticos sedan relaciones con combinan en un párrafo dado. Por un lado, lo que se podr ía
la situación, las anáforas relaciones con el texto, pero lo que me im· llamar frase deíctica; la frase es un nombre, las frases son en su
porta de la misma manera que el precipicio y el borde, es ese movimiento total idad, a menudo , quizá un tiempo de u n verbo q ue es un

304 J. HILL/S MILLER INTRODUCC/ON A .. . 305


participio, pero esencialmente, apuntan a algo que está ocu- real de presentación aunque no quiero reducir nuestra d ificu ltad
rriendo ahora, en el momento, y cualquier párrafo dado en si mplemente a (o esconderme detrás de) excusas de este tipo.
este libro consiste en una serie entera de esas frases, a menudo Oueda claro que cuando uno se embarca en u na novela, se reed i-
desconectadas una de la otra, de modo que realmente se trata ta un mov im iento hacia ad elante que está incorporado, una no-
de palabras y fragmentos, como ella lo dice entre los actos, vela nu nca va realmente hacia atrás aún cuando esté ocurriendo .
donde ocurre esa formulación. Al mismo tiempo, como Geof- Es también claro que en términos de los ritmos naturales de la
frey Hartman decía muy elocuentemente, hay un movimiento vida uno piensa hac ia adelante . . . el punto esencial, para m í
general ondulante de un párrafo en su totalidad que combina aquí es el uso, quizá lla autenticidad ? nuevamente, la aut enti-
y junta esos fragmentos. cidad de la narrat iva, el movimiento diegético hac ia adelante
A mí me parece que esa combinación caracteriza el doble movi- que me parece a m l. hace re lucir ciertos pu nt os querigmát icos
miento de su estilo. Lo otro, que decia Geoffrey Hartman seda o pu nt os epifán icos, pero los hace relucir no substancialmente
que se podría poner en ese hueco en que se estaba mareando, como si algo divino estuviera real mente entrando (. . . .. )
y que nos ha hecho a todos causarle vértigo en dos lugares. Exis-
te una d iferencia entre los dos luga res, uno es entre dos cosas
que tienen un pasado y un futuro, donde el problema es d e al-
guna manera llegar de un "acá" conocido que estaba " allá" que
era pasado, a un "al lá" que es "por allá" , y seria un estilo enton-
ces o la construcción de la novela seria un puente de aquí a
T raducció n de Mónica Methol Piola
allá, como podria decirse que · la novela fue escrita para atrás
-pudo haberlo sido- con esa confrontació n final en mente, y
la cuestión era llegar desde esa primera frase a la última frase
porque e ra alli donde se hallaba. Por otra parte, si es verdad_ lo
que digo , que hay un hueco más allá del fina l de la última frase,
la otra imagen seda la imagen de un salto en el espacio hacia una
meta que no precisamente se posee aún, asi que es como cons-
truir un puente sobre un verdadero abismo, sin realmente tener
el otro lado cuando uno comienza con e l puente.

GEOFFREY HARTMAN . Lamento que mi danza crítica la ha-


ya mareado, y no voy a defender mi aseveración relativa a la
primera frase . Lo que Ud. destá d icie ndo es que no hemo s hecho
un análi sis lo suficientemente minucioso en algunas de las di fi-
cultades que Ud . sintió ·... Yo pienso que d esa parecerían, y no
es posible hacerlo e n un conjunto grande de personas, si compar-
tiéramos e l análisis de una o dos páginas ... este es un problema

306 INTRODUCC/ON A ... 307


J. HILLIS MILLER
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Mont evideo - Uruguay

Oep, L egal 208;001

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