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LA PREGUNTA POR EL SABER

"Conferencias de introducción al Psicoanálisis"


S. Freud
1° Conferencia. Introducción.

Puedo dar por supuesto que uds. Saben que el psicoanálisis es una modalidad de
tratamiento médico de pacientes neuróticos. Y puedo darle ejemplos de cómo muchas cosas
ocurren al revés de la medicina habitual.

En ésta le damos a los pacientes seguridades sobre el éxito del tratamiento. A un


neurótico le exponemos las dificultades del método, su duración, los sacrificios y no
aseguramos resultados.

Les presentaré las deficiencias inherentes a la enseñanza del psicoanálisis y las


dificultades con quien tropieza quien quiera formarse un juicio personal de él.

Primero están las de instrucción, las de la enseñanza del psicoanálisis. En la enseñanza


médica se han acostumbrado a ver. Ven los síntomas de su enfermedad. En el psicoanálisis
todo es diverso. En el tratamiento analítico no ocurre otra cosa que un intercambio de
palabras entre el analizado y el médico. El paciente habla, cuenta sus vivencias pasadas y
sus impresiones presentes, se queja, confiesa sus deseos y sus mociones afectivas. El
médico escucha, procura dirigir las ilaciones de pensamientos del paciente, empuja su
atención a ciertas direcciones, le da esclarecimientos y observa sus reacciones.

Las palabras despiertan sentimientos y son el medio universal con que los hombres se
influyen unos a otros. Por eso no hay que despreciar el empleo de las palabras en la
psicoterapia.

La conversación en que consiste el tratamiento psicoanalítico no soporta terceros


oyentes. Es que las comunicaciones tocan lo más íntimo de la vida anímica del paciente,
todo lo que tiene que ocultar a los demás y lo que no quiere confesarse a sí mismo.

Ahora bien, tienen todo el derecho a preguntarse, si no existe ninguna certificación


objetiva del psicoanálisis, ni posibilidad alguna de hacer demostración pública de él, cómo
se puede aprenderlo y convencerse de la verdad de sus aseveraciones?

Desde luego existe un camino transitable. El psicoanálisis se aprende primero en uno


mismo. Por esta vía se obtiene la convicción acerca de la realidad de los procesos que el
psicoanálisis describe y acerca de lo correcto de sus concepciones. Ahora por este camino
los progresos son limitados. Más lejos se llega si uno se analiza con un analista.

Hay una segunda dificultad en relación a que hayan cultivado hasta ahora estudios de
medicina: esta formación previa ha de apartarlos mucho del psicoanálisis. El pensamiento
psicológico les es ajeno.

El psicoanálisis quiere dar a la psiquiatría esa base psicológica que pueda volver
inteligible el encuentro de la perturbación corporal con la perturbación anímica.

Con este fin debe mantenerse libre de cualquier presupuesto ajeno de naturaleza
anatómica, química y fisiológica.

La siguiente dificultad tiene que ver con dos aseveraciones del psicoanálisis:

La primera dice que los procesos anímicos son en sí y por sí, inconcientes y los
procesos concientes son apenas actos singulares y partes de la vida anímica total.

Esto a pesar de la creencia habitual de la conciencia como sinónimo de lo psíquico.

El segundo enunciado del psicoanálisis contiene la aseveración de que las mociones


pulsionales no pueden designarse sino como sexuales y desempeña un papel importante en
la causación de enfermedades nerviosas y mentales y que esas mismas participan en las más
elevadas creaciones culturales, artísticas y sociales del espíritu humano.

La repulsa por este resultado de la investigación psicoanalítica es la fuente de


resistencia más importante con la que se ha chocado.

Creemos que la cultura fue creada bajo fuerzas pulsionales, sexuales mayormente, que
son sublimadas, desviadas de las metas sexuales y dirigidas a otras que ya no lo son.

La sociedad no discierne amenaza mayor a su cultura que la eventual emancipación de


las pulsiones sexuales y el regreso de ellas a sus metas originarias. Por eso no tiene interés
alguno en que se reconozca la fuerza de las pulsiones sexuales y se ponga en claro la
importancia que la vida sexual posee para los individuos. Por eso no soporta el hallazgo
psicoanalítico.

5° Conferencia. Dificultades y primeras aproximaciones

Un día se descubrió que los síntomas patológicos de ciertos neuróticos poseen un


sentido, sobre eso se funda la cura psicoanalítica. En este tratamiento se encontró que los
enfermos, en vez de sus síntomas presentaron también sueños. Así nació la sospecha de que
también esos sueños poseen un sentido.
Pero no va a seguir este camino histórico sino el inverso, y esto se justifica no sólo
porque el estudio del sueño es la mejor preparación para el estudio de la neurosis, sino
también porque el sueño mismo es un síntoma de neurosis tan claro que posee la ventaja de
presentarse en todas las personas sanas.

Así es que pasa el sueño a ser el objeto de investigación del psicoanálisis. Se trata de
un fenómeno habitual menospreciado, en apariencia sin valor práctico como las
operaciones fallidas. Pero a diferencia de es tas, ocuparse del sueño no solo era poco
práctico y superfluo, sino también desprestigioso ya que atrae la acusación de falta de
cientificidad e inclinación al misticismo. Además, desafía las exigencias mismas de una
investigación exacta por no estar ni siquiera ciertos del objeto estudiado, es decir, cuando
alguien relata un sueño no existe garantía de que se lo esté contando correctamente.

¿De dónde proviene realmente el desprecio que los círculos científicos muestran por el
sueño?

Puede que sea la reacción frente a la sobreestimación de que fue objeto en épocas
anteriores. Por lo que se sabe, todos los pueblos antiguos les concedieron gran importancia
y los juzgaron susceptibles de aplicación práctica. Extraían de ellos indicios del porvenir, y
las campañas militares siempre contaban con un intérprete de sueños.

La ciencia exacta contemporánea por su parte se ha ocupado repetidamente del sueño,


pero siempre aplicándole sus teorías fisiologías. Los médicos lo definen como un acto no
psíquico, una exteriorización de estímulos somáticos en la vida anímica. Binz (médico
alemán anterior a Freud) y Maury (físico francés) lo definieron siempre como procesos
corporales, Wundt y otros autores más recientes se limitaron a enumerar las desviaciones
que la vida onírica presenta respecto del pensamiento de vigilia. La única contribución
valiosa al conocimiento del sueño que otorgo la ciencia exacta se refiere a la influencia
ejercida sobre el contenido del sueño por ciertos estímulos corporales sobrevenidos
mientras se duerme (cambios de temperatura, cambios de posición, etc.).

Nos proponemos aquí descubrir el sentido de los sueños, así como se presenta en los
actos fallidos.

Freud consideraba que había que poner de resalto lo esencial del sueño, y lo esencial
será, lo que podamos descubrir como común a todos los sueños.

Así, el primer rasgo común a todos los sueños seria que soñamos mientras dormimos.
El soñar es, la vida que es propia del alma mientras duerme; este presenta ciertas
semejanzas con la que le es característica en el sueño y también grandes diferencias la
separan de ella. El sueño, parece ser entonces, un estado intermedio entre el dormir y la
vigilia.
Pero, ¿Qué es el dormir? Este es un estado en que yo no quiero saber nada del mundo
exterior, en que le he quitado todo mi interés. Me pongo a dormir cuando me retiro del
mundo y mantengo lejos de mí sus estímulos. La tendencia biológica del dormir es la
reparación de fuerzas y su carácter psicológico es la suspensión del interés por el mundo.
Nuestra relación con el mundo parece ser tal que no la resistimos ininterrumpidamente. Por
eso, nos retiramos al estado pre mundano, o sea, a la existencia en el vientre materno. Nos
procuramos una situación semejante a la que entonces existía: calor, oscuridad, ausencia de
estímulos. Por eso, despertarse por la mañana es como renacer.

