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Antología de Mitos y Leyendas


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Antología de Mitos y Leyendas


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INDICE

Introducción_____________________________________________ 04
Leyenda El jinete sin cabeza _______________________________ 06
La leyenda de las momias de Guanajuato _____________________ 07
Leyenda La bruja Guachichil _______________________________ 08
La leyenda del niño de la pelota _____________________________ 09
La leyenda de la nahuala __________________________________ 10
Mito Nueve viento ________________________________________ 12
Mito Colgantes y amuletos _________________________________ 13
Mito La Serpiente oráculo __________________________________ 14
Mito El viaje al mas allá ____________________________________ 15
Mito El cielo, la tierra y el inframundo _________________________ 16

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INTRODUCCION

Yo escogí estos mitos y leyendas porque al leerlas me parecieron muy interesantes. Mis leyendas son:

1. El Jinete sin cabeza


2. La Bruja Guachichil
3. La leyenda de las momias de Guanajuato
4. La leyenda del niño de la pelota
5. La leyenda de la Nahuala

Los mitos que escogí son:

1. Nueve viento
2. Colgantes y amuletos
3. La Serpiente oráculo
4. El viaje al mas allá
5. El cielo, la tierra y el inframundo

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LEYENDAS

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El Jinete sin cabeza


En el Municipio de Llera, en el estado de Tamaulipas, existía, hace más de un siglo un próspero
rancho con muchas cabezas de ganado vacuno, manadas de yeguas unas con burro manadero
que producían potrillos y mulitos. Había gallinas, patos, guajolotes, y muchos árboles de nogales,
naranjos, limas, limones, aguacates y papayas. En ese rancho vivía un joven con su bella esposa.
Él era todo un hombre de a caballo, y el mejor vaquero de la región. Había andado con Pedro
José Méndez en la lucha contra los franceses invasores.
Ella era hermosa, nacida en Tampico, y hablaba varios idiomas. Una tarde de otoño, muerto de
hambre y jalando un caballo que rengueaba con los cascos muy gastados, llegó un soldado de
caballería que no era mexicano, pidió agua y comida. Una vez que se los dieron contó a la mujer
en inglés: -Vengo huyendo de la guerra de los Estados Unidos, perdí todo menos el honor, voy
a la Ciudad de México para enlistarme en el ejército, soy militar y no sé hacer otra cosa. Le
dieron hospedaje y alimentación a él y su caballo. -Agarramos fuerzas y nos vamos, solía decir.
El soldado era acomedido y servicial, rajaba leña, cuidaba caballos, los herraba y les untaba
manteca en los cascos. Platicaba mucho con la señora. En cierta ocasión, el ranchero los
encontró muy juntos bajo un árbol, en el río. Celoso, a él le ató las manos por detrás y con la
ayuda de sus vaqueros aventó la reata a la rama más alta, se la puso en el cuello y que lo colgó.
A su esposa la corrió por infiel.

Fue tan grande el coraje y su vergüenza, que con una correa lazó las patas del difunto colgado,
y la estiró con su caballo hasta que se desprendió la cabeza. Desde, en las noches de luna
llena se ve cabalgando a galope tendido a un jinete sin cabeza que en la mano llevaba un sable.
Para exorcizar al fantasma llegaron sacerdotes a bendecir todos aquellos lugares, pero los
cascos se seguían escuchando en la oscuridad.
Cuando construyeron la vía del ferrocarril Tampico-Victoria allá por 1890, se cuenta que
pasajeros y maquinistas al cruzar aquel tramo de la vía, escuchaban gritos en un idioma que no
entendían. Algunas personas vieron junto al tren a un caballo que echaba chispas con sus
cascos montado por un jinete sin cabeza.

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Leyenda La Bruja Guachichil


La historia ni siquiera registra su nombre. Como no fue bautizada simplemente se
le llamó la bruja guachichil.
Era una anciana, una de la últimas orgullosamente guachichiles. Acusada de
hechicería y de llamar a los indios a levantarse en armas, fue juzgada y ahorcada
en el entonces pueblo de Tlaxcala allá por 1599, siete años después de que se
fundó la ciudad de San Luis Potosí.
Resulta que un domingo, el 18 de julio para ser exactos, ni guachichiles ni
tlaxcaltecas fueron a misa. Hábil oradora, la bruja los convenció de ir a la iglesia
pero no para oír al sacerdote, sino para destruir las imágenes y los adornos. Luego,
les dijo, deberían ir a San Luis a matar a los invasores españoles, prometiendo vida
eterna a los que lo hicieran. Le creyeron por su fama de resucitar a los muertos y
transformarse y transformar a sus enemigos en coyote o venado.
No le duró el gusto. Aunque atemorizó a los españoles de San Luis, el justicia
mayor, algo así como procurador de justicia, don Gabriel Ortiz Fuenmayor, viajó a
Tlaxcala inmediatamente, se abrió paso entre los asombrados indios y de los
cabellos se llevó presa a la bruja.
El abogado defensor basó su discurso en que la anciana estaba borracha, pero
hasta el esposo de la mujer comentó que se transformaba en nahual, por lo que el
temor de los españoles pudo más y ese mismo día la ahorcaron en el camino entre
San Luis y Tlaxcala.
Cuentan que se transformaba en coyote para agenciarse comida, y se han gestado
mil leyendas alrededor de este personaje real, como consta en las actas del juicio.

