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16/12/2017 Lidia Ferrari: “El chico que no podía esperar"... de urgencias.

garantias e incertidumbres

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Lidia Ferrari
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Lidia Ferrari es Psicoanalista argentina
garantias e incertidumbres. Mostrar todas las entradas
docente e investigadora de la Universid
jueves, enero 15, 2009 Buenos Aires. Reside actualmente en It
Es miembro fundadora de "Psicoanálisi

"EL CHICO QUE NO PODÍA ESPERAR". DE URGENCIAS, Lectura", de Buenos Aires.

GARANTÍAS E INCERTIDUMBRES - Lidia Ferrari


Artículos de psicoanálisis de Lidia Ferr
Artículo publicado en el Cuaderno de Trabajo del Departamento de Orientación Vocacional Nro. 1.
Departamento de Orientación Vocacional. Ciclo Básico Común. UBA. Oficina de Publicaciones CBC/UBA. “El chico que no podía esperar"... de
Buenos Aires. Marzo de 2003. urgencias. garantias e incertidumbre
Clara Beter: Ente de ficción o Fraude
Crítica psicoanalítica de un fraude
El "chico que no podía esperar" literario
Creencia credulidad y engaño
Matías es un chico de 17 años que dice, apenas comenzado su proceso de orientación vocacional. "Yo soy un
El lugar del Padre. Sobre la obra de A
chico que no puede esperar". Se puede analizar a partir de la construcción de dicha frase cierta posición en Strindberg
la que se encuentra Matías, equivalente a la de muchos adolescentes que producen ciertas afirmaciones
El tiempo. Psicoanálisis y Orientació
respecto de sí mismos. Vocacional
La diversión en la crueldad. Psicoaná
El momento de la consulta de orientación vocacional, al finalizar la escuela secundaria, es un espacio de de una pasión argentina
litoral, de ancho borde por el cual transita alguien que comienza a preguntarse por sí mismo, a pensar en Le temps. Psychanalyse et orientatio
quién es y qué le pasa, cuáles son sus deseos, sus aspiraciones con elementos que muchas veces son professionnelle.
referidos por el discurso de sus padres. En ciertos casos se puede ver claramente, en un intento de Nietzsche y Joyce: relatos sobre la
objetivarse, que hablan desde sus padres para poder decir algo sobre sí mismos. vocación
Pater semper incertus est
Matías está haciendo una carrera en la UBA y como no le ha ido muy bien, piensa cambiarse de
Universidad. En este tránsito, le faltan meses para terminar, su padre le sugiere que igual apruebe materias Libro "Cómo Elegir una carrera" de Lid
en la UBA. El padre, por lo visto, no quiere que pierda tiempo. Ferrari

Indice y prólogo
Por eso más adelante, después de haber andado un camino de interrogación a esta frase, dirá: "Mi papá Fragmentos del libro -2-
quiere que estudie en el 2do. Cuatrimestre en la UBA ...es al cuete... ...quiere que lo haga. Yo quiero
empezar de cero. Quiero hacer las cosas bien. No siento que perdí un año. No tengo apuro. Yo quiero
Archivo del blog
esperar, empezar el año que viene de cero."
▼ 17 (3)
La frase: "yo soy un chico que no puede esperar" ▼ marzo (1)
Presentación del libro de Lidia Fe
¿Quién no puede esperar? El padre, sin duda. Un hombre mayor que no se ocupó de sus hijos mayores de "La diver...
su primer matrimonio. Ahora tiene tiempo para este hijo, pero le queda poco tiempo a él, quizá. La sintaxis
► enero (2)
"yo soy un chico que..." permite escuchar lo que a través de esa forma de construir la frase se dice.
► 16 (3)
Si fuera Matías el que enuncia una verdad sobre sí mismo se hubiera escuchado "no puedo esperar", Pero
► 13 (1)
no se formula en primera persona, sino en una primera que habla de otra: "Yo soy" para luego decir "un
chico que"... es ese chico el que no puede esperar. ► 12 (1)
► 11 (2)
En el enunciado se quiere decir algo que todavía no puede decirse con todas las letras, pero que logra darse ► 09 (8)
un lugar. ¿Quién es ese "chico" que no puede esperar? ¿Quién es ese "chico"? Matías se muestra ansioso
► 08 (1)
pero en esa frase logra enunciar que no está claro qué o quién lo pone ansioso.