Si eso es el dormir entonces el sueño es más bien un intruso inoportuno. Ya que,


mientras se duerme no debería haber ninguna actividad anímica; si ella se remueve es
porque no hemos logrado producir el estado fetal de reposo: no hemos podido evitar todo
resto de actividad anímica, y esos restos seria el soñar.

Otro rasgo en común, es que en el sueño se vivencian muchas cosas y se cree vivirlas,
cuando en verdad nada se vivencia, salvo el estimulo que perturba al soñante. Esto se
vivencia en imágenes visuales, donde pueden entreverse sentimientos e incluso
pensamientos.

La dificultad con la que nos tropezamos al querer contar un sueño proviene de la


necesidad de traducir esas imágenes en palabras. Muchas veces el soñante dice que podría
dibujarlo, pero que le es imposible decirlo.

Freud no encuentra más rasgos en común entre los sueños, sino más bien muchas
diferencias en todos los aspectos. Tanto por lo que toca a la duración aparente cuanto a la
nitidez, a la participación de los afectos, a la permanencia o a la dimensión de los sueños.
Estos pueden ser muy breves, que contienen una sola imagen o unas pocas, un pensamiento
o una sola palabra; y otros que tienen una riqueza de contenido, y duran largo tiempo. Hay
sueños que son tan nítidos como la vivencia que después de despertar, todavía no los
reconocemos como sueños; otros son muy débiles, son como sombras y borrosos.
Algunos sueños pueden poseer un sentido pleno o ser coherentes y otros en cambio, son
confusos, absurdos y muchas veces directamente locos. Existen sueños que nos dejan
totalmente fríos y otros en que los afectos se expresan distintamente (un dolor que llega
alas lagrimas, una angustia que culmina en el despertar). Los sueños se olvidan, a veces
enseguida después de despertar, o se conservan a lo largo del día pero uno los recuerda
cada vez más pálidos y llenos de lagunas. En síntesis, este pedacito de actividad anímica
nocturna dispone de un repertorio gigantesco; puede seguir creando todo lo que el alma
crea durante el día, pero nunca es lo mismo.

El sueño es la reacción frente a un estimulo que perturba al estado del dormir. Aquí
aparece la psicología experimental exacta, donde prueba que los estímulos administrados
mientras se duerme aparecen en el sueño.
Algunos de los experimentos más antiguos: Maury (1878) realizo experimentos en su
propia persona. A éste se le incorporaban distintos factores del exterior, que luego,
instantáneamente, éstos repercutían en el interior del sueño. Por otro lado, los 3 sueños
comunicados por el observador Hildebrant (1875); todos son reacciones frente al mismo
estimulo: la campanilla de un reloj despertador. En el primer sueño asimila el ruido del
campanario de la Iglesia (sonidos intensos y penetrantes) con las campanadas que venían
del despertador. En su segundo sueño, lo hace con el ruido de unos caballos furiosos y el
sonido de sus cascabeles sacudidos con violencia. Por último en su tercer sueño,
interrumpirá su soñar el sonido de una vajilla que se cae al pise y se rompe en mil pedazos,
pero lo que en verdad lo despierta será otra vez el sonido de su despertador. Estos sueños
son tan incoherentes como suelen serlo todos los sueños. Lo común a ellos es que la
situación en cada caso desemboca en un ruido que, tras despertar, se individualiza como el
del despertador.

El sueño no reconoce al instrumento que interrumpe desde el exterior (en este caso el
despertador), sino que sustituye el ruido de éste por otro; interpreta el estimulo que pone fin
al dormir, pero en cada caso lo interpreta de manera diversa. No se puede explicar la razón
por la cual ha escogido precisamente ese ruido y no otro para interpretar el estimulo que
ofició el despertador. En los experimentos se puede notar, casi siempre, una buena cantidad
de material onírico diverso (material que compone el contenido del sueño que procede de lo
vivido y es recordado en el sueño), para el cual no es atina a dar razón alguna.

Los sueños de despertar (wecktraum) son los que ofrecen las mejores posibilidades de
comprobar la influencia de estímulos externos perturbadores del dormir. En los otros casos,
esto será más difícil. No todos los sueños provocan el despertar. También puede suceder
que haya habido un estimulo perturbador que haya aparecido a la noche y a la mañana se
recuerde. En este caso, el estimulo no es comprobable. Y si comprobáramos cuales fueron
los estímulos externos perturbadores del sueño, solo podrían explicar una sola parte del
sueño.

No importa que sea lo que perturbe el dormir e incite al alma al soñar. En todos los
casos puede estar en juego un estimulo que venga del exterior, quizá lo reemplace uno de
los llamados estímulos corporales, provenientes de los órganos internos. Esta conjetura
responde a la opinión más popular sobre la génesis de los sueños. Se nos dice que, "los
sueños vienen del estomago".

La tesis de que los sueños derivan de un estimulo corporal es apoyada por un numero
de experiencias. Es, por lo general, indudable que el estado de los órganos internos puede
influir sobre el sueño. Scherner (1961) dirá que "el sueño deriva de estímulos de órganos".
En la tesis de éste, el sueño busca figurar el órgano que envía el estimulo mediante objetos
que se le parezcan. Los estímulos internos pueden desempeñar para el sueño el mismo
papel que los externos. La interpretación sobre la base de un estimulo corporal sigue siendo
indemostrable. El estimulo corporal interno es tan capaz como el estimulo sensorial
externo de explicar del sueño algo más que lo relativo a la reacción directa frente al
estimulo. Si hay algo que todavía no se sabe es de donde proviene el resto del sueño.

Una peculiaridad de la vida onírica, es que el sueño no devuelve el estimulo, sino que
lo procesa, alude a él, lo sustituye por algo diverso. El otro rasgo común de los sueños es su
particularidad psíquica. Es cierto que a menudo los sueños carecen de sentido, son
confusos, absurdos, pero hay otros llenos de sentido; los racionales. EJEMPLO: una mujer
soñó una conversación que había tenido el día anterior con su marido.

Que nos enseñan los sueños racionales? Únicamente que hallamos en ellos
repeticiones de la vida diurna. (Valido solamente para la minoría) Solo sabemos que
tenemos una nueva tarea, no solamente queremos saber lo que un sueño dice, sino que,
cuando lo dice de manera nítida, también queremos saber porque y para que se repite en el
sueño eso conocido, vivido poco tiempo antes.

La psicología experimental no nos ha aportado más que algunas indicaciones sobre la


importancia de los estímulos como incitadores del sueño. De la filosofía nada tenemos que
esperar: nos pone por delante de la inferioridad intelectual de nuestro objeto; y de las
ciencias ocultas no queremos nada. La historia y la opinión popular nos dicen que el sueño
posee sentido y significado aunque sea algo difícil de aceptar y por cierto, indemostrable.