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La leyenda de las momias de Guanajuato

Según cuenta la leyenda, alrededor de 1830, en la de Guanajuato rondaba una


temible enfermedad, la peste, lo que causo un gran número de muertes. Las
personas temían ser contagiados por lo que evitaban salir, también cuando una
persona moría, era enterrada rápidamente para evitar contagios, sin embargo,
algunas veces las personas no estaban muertas.
Las leyendas cuentan que algunas personas eran enterradas vivas, estas se
encontraban en un tipo de shock que hacía que sus sistema prácticamente se
apagaran y que a simple vista daba la impresión de que la persona estaba sin
vida. Sin embargo poco después despertaban y estas al darse cuenta que
habían sido enterradas morían de desesperación, es por esto que muchas
momias de Guanajuato han sido encontradas con gestos terroríficos en sus
rostros.

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Leyenda del niño de la pelota


Se cuenta que ubicado en Av. López Mateos del estado en Aguascalientes,
México, hay un edificio de oficinas, donde habitualmente algunos empleados
salen un poco más tarde de lo acostumbrado. En esa ocasión una chica había
abordado el ascensor y un hombre apresurándose a poca distancia le pidió que
esperara por él.
Amablemente la chica se paró entre las puertas para evitar que estas se cerraran.
El hombre abordó, y mientras se daban las buenas noches, notaron que el
ascensor subía.

El hecho les pareció un poco extraño, pues se suponía que estaba programado
para no ir más allá de ese piso, pues el de arriba se encontraba clausurado y
nadie trabajaba ahí.

El ascensor se detuvo en el cuarto piso, pero las puertas no se abrieron por lo que
pensaron que había sido un fallo temporal, pero alcanzaron a escuchar las risas
de un niño, que jugaba con una pelota. Sin darles tiempo de pensar nada, el
elevador bajó, al salir vieron al velador y le comentaron lo sucedido.
El hombre muy tranquilamente les dice que también lo ha escuchado, que se trata
del espíritu de un niño que falleció ahí años atrás, cuando su pelota fue a parar al
cuarto piso, el chico fue por ella y al ver que se acercaba un guardia, se escondió
para hacerle una broma, pero al momento que el niño salió gritando, el guardia
le disparó pensando que era un ladrón.
Desde entonces el niño juega tranquilamente en el cuarto piso, quien se queda
hasta tarde puede escuchar las risas, los pasos, los golpes de la pelota contra el
piso.

Otros sin tanta fortuna han visto la pelota bajar por la escalera cuando al niño se
le cae desde el piso de arriba, esta tiene marcadas con quemaduras las pequeñas
manos del niño… después de esto la gente renuncia a su empleo, pues se sabe
que detrás de una pelota… siempre viene un niño… y no les gustaría toparse con
el pequeño fallecido.

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La leyenda de la Nahuala
Los acontecimientos que estoy a punto de relatar, supuestamente ocurrieron en
la capital del Estado de Puebla, allá por el año de 1807. Resulta que en una de
las calles del centro de la ciudad vivía un niño de nombre Leonardo junto con su
hermano mayor, a quien habían bautizado como Fernando.

Ambos chicos vivían en compañía de su abuela, una señora mayor que se


dedicaba a cuidarlos. Cuando la anciana se iba a trabajar o a comprar comida,
Fernando aprovechaba ese tiempo para contarle al pequeño Leo cuentos y
leyendas de terror.

Una de las historias que más miedo le producían a Leonardo era la de la leyenda
de la Nahuala. Se decía que este personaje era una especie de bruja malvada
que vivía en un viejo caserón.

Por su parte, los lugareños tenían conocimiento de que esta hechicera tenía
cautivas a dos almas desde mediados del siglo XVIII y que a últimas fechas estaba
en busca de una tercera, para así poder tener el poder suficiente de terminar de
una vez y para siempre con cada uno de los habitantes del pueblo.