Si separamos esa frase tenemos: Mi lista de blogs Lidiaferrari lidia ferrari lidia ferra

psicoanalista psicoanálisis psicoa

1. "Yo soy un chico...". Aquí enuncia que es un chico, se asigna un ser que lo sustancializa en el niño de la psychanalyse psychoanalisis psic
Psicoanálisis psicoanalitiche psicoanalitiche ps
infancia, un ser "chico". Para lo que quería decir, hacer notar su urgencia o su no poder esperar no en lectura
psicanalista lidia ferrari orientaci
necesitaba enunciarse como un chico. Se considera un chico, pero no sabemos para quien. Hace 5 años
orientation professionnelle orient
2. "... que no puede esperar". Se afirma en la construcción anterior. La desinencia verbal hace referencia a
professionnelle orientacion vocac
una tercera persona que es "ese chico". A través de la sintaxis, se cuestiona el sujeto. Si es cierto que no
TANGO. Arte y teacher tango teaching clinica psi
puede esperar, ¿quién es el sujeto que no puede esperar?: ¿Matías o ese chico? Vemos a través de esta misterio de un psicoterapia sicoterapia psicoter

forma de enunciarse que Matías no logra hacer una afirmación respecto de sí mismo. Es un momento baile psicoanalitica psychoanalysis psy

donde se pone en duda su ser. ¿Es o no un chico para sí mismo? ¿ Para quién es un chico? ¿Quién no puede Hace 6 años orientamento orientamento vocaz

https://lidiaferrari.blogspot.com.ar/search/label/%E2%80%9CEl%20chico%20que%20no%20pod%C3%ADa%20esperar%22...%20de%20urgencias.%… 1/4
16/12/2017 Lidia Ferrari: “El chico que no podía esperar"... de urgencias. garantias e incertidumbres
esperar? ¿Alguien no puede esperarlo a él?. Todos estos interrogantes se abren y florecen a partir de su psicoterapeuta adolescencia escr

enunciado, en un proceso donde alguien lo puede escuchar. psicoanalítica lidia ferrari psicoan

veneto mestre venezia mogliano v

preganziol vittorio veneto veneto


Cierta forma de construir estas frases son paradigmáticas en la adolescencia, en cierto recorrido que debe
lacan freud lacan freud escuela fr
hacer ese sujeto que sujetado aún, libra batallas por la desujeción. Que todavía habla en nombre de otros
buenos aires argentina italia scuo
sobre sí mismo. Que todavía ignora si lo que le pasa a él, le acontece o no... Muchas experiencias de scuola freudiana cartel studio lac
orientación vocacional o de análisis con adolescentes permiten escuchar este titubeo, esta duda, ese margen
de confusión, donde ser hablado por los padres es correlativo a hablar de sí como de otro.

Por supuesto que Matías, como todos nosotros, cuando habla muestra la ruptura que existe en los distintos
planos del mensaje. Una cosa es el enunciado y otro lo que se enuncia a través de él. Todo enunciado separa
al sujeto que lo produce.

De algún modo el sujeto está separado de su mensaje. Si bien la enunciación nunca es enunciada, en lo que
se dice se puede escuchar lo que se quiere decir, en los mismos pliegues del enunciado.

Matías en esa forma de construir un enunciado puede hacer oír algo que ni él mismo sabe qué es.

Es una frase ambigua. Hay un yo que Matías no puede pronunciar, el de hablo por mí mismo. Como ocurre
con el idioma español, que permite al sujeto que habla hacer desaparecer el Yo, en tanto, lo que sostiene la
persona es la desinencia del verbo: hablo, puedo, espero. Matías podría decir sin más "no puedo esperar".
El que habla no necesita nombrarse pues en la conjugación del verbo está incluída la persona. El "hablo", el
"no puedo esperar" no necesita de un sujeto que se enuncie, sólo de que alguien lo diga y se sostenga en ese
enunciado.