El uso lingüístico conoce algo que extrañamente llama sueños diurnos, son fantasías;
son fenómenos muy definidos, que también se observan tanto en los sanos como en los
enfermos y se prestan con facilidad para ser estudiados en la persona propia. Lo más
llamativo en estas formaciones fantásticas es que hayan recibido el nombre de sueños
diurnos porque nada tiene de los rasgos comunes a los sueños ( a diferencia de los sueños
estos no se ven sino que se piensan)

El contenido de estas fantasías está presidido por una motivación trasparente. Son
escenas o circunstancias en que encuentran satisfacción las ganas de ambición o de poder, o
los deseos de una persona.

6° Conferencia. Premisas y técnica de la interpretación

Freud en esta conferencia nos propone dos supuestos:

1) El sueño no es un fenómeno somático, sino psíquico

2) En el hombre hay cosas anímicas que él sabe sin saber que las sabe.

En el caso del primero supuesto, es una manifestación u operación del soñante, pero
de tal índole que no nos dice nada y no la comprendemos; entonces lo que se hace es
inquirir al soñante por el significado de su sueño. El propio soñante debe decirnos lo que su
sueño significa.

Con respecto al supuesto dos, el paciente normalmente dice que no sabe lo que su
sueño significa, y acá es donde Freud dice que es muy probable y posible que el soñante
sepa muy bien lo que su sueño significa, pero el mismo cree que no lo sabe y por eso va a
decir que no lo sabe. En realidad el paciente sabe muy bien lo que su sueño significa, y es
por eso que el analista debe insistir por medio de preguntas, hasta lograr que el mismo
paciente pueda decirnos lo que su sueño significa.

A partir de las premisas planteadas, hay que considerar que éstas no son de igual valor.
La primera, que el sueño es un fenómeno anímico, es la premisa con la que el psicoanálisis
quiere fundamentar el resultado de su trabajo; con respecto a la segunda, ya fue demostrada
en otro ámbito: en el ámbito de los fenómenos hipnóticos, cuando Freud en 1889 presenció
las demostraciones de Bernheim.

Uno de los experimentos fue poner a un hombre en estado de sonambulismo, y


después hacerle vivenciar alucinatoriamente toda clase de cosas. Al término de esto se lo
despertaba pero el hombre parecía al principio no saber nada de los procesos ocurridos
mediando el sueño hipnótico. Bernheim lo exhortaba a contar lo que había sucedido durante
la hipnosis; lo indagaba aunque el sujeto sostenía no recordar nada. De esta manera, luego
de insistir, el sujeto comenzó a tener recuerdos del sueño, borrosos al principio pero luego
cada vez más nítidos hasta que finalmente recordaba sin lagunas.

Se puede considerar que el sueño hipnótico y el sueño natural comparten una obvia
analogía: la condición de soñar. Sin embargo se diferencian en que en el dormir natural, un
sujeto lo hace para satisfacer la necesidad del cansancio, mientras que en el dormir
hipnótico el hombre es sometido a un proceso artificial.

Por otro lado, en el dormir natural retiramos todo nuestro interés del mundo exterior.
En el sueño hipnótico ocurre lo mismo, pero con excepción de una persona, la que nos ha
hipnotizado.

Técnicas para el análisis de un sueño:

En realidad no se exigue de inmediato que el paciente nos diga el sentido de un sueño,


pero si su origen, el circulo de pensamientos y de intereses de los cuales proviene. Al
preguntarle por el modo en que ha llegado al sueño, lo que inmediatamente enuncie debe
considerarse como esclarecimiento.

El sueño cuenta con numerosos elementos. Por lo tanto, se lo descompone en sus


elementos y se aborda la indagación de cada uno por separado.
En muchos casos, el soñante dirá que no se le ocurre nada con respecto a los
elementos oníricos singulares. Por lo tanto, se contradirá esto, se le insistirá, asegurándole
que algo se le tiene que ocurrir, hasta lograrlo.

Las informaciones históricas las comunicara con facilidad. Primero, las relacionara con días
pasados (pasado cercano), luego, un pasado más remoto, recordando acontecimientos de su
vida pasada.

Lo que dice el paciente no es arbitrario ni indeterminado, sino que está conectado a lo


que se busca. Cuando se requiere que alguien diga lo que se le ocurre sobre un elemento
determinado del sueño, se le pide que se abandone a la asociación libre, reteniendo una
representación de partida.

"Toda enunciación está determinada por actitudes interiores" (que no son conocidas en
el momento en que producen sus efectos).

Existen experimentos con nombres y cifras en que se dejan surgir ocurrencias sin
tomar ningún punto de apoyo. Algunos de ellos son:

En el curso del tratamiento de un hombre joven, a pesar del aparente libre albedrío no
puede seguir como ocurrencia ningún nombre que no resulte estrictamente condicionado
por las circunstancias inmediatas, las peculiaridades de la persona que se somete al
experimento y su situación del momento. Puesto que él duda, se le propone que haga uno
de esos experimentos. El joven mantiene vínculos particularmente numerosos, de todo tipo,
con señoras y muchachas, y por eso se supone que dispondrá de una selección muy
abundante si deja que se le ocurra un nombre de mujer. Presta su acuerdo a ello. Para el
asombro del analista o el de él, queda callado y después confiesa que solo le viene a la
mente un único nombre: Albine. Muy extraño, pero que se asocia para el ese nombre,
cuantas Albine conoce. Curiosamente, no conocía ninguna y tampoco se le ocurría nada al
respecto de este nombre. Podía suponerse, entonces, que el análisis había fracasado; pero
no, ya estaba terminado, no requería de ninguna ocurrencia ulterior. El joven tenía la tez
inusualmente clara, y en los diálogos de la cura el analista lo había llamado repetidas veces,
en broma, albino; acababa de establecer el componente femenino de su constitución. Él
mismo era entonces esa Albine, la mujer más interesante por el momento.

Como conclusión de lo planteado anteriormente, postulamos que la primer ocurrencia


enunciada por el paciente/soñante, a través de la asociación libre propuesta por el analista,
va a tener una ligazón con algún complejo que en ese momento es inconsciente por el
analizado. Dicho complejo estará ligado con sucesos de la infancia del soñante los cuales
iremos aclarando a través de la interpretación del sueño.

7° Conferencia. Contenido manifiesto del sueño y pensamientos oníricos


latentes

Elemento onírico: es un sustituto de algo cuyo saber está presente en el soñante, pero
le es inaccesible. Es inconsciente. Se puede hacer consciente mediante la interpretación del
mismo, buscando el contenido inconsciente.

Reglas:

 No hay que hacer caso de lo que el sueño parece querer decir. Nunca será eso lo
inconsciente que se busca.

 Hay que limitar el trabajo a evocar para cada elemento las representaciones sustitutivas
sin reflexionar sobre ellas, sin examinarlas para averiguar si tienen algo pertinentes.

 Hay que esperar hasta que lo inconsciente oculto buscado, se instale por sí solo.

El sueño recordado no es lo genuino, sino su sustituto desfigurado. Por ello es


indiferente cuan poco recordemos del sueño. Mediante el sueño, que no es genuino, nos
acercamos a lo genuino: hacer consciente lo inconsciente del sueño.