Poco tiempo después, Fernando es capturado por la Nahuala y Leonardo es la


única persona que puede ir a rescatarlo. El chico deja sus temores atrás y se
embarca en esta travesía acompañado únicamente por su abuela.

Desafortunadamente, también Leonardo cae en las garras de la bruja, aunque


gracias a su astucia logra escapar para luego enfrentarla.
Leo gana la batalla y la leyenda de la Nahuala concluye con los nativos del
pueblo festejando el día de los muertos.

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MITOS

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Nueve Viento
La Serpiente Emplumada mixteca era el nahual de Nueve Viento. En el contexto
personal se llamaba Coo Dzavui; es decir, Serpiente de Lluvia, dios muy venerado
por los mixtecos antiguos, sobre todo durante el Período Posclásico
mesoamericano.

Nuevo Viento tuvo la suerte de nacer de un pedernal, y en su llegada al mundo


fue dotado de divinidad por el Señor Uno Ciervo-Serpiente de Jaguar y por Uno
Ciervo-Serpiente de Puma, los creadores dioses primarios del universo. Así,
Nueve Viento poseyó la máscara de pájaro y demás atributos de su divina
nobleza.

Una vez convertido en dios, bajo a la Tierra desde el Cielo, acompañado de


diversos dioses portadores de la Casa del Sol y de la Casa de Xipe. Pasado cierto
tiempo, en el año 6-Conejo, llevó a cuestas la bóveda celeste y dividió al Cielo de
la Tierra, tanto era su poderío. Otra de sus hazañas consistió en horadar las orejas
de los cuarenta personajes que dieron inicio a los señoríos mixtecos, quienes
nacieron en el Árbol sagrado de Apoala donde se puede encontrar al Yutatnoho,
el Río de los Linajes. Nueve Viento, el héroe cultural por excelencia de los
mixtecos, enseñó a los seres humanos a aprender las artes y las ciencias que
propiciaron su desarrollo.

Debido a tantos dones que ofreció a la humanidad se le veneraba en las cavernas,


sitios sagrados, en tanto que deidad agrícola, asociada con Dzahui, el dios tutelar.
En su advocación de Coo Dzavui, dios acuático, se le representó con orejeras,
bigotera y colmillos, y a veces aparecía bajando del Cielo con una olla de agua,
con la cual mojaba a los señores del reino mixteco. Su principal centro ceremonial
estuvo en Achiutla, Ñuu Ndécu, adorado en forma de envoltorio o bulto sagrado.
Actualmente, los mixtecos adoran las piedras en forma de gotas de agua que son
sagradas y representan al dios Coo Dzavui, como es el caso del poblado de San
Juan Mixtepec, a las que sus pobladores llaman Piedras de Savi.

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Colgantes y amuletos
Es frecuente que prendidos a la ropa, en los dedos o en la mano (más
frecuente en etnia gitana o inmigrantes sudamericanos) o en las
sabanillas de la cuna o moisés les pongan algún objeto de color rojo,
colgante en forma de mano, o de otro tipo, con la creencia de que
ahuyentan espíritus maléficos. En la tradición cristiana es habitual
ponerle al niño los escapularios con imágenes de la Virgen o de
Santos, o con alguna reliquia (flor, piedrecita) que ha sido bendecida
en algún lugar de peregrinación o santuario.

