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LIBERTADES DE EXPRESIÓN E INFORMACIÓN.

1. El art 20 de la CE. Naturaleza de la libertad de expresión.

El art 20 CE tiene por objeto el reconocimiento y protección de la libertad de


expresión. En su primer apartado se reconoce el derecho a “expresar y difundir
libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito
o cualquier otro medio de reproducción”. En el resto de apartados se definen
estas libertades, dando así una mayor protección constitucional. Son cuatro
las diferentes manifestaciones de libertad de expresión reconocidas de forma
autónoma por la CE:

a. La libertad de expresión en sentido estricto (apartado 1.a).


b. La liberad de creación literaria, artística, científica y técnica (ap 1.b).

c. La libertad de cátedra o derecho a la libre expresión de los docentes
(ap 1.c). 

d. La libertad de información, o derecho a transmitir y recibir
libremente 
información veraz (ap 1.d). 


Los derechos que integran la libertad de expresión son de vital importancia,


tal y como ha expresado la jurisprudencia constitucional al señalar “(son
importantes) para el mantenimiento de una comunicación publica libre, sin la
cual quedarían vaciados de contenido real otros derechos que la CE consagra,
reducidas a formas hueras (¿?) las instituciones representativas y
absolutamente falseado el principio de legitimidad democrática que enuncia
el art 12 CE y que es la base de toda nuestra ordenación jurídico-política” (STC
6/81, caso Medios de Comunicación Social del Estado I). Además, sin
comunicación pública libre “no hay sociedad libre, ni por tanto soberanía
popular”. Esta relevancia le otorga un carácter preferencial entre los diversos
derechos reconocidos en nuestra carta constitucional, de forma semejante a
lo declarado por otras jurisprudencias constitucionales.

La libertad de expresión en sentido estricto: art 20.1 a) de la CE.

a) La libre expresión o difusión de opiniones.


La libertad de expresión ampara cualquier expresión o difusión de ideas u
opiniones. Ello significa que se protege tanto la actividad única e irrepetible
de comunicación, como la “difusión” de un “hecho expresivo” mediante
cualquier técnica de reproducción.

La actividad de expresar o difundir ideas u opiniones ha de ser libre, lo que


supone que no ha de haber restricciones previas por parte del Estado, ni por
parte de sujetos privados. Cualquier restricción previa proveniente de
entidades de carácter público constituiría una modalidad de censura proxcrita
por el art 20.3 CE.

Sin embargo queda abierto hasta que punto y de que manera puede una
autoridad judicial interferir una actividad de comunicación de algún sujeto en
el marco de un procedimiento judicial. Está todavía por regular, con excepción
del secreto sumarial que solo afecta a las partes y letrados de un proceso y que
sin duda incide sobre la libertad de expresión de dichos sujetos.

En cuanto a restricciones procedentes de particulares, quedan igualmente


excluidas por el art 20.1 a), salvo que constituyan supuestos de legítimo
ejercicio de otros derechos, comprendidos en la enumeración del art 20.4 CE.

La libertad de información: art 20.1 d) de la CE.

El art 20 CE ha formulado como derecho autónomo dentro de la libertad de


expresión el derecho a “comunicar a recibir libremente información veraz por
cualquier medio de difusión”. El TC ha subrayado en diversas sentencias tanto
su pertenencia al ámbito de la libertad de expresión (STC 6/81, caso Medios
de Comunicación Social del Estado I), como su autonomía respecto a la misma
(STC, caso Vinader). Ambas posiciones no son contradictorias, pues la libertad
de información comprende un conjunto de derechos englobados en la libertad
de expresión que cuentan con un perfil propio.

La libertad de información se integra de dos derechos, el derecho a comunicar


libremente información veraz por cualquier medio de difusión y el derecho
reciproco a recibir dicha información en iguales condiciones.

a) Sujetos titulares.
Corresponde a todos los ciudadanos, pero ha de reconocerse que hay una
categoría de ciudadanos que de facto ejercen más frecuentemente el derecho
a comunicar información, ya que esta es su profesión. Los medios de
comunicación cumplen una función informativa de intermediarios naturales
entre la noticia y los ciudadanos, que es básica para el mantenimiento de una
comunicación publica libre. Esta razón justifica la preferencia en el ejercicio
del derecho a informar que el TC les ha reconocido y que explica su prioridad
en determinadas ocasiones (entrada en recintos oficiales...). A ello hay que
añadir que con frecuencia la relevancia institucional de los medios de
comunicación se refuerza por la presencia de otros principios
constitucionales, como el de la publicidad de los juicios (art 120 CE) o en
general, el de la publicidad de la actuación de los poderes públicos derivado
del principio democrático.

b) La búsqueda y obtención de información.