La interpretación se cumple más allá de las objeciones que presente el soñante, como
ser: que es demasiado trivial, demasiado disparatada, no viene al caso o es demasiado
penosa para comunicarla. Estos son importantes para descubrir el contenido inconsciente.
Cuanto mayor sea la resistencia, provoca una distancia mayor desde el sustituto hasta el
inconsciente. Sustituto: desfiguraciones del inconsciente. Un trozo del inconsciente se
manifiesta mediante el sueño. Y, mediante la interpretación, se pretende completarlo hasta
formar un todo.

Contenido manifiesto: lo que el sueño cuenta.

Contenido latente: aquello oculto a lo cual debemos llegar persiguiendo las ocurrencias.

La relación entre elementos manifiestos y latentes no es simple, no responde en


absoluto al tipo en que un elemento manifiesto sustituiría siempre a uno latente. Más bien
tiene que ser una relación de masas entre ambos campos, dentro de la cual un elemento
manifiesto pueda subrogar a varios latentes, o uno latente pueda estar sustituido por varios
manifiestos.

Hay diferentes tipos de relación entre los contenidos manifiestos y latentes. Uno, por
ejemplo, es que el manifiesto es la expresión del latente en imágenes plásticas, concretas
que toman como punto de partida la literalidad de ciertas palabras.

8° Conferencia. Sueños de niños


Sigmund Freud (1856-1939), desde el punto de vista de Freud, los sueños tienen como
función la realización simbólica del deseo y por lo tanto la disminución de la presión de los
contenidos inconscientes sobre la vida del sujeto, consecuencia de la represión que también
está presente en el sueño aunque en menor medida que en la vigilia, el sujeto no puede
soñar explícitamente con lo que realmente le interesa sino que lo enmascara. Por lo tanto,
en la vida onírica se presenta una historia o sueño construido a partir del auténtico sentido
del sueño.

A la historia soñada se le da el nombre de “contenido manifiesto” y al significado de


dicha historia “ contenido latente”. Esta contruccion no es totalmente arbitraria o
desordenada, sino que, en términos generales, sigue unas pautas comunes a los individuos.

Los mecanimos de elaboración onírica son las distintas formas de contruccion del
material onírico que el soñador persive [del contenido manifiesta]. Los mecanismos de
elaboración oníricos mas importantes son la simbolización, el desplazamiento, la
condensación y la dramatización. El descubrimiento y la comprensión de los mecanismos
de elaboración onírica es fundamental para el psicoanálisis puesto que nos ofrecen las
claves para el acceso al inconsciente de los pacientes.

Para el análisis del sueño se debe tener en cuenta el aspecto exterior del sueño, su
relato y presentación por el paciente, por muy extraño o inusual que parezca, la parte
inconsciente tiene que manifestarse espontáneamente.

Freud reconoce que los niños pequeños se presentan sueños y deseos directo no es
necesario usar la interpretación es mejor preguntarle al propio niño, relacionarlo con la
reacción de la mente inconsciente del niño a este suceso. Los sueños infantiles tienen
sentido de manifiesto latente este es una reacción a un suceso del dia anterior que deja el
deseo insatisfecho disfrazado en el sueño.

En todos los demás sueños, de niños mayores y adultos, la deformación del contenido
maniendo del sueño constituye una forma de defensa de los deseos inconsciente, es decir,
de sus contenidos latentes la deformación del sueño es la que hace al mismo extraño e
incompresible al propio sujeto. Todos los sueños son infantiles ya que convierten un deseo
en una fantasía o alucinación que produce la satisfacción, en los adultos se presentan con
más fuerzas los mecanismos de deformación.

9° Conferencia. La censura onírica

A partir del estudio de los sueños de niños se ha llegado a conocer la génesis, la


esencia y la función del sueño. Los sueños son eliminaciones de estímulos psíquicos
perturbadores del dormir por la vía de la satisfacción alucinada. En cuanto a los sueños de
adultos, solo se ha podido esclarecer un grupo, que designaron como "sueños de tipo
infantil". Toda vez que un sueño nos resulta plenamente comprensible, revela ser el
cumplimiento alucinado de un deseo. Respecto de los sueños de otro tipo, se supuso que
eran sustitutos desfigurados de un contenido desconocido y tenían que reconducirse
primero a éste.

La desfiguración onírica es aquello que nos hace aparecer ajeno e incomprensible el sueño.
Se quieren saber varias cosas de ella: en primer lugar, de dónde proviene, su dinamismo; en
segundo lugar lo que hace y por último como lo hace. Se puede decir también que la
desfiguración onírica es la obra del trabajo del sueño.
Se menciona el sueño titulado "Servicios de amor". Ver en cuadernillo [pág 126].

El sueño concuerda con una fantasía diurna. El sueño muestra varias lagunas, no del
recuerdo, sino del contenido. En tres lugares el contenido está como borrado; los dichos en
que se insertan estas lagunas son interrumpidos por un murmullo. La señora está dispuesta,
en cumplimiento de un deber patriótico, a ofrecer su persona para la satisfacción de las
necesidades de amor del personal militar. Esto es un modelo de desvergonzada fantasía
libidinosa, pero ni siquiera en el suelo ocurre. Precisamente ahí donde la trama exigiría esta
confesión, en el sueño manifiesto hallamos un murmullo no nítido, algo se ha perdido o fue
sofocado. En esos lugares que quedaron vacíos, había algo desagradable para el alto comité
de censura, y por eso se lo extirpó. También los dichos oníricos omitidos, encubiertos por
un murmullo, se sacrificaron a una censura. Hablamos directamente de una censura onírica.
Dondequiera que haya lagunas dentro del sueño manifiesto, la censura onírica es la
culpable.

3 modos de operación de la censura onírica:

1- Tendríamos que dar un paso más y reconocer una manifestación de la censura goda vez
que un elemento onírico es recordado de manera particularmente débil, imprecisa y dudosa,
entre otros perfilados con mayor nitidez.
2- La producción de atenuaciones, aproximaciones, alusiones, en lugar de lo genuino.
3- Por medio del reagrupamiento de los elementos del contenido, el sueño manifiesto se
vuelve tan desemejante a los pensamientos oníricos latentes que nadie adivinaría a estos
detrás de aquel.
Omisión, modificación, reagrupamiento del material son, por tanto, los efectos de la
censura onírica y los medios de la desfiguración del sueño. La censura onírica es la
causante o uno de los causantes de la desfiguración del sueño.
Cuando empezamos a emplear nuestra técnica de la asociación libre sentimos que
nuestros esfuerzos por alcanzar desde el elemento onírico el elemento inconsciente,
chocaban con una resistencia. Esta resistencia puede ser de diversa cuantía, unas veces
enorme, y otras directamente desdeñables. Cuando ella es grande, tenemos que seguir paso
a paso largas cadenas de asociación a partir del elemento, somos llegados muy lejos de él y
a lo largo de ese camino nos es forzoso vencer todas las dificultades que se presentan como
objeciones críticas contra la ocurrencia. A eso que en el trabajo de interpretación nos sale al
paso como resistencia, tenemos que apuntarlo ahora dentro del trabajo del sueño como
censura onírica. La fuerza de la censura no quedó agotada cuando produjo la desfiguración
del sueño, disipándose a partir de ese momento, sino que esta censura sigue persistiendo
como institución permanente con el propósito de mantener la desfiguración. También
resulta de cuantía diversa la desfiguración provocada por la censura en cada uno de los
elementos de un mismo sueño.