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La Serpiente oráculo
Un árbol, de bello color gris, que tenía la capacidad de predecir el futuro, en cierta ocasión
predijo que un terrible monstruo llegaría a la comunidad. Ante lo dicho, los habitantes se
prepararon militarmente para su llegada, y los guerreros se apostaron en puntos estratégicos
para defender a su pueblo.Efectivamente, el día señalado por el Árbol Parlante, una enorme
Serpiente apareció por el Norte. Los valerosos guerreros se aprestaron para matarla, pero
nada pudieron hacer ya que a la terrible Serpiente las flechas no le entraban, pues sus
escamas eran tan fuertes que lo impedían. Los guerreros emprendieron la retirada. Sin embargo,
planearon un segundo ataque que se llevó a cabo en un aguaje. La derrota fue terrible, y costó la
muerte de muchos hombres. El jefe de los guerreros y sus capitanes, viendo la imposibilidad de hacer
frente a la serpiente con su ejército mermado, solicitaron la ayuda del nigromante llamado Chapulín
Guóchimea. Le enviaron un mensaje con la Golondrina.La Golondrina salió volando por los aires,
pasó por muchos valles y por muchas montañas, infatigable en su tarea y sin tener en cuenta su
cansancio. Cuando por fin llegó al sitio donde se encontraba el mago Guóchimea le dijo: -Honorable
jefe Chapulín Guóchimea, el gran guerrero y capitán, junto con los capitanes de las ocho tribus yaquis,
te manda sus saludos, y te pide le ayudes en la difícil tarea de matar a la gigantesca serpiente, cuya
aparición fuera anunciada por al Árbol Parlante.El nigromante aceptó de inmediato, y pidió a la
Golondrina que transmitiera al jefe su aceptación. En cuanto el ave partió de regreso, Guóchimea afiló
los serruchos que llevaba en las patas y subió a la cima de un cerro, donde dijo unas misteriosas y
secretas palabras, y saltó propulsado por sus espolones a una gran distancia que un hombre tardaría
en recorrer doce días. Con otros enormes saltos más, llegó al campamento del jefe, mucho antes de
que llegase Golondrina. Ahí se encontraba el jefe rodeado de sus capitanes: El que Lleva la Vía
Láctea por Penacho, Penacho de Nieve, y muchos otros más.Todos se aprestaron a hacer una gran
fiesta para celebrar la llegado de Chapulín y la aceptación de su ayuda. Ya terminados los festejos, el
mago pidió que le juntaran muchas hojas verdes y ramas, para que las molieran y extrajeran el jugo de
las hojas. Los guerreros obedecieron inmediatamente. Pusieron el líquido en un cántaro y Chapulín
pidió que lo untaran en todo su cuerpo; después de bañarlo con el verdoso líquido, Guóchimea quedó
completamente de color verde. En seguida, ordenó a los hombres que le subieran a la copa de un
árbol, para poder ver la llegada de la Serpiente. El color de su cuerpo se confundía con las hojas del
árbol, estaba camuflajeado perfectamente.Al poco rato, apareció la terrible Serpiente, y aunque todo lo
observaba con cautela y detenimiento, nunca vio al mago que se confundía con el follaje. Cuando la
Serpiente estuvo cerca del árbol, Chapulín le dio terribles golpes con sus espolones. Fueron tan
fuertes los golpes, que la cabeza de la enorme Serpiente se desprendió u fue a dar a cuatro leguas de
donde se encontraban. Todos los guerreros corrieron al lugar en donde había caído la cabeza.
Cuando estaba a punto de morir, dijo con truculenta voz: – ¡Lo que yo quería era reinar en el territorio
de las tribus de indios yaquis, pero me han derrotado gracias a la ayuda de Chapulín Guóchimea, pero
debo decirles que deben de tener cuidado y deben preparase militarmente, porque dentro de poco
llegarán por el Este y por el Sur unos hombres blancos con armas desconocidas que son muy
poderosas y lanzan fuego. Solamente podrán vencerlos si les quitan la armas y combaten con ellas a
esos hombres blancos y barbados. De no hacerlo así, todas las tribus perderán la libertad y la tierra, y
se convertirán en esclavos!Después de decir esas palabras, la Serpiente murió y se convirtió en
piedra. Lo dicho por ella se cumplió, al poco tiempo llegaron los españoles y los indios combatieron
con sus propias armas hasta que los vencieron.

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El viaje al Más Allá


Cuenta un mito huichol que cuando un hombre muere su alma emprende un largo y difícil
camino hacia el Más Allá, trayectoria que es observada por el mara’akáme. El muerto hace un
repaso de todas las acciones que ha hecho en vida. A continuación, llega a una bifurcación. El
camino de la derecha corresponde a aquellos que tuvieron buen comportamiento durante su
vida; el de la izquierda es para las personas que hicieron acciones malas, las cuales deben
sumergirse en aguas hirvientes o ser quemados por el fuego, para luego pasar entre montañas
y rocas que están chocando continuamente. Si cometieron adulterios, cargan a cuestas con los
genitales de la persona con quien pecaron. Una vez terminado el castigo, regresan al camino
bifurcado y toman el canino de la derecha.

El alma sigue su rumbo y llega a un estanque que debe atravesar, y donde hay un perro que
ataca al alma pecadora. Para defenderse, el alma lleva consigo un palo o tortillas para darle y
apaciguarlo. Siempre llevando consigo los genitales. En seguida, se encuentra con todos los
animales que en vida hizo dañó; es entonces cuando ellos toman venganza de todos los golpes
y ofensas recibidos. Si el difunto en vida fue dueño de un perro negro al que no cuido como es
debido; es decir, no lo alimentó ni le dio agua, el perro le esperará a la puerta de su casa para
atacarlo y morderlo cuando el alma deje su hogar. En su recorrido mortal, el espíritu pasa por
un túnel en donde se encuentra un perro blanco que le está esperando con un vaso con agua
lleno de gusanos el cual le hará beber, en caso de haber maltratado a los perros cuando vivía.
Pero si el alma fue bondadosa con los canes, entonces el perro blanco le ofrecerá comida,
bebida, y le brindará muchos parabienes. Si por algún motivo el muerto comió carne de
tlacuache, una enorme roca lo aplastará, pues tal animalito se considera sagrado por haber
robado el fuego en beneficio de los huicholes.