Cuando se debe duplicar el sujeto, en el pronombre y en la desinencia del verbo, cuando es necesario
enfatizar el sujeto, como en este caso, podría decirse que el sujeto todavía no sabe cómo enunciarse..

Matías está en la frontera. Es alguien que todavía se nombra como chico, para decir algo que no está claro
si le pertenece o no. No sabemos si Matías se considera un chico todavía, o es el chico de sus padres.

"Yo soy un chico que no puede esperar" es un esfuerzo por hablar en nombre propio que no se logra.

Quizá es necesario para Matías esa forma de enunciar lo que le pasa, pues no está claro que él quiera decir
"yo no puedo esperar". Por otro lado, el enunciado que lo implicaría verdaderamente en su decir sería el
más enfático "no puedo esperar". Cuando alguien está cansado de esperar o sabe que no va a esperar dice,
con énfasis: No puedo esperar, y abre la puerta y se va. No necesita nombrarse como sujeto, pues se lo
sobreentiende en el énfasis de la frase. ¡No puedo esperar!.

Matías puede esperar, de hecho lo desea... desea que ese que lo apura lo deje tranquilo pero no sabe aún
que ese es otro y no es él. No ha podido articular aún qué y quién lo apura... Enunciar en este momento que
él tiene tiempo, que el apurado es el padre e interrogar quién no tiene tiempo, eso es crucial en este proceso
de orientación vocacional.

Por eso más adelante dirá. "Mi papá quiere que estudie en el 2do. Cuatrimestre en la UBA... Yo quiero
empezar de cero... No siento que perdí un año. No tengo apuro. " Y aquí sobreviene una frase que ahí sí, no
necesita hacer ninguna construcción, ni enfatizar el sujeto ni decir de la acción en tercera persona. No
tengo apuro, es una frase simple, clara y donde Matías enuncia una verdad para él en ese momento.
Comenzó diciendo, de forma ambigua, que era un chico que no podía esperar. Llega a afirmar de forma
clara y precisa que no tiene apuro.

Matías está haciendo el CBC en la UBA y se quiere cambiar a una privada, por un montón de razones. El
padre le plantea que, mientras se muda a otra Universidad, no pierda tiempo y rinda materias.

Matías, por el contrario, está decidiendo comenzar en otra Universidad, el año que viene. Poder afirmar
esto y poner en diferencia lo que quiere él de lo que quiere el padre lo tranquiliza. Necesita afirmar esto
para pensar tranquilo.

Aquí deja de ser el chico, deja de ser el yo y deja de hablar de sí en tercera persona. No tengo apuro le
pertenece. Soy un chico que no puede esperar es prestado.

Pero se sabe, esa diferencia entre yo y el otro nunca es diáfana, absoluta. Por el contrario, en ese amplio
margen, la urgencia que es del otro también le pertenece. Recién cuando puede enunciar "no tengo apuro"
se le aparece a él su posibilidad de esperar. Nunca antes, porque la ansiedad le pertenecía tanto como al
padre.

Tener o no tener tiempo... poder o no esperar... El tiempo aquí se relaciona con esos tiempos subjetivos,
neuróticos que apresuran y esos otros tiempos, el de la universidad que, en este caso, le da chance de
esperar. No se trata ahora de que no puede esperar sino de que quiere esperar.

https://lidiaferrari.blogspot.com.ar/search/label/%E2%80%9CEl%20chico%20que%20no%20pod%C3%ADa%20esperar%22...%20de%20urgencias.%… 2/4
16/12/2017 Lidia Ferrari: “El chico que no podía esperar"... de urgencias. garantias e incertidumbres
De certezas y garantías

Pero Matías viene con otras urgencias, no sólo la del tiempo.

En el transcurrir temporal es cuando se deben realizar las cosas, las actividades.

Para Matías el proceso de orientación vocacional también es el lugar donde se imagina que alguien puede
decirle lo que él debe hacer. La orientación vocacional es el lugar donde se plantea el imperativo de tener la
certeza de qué hacer.