Las tendencias que ejercen la censura son las que el soñante admite despierto en su
actividad judicativa y con las cuales se siente consustanciado. Si decidimos rechazar la
interpretación correctamente realizada de un sueño propio, debemos tener la seguridad de
que lo hicimos por los mismos motivos por los cuales se ejerció la censura onírica, se
produjo la desfiguración del sueño y se hizo necesaria la interpretación.

Las tendencias contra las cuales se dirige la censura onírica son de naturaleza enteramente
repudiable, chocantes en el aspecto ético, estético o social, cosas en las que ni siquiera se
osa pensar o en que se piensa con repugnancia. Estos deseos censurados y que en el sueño
han alcanzado una expresión desfigurada son exteriorizaciones de un egoísmo sin límites ni
miramientos. El yo propio aparece en todo sueño. Ese yo desembarazado de todo freno
ético sabe también avenirse a todos los requerimientos del anhelo sexual, aquellos que
mucho tiempo merecieron el juicio adverso de nuestra educación estética, y aquellos que
contradicen todas las restricciones éticas. El ansia de placer (la líbido) escoge sus objetos
sin inhibición, y por cierto da preferencia a los prohibidos. Apetitos que creemos lejos de la
naturaleza humana demuestran fuerza suficiente para excitar sueños.

La desfiguración onírica es proporcional a dos factores. Por una parte, se vuelve tanto
mayor cuanto peores sean los deseos que han de censurarse, pero, por la otra, cuanto mayor
sea la rigidez con que se presenten las exigencias de la censura en ese momento.

La desfiguración onírica es una consecuencia de la censura ejercida por tendencias


admitidas del yo en contra de mociones de deseo cualesquiera, chocantes, que se agitan en
nosotros por las noches, mientras dormimos.

Los deseos oníricos que quieren perturbarnos mientras dormimos nos son desconocidos,
únicamente por la interpretación del sueño nos enteramos de ellos; es preciso definirlos
como inconscientes por el momento, en el sentido ya dicho. Así lo inconsciente adquiere
para nosotros un nuevo sentido; el "por el momento" o "temporariamente" se esfuma de su
esencia: puede significar permanentemente inconsciente, y no solo "latente por el
momento".

11° Conferencia. El trabajo del sueño


Introducción:

En el sueño hay un contenido manifiesto y uno latente. Lo que quiere es comparar el


contenido manifiesto del sueño, en su totalidad, con el sueño latente que hallamos mediante
la interpretación.

Trabajo del sueño: el trabajo que traspone el sueño latente en el manifiesto.

Trabajo de interpretación: el trabajo que desde el sueño manifiesto quiere alcanzar el


latente.

La desfiguración onírica, que se da en el trabajo del sueño, es lo que hay que hacer
desaparecer mediante el trabajo interpretativo.

En el trabajo onírico se presentan tres operaciones:

1) La condensación

2) El desplazamiento

3) La trasposición de pensamiento en imágenes visuales

Condensación:

La primera operación del trabajo onírico es la condensación. Por tal entendemos el


hecho de que el sueño manifiesto tiene menos contenido que el latente y es, entonces, una
suerte de traducción resumida de este. La condensación puede eventualmente faltar alguna
vez; pero por regla general está presente.

Nunca produce el efecto contrario, es decir, no sucede que el sueño manifiesto sea más
rico en su extensión y en su contenido que el latente. La condensación se produce porque:
1- ciertos elementos latentes se omiten por completo; 2- de muchos complejos del sueño
latente, solo una parte se traspasa al manifiesto, y 3- elementos latentes que tienen algo en
común se aúnan en el sueño manifiesto, son fundidos en una unidad.

Sus efectos son fáciles de demostrar. Por los propios sueños de ustedes recordaran sin
esfuerzo la condensación de personas diferentes en una sola. Esto ocurre toda vez que se
cumpla la condición de que los objetos y lugares singulares tengan en común algo que el
sueño latente destaque.

Mediante de los superposición de los individuos condensados con otros nace, por regla
general, una imagen no nítida, borrosa, algo parecido a varias tomas que se hicieran sobre
la misma placa.
Al trabajo del sueño a de importarle mucho la producción de tales formaciones mixtas. Pero
lo notable en el proceder del trabajo onírico es lo siguiente: el material con que el trabajo
del sueño se encuentra son pensamientos, y pensamientos de los que algunos pueden ser
chocantes y desagradables, pero que están formados y expresados correctamente.

El trabajo del sueño se afana por condensar dos pensamientos diversos, buscándoles, a
semejanza de lo que sucede en el chiste, una palabra multívoca en que ambos pueden
coincidir.

Aunque la condensación hace impenetrable al sueño, no se recibe la impresión de que sea


un efecto de la censura onírica. Más bien se preferiría reconducirla a factores mecánicos,
pero de cualquier modo, la censura se beneficia de ella.

En lo tocante a la relación entre el sueño latente y el manifiesto, la condensación trae


también como consecuencia no dejar en pie ninguna relación simple entre los elementos de
uno y del otro lado. Un elemento manifiesto corresponde simultáneamente a varios latentes
y, a la inversa, un elemento latente puede participar en varios manifiestos, a la manera de
un entrelazamiento.

Desplazamiento:

Es, en un todo, obra de la censura onírica. Sus dos exteriorizaciones son:

- La primera, que un elemento latente no es sustituido por un componente propio, sino por
algo más alejado, esto es, una alusión.

- La segunda, que el acento psíquico se traspasa de un elemento importante a otro


inimportante, de modo que el sueño aparece centrado diversamente y como algo extraño.

La alusión por desplazamiento empleada en el sueño no es fácilmente comprensible.


Se entrama por medio de los lazos más extrínsecos y remotos con el elemento al que
sustituye; por eso es incomprensible. Y justamente, la censura onírica sólo ha alcanzado su
meta cuando logró hacer inhallable el camino de regreso de la alusión a lo genuino.

Trasposición de pensamientos en imágenes visuales:

La tercera operación del trabajo onírico es la mas interesante desde el punto de vista
psicológico. Consiste en la trasposición de pensamientos en imágenes visuales.

No todo en los pensamientos oníricos experimenta esa trasposición; es mucho lo que


conserva su forma y aparece también en el sueño manifiesto como pensamiento o como
saber; tampoco las imágenes visuales no son la única forma en que se trasponen los
pensamientos. No obstante, son lo esencial en la formación del sueño, es el segundo entre
sus rasgos mas constantes.

El trabajo del sueño resuelve el contenido de los pensamientos oníricos en su materia


prima de objetos y de actividades. Este trabajo logra expresar mucho del contenido de los
pensamientos oníricos latentes: mediante propiedades formales del sueño manifiesto,
mediante su claridad su oscuridad, su partición en varios fragmentos, etc.

A pesar de las sucesivas comparaciones de los pensamientos oníricos con los sueños
manifiestos que los sustituyen nos enteramos de toda una serie de cosas para las cuales no
estábamos preparados; por ejemplo, que también el disparate y la absurdidad de los sueños
poseen significado. Y en este punto la oposición entre la concepción medica y la
concepción psicoanalítica del sueño se exacerba hasta un grado no alcanzado en lo demás.
Según la primera, el sueño es disparatado porque la actividad del alma soñante ha perdido
toda facultad critica; según la nuestra, en cambio, el sueño deviene disparatado cuando
debe llevar a figuración una critica contenida en los pensamientos oníricos: el juicio <<eso
es disparatado>>.

