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Dedicada al polaco Karol Wojtyla, que se transformó en el cobarde

papa Juan Pablo II (Sarcasmo)

Si Polonia es un “país lejano”, ¿qué queda para Sudamérica?

Como Romano Pontífice, fue un actor brillante.

El promotor fidei o abogado del diablo es un fastidio intolerable, por


eso la abolió. La vía al fraude quedó despejada. Ahora pueden
beatificar a fascistas, ebrios, racistas, encubridores de crímenes,
homosexuales, clasistas, fumadores, contrabandistas, delincuentes,
pornográficos, paganos abominables, homicidas, patrañeros,
drogadictos, mentirosos, cínicos, prostibularios, progresistas,
padrinos y otras linduras.

Cuando joven, Wojtyla escribió a favor del comunismo y de la


teología de la liberación. Después se enrieló y trepó.

Nadie quiso firmar el certificado de defunción del envenenado Juan


Pablo I con evidencias. En un acto heroico, Juan Pablo II hizo la
vista gorda con este homicidio en los aposentos papales. Por
timidez, no insistió en una autopsia objetiva a su predecesor.

Revelar un secreto pontificio es encementarse en el purgatorio.

El sacerdote Karol Wojtyla jamás combatió el comunismo en Polonia.


Sobrevivió con la astucia del acomodadizo, alejándose de todo
barniz de bravura. Cual camaleón, nunca tomó partido, nunca
arriesgó su pellejo.

Cuando los comunistas comenzaron a arrestar a obispos


antimarxistas, entre ellos a su protector, el ruin Karol no pronunció
una palabra y se fue a esquiar. Sacerdotes valientes eran arrestados
y a él no lo tocaba ni el viento.

En la segunda guerra mundial se dedicó a leer, rezar y fondearse.


Por los judíos no movió un dedo. Era un antisemita práctico, de
terreno.

La dictadura roja ahogaba a Polonia y él predicaba de la ética y


remaba y caminaba mucho.
Cuando a Wojtyla lo nombraron obispo auxiliar de Cracovia, el
Kremlin se alegró.

Sin un rasguño, en el año 1964 fue nombrado arzobispo de Cracovia


y posteriormente cardenal con el beneplácito de ángeles y demonios.
Elegido papa, comunicacionalmente mejoraron su deplorable
currículo moral. Hasta se llegó a decir que socorrió a algunos judíos
perseguidos.

Como privilegiado trabajador de Solvay, empresa del Tercer Reich,


recibió el abrigo de los nazis.

La mentira de que Karol Wojtyla realizó trabajos forzados se hizo


mítica, grandilocuente.

El cardenal Villot, uno de los involucrados en el envenenamiento del


honesto papa Luciani, fue confirmado en su cargo por Juan Pablo II.
También revalidó a Cody, Marcinkus y otros descollantes mafiosos.

El banco del Vaticano lavó en paz cientos de millones de dólares


bajo el báculo del papa polaco. Una época de gloria para los
facinerosos.

Con toda su luz, el vicario Wojtyla identificó al pervertido Marcial


Maciel como un ejemplar siervo de Dios y al escurridizo cardenal de
Boston lo trató como a un hijo.

Su indiferencia ante el Holocausto sorprendió al mismo Satán. Nunca


arriesgó su salud por el otro, jamás.

Salvaguardó a los pederastas hasta el calambre.

Ni la apóstola teresa de Calcuta pudo hacer una misa.

Predicaba de la tolerancia religiosa, ¿cuántos templos no católicos


hay en la Santa Sede?

Predicaba de los derechos de los trabajadores y de la justicia social.


¿Quién vela por los intereses de los explotados trabajadores del
Vaticano?
¿les permiten marchas de protesta?¿quién reprocha a éste
empleador avaro y millonario llamado papado?
¿Hasta dónde llegó su desdén con los asalariados de la Santa
Sede?

Predicaba de la honradez y la transparencia y era un maestro del


secretismo generalizado, sobretodo con las operaciones delictivas
del IOR. Su especialidad era gambetear y subsistir.

Censuró al brillante Hans Küng, acreditando que era un dictador


intransigente.

Su desidia frente al asesinato del arzobispo salvadoreño Oscar


Romero fue ejemplarizadora.

Utilizó muy bien el Tratado de Letrán para cuidar a sus mafiosos


predilectos y cercanos.

De los millones que amaban a Juan Pablo II, ¿cuántas decenas le


obedecían?

Reverenció en demasía la tradición papal de reunirse con


aristócratas, espías, demagogos, banqueros y padrinos.

¿Cuán dichoso se sintió cuando apoyó al dictador Francisco Franco?

Era un devoto de la “Crimine Solicitacionis” de Juan XXIII, que


amparaba con astucia a los pederastas.

Al ladrón y banquero de Dios Paul Marcinkus lo preservó con todo.

Nadie sabe cuanto le costó al Opus Dei ser nombrado prelatura


extraterritorial y personal del papa.

Ni los presbíteros asentían, con su conducta, a la estructura ética


sobre el sexo, del Romano Pontífice.

El que quería la visita del vicario debía pagar con dinero en efectivo.

Jamás ayudó a las víctimas del nazismo. Judíos no saben quien fue
Wojtyla en la guerra.

En el Concilio Vaticano II su aporte en la lucha contra el


antisemitismo fue nulo.
Cuando los opresivos comunistas invadieron Checoeslovaquia, el
único presbítero que denunció públicamente esta barbarie y que se
ganó una estatua en Praga fue Karol Wojtyla.

No hizo nada por exterminar el secretismo que encubrió casi dos


milenios la pedofilia, el homosexualismo, la esclavitud, el
despotismo, la efebofilia, el concubinato, la poligamia informal y las
citas a ciegas.

Iluminado sentenció que el drogadicto y pedófilo Marcial Maciel era


una “guía eficaz de los jóvenes”.

¿Ayudó indirectamente al gobierno croata en la compra de


armamento?

Sin vomitar, el año 2000 beatificó a Pío IX, enemigo declarado de la


democracia, la libertad de cultos y de los judíos, entre otros.

El Vaticano cada vez lava más blanco.

¿Cuánto dinero sucio y no tan sucio ingresaba cada año a la santa


sede realmente? La transparencia es un demonio execrable.

El Vaticano es el único multimillonario que pide ofrendas, con


ímpetu.

El Opus Dei no entrega el nombre de sus miembros al público


porque es una sociedad secreta, de esas que le gustan mucho a los
sucesores de Pedro, como la Cosa Nostra.

Beatificó al franquista Josemaría Escrivá en un tris, como apurado.

No diste ninguna facilidad para que se supiera la verdad en el triple


homicidio de la guardia suiza, en tus narices.

Nunca beatificaste a un republicano español. Eran despreciables.

¿Por qué no defendiste con arrebato el Concilio Vaticano II?

Juan Pablo II siempre respetó la omertá.


De las antología: “Las sotanas de Satán”

http://lassotanasdesatan.blogspot.com

Mateo 23:13

Pero, ¡ay de ustedes, escribas y fariseos, hipócritas que cierran el


reino de los cielos delante de los hombres! Porque ni entran ustedes,
ni dejan entrar a los que están entrando.
fin

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