Frente a la libertad de información la posición de los demás sujetos es bien


distinta según sean particulares o poderes públicos. Los particulares no tienen
en general obligación alguna de proporcionar información a nadie, excepto en
cumplimiento de una obligación legal. Además pueden oponer, frente a la
indagación ajena, sus propios derechos reconocidos en el art 18 CE, el derecho
al honor, la intimidad personal y familiar y la propia imagen, derechos que el
propio art 20.4 CE los menciona como limites básicos a la libertad de
expresión y a la libertad de información.

Esto hace que la protección constitucional a la búsqueda y obtención de


información se proyecte básicamente frente a los poderes públicos. El
derecho de los ciudadanos a la obtención de la información se complementa
con el principio general de publicidad de la acción del Estado. Sin embargo,
ello no impide que haya excepciones y que por tanto también frente a los
poderes públicos el derecho a obtener la información encuentra límites que
tienen en ocasiones un fundamento constitucional expreso (art 105.b, último
inciso o 120.1, último inciso).

c) El objeto de la libertad de información.

Existe una diferencia respecto a lo que puedan constituir simples opiniones. El


contenido de la libertad de información es más reducido que el de la libertad
de expresión y se proyecta básicamente sobre la información de hechos. El TC
ha insistido sobre la posibilidad de distinguir entre libertad de expresión sensu
stricto, encaminada a la transmisión de opiniones, y libertad de información
destinada a la información sobre hechos, al menos en cuanto al sentido
predominante de una obra cualquiera, para poder así aplicar las garantías
específicas de uno y otro derecho.

d) La veracidad de la información.

Con la libertad de información la CE reconoce el derecho a comunicar


libremente información “veraz”. Por veracidad de una información ha de
entenderse la correspondencia de los hechos y circunstancias descritos con la
realidad al menos con sus elementos esenciales. Sin embargo, tal y como ha
señalado el TC, no puede pretenderse que esa correspondencia sea total, pues
ellos convertiría la garantía constitucional de la libertad de información en
algo puramente teórico. El TC ha determinado que una información es veraz
cuando ha sido suficientemente contrastada antes de su divulgación, aunque
luego pueda contener errores o inexactitudes.

Las consecuencias de la falta de veracidad en una información consiste en la


pérdida de la protección constitucional del art 20.1 d) CE, para el responsable
de la información. Así pues la veracidad en la información es una condición
inexcusable para que tengan plena eficacia las garantías constitucionales del
derecho fundamental a informar libremente.

El derecho al honor de las personas es el bien jurídico que más puede sufrir
con la falsedad de una información, aunque no el único puesto que también
puede resultar dañados otros intereses y bienes personales o materiales. En
este sentido, la legislación protectora del honor personal y familiar, tanto civil
como penal, representa el límite a partir del cual decae la protección
constitucional de la libertad de expresión.

En relación con la veracidad de información, el ordenamiento pone a


disposición de quien resulte afectado por una noticia que considera inexacta
el derecho de rectificación. Sin embargo, se configura más como una vía de
protección del honor que de la veracidad de la información.
9. Límites de los derechos fundamentales del art 20 de la CE.

La CE especifica que límites puede establecer el legilador frente a aquellos


derechos pues hay que entender que el art 20.4 CE efectua una enumeración
exhaustiva de cuales son tales limites. El apartado 4 establece que “estas
libertades tiene su limite en erl respeto a los derechos reconocidos en éste
titulo, en los preceptos de las leyes que lo desarrollan y especialmente en el
derecho al honor, a la intimidad, a la propia imagen y a la protección de la
juventud y a la infancia”.

Los limites a la libertad de expresión enunciados en el art 20.4 CE pueden


agruparse en tres apartados:

1. Los derechos reconocidos en el Titulo I, entre los cuales el propio precepto


20.4 menciona “especialmente” el derecho al honor, a la intimidad y a
la propia imagen. Son los derechos recogidos en el art 18.1 de la CE, los
más susceptibles de sufrir los excesos de la libre expresión. Será la
ponderación judicial la que a partir de la regulación constitucional y
legal de los derechos en conflicto y de las circunstancias materiales del
caso concreto, determinará que derecho deberá prevalecer y en que
medida. 


2.El limite que impone el art 20.4 CE a la libertad de expresión es la


“protección de la juventud y la infancia”. La CE enuncia un objetivo, la
protección de los derechos reconocidos en los arts 10.1, 27, 39 y 48 CE.

3. El aspecto que presenta más problemas es la mención a los limites


contenidos en “los preceptos de las leyes que lo desarrollen”. El
ejercicio de la libertad de expresión debe ajustarse a los límites
establecidos en las leyes de desarrollo del Titulo I de la CE. A su vez,
cualquier limite ha de ser consecuencia directa o indirecta de la
protección que pueda otorgar el legislador a derechos o principios

adicional a las restantes reservas de ley existentes (arts. 81.1 y 53.1
CE).
El TC ha establecido que “la ley puede fijar limites siempre que su
contenido respete el contenido esencial de los derechos y libertades a
que se refiere el art 20 CE”.

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