En el trabajo de interpretación, lo que corresponde a dudas e incertezas, que tantas


veces comunican los soñantes, sobre si cierto elemento apareció en el sueño, sobre si fue
esto o acaso alguna otra cosa. A estas dudas e incertezas nada corresponde, por lo general,
en los pensamientos oníricos latentes; provienen íntegramente de la acción de la censura
onírica y equivalen a una expurgación intentada, no lograda del todo.

Entre los descubrimientos mas asombrosos se cuenta la manera en que el trabajo del
sueño trata las oposiciones del sueño latente. Las concordancias incluidas en el material
latente son sustituidas por condensaciones dentro del sueño manifiesto. Ahora bien, las
oposiciones son tratadas de igual modo que las concordancias, y expresadas con particular
preferencia por idéntico elemento manifiesto. Por tanto, un elemento del sueño manifiesto
susceptible de un opuesto puede significarse a si mismo, significar a su opuesto, o a ambos
al mismo tiempo; solo el sentido puede decidir sobre la traducción que ha de escogerse.

Una analogía con este extraño comportamiento del trabajo onírico no las ofrece el
desarrollo del lenguaje. En las lenguas mas antiguas opuestos como fuerte-debil,
claro-oscuro, grande-pequeño se expresaban mediante la misma raíz. (En la lengua del
Egipto antiguo ken quería decir, originariamente fuerte y débil)

Las peculiaridades del trabajo del sueño halla su correspondiente en el desarrollo del
lenguaje. En la lengua del Egipto antiguo ocurria, que la secuencia fonética de las palabras
se invertía conservándose el mismo sentido.

Inversiones como estas, se producen de diversa manera por obra del trabajo del sueño.
Además, en sueños se hallan inversiones de la situación, de la relación entre dos personas,
tal como en el ‘mundo del reves’. En el sueño hay inversión en la secuencia de los hechos,
de suerte que en el sueño el que precede causalmente es pospuesto al que le sigue. También
hay sueños en que todo el orden de los elementos esta invertido, de suerte que en la
interpretación es preciso tomar el ultimo como primero y el primero como ultimo si es que
ha de conseguirse un sentido.

En el trabajo del sueño es cuestión, evidentemente, de trasponer a imágenes sensibles,


la mayoría de las veces de naturaleza visual, los pensamientos latentes vertidos en palabras.
Nuestros pensamientos proceden de imágenes sensoriales de esa índole: su material
primero y sus etapas previas fueron impresiones sensoriales, mejor dicho: las imágenes
mnémicas de estas. El trabajo del sueño aplica a los pensamientos un tratamiento regresivo,
les hace revertir su evolución, y en el curso de esta regresión tiene que dejarse de lado todo
lo que se sobreañadió, como conquista nueva, en el desarrollo progresivo desde las
imágenes mnémicas hasta los pensamientos.

Lo dicho hasta ahora sería el trabajo del trabajo del sueño. Postula que tras el
conocimiento de los procesos del trabajo del sueño, el interés x el sueño manifiesto, el cual
es el único que conocemos directamente, tendría que disminuir.

El sueño manifiesto pierde importancia para nosotros, aun si exteriormente, en


apariencia, tiene sentido ya que este sentido puede ser obra de la desfiguración onírica y
quizá no tenga relación con el contenido del sueño.

Puede suceder que también, en apariencia, tenga significado por reproducir pensamientos
oníricos latentes. Pero a esto lo podremos conocer después de la interpretación y de la
formulación de juicios sobre el grado de desfiguración que se realizó.

Lo mismo sucede cuando 2 elemento son puestos en íntima relación; puede que sea
porque está permitido entramar lo correspondiente a estos elementos en el sueño latente, o
bien porque es posible convencerse de que lo conjugado en los pensamientos ha sido
desmembrado en el sueño.

Es preciso abstenerse de explicar una parte del sueño a partir de otra como si el sueño
estuviese concebido coherentemente, mas bien Fred dice que hay que compararlo con un
trozo de mármol producido con diversos fragmento unidos por una sustancia aglutinante.
En este sentido habla de una pieza del trabajo del sueño, la elaboración secundaria, a la que
le compete producir a partir de los resultados del trabajo del sueño algo como un
entramado. Para ello el material es ordenado según un sentido que implica, por lo general,
un malentendido y, en donde sea necesaria, se efectúan intercalaciones.

También postula que no hay q exagerar el poder del sueño, solo puede condensar,
desplazar, figurar plásticamente y someter todo a una elaboración secundaria.
Lo que el sueño incluye en la materia de formulación de juicios o razonamientos, son
fragmentos de los pensamientos oníricos latentes que modificados y adaptados han pasado
al sueño manifiesto. El Trabajo del sueño no compone dichos, salvo los dichos oníricos
que son reproducciones y combinaciones de dichos que el soñante oyó ese mismo día y que
se incluyeron en lo pensamientos latentes como material o como iniciados del sueño. Lo
mismo sucede con las cuentas, en el sueño hay combinaciones de cifras y meras copias de
cuentas incluidas en los pensamientos latentes, ya que son estos, los pensamientos oníricos,
los que se traducen por el sueño manifiesto.

Define al sueño como la forma a la cual los pensamientos latentes han sido
transmudaos por el trabajo onírico.

Por los paralelismos con el trabajo del sueño hay nexos entre los estudios
psicoanalíticos y otros campos, en especial con el desarrollo del lenguaje y del
pensamiento.

Freud señala que los mecanismos de la formación del sueño son paradigmáticos
respecto del modo en que se generan los síntomas neuróticos como también que la
interpretación del sueño promete un acceso amplio al conocimiento de la vida anímica
inconsciente cuyos actos son, justamente los pensamiento oníricos latentes.

14° Conferencia. El cumplimiento del deseo

El trabajo del sueño consiste en la transposición de pensamientos a una vivencia


alucinatoria.

Por los sueños infantiles averiguamos que el trabajo del sueño propone eliminar mediante
un cumplimiento del deseo, un estímulo anímico que es perturbador del dormir.

Los sueños desfigurados:

En el sueño el yo se presenta desposeído de todo tipo de censura y busca la satisfacción d


todos los deseos que presenta. Sin embargo, para no interrumpir el dormir, la censura se
ejerce y se desfigura el sueño frente a un deseo determinado. Por ejemplo, un sueño
estimulado por el deseo sexual con mi madre.

Tienen el mismo propósito que todos los sueños, son sueños de niños que trabajan con
mociones anímicas y mecanismos infantiles.

El cumplimiento del deseo en los sueños desfigurados no puede ser evidente, hay que
buscarlo primero y para indicarlo se debe interpretar el sueño.

Los deseos de estos sueños desfigurados son deseos prohibidos, rechazados por la censura,
su presencia fue justamente la causa de la desfiguración y el motivo de intervención de la
censura.

> TRES COMPLICACIONES en estos sueños, factores por los cuales no puede cumplirse
plenamente el cumplimiento del deseo:

1) Puede ser que el trabajo del sueño no logre plenamente crear un cumplimiento del deseo
porque una parte del efecto penoso de los pensamientos oníricos queda pendiente y eflorece
en el sueño manifiesto. Esto muestra que esos pensamientos oníricos eran más penosos que
el sueño conformado a partir de ellos.

Para el trabajo del sueño es mucho más difícil alterar el sentido de los afectos que el
de los contenidos.