Este qué hacer no es el de la desorientación, el qué hacer de la pregunta que pone a andar el
desconocimiento, la desinformación, la exploración por los propios gustos y habilidades. El qué hacer es
una pregunta imperiosa en búsqueda de respuestas para Matías. ¿Qué respuestas? Por supuesto confirmar
qué carrera seguir. Pero en primerísimo lugar saber en qué universidad estudiar. La carrera debe ser la
adecuada para él, pero la universidad debe ser la mejor. Como de dinero no se trata no importa el precio.
Parece que no hay límites. Estudiar en la mejor universidad es la garantía de algo. La necesidad de saber
cuál es la mejor universidad pone a andar una serie de reflexiones sobre un fondo angustiante que tiene la
necesidad de una respuesta. A poco de andar, como pasa casi siempre, se encuentran los límites de la
pregunta. Tal universidad no porque es muy elitista, tal universidad no porque es caótica, tal universidad
no porque..., y a la pregunta por la mejor universidad desde una perspectiva ilimitada se llega a que ya tiene
el nombre de la universidad. Porque no quiere estudiar en una universidad muy exigente, ni en una
pública, ni en una... Matías ya dispone de la respuesta, desde los límites que le imponen sus propias
exigencias y prejuicios: no debe ser de tal modo, debe ser de tal otro, entonces ya no se trata de la mejor
universidad.

Las urgencias muchas veces van de la mano de la necesidad de garantías. Que alguien garantice que esa va
a ser la mejor universidad o la mejor carrera o la mejor elección o el mejor destino. Como el orientador
vocacional no puede garantizarlo esto permite hacer evidente la urgencia o hacer notar ese pedido de
garantías absurdo en la medida de que falta muy poco para darse cuenta de la posición en la que se ubica
quien sólo puede pedir eso. Muchos procesos de orientación vocacional dan lugar a que alguien a partir de
ahí se pueda ubicar en otra posición y comience a pensar lo que quiere hacer más desprendido de mandatos
y urgencias parentales y/o propias. Otros, llegan al punto de esa evidencia y quizá, como Matías, se dan
cuenta que ya han hecho una elección. La universidad ya la tiene elegida, no por ser la mejor, sino porque
los límites que tiene él mismo frente a su selección, le deciden la opción. No está claro que esa sea su
carrera, pero sí que hasta allí llegó para poder pensar... La decisión, lo hemos dicho en otra oportunidad,
sobreviene, acontece. Quizá aquí no se hace una apuesta comprometida sino la apuesta que hay que hacer
cuando se deben tirar los dados que tenemos en la mano cuando ya todos los demás han arrojado los suyos.

Pedido de garantías y pedido de ayuda en un mundo inseguro

En el caso de Matías está claro un pedido de garantías imposible de satisfacer, que viene del lado de sus
padres y de él mismo.

En el marco de la seguridad de lo familiar se abre, para todo adolescente, el mundo con sus incertidumbres
e inseguridades. En sus 17 o 18 años los adolescentes comienzan a enfrentarse con la relación con un
mundo que hasta ahora era mediatizado y suavizado a través de sus padres.

