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El Papa defendió a un cura acusado de encubrir abusos y su gira por Chile terminó en escándalo

El paso del Papa Francisco por Chile terminó en un escándalo. Su defensa acérrima hacia el obispo
Juan Barros -acusado de ser un encubridor de abusos sexuales- lo encerró en un discurso atípico y
contrario al reformismo que propone desde que llegó a la Santa Sede.

La chispa de la polémica fue Barros, un obispo que tiene múltiples denuncias por supuesto
encubridor de abusos sexuales. Su presencia en la misa de Papa en el parque O'Higgins de
Santiago, justo después de que el propio Francisco pidiera perdón por los abusos sexuales de la
Iglesia en Chile, generó la ira de las víctimas.

En Iquique, última escala de su paso por Chile, el Sumo Pontífice mantuvo un acercamiento con los
periodistas donde salió en defensa de Barros. "El día que me traigan una prueba, voy a hablar. No
hay una sola prueba en contra, todo es calumnia", dijo.

Las palabras fueron breves y contundentes. Pero más tarde circularía por las redes otro video en el
que Francisco se explaya aún más sobre el tema en una conversación con sus fieles, aunque se
trata de una filmación de 2015 cuando ya se había referido a la polémica.

"Juzgaron a un obispo sin ninguna prueba después de 20 años de ser obispo. No se dejen llevar de
las narices por todos los zurdos que son los que armaron la causa", dijo el Papa y más tarde
agregó: "¿Osorno sufre? Si, y sufre por tonto, porque no abre su corazón a lo que Dios dice y se
deja llevar por las macanas que dice esa gente".

El pedido de perdón inicial por los abusos sexuales de la Iglesia y la defensa a ultranza de Barros
dejaron a Francisco en una posición incómoda. El Papa cayó de lleno en uno de los temas más
sensibles de la sociedad chilena, una sociedad donde la Iglesia católica forjó -durante y post
dictadura- un poder quizás mayor al de los países de la región.

Barros fue sacerdote por 30 años y se desempeñó como obispo de las Fuerzas Armadas antes de
ser nombrado obispo en Osorno, una ciudad sureña ubicada a 850 kilómetros de Santiago.

En marzo de 2015, durante la misa en la que asumió formalmente su cargo, los manifestantes lo
esperaron frente a la catedral. Lo hicieron vestidos de negro, con globos negros y pancartas
gritando "Barros, ¡fuera!". Barros recibió empujones durante su ingreso, incluso algunos testigos
aseguran que cayó al suelo.

El religioso es cuestionado por sus vínculos con el sacerdote Fernando Karadima, a quien tanto la
justicia ordinaria como la eclesiástica consideraron responsable de abuso sexual de menores,
perpetrados durante las décadas de 1980 y 1990. Karadima fue suspendido de por vida de sus
funciones.

Tras las declaraciones de Francisco, tres de las víctimas de abusos sexuales de Karadima brindaron
una conferencia de prensa en la que expusieron las pruebas de que Barros estaba al tanto de las
conductas del ex párroco.
El periodista Juan Carlos Cruz -una de las víctimas- aseguró que "el obispo Barros, después de
haberse hecho pública la acusación contra Karadima, viajó al Vaticano junto a los obispos Andrés
Arteaga, Tomislav Koljatic y Horacio Valenzuela para reunirse con monseñor Luis Ladaria Ferrer,
secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, para intentar blindar a Karadima y
desacreditarnos a nosotros, a través de decenas de cartas de personas cercanas a él. Esta
información hoy es pública", afirmó.

Los denunciantes retomaron el término "calumnia" que fue usado por Francisco para referirse a
las imputaciones contra Barros. "Calumnia es la imputación de un hecho falso. Esto es grave y no
podemos aceptarlo. El obispo Barros formó por casi 40 años parte del círculo íntimo del sacerdote
Karadima. Nadie ha desmentido la participación de Barros en dicho círculo, ni siquiera él", dijo el
filósofo José Andrés Murillo, uno de los denunciantes.

En tanto, el médico James Hamilton, primero en denunciar a Karadima en televisión, aseguró que
"esta no es una cruzada contra la Iglesia Católica. Tenemos una relación cercana con muchos
religiosos que se la juegan por la verdad dentro y fuera de la Iglesia. Lo nuestro es contra el abuso
sexual, el abuso psicológico y los encubrimientos de estos abusos", dijo.

Para las víctimas, las pruebas son contundentes. Barros integraba en los años 80 -junto a Kadima y
otros tres obispos una agrupación de clérigos en el entorno de la Parroquia El Bosque y la Unión
Pía Sacerdotal.

Ayer, Francisco dejó Chile rumbo a Perú. Su última misa en tierras transandinas fue en Iquique, en
un predio enclavado entre el desierto de Atacama y el océano Pacífico. Allí la sorpresa fue la
escasa participación de fieles católicos. Las fotos aéreas son elocuentes, los organizadores
calculaban una masa de gente que no se movilizó para ver a su líder espiritual.

Las crónicas de los enviados especiales concluyen que a diferencia de sus otros cinco viajes a
América latina (a Brasil; Ecuador, Bolivia y Paraguay; Cuba; México y Colombia), en Chile no hubo
ambiente en las calles. Por el contrario, los chilenos aprovecharon el feriado decretado por la
visita de Francisco para irse a la playa. Una periodista de un diario argentino que sigue las giras del
Papa hasta concluyó que hubo más clima en Bangladesh, un país de mayoría musulmana visitado
por el Sumo Pontífice en diciembre pasado.

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