2) Un segundo factor muy importante e ignorado por los legos es: un cumplimiento de
deseo tendría que brindar placer. El soñante mantiene con sus deseos una relación
sumamente particular, no le gustan. La experiencia muestra entonces, que esto que vamos a
explicar entra en escena como forma de angustia.

En relación con los deseos oníricos el soñante solo puede ser equiparado a una
sumacion de dos personas, que, están ligadas por una fuerte comunidad.

“Un hada buena promete a una pareja pobre, marido y mujer, el cumplimiento de los
tres primeros deseos que se les ocurran. Eso los llena de dicha y se proponen escoger con
cuidado los tres deseos. Pero la mujer se deja seducir por el aroma de unas salchichas que
cocinan en la choza vecina, y desea para si un par de salchichas como esas. Y volando
están ellas ahí. Es el primer cumplimiento de deseo. Entonces el marido se enoja y en su
ira desea que las salchichas le queden a su mujer colgadas de la nariz. También esto se
consuma, y las salchichas no pueden removerse de su nuevo lugar; he aquí el segundo
cumplimiento de deseo, pero el deseo fue del hombre: a la mujer no le gusta nada ese
cumplimiento de deseo. Ya saben cómo sigue el cuento. Puesto que los dos en el fondo son
uno, marido y mujer, el tercer deseo tiene que ser que las salchichas se aparten de la nariz
de la mujer”. Nos sirve solo como ilustración de la posibilidad de que el cumplimiento de
deseo de uno pueda significar displacer para el otro cuando los dos no están de acuerdo
entre sí.

Los sueños de angustia a menudo tienen un contenido despojado de toda


desfiguración, se ha sustraído de la censura. El sueño de angustia es muchas veces un
cumplimiento no disfrazado de deseo, no desde luego de un deseo querido, si no de uno
reprobado. La angustia desarrollada ha ocupado el lugar de la censura. Y el sueño infantil
puede enunciarse que es el cumplimiento franco de un deseo permitido, y del sueño
desfigurado común, que es el cumplimiento disfrazado de un deseo reprimido, al sueño de
angustia solo le queda que es el cumplimiento franco de un deseo reprimido. La angustia es
el indicio de que el deseo reprimido ha resultado más fuerte que la censura, le ha impuesto
su cumplimiento de deseo o estuvo a punto de hacerlo. Eso que para él es cumplimiento de
deseo, para nosotros solo puede ser ocasión de unas sensaciones penosas y de la defensa.
La angustia que entonces emerge en el sueño es, una angustia frente a la fuerza de estos
deseos ordinariamente sofrenados.

El sueño de angustia, es un sueño de despertar, solemos interrumpir el dormir antes de


que el deseo reprimido del sueño haya impuesto, contra la censura, su cumplimiento pleno.
Muchas veces se logra seguir durmiendo aunque el sueño empiece a ponerse peliagudo y
volcarse a la angustia.

La censura trabaja en cada caso individual con intensidad diferente. Durante el día,
sobre estos deseos gravita la pesada presión de una censura que les hace imposible
exteriorizarse mediante efectos cuales quiera. Por la noche, es probable que esta censura se
recoja o al menos se rebaje fuertemente en beneficio de un único deseo, el de dormir.
El estado de dormir paraliza nuestra motilidad. Por más angustiable que sea el sueño,
nosotros pensamos “fue solo un sueño” y seguimos durmiendo.

3) En tercer lugar, recordando la concepción la cual el soñante que va contra sus deseos se
equipara a una sumación de dos personas separadas, pero conectadas de algún modo,
hallaremos potable la posibilidad que por la vía de un cumplimiento de deseo pueda
producirse algo en extremo displacer, una punición.

Acá puede volver a servir como ilustración el cuento de los tres deseos:

Las salchichas en el plato son el cumplimiento del deseo de la 1º persona, la mujer.


Las salchichas en la nariz, el cumplimiento del deseo de la 2º persona, el marido, pero a la
vez el castigo por el deseo de la mujer.

Como hay muchas y muy fuertes tendencias punitorias, como la del ejemplo, en la vida
anímica del hombre, podríamos decir que no existe el famoso cumplimiento del deseo.

Por contraposición a la multiplicidad, de lo que el sueño podría ser la solución al


cumplimiento de deseo, de angustia, de castigo, es bien circunscrita. A esto se le suma que
la angustia es lo opuesto directo al deseo, que los opuestos se ubican próximos en la
asociación y coinciden en el inconsciente.

Además el castigo también es el cumplimiento de deseo, de la persona censuradora.

Freud consideraba necesario que la interpretación del sueño debía prescindir de todo lo
que sirviese para la figuración del cumplimiento de deseo, y recobrar, los penosos
pensamientos oníricos latentes. Éstos son, no hay que olvidar, inconscientes para el
soñante, son además enteramente comprensibles y coherentes. Pueden diferenciarse estos
pensamientos oníricos latentes de lo que Freud llama restos diurnos, considerando a los
primeros la totalidad de lo que es posible averiguar a raíz de la interpretación del sueño,
y a los segundos solo una parte de aquellos.

Para la conformación del sueño, al resto diurno se le suma una moción de deseo
intensa pero reprimida, es ésta lo que lo vuelve “soñable”. El deseo inconsciente es los
que aporta la energía psíquica para la formación del sueño, el resto diurno es el que
administra el gasto de esa energía.

Estos elementos dos elementos que hacen posible la conformación del sueño, son
ambos inconscientes, sin embargo, son de una naturaleza inconsciente distinta. El deseo
inconsciente pertenece a “otro” inconsciente, que hemos individualizado como de origen
infantil.

Cuando se ha avanzado tanto en este tema que es la interpretación de los sueños no


resulta raro el hecho de que comiencen a aparecer diferentes interrogantes. Siempre
teniendo como base que el sueño posee un sentido y este puede ser puesto en manifiesto
atreves de la técnica analítica.

Alguno de esos interrogantes que surgen son: ¿Por qué el sentido del sueño siempre
va en dirección al cumplimiento del deseo? ¿Por qué corresponde a un deseo o a algo
completamente contrario? ¿Por qué el sueño no es multivoco con respecto al sentido?. ..
Para este último interrogante Freud plantea que no está ajeno al hecho de que el sueño
responde a diversas formas de pensamiento y operaciones intelectuales.

Para él lo necesario es descubrir el sentido del sueño y los caminos que llevan a
individualizarlo. Un mal entendido en este punto afectaría el conocimiento del sueño y la
comprensión de la neurosis.

Unos de los males entendidos que suelen producirse es el confundir sueño con
pensamientos oníricos latentes. Es cierto que el sueño puede sustituirlos por un designio,
una reflexión, una advertencia, etc. Pero si observamos bien nos daremos cuenta de que
todo eso no es válido sino para los pensamientos oníricos latentes que han sido llevados al
sueño. El pensar inconsciente se ocupa de esos designios, reflexiones y demás con los
cuales después el trabajo del sueño confecciona el sueño.

Cuando se habla de sueños se tiene que aludir al sueño manifiesto, al producto del
trabajo del sueño, a aquel proceso psíquico que a partir de los pensamientos oníricos
latentes forman los sueños manifiestos. Los pensamientos oníricos latentes es el material
que el trabajo del sueño remolde a en el sueño manifiesto. Por lo tanto un sueño nunca es
un designio o una reflexión pura sino un designio o una reflexión traducida de modo
arcaica con la ayuda de un deseo inconsciente y moldeado para el cumplimiento de estos
deseos.