En un momento como el actual, el mundo se abre, se ofrece con muchas incertidumbres o, para situar lo
que queremos comentar, ofrece bastantes certezas de pesares e incertidumbres. Es necesario pensar que las
incertidumbres por el futuro han sido siempre esas que tiene todo sujeto por el hecho de que no se puede
predecir lo que vendrá. Esta es una época en la que circulan ciertas certezas acerca de la desocupación, de
la inestabilidad económica, de la creciente exclusión social, todas ellas certidumbres de estar en un
momento de rigor y de pesar socio económico y cultural. Esto hace que, no necesariamente, toda persona
preocupada, angustiada y en búsqueda de respuestas a las preguntas a veces intolerables sobre su futuro
esté sustentada por una búsqueda de garantías que no existe. Por el contrario, así como se pueden ver casos
como el de Matías, donde hay una exigencia explícita de garantías, también en una amplia mayoría los
jóvenes se encuentran con la necesidad de la exploración para la previsión, para poder realizar las acciones
que liguen el destino que se quiere tener con la propia voluntad y no con el azar o los designios de los
ministros de economía o de los fondos de inversión. Esa necesidad de buscar, explorar, investigar y querer
seguridad respecto a los pasos que se dan, conducen a las consultas de orientación vocacional a más padres
que antes. Se ven más padres preocupados, consultando y acompañando a sus hijos. Es necesario aclarar
que nuestra forma de trabajo no incluye directamente el trabajo con los padres, salvo excepciones, pues
consideramos que muchos procesos de orientación vocacional deben hacerse en un marco de cierta
separación del ámbito familiar. En una gran proporción, el proceso de orientación vocacional es el primer
ámbito por fuera de la escuela, la familia y los amigos donde se puede hablar y reflexionar sobre temas
cruciales como la construcción del propio destino.

Por estas razones se puede entender que en este momento concurran y acompañen los padres a sus hijos
más que en otros momentos. Podríamos pensar que hace 30 o 40 años los padres estaban preocupados por
el futuro de sus hijos, pero no era tan angustiante y amenazante como el de ahora. Tampoco esos hijos
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16/12/2017 Lidia Ferrari: “El chico que no podía esperar"... de urgencias. garantias e incertidumbres
querían saber nada con que sus padres los acompañaran pues la independencia y la autonomía eran lo más
importante para ellos1. La posibilidad de arreglárselas solos era clara y cierta. Había cierta seguridad de
que se obtendría trabajo. Había seguridad de que habría otros lugares de acogimiento y seguridad aparte de
la propia familia. Son los mismos jóvenes –en su diferencia- que no querían ser acompañados por sus
padres los que hoy aceptan su compañía. No son necesariamente chicos vulnerables y dependientes. Todos
están advertidos que la situación es difícil y se unen con sus padres para tratar de tener más herramientas
para enfrentar la realidad. Esta situación no debe confundirse con el pedido de garantías –aunque muchas
veces se mezclen- del caso de Matías. El pedido de garantías se eleva hacia un Dios omnipotente o hacia un
campo de certezas difícil de hallar, algo que sustenta la necesidad de dar pasos seguros, de evitar rutas
peligrosas, de eludir angustias.

En orientación vocacional es necesario poder discernir, en eso que aparece confundido, cuando se trata de
un proceso que le puede allanar, facilitar, ayudar a construir un camino con un poco más de seguridad y
cuándo, a través del pedido de orientación vocacional está el pedido de garantías para no equivocarse, para
el éxito asegurado, para la ausencia de conflictos y sinsabores.

Destacamos entonces la diferencia que existe entre esos pedidos de garantías con esos llamados para
aumentar la confianza, para conocer más el camino, para unirse con otros en la travesía. El pedido de
garantías es urgente e imperativo, no da lugar a la vacilación o al no saber. El pedido de ayuda es la
necesidad de la construcción con otros de un destino que no es sólo singular.

El pensamiento angustioso por el futuro surge cuando éste se ve amenazado. Cuando el futuro se visualiza
promisorio el sujeto está más tranquilo construyendo su presente.

(*) Artículo publicado en el Cuaderno de Trabajo del Departamento de Orientación Vocacional Nro. 1.
Departamento de Orientación Vocacional. Ciclo Básico Común. UBA. Oficina de Publicaciones CBC/UBA.
Buenos Aires. Marzo de 2003. ISBN 950-29-0707-8.

1 Queda para otro trabajo el desarrollo de la incidencia en los ideales en los jóvenes de hoy, los ideales
paternos. Muchos jóvenes aún sostienen ciertos ideales de independencia y autonomía que, si bien son
deseos genuinos que encuentran obstáculos en la realidad, también pueden ser ideales que en su faz
superyoica inmovilicen, inhiben y desorienten a quien tiene que comenzar a construirse un camino. Esos
ideales de independencia ni bien terminan la escuela secundaria, en algunos casos, alimentan un
sentimiento de fracaso por la dificultad en su realización.

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