Una vez pasadas las pruebas establecidas por los dioses, el alma del difunto arribará al lugar
en donde se encuentran los antepasados y demás muertos, quienes organizan una celebración
alrededor de un árbol sagrado. En la fiesta todos bailan, comen y beben tesgüino. Al momento
en que todos están borrachos, el curandero-mara’akáme atrapa el alma del muerto y, auxiliado
por un espíritu, la lleva hasta donde se encuentran sus familiares que lo reciben llorando y le
dan la bienvenida. Los parientes le preparan una sabrosa comida y le ofrecen todas las cosas
que al muertito le gustaban cuando vivía. Después de que el alma ha saboreado la sabrosa
comida, se despide y emprende su última partida. Pasados cinco años, el alma toma la
apariencia de un cristal de roca y regresa a la Tierra a visitar a los suyos, quienes no lo han
olvidado y siempre le rezan en al altar doméstico con mucho cariño.

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El Cielo, la Tierra, y el Inframundo


Para los antiguos pueblos purépecha el cosmos estaba conformado por tres
importantes partes. En Cielo recibía el nombre de Avándaro; la Tierra era
conocida como Echerendo; y al Inframundo se le denominaba
Cumiechúcuaro. Las tres partes del mundo formaban planos superpuestos.
En todos ellos los dioses moraban. Así pues, había dioses del firmamento:
los astros y las aves; dioses terrestres, y dioses de la muerte. Todos ellos
podían tener la apariencia de los hombres y de los animales. En cada una de
las partes que componían al universo, se encontraban cinco rumbos
sagrados, cuatro laterales y uno central. El estos puntos reinaba un dios y
estaba regido por un color determinado. Los Dioses de la Mano Derecha se
encontraban en el Norte, y en el Sur moraban los Dioses de la Mano
Izquierda. Los dioses del Cielo, de la Tierra y del Inframundo se encontraban
simbolizados por el número Tres. A su vez, el número Cinco representaba a
los dioses de los cinco rumbos sagrados mencionados. Por otra parte, al
número Cuatro se le asignaba la connotación de los dioses llamados Las
Cuatro Partes del Mundo. A los dioses que habitaban las cinco regiones
míticas, los purépecha los adoraban en templos de piedra revestidos de
arena y cal, a los que se les anexaba canchas de juegos de pelota y casas
para el baño. De las deidades más antiguas de este pueblo, podemos
mencionar a Xaratanga, cuyo templo principal se encontraba en la población
de Tzintzuntzan. Se trataba de la diosa de la Luna, a la que ofrendaban
frutas y maíz, pues ella los había creado. El más importante de los dioses
tarascos llevó por nombre Curicaveri, El Gran Fuego, al cual representaban
en una lanza de pedernal o como un guajolote, y que había creado a todos
los demás dioses del panteón. Este dios tuvo como hermanos a los
Tiripemencha, quienes rigen las cinco casas del la Tierra: el centro y los
rumbos sagrados. En Zacapu se le conoció como Querenda Angápeti, La
peña que está en el Templo. Cuando el dios iba por el Cielo tomaba la forma
de un águila, cuando se encontraba en la Tierra era un coyote, y cuando
deambulaba por el Inframundo, se arrastraba cual una serpiente. Este dios
era acompañado en importancia por Cuerahuáperi, la Madre Naturaleza, La
que hace Nacer. La Diosa Madre esposa de Curicaveri. Representación de la
Luna, diosa dual de la vida y de la muerte. Moraba en Zinapécuaro,
acompañada de sus cuatro hijas: la Nube Roja, la Blanca, la Amarilla y la
Negra. La plata provenía de sus heces sagradas. Diosa múltiple de varias
advocaciones: Pehuame, Parturienta, esposa del Sol Poniente, en Zacapu,
dueña de los hurínguequa, los temazcales, y patrona de las parturientas;
Xaratanga, Luna Nueva, habitante de la casa central de Xarácuaro, desde
donde se dirigía a los otros cuatro rumbos cardinales , madre de Mano-Uapa,
llamada Mauina en su advocación de diosa de la fertilidad.
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