La actividad psicoanalítica apunta a descomponer las formas del sueño y a poner en su


lugar los pensamientos latentes de los que nació ese sueño. La observación analítica
muestra que el trabajo del sueño no se limita a traducir estos pensamientos de forma arcaica
sino que agrega algo que pertenece a los pensamientos oníricos latentes que es el deseo,
este deseo también es inconsciente.

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"Notas sobre el concepto de lo inconsciente en


psicoanálisis (1912)"

Llamemos CONSCIENTE a la representación que está presente en nuesta conciencia y


de la que nosotros nos percatamos. En cambio, a las representaciones latentes habremos de
denotarlas con el término INCONSCIENTE.

Entonces, una representación inconsciente es una de la que nosotros no nos percatamos,


a pesar de lo cual estamos dispuestos a admitir su existencia sobre la base de otros indicios
y pruebas.

La idea de la acción; permaneción inconsciente y por eso fue al mismo tiempo


eficiente e inconsciente.

Del análisis de los fenómenos neuróticos aprendemos que un pensamiento latente o


inconsciente no necesariamente es débil, y que su presencia en la vida anímica admite
pruebas indirectas de la mayor fuerza, equivalentes casi a la prueba directa brindada por la
conciencia.

Diversas variedades de pensamientos latentes e inconscientes. Hay ciertos


pensamientos latentes que no penetran en la conciencia por intensos que sean. Llamemos
entonces PRECONSCIENTES a los pensamientos latentes del primer grupo, mientras que
reservaremos el término inconsciente (en el sentido propio) para el segundo grupo, que
hemos estudiado en las neurosis. El término "inconsciente", que hasta aquí empleábamos en
un sentido meramente descriptivo, recibe ahora un significado más amplio. No sólo designa
pensamientos latentes en general, sino, en particular, pensamientos con un cierto carácter
dinámico, a saber, aquellos que a pesar de su intensidad y su acción eficiente se mantienen
alejados de la consciencia.

Por la diferenciación de pensamientos preconscientes e inconscientes nos vemos


llevados a abandonar el ámbito de la clasificación y a formarnos una opinión sobre las
relaciones funcionales y dinámicas en la actividad de la psiqué. Hemos hallado un
preconsciente eficiente, que sin dificultad pasa a la consciencia, y un incosciente eficiente,
que permanece inconsciente y parece estar cortado de la conciencia.

Al producto de lo inconsciente eficaz en modo alguno le es imposible penetrar en la


conciencia, más para ello es necesario cierto gasto de esfuerzo. Si lo intentamos en nosotros
mismos, recibimos el nítido sentimiento de una defensa (repulsión) que tiene que ser
dominada; y si lo provocamos en un paciente, recibimos los más inequívocos indicios de lo
que llamamos su resistencia a ello. El pensamiento inconsciente es excluido de la
conciencia por unas fuerzas vivas que se contraponen a su aceptación, mientras que no
estorban a otros pensamientos, los preconscientes.

Lo inconsciente es una fase regular e inevitable en los procesos que fundan nuestra
actividad psíquica; todo acto psíquico comienza como inconsciente, y puede permanecer tal
o bien avanzar desarrollándose hasta la conciencia, según que tropieze o no con una
resistencia. El distingo entre actividad preconsciente e inconsciente no es primario, sino que
sólo se establece después que ha entrado en juego la "defensa". Sólo entonces cobra valor
tanto teórico como práctico el distingo entre unos pensamientos preconscientes que
aparecen en la conciencia y pueden regresar a ella en cualquier momento, y unos
pensamientos inconscientes que lo tienen prohibido.

El psicoanálisis se funda en el análisis de sueños; la interpretación de estos es el


trabajo más acabado que la joven ciencia ha realizado hasta hoy. Durante la noche, este
intinerario de pensamiento consigue hallar la conexión con uno de los deseos inconscientes
que han estado siempre presentes desde la infancia o en la vida anímica del soñante, pero
por lo común reprimidos y excluidos de su presencia consciente. Entonces, estos
pensamientos, pueden devenir otra vez eficientes y aflorar a la consciencia en la forma de
un sueño. Han ocurrido tres cosas:

1- Los pensamientos han experimentado una mudanza, un disfraz y una desfiguración, que
constituye la parte del socio inconsciente.

2- Los pensamientos han conseguido investir la conciencia en un momento en que no debía


serles ello asequible.

3- Un fragmento de lo inconsciente ha aflorado en la conciencia, cosa que de ordinario le


habría resultado imposible.
Hemos aprendido el arte de descubrir los "restos diurnos" y los "pensamiento oníricos
latentes"; por su comparación con el "contenido manifiesto del sueño" somos capaces de
formarnos un juicio sobre las migraciones por las que han atravesado y sobre el modo en
que estas sobrevinieron.

Las leyes de la actividad anímica inconsciente se distinguen en amplia medida de las


que rigen a la actividad consciente.

Damos el nombre de "el inconsciente" al sistema que se da a conocer por el signo


distintivo de ser inconscientes los procesos singulares que lo componen.

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"Los Orígenes de la Construcción Metapsicológica"


En sus orígenes, la metapsicología es:

1- una psicología apoyada en la neurología, o

2- la neurología renovada por la psicología por medio de una teoría de la neurosis.

Freud propone las concepciones Tópica, Dinámica y Económica. Estas son, las que
podríamos llamar, las dimensiones constitutivas del cuerpo metapsicológico. Son puntos de
vistas sobre un solo y mismo objeto: el proceso psíquico. Estas dimensiones se caracterizan
por su dificultad en distinguirlas, es decir, que están metidas unas dentro de las otras, y
ninguna prevalece sobre otras. Pero Freud indicó un recorrido: comenzó por establecer la
Tópica, empezó por caracterizar al inconsciente como un lugar localizado en el aparato
psíquico. En segundo lugar una dinámica y tercero lo económico.

Como derivado de su encuentro con Charcot, tenemos por lo menos dos hechos
significativos:

1- La experiencia sobre la hipnosis. Es decir, el crear y suprimir síntomas por medio de la


palabra; y

2- El hecho clínico de la histeria. O sea, la existencia de una identidad entre la hipnosis y la


histeria. Para Charcot solo los histéricos eran hipnotizables. Tenía una equivalencia entre
hipnosis y patología.

En Francia, Freud también tomará contacto con los trabajos de Berheim: la hipnosis
era un mecanismo normal de psiquismo normal. Es decir, que hipnotizar era posible
realizarlo sobre un sujeto "normal" y que era aplicable en estado de vigilia por medio del
mecanismo de sugestión.

Para Freud, la neurosis será concebible desde dos vertiente convergentes.

1- Desde la clínica como objeto de una práctica

2- Desde la neuropatología como condición de trabajo teórico.

(Leerá lo primero con el lenguaje de lo segundo)

Situar primero para ver los procesos --> el encuentro entre la interpretación fisiológica
alemana y la observación clínica francesa.

Combina el punto de vista Clínico con el punto de vista Neuropatológico


(Neuropatología alemana + Psicología clínica francesa)

Es posible decir que la metapsicología no es sino la práctica epistémica freudiana que


se nombra. Es decir, el camino de la práctica de producción de conocimiento de Freud.

Se podría decir que la metapsicología es la neurología renovada por la psicología,


por medio de una teoría de la neurosis.

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